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R VIST HISTORI N V L Núm 39 INSTITUTO HISTORIA Y CULTURA ARMADA ESPAÑOLA NAVAL

Revista de Historia Naval Nº39. Año 1992

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R VIST

HISTORI N V L

Núm 39

INSTITUTO HISTORIA Y CULTURAARMADA ESPAÑOLA

NAVAL

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INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL

ARMADA ESPAÑOLA

REVISTA

DEHISTORIA NAVAL

AñoX 1992 Núm. 39

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REVISTA DE HISTORIA NAVAL

CoNsEJo RECTOR:

Presidente: Directordel Instituto de Historia y Cultura Naval, JoséIgnacioGonzález-Aller Hierro, contralmirante.

Vicepresidentey Director: JoséCerveraPery,coronel auditor. Periodista.

Vocales: Secretariogeneral del Instituto de Historia y Cultura Naval, JuanAntonio Viscasillas Rodríguez Toubes.

Redacción: LolaHigueras Rodríguez, Luisa Martín-Merás,Hugo O’Donnell y Duque de Estrada, Isabel Hernández Sanz, PalomaMoreno de Alborán.

Administración: OvidioGarcía Ramos, comandante de Intendencia de la Armada,Cristina Sánchez de Neyra Espuch.

DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN:

Instituto de Historia y Cultura NavalJuan de Mena, 1,2. plta.28071 Madrid (España).

IMPRIME:

Servicio de Publicaciónes de la Armada.

Publicación trimestral: cuarto trimestre 1992.Precio del ejemplar suelto: 650 ptas.

Suscripción anual:

España y Portugal: 2.600 ptas.Resto del mundo: 30 $ USA.

Depósito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467X.NIPO: 098-92-007-7.Printed in Spain.

CUBIERTA: Logotipo del Instituto de Historia y Cultura Naval.

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SUMARIO

Págs.

NOTA EDITORIAL . 5

Sobre la Leyenda Negra, por Ángel Liberal Lucini, almirante ... 7

La Carta de Juan de la Cosa (1), por Ricardo Cerezo Martínez, capitán de navío31

La versión española del Mapa de los dominios británicos y france

ses de Norteamérica de John Mitchell, por María Luisa MartínMerás49

Tres carias inéditas de Felipe Bauzá a Alexander Von Humboldt,por Carlos A. Bauzá59

Don Pedro Porter y Cassanate, navegante, descubridor, gobernador de Chile y almirante de la mar del Sur, por José FernándezGaitán, coronél de Infantería de Marina75

El Islam, la España musulmana y la mar, por F. Fernando de Bordejé Morencos, contralmirante97

Documento. .... .‘. 115

Jornadas sobre Historia Riopatense en el período hispano,. por

J.c.P119

Conferencia de José Cervera Pery en la fragata argentina «Prési

dente Sarmiento»123

Exposición conmemorativa del bicentenario de la fundación del

Museo Naval125

Entrega en Huelva de los premios «Virgen del Carmen» 1992127

Noticias Generales129

Recensiones133

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NOTA EDITORIAL

Con prisas y casi sin pausas se llega al fin del 92, tan conmemorativo y festejado, tan proclamado como debatido. La efemérides pasó con su emotivacargazón histórica y ya se piensa en el balance de cuanto se hizo yen la extracción de consecuencias de cuanto pudo hacerse.

La Revista de Historia Naval se sumó desde sus modestos medios ál Centenario y en los cuatro números correspondientes a 1992 los temas de la presencia española en América fueron básicos en la aportación de historiadorese investigadores que honraron nuestras páginas. A mayor abundamiento se

editó un número extraordinario en conmemoración del cuarto centenario dela muerte de Pedro Sarmiento de Gamboa, uno de los españoles de más proyección histórica de la empresa de los descubrimientos.

En este número, cierre del año, el almirante Liberal Lucini nos brinda suespléndido trabajo sobre la leyenda negra, en parte resucitada con la insistencia en conceptos desacreditados ya hace siglos. Tres cartas inéditas de FelipeBauzá, constituyen igualmente una aportación de mérito para el estudio de lacartografía, que también —y de manera notable— se ve contemplada en estenuevo estudio de la Carta de Juan de la Cosa, de Ricardo Cerezo. Y no queda

todo ahí, ya que en este número eminentemente cartográfico, María LuisaMeras ofrece con la versión española del mapa de los dominios británicos yfranceses de Norteamérica de Juan Mitchell, un análisis inédito de tan importante contribución.

Una figura poco conocida, la de don Pedro Porter y Cassante, navegantedescubridor, gobernador de Chile y Almirante de la Mar del Sur, toma vidaen la contemplación biográfica de Jósé Fernández Gaytán que junto con elcomentario sobre la táctica naval en la historia, esta vez centrado en la Españamusulmana y la mar, y las secciones habituales de noticias, documentos,recensiones completan el número.

La Revista de Historia Naval ha estado también presente en las Jornadasde Historia Rioplatense durante el período hispánico, celebradas en BuenosAires y Colonia del Sacramento (Uruguay) y que han constituido una rotundaafirmación de compartida hispanidad. En el número también puede encontrarse una reseña de los actos, que evidencian el cariño y la atención con elque aún se siguen los trazos de nuestra historia en América.

1992 ya es un año en la Historia. 1993 nos dirá cuáles fueron sus frutos ycuáles sus futuras perspectivas.

Año1992

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

ÁNGEL LIBERAL LUCINI (*)

Este texto fue preparado en 1991 para una conferencia organizadá por ungrupo de señoras que realiza en la Armada una extraordinaria labor cultural yde relacionespúblicas. En este caso concreto tengo que agradecer a la Excma.Sra. Mercedes de Ruiz Montero que me proporcionase, con su entusiasmo, elestímulo necesariopara acometer el modesto trabajo que desde hacía muchosaños deseaba llevar a cabo. Reconozco que, como dice el historiador MiguelMolina Martínez, puedo pertenecer «al grupo de profanos en la materia,imbuidos de la noche a la mañana de conocimientos superiores». No soy másque un simple aficionado a la Historia y me apasiona el sigloxvi español pero,para tranquilidad de’los lectores, hago constar que nuestro admirado profesorAntonio Romeu de Armas tuvo la amabilidad de revisar su contenido.

A. L. L.

Pretendo exponer una síntesis de cómo el mundo entero,, incluida España,ha tratado y sigue tratando de deslucir la extraordinaria epopeya española entierras americanas que, con todos los lunares y críticas que históricamente sele puedan hacer con razón, es, sin duda, la hazaña más portentosa realizadapor unos seres humanos, profundamente humanos, que demostraron poseeren su conjunto, unas cualidades morales y físicas extraordinarias.

Lamentablemente se va a perder esta estupenda ocasión que nos brinda elV Centenario del Descubrimiento para apoyar a cuantos se esfuerzan enEspaña y, sobre todo, fuera de ella por conseguir un «juicio justo» (tan demoda) acerca de lo que fueron en realidad los cuatro siglos de nuestra presencia en América, sin paños calientes ni pretendiendo crear una «leyenda blanca», sino difundiendo simplemente un análisis objetivo y riguroso basado en

pruebas documentales. Por desgracia parece que sólo va a producirse unresultado contrario, cuando personalidades españolas representativas de tansignificado acontecimiento están pidiendo perdón por lo que se hizo en América y dando la razón a cuantos nos denigraron, con lo que el efecto será descorazonador para los que se esfuerzan en que la verdad llegue al gran público.Decía Bartrina hace más de un siglo: «Oyendo a un hombre hablar es fácildecir dónde vio la primera luz. Si alaba a Inglaterra será un inglés, si habla malde Prusia será un francés y si habla mal de España será un español».

Para cuanto voy a exponer me he apoyado fundamentalmente en la «Historia del descubrimiento y conquista de América», de Francisco Morales

Padrón, edición de 1963,recomendado por una persona especializada en Historia de América, y en el texto «El árbol del odio» («The of hate») de PhilipW. Powel, profesor de Historia de la Universidad de California, publicado en

(*) Ángel Liberal Lucini es almirante de la Armada.

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A. LIBERAL LUCINI

1971, del que, para empezar, me parece interesante destacar una referenciafrecuente en su libro: El «Consejo Americano de Educación», publicó enWashington, D. C. en 1944 un trabajo titulado «Informe del Comité sobre los

medios de enseñanza acerca de temas internacionales» que, entre otrasmuchas cosas positivas, dice: «La eliminación de la Leyenda Negra y de susefectos en la interpretación de la vida latino-americana, es uno de nuestrosmayores problemas, tanto educativos y académicos como políticos».

El español Julián Juderías publicó en 1914 «La Leyenda Negra: Estudiosacerca del concepto de España en el extranjero» (la decimotercera edición sepublicó por la Editora Nacional en 1954)y la definía, en resumen, como: «Laleyenda de la España inquisitorial, ignorante, fanática, incapaz ahora, comoen el pasado, de ser considerada entre las naciones civilizadas, ya que siempre

preferimos la represión violenta y somos enemigos del progreso y de las innovaciones. O, en otras palabras, la leyenda que empezó a extenderse en el siglo xvi, estimulada por la Reforma Protestante y que, desde entonces, se utiliza infaliblemente contra nosotros, especialmente en los momentos críticosde nuestra vida».

Tres circunstancias concurrieron en su difusión:

1. ‘) España fue la primera potencia de ámbito mundial. Hubo imperios

anteriores que dominaron los espacios conocidos pero hasta entonces nadie podía decir que «en sus dominios no se ponía el sol».2.) La imprenta había sido inventada poco antes de 1460 y, en pocos

años, la capacidad de edición de las empresas editoriales habíaaumentado espectacularmente la difusión de las ideas. Puededecirse que la Leyenda Negra fue la primera campaña publicitariade la Historia. A sus víctimas las cogió por sorpresa y no valoraronsu trascendencia ni pusieron los medios para contrarrestarla.

3U) Inoportunamente, en la década 1550-1560, fray Bartolomé de Las

Casas publicó, seis años antes de su muerte, la «Brevísima relaciónde la destrucción de las Indias», acompañada de los otros ocho trabajos que escribió sobre el mismo tema, aunque fue el primero elque se difundió más profunsamente como principal fundamento desu agresiva postura y que sigue contituyendo la base de la «LeyendaNegra» americana.

Es interesante analizar las raíces y la evolución de esta leyenda a lo largode la historia porque se trata de un fenómeno recurrente que, como señalabaJuderías, reverdece en todos los momentos críticos para mantenerla perma

nentemente alimentada.El sueco Arnoldsson publicó en 1960 un trabajo titulado «La LeyendaNegra: Estudios sobre sus orígenes», en el que estima que estos orígenesdeben situarse en Italia al final del siglo xv y principios del xvi como consecuencia de la acción militar del reino de Aragón con la conquista de Sicilia,

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

Cerdeña y la península italiana. Para los italianos, herederos del. ImperioRomano y de la superior cultura latina, resultaba humillante la ocupación llevada a cabo inicialmente por catalanes, aragoneses y valencianos, a los quecalificaban de traicioneros, avariciosos y sin escrúpulos, y a los hidalgos de

estas procedencias, como tipos rústicos, incultos, bárbaros y ridículamenteceremoniosos.

Sus puntos de referencia más importantes: el Papa Alejandro Borgia y elsaco de Roma de 1527 contribuyeron, entre otros, a dar la mala imagen delespañol al que atribuían todo tipo de desmanes sin valorar la contribución dealemanes, italianos y de otras nacionalidades, que también participaron enelsaqueo, frecuentes en todas las guerras de la época, cualesquiera que fuesensus protagonistas.

La estricta justicia española y los impuestos eran, sin razón, otros motivos

de rencor. La prolongada convivencia con judíos y mahometanos en la península dio lugar a, que llamasen «marranos» a los españoles cuando precisamente España estaba tratando de expulsar a unos y a otros. Por el mismomotivo de influencias orientales se les acusaba de inmoralidad y perversiónsexual cuando los italianos del Renacimiento eran famosos por su escasamoral y general depravación.

Durante la guerra 1546-1552del Emperador Carlos V contra los protestantes, se exacerbó el sentir antiespañol en Alemania que perduraba desde elsiglo xv por la tolerancia existente en España con judíos y musulmanes. Laprofunda actitud antijudía de Martín Lutero, unida a la vinculación española

con el Papado, habían dado lugar a una acusada hispanofobia de Lutero quese extendió rápidamente entre todos sus seguidores.En los Países Bajos esta misma actitud antiespañola fue más patente a

finales del XVI por la rebelión de Guillermo de Orange, que publicó un panfleto titulado «Apología», en el que se acusaba a Felipe II de los asesinatos desu hijo D. Carlos y de su esposa Isabel de Valois, además de hacerle responsable de la disparatada cifra de 18.000 ejecuciones ordenadas por el duque deAlba. La inexactitud de todas estas acusaciones no impidió su difusión posterior, con el apoyo literario de Schiller (siglo xvii)y lírico de Verdi (siglo xix)en el tema del asesinato de D. Carlos. -

En 1931 decía en Barcelona un misionero holandés: «Soy una víctima dela antipatía nacional hacia España, tan profundamente arraigada que semama con la leche materna y fermenta en nuestras escuelas por un absurdosistema educativo y de enseñanza de la Historia».

Muchos judíos sefarditas, reinstalados en Holanda, principalmente enAmsterdam, desarrollaron una floreciente industria editorial que fue ampliamente utilizada en esta campaña difamatoria.

Podría agregar las motivaciones imperialistas o económicas francesas einglesas durante los siglos xvi y xvii pero con lo dicho basta para presentar el

magnífico caldo de cultivo que permitió que arraigase y prosperase la campaña de fray Bartolomé de Las Casas que, en realidad, no pretendía otra cosaque defender a los indígenas americanos y exclusivamente en este sentidoestaban orientados sus trabajos.

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A. LIBÉRAL LUCINI

Veamos ahora de forma muy resumida sus realimentaciones a lo largo dela Historia:

Durante la ilustración fascinaba extraordinariamente el contraste entre elcruel conquistador español y el inocente y buen salvaje. Podría citar ejemplosdel XVIIIde Voltaire, Montesquieu, Rousseau y Chateaubriand. Los intelectuales en general y, especialmente, los franceses del xix han tenido una constante imagen lascasiana de Felipe II y de España: las descripciones de las visitas a El Escorial de Alejandro Dumas y de Teófilo Gautier son realmentetétricas.

Las guerras de independencia hispanoamericanas constituyeron otrasocasiones en las que todo el montaje español salió a relucir con especial virulencia. Los nativos de cierto nivel intelectual, con sangre indígena o sin ella,

tuvieron libre acceso en sus propias escuelas y universidades o en las de lapenínsula a las nuevas filosofías de la ilustración con el anticlericalismo, lafrancmasonería, el escepticismo y, naturalmente, el «horrible ejemplo» español de oscurantismo y espíritu retrógrado. De nuevo fueron populares los trabajos de fray Bartolomé y se resucitaron los viejos fantasmas dela crueldad,depravación e intolerancia españolas que desembocaron en la exaltación delindigenismo y la incoherencia de denigrar a sus propios antepasados: «El progreso consiste en la desespañolización» fue el nuevo credo popular considerado como la solución a todos los problemas hispanoamericanos.

Apenas un siglo mas tarde, la guerra contra Estados Unidos dio motivo ala resurrección de los consabidos tópicos contra España, profundamentearraigados en el pueblo americano por su apoyo años antes a los independentistas de Suramérica, por sus enfrentamientós con España al expansionarsepor el continente y por el famoso «destino manifiesto». Pulitzer y Hearst conla innovación del sensacionalismo periodístico, encontraron en este conflictomateria suficiente para demostrar su capacidad para lavar el cerebro a sus lectores. Todo ello se reflejó en los libros de texto de las escuelas y universidades.

El último rebrote de la hispanofobia norteamericana con su tradicional

reverdecimiento de lii «Leyenda Negra», fue en 1936 con motivo de nuestraguerra civil. A los españoles del bando nacional, por su confesionalismo católico, entre otras razones, se les identificó con su pasado oscurantista, cruel eintolerante. El Telón de Acero, las derivadas necesidades estratégicas militaresy el fenómeno turístico fueron atenuando la antipatía hacia España en losEstados Unidos pero, desgraciadamente, permanece casi inalterable en elNE aunque decrece en el Sur, especialmente en California.

Para analizar los términos concretos de la «Leyenda Negra» convieneempezar por el qué, el cómo y el porqué de la actuación española en América,

pues nada se produce en la Historia a partir de la nada sino que todo es continuación de algo, siempre hay unos antecedentes que explican o, por lomenos, permiten entender mejor los acontecimientos que se producen.

España llevaba más de siete siglos reconquistando su espacio vital. También se trataba ahora de conquistar otras tierras, con otras gentes hostiles,

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

otra fe, otras lenguas y otra cultura. Análogámente las islas Canarias acababan de ocuparse y, en ellas, se habían aplicado las formas de proceder y lasnormas legales de la Reconquista. Constituían un precedente inmediato e

idéntico. En América nada fue improvisado, todo fue continuación.Desde hacía siglos se arrastraba la preocupación por la legitimidad de lasocupaciones y ya en las Partidas (siglo XIII) figuraban las vías legítimas pararealizarlas. Las Bulas papales constituían el respaldo generalmente admitidoen el mundo cristiano. Así mediante Bulas los portugueses se reservaron laexclusividad de los descubrimientos y conquistas en la costa oeste de Africa,con la excepción de las Canarias, con lo que, formalmente’, empujaron a losespañoles a explorar hacia Poniente. En 1494 el Tratado de Tordesillas estableció definitivamente la distribución de los descubrimientos atlánticos. entre

España y Portugal.El procedimiento a seguir era que los reyes, una vez obtenida la donaciónpapal, negociaban con los promotores de la aventura las «Capitulaciones»que podían sr para descubrir, para conquistar o para poblar. En ellas figuraban los deberes del capitán y las ventajas otorgadas por la Corona. Correspondía al capitán la adquisición de los barcos, el reclutamiento, la logística yla financiación. La Corona otorgaba la autoridad para castigar, para hacernombramientos, para repartir tierras y «encomiendas» y para distribuir el’botín, reservándose para ella una quinta parte. También solía impartir unasInstrucciones al capitán sobre las normas de conducta haciéndole’responsable

de su cumplimiento por toda su gente.En toda tierra o mar descubierta o conquistada procedía, en primer lugar,tómar posesión en nombre del Rey y, a continuación, tenía lugar el «requerimiento» al indígena para que no opusiera resistencia.

La «encomienda» era una institución que consistía en que se asignaba ungrupo de indígenas a una persona para que se aprovechara de su trabajo conla obligación, por parte del encomendero, de atender al sustentó de los indiosencomendados y de procurar y costear su instrucción cristiana.

La legitimación, las capitulaciones, las encomiendas y los requerimientosfueron temás polémicos durante casi un siglo, debatiéndose con gran energíaposturas encontradas respecto a su fundamento, su alcance, e incluso sus tér-’minos. El aspecto más importante de estos debates era el relativo a los derechos y obligáciones de los indios, y los reyes eran los primeros en preocuparsede que se tomasen decisiones justas ,‘ convocando con frecuencia Juntas dé losteólogos yjurístas de mayor prestigio para discutir opiniones controvertidas.

La primera denuncia del maltrato a los indios tuvo lugar en La Españoladurante un sermón dé fray Antonio Montesinos en 1511, que conmovió laconciencia de Fernando el Católico. Sería muy largo de contar todo el proceso de Juntas, debates, leyes y ordenanzas. Me limitaré a señalar las disposi

ciones más notables: Ordenanzas de Ovando 1572, Léyes Nuevas 1640 yLeyes de Indias 1680. A los efeçtos de esta charla subrayaré que fue duranteeste proceso cuando fray Bartolomé de Las Casas tuvo una destacada actuación junto a otras personalidades, tanto o más capacitadas que él, aunque no

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A. LIBERAL LUCINI

tan escandalosas, y que, a mi juicio, demuestran la preocupación por el indiodesde los primeros tiempos de la conquista para evitar abusos e injusticias.

Prueba palpable de la transcendencia de estos debates es que en el año

1525 y de 1550 a 1555 se suspendieron las conquistas y descubrimientos porque no se alcanzaban conclusiones que merecieran la aprobación real.

Analicemos ahora las recriminaciones que suelen hacerse de forma generalizada a cuantos intervinieron en tan extraordinaria empresa.

Crueldad

La crueldad y la codicia son los dos epítetos más utilizados para denigrarla actuación de los españoles en América. Es indudable que hubo actos decrueldad que, juzgados hoy, resultan inconcebibles e injustificables. Especialmente durante el siglo XVI, que fue el que vivió y criticó con dureza fray Bartolomé, pero no basta juzgar casos concretos generalizándolos, ni aplicar criterios de nuestros tiempos en que se denuncian con rigor todas las violacionesde los derechos humanos, cuando las normas habituales y legales de aquellaépoca en todo el mundo civilizado, causarían horror aplicadas hoy día.

La Historia demuestra, incluido el siglo xx, que en los seres humanos,hombres y mujeres, existen instintos de crueldad que se manifiestan en situaciones normales cuando se trata de seres anormales ylo leemos en las páginas

de sucesos, pero que, en situaciones anormales las cometen seres aparentemente normales, incluso los que realmente lo son pero se sienten obligados acometerlos por obediencia debida, defensa propia, venganza, etc. Ejemplosestán en la mente de todos, incluso muy recientes en Croacia. Pero es que lacrueldad humana no se concentra en los enfrentamientos bélicos, también sedan en tiempo de paz: el terrorismo salvaje, la mafia, el comercio de la droga,las clínicas de salud soviéticas, etc.

Según Las Casas «los indios eran en su totalidad gentes débiles, delicadasy tiernas de complexión», seres felices, pacíficos, naturalmente buenos yjustos que vivían en una maravillosa edad dorada. Esto es absolutamente falso.La diversidad etnográfica era compleja en América. Puede que los hubiesecomo los describe Las Casas pero abundaban los agresivos y valientes, holgazanes, invertidos, traidores y reos de antropofagia. El aspecto de un guerreroazteca no debía ser nada agradable y el panorama de los templos e ídoloshediondos de piltrafas y sangre humanas no sería precisamente reconfortante. Tampoco debía ser tranquilizador saber que el enemigo bebía en cráneoshumanos, tocaba tambores hechos de pieles de sus contrarios y reducía suscabezas al tamaño de una pelota si no los cebaba para comérselos.

Los ingleses opinan que ellos habrían tratado a los indios mejor que los

españoles pero Toynbee, en su «Estudio de la Historia», dice que los hábitosde terror adquiridos por los ingleses en sus prolongadas agresiones contra lossupervivientes de la raza celta en las tierras altas de Escocia o en Irlanda, setrasladaron a través del Atlántico y se practicaron contra los indios norteamericanos. Citas de otros autores ingleses: «El reinado de Isabel 1 fue uno de los

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

más bárbaramente crueles en comparación con el cual las medidas represivasde la reina María palidecen hasta parecer insignificantes», «En Europa seconsideraba un signo de debilidad que el vencedor se mostrara compasivo con

el vencido».La crueldad de los alemanes en Venezuela de 1525 a 1546fue duramentecriticada por los españoles, ejemplo de que los nórdicos no habrían sido máshumanitarios.

Las atrocidades españolas fueron implacablemente denunciadas por unclero muy poderoso y sin temor alguno y también por otros viajeros a su regreso. Todos los funcionarios, durante su mandato, recibían a visitadores queinformaban sobre su actuación. Al cesar eran sometidos a un juicio de residencia. La Corona deseaba escuchar, legislar contra los abusos y castigarduramente a los culpables de los crímenes cualquiera que fuese su rango.Estas medidas no se aplicaron en otros países europeos o, por lo menos, apenas figuran en los archivos de otros creadores de imperios ultramarinos hastatiempos más recientes.

Es totalmente falsa la acusación de que los españoles que fueron al NuevoMundo pertenecían a la peor clase humana por tratarse de criminales escapando de la justicia o castigados con la deportación. Los autores ingleses quelo dicen se confunden porque fue Inglaterra la que lo hizo enviándolos a colonias penitenciarias en Australia y Nueva Zelanda. Es cierta la existencia enEspaña de una provisión que autorizaba el reclutamiento de criminales para

integrar las tripulaciones: realmente con Colón embarcaron un hombre quehabía matado a otro en una riña y tres amigos suyos que habían asaltado lacárcel para liberarle. Esta fue la «escoria criminal» que España envió a América en el primer viaje. Los cuatro fueron indultados a su regreso. Algunosque embarcaron en otros viajes, no lo hicieron porque se hubiese creado unacolonia penal en América, sino para redimir por el trabajo sus penas siempreque no hubiesen sido impuestas por delitos de herejía, homicidio en primergrado, traición, incendio premeditado, falsificación o sodomía.

En 1503 se creó la Casa de Contratación que, entre otras misiones, teníalade vigilar la emigración. En 1546 se dispuso que sólo podrían entrar en las

Indias quienes contasen con una licencia. El Estado procuró controlar y seleccionar esa corriente social que no constituía un desecho. Procedía generalmente del pueblo y también de la clase media, segundones, hijosdalgo,menestrales, etc.

Un historiador, Las Casas no lo era, tiene que ser objetivo. Debe juzgarlos hechos en su ambiente, sin generalizar en ningún sentido y valorando latotalidad del grupo que está enjuiciando, sus objetivos y sus resultados. Deotro modo se hace demagogia, calumnia, propaganda tendenciosa, guerrapsicológica, cualquier cosa pero no Historia.

Codicia

Sobre este punto voy a transcribir párrafos enteros del libro de Powel porque sus afirmaciones son muy elocuentes y precisamente tienen más valor por

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A. LIBERAL LUCINI

ser suyas ya que hace afirmaciones amables sobre los españoles, opinableshoy día:

«Se enseña, se escribe y se repite demasiado a menudo que prácticamentetodos los españoles vinieron al Nuevo Mundo como buscadores de oro. Coneste calificativo se implica que el español, más que cualquier otro europeo,estaba animado por una exagerada codicia por el rico metal. Sin embargo, loshabitantes de la península española no son hoy y nunca fueron más característicamente codiciosos que sus vecinos continentales. Por el contrario los españoles y los portugueses están entre los pueblos menos materialistas de laEuropa Occidental».

El conquistador español, si fue demasiado seducido por el símbolo de lariqueza, lo’pagó con frecuencia con su propia vida y no fue el único en la his

toria de la Humanidad. En tiempos más modernos hay muchos ejemplos deotros que no aprendieron su lección. -

Por otra parte, particularmente desde 1500, la imaginación de los conquistadores fue inflamada por una exaltación casi mística de aventura y noveleríapor la gran cantidad de libros que empezaron a fluir de las prensas. Estoslibros de caballería trajeron a sus mentes enfebrecidas lo que parecían relatosauténticos de fantásticos lugares, riquezas, monstruos y encantamientos queardían en deseos de descubrir, poseer o destruir, respectivamente, comprobando por sí mismos las realidades que describían. Como resultado, a la con

quista se le impregnó de un espíritu novelesco y de caballería que dio a estasexpediciones un carácter completamente distinto al de empresas similares llevadas a cabo por otras naciones.

Normalmente se piensa poco acerca de la posibilidad de que los españolesfueran buscando, sencillamente, mejorar su suerte y que a menudo se dirigieran a América movidos por un auténtico celo religioso o para dedicarse alcomercio, a la agricultura, al servicio del Gobierno o, en general, a cualquierade las demás ramas de la actividad humana. Puede demostrarse que los españoles que fueron al Nuevo Mundo, incluso durante el período de la conquista(hasta 1560, aproximadamente), iban guiados por toda la variedad de moti

vos que normalmente influyen en los hombres y mujeres que componen talesemigraciones.

Otro concepto falso: sólo los ingleses fueron al Nuevo Mundo a construirsus hogares, los españoles sólo iban a rapiñar para regresar a su Patria con susmal conseguidas ganancias. Sin embargo, los hogares más antiguos de América fueron los contruidos por los españoles, por los conquistadores y por loscolonizadores:

— En el segundo viaje de Colón en 1493, llevó 1.500 colonos con toda la

parafernalia que normalmente se necesita en estos menesteres: semillas,plantones, maquinaria agrícola, etc.— El gobernador español Nicolás de Ovando que llegó al Nuevo Mundo

en 1502llevaba a bordo de su flota unos 2.000 colonos, funcionarios, clérigos,etcétera.

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

— Desde 1500los barcos que partían hacia el Nuevo Mundo incluían normalmente en su pasaje mujeres, niños y criados, aunque, naturalmente la proporción de hombres era muy superior.

En las fronteras más alejadas, incluso en aquellas que los españoles eranlos primeros en llegar, era frecuente que las mujeres y las familias españolasacompañaran a los hombres, haciendo frente a penalidades y peligros análogos a los que encontraron más tarde los colonos americanos en su expansiónal Oeste.

Normalmente no se valora debidamente la fortaleza y espíritu aventurerode las mujeres españolas y su lealtad a sus hombres. Podrían y deberían escribirse las historias de algunas de ellas especialmente distinguidas en la conquista .y colonización de las Américas: doña Mencia de Sanabria y sus dos

hijas; InésSuárez, famosa amante de Pedro de Valdivia; la gobernadora deisla Margarita en 1570, etc.

Sin duda los españoles buscaron oro y plata en América. Es más, encontraron y explotaron fabulosas riquezas minerales de forma similar a como lohicieron más tarde europeos y americanos en las explotaciones de oro, cobre,caucho y petróleo.

También durante siglos la Humanidad obtuvo beneficios del mercado deesclavos, mucho menos justificables. Si se piensa en todas las actividadeshumanas desarrolladas para la búsqueda y explotación de riquezas donde

quiera que se encuentren, el interés de los españoles por ellas en el NuevoMundo parece bastante lógico, enteramente normal y en absoluto único.

Oscurantismo e intolerancia

También estos tópicos son usuales en todas las manifestaciones antiespañolas con igual injusticia.

Siempre fue patente la agresividad protestante contra España por lo querepresentaba como defensora de la fe católica y su lealtad a Roma. Una forma

fácil y de gran rendimiento en este sentido, fue difundir la hispanofobia fundamentada en la «Leyenda Negra». Así las actividades de los misioneros protestantes procedentes de los países del Norte de Europa, contribuyeron notablemente al desarrollo y virulencia de la difamación antiespañola.

Ya se mencionó la importancia de las empresas editoriales sefarditas radicadas en Holanda que se aplicaron con entusiasmo a esta tarea por ser judíasy por ser holandesas: «Holanda producía entonces más libros que todos lospaíses de Europa juntos». De la «Brevísima relación» hubo por lo menostreinta y cuatro ediciones entre el final del siglo xvi y la mitad del xviii de lasque catorce eran en holandés (todas del siglo xvii). De los demás trabajos de

Las Casas publicados a partir de 1552, hubo un mínimo de sesenta y una ediciones durante el mismo período de las que veinticuatro eran en holandés ydieciocho en francés.

Se acusaba a España de oscurantismo pero no se decía que escritores fran

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ceses tenían que publicar en el extranjero por temor a las represalias en supaís mientras sus libros circulaban libremente por los territorios españoles apesar de ser contrarios a sus intereses. Todos los trabajos de Las Casas tuvieron gran circulación en España sin limitaciones.

En la controversia entre Las Casas y Ginés de Sepúlveda, el primeropublicó en Sevilla en la década de 1550 a 1560, mientras Ginés de Sepúlvedano fue autorizado a hacerlo a instigación de Las Casas y tuvo que publicar enRoma.

Tiene mucho éxito mencionar a la Inquisición española como muestra evidente de la intolerancia y del oscurantismo en nuestra Patria y en Hispanoamérica durante trescientos años. Sin embargo, apenas un centenar de personas fueron ejecutadas en tierras americanas durante los doscientos cincuenta

años de existencia formal de la Inquisición, que deben compararse con losdoscientos cincuenta católicos torturados y ejecutados en Inglaterra sólodurante el período isabelino, más otros sesenta que murieron en prisión.

La Inquisición es quizá el símbolo más utilizado para tipifiçar y denigrarla actuación de España en América, pero también el más desconocido, tantoen su importancia como en su estructura y actividad.

Por ejemplo, la tortura era entonces de uso normal en toda Europa en losprocesos judiciales. En América la Inquisición la aplicó con poca frecuenciay siempre con mayores precauciones y limitaciones que en los países euro

peos. Este verano en El Escorial el catedrático de Historia de la Universidadde Illinois, William Monter recordaba que la Inquisición en Alemania yen losPaíses Bajos fue mucho más cruenta que en España.

Por otra parte eran de su competencia materias que después continuaroncastigándose por los tribunales ordinarios, tales como blasfemia, conductainmoral, bigamia, perversiones sexuales, etc., y, además, hay que tener encuenta que las prácticas religiosas católicas, protestantes, judías, etc., eransinónimas de traición al Estado persiguiéndose unas u otras según la confesionalidad oficial en cada caso. A los practicantes se les consideraba agentes subversivos y la Inquisición estaba siempre al servicio del Estado.

Por último, la censura de libros se centraba casi exclusivamente en la literatura religiosa y no prestaba gran atención a los trabajos científicos o literarios. El propio tema de la brujería, tan perseguido en los países sajones dediversas confesiones religiosas, fue tratado con mucho menor rigor por laInquisición.

Exterminio

Las Casas acusó a los españoles de matar más de tres millones de indiossólo en la isla La Española cuando por su superficie, agricultura precolombina, escaso comercio y pequeños núcleos de población, no podría haber soportado una población que, ni remotamente, se aproximase a tal número.

También dice Las Casas que durante la conquista los españoles mataron

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

veinte millones de indios, que es una cifra que siempre sale a relucir sin quenadie la discuta a nivel popular.

El historiador José M. Toquero decía hace unos meses que, según Las

Casas, la cifra era mucho mayor: mil millones en todo el continente y que undenominado Tribunal de Derechos Indios acaba de presentar una demandacontra España en el Tribunal Internacional de La Haya solicitando una reparación de diez billones de dólares por los cuarenta millones de indios que fue-ron víctimas de los conquistadores.

Para rebatir estas disparatadas cifras no hay más que pensar que Españatenía entonces unos nueve millones de habitantes y que en América debíahaber unos doce o trece millones de indígenas de los que ocho se concentraban en tres núcleos de población: los aztecas, los mayas y los incas.

Las cifras sobre la población total americana antes de 1492, son variablessegún los estudiosos que se han ocupado de estimarlas: oscilad entre 7,5 y 100millones. El descenso demográfico a mediados del XVII, es decir, en 150 años,también varía según los autores pues unos dicen que de 12 millones se pasó a10 y, en el otro extremo, que de 100 se pasó a 4, 5.

Powel cita al profesor Lanning sobre este punto (1944): «Si cada uno delos españoles que figuran en la obra de Cristóbal Bermúdez Plata «Catálogode pasajeros a Indias» (1940) en los primeros cincuenta años posteriores aldescubrimiento, hubiese matado un indio todos los días y tres los domingos,se habría necesitado toda una generación para concluir el trabajo que les atri

buyen sus compatriotas» y no hay que olvidar que las cifras de víctimas de losautores americanos son las más moderadas de las que acabo de mencionar.Cortés, en su primera expedición, llevaba 580 soldados y capitanes, 100

tripulantes, 16 caballos, 10 cañones, cuatro falconetes y 13 arcabuces. En labatalla de Tlaxcala, semanas más tarde, tenía 400 españoles, 13 caballos ysiete piezas de artillería. En la segunda conquista de la ciudad de Méjico contaba con 550 soldados de a pie y 40 a caballo aunque ya disponía de apoyo devarios millares de guerreros indios aliados.

Es bien conocido que Pizarro se quedó en la isla del Gallo con los «Trecede la Fama» para iniciar la conquista del Perú. En el golpe de mano de Cajamarca donde se derrumbó el imperio incaico, Pizarro contaba con menos de180 hombres.

En la campaña de Yucatán de Montejo el Mozo (1541), salieron 57 hombres de San Francisco de Campeche para la conquista del resto del territorio.

Se comprenderá fácilmente que con fuerzas de esta entidad no podían llevarse a cabo campañas de exterminio de los indios. Ni siquiera se explicacomo conseguían grandes victorias sobre sus enemigos que les superaban ennúmero de forma aplastante: en Tlaxcala se enfrentaron a 40.000 indios segúnBernal Díaz del Castillo (Cortés dice 100.000). En Cholula, días más tarde,

le esperaban 50.000 indios amigos de Moctezuma. Las proporciones entreunos y otros fueron increíblemente desfavorables a los españoles a lo largo’detoda la conquista. ‘

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Es indudable que en los resultados obtenidos jugaron varios factores:

1.°) La tradición azteca e incaica de ¡allegada de hombres blancos y bar

bados que donimarían la tierra.2.°) La sorpresa de los caballos y de las armas de fuego.

Ambos factores no bastan para compensar la abrumadora superioridadnumérica india. El primero pudo influir en los primeros contactos pero no enlos sucesivos cuando comprobaron por los más diversos procedimientos quelos españoles eran seres humanos y mortales. Tampoco el ritmo de fuego delos cañones, falconetes y arcabuces era elevado, ni sus proyectiles muy eficaces ni tan mortíferos como para producii tanta mortandad.

Hay que pensar, como dice Morales Padrón, que por diversas razones los

españoles exageraron extraordinariamente el volumen de sus enemigos. Suimaginación meridional, la sugestión de los libros de caballería que tantoinfluyeron en el ánimo de los conquistadores y, sobre todo, creo yo, que si lasuperioridad era de 10.000 sobre 400, los españoles estarían dispuestos ajurar, convencidos, que se les habían venido encima 100.000. La hazaña encualquier caso no desmerece.

Los conquistadores exageraron para que sus éxitos fueran más impresionantes; los misioneros para que su labor misionera resultase más grandiosa yfray Bartolomé de Las Casas para acentuar la crueldad de sus compatriotas

pues, para él, matar millones de indios era cuestión de minutos.La conquista española de América fue más producto de la habilidad diplomática que de la guerra. La espectacularidad de una victoria en la batallaeclipsa frecuentemente los fascinantes y muy importantes entresijos de lasactividades diplomáticas en la confrontación españoles-indios.

Es bastante exacto definir el éxito español en América como un procesode conquista de unos indios por otros bajo la supervisión blanca. El indioamericano fue a menudo más conquistador de su propia raza que los españoles. Esto fue posible porque no existía un sentimiento subyacente de lealtad

india por el hecho de ser indio. Es difícil encontrar en la historia de la conquista algo parecido a una amplia y eficaz confederación de pueblos indios,reunidos con el objetivo común de derrotar y exterminar al hombre blanco.Lo mismo ocurrió cuando los indios norteamericanos lucharon entre ellos enbeneficio de los europeos.

Si se recuerda la gran frecuencia y crueldad de las luchas entre europeosdurante el siglo XVI incluso dentro de la cristiandad, con raza y cultura comunes, no es difícil entender que los invasores españoles fueran capaces deexplotar las rivalidades y odios indios para terminar ganando con relativa facilidad. Sin embargo, en justicia no pueden atribuirse a los conquistadores

todos los indios que murieron en los enfrentamientos entre ellos.Si Hernán Cortés se hubiese atrevido a masacrar poblaciones no comba

tientes en proporciones parecidas a las efectuadas en el siglo xx, sin duda laCorona española habría ordenado su ejecución como a un criminal monstruoso.

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

Sobre todo, es cierto que el contacto con Europa produjo entre los indiosepidemias que causaron gran número de bajas por ser mucho más sensibles,por ejemplo a la viruela, pero es absolutamente falsa la acusación vertida porel «Saturday Evenig Post» en 1959 acerca de que los conquistadores, conscientes de que la viruela hacía grandes estragos entre los indios de Méjico, losinfectaban deliberadamente exterminando así muchas comunidades cuandoaún no se había inventado el término «Guerra Bacteriológica». Dice Powellque, por el contrario, un caso así figura registrado en la historia de Norteamérica pero perpetrado por los ingleses.

Es indudable que el mestizaje produjo un declive relativo de la densidadnumérica de la raza india pura, pero no por razón de exterminio sino por simple ley de herencia, algo que muchos historiadores y escritores, en general, notienen en cuenta cuando respaldan las afirmaciones de fray Bartolomé.

En definitiva, basta ver las imágenes de Hispanoamérica que salen de TVpara desmentir rotundamente que los españoles practicasen una política deexterminio de la ráza india, por si no se consideran suficientes las abundantespruebas documentales de la época que acreditan la preocupación de los reyesy gobernantes por la atención al indígená.

Depravación

En lo que he leído no he encontrado gran cosa que fundamente considerar

seres depravados a los que hicieron la conquista y la colonización.A juzgar por la imagen que se quiere dar de los españoles podría pensarseque abundaban seres tan singulares y excepcionales como Lope deAguirredel que quizá tuvo Las Casas noticia, tomándolo como ejemplo para generalizar su acusación en este sentido.

Unas cuantas frases de la descripción de este anormal tipo humano segúnel cronista Francisco Vázquez, bastará para darnos una idea de su catadura:«...más juzgándolo por sus obras fue tan cruel y tan perverso que no se hallani se puede notar en él cosa buena ni de virtud... Era amigo y compañero delos hombres bajos e infames y mientras uno era más ladrón, malo y cruel, era

más su amigo... Era vicioso, lujurioso, glotón; tomábase muchas veces vino.Era mal cristiano y aun hereje luterano o peor, pues hacía y decía cosas quehemos dicho atrás, que era matar clérigos, frailes, mujeres y hombres sinculpa y sin dejarles confesar aunque ellos lo pidiesen y hubiese aparejo...Nunca pudo decir ni dijo bien de nadie, ni aún de sus amigos y era difamadorde todos y, finalmente, no hay algún vicio que en su persona no se hallase...no le sabían otro nombre sino Aguirre el Loco». Este personaje que fue ajusticiado, ha sido el único de toda la gesta americana que nuestros productoresde cine han juzgado, merecedor de invertir muchos millones para popularizar

lo que hicieron los españoles en América con motivo del V Centenario. Asínos luce el pelo.Sin embargo, se puede sacar una importante consecuencia positiva. En la

conquista todo fue escrito y todo se conserva. Este depravado personaje ha

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A. LIBERAL LUCINÍ

trascendido y figura en los textos como ejemplo, pero no se cita ningún otroparecido ni los productores han encontrado otros como él para hacer máspelículas. Debe ser que no los hubo, pese a Las Casas ya la <(LeyendaNegra».

Cuando se aplica el calificativo depravado se suele asociar en primer lugara abusos o perversiones sexuales. En la historia de la conquista suelen encontrarse referencias a sodomías o pecados nefandos, pero más bien aplicados alos indígenas o como impedimento de los españoles para trasladarse a América.

Sin duda hubo ultrajes a mujeres indias en la ocupación violenta de suspoblados, como no es raro que se de en todos los conflictos bélicos, pero elmestizaje no fue fruto de estas acciones sino de la actitud peculiar de los indígenas, que en esta materia eran muy condescendientes y las expediciones

españolas que estaban formadas por hombres jóvenes, con espíritu aventurero, inflamados por los libros de caballería, el romanticismo y la exaltación queproduce el riesgo constante, aprovechaban gustosos las facilidades que se lesofrecían.

Para el indio el invasor era un dios y deseaban retenerlos para que hiciesenabundantes sus cosechas y fecundas a sus mujeres, creyendo que con ellodaban vida a espíritus antepasados. El soldado hispano, con cabello corto ybarba, ejercía cierto atractivo sobre la mujer cobriza y, según algunos autores, comprobó que le proporcionaba mayor placer que el indio.

Los mismos indígenas provocaban esta unión. En Cempoala dijeron aCortés: «Pues ya somos amigos y nos queremos tener como hermanos, serábien que toméis nuestras hijas y parientes para hacer generación». El propioMoctezuma le dijo a Cortés: «Tanto os amo que os quiero dar una hija muyhermosa para que os caséis con ella».

En Tabasco, tras uno de los primeros enfrentamientos con los indios loscaciques fueron a ver a Cortés para solicitar la paz y ofrecerle presentes.Entre los regalos iban veinte mujeres, entre ellas la que más adelante se llamódoña Marina y fue la amante y eficaz colaboradora de Cortés.

En Tlaxcala, tras su victoria, también le ofrecieron a Cortés trescientasdoncellas que no aceptó que se relacionaran con sus soldados hasta que fueron bautizadas.

El Estado toleró y fomentó los matrimonios mixtos desde el principio(1514), pensando no sólo en la falta de mujeres europeas sino en que tal uniónfacilitaría el dominio y la transmisión de la cultura española. Ante el concubinato adoptó una actitud recriminatoria aunque en cierto modo tolerante vistala imposibilidad de eliminarlo. Lo malo era que tras un matrimonio legal conuna india, quedaba el vínculo disuelto en un momento al decidir el blancocasarse con una española.

El conocido historiador norteamericano Waldo Frank dice sobre el mestizaje: «El elemento creador de la conquista española fue la presencia humildepero penetrante del amor cristiano. Otros europeos han explotado y asesinado indígenas como los españoles y han dormido con sus mujeres. Pero sóloel español, al cruzarse con la india, comenzó a vivir espiritualmente con ella

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

hasta que sus vidas crecieron juntas. El español supo que había hecho unacristiana de la india y que su hijo sería cristiano y súbdito del Rey. Vivía enun universo de sencillos conceptos: Dios estaba en el cielo; Satán en el infier

no; la verdad era su verdad y su justicia la única. Con todos sus escrúpulosordenados labróuna complejidad nunca soñada y, porque amó, su hazañavive aún». Acusar de depravación a los conquistadores en general, parecemuy poco justificado.

Incultura

Otro motivo de crítica a la colonización española en América es la incultura hispanoamericana y, a mi juicio, es una de las más injustas.

Cuando un profesor habla en Estados Unidos de la cultura inglesa, francesa, alemana, latina, griega o del Renacimiento italiano, no tiene que convencer acerca de su importancia. Sin embargo, cuando se trata del Siglo de Oroespañol surgen en todos los alumnos los tópicos de la Inquisición que aplastaba la libertad de pensamiento y de palabra en los siglos XVI y xvii y es preciso demostrarles que, durante esos años, España estaba a la cabeza delmundo y que las ciencias y las artes tenían un nivel igual o superior al de losmás avanzados países europeos.

Pór eso los alumnos se quedan desconcertados cuando se enteran de que

en las tierras americanas del catolicismo y la Inquisición floreció una avanzada cultura europea casi desde el momento de la conquista. En ella seincluían las complejidades del gobierno municipal y regional, importantesproyectos de europeización, la protección de los indios aborígenes más salvajes, el impulso y establecimiento de escuelas y universidades con gran númerode alumnos y una producción literaria mucho más importante y extensa quela que se produjo en las colonias de habla inglesa.

Igualmente les sorprende comprobar que la criticada institución de lasencomiendas, con todos sus defectos, permitió la cristianización y civilizaciónde millares de indios y que el sistema educativo, en general, pese a sus puntosdébiles, tenía como objetivo fundamental mejorar y ennoblecer el nivel cultural, no destruirlo, así como ayudar a los pueblos retrasados a mejorar su nivelde vida, es decir, lo mismo de lo que se vanagloraría después el mundo anglosajón y que España consiguió en mayor medida entre los siglos XVI y XIX.

Los niveles educativos variaban según se tratase de zonas urbanas, ruraleso marginales. En las ciudades se daba el nivel más elevado sin discriminaciónentre españoles e indios, aunque sí existía, en cierta medida, respecto a losmestizos tanto por parte española como por parte de los indios. Había escuelas especiales para los hijos de los caciques, respetando la costumbre ya exis

tente entre incas y aztecas. Tanto en las ciudades como en las zonas rurales,es decir, en el entorno de los núcleos de población existían las iglésias quetodas contaban con escuelas para la enseñanza cultural y religiósa. Ademáscada diócesis se regía por normas peculiares, por ejemplo, en Nueva Granada

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cada clérigo tenía a su cargo veinte aborígenes que se relevaban al alcanzarcierto nivel para que difundieran sus conocimientos.

Se daba la paradoja de que en América funcionaron casi más centros deenseñanza superior que en la metrópoli. La cifra de unos treinta institutos yuniversidades americanas en los que se graduaron ciento cincuenta mil jóvenes, incluidos pobres, mestizos y algunos negros, no puede compararse, porejemplo, con lo que hicieron los holandeses años más tarde cuando era desuponer que se dedicaría más interés a esta actividad. Todas las universidadescreadas por Bélgica, Inglaterra, Alemania, Francia e Italia durante sus posteriores períodos coloniales afroasiáticos sin duda quedarían en mal lugar comparadas imparcialmente con las creadas por España en tiempos más remotos.

Sin embargo, no tiene porqué sorprender a nadie si se tiene en cuenta que

España estaba viviendo su época más brillante que mereció llamarse Siglo deOro, y que la metrópoli facilitó que su actividad intelectual llegara a sus colonias sin limitaciones. Las universidades que se crearon tomaron como modelola de Salamanca, que era una de las más famosas de Europa. A través de ellasse conocieron en Hispanoamérica todas las corrientes intelectuales europeasdurante los siglos XVI, XVII y XVIII.

En este capítulo también debe incluirse lo que supuso la:enseñanza de unamisma lengua para todos los indios porque la diversidad era extraordinaria:fray Pedro de Betanzos conocía 14lenguas autóctonas y preparó vocabularios

y catecismos para facilitar la enseñanza de los clérigos. Sólo en Guatemalaexistían 30 lenguas nativas. Los actuales reivindicadores de la indianidad hispanoamericana no valoran debidamente la importancia de tener ahora unalengua común.

Incapacidad

El último de los epítetos que voy a comentar es la pretendida incapacidadde España para colonizar y gobernar las tierras descubiertas.

Pensemos que España era una nación de 500.000 kilómetros cuadrados ynueve millones de habitantes que acababa de terminar la Reconquista de supropio territorio y tenía que integrarlo. Su única experiencia de colonizaciónultramarina eran las islas Canarias. Supongamos que, de pronto, Españahubiese sido consciente de lo que se le venía encima. No habría tenido nadade extraño que se hubiese sentido incapaz de acometer tamaña empresa.

Afortunadamente los descubrimientos llegaron poco a poco por lo que,tropezando y cometiendo errores, fueron llevando adelante el empeño. Es,una vez más, injusto, muy injusto criticar lo hecho desde el principio. Másbien lo que procedería en un juicio objetivo sería ver si, desde el principio,hubo interés en dictar las disposiciones más oportunas en cada caso desdetodos los puntos de vista: para su buen gobierno, para las gentes que allí seiban y para el futuro de los que ya estaban allí, así como para los fines perseguidos: religiosos, comerciales, colonizadores y, cómo no, económicos.Igualmente se debía comprobar que se tomaron medidas para que sus dispo

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

siciones se cumplieran, castigando a los infractores con justicia, con las limitaciones y demoras en su aplicación que imponían las distancias y los medios decomunicación existentes. También si se procuró proveer de los medios econó

micos, personales y técnicos que el desarrollo de la metrópoli permitía; Puesbien, todo eso se hizo durante trescientos años y su examen mueve a la admiración y al respeto, de ninguna manera a la crítica despiadada que sólo reparaen los lunares ignorando el fondo general que constituye lo esencial de laobra.

Por citar un solo ejemplo, a principios del XVI Cortés impulsó el desarrollode la riqueza natural agrícola, para lo que acometió la distribución de la tierray la asignación de indígenas en encomiendas a los españoles y a los naturalesnobles a los que atribuyó en ocasiones cargos oficiales. Dictó unas ordenanzaspara los vecinos y moradores de la Nueva España. Exigió una permanenciamínima de ocho años para el que tuviese indios con objeto de que e sintiesevinculado a sus tierras. También estableció que cada español debería traer asu mujer de la metrópoli o casarse si era soltero, etc.

El concepto básico del Imperio español no se correspondía a lo que hoy seconoce como régimen colonial. Mas bien como un conjunto de reinos ultramarinos, oficialmente de igual rango que los diversos reinos de la península,bajo la autoridad de la Corona. Incluso se vivía mejor en América que enEspaña donde la pobreza era lugar común. Por ejemplo, en cuestión de alimentación los hispanoamericanos de cualquier nivel estaban mejor que en

cualquiera de los países europeos.En el aspecto sanitario el doctor Francisco Guerra, profesor de Farmacología de la Universidad de Méjico, destacó en una conferencia pronunciadaen 1957 en la Universidad de California, que en Lima en tiempos colonialeshabía más hospitales que iglesias, con un promedio de una cama hospitalariapor cada ciento un habitantes que era un promedio mucho más alto que el quetenía en 1957la ciudad de Los Angeles, Ca., y agregaba que no se suele saberque el Caduceo (símbolo de la Sanidad) debía considerarse unido a la Cruz ya la Espada como símbolos de la conquista, porque España llevó al NuevoMundo un conocimiento de la medicina por lo menos igual al de cualquier

otro lugar del mundo civilizado de aquel tiempo y se preocúparon de investigar los productos naturales en busca de nuevos remedios.

El profesor L. B. Simpson decía en 1941: «Considero que la categoríamedia de los virreyes de Nueva España fue tan grande que no sé de ningúnpaís que haya sido tan afortunado con sus gobernantes. En Nueva Españahubo muchas cosas de las que preocuparse pero disfrutó de trescientos añosde relativa paz, estabilidad y prosperidad que contrastaba con las siemprebeligerantes naciones europeas. Los hombres que la hicieron posible merecen nuestro reconocimiento».

Si así no hubiese sido mal hubieran permanecido fieles a la Coronadurante tanto tiempo, sin tener apenas fuerzas militares permanentes, salvoen algunos lugares donde se necesitaban para repeler ataques de fuerzasextranjeras o para protegerse contra incursiones de indios depredadores.

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Desde luego hubo disturbios, conspiraciones y levantamientos, pero en casitodos los casos había peninsulares y americanos en ambos bandos porque setrataba de conflictos locales con muy poco o ningún espíritu independentista.

Fray Bartolomé de Las Casas

Hemos dicho repetidamente que el personaje básico en la génesis de la«Leyenda Negra» fue fray Bartolomé de Las Casas. Por lo menos fue el magnífico instrumento que se encontraron en las manos todos los que tenían interés en denigrarnos. Bueno será incluir una breve semblanza de su personalidad.

Nació en Sevilla en 1484y era hijo de Pedro de Las Casas, que acompañó

a Colón en su segundo viaje. En 1502 pasó por primera vez a América en laflota del gobernador Nicolás de Ovando. En 1514 se incorporó apasionadamente a la lucha contra la encomiendas y a defender alternativas utópicaspara compaginar la total libertad de los indios con la subsistencia de los españoles.

Quizá influido por el fracaso de sus utopías, en 1522 entró en la Orden dePredicadores de Santo Domingo y fue elegido para fundar un convento en LaEspañola. En 1531 volvió a su gran preocupación por los indios y dirigió unmemorial al Consejo de Indias, insistiendo en la penetración pacífica a cargode religiosos y en la supresión de las encomiendas, dejando a los indios exentos de la obligación de trabajar, sustituyéndolos por quinientos negros porisla, lo que supone una incitación al secuestro y al esclavismo que demuestrauna tremenda falta de coherencia.

A partir de esta fecha, con el apoyo de los dominicos, se dedicó a la obseSión de toda su vida, desarrollando una extraordinaria actividad que era loque le gustaba. En continuo movimiento y enfrentándose con todo el mundo(Las Casas siempre hacía las cosas contra alguien) defendía una causa justa,pero desorbitaba sus argumentos exagerando todos los datos que aportaba ydecía cosas tan peregrinas como: «no había de quedar hombre español en las

Indias», «bastaría con establecer una guarnición de 300 hombres en Méjico y500 en Perú», «Dios me ha dado un conocimiento de las Indias superior al decualquier otro, vivo o muerto». Frases suyas que ayudan a darse una idea bastante clara de su forma de ser y pensar.

Fray Toribio de Benavente, al que me referiré a continuación, decía alRey sobre Las Casas: «Estoy asombrado de que V. M. y los miembros de susConsejos hayan sido capaces de soportar durante tanto tiempo a un hombrevestido con hábitos religiosos tan agresivo, incansable, inoportuno, turbulento picapleitos, injuriador, perturbador, mal educado e insensato».

Hubo muchas personalidades insignes, compatriotas y contemporáneossuyos, defensores de la misma causa pero con mayor profundidad y objetividad en su argumentación y menor apasionamiento de las que sólo citaré a:

— Juan Ginés de Sepúlveda por su importante controversia con LasCasas en 1542.

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

— Fray Juan de Zumárraga, antítesis de Las Casas, gran civilizador deNueva España y uno de los creadores de la futura nación mejicana.

— Fray Toribio de Benavente, más conocido por el apodo de «Motoli

nia» que le pusieron los indios, porque significa «pobrecito» y que éladoptó como nombre para siempre, ejemplo.de humildad enternecedora y de eficacia y sensatez en la defensa y comprensión realista de losproblemas de los indios.

— Francisco de Vitoria, la personalidad de más categoría de todo estéperíodo, estudioso de las causas de legitimidad de las ocupaciones, inspirador del Derecho Internacional moderno y cuyas ideas conformaron paulatinamente la conciencia hispánica.

Todos ellos y muchos más merecerían ser popularmente conocidos en elmundo entero y especialmente en España, para contrarrestar la mala imagende la colonización española, porque todos estos clérigos formaban parteimportante del conjunto de los españoles que salieron de la metrópoli haciael Nuevo Mundo. El cardenal Suquía hace unos meses se refirió a ellos enCuba cuando dijo: «La evangelización de América es una de las páginas másgloriosas de la historia de la Iglesia».

Como resumen cierro este punto con la opinión de Powel sobre este personaje:

«Tuvo razón, aunque fue un exagerado y demagogo, al señalar que losespañoles hacían muchas barbaridades en la conquista y explotaciónde las Indias, pero cometió la falta de fijarse solamente en las atrocidades, excluyendo otros comportamientos que habrían dado una pinturamás equilibrada del total de la actuación española. (El cardenalSuquía, en la misma ocasión, antes citada, lo ha resumido en una frasefeliz: «La Leyenda Negra no es esto sino afirmar sólo esto»).

— Debemos admitir que fue sincero al expresar sus ideas y que luchó poruna causa justa.

— Como propagandista estigmatizó a su propio pueblo como codicioso ycruel y con ello, no sólo demostró su espíritu mezquino, sino una faltatotal de visión de las perspectivas históricas y de incomprensión delcomportamiento humano, requisitos básicos de un buen historiador.

— Su propaganda se aceptó como un hecho histórico y como el relatocompleto de la actividad española en América. Este fue el mayor perjuicio: sus trabajos fueron considerados como la guía general de la presencia durante siglos de España en el Nuevo Mundo».

Powell, en la Bibliografía, cita las publicaciones más importantes apareci

das en lengua inglesa hasta 1970 que están contribuyendo a rebatir las calumnias, distorsiones y demás errores históricos para restablecer, con el rigorcientífico de investigadores objetivos, lo que hubo de bueno y de malo en lapresencia española en América.

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A. LIBERAL LUCINI

Es curioso destacar que menciona sólo cinco trabajos aparecidos desde1900 hasta 1930, otros cinco más hasta 1940 y, a partir de esta fecha, el incre

mento es grande: otros catorce hasta 1950, dieciséis hasta 1960y otros dieciocho hasta 1970, lo que demuestra el interés que despierta el tema y la profusión de textos positivos en los Estados Unidos que me imagino habránseguido aumentando en proporción creciente.

Pues bien, existen perfectamente archivadas toneladas de documentosoficiales de la época que, probablemente, es el período mejor documentadode toda la Historia anterior al siglo XIX. La enorme burocracia del Imperio,con la característica profusión española de disposiciones legales y de abogados, y la constante preocupación de la Corona por la conservación de losregistros (lo que acredita su alto grado de civilización), permite investigar condetalle toda la actividad ultramarina de España en América.

Toda esta documentación está, en gran medida, sin examinar a fondo y sinextraer conclusiones. Su gran complejidad e interés es una realidad ignoradacon demasiada frecuencia por profesores y escritores, mientras las generalizaciones superficiales adolecen de una absoluta falta de realismo. Ésta debió serla gran labor a realizar para conmemorar el V Centenario. Lo que recientemente se hizo en España e Inglaterra para llegar a la verdad del episodio dela Gran Armada, debió iniciarse hace bastantes años para poder dar a conocer y divulgar de manera definitiva por todo el mundo y a todos los niveles (no

sólo a las minorías especializadas), la infamia que ha supuesto la «LeyendaNegra».

Comentario final de actualidad

El texto «La Leyenda Negra» (1991), de Miguel Molina Martínez, catedrático de Historia de la Universidad de Granada, ha sido la fuente de información más importante de esta última parte.

El IV Centenario fue de exaltación de la aventura americana. El V Centenario está suponiendo ya una magnífica plataforma para el recrudecimientode la Leyenda Negra como bandera para los grupos radicales que defiendenlos derechos de los indios.

De entrada se discuten los términos «celebración», que ha sido proscritosustituido por «conmemoración», y «descubrimiento» sobre el que no hay unacuerdo completo y se analiza si es más propio hablar de encuentro, encubrimiento, invención, enfrentamiento, invasión o resistencia anticolonial porrelacionarlos por orden de menor a mayor radicalización. Aunque puedaparecerlo, este tema no es baladí. Tiene sus antecedentes en el siglo XVI

cuando se objetó el término «conquista» por su significación excesivamenteagresiva y en 1573se ordenó su sustitución por «pacificación» que, ami juicio,es mucho peor pues parece un sarcasmo. Creo que es indiscutible el empleode «descubrimiento» para referirse al hallazgo de las tierras americanas aunque pueda hablarse del «encuentro» con los pueblos y civilizaciones indias.

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

El proceso de estos grupos étnicos puede considerarse dividido en variosperíodos:

— «Indigenismo colonial» durante el cual se promulgó una extraordinaria legislación protectora de difícil garantía de aplicación real. Por sucarácter paternalista acentuó la discriminación social del indio.

— «Indigenismo republicano o independentista» en el que el concepto deindio se pretendió sustituir por el de ciudadano de cada uno de los nuevos países que acababan de nacer. Con sus Constituciones y legislaciones peculiares perseguían el desarrollo y progreso nacionales pormedio de un liberalismo económico y democrático de igualdad ante laley y la abolición de las propiedades comunales. Su consecuencia fue

el empeoramiento de las condiciones de vida del indio al servicio de lospropietarios de la tierra y del capital.— «Indigenismo moderno o integracionismo» iniciado a principios de

este siglo que procuraba mantener la identidad del indio sin transformarlo en un ciudadano igual a los demás. Su resultado fue que se promulgaron disposiciones paternalistas como las de la época colonial.

— «Indianismo» que se inició a partir de 1970. El indio tomó concienciade su propia identidad a través de reuniones (la primera en Barbadosen 1971), congresos y asociaciones que se han multiplicado a lo largode estos veinte años y ha conseguido hacerse oír en foros internacionales como la ONU.

En 1980tuvo lugar en Perú el 1 Congreso de Movimientos Indios de Suramérica en el que por primera vez se trató de coordinar 300 grupos indígenasdel continente. En 1987 se celebró en el Instituto Bartolomé de Las Casas deSevilla el 1 Simposio Iberoamericano de Estudios Indigenistas en el que seopusieron a cualquier orientación que no tuviese en cuenta lo que pensabarealmente el indio.

El «indianismo» rechaza todos los partidos políticos cualquiera que sea su

signo. Consideran que todos los pueblos occidentales personifican a los invasores colonialistas y que la «indianidad» abarca a todos los pueblos indios deAmérica aunque posean distintas lenguas y culturas.

Defienden una verdadera utopía: recuperar sus territorios primitivos, restablecer sus Consejos y Gobiernos Indios con todas sus formas de organización de la sociedad india y consideran, nada menos, que ha’ llegado elmomento de acabar con la influencia de Occidente.

La Alianza Internacional Inca llega ajustificar la violencia terrorista comoúnica forma de resolver sus problemas.

Se calcula en 40 millones el total de la población india actual en América

y en Guatemala alcanza el máximo porcentaje: 60 por 100.Una vez más la Leyenda Negra reverdece resucitando viejos fantasmas

que poco a poco se desvanecían. Con motivo del V Centenario múltiples instituciones, tanto públicas como privadas y de ámbitos diferentes, desean par

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A.LIBERALLUCINI

ticipar de algún modo en la conmemoración. Las iniciativas son muy variadasy, a veces, sin relación alguna con el Descubrimiento.

Las Comisiones Nacionales están constituidas, en gran medida, por personalidades políticas que orientan su actividad hacia el campo de las relacionesinternacionales con los países iberoamericanos, en vez de acometer la ineludible reflexión acerca de las formas y los mecanismos que debían instituirsepara garantizar la solución de los problemas económicos, sociales, políticos yculturales de estos países y, dentro de ellos, los de los pueblos indios, reconociendo en la conquista y colonización lo que hubo de positivo sin ocultar lonegativo. Los peores enemigos de la conmemoración son la retórica y lademagogia.

Un peruanista importante, Lohmann Villena, decía en Pamplona en

1989: «La obra cumplida por España en América no fue ni un error histórico,ni un crimen cultural ni constituye un fracaso del que tenga que arrepentirse.Hay que desechar cualquier sentimiento de culpabilidad. Resulta postizo yhasta depresivo adoptar hoy una actitud de remordimiento...».

Y Morales Padrón en 1986: <(Amí lo que me avergüenza es que se nosquiera convencer de que tenemos que avergonzarnos de unas páginas queotras personas, y no españolas, han dicho que son las más brillantes de la historia del Mundo».

La Real Academia de la Historia convocó un congreso bajo el título gene

ral de «Descubrimiento 92». Uno de sus objetivos fue acallar, con todo rigorhistórico, las voces hostiles a la colonización española.La investigación histórica contemporánea ha demostrado la falsedad de

muchos de los tópicos difundidos por la Leyenda Negra. No se pueden enjuiciar tres siglos por lo ocurrido en los primeros cincuenta años ni pretender aislarlos de lo que era habitual en su época. Hacerlo así, además de ser antihistórico, carece de rigor científico y demuestra una total falta de objetividad. Ningún país colonizador hizo tanto y de forma tan constante, profunda y entusiasta para determinar lo que en justicia debía constituir el comportamientocon los pueblos indianos. Las figuras de fray Bartolomé de Las Casas o Fran

cisco de Vitoria no tiene parangón en otras colonizaciones.El conocimiento profundo y objetivo del pasado invalida tanto las leyen

das negras como las blancas o rosas, lo que ocurre es que no todos sus intérpretes están dispuestos a aceptarlo pero la misión del historiador no es juzgarel pasado sino analizarlo y explicarlo. No le compete en modo alguno cargaro descargar culpas históricas. El conocido historiador Charles Gibson afirmaque el hecho de que los defensores de la Leyenda Negra tengan que continuarapoyándose en Las Casas proporciona otra prueba de su injusticia, si es queotra prueba hiciera falta.

En resumen:

— El descubrimiento de América era inevitable, un continente como elamericano no podía permanecer ignorado muchos años. La dudapuede residir en si hubiese sido mejor para los aborígenes que hubie

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SOBRE LA LEYENDA NEGRA

ran sido otros los descubridores. Los argumentos expuestos demuestran que no hay ninguna razón para suponer tal cosa.

— El mérito del descubrimiento, por providencial que fuese, corres

ponde por entero a los españoles. Los vikingos estuvieron allí pero nodescubrieron nada porque no se enteraron de donde estaban ni incorporaron América a la historia del mundo.

— El hecho de que una nación de nueve millones de habitantes, reciénterminada una guerra de siete siglos y enfrascada en campañas europeas, fuese capaz de realizar en cien años los descubrimientos, exploraciones y colonizaciones que se llevaron a cabo, constituye una epopeya de tales dimensiones que mereceser difundida con todo rigor histórico y sin ocultar ninguno de sus fallos y limitaciones. Su relato verí

dico basta para apreciar todo su mérito.— El encuentro humano no podía ser mejor de lo que fue comparado conel que se produjo en América del Norte y en otras regiones del globobastantes años más tarde. El peso que tenía el tema religioso en aquellos tiempos y razones de humanidad justifican que no pudieran tolerarse las prácticas religiosas que allí encontraron. igual hubieranhecho, por lo menos, cualquiera que hubiese llegado a esas tierras aunque fuese ateo. La conversión al cristianismo fue consecuencia naturaldel ambiente general cristiano del mundo civilizado.

El conflicto de civilizaciones produce siempre la asimilación, no total,dela más retrasada por la más adelantada aunque aquella, a su vez, aporte elementos que modifiquen, en cierta medida, a la más doninante: China, Japón,Unión Soviética, Suráfrica, Africa negra, etc., son ejemplos que acreditanque lo sucedido en América no puede coñsiderarse como un proceso inconveniente imputable a la actuación de los españoles. En estos casos sólo puedevariar la velocidad de asimilación, tanto menor cuanto más aproximado es elgrado de civilización de ambas. La civilización resultante en cada parte nunqaes idéntica a la que existía anteriormente y cada una de ellas conserva siempresus señas de identidad, tanto menores cuanto más bajo es su nivel inicial.

El Príncipe de Asturias dijo en Bolivia el 16 de septiembre de 1991: (<Seacerca el momento de escribir una nueva Historia sobre estos 500 años quevivimos en común, el momento de atrevemos a analizarlos en su justa perspectiva para que, sin omitir los errores cometidos, podamos reconciliarnoscon ese medio milenio que se cumple en 1992».

Así sea.

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LA CARTADE JUAN DE LA COSA (1)

Ricardo CEREZO MARTÍNEZ (*)

El punto de partida

Cuando hablamos de la geografía de los descubrimientos nos referimos alos aspectos físicos de la configuración de las tierras y de los mares, a una ciencia objetiva que en nuestros días no admite consideraciones figurativas, porque los medios y técnicas de medición permiten obtener una imagen exacta dela totalidad de la superficie del planeta Tierra, incluso de sus alteraciones.

Pero en la antigüedad, en el estudio de la geografía la objetividad se conjugó.con hipótesis no demostradas, de modo que la opinión de los poetas y la autoridad de los filósofos y geógrafos era, en gran parte, creadora de la imagen departes ignotas —o poco conicidas— del mundo, tan válida como pudiera serloel conocimiento real adquirido con nuevos descubrimientos.

Dejando atrás la ancestral idea del ecumene plano de los griegos y los países fabulosos de los confines de «su mundo habitado», todos ubicados en unagran isla rodeada por un océano, fijaremos la atención en las imágenes delmundo concebidas a finales del siglo XV, de una u otra forma fundamentados

en el gran ecumene —casi un mapamundi— de la Escuela de Alejandría, quePtolomeo describió y representó en su Geographia escrita en el siglo it. Eranimágenes —o modelos— del orbe actualizadas con los descubrimientos reali

.zados desde entonces, y si bien algunas de las ideas de este gran geógrafohabían dejado de ser vigentes, no pocos cosmógrafos procuraban compaginarlas aún válidas, con teorías y composiciones geográficas figurativas de tierrasvaticinadas en regiones inexploradas que se daban por conocidas. Las leyendas habían poblado el océano de islas que llegaron a adquirir identidad y figuraban en las cartas de marear y mapas: Antilia —o la isla de las Siete Ciudades—, Brasil —o isla de la felicidad—, isla de San Brandán, que aparecía aún

en mapas del siglo XVIII; la Fortunata, la de Vac-Vac y otras tantas que omitimos por no cansar al lector, son ejemplos que vienen rápidos a la memoria.Basta ver las múltiples reposiciones del mapamundi de Ptolomeo editadas

en Europa en el último cuarto del siglo xv, mostrando un océano Indico mediterráneo, cerrado entre Asia y Africa, con una península indostánica achatada, o los mapas de Toscanelli de 1457 —distinto del que envió al canónigoportugués Fernando Martins en 1474, del que una copia llegó a manos deCristóbal Colón— y de Fra Mauro de 1459, o los de Henricus Martellus de1490 y 1492 para darse cuenta de que los perfiles de las costas e islas asiáticasse trazaron en base a una importante dosis de imaginación. Tampoco faltóinventiva a Johannes Schóner cuando en 1515construyó su irreal modelo geo

(*) Ricardo Cerezo Martínez es capitán de navío e historiador naval.

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RICARDO CEREZO MARTÍNEZ

gráfico de las Indias occidentales, cuando aún no habían sido reconocidasmuchas de las costas que él trazó en su mapa, incluido el estrecho de Magallanes, descubierto cuatro años después.

Conforme con la concepción geográfica de Claudio Ptolomeo —que, dehecho, no es más que una crítica de los estudios geográficos de Marino deTiro—, las islas Canarias, Europa, Africa y Asia hasta el Sinus Magnus —hoymar de Adamán— cubrían 1800 de la longitud geográfica de un hemisferiode la Tierra; el otro hemisferio ubicaba lo que restaba del continente asiático, Cathay, es decir China —Cipango no se citaba—, y el océano que separaba Asia de Europa, no representado, pues era aún un espacio ignoto en elsiglo u. A la vista del océano Indico mediterráneo, cabe preguntarse si másque una hipótesis de los geógrafos de Alejandría no sería una caución disua

soria de las navegaciones atlánticas, inspirada en la antigua intención de mantener el secreto de las vías de comunicación oceánicas, conservado desde laépoca en que los egipcios realizaban su comercio marítimo, contratandomarinos fenicios que traficaban con países de las riberas atlánticas de Europay Africa. No es fácil aceptar que el sabio director de la fabulosa Biblioteca deAlejandría y los sabios de su escuela desconocieran la expedición feniciaordenada por el faraón Necao —ca. del año 600 a. J. C.—, que partió del marde Eritrea en dirección Sur, remontó el cabo meridional del continente negro,viendo entonces los nautas el Sol a la derecha, según relata Herodoto, y regre

saron a Egipto por el Mediterráneo a través de las Columnas de Hércules.En época mucho más reciente —en 1515—, un cosmógrafo portugués dela Casa de la India, Lopo Homem, autor de numerosas cartas de marear,compuso un mapamundi con el océano Atlántico cerrado por un larguísimoistmo que unía el cono sur de América con el sudese asiático, el mismo añoque su compatriota Magallanes descubrió el estrecho que lleva su nombre.¿Cabe atribuir este tremendo error geográfico de Homem a la imaginacióncreadora de geografía o a un engaño destinado a disuadir la búsqueda delpaso marítimo en la región en que podía encontrarse?

En la Edad Media, la cartografía náutica, objetiva, desarrolada en el

ámbito mediterráneo, corrigió los errores de la forma y extensión de este mar,alargado por Ptolomeo en un tercio más de su longitud real. Luego fueron lasaportaciones de los navegantes genoveses, portugueses y españoles, queexploraron los mares próximos a las costas del Viejo Mundo los que abrieronla puerta al conocimiento sistemático del Océano. El descubrimiento de nuevas islas y las exploraciones de la costa occidental de Africa por los navegantesportugueses, condujeron a la corrección del modelo ptolemaico del mundo yextendieron el horizonte del conocimiento objetivo del Atlántico, ampliándolo por el sur de Africa hasta el área índica. En esta tarea fue fundamental

la labor realizada por el grupo de cosmógrafos, cartógrafos y navegantes reunidos en Sagres por el infante Enrique el Navegante, aleccionado por elmallorquín Jafuda Cresques, bautizado Jaime Ribes —coautor con su padreAbraham Cresques, de célebre Atlas Catalán de 1375—, que hacia 1412 yaños siguientes contribuyó con su ciencia cosmográfica y su técnica cartográ

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LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (1)

fica en el trazado de las primeras representaciones gráficas realistas de la geografía marítima del Océano.

Concebida la imagen de la esfera terrestre en los términos aquí expuestos,

cuando se planteó el problema náutico de ir a Asia, a la India, navegandorumbo al Oeste, fue necesario representar gráficamente al Océano, cuyasaguas se habían de surcar. Quizá hubiera mapas antiguos que mostraran eseOcéano de forma más o menos aproximada a la verdadera; pero a nuestrosfines basta saber que Paolo dal Pozo Toscanelli, Cristóbal Colón y MartínBehaim crearon sus propios modelos del mundo, contemplando en toda suextensión ese Océano, en base a las ideas geográficas de su época, aceptandoopiniones doctas de sabios de la Antigüedad, relatos de viajeros, de navegantes y sentencias bíblicas, de cuya realidad no se dudaba, para fundamentar sus

reflexiones, interpretar la geografía del mundo en general y la..oceánica enparticular, y dar solución al problema náutico de cruzarlo de Este a Oeste,determinando br rumbos y las distancias entre las islas y las riberas opuestas.

De estos modébos conocemos el friapa y eÍ globo terráqueo construidoentre 1487 y 1492 por Behaim. Ambos presentan un perfil del este asiático,inspirado en formas reales e imaginarias, cuales son la presencia de islas deexistencia cierta y otras míticas, una península saliente en la costa de Cathayfrente a la isla de Cipango —seguramente, Corea—, en la latitud de las islasCanarias, situada 900 al oeste del Viejo Mundo y unos 20° al este de Cathay.Para Behaim, entre las islas Canarias y el Sinus Magnus, mediaban 180°,

como pensaba Ptolomeo.De Toscanelli sabemos lo que escribió en su carta de 1474 al canónigo lisboeta Fernando Martins: desde Lisboa a la ciudad de Quinsay había 26 espacios de 250 millas, que era la tercera parte de la esfera terrestre, y desde laimaginaria isla de Antilia —de las Siete Ciudades— a la de Cipango diez espacios (1). Siendo Toscanelli un italiano del siglo xv, sus millas eran romanas ylas leguas de cuatro millas, por tanto, Europa estaba separada de Asia poruna distancia de 6.500 millas —1.625 leguas— y entre Cipango y Antilia—situada en la latitud de Lisboa— había 625 leguas (2). Estos datos no nospermiten saber la naturaleza cualitativa del modelo geográfico del Océano deToscanelli, o sea, cuáles y cómo eran las islas oceánicas, ni el perfil de la costade Asia, ni la disposición de la gran península del sudeste asiático, ni los archipiélagos ubicados en su entorno. Por eso prescindimos de las interpretacionesgráficas que de él hicieron algunos historiadores y preferimos guiamos por elmodelo original de Martin Behaim, que sirvió de pauta a quienes reconstruyeron el de Toscanelli.

Del modelo del mundo de Cristóbal Colón se sabe que existió por medio

(1) Consuelo Varela, en su Cartas particulares a Colón y Relaciones coetáneas, transcribela carta de Toscanelli, págs. 129 y sig. Alianza Universidad. Madrid, 1984.

(2) Hernando Colón, en la Historia del Almirante, cap. VIII, calcula erróneamente lasleguas que separan Cipango y Antilia. Basta dividir por cuatro las 2.500 millas que separanambos lugares para obtener las 625 leguas que en realidad separan uno de otro, no las 225 leguasque él dice.

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RICARDO CEREZO MARTÍNEZ

de los relatos de sus viajes, cartas, escritos y anotaciones—apostillas—marginales escritas en libros por él consultados; de su lectura se deduce que paraColón el mundo estaba constituido por un único Océano y un gran continente

extendido desde las Canarias hasta Cathay, igual que los mundos de Ptolomeo, Toscanelli y.Behaim, pero distinto a los de éstos en cuanto a las extensiones que ocupaban el Océano y las tierras de Europa, Asia y Africa.

Su hijo Hernando, en el capítulo XXI de la Historia delAlmirante, escribió que su padre había dicho muchas veces a los pilotos y marineros que leacompañaron en el primer viaje, que no esperaba encontrar tierra hasta queno hubiese caminado setecientas cincuenta leguas al occidente de Canaria. Nose sabe cómo ni cuándo adquirió Colón la certeza de encontrar tierras asiáticas a esa distancia de las islas Afortunadas (3); pero hay pruebas documenta

das que la confirman, entre ellas la apostilla 23e anotada en el Ymago Mundi,de Pierre d’Ailly, uno de los libros leídos por el Almirante. Conforme con unasentencia del libro IV del profeta Esdras —realmente, el seudo Esdras—,Colón escribió que seis partes de la tierra estaban pobladas y la séptimacubierta de agua. Esta era para él una verdad incuestionable, de la que aúnestaba convencido en 1503, al término de su cuarto viaje: El mundo es poco;el enjuto de ello es seis partes, la séptima solamente cubierta de agua (...) digoque el mundo no es tan grande como dice el vulgo, y que un grado de/a equinocial está 56 millas y dos tercios (4). De acuerdo con esta idea, el Océano sólo

cubría la séptima parte de los 3600 de la circunferencia terrestre; es decir,unos 52°grados, que a razón de 56 2/3 millas por grado arrojan una cifra delorden de las 750 leguas.

Además de desproporcionada en el reparto d continentes y mares, la tierra emergida se asentaba, según Colón, en una esfera terrestre, empequeñecida por su idea de que la medida del grado de circunferencia terrestre era de56 2/3 milla, extemporánea, ya que en los últimos años del siglo xiv eracomún asignar al grado de circunferencia terrestre equivalencias de 66 2/3 yde 70 millas romanas, un hecho que él no podía ignorar y debió hacerle másprecavido. El módulo de relación entre el grado y la milla de Colón era elaceptado por el cosmógrafo Alfragano referido a la milla árabe, no a la millaromana —un 25% menor—, utilizada por todos los navegantes de culturalatina y por el mismo Colón; un error propio de lecturás dispersas y mal interpretadas. Las dimensiones del mundo que aceptaba Colón diferían, pues,sustancialmente, de los de Toscanelli y de Behaim, y en base a ellas trazó consu imaginación un mapamundi que mostró a los Reyes, cuando en la corte les

(3) No ignoramos que los partidarios del predescubrimiento tienen a su favor el supuesto

testimonio del «prenauta» para justificar el conocimiento de esa distancia por parte de Colón,pero nosotros preferimos basarnos en pruebas objetivas y no aducir aquí razones que alguienpueda considerar dudosas.

(4) Cartade Colón a los reyes escrita en Jamaica el 7 de julio de 1503, transcrita por MartinFernández de Navarrete, «Colección de los viajes», tomo 1,pág. 420, Edición de Buenos Aires,1945.

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LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (1)

presentó para que dieran crédito a su teoría, según dice el cura de los Palaciosen su Historia de los Reyes Católicos.

En el aspecto cualitativo, es decir en cuanto a los perfiles de las islas oceá

nicas —reales y míticas— y de la costa oriental de Asia, no hay razón parapensar que Colón no aceptara los que se tenían por válidos a finales del siglo xv, representados en el globo de Behaim. Colón y los cosmógrafos de suépoca sabían que a Poniente del Océano, en los mares próximos al Asia sudoriental, existían numerosas islas al norte y al sur de la línea equinoccial y queen el Hemisferio Norte se extendía el continente asiático, del que sobresalíauna península en la costa de Cathay, todo lo cual era cierto en términos generales, mas no en la forma, ni en la posición, ni en las distancias, ni en su extensión.

Pero si en el aspecto cualitativo se puede aceptar cierta comunión de ideas

entre los cosmógrafos sobre la geografía del este de Asia, el acuerdo no existía en sus argumentos cuantitativos. En contraposición con las hipótesis deColón, los cosmógrafos portugueses y españoles de las juntas que estudiaronsu proyecto de viaje para alcanzar Asia navegando el Océano rumbo aPoniente, tenían ideas más próximas a la realidad de la dimensión del Planetay la distancia marítima a la India, y apoyados en el saber científico de la épocalo desestimaron. También discreparon con Colón respecto de la configuración del mundo otros intelectuales españoles, como el humanista y gramáticoElio Antoniode Nebrija, quien, aun creyendo que era más pequeño de lo que

es en larealidad, afirmaba en su In Cosmographiae libros Introcturum, quelasuperficie de la Tierra estaba cubierta por el agua del Océano en la mayor desus partes, justamente lo contrario de lo que opinaba el Almirante.

La cartografía de los tres primeros viajes colombinos

El largo proceso que llevó a la identificación de América como un nuevocontinente tuvo su fundamento geográfico en los conocimientos de la geografía del este de Asia y los adquiridos a partir del 12 de octubre de 1492. En elprimer viaje en busca de la ruta marítima a la India, Colón exploró la isla

Haití —La Española— y creyó haber llegado a Cipango, la gran y rica isla ubicada frente a la costa de Asia. La distancia navegada desde las islas Canariashasta la isla de Guanáhaní —unas 1.100 leguas—, algo mayor que las 750,deducida en los cálculos de su proyecto de viaje, perecía confirmarlo, ya quedurante el bojeo de la costa norte de La Española en dirección Este se desandaron las leguas que excedían esta última distancia. Y en el segundo viajeencontró nuevas islas, más o menos a esa misma distancia, confirmando suapreciación sobre la extensión del Océano.

Antes de identificar a la isla de Haití con Cipango, Colón bojeó la costa

norte de Cuba —bautizada Juana—, considerándola una isla; pero cuandotuvo noticia de la región de Cibao le germinó en la mente la idea deque Haitíera Cipango, Cuba tenía que ser una península de Asia. Y no le cupo duda deque lo era cuando en 1494 reconoció un largo tramo de la costa sur cubana —

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RICARDO CEREZO MARTÍNEZ

con Juan de la Casa, como su maestro, de hacer cartas—, sin encontrar su término, pues, en su opinión, no había isla en el mundo que tuviera un litoral tanextenso. No consideró válida la figura en forma de isla que le mostraron unoscaciques indios (5), ni ponderó las opiniones de hombres doctos en Cosmografía —como el abad de Luxerna—, que juzgaban que así era, en efecto.Afirmado en su certeza, Juana era una península de Cathay; la península queaparecía en los mapas de la época, y la hizo aceptar como tal a los pilotos ymarineros que con él bojearon la costa sur cubana en un acta coactivamentefirmada por todos ellos.

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Cuando las noticias de los descubrimientos de Colón se extendieron porEuropa, se aceptó, en general, que había alcanzado la tierra firme de Asia. Yla hipótesis colombina se hizo evidente cuando Juan Caboto reconoció en1497 un largo tramo de costa situado 400 leguas al oeste de Irlanda, y a suregreso a Inglaterra anunció que había alcanzado las tierras del Gran Khan.

En julio de 1498, en su tercer viaje, Colón creyó haber hallado una islagrandísima al sudoeste de las Antillas, surcada por un río caudaloso —el Orinoco—, cuya existencia alteraba las viejas ideas sobre le geografía asiática alsur de Cipango. El encuentro de aquel otro mundo —como él lo calificó (6)—

(5) Manuscrito del Libro Copiador de Cristóbal Colón, transcrito por Antonio Ruméu deArmas, tomo II, pág. 492.

(6) Historia del viaje que Almirante D. Cristóbal Colón hizo la tercera vez (...), MartínFernández de Navarrete, «Colección de los viajes y descubrimientos><,tomo 1,pág. 386, Buenosires, 1945.

r-l

Mapamundi de Claudio Ptolomeo, c. 142.

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LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (1)

causó gran sensación en España y Portugal, aunque hubo hombres discrepantes con esta apreciación de Colón, entre ellos el médico Francisco Núñez dela Yerba, quien en un tratado de Geografía, de Pomponio Mela editado pre

cisamente en 1498, incluso prescindió de los viajes ultramarinos realizadospor el Almirante del Mar Océano.Todos estos descubrimientos fueron acompañados de los levantamientos

de las correspondientes cartas de marear. Puede decirse, por tanto, que elconocimiento de la geografía de América es paralelo a la labor cartográfica desus descubridores, en la que fue pionero Cristóbal Colón. El leve trazo de lacosta norte de la isla Española que se le atribuye —supuestamente de 1492(7)— es un pobre ejemplo que no merece mayores consideraciones sobre ladestreza de Colón como cartógrafo. Pero la falta de ejemplares de cartas demarear por él elaboradas no impide que hoy se tenga un juicio objetivo de sulabor cartográfica, confirmada en no pocos documentos y testimonios orales.

En el prólogo del Diario de su primer viaje escribió: Tengo propósitos dehazer carta nueva de navegar, en la cual situaré toda la mar e tierras del márocéano en sus propios lugares, debaxo de su viento, y más componer un libroy poner todo por el semejante por pintura, por latitud del equinocial y longituddel Occidente. La alusión a una carta nueva presuponía otra anterior, la quetenía pintadas el Almirante ciertas islas por aquella mar y que pidió le fueradevuelta por medio de alguna cuerda a Martín Alonso Pinzón el 25 de septiembre, para cartear en ella con su piloto y marineros; lo que representaba el

modelo de la geografía oceánica concebido por Colón para planificar su viajea la India.En las Probanzas de los Pleitos de Colón hay numerosas citas que le acre

ditan como un prolífico autor de cartas (8), pero también las hay de que teníaa su disposición hombres expertos que se las trabajaban. En relación con elsegundo viaje, Pedro Salcedo, criado del Almirante, declaró que dio un mapamundi e una esfera quel Almirante tenía e otras cartasde marear a un Juan Vyzcaíno para las trasladar(9); y su camarero, Pedro Arroyal, vio como el dichoalmyrante mostrando al dicho Juan de la Cosa las cartas de marear que fazia,e Juan de la Cosa las dibuxaba (10). De esta contribución de Juan de la Cosaen el trazado de las cartas de marear que le confiaba Colón; si infiera éste, selimitaba a trazar croquis de la geografía observada y Juan de la Cosa, el hombre dotado para el arte y la técnica cartográfica, los convertía en cartas demarear acabadas.

De este segundo viaje hay una prueba notable escrita en enero de 1494 depuño y letra del mismo Almirante, en la que se refiere a una carta de marearque contenía todos los descubrimientos realizados hasta entonces y explicaba

(7) Conservada en el Archivo de los duques de Alba en Madrid.(8) CoDoin Ultramar, tomo 7, Pleitos de Colón, I págs. 107, 118, 120, 158, 159, 178, 183,

186, 188, 335, 354; II, págs. 74, 84, 86. .

(9) Ibídem, tomo 7, pág. 111.(10) Ibídem, tomo 7, pág. 149.

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cómo estaba construida. Escribió Colón: Todas estas islas que agora se hanfallado envio por pintura, con las otras del año pasado, y todas en una cartaqueyo conpuse bien con harto travajo (...) (11). Los haces de paralelos y meridia.nos, que según Colón estaban trazados en ella, la dividían en cuadrados de ungrado de lado, formando un entramado que permitía representar la geografíaen una escala adecuada para visualizarla en su conjunto y apreciar los detallescon suficiente aproximación. Esta carta comprendía la parte occidental deEspaña y Africa, las islas descubiertas en el primero y segundo viajes, losespacios marítimos que mediaban entre unas y otras tierras y una Cuba enforma de península como parte de la tierra firme asiática, conforme con laidea de que pertenecía a Cathay, es decir a China. No aparecía representadaen ella el perfil real de la costa sur de Cuba, ni incluía la isla de Jamaica, ni las

costas Meridional y de Levante de La Española, reconocidas en el viaje deregreso de Cuba a la ciudad de Isabela, después de escribir a los monarcas,porque Colón escribió la carta a los Reyes, en enero de 1494, la carta antes deemprender el viaje, con Juan de la Cosa, en el que reconoció todos estos lugares.

Aparte de su valor testimonial, esta carta es notable por otras razones. Siera Juan de la Cosa quien elaboraba las cartas de marear del Almirante comoafirman los testimonios de Salcedo e Ibarra, y Colón dice que la compuso conharto trabajo y que interrumpió su «Diario» desde el 11 de diciembre hasta el

12 de marzo de 1494 (12) por hallarse enfermo, es difícil que pudiera trazaresta carta si era incapaz de escribir. En todo caso pudo dirigir el trabajo de sumaestro de hacer cartas. Por otra parte, la técnica de trazado de la carta explicada por Colón no es la que corresponde a una carta arrumbada de las que seutilizaban para la navegación, sino a una carta plana cuadrada del mismo tipoque la que debió elaborar Toscanelli. Así lo indica la similitud de redacciónde un párrafo en el que Colón describía el entramado de paralelos y meridiano: las rraia que ban en largo amuestran la ystançia de oriente a occidente, lasotras quesran de través amuestran la ystançia de setentrión en ahustro (13), con

el que Toscanelli empleó en la misiva que escribió al canónigo portuguésFenando Martins cuando le envió su célebre mapa: las líneas rectas marcadasa lo largo de la carta señalan las distanciasde Orientea Occidente, mientras quelas transversales indican los espacios de Mediodía a Septentrió (14). Colónconocía el mapa de Toscanelli y su descripción y los cotejó para componer elmapamundi, en el que fundamentó el proyecto de su primer viaje, aunque notuviera en consideración las distancias geográficas utilizadas por el físico ño-

(11) Manuscrito del Libro Copiador de Cristóbal Colón, págs. 451-542, transcrito por

Antonio Ruméu de Armas, Ed. Testimonio, Madrid, 1989.(12) Hernando Colón, Historia delAlmirante, cap. LI.(13) Manuscrito del Libro Copiador, pág. 451.(14) Copia de la carta supuestamente dirigida a Colón, acompañada con un mapa, trans

crita por Juan Gil y Consuelo Varela, en Cartas de particulares a Colón y relaciones coetáneas,Alianza Universidad, Madrid, 1984.

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LA CARTADE JUAN DE LA COSA (1)

rentino, pero en esta ocasión utilizó el mismo método representativo que éstepara componer la carta a la que nos estamos refiriendo.

Respecto al tercer viaje —el de 1498—, Bernardo de Ibarra (15) manifes

tó, en una de las Probanzas de los «Pleitos de Colón», que el Almirante dibujóy envió a los Reyes una carta de marear con los runbos e vientos por dondehabía llegado a Paria de la que se hicieron copias, e por ellas avían venydoPero Alonso Nyño e Hojeda e otros que después an ydo aquellas partes.Hojeda confirma lo dicho por Ibarra cuando a su vez testifica en las Probanzas(16). Dadas las circunstancias de premura en las que Colón trazó esta cartapara dar pronta cuenta de su descubrimiento a los reyes, debió tratarse de unbosquejo —posiblemente rico en toponimia a tenor de los numerosos nombres que citaba en su relato a los reyes—, de suma importancia, dado que presentaba gráficamente por primera vez una porción de la tierra firme meridional de las Indias occidentales, aunque él pensara que se trataba de una islagrandísima surcada por un caudaloso río, el Orinoco.

Los viajes de descubrimientoy rescate

La necesidad de averiguar cuanto antes el alcance del hallazgo por partede Colón de nuevas tierras occidentales, tanto como la poco acertada gestiónadministrativa realizada por éste y su hermano Bartolomé en la isla La Española, decidieron a los Reyes Católicos a suprimir el monopolio de las exploraciones marítimas que disfrutaba hasta entonces y a liberalizar la participaciónen los viajes de descubrimiento en favor de otros navegantes castellanos, deprobada experiencia. La serie de viajes llamados de descubrimiento y rescate,organizados en Sevilla entre 1499 y 1502, que acabaron con el cuarto y últimode los periplos del Almirante, revelaron la geografía marítima —que se creíaasiática—, comprendida entre el golfo de Honduras y un lugar alcanzado porVélez de Mendoza muy al sur del cabo de San Agustín, cuya latitud se desconoce con exactitud. En ese mismo período los nautas portugueses descubrieron Terranova y reconocieron la costa brasileña avistada por Alvares Cabralhacia los 16° de latitud Sur, bojeada en 1501por Coelho y Américo Vespucio

hasta los 32°.El obispo Juan Rodríguez de Fonseca, delegado del rey para los asuntosindianos, fue el organizador de los viajes de descubrimiento españoles a lavista del relato y carta de marear, enviados por Colón cuando llegó ala isla LaEspañola al término del viaje de 1498. Dos primeras expediciones, a cargo.una de Alonso de Hojeda con Juan de la Cosa y Vespucio, y la otra al de Cristóbal Guerra y Pero Alonso Niño, zarparon con la misión de reconocerla tierra descubierta por Colón desde Paria en dirección a Poniente. Dos expe’diciones más, las de Vicente Yáñez Pinzón y Diego de Lepe, hicieron lo propiorebasando la línea equinoccial, tratando de contornear por el Sur la gran isla

(15) CoDoin Ultramar, tomJ, Pleitos de Colón, 1,pág. 140.(16) Ibídem, pág. 204.

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anunciada por Colón, geográficamente considerada como la gran penínsulasituada en el sudeste de Asia.

Hojeda y Juan de la Cosa recorrieron primero la costa en dirección al

Mediodía hasta los 4° ó 5° de latitud Sur, e invirtieron el rumbo para llegar ala tierra de Paria y reconocer seguidamente un largo tramo de costa hasta másallá del cabo de la Vela, en la península de Coquibacoa,, hoy Guajira. La aportación de nuevos conocimientos geográficos por parte de Niño y Guerra fueprácticamente nula, no así la de los rescates de perlas que lograron. Por suparte, Pinzón bojeó la costa desde los ocho grados de latitud Sur hasta Pariay Lepe reconoció la misma costa recorrida por Pinzón, paro a partir de unalatitud más meridional que aquél.

Después de estos dos pares de viajes paralelos, otras tres expediciones•profundizaron en las mismas direcciones que los anteriores: la ya citada deAlonso Vélez de Mendoza al sur de las costas reconocidas por Pinzón y Lepehasta alcanzar un lugar, posiblemente más allá de los 16° de latitud; la deRodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa, que recorrió de nuevo la costa de Pariay Coquibacoa y alcanzó Darién y el golfo de Urabá hasta el puerto del Retrete, situado al sur de Punta Mosquitos, hasta los 8° de latitud Norte; y el cuartoy último viaje del Almirante, en el que buscó un estrecho de acceso al Indico—conforme a las instrucciones del rey—, que le llevó a bojear la costa mesoamericana desde la isla Guanaja, en la actual Honduras, y los litorales de Nicaragua, Costa Rica y Panamá —o sea, Veragua— hasta el pequeño golfó del

Retrete. Colón no encontró el acceso marítimo buscado, pero su exploraciónsirvió para confirmar la continuidad de las costas indianas descubiertas entodos los viajes anteriores, aproximadamente desde los 32° de latitud Surhasta los 16° de latitud Norte.

De todos estos viajes hay abundantes testimonios de que los pilotos quetomaron parte en ellos trazaron sendas cartas de marear, de las que haremosreferencia más adelante, cuando dediquemos nuestra atención al origen y altrazado de la carta de Juan de la Cosa.

El origen de la carta de Juan de la CosaAparte de tos éxitos y fracasos de los capitanes y asentistas en la adquisi

ción de rescates —que de todo hubo— en los viajes de descubrimiento, losconocimientos geográficos adquiridos, en el curso de los dieciséis meses quemediaron entre la salida del primero de ellos, el de Hojeda, y el regreso delde Pinzón, mostraron un panorama de las costas del sudeste de Asia distintodel que antes se tenía. En ninguna de estas expediciones se encontró el término de las costas exploradas, de modo que la isla grandísima, que anunció alos reyes haber descubierto Colón en 1498, rebasaba con mucho la extensiónde las islas de aquellos confines de Asia. Tanto era así que Hojeda, Juan dela Cosa y Vespucio pensaron durante su viaje —1499 y 1500— qüe las costasque bojeaban formaban parte de la gran península del sudeste asiático, lo quehizo pensar a Vespucio en dar vuelta al cabo que Tolomeo llama el Cabo Cat

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LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (1)

Desarrollo del globo de Martin Behaim, 1487-1492.

tegara (17), situado en el Sinus Magnus, para acceder por Occidente al marIndico.

En la corte española se supo que Cabral había encontrado tierra al sur dela descubierta por Vicente Yáñez Pinzón y se tenían noticias de la presenciade naves portuguesas e inglesas frente alas costas de las tierras indianas, y erade temer el establecimiento de enclaves extranjeros en lugares de pertenenciacastellana, conforme al tratado de Tordesillas. Tal situación creaba incertidumbres que podían complicar la política que debería adoptarse en las Indiaspara impedir posibles intrusiones éxtranj eras. Era también necesario adoptarlas líneas 1e acción más adecuadas para seguir con las exploraciones hastaencontrar a Poniente del Océano un paso marítimo a la India, distinto del queya disfrutaba la corona de Portugal por la vía del cabo de Buena Esperanza.Todo esto requería considerar en su conjunto los conocimientos geográficosadquiridos a partir de 1492 por los navegantes castellanos y extranjeros —

Caboto, Vasco de Gama y Cabral— y visualizarlos en una imagen delmundomediante una carta general actualizada y nadie era más indicado para elabo

rarla que Juan de la Cosa, piloto y cartógrafo, que últimamente había reco(17) Carta del 18de julio de 1500a Lorenzo di Pier Francesco de Medici, transcrita por

Roberto Levilier, en El Nuevo Mundo, pág: 99.

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rrido —en el viaje con Hojeda— 600 ó 700 leguas de costas al sur y al oeste delas que descubriera Colón y había demostrado además su destreza en el arte

de hacer cartas de marear en los dos primeros viajes que el Almirante hizo alas Indias.Para Juan Rodríguez de Fonseca, motor y organizador de las expedicio

nes que en rápida secuencia se despacharon a Ultramar a partir de 1499, Juande la Cosa y el piloto Andrés de Morales estaban no menos familiarizados conaqüellas regiones que con las habitaciones de su casa, y reputados por másentendidos que los demás en Cosmografía naval (18). El alto concepto queFonseca tenía de ambos le movió a encargar al primero la carta en cuestión yal último la elaboración de otra importante carta (19): la de las costas descubiertas por Lepe y Pinzón, que iba a servir de guía para el siguiente viaje de

Lepe, conforme con la capitulación del 14de septiembre de 1501, que no realizó el capitán y pilotó lepeño, quizá por adelantársele en ese mismo añoAmérico Vespucio en la expedición que se llevó a cabo en ese misnfo año porcuenta del rey de Portugal.

Que la carta mapamundi de Juan de la Cosa tuvo su origen en un mandatode esta naturaleza, se evidencia a la vista de sus características más aparentes.Sus dimensiones —183 x 96 cm—, muy superiores a las normales de las cartas

de marear, la amplitud de su contenido geográfico y los complementos ornamentales indican que su autor, hombre de acción, maestre y piloto de profe

sión, dedicado por entero a su oficio náutico, antes, durante y después dehaber construido la carta, no pudo determinarse a realizar tan ímproba tareapor mera curiosidad ni para satisfacer su propio gusto artístico. Una cartamapamundi como la que él confeccionó en el año 1500—equiparable a la deAbraham Cresques de 1375—, que presenta la geografía conocida del mundocon todos los descubrimientos geográficos más recientes en la fecha de su elaboración, orlada con rosas de vientos, estampas de santos y de la VirgenMaría y multitud de figuras humanas simbolizando potestad real, que muestra un contenido geográfico muy superior al que representan las Indias occi

dentales, no es una simple carta de marear, sino una obra de trazado laborioso, destinada a informar ampliamente sobre la geografía del mundo. Así loreclamaba la necesidad sentida por los Reyes Católicos de saber la ubicaciónde los últimos descubrimientos en circunstancias de política internacionalmuy específicas. _________-—_____

En base al concepto geográfico del mundo conocido, vigente a finales delsigl9 xv, a los conocimientos adquiridos.por él mismo en los años que navegóal servicio de Colón y los que obtuvo en el viaje con Hojeda, Juan de la Cosacompuso su carta agregando los descubrimientos de Juan Caboto en su viajea las costas trasatlánticas al oeste de Irlanda, los de Vicente Yáñez Pinzón—1499-1500— y Diego de Lepe —1500—, el hallazgo de tierras de Pedro

(18) Pedro Mártir de Anglería, Déada Segunda, libro X, cap. 1, pág. 190.(19) Testimonio del mismo Andrés de Morales, en las Probanzas del Fiscal tramitadas el

7 de diciembre en Santo Domingo. (CoDoIn Ultramar, tomo 7, Pleitos de Colón, 1, pág. 202.

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LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (1)

Alvares Cabral al sur de las que antes que él reconoció Pinzón, y las noticiasobtenidas de los pilotos de la flota de Vasco de Gama en el primer viaje portugués a la India —1497-1499—. Con todas estas fuentes de información, es

decir las que ilustraban el saber cosmográfico heredado de la Antigüedad, ylas más recientes, Juan de la Cosa compuso la más completa y actual imagengeográfica del mundo conocida al filo de los siglos xv y xvi (20).

Es difícil precisar cuándo se le encargó a Juan de la Cosa la elaboración dela carta. El secreto que requerían su trazado y manejo ulterior por un muylimitado número de personas, eliminó en su origen toda referencia posteriora tan trascendental documento. Pero si consideramos los hechos consecuentes con las expediciones marítimas que se iniciaron en 1499y en 1500 tendremos una idea muy aproximada de la fecha en la que Juan de la Cosa inició la

elaboración de la carta y de las vicisitudes surgidas durante su tarea.Unos meses después del regreso de Cristóbal Guerra y Pero Alonso Niño,a mediados de febrero de 1500, se concedió asiento a Rodrigo de Bastidas —5de junio (21)—para descubrir y rescatar con dos navíos en las Indias, excluidas las islas y tierras halladas por Colón y Cristóbal Guerra, de las que yatenían conocimiento el rey y Rodríguez de Fonseca. No se hacía mención alos descubrimientos de Hojeda, de Pinzón y de Lepe, porque no se tenía noticias de ellos, dado que aún no habían regresado de sus viajes respectivos. Lamisma restricción se impuso en la capitulación del comendador Alonso Vélezde Mendoza concedida en la misma fecha (22) para organizar otra expedición

a las Indias con cuatro bajeles.Cuando a mediados del mismo mes de junio llegaron a Sevilla Hojeda y

Juan de la Cosa, según se deduce de lo que escribió Américo Vespucio—haceun mes aproximadamente que vine de las regiones de/a India (23)—, una comparecencia del 20 de julio modificó la capitulación concedida a Vélez de Mendoza, prohibiéndole la ida a las tierras e islas descubiertas por aquéllos (24);y el 18 de agosto —justo antes de emprender su viaje—, aún se le restringiómás el campo de acción al comendador en una adición a dicha comparecencia,prohibiéndole que fuera a Coquibacoa —descubierta y reconocida por

Hojeda y Juan de la Cosa—. En la adición se le obliga aque mostreis ¡qs cartasde marear que llevaredes e que no lleveisfigura, sino la que vos dieren, que sele señalará la derrotaporellas (25). Esa derrota, conforme alo que se sabe del

(20) El 27 de abril Alvares Cabral destacó un navío a Lisboa para anunciar al rey Manuelsu descubrimiento (Joaquín Bensaude, L Astronomie Nautique au Portugal a l’époque des grandes découvertes, pág. 283), y aunque éste anunció el hecho a los reyes de España en agosto de1501, después de la partida de Vélez de Mendoza, el rey Fernando tenía ya conocimiento delhecho por medio de sus agentes en Lisboa.

(21) CoDoin América, tomo II, págs. 362-366.(22) Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla, libro de Cédulas, IV, folios 103-

104. (23) Carta del 18 de julio de 1500 a Lorenzo di Pier Francesco de Medici (transcrita porRoberto Levillier, El Nuevo Mundo, pág. 95).

(24) CoDoin América, tomo XXXVIII,págs. 441-450.(25) Ibídem. -

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viaje de Vélez de Mendoza, apuntaba alas costas brasileñas del sur de la líneaequinoccial, a donde antes se dirigieron Lepe y Pinzón, quienes regresaron aSevilla en la segunda quincena de agosto y a finales de septiembre de 1500,después de haber partido el comendador.

En cambio, a Bastidas no se le puso ninguna restricción, de lo que sededuce que entre mediados de junio y el 20 de julio éste y Juan de la Cosa sehabían comprometido para hacer el viaje juntos a Coquibacoa, con la anuencia de Juan Rodríguez de Fonseca —y del rey—. La prohibición a Vélez deMendoza de dirigirse a Coquibacoa indicaba a las claras que la exploración deaquella costa estaba reservada para Bastidas y Juan de la Cosa. Y así lo confirma el que éstos emprendieran su viaje en la segunda quincena de octubrede 1501, después de que la publicación de la Real Provisión de 3 de septiem

bre del mismo año vedara terminantemente a súbditos y extraños ir á descobrir al dicho Océano, ni a las islas é tierra-firme que en él hasta agora son descubiertas ése descubrieren de aquí adelante (26). Evidentemente, esta restricción general y las impuestas a Vélez de Mendoza obedecían a la coordinaciónde los planes previstos para futuros viajes de descubrimiento.

Las misiones asignadas a Vélez de Mendoza y Bastidas y Juan de la Cosaeran lógicas como las que dos años antes se ordenaron para explorar la tierradescubierta por Colón en dos direcciones distintas. Este reparto de misionesera también aconsejable porque Juan de la Cosa conocía la región de Coqui

bacoa después de su reciente viaje con Hojeda, de la cual había trazado unacarta de marear con las figuras por el altura é por punto llano (27), es decir,con latitudes, rumbos y distancias, que por sí misma explicitaba la necesidadde investigar el golfo que se abría al oeste del cabo de la Vela. Pero al rey yFonseca no bastaba la información contenida en esta carta de marear de Juande la Cosa. Era menester reunir toda la información geográfica más ampliaque incluyera la acopiada en los últimos viajes en una única carta para comprender el enigma geográfico de las costas asiáticas descubiertas.

De la anterior secuencia de fechas y hechos citados se desprende que Juande la Cosa debió iniciar el trazado de su carta antes del 20 de julio de 1500,cuando se prohibió a Vélez de Mendoza dirigirse a Coquibacoa. Pero una circunstancia imprevista obligó a ampliar el plan de exploraciones y con él elcontenido geográfico de la carta.

Después de la llegada de Cristóbal Colón a Cádiz a finales de noviembrede 1500 —tras haber sido destituido por Bobadilla de su gobernación de LaEspañola—, en su primera entrevista con los reyes se mostró dispuesto a reanudar sus viajes de descubrimiento (28), pues tenía propósito de gastar a vida

(26) Transcrita por Martín Fernández de Navarrete, Colección de los viajes y descubri

mientos, tomo II, doc. CXXXIX, pág. 258.(27) Testimonio de Pedro Ledesma, en la Probanza del fiscal, hecha en Santo Domingo el

7 de diciembre de 1512(CoDoin Ultramar, tomo 7, pág. 262).(28) Según Bartolomó de Las Casas, en la Historia de las Indias (libro 1, cap. CLXXXI,

pág. 191), Cristóbal Colón y sus hemanos —apresados por orden de Bobadilla— llegaron aCádiz entre el 20 y el 25 de noviembre de 1500.

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LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (1)

que le quedaba en descubrir, por su servicio, muchas tierras mas ae las quehabía descubierto, [y que creía hallar estrecho de mar en el paraje del puertodel Retrete, que agora es el Nombre de Dios], por lascuales, sobretodos/os reinos del mundo, fuesen los más esclarecidosy ricos los de España (29).

Las Casas —a quien debemos esta referencia— cita el puerto del Retretey Nombre de Dios, aún no descubiertos ni bautizados, porque escribió su Historia de las Indias muchos años después y no se sabe con exactitud cuál fue lainformación geográfica queColón mostró a los Reyes para indicarles dóndeesperaba encontrar el estrecho; pero en todo caso, la región de las Indias, ala que se dirigió a buscarlo, demuestra que estaba convencido de que loencontraría a Poniente de la tierra por él descubierta en 1498, que creyó queera una gran isla; y pensó entonces enviar al Adelantado —su hemano Bartolomé— con tres navíos bien ataviados para ello á ver más adelante, y descubri

rán todo lo que pudieren hacia aquellas partes (30). Una idea que no pudoponer en práctica porque los desafortunados sucesos políticos de La Españolatorcieron su intención. Sin embargo, vicisitudes posteriores hicieron quefuera él mismo quien comandara un nuevo viaje con objeto de reeonocer costas en aquella región, pero mucho más alejadas en dirección al Oeste delo quepensara antaño, con el fin más definido de buscar una vía marítima de paso alos mares de la India.

Colón manifestó su propósito descubridor a los monarcas en la primeraaudiencia que le concedieron en Granada (31), en diciembre de 1500. De primera intención Los reyes se lo agradecieron y comenzaron a tratar dello yexhortalle que lo pusiese en obra (32), pero no se precipitaron en asignar unanueva misión exploratoria a su Almirante del Mar Océano sin estar debidamente informados del dónde y cómo pensaba cumplirla, pues el 9 de junio de1501 todavía ignoraba Colón cuándo iba a emprender un nuevo viaje. Untanto decepcionado escribió en esa fecha una carta a su amigo fray GasparGorricio, en la que entre otras cuestiones le decía que en las cosas de Indiasse intende mas non hay fasta oy ninguna determinación (33).

La demora en adoptar una resolución la imponían, tanto a la espera a lallegada de Vélez de Mendoza de su viaje, que tuvo lugar a finales del mes de

junio de 1501, como la tramitación de la capitulación con Lepe y la previsiónde la partida de Bastidas y Juan de la Cosa para investigar la costa a ponientede Coquibacoa. En estas circunstancias, la propuesta de Colón de descubrirnuevas y ricas tierras y una vía marítima de paso a la India planteaba problemas políticos y de coordinación que se debían tener en cuenta. Era precisoreconsiderar la situación, máxime si Fernando el Católico consideraba laposibilidad de tomar posesión de las nuevas tierras que se iban a descubrir. En

(29) Bartolomé de Las Casas, op. cit., libro II, cap. IV,pág. 217.(30) Historia del tercer viaje, Fernández de Navarrete, op. cit., págs. 386-387.

(31) El 17 de diciembre, Hernando Colón, Historia del Almirante, cap. LXXXII; Bartolomé de Las Casas, op. cit., libro 1, caps. CLXXXI y CLXXXII.(32) Bartolomé de Las Casas, op. cit., libro II, cap. IV, pág. 217.(33) Duquesa de Berwick, Nuevos autógrafos, pág. 16.

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consecuencia, el Alto Viaje, según lo denominó Colón, acompañado de suhermano Bartolomé y su hijo Hernando, fue contemplado por la corona, dentro del plan de expediciones iniciado en 1499, en conjunción con las que de

momento estaban previstas. Como Vélez de Mendoza, Colón tenía fijado ellugar donde había de explorar para cumplir su cometido en coordinación conla exploración encomendada antes a Bastidas ya Juan de la Cosa, que deberíapartir antes. La resolución de los Reyes se notificó a Colón en el mes de octubre cuando en Granada se le entregaron a las reales provisiones que le autorizaban a dirigirse a Sevilla y Cádiz para organizar su expedición (34).

La participación de Colón en el plan de exploraciones influyó en el trazado de la carta de Juan de la Cosa. Y por ella sabemos que el lugar dondedebería buscar el estrecho de acceso al mar Indico estaba al sudoeste de

Cuba. Dos detalles pictóricos destacados en la carta le confieren el sentidooperativo derivado de la oportunidad de su elaboración: la viñeta con la imagen de San Cristóbal interpuesta entre las masas terrestres asiáticas del Nortey del Sur y la llamativa representación gráfica de la isla de Taprobana, pintadaen un color verde intenso, en medio de un enjambre de islas convencionales,situada 1200 al este de las islas Canarias y sobre la línea equinoccial, al sur laIndia. Esta isla, cuya riqueza poderaba numerosos y viejos relatos, atraía deantiguo la atención de Cristóbal Colón, según se deduce de las acotacioneshechas por el Almirante en los dos capítulos de la Historia Natural de Plinio,que se refieren a la isla (35).

La estampa de San Cristóbal caminando sobre las aguas, más que unamera alegoría a las tareas en que se empeñaba el Almirante, señala precisamente la región geográfica donde tenía que buscar el paso al Indico, mar enel que Marco Polo navegó desde Cathay a la India por Poniente de Cipango.Si la imagen cristobalina señala el sitio por donde debería Colón buscar elacceso al Indico, el objetivo principal de la expedición no era otro que el marcado por la isla de Taprobana, lugar donde el oro, la plata y las piedras preciosas se encontraban en sú mismo origen, donde Cristóbal Colón tenía que ir.Así se le ordenaba en la Instrucción para el viaje: Habeis de ir vuestro viaje

derecho, si el tiempo nofeciere contrajo, á descubrir lasislas é Tierrafirme queson en las Indias en laparte que cabe a Nos (...) y habeis de tomar posesión porNos é en nuestro nombre de las dichas islas é Tierra firme (...) Habeis de veren esas Islas y Tierrafirme que descubrieredes, qué oro é plata é perlas épiedrasé especieria é otras cosas hobiere, é en que cantidad é como es el nascimientode ellas(36).

Las posiciones de la figura de San Cristóbal y la isla de Taprobana dan sentido a la universalidad de la carta, toda vez que Colón tenía que alcanzar losmares del sudeste de Asia en la dirección señalada por estos dos indicadores.

Debería buscar el acceso marítimo al Indico, encontrar dónde se daban las(34) Bartolomé de Las Casas, op. cit., libro II, cap. IV, pág. 219.(35) Juan Gil, en Mitos y utopías del descubrimiento 1, dedica un epígrafe entero a esta

cuestión.(36) Fernández de Navarrete. Colección de los viajes, tomo 1, pág. 279.

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LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (1)

ansiadas riquezas y establecer relación con el capitán de las naves del rey portugués, que habían ya alcanzado aquellos parajes por la ruta de Levanteremontando el cabo de Buena Esperanza. En previsión de esta conjunción

se le entregó una Real Cédula que debería mostrar al capitán lusitano, gobernador del territorio asiático incorporado a la corona del rey Manuel (37)—yerno de los Reyes Católicos—, al que previamente éstos le notificaron sudecición.

No hemos logrado averiguar cómo y cuándo supo Juan de la Cosa lamisión confiada a Colón para plasmarla simbólicamente con la estampa deSan Cristóbal y la llamativa pintura de la isla de Taprobana. Pero lo cierto esque al piloto santoñés no le faltaba información de primera mano para conocer el propósito exploratorio del Almirante, bien por habérselo indicadoRodríguez de Fonseca, o porque harto conocía é las ideas de Colón después

de haber estado a su servicio varios años como maestre, piloto y maestro dehacer cartas, y de haber sido el hombre de confianza, con quien no sólo conversó a menudo sobre las muchas cosas de lo por descubrir (38), sino que también había trabajado en sus cartas de marear e que se las abía trasladado, pordonde se había determinado de yr a descobrir (39), convirtiéndose de estemodo en confidente de sus futuros propósitos exploratorios.

Por otra parte, Juan de la Cosa había adquirido una amplia formación cosmográfica que le capacitaba para compendiar en una carta universal los conocimientos más avanzados de la geografía en su época e interpretar las inten

ciones de su maestro, después que descubriera la tierra de Paria en 1498. Lapreparación cosmográfica de Juan de la Cosa la confirmó el mismo Almirante, siquiera por vía de la queja. En contestación a la novena pregunta de la primera Probanza del Almirante sobre lo del Darién, el testigo Bernardo de Ibarra declaró que el almyrante se quexaba de Juan de la Cosa diziendo que porque la avía traydo consigo a estaspartes laprimera vez e por honbre abile él leavía enseñado el arte del mar e que andava diziendo que sabía mas quel (40).

Sus razones tendría Colón para sentirse agraviado por algún comentariode quien en tiempo atrás fue hombre de su confianza y le dibuxaba (...) lascartas de marear que fazia (41). Mas no debieron ser motivadas por un nimio

tema relativo al arte del mar, que Juan de la Cosa harto conocía por su condición de maestre y piloto, sino más bien a causa de alguna cuestión de enjundiacosmográfica, controvertida por quien gozaba ahora de gran prestigio profesional y de la confianza de los reyes.

El agravio de Colón con Juan de la Cosa sólo pudo darse en circunstancias

(37) Bartolomé de Las Casas. op. cit., libro II, cap. IV,págs. 219-220.(38) Testimonio de Lorenzo de Armada, en las Probanzas del 14 de septiembre de 1514,

en Puerto Rico, CoDoIn Ultramar, tomo 7, Pleitos de Colón, 1, pág. 404.(39) Testimonio de Cristóbal Rodríguez, en las Probanzas del 15 de febrero de 1515, en

Palos, Codoln Ultramar, tomo 8, Pleitos de Colón, II, pág. 108.(40) Probanza del Almirante de 16 de junio de 1512, en Santo Domingo, CoDoIn Ultra

mar, tomo 7, Pleitos de Colón, 1, pág. 140.(41) Testimonio de Pedro Arroyal, camarero de Colón. Probanza del Almirante de 16de

junio de 1512, en Santo Domingo. CoDoIn Ultramar, tomo 7, Pleitos de Colón, 1, pág. 149.

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RICARDO CEREZO MARTÍNEZ

en las que ambos discreparan sobre una cuestión importante que no pudoplantearse en los años en que ambos navegaron juntos, porque los descubrimientos realizados en aquella época no crearon más desacuerdo que el de la

insularidad de Cuba —en 1494—,y Juan de la Cosa no tuvo entonces inconveniente en aceptar el criterio del Almirante firmando el acta de Pérez de Luna.Colón manifestó su queja por motivos acaecidos después: bien en re.lacióncon los proyectos de exploración, que ambos pensaban llevar a cabo en lamisma región de las Indias; por la existencia o no del estrecho que vaticinabael Almirante, que Juan de la Cosa debió poner en duda, convencido comoestaba de haber llegado a la tierra firme de Asia después de su viaje conHojeda y Vespucio; por desacuerdo de la equivalencia entre el grado y lamilla; o por la posición geográfica de la línea equinoccial que Colón hacía

pasar, erróneamente, sobre el lugar donde el rey serenísimo de Portugal tieneallí una fortaleza (42); es decir, sobre San Jorge de Mina —hoy Elmina—,mientras Juan de la Cosa la situaba, correctamente 5°más al Sur. La alegoríade la viñeta de San Cristóbal chapoteando en el agua, emarcada donde Colónpensaba buscar el estrecho, se interpreta así tanto en el sentido deindicar unobjetivo geográfico que se había de alcanzar, como en la expresión de un propósito inútil.

Que Colón discrepó del concepto de la geografía de Asia que tenía Juande la Cosa lo confirma la posesión de una carta de marear, propia para dirigirsu viaje, de la que dio referencia Angelo Trevisano en agosto de 1501, queestuvo en relación con Colón, al referirse a una carta de marear que a éste leestaban elaborando en Palos, en la que figuraban quanto paese é stato scoperto, “qui non ce n’é, salvo una de dicto Columbo” (43).

En el mes de octubre, Colón partió de Granada para Sevilla con objeto depreparar el viaje, que inició el mes de mayo de 1502después de haber partidode Sevilla Bastidas y Juan de la Cosa para explorar la costa a Occidente delcabo de la Vela, hasta rebasar el golfo de Urabá y llegar al puerto del Retrete,justo el lugar donde en la carta de Juan de la Cosa está al extremo sur de laestampa de San Cristóbal; el mismo paraje donde llegó Colón en el bojeo de

lacosta mesoamericana en dirección a Mediodía a partir de la isla Guanaja,situada junto a la costa norte de Honduras.Las motivaciones geográficas, de coordinación y de realización que con

curren en la circunstancia del trazado de la carta de Juan de la Cosa, aquíexpuestas, no son coincidencias ni supuestos imaginarios, sino fundamentosafirmativos de que su elaboración tuvo su origen en un interés trascendente,inspirado en el propósito del rey de alcanzar unos fines políticos determinados en una situación muy concreta. Si no se tiene en cuenta esta finalidadsuperior y se pierde de vista el significado político y operativo de la carta, ésta

no es más que un viejo documento curioso, inspirado en una iniciativa caprichosa o de interés ornamental, susceptible de ser sometido a críticas y supuestos injustificados ante los hechos que nos lega la Historia.

(42) Apostilla 234 del Imago Mtndi, de Pierre d’Ailly.(43) Carta de Angelo Trevisano a Dominico Maripietro del 21 de agosto de 1501,Raccolta

didocu,nentiestudj Parte III. vol. 1,pág. 47.

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LA VERSIÓNESPAÑOLADEL MAPADE LOSDOMINIOSBRITÁNICOS

Y FRANCESESDE NORTEAMÉRICADE JOHN MITCHELL

María Luisa MARTIN MERÁS (*)

Todos los especialistas anglosajones en cartografía, así como muchos historiadores conocen el mapa de John Mitchell titulado: A Map of the Britishand French Dominions in North America With the Roads, Distances, Limits,

and Extend Settlements, Humbly Inscribed to the Right Honourable, the Earlof Halifax, And the other Right Honourable The Lords Commissioners forTrade & Plantations, By their Lordships Most Obliged and very humble Servant, mo. Mitchell. Londres, 1755. Grabado por Kitchin y publicado por elautor en febrero 13 de 1755, según Acta del Parlamento e impreso por Jefferys y Faden..

El mapa está dividido en ocho partes, cada parte mide 69 cm de alto por49,5 cm de ancho, dando unas medidas totales de 276 x 198 cm. Estas medidas se refieren a un ejemplar procedente de la tercera edición, primera impresión, que es el que hemos examinado. La firma de Mitchell va en la cartela

decorada con motivos vegetales, una alegoría de la abundancia y un paisaje.El mapa presenta encima de la cartela varias escalas gráficas (1), que determinan una escala aproximada de 1:2.000.000. La zona geográfica representadava de 107° a 52° longitud Oeste del meridiano de Londres y de 52° a 29° delatitud Norte. En el ángulo superior izquierdo aparece un mapa pequeño querepresenta la bahía de Hudson y la península del Labrador, que está graduado de 105° a 400 de longitud Oeste de Londres y75° a 50° de latitud Norte,con una escala de 200 leguas estatutarias inglesas que mide tres centímetros.

En el margen inferior hay un extenso texto sobre observaciones astronó

micas y latitudes y longitudes comprobadas y un poco más arriba explicaciónde las correcciones que ha hecho el autor después de publicar el mapa en 1750y de las autoridades en las que se ha basado. Está orientado con rosa ylis enmedio del océano.

John Mitchell fue un físico y botánico inglés, del que no se conoce la fechani el lugar de nacimiento, que murió en Inglaterra en 1768 yque pasó una.parte de su vida en Urbana (Virginia), regresando a Inglaterra en 1746. Esfamoso por este mapa, que parece ser que fue el único que hizo

(*) María Luisa Martín Merás es jefe de investigación del Museo Naval.

(1) Escala de 180 minutos de latitud = 16cm. Escala gráfica de 208 1/2 millas inglesas de69 1/2 al grado = 161/2 cm. Escala gráfica de 60 leguas marinas de 20 al grado = 16 1/2 cm.Escala gráfica de 75 leguas francesas de 25 al grado = 16 1/2 cm. Escala de 45 millas holandesasde 15 al grado = 16 1/2 cm.

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M. LUISA MARTÍN MERÁS

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LA VERSIÓN ESPAÑOLA DEL MAPA DE LOS DOMINIOS BRITÁNICOS...

Del mapá de los Dominios Ingleses y Francesesde Norteamérica se hicieron. numerosas ediciones en Inglaterra y otros países durante los siguientestreinta años. La primera edición francesa es de 1756y la alemana de 1775; nose conoce ninguna edición española. A partir de la 4•a edición, el título varíay pasa a denominarse Map of de British Colonies in North America.

Mitchell parece que hizo el mapa para ilustrar la expansión francesa en elnoroeste de Norteamérica y llamar la atención a los poderes coloniales británicos sobre ella y tuvo acceso a muchas fuentes oficiales inglesas no sólo de laCámara de Comercio, sino también a documentos del Almirantazgo. Enresumen, es un mapa político que muestra la división de la parte oriental deNorteamérica entre franceses e ingleses y las fronteras administrativas de lascolonias (2). También se muestran en el mapa los caminos, las distintas tribusindias y fechas de asentamientos de colonos. Hay que señalar que las fronteras de las colonias hacia el Oeste se extienden en el mapa incluso más allá delrío Mississippi, que era ya Lousiana francesa; la misma reclamación se hacepara las fronteras de Nueva Inglaterra al noroeste del lago Superior.

El mapa adquirió una gran importancia política al ser usado por los comisionados ingleses y americanos para establecer las fronteras de los EstadosUnidos en la Paz de Versalles de 1783. A este respecto, aunque en el tratadode paz no se cita para nada el mapa de Mitchell ni ningún ejemplar fue firmado por los comisionados de las negociaciones de paz, hay varias evidenciasde que era un documento de trabajo en la mesa de negociaciones. En unacarta de John Adams a James Sullivan, escrita en agosto de 1795, se aseguraque el mapa de Mitchell fue el único usado para el establecimiento de límitespor los compromisarios ingleses y americanos, tanto para la paz de París de1783 como para los artículos provisionales del 30 de noviembre de 1782,y quesobre él se delinearon las fronteras. Lo mismo aseguraba Benjamin Franklinen 1790en una carta a Thomas Jefferson (3). Un mapa como este que mostramos aquí, impreso por Jefferys y Faden, fue hallado en el archivo de la familiade John Jayt comisionado americano; en él están señaladas las fronteras delos EE.UU. como se proponían en las conversaciones preliminares de 1782,

y una anotación de la mano de Jay, en trece lugares del mapa, dice «línea deMr. Oswald». Otro ejemplar del mapa de Mitchell, llamado del rey Jorge III,estaba en la biblioteca de dicho rey cuando la cedió al pueblo inglés y quedódepositada en la Biblioteca Británica, es la cuarta edición del mapa que apareció con el título de «Mapa de las colonias inglesas de Norteamérica» y quetiene señalada en 10 puntos diferentes la frase «Frontera como la describe Mr.Oswald», de la propia mano del rey.

(2) Sobre este tema puede consultarse el libro de Isaac Asimov: Laformación de América

del Norte (Madrid. Alianza Editorial, 1983).(3) Según los trabajos inéditos de Lawrence Martin, dados a conocer por Walter W. Ristow en, A la carte. SelectedPapers on Maps andAtiases. Compiled by (Washington. Library ofCongress, 1972).

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LA VERSIÓN ESPAÑOLA DEL MAPA DE LOS DOMINIOS BRITÁNICOS...

El mapa de Mitchell en español

Hemos visto ya suficientes evidencias de la importancia del mapa en las

negociaciones entre ingleses y americanos. Sabemos del interés de los franéeses en ese mapa, por estar directamente aludidos y porque la edición francesasalió en 1756, al año siguiente de la inglesa. Sin embargo, ya hemos señaladoque no hubo ninguna edición en español a pesar de que España tenía en América del Norte muchos más territorios que los franceses.

En el Museo Naval existía este magnífico mapa (4) rotulado en español:Mapa de ls Dominios Británicos y Francesesen JaAmérica Septentrional, conlos Caminos, Distancias, Límites de los Establecimientos. Dedicado al MuyIlustre Señor Conde de Halifax y demás Señores Comisarios del comercio delas colonias. Por su Obligado y Humilde Señor Juan Mitehel. Es un bello óleo

sobre tela de 149 x 215 cm, que estaba simplemente inventariado por eltítulo y por el nombre del.autor Juan Mitehel, que no recuerda nada el nombre verdadero del autor inglés, con la sig G.E. 22. Hace un año fue mostradoal señor Wilkie, un investigador americano (5), que inmediatamente lo reconoció como de Mitchell y nos puso en antecedentes de su interés cartográfico,pasando en seguida a ser restaurado y tensado con el fin de darle la importancia que sin duda tiene.

El mapa es una magnífica copia manuscrita anónima del de Mitchell, conlas siguientes variaciones del original. Tiene en el ángulo inferior izquierdo

dos escalas gráficas de 16cm, pero sin especificar cuál es la unidad de medida,colocadas en el ángulo inferior izquierdo.En el margen superior izquierdo está dibujado el mismo mapa pequeño,

graduado pero sin expresar la graduación, con el título: «Mapa Nueva de laBaya de Hudson y tierra de Labrador sacada de modernas observaciones».Debajo una leyenda geográfica: La distancia de la Baya del Hudson al mar delSur, según los últimos descubrimientos de los Rucianos, parece de 450leguas,por lo que es muy improbable se encuentre paso por el Noreste y unas iniciales: N.F.

El mapa está orientado con rosa y lis y lleva una clave toponímica por sig

nos sin explicación de ellos. Tiene la misma graduación que el original inglés,establecida a partir del meridiano de Londres.

(4) Este mapa, con otros muchosde la misma magnificencia y belleza, representandoamplias zonas del continente americano, se hallan en el Museo Naval, procedentes del DepósitoHidrográfico, aunque pudieran haber formado parte de los fondos recogidos de distintas Secretarías para ingresar en el Gabinete Geográfico de la Secretaría de Estado, que mandó crearGodoy y que, originariamente, pudieron estar depositados en el Depósito Hidrográfico hastala definitiva ubicación del dicho Gabinete, que tuvo una vida efímera y del que no se sabe exactamente con qué fondos contó. Esto no es más que una hipótesis, avalada porque todos estosmapas no son marítimos y proceden de instancias distintas de las de la Marina. El mapa fue recu

perado en 1932junto con otros muchos que habían sido robados durante el traslado de los fondos del extinto Depósito Hidrográfico a la actual sede del Museo Naval.(5) Al que desde aquí doy las gracias por su ayuda y consejos profesionales para la investi

gación de este tema.

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Detalle de la cartela del mapa de Mitchell, del Museo Naval.

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LA VERSIÓN ESPAÑOLA DEL MAPA DE LOS DOMINiOS BRITÁNICOS...

Los topónimos están todos en español, aunque muy escasos si los comparamos con el original, y algunos mal escritos, como: isla de Terandia, en lugarde Terranova; Pesilvania, Exquimaux, río Misauri, Nueva Gales Meridionai;

Albania, en lugar de Albany, Washingan, río Obio, río Misipipi. No se señalacasi ninguna ciudad, sólo los accidentes geográficos y tres líneas de frontera.Algunas confusiones nos llevan a pensar que el mapa está hecho a partir de unmapa francés; así, en el mapa pequeño se puede leer esquimaus pequeno, yrusianos que sería una mala traducción de russiens. Las explicaciones que seinsertan en el original de Mitchell sobre las fronteras entre las colonias y sobreobservaciones astronómicas, así como el escudo que está en el centro de lacartela, también se han suprimido.

No cabe duda que el pintor no conocía el nombre de Mitchell, ya que confundió la «c» del apellido con una «e», cosa que no es muy difícil dada la caligrafía con que está escrito en el original.

Una vez examinado el mapa, el paso siguiente fue investigar para qué opara quién se había hecho esta copia tan decorada y lujosa. Pensamos entonces que si el original inglés había sido utilizado por los ingleses y americanospara señalar los límites de las colonias americanas en la Paz de Versalles de1783, el mapa español podría haberse hecho para ilustrar las negociacionesespañolas en esa misma ocasión. Por eso vamos a dar un rápido repaso a laposición española en la guerra de la independencia de los Estados Un’idoscontra Inglaterra (6).

La política seguida por la Corte española fue muy fluctuante, ya que hastael 22 de junio de 1779 no entró en la guerra contra Inglaterra, siguiendo a sualiado francés que lo había hecho en 1777 después del triunfo de los americanos en Saratoga. En 1777, el conde de Floridablanca estaba al frente delMinisterio de Estado y era partidario de entrar en la guerra contra Inglaterrapara recuperar los territorios que Inglaterra había tomado en anteriores contiendas, es decir: Menorca, Gibraltar, La Florida y territorios en Honduras,además de para asestar un golpe definitivo al poderío inglés en el mar. Pero•a la vez temía que el ejemplo del independentismo americano cundiera en lasvastas posesiones españolas del resto del continente.

El Congreso americano envió a España a John Jay pidiendo el reconocimiento de la nueva nación y la alianza contra los ingleses, garantizando a cambio la devolución de La Florida, que se perdió en la guerra de 1763, con el ríoMississippi como frontera occidental y el paralelo 31 como frontera Norteentre las colonias y España. España no accedió a estas pretensiones y sóloproporcionó ayuda económica, además, el gobierno espáñol rehusó reconocer a los Estados Unidos como nación independiente, y considerarlos aliadosen su guerra contra Inglaterra, por lo que las acciones de las tropas españolasse encaminaron en toda la contienda a intentar recuperar los territorios perdi

(6) Sobre este tema, consúltese la obra ya clásica de Juan Yela Utrilla: España ante la Jodependencia de los Estados Unidos, 1988. Reproducción facsimilar de la edición de Lérida de1992, y la interesante y bien documentada obra de Eric Beerman: Españay la Independencia deEstados Unidos (Madrid, Editorial Mapfre, 1992).

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LA VERSIÓN ESPAÑOLA DEL MAPA DE LOS DOMINIOS BRITÁNICOS...

dos en conexión con Francia, pero sin considerar para nada los intereses americanos. Cuando en 1782 se iniciaron las negociaciones de paz con Inglaterra,el conde de Aranda era embajador en Francia y fue encargado por el

Gobierno de defender los intereses españoles. Los americanos deseaban además del reconocimiento de su independencia, fronteras muy al Norte en contra de los intereses ingleses y en el Oeste establecían la frontera en el Mississippi; pedían también derecho de pesca en Terranova y ninguna concesión alos leales a Inglaterra. España deseaba.limitar la extensión de Estados Unidoshacia el Oeste, en lo que le apoyaba el ministro francés Vergennes. Arandaaspiraba a una línea que cayera desde los grandes lagos a Georgia, excluyendo el oeste de la nueva nación.

Inglaterra, para frustrar las pretensiones de España, y sobre todo de Francia, accedió a todas las peticiones de su ex colonia, con lo que ésta prescindióde Francia en la delimitación de las fronteras americanas y mücho más deEspaña, que siguió sin reconocer la independencia de los EE.UU. Se firmó laPaz de Versalles en 1783 y Aranda consiguió de los ingleses la devolución deMenorca y las dos Floridas y el cese del corte de palo en Campeche, pero nohubo medio de que devolvieran Gibraltar a pesar de las enormes compensaciones que se ofrecieron. En cuanto a la Florida, España no aceptaba el límiteNorte y ni estaba de acuerdo con que la frontera Oeste se situara en el Mississippi, como se había estipulado en esa paz. Hasta el tratado de San Ildefonsoen 1796 no reconoció España la independencia de EE.UU. En este tratado

los americanos consiguieron todas sus pretensiones, como libre circulaciónpor el Misssissippi y frontera en el paralelo 31.El embajador español en Francia utilizó, como no podía ser menos, el

mismo mapa de Mitchell para delimitar fronteras en Norteamérica y el 10 deagosto de 1782 le envió a Floridablanca un ejemplar de una edición francesahecha por Le Rouge (7), junto una carta en la que le comunicaba que habíainiciado conversaciones con el delegado del Congreso americano, Mr. Jay,para tratar los límites de las posesiones españolas y americanas sobre la basede dicho mapa. Le adjuntaba también un «Diario sobre límites con las colonias», donde exponía las peticiones territoriales americanas y las contrapropuestas españolas (8). En este diario menciona a menudo varias copias delmapa de Mitchell, que él utilizaba para establecer líñeas posibles de frontera.

(7) El mapa que envió Aranda es la cuarta impresión de la tercera edición francesa, dondela fecha original de 1756está sustituida por 1777. El título es: «Amerique Septentrionale ayeeles Routes, Distances en miles. Villages et Etablissements François et Anglois. Par le DocteurMitchel. Traduit de l’Anglois par Le Rouge. Corrigée en 1776 par M. Hawkins brigadier desArmées du Roi». París, 1777. Grabado. El título y las explicaciones van también en alemán.Rotulación en francés. Escala 260 millas inglesas de 69 al grado = 16 cm. Escala de 70 leguascomunes de Francia de 25 al grado = 15,5 cm. Medidas 109 x 134 cm. Son ocho hojas montadas y se encuentra en la Sección de Mapas y Planos del Archivo de Simancas, 1-112.

(81) Carta número 2266 de Aranda a Floridablanca. París, 10 de agosto de 1782 y Diariosobre Límites en las Colonias, 1 sesión, 3 de agosto de 1782. AGS. Estado, libro 172. Nosotroshemos manejado la transcripción del diario que incluye Yela Utrilla en la obra citada en nota.Sobre la correspondencia entre Floridablanca y Aranda, ver: María Francisca Represa y otros.

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M. LUISA MARTÍN MERAS

Así dice: La línea divisoria que yo he marcado está en color rojo y las demásque se fuesen sucediendo se distinguirán con otros colores. También el mismoAranda proporcionó a Jay una copia del mapa para que pudiese trabajarsobre ella y otra al ministro Vergennes durante los meses de agosto y septiembre de 1782en los que se discutían los preliminares del tratado. En todos estoscasos creemos que el mapa era la edición francesa de Le Rouge que él manejaba, puesto que Aranda confiesa que no sabe inglés. Sin embargo, el 1 deenero de 1783, una vez firmada la paz, Aranda anunció a Floridablanca elenvío de un mapa de los Estados Unidos con los límites señalados según eltratado establecido entre éstos e Inglaterra, y añade que dicho tratado señalael río Mississippi como frontera hasta el grado 31, después la línea tuerce pordetrás de las dos Floridas hasta las fuentes del río Sta. María, siguiéndole

hasta el mar (9). El 13 de enero Floridablanca contesta que ha recibido elmapa con las fronteras. Es de suponer que Aranda encargó hacer el mapa quehoy presentamos a un pintor, copiándolo de la edición francesa que élhabíautilizado en las negociaciones, debiendo encargarlo para que en la Corteespañola supieran gráficamente cómo habían quedado las fronteras en Nortemérica, el autor anónimo no debía ser un experto geógrafo, sino más bien unpintor, y confundió algunos topónimos, el nombre del cartógrafo inglés y nose preocupó de especificar la escala. El mapa debió ser hecho en los primerosmeses de 1783, después de la Paz de Versalles, y se le ha despojado de toda

la información que tenía el mapa grabado y que no era necesaria para ilustrarlas fronteras que interesaban a los españoles. Solamente, en el supuesto de irdestinado a ser examinado por el rey de España, se justifica el pintar un mapaal óleo con tanta belleza y esfuerzo. Terminamos esta exposición señalandoel papel tan importante que tuvo el mapa de Mitchell también para las negociaciones españolas en la Paz de Versalles de 1783, y no nos cabe duda de queeste ejemplar tan magníficamente ornamentado sirvió también para las negociaciones de límites efectuadas en el Tratado de San Ildefonso de 1796. Es,pues, un documento político de primer orden y una obra artística del mismorango.

Documentos Relativos a la Independencia de Norteamérica Existentes en Archivos Españoles.Archivo General de Si,nancas, Secretaría de Estado. Francia (años 1774-1 786) (Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1976).

(9) AGS. Libro copiador 172, núms. 105-107.

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TRES CARTAS INÉDITAS DEFELIPE BAUZÁ A ALEXANDER

VON HUMBOLDTCarlos A. BAUZÁ (*)

Diversos investigadores han publicado cartas de o para el capitán de navíoFelipe Bauzá (1764-1834), encargado de cartas y planos de la expediciónMalaspina y director del Depósito Hidrográfico de Madrid.

Así, en el siglo XIX el barón von Zach publicó seis cartas que le dirigió

Bauzá entre 1819 y 1825 [11]. Otras siete de ellas enviadas por Humboldt aBauzá entre 1824 y 1827han aparecido en la Revista Colombiana de CienciasExactas, Físicas y Naturales [10].

Una carta de Hu.mboldt a Bauzá, fechada en 1825, hasido publicadá en laRevista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (Bogotá) (4).

Las noventa y ocho cartas dirigidas por Bauzá entre 1823 1834 a donMartín Fernández de Navarrete —su sustituto en la dirección del DepósitoHidrográfico de Madrid en ocasión del exilio de aquél—han sido objeto de unestudio reciente, inédito [1].

Finalmente, también permanecen inéditos la publicación y análisis de

treinta y una cartas enviadas por el hidrógrafo a su amigo inglés LordHolland, entre 1804 y 1833 [2].Si bien Felipe Bauzá y Alexander von Humboldt se encontraron en París,

por primera vez en persona, enjulio de 1826,el intercambio de correspondencia entre los dos científicos había comenzado mucho tiempo antes.

Una búsqueda de cartas de o para Bauzá —en el marco del análisis de lacorrespondencia del hidrógrafó [1, 21—ha localizado tres cartas—inéditas encuanto tenemos conocimiento— enviadas por Bauzá a Alexander von Humboldt, custodiadas en la Biblioteca Estatal del Patrimonio Cultural Prusiano

de Berlín.Ed la primera de ellas, fechada en 1804, Bauzá solicita a Humboldt elenvío de las observaciones realizadas en sus viajes, a los .efectos de perfeccionar sus cartas geográficas sobre América Septentrional y Meridional.

En la segunda carta, fechada en 1805, Bauzá coteja algunas posicionesgeográficas propias coi las de Humboldt y le pide las observaciones efectuadas en España, incluyendo alturas barométricas, para aplicar al mapa delreino que está elaborando.

(*) Carlos A. Bauzáes profesor universitario e investigador naval en la República Orientaldel Uruguay.

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C. A. BAUZÁ

La tercera, fechada en 1826, escrita durante el exilio en Londres, serefiere a diversos problemas de índole geográfica.

CARTA 1. (Staatsbibliothek Preussischer Kulturbesitz, Berlín.Nachlass Humboldt K. 7, Nr. 32).

Madrid, 27 de agosto de 1804. (1).

Muy señor mío:

Nuestro común amigo el Sr. D. Zenón Alonso me manifestó en una cartade V. desde Bordeux (sic) en la qual y. tenía la bondad de hacer memoria de

nosotros y al mismo tiempo le manifestaba V. algunas quejas por razón a lafalta de contestación de sus cartas desde los remotos Países de la América quey. ha transitado, por desgracia ninguna carta de V. ha llegado a nuestrasmanos (excepto una desde la Havana que ha recibido el Gefe don José Espinosa) (2) y por consiguiente ninguna de las observaciones astronómicas deV. que tanto deseaba (3) mucho más estando ocupado como estoy en unasgrandes cartas geográficas de la América Meridional y Setentrional, paracuyo trabajo tengo recojidos documentos originales poco conocidos, y que afuerza de tiempo y de trabajo he podido adquirir.

Las observaciones de V. en ambas Américas completarían un trabajo quetengo muy adelantado. Sería en mí mucho atrevimiento exigir de V. me remitiese todas sus observaciones mucho mas creyendo como es natural queY. pase a publicarlas inmediatamente, pero si su bondad fuese tanta que loverificase para que yo puediere continuar mis trabajos, desde luego le prometo no publicarlos hasta tanto que V. se haya anticipado a ello y siempreconservando el merito de V. por tantos titulos recomendable.

En esta misma fecha escribe a V. el Gefe don José Espinosa, sus muchasocupaciones al lado del Príncipe de la Paz (4), quizás no le permitiran en adelante continuar una correspondencia con V. tal como este establecimiento

pudiera desear y el mismo don José Espinosa apetece; en ese caso yo suplicoa V. tenga la bondad de escribirme, mandando todo aquello que quiere

(1) En 1804—diez años después del regreso de la expedición Malaspina— Bauzá era 2.°Director de la Dirección Hidrográfica de Madrid desde 1797 [8, pp. 27-81.

(2) José de Espinosa y Tello (1763-1815). Igual que Bauzá, participó en la comisión de levantar y trazar las cartas hidrográficas de la costa de España bajo la dirección de Vicente Tofiñoyen la expedición Malaspina. Ejerció la dirección del Depósito Hidrográfico de Madrid (Dirección de Hidrografía) desde 1797hasta 1815 [6,TI , pp. 60-61.

(3) Hubo un abundante intercambio de información geodésica y topográfica entre amboscientíficos, del que la correspondencia entre ambos, así como numerosas citas en publicaciones

del sabio alemán, dan testimonio.(4) Manuel Godoy (1767-1851). Favorito de Carlos IV. Godoy era protector de la Acade

mia de Nobles Artes y de los Gabinetes de Historia Natural, Jardín Botánico, Laboratorio Químico y Observatorio Astronómico. Es difícil saber a qué se refiere Bauzá en esta afirmación:quizá se relacione con las vinculaciones entre la astronomía —protegida por Godoy— y la náutica [5, T. X, pp. 537-81.

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TRES CARTAS INÉDITAS DE FELIPE BA UZÁ A ALEXANDER VON HUMBOLDT

seguro de que obedeceré sus órdenes con el mayor gusto, y si V. desea algunacosa de este establecimiento, todos estamos prontos para complacerlo.

Deseo que V. se tranquilice de su largo y penosísimo viage (5) y que enbreve manifieste al público, su gran porción de descubrimientos útiles a lasCiencias, interin se repite de V. con el mayor afecto y desea sus preceptos.

Felipe Bauzá, Theniente de navío en la Dirección de Hidrografía deMadrid.

CARTA 2. (Staatsbibliothek Preussischer Kulturbesitz, Berlín.Nachlass Humboldt K. 5, Nr. 5).

Madrid, 15 de mayo de 1805. (Dirigida a Roma). (6).

Mi querido amigo:

Con indecible complacencia recibí la apreciable carte de VM. de 24 defebrero con la que me acompañaba una copia de las noticias que VM. comunicó en México al hermano de Espinosa lo que he agradecido infinito asi comoaquel amigo, pues en ella nos comunica una porción de resultados preciosos,y honra a los marinos españoles a un grado que á la verdad no merecemos.

Me ha sido muy sensible el destravfo (sic) de mis cartas y mucho masquando esto á retardado nuestra comunicación Directa bastante tiempo, no

obstante me devo felicitar de que aunque tarde he tenido esta satisfacción, yyo jamas.exigire de VM. que se moleste demasiado en contestarme. Solo siquando sus utiles ocupaciones le den un poco de lugar, pues conozco lo quevale el tiempo, y también se que tiene VM. muchos amigos a quien no devefaltar.

Despues de que escrivi a VM. he podido adquirir el mapa del Rio de laMagdalena travajos de VM. y el Ingeniero Cabrer. Me ha facilitado algunospapeles de aquella parte de América que ha sido su residencia, con todo loque y lo mucho que se encuentra en estos archivos y entre particulares no sedexará de juntar una colección suficiente para dar una idea de aquellos paisesdigo lo mismo del Reyno de Mexico, conozco los travajos de Constanzo y veootros muchos que ha hecho expediciones en lo interior, pero siempre diré quesolo por ellos nada regular se puede conseguir, y en tal caso deveremos dar lasgracias a VM. que ha situado tantos puntos en Latitud y Longitud. Regular-

(5) Humboldt —acompañado por Bonpland— había regresado recientemente de su viajede investigación, de cinco años, a América. Había atravesado parte de los actuales Venezuela,Colombia, Ecuador, Perú, Méjico y EE.UU. Se había embarcado de regreso a Europa el 9 dejulio de 1804 [3, T. 1, pp. 141-2271.

(6) Humboldt se hallaba en París desde 1804 y realizaba investigaciones con el químico

francés Gay Lussac. El 12 de marzo de 1805ambos viajaron a Roma. La carta está dirigida alhermano del primero, Wilhelm: Au Baron de Humboldt, correspondant de l’Institut Nationalchez Monsieur Humboldt Ministre du Roi de Preusse. Regresaron en septiembre de 1805[3, T.II. p. 13.

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C. A. BAUZÁ

mente nuestros ingenieros no conocen las observaciones astronómicas lasmas sencillas, ni tampoco (que es mas de admirar) las de la variación, ó Magnetismo, sin cuyos datos es imposible formar una carta del país.

La Longitud de Cartagena, promedio de varias observaciones, y primerossatelites de Jupiter con correspondientes en Cadiz es de 69°10’51” o de Cadizó 77°48’36” o de Paris muy conforme con la que VM. conjetura despues de susconvinaciones, de 77°49’18”.

La situación de Lima por nuestra expedicion con Malaspina es para latorre de Santo Domingo 7003750 o el muelle del Callao en 7004430 o79°21’45” de Paris = a 5 h 17’27” tambien muy conforme con la que VM.asigna de 5 h 16’50”.

En efecto, el difunto del Rio nos ha dado la latitud de Trinidad de Cuba

de 21°43 Latitud Norte pero nos ha dicho de que medios se ha valido paraobservarla esperabamos los calculos para que con mas juicio pudiera desir aVM. en que consistía la diferencia, pero la muerte y la guerra retardaranmucho esto.

La Altura media Barometrica de Madrid es de 30m pulgadas 6,4 de pieespañol reducidas las observaciones al grado 15 de la altura del termometrocentigrado o 30 pulgadas 2,4 del pie frances.

Quando el señor Espinosa y yo, hizimos nuestro viage atravesando desdeChile á Buenos Ayres (7), hallamos la Altura de la Casa de la cumbre en lomas alto de la cordillera de 1987, 4 toesas de Paris, en la latitud de 32°53’50”

y longitud 63°91’35’oeste de Cadiz.Por lo que respecta á la Longitud de Mexico VM. habra visto por la carta

de Mr Espinosa que su mala situación en la carta del Depósito dependió deuna equivocacion en un grado al gravar la plancha.

Mucho aprecio el ofrecimiento de VM. y desde luego suplico a VM. quesi es posible escriva a Paris a fin de que con alguna anticipacion pudiera tenerlas primeras publicaciones de VM. entregandolas alli á mi amigo el Marquésde San Cristoval de quien yo las recogeria.

Actualmente tambien me ocupo en la formacion de una carta de España

(8) que no conocemos tengo juntos ambos materiales buenos, y una gran cartaformada en tiempo del Marques de la Ensenada (9), estimaría a VM. meremitiese sus observaciones y alturas en este Reyno durante sus viages; tenemos muchos que hablar sobre los anuncios del barometro, un amigo me facilita las observaciones hechas por espacio de muchos años aqui, y cuyos travajos gustaran a VM. mientras VM. sabe puede disponer, etc.

(7) Bauzá realizó este viaje de Valparaíso a Buenos Aires por tierra en octubre de 1793,encompañía de José de Espinosa, por quebrantos de salud de ambos [8, pp. 14-151.

(8) La carta de España fue una empresa —interferida por hechos políticos— que Bauzámencionó frecuentemente en su correspondencia hasta poco antes de su muerte. Ha sido estudiada por Martín-Merás (9).

(9) Zenón de Somodevilla y Ensenada, marqués de la Ensenada (1702-1781). Secretariodel despacho de Guerra, Hacienda, Marina e Indias (1743). Es autor de las Ordenanzas Militares de/a Marina [5, T. XX, pp. 497-81.

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TRES CARTAS INÉDITAS DE FELIPE BA LIZÁ A ALEXANDER VON HUMBOLDT

Muchas expresiones de Espinosa, don Senon Alonso, Cea y demasamigos.

CARTA 3. (Staatsbibliothek Preussischer Kulturbesitz, Berlín. Sammlung Darmstaedter F lb 1817).

Londres, 24 de enero de 1826. (10).

Muy señor mio y respetable amigo: Por fin se me ha proporcionado Ocasion de remitir á Vd. con toda seguridad la Memoria de Mr. Gi (v)ry, y elpapel de observaciones de Don Francisco Caldas (11), que Vd. tuvo la bondad de remitirme, estos papeles le seran á Vd. entregados por mi amigo elDr.de Malagamba que pasa á esa y a quien recomiendo á Vd. particularmente.

Con fecha del 24 de Diciembre contesté á Vd. á su apreciable carta del 29de Nobiembre encargandole me avisase de su recivo, sobre lo que no hetenido noticia alguna, en ella hablaba a Vd. sobre la dirección del Rio Beniopuesta enteramente á la que Vd. le dá y le dan los Padres Misioneros de Ocopa, y decía a Vd. la autoridad en que lo fundaba, y espero la contestacion deVd. sobre este punto.

• Mr. Mornay (12) antiguo conocido mio en España acaba de venir delReyno de Mexico habiendo hecho varias excursiones en la provincia deOaxaca con otros dos españoles americanos, estos individuos han fijado laLatitud de Oaxaca por un buen septante promedio de muchas alturas meridianas en 17°3’45” Norte y Longitud por un buen cronometro al Este deMexico 8°57’57”= 2°14’23” Sur luego que tenga otros datos que me ha ofrecido y que espera el señor Mornay se los comunicaré a Vd. entre tanto esperoque Vd. haga lo mismo, y disponga cuando guste, etc.

(10) Humboldt se hallaba en Parísdesde febrero de 1823. Conjuntamente con HeinrichBerghaus —cartógrafo del Ministerio de Guerra Prusiano— se ocupaba de la publicación de larevista científica «Hertha. Eme Zeitschrift fur Erd-Volker und Staatenkunde» (Revista deGeografía, Etnografía y Politología) [3, T. II, p. 63].

(11) Francisco José Caldas (1771-1816). Sabio naturalista, astrónomo y geógrafo colombiano [7, pp. 82].(12) F. Mornay; director de la «Méxican Companyx..Esta se estableció en Londres en 1824

para explotar las minas de Oaxaca, México [7, p. 137].

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C. A. BAUZÁ

BIBLIOGRAFIA

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El autor expresa su agradecimiento a la Directora de la Sección de Manuscritos de la«Staatsbibliothek Preussischer Kulturnesitz» (Biblioteca Estatal del Patrimonio Cultural Prusiano) de’Berlín, Dra. 1. Stolzenberg, por el envío de las fotocopias de las cartas.

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REPRODUCCIONES FACSIMILARES

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TRES CARTAS INÉDITAS DE FELIPE BAUZÁ A ALEXANDER VON HUMBOLDT

CARTA 2

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TRES CARTAS INÉDITAS DE FELIPE BA UZÁ A ALEXANDER VON HUMBOLDT

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CARTA 3

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DON PEDRO PORTERY CASSANATE,NAVEGANTE, DESCUBRIDOR,

GOBERNADOR DE CHILEY ALMIRANTEDE LA MAR DEL SURJosé FERNÁNDEZ GAYTÁN (*)

Semblanza de un marino

Prácticamente desconocido hasta hace unos años, concretamente hasta el1944, es, sin duda, don Pedro Porter y Cassanate, una figura digna de serlo;

salvo don Martín Fernández de Navarrete y don Cesáreo Fernández Duro,que se refieren a él (1), son escritores posteriores los que le colocan en el lugarque le corresponde entre los marinos de su época, tanto por sus cualidadeshumanas como por sus hechos, como veremos.

Nació Porter en la ciudad de Zaragoza, siendo bautizado el 30 de abril de1611, el tercero de siete hermanos, fueron sus padres micer (2) Juan PorteryEscamilla, del Consejo de Estado de S. M. yoficial real del Reino de Aragón,y doña Esperanza Cassanate y Espés, ambos de noble linaje.

Nada se conoce desu infancia hasta la edad de dieciséis años, en que sale

de su ciudad natal, año 1627, para sentar plaza como soldado, con seis escudos de ventaja por Real Cédula, en la compañía del capitán don Gaspar deCarassa, embarcada en la Armada del Mar Océano y Escuadra dé CuatroVillas, cuya misión era, además de proteger nuestras comunicaciones con elnorte de Europa, asegurar también las que teníamos con los dominios deAmérica. Ocho años permaneció nuestro biografiado en la citada Armada,bajo el mando sucesivamente del capitán general don Fadrique de Toledo yOssorio y don Francisco de Vallecilla, que en el año 1628 tuvo como misióncorrer las costas españolas y recibir a los galeones de la plata, sosteniendocombates con unos navíos turcos sobre el cabo Finisterre y Sanlúcar. En los

años 1629 y 1630, con don Fadrique dé Toledo, tomó parté en la jornada quehizo éste a las Indias, echando a los enemigos de las islas de San Cristóbal ylas Nieves. En 1631, embarcado en la Armada de don Antonio de Oquendo,en la capitana, fue nombrado alférez de la compañía, y sirviendo esta plaza,por los años 1632 y 1633, hizo dos viajes a las Indias para llevar azogue a laNueva España, entre otras misiones.

El año 1634 lo ascendió don Antonio de Oquendo a capitán y cabo de lainfantería del patache San Antonio, haciendo, este mismo año, otro viaje a lasIndias, yendo con el patache, por orden de Oquendo, a la isla Margarita yotros puertos de Tierra Firme a recoger los Reales haueres de su Magestad,

desembarcando en Cartagena de Indias,(*) José Fernández Gaytán es coronel de Infantería de Marina e investigador naval.

 1) Véase:Bibliografía.

(2) Micer: Título antiguo honorífico del reino de Aragón.

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J. FERNÁIVDEZ-GAYTÁN

Según una Relación ajustada de sus servicios, fechada en Lima el 15 deseptiembre de 1655, en 25 de enero de 1634, el capitán general de la Armadadon Fadrique de Toledo y Ossorio había elevado escrito al monarca manifestándole que Porter, hauía seruido en la Armada el tiempo y en las ocasionesque constaua por sus papeles procediendo con entera satisfación súya cumpliendo con las obligaciones de su nacimiento, y de muy onrrado soldado, yque había juntado con esto el estudio de la Cosmografía tratando tan deuerasla ciencia del arte Náutica, como se echaua de uerpor los papeles que tenía deello, y porque la vtilidad de juntar en la mar estas dos profesiones era de tangran consideración (como otras vezes auia representado a su Ma gestad), y porotra parte la dificultad de allarsepersonas en quien se juntasen estaua tan conocida con arto daño nuestro, tenía por cosa importante y de grandes conbenien

cias al seruicio de su Magestad que fuesen premiados en honor y en interés losque con veras se diesen á ellas para que otros a sus imitaciones alentasen y asijuzgaua que la merced que su Magestad fuese seruido de hacer al suplicante seemplearía muy bien en su persona.

Por el año 1635 ofreció Porter al virrey de Nueva España, don RodrigoPacheco y Osorio, marqués de Cerralbo, pasar a la mar del Sur, a su costa areconocer y demarcar tierras, y hacer observaciones de la nauegación con nuevos instrumentos que fabricó, dándole licencia éste, en México (26-VIII-1635), pero cuando se hallaba en el puerto de Acapulco, todo listo para

emprender el viaje, el visitador general, lo era don Pedro de Quiroga, quetraía Real Orden para ello, le embargó los barcos y bastimentos de su propiedad, no por ello se arredró Porter, recurriendo a la Audiencia, que se limitóa darle unos consejos para la iniciación de un largo pleito que no estaba segurode ganar; también en este mismo año, Porter avisó al virrey de una conspiración organizada por varios franceses para construir en la costa de la mar delSur unos barcos con objeto de hacer exploraciones en el golfo de California,sin licencia para ello, valiéndose de una que había concedido dicho virrey a unespañol,.quien se la vendería a ellos; descubierto el delito por la Audiencia deGuadalajara, fueron castigados los culpables.

Ante el peligro que se corría de que fueran extranjeros los primeros querealizaran el viaje descubridor, Porter se ofreció de nuevo al virrey, lo era ala sazón don Lope Díez de Aux y Armendáriz, marqués de Cadereyta, pararealizar este viaje de descubrimiento del golfo de California y de la Occidentaly Septentrional de Nueva España fabricando á su costa nauíos y leuando lagente necesaria,a lo que accedió dicha autoridad en 20 de septiembre de 1636,pero hechos ya todos los preparativos para comenzare viaje, el virrey, en 11de noviembre, ante el temor de que con estos descubrimientos, se abriríapuerta por donde los enemigos entrasen á infestar aquellos mares, revocó la

licencia, ordenándole suspendiesen el viaje hasta contar con la aprobación delmonarca, lo era Felipe IV; a la vista de este fracaso, por el año 1637, pasó aEspaña, embarcando, a su costa, en una fragatilla que, navegando a la alturade La Habana, fue atacada por unos barcos holandeses al mando del célebrepirata francés François Le Clerq, Pie de palo, quien dio libertad a todos

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DON PEDRO POR TER Y CASSANA TE, NAVEGANTE, DESCUBRIDOR...

excepto a él, por ser conocido y persona de cuenta, enviándole como rehén ala isla de Curaçao, donde permaneció varios meses en espera de ser canjeadopor unos holandeses que tenían los españoles prisioneros en la isla Margaritá,que, por cierto, fueron ahorcados, corriendo Porter gravísimo peligro decorrer la misma suerte, de la que le libró otro pirata, el mulato Diego de losReyes, que, después de llevarlo embarcado con él y otros «compañeros»holandeses, lo dejó libre cerca de Cartagena de Indias, un día antes de que elalmirante don Carlos Ibarra saliese rumbo a España con los galeones de laplata, embarcando y, en su compañía sirvió sin sueldo aquel viaje.

Ya en España dio Porter cuenta al rey de todo lo que le había sucedido,despachando éste una real cédula (24-11-1638),en lá que ordenaba al virreyde Nueva España le informase detalladamente, remitiéndole todos los papeles y documentos referentes al descubrimiento de California para Resolver lo

mas combeniente por ser tan de su servicio.Por certificación del general don Lope de Hoces y dos reales cédulas,expedidas en Mádrid, de 9 de julio y 24 de noviembre de 1638,consta que endicho año, y a las órdenes de este general, se halló en el socorro de Fuenterrabía, con veynte y cinco escudos de entretenimiento al mes y por ser de tantasatisfacción en las cosas de la mar tubo orden de su Magestad por su RealCédula para yr a ella, en ésta se ordenaba a don Lope de Hoces le diese elmando del primer galeón y compañía de mar y guerra que vacase, pero, al nóhaber ninguno por el momento, embarcó, a su costa, con su hijo Pedró, decorta edad. En el encuentro con una armada francesa, a la altura de Guetaria,

murió su hijo de vó astillazo, salvando él milagrosamente la vida, ya que,encargado del mando de la artillería de la banda de babor, en la cubierta principal, al incendiarse el galeón, se vio obligado a abandonarlo pór ordenexpresa del general, salvándose a nado, auierdo perdido lo que en el tenía.

Por una real cédula, fechada en Madrid el 24 de noviembre de 1638, lehizo merced el monarca de una compañía de’infantería española, nombrándole capitán de mar y guerra del galeón Santo Christo de Burgos, de la armadareal, en consideración (como dize su Magestad) de lo bien que hauía servidoen la Armada Real, y carrera de Indias, y vltimamente en la ocassión que en elpuerto de Guetariapeleó la que allí se allaua suya con la de Francia donde procedió con satisfacción de sus superiores.

Más tarde, por Real Cédula y fe de oficios de la Armada de la Guarda deIndias, dadas en Madrid en 2 y 4 de marzo de 1639, se le concedió el mandode una compañía de infantería española, dándosele el mando como capitánde mar y guerra de uno de los galeones de la armada del general don JerónimoGómez de Sandoval, fueron a las Indias, designándole éste el del galeón SanDiego.

Habiendo llegado a la corte desde Nueva España, año 1640, todos lospapeles y autos relativos al descubrimiento de California y vistos por el Real

Consejo de Indias, tras varias consultas, capituló Porter con el rey a fin de realizar este descubrimiento, concediéndole aquél licencia a el solo para hacer eldicho descubrimiento a su costa sin limitación de tiempo ni leguas diciendo quepor la grande satisfacción que tenía del suplicante era su voluntad deliuerada

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J. FERNÁNDEZ-GA YTÁN

que ninguna persona de cualquier calidad y condición que fuese tratase deldicho descubrimiento ni nauegase en este golfo a título ninguno, y que si sevbiesen dado algunas licenzias por los Virreyes o Audiencias se rebocasen

como desde luego las daua si. Ma gestad por rebocadas ofreciendo al suplicante, y empeñando su Real palabra uqe hauiendo hecho el descubrimiento le ariamercedes, y y capitularía con él, y no con otro alguno lapacificación y población de aquellas tierras y de todas las que descubriese de vna y otra parte deldicho golfo, y, en la conclusión de una de estas cédulas decía el monarca,esperando de vuestrasobligaciones, y celo que mostrai de mi seruicio que obrareis en esto con tal cuidado y atención que se consiga lo que tantas vezes se haintentado y se desea... Con fecha 8 de agosto de 1640 fue nombrado por realcédula, cabo y almirante de los navíos y gente de mar y guerra de la mar delSur, que llevase a su cargo este descubrimiento con las mismas honrras ypreheminencias que han goçado y goçan los demas Cauos y Almirantes deEsuadra de la Armada Real.

En este mismo año de 1640 recibió Porter carta del monarca, fechada enMadrid el 29 de noviembre, en la que le ordenaba pase a España a fin de asistir a las Cortes que iban a celebrarse en Aragón, y en 2 de junio de 1641tuvootra de este Reino, con objeto de que formase parte de la junta que, por Brazos, iba a reunirse; también el dicho Reino, escribía al monarca recomendándole la persona de Porter, parece ser, según se desprende de carta datada enZaragoza en 25 de junio de dicho año, se refería a los servicios prestados por

él y sus antepasados, executados con tantafidelidad y entereça,concluyendoasí, por la mucha inteligencia que tiene dicho Almirante de la navegación y serhijo de este Reyno y de cassa principal, nos obliga a suplicarA. V. M. con todoencarecimiento le honrre y aga merced conforme lo merecen sus servicios y losde su padre, hermano y tíos que todos fueron de diferentes Consejos de VuestraMagestad. Pero también por este mismo tiempo, recibió Porter carta de donPedro Coloma, secretario de Guerra y junta de Armada, fechada en Madridel 9 de febrero de 1641, en la que le manifestaba, de orden del rey, que sinréplica ni escusa alguna fuese luego a Cádiz a seruirle en la Armada del cargodel Duque de Maqueda, pero, poco después, recibió otra real orden, el 23 dejunio, en la que se le comunicaba pasase a Cartagena de Levante, con laadvertencia de que también se le había enviado otra a don Pedro de Orellana,capitán general de la Armada del Reino de Nápoles, para que en el momentoen que llegase le diese el mandiide uno de los galeones de su cargo, fue ésteel Leonfelive, pasando con él al socorro de Tarragona, acompañado de su hermano don Francisco, sirviendo ambos a su costa, como consta en varios oficios y en carta de don Pedro de Orellana al monarca, escrita en Alicante el 17de septiembre de. 1641, en la que le manifiesta: que el Almirante (Porter)hauia seruido sin sueldo aquel viaje con toda aprouación, y como le piden sus

obligaciones, yen el socorro de Tarragonaprocedió con mucho valor peleandomuy señaladamente... que por que le ha tratado le tiene por cauallero de grandísimo prouecho para el servicio de su Magestad y grandemente científico enlas cossas de la mar, y de la guerra y que por el seruicio de su Ma gestad desauaque se emplease en puestos.

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DON PEDRO PORTER YCASSANATE, NAVEGANTE, DESCUBRIDOR...

Consta por una certificación del secretario don Pedro Coloma (Madrid,13-XI-1642), que habiendo hecho el almirante Porter una representación alrey, en la que teniendo en cuenta los servicios prestados por él, suplicaba sele hiciese merced de vna encomienda, o Alcardía de su orden, había acordado

la junta de Armada, en 21 de marzo, se le dijese fuese a servir a la Armada asegurándole que acauado el viaje de su Majestad le aria Merced a su satisfacción.

En cumplimiento de esta real orden embarcó en Cádiz en la Armada delmando del duque de Ciudad Real que pasó a Levante, quien, en carta queescribió desde Alicante al rey, Felipe IV, de fecha 7 de octubre, le manifestaba que: atendiendo a las buenas partes del Almirante y experienzias en lascossas de la mar, y guerra le embarcó en su capitana donde navegó, y siruió asu costa sin sueldo alguno, y que en los dos encuentros que tubo sobre Barcelona con la Armada de Francia a los 30 de junio, y primero de julio, le nombró

por Cauo de la artillería de la banda de estribor que fue por donde ambos díaspeleó la Capitana Real y se hiço mas daño al enemigo, cumpliendo enteramentecon sus obligaciones, por lo qual y hauer conocido que es sujeto para empleadodice se al/a obligado a representarloa su Magestad para que se sirua honrrarle,y hacerle Merced como acostumbra a los que tambien lo merecen.

Parece ser, dice una Relación ajustada de sus servicios que, por esta época,sirvió a su Magestad con dos montados a su costa en las guerras de Cataluña.

Por el año 1643 recibió Porter orden particular de su Magestad, comoconsta por carta del secretario don Pedro Coloma, datada en Madrid el 3 demarzo, para que pasase a Cádiz, y embarcara en la Armada del marqués de

Villafranca, que allí se aprestaba, pero la junta de Guerra de Indias elevó oficio consulta al monarca, en 12 del dicho mes, en el que le manifestaba cuantoconbenía a su seruicio no se le diuertiese al Almirante el viaje a Indias paraponer en exececucion lo que le hauía encargado, accedió el rey a esta petición,ordenando desembarcase de la citada Armada y pasara a las Indias a hacer elreferido descubrimiento de la California, como se deduce de una cédula,fechada en Madrid el 9 de mayo certificación de don Gabriel Ocaña Alarcón,secretario en el real de Indias y su junta de Guerra y carta del secretario donPedro Coloma del día 26, escrita por acuerdo de la junta de Armadas al marqués de Villafranca, para que, con arreglo a resolución de la consulta elevadaal rey por la junta de Guerra, se excusara al Almirante Porter de su embarcoen la dicha Armáda, como anteriormente se le había ordenado por realorden. Con arreglo a esto, salió Porter de Cádiz, e12 de junio de 1643,embarcado en los galeones de la plata que llevaba el general don Francisco DíazPimienta, arribando a Cartagena de Indias el 29 de julio, saliendo el 2 deagosto de este puerto, con los navíos del azogue, del capitán don PedroGixon, para la Nueva España, entrando en Veracruz el día 22 de dicho mes.

Pasó Porter después a México, presentando sus despachos al virrey, lo eraa la sazón don García Sarmiento de Sotomayor y Enríquez de Luna, conde de

Salvatierra (25 de septiembre), de quien recibió la más cordial acogida, alentándole en todo momento y dándole facilidades para la ejecución de la empresa, al igual que los obispos y clero en general, también el provincial dela Compañía de Jesús, padre Luis de Bonifaz, le dio varios miembros de su Orden,

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J. FERNÁNDEZ-GAYTÁN

dos de los cuales, los padres Jacinto Cortés y Andrés Baes eran misioneros enSinaloa, y dando órdenes a todos los ministros de su provincia a fin de quecolaborasen con él, recogió alguna gente que agregó a los que él traía de

España, para que le acompañaran en la expedición, y compró la clauaçon, ypertrechos necessarios para fabricar nauíos.

La empresa californiana

Con objeto de reclutar gente, y reuniendo el material necesario, precediera a la construción de dos navíos, uno grande y otro mediano, para lo cualle entregó armas, municiones, cargas de hierro y otros pertrechos, envió Por-

ter a Nueva Galicia, al cabe Alonso González Barriga, persona de toda suconfianza, que le acompañaba desde España, agregándole varios carpinterosy gentes de mar y guerra, en tanto él pasó con su gente por Guadalajara,donde el presidente de la Real Audiencia, don Pedro Fernández de Baeza, yel fiscal, don Jerónimo de Alzate, le hicieron un gran recibimiento, of recién-doseles para cuanto pudiera necesitar y animándole por el éxito de su empresa, ya que, como más vecinos a la Mar del Sur, conocían la importancia deella. El 13 de noviembre, Porter, fletó, por dos años, una fragata, con la queya eran tres las embarcaciones preparadas para efectuar el viaje en la primavera siguiente.

El 1 de diciembre, y en plenos preparativos, recibió el virrey de NuevaEspaña, por Guatemala, un aviso del marqués de Mancera, virrey del Perú,en el que le noticiaba la presencia en aquellas aguas de seis navíos holandeses,con los cuales se había entablado combate y que marchaban ahora sobre Valdivia para incorporarse a otros diez navíos procedentes del Brasil, sospechando que, reunidos estos barcos, irían al encuentro de los nuestros procedentes de Filipinas; comunicada la noticia a Porter, éste, después de tomarlasdebidas disposiciones, salió el 6 de dicho mes en posta, de méxico, acompañado de Melchor Pérez de Soto, perito cosmógrafo para el descubrimiento, y

como capellán, al licenciado don Juan de Luna, para enviarle en el aviso, llegando en pocos días a las costas de Nueva Galicia, Río de San Pedro, jurisdicción de Sintiguipac, donde estaba lafragata Nuestra Señora del Rosario, preparándose para el viaje, embarcando en ella alguna de la gente que le acompañaba, así como armas, municiones y pertrechos.

Por entonces, también se le unieron dos tropas de gente, que habíaenviado desde México, y asistido por el justicia mayor de aquel partido, donFrancisco Valero, procedió a la terminación de los preparativos para poner ala fragata en condiciones de navegar, previniéndola de todo para tres meses,armándola de remos, para mejor hacer la diligencia de buscar al enemigo y alas Naos de Philipinas, llevando por capitán a Alonso González Barriga.

Tras algunas tentativas para que pudiera salir la fragata, por fin el 3 deenero de 1644se alló agua y salió la embarcación al remo, viéndose en ‘evidénte peligro por la fuerza de la mar, zozobrando el remolque que llevaba,

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DON PEDRO PORTER Y CASSANATE, NAVEGANTE, DESCUBRIDOR...

salvándose su gente a nado; este día navegó la fragata, pero porsermuy recioel norüeste general viento en el invierno totalmente contrario a la derrota, acordaron el capitán y el piloto arribar a Matanchel, seis leguas al SE, a fin de

hacer lastre de piedra, dado que el que llevaban era de arena.Enterado Porter de esta arribada, fue con el alcalde mayor a Authlan, 95leguas de Sintiguipao y 4 de Matanchel, pero no pudiendo pasar los esteros,envió algunos indios que lo vadeasen, dando prisa para que volviese a salir lafragata, lo que hizo el 9 de dicho mes, siguiendo la derrota al Cauo de SanLucas, en California.

Acabada esta diligencia, pese a las mil dificultades que se tropezó, Porter,con la gente que le quedaba en tierra, avisando también a los alcaldes mayores de las provincias vecinas para que, goçando de la menguante de Enerodesde el día 3 hasta 10, reuniesen a los indios de sus jurisdicciones respectivas

y procediesen a la tala de cedros en las riberas del río Santiago, eligiendo estelugar que, una vez preparado, juzgó el más a propósito para la construcciónde un astillero, por estar 6 leguas la tierra á dentro, y asegurar lasfábricas delos enemigos, y continúa la citada Relación, tiene grande abundancia de maderas, vecinoas al Rio a donde llega la marea, y es muy fundable, si bien ay doscontrarios irremediables, vno de inmensidad de Mosquitos, que no dexantrauajarla gente, y ótro que solo desde Nouiembre hasta San Juan puede fabricarse, por inundar, y explayar el río dos y tres leguas la nuera; el calor en lacosta es grande particularmente el tiempo que duran las lluvias que son desdeSan Juan hasta septiembre. Los Murcie/agos maltratan la gente y la desangranno dexandola dormir de noche y un gusanillo llamado Comegen come y roe laropa, y hacienda, y pertrechos de modo que no estan siguros la invernada.Menos que retirándolos a mas fresco temple que se halla 20 leguas de/puerto.

Determinado Porter a establecerse en este lugar, dispuso la construcciónde casas para la gente y unas atarazanas para la construcción de barcos, asícomo de almace nes para los pertrechos y depósitos de maderas cortadas paradichas construcciones, y ya comenzada la construcción de las naves, volvió aMéxico dexando xineros, y las ordenes con bdnientes, mandando particularmente que los socorros y pagas de los Indios se hiciessen ante elAlcalde Mayor

de la prouincia en manos de los Indios Alcaldes de los pueblos todos los sauados para que en ningun tiempo hubiesse quexa, ni se les hiciesse agravio.Salió, pues, de Sintiguipac, en posta, para México, el 19 de enero de 1644,

adquiriendo, al pasar por Guadalajara ropas, armas, provisiones y otros pertrechos que necesitaba para la expedición descubridora, enviándolo todo el 1de marzo a Luis de Porras.

El 5 de mayo recibió la noticia de la llegada de la fragata Nuestra Señoradel Rosario al río Santiago, donde estaba el astillero, recibiendo Relación desu viaje hecha por su capitán Alonso González Barriga, en la que contaba lasperipecias del mismo, que había salido de Matanchel el 9 de enero, con vientos poco favorables, que lo obligaron a navegar costeando, la fuerza del maltiempo hizo que llegasen al puerto de Mazatian, que reconocieron y sondearon, para arribar a él si el tiempo lesforçasse montando sus islas, continuando

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DON PEDRO PORTER Y CASSANATE, NAVEGANTE,DESCUBRJDOR...

la navegación se hallaron sobre el río de Nauito, pasaron desde el golfo deCalifornia al cabo San Lucas, dando vista al de Porfía, encontrando grannúmero de ballenas en la boca de/a California, grandes corrientes para dentroles obligaron a tardar dieciocho días hasta llegar al cabo donde está la bahíade San Bernabé., donde el 27 de enero fondearon Esta bahía es capaz, y fondeable, tiene dos farellones, que hazen abrigo al puerto, ay agua muy buenajunto ala playa en vnos carriçales. Y una laguna, que se haze sal corriendo losfuertes. Saltaron a tierra, reconociendo unas grandes playas y ensenada,varios arroyos y una laguna saJada, así como unos cerros, donde el capitánpuso varios centinelas para que vigilasen el paso de navíos procedentes deFilipinas o la presencia de barcos enemigos, haciendo de día humos y de nochefuegos, para avisar; allí se proveyeron de agua y leña. El día 31 salió la fragatacosteando rumbo a las islas de Zedros y Cenizas, a la espera de la llegada de

los navíos procedentes de Filipinas; observando en las playas gran número deindios, que seguían el paso de la fragata desde tierra, avisándole, por señas,siguieran adelante, receloso González Barriga del interés que mostrabanéstos, que incluso enviaron algunas balsillas, hicieronse diligencias para yrayer que fuese, pero el mal tiempo que se levantó, le obligó a retroceder hastael cabo San Lucas, donde, por segunda vez, fondearon el día 4 de febrero,desembarcando, siendo recibidos por un cacique anciano, al que acompañaban gran número de indios que le obedecían, y parándose a trechos hacia enalta voz grandes raçonamientos, que nopudierom entenderse, y se juzgó dauala bien venida y pedía Seguridad, a amistad a los nuestros; pues en señal de pazy amor los reciuian con alegria, echando arenapor el ayre, y ofreciendo arcosy flechas poniendo/os por el suelo, pidiendo por señas a los nuestros dexassentambien sus armas, estaban enbijados, y pintados los cuerpos de diueros colores trayan mucha plumeria en la cabeça, y al cuello colgadas conchas de Nacarcon Muchos agujeros, y qualquier cosa que les dauan laponian en las Cabeçasy copetes. Los hombres son Mas Corpulentos, fuertes y bien agestados, que losde Nueva España, su cavello es algo rubio fraenle muy largo y andan desnudos, las mugeres son de buen parecer y se bisten de la cintura abaxo, son estosIndios muy dóciles y apacibles, partien entre si lo que les dauan, admirauanse

del traje, y policia de los nuestros acudian voluntarios a trae/espescado, leña,sal y agua, regalando y prestando algunas cosas de la tierra, como tabaco, sal,pieles de Conejos, Venados, Leones y tigres; como la gente; en este puertoA tun, Sardina, Salmón, bacallao, bonitos, y albacoras, que raros de estos sehallan en las costas de Nueva España.

Había aquí tres mil indios que conversaban con los nuestros, entendiéndoles éstos algunas frases, por lo aprendido de otros viajes su lengua la pronunciauan... facilmente, y ellos la nuestra sin ningún embaraço. Los caciquescomían con el capitán en la fragata, admirándose de no ver mujeres a bordo,ofreciéndoles traerlas ellos, sus armas eran flechas y arcos, y unos dardillos

que arrojan; temían más a los perros que a los arcabuces, al punto de que enalguna ocasión, viéndose atacada la fragata por éstos, el capitán no encontróotro remedio para librarse de ellos, que soltar un perrillo que llevaua con que

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todos se arrojauan a la Mar, y aún eii son de paz no se atrevían a entrar en lafragata a no ser que lo vieran atado.

Se colocaron varias cruces, y-a la misa, que se decía todos los días, y a laSalve acudían los nativos, arrodillándose, imitando lo que hacían los españoles, y algunos al arrojarse tras los pescados, que cogen a nado dezian SantaMaría ora pro nobis por auerlo oydo y aprendido de los Españoles en este yotros viages. Desde un principio se consideraron muy amigos de los españoles, siendo fáciles a la conversión, y deseando la amistad y comunicación conéstos, al punto de que, cuando llegó la hora de marchar, algunos queríanembarcar en la fragata y acompañarles, negándose el capitán porque echandoles de menos los de tierra no los alborotasen, o huyesen otro viagepensandoles auian de lleuar también a ellos. Al salir la fragata fueron muchos los indiosque la acompañaron en balsas, y con Muestras de sentimiento pedian licenciapara yrse como lo acostumbravan en el puerto siempre que entravan en elNauio, no se reconoció género de Idolatría en estos Indios, no son ladrones nimentirosos, ni van de borracheras, ni brebajes toman el tauaco en humo tienenle en abundancia, y le dieron como nosotros el nombre. -

La tierra era fértil, sana y templada, encontrando indicios de minas, y aunque algo lejos, había pesqueras de perlas, de las que trajeron varias.

Durante los veintidós días que los expedicionarios permanecieron en este

puerto, hasta el 21 de febrero, ni vieron barco alguno, ya que la almiranta deFilipinas, según supieron después, pasó a vista del cabo San Lucas antes deque lafragata lo reconociesse,y en cuanto a barcos enemigos no apareció ninguno por estas costas, habiéndose quedado en las chilenas. El capitán, conarreglo a las instrucciones que tenía de volver a Nueva España si no se encontraban los barcos citados, salió el dicho día 21 de cabo San Lucas rumbo al RíoSantiago, donde llegaron el día 25, desde aquí envió al capellán a México, enposta, para darle cuenta a Porter del éxito de la expedición; pasó éste a Veracruz, el 1 de abril, desde donde envió jarcias, lanas y otros pertrechos necesarios para aparejar los barcos, pasando por Guadalajara, llegaron a México,

donde se le agregaron algunos calafates, así como cargas de estopa, saliendotodos de la capital el 6 de mayo al cargo de Sebastián de Bayona Ycharde;también desde Acapulco se envió artillería. Esta expedición, sin embargo, yainiciada, hubo de suspenderse al recibir noticias el almirante de que el 20 demarzo varios marineros habían huido del astillero, en una embarcaciónpequeña, con redes y otras cosas de valor.

El 10 de mayo llegó un correo en que el fiscal don Jerónimo de Alzate,desde Guadalajara, le comunicaba que el día 24 de abril, maliciosamenteauian dado fuego unos hombre al Astillero, y que se auia quemado el baxel

grande que estaua acauado. El menor que tenía aoarejadas y ajustadas lasmaderas, que assi mismo auia consumido el incendio los Almaçenes dondeestauan las armas, municiones, pertrechos xarcias, velas, y la hacienda y ropaque allí se guardaua, sucesso en que parece interbino el enemigo de que la religión cristiana se dilate y aumente por las Armas Catholicas; pues con este an

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DON PEDRO POR TER Y CASSANA TE, NAVEGANTE, DESCUBRIDOR..

sido treslos despachos que se lean desecho para estajornada en cuya presucioná diez años persevera.

Las pérdidas fueron muy elevadas, ya que en el gasto de la construcción,

pertrechos, bastimentos y otras cosas, había llegado el empeño a más de20.000 pesos, sin auer sacado plata de las caxas de Su Mad., ni hauer tenido delVirrey Socorro de ayuda de Costa, oficio, ni otra merced alguna, y con no traertiempo limitado para esta jornada a 8 meses Salido de España tenía ya dosfábricas en astillero, y un Nauío en la California, que aun a costa de Su Magd.,y con mayores assistencias del Virrey, tanta breuedad parece imposible,obrando el Almirante en todo con tal atencion y Cuidado, que hauiendo Caminado su gente por todo el Reyno, y el Almirante corrido la posta mas de 800leguas atrauesando dos veces la Nueva España de una Mar a otra, y siendo tantos los desauios, riesgos dé comodidades de los Caminos, y despachando Con

tinuamente recuas, y correos, y teniendo tantas correspondencias y pleytos,siguiendo delinquentes haciendo prisiones, y otras dependencias. No á avidoya Mas disgusto alguno, ni del ni de su gente se á oydo quexa en todo el Reyno.

Dio cuenta inmediata Porter al virrey de esta desgracia, quien el 26 démayo, por haber sido cometido el delito en lugar muy alejado, encargó al presidente de la Real Audiencia de Guadalajara procesara a los culpables, encargando de la tramitación de la causa al alcalde mayor de Santiguipac; detenidos los delincuentes, fueron condenados a muerte, siendo el principal deéstos y promotor de todo el portugués Antonio González, pensando éste que

ante tamaño desastre, Porter pasaría a España a dar cuenta al monarca de losucedido, en tanto él y otros amigos suyos construirían unos barcos en estacosta, ya que años antes lo habían hecho sin licencia; irían también a la buscade perlas y plata, que ya otro portugués, Cosme Lorenzo, había encontradoen California.

No por este fracaso se amilanó el almirante Porter, y haciendó buen rostroa la desgracia,envió correos dando órdenes para que en la costa procediesena la corta y recogida de maderas para las nuevas construcciones, que se ayudase a la gente y que se recogiese todo lo que se hubiese salvado del incendio,que unido a lo que él tenía en México, traído de Veracruz, se procedería a

continuar los trabajos destruidos.Enterado el rey de lo sucedido, en carta de fecha 11 de octubre de 1645,

dirigida al almirante Porter, le manifestaba que: Enterado de la desgraciaporsu carta de veinte de febrero pasado de este año y demás papeles que en ellacitais, en que me daix quenta de lo sucedido en estas materiasy lo que pasó conlos nauios que aprestasteispara este hecho y quema de ellos, he testimoniadoen razón vuestro zelo y atención de que os doy muchas gracias, y al Virrey leordeno os asis apor todos los medios que parecieren vtilesy convenientes parala conseruacion del yntento que teneis. También, con esta misma fecha, el rey

escribía al virrey, conde de Salvatierra, acerca del almirante Porter, a quienhabía encargado el descubrimiento del golfo de California, que le prestaratodo el fauor, y asistencias que le haueis dado para el mejor cumplimiento dela que ha de obrar... y os encargo continueis, en asistirle en todo quanto se le

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ofrezca... y que esto sea de manera que se aliente y restaure lo perdido en laquema de sus baxeles, para que con vuestra ayuda pueda tratarmejor de lo que

ubiere de haxer.Contando ya con la confianza del rey, Porter decidió establecerse en laNueva España con el fin de seguir los preparativos, no habiendo contadohasta entonces con la ayuda del virrey, que tampoco le había solicitado,paraadelantar el tiempo como para mayor seguridad de sus fábricas escarmentadocon el incendio conbino pedirle la Capitania de Sinaloa, por ser conxigua a sudescubrimiento, y muy cercana a La California, y ayer de ser alli la inbernaday plaza de armas de donde auia de proveerse de todo lo conveniente, le recordaba también al virrey en el memorial que solicitaba éste, sus méritos pasados, sin embargo, éste le dio el cargo a don Juan de Peralta, hijo del oidor don

Matías de Peralta, no por ello se desanimó, pidiendo al virrey diese undecreto para que, de acuerdo con las cédulas reales que tenía, se le notificaseal dicho don Juan de Peralta, no fabri caseni nauegase este golfo. Por fin, el 11de marzo de 1647 se le concedió el cargo de gobernador de la provincia deSinaloa, de sus presidios, fronteras y costas del mar del Sur, así como lugarteniente en ellos del capitán general, cargos que sirvió desde marzo del dichoaño hasta noviembre de 1651, fecha en que renunció a ellos para dedicarseexclusivamente a organizar y llevar a cabo las expediciones descubridoras.

Habiendo llegado, por el año 1646, a la costa de Nueva España, dos fraga

tas procedentes de perú, fueron declaradas como estrauiadas, ofreciéndoselasal almirante Porter para que las emplease en su viaje descubridor de California, ofrecimiento que éste rechazó, pareciéndole ser mayor reputación suyahacer otras de nueuo a su costa como lo executó en la villa de Cinaloa el año1647, construyendo dos bajeles, bautizándolas con los nombres de Nuestraseñora del Pilar y San Lorenzo, con los que emprendió su viaje de descubrimiento durante los años 1648 y 1649, con grandes trauajos y riesgos descubriendo reconociendo, y demarcando las costas e islas del Golfo, y nacionesbárbaras que le hauitan consiguiendo con felicidad y crédito general el intentoasegurando del recelo que antes se tenía pudiesen entrar nauíos de enemigos enla mar del Sur por aquella parte. En cuanto al virrey, conde de Alba de Liste,informó al rey, en 13 de septiembre de 1651, delo hecho por el almirante Por-ter, con tanta satisfacción suya en este descubrimiento a su costa con grandesgastos riesgosy trauajes, escribiendo el rey, con este motivo, a Porter, en 6 deagosto de 1650 y 30 de septiembre de 1652, dándose por bien servido, manifestándolo la estimación con que quedaua del cuidado con que auía obrado eneste descubrimiento trauajos y riesgos que en el auía padecido.

Efectivamente, en una carta relación de Porter al rey, fechada en Sinaloael 13 de abril de 1649, le manifestaba que el 23 de octubre de 1648, después

de subir unas leguas por la costa de Nueva España, atravesó el golfo, pasandoa la de California, que es muy hondable y acantilada, navegando hacia el norte, reconociendo y demarcando toda la costa y veinticuatro islas próximas,fondeando en varios puertos y abrigos, tomando posesión por Vuestra Magestad y por la Corona de Castilla, de todas estas tierras, que llamé Nuevo Reyno

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DON PEDRO POR TER YCASSANATE, NAVEGANTE, DESCUBRIDOR...

de Aragón, prosiguiendo su viaje encontró algunas islas, pero al ir a reconocerlas, cargó sobre ellos una gran tormenta que los obligó a retroceder variasleguas, tomando puerto en California, donde dejó a la almiranta, del mando

del capitán Alonso González Barriga, por ser barco de menor porte paraaguantar los malos tiempos, saliendo él con su capitana a proseguir el viaje dedescubrimiento, bordeando la costa durante varios días, viéndose obligado aarribar, de nuevo, en el puerto donde había dejado a la almiranta, viendo, aunas dos leguas de éste, a las tres de la tarde del día 13 de diciembre, la Marroxa en forma de caudalossos Ríos de sangre que surque inbestigando la causa(que no a/le) con varias experienciasque hize, pues e/fondo que tomó de 24braças era de arena parda sin muestras de Coral, tampoco vi cardumen deCamarones, ni pelea de Bestias marinas pudo teñir tanta Mar, el Cielo estauaSerenos, no auia Yris, ni colores de Montes vecinos que causasen esta mudan

ça: el Viento y mar eran bonancibles, y lo que mas estrañe fué que sacando elagua en basijas no era colorada y pasando por este lugar otras vezes vi siemprela mar de su color Natural. Salió de nuevo a navegar, acompañado de la almiranta, fondeando en varias islas, esperando mejorara el tiempo, y viendo lopoco que éste ayudaba, decidió volver a Nueva España, atravesando el golfo,vna noche que hauia grande Ardentia, dy con dos Corrientes¿‘rehileres, detanto ruido, y escarceo que parecian Baxios, y me pusieron en cuidado, passados allé la Mar quieta y sosegada. El día 4 de enero, a las tres de la mañana,después de reconocer la costa de Nueva España, temiendo fuera muy baja,

con grandes precauciones, y llevando a la almiranta, de menor calado, por laparte de tierra, vararon en unos bajos, en la costa de Zuaque, consiguiendosalir milagrosamente, aunque con algunas averías sin importancia, cpntinuando la navegación hasta arribar al puerto de Baybachilato, de la jurisdicción de Sinaloa, el día 7 de enero de 1649, durante el viaje de setenta y sietedías.

Muchos fueron los datos y observaciones que, conprecisióny arte,efectuóel almirante Porter en esta expedición, entre ellos: las alturas, rumbos, distancias y variación de la aguja, corrientes, mareas, sondas, demarcaciones yperspectivas de las tierras, costas, ensenadas, bahías, puertos, cabos, sierras,

canales, arrecifes y bajos, a todos los cuales se les dio nombre, haciendo, enunión de Domingo del Passaje, cosmógrafo de la expedición, una extensarelación de todo lo dicho, corrigiendo errores de los que anteriormente navegaron por estas aguas. Estudió la abundante fauna y flora, en cuanto a la costade California como sus yslas son muy dobladas y montuosas; delante (hacia elnorte) va pareciendo la tierra más apacible y se ven algunas vegas, llanadas éyslas vaxas; la apariencia y colores de las tierras son de minas, según dizen losprácticos, lo que indujo a Porter a enviar, en dos ocasiones, al capitán Francisco Ruiz, para que explorara el terreno en busca de minas de plata, noencontrando éste nada de ningún metal precioso, informándole, en cambio,de la fauna y flora de estas tierras, parecidas a las de Nueva España. Se localizaron varios criaderos de perlas, de las que consiguieron por rescate algunasde los indios, pero de muy mala calidad, quedando, en cambio, esperanzados

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con dichos criaderos, pero lo riguroso de la estación les impidió bucearlos. Encuanto a los indios se refiere, dice que fueron muy bien acogidos por ellos, noconociéndoseles Ydolatría ni adoración alguna, sus armas son arcos y flechas,y dardos, advirtiendo que muchas de sus costumbres sean Bárbaras, tienencaciques y Capitanes que los gouiernan; traen guerra con los de la tierra adentro; exercitanse mucho en luchar, y correr, einbijanse de varios colores y lauores y con apretadores curiossos, y plumeria, adornan sus caueças y cauellerasgrandes que vxan; en cuanto a los Caziques y Capitanestraen conchas labradasde Nacar pendientes de los Cuellos, y algunas, Naciones se agujerean las Narices y Orejas, y en ellas ponen Conchas y Cañutos de tabaco, y labran sus Cuerpos con botones de fuego en diuersas partes. Los varones andan desnudos: Lasmugeres se visten de Pieles de Venado, de Louos marinos de Alcatraces, y otras

cosas siluestres. Eran estos indios de buenos talles, de naturaleza dociles, yapacibles, sustentanse como Maritimos del Pescado que cojen los hombres: yde raizes y frutas que buscan las Mugeres: Son grandes buzos y Nadadores,vsan Embarcaciones pequeñas con que salen a sus pesquerias, y pasan a lasYslas, y en lo alto de la Costa son las embarcaciones diferentes, mas curiosas.A la voz de Nuestra llegada acudia mucha gente a los puertos...; en algunaspartes son tan fieles, y amigos los Yndios, que dormian en los Nauios, y gustauan viesemos sus mi.geres, hijos y rancherías, y con entrañables ruegos mepidieron muchas vezes quedase con ellos que harian casas, donde con nuestra

Mugeres viuiesemos... Alegrauanse mucho con la Milabrosa Ymagen de Nuestra Señora, de la defensa Patrona de este Descubrimiento, y de lejos venianmuchos a verlaymitando Nuestras religiosas deueciones, con señales defacilidad en admitir Nuestra Santa fe. Auiseles de mi partida, y pretendieron conynstancia se quedase siquiera el vn Nauio, y con extermos que nos enternecieron, significaron pena y sentimiento de Nuestra buelta... Prometiles volueriabreuemente y por dejarlos con mas seguro de Nuestra amistad no quise trflerYndio alguno. En 27. grandiosa ensenada, que llame de San Martin, por hauerentrado en ella su día: Esta muy poblada de Yndios, y admirados mostraron,no auer visto antes Nauios ni Españoles, y con gran temor y recato llegaron consus valsas a los Nauios, de donde voluiendo regalados, me pidieron saltase conlos mios en tierrapara vernos, y como deseasereconocer sus rancheríasy aguajes, que estauan cerca fuí con toda preuención a tierra donde me reciuió alegregran gentío, y no entendiendo lengua alguna de las que lleuauamos, por señasles Mande y me obedecieron , humildes poniendo las Armas en el Suelo,tomando contentos mis dadiuas, y resgates, en vunas redecillasque traen en lascaueças; significándoles quería ver sus Rancherias se pusieron con valor, ydesenboltura, en Arma formando emboscadas, diciendo me voluiese, ygnorando como tan nueuos, el daño que de Nuestras Armas, y Perros, podia venir-

les; quietelos y retireme a los Nauios, sin hacerles agrauio y ellos viendomeembarcado, sejuntaron en corrilospor la Playa y contemplando Nuestras huellas, y an sucedido varios casos que omito por no alargaresta Relación Sumaria... Continuando con ésta, dice que: Ay mucha diversidad de pescados, y engrande abundancia Sardinas, y otros como los de España, que no los hay en

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DON PEDRO PORTER Y CASSANA TE, NAVEGANTE, DESCUBRIDOR...

estas Costas; Ni tampoco los muchos louos Marinos y Ballenas que ay en las dCalifornia, donde uarias ueces me ui acosado, y con riesgos de Monstruoswuallenas, que cercaban los Nauios teniendonos en uela muchas nocher parc

ahuyentarlas, con tiros, voces y ruido... Hasta lo ultimo que descubrí en todala Costa de California y Yislas vexinas, continuan los Comederos de Perlas,que no se pudieron Buçear por el rigor del tiempo... De vn Capitán muy amigocuya lengua entendemos algo, he tenido particulares Noticias de estas Tierras...De que puede colegirse no es consequencia, lo uisto por la Costa, de lo quepuede Auer en tan estendidas tierraspenetrandolas, y en lo que lefalta por descubrir del Golfo, que se sabra y y sitiene, o, No, comunicación con otro Marcon el Viaje que haré este Verano para lo cual me estoy aprestando y preuenien -

do; quiera Dios résultefructo de mis rrauajes(sic) y desuelos, con que el Euangelio llegue a estos Gentiles, para mucha gloria de Vuestra Magestad como lachristiandad ha menester.

El 7 de enero de 1649 regresó a Sinaloa, después de setenta y seis días deviaje exploratorio. El 20 de junio salió Porter para su segunda expedición,regresando a los tres meses, aunque en este viaje avanzó más al interior delgolfo, hasta cerca de los 31° de latitud norte, una fuerte corriente le impidiócontinuar, sin poder rebasar la isla del Angel de la Guarda, viéndose obligadoa virar en redondo, no sin antes haber bautizado con el nombre de islasde Salsipuedes a las costeras de los estrechos donde dio por terminados sus descubrimientos. En este viaje, Porter trató con los indígenas de la costa, a algunos

de los cuales ya conocía de su primer viaje; organizados en tribus caciquiles,carentes de idolatrías, esperaba éste recibirían con agrado la religión Católica, que la admitirían silos expedicionarios se estableciesen en estas tierras;deseaban éstos la ayuda de los españoles en sus luchas constantes contra otrastribus del interior, ofreciéndoles a cambio sus trabajos en las pesquerías deperlas que ellos no explotaban, ignorando su valor. Sin embargo, Porter no sedecidió a establecerse allí, ya que no contaba con los medios necesarios paraello, además, creía en la existencia de un estrecho por el cual los galeones deManila pudieran pasar, protegidos de las agresiones piráticas, por variospuertos fortificados que allí construiría.

En el año 1652,elevó un memorial al virrey de la Nueva España, conde deAlba de Liste, en el que le manifestaba que, debido a los muchos trabajospadecidos, se hallaba agotado y tullido de pies y manos, por lo que, conociendo la falta de barcos en estas costas, cedía, sin ningún interés, al monarca,los dos de su propiedad: Nuestra Señora del Pilar y San Lorenzo, con todos suspertrechos, armas y municiones, abandonando la empresa por imposibilidadmaterial. Con fecha 15 de septiembre de 1653, el Real Tribunal y Contaduríaentregó a porter un certificado en el que se le comunicaba que la RealHacienda no había dado a éste cantidad alguna para el descubrimiento de

California y que había entregado, Porter, a Su Majestad, la veintena parte dealgunas perlas que rescató de los indios de California.Aquí dio fin a sus exploraciones, renunciando a su cargo de gobernador de

Sinaloa el 8 de noviembre de 1651.

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El virrey de Nueva España, don Luis Enriquez de Guzmán, conde deAlba de Liste, elogió su mando, por Hauer mantenido aquellas dilatadasprouinçias en paz y justicia haciendo diferentes entradas por mar y tierra,pro

cediendo en todo con el calor, celo y prudencia que se esperaua de sus obligaciones.

Lo que Porter aportó con sus viajes fue el cruzar el golfo desde Sinaloa ala costa sur de California, que reconoció detenidamente, delimitándola, lomismo que a veinticuatro islas e islotes próximos a la costa. Levantó cartas,llevando un diario, con todas las observaciones que hacían, quejándose de loinciertas que eran las cartas que hasta entonces existían, debido a que todospretendieron acreditar largas navegaciones, ensanchando las tierras, poniéndose unos en 32°y otros en 36°, siendo así que con saber yo, andado doblado

que los dichos, he hallado la estrechura del golfo, é islas atravesadas, que es loúltimo que he reconocido (y ellos nunva vieron) en 28. (Relación de 13de abrilde 1649.)

Porter cumplió como bueno la palabra dada al monarca, descubriendo elgolfo de California, a su costa y riesgo, fueron años más tarde, el 1683,cuandodon Isidoro de Otondo y Antillón arribó a estas costas ya descubiertas, fundando el pueblo de San Bruno.

Almirante de la mar del Sur y capitán generalinterinodel reino de Chile

Nada más conocerse en Zaragoza la renuncia y cese de Porter, por larazones ya dichas, tanto sufamilia como el Consejo de Aragón, se dispusierona apoyarle en todo momento, elevando éste, a principios de 1652, escrito a]monarca, en el que le recomendaba para que le hiciese merced de algúnpuestoque vacase en Indias correspondiente á su profesión y á la calidad de su personaen consideración de sus muchos servicios hechos por espacio de más de 24 añosen diferentes puestos con gran mérito y aprobación universal, y de lo que obróy observó en el descubrimiento que hizo en el golfo de California que se debióá su valor y estudios deque se puso relaciónen lasReales manos deS. M. (2).

Atendida por el monarca esta petición, el 30 de octubre de 1655 fue designado, con la aprobación entusiasta del conde de Alba de Liste, a la sazónvirrey del Perú, que le conocía y apreciaba, almirante de la mar del Sur y capitán general interino del reino del Chile (30-X-1655), relevando a don Antoniode Acuña y Cabrera, que había sido destituido por el Cabildo, debido a suincapacidad en la lucha contra los sublevados araucanos. El 1 de enero de1656 tomó Porter posesión de su cargo.

Inmediatamente procedió a organizar un ejército, obteniendo, desde elprincipio, varios éxitos, aunque también sufrió un revés, al ser derrotado enMolino de Ciego (año 1657) por el rebelde mestizo Alejo; pero al ser asesinado éste (año 1661), cambió la situación, venciendo a su sucesor en la batallade Laja (1661). Recuperó el fuerte de las Cruces, liberando y restaurando las

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«Fotografía del cuadro atribuido a Pacheco, propiedad de D.José Giménez-Frontin de Tristany».

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ciudades de Chillán y Boroa, sitiadas por aquellos. Destruida la ciudad deConcepción por un terremoto (año 1657), se preocupó de dar una serie de disposiciones para su reconstrucción y ayuda a sus habitantes. Enfrentado con laReal Audiencia, que quería volver a la guerra defensiva, fijando las fronterasen el río Maula, Porter, con su fiel auxiliar don Francisco Núñez de Bascuñan,continuó las operaciones ofensivas, consiguiendo alejar el peligro y pacificando Chile.

Hombre de carácter firme y honrado, no pudo con la enemiga de aquellaque, con intrigas, consiguió fuera destituido de su cargo, sin embargo, sufallecimiento evitó que tuviera que cesar en él.

Su labor científico-náutica y literaria

Fue don Pedro Porter y Cassanate no sólo un excelente marino, buenconocedor de su profesión, también dedicó parte de su vida a escribir obrasen materias tan importantes como el de la navegación y otros temas de graninterés, como veremos.

Ya desde muy joven figuró en el Círculo literario, erudito aragonés, en elque se encontraban, entre otros, el notable escritor y arqueólogo don VicenteJuan de Lastanosa y Baraiz de Vera, Urrea y el jesuita Baltasar Gracián; en

Madrid gozó de la amistad de don Antonio Pellicer, militar y literato, Tamayode Vargas, etc.; en Sevilla fue amigo del gran poeta Rodrigo Caro, quien ensu Agudeza y Arte de Ingenio, hace un cumplido elogio de él; parece ser quepor entonces asistió a las clases que impartía el cosmógrafo licenciado don’Francisco Ruesta, en la Casa de la Contratación, a los que aspiraban a obtener el título de piloto. A estos conocimientos teóricos unía Porter una grancuriosidad que le condujo a realizar varias experiencias, procurando ademásgrangearse la amistad de personas que siempre le servirían para aumentar susconocimientos.

Por el año 1632, efectuó en Cartagena de Indias, junto con el licenciadodon Francisco Duarte, la lectura de la Estrella del Crucero, empleando instrumentos de gran precisión, a fin de comprobar los errores de algunas tablas.

Su obra escrita es extensa, lo que nos impide, por razones obvias, citarlatoda, escogiendo algunas.

El año 1634 escribió un Reparo á errores de la navegación española, el doctor don Diego Amigo, del Consejo de S. M. en el Criminal de Aragón y Consultor del Santo Oficio de la Inquisición, al aprobar la obra, manifiesta, entreotras cosas, que hay... mucho que alabar alAutor pues en tan tiernos años sacaá luz trabajos tan doctos en materia tan importante, y que se puede esperar de

su gran talentoy estudios, que assi este libro, como otros que tiene dispuestos,han de ser muy convenientes assíporla erudición delAutor, como lo poco quehay escritoen estas materias (Zaragoza, 19 de diciembre de 1633).

Otra, quizá la principal de sus obras, fue Tratado de las reglasy preceptosde la navegación; en él denunciaba los muchos y grandes errores, e incluso

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DON PEDRO PORTER Y CASSANATE, NAVEGANTE, DESCUBRIDOR...

REPARO

A ERROR ESD LANAVEGACI0Ñ

ESPAÑOLA,

ALEXCELEÑTL,SJMO S R.Don Fidriqisede TOLEDOOSSORIO, Marques de Villanueva de BdJdueça, Capitan Ge

ncrd dé la Ármada Real, y Exercito dci MarOcceano,-yde lagente deGuerradciRtyno de Portugal.

EL ALFEREZ DON PEDRO

Poar. y CASANArE.CON LÍCENCIÁ.,

En Zaragoça.Por MIÁItLÁ de la TORRE.Afio 1634.

Portada del libro de náutica debido a D. Pedro Porter Cassanate (MuseoNaval de Madrid).

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abusos, de que, por entonces, se resentía la navegación, enumerándolos enlos cuatro capítulos de que constaba la obra.

También escribió un Informe ó declaración que antecedió á la licenciaqueobtuvo en 1635para reconocer y demarcar las costas de la mar del Sur, con elobjeto de completar una hidrografía general que debía presentarse en el Consejo de Indias.

Memorial presentado en setiembre de 1636al virey de la Nueva España, enque relaciona su noble ascendencia, sus servicios y obras literario-náuticas, ylos varios instrumentos de navegación que había construido.

Relación de los sucesos desde que salió de Nueva España en 1644 al descubrimiento del Golfo de la California, hastafin de 1644 (Méjico, 25 de febrerode 1645).

Don Félix de Latassa y Ortin, en su Biblioteca nueva de Escritores aragoneses (tomo 3.°, págs. 239 a 243 y 234), se refiere a una obra anónima tituladaRelación de los felices sucesos que lograron las armas de España en el reino deChile el año 1656 que la entró a gobernar D. Pedro Porter y Casnate,en la quedaba muy extensas noticias de éste, alabando su buen hacer.

Del concepto en que se le tuvo, veamos lo que opina el licenciado donFrancisco de Ruesta, filósofo, matemático y piloto mayor de Indias, catedrático de Artillería, Escuadrones y Navegación, en certificado expedido enMadrid el 1 de marzo de 1638, dice de él, que además de ser un gran sbldado,

sabe científicamente lo teórico y lo práctico de las matemáticas, que para losejércitos y armadas se requieren...; y que especialmente entiende la navegación, con tanta excelencia, que es de los sujetos más importantes que Su Majestad tiene en su servicio, por lo cual opina que el Rey debe honrar/e ocupándoleen el manejo de estas materias, aunque sea prefiriéndole á otros.

Don Claudio Ricardo y don Juan Francisco Tafalla, catedráticos reales dematemáticas en el Colegio Imperial de Madrid, certificaron que, Porterentiende todas las artes expresadas, y aprueban la doctrina de su libro de navegación, declarando, con fecha de 15 de junio de 1641,que el año 1638, encontrándose el monarca, Felipe IV, en Aranjuez, éste dispuso se llamara a Por-

ter, a fin de que, unido a ambos, hiciese las experiencias, medidas y observaciones necesariaspara dar su parecer sobre la variación del caude de aquellosríos, encargo que se cumplió a satisfacción del rey.

Muchas son las cartas y relaciones que Porter escribió, tanto al monarca,como al virrey de la Nueva España y amigos, pero por razones comprensiblesno pueden citarse aquí, sólo dos referencias a él, una la del maestre de campodon Martín de Herice, gobernador de Chiloé, quien hizo grandes alabanzasde su figura como soldado, contento cuando lo veía vestido de gala militar: elcalzón y coleto de antefino, botaflandina, banda con puntas de plata, espadín

pendiente, cadena de filigrana de camarones dep/ata, sombrero noguereado decastor con blanco y ostentoso penacho. También un cronista anónimo delPerú, después de dar por sabido sus navegaciones y demás hechos, dice queenseñó cosmografía á Oquendo y á muchos más, dictó preceptos para la navegación, construyó instrumentos, se acreditó de hidrógrafo y de hidráulico, deliterato, de filósofo,4e hombre de.energía y valor en muchos combates.

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DON PEDRO POR TER Y CASSANA TE, NAVEGANTE, DESCUBRIDOR...

Escudo de armas de don Pedro Porter y Cassanate

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J. FERNÁNDEZ-GA YTÁN

El final

Este fue el almirante don Pedro Porter y Cassanate, de quien el citadoautor anónimo dice que: Caballero de Santiago, honra de la imperial ciudadde Zaragoza su patria, último restaurador del Reino de Chile, soldado grandey valeroso entre los mayores de su tiempo, limpio de manos y libre de intereses,que había dado á laArmada real grandes muestras de valor y experiencia, y enla guerra de Sinaloa, donde fué Gobernador. No se equivocó el dicho cronistaanónimo, su grandeza de ánimo y hombría de bien, como hemos visto, loacreditan.

El día 27 de febrero de 1662, falleció en la ciudad de Concepción (Chile)este aragonés de pro y, como tal, español de ley.

BIBLIOGRAFÍA

Biblioteca Marítima Española, Martín Fernández de Navarrete. Madrid. 1851.Armada Española, Cesáreo Fernández Duro. Madrid, 1972-1973.Descubrimientos y exploraciones en las costas de California, Alvaro del Portillo. Madrid, 1982,

primera edición, 1944.El Almirante Pedro Porter y Casanate, explorador del golfo de California, Ricardo del Arco,

«Revista de Indias», núm. 30, octubre-diciembre 1947.

Aragón en América. Aventurero genial, soldado-navegante-descubridor, publicista, Angel Castón de Gotor. Zaragoza, 1950.California empieza en Aragón, José María Bardavio García. Zaragoza, 1988.Pedro Porter y Cassanate, Almirante de la Mar del Sur, Manuel Gracia Rivas. Ponencia presen

tada en el Segundo Congreso de Historia Militar. Zaragoza, 1988.

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EL ISLAM,LA ESPAÑA MUSULMANA

YLAMARF.Fernando DE BORDEJÉ MORENCOS (*)

La mentalidadcontinentaldel Islam

En sus comienzos , el Islam, con los poderes civil, religioso y militar, concentrados en una sola mano y desarrollado sin ningún tipo de amenazas en losconfines de Arabia, lugar muy apartado del antiguo mundo romano, e incluso

de las invasiones bárbaras de Europa, concibió poner en marcha esos impulsos que en el Corán asoman y que hoy podríamos llamar nacionalistas o imperialistas, de dominio y conquista de los restantes pueblos de la Tierra.

Pero al igual que las invasiones germánicas de los siglosy y vi, que habíancoincidido con la decadencia del Imperio romano, la expansión árabe incidiótambién con un mundo mediterráneo, fragmentado en diversos reinos, dondeconvivían multitud de tribus étnicamente muy dispares que al no fundirseprodujeron esa conocida descomposición, discordias y desuniones que constrastaban vívamente con un Islam firmemente unificado.

Todo ello va a explicar las causas de la conquista árabe que, como dice el

almirante Belot, «se extenderá como una mancha de aceite sobre tres continentes y en poco tiempo, de una forma que no ha vuelto a repetirse en la Historia, a lo que ayudará, en gran parte, la movilidad de sus huestes y el fanatismo y la frugalidad de sus hombres». Así quedará excluido el lastre logísticodel que cada vez y en mayor grado iban a depender los ejércitos de todo elmundo.

Tratábase, de otra parte, de un pueblo que por salir del Próximo Orienteconstituía, en opinión de Vicens Vives y según la experiencia geohistóricademostró, una de las encarnaciones del Poder continental. De ese modo laexpansi6n árabe, muy de acuerdo con las tendencias de los poderes terrestres,trató de buscar una salida hacia el mar, y si bien es verdad que, en general, lalucha entablada entre cualquier Poder continental con la mar, ésta suele salircasi siempre victoriosa en el caso árabe, tuvieron la inmensa suerte de noencontrar en el Mediterráneo ningún adversario en sus aguas, disponiendo deun poder naval y, por tanto, con un espacio marítimo prácticamente desiertopor no decir muerto.

Para los árabes la mar constituía un obstáculo por ellos mismos.considerado como muy peligroso, por lo que evitarán, en lo posible, llevar a él lalucha en sus conquistas asiáticas y africanas. Y aunque, como bien se sabe, los

asaltos a la Península ibérica, a las Baleares, Cerdeña y Sicilia les obligó a uti

(*) F.Fernando deBordejé Morencos es contralmirante e historiador naval.

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F. F. DE BORDEJÉ MORENCOS

tizar la mar, y a pesar de la ayuda que en el aspecto naval les suministraron tospueblos berberíscos, ya de gran tradición marinera, el dominio musulmán delMediterráneo no tendrá nunca una base esencialmente marítima, pues para

ellos sus aguas representarán permanentemente un foso hasta que, con eltiempo, el poder turco se desarrolle y se asome a la Historia.Bien es verdad que en ese juego, trátese de grupos continentales en su

expansión sobre el mar, como de poderes marítimos en busca de tierras periféricas desde donde consolidar su fuerza, no dejan de producirse a la largaunos cambios fundamentales en sus propias estructuras. Cuando como resultado de esa íntima fusión con los pueblos de signo contrario a los que les conduce su expansión nacen otros nuevos poderes con señalado carácter mixto,es decir, continental y marítimo a la vez, según fue el del Imperio turco, el

poder preponderante, sea de mar o de tierra, no será capaz de mantener pormucho tiempo esa constante hibridez y esto, aún más, cuando se trata depoderes esencialmente terrestres.

Por todo ello, era natural que en la lucha de los musulmanes por el dominio del mundo y tratándose justamente del mar en el que se condensaba lacivilización del tiempo, cerrado en sus dos extremos por dos estrechos, ladirección de sus conquistas se encauzara hacia ambas puertas intercontinentales, ya que como es bien sabido, quien aún no poseyendo flotas considerables tuviera en sus manos esos pasos podía no solamente atenazar al MareNostrum, sino influenciar su estrategia de modo considerable.

Desde entonces el estrecho de Gibraltar o, si se quiere, sus dos orillas,Iberia y Mauritania, así como los futuros Dardanelos, iban a ser los objetivoshacia los que incialmente habría de dirigirse la expansión islámica.

Esas dos líneas de acción en las que se encuadraba totalmente al marMediterráneo, se nos muestran así claramente cuando a los dos años de lamuerte del Profeta, sobre el 632, los árabes atacan Siria, haciendo capitulara Jerusalén en el 637, para marchar después sobre Egipto y en el 642 apoderarse de Persia, desde donde penetraron sin ser destruidos hasta el Turquestán y los bordes de la India. Hacia el norte, en el 649 ocupan Chipre y Rodas

en el 651, prosiguiendo su marcha triunfal hasta el mismo Bósforo que alcanzan en el año 673, poniendo sitio a Constantinopla.Si su expansión hacia los estrechos del Helesponto y el mar Negro fue muy

rápida, la línea de acción del Oeste fue a cambio larga y llena de dificultades,de suerte, que una vez dueñls de Egipto su penetración hacia el Atlántico seefectuó a lo largo de la costa mediterránea, siempre tributarios de las víasterrestres, hasta que lograron alcanzar las antiguas provincias romanas de lasactuales Túnez y Argelia, a las que tras una tenaz pero efímera resitencia desus habitantes pudieron dominar. Esa corta oposición fue en gran parte

debida a la sugestión que sobre dichos naturales había de ejercer el Islam, alque se sometieron y con el que se identificaron hasta el punto de que en muypocos años dichos pueblos norteafricanos habrían de constituir las vanguardias árabes que, luego de la conquista de Marruecos, se lanzarían y conseguirían el desembarco y la sujección de la España visigoda.

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EL ISLAM, LA ESPAÑA MUSULMANA YLA MAR

Esa fácil islamización del Africa del norte la atribuye Gsell a la influenciapúnica que sobrevivía en las costumbres, e incluso en la lengua, de tal modoque «desde siglos Cartago había preparado a los africanos a recibir el Corán»,como antes habían recibido el arrianismo impuesto por los vándalos. Estatésis de la que George Marcais disiente es también sostenida por Gautier,quien aún va más lejos y llega a ver en dichos tiempos una gran afinidad mental y artística entre árabes y norteafricanos.

Sea cual fuere la verdad, de lo que no se puede dudar es del ambiente queen la época de la invasión árabe existía en el futuro Mogreb como consecuencia del paso de los vándalos, quienes indirectamente favorecieron la difusiónde una religión muy sensual e impulsiva, muy de acuerdo con su idiosincracia,siendo el factor militar, es decir, la conquista, el aglutinante de tan distantespueblos.

La difusión del Islam en Marruecos se debe al caudillo Ben Nafir, quienirrumpió a través del Atlas hasta alcanzar luego de Taza el Atlántico, en tantoque otros grupos descendían hacia Tafilete con idéntico fin. Esa primera aparición fue poco después reforzada y llegó a ser la definitiva por la presencia entierras marroquíes de Muza Ben Noseir, quien entre los años 704 y 707 y conla sola excepción de Septem Frates, la última posición occidental de Bizancio,consiguió apoderarse de los centros urbanos hasta el punto de que en 710pudo consolidar su posesión con la creación del Waliato marroquí dependiente del de Egipto, cuya capitalidad estableció en Tánger y al que, segúnCordero Torres estima, organizó mediante su adaptación a la antigua organización territorial romana, que había perdurado a través de la invasión vándala.

Así fue como en tan poco tiempo ambos estrechos, Gibraltar y el Helesponto, fueron alcanzados. Y cómo la historia de los pueblos constantementenos demuestra, el establecimiento árabe en Marruecos frente al Estrecho ibaa encaminarles más que hacia el Sur, donde el desierto les era ya familiar,yconocían sus escasas posibilidades hacia España para crear en la costaopuesta una faja territorial que, además de servirles de zona protectora o, sise quiere, de glacis de seguridad podía permitirles el control de las derrotas

marítimas canalizadas por sus aguas, como una primera etapa de ese deseorepetido por todos los pueblos continentales de llegar a alcanzar el dominiodel mar. A eso se puede añadir la atracción del opulento reino visigodo y desus ricas tierras y ciudades, tan celebradas por los escritores árabes, que lasdescribían como las «ciudades del César», de igual modo que Alejandría leshabía deslumbrado, según lo enseñan las palabras de su çonquistador Ibn elAci al califa sucesor de Mahoma, al decirle, «he conquistado la ciudad deOccidente y no podría enumerar todo cuanto encierra, contiene 4.000 baños,4.000 judíos que pagan tributos, 4.000 músicos...».

Ello da claro ejemplo del valor general e inmanente, de los Estrechos, quemucho más tarde será permanentemente confirmado por los posterioresejemplos de Pedro el Grande de Rusia ylos ininterrumpidos intentos de invadir Inglaterra por quienes en la Edad Moderna dominaron el canal de la Man-

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cha, así como las ambiciones del Japón sobre Corea, y hasta en nuéstros mismos días puede apreciarse idéntica tendencia si recordamos las tensiones ydeseos de control que originan los canales y estrechos de Beagle, Panamá,

Suez, Ormuz, Bad el Mandeb, etc.Claro es que las áreas o zonas de tal naturaleza obligan a quienes las

poseen a ser continuamente fuertes y a permanecer en una constante vigilancia porque, como advierte el almirante Belot, aquellas son demasiado solicitadas, obligando por lo mismo a una serie de esfuerzos que se traducen muyespecialmente en el plano naval, a fin de frenar peligrosas ambiciones. Imposición que, como indicamos, se eleva por encima de todos los tiempos y cuyano observación por los visigodos españoles les hizo atentar gravemente contralas leyes inmutables de la Estrategia, con la que al final labraron y facilitaron

su propia ruina.Cuando en el sigloVIII el Islam alcanza el vértice de su potencia, Muza benNoseir prepara el plan que algunos autores le atribuyen de atacar simultáneamente a Europa por sus dos extremos, vía Balcanes y España, para convergeren Roma que en el fondo era su supremo objetivo. Ello equivalía a una especie de pinza, uno de cuyos brazos luego de conquistar Constantinopla debíaproseguir por el Danubio, en tanto que el otro, tras el dominio de España,podría franquear los Pirineos.

Es muy posible que la concepción de este plan obedeciera en Muza ben

Noseir, de ser cierto, al recuerdo del plan de Aníbal en su marcha sobreRoma, a no ser que los citados autores hayan imaginado por derivación en elmismo Muza tal supuesto que personalmente no compartimos. Ni la época, nila mentalidad, ni los medios estaban preparados para tan grandioso proyecto,si bien pudiera ser más factible que intuitivamente y aún sin coordinación losavatares de la expansión musulmana coincidieran en llevar a cabo ese gigantesco plan, tan sólo realizable en nuestros días.

Los autores a quienes tan sugestivas perspectivas se ofrecen, debieronmuy bien verse influenciados por las coincidentes circunstancias del rápidohundimiento de España, de la descomposición interior de los francos y de

estar por entonces regido el trono de Bizancio por unos reyes marionetas queno recordaban en nada al emperador Constantino IV, el primero en deteneren el año 674 el primer asalto árabe a Constantinopla por medio de una guerraesencialmente marítima, en la que jugaron un gran papel, tanto el rápido«dromon» de dos rangos u órdenes como la aparición del «fuego griego»,cuyo empleo constituyó una sorpresa táctica y técnica que, de momento, lesconcedió una ventaja decisiva.

Sea cual fuere la verisimilitud de tales proyectos, no puede negarse que laspresiones musulmanas sobre ambos estrechos tuvieron consecuencias muy

distintas, pues si lograron un éxito completo en la Puerta Occidental delMediterráneo, en la Oriental su expansión fue detenida porque Bizancio tuvola suerte de encontrar en la figura del emperador León III a un hombre enérgico y capaz, que dio al mar su verdadero valor con lo que pudo detener el tercer y último intento árabé de conquista del Imperio, obligándoles no sola

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EL ISLAM. LA ESPAÑA MUSULMANA Y LA MAR•

mente a levantar en el 718 el bloqueo de Constantinopla, sino que aniquiló asu ejército y a la casi totalidad de su flota, puesto que más de 800 naves árabesfueron destruidas, permitiendo así a los bizantinos el desembarco en la orilla

opuesta de Anatolia y la persecución de las huestes y restos de las flotas egipcia y africana.Fue así como por medio de la mar pudo ser salvado el Helesponto para la

cristiandad, al mismo tiempo que la mar constituía también su más eficaz protección ante el continuo temor del Islam a exponerse más allá de las costas delAsia Menor, temiendo siempre verse envuelto en luchas sobre un termiteroinsular como era el mar Egeo.

Desde entonces se marcará ya el claro declive del califato establecido enBagdad, e indirectamente ello servirá para que ciertas ciudades mediterráneas, encabezadas por Pisa y Venecia se lancen a dominar el comercio del

Mare Nostrum que se encontraba muy debilitado, formando sobre sus aguasla base de su futuro engrandecimiento.Si más tárde Bizancio cae deshecha ante los turcos será debido en su

mayor parte a las conocidas disensiones y corrupción de la Corte de Constantinopla, pero eso no obsta para reconocer que en el siglo VIII y después cumplió abnegadamente con su misión, y su victoria fue quizá más importante quela de Poitiers, la que salvó a toda Europa y a nuestra actual civilización deldominio total del Islam, porque cuando el Imperio sucumba en el siglo xv losturcos se hallarán con una Europa Occidental fuerte y compacta que opondrá

un firme valladar ante sus nuevos intentos de expansión y conquista.Si se tiene en cuenta la similitud geoestratégica del Bósforo y de Gibraltar,puede pensarse en lo que hubiera significado que en el mar de Alborán y enel mismo Estrecho la monarquía visigoda hubiera obrado de forma parecida,lo que le hubiera sido seguramente factible, dado el ya mencionado carácterantinaval de los invasores.

Así fue como el Mediterráneo, que con los fenicios había servido de víapara su colonización y expansión comercial, que para los griegos había significado un medio de defensa y para Roma la base de su dominio absoluto fuea su vez un foso apenas franqueable cuando el Islam trató de asomarse a sus

costas, ratificándose la total separación de dos culturas y conceptos de vidaque tan diverso y profundo desarrollo iban a tener en los siglos posteriores yque todavía perdura. Esa nueva crisis del mar Latino se traducirá en unamayor decadencia de la técnica, lo que supondrá una regresión al tener quevolver después cada pueblo a una economía cerrada o autárquica, por lo queen cierto modo puede decirse cfue en muchos aspectos el mundo del siglo viiivolvió a los tiempos de las primeras civilizaciones egeas.

La invasión arabe de España y el estrecho de Gibraltar

Parece ser que desde los tiempos del rey Wamba las costas meridionalesde España fueron periódicamente reconocidas por elementos africanos. Engeneral, esas pequeñas expediciones llevadas lógicamente a cabo por los pri

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meros berberiscos al servicio de los árabes respondían más bien a un espíritude rapiña que a planes preconcebidos con vistas a la invasión.

La facilidad de la inesperada irrupción agarena, compuesta en principiode muy escasas huestes ante tan importante y enorme objetivo, ha sido objetode innumerables tesis que se apoyan, tanto en leyendas bellas pero arbitrariascomo la de la Cava y su padre el Conde Don Julián, como en las intrigas yambiciones del obispo Don Oppas y de los hijos del rey Witiza. En el fondotodo ello no sirve más que para encubrir la verdadera realidad que fue unatotal falta de espíritu de resistencia por parte de los peninsulares.

Esa falta de espíritu pudo ser conocida por Muza ben Noseir por variosmedios, es decir, tanto por propias y directas observaciones, cuya realidad noconocemos, como por otros informes indirectos, interesados o no, que lehicieron ver el divorcio existente entre los primitivos habitantes hispano-romanos y la oligarquía visigoda, erigida en casta superior, regida por principios germánicos que abiertamente chocaban con las costumbres y usos,incluso jurídicos, de los naturales. Cabe, además, y esto ha sido ya repetidamente apuntado por ciertos historiadores como Diehl o Waldteufel, que losíberos peninsulares, pese a su intensa latinización, se sintieran más afines conlos semitas, cuyo contacto se remontaba hasta los tiempos de la colonizaciónpúnica, aunque estas presunciones son difícilmente admisibles por las grandes diferencias en el orden cultural y religioso habido’entre ambos conten

dientes, esto es, entre invasores y peninsulares.De uno u otro modo esos factores debieron ser quizá lo que con mayorfuerza impulsaron a Muza a plantear ante el califa de Damasco, Walid 1, sudecisión o deseo de intentar llevar sus algaradas sobre España. Es curiosoadvertir cómo el califa en su adversión a cuanto significara contacto con lamar le recomendará que mandara «a ese país algunos destacamentos de tropas ligeras para que exploren y tomen informes exactos, pero no expongas alos muslines a un mar embravecido por las olas». Para tranquilizarle, Muza selimitó a decirle que «no era mar sino estrecho», pero el califa volvió a insistirle

que «aunque sea así, infórmate por medio de exploradores», frases o mandatos que explican con más fuerza que ningunos otros el continuo temor que ellíquido elemento inspiraba en general al pueblo árabe.

Es un hecho concreto que la primera expedición a España fue la efectuadaen el año 710 por el bereber Tarif ben Malluk, aunque según Menéndez Pidalel año anterior el legendario Conde Don Julián, último gobernador de Ceuta,traspasó el Estrecho con positivos resultados. Esta acción pudo servir de baseal reconocimiento armado de Tarif, quien en cuatro naves, precisamenteprestadas al parecer por el mismo Don Julián se embarcó con 400 hombres,de ellos 100 de caballería, arribando a laisla de las Palomas, en Tarifa, llamada «Andalus», la cual según Sánchez Albornoz era un arsenal visigodo.

El actual nombre de Tarifa, dada a la población más meridional de laPenínsula, parece asegurar la veracidad de dicho desembarco, cuyo caudillodejó allí eternamente su nombre. Tarif, devastó a todo el territorio hasta labahía de Algeciras, regresando sin novedad a su punto de partida, decidiendo

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tir de la invasión. Aunque en ellas no se efectuara directamente, desde ntiguo la isla Verde parecía poseer cierto valor y si más tarde la llamada VillaVieja llegó a desarrollarse como base para los navíos de vigilancia de la bahía

y del Estrecho, las excavaciones no han hallado hasta ahora ningún vestigioanterior al período musulmán, por lo que no parece lógico que fueran elegidos por Muza como punto de arribada.

Por otra parte, si algunos dan a Carteya como destruida por los vándalosentre el 409 y 411, otros indican que la conquista de Tarik no pudo ser la delenhiesto Peñón, de momento inútil y despoblado, sino la misma Carteya quepodía serles más útil que un monte aislado. Una de las varias pruebas queexisten sobre la supervivencia de la ingente ciudad púnica y su preponderancia sobre la bahía nos la proporciona Levy Provencal, cuando afirma que el

origen de la futura omnipotencia de Almanzor residió en la importanciaadquirida por su propio antepasado directo, tronco de su linaje, en el asaltoy conquista de Carteya.

Será mucho después cuando Tarik haya pasado ya a las sombras en que losárabes se fijen en las condiciones estratégicas que ofrecía la Roca y decidanestablecerse en sus inmediaciones, del mismo modo que la isla Verde seráigualmente aprovechada para emplazar otras nuevas posiciones. EntoncesCarteya se convertirá en la providente cantera de las restantes fundaciones ylas poblaciones y fortalezas de Gibraltar e isla Verde nacerán definitivamen

te, bautizada la primera a modo de homenaje con el nombre de aquel lejanocaudillo que fue el primero en poner en la bahía y Estrecho sus pies.En realidad es muy poco lo que puede decirse sobre la influencia del mar

en esas primitivas campañas de Tarik, Muza ben Noseir y su hijo Abdelarikel posteriormente casado con Egilona, la viuda de Don Rodrigo. En generallo concerniente a los primeros tiempos de la invasión del dominio y de la reacción peninsular está todavía envuelto en plenas nebulosas que pese a todo loque se afirme no están aclaradas ni resueltas por pruebas concretas y terminantes.

Durante unos cuantos siglosel Estrecho fue musulmán y éstos adquirieron

un dominio relativo del mismo y de sus accesos, debido en gran parte a losmarinos andaluces, aunque jamás supieron explotarlo. Tiempos, por tanto,en que el Estrecho y en especial su fortaleza de Gibraltar adquirirán un verdadero valor militar, si bien su misión no consistirá precisamente en proteger ycontrolar la navegación, sino..en desempeñar un papel que pudiera asegurarles, entre otras cosas, una eventual retirada hacia Africa, es decir, concediendo a la Roca una estimación estratégica completamente distinta de la quetendrá a partir del siglo xvi.

Por otro lado, Gibraltar no desempeñará tampoco por entonces la función

a que posteriormente será destinada, la de servir de enlace y control de lascomunicaciones entre el Mediterráneo y el Atlántico, porque las únicascorrientes humanas que en ese sentido se realizarán serán las incursiones promovidas por los normandos, quienes inaugurarán las corrientes oceánicashacia el mar latino que, salvo esas expediciones accidentales, será durante

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EL ISLAM, LA ESPAÑA MUSULMANA YLA MAR

siglos una cuenca cerrada a todo contacto con el Oeste. A cambio las corrientes de todo género, Norte-Sur, dominarán esta época hasta el punto de que elhistoriador Gilberto Freyre ha llamado al Estrecho, Africa del norte y España

en el período musulmán, el «bicontinente».

El emirato cordobés en su acción sobre el mar

Si se exceptúa en algunos períodos de la Alta Media a Bizancio y anteriormente a los vándalos, el poder naval desde la batallá de Actium había languidecido y así va a continuar en lo que se refiere a su papel fundamental en losplanos militar, e incluso económico, sumergido en una completa penumbraque perdurará durante los primeros siglos del dominio musulmán en el Medi

terráneo, ajeno, por tanto, a las luchas y ambiciones que crecen y se desarrollan en el interior de las tierras de su cuenca.

Era por ello evidente que ese mar debilitado aunque siempre dispuesto aconvertirse en lo que se le exigiera alcanzara también a la España musulmana,sin que ésta apenas le concediera el positivo valor que encerraba. De ahí lainmovilidad política de los árabes españoles en el plano marítimo y naval, sibien ese inmovilismo sea esporádicamente sacudido por sus luchas intestinas,en las que el mar será una de las vías que les permitirán en ocasiones reforzary defender sus posiciones e intereses peninsulares y de las tierras norteafrica

nas, ante las amenazas que pudieran sobrevenir. Cuando ello llegue, en elsiglo ix, la necesidad les impondrá la creación de unas fuerzas a flote estrictamente defensivas porque en la realidad no han de jugar ningún papel fundamental, tanto en sus luchas contra los reinos cristianos como para dirimir susrivalidades. Prueba de ese cierto despego hacia lo marítimo y naval, será que,salvo algunas aisladas creaciones, en todas sus actividades en ese orden,desde la arquitectura naval hasta sus estructuras orgánicas, los árabes noaportaran nada propio, limitándose a copiar cuanto, en tal aspecto, detentanlos pueblos por ellos dominados o alcanzados.

Coincidiendo con el nacimiento del emirato de Córdoba, por Abderra

mán 1, uno de los raros supervivientes de la dinastía califal de los Omeyasdepuesta y perseguida por la de los persas Abassidas, que trasladan a Bagdadel poder y la hegemonía del Islam, aparece en la orilla opuesta del estrechode Gibraltal el estado de los Aglabies, tributarios, en cierto modo, de losAbassidas de Bagdad y, por ello, en franca oposición con los emires cordobeses. Dichas rivalidades y su política de expansión mediterránea, influirá sobrelos emires andaluces en sus intentos de proyección naval sobre el Mediterráneo.

Alrededor del 827 los Aglabies inician sus campañas con la conquista deSicilia en poder de los bizantinos, solamente terminada cerca del siglo x y sudesembarco en Calabria, por el que amenazan las costas del Adriático, operaciones en las que se distinguieron los piratas independientes de Andalucía,quienes en 831 asaltan Palermo y en el 843 Mesina, en los tiempos de Abde

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rramán II de Córdoba, piratas que habían sido combatidos y contenidos porlas flotas bizantinas de Sicilia durante los siglos vii y viii y que se organizaránplenamente, como tales, bajo Alhaken 1 y, a partir del siglo Ix, su nombre sehará temible de un extremo a otro del Mediterráneo, perdurando, incluso,hasta la época de los Reyes Católicos.

A esos anárquicos navegantes, integrados en buena parte por los desterrados por Alhaken 1, luego de la sangrienta rebelión del arrabal del sur cordobés en 814, se deberá, entre otras cosas, el asedio de Alejandría y la posesiónde Creta, donde en 827 se instala el rebelde y exilado cordobés Abu Hafs alBalluli, isla que permanecerá en manos árabes hasta el año 961, en que bajoRomano II será por la fuerza recuperada por los bizantinos. Esos mismospiratas españoles serán también los que en el 891, después de desembarcar en

las costas meridionales de Francia, fundarán en plenos Alpes una especie dereducto, del cual solamente podrán ser expulsados en el año 972, casi un siglomás tarde.

Pero tales operaciones o campañas, conducidas por anónimos capitanes,demuestran una vez más la mentalidad árabe frente a la mar, en la que nosolamente faltó una dirección capaz de coordinar las diversas acciones sobrelos objetivos que la época tan fácilmente ofrecía, sino que enseña la falta deldominio efectivo de ese mar y con ello la ausencia de un órgano de conduccióny unos medios o fuerzas a flote capaces de alcanzar y asegurar para el Estado,

lo que de forma muy fácil conseguían los independientes marinos andaluces.Pero además, la piratería sobre el Mediterráneo provocaría indirectamente, y a la larga, la reducción del intercambio comercial en el mar latino enfuerte contraste con el que se desarrollaba en el océano Indico y en el marRojo, con la consecuente cancelación del tráfico norte-sur, que prácticamente quedaría cerrado por varios siglos, de donde saldría que algunas ciudades italianas, especialmente Venecia, que en el año 991 se aseguraba yamediante un tratado con Bagdad la posibilidad de sostener algún tráfico conOriénte, se erigieran con el tiempo en declarados y temibles adversarios delIslam.

Tales consecuencias se harán sentir al final de la Edad Media y en loscomienzos de la Moderna, en donde ya se adivinan unas zonas fértiles y unospuntos terminales del tráfico, los cuales por radicar en la península itálica permitirán a Venecia, Pisa, Génova y otras pasar del campo económico o, si sequiere, comercial sobre los que se fundan sus comunicaciones marítimas, almilitar y político, que les permitirá contribuir a las diversas Ligas Marítimasque, como los actuales Pactos Oceánicos, habían de unirles en unos mismosintereses comerciales y políticos. Además, según nos muestra la Historia yexige la Estrategia, dichas ciudades italianas se dirigirían a lograr la protec

ción de sus derrotas, lo que tratándose de un mar cerrado como el mar Latinoequivalía casi a pretender, a la vista del formidable impulso dado a sus respectivas flotas, al dominio total de dicho mar, lo que aunque no lograrían, sípesarían decisivamente en sus futuras luchas con los turcos cuando éstos seconviertan a su vez en el máximo exponente del Islam.

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EL ISLAM, LA ESPAÑA MUSULMANA Y LA MAR

Volviendo a la Córdoba de los siglos VIII al x, y pese a la posesión de lasislas Baleares, la marina musulmana continúa su desarrollo de modo muyincipiente, a pesar de que algunos autores como Fernando de Carranza, Mar

cel Herubel o Gsell, atribuyen ya a Abderramán 1 un gran-poderío naval.Esos mismos autores nos hablan de grandes fuerzas de vigilancia, basadasen las costas de Málaga, Almería y Tarragona, achacando a estas últimas ladestrucción de una escuadra africana que había desembarcado n Tortosaciertas fuerzas. Tanto estas afirmaciones como las que se refieren a la creación y mejora de los astilleros o atarazanas de Sevilla, Tortosa y Cartagena,que en realidad fueron obra de Abderramán II y III, así como lo que el historiador Lafuente escribe respecto a la construcción «de un gran número de barcos de los mayores, según planos traídos de Constantinopla, que fueron adscritos a los puertos de Tarragona, Almería, Almuñécar, Algeciras, Cádiz, yHuelva» y la atribución al emir Alhaken 1 del envío de una flota a Barcelona,asediada por Carlomagno, son sin duda puras fantasías que suponen un plenodesconocimiento- de las circunstancias históricas en que se desarrollaron losprimeros tiempos del establecimiento de los Omeyas en España, harto empeñados en consolidar su poder y en reducir los núcleos rebeldes que absorbieron por completo sus medios y energías. -

Como Levi Provenzal afirma, no parece probable que hasta el siglo IX losmusulmanes españoles pudieran efectuar ningún esfuerzo naval y es, precisamente, en dicha época cuando ciertos autores árabes comienzan a hablar de

escuadras armadas por los emires andaluces, pero no dan ninguna clase dedetalles sobre la estructura, tipos y armamento de las naves.Lo que realmente hizo despertar eñ la corte cordobesa las inquietudes

sobre el mar fueron las expediciones de los aglabies a Sicilia y Calabria, yseguramente, más aún, la inesperada irrupción de los normandos en ladesembocadura del Guadalquivir, si bien parece que lo primero fue lo quehizo ver a Abderramán II lo que podía significar la creación de una fuerzanaval en manos de un adversario sobre la que se había basado su expansión yque pudiera algún día amenazarle, dada la completa inferioridad que en eseorden o esfera se encontraba.

En refuerzo de esa tesis hemos de considerar -que la amenaza aglabípesaba también en el otro extremo mediterráneo, esto es, sobre Bizancio,que después de haber perdido en los últimos cien años todos sus dominios enel litoral africano y Mediterráneo occidental vio con claridad en el sigloIX quesu papel rector en el mar Latino se quebraba por las presiones directas quesobre la misma Bizancio ejercían los Abassidas, quienes con sus aliados aglabíes luego de su intalación en la Calabria y la Apulia, con la toma de Tarento,amenazaban sus más alejadas posesiones, e incluso los accesos y comunicaciones del Tirreno, Adriático y Egeo que por tal camino muy pronto podrían ser

musulmanes.- -

En el conjunto del mundo mediterráneo se aprecia un peligro de inversiónde poderes, que si fue apercibido por Bizancio no podía pasar inadvertido aAbderramán II que, como buen Omeya, era declaradamente insumiso al califato oriental.

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F. F. DE BORDEJÉ MORENCOS

Para contener esos peligros el emperador Teófilo, hacia el año 840, seapercibió que su único y mejor aliado podría ser la rebelde dinastía de Córdoba, dirigiéndose a Abderramán para que ejerciera sobre las costas africanas

una diversión que detuviera, e incluso aniquilara las presiones de Bagdadsobre el Mediterráneo central y oriental, tan peligrosas sobre ambos. Perocomo para Abderramán II, por encima de toda clase de riesgos y por grandesque fueran sus diferencias con sus hermanos de fe y de raza, pesaba el imperioso mandato de esa afinidad que le prohibía la alianza con un príncipe cristiano para combatir, precisamente, a aquéllos, esos intentos bizantinos quedaron defraudados.

Esa fidelidad del emir de Córdoba a los imperativos naturales a que estabaobligado, no obsta para que siguiera advirtiendo que su litoral era una fron

tera abierta y, por ello, expuesta a cualquier desembarco, el cual solamentepodía evitarse poseyendo una fuerte flota militar, de acuerdo con los imperativos estratégicos que tal litoral precisaba, razón de su decisión de crear unaArmada potente, de la cual únicamente alcanzó a colocar sus cimientos puesla futura marina califal obtendría su mayoría de edad y franco desarrollo bajoel gran Abderramán III.

Ese esfuerzo va a hacer acto de presencia ante la rebelión en 848 de lasBaleares, que desde su conquista y por el total apartamiento del mar de losprimeros emires cordobeses habrán quedado como presa fácil, tanto para losasaltos de los piratas durante los siglos vii al ix como para hacer renacer elespíritu de su independencia en sus pobladores hasta entonces, muy poco islamizados. Aunque algunos autores hacen ascender a 300 unidades las fuerzasnavales que utilizó Abderramán II contra los isleños, esa cifra no puede admitirse, dado que hasta el reinado de Abderramán III los cronistas árabes nohacen mención de grandes flotas y un conjunto de tal magnitud no hubieradejado de ser registrada.

Así se explica que, pese a esos supuestos y exagerados esfuerzos, Abderramán II aunque logró reprimir los focos rebeldes no consiguió imponer sutotal soberanía en las islas, objetivo que solamente se alcanzará en el 903. A

partir de allí la islamización de las Baleares fue perfecta hasta su conquista en1229 por Jaime 1 de Aragón.Fuera de esa acción que no puede llamarse ofensiva sino más bien de cas

tigo, la acción en la mar de la incipiente marina de Abderramán II se polarizóa fines defensivos para poder responder a las iniciativas y espíritu agresivoque presiden las empresas aglabíes y normandas, aunque la primera amenazapueda, por el momento, descartarse, dado que los aglabíes se encontrarandemasiado empeñados en Sicilia y en sus luchas internas. A cuenta lo queforma uno de los sucesos de mayor impacto en el reinado de Abderramán II

fueron las irrupciones normandas efectuadas en el Sur.Las incursiones normandas, sin que se conozca bien las causas que leshicieron descender hasta latitudes tan bajas, produjeron en la mentalidad islámica una impronta muy profunda, verificándose la primera aparición el año844, cuando penetran en el estuario del Tajo y atacan Lisboa, de donde son

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EL ISLAM, LA ESPAÑA MUSULMANA Y LA MAR•

rechazados como antes lo habían sido de Gijón y La Coruña por Ramiro 1, reyde León, que les apartó de su inicial objetivo que por lo que pudiera deducirsede las expediciones sucesivas eran las costas cántabras y gallegas.

La derrota de Lisboa impuso a su caudillo Vinigur a proseguir hacia el Surhasta la boca del Guadalquivir, en donde se dividieron, pues en tanto que ungrupo continuó por el litoral gaditano hasta alcanzar posiblemente Conil oZahara de los Atunes y no Medina Sidonia como erróneamente afirman algunos notables autores, confundiendo el distrito árabe de Sidonia con la ciudad,otros remontaron el río hasta establecerse en la isla Menor, por entoncesdenominada Captel, de la que hicieron la base de sus futuras correrías paraproseguir aguas arriba saqueando Sevilla y sus alrededores, desembarcandoen Coria del Río y amenazando directamente a Córdoba, lo que, según Sánchez Albornoz, obligó a sus moradores a recurrir a los celtíberos del Ebro,

esto es, de la frontera superior con esas fuerzas y otras llegadas de las marcasfronterizas. Abderramán II pudo detenerlos, destruyendo sobre el citado río,cerca de la actual Tablada, unos treinta drakers de los 54que parece formaban el grueso normando.

Esa derrota obligó a Vinigur a huir hacia el Estrecho por cuyas aguasnavegaron durante cierto tiempo, pues se sabe que en el 858 desembarcaronen Nakur, en la costa marroquí del mar de Alborán y capital del estado, independiente de los Salihies, fundado según Menéndez Pida a comienzos delsiglo VIII en el Riff, aunque se desconoce si fueron los mismos que asolaron

Andalucía u otras expediciones, pero lo que sí parece cierto es que al finalretornaron hacia la Aquitania. Solamente algunos grupos dispersos, probablemente sorprendidos y que no lograron reembarcar, se dirigieron a Niéblapara después instalarse en el valle del Guadalquivir, para constituir en losucesivo una colonia de muladíes de origen normando aunque ya totalmenteislamizados.

Esos acontecimientos originaron la sucesiva creación de atarazanas oarsenales de donde saldrían las naves que iban a formar la base de la marinade los Omeyas, de Córdoba, fuerzas de las que se dice combatieron con éxitoa los mismos navegantes del Norte en tiempos de Muhammed 1, sucesor de

Abderramán II, cuando después de haber sido rechazados en el NW peninsular trataron de irrumpir por segunda vez en las costas andaluzas, enfrentándose a una escuadra árabe a la altura del Algarve portugués que les obligó aentrar en el Mediterráneo, para después de numerosos ataques a puertos deese itoral regresar al Atlántico, en cuyos accesos sufrieron otra acometida delas flotillas moras de vigilancia que, según Menéndez Pidal, patrullaban hastael golfo de Gascuña.

Pese a tan insigne procedencia se hace difícil admitir esas actividadesnavales musulmanas, porque semejantes navegaciones y patrullas suponían

un excesivo alejamiento de sus bases de Lisboa y Alcacer do Sal, lo que lesobligaría a tener que vivir y establecer un apoyo logístico de los recursos dela costa gallega y cantábrica, de lo que no se tiene noticia. De otra parte, tanextensa vigilancia suponía unas navegaciones tan audaces en unos mares

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F. F. DE BORDEJÉ MORENCOS

totalmente inéditos para ellos, lo que estaba muy lejos de la capacidad de unpueblo sin vocación ni tradición marinera.

Pero es que además una tan constante exploración en esas altas latitudes

cuyo objetivo parece ser se dirigía a la detección y destrucción de las flotillasnormandas antes de que alcanzasen las costas españolas que no eran tampocolas del Andalus, exigía conocer previamente la situación del enemigo, susderrotas de arribada, sus objetivos, época y año de su llegada, y especialmente información sobre un teatro de operaciones y de patrulla ignorado, decondiciones climatológicas e hidrográficas muy duras, conjunto de informaciones que el emirato cordobés estaba muy lejos de poder obtener, puestanminucioso sistema y planificación de las patrullas equivalía a disponer de unavezado órgano de conducción de operaciones navales que hasta muchossiglos después ninguna nación dispondría. Para los musulmanes españoles lomás lógico era buscar el combate en las proximidades de sus bases y costas, yaque no pudiendo garantizar la victoria se hallaban al menos en situación deasegurar su retirada.

Alejado por segunda vez el peligro, únicamente merece reseñarse ladiversión que con elementos navales llevó a cabo Muhammed ¡ en el año 879contra Alfonso III de León, intentando desembarcar en algún punto de Galicia, operación fallida al deshacer un temporal a la escuadra árabe y causaacaso de que hasta un siglo después no se volviera a intentar un ataque pormar contra aquel reino cristiano.

Pero en los siglos anteriores al x el aspecto más significativo de la Españamusulmana en sus relaciones con la mar lo constituye la extraña comunidadmarítima surgida en el SE español, en los alrededores del cabo de Gata, conocida como la «Federación de los marinos de Pechina», constituida al principiopor muladíes y cristianos, navegantes entre Escombreras y los puertos argelinos, estableciendo una gran corriente comercial y un estado independiente,cuyos límites se fueron posteriormente ensanchando con licencia y hasta protección de los emires, Federación que en el 922, bajo Abderramán III, seráintegrada en el califato.

Apogeo y declive de la Marina musulmana bajo el califatocordobés

Con Abderramán III la monarquía Omeya conseguirá alcanzar a mediados del siglo x la cumbre de su poder y explendor, hasta el punto que el nombre de Al Nassir resonará con ecos profundos, tanto en el mundo orientalcomo en el occidental cristiano.

Bien es verdad que para lograrlo tendrá que resolver los tres grandes problemas que había heredado: el restablecimiento de la unidad del reino, rotadesde la época de Muhammed ¡ por la rebelión andaluza de ¡bn Hafsum; laprosecución de la lucha contra el reino leonés y, por último, el conjurar laamenaza fatimi que había surgido y se desarrollaba en el norte africano, alhaber sabido aprovecharse de la decadencia y de las ardientes rivalidades que

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EL ISLAM, LA ESPAÑA MUSULMANA Y LA MAR

agitaban a los reinos Aglabita de Túnez, a los Idrisis del actual Marruecos yal ¡manato Rustini en el Mogreb central.

Los Fatimis, nueva secta religiosa que en el 644 había roto la unidad religiosa, del Islam, bajo el pretexto de haber sido separados del califato en pro

vechode los Omeyas y luego de los Abassidas, pese a ser descendientes deFátima la hija del profeta.

Dueños del norte de Africa pensaron en someter a la totalidad de los pueblos árabes, incluso, al Andalus español, donde poseían partidarios influyentes como el filósofo cordobés Abenmasarra y un núcleo armado del célebrerebelde Ibn Hafsum, que pronto iba a declararse vasallo del monarca fatimida, obligando a Abderramán III, al comienzo de su reinado, a dedicar lamayor parte de sus fuerzas y energías a extinguir el foco perturbador concentrado en los altos riscos de Bobastro.

De otro lado la fuerza alcanzada por sus adversarios fatimidas al ocuparSicilia y heredar los antiguos arsenales de los aglabitas en el golfo de Sirte,movieron a Abderramán III para conjurar la gran amenaza marítima quepesaba sobre él a proyectar una poderosa acción en Africa para ahogar en suorigen tan ambiciosos proyectos fatimidas, ordenando una permanente vigilancia del litoral andaluz por tierra y mar, al objeto de evitar que el rebeldeHafsum pudiera recibir refuerzos exteriores y para prevenir cualquier intentode desembarco, anulando de ese modo la posible ventaja que siempre supusouna invasión por sorpresa.

Se dice que a tal efecto el mismo Abderramán se trasladó el año 914 aAlgeciras para inspeccionar a sus flotillas e impulsar la botadura y armamentode nuevas unidades, consiguiendo, según ciertos autores como Saavedra oFernández Palencia, llegar a igualar a las fuerzas navales fatimidas. Las primeras alusiones a esas flotas califales cordobesas se deben a El Bayán, quienen el 931 las señala como formadas por 200 naves, cuya base principal eraAlmería, convertida definitivamente en el gran arsenal omeya, en espera deser suplantado por Denia. Dichas escuadras fueron colocadas bajo el mandodel wali dé Pechina, Ibn Rumahis, quien seguirá ostentando tal rango en elreinado siguiente de Alhaken II, por el prestigio alcanzado en la época de

ambos califas que constantemente le consultarán por el peso y valor que suopinión les merecía.La posterior conquista fatimida de Nakur el año 917 y las luchas con los

Idrisis de Marruecos decidieron al Omeya cordobés a llevar su acción ofensiva a la costa opuesta del Mediterráneo, ocupando Melilla el 927 y Ceuta el931, plazas logradas por medio de una flota mandada por Farach Ben Ufayr,posiciones que permitirán a Abderramán III ejercer con eficacia una mayorpresión política y militar sobre los diversos emires y reyezuelos de toda esavasta área, e implantar el 931 una especie de protectorado sobre casi todas lasregiones comprendidas entre Argelia y el Atlántico, donde el 951 ocupara

Tánger, disponiendo así de un glacis,defensivo que perdurará hasta el siglo xi.Semejante política fue coronada cón una hábil propaganda de subversión

culminada en la rebelión dela Berbería Oriental hacia el año 944, que afianzó

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E. F. DE BORDEJÉ MORENCOS

su ya firme posición sobre Africa y el Mediterráneo occidental, permitiéndole, quizá, pensar en prolongarla mediante una política de alianzas, inclusocon el mundo cristiano a la que pudiera atribuirse las relaciones sostenidascon Bizancio, intenciones cuyos alcances no están suficientemente aclarados.

Era natural que para efectuar y consolidar dichas empresas sobre los fatimidas Abderramán se apoyara sobre la mar y de ahí que sus acciones fueranefectuadas por flotas que, como las de los marinos de Pechina, mandadas porAhmed ben flyas y Yunnus ben Said, atacaron el litoral de la Ifriqiya, imprimiendo al adversario una guerra de desgaste por la que fue apartada de suspretensiones respecto a la península. A través de la posesión de las mencionadas plazas de Ceuta, Tánger y Melilla, y con el protectorado que ejercía sobrelos diversos emiratos y reinos africanos logró que éstos combatieran a los fati

mis, dispensando a las fuerzas andaluzas de intervenir directamente en esasluchas. Política, a su vez, que aseguraba su retaguardia y sus flancos, permitiéndole hacer frente a los briosos empujes de Ramiro II de León y del condecastellano Fernán González.

Las consecuencias de la política naval y militar de Abderramán III se resumen en el hecho de que durante su largo reinado (912-961), sus adversariosafricanos no pudieron atacar el litoral peninsular musulmán sino en el año 955en que Al Hasam ben Alí, gobernador fatimi de Sicilia, envió una flota contraAlmería a la que saqueó y asoló. Pero la respuesta no se hizo esperar y ese ata

que fue pronto compensado por el incendio del puerto tunecino de Marsa AlJaraz, hoy La Calle, y la devastación de los campos de Susa y de Tabarca, llevados a cabo por el antiguo gobernador de Medinaceli y conquistador de Tánger, el célebre caudillo Galib ben Abd Al Rahman, quien al mando de 70naves estableció el poder califal en aquellas aguas y territorios. Mas tarde, enlos últimos años de Al Nassir, verá reducido su poder e influencia a la solaposesión de Ceuta y Melilla, plazas que servirán a su sucesor Alhaken II comocabezas de puente desde las que podrá proseguir las directrices africanas desu padre.

El poder naval y militar de Alhaken II, último escalón de la gloria del califato cordobés, que había heredado de su padre, le permitió hacer frente a lapretendida hegemonía fatimi, si bien fueron las nuevas irrupciones normandas las que pondrían en actividad a sus flotas.

Fue la tercera y última amenaza importante sufrida por el califato y materializada por 28 Drakers que, rechazados en el 968 de Galicia, se vieron obligados a descender hacia el Sur, siendo localizados por una flotilla de vigilancia sevillana que logró dispersarlo. A los tres años los normandos reaparecieron pero esta vez bastó con la concentración en la barra del Guadalquivir delas flotas de Sevilla y Almería, al mando de Al Rahman ben Rumahis, para

que los piratas norteños se retiraran sin intentar siquiera aproximarse a lascostas.

Esas limitadas operaciones fueron las únicas realizadas en las aguas territoriales del Andalus durante el reinado de Alhaken II, pues el resto de susintervenciones navales, muy escasas, tuvieron por escenario las costas nortea

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EL ISLAM, LA ESPAÑA MUSULMANA Y LA MAR

fricanas en su intento de continuar la política de su padre y afianzar su prestigio. Alhaken II se vio favorecido por la conquista fatimida de Egipto y susintentos de anexionarse Siria y, más aún, por la fijación de la corte en el Cairo,

efectuada hacia el año 972, con lo que la Ifriqiya fue convertida en una simpleprovincia. Esas lejanas actividades fatimis facilitaron al califa cordobés ejercer de nuevo su poder en el Mediterráneo occidental y en el Estrecho, permitiéndole recuperar en 974 a Tánger, paso previo para dominar y pacificar nuevamente al Mogreb.

Con su sucesor Hixen II, cuya manifiesta incapacidad fue agravada por elpoder dominante de Almanzor, el Andalus apenas conocerá ninguna actividad naval. Las flotas servirán a Almanzor como simples medios para el transporte de sus fuerzas y, en caso necesario, para su abastecimiento. El ejemplomás palpable, repetido continuamente a través del Estrecho, reside en elempleo de las naves basadas en Alcacer Do Sal para alimentar y sostener lagran ofensiva contra León y Santiago en el año 997.

La muerte de Almanzor en el 1002y el derrumbamiento del califato en elaño 1030, impondrán al poderío naval musulmán una completa decadencia,de la que ya difícilmente podrá resurgir.

BIBLIOGRAFtA

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DOCUMENTO

La ocupación española del puerto de Nutka, en la Costa NW de Américadel Norte en el año 1788, dio origen a un incidente enojoso ocasionado por elapresamiento del paquebot inglés Argonauta y la balandra Princesa Real dela misma nacionalidad, realizado por Esteban Martínez, comandante de lafragata Princesa, que pretendía con su acción castigar la insolencia británicade no reconocer la posesión española de aquellos lejanos territorios.

La llegada de la noticia a Europa exaltó los ánimos del Gobierno inglés,quien se apresuró a ordenar armamentos navales extraordinarios, con el finevidente de sacarse la espina del severo correctivo que había supuesto lafirma del tratado de París (1783) para sus aspiraciones expansionistas.

A ello contestó el Gobierno español con la organización en Cádiz de lapotente escuadra reseñada en el interesante documento que se presenta acontinuación; aunque en él no nos consta el año de impresión debió ser el de.1790. Esta relación ha sido adquirida recientemente en una librería anticuariade Valencia.

Museo Naval, Ms.

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S. Franc. de Paula.Europa. .

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Mesana. S. Pedro Apostol.S. Rarnon.S. Carlos

Trinquete S. Gabriel.

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Mesana. . San Lorenza.San Ildefonso.

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Marqués dci Socorro.Fragatas, y

Navios. Cañ. COMANDANTES. Grados. gantines.ita Divisio- Distinti- Orimpol.s

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D. Federico Gravina. . . Brigad. D. Pedro Obregon. . ... C. N. Fragata Tcr

So. El Gefe de Esquadra DonJuan Moreno, y Capit. debandetas Don Feruand Frag. CasilReynosoC. N.

74. D. Antonio Basurto. . . idetn.7. D. Josef Leyzauridem. Id. Dorotea

1 ¡2. El TenienteGeneral D. Jo. Verg. VivosefdeMzarredo y Salazar,y Cap. de bandera D. GabrIel GuerraiBigad.

74. D. Francisco Milhaia. . . idem.

53. D. Benito de Lira. . . C. N.74. El Gefe 11 BascoMorales,y Cap. de bandera D. An- Frag. Cataltonio Estradaidem. D. Antonio de Cordova. . Brigad.

64. D. Pedro Autran. . . . idem. El Gefe D. Francisco Morales, y Cap. de banderaD. Sebasrian Apodaca. . Brigad. Id. Soleda

7. D. Pablo Lacosaidem. 

D. Josef Goicochea.. .

idem. D. Josef Pereda. . , . . C. N. Frag. Palasz za. Comandante General el Id. Perla.

Excmo. Sr. Marqués del Yerg. InarSocorro, y Cap. de banderaD. Jacinto Serrano. . . Brigad.

74. D. Francisco Muñoz. . . idem.7. D. Rafael Orosco. . . . C. N.74. D. Francisco Delgada. .. Brigad.go. El Gefe D. Gabrielde Aris- Frag. Lore

tizabal, y Cap. de bandetiD. Juan Quindosidem.El Gefe D. Miguel de Sonsa, y Cap. de bandera D.Joaquín de Iturriaga. . . C. N. Id. MahonD.FulgencioMontemayor. idem. id. Florenr1). Diego Mendoza. . . idem.El Teniente General DonFrancisco de Borja, y Cap. Frag. Juno.de bandera Don SantiagoMuñoz de Velasco. . . . Brigad. Verg. Ard

7. D. Juan Obandoidem. D. Francisco Ordoñez. . C. N.

74. El Gefe D. FernandoDa—oiz, y Cap. de bandera D.Juan de MendozaC. N. Frag. Mer

7. D. Thomás Ugarte.. . . idem. D. Domingo de N.ava. .. idem.

5. Fulgencio. . 64. D. MiguelTacon. C. N. Queda fúe

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Juan Salinas.. C. N.rancisco Va

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Juan Martz Carrillo.

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Ant.°Postigo C. F.Baltasar CIs

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Joaquin Valderrama.n Adrian deCastro.

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INDIVIDUOS DE PLANA MAYOR.

Mayor General el Capirari de Navio D. Ignacio de Alava.Capitanes de onseo, las de Navio D. Diego Guiral, D.

Ramoii Topete, D. Ramon Carasa.Inspcct3r, el Capitan de Fragata D. Joaquiii Valdés

MINISTE,RIO,Ministro, el Comisario Ordenador D. Francisco Gorriola,

Contador principal, ci Comisario de Provincia D. Manuel Sarri.Comisario de Rev.irtas, el de Provincia D. Rafal Gomez.Tesorero, ci Oficial z.° D. Tomás Croguer, y los Subalternos

necesarios.

NOTA. El inmediato Estadó manifiesta ci numero de Cafionesque montan en sus respectivospoites los Navios de la Real Armada en cada una dc sçisBaterías, con epresion de los calibres, conforme £ Soberana Disposicion, previniendo que permite la esren—sioi de los Alcances y Castillos de dichos Buques se aumenten enestos sitios mas Caiones de los que tienen seiulado, y quede efectuarseen caso necesario, ó quando S. M. tenga por convenientemandarlo. .- N.° deCa

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JORNADAS SOBRE HISTORIARIOPLATENSE EN EL PERÍODO

HISPANO

Durante los días 18 a 22 de noviembre último tuvieron lugar enBuenosAires y Colonia (Uruguay) las Jornadas sobre Historia Rioplatense en elperíodo hispánico, organizada conjuntamente por la Sociedad Argentina deHistoriadores, la Academia Argentina de la Historia, el Instituto Histórico yGeográfico del Uruguay, el Instituto Histórico del Río de la Plata y el Instituto Cultural Argentino Uruguayo. Dichas jornadas consistieron en un

nutrido número de ponencias, a cargo de importantes personalidades hispanoamericanas y con la participación española de Antonio Egea López, catedrático de Historia de América, de la universidad de Sevilla, y de José Cervera Pery, coronel Auditor, correspondiente de la Real Academia de la Historia y director de la Revista de Historia Naval, invitados especialmente alcongreso.

En el acto inaugural, celebrado en el Salón San Martín del Centro de Oficiales de las Fuerzas Armadas de Buenos Aires, pronunciaron discursos elingeniero Carlos Alberto Guzmán, presidente ejecutivo de la ComisiónOrganizadora, el doctor Juan José Cresto, presidente de la Academia Argen

tina de la Historia, y el doctor Edmundo M. Narancio, presidente del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, y a continuación fueron expuestaslas ponencias del coronel Auditor Cervera Pery, que habló sobre «Los preparativos de la expedición descubridora», y del doctor Francisco Vasconcellosde Brasil, cuyo tema fue «Silvio Julio y la Historia Rioplatense».

Las sesiones de trabajo, con la exposición y defensa de las distintas ponencias, se prolongaron hasta la tarde del 19, en que tuvo lugar el acto de clausurade las sesiones de Buenos Aires, con la lectura de la ponencia presentada. porel doctor Egea López, cuyo título fue «La influencia de Francisco Suárez enlos países del Plata en la Edad Moderna» y los discursos del doctor Enriquede Gandía, presidente de la Sociedad Argentina de Historiadores, y del doctor Adolfo Díaz Estapé, embajador de la República Oriental del Uruguay.

Las sesiones en la antigua Colonia del Sacramento (hoy departamento deColonia, en Urugauay) tuvieron como escenario la Casa de la Cultura, y en elacto inaugural pronunciaron discursos el profesor Fernando O .Assunçao,presidente ejecutivo de la Comisión Organizadora (Sección Uruguaya), delcapitán de navío Enrique Martínez, presidente del Instituto Histórico del Ríode la Plata, brigadier general «Enrique Martínez» y del doctor Mario Cayolintendente Municipal de Colonia, completándose el ciclo de las ponencias ini

ciadas en Buenos Aires. En el ácto de clausura pronunciaron igualmente discursos el licenciado Jorge A. Ferrer, presidente del Instituto Cultural Argentino-Uruguayo, y el doctor Benito Llambri, embajador de la RepúblicaArgentina, procediéndose acto seguido a la entrega de diplomas y ala recep

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J.C. P.

ción ofrecida por el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay en la sededel Consejo Ejecutivo Honorario de la antigua Colonia del Sacramento.

Hay que destacar que la mayor parte de las ponencias tuvieron un altotono de raigambre hispánica, siendo muchas de ellas de muy vinculacióndirecta con la Marina del período colonial, alguno de cuyos títulos resaltamos, pues son dignas de un mayor conocimiento, así la de los argentinosAlberto Allendeiriarte («El coronel Félix de Iriarte y los virreyes del Río dela Plata»), Roberto L. Elissalde («Diego de Saavedra y la expedición de auxilio a Montevideo»), José Teolfilo Goyret («La primera intentona británica deinvasión a las tierras del Plata (1763)»), José Luis Picciullo («Colonia delSacramento: Nuevos aportes a la expedición de Cevallos en 1776»). AlciraNoemi Bupie de Toscano («Marinos españoles que intervinieron en las comisiones de demarcación de límites entre España y Portugal desde 1782en adelante»), Enrique González Lonzieme («El apostadero naval de Montevideoen el proceso previo a la revolución de mayo»), Ernesto Muñoz Moraleda(«La política de Fernando VII en el Río de la Plata: Los intentos con Artigasy el juego político español») y del uruguayo Fernando O Assunçao («Coloniadel Sacramento en las raíces de los estados platenses»).

PALABRAS DE APERTURA DEL PRESIDENTE DE LA ACADEMIAARGENTINA DE LA HISTORIA, DOCTOR JUAN JOSÉ CRESTO,

EN LAS JORNADAS SOBRE HISTORIA RIOPLATENSE EN ELPERÍODO HISPÁNICO

La Academia Argentina de la Historia, fundada en 1948, y que cuenta ensu haber una densa trayectoria de investigación y trabajo realizada por susmiembros a lo largo de los años, suma hoy con estasjornadas una nueva participación en el esclarecimiento del pasado, y en este caso, en común con la entidad gemela de allende el Plata. Nada tan acertado como el temario sobre elestudio del período hispánico en los días que celebramos el Quinto Centenario

de lo que nosotros llamamos, con propiedad, Descubrimiento y que honra a lanación que lo realizó. Los largos intervalos de aquellos días de instalación depueblos embrionarios, luchando con lasdificultades del aislamiento, la escasezde población, la lejanía de los centros civilizados, los prejuicios sobre la teoríaeconómica monopólica y burocrática, son suficientes motivos para volver aasomarse a los documentos de los archivos y papeles de la época para revivir,de ser posible, con coloridas descripciones y hondas reflexiones ese ayer quereposa subyacente en nuestras memorias.

Toda celebración tienen motivaciones por hechos presentes o pasados. Siella involucra a pueblos enteros y tal vez a toda la Humanidad, hemos de suponer que e/acontecimiento que se recuerda tiene significativa importancia y trascendencia. Y así, sin duda, 1992 es un año de celebración, porque hace mediomilenio se produjo un evento, que ha sido considerado el más importante hitode la vida de Occidente y, por su extensión, del mundo entero, cual fue laimcorporación de un continente a la civilización. Aquellos de nosotros que

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JORNADAS SOBRE HISTORIA RIOPLATENSE EN EL PERÍODO HISPANO

creemos en el progreso hecho a través del trabajo y del esfuerzo creador, quecreemos en la disciplina que honra a quien voluntariamente se obliga en elcamino de su propio perfeccionamiento, que opinamos que el desarrollo sehace con lospueblos a través del esfuerzo colectivosin concesiones y apoyamosla civilización como medio idóneo para superar la animalidad, celebramos lagesta de España, más que del Descubrimiento, de su posterior epopeya de conquista, de adaptación, de colonización de administración y de creación de unnuevo derecho que honra a la pequeña y relativamente pobre región castellanaque acometió la hazaña con una mezcla de codicia, aventura, idealismo, fe,entusiasmo, para que hoy millones de seres puedan leer a Cervantes en suidioma materno, adoptar las pautas morales de concepción judeo-cristiana ylas normas jurídicas del Derecho pretoniano.

Por eso estasJornadas. Por eso, la Academia en ella. Por eso, todos noso

tros aquí reunidos. Por eso, este esfuerzo de vivencia y de reminiscencia, deinvestigación y estudio.Y no podía hacerse sin lapresencia fraterna del Uruguay.Partícipes de una vida común, que nace desde elfondo de la historia ameri

cana, cuando en estas tierras sólo existía la Naturaleza virgen y sus primitivoshabitantes, resulta también común a ambos pueblos la gesta de la Independencia y de las luchas civiles que nos dieron perfil de naciones libres. Argentina yUruguay, en ambas márgenes,del Plata encuentra en su pasado fuentes de inspiración, siempre renovadas para proseguir lamarcha incesante de lassociedades a través del tiempo, porque, nunca hemos renegado de nuestra historiacomún y estamos orgullosos de lo que nuestros ancestros hicieron y construyeron. Nuestros juicios de valor se pueden modificar en la medida que desentrañamos puntos oscuros antes desconocidos, pero nada invalida el sentido delvector de nuestra orientación. Fuimos y somos partes de una heredad común,unidos no sólo por la lengua, los hábitos, la cultura, la religión y la geografíacomunes, sino también porque somos hermanos en el reconocimiento de losmismos padres y de los mismos abuelos, integrantes, por lo tanto, de unamisma familia. Diferentes en nuestra personalidad institucional y política,,nadie puede dejar de reconocer en nosotros el mismo aire de parientes que acre

ditan los mismos rasgos genéticos reconocidos y reconocibles.Por éstas y por infinitas razones más de imposible enumeración por suextensión y obviedad, nos debíamos ambos pueblos estas Jornadas de trabajo para asomarnos a aquella vida colonial, que fuera nuestra cuna y nuestra infancia.

Creemos y esperamos que los trabajos a realizar serán una prueba más denuestro interés y el resultadofructífero de nuestras investigacionescomo aportea la ciencia y a la historia, que no otra cosa nos proponemos en esta silenciosay recoleta tarea de’estudiar el pasado. Que así sea.

En suma, un rotundo éxito el de estas jornadas en los escenarios bifrontesde Argentina y Uruguay, que han evidenciado la vigencia y permanencia enlos lazos de unión entre España y las naciones que un día conformaron susantiguos virreinatos en América. ..c...

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CONFERENCIADE JOSÉ CERVERA PERY

EN LA FRAGATA ARGENTINAPRESIDENTE SARMIENTO

En el pasado mes de noviembre, con motivo de la celebración de las Jornadas sobre historia rioplatense en el período hispánico, pronunció una conferencia bajo el título de «La estrategia marítima española del general SanMartín: Una experiencia fructífera» el coronel Auditor, director de laREVISTADEHISTORIANAVAL,José Cervera Pery.

El acto tuvo lugar a bordo de la fragata Presidente Sarmiento hoy buquemuseo de la Armada argentina, y contó con la asistencia de destacadas autoridades navales de aquel país, así como de participantes de las Jornadas, delos que cabe destacar el capitán de navío Enríquez Martínez, secretario general del Instituto Histórico del Río de la Plata, brigadier general Enrique Martínez, el ingeniero Carlos Alberto Guzmán, vicepresidente de la SociedadArgentina de Historiadores, el vicealmirante Rodolfo a Remotti, director delBoletín del Centro Naval, el doctor Eugenio F. Limongi presidente de la

El presidente de la Sociedad Argentina de Historiadores doctor Enrique de Gandía haceentrega al director de la Revista de Historia Naval del diploma que lo acredita como miembrocorrespondiente en España del Instituto Histórico del Río de la Plata.

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J. R.

Unión de Cóndores de las Américas, y el capitán de navío Hugo HoracioColombotto, jefe del Departamento de Estudios Históricos Navales de laArmada argentina. Igualmente se hallaban presente el agregado naval espa

ñol en Buenos Aires, capitán de fragata Francisco José Fontán, y el comandante del buque museo, capitán de navío, Hugo L. G. Dietricht, que ejerciólas funciones de anfitrión.

El conferenciante fue presentado por el doctor Enrique de Gandía, presidente de la Sociedad Argentina de Historiadores, y académico de numerosasinstituciones culturales de Europa y América (entre ellas de la Real Academia Española de la Historia) y uno de los historiadores de más prestigio delcontinente americano, que al final del acto entregó al coronel Cervera Pery eldiploma que lo acredita como miembro correspondiente en España del Insti

tuto Histórico del Río de la Plata bonaerense.

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EXPOSICIÓN CONMEMORATIVADEL BICENTENARIODE LA

FUNDACIÓN DEL MUSEO NAVALCon motivo del bicentenario de la fundación del Museo Naval se está ce

lebrando en el mismo la exposición conmemorativa de obras de náutica re:lacionadas con la Casa de Contratación de Sevilla. Dicha muestra pretendeaunar en un acto extraordinario la celebración del bicentenario de la creacióndel Museo Naval, institución vinculada a la Marina científica ilustrada, quehizo posible la última gran expansión marítima española, con la celebracióndel V Centenario del Descubrimiento, hecho en el que también los marinosespañoles fueron protagonistas indiscutibles.

La Casa de la Contratación de Sevilla, creada por los Reyes Católicos en1503, fue de hecho la primera Universidad de la nueva ciencia náutica y dondeimpartieron sus enseñanzas los más famosos navegantes, pilotos ycosmógrafos de la época. En ella se elaboraba, asimismo, el «Padrón Real», especie decarta náutica universal donde se iban registrando todos los descubrimientos.

La Casa de la Contratación es el hilo conductor de esta exposición, en laque pueden verse reunidas las grandes obras de la náutica española de los descubrimientos. Los «Regimientos», que sistematizaron y divulgaron a todaEuropa esta nueva ciencia náutica que hizo posible la navegación oceánica.Se exponen junto a ellas los instrumentos náuticos usuales en la época y algunos de los más valiosos que se conservan hoy día en el mundo, como el estuche instrumental de Thobias Volckmer fabricado para uso del rey Felipe II oel astrolabio de Miguel Coignet, famoso instrumentario de la época, del quese conservan tan sólo cuatro ejemplares en el mundo.

Está presente, asimismo, una importantísima representación de la cartografía de la Casa de la Contratación, la Carta de Juan de la Cosa de 1500,ejemplar extraordinario y único de la cartografía universal, en que por primera vez aparece la imagen de América, y otra carta de la región magallánicarealizada hacia 1618y atribuida a Antonio Moreno, uno de los últimos cosmó

grafos de la Casa de la Contratación; ambas cartas pueden representar el inicio y el fin de los conocimientos geográficos de aquélla acerca de la Américarecién descubierta.

Preside esta exposición el Itinerario de Escalante de Mendoza, recientemente recuperado por el Ministerio de Cultura para el Patrimonio Nacional,obra cumbre de la náutica de la Casa de la Contratación, en la que se compendian los conocimientos científico-náuticos de la época.

Por último, se han incluido retratos de los monarcas, ministros y marinosrelacionados con la creación del Museo Naval en el siglo xviii y su posteriorinstalación en el siglo xix.

Esta muestra, única por el valor y singularidad de las piezas que la componen, pretende ser exponente vivo de una Era heroica y espléndida de nuestraexpansión marítima universal y rendir homenaje, al mismo tiempo, ala ejemplar institución de hoy custodia su recuerdo. C.

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ENTREGA EN HUELVADE LOS PREMIOS

«VIRGEN DEL CARMEN» 1992El pasado día 14 de noviembre tuvo lugar en el Pabellón de Poniente de

la Casa Colón, en Huelva, el acto académico de la entrega de los premios«Virgen del Carmen», correspondientes a 1992, que constituyó un homenajeal Patronato que durante más de cincuenta años ha ejercido el mecenazgo cultural de la Armada, y que traspasa sus funciones al Instituto de Historia y Cultura Naval en razón de su nueva estructuración orgánica.

El acto fue presidido por el almirante jefe de la Zona Marítima del Estrecho José Antonio Serrano Punyed, que ostentaba la representación del almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, acompañado del alcalde de la ciudad, don Juan Ceada, la gobernadora civil de la provincia doña Violeta Ale,jandre, el almirante jefe de la Jurisdicción Central, don Justino Antón y otrasautoridades civiles y militares. En lugares destacados se encontraban el director del Instituto de Historia y Cultura Naval, contralmirante González-AllerHierro, el vicepresidente del Patronato contralmirante Salgado Alba y losmiembros del mismo, don José Celma Prieto, presidente de la CompañíaNacional de Seguros «Metrópolis, S. A.», creador y patrocinador del premio

«Doce de Octubre» y don Conrado Blanco Plaza, creador e impulsor de «Alforjas para la poesía», acompañado de un nutrido número de poetas. En elabarrotado salón se congregaba igualmente un selecto público pertenecientea los medios intelectuales y profesionales de la ciudad.

Conforme al protocolo establecido abrió el acto el secretario del Patronato coronel auditor don José Cervera Pery, que expuso en líneas generaleslos objetivos y propósitos de los premios «Virgen del Carmen» con un resumen pormenorizado de la memoria de actividades durante los cincuenta añosque han constituido las dos etapas del Patronato de los Premios —una primera dependiente de la Presidencia del Gobierno, desde 1940 a 1973, otra

segunda adscrita al Ministerio de Marina y Estado Mayor de la Armada,desde 1974 hasta el presente año de 1992—, resaltando la significación de laentrega de premios en ciudades alejadas del litoral con la éxcepción de Barcelona y Huelva, en que ha querido rendirse un homenaje a su contribucióncolombina en el año del V Centenario del Descubrimiento.

A continuación el catedrático de Historia de América de la Universidadde Sevilla don Paulino Castañeda pronunció su conferencia, destacando lapermanente vinculación de Huelva con el mar, no sólo en la empresa del Descubrimiento sino en tareas posteriores de evangelización y colonización, sig

nificando también diversos aspectos de la presencia española en América ysus trascendentes repercusiones.Seguidamente se procedió a la entrega de los premios en sus distintas

modalidades y cuyo orden fue el siguiente: premio «Doce de Octubre»,

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dotado con seiscientas mil pesetas a Anunciada Colón de Carvajal y Guadalupe Chocano por su obra «Cristóbal Colón: incognita de su muerte»; premio«del Mar» de trescientas cincuenta mil pesetas a Esteban Morán por su obra,

«La flota velera catalana del sigloXIX», y de doscientas cincuenta mil pesetasa Antonio de la Vega y Pilar Ruiz, por su trabajo «El resurgir de la Armada:el certamen naval de Almería de 1900»;premio «Elcano» de periodismoaudiovisual, trescientas mil pesetas a Angel Carchenilla por su artículo «España a por todas», publicado en la revista «Cambio 16» (ediciones de Españay América), doscientas mil pesetas a Juan Pando Despierto por artículospublicados en el diario «El Sol», y un accésit de cien mil pesetas a María delCarmen Jáuregui, por sus trabajos y reportajes publicados en el Boletín Informativo de Personal del Cuartel General de la Armada.

El premio «Universidad» fue otorgado, en su cuantía de trescientas milpesetas, a Luis Fernández Estrada por su tesis «Las resoluciones del TribunalMarítimo Central», y el premio «Alforjas para la poesía» con una dotación decincuenta mil pesetas lo obtuvo Jacobo Meléndez por su poema «Elegía porun marino muerto», y finalmente el premio «Juventud marinera», consistenteen un equipo radiofónico de alta fidelidad fue para la alumna del colegio«Santo Domingo», de La Coruña, Isabel Longhi, por su trabajo «Hombre demar».

Durante más de una hora los poetas integrantes de «Alforjas para la poe

sía», encabezados por su director Conrado Blanco y secundados por JoséJavier Aleixandre, Carlos Murciano, Francisco Garfias, José Gerardo Manrique de Lara y Antonio Murciano, deleitaron al auditorio con un espléndidorecital de versos marineros, poniendo así el más brillante broche al acto quefue clausurado en nombre de AJEMA por el almirante jefe de la Zona Marítima del Estrecho.

Por último, y en un marco también netamente colombino, en la Hosteríade la Rábida, se celebró la tradicional cena que el almirante jefe del EstadoMayor de la Armada ofreció a las autoridades asistentes al acto, miembros delPatronato de Premios «Virgen del Carmen», autores galardonados y poetasparticipantes. A los postres pronunciaron breves discursos el alcalde de Huelva, alcaldesa de Palos y almirante jefe de la Zona Marítima del Estrecho y elcreador del premio «Doce de Octubre», a quien el almirante Serrano Punyedagradeció en nombre de la Armada el mecenazgo establecido desde variasconvocatorias anteriores.

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NOTICIAS GENERALES

XVIII CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA MILITAR CE

LEBRADO EN TURÍN (ITALIA) DEL 30 DE AGOSTO AL 5 DE SEPTIEMBRE DE 1992

Aunque dedicado al «Descubrimiento del Nuevo Mundo y su influenciaen la Historia Militar», el presente Congreso ha acogido comunicaciones detemática muy variada que ha abarcado desde aquel momento hasta lasegunda guerra mundial y a veces sin relación con el tema. En total se presentaron 43 comunicaciones, dos de ellas a cargo de España: «La ética de la conquista y la moral de los conquistadores» a cargo del general Alonso Baquer y«El papel militar de la Aristocracia en Castilla» a cargo de doña Ana Belén

Sánchez Prieto. También se concedió la moderación de una mesa al directordel CESEDEN. El número de congresistas ha sido de 152 entre los que secontaban los representantes de las Comisiones de Historia Militar de 30 países. La representación española fue aprobada en despacho del 20 de diciembre pasado y estuvo formada por el Presidente y Secretario de la Çomisión,comunicantes y coronel Sánchez Sánchez Serrano, padre de doña Ana Belény anterior Secretario Genéral de la Comisión.

Además de la representación española la asistencia al Congreso ha permitido obtener información sobre la organización y funcionamiento de otras

Comisiones de Historia Militar y sacar conclusiones de aplicación a España,como pueden ser la organización anual de unas jornadas de Historia Militaro la creación de una sociedad española de Historia Militar.

El Congreso había sido organizado por la Sociedad Italiana de HistoriaMilitar y la Comisión Italiana de Historia Militar, cuyo presidente manifestósu simpatía hacia España en todo momento y agradeció públicamente la laborde rescate de la Marina española con ocasión del hundimiento por los alemanes del acorazado Roma el 9 de septiembre de 1943.El día 2 tuvo carácter cultural y se dedicó a visitar el escenario de la batalla de Marengo, en las proximidades de Alejandría. El Congreso finalizó con una mesa redonda sobre «Se

guridad global» a cargo de especialistas de cinco países. Durante el Congresoel presidente de la Comisión griega hizo entrega de la carta que se mencionaen3.

En fechas próximas se remitirá copia de las comunicaciones presentadasy se presentará informe detallado sobre el simposio que también se hará llegara los Directores de los Servicios Históricos españoles.

CONGRESOS Y SIMPOSIOS

1992-diciembre 2-5. Cádiz (España).

V Congreso de la Marina Civil. La dimensión de la Europa Marítima.Organizado por el Colegio de Oficiales de la Marina Mercante Española,

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NOTICIAS GENERALES

Ministerio de Obras Públicas y Junta de Andalucía. Para más informacióndirigirse a: coronel Antonio M. Padrón y Santiago, Secretario GeneralCOMME. Orense, 39, 30 B. 28020-Madrid. Tel. 5557586-5563757. Fax.

5566660.1993-mayo 28-junio 1. Bruselas (Bélgica).

1 Congreso Europeo de Coleccionistas de Miniaturas Históricos.El Congreso y las exposiciones organizadas por este motivo tendrán lugaren el Ayuntamiento de Bruselas. Para más información:Bam E. Duperry,Comité Organisateur Congrés 1993. Rue du Jardinier, 12. B-1420 BrameL’Alleud.

1993-septiembre, 5-11. Madrid (España).

La aportación de España al arte militar.La International Association of Museums of Arms and Military Historyorganiza este congreso con el fin de conectar con la Historia de España ymostrar los fondos museísticos de origen español en colecciones militares,referentes principalmente al siglo xvi y a la guerra de la Independencia.Para más información: JAMAN Congress Spain 93. Drisde. Ministerio deDefensa, Paseo de la Castellana, 109. 28046 Madrid (España).

1993-octubre 21-23. Annapolis (USA).

Simposio sobre Historia Naval.La Academia Naval de los Estados Unidos celebrará el próximo mes deoctubre un simposio abierto sobre cualquier período o aspecto de su historia Naval. Los interesados pueden dirigirse a: Robert W. Love, jr. HistoryDepartment. U. 5. Naval Academy. Annapolis, Maryland 21402. USA.Fax 410-267-3225.

1993-octubre, 25-29. Pau (Francia).

118 Congreso Nacional de Sociedades Históricas y Científicas.Para más información: Secrétariat du 118e Congrés National des SocietésHistoriques et Scientifiques. Comité des Travaux Historiques elt Scientifiques; 1 rue d’Ulm. 75005 París (Francia).

EXPOSICIONES

1992-diciembre, 2-23. La Coruña (España).

El coronel Iglesias Brage y América.Organizadapor la Xunta de Galicia se está desarrollando esta exposición

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NOTICIAS GENERA LES

én el Arquivo do Reino de Galicia para conmemorar la preparación deuna expedición al Amazonas, mandada por éste militar gallego, que finalmente no pudo realizarse por impedimentos políticos.

1992-1993-diciembre, 17-enero-14. Madrid (España).

La Imagen del Mundo. 500 años de Cartografía.La Biblioteca Nacional en colaboración con la Fundación Santillana presenta en sus salas de exposiciones esta muestra cartográfica, basada en losmismos criterios expositivos que la que tuvo lugar en Santillana del Mardurante el mes de julio, pero con un contenido expositivo diferente deaquel.

1992-1993-diciembre, 20-febrero-28. Madrid (España).Exposición Flotas de Indias.En las salas del Museo Español de Arte Contemporáneo, Avda. de Juande Herrera, 2 tendrá lugar la exposición mencionada que después deléxito obtenido en Vigo y dado el valor y el interés de los objetos expuestos, procedentes de muy diversos museos y colecciones particulares,podremos visitar.en Madrid en las fechas señaladas.

1992-1993-diciembre-enero. Madrid (España).

Exposición Conmemorativa del Bicentenario de la Fundación del MuseoNaval. Obras de Náutica Relacionadas con la Casa de la Contratación deSevilla. Esta exposición que tiene lugar en el Museo Naval pretende aunaren un acto extraordinario la celebración del bicentenario de la creación deesta institución vinculada a la Marina Científica con la celebración delV Centenasrio del Descubrimiento de América en el que también losmarinos españoles fueron protagonistas.

1993-marzo 1-mayo 30. Monasterio de San Martín de Pinario. Santiago de

Compostela (España).

Santiago y América.Organizada por la Xunta de Galicia y Arzobispado de Santiago de Compostela tendrá lugar esta exposición que pretende mostrar la importanciade Santiago y del fenómeno jacobeo en el descubrimiento y desarrollosociocultural de América.

Convocatoria de Becasde Investigaciónen Historiade la Cartografía«J. B.

Harley»El 17 de marzo de 1991 se instituyó en la Royal GeographicalSociety

de Londres una fundación paraconmemorar la vida y obrade Brian Har

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NOTICIAS GENERALES

ley, profesor de la Historia de la Cartografía y editor de la magna obra«History on Cartography» que está editando University Chicago Pressactualmente. El profesor Harley murió repentinamente en diciembre

pasado. Se pretende conceder tres becas anuales de un mes de duración(800L) para investigar sobre la Historia de Cartografía en general en lascolecciones cartográficas de Londres que se encuentran fundamentalmente en la British Library, National Maritime Museum, Public RecordOffice y Royal Geographical Society fundamentalmente. Podrá solicitarestas becas cualquier investigador especializado en la Historia de la Cartografía, independientemente de su nacionalidad, disciplina o profesión. Sedará preferencia a los proyectos que reflejen la notable contribución eneste campo del profesor Harley y a las solicitudes que provengan del

extranjero. Las becas comenzarán a concederse en 1994. Para más información dirigirse a: Tony Campbell. Secretario. The map Room, The British Library. Great Russell Street. London WC1B 3GG.

L. H.

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RECENSIONES

BORDEJÉMORENCOS,Fernando: Tráfico de Indias y Política oceánica.—Edi

tonal MAPFRE. Colección «Mar y América». Primera edición 1992,340 págs.

La Editorial MAPFRE en un ambicioso proyecto —hoy convertido enrealidad— de las colecciones 1492 con nada menos que doscientos ochentatítulos proyectados, y muchos de ellos publicados ya, marca sin lugar a dudastodo un hito a nivel de investigación sobre los temas relacionados con la efemérides. Es decir, la historia de la América hispana desde el descubrimientoa nuestros días, en sus relaciones con los diferentes países, sus connotacionespolíticas, sociales, religosas, culturales, etc., y el estudio de sus étnias.

Desde el punto de vista de la investigación naval hay que destacar la colección «Mar y América», de diecisiete títulos, cuya dirección coordinadora fueencomendada al contralmirante Fernando Bordejé, antiguo director del Instituto de Historia y Cultura Naval y cuyo libro «Tráfico de Indias y políticaoceánica» encabeza la colección. De aquí que consideramos doblementeimportante por su prioridad y por su contenido estudiar el impacto que lapolítica naval en su adscripción oceánica soportó tras el descubrimiento deAmérica, y el establecimiento de las primeras líneas esquemáticas del tráficomarítimo en las nuevas rutas.

Como escribe el propio autor, «dentro de lo que hoy denominamos política naval española durante los siglos xvi al xviii ocupa un lugar preferentetodo lo relacionado con el tráfico marítimo, entonces como ahora factor vitalde la estrategia naval de cualquier país y muy especialmente de las llamadaspotencias oceánicas» (España sobresalía entre ellas), y desde estas premisasconstruye un buen trazado andamiaje que va desde la apertura de las derrotasoceánicas hasta la consagración del libre comercio y el fortalecimiento de lasArmadas Reales ya en las últimas esquinas del siglo xvm.

Son, por tanto, tres siglos de difícil equilibrio en los que los monopolios ytráficos paralelos dificultan el desarrollo de las comunicaciones y las amena

zas y acciones piráticas obligan a España a mantener operativas sus numerosas armadas oceánicas que siempre resultarán insuficientes para el control deultramar. Las luchas por el dominio del Atlántico será por tanto una exigenciade primera magnitud, y Bordejé la estudia pormenorizadamente son sus problemas y sus implicaciones.

Es notable el esfuerzo del almirante Bordejé al centrar en un limitadoespacio toda una extensa dimensión operativa y extraer de ella sus rasgosbásicos y esenciales, y puede afirmarse que ha culminado su tarea con periciay mestría, ya que la amenidad de la exposición, su hábil desarrollo yla ausen

cia de alardes en el aparato crítico subraya la validez histórica del trabajo.«Tráfico de Indias y política oceánica» son términos que se coadyuvan ycomplementan. El incremento del primero exigirá una nueva política deseguridad en la parcela oceánica y Bordejé analiza sus encuadres en el capí

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RECENSIONES

tulo III de su libro. Las Armadas de ultramar resultan insuficientes y el desatendido ejercicio de la política naval por parte del mayor imperio del mundohabía de abocar fatalmente a los resultados que obtuvo. Destrucción deMaracaibo y Panamá y apogeo de la piratería y el filibusterismo con el indisimulado apoyo inglés o francés en el Caribe. Las medidas para el rearme navalserán siempre tímida y las penurias financieras y necesidades navales se hande advertir cada vez con más intensidad. En el siglo xvii la pérdida del monopolio comercial marítimo es innegable y con la guerra de Sucesión se reafirman los años de la decadencia y dependencia de Francia. Solamente la intuición naval de Ensenada yen cierto modo también de Patiño,junto al proyectode Tinajero en 1720consigue la consagración del libre comercio y el fortalecimiento de las Armadas reales, pero mucho han de pesar los desaciertos de

años anteriores. El mar ocupa un lugar destacado en las mentes de los políticos de Europa, pero no parece interesar en demasía a los de España. ¿Cómono han de pagarse las consecuencias?

El libro de Bordejé, valiente, directo y veraz y sin concesiones a la retórica, bien merece el honor de la apertura de la colección cuyos restantes títulospretendemos también reseñar en las páginas de sucesivas Revistas.

J.C. P.

O’DONNELL, HUGO: España en el descubrimiento, conquista y defensa del mardel Sur. Editortial MAPFRE, 5. A. Primera edición, 1992, 296 páginas.

Este importante libro forma parte de una de las colecciones MAPFRE1492, concretamente de la llamada «Mar y América» dirigida por el contralmirante Bordejé Morencos. Las colecciones MAPFRE 1492 son publicaciones de la Fundación MAPFRE América creada en 1988 y con el siguiente fin,entre otros: «Defensa y divulgación del legado histórico, sociólogo y documental de España, Portugal y países americanos en su etapa pre y postcolombina». En los hasta ahora diecisiete libros editados de temas navales, sus autores de prestigio, entre otros, son: Bordejé Morencos, Hernández Sánchez-Barba, Martínez Hidalgo, Cervera Pery y Serrano Mangas.

Se puede decir que Hugo O’Donnell es un antiguo conocido por sus colaboraciones en esta misma revista desde el primer número, asimismo ya hansido recesionados en ella sus libros «La fuerza de desembarco de la GranArmada contra Inglaterra (1588)» y «El viaje a Chiloé de José de Moraleda(1787-1790)». Como ya sabemos, pero repitámoslo para los nuevos lectores,Hugo O’Donnell es licenciado en Derecho, comandante de lnfanterfa de

Marina y, afortunadamente, un minucioso investigador naval.En este libro se nos decribe, paso a paso, la búsqueda por parte de losespañoles, de un camino para llegar a aquellos lugares de los que los portugueses traían las codiciadas especias y ello navegando hacia Occidente, y ellosin hacerlo por las aguas de que éstos era soberanos. Desde el descubrimiento

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RECENSIONES -

del hoy llamado océano Pacífico, visto por Balboa el 25 de septiembre de 1513hasta la derrota de Cavite el 1 de mayo de 1989, se nos narran las vicisitudesde la conquista —exploración— y mantenimiento de las comunicaciones conla metrópoli. Se nos presenta una síntesis de la importancia del poder naval

en aquel marco geográfico, los esfuerzos españoles por mantenerlo y los denuestros enemigos, ingleses y holandeses, por arrebatárnoslo. El factor estratégico más influyente en el Pacíficó de aquellos primeros siglosfue la lejanía.

El libro está estructurado en los siguientes capítulos: 1. Descubrimiento ydelimitación del ámbito; II. La conquista y la distribución territorial; III. Laorganización militar; IV. Los precedentes de la amenaza exterior; V. Losinglesesredescubren el estrecho de Magallanes; VI. Ingleses y holandeses;VII. Colonizadores, corsarios y filibusteros; VIII. El siglo de las soluciones.Completan la obra las conclusiones, una orientación bibliográfica y los intere

santes índices onomástico y toponímico.Se trata de un texto sugestivo que se lee con avidez y, gracias a un estiloameno y a la capacidad de síntesis del autor, al destacar siempre lo fundamental tras una correcta presentación del cuadro general en que suceden loshechos. Unicamente se podría haber completado el texto con cartografía adecuada, en la que contase la toponimía del momento.

Antonio DE LA VEGA

CERVERA PERY, José: La Marina española en la emancipación de Hispanoamérica. Editorial MAPFRE, S. A. Colección Mar y América. Primeraedición, 1992, 296 páginas.

Después de más de veinte libros de divulgación sobre la Marina declinopresentar al autor, actual director de esta Revista, coronel Jurídico CerveraPery.

El libro trata sobre las circunstancias y encuentros navales que se produjeron durante el j*ocesode emancipación de las repúblicas hispanoamericanas,que se puede fijar aproximadamente de 1810 a 1826. Vemos en sus páginas elnacimiento de las marinas nacionales y las primeras hojas de seryicio de losprofesionales que las fuñdaron. Este nacimiento contrasta con el continuodeclinar de la Armada española, iniciado con el combate de Trafalgar, debidoa la constante falta de recursos por el abandono del nefasto Rey FernandoVII. Con escasos medios, aunque con entereza y arrojo tuvieron que lucharnuestros marinos: Laborde,’ Ruiz de Apodaca, Romarate, Chacón, Liniers yun largo etc.; por ello pudieron volver con dignidad, a pesar del triste final.

Se constata una vez más, haciendo abstracción de factores ideológicos,

cuya evolución era imparable, la influencia que tuvo el poder naval en losacontecimientos. La mentalidad naval fue determinante y condicionó enmuchas ocasiones lo que sucedía en losescenarios terrestres. Las comunica

Año 1992

8/13/2019 Revista de Historia Naval Nº39. Año 1992

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• RECENSIONES

ciones de España con Suramérica en sus dos frentes atlántico y pacífico, sepuede decir que fueron abandonados, se enviaron escasos barcos y hombres.

Cervera Pery nos relata lo acontecido con su habitual estilo, brillante,

conciso y rápido, periodístico diríamos, aunque no por ello carente de rigor.Hace un interesante análisis de la mentalidad naval de los libertadores (Bolívar, San Martín, O’Higgins), adecuado y necesario para conocer su influenciaen lo sucedido. Juzgando el conjunto, Cervera sostiene que, a pesar de losavances efectuados, es necesario investigar en profundidad este período porser todavía poco analizado o no lo suficientemente analizado.

El Capitulado es el siguiente: 1. Los antecedentes; II. La emancipación;III. Las consecuencias. Existen también una importante Introducción y unEpílogo. Tres apéndices se titulan: Censo de personajes y buques, Fuentes yBibliografía y Relación general de autores y obras. Se finaliza con los índicesonomásticos y toponímico.

En resumen, se trata de un libro que ofrece una sugerente visión de conjunto de los avatares de la Marina española al principio del siglo xix que condujeron a la independencia de Hispanoamérica.

Antonio DE LA VEGA

MAESTRO, Manuel: De los Riesgos y Seguros de la Carrera de Indias. Edicióndel Comisariado Español Marítimo, S. A. Madrid, 1992,224páginas.

El Comisariado Español Marítimo para celebrar el 50 aniversario de suconstitución ha editado la obra De los Riesgos y Seguros de la Carrera deIndias, trabajo con el que su autor Manuel Maestro, periodista y asegurador,obtuvo el premio Comismar 1992 que otorga la Fundación Lamet.

El seguro marítimo, de gran raigambre y tradición hispánica, surge comoconsecuencia del desarrollo del tráfico marítimo en la Edad Media y suponesin duda el punto de partida de toda actividad históricamente hasta la actualidad, por lo que el libro de Maestro tiene el doble mérito de conjugar circunstancias históricas en la descripción de fenómenos y riesgos de nuestros cronistas de Indias, y la trayectoria estructural de la función aseguradora a lo largoy ancho del período oceánico del imperio español con sus luces y sus sombras.

Libro que mantiene también una lograda conjunción de amenidad y derigor científico, su lectura resulta muy interesante y la riqueza de sus ilustraciones, muchas de ellas con reproducción de raros facsímiles, y su cuidadaedición lo prestigian y realzan, por lo que el trabajo en todos sus aspectosresulta tan impecable como sugestivo.

• J.C.P.

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8/13/2019 Revista de Historia Naval Nº39. Año 1992

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