200
La otra orilla Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 1

Villa Celina

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Autor: Incardona

Citation preview

  • La otra orilla

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 1

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 2

  • Villa Celina

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 3

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 4

  • Juan Diego Incardona

    Villa Celina

    Ilustraciones de Daniel Santoro

    Grupo Editorial Normawww.librerianorma.com

    Buenos Aires, Bogot, Barcelona, Caracas, Guatemala, Lima, Mxico, Miami, Panam, Quito, San Jos, San Juan,

    Santiago de Chile, Santo Domingo

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 5

  • 2008. Juan Diego Incardona2008. De esta edicin:Grupo Editorial NormaSan Jos 831 (C1076AAQ) Buenos AiresRepblica ArgentinaEmpresa adherida a la Cmara Argentina de Publicaciones

    Diseo de coleccin: Jordi MartnezDiseo de tapa e interior: Gisela RomeroIlustraciones de tapa e interior: Daniel SantoroFotografa de solapa: Esteban Widnicky

    Impreso en la ArgentinaPrinted in Argentina

    Primera edicin: julio de 2008CC: 28000434ISBN: 978-987-545-485-9

    Prohibida la reproduccin total o parcial porcualquier medio sin permiso escrito de la editorial

    Hecho el depsito que marca la ley 11.723Libro de edicin argentina

    Incardona, Juan Diego Villa Celina - 1a ed. - Buenos Aires : GrupoEditorial Norma, 2008.200 p. ; 21x14 cm. (La otra orilla)

    ISBN 978-987-545-485-9 1. Narrativa Argentina. 2. Novela. I. TtuloCDD A863

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 6

  • A mi familia

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 7

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 8

  • Agradezco de corazn a todos los amigos que me ayudaronen la realizacin de este libro, especialmente a Daniel Santoro,por su enorme generosidad.

    JUAN DIEGO

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 9

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 10

  • ndice

    Prlogo 131 La culebrilla 152 El hombre gato 333 Los reyes magos peronistas 454 El hijo de la mestra 535 El tnel de los nazis 596 El ataque a Villa Celina 737 Emmeline Gongerford 818 Bichitos colorados 879 El Malasuerte 9310 La guerra 9911 El midi 10512 El Canon de Pachelbel o La chinela de Don Juan 11113 El 80 12314 Los rabiosos 12915 Pity 14316 Luzbelito y las sirenas 15317 Vctor San La Muerte 15918 Metlica 17119 Tino 17720 Walter y el perro Dos Narices 187

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 11

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 12

  • Prlogo

    Villa Celina se encuentra en el sudoeste del Conurba-no Bonaerense, en el partido de La Matanza. Aislada entrelas avenidas General Paz y Riccheri, tiene ritmo pueblerino yaspecto fantasmagrico. Barrio peronista como toda LaMatanza, su vida social gira en torno a los clubes, la Sociedadde Fomento, la Parroquia Sagrado Corazn y las escuelas delEstado. Debe su nombre a Doa Celina, seora que poseagran parte de los terrenos que hoy conforman la localidad.A mediados del siglo XX, Villa Celina fue poblada por espa-oles e inmigrantes del sur de Italia, como mis abuelos Jos yLuca; Juanita, la almacenera, o Antonia, su cuada. Las pri-meras casas fueron construidas por los mismos inmigrantes,edificaciones generalmente bajas, con fachadas provistas de unapuerta y dos ventanas, una en la pared exterior sobre la vereda,otra dentro del habitual porche. Con el tiempo, se constru-yeron barrios de monoblocks en sus zonas perifricas, como elBarrio General Paz, el Barrio Riccheri, los edificios Estrellaso los bajitos de tres pisos que estn cerca del Mercado Cen-tral, fondo mtico donde an se conserva La Chacra de losTapiales, una construccin colonial declarada MonumentoHistrico Nacional en 1942. En las ltimas dos dcadas, elbarrio recibi grandes oleadas de inmigrantes bolivianos, loque ha generado que un sector de Celina sea denominadoPequea Cochabamba. En su centro geogrfico, frente ala escuela 137, se encuentra el famoso Tanque de Celina, deestructura tubular y bastante alto, con escalera caracol en el

    13

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 13

  • interior. Desde sus elevadas tejas se domina toda la zona yhasta pueden verse otros barrios que pertenecen a Celina,como el Barrio Urquiza, Las Achiras y el Barrio Sarmiento,adems de los vecinos Madero, Tapiales y Lugano. En mi infan-cia y adolescencia, durante la dcada del 70 y el 80, an per-duraban grandes extensiones de campo y potreros (hoy esosterrenos prcticamente han desaparecido) que propiciaban laaventura y el juego infantil en toda su dimensin. Quienescrecimos en Celina, hemos jugado en el campito hasta laoscuridad total y las nubes de mosquitos en la cabeza. Susjvenes frecuentan las esquinas, siempre con botellas de cer-veza, a veces con una guitarra, otras con una pelota de ftbolpara el partido nocturno sobre la calle. Es un barrio de fierre-ros (hay uno o dos talleres mecnicos por cuadra) y de msi-cos. Tango y rock and roll siempre presentes, ahora tambincumbia. Ha sido cuna de muchas bandas, algunas conocidas,como Viejas Locas (Piedrabuena y Celina), Callejeros y Villanos.En sus noches se percibe una fina niebla, iluminada parcial-mente por los viejos faroles del alumbrado, se oyen ladridosde perros (que abundan), tiros lejanos y muy cercanos, y unaespecie de rumor difcil de clasificar que interrumpe con fre-cuencia el dilogo en las veredas, quizs una especie de pasado,un sonido de pasado, un gol de Tino en el campito mezcladocon la risa de los pibes del grupo Perseverancia y las puteadasde Carlitos el borracho.

    Mayo 2008

    14

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 14

  • 1La culebrilla

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 15

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 16

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 17

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 18

  • Tena, ponele, diez aos, puede ser once. Me haba salidouna especie de sarpullido en la panza que se vea horrible.Eran unos granos gigantes mezclados con otros ms chi-quitos adentro de una mancha roja que se alargaba hacia loscostados.

    A m siempre me daba alergia por jugar tanto en el cam-pito, as que ya saba lo que tena que hacer: abrir el muebledel comedor y agarrar una pomada, caladryl o una parecida.

    Me la puse y esper un rato que me calmara la picazn,pero en vez de refrescarme, empez a arderme, cada vez ms,hasta quemarme.

    Fui corriendo a la cocina. Ah estaban Celina, Rosa yotra seora de la que no me acuerdo el nombre. Ahora quelo pienso, a esa mujer no la vi nunca ms.

    Al verme, se asustaron. Celina se puso de pie. Rosa dijo:Le agarr la culebrilla.La otra seora le dijo al odo a Celina pero yo escuch:Celina Celina, como el barrio, se llama mi vieja,

    si se le juntan las puntas se puede morir, hacelo ver.

    19

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 19

  • Las tres estaban de acuerdo:Hay que llevarlo a la Porota.Porota viva a la vuelta de casa, caminando dos cuadras

    sobre Giribone. Ella siempre nos tiraba el cuerito a mis her-manas y a m o nos curaba el empacho con una cinta demedir. Tambin lo cur a mi to Salvador, una vez que loojearon. Me gustaba ir a su casa, porque tena conejos y medejaba darles de comer.

    Fui con las tres mujeres. En la esquina de Chilavert yGiribone haban escrito algo que vi por primera vez el daanterior, cuando fui al Correo a comprarle cigarrillos a mipap. Deca: Ni yanquis ni marxistas, peronistas.

    Ma, qu son yanquis y marxistas?Los yanquis son los norteamericanos; los marxistas es

    ms difcil de explicar.Llegamos. En la casa de Porota no haba timbre, para

    llamarla haba que aplaudir. Quin es?Porota, soy Celina.La maestra?S, Porota, te traigo a mi hijo porque le agarr algo en

    la panza.Pasen.La casa estaba llena de adornos. Tena un montn de

    caracoles, cuadritos y estampitas pegadas en las paredes.Porota salud a las tres mujeres y despus se acerc a m.

    Cmo era que te llamabas vos?Juan Diego.Ah, s, ya me acuerdo! Igual que el indiecito de la Vir-

    gen de Guadalupe. Dnde estaba? Ac, ac est, mir, ves?,esta es y seal una estampita.

    Qu da naciste vos?

    20

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 20

  • No s.Cmo que no sabs? Cundo es tu cumpleaos?Ahhh. El 27 de julio.El 27 de julio? Pero qu bien! Entonces tens suer-

    te, porque ese es el da de San Pantalen, el patrono de losenfermos. No tens de qu preocuparte. A ver, ahora mos-trame la panza.

    Me levant la ropa. Porota se agach un poco para vermejor. Despus de un rato se levant y se agarr la cabeza.

    Por Dios! Cmo se te meti una cosa as?Yo no saba qu contestar.Lo puede curar? pregunt Celina.No, no puedo. Flor de culebrilla se agarr! Capaz que

    se la contagiaron.Y qu podemos hacer? pregunt Rosa.Mir, ni se les ocurra llevarlo al mdico, porque para

    estas cosas son unos intiles, no entienden nada. Te dicen quees un herpes, un zoster, cualquier cosa!, y le van a dar unmontn de remedios que no le van a servir, slo vas a gastarplata la mir fijo a Celina y el chico va a seguir igual,o peor. Dejame pensar.

    Nos quedamos todos callados. Yo no aguantaba ms lapicazn.

    Qu hacs, nene? Ni se te ocurra rascarte! me retPorota al ver que me pasaba la mano por la panza.

    Agarr una silla y se sent. Despus, le dijo a Celina:Lo tens que llevar con una seora que le dicen la

    Chola y que vive pasando Las Achiras. Es boliviana. Ella vaa saber qu hacer.

    Pasando Las Achiras? Dnde queda eso?No es fcil de llegar, vas a tener que preguntar. Y and

    de da porque es peligroso. Pasando Las Achiras, por atrs

    21

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 21

  • del Mercado Central, hay otra villa. Est cerca del riacho quepasa por Don Bosco y de la va que viene de Haedo y va paraTemperley. Mir, tens dos caminos. O vas a Don Bosco y segusel arroyito, o te vas por el precipicio que est atrs del club delBanco Hipotecario. Tens que bordear Las Achiras y seguirpara el lado del Riachuelo hasta que la encuentres. Cuandollegues, pregunt por la Chola, que ah todos la conocen.

    No saba que exista ese lugar. Mir que yo enseo enla 138 en Urquiza y ah van muchos chicos de Las Achiras,pero de esa zona que decs no me acuerdo ninguno. Cmose llama la villa?

    No tiene nombre contest la Porota.Qu raro! dijo Celina. Y ustedes la conocen?

    les pregunt a Rosa y a la otra seora.La verdad que no.Yo tampoco.Bueno le dijo Porota a Celina, llevalo rpido,

    antes de que se le junten las puntas.Le puedo dar de comer a los conejos? pregunt.No, ahora no, estn durmiendo. And con tu mam. Al da siguiente me levantaron temprano. Juan ya esta-

    ba listo para salir. Fumaba un cigarrillo en el patio. En elcomedor estaban Celina y Rosa, que tambin nos iba a acom-paar porque Celina no poda caminar tanto, y era impor-tante que fuera una mujer, dijeron. El viaje iba a ser largoy por los potreros que estaban cruzando la calle muerta.Haban elegido el camino del precipicio. Tambin ira mito Salvador, el hermano de Juan, mi viejo, por las dudas,llegu a escuchar la noche anterior, cuando le contabantodo por telfono.

    A eso de las ocho de la maana lleg Salvador y salimos.Celina me dio un rosario y dijo que lo guardara en el bolsillo.

    22

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 22

  • Caminamos por Giribone y despus por San Pedrito hastala curva. Ah doblamos a la izquierda por la calle muerta ydespus le dimos derecho hasta que nos chocamos con losalambrados del club Banco Hipotecario.

    Salvador separ dos alambres y los mantuvo bien abier-tos con las manos, para que pasramos. Lo hicimos de a uno,despacio, porque el alambre era de pas. Ninguno hablaba.Una vez adentro, enfilamos para el fondo, donde estaban lasltimas canchas de ftbol. bamos a paso normal; mi viejoapenas adelante.

    Despus de un rato, llegamos a otro alambrado. Del otrolado no haba nada, era todo descampado, lleno de yuyosque me llegaban ms o menos a la cintura. Salvador le pre-gunt a Juan:

    Yoanino, ests seguro que es por ac?S, tenemos que darle derecho unos doscientos metros

    y nos vamos a encontrar con el precipicio.Salimos de Banco Hipotecario y caminamos uno atrs

    del otro entre los yuyos. Menos mal que todos tenamos pan-talones largos porque haba muchos cardos y otras plantascon espinas. Poco a poco las zapatillas se me fueron llenandode abrojos. De golpe, grrrrrrrrr, casi nos morimos del susto.

    Es una perdiz, no pasa nada dijo Salvador.Tengo el corazn en la boca dijo Rosa.Jajaj se rieron.Seguimos adelante. La panza me picaba cada vez ms,

    aunque trataba de no rascarme. Cuando no aguantaba,pasaba la mano despacito sobre la remera, y eso un poco mecalmaba.

    Tengo sed dije.Rosa sac una botellita de agua de la cartera y me con-

    vid. Haca calor.

    23

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 23

  • Despus de la perdiz se haba hecho un silencio muy fuer-te, no se escuchaba nada, solamente nuestros pasos. Cuandodecamos algo, daba la impresin de que todo retumbaba,como si en vez de estar al aire libre estuviramos encerradosen una iglesia o en el tanque de Villa Celina, donde haymucho eco.

    El precipicio anunci mi pap.Era la primera vez que estaba ah. La verdad que me impre-

    sion, me pareca inmenso y muy empinado. Era una especiede tosquera que tena unos cuatrocientos metros de dimetro.No s si todava existe, ni por qu ah nunca se form unalaguna con la lluvia, como pasa en otros lados.

    Bordeamos por la izquierda. En el pozo humeaba unamontaa de basura. No haba nadie aparte de nosotros.Unos pjaros negros volaban haciendo crculos, como en laspelculas.

    Porota nos dijo que cuando lleguemos ac vayamospara el lado del Riachuelo.

    S, Rosa dijo Juan, pero en diagonal, porquesegn me explic Celina, el lugar est cerca de la va que vapara Temperley.

    Qu va es esa? pregunt Salvador.La del trencito. No te acords? contest Juan. No.El trencito de trocha angosta que pasa por La Tablada.

    Tiene una estacin ah abajo de la Richieri. Ah, s.Vayamos para all seal mi viejo.Eso qu es, pa? El sur? El oeste?Es el sudoeste.Otra vez el descampado. Nos metimos, igual que antes,

    entre los pastos altos, en la direccin que Juan nos sealaba.

    24

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 24

  • Mir, parece que hay un caminito dijo Salvador.Fuimos por ah. Ahhhh grit Rosa de repente.Qu pasa?Vi algo que pas por el pasto.Tranquila, Rosa, debe ser algn animal.Seguimos un rato y llegamos a una loma. Al cruzarla, nos

    encontramos sorpresivamente en una calle.Y esto?Era rarsimo: una calle en medio de la nada, rodeada de

    caaverales. En las ranuras de los bloques de asfalto crecanpastos y flores silvestres.

    Ustedes conocan esta calle? pregunt Salvador.No.Vendr del barrio Sarmiento?Ni idea contest Rosa.Debe estar conectada con la calle muerta que sale de

    San Pedrito dijo Juan. Parece que en estos campitos hay todauna red vial que est abandonada. Por lo que s, la mand aconstruir Pern. Iba a unir varios barrios que estaban pla-nificados para esta zona y que estaran divididos en circuns-cripciones y en secciones, igual que Ciudad Evita.

    Y cmo sabs eso?Me lo dijo Mariano, el que trabaja en la Munici-

    palidad.Qu Mariano? El boxeador?S. Segn me cont, cancelaron el proyecto con la

    Libertadora, as que estas calles quedaron abandonadas.No saba.Viste que si mirs Ciudad Evita desde el cielo tiene

    la forma de Evita?S. Y?

    25

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 25

  • Bueno. Mariano me dijo que estos barrios iban a tenerla imagen de San Martn, de Rosas, supongo que tambin dePern.

    Yo mir el cielo y todava poda ver los pjaros negrosque volaban en crculos, aunque ms lejos que antes, porqueseguramente estaban sobre el precipicio, que haba quedadoatrs. Juan dijo que la calle iba para el sudoeste, as que deci-dieron ir por ah.

    Habremos caminado diez minutos cuando en una cur-vita nos encontramos un auto abandonado. Tena el techotodo abollado. Me parece que era un Renault 12, verde. La partede atrs estaba chocada. Le faltaban las cuatro ruedas. Nosacercamos. Tena escrito el cap con pintura negra. Siempreme qued grabado lo que deca porque era algo simple. Eranlas famosas tres A, as, una al lado de la otra: AAA.

    Pa, qu significa eso?Nada, vamos. Pas la mano por el auto y Juan se enoj.Juan Diego, no toques nada! Ven para ac!Qu hacemos? pregunt Rosa.Sigamos un poco ms.No pasaron diez minutos cuando vimos que un hombre

    vena caminando del otro lado. Nos quedamos quietos,esperando que llegara hasta nosotros.

    Hola le dijo Salvador.El tipo par y se qued un rato callado, mirndonos

    fijo. Tena los pantalones rotos. Pareca un ciruja. Nos dijo:Tienen un cigarrillo?S contest Juan, y le convid. Conoce a una seora que le dicen la Chola?S, todos conocen a la Chola.Vamos bien por ac? pregunt Rosa.

    26

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 26

  • S, seora, tienen que seguir un kilmetro ms.Cuando lleguen al eucaliptus, se tienen que meter por uncaminito a la izquierda. Se van a dar cuenta porque es elnico eucaliptus que hay de ac hasta all. Bueno, ahcaminan un poco ms y enseguida se van a encontrar conLa Sudoeste.

    Con la qu? pregunt mi pap.Con La Sudoeste, la villa donde vive la Chola.Ah. Nos haban dicho que la villa no tena nombre.S, bue, no s si tiene nombre. Le dicen as porque

    queda ah. No s qu decirle. Claro. Pero si le dicen as entonces se llama as.Puede ser.Y usted es de ah?S.Ah, bueno, muchas gracias, eh. Cmo es su nombre?Me dicen Tito.Gracias, Tito, suerte.Tito se fue para el lado de donde venamos nosotros.Adnde ir? pregunt Rosa.Qu s yo? contest Salvador. Ir a comprar

    algo.En fin dijo Juan. Vamos?Seguimos adelante. Despus de un rato nos encontramos

    otro auto abandonado, sobre el costado de la calle. Estabaquemado. Lo mir a la pasada, porque no nos detuvimos.Enseguida aparecieron ms autos, un montn de autos,todos abandonados. La calle estaba llena de vidrios rotos. Yotrataba de esquivarlos para que no se me clavaran en la suela,pero haba tantos que igual los pisaba. Algunos autos esta-ban volcados. Casi todos tenan algo escrito, cosas distintas,pero no me acuerdo bien qu decan.

    27

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 27

  • Por fin, despus de media hora, llegamos al eucaliptus.Ah est el caminito.Salimos de la calle y nos metimos. No aguanto ms dije, la panza me arde.Esperen dijo Rosa. A ver, Juan Diego, mostrame.Me levant la remera. Yo no quise ver. Le est creciendo rpido.Se le juntaron las puntas? pregunt Salvador.No, pero en cualquier momento. Juan Diego, date vuel-

    ta, mostrame la espalda. Mmmm..., miren, ven cmo tiene ah.S, apuremos.Otra vez tuvimos que subir una loma. Cuando llegamos

    a la parte de arriba, vimos la villa. Era un lugar compacto, lascasitas todas pegadas, cerca de una va. No entenda por questaban tan juntas ya que alrededor haba bastante espacio.Vista desde ah pareca tener la forma de un dibujo. Me hacaacordar a una de las manchas de humedad que tena en eltecho de la pieza y que siempre miraba antes de dormirme.

    Nos acercamos. Pareca un lugar vaco. De pronto, unperro negro muy grande se nos vino encima. Nos ladraba ynos mostraba los dientes.

    Nadie se mueva pidi Juan.Enseguida llegaron ms perros, muchos perros, que empe-

    zaron a rodearnos y a ladrar como locos. El ruido retumbabacomo en el otro campito, como si ac tambin estuviramosen un lugar cerrado.

    Un hombre se asom de una de las casillas de adelante.Qu necesitan?!Venimos a ver a la Chola!Negrooo! grit el hombre.El perro ms grande volvi para la villa. Los otros lo

    siguieron.

    28

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 28

  • Vengan! Nos acercamos.Lo traen a l? pregunt sealndome a m.S. Cmo sabe? pregunt Juan.Mire, seor, ve esa casilla de ah abajo?Cul?Esa. La que tiene los baldes encima del techo.Ah, s.Bueno, ah vive la Chola. Aprese, porque debe

    estar por dormir la siesta.Gracias.Fuimos hasta la casilla y aplaudimos. Al rato sali una

    nena.Pasen dijo, pero ustedes no y sealaba a mi pap

    y a mi to. Ellos dos nada ms.Todos estaban sorprendidos. Rosa dijo:No hay problema. Ustedes esperen ac.Entr con Rosa. El lugar era chiquito. Haba muchas ms

    estampitas que en lo de Porota. Creo que estaba todo empa-pelado de imgenes, que no se vea ningn pedazo de pared.

    Por ac.Pasamos una cortina de colores y entramos en una pieza.

    En un colchn tirado en el piso estaba la Chola. Yo pensque iba a ser una seora muy vieja, pero nada que ver, todolo contrario, no creo que tuviese ms de treinta aos. Eramuy linda. Tena el pelo largo y lacio, de un negro brillante.Sus ojos eran achinados. Sonrea. Me dijo:

    Ven, acercate.Rosa le dijo:Tiene una culebrilla.La Chola me dijo:Mostrame.

    29

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 29

  • Rosa le dijo:Nos mand la Porota.La Chola me dijo:Ponete las dos manos sobre el pecho.Rosa le dijo: Puede curarlo?La Chola me dijo:Ahora vas a sentir un fro, pero no te preocupes, que

    no pasa nada.Rosa le dijo:Quiere que espere afuera?No le contest la Chola, mejor sintese ah.

    Bueno. Para curarlo hay que traerlo varias veces, no?No, con hoy alcanza.

    Despus la Chola le dijo a la nena:Traeme ajo.Me empez a agarrar mucho sueo. No recuerdo bien

    qu pas, slo tengo grabada la sensacin refrescante de sumano en mi panza. Me quedaba dormido pero nunca deltodo. Miraba sin parar la cara de la Chola, que nunca deja-ba de sonrer, y que me pareca tan hermosa, cada vez mshermosa.

    Ac se me hizo una laguna. Me acuerdo que despusestaba en el otro ambiente, en el primero, cerca de la puer-ta. Rosa le pregunt a la nena si le debamos algo y ella lecontest que no.

    Salimos de ah. Rosa les dijo a Juan y a Salvador que yaestaba, que nos volviramos.

    El camino de vuelta me pareci ms corto y menos lla-mativo, por decirlo de alguna forma. Ser porque uno se sor-prende ms cuando ve las cosas por primera vez. Y ahora yaconocamos la ruta. En fin. En los das siguientes, la culebrilla

    30

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 30

  • se fue muriendo. Menos mal, porque el ardor era insoporta-ble. Cuando me acuerdo de eso, como ahora, siento quevuelve, que la culebrilla vuelve, imagino que se juntan laspuntas, as que mejor no pensar, me digo no pensar, porqueaunque pasan los aos me agarra miedo, un miedo que enesa poca no tena, o que tena pero no me daba cuenta, yentonces me empiezo a revisar la panza obsesivamente paraver si encuentro algo.

    31

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 31

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 32

  • 2El Hombre Gato

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 33

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 34

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 35

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 36

  • Despus de veintisis aos de vivir en la misma casa de lacalle Ugarte, en el corazn de Villa Celina, donde an vive mifamilia, decid abandonar el barrio para irme a vivir con Anaa Haedo, en el partido de Morn. Fue difcil el desarraigo;los primeros meses iba de visita casi todos los das: tomaba eltren de trocha angosta que une Haedo con Temperley y baja-ba en un paraje marginal, debajo de un cruce de puentes, per-tenecientes uno a la autopista Richieri, el otro al ferrocarrilque viene de Madero y va para Laferrere. El lugar todava exis-te y conserva su viejo cartel, que reza: Estacin Agustn deEla. Pero ms que estacin, literalmente se trata de un pozorepleto de basura, con un par de andenes interrumpiendo ellargo potrero y su caminito, transitado diariamente por chan-garines y personajes de las pinturas de Berni.

    Haba pasado toda la tarde en la casa de mis viejosjugando al TEG con mis hermanas y unos amigos, toman-do mate y escuchando msica. Como siempre, el juego durms de la cuenta y termin por hacerse de noche. Cuandosala, me pidieron encarecidamente que no tomara la ruta

    37

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 37

  • habitual por Agustn de Ela, porque eso era una boca delobo, que, aunque tardara ms, fuera a Liniers y all tomarael Sarmiento. Pero no les hice caso y ahora estaba arrepenti-do y apenas acompaado por tres o cuatro tipos, esperandoun tren que no vena ms, cagado de fro en la hondonadaatrs del Mercado Central. Corra junio de 1997.

    En el fondo de la perspectiva empez a crecer la luz ama-rilla de la locomotora, pero lamentablemente no de la direc-cin que hubiera deseado. El tren que iba para Temperley sedetuvo unos pocos segundos y sigui su camino. De la puer-ta que qued frente a m, bajaron slo dos personas. A amboslos conoca, eran los hermanos Salomn, Nstor y Petete,que vivan en Giribone, a la vuelta de nuestra casa.

    Qu hacs Juan por ac solo a esta hora? Les dije que iba para Haedo; ellos no saban que me

    haba mudado. Y ustedes de dnde vienen? Volvan de la casa de una ta que vive en La Tablada y

    estaban apurados porque Pablo, otro de sus hermanos, loshaba llamado por telfono media hora antes y les habacontado que en el fondo de Celina haba un revuelo brba-ro, que haban visto al Hombre Gato por Urquiza y Achiras,que desde las seis de la tarde estaban todos en la calle y quehaban llamado a los canales de televisin.

    Les dije que recin vena del barrio y que no estaba ente-rado. Lo que pasa es que Urquiza quedaba a unas quince cua-dras de la casa de mi familia, y adems no haba salido entoda la tarde. Enseguida nos acordamos de aquella vez cuandoramos chicos, la noche en que el Hombre Gato anduvo porGiribone, pero brevemente, porque ellos se queran ir a verqu pasaba, as que se despidieron y con prisa subieron laescalerita del puente de la Richieri.

    38

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 38

  • Yo me qued solo de nuevo, pensando en aquella noche,tan invernal como esta, pero de los primeros aos de la dca-da del 80, cuando el Hombre Gato vino a rondar y saltartechos en las cuadras cercanas a mi casa.

    Me acuerdo que haba un poco de niebla. Estaba jugandoen Giribone y a eso de las nueve Celina me llam desde lapuerta, porque era la hora de entrar. Aunque insist por unratito ms, mi madre se mantuvo inflexible: Adentro! La ruti-na infantil se cumpla religiosamente. Resignado, tuve que aban-donar la pista que habamos dibujado sobre la calle con pedazosde ladrillos. Entr con la cabeza gacha y el autito relleno de masi-lla en la mano, mientras escuchaba las cargadas de mis amigos.

    Apenas un rato despus, mientras estbamos comiendo,se empezaron a escuchar gritos desesperados, que llegaban dela calle. Sali solamente mi pap; a mis hermanas y a m nonos dejaron. Pero yo me escurr a la terraza y me escondsobre el techito del porche, para ver qu pasaba.

    Resulta que el cabezn Adrin Navarro, uno de mis mejo-res amigos, estaba parado en la esquina de Giribone y SanPedrito, cuando repentinamente sali espantado, corriendohacia su casa. Dijo haber visto a un hombre muy alto, todovestido de negro, saltando por los techos de la casa de Gaby.Dijo que tena ojos rojos.

    Ojos rojos. Empez a salir todo el mundo a la calle, la mayora arma-

    dos con revlveres y hasta alguna escopeta. Pronto lleg la poli-ca: hombres mal uniformados que seguro venan del desta-camento de la bajada, ya que eran conocidos por la gente,que, a esta altura de los acontecimientos, haba copado lascuatro esquinas de Ugarte y Giribone.

    En un extrao clima de fiesta empez la cacera. Hacatiempo que se vena hablando del Hombre Gato. Se especulaba

    39

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 39

  • acerca de su origen y sus actividades. Se deca que vena deBrasil, que era de la secta Moon, que era capaz de dar sal-tos de cuatro metros, que sus ojos te paralizaban. La gente letena miedo, lo consideraba malvado. Para m, en cambio, sehaba convertido en una especie de superhroe, y deseabaque no lo atraparan.

    Alguien dijo que lo vio saltar la pared del terreno deMonti. Hacia all se dirigi la turba. Vecinos y policas seagolparon frente al portn de chapa; Monti, en pijama, abriel candado y dio va libre. Mi amigo Martn Perdiz, nieto deMonti, me saludaba desde lejos. Todos parecan contentos.Entraron algunos y empezaron a orse disparos. Hubocorridas y algunos gritos. Durante casi dos horas buscaron enel terreno y los galpones, hasta que, finalmente, decidieronque no haba nadie. Sin embargo, esto lo supe al da siguien-te, el visitante haba dejado huellas, que confirmaban unavez ms su existencia. La gente se repleg, la polica se fue,todo volva a la normalidad.

    Pas gran parte de la noche y no poda dormir. De repen-te, a eso de las cuatro de la maana, se escuch un disparo, des-pus otro, despus varios ms, y empezaron de nuevo los gritosy la gente en la calle. Otra vez lo haban visto saltar el parednde Monti. Parece que ah estaba la cosa noms. Esta vez llega-ron muchos ms policas, mejor equipados, y hasta un caminde bomberos y dos ambulancias. Era una noche de locos.

    Entraron al terreno, que ocupaba media manzana y tenaen su interior dos galpones de un taller de matricera y unparque con varios rboles, entre ellos nsperos, moras y qui-notos de los que me aliment en ms de una ocasin. Porsegunda vez en la misma noche abrieron el gran portn dechapa; en esta oportunidad slo entr la polica. Los tirosfueron muchos, y hasta lanzaron una bomba de gas lacri-

    40

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 40

  • mgeno, que al da siguiente encontr partida en dos en elparque. Despus de una o dos horas de infructuosa perse-cucin, cuando empezaba a clarear, dieron por finalizada labsqueda y todos se fueron. Tiempo despus nos enteramosde que el Sargento Ramos lo vio saltar por el paredn deatrs hacia la casa de Claudio y que desde ah salt otra veza la calle para escapar corriendo por los potreros que estabanms all de San Pedrito.

    Al otro da, Martn me invit a su casa y juntos recorri-mos, solos, todo el lugar. Vi los agujeros producidos por lostiros en las paredes de chapa de los galpones internos, loscasquillos tirados por todas partes y, sobre todo, las marcasprofundas en los troncos de los rboles. Eran araazos,me explic. Esto me produjo una gran impresin. Martn meregal la bomba partida de gas lacrimgeno. En casa la uncon cinta de embalar y la guard en el cuartito donde est laheladera. All permaneci bastante tiempo. A veces se la mos-traba a algn amigo o pariente que vena a visitarme. En algnmomento se debe haber perdido, porque a partir de los vein-tipico de aos no la encontr ms, aunque varias veces labusqu, revolviendo las herramientas de mi viejo o las repi-sas que estn al lado de la heladera.

    Aunque pareca que nunca iba a poder salir de la esta-cin Agustn de Ela, al fin el tren mostr su trompa por lacurva atrs del Mercado. Vena bastante vaco, as que viajsentado, mientras pensaba en aquella noche de mi infancia.

    Llegu a la estacin Haedo en menos de veinte minutos.Esper un rato el 182 y luego decid irme, porque ya esta-ba harto de esperas, as que camin las doce cuadras con ritmoligero, hasta que llegu al largo pasillo de la calle Lainez.Apenas entr a mi casa, fui al living y prend la televisin.

    41

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 41

  • Con msica rimbombante, Crnica titulaba sobre elfondo rojo de la pantalla:

    VILLA CELINA: EL HOMBRE GATO RESISTE EN LA COPA DE UN RBOL

    Transmitan en vivo. La cmara enfocaba las ramas altas deun viejo eucaliptus, mientras el periodista aseguraba que allse encontraba el Hombre Gato. Una muchedumbre exaltada lorodeaba. Pude reconocer a unos cuantos amigos y conocidos.Estaban los seminaristas de la capilla de Urquiza, mis ami-gos de Perseverancia y el Sagrado, los pibes de Viejo Smocking,mis primos los Cogorno y muchos ms. Uno a uno iban des-filando ante la cmara. Y yo de este lado, tan lejos.

    De pronto, los chicos empezaron a tirarle cascotazos alrbol. La gente se puso eufrica; gritaban y se empujaban.Era un descontrol; la cmara iba a sucumbir en cualquiermomento. Casi todo Celina estaba ah, o estaba llegando.

    El cronista insista: El Hombre Gato resiste, el HombreGato resiste.

    Ms forcejeo, ms gritos. Al final la cmara cedi y fue a parar al piso. La ltima

    imagen que transmitieron fue un poco de pasto. Tres, cuatrosegundos de pasto. Despus, todo se puso negro y desde losestudios de Crnica decidieron pasar a otra noticia.

    Esper un rato que volviera la transmisin desde VillaCelina, pero nada.

    Estaba cansado. La noche se cerraba y finalmente decidacostarme, pero, una vez ms, no poda dormir. La voz delperiodista me repiqueteaba en la cabeza:

    El Hombre Gato resiste, el Hombre Gato resiste.

    42

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 42

  • 3Los Reyes Magos

    peronistas

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 43

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 44

  • Yo te dar, te dar, Patria hermosa,

    te dar una cosa, una cosa que empieza con P,

    Pern!

    Cinco de enero a la noche, calor y humedad, la calleChilavert (artillero de Rosas, fusilado por Urquiza) repletade gente, en la escalera de la Unidad Bsica asomaban, al fin,los personajes que todos queran ver: Fabin Cabrera, el uru-guayo y yo, quienes, disfrazados de Reyes Magos, comenz-bamos la peregrinacin y el reparto de juguetes.

    Beto, consejal y puntero que tiempo despus nos traicio-n, mostraba su cara ms sonriente. Caminamos unos metros.La multitud de pibes se abalanzaba sobre nosotros, mientraslas madres contemplaban el espectculo desde la vereda. ElChino, Miguelito y la Marta, tres de los chicos ms salvajesque ha visto el barrio, empezaron a hacerme la malteada y atreparse a mi espalda. Casi me caigo. Para colmo, la barba dealgodn se me despegaba a cada rato.

    De algn modo logramos subir al camin de la Muni-cipalidad, previa discusin con el puntero por motivosvarios pero irrelevantes. Una vez arriba, saludamos; la gentenos vivaba con entusiasmo pico. Fabin y yo, jodiendo,levantamos los brazos de la misma manera que lo haca el

    45

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 45

  • General. La respuesta fue inmediata: gritos, bombos galo-pantes, gente enardecida. El uruguayo haca de Baltasar yera el favorito de todos.

    Arrancamos. Adelante se vean grupos en cada esquina,esperando a que pasramos. lvarez, Blanco Encalada,Coronel Domnguez, Mariquita Thompson, Giribone,Caaguaz, avenida Olavarra. All, en la vereda de la Parro-quia, haba un montn de pibes, y hasta los curas dehonia-nos, entre los cuales, dicho sea de paso, hubo dos que nossaludaron haciendo la V. Del padre Franco no nos sorpren-da, ya que fue militante y compaero tercermundista deMugica en la Villa 31. Ac va mi homenaje con tus propiosversos (1). Quien nos dej atnitos fue el telogo, siempretan conservador en su estilo y sus modales. Jams le pre-guntamos nada.

    Despus de darles alfajores a los pibes de la Parroquia,doblamos a la izquierda hasta avenida Cruz (hoy MartnUgarte). All doblamos de nuevo, esta vez en direccin alMercado Central, ms precisamente a su periferia: LasAchiras.

    Lentamente, bajamos la loma entre los potreros, escol-tados por dos patrulleros de la Bonaerense que se caan apedazos. Decidimos hacer una escala en la Virgencita deLujn que estaba en la entrada del Barrio Urquiza. En otrapoca, este conjunto de casitas bajas y pasillos zigzagueantesse llamaba Barrio Juan Manuel de Rosas, pero ese nombre locambiaron por Urquiza durante la dictadura. Tiempo despus,volveran a cambiarle el nombre por Rosas, aunque todos lesiguen diciendo Urquiza, por costumbre.

    Otra vez repartimos regalos. Vena mucha gente de losedificios, tanto de los bajitos de tres pisos, como de las vie-jas torres que construy Pern, o de los edificios estrellas

    46

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 46

  • (tienen forma de estrella y estn habitados mayormentepor familias de militares, divididos en edificios segn lafuerza, est el de la Armada, el de los aeronuticos). Porsuerte, tenamos un montn de juguetes.

    Cuando terminamos, mi tnica verde estaba hecha undesastre, rotas las mangas y toda estirada debido a la exalta-cin infantil.

    Subimos de nuevo al camin para retomar el camino y via-jar hasta Las Achiras, pero pas un rato y no nos movamos.Seguimos esperando, pero nada. No arranca, loco, no arran-ca!. Y no arranca y no arranca. Y ahora qu hacemos?.A Beto se le borraba la sonrisa, empezaban los nervios y paracolmo no paraba de llegar gente. Y no arranca. Probamosempujando entre varios, pero estaba muerto, no haba caso.Beto empez a putear al conductor, que, evidentemente, notena la culpa. A alguien se le ocurri que subiramos todoa los patrulleros, pero los Reyes nos negamos, y la policatambin. El viaje haba terminado sin nuestra parada prin-cipal: Las Achiras.

    Estbamos paralizados. No se nos ocurra ninguna alter-nativa y tampoco nos decidamos a volver.

    Pas como media hora. Yo estaba apoyado en uno de loscostados del camin, resignado y sin pensar en nada, cuan-do de repente vi, entre la multitud, a Rafa y los Escobitas, yla verdad que no s, habr sido un momento de inspiracin,un olor a rosas, una Santa Evita, porque la idea enseguidatom forma en mi cabeza.

    Me acerqu a Fabin y al uruguayo y les dije en secretolo que se me haba ocurrido, para que nadie escuchara,mucho menos el consejal. Gaspar y Baltasar se entusiasma-ron; la Virgencita de Lujn, en su ermita llena de flores,pareca de acuerdo.

    47

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 47

  • Les hice seas a Rafa y los Escobitas para que se acer-caran. Les pregunt sin vueltas si nos prestaban sus mediosde transporte. Se miraron entre ellos. Al mismo tiempo,los tres me contestaron que s.

    Se fueron corriendo al terreno de los Escobitas. Beto nosaba nada todava. A esa altura de los acontecimientos, losReyes Magos actubamos por nuestra cuenta. La noche esta-ba llena de estrellas, y los potreros (manzanas enteras frentea la Virgencita) repletos de grillos y bichitos de luz. Muchaexpectativa.

    La providencia fue grande, porque no traan uno, sinodos, dos viejos carros, tirados uno por el Bambino, un caba-llo de crines rubias, y el otro por un mano de perro bastan-te maoso. Los pusieron al lado del camin. La gente, Beto,los policas, empezaban a entender el plan de los Reyes. Nossubimos los tres al carro que tiraba el mano de perro y en elotro pusieron los juguetes. Con Fabin nos pelebamos porlas riendas. Acordamos tenerlas una cuadra cada uno. Empe-zamos a avanzar despacio, escoltados por la multitud que,espontneamente, comenz:

    Looos muuchachs peroniiistas tooodos uniiidostriunfareeemos, yyy como sieeempre dareeemos un grito decorazn Viva Peroon!, Viva Peroon!...

    En Achiras ya saban que bamos, y no haba unamultitud, haba ms. Cuando nos vieron llegar en loscarros, quedaron estupefactos, fascinados, pero slo porun momento. Despus, la avalancha, la barba perdida, latnica rota.

    Se hicieron las doce. Muchas estrellas, muchos grillos,en la noche peronista.

    48

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 48

  • (1) Changuito

    Al amanecerCon tu carritoVas

    Con afnPor las callesDe la ciudadChanguitoEn busca

    De panVas

    A lucharContra el hambreY la sociedadDe la muerteVas

    A buscarLos trozos

    En el basural.Al atardecerDe la ciudadChanguitoVuelves con sudorEn tu carrito,LlevandoUna flor

    De papel.

    P. Franco Festa - Montevideo, 1980

    Padre Franco Festa, Changuito, Gritos y Silencios, Fundacin Edi-ciones Pregn, 1995.

    49

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 49

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 50

  • 4El hijo de la maestra

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 51

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 52

  • En el barrio algunos me conocen como Chorza, peromucho tiempo antes, los vecinos, sobre todo las personasmayores, se referan a m como el hijo de la maestra.

    Quin es este pibe? El hijo de la maestra. Qu maestra? La maeeestra! Quin va a ser?, la que vive en aveni-

    da Cruz, enfrente de la Juanita. Ahhh, s. Sucede que mi madre fue una de las maestras ms famo-

    sas del barrio ahora est jubilada. Trabaj en sus tres escuelas:la 137, la 138 y la 139. En la que estuvo ms tiempo fue en la138, anclada en una de las zonas ms pobres de Villa Celina,en el barrio Urquiza, cerca de Las Achiras.

    Sus actividades trascendan lo escolar: visitaba casas, orga-nizaba el comedor, consegua zapatillas para los chicos. Con elpaso del tiempo, se convirti en un referente de las escuelas deCelina; mi vieja, una maestra de frontera en el ConurbanoBonaerense. Ser predestinado?, no lo s, pero ella se llamaigual que el barrio: Celina.

    53

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 53

  • Doa Celina, le dicen algunos; Seorita, le dicenmuchos otros, aun personas de veinte, de treinta aos que, ensu mayora, fueron sus alumnos.

    Ser su hijo me salv en varias oportunidades. Las quems recuerdo son dos:

    La primera vez fue en el campito y por culpa de Javi, quese haba zarpado con unos pibes que jugaban a la pelota. Vinie-ron como diez chabones de Urquiza, amigos del hermano deuno de los chicos, y nos empezaron a cagar a pias, a Javi -quedespus sali corriendo y me dej solo- y a m. Enseguidame encerraron y me empezaron a dar: trompadas, patadasde todos lados. Aguant como pude; tir un par de mano-tazos al aire, pero fue en vano. Ya est, pens, cobr paratodo el viaje. Por suerte, segua en pie, aunque en cualquiermomento me tumbaban. Y en el piso s que estaba listo, estano la contaba. Pero antes de que cayera en desgracia y mehicieran pur la croqueta, de golpe la cortaron. Alguien mehaba reconocido:

    Par, par que es el hijo de la maestra. La otra fue en un colectivo. Volva con Tino de ver a Boca

    en el 143, que habamos tomado en Constitucin. Estbamossentados por la mitad del coche. Atrs, vena una barra depibes de Urquiza, que eran de la 12, muy bravos. Se zarpabancon todos los que tenan cerca: manoseaban a las mujeres, lespegaban a los chabones, los escupan de atrs, los puteaban.La cosa es que, ya entrados en Celina, nosotros nos tenamosque bajar. Le dije a Tino que haba que hacerlo por la puer-ta de atrs y bancarnos la que venga. Tenamos la remera deBoca puesta y no podamos quedar como cagones bajandopor adelante, as que fuimos para el fondo. Tino iba asusta-do, blanco como una hoja. Toqu timbre. Los de Urquizaestaban a nuestras espaldas, algunos sentados en los ltimos

    54

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 54

  • asientos, otros parados. Yo no los miraba, tena la vista fija enel timbre. Esperaba un coscorrn en cualquier momento, unaescupida, que me apuraran, pero no pasaba nada: atrs nues-tro la patota guardaba un silencio absoluto. El tiempo se alar-gaba o el colectivo iba ms lento. Era una espera interminable,sofocante, silenciosa. Por fin, cuando el colectivo par y est-bamos bajando la escalera, uno me dice, con voz ronca:

    -Eh, loco. Me di vuelta despacito, y esperando la peor, le contest: -S? El flaco, con una carita que ni te cuento, muy serio me

    dice: -Mandale saludos a tu vieja.

    55

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 55

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 56

  • 5El tnel de los nazis

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 57

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 58

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 59

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 60

  • Baj la escalera cantando tum tum tum una vez le hiceel amor a un drcula con tacones y los escalones hacan unodos uno dos hasta que me met de lleno en el stano de laMatanza, cerca de la General Paz y la Richieri, atrs de la zanjagrande que va a la Villa Lucero, tana tana tana tat era unpop violento que gui el gran estilo siniestro, entre Celinay Madero, Celina y Lugano, Celina y la Mesopotamia, y conmanubrio, con macrfila mora en la infeccin bonaerense ydeca loco, cobr para todo el viaje.

    Y pens voy a seguir el infierno hasta que me agarre el anti-chorro, mientras los pibes miraban desde arriba del micro-quiste, uniformados todos con la misma sanata de jogginscortos y zapatillas nuticas negras, y entonces entr a la nadallorando la gleba, camin la panza del gusano hasta que aga-rr la oscurid, repiola, y me perd en la trompa chupadoradonde el remolino te saca la macrfila del culo.

    Adrin Navarro y Tino me pedan desde la entrada quevuelva, que el tnel de los nazis, que una rata gigante, que unguardin de la grela, pero yo me dej llevar por el agujero a

    61

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 61

  • b c y a b c, piedra tras piedra noxa, paso tras paso noxalis,que la conversacin y su conservacin, que la romaniza-cin y su armonizacin, que el desamparador y su despa-rramo, ven, ven a mi casa suburbana aunque los Escobitas,Juanchito y Cocoroc me amenazaran y gritaran ahoravas a ver puto del orto, te vamos a cagar a palos, es que meobsesiona tu prisin, chau Miguelito, Chino, Boina, laPitu, qu va a ser de m, Edu, Borba, Topo, Zamora, todoslos huscarles se quedan en la tribuna de pasto mientras eltnel me traga progresivamente y desaparece el tiempo yel eco, hasta el ladrido del Viejo, nuestro querido perroblanco.

    Ya estaba frescolari en la cosa cuando aparece un papaencadenado y me dice eh loco me habilit di centavo, yo note lo vengo a rob, te lo vengo a ped, y agarrame sta peda-zo de puto, me vens a caretear en mi propio barrio, y qubarrio es este, pregunta el papa, y orgulloso le respondo VillaCelina, y dice ests de la cabeza y despus desaparece, y a mme empieza a agarrar una dicogama en el pecho bastantehinchapelotas que no dejaba respirar y siento que el edficose pone duro como una piedra y dije que sea lo que Diosquiera y continu la marcha.

    En los costaditos haba unos zcalos sobresalidos conunas rejillas de vez en cuando y todo era del mismo color ydel mismo material, puro gris y negro, y en los techos crecael endfito, y epicarpo, epicono, epictilo aparece un ama-rrete del infierno y se tira encima gritando qu mierda que-rs, entonces saco el cuchillito y se lo meto en la panza y ledigo qu carajo te importa, tan polica sos, tan polica?, y elamarrete se va corriendo y enchastrando las espatas con suchocolate desde lejos jura venganza, y and a la concha de tumadre, decmelo en la cara si sos pija.

    62

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 62

  • En fin, segu con la msica y con los ojos ciegos bienabiertos, un poco por el tubo polnico, un poco por el esta-minal, hasta que en un momento pude percibir una especiede respiracin fuerte que pareca de animal y casi pierdotoda la macrfila por el julepe, pero como a esta altura delpartido ya nada me importaba, empu el cuchillito y enfren-t a la respiracin, que cada vez era ms intensa, y entoncescasi me cago de la risa cuando el corazn baj otra vez ypude ver que todo se trataba de la mama de un gordo res-piratorio, que si no fuera por el fuelle y el ronquido, cual-quiera hubiera jurado que estaba mortadela o, al menos, enla ltima espiguilla.

    Entonces, cobr entusiasmo, vieja, que en este tnel nohay teca que valga la pena, y me met ms y ms en el sueofnebre, y algo pas en mi cabeza porque empec a ver unmontn de caras, que me resultaban bastante familiares,aunque no poda identificar con precisin, y pens me aga-rr la melancola inversa, ac me vuelvo loco y no salgo ms,pero unas ranas que saltaban alrededor me devolvieron a larealidad nocturna y al tubo de germinacin, y dije voy apatear una al fondo a ver qu pasa, y eleg una simptica,tom dos pasos de carrera y le di con el empeine en la parteque Fabin Cabrera me ense que no les hace mal, y asvol la tricoma verde a la trompa de falopio, y el grito de golsali como una injuria, y seguro que se lo tomaron as por-que en el fondo, si es que haba, se empez a escuchar unclamor. Pero hacia all vamos, loco, que a la buena piba hayque laburarla.

    El tnel soplaba su fiebre y su protostela, pero yo tumtum tum, yo tum tum tum, iba a bailar el rock del rico LunaPark en el campito con mis amigos y el verano ondulante meiba a convertir en mosquito, tum tum tum, tum tum tum,

    63

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 63

  • volara las noches para chuparle la sangre y la musiquita acada pibe de Celina, hasta que el falsiforme se rompiera y mislbulos se fundieran y toda la masa heptica llegara comohuracn a la boca, y as no iba a poder ms y al fin eructaralas tripas y hasta el alma infantil y los extranjeros de mi poe-sa Matanza, de los versos tneles, de Giribone y Ugarte.

    Y escuch dos cuetazos y despus dos ms y la estructu-ra tubular pareci desmoronarse. Entre hueso y hueso, llegual clamor que ahora era trinchera llena de pibes con gorritasy pantalones de gimnasia; eh pisku, me dijo uno, qu hac,y yo le respond qu hac qu, moco, entonces dice bobola-to, no te das cuenta que estamos en pleno combate, mari-posa, qu quer, y yo le digo qu me dijiste la reconcha detu vieja?, ehh, dice el guacho, con mi vieja no te mets, yotro dice yo a vos te conozco, ah, s, le digo, y con eso qu?,te debo algo?, no te ortibs, dice, pero agachate si no que-rs que te vuelen la croqueta, qu est pasando?, le digo,hay guerra, dice: los del uno contra Morraja y los pibes deUrquiza. S? Morraja es amigo mo. S, ya s, dice, por esoests ac, no? Non, le digo, slo estoy paseando, y enton-ces un enano se caga de la risa y yo lo miro fijo y le digo dequ te res, corky, y el chabn se caga todo y me dice t todojoya, disculp, bueno, le digo, pero que sea la ltima vez, yas estbamos en pleno parlamento cuando siento una espe-cie de explosin que me tir un par de metros y me dejaturdido y con la calosa en la mano.

    Cuando despert ya no haba nadie, salvo el ciruja sen-tado en la pared de enfrente, mirndome fijo y fumndoseun faso; poco a poco me fui levantando, aunque tena unmareo muy ortiba, y apoyado sobre la cmara polnica meacerqu al hombre y le dije che, foca, adnde se fueron lospibes, qu pibes?, jaj, contesta con voz gruesa, dale viejo

    64

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 64

  • respiratorio, los pibes que se estaban peleando ac, pibe,contesta, qu fumaste?, estoy ac desde ayer y no vi a nadie,slo a vos, jaj, que llegaste hace una hora tambaleando y tedesplomaste ah, y vos cmo sabs que llegu hace una hora,acaso tens reloj, s, jaj, dijo, y me lo mostr, qu chabnraro, pens, y le dije nos vemos, y segu camino para adentro.

    Me dej llevar por la marea negra y as fui llegando auna parte ms ancha que tena una especie de zanja en elmedio donde corra un lquido re podrido y re acinete queme estaba matando con la baranda, la nariz me picabacomo la mierda y la garganta arda como la concha de lalora, pero por suerte llegu a un lugar que tena una alcan-tarilla grande en el costado por donde se meta el riacho, asque poco a poco el tufo se iba yendo y a m me volva lamacrfila y el manubrio, pero no pude disfrutar muchotiempo porque de pronto apareci adelante mo un chabngigante como una jirafa, que meda como tres metros oms, lo juro por mi vieja, y nunca haba visto nada igual yni siquiera Carlitos superpancho de Giribone se poda com-parar, y yo casi me hago sapo del cagazo. El aparato filar sederreta y el corazn era una turbina y pens soy historia,que me entierren abajo del tanque de Celina porque de estalarva no zafo ni en pedo.

    Entonces la jirafa se acerc dos pasos y se dej ver unpoco ms, tena unos pantalones tan largos que parecancortinas, eran grises y sin bolsillos, una remera verde inmen-sa toda manchada de grasa y las manos calzadas en unosguantes de goma naranja, y lo juro por Dios que le salauna especie de cuerno del medio de la capocha, y la bestiadio un paso ms hacia m y pude verle la cara bastante bieny not que los ojos eran muy claros, recelestes, y que ademsera bizcocho, seguro que vea doble.

    65

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 65

  • Y pens este debe ser el guardin de la grela y lo encar y ledije con todo respeto, usted es el guardin de la grela?. Bua-aajjj!!!, me contest, y vi que levantaba el brazo y la puta quelo pari, y entonces empez a revolear una cadena que nohaba visto, y pens ac estoy frito, super rgido, super rgi-do, y grela, como si fuera un ltigo, sacude un cadenazo ycasi me hace pur la cabeza, pero por suerte me agach justoy le peg a la pared, que pareca derrumbarse, y sin dudarme levant como pude y quemando la turbina te escaps, ycomo si fuera Tino picando en el campito raj por dondevine y corr un buen rato a toda velocidad, volv a pasar laparte ancha y el riacho podrido y segu y segu, cagado en laspatas, hasta que llegu adonde estaba el ciruja del reloj, quesegua en la misma posicin y fumndose un faso.

    Jaj, me dice, parece que viste al Diablo, jaj, y yo nopoda contestarle por la agitacin pero qu ganas tena demandarlo a la concha de su madre; en fin, decid sentarmeun rato porque pareca que estaba todo joya y que el guar-din no vena, y pasaron unos minutos ms y un juego ricode amores, cada libre para dos, y anamorfo, anatropo que elalma me volva al cuerpo y levant la cabeza y le dije al cirujaall adentro hay un chabn gigante de tres metros que casi memata, y el ciruja dice jaj, es el guardin de la grela, agradecque no te llen la canasta y ests vivo, ahora, pibe, mejorandate a tu casa, si encontrs la salida, jaj, y le digo, de qucarajo te res todo el tiempo?, jaj, dice, de nada, y le con-testo bue, no tengo tiempo para eso, nos vemos, y empec acaminar hacia donde supona que estaba la entrada, pero nos qu mierda pasaba porque me empez a agarrar la melan-cola inversa y unas ganas tremendas de llorar, as que parun momento la caminata y me puse a pensar y a pensarhasta que finalmente decid que no poda volver, que tena

    66

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 66

  • que seguir por el tnel hasta las ltimas consecuencias, as queotra vez di la media vuelta y volv con el ciruja, que seguasiempre igual, y le pregunt sabs si hay otro camino alladentro?, jaj, dijo, qu es lo que ands buscando?, adn-de quers ir, pibe?, es mi problema, le contest, bueno, viejo,sabs o no sabs?, entonces me explica que el nico caminoque conoce es por ah y que supone que ms all el tnel seabre en varios ms, pero que hasta el guardin de la grela hayun solo camino, y tens idea qu puedo hacer para que me dejepasar?, jaj, contesta, el guardin no deja pasar a nadie, y la putamadre que lo pari, qu carajo puedo hacer para pasar?, jaj,dice, la nica forma es pasar cuando est durmiendo, enton-ces se me abrieron los ojos y el viejo sigui hablando y medijo el guardin duerme todos los das tres horas, desde lasnueve hasta las doce de la noche, y qu hora es?, jaj, con-testa, y mirando el reloj dice las ocho y media, de la noche?,s, de la noche, y pens voy a empezar a caminar despacio yle dije al viejo gracias, nos vemos.

    Camin la lenteja durante un rato hasta que fui llegandoal lugar del bizcocho cornelio. Entonces prefer agacharme ytratar de escuchar, pero no se oa nada, as que me adelantunos metros con mucho cuidado y poco a poco empec asentir un traqueteo que aumentaba y avanc todava ms ycomprob que era la respiracin de grela, y as, como lechu-za, esper un poco, y de pronto, como si fuera un elefante elchabn mand un ronquido re groso que haca un bardo deaquellos y despus mand otro, y otro, y otro.

    Me saqu las zapatillas para no hacer tanto ruido y memand re cuidadoso y atenti, que si el gigante se daba cuentame iba cobrar todo el viaje, y fui caminando por el costadoderecho casi sin respirar y con los ojos clavados a su cuerpo,y ya estaba zafando del todo cuando me vino una idea de la

    67

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 67

  • que no me arrepiento, pens por qu no saco el cuchillito yse lo meto hasta el fondo de la garganta y la terminamos coneste bodoque, y muy decidido me acerqu como gato a sucara, y agarrame sta, pedazo de puto, y tac, se la met hastael dedo y despus le hice rosca y media vuelta.

    Grela peg un lamento que todava escucho y me da tris-teza, pero bue, despus se empez a sacudir y yo raj unosmetros, el chabn se ahogaba y casi no poda emitir sonidoy por fin cay al piso y se arrastr un rato hasta que se learrug la vida y qued mortadela, y le dije viste, carabobo,eso te pasa por ortiba.

    Otra vez en la chupadora y a otra cosa mariposa. El tri-coco y los carpelos caan del techo como si fueran frutas. Depronto, vi luces finitas que atravesaban las piedras. Se apa-gaba la luz, se prenda la luz, se apagaba la luz, se prenda laluz, para el polnico por favor adelante, no se detenga antes dela sartura muy lejos. El mareo haca saporatus en la cabezay daba vuelta como una tortilla. Habrn revuelto la noc-turnidad del subsuelo me hizo un pogo tras otro y ya no loaguantaba; para colmo las ratas se venan encima y cada vezeran ms grandes, ms pravus.

    Sensaciones copadas me recorran el cuerpo. El tubo cri-boso y la transferencia tiraban mil baldazos de la pastamacrfila, mucha pasta y mucha tripa y un corazn re viaja-do. No puedo decirlo bien, porque no recuerdo tanto, perohay algo que era cierto: haba llegado a ese lugar que habadicho el ciruja, adonde el tnel se abra en varios ms y cul,cul me convena?

    Agarr uno que era menos oscuro que los otros y conmenos baranda y me mand rapidito y patinando sobre eltubo polnico y al toque llegu a una nueva divisin, eleg eltnel izquierdo y segu y segu y pareca que estaba todo joya

    68

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 68

  • y ya empezaba a disfrutar de la yerba negra interminable yen el cuello senta la ncula y en el envase la nomfila y laemocin vibrante me sopapeaba y la mosca aleteaba adentrode la croqueta y abarajaba la jaiba con el apoliyo y la sonri-sa y la corrida muy grosa de la gayola me daba su picotazo ysu inyeccin de velocidad y de noche, pero un ruido nuevose meta adentro mo y me bajaba de la rama y metiendo elfreno escuch otra vez un chillido muy ortiba y empec aperseguirme con la rata gigante y el hombre gato.

    Segu con la precaucin y con la calosa en la mano yrecord algunas personas que me quisieron y que despusme traicionaron y el lamento del guardin de la grela tir subaldazo y casi me pongo a llorar la sustancia y la mala rachay para colmo abro los ojos a fondo y los meto ms all y des-cubro un roedor inmenso disfrutando su cena, una pibita deLugano que iba al Comercial 12 y que alguna vez me histe-rique su pata ancha, y qu carajo haca ella ah, pero sincarburarlo demasiado ni hacer muchas preguntas pens es alpedo el herosmo con una minita que ya est mortadela y enfetas, as que me di vuelta despacio y volv para atrs, perosiempre la misma historia con los que se van, porque empe-c a sentir que la rata se vena encima y cagamos dijo Ramos,rajemo dijo Remo, a corregaser uno doli trili catoli quili qui-lete nmero siete que me haca queso.

    La rastrera me estaba alcanzando y estaba a punto demasticarme la valva pero saqu fuerza de donde no tena yMatanza aguanta y el verano y los mosquitos vinieron a ayu-darme y yo era Tino y Adrin Navarro juntos en la carrerapor la figurita, y damas y caballeros, recin llegado de VillaCelina, donde los soretes caen de punta y los guapos bajan lacabe... par que me agarraba, me agarraba de una, pero qusuerte justo descubr una escalera y una lamparita que antes

    69

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 69

  • no haba visto y no s de dnde salieron pero nada de mate-mtica ni filosofa y enseguida me mand a todo trapo, peromucha alegra que dura poco porque despus del ltimo pel-dao comprob que segua en el tnel, aunque en otro nivelbastante podrido, y not que todos los tubos estaban clau-surados y no se vea salida, y entonces tuve la paranoia y lamelancola inversa y por eso otra vez corr mientras llorabala gleba y perda la macrfila, el manubrio y toda nocin dela cosa, que tiraba y tiraba, anamorfo, anatropo sin saber qucarajo pensar, y todo se trataba de correr y otra vez y al revs,de correr, de correr en la msica y en el tnel y respirar lagemacin del negro.

    Hacia el paso continuo empec a conversar con la nada,primero tmidamente, despus con disserto pluvial, a vos tehablo pronunciaba mi discurso al invisible, jouleciano delcampo arrastraba slabas de la bestia recalesca, la romera yel ro de m en el obbrutesco de las facciones, campo inevi-table, campo irreparable, la cara se transformaba en unapostura de ademanes paralizados, marino del olvido por finestaba llegando, caminante negro-blanco como ese tneldeslizante, muerto, ausente como un hombre de fotografa,intermori, demori, decedere, obire, eppetere, perire, interirepolimorfo y narrador canino del barrio extranjero, uno dosuno dos en el stano de la Matanza, cerca de la General Pazy la Richieri.

    70

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 70

  • 6El ataque a Villa Celina

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 71

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 72

  • El 5 de noviembre de 1992, tres aos y casi cuatro mesesdespus de la asuncin de Carlos Sal Menem a la Presiden-cia de la Nacin, exactamente tres aos antes del atentadoa la Fbrica Militar de Ro Tercero, diecinueve meses des-pus de que se sancionara la Ley de Convertibilidad delAustral, cincuenta y tres das antes de la privatizacin de Gasdel Estado, se llev a cabo un plan siniestro que hasta hoy semantiene impune y oculto a la opinin pblica: un sabotaje,un atentado al barrio ms pintoresco del sector sudoeste delconurbano.

    El 6 de noviembre, un da despus del ataque, Lavoz de San Justo, nico diario que dio cuenta delhecho, fue rpidamente censurado y con l la noticia,que ya no se divulg en ningn medio de comunicacin,pese a las marchas vecinales y los incidentes que, a lo largode esa semana, alteraron la paz que suele reinar en las calle-citas y en los barrios proletarios donde crec y me eduqujunto a mis amigos, siempre bajo la proteccin de los pira-tas del asfalto y los pungas ambulantes.

    73

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 73

  • El matutino haba titulado:

    CASI DESAPARECE UN BARRIO DEL CONURBANO BONAERENSE

    Pero mejor vayamos por partes y volvamos atrs: era jue-ves y estbamos con los pibes bastante aplacados en la esqui-na de San Pedrito y Giribone. Eran tipo las cuatro de la tardey el calor se zarpaba.

    Un rato antes, habamos interrumpido el truco y la birra,porque Tito y los bolivianos nos pidieron una mano para des-cargar los cajones que acababan de traer del Mercado Central.A cambio, cada uno se llevaba naranjas y bananas. Cuandoterminamos, de una que fundimos biela y nos echamos panzaarriba en la sombra. No tenamos ni siquiera fuerza parahablar de las boludeces de siempre, que si Jos se trans a Lau-rita, que si Pachuli se haba agarrado a pias con Rober, quesi Tino le haba roto la gamba al Amadito, nada de nada, alcontrario, en silencio la barra contemplaba el pasto dorado,crecido, del potrero de enfrente, ese paraso de las liebres, loscuises, las perdices y los pendejos.

    En un momento pas caminando Wilmer, que no mehaba visto entre los pibes tirados. Cuando se dio cuenta, sepuso blanco. Resulta que un tiempito atrs, mientras jug-bamos al Estanciero en la vereda de Jos, yo lo barde y l sere calent. La cosa es que nos agarramos a pias y l estabacobrando, pero par que en un momento este guacho aga-rra un pedazo de ladrillo tirado y me lo parte en la cabeza.Ah se termin la pelea. Me fui rajando a casa con la cara cho-rreando sangre. Igual no fue para tanto: en la salita de Urquizame dieron slo dos puntos. En los meses siguientes, Wilmer nopint ms por la esquina. Parece que estaba cagado y no que-

    74

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 74

  • ra cruzarme. Pero ahora no haba escapatoria, lo tena alalcance. Enseguida Wilmer se acerc adonde yo estaba sen-tado y me ofreci la mano. Lo mir un rato a los ojos sinhacer nada, mientras los dems contemplaban fascinados lasituacin. Finalmente, le di la mano. La verdad yo no esta-ba tan enojado con l. Lo nuestro haba sido en el marcode una pelea y ah se quedaba. En fin, estbamos en plenareconciliacin cuando de golpe omos un estruendo terribleque nos dej sordos. Y eso?. Nos pusimos todos de pie. Lagente empezaba a salir de las casas. Al rato escuchamos otroigual de fuerte, pero esta vez con una estela de ruido a vidrioroto. A la mieeerda!, eeeehhhh, qu est pasando?.

    En Giribone ya estaban todos en la calle. Pasaron tres ocuatro minutos. Ahora no volaba ni una mosca. Las explo-siones se haban transformado en un eco de tenso silencio,potenciado por las caras mudas y expectantes de los vecinos.Y entonces empez.

    Pluuummm!, Pluuummm! Pluuummm!, una tras otralas detonaciones se sucedan, cada vez ms fuertes. Nos tira-mos todos al piso; pareca una guerra. El desconcierto erageneralizado y no se escuchaba otra cosa que no fueran lasexplosiones, que se tragaban todos los sonidos posibles,hasta que de repente se escuch un grito claro en el mediodel quilombo. Era Rosa, la mam de Claudio, asomada a laventana, que anunciaba:

    Estn explotando los calefones! Empezaron las corridas. En la esquina de Ugarte apare-

    ci mi viejo, que me estaba buscando, y me llam a los gri-tos. Pegu un pique hasta l. Me dijo que la cocina habaexplotado. Resulta que mi mam estaba haciendo pizzas parala noche y tena el horno prendido. Se salv porque estabamirando la novela en el comedor.

    75

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 75

  • La Juanita sali enloquecida a la calle: -Yoanino, Yoanino, Juanegriego, acqua per il fuoco! Su caso fue el termotanque, que haba pegado una llama-

    rada; ahora se le estaba quemando el techo. Entramos con elcabezn Adrin, pero por suerte Tino -el hijo de la Juanita- yahaba resuelto todo con un buen baldazo. Uno de sus gatos corrapor la terraza con la cola humeante. El cabezn y yo nosempezamos a cagar de la risa, pero eso dur poco, porqueapenas salimos a la calle otra vez, vimos que la cosa estabare jevi, que Ugarte, posta, era un escenario apocalptico.Algunos pedan ayuda; otros socorran a las vctimas. Habamucho desorden, pero gracias a mi viejo, que empez aorganizar a la gente, enseguida armamos una cadena de bal-des. El primer objetivo fue apagar un principio de incendioen el kiosko de la Pichi, que estaba desesperada. Mangueras,baldes, ollas, fuentes, palanganas y otros recipientes pareci-dos circularon con una eficiencia increble, hasta que elfoco pareci controlado. Sin embargo, el fuego renaci depronto, sorprendiendo a todos. Esto provoc la explosinde una garrafa que le quem el brazo al padre de Julio. Lollevaron corriendo a la salita.

    Por fin apagamos el incendio en el kioskito de laPichi, que no paraba de gritar. Estaba en esa historia cuan-do viene mi hermana Mara Cecilia para avisarme que lata Nerea haba llamado por telfono: en el edificio 7 seestaban quemando dos departamentos y los bomberos nollegaban. Tambin me cont que Fabin haba llamadoporque necesitaban ayuda en las casitas que estn caminoal barrio Urquiza, que si podamos ir con los pibes paraall. Pero nosotros tenamos nuestros propios problemas,as que nos quedamos. En fin, la cosa es que todo Celinaera un desastre. Al otro da nos enteramos bien de la mag-

    76

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 76

  • nitud que tuvo eso. Lo peor, segn me contaron, pas enlos Edificios Estrellas sobre la Richieri, donde hubomuchos heridos.

    Despus de la Pichi, tuvimos que socorrer a la Antonia, quetambin estaba en problemas. A esa altura de los aconteci-mientos, por supuesto, ya todos nos habamos dado cuentade que el problema era el gas, que haba subido la presin aniveles altsimos. Todo el mundo gritaba:

    -Cierren la llave del gas! Poco a poco, las explosiones disminuyeron. Se oyeron las primeras sirenas. Los bomberos voluntarios

    de Tapiales fueron clave para detener la catstrofe. Gracias aellos los incendios cesaron definitivamente, cuando consiguie-ron cortar el suministro de gas a todo el barrio, despus deromper a hachazos las puertas alambradas de la Estacin de Gasque estaba en San Pedrito, entre Caaguaz y Olavarra.

    Haba sido un sabotaje. Al otro da, en la calle Chilavert, hubo una manifestacin

    de protesta multitudinaria, que no levant ningn medio deprensa, y que termin en una gresca callejera como pocasveces vi, entre facciones justicialistas antagnicas. A los mili-tantes del Peronismo Autntico, que tenan como sede laUnidad Bsica Eva Pern sobre la calle Blanco Encalada,los agredieron en la vereda del Banco Provincia. Entre los heri-dos hubo dos amigos nuestros: el uruguayo, herido de bala enun brazo, y el gordo Gabriel, a quien asistimos en casa entremi vieja y yo, por las heridas profundas que le produjeronlos cuchillazos en las piernas.

    Con el tiempo, las protestas se apaciguaron, a la par de laentrega de los nuevos electrodomsticos del 1 a 1, que podanser retirados por todos los vecinos afectados en el galpn de laMunicipalidad que est en la esquina de Ugarte y Caaguaz.

    77

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 77

  • Qu irona, al mes siguiente, en la noche del 31 de diciem-bre, ese galpn se prendi fuego, supuestamente por unacaita voladora. Nadie movi un dedo para apagarlo, aun-que todos estuvimos all, contemplando las llamas hasta queal fin se extinguieron, solitas, con el ao.

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 78

  • 7Emmeline Grangerford

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 79

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 80

  • En ese libro genial titulado Las aventuras de HuckleberryFinn, Mark Twain presenta a un personaje infantil muy tierno,aunque misterioso: una nia que an no haba cumplido loscatorce aos y que era aficionada a la poesa. Se llamaba Emme-line Grangerford y era capaz de escribir poemas sobre cualquiercosa, pero con una salvedad: los temas tenan que ser tristes.

    Para inspirarse coleccionaba recortes de necrolgicas yaccidentes y los pegaba en un lbum. Emmeline lleg a gozarde cierta popularidad, pues cada vez que alguien mora apare-ca en el velorio, aunque no conociera al difunto, y all com-pona rpidamente un poema que denominaba homenaje,que luego recitaba.

    Cada vez que mora un hombre, o mora una mujer, omora un nio, apareca ella con su homenaje antes de que seenfriara el muerto. (...) Los vecinos decan que primero llegabael mdico, luego Emmeline, y ms tarde la funeraria...

    Yo la conoc en San Justo, promediando la dcada del 80.

    81

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 81

  • En aquella poca hacamos trabajos comunitarios conunos amigos en diferentes instituciones, como la Sociedad deFomento, la escuela 137, la Parroquia Sagrado Corazn y losScouts. Una buena parte de los alimentos que administr-bamos la conseguamos a travs del peronismo. Ya sea porintermedio de la Municipalidad, ya por las Unidades Bsicascercanas, la mayora de nosotros tena relaciones con mili-tantes y punteros. Como siempre, para que te den, tens quedar algo a cambio.

    Una vez fuimos a la Municipalidad, en Villa Celina, y pedi-mos una buena cantidad de alimentos para un campamentoque estbamos organizando. Nos firmaron un papel y nos deri-varon a San Justo. Fui con dos pibes esa misma tarde, a unosgalpones del Partido Justicialista donde laburaba un montnde gente. Me acuerdo que estaban en plena campaa. Nosdijeron que lo nuestro iba a llegar ms tarde, tipo ocho, asque tenamos que hacer tiempo. Enseguida nos engancharonpara ir a pegar carteles. No podamos negarnos. Nos subierona una camioneta con otros dos muchachos y empezamos larecorrida por todo San Justo.

    Despus de tres horas de trabajo, el chofer, un tipo bas-tante simptico, frena la camioneta, baja, y nos dice quetena que pasar por un velorio, que por favor lo acompa-ramos, solamente cinco minutos, que quera saludar a no squ pariente del finado. Quedamos perplejos. El tipo insis-ti tanto que al final aceptamos, aunque le remarcamos quetena que ser algo breve. S, s, no se preocupen, nos repeta.Nuestro viaje pegaba este giro increble. Se haca de noche ynosotros yendo a un velorio cuando an debamos ir a bus-car los alimentos que nos haban prometido.

    Llegamos. El chofer, al que le decan Pocho, nos pidique entrramos. Parece que haba que hacer bulto, no s por

    82

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 82

  • qu. Apenas pasamos, Pocho se encontr con su amigo y sepusieron a charlar. Mis compaeros y yo nos sentamos yesperamos. Haba poca gente y mucho silencio.

    De pronto, una nena se puso de pie, despleg una hoji-ta y empez a leer un poema junto al cajn. Qued impre-sionado. Y me dio mucha tristeza, aunque la nena no llor nidemostr estar apenada, slo lea, con mucha solemnidad, supoema. Lo primero que pens, evidentemente, es que elmuerto era un ser querido de la nenita, tal vez el abuelo, quinsabe. Pero no, porque cuando nos fuimos, Pocho nos contque su amigo le haba dicho que no tena idea de quin eraesa nena ni por qu estaba leyendo eso. Aunque nadie dijonada, supongo que todos sentimos un poco de miedo.

    Nos despedimos y volvimos a los galpones del Partido.Al final nos dieron los alimentos y bastante tarde volvimosa Celina.

    No s qu habr sido de aquella Emmeline bonaerense. Sian vive, ya debe estar cerca de los treinta. La imagino, ahora,en alguna casa de La Tablada, de Aldo Bonzi, de Ciudad Evita,leyendo sus homenajes a hombres cados en desgracia.

    83

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 83

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 84

  • 8Bichitos Colorados

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 85

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 86

  • Se vena corriendo la bola de que Lugano iba a venir aCelina con ms de cien chabones, que los estaban reclutan-do de Lugano 1 y 2, de la villa de Escalada y de Copello.Resulta que una semana atrs habamos ido a jugar a la pelo-ta al Maristas por un campeonato que armaron los curas.Despus del partido, que ganamos 3 a 1, un gordo bestial,al que le decan Oso, se la agarr con mi primo Tato. PobreOso, pura espuma, no saba la que le esperaba. Tato era unpibe flaquito, como chupado, y de estatura normal. Perolas apariencias engaan. Mi primo era uno de los pibes quemejor peleaba en Celina. A Peluca, al temible Peluca de losBajitos cerca del centro comercial, lo cag a trompadas msde una vez. Tato era rapidsimo, de piernas y de brazos, unacosa de otro mundo. Una vez nos trenzamos, cuando ramoschicos. Fue en el campito de Celina. Los dos jugbamos paraBichitos Colorados, mtico equipo de los torneos infantilesde La Matanza. No s por qu nos agarramos, pero s meacuerdo de la paliza que me dio. Por cada pia que le daba, lme devolva cinco. Cuando nos separaron, Gastn del dcimo

    87

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 87

  • empez a cargarme porque yo lloraba y rea al mismo tiempo.Re-llora, re-llora.... Enseguida Tato, que quera reconci-liarse conmigo, me dijo que me hiciera respetar, que le pega-ra una trompada. Sin pensarlo demasiado, me acerqu aGastn del dcimo, que no paraba de rerse, y lo puse en elmedio de la boca. De qu te res?. Al toque empez a san-grar. Se fue a la pileta, sin decir nada. Tato me felicit y meabraz. Nunca ms nos volvimos a pelear y durante aos fui-mos muy pegados. Bueno, me fui por las ramas. Como siem-pre. Volviendo atrs, el Oso lo barde a Tato en el Maristas.La cosa es que mi primo lo faj. Los amigos del Oso saltarony nosotros tambin. Se arm un combate importante. Lanota graciosa la dio uno de los hermanos maristas, que pusopor los altoparlantes: La paz estee cooon nosoootros, la pazestee cooon nosotros; que con nosotros, siempre, siempreest la paz.

    Despus de un rato, el Oso y sus amigos, todos de Luga-no 1 y 2, se fueron a la mierda, pero ojo, prometan ven-ganza. El hroe del da fue mi primo, no caba duda. Todoslo felicitaban.

    Hay una cancin de Pity que no me puedo despegar. Dicete cansaste de m, yo me cans de vos, pero cuando nos mira-mos sabemos que no es verdad. Otra vez me puse tangencial,y bue. Lo que pasa es que al pensamiento le agarra efecto deJoule: donde hay corriente tambin hay produccin de calorcolateral. En fin, se deca que iban a venir con cuchillos, concadenas y toda la sanata, es ms, en una de esas traan fierros.Y que vengan, si quieren venir que vengan, dijo un borracho.

    Una tarde estbamos jugando en la Sociedad de Fomento.bamos corriendo atrs de una pelota ovalada que se perdaen el pasto crecido. bamos saltando pozos, subiendo lomasy esquivando plantas de espinas. De pronto, un pendejo

    88

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 88

  • apareci dando la voz de alarma, desesperado, que vena unabanda haciendo pata ancha entre los edificios de la GeneralPaz. Los rumores se hacan realidad. No haba tiempo queperder. Nos repartimos. El cabezn Adrin fue a buscar alos Escobitas, Gusano, Cocoroc y los dos Juanchitos. Tinose encarg de Julio, Rober y los pibes de Caaguaz. A Petetele tocaron los pibes de Unanu, que eran un montn. Tatoy Bomba, mi otro primo, fueron al 7 a buscar a Jorge, a Her-nn y a todos los que encontraran.

    Pasaron ms o menos diez minutos y ya tenamos a losextranjeros encima. Venan re embalados y nosotros todavasin refuerzos. Nos rodearon. Dnde est Tato?, pregunta-ron. Ac, les dijo el Rafa, agarrndose los huevos. Nosempezaron a cascotear. Pens que nos mataban, pero ensegui-da aparecieron nuestros monos, que salan de todos lados. Decada rancho de Celina por lo menos uno, hasta gente grande.Fue una gresca histrica. A cada chancho le toc su San Mar-tn. Los Escobitas vinieron en motos. Mi primo Tato volvia destacarse. Dur como una hora. Siempre me gust salir enotoo, pisar las hojas cadas de los rboles, escuchar el ruidi-to que hacen al quebrarse. El ratero estaba ms revuelto quenido de caranchos y a Lugano se le repudri. Al Oso le vol-vieron a romper la cabeza. Les dimos para que tengan. Loscorrimos hasta la General Paz. La frontera no la cruzamos,porque nunca se sabe. En una de esas nos tenan preparadauna trampa. A la semana siguiente de la pelea, hubo otrominicampeonato en el Maristas (duraban solamente un finde semana). Nos anotamos como Bichitos Colorados. Lle-vamos una banda de gente. Les pedimos a don ngel y a Luis,antiguos tcnicos de los Bichos, que nos dirigieran y acep-taron de primera. Hasta conseguimos los trapos de aquellapoca. Tambin llevaron un bombo. El chino y los guachos

    89

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 89

  • de Ugarte hicieron una bandera gigante que deca AguanteCelina. Salimos campeones. Aguante Celina. El tiempo esuna mancha de humedad. Los aos son gotas blancas quevan cubriendo las fotos que tengo en la cabeza. Pero todavaqueda algo. Tato la rompi. Yo hice un gol con la panza, fuemuy loco. En un corner, la pelota se cruz a media altura,demasiado alta para el pie, demasiado baja para la cabeza, yla empuj con la panza!

    90

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 90

  • 9El malasuerte

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 91

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 92

  • En cuanto asom la cabeza por Chilavert se nos par elcorazn.

    Uy, ah viene W pronunciar su nombre completoes un riesgo que no pienso correr: podra explotarme lacomputadora en la cara, acaso caerse el techo sobre mi cabe-za, o simplemente padecer una mala racha sutil, y no poreso menos trgica, en los detalles cotidianos (perderacolectivos llegando a la parada, me saltara el aceite hirvien-do de la sartn, se me caera el helado al piso, manchara miropa...).

    Era una noche de verano. Estbamos reunidos todos losguas de Perseverancia en la esquina de Olavarra y Chilavert.W se acerc hasta nosotros. En esa poca, los guas -unasdiez personas- promedibamos los veinte aos. W, en cambio,era un chico que recin terminaba la escuela primaria.

    Nadie quera saludarlo, obvio!, pero tuvimos que hacerlo,por temor a las represalias que pudiese tomar el mal ageroque siempre lo acompaaba, como si fuera la cola de uncometa, un cometa oscuro.

    93

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 93

  • En un momento mir la hora y se despidi. Fue la lti-ma vez que lo vi. Mientras se alejaba, las luces de los farolescomenzaron a apagarse a su paso. Estbamos espantados.Cuando lleg a la esquina de Caaguaz, el barrio quedcompletamente a oscuras.

    Lo habamos conocido cuatro aos antes. Era un pibede estatura mediana, algo encorvado de espaldas, morocho,con ojos negros brillantes. Vino con su padre, un personajetan inquietante y callado como l.

    A qu hora lo puedo pasar a buscar?A las doce y media.W entr corriendo al patio del Sagrado Corazn, en

    donde algunos chicos jugaban al delegado. Me acuerdocomo si fuera hoy el golpe terrible que se peg. Tropez conuna nena que estaba sentada a un costado mirando el parti-do. Cay de boca al piso. Lo levantamos entre varios. Cho-rreaba sangre. Enseguida su pap lo llev a la salita del barrioUrquiza.

    Al sbado siguiente volvi, pero esta vez vino solo. Tenaun vendaje en la pera: le haban dado tres puntos.

    Ests mejor?Poco a poco empezamos a sospechar. Siempre tena los

    buzos manchados por las defecaciones de los pajaritos y laspalomas, pisaba baldosas flojas y se embarraba el pantaln,se golpeaba todo el tiempo. Tarde o temprano, como aJons, la tripulacin quiso tirarlo al agua.

    Los apodos no se hicieron esperar: Gato Negro, Lechu-za, o su diminutivo Lechu, Yeta, Trece, Malparido,Malasuerte. Le cantaban: Muerte, muerte al malasuerte.Decan que lo haba meado un gato, que su mam lo parien el inodoro, que cuando naci apoy el pie izquierdo

    94

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 94

  • antes que el derecho, que rompi un espejo, que tir la sal,que abri el paraguas debajo de un techo.

    Una vez estbamos sentados en ronda haciendo una din-mica y el Rusito, que siempre se mandaba alguna, escupiuna bomba de saliva hacia arriba. Como no poda ser de otraforma, el proyectil cay sobre W, exactamente en el mediode su cabeza. Todos empezaron a sealarlo y a burlarse de l.W se puso de pie y se retir. No derram una sola lgrima.Atraves la puerta y se fue caminando por Olavarra con unaextraa dignidad, erguido hasta donde su espalda lo permi-ta, sin darse vuelta en ningn momento, escoltado por lasrisas de la jaura infantil.

    Dos meses antes del apagn en Chilavert, lo encontr enel campito. Era medioda. Estaba solo, construyendo unachoza. Me ofrec a ayudarlo y l acept sin problemas. Conun cascote clavamos las columnas, que l habra cortado delcaaveral a orillas del zanjn. Atamos las vigas con hilo sisal.Cubrimos el techo con una chapa de fibra de vidrio queestaba tirada por ah. Despus le agregamos ramas. Mehabl ms que nunca. Me cont de la escuela, de su familia,de lo mucho que le gustaban los autos (su pap trabajaba enun taller mecnico). Ms tarde, cuando estbamos termi-nando la choza, W interrumpi abruptamente el trabajopara agarrar una piedra. Apunt y la tir con furia a unosveinte metros, hacia unos cardos que crecan cerca de unposte. Al principio yo no entenda lo que pasaba, pero cuan-do lanz la segunda piedra me di cuenta: le estaba tirando aun tero que caminaba por ah. Observ interesado, sin inter-venir. Pero pronto tuve que abandonar mi pasividad porqueotro tero, que lleg volando vaya a saber de dnde, enfilcontra nosotros como si fuera un kamikaze. La verdad queme sorprend: jams haba visto algo parecido.

    95

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 95

  • Tiempo despus, buscando informacin al respecto, meenter de que es una costumbre muy comn de estos pja-ros, una forma de defensa. Si molests a un tero, te ataca conlos espolones que tiene en el medio de las alas.

    Llegaron ms teros. Una y otra vez nos pasaron rasantes.Nosotros corramos, nos tirbamos cuerpo a tierra, entrba-mos en la choza, gritbamos. Ese da fuimos amigos. Fuepeligroso, pero la verdad que pocas veces me re tanto. Des-pus de un rato, me desped. Los teros me persiguieron porel campito como doscientos metros, hasta que aparecieronlas primeras casas, cruzando la calle San Pedrito.

    96

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 96

  • 10La guerra

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 97

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 98

  • Me acuerdo que llova. No. Ms bien garuaba. Corra 1982.En el colegio todo estaba embanderado. Nosotros, con escara-pelas. Mi hermana Mara Laura haba ganado en su salita unatortuga que se llamaba Argentina. Todava muerde los pies enla casa de mi familia. En otra salita haba una tortuga que sellamaba Malvina. En otra, Soledad. A todas las sortearon.

    Mi hermana traa a Argentina, que era muy chiquita, enuna caja de zapatos. Yo tena una radio que me haba regala-do mi abuelo y que haba llevado al colegio para escucharinformacin sobre lo que estaba pasando en las Malvinas. Mehaba obsesionado. Era chico pero la guerra me fascinaba. Encasa, los soldaditos luchaban en la pieza o se disputaban bal-dosas entre las macetas del patio.

    Mis recuerdos son confusos. Estaban la guerra y la escue-la. Estaban mi hermana, otros chicos y yo en la parada delcolectivo, esperando el 28 o el 21 en el puente Chicago enMataderos, sobre la General Paz debajo de la Avenida de losCorrales. Era otoo, no me acuerdo bien qu mes. Oscure-ca rpidamente. Parece un pozo de sombras la noche y gara,

    99

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 99

  • se acenta la gara en la memoria ahora que vuelvo, al puen-te y a la loma del costado donde nos tirbamos con mi her-mana para rodar y rernos interminablemente. Dejamos pasardos colectivos que venan llenos porque era imposible subir.

    La lluvia se haca ms intensa, creo. Lleg el 28. Subimos.Dos escolares. Era un da especial, con detalles para el futuro,para este relato. Llegando a Crovara, una frenada fuerte, ungolpe. Era la primera vez que estaba en un choque. Variospasajeros quedaron despatarrados en el pasillo. Mi hermanaentre ellos. La levant. Empez a llorar, pero estaba bien.Argentina! Argentina!, me deca, desesperada. La caja esta-ba tirada debajo de un asiento, abierta. La tortuguita ensa-yaba sus primeros pasos en medio del desconcierto. Volva meterla en la caja y se la di a Mara Laura, que de a pocose calm. Los pasajeros volvan a ponerse de pie. El chofertena bigotes, estoy seguro. Yo me haba golpeado la frentecon un fierro. Tena un chichn. Del lado derecho. Despusde un rato, arrancamos otra vez y seguimos viaje. Pasamos elbarrio Piedrabuena, despus Madero, hasta que por fin llega-mos a Chilavert y nos bajamos.

    Mir a lo lejos, a ver si vena el segundo colectivo. Haciaatrs el da se volva nocturno tras su manto de neblinas y rocohelado. Generalmente caminbamos las diez cuadras hastanuestra casa, en Ugarte y Giribone, pero a veces esperba-mos el 143, o el 36, como en esta oportunidad fra, oscura,de noche otoal cada vez ms cerrada. Mara Laura lloraba pormomentos y recordaba el choque. Los colectivos no venanms. Nuestra madre estara preocupada. Para distraer a mi her-manita se me ocurri prender la radio. Hablaban de la guerra.Combaten en las Georgias soldados heroicos de la Patria.

    Por suerte, un 143 asom la nariz por avenida Cruz, enLugano, al otro lado de la General Paz. Dio la media vuelta

    100

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 100

  • por Chilavert y nos levant. El chofer nos dej pasar sinpagar. Esta vez no tuvimos problemas. San Pedrito derecho,llegamos a Olavarra. Nos paramos y tocamos el timbre. Antesde bajar, pudimos ver el amontonamiento de gente.

    Qu pasa, pregunt mi hermana. No s, ni idea. Nosbajamos. Frente a nosotros, un grupo bastante numerosorodeaba el Tanque de Celina. Cruzamos la calle y nos acerca-mos. Nos metimos entre la gente hasta que llegamos a la partede adelante. All lo vimos. Es una estampa en mi cabeza: delrbol viejo junto al Tanque cuelga un bulto pesado, oscilante.

    Nadie poda tocarlo. Esperaban a un juez o algo as.Como Galileo observando las araas en la catedral de Pisa,ahora lo s, nosotros, ojos vrgenes, veamos el balanceo delpndulo en aquel, nuestro primer muerto. Ahhh, grit mihermana. Le tap los ojos. Yo no pude dejar de mirarlo: sufigura recortando el aire, modificando ese paisaje para siem-pre, aunque fue slo un momento breve, rodeado de gentepero tan solo.

    Despus de un rato volvimos a casa. Me acuerdo que llo-va. No. Ms bien garuaba. 1982. Un elefante se balanceabasobre la tela de una araa.

    101

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 101

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 102

  • 11El midi

    Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 103

  • Villa Celina.qxd 22/5/08 15:32 Page 104

  • Haca tiempo que buscaba al Loco Gatti. Estaba enca-prichado, era mi dolo. Y el de mi vieja!

    Una tarde, estbamos en el porche de casa con Martn yel cabezn, jugando a las figuritas. Empezamos a cambiar. Depronto la vi, casi al pasar, entre los dedos rpidos de