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Florencio Iván Coronel Vásconez ID: UB16799HP024516 “PSYCHOLOGY OF PERSONALITY” (PSICOLOGIA DE LA PERSONALIDAD) ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY HONOLULU, HAWAII SUMMER 2012 1

Psicologia de la personalidad aiu

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Page 1: Psicologia de la personalidad  aiu

Florencio Iván Coronel Vásconez

ID: UB16799HP024516

“PSYCHOLOGY OF PERSONALITY”

(PSICOLOGIA DE LA PERSONALIDAD)

ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY HONOLULU, HAWAIISUMMER 2012

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Pagina

INDICE

INTRODUCCIÓN 3

CONTENIDO

1. LA TEORIA DE LA PERSONALIDAD 4

2. LOS PATRONES DEL COMPORTAMIENTO 5

3. UN REPASO BREVE POR LAS TRADICIONES DEL PENSAMIENTO EN PSICOPATOLOGIA 7

3.1 La Personalidad: Constructo y la Realidad 9 3.2 Modelo bio-físico y las tradiciones neo-kraepelianas 13 4. DIVERSIDAD Y HECHO DIFERENCIAL 13 4.1Teoría intra-psiquica y fenomenología 15 5. ESTABILIDAD COMPORTAMENTAL 17 5.1 El principio activo 19

5.2 La función adaptiva 20

5.3 Conducta auto referida y “si mismo” 22

5.4 La identidad y continuidad de la persona 22

CONCLUSION 26

BIBLIOGRAFIA 27

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INTRODUCCION

En latín, la palabra “Persona” es la máscara que usan los actores en el escenario. En la

actualidad en nuestra habla cotidiana, “personalidad”, en uno de sus muchos usos,

sigue siendo válida para la presentación de si mismo como individuo. Así, por ejemplo,

una vestimenta para una ocasión especial, o tal vez el modo de peinarse, cabe destacar

que “realzan la personalidad”.

La psicología ha conservado ese sentido de “personalidad” y la psicología social ha

destacado que la conducta se produce siempre en sociedad, en la interacción y

comunicación con otros. Se han hecho análisis de la naturaleza social de la conducta

mediante las metáforas del escenario: el estar socializado es como estar en escena

social; el comportamiento tiene mucho de la representación escénica, ya que el individuo

agente es un “actor” (Wigins y otros, 1971, cap. 30).

En un uso radical de la metáfora escénica, en “todo” los comportamientos actuaríamos

como los actores o actrices; y la personalidad consistiría en un “variedad de roles”, con un

“conjunto de papeles teatrales” socialmente asignados o que personalmente elegidos; en

la trayectoria de la acciones que obedecería simplemente a “guiones” que son

socialmente pautados.

En apariencia, las nociones y los ámbitos empíricos que corresponden a la personalidad

como relación y representación social que hace referencia a lo más externos y opuestos a

las nociones y sus ámbitos en la personalidad como autorreferencia, que pudiera ser lo

mas interno. No obstante, y por supuesto, aquí los extremos se tocan. “Si mismo” o “yo”

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1. LA TEORIA DE LA PERSONALIDAD

Existen muchas investigaciones sobre el tema que incluyen a Sanford (1963) Byrne

(1966), Sarnoff (1966) vamos a ver las diferentes teorías distintivas en la psicología de la

personalidad ¿Establece dentro de la psicología una ciencia específica con una entidad

parecida a otras psicologías como las mencionadas: la evolutiva o la social, la fisiológica?

Es un tema controversial, no puede ser menos el carácter de disciplina, por ejemplo, de la

psicología del aprendizaje. Es tema, por otro lado, independiente e diferente de los de

relevancia, necesidad o importancia de los conceptos de la personalidad o del aprendizaje

en psicología.

La psicología de la personalidad tiene un ámbito propio de conocimiento y estudio, el de

ciertos aspectos de la conducta y algunos conjuntos de conductas, ámbito estudiado en

parte también por las otras disciplinas psicológicas; este ciencia es estudiada por medio

de los mismos procedimientos básicos de análisis de la psicología en general y apenas

posee, en rigor, particularidades metodológicos; escasamente tiene modelos teóricos

propios y las teorías de la personalidad serían necesariamente teorías de la conducta en

general. En este orden de ideas, los estatutos epistemológico y el análisis de la psicología

de la personalidad esta cerca de un tratado dentro de una ciencia.

Entre los diferentes elementos que hacen referencia a la teoría, y métodos, conocimientos, empíricos cada uno de ellos determinan a los demás y es determinado por ellos.

Para poder explicar en que se fundamenta la psicología de la personalidad a continuación

vamos comenzar por lo que parece lo más intuitivo y fácil de entender para el que no es

un experto, que no se ha iniciado: por ámbito de realidad que ella estudia. Es una ciencia

que tiene la ventaja de que es mas que una disciplina o una teoría, donde se señal

particularidades de la psicología de la personalidad. Es el componente que por si solo

justifica y le garantiza una posición de ciencia imprescindible dentro de la psicología.

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2. LOS PATRONES DE COMPORTAMIENTO

La primera aproximación a la teoría de la “personalidad” se basa en la asimilación y

hacerla igual a “individuo”: “personal” semejante a “individual”; la psicología de la

personalidad como la psicología individual o de lo individual. Según la teoría de Allport

(1937), uno de los primeros en estudiar esta teoría, en los comienzos mismos de la

ciencia de la psicología de la personalidad de Klukhon, Scheneider (1965): “Toda persona

tiene algo en común con las demás personas. Todo persona tiene algo único, que no es

compartido con otra persona”.

En un primer aspecto o hecho de comportamiento que se define la psicología de la

personalidad, por lo tanto la idiosincrasia, del que toda persona tiene algo único en su

conducta, que no comparte con ninguna otra persona. En psicología, desde Allport, con

mucha frecuencia se refiere a esos hechos o aspectos con la aposición de “idiográfico”.

En su etimología, a partir del término griego, lo términos ‘idiográfico” e “idiografía” que

quiere decir “descripción de lo singular” estos vocablos que se contraponen al

“nomotético”, que significa relativo a la formulación o el establecimiento de leyes (nomo

=ley), unas leyes o regularidades que se puede sobrentender, con validez universal. El

historiador Wildennband, quien uso ese termino o contraposición y el complemento de lo

idiográfico y lo nomotético para explicar el carácter de ciencia para la historia, o ciencia

idiográfica. Y dentro de la comunidad Universitaria de la ciencia principalmente

nomotéticas, como en las ciencias naturales. La utilización de esos términos dentro de la

psicología lo implemento Allport (1937), reclamando así para la psicología de la

personalidad con enfoque especialmente ideográfico, que complementaría y rectifica los

enfoques nomotéticos que prevalece en la psicología entonces dominante, con carácter

general y, que a su juicio, apático en atender la singularidad del comportamiento

individual.

Hoy en día existen estudiosos de esta ciencia que han puesto un énfasis de una manera

especial para entender la psicología de la personalidad como la psicología ideográfica.

Según la teoría de Lamien (1981, 1982), es le genero de la persona que es un individuo

determinado, haciéndose inteligible la conducta individual de las personas. Lamien, el no

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cree que “ideográfico” y “nomotético” lleguen a ser opuestos bajo todo punto de vista; y

acuñó un nuevo término: “ideotético”, para poner en perspectiva que entiende idónea en

una psicología de la personalidad. Como resultado de otras combinaciones otra teoría

etimológica griega, el significado de ideotético es: el establecimiento o posición de leyes o

regularidades en los individuos. Por otra parte, la adaptación de Lamien en el campo de la

psicología ha tenido que ver no con la adaptación de ésta, sino que también con el

método en la investigación en las regularidades en la conducta individual.

Cabe destacar los diferentes enfoques, el idiográfico y el nomotético, que se puede

aplicar en dos distintas formas, como característicos de la ciencia: a la teoría y al método

Maciel (1977) realizó una revisión muy acertada en el uso de estos enfoques y resumió en

cuatro partes combinando sus elementos, como se muestra en el siguiente cuadro.

Cuadro 1

Matriz teoría / método en la contraposiciónideográfico / nomotético

Suposiciones teóricas

Enfoque de método

"Los humanos son semejantes"

"Cada persona es única"

Estudio de muchos sujetos

Teorías de rasgos

Estudio intensivo de un solo sujeto

Análisis funcional de sujeto único

Psicología ideográfica

En este cuadro didáctico podemos apreciar como se han desarrollado en psicología

algunas de estas combinaciones de lo singular a lo general en método y teoría. Se puede

leer como un esquema simplificado y algo tosco, que tiende a ser más aproximado que

preciso. Aun en su esquema, sin embargo, es útil para ser intuitivo como se sitúa los

diferentes enfoques metodológicos y teóricos.

Con relación a la doble categoría de General/individual. Una de las casillas se queda en

blanco porque, aun en un principio siendo posible, no se ha practicado con mucha

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frecuencia. En la casilla donde esta ubicada la tradición que va desde Allport a Lamien es

la de una psicología ideográfica, por la cual tanto en teoría como en el método, a tratado

de desarrollarse en una perspectiva idiosincrásica (idio- gráfica en Allport, “idio- tética” en

Lamien.

Ahora bien, no podemos ignorar que una parte de las investigación, del conocimiento y de

la teoría en psicología de la personalidad hace referencia a lo idiosincrásico, a los

comportamientos con en cuanto a lo individual, podemos añadir varias observaciones

críticas. Una de ellas es que en la psicología en general, que en algún tiempo se había

denominado “psicología general” o como hoy en día se lo denomina como “de procesos

básicos” que estudia el comportamiento humano individual y no la especie o un

comportamiento colectivo.

El comportamiento de las personas es objeto de origen y no de la psicología, a no ser que

se hable de la psicología comparada, como una disciplina procedente de la mezcla de

una con la otra; y al comportamiento del colectivo es objeto de estudio en la sociología y

no de psicología. Por mas que algunos estudiosos de la psicología social practiquen mas

la primera que la segunda y que por cierto -estarían en su derecho-, si algo pudiera

justificar que se hable de psicología social y no de Sociología- psicología es porque se

puede entender a conductas de la persona, sin embargo ciertamente en relaciones de

grupo. Y en sus relaciones que estarían mediadas y organizadas en grupos., ello se

distingue de la psicología por que se considera que la conducta, inclusive en un contexto

social, es de personas y no solo de grupos. Que cuyo margen extremo seria la psicología

de la personalidad con u especial énfasis en el carácter de individualidad de la conducta,

y lo social.

3. REPASO BREVE POR LAS TRADICIONES DEL PENSAMIENTO EN

PSICOPATOLOGIA

Independientemente del estudio bibliometrico, que muy bien se pudiéramos entender en

este caso como algo anecdótico, se hace necesario que prestemos atención aunque tan

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solo sea de una manera un tanto superficial, a las diferentes tradiciones del pensamiento

dentro de la psicopatología sobre los trastornos de la personalidad.

La tendencia mas notoria dentro del mundo de la psicología es la de ir acercándose, de

una forma progresiva, a una manera de hacer y entender científicamente. Pero al

prestigio de la ciencia en el tratamiento de áreas cada vez más diversificadas de la

realidad social y humana. Y esta “eficacia” es la que se busca también en el caso de la

solución de los problemas humanos. En la medida en que nos acercamos a la teoria

científica (con todos los problemas y complejidades que ello lleva consigo) se percibe

como algo eficaz que otro no científico, es compresible que se intente utilizar el primero

para ofrecer alternativas encaminadas a solucionar esos problemas de la humanidad que

se presentan en el campo clínico.

Un movimiento de este tipo, obviamente no debe defender posiciones dicotómicas

excluyentes. En la medida en que los limites de lo “científico” de las cuestiones humanas

relevantes llevaran consigo elementos científicos y no científicos, con el fin de traicionar al

mínimo los problemas tratados.

Asimismo, en cualquier momento del desarrollo. Y posiblemente, de esos resultados se

podría hacer un relanzamiento, en todo en parte, y utilizarlos en le momento actual del

desarrollo del conocimiento. Dentro de este sentir general se inserta este trabajo.

De entre las principales tradiciones de pensamiento psicopatológico sobre los trastornos

de personalidad, hay que considerar: la tradición psicodinámica y fenomenología (con su

intento de ofrecer una “ciencia cultural” no naturalista), la tradición neo-kraepeliana

biologista y la tradición de la psicología científica (básicamente en las orientaciones sobre

el aprendizaje social y, en los últimos años, la psicología cognitiva).

3.1 La Personalidad: Constructo y la Realidad

En todas las ciencias se trata directamente con los conceptos y no con “realidades” La

unidad integrante del discurso científico es le concepto y no de una manera directa la

realidad o el fenómeno. El concepto a su vez serían “constructos mentales”, es

“constructo” las abstracciones que son extraídas de un hecho real concreto. Eso seria

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válido también para el concepto de la personalidad y también para los de la psicología en

general: no podría se de otra forma. Un acervo de hechos humanos que pertenecen a la

psicología, mientras que otros pertenecen a la biología, a la antropología cultural, a la

sociología ha contribuido a que emerja y configure como “psicólogos” o de “conducta” las

realidades (hechos, procesos, fenómenos) que conoce y estudia. Y se ha “construido”

esas realidades, así como la psicología lo hace con realidades para analizarlas e

investigarlas como realidades “sociales”. Y se hace inevitable pensar en la ciencia como

construcción. Pero eso no quiere decir que el carácter “construido” en los conceptos en

psicología y en las otras ciencias no se estudie sobre “realidades”, sobre los hechos que

acontecen en el mundo humano y físico sobre los aspectos, nexos, estructuras,

regularidad en tal hecho, para explicarlo con cierta simplicidad: se puede decir que

“personalidad” y cualquier otro termino usado en psicología, como “aprendizaje o

“estimulo”- es un constructo esto significa que el aprendizaje o la personalidad, o la

estimulación- no exista, o que no sea real; se podría decir que la realidad ingresa a la

ciencia como una abstracción de concepto construida. Algunos estudiosos de esta ciencia

se esfuerzan por dejar en claro que “personalidad” es un constructo o una construcción

cognitiva.

Esta situación al respecto ha ido cambiando con le pasar de los años de una forma que

llama la atención. Entretanto que hace poco era común que se hable de la personalidad

como constructo o construcción (Hanson, 1983), en la ultima revisión en este ámbito en la

Annual Review of Psycology en su titulo mismo y en su contenido se refiere a “procesos”

de la personalidad (Rebelle, 1997). Frente a estos enfoques que podríamos calificar de

“nominalistas” o “conceptualistas” en psicología de la personalidad se lleva a cabo un

movimiento para adoptar de un enfoque “realista” sobre el objeto de estudio: y su objeto

serían procesos, fenómenos, realidades.

3.2 Modelo bio-físico y las tradiciones neo-kraepelianas

Las teorías humorales de Hipócrates es el punto de arranque de la tradición médica y el

sistema categorial. El equilibrio entre los cuatro humores da lugar a los cuatro

temperamentos o personalidad. Pero se llegó a una distinción a principios del siglo XIX

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entre los trastornos de personalidad y otras enfermedades mentales. Pricherd (1838) fue

uno de los primeros científicos en reconocer que el termino “locura moral” es

principalmente un trastorno muy amplio de conducta y no una condición de enfermedad

mental. Concretamente, para Prichard la locura moral era una manera de trastorno

(desarreglo) mental en el cual la moral y los principios activos de la mente estarían muy

depravados o pervertidos, y que el control de si mismo se habría perdido o estaría muy

perdido o se estaría muy deteriorado y que el individuo es incapaz de razonar, o

conducirse así mismo con decencia y corrección en las cuestiones de la vida (citado en

Tyer y Ferguson, 1989, pág. 3). Aunque, gran parte de los casos descritos por Prichard se

podría clasificarse mejor como psicopatía que como locura moral.

Los psiquiatras no se centraron en una forma directa en el estudio de los trastornos de

personalidad como tales, pero el estudio de la locura moral les condujo a conclusiones

que bien se podrían entender como relacionadas con dichos y trastornos. Así, Maudsley

(1869) recalcó que en ocasiones el examen del estado mental de un individuo no revelaba

la existencia de anomalías ni de pensamiento ni de conducta. Al contrario, parecía tan

normal que en ocasiones era difícil afirmar que la locura moral fuera algo más que

testarudez e ingeniosidad. Y en otros casos, la locura moral la identificó en individuos de

los cuales tal característica eran de ser mentirosos, viciosos, ladrones, y que no tenían

afecto a sus padres ni por otras personas. Ya que se trataba de personas agresivas y

sádicas.

Briquet escribió en 1857 un libro sobre la histeria y el describía un trastorno de la

personalidad como un estado clínico a consecuencia de una de una disfunción nerviosa

(Tyrer y Ferguson), 1989. Las descripciones clínicas de los casos eran similares a las

descripciones de la personalidad histérica asignada exclusivamente a las mujeres que no

tienen bien formada su propia voluntad y que habrían sido victimas fáciles de las ideas de

otras personas a la fuerza; tienen un temperamento espasmódico muy favorable para la

exageración mórbida de algunas ideas o sentimientos.

El psiquiatra francés Morel, realizo una clasificación jerárquica de los trastornos mentales

de alrededor de seis grupos (Morel, 1853). Los trastornos del primer grupo, según Tyer y

Ferguson (1987), podrían asimilarse a la acentuación de la personalidad que se recogía

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en le borrador de la decima edición de la internacional classification of deseases

(CIE-10, WHO, 1988). Los pacientes de ese grupo tenían un temperamento nervioso

congénito a consecuencia de causas hereditarias, que se convierten en locos bajo

condiciones, que de no ser por la infección hereditaria, no producirían locura (Tyer y

Ferguson, 1988, pág. 4). Y el segundo grupo de la clasificación de Morel podría

entenderse como una de las mejores definiciones de los trastornos de la personalidad:

los pacientes pertenecientes a este grupo eran personas que a consecuencia de su

infección hereditaria mostraban su locura en acciones mas que en sus palabras, es decir,

en excentricidades, irregularidades, incoherencias y muy a menudo, inmoralidad extrema

en su conducta.

A finales del siglo XIX, los trastornos de personalidad se denominaban con mayor

frecuencia personalidades mórbidas, cuyo comienzo se encontraba en la generación de

origen constitucional del sistema nervioso.

Koch (1981) asoció a los trastornos de personalidad un rasgo de degeneración que ponía

a las personas que la padecían fueran mucho menos respetables que aquellas otras que

tenían diferentes formas de enfermedad mental. Kraepelin (1905), muy influenciado por

esta idea de inferioridad psicopática de Koch, consideró que los trastornos de

personalidad eran estados mentales mórbidos en los que la disposición propia de la

personalidad debía de considerarse como la base real de la enfermedad. En la escuela

alemana creada por Kraepelin centrada en la descripción de historias y casos, se localiza

la orientación de los trabajos de Schneider y Kretschmer.

Schneider (1923) agrupó todos los trastornos de personalidad bajo la denominación de

psicopáticos, de forma que las personalidades psicopáticas o trastornadas eran

personalidades anormales que sufrían por sus anormalidades o hacían sufrir sus

anormalidades a la sociedad.

Describió diez tipos de personalidades anormales psicopáticas: depresiva, hipertimica,

insegura, fanática, egoísta, emocionalmente inestable, explosiva, sin afecto de voluntad

débil, y asténica. Los rasgos de la personalidad se distribuían según su curva normal

siendo las respuestas extremas indicadores de psicopatología.

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Por su parte, Kretschmer (1922) mostró la existencia de una conexión entre la

enfermedad mental y la psíquica con su teoría constitucional de los temperamentos. Sin

embargo no determinó el trastorno de la personalidad sino el carácter como la total de las

posibilidades efectivas y de reacción voluntaria de un individuo concreto la esperanza de

Kretschmer era que se pudiera predecir la psicología normal (e incluso prevenir) puesto

que proponía una correlación física entre el temperamento y el carácter junto a la química

de la sangre.

Esta tradición defiende una base orgánica de los trastornos de la personalidad, mas

exactamente de la personalidad psicopática, igual que para el resto de los trastornos

mentales y desde la perspectiva del modelo médico tradicional.

En términos generales, las teorías biofísicas asumen que los factores biofísicos tales

como anatomía y bioquímica son los principales determinantes de la psicopatología. El

modelo médico asumido considera que los síntomas pueden ser (a) el reflejo superficial

de un defecto biológico subyacente o (b) la reacción compensatoria o adaptiva para tal

defecto. Esto significa que en el caso de los trastornos psicológicos (a) las conductas

desadaptivas y las pobres relaciones interpersonales de los pacientes son los síntomas

superficiales de los trastornos mentales y (b) las reacciones adaptivas de los individuos a

menudo se convierten en destructivas, aumentando el defecto básico. Evidentemente, el

defecto biofísico afecta al sistema nervioso central y se manifiesta en síntomas mentales.

En la actualidad, el modelo neo-kraepeliana asumido por la psiquiatría considera que los

trastornos mentales, son le resultado de una bioquímica deficiente que induce a una

ruptura de este modo, el paciente con trastorno mental(a) es victima de genes que

funciona mal, (b) no tiene el equipamiento básico para afrontar adecuadamente los

estresores vitales y (c) los síntomas son le resultado de la capacidad para adaptarse, pero

no son el resultado directo de los esfuerzos por adaptarse.

Se trata de aceptar la hipótesis de la vulnerabilidad o diátesis-estrés en la que el biólogo

determina la especificidad de los trastornos mentales pero son los estresores

psicológicos, físicos y sociales los que disparan o precipitan el desarrollo del trastorno.

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Algunas de las versiones actuales las encontramos en los trabajos de Cloninger y su

propuesta bio-social de la persona subrayando la vulnerabilidad biológica (1987;

Cloninger y Svrakic, 1994; Cloninger, Svrakic y Pyzbeck:

propone relaciones directas entre sustancias químicas y características de personalidad (

por ejemplo, la serotonina relacionada con la evitación del dolor; la dopamina con la

búsqueda de novedad; y la noradrenalina con la dependencia de la recompensa de la

recompensa); y Benjamín (1996) y su propuesta del modelo Estructural Analysis of

Behavior en le que los factores temperamentales están genéticamente determinados y las

experiencias de aprendizaje y los contextos interactúan con los genes defectuosos para

conducir a los trastornos de personalidad.

4. DIVERSIDAD Y HECHO DIFERENCIAL

La conducta aparece “organizada estructurada y con patrones sistemáticos, de una

manera simultanea (sincronizada) y en la duración (diacronía), estructura que reclama la

introducción de un concepto molar, refiere a un conjunto comportamental amplio, no

puntual, esto lleva en psicología no solo a los conceptos de la personalidad, sino que

también a otras concepciones a nivel mas amplio, molar, abarcado, como el de un

desarrollo de evolución o de aprendizaje, relativo a un “patrón y secuencia extensa de

conducta”. Estas características que son comunes, de una gran amplitud o “moralidad”,

ayuda a que se entienda de una forma mas clara las distintas concepciones de esa parte.

Resulta imposible- o difícil- poder comprender cada uno de esos términos- personalidad,

desarrollo evolutivo, aprendizaje- sin que se entiendan a su vez los otros términos que

correspondan.

Entre estos perfiles o patrones que nos permiten observar la conducta, en primera

instancia en especial que sea visible se pudiera agrupar del hecho “diferencial”, de los

aspectos de la “diversidad interindividual” que se manifiesta a través del comportamiento.

Y es una las particularidades en la conducta humana: con su diversidad por medio de

grupos y de individuos; que no ha pasado inadvertida a la psicología espontanea, común

y popular.

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La psicología científica investiga y explora, describe y explica el comportamiento humano

que se organiza en “patrones”, “perfiles” o pautas de conducta que es muy fácil de

identificar en las personas. Estos patrones en le comportamiento, muy diversos entre si,

constituye un fenómeno muy complejo, que esta compuesto por al menos dos elementos,

que son muy relevantes. El primero es el hecho diferencial y de diversidad: personas

diferentes se comportan y reaccionan de un modo diferente. El segundo es la relativa

estabilidad o constancia de la forma de comportarse cada persona, que tienden a cierta

semejanza en su comportamiento en momentos distintos incluso en situaciones

diferentes.

En el primer hecho, que en circunstancias parecidas o idénticas las personas actúan de

manera diferente. La psicología científica ha realizado estudios sobre este tema y también

ha desarrollado una disciplina, la “Psicología diferencial”, para encargarse del mismo: de

las “diferencias distintivas personales” (y grupales) en el comportamiento. Por mucho

tiempo se ha hablado de ellas las “diferencias”. Por los vínculos despectivos y de

discriminación que con frecuencia han traído consigo las diferencias, quizás es preferible

que se hable de ellas como “diversidad”. Con independencia, sin embargo, qué vocablos

pudieran ser éticos y lingüísticamente correctos en un momento dado, cabe destacar que

cuando la psicología estudia la diversidad o diferencias- tanto da el nombre- de ninguna

manera proporciona aval para cambiar ese estudio de una justificación ideológica para

desigualdades y discriminación social.

En los primeros estudios científicos, los de Sheldon y Kretschmer, trataron de identificar

“tipos Humanos” a la vez psicólogos y físicos, este tipo sería categoría de pertenencia.

Según la teoría de Kretschmer, pícnico, atlético, o asténico, con sus consecuencias

comportamentales. Sheldon por su parte diferenció los caracteres cerebro-tónico,

viscero-tónico y soma-tónico según el predominio de como se ha desarrollado

determinados tejidos corporales.

Después vino la “psicología de rasgos” en esta teoría ya no se le caracteriza a las

personas en un conjunto cerrado de pertenencia, recíprocamente excluyente; se la sitúa

sobre una dimensión continua en donde se le da le mas y el menos. Frente a la

descripción y ordenación de la diferencia en los caracteres o psicotipos cerrados, que en

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algunos de estos pudiera encajar cada persona, la psicología de los “rasgos” hace un

análisis de la diversidad comportamental por medio de las “dimensiones continuas

bipolares”, que en algún punto estarían los individuos. Que por tales dimensiones que los

seres humanos se asemejan o, que por lo contrario, difieren. Estas investigaciones han

establecido un extenso repertorio con tal dimensión, algunas de ellas entre si son

independientes, otras, la mayoría, se entrecruzan, se relacionan, e incluso coinciden.

Cabe destacar que el fenómeno relevante no sería solamente de la diversidad, las

diferencias.

Y no menos los son los de las “semejanzas”. No solamente es que diferimos; si no que

también “nos asemejamos”. Depende en gran medida de las circunstancias presentes

para que surjan semejanzas más que diferencias en el comportamiento depende en gran

parte la circunstancia que se presente. En cuanto mas apremiantes sean o determinantes

es una situación, tanto tenemos la tendencia a reaccionar de manera semejante. Si se

activaran las alarmas de una vivienda no suele aparecer otro comportamiento que no sea

el de escapar. Si se hundiera un barco. Tratarían todos de coger los mas rápido posible

de las lanchas salvavidas. Sin embargo aun entonces aparecen diferencias: alguien

trataría de huir tal vez aplastando a los demás; algunos trataría de ayudar al más próximo

quizás. Existen además algunas situaciones que son socialmente pautadas en que el

guion institucional dejaría un poco margen al comportamiento singular. En una ceremonia

de entrega de premios o de títulos se acostumbra ver pocas variantes comportamentales.

Pero en la mayoría de las da paso a modos muy variados de reaccionar, o comportarse.

Las semejanzas significativas y que no solo que estarían sometidas a un guion estricto,

además, aparecen, en este hecho y la manera en que los individuos escogen las

situaciones en las que se ven involucrados y a cuya demanda tiene luego, y por ende,

responder.

3.2 Teoría intra-psiquica y fenomenología

Los teóricos intra-psiquicos comenzando por Freud, sustituyeron el factor biológico de las

enfermedades psicológicas por conceptos como traumas o conflictos psíquicos, y la

reacción biológica podía llegar a ser más destructiva que el agente ante cual

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reaccionaban, los mecanismos psicológicos también probaron ser desadaptivos

(Hartman, 1975). Algunas de las preguntas a las que respondía, de forma más o menos

directa e intencional, el psicoanálisis son: ¿Qué impulsa a los seres humanos?, ¿esas

metas?, ¿cómo puede explicar el principio de adaptación que una persona tenga

persistentes, inflexibles y desadaptivos de conducta? Para responder Freud propuso tres

polaridades que gobiernan la vida mental (activo-pasivo, sujeto-objeto, placer-dolor) y la

personalidad se organizó entres estancias (el yo, el ello y el súper-yo). Los humanos,

desde la perspectiva freudiana son egoístas y destructivos y sólo las amenazas de

castigo hacen que las personas controlen su energía primitiva sexual y agresiva.

El súper yo, a través de los padres, impide que se realice una descarga desenfrenada de

la hostilidad y la sexualidad. Y el yo como resultado de las luchas entre el ello y el súper

yo, sufrirá las consecuencias de las defensas desadaptivas si no consigue descargar de

manera eficaz las tensiones. Los conflictos inconscientes asociados entre la necesidad de

descargar el impulso y lo que conscientemente está ocurriendo son la base de la

neurosis.

La teoría freudiana sobre la neurosis la concebía como un fenómeno discreto que

afectaba a las personas que eran vulnerables debido a las experiencias de la infancia, de

modo que muchos pacientes que presentaban problemas neuróticos también tenían una

anormalidad en personalidad. Alexander (1930) describió el carácter neurótico como ego-

sintónico mientras que la sintomatología neurótica era ego-distonica mientras que la

sintomatología neurótica, y además el carácter neurótico era persistente y se asociaba a

la dependencia y la inseguridad.

Las experiencias de la infancia son las responsables de los trastornos que se sufren en la

vida adulta. Tres son los tipos de experiencias que conducen a un desarrollo patológico:

(a) la medida en que se frustran las necesidades básicas, (b) los conflictos a los que se

expone al niño y (c) las actitudes y los contextos en que se aprenden. Por lo tanto es

imprescindible conocer el pasado para entender las dificultades del adulto.

Por su parte, la tradición fenomenológica da más importancia a los informes conscientes

de los individuos, procedentes de su introspección. Y ello porque se considera que el

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individuo reacciona al mundo en términos de su percepción del mismo, es decir, la forma

en que la persona percibe los sucesos es lo que determina su conducta. Los conceptos y

las propuestas han de formularse en términos de como se percibe, y no en términos de

realidad objetiva. La conceptualización de los trastornos narcisista, limite y pasivo-

agresivo del DSM-III estuvo influenciada por los intentos de la psicología del yo por

proporcionar explicaciones para la conducta aparentemente irracional e imprescindible

(Tyer y Ferguson, 1989).

Las dos tradiciones, la psicoanalítica y la fenomenología tiene algo de similitud: derivan

sus conceptos de la observación clínica más que de la experimentación, reconocen que

sus conceptos e hipótesis son aproximaciones muy amplias y burdas a los procesos

complejos y tienen poco rigor científico en el sentido de que no se valora ni la

cuantificación metodológica ni la precisión conceptual. Sin embargo han influido en el

estado actual de conocimiento.

5. ESTABILIDAD COMPORTAMENTAL

La diferencia comportamental entre los seres humanos es de “Grado”, al igual que hay

semejanzas, que suelen aparecer mayores o menores según el caso o situación y, al

igual que salen a la vista mas o menos según el punto de vista del observador y depende

de la escala del análisis. De igual manera sucede con otra característica del

comportamiento humano que pudiera ser complementaria del carácter diferencial: pudiera

ser la de la misma persona, pero en momentos diferentes, o en una situación distinta, se

comporta de una manera relativamente semejante. Cabe destacar lo de “relativamente”,

o, hasta cierto modo. Que pudiera ser igual y una conducta distinta, en las situaciones, es

siempre un asunto de grado, de un punto de vista, y escala de análisis. El hecho sería,

que en “alguna medida” como anverso y complemento de un hecho diferencial, se da una

cierta “estabilidad” en la conducta de la persona. Los estudiosos de tema con frecuencia

han sabido distinguir entre ese término, que pertenece a la persistencia de las conductas

de las personas a “través del tiempo”, y del término conceptos- con muy distintos

alcances de “consistencia” que con frecuencia se utiliza para la persistencia a través de

“situaciones distintas” y no solo del tiempo.

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En cierta o relativa persistencia, regularidad y constancia en el modo de comportarse los

individuos en distintos momentos y, también en situaciones distintas. Estas facetas del

carácter que hasta cierto punto estable y, por lo tanto predecible del comportamiento de

las personas no s puede confundir con las diferencias inter-individuales, sin embargo

contribuye también a que configurar el patrón diferencial de conducta de cada persona y

pese a que no sería observable de no darse tal diferencia. Los hechos diferenciales y el

carácter estable conducta personal son en cierto modo como las dos caras de una

mismas moneda y no se podría estudiar solamente a uno. Estos son dos aspectos

complementarios del comportamiento o mejor aún, que son dos aspectos indi-sociales y

no solamente entre si, sino que también indi-sociales del acontecer del comportamiento

humano en su variedad y multiplicidad organizada.

Por mucho tiempo la psicología científica no puso en duda los datos de una “cierta

estabilidad comportamental”; por le contrario, se hizo de ellas las pruebas de teorías de

rasgos, algunos de los científicos que entendieron la personalidad como un “patrón total

de rasgos” (Castell 1966). Algunos de los autores han caracterizado a la personalidad

justo por la estabilidad. Así lo hizo Byrne (1975) al interpretarla como combinación de

todas las “dimensiones relativamente duradera de la diferencia entre individuos”; y que

también Monet y Lazares (1979) lo definieron por las “Estructuras relativamente estables”

que organizan las experiencias humanas y que configuran las acciones y reacciones de

una persona en su entorno” en el ultimo tercio de siglo, sin embargo, ha sido cuestionado

el carácter estable de una conducta personal, también se ha cuestionado que la

personalidad sea quien de la razón de una relativa persistencia o estabilidad en la

conducta.

Desde la posición del conductismo- que en este caso se convertiría en un “situacionismo”-

se ha demostrado que la estabilidad comportamental a través de paso del tiempo por

entero se podría deberse por entero a la permanencia y la regularidad de la situación (de

los refuerzos y estímulos), que ayudan a la consolidación de una determinada conducta.

Sería la constancia y relativa semejanza de las situaciones a lo largo de los tiempos la

que podría dar la razón de la relativa persistencia en las diferentes conductas, la cual

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estaría siempre “situacionalmente determinada”. Al igual, que, del tema de la diversidad

comportamental, cuyas explicaciones han venido siendo un asunto controversial, que

también es causa de disputa entre los autores la otra definición del tema, la parcialmente

estabilidad del comportamiento humano a través del tiempo.

5.1 El principio activo

En la psicología conductista se consideró las diferentes conductas como “respuestas”: la

reacción estímulos o al acontecimiento que ocurre en el mundo exterior. En este análisis,

la persona aparece fundamentalmente como “reactivo” ante las estimulaciones y a la

demanda del medio, que constituye el único depositario de las energías de generan las

conductas.

Aunque, los seres vivos se caracterizan no tan solo por la forma en que reaccionan ante

las entradas de energía que provienen del mundo exterior, sino que también por tener

energías propias y por mantenerse esencialmente activados. La naturaleza que está

activa en los seres dotados de la vida posee una realidad empírica, al igual que su

naturaleza reactiva. La vida, por lo general consiste en conjunto de procesos de profundo

intercambio de energías en su entorno, con la realidad, radica en un conjunto de procesos

de intenso intercambio de las energías con el entorno y la realidad, que lo rodea.

La es de una constante y compleja interacción. El comportamiento, a su vez, compone

una manifestación que especialmente compleja de la vida. Los seres comportamentales

provienen de una clase especial de seres vivos, que en su vida se mantiene por los

intercambios que son aun más complejos, variados y flexibles: intercambio que son justo

la conducta.

Por lo tanto la conducta no es algo generado solamente por la estimulación, por la

energía que proviene del entorno. Es que proviene por esa estimulación, comienzo

externo de la actividad, y junto, por la energía propia de los seres vivos. La estimulación

misma de los seres humanos o de los animales depende de que esté con vida.

El ser humano, todavía mas que otros seres comportamentales, no solamente por su

continua actividad y por la activación de su sistema nervioso central, sino también por su

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variada actividad “espontanea” que desarrolla desde la infancia, de carácter exploratorio,

manipulación de objetos del entorno, de curiosidad, de continua búsqueda de

sensaciones, son poderosas pruebas a favor de que es un persona meramente reactivo,

pasivo, simple receptor de energía y estímulos exteriores, a los que reacciona, dotado de

energía propia y estímulos “principio de actividad”, dotado de energía propia. El

conductismo de Hull (1953) recogió esa idea, en el concepto de “potencial de conducta”,

que abarcaba a la vez el impulso y las fuerzas de hábito aprendido. A la personalidad se

le puede caracterizar como un potencial de conducta.

La psicología de la personalidad estudia esas características del ser humano, el concepto

mas general con le cual la psicología acostumbra estudiar estas cualidades de motivación

intrínseca es el de “motivación” que a su vez, se habrían desarrollado muchas teorías

alternativas: la motivación como impulso, como incentivo, como refuerzo, como

necesidad, como estimulación interna.

Como sea que se construya teoría y conceptualmente, el fenómeno y proceso de

motivación- desde la sed, el hambre, la motivación social y cognitiva, el sexo y sobre todo

la llamada “motivación esencial” (Deci 1976) que son parte del entorno empírico y campo

de estudio de la psicología de la personalidad como una disciplina o como un tratado

internamente coherente.

5.2 La función adaptiva

En una estrecha conexión con lo biológico, fundamental, de la conducta, y con sus

cualidades de actividad, de constante interacción con el medio, y no solamente reacción,

está su carácter adaptivo. Los seres vivos tratan de mantenerse con vida. Y sus

actividades vitales son usadas con ese fin, son adaptivas, y ayudan a tener una vida

mejor. Es vista como una actividad vital de orden superior, y por lo tanto también la

conducta es adaptiva.

La adaptación se le puede ver en un sentido muy general de una función comportamental

en todos sus aspectos, y un atributo interno de conducta, en todo comportamiento, por el

que los seres vivos- las personas o personalidad en el nivel humano- hace lo mejor

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posible para sobrevivir y de vivir mejor: adaptarse, por lo tanto, para mejorar su calidad de

vida.

El científico no estaría centrado en la investigación de “que es” algo, en la conducta, los

estímulos o la personalidad, sino en la forma en “como funciona” y también: “de qué es

función.

En el análisis funcional en la conducta ha sido lo más importante de la psicología

científica y no solamente la conductista. También Piaget (1968) lo atribuye a una función

adaptiva a esas formas superiores de actividad que es el conocimiento y lo relaciona con

la biología. Piaget incorpora a la noción de la inteligencia como “capacidad de adaptación

a nuevas situaciones” propuestas por Claparde y lo define el conocimiento como un

hecho biológico superior. (Buss, 1992) complementa el paisaje funcionalista, la que se

propone como la “psicología evolucionista de la personalidad” y que tiene como propósito

central de “identificar los mecanismos psicológicos y las estrategias comportamentales

como las soluciones evolutivas a los problemas “adaptivos” que nuestra especie que a

afrontado por millones de años”.

Como podemos ver, el interés funcionalista, es el que predomina en la psicología, y que

pareciera en un principio que desvía la atención con respecto a la estructura, finalmente

acaba por preguntar por le sujeto. La percepción es funcional: ¿Dónde está el preceptor?

La conducta sería funcional: ¿Dónde está la persona?

Fue inevitable y necesario dar este giro, ya que, el propio Piaget (1967) mostró en otro

contexto, el estructuralismo, y no se entiende sin funcionalismos….y viceversa. Y de

pronto, incluso con más pragmatismo del enfoque, el funcionalismo sería suficiente

mientras funciona sin ningún problema los sistemas de referencias en cada caso, sin

embargo cuando algo no funciona hay que ver entonces a la estructura, examinar dentro

del sistema y sus mecanismos internos. Función y estructura no son disociables.

El sujeto vivo, adaptivo, funcional, no estaría aislado, o en simple contraposición al

mundo, a su entorno sino que en una relación básica con él, en intercambio e interacción

de energía. En este intercambio son procesos bidireccionales, que debieran ser recogidos

en apropiados conceptos: los conceptos ya mencionados, de estimulación /activación, y

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también la que compone la propia estimulación, transformación de la energía física en

psicología, y la conducta operante y motriz, que transduce energía psicológica en

cambios físicos.

En ésta red conceptual que interpreta el hecho funcional y vital de la adaptación

integrante que es esencial en la conducta, persona (lidad) y el entorno que aparecen

como correlatos. La psicología se extiende hasta considerar esa reciprocidad

correspondencia en un paradigma de “ecosistema”, de eco sicología (Hormuth, 1991) o

de psicología ecológica, que fue definida por Bonfrenbrenner (1979) como “estudio

científico de la acomodación [que equivale a adaptación] mutua, a lo largo de todo le ciclo

vital, entre un organismo humano en crecimiento y los entornos inmediatos que son

cambiantes donde vive”.

Así mismo otros aspectos que ya hemos considerado-hecho diferencial e idiográfico,

activación concerniente del agente- a la psicología de la personalidad que le corresponde

estudiar también en este aspecto o un componente general de toda conducta: las

adaptaciones recíprocas de los organismos- del sujeto, del agente- en constante

crecimiento y del entorno en que vive y se comporta. Una adaptación “recíproca”, debe

destacarse, y “no meramente pasiva” de los individuos al medio, a la demanda del

entorno, una conducta adaptiva implica tanto que la persona se adapte as u mundo, y

través de su propia acción- también a sus propias necesidades de las personas. Es una

“adaptación adaptiva”.

5. 3 Conducta auto referida y “si mismo”

Muchos de nuestros comportamientos terminan en nosotros mismos: mirarse sus propias

palmas de las manos, palmearse el pecho, mover la cabeza, o inclusive despertarse a

uno mismo en la madrugada por medio de reloj despertador que fue sincronizado en la

noche anterior. Todos estos ejemplos que son observables y triviales desde el exterior.

Además hay ejemplos dramáticos, como autolesionarse, como suicidarse; existen otros

que no son externamente manifiestos, que nos son observables públicamente, como

pensar en uno mismo, según nos miremos a nosotros mismos, tal comportamiento no

tiene nada en especial. Se trataría de conductas de la misma naturaleza que la gran

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mayoría de las conductas, que son dirigidas a otras personas u otros objetos: se puede

pensar en uno mismo tal cual se piensa en otro, se da un masaje en su propia frente igual

que la ajena, se puede lavar su cara de la misma manera que se lavaría un jarrón. No son

estas conductas mas frecuentes, ni forzosamente las más importantes, sin embargo

tienen la particularidad de que en esas el mismo individuo sería, a la vez, el agente y

también el término de su acción.

Ésta clase o conjunto de conductas pudieran agruparse por debajo de la categoría de

conducta “autorreferente”, o autorreferencial, autorrefrerida. De esta teoría se ocupa la

reciente psicología de la personalidad, no porque posea entidad especial o importancia,

sino porque su desarrollo comienza dentro de la persona-o a su vez sale de ella para

luego regresas, tal cual como vimos en el ejemplo anterior del despertador-, porque en

ella la misma persona pudiera estar al comienzo y en le final de la conducta.

Pese a que resulte reciente hablar de la conducta autorrefrerida (que entre las primeras

teorías están las de Kaplan, 1986, y Fierro 1983) ha resultado lo mas tradicional en cierta

psicología que se haga referencia a “si mismo”, para referir con ello al núcleo de la

personalidad, de “uno mismo” o del yo, o que sea la conciencia de su propia identidad o

al auto concepto. Desde un punto de vista rigurosamente objetiva y empírico estaría

justificado que se entienda el “si mismo” en el término de “conjunto de las conductas

autorrefreridas”, el hacer que equivale “si mismo” y autorreferencial. Aunque, con o sin

estas equivalencias, por lo tanto es que este único o doble ámbito sería lo mas

frecuentado en la actual estudio de la psicología de la personalidad. En todo caso con o

sin esta equivalencia, la conducta que terminan en el propio sujeto, que son

autorrefreridas, y que no están limitadas al auto-concepto, al auto-conocimiento o a los

procesos internos emotivos y cognitivos. Que se encuentran dentro de ellas también las

autodefensas, auto- refuerzo, auto-presentación social, auto-castigo y muchas otras más,

que son públicamente observables, que comparten las circunstancias de que el sujeto

agente se tomaría a si mismo como destinatario del comportamiento. Todas estas

constituyen el espacio empírico y objeto de análisis de la psicología de la personalidad.

El énfasis en el estudio más reciente de la conducta autorrefrerida ha sido, por un lado, en

el elemento cognitivo y, por otra, en lo social. La “psicología cognitiva” ha redimido,

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como un objeto de las investigaciones científicas, la acción más íntima y difícil de

observar, las que empiezan y terminan en el interior del propio sujeto: el auto-concepto, el

auto-conocimiento, la auto-estima, el auto determinación, el auto- conciencia; y les han

sido atribuidas la especial influencia y presencia reguladora en el comportamiento

humano.

El aumento creciente por el interés por las teorías de la psicología de la personalidad, se

ocupa cada más por los “aspectos sociales del sí mismo” (ha sido usado como el título de

una monografía prologada y coordinada por Berkowit 1988). Acostumbra realizarlo

mediante los conceptos de la psicología cognitiva en el análisis de estructuras y procesos

del “pensamiento” que hace referencia a uno mismo; y que interpreta tanto el auto-

comportamiento, y el propio autoconocimiento como fenómeno social, de presentación del

sí mismo, así como también las conductas interpersonales y semejante a ellas.

5.4 La identidad y continuidad de la persona

De la conducta con frecuencia hablamos para referirnos a actividades limitadas en el

tiempo, a veces breve, de duración determinada. Como conducta; como unidad de

conducta- que pudiera tomarse el acto de tocar un botón, llegar a un sitio o pronunciar

una palabra. Pero la conducta, realmente, sería “toda las actividades de un individuo

durante toda su vida”. No solo le pertenece al individuo las diferentes conductas que

realiza en un mismo segmento temporal, de una manera sincronizada, al igual que esas

conductas, le pertenecen todo lo haga durante el curso de su vida.

La conducta se va desarrollando a través del tiempo y que propiamente consiste en una

secuencia de conductas de un “mismo agente pero en momentos diferentes” de su vida.

A lo largo de ese proceso o secuencia comportamental, el sujeto no se mantiene

invariable y muy poco estable: al llegar a la adultez el cambio es mucho más acentuado

de lo que algunos estudiosos suponían (Roberts y Helson, 1994); no obstante sigue

siendo “la misma persona” (el mismo). El anciano o el adulto de hoy es el niño de ayer; su

actual patrón de conducta estarían influidas intensamente por el proceso de maduración,

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Page 25: Psicologia de la personalidad  aiu

del aprendizaje, también por las experiencias vividas y, asimismo por su propia toma de

decisiones y acciones.

A la unidad del sujeto que en “concordancia o sincronía”, en el paralelismo de un instante

dado, se pudiera añadir su unidad en “diacronía”, con el pasar del tiempo: su identidad o

continuidad en momentos remotos y sucesivos, en la larga y mediana duración. Y es

atribuida a la psicología evolutiva y, con más propiedad, a la del “ciclo vital” el estudio

realizado de esa continuidad- y de sus cambios- durante la extensión de la vida. Sin

embargo esa psicología se encarga, de las secuencias madurativas y de aprendizaje de

la “multitud” y, del suyo, y no del historial biográfico y comportamental del “individuo” del

cual debiera ocuparse la psicología de la personalidad, que está conectada con la

psicología de la personalidad del siclo de la vida.

En la relación estrecha que esta parte de la psicología de la personalidad tiene el ciclo

vital estaría todo el campo del análisis de la teoría de la “identidad personal”, Erikson

(1967) o Lovinger (1976), que han sido aplicados para describir los estadios de esa

identidad. Es muy común que se señale como ingrediente muy importante de la

continuidad de las personas la “conciencia de identidad” personal incluso mediante los

cambios: la conciencia de poder ser uno mismo a través del tiempo, mediante la cual se

halla incluida las experiencias.

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CONCLUSION

La psicología de la personalidad realiza estudios de ciertas conductas y también de todas

las conductas que están bajo ciertos aspectos, sin embargo no toda conducta bajo

cualquier aspecto. También hablamos de personalidad para eludir a un “campo empírico

complejo y vasto”, en el que se pudieran identificar tanto subconjuntos determinados o

clases de conductas que son autorrefreridas, de la presentación social, de la

autoprotección, todos los atributos que caracterizan a toda la conducta: particularidad e

idiosincrasia individual, estabilidad, procedencia de un agente, en verdad muy activo y no

solamente reactivo, idéntico a sí mismo a lo largo del tiempo. Teniendo por finalidad toda

esa extensión de la realidad comportamental, la psicología de la personalidad se adapta

a describir y a explicarla, para ponerlo de manifiesto su estructura, así sus determinantes,

con su dinámica, su proceso y también su funcionamiento y sus funciones.

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