Thomas Disch - Campo de Concentracion

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  • CAMPO DE CONCENTRACIN Thomas Disch

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    Ttulo original: Camp Concentration. Traduccin: A. Laurent. 1968 by Thomas M. Disch. 1988 Ultramar Editores S.A. Mallorca 49 - Barcelona ISBN: 84-7386-530-8 Edicin Electrnica: Elfowar Correccin: abur_chocolat

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    Ahora, lector, te contar mi sueo; Ve si puedes interpretarlo para m, O para ti, o para el prjimo. Pero cuida De no malinterpretarlo; pues, en lugar De hacer el bien, abusars de ti mismo Por malinterpretar obras nefastas. Cuida, tambin, de no ser extremo Al juzgar con lo externo de mi sueo. No dejes que mi figura o algo similar Te exponga a las risas o a una enemistad; Deja eso para muchachos y tontos; pero t Podrs contemplar la sustancia de mi argumento. Descorre los telones, mira dentro de mi velo; Invierte mis metforas y no falles. All, si las buscas, puedes encontrar tales cosas, Que sern de utilidad a una mente honesta. Y en cuanto a la escoria que all encuentres, s valiente Y arrjala, pero an preserva el oro. Y si mi oro est inmerso en la materia? Pero si tu desechas todo como vano, No lo s, pero creo que soar de nuevo. JOHN BUNYAN, The Pilgrim's Progress Este libro est dedicado, con agradecimiento, a John Sladek y a Thomas Mann, dos buenos escritores.

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    LIBRO UNO Mayo 11 El joven R. M., mi guardia mormn, me ha trado finalmente una provisin de

    papel. Han pasado tres meses desde la primera vez que le ped que me consiguiera un poco. Inexplicable, este cambio de parecer. Tal vez Andrea le ha podido sobornar. Rigor Mortis lo niega, pero eso era de esperar: de cualquier forma lo negara. Hablamos de poltica y tuve la oportunidad de enterarme por insinuaciones que R. M. dej caer al pasar de que el presidente McNamara ha decidido usar armas tcticas nucleares. Quizs por eso le deba este papel a McNamara y no a Andrea, ya que R. M. se ha estado lamentando todas estas semanas porque al General Sherman le haba sido negada la fuerza de ataque adecuada. Cuando, como hoy, R. M. est feliz, su horrible sonrisa esos delgados labios estirados firmemente hacia atrs sobre sus perfectos dientes de calavera aparece frente a la menor pretensin humorstica. Por qu tienen todos los mormones que he conocido la misma sonrisa constipada? Es demasiado severo su entrenamiento en materia de necesidades fisiolgicas?

    Este es mi diario. En l puedo ser sincero. Y para ser sincero, no podra ser ms miserable.

    Mayo 12 Los diarios los que he intentado escribir alguna vez tienen la costumbre de

    volverse meras exhortaciones. En ste debo ser objetivo desde el principio, tomando como modelo esa extraordinaria crnica de la existencia carcelaria: La Casa de los Muertos. Debera ser fcil ser objetivo aqu: desde mi niez no he sufrido tanta opresin a causa de las meras circunstancias. Las dos horas diarias que preceden a la cena se pasan en un Huerto de los Olivos de espanto y de esperanza: temor de que nos sirvan esos viles spaghetti una vez ms, esperanza de encontrar una buena porcin de carne en mi cucharn de guisado, o una manzana de postre. Peor que la comida es el enloquecido trajn matutino de fregado y lustrado, preparando nuestras celdas para la inspeccin. Nuestras celdas estn tan extremadamente limpias como un sueo de Philip Johnson (Gran Bao Central), mientras que nosotros, los prisioneros, llevamos encima el increble e inextinguible olor de nuestra vieja y gastada carne.

    Sin embargo, no llevamos aqu una vida peor que la que estaramos llevando fuera de estas paredes si hubiramos respondido a nuestra citacin de reclutamiento. Detestable como es, esta prisin tiene una ventaja: no nos conducir tan rpidamente, tan probablemente, a la muerte. Esto, sin mencionar la inestimable ventaja de sentir nuestra honestidad.

    Ah! Pero quines somos nosotros? Aparte de m, hay menos de una docena de pacifistas, y se nos mantiene cuidadosamente separados entre nosotros para impedir cualquier posible compaerismo. Los prisioneros los verdaderos prisioneros nos desprecian. Ellos tienen una ventaja ms sustancial que la honestidad: la culpa. As, nuestro aislamiento mi aislamiento se torna an

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    mucho ms absoluto. Temo compadecerme de m mismo. Hay tardes en que me siento aqu, deseando que venga R. M. para charlar conmigo.

    Cuatro meses! Y mi sentencia es de cinco aos Esa es la Gorgona de todos mis pensamientos.

    Mayo 13 Debo hablar de Smede, el celador. Smede, mi archienemigo; Smede el arbitrario,

    que an me niega privilegios de biblioteca, permitindome nicamente un Nuevo Testamento o un misal. Es como si me hubieran obligado como tan frecuentemente me amenazaban a pasar mis vacaciones de verano con el aborrecido to Morris de mi infancia, quien adverta a mis padres que perdera la vista por leer tanto. Smede: grosero, pelado, con la gordura de un atleta arruinado. Se lo podra despreciar solamente por tener un nombre as. Hoy supe por el resto de la carta mensual de Andrea, lo que el censor (Smede?) no haba tachado que las pruebas de galera de Las Colinas de Suiza me haban sido enviadas aqu, pero fueron devueltas al editor, con una nota explicando las reglas de correspondencia con los prisioneros. Eso fue hace tres meses. El libro est en imprenta ahora. Ha sido reseado! Sospecho que el editor se apur con la esperanza de obtener del juicio un poco de publicidad gratis

    El censor, naturalmente, sac la resea que Andrea haba adjuntado. Mi vanidad agoniza. Durante diez aos no pude adjudicarme otro libro que no fuera mi miserable tesis de doctorado sobre Winstanley; ahora mis poemas estn en imprenta, y pueden pasar otros cinco aos antes de que se me permita verlos Que se pudran los ojos de Smede como las patatas en primavera, que se convulsione con la parlisis malaya! He tratado de seguir con el ciclo de Ceremonias, pero no puedo. Las fuentes estn secas, secas.

    Mayo 14 Spaghetti. En noches como sta (escribo estas notas despus de que se apagan las luces,

    iluminado por los veinte vatios que continuamente iluminan el inodoro del bao) me pregunto si habr hecho lo correcto eligiendo venir aqu, o si me estoy comportando como un tonto. Es sta la sustancia del herosmo o del masoquismo? En mi vida privada mi conciencia nunca fue tan consciente; pero, maldita sea, esta guerra est equivocada.

    Haba pensado me haba convencido a m mismo que el venir aqu voluntariamente no sera muy distinto de unirme a un monasterio trapense, que mis privaciones seran ms soportables si eran elegidas libremente. Como hombre casado, la vida de contemplacin en sus aspectos ms extremos me ha sido negada, y es algo que he lamentado siempre. Me imaginaba el ascetismo como un lujo extravagante, una especie de trufa espiritual Ja!

    En la litera de abajo, un pequeo burgus maoso (encarcelado por cargos de evasin de impuestos) ronca plcidamente. Los resortes de la cama rechinan en la casi visible oscuridad. Trato de pensar en Andrea. En la escuela secundaria, el Hermano Wilfred nos aconsejaba rezar a la Virgen bendita cuando surgieran pensamientos lujuriosos. Tal vez a l le resultara.

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    Mayo 15 Nel mezzo del camin di nostra vita, ya lo creo! Mi trigsimo quinto cumpleaos, y

    un pequeo ataque de angustia. Esta maana, delante del espejo de metal para afeitarnos, mi doble, Luis II, predomin por unos instantes. Burl, ensuci y arrastr el estandarte de la lealtad con sus insolencias, y no mencionemos el de la esperanza (ya bastante sucia estos das). Record el triste verano de mi quinceavo ao, el verano en que Luis II estuvo en plena posesin de mi alma. Triste? Realmente hubo una buena cuota de regocijo al decir non serviam, un regocijo que an se confunde con mi primer recuerdo del sexo.

    Es mi actual situacin tan radicalmente diferente? Excepto que ahora, prudentemente, digo non serviam a Csar antes que a Dios. Cuando lleg el capelln para or mi confesin, no habl de estos escrpulos; en su conciencia habra sido capaz de tomar parte por el cnico Luis II. Pero a estas alturas ha aprendido a no emplear los escasos recursos de su casustica contra m (es otro retrgrado irlands tomista), y pretende aceptarme en mi propia valoracin moral.

    Pero cuidado, Louis me aconseja, despus de absolverme, cudate del orgullo intelectual.

    Siempre he supuesto qu significa cuidarse del intelecto. Cmo distinguir entre el sentido de la propia rectitud y la obstinacin engreda? Entre los dos Luises? Cmo, una vez emprendido, frenar el cuestionamiento? (Esa es la cuestin.) Tiene tales problemas alguien como R. M.? Da la impresin de no haber tenido jams una duda en toda su vida, y los mormones parecen tener tanto ms de qu dudar

    Estoy siendo poco caritativo. Esas fuentes tambin se estn secando. Mayo 16 Hoy fuimos enviados fuera de la prisin, con instrucciones de cortar y quemar

    rboles secos: un nuevo virus enemigo, o uno de los nuestros, perdido. A pesar del verano, el paisaje alrededor de la prisin es casi tan desolador como adentro: la guerra ha terminado por devorar nuestras reservas de riquezas y est daando las fibras de lo cotidiano.

    De regreso, tuvimos que desfilar por la clnica para obtener nuestra ltima vacuna. El mdico de turno me retuvo despus de que los otros se hubieron ido. Un momento de pnico. Haba reconocido en m los sntomas de una de las nuevas enfermedades de la guerra? No. Era para mostrarme la resea de Las Colinas de Suiza. Bendita!, Bendita sea la seorita Moris del New Dissent. Le gust (Viva!), Aunque exceptuando, como era de suponer, los poemas fetichistas. Tambin omita las referencias a Rilke, sobre las que tanto trabaj. Ba! Mientras lea la resea, el buen doctor me inyectaba lo que parecan ser varios centmetros cbicos de mezcla turbia en el muslo; en mi felicidad apenas lo not. Una resea: existo realmente. Debo escribir una carta de agradecimiento a Moris. Quizs R. M. me la despache. Puede que an sea capaz de empezar a escribir otra vez.

    Mayo 17 Los dos maricas con los que de mala gana el Mafia y yo compartimos nuestra

    celda (no es, como observarn, la suya), han dejado de hablarse entre s. Dony se

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    sienta todo el da sobre el inodoro y silba blues. Peter refunfua sombramente en su litera. Ocasionalmente, Dony me dirigira una queja acerca de las promiscuidades de Peter, reales o imaginarias. (Cundo encontrarn oportunidad para la infidelidad?) Dony, ms joven y negro, es femenino hasta en sus maas, que son frvolas y experimentadas. Peter, an en los 30 aos, es ms buen mozo, a pesar de que su cara tiene una apariencia desvencijada y gastada. Ambos estn aqu por consumo de narcticos, a pesar de que Peter se distingue por haber ido a juicio por asesinato. Uno tiene la impresin de que lamenta el haber sido absuelto. Su pasin mutua tiene demasiados elementos de necesidad para ser realmente conveniente: si t fueras el nico muchacho en el mundo y yo fuera el otro nico Quin est siendo degenerado ahora?

    Debo decir, sin embargo, que encuentro ms aceptable este tipo de cosas cuando son menos directas; en Genet, por ejemplo. Mi liberalidad se achica ante hechos reales. Por lo tanto hay, en este contexto, una ventaja en ser tan gordo como soy. Nadie, en su sano juicio, codiciara este cuerpo.

    En una poca pens hacer un libro inspirado en gente gorda. Su ttulo: Quince Gordos Famosos; el Dr. Johnson, Alfred Hitchcock, Salinger, Toms de Aquino, Melchor, Buda, Norbert Wiener, etctera.

    Los resortes de la cama estn quietos esta noche; pero de tanto en tanto, entre los ronquidos del Mafia, Dony o Peter lanzan un suspiro.

    Mayo 18 Esta tarde pas una hora con el joven Rigor Mortis. El epteto puede ser injusto,

    ya que R. M. es lo ms parecido a un amigo que he encontrado aqu. Es, a pesar de toda su ortodoxia, un hombre de buena voluntad de veras, y nuestras charlas son espero algo ms que ejercicios de retrica. Por mi parte, s que siento ms all de mi impulso evanglico de ganarle casi desesperados deseos de entenderle, ya que son R. M. y sus iguales quienes perpetan esta guerra increble; los que creen, con una sinceridad que no puedo poner en duda, que llevan a cabo una accin moral. O acaso debo aceptar la tesis de nuestros neo-milsianos (neo-maquiavelos, mejor dicho), quienes mantienen que el electorado es, simplemente, un objeto sobre el cual se acta, o sea, las vctimas de este drama mundial, y que sus dueos secretos, en el Olimpo de Washington, moldean sus opiniones, tan fcilmente como (se sabe) controlan la prensa?

    Podra llegar a desear que fuera as. Si la persuasin fuera una tarea tan fcil, las pocas voces honestas podran tener la esperanza de surtir algn efecto; pero es un hecho que ni yo, ni ningn otro miembro del Comit para la Paz Unilateral que yo sepa, hemos convencido jams de la locura e inmoralidad de esta guerra a nadie que, en el fondo, no fuera ya del mismo parecer, o que no necesitara convencimiento, sino simplemente nuestra reafirmacin.

    Tal vez Andrea tenga razn. Tal vez debera dejar esta guerra a los polticos y propagandistas; a los expertos, como se les llama. (Ni ms ni menos, Eichmann fue considerado un experto en el problema judo. Despus de todo, hablaba Idish.) Abandonar la controversia, para que pueda consagrar mis talentos exclusivamente a las Musas.

    Y mi alma, entonces, al Demonio? No; aunque la oposicin es una tarea desesperada, la conformidad sera peor.

    Consideremos el caso de Youngerman. l consinti, se lav las manos, amordaz su conciencia. Le mantuvo la irona, o las Musas? Cuando Ud. se pone de pie para

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    dar un discurso de comienzo de curso y la mitad del pblico se va, en qu queda su orgullosa indiferencia, eh, poeta? Y su ltimo libro, tan malo, tan malo!

    Pero Youngerman sabe al menos el significado de su silencio. Cuando le hablo a R. M., el lenguaje mismo parece cambiar. Me aferro a los significados, pero se escapan como peces en una corriente de montaa. O una metfora mejor: es como una de esas puertas secretas que era comn ver en las pelculas de horror. Parece ser parte de la biblioteca, pero cuando se libera el resorte oculto, se vuelve, y su reverso es una ruda cara de piedra. Debo tratar de desarrollar esa imagen.

    La ltima palabra sobre R. M.: me temo que no podamos entendernos. A veces me pregunto si la razn no es, simplemente, que es muy estpido.

    Mayo 19 La inspiracin me visita asumiendo la caracterstica apariencia terrenal de un

    ataque de diarrea, apoyado por dolor de cabeza. Auden dice en alguna parte (en la Carta a Lord Byron?): cuan a menudo del poeta los vuelos mejores / se deben a tarn tarn tarn dolores.

    Aunque parezca una paradoja, se debera sobreentender que no me he sentido tan bien durante meses. En honor de la ocasin, transcribir mi pequeo poema (el ms insignificante de los versos, pero Dios, cunto ha pasado desde el ltimo!).

    La Cancin del Gusano de Seda Cmo podra estar yo listo para entrar En ese cajn de madera de cedro. No es obvio? No es el momento Estoy en la flor de la vida El roco apenas est seco detrs de mis orejas Las palabras no pueden descubrir mis lgrimas y la cancin. Escchala Las mismas rocas estn mudas. En xtasis. Cmo podra sumergirme en esa oscuridad, dejando mi alma atrs? Oye las mariposas cantarinas y los cntaros rotos; entra en el cajn. No, no puedo detener el revoloteo de mariposas y cntaros rotos. Oh! Detnganse

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    (Aqu termina la porcin manuscrita del diario de Louis Sacchetti. Todos los pasajes siguientes estaban escritos a mquina en papel de distinto tamao y calidad. El Editor.)

    Junio 2 Estoy siendo retenido prisionero! He sido raptado de la prisin que me

    corresponda por ley y me han trado a una prisin a la que no pertenezco. Se me neg una notificacin legal. Mis protestas son ignoradas con exasperante suavidad. Nunca, desde las tiranas de los campos de deporte de mi infancia, las reglas de juego han sido tan absoluta y arrogantemente anuladas, y yo estoy indefenso para hacerles frente. A quin me debo quejar? Ni siquiera hay un capelln en este lugar, segn dicen. Slo Dios y mis guardias me oyen ahora.

    En Springfield era prisionero por una razn establecida, por un tiempo determinado. Aqu (donde sea que pueda estar) nada est establecido, no hay reglas. Exijo incesantemente ser devuelto a Springfield, pero la nica respuesta que consigo es que me restrieguen en la cara el papel que Smede firm aprobando mi traslado. Smede habra aprobado mi ejecucin en la cmara de gas, llegado el caso. Maldito Smede! Malditos estos nuevos desconocidos, con sus uniformes elegantes, negros, imposibles de identificar! Maldito yo, por haber sido tan estpido como para colocarme en una situacin en la que esto pueden suceder! Debera haber sido astuto como Larkin o Revere, y fingido una psicosis para permanecer fuera del ejrcito. Aqu es donde toda mi jodida, quisquillosa moralidad, me condujo: a estar jodido!

    El toque final es esto: el viejo mediocre ante el cual me llevan regularmente para ser entrevistado me ha pedido que lleve un registro de mis experiencias aqu. Un diario. Dice que admira mi forma de escribir! Tengo un don real para las palabras, segn dice. Ay, Dioses!

    Durante ms de una semana trat de comportarme como un verdadero prisionero de guerra nombre, rango y nmero de Seguridad Social pero es como la huelga de hambre que intent, hace tiempo, cuando estaba en la crcel de Montgomery: la gente que no puede estar a dieta cuatro das seguidos, no debera intentar huelgas de hambre.

    Por lo tanto, aqu est su diario, viejo cara de culo. Ya sabe lo que puede hacer con l.

    Junio 3 Me lo agradeci, eso fue lo que hizo. Dijo: Puedo entender que encuentre todo esto muy deprimente, Sr. Sacchetti Sr.

    Sacchetti, as y todo. Crame, queremos hacer todo lo que est en nuestro poder, aqu en Campo Arqumedes, para hacer ms fcil su paso por l. Esa es mi funcin. Su funcin es observar e interpretar. Pero no hay necesidad de comenzar de inmediato. Toma tiempo adaptarse a un nuevo medio, puedo entenderlo, por cierto. Pero creo poder asegurar que, una vez que haya realizado su adaptacin, disfrutar de su vida aqu mucho ms de lo que hubiera disfrutado en Springfield, o de lo que ha disfrutado en Springfield en el pasado. He ledo las escasas notas que guardaba all, Ud. sabe.

    Interrump para decir que no saba.

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    Ah, s. El celador Smede fue tan gentil como para enviarlas, y yo las le con gran inters. De hecho, fue por mi pedido que se le permiti comenzar ese diario. Quera una muestra de su trabajo, por as decirlo, antes de traerle aqu. Realmente, present usted una imagen desgarradora de su vida en Springfield. Honestamente puedo decir que me conmovi. Puedo asegurarle, Sr. Sacchetti, que aqu no sufrir tales vejmenes.

    Y tampoco proliferan aqu ninguna de esas repugnantes inmoralidades, ya lo creo que NO! Ud. estaba desgastndose en aquella prisin, Sr. Sacchetti. No era lugar para un hombre de sus dotes intelectuales. Yo mismo soy algo as como un experto en el departamento I&D. Puede que no sea exactamente lo que Ud. llamara un genio, no dira tanto como eso; pero ciertamente s un experto.

    I&D? Investigacin y Desarrollo, Ud. sabe. Tengo olfato para el talento y,

    modestamente, soy bastante conocido dentro de la especialidad. Haast es mi nombre; Haast, con doble a.

    No ser el general Haast? pregunt El que tom aquella isla del Pacfico?

    Mi pensamiento, por supuesto, fue que el ejrcito me haba atrapado despus de todo (y por todo lo que s, se puede todava llegar a ser el caso). l baj los ojos hacia la superficie de su escritorio.

    En otros tiempos, s. Pero ahora estoy demasiado viejo, como creo que Ud. mismo habr notado, eh? dijo, resentido, levantando sus ojos. Demasiado anciano para permanecer en el Ejrcito pronunci anciano como una sola slaba. An as, he conservado algunos lazos con el Ejrcito: un crculo de amigos que an respetan mi opinin, ancianos como yo. Me sorprendi que asociara mi nombre con Auaui. Ud. deba ser bastante joven en 1944.

    Pero le el libro que sali publicado cundo? en el 55. El libro al que me refera, como Haast supo de inmediato, era Marte en

    conjuncin, de Fred Berrigan, versin un poco novelada de la campaa de Auaui. Aos despus de la publicacin conoc a Berrigan en una fiesta: un tipo esplndido, fuerte, pero que pareca estar transpirando perdicin. Eso fue justo un mes antes de su suicidio. Todo esto es otra historia. Haast me mir amenazadoramente.

    En esos das tambin tena olfato para el talento. Pero el talento, a veces, va carne y ua con la traicin. Sin embargo, no tiene sentido discutir el caso Berrigan con Ud., ya que obviamente ha tomado posiciones.

    Volvi al ataque con la lata de la Bienvenida: tendra acceso a la Biblioteca. Tendra una asignacin de 50 dlares semanales (!) para gastar en la cantina; cine los martes y jueves por la noche; caf en el saln de estar, y otras cosas por el estilo. Sobre todo deba sentirme libre, sentirme libre. Como haba hecho antes, rehus a explicarme dnde estaba, por qu estaba all, o cundo podra ser liberado o enviado de vuelta a Springfield.

    Lleve slo un buen diario, Sr. Sacchetti. Eso es todo lo que le pedimos. Oh, puede llamarme Louis, General Haast. Bien, gracias Louis. Y por qu no me llama Ud. H. H.? Todos mis amigos lo

    hacen. H.H.? La apcope de Humphrey Haast. Pero el nombre Humphrey tiene asociaciones

    erradas en estos das tan poco liberales Como le estaba diciendo: su diario. Por qu no lo sigue desde donde lo interrumpi, cuando fue trado aqu? Queremos que

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    ese diario sea lo ms minucioso posible. Hechos, Sacchetti, perdn Louis, hechos. El genio, como dice el refrn, es una capacidad infinita para superarse. Escrbalo como si estuviera tratando de explicarle a alguien de afuera de este campo lo que est sucediendo aqu. Y quiero que sea brutalmente honesto: diga lo que piensa. No tome en cuenta mis sentimientos.

    Tratar de no hacerlo. Una plida sonrisa. Pero trate y mantenga siempre un principio en mente: no se vuelva

    demasiado Ud. sabe oscuro. Recuerde: lo que nosotros queremos son hechos, no se aclar la garganta.

    Poesa? Personalmente (como Ud. entender) no tengo nada contra la poesa.

    Estaremos contentos de que escriba tanta como guste. De hecho, hgalo de todos modos; encontrar una apreciada audiencia aqu dentro. Pero en su diario debe tratar de ser objetivo.

    Vyase al carajo, H. H. Debo intercalar aqu un recuerdo de la infancia. Cuando era vendedor de

    peridicos, alrededor de los 13 aos, tena en mi recorrido un cliente que era un oficial retirado del Ejrcito. Las tardes de los jueves eran de cobro, y el viejo Mayor Younatt nunca me pagaba todo a menos que yo entrara en su sala oscura y llena de recuerdos y le escuchara. Haba dos cosas sobre las que le gustaba disertar: mujeres y coches. Sobre el primer tema, sus sentimientos eran ambivalentes: su enfermiza curiosidad por mis pequeas novias alternaba con magistrales advertencias acerca de las enfermedades venreas. Los coches le gustaban ms; en este caso, su erotismo no estaba nublado por el temor. Guardaba en su billetera las fotos de todos los coches que haba posedo, y me las mostraba deleitndome tiernamente: un anciano libertino acariciando los trofeos de sus conquistas pasadas. Siempre he sospechado que el no haber aprendido a conducir hasta despus de los 29 aos fue consecuencia de mi horror por este hombre.

    El sentido de la ancdota es ste: Haast es la imagen reflejada de Younatt. Ambos estn cortados por la misma tijera. Las palabras claves son: Estado Fsico. Me imagino que Haast an hace veinte flexiones cada maana y recorre varios kilmetros imaginarios en su bicicleta de pedal fijo: la arrugada costra de su cara se broncea de un sabroso tono marrn con una lmpara de rayos ultravioletas. Su pelo ralo y canoso est rapado. Lleva al extremo el manitico credo americano de que no hay muerte, y probablemente est plagado de cnceres. No es as, H. H.?

    Ms tarde: He sucumbido. Fui a la biblioteca (ser la del Congreso? Es inmensa) y retir

    varias docenas de libros que ahora adornan los estantes de mi habitacin. Es una habitacin; no es para nada una celda. La puerta se deja abierta da y noche, si se puede decir que haya da y noche en este mundo de laberintos sin ventanas. Lo que le falta a este lugar en ventanas, le sobra en puertas. Hay una extensin de pasillos blancos como en la fantstica Alphaville de Godard jalonados por puertas numeradas, la mayora de ellas cerradas. Un verdadero castillo de Barba Azul. Las nicas puertas que encontr abiertas fueron las de habitaciones idnticas a la ma, aunque aparentemente deshabitadas. Estoy en la vanguardia? Un continuo zumbido de acondicionadores de aire recorre los pasillos, y por la noche me arrulla para que me duerma, como se dice comnmente. Es ste algn Pellucidar sumergido, algn mundo subterrneo e ignoto? Explorando las salas vacas oscilaba

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    entre un mudo terror y una muda hilaridad, como frente a un show de horror poco convincente, pero al menos efectivo.

    Mi habitacin. (Quieren hechos? Tendrn hechos.) La amo. Mira cuan oscura es Casi se podra decir muerta El color blanco ya no es ms blanco Es ms como la luz de la luna Que como el color blanco Casi me desvanezco Al mirarlo Pienso que es amarillo Pero no lo puedo asegurar. Puedo imaginar que H. H. no se pondr contento. Honestamente, H. H., no s lo

    que me pas. Sali as. Como poesa instantnea no llega a la altura de Ozymandias, pero, con toda modestia, estara satisfecho con menos.

    Mi habitacin (tratemos de nuevo). Es blanco sucio (aqu est la diferencia, en sntesis, entre hechos y poesa);

    originales abstractos al leo, sobre estas paredes de blanco sucio, en el impecable gusto corporativo del Hotel Hilton de Nueva York: pinturas tan neutras en contenido como el reverso blanco de las tarjetas de Rorschach; costoso mobiliario estilo dans, enchapado con madera de cerezo; aqu y all, alegres almohadones cbicos rayados. Una alfombra acrlica de color ocre sucio. Espacio desperdiciado y rincones vacos: un lujo supremo. Dira que tengo un espacio de cincuenta metros cuadrados. La cama se encuentra en su propio y pequeo rincn, y puede aislarse del cuerpo principal de la habitacin por medio de unas desteidas cortinas floreadas. Parece como si las cuatro paredes blanco sucio fueran como los espejos que sirven para espiar, y que cada pantalla de lmpara ocultara un micrfono.

    Qu ms da? Una pregunta que est en la punta de la lengua de todos los conejillos de India. El hombre que surte la biblioteca tiene un gusto ms exquisito que el decorador

    de interiores, ya que no hay uno, ni dos, sino tres ejemplares de Las Colinas de Suiza en el estante. An ms, Dios me ampare, una copia de Gerard Winstanley, un puritano utopista. Le Las Colinas de cabo a rabo y me complajo el hecho de no encontrar errores de imprenta, aunque los poemas fetichistas no estaban en el orden correcto.

    Ms tarde an: He estado tratando de leer. Empiezo un libro, pero despus de unos prrafos

    pierdo inters por l. Uno tras otro fui descartando Palgrave, Huizinga, Lowell, Wilenski, un texto de Qumica, las Cartas de Providencia de Pascal y una revista Time. (Estamos, como sospechaba, usando armas nucleares ahora; dos estudiantes murieron en una revuelta de protesta en Omaha.) No he tenido un agotamiento as desde mi segundo ao de estudio en Bard, cuando cambi de asignatura tres veces en un semestre.

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    El vrtigo invade todo mi cuerpo. Hay un vaco en mi pecho, una sequedad en mi garganta; todo esto mezclado con una inclinacin poco apropiada hacia la risa.

    Pienso: qu es lo gracioso? Junio 4 Una "maana siguiente" ms serena. Como Haast lo solicitara, relatar los hechos que sucedieron en el nterin (ojal

    sean usados en su contra). Al da siguiente a la "Cancin del Gusano de Seda" sera alrededor del 20 de

    mayo, todava estaba enfermo y haba permanecido en la celda, mientras Dony y Peter ya reconciliados y el Mafia estaban ausentes, de fajina. Fui citado en la oficina de Smede para recibir de sus manos el paquete que contena mis efectos personales. Me hizo verificar cada cosa con el inventario que haba sido redactado el da que ingres en la prisin. Soplaron alentadoras rfagas de esperanza, ya que imaginaba que algn milagro de protesta pblica o conciencia judicial me haba puesto en libertad. Smede estrech mi mano, y, delirante, le agradec. Lgrimas en mis ojos. El hijo de puta debe haberse deleitado.

    Me entreg, con un sobre del mismo color amarillo enfermizo de mi carne presa (seguramente era el prontuario de Sacchetti), a dos guardias de uniforme negro adornado con plata, muy germnico y, como solamos decir, muy entalcados. Botas de caa alta, cinturones de cuero que formaban un verdadero arns, anteojos de sol espejados, el equipo completo. Peter habra gemido de envidia, Dony de deseo. Sin decir una palabra, se abocaron a su tarea. Esposas. Un coche cerrado con cortinas. Me sent entre ellos y formul preguntas a sus rostros de piedra y ojos blindados. Un aeroplano. Sosiego, y as viajamos por una ruta que no estaba siquiera marcada por mendrugos de pan, hasta mi confortable celdita en el Campo Arqumedes, donde el brujo me prepara muy buenas comidas. Slo tengo que hacer sonar un timbre para obtener servicio en mi habitacin.

    Llegu aqu, segn se me dijo, el 22 de mayo. Tuve la primera entrevista con H. H. al da siguiente. Clidas reafirmaciones de tranquilidad y obstinadas mistificaciones. Como se habr notado, permanec callado hasta el 22 de junio. Esos nueve das pasaron en el colmo de una excitacin delirante, pero sta, como todas las exaltaciones del sentimiento, mengu, disminuyendo hasta transformarse en horror cotidiano, montono, y de ah a una intranquila curiosidad. Puedo confesar que hay una especie de placer al ser puesto en esta situacin, que un castillo extrao es mucho ms interesante que la misma y vieja celda todo el tiempo?

    Pero a quin confesarlo? A H. H.? A Luis II, con quien debo enfrentarme en el espejo casi a diario, ahora?

    No, simular que este diario es solamente para m. Mi diario. Si Haast quiere una copia, me tendr que proveer de papel carbnico.

    Ms tarde: Me pregunto, releyendo La Cancin del Gusano de Seda, si la quinta lnea estar

    del todo bien. Quiero transmitir un sentimiento carente de ingenuidad. Tal vez no haya logrado ms que una frase vulgar.

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    Junio 5 Haast me informa por un memorndum interno que la mquina elctrica que uso

    para escribir es parte de un circuito maestro principal que automticamente produce, en otra habitacin, segunda, tercera y cuarta impresin de todo lo que escribo. H. H. saca su Diario fresco de la prensa, y piensen en todo el dinero que ahorra en papel carbn.

    Hoy me top con la primera evidencia de que aqu puede haber algo que merezca ser objeto de una crnica: cuando iba camino a la biblioteca a traer cintas para pasar en mi estreo (marca B&O, nada menos), encontr a una de las almas que habitan en este crculo de mi nuevo infierno. El primer crculo, si voy a atravesarlos en orden apropiado y dantesco el limbo, y l, llevando la analoga un poco ms all, podra ser el Homero de esta oscura cinaga.

    Es oscura, por cierto, ya que las lmparas fluorescentes haban sido sacadas en este sector del pasillo; e igual que en una cinaga, un viento fro y persistente recorra el crudo espacio euclidiano. Alguna anomala en el sistema de ventilacin, supongo. l estaba parado all, bloqueando mi camino: la cara entre sus manos, los cabellos blancos como barbas de maz enredados entre sus nerviosos dedos, mecindose y, segn creo, murmurando algo por lo bajo. Me acerqu bastante, pero no despert de su meditacin. Por lo tanto, le habl en voz alta.

    Hola y como esto no suscitara una respuesta, prosegu, soy nuevo aqu. Fui prisionero en Springfield, un pacifista. He sido trado aqu ilegalmente, Dios sabe con qu propsitos.

    Retir las manos de su rostro y me mir de soslayo a travs del enredado cabello. Tena un ancho rostro eslavo, joven e ingenuo, como el de esos hroes secundarios de las pelculas picas de Eisenstein. Sus gruesos labios se entreabrieron en una sonrisa fra y poco convincente, como una luna de utilera. Alarg su mano derecha y toc el centro de mi pecho con tres de sus dedos, como para asegurarse de que yo era corpreo. Cuando estuvo seguro, su sonrisa se volvi ms convencida. Pregunt rpidamente:

    Sabe dnde estamos? O qu es lo que van a hacer con nosotros? los plidos ojos miraron de un lado al otro, no podra decir si con confusin o temor Qu ciudad? Qu estado?

    De nuevo, esa helada sonrisa de reconocimiento, mientras mis palabras cruzaban la larga distancia que las separaban de su entendimiento..

    Bueno, lo mejor que cualquiera de nosotros puede decirle, es que estamos en los Estados de las montaas. Por la Time, usted sabe.

    Seal la revista que tena en mi mano. Hablaba con la voz ms nasal de las tonadas del Medio Oeste, con un acento nunca alterado ni por la educacin ni por los viajes. Era, por su forma de hablar, as como por su apariencia, el prototipo de un joven pen de granja de Iowa.

    Por la Time? le pregunt, algo confundido. Mir el rostro de la portada de la revista (General Chin-chu-Lin de Malasia del

    Norte, o algn otro peligro amarillo) como si eso me lo pudiera explicar. Es una edicin regional; el Time sale en diferentes ediciones regionales, por

    razones de publicidad. Y nosotros recibimos la edicin de los estados montaosos Idaho, Utah, Wyoming, Colorado deca sus nombres como si estuviera haciendo vibrar las cuerdas de una guitarra.

  • Thomas M. Disch Campo de concentracin

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    Ah, s. Ahora entiendo. Tonto de m. l lanz un profundo suspiro. Le extend mi mano, que observ con franco

    disgusto. Hay partes del pas, en la costa oeste sobre todo, en las que a causa de la guerra bacteriolgica, el estrechar las manos ya no se considera de buena educacin.

    Mi nombre es Sacchetti, Louis Sacchetti. Ah! Ah, s! estrech mi mano convulsivamente. Mordecai me dijo que

    iba a venir. Tengo mucho gusto en conocerlo. No puedo expresarlo se cort, sonrojndose, y sac su mano de la ma. Wagner dijo, como si hubiera sido un pensamiento posterior, George Wagner. Luego, con cierta amargura: Pero nunca habr odo hablar de m.

    Me he encontrado tan a menudo en conferencias y simposios con esta forma particular de presentacin por parte de pequeos escritores de revistas y ayudantes de ctedra an ms gentuza que yo, que mi respuesta fue casi automtica.

    No, me temo que no, George. Siento decirlo. Me sorprende, en realidad, que usted haya odo hablar de m.

    George se ri entre dientes. Se sorprende dijo, arrastrando las palabras de que haya odo hablar

    de l! lo que fue bastante desconcertante. George cerr los ojos . Perdneme dijo, casi en un susurro. La luz, la luz es demasiado brillante.

    Este Mordecai que usted mencion Me gusta venir aqu por el viento. Puedo respirar de nuevo. Respirar el

    viento. Ir o tal vez lo que dijo fue "or", ya que prosigui. Si se queda muy callado podr or sus voces.

    Yo estaba realmente muy callado, pero el nico sonido era el del bramido de los acondicionadores de aire semejante al que se oye en las caracolas marinas y las sombras rfagas de aire fro a travs de los recintos del pasillo.

    Las voces de quines? pregunt con ansiedad. George frunci sus cejas blancas. Bueno, de los ngeles, por supuesto. Loco, pens, y entonces me di cuenta de que George me haba estado citando mi

    propio poema, la parfrasi-parodia de las Elegas de Duina. Que George, este ingenuo muchacho de Iowa, citara tan fcilmente una lnea dispersa de mis poemas, era an ms desconcertante que la simple suposicin de que no estaba en sus cabales.

    Ley ese poema? le pregunt. George asinti con la cabeza, y la maraa de barbas de maz cay sobre sus ojos

    plidos, casi tmidamente. No es un buen poema dije. No, supongo que no. Las manos de George, que hasta ese momento haban estado ocupadas una con

    otra detrs de su espalda, comenzaron a deslizarse hacia su rostro. Lo alcanzaron para retirar el mechn de cabello de sus ojos y luego se detuvieron encima de su cabeza, como si estuvieran enredadas.

    Pero de todas formas, es verdad: usted puede escuchar sus voces. Voces de silencio. O la respiracin, es la misma cosa. Mordecai dice que la respiracin

  • Thomas M. Disch Campo de concentracin

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    tambin es poesa. Sus manos descendieron lentamente hasta quedar frente a sus plidos ojos.

    Mordecai? repet, con bastante urgencia. No poda en ese momento, ni an ahora puedo, deshacerme de la sensacin de

    haber escuchado ese nombre en algn otro momento y lugar. Pero era como hablar a alguien que est en un bote al que una corriente aleja inevitablemente. George temblaba.

    Vyase murmur. Por favor. Pero no me fui inmediatamente. Permanec de pie all, delante de l, aunque de

    pronto pareca haberse olvidado de mi presencia. Suavemente se meca de atrs adelante; de los talones a la punta de los dedos de los pies, y luego de nuevo a los talones. Su delgado cabello se agitaba en el constante silbido del ventilador. Habl en voz alta, pero para s mismo, y slo pude captar un poco de lo que dijo. Conexiones de luz, pasillo, escaleras La voz tena un timbre familiar, pero no poda ubicarlo.

    Espacios de ser y escudos de xtasis de pronto quit las manos de su cara y me mir. An est Ud. aqu?

    Y aunque la respuesta era evidente por s misma, dije que s, que an estaba all. Sus ojos se haban dilatado por la penumbra del pasillo; tal vez por esto pareca tan angustiado. Nuevamente coloc tres dedos sobre mi pecho.

    Belleza dijo solemnemente es solamente el comienzo de un terror que apenas si podemos soportar.

    Y con estas palabras, George Wagner vomit la totalidad de un desayuno considerable en aquel puro espacio euclidiano. Casi inmediatamente los guardias estuvieron a nuestro alrededor; una pollada de negras gallinas cluecas, lavando la boca de George, limpiando y conducindonos hacia nuestros distintos destinos. Tambin me dieron algo para beber. Un tranquilizante, creo; de otro modo, no habra tenido an la serenidad necesaria para documentar el encuentro.

    Sin embargo, qu tipo tan extrao era! Un pen de granja citando a Rilke. Los peones de granja podran recitar a Whittier tal vez, o quizs a Carl Sandburg. Pero las Duinoser Elegien?

    Junio 6 HABITACIN 34 Impasibles nmeros de acero inoxidable pegados en una prosaica puerta de

    madera blanca, y debajo, en letras blancas grabadas sobre un rectngulo de plstico negro (como las que muestran el nombre de un pagador de banco en un lado y LA PRXIMA VENTANILLA POR FAVOR en el otro):

    DRA. A. BUSK Mis guardias me condujeron dentro y me confiaron a la severa tutela de dos sillas,

    las cuales, con sus tiras de cuero negro sujetas por bandas de acero cromado, no eran ms que abstracciones la esencia destilada, por as decirlo de los guardias mismos. Sillas de Harley-Davidson. Pinturas de contornos severos, elegidas para el

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    placer de tales sillas, se aplastaban contra las paredes anhelando volverse invisibles.

    La Dra. A. Busk entra a grandes zancadas en la habitacin y me amenaza con su mano. Debo estrecharla? No, simplemente me est indicando que me siente. Estoy sentado, est sentada, cruza sus piernas, sic-sac, tira del dobladillo de su falda, sonriendo. Si bien no es gentil, tiene una sonrisa creble, aunque es un poco demasiado delgada, demasiado crispada. Las cejas altas, claras y reticentes de una noble isabelina. Cuarenta aos? Ms bien cuarenta y cinco.

    Dispense que no le ofrezca mi mano, Sr. Sacchetti, pero armonizaremos mucho mejor si hacemos caso omiso de las hipocresas desde el principio. Estas no son exactamente unas vacaciones para Ud. Es un prisionero, y yo qu? Yo soy la prisin. Este es el principio de una relacin honesta, si bien no del todo grata.

    Con esto de "honestidad", quiere decir que tambin podr insultarla? Con impunidad, Sr. Sacchetti. Tal por cual. Aqu, o con tranquilidad en su diario.

    Me envan la segunda copia, as que puede tener la certeza de que cualquier cosa desagradable que tenga que decir, no la dir en vano.

    Lo tendr en cuenta. Mientras tanto, hay algunas cosas que debera usted saber acerca de lo que

    estamos haciendo aqu. Ayer conoci al joven Wagner, pero en su diario, deliberadamente, se contuvo de realizar cualquier tipo de especulacin concerniente a su conducta, que es bastante fuera de lo comn. Sin embargo, seguramente le debe haber dado alguna importancia al asunto.

    Seguramente. La Dra. A. Busk frunci sus labios y golpe con su ua algo rota el sobre que

    tena delante: el prontuario Sacchetti de nuevo. Seamos sinceros, Sr. Sacchetti: se le debe haber ocurrido que la conducta del

    joven George no era del todo consistente, y tambin debe haber asociado estas inconsistencias con ciertas insinuaciones concernientes a su actuacin aqu, dejadas caer por mi colega, el Sr. Haast. Debo sealar que no lo hizo accidentalmente. En resumen, debe haber sospechado que el joven George es el sujeto, uno de los sujetos, de un programa experimental que est siendo llevado a cabo en este lugar.

    Levant la ceja en forma reticente e interrogante. Yo asent con la cabeza. No puede haber supuesto (y quizs esto ayudar a su comprensin) que el

    joven George est aqu voluntariamente. George desert del Ejrcito durante una licencia en Taipei, el tipo de asuntos srdidos usual entre un soldado y una prostituta. Por supuesto, lo encontraron y se le someti a una Corte Marcial. Fue sentenciado a cinco aos de prisin, y debe admitir que fue una sentencia moderada. Si hubiramos estado oficialmente en guerra, podra haber sido fusilado. S, muy probablemente.

    Entonces, es el Ejrcito el que me secuestr? No exactamente. Campo Arqumedes opera por donaciones de una fundacin

    privada, aunque para conservar la discrecin necesaria se nos da bastante autonoma. Solamente un oficial de la fundacin conoce la naturaleza exacta de nuestra investigacin. Para el resto (incluyendo al Ejrcito) figuramos dentro de esa categora inmensa englobada como desarrollo de armamento. Una buena cantidad de personal (la mayora de los guardias y yo misma) hemos sido cedidos por el Servicio Militar.

    Con todo esa informacin, sus atributos el rostro cepillado, los modales duros, la voz poco femenina se conjugaron en una imagen concreta.

  • Thomas M. Disch Campo de concentracin

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    Usted pertenece al Cuerpo Femenino del Ejrcito. Como respuesta hizo un saludo irnico. Entonces (como estaba diciendo) el pobre George fue a prisin, y no era feliz

    all. No poda, como suele decir mi colega, el Sr. Haast, ajustarse a la vida en la prisin. Cuando le lleg la oportunidad de alistarse como voluntario en Campo Arqumedes, se abalanz sobre ella. Despus de todo, la mayora de los experimentos actuales pertenecen al campo de la inmunologa. Algunas de las nuevas enfermedades son extremadamente desagradables. Esa es la historia de George; los otros sujetos que conocer tienen antecedentes similares.

    Este sujeto no dije, sealando mi pecho. Ud. no es precisamente un sujeto. Pero para comprender por qu ha sido trado

    aqu, debe entender primero el propsito del experimento. Es una investigacin de procesos de aprendizaje. No necesito explicarle la importancia fundamental de la educacin con respecto al esfuerzo de defensa nacional. En definitiva, el recurso ms vital de una nacin es la inteligencia, y la educacin puede verse como el proceso de potenciacin de la inteligencia. Sin embargo, como tal, es casi invariablemente un fracaso, ya que este propsito primario es sacrificado en aras de la socializacin. Cuando la inteligencia est maximizada, es casi siempre a expensas del proceso de socializacin (al respecto, podra citar su propio caso) y as, desde el punto de vista de la sociedad, se ha ganado poco. Un dilema cruel.

    Quiz la misin principal de la ciencia psicolgica sea resolver este dilema: maximizar la inteligencia sin anular su utilidad social. Espero que haya quedado claro.

    Ni el mismo Cicern hablaba un latn tan puro. La Busk arrug sus altas cejas, sin captar la alusin. Luego, considerando que no

    vala la pena pedir aclaracin por un mero comentario, desarrug su ceo y continu:

    En consecuencia, estamos explorando ciertas tcnicas nuevas, tcnicas de educacin adulta. En un adulto, el proceso de socializacin se ha completado. Pocos sujetos muestran caractersticas marcadas de desarrollo despus de los veinticinco aos. Por lo tanto, si el proceso de maximizacin de la inteligencia puede ser iniciado entonces (si las facultades creativas embrutecidas pueden ser despertadas nuevamente, por as decirlo), quiz podamos empezar a explotar este recurso tan precioso, la mente, como nunca antes ha sido explotado.

    Desgraciadamente, se nos ha proporcionado material defectuoso para trabajar. Cuando se debe utilizar gente de las prisiones del Ejrcito para asuntos experimentales, se introduce un error sistemtico en el trabajo, ya que en tales personas el proceso de socializacin no tuvo, indudablemente, buen xito. Y para ser bastante sincera, es mi opinin que este error en la seleccin ya est teniendo desafortunadas consecuencias. Espero que escriba esto en su diario.

    Le asegur que lo hara. A pesar de que no quera darle la satisfaccin de demostrarle en qu medida haba despertado mi curiosidad, no pude dejar de hacerle una pregunta.

    Por nuevas tcnicas educacionales debo entender drogas? Aj. Entonces le ha dado cierta importancia al asunto. S, por cierto: drogas.

    Aunque tal vez no en el sentido que usted supone. Como seguramente sabe, actualmente cualquier estudiante de primer ao de la Universidad tiene disponibles drogas (provenientes de fuentes no legales) que pueden aumentar temporalmente la capacidad de retencin de la memoria hasta en un doscientos por ciento, o agilizar otros procesos de aprendizaje en forma proporcional. Pero las curvas de aprendizaje

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    se achatan con el uso continuo de tales drogas, y pronto se alcanza el punto de disminucin del rendimiento e incluso de cada completa del mismo. Existen estas drogas, y existen otras tambin, tales como el LSD, que pueden producir un sentido artificial de omnisciencia. Sin embargo, no necesito contarle a Ud. acerca de tales drogas, no es cierto, Sr. Sacchetti?

    Est eso en mi prontuario? Han sido minuciosos. Oh, hay muy poco que no sepamos acerca de Ud., caballero. Puede estar

    seguro: antes de que fuera trado aqu examinamos cada pequeo y oscuro rincn de su pasado. No tendra sentido que trajramos a cualquier pacifista, Ud. lo sabe; tenamos que estar seguros de que fuera inofensivo. Sabemos todo acerca de usted, por dentro y por fuera: familiares, amigos, lo que ha ledo, dnde ha estado. Sabemos qu habitacin ocup en cada hotel que lo aloj en Suiza y Alemania, cuando obtuvo su beca Fulbright; sabemos de todas las chicas con las que sali en Bard y despus, y hasta dnde lleg con cada una de ellas. Y debo decir que su actuacin no ha sido muy buena.

    Sabemos tambin, con lujo de detalles, cunto ha ganado durante los ltimos quince aos y cmo lo ha gastado. En el momento en que el gobierno lo quiera, pueden enviarle de inmediato a Springfield por evasin de impuestos. Tenemos los registros de sus dos aos de psicoterapia.

    Y tambin han grabado mis sesiones de confesionario? Solamente desde que lleg a Springfield. Fue as como nos enteramos del

    aborto de su esposa y de ese sucio amoro con la tal Sra. Webb. Pero era bien parecida, no es cierto? Si le gusta el tipo de mujer dbil Pero, volviendo al tema, su tarea aqu es

    bastante simple. Se le permitir andar entre los sujetos, hablar con ellos, compartir hasta donde sea posible su vida cotidiana. Y describir, en forma concisa, los hechos que les preocupan, sus entretenimientos, y su propia estimacin del cmo diramos?, del clima intelectual que reina aqu. Creo que disfrutar del trabajo.

    Tal vez. Pero por qu yo? Uno de nuestros sujetos lo recomend. De todos los candidatos que hemos

    considerado, Ud. pareci el ms apto para el trabajo, y por cierto el ms disponible. Con toda honestidad, debo decirle que hemos estado teniendo problemas de comunicacin con los sujetos. Y fue su cabecilla su nombre es Mordecai Washington quien sugiri que Ud. fuera trado aqu para actuar como una especie de intermediario, un intrprete. Recuerda a Mordecai? Fue de su misma escuela durante un ao, el 55.

    La Secundaria Central? El nombre me parece vagamente familiar, pero no puedo ubicarlo. Puedo haberlo escuchado cuando lean alguna lista de asistencia. Pero, por cierto, no era amigo mo. Nunca tuve tantos como para olvidar sus nombres.

    Entonces aqu tendr amplias oportunidades para reparar esa omisin. Hay alguna otra pregunta?

    S, qu significa la A? pareci perpleja. En Dra. A. Busk aclar. Oh, eso. Significa Aime. Y qu fundacin privada provee el efectivo para este lugar? Podra decrselo, pero realmente, Sr. Sacchetti, no cree que es mejor que

    no lo supiera? Se ha prevenido a los sujetos de que hay ciertas cosas que, por su

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    propio bien, sera mejor que no discutieran con Ud. Porque, segn creo, en algn momento querr abandonar este lugar, no es cierto?

    La Dra. Aime descruz sus piernas con un deslizar de nailon y se levant. Los guardias estarn aqu inmediatamente para llevarlo de regreso arriba. Lo

    ver de nuevo la semana que viene, a ms tardar. Mientras tanto, no tema venir a preguntarme cualquier cosa sobre la que quiera obtener una respuesta. Buen da, Sr. Sacchetti.

    Con tres breves pasos de tijera abandon la habitacin, habindose anotado todos los puntos de ese encuentro.

    Ms tarde: Alrededor de una hora despus de haber escrito esta parte del diario, lleg una

    nota de H. H.: Tiene 37 aos. H. H. Rivalidades departamentales? (No contestar la pregunta.)

    Junio 7 Haba pensado que mis jaquecas, por ser psicosomticas, haban sido

    exorcizadas por la psicoterapia, pero anoche regresaron con ahnco. Donde antes haba una punzada, ahora hay siete. Tal vez la Busk, siendo una iniciada en los misterios, podra encontrar algn contra-antdoto mgico a la cura del Dr. Mieris. Quiz haban vuelto simplemente porque me haba quedado en vela hasta pasadas las dos de la madrugada, en un acceso de mala inspiracin. An no me he distanciado suficientemente de l, como para juzgar si el poema merece tal precio. Aunque quin sabe? Tal vez fue la jaqueca la que origin el poema.

    Hasta aqu la vida interior; el suceso notable del da fue la visita, poco despus del desayuno, del legendario Mordecai Washington. Vino sin hacerse anunciar por ningn guardia. Golpe la puerta, pero no esper a que se le invitara a entrar.

    Puedo? pregunt, cuando ya haba podido. Aun estando cara a cara, aun con su fuerte voz atentando contra mi jaqueca, no

    le reconoc como alguno de mis amigos de la escuela secundaria. Una primera impresin: no tiene buen aspecto. Reconozco que mis patrones de belleza son etnocntricos, pero creo que tampoco muchos negros encontraran a Mordecai Washington de buena apariencia. Es muy negro, poco menos que purpurino. De rostro alargado, con quijada sobresaliente y hocicudo (labios aplastados contra el plano de un rostro, aunque ms que sobresalientes podra decirse verticales). Una nariz mnima y cabello desgreado neo-maor. Un pecho que un siglo atrs hubiera sido calificado de tuberculoso. Hombros insignificantes, piernas arqueadas, pies de pisauvas. Una voz ronca, como de Polichinela en una funcin de tteres. Ojos hermosos, sin embargo (aunque siempre es fcil concederles esta gracia a las personas feas).

    Aun as, insistir en que tiene ojos extraordinarios, llorosos y vivaces al mismo tiempo, sugiriendo profundidades pero jams revelndolas; dulces ojos de animal domesticado.

    No, qudese donde est insisti, cuando comenc a bajar de mi cama. Acerc una silla, Qu est leyendo? Ah! Un libro de pintura. Ha estado Ud. aqu todo este tiempo y nadie me lo dijo. Le descubr por George. Es una pena, pero en ese momento estuve momentneamente

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    Movi vagamente una mano sobre su cabeza. Sus manos, como sus pies, eran desproporcionadamente grandes. Dedos espatulados como los de un trabajador, pero ligeros, casi como si aletearan. Sus gestos tendan a ser dramticos, como para compensar la falta de expresin de su rostro.

    difunto. Inerte. Moribundo. En coma. Pero eso ya termin. Y Ud. est aqu. Me complace. Soy Mordecai Washington.

    Me ofreci su mano con gravedad. No pude evitar sentir irona por este gesto, como si al aceptarlo estuviera actuando como su compaero en el juego. Se ri, una risa chillona de loro dos octavas ms alta que su voz al hablar. Era como si otra persona estuviera rindose por l.

    Oh, puede tocarla. No le pasar ningn germen maldito. No de esta forma, jefe. Ni siquiera se me ha ocurrido Mordecai nunca pude usar enseguida

    nombres de pila con extraos. Oh, tranquilcese, no esperaba que usted me recordara. No se sienta mal por

    eso. Y no me tiene que tutoyer 1 de inmediato esto es francs, imposible de entender. Pero yo me acuerdo de Ud., exactamente como se recuerda un momento especial de una pelcula de terror. Psicosis de Hitchcock, por ejemplo. Recuerda Psicosis?

    S, la secuencia de la baera. Yo era como Anthony Perkins en esos tiempos? Dios no lo permita!

    A su modo, era suficientemente terrorfico para m. Estbamos en la misma habitacin. La Srta. Squinlin, la recuerda?

    La Srta. Squinlin! S Odiaba a esa mujer! Vieja gorda mofletuda. Yo la odiaba mucho ms de lo que Ud. jams lo

    hizo, hermano. La tuve en Ingls 10-C. Silas Marner, Julio Csar, La Rima del Viejo Marinero Jess, casi dejo de hablar ese idioma de porquera. Me lo hizo odiar tanto!

    Aun no me ha explicado qu tena yo en comn con Psicosis. Bueno, digamos, en cambio, El Cerebro de Donovan. Un cerebro en un

    recipiente de vidrio. El pulpo intelecto cortado de golpe despus de la edad escolar, conociendo todas las respuestas, devorando toda la mierda que los Squinlins pudieran meterle. El cerebro como el Cerbero arruin la chispa del juego de palabras pronuncindolas mal. Y cuando quera hacerlo, poda humillar a la gente igual que la vieja Squinlin. A m. No tena ms que sentarme all y aguantar su mierda. Saba que era mierda, pero qu poda hacer?

    La cosa sobre Ud. que realmente qued grabada en mi mente (demonios, cambi mi vida), fue en la primavera del 55. Usted y un par de fulanas judas con las que haraganeaba, se haban quedado despus de clase filosofando acerca de la existencia del Creador. As lo llamaban: Creador. En ese entonces tenan un lenguaje realmente ficticio; apostara que de ver tantas pelculas de Lawrence Olivier. Yo estaba sentado en el fondo de la habitacin, en penitencia. Adusto e invisible, como era mi costumbre. Recuerda algo?

    No de ese da en particular. Habl mucho sobre el Creador ese ao. Acababa de descubrir el Iluminismo, como lo llamaban. Sin embargo, recuerdo a las dos chicas, Brbara y quin era la otra?

    1 Tutoyer: Tutear; en francs en el original.

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    Ruth. Qu memoria ms asombrosa tiene usted! Para comerte mejor, mi querido. De todas formas, volviendo al tema, las dos

    fulanas traan a colacin esos argumentos venerables acerca de que el universo es como un reloj y de que no puede tenerse un reloj sin un relojero. O la Primera Causa, que ninguna otra Causa causa. Hasta ese da jams haba escuchado eso del relojero. Y cuando ellas lo decan, yo pensaba: Ahora eso parar el viejo cerebro de Donovan. Pero ni un poco; Ud. se limitaba a destruir sus jugosos silogismos otra palabra inmundamente pronunciada en pedazos. Nunca captaron el mensaje; simplemente seguan con el mismo viejo cuento. Pero yo s lo capt. Ud. me desvi definitivamente de esa anticuada religin.

    Lo siento, Mordecai. Realmente. Nunca nos damos cuenta de cuntas vidas se pueden envenenar con lo que creemos que es nuestro propio error. No s cmo

    Lo siente? Querido, se lo estoy agradeciendo. Puede parecer una forma extraa de hacerlo, hacindolo secuestrar y trayndolo a este pozo, pero la vida que llevar aqu es mejor que la que hubiera tenido en Springfield. Haast me mostr el diario que estaba escribiendo all. Est muy lejos de eso ahora. Pero admitir que no fue solamente altruismo lo que me hizo pedir que lo trajeran aqu: era la gran oportunidad de conocer a un poeta de primera clase, de buena fe, conocido. Realmente se puede sentir realizado, no es as, Sacchetti?

    Era imposible ordenar los sentimientos que mezclaba en esa sola pregunta: admiracin, desprecio, envidia y algo que permeaba casi todo lo que Mordecai me dijo una especie de alegra arrogante.

    Ha ledo Las Colinas de Suiza? le respond. Cundo no! La vanidad de un escritor aprovecha la primera oportunidad que se le

    presenta para entrometerse. Mordecai encogi sus hombros insignificantes. S, la le. Entonces sabe que he superado mi materialismo de joven inexperto de aquellos

    das. Dios existe, de forma totalmente independiente de Santo Toms de Aquino. La fe es mucho ms que el dominio de los silogismos.

    A la mierda con la fe y con sus epigramas. Ya no es mi Hermano Mayor. Soy dos aos mayor que usted, amigo; y en cuanto a la religiosidad de sus ltimos aos, he hecho que lo traigan aqu a pesar de eso y de su hedionda poesa tambin qu ms poda hacer yo que vacilar? Mordecai sonri, y su enojo se desvaneci tan rpido como haba aparecido. Haba algunos poemas realmente buenos tambin. A George le gust el libro en conjunto ms que a m, y George sabe ms acerca de esas cosas. Por algo ha estado aqu tanto tiempo. Qu piensa de l?

    De George? Fue muy intenso. Me temo que no estaba del todo preparado para tanto, todo al mismo tiempo. Me temo que todava no lo estoy. Ustedes son muy rpidos y sueltos aqu abajo, especialmente despus del vaco total de Springfield.

    Como el infierno. De todas formas, cul es su CI? Qu? Tiene sentido, a mi edad, hablar del Coeficiente de Inteligencia? En el

    57 saqu 160 puntos en una prueba, pero no s dnde me ubicara eso a lo largo de la curva tipo. Pero ahora, qu ms da una prueba impresa? Es ms una cuestin de lo que cada uno hace con su inteligencia.

    Lo s. No es una mierda?

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    Por ligero que haya sido el comentario, yo sent que por primera vez en nuestra charla haba tocado un tema que Mordecai consideraba como algo semejante a la seriedad.

    Qu est haciendo aqu, en este lugar, Mordecai? Y qu es este lugar? Qu es lo que Haast y Busk estn tratando de sacar de ustedes?

    Esto es el infierno, Sacchetti, no lo sabe? O la antecmara, al menos. Estn tratando de comprar nuestras almas para as poder usar nuestros cuerpos para hacer salchichas. Le dijeron que no debera saber nada acerca de ello, no es cierto? desvi la mirada y cruz la habitacin, dirigindose hacia la biblioteca. Somos gansos, y dentro de nuestros picos Haast y Busk estn metiendo cultura occidental. Ciencia, arte, filosofa, todo aquello con lo que puedan llenarse. Y an

    No estoy lleno, no estoy lleno Mi estmago ha sido lavado y lavado, y sin embargo no puedo retener mi comida. No lo puedo tocar. Oh! No estoy lleno. Era mi propio poema el que Mordecai haba citado. Mi reaccin vacil entre la

    adulacin que senta porque haba elegido justo ese pasaje para memorizar ya que era uno de los que ms orgulloso estaba y una pena por la acerbidad de lo que haba dicho, no menos lastimero porque yo lo hubiera dicho primero. No contest, no hice ms preguntas.

    Mordecai se arroj tristemente en un sof. Esta habitacin es una mierda, Sacchetti. Todas nuestras habitaciones eran

    como sta al principio, pero no tiene porqu tolerarlo. Dgale a Haast que quiere algo ms clsico. Diga que las cortinas interfieren las ondas de su cerebro. Tenemos carta blanca para cosas como la decoracin de interiores, como ver. Por lo tanto, saque ventaja de eso.

    Comparado con Springfield, esto parece bastante elegante. A decir verdad, comparado con cualquier lugar en el que haya vivido, excepto el nico da que pas en el Ritz.

    S; los poetas no ganan mucho dinero, no es cierto? Apostara a que yo estaba mucho mejor que Ud., antes de que me reclutaran. Hijos de puta! Ese fue un gran error, dejar que me reclutaran.

    Lleg Ud. a Campo Arqumedes de la misma forma que George? Por intermedio de la prisin militar?

    S, por asalto a un oficial. El hijo de puta se empe en buscarlo. Todos ellos se lo buscan, pero rara vez lo reciben. Bueno, ese hijo de puta lo consigui. Le salt los dientes a golpes, dos de ellos. Mala suerte. La prisin militar es una suerte peor; lo tienen a uno a mal traer despus de una cosa como sa Por lo tanto, me ofrec como voluntario. Eso fue hace seis o siete meses.

    A veces pienso que no fue un error tan grande. Dira que la droga que nos dan es mejor que el cido. Con cido Ud. piensa que lo sabe todo; con esto lo sabe en serio. Pero no es comn que pueda llegar a estar tan volado. La mayora de las veces es un dolor. Como dice H. H.: El genio es una infinita capacidad para el dolor.

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    Me re, tanto por la velocidad y los cambios de su retrica, como por la apreciacin del giro.

    Pero fue un error. Estaba mejor cuando era un bobo. Bobo? No da la impresin de que alguna vez haya sido exactamente sa su

    condicin Estoy seguro de que este hijo de su madre nunca tuvo 160 puntos de CI. Oh, pero esas pruebas son artimaas para Protestantes Anglosajones Blancos

    de clase media como yo. O creo que debera decir Catlicos Anglosajones Blancos. Medir la inteligencia no es tan sencillo como tomar una muestra de sangre.

    Gracias por decirlo as, pero la verdad es que yo era un imbcil hijo de puta. Y an ms ignorante que imbcil. Todo lo que ahora s, la manera en que estoy hablando con usted Todo es producto del Pa. Producto de la droga que me dan.

    Todo? No me diga! Toda esta mierda se ri, una risa ms calmada que al principio. Es

    gratificante hablar con Ud., Sacchetti. Vacila ante cada una de mis obscenidades. Lo hago? Es esta educacin de clase media, supongo. Estoy muy

    acostumbrado a las palabras anglosajonas impresas, pero de todas formas, escucharlas oralmente Es un reflejo.

    Ese libro de pintura que estaba mirando, ha ledo el texto que viene con l? Yo haba estado curioseando el segundo volumen de los Pintores Flamencos de

    Wilenski, que contiene las reproducciones. El tomo primero es todo texto. Empec, pero me atasqu. No estoy lo suficientemente asentado como para

    concentrarme en nada. La reaccin de Mordecai a esto me pareci indebidamente seria. No contest. Sin

    embargo, despus de una pausa, continu el hilo original de sus pensamientos. Hay un pasaje en el libro que es genial. Se lo puedo leer ya haba sacado el

    volumen primero del estante. Es acerca de Hugo van der Goes. Sabe algo acerca de l?

    Slo que fue uno de los primeros pintores flamencos, aunque no creo haber visto nada de l.

    No podra haberlo hecho; ninguna de sus pinturas sobrevivi. Nada que l firmara, al menos. La historia dice que alrededor de 1470 se volvi loco. Crea a toda costa que estaba maldito, y que el demonio iba a apoderarse de l, y todo eso. En esa poca ya estaba viviendo en ese monasterio cercano a Bruselas, y los Hermanos tenan que tocar msica para tratar de calmarlo, como David lo hizo con Sal. Uno de los Hermanos escribi una crnica de su locura (vale la pena leerla), pero la parte que realmente me gusta Aqu; deje que se lo lea.

    El hermano Hugo, a causa del enardecimiento de sus poderes imaginativos,

    sufri una tendencia a las fantasas ilusorias y las alucinaciones, y padeci, en consecuencia, de una enfermedad del cerebro. Segn me dijo, hay un pequeo rgano muy delicado, cercano al cerebro, que est controlado por los poderes creativos e imaginativos. Si nuestra imaginacin es demasiado vvida o nuestra fantasa demasiado rica, este pequeo rgano se ve afectado, y si es forzado hasta el punto de ruptura, el resultado es la locura o el delirio. Si queremos evitar caer en este irremediable

    Advert que Mordecai vacilaba en pronunciar la palabra 'peligro'.

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    debemos limitar nuestra fantasa, nuestra imaginacin y nuestras cavilaciones,

    y eliminar cualquier otro pensamiento vaco e intil que pueda excitar nuestros cerebros. No somos nada ms que hombres, y el desastre que cay sobre nuestro hermano Hugo como resultado de sus fantasas y alucinaciones, porqu habra de dejar de caer sobre nosotros tambin?

    No es grande? Puedo imaginar al viejo bastardo, y la satisfaccin que senta

    escribiendo esto: Te lo dije, Hugo. No dije siempre que todo lo que se relaciona con la pintura es peligroso?. De todas formas, por qu piensa que se volvi loco?

    Cualquiera puede volverse loco; no es privilegio de los pintores ni de los poetas. S, supongo que en ltima instancia todos estn locos. Seguro que mi familia

    estaba loca. Mamy, as la llambamos, Mamy estaba loca con el Espritu Santo y el viejo estaba loco sin l. Mis dos hermanos eran drogadictos y fue por eso que se volvieron locos. Locos y locos y locos y locos

    Le pasa algo? pregunt, levantndome de la cama y dirigindome hacia l. Mordecai se haba ido agitando progresivamente durante la conversacin, hasta

    que por ltimo, temblando, con los ojos fuertemente oprimidos y una mano sobre el corazn, su conversacin degener en una mera perturbacin ahogada de la respiracin. El pesado libro cay de su mano izquierda al suelo; ante el impacto, abri los ojos.

    Estar bien si me siento por un minuto Un leve vahdo. Le ayud a volver al sof, y a falta de un medicamento mejor, le traje un vaso de

    agua que tom con placer. Sus manos an temblaban al sostener el vaso. Y aun as, Ud. sabe se reincorpor lentamente, deslizando sus dedos

    espatulados de arriba abajo por las estras del vaso van der Goes tena algo. Al menos, me complace pensar que lo tena. Hay algo muy especial propio de cualquier artista, por supuesto. Una especie de magia, en el sentido literal, descifrando la rbrica de la naturaleza y reviviendo los mismos secretos. Es as, no es cierto?

    No lo s. No creo que eso sea para m, pero hay varios artistas a quienes les gustara que fuera de esa forma. Pero el problema con la magia es que no funciona.

    Como el infierno dijo Mordecai tranquilamente. Puede mofarse de Dios y creer en los demonios? Qu son los demonios? Creo en las fuerzas elementales: slfides,

    salamandras, gnomos, parbolas de la materia ms elemental. Usted se re y se mofa, y se acurruca en el confortable universo jesutico del College de Fsica. La materia ya no tiene misterios para usted, oh, no! Como tampoco el espritu los tiene. Todo es limpio y conocido como la comida de mam. Bueno, los avestruces tambin se sienten en el universo como en su casa, aunque no lo pueden ver.

    Crame, Mordecai, yo vivira feliz en un mundo de slfides y salamandras. Cualquier poeta lo estara. Que se cree que hemos estado desentraando durante los ltimos doscientos aos? Hemos sido desahuciados.

    Pero an se mofa de las palabras. Para usted no son ms que un ballet ruso, repique de campanas. Pero yo he visto salamandras morando en el centro del fuego.

    Mordecai! La mera nocin de que el fuego es un elemento es una tontera. Medio semestre de Qumica le sacara esa idea de la cabeza, aunque slo fuera Qumica de escuela secundaria.

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    El fuego es el elemento del cambio dijo en un tono orgulloso y exaltado, de la transmutacin de la sustancia. Es el puente entre la materia y el espritu. Qu ms vive dentro de los ciclotrones gigantes? O en el corazn del sol? Usted cree en los ngeles, no es as? Los intermediarios entre este mundo y el del ms all? Bueno, yo he hablado con ellos.

    El mundo del ms all Donde habita Dios? Dios! Dios! Prefiero los espritus familiares, mis slfides y salamandras, que

    contestarn cuando hable con ellos; ms vale pjaro en mano que ciento volando. Pero nuestra discusin no tiene sentido. Todava no. Espere a ver mi laboratorio. A menos que ajustemos nuestros vocabularios para una mutua comprensin, continuaremos vacilando entre sic y nun hasta el maldito da del Juicio Final.

    Lo siento. Por lo general no soy tan inflexible. Me imagino que ste es ms un asunto de autopreservacin mental que de disidencia razonada. Eso quiso ser un cumplido, usted sabe.

    Le molesta que sea ms hbil que usted, no es cierto? No le molest a usted, Mordecai, cuando la situacin era la inversa, cuando

    acababa de conocerme? Adems sonriendo, tratando de poner la cara ms adecuada al caso no estoy seguro de que lo sea.

    Oh, lo soy, lo soy! Crame. O prubeme, si as lo prefiere. En cualquier momento; slo dgame cul es su fuerte, mi querido. Elija una ciencia, cualquier ciencia. Quiz un debate formal le parezca ms adecuado? Sabe las fechas de los reinados de los soberanos de Inglaterra, Francia, Espaa, Suecia, Prusia? Una contienda sobre las dificultades del Finnegan's Wake, tal vez? Haikus?

    Alto! Le creo. Pero maldito sea, todava hay un campo en el que le derrotar, Supermn.

    Mordecai ech la cabeza hacia atrs, desafiante. Cul es? La prosodia. Est bien. Lo aceptar. Qu es la prosodia? El estudio de la pronunciacin correcta. Lucifer, en su cada del cielo, no habra lucido tan maltrecho. S, s, as es. Pero maldito sea, no tengo tiempo para cuidarme y ver cmo se

    pronuncia cada insignificante palabra. Pero cuando diga una cosa como no corresponda, me corregir?

    Creo que un poeta sera perfecto para eso, aunque ms no fuera. Oh, hemos hecho una lista bastante larga de tareas para usted. Tendr que

    hablar con George de nuevo. No hoy; est en el hospital. Tiene grandes ideas para poner aqu en escena Doctor Fausto, pero hemos estado esperando hasta que usted estuviera con nosotros. Y hay otra cosa tambin inusualmente, Mordecai pareci inseguro del terreno que pisaba.

    Qu? He escrito algo. Un cuento. Pens que podra leerlo y decirme lo que piensa.

    Haast me ha prometido que puedo enviarlo a una revista, despus de que la ANS lo haya revisado. Pero no estoy seguro de que sea suficientemente bueno. Quiero decir, en un sentido categrico. Les gusta a todos aqu, pero nos hemos transformado en un grupo pequeo, excesivamente unido. Cerrados. Sin embargo, usted todava lleva su propia cabeza sobre los hombros.

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    Lo leer con gusto, y le aseguro que ser un crtico tan asqueroso como pueda. De qu se trata?

    De qu? Jess, esa es la pregunta ms desagradable que se pueda recibir de un poeta. En realidad, es acerca de van der Goes.

    Y qu es la ANS? Agencia Nacional de Seguridad. Los muchachos de Inteligencia. Ellos verifican

    todo lo que decimos todo se graba, usted sabe para asegurarse de que no estamos siendo hermticos.

    Est usted siendo hermtico? Mordecai, el alquimista, me gui el ojo. Abracadabra dijo, significativamente. Luego, rpido como una slfide, se fue. Ms tarde: En resumen? Es ms fcil resumir un cicln. Seguramente soy responsable del

    marginamiento de Mordecai. Nunca dejan de asombrarme qu efectos de largo alcance pueden tener nuestras acciones ms pequeas. El monje en su claustro abriga un error, imaginando que el peligro lo afecta slo a l; pero un siglo despus su hereja puede haber convulsionado al mundo. Quiz los conservadores tengan razn; tal vez el libre pensamiento sea peligroso en serio.

    Pero cmo protesta ante esto el viejo Adn! Haga lo que haga, nunca puedo silenciarlo por completo. A veces consume toda mi fuerza de voluntad el evitar que hable en voz alta. Siempre est esperando, agazapado en mi corazn, para usurpar la soberana de la razn.

    Pero la culpa es slo una pequea parte de lo que siento. Admiracin y pavor, en mayor medida. Como un observador del firmamento cuando un nuevo planeta flota dentro de su campo de percepcin. La estrella de la maana: Lucifer, prncipe de la oscuridad. Tentador.

    Junio 8 Zu viel, zu viel! He estado todo el da hablando, hablando. Mi mente es un disco

    de 33 revoluciones puesto en 78. He conocido a todos los integrantes, salvo tres o cuatro, de la docena de personas que hay aqu. Juntos, los prisioneros son an ms impresionantes que tomados individualmente. Las resonancias de todos esos encuentros an surgen dentro de m, como reminiscencias de msica despus de una pera.

    Comenz temprano, cuando uno de los guardias me trajo una invitacin con la tinta an hmeda para que visitara a George W. en el hospital. Ningn otro hospital, ni siquiera el Chelsea del arquitecto Wren, podra llegar a superarlo en magnificencia. Su cama poda haber sido pintada por Tipolo y las flores por el aduanero Rousseau. Hablamos ms acerca de Rilke, al que George admira ms por sus nociones herejes que por su arte. Ha hecho sus propias traducciones. Prosodia excntrica; me reserv el juicio. Discutimos sus ideas para poner en escena Fausto, las cuales nos llevaron a su proyecto para un teatro modelo. Va a ser construido para l aqu abajo. (No hay duda de que Campo A. est profundamente bajo la tierra.)

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    No puedo recordar los nombres de todos, ni todo lo que se dijo. Hay uno, Murray Fulano de Tal un tipo joven, excesivamente fino, con modales de porcelana, al que tom una decidida aversin que fue recproca (a pesar de que puedo estar adulndome a m mismo: es muy probable que ni siquiera se haya enterado de que yo estaba all). Mantena una fuerte discusin sobre galimatas alqumicos, que yo parafraseara as: Dos gallos se aparean en la oscuridad; de su pollada salen pollitos con cola de dragn. En siete veces siete das, stos son calcinados; sus cenizas trituradas se guardan en vasijas de plomo sagrado. A lo que yo digo: Basura! Pero con qu seriedad respetaban esta basura! Como confirm ms tarde, esta preocupacin ha sido en gran parte obra de Mordecai.

    El que ms me gust fue Barry Meade. Siempre me complace conocer gente ms gorda que yo. Meade est obsesionado por el cine; y a las dos, cuando George tuvo que ser sedado para su siesta (el pobre George tiene mal aspecto; pregunt, pero cada uno parece tener una idea diferente de las causas de su mal), me llev a la pequea sala de proyeccin, tres pisos ms abajo, y me ense un montaje que haba hecho de las conferencias polticas de McNamara y de gritos de mujeres, sacados de viejas pelculas de terror. La hilaridad se iba transformando en histeria. Barry, muy sereno, insista en disculparse por matices imperceptibles de error.

    4.30: George estaba despierto de nuevo, pero me ignor por culpa de un libro de matemticas. Empiezo a sentir que, como sucede con un nio visitando a los familiares mayores, se reparten entre ellos la responsabilidad de mi entretenimiento. Por lo menos eso sucedi por la tarde, cuando qued bajo el cuidado de alguien que se me present simplemente como el Obispo. Sospecho que fueron sus ropas de petimetre las que le hicieron ganar el sobrenombre.

    Pona de manifiesto el orden social que se ha desarrollado aqu. En resumen, representa esto: que Mordecai, por mayor fuerza y carisma, es el zar indiscutible de una anarqua benvola. El Obispo no lleg a Campo A. por intermedio de la prisin militar, sino a travs de un hospital mental del Ejrcito donde estuvo dos aos, afectado de amnesia total. Hizo un relato fascinante, entre cmico y temible, de sus mltiples intentos de suicidio. Una vez se tom un cuarto de litro completo de pintura de plomo. Puaj! Ms tarde me dio una paliza jugando al ajedrez.

    Ms tarde an, Murray Fulano de Tal toc msica electrnica. (Propia? Alguien dijo que s, otros dijeron que no.) En mi condicin manaca, eso an sonaba bien.

    Y ms y ms. El profeta Oseas predicando sobre el monte Pelion. Demasiado, lo dir de nuevo. Y qu resultar de todo esto? Por qu se le dio

    vida a este monstruo esplndido? Sintonice maana su aparato y lo sabr. Junio 9 Ah, pero ste es uno de esos das en que siento que la entropa me est

    ganando. Me siento en esta maana tan vaco como una mscara de papel mach, todo mueca y parpadeo y artificio. La verdad, tal vez no sea realmente que la mscara est vaca, sino que no me importa mirar desde detrs de ella al nistgmico aletear de la imagen que la mente inferior est transmitiendo al receptor defectuoso de la mente superior. Me siento mal y tonto y derrotado hoy. Estoy enfermo.

    Hubo visitas Mordecai, Meade, una nota de George W. pero me mantuve solitario, clamando que yo no era el mismo. Quin entonces?

    He estado demasiado tiempo privado del sol vivificante. Ese es mi problema. Y no puedo hilvanar dos pensamientos seguidos. Ahim.

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    Junio 10 Mucho mejor, gracias. S, se est bastante bien. Ahora, una vez ms, miro el lado

    soleado de la derrota. Hechos: Otra visita de H. H. Habindome acostumbrado a la blancura de yeso de los

    prisioneros y de los guardias, su rostro pulido por la lmpara de rayos ultravioletas como pan de molde tostado pareca ms que nunca una ofensa contra el orden natural. Si eso es salud, dejad que me devasten las enfermedades.

    Hablamos de esto y de aquello. Alab el factoricismo (as dice) de mi diario en general, pero objet la anotacin de ayer, diciendo que era demasiado subjetiva. Si en algn momento volviera a sentirme subjetivo, slo necesito pegar un grito y un guardia me traer un tranquilizante. No nos conviene dejar que los das preciosos se nos escapen de las manos, no es cierto?

    Y as, de esa manera, las levas y aletas engrasadas de su vulgaridad se movan y meneaban de arriba para abajo, de una lado al otro, sobre sendas previsibles y circulares. Y entonces me pregunt:

    As que ha conocido a Sigfrido, no es cierto? Sigfrido? pregunt, pensando que ste podra ser el apodo de Mordecai. Pestae: Usted sabe la Dra. Busk. Sigfrido? pregunt de nuevo, ms confundido que antes. Cmo es eso? Usted sabe, como la Lnea Sigfrido inexpugnable. La reclut para este

    proyecto justamente porque ella es fra como un pescado. Por lo general, no dara resultado tener mujeres alrededor en una situacin como sta, teniendo que trabajar con una manada de soldados alzados y de color, ms de uno. Pero con Sigfrido no existe ninguna diferencia.

    Suena como si hablara por propia experiencia suger. Mujeres militares dijo Haast, moviendo su cabeza. Algunas de ellas no

    quedan satisfechas nunca; otras se inclin hacia delante, y habl con tono confidencial. No ponga esto en su diario, Sacchetti, pero la verdad es que ella todava es virgen.

    No! protest. No me entienda mal. Sigfrido es una trabajadora de primera. Sabe hacer su

    trabajo como ninguna otra, y nunca dejar que sus sentimientos se interpongan en el camino. Los psiclogos, en general, tienden a ser sentimentales, ya sabe: les gusta ayudar a la gente. Busk no es as. Si tiene algunas fallas, es por su falta de imaginacin. A veces es un poco limitada en su manera de pensar. Demasiado, digamos, convencional. No me interprete mal: respeto la ciencia tanto como cualquiera.

    Dije que s con la cabeza; que s, que s, que no haba entendido mal. Sin ciencia no tendramos radiacin, o computadoras, o Krebiozen, u hombres

    en la luna. Pero la ciencia es solamente una forma de mirar las cosas. Por supuesto, no dejo que Sigfrido les diga nada directamente a los muchachos as llamaba Haast a sus conejillos de India, pero pienso que, de todas formas, deben sentir su hostilidad. Afortunadamente no han dejado que se apague su entusiasmo. Lo importante, como hasta Busk puede notar, es dejarlos navegar su propio curso. Han

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    tenido que desprenderse de los viejos patrones de pensamiento, abrir nuevos senderos, explorar.

    Pero, qu es exactamente lo que Busk no aprueba? pregunt. De nuevo se inclin hacia delante de forma confidencial, frunciendo los estuarios

    de arrugas curtidas alrededor de sus ojos. No hay ninguna razn para que no sea yo quien se lo diga, Sacchetti. Lo

    descubrir bastante pronto por uno de los muchachos. Mordecai va a ejecutar el Opus Magnum.

    En serio? dije, saboreando la credulidad de Haast. Vacil, susceptible a la primera insinuacin de escepticismo como un helecho a la luz del sol.

    S, s lo que est pensando, Sacchetti. Est pensando exactamente lo que la vieja Sigfrido piensa: que Mordecai me tiene engaado; que me est vendiendo un buzn, como vulgarmente se dice.

    Se sugiere como una posibilidad admit. Luego trat de apaciguar el golpe. No querr que deje de ser sincero, verdad?

    No, no; cualquier cosa menos eso. Se apoy en el respaldo de su silla con un suspiro, dejando que las arrugas

    amontonadas intencionadamente se desparramaran sobre su rostro, ondas en la pileta poco profunda de su fatuidad.

    No estoy sorprendido por su actitud prosigui. Habiendo ledo la crnica de su encuentro con Mordecai, deb haberlo supuesto La mayora de la gente tiene la misma reaccin al principio, ya sabe. Piensan que la alquimia es una especie de magia negra. No se dan cuenta de que es ciencia, exactamente igual que cualquier otra. La primera ciencia, en realidad, y la nica ciencia, aun ahora, que no teme observar todos los hechos. Es usted un materialista, Sacchetti?

    Nooo no dira eso. Pero la ciencia se ha transformado en eso actualmente. Materialismo puro y

    nada ms. Trate de contarle a alguien sobre los hechos sobrenaturales (es decir, hechos que son superiores a los hechos de la ciencia natural) y cierran sus ojos y atrofian sus odos. No tienen ni idea de la cantidad de estudio, los cientos de volmenes, los siglos de investigacin pienso que haba estado a punto de redondear esta ltima frase con y desarrollo, pero se detuvo a tiempo.

    He notado prosigui, como cambiando de tema que menciona a Toms de Aquino ms de una vez en su diario. Bueno, se detuvo a pensar alguna vez que era un alquimista? Lo fue; y su maestro, Alberto Magno, era un alquimista an mayor. Durante siglos las mejores mentes de Europa estudiaron Ciencias Ocultas, pero hoy cualquiera como usted (o como Busk), sin molestarse por aprender algo de esto, reduce todo ese trabajo a un simple manojo de supersticiones. En realidad, quin est siendo supersticioso? Quin est juzgando sin evidencias? Eh? Eh? Ha ledo alguna vez un libro de alquimia? Un solo libro?

    Tuve que admitir que no haba ledo nada sobre alquimia. Haast triunf. Y aun as piensa que est calificado como para abrir un juicio sobre siglos de

    estudiosos y adivinos haba un eco de Mordecai en su pronunciacin de esta palabra, y por cierto, en todo el tono y contenido de su discurso.

    Le aconsejo algo, Sacchetti. Me puede llamar Louis, seor. S, eso es lo que quise decir Louis. Mantenga una mente abierta y sea

    receptivo a los Nuevos Enfoques. Todos los grandes avances en la Historia

  • Thomas M. Disch Campo de concentracin

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    Humana, desde Galileo otro esplndido, horrendo mordecasmo hasta Edison en nuestra propia poca, han sido hechos por gente que se atrevi a ser diferente.

    Promet ser abierto y receptivo, pero H. H., enardecido con su tema, no se apaciguaba. No dej ttere con cabeza y demostr, con una lgica de ensueo, que toda la desalentadora historia de los ltimos tres aos en Malasia, ha sido consecuencia de la falta de receptividad de ciertas figuras claves en Washington, innombrables, hacia los Nuevos Enfoques.

    Sin embargo, cada vez que le haca preguntas de cierta particularidad, aumentaba su reticencia y su prudencia. Yo todava no estaba preparado, dijo en tono ntimo, para que se me hiciera cmplice de los misterios. Desde sus das en el Ejrcito, Haast haba conservado una fe inquebrantable en la eficacia de los secretos: el conocimiento pierde su valor cuando se vulgariza.

    No puedo tener ninguna duda acerca de la fidelidad del retrato del General Uhrlich de Berrigan en Marte en Conjuncin (el cual, segn he notado, no est disponible en nuestra biblioteca), y puedo entender porqu Haast, aunque gritaba que haba sido difamado a los cuatro vientos y haca todo lo que poda por arruinar a Berrigan, nunca se atrevi a llevarle a juicio. El crdulo y tonto viejo, condujo realmente toda la maldita y miserable campaa de un ao de duracin en Auaui, sobre la base de la astrologa! Esperemos que la historia no se repita, y que Mordecai no est representando ms astutamente el papel fatal de Berrigan.

    Ms tarde: Tomar nota: estoy leyendo un libro de alquimia. Haast me lo envi con un

    mensajero minutos despus de nuestra despedida: Aspects de l'alchemie traditionelle, de Ren Alleau, con un texto impreso de la traduccin, en una carpeta rotulada SECRETO MAXIMO.

    Se lee bastante placenteramente, como una carta de fantico de las que empiezan as:

    "Estimado Editor: Usted probablemente no se atreva a publicar esta carta, pero Junio 11 El ensayo de Fausto: un desencuentro, una delicia y luego el horrible, rpido

    descenso a la realidad. No s qu haba estado esperando de George W. como director. Algo a la altura de las legendarias (y probablemente inexistentes) producciones clandestinas al estilo de Genet, de finales de la dcada de los 60, supongo. Pero su arreglo del Fausto era una mezcla indulgente del teatro circular y de la laboriosa pesadez de las puestas de Wieland Wagner para Bayreuth.

    Por supuesto, cuando el pblico consiste solamente en aquellos actores no requeridos en escena, y yo mismo con el libro de apuntador (resulto bastante innecesario, ya que a pesar de ser el primer ensayo, todos saban sus lneas), un proscenio resulta molesto y fuera de lugar. Pero suponer que una bruma espesa acrecienta el ambiente de tragedia, es mera estupidez, y reaccionario por lo dems. El infierno es sombro, cierto; pero no es preciso que Escocia lo sea.

    Por lo tanto, parece me es grato informarlo que nuestros jvenes genios pueden equivocarse. Sin embargo, ste es un juicio basado en veinte aos de frecuentar teatros de forma fantica, indiscriminada y por lo general frustrada. El

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    milagro del Fausto de G., es que ni l ni ninguno de los prisioneros han visto jams la obra puesta en escena. Pelculas s, y ms de una vez; G. fracas por aplicar inapropiadamente tcnicas cinematogrficas. Pero esto no es ms que detallismo y regateo. Tan pronto como empezaron a actuar, la bruma se disip y slo fue posible admirarles. Por tomar prestada una frase de Mordecai, los actores merecieron las ms altas calificaciones.

    Perd mi oportunidad, hace tiempo, de ver a Burton en el papel, pero no puedo imaginar que fuera mucho mejor que George Wagner. La voz de Burton hubiera sido, por cierto, ms noble en ese ltimo soliloquio, pero podra haber convencido tambin a alguno de que aqu, en realidad, ntegro y vivo, estaba el estudioso medieval? Un obsesionado por Dios, blasfemando a Dios, fatal, heroicamente enamorado del Conocimiento? Podra Burton haber hecho aparecer al Conocimiento como algo tan horrible y disfrazado, un demonio femenino, como cuando, en la escena de apertura de Fausto, suspira: Dulce Analtica: sois vos quien me ha seducido!?

    Cuando lo dijo, yo pude sentir mis arterias dilatarse, para recibir, encantadas tambin, su veneno. Mordecai haca el papel de Mefistfeles tanto ms impresionante en la versin de Goethe que en la de Marlowe y nadie habra imaginado la forma en que lo interpret Mordecai. Recit las lneas que empiezan: "Pero si es ste el infierno, yo tampoco estoy fuera de l" con una gracia pasmosa, como si esta admisin de maldicin irrevocable y desesperanza no fuera nada ms que un epigrama, alguna inconsciencia de Sheridan o Wilde.

    Y, oh! podra seguir elogiando