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fernandolala
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Los cuervos siempre serán cuervos
Entre tantas preguntas que me hago hay una, que por cómica, no deja de ser cierta ¿Cómo les habrá caído
a las señoras paquetas que Hugo Moyano sea el nuevo paladín, líder de la cruzada contra la presidenta?
Una de las cosas que siempre objeté del modelo K, fue la de tener al lado a Moyano.
De tanto discutirlo en largas noches de charlas políticas llegue a la fácil conclusión:
Estar en contra de Hugo Moyano es estar en contra del Pueblo.
Negarle algo al patotero sindicalista, es en definitiva ir en detrimento del pueblo y no
es que éste sindicalista sea del pueblo, ya que dejó de serlo en Mar del Plata cuando
fundo la Juventud Sindical Peronista (JSP) que actuaba en conjunto con la
Concentración Nacional (CNU) estrechamente ligada a Triple A, vendiendo a
compañeros y colaborando en operativos “antisubversivos”.
Moyano tiene la suficiente fuerza de logística, la avaricia y la prepotencia para dejar
al país en jaque. Hoy este maduro sindicalista parece un adolescente caprichoso, mal
acostumbrado por sus padres, quienes por muchos años lo mantuvieron callado y
contento.Pero cuando este muchachote mal educado se enoja el pueblo tiembla.
Hugo Moyano es un producto directo de la devenida de los ferrocarriles nacionales
desde los 60 hasta época de pizza y champagne¿Quien en su sano juicio seguiría
utilizando camiones (transporte cucharita) con los ferrocarriles andando! Quizá vio
en la reactivación económica y el (lento pero firme) guiño kirchnerista al
resurgimiento de los trenes de carga y pasajeros (algo poco probable por los
intereses que se toca, entre ellos los de Hugo), en la intransigencia del gobierno a
sucumbir a sus presiones, o quizás se dejó vencer (sin mucha pelea) a la ambición de
dinero y poder que le deben haber prometido si se cambiaba de bando. Fuera la
razón que fuera, Moyano, temeroso de perder su imperio obtenido en el apriete de
décadas, se alió a los “opositores K”, que como una banda desafinada que nadie
escucha (por que no tienen nada que decir) tocan al fondo de la fiesta.
Moyano esta agrandado. Con los medios de guardaespaldas, nos muestra su cara
más dura y testaruda desde que defendía con obituarios pomposos y solicitadas
“patrióticas” defendiendo al abogado de asesinos Ernesto Piantoni, jefe de la
CNU/Triple A de Mar del Plata allá por los nacientes ´70.
Es esta prepotencia lo que hace exigir de una manera inusitada, hasta para los
muchachos de la CGT:
un 30% de aumento en el sueldo básico de los choferes,
la inmediata derogación del impuesto a las ganancias además de un bono
adicional, no remunerativo, que puede ir de $ 3 mil a $ 4 mil, “para compensar
los descuentos al impuesto”
Y por ultimo que se universalice la Asignación por Hijo.
Pretensiones que son claramente un apriete político, ya que el viejo gremialista sabe
que lo que pide debe ser siempre “mas alto” para pactar algo “mas bajo” siendo éste
último el precio conveniente en un principio. Esto es el ABC del regateo, aunque para
negociar se debe ser flexible, si no, pasa a ser lisa y llanamente una exigencia
marcial.
Es más que nada una escusa para poder parar el país y desestabilizarlo, con algo tan
sensible como lo es el combustible en época de invierno. Se sabía que el gobierno se
negaría a tantas pretensiones, y era en realidad lo que se buscaba. Pues el zorro viejo
sabe qué y cómo pedirlo. Él no quería lo que solicitaba, era ésta una pantalla.
Moyano buscaba una escusa para salir a las calles.
Pero algo se les pasó por arriba: La gente lo conoce, y como para no conocerlo, si es
una realidad argentina desde hace 40 años.
En estos días la gente le dará la espalda y cuando esto pase, los principales medios
volverán a hacer lo que hacían hace unos mesesatrás, para no perder puntos con la
opinión pública, o sea defenestrarlo.
Y así quedarán los Moyano y su prole, vagando sin amigosy con los enemigos
cosechados pues a cada uno lo rodea la gente que se merece, quizá recordando los
viejos tiempos de oro, cuando la política era débil y frívola, tiempos en que ellos y sus
paros controlaban y atemorizaban al país.-
Fernando Chinellato
San Rafael, Mendoza