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JUAN GUALBERTO GONZALEZ BRAVO Ministro de Fernando VII 15 ENCINASOLA (1770 - 1900) ncinasola, en el último tercio del siglo XVIII, era un sencillo pueblo de la entonces gran provincia o Reino de Sevilla. Se encuentra situado en la esquina NO de Andalucía, allí donde esta región, más que acabar, se confunde con Extremadura, al Norte, y con Portugal, al Oeste. Se trataba de una villa realenga, lo que significa que en ella la jurisdicción era ejercida por el Rey. Estaba habitada por unos 650 vecinos (2.700 habitantes) 1 y poseía un extenso término municipal, 2 aproximadamente 150 Km 2 , con una altitud media de 430 metros. El origen de Encinasola es antiquísimo, pues se trata de una población de asentamiento, sobre la que no existen datos acerca de su nacimiento Siempre fue un pueblo agrícola y ganadero, de gran sobriedad, en el que destacaban dos edificios: la Iglesia Parroquial y el castillo. La iglesia parroquial, que está dedicada a San Andrés. La fecha de inicio de su construcción coincide con los momentos finales del gótico, pues se produce en el primer tercio del sigo XVI, época en la que la arquitectura española se veía influenciada por el renacimiento italiano. El vallisoletano Diego de Riaño fue quien inició la construcción de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol, 3 lo que nos lleva a datar el inicio de la obra con anterioridad al año 1534, ya que fue en esta fecha cuando se produjo el fallecimiento de este arquitecto. Es evidente que Diego de Riaño proyectó un templo gótico, pues éste es el estilo de la cabecera, que debió de ser la parte que se edificó bajo su dirección. Tras el fallecimiento de Diego de Riaño, el vizcaíno Martín de Gainza se hizo cargo de la continuación de las obras del Arzobispado que Riaño había dejado inconclusas y entre estas obras se encontraba la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol. Por esto, hay que atribuir a Martín de Gaínza el abandono del proyecto inicial, cambiando el trazado gótico original por una amplia nave renacentista que acogiera a los fieles. Martín de Gainza gozó de un gran prestigio como arquitecto, pues es el autor de obras tan importantes como la Capilla Real, la Sala Capitular y la Sacristía Mayor de la catedral hispalense, así como del Hospital de las Cinco Llagas, también de Sevilla, que está considerado como el edificio de más envergadura construido en España en el siglo XVI. Su fallecimiento tuvo lugar en 1556 y en aquel momento el templo de Encinasola debía de estar en la fase final de su edificación. Llegamos a esta conclusión al comprobar que en uno de los sillares situados inmediatamente debajo del arquitrabe de la portada sur se encuentra cincelada, en números romanos, la fecha de construcción de la misma. El año que podemos leer es el de MDLI. En ese mismo sillar aparece un anagrama en el que acertamos a leer el apellido de este arquitecto, GAINZA. Seis años después del fallecimiento de Gainza, concretamente el 25 de mayo de 1562, fue nombrado maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla el cordobés Hernán Ruiz II, a quien se le encargó supervisar los trabajos que se realizaban en varias localidades del Arzobispado, entre las que figuran las iglesias de Aracena, Aroche y Encinasola.4 1 Archivo General del Arzobispado de Sevilla, Sección Gobierno, Serie Visitas, leg. 1446 2 La extensión actual del término municipal es de 180,39 Km 2 , tras haber sido incrementada la superficie en unos 32 Km 2 , que fueron los que correspondieron a Encinasola cuando se produjo el reparto de la dehesa de la Contienda. 3 Este dato lo ofrece la obra, “ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA 1488-1599”, de Víctor Nieto, Alfredo J. Morales y Fernando Checa, Ed. Cátedra, 1977, pagina 140, que lo recoge del tomo VI de “ARTE Y ARTISTAS DEL RENACIMIENTO DE SEVILLA” del que es autor D. José Hernández Díaz 4 “EL ARQUITECTO ANDALUZ HERNÁN RUIZ II”, Antonio de la Banda y Vargas, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1974, páginas 182 y 183 E

02 Encinasola 1770 1900

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JUAN GUALBERTO GONZALEZ BRAVO Ministro de Fernand o VII

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ENCINASOLA (1770 - 1900)

ncinasola, en el último tercio del siglo XVIII, era un sencillo pueblo de la entonces gran provincia o Reino de Sevilla. Se encuentra situado en la esquina

NO de Andalucía, allí donde esta región, más que acabar, se confunde con Extremadura, al Norte, y con Portugal, al Oeste.

Se trataba de una villa realenga, lo que significa que en ella la jurisdicción era ejercida por el Rey. Estaba habitada por unos 650 vecinos (2.700 habitantes)1 y poseía un extenso término municipal,2 aproximadamente 150 Km2, con una altitud media de 430 metros. El origen de Encinasola es antiquísimo, pues se trata de una población de asentamiento, sobre la que no existen datos acerca de su nacimiento

Siempre fue un pueblo agrícola y ganadero, de gran sobriedad, en el que destacaban dos edificios: la Iglesia Parroquial y el castillo.

La iglesia parroquial, que está dedicada a San Andrés. La fecha de inicio de su construcción coincide con los momentos finales del gótico, pues se produce en el primer tercio del sigo XVI, época en la que la arquitectura española se veía influenciada por el renacimiento italiano.

El vallisoletano Diego de Riaño fue quien inició la construcción de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol, 3 lo que nos lleva a datar el inicio de la obra con anterioridad al año 1534, ya que fue en esta fecha cuando se produjo el fallecimiento de este arquitecto.

Es evidente que Diego de Riaño proyectó un templo gótico, pues éste es el estilo de la cabecera, que debió de ser la parte que se edificó bajo su dirección. Tras el fallecimiento de Diego de Riaño, el vizcaíno Martín de Gainza se hizo cargo de la continuación de las obras del Arzobispado que Riaño había dejado inconclusas y entre estas obras se encontraba la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol. Por esto, hay que atribuir a Martín de Gaínza el abandono del proyecto inicial, cambiando el trazado gótico original por una amplia nave renacentista que acogiera a los fieles.

Martín de Gainza gozó de un gran prestigio como arquitecto, pues es el autor de obras tan importantes como la Capilla Real, la Sala Capitular y la Sacristía Mayor de la catedral hispalense, así como del Hospital de las Cinco Llagas, también de Sevilla, que está considerado como el edificio de más envergadura construido en España en el siglo XVI.

Su fallecimiento tuvo lugar en 1556 y en aquel momento el templo de Encinasola debía de estar en la fase final de su edificación. Llegamos a esta conclusión al comprobar que en uno de los sillares situados inmediatamente debajo del arquitrabe de la portada sur se encuentra cincelada, en números romanos, la fecha de construcción de la misma. El año que podemos leer es el de MDLI. En ese mismo sillar aparece un anagrama en el que acertamos a leer el apellido de este arquitecto, GAINZA.

Seis años después del fallecimiento de Gainza, concretamente el 25 de mayo de 1562, fue nombrado maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla el cordobés Hernán Ruiz II, a quien se le encargó supervisar los trabajos que se realizaban en varias localidades del Arzobispado, entre las que figuran las iglesias de Aracena, Aroche y Encinasola.4

1 Archivo General del Arzobispado de Sevilla, Sección Gobierno, Serie Visitas, leg. 1446 2 La extensión actual del término municipal es de 180,39 Km2, tras haber sido incrementada la superficie en unos

32 Km2, que fueron los que correspondieron a Encinasola cuando se produjo el reparto de la dehesa de la Contienda.

3 Este dato lo ofrece la obra, “ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA 1488-1599” , de Víctor Nieto, Alfredo J. Morales y Fernando Checa, Ed. Cátedra, 1977, pagina 140, que lo recoge del tomo VI de “ARTE Y ARTISTAS DEL RENACIMIENTO DE SEVILLA” del que es autor D. José Hernández Díaz

4 “EL ARQUITECTO ANDALUZ HERNÁN RUIZ II” , Antonio de la Banda y Vargas, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1974, páginas 182 y 183

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Dada la fecha en que se erigió la portada sur de este templo, once años antes de que Hernán Ruiz II se hiciese cargo de la dirección de las obras, no parece que pueda haber sido muy importante su labor en la construcción del mismo, debiéndose de haber limitado su trabajo a dar los toques finales a este edificio.

El templo mide exteriormente treinta y cinco metros de largo y dieciocho de ancho. Consta de una sola nave, orientada correctamente, esto es, en dirección Este-Oeste. La cubierta de la cabecera del templo, el presbiterio, la constituye una bóveda gótica, en tanto que la parte destinada a los fieles, que merced a dos arcos fajones queda dividida en tres tramos, se cubre mediante otras tantas bóvedas vaídas.

Presenta tres puertas, siendo la del pie de la iglesia, lado oeste, la más importante de las tres. Esta portada presenta dos columnas monolíticas toscanas, que se levantan sobre altos pedestales con dados cajeados que contienen sendos adornos circulares. La altura de las columnas es de seis veces y media su diámetro, y cuentan con parástades o traspilastras.

La portada sur, lado de la Epístola, está enmarcada por dos columnas jónicas 5 embebidas que presentan rellenas sus estrías en el tercio inferior y que, como sucede con las columnas de las otras dos portadas, se alzan sobre pedestales con dados cajeados. En los capiteles llama la atención la presencia de unos ábacos muy desarrollados, diríamos que son desproporcionados.

La portada norte, lado del Evangelio, se enmarca entre pilastras pareadas que se alzan sobre altos pedestales con dados cajeados. Estas pilastras son de fuste plano y cajeado y sus capiteles son lisos.

La techumbre del edifico es de teja árabe a dos aguas y, a excepción de las portadas, el templo carece de elementos decorativos exteriores.

El retablo presenta cuatro bellas columnas salomónicas que enmarcan a las imágenes del patrón del pueblo, San Andrés, y a las de San José, que le flanquea por la derecha, y San Isidoro, que lo hace por la izquierda.

En la esquina SO se encuentra el baptisterio, con una antiquísima y gran pila bautismal de mármol que ha sido, durante siglos, el punto de purificación de los nacidos en Encinasola, esto es, de los marochos.

En la parte opuesta al baptisterio, esto es, en la esquina NE, se levanta la torre que en aquellos años se estaba reconstruyendo, o se hallaba recién reconstruida, pues, la torre primitiva se había venido al suelo a causa de un terremoto.6

Para un mejor conocimiento de este templo remitimos al lector a la obra LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS APOSTOL y la ERMITA de los SANTOS MÁRTIRES, editada por Cajasol el año 2007, y de la que es autor José Domínguez Valonero,

La iglesia, además de cumplir con las funciones propias del culto, era el cementerio de la localidad, como sucedía en el resto de España, ya que, aunque existía legislación disponiendo que los enterramientos se efectuasen fuera de las iglesias, para así evitar el hedor y la transmisión de enfermedades, el pueblo se resistía a cumplirla, por su deseo de colocar los restos mortales de sus seres queridos bajo la protección de Dios.

Por la documentación de la Visita Pastoral efectuada a Encinasola en el año 1784 sabemos que, entonces, el pueblo pertenecía a la Vicaría de Cumbres Altas. Dicen estos documentos que la iglesia es “de suficiente capacidad y tiene competente numero de altares, sin haver advertido cosa digna de reparo en ella. La Sacristía es estrecha, y bien provista

5 Las columnas jónicas se diferencian de las dóricas en que mientras éstas carecen de basa y presentan sus estrías

en línea afilada, aquellas cuentan con basa y sus estrías tienen los bordes planos, en bisel. 6 La caída de la torre debió de ser consecuencia del terremoto de Lisboa, que se produjo a las nueve de la mañana

del día 1 de Noviembre de 1755.

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pero todo tratado con descuido, y lastimados los papeles,…”

Se refleja en estos documentos que “ocurren en cada año 110 Bautismos y 20 Casamientos.” Contaba con 53 capellanías, 3 de ellas perdidas y 5 vacantes. Existía un Patronato “que fundó el Dr. Simon García (…) para que pagados varios tributos, subsidios, Decima al Administrador y Dros de Visita se imbirtiese [sic] el residuo en el pago de una Cappa. en Dotes y en Limosna de 12.000 mrs. a Estudiantes del Pueblo que cursen en las Universidades de Alcalá, Salamanca, Sevilla, y Ossuna, cuyas Limosnas deven acrecer a la Cappa. en el caso de no haver tales Estudiantes, lo que no resulta haverse verificado hasta la presente Visita, por cuanto los ha habido en la Universidad de Sevilla, a quienes se les ha satisfecho”.

En cuanto a Hermandades, existían las de:

• Benditas Animas, Santa Veracruz, Santísimo Sacramento y la de Nuestra Señora del Rosario

El clero estaba formado por un curato propio colativo7, en aquel momento ocupado por un sustituto, ya que el titular se hallaba pendiente de incorporación, cinco presbíteros, un titulado de corona y primeros grados, un sacristán menor, un organista y un alguacil.8

En 1847, D. Pascual Madoz, refiriéndose a la iglesia, dice que “es curato de primer ascenso y está servida por dos curas economos de nombramiento del metropolitano, 3 presbíteros, un menorista, un sochantre, un sacristan y un organista; es tan pobre de vestiduras y otros ornamentos cual pocas en otros obispados; la fundación de este templo se hace remontar á la época de los reyes Católicos, por haberse encontrado en sus archivos monedas de aquel tiempo… no tiene pinturas ni estatuas de mérito y solo la capilla principal corresponde al estilo plateresco, edificada a mediados del siglo pasado…”9

Otros edificios religiosos eran las ermitas de los Santos Mártires Fabián y Sebastián y la del Espiritu Santo,10 cuyo titulo tiene el Hospital que se halla contiguo a ella, y en el que por la Hermandad de la Caridad se recogen los enfermos y los transeuntes, cuyas Ermitas estan dentro de la Villa; y fuera de ella estan las de San Juan Bautista, San Pedro y la de nuestra Señora la Virgen de las Flores, que es patrona de la Villa.11 Esta última ermita se halla junto al río Múrtiga, a una distancia del pueblo, en línea recta, de seis kilómetros. La de San Pedro, hoy desaparecida, se encontraba en Las Contiendas, en el Solano de San Pedro, a medio camino entre la Sierra Herrera y la Sierra de los Rabadanes, en una pequeña elevación ubicada dos kilómetros al Norte de la casa del guarda. Sus ruinas aún figuraban en la cartografía del Depósito Geográfico e Histórico del Ejercito del año 1946.

Cuando Madoz, en 1847, relaciona las ermitas, incluye la de Roca Amador y omite la de San Juan, que en aquellas fechas no existía, pues había sido derribada para construir el cementerio, sobre el que dice que “se encuentra situado a 200 varas de la villa en terreno llano y de libre ventilacion sin que perjudique en nada a la salud pública”.

Juan Antonio de Estrada dice que, en 1768, existía en Encinasola un convento de frailes.12 No damos credibilidad a esta afirmación, pues en el Acta del día 22 de julio de 1766 podemos ver que con motivo de la muerte de la reina madre, Isabel de Farnesio, se ordenó que

7 Curato colativo.- Era el que el Obispo otorgaba libremente. 8 Archivo General Arzobispado de Sevilla, Sección Gobierno, Serie Visitas, leg. 1446. 9 DICCIONARIO GEOGRÁFICO-ESTADÍSTICO-HISTÓRICO DE ES PAÑA, Pascual Madoz, (1847),

Tomo VII, pag. 477 10 Esta ermita hay que situarla en el núm. 10 de la actual calle de Oliva. 11 ATLANTE ESPAÑOL , Bernardo Espinalt, 1795 12 Este convento se menciona en la obra Población General de España, Juan Antonio de Estrada, Madrid 1768,

t. I, pag. 466.

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se llevasen a cabo sufragios y que se realizasen determinados actos en los conventos. Escrito a mano, en el propio mandato, se hace constar que en Encinasola no hay ningún convento.13

El castillo, que se cree que fue construido en el siglo XIII, tenía forma de cuadrilátero y contaba con torres en los ángulos y en medio de las murallas. En sus mejores tiempos había contado con cinco cañones: dos de bronce, que habían podido disparar proyectiles de 4 libras de peso, y los otros tres de hierro, que habían disparado proyectiles de 8 libras Sin embargo, en el último tercio del siglo XVIII se hallaba en un muy lamentable estado, aunque continuaba siendo el mayor edificio del pueblo

En 1740 hubo la intención de construir, en el interior del castillo de Encinasola, un cuartel con capacidad para alojar una Compañía del Regimiento de Caballería Provincial de Andalucía.

De forma muy resumida, la documentación que trata sobre este tema dice que:

• Encinasola sufrió invasiones “en las guerras próximas pasadas con el Reino de Portugal” y que, aún en 1740, los vecinos del pueblo alojaban en sus casas a una Compañía del Regimiento de Caballería Provincial de Andalucía.

• Felipe V, en el año 1739, dispuso que se construyeran cuarteles “fixos y perpetuos” para que en ellos se alojara la tropa. Encinasola fue uno de los parajes elegidos para este fin y el interior de su castillo el lugar que debería servir para acogerlo: “por ser capaz y sus murallas en passable estado”.

• El citado cuartel debía alojar a 54 caballos, incluidos los 4 correspondientes a los oficiales, y a un total de 32 hombres (un Capitán, dos Subalternos, un albeitar (veterinario), dos Sargentos, un corneta y 25 de tropa).

• Para su construcción, el Coronel Ingeniero Jefe de los Ejércitos de su Majestad, D. Gerónimo Amiey, elaboró un detallado presupuesto, que ascendía a 80.121 reales de vellón y 17 maravedís. También elaboró un plano en el que figura la parte interior de la fortaleza.14 Merced a este plano podemos formarnos una idea de cual era la forma y extensión del castillo.

• Encinasola no contaba con fondos para ejecutar la obra y, entre otras medidas, sus vecinos propusieron que los pueblos de Fregenal, Higuera la Real, Bodonal, Cumbres Mayores, Cumbres de Enmedio y Cumbres de San Bartolomé participasen en los gastos.15

Existe un plano del contorno del castillo, el cual se conserva en el Archivo General de Simancas, con este plano podemos situar, con gran aproximación, el espacio que ocupaba la fortificación.

Es dudosa la creencia de que el ejercito francés, en la guerra de la Independencia, se apoderó de este castillo y le causó grandes destrozos, pues el Conde de Toreno, en su Historia dedicada a esta Guerra, dice que Encinasola capituló ante la presencia de un destacamento francés y que el ejército napoleónico le prestó escasa importancia al pueblo y a su maltrecha fortaleza.

También se ha dicho que fueron los propios vecinos quienes se encargaron de acrecentar los citados destrozos para utilizar sus materiales en la construcción de sus casas.

13 Libro Capitular de Acuerdos del Cabildo de Encinasola. Acta de 22 de julio de 1766 14 MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA. Archivo General de Simancas, MPD XXVII-73. Año

1740 15 MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA. Archivo General de Simancas, G.M., leg. 3673. A pesar

de la incuestionable importancia de estos documentos, no nos extendemos más en ellos porque la totalidad de los mismos figuran en el Anexo 11.

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Como quiera que fuera, hoy no quedan sino unas insignificantes ruinas, y esto puede llevarnos a pensar que el marocho es desidioso o desinteresado por sus monumentos y que, en cierto modo, antepone sus intereses al bien general. De hecho, alguna vez, los nacidos en Encinasola han podido sentir sonrojo al comparar los reducidos restos que de su castillo quedan en pie con los de otras fortalezas que han sido conservadas en mejores condiciones. Sin embargo, si se tiene en cuenta la mentalidad propia de la época, comprenderemos que si esto hubiera acaecido no diferiría de lo acontecido en infinidad de lugares en los que esta clase de edificaciones, así como otro tipo de restos antiguos que se encontraban en contacto íntimo con la población, fueron destruidos. Bástenos recordar las murallas de Sevilla, Huelva o Valencia, los restos de Itálica, etc., para darnos cuenta de que los antiguos habitantes de esta localidad no hubieran sido una excepción, sino que se habrían limitado a seguir la conducta general de su tiempo. Sin embargo, de la lectura de la ponencia que sobre el castillo de Encinasola aparece en el volumen correspondiente a las XIII Jornadas del Patrimonio de la Sierra de Huelva, editado por la Excma. Diputación Provincial de Huelva 16 se pone de manifiesto que no es cierta la tradicional creencia de que los vecinos de Encinasola llevaron a cabo la destrucción del castillo, pues este estudio nos permite conocer cuales son los restos de muralla que se conservan y su localización entre las casas que actualmente ocupan el espacio que en otro tiempo perteneció a la fortaleza. Podemos comprobar que gran parte de la muralla sirve de sostén a muchas de las casas que conforman la calle de San Andrés.

Existen, además, otras dos fortificaciones: los fuertes de San Felipe y de San Juan, ambos construidos en el siglo XVII. El fuerte de San Felipe, llamado así en recuerdo de Felipe IV, que fue quien ordenó su construcción, se halla situado al SE del pueblo y frente a él, al SW del pueblo y a una distancia aproximada de 1.000 metros, se encuentra el de San Juan, posiblemente nominado así, por encontrarse próximo a la ermita dedicada a esta advocación. Ambas fortificaciones son circulares, de gruesos muros.

En lo antiguo fue Plaza de Armas17 y, desde 1762, contaba con una Compañía de Milicias Urbanas.18

Las Milicias fueron creadas por Felipe II, en virtud de Real Cédula de 25 de enero de 1598, “para la defensa y seguridad de estos Reynos.” A continuación recogemos algunos aspectos sobre estas milicias por la influencia que podían ejercer sobre la vida del pueblo.

Los soldados milicianos no podían ser embarcados para salir a servir fuera de los Reinos de España, porque para eso “quando sea necesario mandare levantar gente voluntaria, según se acostumbra.” Una Providencia de 5 de febrero de 1745 anulaba esta prohibición, con lo que a partir de esta fecha podían ser enviados a ultramar.

La reglamentación sobre las Milicias es extensa y se fue generando y perfeccionando a lo largo de los siglos XVI al XIX. Lo relacionado con este asunto, hasta el año 1765, se recoge en el tomo VII de la obra de Joseph Antonio Portugués, titulada “Colección General de las Ordenanzas Militares”. En dicho texto se basa la presente descripción.

Las Milicias, durante su largo periodo de existencia, disfrutaron de épocas de apogeo que alternaron con otras de abandono, habiendo algunos períodos de tiempo en los llegaron a

16 La ponencia que se cita lleva por título “ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL CASTILLO DE

ENCINASOLA” , sus autores son: Antonio López García, Juan Aurelio Pérez Macías y Yolanda Benabat Hierro, la obra está editada por la Excma. Diputación Provincial de Huelva en el año 1999.

17 Plaza de Armas.- En el DICCIONARIO DE AUTORIDADES DE LA REAL ACADEMIA ESPA ÑOLA , de 1737 figuran las siguientes acepciones:

1.- Sitio o lugar en que se acampa y forma el exercito quando está en campaña: ó en el que las tropas, que estan de guarnicion en las plazas, se forman y hacen exercicio.

2.- Aquella ciudad o fortaleza que se elige en el paráge donde se hace la guerra, para poner en ella las armas, y demas pertrechos militares, para el tiempo de la campaña.

18 Atlante Español, Bernardo Espinalt, 1795.

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desaparecer. Por esta razón, Carlos II, mediante Real Cédula de 29 de febrero de 1696, tuvo que restablecerlas para así poder contar con gentes “prontas y habiles en el manejo de las Armas, por si intentasen los Enemigos entrar por las Fronteras, o Marinas …”

Para favorecer su formación se concedían determinados privilegios a los componentes de estas unidades y, para el caso de que no hubiese suficientes voluntarios, se disponía que las plazas vacantes se cubriesen por sorteo entre todos los vecinos cuyas edades estuvieran comprendidas entre los 20 y los 50 años.

Las exenciones para formar parte de las Milicias estaban reguladas y fueron variando a lo largo del tiempo. Entre ellas figuraba la de ser estudiante.

El tiempo de servicio podía ser de hasta 20 años, existiendo la posibilidad de jubilarse a los 12 años de servicios con determinadas preeminencias.

Felipe V, por Real Ordenanza de 31 de enero de 1734, ordenó que se formaran 33 Regimientos de Milicias, repartidos por toda Castilla. Uno de ellos se organizó en el condado de Niebla y San Lucar [sic] de Barrameda juntos, que es al que, posiblemente, pertenecería la compañía de Encinasola.

Los pueblos de la actual provincia de Huelva que en el último tercio del siglo XVIII contaban con estas Milicias eran: Ayamonte, Paymogo, San Lucar [sic] de Guadiana, La Puebla de Guzmán y Encinasola.

En total en España había 50 localidades con Milicias Urbanas, teniendo en cuenta que no se contabilizan las existentes en Aragón ni Cataluña, que disponían de otro tipo de Milicias.

La entidad de la unidad organizada en cada pueblo estaba en función del número de habitantes del mismo, de forma que si la población no era suficiente, la Compañía se organizaba con la aportación de personal de varios pueblos. A Encinasola le correspondió organizar una compañía, que fue constituida en 1762, precisamente cuando se declaró la guerra contra Portugal.

“Las Compañías se formaran en los Lugares de los Partidos a medida de su vecindad y del repartimiento que se les haga por los Capitanes Generales, .... entre la gente de mas provecho, menos ocupada al cultivo de haciendas, y no casada, en quanto se pueda, a fin de que con mas libertad, menos gasto y mayor desembarazo pueda acudir adonde, y quando la necesidad lo pida”

Cada Regimiento constaba de un Batallón con siete Compañías, cada una de las cuales se componía de 100 hombres efectivos con 4 Cabos de escuadra, sin comprenderse en ellos el Capitán, Teniente, Alférez, dos Sargentos y un Tambor que habían de ser de más de los 100.

Los Oficiales percibían sueldo cuando “se manden juntar estos Cuerpos para acudir a los parages que convenga…. Gozaran en todos tiempos los mismos sueldos que los de las Tropas los dos Sargentos de cada Compañía, para que siempre estén prestos á las ordenes de sus Gefes….y se practicara con los Cabos lo que queda advertido para con los Sargentos, en cuanto a la paga de su sueldo…”

Cada Regimiento se reunía cada tres meses en su Cabeza de Partido a fin de efectuar ejercicios de fuego, que duraban tres días, haciéndose cada día tres descargas.

El armamento con que se dotaba al personal estaba constituido por fusil con bayoneta. Estas armas se guardaban en las Casas de los Ayuntamientos de las ciudades Cabeza de Partido.

Era obligación de los pueblos proporcionarles el uniforme, que se componía de casaca, chupa, calzón, medias, zapatos, sombrero, cartuchera, correa y frasco para la pólvora. Los Oficiales se vestían a sus propias expensas, sin que sus uniformes presentasen

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más diferencias, con respecto al de la tropa, que la calidad del paño y las Dragonas al hombro. Cada Oficial debía llevar, además, su espontón, que era una pica corta. Los uniformes de los Sargentos también eran de mejor paño que los de la tropa, con un borde y un galón, sentado en la manga, de tres dedos de ancho. Las mangas del de los cabos con un solo borde al canto, como el de los Sargentos, de plata u oro, según se eligiesen los botones...

El vestuario era, generalmente, blanco, de igual calidad casaca y calzón; y la chupa y vueltas de la casaca de correspondiente paño, y del color que señalare a cada provincia el Inspector General. Más tarde se fijaría el color amarillo para Niebla.

Por mera curiosidad, y por la información que sobre precios facilita, se incluyen los de algunas prendas de vestuario:

Casaca Chupa Calzón Sargento 155 rs vn 56 rs vn 27 rs vn Soldado 85 48 24 Tambor 180 54 27

Camisa de Lorenzana y corbata de bocadillo 16 reales de vellón; sombrero 9 rs. vn. 17 maravedís; zapatos 11 rs. vn. 17 mrs.; medias 8 rs. vn. 17 mrs.

Para casarse un Soldado Miliciano, debera dar Memorias, por mano de su Capitan, al Coronel, o Comandante del Regimiento y el Capitán informará si es con muger honesta, de buena opinion y que puede mantenerse en su casa en las ocasiones de emplearse el Regimiento, para que en estas circunstancias el Coronel conceda la licencia....

Cada Regimiento tenía tres Banderas, todas de tafetán blanco: “la Coronela con el Escudo de Armas Reales en el centro: las otras dos con la Cruz de Borgoña y en los quatro remates de la Cruz podran tener los escudos de las Armas de la Provincia y el rotulo del nombre de ella en lo alto de cada una, tendido al ancho de la Vandera con Hastas de 11 pies de alto, inclusos, Regatón y Moharra”.19

Cuando los Regimientos se encontraban en sus lugares de origen los soldados se ocupaban de sus normales tareas, esto es, ejercían sus oficios, se dedicaban a la labranza, etc. sin ninguna sujeción a sus mandos. Sólo se veían obligados a asistir a los ejercicios periódicos antes citados y, una vez al mes, en día festivo, sus respectivos Sargentos los reunían y revistaban, aunque fuese sin armas.

En las Milicias, al contrario de lo que sucedía con las Levas y Quintas, no se admitían extranjeros.

Cuando el 17 de diciembre de 1730 se establecieron las Quintas, los pueblos que organizaban Milicias tuvieron que soportar una mayor carga en lo concerniente a la defensa, pues tenían que hacer frente a ambos tipos de servicios. Esta situación se vio modificada cuando se concedió a aquellas plazas que organizaban Milicias Urbanas el privilegio de que quedasen exentas de la prestación del servicio personal.20

En 1762 el Capitán de la Compañía de Milicias de Encinasola era D. Francisco Pérez Castilla.

Por el Acta del día 20 de febrero de 1809 sabemos que el 8 de diciembre de 1806, con motivo del fallecimiento de D. Francisco Pérez Castilla y de D. Ambrosio González Bravo, que habían sido Capitán y Teniente de la Compañía de Milicias Urbanas, el Cabildo había elevado propuesta al Capitán General para que dichos cargos fuesen ocupados,

19 El 21 de Mayo de 1785, Carlos III declara que los colores rojo y gualda son los que constituirán la Bandera

Nacional, sin embargo, tuvieron que pasar 58 años antes de que estos colores fuesen adoptados por todas las Unidades del Ejército, ya que fue Isabel II quien, en 1843, dio la orden correspondiente.

20 Ordenanza de 30 de Mayo 1767, que figura en “APUNTES HISTÓRICOS DE ENCINASOLA ” de D. Vicente Moreno

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respectivamente, por D. Francisco de Paula y D. Tomás González Bravo que, en aquellos momentos, ocupaban los de Subteniente y Cadete de dicha Compañía. Para el caso de que esta propuesta fuese aceptada, también habían propuesto para ocupar la vacante de Subteniente, que quedaría vacante en el caso de que fuese aprobada la propuesta, a D. Valeriano González Bravo, que entonces era Juez Interventor del Real Pósito de la Villa.

Como esta propuesta de diciembre de 1806 no había hallado respuesta, el 20 de febrero de 1809 se volvió a reiterar la misma ante la necesidad de organizar la Compañía debido a las difíciles circunstancias que se avecinaban (la Guerra de la Independencia).

No hemos encontrado la orden por la que se aprueba esta segunda propuesta, sin embargo, años más tarde, D. Francisco de Paula, con el fin de que le fuese concedido el nombramiento de Auditor de Guerra, alegó haber desempeñado el cargo de Capitán de la Compañía de Milicias Urbanas. Este dato indica que la Compañía fue organizada según lo que el Ayuntamiento propuso en el año 1809.

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El marocho no ha sido muy dado a escribir su historia. La transmisión de los hechos fue siempre oral. Por esto, los niños del último tercio del siglo XVIII, como todos los que les precedieron y sucedieron en el hecho de nacer en este rincón de la geografía andaluza, debieron de oír, en incontables ocasiones, las tradiciones que han ido pasando oralmente de generación en generación. Era una transmisión que se producía durante los atardeceres estivales, sentados a la puerta de la calle o en los amplios corrales de las casas, y en las largas y frías tardes del invierno, al calor del fuego que se consumía en aquellas enormes chimeneas que acogían a toda la familia y en las que se requemaban unos trozos de corcho que, al ser golpeados con el atizador, desprendían unas llamaradas que permitían ver la cara de los contertulios o la del vecino que se incorporaba a la reunión.

Son unas tradiciones que quedaron grabadas en las mentes de los pequeños y que han constituido el legado cultural en el que se han bañado, y del que se han sentido orgullosos, los marochos.

Imborrable quedaría en ellos aquella frase atribuida a Carlos I en la que, refiriéndose a Encinasola, dijo: “Tengo en mis reinos una Encina - sola que produce tantas bellotas que engordan más de mil cerdos”, y no exageraba el emperador, pues, realmente, son más de mil las cabezas de cochinos, que es como a los marochos les gusta llamar a los cerdos, que pueden cebarse con sus bellotas.

Aprenderían que la encina es el símbolo del pueblo porque es ella quien, en campo de plata, aparece en su escudo de armas, y porque la tradición dice que el nacimiento del pueblo es debido a una gran encina que ofrecía su sombra, en el Monte Claro, el Mont Ariorum romano, a los viajeros que pasaban por estos parajes.

Y llegarían a ser conscientes de que Encinasola ocupaba un lugar de importancia estratégica, confirmado por contar con una Compañía de Milicias y con un poderoso castillo.

Madoz afirma que “el rio Murtiga es de curso perenne, de mucha agua, y solo en el estío puede vadearse a pie; le confluyen los rios Silla [sic] y Caño que corren tambien por este término; sus desbordamientos causan notables perjuicios, y sus corrientes dan impulso a 7 molinos harineros. A pesar del respetable caudal de aguas que lleva por este término no tiene puentes, lo cual perjudica a la población por el ningun transito de gentes que se advierte, de las que desde Estremadura se dirigen a Ayamonte, Huelva y Portugal”.21 Sin embargo, esto no

21 DICCIONARIO GEOGRÁFICO-ESTADÍSTICO-HISTÓRICO DE ESP AÑA , Pascual Madoz, Tomo

VII, pag. 477

JUAN GUALBERTO GONZALEZ BRAVO Ministro de Fernand o VII

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fue obstáculo para que el propio Felipe II, en 1577, cuando se dirigía a Aracena a visitar a su consejero, el frexnense Arias Montano, pasase por Encinasola y abrevase su caballo en la fuente que, en memoria de este hecho, pasó a llamarse “del Rey” y que, el 20 de enero de 1866, también el general Prim cruzase por Encinasola y diese de beber a su caballo en esta misma fuente cuando huía a Portugal, perseguido por los generales Zabala y Echagüe, tras el fallido pronunciamiento de Villarejo de Salvanés al frente de los Regimientos de Calatrava y Bailén22.

Como en otros muchos lugares, también en Encinasola hay la tradicional creencia de que existe enterrado un tesoro. El lugar al que se atribuye esta sugestiva y enigmática posibilidad es a la Peña de San Sixto. Esta creencia es tan fuerte que en varias ocasiones ha habido intentos de localizar el oro escondido y las excavaciones, que en determinados momentos se han efectuado, han sido la causa de que allí se hayan encontrado restos de anteriores civilizaciones.

Tres fuentes proporcionaban el agua a la población, la de la Cobijada, la de la Teresa (conocida, actualmente, como “el Pilar” ), que se construyó en 1778, y la del Rey.23

De entre estas es preciso destacar esta última, la fuente del Rey, por tratarse de un lugar entrañable, en el que, tradicionalmente, cada octava de Resurrección se ha congregado el pueblo para dar la bienvenida a su Patrona, la Virgen de Flores, pues ese día es cuando se produce el traslado de la Virgen desde la ermita al pueblo. Y, ¡como no!, aquí es donde también se vuelve a reunir toda Encinasola para, con lágrimas en los ojos, decirle adiós cuando inicia el regreso a la soledad de su santuario

Dice Bernardo Espinalt que la veneración a la Virgen de Flores como patrona data de 1642. Entonces, entró en la Villa “una partida de Portugueses, los que se llevaron muchas vacadas, y otros efectos, con lo que se volvieron ufanos, y estaban ya de otra parte del arroyo Murtiga, quando reunidos los vecinos de esta Villa, les acometieron, y armando una buena escaramuza, recuperaron cuanto habian robado, y regresando á sus casa, repararon que volvian los Portugueses contra ellos con gran algaraza, y en mayor numero, é implorando el auxilio de nuestra Señora de las Flores, que se venera en una Ermita allí inmediata, vieron crecer el arroyo en tanto grado, que impidió el paso á los enemigos, por cuyo portento eligieron á esta Señora por Patrona de la Villa.”24

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En la vida de Encinasola la austeridad ha estado siempre presente. Así queda reflejado en los documentos correspondientes al cabildo abierto que se celebró el 25 de febrero de 1740 para proponer los arbitrios de que podía usarse para construir un cuartel para una Compañía del Regimiento de Caballería Provincial de Andalucía. En este cabildo, los vecinos hicieron una Representación a S.M. en la que dicen que las invasiones portuguesas, la falta de cosechas de los años anteriores y el tener que asistir a la tropa que alojaban en sus casas, con “el cubierto que Su Majestad manda”, les habían sumido en la mayor pobreza y miseria, en tal medida, que muchos de ellos se habían ausentado de la villa con sus familias por no poder hacer frente a las reales contribuciones

De las tierras de Encinasola, que eran el principal recurso económico de que disponía el pueblo, se dice en estos mismos escritos que “son cortas, quebradas y montañosas y con la continuacion de laborarlas y sembrarlas, de poco producir y llevar frutos”. Esta falta de tierras de labor, y su escasa feracidad, llevó a los marochos, en 1739, a sembrar en la

22 El paso del general Prim por Encinasola esta reflejado en MIS MEMORIAS ÍNTIMAS, Fernando Fernández

de Córdova, Tomo III, pag. 492. 23 ATLANTE ESPAÑO L, Bernardo Espinalt, 1795 24 ATLANTE ESPAÑOL , Bernardo Espinalt, 1795, tomo XIV, pags 301 a 306

José Domínguez Valonero

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Contienda, lo cual no les estaba permitido. Esta contravención llevó a la Real Audiencia de Sevilla a embargar el provecho de las sementeras pendientes de recoger en dicha dehesa.25

En cuanto a los habitantes de Encinasola, hemos de considerar que una parte de ellos viviría en el campo, especialmente aquellos encargados de los cortijos y del cuidado del ganado, en tanto que dentro de la población coexistían todos los niveles económicos que permite imaginar la austeridad impuesta por la falta de feracidad de estas tierras.

Aquí, en el pueblo, se podían encontrar desde aquellos que gozaban de los mayores recursos hasta los que carecían de lo más indispensable para subsistir, pasando por toda una extensa gama de posibilidades intermedias: artesanos; labradores cuyas tierras, en régimen de propiedad, aparcería, arriendo, etc., les permitían una vida más o menos independiente; braceros y pobres.

Los económicamente privilegiados, esto es, los grandes terratenientes, constituían el estamento dominante, el que ostentaba la autoridad. En sus manos se concentraban todos los cargos relacionados con la administración, la justicia y la economía.

Al grupo de los artesanos, que se organizaban en gremios, pertenecían una gran variedad de oficios, algunos ya desaparecidos y otros en vía de extinción por mor del progreso.

Los oficios estaban mal considerados, pues el ejercer los denominados mecánicos era causa de deshonor, lo que motivaba que muchos abandonasen las artes o apartasen de ellas a sus hijos. Además, esta desconsideración motivaba que el vulgo prefiriese “el ocio descansado a la fatiga de un oficio penoso y dificil de aprender, que cree le deshonra, manteniendose en la descansada pobreza, que piensa no le causa nota”

Dentro de este general menosprecio a los oficios habia distintos grados. Entre los peor considerados se encontraban los de zapatero, herrero, porquero, cabrero, cuidadores de caballos-padres o de garañones, los que hacían matanza en las carnicerías y rastros, o los que pesaban, salaban y esquilaban reses o desollaban, adobaban y curtían sus pellejos y cueros

Los talleres, a cargo de un maestro, contaban con aprendices y oficiales. Los aprendices eran examinados por veedores y examinadores y, si superaban el examen, el escribano del ayuntamiento les expedía un certificado en virtud del cual pasaban a la clase de oficial, continuando bajo su maestro hasta que se consideraba que estaban en condiciones de alcanzar este último grado. Entonces, tras superar otro examen, se les permitía abrir un taller y trabajar por sí solos.

Era común la falta de higiene y el desaliño. El uso de la capa influía en que los artesanos saliesen a la calle con las ropas de trabajo sucias y rotas, en tanto que la cofia o redecilla contribuía a fomentar la pereza de no peinarse. Muchos se veían infestados de tiña, sarna y piojos, y aun con fluxiones a los ojos, porque no se peinaban.26

Se abusaba de las tabernas y de los juegos de naipes, lo que conducía a la embriaguez y al mal trato de las mujeres. La carencia de diversiones no propiciaba algo diferente, por eso

25 MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA. Archivo General de Simancas, G.M., leg. 3673 (Ver

Anexo 11) El motivo de esta prohibición de cultivar en la Contienda fue, según se lee en los documentos citados, “... por concordia de las tres referidas villas (Aroche, Moura y Encinasola) hecha por Comisarios nombrados por Sus Majestades Católicas de ambos Reinos y confirmada y aprobada por Sus Majestades. Y los dichos vecinos las hicieron (las siembras) llevados de la necesidad que padecían de tierras en que hacerlas, pues, las que comprende el termino de esta Villa son cortas quebradas y montañosas y, con la continuación de laborearlas y sembrarlas, de poco producir y llevar frutos.”

26 DISCURSO SOBRE LA EDUCACIÓN POPULAR DE LOS ARTESANOS Y DE SU FOMENTO, Conde de Campomanes, Madrid, 1775.

JUAN GUALBERTO GONZALEZ BRAVO Ministro de Fernand o VII

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había quien propugnaba que se favoreciesen los toros, comedias, bolantines; los juegos de pelotas, de bolos, de bochas, de truco, tiro de barra y el baile público.27

Otro grupo de habitantes estaba formado por los campesinos, que constituían la mayor parte del vecindario de Encinasola. Eran gobernados sin gremio alguno y trabajaban de sol a sol, a la inclemencia del frío, del calor y del agua y contribuían a la Real hacienda con lo que les tocaba.28

En relación con los impuestos cabe señalar que los principales eran: las alcabalas, que gravaban la circulación de mercancías; cientos, era un recargo sobre la alcabala, que era del 4 %; diezmos para atender al culto divino y a la subsistencia de los ministros del altar; millones, impuesto sobre el consumo que gravaba al vino, vinagre, aceite carbón, velas y carnes. Respecto a las carnes, el impuesto de millones afectaba a las de carnero, buey, vaca, macho cabrío, cabras y cerdos, pero no las de corderos, terneras, cabritos y lechoncillos.

Un ejemplo de la cuantía de estos impuestos lo tenemos en las ventas al por mayor de cerdos: Por cada cabeza que se vendía se cobraba al vendedor el 4 %, de alcabalas y cientos, y al que los compraba para su consumo se le exigía, por derechos de Millones, 8 rs. si era seglar y 3 rs. si era eclesiástico.29

No nos resistimos a citar a Miñano cuando, refiriéndose a Encinasola, en 1826-1828, dice que “es bien sensible que teniendo tanta aplicación al trabajo, así los hombres como las mugeres de este pueblo, se vean tantas familias en la dura precision de salir a buscar su subsistencia en otros, distantes 11 y 12 leguas, y aun en el mismo Portugal, por no tener con que alimentarse entre los suyos, pudiendo asegurarse que no bajan de 300 familias las que estan diseminadas y avecindadas en otros pueblos.30

Madoz nos dice que la “industria general (de Encinasola) es la agricultura; mas parte de sus habitantes se dedican a la arriería y las mujeres a tejer lienzos y paños para los usos domésticos…Las especies que mas abundan comparativamente son, trigo, cebada y avena, bastando para el consumo con un pequeño sobrante. El producto de las mismas en un año comun por quinquenio ascenderá a 10,000 fan. de trigo, 8,000 de cebada y 5,000 de avena: los artículos que se importan de las villas de Fregenal, Higuera la Real y ciudad de Moguer son el vino, aceite y legumbres: hay cria de ganado lanar, cabrio, de cerda y vacuno, ascendiendo el numero del primero a 8,000 cabezas, 5,000 del segundo, 3,000 del tercero y 1,000 del último, cuya mitad es de labor y caza de conejos, perdices, liebres, jabalíes, ciervas y venados … El presupuesto municipal asciende a 20,000 rs. y se cubre con los fondos de propios que consisten en una dehesa de encinar de 1,000 fan. y unos egidos de muy poca estensión; dicha dehesa tiene 3 leguas de estension y está valuada en 18 millones de reales; es comun de los pueblos de Aroche, Encinasola y Mora, de Portugal, y su aprovechamiento está arreglado por tratados entre las cortes de España y Portugal verificados en el año 1542 por medio de los respectivos ministros plenipotenciarios”.31

No es posible hablar de Encinasola y de sus campesinos sin hacer referencia a la dehesa de la Contienda, pues la vida de todo este pueblo está íntimamente ligada a estas tierras. 27 DISCURSO SOBRE LA EDUCACIÓN POPULAR DE LOS ARTESANOS Y DE SU FOMENTO,

Conde de Campomanes, Madrid, 1775, pag. 123 y “Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas”, Jovellanos.

28 DISCURSO SOBRE LA EDUCACIÓN POPULAR DE LOS ARTESANOS Y DE SU FOMENTO, Conde de Campomanes, Madrid, 1775,

29 PRACTICA DE LA ADMINISTRACIÓN Y COBRANZA DE RENTAS REALES, Juan de la Ripia, Madrid, 1796.

30 DICCIONARIO GEOGRÁFICO ESTADÍSTICO DE ESPAÑA Y PORT UGAL Sebastián Miñano, Madrid, 1826-1828, pag. 348.

31 DICCIONARIO GEOGRÁFICO-ESTADÍSTICO-HISTÓRICO DE ESP AÑA , Pascual Madoz, Tomo VII, pag. 478.

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“Esta dehesa se denomina de la Contienda, como consecuencia de las cuestiones á que ha dado origen, está situada en la parte meridional de la frontera portuguesa, entre las provincias de Huelva y Alentejo, mide cerca de 123 kilómetros cuadrados de superficie, y desde los tiempos más remotos estaba pro indiviso, disputándose su posesión y aprovechamiento las villas españolas de Aroche y de Encinasola y la portuguesa de Moura, que con sus desavenencias y rivalidades produjeron en los siglos XV y XVI tanto desasosiego y tal excitación, que obligaron á los gobiernos de España y Portugal á fijar su atención en este asunto y á intervenir directamente en él para apaciguar á sus respectivos súbditos

El Emperador Carlos V y el Rey D. Juan III, considerando que las reyertas de aquellos pueblos amenazaban turbar la paz de ambas Coronas, decidieron nombrar, en 1542, dos Plenipotenciarios que, estudiando detenidamente la cuestión, resolvieran lo que en justicia procediese. Ambos Plenipotenciarios se reunieron, y después de oir á los Procuradores de los tres pueblos interesados y de visitar los terrenos que estos se disputaban, dictaron, el 21 de Junio de 1543, la sentencia que se conoce con el nombre de la Concordata,32 y que fué confirmada por el Emperador Carlos V el mes de Octubre del mismo año.

Esta sentencia aquietó los ánimos de los habitantes de aquellos pueblos fronterizos, los cuales, durante doscientos sesenta y un año disfrutaron en común de la dehesa, que fué por la Concordata adjudicada en propiedad á las villas de Aroche y Moura, otorgando únicamente á la de Encinasola el usufructo en una parte proporcional de todos sus productos; pero en 1803 se inició de nuevo por España la idea de proceder á una división de la dehesa, verdadera guarida de malhechores que inquietaban á los Gobiernos de ambas naciones, nombrándose al efecto los respectivos Plenipotenciarios, sin que consiguieran llegar á un arreglo.

En 1805 el Representante de España en Lisboa dirigió con fecha 19 de Septiembre una nota al Príncipe Regente de Portugal, proponiendo que se diesen dos partes iguales á las villas de Aroche y Moura y otra un tercio más pequeña á Encinasola; esto es, que se hiciese una división en 16 partes y que se adjudicasen seis á Aroche, seis á Moura y cuatro á Encinasola; pero esta proposición no prosperó y quedó suspendida la gestión.

En 1822 se abrieron nuevas negociaciones, que duraron un año entero, sin que tampoco tuvieran éxito.

En 1834 los Municipios de las tres villas interesadas tuvieron que hacer una división de las tierras de la dehesa con el fin de normalizar el usufructo de la misma, y para ello se atuvieron, de común acuerdo, á las disposiciones de la Concordata de 1543.

Cerca de ochenta años después de interrumpidas las negociaciones entre ambos Gobiernos para la división de la dehesa, el Ministerio de Fomento, en Real orden de 8 de Marzo de 1884, expuso al de Estado la dificultad que había surgido en aquel entonces para inscribir en el gobierno de la provincia de Huelva una solicitud de registro minero de unas pertenencias de cobre y otros metales en el término de Aroche y Encinasola, á causa de estar pendiente de litigio con Portugal la parte de terreno correspondiente á dichas minas.

Con este motivo se entablaron nuevas negociaciones; pero fueron tantas las dificultades que en su curso ofrecieron, que llegó á tratarse de la conveniencia de someter la cuestión á un arbitraje.

Por último, persuadidos ambos Gobiernos interesados de la necesidad de poner definitivamente término al litigio, acordaron celebrar el Convenio ya firmado, en virtud del

32 La Concordata está recogida, en sus aspectos más importantes, en “APUNTES HISTÓRICOS DE

ENCINASOLA” de D. Vicente Moreno.

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cual se adjudica á España el 57’3 por 100 de los terrenos de la dehesa y el 42’7 por 100 á Portugal”.33

Las tierras marochas son áridas, accidentadas y mezquinas ante el esfuerzo del campesino. Pero éste, tras tenaz y duro trabajo, obtenía trigo, cebada, maiz, lino y todo lo necesario para la manutención de los vecinos, excepto vino y aceite. Los montes estaban poblados de pinos, chaparros, encinas y alcornoques y en ellos había caza mayor y menor y buenos pastos para mantener todo género de ganado, principalmente cerdos.

A orilla de sus ríos, Sillo, Ardila y Múrtiga, preferentemente de este último, que es el río marocho por excelencia, existían molinos harineros,34 de los que aún hoy quedan vestigios y que son una prueba evidente del carácter emprendedor y del amor al trabajo de este viejo pueblo.

Un elemento tan necesario como es la leche, ha sido, tradicionalmente, escaso en Encinasola porque “En Andalucía, Extremadura y la Mancha las bacas, donde las había, se criaban cerriles y bravas en las dehesas, lo que hacía que no fuese fácil ordeñarlas. Por esto, en estas regiones, consumían el queso y la manteca de Flandes, empleando el gazpacho en lugar del suero”.35

En las regiones del Norte de España la mujer realizaba trabajos en el campo, cuidaba del ganado y ejercía el comercio transportando las mercaderías de unas zonas a otras. En el Sur, en cambio, su actividad se circunscribía a las tareas del hogar.

El autor del “Discurso sobre la educación de los artesanos” se lamentaba de estos prejuicios opuestos a la participación de la mujer en el trabajo, que eran contrarios a las ancestrales tradiciones hispanas, y los justificaba por los setecientos años que estas tierras estuvieron sometidas a los musulmanes, lo cual produjo el enraizamiento de las costumbres árabes. Por otro lado, estos usos se vieron afianzados por las ordenanzas de los gremios, que impedían que las mujeres ejerciesen cualquier clase de oficio.

Las fabricas de tejidos de lana y lienzo casero, que en su breve descripción menciona D. Bernardo Espinal, no debían de ser sino unos telares en los que las mujeres, dedicando la mayor parte del escaso tiempo que les dejaban las duras tareas domésticas, confeccionaban los tejidos que servían para cubrir el cuerpo de los vecinos de la población y, también, para confeccionar los aparejos de las caballerías. Los niños pasarían mucho tiempo contemplando como penetraba la lanzadera por entre los hilos de lana y cómo las manos de las tejedoras iban dando forma a la tela. De entre las distintas variedades de género que se tejía merece destacarse la frisa, un tejido duro y pesado que había que abatanar antes de poder confeccionar las prendas de vestir. 33 Hasta aquí el preámbulo del proyecto de ley que el Ministro de Estado, D. Segismundo Moret, presentó a las

Cortes el 8 de Junio de 1893 pidiendo autorización para ratificar el convenio de división de la dehesa de la Contienda y, así, fijar definitivamente los límites territoriales de España y Portugal en dicha parte de la frontera. GACETA DE MADRID número 165, de 14 Junio 1893, pag. 1141. La división de la dehesa, y la fijación de los límites territoriales entre España y Portugal en dicha parte de la frontera, tuvo lugar el 18 de Agosto de 1893. La GACETA DE MADRID , número 272, de 29 de Septiembre de 1893, en sus páginas 1179 y 1180, publica la Ley correspondiente y el Convenio, que había sido firmado en Madrid el 27 de Marzo por los Plenipotenciarios de España y Portugal, que fueron el Marqués de la Vega de Armijo, Don Antonio Aguilar y Correa, y el Conde de Sao Miguel, el Señor Sebastián Guedes Brandao de Mello. En este documento se sitúa la línea de separación entre los dos Estados y los puntos en los que habían de colocarse los marcos que fijan el citado límite, determinando que el plano es el mismo que se levantó por la comisión internacional de límites, en escala 1:10.000, en 1887

El proceso de división de la Contienda se encuentra recogido en la obra: DEHESA DE LA CONTIENDA. PROYECTOS DE DIVISIÓN. Máximo Ramos y Orcajo, 1891. Obra reeditada por la Asociación Cultural Senabria

34 ATLANTE ESPAÑOL , Bernardo Espinalt, 1795, tomo XIV, pags 301 a 306 35 DISCURSO SOBRE LA EDUCACIÓN POPULAR DE LOS ARTESANOS Y DE SU FOMENTO,

Conde de Campomanes, Madrid, 1775, pag. 371

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El tintado de los tejidos se efectuaba sumergiéndolos en un tinte confeccionado con orina humana y productos vegetales. El color así conseguido conservaba su tonalidad y frescura eternamente.

Habitual debía de ser la imagen femenina manejando la rueca, aquella vara de la que las habilidosas manos hacían brotar el hilo de lana o lino, la materia prima imprescindible para el funcionamiento del telar.

Dice Madoz que los habitantes de la sierra de Aracena y Aroche observan las mismas costumbres que sus vecinos los estremeños y los del Andevalo siguen unas especiales. Visten telas que ellos fabrican, y aunque en los hombres se va modificando el trage, usan aun muchos los bordados arabescos en las camisas y chupas y chalecos de cierto corte que no dejan de tener originalidad. Las mugeres gastan comunmente sayas que llaman polleros, tejidas por su mano, de diferentes colores. Los hombres que habitan la parte montuosa, se dedican al trafico, porque el suelo ingrato del pais les deja pocas utilidades: son vivos, morigerados y económicos... Las mugeres son muy limpias y generalmente de buena presencia.36

Por último, en cuanto a la clasificación de sus habitantes, Encinasola no podía ser una excepción, y por ello entre sus moradores no podían faltar los pobres, que constituían una parte muy importante de la población española.

Este grupo de personas estaba formado por los pobres que pudiéramos llamar de “obligación”, que eran los que no disponiendo de posesiones, tampoco podían ganarse el sustento por su avanzada edad o por padecer algún tipo de incapacidad, y los pobres de “vocación”, aquellos que no mostraban ningún apego al trabajo, los que hacían de la holganza su forma de vida.

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Las calles eran fieles reflejo de la poca exigencia que existía en cuestión de higiene, de aquí que las epidemias causaran una mortandad muy elevada.

El estado de las calles de los pueblos no debería de ser tan grave como el que presentaban las de las ciudades, pues, en las pequeñas villas se daban determinadas circunstancias que seguramente contribuían a evitar o, en cualquier caso, a reducir la posibilidad de que la suciedad se arrojase directamente a la vía pública, que era lo que sucedía en las grandes poblaciones.

Entre estas circunstancias resaltaremos dos: En primer lugar, las reducidas dimensiones de los núcleos urbanos, que hacía que los mismos se mantuviesen en estrecha relación con el campo, con lo que era más fácil emplear el estiércol en la agricultura y, en segundo lugar, la propia estructura de las viviendas pues, las que contaban con ganado, disponían de una cuadra y las que carecían de esta dependencia, por no contar con animales, estaban dotadas de un lugar similar en el que se depositaban la basura doméstica y los productos de desecho, tanto de origen humano como animal, para que en esta pieza de la casa se consumase su putrefacción,.

En los grandes núcleos de población el panorama era desolador. Así se describe la situación en Madrid: “la podredumbre de las calles, la muchedumbre de cieno, inmundicia, legamo, lodos, suciedad, y estiercol que sirve de alfombra a sus Plazas. Violento a la vista, por el pavoroso aspecto que demuestra objeto tan formidable. Denigrante al olfato por la ediondez tan excesiva…”.37

36 DICCIONARIO GEOGRÁFICO-ESTADÍSTICO-HISTÓRICO DE ESP AÑA , Pascual Madoz, Tomo IX. 37 TRIDENTE SCEPTICO EN ESPAÑA , Joachin Casses, Madrid 1738, pag. 118

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La despreocupación con respecto a la higiene también se traducía en que “ la precaución tan poco atenta, que se practica en no quemar las ropas de los que mueren de enfermedad contagiosa… Vistiendose las ropas que publicamente se venden, coiquinadas, infectas, y dañadas con el caracterissimo de aquella qualidad lethal…”.38

Encinasola celebraba una feria al año, que se iniciaba el día del patrón del pueblo, San Andrés, el 30 de noviembre, y duraba tres días, durante los cuales traian a ella mucho ganado de cerda y otras mercaderías.39

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En España eran escasos los caminos de rueda que facilitasen las comunicaciones entre sus pueblos. A finales de este siglo, Jovellanos se lamentaba de esta falta de vías de comunicación y Bernardo Ward decía que “España necesita seis caminos, desde Madrid a la Coruña, a Badajoz, a Cadiz, a Alicante y a la raya de Francia, así por la parte de Bayona, como por la de Perpiñan…”, Como vemos, la propuesta coincide con la actual red de carreteras nacionales.

Esta falta de vías de comunicación hacía incómodos y difíciles los traslados, obligaba a llevar las mercancías en reatas, limitaba las cantidades de los productos a transportar, y enlentecía los desplazamientos. Debería resultar muy penoso el comercio que Encinasola mantenía con el exterior. Sin embargo, los esforzados arrieros marochos sorteaban estas dificultades y llegaban con sus cargamentos hasta lugares muy lejanos. Pero, por si esta limitación no fuese bastante para dificultar las relaciones con lugares distantes, nos encontramos con que el bajo nivel cultural del vulgo tenía que enfrentarse a un complejo sistema de pesas, medidas y monedas, que, además, no era único, ya que Castilla, Cataluña, Valencia y Aragón tenían sus propios sistemas y al pasar de unos reinos a otros era preciso convertir al nuevo sistema las cantidades de las mercaderías objeto del comercio, así como el dinero que se preveía obtener o pagar por ellas. Estos sistemas fueron sustituidos, en 1841, por el Sistema Métrico Decimal, sin embargo, el arraigo del sistema castellano hizo que, en Encinasola, aún bien entrada la segunda mitad del siglo XX, se continuasen empleando algunas de sus medidas. Por esto, no nos hemos resistido a reflejarlo.

Era como sigue:40 MONEDAS

Doblón de peso = 4 reales de a ocho Mexicanos Real de a ocho Mexicano = 10 reales (rs) de plata o 15 de vellón. Real de a ocho de Maria = 8 reales de plata o 12 rs. vn. Real de vellón = 34 maravedis (mrs) o 8 quartos y medio Quarto = 4 mrs. Ochavo = 2 mrs. Ducado (Imaginaria) = 11 rs. Peso (Imaginaria) = 15 rs.

PESAS Tonelada = 20 Quintales Quintal o centupodio = 4 arrobas o 100 libras Arroba = 25 libras Libra = 16 onzas = 4 panillos Onza = 8 dracmas Dracma = 2 adarmes. Adarme = 3 tomines Tomin = 12 granos El marco tenía 8 onzas, si era de oro se dividía en 5 Castellanos. Cada Castellano en 8 tomines y cada tomin en 12 granos. pero si era de plata se dividía en 8 onzas, cada onza en 8 ochavas y cada ochava en 75 granos; aunque algunos

38 TRIDENTE SCEPTICO EN ESPAÑA , Joachin Casses, Madrid 1738, pag. 119 39 ATLANTE ESPAÑOL , Bernardo Espinalt, 1795, tomo XIV, pags 301 a 306 40 La siguiente tabla está basada en la ARITHMETICA DEMOSTRADA THEORICO-PRACTICA , Juan

Bautista Corachan, Barcelona, 1719, pag. 29 y se ha completado con notas escolares y recuerdos del autor.

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querían que se dividiera en 6 tomines y, por consiguiente, en 72 granos. Y así que los granos del marco de la plata eran menos que los de oro, pero todos juntos en peso iguales.

LONGITUD Legua = 1.666 2/3 estadales Estadal = 4 varas Vara = 4 palmos o quartas Palmo = 12 dedos ordinarios Pie = 1/3 de la vara = 12 pulgadas Codo = ½ vara o pie y medio Pulgada = 12 líneas Línea = 12 puntos.

LÍQUIDOS Moyo = La mayor medida para líquidos = 16 cántaras Cántara = 8 azumbres = 4 cuartillas Azumbre = 4 quartillos o sextarios Castellanos. Cuartillo = 4 copas El cántaro de aceite tenia 4 quartos. 1 Quarta = 12 panillas 1 Panilla pesaba casi 4 onzas.

ARIDOS 1 Cahiz = 12 fanegas Fanega = 12 celemines Celemín = 4 cuartillos

EQUIVALENCIA DE LAS MEDIDAS ANTIGUAS CON LAS ACTUALES

PESO. Libra = 460 gramos LONGITUD. Vara = 0,8359 metros LÍQUIDOS. Cántara = 16,13 litros

ÁRIDOS. Celemín = 4,625 litros

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Formarse una idea de cómo podía ser el casco urbano de Encinasola en las postrimerías del siglo XVIII es tarea harto difícil. Los datos que se han encontrado al respecto son, además de escasos, imprecisos y susceptibles de que, a través de ellos, se pueda llegar a erróneas conclusiones.

Los antecedentes con que contamos, relacionados con la forma y extensión que el núcleo urbano de Encinasola podía tener en las postrimerías del siglo XVIII y principios del XIX, son los siguientes:

1. - En 1645 Encinasola contaba con 600 vecinos41, lo que equivale a unos 2.500 habitantes (aplicando el coeficiente 4,1 habitantes por vecino).42 En 1784 este censo había alcanzado los 650 vecinos (2700 habitantes)43 y en 1795 se había incrementado hasta los 800, lo que supone unos 3.300 habitantes.44

41 POBLACIÓN GENERAL DE ESPAÑA , Juan Antonio de Estrada, Madrid 1768, tomo I, pag. 466. 42 El término vecino no es equivalente a habitante. El vocablo Vecino se define en el Diccionario de

Autoridades, de 1737, como “El que tiene casa, y hogar en un Pueblo, y contribuye en él en las cargas, ú repartimientos, aunque actualmente no viva en él” Este concepto nos lleva a establecer que el número de habitantes del pueblo podía estar en torno a los 2.500. Entre los miembros de la familia se incluían a los sirvientes, que se consideraban parte de esta. En cambio, no se contabilizaban los párvulos, esto es, los menores de 7 años.

43 ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA , Sección Gobierno, Serie Visitas, leg. 1446 44 El primero de estos censos es el que figura en la obra “POBLACIÓN GENERAL DE ESPAÑA” , de la que

es autor D. Juan Antonio de Estrada. La obra original fue publicada en 1746 y reimpresa en 1768. Esta última publicación es la que hemos consultado y en ella el impresor incluye una introducción en la que dice: “ ...En cuanto al vecindario de los pueblos, se requería haverse hecho mas puntual averiguación, porque desde tiempo de Silva (de quien lo tomó Estrada) hasta el nuestro en unas partes ha decaido mucho y en otras se

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2. - Madoz, en 1847, dice que Encinasola contaba “con 750 casas de 5 a 6 varas de altura con mala distribución interior” y que la población la formaban 730 vecinos, 3.000 almas.

Las referencias anteriores nos lleva a establecer que:

* A finales del siglo XVIII y principios del XIX, el pueblo no debería de estar constituido por más de 600 casas,45 es decir, el núcleo urbano podría ser la mitad de lo que es en la actualidad.

3. - D. Bernardo Espinal, en su obra tantas veces citada, dice que las ermitas de los Santos Mártires Fabián y Sebastián y la del Espíritu Santo, “... están dentro de la Villa...” De aquí deducimos que:

* La calle de Oliva ya existía, pues era en ella donde estaba situada la Ermita del Espíritu Santo.

4. - En la cartoteca del Servicio Geográfico del Ejército se encuentra un plano editado en 1803 bajo el título: “Plano Topográfico de la Dehesa nombrada vulgarmente la Contienda de Mora situada entre las Villas de Aroche y Encinasola del Reyno de Sevilla y Mora y sus Aldeas de la Provincia de Alentejo, las que la disfrutan hermanablemente por el Concordato celebrado en 14 de Octubre de 1542 entre los dos Reynos de España y Portugal. Levantado en 10 de Octubre de 1803 con motivo de la nueva demarcación de límites entre los expresados Reynos mandada executar por Rl Orden de catorce de Junio de 1803.” En este plano aparece el núcleo urbano de Encinasola y sus alrededores.

Si tenemos en cuenta que la finalidad el plano es representar la Dehesa de la contienda, nos daremos cuenta que el hecho de que aparezca el núcleo urbano de Encinasola es una circunstancia intranscendente y por ello no tiene por qué representar fielmente la forma del pueblo, el número y localización exacta de sus edificaciones o que estas hayan de estar sujetas a un canon de proporcionalidad

Partiendo de esta premisa, nos llama la atención:

* La exactitud con que se sitúan ciertos elementos fundamentales del pueblo (las fuentes del Rey y la de la Cobijá, la peña, la iglesia, el castillo, los fuertes y las ermitas de los Mártires, San Juan, Flores, Rocamador 46 y San Pedro).

* Se aprecia cierta falta de correspondencia entre las manzanas de casas representadas y las que actualmente existen.

Decimos que hay “cierta falta de correspondencia” porque, si comparamos las edificaciones con determinada flexibilidad, veremos que la falta de coincidencia no es tan exagerada como a primera vista parece. Por esto creemos que la discordancia que se aprecia entre el núcleo urbano representado en el plano y el existente actualmente puede ser debido a esquematización del dibujo.

En todo caso, si con la mayor reserva aceptamos una mínima fidelidad en su representación, a través de este plano podemos hacernos una idea de cómo podía ser

ha aumentado notablemente, pero ni en tan poco tiempo como el que permitian las prensas era posible executarlo, ni es empresa para un particular.”

Es conveniente hacer constar que los censos no eran muy fiables, pues los datos se alteraban según convenía. El más serio de los censos fue el que efectuó Floridablanca a finales del siglo XVIII.

45 Madoz dice que en 1847 Encinasola contaba con 750 casas y Miñano, en 1882, afirma que la componían 900 46 Ya hemos visto que la ermita de Rocamador no era mencionada por D. Bernardo Espinalt, en 1795, cuando

enumeraba las existentes en el pueblo. En este aspecto es de sumo interés la ponencia “ENCINASOLA EN LA VISITA PASTORAL” , de la que es autora Dª. María del Carmen Calderón Berrocal. Esta ponencia, que figura en la publicación de la Diputación Provincial de Huelva (Ed. 1997) XI JORNADAS DEL PATRIMONIO DE LA SIERRA DE HUELVA , confirma la existencia de la ermita de Rocamador en la primera mitad del siglo XVIII.

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Encinasola en la época considerada. Bajo este supuesto, podemos deducir que Encinasola, en esencia, estaba formada por una plaza, las calles de Mora, Oliva, Campo, Corchuela, Arrabal, Arrabal Menor, Reducto, Corredera, Portugal y los inicios de las calles de San Andrés y del Pozo

Núcleo urbano de Encinasola que figura en el plano de la Contienda,

levantado el año 1803.

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La torre, vista desde la calle de la Corchuela

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Edifico en el que se encontraba la ermita del Espíritu Santo

Ermita de los Santos Mártires

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El fuerte de San Juan

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Portada norte de la Iglesia Parroquial

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Portada oeste de la Iglesia Parroquial

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Portada sur de la Iglesia Parroquial

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Restos del Castillo

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La Plaza

Dibujo de Juan Villalobos

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Antigua casa de la calle Manuel Gómez

Antigua casa de la calle Oliva

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La Fuente del Rey