Rabinal Achi Parte 3

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TEATRO INDIGENA PREHISPANICO.Rabinal Achi, parte 3.Adaptación para teatro.EDICIONES DE UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO, 1955.

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  • TEATRO INDIGENA PREHISPANICa

    136. Se comprende fcilmente que en los pases ca-lurosos, tanto en el Antiguo Mundo como en el NuevoMundo, una de las principales insignias de los jefes (obli-gados, ms que ningn otro, a permanecer en sus asien-tos al aire libre) , haya sido el quitasol. Segn la dignidad,as era el nmero de doseles superpuestos. De ah nace laexpresin: "sombra, sombreado", para indicar la poten-cia de los jefes y, naturalmente, su proteccin.

    137. Esas concesiones, esos favores in articulo moitie,se convierten, desde luego, en smbolo de! inminente sa-crificio.

    138. Como otros pueblos, los quichs hacan copascon los crneos de los vencidos famosos. Esas copas esta-ban tanto ms adornadas y eran tanto ms estimadas,cuanto ms ilustre haba sido el guerrero. Era, pues, ~nttulo de gloria para un cautivo, saber que su crneo serauna copa, yeso es 10 que reclama ardientemente nuestro h-roe. Hasta pide que de los huesos de sus brazos se hagael mango del instrumento de msica religiosa y blica for-mado de una calabaza; reclama que los huesos de sus pier-nas sirvan de baquetas, para tocar el tambor de guerra.Para sostener sus altas pretensiones, da algo as como unantecedente o derecho hereditario; simula reconocer loscraneos de sus antepasados, en las copas que se le presentan.

    139. Los quichs tienen dos pronombres de cortesa,de distincin, para la segunda persona; el del singular. 'la,

    !la

    TEATRO INDIGENA PREHISPANICO

    lal, ya sealado; el otro: Alak, para el plural; lo traduzcopor suyo, ustedes.

    140. Su flauta, su tambor, son extranjeros (yaqui)y son quech. Eso justifica 10 que dije en nota precedente,sobre la palabra qaqui.

    141. Brasseur indica, con razn, que e! texto, a pesarde ser tan conciso, caracteriza esa danza que los espaoleshan llamado "zapateado", lo que corresponde en quicha Yiic: "dar vueltas golpeando con el pie"; Xahil : "gol-pear el suelo y bailar con cadencia"

    142. De todos los favores que se le conceden, el ni-co que no toma despectivamente e! Varn de los Quech,es e! de bailar con "Piedra Preciosa". Ni siquiera pretendetener en su patria algo ms bello, algo mejor. Galantera?Ms bien, religin. (Tampoco desdea el manto. F. M.)

    143. Los restos de la vctima, especialmente sus ar-mas, eran, por consiguiente, enviados a la ciudad de origen

    de aqulla.

    144. Mueren all en donde vivieron, en su pequesi-ma patria,

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    145. Brasseur omite decir si las guilas y los jaguareshacen un ademn que simboliza el hecho de arrancar elcorazn y de presentado al sol y a los cuatro puntos cardi-nales. (Eso habra sido antes de la Conquista. F. M.)

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    APENDICE1

  • _A\~~:,~~ ~ VIi' ~.... r.f~'.Un solitario. Con este ttulo, de doble sentido,

    que indica a la vez su carcter de magnfico dia-mante de la corona literaria de Guatemala, y sucarcter precioso de documento nico, 2 hace tiem-po que he tenido, a mi vez, 3 la intencin de pre-sentar el Rabinal Ach. Vertido a la escritura latinadesde 1856, no deja, an de ser, segn mis conoci-mientas, la nica pieza del antiguo teatro amerin-dio que haya llegado hasta nosotros, sin que poda-mas descubrir en ella, sea en la forma, sea en elfondo, la ms mnima traza de una palabra, deuna idea, de un hecho, de origen europeo. La pie-za pertenece -por entero- a los tiempos prehis-pnicos.

    Si no conservo el ttulo de Solitario, es por-que la presente publicacin persigue, como objetoprincipal, hacer perder al Rabinal su carcter de

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  • TEATRO INDIGENA PREHISPANICOTEATRO INDIGENA PREHISPANICO

    Con un poco de buena voluntad, de diploma-cia individual y de paciencia, a pesar de la escoriatrada por medio siglo -casi tres cuartos de si-glo- transcurrido desde el descubrimiento deBrasseur, se puede contar con la prxima revela-cin de numerosas piezas escnicas de origen ver-daderamente prehispnico.

    Los antiguos americanos se solazaban much-simo con tales representaciones. Las pruebas abun-dan (principalmente en el Per): danzas religio-sas y civiles (es la misma cosa), de los pueblos ac-tuales de Nuevo Mxico, etc., son verdaderas yantiguas piezas de teatro, histricas, mticas, so-ciales. Veamos en la Amrica Central: bastara re-cordar al lector las numerosas informaciones quese encuentran en tantos pasajes de los libros deSahagn, Ixtlilxchitl (de quien se debe descon-fiar), Oviedo, Berrera, Benzoni, T ezozmoc, Co-golludo, Diego de Landa y tantos otros.

    Esa pasin por el teatro en mayas y mexicanos,como en el Per y otros pases, fu aprovechadapor los misioneros, sobre todo apenas consuma-da la Conquista, para propagar las narraciones b-blicas, las que con frecuencia fueron desfiguradas,

    documento nico. En efecto, el seor Cardoza yAragn y yo tenemos la firme esperanza de queesta obra (ante todo, de propaganda y que apareceen el pas ms interesado) contribuir a que loshombres de letras, sabios, patriotas, procuren en-contrar nuevas fuentes y traten de hacer el mayornmero de publicaciones de este gnero. Convie-ne decir que slo conocemos una edicin del Rabi-nal Ach, fechada en 1862. Esos ejemplares sonmuy raros y tienen precios altsimos; es un libroun tanto voluminoso, en el cual el ballet-dramaslo forma parte del apndice de una gramtica'quich bastante defectuosa y de un vocabularioquich-tzotzil-espaol-francs, bastante malo en sy vuelto detestable por las locuras de Brasseur.Esta traduccin est hecha casi sin notas (a pesarde ser indispensables) y exige un gran nmero deretoques, y a veces, de correcciones completas" Sinembargo, el Abate, tan imaginativo siempre, errmenos en este texto, gracias a la colaboracin desus tres sirvientes indgenas. Tambin ha sido nues-tro propsito, ofrecer al pblico una edicin msaccesible en todos sentidos, que nos permitimoscreer ligeramente mejorada,

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    desnaturalizadas, de modos muy curiosos. El se-or Del Paso y Troncoso ha publicado (texto n-huatl-espaol) algunas de esas piezas escritas porindgenas en el viejo estilo mexicano, en donde lospadres -por diversos motivos- les dejaron to-marse extraas libertades con los dos Testamentos.Leed, por ejemplo, aquellas que se refieren a la

    \Epifana y al sacrificio de Isaac.Sabemos tambin -lamentando casi su publi-

    cacin en la muy interesante biblioteca de DanielBrinton- de una vieja farsa nicaragense, revolti-jo de bufonadas y juegos de palabras, escrita enuna mezcla de nhuatl y espaol corrompido: "Elbaile de Gegence" . Todas 'estas "curiosidades"tienen poca importancia; las que interesan, insis-timos, son las muestras autnticas que sobrevivendel teatro prehispnico y, sobre todo, aquellas me-nos deterioradas por los siglos, menos adulteradaspor la influencia de los blancos. De tales obras te-nemos algunos nombres. El Popal V uh, el Librodel Consejo (de los Quich) 4 menciona las dan-zas del Puhuy (buho), del Cux (comadreja}, delIboy (armadillo), del Xtzul (ciempis), de lasChitic (zancudas); de esta ltima, bajo una for-

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    T"EATRO INDIGENA PREHISPANICO

    ma yucateca, Diego de Landa y el Codex hierticode Madrid nos dan algunas indicaciones. En notamarginal, dice Brasseur: "Esos nombres son los deciertos pasatiempos escnicos, a veces slo mmi-ca; otras, mezclada con danzas, dilogo y msica.La mayor parte de ellos los acostumbran an (ha-cia 1860) los indgenas". El Popol Vuh habla-tambin- de Hunahp Qoy "Mono de los(dioses) Maestro Magos", que con certeza es unadanza mtica, de la cual Brasseur dice: "Ballet muycurioso que se acostumbra an entre los indge-nas de Guatemala; 10 ejecutan en ciertas fiestas delao llevando mscaras de madera, muy bien he-chas, y los trajes correspondientes a los diversospersonajes representados. Tiene su msica espe-cial". En los prrafos que sirven de introduccinal Rabinal Ach, Brasseur comenta: "En Yuca-tn, el Poc hob era la danza de los amantes y delos novios: se acostumbra an y se baila con mu-cha vivacidad. El Zaui o Tapir es, por el contra-rio, una danza grave y seria, slo ejecutada por losviejos; llevan palmas en las manos, y hacen detiempo en tiempo -reverencias respetuosas al jefede la orquesta que ocupa el centro del espacio".

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    Los Anales cakchiqueles de los Xahil dan variasindicaciones sobre diversas danzas mticas, legen-darias, guerreras, en algunas de las cuales los ac-tores se disfrazaba,n de animales. Se podra multi.-plicar los ejemplos acudiendo a autores antiguoso modernos, aun a los muy modernos.

    Podemos afirmar que, a pesar de la escoria quehan podido producir cuatro siglos de temor _yen ciertos distritos la infiltracin de ideas euro-peas-, las investigaciones que se hicieran entre loshuastecos, quichs, cakchiqueles, tzendales, tzotzi-les, yucatecos, 1acandones, etc., y tambin entre lostarascos, zapotecos, pipiles, etc., garantizaran unacosecha muy abundante y muy til.

    Brasseur divida esos bailes en dos categoras.Quiz sera mejor distinguir tres: 1) Simples dan-zas con cantos; 2) Danzas con recitaciones, y 3)Los dramas completos con msica, baile, dilogosy empleo de mscaras y trajes apropiados. El Va-rn de Rabinal pertenece a la tercera categora: delos dramas completos.

    Se ha dicho con razn que el hombre es unanimal cantor; es posible que sus muy primitivosy rudimentarios lenguajes hayan sido cantados.

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    os diversos tonos de los monoslabos chinos y losrcentos tnicos de otros idiomas, no sern su-pervivencias de ese estado original? Cuando el can-t~ ya no fu de utilidad absoluta para la conver-sacin corriente qued, posiblemente en forma demelopea al principio, como accesorio de la lenguams o menos potica y, sobre todo, de las oracio-nes individuales o colectivas, de los himnos, dedi-cados a las divinidades. 5

    Tambin la danza (comprendiendo en ella, siexisti alguna vez colectivamente, la simple agi-tacin desordenada de las diversas partes del cuer-po), la danza guiada por sanes musicales, cons-tituye una. creacin social-religiosa. La danza eraen s una oracin, un himno, la expresin mimadade ideas y smbolos; una forma colectiva de eseacto, tan antiguo y tan universal que podra re-montarse hasta la animalidad misma: el lenguajepor gestos. Una danza es a veces la recitacin muydetallada de un mito, de una leyenda, de una' his-toria. Los futuros coleccionadores de ballets-esc-nicos, harn bien en no contentarse con la simplecopia (o fonografa) de los dilogos hablados ocantados; deben dar gran importancia a la anota-

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    cin de gestos, sean individuales o de grupos y de-ben tratar de obtener su explicacin, de conocesu perfecto valor simblico.

    Fcil es comprender por qu en todas sus di-versiones escnicas consagradas siempre a los di..-ses, bajo su proteccin, cualquiera que sea el asun-to tratado, los americanos se interesaron muchopor la danza y el canto. Esto nos obliga a hablarbrevemente de los instrumentos de msica. En1856 la orquesta del Rabinal Ach slo compren-da dos trompetas y el tun (tunkul en Yucatn,teponaztli en Mxico) o gran tambor sagrado.Tambin tenan otros instrumentos de madera o'de barro, como flautas (xul), silbatos de diferen-tes sonidos, calabazas huecas o llenas de granos 0',piedrecillas, con un mango para agitarlas o sirvien-do de cajas de resonancia a un rudimentario ins-trumento de cuerda montado sobre una especie dearco, etc. Poseen algunos otros instrumentos; perono se puede afirmar que sean aborgenes o intro-ducidos por europeos. Se ha discutido bastante so-bre el origen de la marimba; se le ha credo ins-trumento africano. Quizs haya sido una creacinseparada, tanto de Africa como de Amrica.

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    La poesa. El fondo, el pensamiento dependedel estado mental, del valor intelectual de los pue-blos y de los individuos; el genio potico, en 10que se refiere al fondo, podramos decir que es in-dependiente del tiempo y del espacio. Su forma esretrica o lingstica. La forma retrica (met-foras, etc.) tiene una independencia relativa dellugar y la poca. La forma lingstica est regida,ms de 10 que en general se cree, por los principiosconstitutivos de la lengua. La base de toda proso-dia es la repeticin. Se repiten dos, tres, cinco, diezveces una palabra, un fragmento de frase, una fra-se, toda una serie de frases; la palabra repetidapuede ser sin significado alguno, un simple grito;la frase o la serie de frases repetidas pueden, tam-bin, vol ver a trechos ms o menos regulares, yterminan por constituir nuestro estribillo. Cual-quiera que sea la repeticin, su reaparicin a in-tervalos voclicos cada vez ms regulares, llega aformar una armona y luego se logran la cadencia,el ritmo cada vez ms complicado, cada vez msperfecto; la aliteracin, la asonancia y la rima. Porcausas muy variadas, pero en generallingsticas,muchos pueblos se detienen en diferentes fases de

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    esa evolucin prosdica. Desde hace mucho tiem-po, las partes poticas de la Biblia hebraica noshicieron conocer uno de esos estados: el estado ca-racterizado por el empleo de 10 que se ha llamadoel paralelismo, 6 es decir, la repeticin de ideas idn-ticas o muy cercanas, con los mismos trminos omuy semejantes. Algunos otros pueblos del vie-jo mundo, conocen ese estado. Muchos de ellos,con la accin del tiempo y las lenguas vecinas, yaslo tienen rastros: se encuentran huellas eviden-tes, por ejemplo, en varios pasajes de la epopeyafinlandesa el Kaleoala. Casi toda la Amrica ind-gena emple y emplea el paralelismo. Por quy cmo?

    He repetido (y no he sido el nico) que elamericanismo aclarara muchos puntos obscurosdel estudio de la humanidad; unas veces, dandode algunas voces nuevas explicaciones; otras, com-pletando y rectificando las antiguas, como en elcaso del paralelismo.

    Sus causas. Por una parte, la lingstica: laconstitucin aglutinante, incorporante y polisin-tctica impide a las lenguas americanas, de modocasi absoluto, la creacin de esas armonas vocli-

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    cas regulares que conducen a la cadencia, al ritmo,a la asonancia y a la rima. Hay tambin causasmorales, sociales. En la Amrica indgena, toda lavida social, toda la moral tiene por base la ideadel equilibrio. Equilibrio poltico y social de losindividuos en los clanes, de los clanes en las tribusy aun de las tribus en la confederacin; salvo elcaso bastante frecuente en que sta tiene por ori-gen el triunfo de una de sus tribus sobre las otras;lo cual ocasiona un reparto de las funciones 10ms equlbrado posible, entre los miembros delConsejo Federal y entre los miembros del Consejode la 'tribu, electos por derecho hereditario clnico.Equilibrio geomtrico, se dice en arquitectura. Aunen los signos jeroglficos se agregan detalles inti-les, con el propsito de que haya equilibrio entrelas diversas partes del dibujo, para que nada que-de sin apoyo, "en el aire". Equilibrio en los pan-teones; as cada Dios quich est acompaado deun hermano menor, completamente intil, que ha'ce exactamente lo que hace su hermano mayor;asimismo los hroes legendarios. Esto conduce alas asociaciones por parejas, por pares, de los se-res y de las cosas; los pares, a veces, van duplica-

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    dos; es raro que estas asociaciones sean ternarias,y cuando no se trata de cosas o de seres que notienen nada de sobrenatural, 10 ternario se con-vierte pronto en cuaternario, por veneracin de laaritmologa sagrada; sta se transforma, por con-secuencia, en el caso del nmero cuatro, en unperfeccionamiento del equilibrio. Los dioses, loshroes, los jefes, as como las funciones, las cuali-dades, los defectos, las frmulas protocolares, lasinjurias, los fenmenos de la naturaleza, son re-presentados por pares. Este procedimiento se in-trodujo en el idioma. Los nombres de cada unade las dos partes unidas son idnticos o casi deidntico significado, y a veces hasta de sonido: eslo que podramos llamar el paralelismo de los nom-bres, de los adjetivos, aun de los verbos; el para-lelismo de las palabras. No dar aqu ejemplos:el lector los encontrar, numerosos, en el RabinalAch, en el Popal V uh, en los Anales de los Xahily en muchos otros textos.

    Adems de este paralelismo de palabras, tene-mos el de la frase, el de los grupos y tambin elde sus partes. Una frmula es siempre binaria. Losmiembros de la frase estn a menudo repetidos.

    ,

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    Hay casos ms exagerados que desagradan a nues-tros gustos europeos. Para hacerme comprender sinmuchas palabras, ruego al lector que hojee estedrama. Cada una de sus escenas no es ms que undilogo, y las pocas y breves intervenciones de otrospersonajes se podran a menudo suprimir. Cadapersonaje, antes de responder, repite, casi palabrapor palabra, y a veces completamente, 10 que aca-ba de decir su antagonista; fcil es juzgar cunmontono resulta este procedimiento: de un fas-tidio casi insoportable para los no habituados y,sobre todo, para el simple lector que 10 aprecia sinel acompaamiento del canto vocal o instrumen-tal y de la danza. Entre los textos publicados has-ta hoy, creo que El Varn de Rabinal es, podra-mos decir, el modelo del paralelismo que va de lapalabra al discurso.

    Es bastante curioso anotar que en muchos tex-tos espaoles del siglo XVI encontramos frases, gru-pos de frases, etc., obedeciendo a la ley del para-lelismo, 10 que nos prueba que los autores de esostextos tuvieron la magnfica idea de traducir di-rectamente 10 que les dictaban los indgenas.

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    Excsese la explicacin extensa -y an insu-ficiente- acerca del paralelismo; pero creo queninguno ha dado hasta hoy una seria importanciaa esa forma de la prosodia y, por 10 tanto, delpensamiento americano; forma que he sealadohace ya varios aos.

    El estilo quich ofrece tambin una particu-laridad que en el Rabinal Ach se halla con menosfrecuencia que en otros documentos de esta len-gua. Lo ms importante para el estilo est enel presente yeso es 10 que persigue: es el presente 10que anunciar al principio, ocupndose despus delpasado; dir, por ejemplo, 10 que es absolutamentecontrario a nuestro modo de pensar: "Com esevenado, 10 despedac, le quit la piel, 10 mat, 10cac". Invent este ejemplo exagerado con el ob-jeto de hacer comprender mejor cul es el ordendel estilo y, en consecuencia, del razonamiento enlos civilizados de la Amrica Central. Podra ob-tener algunos otros detalles en la forma exterior,en la lengua hab1ada, de la idea maya-quich-na-hua; pero stos son suficientes para mostrar el in~ters muy especial de esta literatura, tan diferentede la nuestra o, ms bien, de la que nos es familiar,

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    El Varn de. Rabinal es muy interesante paraconocer los tiempos antiguos de Guatemala. 7 Nosda, sobre las costumbres, hbitos, etc., cierto n-mero de indicaciones nuevas; completa o rectificams de un detalle hasta ahora insuficiente o malconocido y confirma otros. Pretendo sealar algu-nos de esos puntos, en las notas finales del vo-lumen.

    Dije al principio que, ni en la forma ni enel fondo de esta pieza, se encuentra ningn rastrode cosas europeas. No he hablado de influencias.En efecto, me parece que una influencia nefastaobr indirectamente; creo que el texto, tal comonosotros lo poseemos, est truncado. Al contrario, de todo lo que nos han dicho los autores antiguosy modernos, al contrario de todos los ejemplos co-nocidos, la religin no desempea aqu ningnpapel; ni una sola vez se habla de los dioses; nin-guno de sus nombres se cita: ningn rito, ni la mspequea seal de ceremonia religiosa; ningn sacer-dote representa siquiera un papel mudo (las gui-las y los jaguares slo son guerreros distinguidos,podra decirse "condecorados"). Cmo es, porejemplo, que cuando el drama termina; cuando el

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  • TEATRO INDIGENA PREHISPANICO

    Varn de los Quech cae muerto por esas guilasy jaguares, no le arrancan el corazn y 10 presen-tan a los cuatro puntos cardinales y a su~ dioses,y despus al sol y a su animador sobrenatural, etc.?Se puede admitir que el drama, a~te todo hist-rico, slo dejaba al culto un lugar relativamentemnimo: 'pero, de nada a' un p;~o, e{'este caso, laimportancia es capital. ' !

    Aun en menores detalles esa mutilacin se ma-l

    nifiesta. La aritmologa sagrada de los indgenascivilizados 'tenia como sacratsimo ~l' nmero 13;12 es absolutamente europeo y en vez de 13 gui-las, 13 jaguares, encontramos aqu dos grupos de12. 8 Hasta podra decirse que se vacil en recordarlos antiguos ttulos de los jefes quichs: el "rey"de los arnericanistas imaginativos, Hobtob "Cin-co-Lluvia", no lleva ni su ttulo principal de Ah-popo-Ahau "Consejero Jefe": ninguno de losotros ttulos tribales a los que tena derecho prohonoris causa; slo est' designado

  • , ~ ., t

    ,1 E~te Preiacio, traducido del francs por Luis Car-doza y Aragn, se public -precediendo a la traduccindel R~bi~~l Ach- ~~ l~s A~ales de la Soc.i~dad d~ G~?-grafa e Historia, ao v, t. VI, nm/ L, Guatemala, septiem-bre de 1929. (F. M.)

    2 _ El d.~a~a quichua El Ollantano, es ms agrada-ble para el espectador moderno. Desgraciadamente,c~dien~do al snobismo de los peruanos hispanizados de su ip~'ca:el letrado indgena que 'a mediados del siglo XVI t?] tr~j~s-cribi esa pieza en nuestro alfabeto, corrompi .coJ:I?'plet~-mente la forma literaria empleando el verso ~ctosirb'cms- o' menos rimado Y ritmado, imitando las canciones ydems modos poticos que llegaron al Per con los con-quistadores. Salvo ese punto, el drama quichua esta ilesode tal influencia: ms de 10 que creyera Pacheco y Zegairza.A los argumentos de ese buen autor,. sobre asuntos perua-nos, )"0 agregar (10 que le. sorprenderia. si,n duda t quela mejor p~ueba .d~ suab9rige~eiqad consiste en, la, igtl.9:rancia de las divagaciones (Vestales del Sol. etc.) q~e fig-

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    ran en las novelas pseudohistricas de Garcilaso de la Vegay compaa. Adems, una traduccin muy atenta, revela,bajo el disfraz espaol, numerosas trazas de la antiguaforma estilstica, el paralelismo comn a casi toda la Am-rica indgena. (El Ollantaq fu reelaborado posteriormen-te.-F. M.)

    3 Al final del volumen se di, abreviada, la descrip-cin del abate Brasseur de Bourbourg, acerca del descubri-miento de la pieza y la representacin que organiz enRabinal, el ao de 1856.

    4 El nombre Quich podra ser el nombre de Gua-temala, el de la ciudad, porque probablemente la reginno tuvo antes un nombre colectivo. Quch, "Numerosasflorestas", debe ser el nombre que. han traducido, porQuauthtmallan (sentido en el fondo idntico), los nahuas.No se necesita, de ningn modo, recurrir a una localidad,Mornic Chee, como lo hizo Brinton.

    5 No olvidemos que el canto, como la rapsodia nocantada, ayuda mucho a la memoria.

    6 Buen ejemplo de snobismo escolar y secular: aunpersonas antiqeligiosas tienen gran admiracin por el para-lelismo bblico y elogian su magnificencia y hablan de de-

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    TEATRO INDIGENA PREHISPANICO

    generacin, de decadencia, de barbarie, cuando encuentranen otros pueblos los mismos balbuceos prosdicos. El mis-mo caso. acontece, a menudo, en la apreciacin de met-foras exageradas: excelentes en un pueblo, idiotas en otro,y viceversa.

    7 y, en general, de Mesoamrica. (F. M.)

    '8 Por el mismo texto del Rabinal Ach puede ad-vertirse que el Varn de los Quech completa, con los 12guerreros, el nmero 13, al enfrentarse a unos y otros,'sucesivamente. (F. M.)