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Ponencia sobre Moneda Alternativa de la L

Ponencia moneda alternativa - la Canica

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Ponencia sobre

Moneda Alternativa

de la

L

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Índice de contenido1. INTRODUCCIÓN.................................................................................31.1. LA NATURALEZA DEL DINERO.....................................................................4 1.1.1. El dinero en la economía capitalista.............................................................4 1.1.2. Herramienta del imperio: precios, disponibilidad y mercantilización.........6 1.1.3. La moneda social como medio de intercambio indirecto............................81.2. OTRAS MONEDAS............................................................................................9 1.2.1. Experiencias históricas..................................................................................9 1.2.1.1. Moneda oxidable de Wörgl (1932-33)...........................................................9 1.2.1.2. Monedas de colectividades en la Revolución Española (1936-37)..................10 1.2.2. Experiencias actuales...................................................................................11 1.2.2.1. Moneda electrónica/Cripto moneda..........................................................11 1.2.2.2. La moneda en el sistema LETS.................................................................12

2. LA COMUNIDAD DE INTERCAMBIO...........................................152.1. CUESTIÓN PREVIA.........................................................................................152.2. FUNDAMENTOS..............................................................................................15 2.2.1. Finalidad......................................................................................................15 2.2.1.1. Preámbulo.........................................................................................................15 2.2.1.2. Fin último...................................................................................................16 2.2.1.3. Objetivos.....................................................................................................17 2.2.2. Requisitos de admisión...............................................................................18 2.2.3. Estructura....................................................................................................19 2.2.3.1. Una Asamblea de Asambleas.....................................................................19 2.2.3.2. El consenso y la dimensión de la Asamblea................................................21 2.2.4. Tipos de asociados/as................................................................................22 2.2.5. Moneda.......................................................................................................24 2.2.5.1. Nombre de la moneda................................................................................24 2.2.5.2. Relación de equivalencia con el Euro.........................................................24 2.2.5.3. Convertibilidad (euro/moneda alternativa y moneda alternativa/euro)...26 2.2.5.4. Límites de crédito......................................................................................27 2.2.6. Resolución de conflictos.............................................................................272.3. FUNCIONAMIENTO.......................................................................................29 2.3.1. Legalidad......................................................................................................29 2.3.2. Financiación................................................................................................30 2.3.3. Inscripción...................................................................................................31 2.3.4. Sistemas Informáticos.................................................................................32

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2.3.5. Previsión de productos y servicios intercambiables con la nueva moneda...34 2.3.6. Precios.........................................................................................................34 2.3.6.1. Precio de la hora de trabajo........................................................................34 2.3.6.2. Precios mixtos............................................................................................36 2.3.6.3. Límites a los precios....................................................................................37 2.3.7. Central de abastecimiento..........................................................................38 2.3.8. Coordinación con otras redes....................................................................40 2.3.9. Comisiones y grupos de trabajo..................................................................41 2.3.9.1. Comisión de Acogida.................................................................................41 2.3.9.2. Otras (informática, abastecimiento, etc.)....................................................412.4. DESARROLLO DE LA COMUNIDAD DE INTERCAMBIO......................42

3. ANEXOS.............................................................................................................43 3.1 Ponencia de BandaAncha sobre la creación de una moneda alternativa.......43 3.2 Sin animo de Lucro.........................................................................................45 3.3 El problema del dinero durante la autogestión española 1936-1939.............46 La aplicación en la práctica............................................................................47 Hacia la autogestión.......................................................................................49 3.4 Dinero oxidable: el milagro de Wörgl..............................................................50

—NOTA—Esta ponencia que presentamos es un trabajo colectivo en cuya preparación han

participado 15 personas. El contenido ha sido consensuado, pero se ha respetado el estilo de redacción de quienes aportaron textos. Por esta razón, por ejemplo, los plurales aparecerán en unas ocasiones en genérico masculino (nosotros) o desdobla-dos (nosotros y nosotras), y en otras ocasiones se utiliza la «x» («nosotrxs») o la barra oblicua (nosotros/as). Lo importante, a nuestro juicio, dejando aparte diferencias de opinión sobre la forma de combatir el lenguaje sexista, es que uno de los objetivos fundamentales de cualquier moneda alternativa sea la eliminación del patriarcado. Y así lo hemos hecho constar en el capítulo correspondiente.

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1. INTRODUCCIÓNEl 22 de junio de 2013, en el CS(r)OA La Quimera, la RCA aprobó una ponencia1 de Banda Ancha en la que se proponía la creación de una moneda alternativa. La ponencia aprobada marcaba también el método de trabajo para crear la moneda:

Proponemos que, en caso de que haya consenso, se constituya una comisión encargada de desarrollar el acuerdo y que esta comisión trabaje en tres fases:1ª Fase. Elaborar un estudio detallado para que en una próxima Asamblea los colectivos pue-dan pronunciarse con datos más claros sobre la forma en que quieren poner en práctica la idea.2ª Fase (a iniciar solo cuando una Asamblea de la RCA haya decidido el sistema concreto de intercambio con moneda alternativa). Preparar el ensayo general —a modo de juego cola-borativo entre colectivos de la RCA— del sistema aprobado para familiarizarse y comprobar su operatividad. 3ª Fase (a iniciar cuando la Asamblea determine que es factible). Puesta en marcha real de la moneda alternativa.

La comisión de moneda alternativa de la RCA se constituyó el 30 de junio de 2013 y durante los ocho meses transcurridos desde entonces ha estado ocupada en la elaboración del «estudio detallado» que hoy os presentamos.

En los dos apartados de esta introducción, titulados «La naturaleza del dinero» y «Otras monedas», hemos intentado explicar(nos) qué es el dinero, cómo funciona bajo el capitalismo y de qué otras formas puede funcionar.

En el capítulo 2, «La Comunidad de Intercambio», hemos ordenado todas las po-nencias de la comisión que requieren un posicionamiento de la RCA. Cada ponen-cia ha sido sometida a debate y consensuada en reuniones periódicas de la comisión, en muchos casos después de varias revisiones del texto inicial.

Esperamos que este estudio sirva al propósito para el que ha sido escrito: facilitar a la Asamblea de la RCA la toma de decisiones sobre la creación de una moneda alternativa.

1.1. LA NATURALEZA DEL DINERO1.1.1. El dinero en la economía capitalistaEl dinero es una consecuencia de la división del trabajo. La división del trabajo, ca-racterizada por la producción de cosas con el propósito de intercambiarlas (es decir, la producción de mercancías), es un acontecimiento histórico inseparable del dinero.

La utilidad social del dinero se comprende mejor si intentamos imaginar todo un sistema de intercambio sin él, remontándonos al trueque.

1 Anexo 3.1, página 43 (Ponencia de Banda Ancha sobre la creación de una moneda alternativa).

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La complicación del trueque, también llamado intercambio directo, es que requie-re una doble coincidencia de necesidades para lograrse: Imaginemos que un sujeto «A» se propone hacer un intercambio porque necesita unos zapatos y le sobra un martillo. En esas circunstancias, solo podrá obtener los zapatos que necesita cuando encuentre a un sujeto «B» a quien casualmente le haga falta un martillo y le sobren un par de zapatos. Este es el ejemplo de trueque más simple posible. Ahora, imagi-nemos a alguien a quien le sobran cientos de zapatos: un zapatero. Esta persona, que por medio de la división del trabajo se dedica a fabricar zapatos para intercambiarlos por otros productos y servicios necesarios para su subsistencia, ¿cuántos días tardaría en dar con otras personas que quieran sus zapatos a cambio del pan, la verdura o el combustible que necesita diariamente para vivir?

La doble coincidencia de necesidades, esa condición de todo trueque, es un obs-táculo para el intercambio de bienes y servicios que las sociedades de la antigüedad solventaron mediante la progresiva utilización de mercancías de aceptación genera-lizada como medio de cambio: puntas de lanza, conchas de moluscos, plumas, aba-lorios, sal… Desde el momento en que esas mercancías pasaron a ser mercancías de referencia para efectuar intercambios se convirtieron en dinero.

El dinero, cuyo origen se data en el neolítico, nació pues en forma de mercancía, de objeto intercambiable. Miles de años después, el dinero no solo no ha abando-nado la forma de mercancía sino que se ha transformado hoy, bajo el capitalismo, en la forma más concentrada de mercancía, en mercancía pura, puesto que no tiene utilidad alguna más allá de la de su «intercambiabilidad». Cualquier dinero anterior a éste que manejamos tenía un valor de uso distinto a su utilidad como objeto inter-cambiable. La punta de lanza servía para cazar cuando dejaba de usarse como dine-ro. Incluso el oro servía para la joyería cuando dejaba de ser dinero. Pero el dinero fiduciario capitalista no tiene utilidad alguna más que como dinero, es decir, como mercancía de referencia para el intercambio de productos y servicios.

En paralelo a la transformación histórica del dinero en mercancía pura ha ido operándose una progresiva sublimación2 del dinero: de las mercancías consuetudina-rias (puntas de lanza, sal, conchas) a los metales acuñados; de los metales acuñados al papel respaldado por metales; del papel respaldado por metales al papel sin más; del papel a la tarjeta de crédito (que ya no es dinero sino un transmisor para apuntar transacciones entre cuentas bancarias)… El dinero actual se ha volatilizado, ya casi es aire. Solo un 10% de los intercambios que se realizan en el mundo se efectúan con papel moneda. El resto, el 90% de las transacciones mundiales, se realizan mediante asientos contables en cuentas bancarias por medios telemáticos.

La corporeidad del dinero, el hecho de que el dinero naciera en forma de mercancía y haya tenido desde su origen hasta hoy un soporte material —sal, conchas, metal, pa-pel, etc.— es la causa principal de que se le continúe confundiendo desde entonces con

2 Proceso físico por el que la materia pasa de estado sólido a gaseoso.

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una mercancía. Detrás de toda justificación teórica del dinero capitalista está la confu-sión deliberada entre dinero y mercancía. Aunque hoy en día ya no haya ninguna nece-sidad de billetes o monedas, el hecho de que se emitan todavía tiene un valor simbóli-co fundamental para la supervivencia del capitalismo3: los billetes impresos y monedas acuñadas perpetúan la ficción de la materialidad del dinero. Si el dinero perdiera por completo la materialidad, si el dinero solo fuera una serie de apuntes en cuentas tele-máticas, el dinero empezaría a conceptualizarse rápidamente entre la población como lo que es en realidad: una simple unidad de medida, como el litro o el metro.

Y una unidad de medida, llámese euro, kilo o litro, no puede acumularse ni prestar-se con intereses. No podríamos hablar de escasez o abundancia de dólares como no po-demos hablar de escasez o abundancia de millas o pulgadas. Sin embargo, la mercancía euro puede prestarse contra interés, acumularse. Se puede monopolizar la fabricación de la mercancía dólar y programar a conveniencia su escasez o abundancia.

Todas estas características del dinero mercancía propio del capitalismo anulan su función social, que es facilitar los intercambios de productos y servicios, y lo convier-ten en un instrumento de dominación. Pero éste es menos un problema del dinero que del capitalismo, que corrompe todos los instrumentos e instituciones de utilidad social para perpetuarse. En las escuelas de un régimen capitalista se enseña a obe-decer en lugar de a pensar libremente. El urbanismo capitalista diseña estructuras arquitectónicas para el aislamiento y control social en lugar de crear espacios de rela-ción y convivencia colectiva. Etc.

El capitalismo no solo ha corrompido históricamente el dinero, y por lo tanto los intercambios indirectos, sino los trueques, los intercambios directos. Por el do-cumental The Money Fix, emitido en las jornadas de moneda alternativa de la RCA, hemos llegado a conocer un club de trueque que servía para dar salida a excedentes de producción de empresas capitalistas. Los pioneros comerciantes del genocidio norteamericano se aprovecharon de la cultura de los nativos iroqueses, basada en la economía de la donación, trocando pieles —que luego colocaban en los mercados a precios suntuarios— por whiskey barato o productos manufacturados que desarrolla-ran dependencia en sus comunidades (por ejemplo, rifles, que suscitaban la necesi-dad constante de pólvora). Más revelador aún es el truck system, un sistema capitalista de pago en especie por el que los empleados obtenían a cambio de su trabajo habi-tación en barracones y provisiones en almacenes corporativos. Se hizo popular en la cuna del capitalismo, Inglaterra, entre los siglos XVIII y XIX, y se extendió como la pólvora en Estados Unidos, precisamente debido a la carencia de divisa nacional y la nula solvencia de los billetes bancarios.

De estos ejemplos se deduce que ninguna moneda social, ni siquiera la abolición

3 Otrarazónpoderosaparaqueaúncontinúenimprimiéndosebilletesesquelaevasiónfiscalse-ría prácticamente imposible si todos los intercambios tuvieran que anotarse en cuentas telemáticas nominales.

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del dinero, supondrán por sí solas el fin del capitalismo. Al capitalismo solo se le des-truye cortando sus tres cabezas: la propiedad privada de los medios de producción, la explotación laboral4 y el Estado.

En conclusión, el dinero no es una invención capitalista. Es muy anterior al capi-talismo. El dinero no tiene autor. Es una creación social y, como todas las creaciones sociales importantes, es difícil precisar hasta qué punto cada generación ha influido en él o ha sido influida por él.

Sabemos que un dinero concebido como mercancía, prestable contra interés, de emisión centralizada, acumulable y escaso moldea personas miedosas, insolidarias, competitivas y propensas a la acumulación innecesaria.

Pero la cuestión que nos ocupa aquí es saber si personas que confían entre ellas, solidarias y cooperativas pueden moldear un dinero concebido como unidad de me-dida y, por lo tanto, suficiente —ni escaso ni excesivo—, sin interés, no acumulable y descentralizado.

A diferencia de los compañeros y compañeras que nos antecedieron en el intento, en esta generación tenemos la tecnología para hacerlo.

1.1.2. Herramienta del imperio: precios, disponibilidad y mercantilizaciónCuando la sociedad funciona a través de una fuerza organizada y separada que recauda impuestos, decreta normas y las hace cumplir, estamos ante un hecho político singular, el Estado. No es una realidad intemporal, tiene fecha de nacimiento y también de caducidad. Como acertadamente dice Bakunin, el Estado es una forma histórica de sociedad, y como tal, perecedera: «Es la autoridad, es la fuerza, es la ostentación y la infatuación de la fuerza». En efecto, el poder —la autoridad que confiere el monopolio de la fuerza-— es el elemento clave del Estado y la razón última de su ser. A diferencia del antiguo, el Estado moderno —después de que Maquiavelo revelara su verdad íntima-— no necesita razones divinas para explicarse, se justifica por sí mismo, él mismo es su propia finalidad. A eso llamaron la Razón de Estado. (Miquel Amorós)

En la economía clásica del coste de producción, equivale a la determinación del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de una mercancía, pues el coste de producción está formado por:

lLas materias primas y el desgaste de los instrumentos, es decir, por productos industriales cuya fabricación ha costado una determinada cantidad de jorna-das de trabajo y que representan, por tanto, una determinada cantidad de tiempo de trabajo. lTrabajo socialmente necesario para producirlo; cuya medida es también el tiempo. l Impuestos (aunque no se paguen). lBeneficios de la empresa (lucro, renta del capital).

4 En cualquiera de sus versiones (esclavitud, asalariado, etc.)

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Así pues: el precio es un concepto económico de aplicación tanto en aspectos teó-ricos de la disciplina como en su uso técnico y en la vida diaria, el precio de mercado es el precio al que un bien o servicio puede comprarse en un mercado concreto.

A partir de las primeras décadas del siglo XX se hizo evidente que esa situación no solo no es el caso sino que no será el caso: en una era de comercio incrementalmente dominado por empresas multinacionales, lo económico es cada vez más infraestruc-tura y superestructura, pues lo político ha perdido toda su autonomía, la razón de estado se convierte en Razón de Mercado.

Las empresas transnacionales son las que dominan la economía mundial a tra-vés del «mercado». Es el fenómeno de expansión y dominación, instaurado so-bre la base de la lógica del capital eufemísticamente denominado globalización. Determinan:

lel valor de la moneda, lel precio de las materias primas, l las tasas de interés, l los precios de los productos alimenticios, de la energía, de la naturaleza, etc. l…y la disponibilidad de los productos, ya sean materias primas, productos ela-borados o el conocimiento como información-mercancía (una nueva forma de fragmentación social).

La disponibilidad de productos básicos a nivel mundial ya no depende de la pro-ducción local, la mercantilización de la vida cotidiana se decide en los Mercados de futuro, que mediante contratos (contrato de futuros) que consisten en la realización de contratos que obligan a las partes contratantes a comprar o vender un número determinado de bienes o valores (activo subyacente) en una fecha futura y determi-nada, pactando en el presente el precio, la cantidad y la fecha de vencimiento. El mercado de futuros es uno de los submercados del mercado de capitales.5

Todo se mercadea: lProductos: Materias Primas (algodón, azúcar, maíz, café, colza, cacao, soja, petróleo, oro, gas natural, plata, platino, cobre, paladio, heating oil), Primeras Transformaciones (aceite de oliva, leche en polvo, harinas, carnes…). l Instrumentos Financieros: activos financieros (índices de precios de acciones, renta fija, prestamos, valores…). lDivisas o monedas extranjeras. Incluso una moneda virtual como el BitCoin (que, como recordaréis, se intentó potenciar hace unos meses por distintos «círculos» de Madrid y se apreció que se utilizaba, entre otras tropelías, para blanqueo de dinero) no se escapa a esta especulación6.

5 Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Contrato_de_futuros y http://www.youtube.com/watch?v=w00MVGQsZfUFILMAFFINITY)6 http://www.plus500.es/Instruments/BTCUSD

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El control se extiende a la propiedad de la tierra (grandes extensiones en África, Asia y América del Sur, incluso en Europa), al agua (privatización de ríos para cons-trucción de presas, suministro a las ciudades…), a los cultivos (sobre todo de transgé-nicos); y en la forma más extrema, sobre variedades genéticas de especies vivas: paten-tes sobre microorganismos y semillas, en muchos casos utilizadas ancestralmente por los pueblos, aniquilando su soberanía y autonomía. (Casi el 100% de los piensos —Alimento para el ganado— están compuestos de transgénicos). El mercado global de semillas está controlado en estos momentos por las siguientes compañías: Monsanto, Bayer, Syngenta, Dow AgroSciencies y Dupont7.

La miseria colectiva de extensas capas de la población en los «países ricos» y pue-blos depauperados en otras regiones, en las postrimerías del S.XXI, no es el resultado de factores tales como superpoblación o falta de recursos, sino de la irracionalidad de su explotación por el actual sistema económico y político.

«Un capital sin réditos puede hacer desaparecer al capitalista, la desaparición de las rentas del capital puede hacer desaparecer al capitalismo».

1.1.3. La moneda social como medio de intercambio indirectoEl dinero en una economía capitalista cumple las siguientes funciones:

1. Servir como unidad de medida del valor de los factores, bienes y servicios económicos.

2. Servir de medio de cambio universal, coordinando las decisiones de todos los participantes en el mercado a través del sistema de precios.

3. Servir como medio de acumulación de riqueza, o servir para «reserva de valor».4. Coordinar en el tiempo (coordinación intertemporal) las decisiones de los dis-

tintos agentes económicos.5. El dinero permite que lo que unos ahorran hoy (para gastar mañana) esté dis-

ponible hoy (en la forma de crédito o préstamo) para quien lo necesita ahora pero que solo podrá pagarlo después.

Y efectivamente, en esta economía, como ningún individuo, ni familia, ni grupo humano es autosuficiente, todos necesitamos intercambiar los bienes y servicios que necesitamos y que producimos. Los seres humanos nos necesitamos unos a otros, y trabajamos unos para otros. Esto da lugar al intercambio (el mercado), que cuando no existía el dinero se realizaba como trueque directo de unos bienes y servicios por otros bienes y servicios.

Seguramente los fundamentos de intercambio o trueque son tan antiguos como la propia historia de la humanidad. Ahí donde ha habido personas haciendo tra-tos sobre sus objetos intercambiables (sobrantes o necesarios), ha habido la figura de las transacciones facilitándose el fenómeno del mercado. El dinero como medio

7 http://ecocosas.com/documentales/transgenicos-censurado

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referente al que posicionar cualquier otro producto o mercancía es presumiblemente posterior y queda a largas distancias de los actos de cambios. Pero el trueque tiene problemas: es difícil de realizar entre otras razones porque suele ser difícil hacer coin-cidir en el tiempo la necesidad del intercambio.

En el nivel más básico, la moneda funciona como un medio de intercambio, una unidad de valor (una [MS]*8, por ejemplo —que tiene el valor que se le otorgue—) y un depósito de valor (puedes mantener esta moneda, ya que conserva su valor). Es también una fuente de información acerca de valor relativo, y sobre lo que es nece-sario para mantener fluyendo el comercio, por ejemplo, ajustar la oferta de dinero o coordinar el tipo de cambio con otros colectivos para poder intercambiar los produc-tos, tratando de hacer desaparecer aquellos defectos que vayan apareciendo similares al actual sistema monetario.

Con la moneda local alternativa, una comunidad puede cubrir las necesidades que con la moneda estatal no siempre o no todas las personas participantes pueden estar satisfaciendo. Las monedas alternativas locales valoran el tiempo, pertenecen a la comunidad, su uso es un valioso ejercicio de integración al colectivo, es dinero que tiene el respaldo de la confianza en el colectivo que lo utiliza y mantienen la ac-tividad económica en movimiento. Hay modelos en marcha y funcionando, algunos desde hace muchos años.

Una moneda alternativa no imposibilita la realización de intercambios directos, ya sea trueque, bancos de tiempo o cualquier otra idea que pueda realizarse. Por otra parte, y no menos importante, es que la economía se escapa de los controles del po-der, a la lógica de los mercados capitalistas y no genera plusvalías.

En efecto, los modelos de ayuda mutua (Kropotkin), la constitución de cooperati-vas y los mercadeos fundamentales no han dejado de ser una propuesta interesante en todas las épocas de crisis del sistema capitalista, Rescatarlos como alternativas di-rectas a situaciones económicas difíciles por falta de trabajo no es una idea de nuevo cuño; la originalidad es plantearlo como un modelo que sea una alternativa de vida a un sistema que conduce a la tierra y a todos sus pobladores al desastre.

1.2. OTRAS MONEDAS1.2.1. Experiencias históricasAcompañamos este breve análisis de monedas históricas, precursoras de las monedas alternativas modernas, con dos artículos anexos al final de la ponencia: «Dinero oxida-ble: el milagro de Wörgl»9 y «El problema del dinero durante la autogestión española 1936-1939»10.

8 A falta de que la RCA decida el nombre de una moneda alternativa, usaremos a lo largo de toda la ponencia la expresión [MS]* para referirnos a ella.9 Anexo 3.4, página 5010 Anexo 3.3, página 46

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1.2.1.1. Moneda oxidable de Wörgl (1932-33)El dinero oxidable de Wörgl (Austria) nació en un contexto económico semejante al qe nos encontramos en la actualidad: una crisis mundial provocada por el capital financiero internacional.

Entre 1929 y 1933, el comercio mundial disminuyó en un 60%, y el flujo internacio-nal de capital retrocedió hasta en un 90%. Una de las consecuencias más graves de la crisis de esa época fue el crecimiento acelerado del desempleo masivo y la pobreza. El desempleo en la Austria de entonces se ha calculado en 24,7%.

En este contexto de crisis, el ayuntamiento de Wörgl emitió por primera vez, el 5 de julio de 1932, una moneda municipal que se depreciaba un 1% al mes. El experimento no pretendía ser revolucionario. La moneda oxidable era vocacionalmente complemen-taria con el Schilling, la moneda oficial del Estado, y no pretendía más que reactivar el comercio y mitigar el paro local.

Pero solo 6 meses después, en enero de 1933, el gobierno austriaco ilegalizaba la nueva moneda, amenazando al pueblo de Wörgl con una intervención militar si no cesaba en su uso, y la vecina Suiza declaraba persona non grata al alcalde del pueblo, prohibiéndole el paso al país. ¿Por qué? Porque estaba funcionando. En solo 6 meses el paro había baja-do en Wörgl un 14% mientras que en el resto de Austria había subido un 19%.

Con respecto a la moneda alternativa que pretendemos crear, la moneda oxidable de Wörgl tiene dos déficit fundamentales: el soporte físico (en billete) y la emisión centra-lizada por una administración del Estado (municipal, en este caso). Es cierto que la oxi-dación puede disuadir a los tenedores de billetes de acumularlos con fines especulativos pero, a pesar de todo, la oxidación no basta para erradicar los fenómenos asociados a la emisión centralizada y el soporte físico en billete, como la inflación (más moneda en circulación que oferta de productos y servicios) o la deflación (más oferta de productos y servicios que moneda en circulación).

Aún así, el pánico que desató la moneda oxidable de Wörgl entre las autoridades polí-ticas y financieras de la época nos da un indicio de la potencialidad transformadora de las monedas verdaderamente libres.

1.2.1.2. Monedas de colectividades en la Revolución Española (1936-37)En el caso de las colectividades de la Revolución Española, la experimentación con dinero llegó después de la toma de los medios de producción y la instauración de las Asambleas como órganos de decisión política —sobre todo en los pueblos—. La enseñanza que podemos extraer es diferente a la de Wörgl. Es una enseñanza más relacionada con la abolición del dinero, nuestro objetivo final, que con el uso de di-nero como herramienta de transición.

Si bien es cierto que hubo pueblos que después de colectivizar los medios de pro-ducción pasaron a declarar con la mejor intención revolucionaria la abolición del dinero, no podemos afirmar que esto se consiguiera. Es cierto que hubo pueblos que quemaron en hogueras públicas todas sus pesetas pero no pasaron de eso, de

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abolir la moneda oficial del estado español. El dinero, el medio de cambio, no pudo abolirse.

La toma del montón kropotkiniana, única vía para la abolición del dinero, solo es posible en una economía de la abundancia y las colectividades de la revolución española, estranguladas por la guerra en curso, no llegaron a conocer más que una economía de la escasez y el racionamiento. Las pesetas, allá donde pudieron abolirse, tuvieron que sustituirse por monedas locales, bonos o «carnés de productor», que no es poca cosa.

Los «carnés de productor» son los precedentes del sistema de anotación de inter-cambios en que se basan las monedas alternativas de crédito mutuo. De una manera a menudo instintiva, los colectivistas de la Revolución Española restaron así todo po-der especulativo al dinero, descentralizaron su emisión y suprimieron la materialidad mercantil del billete y la moneda.

Concluimos, por su interés, con un extracto de un proyecto redactado por traba-jadores cenetistas del textil catalán a finales de 1936, titulado «Ejemplo de reforma monetaria y esquema de la circulación fiduciaria en una economía social»:

La primera etapa de la revolución actual será una revolución económica y monetaria o no será tal revolución. La modificación del sistema monetario es tanto más importante que la ordenación de la economía si queremos una transformación biológica y viable de la sociedad.

El sistema monetario es un sistema de medida y comparación del valor de las cosas, exac-tamente igual que el sistema métrico es un sistema de medida y comparación de las dimen-siones de las cosas.

1.2.2. Experiencias actualesNos hemos fijado en distintas experiencias actuales que tienen como objetivo la puesta en marcha e implementación de nuevos sistemas de moneda, complementa-ria o alternativa, que proporcionen una nueva aproximación y nuevas respuestas al problema del dinero.

Existen sistemas no-monetarios de intercambio donde no se utiliza moneda y los intercambios de productos y servicios se realizan de forma directa (en forma de true-que). Los bancos del tiempo serían una forma especial de sistemas de trueque, que además permitirían cambiar horas de trabajo por «puntos» válidos para canjear por artículos y servicios y donde la norma general es que un punto representa una hora de trabajo.

En cualquiera de sus formas, una moneda constituye un elemento de intercambio multirrecíproco, esto es: sirve como medio para cuantificar de manera más o menos objetiva las transacciones de elementos de diversa naturaleza y facilitar su intercam-bio. Las monedas son implementadas por organizaciones o instancias locales, estata-les o internacionales, o bien surgen de forma natural cuando las personas comienzan a usar un determinado elemento como unidad de cambio.

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Cuando se utiliza en combinación con las monedas convencionales, se puede hacer referencia a la moneda como «complementaria». La mayoría de las monedas complementarias son también monedas locales y están limitadas a una determinada región.

1.2.2.1. Moneda electrónica/Cripto monedaLas criptomonedas son medios digitales de cambio inspirados en el modelo que pro-porciona Bitcoin. Fundamentalmente, hablamos del conjunto de especificaciones relativas a la utilización de la moneda virtual electrónica que tratan de incorporar los principios de la encriptación para implementar una economía descentralizada y segura distribuida.

Comparadas con el dinero fiduciario, la diferencia más notable es en la forma en que ningún grupo o individuo puede acelerar, controlar o abusar de manera sig-nificativa de la producción de dinero. En lugar de ello, solo una cierta cantidad de moneda se produce por todo el sistema colectivamente, a una velocidad predefinida y conocida públicamente.

En los sistemas de criptodivisa, que no dependen de organismos, países o ins-tituciones, la seguridad, la integridad y el equilibrio los proporciona el sistema de «Cadena de Bloques», registro público de las transacciones basado en confirmación electrónica y pública de las mismas. Las personas u organizaciones que ponen a dis-posición del sistema su capacidad computacional a cambio de una pequeña cantidad de moneda repartida entre todos ellos son denominados «mineros». Gracias a esto, un ataque a la red necesitaría un poder computacional mayor que el controlado por toda la red.

Bitcoin fue la primera criptodivisa puesta en marcha, siguiendo el modelo pu-blicado en 2008 por una persona o grupo de personas bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto. Se trataba de un modelo P2P que permitiría un sistema de tran-sacciones electrónicas que no dependieran de un emisor central (bancos o institu-ciones financieras) sino que realizase transferencias de moneda electrónica de forma directa entre usuarios y apoyado en un sistema criptográfico en red. El 3 de enero de 2009 la red P2P de Bitcoin entra en funcionamiento con la publicación del pri-mer cliente, de código abierto, y el comienzo de la emisión (minado) de las primeras monedas.

Durante los 4 primeros años, por cada bloque cifrado generado por la red de mineros, el sistema repartió un lote de 50 nuevos Bitcoin entre los «mineros» que ejecutaron software o hardware de minería para generar los bloques criptográficos. Se generan aproximadamente 6 bloques por hora, por lo que durante los 4 primeros años el ritmo de creación de Bitcoin fue de 300 por hora. Para mantener un número limitado de monedas y evitar la hiperinflación, cada 4 años se divide por 2 la canti-dad de Bitcoin emitidos, con lo que en el largo plazo la cifra total se aproximará a, pero nunca se alcanzará, los 21 millones de Bitcoin en el sistema.

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Bitcoin ya cuenta con una amplia difusión y reconocimiento y mantiene un alto potencial de crecimiento al ofrecer un terreno de juego alternativo al de los medios de pago tradicionales del mundo capitalista y no depender de ninguna autoridad privada ni estatal, a la vez que ofrece un sistema de transferencia de dinero práctica-mente libre de costes asociados.

En su contra, podríamos señalar que Bitcoin no es una moneda social, ya que al estar sujeto a la compra/venta a cambio de dinero «oficial» y tener un número finito de unidades en circulación, el Bitcoin es un terreno abonado para la especulación más salvaje. Estando su valor sujeto a su precio de mercado, el ánimo de lucro es difícilmente disociable del Bitcoin, especialmente una vez alcanzado cierto grado de reconocimiento y difusión, y no hay límites a la acumulación del mismo. Otras pre-visibles amenazas para el desarrollo del sistema son los ataques informáticos a través de la explotación de debilidades del sistema (fenómeno reflejado en el caso de la de-nominada transaction maleability) o los múltiples fraudes que ha inspirado.

1.2.2.2. La moneda en el sistema LETSLa mayor parte de las experiencias de moneda social que encontramos en la actua-lidad en nuestro entorno están basadas en el sistema conocido como LETS (Local Exchange Trading Systems) o SEL (Systeme d’Echange Local), desarrollados originalmente en Canadá en 1983.

Un sistema LETS es una red de intercambio apoyada en una moneda virtual propia. Es un sistema autoregulado que destaca por permitir a sus usuarios generar y gestionar su propio flujo de moneda dentro de los límites consensuados por el grupo. En esta red, los usuarios ponen en común sus habilidades individuales, sus productos o sus servicios y los ofrecen a los demás miembros de la misma, intercam-biándolas apoyándose en un sistema de moneda alternativa.

Los puntos comunes básicos de estos grupos incluyen: lCooperación: nadie posee la red. lAutoregulación: la red es controlada por los usuarios. lEmpoderamiento: todos los usuarios pueden generar su moneda.

Los sistemas LETS usan una moneda propia virtual y se basan en la transparencia, guardando registro de todas las transacciones y publicando los resultados del flujo de las mismas que tienen lugar dentro del sistema.

Cada usuario se inscribe y dispone de su propia cuenta, que refleja toda su acti-vidad y comienza en 0 unidades. Cuando el usuario realice su primera transacción (una compra o una venta con otro miembro de la comunidad), ésta se anota en el sistema y el balance de cada participante en la transacción refleja la variación: para el vendedor en forma de saldo positivo y para el comprador, en negativo. El valor total de las cuentas es, por tanto, siempre 0 y los usuarios habrán generado moneda en la transacción misma.

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El valor de las unidades de medida normalmente viene determinado por su equi-valente oficial (en nuestro caso, el euro) ya que resulta lo más práctico y directo a la hora de llevar una contabilidad y permite realizar intercambios donde intervengan simultáneamente moneda oficial y moneda social. La regla general de equivalencia se establece en 1 h. de trabajo = 10 € = 10 unidades.

Sin embargo, en la práctica una moneda LETS difiere radicalmente de la moneda convencional y de las criptodivisas, ya que al no ser convertibles al euro no poseen valor material intrínseco, por lo que su función deja de ser la acumulación para con-vertirse únicamente en unidad de medida. Las unidades LETS en sí mismas solo representan información sobre la actividad de un individuo dentro de la comunidad de intercambio.

Las distintas comunidades o grupos pueden variar entre sí según matices operati-vos, pero, en esencia, todos se mueven bajo la misma lógica de la reciprocidad, la soli-daridad y la autogestión. Pueden variar según las organizaciones que los promueven, las herramientas utilizadas en el intercambio (virtual, cheque, anotación contable…), los límites del endeudamiento permitidos, etc.

Se genera moneda social: a) produciendo un bien o servicio en la red, b) a través de la conversión de moneda oficial (por ejemplo en mercadillos físicos de la red de intercambio o a través del pago de una cuota de mantenimiento del servicio).

La herramienta informática más utilizada por estos sistemas la ofrece el sistema CES (Community Exchange System), que actualmente agrupa a 629 comunidades de intercambio en el mundo y a más de 250.000 usuarios. Al registrase en el sistema, los usuarios introducen las ofertas de bienes o servicios que ofrecen a la red, una parte mínima de las cuales deberá poder ser retribuida en moneda social.

Otros elementos comunes de los LETS serían: lFerias y mercados físicos periódicos: lugares de encuentro donde productores y consumidores pueden ofrecer y encontrar servicios y productos ofertados dentro de la red de intercambio. En estos mercados suele permitirse también el cambio de divisas oficiales por moneda social para permitir al público gene-ral el acceso a la red de intercambio y además funcionan como mecanismo de promoción y difusión. Los beneficios y donaciones obtenidos suelen ser utili-zados para la financiación de las centrales de abastecimiento. lCentrales de abastecimiento: se trata de una herramienta que canaliza las gran-des compras de productos y servicios de la red, lo que permite beneficios rela-cionados con las compras en grupo (principalmente descuentos por volumen). También cumple funciones de dinamización de la red y apoyo a proyectos incipientes. lBoletín informativo: cada red de intercambio publica de forma periódica un resumen de sus ofertas, actividades, agenda y noticias de interés en forma de boletín.

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lWeb: a través de las páginas web y foros de las redes de intercambio o a través del propio CES, los usuarios pueden acceder a contenidos con informacio-nes más detalladas y documentación relativa al funcionamiento de la red, así como a los contenidos del boletín. lColaboración con establecimientos locales: algunos de los proyectos pueden decidir ampliar sus límites ofreciendo a comercios convencionales la posibili-dad de aceptar una parte de sus pagos en moneda alternativa, lo que suele ser visibilizado a través del uso de cartelería o pegatinas distintivas.

Los LETS suelen reunir sus acuerdos constituyentes, principios, condiciones y objetivos en un documento que se pone a disposición de quien desee pasar a formar parte integrante de la red.

Dentro de estos grupos destacaríamos tres experiencias:

COOP INTEGRAL CATALANA (desde 2009) j nombre de la moneda: eco j número de usuarios: 1.000 j ámbito de funcionamiento: Cataluña y Valencia j herramientas: CES j límite de endeudamiento: 100 ecos j particularidades: financiación por cuotas mensuales en función del tipo de usuario, desde 6 € mensuales que son recuperados en forma de 6 ecos

COMUNIDAD DE INTERCAMBIO LA MORA (desde mayo 2012) j nombre de la moneda: mora j número de usuarios: 300 j ámbito de funcionamiento: Sierra Norte de Madrid j herramientas: CES j límite de endeudamiento: 150 moras (ampliable) j particularidades: cuotas de uso trimestral de 1 mora/cuenta. Establece un máximo de moneda oficial en las transacciones, siendo obligatorio aceptar un mínimo del 50% en moras (salvando costes de transporte). Las cuentas caducan al año de inactividad, volcándose sus balances a cargo del fondo de la central de compras

ECOXARXA MORVEDRE (desde mayo 2012) j nombre de la moneda: eco j número de usuarios: 300 (1.700 sumando redes de Valencia y Castellón) j ámbito de funcionamiento: Camp de Morvedre (valencia) j herramientas: CES j límite de endeudamiento: 300 ecos (positivos o negativos) j otros: mercados itinerantes cada 15 días

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MÁS INFO j Bitcoin: http://bitcoin.org/es j Sistema LETS: http://www.gmlets.u-net.com/design/home.html j CES: https://www.community-exchange.org

2. LA COMUNIDAD DE INTERCAMBIO2.1. CUESTIÓN PREVIAPor «Comunidad de Intercambio» entendemos el conjunto de colectivos y personas con capacidad de decisión sobre la moneda alternativa.

Previamente a cualquier otra consideración, tendremos que esclarecer si quere-mos una moneda alternativa de la RCA o una moneda alternativa promovida por la RCA.

En el primer caso, «moneda alternativa de la RCA», solo los colectivos de la RCA tendrían capacidad de decisión sobre la moneda, es decir: la Comunidad de Intercambio sería la propia RCA.

En el segundo caso, «moneda alternativa promovida por la RCA», podría haber colectivos y personas ajenas a ésta con capacidad de decisión sobre la moneda, es decir, la RCA será una socia más de la Comunidad de Intercambio (aunque quizá al principio sea la única socia promotora).CONCLUSIÓN:

Consideramos que la moneda alternativa fracasará si no se constituye una Comunidad de Intercambio que pueda satisfacer demandas de una variedad muy amplia de productos y servicios necesarios. Como la RCA, por sí sola, no podría en la actualidad satisfacer esa clase de demandas, recomendamos que la RCA sea la pro-motora de una Comunidad de Intercambio lo más extensa posible.

2.2. FUNDAMENTOS2.2.1. Finalidad2.2.1.1. PreámbuloLa teoría distingue tres modelos económicos libre asociacionistas en función de las relaciones de propiedad y de producción:

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lModelo económico en el que los medios de producción y los productos del trabajo no están colectivizados (conocido como mutualismo11). lModelo económico en el que los medios de producción están colectiviza-dos pero los productos del trabajo no están colectivizados (conocido como colectivismo). lModelo económico en el que tanto los medios de producción como los pro-ductos del trabajo están colectivizados (conocido como comunismo libertario).

Cada uno de estos tres modelos tiene una forma peculiar de distribución de los productos del trabajo:

j La distribución de productos del trabajo en el mutualismo se opera por inter-cambios de mercado (entre propietarios privados de los productos del trabajo). En estos intercambios no se busca un beneficio sino la equidad, la igualdad de valor de lo intercambiado. Además, se pretende que el valor de un bien o servicio se mida por el trabajo necesario para obtenerlo (de hecho, los prime-ros billetes mutualistas se llamaban «notas de trabajo»). Pero en economías de mercado, donde el medio de cambio está monetizado, el precio de los produc-tos y servicios está siempre condicionado por otros factores ajenos al trabajo invertido en ellos. En realidad, la unidad de medida de valor del mutualismo es la moneda, no el trabajo.

j La distribución de productos del trabajo en el colectivismo se opera por repar-to entre los copropietarios de los medios de producción. La unidad de medida de valor es el trabajo. A cada productor le corresponde una porción de produc-tos y servicios proporcional al trabajo realizado (normalmente cuantificado en horas). El medio de cambio no está monetizado y se ha reducido a la mínima expresión, convirtiéndose en un simple sistema de anotación12.

j La distribución de productos del trabajo en el comunismo libertario se opera por la «toma del montón» entre los copropietarios. Cada cual toma en función de su necesidad, no de lo aportado a la producción (en la que cada cual parti-cipa según su capacidad). Si existe unidad de valor es solo con fines estadísti-cos. No hay medio de cambio. No puede haberlo cuando se consume según la necesidad y se produce según la capacidad.

En la práctica, la comunidad de intercambio que maneje la moneda alternativa solo puede comenzar como un modelo mutualista, aunque dentro de esta comuni-dad existan colectivos que en su funcionamiento interno apliquen ya modelos co-lectivistas y comunistas libertarios. La mayoría de colectivos productivos de la RCA practican internamente el colectivismo. También habrá familias dentro de la comu-nidad de intercambio inspiradas en el modelo comunista libertario.

11 Los teóricos del mutualismo exceptúan generalmente la tierra, de propiedad colectiva y usufructo privado (basado en el derecho de uso)12 Las colectividades anarquistas de la Revolución Española usaban un «carné de productor».

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La función de la moneda alternativa es generar lazos de confianza y generar recur-sos para iniciar la transición de toda la Comunidad usuaria desde el modelo mutua-lista hacia un modelo comunista libertario.

2.2.1.2. Fin últimoEl destino de nuestra moneda alternativa es su propia abolición porque nuestro fin es la propiedad colectiva de los medios de producción y los productos del trabajo, con independencia del nombre que se le quiera dar al modelo económico en cues-tión (comunismo, economía social, autogestión generalizada, etc.).

El cambio de patrón económico no sería válido si se restringiera únicamente a sí mismo, es decir, el cambio económico debe acompañar y apoyarse necesariamente del cambio político y social, por tanto, nuestra andadura hacia la comunidad de bie-nes es en realidad la andadura hacia la revolución social.

2.2.1.3. ObjetivosPara llegar a este fin último será necesario atravesar etapas intermedias, objetivos a corto, medio y largo plazo. Objetivos que son, más bien, condiciones necesarias para alcanzar el fin propuesto y, a su vez, una firme declaración de intenciones fruto de la voluntad colectiva de realizarlos y de tenerlos presentes de forma consecuente a la hora de tomar decisiones.

Sirvan pues los objetivos para marcar el horizonte a seguir, hacer de filtro de requi-sitos y actuación de la comunidad, aunque comprendiendo la necesaria no rigidez en su aplicación dada la transición necesaria en los procesos transformadores que parten del estadio capitalista actual.

A continuación, exponemos algunos de estos objetivos. lColectivización de medios de producción. En la ponencia se expondrán dis-tintas formas de financiación mediante el uso de moneda alternativa para la adquisición colectiva de medios de producción. lColectivización de productos del trabajo (bienes y servicios). Que podría co-menzar a ensayarse, por ejemplo, con la prestación de servicios públicos a car-go de la Comunidad. lProducción antiespecista. Eliminando la total explotación, mercantilización y discriminación de otras especies, cuyos intereses son sojuzgados en beneficio de los de la especie humana, dándose perfectas analogías que se repiten en la cuestión humana, configurando la historia de su barbarie: entre razas, entre géneros, entre diferentes orientaciones sexuales, entre clases sociales, entre zonas geográficas... El camino de una revolución integral no es sino la lucha contra toda la barbarie, no solo unas pocas, pues es el rechazo de la barbarie en sí misma, como concepto, más allá de su utilitarismo interesado. lProducción ecológica. lEliminación del patriarcado. Mantener un posición activa de análisis y supre-

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sión del patriarcado, pues como personas conscientes de su peligrosa transver-salidad como sistema de opresión y su inmersión en todos los aspectos y roles sociales, sabemos que los aspectos de la economía y su organización, incluso la transformadora, no están libres de dicha lacra. lSoberanía tecnológica. Independencia de soluciones tecnológicas que no po-demos usar, estudiar y modificar libremente, desde software propietario hasta semillas patentadas pasando por materiales de construcción que solo podemos comprar a unos pocos productores con los que no compartimos objetivos. l Independencia de las empresas capitalistas y del Estado. lRespeto medioambiental. Que la actividad autogestionaria sea sostenible en términos ecológicos, entendiendo esto como la armonía entre medio ambien-te, seres humanos y seres no humanos, generando una relación de coopera-ción con el mundo natural. No buscamos la sostenibilidad en términos eco-nómicos del capitalismo, donde solo se busca que la naturaleza sea capaz de asimilar su propia destrucción. lLabor pedagógica. Generar dinámicas que favorezcan la autogestión del co-nocimiento, así como desarrollar canales de difusión que permitan compartir nuestra teoría y praxis, propiciando el libre acceso al conocimiento de prácti-cas autogestionarias y liberadoras.

Aunque algunos de estos objetivos son más accesibles que otros, es importante que todos los asociados y asociadas a la Comunidad actúen coherentemente con todos ellos, evitando incurrir en contradicciones y esforzándose en su día a día por que su actividad productiva y hábitos de consumo prefiguren la sociedad buscada.

2.2.2. Requisitos de admisiónTenemos la responsabilidad de reproducir lo más fielmente posible las condiciones de la sociedad a la que aspiramos en nuestras relaciones cotidianas. La historia nos ha dado muestras suficientes de que nunca se llegará a nuestros objetivos recurriendo a medios contradictorios. Nunca se llegará a una democracia directa de Asambleas federadas de productores/as y consumidores/as libres a través de sistemas de repre-sentación, ya sean parlamentarios o dictatoriales. Nunca se cambiarán las relaciones de producción en las empresas mientras el factor de decisión sea el capital detentado y no el trabajo.

Por esta razón, hemos establecido requisitos de admisión a la Comunidad que im-piden taxativamente el acceso a colectivos que no tengan como único órgano de de-cisión la Asamblea o que mantengan el régimen del salario o cualquier otro tipo de esclavitud laboral. Entre estos requisitos hemos incorporado también un punto para que, a criterio de la Asamblea, cualquier desajuste significativo entre la actividad de un solicitante y los objetivos de la Comunidad sea motivo suficiente para rechazar su solicitud de adhesión.

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Los requisitos de admisión son además acuerdos que los socios y socias se com-prometen a cumplir mientras permanezcan en la Comunidad de Intercambio. Su incumplimiento supone la pérdida de la condición de asociado/a.

El primer requisito de admisión es: lConocer y asumir los acuerdos fundacionales de la Comunidad de Intercambio.

Nadie debería solicitar la adhesión a la Comunidad sin conocer los acuerdos en los que ésta se basa.

El resto de requisitos de admisión son: lNo tener ánimo de lucro13. l [solo para colectivos] Tener un único órgano de decisión: la asamblea horizontal. lNo explotar a trabajadores y trabajadoras. lNo depender de subvenciones privadas o estatales. lNo pertenecer a estamentos represivos estatales (policía, ejercito, judicatura, cargo político...) ni privados (seguridad, mandos directivos...). lNo realizar actividades manifiestamente contradictorias con el fin último y los objetivos de la Comunidad de Intercambio.

Las denegaciones de solicitudes a la Comunidad basadas en este último requisi-to de admisión, deben dejarse siempre a la Asamblea, no a una comisión, dado lo ambiguo y subjetivo de su interpretación. A modo orientativo, exponemos algunos ejemplos de actividades manifiestamente contradictorias:

j Las que, directa o indirectamente, sean especialmente nocivas contra el medio ambiente.

j Las que, directa o indirectamente, sirvan para la represión de las personas o fomenten valores reaccionarios. Por ejemplo: proyectos de elaboración de piezas empleadas en la industria armamentística y de muerte, servicios para instituciones penitenciarias, proveedores o facilitadores para grandes centros/empresas conocidas por sus prácticas especialmente abusivas, coparticipación en actividades económicas donde los y las trabajadoras sean altamente explo-tadas o estén en condiciones inhumanas, etc.

j Las que, directa o indirectamente, impliquen un alto grado de explotación y tor-tura animal. Por ejemplo: proyectos que empleen animales de una forma inten-siva e industrializada, supongan muerte o crueldad animal o carezcan por com-pleto de una relación simbiótica entre animales, humanos y entorno natural.

j Las desarrolladas en clave de competencia y no de apoyo mutuo y cooperación.

2.2.3. Estructura2.2.3.1. Una Asamblea de AsambleasEn el debate posterior a la conferencia del día 19 de octubre preguntamos a La Mora

13 Anexo 3.2, página 45 («Sin ánimo de lucro»).

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y a la Ecoxarxa del Morvedre por sus Asambleas.Las Asambleas de ambas comunidades están compuestas indistintamente por in-

dividualidades y colectivos. Pero, más que Asambleas mixtas, en las que intervienen delegaciones de colectivos e individualidades con voto particular —que sería una antesala del asociacionismo de segundo grado que ya practicamos en la RCA— se trata más bien de Asambleas de primer grado, ya que los colectivos participantes se disuelven en dichas Asambleas, en realidad, y sus asociados y asociadas intervienen a título particular.

En el debate se expuso el posicionamiento de la RCA al respecto: Si aspiramos a la transformación social, nada menos que a un ordenamiento asambleario de la so-ciedad, tenemos que aprender a constituir organizaciones complejas. Las Asambleas mastodónticas de cien individuos, mil, diez mil, etc., no son operativas, ni siquiera horizontales. Hay un punto, que algunos psicólogos han establecido incluso en quin-ce personas, a partir del cual la capacidad de atención, reflexión y decisión de los individuos en las Asambleas se deteriora en proporción inversa al número de asisten-tes. La única solución asamblearia a este problema es el asociacionismo federalista y descentralizado: Las personas forman asociaciones libres (asociacionismo de primer grado); las asociaciones libres forman federaciones libres, es decir, asociaciones de asociaciones (asociacionismo de segundo grado); las federaciones libres forman con-federaciones libres, es decir, asociaciones de asociaciones de asociaciones (asociacio-nismo de tercer grado).

Los compañeros y compañeras de La Mora y Morvedre nos dieron la razón, sin más. No hubo debate sobre la cuestión planteada porque no había discrepancia. Y nos confirmaron que el único motivo por el que todavía ellos no han intentado adaptar sus asambleas a un tipo de asociacionismo de segundo grado es que la dimen-sión de sus Asambleas no representa (todavía) una amenaza para la horizontalidad y operatividad. Es decir, uno de los puntos fuertes de la RCA es precisamente que ya tenemos creada y en marcha la estructura asamblearia que tarde o temprano tendrán que adoptar en La Mora y en la Ecoxarxa de Morvedre, si crecen como deseamos.

En conclusión, el órgano de decisión de una comunidad de intercambio que as-pire a la transformación social no debe estructurarse como el órgano de decisión de una asociación, compuesta por individualidades, por varias razones:

lEn primer lugar, por la dimensión que puede adquirir en un corto espacio de tiempo. Solo los asociados y asociadas de los quince colectivos de la RCA re-basan las 60 personas. lEn segundo lugar, por la extensión del ámbito geográfico que se quiere abar-car, la ciudad de Madrid. lEn tercer lugar, porque las organizaciones que aspiran a la revolución social tienen la responsabilidad de sentar las bases de un crecimiento federalista y descentralizado.

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Esta conclusión nos lleva a un problema que la RCA no ha solventado aún: ¿cómo incluir a las personas que no pertenecen a ningún colectivo pero desean participar? La Comunidad de Intercambio es una ocasión magnífica para empezar a remediar esta exclusión. A continuación, proponemos una forma posible de estructurar la Comunidad para dar entrada a individualidades:COMPOSICIÓN:

Podrán asociarse a la Comunidad de Intercambio: j Personas. La asociación de personas a la Comunidad de Intercambio se realiza-rá a través de la Asociación de la Comunidad de Intercambio (ACI). La ACI es el colectivo formado por todas las personas con cuentas individuales abiertas en la Comunidad de Intercambio. La pertenencia a la ACI es compatible con la pertenencia a otros colectivos adheridos a la Comunidad de Intercambio.

j Colectivos. A efectos de adhesión, serán considerados colectivos las agrupacio-nes de dos o más personas vinculadas entre sí por unos acuerdos compatibles con los acuerdos de la Comunidad de Intercambio, con independencia de su denominación pública («asociación», «cooperativa», «grupo de consumo», «co-lectividad», «proyecto», etc.).

j Federaciones. A efectos de adhesión, serán consideradas federaciones las agru-paciones de dos o más colectivos vinculados entre sí por unos acuerdos compa-tibles con los acuerdos de la Comunidad de Intercambio, con independencia de su denominación pública («federación», «unión», «red», «plataforma», «coor-dinadora», etc.).

Por voluntad de sus asociados y asociadas, la ACI puede dividirse en más co-lectivos (de zona, de productores o consumidores, de celíacos, de vegetarianos, etc.), constituyéndose así en Federación de la Comunidad de Intercambio (FCI). La FCI se constituirá de tal modo que la asociación de personas a la Comunidad de Intercambio continúe garantizada, es decir, que todas las personas que abran cuenta individual en la Comunidad de Intercambio puedan asociarse al menos a uno de sus colectivos.

La FCI —o, en su defecto, la ACI— y el resto de colectivos y federaciones adheridas a la Comunidad forman lo que conocemos como «Comunidad de Intercambio de la [MS]*».

2.2.3.2. El consenso y la dimensión de la AsambleaPreferimos el consenso como sistema de decisión por varias razones:

lGarantiza la autonomía de las minorías. lMejora la calidad de los acuerdos tomados. En los sistemas de decisión por ma-yorías se merma el diálogo asambleario, expresión de la inteligencia colectiva. l Incentiva la participación en los procesos de ejecución de dichos acuerdos. Las minorías que «pierden» votaciones en los sistemas de decisión por mayorías

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tienden a no involucrarse en el desarrollo de aquellos acuerdos en que han sido «derrotados».

Somos conscientes del gran peligro del consenso, que es el abuso de las posiciones de bloqueo, pero tenemos pruebas convincentes de que el consenso funciona. A lo largo de este año y medio de existencia, la RCA no ha llegado ni a una sola postura de bloqueo, alcanzando y desarrollando por consenso multitud de acuerdos de toda clase (programación de eventos, construcción y uso de la web, constitución de comi-siones, colectivización de un NIF, creación de moneda alternativa...).

Sin querer profundizar demasiado en las causas por las que el sistema de decisión por consenso está funcionando en la RCA, podemos apuntar al menos tres causas claras:

j Experiencia asamblearia de los participantes. j Afinidad ideológica, entendiendo ésta como una convergencia de principios, medios y finalidades.

j Dimensión adecuada de la Asamblea.Las dos primeras causas no son fruto del azar en la RCA: En el requisito de ad-

hesión colectiva a la RCA, no individual, está implícito un requisito de experiencia asamblearia. La afinidad ideológica se empieza a procurar desde el momento mismo de la adhesión por medio de un primer filtro: los cinco puntos de admisión.

La tercera causa apuntada, la dimensión adecuada de la Asamblea, es la única en la que la RCA no ha previsto aún ninguna medida. Para que el consenso funcione y se puedan evitar situaciones crónicas de bloqueo es preciso que las Asambleas se mantengan en dimensiones razonables, que faciliten la cercanía y el dialogo entre las personas y colectivos intervinientes.

La comisión estudió la posibilidad de establecer un límite a la composición de la Asamblea de la Comunidad, de modo que cuando rebasara un número determinado de colectivos —quince o veinte, por ejemplo— estos tuvieran que constituir forzosa-mente federaciones. Se trataba de tener veinte asambleas federadas de veinte colecti-vos, no una única Asamblea masificada de 400 colectivos.

Pero la idea se rechazó porque establecer la federación forzosa, por muy buena que sea la intención, se contradice con el principio fundamental del federalismo: la libre asociación.

En conclusión, solo cabía fomentar el federalismo pero no forzarlo. La fórmu-la que hemos escogido para fomentarlo es eliminar cualquier tipo de restricción a la libre asociación federal, es decir, que los colectivos puedan federarse no solo en los ámbitos tradicionales —por territorio (barrio, distrito, comarca, etc.); actividad económica (producción, distribución, consumo); sector de la producción (primario, secundario, etc.) o ramo (hostelería, sanidad, etc.)— sino por afinidad, simpatía o cualquier otra causa que consideren oportuna.

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LA ASAMBLEALa Asamblea es el único órgano de decisión de la Comunidad de Intercambio. El sistema de decisión de la Asamblea es el consenso.A la Asamblea podrán asistir delegaciones de los colectivos y federaciones adhe-

ridos a la Comunidad de Intercambio, con voz y voto. A los colectivos de federacio-nes adheridas a la Comunidad de Intercambio no les corresponde delegación en la Asamblea, puesto que ya participan en la toma de decisiones de la Comunidad a través de las Asambleas de sus respectivas federaciones.

2.2.4. Tipos de asociados/asCada asociado y asociada se encontrará en una de estas cuatro situaciones en relación con la oferta y la demanda que es capaz de generar en la Comunidad de Intercambio:

A. Su oferta no es demandada por la Comunidad pero sí encuentra oferta para su demanda.

B. Su oferta sí es demandada por la Comunidad pero no encuentra oferta para su demanda.

C. Su oferta sí es demandada por la Comunidad y sí encuentra oferta para su demanda.

D. Su oferta no es demandada por la Comunidad y no encuentra oferta para su demanda.

El caso A plantea un desequilibrio que tendrá la siguiente consecuencia en la cuenta del asociado o asociada que lo sufre: un exceso de saldo negativo que no podrá devol-ver a la Comunidad, puesto que nadie demanda los productos o servicios que oferta.

El caso B plantea un desequilibrio que tendrá la siguiente consecuencia en la cuenta del asociado o asociada que lo sufre: un exceso de saldo positivo del que no podrá disponer, puesto que nadie oferta los productos o servicios que demanda.

Estos dos desequilibrios están además interconectados porque las Comunidades de Intercambio basadas en el crédito mutuo son juegos de suma cero: la suma de los saldos negativos y los saldos positivos de todas las cuentas de la Comunidad es igual a cero. En otras palabras: si alguien tiene un saldo negativo de 100 [MS]* —es decir, si alguien debe a la Comunidad productos y servicios por valor de 100 [MS]*— esto significa que uno o más asociados tienen en sus cuentas esas 100 [MS]* en forma de saldo positivo —es decir, la Comunidad les debe productos y servicios por valor de 100 [MS]*—. Por lo tanto, un aumento de casos A incidirá en un incremento de casos B y viceversa.

El síntoma de que una Comunidad de Intercambio ha alcanzado el punto de equilibrio es un vaivén constante de saldos positivos y negativos columpiándose. Por eso las cuentas de las personas que están dentro del caso C se caracterizarán por una sana alternancia de saldos positivos y negativos.

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Los casos A y B se retroalimentan fácilmente, abriendo la brecha entre un exceso de oferta de productos y servicios accesorios (jardinería, artesanía, yudo, yoga, etc.) y un exceso de demanda de productos de primera necesidad (alimentos, ropa, fontanería, electricidad, etc.) El ejemplo del mecánico asociado a La Mora es revelador. Rebasado por la avalancha de demanda de sus servicios y con un saldo positivo en «moras» que tocaba continuamente techo pero para el que apenas encontraba ofertas de productos y servicios de primera necesidad, terminó dándose de baja para no quebrar.

Cualquier Comunidad de Intercambio que entre en esa inercia y no sepa frenarla está condenada a la paralización porque se dirige a la generalización del caso D: un enjambre de socios cuya oferta no es demandada y que no encuentran oferta para su demanda.

Estamos de acuerdo con la mayoría de Comunidades de Intercambio que cono-cemos en que las centrales de abastecimiento son las herramientas más eficaces para regular los desequilibrios planteados. Pero las centrales de abastecimiento serán úti-les, sobre todo, para paliar el desequilibrio que sufren los socios y socias encuadradas en los casos B y C.

Nos parece que la situación de los socios y socias que se encuadran en el caso A no se remedia con centrales de abastecimiento, puesto que su problema no está en la satisfacción de demanda sino en la oferta. Estos son los socios a los que hemos llamado «socios consumidores».

Es un hecho que los socios consumidores no podrán o no querrán cancelar los saldos negativos de sus cuentas con su oferta de productos y servicios, por lo que desaconsejamos que la Comunidad les conceda crédito para la demanda. En este punto estamos en desacuerdo con la mayoría de Comunidades de Intercambio que conocemos. Por un lado, conceder crédito a quien no lo puede pagar es una cruel-dad más propia de bancos (sería más adecuado hablar de donaciones, aunque no nos parece económicamente viable concederlas en esta fase inicial). Por otro lado, que una Comunidad de Intercambio conceda crédito para la demanda a quien no desea ofertar productos o servicios parece un contrasentido. Nos referimos a grupos de consumo, por ejemplo, o a personas asalariadas que consideran que ya han gas-tado bastante fuerza de trabajo al final de su jornada pero aún así desean participar en la Comunidad. La única mercancía que estos últimos querrán ofertar es el euro y, casualmente, esa es la mercancía que más demandaremos al principio de la construc-ción de centrales de abastecimiento.CONCLUSIONES:

lSocios consumidores. Son aquellos socios cuya oferta de productos y servicios no es demandada por la Comunidad o que desean ofertar solo euros (por ejemplo, grupos de consumo). lSocios prosumidores. Son aquellos socios cuya oferta de productos y servicios es demandada por la Comunidad.

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2.2.5. Moneda2.2.5.1. Nombre de la monedaEs muy difícil, cuando no imposible, alcanzar el consenso asambleario en decisiones que tienen que ver más con los gustos y criterios estéticos que con la razón.

Previendo que la elección del nombre de la moneda puede ser uno de los puntos más «conflictivos» de la Asamblea, la comisión pasó el 22 de diciembre de 2013 por la lista de correos de la RCA un enlace a un pad colaborativo pidiendo aportaciones a los colectivos y, con las aportaciones recogidas, envió el 21 de febrero de 2014 un enlace a una encuesta Doodle para averiguar cuál tenía más aceptación.

El resultado final, obviamente, no tiene más valor que el de servir de orientación a los colectivos de la RCA, que son quienes tienen que decidir en último término el nombre que quieren dar a la moneda alternativa.

La única recomendación que nos atrevemos a dar sobre este punto es que, si des-pués de un tiempo razonable de debate no es posible alcanzar el consenso, la cues-tión del nombre se resuelva con una votación entre las opciones en disputa.

2.2.5.2. Relación de equivalencia con el EuroEn el intercambio directo, la cuestión del precio es simple. Supongamos que inter-cambiamos un par de zapatos por diez manzanas en un momento determinado. El precio de un par de zapatos es entonces de diez manzanas. Si, en un intercambio posterior, tenemos que entregar doce manzanas para obtener un par de zapatos, esto significa que el precio del zapato subió y el de las manzanas bajó. En el trueque, el precio de los productos o servicios equivale a los productos o servicios por los que pueden ser intercambiados.

De este hecho, se deduce una característica fundamental del comportamiento de los precios en una economía de trueque, enunciada por un economista llamado Jean Baptiste Say:

En el caso de trueque también se puede ver con claridad que si el precio de un bien cae «necesariamente» el precio de otro bien tiene que aumentar. Si para comprar un par de zapa-tos hay que entregar una mayor cantidad de manzanas esto significa que el precio del zapato subió y el de las manzanas bajó. Es «imposible» que baje el precio de los zapatos «y» de las manzanas en una economía de trueque.

La mayor oferta del bien X es lo que provoca mayor demanda de los bienes A, B, C, D, etc. La mayor oferta de X hará que el precio de X baje, pero esto implica necesariamente que el precio de otros bienes tiene que aumentar. Seguramente el precio de los bienes cuya deman-da se vea incrementada por la mayor oferta de X.

De esta forma Say concluyó que la idea de un exceso de oferta generalizado es un absurdo. Es imposible que caigan los precios de «todos» los bienes en la economía.

Juan C. Cachanosky: Crisis Económicas: Causas y Consecuencias.

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¿Por qué, entonces, sucede a veces que los precios de todos los bienes pueden su-bir (o bajar) en bloque en las economías de intercambio indirecto?

Si al subir el precio del betún baja simultáneamente el del pantalón, ello se debe, por lo general, a cambios en las condiciones de producción o de colocación; solo cuando «en su conjunto», por la misma cantidad de dinero, se obtiene más o menos mercancía de la misma calidad puede decirse que la relación de cambio entre mercancía y moneda se ha modificado.

Este incremento uniforme de precios para todos los artículos puede provenir no de los cambios en el costo de producción, sino tan solo de una causa que actúa de igual modo sobre todas las mercancías, y esta influencia uniforme la ejerce exclusivamente el dinero.

Silvio Gesell: El Orden Económico Natural.

¿Cómo podríamos subir un 11% el precio de todas las mercancías de un país? «No tenemos más que aumentar la moneda en circulación hasta que los precios hayan subido ese 11%» (Ibídem).

Lo que sucede, en realidad, es que ha subido un 11% el precio de todas las mer-cancías salvo el de una en particular, el dinero, que ha bajado un 11%. La ley de Say se aplica igualmente, por lo tanto, en las economías de intercambio indirecto: El dinero es una mercancía más en los sistemas capitalistas de intercambio indirecto y su precio, como el precio del resto de mercancías, solo puede establecerse en relación a ellas.

«Por “precio del dinero” entendemos la cantidad de mercancías que ha de ser ena-jenada para obtener una determinada suma de moneda» (Ibídem).

Si por tres euros podemos obtener tres cañas de cerveza o cuatro dólares estadou-nidenses o dos billetes sencillos de metro, el precio relativo del euro con respecto a la caña de cerveza es 1:1, con respecto al dólar estadounidense 1:1,33 y con respecto al billete sencillo de metro 1:0,66.

Establecer una relación de equivalencia 1:1 del euro con [MS]* significa que con 1 euro se podrá obtener 1 [MS]*, con 10 euros 10 [MS]*, con 100 euros 100 [MS]*, etc. Y nada más. No significa que [MS]* vaya a adquirir las propiedades nocivas de la mercancía euro en el cambio, como tampoco adquirirá los atributos de cualquier otra mercancía por la que se canjee (cerveza, arroz, etc.). No va a generar intereses ni va a oler a cerveza ni va estar duro como el arroz. Tampoco implica que los precios relativos del euro y [MS]* con respecto a idénticos bienes y servicios coincidan y, de hecho, no lo harán en muchos casos.

En ocasiones, los productos y servicios que se puedan intercambiar con [MS]* saldrán más caros que esos mismos productos y servicios en euros (por ejemplo, una hora de trabajo de limpieza de jardín que se pague a 10 [MS]* se podrá encontrar fácilmente a 5 € en una ETT), pero, teniendo en cuenta que [MS]* será la moneda alternativa de una red de apoyo mutuo, es previsible también que los precios de al-gunos bienes y servicios resulten más baratos en [MS]* que en euros. Imaginemos un cuadro como el que sigue:

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1 Menú del día Borodin: 6 [MS]* /9,45 €1 Cesta de verduras Merlas: 9 [MS]* /10 €1 Batería coche: 50 [MS]* /70 €1 Botella de Veer: 1,50 [MS]* /1,75 €1 Hora de mano de obra de fontanería: 10 [MS]* /25 €Si este cuadro fuera una lista de la compra, en un contexto de equivalencia 1:1

con el euro, un comprador con saldo cero en [MS]* se habría ahorrado 39,70 € por el sencillo procedimiento de cambiar 76,50 € por 76,50 [MS]* (la misma compra en euros le hubiera costado 116,2 €). Pero para que los proveedores de bienes y servicios acepten [MS]* en esas condiciones, máxime si no hay reversibilidad de [MS]* a euros, es imprescindible que estos puedan cubrir gran parte de sus necesidades de consumo en [MS]*, una circunstancia que se solo se dará si los euros que se ingresan por los cambios se destinan a constituir centrales de abastecimiento o proyectos de la Red que produzcan más bienes y servicios básicos.RELACIÓN DEL PRECIO DE LA MONEDA CON LA CANTIDAD DE PRODUCTOS Y SERVICIOS QUE SE INTERCAMBIAN

Siendo que el precio de una moneda x son los bienes que con la misma se pueden comprar, una moneda plantea a sus emisores las siguientes opciones:

1. Que la cantidad de moneda emitida crezca o se reduzca en relación exacta a la cantidad de mercadería que se intercambia en los nodos. En este caso la mo-neda mantendrá un poder adquisitivo estable.

2. Que la cantidad de moneda emitida crezca en relación a la cantidad de merca-dería que se intercambia en los nodos; en cuyo caso la moneda perderá poder adquisitivo, existirá «inflación en x».

3. Que la cantidad de moneda emitida se reduzca en relación a la cantidad de mercadería que se intercambia en los nodos; en cuyo caso la moneda ganará poder adquisitivo, existirá «deflación en x».

Cuando la emisión está controlada por entidades ajenas a los agentes del inter-cambio —compradores y vendedores—, como en el caso del euro, es más probable que se den las opciones 2 y 3.

Pero si compradores y vendedores son los que crean el dinero en el momento del intercambio, como en el caso de [MS]*, hay más probabilidades de alcanzar la opción 1.

2.2.5.3. Convertibilidad (euro/moneda alternativa y moneda alternativa/euro)En nuestra opinión, haríamos bien en cambiar euros por moneda alternativa, pero de ningún modo deberíamos dejar que se revierta el cambio.

Razones para permitir el cambio de euros a [MS]*: lSe amplía la posibilidad de participación a personas que tienen un trabajo asa-lariado a jornada completa. Hay que tener en cuenta que a estas personas les

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es muy complicado ofrecer tiempo de trabajo en los intercambios. lLa aceptación de euros también hará posible la creación de centrales de com-pras que abastezcan de productos básicos para los que aún no tenemos provee-dores autogestionados (por ejemplo, combustible), fondos para financiación de colectivos autogestionados, cajas de contingencia, etc.

Razones para no permitir el cambio de [MS]* a euros: lQuedando los euros prisioneros, la riqueza generada circula permanentemen-te en la comunidad de intercambio y no se fuga a cuentas de sociedades ma-trices, SICAV, paraísos, etc. (este es uno de los efectos clásicos de las monedas locales). lSe impiden operaciones de cambio con intencionalidad especulativa.

2.2.5.4. Límites de créditoLos socios consumidores no podrán tener saldos negativos en sus cuentas y tendrán un límite de saldo positivo de 300 [MS]*, a excepción de aquellos que hayan sido autorizados por la Asamblea para tener saldos mayores.

Los socios prosumidores tendrán un límite de saldo negativo o positivo de 300 [MS]*, a excepción de aquéllos que hayan sido autorizados por la Asamblea para te-ner saldos mayores.

Serán los propios socios de la Comunidad los que decidan su inscripción como socios consumidores o prosumidores, salvo aquellos casos en que la Asamblea decida inscribir a un socio prosumidor como socio consumidor debido a una ostensible y continuada falta de demanda por sus ofertas de productos o servicios. La Asamblea estudiará la forma de ayudar a aquellos/as que no pueden intercambiar por falta de demanda de sus productos o servicios.

2.2.6. Resolución de conflictosEn el debate sobre monedas alternativas celebrado el pasado 9 de noviembre, com-pañeras de las dos comunidades de intercambio invitadas, La Mora y Morvedre, nos comentaron que, frente a lo que cabría esperar, en el transcurso de sus respectivas experiencias había habido realmente pocos conflictos derivados de incumplimientos de acuerdos: hasta la fecha, estos habían sido prácticamente inexistentes. Este dato nos reafirma en la idea de que lo más conveniente es partir de la confianza mutua entre lxs distintxs socixs de la comunidad de intercambio, teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de éstxs se asociarán libremente a ella desde una toma de posición concienciada y con el ánimo de fortalecer y ensanchar la red desde el cumplimiento de los acuerdos libremente adquiridos al entrar a participar en ésta.

No obstante, conviene ser precavidas ante posibles intentos de fraude y boicot a la comunidad por parte de personas o colectivos que traten de desestabilizarla o desvirtuarla.

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Se podrían anticipar distintos tipos de conflictos, en función del carácter de los diferentes acuerdos que se pueden incumplir, así como de las razones que originen ese incumplimiento. Algunos de estos acuerdos, explicitados en el apartado sobre «requisitos de admisión» de esta ponencia, son absolutamente fundamentales y su cumplimiento merece ser tajante, a riesgo de que se desvirtúe el espíritu transforma-dor de la comunidad de intercambio (como aquellos referidos al asamblearismo y la horizontalidad como forma de toma de decisiones en los colectivos, el rechazo a todo tipo de explotación de lxs trabajadorxs en los colectivos participantes, el rechazo al ánimo de lucro, etc.). Si bien es cierto esto, también lo es que hay otros acuerdos que, conscientes de las dificultades que encierra un proceso de transición hacia la autogestión generalizada como éste, responden más a una declaración de intencio-nes común que a un listado de acuerdos estrictos, a pesar de que, a largo plazo, sean igualmente fundamentales para nuestros propósitos, como los marcados en el apar-tado «objetivos» de esta ponencia.

Estos últimos casos estarán, quizá, más abiertos a diferentes interpretaciones o dependerán en alguna medida del desarrollo de nuevas alternativas productivas o de consumo, con lo que tal vez quepa ser más flexibles con su cumplimiento, sobre todo en las primeras fases del desarrollo de la comunidad.

De la misma manera, el incumplimiento de estos acuerdos puede estar motivado por una clara intención de boicotear, de alguna manera, los objetivos de la comunidad de intercambio. Pero, en otros casos, el incumplimiento podría no ser «malintenciona-do», sino que puede responder más bien a cierto desconocimiento o falta de atención (por ejemplo, al desconocimiento de alternativas productivas existentes que impliquen un menor daño medioambiental). Ambos casos merecen un trato diferente, y la reso-lución de los conflictos derivados de ellos puede pasar por distinto tipo de acciones.

Por todo esto, antes que elaborar un protocolo rígido y genérico de resolución de los conflictos que puedan originarse en la comunidad de intercambio, pensamos que es más conveniente tratar de solucionarlos caso a caso, partiendo de hechos con-cretos que se vayan dando, y a través de un abanico variado de acciones posibles, que permita ajustarse mejor a cada caso y conseguir una mejor resolución de los mismos.

En primer lugar, consideramos que muchos de los conflictos que eventualmente se originen en la comunidad pueden resolverse adecuadamente y de una manera sen-cilla e inmediata a través de la acción directa de sus asociadxs, mediante el diálogo directo e intercambio de pareceres con la persona cuya actividad se considere con-flictiva, o mediante el boicot al consumo de sus productos, por ejemplo. Pensamos que esta manera de proceder puede tener su efecto en aquellos casos que se basen en incumplimientos laxos, no malintencionados, de acuerdos más o menos flexibles, como los comentados más arriba (ejemplo: dinámicas que tiendan a la competiti-vidad, discrepancias en torno a la adecuación de los precios al valor de la hora de trabajo estipulado, no búsqueda activa de alternativas productivas menos nocivas...).

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De manera paralela, podría ser conveniente que este tipo de acción fuera acom-pañada de la inclusión del malestar o conflicto como punto del orden del día de la siguiente asamblea general de la comunidad, de manera que se pueda informar del mismo al resto de participantes y atajar este tipo de problemas antes de que deriven en un conflicto mayor. Seguramente, en estos casos, mediante el debate asambleario y la mayor toma de conciencia del problema por parte del socix «conflictivo», se pue-den proponer cambios o alternativas que resuelvan la situación.

En los casos en los que el conflicto derive de un incumplimiento de los acuerdos que antes caracterizábamos como fundamentales, y detrás de los cuales se pueda pensar que hay un claro intento de boicot a la comunidad, seguramente no bastará con este tipo de acciones para resolver el problema (ejemplo: incumplimiento de los requisitos de admisión a la Comunidad). En estos casos, lo más conveniente sería incluir el conflicto como punto del orden del día de la Asamblea General, pidiendo la presencia de aquellxs que hayan percibido el problema, y también del socix «con-flictivo», para que pueda dar explicaciones directamente y aclarar dudas, de manera que sea posible esclarecer la situación. Si no se vislumbra otra solución posible, en la asamblea se podrá decidir la expulsión y consiguiente anulación de su cuenta, sin que dicho socix tenga capacidad de bloqueo.

2.3. FUNCIONAMIENTO2.3.1. LegalidadCualquier persona u organización revolucionaria tiene claro que la ley burguesa no está creada con otro objetivo más que el de preservar los privilegios de las mismas cla-ses dominantes que a su vez legislan dicha ley, resultando en un engaño para los y las oprimidas el confiar en las leyes que los opresores crean para su propia defensa. Por tanto, si desde una perspectiva revolucionaria no nos vemos obligados a dichas leyes en medida alguna, sí es cierto que contra nuestra voluntad nos vemos condicionados por ellas en tanto en cuanto que los medios punitivos y represivos del estado para contra quienes contravienen sus leyes pueden dejar caer su peso sobre cualquiera, más todavía si media una motivación política que les es contraria.

No obstante, con las monedas sociales, siendo estas una herramienta que puede emplearse en un cambio social, se da la paradoja que empleadas de otra manera pue-den servir llanamente a una lógica mercantilista de estimulación de la economía, y por este motivo no se encuentran fuera de la legalidad estipulada del propio sistema.

Los estatutos del Banco Central Europeo prohíben tajantemente a cualquier per-sona o entidad «emitir billetes de banco denominados en euros», lo cual constituiría un delito de falsificación de dinero. Sin embargo la moneda social no solo no es euro, sino que no pretende serlo ni confundir sobre serlo, luego generar moneda social está permitido.

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La afirmación referente a la aceptación de monedas sociales/locales en el marco legal queda patente con el hecho de que en ocasiones son respaldadas o creadas des-de organismos institucionales, aunque obviamente y como recalcábamos atrás, ha-biéndolas despojado de su capacidad de transformación social y convirtiéndolas en meras estimulantes del comercio y el consumo.

Además, el empleo de moneda social, normalmente circunscrito a personas/en-tidades adscritas a una comunidad o red de intercambio donde sus integrantes han acordado entre sí realizar sus intercambios con dicha moneda, permite que ésta se adapte sin problemas a las limitaciones de la Ley 21/2011, del 26 de julio, de dinero electrónico.

Incluso la recomendación de la Comisión Europea del 22 de marzo de 2010 garantiza la posibilidad de sustituir dinero del banco central por otros medios de intercambio:

«El beneficiario de una obligación de pago no puede rechazar billetes de banco y monedas en euros a menos que las partes hayan acordado otros medios de pago».

En definitiva, que la moneda social no esté respaldada por un gobierno o un ban-co central no implica que no esté permitida o no sea legal, siempre que su uso sea de mutuo acuerdo entre las partes y de uso interno dentro de una comunidad.

2.3.2. FinanciaciónLa comunidad de intercambio generará una serie de gastos comunes como podrían ser:

lAlquiler y/o mantenimiento de servidores para el sistema informático. lReserva de dominio, cuentas de email, listas de correo... lAsuntos legales, formas jurídicas... lDifusión (cartelería, organizar mercadillos, etc.). lAlquiler de espacios, de forma puntual o recurrente...

Para sufragar estos gastos, disponemos al menos de las siguientes herramientas: j Cobrar «tasas de uso», es decir: fijar un porcentaje de lo intercambiado que pasaría a ser volcado a la «cuenta de la red», como hacen en la comunidad de la Mora. También se remunera con un poco de moneda social el trabajo de aquellxs compañerxs que dedican un tiempo a la coordinación y que lo reali-zan de forma rotativa.

j Realización de campañas de apoyo puntuales o periódicas como realiza Rise-up pidiendo a los colectivos la aportación que consideren apropiada de modo puntual para cada necesidad.

j Sugiriendo a tod_s l_s usuari_s que hagan una aportación fija mensual. j Organizando eventos, conciertos, talleres... j Usando el previsible superávit de la central de abastecimientos.

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También es necesario que haya suficientes euros, provenientes de usuari_s que han cambiado euros por moneda social. Si en algún momento hubiera un déficit de euros (y abundancia de moneda social), podemos sugerir a los usuarios que asuman la «obligación» de cambiar una cantidad de euros cada mes por moneda social, lo que crearía una «caja de euros» con la que afrontar dichos gastos.CONCLUSIONES:

La comisión opina que los mecanismos listados son suficientes como para afron-tar los gastos comunes en los primeros momentos. Si en un futuro no fuera así, la asamblea de usuari_s tendrá herramientas a su disposición para lidiar con este pro-blema, y una información más detallada sobre las cantidades a tratar.

La comisión desaconseja el cobro de tasas de uso, por considerar que es indiscri-minado y no guarda relación con los gastos reales de la red.

También desaconseja la remuneración (ya sea simbólica o ajustada al valor de la hora de trabajo) como forma de compensación a personas que no encuentran relevo en las rotaciones de tareas acordadas por la Comunidad. Entendemos la remuneración del trabajo dedicado a la Comunidad cuando ésta forma parte de una transición planifica-da por la Asamblea hacia un sistema de servicios públicos autogestionados, no cuando encubre un fracaso para cumplir los acuerdos de participación en la Comunidad.

2.3.3. InscripciónLas nuevas incorporaciones a la comunidad de intercambio se realizarán de manera presencial, en la/s sede/s física/s que la Asamblea de la comunidad decida a tal efecto. La comisión de acogida será la encargada de realizar esta tarea, asegurándose de que el/la solicitante reciba y entienda la información fundamental sobre los principios, los objetivos y el modo de funcionamiento de la comunidad de intercambio, y resolviendo dudas que le puedan surgir al respecto. Para ello, la comisión de acogida le entregará a cada solicitante, físicamente o vía e-mail, un pequeño documento escrito en el que aparezca toda esta información (por ejemplo, un resumen de esta ponencia).

En caso de estar de acuerdo con la filosofía de la comunidad, el solicitante presen-tará su adhesión a la comunidad de intercambio, facilitando de manera presencial los siguientes datos:

lNombre lLocalidad o barrio de residencia lE-mail de contacto

Si los solicitantes son colectivos tendrán que rellenar además un cuestionario que como mínimo deberá contener preguntas acerca de su actividad, forma organizativa, dependencia de subvenciones y motivación.

En base a lo anterior, la comisión de acogida determinará si el proyecto cumple con los requisitos de admisión y elaborará un informe positivo o negativo, que en-viará a la Asamblea.

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Cualquier solicitante al que la comisión haya denegado la inscripción en la Comunidad podrá recurrir la decisión ante la Asamblea General.

Una vez inscritos los solicitantes, la comisión dará de alta sus cuentas en el CES, les enviará un e-mail con su número de usuarix, contraseña y una breve explicación del funcionamiento del programa informático utilizado, e incluirá sus datos en el censo de la comunidad de intercambio.

Aunque la inscripción de colectivos será provisional hasta que la Asamblea no ratifique el informe positivo de la comisión de acogida, éstos podrán operar con su cuenta y podrán tener saldo negativo.

2.3.4. Sistemas InformáticosCES (Community Exchange System)

El CES (Community Exchange System o Sistema de Intercambio Comunitario) es una plataforma web que permite a los participantes la posibilidad de poder compar-tir sus ofertas y demandas, ya sea de bienes, servicios, cuidados o conocimientos, sin la necesidad de emplear las monedas oficiales. El CES implementa un sistema de tipo LETS (Local Exchange Trading Systems), basado en la idea de fomentar el inter-cambio local.

A nivel práctico, cada persona que use CES podrá publicar y consultar ofertas y demandas, comunicarse con otras personas de la red y apuntar sus intercambios en forma de moneda social en su cuenta.

Aunque los intercambios sean normalmente a nivel local, CES permite que sean entre comunidades distantes entre sí a lo largo de todo el mundo.

Actualmente es el sistema más usado para estas lides, aunque muchos de los gru-pos que lo usan son críticos con el software.

La url de CES es: https://www.community-exchange.orgEl CES no es código libre, depende de Tim Jenkins, la persona que lo desarro-

lló usando tecnología ASP, ubicada en Sudáfrica. Además exige pagar por costes de mantenimiento del servidor un 1% de cada intercambio en moneda social, algo que no solo no nos parece proporcionado, sino que no nos queda claro qué significa exactamente.

Finalmente, listamos todas las cuestiones de diseño del sistema de intercambio que la comisión ha considerado, aunque en algunos casos las haya descartado por otros motivos, que no se podrían llevar a término si se usa el CES:

j Control de quién puede unirse al LETS j Obligación de marcar todas las transacciones como contrapartida por un servicio

j Oxidación del dinero j Aranceles j Doble moneda en la misma comunidad (por ejemplo: una moneda intercam-

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biable por euros y otra que no lo es) j Posibilidad de etiquetar algunas transacciones como donaciones a servicios públicos, y poder ver el total donado por cada persona

IntegralCESConcebido para sustituir al CES por miembros de la Cooperativa Integral

Catalana, ha alcanzado el nivel beta, pero no tiene muchas de la funciones del CES. No parece que el proyecto cuente con fuerza suficiente como para ser usable en un tiempo razonable. Se puede probar en: http://demo.integralces.net/Cyclos

Software para banca online de código abierto, se puede usar para moneda social. En concreto, es lo que usan en el MES, y han podido escribir cambios. Gracias a Cyclos, se puede acceder al MES con Smartphone, por ejemplo. Se puede probar en: http://www.cyclos.org/cyclos-demoMutual Credit — Community Forge

Mutual Credit es un plugin para el gestor de contenidos Drupal que, junto con otras extensiones de Drupal, forman Community Forge, un sistema web para gestio-nar LETs, bancos de tiempo, mercados de moneda alternativa, etc. Tanto Mutual Credit como el resto de herramientas que constituyen Community Forge son softwa-re libre.

Community Forge tiene multitud de opciones de configuración que aún estamos investigando y, en todo caso, al tratarse de software libre, sabemos que podremos escribir los cambios que necesitemos para adaptarlo a nuestras necesidades. Varios miembros de la RCA tienen experiencia con Drupal y/o con las tecnologías en las que se basa.

Además, distintas instalaciones de este software pueden comunicarse entre sí, fe-derándose para permitir la cooperación entre distintas comunidades sin obligarnos a usar el mismo servidor.

Este sistema está maduro y es utilizado ya por multitud de comunidades a nivel mundial. El CES ha anunciado que empezará a usar este sistema en 2014. Por tan-to, si aprendemos a usar el actual software del CES sería un esfuerzo desperdiciado, porque tendríamos que aprender a usar Community Forge al poco tiempo. Podemos ahorrar esfuerzo aprendiendo a usar Community Forge directamente.

El sistema se puede probar en esta dirección: http://demo.communityforge.netConclusiones

Aunque nos llevará un tiempo aprender todas las posibilidades de cualquier sof-tware, el uso básico de un sistema de intercambio es sencillo, y muy similar en todos los sistemas estudiados, así que no esperamos problemas para comenzar.

Por ello, recomendamos instalar Community Forge en un servidor propio por las siguientes razones:

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lTener el control de nuestros datos. lPoder realizar modificaciones a la configuración, cosa que no podremos hacer si nos unimos al CES, por ejemplo. lPoder realizar modificaciones al software si lo estimamos oportuno. lNo tener que pagar cuotas. lUsar un sistema compatible con las comunidades de intercambio con las que tenemos mejor relación, que usan mayoritariamente el CES.

2.3.5. Previsión de productos y servicios intercambiables con la nueva monedaEl 2 de agosto de 2013, la comisión de moneda pasó por la lista de la RCA un enla-ce a un pad para sondear las necesidades que a los colectivos les gustaría cubrir con moneda alternativa y hacer una lista preliminar de productores afines, susceptibles de participar en una Comunidad de Intercambio.

Entre los productos y servicios considerados más necesarios por las personas que contestaron el sondeo, había una variedad que podría ser ofertada por colectivos de la RCA o afines, tales como verduras y hortalizas, frutas, cereales, albañilería, servi-cios de fontanería y electricidad, educación primaria, asesoría y consultoría, impren-ta o reciclaje de ropa.

Otros productos y servicios considerados más necesarios por los encuestados/as que no podrían ofertarse por colectivos de la RCA o afines serían: medicina general, energía, transporte público y espacios (locales, vivienda, etc.).

En nuestra opinión, la variedad de productos y servicios que podrían ser ofertados por colectivos de la RCA, sumados a los de los colectivos afines que ya hemos con-tactado (como los incorporados a la lista de apoyo mutuo «Muchas Redes») serían suficientes para impulsar una pequeña Comunidad de Intercambio con mínimas posibilidades de consolidarse y crecer.

Pensamos que con un trabajo de difusión informativa y la coordinación de la de-manda a través de centrales de abastecimiento, podríamos aumentar la oferta inicial de productos y servicios en el corto plazo e incluso plantearnos la posibilidad de ge-nerar recursos a medio plazo para promover servicios públicos de la Comunidad de Intercambio de sanidad, transporte, espacio, etc.

2.3.6. Precios2.3.6.1. Precio de la hora de trabajoEste apartado trata de valorizar la hora/trabajo para poder ayudar a cuantificar el precio final de un producto o servicio, así como para intercambios puntuales no repetitivos entre particulares y/o proyectos, pero nunca para estatuir el valor medio de un salario «alternativo». No se busca el asalariamiento ni el intercambio sin más de la fuerza de trabajo por moneda, no se trata de emplear gente en un fin ajeno a sí

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mismos, pues se retornaría a parámetros de delegación y explotación, entendiendo ésta no solo como la apropiación de una de las partes del beneficio producido por la otra sino también como la enajenación de la posibilidad de decidir sobre aquello que se realiza y cómo se realiza. Al contrario, el objetivo de una economía autogestio-nada es la integración de personas en proyectos afines y libres en base de igualdad, o su nueva creación.

Fijar límites inferior y superior a una hora trabajada implica medir el valor del trabajo, donde intervienen infinidad de variables, tanto objetivas como subjetivas, muchas de ellas ancladas en una percepción burguesa de la sociedad actual en la que por desgracia vivimos y de la que nos es difícil abstraernos por completo, que no tie-nen en cuenta el origen desigual e injusto de muchas circunstancias derivadas de la extracción económica, social, de género y geográfica que determinan el acceso a estu-dios de especialización y que devienen en una finalidad perversa, estratificadora del trabajo según su valor y pilar de la sociedad asalariada y de clases. Todo lo anterior impide encontrar una manera justa para todxs que no fuera germen de diferencias sociales no deseadas para una pretendida economía solidaria y revolucionaria, cuyo fin natural igualitario debe determinar en la abolición del estado y el principio de autoridad, las clases sociales, la propiedad privada y el salario.

Por tanto, el valor de hora trabajada debe ser igual para todxs, basado en lo ne-cesario para mantener una vida digna, siendo ésta aquella que nos permita no solo subsistir, sino también desarrollarnos como personas. De tal manera se evitarían circunstancias anómalas como las de la sociedad capitalista donde pudieran o bien excluirse personas, o bien pactarse precios de hora/trabajo que supusieran explota-ción, que podría venir condicionada por la necesidad de una de las partes, su falta de conocimientos, conciencia o circunstancias relativas a la edad, salud, género, lega-lidad o una oferta excesiva para una misma actividad.

Con 10 unidades de moneda alternativa por hora trabajada, si se tiene en cuenta la abusiva jornada capitalista estándar, de 8 horas por 22 días laborables, se obten-dría un total de 1760 mensuales. No obstante la lucha por un sociedad libre es la lu-cha por una sociedad donde las personas no supediten el tiempo de su vida al trabajo y, por tanto, resulta razonable y necesario que se reduzca la jornada laboral lo más posible, incluso tratándose de trabajo en régimen de autogestión. Hay que buscar un valor por hora de trabajo que permita a las personas eliminar la dependencia para con los horarios abusivos del trabajo bajo el capitalismo.

A la hora de determinar este valor hay que tener en cuenta la capacidad económi-ca de los socixs, pues fijar un precio muy elevado podría suponer que fuera inaccesi-ble para la mayoría, sobre todo en la fase inicial de fortalecimiento de la economía autogestionada, aunque tampoco tiene sentido comenzar un experimento social eco-nómico liberador en parámetros de precariedad.

A modo informativo: en España el salario mínimo interprofesional (SMI) fijado

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por el estado español es de 645,30 €, es decir, a 3,60 € la hora de trabajo estándar. El SMI más alto de la comunidad europea lo ostenta Luxemburgo, con 1801,49 €, es decir, 10,20 € la hora. Cuando hablamos de SMI estamos hablando de salarios humillantes de subsistencia, todo lo contrario a un salario digno.

Para evaluar las horas de trabajo, se presupone que entre personas libres e igua-les se evaluará el valor de lo trabajado con honestidad, contabilizando el tiempo de trabajo real efectuado más allá del intervalo horario empleado de inicio a fin de una actividad y teniendo siempre presente que los intercambios no tiene por qué regirse necesariamente a cambio de un valor, pues supondría caer en una interpretación me-ramente económica y material de las relaciones humanas, al contrario, pueden estar sujetas al apoyo mutuo, a la gratuidad total y solidaria.CONCLUSIÓN:

El valor de una hora de trabajo será modificable y revisable por la asamblea gene-ral de la comunidad, para ir adaptándolo a los tiempos y fluctuaciones económicas de la sociedad, y de manera inicial se fija en 10 unidades por hora, ya sea moneda social o euros, dada la equivalencia 1:1 entre ambas y la similitud con otras comuni-dades de moneda social que usan 10 como valor, aunque se conmina a la asamblea a determinar este valor cuando sea oportuno.

2.3.6.2. Precios mixtosLa posibilidad de precios mixtos en una fase donde la economía capitalista es im-perante se torna necesaria para adecuarse a la realidad y necesidades de los diversxs socixs, siendo conscientes que un avance de la economía autogestionada minimizará el empleo de moneda capitalista.

Si bien los precios mixtos deben ser fijados de forma autónoma y flexible por los diferentes productores y prosumidores en base a sus criterios, sí resulta lógico y co-herente en una comunidad de moneda social que se tenga un mínimo de empleo de dicha moneda social.

Este mínimo no deberá calcularse de forma fija sobre cada intercambio, sino que deberá calcularse sobre el cómputo global de intercambios de cada socix en el margen temporal que se determine, por ejemplo, mensual, de forma que un proyecto pueda tener precios mixtos al principio del periodo e ir variándolos según sus necesidades, hasta incluso eliminarlos fijando únicamente el precio en euros o en moneda social, según el caso, mientras que el mínimo acordado se respete al final del periodo.

Al comienzo de la comunidad, en fase de experimentación, este mínimo podría ser de un 10% de empleo en moneda social sobre el total de intercambios mensua-les, revisable para cada socix en particular si por sus características le es inviable mantenerlo.

La comunidad de intercambio podrá ir determinando, en base a la experiencia y desarrollo de la misma, el precio mínimo en moneda social más adecuado y propi-

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ciar activamente, primero, que se pueda garantizar ese mínimo en los diversos socixs, así como la posibilidad de incrementarlo gradualmente después, desde la asamblea general y gracias a, por ejemplo, órganos como la central de abastecimiento, que rea-lizase compras conjuntas, crease nuevos proyectos de autogestión y demás estrategias para extender la autogestión e independencia respecto del sistema capitalista, en de-finitiva, para avanzar hacia la revolución social.

Del mismo modo, resultaría interesante si los productores se animasen a anotar y contrastar su gasto en euros para concluir qué carencias/dependencias tienen ellos y la comunidad, a fin de solventarlas.

Al hablar de precio mínimo en moneda social, esto no implica que ese mínimo no pueda aumentarse por cada proyecto, e incluso fijarse totalmente en moneda social.

2.3.6.3. Límites a los preciosResultaría complejo e inabarcable para la comunidad de moneda social o la comisión encargada al efecto el determinar un precio límite para bienes y servicios, tanto si es global y taxativo, lo cual no atendería a la realidad, y redundaría en la exclusión per se de diversos productos/servicios que resultarían inviables en términos materiales, tanto como si se hace individualizadamente, ya que además de criterios subjetivos, solamente el proveedor del producto o el servicio, en tanto que proyecto autónomo, sabe el esfuerzo real y las necesidades que se requirieron, bien sean gastos de materia-les, desplazamientos, intervención de terceros, etc.

En definitiva, el fin de la moneda alternativa no es crear una economía planifica-da al estilo del socialismo autoritario, sino una economía solidaria. La comunidad de moneda alternativa no tiene capacidad para fiscalizar proyectos de compañerxs ni finalidad política en ello una vez superado el estudio inicial de acceso y la asunción de principios y requisitos.

De tal manera, el precio de bienes y servicios debe ser fijado por cada proyecto o in-dividualidad que lo provea, en base a sus criterios y necesidades, pero atendiendo siem-pre a los principios de la comunidad que libremente aceptó al ingresar y que invariable-mente incluyen la ausencia de ánimo de lucro en el sentido que la RCA determinó14.

El precio ético debería resultar de forma natural de sumar los gastos tenidos mas una cantidad que satisficiera el tiempo/esfuerzo empleado, según el patrón de ho-ras/trabajo igualitario para todos y todas junto con una previsión de viabilidad del proyecto, si es que procede.

No obstante pueden producirse situaciones anómalas, por lo que en pos de una efectiva economía solidaria al servicio de las personas y no del lucro, la comunidad de moneda alternativa debe dotarse de mecanismos de notificación y gestión de abu-sos, de forma que la asamblea general (quizás con una comisión de estudio previo mediante) pueda tratarlo y actuar en consecuencia.

14 Anexo 3.2, página 45 («Sin ánimo de lucro»).

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Situaciones anómalas: lAbuso en productos/servicios provenientes de «monopolio», cuando solo un proyecto provee algo dentro de la comunidad. lPrecio por encima (lucro) o por debajo (competencia) de lo ético. lLucros velados, cuando un producto supera el precio ético y a su vez está por debajo del precio de mercado capitalista

2.3.7. Central de abastecimientoLa comunidad de moneda social se encontrará seguramente con diversas problemá-ticas, sobre todo al principio, como demanda y oferta que nadie quiere, inviabilidad de productos o servicios tras revaluarse en moneda social, acumulación de moneda sin vía de salida, etc.

Todos estos problemas adquieren condición de colectivos, no solo por la natura-leza de la comunidad de moneda social, tendente al balance neutro de los intercam-bios, y donde cualquier desfase repercute en la comunidad entera, sino también por la finalidad revolucionaria de dicha comunidad, basada en la cooperación y apoyo mutuo entre iguales.

Por tanto, hace falta una herramienta que solvente la problemática de la comuni-dad, una herramienta de índole revolucionaria que no solo sea paliativa, sino tam-bién preventiva y cuya gestión y finalidad sea de todxs, pues ante cualquier situación colectiva, se impone la acción colectiva como solución.

Dicha herramienta podría ser la Central de Abastecimiento (CA en adelante) aun-que podría llamarse de cualquier manera, pues su nombre no tiene por qué definir su funcionalidad.

Esta CA seguramente requiera de un espacio físico como mínimo, y más de uno coordinados entre sí según se expanda la comunidad de moneda, para poder acome-ter sus funciones, que podrían ser:1) Abastecimiento de productos externos.

La gran mayoría de socixs de la comunidad necesitarán de productos y servicios externos a la comunidad, sobre todo al principio de ésta, lo que supone una depen-dencia de la moneda capitalista para satisfacer tal demanda.

La CA podría realizar compras colectivas, por ejemplo de productos no perecede-ros que tengan demanda por la comunidad y de aquellos que sean solicitados por muchos socios y socias, hasta incluirse todo tipo de servicios externos, que podrían ser adquiridos por la CA, usando un NIF colectivizado si fuera necesario, según el caso. Por ejemplo, un contrato de telefonía, obteniéndose las ventajas que se reciben cuantos más números se meten en dicho contrato.

De esta manera se abarataría el coste de forma sustancial. Si las socias y socios pa-gan un porcentaje a definir sobre el coste real de la compra colectiva pero sin llegar

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al coste real de la compra individual, y esa diferencia va destinada a la CA. Se daría el caso que socios y socias obtienen un ahorro de moneda capitalista, que podrían emplear en desarrollar sus proyectos de autogestión, y la CA obtiene un porcenta-je de beneficio que emplear en el bien colectivo y revolucionario, lo cual revertiría posteriormente en beneficio de la comunidad, sus integrantes y la extensión de la autogestión.2) Abastecimiento de productos internos.

Algunos tipos de productos producidos por la comunidad, ya sea por su natura-leza o porque son muy demandados, pueden encontrar en la CA una forma de dis-tribución entre los y las asociadas, centralizándose el reparto y recogida en un único lugar, reduciéndose el impacto ecológico y económico y facilitándose el acceso al producto.3) Centro operativo y de almacenaje interno.

Si la CA dispusiera de un local suficientemente grande y con espacio extra más allá de sus tareas propias, dado el carácter colectivo de la propiedad, podría servir como centro operativo y de almacenaje para diversos proyectos asociados que lo ne-cesitaran, teniendo claro que la actividad y gestión que esto supusiera recaería sobre ellos y ellas mismas y nunca en la CA ni sus integrantes.4) Examinar carencias y dependencias.

La CA podría determinar qué dependencias tiene la comunidad, qué problemáti-ca va surgiendo según se avance, tomando nota de necesidades colectivas, demandas insatisfechas, falta de viabilidad en la comunidad, etc.

A su vez, la CA debería realizar una trazabilidad de los productos que distribuye a la comunidad, tanto internos como externos, determinando la procedencia, el im-pacto ecológico, social, materiales empleados, ingredientes, etc., de manera que se posibilite ir eliminando los más nocivos.

Dicha trazabilidad deberá estar accesible a todos y todas las integrantes de la co-munidad, quizás mediante una aplicación informática, para que a su vez vayan repen-sando su consumo y las alternativas a encontrar o desarrollar.5) Gestión de soluciones.

Acorde a la información que recopile, la CA podría ir determinando qué actua-ción dentro de sus funciones puede desempeñar para solventar problemas, como incluir productos en las compras colectivas, ayudar a un determinado proyecto aso-ciado, adquirir medios de producción y minimizar la dependencia externa de la comunidad dando soporte a la creación de nuevos proyectos de autogestión, que partiendo de lo inmediato y cercano podría y debería llegar a alcanzar la creación de cooperativas de crédito, de salud, de vivienda, pedagogía libre…

En este escenario y una vez esté más afianzada la comunidad de autogestión y mo-neda social, resulta necesario desde una perspectiva revolucionaria el ahondar en la creación de un germen de colectividad, experimento social revolucionario donde se aboliera definitivamente la propiedad privada y el salario, aportando las integrantes

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al común según su capacidad y cogiendo del común según su necesidad. Colectividad que podría ir creciendo según se sumarán paulatinamente mas asociados y asociadas.6) Fondos de previsión.

La CA no debería acumular activos (moneda social, euros, especie) pues supondría que no se les están dado un fin social o revolucionario a los mismos, pero pueden darse excepciones, como fondos de previsión para soporte de proyectos necesitados, asociados y asociadas que caigan enfermas, creación de nuevos proyectos autogestio-nados, etc. En definitiva lo que la asamblea general de la comunidad decidiera.7) Centro de cambio.

Dada la existencia de socios y socias «consumidoras», es decir, aquellas que no quieren o no son capaces de producir oferta pero sí tienen necesidad de demanda y solo euros que ofertar para satisfacerla, se torna necesario un lugar como la CA don-de intercambiar dichos euros por moneda social, no estando permitido a la inversa.

Sería necesario fijar un límite de endeudamiento de la CA, a partir del cual ya no podría dar moneda social a cambio de euros.8) Sistema de Gestión.

La CA debería estar compuesta rotativamente por integrantes de la comunidad, ya que su labor repercute en ella, pero previsiblemente dicha labor irá aumentando según avance la comunidad, de forma que requiera que la misma CA constituya en sí misma un proyecto de servicios más de la comunidad.

Como proyecto de servicios de la comunidad, administraría bienes colectivos de la misma y las decisiones no administrativas estarán supeditadas a la asamblea gene-ral de la comunidad de intercambio.

2.3.8. Coordinación con otras redesEl mismo sentido etimológico de la palabra comunidad, es decir, de poner en co-mún, de vinculación sobre intereses comunes, nos apunta la característica colectiva inherente a sí misma y, por consiguiente, la necesidad de interrelación entre redes y puesta en común. La extensión de las comunidades se torna algo no solo deseable, sino necesario para quienes tienen una perspectiva del cambio social en global, solo realizable por y para todos y todas.

El grado de relación y puesta en común debe venir marcado por la afinidad y fina-lidad de las partes, lo que permitirá relaciones ligeras o poco formales en unos casos y cercanas en otros.

Las modalidades de nexo entre comunidades que apuestan por un cambio social pueden ser múltiples, ya sean contactos puntuales, acuerdos concretos, o su asocia-ción: redes, federaciones y confederaciones.

De inicio, la coordinación entre redes y por poner algunos ejemplos, podría signi-ficar lo siguiente:

lPeticiones y ofrecimientos de apoyo. El apoyo mutuo es el cimiento fundamen-tal de nuestras relaciones asociativas.

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lCompras colectivas. Ofrecen la excelente oportunidad de ensayar modelos de organización y toma de decisiones conjunta además de acceder a diversas ven-tajas como la obtención de excedentes económicos que puedan repercutir en el beneficio y extensión de las comunidades implicadas. lNotificación de excedentes para el intercambio, ya sea con o sin necesidad de contrapartida. lBolsa de recursos y puesta en común de materiales, espacios, herramientas legales.

2.3.9. Comisiones y grupos de trabajoLas comisiones y grupos de trabajo son los órganos encargados de desarrollar los acuerdos de las asambleas. La diferencia entre unas y otros es que las comisiones de-sarrollan acuerdos de vigencia permanente o indefinida, mientras que los grupos de trabajo desarrollan acuerdos de duración determinada.

El ejercicio de las funciones de las comisiones y grupos de trabajo se rotará entre todos los socios y socias, será revocable en cualquier momento por la Asamblea y en ningún caso estará remunerado.

2.3.9.1. Comisión de AcogidaDeberá existir una comisión de acogida, rotatoria y mixta (compuesta por integrantes de diferentes proyectos), cuyo cometido sea explicar el funcionamiento de la comu-nidad y gestionar el contacto, peticiones de adhesión y formalizar las inscripciones.

El trabajo de gestión de contactos y peticiones de adhesión deberá estar en la medida de lo posible informatizado o mecanizado, de forma que suponga el menor esfuerzo posible a los miembros de la comisión y les permita centrarse en el análisis de solicitudes e información.

La comisión deberá atenerse a los acuerdos de la asamblea general así como a los requisitos de adhesión libremente acordados por la comunidad. Deberá tener un ca-rácter propositivo a la hora de determinar si un solicitante cumple o no los requisitos de adhesión, planteando si es posible buscar alternativas en la actividad que desarro-llen cuando ésta no sea concorde con los requisitos, a fin de superar el problema y posibilitar la adhesión.

Aun partiendo del principio de confianza en la comisión, sus decisiones nunca tendrán carácter definitivo a priori, siendo la asamblea quien ratifica o no cualquier decisión de la comisión, dado el mayor conocimiento colectivo que tendrá la asam-blea general respecto de la comisión (compuesta por pocas personas), de forma que puedan determinarse más cuestiones, matices, detalles y sensibilidades.

2.3.9.2. Otras (informática, abastecimiento, etc.)Antes que proponer la constitución a priori de más comisiones y grupos de trabajo, pensamos que es más conveniente que la función haga al órgano y que sea la propia Asamblea quien determine qué comisiones y grupos de trabajo se requieren a medi-

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da que se detecte la necesidad.Previsiblemente, además de la comisión de acogida, harán falta casi desde el co-

mienzo de la fase 3 comisiones o grupos de trabajo de informática (para actualización del sistema Mutual Credit, mantenimiento de la web, etc.) y abastecimiento (para coordinación de compras, gestión de caja, etc.)

2.4. DESARROLLO DE LA COMUNIDAD DEINTERCAMBIOHabiendo concluido la primera fase de la creación de una moneda alternativa, que consistía en la elaboración de un «estudio detallado para que en una próxima Asamblea los colectivos puedan pronunciarse con datos más claros sobre la forma en que quieren poner en práctica la idea», la RCA tendrá que pronunciarse sobre varios aspectos de las otras dos fases de desarrollo de la Comunidad de intercambio. FASE 2 (Preparar el ensayo general —a modo de juego colaborativo entre colectivos de la RCA— del sistema aprobado para familiarizarse y comprobar su operatividad).

Tratándose de un ensayo general, la fase 2 consistiría en reproducir con la mayor fidelidad posible la fase 3 entre colectivos y personas de la RCA.FASE 3 (Puesta en marcha real).Asamblea de constitución de la Comunidad de Intercambio.

Partiendo de la hipótesis de que la Comunidad de Intercambio estará abierta a colectivos y personas ajenas a la RCA15, caben dos posibilidades:

j Los colectivos de la RCA participan en la Asamblea de constitución de la Comunidad a título particular.

j Los colectivos de la RCA participan en la Asamblea de constitución de la Comunidad como RCA.

Este último caso requeriría un trabajo previo de difusión del proyecto y coordina-ción con colectivos afines no adheridos a la RCA interesados en la creación de una moneda alternativa (Muchas Redes, Asambleas populares, grupos de consumo, etc.)

Para el primer caso, la Asamblea de constitución podría incluso estar formada solo por colectivos de la RCA, que serían los promotores de la Comunidad (a la que se irían uniendo más personas y colectivos no adheridos).

El orden del día de la Asamblea de constitución de la Comunidad, debería estar di-vidida en dos bloques: uno de acuerdos fundacionales y otro de acuerdos funcionales, que corresponden a los capítulos «Fundación» y «Funcionamiento» de esta ponencia.

En resumen, la fase 3 constaría de tres pasos:

15 En el caso de que la RCA decidiera que en la Comunidad de Intercambio solo pueden participar colectivos de la RCA, una Asamblea de Constitución no se diferenciaría sustancialmente de una Asambleamonográfica.

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1. Difusión del proyecto entre colectivos afines (especialmente si los colectivos de la RCA van a participar en la Comunidad como RCA, no a título particular).

2. Convocatoria de Asamblea de Constitución.3. Puesta en marcha de los acuerdos de funcionamiento.Para completar la fase 3 necesitaremos, al menos:

lLocal (para inscripciones presenciales, central de abastecimiento). lOrdenador. lMaterial de oficina. lCampaña de difusión (panfletos, mailing, cartelería…). lCartilla de registro de intercambios (que sirva también para acreditar la perte-nencia a la Comunidad).

Por último, será imprescindible contar con la implicación de los colectivos de la RCA. Pedimos a los colectivos que comuniquen cuántos de sus socios y socias están dispuestos a colaborar para sacar adelante este proyecto. Como habéis podido compro-bar en la ponencia que os hemos presentado, la creación y desarrollo de una moneda alternativa conlleva una multitud de tareas. La comisión estima que sin la participa-ción activa de al menos 10 personas no es factible continuar con la fase 2 y la fase 3.

Resaltamos que para participar no hace falta ninguna cualificación especial. La creación de la moneda alternativa, una materia en la que todos y todas partimos de cero, será un proceso de aprendizaje colectivo. Un incentivo más para animar a du-bitativos y dubitativas: hoy día, se nos ocurren pocas actividades más transgresoras que construir medios de cambio en rebeldía con las monedas fiduciarias estatales.

3. ANEXOS3.1 Ponencia de BandaAncha sobre la creaciónde una moneda alternativa¿Por qué «alternativa»?

Es obvio que ningún signo de cambio usado para ensayar sistemas de trueque multirrecíproco está aún en condiciones de sustituir a las monedas fiduciarias usadas en los mercados capitalistas (euros, dólares, etc.). En este sentido, cualquier moneda propia que inventemos está condenada a ser «complementaria» (es decir, a coexistir

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con euros, dólares, etc.), al menos de momento. Aún así, preferimos el término «al-ternativa» para referirnos a la moneda que queremos crear al término «complemen-taria», muy usado por ciertos colectivos de la «economía social» subvencionada. La razón es que el adjetivo «complementaria» parece amortiguar, cuando no silenciar, uno de los objetivos irrenunciables de cualquier moneda social que se precie: aniqui-lar a las monedas fiduciarias capitalistas, por ser esencialmente antisociales. En este sentido, el tipo de moneda que queremos crear es radicalmente alternativa.

En todo caso, el calificativo que le demos a una moneda nuestra («alternativa», «complementaria», «social», «local», etc.) importa poco, siempre que estemos de acuerdo en las características por las que nos gustaría que se distinguiera. Antes de llegar a un acuerdo de mínimos sobre las características de una moneda alternativa, es conveniente señalar muy brevemente las características principales del dinero.El dinero en el mercado capitalista

Para entendernos, llamaremos «dinero» al instrumento de cambio en general y «moneda» a la forma en que se materializa el dinero en un país o conjunto de países determinados (dólares, euros, pesos, etc.).

El dinero capitalista (es decir, el conjunto de las monedas capitalistas) tiene las siguientes características:

lCorporeidad. Es una cosa material, con peso y forma (en la actualidad, billetes de papel o metales acuñados). Una consecuencia de esta corporeidad es que se puede acumular y guardar. lValor de cambio. Se puede vender y comprar, como cualquier otra mercan-cía. De hecho, el 90% de las transacciones que se hacen con dinero hoy día se realizan en el mercado financiero, es decir, en la compra y venta de dinero. También se puede prestar a cambio de un interés. lLa fabricación está monopolizada por organismos bancarios estatales y priva-dos. Una consecuencia de este hecho es que la producción de dinero se pro-grama deliberadamente para que sea escaso. El dinero, como cualquier otra mercancía, se devalúa cuando la oferta es mayor que la demanda, es decir, cuando abunda. Por esta razón se pone menos dinero en circulación del que los demandantes necesitan.

En contraposición a estas características, el dinero en una economía autogestiona-ria tendría como mínimo las que expondremos en el apartado siguiente.El dinero en una economía autogestionaria

El dinero sería un método de anotación de intercambios. La moneda sería la uni-dad de medida empleada en el sistema de anotación.

El dinero autogestionario (es decir, el conjunto de monedas con que se anotarían intercambios de productos o servicios) tendría tres características bien distintas del capitalista:

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l Incorporeidad. Una unidad de medida no es una cosa. Un kilo de hierro, un metro de tela, sí son cosas. Pero un kilo, a secas, o un metro, sin más, no son cosas. Por lo tanto, no se pueden acaparar. lValor de uso, no de cambio. Los kilos, metros, etc., no se pueden vender, com-prar o alquilar. lCualquier colectivo puede diseñar su propia moneda.

En consecuencia, la moneda del dinero autogestionario nunca escasea. Puñados, arrobas, pulgadas, «ekos» o «moras»: Las unidades de medida ni faltan ni sobran. Simplemente, se usan o no se usan y están siempre a disposición de quienes deseen usarlas de mutuo acuerdo.PROPUESTAS:

Pensamos que una Red como la nuestra está llamada a ensayar sistemas de inter-cambio propios de economías autogestionarias y proponemos, por lo tanto, que la RCA apruebe la creación de una moneda alternativa con las características expuestas en el apartado anterior.

Proponemos que, en caso de que haya consenso, se constituya una comisión en-cargada de desarrollar el acuerdo y que esta comisión trabaje en tres fases:1ª Fase. Elaborar un estudio detallado para que en una próxima Asamblea los colec-tivos puedan pronunciarse con datos más claros sobre la forma en que quieren poner en práctica la idea. Este estudio debería contener al menos información sobre:

j Experiencias históricas y actuales (Eko en la CIC, Mora en la Sierra Norte, etc.).

j Cuestiones técnicas (herramientas informáticas, legislación, etc.). j Previsión de productos y servicios intercambiables con la nueva moneda alternativa.

j Material de consulta (bibliografía, enlaces a webs, documentales, etc.).2ª Fase (a iniciar solo cuando una Asamblea de la RCA haya decidido el sistema con-creto de intercambio con moneda alternativa). Preparar el ensayo general —a modo de juego colaborativo entre colectivos de la RCA— del sistema aprobado para fami-liarizarse y comprobar su operatividad. 3ª Fase (a iniciar cuando la Asamblea determine que es factible). Puesta en marcha real de la moneda alternativa.

Banda Ancha aportaría a la comisión de moneda alternativa dos personas.Por último, pedimos a los colectivos de la RCA que además de posicionarse sobre

nuestras propuestas se pronuncien al menos sobre las siguientes cuestiones: lPersonas dispuestas a participar en la comisión o a colaborar en tareas específicas. lDisponibilidad para intercambiar sus productos o servicios en moneda alternativa.

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3.2 Sin ánimo de lucro.Los colectivos que realizan una actividad económica autogestionada tienen un fin inmediato, que es la satisfacción de las necesidades de consumo de sus integrantes, y un fin último, que es la transformación social.

Entendemos por ánimo de lucro la intención de destinar los excedentes genera-dos con nuestra actividad productiva a cualquier fin distinto a estos dos fines.

No podemos establecer una regla fija para determinar cuáles son las necesidades de consumo de las personas que participan en nuestros colectivos, por ser éstas muy diversas y subjetivas, pero estamos todos y todas de acuerdo en la importancia de marcarnos límites. Los colectivos de la FPA usan topes remunerativos variables en función del Salario Mínimo Interprofesional16; la CIMA está ensayando con mone-da social, que por su naturaleza no puede acumularse con ánimo de lucro, y la RHA prefiere no cuantificar las necesidades de consumo en moneda y las delimita en tér-minos de dignidad y suficiencia.

En cualquier caso, los excedentes generados por nuestros colectivos sirven para la transformación social porque se destinan al bien común, no privado, en forma de apoyo a otros colectivos autogestionados, financiando (sin intereses) la creación de nuevos proyectos, etc.

3.3 El problema del dinero durante la autogestión española 1936-1939Inmersos1, como estamos, en la sociedad de consumo y sus múltiples facetas, tanto en el mundo occidental, como en el oriental y en los países en vías de desarrollo, nos resulta difícil entender, y hacer comprender, el sistema organizativo monetario durante la guerra civil española.

Es importante, para empezar, conocer, al menos brevemente, las ideas propuestas por los militantes anarcosindicalistas, y de otras ideologías, antes del 19 de julio de 1936. Por lo que respecta al ala marxista no hay problema: al igual que la desapari-ción, el debilitamiento del Estado, se remite a una fecha imprecisa, el problema del dinero y las diferencias salariales se mantienen, tanto en Marx2 como en los marxis-tas leninistas: «No se puede tolerar que un maquinista de ferrocarriles reciba igual salario que un copista. Marx y Lenin dicen que la diferencia entre el trabajo califi-cado y el no calificado existirá aún bajo el sistema socialista, e incluso después de la supresión de las clases...»3.

Del lado libertario se advierten dos posiciones distintas. La primera es la de Kropotkin en La Conquista del pan, en la que se preconiza «la toma del montón» y la puesta en común de las riquezas, así como el rechazo de todas diferencias salariales.

16 Las remuneraciones de sus asociados y asociadas no pueden exceder nunca del triple del SMI vigente en cada ejercicio anual.

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La segunda, mantiene la moneda al mismo tiempo que los bonos de consumo, para fin de suprimir el carácter especulativo del ahorro, el préstamo, etc. Pierre Besnard fue quien mejor elaboró esta teoría, pensando en un sistema de salario nacional, a partir de bonos y de intercambios internacionales, eventualmente basados en el oro.

La práctica revolucionaria de 1933 y 1934 clarificó los conceptos. Por ejemplo, cuando la tentativa insurreccional del comunismo libertario, en Aragón en diciem-bre de 1933, el dinero fue abolido (Macario Royo: Cómo implantamos el comunismo libertario en Mas de las Matas, Barcelona, 1934, p. 19), lo que puede vincularse tanto a los artículos de Isaac Puente en torno al comunismo libertario, como a la influencia de Kropotkin (muy leído en España): es decir, a una tradición comunal y un rechazo visceral a la política burguesa (que, sin duda, hay que ligar con la tradición religiosa del dinero como fuente de perversión).

En 1934, cuando la insurrección, voluntariamente limitada a Asturias, por culpa de obscuras maniobras políticas, como en las socialistas y comunistas del Bloque Obrero y Campesino (posteriormente, agrupado en el POUM, aglomerado de gru-pos marxistas disidentes antes de las elecciones de 1936), e incluso en las del PC4, los comités crearon bonos para que la población pudiera aprovisionarse; bonos que, los comerciantes aceptaban.

Estas dos experiencias fueron ampliamente comentadas en toda España. Y los pro-pios socialistas y comunistas del BOC y del PC, se extasiaron (a pesar de Marx y de Lenin-Stalin), ante la capacidad de los trabajadores asturianos en materia monetaria. Así, del lado anarquista, la visión de Besnard (y Leval) de un salario y una moneda privados de sus aspectos especulativos se acercaba a la de Kropotkin — Isaac Puente, que implica la supresión del dinero. El Congreso de la CNT de mayo de 1936, al adoptar una ponencia sobre el comunismo libertario, no tomó postura, pronuncián-dose por una fórmula ambigua5 basada en el «carnet de productor». Por otra parte, las demás resoluciones, citadas por Antonio Elorza en el número 32 de la Revista del Trabajo, van del rechazo declarado al rechazo velado. Puede por tanto, pensarse, que la madurez en la reflexión prerrevolucionaria de acuerdo al proyecto de «reforma monetaria y esquema de circulación fiduciaria en una economía social» que cito en mi libro, según Valerio Mas (que fue quien me lo hizo conocer), no empezó hasta el comienzo de 1936, en Granollers.La aplicación en la práctica

La guerra planteó tres tipos de reacciones en torno a los problemas del dinero. La primera, cronológicamente, es la que tuvo lugar en Barcelona desde el principio de los combates, ya que los servicios públicos (agua, gas, electricidad, etc.) continuaron funcionando y el aprovisionamiento primario (pan, leche, etc.), siguió haciéndose, lo que implica la preparación de los anarcosindicalistas y la previsión de necesidades «¡Pan, la revolución necesita pan! [...]Nuestra tarea específica consistirá en obrar de manera tal que desde los primeros días de la revolución y mientras ésta dure no haya

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un solo hombre en el territorio insurrecto a quien le falte el pan», Kropotkin en La conquista del Pan, [p. 65, ed. Buenos Aires, 2005]).

Durante estos primeros días de fiebre, no hubo realmente reivindicaciones glo-bales: cada colectivo hizo el inventario de sus recursos y, al mismo tiempo, pensó en qué medida podía contribuir a la revolución. Me parece que pueden distinguirse dos tendencias, partiendo de una actitud idéntica de reorganización del abanico de salarios (los altos salarios de directores, subdirectores y empleos honoríficos se supri-mieron6), los salarios de ingenieros y cuadros se mantienen, y los de los trabajadores manuales se aumentan). La primera tendencia es la de trabajar menos y ganar más, que se vio estimulada por la Generalitat y su decreto de 24 de julio de 1936: sinto-mático de que, reducidos al estado de fantasma jurídico, los catalanistas decretaran la semana de 40 horas y el 15% de aumento en los salarios, a pesar de que las nece-sidades revolucionarias eran grandes y la Generalitat no tenía ningún poder sobre el Banco de España.

La segunda tendencia es la de aplicar el salario único (como en los transportes), lo que suponía que, globalmente, no podía darse inflación ni mercado negro, y fue inmediatamente el caso, no solo de Cataluña, sino de toda la España republicana. Evidentemente, el salario único no estaba fijado con rigidez, sino concebido pensando en que también los precios se mantendrían fijos. La segunda fue la que adoptaron los colectivos agrarios, a partir del anuncio de la victoria en Barcelona, en lo que se designa normalmente como la España republicana. También ahí se dieron dos tendencias: el rechazo del dinero (quemado, incluso, en algunos casos) y la instauración de la «toma del montón», y el establecimiento de una moneda local. Las variaciones locales y las discusiones en asambleas generales para modificar el sistema, son resumidas por un testigo de la época: «Todo lo que se ha hecho, se hizo de inmediatamente y como en-sayo. Durante los primeros días se daban bonos para poder adquirir lo que necesitaba. Más adelante, se hizo este papel moneda (el cual nos enseña), y ahora hemos adoptado el sistema la fórmula del carnet de productor. Hasta ahora, esto es lo mejor de cuanto hemos puesto en práctica» (Bujalance, provincia de Córdoba, reportaje de Solidaridad Obrera, 25-9-1936, La Autogestión en la España revolucionaria, p. 184 [Autogestión y anarco-sindicalismo en la España revolucionaria, Buenos Aires, 2009, p. 78]).

No se da una evolución de recursos que permita cambiar el comunismo por la abundancia, ya que el racionamiento alcanzó a todos. Se dio también, la permanen-cia de la jerarquía machista. En una economía no racionada, la igualdad se instaura, de hecho, entre las personas y los sexos. Al establecer el carnet de productor, los co-lectivos rebajaban a la mujer, que siempre ganaba menos que los hombres. Gastón Leval dice en la edición italiana de su libro (Né Franco Né Stalin (le collettività anarchiche spagnole nella lotta contro Franco e la reazione staliniana, 1952): «En casi la mitad de las colectividades agrarias, el salario que se le adjudicaba [a la mujer] era inferior al del hombre, en la otra mitad era equivalente; estas diferencias pueden explicarse tenien-do en cuenta que la mujer soltera pocas veces vive sola.» (pp. 314-315)7. Por mi parte,

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y sin tener documentación de todos los salarios según las colectividades, no veo que ningún colectivo agrario aplicara la igualdad de salarios entre hombres y mujeres.

Estos datos permiten reagrupar las dos situaciones —colectivos de ciudad y de cam-po—, por medio de la adopción en ambos del salario familiar (según el número de miembros de la familia), lo que sobreentiende al bloque, el clan familiar, cuya evolu-ción está sancionada por el matrimonio, la marcha de los hijos ... Y, naturalmente, la escala de salarios era diferente para los hombres casados o solteros, las mujeres solteras, los niños y los viejos (a veces separados).

Otro aspecto que coincidía en ambas colectividades era el problema de los inter-cambios, la adquisición de bienes fuera de los colectivos. En todos los casos, la base, la estimación, se hacía en pesetas, y el acuerdo se llevaba a cabo tanto en dinero de colectividad a particular, como en trueque de colectividad a colectividad, cuando era posible. En este punto nos encontramos con la falta de datos estadísticos acerca de los productos disponibles tanto en el mercado (ciertamente trastornado), como en las colectividades de la región y en las propias ramas en autogestión.

Y llegamos, naturalmente, al tercer aspecto: la banca, que se mantuvo en manos de los (capitalistas) burgueses republicanos, a pesar de los deseos de tomarla y el ejemplo de la requisa de la Banca de Oviedo en 1934 (lo que Federica Montseny subrayó al mostrar la gran conciencia revolucionaria en relación con la Comuna de Paris, en La revolución de octubre. Quince días de comunismo libertario en Asturias de Solano Palacio). Se pueden añadir deseos, y quizá hasta intentos, anarcosindicalistas de apropiarse del oro del Banco de España en Madrid (ver, Santillán, García Oliver, y el Durruti de Abel Paz), pero la colaboración política impuesta por los dirigentes sindicalistas de CNT-UGT hizo fallar la operación.Hacia la autogestión

En esta situación de doble poder, mortal y asesino para la autogestión como ya lo habían demostrado los ejemplos precedentes (Alemania e Italia en los años 1918-20, y la URSS de los años 1917-21), se advirtió, sin embargo, una acentuación en el proceso autogestionario. En Cataluña, una ley de octubre de 1936, destruyó com-pletamente la experiencia desde el punto de vista industrial, al hacer depender las colectividades de los créditos gubernativos que se otorgaron según el color político de los ministros y los responsables de las colectividades8.

En Aragón, una estadística regional de stocks y necesidades funcionó al día, pero en cambio en lo relativo e intercambios fuera de la región y con el extranjero, hubo ciertas competencias entre el organismo responsable de las compras en el exterior, y algunas colectividades lo suficientemente ricas como para comerciar directamente, a pesar de que existía una caja de compensación para las colectividades pobres. En la provincia de Valencia, la situación se bloqueó enseguida «gracias» al PC que pro-puso una organización de exportación de cítricos, saboteando la de la CNT-UGT y llegándose a posiciones irreductibles: el rechazo del comercio entre los organismos

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autogestionados y los que dependían del PC.Para paliar la inercia de los oponentes y los enemigos armados en torno a la au-

togestión, se establecieron relaciones económicas basadas en la política y no en la rentabilidad: Ascó (provincia de Tarragona) recibió una ayuda financiera del sindica-to de peluqueros de Barcelona (porque un miembro de este sindicato se encontraba convaleciendo en la colectividad) para comprar una bomba eléctrica para el agua; y la misma colectividad empleó a compañeros del sindicato de ladrilleros de Granollers, para la recogida de aceituna. Se comprende que en una atmósfera de falta de con-fianza, las relaciones personales no ofrecían la garantía necesaria, pero se podría haber dado un mínimo de coordinación, en la misma provincia, en el caso de Ascó. Nos parece que este caso se pudo repetir, ya que las relaciones federativas entre las colectividades, no estaban suficientemente claras todavía.

La CNT, que no había querido autogestionar la banca, se vio en la necesidad de crear una para financiar los organismos económicos anarcosindicalistas. Aún reco-nociendo que «el ideal ... la supresión del dinero (es) indiscutible», se propuso un banco con tres funciones: banco para los sindicatos; banco para los productores (análogo a las cajas de ahorros actuales); banco para el comercio exterior (según Amezcua en la Soli, 16-2-1937, pág. 2). El proyecto se realizó finalmente cuando el pleno económico ampliado de enero de 1938 (ponencia reproducida en La CNT en la revolución española, de Peirats, T. 3, cap. 1), y me parece que, en la práctica, no fue, en absoluto, efectivo.

Al nivel de las colectividades, tanto industriales como agrícolas, mi impresión es que la situación cotidiana del salario interno por el carnet de productor, y el cam-bio del empleo de la peseta para las compras exteriores (peseta que sufrió el alza de precios de toda la zona republicana, mientras que los salarios agrícolas se mantuvie-ron, más o menos, al nivel de finales de 1936), no evolucionó sensiblemente entre 1937 y 1938 (para Aragón y Cataluña), y 1939 para el resto de las regiones. Era una situación bancaria estacionaria, que se movía en lo alto, pero nunca en la base. Las colectividades gestionaban su producción y participaban en el esfuerzo de la guerra, enviando gratuitamente al frente una parte de su producción, y a veces acogiendo refugiados. Este esfuerzo no era una inversión, en el sentido económico del término. Era necesario ganar la guerra para reforzar la revolución, y para los comunistas era, ganar la guerra para, eventualmente, comenzar la revolución y, de hecho, las pérdi-das económicas generadas por el PC, tanto directamente (ataques a la autogestión en Aragón en el momento de la recolección del trigo), como indirectamente (sabotaje de la campaña de explotación de cítricos 1937-38), son difíciles de estimar. Pero será necesario hacerlo para tener una visión financiera global de la autogestión.

Este asentamiento, esta continuidad de la vida económica con o sin moneda, o con una moneda vaciada de su poder especulativo, es la característica más impor-tante de la experiencia. Pero también hay otros aspectos importantes que estudiar:

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la transformación de ricos en pobres (por ejemplo, en los pueblos colectivizados de Aragón donde la moneda local o el carnet de productor, obligaban a los ricos a ele-gir entre entrar en la colectividad o dedicarse a vegetar); el atesoramiento eventual (regreso de la especulación) en ciertos colectivos, y a qué nivel (¿los dirigentes eran un embrión de nueva clase?) Por mi parte pienso que, si en las colectividades agra-rias los ricos sufrieron un cambio de condición, fue en los casos en que la CNT y la UGT estaban unidas; pues, en los demás casos, el PC creaba una sección de la UGT (para su propio beneficio), que protegía a los ricos y los oponía a la autogestión. En las ciudades, a los ricos apenas se les tocó. También pienso que, en las colectividades agrarias los dirigentes eran, en su mayoría, conscientes de las posibles desviaciones y tomaban precauciones; y, por el contrario, en las colectividades industriales, tengo la impresión de que estaban menos protegidos, sin que me sea posible poder propor-cionar ningún tanto por ciento.

Se puede señalar que los intercambios basados en el trueque siguieron estando en vigor (países del Este-países del Oeste, en la mayoría de los casos), y que si los anarco-sindicalistas hubieran podido poner en práctica su sistema (el ejemplo del proyecto monetario), habría podido funcionar. Por el contrario, el punto oscuro sigue siendo el del modelo patrón, la estimación a partir de la peseta, necesariamente sujeta a la inflación y dependiente de la banca; yo no tengo conocimiento de un intento de establecer intercambios a partir de otra forma de cálculo (la hora de trabajo de una colectividad agraria de tal región; los artículos fijos: pan, leche o carne). El asunto está todavía por explorar.

Frank Mintz, artículo publicado en 1979 en la revista Bicicleta, n° 20, pp. 29-31. También en (http://www.almeralia.com/bicicleta/

bicicleta/ciclo/20/16.htm), sin las notas actuales.

Notas1 Escrito en 1978, con pocas notas de 2011 y algunos retoques estilísticos. 2 Indirectamente en «la producción de la plusvalía absoluta, capítulo sobre el trabajo y su valor», al final del mismo en la traducción integral de El Capital: «Esta fuerza de trabajo que se materializa,pues, durante los mismos períodos de tiempo, en valores relativamente más elevados, lo de valorsuperior a lo normal se traduce, lógicamente, por un trabajo superior». Tomo I, pág. 158, La Habana, 1965.3 Stalin, en 1931, en Cuestiones del leninismo, Moscú, 1947, pp. 420-421, texto auténtico; citado en Zemliak [=Mintz] traducido del francés, en Kropotkin Obras, Anagrama, p. 120. 4 El PC se valió del POUM como ariete contra Trotsky, hasta el disparate de asimi-lar fascismo y trotskismo, y por tanto también el POUM. La paradoja es que Trotsky nunca aceptó el POUM porque le quería imponer que ingresaran los militantes en

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el PSOE y la UGT para darles una orientación revolucionaria. O sea que el POUM no tuvo ningún apoyo, y desde la CNT-FAI nada tampoco (por intolerancia y zacan-dillas mutuas), si bien hubo grupos como los Amigos de Durruti que estuvieron muy próximos de los poumistas [2011].5 No veo porqué puse una opinión tan negativa: Isaac Puente la sostenía y viene de Pierre Besnard [2011]6 Los salarios superiores presentan todavía «sumas» injustificables; por ejemplo, cuando la ocupación en 1973 de la fábrica Lip en Besançon se supo que un ministro, actual eminencia gris de Giscard [presidente de la república], Poniatowsky, recibía un salario como «ayuda para los consejos de gestión». [Este político fue condenado por corrupción y sigue procesado en 2011. La situación global de enchufe es todavía más acentuada en la actualidad, 2011].7 Ver el texto entero en “Principios y enseñanzas de la Revolución española” (http://www.fondation-besnard.org/article.php3?id_article=1182)8 En el Oeste ocurre todavía y en el Este también, pero bajo la fórmula de relaciones de corrupción –[enchufe, cuña 2011]- o «tolkach, que tienen por misión sentarse en los ministerios o en las antesalas de empresarios - proveedores hasta que obtienen los créditos, los bonos de compra, los materiales olos equipos necesarios». («Panorama de la URSS», número de febrero - marzo 1979, en el Correo de los países del Este, pág. 155, y siguientes, citando a Pravda, 25-2-72, pág. 3 y a Izvestia, 18-1-78, pág. 6).

3.4 Dinero oxidable: el milagro de Wörgl.El primer «experimento de la moneda libre», vio la luz entre la primavera y el verano de 1932 en Wörgl, comunidad que se encuentra en la región del Tirol, en Austria. El trasfondo venía dado por la crisis de la economía mundial con sus terribles conse-cuencias, entre 1929 y 1933, el comercio mundial disminuyó en un 60%, y el flujo internacional de capital retrocedió hasta en un 90%. Una de las consecuencias más graves de la crisis de esa época fue el crecimiento acelerado del desempleo masivo y la pobreza, que también dejaba indefensa a la pequeña comunidad de Wörgl (el desem-pleo en Austria de entonces se ha calculado en 24.7 %). Muchos de los habitantes de Wörgl habían perdido sus fuentes de ingreso. Wörgl, como muchas otras ciudades, se encontraba al borde de la insolvencia.

El alcalde de Wörgl, Michael Unterguggenberger (1884-1936), quiso buscar una solución y decidió poner a prueba un experimento monetario. Las bases en las que este experimento estaría basado, y particularmente el concepto de «freigeld» (dinero de economía libre, o dinero de circulación garantizada, al que nos referiremos aquí como «dinero libre») ya habían sido proporcionadas por la teoría de la economía li-bre, desarrollada por Silvio Gesell. Unterguggenberger se dió cuenta que la gente no podía cubrir sus necesidades solo por la ausencia de dinero. Unterguggenberger pre-

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tendía cambiar esta situación con la introducción de dinero local (llamado «billete de aseguramiento del empleo», o «billete-AB», por sus siglas en alemán) cuya caracte-rística consistía en que éste perdería regularmente en valor con el paso del tiempo, tal como lo hace un bien real: una manzana se pudre, un neumático se desgasta, el metal se oxida, una canción pasa de moda. Es decir se pone al dinero al mismo nivel de la riqueza creada con las manos y con la mente de la gente. La pérdida en valor de estos billetes (1% mensual) estimularía a los habitantes a hacerlos circular, a fluir. Se estipulaba que cada mes transcurrido desde la emisión del billete los habitantes debían adherir un nuevo sello, indicando un valor del 1%, para que estos siguieran siendo válidos (ver fotografía).

Cuando todo estaba listo para la introducción de esta revolucionaria forma de dinero, el 5 de Julio de 1932, Unterguggenberger se expresó de la siguiente manera:

«La lenta circulación del dinero es la razón principal de la parálisis económica que estamos viviendo. La riqueza se escapa cada vez más rápido de las manos de quienes la producen, para escabullirse en los canales generadores de interés y acumularse en las manos de aquellas pocas personas que ya no lo devuelven a los mercados reales, sino que lo acaparan como medio de especulación»

Se debe aclarar que Unterguggenberger introdujo el «dinero libre» de forma para-lela al Schilling, la moneda austriaca, y la adopción de éste por los ciudadanos fue estrictamente voluntaria. Únicamente los empleados de la comunidad cobrarían pri-meramente 50% de su sueldo en forma de billetes AB, cantidad que después se in-crementaría al 75%. Además de esta medida, el alcalde de Wörgl creó un programa de promoción del empleo en donde se contrataría a los numerosos desempleados y se les pagaría en su totalidad con los billetes AB. La iniciativa de Unterguggenberger encontró gran aceptación entre los trabajadores, artesanos y comerciantes de la co-munidad, quienes aceptaron con gran expectación los billetes AB. Después de poco tiempo se empezaron a sentir en Wörgl las consecuencias positivas de esta acción. La velocidad con la que el dinero «fluía», es decir, la velocidad con la que cambiaba de manos, se incrementó significativamente, así con los primeros billetes AB que emi-te el alcalde, les paga a los obreros que construyen los canales de saneamiento, para ahorrarse la tarifa del 1%, éstos pronto entregan los billetes al panadero, comprando pan. Éste a su vez se apura entregándolos al carpintero que le arreglará las ventanas. El carpintero se los lleva al carnicero por embutidos, y éste al herrero para un nue-vo portón. De tanto afán de ahorrar, los ciudadanos pagan el impuesto municipal por adelantado. Con esto el alcalde hace arreglar la calle. Así el círculo comienza de nuevo. Como consecuencia, se pudo invertir en la infraestructura de la comunidad y el desempleo retrocedió 14%, mientras que en Austria aumentaba alarmantemente en un 19% más. Debido a ello, el experimento de «dinero libre» de Wörgl adquirió resonancia en la prensa internacional. Unterguggenberger fue llamado a participar en ponencias en el extranjero y hasta el presidente del gobierno francés Daladier visitó en 1933 Wörgl. Más y más comunidades se percataron las ventajas inherentes

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a la adopción del nuevo medio de cambio y varias de ellas empezaron a preparar el terreno para introducir el «dinero libre» de circulación garantizada.

Sin embargo, el Milagro de Wörgl encontró abruptamente su fin. Ya en enero de 1933 las autoridades austriacas habían respondido a la iniciativa de Unterguggenberger con una prohibición al uso del «dinero libre», calificaron al experimento como un-fug! (locura) y bajo la justificación de que su producción lastimaba el derecho ex-clusivo del Banco Nacional Austriaco de generar un medio monetario válido. La comunidad de Wörgl apeló legalmente en contra de esta prohibición, pero no tuvo éxito, y hasta mediados de 1933 siguió usando de manera ilegal los billetes AB. El estado austriaco amenazó entonces con ejercer la violencia si el experimento no era interrumpido definitivamente, y el 15 de septiembre de 1933 el Milagro de Wörgl encontró su tumba. Incluso Suiza prohibió a Unterguggenberger la entrada al país; aparentemente el estado Suizo tuvo miedo de que el ejemplo de Wörgl pudiera ame-nazar el monopolio del Banco Nacional Emisor Suizo.

Poco después de la prohibición del «dinero libre» Unterguggenberger recapituló su experiencia de la manera siguiente: «…que aquí se me haya querido excluir de la historia, esto ya lo había previsto! Sin embargo, he logrado mandar una señal al mun-do de que es posible. ¡El mundo y yo lo hemos corroborado! Esta nueva conciencia tiene ahora que madurar lentamente en el entendimiento colectivo de los hombres. En un principio, la introducción del ferrocarril también quiso evitarse».

El Milagro de Wörgl inspira hoy todavía a quienes se interesan por sistemas alternativos de moneda. En la misma comunidad de Wörgl se fundó en 2003 el Unterguggenberger-Institut, cuyo objetivo consiste en documentar el experimen-to de Wörgl y reunir información sobre alternativas monetarias. El experimento de «dinero libre» de Wörgl ha sido la fuente de inspiración de muchas iniciativas que ya están funcionando con exito en la actualidad, entre esos tenemos el WIR en Suiza, el Chiemgauer en Alemania este en asociación con 27 monedas más en Regiogeldinitiativen, el Xarxa Eco en España, y se puede seguir enumerando mu-chos más.

La fuente principal de este artículo es Der Welt ein Zeichen geben— Das Freigeldexperiment von Wörgl 1932/33 de Gebhard Ottacher.

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cRed de ColeCtivos AutogestionAdos

www.redautogestion.org

Madrid

Otoño 2014

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