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~ 32 /3 f ' Paidós Básica Richard Rorty Últimos títulos publicados: 1 li E. Jaques - La forma del tiempo 12. L. A. White - Tecnología medieval y cambio social 13. C. G. Hempel - La explicación científica _ _^__ \i\. Dla^gToVc^coTÍ r - Razón y vMenda j otros pensadores contemporáneos' 16. C. K. Ogden e I. A. Richards - El significado del significado 17. D. L. Slobin - Introducción a la psicolingüistica 18. M. Deutsch -y R. M. Krauss - Teorías en psicología social ¿,SCntOS JllOSOjlCOS 2 19. H. Gerth y C. Wrieht Mills - Carácter y estructura social 20. C. L. Stevenson - Etica y lenguaje 21. A. A. Moles - Sociodináir.ica de la cultura 22. C. S. Niño - £¡ica y derechos humanos . 23. G. Deleuze y F. Gualtari - El Anti-Edipo 24. C. S. Kirk - El mito. Su significado y junciones en la Antigüedad y otras culturas ' \. K. W 26. M. Mead - Educación y cultura-en Nueva Guinea 27. K. Lorenz - Fundamentos de la Biología 28. C. Clark - La identidad del hombre *\. J. Kogan - -Filosofía de la imaginación 30. G. S. rurk - Los poemas de Humero 31. M. Austin y P. Vidai-Naqucl - Economía y sociuilud tín la unligua Grecia 32. B. Russel! - Introducción a la filosofía matemática 33. G. Duby - Europa en la Edad Media 34. C. Lévi-Strauss - La alfarera celosa , 35. J. W. Vander Zanden - A/anual de psicología social 36. J. PÍ3g6t y otros - Construcción y validación de las teoríaa científicas 37. S. J. Taylor y R. Bogdan - Introducción a los métodos cualitativos de investigación 38. H. M. Feinalien - La formación de ÍP'illiam James 39. H. Gardner - Arte, mente y cerebro 40. W. H.'Newton-Smith - La racionalidad de la ciencia 41. C. Lévi-Strauss -Antropología estructural 42. L. Festinger y D. Katz - Los métodos de investigación en las ciencias sociales 43. R. Arrillaga Torreas - La naturaleza del conocer 44. M. Mead - Experiencias personales y científicas de una antropólogo 45. C. Lévi-Strauss - Tristes trópicos " 46. C. Deleuze - Lógica del sentido 47. R. Wuthnow - Análisis cultural 48. G. Deleuze - El pliegue 49. R. Rorty, J. B. Schneewind y Q. Skinner - La filosofía en la historia ' . « 50. J. Le Goff - Pensar la historia 51. J. Le Goff - El orden-de la memoria 52. S. Toulmin y J. Goodíield - El descubrimiento del tiempo 53. P. Bourdieu - La antología política de Martín Heidegger 54. R. Rorty - Contingencia, ironía y solidaridad •• ¡ .......... ., .. - 55. M. Cruz - Filosofía de la. historia ; 56. M. Blanchot - El espacio literario i - ' '. ' 57. T. Todorov - 'Crítica de la crítica ' ' 58. H. White - El contenido de la forma , i 59. F. Relia - El silencio y las palabras V i ! 60. T. Todorov - Los morales de la historia ; : ¡ 61. R. Koselleck - Futura pasado ' ... i Barcelona 62. A. Cehlen - Antropología filosófica \ Buenos Airos 64. R. Rorty - Ensayos soore neidegger y otros pensadores contemporáneos !.-. México

Rorty - La filosofia como ciencia, como metafora y como politica

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Page 1: Rorty - La filosofia como ciencia, como metafora y como politica

~3 2 /3f '

Paidós Básica Richard Rorty

Últimos títulos publicados:

1 li E. Jaques - La forma del tiempo12. L. A. White - Tecnología medieval y cambio social13. C. G. Hempel - La explicación científica _ _ ^ _ _

\i\. Dla^gToVc^coTÍr- Razón y vMenda j otros pensadores contemporáneos'16. C. K. Ogden e I. A. Richards - El significado del significado17. D. L. Slobin - Introducción a la psicolingüistica18. M. Deutsch -y R. M. Krauss - Teorías en psicología social ¿,SCntOS JllOSOjlCOS 219. H. Gerth y C. Wrieht Mills - Carácter y estructura social20. C. L. Stevenson - Etica y lenguaje21. A. A. Moles - Sociodináir.ica de la cultura22. C. S. Niño - £¡ica y derechos humanos .23. G. Deleuze y F. Gualtari - El Anti-Edipo24. C. S. Kirk - El mito. Su significado y junciones en la Antigüedad y otras culturas • ' \. K. W. Deulsch - Los nervios del gobierno

26. M. Mead - Educación y cultura-en Nueva Guinea27. K. Lorenz - Fundamentos de la Biología28. C. Clark - La identidad del hombre *\. J. Kogan - -Filosofía de la imaginación

30. G. S. rurk - Los poemas de Humero31. M. Austin y P. Vidai-Naqucl - Economía y sociuilud tín la unligua Grecia32. B. Russel! - Introducción a la filosofía matemática33. G. Duby - Europa en la Edad Media34. C. Lévi-Strauss - La alfarera celosa ,35. J. W. Vander Zanden - A/anual de psicología social36. J. PÍ3g6t y otros - Construcción y validación de las teoríaa científicas37. S. J. Taylor y R. Bogdan - Introducción a los métodos cualitativos de investigación38. H. M. Feinalien - La formación de ÍP'illiam James39. H. Gardner - Arte, mente y cerebro40. W. H.'Newton-Smith - La racionalidad de la ciencia41. C. Lévi-Strauss -Antropología estructural42. L. Festinger y D. Katz - Los métodos de investigación en las ciencias sociales43. R. Arrillaga Torreas - La naturaleza del conocer44. M. Mead - Experiencias personales y científicas de una antropólogo45. C. Lévi-Strauss - Tristes trópicos • "46. C. Deleuze - Lógica del sentido47. R. Wuthnow - Análisis cultural48. G. Deleuze - El pliegue49. R. Rorty, J. B. Schneewind y Q. Skinner - La filosofía en la historia ' . «50. J. Le Goff - Pensar la historia51. J. Le Goff - El orden-de la memoria52. S. Toulmin y J. Goodíield - El descubrimiento del tiempo53. P. Bourdieu - La antología política de Martín Heidegger54. R. • Rorty - Contingencia, ironía y solidaridad •• ¡ • — . . . . . . . . . . ., .. — -55. M. Cruz - Filosofía de la. historia ;56. M. Blanchot - El espacio literario i - ' ' . '57. T. Todorov - 'Crítica de la crítica ' '58. H. White - El contenido de la forma , i59. F. Relia - El silencio y las palabras V i !60. T. Todorov - Los morales de la historia ; : ¡61. R. Koselleck - Futura pasado • ' ... i Barcelona62. A. Cehlen - Antropología filosófica \ Buenos Airos64. R. Rorty - Ensayos soore neidegger y otros pensadores contemporáneos !.-. • México

Page 2: Rorty - La filosofia como ciencia, como metafora y como politica

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ILA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORAY COMO POLÍTICA

Más allá de la filosofía científica

'vEn nuestro siglo se han ofrecido tres respuestas a la cuestión decómo concebir nuestra Delación con la tradición_fiJosófica occiden-tal, respuestas que transclirren~paralélafi.a tres coacepciones del ob-

'jefo del filosofar. Éstas son^a r^ispuesta(Íiusserlianaj(o «cientifista»!, la respuesta|heideggerianaj(c^poética»ry la respúesTa^ragmatista

(o «política»7rL~a más conocías, es la primera, una respuesta común •^r-r^

(táñTcra Husserl como a sus oponentes positivistas. De acuerdo con —>.,'\esta concepción, la filosofía sigue el modelo de la ciencia y está re- V r

Cativamente alejada tanto del arte como de la políticay"Ñ/Las respuestas heideggeriana y pragmatista constituyen reaccio-

nes "a"esta conocida respuesta «cientifista». ^eidSgger vira del cien-"tifi~cb al poeta. El' pensador filosófico es ¡a única figura que está _ai

•. el poeta, ¿os logros de los grandes pensadores tie-

m

ñen ,tan poco que ver con la física matemática o con el arte de go-bernar como los de los grandes poetas\Frente a ello, los pragmads-tas como Dgj¿¿g^.s_ej separan de los cien tíficos, teóricos para unirse alc^ingenieros^y a jfbs tecnologos sociales •—aTalTpérsonas qüé~in-tenTaff'lT^Egr^íIe'J'a^gente_e5ré máTcgnfortable y segu^, y utilizar laciencia y la filosonacomo instrumentos, para este fin/Elheidegge-riano considera que hay que reapropiarse de- la tradición filosófica^considerándola como una serie de logros poéticos: es la obra depensadores, personas que «no tienen cTtra elección que encontrarpalabras acerca de lo que es el ser en la historia de sü~ser».VET

'pragmatista considera que la tradición ha de utilizarse, igual que seutiliza una bolsa de herrarnTéritásTPüédé resultar'que algunas de"es-"tas herramientas, estos "instrumentos conceptuales" —incluidos al-

(ü. Heidegger, Nietzsche ti (Neske, Pfullingen, 1962), 37. Traducido a] .inglés enHeíoegger, Nietzsche, vol. IV, trad. F. A. Cappuzi (Harper and Row, Nueva York,1982). 7.

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26 ENSAYOS SOBRE HEIDEGGER Y OTROS

gunos que siguen teniendo un inmerecido prestigio — carecen ya deuso, y simplemente pueden .desecharse. Otros pueden renovarse. Aveces pueden tener que inventarse nuevos instrumentos sobre la mar-cha. Mientras el heideggeriano considera la|«fej[de'Husserl] en la po-sibilidad de la filosofía, como tarea, es decir- en la posibilidad del co-nocimiento universal»2jcomc una errónea comprensión cientifista yrnatematizante de una'-gran tradición, el pragmatista la consideracomo nostalgia sentimental, como un intento de mantener vivos losviejos eslóganes y estrategias que han perdido ya su utilidad práctica.3

\Hugser[ pensó que la idea de desechar el ideal de un conoci-mieñtoTlosófico universal y ahistórico de los fundamentos, unaidea común al pragmatismo y a Nietzsche, era la.última etapa de undesastroso «cambio acaecido al final -del pasado siglo en la evolu-ción general de la ciencia». r4-Según él, «durante la segunda-mitad dels^XIX toda la cosmovisión del hombre -moderno se dejó determinarpor las'ciencias~positiyas_y cjgarjor la "prosperidad" déTéstas», lb~que a su vez determinó «un indiferente árJañHorio dé las cuestionesdecisivas para una verdaderaTSumañlHadlT3 i ~

Husserl consideró al racionalismo tradicional y al escepticismo." In-

tentó situar á"aT±ibos-.en^l-marcQ-de~su~pT6pa~fendmenología tras-cendental. Heidegger coincidió con Husserl acerca de la relativa faltade importacia de la distinción empirista-racionalista, y también sobreel peligro de una cultura tecnologizada y pragmática. Pero Heideggerconsideraba el pragmatismo y la fenomenología trascendental sim-plemente como dos nuevos productos de la tradición «objetivista».Intentó incluir en su propia concepción de la «metafísica occidental»tanto la renuncia al «espíritu» 'del pragmatismo como el intento dereivindicarlo por parte de Husserl. Convenía con Husserl en que

un filósofo autónomo dispuesto a liberarse de tod'osjojijgrejujcigs^debe aceptar que todas las cosas qué da por siüpuéstas son prejui-cios, que todos losprejuicios son .puntos oscurosjquetienen su origen

2. Husserl. La. crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental,trad. inglesa de D. Carr (Morthwestern University Press, Evanston, 1970), 17.

3. El hecho de que en lo que sigue no examine e} marxísmcry que-eirsu lugarutilice el pragmatismo norteamericano Baja representarla concepción «política» dela actividad del filosofarTse debe a la convicción de que el marxismo constituye unaincongruente síntesis del pragmatismo de las «Tesis sobre Feuerbach» y el cientifis-rno común al marxismo y al positivismo. La historia del marxismo de -Kolakowskímuestra cómo las instituciones creadas por el marxismo eliminaron el intento devolver ai marxismo más pragmático y menos cientifista.

4. Ibid.. 5.5. Ibíd., 6.6. Véase ibfd.. 83. sobre Descartes y Hobbes.

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTICA 27

en una sedimentación de la tradición... y que esto vale incluso para lagran taréalElcléa que seidenomina «filosofía».7

Pero Heidegger pensó-que ni Husserl ni los pragmatistas fueronlo suficientemente radicales en su crítica de la autocomprensión desu predecesor. Desconfiaba del intento .pragmatista por sustituir laidea platónico-cartesiana del «conocimiento universal» por el sueñobaconiano del máximo control sobre la naturaleza. Pero tambiéndesconfiaba del intento de Husserl por considerar a la techne gali-leana «fundada» en algo «trascendental». Para Heidegger, los proyec-tos de «fundamentación» de la cultura—bien en las necesidades hu-manas concretas 'O en la subjetividad trascendental— no eran másque expresión de «prejuicios» a superar.

Aunque la valoración de Heidegger de los peligros del siglo esta-ba más cerca a la de Husserl, sus doctrinas filosóficas reales estabanmás próximas a las de Dewey.

Al igual que Husserl, Heidegger pensaba que «la crisis europeatenía sus raíces en un racionalismo equivocado».8 Pero considerabaque la demanda de fundamentación era en sí un síntoma de esteerrado racionalismo. Sein una Zeit está lleno de críticas a las doctri-nas que Husserl compartía con Descartes. El tratamiento que se daen ese libro al «conocimiento científico objetivo» como una formasecundaria derivada de Ser-en-el-Mundo, derivada-del uso de herra-mientas, coincide con el baconianismo de Dewey.9 La disoluciónpor parte-de Heidegger de los pseudoproblemas filosóficos al consi-derar la práctica social como un dato primario e incuestionado, envez de como un explanandum, ilustra lo que Robert Brandom ha de-nominado j<la primacía ontológica.de lo social».'0

Otro aspe~ctcTen~el que coinciden Heidegger y el pragmatismo esen su profunda desconfianza de las metáforas visuales que vinculana Husserl con Platón y Descartes. Husserl yjCarnap compartían^esperanza platónica tradicional de -ascender hasta un punto de vis-

7. Ibíd., 72.8. Ibíd., 290.9. Como aclaran Hubert Dreyfus y John Haugéland, la reacción de Husserl a

esta parte de-.Sein-und Zeíl fue la-suposición de que el zuhanden.era. grano para elmolino fenomenológico tanto como el vorhanden, y específicamente que un Zeug era«algo idéntico, algo identificabie una y otra vez», y por tanto algo que mostraría unaesencia universal. Véase el artículo de Dreyfus y Haugéland, «Husserl-and.Heideg-ger Philosophy's last stand» en Michael Mumy,-ed.,-Heidégger and modem phito-sophy (Yale University Press, New Haven, 197&), págs. 222-238 (especialmente-la citade un fragmento manuscrito de Husserl que lleva por título «das ist gegen Heideg-ger» en ¡a pág. 233).

10. Robert Brandom, «Heidegger's categories in Being and Time". The Monisí,vol. 66(1983). pág. 389.

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28 ENSAYOS SOBRE HE1DECGER Y OTROS LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTICA 29

ta desde el que pudieran verse^as_interconexipnes_entre_tgdo. ParaambosT^róbjétivo de la filosofía es desarroITar un esquema formalen el que poder situar todo ámbito de la cultura. Ambos son filóso-fos de lo que Hilary Putnam ha denominado «la persBectiya_del ojode Dios». El término de Heidegger para semejantes intentos de uña"captación de tipo divino del ámbito de la posibilidad, intentos pordisponer de una casilla preparada para todo acontecimiento quepueda tener lugar, es «lo matemático». Heidegger define ta mathe-mata como «aquel "acerca de" cosas que en realidad ya conoce-mos''." La búsqueda de lo matemático, de un esquema formal ahis-tórico, era, para Heidegger, el vínculo oculto entre la fenomenologíahusserliana, el positivismo carnapiano y la tradición objedvista.y'

La insistencia de Dewey en la subordinación de la teoría a lapráctica y su afirmación de que la tarea de la filosofía es romper lacorteza de la convención, expresa la misma desconfianza hacia elideal contemplativo, así como hacia los intentos por disponer de unlugar a priori para todo lo que puede suceder. Pero las concepcionesde la filosofía de Heidegger y Dewey eran sin embargo muy diferen-tes. Su común oposicToñ~^t^nlñ"damehtalismo y a las metáforas vi-suales asumió formas radicalmente diversas. En lo que viene a con-tinuación deseo examinar estas diferejicias. bajo dos aspectos: sudiferente tratamiento de la relación .gnjTgJg me_tafónco_vjo litera-rio,^y su diferente actitudjiacia la relación entre filosofía y política.Al pasar de Dewey a un filósofo cuyaTóbra no parece ser la'mejór íorr

mulación actual de una posición pragmatista —Donald Davidson—espero ser capaz de probar la relevancia de una teoría de la metáfo-ra para la crítica del fundamentalismo. Al centrarme en la asigna-ción de la filosofía a la poesía por parte de Heidegger espero probar•la diferencia entre lo que he llamado'las respuestas «política» y «poé-tica» a la cuestión de nuestra relación con la tradición filosófica.

-4La metáfora como el punto de crecimiento del lenguaje

. Permítaseme abordar el tema de la metáfora formulando unffbreve afirmación dogmática: podemos añadir una creencia nueva a-'nuestras creencias anteriores, remodelañdolisí eT.téjido'deliüesto-aícreencias^/ deseos, de tres maneras: medymte la percepción, laln-ferencia y^la metáfora^ La pércepciáTTcambia introduclérí3o una

11. Heidegger, ¿Qué es una cosaSouth Bend, ¡967). pág. 74.

-r /

creencia nueva en la red de las anteriores/Tor ejemplo, si abro lapuerta y veo a un amigo haciendo algo chocante, tendré que elimi-nar ciertas antiguas creencias sobre él, y reformular mis deseos conrespecto a él. Lg. inferencia cambia nuestras creencias haciéndopnt:ver que nues^^_amejjo^_c£eencias_nos comprometen con unaAcreencia que no habíamos tenido"anteriormente, obligándonos con (\

mis actuales creencias me llevan a la conclusión de que mi amigo es 5

un asesino, tendré que encontrar una forma de revisar esas creen-cias o bien reformular mi amistad. -̂

Tanto la percepción como la inferencia dejan intacto nuestrolenguaje, nuestra torma de descomponer el ámbito de la posibili-dad. Modifican el valor de verdad de las nran'nnps, pero nr? ""estirorepertorio de oracioríesTSuponer que la percepción y la inferencia'constituyen la única torma en que han de cambiarse nuestras cre-encias es adoptar lo que Heidegger identificó como actitud "mate-mática". Es suponer que el lenguaje que hablamos actualmente es,por así decirlo, todo el lenguaje existente, todo el lenguaje que po-demos necesitar. Semejante concepción del lenguaje concuerda conla idea de que el objetivo de la filosofía es el que supuso Husserl:proyectar todo el espacio lógico posible, hacer explícita nuestracomprensión implícita del ámbito de la posibilidad. Avala la tesis,común a la fenomenología husserliana y a la filosofía analítica, deque filosofar es una labordj^ clarificación, de hacer pacientemeriteexplícito lo q~ue ha venJctcTéstenclo implíc

-í^TToFerToTitranorcónsideraflla. metáforafe de-creencias, y por tanto

/e

una terceraJuen-TTÓ un ttertfer motivo para rehacer

"maestra red Se' creencias y deseos, es considerar eUenguaje,, e_Le_spa-JcioJ¿gí£CL^ el ámbito délajgosibüTdad como alg'o'aBierfo. Es aban-donar la idea de que eLspbjenvo deTpeñsajraeru^es^caiTzar;etJ3un]|_

" ~ —~~r^- ^losófica devaluó la metáfora:

Virad, inglesa de Banon y Deutsch (Gateway,

porq u és-el"T5cotíocefen ella una tercera fuente de verdad habríapuesto en peligro la concepción" de la hiosoh'a como un proceso que

"culmina en la visión, theoria, contemplación dé~lo que está vorhañ- £^v\t"den. EstSs~tneTSf5rás"'visuales" contrastan'con las metáforas-auditi-•vaTpreferidas por Heidegger (por ejemplo, Rufdes Gewissens, Stim-me des Seins}. Estas últimas son mejores metáforas para lametáfora, porque sugieren que el conocimiento no es siempre reco-nocimiento, que la adquisición de la verdad no es siempre- cuestiónde encajar datos en un esquema preestablecido. Metáfora es, por así

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30 ENSAYOS SOBRE HEIDEGGER Y OTROS

decirlo, una voz desde fuera del espacio lógico, en vez de un relle-nado empírico de una parte de ese espacio, o una clarificación lógi-co-filosófica de la estructura de ese espacio. Es una llamada a cam-biar el propio lenguaje y la propia vida, en vez de una propuesta desistematización de ambos. ^_ j)

Semejante concepción de la metáfora rne une a Davidson en elrechazo de la afirmación de que «metáfora tiene, además de su sen-tido o significado literal, otro sentido o significado».12 Para David-son es-erróneo interpretar la expresión «uso metafórico-del lengua-/- ,je» como si indicase que en nuestro lenguaje están ya vorhandenlfai,^multitud de «significados metafóricos», además de multitud de'C«significados literales». De acuerdo con esta concepción, la metáfo-ra no puede ampliar el espacio -lógico, pues aprender el lenguaje eshaber apren'dido ya todas las posibilidades de la metáfora así comotodas las posibilidades de hecho. El lenguaje no cambia mediante lainvención de la metáfora, pues el habla metafórica no es invenciónsino simplemente utilización de instrumentos de los que ya se dis-pone. Por el contrario, Davidson opina que-hay una estricta distin-ción entre significado (la propiedad que uno atribuye a las palabrasseñalando coríedones inferenciales normales entre las oraciones enlas que-se utilizan y entre otras oraciones) y uso, y que «la metáforapertenece, exclusivamente al ámbito del uso».u .

'Davidson afirma que «la mayoría de las metáforas son falsas»pero sería mejor decir que la mayoría de las metáforas adoptan laforma de oraciones que, prima facie, parecen obviamente falsas. Sinembargo, .posteriormente estas mismas oraciones pueden llegar aconsiderarse literalmente verdaderas. Por citar un caso trivial, cita-do por Davidson, «érase una vez... que los ríos y las botellas no te-nían, como tienen hoy, bocas en sentido literal».14 Por considerar ca-sos más importantes, la primera vez que alguien dijo «el amor es laúnica ley» o que «la-tierra gira alrededor del sol» ¡a respuesta gene-ral, habría sido: «debes de estar hablando metafóricamente». Perocien o mil años después, estas oraciones llegaron a ser eandidatasde ¡a verdad literal. Entretanto, nuestras creencias se reenlazaronpara dejar lugar a estas verdades, un proceso que fue indistinguible

12. Donald Davidson, Inquines into tmth and tnierpretation (Clarendon Press,Oxford, 1984), pág. 246.

13. Ibíd., 247. Véase también la pág. 259: «Ninguna leona del significado me-tafórico o de la verdad metafórica puede contribuir a explicar cómo opera la metá-fora. La metáfora opera según los .tramos lingüísticos conocidos con que operan lasoraciones más llanas... lo que distingue a la metáfora no es el significado, sino el uso—en esto es Igual que declarar, golpear, mentir, prometer o criticar».

14. Ibid.. 252.

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y.COMO POLÍTICA 31

del proceso de cambio del significado de las palabras utilizadas enestas oraciones a fin de hacerlas oraciones literalmente verdaderas.

Nótese que la afirmación que acabo de hacer — que un cambiode creencias a gran escala es indistinguible del cambio a gran esca-la del significado de nuestras palabras — se sigue de la definición de«significado» que introduje antes entre paréntesis. Esta definiciónde si-gJQificado encierra la concepción de la filosofía del lenguaje deQuine-Davidson. En esta concepción los significados no son ni esen-cias platoñicás~ñ1 naemata husserlianos sino más bien patrones .deuso habitual — lo que Sellars denomina «roles lingüísticos» . Conello, la búsqueda carnapiana de un «análisis» de significados resul-ta una errónea manera «formal» y «trascendental» de describir elproyecto de representación de la conducta de un grupo de usuariosdel lenguaje. Mutatis mutandis, lo mismo puede decirse del proyec-to husserliano de «fundamentar» la cultura mediante la inspecciónde- noemata} En términos rnás generales, socava cualquier proyecto

"nToiohcócientifista, cualquier proyecto que dependa de la versiónahistórica de lo que Davidson denomina «el dualismo de esquema ycontenido». Esta versión se basa en la afirmación de que la filosofíapuede hacer explícito un esquema, o un núcleo de posibilidades per-manente y neutro, situado en el trasfondo de todas nuestras inda-gaciones y prácticas.

En otro lugar he mostrado que el ataque de Davidson a esta dis-tinción constituye la mejor expresión actual del intento pragmatis-ta por romper con la tradición filosófica.15 Aquí deseo presentar-esfeataque como paralelo al ataque de Heidegger al intento de la tradi-ción por «matematizar» el mundo (en el sentido específicamenteheideggeriano de «matemático» antes citado^TTloncebJrJas oracio-nes metafóricas como precursoras de nuevos usbs del lenguaje, usos

"que pueden eclipsar y borrar antiguos usos, es pensar""eri'pie deigualdácTcon la gerqgpciSn y ICIñBrencia^en vezTdgjjgn-sarla comcTciolada de uñ^runción_mej:amenlg-«heurística»jy «orna-,'mental». l<r]Más específicamente es pensar la verdad como algo que*~ño éstá^ya/en nosotros. Más bien es algo a lo que sólo podemos lle-gar gracias a un genio idiosincrásico. Semejante- concepción de la

15. Véase «Pragmatismo, Davidson y la verdad», en el primer volumen.16. Pero esto no quiere decir que tenga una función «cogmtiva», si esto signi-

fica «contarnos» algo, responder a una pregunta previamente formulada. Su aporta-ción al conocimiento consiste más bien en ofrecernos una oración que estamos ten-tados de intentar «literalizar» cambiando los valores de verdad -de. por así decirlo,diversas oraciones circundantes. Davidson dice lo siguiente acerca dt; los intentospor dar un «contenido cognitivo» a las metáforas: «pero, como de hecho, no hay unlímite a aquello sobre lo cual la metáfora llama nuestra atención, y una gran parte

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32 ENSAYOS SOBRE HEIDEGCER Y OTROS

verdad legitimiza las metáforas auditivas: una voz desde lejos, unRuf des Gewissens, una palabra surgida de la oscuridad.

Otra forma de expresarlo es decir, con Davidson, que «lo irracio-nal» es esencial para el progreso intelectual. En un artículo sobreFreud, Davidson señala que «se necesitan causas mentales que noson razones» —es decir, creencias y deseos que desempeñan un-pa-pel como determinantes de nuestra conducta pero que no encajanen el esquema de creencias y deseos que reclamaríamos como nues-tros— no sólo para explicar la conducta «desviante» (según las uti-liza la teoría psicoanalítica freudiana) sino también para «explicarnuestros saludables esfuerzos, y ocasionales éxitos, de autocrítica yautoperfeccionamiento».'7

La insistencia de Davidson en ese artículo en la importancia dela «causalidad mental que trasciende la razón» se centra en la auto-crítica y el autoperfeccionamiento de personas individuales, perocreo que la ideales aún más atractiva y plausible para la autocríticade las culturasfLas incorporaciones «irracionales» de creencias que«no tienen serftiBo» (es decir, que no pueden justificarse señalandosu coherencia con el resto de lo que creemos) son justamente aque-llos acontecimientos que los historiadores de las ideas destacancomo «revoluciones conceptuales». Ó, más exactamente, son losacontecimientos que encienden lasrevoluciones conceptuales—lassugerencias aparentemente absurdas de personas que a menudo ca-recieron de reconocimiento en su propio país, sugerencias que «05chocan como verdades luminosas, verdades que deben de haber es-tado latentes en la «razón humana». Estos acontecimientos son laspalabras enunciadas por las personas a las que Heidegger denomi-na «pensadores»'. Desde un punto de vista común a Heidegger y aDavidson, la tradición filosófica es una larga secuencia de intentospor mostrar en la historia intelectual una «racionalidad oculta»,conseguida mediante die List der Vemunft, donde «Vgrmmft» desig-na algo que ha estado presente en todo momento, en vez de simple-

de lo que llegarnos a advertir no tiene carácter preposicional. Cuando intentamosdecir lo que «significa» una metáfora, pronto nos damos cuenta de que lo que desea-mos mencionar no tiene fin» (Inquines, pág. 263). Davidson prosigue con la analo-gía de la metáfora como imagen, diciendo que «las palabras son mala moneda paraintentar cambiarlas por una imagen». El intento de pensar que las metáforas nos-di-cen algo es el intento de pensar las imágenes o las metáforas como algo intercam-biable con un conjunto de oraciones, en vez de como un reto (igual que lo hacen da-tos perceptivos sorprendentes) a 1) redistribuirlos valores de verdad entre oracionesconocidas, 2) inventar nuevas oraciones no conocidas.

17. Davidson, «Paradoxes of irrationality», en Richard Wollheim y James Hop-kins, Philosophical essays on Freud (Cambridge University Press, Cambridge, 1982),pág. 305.

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTICA

mente algunas metáforas recientemente literalizada¿Heidegger se interesa por negar que exista un tema de investiga-

ción ahistórica denominado «razón humana» o bien «la estructurade la racionalidad» o bien «la naturaleza del lenguaje» y que haconstituido el objeto de la investigación filosófica de todas las épo-cas. Incluso en los años veinte, antes de la «Kehre», Heidegger semanifestaba en contra de la' crítica, husserliana del historicismo IB

diciendo cosas como

la construcción en filosofía es necesariamente destrucción, es decir,una de-construcción (Abbau) de los conceptos tradicionales realizadaen una vuelta histórica a la tradición... Como la destrucción pertene-ce a la construcción, el conocimiento filosófico es esencialmente almismo tiempo, en cierto sentido, conocimiento histórico."

En los años cuarenta había de llegar a la conclusión de que Seinund Ze.it no había sido lo suficientemente historicista para conse-guir esta destrucción. Refiriéndose a este libro temprano afirma«esta destrucción, corno la "fenomenología" y todas las cuestioneshermenéutico-trascendentales, no se ha pensado en términos de lahistoria del ser».20 Heidegger identificó «razón humana», «raciona-lidad», y «sano entendimiento común», según usan estos términoslos filósofos, con el uso no autoconsciente, uneigentlich , e incuestio-nado de un lenguaje heredado. La filosofía no es simplemente la uti-lización de esa tradición — «no es simplemente la distribución devalores de verdad a lo' largo de una gama de oraciones que están ya«presentes» en el lenguaje — porque todo preguntar esencia! de la fi-losofía sigue siendo necesariamente inactual... La filosofía es esen-cialmente inactual, porque pertenece a esas pocas cosas cuyo desti-no consiste en no poder hallar jamás eco inmediato en su hoycorrespondiente».21

Podemos identificar lo que no encuentra eco en el presente conel tipo de metáfora que constituye prima facie un absurda falsedad,pero que no obstante resulta lo que Heidegger denomina «una pala-bra de ser», en la que se oye «la llamada del ser». Considérese, a la

18. Por ejemplo, en Philosophie ais strenge Wissenschaft .19. --Heidegger, Gnmdprobleme der Phánamenologie (Klostermann, Frankfurt,

1975), pág. 31.20. Aber diese Destruktion ist wie die Phanomenoíogie und alies hermeneutisch-

transzendentale Fragen noch nicht seinsgeschichdich gedacht: Heidegger, NietzscheII, pág. 415. Debo agradecerá Hubert Dreyfus por haberme señalado esta referencia.

21. Heidegger, Einführung in die Metaphysik (Niemeyer, Tübingen, 1953), pág.6. Trad. esp. de E. Estiu: Introducción a la metafísica, págs. 46-47, ed. Nova, BuenosAires, 1972.

Page 7: Rorty - La filosofia como ciencia, como metafora y como politica

34 ENSAYOS SOBRE HEIDEGGER Y OTROS

luz de esta identificación, dos oraciones preñadas de contenido enlas que Heidegger describe «la tarea de Ja filosofía»;

...es en último término ía incumbencia de Ja filosofía e! preservar lafuerza de las palabras más elementales en que se expresa el «ser ahí»,de que la comprensión vulgar las rebaje al nivel de la incomprensibi-lidad, que funciona .a su vez como fuente de pseudoproblemas.22

El auténtico sentido del rendimiento filosófico consiste en laagravación de-la existencia histórica y, de este modo, en el fondo ypara decirlo con una palabra, la del ser."

Estas frases expresan1 lo que vengo'llamando la respuesta «poé-tica» de Heidegger a la cuestión de nuestra relación con la tradi-ción. i'Sgeúll-fistfi-plant.eamiento. eLgbietivQ.del Bejis^rnieDlfl-filasó^.

._ficg_cohsistg. en.liberarnos del ie_nguaje_que udlizarnos actualmente_recordándonos que este'lenguaje no es-eldeja «razón-humana» sinoía creációrrdgpensadores_de-nuestrgj%££dgjTÍstórico./Estos pensa^~clores son los poetas del ser, los copiadores de ese «poema del ser quees el hombre».MRecqrdarrios a estos pensadores, y permitirnos sen-tir la fuerza de sus metáforas,.cifla3p;oca anterior a que estas se ha-|.yan rf^sfoi:maHg'eTrvef3ades litejaÍe¿I^añTeS~dé~qué...estos nuevos|usüs^cbJas-pÉdabras se-t-rocasén en el significadcTTamiliar de las pa- ilabras,-esJa úmeajr^^que'^^^S^f£irÍ^&tíQátíd&dla filosofía: jno faci¡itar-5i-n'o~-sólo hacer más difi'cil^nD^reíiacer_n^ues£r6 entrama- Ido de creencias y de^ps.jiñ~0^óierrecordarnos_su contingencia his-tóric'éy Heidegger piensa que nuestra época no puede beneficiarsede la redistribución de los valores de verdad entre las oraciones ac-.tuaímente existentes en nuestro repertorio. Pero tiene pocas espe-ranzas en una nueva era profética, .en la que se pronuncien nuevaspalabras, que aumenten este repertorio de forma inesperada. Lomás que dice es que estas esperanzas no se cumplirán sin la laborpreparatoria de devolverla fuerza.a las «palabras más elementales»en las que el Dasein se ha expresado en el pasado. -Nuestra relacióncon la tradición debe ser una reaudición de lo que ya no puede oír-se, rnás que el hablarlo que no se ha hablado aún.

22. ...ist_es am Ende das GeschSft der Phílosophie, die Kraft der elementarstenWorte, ín denen sich das Dasein ausspricht, davor zu bewahren, dass sie durch dengerneinen Verstand zur Unverstandlichkeit nivelliert werden, die ihrerseits ais Quel-le für Scheinprobleme fungiert. Heidegger, Sein una Zeií (Niemeyer, Tübingen,1979), pág. 220. Trad. esp. de J. Gaos, El Ser y el Tiempo, pág. 240, México, "1974.

23. Heidegger, Eínfühntng in die Metaphysik (Introducción a la metafísica, pág. 49).24. Del poema en prosa de Heidegger Aus der Erfohrung des Denkens. Versión in-

glesa de Hofstader en Heidegger, Poetry. 'Language. Thought (Harper and-Row, NuevaYork, 1971), 4: «We are too late forthegods and tooearly forBeing. Being's poem, justbegun, ís man».

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTIC-A 35

Poesía y política .?••-'

u~ Para percibir la diferencia entre la concepción «poética» de Hei-degger de nuestra relación con la tradición y la concepción «políti-ca» que deseo atribuir al pragmatismo americano, consideremos la

^distinción entre los «pseudoproblemas» y los .problemas "reales»,una distinción que HgKp&ier CQmgartél^on i Carnap./'be' acuerdo"con la concepción pragmatista, así como con Camapf^oypseudo-problema es aquel sobre el que no tiene objeto discutir porque,como expresa William James, se centra en una diferencia' que«lomismo da». No es más que «urTsimple problema verbal» — esdecirf

'Tin problema cuya resoluciófudejari'a igual eLresto de nuestras cre-encias. Esto está muy cerca de .la" intención de ríeidegger, como se

"revela por el hecho de que algunos de sus ejemplos de pseudopro-blemas («otras-mentes», «el mundo exterior») son los mismos quelos de Carnap. / r—'

Pero hay una diferencia cruciatistas consideran'^ la_hlosoh'a tradicional ün~a_pseuHócÍenc7a7^eij;

'_ _

i conceptiIa^onTO una poesía manida —poesía tan banal'quees una inconsciente parodia cié sí misma./ Es decir, considera a lospseudoproblemas de la tradición filosófica absurdas reproduccionesde clichés. Su objeción a ellos no está en que, al contrario que losproblemas reales (de orientación tecnológica) resueltos por los cien-tíficos, su consideración no nos reportará ningún beneficio práctico.Su reproche consiste más bien en que devalúan un. género — el géne-ro denominado «filosofía». Se queja de que este género, que deberíaser aquel en el que todo se -vuelve más difícil, se-ha convertido en unfácil juego, un juego que puede jugar cualquier insensato. Descartaasí la sugerencia, propia de filósofos ciendfistas como Husserl y Car-nap, de que los filósofos puedan cooperar de. la forma en que lo ha-cen los ingenieros, que tengan que dividir la labor a 'realizar en frag-mentos manejables y asignados a cada miembro de un equipo parasu «análisis lingüístico» o «descripción -fenomenológica».

El pragmatista aceptaría la tesis de Heidegger de' que los grandespensadores son los más idiosincrásicos. Son personas como Hegel oWittgeñsteín cuyas metáforas proceden de -ningúiríugaír rayos queseñalan nuevos caminos. Pero mientras Heidegger considera que latarea de explorar estas sendas de pensamiento nuevamente sugeri-das es trivial, algo que puede dejarse en manos de cualquier escri-torzuelo, el pragmatista opina que esta exploración es elTendimien-to de la labor del filósofo. Éste considera que el pensador sirve a lacomunidad, y que su pensamiento será fútil a menos que vaya segui-

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36 ENSAYOS SOBRE HEIDEGGER Y OTROS

do de un reentramado de la red de creencias de la comunidad. Estereentramado asimilará, literalizándolas de forma gradual, las nue-vas metáforas que ha proporcionado el pensador. El mayor honor- atributar a las nuevas metáforas expresivamente vivas consiste enayudarlas a convertirse lo más rápidamente posible en metáforasmuertas, rápidamente reducirlas al status de instrumentos del pro-greso social. La gloria del- pensamiento del filósofo no es que ini-cialmente haga todo más difícil (aunque, por supuesto, esto es así)sino que al final hace las cosas más fáciles para todos.

Como el pragmatista rechaza el cientifismc igual que lo rechazaHeidegger, rechaza la idea cientifista de que alguna nueva metáfora,alguna idea filosófica nueva pueda revelar el núcleo neutro perma-nente de la indagación, un núcleo que simplemente ha de rellenarsemediante una sistemática labor de equipo. El reentramado del tejidode creencias de la comunidad no es algo a realizar de forma siste-mática; no es un programa de investigación, ni cuestión de realizarlo que Heidegger denomina un Grundriss.l¡ S _donde^gica^y ; sólp__dpnde.-pica. Pero mientras Heidegger consideraque este rascado, este liberar a la cultura de obsoletos vocabulariostomando nuevas metáforas en nuestra red comunitaria de. creenciasy deseos, como un proceso de banalización, el pragmatista conside-ra que éste constituye el único tributo adecuado que se puede rendiral gran filósofo. Sin esta utilización de su labor, el gran filósofo notendría .función social alguna que desempeñar, ninguna función po-lítica. El pragmatista y Heidegger pueden coincidir en que el poeta yel pensador- (en el especial sentido «elitista» de estos términos enHeidegger) constituyen los legisladores no reconocidos del mundosocial. Pero mientras Heidegger considera que el mundo social exis-te por el poeta y el pensador,. el pragmatista piensa lo contrario. Tan-to para Dewey como para Hegei, ¡a razón de la grandeza del ser hu-mano individual está en su aportación a la libertad social, conceqida_en.Jos términos heredados- de la revolución francesa. __^ Jf^-¿J¿J<L<-

1. Así, lajdiferencia decisiva entre la Actitud heideggeriaffa^prag-rnatista Hacia la tradición filosófica deriva déla diterencla de acti- '

"~tucl hacia la historia política reciente. El motivo básico it.tísmo. como el del hegelianismo, tué, según he mostrado en otrox

'lugarTuna continuación de la reacción romántica-a-la santificaciónde la ciencia naturaljporjjarte déla ilustración.-J/Üna vez despeia-

25. Véase Heidegger, «Die Zeit des Weltbildes», en Holzwege, pág. 71.26. Esta afirmación puede resultar paradójica a ia luz de la retórica «cientifis-

tn» obsesiva de Dewey. He intentado defenderla en el capítulo «El idealismo del s.XIX y el te.xtualismo del s. XX». de mi obra Consequences ofpragmatista (Uníversitv

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTICA 37

da la retórica eientifista (que persiste tanto en Hegel como en De-wey y n*¡r\\r'*'-rwjnnfa fiinrlrim''nt:»|^romanticismo)\puede versetanto al hegelianismo como al pragmatismo como intentos por des-pejar el ferreñcTpara epáp^de.socieda^Lgue ansió construir la revo-lución francesa: una sociedad en la que se'da una Justa oportunidácT

''•a-toáJFpoTenciaucíad humana. En los términos que he venido utili-"'zandb en éste artículo, esta_a¿pjraciónradica en la esperanza de quetoda metáfora nueva tendrá su oportunidad de autosacrificio, laoportunidad de convertirse en metáfora muerta siendo literalizadaen el lenguaje. Más concretamente es la esperanza de que lo queDewey denomina «la corteza de la convención» llegue a ser lo mássuperficial posible, que sea lo más flexible posible el aglutinante so-cial que mantiene unida a la sociedad —-el lenguaje en el que expre-samos nuestras creencias y esperanzas_comunes.

' Sólo puede mantenerse esta esperanza si se piensa que, a pesarde los temores de Husserl, Julien Benda y de los críticos comunita-rios actuales del liberalismo político, una sociedad democráticasólo puede avanzar sin el tipo de aseguramiento que proporciona laidea de que tiene «fundamentos filosóficos adecuados» o que «estáfundada» en la «razón humana». De acuerdo con este punto de vis-ta, el fundamento más adecuado de una democracia liberal es laconvicción de sus ciudadanos ^qu^gscosasirán mejor para to-

''5>üs~sTsé~da oído a tocta nueva mltáfofarsi nin.ECÜn'á"creencia oüteSeTTse cóñ'S'ldérálau Sagrado que 'se rechace automáticamente una me-táfora que la ponga en peligro. Semejante convicción equivale a re-chazar la idea de que nosotros, las sociedades democráticas occi-dentales, conocemos de antemano lo que queremos —que tenemosalgo más que un Gnmdñss provisional y revisable para nuestros pro-yectos sociales. Una tarea de los intelectuales-de estas sociedadesserá ayudar a vivir a sus conciudadanos con la idea de quejiúnjao,disponemos de un lenguaje •qdRcuado^ y a apartarles de la idea deque existe algo con lo que-mantener una «adecuación»fEsto equi-vale a sugerir que intentemos abandonar los pronunciamientoscientifistas que danf3ür~supuesto que tenernos unacomprensíónse-"gura de ia naiürale'zarcte la sóciéclad o deJJnen. Sigmnca aelrñllTfque "Tos'términos en~que expresamos nuestras convicciones y esperanzasMtttrf ^-»\I wo«-n j j. \s^j ¿..i \j.'~fj t-t, ««j ^i_-*.t » _ i — — ». v **<-*v j >^^j._, —.. — ̂ _-_.—~

concfenádos a la obsolescencia, ojje5temgre necesi-mos nuevas metáforas, nuevos espacios lógicos, nuevas jergas

of Minnesota Press, Minneapolis. 1982): en «Pragmatismo sin método», en elvolu-men 1; yon «Respuesta a Sleepery Edel». Transactions oflhe C. S. Peirce Socíety, vol.21(1985) .

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38 ENSAYOS SOBRE HETDEGCER Y-OTROS

que nunca habrá un reposo final para el-pensamiento, ni una filoso-fía social que sea una strenge Wissenschaft^J

Se habrá ya advertido que, al formular la concepción pragmatis-ta de este modo, estoy intentando convertir nociones heideggeria-nas como «librar», «apertura», «autenticidad» y «ser-ahí histórico»para fines no heideggerianos. Quiero adaptarlos_a_rnpvimieiitos po-líticos en los que-desconfió el propio fíéiciegger. Para éste/Ta" vida[piollfica tanto de las democracias lfbHraíBS^OTiodeJos_Esta¿osJÍQla=_

Ilíanos Forma5añ~Hña7mísma^;osa que aquel «rrenesí tecnológico»que consideraba llTesencia efe la~epbca moderna. En realidad rio le

"TmpurTaba ll~rfífeféncia-entfe ambos" PoFeTcontrario, deseo sugerirque concibamos la cuestión democracia versus totalitarismo comouna cuestión tan básica como lo que pueda ser una cuestión inte-lectual. Je-nemos que descartar 'la idea, común -a Heidegger y aAdorno así como a muchos autores marxistizantes actuales, de queexiste un fenómeno llamado «modernidad» que abarca tanto a lademocracia burguesa como al totalitarismo, y de que se puede al-canzar una comprensión filosófica de este fenómeno en la que ladistinción entre ambas formas de vida social resulte^ufsehobenj J¿Á

Una fonrrá de expresarlo es decir que aunque^Ceidegger rué'soaccidentalmente nazi^27 Dewe-y era esencialmente un socTakterácP°'crata. Su pensamiento carece de.objeto si se separa de la política so~-ciaidemócrata.23 Su pragmatismo constituye un intento por con-tribuir a conseguir la mayor felicidad para el mayor número -facili-tando la sustitución del lenguaje, las costumbres -y-las institucionesque impiden esa felicidad.-Heidegger descartó éste como un intento

"27. Concedo que Heidegger estuvo, desde un principio,.receloso-de la democracia ydel mundo «desencantado» que describió Weber.-Realmente esta idea fue esencialmenteantidemocrática Pero multitud de alemanes que tuvieron dudas sobre la dcmocracia_yjamodernidad no-sUTliicieron nazis, Heiaeggéf se hi2o parque rae un oportunista Tñásinv^jijaggfaje y'Tiii .pslnicci mas igiiuijjiie que b mayoría de jos intrieoiralés ••alemanes que"TóTnpjñigfrsnyaSilliJiíi'AuiiijHt! »u unftiamai ijüti lirtüreiatia-ágHttitleigga uMffnriipücá-Ciohes'espeílíIfiaintllHtf totalitarias, da-por supuesto que los intentos-por dar de comer alos hambrientos,-acortar la jomada laboral, etc. simplemente no tienen mucho que vercon la filosofía. Para. Heidegger, el cristianismo-no es más que una cierta forma decaden-te de la metafísica platónica; pasa inadvertido así el cambio de. la conciencia moral paga-

•na a cristiana. El lado del cristianismo como «evangelio-social» que tanto significó para-TUlich (un pensador socialdemócrata que no obstante fue capaz de-apropiarse de unagran parte de las ideas y de la jerga heideggeriana) no significaba nada para Heidegger.

28. Para una presentación de la contribución de Dewey al pensamiento social-demócrata. véase James T. Kloppenberg. Uncertain víctory: social democracy andprogressivism tn european and american thoughl. !870-1920 (Oxford UniversityPress, Nueva York, 1986). Para unos comentarios-agudos sobre la relación entre mipropia versión del pragmatismo y el liberalismo político, véase la obra de Christop-her Norris, Contest offaciilties:philosophy and theory after deconstntction (MeLhuen,Londres, 1985), cap. 6 («La filosofía como un tipo de narrativa: Rorty acerca de lacultura liberal postmodema»).

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTICA 39

que no puede tomarse ya seriamente. En su opinión Nietzsche nosayudó a ver que

la metafísica es el espacio abierto de .la historia, en el que deviene undestino por el cual e¡ mundo suprasensible, las ideas. Dios, la ley mo-ral, la autoridad de la razón, el progreso, la felicidad del mayor nú-mero, la cultura, la civilización, sufren la pérdida de su-fuerza cons-tructiva y se vacían.29 '

Pero para Dewey, «el progreso, la felicidad del mayor número, lacultura, la civilización» no entran en la misma lista que «el mundosuprasensible,-las ideas, Dios, la ley moral, la autoridad de la ra-zón». Estas últimas son metáforas muertas-a las que los pragmatis-tas no pueden ya encontrar usoTTas primeras aún-tienen razón de'sérTErpragmatísta no afirma t-eneFuna argumentación en contra deestas últimas y a favor de las primeras. No es lo suficientementecientifista como para pensar que existe algún punto de vista filosófi-co neutral que suministre premisas para esta argumentación. Sim-plemente adopta su posición en la comunidad democrática y pre-

^¿unta^que'puede significar para esta comuñidacíla comprensión de_los pensadóTtís. del pas-adu y del presente. , i

HéTdegger píeñsaque la atención no'productiva, no anacrónica, ^ a la palabra de esos pensadores puede situarnos en posición- de^ apreciar dónde nos encontramos actualmente fHónrl.e, como diría

•Heidegger, está actualmente el ser). El pragmatisÜfestá de acuerdo,"pero atiende de forma diferente a estos pensadores. Los atiendecomo hizo el joven Hegej—como personas que-nos"instan a tomarla dirección de una mayor libertad humana, en vez-de la direccióndeHrenesí tecnológico, de una época 'en lá"qúe «la creatividad hu-mana se aplica a la gestión empresarial>KJ° El pragmatista concuer^

''"da^córTHusserl y HeideggerTy con HorkÜeimer y Adorno) en que laera de la tecnología científica puede resultar la era. en la que la aper-tura y la libertad se racionalizan fuera de la existencia. Pero su res-puesta es que puede, convertirse en la era en ia que la comunidá'üdemocrática se convierta en ama, en vez~de en sierva de la racionali-

. . . . dad técnica.. ' . . _

29. Die Metaphysik íst der Geschichtsraum, worin zum Geschick wird, dassdie uebersírmliche Welt, díe Ideen, Gott. das Sittengesetz, die Vemunftailtoritát. derFortschritt, das Glück der Meisten, die Kultur, die Zivilisation ihre bauende Kra'ffeinbüssen und nichtig werden: Heidegger, Holzwege (Klostermann, Fraakfun,1972). pág. 204.

30. Heidegger, Hokwege, pág. 203 (La cuestión relativa a la tecnología...,pág. 64).

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40 ENSAYOS SOBRE HEIDEGGER Y OTROSI ' •

L a situación actual • • . . . - • •

En lo que precede he esbozado los que considero desacuerdosmetafilosóficos centrales de la época recien teFbesde rni punto devista, hay dos líneas divisorias básiraT/vñ^ntre el cientifismoco-

: dos reacciones a esteger— viene regida por

revolución fran-

A

TfeTaid e a "de que toao, incjuiaaTffTOüSofíaT^sTJrnjistnarnen-Tsl logro üe la mayor felicidad para el mayor número. La se-

¿üfñaá —~^e J2-§í§!í5r~v'en~e dictada poruña aceptación Igualmentel-tácrta-e4ird1?c^SWie-de ese proyecto y de esa idea^/

Ú mr.rír. -J- '

comoj^i wiv,^,¿^j¿u¿, ut ia niusuna

. Puede considerarse esta situación desdg-dentra.y.- las relaciones existentes, dentro de la profesión, entre

filosóficas rivales. O bien puede considerarse ¿esde-fuera, ¿lAJD3o~aTas relaciones entre la C1~~-^ c ~ ~ ' '

la cultura.O

tf

. -_ t r—+ .^., ^WJQ.^jacijj.iu de la pro-_,. - claro que hay en realidad_dos instituciones en vez de

_^ una.CLa filosofía analítica_se ha desvinculado bastante de todo con-„ tacto con la filosofía no analítica, vive su propio mundóTShenfoque ~ '. -i •.

•^ 'ijr-científista de la filosofía que Husserl compartió con Carnap\erdu- (\\n 'u\^P ra, formando un presupuesto'tácito'de lálabor de íos filósofos sna-^ ^ Uticos. Aún cuando la filosofía analítica actualmente se denomine a

sí misma^ggjtjositivista.jersiste la idea de que la filosofía «anak-za» o «descrirJeináHaT«éstructuras» ahistóricas formales —una ideacomún a Husserl, Russe'll', Carnap y Ryle.-yn-embargo, es^escasa laHeFeñsa o desarroJIo metaliJosónco expljcj/ó de esta tesis. Los filóso-fos analíticos no tienen mucho interés por definir o defender lospresupuestos de su labor. De hecho, la distancia actual entre la filo-sofía «analítica» y «no analítica» coincide bastante con la divisiónentre_filás.ofos_jig interesados en las reflexiones histó

_^^ propia actividad yJos fijósa£Qa^ug.,sf lo están^tsta diferencia de intereses es paralela a la diferencia de hábitos

de lectura, una diferencia de Anones filosóficos. Si las figuras--des-"tacadas del propio canon incluyen a BerkeleYjTnme. Mili v Frq^p .uno probablemente no esjjriQlLUV mteresadg_porjajii£lafilosofía.^Si incluyen a HggeL-S£tzschejLHe|^eggei^-probablemente'lo esta-

-no en la metanlosotía en la forma de metodología, la forrnaTpe"")tó en Hnsífrl \r t*™ D,,^^-n ----- - >

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTICA 41

narrativa histórica que sitúa la labor de los filósofos en el marco deldesarrollo histórico de la cultura.

La mayoría de los filósofos analíticos simplemente dan por su-puesto que figuras como Hume y Fregg han aislado problemas cen-trales y profundos, problemas definitorios de la disciplina.J^o_rjeijciben mayor necesidad de construirj^egtudiar narrativas históricas

"que los estudiosos de^físicajjor estudiar lahistona de i a física. Pero &•algunos miembros menos complacientesoe esta escuela (.por'ejem-plo, Cora Diamond, Hilary Putnarn, Thomas NageL_StanleyCavell)tienelTülTa~Te1a^íoTrniSs~a'mbiváTénte y matizada coñ~el canoiTana^jítico._v una relacióri~rn¿rias-¿ista.nte con ia narrativáTílstórica. Porejemplo, Nagel sugiere que ios conocidos "problemas de la filosofía"de manual —los problemas que él mismo'pasa a traTar— son carac-terísticos de «ia infancia del intelecto». Pero considera que «una cul-tura_guejntente saltarse [esta etapa de la infancia] nunca creceráiT?7"Nagel previene contra las «teorías Tmetahlosóhcas detlaciohistas 'como el positivismo y el pragmatismo, que nos ofrecen ir más allá delas antiguas batallas».32 De acuerdo con Nagel, «la filosofía no puederefugiarse en ambiciones reducidas. Va en pos de una verdad eterna ,y no local, aun cuando sepamos que es algo inasequible».33 /1/CX /

Por el contrario, en la tendencia «no analítica» la constatación "'•de que no vamos a alcanzar este tipo "cíe verdad constituye el motivopara abandonar antiguas ambiciones.. Dado el ̂ lácito presupuesto

¡

<"n

'

que une a los filósofos no analíticoscrla'z^uTel'créntitismo metahiosóhc"

a aquellos^lósofos^queagei está equivocado cuan-

*3o afirma 'que

la filosofía no es como un lenguaje particular. Sus fuentes son pre-verDÜTés y ;T mentido preculturales, y una de sus~más diríciles tareas-consisic úrTexprcsar problemas carentes de forma pero experimenta-dos intuitivamente mediante el lenguaje sin perderlos.34

De acuerdo con esta formulación alternativa, el rasgo de inrna-durez intelectual está precisamente en una formulación ahistóricade la hlosoHa ODrno ia de Nagel, una formulación que ha perdidoapoyo en los dos últimos siglos. De acuerdo con la formulación al-terna_tiva, la filosofía esalgo parecido a «un lenguaje particular» y'la

o o o g a , a o r r n [ u e ~"ScÍDptó en Husserl y en Russell, sino más bien en la forma de una

31. Thomas Nagel, 77¡e víew from nowhere (Oxford University Press, Nueva York,1986), pág. 12.

. 32. Ibíd., 11.33. Ibid., 10.34. Ibíd., U.

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4*'42 ENSAYOS SOBRE HEIDEGGER Y OTROS

idea de que un canon filosófico particular tiene problemas aisladosque son «a menudo preculturales» no es más que la última versiónde] «mito de lo dado» intimista. De este modo, estos filósofos inten-tan situar en Ja historia el canon del analista y süllsta de problemas,"jrTvez de_considgr§r_a_ambos ejT_conexiónj;oñ algo a historie o, algo"ñafuraTi la-especie. La razón por la.que i-Ieg¿l7ÑIéTzsche_yHeldeg-ger temen tanto el canon alternativo es \jue estos filósofos se espe-cializan en narrativas que «ubican» irlos cáno"ñes~nvales. "

Hay escascTHenormnador conn^úri~l;ñlrFlIi^bT"grüpos~3e presu-puestos metafilosóficos, y-por lo tanto escasa posibilidad de debateentre sus defensores.JSl resultado es queja profesión filosófica se di-vi-de en dos.tradiciones -mstitucionaJizadas con escaso contacto en-tre~si. JLa ñlosofí£ÍnaIi'tic?,.cuando se ocupa de su rival, 1ra coffio~trnirTorrna estetizante.e hlstoricista de idealismo."3 £g£contrapailiga~Ja tradición «con^nenTanrcañsidera que Ja tradicióniTanaUtTca). se e!7a^e^e~la:TTMD:rfa--harraJ'un realismo do"mático~y'manido, jjero también dedica "escasa atención a esta tradición^opuesta. ,, ~~

Dadóque^ninguna de estas perspectivas es de gran utilidad parala idea de queja filosofía tiene un método distintivo, ninguna deellas va a ofrecer dilatadas descripciones metafilosóficas de sí mis-ma del tipo que realizaron Russell y Husserl. Sin embargo, creo que^aun así la fórmulairé, por un ladodiferencia crucial entre~éllas: estas perspectivas difierep respectola cuestión de si filosofía tiene una materia prelingüística y por tan-to sobre la cuestión de si existe una realidad ahistórica con la cualun determinado vocabulario filosófico puede ser adecuado o no. La.tradición analítica considera Ja metáfora como una distracción de

tradición no anafftfca~íd uunsideiá"

. ,mía que he utilizado para expresar la diferencia en- /->jv¿:íi'K ft-3^¿íusserl_yj¿eidegger y^^Dewey por otro, expresa la * I "^ l

iaJeñtreéllas: estas perspectivas difieren respecto a

esa~reaIi3aH] mientras que la"gomo uña forma de escapar a'Ja ilusión de'qüe ejostesemejante rea~íidad. Tengo la impresión de que estas tradiciones subsistirán inde-

Jfmidamente una.al.jadoTleJa'Otra. -Mo puedo ver posibilidad algunadecomproñiiso, y sospecho que el escenario más probable es unaindiferencia cada vez-mayor de cada-escuela, hacia la existencia de

35. Por ejemplo, Nagel considera que los que adoptan cánones alternativos es-tán menos en contacto con la realidad que los que adoptan e! suyo —por lo tanto,como «idealistas», en el sentido de creer que «Jo que existe y la forma en que las co-sas son no pueden ir más allá de aquello que en principio podemos pensar» (ibfd., 9).Adolecen, de «un sentido de la realidad insuficientemente robusto y de su indepen-dencia de cualquier forma particular de entendimiento humano» (ibíd., 5). La acti-tud de Nagel hacia sí pragmatismo es paralela a la actitud que adopta Heidegger ha-cia lo que denomina «humanismo» en la «Cana sobre el humanismo».

( <TV1 '

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTICA 4

¡a otra. Con el tiempo puede parecer simplemente un extraño acci-ente histórico que ambas instituciones lleven el mismo nombre.36^

.' f Cuál es, pues, el lugarde la filosofía profesional en el conjuntod¿la cüitujra7PariTos~fil5so'fos que se consideran a sí mismos comocuasí-científicos, ésta no es una cuestión de importancia. JLa filoso,-

sj^¿a_influencia en otras dáscjpjirias_académicasescaso intej^s^arito__p_araJIEs~^EspetíaIistás en estas disciplinas

como para los intelectuales. Pero el filósofo" árTálítico no se sientedesazonado por~elTb. Es natural, dada su neta filosofía cientifista,que el filósofo analítico se limite a resolver problemas filosóficos,sin preocuparse por el origen de aquellos problemas o por las con-secuencias de su resolución.37 **"*"

>~) Por el contrario, a los filósofos no analíticos les suele desagradar}> la .idea de que la filosofía es -(ó es sólo) una disciplina académica,

simplemente una Wissenschaft más. r¿g_gi i-sta-ria qiip ^..lahnnJiíasg^una continuación,_n_ bipn^de la literatura por una parte p^bien de lapolítica por otra^o bien de ambas. En iá medida en que consiguen •

"que su obra tenga continuiáaHcon la literatura, dejan de pertenecera una institución diferenciada: son simplemente escritores que re-sultan estar familiarizados con una determinada tradición literaria(una tradición que comienza con Platón y llega hasta la actualidadpasando por Hegel). Así, tiene poco objeto trazar líneas institucio-nales entre el estudio de los tratados de Sartre, de sus ensayos críti-cos y de sus relatos. Igualmente, tiene poco objeto preocuparse por

36. En ocasiones una universidad^creajindepartamente de filosofía «alterna-tivo^debido a que dóT"discipÍIñás JncomürucadaiTDevan actualme7üe~etTTiíSTrre—

"nombre. Esto suele causar problemas, pnrqnpjnjalahra .ifi|p-;nfí?>. sigue siendo ho-norífica, y ambos departamentos receiaii de su uso por parte del otro..£ventualmen-te algún genio resolverá esta cuestión totalmente verbal dando con el nombre co-rrecto para. ambos tipos de departamentos de filosofía, designaciones quepermitirán una coexistencia pacífica del tipo de la actualmente existente entre losdepartamentos de_lenguasclásicas_y^ los de. literatura moderna. (En ocasiones se ol-vida que los especial¡s'fas"eñ clásTcás criticaron furiosamente la creación de este úl-timo tipo de departamentos. En su opinión, el incorporar la novela reciente en el .programa de licenciatura era una degradación de la universidad.) •""'' v*

31, Hay excerjgjgnes^Los filósofos analíticos especializados en^ética aplica-^*"da» han afirm53oen ocasiones qué~clertas facuíFades especíales asociadas a ía lijo- ~

""so&'a analítica son de utilidad para, resolver djjejrias programáticos (en cuestionescomo.el aborto, Jadiscriminadán laboral,^el.desarme, .etc.). Pero resulta muy difícil _aislar las facultades que emplean los profesores de ñlosofíaque abordan estas cues-tiones y que no fueron utilizadas de forma rutinaria por las personas (por filósofoscomo J.S. Mili y por no filósofos.como Macaulay) que abordaron cuestiones simila-res en el siglo pasado y que no las utilizan normalmente los no filósofos que escribenen ia actualidad sobre estos temas. La noción de «facultades analíticas» es en mibpi-nión un residuo de la anterior idea de un «método de análisis filosófico» especial. Enrealidad, a menudo los filósofos analíticos han realizado-buenos escritos sobre dile-mas programáticos de! momento, pero no es fácil percibir su trabajo como produc-to de una capacidad profesional específica. __—

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44 ENSAYOS SOBRE HEIDEGGER Y OTROS

si Nietzsche constituye una figura de la historia de la literatura ale-mana (como solía suceder antes de que Heidegger le ayudase a ocu-par un lugar en el canon filosófico) o en la historia de la filosofía.Cualquiera que se interese por el tratamiento que hace Derrida deSócrates en La corte, póstale probablemente se interesará tambiénpor el tratamiento que de él hacen Valéry en Eupalinos y Nietzscheen £/ origen de (a tragedia, y es improbable que conozca o que le in-terese que sólo uno de estos -tres grandes escritores se ganó el pancomo profesor de filosofía. -^

Sin embargo, por lo que respecta a los intentos por dar a la filo-sofía no analítica continuidad con la política, las cosas resultan máscomplejas y problemáticas. Y ello» porque la filosofía no analíticaestá dominada, con algunas excepciones, por una visión heidegge-riana del mundo moderno más que por una concepción deweyana,y por la desesperación por la situación del mundo más que por la es-peranza social. Como el -miembro típico de esta tradición está obse-sionado por la idea de «crítica radical» cuando se aplica a la políti-ca rara vez lo hace con espíritu reformista y pragmático, y sí encambio en un estado de ánimo de profundo pesimismo o de exalta-ción revolucionaria. Excepto unos pocos escritores como Haber-mas, los filósofos «continentales» no perciben relación alguna entrela política socialdemócrata y el filosofar.38 Así, el único tipo de polí-tica con el que guarda continuidad esta tradición no es el discursopolítico real de los países democráticos supervivientes, sino una es-pecie de pseudopolítica que recuerda a los grupos de estudio mar-xistas de los años treinta — una especie de continua autocorrecciónde la teoría, sin relación alguna con la práctica.39-

Como socialdemócrataajiewevanos, los filósofos pueden resul-mismo modo qaSQs_ogtas,.ios drama-

_

turgos, economistas e ingenieros. Los miembros de estas diferentesprofesiones pueden fomentar una política social democrática refor-mista realizando ocasionales llamadas de- atención5 y advertenciascon respecto a determinados proyectos en determinados momen-

38. Habermas es (a pesar de lo que en mi opinión constituyen desafortunadosresiduos de cientifismo en su pensamiento) el filósofo actual más parecido a Dewey— no sólo doctrinalmente sino en su actitud hacia la sociedad, y en el papel que hadesempeñado en los debates políticos centrales de la actualidad. Al igual que De-wey, el pensamiento de Haberrnas está dominado por la cuestión de «¿Qué tipo devocabulario y enfoque filosófico fomentarían mejor la libertad humana?» y por laconvicción de que el mundo tecnológico industrial moderno no está en situación de-sesperada sino, por el contrario, es capaz de una continua mejora de sí mismo.

39. Esto es especialmente patente en Estados Unidos y en Gran Bretaña, don-de a menudo se considera que existe cierta afinidad natural entre el filosofar neo-heideggeriano y la política izquierdista.

i LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTICA 45

tos. Pero este tipo de utilidad política residual no es el tipo globalque desearían para los filósofos los marxistas, los radicales post-rnandstas y los neoconservacSores_._Estos consideran la teoría políti-r^ y [a filQinFi'a gpmofigo hindamental porque para ellosjaenelraA,

J 'V ~ r— —*-J- -_ • • ' "—«|"-A * * * —

snnnajgalTdad^situada por debajo de las apariencias del momento^Por el contrario, el deweyano'considera la «realidad» relevante —elsulVimicnio hurnano y la opresión—- como algo que ya se ha hechoglaramgSíH^p^gn'''' p;p fl r-nren riel intento de los dos últimos siglo$por realizar los ideales de la revolución francesa. El deweyano estádispuesto a admitir, a su pesar, que siempre va a haber más varie-dades desufnmiento'yopjresión a denunciar,(por ejemplo, las que so-

vporta el conjuntó de lasjrüujeres). Considera la función de la filoso-fía en su denuncia como una labor continua con la de la literatura y

Ta délas cienciálTsociales. Pero piensa que las sociedades democrá-ticas actuales ya están organizadas alrededor de la necesidad de unacontinua denuncia del sufrimiento y la injusticia, que no se precisauna «crítica radical», sino sólo la atención al detalle. Para él, lalabor del filósofo no es tanto.denunciar los fundamentos falsos o

'corrúptosTle esta"sociedad, sin© contraponer sus rasgos buenos ymalos.

1 En mi opinión, la persistencia en la izquierda de esta noción de«crítica radical» constituye un desafortunado residuo de la concep-ción cientifista de la filosofía. Ni la idea de penetrar hasta una reali-dad situada bajo las apariencias ni la de un fundamento teórico dela política sintonizan con la concepción del lenguaje y de la investi-gación que, según he argumentado, es común a Heidegger y a De-wey. Pues ambas ideas presuponen que algún día llegaremos hastael verdadero, natural y ahistórico núcleo de todo lenguaje y conoci-miento posible. Marx, a pesar de su insistencia en la prioridad de -lapraxis, siguió ambas ideas, y éstas pasaron a ocupar un lugar domi-nante en el marxismo después de que Lenin y Stalin lo convirtieranen una religión de Estado. Pero no hay razón 'alguna para adoptar-las por quienes no están obligados a practicar esta religión.

La moraleja que deseo sacar del relato que he contado es que de-beríamos consumar el rechazo'del cientifismo rnetafiíosófico. Es de-cir, que deberíamos dejar que el debate entre los que consideran lassociedades democráticas actuales en situación desesperada, y losque las consideran nuestra única esperanza, se desarrolle en térmi-nos de los problemas reales que afrontan actualmente estas socie-dades. Si acierto al pensar que la diferencia entre la forma de re-chazar el cientifismo por parte de Heidegger y de Dewey es políticamás que metodológica o metafísica, nos convendría debatir •éxph>'

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y •

46 ENSAYOS SOBRE HEIDEGGER Y OTROS

tamente Jos temas políticos, en vez de utilizar un lenguaje filosóficoexótico.

Creo que, si lo hiciésemos, percibiríamos que es poco probableque la reflexión teórica-nos -sea de utilidad para nuestros problemasactuales. Una vez hemos indicado toda la sofistería autoengañosa, ydenunciado toda la «falsa consciencia», el resultado de nuestros es-fuerzos nos encontrará precisamente dorixltF sospechaban nuestrosabuelos: en -medio de una lucha de poclér enji^los que lo poseen ac-aiaJment^fen nuestra época: 'los Horñ6re.s7íel petróleo de Texas, Qa-

*T5Fo Méxícb, la nomenklatura de Moscú o Bucarest, los generales deIndonesia o de ChiJe|]yjos_que muerea.de hambre obstan aterrorí-zados por su .total. desposesión. Ni el marxismo del síglo-XX, ni ¡a fi-~~To§5ña anahticTrrrria. fjJosoñ^irc^'tm^lanTpbstni e tzschean:i:.han^-_nechoTiada"p(jr~Htlarar este conflicto. No_Eerños creadolnstrurnen-tos conceptuales para actuar polítlcaTrien'te superiores a aqueUqsjíe.'

"que disponían a principios de siglo Dewey o Weber.HyocaoTIIang de la política social gemocrauca — el vocabulario

quePewey y Weber ayudaron a crear—- probablemente no~ ^una ffTáyor sofisticarían por parte de~Tos filósofos (aunque. los eco-nomistas, sócloiogóT^TiIstoriadoréTTTáñ~réaJÍ2ado alguna actuali-^zación útil). N'o existen hechos sobre la opresión económica o la lu-

•~cha dé~cla¿es,ysobre la tecnología moderna, que este vocabularion_o pueda describir y sí pueda hacerlo un vocabulario metafórico

Trn¥F «radjcal». Los horTore§_P-gc.uliares_de estefin de siglo— el in-uñélñ:e]holocl]jstó mcTe^r, perro aneñTejuEcIase de negros dro-

nos Eslad^-Unidos.TÍaTmposiDlIIdad^ses_como Haití y Chad exceptó'mediante una beneficencia masiva

'que los países prósperosson demasiado egoístas para proporcionar,la inque5rantáBI^T^ueh5a de losjricos o iosjTj^ltares soigre ]os_gg- _jjiernosjie Ja mayorparte del jercér mundol deÍKGB sobre el pue-bio ruso y del ejércJtojQyjético sobre una tercera parte^íe Europa^--^no se pueden describir mejor con la ayuda del vocabulario filosóficojnás reciente gue^gn^ljaxaJbjiIajáojutiJizado por nuestros abuelos.Ninguna de las propuesTas~para ponerán a cuaiquleTa de estoü fio-'rrores se ha servido de nuevos recursos: conceptuales: fctuestra_ima-¿n_a^idn_pjojírica_jiaje_ha visto^ ampliada por. Ja.fíJosúfía~de^^grsi-"flo. V eUolTO^e debe a"Ja insignificancia, cobardja o irresponsabilidadde los profesores de filosofía, sino simplemente aj carácter rgcalci^^^,trante_dg la situación en que ha caído la^ especie .h"umana.4I1~^

40. Obviamente este párrafo fue escrito antes de Gorbachov. Poco soñé (o soñóalguien) que un insípido protegido de Andropov se convertiría en ci Abraham Lin-coln de la Europa central y oriental.

LA FILOSOFÍA COMO CIENCIA, COMO METÁFORA Y COMO POLÍTICA 47

Dewey fue afortunado: Su generación puede haber sido la últi-ma que pudo sentirse confiada en un futuro en el que la especie la-brase su destino sin necesidad de los mitos religiosos y cientifistasque la habían confortado en el pasado — un futuro en el que la li-bertad humana se confió a metáforas aún no soñadas, a- vocabula-rios aún no natos. Ante la sombría evolución del siglo, cada vez nosresulta más difícil imaginar la salida de nuestro trance actual haciaun futuro semejante. Pero Dewey también tenía razón. Si algunavez tenemos valor para desechar el modelo cientifista de filosofía sinrecaer en el deseo de santidad (como hizo Heidegger), entonces, porsombríos que sean los tiempos, dejaremos de recurrir a los filósofospara conseguir la-saivación, igual que nuestros ancestros recurrie-ron a los sacerdotes. Recurriremos entonces a los poetas y a los in-

a lasrp'ará~procuíar lalñayor felicidad para el mayornúmero.