Transformando el

Transformando el

entendimientoPamela Lázaro López

Deberes que practicamos los cristianos

Pamela Lázaro López

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“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” 12:1-2

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12:1-2


En el libro de Hebreos y Romanos Dios nos da a

conocer cuáles son los deberes cristianos que debemos

practicar todos sus hijos, en esta ocasión analizaremos los deberes cristianos de los que habla Romanos 12.

En romanos 12:1-2, nuestra base bíblica, Dios nos hace una

clara exhortación acerca de la condición en la que

debemos presentarnos a él para que podamos ser

transformados y poder desarrollar los deberes cristianos

de forma oportuna y adecuada.


Lo primero que Dios nos pide, es presentarnos a él

cumpliendo 3 condiciones:

Presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo y

agradable a Dios.

Porque esto es nuestro culto racional, es decir, nuestra

entrega a Dios debe ser totalmente consiente, al entregarnos a él aceptamos que haga su voluntad en

nuestra vida y que transforme cada área de nuestro ser.


Debemos consagrarnos a Dios, obedeciendo sus

mandamientos y sirviéndole únicamente a él.

Después, en el verso 2, nos manda que no adoptemos

las prácticas, ideas, hábitos y costumbres del mundo, es decir, de los que están separados de Dios.

Más bien, nos manda que transformemos nuestro entendimiento, que lo renovemos.


El propósito de transformar y renovar nuestro

entendimiento es que comprobemos cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

La renovación del entendimiento se da en la

medida en que nos relacionamos con Dios, la

oración permanente y la lectura de la Biblia son

fundamentales porque es donde Dios nos da a conocer sus pensamientos para que nuestro entendimiento pueda ser transformado.


Lo primero que hay que considerar es, que:

Teniendo el entendimiento renovado, podremos

practicar y desarrollar nuestros deberes como cristianos, alcanzando de manera adecuada los

propósitos que Dios tiene para la vida de cada uno

de nosotros, dentro y fuera del cuerpo de Cristo.

Tener un concepto justo de nosotros mismos,

nos permite entender que cada miembro en el

cuerpo de Cristo tiene una función particular

y específica.

1.


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“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros

tienen la misma función,

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Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;

O si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;

El que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que

hace misericordia, con alegría.”

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4 : 1 1 - 12


“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.”


Tener un concepto adecuado o justo de nosotros mismos

es reconocer las cualidades y virtudes que Dios nos depositó.

Tener un concepto adecuado de nosotros mismos, nos

permite desarrollar los dones, talentos y el llamado que Dios nos ha hecho para edificación de nuestra congregación y de todo lugar donde estemos.


En la participación como miembros del cuerpo de Cristo,

es muy importante que tengamos plena conciencia del llamado y asignación de roles y tareas que tenemos dentro del ministerio en el que servimos, esto es importante para trabajar en equipo, en armonía y para no entorpecer el buen servicio y crecimiento del resto de los

miembros de la congregación.


Como leímos, Dios nos ha concedido dones, talentos, tareas

y funciones específicas dentro del cuerpo, lo hizo por gracia y no porque lo merezcamos.

Cuidemos nuestra actitud, seamos humildes, no altivos;

tengamos plena conciencia de que lo que hay en cada uno de nosotros fue depositado por Dios para bendición de los

demás.

El alcance y efectividad de los dones que Dios nos regaló a

cada uno, será en función a la medida de fe que tengamos.


Recordemos que Cristo hacía toda clase de milagros

cuando estuvo entre nosotros, llegado el momento les dijo a sus discípulos que ellos también debían hacerlo, y los facultó.

Mateo 10:1

“Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y

toda dolencia.”


¡Debemos tener un concepto correcto de nosotros

mismos para poder poner en práctica las tareas, funciones y dones que Dios nos dio.

Debemos desarrollarlas con fe creyendo

verdaderamente que nuestro Padre actuará a través de nosotros, y no para nuestra propia gloria, sino,

para edificación y crecimiento del cuerpo de Cristo y de que todo aquel a nuestro alrededor!

Debemos amar

genuinamente a todos.

2.


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“El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.

Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos

los unos a los otros.”

Otro deber cristiano que tenemos que practicar y

desarrollar en nosotros, es el amor genuino.


Si Dios nos manda a amar sin fingimiento, es

porque existe el amor que se practica con hipocresía, con deshonestidad.

1ª

4 : 2 0


“El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.

Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos

los unos a los otros.”

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La práctica del amor genuino, nos lleva al fiel

cumplimiento de los mandamientos de Dios.


4 : 2 0

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“Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti

mismo.De estos dos mandamientos depende toda la ley y los

profetas.”

Debemos amar a todas las personas, sin

excepción alguna, Cristo nunca hizo acepción

de nadie, al contrario, entregó su vida por amor toda la humanidad.


Dios mismo nos demuestra su amor responsabilizándose

de cada uno de nosotros, por eso nos dio a su hijo Jesucristo, quien nos trajo salvación, a su Espíritu Santo,

quien se ocupa de convencer al mundo de pecado, justicia y juicio, también nos dejó su palabra, la Biblia, que es el

manual de ética y conducta los hijos de Dios.

Tenemos ejemplo en Dios, demostremos el amor a

nuestro prójimo, interesándonos por su vida, usando la palabra de verdad, que es la Biblia, para ayudar en

su direccionamiento y crecimiento integral.¡No hagamos acepción de personas!


También, es muy importante que dentro del cuerpo

de Cristo practiquemos el amor fraternal, dando honra los unos a los otros, porque la palabra de Dios

nos enseña que el amor es el vínculo perfecto.


“Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.”

3 : 1 4Colosenses

Debemos ser

responsables en

nuestro servicio a Dios

dentro y fuera del

cuerpo de Cristo.

3.



“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.”

Romanos 12:11

La palabra diligencia, proviene del latín

“diligentia”, significa, cuidado, puntualidad, responsabilidad.Tiene que ver con el esmero, pasión y cuidado que ponemos para ejecutar algo.


Lo que Dios nos manda, es que seamos cuidadosos y

responsables en el servicio al Señor, nos pide también demostremos celo y pasión en el espíritu para servirle.

Nuestro mayor y mejor ejemplo de servicio

es Cristo, porque desde que inició a ejercer

el ministerio que el Padre le encomendó, sirvió a los demás haciendo milagros, echando fuera demonios, enseñó, predicó, discípulo a los 12 que llamó a seguirle.


Cristo desarrollo su ministerios con pasión, con amor,

con responsabilidad, sabía exactamente qué hacer y qué decir, nunca se negó a hacer nada por nadie, él vino a servir, no a ser servido.


“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

Marcos 10:45

Nosotros debemos ser así, dentro y fuera de

la congregación, debemos servir con amor,

con responsabilidad, no negándonos a hacer nada por nadie, no rechazando a nadie, por el contrario, debemos enseñar, capacitar, direccionar y discipular.


Dios mira la intensión del corazón y cuando estamos

alineados a su perfecta voluntad, él nos respalda en todo.

En nuestro servicio dentro del cuerpo de

Cristo, debemos hacerlo alegres, atendiendo nuestras tareas y funciones en tiempo y de forma adecuada para la correcta edificación

de cada miembro de la congregación.


Efesios 4:15-16Sino que siguiendo la

verdad en amor, crezcamos en todo en

aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,


De quien todo el cuerpo, bien concertado y

unido entre sí por todas las coyunturas que

se ayudan mutuamente, según la actividad

propia de cada miembro, recibe su

crecimiento para ir edificándose en amor.

¡No seamos perezosos, no pongamos pretextos,

sirvamos diligentemente a Dios y a los demás!

Como miembros del

cuerpo de Cristo

debemos practicar la

unidad y la empatía

con los demás

4.



“Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes.

No seáis sabios en vuestra propia opinión.”

Romanos 12:15-16


Otro deber que tenemos que practicar los cristianos,

los hijos de Dios, es la unidad, esto quiere decir que debemos ser uno, sin divisiones.

Efesios 12:27“Vosotros, pues, sois el

cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”


Dios también nos pide NO ser altivos, nuestro

comportamiento debe ser de humildad unos con otros, no queriendo ser sabios en nuestra propia opinión, sino considerando en todo la sabiduría de Dios a través de su palabra para tratar todas las situaciones de manera justa.

Estar unidos, implica que podamos sentir empatía por

nuestros semejantes, la empatía tiene que ver con ponerse en el lugar de otro para entender su situación y poder así,

ser efectivos en el apoyo y/o direccionamiento a la resolución de la circunstancia que vive esa persona.


Por eso nos dice Romanos 12:15

“Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.”

Esto es la unidad, poder compartir el mismo sentir, estar

en la misma frecuencia, tener el mismo espíritu, el Espíritu de Dios.

Practiquemos la unidad del Espíritu en el

vínculo de la paz.


“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis

llamados,Con toda humildad y mansedumbre,

soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,

Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.”

Efesios 4:1-3

Debemos practicar la paz con todos

5.



“Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.”

1 2 : 1 4R

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1 2 : 1 7 - 2 0

“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.

Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.


No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito

está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues

haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.”


Dios, nos enseña a través de Jesús, que debemos

practicar la paz con todos, porque así lo hizo el tiempo que estuvo enseñando al mundo.

Recordemos que los religiosos de su tiempo, buscaban

constantemente la oportunidad de acusarlo como transgresor de la ley por lo que decía y hacía, hubo ocasiones que fue apedreado, pero Jesús, nunca respondió con agresión, siempre los confrontaba con la palabra del Padre y el Padre siempre lo respaldaba.


Nosotros debemos hacer esto mismo, debemos

bendecir, esto es, hablar bien de los demás, hablarles de la palabra de Dios, debemos desear y procurar el bien para los demás sin hacer acepción de personas, por eso dice con TODOS.

Si alguien nos agrede y busca perjudicarnos, debemos orar

por esa persona, Dios se encargará de la solución, él siempre será nuestro respaldo.


Hagamos como Dios nos enseña en

Lucas 6:27-31

“Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.


A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.”


No busquemos la venganza o desquite hermanos,

hagamos el bien y la paz, Dios se encarga de cualquier situación adversa en nuestra vida y nos da la victoria.

Mateo 5:9“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos

serán llamados hijos de Dios.”

Debemos vencer con el bien el mal

5.



No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien

el mal.

Romanos 12 concluye con este mandamiento,

porque nosotros, los hijos de Dios y seguidores de Cristo, debemos buscar el bien para todo lo que

hacemos y para todos los que nos rodean.


Así, como Cristo vino a ser luz al mundo para dar

vida y deshacer las obras del que es contrario, nosotros, estamos llamados a ser esa luz que

disipe las tinieblas, que representan la maldad y la

separación de Dios con el mundo.


Nosotros ya tenemos otra naturaleza, la naturaleza

divina de Dios, que nos fue restituida mediante el sacrificio de Jesucristo, así que, nuestra genética, nuestras ideas, hábitos, costumbres y cultura deben transformarse y dar testimonio de nuestro Padre, porque ya no estamos muertos, pasamos a vida y esa

vida que Dios nos da, debemos reproducirla con todas las persona con quien nos relacionamos.

Vencer el bien con el mal, es amar y hacer el bien a los

demás, sin importar su condición, aun si son contrario a nosotros.


“Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y

será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los

ingratos y malos.Sed, pues, misericordiosos, como también

vuestro Padre es misericordioso.”

6 : 3 5L

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“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan

y os persiguen.”

5 : 4 3 - 4 4

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Concluyamos este mensaje recordando algunos

de nuestros deberes como cristianos:

1. Tener un concepto justo de nosotros mismos, nos permite entender que cada miembro en el cuerpo de Cristo tiene una función particular y específica.

2. Debemos amar genuinamente a todos.

3. Debemos ser responsables en nuestro servicio a Dios dentro y fuera del cuerpo de Cristo.

4. Como miembros de cuerpo de Cristo debemos practicar la unidad y la empatía con los demás.

5. Debemos practicar la paz con todos.

6. Debemos vencer con el bien el mal.


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