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HISTORIA SOCIOECONÓMICA DE VENEZUELA 2014 SAÚL AYOU LOS BARÍ, INDÍGENAS VENEZOLANOS. Alfonzo Giornella. Pulido Ylse. Romero Angye. Salas Ana. VENEZUELA Características de Los Barí Los Barí como sociedades autosuficientes a Los Mayas Aportes de los pueblos indígenas en la formación de la sociedad venezolana Análisis de los Derechos de los pueblos indígenas contemplados en la constitución y su relación con la situación actual de las comunidades. En la piel de… En casa de Los Barí.

Saúl Ayou

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Los Barí, Indígenas Venezolanos

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Page 1: Saúl Ayou

HISTORIA SOCIOECONÓMICA DE VENEZUELA

2014

SAÚL AYOU LOS BARÍ, INDÍGENAS VENEZOLANOS.

Alfonzo Giornella.

Pulido Ylse.

Romero Angye.

Salas Ana.

V E N E Z U E L A

Características de

Los Barí

Los Barí como sociedades autosuficientes a Los Mayas

Aportes de los pueblos

indígenas en la formación

de la sociedad venezolana

Análisis de los

Derechos de los

pueblos indígenas

contemplados en

la constitución y

su relación con la

situación actual de

las comunidades.

En la piel de… En

casa de Los Barí.

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Page 3: Saúl Ayou

EDITORIAL

Ana Salas

a Revista Saúl Ayou inicia con esta edición, un viaje

histórico, socioeconómico y cultural, sobre las comunidades

indígenas de Venezuela, dando un breve énfasis en la

población indígena Los Barí, logrando destacar, su autosuficiencia, sus

características en lo religioso, político, la organización social, el ámbito de

cultura y economía.

También, se contemplan los aportes socioeconómicos que brindan no

sólo Los Barí, sino todos los pueblos indígenas venezolanos. En efecto,

resaltamos los Derechos de todas estas comunidades, desde su

incorporación en la constitución de 1909, donde se permitió que los

misioneros interactuaran con ellos, con la idea de civilizarlos, y también se

impuso la libertad de culto. Pero, no es sino hasta 1947, cuando se empieza

a hablar del ciudadano ‘‘indio’’ afiliado a la vida nacional. Sin embargo, es en

la reforma de la constitución de 1999 donde realmente aparecen como

ciudadanos con Derechos a servicios de salud, educación, a la participación

política y al desarrollo de oportunidades económicas propias o de índole

distintas a las realizadas hasta ahora.

En fin, los pueblos indígenas fueron marginados por mucho tiempo

pero gracias a la integración en la constitución actual, gozan de un mejor

estilo de vida. Desde esta incorporación en el marco jurídico venezolano,

han iniciado un proceso de transformación en la actuación desde la

conformación de algunos partidos políticos como el PSUV y el PUAMA,

donde tienen voz y voto; y podrán luchar por los beneficios de sus pueblos.

L

Page 4: Saúl Ayou

LOS BARI, COMO SOCIEDADES AUTOSUFICIENTES A LOS

MAYAS.

n relación a este tema, primero se debe conocer un poco

acerca de “Sociedades Autosuficientes”. Son aquellas

Comunidades que producen su propia energía, alimentos,

bienes, servicios, organización, cultura, entre otros. Por lo tanto, pueden

valerse por sí mismas, sin depender de un mercado capitalista ni de un

Estado nacional, por supuesto, estos no existían en el mundo para esa

época. Sin embargo, las culturas Precolombinas de los Mayas, Incas y

Aztecas fueron capaces de adelantarse en el tiempo y aplicar una serie de

técnicas, sobre todo agrícolas, que los llevaron a producir cantidades en

exceso de alimentos, para la alimentación diaria de sus pobladores.

Los Mayas, los Incas y los Aztecas como Sociedades Autosuficiente

ofrecían lo que procuran hoy las Sociedades Capitalistas, e incluso más,

aun, sin depender ni política, ni económica, ni culturalmente de otras

instituciones externas a la propia Comunidad Autosuficiente, pero si existió

una interdependencia y una cooperación entre las diversas comunidades,

siempre desde un plano de igualdad, pues los habitantes de una Comunidad

Autosuficiente producen realmente su propia cultura y se construyen a sí

mismos, como personas y como comunidad.

Se puede decir, que en conclusión, estas civilizaciones representaron

las más grandes y perfectas culturas Precolombinas, que aunque no

pudieron impedir el avance de los conquistadores españoles, lograron

legarnos, una impresionante arquitectura, además de sus estructuras

sociales, políticas y culturales. Sus avances los llevaron a formar unas

civilizaciones, que hasta el día de hoy, son de reconocida relevancia y valor

histórico.

Vale mencionar que nuestros Indígenas, a pesar de no haber tenido

los mismos avances de estas civilizaciones, formaron sociedades

E

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autosuficientes, cuyo primer nivel cultural, estaba basado en la caza y

recolección, en pequeños grupos humanos, logrando constituirse en

comunidades autosuficientes.

Los Bari como sociedades autosuficientes.

La población indígena de Los Barí, existen tanto en Colombia como en

Venezuela. En nuestro país, están ubicados al sur del Estado Zulia, en los

municipios Machiques de Perijá y Jesús María Semprún. Residen

específicamente entre los ríos Santa Rosa y Río de Oro. Es un pequeño

territorio en el que viven aproximadamente 1500 barí. Un pueblo que lucha

por no desaparecer, muy arraigado a sus orígenes, ya que, para años atrás,

su población era de aproximadamente 50.000 personas, lo que quiere decir

que los barí han perdido casi el 95% de su población.

Los primeros Barí, llamados Saimadoyi, fueron los encargados de

reconstruir el mundo e instruyeron a los indígenas Barí para pescar, cazar y

construir. El mismo Sabaseba estableció las reglas de conducta y de

comportamiento del Barí. Actualmente esta comunidad indígena tiene que

luchar con los conflictos fronterizos de la zona donde habitan, debido a los

enfrentamientos con la guerrilla colombiana.

El indígena Barí se ha caracterizado por utilizar los productos que le

brinda su medio, aunque también se dedican a la siembra de alimentos como

café y caraota, que sirve no solo para su subsistencia sino también para el

intercambio comercial con otras comunidades. En cuanto a la agricultura, se

realiza teniendo el mayor respeto hacia la naturaleza. Cada familia tiene por

lo general dos conucos, del primero se sacan los alimentos para los

primeros seis meses y del segundo para el resto del año. Ellos elaboran

artesanías sólo para sus labores comunales o espiritual, por ello es muy

difícil que las comercialicen.

Giornella Nathaly Alfonzo

Page 6: Saúl Ayou

Referencias:

Revista Misionera Venezuela Nº

622 Año LXVI (2006). Disponible en:

http://servidor-

opsu.tach.ula.ve/alum/pd_4/vica_a_m/ht

ml/baricu.html

Aprovechando su Medio Ambiente

Actividad Pesquera *

Page 7: Saúl Ayou

CARACTERÍSTICAS SOCIALES, POLÍTICAS, RELIGIOSAS,

ECONÓMICAS Y CULTURALES DE LOS BARÍ

os Barí, tribu indígena dominante de un área geográfica y

poblacional, que ha ido disminuyendo, desde la conquista

hasta la actualidad, motivado a las presiones originadas por

obras civiles como el ferrocarril del Zulia, así como las exploraciones

geológicas, y situaciones conflictivas con habitantes del entorno donde

habitan. Asimismo, la disminución de la población tuvo relación directa con

enfermedades infectocontagiosas.

Según datos estadísticos de Beckerman (1982), en el año 1960 se

produjo la disminución poblacional mas baja, aumentando a partir de los

años 70, desde el momento que inicio un proceso de pacificación,

alcanzando el beneficio de la construcción de viviendas unifamiliares,

conformando caseríos o poblados donde se observa la introducción de una

agricultura sedentaria y comercial, enfrentando cambios en la vida

seminómada practicada anteriormente y la manera de realizar las culturas,

dejando la rotación de las mismas.

Por otra parte, Los Barí están organizados socialmente por un sistema

de parentesco, el cual, se respalda ante todo en el reconocimiento de interior

de las relaciones de consanguinidad/afinidad, donde se dividen en dos

categorías, como lo son los sagdoyira quienes son relacionados como

hermanos y no se les permite la cohabitación sexual y esta comprendido por

padre, madre, hermanos, hermanas e hijos, cuando el ego es masculino, y

padre, madre, hermanos cuando el ego es femenino, los hermanos ficticios

de pacto y los individuos adoptados.

Seguidamente se encuentran los obyibara quienes son aquellos que

se han cedido o recibido mujeres y por ello se consideran entre si aliados.

Además Los Barí utilizan la afiliación para vincular a los individuos como

parte de la categoría del padre. Por su parte la afinidad se manifiesta por

L

Page 8: Saúl Ayou

medio de un pacto, formándose así una relación designada obyibara o de

alianza.

Asimismo la comunidad doméstica depende del bohío como centro de

la vida cultural, y es necesario que dos varones casados tomen la decisión

de construir una casa para así formar un grupo local y la jerarquización

depende de la proximidad de los vínculos sociales de alianza, cabe agregar

que, los hogares Barí están clasificados por hogar simple elemental: varón,

hembra y prole. Hogar elemental extendido agnaticio: hermano del padre,

padre, madre, hijos. Hogar elemental cognaticio: hermano de la madre,

padre, madre e hijos. Hogar poligínico: varón, hembras y prole; en este

hogar se observa siempre el sororato preferencial consanguíneo y el

sororato preferencial extendido al grupo de hermanas. Por último el hogar de

fisión que es resultado de circunstancias aleatorias como muerte o conflicto,

compuesto por madre e hijo, hermana y hermano.

Posteriormente Los Barí tienen un sistema político igualitario

apoyado en el reconocimiento de roles, el cual, se encuentra distribuido por

generaciones que se transfieren los roles, por encima de consideraciones de

parentesco, basada en alianza entre cazadores o guerreros. Según Castillo

1981 Los roles que existen dentro de la construcción de la casa son: Natubai

(delegado del territorio); aliado del Natubai o Abyiyibai (encargado de la caza

y de la pesca); aliado del Abyuyubau o Ibaibaibai; cuarto rol en jerarquía,

Atakyirominaibaibai y quinto, el Akschayirominibaibai. Y en caso de que

haya una disconformidad con las funciones asignadas, los individuos se

marchan y conforman otro asentamiento, tambien la sucesión de roles se

basa en su traspaso de padres a hijos de los pactos obyibara o de alianza,

para garantizar el equilibrio de las dos mitades (aliados) en el beneficio de

los territorios y la segundad de la procreación a través del control de las

mujeres.

Page 9: Saúl Ayou

Con respecto a la religión el Barí no se pregunta tanto por el origen

mismo del mundo sino por la necesidad de alguien que le de orden a las

cosas, las gentes y su conducta para que cada elemento este en su sitio.

Dado ha esto, Los Barí creen solo en Sabaseba quien no consideran un ser

ontológicamente distinto sino un conocedor y ordenador, un ser muy parejo

al barí. Sabaseba tambien consta de lo que nosotros llamamos Apóstoles y a

los que ellos les denominan Saimadoyi. A los Saimadoyi se les otorgo ser

auxiliares de Sabaseba en la reconstrucción del mundo, entre ellos esta,

Kokebadou quien les enseñaría a pescar, seguidamente se encuentra Ñandu

quien fue seleccionado para hacer el papel del sol. Luego Chibaig quien

cumple la función de iluminar como luna por la noche; continuamente

hallamos a Kassoso quien enseña al barí a construir el bohío, al mismo

tiempo Ourundou las caza y el fuego, mientras que Nunschundou la

agricultura y la artesanía y finalmente Dabasosa es quien enseña los

cuidados de la mujer embarazada y del recién nacido.

En la misma forma Sabaseba tambien reglamentó el comportamiento

que debían seguir los barí, implantando las normas de conducta. Para el barí

la función principal del grupo no la ejerce el shaman, sino el Ñatubay. Según

Castillo (1981), la cultura barí es caracterizada de aniconismo, ya que en ella

no se encuentran

ídolos, ni templos,

ni ritos, ni

sacrificios, ni

ofrendas, La

relación que

tienen con

Sabaseba es

acultural. No

obstante se puede

observar algunas

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prácticas culturales como los diversos pasajes característicos en su vida,

los mitos tal como la iniciación.

En efecto los barí habían desarrollado sus propios instrumentos y la

habilidad necesaria para fabricarlos, utilizando los materiales que tenían al

alcance, tomados de su propia hábitat. Fabricaban vasijas de barro, arcos y

flechas, hilaban con algodón silvestre y tejían canastas, esteras y

chinchorros. Pero poco a poco estos materiales han ido desapareciendo en

la medida que van adoptando de parte de los colonos u obteniendo de las

tiendas de suministro, utensilios de la cultura occidental, la cerámica

desapareció con la adopción de ollas de aluminio y de plástico;

consecutivamente

las mujeres dejaron

de tejer sus telas

para los guayucos

y faldas; hoy en día

solo hacen los

canastos y las

esterillas, las

escopeta desplaza

día a día al arco y

la flecha, pero,

sobre todo, la

transformación del medio silvestre y el cambio de las actividades

productivas han afectado mayormente sus tradiciones.

Cabe destacar que, la técnica del cultivo era desconocida para el barí,

pero, actualmente en algunas fincas ya sean personales o colectivas realizan

tumbas con el fin de sembrar la mayor cantidad de plátano que les de

excedentes para el mercado, el maíz y el cacao les era desconocidos.

Algunos agentes de cambio dan mayor peso a la ganadería, sin embargo,

han tenido que requerir de peones entre los colonos para asegurar el

cuidado de los vacunos. Además de los cacaotales, practican el cultivo de la

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caña de azúcar para producir panela. Finalmente se encuentra la crianza de

cerdos y aves de corral, los primeros son utilizados especialmente para la

venta en el mercado.

Los niveles de comercio y necesidades de consumo son directamente

correspondientes al nivel de aculturación que tenga el grupo indígena. Se

podrían establecer tres niveles: primero Los grupos del río Catatumbo:

Catalaura y Bebokira; segundo: Los grupos de Caño Tomás y Río de Oro y

tercero: Los grupos del interior. Mientras los del Catatumbo son mucho más

dependientes del mercado para abastecerse, los segundos continúan con la

tradición de ser autosuficientes en su alimentación, pero, el tiempo que les

dejan las labores productivas-comerciales no es suficiente para realizar la

tradicional recolección de caza y pesca. Y en los grupos del interior las

necesidades de consumo y comercio son menores así como las presiones

con este fin, ya que constan con mayor número de supervivencias culturales

determinadas ante todo por la existencia del bohío y, sobre todo, por la

posibilidad de desarrollar sus actividades cotidianas en su hábitat

tradicional de selva.

Finalmente los barí constan de un sistema de educación formal de la

sociedad mayor, es implantado en español y sigue el calendario escolar

tradicional con asistencia de niños y adolescentes. Aunque, los barí aun

conservan su propio idioma, la integración del indígena a la sociedad

nacional exige el conocimiento del idioma español, esta práctica va siendo

posible a medida que los niños van asistiendo a las escuelas.

Ana Rosa Salas Meza

Referencias:

GEOGRAFÍA HUMANA DE COLOMBIA Nordeste Indígena (Tomo II). Disponible

en:http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/geografia/geograf2/bari3.htm

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Niños Barí frente al bohío.

Page 13: Saúl Ayou

APORTES DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN LA

FORMACIÓN DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA

l proceso evolutivo de la cultura venezolana proviene de

raíces prehispánicas, hispánicas y africanas, unidas en los

siglos coloniales. Al transcurrir los años disfrutamos de

muchas cosas que provienen de estos pueblos como lo son: métodos

agrícolas sustentables como el tradicional conuco, artes milenarios como la

cerámica en la Niña Teodora. También siendo conocidos por sus comidas

tradicionales dentro y fuera de nuestro territorio, sin duda otro gran legado

de nuestros aborígenes podemos encontrarlos culturalmente de diversos

orígenes, tanto europeos como africanos e indígenas el rico folklore

venezolano, el arte rupestre, cestería, alfarería se suma un extraordinario

aporte lingüístico (en especial en las regiones andinas, en las áreas

montañosas del litoral, las sabanas de Los Llanos y las selvas amazónicas).

Continuamente

con la llegada de los

europeos, aparte de

que se establecieran

intercambios

culturales,

desarrollaron un

sistema de trueque del

que todos se

beneficiarían. En el

sistema comercial

existió una especie de

red comercial que

involucraba tanto

E

Page 14: Saúl Ayou

productos primarios como elaborados, gracias a esto se puede notar que la

zona de los llanos protagonizo un papel importante entre el eje de conexión

comercial de la zona de los Andes con la costa Caribe y la cuenca del rio

Orinoco. Durante este período la mayoría de los pueblos indígenas de

Venezuela desarrollaron la alfarería como su principal manifestación cultural

que se cree se inició durante el 900 AC en la desembocadura del río Orinoco

aunque cada pueblo con el tiempo desarrolló técnicas de alfarería propias.

Entre varios de los centros creadores de alfarería podemos encontrar,

la región de Quibor donde predomino la producción de boles e incensarios

de carácter ceremonial y un particular diseño geométrico. Luego

encontramos a los Andes venezolanos donde se destaco la elaboración de

figuras femeninas con rostros poco expresivos, seguidamente con la cuenca

de Maracaibo con una alfarería formal decorativa. Por último en los llanos

occidentales predominaba una producción de vasijas de cuerpos

biconvexos y de platos con base de pedestal.

En efecto, las formas de organización colectiva del trabajo se desarrollaron

en el área del Orinoco, los Llanos, la Costa Centro occidental de Venezuela y

parte de la cuenca del Lago de Maracaibo con la producción de alimentos

basada en un sistema agrícola desarrollado en torno a la yuca que dependía

del cultivo de tala y quema de terrenos, la caza, la pesca y la recolección de

frutos. En el caso de los Andes venezolanos, la organización social llegó a

ser más compleja y el manejo de técnicas y recursos hidráulicos permitió un

uso más eficiente de la tierra y un control político efectivo sobre la población

gracias a una compleja vida ceremonial y una estratificación social con una

estructura de poder centralizado.

Asimismo los aportes de los grupos indígenas mas resaltantes son:

primeramente Los Yanomami quienes cultivan plátano, ocumo, yuca dulce,

caña de azúcar, maíz y batata, además de cambur, aguacate, lechoza,

pijiguao, tabaco y algodón, que usan para la elaboración de hamacas y de

sus vestidos. La artesanía la desarrollan las mujeres haciendo cestería y

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artículos utilitarios con bejuco de mamure descortezado. Luego están Los

Yukpa a los que la agricultura de tala y quema sigue siendo su principal

actividad de subsistencia, complementada por la caza, la pesca, la

recolección y una incipiente ganadería. El maíz es el cultivo y alimento

principal de los yukpa, combinado con la yuca dulce, el plátano y el cambur.

El cultivo del café se ha extendido por todas las comunidades y constituye

el cultivo comercial más importante. Los Yukpa comercializan el café a

través de su propia empresa cooperativa establecida en Machiques.

Posteriormente Los Karibe (Caribe), quienes cultivaban maíz, yuca, frijoles y

frutas tropicales, especialmente en las Guayanas y las Antillas. La pesca

constituía también parte de su actividad.

Los Timotocuicas, desarrollaron la agricultura de regadío en terrazas

construidas en las áreas montañosas; cultivaron la papa, el cacao, el maíz, el

tabaco y el ají. También fueron excelentes alfareros y textileros. Practicaban

el comercio con otras comunidades indígenas, mediante el intercambio de

sus artesanías por productos y frutos como el algodón y la sal. Tambien

encontramos los Wayúu los cuales subsisten en el desierto de la Guajira,

con la venta de artículos artesanales y el pastoreo de caprinos. Entre los

Wayúu el ganado es la principal riqueza y además el principal motivo de

prestigio. Aunque se comercia con él, se intercambia de modo no comercial:

para sellar una alianza matrimonial, como derecho sobre una descendencia

o para compensar daños o delitos, solucionar conflictos y establecer la paz.

Podemos culminar con el grupo indígena Los Barí, son agricultores,

cazadores, pescadores y recolectores. Cultivan en campos, en los

alrededores de las casas comunales, yuca, batata, plátano, zapallos, maíz,

ñame, piña, caña de azúcar, cacao, algodón, achiote y ají, cazan aves,

monos, el pecarí, la danta y roedores. Utilizan como arma de caza y pesca el

arco y flecha. La pesca es una fuente muy importante de su alimentación y

para multiplicarla construyen represas temporales y usan barbasco. Entre

los productos recolectados se destacan los frutos de la palma milpesos.

Page 16: Saúl Ayou

Practican el comercio desde época inmemorial para obtener sal y

actualmente para dotarse de herramientas metálicas, receptores de radio,

baterías y otros artículos.

Gracias a todos estos grupos indígenas el territorio venezolano se ha

ido enriqueciendo a medida que transcurre el tiempo, no solo, en la parte

económica sino también sus aspectos culturales sus costumbres lo que nos

representa y da identidad nacional. Poco a poco vamos avanzando pero no

dejemos de lado todo aquello que nos dejaron y nos siguen dejando y que

gracias a todos esos aportes el país subsiste y avanza.

Angye Andreina Romero Rivas.

Referencias:

Wikipedía, La enciclopedia libre. Disponible en:

http://es.wikipedia.org/wiki/Pueblo_bar%C3%AD

Blogspot Historia Socioeconómica de Venezuela. Unidad I, Génesis de

la evolución humana. Disponible en:

http://historiasocioeconomicadevenezuela.blogspot.com/2011/04/unida

d-i-genesis-de-la-evolucion-humana.html

Page 17: Saúl Ayou

DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

CONTEMPLADOS EN LA CONSTITUCIÓN Y SU RELACIÓN CON

LA SITUACIÓN ACTUAL DE ESTAS COMUNIDADES

os grupos indígenas se encuentran en las distintas culturas del

mundo por sus costumbres históricas, y por ser poseedores de

una ancha y desigual forma de ver la vida, con su condición

totalmente incomparable y a veces incomprensible para el resto de los seres

humanos que habitan el planeta.

Por lo regular, estas comunidades dispersas a lo largo y ancho del

globo terrestre, se han visto afectadas por el desarrollo de los países, por

sus sistemas normativos y por ende, marginados por la falta de interés, por

parte de las grandes élites sociales y gubernamentales.

En nuestro país, los indígenas se han establecido en tribus

independientes, unas de otras, sin mantener una unidad social ni política, es

decir, no poseían una igualdad entre sus culturas. Por tanto, algunas de

estas tribus se dedicaban a la pesca, a la caza y recolección de frutos, eran

nómadas. Mientras, otras obtenían su alimento gracias a la agricultura, pues

se habían establecido en una zona determinada de Venezuela.

Los derechos de estos pueblos indígenas, fueron olvidados por

nuestros gobernantes desde que nació nuestra Carta Magna a partir de 1811,

teniendo en cuenta que la Monarquía Española, no tomó en consideración la

igualdad y diferencia de su idiosincrasia de estos pobladores.

L

Page 18: Saúl Ayou

Luego, en la reforma

de la constitución de 1909,

se estableció en algunos

artículos que podían entrar

misioneros, con la idea de

civilizar indígenas, también

se impuso la libertad de

culto, pero no se especificó

que los indígenas tenían

derecho a sus cultos ancestrales.

Es en la constitución de 1947, donde se comienza a hablar del

ciudadano “indio”, incorporado a la vida nacional, pero no para ayudarlos, ni

tampoco asumiendo las condiciones de vida de éstos grupos autóctonos,

puesto que, para entrar en la vida de la civilización, se debían proteger y

considerar vulnerables. No obstante, en esta constitución el legislador dejo

claro al menos que el estado debería procurar la incorporación del indio a la

vida nacional, era un progreso significativo después de tanto tiempo

ignorado.

Cuando se reformó la Constitución de 1961, en la misma sólo se veía

un apartado alusivo a los pueblos indígenas que resultaba denigrante, pues

los creían como un régimen excepcional al cual el Estado debía responder a

una incorporación progresiva a la civilización.

Es con la reforma de la Constitución de 1999, cuando se reivindica los

derechos de los pueblos indígenas desde el preámbulo donde se reconoce a

Venezuela, como una República multiétnica y pluricultural y cuenta con el

Capítulo VIII, dedicado a los pueblos Indígenas, además de otros nueve

artículos vinculantes y tres disposiciones transitorias. Esto hace que los

ciudadanos indígenas puedan disfrutar de plenos derechos fortaleciendo y

enriqueciendo sus culturas ancestrales.

La mayoría de los derechos, fueron enfocados en servicios de salud,

educación, y las oportunidades económicas. Una vez que se establece este

Page 19: Saúl Ayou

reconocimiento constitucional de estos pobladores, empiezan a aparecer la

organización de partidos políticos en las tribus indígenas, los cuales han

comenzado a influenciar y florecer, en el mundo aborigen.

En la actualidad, muchos de estos pueblos indígenas, se han

preocupado de organizar algunos partidos políticos como el PSUV (Partido

Socialista Unido de Venezuela) y el PUAMA (Pueblo Unido Multiétnico de

Amazonas). Estos grupos, tienen una mezcla de tribus que apoyan los

derechos y democracia de los indígenas.

Lo que significa que, en el futuro estas organizaciones políticas

conformados por indígenas, tendrán que buscar y luchar por mejoras en su

población, reivindicación de la igualdad y libertad en sus pobladores,

buscando implementar una democracia para un grupo que, no lo tenía antes

y ahora adquieren la oportunidad de integrarse en el mundo de la

civilización. De tal manera, podrán tener voz y voto para luchar por

beneficios para todos, no les será fácil y muchos morirán, sin ver realizados

sus proyectos, pues la situación de muchos de estos indígenas es

dramática, viven en pobreza extrema y existe una alta mortalidad, debido a

las enfermedades, la miseria y la pobreza en la cual se encuentran

sumergidos.

Pareciera que muchas de estas etnias, están condenados a la

desaparición, en ocasiones, por la interferencia del hombre blanco.

Asimismo, diversos grupos se han asimilado a la población mestiza como

los Wayúu, integrados parcialmente en el sistema social, pero conservando

su condición de miseria. Muchos de ellos saben hablar español, para

poderse comunicar con los blancos y mestizos. Así como, con diferentes

tribus con distintos idiomas, en oportunidades, estas lenguas indígenas

están destinadas a la desaparición, esperemos que eso no pase y los

gobernantes hagan prevalecer los derechos adquiridos para mejorar la

calidad de vida de estos pobladores.

Ylse Nereida Pulido.

Page 20: Saúl Ayou

Referencias:

Taringa. La historia indígena. Disponible en : http://www.taringa.net/posts/info/11218242/La-historia-indigena.html

Jacques Poloni-Simard, Historia de los indios en los Andes, los indígenas en la historiografía andina: análisis y propuestas. Disponible en: http://nuevomundo.revues.org/651

Monografías, Derechos de los Pueblos Indígenas en Venezuela. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos91/derechos-pueblos-indigenas-venezuela/derechos-pueblos-indigenas-venezuela.shtml

Unet, Derechos indígenas. Disponible en: http://www.unet.edu.ve/unet2001/agrupaciones/amerindia/derechos_indigenas.htm

Andreina C. Barrios G. Blogspot. Indígenas de Venezuela. Disponible en: http://andreinacbarriosg.blogspot.com/2011/02/derechos-fundamentales-de-los-pueblos.html

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Gaceta Oficial Extraordinaria N° 5.453. 24 de marzo del 2000.

Page 21: Saúl Ayou

EN LA PIEL DE... EN LA

CASA DE LOS BARÍ

uisiera decir

que estuve en

una

comunidad con indígenas en

guayuco, con caras

pintadas, internados en una caverna de vegetación espesa, impenetrable por

la civilización. Pero no fue así.

Estuve durante 50 horas en Campo Rosario, un poblado fronterizo de

indígenas barí que queda en el municipio Jesús María Semprún, estado

Zulia. A cinco horas de Maracaibo y a media hora de Colombia. En la punta

del extremo oeste de Venezuela.

Allí, los nativos no tienen la particularidad de estar aislados ni

desnudos, pero son singulares por estar concentrados alrededor del cerco

de una industria petrolera, donde ven con desparpajo al hombre blanco y

mestizo haciéndose rico con sus tierras.

Tras cinco horas de recorrido por la Machiques -Colón, llego a una

intersección con movimiento de venezolanos y colombianos en un libre

intercambio de contrabando: El Cruce. A la izquierda, un camino

serpenteante es bordeado por cultivos de palmas aceiteras. Doce kilómetros

adentro está la explanada de asfalto triturado por años de sol, una pista de

aterrizaje de la Shell (1920) para los gringos que venían a buscar el tesoro

negro.

En una orilla de la pista hay chozas. En la otra, una línea con 20 casitas

de bloque que construyó, en 1999, el Instituto de Desarrollo Social de la

Gobernación, dejando fuera a 44 familias. Al finalizar la pista, emerge un trío

de tanques de petróleo encerrados en una malla de ciclón. Para convivir con

Q

Page 22: Saúl Ayou

ellos me despojo de atavíos, cosméticos y espejos que tanto me gustan. Me

visto de sencillez y no me reconozco. Estoy disfrazada.

Así voy en busca del primer cacique, a quien espero encontrar sentado

bajo una mata. Pregunto en su casa y su cuñada Fabiola Codacey me ubica:

“Debe estar en su oficina”. Sorprendida llego a una de bloque frisado, toda

pintada de blanco y con aire acondicionado. En la puerta, un cartel dice:

“Comunidad Arrutatakae”, que significa palma real, denominación que

dieron al caserío, en rechazo al nombre de campamento petrolero impuesto

por los blancos.

Antonio Sagostace, segundo cacique, me da esa explicación al

recibirme dentro de una cápsula alejada de la realidad exterior. Le propongo

convivir con el pueblo por unos días y Sagostace, un hombre de 48 años,

pómulos salientes y una boca que parece hecha con forma de sonrisa, deja

la decisión a Saúl Ayou, el primer cacique.

En unos minutos llega Saúl, un hombre 10 años menor que Sagostace,

rostro lleno, cabello erizo y sonrisa difícil. No entiendo cómo un hombre tan

joven lidera la comunidad y él mismo me explica: “Antes, los viejos eran los

caciques. Ahora es por votación. Fui el primero en votos y Antonio, estuvo

en segundo lugar, por eso es el segundo cacique”.

Sobre la posibilidad de quedarme se rehúsa: “Hay demasiado calor,

plaga y está dando dengue. En las chozas vive mucha gente, con un

chinchorro más se viene el rancho encima”.

“Por el calor no se preocupe, vengo de una tierra caliente. Para la plaga

me aplico insecticida y, si es posible, duermo en el suelo” —Insistí—.

Me refuta: “El insecticida no le hace a la plaga de aquí y si duerme en el

suelo le puede morder una culebra o un ciempiés. Voy a llamar a unas

muchachas a ver si pueden acompañarte, traducirte y además dormir en su

casa”.

Las jóvenes de su confianza comienzan a desfilar por la oficina y

entablan con él una conversación en barí, para excluirme del entendimiento.

Ninguna acepta. El cacique asume mi acompañamiento y estadía.

Page 23: Saúl Ayou

Es más del mediodía y Ayou, siendo el cacique, no tiene garantía de

comida. Me lleva a un rancho de palma que precede a su casa de bloques, es

la vivienda de su hermano Héctor. Murmulla en barí con su cuñada. El

tiempo pasa, mi estómago grita y él entra a su casa a hablar del mismo modo

con su hija mayor. Tras una hora, pregunta resignado: “¿Vos coméis

poquito?” Advierte que la ración no es copiosa.

En un plato de peltre me sirve arroz y dos presas de carne guisada. Él

sólo tiene una presa. Entiendo que ha compartido su almuerzo conmigo.

Devoro la carne excesivamente blanda y pregunto: ¿Qué es? Mona —

responde—. Agradezco no saber antes de desaparecerla del plato y

reconozco: “Estaba muy buena”.

Sus alimentos típicos son animales de monte, porque la etnia es

cazadora por tradición ancestral.

“Antes cazábamos con arco y flecha. Ahora, también con escopeta.

Comemos picure, lapa, cachicamo, tortuga, paloma y que ya no se

encuentran. Entonces comemos lo mismo que un blanco: arepas o

espaguetis y así no llegamos a viejos como antes”.

El único hombre centenario es Alfonso Kaseshimba. Tiene 110 años y

aparenta 80. Es el shamán. Mago de las hierbas que mastica y escupe en el

lugar de la dolencia de sus paisanos. Sus conocimientos son tan valorados,

que en la escuela de Campo Rosario es obligado escuchar todos los días

una hora de sus clases de historia.

En una de las aulas me siento a verlo dibujar un animal que ocupa toda

la pizarra. María Yanet, una muchacha de la comunidad, traduce: “El

hipopótamo vive en el agua y Sabaceba (Dios barí) le da comida. Pero se

come a los que se juntan con sadoyi (parientes)”. Los niños aprenden así, lo

que les espera si se enamoran de un familiar.

Cerca de esa aula, Héctor Ayou trabaja como obrero en la construcción

de otros salones, a pesar de ser uno de los más cultos de la comunidad.

Hizo estudios católicos en Colombia para ser agente pastoral comunitario y

convivió con los abuelos de las 17 comunidades barí del Zulia.

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Héctor argumenta la valentía de los ancestros de Campo Rosario al

referir que antes de la llegada de los españoles estaban ubicados por todo el

Sur del Lago, en torno a los ríos Zulia y Catatumbo. Tras la invasión, muchos

huyeron a la Sierra de Perijá. Pero ellos se quedaron en la sabana,

respondiendo con arco y flecha a los conquistadores primero, a la

electricidad de las compañías petroleras después y luego, a las balas

malditas de los hacendados. “Muchas historias sangrientas se escuchan. En

Machiques, cuentan los indígenas, que los hacendados llegaron a pagar

cinco bolívares por una oreja barí. Y decenas de orejas ensartadas en

alambre se veían en los patios de sus casas”.

Cae la noche y Héctor me habla de historia en la cápsula, mientras su

esposa hace la cena: el mismo arroz y dos presas de carne negra con

huesos filosos. Nuevamente el primer cacique me concede parte de su

comida. Tiene una sola presa. ¿Qué es? Yaguasa, un pato de ciénaga. El

hambre basta para comer a tragos gruesos, sin saborear.

La casa de Saúl es una de las pocas con ducha y sanitario que desagua

en pozo séptico. Quienes moran en ranchos como el de Héctor, donde yo

duermo, usan un baño colectivo, una especie de pared, sin techo, que se

enrrolla para formar un espiral donde se entra sin posibilidad de que nadie

vea. Es como entrar al caparazón resbaloso y apretado de un caracol, con

las paredes internas renegridas por el moho. Dentro, un tubo trae agua del

suelo, el suelo donde, a pocos metros, están los pozos sépticos. El calor es

tal, que al salir del caracol el cuerpo está más lavado por el sudor que por el

agua.

Tras la ducha llego a la choza de Héctor a las 8:00 de la noche, hora en

que el pueblo entero duerme. Pero en casa de los Ayou comienza la

angustia. Héctor y Saúl van y vienen en busca de un chinchorro para mí. En

su lengua, Fabiola pelea con Anañira, una de las hijas menores de Saúl que

se retuerce de rabia porque le quitan su chinchorro para la visita. Va a

dormir hacinada en la casa de bloque, con sus nueve hermanos.

Page 25: Saúl Ayou

La choza de Héctor no tiene dentro divisiones de paredes. El techo de

paja púa, es apetitoso para muchos insectos. En una esquina, la cama

matrimonial se esconde tras una cortina, es el lecho de los esposos. Las

paredes de lata exhalan de noche la insolación del día y en ellas, repisas de

madera sostienen la ropa y enseres.

Un solo bombillo, da ambiente de cueva. Al apagarlo el silencio más

puro deja escuchar con ecos hasta la caída de una hoja de paja. Zancudos,

mosquitos y jejenes comienzan su sinfonía de zumbidos en mis orejas.

Pican cada centímetro de piel. Me envuelvo como una oruga en el

chinchorro, pero de nada vale.

A las 9:00 de la noche se inicia una procesión de ratas por los horcones

y el suelo. Todos duermen menos yo. Veo cómo los roedores trepan las

cuerdas de mi hamaca, se tiran al piso, chillan, suben las repisas y lanzan la

ropa, ollas y tazas. Entiendo por qué Héctor duerme con una linterna en la

mano. Cuando tumban todo, las alumbra. Se esconden. Apaga la linterna y

vuelven a adueñarse de la oscuridad. Otro ruido se suma: las latas

retumban. Un perro callejero se calma el picor de las pulgas recostado al

rancho. No duermo ni en la fracción de un segundo. Comprendo por qué los

pobladores piden al Gobierno, casas de bloque. ¡Es urgente!

La tranquilidad llega a las 2:00 de la mañana, cuando dispongo salir a

ordeñar. Héctor se levanta conmigo para abrir la casa. Le digo: necesito ir al

baño. Nosotros usamos el monte —responde—. Me meto entre las sombras

de las matas y agachada contemplo un cielo negro más desnudo que yo, sin

su abrigo de nubes, me deja ver todas sus constelaciones.

Saúl enciende el camión 350 de la comunidad, me monto como copiloto

y a la plancha sube Jaime Abisoura, un barí delgado que vive diagonal al

primer cacique. Por caminos de tierra llegamos a la vaquera. Hay 10 vacas

lecheras adquiridas por asistencia agraria de Baripetrol, la empresa petrolera

instalada en sus tierras.

Jaime saca el ganado. Toma por el cuello a un becerro para que dé un

solo chupito en la teta de la madre. Luego lo aparta con crueldad, lo amarra a

Page 26: Saúl Ayou

las patas traseras de la vaca para que vea mientras roba su alimento. Saca

chorros de leche firmes que parecen perforar el balde, y dice: “Aunque

perdamos un poco, dejo leche a los becerros, porque es de ellos”. Habla con

cantado acento colombiano porque trabaja en materas de la zona, donde

abundan obreros del otro lado de la frontera.

Junto con Jaime, Enrique Abigdú, también pastorea. Es famoso por

tener dos esposas que son hermanas.

Los barí son monógamos por principio, pero desde la época antigua se

permite la poligamia en dos circunstancias: Cuando la primera esposa sea

estéril y, sin repudiarla, se busque una segunda para cumplir la función

procreadora. Y tal es el caso de Enrique. O cuando el hombre casado muere

y la viuda es acogida por un hermano del fallecido, que ya está casado. En

ambos casos no hay primera o segunda. Ambas tienen igual importancia.

El primer cacique me da esa explicación, pero me aclara que tener dos

mujeres es cada vez más escaso: “Antes no nos vestíamos y era más fácil

construir una casa. Ahora hay que vestir a la mujer y a los hijos, buscarle

casa y alimento. Es más difícil”.

De regreso paramos en casa de Jaime, todavía el cielo está negro. Son

apenas las 4:00 de la mañana. El tiempo en Campo Rosario va muy lento. A

esa hora se ve cómo en lo alto del cielo se abre un chorro de humo blanco,

oloroso a metano y crudo. Viene de los tanques y piscinas de petróleo que

están detrás del ciclón, donde se separa al petróleo del agua que trae desde

el vientre de la tierra. Ese olor se mezcla con el perfume del café y las arepas

fritas. Las amas de casa están despiertas.

A las 6:00 de la mañana, algunos niños van a la escuela Campo Rosario,

los persigo y encuentro a las cocineras prendiendo el fogón para hervir la

carne del almuerzo. Otras amasan arepas para un batallón de 300 niños. Las

ayudo a mirarlas en el budare.

Luego de cantar el himno nacional, a las 7:00 de la mañana, la fila de

niños aguarda el desayuno: una arepa, un huevo cocido y jugo de melón.

Todos se devuelven por una pizca de sal para aderezar el huevo. Pasa media

Page 27: Saúl Ayou

hora y la comida se acabó, pero los niños no. ¡A correr! A Maritza Abiadog,

coordinadora del comedor, no se le ven las manos cuando amasa, sus

compañeras pellizcan la mezcla y forman torres de arepa. Los huevos se

acabaron. Complementan con mayonesa.

Frente a la escuela está el nuevo ambulatorio. Construido, equipado e

inaugurado con gran pompa por Baripetrol, el 12 de octubre del año pasado,

Día de la Resistencia Indígena. Desde entonces, nunca abrió. No hay médico

para tan apartado pueblo.

A medio kilómetro está el ambulatorio viejo dotado por la Gobernación.

Ahí trabaja Bernardita Akirouoda, enfermera por insistencia de las monjas

misioneras que la criaron. Sólo ella tiene nociones básicas de medicina y

cuenta lo insólito: Tienen dos comedores y actualmente hay cinco niños con

desnutrición.

Al lado del ambulatorio está el comedor popular creado por el Gobierno

nacional. Mayela Méndez, una barí de 25 años, es la encargada de la cocina,

un cuarto con una sola ventana, techo de zinc bajo y bloques vestidos de

manteca y carbón de fogón. Allí hierven más las cocineras que los

alimentos. Se da el almuerzo y la cena a 150 personas, dándole prioridad a

niños, embarazadas y abuelos. Pero en realidad, casi todo el pueblo come

allí.

A las 2:00 de la tarde las ayudo a preparar la cena: plátano verde

cocido. Ya a las 4:00 de la tarde llega una romería de niños con tazas y

botellas plásticas para buscar su ración, la de sus padres, hermanos, y

parientes. Servimos una mitad de plátano y una cucharada de mantequilla y

leche. Los últimos quedan sin comida.

Al terminar de despachar, salgo a recorrer el pueblo y me paro en una

de las casas de bloque donde la puerta está tan abierta como la disposición

de la mujer que aguarda dentro, sentada en el piso limpio. Rubia Asobarei,

una abuela que saluda con su amplia sonrisa de un solo diente. Tiene 65

años y pasa sus días ensimismada en las estrellas de bejuco que teje

Page 28: Saúl Ayou

formando sus cestas. Tiene 10 hijos, pero ninguno aprovecha su experiencia

en la cestería. Sólo dos pericos la acompañan.

Le pido que me enseñe y me orden mirar. Le comento que me duele la

cabeza y con las mismas semillas de achote con las que colorea las fibras de

sus canastas, pinta una algarabía roja en toda mi cara y ruega a Sabaceba

que me alivie. En barí perfecto y muchas señas, se señala los ojos, la

cabellera despeinada, la palma de sus manos y se toca el pecho. Llamo a

una nieta, María Yanet, experta en traducir el barí de los viejos, y me

transmite: “Primero se aprende viendo. Luego, con la cabeza y después con

las manos, haciendo. Por último, con el corazón. Si te gusta, lo haces con el

corazón”.

Cae la noche y le informo a Rubia que regresaré al otro día para verla

por última vez y parto a casa de Héctor.

Al mañana siguiente, me levanto a las 6:00 para pasar por los

comedores y despedirme. Las muchachas que el primer día se negaron a

acompañarme, preguntan: “¿Cuándo vuelves?”.

De última dejo a Rubia, a quien aparto para preguntarle el secreto de la

subsistencia del barí: “No molestamos a nadie. Recibimos con una sonrisa a

los blancos y mestizos a pesar de lo que nos han hecho por años. No

sentimos odio”. Al traducir, María Yanet me mira y la miramos a ella.

Rompemos el silencio con carcajadas que espantan a los pericos y Rubia

susurra: “Estamos hechos de resistencia”.

Referencia:

Panorama, En la piel de… En la casa de los barí. Disponible en:

http://panorama.com.ve/portal/app/push/noticia101420.php

Page 29: Saúl Ayou

CONCLUSIÓN

inalmente, estas civilizaciones representaron las más grandes

y perfectas culturas Precolombinas, que aunque no pudieron

impedir el avance de los conquistadores españoles, lograron

legarnos, una impresionante arquitectura, además de sus estructuras

sociales, políticas y culturales. Sus avances los llevaron a formar unas

civilizaciones, que hasta el día de hoy, son de reconocida relevancia y valor

histórico.

También, son sumamente importantes los aportes que nos dieron y

nos siguen dando nuestros pueblos indígenas al territorio venezolano

debido a sus necesidades, ya que ellos iniciaron por lo que hoy subsiste el

país; además lo que nos identifica como nación, desde su rica cultura y

costumbres hasta el comercio, que fue el comienzo del desarrollo

económico de Venezuela y poco a poco en los años fue avanzando hasta

nuestro presente.

Asimismo, podemos tomar como ejemplo a Los Barí, un pueblo

indígena ubicado en el Estado Zulia, quienes aun preservan su idioma,

denominado chibcha, disponen de una religión monoteísta, son agricultores

y ganaderos y aunque al pasar el tiempo han reemplazado sus utensilios

hechos a mano, por los que se encuentran en los abastos, gracias a que se

han ido adaptando a la cultura occidental, hoy en día siguen creando cestas

y esterillas.

Sin embargo se puede decir que, la condición de muchos pobladores

Indígenas en Venezuela, es muy dramática y, no cambiará en el corto tiempo.

Sin embargo, al establecerse en la Constitución de 1999, como ciudadanos

con derechos, lograron por primera vez que los aborígenes lucharan por

oportunidades que no tenían, tal vez por la supervivencia de un sistema

social clasista, heredero de la época colonial, podrán mejorar su condición y

se puede augurar un futuro menos hostil.

F

Page 30: Saúl Ayou

Cuando vinieron. …

Ellos tenían la Biblia

y nosotros teníamos

la tierra.

Y nos dijeron cierren

los ojos y recen.

………Cuando

abrimos los ojos, ellos

tenían la tierra y

nosotros la

Biblia.