Sally Mackenzie - Nobleza Al Desnudo 8 - El Principe Desnudo

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    SSaallllyyMMaaccKKeennzziiee

    NNOOBBLLEEZZAAAALLDDEESSNNUUDDOO,,88

    EEllPPrrnncciippeeDDeessnnuuddoo

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    NDICECaptulo 1 .................................................................................... 3Captulo 2 .................................................................................... 9Captulo 3 .................................................................................. 16Captulo 4 .................................................................................. 24Captulo 5 .................................................................................. 32Captulo 6 .................................................................................. 39Captulo 7 .................................................................................. 48Captulo 8 .................................................................................. 55

    Captulo 9 .................................................................................. 64RESEA BIBLIOGRFICA ......................................................... 71

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    Captulo 1

    Pap, qu diablos es esto?La seorita Jo Atworthy tir el paquete que llevaba sobre el escritorio de su

    padre. l se apresur a cogerlo antes que se golpeara contra la estropeada superficiela caoba.

    Cuidado, Jo! Es una coleccin muy rara de los poemas de Catullus paraLesbia.

    Oh, Dios mo.Jo apret los dientes y cont hasta diez. Otro libro caro, y de poesa lasciva,

    nada menos. Cuntas veces tena que decirle a su padre que no podan permitirsetales extravagancias?

    Le observ mientras desenvolva el libro con reverencia y acariciaba la cubiertade cuero. Daba igual que se lo hubiera dicho mil veces. l nunca oa lo que no queraor.

    Sofoc un pequeo suspiro. No haba nada que hacer. Tendra que decirle alseor Windley que aceptara dar clases de latn a su hijo ms pequeo, un nio de loms travieso. Se desat la cofia y se la quit. Pero en absoluto aceptara al seorWindley, no importaba lo claras que fueran sus alusiones acerca de que estaraencantado de contratarla permanentemente con anillo de boda incluidopara queenseara a su prole y atendiera su hogar, y tal vez incluso procrear un par ms deWindleys idiotas.

    Aunque la condenada verdad era que ese matrimonio solucionara todas susdificultades financieras.

    Arroj la cofia sobre una mullida silla. Meter un poco de sentido de la economaen la cabezota de su padre tambin poda funcionar. En ese momento l estabaexaminando las hojas de su nueva adquisicin, con una sonrisa de pura alegra y

    algo temerosa.Pap, has de dejar de comprar estos libros. No tenemos dinero para pagarlos.l ni siquiera se molest en levantar la mirada.Vamos, Jo, estoy seguro que podemosNo podemos Se meti las manos en los bolsillos para no estrangularle, y los

    dedos se deslizaron por la carta que haba recogido junto con el resto del correo. Unaleteo de emocin la recorri. Haba estado esperando esa carta durante toda lasemana. Cuando por fin la haba recibido, con su direccin escrita con la familiarletra negra, su primer instinto haba sido cogerla a toda prisa, irse a su habitacin,

    acurrucarse en su silla favorita y leerla en la intimidad pero el maldito paquete desu padre haba conseguido que se olvidara de la carta.

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    Pas un dedo por el papel. Se habra divertido su prncipe londinense con suscomentarios sobre Virgilio? Haba estado en ascuas esperando su reaccin. Acasol?

    Sac las manos de los bolsillos. Era tan irreflexiva como su padre. Peor. Los

    libros de su padre eran reales, pero ella haba creado a su prncipe del aire. Lehaba enviado la primera carta a travs del editor de l, firmando slo con lasiniciales para ocultar el hecho de que era mujer. Estaba segura de que nunca lecontestara, pero cuando lo hizo

    Reprimi el estremecimiento de excitacin que todava senta cada vez que lopensaba. Carta tras carta, frase tras frase, palabra tras palabra, haba ido creando laimagen de un hombre perfecto, atractivo, honorable, fuerte, inteligente, amable yvaliente.

    Era una tonta. Por Dios, si no saba nada de l, ni siquiera su nombre. Sin

    importar lo ingeniosas o profundas que fueran sus cartas, un hombre que escribaartculos en la Classical Gazette con el seudnimo Un caballero y que firmaba suscartas con la letra K era probablemente un catedrtico ya anciano. Deberapreguntarle sobre su gota y no imaginndoselo montando en un caballo blanco yyendo a rescatarla de su aburrida vida. Mir a su padre con el ceo fruncido.

    Tal vez te gustara darle clases a WindleyLa interrumpieron unos golpes inesperados.Vaya, no llaman a la puerta? Su padre apret con fuerza contra el pecho

    su precioso Catullus y mir por encima de su hombro con una expresin de alivio enla cara bastante evidente.

    No iba a dejarlo escapar. Cada vez que intentaba obligarlo a afrontar la terriblesituacin financiera en la que estaban, l encontraba la manera de eludir laconversacin.

    Pap, heLos golpes sonaron con ms fuerza.Lo ves? No lo oyes? Alguien est llamando a la puerta.Yo no Maldicin, el visitante no iba a rendirse. El tipo iba a hacer un

    agujero en la puerta. Mir a su padre con la expresin ms furiosa que pudo .Reanudaremos esta conversacin tan pronto como averige quin es.

    Su padre pareca condenadamente inocente.Ir contigo.Ni se te ocurra escabullirte y desaparecer. Vamos a mantener esa

    conversacin.Jo, me ofendes El hombre intent parecer dolido, pero fall. Ve a ver

    quin llama.Ya voy Se dirigi con paso majestuoso hacia la puerta y la abri. Un lacayo

    de mirada arrogante, vestido con la librea negra y gris del barn Greyham, estaba depie en el umbral, con la mano levantada, dispuesto a volver a llamar.

    La mir de arriba a abajo, y luego inspir, dejando claro que no aprobaba lo quevea.

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    Ella apret los puos para evitar arreglarse el pelo o alisarse la falda.S?Tengo una invitacin para la seorita Josephine Atworthy de su seora, el

    barn Greyham Si el hombre alzaba un poco ms la nariz, se caera hacia atrs.

    Yo soy la seorita Atworthy.El lacayo pareci acobardarse.Ahora le tocaba a ella alzar la nariz. Y qu si no pareca la prima del barn?,

    bueno, probablemente pareca su pariente pobre. El vestido estaba algo usado, pero,maldicin, todava serva. No tena tiempo, o dinero, para seguir los absurdosdictados de la moda.

    El criado mir a algn lugar por encima de su cabeza.Lord Greyham le enva sus respetos, seorita Atworthy, y solicita el placer de

    su compaa en una reunin que organiza en honor al da de San Valentn le

    tendi un papel de pergamino.Ella clav los ojos en el papel como si se tratara de una serpiente. El BarnPerverso la invitaba a una de sus escandalosas reuniones?

    Debe de haber algn error.El lacayo pareca pensar lo mismo, pero con algo de esfuerzo se abstuvo de

    decirlo.Si es usted la seorita Atworthy, no hay ningn error.Le tendi de nuevo el papel. Ella pens en volver a rechazarlo, pero parecera

    algo tonto, y tena que admitir que senta curiosidad. Lo cogi.Por supuesto que es la seorita Atworthy dijo su padre. Quin ms

    puede ser, Helena de Troya?El lacayo no era un erudito de los clsicos.Lord Greyham no menciono a ninguna seorita Troya.

    Jo ley atentamente la invitacin.Lady Greyham dice que una de sus invitadas no ir porque en el ltimo

    momento ha cogido una infeccin de garganta; me necesitan para completar elnmero de invitados.

    Ya veo Su padre, intentando sin xito esconder una sonrisa, se encogi dehombros. En ese caso ser mejor que vayas a hacer el equipaje.

    Jo arrug la nota.No voy a ir. En qu ests pensando para animarme a qu vaya?Su padre le acarici el brazo.No te preocupes. Estar bien solo.Ella apret los dientes.No tengo ninguna duda que estars tan contento como unas castauelas,

    pero deberas saber que no puedo asistir a una de las fiestas de lord Greyham. Mireputacin nunca lo superara.

    Su padre se ri.

    Qu disparate! Todo el mundo sabe que eres demasiado estirada paraparticipar en algo que sea remotamente impropio.

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    mesa hasta hace poco, le podra dar un buen golpe en la cabeza con l.Antes hara la calle que casarme con ese zopenco.Bueno, si ests considerando dedicarte a eso, no veo por qu no quieres

    asistir a la fiesta en casa de Greyham. Al menos all no habr prostitutas Su padre

    hizo una pausa. Es decir, no creo que las haya.Estaba claro que la obsesin de su padre por la poesa clsica ertica le habareblandecido el cerebro.

    No puedo ir a esa fiesta. La seora Johnson dice que todas las reuniones deGreyham incluyen orgas.

    De veras? Una extraa expresin ilumin los ojos de su padre.Pap! No te escandalizas?Er, s, claro Entonces porque haba sonado tan apesadumbrado?. La

    verdad considero muy improbable que Greyham sea el anfitrin de algo tan excitante

    como una orga. Y t no puedes basarte en lo que diga Minerva Johnson. Esa mujercree que un apretn de manos que dura ms de un segundo es el principio de unaseduccin resopl l. Sinceramente, no me sorprendera enterarme de que nuncaha existido un seor Johnson. No me puedo imaginar que la mujer alguna vez hayayacido

    Sus ojos se encontraron con los de Jo y se detuvo de golpe. Carraspe ycontinu.

    Basta con decir que no creo que puedas confiar en las especulaciones de laseora Johnson sobre las reuniones del barn Greyham. Pero si ocurre algo de esanaturaleza, puedes retirarte a tu habitacin. Estoy seguro de que ninguno de loshombres invitados intentar tomarse ninguna libertad contigo.

    Las palabras tranquilizadoras de su padre la dejaron muy desanimada.Sea como sea, sigo sin poder ir. He de dar clases para pagar ese dichoso libro

    que has comprado.Mir enfadada el Catullus, y su padre cruz los brazos, deslizando el libro bajo

    la chaqueta.Yo dar las lecciones.El lacayo volvi a llamar a la puerta.Su padre se rasc la nariz y la mir de reojo con expresin especulativa.

    Ya sabes que el viejo barn me pidi que le prestara una copia muy rara deOvidio y nunca me la ha devuelto. Si la encontraras, podramos venderla por una

    buena suma.Ja! Como si alguna vez fueras a vender un libro raro Por qu su padre no

    la miraba a los ojos? Estaba escondiendo algo.Aunque si de verdad hubiera un libro raro de Ovidio en la biblioteca del

    barn Su padre no lo vendera, pero ella s. Cualquier ingreso adicional mejorarasu situacin financiera.

    Cmo lo reconocer?

    Una sonrisita triunfante asom a los labios de su padre. Maldicin. Esa mentetortuosa estaba maquinando algo, pero a ella no se le ocurra el qu.

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    La encuadernacin es de un rojo muy vivo con letras grandes y doradas.Estoy seguro de que prcticamente te saltar a las manos.

    Todos sus instintos le decan que su padre le estaba tendiendo una trampa,pero, cul era el objetivo? Supuso que lo nico que quera era tener unos das de

    soledad para disfrutar del maldito Catullus.No s. CreoEl lacayo golpe la puerta una vez ms.Venga, Jo. El criado del barn est ansioso por or tu decisin. Le digo que

    has ido a recoger algunas cosas y que estars con l en un momento?Bueno No poda creerse que estuviera pensando en asistir. De verdad

    dars t las clases?S.A los cinco Windley y tal vez al sexto? Le dije al seor Windley que no

    aceptara al ms pequeo, pero tu ltima compra Volvi a dirigir una miradafuriosa al Catullus, y su padre se lo puso a la espalda, creo que debera aceptardarle lecciones tambin a l.

    Djamelos a m. Ya he tratado con nios estpidos antes.Librarse de los Windley durante algunos das era ya, por s misma, una razn lo

    bastante buena para aceptar esa maldita invitacin.No podemos permitirnos hacer enfadar al seor Windley, pap. Si l

    decidiera llevar a sus hijos a clase a otra parte, estaramos en la ruina.Su padre se encogi de hombros.Adnde iba a llevarlos? Adems, te ha echado el ojo para que seas la

    siguiente seora Windley. Me soportar un par de das, te lo aseguro.BuenoVenga, Jo. Necesitas en tu vida una pequea aventura.Por desgracia, eso era muy cierto.Oh, est bien. Ir.Esplndido!Por qu el placer en la voz de su padre le son como el chasquido de una

    trampa cerrndose?

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    arruinar.sa era la cuestin. Cmo iba a atrapar Mara a Stephen?No s cmo lo har, pero te juro que est planeando algo. Seguro que ha

    tejido toda una red para atraparte con lady Greyham.

    Y qu? Stephen le dio un golpecito amistoso a Damian. Te preocupasdemasiado.Y t no te preocupas lo suficiente Sin embargo, eso no era del todo cierto.

    Stephen no era descuidado. No tendra tanto xito en su bsqueda de especmenesbotnicos singulares si lo fuera. Pero pareca que bordeaba la imprudencia desde queen otoo haba vuelto de su ltima expedicin. Haba estado bebiendo ms. Ademssola empezar a planear su siguiente viaje casi en el momento en que pisaba sueloingls, pero ya haba llegado febrero y Damian slo haba odo vagas alusiones sobrerealizar otra expedicin.

    Quiz el extrao comportamiento de Stephen tena algo que ver con elmatrimonio de su hermano mayor y su inminente paternidad. Quiz fuera porque seacercaba su trigsimo cumpleaos. Fuera cual fuese la causa, era inquietante. Algoque haba preocupado a Damian hasta el punto de dejar su confortable estudio y latraduccin de una de las stiras de Juvenal en la que estaba inmerso actualmentepara ir a esa condenada fiesta de varios das y vigilar a Stephen.

    El carruaje gir y se adentr en el camino de entrada. Stephen se inclin haciaadelante para darle un golpecito a Damian en la rodilla.

    Te preocupas demasiado. Yo soy el maldito Rey de Corazones, verdad? Novan a atraparme sin que me d cuenta.

    Damian se encogi de hombros. No servira de nada seguir discutiendo.Stephen no escuchaba y Damian no le poda culpar. Hasta que tuviera algo ms quepresentimientos, lo mejor que poda hacer era morderse la lengua y tener los ojos

    bien abiertos.Stephen se recost.Lo que es gracioso de verdad es que he estado preocupado por ti.Por m? Damian frunci el ceo. Por qu?Porque te has convertido en un verdadero ermitao, por eso. Antes solas

    participar en todas las juergas y fiestas, jugando, bebiendo y yendo de putas igual o

    ms que yo. A fin de cuentas fuiste coronado como el Prncipe de Corazones.Un apodo que odio tanto como odias t el tuyo.S, pero ahora te llaman Hermano Damian, el monje.Qu ridculo.De verdad? Me adviertes sobre Mara, pero, cundo fue la ltima vez que te

    acostaste con una mujer?Eso no es de tu incumbencia Damian not cmo se sonrojaba y se gir para

    mirar por la ventanilla. Dnde diablos estaba la condenada puerta de Greyham?Puedes incluso recordar cundo fue la ltima vez?

    Damian mantuvo los ojos clavados en el paisaje. A Dios gracias que el carruajereduca la marcha por fin y l podra evitar aquella inquisicin.

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    He estado ocupado. La traduccin en la que estoy trabajando es muycomplicada.

    Se tema que vera a Stephen boquiabierto si se atreviera a mirar en sudireccin.

    Una traduccin complicada dijo Stephen. Gran Dios Se estir y agarrel hombro de Damian. Afrntalo, hombre. Cuando un revoltijo de cartas escritaspor algn romano muerto es ms interesante que meterse entre las sbanas con unamujer caliente y alegre es que necesitas ayuda.

    YoStephen alz una mano.No digas ms. Estoy seguro que esta fiesta es exactamente lo que necesitas

    para curarte la melancola.No estoy melanclico.

    Desde luego que lo ests si no recuerdas la ltima vez que practicastecualquier deporte relacionado con la cama. Pero no te preocupes. Greyham seguroque te empareja con alguna muchacha agradable sin muchos principios. Disfrtala,Damian. Maana es el da de San Valentn y el da siguiente Lupercales. Son daspara el amor o la lujuria Stephen sonri ampliamente cuando el carruaje sedetuvo. Yo, desde luego, tengo intencin de divertirme al mximo con Mara.

    Eso es lo que me da miedo refunfu Damian cuando Stephen salt fueradel carruaje.

    Damian baj con ms calma, detenindose para hablar con su cochero, cuandoun carruaje se detuvo a su lado, bloquendole el paso a la puerta de la casa. Qugrosera, aunque quizs el conductor crea que Stephen era el nico ocupante delcarruaje. Se gir para mirar al hombre y contuvo una sonrisa.

    El tipo uno de los lacayos de Greyhampareca abrumado, como si huyerade las Furias. O quizs le haban condenado a escoltar a una de las desagradableshermanas. Desde luego la mujer que iba sentada a su lado pareca una diosa de lavenganza. El sombrero viejo y bastante feo esconda su pelo con tanto xito que l eraincapaz de adivinar su color o si en efecto era una masa de serpientesretorcindosepero las cejas, bastante densas, eran de un castao dorado. En esosmomentos estaban fruncidas, unindose sobre la nariz como muestra de un carcter

    fuerte, y los labios generosos estaban apretados con fuerza como si acabara demorder un limn.

    No era hermosa, con aquella nariz demasiado larga y una barbilla demasiadoafilada, y tambin pareca ser demasiado alta y delgada, pero a pesar de ello le atrajocomo un imn. Sus ojos, incluso llenos de enojo, eran irresistibles. Tenan el mismocolor marrn dorado de las cejas y eran grandes y rodeados de unas pestaas muylargas. Quin era?

    La ropa usada y anticuada la sealaba como la criada de alguien, aunque suconducta desmenta esa teora. Pero no se pareca en nada a Mara Noughton y a las

    de su clase. No poda ser una invitada.El lacayo cuyo trabajo deba ser ayudar a las seora que llegaban a apearse fue,

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    al parecer, de la misma opinin, ya que se qued en el prtico, protegindose delviento fro de febrero tras uno de los pilares.

    Jem! El cochero intent llamarle, pero el viento se llev las palabras.Bien, Damian la ayudara. A l no le importaba si ella era una duquesa o un

    ama de cra. Era una mujer y necesitara ayuda para bajar, as que rode el cochepara acercarse al lado del pasajero.La mujer solt un sonido corto y enfadado.Puedo bajar yo sola le dijo al conductor y empez a poner en prctica sus

    palabras.Seorita Atworthy, por favorTodo ocurri en un momento. El conductor, distrado por la pasajera, dej caer

    las manos. La jaca, que ya empezaba a temblar por el viento, tom eso como unainvitacin para salir disparada hacia el calor del granero. La seorita Atworthy,

    recogindose las faldas y levantndose para bajar, se tambale hacia atrs cuando elcoche avanz dando tumbos. Las manos se agitaron en el aire y dio un grito al caerpor el costado del carruaje.

    Damian dio un salto hacia delante para agarrarla. Una nube de faldasfemeninas y de curvas cay a plomo en sus brazos.

    Ough! l se tambale hacia atrs pero logr mantenerse en pie y agarrar ala seorita Atworthy. Ella no era precisamente un peso pluma, y no estaba tandelgada como haba credo, o al menos no lo estaba en los sitios importantes. Sutrasero y sus pechos estaban adecuadamente dotados.

    Ella lo mir, desorientada por el cambio brusco de altitud. Estaban tan cercaque l se dio cuenta que los ojos parecan tener motas doradas e incluso pinceladasde verde en las profundidades. Los rizos castao dorados, liberados del sombrero, lecayeron sobre la frente. l inspir su aroma a limn, limpio y frescoy se le subia la cabeza como un brandy en un estmago vaco. Se haba emborrachado al sentirlay olerla, y como un borracho, actu por impulso. Inclin la cabeza y la bes en la

    boca.La seorita Atworthy se puso rgida, y l pens por un momento que lo

    apartara de un empujn, pero entonces ella se relaj, as que Damian dej que sulengua fuera donde deseaba, dentro de la clida boca femenina.

    Su sabor era tan dulce, tan lleno de promesasStephen tena razn. Haba pasado demasiado tiempo desde que haba estado

    con una mujer. Despus de todo puede que s se divirtiera en esa condenada fiestacuando no estuviera vigilando a Stephen, por supuesto.

    La lengua de ella acarici tentativamente la de Damian.O tal vez, l dejara que Stephen se fuera al infierno con Mara. Tena cosas ms

    interesantes en las que concentrarse. Absorbi su calor, su dulzura embriagadora, lamezcla enloquecedora de inocencia y deseo.

    Se perdi en ella hasta que su cuerpo protest. Su miembro le dola, pero

    tambin la espalda. Estar de pie nunca haba sido su posicin preferida para hacer elamor, y la seorita Atworthy pesaba demasiado para sostenerla durante un periodo

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    largo de tiempo. No ganara puntos ante ella si la dejaba caer de culo, un culoencantador, por cierto.

    Fue suavizando el beso y alz la cabeza. Ella parpade y lo mir con los ojosllenos de asombro y algo desconcertada. Poco a poco fue subiendo la mano hasta

    tocarse los labios con un dedo. l le dirigi una sonrisa, que esperaba que fueratranquilizadora, mientras dejaba que sus piernas se deslizaran hacia abajo, haciendoque le rozara por todo el cuerpo durante el proceso y manteniendo el brazoalrededor de la espalda. Desde luego, la sensacin era deliciosa.

    Damian sonri ampliamente.Son rizos, no serpientes.Qu?Ella frunci el ceo cuando sus pies tocaron el suelo.Su cabello Le apart un rizo que se le haba cado sobre la frente, el cual

    volvi a caer como si tuviera vida propia. Se pareca usted a una de las Furiascuando estaba sentada en el coche junto al pobre lacayo.No es verdad.S es verdad. Tena el ceo fruncido, igual que ahora.El ceo fruncido se frunci an ms, y luego, al parecer, record que l an

    tena un brazo a su alrededor. Se ruboriz, se apart de un salto, y se pis eldobladillo de la falda con el taln.

    l tendi las manos para estabilizarla.Cuidado.Seorita Atworthy le llam el conductor, mientras se acercaba corriendo,

    habiendo ya controlado la jaca y dejado las riendas en manos de Jem . Est ustedbien?

    S, gracias, pero si no hubiera sido por el seor Ella frunci el ceo otravez; la mujer pasaba demasiado tiempo con el ceo fruncido. Me temo que no s sunombre, seor.

    Damian Weston dijo l, inclinando la cabeza. Conde de Kenderly Miral lacayo. Yo me quedar con la seorita Atworthy; lleve sus cosas a su habitacin,por favor.

    S, milord.

    l le ofreci a la seorita Atworthy el brazo, que ella cogi con algo de cautela.Qu raro. La mujer no era ninguna jovencita, y despus del beso, no dira que fueratmida

    No, eso no era exacto. El beso haba sido ardiente, pero inexperto; no haba sidoel beso de una coqueta experimentada. Y con el apellido Atworthy

    Acaso es usted la hija de Josiah Atworthy?Ella se tens.S, lo soy.Por qu diablos pareca, de repente, tan cautelosa? Sonri para tranquilizarla.

    Espero visitar a su padre mientras estoy por esta zona. l y mi padre fueroncompaeros de clase en Oxford. De hecho, mi padre sola decir que tena que ajustar

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    cuentas con el de usted.S? La seorita Atworthy, mir hacia delante con expresin glacial. Era

    difcil creer que haca un momento la haba estado besando. No recuerdo haberodo a mi padre hablar del de usted.

    No? Pues mi padre afirmaba que el suyo le pidi prestada una copia rarade se call por un momento; mejor no ser demasiado especfico los poemasde Ovidio y se le olvid devolverla.

    Los dedos de ella se tensaron en su brazo a la vez que le ech una miradarpida y cortante antes de volver a mirar el prtico de la casa.

    Eso resulta muy extrao. Me pregunto por qu su padre nunca intentorecuperarla si era tan valiosa.

    La muchacha pensaba que estaba intentando engaarla?Oh, dudo que fuera valiosa.

    Ella le ech otra mirada.Si es rara, debe de ser valiosa.No necesariamente. Un perro de tres piernas es raro pero no valioso.Un libro no es un perro de tres piernas.Cierto Damian se encogi de hombros. Lo nico que s es que a mi

    padre, la situacin le pareca ms divertida que otra cosa. Sin embargo, nunca lepregunt sobre ello. Tal vez se lo pregunte a su padre. Nunca le ha hablado de estetema?

    N-no.Y por qu pareca ahora la seorita Atworthy tan culpable?Quiz no crey que el tema fuera conveniente para sus sensibles odos.Ella dej escapar un sonido parecido a un gorjeo.Crame, mi padre no se detiene a pensar en mis sensibilidades.Me parece que no es usted justa con l. He comprobado que es mucho ms

    perspicaz de lo que pensaba, sobre todo despus de or las historias de mi padre.La seorita Atworthy se detuvo en seco y clav los ojos en l.Est usted seguro de que est hablando de mi padre?l se ri.Bueno, me cost un poco descifrar quin era J.A.

    El rostro femenino se qued blanco al mismo tiempo que pareca tenerdificultades para respirar.

    J.A.?Josiah Atworthy Es que la mujer era tonta de capirote?Ah Ella todava tena los ojos clavados en l con la boca algo entreabierta y

    una expresin aterrorizada en los ojos.Su padre me escribi el ao pasado para comentar uno de mis artculos en la

    Classical Gazette, y empezamos una correspondencia dijo frunciendo el ceo.Desde luego, la mujer pareca a punto de desmayarse, as que le apart la mano para

    sujetarla por el codo. Dgame, se encuentra mal?Estoy b-bien Carraspe. Puede decirme? Ya s que es una pregunta

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    tonta, pero tengo curiosidad Cmo firma las cartas que le enva a mi padre?Con mi inicial Todava tena muy mal color, aunque la respuesta pareci

    tranquilizarla.Oh. W de Weston, supongo?

    No, K de Kenderly.Ah Sus labios temblaron con una sonrisa, luego los ojos se le pusieron enblanco y cay desmayada en sus brazos.

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    Captulo 3

    Si se pudiera morir de vergenza, Jo hubiera expirado en el camino de entradade lord Greyham.

    Se qued mirando el dosel de la cama de uno de los cuartos del lord. No habasido capaz de evitar la humillacin; ni siquiera haba sido capaz de tener un desmayode sos que te hacen perder el sentido. Oh, no. Haba recobrado el sentido absolutamente todos los sentidoscasi enseguida y haba sido consciente de comolos criados e invitados la miraban y murmuraban sobre ella mientras el conde deKenderly la llevaba arriba y la dejaba en este dormitorio tan confortable.

    Jo se cubri la cara con las manos. S, haba sido consciente de los espectadores,pero haba sido an ms consciente de la fuerza de los brazos de lord Kenderly, de lafuerza y anchura de su pecho, de la solidez del hombro en el que apoyaba la cabeza,de la lnea firme de la mandbula con apenas una sombra de barba incipientecontrastando con el pauelo blanco como la nieve, del azul oscuro de sus ojosCuando haba escondido la cara en su abrigo para esconderse de toda la gente que lacontemplaba, haba aspirado su olor, una mezcla de lino limpio, agua de colonia,

    jabn y hombre.Y cuando l la haba dejado en la camaSe mordi el labio para sofocar un gemido.Dios santo, haba querido arrastrarlo a la cama con ella. Le haba rodeado con

    fuerza el cuello con las manos, aferrndose a l durante un momento demasiadolargo. El hombre haba tenido que abrirle los dedos para liberarse.

    El siguiente gemido no qued amortiguado. Se dio la vuelta y escondi la caraen la almohada.

    El prncipe que haba creado del aire se haba materializado en su vida, y eramucho ms perfecto de lo que hubiera podido imaginarse. Esta noche, sus sueos

    seran mucho ms detallados que nunca.Y la haba besado. Cielos! Su primer beso. Al principio casi se haba quedado

    demasiado impresionada y desorientada para apreciarlo. De verdad le haba metidola lengua en la boca? Debera haber sido asqueroso, pero no lo haba sido enabsoluto.

    Y luego ella haba intentado devolverle el beso. Seguro que l haba pensadoque era un marimacho o algo peor. Y si l?

    Seorita Jo.Ay! Se dio la vuelta y se sent con tanta rapidez que la cabeza le dio

    vueltas, se apret la frente con los dedos y mir parpadeando a la muchacha bajita yredonda que haba entrado en la habitacin. Ah, Becky, me has dado un susto.

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    Qu haces aqu?Becky la mir como si de repente le hubieran salido dos cabezas.Trabajo aqu, usted ya lo saba.Claro que lo saba. Becky era uno o dos aos ms joven que ella y haba crecido

    en aquellas tierras y solan jugar juntas de pequeas.S, s, lo que quiero decir es qu haces en esta habitacin.La seora Stutts me ha ordenado que subiera. Ha dicho que usted necesitara

    mi ayuda.Oh La seora Stutts, una mujer severa de cabello gris, era el ama de llaves

    de los Greyham. Eso ha sido muy amable de su parte, pero, para qu iba anecesitar tu ayuda?

    Para su ropa y su cabello Era obvio que Becky se esforzaba por no alzar losojos al cielo.

    Jo la mir durante un momento, asombrada, y luego se ech a rer.Sabes que en casa me las arreglo yo sola.Becky le dirigi una larga mirada.Perdone, seorita Jo, pero tiene que dejar que la ayude. Todos los dems

    invitados son de Londres. No querr usted parecer un ratn de campo, verdad?Y a m que me importa si todos esos bobos me miran por encima del

    hombro? Jo se levant de la cama y se alis la ropa.Oh, acabar importndole. Les he visto hacerlo antes. Las muchachas pobres

    que caen en las garras de esas fieras, acaban llorando.Bien, pues yo estoy hecha de una pasta ms dura Ella no era ninguna

    delicada y joven debutante, y no se preocupaba por algo tan superficial como laapariencia personal. Era la inteligencia de una persona lo que importaba.

    La imagen de cierto caballero uno alto, ancho de espaldas, de cabello oscuro yojos azulesse materializ en su mente.

    De acuerdo, no haca ningn mal si un hombre inteligente era tambinatractivo, pero no era importante. Nunca le habra dedicado una segunda mirada alord Kenderly si hubiera tenido la agudeza mental de una col.

    Bueno, quizs le hubiera dedicado una segunda mirada.Una mujer tendra que ser ciega para no ver que el hombre era tan atractivo

    como el pecado.Y tambin besaba como el pecado, y no es que ella tuviera alguna experiencia

    en la materia. De todos modos, estaba claro que l le haba hecho tener ganas depecar. Los pechos y el vientre ms abajo del vientre, a decir verdad los habasentido muy, muy raros. Ella

    Ella era tan insensata como un caballo desbocado, y si no frenaba de inmediato,se vera metida en un buen lo. S, el hombre era muy guapo; s, era inteligente. Perotambin deba de ser un calavera. Estaba en esta fiesta tan inmoral, verdad? Y paral, ella era una completa desconocida, pero la haba besado de esa forma tan ntima.

    Eran, desde luego, las acciones de un calavera.Se ruboriz. Ella tampoco saba quin era l cuando le haba besado.

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    La seora Stutts me ha dicho que le comunique que los invitados se renenen el saln azul antes de la comida estaba diciendo Becky. Voy a ayudarla acambiarse Becky mir alrededor. Dnde est su bal? Espero que podamosencontrar un vestido que no est demasiado arrugado.

    Bal? Todo su armario no llegara a llenar un bal.No he trado mucha ropa.Los ojos de Becky se fijaron en la maleta de Jo.Quiere decir que lo que hay en esa maletita es todo lo que tiene?Ambas se quedaron mirando la maleta que haba en la esquina, donde el lacayo

    deba haberla dejado. En casa haba parecido enorme, pero ahora, en este dormitoriotan grande

    S. Ya sabes que no me siento muy inclinada hacia los vestidos de noche. Soyprofesora de latn. Mis estudiantes acuden a m para aprender las declinaciones, no a

    estudiar las ltimas tendencias.Becky solt un bufido.Tal vez prestaran ms atencin a sus estudios si no tuvieran que verla con

    esos vestidos tan desaliados que usa.Vestidos desaliados? Debera sentirse insultada, pero en el entorno opulento

    de Greyham Manor, se temi que Becky tuviera razn. Seguro que a esos demoniosWindley no les interesaban lo ms mnimo ni Cicern ni Virgilio.

    Mis vestidos sirven perfectamente.Becky se limit a soltar un expresivo bufido y empez a desabrocharle el

    vestido a Jo.No va a poder pasar estos das de fiesta con tan poca ropa.

    Jo suspir y dej que Becky la ayudara.A menos que seas un mago, tendr que hacerlo, verdad?Becky observ otra vez el escaso equipaje de Jo y se mordi el labio.Djeme ver lo que puedo hacer. Creo que la hermana de lord Greyham es

    ms o menos de su tamao. Al menos todo el mundo ha dicho siempre que eragigante.

    Es que Becky estaba decidida a insultarla a la menor oportunidad? No eraculpa suya que la mayor parte de las mujeres de los alrededores fueran enanas y la

    mayor parte de los hombres tambin.No soy gigante. Slo soy ms alta que la media.Lord Kenderly no era un enano. Deba de medir ms de un metro ochenta, los

    ojos le haban quedado a nivel de su boca. Mmm, su bocaElla no tena ningn derecho de pensar en su altura o su boca.El hombre era un calavera sin principios, como todos los hombres invitados por

    lord Greyham.Becky la estaba mirando con las cejas levantadas, diciendo con toda claridad

    sin pronunciar una palabraque Jo estaba actuando como una tonta integral.

    Y Rosalind se cas y se fue hace diez aos continu Jo. Incluso yo s quecualquier vestido que dejara sera bastante anticuado.

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    Cierto, pero yo soy muy habilidosa con la aguja Becky fue a abrir la maletay sac el traje de noche de Jo. Lo sacudi y lo mir, dubitativa.

    ste es su mejor vestido?S La verdad es que el pobre vestido pareca un poco deslucido.

    A la porra con todo, ya saba ella que debera haber rechazado la invitacin aacudir a esa fiesta tan escandalosa, aunque no haba esperado que su ropa, al igualque su reputacin, quedara por los suelos.

    Al menos no est demasiado arrugado Becky frunci el ceo. Yo no diraque este tono rosado le siente bien.

    Es elegante dijo Jo, le quit a Becky el estpido vestido, se lo puso encima yse mir al espejo.

    Se le haba olvidado, que la haca parecer muy plida, como si estuviera tsica.Lo haba comprado porque la seora Wiggins, la modista del pueblo, haba

    comprado demasiada tela para otro encargo y estuvo dispuesta a hacerle a ella unvestido de noche por casi nada.No tengo ocasin de llevarlo muy a menudo Jo apart la mirada del

    espejo. Cumple su funcin.Qu funcin? Que los caballeros tengan pesadillas?Oh, vamos, Becky Jo frunci el ceo. se era el problema de haber crecido

    en la zona; los criados no se privaban de dar su opinin. Tengo veintiocho aos.Estoy segura que no aparezco en los sueos de ningn caballero.

    Becky la mir con expresin furiosa.Es mujer, eso es suficiente para la mayora de los hombres Dio un paso

    atrs y observ a Jo de arriba a abajo. Y su figura no es mala o no lo sera si nollevara ese vestido tan feo. Incluso podra ser bonita, si se esforzara un poco. Venga asentarse al tocador, e intentar poner algn orden en su cabello.

    Jo se sent y observ como Becky le cepillaba los rizos rebeldes. Le gustara serbonita, slo durante los das que durara la fiesta. Le gustara aparecer en los sueosde lord Kenderly

    No. No deba olvidar que era un calavera. Se haba engaado a s misma porculpa de las cartas; por lo visto los estudiosos podan ser tan escandalosos comocualquier otro hombre.

    No tengo ninguna falsa idea de por qu estoy aqu. Soy slo un familiarpobre, invitado para completar el nmero de asistentes.

    S, y nunca ser nada ms si contina pensando de esa manera.Jo apret los labios. No haba ninguna razn para seguir discutiendo sobre el

    tema. Becky eraAy!Becky usaba el cepillo con demasiado entusiasmo. Sus esfuerzos por desenredar

    un nudo bastante complicado hicieron que a Jo se le saltaran las lgrimas.Ya est. Al menos ya no parece que la han arrastrado hasta detrs de un

    arbusto.Gracias. No sabes lo contenta que estoy que me hayas dejado algunos

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    cabellos en la cabeza.De nada. He tenido que dejar a unas cuantas fieras abajo despedazndose, no

    sabe usted de qu forma.Jo alz la barbilla, le orden a su estmago que dejara de dar saltos en todas

    direcciones como un ratn atrapado en el fondo de una jarra vaca, y se dirigi haciala puerta.No le tengo miedo a ninguna fiera londinense.Sali al pasillo y cerr la puerta detrs de ella, pero no lo bastante rpido para

    perderse las ltimas palabras que mascull Becky.Pues debera tenerlo.

    Quin era la amazona que llevabas en brazos, Damian? Stephen bebi un

    sorbo de Madeira.La seorita Atworthy. Su padre es un latinista y uno de los compaeros declase de mi padre en Oxford Damian examin la habitacin. La seorita Atworthyan no haba hecho acto de presencia. Se habra recobrado ya del desmayo?Esperaba que s. No poda acercarse a su cuarto y comprobarlo, bueno, quizs en estaescandalosa fiesta s.

    Los invitados all reunidos era un surtido extrao de gente poco recomendable.El seor Roger Dellingcourt, el heredero del vizconde Sheldon, con muy malareputacin, se estaba riendo bastante fuerte de algo que haba dicho el barnBenedict Wapley. Como lord Wapley no era considerado un bromista, era muyposible que el bueno de Dellingcourt le estuviera dando al brandy de Greyhamdesde bastante temprano. Sir Humphrey Edgert, baronet; el seor Arthur Maiden ,un apellido bastante desafortunado, y el seor Percy Felton, uno de los muchos hijosdel conde Brent, que estaba repantigado al lado de la chimenea y, bueno soltandorisitas tontas, no haba otra palabra para definirlas.

    Las mujeres no eran mucho mejores que los hombres. Mara Noughton estabasentada junto a lady Blanche Chutley, susurrndole al odo, seguro que intentandoobligarla a apartar con engaos a Damian de Stephen para que Mara pudiera llevara cabo su nefasto plan matrimonial sin impedimentos. rsula Handley y Sophia

    Petwell, ambas viudas en teora aunque ningn miembro de la sociedad hubieraconocido a sus, probablemente, maridos imaginarios, estaban de pie junto a lapuerta, hablando con lord y lady Greyham. Y para finalizar con los invitados allreunidos estaban la muy atractiva seora Butterwick y lady Imogen Silven, hija delady Mardale y, segn los rumores, de uno de sus lacayos.

    Ah dijo Stephen. Entonces ya conocas de antes a la seorita Atworthy?No, la he visto hoy por primera vez Damian sonri. Ella haba parecido tan

    feroz y llena de pasin. La sonrisa se le hizo ms amplia. Estaba llena de pasin. Nohaba podido apartar el beso de su mente.

    Ja! Maldicin y mil veces maldicin, Stephen casi estabavanaglorindose. Pero ests deseando verla otra vez, verdad? Verla, tocarla y

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    otras cosas.Damian le dirigi a Stephen una mirada dura.La seorita Atworthy no est disponible para otras cosas.Stephen sonri ampliamente.

    Oh, no pierdas las esperanzas. Te concedo que la mujer no pareca de esaclase, pero quizs en este caso las apariencias sean engaosas. Est aqu, no? Stephen mir a su alrededor y se encogi de hombros. Bueno, en este momento noest aqu, pero s en la fiesta movi las cejas. Te haba dicho que esta reunin tevendra bien.

    No estoy buscando una relacin sexual casual Bueno, no la haba estadobuscando, pero ahora

    No. Sofoc sus impulsos ms bsicos. l era un erudito, estaba acostumbrado avencer las necesidades del cuerpo para lograr metas intelectuales ms nobles.

    Esta vez su cuerpo protest ms que de costumbre.Le dirigi a Stephen una larga mirada.Estoy aqu para asegurarme de que no caigas vctima de las maquinaciones

    de Mara Noughton. Algo en lo que t no ayudas nada, por cierto. Me di cuenta quecorriste a verla tan pronto como bajaste del carruaje.

    Stephen se ri.Escchate, Damian. Ests hablando igual que mi madre, aunque mam no me

    recrimina tanto como t.Damian abri la boca para dejarle bien claro a Stephen lo que pensaba de

    aquella declaracin, pero fue interrumpido por lord Greyham que le dio unapalmada en la espalda.

    Kenderly, Parker-Roth, es un placer veros por aqu.El placer es nuestro, Greyham dijo Stephen.Damian slo le dirigi lo que esperaba que fuera una inclinacin de cabeza

    corts. Todava estaba intentando controlar la ira.Greyham baj el tono de voz y se acerc un paso ms.Quera tener unas palabras contigo, Kenderly, antes de que empiece la

    diversin.Conmigo? Mir a Stephen que pareca igual de desconcertado.

    S. Es sobre Jo.Jo?La seorita Atworthy.Ah Por supuesto que lord Greyham quera averiguar si su invitada haba

    sufrido algn dao, aunque era ms lgico que el hombre, o mejor su esposa, subieray hablara directamente con la seorita Atworthy. Estoy encantado de haber podidosalvarla de lo que ha estado a punto de ser un accidente muy serio.

    Er, s dijo Greyham. Me alegro que hayas podido ser de ayuda. No megustara que Jo resultara herida, por supuesto.

    Por supuesto Damian esper. Lord Greyham carraspe y cambi el peso deun pie a otro. Algo ms?

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    El barn se tir del chaleco. El vientre del hombre haba crecidoconsiderablemente en los pocos aos pasados.

    La verdad es que s. Quera decirteTosi. Es algo violento, pero dadatu reputacin, tu reputacin actual, es decir no tu antigua reputacin como el

    Prncipe de Corazones, je, je.Damian y Stephen se le quedaron mirando sin decir palabra.S, bueno, considerando tu reputacin actual, he supuesto que no te

    importara.Lord Greyham sonri. Damian parpade confuso.Importarme el qu?Que Jo sea tu pareja.Un bochornoso ramalazo de lujuria le traspas como un relmpago, yendo a

    parar en el rgano obvio.

    Ah Ahora fue su turno de carraspear. Por qu iba a importarme?Bueno, la verdad es que invitamos a Henrietta Helton para que fuera tu, er,enamorada. Es una viuda experimentada y habra sido muy Greyham le guiun ojo complaciente. Pero ha cado enferma en el ltimo momento. Literalmente.Cuando me he enterado, ya no ha sido posible invitar a una sustituta adecuada. Laviuda Bellingham, que a veces viene a nuestras fiestas, est en Manchester visitandoa su hija, y ninguna de las otras damas adultas de esta zona se dignara jams a pisarnuestra casa. Son un puado repelente de puritanas remilgadas; levantan suscondenadas narices arrogantes cuando nos ven Greyham se encogi de hombros. Mi nica opcin ha sido Jo. Su padre es un primo lejano y viven en la finca.

    Entiendo. Y la seorita Atworthy no comparte el prejuicio local contravuestras fiestas? pregunt Damian. Ella le haba parecido un poco puritana con susropas anticuadas y la expresin severa, cuando haba llegado en aquel carruaje, perono lo haba sido al tocarla o saborearlacuando la haba tenido en sus brazos.

    Oh, es probable que lo sea. Tuve la precaucin de preguntarle a su padreantes de enviar la invitacin. l dijo que crea que podra convencerla, perofrancamente, me he quedado asombrado al or que vendra Crea que medevolvera la invitacin rota a pedacitos Se encogi de hombros. Slo he queridoadvertirte, ella no est a la altura de las circunstancias, aunque no sea una damita

    sencilla. A decir verdad, ella es un poco la lder de todas esas arpas. Aparte de rezar,poca cosa ms hace de repente apareci en su cara una amplia sonrisa. O tal vezes por eso por lo que ha venido, para enterarse de lo que se ha perdido todos estosaos. Si es as, t eres el hombre apropiado para instruirla, verdad, Kenderly? Mene las cejas. Vosotros dos podis montaros una juerguecita juntos.

    Stephen se atragant con el Madeira; Damian mir al barn con el ceofruncido, incluso aunque una vocecita perversa en la parte lujuriosa de su cerebro ledeca que la seorita Atworthy haba dado muestras al besarle de prometer bastante.Una puritana empedernida le hubiera abofeteado con fuerza.

    Greyham mir por encima del hombro de Damian y frunci el ceo.Maldicin suspir. Me temo que Jo parece exactamente la estirada

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    profesora de latn que es.Damian se dio la vuelta y sinti otro ramalazo de lujuria.La seorita Atworthy estaba en la puerta, llevando quizs el vestido ms feo

    que haba visto en su vida, una cosa rosa, vaporosa y horrible con el cuello alto,

    mangas largas y demasiados lazos fruncidos. Pero por encima de la horrorosa nuberosada, los ojos le brillaban retadores, la barbilla decidida se ladeaba desafiante y losrizos rebeldes se le ensortijaban en todas direcciones como si tuvieran vida propia.

    Podra ser una profesora de latn pobre, pero su actitud era la de una duquesa.O una condesa?Dios santo, de dnde haba salido aquel pensamiento?Los ojos de ambos se encontraron y ella se puso roja como la grana antes de

    apartar la mirada.La lujuria explot en su vientre.

    Maldicin y mil veces maldicin. Quiz era el momento de que dejara a un ladolos textos latinos para estudiar las necesidades de su cuerpo.

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    Captulo 4

    Jo quera golpear algo, preferentemente a esa mujer tan hermosa de cabellonegro como el azabache, que como un zorro que presiente una presa fcil, casi habacorrido hacia ella, seguida muy de cerca por su desagradable compaera, en elmismo momento en que Jo haba entrado en el saln azul. Se haban presentadocomo lady Noughton y lady Chutley.

    Qu vestido tan interesante, seorita Atworthy deca en aquel momentolady Noughton, con una burla evidente en su voz. De dnde lo ha sacado?

    Crea que Jo le dira que lo haba hecho ella misma?De la seora Wiggins, nuestra costurera local.Sabe?, creo que una vez tuve algo que se pareca en algo dijo lady

    Chutley. Fue un color muy popular hace cuatro o cinco aos, verdad?Era ms que probable, ya que se era el tiempo que haba transcurrido desde

    que Jo haba encargado el vestido. Se oblig a sonrer.S? Me temo que no leo las revistas de moda.Lady Noughton se ri con disimulo.Eso es bastante obvio, verdad?Ambas mujeres intentaron, sin esforzarse demasiado, contener la risa.Qu es tan divertido, Mara?

    Jo ech una ojeada para ver quin haba hablado. Un hombre atractivo con unadensa cabellera del color del sol, se acercaba acompaado de lord Kenderly.

    Maldicin. Sinti como volva a ruborizarse. Volvi a mirar a lady Noughton.Quiz lord Kenderly asumira que el rubor era debido al enfado.

    Oh, Stephen, Blanche y yo acabamos de presentarnos a la seorita Atworthy.Es tan refrescante, pero bueno, los provincianos a menudo lo son, verdad? LadyNoughton se ri. Me atrevo a decir que ella nunca ha ido a Londres Le ech una

    mirada a Jo. Tengo razn, seorita Atworthy?S, no he tenido ese placer Jo intent relajar la mandbula para que no

    pareciera que hablaba a travs de los dientes apretados.Pues tendr que ir a conocerlo algn da, seorita Atworthy dijo lord

    Kenderly con suavidad como si no supiera que lo que ella deseaba era darle unapatada en la espinilla a lady Noughton. Si puede usted soportar la suciedad y elruido, Londres tiene mucho que ofrecer El rabillo de sus ojos se frunci de unamanera muy atractiva. Pero me temo que he olvidado mis modales. Permtameque le presente a mi buen amigo el seor Stephen Parker-Roth. Creo que l est de

    acuerdo con usted en que el campo es preferible a la ciudad.El seor Parker-Roth haba estado mirando ceudo a lady Noughton, lo que

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    haba hecho que a la vieja bruja se le pusiera la cara de vinagre, algo que a Jo leencantaba. En ese momento l se gir hacia ella.

    Sin ninguna duda. Muestra usted un buen sentido excelente, seoritaAtworthy, en preferir el campo.

    Oh, seor Parker-Roth dijo lady Chutley, al parecer lady Noughton estabatan enfadada que slo era capaz de mostrar una expresin encolerizada, debeadmitir que la vida social es bastante ms estimulante en Londres.

    Al contrario, encuentro demasiado a menudo que la vida social en Londresest saturada de ruido y rabia, y completamente vaca.

    Oh, pero StephenSe salvaron de or lo que quera decir lady Noughton por la atronadora voz de

    lord Greyham.Bienvenidos a todos! Lady Greyham y yo estamos encantados de tenerlos

    aqu para celebrar nuestro da preferido del amor.Y de la lujuria! grit uno de los hombres que estaban apoyados en lachimenea. De repente el libertinaje impregn el aire. Todos excepto lord Kenderly, Joy el seor Parker-Roth, vitorearon y aplaudieron.

    Veo que has odo hablar de nuestras fiestecitas, eh, Felton? dijo lordGreyham.

    S, a mis hermanos y sus amigos. No es ningn secreto que Greyham Manores el lugar adecuado para divertirse un poco, sobre todo en febrero.

    Los dems hombres al lado de la chimenea gritaron y aplaudieron. Era obvioque haban dado buena cuenta de la botella de brandy.

    Me alegro mucho de que nuestras reuniones tengan crticas tan elogiosas.Para aqullos de ustedes que no hayan odo los informes que han llegado hasta elseor Felton, djenme que les explique. Maana es el da de San Valentn

    Los hombres y algunas de las mujeresempezaron a lanzar exclamacionesde manera bastante bulliciosa.

    No, de verdad?No me digas.Nunca lo hubiera adivinado.Lord Greyham alz las manos para pedir silencio.

    S, y al da siguiente celebramos las Lupercales.Ms ovaciones. Dios santo, seguro que lord Greyham no quera decir que los

    hombres all reunidos correran desnudos por el jardn golpeando a las mujeres concorreas de piel de cabra para asegurar la fertilidad, verdad? Qu horrible.

    Jo mir de reojo a lord Kenderly. Quiz no fuera tan horrible. El que el conde sedesnudara sera una ventaja

    Diablos!, qu le estaba pasando? Nunca haba tenido un pensamiento tanespantoso en su vida.

    Resopl. Por supuesto que no, considerando la calidad de los varones de la

    zona. El seor Windley desnudo, por ejemplo; se estremeci. Pero un condedesnudo

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    Ech otra mirada de reojo a lord Kenderly. Sus brazos y su pecho le habanparecido tan fuertes cuando la haba llevado; la camisa y el chaleco deban de cubrirmsculos tan impresionantes como del David de Miguel ngel. Y el rostro, con la

    barbilla poderosa, los pmulos altos, las largas pestaas, los habilidosos labios

    Un calor extrao y hmedo la recorri en espiral.Pero primero dijo lord Greyham, haremos el sorteo.Hurra! Gritaron los hombres de la chimenea. El sorteo de los amantes!Fue como si le tiraran encima un cubo de agua helada. Un sorteo? Gran Dios!

    Y si la emparejaban con uno de los idiotas que haba al lado de la chimenea? Miralrededor de la sala. Ninguno de los hombres aparte de lord Kenderly yposiblemente del seor Parker-Roth era para nada aceptables.

    Lord Greyham se gir hacia su esposa.El jarrn, querida.

    Lady Greyham dio un paso adelanta con una pieza de cermica bastanteobscena: dos jarras se unan como si fueran dos pechos femeninos, con el asa unsofoco ardiente le subi a Jo desde el cuello a las mejillasen forma de una partedistintiva de la anatoma propia de los hombres.

    Sacar el nombre de un caballero de un lado del jarrn dijo lordGreyham, y lady Greyham sacar el nombre de una dama del otro. Los dosformarn pareja durante la celebracin de los festejos.

    Los caballeros dieron varios gritos entusiastas, incluso groseros; las damassoltaron risitas tontas y se alisaron los vestidos y recolocaron los peinados. Jo tragpara calmar su estmago revuelto.

    Los caballeros tendrn el da de maana, San Valentn, para cortejar a susdamas sigui Greyham, alzando la voz sobre el alboroto. Si tienen xito, tendrnla fiesta de las Lupercales sonri ampliamente y movi las cejas, para divertirse.

    Ms ovaciones y silbidos.Damian se estremeci, maldiciendo mentalmente al coro cada vez ms ruidoso

    de comentarios lascivos. Por qu diablos haba dejado que Stephen le arrastrara aestos infernales das de fiestas?

    La razn estaba delante de l, bastante obvia. Lady Noughton era como unahiedra, envolviendo los dedos alrededor del brazo de Stephen y aferrndose a l.

    Afortunadamente, Stephen no pareca muy contento. Mara haba cometido un graveerror con su conducta hacia la seorita Atworthy; Stephen detestaba aquella clase decrueldad taimada.

    Damian le ech una ojeada a la mujer vestida de aquella manera tan rara. Quizella resultara ser su mejor arma en la batalla para que Stephen consiguiese salir deall soltero.

    Lord Greyham sac un nombre.Seor Roger Dellingcourt.Damian vio que la seorita Atworthy se tensaba. No deba creer que Greyham

    dejara que la suerte decidiera, verdad?Lady Imogene clam lady Greyham.

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    Lady Imogene dio un chillido. Damian se estremeci. Los chillidos eran uno delos rasgos ms desagradables de la dama, pero a Dellingcourt no deba deimportarle. Los dos haban estado escandalizando a la buena sociedad durante losltimos meses.

    Haba odo suspirar de alivio a la seorita Atworthy?Seor Arthur Maiden.Como siempre, los hombres rieron con disimulo, y las mujeres soltaron risitas

    tontas ante el dichoso apellido. Alguien podra creer que toda la sociedad ya serainmune ante aquel doble sentido tan vago, pero ese alguien se equivocara.

    El rostro de la seorita Atworthy palideci. As que ella pensaba que ste era unsorteo de verdad.

    Lady Chutley ley lady Greyham en un papel que ella misma haba escrito.Qu afortunada soy dijo lady Chutley con un filo cortante en la voz.

    Qu pasa, Blanche? Pregunt lady Noughton. Esta misma tarde me hasestado cantando alabanzas de Arthur. Casi hiciste que sintiera envidia.Eso era antes de comprender que el Prncipe de Corazones haba salido de su

    retiro Le toc el antebrazo a Damian y agit las pestaas. Estoy segura queArthur no se opondr a compartir, milord. Podramos incluso arreglar un cambio consu compaera, quienquiera que resulte ser Le ech una mirada a la seoritaAtworthy. Blanche saba que las parejas ya haban sido decididas. Al seor Maidenle encanta probar una amplia variedad de mujeres

    El estomago de Damian se revolvi.Gracias, pero no Incluso en el tiempo en el que haba merecido aquel

    desagradable apodo, haba preferido no compartir y la idea de que el repugnanteMaiden tocara a la seorita Atworthy de cualquier forma le resultaba asquerosa.

    Lady Chutley se qued boquiabierta durante un momento ante el tono bruscode l.

    Yo dira que te acaban de poner en tu lugar, Blanche le dijo lady Noughton,con un brillo en los ojos muy parecido al regocijo por el desaire evidente.

    No ha sido un insulto intencionado La voz de lord Kenderly todava tenaalgo de brusquedad. No osara apartarla del seor Maiden ni un momento; estoyseguro de que l se sentira muy infeliz si yo intentara

    No necesita apartarme Lady Chutley sonri. Como le he dicho, a Arthurle gusta la variedad. Estoy segura que no le importara si todos nosotros nos

    juntramos. A l ms bien le gustan las situaciones en grupo.De verdad? El tono de lord Kenderly habra podido congelar el agua.El seor Parker-Roth llen la pausa algo embarazosa.Deberas saber que Damian se ha convertido en un tipo bastante soso,

    Blanche, y no estoy seguro de que l sea tan excitante como pareces creer. De todosmodos, ltimamente se ha pasado todo el tiempo libre en su biblioteca con sus librosde latn. Le he arrastrado aqu contra su voluntad, para sacudirle un poco el polvo.

    Oh Los exuberantes labios de lady Chutley se curvaron en una levsimasonrisa y sus ojos se desviaron por un momento hacia Jo. Yo soy la primera en

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    admitir que no soy ninguna erudita, pero mi hermano siempre ha dicho que esosromanos eran muy, muy aventureros le dio un golpecito a Damian en el brazo.Si cambia cuando cambie de opinin, estar encantada de darle la bienvenida a suregreso a las alegras de la carne dijo antes de abrirse paso a travs de la sala hacia

    donde le esperaba impaciente el seor Maiden.Lord Kenderly se sacudi ligeramente el brazo y se enderez el puo. No mircomo se alejaba lady Chutley.

    Lord Benedict Wapley llam lord Greyham.Oh, Dios. Jo intent parecer tranquila, pero resultaba difcil cuando el estmago

    le temblaba como un flan. Ella no perteneca a este lugar. No era en absoluto comoesas otras damas. Ni siquiera haba entendido lo que haba insinuado lady Chutley.Una situacin en grupo? La nica situacin que le vena a la menteno, deba deser un error.

    Y si ella se encontrara alguna vez en alguna situacin con lord Kenderly algo en lo que, claro estaba, nunca se encontraraquerra tenerlo todo para ella.Seora Sophia Petwell.Gracias a Dios. Otro bobo evitado.Al menos ya era casi hora de cenar. Lograra superar aquella noche. Mantendra

    los ojos bien abiertos por si vea el Ovidio; su padre haba dicho que era muypeculiar. Ante el peor de los casos, aducira que tena dolor de cabeza y se encerraraen su habitacin hasta que todos estuvieran en su cama. Enrojeci. O en la cama decualquier otro.

    Una vez que todo el mundo estuviera, er, en su sitio para pasar la noche, ellaira a escondidas hasta la biblioteca y examinara las libreras. Y si no encontraba elOvidio, que as fuera. Su dolor de cabeza podra derivar en una enfermedad seriaque requerira que partiera de inmediato a la maana siguiente.

    Su padre no haba estado muy acertado en lo referente a esta copia de Ovidio.No, su valoracin haba sido bastante equivocada. Si lord Kenderly, un latinistaimportante no consideraba que el libro fuera valioso, lo ms posible era que no lofuera, aunque haba que tener en cuenta que el conde no haba visto el volumen. Detodos modos, considerando el comportamiento de su padre, casi seguro que todoeran suposiciones y que el valor no fuera tanto como, para encima, poner su virtud

    en peligro.Seor Stephen Parker-Roth.A lady Noughton le resultara imposible acercarse ms al hombre como no

    fuera metindose dentro de su cuerpo. La mujer se sentira terriblemente contrariadasi lady Greyham sacaba el nombre de otra.

    No lo hizo.Lady Mara Noughton.Lady Noughton susurr algo en el odo del seor Parker-Roth que hizo que l

    sonriera de un modo muy ardiente, y muy perturbador. Algo oscuro y abrasador

    palpit entre los dos.Algo oscuro y abrasador palpit en los ms profundo de su ser. Pecado. Era

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    como una niebla densa que la envolva. Y la tentacin personificada en el Prncipe deCorazones estaba de pie a su lado.

    Deba resistir. Deba recordar su virtud. Antes morira que perderla.O no?

    Recorri la sala con la mirada mientras lord Greyham sacaba el nombre de otrohombre. S, claro que s. Defendera su honra hasta el ltimo aliento si cualquiera deesos idiotas intentaba quitrsela.

    Lord Damian Kenderly.Oh, excepto tal vez lord Kenderly.Las palmas de las manos le empezaron a sudar. Y si su nombre no fuera el

    elegido? Ella tena slo una oportunidad entre tres de ser emparejada con el conde.En qu estaba pensando? Debera sentirse feliz si sala uno de los nombres de

    las otras mujeres. As no tendra la tentacin de pecar pero entonces quedara

    emparejada con el hombre gordo, medio calvo, o el muchacho delgado lleno degranos. Se le revolvi el estmago.Seorita Josephine Atworthy.Dej de respirar. La sensacin pecaminosa, oscura y estremecedora ardi dentro

    de ella. Cerr los ojos.Est usted bien, seorita Atworthy?La voz de lord Kenderly era tranquila, preocupada, grave, y muy masculina.

    Esa voz fue como echar aire a los carbones encendidos, haciendo que la ardientenecesidad de su interior se convirtiera en un fuego devorador.

    La virtud. Tena que aferrarse a su virtud.Trago saliva y carraspe.S dijo y levant los ojos hacia l.Un gran, gran error.Un hombre no debera tener aquellos ojos de una azul tan profundo y unas

    pestaas tan largas. Y sus labiosDios santo! Baj la mirada a la corbata.Quera volver a sentir el roce de sus labios otra vez, tanto que era como si ya los

    saborease.Quiz un pecado pequeo no sera tan terrible. Despus de todo, tena

    veintiocho aos. Su virtud se iba marchitando dentro de ella, como una uva olvidadaen la vid. Esta fiesta durara slo un da o dos, y luego volvera a su antigua vida. Siiba a estar condenada al infierno por meter verbos latinos en las cabezas de losWindley, bien poda tener tambin algo interesante que expiar.

    Eso s, ningn pecado mortal, slo algunos veniales Que mal haba en eso?Conseguira algo de experiencia y alguna mancha en su reputacin, pero, a quin leimportaba? Pasara lo que pasara su padre haba dicho que con slo estar aqu haraque la seora Johnson y las otras matronas asumieran que haba hecho cosas terriblesy escandalosas. Si su nombre iba a quedar mancillado de todas maneras, ms vala

    que hiciera algo para merecerlo.Podra sacar el tema del latn. Seguro que lord Kenderly era capaz de explicar la

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    confusa poesa que haba encontrado en el estudio de su padre e incluso quizsrecitar un verso o dos.

    Se ruboriz. Bueno, quizs no.Y ahora que hemos acabado el sorteo dijo lord Greyham, Dios santo, se

    haba perdido del todo el sorteo de las dos ltimas parejas, podemos pasar a cenarPas el brazo alrededor de la cintura de su esposa y le dio un alegre beso en lamejilla. Caballeros, aunque todava no sea el da de San Valentn, estoy seguro quenadie se opondr si empiezan ahora el cortejo.

    Hurra! grit el seor Dellingcourt agarrando a lady Imogene de la manerams lasciva. Todos los hombres en la sala, excepto lord Kenderly y el seor Parker-Roth, abrazaron a sus compaeras. El seor Parker-Roth no tuvo necesidad dehacerlo ya que lady Noughton le rode el cuello con los brazos y le hizo inclinar lacabeza para besarle. Las manos de l aterrizaron con un cachete en el trasero

    femenino.Jo apart la mirada. Qu mortificante. Se apart con rapidez de lord Kenderly.Le agarrara el trasero l de la misma manera?

    No, se limit a ofrecerle el brazo. Ella lo cogi, tragndose una ridculasensacin de desilusin. Se senta aliviada. Por supuesto que se senta aliviada.

    Me temo que no estoy acostumbrada a Agit la mano libre, sin sabermuy bien como describir la escena.

    S, bueno, yo tampoco estoy acostumbrado Miraba al seor Parker-Roth y alady Noughton con el ceo fruncido.

    Entonces, por qu ha venido? Dios santo, lady Noughton haba puesto lamano en la parte de delante de los pantalones del seor Parker-Roth.

    Lord Kenderly puso algo de distancia entre ellos y su amigo.Para vigilar a Stephen. No puedo quitarme de encima la sensacin de que

    Mara planea atraparlo en el matrimonio.El seor Parker-Roth y lady Noughton parecan estar ya en trmino muy

    ntimos.Y eso sera tan terrible?Sera un desastre Inclin la cabeza y baj la voz para que nadie pudiera

    orlos, y no es que hubiera alguien prestndoles la ms mnima atencin todos

    estaban demasiado ocupados pecando. Sir Humphrey tena la mano en los pechos dela seora Butterwick, y el seor Dellingcourt mordisqueaba el odo de lady Imogenemientras se dirigan hacia el comedor.

    Mara es una criatura londinense. Cree que Stephen sera feliz viviendo en laciudad. Al parecer no se ha dado cuenta de que l nunca se queda all ms quealgunas semanas antes irse en busca de nuevas especies de plantas.

    Oh El seor Parker-Roth y lady Noughton iban ahora hacia la puerta.Quizs ella podra acompaarle.

    Lord Kenderly solt un bufido.

    Es mucho ms fcil que los cerdos vuelen antes de que Mara ponga uno desus carsimos zapatitos en el calor y barro de Sudamrica.

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    Ya veo Observ el elegante trasero de lady Noughton pasando por lapuerta. El conde tena razn.

    Y Stephen viene de una familia grande y muy unida. Cuando se case querrtener varios hijos. Mara nunca accedera a sufrir ella tales inconveniencias, o que las

    sufriera su cuerpo.Ah Y cuntos hijos querra lord Kenderly? Era un conde. Deba de quererpor lo menos un heredero y un hijo ms por si acaso. Se ruboriz. Eso no era de suincumbencia. Pero si lady Noughton le ama

    Lord Kenderly la mir con el ceo fruncido.Mara no ama a nadie, slo se ama a s misma.Era el conde como el perro del hortelano que ni come ni deja comer? Una idea

    desagradable, pero por desgracia razonable. Lady Noughton era muy bella, dandoimpresin de fragilidad.

    Entonces por qu quiere casarse?No lo s. El lord Noughton actual la desaprueba, as que puede que susfondos estn en peligro. Es probable que sea la desesperacin la que ha hecho que seconvenciera de que est enamorada de Stephen.

    Pero cmo podra atrapar al seor Parker-Roth? Es viuda, no una debutanteinocente.

    Lord Kenderly apart la mirada y se dio cuenta de que eran las nicaspersonas que quedaban en la sala. Empez a caminar hacia la puerta.

    Admito que eso me tiene desconcertado.Quizs est imaginando problemas donde no los hay.No me los imagino. La semana pasada o a Mara hablando con lady

    Greyham en la velada de los Wainweight.Escuchando a escondidas?El hombre ni siquiera se sonroj.S. Por desgracia, no lo o todo, as que no s exactamente que trampa planea

    poner Mara que es el motivo por el que le estoy contando todo esto La miratentamente con aquellos ojos de un profundo azul. Usted podra ayudarme.

    El ardor pecaminoso volvi con ms fuerza ms abajo del vientre. Su parteracional insista que ese asunto no era de su incumbencia, pero la otra parte esa

    parte extraa, necesitada de lo que hasta ahora ni siquiera saba que exista yaestaba asintiendo con la cabeza.

    Por supuesto. Qu quiere que haga?l sonri, apenas un leve movimiento de los labios, y la amplia mano cubri la

    que ella tena apoya en su brazo. El conde le apret los dedos.No lo s. De momento mantenga los ojos y los odos bien abiertos. Tal vez

    Mara deje escapar sin querer alguna pista.Muy bien Logr decir ella a pesar de que la boca se le haba quedado seca

    de repente. El peso de la mano de l en la suya estaba haciendo cosas extraas en su

    corazn.Jo tena un problema enorme.

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    Captulo 5

    Jo oy ms sonidos de pasos por delante de su puerta. Si el frecuente crujido delsuelo del pasillo era alguna clase de indicacin, todos los invitados a la fiesta habanido al dormitorio de algn otro invitado. Lo ms probable es que el seor Parker-Roth ya estuviera en la habitacin de lady Noughton.

    Dnde estaba el dormitorio de lord Kenderly?Lanz la carta del conde sobre el tocador. Por fin haba encontrado tiempo para

    leerla, pero ahora que saba que l pensaba que escriba a su padre, sus palabras no laemocionaban como antes. Oh, segua siendo ingenioso y perspicaz, pero ya no podafingir que la escriba a ella.

    Debera tirarla. La volvi a coger para hacer precisamente eso, pero los dedos senegaron a arrugarla. Mir el papel. Todava senta una emocin extraa al ver la letraenrgica y atrevida.

    Era una tonta, pero meti la carta en el libro que haba estado leyendo. Laguardara con las dems, en el escritorio de su casa, atadas con una cinta.

    Se dio la vuelta y se mir en el espejo de cuerpo entero con el ceo fruncido.Levant la barbilla. Iba a dejar a un lado su tonto enamoramiento. Donde estuvieralord Kenderly, lo que hiciera y con quin lo hiciera no era de su incumbencia.Esperara unos minutos ms y luego, a escondidas, recorrera su propio camino porlos oscuros pasillos de Greyham Manor.

    Arrug la nariz ante su cuerpo cubierto por el camisn. No iba a echarse a losbrazos de ningn caballero. Oh, no. Buscara la biblioteca. Con un poco de suerte,encontrara ese estpido volumen de Ovidio. Le gustara llevrselo a casa y pasrseloa su padre por debajo de las narices. Pero lo encontrase o no, se ira a la maanasiguiente.

    Y lord Kenderly? Le haba pedido ayuda. Iba a abandonarle?

    S. Se puso la bata. Por supuesto que s. l era el Prncipe de Corazones. Ellaslo era una solterona del campo. En esta reunin era como un pez fuera del agua.

    Nunca haba tenido que soportar una cena tan espantosa como la de esta noche.No saba a dnde mirar. A su derecha, el seor Dellingcourt le cortaba la comida alady Imogene y se la daba a la boca con el tenedor. Enfrente de ella, lord Wapleycoga las uvas con los labios sobre el corpio de la seora Petwell. Y a su izquierda,lady Noughton se coma una salchicha tan despacio y con tanta lascivia, que eracomo si estuviera saboreando una cosa completamente diferente. Jo haba salidodisparada hacia su habitacin a la primera oportunidad.

    Mir el reloj. Era casi medianoche. El pasillo haba permanecido silenciosodurante los ltimos diez minutos. Debera poder llegar a la biblioteca sin encontrarse

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    con nadie.Sali a hurtadillas del dormitorio. Tal como haba esperado, el corredor estaba

    vaco. Los candelabros colgados de la pared proporcionaban bastante luz; nonecesitaba una vela.

    Pas con rapidez por delante de las puertas cerradas, sin hacer caso de las risasy los gemidos que traspasaban algunas de ellas, y baj las escaleras. La puerta de labiblioteca estaba abierta. Todos los invitados a esta fiesta estaban interesados en otrasformas diferentes de conciliar el sueo que leer un libro.

    Entr, cerrando la puerta tras ella. La luz de la luna entraba en el cuarto y unaluz tenue de diferente color destellaba en la reja donde las ascuas del fuego ardanpoco a poco, pero no haba suficiente luz para encontrar el Ovidio. Despus de todo,iba a necesitar una vela. Dnde?

    Oy sonido de pasos en el pasillo.

    Maldicin! Probablemente alguno de esos caballeros lujuriosos estabamerodeando por all. No quera que la descubrieran. Dnde poda esconderse? Elhombre entrara en la biblioteca en un momento.

    Las cortinas de la ventana tendran que servir. Se lanz detrs de losnumerosos pliegues al mismo tiempo que se abra la puerta.

    Damian entr en la biblioteca. Gracias a Dios que estaba vaca. No le apetecanada encontrarse con alguno de los otros invitados.

    No, eso era una mentira. Herva en deseos de encontrarse con la seoritaAtworthy. Mucho ms, estaba ardiendo se haba pasado la ltima media horadando vueltas por la habitacin, y el or como los dems recorran el pasillo slohaba servido para aadir ms lea al fuego. Poda imaginarse con doloroso detallelo que hacan exactamente los dems en la cama, y desde luego no era dormir o leer.

    Excepto la seorita Atworthy. Deba de estar metida con todo recato entre lasvirginales sbanas, profundamente dormida, a menos que la inquietasen pesadillaslascivas. Los ojos de la pobre mujer casi se le haban salido de las rbitas durante lacena.

    Realmente, la cena haba sido un show deplorable. Incluso mientras l haba

    reinado como Prncipe de Corazones, haba evitado estas situaciones. Pero de todasformas, quizs el espantoso espectculo hubiera sido para bien. Stephen pareca casitan desaprobador como la seorita Atworthy. Lady Noughton estaba haciendo untrabajo excelente matando su entusiasmo por ella.

    Damian frunci el ceo. La viuda no era estpida. Deba de estar segura detener un plan slido para atrapar a Stephen. Cul podra ser? Sigui dndole vueltasa aquella pregunta, pero no se le ocurra ninguna respuesta.

    En fin, no iba a solucionar el acertijo esta noche. Necesitaba dormir un poco,para estar alerta al da siguiente. Un buen libro le ayudara a distraerse, o al menos

    eso esperaba. Se adentr ms en la biblioteca, levantando la vela para iluminar laslibreras.

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    que despertaba el cuerpo femenino movindose contra l.No lo ah.Las identidades de los recin llegados no requeran de conjeturas.No entiendo porque tengo que ir escondindome en mi propia casa, Alice

    dijo lord Greyham en un tono bastante enfadado yborracho.Shh, Hugo. Es casi medianoche. Mara y el seor Parker-Roth llegarn de unmomento a otro. No queremos que sepan que estamos aqu.

    Mara? Qu pasaba all? Quizs por fin iba a averiguar el plan de la viuda.Crea que queran que estuviramos aqu Greyham haba bajado un poco la

    voz.Mara s que quiere susurr lady Greyham, un poco demasiado alto. Pero

    ser una sorpresa para el seor Parker-Roth.Una sorpresa desagradable Se oy el sonido de un tapn al sacarlo de una

    botella de brandy. Ningn hombre sensato quiere tener audiencia alcomprometerse, Alice. Y el por qu quiere venir a la biblioteca cuando podraproponerle matrimonio en algn lugar ms cmodo y privado como un dormitorioes algo que no entiendo. Imagino que ya est en la cama de Mara.

    Srveme un poco de brandy a m tambin, quieres? Hubo un ruido delquido cayendo en copas. Te comportas como un hombre, Hugh. Esto ser muchoms divertido.

    Divertido para quin? No para Parker-Roth La voz de Greyham adquiriun tono lascivo. Y por supuesto que me comporto como un hombre. Soy unhombre, Alice. Y estar feliz de poner toda mi energa en volver a demostrrtelo si esque ya lo has olvidado.

    La seorita Atworthy dej escapar un pequeo sonido de angustia, y Damian laapret con ms fuerza. Por suerte se haba girado un poco hacia el otro lado, por loque ella estaba contra su costado. La mujer no necesitaba en aquel momento tener unencuentro con su rgano masculino.

    De verdad, Hugh, eres imposible. Slo imagnate lo romntico que esprometerse al empezar el da de los enamorados.

    Greyham buf.No creo que sea para nada romntico que tu anfitrin y anfitriona aparezcan

    de golpe para gritar felicidades. Te aseguro que para Parker-Roth sera ms sencillo,mucho ms sencillo, prometerse en matrimonio en una cama caliente y cmodadespus de un acto sexual largo, meticuloso y sudoroso.

    Oh, calla. No tienes ni un hueso romntico en todo tu cuerpo.Pues tengo un apndice que de repente parece un hueso y que est

    impaciente por mostrarte lo romntico que puedo ser.Lady Greyham solt una risita mientras se oan ruidos de un forcejeo.Mmm. Comprtate, milord.Crea que me estaba comportando.

    Ms risitas.Para ya, Hugh Lady Greyham pareca haberse quedado sin aliento.

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    Tenemos que escondernos. Se lo promet a Mara.Greyham suspir.Muy bien. Nos ocultamos detrs de las cortinas?La seorita Atworthy retuvo el aliento por un momento y el cuerpo que estaba

    pegado al de Damian se tens. Este sitio estara atestado si los Greyham escogan elmismo escondite que ellos.Tengo una idea mejor dijo lady Greyham. Mira, este sof est girado, as

    que si nos sentamos all, no se nos ver cuando entren.Qu? Crees que no puedo satisfacerte si estoy de pie? Estar encantado de

    demostrarte que te equivocas.Lady Greyham solt unas cuantas risitas ms.Pero entonces moveremos las cortinas. Sabes que nunca puedo estarme

    quieta.

    Y tampoco puedes nunca guardar silencio, verdad?Lo intentar.El chillido que acompa aquellas palabras no hablaba muy bien del xito

    conseguido, y a eso haba que aadir los crujidos del sof.La verdad es que hacan el suficiente ruido para alertar de su presencia a

    cualquiera, excepto a los que estuvieran sordos, pero Damian no poda dejar nada ala suerte. Mara haba planificado conseguir una propuesta de Stephen cmopensaba lograrlo era un misterioy teniendo testigos, ella exigira el cumplimientode la promesa o avergonzara a Stephen por no cumplir con su proposicin. Un planridculo, pero si ella haba conseguido emborrachar a Stephen una hazaa en smismapodra funcionar. Stephen tena un sentido del honor exagerado.

    Tena que hacer algo, pero, qu? No poda arriesgarse a arruinar la reputacinde la seorita Atworthy. Si l

    Por qu diablos t-tenemos que ir a la b-biblioteca ahora, Mara?Maldicin, era la voz de Stephen. Estaban en el pasillo.Tenemos que salvar al seor Parker-Roth susurr la seorita Atworthy de

    repente.S, peroElla no esper a or su opinin; le quit la vela y sali de detrs de la cortina.

    ***

    Jo estaba encendiendo la vela en la chimenea en el mismo momento en que ladyNoughton arrastraba al seor Parker-Roth dentro de la biblioteca.

    Lady Noughton se detuvo de repente y la fulmin con la mirada.Qu hace usted aqu?

    Jo levant la barbilla.Buscando un libro No iba a dejar que esa mala pcora sin principios la

    intimidara. Esto es una biblioteca, sabe?El seor Parker-Roth se ri.

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    M-muy cierto. La muchacha tiene razn Pronunci mal casi todas laspalabras. Deba de estar muy pero que muy borracho. D-de verdad que no sporque estamos aqu. Q-queras leer, Mara?

    No, por supuesto que no quera leer Lady Noughton le dio una palmadita

    al seor Parker-Roth en el brazo. Acurdate, deseaba mostrarteSorpresa! Lady Greyham apareci de pronto desde detrs del sof, con elpelo suelto sobre los hombros y el corpio inclinndose alarmantemente hacia abajo.

    S seor, estamos de fiesta Lord Greyham apareci a su lado. Y mira,aqu est tambin Kenderly.

    Aprovechando la confusin, lord Kenderly deba haber salido a escondidas delcuarto. Pareca como si acabara de entrar ahora en la biblioteca.

    Srvete un poco de brandy; la jarra est en la mesa Lord Greyham pas elbrazo por los hombros de su esposa. Yo he de volver a lo que estaba haciendo.

    Lady Greyham empez a soltar risitas de nuevo mientras su marido laarrastraba consigo y, afortunadamente, fuera de la vista.T tambin ests buscando un libro, D-Damian? El seor Parker-Roth se

    tambale. En vez de eso, deberas estar buscando una dama El hombre le guiun ojo. Una mujer ardiente y complaciente te ayudar a dormir con ms eficaciaque algn rido texto de latn.

    Y t deberas estar en la cama, Stephen Lord Kenderly fulmin con lamirada a lady Noughton, en tu propia cama.

    De repente el sof empez a rechinar de forma alarmante; jadeos extraos ygruidos entrecortados surgieron del otro lado, donde era obvio que lord y ladyGreyham tenan entre manos algunas actividades vigorosas.

    Esto est un poco atestado, verdad? El seor Parker-Roth le hizo unareverencia algo inestable a lady Noughton. Mi amigo tiene razn. No me siento deltodo bien. Me disculpas?

    Lady Noughton casi gru.No, yoOh, oh, ohhhh! La voz de lady Greyham elev su volumen, tensa y algo

    desesperada. Haba algo intenso en aquel tono que hizo que Jo tuviera unassensaciones muy perturbadoras y, bueno, ardientes.

    Eso es. As Lord Greyham podra haber estado animando a sus perros. Lavoz tambin era tensa. Crrete, mujer. Crrete.

    Oh, oh s-sii grit lady Greyham. Oh, Dios, Pookie!El sof se agit con ms violencia, con sacudidas grandes y bruscas; lord

    Greyham gru y luego rugi.AHHH!A Jo se le ruboriz todo el cuerpo.Mir a lord Kenderly; l estaba haciendo una mueca como si le resultara

    doloroso. Luego los ojos de ambos se encontraron, y el ardor que senta se le dispar

    otros cien grados ms.Una zona bastante bochornosa de su cuerpo lati, hmeda y vaca.

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    Captulo 6

    Maldicin. Damian se sent en la cama y se frot la cara con las manos. Lassbanas estaban completamente revueltas. Casi no haba pegado ojo, y cada vez quese haba adormecido, haba soado con cierta mujer alta, totalmente erizada yvirginal.

    Aunque en sus sueos era de todo menos virginal. Aquellas piernas tanlargas los pechos exuberantes

    Baj la mirada con el ceo fruncido hacia su miembro ms que ansioso, alldonde formaba una obvia protuberancia en la ropa de cama. Stephen tena razn;haba estado demasiado tiempo sin una mujer. Por desgracia, haba muy pocasposibilidades de curar en un futuro inmediato aquel problema. La seorita Atworthyno era una candidata para la seduccin.

    Se frot un punto entre las cejas. Or a Greyham y a su esposa la noche anterior,haba sido una tortura, y con el da de San Valentn y, an peor, la fiesta de lasLupercales, en los dos das siguientes, la lujuria sera tan densa en el aire que lo msprobable es que lo ahogara.

    Apart las sbanas y anduvo con cuidado hacia el lavabo. Estupendo, el aguaestaba fra. Se moj la cara. Debera mojarse ms abajo.

    Haba intentado meter algo de sentido comn en Stephen anoche despus deque dejaran a la seorita Atworthy en la puerta de su dormitorio, pero el hombreestaba demasiado borracho para entrar en razn, maldita fuera. Hasta que pudieraconvencerlo para que tuviera cuidado, tendra que vigilar l, como haba quedadodemostrado la noche anterior.

    Se visti con brusquedad y se at el pauelo a toda prisa. Si los Greyhamhubieran presenciado lo que fuera que Mara haba planeado, no sabra decir si latrampa hubiera dado resultado. Pero Stephen era tan condenadamente honorable,

    que lo nico que tena que hacer la viuda era convencerlo de que le haba propuestomatrimonio.

    Damian estaba ms que decidido a evitar que eso ocurriera.Se puso la chaqueta, se coloc bien los puos y sali al pasillo.Uy!El delicioso cuerpo de la seorita Atworthy choc contra el suyo.La agarr por la parte superior de los brazos para que conservara el equilibrio e

    inhal el olor a limn y mujer. Su miembro, que por fin haba adoptado proporcionesapropiadas, salt de entusiasmo.

    Oh, lo siento mucho balbuce ella, con sus preciosos ojos muy abiertos ylas mejillas rojas. Ha sido culpa ma. Estaba en las nubes.

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    No, no lo saba.Esta conversacin empezaba a ser absurda. La mujer tendra que darse cuenta

    de que, en este tema, l estara mejor informado que ella.El seor Flanders no visit a su padre la semana pasada?

    Ella frunci tanto las cejas que se le unieron encima de la nariz.S, creo que s. Es un hombre bajo y pelirrojo?S. Colabora en la Classical Gazette. l es quin adivin desde el principio

    quin era J.A.; ya que las cartas se envan a la Gazette, saba de qu parte de la GranBretaa venan. Como tena que pasar por la zona, crey que deba presentarse. Medijo que su padre se sorprendi y se mostr Flanders haba dicho loco decontento, pero le haba parecido una exageracin complacido de que yoestuviera en la vecindad, aunque dudaba que pudiera verme. Supongo que no salemucho. Est quizs invlido?

    La seorita Atworthy murmur algo que son sospechosamente como todavano antes de salir disparada y huir pasillo abajo.

    Jo se sent aturdida entre las mujeres en la sala de da los caballeros habansido relegados al estudio intentando aparentar que nada iba mal. Las hojas depapel rojo, los trozos de cintas y cordones, y los botes de pegamento estabanesparcidos por las mesas. La mano se le resbal y cort el centro de su corazn depapel.

    No se lo poda creer. Su padre haba sabido que lord Kenderly estara aqu. Peoran, deba saber, despus de hablar con el seor Flanders, que ella haba estadomanteniendo correspondencia con el conde durante algn tiempo.

    Dios santo, qu deba de pensar su padre? Las solteras bien educadas noescriban a hombres solteros con quienes no se relacionaban.

    Cmo van las tarjetas de San Valentn? Pregunt lady Greyham.Deberan tener a mano todo lo que necesitan.

    No tengo ni idea Lady Imogene dej caer las tijeras, dejando que golpearanen la mesa. Odio hacer tarjetas de San Valentn.

    Pero te gusta que te las regalen, verdad? pregunt la seora Petwell

    mientras recortaba un enorme corazn rojo.Lady Imogene se encogi de hombros.Me gustan ms otros regalos. Como el chocolate y las flores.El chocolate y las flores son muy agradables dijo la lady Greyham, como

    le digo a mi querido lord Greyham cada ao.Slo tiene que encontrarle la diversin, lady Imogene La seora Butterwick

    sonri de manera maternal. Ve? Sostuvo en alto la tarjeta que acababa determinar.

    Lady Imogene la cogi.

    Tiene una forma rara, verdad? Como un corazn derretido.Pareca ms bien dos montaas rojas decoradas con trocitos de cinta y penachos

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    de plumas.Es un vestido dijo la seora Butterwick.Un vestido? No parece un vestido.Depende de cmo se mire. bralo.

    Lady Imogene alz los ojos al cielo y abri la tarjeta que estaba unida por lospicos de las montaas.Oh! La dama empez a rerse como una tonta.

    Jo frunci el ceo. La hoja de abajo estaba toda encordonada. Por entre elcordn se vea que los picos de las montaas no eran pico en absoluto, sino rodillas.Y los lados eran dos piernas abiertas

    Lady Imogene levant el cordn, jade, y empez a rer.Oh, Dios. Un rubor ardiente inund la cara de Jo. Deba de estar ms roja que la

    tarjeta de San Valentn de la seora Butterwick.

    Brillante dijo lady Greyham, aplaudiendo.La seora Handley asinti.Parece tan real. Cmo supo qu dibujar? La verdad es que nunca he visto

    esta parte ma.La seora Petwell se ri con disimulo.Sir Humphrey te ha ayudado, verdad?No La seora Butterwick tom la tarjeta de lady Imogene. He usado un

    espejo de mano. No te has mirado nunca las partes femeninas, Sophia?No, por qu iba a hacerlo? La seora Petwell sonri ampliamente.

    Examinar las partes masculinas de lord Benedict me mantiene bastante ocupada.Creo que es muy ingenioso dijo lady Imogene, y estoy segura que Sir

    Humphrey querr comprobar si el dibujo es exacto.Por supuesto que s. Espero que nos r