Upload
luz-mely-reyes
View
54
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
Nombre – Hélder Filipe Rocha Prior
Instituición de procedencia – Universidade da Beira Interior, Portugal
(Laboratório de Comunicação Online); Universitat Autónoma de Barcelona
(Observatório Iberoamericano de la Comunicación)
Titulo - Spin doctors y escándalo político: de la política mediática a la
política del negativo en las campañas electorales
Mesa- Elección y Espectáculo
e-mail y teléfono- [email protected]; 351-913421157
índice
Abstract..........................................................................................................2
Esfera Pública y Politica mediática: la construcción del poder................3
La construcción de la imagen politica: spin doctors y politica del
negativo...........................................................................................................8
De la Politica Mediática a la Politica del Escándalo..................................12
Bibliografía...................................................................................................15
2
Abstract
La politica contemporánea es fundamentalmente una política mediática. Esto
quiere decir que las estrategias y los mensajes generados por los políticos y
por los partidos intentan influir en la agenda de los medios de comunicación
y, en consequencia, en la mente de los votantes. En este escenario, los
actores de la politica crean estrategias de comunicación y producen
mensajes que se adapten a una sociedad hipermediática, sobretodo porque
los medios son el espacio donde se crea poder (Castells, 2009). No obstante,
la realidad mediada, o la cultura mediática, en las palabras de Walter
Lippmann (1922), se concibe y se elabora en permanente audiovisual,
buscando producir imágenes que mejor sirvan a los políticos implicados en
las campañas electorales. Efectivamente, el principal factor que decide el
resultado de una campaña es la proyección, positiva o negativa, de la imagen
del actor político en el espacio de los medios de comunicación. En el contexto
de la política mediática, los spin doctors ejercen una influencia determinante
en la planificación y gestión de la comunicación en campaña. Los candidatos
se conciben como “productos” y los asesores de los líderes políticos
verbalizan en el backstage cada frame y cada soudbite del relato mediático.
Así pues, hay que considerar que los escándalos políticos son un instrumento
eficaz en la lucha política, sobre todo porque los mensajes negativos pueden
destruir con facilidad la imagen que cuidadosamente se intenta proyectar en
el espacio público. De hecho, la propagación de una conducta escandalosa
puede destrozar la popularidade de un actor político en campaña y los spin
doctors no dudan en recurrir a tácticas como la “investigación de la oposición”
para encontrar información que pueda inducir un efecto negativo en la mente
de los votantes. Las estrategias de comunicación en el ámbito de la política
han cambiado y la política del escándalo se ha convertido en una
característica de la vida pública. Las campanãs politicas se asemejan a una
novela policíaca.
Key – concepts: Spin doctors; escándalo politico; campañas electorales;
3
Esfera Pública y Política Mediática: la construcción del poder
Walter Lippmann, en su libro sin precedentes acerca de la Opinión Pública
(1922), señalo la presencia de un pseudoentorno, intercalado entre el entorno
y los indivíduos, que determina la conciencia de los indivíduos y incluso la
percepción de la realidad. De hecho, la perspectiva de Lippmann permite
anticipar el concepto de subjectividad inerente a la producción de las notícias,
sobretodo porque los periodistas solo pueden interpretar y seleccionar los
hechos mediante “símbolos”, “ficciones”, “imágenes mentales” o
“estereotipos” motivados por su própria conciencia. Por tanto, como
productores de cultura mediática, los medios de comunicación constituyen el
“principal medio de contacto con el entorno de lo que no se ve” (Lippmann;
2003: 261), posibilitando, fuera de ámbito de la experiencia directa la
construcción de significados que permiten la compreención y la explicación
del mundo exterior. El marco proporcionado por los medios de comunicación
constituye, muchas veces, nuestra única perspectiva sobre el mundo y los
acontecimientos que no se cuentan, que no hacen parte de la medienkultur,
tienen pocas posibilidades de hacer parte de la realidad percibida por el
público. El libro revelador de Lippmann muestra como la gente forma sus
concepciones de los hechos mediante la selección de los mensajes
cristalizados por los medios de comunicación. “Los periodistas solo pueden
referir lo que son capaces de percibir desde su conciencia. El lector solo
puede completar y explicar el mundo mediante una conciencia que ha sido
creada en gran parte por los medios de comunicación” (Noelle-Neumann,
2003: 196).
La cultura mediática permite, en consecuencia, crear imágenes
mentales que influencian la configuración de los temas de la esfera pública y,
no menos importante, la construcción de significados en la mente del público.
La selección de los temas que permite regular la atención del público se basa
en la presentación del contenido con el objectivo de orientar la interpretación
del contenido para un determinado encuadramiento o framing. Sin embargo,
los medios de comunicación, al conceder visibilidad a determinados actores
políticos en detrimiento de otros, configuran las relaciones de poder en la
esfera pública y determinan las características de la actual política mediática.
4
Llegados a este punto, podemos decir que si en la cultura mediática solo
existe lo que se cuenta, en la lógica de la política mediática “los mensajes, las
organizaciones y los líderes que no tienen presencia mediática no existen
para el público” (Castells, 2009: 261).
En este sentido podemos señalar que los medios de comunicación son
el espacio donde se crea el poder, aunque no sean el único. Efectivamente,
como modelo ontológico de relación centrado en el emisor y en el receptor, el
procesamiento de la información operado por los medios es influenciado por
actores de la política que procuran una cobertura mediática positiva en los
mensajes que deben llegar al público. En consecuencia, la política mediática
será la forma de hacer política en y a través de los medios de comunicación
(Castells, 2009: 261). En una época donde las técnicas de marketing político
asumen una importancia decisiva en las campañas electorales y, más bien,
como característica fundamental de la própria política, la política mediática,
como estratégia, representa un importante elemento de construcción y
legitimación del poder. La política mediática, como caracteristica de la
sociedad contemporánea, implica la elaboración de mensajes que esten en
consonancia con los intereses de los actores políticos. El objectivo es claro:
conquistar publicidad política, influir en el contenido de la notícias y ganar
espacio en la mente de los votantes.
El hecho de que la política se desarrolle en los medios de
comunicación significa que aspectos como la teatralización de la política, la
construcción de imágenes positivas y negativas, la personalización de lo
político, la prática del spinning en las notícias y, no menos importante, la
política del escándalo, se hayan convertido en características cruciales de la
política contemporánea. Efectivamente, la publicidad negativa constituye una
de las armas favoritas en la lucha por el poder. El discurso político recurre a
acusaciones y denúncias, desvelando prácticas de corrupción o colocando en
los medios los asuntos negativos más perjudiciales para destrozar la imagen
del adversario político. Todavia, es importante añadir que la negatividad en
política puede resultar en la apatia de los votantes, apatia en las campañas
electorales y, principalmente, aumentar la desconfianza acerca de las
instituciones políticas. Sin embargo, la mediatización de la política pone la
énfasis en otro punto importante: la publicidad pagada y la financiación de las
5
campañas electorales por parte de grupos económicos que muy facilmente
se convirten en grupos de presión. La conexión entre el sistema financiero y
el sistema político es casí siempre poco claro y poco trasparente.
En el modelo actual de intersección entre la política y los medios, la
gestión de la visibilidad de los actores políticos constituye un factor
importante en la hora de decidir una campaña electoral. De hecho, las
estrategias de representación política son concebidas para despertar la
atención de los medios y influir en el sistema de la opinión pública. Los
mensajes se destinan al público, pero solo pueden llegar al público mediante
la acción de los gatekeepers, sobretodo porque apesar de los avanzos de la
llamada política 2.0, la política broadcasting, centrada en los medios, sigue
siendo determinante. Así, la manufactura de la imagen de los actores de la
política, tan importante en el coxtexto actual de la política mediática, cuenta
con la participación de las organizaciones mediáticas implicadas en las
estrategias de creación de poder.
Por otro lado, el hecho de que la política se desarrolle, sobretodo, en
la arena de los medios, tiene como consecuencia el incremiento de la lógica
de la personalización. Intensificada por la mediatización de la vida pública, la
lógica de la personalización tuve consecuencias en el funcionamiento de los
partidos políticos, sobretodo en la hora de comunicar los mensajes
mediáticos. Roger Gérard Schwartzenberg ha demonstrado que la
adaptación de los actores políticos a la política mediática, y al consecuente
fenómeno del star system, és “un nuevo imperativo” (Schwartzenberg, 1977:
191). Como la imagen, tal como la escrita y la palabra, es uno de los suportes
de la comunicación, Schwartzenberg señala que las transformaciones
contemporáneas resultaron en una comunicación “ultra-personalizada” y
centrada en la imagen del actor político. “La communication à contenu
intellectuel, rationnel et programmatique recule devant une communication à
contenu plus affectif et personnalisé” (Schwartzenberg, 1977: 193). De hecho,
podemos decír que la política mediática depende, por un lado, de la creación
de una imagem y, por outro lado, de la arte de hacer creer en la imagen
creada. El espectáculo de la política se centra en la producción de personajes
que capten la atención del público y los medios de comunicación sirven de
escenario de la dramaturgia politica. La información política de la actualidad
6
es manufacturada al detalle para influir en las arenas de los medios de
comunicación y, como consecuencia, política y teatro se convierten ahora en
palabras muy próximas (Prior, 2012: 405). La esfera pública ofrece arenas de
competición para que los actores de la política adquieran status y
reconocimiento social. En este punto, los medios de comunicación son los
principales gestores del capital simbólico y de los recursos y estrategias que
permiten proyectar un determinado actor político. La lucha politica se
desarrolla en las plataformas de la esfera pública y el acceso a los medios
determina la ventaja de los actores políticos.
En la actualidad, los actores de la política adquieren el capital
simbólico de dos formas: “presentándose y ocultándose ante los ciudadanos
a través de los medios de comunicación” (Blanco, 2000: 54). La esfera
pública se compone de zonas de presentación responsables por generar
publicidad politica siendo que la cobertura favorable es directamente
proporcional a la acumulación del capital simbólico. No obstante, el flujo de
información debe ser controlado al detalle, sobretodo porque puede generar
riesgos de representación. Las posiciones sociales se definen mediante los
recursos associados a las instituciones mediáticas. Las trayectorias de los
actores políticos dependen de la posición que dichos actores ocupan en esas
esferas responsables por generar poder. De una manera general, podemos
definir la esfera mediática como un campo de interacción que sirve de
suporte para la adquisición de lo que John Thompson ha llamado de “poder
simbólico”. Thompson utiliza esta expresión, originariamente señalada por
Pierre Bourdieu, para referirse a la capacidad de intervenir en el curso de los
acontecimientos, influir en las acciones y creencias de otras personas y crear,
mediante la producción y transmisión de formas simbólicas, ciertos
acontecimientos (Thompson, 2004:16-17). Así, la actividad simbólica se
convierte en una caracteristica fundamental de la política mediática,
sobretodo porque los actores políticos estan constantemente comprometidos
con la esfera de la información. “Al ejercer el poder simbólico, los indivíduos
que lo despliegan se valen de vários tipos de recursos, recursos a los que me
referiré vagamente como medios de informarmación y comunicación”
(Thompson, 2001:140-141).
En realidad, los actores de la politica, cuando actuan en el escenario
7
mediático, tienden a adaptar su comportamiento a la impresión que desean
transmitir. Por otro lado, los aspectos que pueden perjudicar la imagen que
se intenta proyectar son ocultados o suprimidos. La explicación de este
modelo teatral de la política puede ser explicado introduciendo el modelo de
presentación del self desarrollado por el sociólogo Erving Goffman. Así, en lo
que califica como “regiones frontales” (1993:130), Goffman cree que los
indivíduos ajustan su comportamiento a las situaciones especificas proprias
de la interacción social. En las “regiones frontales”, o en el palco mediático,
los actores políticos adaptan su comportamiento a los afectos de la
comunicación mediata. Los actores políticos tratan de acentuar los aspectos
compatibles con la imagen que deben crear en la mente de los votantes. Por
otro lado, los aspectos que no deben llegar a la opinión pública, los aspectos
que se consideren inapropriados, se reservan para un espacio de censura,
espacio que Goffman califica de “regiones traseras” (1993:135). Cuando se
encuentra en las “regiones frontales”, los personajes de la politica actúan
dentro de un marco deseable pero, por otro lado, en las “regiones traseras”
es posible que la actuación contradiga la imagen que los personajes de la
politica intentan proyectar en el palco de los medios de comunicación. El
theatrum politicum se vuelve evidente. En este punto, Georges Balandier
considera que “tout système de pouvoir est un dispositif destine à produire
des effets, don’t ceux qui se comparent aux illusions crées par la machine de
théâtre” (1992:14). La construcción del poder mediático sigue la lógica de la
publicidad, de la visibilidad, y la mise en scène en la política se convierte en
un elemento crucial. La arena mediática de la política moderna, abierta a la
mirada de todos, se transforma en un “teatro de ilusiones”, en una
“teatrocracia”, en las palabras de Georges Balandier (1992:168).
No obstante, la construcción de imágenes que deben tener la máxima
eficácia informativa posible, correspondiendo a los propósitos del sistema
mediático, se concibe a través de la participación de periodistas, consejeros
políticos y expertos en marketing que construyen la representación mediática
mediante cálculos de noticiabilidad. De hecho, el discurso político se elabora,
más que nunca, pensando en los medios de comunicación. La política se
adapta a la teletienda y las campañas se convierten en puro espectáculo
teatral. El líder es fabricado y manufacturado por expertos en lenguage de los
8
medios y, de alguna manera, politica y mercado se aproximan. La estética del
poder gana cada vez más fuerza en la sociedad hipermediática.
La construcción de la imagen politica: spin doctors y politica del
negativo
Efectivamente, para lograr su objectivo, la conquista del poder, los
actores políticos, y sus mensajes, tienen que pasar por los medios de
comunicación. Así, una de las características de la política mediática es la
personalización y la escenificación de los debates electorales. Como el factor
clave que decide el resultado de la campaña es la proyección positiva o
negativa en la mente de los vontantes (Castells, 2009: 313), la manufactura
del carácter de los actores políticos se aproxima del ethos aristotélico. La
elaboración mediática de la politica de la personalidad incluye las palabras
pero, también, otros rasgos de la personalidad como el aspecto del actor, la
indumentaria, la simpatia, la honradez o el liderazgo. El declive de la
influencia de los partidos políticos ayuda a explicar este factor pero existen
otros. La dependencia generalizada de los medios de comunicación,
sobretodo de la televisión, el papel de la propaganda política que sigue el
modelo de la publicidad comercial, la tendencia a evitar la concreción de los
temas políticos y la brevidad de las campañas son otros factores
fundamentales (Hollihan, 2008: 75-99).
Por otro lado, la tentativa de identificar el candidato con los ciudadanos
es otra manera de modelar las imágenes del público. Los asesores de
imagen intentan sintonizar el candidato con los votantes y, muchas veces, la
campaña se convierte en puro espectaculo audiovisual. Así pues, en política,
las personalidades se elaboran y, como ha señalado Bennett, “gobernar con
las notícias supone también controlar lo que llega al público” (2007:14). Los
métodos para controlar la agenda de los medios y la priorizacion de la
información dependen, en larga medida, de la interacción entre grupos
económicos, grupos de presión, partidos políticos y corporaciones
mediáticas. De hecho, el establecimiento de la agenda, el enmarcado de la
información, es uno de los principales objectivos de los spin doctors, los
estrategas de la comunicación política. Los actores políticos tienen que
“venderse” en la montra de los medios y los asesores son los responsables
9
por protagonizar y verbalizar el relato mediático. El la actualidad, los juegos
de spinning son una característica de esfera pública politica.
Lo que hace de los líderes políticos una marca es la estética del poder
y, en este contexto, los propagadores de imágenes se configuran como
fundamentales. Expertos en lenguage de los medios, los spin doctors son los
responsables por la confección de los actores políticos en el actual mercado
mediático. Su importancia es determinante y, actualmente, el papel que
desempeñan es imprescindible. En su acepción etimológica, to spin significa
“hilar”, “manufacturar”, o, en el contexto político, “manipular”. La expresión se
popularizó al princípios del siglo XX para denominar los agentes de prensa de
aquellos años, lo que Walter Lippmann llamava de “propagandistas”.
Referindo que la información se filtra por los publicistas antes de llegar al
público, Lippmann deduce que la imagen que los publicistas elaboran para
los periodistas es la que desean que el público vea (Lippmann, 2003:279).
Todavia, la especialización de los asesores a la hora de “incorporar mensajes
en los medios” y de “componer el retrato mediático de sus representados”
(Aira, 2009:13) les convertio en elemento imprescindible de la política
contemporánea. Los actores políticos necesitan quien sepa venderlos y los
spin doctors son sus hombres de confianza. El objectivo es que su cliente
adquiera aura, reconocimiento, visibilidad y publicidad positiva en la esfera
pública y sólo tienen que rendir cuentas a quienes les contratan. Si la politica
es un teatro, como señalamos antes, los asesores de comunicación son los
responsables por dirigir la actuación y la representación, en sentido teatral,
de sus clientes. No es en vano que Karl Rove, mano derecha de George W.
Bush, quedó conocido como “el cerebro de Bush” o el “arquitecto de la Casa
Blanca”. Alastair Campbell es otro exemplo de estas máquinas de
construcción de imágenes y de hechos en los medios de comunicación y, en
consecuencia, en la opinión pública. Asesor de Tony Blair hasta Agosto de
2003, la importáncia de Alastair Campbell ha sido tan decisiva que algunos
llegaron a dudar sobre quién lideraba a quién (Aira, 2009:14).
Como en el mundo de la información ni todos los hechos son sencillos
o óbvios, pues la narrativas acerca de la realidad también se elaboran, la
función de los spin doctors es presentar una imagen, una percepción, que
concuerde con los intereses de sus jefes y con los deseos del receptor del
10
mensaje. En este punto, David Axelroad ha sido el “socio” perfecto de Barack
Obama. Consultor político y mediático de los demócratas de Chicago desde
1984, Axelroad sabía como vender um candidato negro a electores blancos,
pues ya lo había hecho en Cleveland, Detroit, Filadélfia y Washington DC.
Conseguir el apoyo político de reconocidas personalidades públicas, como
las estrellas de Hollywood George Clooney y Scarlett Johanson, utilizar la
Internet, sobretodo el Youtube, como plataforma de propaganda política,
atacar indirectamente el adversario y convencer los votantes que pueden
tener un lugar en la historia eligiendo un candidato negro: Yes, We Can!
La comunicación política moderna tiene como parte esencial de su
estrategia las técnicas de marketing y los publicistas se han convertido en
actores fundamentales de la politica mediática. En este contexto, los spin
doctors son el elemento de conexión entre el sistema politico y el sistema de
los medios, sobretodo porque son responsables por el “diseño”, por la
“racionalización” y “transmisión” de la comunicación politica moderna (Aira,
2009:19). Todavia, constituyen igualmente los llhamados think tanks de la
política. No sólo elaboran la encenación del theatrum politicum, son también
los responsables por la articulación de los mensajes en la prensa y, incluso,
por el diseño de los programas electorales. “El contenido y el formato de los
proyectos políticos se deciden más con la ayuda de think tanks que reúnen
expertos, teóricos, estrategas políticos y especialistas mediáticos en el diseño
y la práctica de la politica” (Castells, 2009:277). Como vemos, las tácticas son
cada vez más decisivas en una politica que se juega en los medios. La
importancia de las organizaciones de relaciones públicas es cada vez más
decisiva en la hora de influir en la mente de los votantes.
El relato politico depende de los medios de comunicación para llegar al
público y, históricamente, los medios se han asumido como los grandes
contructores de la realidad. La manufactura del relato depende de la
interacción entre los dos sistemas y los spin doctors son partícipes en este
proceso. El relato político se adapta a las necesidades, a la lógica y al tiempo
de los medios y en las últimas décadas la promoción comercial ha modificado
el ámbito de la democracia. Los mensajes se han simplificado, las batallas
políticas se desarrollan en la arena de los medios y los políticos están en
campaña permanente. En este escenario, la politica se convierte en
11
promoción comercial y los votantes pueden escoger el líder politico como si
fuera un producto. Efectivamente, los políticos se han convertido en
productos del marketing y los liderazgos carismáticos han sido substituídos
por liderazgos mediáticos. Así, la politica de la imagen y del audivisual gana
una importancia creciente y los medios de comunicación son fundamentales
en la construcción del liderazgo. “Los debates políticos se convierten en
debates mediáticos o no existen” (Aira, 2009:60).
Así, pues, una campaña politica eficaz tiene que subrayar los aspectos
positivos y las capacidades de un candidato y, no menos importante,
subrayar los defectos y los pecados del candidato de la opisición. Llegados a
este punto, hay que decir que la política del negativo es una de las
principales armas en el ámbito de la politica mediática. En realidad, la política
del negativo es una consecuencia de la personalización de la politica. Si las
imagénes de los actores políticos se han convertido en un punto importante
en la hora de decidir una campaña electoral, las imágenes negativas tienen
un efecto crucial. De hecho, en la política contemporánea, la negatividad y la
difamación se utilizan de várias formas. En algunos casos, la violación a la
vida privada, por ejemplo, se utiliza para desvelar aspectos que pueden
perjudicar la imagén del actor. En otros, los estrategas de comunicación
distorsionan declaraciones, despertan estereotipos negativos, denuncian
eventuales ilegalidades o desvelan actos de corrupción. El objectivo es
derpertar una evaluación emocional negativa, un sentimiento de reproche en
relación a un determinado candidato. En este punto, los estrategas de
comunicación tienen “licencia para matar”.
De la Politica mediática a la Politica del Escándalo
Efectivamente, y como ha documentado Manuel Castells, las
imágenes negativas tienen un efecto más poderoso en el comportamiento de
los votantes que las imágenes positivas (2009:317). Dada la eficácia de este
tipo de estrategia, es normal que los spin doctors intenten despertar dudas
entre los partidarios de candidato de la opisición. Se trata de despertar
sentimientos que parezcan chocar con los valores fundamentales de una
sociedad demócratica mediante el descubrimiento de un tipo de información
dañina. En Estados Unidos, por ejemplo, este elemento actual de las
12
campañas politicas se ha denominado de “investigación de la oposición”.
Algunos de estes rat fuckers, como se autodenominabam los responsables
por las filtraciones del escándalo Watergate, consideran que hacen un
importante servicio público al revelar la verdadera cara de los actores de la
política. Dada la eficacia de las campañas negativas, se cuestiona la
integridad del candidato, sus declaraciones de impuestos, extractos de las
tarjetas de crédito, llamadas telefónicas, fuentes de financiación para las
campañas y todos los otros detalles que ayuden a reconstruir su vida pública
y privada. Después, la información se transforma en mensaje para los medios
de comunicación y empiezan los ataques negativos.
El lado oscuro del poder se publicita en los medios de comunicación y
los “trucos sucios” son tácticas cada vez más determinantes en la politica
mediática. La especificidad de la política del negativo en el ámbito de la
política mediática tiene un lugar central en la sociedad actual. Así, pues, los
medios de comunicación casí siempre estan dispuestos a transmitir
información comprometedora para los politicos. Las batallas entre el poder
mediático y el poder politico tienen su tradición y el marketing politico
desempeña un importante papel. Los medios necesitan de atención y la
negatividade es un producto que se explora en el mercado de los medios.
Una vez más, las técnicas marketinianas aplicadas a la politica influen en la
construcción de los mensajes y los publicistas figuran entre los profesionales
responsables por perjudicar el candidato o el partido de la oposición.
En este contexto, Stephen Marks, asesor del Partido Republicano de
Estados Unidos durante más de 12 años, ha pasado su tiempo “hurgando en
la basura” – to dig up dirty - , en sus proprias palabras. Como la política exige
compromisos éticos, Stephen Marks ha contribuído para destruir la imagen
de los demócratas, buscando información perjudicial y elaborando mensajes
negativos para los medios de comunicación. La negatividad se ha convertido
en un instrumento perfecto para cuestionar la legitimidad de los rivales
políticos y condicionar su actuación en la esfera pública.
Autodenominandose de “political junkie” (Marks, 2007:33), Stephen Marks
señala que los estretegas de campaña ocupan, en la actualidad, una posición
secreta, pero determinante, en la política americana. Marks considera que las
campañas negativas son más importantes para el resultado de las elecciones
13
que cualquier argumento positivo que los candidatos puedan utilizar.
(2007:40). No obstante, Marks subraya la imprevisibilidad de las campañas
negativas, aunque considera que en la mayoria de los casos tienen
resultados (2007:287).
Efectivamente, la investigación de la oposición, el recurso a los “trucos
sucios” (dirty tricks), el papel desempeñado por los spin doctors en las
campañas negativas y las filtraciones a la prensa transforman la política
contemporánea en un campo de exterminio. Las batallas por la conquista del
poder simbólico determinan las relaciones de poder en la esfera pública. En
este contexto, los escándalos políticos se convirtieron en una caracteristica
significativa de la vida pública. La politica mediática determina los
acontecimientos políticos y el escándalo ha adquirido una relevancia
fundamental en el ámbito público. Derivada de la raiz indogermánica skand,
la palabra griega skándalon se ha utilizado en el Septuaginto, la traducción
griega del Antiguo Testamento escrita en griego popular. En la teologia
cristiana, skándalon significava una trampa, un “tropiezo moral”, una
conducta pecaminosa. Sin embargo, la palabra adquirió un carácter más
laico, denotando imputaciones dañinas o difamatórias y, sobretodo,
conductas que ofenden sentimientos morales o procedimientos normativos,
sea en el ámbito jurídico, politico o societal. Para Eric de Dampierre, el
escándalo implica, por un lado, la existencia de códigos transgredidos y, por
otro lado, la posibilidad de existencia de un público (Dampierre, 1954:330).
Así, pues, podemos decir que no hay escándalo sin transgresion de ciertos
códigos, valores o estereotipos y sin la publicitacion de esa transgresión. En
este contexto, podemos decir que no hay escándalo sin mass
communication, sin la denuncia pública de las acciones indigas. Mediante las
filtraciones en los medios de comunicación, la transgresión se convierte en un
acontecimiento público que puede dañar los individuos implicados. Para John
B. Thompson, el escándalo “denota aquellas acciones o acontecimientos que
implican ciertos tipos de transgresión que son puestos en conocimiento de
terceros y que resultan lo suficientemente sérios para provocar una respuesta
pública” (2000.13).
De hecho, parece evidente que la batallas en la esfera pública por la
conquista del poder simbólico resueltan, muchas veces, en la práctica de la
14
política del escándalo. Como los escándalos son batallas en las que están en
juego la reputación de los políticos y la confianza de los electores
(Thompson, 2000: 245-246), las tácticas de la politica mediática han
incrementado, aún más, la configuración de escándalos políticos. La
publicidad mediata convierte las hipoteticas transgresiones en
acontecimientos públicos y el escándalo resuelta visible en la esfera pública.
En algunos casos, los escándalos se constituyen como verdaderas novelas
policíacas, acontecimientos complejos que se desarrolan en los medios.
Efectivamente, la propria logica del sistema de los mass media ayuda a
incrementar la producción de escándalos, sobretodo porque los medios no
son totalmente neutrales y pueden, ellos mismos, tener objectivos políticos o
sucumbir a los intereses de grupos de presión implicados.
Por otro lado, la prensa sobrevive de los ingresos económicos
inerentes a la venta de productos simbólicos y, en este punto, el escándalo
se configura como un artefacto mediático que, al despertar las emociones,
capta la atención de la audiencia. En la sociedad del hiperconsumo
(Lipovetsky, 2010), las narrativas periodisticas que despierten sentimientos y
emociones en el receptor de los mensajes mediáticos tienen más
probabilidades de integrar el imaginario del lector. Así, pues, el escándalo se
constituye como una historia entretenida que seduce el espectador al
proporcionar una experiencia mimética. Por otro lado, la ruptura mediática
inerente a la eclosión de un escándalo politico aumenta los critérios de
noticiabilidad del fenómeno. El medium expone los productos simbólicos en
una montra y el espectador se deja seducir por las historias más
entretenidas. Lo que cambia el flujo normal, que rompe y transgrede la
norma, lo que contradice el orden social fundado en valores compartidos, se
puede contemplar fácilmente (theorein) con el placer (chairo), aunque nos
cause repugnancia (lyperôs).1 El escándalo, para existir, tiene que
constituirse como evento publicitário, tiene que ser observado, comprobado
por una espécie de “cibernética de la cibernética”, por una observación que
1 Aristóteles, en la Poética, describe de forma muy rica las sensaciones producidas por la
representación teatral. Cf. Poética, 1448b.
15
incluye la observación del proprio observador, la observación de la
observación mediática.
BIBLIOGRAFÍA
AIRA, Toni (2009), Los spin doctors, Como mueven los hilos los asesores de
los líderes políticos, Editorial UOC, Barcelona.
ARISTÓTELES (1998), Poética, Casa da Moeda, Lisboa.
BALANDIER, Georges (1992), Le Pouvoir sur Scènes, Éditions Ballande.
BENNETT, Lance (2007), News, The Politics of Ilusion, Pearson Longman,
New York.
BLANCO, Sampedro (2000), Ópinion Pública y Democracia Deliberativa,
Medios, Sondeos y Urnas, Istmo, Madrid.
CASTELLS, Manuel (2009), Comunicación y Poder, Alianza Editorial, Madrid.
GOFFMAN, Erving (1993), A Apresentação do Eu na vida de todos os dias,
Relógio D’Água, Lisboa.
HOLLIHAN, Thomas (2008), Uncivil Wars, Political Campaigns in a Media
Age, Bedford St. Martins, New York.
LIPPMANN, Walter (2003), La Opinión Pública, Cuadernos de Langre,
Madrid.
MARKS, Stephen (2007), Confessions of a Political Hitman: my secret life of
scandal, corruption, hypocrisi and dirty attacks that decide who gets elected
(and who doesn’t), Sourcebooks Inc, Illinois.
NEUMANN, Elisabeth Noelle (2003), La Espiral del Silencio, Opinión Pública,
nuestra piel social, Paidós, Barcelona.
PRIOR, Hélder (2012), Publicidade política e estratégias de representação: a
visibilidade pública como «armadilha» // Political publicity and strategies of
16
political theater: the public visibility as a “trap”. Contemporanea - Revista de
Comunicação e Cultura, América do Norte, 9, mar.
THOMPSON, John B. (2000), Political Scandal, Power and visibility in the
media age, Polity Press, Cambridge.
THOMPSON, John B. (1988), The Media and Modernity; A Social theory of
the Media, Polity Press, Cambridge.
SCHWARTZENBERG, Roger-Gérard (1977), L’État Spectacle, Flammarion,
Paris.