LOS OJOS DEL DRAGÓN

Relatos fantásticos

por

Steven Zorn

En la ciudad de Nanking, el pintor Chang Seng-yu pintaba la obra del dragón en el Templo de la Paz y la Felicidad. Todo el mundo se aglomeraba para ver el acontecimiento; el dragón estaba casi acabado, pero el pintor Chang Seng-yu no acabó los ojos, su ayudante Lu Shi le pregunto que porqué no le acabó los ojos y el maestro pintor le respondió que si el dragón tuviera ojos no estaría contento en la Tierra y subiría al cielo, Lu Shi se negó rotundamente a aceptar esa explicación.

 El día que la obra fue terminada, todo el mundo de Nanking fue a verlo en el Templo de la Paz y la Felicidad; el Emperador Lieu Tien-Ming le formuló la misma pregunta que su ayudante, y obtuvo la misma respuesta, y el Emperador si la aceptó. Lu Shi, furioso porqué todos eran muy supersticiosos no quería dejar una obra tan buena sin terminar. Por la noche Lu Shi se dirigió al Templo, estaba todo nublado y era de noche, por lo tanto todo Nanking dormía; Lu Shi cogió la paleta y la escalera y se puso a la altura de los ojos, empezó a temblar mientras dio la primera pincelada, y en la segunda pincelada para el otro ojo el dragón empezó a cobrar realidad, se salió de la pared y miró a Lu Shi.

Todo Nanking se despertó y dirigió la mirada al Templo de la Paz y la Felicidad, del cual salió un rayo centelleante por el techo y el Templo quedó reducido a escombros, al día siguiente se encontraron los restos carbonizados de Lu Shi ante la mirada decepcionada de su maestro Chang Seng-yu.