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Z afra - Guía Turística 1

Zafra turismo 2011

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guia de turismo de Zafra 2011

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Presen

taciónPresentación

SituaciónZafra es una de las ciudades de mayor renombre de Extrema-dura: su situación al sur de la región, al borde de la vieja cal-zada romana de la Plata (N-630), entre Andalucía, Castilla, La Mancha y el Alentejo portugués, ha convertido a la ciudad en un inevitable punto de referencia para el viajero como lugar de descanso y alojamiento.

Llegar a Zafra en coche:Autovía A-66. Antigua N-630. Gijón -Sevilla. Zafra se encuentra a 134 km de Sevilla y a 62 de Mérida.Desde Badajoz por la N-432 y la distancia es de 73 km.

Casco HistóricoLa monumentalidad de su casco histórico, aunque es afamada, no deja de sorprender a cuantos se detienen a contemplarla, por la calidad y la belleza de sus muestras artísticas. Además, la condición de la ciudad como centro ferial desde el medievo ha permitido que se conozca internacionalmente y sea recep-tora, en unas fechas determinadas, de un tipo de viajero que busca otro tipo de objetivos, si bien más pragmáticos no menos interesantes.

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iaHospital de Santiago, fachada

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ia Edad Media Cuando las tropas de Fernando III, en el año 1.241, en su avance hacia Sevilla, tomaron el caserío que se extendía en el valle vigilado por el castillo roquero de El Castellar, no supuso el final de una época y el inicio de otra, sólo el asenta-miento de un nuevo grupo, el cristiano, que llevaba varios siglos al margen de la convivencia que aquí se desarrollaba. No quiere esto decir que los orígenes de nuestra ciudad provengan del tiempo que los musulmanes, inflamados de ar-dor guerrero, extendieron su civilización por nuestro solar, pues prospecciones ar-queológicas en los alrededores nos han desvelado asentamientos de la época del bronce y restos romanos que hablan de la existencia de una Segeda. En cualquier caso, habrá que esperar a que la dinastía de los Trastámara se haga con las riendas de la Monarquía para que Zafra adquiera un papel cada vez más preponderante en el Sur de Extremadura. El año de 1.394 fue un hito histórico para la ciudad. Entonces fue donada por Enri-que III (junto con las aldeas de Feria y La Parra y bajo la denominación de Señorío de Feria) a Gomes I Suárez de Figueroa, entonces un adolescente, camarero de la reina de Castilla e hijo de Lorenzo Suárez de Figueroa, Gran Maestre de la Orden de Santiago.Tras varios titubeos iniciales,

los nuevos señores de Zafra decidieron convertirla en el centro de todos sus do-minios, que acrecentaron en los últimos años del siglo XIV y durante la centuria siguiente. Cambios urbanosLa villa fue adoptando una nueva fisono-mía acorde al uso que iba a ser desti-nada: los cambios urbanos comenzaron con la construcción de una muralla, que a modo de cinturón englobó el viejo ca-serío y amplios espacios vacíos, que se pensaban ocupar con el tiempo. Las obras de la cerca, que nacía con la do-ble misión defensiva y fiscalizadora, se alargaron desde 1.426 a 1.449; testi-monios de la misma son la callejita del Clavel, Ronda de Maestranza y las puer-tas de Jerez y Badajoz (Arco del Cubo).Cuando en 1.460, los Suárez de Figueroa alcanzaron el título de Condes de Feria, otorgado por Enrique IV, quienes dieron a la villa un cierto aire monumental, pues se habían ocupado de levantar grandes edificios destinados a su residencia (Al-cázar) y a panteón del linaje (Monasterio de Clarisas de Santa María del Valle). Aunque la actividad edificatoria no se pa-ralizó nunca, adquirió un nuevo sentido en los primeros años del siglo XVII. En este nuevo enfoque urbano será deter-minante el ascenso del linaje en 1.567

Historia

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Historiaa la titularidad ducal y a la grandeza de España, que devenía de la contribución del quinto conde, Gomes III Suárez de Fi-gueroa y Córdoba, a la política de estado desarrollada por Felipe II. Hospitales y monasterios Durante esos primeros años del 1600, la villa verá, entre otros cambios, la re-conversión del viejo Alcázar condal en un palacio acorde con los nuevos gustos de la corte de los Austrias, o la terminación de una nueva iglesia mayor que se ele-va a Colegial Insigne. En esos márgenes cronológicos, y bajo el auspicio de la Casa de Feria, se fueron insertando en la trama de la villa establecimientos asis-tenciales (Hospitales de Santiago, San

Miguel y San Ildefonso) y conventos fe-meninos (Clarisas de Santa Marina, Ter-ciarias de La Cruz, Dominicas de Santa Catalina y Regina Coeli). Extramuros se levantaron los monasterios dominicos de Santo Domingo del Campo y de El Ro-sario, y de franciscanos de San Benito y de San Onofre de La Lapa. Inherente a la personalidad de Zafra es la actividad comercial, a la que ayudaron las comuni-dades judía y morisca, asentadas desde tiempos remotos en la villa y amparadas por los primeros Feria. La tutela señorial a la cultura judía propi-ció que, en 1419, se vertiese por primera vez al castellano la Guía de Perplejos de Maimónides, la más antigua de cuantas

traducciones se hicieran a lenguas vul-gares del “altísimo libro del More”. La actividad mercantil encontraba su marco en la Plaza Chica y los soportales que ro-deaban a la iglesia medieval, cuya demo-lición en la segunda mitad del siglo XVI dio paso a la actual Plaza Grande. Fundamentales para el desarrollo del co-mercio local fueron las ferias y mercados que se celebraron por San Juan, desde 1395, y por San Miguel, desde 1453. Di-chas ferias sirvieron en el tiempo como elementos dinamizadores de la incipien-te burguesía comercial que aquí se desa-rrollaba, y que tuvieron su continuación en el numeroso grupo de comerciantes, procedentes de Cameros (La Rioja), que se asentaron en la villa a partir del siglo XVI. Edad ContemporáneaEl mantenimiento continuado de la acti-vidad mercantil se vio recompensado en tiempos contemporáneos con la conce-sión Real a Zafra del título de ciudad en 1882, Conjunto Histórico artístico Nacio-nal en 1965, concesión del título de la Feria Regional del Campo Extremeño en 1966 y de la Feria Internacional Ganade-ra en 1992 y Medalla de Extremadura en el año 2000.

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Historia

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entosCapilla del Parador de Zafra. Palacio de los Duques de Feria

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entos Monumentos

El palacio de los Duques de Feria En 1.437, Lorenzo II Suárez de Figueroa, dos años después de su matrimonio con María Manuel, descendiente de la reale-za castellana, inició la construcción de un Alcázar en Zafra. Las obras, concluidas en 1.443, dieron como fruto un edificio en el que se buscaba más que la fábrica de un baluarte, la consecución de una residencia señorial. Su regularidad y precisión edifi-catoria concuerda con las construcciones palaciales góticas del siglo XV, si bien en cuanto a la decoración responde al gusto mudéjar. Muy interesantes son las pintu-ras de la cámara de los esposos, situadas en la torre del Homenaje, así como los te-chos holladeros del salón principal de la planta baja. En época del segundo conde de Feria se completó el edificio con las te-chumbres dispuestas en la sala Dorada y en la capilla.

En torno a 1.600, en tiempos ya del se-gundo duque de Feria Lorenzo IV Suárez de Figueroa y Córdoba, el viejo Alcázar medieval, obsoleto y limitado, fue some-tido a una profunda remodelación. Las re-formas, encomendadas al Maestro Mayor de las obras ducales, Francisco de Mon-tiel, consistieron en la construcción de un patio de mármol de líneas clasicistas, de dos nuevas alas con azoteas adosadas a ambos lados de la puerta principal y de otras tantas galerías abiertas a un nuevo jardín, que vendrían a complementar a la

vieja Huerta Honda como escenario de fiestas y juegos a imitación de la corte. El jardín y la huerta se abastecían del agua proveniente del gótico Pilar del Duque.

Enseguida, entre los años 1.605 y 1.609, se construyó un pasadizo para unir el palacio a la vecina iglesia conventual de Santa Marina, que fue reedificada al tiempo, con la intención de que formase cuerpo con la resistencia nobiliaria. La iglesia y el pasadizo fueron ejecutados por maestros alarifes madrileños y por cante-ros extremeños, que siguieron las direc-trices estéticas de Juana Dormer, primera duquesa de Feria. Completaba el conjunto un patio de armas (hoy convertido en pla-za pública), al que se accedía por la puerta del Acebuche, acceso principal del palacio en la época. En la iglesia, convertida en Centro Cultural, se conserva la escultura orante de Margarita Harrington, cuyo le-gado testamentario sirvió para financiar parte de las obras.

El convento de Santa ClaraA corta distancia del palacio ducal se en-cuentra el Monasterio de Santa María del Valle, conocido popularmente como Con-vento de Santa Clara. Fundado en 1.428 por el primer Señor de Feria y su esposa Elvira Laso de Mendoza, su clausura ven-dría a satisfacer la vocación monástica de dos de sus hijas y su iglesia a servir de panteón del linaje.

La capilla mayor de la iglesia, que fue concluida en 1.454, guarda las esculturas funerarias de García Laso de la Vega y de su hermano el primer conde de Feria y su esposa, obras relacionadas con Egas Cueman. En el retablo mayor, contratado en 1.670 con el ensamblador Alonso Ro-dríguez Lucas, se venera la imagen ala-bastrina de la titular del monasterio, obra de la primera mitad del siglo XV. En el lado de la epístola se halla la capilla funeraria del segundo duque de Feria, dedicada a San Raimundo de Peñafort y construida hacia 1.616. Aledaña a la misma, pero abierta a la nave, está la diminuta capilla de las Reliquias, en la que se guarda una espléndida colección de relicarios por el segundo duque y su madre en 1.603.

La reconstruida portada de Santa Clara

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La clausura, que no puede visitarse, se articula en torno a un claustro del siglo XV, en cuyos muros se conservan algu-nas pinturas góticas. Fueron importantes las reformas realizadas en los siglos XVI y XVII, fruto de las cuales son el refectorio, el arco y su sillería, el patio de la Portería o la nueva enfermería y sus patios clasicistas. Las monjas conservan numerosos objetos de culto, muchos de ellos procedentes de sucesivas donaciones de la Casa ducal, entre los que se encuentran el conjunto de vestiduras litúrgicas de difuntos, cono-cido como terno de las Águilas, y la cruz procesional y los ciriales de plata y ébano.

Museo Santa ClaraEl Museo Santa Clara abre sus puertas para que los visitantes puedan entrar en la clausura del Monasterio de Santa Ma-ría del Valle, conocido como Convento de Santa Clara, y recorrer en silencio los distintos espacios que forman parte del transcurrir cotidiano de las hermanas cla-risas.

Convento y ciudadEl Museo es un paseo por la historia de Zafra, a través del patrimonio histórico artístico del convento y su relación deter-minante con la Casa de Feria.Fundado en 1428 por el primer Señor de Feria, Gomes I Suárez de Figueroa, la clau-sura del Convento de Santa Clara satisfizo la vocación monástica de sus hijas y su iglesia sirvió de panteón del linaje. A partir de este momento y hasta el siglo XVIII, el convento fue objeto de un intenso patro-nazgo por la Casa de Feria. La huella de

este mecenazgo queda reflejada en los muros de su clausura y en la colección de piezas que alberga.La situación geográfica de Zafra, unida a la abundancia de sus recursos agrícolas y ganaderos, fueron determinantes para que los Suárez de Figueroa apostaran por ella como lugar de residencia. Durante los siglos XV al XVII, la villa se convertiría en el fiel reflejo de la grandeza y enno-blecimiento de la Casa de Feria: el Pala-cio ducal, la Colegiata Insigne o el propio Monasterio de Santa María del Valle son claros ejemplos del patrocinio desarrolla-do por esta familia.

Convento y museoEl Museo Santa Clara ocupa una parte sustancial de la clausura monástica: la Enfermería nueva, la iglesia conventual, la sacristía, que actúa de recepción, y una serie de espacios de tránsito que permiten conocer la grada, una celda y el claustro: espacios construidos en los siglos XV y XVI sin los que el visitante difícilmente podría hacerse una idea de lo que es un convento desde el punto de vista material.La adaptación museográfica del edificio ha sido muy respetuosa con el convento, para ello los recursos se han adecuado al espacio, primando la exposición de piezas de arte sacro, a través de vitrinas, carte-les explicativos, paneles interpretativos, interactivos, escenografía y recursos au-diovisuales.

La exposiciónA través de sus salas y espacios, el Mu-seo Santa Clara quiere mostrar lo que fue

Retablo del Monasterio de Santa Clara

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y es la espiritualidad y la sencillez de la vida claustral de las hermanas clarisas, lo que supuso para la comunidad histó-rica el patronazgo de la Casa de Feria y cómo el monasterio se ha ido integrando en la ciudad de Zafra y relacionado con sus gentes hasta la actualidad.Esas tres líneas temáticas (convento, pa-tronazgo nobiliario y ciudad) se integran en un espacio expositivo monumental e histórico en el que se han distribuido de manera clara y coherente los cuatro ca-pítulos de que consta la muestra.El primero, Intramuros, presenta el con-vento como espacio espiritual y de vida cotidiana. Aprovechando la sucesión de salas, que ponen al visitante en contac-to con elementos vitales de un convento

(claustro, grada y celdas), se narra lo que supuso el nacimiento y la difusión del franciscanismo y de su rama femenina, las clarisas; modos de profesar; organi-zación del convento; partes de un con-vento y sus funciones; el año litúrgico: la vida diaria y las fiestas... La Piedad Nobiliaria, el segundo capítu-lo, da a conocer la historia particular del Monasterio: su fundación y las razones llevaron a la Casa de Feria a hacerlo; desvela su preocupación por el culto y el panteón familiar, así como su gusto por el coleccionismo de reliquias. El tercero, La Urbe Ducal, explica como el ascenso nobiliario de los Suárez de Figueroa (primero señores, luego condes y, por último, duques de Feria), es afín

Monum

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al desarrollo urbano de Zafra. Y como, a caballo entre los siglos XVI y XVII, se desarrolla todo un programa de trans-formación, ampliación y modernización de edificios, y de encargos de obras de arte que buscaban convertir a Zafra en una villa ducal y conventual conforme a la elevada dignidad nobiliaria de sus titu-lares y los gustos nobiliarios de la época de los Austrias. Se apunta, también, el ocaso de esa visión del mundo del Anti-guo Régimen y como se alumbra la Zafra contemporánea.El último capítulo, El Legado de la Mag-nificencia, se centra en la iglesia conven-tual, y es una síntesis de la exposición museográfica: cómo ese pasado perdura y se materializa en un espacio religioso.

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El Convento de Santa CatalinaEnfrente se levantan los muros claustra-les del convento de dominicas de Santa Catalina de Siena, fundado en 1.500 por la religiosa Inés de Santa Paula. El edi-ficio conventual apenas sufrió cambios durante el siglo XVII y XVIII, y aún man-tiene el espíritu de mudejarismo y mo-destia que se le imprimió cuando fuera levantado a comienzos del siglo XVI. Lo más significativo del convento son las armaduras de madera de su iglesia: una, ochavada, quizá el mejor ejemplar de este tipo en la región, obra de comienzos del Quinientos; y otra, más sencilla con

La Plaza Grande y la Plaza ChicaAl terminar la calle de Santa Catalina arranca un soportal que nos advierte que nos acerquemos a uno de los espacios ur-banísticos más originales de la Península, nos referimos a las llamadas por el pueblo Plaza Grande y Plaza Chica: dos ámbitos diferenciados, aunque unidos a la vez.

La más antigua es la Plaza Chica, que fue el centro de la villa medieval, la plaza del concejo y del mercado. Su uso mercan-til propició que fuese porticada tempra-namente, excepto por uno de sus lados menores donde estaba la audiencia. Era el

La Casa GrandeEnfrente del convento se halla la que fue-ra residencia de un acaudalado mercader zafrense llamado Hernán López Ramírez, edificada hacia 1.601. La marmórea por-tada principal, que se abre a la calle Se-villa, muestra una composición clasicista, lo mismo que el patio central y la escalera principal inspirados en la tratadística ita-liana. La casa fue residencia y cuartel ge-neral de don Juan José de Austria durante la Guerra de Secesión Portuguesa. En el siglo XVIII fue habitada por la familia de los Daza Maldonado.

Siguiendo la calle Sevilla, nos encontra-mos a la izquierda con la calle Fuente Grande, en la que puede verse la casa solariega de los Mendoza, que fue refor-mada y habitada por el arquitecto Blas de Escobar a mediados del siglo XVII. Una de sus fachadas acoge bajo un gran arco el pilar de Santa Catalina.

Hospital de Santiago, interior

Plaza Chica

una techumbre de par y nudillo llana, con lacería en los tirantes.

El Hospital de SantiagoAl fondo de una calle sin salida hallamos la portada del hospital que muestra una pródiga decoración en que se confunden elementos y formas mudéjares con otras procedentes del lenguaje gótico final. En la hornacina puede verse una pintura que representa la Salutación del Arcángel Gabriel, advocación original del estable-cimiento.

Fundado en 1438 por Lorenzo II Suárez y María Manuel en la que fue primera residencia señorial en Zafra. En él tuvo su sede la cofradía de la Santa Caridad. El edificio que hoy se conserva, realizado en época del segundo conde de Feria, se articula en torno a un patio cuadrado de gusto mudéjar, cuya ala septentrional lo ocupa la capilla.

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lugar donde se celebraban los mercados semanales autorizados desde 1380, por lo que allí estaba el cuarto del almotacén, y además para comprobar las medidas de los géneros se grabó, a lo largo del fuste de una de las columnas, la llamada vara de Zafra: De planta rectangular, se rodea de blancas fachadas con soportales bajo ladrillo enmarcados por alfices, excepto en el viejo edificio concejil (hoy Escuela Municipal de Música). De gran interés es una vivienda cuya fachada muestra su decoración primitiva gótico-mudéjar de arcos entrelazados. Esta plaza se comuni-ca con la otra a través del Arquillo del Pan, en el que puede verse la diminuta capilla barroca de la Esperancita.

La Plaza Grande era primitivamente el solar y el atrio y cementerio de la antigua parroquia de la Candelaria. A mediados del siglo XV, el desarrollo mercantil de su entorno propició la construcción de so-portales en los bordes del camposanto, para favorecer las transacciones comer-ciales. Cuando se derriba y traslada la iglesia a su actual ubicación, surge como nuevo espacio abierto intramuros. Entre las casas que lo bordean destacan la que fuese casa natal del humanista Pedro de Valencia.

La Puerta de JerezEn las calles adyacentes a las Plazas pue-den verse en las fachadas manifestacio-nes mudéjares: ventanas geminadas de-coradas con azulejería y algunos dinteles de madera con una sencilla labor de lazo. Pero es en el blanco de la cal, en el uso del ladrillo, y en ciertos elementos cons-

tructivos donde lo mudéjar se mantiene como una faceta más del gusto popular. Sobresale la Casa del Ajimez, situada en la calle Boticas.

Una de las calles más sugerentes es la calle de Jerez, al fondo de la cual se en-cuentras restos de la muralla medieval: la Puerta de Jerez, que permitía el acceso intramuros a los caminantes que prove-nían del Oeste, y un trozo de la calle de ronda conocido como Callejita del Clavel. El paso se practica bajo arcos apuntados y en la fachada extramuros se ostentan blasones heráldicos e imágenes de los santos patronos del gremio de zapateros. En la planta alta puede visitarse la capilla barroca de la imagen procesional del Cris-to de la Humildad y Paciencia.

La Puerta de Badajozy el Convento del RosarioSiguiendo la calle extramuros, conocida como Campo del Rosario, alcanzamos enseguida otra de las puertas de la mura-lla. Nos referimos a la Puerta de Badajoz, que se abría dentro del baluarte del Cubo; Esta puerta se cegó y dispuso un nuevo arco más capaz en el lienzo de muralla,

por lo que se le viene denominando Arco del Cubo, actualmente se ha recupera-do. Sobre la vieja puerta se mantiene una hornacina con un relieve que representa a Santiago Matamoros, que alude a la orden de Caballería a la que estuvo muy unida el linaje de los Feria.

Frente a dicha puerta se construyó en el si-glo XVI el Monasterio dominico de La Encar-nación y Mina, conocido por los lugareños como Convento del Rosario. Fue fundado hacia 1511 por María Manuel de Figueroa, hija del segundo conde de Feria y condesa de Medellín. De interés es la iglesia de tres naves (cubiertas con bóvedas que pueden emparentarse con soluciones aplicadas en algunas iglesias vascongadas) y la devota imagen del Cristo del Rosario, obra de fina-les del siglo XVI.

La Judería ZafrenseLos judíos estuvieron asentados por las calles de San José, Sor Ángela de la Cruz, Badajoz, Pozo y Alfonso XII. Son calles que conservan aún ese tan evocador aire de aljama y son aledañas a la que fue-ra sinagoga de la villa, actual capilla de

Puerta de Jerez

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Monumentos

magnífico y amplio patio con columnas de mármol. En 1600 fue ocupada por las monjas franciscanas terciarias de la Cruz de Cristo, que la convirtieron en su convento. Desde la Desamortización, el edificio es sede del Ayuntamiento de la ciudad.

En la misma plazuela pueden contem-plarse el palacete neoclásico del Conde de la Corte y algunas casas con fachadas modernistas y neoplaterescas.

Desde aquí, y pasando el lugar donde es-tuvo la Puerta de los Santos en la muralla, puede el viajero acercarse a la antigua Enfermería del Convento de San Benito (sede del Centro de Interpretación Vía de la Plata), al Pilar de San Benito (obra gó-tica de mediados del siglo XV) o a la Torre de San Francisco de los siglos XVI y XVII, único vestigio del citado convento.

De vuelta, intramuros, puede andar la ca-lle Gobernador, en la que verá una casa obra del arquitecto sevillano Aníbal Gon-zález, el recuerdo de lo que fuera conven-to de Regina Coeli (hoy, Casino de Zafra), la fachada clasicista de la casa de los Mendoza de la Rocha, el Arco de San An-tonio y el bello palacete neomudéjar del Marqués de Solanda. En la calle Huelva, puede visitar la Casa de la Cultura, ejem-plo de las casas que levantó la oligarquía finisecular, y contemplarse varias facha-das clasicistas del Seiscientos entre las que destaca la del antiguo Cuartel de mi-licias (hoy, Centro Recreativo Segedano).

San José o de Santa Catalina la Vieja. No debe dejarse de visitar la diminuta capilla del Cristo del Pozo, cuyas raíces la tradi-ción popular entronca con la simulación de los conversos.

La vieja sinagoga es probable que se conserve más íntegra de lo que parece. Su sala de amplias proporciones se ar-ticula con arcos de una sencilla labor de lazo a la altura de los capiteles. La porta-da gótica, con semicolumnas torsas, ha perdido la simbología hebraica que debió ostentar en las enjutas. Todo parece obra de la segunda mitad del siglo XV, poco anterior a la expulsión.

En la misma calle se encuentra el Hos-pital de San Miguel, refundado en 1480 por Constanza Osorio, segunda condesa de Feria. A pesar de su lamentable esta-do de ruina todavía permite ver su capilla y enfermería mudéjares. En el retablo de dicha capilla estuvo hasta fechas re-cientes la famosa tabla del San Miguel Arcángel, obra del Maestro de Zafra, que se exhibe como una joya de la pintura hispano flamenca en el Museo del Prado.

AyuntamientoEn la plazuela del Pilar Redondo se halla la antigua casa-palacio de García de To-ledo y Figueroa, hermano del tercer Con-de de Feria y ayo del malogrado príncipe Carlos, hijo de Felipe II. Construida en el primer cuarto del siglo XVI, aún mantie-ne sus muros maestros, su portada y un

Casa - Palacio de García de Toledo y Figueroa, actualmente sede del Ayuntamiento de Zafra

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Monum

entosMonumentos

Casa del Ajimez “Centro de Inter-pretación las Voces de la Ciudad”Entre todos los edificios que conforman la calle Boticas, destaca por su singularidad la llamada Casa del Ajimez, hoy Centro de Acogida al Turista.

Desde finales del siglo XV albergaba las boticas de la villa, en cuyo interior existía una o varias armaduras repletas de botes y cajas, conteniendo los más diversos pro-ductos de la farmacopea del momento, dis-puestos para ser mezclados por medio del almirez, el alambique o la redoma, dando como resultado drogas y compuestos con que aliviar al enfermo.El primer boticario del que tenemos noticia es Juan Vázquez Durán, allá por 1566, al

que sucedería Francisco Durán a los pocos años y que sería el último propietario que a su vez ejerciera la profesión. En efecto, entre los siguientes poseedores del in-mueble, ninguno es boticario, por lo que es alquilada a aquellos que estén intere-sados en desarrollar su profesión a cam-bio de una cantidad anual en concepto de arrendamiento. Este fue el caso de Andrés González Pacheco, boticario procedente de Guadalcanal, que la arrienda en 1643.

En la escritura que se redacta como con-secuencia de tal acuerdo, encontramos por primera vez la denominación de la mencio-nada botica como Botica del Mármol; título que respondía a la presencia en el interior de la misma de un tablero funerario de

mármol -actualmente en el patio- de pro-cedencia romana.

A lo largo del siglo XVII y parte del XVIII sigue desempeñando su función como expende-dora de preparados medicinales. Sin embar-go, a lo largo del dieciocho se constata un paulatino abandono como servicio sanitario, decantándose cada vez más como despa-cho de aguardiente; actividad que se con-vertirá en la principal cuando en 1827 Diego Infante, que la había comprado unos años antes, suscriba un contrato para la venta en exclusiva de licores y aguardientes.

La nueva dedicación como lugar donde vender destilados del vino, se incremen-ta a lo largo de los años siguientes hasta

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Zafra - Guía Turística 16MonumentosColegiata de la Candelaria Levantada para sustituir la vieja iglesia que se hallaba en la actual Plaza Grande, sufrió numerosos altibajos en su proce-so constructivo que no mermaron, sin embargo, su unidad espacial y estética. Se iniciaron las obras en 1527, a inicia-tiva del tercer conde de Feria, y se abre al culto, aunque sin terminar, en 1546. La construcción prosiguió hasta su culmi-nación allá por la última década del siglo XVI. Fueron Maestros Mayores de la fábri-ca Juan García de las Lieves y su yerno Andrés de Maeda. La planta, alzados y volúmenes de la iglesia derivan de los en-sayados a caballo del cambio de siglo XV al XVI: una sola nave, con capillas entre los

convertirse en una pequeña bodega do-méstica. En el centro y apoyada en los huecos se puede observar los lugares en los que se insertaba una prensa. El mosto se deslizaba por el suelo inclinado hacia el lebrillo del final. De ahí se pasaba a las tinajas que rodeaban la habitación para fermentar en el gustoso vino de pitarra.

No sabemos con certeza cuando cesó en su actividad expendedora de vinos y de-rivados, pero ya en el siglo XX la encon-tramos sirviendo de vivienda particular. Las últimas décadas de siglo constatan un deterioro importante en la estructura del edificio que cada vez se resiente más, consecuencia de lo cual fue el hundimien-to de toda su estructura poco antes de ser adquirido por el Plan de Dinamización Turística, quedando únicamente en pie su fachada.

contrafuertes y coro alto a los pies, cruce-ro con cortas alas y ábside ochavado.

En 1609, la iglesia era erigida en Colegial Insigne debido al celo religioso del tercer Duque de Feria. Por entonces se construyó una nueva sacristía y la sala del capítulo.

Entre las obras artísticas que guarda cabe destacar el retablo de la Virgen de los Remedios, cuyo ensamblaje clasicis-ta enmarca nueve lienzos de Francisco de Zurbarán; pintados en 1644 para el mercader zafrense Alonso de Salas Parra. Interesantes son el órgano dieciochesco, los retablos de la Virgen del Carmen, obra de Blas de Escobar, y los funerarios de los mercaderes Juan Ramírez el Viejo. No debe dejar de verse la capilla barroca de la Virgen de la Valvanera, sufragada por comerciantes cameranos asentados en la villa. Ahora bien, la obra más espectacu-lar, la que cierra el ciclo decorativo de la iglesia es el retablo mayor, realizado entre 1656 y 1683 por Blas de Escobar, José de Arce y otros artistas sevillanos del Barro-co. Espléndida es la colección de objetos litúrgicos conservada en la antigua sacris-tía, destacando el Cáliz Rico y la custodia procesional.

Colegiata de Nuestra Señora de la Candelaria

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Zafra - Guía Turística 17Monumentos

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Zafra - Guía Turística 18 Ruta

Burg

uesa

Calle Jerez

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Zafra - Guía Turística 19Ruta

Burg

uesa Ruta de la Zafra Burguesa a pie

Salida: Plaza Grande.Llegada: Recinto Ferial.

RecorridoZafra, desde antiguo, ha sido un impor-tante centro comercial. En el medievo, sus mercados y ferias fueron muy im-portantes, tanto por la presencia de una gruesa Alhama judía, como por el favor interesado de la Casa de Feria.

Mercados y ferias, que aún se mante-nían pujantes en el siglo XVII, cuando un contingente de comerciantes riojanos se asentaron en la ciudad, hicieron florecer el comercio local durante los siglos si-guientes.

Nuestra época, y sobre todo tras el caris-mático 1992 en que la ciudad fue sede de la Feria Internacional Ganadera del Quinto Centenario, ha visto como se re-novaba ese tradicional carácter comercial y burgués, que la distinguía de su entorno rural. El mercado local tuvo su asenta-miento primigenio en las Plazas Chica y Grande, cuyos soportales acogían los negocios de un incipiente comercio co-marcal. En la Chica se celebraban desde 1380 los mercados semanales, por lo que allí estaba la oficina del almotacén, fun-cionario encargado de revisar los pesos y medidas, y tenía grabada en el fuste de una columna la llamada Vara de Zafra,

para que el cliente pudiese comprobar directamente la veracidad de la medida del género adquirido.

La Plaza Grande, originalmente, era solar de la antigua iglesia de la Candelaria y de su cementerio. A mediados del siglo XV, el desarrollo mercantil propició la cons-trucción de soportales en los bordes del camposanto, para favorecer las transac-ciones comerciales. Las plazas son, sin duda, uno de los espacios urbanísticos más originales de la Península, al comu-nicarse entre sí a través del Arquillo del Pan; bajo el que puede verse el retablillo de la Virgen de la Esperancita, obra de mediados del XVII.

Acceso intramurosUna de las calles más sugerentes es la Calle de Jerez, al fondo de la cual se en-cuentran restos de la muralla urbana me-dieval: se trata de la Puerta de Jerez, que permitía el acceso intramuros a los cami-nantes que provenían del Oeste, y de un trozo de la calle de ronda conocido como Callejita del Clavel. En la fachada extra-muros, además, de las imágenes de los santos patronos del gremio de zapateros, puede verse grabado en la cantería un pie castellano, para referencia de medidas. En

la planta alta existe una capilla barroca, en la que se venera la imagen procesional del Cristo de la Humildad y Paciencia.

Del ensanche, antiguamente conocido como Mercado del Trigo, parte una estre-cha calle que nos acerca a las Bodegas Medina, uno de los lugares más atractivos del paseo. Instaladas en una tenería, an-tigua fábrica de curtido de pieles, ofrece la posibilidad de paladear, entre rancias cubas de roble, los extraordinarios caldos de Matanegra y Tierra de Barros, o con-templar su cuidado Museo Etnográfico.

De vuelta, retomamos los restos de la mu-ralla urbana. La visita a la Puerta de Ba-dajoz, que se abría dentro del baluarte del Cubo, nos permite señalar que la muralla de Zafra no se construyó con un objetivo belicista; sino que fue levantada por los Feria, entre 1426 y 1449, con una doble misión: proteger y salvaguardar la produc-ción artesanal y el comercio local de un entorno inseguro, sobre todo en la noche, y controlar fiscalmente a 108 mercaderes y artesanos. La puerta perdió su aparien-cia y su nombre cuando en el siglo XVII se cegó y se abrió en el lienzo de muralla un nuevo arco más capaz, el llamado Arco del Cubo. Sobre la vieja puerta se mantiene

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Ruta Burguesa

una hornacina con la imagen de Santiago Matamoros. Hoy en día se ha vuelto a re-cuperar aquella antigua puerta.

Los comerciantes zafrenses enriqueci-dos, muchos de ellos transmutados en terratenientes y algunos ennoblecidos en los siglos XVIII y XIX, levantaron sus man-siones intramuros. En la Plazuela del Pilar Redondo, a la que hemos llegado a través de la Ronda de la Maestranza que conser-va restos de la muralla, pueden verse la neoclásica Casa-palacio del Conde de la Corte y algunas casas con fachadas mo-dernistas y neoplaterescas.

Burguesía comercial Las calles de la ciudad poseen un abun-dante repertorio de construcciones sun-tuosas, propias de la burguesía comercial y de la nobleza de siglos pasados. Pero no se busquen aquí casas-fortaleza; en Za-fra, la residencia de las clases enriqueci-das es ante todo una casa, con una blanca fachada cuajada de ventanas enrejadas, balcones y algún que otro mirador. En pie-dra o mármol, solo la portada y el blasón familiar.

En la Calle Gobernador se encuentra la Casa de Anibal González, trazada por este célebre arquitecto sevillano poco antes de su muerte para la familia Fernández, la fachada clasicista de la Casa de los Men-doza de la Rocha, casi enfrente del Arco de San Antonio y la bella Casa-palacio del Marqués de Solanda, obra neomudé-jar de finales de siglo. En la Calle Huelva. puede visitar el Casino de Zafra (antiguo convento de Regina Coeli) y la Casa de la Cultura, ejemplos de las casas que levantó la oligarquía de finales de siglo XIX, y con-templarse varias fachadas clasicistas del XVII entre las que destaca la del antiguo Cuartel de Milicias (hoy, Centro Recreativo Segedano).

Y en la Calle Sevilla, la popular Casa Gran-de, edificada en 1601 para el acaudalado mercader Hernán López Ramírez: su mar-mórea portada principal, lo mismo que el patio central y la escalera principal, mues-tran composiciones clasicistas inspiradas en la arquitectura italiana. La casa fue residencia y cuartel general de Juan José de Austria durante la Guerra de Secesión

Portuguesa, y en el siglo XVIII fue habitada por la familia de los Daza Maldonado.

 La importancia de la ciudad se acrecen-tó con la institución de ferias en 1395 y 1453. Si en aquellas fechas pudieron ce-lebrarse intramuros, a partir del siglo XVI se celebraban extramuros en el llamado Campo de Sevilla, actual Plaza de España, y frente al Palacio Ducal (Parador de Tu-rismo) en la actual Plaza de los Escudos, donde se encontraba el conocido Pilar del Duque, un enorme abrevadero para los ganados, obra gótica del siglo XV, que hoy empequeñecido puede verse junto a la Avenida de Antonio Chacón.

Las ferias se celebraban en tres fechas anuales: en febrero, en junio y en octubre; pero será la de San Miguel, la celebrada en el último mes, la que consiga la pri-macía ferial, tras casi setecientos años de existencia. A ella concurren ganaderos de toda la península, se celebran certámenes y concursos de las diferentes especies y razas ganaderas, y exposiciones de pro-ductos industriales relacionados con la agricultura y la ganadería. Hoy convertida, además, en Feria Regional del Campo Ex-tremeño y Feria Internacional Ganadera ha ampliado su oferta a todos los campos de la productividad.

Su magnífico y amplio recinto ferial con-tiene diferentes pabellones expositivos y multiusos y una sucesión de naves capaces de albergar las distintas razas ganaderas que aquí acuden para su ex-posición y venta, que no dejan impasible al visitante.

Casa-Palacio del Marqués de Solanda

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Ducal

Fresco de la Torre del Homenaje. Parador de Zafra. Palacio de los Duques de Feria

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Ruta de la Zafra Ducal a pieSalida: Palacio de los Duques de Feria.Llegada:Monasterio de Encarnación y Mina.

Ruta

Ducal Recorrido

Este paseo le ofrece la posibilidad de cono-cer Zafra tomando como eje las muestras artísticas que aún recuerdan su carácter de villa ducal y su vinculación con el linaje de los Suárez de Figueroa, el de la Casa ducal de Feria, durante los siglos XV al XVII.

El paseo debe iniciarse por el Palacio Du-cal, actual Parador de Turismo. El núcleo lo constituye el alcázar medieval, mandado construir por el primer Conde de Feria, Lorenzo II Suárez de Figueroa. Las obras comenzadas en 1437 fueron concluidas en 1443, y dieron como fruto una fábrica en la que se aunaban las funciones defensivas y residenciales.

Muy interesantes son las pinturas de la Cámara de la Torre del Homenaje, y el te-cho holladero del salón principal bajo. En época del segundo conde se completó el edificio con las techumbres mudéjares de la Sala Dorada y de la capilla. En torno a 1600, en tiempos ya del segundo duque, Lorenzo IV Súarez de Figueroa y Córdoba, el vetusto alcázar fue sometido a una pro-funda remodelación, que fue encomenda-da a Francisco de Montiel, Maestro Mayor de las obras ducales. Éste procedió a fabri-car un patio clasicista de mármol, a elevar

dos alas palaciegas con azoteas, a ambos lados de la puerta principal, y otras tantas galerías abiertas a un nuevo jardín, que complementaría a la añosa Huerta Honda como escenario de fiestas y juegos a imi-tación de la corte.

Enseguida, entre los años 1605 y 1609, se construyó un pasadizo que une el palacio con la iglesia conventual de Santa Marina: que se reedifica al tiempo. Las obras co-rrieron a cargo de maestros alarifes ma-drileños y de canteros extremeños, que siguieron las directrices de Juana Dormer, la aristócrata inglesa que fue primera du-quesa de Feria.

Completaba el conjunto un patio de armas (hoy convertido en plaza pública), al que se accedía por la Puerta del Acebuche, que era la entrada principal del palacio en la época. La iglesia de Santa Marina (actual Centro Cultural Santa Marina) con-serva dos magníficas obras de artistas cortesanos madrileños: el retablo mayor y la escultura orante de Margarita Harring-ton, prima hermana de la duquesa, cuyo legado testamentario sirvió para financiar la fábrica de la iglesia.

Los Suárez de Figueroa tuvieron siempre predilección por el cercano Monasterio de Santa María del Valle, conocido popular-mente como Convento de Santa Clara, por cuanto su iglesia era considerada como panteón del linaje. Aunque fundado en

1428, la capilla mayor de la iglesia, no fue concluida hasta 1454. En ella se guardan las esculturas funerarias del joven Garci-laso de la Vega y de los primeros condes, Lorenzo II Suárez y María Manuel, obras relacionadas con Egas Cueman. En el re-tablo mayor, obra barroca de hacia 1670, se venera la imagen de alabastro de la titular del monasterio, obra de la primera mitad del siglo XV.

Objetos de cultoEn el lado de la epístola se halla la Ca-pilla funeraria del segundo Duque de Fe-ria, construida hacia 1616. Aledaña, pero abierta a la nave, está la Capilla de las Re-liquias, un diminuto espacio que guarda la espléndida colección de relicarios dona-dos por el segundo Duque y su madre en 1603. La clausura, que no puede visitarse, se articula en torno a un claustro del siglo XV, en cuyos muros se conservan algu-nas pinturas góticas. Fueron importantes las reformas del convento realizadas du-rante los siglos XVI y XVII, entre las que hay que contar la del coro y su sillería por ser visibles desde la iglesia. Las monjas conservan numerosos objetos de culto, la mayoría procedente de sucesivas dona-ciones ducales.Interesante también es la visita al Museo Santa Clara, en el que hoy en día podemos disfrutar de un espacio museístico, en el que el visitante puede recrearse en cada uno de sus diferentes corredores y delei-tarse con la historia de Zafra, a través del

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patrimonio histórico artístico, su relación con la casa de Feria y del transcurrir cotidiano de las hermanas clarisas.Ya en la Plaza Grande, podemos acercarnos al Hospital de Santiago, fundado en 1438 -tras iniciarse las obras del alcázar con-dal- en la que fuera primera residencia de los Feria en Zafra. Su portada muestra una pródiga decoración propia del gótico de co-mienzos del siglo XV y, en la hornacina, una pintura barroca que representa la Salutación del Arcángel Gabriel, advocación original del hospital. Dentro puede verse un patio cua-drado de gusto mudéjar y la capilla del esta-blecimiento con una bella bóveda.De vuelta, debemos dirigirnos a la Colegiata

de la Candelaria, una iglesia de proporciones catedralicias. Edificada en líneas góticas, como era tradición eclesiástica en el siglo XVI, muestra una sola nave, con capillas en-tre los contrafuertes y coro alto a los pies, crucero de cortas alas y ábside ochavado. Las obras se iniciaron en 1527, pero se alargaron hasta finales del siglo. En 1609, la iglesia fue erigida en Colegial Insigne gracias a las gestiones del tercer Duque de Feria que mandó construir poco después una nueva sacristía y la sala del Capítulo. La colegia-ta es una muestra del poder nobiliario. Los escudos de la Casa Ducal se repiten no sólo en los muros exteriores, sino también en la sacristía, donde armonizan con un lienzo de escuela italiana y un bello apostolado barro-co, o en el coronamiento del Retablo Mayor de escuela sevillana, fabricado entre 1656 y 1683 por Blas de Escobar y José de Arce.

Familias nobles y burguesasLos otros retablos que guarda la iglesia son todos memoriales funerarios de las familias nobles y burguesas de la ciudad. Destaca el Retablo de la Virgen de los Remedios, que exhibe nueve lienzos pintados por Francis-co de Zurbarán en 1644, para el mercader Alonso de Salas Parra. Interesantes son los retablos funerarios de los mercaderes Juan Ramírez el Viejo y Alonso Sánchez el Viejo, o el del canónigo Mateos Moreno, obra de Blas de Escobar.

Bajo la torre de la iglesia, se encuentra la Ca-pilla de la Valvanera, cuyo aparatoso retablo barroco del siglo XVIII fue sufragado por los nobles cameranos afincados en Zafra.En la plazuela de Pilar Redondo, a espaldas

de la Colegiata, se encuentra la antigua Casa-palacio de García de Toledo y Figue-roa, hermano del tercer Conde de Feria, ayo del malogrado príncipe Carlos, hijo de Felipe II. Construida en el primer cuarto del siglo XVI, aún mantiene sus muros maestros, su portada y un magnífico y amplio patio con columnas de mármol. En 1600 fue ocupada por las monjas franciscanas terciarias de la Cruz de Cristo, que la convirtieron en su con-vento, pero -desde la Desamortización- el edificio es sede del Ayuntamiento de la ciu-dad. Pasado el lugar donde estuvo la Puerta de Los Santos en la muralla, puede el viajero acercarse a la Enfermería del Convento de San Benito, obra de los siglos XVII y XVIII, al fondo de la calle puede verse la Torre de San Francisco único vestigio del convento funda-do por los Feria en el siglo XV.

De vuelta, intramuros, por la Calle San José, se encuentran el mudéjar Hospital de San Miguel, fundación de la segunda Condesa de Feria en 1480, y el Hospital de San Ildefonso construido en el siglo XVII sobre la casa Ruy López, campeón y tratadista del ajedrez. (No se visitan)

Al final de la Calle Tetuán, atravesando el Arco del Cubo, abierto en la muralla a finales del seiscientos, se encuentra el Monasterio dominico de La Encarnación y Mina, conoci-do como Convento del Rosario. Fue fundado en 1511 por María Manuel de Figueroa, Con-desa de Medellín hija del segundo conde de Feria. De interés es la iglesia de tres naves, cubiertas con bóvedas semejantes a las de iglesias norteñas del siglo XVI, y la devota imagen del Cristo del Rosario, obra de fina-les del mismo siglo.

Ruta Ducal

Cuadro de Zurbarán(Parroquia de la Candelaria)

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Ruta Ducal

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arPatio de Zafra

Un paseo por la villa de las tres culturas. Esta propuesta le permite conocer la ciudad tomando como hilo conductor las manifestaciones artísticas mudéjares, en las que perdura la huella de la Zafra medieval, la “Çafra” de las tres culturas, un escenario de tolerancia en el que convivieron -aunque por poco tiempo- musulmanes, judíos y cristianos. Patio de Zafra

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ar Ruta de la Zafra Mudéjar a pieZafra MusulmanaDel dominio islámico aún restan las ruinas del castillo de El Castellar, una fortaleza que controlaba el valle desde los crestones de la sierra. Fue utilizada como tal hasta el siglo XVI. Su difícil acceso requiere que le dediquemos una mañana o una tarde: las vistas desde el sitio gratificarán el es-fuerzo. 

Pero nuestro paseo intramuros de Za-fra lo iniciamos en la Plaza Chica, la que fuera centro de la villa, el lugar donde se encontraba la casa del concejo y se cele-braban los mercados semanales. Tras la reconquista de Zafra a mediados del siglo XIII, los alarifes moriscos (albañiles musul-manes que permanecieron en la villa tras la ocupación cristiana) conservaron su es-tética -el arte mudéjar- en la arquitectura, pero ahora al servicio de los vencedores. Su éxito fue tal que las formas mudéjares se mantienen en Zafra durante siglos como una faceta más del gusto constructivo po-pular, cuyas características pueden adver-tirse en la Plaza Chica.

Con esta Plaza comunica la Calle Boticas, en la que se encuentra la famosa Casa del Ajimez. Se trata de una vivienda familiar del siglo XV, cuya fachada muestra un aji-mez, es decir, una bella ventana mudéjar, partida por una columnilla de mármol so-bre la que descansan dos arcos angrelados de ladrillo. Así mismo, es muy interesante el esgrafiado que adorna la fachada, uno de los pocos restos de esta técnica deco-rativa, que debió abundar en la ciudad. Casi

enfrente y en las calles adyacentes pueden verse otras viviendas mudéjares, elevadas en el final del medievo.

Zafra JudíaMuy cerca, en la Calle de San José, puede verse la que fue antigua Sinagoga de la vi-lla, tras la expulsión consagrada como igle-sia de Santa Catalina de Alejandría, y el si-glo XVIII restaurada y dedicada a San José. Aledaña a la sinagoga se extendía la Jude-ría que ocupaba, entre otras, las actuales calles de San José, Badajoz, Pozo, Alfonso XII: calles que aún conservan un evocador aire de aljama. La judería zafrense fue im-portante y numerosa, gracias al amparo de los Condes de Feria, para quienes los in-dustriosos judíos de la villa constituían una importante fuente de tributos. De la tutela señorial a la cultura hebraica es ejemplo el patrocinio (en 1419 y aquí, en Zafra) de la primera traducción al castellano de la Guía de Perplejos de Maimónides, la más anti-gua de cuantas traducciones se hicieran a lenguas vulgares de esta obra fundamental de la espiritualidad judía.

En la judería deben visitarse la diminuta Capilla del Cristo del Pozo, cuyas raíces la tradición popular entronca con la simula-ción de los conversos, y el Hospital de San Miguel, fundado en 1480 por Constanza Osorio, segunda condesa de Feria. El reta-blo de dicha capilla estuvo presidido por la famosa tabla del San Miguel Arcángel, obra del Maestro de Zafra que se exhibe como una joya de la pintura hispano-flamenca en el Museo del Prado.

Zafra cristianaDe vuelta a la Plaza Chica, atravesamos el Arquillo de la Esperancita para aden-trarnos en la Plaza Grande. Original-mente fue solar de la antigua iglesia de la Candelaria, que ocupaba la parte más ancha del recinto, y por su cementerio. A mediados del siglo XV, el desarrollo mercantil de su entorno propició la cons-trucción de soportales en los bordes del camposanto, para favorecer las transac-ciones comerciales. Cuando se derriba y traslada la iglesia a su actual ubicación (segunda mitad del siglo XVI), surge como nuevo espacio abierto intramuros. Entre las casas que lo bordean destacan la que fuese casa natal del humanista Pedro de Valencia, de demostrada ascendencia ju-deoconversa.Junto a las plazas y al final de una ca-lle sin salida, se encuentra el Hospital de Santiago. Aliado se encuentra el Conven-to de Santa Catalina (no visitable), cuya iglesia se cubre con unos interesantes artesonados que constituyen hitos artísti-cos dentro del mudéjar extremeño.

En la calle Sevilla puede visitarse el Con-vento de Santa Clara, que posee una iglesia gótico-mudéjar construida en la primera mitad del siglo XV. Nuestro pa-seo, puede concluir -o hacer estación- en el Palacio de los Duques de Feria. (Para-dor de Turismo). Su parte más antigua, el alcázar condal, si bien en su regularidad concuerda con las construcciones pala-ciegas góticas del siglo XV, en cuanto a su decoración responde al gusto mudéjar.

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Ferias y Fiestas LocalesFeria Internacional Ganaderay Feria Regional del CampoExtremeño (Feria de San Miguel)Se celebra a finales de septiembre, prin-cipios de octubre y se caracteriza por los concursos ganaderos a nivel nacional e in-ternacional que se realizan en el magnífico recinto ferial que dispone Zafra. Medalla de Extremadura desde el año 2000.www.figzafra.es

Feria de San MiguelSe celebra en las mismas fechas que la fe-ria ganadera, siendo famosas sus corridas de toros, así como su completo Mercado Comercial e Industrial. www.figzafra.es

RomeríasRomería del Aleluya Se celebra el Domingo de Resurrección, en los alrededores de la ciudad en un bonito Santuario llamado ERMITA DE BELÈN. Se caracteriza por los concursos de engalana-miento de las “ovejitas”.

Romería de Quasimodo(Domingo siguiente a la Pascua de Resu-rrección). Celebración en la Ermita de Belén y sus alrededores.

Romería de San IsidroCelebración el día 15 de mayo. Se carac-teriza por la fiesta típica llamada “La Gar-banzá”.

ChaquetíaSe celebra el 1 de Noviembre en los alrede-dores de Zafra.Feri

a Y Fi

estasBacanal de la grasa

Corpus

Feria de San Miguel

Feria de la Primavera

De la Luna al Fuego

Semana Santa

CarnavalSe celebra en febrero y se caracteriza por sus concursos de disfraces, murgas, etc... El domingo de Carnaval, tiene lugar la fies-ta de la BACANAL DE LA GRASA.

Feria del MocoSe celebra en febrero: Concursos de gana-do Mular, Asnal y Caballar.

Semana SantaProcesiones que cobran gran belleza en los rincones mas entrañables de la ciudad. www.zafracofrade.com

Feria de Abril y Salón del Medio Ambiente (Feria de la Primavera)Se celebra en dicho mes. Ganado Merino, Exposiciones de Avicultura y Turismo Rural. www.figzafra.es

Fiesta “De la Luna al Fuego”Se celebra en torno al 24 de junio. Desde finales del siglo XIV, Zafra celebra la Feria de San Juan (24 de junio). El programa «De la Luna al Fuego» ha conseguido revitali-zarla a través de la recreación ambiental-festiva de la ciudad durante los siglos XVI y XVII. Teatro, conciertos, ajedrez viviente, mercado del Siglo de Oro y jornadas gas-tronómicas son algunas de las ofertas de este evento que se celebra anualmente en torno a la festividad del Bautista. Entre los festejos tradicionales, que acoge el pro-grama, están la procesión del Corpus, con su llamativo paso de la custodia sobre la alfombra floral que se elabora en la calle Ancha, y la gitana «Mojá de Varas» de la mágica noche de San Juan.

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Directorio TelefónicoAdm. de Hacienda ................................... 924 56 30 43Agencia de Empleo Joven ..................... 924 56 30 38Área de Rehabilitación (A.R.I.) .............. 924 55 58 70Atención al Ciudadano ........................... 900 71 38 82Ayuntamiento .......................................... 924 55 45 11Biblioteca .................................................. 924 55 17 02Bomberos ................................................. 924 55 08 91Casa de la Cultura ................................... 924 55 41 34C. A. D. (Junta Extrem.) .......................... 924 02 96 00Centro de Smpleo (S.E.X.P.E.) ................ 924 02 99 08Centro de Salud (cita previa) ................ 901 10 07 37Centro de Salud (urgencias) ................. 924 55 45 39Correos y Telégrafos ............................... 924 55 02 78Cruz Roja .................................................. 924 55 02 97Diputación Provincial ............................. 924 55 27 07Emergencias ............................................ 112Estación de Autobuses ........................... 924 55 39 07Fund. Mpal. Deportes ......................... 924 55 48 08

Guardia Civil ............................................. 924 55 01 24Hogar de Mayores ................................... 924 02 95 94Hospital ..................................................... 924 02 92 00Hospital (urgencias) ............................... 924 02 92 39I. T. V. (cita previa) ................................... 902 48 80 00Ofi. Aten. Psicol. Mujeres ....................... 924 55 43 54Oficina Recaudación ............................... 924 55 41 31Policia Local ............................................. 924 55 43 43Radio Emisur............................................ 924 55 12 52Recinto Ferial ........................................... 924 55 07 81R. E. N. F. E. ............................................... 902 24 02 02Residencia de Ancianos ......................... 924 55 56 65Servicio de Aguas ................................... 924 55 17 31Taxis Plaza de España ............................ 924 55 10 24Taxis C/ Cervantes ............................. 924 55 10 41Turismo ..................................................... 924 55 10 36Universidad Popular de Zafra ............. 924 55 27 04 Teléf

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Edita: Ayuntamiento de Zafra

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