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Tres Episodios Epistemológicos

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Dr. Claudio Martiniuk

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Tres episodios epistemolgicos: la literatura testimonial, la experimentacin en campos de exterminio y la restriccin del dominio pblico de saber

Claudio Martyniuk1. TESTIMONIO. LA TECNOLOGA LITERARIA DE LA CIENCIA. (DEL CIENTFICO QUE APRENDI A ESCRIBIR)

La bomba de vaco de Robert Boyle (1627-1691) gener vaco dentro de un dispositivo. Junto a su desarrollo, su acreditacin demand nuevas tecnologas, entre ellas la conformacin de una prctica y una teora del testimonio destinada a ser garante de la realidad de los hechos experimentados. Se trata de un modo de elaboracin de la evidencia ntimamente conectado con el modo de ejercicio de la escritura, un estilo que apela a la posibilidad de que el lector se constituya en testigo virtual del experimento. Contemporneamente, Thomas Hobbes (1588-1679) negaba que fuera posible crear vaco en la naturaleza. Cartesiano, era plenista; para l resultaba inconcebible la existencia de vaco y, traducido a su filosofa poltica, el vaco le dara fundamento al poder religioso, por eso el error de Boyle le resultaba peligroso polticamente. Boyle conceba al conocimiento como propiedad comunitaria, y el experimento conforma un ritual compartido y representado a travs del testimonio, que extiende la participacin a la comunidad de lectores, quienes tambin alcanzaran la misma posibilidad de experimentar. En cambio, para Hobbes, conocer era un acto individual. Uno, Boyle, sostena una forma de experimentalismo, segn la cual el hecho sera el resultado de la experiencia emprica. En la tecnologa de fabricacin de hechos se controlara la multiplicidad de la experiencia y se buscaran testimonios de ello un solo testimonio no constituye un hecho cientfico, ni tampoco jurdico. El hecho se concibe como una categora epistemolgica y social probabilstica. El otro, Hobbes, mantena una epistemologa basada en la demostracin, nica forma vlida de adquisicin de certezas lgicas, geomtricamente demostradas. Hobbes, adems, identific el carcter convencional de los hechos experimentales, siendo entonces un claro predecesor de las epistemologas postpositivistas, como la popperiana. Para Hobbes, el conocimiento de los hechos no sera ms que sentido, meras composiciones sensoriales llevadas al cerebro, materia chocando con los rganos sensoriales. Y la correspondencia con objetos externos se mantiene en el plano de la apariencia y la ilusin, por lo cual no se podra concluir ninguna propiedad universal de la experiencia. En la filosofa hobbesiana, el conocimiento fctico no asegura la certeza, no tiene privilegios. Esa limitacin del conocimiento emprico experimental atae tanto a la historia como a la historia natural, entendida como hechos o efectos de la naturaleza que no dependen de la voluntad humana. Esa crtica concluye en la inutilidad del programa experimental y de la memoria misma que cultiva a travs de la tecnologa testimonial. Para Hobbes, el rasgo de la comunidad ideal sera la certeza, no la probabilidad. Platnico, para l slo se puede construir un artefacto exitoso a partir de reglas racionales, no experimentales. Esta disputa tuvo lugar en el contexto de restauracin poltica y dentro de la Royal Society, sobre todo entre los aos1660 y 1670. Se puso en juego el valor y las posibilidades de la aprehensin visual directa, as como la posibilidad de traducir la experiencia visual en la escritura, para ser reproducida a travs de la lectura. Boyle utiliz diversas tecnologas para la fabricacin de hechos: una material que involucr la construccin de la bomba, los instrumentos para extender el dominio de los sentidos, ya que ellos son asumidos como falibles e imperfectos y los instrumentos corrigen, extienden y disciplinan los sentidos; otra literaria, indispensable para dar a conocer el experimento a los que no eran testigos directos y que oblig a enfrentar la problemtica de cmo escribir de manera apropiada la prosa cientfica. Para Boyle se deba utilizar una forma desnuda de escribir, llana, asctica, funcional, que evite lo florido, lo barroco, aportando detalles circunstanciales que le den veracidad al relato. La cita de autores debe emplearse, pero no como si fueran jueces: como testigos, certificadores que atestiguan sobre los hechos. (Las recomendaciones de Ernesto Sbato para la escritura del informe Nunca ms cumplen algunas de estas indicaciones.) El ensayo, que entonces se convierte en el informe gradual de las tentativas experimentales, que habla con franqueza y confianza sobre los hechos, pasa a tener una funcin epistemolgica comunitaria, ya que comunica las convenciones que deban usar los filsofos y cientficos experimentales al considerar los enunciados cognitivos. Se trata de tecnologa: la techn es tanto material como discursiva; la tecnologa es herramienta para producir conocimiento; y ella cobra existencia en un espacio pblico, aunque restringido, el laboratorio. Ese rasgo la diferencia del secreto alquimista y afirma el proceso de institucionalizacin del carcter pblico de la experimentacin. Adems, la probidad moral del productor del conocimiento se incorpora como una variable ms para medir el valor de los saberes, que influye en el alcance del asentimiento, aunque ste se base fundamentalmente en hallazgos experimentales transformados en hechos mediante el testimonio colectivo que toma forma y cuerpo en la escritura. El testimonio se afirma en el espacio pblico, se basa en la asistencia a experiencias, pero eso slo no es suficiente, ya que el testigo debe ser confiable y su testimonio, creble y convergente con otro. Ignorancia organizada, testimonio colectivo y entusiasmo deliberativo en la presentacin lingstica de lo experimentado son presupuestos y facetas que sostienen al hecho, ya concebido como categora social, elemento del conocimiento pblico. Mediante esta bomba, una experiencia sensorial privada es transformada en un hecho acordado y testificado pblicamente. Adems, se cultiva la reproduccin, la tecnologa para la reiteracin fsica, y la tecnologa literaria para la transmisin. As, los experimentadores presentaron su comunidad como una organizacin poltica ideal. El cientfico experimental queda elevado al modelo de ciudadano moral, sin autoridad arbitraria. La organizacin poltica de la ciencia se percibe como organizacin posible de la sociedad en su conjunto, y el conocimiento como elemento de la accin poltica. Las disputas podran regularse y los errores corregirse, contrariando la tirana dogmtica y sin que ninguna autoridad pueda imponer sus creencias. Los hechos seran elaborados conjuntamente, sin privilegiados que los dicten, bajo condiciones sociales adecuadas para la experimentacin y el intercambio de opiniones, tolerantes y capaces de persuadir a mentes entumecidas. La ciencia moderna, positivizacin de la curiosidad condenada por la iglesia, conforma el dogma del observar, experimentar y testimoniar desarrollando una novedosa escenificacin esttica. Un nuevo orden social emergi junto al rechazo del viejo orden intelectual. Y finalmente, como concluyen Steven Shapin y Simon Schaffer su formidable obra, El Leviathan y la bomba de vaco. Hobbes, Boyle y la vida experimental (Shapin y Schaffer, 2005), el conocimiento, como el Estado, es el producto de la accin humana. Hobbes tena razn. Los griegos fueron los inventores de la teora, predicando el olvido de los sacrificios y ritos tradicionales para mirar a lo lejos, al espacio celeste. En cambio, para Hobbes el espacio se convierte en el fantasma de una cosa existente sin nuestra mente. El sujeto de conocimiento se expresa como fuerza que le da entidad al mundo, a un afuera cargado de inhumanidad, bajo, sbdito. Su mente, maestro de ojos y manos. Y ese sujeto ensaya, pero la prueba lo modifica, altera la manera de atender. Sin determinaciones se puede trazar un hilo que siga los errores epistemolgicos y los peligros polticos. Platn, Hobbes y Popper, con diferentes resultados, trazaron caminos de produccin de un orden social en el que se integra un orden intelectual (el relato popperiano tal vez sea el ms idealizado: la metodologa cientfica de las conjeturas y las refutaciones -deriva del ensayo y error practicado por diferentes formas vivientes- halla su condicin de posibilidad, as como su extensin y complemento, en la sociedad abierta basada en el mercado, la cual -a su entender- practica y tolera la crtica, aunque no al punto de poner en riesgo su existencia. En ella, las conjeturas cientficas intervienen en un libre mercado de pensamientos). Para Hobbes, los filsofos deban asegurar la paz pblica. En la concepcin de Boyle, por el papel del testimonio y la comunidad de experimentadores -un jurado-, podra considerarse a la ciencia como un fuero judicial (cosa tiene raz en causa, y un jurado decide su existencia; res, la cosa de donde se saca la realidad; como si la realidad se sacara, viniera de los tribunales. Michel Foucault y Bruno Latour, como es bien sabido, trazaron conexiones entre derecho, verdad y ciencia). Pero la indiferencia con la que los funcionarios judiciales tratan los documentos, la falta de intensidad e indiferencia de la escritura de los magistrados, los meses sin examinar antecedentes recolectados desde hace tiempo y todos los detalles de la desidia burocrtica muestran el desencanto y prdida de valor del recurso testimonial en la justicia. Teatral, exagerado, impostado, el silencio de los jueces en la escena de la instruccin, la distante acumulacin de pruebas, la arrogancia y la soberbia de los funcionarios parecen residuos del soberano hobbesiano, quedando alejados del comunismo de la comunidad que experimenta y testimonia. El testimonio, entonces, expuesto a la sentencia y no sentencia, fragmento, balbuceo, demanda de sentido abierta, capturada con nimo burocrtico.

2. EXPERIMENTO. LA INVESTIGACIN EN CAMPOS DE EXTERMINIO. (DEL EPISTEMLOGO EN BUCHENWALD Y OTROS CASOS DE CIENCIA EN ESTADOS DE EXCEPCIN)

Ludwik Fleck, bilogo y epistemlogo polaco, vinculado al Crculo de Viena, especialista en bacteriologa y autor de notables reflexiones sobre la actividad cientfica -que influyeron, entre otras, en la obra de Thomas S. Kuhn-, como las contenidas en Gnesis y desarrollo de los hechos cientficos (1935), fue recluido en un campo de concentracin, y all, entre diciembre 1943 y la primavera de 1945, particip de la Divisin de investigaciones en virus y tifus de Buchenwald. Fleck ha sido consciente de la densidad de las relaciones que se tejen en torno al objeto de estudio. En el campo concentracionario ninguno de los investigadores vio el microbio del tifus, pero por libros aprendieron cmo verlo. Montaron un sistema de creencias, una dinmica cientfica corriente, normal, pero en un campo de concentracin, donde realizaron experimentos cientficos. Los procesos que desarrollaba la ciencia nazi no eran excepcionales, a diferencia de muchos de sus presupuestos, objetivos y, como queda en claro, participantes. Fleck, epistemlogo y autor de pioneros trabajos microsociolgicos sobre la prctica cientfica efectiva y sanitarista, fue un talentoso experimentador mdico que en 1942 consigui publicar un trabajo acerca de la diagnosis del tifus, en la Gazeta Zydowska, una publicacin juda clandestina. Despus de 1945, cuando tena unos cincuenta aos y logr salir del campo de concentracin, public ms de un centenar de artculos sobre la investigacin experimental, hasta su muerte (1961).

Con vocacin, dirigir los pensamientos con ansia de vivir, experimentar, testimoniar sobre los experimentos, las tcnicas y las investigaciones, los logros y tambin los modos de laborar, sobre el laboratorio observado y el experimento y el testimonio autorreferentes y autorreflexivos. El cientfico y filsofo experimental en el campo de concentracin, siempre en el laboratorio. El campo es un laboratorio y en el museo se guardan sus testimonios. Dcadas despus, muchas dcadas despus de la guillotina y la silla elctrica, del gas y la bomba atmica, el ntrax sali del laboratorio. La ciencia, que provoca explosiones e implosiones, se halla en el corazn y en las fronteras del sistema social, como lo devel el nazismo. La ciencia crea teoras, nada ms, y nada sabe de la accin, podra argirse. La sabidura prctica se extrava e inhibe, mientras que el espritu cientfico, asptico y escptico, subvierte lo pragmtico, la diplomacia, las tcticas, podra creerse. Experimenta, testimonia, justifica en un lugar tranquilo, arraigado en el aburrimiento. La ciencia, metodologa de una realidad histrica previa, dentro de cuyo universo se mueve, bajo el velo de una ideacin, en el cono de su proyeccin metdica y sistemtica. As apropiada, disuelve y se apropia.

La medicalizacin de la matanza, la fantasa de matar en nombre de la curacin, han resultado en experimentos radicales, excepcionales. Algunos de los patrocinados por el rgimen nazi con fines ideolgicos y militares especficos, que se practicaban a raz de un inters supuestamente cientfico por parte de mdicos de las SS, desocultan la destructividad que puede alcanzar la ideologa biomdica, con mdicos en campos, mdicos en la matanza de pacientes mentales, mdicos que administraban muertes en serie. Robert Jay Lifton, en La matanza bajo supervisin mdica (2004), logr entrevistar a veintiocho ex mdicos y a un ex farmacutico nazis, adems de doce profesionales -abogados, jueces, arquitectos, maestros y funcionarios nazis. La matanza fue medicalizada, cont con un mtodo eficiente para exterminar a un gran nmero de personas y tambin protegi a los asesinos de las consecuencias psicolgicas del asesinato frente a frente -hubo una especial preocupacin por prevenir esos signos incapacitantes que podran derivar de la obra que se llevaba adelante, aunque igualmente un quinto de quienes cometan asesinatos personalmente padeci dificultades psicolgicas serias. Hubo impedimentos humanos para aplicar mtodos militares ordinarios al asesinato masivo, y por eso se desarroll una elaborada burocracia y rutina en asesinatos, concretando una matanza quirrgica, ya que la matanza se concibi como un imperativo teraputico, equivalente a extirpar un rgano gangrenado, una infeccin, metforas de todas las aniquilaciones. El uso de la medicina por parte de los regmenes totalitarios es un mecanismo extendido de afirmacin de la autoridad. En la URSS, psiquiatras diagnosticaban la enfermedad mental de los disidentes y los encerraban en institutos de salud mental como forma de represin poltica. En Chile, durante la dictadura pinochetista, los mdicos controlaban los cuerpos en las sesiones de tortura. La CIA dispuso de mdicos y psiclogos para experimentar y utilizar drogas y formas de manipulacin mental en los enemigos. Pero en el nazismo se alcanz el extremo. El mdico experimentaba con las personas sin reparos, sin consideraciones a la vctima; sin sensibilidad, tambin participaba de su seleccin en Auschwitz (no se los juzg por eso en Nuremberg, s por la realizacin experimentos), y mataba inyectando fenol en el corazn, en el sistema circulatorio de algunos internos. Experimentos cientficos, polticos y tcnicos, todos concentrados en campos que tenan reas controladas por empresas, centros de trabajo forzado. Los experimentos en Auschwitz y en otros campos eran patrocinados por el rgimen con fines ideolgicos y militares especficos. En Auschwitz se realizaron experimentos de esterilizacin, con inyecciones de sustancias custicas en el cuello del tero Carl Clauberg- y rayos X sobre los genitales Host Schumann-, con la eventual extirpacin de testculos y ovarios para el estudio de los efectos de rayos x; estos experimentos reciban el apoyo activo de Himmler. Otros experimentos se promovan por un inters supuestamente cientfico de parte del mdico de las SS, quien tena una poblacin indefensa en sus manos para investigar; este parece haber sido el caso de Josef Mengele en sus experimentos con gemelos prosegua estudios que haba iniciado en el Instituto de Biologa Racial de la Universidad de Frankfurt, buscando incentivar nacimientos mltiples y poblar el mundo de alemanes puros. Tambin se experiment con enanos. Eduard Wirths, mdico jefe de Auschwitz, estableci y mantuvo muchos de los programas de matanza mdica. Wirths tambin prob experimentalmente una nueva vacuna antitfica, para lo cual primero se infect artificialmente a internados con esa enfermedad, lo cual caus muertes. Esta clase de experimentos con enfermedades infecciosas, el tifus en especial por su peligrosidad para el personal militar, se realizaron con escala mayor en diversos campos. En Auschwitz tambin se experiment con drogas probablemente mescalina, morfina y derivados de barbitricos- para arrancar confesiones; con extracciones dentarias; Karl Clauberg experiment con mujeres judas sobre esterilizacin; y se emple el electroshock para enfermedades mentales, proyecto iniciado por un mdico internado en Auschwitz, con el patrocinio de un mdico de las SS. Se describa, se acumulaban datos, se testimoniaba. Lifton da cuenta de un joven mdico destinado a Auschwitz que se sinti alterado y present su caso como psicolgico ms que tico para cambiar de funciones. Su sustituto se desplom en la primera sesin que debi experimentar y pas por un programa de rehabilitacin. Estos cientficos y mdicos nazis se enorgullecan de tener trabajando bajo sus rdenes a distinguidos mdicos internados, a quienes presentaban como el profesor de Praga, el profesor de Budapest, y muchos de ellos se sentan desvinculados de los actos de crueldad y matanza.

El fanatismo ideolgico nazi ha tenido su abanderado en Mengele, quien se doctor en filosofa y se gradu en Antropologa en la Universidad de Mnich; estudi medicina y adhiri al nazismo en 1934; en 1935 se traslad a Frankfurt e investig en el Instituto de Herencia Biolgica e Higiene Racial; con una tesis sobre las deformaciones bucales y maxilares en nios, se doctora en 1938. Busc correlaciones entre deformaciones y otras perturbaciones. En 1938 fue aceptado en las SS y al ao siguiente ya estaba ocupado en el tema de la gemilinidad, a fin de multiplicar el nmero de soldados arios. Herido en 1940, se ofreci voluntariamente como mdico en los campos de concentracin y fue enviado a Auschwitz, donde lleg condecorado con la cruz de hierro. El 24 de mayo de 1943 es designado oficial mdico del llamado campo gitano, donde tendra numerosos gemelos para experimentar ms de dos centenas de gemelos de entre dos y dieciocho aos y tres mil nios participaron de pruebas genticas, slo doscientos quedaron vivos al final de la guerra. El ngel de la Muerte arrib a Buenos Aires procedente de Gnova, con un pasaporte de la Cruz Roja a nombre de Helmuth Gregor, el 20 de junio de 1949. Paraguay y Brasil tambin lo alojaron. Al desembarcar en Buenos Aires como mecnico tcnico, se constat que traa documentos mdicos y muestras experimentales, con las que se qued a causa de la indiferencia e ignorancia burocrtica. Se estableci en un pequeo hotel porteo con dos italianos que conoci en el viaje. Despus se mud al Gran Buenos Aires. Ante la anulacin de su doctorado por parte de la Universidad Goethe, de Frankfurt, inici un litigio: el 29 de septiembre de 1958, le dio un poder en Buenos Aires a su esposa para que accionara en su nombre. Al ao siguiente, Alemania solicit su extradicin, que despus de dos aos de trmite burocrtico no pudo efectivizarse. Simon Wiesenthal seal que si Argentina hubiera concedido la extradicin de Mengele a principios de 1960, el rapto de Eichmann no hubiera tenido lugar. Luego de pasar por Bariloche y Paraguay, en 1963 fue visto en Cndido Godi, un pueblo brasileo en el cual proliferan los gemelos. Su muerte se habra producido en Brasil, en 1979 (Camarasa, 2008).

El higienismo nazi se encarn en una estrategia de aniquilacin asociada a la eutanasia, el Programa 14f13, por el cual los mdicos estatales intervenan en la matanza de personas que se consideraban mentalmente muertas, una carga terriblemente pesada tanto para los familiares como para la sociedad. Su muerte, se sostena, no deja el menor vaco, salvo tal vez en los sentimientos de la madre o la fiel enfermera.Un jurista, Karl Binding, escribi el manifiesto de esta poltica nazi: Licencia para aniquilar la vida indigna de vivir (1920). Desde la Cancillera del Fhrer se crearon tres sociedades encubiertas: la Fundacin General de Institutos Psiquitricos, de la que dependa el personal de los establecimientos de exterminio; la Comunidad de Trabajo del Reich de Hospitales Neuropsiquitricos, que distribua formularios de registro y ordenaba los peritajes; y la Sociedad de Utilidad Pblica de Transporte de Enfermos, que realizaba los traslados de los enfermos de los institutos a los establecimientos de exterminio en mnibus grises, con ventanillas cubiertas por cortinas. La campaa empez en 1939, y haba que declarar internos que sufrieran esquizofrenia, epilepsia, enfermedades seniles, afecciones sifilticas, debilidad mental, Huntington u otras fases finales neurolgicas, que llevaran ms de cinco aos de atencin permanente en un instituto, recluidos como enfermos mentales criminales o no, fueran de sangre alemana o afn. En seis establecimientos de exterminio estaban las cmaras de gas camufladas como duchas y los crematorios. En Grafeneck, cerca de Wrttemberg, se producan cincuenta muertes por da. El personal era seleccionado por su confiabilidad poltica (de diciembre de 1939 a enero de 1941, en ese slo lugar fueron gaseadas dieciocho mil personas). Hasta agosto de 1941 se aniquilaron setenta mil personas, teniendo como base dictmenes, testimonios periciales. En el juicio a los mdicos del Tribunal Militar de Nuremberg, en 1946, el doctor Pfanmmmller llam a esas prcticas tratamientos en el marco de las directivas de la Comisin del Reich. Los cientficos estudiaban el material de los as asesinados; los cerebros de los enfermos eliminados se estudiaban en institutos de anatoma renombrados. Al final del proceso, las secretarias, el sector cartas de consuelo, se encargaban de mandar una nota a los familiares en la cual se informaba el deceso ocultando lo sucedido, y se adjuntaba la partida de defuncin. En esa poca muchos mdicos no mandaban a sus pacientes a los establecimientos hospitalarios para protegerlos. Esa campaa de eutanasia, que ninguna vinculacin guard con la lucha contra el dolor fsico y psicolgico, la defensa de la autonoma y la apropiacin personal de la experiencia de la muerte, y que fue otra forma de racismo, otro ejercicio de la distancia y la aniquilacin higinicas, se acab en 1941, tal vez como consecuencia de la resistencia pasiva de la poblacin (Platen-Hallermund, 2007).

La coleccin de crneos judos, al parecer provenientes de Auschwitz, del anatomista Hirt estaba destinada a un particular estudio y exposicin en Estrasburgo. A Himmler le dijo que tomaba los crneos de comisarios bolcheviques judos para estudiar una manifestacin particularmente maligna de esta raza despreciada y en desaparicin.

Creencias como que el planeta es cncavo, no convexo, captaron la atencin del nazismo. La vida transcurrira en la cara interna, dentro del globo, mientras que los planetas, las estrellas y la Luna estaran fuera de ella, masa infinita de roca. Aviador protegido de Gering, Peter Bender populariz esta extravagancia. Bender, denunciado por otros sectores del mundo de la pseudociencia nazi, muri en un campo de concentracin.

El ataque a los fsicos judos que trabajaron en la repblica de Weimar, y que se encontraban entonces relegados a los departamentos con menor prestigio, justamente los de mayor exigencia terica, tom un perfil violento, como se puede notar en las obras del Premio Nobel de 1919 Johannes Stark, El nacionalsocialismo y la ciencia (1934) y La fsica juda y la fsica alemana (1941). Fritz Haber, padre de la guerra qumica durante la Gran Guerra, dimiti con las leyes raciales, en abril de 1933.

El nazismo obtuvo una coraza legitimadora de parte de los tericos del derecho, quienes tambin desarrollaron los artefactos que le dieron forma al estado nazi. El poder del Fhrer, la estructura y arquitectura del Behemoth, las tcnicas de exclusin y aniquilacin fueron diseadas por prestigiosos juristas, acadmicos destacados, algunos de los cuales mantuvieron su prestigio e influencia intelectual aun despus de la cada del Tercer Reich. Para Hans Frank, la ley constitucional deba quedar reducida a la voluntad jurdica del Fhrer, legislador originario que deba ser obedecido. Ernst Rudolf Huber, aclar que la ley no es nada ms que la expresin del orden comunal en que vive el pueblo y que proviene del Fhrer. En el derecho penal y en el ejercicio del poder punitivo, el nazismo produjo un ascenso de la cantidad de delitos punibles con pena de muerte (de tres a cuarenta, de 1939 a 1945; quince mil penas de muerte fueron impuestas por tribunales civiles). Como Edmund Mezger, tantos otros juristas impulsaron el crecimiento del poder punitivo en base a un discurso tcnico, presuntamente no contaminado. Mezger particip del proyecto de ley de extraos a la comunidad (1943-1944), por el cual toda la poblacin que fuera calificada de esa manera pasaba a ser considerada enemiga del rgimen y enviada sin ms a un campo de concentracin. Ese, como otros instrumentos legales diseados bajo el nazismo, le brindaban ms poder a la Gestapo y las SS, trazaban la diferencia entre los amigos, que contaban con potestades, y los enemigos, esos extraos al sentir y actuar de la comunidad alemana, entre los cuales Mezger incorporaba al refractario al trabajo, al perdedor, al poseedor de mal carcter, a aquellos que mostraran defectos anormales de inteligencia o de carcter, y a los incapaces de cumplir con los requisitos mnimos de la comunidad del pueblo. Un derecho penal especial para los enemigos quedaba promovido, aceptado y legitimado. Hitler, entonces, se convirti, por autodesignacin, en Juez Supremo del Reich, en 1942, pero siempre ejerci esa funcin. Enterado por el diario de un caso indignante u oprobioso a los ojos de la comunidad, daba la orden al Ministerio de Justicia de ejecutar al implicado en el acto, sin esperar actuacin judicial o siquiera policial. Mezger recuper en 1948 su ctedra universitaria en Munich y en 1950 se retir con el clsico libro homenaje (Muoz Conde, 2003).

3. MERCADO Y ESTADO. SOBRE LA APROPIACIN DEL CONOCIMIENTO. (DE LAS MEGAMQUINAS, MIENTRAS CIENTFICOS Y EPISTEMLOGOS PUJAN EN EL MERCADO DE RECONOCIMIENTOS, BECAS Y SALARIOS)Existen dispositivos que ahorran atencin, reducen la complejidad, lanzan como flechas rdenes que se siguen. No son ms que tcnicas para flotar y nadar en un ocano de fenmenos, de comunicaciones. As, el olvido y la prohibicin conforman condiciones para la concentracin y la accin, el pensamiento -que no puede pensarlo todo- y la praxis -que tampoco puede afrontar un todo inagotable. Cerrar los ojos o avanzar sin mirar atrs, seguir el camino que trazan aquellos que van delante y distraerse, fantasear, divertirse, o tal vez buscar el fondo de una cuestin. Mientras tanto, la ciencia, el Estado, el derecho y el mercado, se solapan, articulan poder y saber, edifican mquinas y megamquinas, trastocan las fronteras entre naturaleza y artificio.

Un centmetro cbico de mar contiene un milln de bacterias y diez millones de virus. Formas de vida, informacin gentica que pasa a ser objeto de modificacin y recombinacin, originando ramas sintticas en el mundo viviente que portan marcas de agua en sus genomas (esas marcas son un cdigo dentro de otro cdigo dentro de otro cdigo, y en alguno de esos niveles puede aparecer el correo electrnico de un cientfico al cual se le deber escribir para seguir adelante con la decodificacin, o los nombres de los cientficos que han diseado la forma viviente sinttica y/o alguna cita, como ha afirmado Craig Venter que se ha incorporado en la primera clula sinttica). Pero acaso podr quedar la biogentica en manos del mercado?

La ciencia avanza hacia el control tecnolgico de la vida, provocando un quiasmo entre lo natural y lo artificial. La biologa sinttica interviene en un terreno performativo que involucra la generacin de formas de vida. Craig Venter, que particip del develamiento del genoma humano y que trabaja en la secuenciacin en masa de genes -el nmero de genes conocidos supera los 40 millones-, al frente de un equipo de investigadores de su empresa, ha dado un paso perturbador, con la produccin de la primera clula dotada de un genoma sinttico. Esta primera bacteria viable atraves la prueba de autoreproduccin. (Otra interpretacin del experimento seala que se produjo un genoma sinttico que se introdujo en una clula de una bacteria, reemplazando su ADN.) Venter ha sealado que este desarrollo habra permitido producir una vacuna contra la gripe H1N1 en 24 horas. La empresa de Venter, Synthetic Genomics, ya present 13 patentes de propiedad vinculadas a la investigacin, lo cual demand una inversin estimada en 40 millones de dlares y el trabajo de entre 20 a 50 cientficos durante una dcada. Venter afirma que se necesita proteger la tecnologa con patentes que justifiquen las inversiones y que intentar usar esta tecnologa de clulas sintticas para disear algas que sean nuevas fuentes de energa y alimento y para producir ms rpidamente vacunas. Las repercusiones tcnicas, polticas, econmicas y filosficas de este paso inicial aparecen an cargadas de incertidumbre. La alegacin de que as se abre la va a la fabricacin de organismos artificiales capaces, por ejemplo, de producir carburantes limpios, muestra un rasgo ideolgico de la dinmica tcnica: las secuelas negativas de las innovaciones tcnicas implementadas podran ser revertidas por nuevas innovaciones tcnicas. Los desarrollos de la ciencia irrumpen frecuentemente como fuerzas productivas que desafan las profecas apocalpticas y extienden la capacidad constructiva de la humanidad. As apareci esta dinmica para Marx y as tambin se arraig en el imaginario social y en la evaluacin econmica de la capacidad competitiva de las naciones. Mientras se construyen formas vivientes creadas a partir de la digitalizacin, formas vivientes artificiales, patentadas y pronto comercializadas, la sociedad civil y la cultura poltica, especialmente de las poblaciones empobrecidas, persisten lejanas, indiferentes, encerradas en una visin estrecha de sus padecimientos.

La tecnologa tambin ha comenzado a provocar una interrupcin, una encrucijada que abre el texto, la lectura y la escritura a una mutacin que acenta la discontinuidad, la fragmentacin. El solapamiento de la letra de la mano, el libro impreso y el universo digital sedimenta capas de analfabetismo y exclusiones. Y la fascinacin por la tecnologa digital, fascinacin consumista, muta la pobreza, incorpora la miseria en la abundancia.

Crmenes de la razn. El fin de la mentalidad cientfica (2010), el ttulo del libro de Robert B. Laughlin -Premio Nbel de Fsica 1998 y profesor de la Universidad de Stanford-, remite a The closing of the American Mind (1987) el polmico texto de Allan Bloom centrado en la crtica a la educacin norteamericana. El libro de Laughlin se refiere a la produccin de conocimiento cientfico en las redes contemporneas de prohibiciones, derechos de propiedad intelectual, procesos de mercantilizacin, demandas de seguridad y proliferacin del spam. Y cada captulo desprende una frescura polmica ante el absurdo de las condiciones de apropiacin privada y estatal de la ciencia, en desmedro del dominio pblico.

La naturaleza ama ocultarse, ense Herclito. No hace ms que traducirlo Laughlin al afirmar que la naturaleza es experta en criptografa (Laughlin, 2010:). El espritu cientfico busca explicar y comprender, decodificar y desocultar. El conocimiento resulta, entonces, anlogo a la clave necesaria para descifrar un mensaje. Si no la conoce, no se puede predecir lo que ocurrir. Pero en nuestra jaula de hierro, se criminaliza la tecnologa que permite desencriptar, burlar la proteccin contra la copia, un crimen que afecta econmicamente a un puado de empresas -pero saber cmo se comparten archivos beneficia a un nmero mayor de personas que a las que daa. Tambin se oculta aquello ya desocultado. Se mantiene en secreto, aunque sea un secreto parcial. La desaparicin de pequeos detalles es muy relevante para restringir el acceso a la informacin, porque es precisamente en esos detalles donde radica su valor tcnico, explica Laughlin (2010: ). Todo parece a la vista, pero ese nivel slo permite acumular errores. Las generalidades carecen de valor econmico. Los que saben sobre los detalles ocultos han recibido un trato estatal especial, muchas veces consistente en la prohibicin de salir de su pas. Acaso est prctica termin con el fin de la Guerra Fra?

Ante nuestras narices, se minimiza la importancia de la desaparicin del conocimiento, la cual se practica no como una censura burda, sino creando la conviccin de que las cosas importantes no tienen importancia y no vale la pena conservarlas. En este estado de cosas, Internet no es un instrumento de difusin del conocimiento, sino ms bien lo opuesto.

Los cientficos, empleados proletarizados, no reciben dividendos por sus logros. El xito econmico no tiene que ver con la lgica sino con el juego y el engao. Y Laughlin afirma que, para ser millonarios, ms que ciencia, hay que aprender pker (podramos decir truco tambin, que al igual que el pker ensea que se puede ganar sin tener nada, pero cmo comprender la pobreza de nuestros brillantes jugadores de truco?).El acceso universal al conocimiento es incompatible con la economa de mercado, totalmente incompatible, enfatiza Laughlin (2010: ). El conocimiento gratuito es enemigo de las prcticas de intercambio onerosas, centrales para la actividad econmica. Y en este entorno, las normas que garantizan el acceso al conocimiento producen formas ms ingeniosas de volverlo inaccesible. Es gratuito aprender a leer y escribir, pero leer y escribir bien es cada vez ms caro.

La actividad econmica propicia el ocultamiento de informacin, pero tambin los cientficos, como lo han hecho en general en la historia los detentadores del saber, encriptan el conocimiento. En esto se basa la produccin y reproduccin de comunicaciones en el sistema cientfico emergente en la modernidad.

Para Bill Gates, limitar la propiedad intelectual es propio del comunismo. A su vez, en La fbrica de la infelicidad (2003), el polgrafo Franco Berardi Bifo seala que la alianza entre Gates y Bush sancion la liquidacin del mercado. Y la ciencia, principal fuerza productiva de nuestra poca, queda en manos monoplicas. El derecho reconoce este modo de apropiacin y disposicin de las creaciones conceptuales y penaliza su libre acceso.

Para la Corte Suprema de los Estados Unidos, las leyes de la naturaleza no pueden patentarse, como tampoco los fenmenos fsicos y las ideas abstractas -Diamond v. Diehr, 450 U.S. 175 (1981), registro 79-1112-, pero las secuencias genticas s; los algoritmos no, pero el software s. Y no hay lmites para el ridculo: por la patente del compra con un solo clic, Amazon.com le gan un juicio a Barnes and Noble.

Tambin se censura el pensamiento en nombre de la seguridad interior o se declara confidencial informacin originada en el dominio pblico. Se limita la vida a la libertad de expresin -as, ley norteamericana de energa atmica excluye la validez de la primera enmienda, por lo cual se la ha impugnado por inconstitucional, pero este debate ha sido rehuido por la justicia norteamericana en las cinco dcadas de vigencia de esa ley. Es imposible alentar la libertad de expresin en un laboratorio de armas nucleares, se afirma; es imposible, ante la existencia del terrorismo, se reafirma. Somos una quimera, un hbrido entre Atenas y Esparta, escribe Laughlin sobre un pas cada vez inclinado a Esparta. Y la ley norteamericana de Derechos de Autor para el Milenio Digital sigue el precedente nuclear, afectando la libertad de expresin y obstaculizando la investigacin cientfica. Cada vez ms, la fsica y la biologa quedan fuera del discurso pblico, se ocultan porque entraan -se afirma- riesgos contra la seguridad nacional. Y hoy en da se oculta ms conocimiento, y esto se hace ms rpido y con mayor eficacia que en cualquier otro momento del pasado, dice Laughlin.

Ms que era de la informacin, era de la amnesia. En la prctica, hay una intensa reduccin del acceso pblico a la informacin importante. Ocultamiento y silencio, por el monopolio de la atencin; todo es distraccin, especialmente Internet. Internet no es ms que la irona que hace creer que hay auge de acceso a la informacin, pero no es ms que un mercado gigante, el verdadero supermercado con carritos que no interpelan el derecho a saber y cuestionar. Leteo tcnico, de aguas contaminadas, Internet entretiene en el olvido y alimenta de spam, naturaliza la inseguridad.

Monopolio de la atencin, monopolio del conocimiento. Genes y semillas, cuerpos y vegetales, microorganismos, formas de vida, componentes y algoritmos, mucho ms que libros, msica y pelculas. Cientficos proletarizados -no son ellos los dueos de las patentes; sus creaciones derivan en mercancas-, artistas mercantilizados -son de representantes y compaas, galeristas y rematadores-, tcnicos que reglamentan y prohben para el Estado y las empresas, dictan rdenes que imponen delitos intelectuales y de seguridad que, a su vez, garantizan la libertad para las mercancas y dejan ser la imposicin del fetichismo de la novedad y el consumo. En estas redes vacas -acaso unidimensionales- y opresivas -inversas a la felicidad-, la bsqueda de saber, el afn experimentador y creativo son paralelos a la contencin del conocimiento y la imaginacin. Y todo se llena de normas, para la circulacin y el secreto, para generar seguridad difundiendo el peligro.

Pero es difcil el control de entornos tcnicos -la tcnica no es un medio simple. No parece efectiva la prohibicin de saber y de hacer. El conocer tiende a realizar su potencia. Pero los intersticios incrementan las asimetras, afectan a las mayoras siempre ms explotadas. Monopolios sobre el saber, monopolios sobre los tomos de la naturaleza fsica -por la seguridad estatal que permite desarrollar armas de destruccin masivas-, monopolios sobre los genes -por la apropiacin monoplica de la informacin gentica, por la reduccin a mercancas de los logros asociados a la salud y la alimentacin-, asimetras en las que confluyen las prcticas del biopoder, mientras la poltica persiste como spam.

Se espectaculariza el desarrollo cientfico-tecnolgico, el discurso pblico se hace publicidad y el consumo -al igual que la obediencia- hbito. La resistencia y la desobediencia se reducen a la copia de msica y pelculas. Se bajan, y el trmino bajar brinda una imagen apropiada. Se baja lo ms bajo, aquello que est al alcance de la mano, apenas eso. Se cerrarn esas filtraciones, quizs. Mientras tanto, y como es imposible enjuiciar a todos quienes la practican -adictos al entretenimiento, pero racionales por el sentido de la orientacin de su conducta-, se criminaliza la difusin tecnolgica y se persigue a quienes difunden cmo copiar archivos.

Persiste, dbil en el terreno de la fantasa, la posibilidad de detener la produccin de conocimiento. Con distorsiones, bajo la monopolizacin del saber, el conocimiento abre potencias que se activan, con marcada indiferencia en este caso a las normas sobre qu y cmo experimentar. Con afectaciones, la intimidad plegada sobre s pugna por exhibirse en todos los medios tcnicos visuales, casi como prueba de la existencia personal -y as se refuerzan las daciones de informacin para el control y la uniformidad. Las reacciones que doblan el dispositivo cientfico-tcnico sobre s oscilan entre la insignificancia y el desastre -Unabomber ejemplifica la desesperacin.

El discurso sobre el libre mercado ha tenido correlato en la concepcin de la ciencia como libre mercado de pensamientos -Karl Popper. La erosin de la libertad, pero es paralela y tan severa como la contaminacin de la atmsfera, el suelo, las aguas, las ciudades, las vidas y las formas de existencia y pensamiento. Una puesta en suspenso, un parntesis que convierte a la escalada corrosiva en detalle del futuro, esconde la miseria de nuestro mundo de vida, deja en libertad el absurdo. Hasta se patentan inverosmiles mquinas de movimiento continuo, mientras, por ejemplo, una investigacin referida a la sordera congnita debe suspenderse porque la propietaria del gen para la protena 26 le exige al investigador un canon altsimo para que pueda manipular su bien patentado. Proliferan los juicios multimillonarios -por protocolos de buscadores de Internet, por memorias RAM y flash-, porque la industria del patentamiento no descansa -Microsoft concreta dos o tres mil patentes por ao. Con prisa, como lo resea Laughlin, la empresa de Bill Gates patenta conjugaciones verbales, mtodos para distinguir el buen del mal uso de Internet, mientras amenaza con denunciar a los gobiernos asiticos que se animaron a usar Linux. (Laughlin, 2010).

La ciencia moderna unific las leyes del cielo y la tierra, pero el Estado y el derecho mantienen la escisin. As, la Corte de Estados Unidos traz un criterio para registrar la propiedad: Todo lo que hay bajo el sol ha sido realizado por el hombre (Diamond v. Chakrabarty, 447, U. S. 303, 1980). Desde entonces, se puede patentar el desarrollo de microorganismos modificados genticamente -por ejemplo, uno diseado para limpiar derrames de petrleo. En 1984, la Universidad de Harvard patent un oncorratn, un ratn diseado para contraer fcilmente cncer, alivianando la investigacin de esa enfermedad. As, hasta los datos biolgicos quedan jurdicamente fuera del dominio pblico. Se carga el costo de la competencia, tambin el de la crtica, que oscila entre el desaliento ante los impedimentos para descubrir aquello que de otro modo no podr criticar y la desazn por el silencio que le sigue a la protesta. En cambio, el derecho de propiedad y el secreto no son obstculos para los competidores ricos y poderosos.

La liberacin al dominio pblico de todo es tambin perturbadora. Peste bubnica, clera, ntrax, viruela, adems de los pasos para armar bombas devastadoras -bienes de la ciencia hoy presuntamente bien guardados-, de ser liberados derivaran en un miedo mayor que el actual sobre las armas biolgicas y fsicas. El conocimiento sobre la vida, el ms perturbador ya desde la Biblia, funda una premisa de la ideologa biopoltica hegemnica: ocultar ese saber y, as, mientras se usa ese saber, se evitarn males.

Cabeza de len, vientre de cabra, cola de dragn, quimera que vomita llamas. Animal tcnico prohibido la hibridacin de clulas humanas y animales que daran resultados como cabras-ovejas, ovejas-hombre, tortuga-pollo, pollo con cerebro de codorniz, en Gran Bretaa ha sido prohibida, cuenta Laughlin-, pero igualmente extendido -un grueso nmero de pacientes cardacos lleva vlvula de cerdo o de vaca, que convive con los tejidos del receptor. Quimera que hasta puede prescindir de la destruccin de vulos humanos en la clonacin ste es el argumento bsico de los promotores de la prohibicin de esta tcnica biolgica, el cual quedara anulado-, ya que es factible la transferencia de una clula somtica humana al vulo de un animal, sin necesitar vulos humanos para obtener clones. Ante la posible quimera de un mix de ratn y hombre, deriva tcnica de la quimera kafkiana, genio del animal transgnico, metamorfosis de la razn instrumental, apenas nos detenemos asombrados para enseguida seguir. Lo ejemplifica Laughlin con un disco que contiene el programa completo de nuestro organismo: Tenemos el disco en la mano, lo damos vuelta, nos maravillamos de su eficiencia, nos preguntamos por su significado y consideramos la posibilidad de guardarlo para siempre, quiz clonndolo. Luego lo dejamos por ah y llevamos a nuestros hijos a la plaza.

La sed de diversin, un tributo al conocimiento efmero, un roce a datos sabidos frvolos. Saber chatarra de mnimo costo de mantenimiento intelectual. Ya lo haba sealado Nietzsche, al ponderar el valor del olvido. Harald Weinrich, en Leteo. Arte y crtica del olvido (1999), recorre el pasado y el presente del olvido -escribir, almacenar para olvidar, imperativo que tambin practica la investigacin cientfica, considerando al ocano de la informacin puro spam, salvo algunas islas de relevancia, siempre escritas en ingls, siempre en un puado de revistas con referato que ratifica la autoridad institucional. En palabras de Laughlin (2010: ): Deshacerse del conocimiento es fundamental; no es slo una cuestin de conveniencia. Gran parte de nuestra capacidad mental est dedicada a las banalidades. Y este fsico, antiplatnico, concibe un mundo manejado por intelectuales como horrible pesadilla. Quizs sea una fortuna que el cerebro humano tenga mucho espacio para la chchara poltica, las estadsticas deportivas y los chismes, y que aun as quede lugar para otras cosas, aunque esto podra resultar complicado si la vida durara mil aos, aunque el olvido pueda hacer milagros, rebasando la conservacin de la informacin. El olvido, como el pronstico climtico de ayer, desecho sin valor. Laughlin selecciona la perturbacin, distingue al conocimiento que nos incomoda y nos asusta como el nico que tiene valor. No es ese el valor de mercado, para el cual Platn y Shakespeare ya son baratos, mientras que creaciones modernas sin punto de comparacin y que previsiblemente desaparecern en apenas un par de aos sin dejar rastros hoy son caras. Lo abierto del conocimiento es incompatible con la economa de mercado. El valor econmico -unidimensional- distorsiona el valor plural del conocimiento.

La publicidad, eterna hermana de la diversin, hace del mundo una cartelera repleta de anuncios comerciales. La mayor parte de las comunicaciones es publicidad de algn tipo. Esa publicidad, que es del mercado, ha hecho ms que perforar la esfera pblica, ha hecho ms que delimitar el dominio pblico: lo ha hecho todo igualitariamente desechable. La informacin desechable ahora se identifica con el nombre de spam. Laughlin recuerda que fue el nombre dado por Hormel Foods, en 1937, para su nuevo producto de carne enlatada: sobras de paleta de cerdo que, durante la Segunda Guerra Mundial se consumi en grandes cantidades; luego perdi prestigio, se lo consider de baja calidad y baj su ventas hasta que la difusin de su nombre, con Internet, hizo -irnicamente- que se incrementaran. Y la espiral sigue su curso: a ms filtros, mejor spam. Y hay una versin de la ley de Gresham, referida a las monedas, para el conocimiento: el malo saca de circulacin al bueno. La entropa del spam no tiene freno e, irreversible, modela el presente y su porvenir.

Sin armona en la ambivalencia respecto a la libertad intelectual. El aliento a restringir el conocimiento peligroso -el temor a que la bomba atmica caiga en manos equivocadas, y la suposicin de que existen manos adecuadas para retenerla-, el sostenimiento de la penalizacin del conocimiento -la cual slo se ve como problema cuando afecta directamente a uno-, baten la cacerola del respeto a la propiedad y consienten el dictado de la censura en nombre de la seguridad, pero -bien pensante- la opinin pblica considera inmoral el restringir el acceso al conocimiento.

Podr registrarse algn intento de reduccin del alcance de las normas de patentes, pero la penalizacin de las aventuras de la investigacin y el pensamiento parece de muy difcil erradicacin. La cultura de la apropiacin, el estilo de la estimulacin del lucro, la carrera por conquistar el saber y la inversin en campos simblicos llegaron para quedarse. Y el destino irnico y apocalptico para aquellos amantes de la crtica y el cuestionamiento, el desafo y la experimentacin no parecera ajeno al anlisis del derecho en busca de intersticios e indeterminaciones, alegatos y resguardos. Esperanza pretoriana, ms que poltica, tal el pesimismo de Laughlin.

Domina la apropiacin privada del conocimiento. El conocimiento ms valioso en trminos econmicos es privado y secreto; sus dueos no quieren hacerlo pblico. Esto choca con el ethos de la ciencia, el cual, segn Robert Merton (1942), es universalista y comunista, ya que los hallazgos de la ciencia son un producto de la colaboracin social y son atribuidos a la comunidad; sus bienes son comunizados, aunque la estima le corresponde al productor, un genio cientfico humilde. Escribi Merton: El comunismo del ethos cientfico es incompatible con la definicin de la tecnologa como propiedad privada en una economa capitalista. Los escritos actuales sobre la frustracin de la ciencia reflejan este conflicto. (Merton, 1942: ) Mucho antes, la Corte de los Estados Unidos, en el caso U.S. contra American Bell Telephone Co., haba sealado que inventor es quien ha descubierto algo de valor, que es su propiedad absoluta. Puede ocultarlo al conocimiento pblico. Y cuando la actividad intelectual se vuelve tan valiosa que se la puede comprar y vender, ocultar y manipular; cuando los Estados ms poderosos monopolizan el saber de los desarrollos tecnocientficos de efectos ms perturbadores, regulando el secreto y, con ello, el modo de acceso y de concrecin de investigaciones, y hasta la manera de vivir de los cientficos, controlando sus ideas, entornos y viajes; y cuando la megamquina ciencia-Estado suma a las empresas monoplicas para que desde laboratorios pblicos y privados se multiplique el dominio sobre las tecnologas de la vida, la caja de Pandora depara todo tipo de incertidumbre al porvenir. Acaso, alguna vez, la ciencia sea un bien pblico, que le pertenezca a todos, acaso porte un sesgo emancipador.

Heidegger afirm que las ciencias de la naturaleza tienen como fin la mquina, y el resto, esa masa informe de humanidades y conocimiento social, el periodismo. Entre la irrelevancia y la marginalidad, la cognicin protectora enfila enfrentamientos culturales sobre fenmenos que no dicen qu significan. A todos nos pesa esta gravedad, a la naturaleza, que ama esconderse y que queda expuesta a la desocultacin tcnica; a la esfera pblica, que se modela por la libertad de expresin y la crtica robustas, y que queda expuesta al mercado, al spam, a la frivolidad; a la existencia que requiere races y calidez, expuesta a soledad fra y desamparo.

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En la parte II de la genealoga de la moral

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