Upload
habimaru-aburame
View
254
Download
1
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Sekai R2 - Prólogo
Citation preview
8
Prólogo
Ding dang ding...
Ding dang ding...
Acababa otro día de clase. Y acababa, como todos los viernes, de la peor forma
posible: con una soporífera lección de filosofía. Y no era por falta de escándalo, dado
que los murmullos se extendían con una gran facilidad sin que nadie hiciese nada por
evitarlo, sino por el tema de la filosofía griega. Era incapaz de comprender cómo
podían meter a una persona cuyo mayor interés es la física a estudiar ese tipo de
cosas.
—¡Hey, Keitsuke! —me gritó una voz familiar—. ¡Espabila!
Giré la cabeza para averiguar el origen de tal clase de grito, que, lejos de
parecer un berrido, me llamaba en voz alta con un gran torrente, para descubrir que,
mientras guardaba mis cosas de clase (entre las que cabría destacar una agenda con
infinidad de bocetos de baja calidad, una libreta abierta por una página que cualquier
observador externo dudaría sobre su contenido filosófico al ver la enorme cantidad de
garabatos y frases graciosas, ilustrada por una enorme cantidad de figuras con algún
tipo de perspectiva chapucera, y un estuche con lo básico y poco más, que mi
calculadora hacía parecer más abultado de la cuenta), el resto de mis compañeros de
clase habían abandonado ya el aula, al igual que el profesor. ¿En qué estaría
pensando?
En el umbral de la puerta encontré la fuente de la voz, Takuya, mi mejor
amigo. Bueno, mejor dicho mi único amigo. No tenía demasiadas relaciones sociales,
sólo con él y con una compañera de su clase, lo que me volvía un chaval algo extraño
en la mía propia. Sí, sabía escucharles cuando tenían algo que contarme, y no tenía
problema en entablar alguna conversación trivial con ellos, pero hasta ahí llegaba,
compañeros. Nada más.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
9
—Eh, tío. ¿Qué haces aquí solo? Los demás ya han salido.
—Pues nada, aquí, esperando a que se desatasque la puerta —reí—. Bueno,
además me entretuve un poco recogiendo, pero total, no pasa nada.
—Tan... propio de ti... como siempre, Kei...Venga, ve dándote prisa, que tengo
hambre, y, con el frío que hace, unas lentejitas van a entrar perfectas.
—¿Lentejas? Mejor entra un pucherito bien calentito, colega.
—En fin, lo que te iba a decir... ¿Hacías algo esta tarde?
—Pues pensaba estudiar algo, pero si tienes un plan mejor, no me voy a negar
—contesté.
—Pues no sé, si quieres llamamos a Kyoko para echar un rato...
—No sé qué vamos a hacer... Porque menudo frío... Al menos no llueve.
—Pues igual algunas partidillas o algo, ¿no? —y añadió—. Si quieres me quito
de en medio un rato...para... tú sabes, ¿no?
—Ya te he dicho muchas veces que fue algo de un día y no creo que se repita.
Tan amigos como siempre —repliqué algo ofuscado por las insinuaciones.
—Pero ella...
—Pero ella piensa igual que yo —le interrumpí—. Ocurrió y si se repite, pues
bien, no vamos a ir buscando —concluí el tema cerrando el portón del instituto.
***
Con el portazo, las imágenes de aquel día volvieron a mi cabeza. Ya habían
pasado casi dos meses. Corrían los principios de octubre. Estábamos celebrando el
decimosexto cumpleaños de Takuya. No creo que fuésemos más de diez personas,
siquiera creo que llegásemos a ocho. Nosotros tres y algunos compañeros de clase
invitados por cortesía. Aunque no éramos demasiados, el salón de Takuya me parecía
muy cerrado. Quizá por la poca luz, quizá por el empacho de panchitos...
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
10
Decidí retirarme un rato. A pesar del frío, salí a tomar un poco de aire fresco.
Me dejé caer la bufanda sobre los hombros y me tumbé sobre la pared a mirar el
cielo. Hacía frío, pero no se veía ni una sola nube que ocultase el firmamento y la
luna se reflejaba en la piscina, como si fuese la cutre imitación de un lago.
Cuando me llegué a dar cuenta, mis ojos estaban tapados. Las manos que me
bloqueaban la vista, aunque suaves, estaban frías. Ignoraba de dónde salieron, puesto
que me apoyaba contra una pared y hubiese visto acercarse a alguien.
—¿Quién soy? —preguntaba una dulce voz que, de solo oírla, inspiraba en mí
un sentimiento de confianza, mientras retiraba sus manos.
—Oh, Kyoko... —susurré viendo sus brillantes ojos verdes y su pelo, que le
caía en dos coletas por delante—. ¿Qué haces aquí, con tanto sigilo?
—¿Qué haces aquí tú, tan solo?
—Ya me conoces, soy así —le dije en un tono neutro, que podría haber llegado
a asustarla si no me conociese tan bien.
—Pues lo siento, pero voy a deshacer un rato tu soledad... —me miró a los
ojos.
—¿Algo que contarme?
—Nada en especial... la misma monótona vida de siempre...
—¿Y qué tal las clases? Hace poco que has empezado, ¿no?
—Pues tengo la ligera sensación de que voy a odiar la estúpida asignatura de
filosofía —bufé, sabiendo que en realidad mi capacidad crítica superaba a la de la
mayoría de mis compañeros—. Y, por lo demás tampoco nada especial, ya sabía a lo
que venía... ¿Y tú?
—Bah, no es más que lo mismo de siempre pero con más...
—Como todo. No sé cuántas veces habré oído que el próximo curso va a ser
mortal...
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
11
Se creó un silencio efímero hasta que la chica murmuró un “Tengo frío”, al que
respondí tirando un poco de su bufanda hacia mí y tapándola con mi enorme
chaquetón. Sabía de primera mano que no le iba a molestar, tal y como era nuestra
amistad, uno ya sabía cuándo tenía que abrazar al otro. Pero... Esta vez se sonrojó.
—¿Qué haces sonrojada hoy? ¿No habrás bebido un poco más de la cuenta,
no? —pregunté en tono inquisitorio.
—Kei, sabes que no bebo... Es que... —se ruborizó aún más— Esto... cómo lo
digo... Ha sido inesperado, no sé...
—Tenías frío, cosa normal con lo poco que vistes —le dije a pesar de llevar un
largo jersey de rayas rojas y negras y unos pantalones largos, de estilo ancho—. Y
como amigo tuyo estoy para evitarlo. ¿No estamos para eso los amigos?
Me besó dulce y suavemente en los labios. No me sorprendió demasiado. Ella
era así y eso de darnos algún que otro besito ocasional sin ningún tipo de significado
más que cariño era muy común entre nosotros, pero lo que dijo a continuación fue lo
que me marcó.
—Keitsuke... ¿Qué nos pasa últimamente? Discutimos demasiado y casi nunca
hablamos de cosas importantes, ni de nuestros sentimientos...
—Tienes razón... supongo que esto de las clases y el miedo inicial nos habrá
agobiado un poco, pero aquí estamos de nuevo... Así que aquí me tienes, y me
gustaría escuchar todo lo que me tengas que contar...
Me besó. Esta vez no suave y dulcemente como solía hacer otras veces, sino de
una forma bastante más apasionada, con más entusiasmo que nunca.
—Cariño. Es algo que los dos necesitamos... Y para eso estamos los amigos,
¿no? —intentaba justificarle lo que hacíamos aunque las mejillas se me tintaban de
rojo al no esperarlo— Anda, ven aquí conmigo...
La atrapé entre mis brazos y nos besamos. Nos seguimos besando y besando.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
12
Aquellos veinte minutos que parecieron una eternidad entre los brazos de la chica que
más quería no me parecieron suficientes. Era la primera vez que me sucedía algo de
esto... y me gustaba.
Las primeras gotas de lluvia caían dulcemente sobre nosotros, pero en ese
momento, me pareció irrelevante. ¿Qué eran unas gotas de lluvia para lo que era ese
momento, quizás irrepetible? Con un poco de esfuerzo moral, separé sus labios de los
míos para cuestionarme en voz alta lo problemático de la situación, pero la chica me
silenció poniéndome un dedo sobre mis labios.
—Calla, Kei. Sé lo que estás pensando. Yo también lo estoy pensando... Por
favor, disfrutemos el momento... Lo necesito... Si quieres, después hablaremos del
tema... Realmente lamento tener que hacerte pasar por esto... — susurró con los ojos
bañados en las primeras lágrimas y el pelo empapado por la lluvia que ya se alejaba
de la dulzura con la que había comenzado.
—Calla... —le dije secándole las lágrimas con mi bufanda y apoyando su
cabeza sobre mi hombro —Para eso estamos los amigos, ¿no? Tranquila, estás
conmigo— le susurré junto a un nuevo beso.
Sentí la presencia de Takuya, el cual se giró sobre sus pasos al ver la escenita
que había montado, y mi gesto de muñeca. Es algo que debería agradecerle, que sabe
respetar los límites de la intimidad de la gente, cuando cualquier otro amigo se
hubiera sorprendido y gritado, rompiendo la magia del momento. De todas formas,
sabía que le debía una explicación.
No pasaron más de cinco minutos hasta que la chica estornudó, lo que me hizo
plantearme volver a entrar en la casa. Por suerte, Takuya había encendido la
chimenea, lo que nos permitió entrar en calor un poco más rápido.
—Oye, Taku... —intenté explicarle lo que había visto.
—No te preocupes, Kei. Ya me contarás con un poco más de tranquilidad, ¿no?
—Tenía razón, en ese momento estaba de todo menos tranquilo, con el corazón
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
13
acelerado y la mente muy dispersa—. Ahora lo que deberíais hacer es secaros, anda,
id a mi cuarto, y pilladme algo de ropa, ya me la devolveréis cuando sea. Sabes
encender la estufa, ¿no?
—Sí, pero... Creo que te mereces una explic....
—¿Qué es más urgente? —me interrumpió—. Venga, ya me contarás luego,
que vais a cazar un buen resfriado —se quejó, empujándome hacia la chica y
llevándonos a su cuarto.
Se giró y cerró la puerta tras de sí. Si no le conociera tan bien, hubiera pensado
que querría encerrarnos en una misma habitación por algún tipo de motivo, pero
siendo él, sólo se preocupaba por nuestra salud.
—Y no hagáis cosas raras en mi cama —gritó desde el otro lado de la puerta en
un tono irónico.
—Bueno... —me deshice de la ropa que más mojada tenía, quedándome en
pantalones— Creo que ahora es buen momento para hablar...
—Tantas cosas... No sabría por dónde empezar...
—Empieza por quitarte la ropa —respondí en un tono picarón y, para
compensar, añadí—. Que vas a pillar una pulmonía y prefiero quedarme medio loco
que tener a mi mejor amiga enferma por mi culpa.
—Bueno, será mejor que sí, pero ponte algo antes de que se me apetezca
abalanzarme sobre ti... ¡Qué hostias! —dijo tirando su húmeda camiseta al suelo y
mordiéndome el cuello.
—Ahora no es momento... ¿No crees? —la retiré con delicadeza de mi cuello y
la abracé, tocando las puntas de su húmedo pelo que caía por su espalda— Por favor,
necesito hablarlo, lo siento...
—Bueno... —susurraba recorriendo sus dedos por mi espalda—. Es cierto. Te
debo una explicación. Pero... es que no la tengo. Supongo que lo necesitaba. Y... —
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
14
sonrió—. Seguro que tú también.
—¿Qué?
—No sé... hace mucho que somos amigos... Y algún día... tendría que tocar,
¿no?
—Espera... ¿A qué te refieres? —pregunté, temiéndome que la chica buscase
un compromiso al que no pudiese atarme.
—Soy tonta —sollozó—. El tiempo nos une cada vez más y algún día había de
acabar explotando...
—Pero... ¿Qué significa todo esto? Acaso quieres...
— No, no... —me interrumpió—. Esto no significa nada. Bueno, ya sabes a
qué me refiero... Seguimos siendo tan amigos... Ya lo sé, Kei, no estás preparado una
relación seria. Supongo que, para ti, esto es sólo una cosa entre amigos.
—Gracias por comprenderme... Sabes que te quiero mucho, pero entiendo por
qué hay que sellar este tipo de cosas con un formalismo...
—Ya, pero, no sé, tenemos dieciséis años...
—A usted aún le faltan unos tres meses, bella damisela —le recalqué.
—Siempre me ha irritado ser la menor de los tres... —refunfuñó.
—Tampoco te pierdes nada... —susurré cabizbajo.
—Como te iba diciendo... —reencauzó la conversación—. Aunque nunca haya
sido capaz de comprender tu miedo, siempre tendremos tiempo para elegir si las
cosas van bien. No te preocupes, prefiero estar así contigo que estar sin ti. No lo
soportaría. No soportaría quedarme sola...
Envolví a la chica en mis brazos y la tranquilicé. Era incapaz confiar mucho en
mi forma de ser como para cuidar ese tipo de relación. Me alegré porque, aunque le
supusiese un esfuerzo, fuera capaz de respetar mi decisión. Y la besé de nuevo,
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
15
dejándole claro que seguiría cuidándola y que, entre nosotros, sería lo mismo.
Aún así, desde entonces las cosas se enfriaron un poco entre nosotros. Seguía
abrazándome cuando era conveniente, pero esa química tan pasional había
desaparecido... Sabía que debería hablarlo con ella... Aunque ninguno de los dos era
capaz de hacer el primer movimiento... Se trataba de una situación más que
incómoda.
***
—¡Keitsuke, espabila! —se quejó Takuya—. ¡Últimamente estás medio
dormido! Por cierto —añadió—. Respecto a lo de antes... Perdona...
—No, mi culpa, soy un poco borde... —contesté en un tono apagado.
—Estuve hablando con ella... Me dijo que....
—No quiero meterme en vuestras conversaciones privadas —y, aliviado, añadí
al ver la puerta de mi casa —. Oh, ya hems llegado...
—Venga, tío, nos vemos luego en mi casa... —se despidió—. Tenemos una
conversación pendiente.
Al entrar en mi casa, un familiar aroma a sopa llenaba la cocina. Mis padres
probaban el caldo, mientras que mis hermanas llevaban sus platos a la mesa.
—Kei, tu plato está en el microondas —mi madre bajó el volumen del televisor
a mi llegada.
—¡Gracias, mamá!
—Niñas, ¡dejad el pan y tomaos la sopa! —criticó mi padre haciendo uso de un
grave tono de voz.
—Es que está sosa — se quejó una de las chicas.
—Pues vienes y le echas sal... Anda que... —resoplé, mientras la chica
esquivaba una de mis letales collejas.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
16
—Tráela, Kei.
—¿No ves que estoy a mitad de camino con un plato ardiendo entre las manos?
—dije antes de sentarme a tomar la sopa e ignorar lo demás.
Al cabo de unos minutos, el plato estaba vacío. Ni una gota de sopa, ni un solo
fideo, ni el más pequeño trozo de pollo. Completamente vacío. Una sopa calentita a
principios de noviembre siempre venía bien.
Me dirigí a la cocina a por un par de manzanas, que casi engullí, y a preparar la
cafetera.
Aproveché mientras se filtraba para poner unos vasos de leche a calentar. Al
cabo de unos instantes la fragancia del café inundaba la cocina y el microondas
anunciaba con un estridente sonido que había acabado. Mezclé ambos líquidos con un
par de cucharadas de azúcar y me llevé mi taza a mi habitación, despreocupado.
Arranqué el ordenador y conecté un viejo reproductor de vinilos que un día
encontré en el garaje de mi casa, con un poco de jazz para acompañar.
“Delicioso, como siempre”, suspiré. Sería incapaz de arrancar bien el día sin
mi café matutino, ni de reponer fuerzas sin tomar una taza después de comer.
Tras unos minutos, el fondo del recipiente sólo me mostraba unos tristes posos.
Por suerte, el ordenador ya había arrancado, aunque con un rápido vistazo, descubrí
que ninguno de los contactos que me pudiesen resultar relevantes estaba en línea, por
lo que, tras desestimar la idea de estudiar justo al llegar de clase, decidí echar una
partida a algún videojuego. Abrí la bandeja de la consola y tomé las cajas que más a
mano tenía para decidir a qué jugaría.
Elegí un RPG que tenía a medias, al que jugué con tranquilidad hasta que un
jefe decidió destrozar a mi equipo. Por suerte, la anterior partida guardada estaba
justo al lado del colosal monstruo, aunque no tenía demasiadas ganas de volverlo a
intentar.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
17
Por tanto, decidí dejarlo para más tarde y aprovechar el momento para darme
una relajante ducha.
Me desvestí con prisas, dejando la ropa aleatoriamente colocada sobre una de
las sillas de mi habitación y entré en la ducha. Al instante me encontraba bajo un
chorro de agua caliente que, junto al dulce olor de mi champú preferido, me
reconfortaba. Abandoné la ducha mientras me enrollaba una toalla en el pelo y otra en
la cintura.
Me sequé lo más rápido que pude y fui a mi cuarto a vestirme. Elegí unos
vaqueros anchos, con una camiseta más o menos abrigada y una chaqueta al ver lo
triste que estaba el tiempo al otro lado de la ventana. Tras ello, fui a peinarme, cosa
que hice sin más preocupación que recogerme toda la melena en una cola alta, del
estilo samurái, dejando un par de mechones fuera, uno a cada lado.
—Malditos enredos —murmuré mientras deshacía algún que otro nudo de la
coleta.
Pensándolo bien, ya hacía tanto tiempo que llevaba así el pelo que se volvió
una de mis señas de identidad. Y todo porque a Kyoko le gustó verme así mientras
estaba jugueteando con mi pelo y un par de coleteros.
Aún me sobraba una media hora, así que decidí echar una rápida partida a un
antiguo juego arcade al que últimamente andaba viciado. Pasaba nivel tras nivel sin
siquiera perder una vida, y durante la breve partida, el marcador de puntuación seguía
creciendo sin que los disparos enemigos pusieran fin a mi virtual existencia, así que
no tuve más remedio que apagar e irme sin llegar a guardar el juego.
Al abrir la puerta, descubrí que en la calle hacía algo más de frío de lo previsto,
así que cogí un largo chaquetón que tenía colgado en un perchero cercano a la puerta
y me lo puse antes de irme. Justo al salir, una fuerte ráfaga de viento me agitó
violentamente el pelo.
Intenté despedirme de mi familia, pero al parecer no había nadie en casa. Sólo
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
18
pude decir adiós a Jolo, mi perro, que enérgicamente me recordaba que debía llenar
su cuenco de agua. Le acaricié tras la oreja y, tras rellenar su cuenco, le ofrecí una de
las galletas que llevaba en el bolsillo, lo que pareció hacerle mucha ilusión juzgando
por su forma de moverse de un lado a otro.
Cerré la puerta de la calle con un sonido contundente, aunque algo agudo (daba
la impresión de que era hora de engrasar las bisagras). No había un alma rondando las
calles, algo normal, ya que, como indicaba el reloj-termómetro al otro lado de la
avenida, la temperatura siquiera alcanzaba unos seis grados. Aunque, por suerte, no
llovía.
Calle tras calle, todo seguía igual de desierto. Algún quiosquero saludaba desde
su caldeado establecimiento bajo una montaña de mantas, con unas mangas colocadas
estratégicamente para poder atender a la clientela, que, por desgracia, no iba a ser
mucha un día tan frío y, quizá algún coche en las calles más concurridas.
Nada que ver con lo que se podía observar al otro lado de los cristales de las
cafeterías. Grupos variados gente, bañados por la mezcla de aromas del cacao y el
café y con una estufa evitando que pasasen frío cerca charlaban animadamente y
reían unos junto a otros. Eché mano a los bolsillos, buscando algo suelto aunque
fuera para un café de expendedora, pero no hubo suerte. No llevaba suficiente como
para comprar uno, así que me tuve que apresurar para poder resguardarme del frío en
casa de mi amigo.
Seguí caminando. No faltarían más de un par de calles cuando sentí una
extraña presencia. Me giré rápido, pero no alcancé a ver más que una sombra negra
resguardándose en un callejón. Supuse tal presencia como la de un gato y no le di
mayor importancia.
Llegué a mi destino. Llamé al timbre. Llamé de nuevo, siendo reprendido por
un grito que criticaba mi impaciencia. Acto seguido, se abrió la puerta. El anfitrión se
mostró con una cálida, aunque algo desfasada, bata a cuadros.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
19
—Espero que hayas preparado algo de café calentito... —dije temblando del
frío—. Porque estoy congelado.
—No, pero supongo que algo se podrá hacer... Anda, pégate a la chimenea, que
voy a preparar un poco... ¿Vas arrancando tú o qué?
—Venga, vale. ¿Lo de siempre?
—No debemos abandonar las viejas costumbres —hizo un gesto con la mano
mientras reía.
Pulsé el botón de encendido mientras me sentaba contra la chimenea. El
reconfortante calor en mi espalda me hizo olvidar lo que antes era un frío glacial,
mientras veía el vídeo de introducción del juego, vídeo que tanta expectación hubiese
causado en sus primeros días, con una legión de fans esperando como buitres para
obtener el último ápice de información. Menudos tiempos aquellos, ahora el
movimiento fan se había reducido a un puñado de novatillos pidiendo un combate
rápido en el que seguramente fueran reducidos a un puñado de escombros...
—¡Elixir traigo! — gritaba Takuya a lo largo del pasillo mientras la pantalla de
título gritaba el título del juego, incitándonos a pulsar el botón start.
—Se le recompensará con el mayor de los premios, pase usted a la sala real y
siéntese cómodo —continué mi tónica pseudomedieval—. ¡Una gran paliza! —le tiré
un mando, previo sorbo de café.
—Colega... no te lo crees ni tú —respondió en tono burlesco.
—Las estadísticas me sonríen. Más del setenta por ciento de victorias —
vacilé.
—Probemos otro juego... A ver qué me puedes hacer.
—Ganaría también... Al menos el cuarenta y cinco por ciento de las veces.
—Eso me haría tener más victorias — rió.
—Eso sólo te haría tener una mayor media. Aún así, desfavorable — le
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
20
ridiculicé y, añadí—. ¿Por vidas o por tiempo?
—Tres vidas. ¿Objetos?
—Por supuesto, buen hombre. ¿Qué sería de esto sin objetos? Eso sí, quita los
de siempre, que jugar con ellos no tiene la más mínima gracia.
—Así me gusta... —afirmó mientras realizaba a toda velocidad las selecciones
por el menú.
—Real men use items! —gritó mientras pulsaba el botón start para dar inicio a
la batalla.
Comenzó la batalla con una rápida bola de energía por mi parte. Esquivé de la
mejor forma que pude los disparos que me enviaban desde la otra punta de la
pantalla, lanzando el mayor número posible de esferas por segundo, para despistar a
mi oponente, que se movía grácilmente para atizarme con un puñetazo bien cargado,
que fui capaz de contrarrestar con cierta dificultad.
—Por cierto —me miró con una expresión que se podría considerar entre seria
y amistosa—. Creo que me debes algo de conversación.
—¿Es obligatorio? —intenté escaquearme con un tono burlón mientras
machacaba los botones para lanzar a mi rival por los aires.
—Mucho me temo que sí. Estuve hablando con ella. — paró el último de mis
golpes con una defensa perfecta.
—¿De?
—De mi colección de maquetas de mechas. Especialmente de ese último que
construí el otro día —y añadió tras pegarme un golpe que casi supuso mi primera
muerte —. No te jode.
—Sí, vale, tienes razón... Todo ese rollo. ¿Qué quieres que te diga? —golpeé a
su personaje en el aire, precipitándolo al vacío— Já, una vida menos. Como iba
diciendo... Ya hablé con ella en su momento. Fue la situación del día y... Sí, vale...
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
21
quizá quiera más —le lancé una bomba de humo para dificultar la visión—. Pero
tengo miedo.
—Sabes que respeta tu opinión —me recordó, clavándome un par de tiros de
plasma entre hombro y hombro—. Pero...
—¿Pero? Yo la quiero mucho, eso deberías saberlo. Pero no soy incapaz de
tener algo más. De tener una unión más fuerte que el hilo del destino que une nuestras
vidas.
—Eso te ha quedado muy lírico —me alabó mientras reducía mi contador de
vidas, lanzándome un bate de béisbol a la cabeza.
—Gracias, pero no acepto críticas literarias acompañadas de muertes —reí
devolviendo algo de daño en venganza—. Pero bueno... no pretendí quedar tan
literario... No sé... Ya sabes todo lo que pienso. Si siento algo por ella no tengo por
qué formalizar nada. Me asusta.
—Y ella lo comprende. Cabrón — añadió tras recibir un espadazo de mi parte
—. No creo que debiese haber problema.
—Que eso no le hace feliz. ¿No es suficiente problema?
—Tanto tú como yo sabemos que no le importa, que daría todo por un rato
junto a ti.
—Hombre, pero yo qué sé... Estoy confuso. ¿Crees que debería hablar con ella
del tema?
—Evidentemente —gruñó por haber perdido su segunda vida—. Pero ya.
Llegad a un acuerdo. O algo. Sé que podéis solucionarlo de alguna forma. Pero
ahora... ¡Muere! — dijo intentando golpearme de forma brutal.
—No —le contraataqué—. Y el ganador es... ¿Oh, en serio? ¡Yo! — fingí tener
una copa en una de mis manos y un ramo de flores en el otro brazo, cual laureado
piloto.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
22
—Vuelve a sentarte, te mereces una paliza por chulo.
—Ni de coña —repliqué seleccionando un personaje que lucharía a escudo y
espada.
—¿Con que con esas vamos? —se quejó sustituyendo su personaje por otro
esgrimidor.
—¡Duelo de espadas! — gritamos al unísono.
Pulsamos el botón Start y el combate comenzó. Ninguno de los dos se movía,
ni decía una palabra. Yo por mi parte esperaba un objeto que me diese ventaja,
aunque desconocía el motivo por el cuál mi adversario se precipitó hacia mí de
repente. ¡Cambio de planes! Imbuí mi espada en llamas y la choqué repetidas veces
contra la suya,
—Estuve pensando... —me comentó—. La vida es aburrida, ¿Sabes?
—Enhorabuena, has ganado un vale por dos Internets, capitán Obvio.
—Hablo en serio... Demasiado aburrida.
—Pues tanto tú como yo sabemos que sólo existen dos formas de sazonarla. A
lo shôjo o a lo shônen. Y no creo que nos vayan a adoptar en un clan ninja para salvar
el mundo. Así que sólo te queda una cosa: búscate una relación inverosímil.
—O podríamos comprarnos mechas gigantes y liar la de Dios —fantaseaba
mientras recibía uno de mis contraataques.
—Encarguemos entonces unas placas metálicas y unos láseres, si al señorito se
le apetece... —respondí de una forma más que irónica—. Sí, sólo nos queda lo de las
relaciones raras. A mí me funciona —reí, bloqueando un golpe con mi escudo—. Qué
condenado lío sentimental me traigo.
—Tú por lo menos eso, pero si narraran mi vida sería el libro más aburrido de
la historia.
—Siempre podrías utilizarlo para amargar a generaciones de estudiantes
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
23
venideras —recibí un golpe de su glacial espada, que respondí lanzándole la pistola
que tenía en mano sin munición alguna—. ¿Y por qué no te buscas novia? — le
sugerí —Una de mis compañeras me pregunta mucho por ti. Si quieres que os arregle
alguna cita...
—No sé... No estoy seguro de si deberías esforzarte tanto por si acaso —dijo
tirando una bomba entre los dos que acabaría con un doble KO.
—No me seas soplagaitas. ¿No has hecho tú mucho más por mí? ¿No estás
metido tú mismo de cabeza entre Kyoko y yo? —y, atacándole con mi ataque
especial, que dejaría su contador de vidas en uno, añadí— Te lo mereces. Por mis
amigos hago lo que sea. Sin vosotros seguiría siendo ese antipático misántropo que
llevo siendo toda mi vida.
—Pero... ¡Eh! —gritó al ver mi rastrera técnica asesina que le llevó a la muerte
sin ningún daño previo— ¿Cómo has hecho eso?
—Es fácil si tienes a tu adversario en Babia. Agarre y lanzamiento,
reimpulsado con un espadazo. GAME SET.
Ding dong
Ding dong
Me levanté a abrir la puerta a petición del anfitrión y me encontré a Kyoko.
Llevaba su larga melena recogida en dos trenzas que se dejaban caer por delante, y un
enorme chaquetón de color negro que caía sobre los anchos vaqueros que se había
puesto. Sentí el irrefrenable impulso de darle un gran abrazo.
—Sé que es mal momento, pero creo que deberíamos hablar—le susurré al
oído. Soltó un grito mudo y se le abrieron los ojos como platos.
—… —intentó balbucear, aunque no consiguió más que silencio, abrazándome
con más fuerza.
—Eh, ¡venid aquí! ¡Que se te va a enfriar el mando, Keitsuke! ¡Y tú también!
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
24
¡Que no hemos quedado para que os deis el lote, sino para daros una paliza!
—Pues como sea como las dos anteriores que me has dado, chungo lo llevas —
esbocé una sonrisa—. Anda, Kyoko, vente por aquí— lancé el mando hacia arriba
haciéndolo girar.
—Bueno, chicos... ¿Esperáis ganarme? —vacilaba la chica mientras se
preparaba para luchar, remangándose el jersey que tenía bajo el chaquetón que había
dejado atrás.
—Teniendo en cuenta que hemos llegado al acuerdo de que si te escondes para
no morir, vamos los dos a por ti, sí.
—Eso es injusto. Muy injusto —lloriqueó la chica en una pataleta fingida—.
Aunque igual os gano de todas formas.
—Eh, ¿por qué te tienes que coger ese personaje siempre? —se quejó
enérgicamente Takuya, señalando al personaje menos antropomórfico de todo el
elenco—. Eres monótona.
—No seas así, Taku — le reprimí —. Si va a morder el polvo rápidamente haga
lo que haga, ¿por qué no dejarle hacerlo de una forma mona?
—Venga, venga, menos pique —me riñó el anfitrión.
—¡Pero si has empezado tú! —repliqué con un un doloroso tortazo en la
espalda—. Anda y vamos a empezar ya...
—De acuerdo, vamos allá.
Comenzó esta tercera partida en un escenario casi totalmente llano, con no más
de tres plataformas. Esta vez volví a los clásicos ataques directos, eligiendo un
personaje con un gran abanico de combos físicos. Como era de esperar, la chica
empezó a surcar los cielos, lo que le hizo recibir un gran gancho ígneo al volver a
tierra, casi arrebatándole una de las vidas, sólo para ser apuñalado por la espalda por
mi otro rival con una espada láser.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
25
—¡Serás cabrón! ¿Para esto formamos esta clase de acuerdos? —le lancé un
bate de béisbol a la cabeza, lo recuperé y se lo volví a tirar, acabando en una rápida
muerte del luchador.
—En fin... ¿Algún tema de especial relevancia acerca del cuál hablar? — hizo
cambiar de tercio la chica —. ¿No? ¿Ninguno?
—Ninguno, si nuestra vida es un peñazo tremendo —y añadí—. Aunque... me
sé de un chaval que busca...
—Cállate —me interrumpió, lanzándome una granada, que pude desviar de un
puñetazo hacia la chica, que recibió todo el daño—. No, en serio. Cállate.
—¿Es que no quieres que se sepa? —le canturreé, burlón.
—¿Pero de qué habláis? —se preguntaba la chica mientras nos lanzaba unas
ingentes cantidades de explosivos.
—De que Takuya es idiota y no confía en ti —lancé un golpe bajo a mi amigo
mientras pateaba a su personaje—. Pobre chico desanimado y solitario.
—Tampoco te pases, simplemente dije que pretendía animar mi vida un poco...
Y que esta es la mejor forma.
—¿Pretendes decir que quieres novia por aburrimiento? Eso es algo cruel por
tu parte. —acusó la chica mientras lanzaba a mi otro rival fuera del escenario.
—No, mujer... Simplemente a veces me siento un poco solo... —se lamentó
mientras lanzaba su ataque especial con renovadas fuerzas—. Vosotros....
—¡Menudo leñazo! —interrumpimos la chica y yo casi al unísono, y añadí —
Cabrón, has dejado esto más que igualado. Una vida por cabeza. Aunque tu marcador
lo veo algo perjudicado— y, realizando uno de mis mejores ataques segué ambas
vidas— Fin. Vuelvo a ganar.
Ring Ring
Ring Ring
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
26
—Tu móvil, Taku —le recordé chasqueando los dedos repetidas veces frente a
su cara—. ¡Cógelo ya, que me pones nervioso!
—¿Sí? —contestó—. Ah, sí. Vale, de acuerdo. Todo bien, enseguida lo hago.
Sí, les preguntaré. Venga, nos vemos. Un beso, mamá —colgó.
—¿Quién era? —quise saber.
—Mis padres, que me acercara a comprar unas cosas para la cena. Y que si
queréis quedaros a cenar, que siempre está bien.
—¡Claro! — sonreía la chica.
—Pues yo no sé, lo siento, tendré que llamar a ver qué hago o qué.
—Pues eso, me acerco. ¿Os venís? —y rectificó, al mirarnos a los dos, que nos
habíamos tomado inconscientemente de la mano—. No, mejor quedaos aquí, que
tardo sólo un minuto.
—Gracias —le susurré, y, para disimular, añadí—. ¿No necesitas ayuda o algo?
—No, si es sólo un momento —se marchó, cerrando la puerta tras de sí.
Se creó un completo silencio. Sabía que le tenía que decir algo, pero era
incapaz de deducir el qué. Ella sólo estaba reclinada sobre el sofá, entre sonrojada y
triste. La miré. “En fin, ahora o nunca”, pensé. Y la abracé con todas mis fuerzas,
dándole un dulce beso en la mejilla.
—He estado hablando con Taku... Y tenéis razón, quizá esté siendo un idiota...
— me acerqué a su oído y le susurré — Te quiero.
La chica no respondía a nada de lo que decía. Le brillaban los ojos como si
fuera a romper a llorar en cualquier momento.
—Lo siento... ya sé ambos dijimos que nada iba a cambiar, pero...
—Temes algo serio —comenzó llorar—. ¿Es que no te gusto? ¿Es que no soy
lo suficientemente buena para ti?
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
27
—Tengo miedo —sollocé—. Mucho miedo, de destrozarlo todo de una forma
tan tonta. Te quiero mucho. Algún día podré dar ese paso... Pero ahora...
— Me pides que me conforme con una amistad... Te entiendo. Pero... No sé...
Soy demasiado egoísta. No sé aprovechar lo que tengo.
— O sólo soy yo el que es egoísta. No llores... Te quiero... Sabes que te quiero
mucho — dije meciéndola entre mis brazos — Mírame. Esos preciosos ojos verdes
nunca deberían llorar... No permitiré que vuelvan a llorar.... —le confesé, haciéndola
sonrojar aún más—. Eres mi mejor amiga y no quiero que sufras lo más mínimo.
Se volvió a hacer el silencio, en el cual sólo destacaban dos latidos
desincronizados, aunque era difícil saber cuál era más veloz más que el otro. Una
mirada intensa se prolongó un tiempo que podría considerarse eterno. Ayudé a la
chica a enjugarse sus lágrimas y aproveché la ocasión para unir dulcemente nuestros
labios... Fue un beso tierno, aunque no por ello carente de pasión. Cerré los ojos y
dejé el tiempo fluir... No me importaba lo que pasase alrededor. Sólo me importaba el
momento, el dulce tacto de sus labios junto a los míos.
El ruido de la cerradura interrumpió el momento, aunque la chica pareció no
darse cuenta, así que me limité a hacer señas con el brazo libre a Takuya, que tuvo la
gentileza de abandonar la habitación durante un momento. Al poco tiempo, aunque
para mí eterno, separamos nuestros labios.
—Siento haberte hecho sufrir tanto... Tranquila, no te abandonaré —le susurré
al oído— Perdóname, he sido un idiota.
—Perdóname por no ser capaz de decirte nada...
—¡Hola, chavales! —gritó Takuya al entrar a la habitación como si nada
hubiera pasado—. Perdón por abandonaros, ¿qué tal el rato?
—Pues ya sabes... Lo de siempre —mentí, aunque él conociera la verdadera
respuesta.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
28
—Y, bueno, Keitsuke... ¿Te vas a quedar?
—Vale, genial. Aunque no puedo volverme demasiado tarde, me gustaría hacer
un par de cosas esta noche...
—Igualmente, te voy a pedir que me eches una mano a guardar la compra. Son
un par de cosillas, pero tú sabes. Kyoko, anda, ve echando una partida mientras tanto.
—En fin, tú me contarás... —me interrogaba el anfitrión mientras guardaba un
par de latas de conservas—. ¿Que no volvería a pasar? Si es que esta casa tiene
magia... — rió burlonamente.
—Vale, sí, tengo admitir que algo de razón tenías... Quizá lo haya hecho mal.
¿Quieres martirizarme por ello? —guardé unos cartones de leche.
—No, simplemente te mereces un “te lo dije”. Bueno, concretamente un "te lo
dije, imbécil".
—No me seas idiota —rompí a reír golpeando con suavidad a Takuya en el
hombro.
Beep beep.
Beep beep.
Mi teléfono. Un rápido vistazo al mensaje me incitaba a volver a casa a recibir
a mis primos, que venían de visita, así que tuve que despedirme de mis amigos, tras
una conversación sin rumbo ni sentido, que siempre había de surgir en el último
momento. Choqué palmas con Takuya y le pedí a Kyoko que me acompañase a la
puerta para hablar a solas con ella unos minutos antes de marcharme.
—Oye... —le susurré ya en la puerta—. Siento tener que irme...
—Pero no seas idiota, que no pasa nada —sonrió con cariño—. No te
preocupes...
—Me gustaría pasar un rato más contigo —sostuve su barbilla dulcemente y la
miré a los ojos—. Recuperar algo de tiempo. Ponernos al día. Pero te prometo que
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
29
intentaré estar pronto contigo. Volveré a verte pronto —la besé dulcemente,
pasándole por la espalda el brazo libre y apretando a la chica contra mí—. Pero eso
será mañana...
—Espera... —susurró cuando ya había dado unos pasos en su contra y se
abalanzó sobre mí a abrazarme—. Gracias.
—No deberías darme las gracias, soy un completo idiota que no sabe cuidar de
ti— contesté algo sonrojado por el imprevisto abrazo. Bueno —y tras otro largo beso
añadí —. He de irme... ¡Hasta mañana! — sonreí.
Una calle, otra, otra... Todas comenzaban a iluminarse al ocultarse
completamente el Sol. Los parques por los que cruzaba se veían solitarios en
contraste a la alegría infantil que se podía ver durante el día (claro está, si éste no
fuese tan frío como el de hoy) , siendo el mayor atisbo de vida un grupo de
descerebrados que a aún cortas horas de la noche ya estaban bebiendo cerveza en un
banco mientras reproducían música de dudosa calidad con los estridentes altavoces de
sus móviles.
—Por suerte no tienen un coche para dar aún más por saco con los subwoofers
reshulones to' tuneaos —reí para mí mismo.
Las cafeterías en las que la gente mantenía sus tertulias esa misma tarde se
habían tornado pubs en los que se seguía charlando, pero con unas frías copas en
lugar del cálido café. Por suerte, la música de los lugares por los que pasaba seguía
siendo de tanta clase como de costumbre: algo de jazz, algún otro lugar con rock
suave, e incluso un par de locales con metal. Entre el atractivo de la música y la
luminosidad de las luces de neón, me veía tentado a entrar, aunque sólo fuese a
saborear un poco el ambiente.
Un veloz gato de tonos pardos cruzó la calle a toda velocidad cortándome el
paso. Vi una alargada sombra junto a la mía proyectada en el suelo, aunque al
girarme, no había nadie cerca, así que, de nuevo, al igual que aquella misma tarde,
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
30
me planteé el que fuera un animal ágil y sin rumbo. Crucé la siguiente calle y volví a
sentir una presencia cerca, sin ver quién podría ser. Empezaba a escamarme, y un
escalofrío me comenzó a recorrer toda la espalda.
Aunque no fue hasta que llegué al siguiente parque cuando me vi
completamente sorprendido. Una extraña chica con una larga chaqueta de color negro
y la capucha echada sonreía en la soledad de un oscilante columpio sin quitarme ojo
de encima. Pasé justo por al lado, aunque pareció no inmutarse. Unos metros más
adelante me la encontré sentada en un balancín, cosa que me pareció poco posible,
aunque al girar mi cabeza vi que, efectivamente, ya no estaba en el columpio.
Se retiró la capucha para mostrarse. Era, lo que casi cualquier persona que la
viera podría decir, atractiva. Su pelo largo, de un color azul oscuro que reflejaba la
luz que venía del foco le caía por uno de los hombros hacia delante. Sus ojos eran de
un color tan claro que, aunque bellos, podrían dar miedo al más estrafalario de los
góticos. Aún así resultaban interesantes y llamativos. Y su sonrisa era perfecta, en
armonía con el resto de su cara.
—Keitsuke —escuché un susurro junto a mi oído y me giré asustado para ver
que la chica había aparecido justo al lado mía —No tengas miedo..
—Estoy flipando —susurré para mis adentros—. Flipando.
—No, Keitsuke —sentí los labios de la extraña en mi cuello, besándome con
suavidad, haciéndome paralizar completamente.
—¿Quién eres? —rechiné entre dientes a la figura, que parecía haberse alejado
sin darme yo cuenta.
—¿Acaso eso importa? —sonrió de una forma bastante adorable—. ¿Acaso es
necesario que conozcas mi identidad? Ahora comprendo por qué te quieren.
—¿De qué hablas? —me quejé mientras la chica se acercaba a mí y agarraba
con suavidad mis hombros.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
31
—Tan desconfiado como guapo, por lo que veo —dijo entre susurros la chica
mientras rozaba con la punta de su lengua mi mejilla.
— Todo esto... ¿De qué va esto? —pregunté sin más dilación— Dímel...
La chica me interrumpió besándome. Era una situación extraña. Era un beso
totalmente robado, aunque parecía agradable. La chica transmitía serenidad, y,
aunque no fuera una sensación totalmente placentera, podría considerarse agradable.
Reparé, al estar de cerca, en el fino y blanco rostro de la chica, que podría parecer un
par de años mayor que yo. Separó sus labios de los míos y se relamió de una forma
dulce, aunque un poco lasciva.
—Ahora que ya tengo lo que yo quería de ti, tendrás lo que quieres saber de
mí, je, je — rió con dulzura y, susurró de una forma casi imperceptible—. Aunque
aún no tenga lo que ellos quieren de ti — y, añadió, volviendo a un tono más normal
—. Supongo que es hora de las explicaciones. Verás, mi nombre es S....
Un gran golpe interrumpió la conversación. Un chico alto con una larga melena
recogida en una coleta mandó a la extraña volando hacia la otra punta del parque.
Sentí algo golpearme, y, en cierta forma, clavarse en mi brazo, aunque no fui capaz
de percibir el objeto ni pude palparme la herida.
Mis párpados me empezaban a pesar.
—Debí imaginármelo, vosotros —oí de una forma difusa.
—Salvando... De nuevo. Maldito Re....
—Mal objet..... Hoy te volver.... Manos vac....
La conversación comenzaba a hacerse imperceptible. Algunos gritos y golpes
lo procedieron. Mis párpados comenzaron a cerrarse poco a poco, y yo caí sobre el
suelo, aunque algo hizo que no cayese en rotundo, sino con delicadeza. Oí de nuevo
la voz masculina preguntarme si estaba bien, aunque no fui capaz de responder. Mis
ojos se cerraron por completo.
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.
32
Sólo sentí frío. Y dudas, una enorme cantidad de ellas. ¿Quién sería esa chica?
¿Y el otro hombre? ¿Quienes eran ellos? ¿Qué querrían? ¿Por qué estaba en el suelo,
incapaz de moverme? ¿Pasaría algo conmigo? ¿Sonaría el despertador la mañana
siguiente y sólo tendría un vago recuerdo de todo esto? ¿Sólo sería una broma de mi
subconsciente?
Más tarde, comencé a sentir calor, comodidad. Tranquilidad. Aunque las dudas
permanecieran ahí, en mi interior tampoco importaba tanto. Sólo eran unas cuantas
dudas rondando mi cabeza.
Lanzamiento original: 11 de enero de 2010
Habéis tenido paciencia para leeros el prólogo. Vaya. ¿Os ha gustado? Todos dicen que es demasiado empalagoso. Como ya he dicho más de una vez, y tendré que repetir otras cuantas, ha sido algo intencionado. Una buena forma de caractarizar a los personajes aún así, ¿no creéis?
Bonita, aunque extraña relación entre Keitsuke y Kyoko. Quizá el punto clave para trazar las pautas del pensamiento de nuestro prota. Y, como en casi cualquier historia, cortada por un acontecimiento inesperado.
Otro punto que me gustaría remarcar son las partidas a lo que en un capítulo futuro denominaremos Digital Clash, algunas de ellas basadas en alguna de mis experiencias en el mundo de los videojuegos. También quería experimentar con una narrativa que mezclara de una forma ágil diálogo y acción, con un resultado que, cuanto menos, me parece prometedor.
Nada más que decir sobre el prólogo más que lo que dije en su día... "Sekai... ¡Por fin está aquí!"
Pero ahora no tienes más que pasar la página para continuar con la historia. ¡Vamos! ¡Sekai te espera!
Sekai – Primera Saga © Javier Escámez "Habimaru" '09-10.