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1 CONSAGRACIÓN ISIPELE Òrò Òpèlè

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CONSAGRACIÓN

ISIPELE

Òrò Òpèlè

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Òpèlè hecho con Ese Agutan

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Òpèlè: Ésta es la cadena para la adivinación. En Ifa, es el

método más rápido de adivinación usado por muchos en el

mundo.

La llegada del Òpèlè

El génesis del Òpèlè se encuentra en Eji Ogbè. Aunque hay

muchos otros reportes bajo otros Odùs, ninguno es tan

explícito como el que da Eji Ogbè. Hubo un tiempo en el que

el trabajo de Òrúnmìlà como el sacerdote jefe (Chief) llegó a

ser demasiado duro para él. Esto estaba causado

principalmente con motivo de que la adivinación a través del

“Ota” era demasiado lenta para soportar la creciente

demanda de adivinación. Aparentemente, no muchos

Babaláwos de aquella época eran capaces de cantar los

versos de Ifá ampliamente ya que sólo estaban aprendiendo.

Òrúnmìlà por lo tanto decidió visitar a Olódùmarè para

buscar consejo. Él entró en su Àpèré Ayórunbò y en

segundos estaba en la ciudad del Cielo.

“Este trabajo se está poniendo demasiado extremo”, le

explicó Òrúnmìlà a Olódùmarè. Olófin Òrun le confortó y le

pidió que perseverara. “Aquéllos que te ayudarán están en

camino”, le contestó Olódùmarè.

Posteriormente, Olódùmarè envió al Òpèlè en la forma física

de un ser humano. Su nombre original fue Alákàn. A través

del conocimiento sin igual de Olódùmarè, Él hizo a Alákàn

ser capturado como un esclavo. Por la disposición divina

misma Òrúnmìlà, después de volver a su casa un día, realizó

adivinación y fue aconsejado a dirigirse a un mercado

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determinado para comprar un esclavo. Pero él fue

aconsejado a ofrecer un sacrificio antes de ir, para que

consiguiera un buen esclavo que comprar. Mientras tanto de

la adivinación que Òrúnmìlà realizó, él recibió la visión de

lo que podía esperar en su paseo al mercado.

Ifá dice que se encontró con cazadores excavando túneles en

busca de ratas; granjeros cosechando yames; y pescadores

buscando peces. De acuerdo a la verdad de las palabras de

Ifá, él se encontró con los cazadores; los saludó y les dijo

“mataréis a un total de 201 ratas en ese túnel en particular

que estáis excavando; una vez que las tengáis todas (las

201), empaquetarlas por toda la carretera y cubrirlas con

hojas de banana porque me pertenecen”. No sabiendo quién

era Òrúnmìlà, ellos casi ni le respondieron; le miraron con

desdén.

“Debe haber bebido”, dijeron. Pero tan pronto como este

extraño visitante partió, las ratas empezaron a aparecer de

todas las esquinas del túnel. Los cazadores mataron 201

ratas.

Desconcertados por la precisión, ellos instantáneamente

supieron que el transeúnte debía haber sido divino: “nunca

he visto ni escuchado algo así, déjanos embalar las ratas para

él”, dijeron todos. Ellos rápidamente partieron y siguieron su

camino. Lo mismo les dijo a los que cosechaban yames.

“Tan pronto como el número de yames que desenterréis

llegue a 200, el siguiente tendrá 16 yemas hinchadas en la

base y la cabeza se asemejará a la cabeza de un ser humano”.

“Vosotros debéis embalar las 201 unidades de yam y

cubridlas con hojas de plátano”. Ocurrió exactamente como

había dicho. De hecho tan pronto como los granjeros

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terminaron de embalar y cubrir los yames, partieron

rápidamente. Cuando llegó el turno de los pescadores ellos

reconocieron a Òrúnmìlà; le saludaron efusivamente antes de

que él les llamara la atención. “Vosotros mataréis 201

peces”. Ellos casi se partieron de risa ya que habían

navegado mucho tiempo sin ser capaces pescar un solo pez.

Pero para no discutir con él, ellos a regañadientes movieron

su red al medio del río y ante su asombro, mataron

exactamente 201 peces. Sin hacer ninguna pregunta, ellos

envolvieron los peces, incluyendo su red de pesca, y lo

cubrieron todo con hojas de platanera. “Cuando vuelva, él lo

encontrará allí”, dijeron.

Cuando Òrúnmìlà entró en el mercado, él vio a esclavos

atados por doquier a los postes y llamando a sus dueños

respectivos para que se les desatara y se les permitiera ir con

ellos. Tan pronto como puso sus ojos en Alákàn, él ni

siquiera buscó más atributos. Su espíritu estuvo de acuerdo

con él. Él se lo llevó y decidió moverse a los otros puestos

del mercado para procurarse algunos otros materiales de Ifá.

Mientras que estaba ocupado ojeando por aquí y por allá,

Alákàn había desaparecido. Rápidamente, volvió a donde

estaba el comerciante de esclavos; “No puedo ver a mi

esclavo; ¿volvió aquí?” su respuesta fue negativa. Òrúnmìlà

estaba tan abatido que decidió volver a su casa. Pero no se

olvidó de los lugares donde había ordenado a la gente

empaquetar las cosas hasta su llegada. Él pasó por el río,

donde dijo que se le dejaran sus peces, pero no encontró

nada, aunque vio huellas de alguien que había sacado los

peces fuera del barco. Lo mismo ocurrió con el granjero y el

cazador; los yam y las ratas se habían ido. Poniéndole más

cizaña al hecho de haber perdido al esclavo el no encontrar

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los peces, ñames y ratas su enfado fue creciendo hasta el

punto de explotar. Todas las personas que se encontraba en

su camino que le saludaban sólo obtenían un gruñido por

respuesta. “Esto es muy poco habitual en Òrúnmìlà”,

observaron algunas personas. Sin embargo, al entrar en su

casa, una de sus esposas le dio la bienvenida y le dijo, “no

sabemos si el hombre que enviaste era tu esclavo o tu amigo,

él trajo algunas ratas, pescados y ñames”. Confundido,

Òrúnmìlà no esperó a escuchar el resto. Él corrió adentro de

la casa y verdaderamente sobre el suelo y en tres montones

separados, reposaban los materiales. “¿Pero dónde está él?”,

preguntó Òrúnmìlà, más calmado y mirando alrededor;

“quiero decir, la persona que trajo todo esto a la casa”. “El

rey lo envió para ti para venir y cantar versos de Ifá para

hacerle adivinación, pero optó por irse ya que no volvías”,

dijo la esposa.

Sin perder tiempo, Òrúnmìlà partió hacia el palacio. Desde

la parte de atrás del palacio, él escuchó ovaciones y

alabanzas.

“Éste ha igualado las hazañas de la persona que le envió”;

“él no era ni siquiera el que hacía la adivinación pero

consiguió acertar el acertijo correctamente”. “Éste es un

buen Babaláwo”, corearon todos.

Cuando entró en el palacio, Olófin llamó a Òrúnmìlà, “este

hombre que enviaste es fantástico. ¿Puedes imaginar que

interpretó el contenido de mi mente sin estar presente

durante la adivinación?”

“¿Cuál fue el Odù adivinado y qué fue lo que dijo?”

preguntó Òrúnmìlà. “Él me dijo que tengo 200 personas en

prisión y que debería ofrecer sacrificio en múltiples de cien

para que por esta época el próximo año, lleguen a ser 400”,

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respondió Olófin histéricamente. “Él es un buen Babaláwo”,

concluyó.

Mientras tanto, Olófin tenía 200 esposas – todas las cuales

nunca se habían quedado embarazadas- siendo éstas la razón

para pedir la adivinación.

“Él no lo vio todo”; dijo Òrúnmìlà en medio de la multitud

que aplaudía y vitoreaba. “Hay todavía una cosa más”,

continuó.

“¿De qué se trata?, preguntó Olófin Adimula; “Tal y como

prescribió él el sacrificio es en múltiplos de cien”. “Eso es

correcto”, contraatacó Òrúnmìlà. “¡Tendréis que añadir una

unidad más a cada uno de los artículos de sacrificio porque

el número total de personas que conseguiréis es una más de

400!”

Confundido, Olófin ordenó que una unidad más fuera

añadida a las que estaban ya prescriptas.

Sorprendido por la precisión de Alákàn, pero feliz porque

consiguió recuperar sus ratas, peces, y ñames, tan pronto

como terminaron de comer, Òrúnmìlà lo llamó para hablar

con él: “¿Eres un Babaláwo o cómo sabías sobre eso?”

refiriéndose a los versos de adivinación que recitó para

Olófin. “Yo fui enviado para ayudarte en la redención de las

vidas de los humanos pero especialmente con las

adivinaciones”, contestó Alákàn. “Yo también adiviné para

saber sobre las ratas, yames y peces; y dónde estarían

guardados. Esto tenía que ser la identificación y

confirmación de mi maestro”, concluyó Alákàn. Òrúnmìlà le

llevó a casa y examinándole sus dos manos, descubrió que

tenía cuatro miembros desarticulados que podían rotar hacia

arriba o hacia abajo. Alákàn en un principio solía dejarse

caer sobre el suelo para que el Odù fuera expresado. Fue

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después de otra historia que será contada más adelante lo que

dio comienzo al Òpèlè que conocemos hoy en día como una

cadena.

Volviendo a las esposas de Olófin, el año en particular que

fue realizada la adivinación, todas las 200 mujeres estériles

se quedaron embarazadas y fueron todas bendecidas con

niños y niñas. La última de las esposas tuvo gemelos;

reivindicando la afirmación de Òrúnmìlà y también

probando la veracidad de la profecía de Òpèlè. Desde

entonces, Òpèlè se convirtió en un ayudante de Òrúnmìlà.

Òpèlè es usado para preguntas (inquisiciones) rápidas. Mejor

que usar el Ikin, se puede utilizar el Òpèlè y se llegaría

también a la misma conclusión. Tiene dos ejes simétricos

cuando es sujetado por el centro. El eje derecho se nombra

Òrúnmìlà mientras que el izquierdo es Èsù. Sujetando un

Òpèlè a la altura de los ojos, se verá que la base una pierna

(eje) está más decorada que la otra. La más decorada es de

Òrúnmìlà y la otra es de Èsù *. Ambos ejes tienen cuatro

semillas colocadas una detrás de la otra que se puede cerrar o

abrir independientemente* para producir los distintos signos

de Ifá, que se forman igual que si el Ikin fuera utilizado para

adivinación.

Para hacer marcas sobre la Tierra o el iyerosun, la

concavidad interior es tomada para hacer una marca usando

el Ikin mientras que la concavidad exterior es tomada para

hacer dos marcas.

*Nótese cómo Èsù sigue apareciendo en todo lo que Òrúnmìlà hace *También utilizando la teoría de la combinación matemática, se puede mostrar que el número total de combinaciones posibles del Òpèlè es 256, que es el mismo nombre de Odùs encontrados en el oráculo de Ifá

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Los Odù comprenden desde Ogbè meji hasta Òfún méji

(Òràngún méji) para el más viejo; y de Ogbè Òyèkú a Òfún

Òsé para los más jóvenes.

Las semillas unas con otras pueden estar conectadas

utilizando cuentas encadenadas, hilo, cadena de metal, o una

combinación de estas que permita el libre giro de una semilla

sobre el eje de la cadena de conexión en relación a la otra

semilla encima o debajo. Gracias a esto, es fácil para el

Òpèlè hablar bien (es muy importante para el Babaláwo leer

correctamente las instrucciones de Ifá). En muchos casos, las

cuentas (abalorios) utilizadas para conectar las semillas

puede significar el color del otro Òrìsà del que el Babaláwo

es devoto.

Òpèlè está hecho de diferentes tipos de semillas que vienen

de un árbol llamado árbol Òpèlè o “èsè àgùtàn”, y “àdédé”.

También se puede hacer de bronce, decorando una cara,

objetos planos (lisos) e incluso de cowríes. Yo he visto

incluso algunos Òpèlè hechos de cabezas de pescado. Por

cierto, Alákàn, cangrejo, ofrece el mismo tipo de carcaza que

la cabeza de pescado pero no es usado para hacer Òpèlè*.

Sea el que sea el material con el que se hace el Òpèlè, lo

importante aquí es que es para que Ifá hable. Hay incluso

una historia de una adivinación que fue hecha en Cuba hace

algunos siglos utilizando peladuras de naranjas.

*Esto puede haber sido resultado de la coincidencia del nombre original de Òpèlè

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El Babaláwo necesitaba preguntar a su Ifá sobre la falta de

precipitaciones (lluvias) en Cuba, pero su Òpèlè se había

perdido durante el tiránico período en que los esclavos no

debían hablar o conversar usando sus lenguas locales y no

hablemos ya de rezar a Olódùmarè utilizando el Òpèlè. Sin

embargo, algunos amos esclavistas habían estado

observando detenidamente a algunos Babaláwos, y eso

unido a las historias que escuchaban de África antes de que

los esclavos fueran hechos cautivos, hizo que estos amos

supieran que los Babaláwos tenían algún tipo de magia

integral que podría ser de ayuda. Un Babaláwo en particular

cuyo nombre fue Adesina (más tarde pronunciado Adechina)

fue solicitado probablemente desde los campos de azúcar

cuando la situación llegó a ser insoportable para los cubanos.

Se le ordenó hablar con su “Dios” en nombre de ellos para

que hiciera que cayera la lluvia. Adésínà debió haber

reflexionado mucho sobre que instrumento de adivinación

utilizaría, ya que había sido desposeído de su parafernalia.

Por supuesto él improvisó y pidió dos naranjas, cortadas

longitudinalmente en cuatro figuritas ovaladas (ver más

abajo). Él utilizó algún tipo de hilo flexible conector para

atar la punta del primero y la base del segundo sucesivo, el

segundo al tercero y el tercero al cuarto para formar la

primera pierna (pata) de Òrúnmìlà y repitió lo mismo para la

segunda pierna (pata) de Èsù. Él consagró el Òpèlè con unas

pocas hojas de omi èrò, “agua de apaciguamiento”, las que

encontró, ofreció rezos a sus ancestros y reverencia a todos

los Babaláwos. Él entonces lanzó la cadena de adivinación.

Cantó lo versos sagrados y prescribió un sacrificio elaborado

para devolver el favor de Olódùmarè, Ifá y Sàngó para la

gente de Cuba. Pasó a la historia que al día siguiente, la

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lluvia cayó en torrentes y la tierra que estaba siendo

amenazada con la sequía se llenó de agua de lluvia. “Si el

poder de Ifá se demuestra en la presencia de un Babaláwo

experto, el miedo no se inculcará en los corazones de los

novicios (babaláwos novatos)”. Adesina casi fue deificado.

Su amo fue imperado a liberarlo y le fue pagada la cantidad

que él pagó por el esclavo.

Naranjas atadas juntas pueden ser usadas para hacer un

Òpèlè

Para los Babaláwos aprendices, una calabaza rota es

utilizada para representar las semillas y pueden usar esto

para su práctica para saber reconocer los signos sagrados de

Ifá y su interpretación. Las piezas generalmente son

obtenidas de la calabaza rota utilizada al ofrecer sacrificio.

El interior de este tipo de calabaza es generalmente negro,

mientras que el exterior es marrón, ofreciendo un buen Òpèlè

de dos caras para que el Babaláwo aprendiz las pueda

identificar fácilmente. Las piezas pueden ser conectadas

utilizan un hilo fino o cualquier hilo. No tiene que ser

consagrado. Para identificar el Odù utilizando el Òpèlè, no

se debería olvidar que Òpèlè tiene dos piernas de Òrúnmìlà y

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Èsù a la derecha e izquierda respectivamente del Babaláwo

que realiza la adivinación. La cara del lado derecho es leída

y pronunciada primero seguida después por la mano

izquierda de Èsù. Cuando todas las semillas tanto las

derechas como las izquierdas caen abiertas se llama Ogbè

Ogbè, u Ogbè Meji (meji significa dos) y entonces esto se

contrae a Eji Ogbè. Si es el caso contrario, las caras derecha

e izquierda cerradas, es Òyèkú Òyèkú u Òyèkú meji, dos

Òyèkú. Cuando las caras de los lados derecho e izquierdo

son idénticas, el Odù formado se denomina Odù principal

(meji) u Oju Odù. Hay 16 Oju Odù como se puede ver en el

cuadro. Pero en el caso de que el Odù de la cara derecha sea

diferente del Odù del lado izquierdo, se llama Odù menor o

“Àmúlù”. El primero de todos los Àmúlù es Ogbè Òyèkú

(Ogbè en la derecha y Òyèkú en la izquierda).

Antes de que terminemos la discusión sobre el Òpèlè,

debería ser destacado que hay ciertos tabús que deben ser

observados si se quiere que el instrumento continúe

presentado la voz de Olódùmarè al hombre. El propósito

principal de cualquier instrumento de Ifá es hablar para un

análisis correcto del caso entre manos. Pero si los tabús son

violados (especialmente por los aprendices o los novatos) el

Òpèlè se puede convertir en una cadena ordinaria que los

niños pueden usar para jugar. Uno de estos tabús se puede

ver en Òbàrà Ìrosùn (aka, Òbàràlásùn). Una vez que este

Odù se le presenta al Babaláwo y él es inspirado a cantarlo,

lo primero que hay que hacer es guardar el Òpèlè o bien

debajo de la estera o dentro del Jèrùgbé en vez de lo

convencional que es dejarlo extendido sobre el piso cuando

los versos se están cantando.

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Si esto no es observado, el Òpèlè se puede volver sordo,

mudo y en última instancia ciego. Y excepto que se ofrezcan

los debidos sacrificios para la resucitación de sus

propiedades espirituales, puede que no hable nunca más; no

que no presente un Odù cuando sea lanzado en la estera

durante las adivinaciones, sino que no simbolizará la

verdadera representación de la pregunta del cliente. En

algunos ejemplos, esto puede traer la mala reputación al

Babaláwo.

Cómo Òpèlè se convirtió en una cadena

En una historia revelada en Òbàrà Ìrosùn, Òrúnmìlà fue a

consultar a Ifá para saber sobre su condición. Él estaba en la

búsqueda de una buena fortuna (iré) en particular. Durante la

adivinación (si utilizó Òpèlè aquí o no, no somos capaces de

decirlo), Ifá le dijo que se moviera a un lugar determinado

donde sería capturado ¡como esclavo! Òrúnmìlà no discutió,

ni se negó, empaquetó su maleta y partió.

Cerca ya de la localización donde Ifá le ordenó que se

sentara sobre un árbol, había una ciudad cuyo rey había

muerto hacía mucho; ellos estaban buscando a un “esclavo

corriente” para instalarlo como su siguiente rey. Pero todos

los esclavos capturados anteriormente no fueron aceptados

por Ifá. No fue hasta que Òrúnmìlà fue capturado cuando Ifá

dijo “sí”, él es el próximo rey. Inmediatamente, ellos

empezaron los ritos de instalación.

Pero en su hogar, Òrúnmìlà se había dejado a su esposa

favorita que sabía cómo cocinar su comida; ya que hay un

nivel exacto para la cantidad de pimienta, sal y otros

ingredientes en su comida. Sólo era Firesefun quien conocía

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todos estos y para coronarlo todo, la clase de artículos que

usaba para bañarle.

Tan pronto como fue confirmado por Ifá, los sirvientes del

rey no perdieron tiempo en llevarlo al cuarto de baño. “Éste

acaba de venir del monte; necesitamos bañarlo

apropiadamente antes de que sea posicionado sobre el

taburete de los reyes”, debieron haber dicho los sirvientes.

Sin perder tiempo, ellos sacaron la esponja más afilada que

había y le restregaron hasta que quedaron satisfechos.

Mientras estaban haciendo esto, Òrúnmìlà continuaba

gritando que él no se baña con esponja, pero no le

escucharon. Poco después, él empezó a sangrar con marcas

de tigre por todo su cuerpo.

Después de esto, él fue servido con comida cocinada con

muchísima sal y pimienta. Estaba llegando a ser insoportable

para él, y por más que se quejaba, ellos no le escuchaban y

decían que no sabían cómo mejorar la comida. Fue en este

punto cuando Òrúnmìlà pidió consultarse con un Babaláwo.

“¿Cómo puedo hacer para ver a Firesefun, mi esposa?” Él

fue aconsejado a ofrecer una rata gigante determinada como

sacrificio; y que la rata fuera la que vivía en una cueva

determinada en Ilé Ifè. Esta rata era famosa para toda la

gente que vivía en esa área. Ya que Ilé Ifè estaba lejos, él

ordenó a sus sirvientes con el recado de que fueran allí con la

instrucción “no importa lo que haya que hacer, asegurarse de

volvéis con la rata gigante”.

Mientras tanto en la casa de Òrúnmìlà, Firesefun también se

había preocupado mucho hasta más allá de los límites

normales. La ausencia de Òrúnmìlà había creado un vacío

para toda clase de maltratos por parte de Òpèlè, el ayudante

y recadero de Òrúnmìlà. Él (Òpèlè) había intentado lo

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imposible para seducir a la esposa de su maestro; ella se

había negado.

Pero cuando se estaba convirtiendo en una confrontación,

ella decidió consultar con otro Babaláwo. Fue aconsejada a

traer la rata gigante que vivía en cierta cueva. La misma

cueva descripta para los sirvientes de Òrúnmìlà. También

fue aconsejada a traer algunos otros materiales de Ifá que

serían usados para realizar sacrificio para ella para que

pudiera ver a su marido, Òrúnmìlà.

Sin perder tiempo, ella entró en el bosque con algunos

hombres para ayudarla a capturar la rata y ella se dirigió a la

parte del bosque en la que se cortaban las hojas de Ifá.

Mientras estaba haciendo esto, los recaderos de Òrúnmìlà

llegaron al lugar.

Ellos vieron a los hombres con la rata la cual ellos sabían

que era la única dentro de la cueva. Ellos ordenaron que se

les diera ya que un rey la necesitaba. La discusión comenzó,

y las palabras subidas de tono cruzaron el bosque hasta

donde estaba Firesefun. Ella corrió hacia la cueva sólo para

encontrar a su gente a puñetazos con algunos hombres. Ella

ni siquiera esperó para escuchar alguna explicación; ella

abofeteó al líder del contingente que estaba ordenando que

pegaran a su gente. Sin buscar otra excusa, ellos la agarraron

junto con la rata, y arrestaron a todos sus hombres. “Cuando

lleguemos hasta el rey que nos envió, le explicarás por qué

tuviste que pegar a su sirviente”.

Estaba oscureciendo cuando llegaron a la ciudad pero

Òrúnmìlà todavía estaba esperándoles. Al principio estaba

confundido ya que no podía comprender por qué tenían que

llevar arrastrando a una mujer por las piernas en vez de la

rata que les ordenó traer. Ordenó que la mujer fuera dejada

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en el suelo para saber de qué iba todo aquello. Al verla,

Òrúnmìlà no podía creer lo que se encontraba en frente de él;

pero ya que su cara estaba cubierta por los abalorios de su

corona, Firesefun no podía verle a él. Muy excitado,

Òrúnmìlà rápidamente se quitó las cuentas de la corona y

abrazó a su esposa. Firesefun tampoco perdió el tiempo

explicando la razón por la que ella fue a la cueva y lo que le

llevó a abofetear al esclavo; “fue porque quería verte otra

vez lo que me llevó a pedir adivinación, el sacrificio que

necesitaba era una rata gigante que fue especificada como la

que vivía en una determinada cueva dentro de los bosques”.

Abrazándose el uno al otro, Òrúnmìlà también le contó su

terrible experiencia en la nueva ciudad y cómo se convirtió

en el nuevo rey; “ellos me estaban dando toda clase de cosas

que yo no como; y yo sé que sólo tú sabes prepararme mi

comida apropiadamente”. “Ésa fue la razón por la que yo

también pedí adivinación”, dijo Òrúnmìlà. “Mira todo mi

cuerpo, ¿no ves las tiras de las marcas hechas por la esponja

que utilizaron para lavarme?” “Ellos estaban usando también

pimienta fuerte para preparar mi comida y a pesar de mis

protestas, ellos no cambiaban”, concluyó Òrúnmìlà.

Pero hay más aún, dijo Firesefun. “Mientras estabas fuera,

Òpèlè intentó seducirme. Él intentó todo lo que sabía para

violarme pero yo resistí”.

“¿¡Òpèlè?!”, exclamó Òrúnmìlà. Inmediatamente, ordenó a

los esclavos que corrieran a su ciudad original para

arrestarle. A su llegada, Òrúnmìlà le preguntó para confirmar

lo que su esposa decía; Òpèlè confesó. Òrúnmìlà

posteriormente le maldijo; ordenándole que desde ese día en

adelante: “Tú te convertirás en una cadena que todos mis

devotos usarán”; “tú también estarás pidiendo ratas,

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pescados, y animales, pero nunca los probarás”. Todos los

sacrificios ofrecidos sobre la cara (superficie) del Opón son

ofrecidos a Ifá y nunca nadie ha ofrecido nada a Òpèlè *.

Mientras tanto, los sacrificios son ofrecidos al Ikin, el otro

instrumento usado para el mismo propósito.

Firesefun también entró dentro del patio, bañó a Òrúnmìlà

con algodón y cocinó su comida. Ellos comieron juntos. Fue

desde entonces y para siempre que se convirtió en un tabú

utilizar la esponja para bañar a Ifá.

*Única forma de alimentar a Òpèlè es a través de ritual Isipele. Que es el ritual a través del cual se puede considerar al Awo como Bàbáláwo o Ìyánifá. Este ritual se realiza en el tiempo que el sacerdote maestro considere que el Awo ya está preparado en conocimiento suficiente para poder realizarlo, es decir años después de haber recibido su Ifá. Se considera que el Òpèlè “habla” recién después de haber recibido su alimento.