28
Atl'o l. Bogotá, Noviembre de 1892. Entrega •• REVISTA GRIS PUBLICAOION MENSUAL Señores Directorea de la" Revista. Gris."-En la ciudad, Mur eRtima.dos señores y amigos : He tenido el honor de recibir de ul<tedes una galante esque- la eu la cua.l me invitan á colaborar en el ameno periódico que han rundado ; doy á usted a", por ello, laR máfl sincera!! gracias. y les manifiesto que con mucho gusto ocnpat-ía laR columnllR de su REVISTA si no fuera un a.trevimiento en quien no tiene méri- to literario ninguno. Pero esto no obsta para que deje de apla.u- dir 8US triuufo!! y le!! de!!ee mucba gloria. Cultivar las letras á estas alturall en Colombia, equivale á le-mntar en la Gorgona un edificio de oro. Cuando ioñé con gloria., me engañé creyendo que no era. t, an esqui .. a. á mis ravorel'l. De la noche á la mañana la sabidu- ría ha disipado mis ilusionell. Mail ¿ por quó me he de quejar bien sabido tengo que la fortuna es una. coqueta. que hace el :tmor á don Perico el de los Palotes y desdeña. los inc6gnitos an- helo!! de un J.Jeopardi y de un Byron? Deseo ardientemente qne lit ingrata. labor emprendida por ustedes desbaga el hielo del tornándolo en buenos cuar- tos, que alguna remuneraci6n ha de tener el trabajo ioteleetu&l entre nosotros, ya que la gloria pr()duce P()CO en estos mundos, y ella al fin no es más q ne bumo. ,Qué e!!peranza de alcanzarla. nos queda á los infelices aficionados á la, litera.tura, como yo, cuando á nue!ltro más himt6rico y caballero poeta, el inspiradísi- mo Ra.fael Pombo, cuyo mérito 8610 oesconoce el vulgo, que es innumerable, le han hecho entierro solidltrio? ¿ Y así quieren ustedes que una. pobrecita. musa como la mía colabore en nn peri6dico que tan gallardo !le ha presentado en la liza? Abando- nen sn idea, que trovadores tiene la. pa.tria mía, como dijo algu- no. La posteridad llega. con la apoteosis de los Como Cervantes, de los aherroja.dos como el divino Colón, y us- R.lVISU GRIS . 1 ©Biblioteca Nacional de Colombia

Revista Gris

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Artículo de revista

Citation preview

Atl'o l. Bogotá, Noviembre de 1892. Entrega ~ ••

REVISTA GRIS PUBLICAOION MENSUAL

Señores Directorea de la" Revista. Gris."-En la ciudad,

Mur eRtima.dos señores y amigos mío~ :

He tenido el honor de recibir de ul<tedes una galante esque­la eu la cua.l me invitan á colaborar en el ameno periódico que

han rundado ; doy á usted a", por ello, laR máfl sincera!! gracias. y les manifiesto que con mucho gusto ocnpat-ía laR columnllR de su REVISTA si no fuera un a.trevimiento en quien no tiene méri­to literario ninguno. Pero esto no obsta para que deje de apla.u­dir 8US triuufo!! y le!! de!!ee mucba gloria.

Cultivar las letras á estas alturall en Colombia, equivale á le-mntar en la Gorgona un edificio de oro.

Cuando ioñé con l~ gloria., me engañé creyendo que no era. t,an esqui .. a. á mis ravorel'l. De la noche á la mañana la sabidu­

ría ha disipado mis ilusionell. Mail ¿ por quó me he de quejar sí bien sabido tengo que la fortuna es una. coqueta. que hace el :tmor á don Perico el de los Palotes y desdeña. los inc6gnitos an­helo!! de un J.Jeopardi y de un Byron?

Deseo ardientemente qne lit ingrata. labor emprendida por

ustedes desbaga el hielo del e~oíl\mo tornándolo en buenos cuar­tos, que alguna remuneraci6n ha de tener el trabajo ioteleetu&l entre nosotros, ya que la gloria pr()duce P()CO en estos mundos, y ella al fin no es más q ne bumo. ,Qué e!!peranza de alcanzarla. nos queda á los infelices aficionados á la, litera.tura, como yo, cuando á nue!ltro más himt6rico y caballero poeta, el inspiradísi­mo Ra.fael Pombo, cuyo mérito 8610 oesconoce el vulgo, que es innumerable, le han hecho entierro solidltrio? ¿ Y así quieren ustedes que una. pobrecita. musa como la mía colabore en nn peri6dico que tan gallardo !le ha presentado en la liza? Abando­

nen sn idea, que trovadores tiene la. pa.tria mía, como dijo algu­no. La posteridad llega. con la apoteosis de los encarcel~dos

Como Cervantes, de los aherroja.dos como el divino Colón, y us-R.lVISU GRIS . 1

©Biblioteca Nacional de Colombia

36 UTISU GlU.

tedes, que timo!! ideales lozanos y entusiasmo generoso, de'he:a luchar con brío por l'\1 engrandecimiento de Dllestra. 1i~ quo, aon. cUlllldo !le&. tarde, alcallzaráu la debida recompe-..

De ulitt:des oLllecuonte ~erviuora y amigo,

AGRIPINA MONTNII DXL VAl.&&.

•••

CARTA ABIERTA

Señora :

Race doa años, en una larga temporada que pa~ó llsbd cm

el Cl\rnpo, llevando una vida apa;'iblo y tranquila, consagrau#oá

la piutura. me hizo o~ted el hOllor dc invih\l'me á almol"lCal' ~ ..

Tez en su cu~a. Las hora~ que pa~é llllí me parecieron bre~ como 1.05 paree" breve todo lo qua es muy grato. Antes de CJu ..

no::; ~ent:¡l!IDlO~ á l~ mc~a nOil mostró usted IU último estnruocle

pinilll':t en plelJO ai!'.:!, acabado en la semana Ilnterior; era ltllll'D­

Ha figurit a la ele UllA. muehacha campesina, perdida en un tr¡~

y que Ileya en las mZl.uos unoa IUanojo>! de yerba y unu flore .. i nn

cuáclro lleno dlllllZ y de ai)'o de campo. Después del almu~ á tiempo del c1lnmpaña que hervía en las copa., y del ~ negro, ~rolll:\tieo cumo Ulla escncia, no~ propuso Dsted q~

diéramos UIl:~, vuelta p vI' la" cercanías y todoa aceptamos -.lb¡,..

rozado/¡ su id e:!,.

Aut·Ja,/lte Íbamo/\ usted y yo, y llUestra conversación fue Dma

lal'ga confiJencia mntlla de IlutJ¡-tra adol.·aei.ón :í. la Belleza.. M. hablaba usted de 10(' incompambleR gOCl'S que el arte le ha. pt"G­

porcionl.do 011 811 vicia,; de la serenidad que eapal'ció en su alma

la contemplación de los rnáL'moles antiguo>!; de la fascina\lión q'1!lll

ejercen sobre ustec1 l~ ingenuidad inefa.ble de las Vírgenes _ 10H Primit.ivos, h sonri~a. mi~terio~l\ de las figuras del ViDei,

la claridad gne dora,las tinioblas I'oj ;7. IlS dI' Rembrandt, la. dii.. fall:l, 1111': ('xhaterrestre en que baña Murillo SUB Ilparicione8; JDIt

contaba. usted qne la mútlica de algunos maestros, 11. hace 1111»­

ted olvidarse de ~í llJislHa y Fentir la triste>:", la alegL'ín, l(la ma­tices dr. ~entÍ1[1ieJlto que interpretan lar. !linfonías inmortal ..

()vn frases Il.l,uieutes ¡lIin dUUlinar mi entusialimo de fanátq

©Biblioteca Nacional de Colombia

J . A. SlLVA..-CD'I'A "IUTA 3'1

le decía á usted que en las obl'U de los graneles sacerdotes dtr .la palabra, ésta acumula todOll lOB medios de que dispODcn Id otras artes para. recrear la vid., agreg:indole el alma del artis­

ta; le contaba cómo me desTanece el olor de )08 ca.dáv .. res, de a.quella ciuda.d que agoniza. en el último canto del poc­~ de Lucrecio; le contaba que de entre la m"lcherlumbre que gesticula.,. ama y odia. y mat .. ., muere en 109 dramas de

Shak'e'peare, salen á vece. á habla.r conmigo. el pálido príncipe

. qne oonversa con los sepultureros y el judío ávido qne reclama au libra de carne; le decía. Á lIsted que los poetas son com­pasivos con los que los aman, que MUlJ.'Iet les da á beber á 8118

íntimos el champaña ardiente de sn sensnalillmo p:ozador; de Vigny, un brebaje negro que procura la resignación; SheJley. nn hlloRchich sutil que lo ha~e sentirse á uno hermano de las planta" que florecen en el ja.rdín encantado; LongfelJow. el agua

de laR fllerltes campesinas en que se mojan 100 helechos y se re­fieja el cielo, y Baudelaire y Poe, nn opio enervante qne puebla

el cerebro ue sombras a.lucina.dora.'i, entre cuya oscuridad bri­llan los ojos de lady Ligeia. J vibran I1nas campanas fantá sticas, y aletea el enervo y suena.n quejili08 de inexplicable angustia.

En los silencios de nuestro diálogo oíamos "atrás las vo­ces de nuestros compañeros que discutían el alza de las accio­

nes de nn ferrocarril en construcción: que ponderaban la hon­radell y la habilidad de nn Ministro recién posesionado, de quien se prometían maravillas; que pronosticab~n la. cosecha 'Yenidera como muy abundante 1 calculaban en coro el alza se­gura del papel-moneda. Nosotros perdidos en nuestra. conversa.­

oión, ellos discutiendo BUS gra.yes CUe3tiones económicas, sin que ninguno .intiera la distancia al caminar paso entre paso por la,

'Yereda .ombreada" de salvios oaclUOa y de lánguidos sa.ucea, fui-mos á d,.r al pueblecito vecino. '

Para mí se fundieron en nna sola, penetrante, fina y sutil-1Ilente Toluptuos3, las impresiones del p8l!CO, la temperatura. ti­b. del a.ire y la claridad de la. hora, la. expre:iión aristocrática de 1 .. fisonomía de usted y los"dotalloa exquiaitoB de au vestido; la.

quietud adormecida del paisaje y el olor de White Rose que .m.ana.b~ del pañuelo de batillta que teJÚa usted en la. ma.no 611-

IUaniad& de piel de Suecia; la hm 8Onrosada en que la enTolria á uatad. al tamiu.r 108 rayos ftlticales del 801, n IIODlbrilla eJe.

©Biblioteca Nacional de Colombia

ss :anI'U GI:tI

crelp6n rojo; la Ronrisa desencantada. que asoma.ba á !lu.labios 11a música de su voz al contarme las dificuIt.ades con que había luchado al pintar su último cuadro.

Hoy, en unas horas perdidas, mientras que la llovizna mo. n6tona extiende sus cortina.s grises por el horizonte y enloda 1&s calles y lo entenebrece todo, como un pianista desconfiado .que antes de preludiar una sinfonía toos. intorminables escalas para adueñarse de los secretos de la práctica y dominar el tecla.­-do sonoro, me he entretenido en hacer ejercicios de estilo, para lograr que las palabras digan ciertas impresiones visuales. E. así como he escrito estas TRASPOHCIONES. Mientras las esoribí .. recordaba laR horas qne pasé aquel día en casa de usted y se me impuso la idea de suplicarle qu aceptara. esttlS páginas en recuerdo:de ellas y de nuestra larga plática de Arte.

Nuestros compañeros que conTersaban esa. mañana del fe­rrocarril en construcción, de la habilidad del Minietro, de 1. cosecha mirífioa y de la ba.ja del c~mbio, han tenido después d. cepciones cmules y han renegado de SU!! entusiasmos de enton­ces; el ferrocarril está inconcluso y las accione!!! no tienen cotiza.­ción; el Ministro re!!ultó un imbécil, las sementeras se perdie­ron y el papel-moneda bajó veinte por ciento.

Usted y yo no hemos tenido desengaños acerca de los entu­siasmos que motivaron nuestro diálogo de ese día; !ligue usted con más amor que nunca, fijando en !!US cuadros la poesía eterna del color, de la luz y de la sombra; sigo leyendo yo mili poetas y tratando de dominar las frases ind6ciles para ha­cer que sugieran lo~ aspectoll precisos dc la Realidad y las formas vagas del Sueño; cuando se sienta usted á su piano We­ber y pasa los dedos ágiles y finos sobre el teclado de marfil, las IOnatas de Beethoven la hacen entristecerse más sua.vemente que entonces; cuaudo abro yo mi ejemplar de los poemas de Bourget, tirado en papel de la China y empastado por ThibaroJl en pasta llana de marroquí rojo del Levante, con filetes de oro, ~ento una emoción más profunda al releer la Meditaci6n 80bre -una caTa1Jera, ó las estrofas penetrantes y musicales de la Noche

de Eatío; cuando 103 ojos de usted, fatigados por la policromía. d. la paleta, se detienen en la Ninfa de Clodion, aprecian mejor el moldeado blando del seno y las curvas armoniosas de las piernas gráciles; cdando vuelve usted á. mirar l. copia; del .da-

©Biblioteca Nacional de Colombia

J. A. SILVA.-cARTA ABIERTA 39'

,tlus hecha. por sus manos, siente más á fondo la poesía. sencilla '7 grandioea del lienzo magistral, y so deja inn.:iir lentamente

por la. melancolía que flota en la cla.ridad moribunda de aquel

cielo de crepúsculo y que cae con la sombra 80bre la tierra en·

negrecida y eobre las figuraos oscuras de los labriegos. Es que usted y yo, más felices que los otros que pusieron

BUS esperanzas en el ferrocarril inconcluso, en el Ministro inca­

paz, en la eementera malograda ó en el papel-moneda que pier­

de de su valor; en todo eso que interesa á los espíritus prácti. cos tenemos b llave de oro con que se abre la puerta de un.

mundo que muchos no sospechan y que desprecian otros, mundo

donde no hay desilusiones ni eXIste el tiempo; es qne usted y yo preferimos, al atravesar el desierto, los mirajes del cielo á las movedizas arenas, donde no se puede construÍr nada perdurable;

en una palabra, es que usted y yo tenemos la chifladura del arte, como diceD los profanos, y con esa chifladura moriremos.

Señor'a, déjelos usted que nos llamen chifla.doe y que se bur­

len de nuestra inocente manía. Ya ve mlted cómo al caho dc dos

años llosotro~ IIodoramos con m1ÍR fervor lo que queríamos entonces,

y ellos han perdido ~u. ilusiones. niase usted de ellos, señora,

si en bondad inefa.ble se lo pm'mite, y si nó, compadézcalos_ Los dos h emos escogido en la vida la mejor pade, la parte del ideal, la. pade de María, y miontraf! que M:1l't:1. prepll.ra el banqnete y lava. l:tl!! ánforas, no~otros, sentados á los pies del :Maestro, nos embelesamos oyendo las pa.rÁbolas.

Es fácil qne algunos instantes de desabrimiento y de ace­día. le impidan gozar del éxtasis de la.s fruicionas estéticas; q, ua

las tent.aciones del mundo nngllon á turbar la. pa~ riel espíritll de usten, y que la muselina de Si¡'ig:.¡,nor de nn Teatido de

ba.ile salido de las ruaDolI de Worth, ó el oriente rosado de lae perlas de UD collar que tenga en el estuche de raso negro la. marca de Ballgrand RiTir, le parezeai-t á usted más neseables que el claroscuro exacto de un esbozo difícil ó que la. interpretllr ción sincera. de una. mediatillta. Ít¡giti vu; yu he tenido día.s de

esos en que, desesperando de logra.r la. armonía de un período ó la. música de una. e~trofa, y olvidado de mis poeta!'\. he pecado gra­~emente,y he perdido mi ferTor, .in fuerza. para resist,ir la8 tenta.­ciones vertiginosas del 01'0. Aconsejado en esa.s hor611 de aridez espiritual por mi confesor la.ico, un viejo psicólogo que tiene en

©Biblioteca Nacional de Colombia

..... lST .. OKII

iItl celda., por todo adorno. una copia de la MelancoU/J, df' Alberto Diirer. y que posee á fondo loa secreto" sutiles de l. dirección de las &1ml\lJ. he alcanzado gra.ndes conluel08 y he restablecido la. pi< interior leyendo., medita.nds -macho aquellos versícnlos -ñaimos de la. Imitación:

Excoount enim spid\o.a.II'lS c;olldolatiODes, omn"" mundi delioiu, et; a:il.f''lis voJu¡)tatid.

NII.ID. ODlUH dclici:B muu.daoat, avt vanre &unt, aut turpell.

(De Imita', Lib. II. Cap, X) •

.......... 4 •• •••••• ••• • •• _ .................. _ ........... • . .... ........... .... ............. .

QIl.C al leer ru;ted estas págiulMI Rienta algo del encanto

que tu e a.1 escribidall. y al reeorda.r la. maña.na clara y tibia

~u que caminámos juntos por la vereda que lleva:í. J;¡, caRa de

campo donde pasó usted llora.'!ta.n apaeibles, retirada elel mund() Y' diAtl"aída. de 1&8 preocllpa.ciones mezq,niuas del düu'io, por el llOl:iilegio misteriaso del .A..rte.

TRASP031OIO ,:~ES

1

.AJ. CJ.&S6N

14 lnz fría que entra. por la. hoja. entreabierta. de la. ven­

tana. del fondo, al través de cuyos barrotes de }lierro 80 ven & eontralnp; la.s l"'MIlazones de unos !Írbole~ qne se cortan sobre

el ciclo cla.ro y descolw:jdo, ra.YlI¡do ;por la llovizna, acla.ra el cn..-c.rlo Ilesm}l,ntelado. bJ:mqneado con ~l y el piso de ladrillos, dE:Steñillos por el tJOlvo. Al pie de la. ventana h¡~y una. cama. vie­

ja. eou nnos colchones timdoa en desorden; á la. izquierda nn armario a.bierto y vacio; á. la. derecha. una tina. de únc, sin pin­

tar, nn cajón de madera lleno de coke, y sobre el piso, con un montón de botellas de ch:a.mpaña, vacías también, uua aglome­ración de trastos desvencija.dos é in(ltiles; un sillón de enero, .ro. brazos, UD(L sa,rtén, dos cacerolas y una regadera de lata.. El hollín de la cocina cercana. y el polvo del carbón mineral han

sna.viza.do la. blancura. de las paredes, se han acumulado en la.

desigua.J.dades del pa..ñete y en los rincones tenebrosos. En el prims," pla.u() Ull ba.rr;> viejo leva.nta. la c .lbi37.'\ pell~ :],tiva de

a:tre el canasto de holleÍos y de desperdicios que tiene a.l fren-

©Biblioteca Nacional de Colombia

J . A. SILV A.-CARTA !DlEIlU 41

fe; la luy; que llega por detrÁIJ le platea el cootaroo del cuer­po, d~ la~ piernas delgi\d~. y el pelo IlU"go de la~ orejas enor­tRes; el animal !le perfila oscuro sobre In. cla,¡'idad d~bil de la.

pared del frente, J parece el enarto de trasto>! viejus, ~lumbra.do

así por la luz lIin color de la maña,na. lIovilm08a de Noyiemb1'0,

a:Jr/. estudio al carbón, becho <Jan impe¡'ceptibles tr,~nsiGioues de Jo blanco rí. lo gris, de lo gris cluo Á lo gris oscuro. de lo gl'is 08-

ean. á lo negro suave, de lo negro sua'f'e IÍ. la. loml)l'a intensa;

lID estudio al carbón en ql16 la penumbra domi.na Itl conjunto; en' que la luz brilla en el zinc de la t.ina, en h~ lat¡¡, de la rega­

tt.el:'3,.m el borde de Ia.s cacerolas, en el tiqllete blanco ,le una &'I!Itelh~ ue champaña., yen que la oomlm~ I:\tl aCl1illu:a en el espal­dar del sillón, en el mango dtl la R:1l·tén, en un pliegne de los

cotehon(~f¡, en el interior del armario vacío, deb~jo de las bntellas Jf en treA puntos de la cabeza del bu l' ['O, en I(l, nariz entl'ol\.bierta, &n el fonclo de la oreja. peluda y en el ojo grande J redonao, ,jfObre el cnal brillan las pe8ta5.as plateadas y finíRirnu!; como ra­

:;as bla.nca.s que un dibnjante, enamorado del detalle, hubiel:'3 budo con la punta :¡,fil:.l.da J dura de Iln lápiz de tiza, sobre-la.

negrura mate J gL'asa. de una. sombra. ret.eüid~ con cat'uóa Conté.

II

PASTEL

Han 811tado jugandCl un j IICgO da prendas nu.evo, en <lue nadie acierta yen que la dueño de ISl. calla pa.ra. cast.igar á las

pcrdido15ae, inventa penitenei~s abwrdas. Las ha hedlO comer D.UCVOS cnIdos, marcarle en la frente con cenizSI., arrodillarse para

decir versos grotescos y predicar eerlllone~ por mano ajellll. Una.

de laR jugadora!', una muchacha de quince aÜ(l!l, muy vnlgar, vestida. de muselina blanca eon r:tmOI de flor¡¡g azules, dos lazos

.de mntas rosadas en los hombros y uva. rORa roja. en el seno, no

acertó unaadivinll.nza, y en pE'nitencia le pintaron con In. punta de un corcho quemado, una Cl'UZ en la heute, otra en In. meji­lla derecha. y otra en el hoyuelo de la. barba. Despu~B, para

.wta.r el carb6n, se frotó la cara con una toalla de lino; le que­tlaron 10.11 tres manchitas negras, y en cambio la fl'iclJióu le cnro­

jeció las mejillas con el berme1l6n de la eangre, atraída á fior de piel. Ahora, para colmo de males, le tocó otra penitencia.

©Biblioteca Nacional de Colombia

42 R!!TrSU OltIS

más difícil que la. anterior: sacar co. lo. die.tes de entre la. hfwina ele trigo puesta en un plato houdo, una sortija de oro. Al tratar de ha.cerlo, una mano a.trevida le empuj6 la cabeza contra el pla.to y la hizo enhal'inal'se toda. 'l'ieoe cubiertos de h:11'ina JOR cabellos de visos rojos, blanqueada la cara; no puede lavarae pOl'que e.t:í agitaua. por el juego, y para

. l'efl'eRCltrlile un poco antes de 8 .. li1', se pasa. el pailuelo por las ml:'j illas, y va. á selltat'~e, a.lIá lejos, en un riucón donde hay poca

luz, dándose !tire con un abanico de raso amarillo. Al eoyolver-

10R la penumbra, aquellos colores "iolento. que chillaban á la c1arid¡~d brutal de la lámpn,ra de petr61eo; el blanco y 10 rojo del pelo enhftrinado, el blanco de la harina sobre la cara, el bermellón de las mejillas, el negro de la. tres manchas de carbón, el azul de las ramazones del vestido, el rojo de la rosa, el rosado de las cintas, el am&rillo del abanico, se destiñen, se suavizau, se esfuminau, se atel'ciopelau, se funden uno en otro, como sumer­gidos en un baño de leche, como Telados por una niebla, y es la jugadora retO)\ClUa. de juegoll de prendas, vista así de lejos, en el rincón oscuro, un pastel adorable de la marquesa del siglo XVIII,

uno de aquellos pasteles del gl'an maestro de los lápice~ de color, de la pintura delicada como el esmalte de lns a,l&s de laR maripo­sas, del inimitable La, Tour; uno ele aquellos pltstoles que, á la. caída del crepúsculo, sonríen sua.Tílilimaruente en ]¡~ galcría de Sain t-Q uen tino

JOSÉ A. SILU.

INVOCACION

lOh sacra. Musa: que calor y abrigo Das al a.lma en las noches desolada.s 1... Al bañarme en la luz de tus miradall

De la carne el espíritu desligo.

De Grecia hermoea bajo el cielo amigo,

.A. ¡. sombra ele helénicas arcadas, Sobre la.s viejas ruinas olvidadas

Quiero soñar '1 meditar conti~o.

©Biblioteca Nacional de Colombia

S. P. AGlTILERA.-suSAN.l

Suelta al aire tu blanca Testidura; Muestra. á mis ojos las radiantes cimas

y ahuyéntame el rigor de hados adTersos.

Transpórtame á región serena J pura; Da á mis estrofas las brillantes rimas y pon frialdad de mármol en mis versos.

13H.lEL EXh\IQUIl! ARCINIJlGAS • . . , SUSANA

(Del natllral).

Á EMfLIO CUEItVO 1I.

Pobrecita 1

Era un viernes, dí:\. de mercado. cuando la conocí en es

maremaguum que forma la alegría de muchos, así como inmensas

tristezas para otros. Yo pertenezr.o al número de los últimos, por­que no puedo reír dOllde 10.1 algo que despierta sentimientos tri ..

tes en mi espíritu, por más que el conj anto sea risueño J alegre.

El día estaba hermosísimo. La gente, en revueltacon:r-asió~ \~~) S6 apiliaba á aquel lugar que se la iba engu endo con ansia de \J monstruo. En la mirada de los que ofrecían SU8 productos al consumo había una v<I.¡a sombra de codicia que les tornaba CIIl

seres repugnantes. . Aquí el departamento de las frutas; más allá el de las le.

gumbres; en el último lugar el de las carne. que despedían oH>­res de anfiteatro. Parece que los ruidos de la. gran ciudad concentran en aquel vasto edificio; que las distintas clases S0-

. ciales se citan allí para confundirse en la má.s baja. democracia¡,. y la. ola hamlLna sube, ile agita, toma posturas ca.prichosaa, y u:n

Tapor fuerte se levanta que aturde y marea.

Este no quiere rebajar ni un céntimo de los artículos qu .. Tende; el otro se enfada y con aire de eRtúpido despide a1I comprador que le propone un cambio en los objetos recibidos; aquél Be ríe con maledicencia porque su vecino perdi6 «ID

el negocio; el de más a.llá maldice por haber llegado ~

©Biblioteca Nacional de Colombia

BEVISTA. ORIS

_ eon .ns prodnctos ., castiga con saña al pobre animal qne

comparte IinR trabajos r fatigas. El semblante risueño de una joven de quince primll.voras al lado del de una vieja impaciento 7 maliciosa; una mujer del pneblo con agria mirada reconviene, como si acabara de recibir una ofensa, al que llega á ofrecer!. algo menos del precio que exige por la bnrda tela en que nego­em; el rndo campesino, de tez curtida y de incultas maneras, ensucia la blanca falda de la niña que se acerca :í. examinar sus frutos. Aquí una mujer se duerme estúpidamente en la. más in­miente beodez. Allá deléitase uno en comer nn manjar exqnisi­

to, y á su lado cinco ó seis perRonas de ambos sexos, sncias y :repugnantes, rodean una humeante olla y tragan con hambre insaciable el alimento que contiene. Es un banquete de bombres, compnesto de manjares dignos de cerdos. Aquí uno ríe, y el de más alIB. ISO lamenta; el f['esco aliento de una joven que contesta. el saludo de algún amigo con quien qnedó de verse en el bulli­cioso sitio, se confunde acá con la f['ase agual'dientosa de un pa.­lurdo. Confidencias de novios en el ext['emo de esta galería, y enfrente el maltrato brutal que un campesino da á. la iufeli:¡¡ compañera, reducida casi á la condición de bestia. Algún el~­galtte entretE'nido se pasea por entre la mucheduml:>re sin otro objeto que el de contemplar de cerca 10i! rostros de las mujeres que pasan por su lado, al mismo tiempo que un muchacho ham­breado y cubierto de harapos, con vista que el hábito va hacien­

do más ·perspica.z cada día, !lO escurre cautelosamente para. expiar la ocasión en que pueda robar algo de lo mucho que by por todas partes. La pobre mujer que vive de IJU trabajo eotidiano compra los víveres con que ha de pasar la Bem&.na, y

110 falta á sn lado quien, neceRitllndolos menos que ella, aguarda. la. oportunidad de arrebatárselos, dejando así burladas las espe­ranzas de seis días de afanes J sudores. Aquí uno pide limosna, mostrando al mismo tiempo una pierna. ó un brazo comidos por asquerosa llaga, cuando una muchacha. robusta, con cara de feli­cidad, pasa junto á él Índife['ente, descubriendo con coquetería. nn escultórico brazo hasta. el codo para excitar los deseoa del ga­

lán que lleTa detrás, presa de anhelos desconocidos. De este Jado el fragante olor de Ías frutll.s mézclase con el fuerte y nau­

seabundo de las hortalizas; más allá se levanta el de las reses

ftcié~ desolladas y el de las aves y conejos casi siempre en des-

©Biblioteca Nacional de Colombia

S. P. AGUILERA.-st1B.l:u 45

ciamposición. Cestos de pescados de río que se reTnelven en el liquido viscoso de f'U piel; otros de cangrejos que forman una

JiIIaIOa compacta donde se destroza.n en lucha. encarniz"da.... En -lUla. palabra, el contraste más completo se ofrecía por todas par­

tes IÍ la vista del observador. Largo rato estuve como embebecido en aquel sitio que iba.

produciéndome una. especie de vértigo, cuando, por alejar la. fatiga que se apoderaba. de mi oerebro, me acerqué al mostrador ,de una vieja que vendía nna.s incitantes peras. Algo tunía que hacer pal'a no estar allí como una momia. ridícula cuando todos ae moví:LIl y habla.ban.

Me ocupaba on cont~r los treinta reales que aqnella. mujer­

cita de cara mofletuda. y pletórica exigía por nn ramito de tres

frutas, cuancto un quejido doloroso salió del hueco del cajón, aeompa.ñado de un movimiento brusco que hizo temblar los ces­tos que sobre él 2e encontrab¡m.

Uua brutalidad se escápó de lo. boca de la frutera, impa­

ciente por la. incomodidad que le proporcionaba aquel serocnlto entre las cinco tablas de su mostrador, y creo que hasta un pun­tapié recibió el infeliz que allí había, en castigo de su falta, por­

iJ.ne nn l ay ! que vino IÍ herirme en lo profundo del alma, me obligó á preguntar por el que sufría y hasta interesarme por sn .nerte.

-Unll. muchacha que eRtA. mañana en.contré arrebnjada. aquí. He querido sacarla á las buenas porque me estorba de­masia,do. Ya lo ha visto usted. Do repent,e llamo :i un policía y la hago salir por la fuerza,-me contestó la mnjer de las peras.

-/ Pobre !-exclamé-quizás sufra mucho. Y sin esperar más, di la vuelta para verla .

.A.llí est,aba 11\, infeliz, encogida en el duro lecho qne la mi­ería )a, ofrecía. Era una mujer que por el momento podía con­

fundirse con algnna del pueblo j su erlad no podía pa5ar de veinticuatro años, y en SUR facciones había algo de aristocrática. helleza..qne me intereRó desde el principio. Por única almohada tenia uno. de sus brazos, y una agitada respiración elevaba con­tinuamente su pecho. descubierto por la. abertura de la sucia

chaqueta que sólo ajustaba un par de botones, d"jando entrever el nacimiento de nn redondo seno fresco todavía, pero con elle

tinte melancólico de las rosas que empiezan á morir; BU mirada.

©Biblioteca Nacional de Colombia

46 JlETISTA GRIS

era n,rra y triste como la de todo el que l!Iufr~ j BUS labios se con~ traían con una. especie de sarcasmo, y una sonrisa-la sonrisa de la juventud en la boca del desgraciado-daba á sus formas el complemento de esa belleza. indefinible que hay en los seres perfectos que sieuten lacera·do el corazón por la tortura de dolo­

res íntimos. La nariz era conecta; la frente, sombrea.da por unos cabellos espesos de un color castaño tostado, ardía por la fiebre; era adem&s clelga.da, a.lta más bien que pequeña, auu cuaado el

• incómodo sitio en que la. enfermedad la postraba no le permitía otra postura que b de un perrito que duerme.

Me acerqué á tocarla. Entonces abrió 10R ojos, que eraou de un negro profundo, y en ellos pude leer, con esa rapidez incons· ciente de dos almas que se comunican su vida-machas veces sin conocerse-todo el dolor que la destrozaba.

Los que pas3,ban cerca de nosotros nos miraban con despre­cio ó malicia.. 1 Infelices! no podían comprender el mérito qUtt

aquel cuadro encerraba. . 'r

Después de algunas preguntas que hice á la pobre enferma. respecto de su vida, me contestó con voz nerviosa J e:xcita.da:

"Ah! señor, yo 801 muy desgraciada. Mi historia es muy larga para ser contada en poco tiempo.... Mo llamo Susana ....

AlgunoR dicen que mi apellido es el de nna. familia que ocupa buena posición en usta ciudad; pero yo dudo de todos, porque me han hecho mala los que formaron mi de~gracia. No he cono­cido patlres .... Desde pequeñita me hallé en la casa de una mu­

jer que me pegabn. todos lvs días y me hacía trabajllo~ como nna. bestia... . Ella mo dijo que mi madre murió cuando yo tenía. UD

año y que mi padre es un caballero rico que ignora hasta mi e:xistencia, por no ser digno de él solicitar por una infeliz naci­da de una mujer del pueblo ... . Cuando tuve doce años me fui de a.quella casa y entré á servir en la de una señora que me quiso mucho.. .. Pero un día. que me mandó á. la calle me entre­tuve con algunas amiga.s en la tiAnda de un hombre que nos dio cerveza .... Cuando volví, la. señora me arrojó como á un perro, ,.. entonces me puse á buscar servicio en otras parte.. Ocho años he vivido tranquila en mi calidad de criada; pero ahora la fata.­lidad se ha encariñado conmigo y me persigne á donde voy .••• Estoy pereciendo de hambre y de fl-ío, y. Qin emba.rgo, lejos de

inspirar compa8ión á 1011 que a.quÍ me mira.n, sirvo más bien do

©Biblioteca Nacional de Colombia

S. P. AGUILERA.-8usANA 4.7

ourla. y esca.rnio... • Yo era. buena hasta hace poco.... Un hom· bre, en quien llegué á tener la confianza. más absoluta, me enga· iíó con sus promesas d~, hacerme si no feliz, al menol capaz de otra Tid. mejor que la que llevaba .... Bien I!abía que no me haría su el!pOBa, porque él em un caballero y yo una desgraciad~ .u-vienta; pero le qui¡;e y.... .Ah! señor, yo tengo muy mala ca­bezo.; he nacido para fler infeliz, y l qué quiere usted" Lo que no

tiene remedio ha. de ser lIiempre por fuerza 10 mismo .... No qui-8e casarme COl1 uu hombre de mi condición que me adoraba, para caer en los brazos de un infame que se aTergüenza de mí y me desprecia .... Hace dos meses que salí del hospital, donde busqué a.mparo, cuando me hallé sorprendida por los dolores de la ma­ternidad . .Allí tuve un hijo que apenas vivió lo suficieute para

hacerse cristiano. I Yo misma. le había ocasionado la muerte con mis sufrimientos 1 Pero.... más vale así.... Tan pronto como me dijeron que estaba bueua, salí de aquel lugar para huscar los medios de sostenerme; mas .... I cosa increíble 1... nadie me ha querido cuando he dicho que estaba en el hOllpital. A mu­

chos les he oído decir en mi presencia: t Una muchacha tan llermosa que sale del hospital no es cosa. buena.' No me atreví, por vergüonza, á confesar toda. la verdad, y continué caminando sin esperanzas de hallar compasión en las pa.rtes donde creí encontrarla! ...

" Por fin una. señorita me encontró un día en la calle,llloran­do, y después de preguntarme por mi vida, ofreció lleTarme :í. su casa. Fue para mí eRe un conl!uelo que no tendrín con qué pagar; pero pocos días después que llegué, un hermano !luyo hizo 'lue la familia me arrojase á la calle, acusándome de haber­le robado dinero .... No he podido probar mi inocencia, y aquí

me tiene usted muerta de fiebre y de hambre y como si fuera cri­minal, huyendo de la justicia que me persigue .... 1 Qué de~gra­ciado es el que no tiene á nadie que Tea por él en el mundo 1.. .

. Todo parece conspirar contra. mí, y .... ayl ... no quisiera decir-10.... pero me veo llevada por un ciego impulso al miserll.ble extremo que he querido evitar siempre.... ¿ No sería. mil vecell mejor la muerte que o.rrastrar la existencia que nevo? " ....

Las lágrimas le impidieron continuar. Me alejé de aquel si­tio sufriendo horriblemente. Aquella muje)' era, en efecto, muy desgraciada, y se moría de hambre, cuando todos los que por

©Biblioteca Nacional de Colombia

RilTI8T.l GJUS

junto á ella pasaban tenían algo con qué sa.oiar In. !luya t ¿ POI'­qué la desgracia. la. había conducioo para. morir allí de hambm 1 triRtcza, cua.udo 108 alimentol se hacinaba.n por todas partes, cuando la. alegría se reflejal)a en los semblantes y la Tida gel'­

minaba dondequiera? j Sarcasmo brutal que el destino resena á algnnas de sus víotimaR!

Pero una idea. comenzó á preocuparme i una vaga inquietua 8e fue apoderando de mi espíritu. Aquella mujer no me había dicho la verdad. Su lenguaje DO era el de una persona vulgar como necesariamente tenía que Rerlo la que hubiera llevado 81l

"rida. Algo interesante se ooultaba en aquella relaoión que DO

concluyó. ¿ Por qué proceder oon túnt{)s misterios ouando yo la compadecía. y la prestaba alientos para luohar oon la vida que 8e le iba escapando? ¿ Serlo. buena, ó, por el contra.rio, era un. de Mntas que viven engañando á. los demás con la historia. de dolores fingidos?

Le prometí volver por la ta.rde para llevarla á un lugar en que la tratw.'í!\n bien y curaría.n con interés. Entonces me diría ilin rodeos todo lo que respeoto á ella deseaba saber.

Volví en efeot.o. Mas nadie pudo darme razón de la. pobm Susana, que creí encontrar en la triste a.ctitud que la dejaba. Ha.bía desaparecido en la. sombr¡¡,s que pl'oyectaban las bóvedaa

del nito reointo ....

SALOMÓIf PONOIll ÁGlJIL1IBA.

RONDEL

Oh Ilo~ tristes 1 oh 1108 pobres! oh 1 los Beres infelicesl Que lleváis los corazones con un manto de negrura.; Que tenéis en vneRtl'aS almas la reoóndita tristura

De las noches de NOTiembre Y' sus graves )lubes grises.

Yo he sentido que en mi pecho vuestra amarga d6iVeD~

Cual las yodras en las fosa.s va. ext&ndiendo sus raíl'e~ Oh 1 los trj8te~ 1 oh 1 los pobres 1 oh 1 los seres infeHoea f Sois vosotros mis hermanos 1 os consagro mi ternura.

©Biblioteca Nacional de Colombia

M. F. OBREGÓN.-!1ETlllORFOSIS DE LA CIGARRA 55

Se cuenta asimismo que siendo Eunome y Aristondos mú­

sicos célebres en el manejo de la lir~, quisieron decidir una. vez­

éuál de ellos tocaría mejor; en el momento en que tocabau, rom­

pióse una cuerda de la lira de Eunome, vino una cigarra, se posó

en el instrumento, y con su canto reemplazó tan ventajosamente

la cuerda, que el contrario fue vencido.

Según Aristóteles, la cigarra fue considerada como el em­

blema de la música entre los griegos; los egipcios la represen­

tabim en sus jeroglíficos j y los atenienses la reputaban como

símbolo de nobloza, razón por la oual llevaban cigarras de oro

en el cabello. (La Cl·eaeiólI. Obra escrita por una Sociedad de

~aturalistA.s y publicada bajo la direcoión de D. Juan de Vil ano­

va y Pi era. Tomo VI, plÍg. 672).

Grneralmeutl' se croe que la cigarra se revienta. por t>l es­

fuerzo que hace al cantar; esta creencia es el'l'óne-J,; los esquele­

tos que se encuentran adheridos á la corteza:le 108 árboles, y

que se eonsi.lerau como pertenocielltes á cigarras que hau pere­

cido durante el cauto, son los de hembras que han muerto des­

pués de la puesta.

En algunos pueblos el canto da lugar á nna superstición

curiosa: como la cigarra canta más durante la estación calurosa,

que entrc uosotros corresponde á la Cuaresma, so cree quo el

animal, por medio de su cauto, est:í destinado á indicar á los

fieles la obligaci6n en que están de confesarse para cumplir con

el precepto. El toque de oracioneR, hor11 en que más frecuente­

mente, y Oll genn cOllcierto, eutonan las cigarra~ su esiTidente y

desapacible ruiúo; la impresión melano ílica que dejan en el

alma las hora.s de la tarile; y ese místico respeto que se siente

por lo qne Re relneioua con la pasión del Salvarlor, todo eso pa­

rece concl1T'rir pa.ra que la cOllseja tome un fuerte arraigo, espe­

cialmente en el e~píritu de los niñoR. quienes al oír cantar una

cigarra ~e ll enan de pavor y cree~ sentir en la conciencia el

peso de I1U gr'tll pecado.

Pero bien, dcjemos estos preliminareR, notables Rólo desde

el punto ele vista de la cnl'iosiclarl. y entramo!'! en materia.

La c;igarr[\, es un insect,o qnc l'el-tenece al géllf'ro Cica da,

lIJub.familí¡¡ ele ('il)adár:t'a~. famíli:l ne PhylnpMirOR. sub-orden de

108 H()7JItÍptf.l·os, orden de los Fremíp/ero3 y clase de los In-fe/,oB.

Se distinguen varias especies, pero es !'!olamente de la Cicada

©Biblioteca Nacional de Colombia

50 RIITlSTA GRIS

~"'UI1;8 ó plebeia de la que trataremos aquí por ser la única que <da. lugar, según Gegembaüel', á la transformación en que nos va· mos á ocu par.

La especie en cuestión es de un color amarillo sucio ú hoja seca, El macho, de alas m:íR largas y de dimensioneR menores

que la hembra, tiene unn. forma oblonga y ligeramente arquea­da que en el sexo opuesto es ovoidea. El cuerpo, eOliO en to­.dos los insectos, está dividido en treR regiones distintas: cabeza,

tóra:c y abdrl1/len, La cabeza reviste en conjunto 11 forma de una

pirámide triangular en que la base correspondería á la cara su­perior y el vértice á. la in ferior; ha-::ia adelante y de cada lado están los ojos constituídos p:JI' glóbulos prominentc!l y sé~iles.

EL tór¡.x se divide á su vez ell tres segmentos que por su dispo­sicicSn de adelante hacia akás han l'tcibido los nombres de pro­tórllq;, me,loló,'ox y metalórnx, de los cualei sólo el prim~l'o es

libre, los otros dos están soldados. Cad .. segmento da inserción por su cara inferior á un par de patas. En la cam superior del mesotómx y del metatórax se insertan las alas. El abdomen está. formado por nna. serie de anillos en número de onee, reuni­dos enke sí por láminas membranosas (ligamentos). Si se sepa.­ra uno de estos anillos y se le examina á. 30 diámetroH, se com­prueba que está dividido en dOR arcos distintos: el tergal y el

'fIcrtt,'al (1); en cada anillo se puede ver, además, las dos capas que forman el tegumento externo: la hipoderlllis ó capa quitinóglJ-na y la cllticula Ó cflpa qu aftosa (2). '

ÁPARATO J)JOESTIVO. Llls piezas que forman IR, a.r1lladm'u bu­

c:4l eRtán coufOl'mndas al régimen de vida, es decir, que se adap­

tan muy bien pa¡'a la succión y pnra la punción; afiÍ, del orificio bucal se desprende un pico tubular, cilíndrico, de 6 IlJilímetros de longitud, que lleva en ",u intel'ior cuatro filamentos, rígidos, sumamente delgados y dentados en ¡,u extremidad libre. EstE.'

apéndice cilíndrico no está rOl'mado de una sola piez'l : se COm­

pone de cuatro artícnloH; durante el reposo está replegado y ocul­to en una ranura fOl'mada por el tórax y la base de las patas.

(1) El arco tergal ~¡;tf\ compuesto de dos piezas que los autores Daman tergitas __ y el ventral por seis que, seg6n su posición lateral,

intermediaria é inferior, ban recibido respectivamente los nombres de 4ljJilllsras, (Jpi~ttJrnita8 y tJsternital.

(2) La cuUcu13 e8t~ compuesta casi totalmente de quitina, sustaD­cia cuaternaria que tiene por íórmulaCl6 Hoo '\'2." O.~

©Biblioteca Nacional de Colombia

M. F. OBREGON.-METAMoRFOsrs DE J,A CIGARltA 57

El esó/aglJ es muy corto; Re continúa con una Reriil de dila­

taciones en número de t.re~, las que probablemente corresponden á esas que han sido descritas bajo los nombres de buche, 'IIIolll'ja,

y tlentt-ículo quiUfet·o. En la tercera dilatación se abren algunos canales sinuosos, largo~, delgados y flotantes en la cavidad ab­dominal; sin dud¡¡, que ellos son los canalíclllo8 biliat'es, órgan08

que represent.an el híga.do en los iusectos.

El intutillo es relativamente largo y presenta cua.tro doble­ces p¡¡,ralelos al eje mayor del cnerpo.

CIRCULACIÓN. El sistema rircu/atOl'io está constitnído por el corazón dOl·Sn.l y la arwta. La onda sanguínea se propaga de a,trás

hacia adelante por movimientos regulados del corazón, provoca­dos por contraccionos de los músculos aliformuF. (A. NOGuÉs. Traité de ZoologieJ. La sangre es incolora, lo que se comprende fácilmente, desde luego que este líquido carece de hemoglobina. en los inscctof! (1).

RESI'II:ACIÓN. "El árgano respiratorio de los insectos está com:tituído por una multitud de canales ó tráqueas que se abren

al exterior en los co~tados del animal; esos canales se subdivi­

den indefinidamente en el interior del cnal'po" (lléclarJ). En la cigarra las tráqueas ofrecen dilatacioncs ampulares, especie de recipientes de ail·e. Los estígmatos, ó sea el Ol'ificio de apertura. que presenta la tráquea al exterior, faltan muy á menudo en el primer anillo del tól'ax, y sólo se observan en los del abdomen, donde est.án provistos de un p~ritl'emo muy notable.

LOCOMOCIÓN. ERta función es doble y se ejercc por las patas y las alas. Las patas está.n compuestas de cinco segmentos. de los cuales, el último (tarso) está formado por tres al,tículos y se

termina constantemente por dos uñas ó ganchos. Las ahts, en número de cuatro, pueden dividirse en auteriores y posteriores, ó en superiores é inferiores, Regún que se les considere en esta­do de actividad á de reposo; las su periores, grandes, transparen­tes, membraniformes, ofrecen cinco nervaduras que nacen en el

punto de inserción del ala; estas nervaduras se dirigen de ade.

(1) La coloración que se observa algunas veces (verde en los Dlp.. ticos é Hidrófilas), se debe á sustancias coloreadas que contiene el plas­ma .•. Cuando se aplasta la cabe¡¡a de uua. mosca, dice Gervais, sale un liquido rojo que DO es otra cosa. que la. mai;eria. colorante de los oj08 del animal." \ Eléments de Zoologie, p"fi.g. 555).

©Biblioteca Nacional de Colombia

58 REVISTA mus

]n,n te lUlcin, n.triÍ~, se rn,mifican, Re hacen más y roáR tennes, y acaba.n por anastomosal'se, formn.ndo una bonita red; las inferio. res, recubiertas pOI' las Ruperiores, no sobresalen del cuarpo del animal como pnsa con estas últimas, pero tienen una apariencia. en todo fl( 'mojante,

HEPRODuccróx, Lo, cigarl'a se reproduce por ovipa,ridad, El número de huevos es cOllsidel'able y puede lleglLl' hasta 8,000; la: hembra, los depositn. bajo la corteza do los árboles y perma. necen así h,\sta Üt ecTo siórl ; on este ruomouro la, la,rva desi:iendo

y se lIn.ce RLl bterrtÍ.nea para sufril' 11 na. sOl'io do mudas quo son las qne le llevarán al estado de insecto pcrrecto, Probablemento es a,llí dondo es ataca,dn. por el germen ele la planta.,

Pontn.elem, autor citn.do en La G,'cación, a,firma ql¡e las lar· vas so intl'oduccn en el suelo basta la lll'ofunclidad de un me· tro; sin elllbrH'go hemos teuido ocasión de observa.rlas por varios años y jam:ls I f\8 hemos yisto pasar de 0,05 centímetros,

El tiempo necesario pal'a d desalTollo de un huevo es dc dos años Hegún lLlguDoR: nn año que emplearía el bucvo para. llega.r tt lu.l'va, y otro ést:1o pa.l'a llegar tÍ. insecto, En general los insectos se desarl'ollan el! el espacio de un año, fl.U11qLlO pueden presentarse excepcioues ; t:1 l es, por ej em plo, la Glcadu septemde.

cim, que cmplen. diez y siete n.ños, y es csto lo que le ha valido su 110m bre,

Las metemorfosis á que está somotido este fl.uimal son in· completas, Jo que se expresa diciondo que es lumlim«t.ibolo, Sus faces con~ecutivHS tienden todas á ht fOl'maeión de las alas y do los órganos sexuales.

OOS'l'tTmml!;.', La estl'Ídulaciól~ ea peculiar al macho, la bent. bello jamás la ejuclüa, Esa estridulación ó canto como se le lla. ma vulg-al'mente, se produce por un a.pal'ato especia.l muy bien osturlia,do por Oarlet (lJ, quien dice, eu resumen, 10 siguieute: " El aparato U1.nsical do la cigarra es un tambor de dos par. ches secos y convcxos, llamados tirnbr11e,~, que el anlm:\l hace fnDcionar por la. contracción brusca y simultánca ue dos grne. sos múscnl08 que van del aparato á la cara interna de cad n. UIlO

de los timba.les; éstOR, á cada relajación de los músculos, vnelven sobre sí mismos en virtud de su elasticidad y por esta serie de

(1) p'récis de Zoologie médicale, par G. CARLET.

©Biblioteca Nacional de Colombia

· . ~ .

M. F. OBREGON.-METAMORFOSIS DE LA CIGARRA S9

contracciones y relajaciones sucesivas se produce otra de oua­vibrantes que engendran los sonidos'!' Además de esto, de 'lID

lado y otro del cuerpo, rodeando el aparato, se encuentran d órganos accesorios, huecos, llamados opé"culos, en el interior de los cuales hay dos membranas colocadas una encima de otra J' separadas por una zona chitinosa llamada mltogastn'o; la mem­

brana superior, opaca y con pliegues en su superficie, lleva el nombre de melllbrarla }Jlegada; y la inferior, transparente y toraa~

el de espejo. El objeto do estas membmnfis es vibrar por iD­fiuencia para reforzar el sonido en el interior del opérculo; y ea de este último órgano hacer las veces de caja dc resonancia (1}-

Entre las costumbres de la cigal'ra cita Carlct la de produ­cir el maná que viene de 8icilia, por la picadura del insecto llf\­

cha en las ramas del F"aximts OI'mus; 1.0 Imcenería así pa:ra el maná del 8inaí, producto que, según Rabutean. ha sidt»

recogido por Ehremberg del Tama"ix 7nmmij"I'(/" de donde J~ hace salir la picadura de otro insecto, el COCClt.q manllipal·u.q (2,.

Conocidos los carn,cteres del animal entraremos al estndlo

del organismo vegetal.

II

La vegetación de que pasamos tÍ ocuparnos es un hon!:>

que mide ordinariamente 0.020 á 0.030 milímetros de altura, ce­lar rosado. más oscuro en la parte superior que en la inferior; el miceliuTII se ramifica en artículos variables en número (5 á 20)-1' cada artículo se termina insensiblemente por nn inflamientle>

globuloso que presenta un poro terminal. En 140 muestras que hemos observado, homos visto que la

vegetación so adhiere casi siempre á In, parte anterior y sup&­

rior del cuerpo de la larva, desde la parte posterior de la ca~

2:a hasta el metatórax; las radículas aprazan toda esta regiÓD;

algunas se dirigen hacia atrás por la snperficie externa y

(1) Cuando el animal está oantando desarrolla cierta elevación d» teDlpel'utura que se puede seutir muy bien por el simple contacto.

(2) Este insecto, que pert<)nece á la. sub-familia de los Ooccíl1U1<ft", difiere de la cigarm en los caraoteres siguientes: "Phytopltti7'o de bn:o. bras ápt~ ras, machos de dos alas y mucho más pequeños que aquélllllll. holometábolOB, carecen de trompa en la edad adulta .y no toman ali~ to en esta edad." {G. CA.RLE'r, op. cit., pág. 446).

©Biblioteca Nacional de Colombia

GO REVISTA GRIS

eIns penetran en el interior á lo largo de las paredes •. Esta es­pecie de selecci6n por esa parte, puede explicarse por las anfra.c­fuobidades que hay allí, anfractuosidades que detienen el ger­-men mejor que cualquiera otro punto del cuerpo. En el animal adult.> jamás se observa esta vegetaci6n.

El interior de la cavidad abdominal de la larva se encuen­iIr.L lleuo por uua sustancia blanca y compacta, resultado de una ~neraci6n calcárea de los 6rganos interiores.

ESTRUCTURA. El tejido que forma el cuerpo del hongo es en lIlI. mayar parte celular.

Cuando se hace un corte en longitud y se le observa á un aumento de 200 diámetros, se ve que las células periféricas son

pequeñas, ligeramente alargadas, compactas, y tienden como á mrmar una capa diversa que pudiera tomarse por una verda­dera epidermis. Hacia el centro, las células sou más aparentes,

aumentan de tamaño, tienen una forma poligonal y re~isten to­cios los caracteres nel parenquima.

En el espesor de la masa celulosa que forma el micelium,

se ven tractus filamentosos que, á medida quese dirigen hacia el exterior, tienden á agruparse y á hacerse compactos; de la reu­Dión de estos tractns resultan gruesos hacecillos compuestos de lilamentos en número indefinido; y los hacecillos así formados, se multiplican y se dispersan de maneratde dar flncimiento á esas varias ramificaóones que nan al hongo el aspecto de un _ralo Cada ramificar ión se termina por un cuerpo ovoideo pedi­CIl1a.do que viene á constituír el conceptáculo.

No nos ha sido posible estudiar con exactitud la estructura.

J.e este órgano, y mayores habrían sido los tropiezos, si nuestro amigo el Doctor D. Antonio Hurtado, preparador en el Gabinete 4e Micrografía, no hubiera tenido la condescendencia de ayudar­JaOS con su dirección y sus ilustrados consejos. En diez prepara­ciones que hemos hecho, cinco coloreadas por el picrocarminato de

amoníaco, dos por el carmín, dos por el clorhidrato de trifenilro­a.nilina y una montada en el bálsamo del Canadá, hemos podido cerciorarnos que entran en la formación del conceptáculo, tres elementos bien distintos: 1.0 un estroma ó parenql1ima celuloso .f(Ue limita en su espesor cavidades areolares; 2.° células de pe-

Reñas dimensiones contenidas en las areolas (células estériles ?);

©Biblioteca Nacional de Colombia

M. F. OBREGON.-lIETAMORFOSIS DE LA. CIGARRA 61

3.0 tecas ó balidos (1). Las células, que llamaremos oreolare8 por el sitio que ocupan, son muy regulares ovoideas, libres porque

la. materia intercelular que las une es poco abundaute, de con­tornos lisos, claros, y contienen en su interior un núcleo central

formado de finas granulaciones; el resto de la célula está lleno de un protoplasma transparente. Tau independientes son estas cé­

lnlas entre sí, que cuaudo sa somete una preparación fresca á la.

o~servación, las corrientes líqnidas del reactivo las ponen en

movimiento y se les ve moverse bajo el campo del microscopio de manera de imitar con mucha exactitud el movimiento de los glóbulos sanguíneos.

Las tecas presentan en su interior nn número de esporos mny considerable; y tanto ellas como las células precedentes re­quieren, para ser observadas con nitidez, un aumento de 500 diá­metros.

A 700 diámetros los esporos son muy aparentes: forma es­

férica, coloración morena, contieuen un protoplasma finamente granulado, cuyas granulaCIOnes pudieran ser muy bien lo que

algunos botánicos han designado con el nombre de espoI·idíolol1.

La perifcria del esporo se marca por un limbo may tenue de

color grisiento, pero las dos membranas envolventes, episporo y endospnt·o no son visibles.

A esto se reducen nuest.ras observaciones acerca del hongo

en cuestión. Como se ve, el estudio de su organogmfía. es insufi­

ciente y de ningún modo podrí:t servir de base para una clasifi­

cación, afortunadamente los botánicos Hill y 'Watson, ya 10 han clasificado con el nombre de Sphce";a 8obolifel"a, y desde hoy

puede quedar couRtituído así, según la clasificaci6n de Lindley (2) . Grupo : AN~'iGENOS ; CiaRe: llONOOS ; Familia: GAS'fEROMICE­

ros ; Género: SJiltcel'ia; Especie: Spltceria sobolifem.

IrI

De la exposición precedente se deduce qne eAte fl.nima,l-hon­go (permítasenos la desiguación), ni es animal solamente, ni tampoco vegetal, ni mucho menos un sér mixto como irra.-

(1) La reunión de los dos últimos lI)ementos es lo que constituye el Agmenium.

(2) A natural 8y8tem 01 botamy by JOlIN LINDLEY.

©Biblioteca Nacional de Colombia

62 REVISTA GRIS

cionalmeute se ha creído, porque se ve que cada individuo tiene existencia y evolución propias .

En este asunto lo que verdaderamente hay es un caso de pat-asitismo. Sabida es la gran tendencia que tienen los hongos á vivir parásito~. "Ellos viven en la tierra ó en su superficie, y más comúnmente en los cuerpos organizados cuya actividad vi­tal es poco enérgica'ó que están en vía de descomposición." (Richal'd) .

"Lo" verdaderos hongos-dice Haeckel (l)-tienen una fiso­nomía tan característica, difieren de tal modo de las otras plau­tas bajo la relación de. n n.triciÓn, que se podría hacer de ellos una gran clase distinta del reino vegetal. Las demás planta.s se nu­tren, en gran parte, de materias inorgánicas y de compllostos simples que combinan po,ra dar compuestos más complejos; reúnen agua, ácido carbóuico, amoníaco y producen plasma; abo sorben ácido carbónico y exhalan oxígeno. Los hongos, por el contrario, se llntren, como los animales, de materias orgánicas;

descomponen los compuestos carbonados, complejos é instables que reciben de Otl'03 organismos; respirn.n oxígeno y exhalan ácido carbónico, como lo hacen los animales. Así, jamás se les ve producir la materia verde de las plautas, la clol'ófilc, (2), qne es tan característ.ica en los demás vegetales; tampoco forman almidón (3). Por esta razón, botánicos emiuentes hn.u pro­puesto varias veces separar á los hongos del reino vegetal y ha­cer de ellos un torcer reino;intermediario tÍ los dos organizados."

El hombre mismo es un terreno fertilísimo y apropiado para.

la. germinación de muchos hongos, especialmente los de In. fami­lia de los Schizom'!fcetos " la Patología lo demuestra á cada. pas() en su estudio de las Ellfet'medades l:nfecciosas.

Sin embargo, el parasitismo también t,iene sus efectos favo­rables. Los hongos, más que ningún otro organismo inferior. es­tán dotados de una fuerza de reducción enérgica. cuyo primer

(1) Histoire de la C"éatio n des étres ol'ganisés d' apre., les loís natu­f'ellu, par EUNJl:ST HAECJ{&L, pág. 413.

(2) Según }<'rémy esta ~ustancia se compone de dos principios, fl7I.1Ilocianínu y pl,yloreanthina, azul el primero y amarillo el segundo, que por su reunión vendrían á dar el verde.

(3 De esto hemos podidg cerciorarnos en el presente caso, hacien. é10 toques con tintura de yodo sobre cortes del hongo.

©Biblioteca Nacional de Colombia

M . F. OBR E GON.-METAMORFOSIS DE LA CIGARRA 63

efecto es concurrir al mantenimiento de la actividad vita 1; por

medio de acciones físico- químicas especiales, provocan reaccio­

nes y transformaciones sucesivas, cambian las sustancias organi­

zadas en elementos más sencillos, presiden á las diversas fer­

mentaciones alcohólica, acética, pútrida, láctica, butiricA., etc.~

devuelven al reino inorgánico los mismos prin~ipios inorgánicos

que los vegetales superiorcs han transformado en sustancia orga­

nizadA., y cierran así ese ciclo de transformaciones que después de

haber hecho pasar la materia al través de los seres en las combi­

naciones más va.riadas, vuelve á llevarla á su punto de partida.

primitivo (Richard).

"Esos pequeños organismos, dice 11. Pasteur (1) . son agentes

de combustión cuya energía, val'jable con su naturaleza especÍ­fica, es alglluas veces ext,ra.ordiuaria. .. , . Los principio~ inmodilt­tos de los cuerpos vivos serían en cierto modo indest.ructihlos si

Re ~upümiesen de repente esos seres que Dios lla el'eado coma

los más pequeños y los más inútiles en apariencia . pero siu los

cuales la vid¡¡. se haría imposible, porque la vuelta tÍ laa.tmÓsfora

y al r eino minoral ele todo lo que ha dejado de vivir, quedaría.

Buspenrlida do repente." Ahora bien: ¿ cómo lJeupt"(l el germen del J¡nnl{o en el cue"po

del inSl'rt·l 1 Esta cuestión es hal'to difícil, pero es indispensable

abordarla. A 19l1nos suponen que el germen, como el de OtrOR tantos

pnráRitos, está en lfl, cortelln. de lo" árboles, lugar do l1nhitación obligado para la larva en Sus p:'imol'os tiempos; que ésta ad­

quiol'e allí Jo, infección; y que luégo, al dCoScender ú tierra, se

verifica el desarrollo, Pero si tal saposición fuera admisible, no

lile explica por quó no so reproduce el hongo eu larvas de distin­

~a especie que viven allí mismo (las qneimludablemonte forman

\in medio apropiado), ni por quó ln.s ((igarras y dem/Is iasectos

l),duItos no adquierell la infeucióu.

Otra. hipótesis emitic1~\ es quo la larva encuentra el germen

á su paso, lo ongu)le como matel'Ü1 de alimentación y después,

,~l entonarse, manteniénnolo en conc1icionef\ favorables de medio,

tales como humedad, calor, pri "ación de luz, sust:mcins nutl-iti­

v~s etc., so desarrolla. Esta suposición Ból~ es admisible en pal'te

( 1, Oit, ' por Richard. -

©Biblioteca Nacional de Colombia

BIIVrST.l GBrS

y Be le pueden hacer las mismaR objeciones que á la primera. Si la. larva se comiera el germen, padre é hijo viviendo en un

mismo medio y disponiendo de los mismos materiales de nutri. ción, serían atacados de igual enfermedad, lo que no sucede. Por oka parte, á Ber cierto tal Bupuesto, se vería á la vegetación sa­lir de la cavidad al,dominal al través de los tegumentos, y preci. samente es lo contmno porque la fijación del hongo es comple. ta.mente externa, y como hemos dicho antes, apenas algunas radículas penetran en el iuterior. Pero hay más aún: de lo an­teriormeute dicho se deduce que el germen no puede estar en la corteza de los árboles sino eu el suelo, y en este punto la larva no puede comerlo, porque cuando ella se dirige á tierra es para pasar al estado de flir'¡a, época en que las larvas dejan de comer

por todo ese tiempo.

Es más probable, y quizá seguro, que ni la larva ni el ger­

men van uno en busca de otro, sino que casualmente se encuen­h-an en el punto en que aquélla excava su celda; un(\, vez allí, el germen se adhiere á la larva en el punto de más fácil acceso, y, viviendo en un terreno apropiado, se verifica la germinación ulterior. Lo que prueba esto es que el hongo necesariamente debe derramar sus esporos al rededor del punto en que ha naci­do, y como este punto no es otro que el suelo (jamás se le ve germinar en otra parte), es allí donde la larva es atacada.

Pasado cierto tiempo, como dijimos al principio del presen. te estudio, el hongo desaparece, cosa que nada tiene de extraño por ser característico de tales plantas. La desaparición se veri. fica. por un doble proceso: 6 bien las grandes lluvias consecuti • ..-as á los meses de la germinación producen la disoluci6n del tejido, ó bien la planta, habiendo llegado IÍ la madurez y ha.

J,iendo dado salida. á BUS esporas por el orificio terminal del con. ceptáculo, muere por estar terminado el período de su vida. Se eomprende desde luégo, que de un modo 6 de otro queden 108 esporob diseminados por el suelo, aptos para una nueva repro­cIncción, tan luego como lIe les presente el terreno favorable.

Pero aún hay otra. onestión no menOI complicada y más di. lioil 'de resolTer.

Los hongos, según las investigaciones de la Paleontología. .parecieron en el periodo dovoniano correspondiente á la edad

©Biblioteca Nacional de Colombia

M. F. OBREGÓN.-METAMORFOSIS DE LA CIGARRA SS

paleolítica (1), Y los insectos, en el permeano correspondiente á la misma edad (2). En este período se ve aparecer el Euger"." que alguuos entomólogos toman como tipo de transición en .... los neurópteros y los hemípteros. Pero bien, entre el devonialililJ y el permeano está el período hullar ó carbonífero, cuya evolR­ción fu~ verificada en 180 siglos, según el cálculo de M. Elie dD Beaumont (3), y de aqtlí se puede colegir la inmensidad de tian­po que debió transcurrir entre la aparición de los hongos y la. de lbS insectos. Sentado, pues, que la larva de la cigarra sea ea terreno favorable para la germinación del hongo, ese hODgo ¿ pudo vivi!' en M~ medio distinto hasta que aZJa!'ecierolllas condiciO'lWJl

de 8U vUtllidad, es decit·, cuando fue creado el insecto; ó aparet:ili

cnncfll'rerlicmente con este último?

La primera cuestión es la única posible, porque sería dificil admitir la interveución de casuales concurrencias en el cumpli­miento de fenómenos naturales, y fenómeno natural es, no ha7 duda, el que una especie aparezca, se transforme, avanoo y

progrese. Lo que sí se puede suponer de antemano es que este Sphrer;".

parásito de hoy, este Sphre,.j(J, 8obolifero, no es el mismo que exis­

tió en aquellos tiempos, sino una especie distinta. "De la varia,..

bilidad ó facultad de adaptacitSn de las especies, dice Hmckel (~ resultan necesariamente, bajo el influjo de la lucha por la exis­tencia, la diferencia~ión siempre creciente de las variedades.., la perpetua divergencia de formas nuevas; cuando esas forDUIIS se han mantenido por acción de la herencia, y cuando las fo:p.. mas medias se han extinguido, aparecen especies nuevas é ina.. pendientes." El hongo primitivo estuvo sometido necesariamente

(1) The geological e"idences of a¿e antiquity of man, '/IJith an oullii1c of glacial and post-tertiary geology an remark8 on the origin of '.P"iD by. CHARLES LYELL.

(2) Ya en el terreno jurásico!e ven aparecer f6diles de hom6p. teros.

\3 ) ,; Suponiendo que la vegetación de 108 tiempos antiguos fua:a diez veces más antiva qUA la actual, 180 siglos habrían sido necesariaa para la formación de los bancos de hulla de treinta metros de e8peaa¡. que so encuentran en el mediodía de la Francia." (LEÓN BROTBIlIriiIl.

HiBtoire de la Te-rre, pág. 43 J. {4) Op. oit. pág. 24-5.

©Biblioteca Nacional de Colombia

U:VJSTA GR.IS

:i 1M leyes de Ja evolución, y es nat ural que sufriera las modifi­caciol,les que ellas imprimen .

Resul ta, pues, por est a parte, In, formación de UDa especie

llRleva j y como por otra p ()demo~ considerar laR accion es de des-

0Omposici.ín y r edueción qu e el hongo ojer ce Bohre la larva, esto

1N)8 antorir.fl, para con<,luÍr diciendo que el parasit,iAmo no es un

~'l.SO sin o una lllo,1alidad diversa de las l eyes de fisio logía ge­

r:cml y uu ageute importante en el a rmonioso conjunto de la vida.

M , F . Olll¡¡.:GÓN.

---. .... ---

UN OA~lTO DE SAM UEL VELASQUEZ

E l a,ño ele 1886 ¡¡;!istía, sienrlo easi nilio 01 que {1~to oqcrihe,

:i las veladas ele Cal':íctE:l' Jilerario quo tenían lugar en la '~~:;a de

!.'ino, inteligHntc dama , por ci!"rto c1eliea.da poetisa y mns 1ll0UeF.ta

'lDO las mismas violetnR.

A talf's ],Pl1niollflR con<'1llTía tAmbién, nsirlllnmf'nte. r n joven

de tez pf¡li,]¡l., fl'onLc t)spacio~a ,v g¡,:t1tdes o.io~ nznlc~ , don :e sin

~(~los se tlei~.ba ¡:m'pr,'ndol' (le,,'!o el p¡'imel' momputo un n 11l1lt de

. iado]' y poeta. l~~hl!lia.ba entonces pintnr'a, y esto, lll1i<1o :í fOn

juventnrl y al ntmdil·o del pnisaje horiC'n.l contemplado pOl' él

d¡o;;do los pl'imcl'o;¡ años, (lebió inflnÍl' pndCl'O~n.llleTlte en Rll~ in ­

.,~lii1acioneR litern , 'iR~ , pOl'r¡nc en nr¡nclln.s yel:;¡]ns nne;rl'n .ioven

éa prosa y \"'er~os de un colorido hl.11 nl'tiii,'inlmf"nle ">:!lbe-1'.'3i1te, que He cPllYel'thn ¡¡un, .r otros pn.l'a el oyente el! cuadros

bol'l'osos de inco!'l'('cto c!ihujo, Sin emha1'!S'0' de on;mdo elJ Oll:1.n ·

-~k> por (L1gÍln rasgo fel iz so c!escubl'Íu. el poetn.in~(,J:u" exh>¡Wlado

r0l' e l I/!omento, 110110 do falso c01weucionnlismo y l'aJ',l~ m'opll­

es '['orlo osto pnqa.ba en una poblaci '¡1l nn1ior¡nC'ñn. dnnue sólo

tos n!l.istent.cl:! ,í las Ri 111 p:itica~ v.'JadaR <le la poetisa, pI'cCles­

tiníldos b"hclll'ios, cnltiyahn,u las Ictm,R, y e!lo ru,.¡ ivuBlonte,

(roJOl'OSOR .le ~01' juzgados C01110 ~el'es popo mellos r¡ue nooi­

VOR, ]~l p<wta qne n,.listía con nosotros á las ffio:lesbts reuniones

,~c llucstra oomÍln amigo , se llama S!j.1Dnel Ve1;Ísqnez, Ilombre

que fin ponemos Ren, ,ní. basfunte conoci,<.lo el1 Colombin..

Al fin a lizal' el año au tes mencionado, 01 joven escl'itor se

©Biblioteca Nacional de Colombia

M. GRILLO -UN CANTO D:& SAMUEL VELÁsQUEZ 67

trasladó á esta capital con el propósito de continuar en la Es­cuela de Bella's Artes sus estudios de pintura.

Aquí publicó algunos de sus versos, todavía un poco recar­gados de azul y bermellón. Poca modificación experimentó 8U

cadcter literario all'ozarse con escritores y artistas; sólo notá­mos sus amigos de entonces, que, en lugar de vírgencs idea.les y cristianas, eomo solía, tomaba ahora pa,ra asnntos de sus cautos las. sultA,nas celosas y vengativas quc aquí nunca hemos nsto ni siquiera en estampas, y, por lo mismo, nos interesan con su Stambul, sus negros y sus celos más negros aún, tanto como la.

hisLoria de los reyes del Congo ó de la emperatriz de los Esqui­

males.

Entre las composiciones de Velásquez, pnblicadas por este miiJOlo tiempo, figura una leyenda bíblica titulada Magdalena, obra donde su autor derrochó, inútilmentc para su fama de poe­ta, los tesoros de una imaginación que mcrecía ocnparse de te­mas vívidos, más interesantes p¡¡,ra los lectores, de asuntos que

hayan sido sentidos y pensados por el poeta.; de otra manera la poesía se convierte en música., y música mala; on rima·s sonor3ll

qne nada valen ante la vaciedad del fondo, porque, digan lo que

quieran ciertos bardos francesel, la poesía no os sólo rima. des­lumbrante y rara, ni únicamente forma: es el alma divina de la. idca aprisionada en cárclIl de rubíes y oro.

Cuando creíamos que Velásquez conservaba todavía extre­mada predilecci.ón por el orientalismo y la pedrería. deslumbra.­dora, nos llega de MedelIín la. nueva producción del poeta, un canto á Colón, cuya lectura no! ha causado sorpresa y la legítima. satisfacción de encontrar casi transfigurado al autor de Magda­

lena; no es yá el cantor de sultanas y eunucos, enamorado de la8 guzlas y los triclinios, ni. el trovador zorrill.seo que sueña con

. desconocidas Alhambras j es el poeta 'natural, que ante un hecho

on sí mismo extraordinario, la hazaña realizada por Oolón, siente

la elación sublime del estro, se cnamora sinceramente del asun· to, comprende la. magnitud de la obra y desea alcanzarla por al­ta que se halle.

Los versos de Velásq uez son ahora sencillos; algunos límpi­dos con la limpidez del mármol.

Copiamos en seguida la primera estancia del Oanto, como

3 ©Biblioteca Nacional de Colombia

68 REVISTA GRIS

una muestra de la graci't y destreza desplegadas por el poeta. en el m"nejo del difícil metro ennoblecido por Quintana y Bello:

¿ Qué murmura. el acento Que tembloroio y suave Ondula y va trinando como una ave Columpiada en el viento? Esouchad .... 8e perdió. De nUflvo empieza Definido en stlguras melodias De infinita belleza. Es un canto : es un himno que denama Explosión gigantesca de armon!a~. y en huracá.n de gloria desparrama Bajo del cielo combo En soberbio, magnifico rirubqmbo El nomb¡'e de Colón: inmowo nombre , Que hoy sólo cantos por doquier inspira. Yo . iento las estrofas de mi lira Que palpitan inciertas Con las alas abiertas Ante el concierto que en el aire gira. Volad, tambi6n, yen la vibraute altura Reverentes cantad la magna hi$toria De ese loco sublime, Loco de inspiración cuya figura Se destaoa en el cielo de la gloria Con el olásico aoierto Con que se atreven las inmensas moles De Egipto en los celajes del desierto I

Cuánta. es la importancia que da Velásque21 á los eonsonu· te. Be colige al notar con qué frecuencia r ima los endecasílabos

~o eJi. pos de otro, aunque así se despoje á la. . il va de cigrta ma· jestad que llamaremos nativa.

Acostnmbrado el lector á encontrar I:!i empre unos mia. mos consonant es en las estrofas, de tal manera que alma,. pab11lo, por ejemplo, son como los gemelos de antaño, insepa.rables, agradece al poeta siuceramente el placer que éste le proporciona

con la novedad ele la rima. Esto pasa con Velásquez. Nada, hasta ahora, hemos .dicho del argumento desarrolla.­

do en el Canto, por una raz6n muy sencilla : el asunto es histó·

rico y el poeta. se ha ceñido ti exponer, exornando el relato con las galas de su brillante imaginación, la lucha colosal, sost enida.

©Biblioteca Nacional de Colombia