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PROFUNDIZACIÓN EN EL ESTUDIO DE LOS GÉNEROS LITERARIOS GRIEGOS GRIEGO 2º BACHILLERATO IES GÓMEZ PEREIRA

Temas de literatura griega

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PROFUNDIZACIÓN EN EL ESTUDIO DE LOS

GÉNEROS LITERARIOS GRIEGOS

GRIEGO 2º BACHILLERATO

IES GÓMEZ PEREIRA

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MEDINA DEL CAMPO

CURSO 2017-18

Poesía dramática. El teatro griego (orígenes, autores y

obras más representativas). Edipo Rey, de Sófocles.

EL TEATRO GRIEGO: ORÍGENES Y CARACTERÍSTICAS

El teatro es, sin duda, una de las grandes aportaciones de Grecia a la cultura occidental. Nunca se habían conjugado juntos un texto literario y un espectáculo de un modo tan perfecto. En el teatro griego convergen el mito, el pensamiento político, la reflexión filosófica, la danza, el canto, la poesía y la música. Se trata, en definitiva, de un espectáculo total y una de las manifestaciones más importantes de la vida política, social, cultural y religiosa de la Atenas del siglo V a. C.

Al mismo tiempo que se produce el auge de la democracia en Atenas, aparece el teatro, intensificando el prestigio de esta ciudad en Grecia dentro al mismo tiempo de un contexto festivo: la fiesta popular. Esto permite establecer un vínculo con la ciudad, con la polis, en la que el individuo forma parte activa. El calendario ateniense estaba lleno de días festivos, pero había dos grandes festividades: las

Panateneas y las Grandes Dionisíacas. El teatro griego tiene un origen religioso. Este origen es controvertido en el caso de la tragedia.

El drama, en su doble forma de tragedia y comedia, surgió en Atenas en el siglo VI a. C., y en poco más de un siglo, se definió con todos los rasgos que lo caracterizarían como género. Los dramas se componían en verso, por lo que los autores también eran considerados poetas. Las primeras representaciones teatrales, al aire libre, tuvieron lugar junto a la Acrópolis de Atenas. Desde el siglo

IV a. C. se extendieron primero por el Ática y, después, por el resto del mundo heleno.

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LOS GÉNEROS TEATRALES GRIEGOS

1. LA TRAGEDIA

La tragedia no cantaba las hazañas de los héroes, como en la épica, sino sus sufrimientos. El término “trágico” aporta hoy connotaciones de acontecimientos fatídicos, desmesurados y con desenlace luctuoso; sin embargo, lo constitutivo de la tragedia ática era solo el sufrimiento intenso del héroe con el que se identificaban los espectadores. En el libro IV de la Poética, Aristóteles definía la tragedia como “la representación seria, concreta, de cierta grandeza, representada y no narrada, por actores, con lenguaje elegante, empleando un estilo diferente para cada una de las partes, y que, por medio de la compasión y el horror, provoca el desencadenamiento liberador de los afectos”. La causa de este sufrimiento no suele ser una “falta moral” consciente, sino un error o padecimiento del personaje, el espectador se compadezca y libere los afectos a que aludía Aristóteles: la catarsis. De hecho, muchas de las tragedias conservadas no presentan un desenlace fatal y terrible, sino que

concluyen con la reconciliación entre el héroe y su destino.

En definitiva, se trata de una representación seria que pretendía conmover y emocionar al público al enfrentar a un héroe ante un problema al que generalmente no podía vencer. La tragedia escenifica un problema humano, generalmente un conflicto entre el individuo y la sociedad, entre el hombre y su entorno familiar o entre el ser humano y alguno de los dioses, o un conflicto interior del hombre consigo mismo. Este conflicto se plante siempre ejemplarizado en un personaje del mito griego. En la tragedia griega hay dolor, sufrimiento, grandeza moral y lucha del hombre con su propio destino; su finalidad es provocar compasión y temor, y extraer de todo ello una lección sobre la

condición humana.

La tragedia griega tiene un origen controvertido: formaba parte de los festivales de Dioniso que se celebraban en el mes de elafebolion (al comienzo de la primavera, marzo-abril). Parece que surgió de los cantos corales acompañados de danzas en honor a Dioniso, llamados ditirambos. En ellos se cantaban las aventuras del dios para invocar su protección. Con el paso del tiempo se había ido añadiendo hazañas de héroes y separándose algunos miembros del coro para convertirse en personajes individuales. Su contenido siempre mantenía el carácter religioso: su interés no radicaba tanto en la acción como en el significado de los acontecimientos que sirven de ejemplo para la relación del ser humano con los poderes que controlaban el universo.

Los autores que participaban en estos festivales debían presentar cuatro obras (tres tragedias y un drama satírico), y competían por ganar el premio y prestigio social. Desde mediados del siglo V, comenzaron también a representarse otras obras dramáticas durante las Leneas, festivales de

invierno igualmente dedicados a Dioniso que se festejaban en gamelion (enero).

Las representaciones primitivas consistían únicamente en la interpretación cantada del coro, cuyos componentes, los coreutas, entablaban un diálogo con el director del coro, el corifeo. Con posterioridad se fueron incluyendo actores sobre los que progresivamente iría recayendo el desarrollo de la acción dramática. El coro, que siempre constituyó un elemento básico de la tragedia griega, contribuía a intensificar con sus cantos la emoción de lo representado por los actores. El vestuario consistía en una gran máscara, el quitón, (prenda de laña ceñida con un cinturón), el himation (manto) y el coturno (zapato de madera con suela muy gruesa, que servía para hacer más altos a los actores y darles mayor solemnidad). La máscara, de origen ritual, permitía que un mismo actor representara distintos personajes masculinos y femeninos, puesto que las mujeres no podían participar en las representaciones; en ocasiones, incluso, se podía pintar. De lino o de madera, de corcho o terracota, cubría la cabeza y llevaba grandes pelucas: por su tamaño y expresividad, facilitaba a los

espectadores la comprensión de la edad, sexo, carácter e identidad de los personajes.

Los gastos del decorado, vestuario y todo lo que conllevara la representación de las obras eran sufragados por ciudadanos con recursos económicos (coregos), a quienes la ciudad

encomendaba su organización como parte de sus obligaciones fiscales.

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El lugar de la representación sufrió diversos cambios a lo largo del tiempo. En un principio, se hicieron construcciones temporales en el ágora y posteriormente se aprovecharon espacios naturales: la ladera de una montaña servía de graderío y los espectadores se situaban en principio sobre la tierra. Con el paso del tiempo se construyeron gradas que en un principio fueron de madera y posteriormente de piedra. Alcanzaron una gran perfección, ya que favorecían la comodidad del espectador y la acústica. El graderío ( se divide en sectores, separados por escaleras en sentido vertical y por uno o más pasillos en sentido horizontal. El espacio reservado para la actuación es la orchestra (una explanada circular donde se desarrollaban los movimientos del coro.

A ella se accede por dos pasillos adosados al graderío que se llaman pardos, la orchestra se cerraba por detrás con una especie de tienda de campaña o escena () que hacía las veces de decorado

y en donde los actores se cambiaban de ropa. Entre la orchestra y la escena se situaba el proscenio () que, aunque en un principio estaba al mismo nivel que la orchesta, luego se elevó unos

metros para permitir que el público tuviera mejor visión del desarrollo de la obra ya que en él se

realizaba la actuación de los actores.

Aunque el decorado era muy simple, sabemos que en algunas obras se utilizaban con frecuencia dos artefactos: la mechané () que era una especie de grúa que permitía introducir

en escena desde arriba personajes, generalmente divinos (estas escenas, llamadas deus ex machina, se producían al final de ciertas tragedias); y el ekkyklema () que era una especie

de plataforma giratoria que mostraba al exterior acciones ocurridas en el interior.

Toda tragedia constaba de las siguientes partes:

Prólogo: precedía a la entrada del coro y presentaba las circunstancias preliminares a los

hechos de la obra. Párodos: entrada del coro con su canto inicial. Episodios: partes que se escenificaban entre dos cantos corales completos. Estásimos: canto que entonaba el coro.

Éxodo: canto con que se retiraba el coro.

2. LA COMEDIA

La comedia antigua y su máximo representante, Aristófanes, presentaba el contrapunto cómico, paródico y fantástico de la tragedia. Aquí la acción está situada en el rpesente: personajes creados por la imaginación del poeta, otros históricos, otros reales y dioses diversos, intervienen en una trama inventada. La acción, que suele ser incoherente, termina con el triunfo del héroe cómico y la caída final del antihéroe, aspecto este que se convierte en motivo de burla. Se considera diferente a la solemnidad trágica porque la comedia se ocupa de la vida cotidiana y de la gente sencilla, abundando

lo obsceno, el chiste soez y el insulto grosero.

3. EL DRAMA SATÍRICO

Es una pieza teatral de carácter alegre y festivo, en la que se representa un mito por parte de actores

que forman un coro de sátiros o silenos.

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PRINCIPALES OBRAS DE LOS TRES GRANDES TRÁGICOS

ESQUILO

Es el primer dramaturgo de Grecia y el primer poeta trágico del que tenemos nocias. Es considerado el creador de la tragedia y quien le dio su forma literaria primivia. Nació en Eleusis (Ática), en el año 525 a. C. , y desarrolló casi toda su carrera en Atenas. Participó activamente en la lucha contra los persas en Maratón y Salamina, y triunfó más de una docena de veces en los certámenes teatrales. En su madurez se trasladó a la corte de Hierón de Siracusa, en Sicilia, donde murió en el

456 a. C.

Solo se han conservado siete de las más de noventa obras que compuso. Técnicamente, Esquilo introdujo el segundo actor en escena, aunque en sus obras el coro sigue manteniendo un papel muy importante. Es característica de su obra la agrupación de tragedias en trilogías con unidad temática: aunque cada tragedia sea una obra independiente, el asunto común dota al conjunto de unidad en el desarrollo de la historia y en el mensaje. Algunas no se pueden relacionar, sin embargo, con esta estructura, como Los persas, que trata del asunto histórico del enfrentamiento entre griegos y persas; en unos casos conocemos la trilogía perdida: Las suplicantes, formaban parte de Las Danaides (las hijas de Dánao que asesinaron a sus respectivos maridos, lo que les granjeó un suplicio eterno); y en otros casos se conocen los títulos de otras obras de la trilogía, como Los siete contra Tebas, continuación de Layo y de Edipo, del ciclo mítico tebano de Edipo, o Prometeo encadenado (con las perdidas Prometeo liberado y Prometeo portador del fuego).

La Orestiada es la única obra que se conserva completa y con la que triunfó en el año 458 a. C. Está compuesta por Agamenón, La Coéforas y Las Euménides. Su tema principal es la convicción de la que la justicia divina preside el orden del mundo y castiga a quien se deja llevar por la ofuscación que produce la soberbia. La muerte de Agamenón a manos de su esposa Clitemnestra y su amante Egisto (como venganza por el sacrificio de Ifigenia, que su propio padre no impidió, ávido de destruir Troya) desencadena la venganza por parte del hijo de ambos, Orestes, exigida por Apolo. A su vez, la muerte de su madre desata la venganza de las Erinias, pero Apolo asume la defensa de Orestes ante un tribunal humano y civil que Atenea instituye en el Areópago ateniense para juzgar delitos de sangre. A pesar de que el asunto de la tragedia trataba de la familia de los Átridas, las conclusiones se precisan para Atenas y, en general, para los seres humanos. Esta humanización de la justicia divina y de la clemencia de Zeus a través de sus hijos es la reflexión de Esquilo ante las tradicionales

venganzas extrajudiciales.

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SÓFOCLES

El ateniense Sófocles (496-406 a.C.) es el autor dramático por excelencia y, tal vez, el más

conocido de los trágicos griegos. Participó de forma muy activa en la administración de los asuntos de su polis e incluso ejerció de estratego; su implicación en las fiestas de adopción del culto a Asclepio le granjeó honores de héroe. Sin duda, el esplendor humanista de su querida ciudad se deja entrever en el tono de sus obras: frente a la concepción religiosa de un cosmos ordenado por Zeus en Esquilo, Sófocles no indaga en el sentido último de la voluntad divina, sino que acepta incluso el destino terrible. Las numerosas anécdotas sobre su vida y su muerte, al margen de su verosimilitud o de la imposibilidad de probarlas, deja claro el enorme afecto y aprecio que concitó entre sus

conciudadanos.

Sófocles introdujo un tercer actor en la tragedia y redujo la importancia del coro como personajes dramáticos y, en consecuencia, la extensión de sus intervenciones. Sin embargo, aumentó el número de coreutas a quince. También abandonó la estructura trilógica de Esquilo, lo que obligó a un mayor rigor en la construcción de tragedia, para lo cual convierte en tema central la figura de un personaje aislado. Así, se erigió en el autor trágico que mejor supo transmitir el dolor del ser humano frente a la soledad de su destino, como reflejan sus obras más importantes: Edipo rey, el hombre que se ciega por encontrar su destino, lleva a escena el trágico reconocimiento por parte del héroe de su verdadera vida: asesino de su padre y esposo de su madre, tal como vaticinó el oráculo; y su hija Antígona, da nombre a otra obra en la que la muchacha es condenada a muerte por dar sepultura a su hermano, al violar así la orden de su tío, el rey Creonte, quien había prohibido que fuera enterrado. Antígona representa la lucha por la libertad y el enfrentamiento entre la justicia y los sentimientos. Electra muestra a otra heroína femenina de gran fortaleza: trata el mismo asunto que Las Euménides de Esquilo, pero se centra en el impulso de la venganza por parte de la hija; es Electra quien instiga a su hermano a acabar con su madre. La muerte de Clitemnestra y Egisto (que no se representa en escena) queda en el ámbito de la venganza privada, sin las implicaciones religiosas

que le imprimió Esquilo.

Las concepciones de Sófocles presentan unos enfoques bien asentados desde su juventud. Así, en una de sus primeras obras, Áyax, ya encontramos la piedad humana ante la crueldad del destino ajeno: Áyax se siente perjudicado tras la muerte de Aquiles al no resultar agraciado con sus armas, por lo que plantea vengarse de Agamenón y Ulises; pero Atenea, protectora de este último, lo enloquece de modo que ataca a un rebaño de bueyes en vez de los héroes. Al descubrir su

deshonor, Áyax se suicida.

EURÍPIDES

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Eurípides (485-406 a. C.) es el tercer gran autor de tragedias de Atenas, con una marcada personalidad, lo que convierte a sus obras unas características muy diferenciadas. A partir de la época helenística, sus obras fueron las más divulgadas de los autores trágicos; sin embargo, sus contemporáneos no lo apreciaron mucho: solo triunfó en cuatro certámenes (además de una victoria póstuma), y las informaciones que se han transmitido de su vida parecen burlarse del autor, de forma que proceden en su mayoría de las invectivas que contra él lanzaron los autores de comedias, precisamente Aristófanes.

Aunque no se conoce ninguna dedicación específica a su polis, esto no significa que Eurípides no sintiera las preocupaciones de un buen ciudadano ante las crisis que afrontaba su ciudad. Pero su pensamiento racionalista y escéptico, sin duda influido por el de los sofistas, le hizo objeto de desprecio y de ataques por parte del partido conservador. Desde luego no puede considerarse el portavoz literario de los sofistas, pero el desapego del pueblo, e incluso una acusación de impiedad (muy grave en la Atenas del siglo V a. C.), favorecieron que se marchara al final de su vida a la corte macedonia del rey Arquelao, donde murió. Cuando la noticia de su muerte llegó a su ciudad, Sófocles apareció de luto en los festivales teatrales e hizo actuar al coro y a los actores sin la tradicional corona, en señal de duelo por uno de los grandes autores griegos; aunque esta anécdota vuelve a engrandecer la figura del propio Sófocles.

Lo más característico de Eurípides es el enfoque escéptico y humanista de sus obras. El sentimiento religioso de los trágicos anteriores da paso a un análisis psicológico de las pasiones y contradicciones humanas, para lo cual Eurípides manipula con soltura los mitos tradicionales, de

modo que el ser humano, y no la comunidad de los dioses, pasa a ser, como en la filosofía de

Protágoras, la medida de todas las cosas. Así, por ejemplo, en Alcestis, Eurípides analiza el sacrificio por amor: Admeto ha de morir según el destino, pero Alcestis se ofrece a ocupar su lugar, aun cuando el propio padre anciano de su esposo se niega al sacrificio. Pero Eurípides altera el mito: en vez de situar la escena, como la tradición, tras la boda, deja pasar el tiempo de cumplir e compromiso, de modo que la protagonista ya es madre incluso, con lo cual la fuerza de la entrega y el sufrimiento

psicológico ganen en intensidad.

Por otra parte, el argumento de Medea gira en torno a la venganza de una mujer que, enloquecida y llena de rabia por la traición de su amante, Jasón, da muerte a sus propios hijos. En su interior, Medea se debate entre su sed de venganza o el amor de madre por sus dos hijos. Finalmente, decide poner en marcha su venganza: da a sus hijos unos regalos para que se los entreguen a la futura esposa de Jasón, un vestido y una corona envenenados que causarán la muerte a la princesa al probárselos. Después, para infligir aún más daño al odiado Jasón, mata a sus dos hijos. Jasón los busca desesperadamente, pero Medea aparece con sus cadáveres en un carro alado

tirado por serpientes.

En Hipólito, Fedra, perdidamente enamorada de su casto y esquivo hijastro Hipólito, acarreará

la ruina de sus seres queridos y la suya propia.

Otra de sus obras más representativas es Troyanas en la que muestra el cuadro de la guerra con todo su horror a través de las penalidades sufridas por las mujeres troyanas a manos de los griegos vencedores, tras la caída de Troya. La guerra se nos presenta como una crueldad sin sentido

en este alegato pacifista.

Finalmente, en su obra Bacantes nos describe el terrible castigo de Penteo, rey de Tebas, por ponerse al culto de Dioniso que está penetrando en su reino, siendo despedazado a manos de un

grupo de enloquecidas Ménades, presidido por su propia madre.

EURÍPIDES, INNOVADOR

Algunas innovaciones técnicas de Eurípides que resultan características de sus tragedias ya

se encuentran en sus predecesores:

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Prólogo informativo de un solo actor que introduce los antecedentes de la historia. Muchas veces es obligado porque Eurípides trastoca la tradición del mito para satisfacer sus necesidades artísticas.

Cantos líricos del coro casi independientes de la acción de la obra. Con frecuencia emplea una retórica muy recargada que contrasta con la sencillez de muchos de los diálogos de los actores.

Empleo frecuente del deus ex machina, aparición de la divinidad mediante un artilugio – machina- de la tramoya (de ahí el nombre latino de este recurso escénico) para proporcionar una solución rápida a los problemas del último momento. Eurípides intentaba

con la solución final del dios regresar al culto tradicional que había abandonado para organizar

los acontecimientos a su conveniencia artística.

EDIPO REY DE SOFOCLES

Edipo rey pudo ser escrita por Sófocles en los años posteriores a 429 a.C., cuando Atenas

estaba siendo asolada por la peste que causó la muerte a Pericles.

Es considerado por muchos la obra maestra de Sófocles, y la Poética de Aristóteles la valora como la obra cumbre del género trágico. No obstante, la tetralogía de la que formaba parte sólo logró el segundo puesto en el agón dramático, en el que ganó Filoclés, sobrino de Esquilo, del que no

tenemos noticias.

La ANAGNÓRISIS o reconocimiento es un recurso característico de la tragedia, por la que se pone en escena el acceso de un personaje a una verdad oculta, pero en Edipo Rey este

reconocimiento es el eje central. En su autorreconocimiento, Edipo se descubre a sí mismo.

1. BIOGRAFÍA DE SÓFOCLES

Sófocles vivió en el período comprendido entre las Guerras Médicas (490-478 a. C.) y el final de la Guerra del Peloponeso (431-403 a.C.), etapa de esplendor y convulsiones.

Nació en el año 496 a.C. cerca de Atenas, en Colono, cerca del monte de ese nombre donde se refugió Edipo al conocer la verdad sobre quién era. Murió el año 406 a.c. aproximadamente dos

años antes del fin de la Guerra.

Hijo de un rico armero llamado Sófilo, a los dieciséis años fue elegido director del coro de muchachos para celebrar la victoria de Salamina. No mostró demasiado interés por la política, pese a lo cual fue elegido dos veces estratega y participó en la expedición ateniense contra Samos (440

a.C.). También ocupó cargos públicos.

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Escribió hasta 123 tragedias para los festivales, en los que se adjudicó, se estima, 24 victorias, frente a las 13 que había logrado Esquilo. También escribió algún drama satírico, un tratado “Sobre

el coro” y poesía lírica. Era célebre por su felicidad.

En la tragedia incorporó al 3º actor, reduciendo así la importancia del coro; incrementó de 12 a 15 el número de coreutas y eliminó la unidad temática de las trilogías, de modo que cada obra es

un todo.

Como elementos esenciales del teatro de Sófocles destacan los siguientes:

Sufrimiento del héroe. Importancia del conocimiento. Presencia del destino y del poder de los dioses. Caracteres realistas. Espíritu conservador. Uso de la escritura teatral al servicio de sus ideas políticas.

2. ESTRUCTURA

Edipo Rey es una obra dramática con un solo acto, debido a que toda la obra se desarrolla en una unidad de tiempo. El autor se nos presenta como testigo, pues no toma partido ni participa de modo alguno en el desarrollo de la trama. Es un personaje omnisciente.

La obra es una tragedia, pues cumple las tres condiciones necesarias para serlo: poseer personajes eminentes, de elevada condición social, estar contada en un lenguaje solemne y elevado y terminar con la muerte, suicidio o locura de uno o varios personajes sacrificados por rebelarse contra las leyes del destino.

El lenguaje utilizado es en su mayoría formal, elevado, donde aparecen recursos estilísticos como las metáforas, personificaciones, símiles…La ironía y la ambigüedad son notas características; mientras que el lenguaje del coro, más poético, está lleno de exclamaciones, interrogaciones, invocaciones a los dioses, etc.

Al plantearse la cuestión de la estructura del drama, después de haber analizado toda la historia mítica en su conjunto, lo primero que llama la atención es que el autor ha elegido narrar la historia cuando ya prácticamente se ha cumplido: los hechos a los que se alude constantemente vienen del pasado.

La obra se abre con el Prólogo. Edipo se dirige a una muchedumbre de ciudadanos,

encabezados por un sacerdote, que se ha congregado para pedir ante el altar de los dioses remedio a los grandes males que aquejan a la ciudad de Tebas. Por si acaso, el propio Edipo ha mandado que se consulte al oráculo para saber cuál es el origen de la peste que azota la ciudad y el dios contesta que se debe a que no se ha vengado convenientemente la muerte de Layo, el rey anterior: su sangre derramada amenaza con destruir a la ciudad hasta que se encuentre y se castigue a los asesinos. Edipo se compromete a aclararlo todo "desde el principio". Esta simple escena sirve para plantear el "conflicto" que repercutirá en el desarrollo de toda la obra: sirve para poner en marcha la acción, que consistirá fundamentalmente en las continuas averiguaciones que haga el rey. Aquí Edipo es presentado como un rey forastero nada tiránico, sino más bien amante de su pueblo, al que quiere librarle de la peste. Por todo ello es correspondido con la confianza de su pueblo.

Viene luego la Párodo. Un coro de tebanos ancianos eleva una especie de plegaria a la

divinidad para que les dé fuerza para eliminar el mal. Le hablan al Oráculo, ruegan a la triada de dioses y esperan con angustia cualquier respuesta. Esta escena representa el inicio del drama propiamente dicho.

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Se produce el 1º Episodio. Edipo espera conseguir que el ruego del coro (es decir, de la

colectividad) se haga realidad. Se deja clara la necesidad de conocer al asesino de Layo y la voluntad con que el rey se enfrenta al problema. Delante de todos pronuncia un bando solemne en el que conjura a todo el pueblo tebano a que colabore en el esclarecimiento del crimen, pidiendo el destierro sin compasión del asesino y el castigo de los dioses para quien se atreviera a ayudarlo. El coro avisa que se ha dicho que fueron varios los asesinos, pero confía en que el adivino Tiresias lo aclare todo. Se produce un diálogo entre Edipo y Tiresias que degenera en un enfrentamiento, en el que ambos se intercambian insultos; ante las palabras oscuras del adivino, en el sentido de que Edipo tiene algo que ver en el asunto Edipo interpreta que se trata de una conspiración del anciano y de Creonte, el cuñado de Edipo. El adivino se despide con un mal augurio para el asesino de Layo, que "se marchará tras haber visto".

Tras esto se sucede el Estásimo 1º. El coro, solo, medita y canta con brevedad y con lirismo

su desconcierto ante las palabras escuchadas: por un lado, quiere remontarse a la causa para descubrir al culpable que todos buscan; por otro, siente angustia por las imprecaciones, terr ibles, pero no probadas, del adivino y, a la vez, por su fidelidad segura a su rey.

Así llegamos al 2º Episodio. Edipo, Yocasta y Creonte, en presencia del coro, que a veces interviene, llevan su intervención a una complicación del drama; se revelan datos decisivos que en lugar de aclarar enredan: se mencionan el oráculo que pesaba sobre la familia de Layo, y, más tarde, el que pesaba sobre el mismo Edipo; también se habla del motivo del asesinato en un cruce de camino. Esto último levanta la sospecha de Edipo de que él mismo tenga algo que ver con los hechos: pero hay dos reseñas distintas (la que habla de varios asaltantes frente a la singularidad de Edipo). Ante ello hay una gradación en la reacción de cada uno de los personajes: Yocasta sostiene que los oráculos son falibles; Edipo se muestra más respeto por ellos y, por eso, los sigue temiendo, mientras que el coro es más religioso y consecuente: es posible que los dos extremos sean compatibles, pero hasta que no se compruebe cuál es la versión correcta hay esperanzas: se espera que el único testigo que queda del crimen de Layo resuelva la duda.

Llega el Estásimo 2º. El coro medita en una lucha interior las terribles palabras de Tiresias

frente al buen concepto en que tiene al soberano. Se preocupa por el oráculo y por el castigo de Layo: las leyes morales quizá han traído su castigo: Layo sería el culpable, no el actual rey. Los crímenes de Layo deben ser castigados tal y como muestran los oráculos. Esta es la razón por la que el coro pide a Zeus que se cumplan las profecías, porque si éstas fallaran se hundiría también la creencia en los dioses.

En el Episodio 3º se espera la solución, pero llega un mensajero inesperado que trae nuevas noticias sobre los supuestos padres de Edipo en el reino de Corinto. Otra vez, las noticias que parecían librar a Edipo de culpa introducen elementos muy oscuros del pasado: la reina Yocasta ya ha comprendido todo el profundo misterio y sale huyendo después de intentar en vano que Edipo se detenga en su investigación.

Es entonces cuando se produce el Estásimo 3º tan extraño del coro. En n esta intervención el coro parece ilusionarse ante el posible origen divino de su rey Edipo, quien está a punto de descubrir su verdadero pasado. Es la calma que precede a la tormenta, aunque el coro sigue dando ánimos a Edipo, en una especie de ensueño que más bien parece una huida hacia delante.

Llega por fin la verdad en el Episodio 4º. El criado aparece y revela todo el pasado oculto de

ese niño que fue salvado de la muerte para cumplir el oráculo.

El Estásimo 4º es un canto de la desdicha en que se ve sumido el coro al recordar lo que ha

sido su rey y lo que es ahora: la prosperidad de los hombres se ha demostrado por los propios hechos que es un asunto ilusorio, sólo en manos absolutas de los dioses.

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El Éxodo cuenta a través de un mensajero de la casa todos los detalles cruentos del suicidio

de la reina y la posterior ceguera de sí mismo de Edipo. Sale a escena y alterna su dolor con el del coro. Las hijas y su cuñado Creonte rematan la escena de dolor.

Los últimos versos del Corifeo son una especie de conclusión o moraleja sobre la fragilidad

del destino humano hasta el último momento.

3. PERSONAJES

Algunos estudiosos señalaban que los personajes de la tragedia están muy esquematizados, porque se centra más en la descripción de los universales humanos.

EDIPO: Al principio de la obra, Edipo entra en escena como REY: es un benefactor, un buen

orador, buen regente de su ciudad, tiene energía y capacidad de persuasión, es un líder nato, con determinación, y en cuyo buen juicio confía su pueblo.

Conforme avanza la obra, se verá su transformación desde esa apariencia a su ser real. Pasa de la ignorancia al conocimiento al mismo tiempo que de la grandeza a la ruina.

El propio título de la obra es en realidad Edipo el tirano término usado para referirse al rey ilegítimo: Edipo no es un, rey, sino un o tirano que ha accedido al poder gracias a

determinadas circunstancias. Al mismo tiempo, puesto que es hijo de Layo, Edipo es el verdadero heredero del trono, cosa que ni él ni nadie saben al principio de la tragedia. Esta ambigüedad permite vislumbrar el hecho de que la tragedia se desenvuelve en el círculo privado de la familia de los labdácidas.

Mediante el ejercicio de su razón encontrará la oscura verdad de los dioses. Su inteligencia es una característica que le lleva al trono de Tebas, pero es la misma que le acarreará su destrucción. Edipo no conoce los límites de la inteligencia mortal, y, no contento con las palabras de un augur, necesita pruebas y testigos.

El dios Apolo conoce la verdad y el futuro de Edipo, pero se la manifiesta de manera velada, con una actitud que roza la crueldad: a medida que Edipo intenta alejarse de la realización del oráculo, más inmenso se ve en él. Edipo no ha cometido ningún error que le haya hecho merecedor de lo que le ocurre, solo es la víctima del pasado, el instrumento por el que se cumple un destino.

Pese a que aparece al principio como un buen gobernante, en sus enfrentamientos con Tiresias y Creonte se muestra como un ser colérico y dominado por su furia. Como le reprocha su cuñado, acusa sin prueba y se deja llevar.

Cuando Tiresias habla, Edipo es incapaz de aceptar que es un asesino alguien como él, que no deja de decir que es poderoso y que ha llevado la salvación a la ciudad.

Se muestra obstinado hasta el final, cuando toma conciencia de su ñubriç y acepta que el

poder de los hombres es limitado.

El momento más trágico es el que consiste en el rasgamiento del velo que cubre la verdad: se desgarra para llevar al conocimiento de la verdad a través de un inmenso dolor. Es ese el momento en el que el héroe de Sófocles se destruye y a la vez eleva su dignidad por encima del resto de los mortales. El haber visto demasiado le llevará a poder la vista como Tiresias.

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A diferencia de Yocasta, no se quita la vida sino que prefiere prolongar su agonía en el exilio, expulsado de su propia sociedad. En la versión mítica de la odisea, Edipo sigue reinando en Tebas después de descubrir sus crímenes.

YOCASTA: Concibe a Edipo sin que lo quisiera Layo: no deseado por su padre, Edipo nace

fruto de la mentira y el deseo de su madre.

Posee un destino predeterminado: ha cumplido lo establecido por Creonte de que, en su calidad de reina-viuda se casará con el que acabe con la esfinge¸ lo cual es el premio acordado por la colectividad, no es una amante deseada.

Consecuentemente, Yocasta es el elemento que transmite el poder, así como el único personaje que tiene memoria de los hechos completos desde el principio.

El suicidio de Yocasta no está en todas las versiones del ciclo tebano: en el Papiro de Lille, encontrado en 1977, Estesícoro escribe sobre Yocasta preocupada por la rivalidad de sus dos hijos asesorada por Tiresias, y Eurípides en su obra “Fenicias” también admite a una Yocasta capaz de sobrevivir a la vergüenza del incesto, puesto que se suicida sobre los cadáveres de sus dos hijos.

En la obra Yocasta encarna la figura de la madre, imbuida del mimo racionalismo que su hijo,: ya al principio dice que no cree en los oráculos ni da credibilidad a los sueños

CREONTE: Se enmarca en el mismo ámbito que Edipo como gobernante ilustrado, cauto, y

bien intencionado que trata de conseguir el bien de Tebas; es una imagen diferente de la de Edipo en Colono y de Antígona.

Su aparición en escena es una entrada triunfal, cuando vuelve de Delfos con la respuesta del oráculo: dice con ironía trágica, ser portavoz de buenas noticias; la forma de salvar Tebas es la que causará la destrucción de Edipo.

Su siguiente aparición es cuando ha sido informado de las acusaciones de Edipo y, de manera sincera, se siente una víctima. Manifiesta no querer el poder y se muestra poco ambicioso, confortable en su situación, seguro de sí mismo y aconseja a Edipo prudencia y no juzgar sin pruebas. No obstante, parece escapar a la muerte gracias a la intervención de Yocasta.

Solo reaparece ya en el éxodo, en nombre de la decencia tras el suicidio de su hermana y la mutilación de Edipo: no quiere que la ciudad sea testigo de las lamentaciones de su cuñado, que han de quedar en familia. Se muestra débil, incapaz de actuar sin el consejo de los dioses. Se muestra como un “anti-Edipo”

TIRESIAS: Se convierte en un juez implacable de Edipo. La ceguera del adivino Tiresias lo

acerca a lo sagrado, por lo que su palabra debería ser suficiente para Edipo y no ser cuestionada.

Edipo se mide con Tiresias, que es el servidor de Apolo, de la misma manera que antes lo ha hecho con el mismo dios, porque no cree a ninguno de los dos. Ni Apolo ni el adivino le responden con claridad a lo que les pregunta, sino que ambos le contestan con enigmas.

Mientras Tiresias está convencido de su conocimiento, que le viene de los dioses, Edipo está orgulloso de su sabiduría, que le otorga la razón, es intelectual: se opone al pensamiento laico, que procede de una manera científica, con tecnh , al pensamiento arcaico religioso. La figura de Tiresias ofrece, como contrapartida, un héroe sabio, sofoç. Una forma excluye a la otra.

Como personajes secundarios destacan los siguientes: Corifeo, la voz del pueblo. Mensajero: lleva a Tebas la noticia del Rey.

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Paje: testigo y relator de los últimos sucesos y el desenlace final. Sacerdote: ministro del culto religioso de Zeus. Pastor

4. TEMAS

Toda la obra gira en torno al tema del CONOCIMIENTO. La fragilidad de la vida humana. La creencia en los oráculos y la veneración del Apolo de Delfos: todas las profecías de los oráculos acaban haciéndose realidad y los dioses rigen el destino de los personajes. El mundo, pues, está regido por las leyes divinas: “pero ningún hombre puede forzar a un dios a algo que no quiera” (v. 280). Las profecías de los oráculos acaban haciéndose realidad en el caso de Layo aun habiendo tomado fuertes medidas para que su hijo no lo matara al final lo mata prácticamente por casualidad y en el caso de Edipo ocurre que intentando huir de su destino se topa con él de frente, pues mata a su padre en el cruce de caminos, ya que éste, junto a las personas con las que viajaba, atacaron a Edipo provocando que se defendiera con más ira de lo pensado. Sófocles se cuestiona el poder de los dioses, aunque a veces parezcan despiadados. La necesidad de conocimiento, aunque desvele la inseguridad de la condición humana: por el dolor del conocimiento (ningún oráculo ha señalado a Edipo que debe conocer la verdad). No obstante, el conocimiento de la verdad no elimina el misterio definitivo que envuelve el orden divino. La relación entre Edipo y Yocasta es incestuosa sin que ellos lo sepan. Sigmund Freud construye el “complejo de Edipo” a partir de este mito. El heroísmo. Nietzsche presenta a Edipo como un transgresor (El nacimiento de la tragedia). Él es un héroe condenado a caer por querer ir demasiado lejos. Al transgredir la naturaleza y más aún, las normas sociales, y querer averiguar aquello que está prohibido, Edipo descubre un mundo que está vetado a la vista del resto de los mortales. La autoagresión. Edipo se lesiona clavando en sus ojos los broches del vestido de Yocasta, como castigo al descubrir quién es y quebrarla ilusión de su “yo”.

5. CONTEXTO

A juzgar por la época en la que nació el autor, este libro parece que tiene sus años. Fácilmente nos podemos dar cuenta, por los personajes, que esta historia está centrada en la mitología griega, porque los dioses que aquí se nombran supuestamente existieron durante este período de la historia, además de que al comenzar el libro, es nombrada la ciudad de Grecia como punto de referencia para que el lector se entienda mejor en la materia.

6. ESPACIO

La obra se desarrolla en la ciudad de Tebas, la mayoría del tiempo en el castillo y sus alrededores. Tebas es una ciudad de la antigua Grecia, en la región de Beocia, situada al norte del monte Citerón, al noroeste de Atenas. Su acrópolis se llamó Cadmea, nombre que recibió en honor de Cadmo, el legendario líder de los fenicios, fundadores de Tebas. Fue una de las ciudades griegas más célebres en la mitología y en la leyenda.

Por los datos de Sófocles se puede deducir que la obra se desarrolla en el período ático griego, entre los siglos VI y IV a.C.

7. ARGUMENTO

INTRODUCCIÓN: PRESENTACIÓN DEL CONFLICTO

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El pueblo pide ayuda a Edipo para dar fin a las pestes que azotan el territorio. Ante esto, Edipo responde que ha enviado a su cuñado Creonte al templo de Febo para consultar el oráculo y pedir soluciones. Aquel informa que están siendo castigados por no haber expulsado y matado al asesino del rey Layo. Edipo llama a Tiresias para que desvele la identidad del asesino, señalando a Edipo como único responsable de la muerte del rey Layo. Ante esta noticia Edipo piensa que se trata de una conspiración de Creonte porque quiere arrebatarle el poder e inicia las investigaciones.

NUDO: DESARROLLO DE LA ACCIÓN DRAMÁTICA

En este apartado se desarrolla la acción dramática. Edipo descubre que él es realmente el asesino de Layo. El mensajero le informa de la muerte de Pólibo y le confirma que no era hijo de éste. Teniendo finalmente como prueba las marcas de los tobillos y los testimonios del mensajero y el pastor, Edipo descubre que es hijo de Layo y que se ha casado con su madre.

DESENLACE DE LA ACCIÓN DRAMÁTICA

Ante todos los acontecimientos y las noticias llegadas por el mensajero y el pastor,Yocasta se suicida y Edipo, desesperado y horrorizado por su destino, se arranca los ojos, y es presentado al pueblo. Creonte sucede así a Edipo en el trono y éste le pide que lo destierre y que le permita llevarse a sus hijas.

8. CONCLUSIÓN

Las tragedias griegas presentan conceptos de nobleza, heroísmo, belleza y grandes verdades, utilizan la piedad y la fatalidad, sentimientos superados por la fatalidad de los finales.

Edipo rey es considerada una de las obras de tragedia griega más importantes por no decir la más importante. Se dice que es la sinopsis de la tragedia y que resume todas las características necesarias para ser resaltada y para que perdure a través de la historia.

La valentía con que Edipo enfrenta el problema y no trata de huir de ello como lo hacemos la mayoría de las personas en la actualidad aparece presenta en la obra. Es cierto que a veces no nos atrevemos ni siquiera a asumir el sentido de responsabilidad por nosotros mismos.

Finalmente consideramos a Sófocles fue uno de los tres grandes dramaturgos de la antigua Atenas, considerado por varios filósofos de le época como el mejor autor de su género. Su forma de escribir se distingue de los demás por la manera en que despierta en el lector diversos sentimientos.

Poesía épica: HOMERO, ILÍADA Y ODISEA

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1. LA ÉPICA GRIEGA. CARACTERÍSTICAS GENERALES

La épica, y con ella la literatura, nace en Grecia con dos grandes poemas: la Ilíada y la Odisea, atribuidos a Homero. Sin embargo, ambos son el fruto de una rica y elaborada tradición oral surgida quizás en época micénica, a partir del momento histórico de la Guerra de Troya y perpetuada hasta el período romano. Poco sabemos de la épica antes de Homero y, en general, son noticias que él

nos transmite.

En estas dos obras, paradigmas de la épica universal, encontramos las hazañas de los hombres, que tuvieron lugar con motivo de la guerra de Troya. Lo relevante no es la guerra en sí, sino los sufrimientos derivados de ella y

que los hombres encaran como prueba de su virtud: el valor guerrero en el soldado, la fidelidad en la mujer, la lealtad en el amigo, … La Ilíada es una epopeya bélica, pero que culmina con una decidida

condena de la lucha.

En el caso de Homero, el aedo nos transmite el rencor de Aquiles en los quince mil versos de la Ilíada y el difícil regreso de Odiseo desde Troya a su patria Ítaca con la venganza sobre los

pretendientes, en los doce mil versos de la Odisea. Ésos son los temas que presiden ambas obras.

Uno de los conceptos básicos, especialmente en la Ilíada, es la realidad, la ceguera del alma que

impide ver al héroe cómo se gana su propio destino.

El aedo, o cantor profesional, canta lo que antes ha oído y aprendido. Su oficio es comparable al de cualquier artesano. Canta acompañado por un instrumento como la kiqarij, e inspirado por Apolo o las Musas, a las que invoca. Es el transmisor de esa tradición oral, conservador e innovador a la vez de una secular cadena poético-musical. Según Homero, los aedos cantaban en los palacios de los reyes. Curiosamente, justo lo que cantan los aedos en la Odisea son las hazañas griegas ante Troya. Estas imágenes son el modelo que desarrolla la épica homérica. El cantor pretende ser tradicional, arcaizante y silenciar todo lo que, por moderno, no estaría en la sociedad que canta. Pocas veces franquea la separación entre su época y la de los reyes micénicos. Y, sin embargo, su originalidad

reside en la elección de sus temas dentro del amplio espectro de fórmulas e imágenes que posee.

La Ilíada y la Odisea presentan diferencias, pero también muchas similitudes formales. Por ello, son los primeros exponentes de un género literario: la épica. Con Hornero comienza la épica literaria, cuyas características son las siguientes:

Desde el punto de vista formal

Oralidad. Los poemas circulan de boca en boca, se cantan al son de un instrumento musical. Invocación a la musa. Va siempre al comienzo, en la creencia de que la inspiración es

consustancial al quehacer del aedo y necesaria para llevar a cabo una buena labor. Lenguaje formular. La oralidad se apoya en la repetición. Aquiles «el de los pies ligeros» o

Atenea «la de los ojos glaucos» son fórmulas que se repiten cuando el aedo se refiere a determinados personajes. Con frecuencia, se repiten versos enteros.

Escenas repetidas. Son típicas del mundo micénico como la realización de sacrificios, la

celebración de banquetes, la preparación del combate, la escenificación de duelos entre

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guerreros, etc. Siempre se ajustan al mismo esquema, lo que no es óbice para que se repitan en toda su integridad.

Desde el punto de vista argumental

Gestas de guerreros, hazañas y proezas son el contenido básico de

la saga oral. Todo un mundo aristocrático de belicosos guerreros es cantado y exaltado con insistencia e intensidad. La muerte en el combate, la muerte heroica, se ensalza como uno de

los valores supremos; de ella se derivan la gloria y la fama que perduran más allá de la muerte.

La intervención de personajes divinos es también una característica de la épica oral más

primitiva. En general, se trata de una intervención activa en la acción dramática. Digresiones y acciones al margen del eje argumental básico hacen con frecuencia que la

lectura resulte compleja, si bien proporcionan datos sobre los aspectos de la vida cotidiana de la sociedad de la época.

A esas líneas maestras de la primitiva épica micénica de tipo oral, Hornero añadió:

Una organización dramática del material épico recogido. Una dimensión humana, de la que carecen muchas de las sagas orales. Un verso perfecto, el hexámetro dactílico, lleno de armonía. Una lengua de un colorido y de una sonoridad prodigiosas. Algunos recursos literarios esbozados en la fase de la tradición oral se elevan a la categoría

de una auténtica etiqueta de estilo: comparaciones desarrolladas, símiles, etc.

2. HOMERO. LA CUESTIÓN HOMÉRICA

La literatura griega comienza su andadura envuelta en un halo de misterio, entre la realidad y la fantasía. Homero, el autor de la Ilíada y la Odisea, es el primer poeta de la literatura europea. Aunque conocemos muy bien sus obras, su personalidad y sus características del propio género plantean algunos problemas: ¿Quién era Homero? ¿Existió realmente?

No conocemos con exactitud su época ni su patria. Sin embargo, muy pocos se atreven a afirmar que Homero no existió. En torno a su persona se tejen múltiples historias y leyendas que coinciden en varios puntos fundamentales. De todo ello se deduce que durante el siglo VIII a. C., en algún lugar no lejos de la isla de Quíos, tal vez en la zona de Esmirna, en Asia Menor, existió un rapsoda que desarrolló su actividad poética y literaria en relación con el tema de la guerra de Troya.

A finales del s. VIII y comienzos del VII a. C., los poemas dejan de cantarse, se redactan y se fijan por escrito. Anteriormente, los griegos habían tomado de los fenicios su sistema alfabético. Homero pudo ser uno de los primeros rapsodas, esto es, artistas que recitan versos con la ayuda no de un instrumento musical, sino con un bastón o con el que golpean el suelo al tiempo que

marcan el ritmo de los versos. Homero pertenece a la segunda época de la primitiva épica griega: la épica reproductora y escrita, frente a la primitiva época creadora y oral.

LA CUESTIÓN HOMÉRICA

Se denomina cuestión homérica a una serie de incógnitas planteadas en torno a los poemas homéricos. Entre los interrogantes más debatidos se encuentran quién o quiénes fueron sus autores

y de qué modo fueron elaborados los poemas.

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Desde el período helenístico se ha cuestionado si el autor de ambas obras épicas fue la misma persona; sin embargo, anteriormente no sólo no existían estas dudas, sino que la Ilíada y la Odisea

eran considerados relatos históricos reales.

Los estudiosos plantean que pueda ser una persona la que escribió la Ilíada y la Odisea que como

hemos dicho anteriormente, la tradición atribuyó a Homero.

Bajo la etiqueta de la escuela analítica, se han alineado importantes filólogos que afirman que

Homero nunca existió y que las dos obras que nos ocupan son un conglomerado de diversos cantares de gesta. El avance de los postulados analíticos durante los siglos XVIII y XIX se ha visto contrarrestado a partir del primer tercio del siglo XX por los filólogos de la escuela unitaria, que

defienden la unidad y la coherencia de las dos obras, considerando que ambas fueron escritas por el

mismo autor.

En definitiva, Homero existió, se produjo la guerra de Troya, hubo una tradición oral de gestas épicas y una posterior fijación por escrito según un estilo y una forma de componer poética literaria que no se había conocido con anterioridad en Grecia.

3. LOS POEMAS HOMÉRICOS: LA ILÍADA Y LA ODISEA

Los poemas se hallan insertos en un gran hecho de armas: la conquista micénica de la ciudadela

de Troya, que, según los testimonios arqueológicos, pudo tener lugar hacia 1250 a. C. o poco después. Tales sucesos debieron impresionar al pueblo griego lo suficiente como para que sus cantores se decidieran a componer poemas que lo recordaran.

Y sin duda, los poemas homéricos (al menos la Ilíada) arrancan de esta épica micénica, puesto que en ellos hay incorporados datos (elementos y lugares desaparecidos) que un griego de la época de Homero no podía conocer. Si todas estas noticias han sobrevivido desde el siglo XIII hasta el siglo VIII es gracias a la tradición oral y sus procedimientos.

El fondo más o menos histórico de los poemas épicos griegos no hacía de ellos una mera historia del pasado. Por el contrario, el enaltecer las hazañas del pasado convertía a los héroes que las llevaban a cabo en un ideal digno de imitación; lo mismo que al mostrar las tristes consecuencias de sus errores incitaba a reflexionar sobre las pautas del comportamiento humano.

Argumento

No explica la guerra de Troya sino un episodio de ella, ocurrido hacia el final de la contienda, llamado La cólera de Aquiles. Este héroe, verdadero protagonista del poema desde su primer verso hasta el último, se encoleriza contra Agamenón porque éste le ofende arrebatándole la esclava Briseida que le había correspondido en el reparto de un botín. Aquiles se retira de la guerra, lo que ocasiona a los aqueos un terrible descalabro militar que les pone al borde de la ruina. Aquiles consiente en que su más querido amigo, Patroclo, salga a combatir para salvar a los aqueos del desastre, pero Patroclo, aunque lo logra, muere en el empeño a manos de Héctor, el campeón troyano. Esto causa la desesperación de

Aquiles que, reconciliándose con Agamenón, sale a combatir y mata a Héctor. Con los funerales de Patroclo en el campamento aqueo y de Héctor en la ciudad de Troya se cierra la epopeya, cuyo argumento es rectilíneo y sin ningún corte.

Estructura

Consta de 24 cantos y de algo más de 15000 versos, todos ellos en hexámetros dactílicos.

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Al leer la Ilíada nos damos cuenta que está formada por episodios que gozan de una cierta independencia. Citaremos los siguientes: Cólera de Aquiles, Designio de Zeus, Patroclía, Venganza de Aquiles, Juegos en honor de Patroclo, Muerte de Héctor, Catálogo de naves, Catálogo de aliados troyanos, Ticoscopia, Revista de tropas, Aristía de Diomedes, Combate de Paris y Menelao, Combate de Héctor y Áyax, Dolonía, Teomaquia.

Tales episodios son el tipo de narraciones relativamente breves que pudieron cantar los aedos históricos. Probablemente proceden de repertorios o leyendas distintas del ciclo troyano y su antigüedad es muy diferente.

No obstante y a pesar del este carácter episódico, la Ilíada es un poema unitario y bien planeado estructuralmente, pues todos los episodios están entretejidos, y la composición es dinámica y dilatoria. En efecto, todo está pensado para ir dando tensión dramática al relato; así, el desastre griego previsto por Zeus en I no se produce hasta XI; en XI se concibe la intervención de Patroclo, pero ésta no se produce hasta XVI; Patroclo muere en XVI pero Aquiles no se entera hasta XVIII y sólo combate en XX. Todos los actores parecen saber que Troya caerá: lo sabe Agamenón, y lo sabe Diomedes. El propio Aquiles sabe que ha de morir, pues su propia madre se lo dice.

La Ilíada es un poema guerrero y pesimista: se inicia con la cólera de Aquiles y acaba con la pira de Héctor. Pesimista es la concepción del hombre en la obra, pues aparece como un ser miserable; no hay forma de escapar a la voluntad de los dioses que engañan a los hombres, incluso a sus devotos; ni la piedad ni la virtud sirven a la hora de la muerte.

Argumento desglosado de la Ilíada

Canto I.- Apolo envía la peste al campamento griego pues Agamenón no quiere devolver a

Criseida a su padre, Crises, sacerdote del dios. Para acceder a ello, Agamenón le quita a Aquiles a su esclava Briseida. Aquiles se retira de la lucha. Tetis, madre de Aquiles, pide a Zeus que devuelva el honor a su hijo y él promete hacerlo.

Canto II.- Agamenón trama volver a Grecia para probar a sus tropas. Marchan contra Troya.

Catálogo de griegos y troyanos. Canto III.- Paris, acusado de cobarde por Héctor, acepta un duelo con Menelao para decidir

la guerra. Desde las murallas de Troya, Helena muestra a Príamo a los héroes griegos. Afrodita salva a Paris de una muerte segura.

Canto IV.- Al herir Pándaro –llevado por Atenea- con una flecha a Menelao, se reinicia la

lucha. Canto V.- Diomedea. Diomedes mata a Pándaro, pero Afrodita salva a Eneas. Atenea y Hera

ayudan a los griegos. El dios Ares huye vergonzosamente, herido por Diomedes. Canto VI.- Sigue la Diomedea. El héroe respeta a Glauco al reconocerse ambos como

antiguos huéspedes. Despedida de Héctor y Andrómaca. Canto VII.- Hazañas de Héctor. Lucha con Áyax. Los griegos deciden defender con muro el

campamento. Canto VIII.- Zeus prohíbe intervenir a los dioses. Su trueno, augurio favorable a los troyanos.

Sólo la noche salva de Héctor a los griegos. Canto IX.- Áyax, Ulises y Fénix no consiguen que Aquiles que deponga su ira.

Canto X.- Dolonía. Ulises y Diomedes, introducidos en campo troyano matan a Dolón.

Canto XI.- Hazañas de Agamenón, que se retira herido. Diomedes es herido por Paris y Ulises

por Soco. Retroceso griego. Aquiles manda a Patroclo a preguntar a Néstor por los heridos. Néstor le cuenta la derrota griega y le pide que persuada a Aquiles.

Canto XII.- Los Ayantes y Teucro defienden el muro griego. Héctor rompe las puertas.

Canto XIII.- Lucha en las naves. Hazañas de Idomeneo. Los troyanos contraatacan. Canto XIV.- Agamenón propone huir, pero Ulises se niega. Hera duerme a Zeus y Poseidón

ayuda a los griegos. Áyax hace a Héctor retroceder. Victoria griega. Canto XV.- Huida troyana y despertar de Zeus. El dios renueva su prohibición y hace que

Apolo conforte a Héctor. Avance troyano: Héctor va a prender las naves aqueas.

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Canto XVI.- Patrocleida. Patroclo viste las armas de Aquiles al frente de los mirmidones.

Héctor le da muerte, pero Patroclo le augura que Aquiles le matará. Canto XVII.- Lucha por el cadáver de Patroclo que recobran los griegos. Menelao.

Canto XVIII.- Aquiles se entera y llora a Patroclo. Tetis lo conforta y encarga a Hefesto armas

nuevas para su hijo. Descripción de las armas de Aquiles. Canto XIX.- Fin de la ira de Aquiles. Devolución de Briseida y reconciliación de los griegos.

Llanto por Patroclo. Aquiles se apresta a luchar. Canto XX.- Zeus permite a los dioses intervenir. Apolo ayuda a Eneas a enfrentarse a Aquiles.

Poseidón lo salva. Apolo salva a Héctor, que lucha con Aquiles. Canto XXI.- Aquiles mata a Licaón y llena el río Escamandro de cadáveres. El río lucha con

él, pero Poseidón y Atenea mandan a Hefesto en su ayuda. Apolo engaña a Aquiles y lo aleja de los troyanos.

Canto XXII.- Aquiles persigue a Héctor en torno a la muralla y lo mata gracias a Atenea. Llanto troyano por el valeroso Héctor.

Canto XXIII.- Juegos fúnebres en honor de Patroclo.

Canto XXIV.- Príamo, guiado por Hermes, se dirige a Aquiles para que acepte el rescate del

cadáver de su hijo Héctor, a lo que Aquiles accede.

Personajes

La galería de personajes de la Ilíada es inacabable, por lo que haremos un estudio selectivo de los

más llamativos e importantes.

Los griegos

- Aquiles, es el protagonista absoluto del poema. Tiene de todo menos equilibrio. Todas sus

reacciones son extremas y, sin embargo, en medio de tanta reacción y comportamiento visceral, razona con coherencia; de su decisión depende el desenlace de la obra.

- Agamenón preludia el que será después en los trágicos el exponente máximo de la frustración.

Tiene todo el oro de Micenas, toda la autoridad y todo el poder, pero carece de la sangre divina que fluye por las venas de Aquiles.

- Áyax es el exponente de la fuerza bruta. Representa el carácter rudo del guerrero al que solo le

interesa causar bajas en las filas enemigas.

- Diomedes no tiene la fuerza de Áyax, aunque muestra destreza en la lucha. Menos fornido y más

ágil que Áyax, viene a ser su complemento. Su contribución al avance de los griegos es muy escasa, por no decir nula.

- Odiseo dista mucho de ser el personaje fascinante de la epopeya a la que da nombre. Desde el

canto II, en el que argumenta frente a Agamenón, hasta su intervención decisiva para no rendirse en el canto XIV, pasando por su fallida gestión para persuadir a Aquiles, está haciendo gala de sus ideas y de su destreza con la lanza. En medio de tanto guerrero impulsivo y ofuscado, Odiseo es el caudillo capaz de argumentar y reflexionar primero y pasar a la acción después.

- Néstor es el reflejo de la sensatez fruto de la experiencia que dan los años. No siempre sus

consejos son tenidos en cuenta, pero en los momentos más delicados los diferentes caudillos acuden a él para escuchar su opinión y su consejo. Homero lo ha traído sabiamente al campo de batalla para decirnos que en la guerra no bastan solo los famosos generales y los bravos soldados; la voz de la experiencia debe dejarse oír en el fragor de la lucha.

- Patroclo resulta un personaje de una ternura excepcional. En él personifica Hornero los valores del

cariño, de la bondad y de la amistad.

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Los troyanos

El bando de los vencidos recibe de Homero un tratamiento excepcional. Son menos personajes, y eso ha permitido al autor concentrarse más en ellos y sacarles el máximo partido. Globalmente, nos resultan más cercanos.

- Héctor. En el bando troyano no existen problemas de liderazgo, lo que permite a Héctor reunir en

su persona todas las características de los caudillos griegos.

- Eneas a su lado es un personaje secundario. Ni puede cargarse nada negativo en su haber ni sus

gestas pasan de notables. Precisamente, esa circunstancia será aprovechada magistralmente por Virgilio en la Eneida.

- París es el segundón, el hermano cobarde, el que no da la cara, el que hiere con flechas..., que, sin

embargo, acabará dando en el clavo más preciado. En la saga, que no en la Ilíada, acertará a clavar su flecha en el talón de Aquiles, lo que no logrará su hermano Héctor

- Príamo ha recibido de parte del autor un tratamiento exquisito. A la que le dan los años y que le

pone en relación con el anciano griego Néstor se une su faceta de padre. Antes, durante y después de la muerte de Héctor, al encontrarse frente a frente con Aquiles, Príamo da un ejemplo de sensatez y de humanidad.

- Hécuba compone el cuadro familiar y aporta dramatismo a la muerte de Héctor. La presencia de

Hécuba subraya los horrores y los sufrimientos que la guerra a personas inocentes que no participan activamente en ella.

- Andrómaca completa la idea expresada anteriormente: las mujeres, que no acuden al campo de

batalla, pero sufren en sus carnes el dolor de la guerra. Su comportamiento es ejemplar, como esposa y como madre del pequeño Astianacte.

Al igual que la Iliada, la Odisea es otro de esos libros que ha fascinado a personas todas las edades a lo largo de los tiempos. Relacionada con la guerra de Troya, su te ma y su contenido son muy distintos a los de la Iliada. Frente a una cierta monotonía y una cierta rigidez de esta, la Odisea fascina, entre otras cosas, por su ritmo trepidante y por su acción dinámica. Y toda ella está vertebrada en tomo al persona que le da título: Odiseo. Él es el protagonista total y absoluto del poema.

Argumento

La Odisea narra básicamente las aventuras de Odiseo en su viaje de regreso desde Troya a Ítaca, así como las peripecias que acontecen en la isla desde su llegada hasta el encuentro con su esposa, Penélope. El poema comienza con una reunión de los dioses en el Olimpo; Odiseo se encuentra en compañía de la ninfa Calipso, que lo retiene a la fuerza desde hace tiempo. Deciden, pues, intervenir para que el héroe pueda proseguir su camino. En Ítaca, mientras, cunde la impaciencia entre los pretendientes de Penélope y la desesperanza entre las personas que aún confían en el regreso de Odiseo. Telémaco, el hijo de Odiseo, se hará a la mar en busca del padre. Ni en Pilos, en el palacio de Néstor (III), ni en el palacio de Menelao en Esparta (IV) tendrán noticias de él. Odiseo, mientras (V), sufre una terrible tempestad tras abandonar la gruta de la ninfa Calipso. Naufraga, pierde su embarcación y logra sobrevivir agarrado a una roca. Un golpe de mar lo arroja al litoral de Esqueria, el país de los

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feacios. Allí es recogido por la princesa Nausícaa, quien lo lleva a palacio (VI). En presencia de los reyes Alcínoo y Arete, Odiseo escucha cantar al aedo Demódoco el episodio del caballo de Troya (VIII). Se echa a llorar y descubre su personalidad a los feacios, quienes están deseosos de escuchar sus aventuras. Los cantos IX al XII recogen de boca del héroe toda esa serie de peripecias: el enfrentamiento con los cicones, el episodio en el país de los lotófagos y el violento suceso del Cíclope (IX). Explica a continuación cómo llegaron él y sus compañeros a la isla de Eolo y cómo hicieron estos un uso equivocado del odre de los vientos. Llegan al palacio de la hechicera Circe, que los transformará en cerdos a todos excepto al héroe. Logran recobrar su forma y escapar para ir a dar al país de los violentos lestrigones (X). Vendrá después el viaje más difícil: Odiseo (XI) se adentra en el mundo subterráneo de los muertos, donde dialoga con difuntos ilustres. Tras esa experiencia fabulosa, Odiseo sortea los escollos de Escila y Caribdis, hace oídos sordos al canto de las sirenas, logra abstenerse de comer carne de las vacas sagradas de Helios y llega (XII) a la isla de Ogigia, donde le retiene la bella ninfa Calipso. A la mañana siguiente, Odiseo zarpa rumbo a Ítaca, donde llega sin problemas tras una apacible travesía (XIII). Desde aquí hasta el final, Odiseo, disfrazado, se irá dando a conocer a Telémaco (XVI) y Eumeo (XVII), siendo a su vez reconocido por Euriclea (XVIII), la sirvienta más anciana de palacio. Urdirá con Telémaco un plan para aniquilar a los pretendientes. Tras el gran banquete de estos (XXI), tiene lugar la prueba de fuego para conseguir la mano de Penélope: tensar el arco de Odiseo y disparar con él una flecha que debe pasar por el ojo del mango de doce hachas puestas en fila. Solo Odiseo lo consigue. Los pretendientes son aniquilados y por fin Odiseo descubre la identidad a Penélope (XXIII). El entierro de los pretendientes y la visita de Odiseo a su anciano padre, Laertes (XXIV), cierran el libro.

Estructura

Este es el argumento de los 24 cantos, bajo los que se esconde un innegable orden interno, que analizamos a continuación:

Cantos I a IV: preparación y desarrollo del viaje de Telémaco.

Cantos V al VIII: aventuras de Odiseo contadas en tercera persona.

Cantos IX al XII: aventuras de Odiseo narradas en primera persona por él en el país de los

feacios. Cantos XIII al XVI: peripecias de Odiseo en Ítaca disfrazado de mendigo, e compañía del

porquerizo Eumeo. Cantos XVII al XX: episodios de Odiseo en Ítaca, infiltrado ya entre los pretendientes de

Penélope. Cantos XX al XXIV: matanza de los pretendientes y consecuencias derivadas de ella.

Son seis unidades de cuatro cantos. Bajo esa estructura, aún descubriremos las tres sagas que, convenientemente ensambladas entre sí, muy probablemente por Homero, están en la base de todo el poema. Son las siguientes:

• La telemaquia. El protagonista aquí es el hijo de Odiseo, Telémaco. Esta fase e; casi con toda probabilidad, un añadido posterior. No hay peripecias; los lugares geográficos son reales -Pilos, Esparta, Creta-. La tensión no está en los avatares del viaje, sino en la información que Telémaco pueda obtener.

• Las aventuras de Odiseo. Es el núcleo básico del poema. Sin duda, es la saga más antigua, que

guarda semejanzas con otros relatos orales de pueblos orientales; algunos paralelismos pueden establecerse entre Gilgamés, el héroe babilonio, y e propio Odiseo. La geografía habla de seres y paisajes fantasiosos y exóticos, que s alternan con descripciones ajustadas al mundo micénico.

• La venganza y la matanza de los pretendientes. El folclore popular conocía historias semejantes,

en las que un héroe ausente tras una serie de pruebas se da a conocer y resuelve una situación problemática de forma favorable a sus intereses. Así, mientras que la Ilíada tiene una estructura arquitectónica, la Odisea responde más bien a una estructura sinfónica, aunque con matices; puede

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intercambiarse e orden de los episodios dentro de cada saga o bloque temático, pero no el orden general del poema; el hijo debe buscar al padre antes de que este aparezca. A su vez, los sucesos de los últimos doce cantos exigen que Odiseo haya desembarcado en Ítaca.

Personajes

La Odisea no presenta una gama tan variada de personajes como la Iliada, pero ofrece campo abundante y propicio para un análisis del que se extraen curiosas conclusiones.

Odiseo

Único, genial, arrebatador, irrepetible. Lleno de energía, de imaginación, de ingenio y de habilidad. A veces, sin escrúpulos; a veces, cruel; a veces, tierno. Siempre exigente con sus compañeros. Siempre en movimiento, activo y dinámico. Solo se duerme una vez durante la travesía, y su sueño tiene funestas consecuencias. Él dirige su propia nave, marca su rumbo y decide adonde quiere ir. No es un vagabundo. Siempre sabe que su meta es Ítaca. Sus peripecias son escollos que debe superar para llegar al objetivo fijado. Odiseo parece ser el único que lo tiene claro. No así sus compañeros, que se acomodan en la primera isla en la que atracan. La capacidad para la acción oscurece su lado sensible y sentimental. Odiseo siente vergüenza ante Nausícaa y sus amigos, llora en la corte de Alcínoo y en la gruta de Calipso añorando su tierra. Sin embargo, aguanta al cíclope y resiste la prueba de la bajada al mundo subterráneo. He aquí la segunda gran característica de Odiseo: su capacidad para resistir, para soportar adversidades, dolores físicos y dolores morales. Todo el aguante tiene sentido si sirve para salvar escollos y llegar a la meta. Odiseo es modelo de dinamismo, imaginación, energía, resistencia y tenacidad.

Personajes de Ítaca

Penélope

Es el paradigma de la esposa fiel y abnegada. Tiene, también, otros valores, como su tenacidad y su resistencia o su ingenio y su imaginación para engañar y burlar a los pretendientes. Además, es una mujer que, en su aparente pasividad, está activa. Mientras el esposo se mueve por el mar, ella teje y desteje, símbolo de que realmente comparte todo con él. La sostiene la esperanza, esa idea arraigada en el alma griega. Saca fuerzas de flaqueza y, aunque está a punto derrumbarse, resiste. Cuando tiene a Odiseo frente a frente, lo ignora; en la distancia, en cambio, se identifica totalmente con él.

Telémaco

Su perfil es el de un joven impulsivo y cariñoso que capta la situación del padre y la asume como propia y, en consecuencia, presta una colaboración excepcional. Su navegación carece de incidencias; su perfil se agiganta en Ítaca, donde no duda en pisar un terreno comprometido. Al igual que sus padres, está siempre en movimiento. Los tres componen un cuadro familiar en el que ninguna de las tres personas tienen tiempo para el descanso. De ahí que el poema resulte trepidante.

Personajes del entorno de palacio

Sirvientes

Estos personajes de palacio se han escindido en dos bandos: los que mantienen la fidelidad a su señor y los que se han pasado descaradamente al bando de los pretendientes, pensando, sin duda, en que vendrán tiempos mejores para ellos si cambia la situación. Eumeo, Filetio y Euriclea son un canto al valor de la esperanza, la fidelidad y la lealtad, valores difíciles cuando el tiempo pasa y las circunstancias son adversas. Por contraste, el cabrero Melantio y al menos doce de las cincuenta esclavas de palacio -así lo señala Euriclea- han abandonado a Penélope, y están más pendientes de tontear con los pretendientes que de cumplir con sus obligaciones. Representan la negación de los valores antes puestos de relieve.

Pretendientes

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Son individuos que no tienen valores, a quienes no les importa la dignidad, la fidelidad o la lealtad y que quieren enriquecerse enseguida sin trabajar.

Personajes alejados de Ítaca

Los personajes que salen al encuentro de Odiseo, sea por mar o por tierra, tienen un significado. Hemos visto a los que Odiseo encuentra en tierra. Veamos a los que se tropiezan con el héroe en su azarosa navegación: unos son humanos; otros fantasiosos e irreales; otros, alegóricos; unos, individuales, y otros, colectivos.

Personajes femeninos

Representan los tres tipos de mujeres que pueden aparecer en la vida del hombre y, por eso, aparecen en la navegación de Odiseo.

Calipso da rienda suelta a la pasión física que siente por Odiseo. Él consiente al principio,

pero con el tiempo la situación se vuelve absurda. Circe convierte a los hombres en cerdos; es la mujer que engaña a los hombres. En el caso

de Odiseo lo intenta, pero no lo consigue. Tiene el héroe recursos suficientes para salir airoso del encuentro con ella; no así sus compañeros, que, al momento, sucumben a su seducción.

Nausícaa es encantadora, pero infantil. Por un instante se deslumbra, e incluso Odiseo parece sentir una cierta atracción por ella. Pero Nausícaa tiene su boda ya apalabrada, y Odiseo está ya cerca de Ítaca. Las tres mujeres se oponen a Penélope, que es, al fin y al cabo, el punto de referencia de Odiseo. Calipso, Circe y Nausícaa aportan al héroe vivencias, experiencia, pero le hacen perder el tiempo; eso sí, de buena fe. Odiseo tiene ganas y prisa por llegar a Ítaca; no se encuentra a gusto ni en la gruta de Calipso ni en el palacio de Circe; en la corte de Alcínoo se relaja porque le es imprescindible, pero entre la maleza frente a Nausícaa se encuentra en una situación incómoda. Todos los demás personajes son fundamentalmente alegóricos.

Personajes divinos

A diferencia de la Ilíada, donde todo el Olimpo está en vilo presenciando los acontecimientos, la Odisea -excepción hecha de la escena inicial de la Asamblea- solo cuenta con la presencia de dos importantísimas divinidades enfrentadas desde siempre: Poseidón y Atenea.

Poseidón es hostil a Odiseo. Desata tempestades, impulsa vientos, promueve oleaje. En el

poema enmarca todas las fuerzas negativas del mar. El Egeo y el Jónico, el mar Mediterráneo en suma, poblado de islas, de climatología menos dura que los mares norteños, sin embargo, se presenta como un elemento adverso, como una dificultad que debe ser superada y que acaba por desmoralizar al navegante. Y la violencia del mar es real; el mar existe en la realidad, no en la imaginación de los navegantes. Poseidón se encarga de recordarlo a cada instante. No han superado los marineros una adversidad cuando ya se prepara la tempestad siguiente. En ese sentido, Poseidón resulta implacable.

Atenea no deja a Odiseo ni un momento. Lo protege y le es de mayor utilidad en tierra firme

que en el mar. ¿Qué sentido puede tener que sea precisamente Atenea la que protege, acompaña y aconseja constantemente al héroe? Atenea -recordemos su símbolo, la lechuza con los ojos siempre bien abiertos -representa la inteligencia. Es patrona de tejedoras e hilanderas, pero es, antes que nada, la fuerza de la mente, capaz de dominar la lanza. Odiseo representa el ingenio, la astucia y el sentido común; Atenea completa todo eso con unas dosis de inteligencia. Con Atenea, Odiseo es invencible; sale siempre airoso, siempre triunfa.

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