SELECCIONES DE ALLAN KARDEC

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  • 7/25/2019 SELECCIONES DE ALLAN KARDEC

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    Selecciones de Allan Kardec 1

    SELECCIONESDE ALLAN KARDEC

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    2 Selecciones de Allan Kardec

    Contenido

    Mi primera iniciacin en el Espiritismo 2

    Consejos para la observacin de Fenmenos Espiritistas 5

    Escala Espiritista 9Los falsos profetas en la erraticidad 13

    Hay Espritus? 15

    La Carne es dbil 16

    Locura, suicidio, obsesin 18

    De los lugares visitados por los espritus 20

    Mximas Extraidas de las Enseanzas de los Espritus 22

    Estudio Sobre la Naturaleza de Cristo 23

    De la Obsesin y la Posesin 24

    Olvido del Pasado 27

    Ensayo Terico Sobre la Sensacin en los Espritus 29

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    Mi primera iniciacin en el EspiritismoExtracto de Obras Pstumas

    Era en 1854 cuando o hablar por primera vez de la mesa giratoria. Un da me encontr con el Sr. Fortier, elmagnetizador, que ya conoca desde haca mucho tiempo, quien me dijo: Sabis la singular propiedad queacabo de descubrir en el magnetismo? Al parecer, no son solamente los individuos los que puedo magnetizar,sino tambin las mesas, a las que hago mover a mi voluntad. Esto es muy singular, en efecto, le respond yo.

    Mas en rigor, confieso que no me parece radicalmente imposible. El fluido magntico, que es una especie deelectricidad, puede muy bien obrar sobre los cuerpos inertes y hacerlos mover. Las narraciones que publicaronlos peridicos de las experiencias hechas en Nantes, en Marsella y en algunas otras poblaciones, no podrn dejarduda sobre la realidad del fenmeno.

    Algn tiempo despus volv a ver al Sr. Fortier, y me dijo: Ved si es extraordinario: no solamente hagogirar una mesa magnetizndola, sino que la hago hablar. Yo la interrogo y ella responde. Esta es otra cuestin -le respond-. Creer lo que me decs cuando lo vea y cuando me hayis probado que una mesa posee un cerebropara pensar y nervios para sentir, y que puede convertirse en sonmbula. Hasta entonces, permitidme que no veaen ello ms que un cuento.

    Este razonamiento es lgico. Yo conceba la posibilidad del movimiento por una fuerza mecnica, masignorando la causa y la ley del fenmeno, me pareca absurdo atribuir inteligencia a una cosa puramente material.

    Yo estaba en la posicin de los incrdulos de nuestros das, que niegan los hechos porque no se saben dar cuentade lo que presencian. Si hace 50 aos hubiera habido quien dijera pura y simplemente que poda transmitirse unmensaje a 500 leguas y recibir su contestacin en una hora, no hubiera faltado quien se riera de la afirmacin,aduciendo excelentes razones cientficas para probar que la cosa era materialmente imposible. Hoy, que laelectricidad es conocida, semejante afirmacin no chocara a nadie. En este mismo caso se hallan todos losfenmenos espiritistas: a quienes no conozcan las leyes que los rigen, les parecern sobrenaturales, maravillosos,y por consecuencia, imposibles y ridculos; ms conocida la ley, lo maravilloso desaparece, la fenomenologa noofrece nada que repugne a la razn y se comprende perfectamente su posibilidad.

    Yo me hallaba entonces ante un hecho inexplicado, aparentemente contrario a las leyes de la Naturaleza,y que repugnaba a mi razn. No haba visto ni observado nada. Las experiencias realizadas ante personas honor-

    ables me confirmaban la posibilidad del efecto puramente material, pero la idea de una mesa parlante no caba enmi cerebro.Al ao siguiente, a principios de 1855, me encontr con el Sr. Carlotti, un amigo de veinticinco aos, que

    me habl de estos fenmenos durante una hora con el entusiasmo que l pone en todas las ideas nuevas. El Sr.Carlotti era corso, de una naturaleza ardiente y enrgica; yo haba apreciado en l las cualidades de un almagrande y bella, pero no me fiaba de su exaltacin. Empez por hablarme de la intervencin de los espritus, y mecont tantas cosas sorprendentes, que lejos de convencerme, aument mis dudas. Vos seris un da de losnuestros, me dijo por fin, y yo le respond: No digo que no; nadie puede responder del maana.

    Algn tiempo despus, en mayo de 1855, me encontr en casa de la Sra. Roger, sonmbula, y con el Sr.Fortier, su magnetizador. All estaban tambin el Sr. Ptier y la Sra. Plainemaison, quienes me hablaron de estosfenmenos en el mismo sentido que el Sr. Carlotti, pero en otro tono bastante diferente. El Sr. Ptier era un

    funcionario pblico de avanzada edad, y hombre muy instruido y de carcter serio, fro y reposado. Su lenguaje,exento de todo entusiasmo, produjo en m viva impresin, y cuando me ofreci asistir a las experiencias quetenan lugar en casa de la Sra. Plainemaison, calle Grange-Batelire, 18, acept con regocijo. El da designadofue el martes 1 de mayo, a las ocho de la noche.

    Esta fue la primera vez que fui testigo del fenmeno de las mesas que giraban, saltaban y corran, y lo fuien condiciones tales, que la duda no me era posible. Presenci tambin algunos ensayos bastante imperfectos deescritura medianmica sobre una pizarra con ayuda de una cestita.

    No por esto mis ideas se modificaron. Pero entre aquellas futilidades aparentes y la especie de juego aque se haba reducido el fenmeno, hube de reconocer un hecho, y por consecuencia, una causa que lodeterminara, que desde luego conceptu seria, y como la revelacin de una nueva ley que me propuseprofundizar.

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    La ocasin de poder observar atentamente se me ofreci poco tiempo despus. En una de las veladas dela Sra. Plainemaison conoc a la familia Baudin, que por aquel entonces viva en la calle de Rochechuart. El Sr.Baudin me brind asistir a las sesiones semanales que celebraba en su casa, y en ellas fui, desde ese instante, unode los ms asiduos concurrentes.

    Estas reuniones eran bastante numerosas por los habituales asistentes a ellas y porque se admita sindificultad a todos los que lo solicitaban. Los dos mdiums eran las hermana Baudin, que escriban sobre unapizarra con la ayuda de una cestita, llamada peonza o trompo, ya descrita en El Libro de los Mdiums. Esteprocedimiento, que exige el concurso de dos personas, excluye toda posibilidad de participacin de las ideas del

    mdium. Por tanto, la continuidad de las comunicaciones y las respuestas dadas a los temas que se proponan, noimportando que estos temas se formularan mentalmente, acusan hasta la evidencia la intervencin de unainteligencia extraa.

    Los puntos tratados eran generalmente frvolos. Nos ocupaban, sobre todo, las cosas que afectaban a lavida material, al porvenir, todo aquello que no tena nada de verdaderamente serio: la curiosidad y elentretenimiento eran el principal mvil de los asistentes. El espritu que se comunicaba normalmente tomaba elnombre de Zephir, nombre perfectamente en consonancia con su carcter y con el de la reunin. No obstante, lera muy bueno y se declar el protector de la familia. Si frecuentemente usaba tonos joviales, tambin saba darsanos consejos y manejar oportunamente el epigrama mordaz y espiritual. Apenas nos conocimos, me dioconstantes pruebas de una gran simpata. Aunque no era un espritu muy avanzado, ms tarde, asistido por otros

    superiores, me ayud en mis primeros trabajos. Despus me dijo que deba reencarnar y no volv a conversar l.Aqu fue, pues, donde hice mis primeros estudios serios sobre Espiritismo, aunque tuvieran ms derevelaciones que de puras observaciones. Apliqu a esta nueva ciencia, como hecho siempre con toda otra, elmtodo de la experimentacin: no me he fiado nunca de teoras preconcebidas. Observ atentamente, compar,deduje las consecuencias. De los efectos quise remontarme a las causas por la deduccin y el encadenamientolgico de los hechos, y no admit como verdadera ninguna explicacin que no resolviera todo gnero dedificultades. As era como haba procedido en mis trabajos anteriores desde la edad de 15 o 16 aos. Comprendal momento la gravedad de la investigacin que iba a acometer. Entrev en estos fenmenos la clave del problemaoscuro y controvertido del pasado y del porvenir de la Humanidad, la solucin que yo haba buscado vanamentetoda mi vida. Me di cuenta, en una palabra, de que iba a provocar toda una revolucin en las ideas y en lascreencias, y en vista de todo ello, me promet obrar con circunspeccin y no a la ligera, ser positivista y no

    idealista, para no envolverme de bellas ilusiones.Uno de los primeros resultados de mis observaciones fue el darme cuenta de que los espritus, no siendo

    otros que las almas de los hombres, no poseen ni la soberana sabidura ni la soberana prudencia; que su saber eraproporcionado a su progreso, y que su opinin no tena ms valor que el de una opinin personal. Esta verdad,reconocida desde el principio, me preserv del grave escollo de creer en su infalibilidad y de formular prematurasteoras sobre la palabra de uno solo o de varios de ellos.

    El solo hecho de la comunicacin con los espritus, cualquiera de ellos y exprsense como se expresen,prueba la existencia de un mundo invisible. Esto es ya un punto capital, un campo inmenso abierto a nuestrasexploraciones, la clave de una multitud de fenmenos inexplicados. El segundo punto, no menos importante, esel de conocer el estado de ese mundo y de sus moradores, si uno puede expresarse de este modo. Observ quecada espritu, en razn de su posicin personal y de sus conocimientos, desenvolva ante m una fase, un modo deser privativo, absolutamente igual que cuando uno quiere conocer el estado de un pas interrogando a sushabitantes de todas clases y condiciones: cada uno lo define a su manera y de todos se puede aprender algunacosa de provecho, no siendo posible que del interrogatorio de uno slo pudiera obtenerse un resultado tancompleto. En este caso, el observador ha de formar opinin en vista de las impresiones o documentos recogidosaqu y all; ha de coleccionarlos, coordinarlos y contrastarlos unos con otros. Y esto mismo fue lo que yo hice.Proced con los espritus como hubiera procedido con los hombres: me sirvieron, desde el ms pequeo hasta elms grande, como medios de estudio, nunca como reveladores predestinados.

    Estas son las disposiciones con que empec y continu mis estudios espiritistas: observar, comparar yjuzgar desapasionadamente todos los hechos.

    Hasta entonces, las sesiones que se celebraban en casa del Sr. Baudin no haban tenido ningn objeto

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    determinado. Yo propuse que se procurara la solucin de los problemas que me interesaban bajo el punto devista de la filosofa, la psicologa y la naturaleza del mundo invisible, y llev a cada sesin una serie de cuestionespreparadas y metdicamente ordenadas, que recibieron contestacin precisa, profunda y lgica. Desde estemomento, las sesiones adquirieron distinto carcter. Entre los asistentes se encontraban personas serias quetomaron por ellas un vivo inters, y si alguna vez faltaban, yo estaba all como de ms. Las cuestiones ftileshaban perdido su atractivo para la mayora. En un primer momento no vi en ello ms que mi propia instruccin;ms tarde, cuando un las comunicaciones, me apercib de que adquiran las proporciones de una doctrina, ypens en publicarlas para instruccin de todo el mundo. Estas cuestiones son las mismas que sucesivamente

    desenvueltas y completadas forman la base de El Libro de los Espritus.Al ao siguiente, en 1856, frecuent al mismo tiempo las reuniones espiritistas que se celebraban en la

    calle de Tiquetone, domicilio del Sr. Roustan y la Srta. Japhet, sonmbula. Estas reuniones eran serias yordenadas. Las comunicaciones tenan lugar a travs de la Srta. Japhet con ayuda de la cestita.

    Mi trabajo estaba en gran parte terminado y haba adquirido proporciones de un libro, pero quisesometerlo a la aprobacin de otros espritus valindome de diferentes mdium. A este efecto pens convertirlo enobjeto de estudio en las sesiones del Sr. Roustan. Los espritus, despus de algunas de ellas, me dijeron que erapreferible revisarlo en el seno de la intimidad, y me designaron ciertos das para trabajar particularmente con laSrta. Japhet, a fin de hacerlo con ms calma y evitar indiscreciones y los comentarios prematuros del pblico.

    No me content con esta revisin, a pesar de recomendrmela los espritus. Las circunstancias hicieron

    que me relacionase con otros mdiums, y cada vez que la ocasin se me ofreca, aprovechaba para proponeralguna de las cuestiones que me parecan ms espinosas. De este modo ms de diez mdiums me prestaron suconcurso para este trabajo. Despus de la comparacin y de la fusin de todas estas respuestas, coordinadas,clasificadas y muchas veces sometidas a examen en el silencio de la meditacin, fue cuando me decid a formar laprimera edicin de El Libro de los Espritus, que vio la luz el 18 de abril de 1857.

    A finales de este mismo ao las dos seoritas Baudin contrajeron matrimonio, las reuniones no volvierona celebrarse y la familia se dispers. Pero entonces mis relaciones empezaron a extenderse, y los espritusmultiplicaron para m los medios por los cuales pudiera recibir sus instrucciones en los trabajos sucesivos.

    Consejos para la observacin de Fenmenos Espiritistas

    (En negrita se expresa el ao de publicacin)1859:Los Espritus son lo que son, y no podemos cambiar el orden de las cosas; no siendo nosotros perfectos,aceptamos sus palabras slo a beneficio de inventario y no con la credulidad de los nios; juzgamos,comparamos, sacamos conclusiones de nuestras observaciones, y sus mismos errores son para nosotrosenseanzas, porque no hacemos abnegacin de nuestro discernimiento.Estas observaciones tambin se aplican a todas las teoras cientficas que pueden dar los Espritus. Serademasiado cmodo tener slo que interrogarlos para encontrar la ciencia totalmente solucionada, y para poseertodos los secretos de la industria; adquirimos la ciencia slo al precio del trabajo y de las bsquedas; su misinno es liberarnos de esta obligacin. Sabemos por otra parte que no todos ellos saben todo, sino que hay entreellos falsos sabios, como entre nosotros, que creen que saben lo que no saben, y hablan de lo que ignoran con el

    equilibrio ms imperturbable. Un Espritu podra pues decir que es el Sol el que gira y no la Tierra, y su teora nosera ms verdadera porque viniese de un Espritu. Aquellos que nos suponen una credulidad tan pueril, sepanpues que tenemos toda opinin expresada por un Espritu por una opinin individual; que la aceptamos slodespus de haberlo sometido al control de la lgica y de los medios de investigacin que nos abastece la cienciaespiritista misma.

    1859:Nuestros estudios nos ensean que el mundo invisible que nos rodea reacciona constantemente sobre elmundo visible; nos lo muestran como una de las fuerzas de la naturaleza; conocer los efectos de esta fuerzaoculta que nos domina y nos subyuga sin saberlo nosotros no es tener la llave de ms de un problema, laexplicacin de multitud de hechos que pasan inadvertidos? Si estos efectos pueden ser funestos, conocer la causa

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    del mal, no es tener el medio de preservarse de ello, como el conocimiento de las propiedades de la electricidadnos dio el medio de atenuar los efectos desastrosos del rayo? Si sucumbimos entonces, nos podemos ms quereprendernos a nosotros mismos, porque no tendremos la ignorancia como excusa. El peligro est en el imperioque los malos espritus toman sobre los individuos, y este imperio ni es solo desde el punto de vista de losintereses de la vida material. La experiencia nos ensea que no es nunca impunemente que nos entregamos a sudominacin; pues sus intenciones jams pueden ser buenas. Uno de sus tcticas para conseguir sus fines, es ladesunin, porque saben muy bien que sacarn provecho del que es privado de apoyo; tambin su primer cuidado,cuando quieren apoderarse de alguien, el caso es siempre inspirarle la desconfianza y el alejamiento para

    quienquiera que pueda desenmascararlos con la luz de consejos saludables; una vez dueos del terreno, pueden, asu gusto, fascinarlo con promesas seductoras, subyugarlo halagando sus inclinaciones, aprovechando todos loslados dbiles que encuentran, para hacerle sentir luego mejor la amargura de las decepciones, golpearlo en susafectos, humillarlo en su orgullo y, a menudo, elevarlo un instante slo para precipitarlo desde ms altura.

    1861:Sera muy lastimoso, adems, que la propagacin de la doctrina estuviese subordinada a la publicidad denuestras sesiones; por numeroso que pudiera ser el auditorio, siempre sera muy restringido, imperceptible,comparndolo con la masa de la poblacin. Por otra parte sabemos, por experiencia, que la verdadera conviccinse granjea slo por el estudio, la reflexin y una observacin constante, y no asistiendo a una o dos sesiones, pormuy interesantes que sean; y esto tan es verdad que el nmero de los que creen sin haber visto nada, porque

    estudiaron y comprendieron, es inmenso. Sin duda el deseo de ver es muy natural, y estamos lejos de censurarlo,pero queremos que se vea en condiciones provechosas. Es por ello que decimos: estudie primero, y usted verdespus, porque usted comprender mejor.

    Si los incrdulos reflexionaran sobre esta condicin, veran en ella la mejor garanta de nuestra buena feprimero, y de la fuerza de la doctrina despus. Lo que ms teme el charlatanismo es ser comprendido; fascina a lavista y no es tan tonto como para dirigirse a la inteligencia, que descubrira fcilmente el fondo del asunto. ElEspiritismo, al contrario, no admite confianza ciega; quiere ver claro en todo; quiere que se comprenda todo, quese d cuenta de todo; pues cuando recomendamos estudiar y meditar, llamamos al concurso de la razn, yprobamos que la ciencia espiritista no teme al examen, ya que antes de creer establecemos la obligacin decomprender.

    1861:El que tiene la intencin de organizar un grupo en buenas condiciones debe, ante todo, asegurarse elconcurso de algunos adeptos sinceros, que tomen en serio la doctrina y cuyo carcter conciliador ycondescendiente le sea conocido. Formado este ncleo, aunque haya slo tres o cuatro personas, se establecerreglas precisas, ya sea para las admisiones, ya sea para el comportamiento en las sesiones y el orden de lostrabajos; reglas que las nuevas personas, recin incorporadas, se obligarn en aceptar... La primera condicin quehay que imponer, si no se quiere ser distrado a cada instante con objeciones o cuestiones ociosas, es el estudioprevio. El segundo es una profesin de la fe categrica y una adhesin formal a la doctrina del Libro de losEspritus y tantas otras condiciones especiales que se juzgar a propsito. Esto regir para los miembros titulareso dirigentes; para los oyentes, que generalmente vienen para adquirir mayor conocimiento y conviccin,podemos ser menos rigurosos; no obstante, como son quines podran causar la confusin por observacionestrasladadas, es importante asegurarse su disposicin; es preciso sobre todo, y sin excepcin, apartar los curiososy quienquiera que fuese atrado slo por un motivo frvolo.

    El orden y la regularidad de los trabajos son tambin cosas esenciales. Vemos eminentemente til abrir lasesin con la lectura de algunos pasajes del Libro de los Mdiums y del Libro de los Espritus; por este medio,tendremos siempre presentes en la memoria los principios de la ciencia y los medios de evitar los escollos queencontramos en cada paso con la prctica. La atencin se fijar as sobre multitud de puntos que a menudoescapan de una lectura particular, y podrn dar lugar a comentarios y a discusiones instructivas en las cuales losmismos Espritus podrn participar....

    1861:...Todo esto, como podemos ver, es de ejecucin muy simple, y sin ruedas complicadas; pero tododepende del punto de partida, es decir de la composicin de los grupos primitivos. Si son creados por elementos

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    buenos, sern tan buenas races que darn buenos retoos. Si, por el contrario, son creados por elementosheterogneos y antipticos, de espiritistas dudosos, ocupndose ms de la forma que del fondo, considerando lamoral como la parte accesoria y secundaria, hay que esperar polmicas irritantes y sin salida, heridas a lassusceptibilidades, y, como consecuencia, conflictos precursores de la desorganizacin. Entre los verdaderosespiritistas tales como nosotros los definimos, viendo el fin esencial del Espiritismo en la moral que es la mismapara todos ellos, habr siempre abnegacin de la personalidad, la condescendencia y la benevolencia, y, comoconsecuencia, la seguridad y la estabilidad en las relaciones. Es por ello que insistimos tanto en las cualidadesfundamentales. Las sociedades numerosas tienen su razn de ser hasta el punto de vista de la publicidad, pero los

    estudios serios y continuos, es preferible realizarlos en grupos ntimos.

    1861: Adems, cualquiera que sea la naturaleza de la reunin, sea numerosa o no, las condiciones que debecumplir para lograr el fin son los mismos; es a esto que hay que aportar todos los cuidados y que aquellos queasistan sern fuertes, porque necesariamente tendrn el apoyo de los Espritus buenos. Estas condiciones setrazan en el Libro de los Mdiums n 341.

    Un defecto bastante frecuente entre algunos adeptos nuevos, es considerarse maestros despus dealgunos meses de estudio. El Espiritismo es una ciencia inmensa, como sabemos, y cuya experiencia puedeadquirirse slo con el tiempo, igual que en todas las cosas. Hay en la pretensin de no necesitar ms consejos deotro y de creerse por encima de todos, una prueba de insuficiencia, ya que se falta a uno de los primeros

    preceptos de la Doctrina: la modestia y la humildad. Cuando los malos espritus encuentran disposicionessemejantes en un individuo, no dejan de sobreexcitarlos y de entretenerlos, persuadindoles que solo ellos poseenla verdad. Es uno de los escollos que podemos encontrar, y contra el cual cre que deba prevenir, aadiendo queno basta slo con llamarse espiritista o llamarse cristiano: hay que probarlo con la prctica.

    1864:El Espiritismo es una fe ntima; est en el corazn y no en los actos exteriores, no prescribe ningn actoque sea de una naturaleza que pueda escandalizar a los que no comparten esta creencia, recomienda abstenersede ello por espritu de caridad y de tolerancia.

    1864:Si la doctrina espiritista fuese una concepcin puramente humana, tendra para garanta slo las luces deaquel que la hubiese concebido; entonces, nadie aqu abajo podra tener la pretensin fundada de poseer la

    verdad absoluta. Si los Espritus que la revelaron se hubieran manifestado a un solo hombre, nada garantizara elorigen, porque habra que creer bajo palabra al que dira haber recibido su enseanza. Admitiendo de su parteuna sinceridad perfecta, todo lo ms podra convencer a las personas de su entorno; podra tener sectarios, perojams llegara a reunir a todo el mundo. Dios quiso que la nueva revelacin llegase a los hombres por una vams rpida y ms autntica; es por ello que encarg los Espritus de ir a llevarla de un polo al otro,manifestndose por todas partes, sin darle a nadie el privilegio exclusivo de escuchar su palabra...

    1864: La fuerza del Espiritismo no reside en la opinin ni de un hombre ni un Espritu; est en la universalidadde la enseanza dada por estos ltimos; el control universal, como el sufragio universal, cortar en el futurotodas las cuestiones litigiosas; fundar la unidad de la doctrina mucho mejor que un concilio de hombres. Esteprincipio se abrir su camino, como el de: fuera de la caridad no hay salvacin, porque est basado en la lgicams rigurosa y la abdicacin de la personalidad. Podr contrariar slo a los adversarios del Espiritismo, y a losque solo tienen fe en sus luces personales.

    1864:Sabemos que los Espritus, a consecuencia de la diferencia que existe en sus capacidades, estn lejos deestar individualmente en posesin de toda la verdad; que no les es dado a todos el penetrar ciertos misterios; quesu saber est proporcionado a su depuracin; que los espritus vulgares no saben sobre ellos ms que loshombres, y hasta menos que los ciertos hombres; que hay entre ellos, como entre estos ltimos, presuntuosos ysabios falsos que creen que ellos saben lo que no saben; sistemticos que toman sus ideas por la verdad... rbitrosde la verdad. En semejante caso, que hacen los hombres que no tiene una confianza absoluta en si mismos?Piden consejo a gran nmero de personas, y la opinin de la mayora es su gua. As debe ser la consideracin de

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    la enseanza de los Espritus que nos abastecen, ellos mismos, de los medios.La concordancia en la enseanza de los Espritus es pues el mejor control, pero hace falta que se efecte

    en ciertas condiciones. El menos seguro de todos es cuando un mismo mdium interroga a varios Espritus sobreun punto dudoso; es muy evidente que si est bajo el efecto de una obsesin, y si est en relacin con un Esprituengaoso, este Espritu puede decirle la misma cosa bajo nombres diferentes. No hay tampoco una garantasuficiente en la conformidad que se puede obtener por los mdiums de un solo centro, porque pueden sufrir lamisma influencia. La sola garanta seria est en la concordancia que existe entre las revelaciones hechasespontneamente por la intervencin de un gran nmero de mdiums extraos unos a otros y en lugares diversos.

    Concebimos que no se trata aqu, en absoluto, de comunicaciones relativas a intereses secundarios, sino deaquellas que se relacionan con los mismos principios de la doctrina...

    El primer control es sin disputa el de la razn, al que se debe someter, sin excepcin, todo lo que viene deEspritus; toda teora en contradiccin manifiesta con el sentido comn, con la lgica rigurosa, y con los datospositivos que se posee, cualquiera que sea el nombre respetable con que sea firmada, debe ser rechazada. Peroeste control es incompleto en muchos casos, a consecuencia de la insuficiencia de conocimiento de ciertas perso-nas y de la tendencia de muchos que toman su propio juicio por rbitro nico de la verdad. La nica garantaseria est en la concordancia que existe entre las revelaciones hechas espontneamente por la intervencin degran nmero de mdiums extraos unos a otros y en lugares diversos.

    Tal es la base en la cual nos apoyamos cuando formulamos un principio de la doctrina; esto no es porque

    coincide con nuestras ideas que lo damos como verdad; no nos situamos de ninguna manera en rbitro superiorde la verdad, y no le decimos a nadie: crea tal cosa, porque lo decimos nosotros. Nuestra opinin es, a nuestromodo de ver, slo una opinin personal que puede ser justa o falsa, porque no somos ms infalibles que otros.No es tampoco porque un principio nos fue enseado que sea para nosotros la verdad, sino porque recibi lasancin de la concordancia.

    1864:Este control universal es una garanta para la unidad futura del Espiritismo, y anular todas las teorascontradictorias. Es all dnde en el futuro, se buscar el criterio de la verdad. Lo que hizo el xito de la doctrinaformulada en el Libro de los Espritus y en el Libro de los Mdiums es que, por todas partes, cada uno pudorecibir directamente de los Espritus la confirmacin de lo que encierran. Si, en todas partes, los Espritushubieran venido a contradecirlos, estos libros habran sufrido desde hace tiempo la suerte de todas las

    concepciones fantsticas. El mismo apoyo de la prensa no los hubiera salvado del naufragio, mientras que,privados de este apoyo, no se ha hecho un camino menos rpido; porque tienen el apoyo de los Espritus buenos,cuya buena voluntad se quiso compensar, y ms all, el mal deseo de los hombres. As sern todas las ideas queemanarn de los Espritus o de los hombres, que no podran soportar la prueba de este control, y nadie podradiscutir su fuerza.

    1865:El Espiritismo, teniendo por finalidad la mejora de los hombres no viene, en absoluto, a buscar a aquellosque ya estn perfeccionados, sino a aquellos que se esfuerzan por mejorar poniendo en prctica la enseanza delos Espritus. El verdadero espiritista no es el que lleg al fin, sino el que quiere seriamente alcanzarlo.Cualesquiera que sean pues sus antecedentes, es buen espiritista desde que reconoce sus imperfecciones y essincero y perseverante en su deseo de enmendarse. El Espiritismo es para l una regeneracin verdadera, porquerompe con su pasado; indulgente hacia los dems como querra que los dems fueran con l, no pronunciarpalabra alguna que fuese malvola u ofensiva para nadie. El que en una reunin se apartase de convenienciasprobara no slo un defecto de comportamiento y de urbanidad, sino tambin una falta de caridad; el que seofendiese de la contradiccin y pretendiese imponer su persona o sus ideas, dara prueba de orgullo. Entonces,ninguno de los dos estara en el camino del verdadero Espiritismo, es decir del Espiritismo cristiano. El que creeque tiene una opinin ms justa que otras la har aceptar mejor por la dulzura y la persuasin; lo agrio sera de suparte muy mal proceder.

    1865:El Espiritismo no est solamente en la creencia a la manifestacin de los Espritus. El mal de los que locondenan es creer que consiste slo en la produccin de fenmenos extraos, y esto porque no habindose

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    tomado la molestia de estudiarlo, ven slo la superficie. Estos fenmenos son extraos para los que no conocenla causa, pero quienquiera que profundice, ve solo en ellas los efectos de una ley, de una fuerza de la naturalezaque no se conoca y que, por esto mismo, no son maravillosos, ni sobrenaturales. Estos fenmenos prueban laexistencia de los Espritus, que no son otros que las almas de los que vivieron, prueban, por consiguiente, laexistencia del alma, su supervivencia al cuerpo, la vida futura con todas sus consecuencias morales. La fe en elfuturo, encontrndose apretada sobre pruebas materiales, se vuelve inquebrantable, y triunfa sobre laincredulidad. Es por eso que cuando el Espiritismo se haya convertido en la creencia de todos, no habr msincrdulos, ni materialistas, ni ateos. Su misin es combatir la incredulidad, la duda, la indiferencia; pues no se

    dirige a los que tienen una fe, y a los que esta fe basta, sino a aquellos que no creen en nada y a los que dudan.No dice a nadie que abandone su religin; respeta todas las creencias cuando son sinceras. La libertad deconciencia es a sus ojos un derecho sagrado; si no la respetase, faltara a su primer principio que es la caridad.Neutro entre todos los cultos, ser el lazo que los reunir bajo la misma bandera, la de la fraternidad universal;un da se tendern la mano, en lugar de pronunciarse un anatema.

    Los fenmenos, lejos de ser la parte esencial del Espiritismo, solo son lo accesorio, un medio suscitadopor Dios para vencer la incredulidad que invade la sociedad; su parte esencial es, sobre todo, la aplicacin de susprincipios morales. Es en esto que se reconoce a los Espiritistas sinceros. Los ejemplos de reforma moralprovocados por el Espiritismo son ya bastante numerosos para que se pueda juzgar los resultados que producircon el tiempo. Es necesario que su fuerza moralizadora sea muy grande para triunfar sobre las costumbres

    inveteradas por la edad y la ligereza de la juventud. El efecto moralizador del Espiritismo tiene pues comoprimera causa el fenmeno de las manifestaciones que dio la fe; si estos fenmenos eran una ilusin, as como lopretenden los incrdulos, habra que bendecir una ilusin que le da al hombre la fuerza a vencer sus malasinclinaciones.

    Escala EspiritistaExtracto de El libro de los Espritus

    100. Observaciones preliminares: La clasificacin de los espritus est basada en su grado de progreso, enlas cualidades que han adquirido y en las imperfecciones de que han de despojarse an. Esta clasificacin,

    adems, no es absoluta; cada categora no ofrece en su conjunto ms que un carcter saliente; pero la transicines insensible de un grado a otro, y en los lmites desaparece el matiz como en los reinos de la naturaleza, en loscolores del arco iris y tambin como en los diferentes perodos de la vida del hombre. Se puede, pues, formar unnmero mayor o menor de clases, segn el aspecto que se elija para considerar esta cuestin. Sucede con estocomo en los sistemas de clasificaciones cientficas, que pueden ser ms o menos completos, ms o menosracionales y cmodos para la inteligencia, sin que, cualesquiera que sean, cambien en nada el fondo de la ciencia.Los espritus consultados sobre el particular han podido, pues, discordar en el nmero de categoras, sin que estotenga trascendencia. Algunos han hecho un arma de esta contradiccin aparente, sin reflexionar que los espritusno dan importancia a lo que es puramente convencional, ya que para ellos el pensamiento lo es todo, dejando anuestra voluntad la forma, la eleccin de los trminos, las clasificaciones, los sistemas, en una palabra.

    Aadamos otra consideracin que nunca debe perderse de vista, a saber: que entre los espritus, lo mismo

    que entre los hombres, los hay muy ignorantes, y que nunca se estar bastante prevenido contra la tendencia decreer que todos han de ser sabios, porque son espritus. Toda clasificacin requiere mtodo, anlisis yconocimiento profundo del asunto, y en el mundo de los espritus, los que tienen conocimientos limitados no son,como no lo son los ignorantes en la Tierra, hbiles para abarcar el conjunto y formular un sistema, y no conoceno slo comprenden imperfectamente las clasificaciones. Para ellos, todos los espritus que les son superiorespertenecen al primer orden; sin que puedan apreciar los matices de saber, capacidad y moralidad que losdistinguen, como entre nosotros se distingue el rstico del ilustrado, y hasta los mismos que son capaces dehacerlo pueden variar en los pormenores segn su punto de vista, mayormente cuando nada de absoluto tienenlas divisiones. Linneo, Jussieu y Tournefort han tenido un sistema peculiar, sin que haya variado la botnica;porque no inventaron ellos las plantas y sus caracteres, sino que observaron las analogas con arreglo a las cuales

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    formaron los grupos o clases. As hemos procedido nosotros; no hemos inventado los espritus ni sus caracteres,sino que los hemos visto y observado, los hemos juzgado por sus palabras y hechos y clasificado con arreglo asus semejantes, apoyndose en los datos que nos han proporcionado.

    Los espritus admiten generalmente tres categoras principales o tres grandes divisiones. En la ltima queest al principio de la escala, vienen comprendidos los espritus imperfectos, caracterizados por el predominio dela materia sobre el espritu y la propensin al mal. Los de la segunda estn caracterizados por el predominio delespritu sobre la materia y por el deseo del bien, y comprende los espritus buenos. La primera, en fin, comprendelos espritus puros, que han alcanzado el grado mximo de perfeccin.

    Esta divisin nos parece que es perfectamente racional y que presenta caracteres bien distintos, y no nostocaba a nosotros ms que hacer visibles, por medio de un nmero suficiente de subdivisiones, los principalesmatices del conjunto, y es lo que hemos hecho con el concurso de los espritus, cuyas benvolas instruccionesnunca nos han faltado. Utilizando este cuadro ser fcil determinar la categora y grado de superioridad o deinferioridad de los espritus con quienes podemos establecer relaciones, y por tanto, el grado de confianza y deestimacin que merecen. De cierta manera es la clave de la ciencia espiritista; porque slo l puede explicarnoslas anomalas que presentan las comunicaciones, ilustrndonos acerca de las desigualdades intelectuales y mo-rales de los espritus.

    Advertimos empero, que los espritus no pertenecen siempre y exclusivamente a tal o cual clase, yrealizndose gradualmente su progreso, y a menudo en una direccin con preferencia a otra, pueden reunir

    caracteres de diversas categoras, lo que fcilmente puede comprenderse por su lenguaje y por sus hechos.

    Tercer orden: Espritus imperfectos

    101. Caracteres generales: Predominio de la materia sobre el espritu, propensin al mal, ignorancia,orgullo, egosmo y todas las malas pasiones que de el derivan.

    Tienen intuicin de Dios; pero no lo comprenden.Todos no son esencialmente malos, y en algunos abunda ms la ligereza, la inconsecuencia y la malicia

    que la verdadera perversidad. Unos no hacen bien ni mal; pero por lo mismo que no practican el bien,demuestran su inferioridad. Otros, por el contrario, se complacen en el mal, y estn satisfechos cuando hallanocasin de hacerlo.

    Pueden reunir la inteligencia a la perversidad y a la malicia; pero, cualquiera que sea su desarrollo

    intelectual, sus ideas son poco elevadas y sus sentimientos ms o menos abyectos.Sus conocimientos sobre las cosas del mundo espiritista son limitados, y lo poco que de ellas saben lo

    confunden con las ideas y preocupaciones de la vida corporal, no pudiendo darnos sobre el particular ms quenociones falsas e incompletas; pero el observador atento encuentra con frecuencia en sus comunicaciones,aunque imperfectas, confirmadas las grandes verdades que nos ensean los espritus superiores.

    Su carcter se revela en su lenguaje, y todo espritu que deje escapar en sus comunicaciones unpensamiento malo, puede ser incluido en el tercer orden, y por lo tanto, todo pensamiento malo que se nossugiera, procede de un espritu de este orden.

    Semejantes espritus ven la dicha de los buenos, sindoles este espectculo un tormento incesante, puestoque experimentan todas las angustias que pueden producir la envidia y los celos.

    Conservan el recuerdo y la percepcin de los sufrimientos de la vida corporal, impresin que es a menudoms penosa que la realidad. Sufren, pues, verdaderamente no slo por los males que han experimentado, sino quetambin por los que han ocasionado a otros, y como sufren por largo tiempo, creen que sufrirn siempre,permitiendo Dios, para castigarlos, que conserven esa creencia.

    Puede dividrseles en cinco clases principales:102. Dcima clase. ESPRITUS IMPUROS: Son propensos al mal y lo hacen objeto de sus

    maquinaciones. Como espritus dan consejos prfidos; promueven la discordia y la desconfianza, y, para engaarmejor, toman todas las apariencias. Se apoderan de los caracteres bastante dbiles para seguir sus excitaciones, afin de arrastrarles a su perdicin, y estn satisfechos cuando consiguen retardar su progreso, hacindolessucumbir en las pruebas que sufren.

    En las manifestaciones se les conoce por su lenguaje, pues la trivialidad y la bajeza de las expresiones, as

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    en los espritus como en los hombres, son siempre indicio de inferioridad moral, si no intelectual. Suscomunicaciones descubren la bajeza de sus inclinaciones, y si intentan desorientar hablando sensatamente, nopueden sostener el ardid por mucho tiempo y concluyen por poner en claro su origen.

    Ciertos pueblos los han considerado como divinidades malficas, y otros los designan con los nombres dedemonios, genios malos y espritus del mal.

    Los seres vivientes a quienes animan, durante la encarnacin, son dados a todos los vicios que engendranlas pasiones viles y degradantes, tales como el sensualismo, la crueldad, la maulera, la hipocresa, la codicia y lasrdida avaricia. Hacen el mal por el placer de hacerlo, sin motivo la mayor parte de las veces, y por aversin al

    bien escogen casi siempre sus vctimas entre las personas honradas. Cualquiera que sea el lugar social queocupen, son azote de la humanidad, y el barniz de la civilizacin no los libra del oprobio y de la ignominia.

    103. Novena clase. ESPRITUS LIGEROS: Son ignorantes, malignos, inconsecuentes y burlones, y entodo se entrometen, y responden a todo sin cuidarse de la verdad. Se complacen en ocasionar pequeos pesares yalegras, en chismear, en inducir maliciosamente en error por medio de engaos y en hacer travesurillas. A estaclase pertenecen los espritus llamados vulgarmente duendes, trasgos, gnomos y diablillos, todos los cualesdependen de los espritus superiores, que frecuentemente les ocupan, como nosotros a nuestros criados.

    En las comunicaciones con los hombres, su lenguaje es a veces Ingenioso, y chistoso, pero casi siempresuperficial, y aprovechan las extravagancias y las ridiculeces que exponen en frases mordaces y satricas. Cuandousurpan algn nombre, lo hacen ms por malicia que por perversidad.

    104. Octava clase. ESPRITUS DE FALSA INSTRUCCIN. (Falsos sabios): Tienen conocimientosbastantes vastos; pero creen saber ms de lo que realmente saben. Habiendo progresado algo en diversossentidos, su lenguaje tiene cierto carcter grave que puede engaar acerca de su capacidad y ciencia; pero nopasa de ser, con frecuencia, reflejo de las preocupaciones y de las ideas sistemticas de la vida terrestre, unamezcla de verdades y errores absurdos, a cuyo travs se descubren la presuncin, el orgullo, los celos y laterquedad de que no han podido emanciparse.

    105. Sptima clase. ESPRITUS NEUTROS: No son ni bastante buenos para practicar el bien, nibastante malos para hacer el mal; se inclinan igualmente al uno y al otro, y no se sobreponen a la condicinvulgar de la humanidad, ni moral ni intelectualmente. Tienen apego a las cosas de este mundo, cuyas alegrasgroseras echan de menos.

    106. Sexta clase. ESPRITUS GOLPEADORES Y PERTURBADORES: Propiamente hablando, no

    forman una clase distinta, si se toman en consideracin sus cualidades personales, y pueden pertenecer a todas lasclases del tercer orden. A menudo anuncian su presencia por efectos sensibles y fsicos, como golpes,movimiento y desarreglo anormal de los cuerpos slidos, agitacin del aire, etc. Parece que estn ms apegadosa la materia que los otros y que son los principales agentes de las vicisitudes de los elementos del globo, ya obrenen el aire, en el agua, en el fuego, ya en los cuerpos duros, ya en las entraas de la tierra. Cuando estosfenmenos tienen un carcter intencional e inteligente, se conoce que no son debidos a una causa fortuita y fsicaTodos los espritus pueden producirlos; pero los elevados los confan por punto general a los espritussubalternos, ms aptos para las cosas materiales que para las inteligentes, y cuando los primeros creen oportunaslas manifestaciones de este gnero, se sirven de los segundos como de auxiliares.

    Segundo orden. Espritus buenos

    107. Caracteres generales: Predominio del espritu sobre la materia y deseo de hacer el bien. Suscualidades y poder para practicarlo estn en proporcin del grado a que han llegado, poseyendo unos la ciencia,otros la prudencia y la bondad, y reuniendo los ms adelantados el saber y las cualidades morales. No estandoan completamente desmaterializados, conservan ms o menos, segn su jerarqua, los vestigios de la existenciacorporal, ora en la forma del lenguaje, ora en sus costumbres, en las que se llega a descubrir algunas de susmanas, y a no ser as, seran espritus perfectos.

    Comprenden a Dios y el infinito, y gozan ya de la felicidad de los buenos; son dichosos cuando hacen elbien e impiden el mal, y el amor que los une es para ellos origen de una dicha inefable no alterada por la envidia,por los remordimientos, ni por ninguna de las malas pasiones, que atormentan a los espritus imperfectos; perotodos han de sufrir pruebas hasta que alcancen la perfeccin absoluta.

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    Como espritus, suscitan buenos pensamientos, alejan a los hombres del camino del mal, protegen, du-rante la vida, a los que se hacen merecedores de proteccin y neutralizan la influencia de los espritus imperfectosen aquellos individuos que no se complacen en tolerarla.

    Las personas en quienes se encarnan son buenas y benvolas para con sus semejantes no ceden al orgullo,al egosmo y a la ambicin, y no sienten odio, rencor, envidia ni celos, practicando el bien, porque es el bien.

    A este orden pertenecen los espritus conocidos en las creencias vulgares con los nombres de geniosbuenos, genios protectores y espritus del bien. En tiempo de supersticin y de ignorancia se les ha elevado a lacategora de divinidades bienhechoras.

    Se les puede dividir en cuatro grupos principales:108. Quinta clase. ESPRITUS BENVOLOS: Su cualidad dominante es la bondad; se complacen en

    prestar servicios a los hombres y protegerlos; pero su saber es limitado, pues han progresado ms moral queintelectualmente.

    109. Cuarta clase. ESPRITUS SABIOS: Lo que principalmente los distingue es la extensin de susconocimientos. Se ocupan menos de las cuestiones morales que de las cientficas, para las cuales tienen msaptitud, pero slo consideran la ciencia utilitariamente, y no obedecen, al hacerlo, a ninguna de las pasionespropias de los espritus imperfectos.

    110. Tercera clase. ESPRITUS PRUDENTES: Las ms elevadas cualidades morales son su carcterdistintivo. Sin que sus conocimientos sean limitados, estn dotados de aquella capacidad que proporciona un

    juicio recto de los hombres y de las cosas.111. Segunda clase. ESPRITUS SUPERIORES: Renen la ciencia, la prudencia y la bondad. Sulenguaje, que slo benevolencia respira, es constantemente digno, elevado y a menudo sublime. Su superioridadlos hace ms aptos que los otros para darnos las nociones ms exactas acerca de las cosas del mundo incorporal,dentro de los lmites de aquello que es lcito saber al hombre. Se comunican voluntariamente con los que debuena fe buscan la verdad y cuya alma est bastante emancipada de los lazos terrestres para comprenderla; perose separan de los que slo obran por curiosidad, o a quienes la influencia de la materia distrae de la prctica delbien.

    Cuando, por excepcin, se encarnan en la Tierra, es para realizar una misin de progreso y nos ofrecen eltipo de perfeccin, a que puede aspirar la humanidad en este mundo.

    Primer orden. Espritus puros112. Caracteres generales: Influencia de la materia, nula; superioridad intelectual y moral, absoluta con

    respecto a los espritus de los otros rdenes.113. Primera y nica clase: Han recorrido todos los grados de la escala y se han despojado de todas las

    impurezas de la materia. Habiendo alcanzado la suma de perfeccin de que es susceptible la criatura, no han desufrir pruebas ni expiaciones, y no estando obligados a la reencarnacin en cuerpos perecederos viven la vidaeterna en el seno de Dios.

    Gozan de una dicha inalterable, porque no sienten las necesidades ni estn expuestos a las vicisitudes dela vida material; pero aquella dicha no consiste en la ociosidad montona de una contemplacin perpetua. Sonmensajeros y ministros de Dios, cuyas rdenes, acerca de la conservacin de la armona universal, ejecutan;mandan a todos los espritus que les son inferiores, les ayudan a perfeccionarse y les sealan su misin. Paraellos, es ocupacin agradable la de asistir a los hombres en sus apuros y excitarlos al bien o a la expiacin de lasfaltas que les alejan de la felicidad suprema. Se les designa a veces con los nombres de ngeles, arcngeles oserafines.

    Los hombres pueden comunicarse con ellos, pero sera muy presuntuoso el que pretendiese tenerlosconstantemente a sus rdenes.

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    Los falsos profetas en la erraticidadExtracto de El Evangelio Segn el Espiritismo

    Los falsos profetas no estn solos entre los encarnados; estn tambin, en mucho mayor nmero, entre losespritus orgullosos que, bajo apariencias de amor y de caridad, siembran la desunin y retrasan la obraemancipadora de la humanidad emitiendo a diestro y a siniestro sus sistemas absurdos que hacen aceptar por losmdiums; y para mejor fascinar a aquellos que quieren engaar y para dar ms peso a sus teoras, se apropian sin

    escrpulo nombres que slo con respeto pronuncian los hombres. Ellos son los que siembran los principios deantagonismos en los grupos, que les inducen a aislarse los unos de los otros y a mirarse con mal ojo. Esto bastapara descubrirlos, porque obrando de este modo ellos mismos dan el ms formal ments a lo que pretenden ser.Los hombres, pues, que caen en un lazo tan grosero, son ciegos.

    Pero hay otros medios de conocerles. Los Espritus del orden al cual dicen pertenecer deben ser no slomuy buenos, si que tambin eminentemente lgicos y racionales. Pues bien! Pasad sus sistemas por el tamiz de larazn y del buen sentido, y veris lo que quedar de ellos. Convenid, pues, conmigo, que todas las veces que unespritu indica como remedio a los males de la humanidad o como medios de llegar a su transformacin cosasutpicas e impracticables, medidas pueriles y ridculas, cuando formula un sistema que se contradice con las msvulgares nociones de la ciencia, no puede ser sino un espritu ignorante y mentiroso. Por otra parte, creed bienque si la verdad no es siempre apreciada por los individuos, lo es por el buen sentido de las masas, y esto es

    tambin un criterio. Si dos principios se contradicen, tendris el peso de su valor intrnseco buscando al quetenga ms eco y simpata: sera ilgico, en efecto, admitir que una doctrina que viese disminuir el nmero de suspartidarios, fuese ms verdadera que la que los viese aumentar. Dios, queriendo que la verdad llegue para todos,no la concreta a un crculo estrecho y limitado; la hace brotar de diferentes puntos con el fin de que por todaspartes la luz est al lado de las tinieblas. Rechazad decididamente a todos esos espritus que se presentan comoconsejeros exclusivos predicando la divisin y el aislamiento. Casi siempre son espritus vanidosos y medianos,que procuran imponerse a los hombres dbiles y crdulos prodigndoles alabanzas exageradas, a fin defascinarles y ponerles bajo su dominio. Generalmente, stos ms bien son espritus hambrientos de poder que,siendo dspotas pblicos o privados cuando vivan, quieren tener an vctimas para tiranizar despus de sumuerte. En general, desconfiad de las comunicaciones que tienen un carcter de misticismo y extraeza, o que

    prescriben ceremonias o actos extravagantes; en este caso hay siempre un motivo legtimo de sospecha.Por otra parte, debis creer tambin que cuando debe revelarse una verdad a la humanidad, se comunica,por decirlo as, instantneamente a todos los grupos formales que poseen buenos mdiums, y no a uno solo conexclusin de los dems. Nadie es mdium perfecto si est obsesado; y hay obsesin manifiesta cuando unmdium slo es apto para recibir las comunicaciones de un espritu especial, por alto que quiera ponerse lmismo. En consecuencia, todo mdium, todo grupo que se creyera privilegiado por las comunicaciones que sloellos pueden recibir, y que, por otra parte, estn sujetos a prcticas que rayan en supersticin, estnindudablemente bajo el peso de una obsesin de las ms caracterizadas, sobre todo cuando el espritu dominadorusa nombre que todos, espritus y encarnados, debemos honrar y respetar, y no dejar que se tomen en boca acada instante. Es incontestable que sometiendo al crisol de la razn y de la lgica todos los datos y todas lascomunicaciones de los espritus, ser fcil rechazar el absurdo y el error. Un mdium puede estar fascinado, un

    grupo engaado; pero la comprobacin severa de los otros grupos, mas la ciencia adquirida y la elevadaautoridad moral de los jefes de los grupos, mas las comunicaciones de los principales mdiums, que reciben unsello de lgica y de autenticidad de nuestros mejores mdiums, harn rpidamente justicia a esos dictadosmentirosos y astutos, dimanados de una turba de espritus engaadores y malos. (Erasto, discpulo de San Pablo.Pars, 1862).

    Nota:Uno de los caracteres distintivos de estos espritus que quieren imponerse y hacer aceptar sus ideasextravagantes y sistemticas, es el pretender, aun siendo ellos solos en su opinin, tener razn contra todo elmundo. Su tctica es evitar la discusin, y cuando se ven combatidos victoriosamente por las armas irresistiblesde la lgica, rehusan desdeosamente responder y prescriben a sus mdiums el que se alejen de los centros enque no son acogidas sus ideas. Este aislamiento es lo ms fatal para los mdiums; parece que sufren sin

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    contrapeso el yugo de estos espritus obsesores que les conducen, como ciegos, y los llevan a menudo porcaminos perniciosos. (Vase en la Introduccin el prrafo II: Comprobacin universal de la enseanza de losespritus. - El Libro de los Mdiums, cap. XXIII: De la obsesin).

    Hay Espritus?Extracto de El libro de los Mediums

    1. La duda concerniente a la existencia de los Espritus, tiene por causa primera la ignorancia de suverdadera naturaleza. Se les figura generalmente como seres aparte en la creacin, y cuya necesidad no estdemostrada. Muchos no los conocen sino por los cuentos fantsticos que han odo desde la cuna, poco ms omenos como se conoce la historia por los romances; sin investigar si estos cuentos, separados los accesoriosridculos, se apoyan sobre un fondo de verdad, slo les impresiona lo absurdo; no quieren tomarse el trabajo dequitar la corteza amarga para descubrir la almendra y rehusan el todo, como hacen con la Religin los que, porver ciertos abusos, todo lo confunden en la misma reprobacin.

    Cualquiera que sea la idea que se forme de los Espritus, esta creencia est necesariamente fundada sobrela existencia de un principio inteligente fuera de la materia, y es incompatible con la negacin absoluta de esteprincipio. Tomamos, pues, nuestro punto de partida en la existencia, la supervivencia y la individualidad del alma,de lo que el Espiritualismo es la demostracin terica y dogmtica, y el Espiritismo la demostracin patente.

    Hagamos, por un instante, abstraccin de las manifestaciones propiamente dichas, y raciocinando por induccin,veamos a qu consecuencia llegaremos.

    2. Desde el momento que se admite la existencia del alma y su individualidad despus de la muerte, esmenester tambin admitir: 1 que es de una naturaleza diferente del cuerpo, pues que una vez separada de ste notiene ya sus propriedades; 2 que goza de la conciencia de s misma, puesto que se le atribuyen la alegria o elsufrimiento; de otro modo sera un ser inerte, y tanto valdra para nosotros no tenerla.

    Admitido esto, el alma va a alguna parte; en qu se convierte y a dnde va? Segn la creencia comn, vaal cielo o al infierno pero dnde estn el cielo y el infierno?

    Se deca en otro tiempo que el cielo estaba arriba y el infierno abajo; pero qu es lo que est arriba oabajo en el universo desde que se conoce la redondez de la Tierra, el movimiento de los astros que hace que lo

    que es arriba en un momento dado venga a ser lo bajo en doce horas, lo infinito del espacio en el cual el ojo sesumerge en distancias inconmensurables?Es verdad que por lugares bajos se entienden tambin las profundidades de la tierra; pero qu han venido

    a ser estas profundidades desde que se han ojeado por la geologa? Qu se han hecho estas esferas concntricasllamadas cielo de fuego, cielo de las estrellas, desde que se sabe que la Tierra no es el centro de los mundos, quenuestro mismo sol no es ms que uno de los millones de soles que brillan en el espacio, y que cada uno de elloses el centro de un torbellino planetario? Qu importancia tiene la Tierra perdida en esta inmensidad? Por quprivilegio injustificable este grano de arena imperceptible, que no se distingue por su volumen ni por su posicin,ni por un objeto particular, estara l slo poblado de seres racionales?

    La razn rehusa admitir esta inutilidad de lo Infinito, y todo nos dice que esos mundos estn habitados. Siestn poblados, suministran pues su contigente al mundo de las almas; pero repetimos, qu es de estas almas,

    puesto que la Astronoma y la Geologa han destruido las moradas que les estaban sealadas, y sobre todo desdeque la teoria tan racional de la pluralidad de los mundos, las ha multiplicado hasta el infinito?

    La doctrina de la localizacin de las almas, no pudiendo ponerse de acuerdo con los datos de la ciencia,otra doctrina ms lgica les seala por dominio, no un lugar determinado, y circunscrito, sino el espacio univer-sal: es todo un mundo invisible en medio del cual vivimos, que nos circuye y nos rodea sin cesar.

    Hay en esto una imposibilidad, alguna cosa que repugne a la razn? De ningn modo; todo nos dice, alcontrario, que no puede ser de otra manera.

    Pero entonces qu vienen a ser las penas y las recompensas futuras, si les quitis los lugares especiales?Observad que la incredulidad, respecto a esas penas y recompensas, est, generalmente, provocada, porque se laspresenta con condiciones inadmisibles; pero decid en lugar de esto que las almas sacan su dicha o su desgracia de

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    s mismas; que su suerte est subordinada a su estado moral; que la reunin de las almas simpticas y buenas esuna fuente de felicidad; que segn su grado de depuracin, penetran y ven cosas que se borran ante las almasgroseras, y todo el mundo lo comprender sin trabajo; decid adems que las almas no llegan al grado supremo sino por medio de los esfuerzos que hacen para mejorarse y despus de una serie de pruebas que sirven a sudepuracin; que los ngeles son las almas que han llegado al ltimo grado, el que todas pueden alcanzar conbuena voluntad; que los ngeles son los mensajeros de Dios encargados de velar en la ejecucin de sus designiosen todo el Universo; que son dichosos de estas misiones gloriosas, y daris a su felicidad un fin ms til y msatractivo que el de una contemplacin perpetua, que no sera otra cosa que una inutilidad perpetua; decid, en fin,

    que los demonios no son otros que las almas de los malvados, todava no depuradas, pero que pueden llegar aserlo como las otras, y esto parecer ms conforme a la justicia y a la bondad de Dios, que la doctrina de serescreados para el mal y perpetuamente dedicados a l.

    He aqu, repetimos, lo que la razn ms severa, la lgica ms rigurosa, en una palabra, el buen sentido,pueden admitir. Las almas que pueblan el espacio son precisamente lo que se llaman Espritus; los Espritusno son, pues, otra cosa que las almas de los hombres despojadas de su envoltura corporal. Si los Espritus fuesenseres aparte, su existencia sera ms hipottica; pero si admitimos que hay almas, es necesario tambin admitir losEspritus que no son otros que las almas; si se admite que las almas estn por todas partes, es necesario admitirigualmente que los Espritus estn por todo. No se podra, pues, negar la existencia de los Espritus sin negar lade las almas.

    3. Esto no es, en verdad, sino una teora ms racional que la otra; pero ya es mucho una teora que nocontradiga ni la razn ni la ciencia; si adems est corroborada por los hechos, tiene para s la sancin delrazonamiento y de la experiencia. Estos hechos, nosotros los encontramos en el fenmeno de las manifestacionesespiritistas, que son as la prueba patente de la existencia y de la supervivencia del alma. Pero para muchasgentes, su creencia no va mas all; admiten la existencia de las almas y por consecuenca la de los Espritus, peroniegan la posibilidad de comunicarse con ellos, por la razn, dicen, que seres inmateriales, no pueden obrar sobrela materia. Esta duda est fundada sobre la ignorancia de la verdadera naturaleza de los Espritus, de la cual seforma generalmente una idea muy falsa, que se les considera sin razn como seres abstractos, vagos eindefinidos, lo que no es as.

    Figurmonos desde luego el Espritu en su unin con el cuerpo; el Espritu es el ser principal, pues, quees el ser pensador y superviviente; el cuerpo no es, por consiguiente, ms que un accesorio del Espritu, una

    envoltura, un vestido que deja cuando est usado. Adems de esta envoltura material, el Espritu tiene unasegunda, semi-material que le une a la primera; en la muerte, el Espritu se despoja de sta, pero no de la segundaa la que nosotros damos el nombre de periespritu. Esta envoltura semi-material que afecta la forma humana,constituye para l un cuerpo fludico, vaporoso, pero que, por ser invisible para nosotros en su estado normal nodeja de poseer algunas de las propiedades de la materia.

    El Espritu no es, pues, un punto, una abstraccin, sino un ser limitado y circunscrito, al cual slo faltaser visible y palpable para parecerse a los seres humanos. Por qu pues no obrara sobre la materia? Por qu sucuerpo es fludico? Pero no es entre los fluidos los ms rarificados, los mismos que se miran como impon-derables, la electricidad, por ejemplo, que el hombre encuentra sus ms poderosos motores? Es que la luzimponderable no ejerce una accin qumica sobre la materia ponderable? Nosotros no conocemos la naturalezantima del periespritu; pero supongmosle formado de materia elctrica, o de otra tan sutil como sta, por quno tendra la misma propiedad siendo dirigida por una voluntad?

    4. La existencia del alma y la de Dios, que son la consecuencia una de la otra, siendo la base de todo eledificio, antes de entablar alguna discusin espiritista, importa asegurarse si el interlocutor admite esta base. Si aestas preguntas: Creis en Dios? Creis tener un alma? Creis en la supervivencia del alma despus de lamuerte? - responde negativamente, o si dice simplemente: Yo no s; querra que fuese as, pero no estoy segurode ello, lo que, las ms veces, equivale a una corts negativa, disfrazada bajo una forma menos explcita a fin deno chocar muy bruscamente lo que l llama preocupaciones respetables, sera tan intil ir ms all, como elpretender demostrar las propiedades de la luz al ciego que no la admitiese, porque en definitiva, lasmanifestaciones espiritistas no son otra cosa que los efectos de las propiedades del alma; con aqul es necesarioseguir otro orden de ideas si no se quiere perder el tiempo.

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    Si se admite la base, no a ttulo de probabilidad, si no como cosa segura, incontestable, la existencia delos Espritus, se deduce naturalmente.

    5. Resta ahora la cuestin de saber si el Espritu puede comunicarse al hombre, esto es, si puede hacercon l cambio de pensamientos. Y por qu no? Qu es el hombre si no un Espritu encarcelado en un cuerpo?Por qu el Espritu libre no podra comunicarse con el Espritu en prisin, como el hombre libre con el que estentre cadenas? Desde luego que admits la supervivencia del alma, es racional no admitir la supervivencia de losafectos? Puesto que las almas estn por todas partes, no es natural el pensar que la de un ser que nos ha amadodurante su vida, venga cerca de nosotros, que desee comunicarse, y que se sirva para esto de los medios que

    estn a su disposicin? Durante su vida no obraba sobre la materia de su cuerpo? No era ella quin diriga susmovimientos? Por qu, pues, despus de su muerte, de acuerdo con otro Espritu ligado a un cuerpo, notomara este cuerpo vivo para manifestar su pensamiento, como un mudo puede servirse de uno que hable parahacerse comprender?

    6. Hagamos por un instante abstraccin de los hechos que, para nosotros, hacen la cosa incontestable;admitmoslos a titulo de simple hiptesis; pidamos que los incrdulos nos prueben, no por una simple negativa,porque su dictamen personal no puede hacer ley, sino por razones perentorias, que esto no puede ser. Nosotrosnos colocaremos sobre su terreno, y puesto que quieren apreciar los hechos espiritistas con ayuda de las leyes dela materia, que tomen, por consiguiente, en este arsenal, alguna demostracin matemtica, fsica, qumica,mecnica, y fisiolgica, y prueben por a ms b, partiendo siempre del principio de la existencia y

    supervivencia del alma:1. Que el ser que piensa en nosotros durante la vida no debe pensar ms despus de la muerte;2. Que, si piensa, no debe pensar ms en los que ha amado;3. Que si piensa en aquellos que ha amado, no debe querer ya comunicarse con ellos;4. Que si puede estar por todas partes, no puede estar a nuestro lado;5. Que si est a nuestro lado, no puede comunicarse con nosotros;6. Que por su envoltura fludica no puede obrar sobre la materia inerte;7. Que si puede obrar sobre la materia inerte, no puede obrar sobre un ser animado;8. Que si puede obrar sobre un ser animado, no puede dirigir su mano para hacerle escribir;9. Que pudiendo hacerlo escribir, no puede responder a sus preguntas y trasmitirle su pensamiento.Cuando los adversarios del Espiritismo nos hayan demostrado que esto no puede ser, por razones tan

    patentes como aquellas por las cuales Galileo demostr que no es el Sol el que da vueltas alrededor de la Tierra,entonces podremos decir que sus dudas son fundadas; desgraciadamente hasta este da toda su argumentacin seresume en estas palabras: Yo no creo, luego esto es imposible. Nos dirn sin duda que toca a nosotros probar larealidad de las manifestaciones; nosotros se la probamos por los hechos y el raciocinio; si no admiten ni lo uno nilo otro, si an niegan lo que ven, corresponde a ellos el probar que nuestro raciocinio es falso y que los hechosson imposibles.

    La Carne es dbilExtracto de Revue Spirite, 1869

    Hay inclinaciones viciosas que, evidentemente, son ms inherentes al Espritu, porque tienen que ver ms con lamoral que con lo fsico; otras, ms parecen consecuencia del organismo y, por este motivo, la gente se juzgamenos responsable. Tales son las predisposiciones a la clera, a la pereza, a la sensualidad, etc.

    Est hoy perfectamente reconocido por los filsofos espiritualistas que los rganos cerebralescorrespondientes a las diversas aptitudes deben su desenvolvimiento a la actividad del Espritu; que esedesenvolvimiento es, as, un efecto y no una causa. Un hombre no es msico porque tenga aptitud para lamsica, tiene aptitud para la msica porque su Espritu es msico. [...]

    Si la actividad del Espritu reacciona sobre el cerebro, debe reaccionar igualmente sobre las dems partesdel organismo. As, el Espritu es el artfice de su propio cuerpo, lo moldea, por decirlo as, para apropiarlo a susnecesidades y a la manifestacin de sus tendencias. Siendo as, la perfeccin del cuerpo en las razas adelantadas

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    sera el resultado del trabajo del Espritu que perfecciona su herramienta a medida que aumentan sus facultades.(La Gnesis, cap. XI, Gnesis Espiritual)

    Por una consecuencia natural de este principio, las disposiciones morales del Espritu deben modificar lascualidades de la sangre, darle mayor o menor actividad, provocar una secrecin ms o menos abundante, de bilisu otros fluidos. Es as, por ejemplo, que el glotn siente venir la saliva a la vista de un plato apetitoso. No es elalimento que puede sobrexcitar el rgano del paladar, pues no hay contacto; es, pues, el Espritu, cuyasensualidad es despertada, que acta por el pensamiento sobre ese rgano, mientras que, sobre otro Espritu, lavista de aquel plato nada produce. Se da el mismo caso en todas las codicias, en todos los deseos provocados

    por la vista. La diversidad de emociones no se puede explicar, en una porcin de casos, sino por la diversidad delas cualidades del Espritu. Tal es la razn por la cual una persona sensible fcilmente derrama lgrimas; no es laabundancia de lgrimas que da la sensibilidad al Espritu, sino la sensibilidad del Espritu que provoca laabundante secrecin de lgrimas. Bajo el imperio de la sensibilidad, el organismo se molde bajo esa disposicinnormal del Espritu, como se molde bajo la del Espritu glotn.

    Siguiendo este orden de ideas, se comprende que un Espritu irascible debe llevar al temperamentobilioso; de donde se sigue que un hombre no es colrico porque sea bilioso, sino que es bilioso porque escolrico. As es tambin con las otras disposiciones instintivas; un Espritu perezoso e indolente dejar a suorganismo en un estado de atona en relacin con su carcter, mientras que si fuere activo y enrgico, dar a susangre, a sus nervios, cualidades muy diferentes. La accin del Espritu sobre lo fsico es de tal modo evidente,

    que a veces se ven graves desrdenes orgnicos producidos por efecto de violentas conmociones morales. Laexpresin vulgar: La emocin me hizo subir la sangre a la cabeza, no est as tan alejada de sentido como sepoda creer. Ahora bien, qu puede alterar el flujo de la sangre, sino las disposiciones morales del Espritu?

    Este efecto es sensible sobre todo en los grandes dolores, en las grandes alegras, en los grandes temores,cuya reaccin puede llegar hasta causar la muerte. Se ven personas que mueren del miedo de morir. Pues bien,qu relacin existe entre el cuerpo del individuo y el objeto que causa pavor, objeto que, muchas veces, no tieneninguna realidad? Se dice que es efecto de la imaginacin; sea; pero, qu es la imaginacin sino un atributo, unmodo de sensibilidad del Espritu? Parece difcil atribuir la imaginacin a los msculos y a los nervios, puesentonces no se explicara porque esos msculos y esos nervios no siempre tienen imaginacin; porque no latienen despus de la muerte; porque lo que en unos causa un pavor mortal, en otros excita el valor.

    Sea cual fuere la sutileza que se use para explicar los fenmenos morales exclusivamente por las

    propiedades de la materia, se cae inevitablemente en un impase, en el fondo del cual se percibe, con todaevidencia, y como nica solucin posible, el ser espiritual independiente, para quien el organismo no es sino unmedio de manifestacin, como el piano es el instrumento de las manifestaciones del pensamiento del msico. Ascomo el msico despierta su piano, puede decirse que el Espritu despierta su cuerpo para ponerlo en el diapasnde sus disposiciones morales.

    Es realmente curioso ver al materialismo hablar incesantemente de la necesidad de erguir la dignidad delhombre, cuando se esfuerza en reducirlo a un pedazo de carne que se pudre y desaparece sin dejar ningnvestigio; de reivindicar para s la libertad como un derecho natural, cuando lo transforma en un mecanismo,marchando como un mueco, sin responsabilidad por sus actos.

    Con el ser espiritual independiente, preexistente y sobreviviente al cuerpo, la responsabilidad es absoluta.Ahora bien, para el mayor nmero, el primer, el principal mvil de la creencia en el nihilismo, es el pavor quecausa esa responsabilidad, fuera de la ley humana, y a la cual se cree escapar, cerrando los ojos. Hasta hoy estaresponsabilidad nada tena que estuviera bien definido; no era sino un miedo vago, fundado, hay que reconocerlo,en creencias no siempre admisibles por la razn; el Espiritismo la demuestra como una realidad patente, efectiva,sin restriccin, como una consecuencia natural de la espiritualidad del ser. He ah porque muchas personas temenal Espiritismo, pues les perturbara en su quietud, irguiendo a su frente el temible tribunal del futuro. Probar queel hombre es responsable por todos sus actos es probar su libertad de accin, y probar su libertad es revelar sudignidad. La perspectiva de la responsabilidad fuera de la ley humana es el ms poderoso elemento moralizador:es el objetivo al cual conduce el Espiritismo por la fuerza de las cosas.

    Conforme a las observaciones fisiolgicas que preceden, se puede admitir que el temperamento es, por lomenos en parte, determinado por la naturaleza del Espritu, que es causa y no efecto. Decimos en parte, porque

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    hay casos en que lo fsico evidentemente influye sobre lo moral: es cuando un estado mrbido o anormal esdeterminado por una causa externa, accidental, independiente del Espritu, como la temperatura, el clima, losvicios hereditarios de constitucin, un malestar pasajero, etc. Lo moral del Espritu puede, entonces, ser afectadoen sus manifestaciones por el estado patolgico, sin que la naturaleza intrnseca sea modificada.

    Excusarse de sus maleficios con la flaqueza de la carne no es sino una fuga, para escapar a laresponsabilidad. La carne slo es dbil porque el Espritu es dbil, lo que aclara la cuestin y deja al Espritu laresponsabilidad de todos sus actos. La carne, ni tiene pensamiento ni voluntad, jams prevalece sobre el Espritu,que es el ser pensante y voluntarioso. Es el Espritu que da a la carne las cualidades correspondientes a los

    instintos, como un artista imprime a su obra material el cuo de su genio. Liberado de los instintos de labestialidad, el Espritu modela un cuerpo, que no es ya un tirano para sus aspiraciones a la espiritualidad de suser; es entonces cuando el hombre come para vivir, porque vivir es una necesidad, pero no vive para comer.

    La responsabilidad moral de los actos de la vida queda, pues, entera; pero dice la razn que lasconsecuencias de esta responsabilidad deben estar en razn del desenvolvimiento intelectual del Espritu; cuantoms esclarecido, menos excusable, porque con la inteligencia y el sentido moral, nacen las nociones del bien y delmal, de lo justo y de lo injusto. El salvaje, aun vecino de la animalidad, que cede al instinto del animal, comiendoa su semejante, es, sin contradiccin, menos culpable que el hombre civilizado que comete una simple injusticia.

    Esta ley tambin encuentra su aplicacin en la Medicina y da la razn de su fracaso en ciertos casos.Desde que el temperamento es un efecto, y no una causa, los medios intentados para modificarlos pueden ser

    paralizados por las disposiciones morales del Espritu, que opone una resistencia inconsciente y neutraliza laaccin teraputica. Es, pues, sobre la causa primera que se debe actuar; si se consigue cambiar las disposicionesmorales del Espritu, el temperamento se modificar por s mismo, bajo el imperio de una voluntad diferente o,por lo menos, la accin del tratamiento mdico ser ayudada, en vez de ser estorbada. Si fuese posible, dad valoral perezoso, y veris cesar en l los efectos fisiolgicos del miedo; se da lo mismo en otras disposiciones.

    Mas, preguntarn, puede el mdico del cuerpo hacerse mdico del alma? Est entre sus atribucioneshacerse moralizador de sus enfermos? S, sin duda, dentro de ciertos lmites; incluso, es un deber, que un buenmdico jams descuida, desde el instante que ve en el estado del alma un obstculo al restablecimiento de lasalud del cuerpo. Lo esencial es aplicar el remedio moral con tacto, prudencia y a propsito, conforme indiquenlas circunstancias. Desde este punto de vista, su accin est forzosamente circunscripta, porque, aparte de notener sobre su paciente sino una ascendencia moral, en cierta edad es difcil una transformacin del carcter. Es,

    pues, la educacin, y sobre todo la primera educacin, a la que le incumben los cuidados de esta naturaleza.Cuando la educacin, desde la cuna, fuere dirigida en ese sentido; cuando se aplique en sofocar, en sus grmeneslas imperfecciones morales, como hace con las imperfecciones fsicas, el mdico no encontrar ms un obstculoen el temperamento, contra el cual su ciencia muchas veces es impotente.

    Como se ve, es todo un estudio; mas un estudio completamente estril, mientras no se tome en cuenta laaccin del elemento espiritual sobre el organismo. Participacin incesantemente activa del elemento espiritual enlos fenmenos de la vida, tal es la clave de la mayor parte de los problemas, contra los cuales choca la Ciencia.Cuando sta tome en cuenta la accin de este principio, ver abrirse frente a s horizontes completamentenuevos.

    El Espiritismo trae la demostracin de esta verdad.

    Locura, suicidio, obsesinExtracto de Qu es el Espiritismo?

    Visitante. - Ciertas personas consideran las ideas espiritistas como capaces de turbar las facultades men-tales, y por este motivo encuentran prudente detenerlas en su curso.

    Allan Kardec. - Ya debe usted conocer el proverbio: achaques quiere la muerte. No es, pues, desorprender que los enemigos del Espiritismo procuren apoyarse en todos los pretextos. El indicado les haparecido a propsito para despertar temores y susceptibilidades, y se han apoderado de l con rapidez. Perodesaparece ante el ms ligero examen. Oiga usted, pues, sobre esta locura, el razonamiento de un loco.

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    Todas las grandes preocupaciones del espritu pueden ocasionar la locura; las ciencias, las artes, la mismareligin, ofrecen su contingente. La locura tiene por principio un estado patolgico del cerebro, instrumento delpensamiento: desorganizado el cerebro queda alterado el pensamiento. La locura es, pues, un efecto consecutivo,cuya causa primera es una predisposicin orgnica que hace al cerebro ms o menos accesible a ciertasimpresiones, y esto es tan cierto que ver usted personas que piensan muchsimo sin volverse locos, y otros quepierden el juicio bajo la influencia de la ms pequea sobreexcitacin. Dada la predisposicin a la locura, statomar el carcter de la preocupacin principal, que se convertir entonces en una idea fija. sta podr ser la delos espritus en quien de ellos se haya ocupado, como pudiera ser la de Dios, de los ngeles, del diablo, de la

    fortuna, del poder, de un arte, de una ciencia, de la maternidad, de un sistema poltico o social.Es probable que el loco religioso hubiera sido esprita, si el Espiritismo hubiese sido su preocupacin

    dominante. Cierto es que un peridico ha dicho que en una sola localidad de Amrica, cuyo nombre norecordamos, se contaban cuatro mil casos de locura espiritista. Pero ya sabemos que en nuestros adversarios esuna idea fija el creerse ellos dotados exclusivamente de la razn, lo cual no deja de ser una mana como otracualquiera.

    Para ellos, todos nosotros somos dignos de un manicomio, y por consiguiente, los cuatro mil espritas dela localidad en cuestin deben ser otros tantos locos. Bajo este concepto, los Estados Unidos cuentan concentenares de miles, y un mayor nmero an todos los pases del mundo. Esta broma pesada comienza a caer endesuso desde que la indicada locura se hace paso en las ms elevadas esferas de la sociedad. Mucho ruido se

    hace con un ejemplo conocido, el de Vctor Hennequin; pero se echa al olvido que, antes de ocuparse de losespritus, haba dado ya pruebas de excentricidad en las ideas. Si las mesas giratorias no hubiesen aparecido -lascuales, segn un ingenioso juego de palabras de nuestros adversarios, le hicieron perder el juicio- su locurahubiera tomado otro carcter.

    Digo, pues, que el Espiritismo no goza de ningn privilegio en este punto, y an ms, bien comprendido,preserva de la locura y del suicidio.

    Entre las ms numerosas causas de sobreexcitacin cerebral, deben contarse las decepciones, lasdesgracias, los afectos contrariados, causas que son tambin las ms frecuentes de suicidio. Pues bien, elverdadero esprita ve las cosas de este mundo desde un punto de vista tan elevado, que las tribulaciones no sonpara l ms que incidentes desagradables de un viaje. Lo que en otros producira una violenta emocin, le afectamedianamente. Sabe por otra parte que los pesares de la vida son pruebas que conspiran a su adelanto si los sufre

    sin murmurar, porque ser recompensado segn el valor con que las haya soportado. Estas convicciones le dan,pues, una resignacin que le preserva de la desesperacin, y por consiguiente, de una causa incesante de locura yde suicidio. Sabe, adems, por el espectculo que le dan las comunicaciones de los espritus, la deplorable suertede los que voluntariamente abrevian sus das, y este cuadro es bastante para hacerle reflexionar, por lo cual esconsiderable el nmero de los que por l han sido detenidos en la funesta pendiente. Este es uno de los resultadosdel Espiritismo.

    En el nmero de las causas de locura, debe colocarse tambin el miedo, y el que se tiene al diablo hadescompuesto a ms de un cerebro. Se sabe por ventura el nmero de vctimas producidas al impresionar lasimaginaciones dbiles con este cuadro que se procura hacer ms horroroso por medio de horribles pormenores?Se dice que el diablo no espanta ms que a los chiquillos, que es un freno para hacerles prudentes; s, como labruja y el coco, pero cuando no les tienen ya miedo, son peores que antes. Y por este magnifico resultado, seolvida el nmero de epilepsias causadas a un cerebro delicado.

    No debe confundirse la locura patolgica con la obsesin. sta no procede de ninguna lesin cerebral,sino de la subyugacin ejercida por los espritus malficos sobre ciertos individuos, y tiene, a veces, lasapariencias de la locura propiamente dicha. Esta afeccin, que es muy frecuente, es independiente de la creenciaen el Espiritismo y ha existido en todos los tiempos. En este caso, la medicina general es impotente y hastanociva. El Espiritismo, haciendo conocer esta nueva causa de turbacin en el estado del ser, ofrece, al mismotiempo, el medio de curarla obrando no en el enfermo, sino en el espritu obsesor. Es el remedio y no la causa dela enfermedad.

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    De los lugares visitados por los espritusExtracto de El libro de los mediums

    132. Las manifestaciones espontneas que se han producido en todos los tiempos, y la persistencia dealgunos espritus en dar seales ostensibles de su presencia en ciertas localidades, son el origen de la creencia enlos lugares visitados por aqullos. A las preguntas dirigidas con este objeto, se nos han dado las siguientesrespuestas:

    1. Los espritus slo se apasionan por las personas, o se aficionan tambin a las cosas?Esto depende de su elevacin. Ciertos espritus pueden aficionarse a los objetos terrestres. Los avaros,por ejemplo, que ocultaron sus tesoros y que no estn bastante desmaterializados, pueden an vigilarlos yguardarlos.

    2. Los espritus errantes tienen lugares de predileccin?Se trata del mismo principio. Los espritus que no tienen apego a la Tierra, van a donde encuentran

    simpatas. Son atrados ms bien por las personas que por las cosas materiales. Sin embargo, los hay quemomentneamente pueden tener una preferencia por ciertos lugares, pero stos son siempre espritus inferiores.

    3. El apego de los espritus por un lugar es un signo de inferioridad, es asimismo una prueba de que sonespritus malos?

    Por cierto que no. Un espritu puede estar poco adelantado sin ser por eso malo. No sucede lo mismo

    entre los hombres?4. La creencia de que los espritus frecuentan con preferencia las ruinas, tiene algn fundamento?No. Los espritus van a estos parajes, como a todas partes. Pero la imaginacin afectada por el aspecto

    lgubre de ciertos lugares, atribuye a su presencia lo que muchas veces slo es un efecto muy natural. Cuntasveces el miedo ha hecho tomar la sombra de un rbol por un fantasma, el grito de un animal, o el soplo del vientopor almas en pena! Los espritus quieren la presencia de los hombres, por esta razn buscan con ms preferencialos parajes habitados que los lugares aislados.

    - Sin embargo, segn lo que sabemos de la diversidad de caracteres de los espritus, debe haber entreellos misntropos que pueden preferir la soledad?

    Por eso no he contestado de una manera absoluta a la pregunta; he dicho que pueden ir a los lugares

    desiertos lo mismo que a todas partes, y es bien evidente que los que quieren estar retirados es porque les gusta,pero esto no es una razn para que las ruinas sean forzosamente sus lugares predilectos, porque ciertamente haymuchos ms en las ciudades y palacios que en el fondo de los bosques.

    5. Las creencias populares tienen en general un fondo de verdad. Cul puede ser el origen de la de loslugares frecuentados por los espritus?

    El fondo de verdad es la manifestacin de los espritus, en la cual el hombre ha credo en todos lostiempos por instinto, pero como he dicho, el aspecto de los lugares lgubres afecta su imaginacin y,naturalmente, coloca en ellos los seres que mira como sobrenaturales. Esta creencia que se mira comosupersticiosa, se conserva por las narraciones de los poetas y los cuentos fantsticos que se oyen desde lainfancia. 2

    6. Los espritus que se renen tienen para esto das y horas de predileccin?

    No. Los das y las horas son los registros del tiempo para uso de los hombres y para la vida corporal,pero para nada sirven a los espritus. No lo necesitan ni hacen caso de ello.

    7. Cul es el origen de la idea de que tos espritus vienen con preferencia durante la noche?La impresin producida sobre la imaginacin por el silencio y la oscuridad. Todas estas creencias son

    supersticiones que el conocimiento razonado del Espiritismo debe destruir. Lo mismo sucede con respecto a losdas y las horas que se cree serles ms propicias. Persuados de que la influencia de medianoche tan slo haexistido en los cuentos.

    Siendo as, por qu ciertos espritus anuncian su venida y manifestaciones a dicha hora, y en dasdeterminados como por ejemplo el viernes?

    Estos son espritus que se aprovechan de la credulidad y se divierten. Por la misma razn los hay que

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    dicen ser el diablo o se dan nombres infernales. Mostradles que no sois su juguete y no volvern.8. Los espritus vienen con preferencia a la tumba en que descansa su cuerpo?El cuerpo slo fue un vestido, No piensan ya en la envoltura que les hizo sufrir como al prisionero sus

    cadenas. Slo dan importancia a las personas que les son queridas.Las oraciones que se hacen sobre sus tumbas, les son acaso ms agradables?- Y les atraen a esas tumbas ms que a otros lugares adonde podran ir?Bien sabis que la oracin es una evocacin que atrae a los espritus. La oracin tiene tanta ms accin,

    cuanto ms ferviente y sincera es. Pero ante una tumba venerada, se est ms recogido, y la conservacin de las

    reliquias piadosas es un testimonio de afeccin para el espritu, lo que estima y agradece. El pensamiento es elque obra siempre sobre el espritu y no los objetos materiales. Estos objetos tienen ms influencia sobre aquelque ruega fijando en ellos su atencin que sobre el espritu.

    9. Segn esto, la creencia en los lugares frecuentados por los espritus no parece absolutamente falsa?Hemos dicho que ciertos espritus pueden ser atrados por las cosas materiales. Pueden serlo por ciertos

    lugares que parece que eligen como domicilio, hasta que cesan las circunstancias que les conducan a ellos.Cules son las circunstancias que pueden conducirles all?Su simpata por algunas de las personas que los frecuentan, o el deseo de comunicar con ellas. Sin

    embargo, sus intenciones no son siempre tan laudables. Cuando son espritus malos pueden querer ejercer unavenganza sobre ciertas personas de las que recibieron algn dao. La permanencia en un lugar determinado

    puede ser tambin, para algunos, un castigo que se les ha impuesto, sobre todo si han cometido en l algncrimen, a fin de que tengan constantemente este crimen delante de los ojos.10. Los lugares frecuentados por los espritus, lo son siempre por los antiguos habitantes de estas

    moradas?Algunas veces, pero no siempre, porque si el antiguo habitante es un espritu elevado, no se acordar ya

    de su vivienda terrestre, como tampoco de su cuerpo. Los espritus que frecuentan ciertos lugares, no tienenmuchas veces otro motivo que el del capricho, a menos que no sean atrados a ellos por su simpata hacia ciertaspersonas.

    - Pueden establecerse en una casa con la mira de proteger a una persona o a su familia?Por supuesto que s, tratndose de buenos espritus. Pero en este caso nunca manifiestan su presencia

    por cosas desagradables.

    11. Hay algo de real en la historia de la dama Blanca?Es un cuento formado por mil hechos que son verdaderos.12. Es lgico temer a los lugares frecuentados por los espritus?No. Los espritus que visitan ciertos lugares y hacen en ellos ruido, ms bien procuran divertirse a costa

    de la credulidad y del miedo que hacer mal. Por lo dems, figuraos que hay espritus en todas partes, y que endonde estis los tenis sin cesar a vuestro lado, aun en las casas ms pacficas. Frecuentan muchas veces ciertasviviendas porque encuentran en ellas ocasiones de manifestar su presencia.

    13. Hay algn medio para expulsarlos?S, y lo ms a menudo lo que se hace para esto los atrae en lugar de alejarlos. El mejor medio de echar a

    los espritus malos es atraer a los buenos. Atraed, pues, a los buenos espritus haciendo el mayor bien posible, ylos malos se irn, porque el bien-y el mal son incompatibles. Sed siempre buenos, y no tendris ms que buenosespritus a vuestro lado.

    - Hay, sin embargo, personas muy buenas que son el blanco de los enredos de los espritus malos?Si estas personas son realmente buenas, puede ser que esto sea una prueba para ejercitar su paciencia, e

    incitarles a ser todava mejores, pero creed bien que no son los ms v