10

Tribu Revista

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Revista para la Universidad Insurgentes con contenido urbano. Hagamos Famosos a muesta gente Famosa

Citation preview

Page 1: Tribu Revista
Page 2: Tribu Revista

01Sensacional de diseño mexicanoTexto del diseñador Juan Carlos Mena y entrevistas con los diseñadores Óscar Reyes y Claudia Contra.Texto: Christina NavaIlustraciones:Editorial Trilce

02En busca de las Raices o lo naco es chidoLa cultura mexicana en la moda cienpor-ciento inivadora y la calle como inspiración.CreacTexto: María Alarcón Joselin Cortes

04Preservando el oficio de cinco generacionesLas tlayudas de la familia de Ángeles Me-dina Téllez guandan una tradicion den-tro del mero centro del corazón de México.Texto: Christina Nava

08Usuarios y vagoneros por el mismo boletoLa venta de vagón en vagón en precios re-dondos contada por Rayo Guadalupe.Texto: María Alarcón Joselin Cortes

El cuerpo toma la palabra

En este número alumnos de Ciencias de la comunicación de la Universidad Insugen-tes, celebran la fiesta en el barrio. Su música y su forma de gozar, a pesar de los pesares. El movimiento sonidero se ha convertido en parte fundamental de la vida cotidiana de la Ciudad de México. Tal vez este estilo musical haya nacido en el Peñon de los Baños o en Tepito, pero en la actualidad flórese en Ciudad Neza, Ecatepec e Iztapalapa. Cumbias, gua-rachas, sones urbanos se suceden a través de los festejos en medio de los saludos pa’la banda, que quiere ser identificada, celebrada, reconocida pero sobre todo escuchada.Da lo mismo si el saludo es para el señor Hernández, la banda de Los Traviesos o los guardados en el reclu Oriente, lo importante es decirle a los presentes: ¡aquí esta-mos! Tal vez a esto se refería Jorge Luís Borges cuando escribió Llaneza: Eso el alcan-zar lo más alto/ lo que tal vez nos dará el cielo:/ no admiraciones o victorias/ sino senci-llamente ser admitidos/ como parte de una innegable/ como las piedras y los árboles.

Christina NavaUniversidad Insurgentes

Page 3: Tribu Revista

LOS MEXICANOS ATRAVÉS DEL ESPEJOLas calles de la ciudad son verdadero museo vivo que cada día amanece con una nueva imagen, volvién-dose fascinante la aventura de vivir en este país, señala el diseñador Juan Carlos MenaTexto: Christina Nava

1

do por la última tecnología. Sin embargo, sabemos

que no estaremos en Berna, la capital de Suiza, entre

otras cosas, por profusa riqueza visual que nos rodea.

Enmarcar estas soluciones gráficas como una expre-

sión artística en sí, un arte “modesto” (como lo llama

Hervé Di Rosa), era una tarea urgente. Con este

libro “Mac-free” hemos intentado dar un primer paso

en el rescate y valoración de lo que consideramos

también nuestro espejo. Un verdadero museo vivo

que cada día amanece con una nueva imagen, vol-

viéndonos fascínate la aventura de vivir en este país”.

Juan Carlos Mena es diseñador industrial por la

Universidad Iberoamericana, trabajó durante ocho

años en Barcelona, España, donde colaboró con va-

rios despachos de diseño. En 1999 ganó el premio

Sensacional de diseño mexicano es un compendio de imáge-

nes, tomadas en pueblos, carreteas y ciudades de México, y

de materiales impresos, como volantes, etiquetas e historietas.

“Desde 1995 comencé a tomar fotos de rótulos y señalamientos,

atraído por su desparpajo y originalidad. Al cabo de un año ya te-

nía una buena colección, por lo que surgió en “Trilce” la idea de

editar este libro. Sin embargo, era necesario ampliar el panorama.

Con la idea de contar con material de todo el país, invitamos a

varios fotógrafos, quienes tenían la encomienda de localizar y do-

cumentar un anuncio, un rótulo, un texto, un tipo de letra o una

señal de cumpliera con los parámetros fijados. Asimismo, invitamos

a participar a coleccionistas con sus fotografías o piezas impresas.

Este libro es un reconocimiento obligado a todos los artistas que han logrado

conmovernos con su inventiva, y a quienes, por lo general, se les desdeña.

Basta recordar que a los estudiantes se les induce a sustituir

el desvencijado letrero de “Tacos Mary” por un toldo produci-

Quórum al

mejor libro de

arte por Son

de Cuba. Ha

recibido nu-

merosos re-

conocimientos por el diseño de catálogos, logotipos, eti-

quetas y en especial por sus ilustraciones digitales para

las portadas de la colección de poesía Tristán Lecoq.

También ha realizado trabajos de ambientación y diseño

en mobiliario. Es socio de Trilce Ediciones desde 1994.

Page 4: Tribu Revista

En busca de las raíces. O lo naco es chido

El diseño de los rotulistas populares es autentico, con picardía y muy mexicano.

Óscar Reyes González es un cazador de imágenes y sonidos. Como todo tímido asumido no sabe de preámbulos, ni de frases banales que permiten aflojar la tensión antes de entrar en materia, porque su forma de comunicarse no se da a través de las palabras, sino de los símbolos. Forma parte de una generación de diseñadores gráficos que ha volteado hacia los muros, bar-das y fachadas de colonias po-pulares en busca de los pícaros y desenfrenados anuncios reali-zados por rotu-listas anónimos, como fuente de inspiración.

Una década atrás, recién salido de la Uni-versidad Intercontinental (IUC), encontró su camino. Juan Carlos MENA, diseñador y socio de la editorial Trilnce, recién llegado a México, después de una larga estancia en Barcelona, España, le habló de un proyec-to para documentar la grafica popular del país. Al re-gresar de su viaje había empezado a tomar fotografías de anuncios de abarrotes y establecimientos populares para aplicarlas al diseño, al principio, pero con la idea de publicar un libro, posterior mente.

Óscar se prendió con el proyecto porque movía re-cuerdos muy profundos.A los ocho años le gustaban tanto los iconos que repre-sentaran tanto las estacio-nes del metro. Que pregun-tó a su familia quién hacia eso.Cuando le res-pondie-ron que un dise-ñador, supo cuál sería su profesión. Años mas tarde, al visitar a sus abuelos en la Central de Abastos, donde tenían una bodega, acabó de consolidar su elección profesional, observando las etiquetas de los productos o los letreros del rumbo.

Guante sus estudios universitarios reafirmó lo que hasta entonces sólo eran intuiciones, al tropezar con la música de Café Tacuba y Botellita de Jerez, creadores del concepto de lo

2

Como no tienen reglas, creativamente se atreven a muchas cosas, se explayan. En realidad lo que hacen es arte, afirma el diseñador Óscar Reyes.

Texto: Joselin Cortes

Page 5: Tribu Revista

3

estas imágenes y era nece-sario consignarlas para que permanezcan en nuestra me-moria, porque es posible que pasen al olvido”.

Este habitante de la colonia Lomas Estrella, en Iztapalapa, explica que en la actualidad la mayoría de los anuncios se trabajan por computado-ra, y que incluso los mismos rotulistas ya no trazan sus dibujos, sino que los buscan

en In-ternet. Por otra parte la propaganda de los abarrotes son patrocinados por refrésquelas o cervece-rías que imponen sus diseños digitales. Óscar reconoce que al prin-cipio del proyecto de Sensa-cional no existía la idea del rescate, sino de documentar lo que había en las calles, realizado por gente que no había estudiado en una escuela de diseño,

pero que no por eso dejaba de te-ner un valor estético. “El diseño de estos rotulistas es autentico, con picardía y muy mexicano.Como no tienen muchas re-glas, creativamente se atreven a muchas cosas, se explayan. En ralidad lo que hacen es arte”.El diseñador advierte que en es-tos tiempos globalizados su pro-fesión correal riesgo de unifor-

“Todo lo que veo o escucho enlas calles trato de incluirlo”

Entre tanto Óscar va por las calles de la ciudad ob-servando, escuchando, oliendo, saboreando y pal-pando, en busca de las imágenes que se integrarán a una obra de raíces profundas, pero que no rehuye el tiempo presente, ni el dialogo con otras culturas.

mizarse. “Todos los diseñadores gráficos del mundo, alemanes, españoles o latinoame-ricanos, tenemos las mismas computadoras y usamos los mismos programas y mismas fuentes. Para diferenciarnos debemos buscar referencias locales, hasta lograr una persona-lidad propia. En mis trabajos trato de incor-porar imágenes de lucha libre, personajes de la revolución, figuras religiosas, albures y hasta diseños propios”.

Agrega que la música también es fuente de inspiración. Además de los grupos de Rock mexicano antes mencionados, es seguidor de Nortec, de Tijuana, y Nopal Bits, de Gua-dalajara, que integran sonidos locales como electrónico, además de otros proyectos que han tomado al movimiento sonidero como

referencia, tales como Changorama y Apokalitzin

Page 6: Tribu Revista

Preservando el oficio de cinco generaciones¿A cuanto la tlayudita?

Con su fig-ura frágil, de a penas 1.63 metros de altura, el cabello ne-gro que suje-ta si prende-dor, sus

Sólo basta caminar por el zócalo para encontrar a Gela, como la llaman los que mejor la conocen. Sin dejar de atender a sus clientes, recuerda el acontecimiento que marcó su vida. A penas era una niña que acompañaba a su abuela Paula Sánchez Nolasco, a vender tlayudas, cu-ando fue agredida físicamente por cin-co tlayuderas de la zona. La agresión tenía como fin apoderarse de su lugar. El incidente la dejó enyesada como cu-atro meses, perdiendo para siempre el movimiento de su mano izquierda. Más tarde ocurrió el despido de su padre en la bodega en la que laboraba, suceso que la forzó a trabajar desde los diez años.

Es admirable observar como esos brazos delgadísimos pueden cargar una canas-ta que contiene cien o ciento veinte to-stadas, y además lidiar con los botes lle-nos de frijoles, salsa y nopales, que pesan mas de once kilos. “Ya me acostumbré” dice ella, quitándole importancia al asunto. La gripa que padece la explica por tantas horas expuesta al sol y al frío. Los fuertes dolores en la espalda, por es-

tar sentada en el banco por más de tres horas sin estirar las piernas y en los días buenos, por despachar continuamente.

Gela es la mayor de dos hermanos y cuenta que toda la familia participa en la elabo-ración de las tostadas, porque requieren un día entero de trabajo. Señala que el esfuerzo vale la pena pues, salen mejor que si las compraran ya hechas y además el ahorro es de cuatrocientos pesos y en su casa el dinero no se puede malgastar.

Para llegar a la Ciudad de México a

Texto: Christina Nava

grandes ojos cafés y sus manos maltrat-adas, que delatan las pesadas hora de trabajo, María de los Ángeles Medina Téllez ni pareciera que tiene 22 años.

Vende tostadas de masa azul, embar-radas de frijoles machacados, con-dimentados de nopales con cilantro, queso y un poco de salsa picante roja o verde, mejor conocidas como tlayu-das, siguiendo el camino de las mujeres de su familia, que durante cinco gen-eraciones se han dedicado a ese oficio.

mediodía y comenzar la venta, Ánge-les tiene que pasar por un vía crucis. Llegar al centro del DF. desde su bario “La Teresona” en el Estado de México, le lleva dos horas y media. Así que en su ir y venir, hace cinco horas del día. “Si nos venimos entre varias gastamos doscientos pesos de pasaje cada una”, concluye convencida que es mucho el trabajo y poca la ganancia, pero las necesidades y el orgullo de preservar lo que ha conseguido su familia a través de los años pesan mas, “Pierdes el lugar con un día que dejes de venir” Advierte.

4

Page 7: Tribu Revista

El pavimento no tiene corazón. Gela se ha vuelto inmune a las malas experi-encias, para ella las penurias sólo son rachas del oficio. Los malos tratos de los administrativos del comercio ambulan-te, el abuso de poder y la corrupción son parte de su cotidianidad

-“Esa aferración que sentían ellos por quitarme y yo por vender”-Ha tenido que invertir entre veinte y treinta pesos diarios para no ser mo-lestada. Desde su punto de vista, el abuso se daba cuando la molestaban más de dos veces en un día. Con resist-encia y lucha su gremio logró, después de veinticinco años, una organización legal que les permite estar más tranqui-los, quitarse el miedo a ser correteados por los granaderos, a cambio de mil o mil quinientos pesos de cuota a la del-egación Cuauhtémoc.

Entre el barullo de la gente se deja es-cuchar la voz de los clientes que le pre-

guntan -“¿A cuanto la tlayudita?” –“A veinte pesos”, responde Gela, quien con amabilidad pregunta “¿Con salsa verde o roja?”, para enseguida maniobrar la cuchara con movimientos precisos y un-tar la salsa en la tostada. Aún en estas condiciones Gela tiene sueños, terminar la carrera de ingenie-ría en sistemas computacionales. Dice que ahora sólo espera los resultados de la Universidad Autónoma de Toluca para ver si fue o no seleccionada. Con una sonrisa enamorada explica que no esta sola, que cuenta con el apoyo de su novio, Marcelo Torres, obrero en una fabrica de plásticos y aceros, y que este mismo chico la ayuda a cumplir sus objetivos.

5

Page 8: Tribu Revista

USUARIOS Y VAGONEROS POR EL MISMO BOLETO.

EL ORIGINAL Y AUTENTICO MERCA-DO SOBRE RUEDAS.

Texto: Joselin Cortes.

hombres y mujeres entre ellos menores de edad, poniéndose de acuerdo para ver a quien le toca subir. Tras la aprobación del dirigente se logra platicar con los va-goneros que estaban en ese momento. De tez morena, de edad madura y una voz ronca, toma su bolsa con dulces de una manera desconfiada para dar paso a una salida rápida en el tren que se aproxima-ba asiendo algunas señas para no hablar de más. Mientras que con algo de temor la gente rumora “somos como treinta de esta zona, aquí, si nos agarran nos quitan la mercancía y nos llevan al juzgado, ten-emos que dar una cuota, una multa, de cinco salarios mínimos o un arresto de algunas horas, pero nos llevan caminan-do los polis… Ni siquiera te llevan en la patrulla. Y esta lejecitos”- Dice soledad Avalos de 50 años de edad, quien fue en-fermera del hospital siglo XXI, con tono de pesadez desde atrás de la bolita que se armo en el anden dirección pantitlan. Después de una platica amena y ya entra-

Como cada día, parece natural el timbre previo al cierre de puertas que empieza a sonar, el fluir de los vagones atados uno con otro corriendo por las vías, ese par-ticular olor vespertino y los pasajeros adormilados. El subir y bajar de vende-dores de los carros del oriente, como parte de esta estampa urbana. Cada persona se mueve por causas distintas comprando un boleto para este viaje, en el tren de vida, y cuando se da cuenta ya empieza, como ocupante de asiento, como un usuario del pasillo y ahora como vendedores quienes aprendieron a cami-nar sin sostenerse pues llevan sus ma-nos ocupadas con productos económicos y precios redondos, siempre ofertando con cantos y su atrevimiento a perder la pena, como dijo un vendedor “de algo hay que hacerla, en este mercado móvil.Este es el original y autentico mercado sobre ruedas” En el oriente de la ciudad, dentro de la línea A del metro férreo…Durante todo el día se puede escuchar aquellos cantos que componen los au-tores anónimos con sus distintos pro-ductos: “le vale… le cuesta…..”, “se va a llevar…”, “es en formato mp3….”Aquellas personas nos ofrecen a los pasajeros la rica golosina y aquellos curiosos o útiles objetos de novedad. En la estación de los reyes se puede encontrar a un grupo de enérgicos vendedores, que por encon-trar una fuente de trabajo, que pareci-era son producto de la falta de oportuni-dades o por salarios poco satisfactorios Para sustentar el gasto familiar (pues la mayoría manifiesta ser cabeza de fa-milia) se han acercado a los vagones del metro a vender sus productos, de aquí se toma el nombre de vagoneros. Al bajar del vagón en dicha estación se observan

dos en confianza se encuentran participa-tivos, como Víctor Pineda de 26 años. De tez morena, cabello negro con rayos ru-bios, playera blanca, jeans holgados. Car-ga una mochila rosa en su espalda, que fue adaptada para traer una bocina de la que suena una cumbia del discman que lleva en la mano…“Estoy esperando a que un carnal me surta material (discos) para seguir vendiendo… Nomás` que ya se tar-do… Así mismo también cuenta un poco de su historia:-yo estudie hasta 6º de pri-maria, aquí, a vender, me invito aun amigo hace unos ocho o nueve años. Ahorita soy casado y tengo un chavito de siete años. Me llevo a casa entre ciento cincuenta o doscientos pesos libres- sonríe- “esto

6

Page 9: Tribu Revista

hasta Ciudad Nezahualcoyotl, delgada, de tez morena, cabello negro y largo, rec-ogido con algún broche de su creativi-dad y vestida de una forma cómoda lleva una mochila negra en el hombro de donde sobresalen algunos DVD’s con portada de Jesucristo y comenta:“a vender me trajo una amiga. Me enseño como hac-erlo y me daba risa, pero la necesidad era mucha, y ya cuando me di cuenta que rápido me llegaban 5, 10, 15 pesos y que ya traía en mi bolsa 20, o 50 pesos en un solo vagón me emociono y decidí dejar mi trabajo en un taller de costura de donde me pagaban 380 pesos semanales.

Ahora gano de 150 a 200 pesos diarios, de los cuales 200 son para mi mama, soy madre soltera y eso no me alcanzaba, así que al ver la entrada fácil de dinero decidí quedarme aquí, vendiendo. Agrega que a su producto se le llama maleta. Al conseguir una buena maleta, es decir que el producto les sea económico y lla-

también que, de este comercio saca a sus hijos adelante, Roger, el mayor, que ya es arquitecto, Quetzalcoatl, que estudia el bachillerato y dice, le gusta vender y en ocasiones lleva dulces a la escuela. Y un hijo menor que estudia la primaria Rayo aborda uno de los vagones para empezar a vender, se acomoda la mercancía y pre-para la voz y entona su canción: “película infantil a colores, de Jesús de Nazaret… diez pesos le vale, diez pesos le cuesta… hora y media de duración, son noventa minutos, a color, lleve la película infan-til para sus hijos….” Aunque sin éxito en esta ocasión se aparta a una esquía del

mativo al publico deja mejores ganan-cias y puede que hasta el producto se agote en las tiendas, como sucedió con el chocolate Nikolo. -“nosotros agota-mos el producto”- Dice sonriente. De lo que se trata en esto es hacer llamativo el “verbo”, por ejemplo yo digo (cuando traigo obleas): “¡se va a llevar la oblea nutritiva, con cajeta y leche….. un peso le vale, un peso le cuesta…!” se trata de hacer atractivo el producto y llamar la atención del pasajero- revela- Cuenta

es comercio y te va bien…”-Afirma pagar setecientos pesos de renta en Ayotla, ya que anteriormente vivía en la colonia Doc-tores. La plática se ve interrumpida por un silbido de su contacto, quien hace presen-cia y en cunclillas en el piso hace entrega de la mercancía que sale de una mochila negra y pasa a la de Víctor. Rayo Guada-lupe, de 45 años, es también una vende-dora de la zona, no tiene mucho tiempo vendiendo en el oriente ya que se ha mu-dado desde la delegación Benito Juárez

en dis-t intas s itua-ciones: si la ve nt a a n d a m a l , si se t i e n e a l g ú n p r o b -l e m a fuerte en casa… No importa. Han aprendido a vivir como en familia andando sobre las vías del tren… En un viaje de impredecibles situaciones que los hace más fuerte sobre el mismo enemigo humano…Don-de el que no lucha se pierde en el abis-mo desventurado, entre los vagones del imperdonable comercio silencioso

vagón con una sonrisa y siempre animo-sa para dar lugar a otro vendedor –“es tubo de cacahuates garapiñados tres pesos uno o llevate dos por cinco pe-sos…”- Es entonces cuando se llega a la estación y se aborda el siguiente vagón.

Productos de la imaginación laboral del país, a precios accesibles. No obstante sus clientes resienten molestias en al-gunos aspectos, como expreso un usuario “esta bien que vendan porque están tra-bajando y es su manera de sostenerse, aunque en especial me molesta el ruido que producen sus bocinas… que le ba-jen al sonido. Pero creo que no vendería aquí. Me da pena. La necesidad nos obliga”

Esto es lo que opinó Blanca Badillo, quien es técnico en administración y es usuaria del metro con frecuencia. E sto s vende-dor es no son c o m -peten-cia. Se h a n ayuda-do mu-c h a s vec es

7

Page 10: Tribu Revista

Radio UIn

De Lunes a Viernes

Conectat

e

http://u

niversid

adinsurg

en-

tes.edu.m

x/tv.onl

ine.

html