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Raptos breves de la palabra · 2020. 8. 26. · Presentación La palabra es vida en la palabra La palabra es un ser material y espiritual creador de mundos humanos y universales con

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  • Título:

    Raptos breves de la palabra [ 1984 - 2011 ]

    Pedro Alfonso Morales

    Primera edición digital. Managua, Nicaragua, 22 de agosto, 2020

    © Pedro Alfonso Morales

    © Acción Creadora Intercultural

    Diseño, diagramación:

    Walter J. Petrie.

    Diseño de portada: Bárbara Reyes

    Imagen de Portada:

    Título: Chino, 1989 / Pedro Alfonso Morales

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida de manera impresa, sin permiso previo por escrito de la editorial o del autor.

  • Presentación / La palabra es

    vida en la palabra

    Dedicatoria

    Nacimiento

    Orfandad

    Raptos breves

    Andariego

    Certeza

    Evolución

    Realidad

    Pensares

    Adolescencia

    Petición

    Labor

    Pan

    Independencia

    Vivencia

    Integridad

    Poesía

    Índice

    Raptos breves de la palabra

    8

    17

    18

    19

    20

    21

    22

    23

    24

    25

    26

    27

    28

    29

    30

    31

    32

    33

    Raptos breves

  • Poesía segunda

    Penumbra

    Esperanza

    Soledad primera

    Soledad segunda

    Soledad tercera

    Tetra soledad

    Tristeza

    Oficio

    Distancia

    Recuerdo

    Almohada

    Silencios

    Silueta

    Abandono

    Ilusiones

    Terquedad

    Sueño

    Hogueras

    Nostalgia

    34

    35

    36

    38

    39

    40

    41

    42

    43

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    47

    48

    49

    50

    51

    52

    53

    54

    Soledades

  • Esencia

    Búsqueda

    Lo nuestro

    Carmen

    Aprendiendo

    Todo

    Rodillas

    Decires

    Decisión

    Fronteras

    Fiesta

    Encuentro

    Libertad

    Una sonrisa tuya

    Oxígeno

    Eternidad

    Juego

    Plenitud

    Patrimonio

    Soy

    Vida

    Tuyo

    algo más

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    57

    58

    59

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    61

    62

    63

    64

    65

    66

    67

    68

    69

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    73

    74

    75

    76

    77

    78

    Esencias

  • Maestra

    En memoria

    Héroes

    Valores

    Olvido

    Patricia

    Lucía

    Ellos

    Fray Tomás Zavaleta

    Nicaragua

    Paz

    Tarde

    Elogio

    Lupanar

    Sábado

    Viernes trece

    Madrecita

    Poético

    Saberes

    Nada es mucho

    Cuadrada

    80

    81

    82

    83

    84

    85

    86

    87

    88

    89

    90

    91

    92

    93

    94

    95

    96

    97

    99

    100

    101

    Rostros

    Despedidas

  • Letal

    Desprecio

    Noticias

    Dudas

    Igualdad

    Lástima

    Neurasténico

    Tiempo

    Decadencia

    Consejos

    Muerte

    102

    103

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  • Presentación

    La palabra es vida en la palabra

    La palabra es un ser material y espiritual creador de

    mundos humanos y universales con la que el poeta creó

    universos y apartó las sombras de la luz y las aguas del

    firmamento: «Hágase la luz» y se hizo la poesía y el verso

    produjo vegetación, versos que son semillas y libros que

    son frutales.

    La palabra para el mexicano, Premio Nobel en 1990,

    poeta, escritor, ensayista y diplomático, Octavio Paz

    (1914-1998) es un animal con rabo al que hay que

    castrarlo y desplumarlo para que se trague sus propias

    palabras y viva sus sueños particulares en la poesía. En

    Las palabras, dice:

    Dales la vuelta,

    cógelas del rabo (chillen, putas),

    azótalas,

    dales azúcar en la boca a las rejegas,

    ínflalas, globos, pínchalas,

    sórbeles sangre y tuétanos,

    sécalas,

    cápalas,

    písalas, gallo galante,

    tuérceles el gaznate, cocinero,

    8

  • desplúmalas,

    destrípalas, toro,

    buey, arrástralas,

    hazlas, poeta,

    haz que se traguen todas sus palabras.

    La argentina Alfonsina Storni (1892-1938), maestra,

    poeta y escritora modernista, luchadora de la igualdad

    del hombre y la mujer, piensa que las palabras son «tan

    dulces que la luna que andaba filtrando entre las

    ramas se detuvo en mi boca» y uno se pone nervioso que

    «se mueven hacia el cielo imitando tijeras» para cortar el

    cielo por tanta belleza y dulzura. Leamos sus Dos

    palabras:

    Esta noche al oído me has dicho dos palabras

    comunes. Dos palabras cansadas

    de ser dichas. Palabras

    que de viejas son nuevas.

    Dos palabras tan dulces que la luna que andaba

    filtrando entre las ramas

    se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras

    que una hormiga pasea por mi cuello y no intento

    moverme para echarla.

    9

  • Tan dulces dos palabras

    ¿qué digo sin quererlo? ¡Oh, qué bella, la vida!?

    Tan dulces y tan mansas

    que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

    Tan dulces y tan bellas

    que nerviosos, mis dedos,

    se mueven hacia el cielo imitando tijeras.

    Oh, mis dedos quisieran

    cortar estrellas.

    La salvadoreña Mayamérica Cortez (1947), autora de

    Lumbre de Soledad (1976) y Nostalgias y Soledades

    (1995) cree en la magia de las palabras como sueño,

    porque «hay algo mágico en las palabras. Se me antojan

    redondas y suaves equivalentes al vuelo de los sueños».

    Dice la poeta en De las palabras:

    Es que hay algo mágico en las palabras.

    Se me antojan redondas y suaves

    equivalentes al vuelo de los sueños

    cadencias voluptuosas

    ─como las olas del mar─

    Las palabras me son cual gaviotas

    deslizándose lentas

    10

  • sobre mi rumor de inmensidad.

    Son la vivencia de lo que siento

    en este mar que soy

    de este viajar que me habita

    deshabitando

    anhelos...

    Porque más que voz

    que palabras

    son rumor, silencio quizás.

    Arrullo y queja. Pasos quedos, redondos

    en este círculo invisible

    girando lento

    muy l e n t o

    en la sutil estancia de las horas.

    El nicaragüense Ernesto Mejía Sánchez (1923-1985)

    poeta, investigador y creador del prosema, autor de

    Ensalmos y conjuros (1947) ve el poema como un acto de

    magia, un conjuro con medida y número exacto que solo

    es posible en el acto de creación de la poesía. Leamos al

    maestro de la palabra:

    1

    Ensayé la palabra, su medida,

    el espacio que ocupa. La tomé

    11

  • de los labios, la puse con cuidado

    en tu mano. Que no se escape. ¡Empuña!

    Cuenta hasta dos (lo más difícil).

    Ábrela ahora: una

    estrella en tu mano.

    Yo creo que las palabras son seres humanos que

    piensan, aman, sueñan y cantan sus espantos cada vez

    que saltan sus palabras entre los usuarios de la

    comunicación de la poesía. Este material llamado palabra

    es la sangre viva para transformar la vida y el mundo de

    los seres humanos: ya con ira y desamor, quizás con dolor

    y espanto, acaso con sublime color de las melancolías.

    Leamos este Nacimiento:

    Nacimiento

    Y al abrir, amada palabra,

    tu vientre celeste de pájaro,

    vi que te reías por dentro.

    ─Y cada vez que abro

    mi vientre y mi ser en palabras

    muestro mis dientes y mi humanidad

    como si mostrara la vida en libertad─.

    Y al abrirte más,

    hallé fértil y clara tu libro de poesía.

    12

  • Entre el 18 de febrero de 1984 ─me refiero al poema

    Nicaragua─ y el 2 de julio de 2011 ─me refiero al poema

    Muerte ─han transcurrido 27 años de una vida literaria

    insospechada y grandiosa. Entre estas fechas se

    escribieron los poemas que se presentan en este

    poemario titulado Raptos breves de la palabra, porque la

    palabra es el centro de cada pieza poética; un leit motiv

    que se acumula a lo largo de los versos y la palabra se

    expresa tal como lo hace el yo lírico en el poema y el

    canto.

    Darle vida humana y canto a la palabra de la palabra

    es una experiencia nueva y vital para mí desde la vida de

    la literatura. A veces la palabra es una mujer que estira

    sus piernas y sale a la calle para deslumbrar al mundo y

    está llena de bondades y poesía, asombrada por el amor

    y la magia.

    ¿Cómo se escribieron estos versos de la palabra con la

    palabra? No fue nada premeditado ni hubo alevosía

    literaria para reunirlas en este libro. Mientras se escribían

    otros poemas fueron surgiendo una variedad de versos

    que tenían por características la brevedad y la palabra

    como temática central.

    Hace más de 10 años los reuní con el nombre de

    Raptos breves, cuyo título es uno de los poemas, con el

    propósito de enviarlos a un concurso literario en España.

    Al final no envié el poemario al concurso y lo guardé por

    13

  • varios años. Maduró y se hizo palabra cantora con

    seriedad y alevosía temporal.

    De un lado a otro anduvieron los poemas escritos a

    mano en un cuadernillo, escondidos y en olvido,

    acumulando sus fuerzas en silencio como el guerrero que

    preparaba la liberación de su territorio.

    Hoy, 27 años después he vuelto a ellos, los he revisado

    y he agregado dos poemas recientes como parte de esos

    arrebatos breves que contienen estos 92 poemas de los

    Raptos breves de la palabra.

    Además de la brevedad de las piezas y la temática

    esencial de la palabra, introduje una técnica que me

    resulta interesante en cada poema: inserté una especie

    de intrapoema intercalado por guiones con el propósito

    de divagar con los sueños de la palabra como si

    reflexionara de los avatares de su vida.

    Esta inserción, muy usada por muchos poetas del

    orbe, hacen de estos versos una vida esencial de la

    palabra misma y una experiencia particular en la forma

    de escribir versos, pues busqué y traté que las palabras

    hablaran o reflexionaran de la temática misma.

    Este poemario Raptos breves de la palabra ha de

    destacarse no solo por la brevedad de sus versos y la

    temática de su contenido, sino por la forma de asomarse

    al mundo de la literatura nicaragüense para descubrir un

    lugar en la vida poética de la tierra de Rubén, Rosa,

    14

  • Guillermo, Estela y Federico.

    Sea pues, cada rapto, la alegría y la tristeza de la

    palabra en el devenir de la historia y de la memoria de las

    cantoras de América. ¡Si las palabras hablan, tendremos

    vida saludable en la memoria!

    Pedro Alfonso Morales

    Telica, León, Nicaragua, 20 de julio de 2011.

    14

  • Raptos breves

  • Dedicatoria

    Flor, amada poesía,

    palabra que sos vida y alimento

    para quien construye sueños y alas

    con gargantas, pañuelos del tiempo.

    Puños que suben su alegría y vencen

    el mundo que yace en el suelo

    sin temor ni dolor ni lágrimas.

    ─Llego y todos me miran pasar

    sin saber que soy la única que canto─.

    ¡Todo se ha quedado en olvidos!

    ¿Descansará más esta sapiencia?

    Telica, 27 de octubre de 1991.

    17

  • Nacimiento Y al abrir, amada palabra, tu vientre celeste de pájaro, vi que te reías por dentro. ─Y cada vez que abro mi vientre y mi ser en palabras muestro mis dientes y mi humanidad como si mostrara la vida en libertad─. Y al abrirte más, hallé fértil y clara tu libro de poesía.

    Telica, 02 de julio de 2011.

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  • Orfandad

    Me lancé a la calle, amada letra,

    buscando el hijo de la gran palabra

    que un día sin marido y sin color

    entre tantos rostros, incluso el mío,

    tuvo la esperanza de una voz.

    ─Y yo que nunca espanto

    ahora canto con mis palabreríos

    eternidades y libertades plenas─.

    Y te hallé palabras en la boca

    con deseos de vivirte un libro.

    Telica, 21 de febrero de 1993.

    19

  • Raptos breves

    Me apropié, amada palabra,

    de tu cuerpo delgado y fino

    y del sol que llora por las tardes.

    Y fui, amada letra,

    en raptos breves, ritos dolidos,

    estirando tus piernas, creyendo tu lengua,

    llenándote los bordes del silencio,

    llenándome el mundo como un poema

    para dos leído entre penumbras.

    ─Me leyó de noche y en silencio

    y le ayudé a despellejar orificios del futuro─.

    ¡Y sangré versos!

    Telica, 21 de febrero de 1993.

    20

  • Andariego

    Así, amada letra,

    con tus deseos y los míos,

    con tus zapatos altos de la noche,

    caminemos por el andén donde pasa la lluvia

    con los quejidos del tiempo y de la ausencia

    para quitar de la intemperie y de tu abrazo

    las fiebres y los pesares nocturnos.

    ─Y caminé con mis deseos de vida

    y me fui metiendo en la lluvia y en su andar

    y desde entonces, cargo a ratos este dolor

    que me empuja a tocar la libertad─.

    Telica, 8 de octubre de 1987.

    21

  • Certeza

    Yo, amada mía,

    tengo la certeza de las agujas.

    ─Siempre soy el vestido

    que usan los pordioseros que cantan

    en la madrugada cuando están solos─.

    Mi palabra abrirá tu cuerpo

    con imágenes y brillo de inquietudes,

    porque no es tonta la palabra

    que muerde tu vientre de colores

    y se levanta en tus abrigos y sueños.

    ¡Aquí, mi espíritu, canta!

    Telica, 21 de enero de 1988.

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  • Evolución

    Si te animás, amada mía,

    por la luz de la poesía y sus letras

    que han de traer estas palabras

    como el agua por las algas y su luz

    es porque en tus faldas

    has guardado con quietud

    la cintura desnuda

    el misterioso pubis

    de una generación que es alta.

    ─Y ya poesía les animo tan limpio

    con palabras certeras en las noches

    que cuando sale el sol, nadie sabe, ninguno,

    que soy la única que ha salido antes─.

    Telica, 20 de noviembre de 1985.

    23

  • Realidad

    Para vos, amada letra,

    que venga el señor de los milagros,

    cuando mirés en el espejo, la costumbre,

    el pan y la palabra, una hablando de la otra.

    ─Soy la palabra que se confunde

    y toca misterios con otra palabra

    que se ha quedado allí arrimada, enorme─.

    Y con golpe de palomas en sueños

    vendrá la flor y la palabra duende, intocable.

    Y cantarán coplas en boca de la gente.

    Telica, 24 de septiembre de 1992.

    24

  • Pensares

    Pienso, amada mía,

    y sexo escribo existencia

    que vos y yo podemos tanto,

    mucho más que los señores olorosos

    abanicándose con la muerte

    y con sus nadas arrepentidas.

    ─Nosotros creemos que el pensar

    es el dormir de los que sueñan

    dormidos y espantados del alma─.

    Así, amada palabra,

    los vio Descartes: cogito ergo mortem.

    Telica, 17 de enero de 1992.

    25

    http://es.wikipedia.org/wiki/Cogito_ergo_sum

  • Adolescencia

    Con fuego y pasión, amada mía,

    ayudarás a crecer el mundo,

    ─Si es que crezco, amada,

    porque mi luz es tenue ayer

    y mañana tendré una noche

    de días confesos y seductores─

    porque tu inocencia es energía vital

    de los sueños que asoman en la ventana.

    Entonces no tendrás un adiós triste.

    Telica, 13 de enero de 1990.

    26

  • Petición

    Te pido, amada palabra,

    la alegría y el canto del pájaro,

    las manos de Zamir Zapata

    en el jardín izquierdo, atrapando,

    ─Le llené las manos de bisturíes

    que zurcen palabras enfermas de ayer

    y ahora se atosigan estiradas─

    porque un día tendremos una lámpara,

    un camino, tus rodillas y tus manos

    y un mundo sin corbatas ni dietas.

    El bateador le tira y saca fly largo

    por el left: el patrullero sigue la bola

    para atrás, para atrás, mete el guante

    y la captura. ¡Tremenda atrapada de Zamir!

    Telica, 16 de septiembre de 1991.

    27

  • Labor

    Te daré, amada mía,

    una palabra que cante

    y en vez del sueño, mi trabajo:

    el alboroto de mis huesos en el huerto.

    ─Ayer me trabajé palabra

    y me dijo este lugar que ahora pulsa

    su cuerda de música con barítono

    y con besos y con sexos crece la tierra─

    La jornada pone su pie y canta

    la ciencia, la conciencia y el espíritu

    abre la cabeza de los sueños.

    Telica, 30 de junio de 1987.

    28

  • Pan

    Pan es la palabra, amada mía,

    que nunca me avergüenza quién soy yo.

    ─Uno es lo que come, lo que habla,

    lo que calla, lo que silencia, lo que ve,

    lo que conduele, lo que maravilla,

    lo que canta, lo que estrena la palabra,

    lo que juega y lo que descome─

    Y nada, amada mía, es imposible

    si tenemos la escuela y la universidad

    como se labra la tierra y se cultiva el pan.

    Ellas nos darán cantos y poetas.

    Telica, 20 de julio de 1987.

    29

  • Independencia

    Cuando sonriás, amada mía,

    brotarán de vos palabras que viven gentes.

    ─Somos palabras y somos gentes

    y a veces nos acurrucamos y besamos

    con sublime melancolía, banderas

    que se quedan quietas pensando, riendo─.

    Y si las hipotecás, amada mía,

    no mirés a nadie, a nadie mirés.

    Ay de los ungidos que te ven

    y prestan sus sábanas contra el frío.

    Telica, 30 de noviembre de 1987.

    30

  • Vivencia

    El pensar, amada mía, es menos

    que el hablar y sus cicatrices,

    si no pensamos palabras con amor

    ─Te recuerdo amado mío

    que somos palabras y seres vivos

    como usted y como yo en la vida

    y cuando callamos somos pequeñas

    letras muertas en los diccionarios─

    en la conciencia de vivir suficiente

    en cada palabra que nos dice adiós.

    Telica, 17 de enero de 1992.

    31

  • Integridad

    De noche, amada mía,

    de las oscuras penumbras,

    bebo sin temor la claridad

    que desentraña con valor la integridad.

    ─Un día, la claridad de una letra,

    hablé con la negritud de otra

    y descubrí ardorosa amistad

    y cierto celo desprevenido y racista

    que yo no comparto en mi palabra─.

    Ella se arropa de plenitud.

    Telica, 30 de enero de 1992.

    32

  • Poesía

    Te pongo la palabra, amada mía,

    en la sombra de la tierra para que se hunda

    en el pulso y el temblor de la hoja,

    —ya palabra bien puesta,

    apuesto en mi extensión de hablante:

    soy como la joven policía en la calle

    que se respeta no tanto por su ley

    sino por su grandeza de mujer—

    en el vuelo del sonido y busque camino

    en la cosecha y en el loco del espejo.

    Telica, 26 de mayo de 1991.

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  • Poesía segunda

    Ella, amada palabra,

    vive aún debajo del agua

    y dentro de tus ojos, grande.

    ¡Cuántos sabemos nadar!

    ¡Menos, mirar y navegar!

    ─Yo como poesía hermosa

    estoy en él, en las cosas pequeñas,

    en la Ilíada, en la comida nuestra

    de todos los días y en los avatares:

    solo necesitás sin más ser vida y poeta─.

    El sueño, amada letra,

    de una mujer mueve el universo

    y yo no tengo carrizos del canto.

    ¡Ah, la palabra me salva!

    Telica, 13 de febrero de 1992.

    34

  • Penumbra

    La penumbra, hueso mío,

    por misteriosa, rara y espiritual,

    ─soy penumbra a veces eterna

    de un poema de la noche, siempre

    un reproche de la sombra, cuando

    me falta la duda y sus costumbres─

    merece no solo ser oída y creída,

    porque con la palabra en la boca

    ha de cantar sus desafíos.

    Telica, 23 de enero de 1992.

    35

  • Esperanza

    Aquí, amada mía,

    en estas bancas frías del parque,

    donde durmieron los borrachos

    y el viejo Chamaco me contó su historia,

    te esperaré, mía amada.

    ─En Semana Santa con mis soles y lunares

    me convertía en diablo con mis penachos,

    vestido de alquitrán, una cola y un par de cachos

    asustaba a los niños con mi caballo y mi máscara,

    yendo por el parque, la iglesia o la bajada de Paco─

    Te esperaré un par de sueños y un golpe

    con la palabra en la boca y el entusiasmo del poema.

    Telica, 26 de enero de 1987.

    36

  • Soledades

  • Soledad primera

    Pequeña es, amada mía,

    palabra minúscula y divertida,

    cuando asumo retos con dureza

    y la pongo entre la espada y el verso.

    ─Le di alegría en soledad

    cuando en la tarde le llevé su tristeza,

    pues de algo se vive en la nostalgia─.

    ¡Ella se despelleja y sangra!

    Triste y llana es, amada mía,

    por laboriosa hormiga la soledad.

    ¡Ella se desviste y canta!

    Telica, 2 4 de enero de 1992.

    38

  • Soledad segunda

    Si estoy solo, amada mía,

    mi pensamiento salta cerca y alambradas

    y se hace palabra en los vecinos que discuten

    con cuántos caites se hace un buen verso.

    ─Un vecino me recogió en su baño

    y sale a pasear conmigo, amándome,

    estirándome, como una mujer que respeta

    y me trata como si fuera chispolilla─.

    Atrapa con su canto, amada mía,

    la arenilla del Djouf y sus linderos

    que guardo en un recipiente más fuerte

    que la palabra que descanso en mi habitación.

    Telica, 4 de mayo de 1986.

    39

  • Soledad tercera

    Me lastima, amada mía,

    viajar a solas por estas calles

    sin una mancha donde alcance

    tu recuerdo.

    ─Y me guardan

    en un cuaderno que sale a caminar

    en las noches para deshacerse de idas

    y venidas de ciertas palabras bandidas

    que tuercen mi pierna en el poema─.

    ¡Soy tu recipiente y tu pena!

    Telica, 6 de junio de 1987.

    40

  • Tetra soledad

    De aquí no salís, amada letra,

    a la puerta de los olvidados

    si no es eternidad esta palabra.

    Y hubo crías, amada mía,

    que preferían tu soledad de ayer.

    ─Una de fe y otra de arena

    pues amaba mi río que partía

    a escondidas llevando su pena

    tan dulce, tan triste como el poema─.

    ¡Ellas se abandonaron en sus fiestas!

    Telica, 4 de julio de 1987.

    41

  • Tristeza

    Yo no sé, amada mía,

    de dónde viene mi tristeza

    que a sus años poco envejece.

    Vaga por tus ojos, te da vuelta,

    corre con una pierna al aire

    y en su mejor momento tose.

    ¡Pero no se aleja de mí!

    ─A veces salgo despeinada

    a la calle a toparme con ellos,

    los que tienen una quijada a mano

    esperando el momento justo de la vida─.

    ¿Hasta cuándo, amada mía,

    dejará de hacerme el amor en versos?

    Telica, 14 de febrero de 1987.

    42

  • Oficio

    Yo hubiera preferido, amada mía,

    palabra mil, no escribirte mis tristezas,

    sino agarrarlas y echarlas al vacío

    para que se pudran en el abismo

    o como dicen los niños

    para que se las coma el mono.

    ─Los primates se acercaron,

    rascaron mi panza humana,

    pero tampoco me quisieron

    y se alejaron de mí por infames─.

    Telica, 2 de julio de 1987.

    43

  • Distancia

    Cuando tus ojos,

    amada mía, verso diez,

    están lejos de mí, hipérbole,

    me parecen avisos, metáforas

    de poca cortesía, pájaro en ausencias.

    ─Ya pájaros nos escurrimos en diablo,

    nos pintamos de rojo y hacemos nidos

    que los árboles nos regañan en la tarde

    pues una mirada a tiempo vale cientos─.

    Telica, 17 de abril de 1987.

    44

  • Recuerdo

    Te traje, amada mía,

    el desorden y la planicie de la gente

    que come trozos de bulla en la noche

    y los eructa en la mañana sin vergüenza.

    ─Vamos por aquí y por allá, escaleras

    y camarotes, para subir y dormir arriba,

    mientras comemos dudas con sueños

    y vomitamos huesos blancos y eternos─.

    Los diccionarios, amada palabra,

    ya no están sobre la mesa matando burros.

    Solo tu sonrisa y tu pie dolido, palabra mía,

    están reunidos sobre la vejez que tarda el amor.

    ¡De ella volaremos en cenizas!

    Telica, 1 de junio de 1987.

    45

  • Almohada

    Allí, amada palabra,

    te refugiaste bajo sus plumas,

    cuando yo descansaba mi soledad

    en los aposentos que cantaban solos.

    ─Y al refugiarme, me salía de noche

    a recoger verdades de mi tiempo

    que en otro momento miraba sal

    de un jocote que nunca consumí─.

    Y mis ojos negros, amada letra,

    picaste con una lágrima perdida

    que no olvida los olores de mi almohada.

    ¡Ella sabe que morí!

    Telica, 23 de marzo de 1986.

    46

  • Silencios

    Sexo, luego callo, amada mía:

    oigo el silencio eterno de la gente

    que pierde el tiempo en explicaciones,

    porque si de una batalla hiciste olvido

    justo es que pasen victorias y derrotas

    con sus dientes entre los bolsillos

    buscando el ataúd de los vecinos.

    ─Yo ataúd en mi labor

    de apretar su viaje, mordía mis penas,

    guardaba en mi equipaje luces para el hastío

    y nunca entendí que la nostalgia es eterna

    cuando se posa entre los silencios del abismo─.

    ¡Un día resucitarán mis candelabros!

    Telica, 22 de enero de 1993.

    47

  • Silueta

    Yo miré, amada luz,

    tu silueta en una manta azul

    que el espejo de los sueños zurcía

    con una nube de pájaro y agua.

    ─Y yo persistía tejiendo

    los bordes del paisaje triste y dulce

    como si los amarrara con el canto

    o con el rastro que deja la poesía─.

    Allí, admirado fulgor,

    estábamos juntos en una fotografía

    atados de la mano con la muerte.

    ¡Ese día la crucificamos y nos fuimos!

    Telica, 17 de octubre de 1987.

    48

  • Abandono

    Yo te amé, amada letra,

    y fue mi historia un higo de sol

    que surtió sus efectos en la madrugada.

    ─Yo dormía colgada en un árbol

    junto a la ventana que huyó de mi casa

    y desde entonces, me quedé sola, tan sola,

    sin ventana, sin mi saber qué es verbo─.

    Hoy morí, amada palabra,

    junto a la estrella que abandoné en la alborada.

    Telica, 28 de diciembre de 1998.

    49

  • Ilusiones

    Ahora, amada palabra,

    yo podría estar a tu lado

    en una biblioteca de buenos hábitos

    leyendo tus manos y crujiendo tu amor

    en bocados pequeños de buenos lectores.

    ─Mi cuerpo de libro te regala unas patitas

    de un lugar que ya no recuerde ayer

    y nos marchamos por el camino solitario

    para cuidar de la belleza de las gentes─.

    Pero te fuiste, amada mía,

    ni alfa ni omega me salvarán un día.

    ¡Trillizas nacen estas melancolías!

    Telica, 6 de junio de 1987.

    50

  • Terquedad

    Los dolores, amada mía,

    los silencios en verso libre,

    atravesé en mis soledades

    y acomodé tus pensamientos.

    ─Me aliñaste y me fui al río

    a ver las aguas que cantaban

    sus ruidos, pero me fui con ellas

    hasta alcanzar el horizonte y su pena

    y le parí días sin ombligos─.

    Y escribí tus versos, amada mía,

    y no los míos que encajé al atardecer.

    Telica, 11 de octubre de 1987.

    51

  • Sueño

    Busqué tu nido, amada mía,

    y encendí el oro de los libros

    que amaron a solas los abuelos.

    ─En el patio de mi casa un río

    pasa feliz porque se lleva mis palabras

    y adelante las espera y se baña dos veces

    con ellas y a veces me las devuelve felices

    o mancilladas con un reloj que pulsa la arena─.

    ¡Pero me quedé dormido, qué pena!

    Y me pregunté: ¿por qué lloro, hastío?

    Te llamé con sentido y es hoy, amada mía,

    el amor no me ha respondido como debiera.

    ¡Me quedé dormido! ¡Será que me llevó el río!

    Telica, 26 de abril de 1984.

    52

  • Hogueras

    Cuando llueva, amada mía,

    tu ausencia encenderá mis hogueras

    con fósforos, ocote y gas de la cocina

    para disimular la luz de tu presencia.

    ─Entré luz como se entra al túnel

    blanco de pureza y me quemé sombras.

    Ahora me sobran las cenizas que conté

    noche a noche en mi nostalgia y mi pena─.

    Y quemaré, amada palabra,

    mis versos sin medidas hasta que volvás.

    Telica, de 10 de enero de 1987.

    53

  • Nostalgia

    De noche, amada mía,

    la ciudad me teje nostalgias,

    cuando miro por la ventana

    los objetos vacíos rascándose

    como pupitre solitario que ofrece

    un lugar para que siente mi tristeza.

    ─Soy la ciudad que salgo a caminar,

    lanzo mis canas al aire, corto mi pelo largo,

    estiro mis piernas de barrio, bebo agua

    en las cantinas y sacudo mi enorme sarro.

    Entonces, los objetos se rascan y mueren

    en el lugar que un día vacío me ofrecieron─.

    Telica, 1 de junio de 1987.

    54

  • Esencias

  • Esencia

    Sabrás, amada mía,

    que lo eterno pasa penurias,

    cultiva los olvidos con tractores,

    pero fortalece el espíritu y la sangre

    con abejas y pájaros de otoños.

    ─Has de saber, amado mío,

    que la esencia se levanta temprano

    y compra leche en el mercado de los sueños

    y va surco a surco sembrando en la cañada

    un hombre y una mujer con la punta de sus manos─.

    Telica, 4 de julio de 1987.

    56

  • Búsqueda

    Busco, amada palabra,

    la fuerza del volcán y sus frutas,

    el hombre que canta con los pájaros

    y la sábana que me levanta todos los días.

    ─Entraste en mi cráter y hollín

    y te respondí con arenilla del pasado,

    como mujer en la miseria, sin sol,

    sin el carbón que alimenta a los humanos

    para que siembren una semilla en la mañana─.

    Busco, amada paciencia,

    uno, tan solo un día que tenga humanidad.

    Telica, 30 de junio de 1987.

    57

  • Lo nuestro

    Lo tuyo y lo mío

    lo de él y lo de ella

    lo de nosotros y lo de nosotras

    lo de vosotros y lo de vosotras

    lo de ellos y lo de ellas:

    un día hallaré una palabra

    que toque tu vientre y cante

    entre el yo, amada mía, y el ello.

    ─Y me hallaste pronto,

    en una nube del espacio de la tierra,

    donde platicaban Aristóteles y Freud,

    sobre unos huesos cuyas ideas

    se abrían como paraguas, riendo─.

    Telica, 22 de enero de 1993.

    58

  • Carmen

    Carmen, amada mía,

    a veces tierno, luego existo,

    que valen poco mis palabras

    si no lo escribo en tu corazón.

    ¡Pero lo haré, amada vida!

    ─Papel, guitarra y lápiz en mano

    un día entré en la memoria de su corazón:

    allí estaba descansando el pasado,

    arando el futuro, riendo el presente

    que ha venido tropezando en la calle.

    Le prestó mi reloj de sangre y así,

    minuto a minuto, escribió su historia─.

    Telica, 29 de septiembre de 1986.

    59

  • Aprendiendo

    Rocé tus manos, amada pintura,

    que dibujaban achiotes en el aire.

    ─Y yo sé que no era Botticelli

    ni Rembrandt entre los bandidos

    que habían soplado botellas

    para que hablaran los tintes del ayer─.

    Toqué tus ojos, amada luz,

    y amé tu cuerpo de Guardabarranco,

    caminé con tus piernas de paloma

    y llegué al celo de tu juventud, pintando.

    ─Giordano da su Forja de Vulcano─.

    ¡Aquí, morí tranquilo!

    Telica, 21 de septiembre de 1987.

    60

  • Todo

    Pensé verso y existí canto,

    amada palabra mía, ingrata;

    amé la leche del universo

    y los árboles me dieron de comer.

    ─Todas llegábamos en la mañana

    y le dábamos sus jugos de tierra porosa

    que hicieron que echara sus raíces

    para que no se cayera el mundo─.

    En la última cena, amada mía,

    ya eras mi amor con su enorme fruta.

    Telica, 18 de junio de 1987.

    61

  • Rodillas

    Aquí, amada palabra,

    con el ímpetu de tus articulaciones

    y el acoso de tus rodillas entre las mías,

    esperaremos las luces de las noches

    que descienden sobre nosotros en ABC.

    ─Todas nosotras llegamos a verlo

    y una a una juntamos las bocas y tocamos

    sus riñones que filtraban palabras puras

    e impuras que enloquecen a las academias

    y por las cuales se reunirán esta semana─.

    ¡Aquí, se detendrá todo lenguaje!

    Telica, 19 de octubre de 1991.

    62

  • Decires

    Digo amor, amada palabra,

    y te convertís en prenda del amar,

    porque tu seno es una frase del porvenir.

    ─Tomó mi pezón y lo llené de leche

    y luz que contagia a los árboles y sus frutos

    y se pintaron las casas de blanco y las nubes

    allí se alimentaron y después se fueron a llorar

    en las paredes donde se cuelgan los amores─.

    En tu vientre, amada letra,

    hay una queja que es un montón de gente.

    Telica, 14 de febrero de 1987.

    63

  • Decisión

    Al amarte, amada palabra,

    puse mis labios en los tuyos

    y me ha nacido el canto, la ciencia

    y la paciencia de estos abrazos del arte.

    ─Yo tomé de la mano al poeta

    y lo llevé a comer esas letras que salen

    a pasear los sábados en la mañana

    y de las cuales se desconoce su regreso─.

    Por eso, amada letra,

    decido el beso de la amada sapiencia

    que, como el final de una noche, abre

    las fauces que dejan libre la libertad.

    Telica, 8 de mayo de 1987.

    64

  • Fronteras

    Un grato sueño,

    amada libertad de la palabra,

    avanza con árboles en la frente,

    crea el verso y el universo de los sesos

    que se divierten con los miedos de las letras

    que han de cantar palabras con árboles.

    ─Y no me extrañó ver que todo moría

    sin mayor misericordia: la luz, el árbol, el agua,

    la tierra, el fuego, el aire y solo quedé yo─.

    ¡En la eternidad solo la palabra existe!

    Telica, 26 de enero de 1987.

    65

  • Fiesta

    Las fiestas, amada letra,

    son alfabetos y silencios

    que se olvidan de prejuicios

    para llevar la sangre del canto.

    ─Y como enfermera no pude

    tener de esta sangre un litro

    a pesar de mis agujas y mi salino─.

    Así, amada palabra,

    te concibo en mis silencios,

    cuando me acuesto con vos y te preño.

    ¡En la mañana te divierten los partos!

    Telica, 22 de enero de 1993.

    66

  • Encuentro

    Abrí la ventana, amada letra,

    y apareció la palabra en el aire

    y con su ruido penetró el espacio

    de tu cuerpo como una cartilla.

    ─Y digo que algunas somos buenas,

    no tan delicadas como aparentamos ser,

    pues vamos tocando tuétanos hasta silbar

    con tal de ser oídas y amadas como humanas─.

    Tu música, amada palabra,

    me levanta temprano con su cántaro.

    Telica, 27 de junio de 1990.

    67

  • Libertad

    Quiero, amada palabra,

    nacer en vos como vos nacés en mí;

    sin dejar de ser yo, dejando que seás vos.

    Ahora, que chillen con ¡PAM! ¡PAM!

    ─Me agarró del rabo, el poeta,

    me dio vuelta y me azotó con azúcar,

    me ordeñó como vaca lechera,

    pero pudo ver la tristeza de mis ojos

    por tan cruel desenfreno el mío ─.

    ¡Así, no, poeta! ¡Alimentalas!

    Telica, 4 de julio de 1987.

    68

  • Una sonrisa tuya

    Una sonrisa tuya, amada palabra mía,

    me quitó la tristeza que traía encendida

    desde el jueves por la mañana.

    ─Ah, cuando yo me río no es

    para quitar tristezas y alimentar a los tuertos:

    ¡lo hago porque soy libre!─.

    Telica, 12 de agosto de 1986.

    69

  • Oxígeno

    Te muerdo, amada letra,

    y existo en el correr del tiempo

    y de la lluvia que moja el cielo.

    ─Cierto: lo vi bajo el ventarrón,

    como si se bebiera el huracán,

    tan dolido se fue a parar al mar.

    Ahora es sal y un lugar de espuma

    donde a veces se acuesta con la duda─.

    Y lucharé, amada palabra,

    contra el misterio de los árboles

    para que vengás a respirar en mi pulmón.

    Telica, 21 de septiembre de 1987.

    70

  • Eternidad

    Con el tiempo, amada palabra,

    habitarás en otras muchachas

    y yo viviré en otros hombres

    que han perdido la memoria y su casta.

    ─Nosotras escribimos un poema

    sobre las cenizas de los hombres

    y las pavesas hablaron del fin del mundo

    como se hablará del divorcio de la duda─.

    Vos los querrás a ellos, tan abominables;

    y yo las amaré a todas, tantas y adorables.

    ¡Nuestro amor nunca morirá!

    Telica, 4 de julio de 1987.

    71

  • Juego

    Jugarás, amada letra,

    conmigo por las noches

    sin importarte los gramáticos,

    la fatiga, el sueño y la Gallina Ciega.

    ─Me faja los ojos con neblina

    y en vez de una aguja y un dedal,

    tropiezo la estrella del porvenir

    jugando una rima en el poema─.

    Jugarás, amada palabra,

    con alegría de libros y cartillas

    para que te descubrás esquite nocturno.

    Jugaremos, amada mía,

    porque aún nos queda vida hasta la Z

    en el niño que llevás dentro angú…ando.

    Telica, 22 de enero de 1993.

    72

  • Plenitud

    Voy sin entrar, amada letra,

    moviendo risas, amada palabra,

    en caballos desbocados de plata

    pacapaca paseando en el tiempo

    donde yace tu notable plenitud.

    ─Y con el caballo, el mordisco,

    hurgando el tiempo, sus colmillos

    que no regalan jamelgos ni fantasía

    de un tiempo que me ha tocado regir─.

    ¡Allí, vivís humana y libre!

    Telica, 4 de julio de 1987.

    73

  • Patrimonio

    Desde que te amé,

    amada palabra mía,

    todas las bibliotecas del país

    dejaron de ser públicas o privadas,

    porque se convirtieron en patrimonio

    tuyo y mío nada más, mío y tuyo nada más,

    donde llenamos las gargantas con sabores.

    ─Nosotras bajábamos los estantes roídos

    y nos sentábamos en la mesa a esperar lectores,

    pero nadie nos saludaba ni nos hacían caso

    y desde entonces nos reímos de la brutalidad─.

    ¡Mirá las palabritas descolgándose felices!

    Telica, 23 de octubre de 1991.

    74

  • Soy

    Si yo, amada palabra,

    irremediablemente mía,

    no fuera dos veces esa palabra

    que fui en mi niñez azul un día,

    letra a letra y abecedario en lecho,

    me olvidaría del ayer hasta morirme.

    ─Nosotras, palabras azules, jugamos

    La mariposa, tomadas de las faldas y giramos

    y giramos alrededor cantando día y noche

    hasta caer en el río donde se fraguan las vidas─.

    ¡Aquí, promiscua y virgen!

    Telica, 19 de enero de 1992.

    75

  • Vida

    Voy, amada poesía,

    silenciosamente solo,

    tras el único y verdadero

    talento que tiene la palabra

    cuando es esencia y vida.

    ─Nosotras somos palabras humanas

    y vestimos trajes sencillos y finos

    y cuando somos amigas de los lectores

    salimos a la calle, entramos al mercado

    y compramos dos frutas para el verano─.

    ¡A ella me consagré! ¡Y no he muerto!

    Telica, 8 de abril de 1992.

    76

  • Tuyo

    Hoy, amada palabra,

    te vi de lejos y de cerca

    a través del hilo que te une a la tierra.

    ─Nadie sabe que las palabras

    tenemos un caracol por donde entramos

    al magma terreno y pintamos su espíritu

    y escribimos cartas a los creadores del verso─.

    Y repetí, amada letra,

    la historia y la memoria de tu acento

    porque mi vida sigue siendo tuya.

    ¡Por eso existo!

    Telica, 5 de mayo de 1992.

    77

  • Algo más

    Me acerco a tu cuerpo,

    amada palabra hermosa,

    allí donde te acurrucás, viva.

    ─Aquí sueño en el cuarto

    donde duermen mis libros

    que cantan en la madrugada

    para que el mundo despierte─.

    No quiero ser, amada letra,

    un paisaje de enero nada más.

    Quiero algo más: un verbo.

    Algo que no se dice aquí,

    delgadina hermosa, una sospecha.

    Telica, 12 de agosto de 1986.

    78

  • Rostros

  • Maestra

    Ella es ágil, amada mía,

    y cuida mis ojos con los tuyos,

    cuando me da tu cuerpo con ánimo.

    ─Ojo por ojo, diente por verso

    se aman desde la entrada azul

    donde todo es permitido por azar

    de una letra que decidió ser humana─.

    Atiende la mañana con sus letras

    y el canto de sus juegos atraviesa

    la pizizigaña con su vientre de maestra.

    ¡Y al abrirse nace su estrella!

    Telica, 29 de julio de 1992.

    80

  • En memoria

    Domé sueños, amada palabra,

    en los ventanales que ofrece el mundo

    para acercarme a tu estrella matutina

    que el pueblo sembró en la madrugada.

    ─Los poetas iban con el surco al hombro

    sembrando las palabras con una estaca

    que hallaron en el camino a Niquinohomo─.

    Y no importa, amada letra,

    el instante solitario ni el epitafio,

    porque asumí la noche y su grandeza

    en memoria de los héroes de la palabra.

    Telica, 10 de julio de 1990.

    81

  • Héroes

    Ellos, vocablos eternos,

    fueron fuego, júbilo y victoria:

    guerra de las palabras y su oficio,

    las viejas catedrales contra las nuevas,

    el adjetivo cruel que se rebelaba

    contra tantos admiradores de la barriada.

    Y vio la luz el verbo de la poesía,

    la hoja tupida de los adverbios ingratos

    que hicieron su propia montaña en la colina.

    ─Yo, adverbio, cavé un hoyo, soplé y enterré

    el misterioso pubis que a todos encanta,

    pero en la mañana me nacieron carrizos del canto─.

    ¡Viva la fiesta de la poesía! ¡Viva, viva!

    Telica, 15 de julio de 1987.

    82

  • Valores

    Nada, palabra mía,

    nada cuesta la manta azul

    del amor y la luz de tu vientre.

    Nada cuesta, vozarrón,

    si es por eternizar el invierno,

    la tierra prometida de los verbos,

    la patria potestad de los significados

    contra la vida de los significantes.

    ─Nosotras, las palabras ya cansadas

    echamos el motete al hombro y caminamos

    por los caminos de la incertidumbre:

    más adelante nos sentamos y descansamos

    y nadie ve el misterio de nuestra grandeza─.

    ¡Hágase la paz! Y me trajiste

    los cementerios de los diccionarios.

    Telica, 21 de junio de 1987.

    83

  • Olvido

    Entramos de pie,

    amada palabra de los vientos,

    con voz corpulenta y socarrones

    cantamos la victoria de las palabras.

    ─Levantamos senos las palabras

    en medio de la plaza: la algarabía

    confundió a los muchachos y viejos

    que nos tiraban besos desde la casa─.

    Por eso, amada mía,

    olvidamos la bandera del azul

    y trajimos un árbol que hablaba

    de su cosecha en el campo y la ciudad.

    ¡Mirá los paralelepípedos y sus vocablos!

    Telica, 11 de mayo de 1987.

    84

  • Patricia

    No fue fácil, amiga mía,

    Patricia la boliviana,

    hablarte en poco tiempo

    de la solidaridad de la palabra,

    del perfil eterno y monosilábico

    de la risa que habita en cada letra

    y de la cosecha de los almendros

    y de la duda tostando estas palabras.

    ─Palabra soy, amiga factible,

    que te da la mano y te agarra el codo

    y no te suelta el corazón por la tibieza

    y es cuando empiezas a sentir la libertad─.

    ¡Aquí y en Bolivia se calientan verbos!

    Telica, 15 de septiembre de 1988.

    85

  • Lucía

    Lucía, amada letra,

    lucía una vocal en sus ojos

    y cerró la tarde con perencejos.

    ─Y cada vez que ya poesía abro

    los consejos vecinos, me hago vieja

    por mengano y zutano que me visten

    con vestidos viejos y con cadenas─.

    Este asunto de menores, miniatura

    de las palabras nuevas, adolescencia

    dicen otros, para no culpar neologismos

    que se atosigan de nostalgias en el camino.

    ¡Un día nacieron ya grandes, los viejos!

    Telica, 17 de octubre de 1987.

    86

  • Ellos

    Así, como sopa de letras,

    echados al mundo sin temor

    y en nombre de sacrificios prohibidos,

    los falsos de la palabra falsa,

    los escritores a mano armada,

    apuntan contra nosotros.

    ─Y no es aguja la que zurce

    ni la que apunta con sus versos,

    sino un zutano, un mengano

    y un perencejo que no ama el arte─.

    Ellos, amada mía,

    los hijos de la gran mil frutas.

    Telica, 2 de enero vde 1985.

    87

  • Fray Tomás Zavaleta

    Si ellos, señor del verbo,

    gran señor, padre Fray Tomás Zavaleta,

    son así, ─una palabra arcaica en desuso─,

    señor del verbo, gran señor, ─innovador

    de Matiguás─, franciscano salvadoreño

    no serás como ellos. ¡Mirá tu ciudad!

    ¡Mirá la palabra más grande de la palabra

    haciendo su casa sobre un árbol que canta!

    ¡Víctima de la guerra! ¡La revolución! ¡La Contra!

    Telica, 20 de julio de 1987.

    88

  • Nicaragua

    Mi corazón, amada mía,

    es un gran río azul y blanco

    que crece libre en las vocales

    y vigoroso en las consonantes

    que se bañan en los lagos.

    Su agua entró en mis venas

    con sus palabras de la Segovia

    y sus versos de León y su catedral.

    ─Si las palabras entramos al cuerpo

    convertidas en agua y luz del tiempo,

    fragua de los sedimentos es el alimento

    que se transforma en sangre y viento

    en las palabras que somos cuando somos gentes─.

    Ahora, amada mía,

    el río se ha hecho de palabras humanas:

    cantan sus bocas como cantan las gentes.

    Telica, 18 de febrero de 1984.

    89

  • Paz

    De la guerra, amada mía,

    haremos el aniversario de la paz.

    Guerrea el poeta y su palabra,

    guerrea el cachorro y su esperanza,

    guerrea el amor y su sangre azul.

    ─Ya todos se reúnen en la raya

    y la frontera del amor: habla el odio

    y muestra su sarro: habla el corazón

    y muestra su herida: habla la palabra

    y ninguno acepta mi verdad y mi fuego─.

    Un poema, amada letra,

    es el canto de paz de las palabras.

    Telica, 2 de febrero de 1987.

    90

  • Tarde

    Decís, amada mía,

    y no decís nada ni una palabra.

    Siempre dejás una letra,

    el ruido y la nostalgia de la noche

    que descansan sus palabras.

    ─Si yo como palabra duermo, duerme

    el tiempo y su memoria de grandeza

    y nadie tendrá vida sino siglos de engaños─.

    Y la gente, amada mía,

    no ve que la tarde camina, sin rumbo,

    con una palabra al hombro que le cuesta

    y devora todos sus pensamientos.

    Telica, 29 de noviembre de 1987.

    91

  • Elogio

    He visto, amada mía,

    palabras dulces, calladas y limpias

    que van a los parques a cruzar la pierna

    y a pintar los sonidos de su corazón.

    Palabras dextro corazón, rojo

    para soplar una botella del hablar

    romántico como quejido de vocal.

    ─Y si como vocal me quejo, amado,

    es porque ya rota mi franela fina,

    dejo de ser humana, viva y alta

    y me cruzo de brazos en mi congoja─.

    He visto, amada mía,

    tanta locución, pero a ninguna regia

    y decente como la palabra ternura.

    Telica, 25 de febrero de 1987.

    92

  • Lupanar

    Un día, amada mía,

    en un lupanar estaban holgados

    un hombre y el harén de una palabra:

    él quiso besarla y ella dijo:

    ¡Esto no es feria ni amor ni hoguera!

    ¡Bien sabés que no devuelvo pan ni dinero!

    ─Y los trúhanes de los juegos de azar

    enviaron cartas al secretario de la academia

    y al comandante de la policía para mi arresto

    porque como palabra ─dicen─ me la quiero

    pasar de viva─.

    Telica, 15 de febrero de 1987.

    93

  • Sábado

    El sábado, amada mía,

    letras de cambio hallarás catrina:

    día de pulpería, cobranzas, ratones

    vestidos de saco y corbata, juguetones,

    tras el queso derramado en el azúcar.

    ─A veces no esperamos el sábado

    y desde el viernes salimos a vender las fundas

    y los colores de los almohadones rojos

    que tanto les han costado a mis patrones─.

    Día, amada mía,

    para pintar azúcar y sal en los calzones.

    Las cajas fuertes con llaves

    hieden a robo y a despojo humano.

    Telica, 16 de marzo de 1985.

    94

  • Viernes trece

    La palabra superstición, amada mía,

    es amiga del gato negro y de mi abuela

    que vive de la costumbre y la tradición.

    ─A mi edad hago brebajes de sustantivos

    que vendo a centavos la miel en su color

    y fío para el sábado un libro y una escalera─.

    Hoy, amado rito,

    parí la espuma bruja de la laguna,

    la olla, la argolla y dos gatos azules

    para llevar las palabras y su alimento.

    ¡Qué tanto cuento trae el viento!

    Telica, 4 de julio de 1987.

    95

  • Madrecita

    Madrecita, palabra mía,

    si vieras a tu hija, la sal.

    Si la vieras, madre, hija de tal,

    cargada de diminutivos, vacía,

    llena de pereza e interjecciones

    escogiendo lágrimas del mar.

    ─Yo saco la cabeza blanca,

    muestro la neblina de mi frente

    y mi orgía de espuma como animal─.

    Madrecita, diminuto mío,

    si vieras a tu hijo, el sol.

    Si lo vieras, madre, hijo de atol,

    cargado de infinitivos, vacío,

    lleno de tristeza y preposiciones

    levantando tumbos del dolor.

    ─Yo meto la cabeza roja,

    escondo la mancha de mi frente

    y me alejo bajo el agua con mi aflicción─.

    Telica, 15 de febrero de 1986.

    96

  • Poético

    Cuando me acuesto, amada palabra mía,

    hago la señal de una letra que me espera

    en los parques de los sueños que saben todo.

    ─Las palabras ponemos memorias

    a descansar en los parques, cuando

    los ruidos persiguen pájaros y mienten─.

    Ya dormido, amada letra,

    ¿quién sabrá de mi existencia?

    ¡Yo no sé, amada palabra!

    Cuando amanece pienso en vos:

    ni rabo de animal ni cuello ni toro,

    sino como tijera, Carmen, sueño

    que te convierto en poesía y trabajo.

    Telica, 5 de enero de 1987.

    97

  • Despedidas

  • Saberes

    Yo sé, amada palabra,

    que tu amor no es para mí.

    ─A veces el mundo se adueña

    del sueño de una palabra grande

    y se lo lleva a criar otros universos

    que un día vendrán asombrados

    a vernos en esta república de letras─.

    Lo sé por tus señales y signos.

    Pero, amada letra,

    no es el fin porque ni vos ni él

    evitarán estas arcillas de mis manos

    que ponen árboles que revientan frutas.

    ¡Ah, la literatura no me deja morir!

    Telica, 13 de junio de 1987.

    99

  • Nada es mucho

    Ya nada, amada palabra,

    absolutamente nada, ¡quimera, no!,

    es igual al principio, el día primero,

    cuando vestiste tu camisa de seda,

    tus zapatos y tu calzón azul de grama

    y saliste a la calle a cazar sueños y pájaros

    y la gente miró, gustó y oyó por vez primera

    y corrieron a colgar pañuelos en el viento

    y del vientre enorme de las cosas, una a una,

    naciste palabra mía, más que un gesto o quejido,

    más grande que un sueño que camina con sus manos.

    ─Cuentan que al principio estaba yo, el verbo y la nada

    a oscuras, agarrados de las manos, asustados del silencio,

    buscando un camino, apretando nuestros cuerpos,

    [besando,

    amando en olvidos hasta que juntamos los vientres

    y nació la palabra que se hizo niño, mujer, hombre─.

    Telica, 4 de julio de 1987.

    100

  • Cuadrada

    Yo no tocaré, amada palabra,

    tu nombre ni tu ser con mis dedos

    si no desaparecés por uno de tus lados.

    ─¡Miro los paralelepípedos asustados

    caminado de dos en dos, bloque a bloque,

    subiendo en paralelos hasta morir su cielo

    y me duelen cada uno de mis lados!─

    ¡A menos que te acomodés y amés!

    ¡Mirá el borde de tu labio, cantando!

    ¡A veces, por eso vuelvo al punto!

    Telica, 19 de junio de 1987.

    101

  • Letal

    Ayer, amada letra,

    tan sólo ayer en mis pesares,

    hallé la palabra que buscaba.

    Di mi piel, amada palabra,

    por la impresión que me dio

    tu rostro y tus piernas largas

    para caminar por tierras y poesía.

    ─Yo palabra triste y oscura

    como volcán apagado, dando nostalgias

    en días venideros: cuando me tomó el poeta,

    rehusé el amor que me profesó en versos─.

    Y cuando más te amé, letra mía,

    abriste tu boca letal y me dijiste:

    ¡vete sin vergüenza!

    ¡Pero yo levanto siempre tu frente!

    Telica, 26 de enero de 1987.

    102

  • Desprecio

    Despreciaste, amada mía,

    mis palabras con sus brincacharcos

    por un doble de campanas que no volverá.

    ─Y al doblarme en una esquina

    me estiraron con puntos suspensivos

    y hallaron quietud en un cementerio

    donde lloraba con lágrimas entre risas─.

    ¿Acaso, no es amor, amada letra,

    poner en el florero unas cosas de plumas de gallina?

    Telica, 26 de enero de 1987.

    103

  • Noticias

    No sé, palabra mía,

    a qué venís, así de manteles largos,

    con un pájaro en la cabeza, una pierna cruzada,

    y una mueca terrible en los ojos.

    ─A veces parezco una loca insigne

    que muerdo tus talones con el espíritu

    y beso las paredes de las casas ruinosas

    como si besara las noticias que traigo─.

    ¡Traés malas noticias! ¡Muertes!

    Habla, amada palabra,

    y soltá esa boca besada por los infames.

    Telica, 8 de enero de 1987.

    104

  • Dudas

    No sé, amada letra,

    si me querés solo con poesía,

    porque desde que te dije en serio

    que por cada mala palabra tuya

    te daría un beso con metáforas,

    hoy no me decís nada, ni jodido,

    aunque te lo pida en versos.

    ─Jodido, poeta, es tu porvenir,

    no tu muerte ni tu pasado en el abismo:

    más bien, atrevete a los frutos del arte─.

    Telica, 20 de julio de 1986.

    105

  • Igualdad

    Nada, amada mía,

    nada cambió en la plaza,

    en el jardín de tu casa

    donde te canté en versos

    y dormimos como pájaros

    sin dormir, sin esperar.

    ─Yo nunca cerré el ojo

    y desde entonces no lo cierro

    a menos que cante y haga el amor

    con esos muchachos que se van

    con los viejos tiempos a soñar─.

    Telica, 25 de mayo de 1991.

    106

  • Lástima Qué lástima, amada mía, si nos cambiamos abecedarios, porque no tendremos alfa y omega, ni alefato ni poemas en las esquinas que le den de comer a la conciencia. ─Yo no como ni bebo, pues mi palabra canta y de eso vivo tras los barrotes que el hombre pone─. Qué lástima, amada mía, a lo sumo nos queda el álbum como recorte semanal de la existencia.

    Telica, 6 de junio de 1987.

    107

  • Neurasténico

    Pasé, amada mía,

    neurasténico toda la mañana,

    porque me cubriste el día y la hora

    con tus manos de crayón y paisaje:

    ataste mis dedos a un piano.

    Y no sé, amada palabra,

    tu nombre y no sé si lo sabré

    ─No sabés que soy palabra sensual

    y me animo a solas para que cante

    y salga a la calle a romper el viento

    con mis salmos y mis proverbios─

    o te irás como paloma alta

    a poner pañuelos de zacate en los árboles.

    Telica, 26 de julio de 1986.

    108

  • Tiempo

    Yo te amo, amada mía,

    ahora, tal vez mañana de ayer,

    en este instante espina dorsal siempre.

    ─Yo como palabra no vivo de adverbios

    ni de las cosas que te traigo en higueras,

    sino de la palabra canto en libertad

    que junto a los demás seres sembramos─.

    Pero puedo amarte, amada mía,

    en presente y en pasado como verbo

    o como sustantivo de las cosas nuevas.

    Telica, 30 de junio de 1987.

    109

  • Decadencia

    Ahora, amada palabra,

    que vivís sola dentro de mí

    con tu cabeza blanca, llena de gorriones,

    una reina que salió de su castillo viejo

    a dar consejos en la calle del pueblo.

    ─Agarré un tarro y pregoné silabarios

    que hallé encajados en los recuerdos

    y no tuve pena de desempolvar mis cantos─.

    Ahora, amada mía, es el tiempo

    de botar esos calzones remendados

    para que se los lleve el viento de tu tiempo.

    Hoy, amada amiga,

    no quiero la mañana ni el morir para existir.

    Telica, 4 de julio de 1987.

    110

  • Consejo

    La tarde, amada mía,

    y tu desprecio de palabras ajenas

    me dijeron mañana por la tarde

    que debía morir madrugada en la noche

    para nacer en mí mismo sin tiempo.

    ─Yo reía a carcajadas con mi vientre

    de cuatro puntas y me esperé en la esquina

    donde vive un alfiler de cuatro cabezas juntas

    que es el remedio que salva a los poetas─.

    Telica, 4 de julio de 1987.

    111

  • Muerte

    Ella, amada mía,

    llegó y las separó.

    Ninguna se rebeló:

    nada dijeron encogidas

    de hombros, pero siguen vivas.

    ─¡Las palabras vivimos siempre!─

    Telica, 02 de julio de 2011.

    112

  • Pedro Alfonso Morales

    Telica, 13 de mayo, 1960. Escritor, músico y profesor de Lengua y Literatura. Cursó Lengua y Literatura, Derecho y una Maestría en la UNAN, León, y Alcalá de Henares. Fundó el grupo «Artelica» y el «Instituto Cultural para la Enseñanza».

    Tesorero de «Acción Creadora Intercultural». Obras publicadas:

    Cuentos: Serenito, 1996; León es hoy a mí, 1999; El Duende y otros cuentos, 2003; Apuntes sobre las últimas noticias del periódico, 2007; Cuentos, Leyendas y Mitos de Nicaragua, 2014; El país de las aguas, 2015, Pancho Ley y las Ceguas. Cuentos teliqueños, 2016; Los dulces piensan en la aventura de la razón, 2018; La palabra que te dije, 2019; La maestra gramática, 2019.

    Poesía: Vino tinto, 2005; Palestina en los ojos de una niña, 2011; Incrédula goza el sueño del poeta, 2012; La sal del azul del pan, 2013; La poesía es una palabra desnuda, 2020.

    Ensayos: Literatura infantil en Nicaragua: estudio y antología, 2013; Versos y prosas de la Academia Literaria, 2014.

    Libros de textos de secundaria: Curso de Lengua y Literatura, 7º. 8º. 9º. 10º. 11º. Grado, 2005-2020. Antologías: Artelica: antología poética y narrativa, 2015. Caligrafías: Mi Caligrafía con Ortografía, 7º, 8º. 9º. 10º, 11º grado, 2017.