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Lección 13 para el 28 de septiembre de 2013

Lección 13 el reavivamiento prometido misión divina cumplida - presentacion

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Lección 13 para el 28 de septiembre de 2013

“Tanto a nosotros, como a los discípulos, Cristo nos ha dado la obra de

llevar la verdad al mundo. Pero antes de entrar en este agresivo

conflicto en el que dependen resultados eternos, el Señor nos invita a

considerar el asunto. Nos asegura que si entramos de todo corazón en

la tarea como portadores de luz él nos dará su fuerza y nos capacitará

con ayuda sobrenatural para que, en nuestra debilidad, podamos

hacer las obras de la Omnipotencia. Marcharemos hacia adelante por

la fe, sin fracasar ni desanimarnos, porque tendremos la seguridad del

éxito infalible” E.G.W. (Review and Herald, 15 de marzo de 1898)

Preparándonos para la Misión. La parte de Dios. Nuestra parte.

Ejecutando la Misión. La lluvia temprana y tardía. El bautismo de fuego.

La Misión finalizada.

¿Cuál es la Misión que Dios nos ha asignado?

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”

(Mateo 28:19)

¿Cuál es el alcance de esta Misión?

“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14)

Ante la imposibilidad para realizar la Misión por nosotros mismos, ¿qué dos cosas ha prometido Dios para que podamos realizarla?

“… yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20 u.p.)

“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8)

Para recibir el poder prometido (la lluvia del Espíritu Santo) debemos cumplir unos requisitos previos (reavivamiento y reforma)

Creer en la promesa (Hch. 1:8)

Pedir, reclamar la promesa (Zac. 10:1)

Buscar al Señor (Os. 10:12)

Arrepentimiento (Hch 3:19)

Oración (Hch. 4:31)

Estudio de la Biblia (Sal. 119:25)

Unanimidad (Hch 1:14)

Conversión (Sal. 51:10-11)

Obediencia y servicio a Dios (Dt. 11:13-18)

Testificación (Sal. 51:13)

“En cada reunión a la que asistamos nuestras oraciones deben ascender

pidiendo que en ese mismo momento Dios imparta calor y rocío a nuestras

almas. Mientras le pidamos el Espíritu Santo, éste obrará en nosotros

mansedumbre, humildad y una consciente dependencia de Dios a fin de

recibir la plenitud de la lluvia tardía” E.G.W (La fe por la cual vivo, 24 de noviembre)

“Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio” (Joel 2:23)

El derramamiento especial del Espíritu Santo (a menudo comparado con el agua [Juan 7:37-39]), es simbolizado por las lluvias temprana y tardía.

La lluvia tardía describe la dotación especial del Espíritu Santo sobre la iglesia justo antes de la venida de Jesús, que le dará poder para la predicación final del Evangelio en todo el mundo.

La lluvia temprana representa tanto el derramamiento del Espíritu Santo sobre los discípulos el día de Pentecostés, como la obra diaria del Espíritu Santo que convence, instruye y da poder a cada creyente.

Se apareció en fuego a Moisés (Éx. 3:2-4)

Su apariencia en Sinaí era de fuego (Éx. 24:17)

Respondió por fuego a Elías (1R. 18:24)

Él es fuego purificador (Mal. 3:2-3)

Descendió en llamas de fuego en Pentecostés

(Hch. 2:1-4)

Promete bautizarnos con el fuego del Espíritu

Santo (Lc. 3:16)

¿Cómo se relaciona en la Biblia a Dios con el fuego?

El fuego es un símbolo de la gloria, la presencia y el poder de Dios manifestados en el ministerio del Espíritu Santo.

El bautismo del Espíritu Santo es una inmersión en la presencia y el poder de Dios, para que podamos testificar de su gloria.

“Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria” (Apocalipsis 18:1)

El Apocalipsis nos revela cómo será el conflicto final y cuál será su resultado:

1. Satanás, airado, lucha contra el pueblo remanente (Ap. 12:17)

2. El pueblo de Dios recibe poder especial para proclamar el Evangelio a todo el mundo (Ap. 18:1)

3. Satanás reúne a todas las naciones para luchar contra Cristo y su pueblo (Ap. 16:13-16)

4. El Cordero [Jesús] vence a Satanás y sus seguidores (Ap. 17:14; 19:11-16)

5. El mal es destruido, y los santos viven eternamente felices junto al Señor en la Tierra Nueva (Ap. 21:1-8)

La obra de Dios sobre la Tierra se terminará. Jesús vendrá. Todo el cielo y la Tierra se alegrarán. No hay prioridad mayor en nuestra vida que experimentar un reavivamiento de la gracia de Dios diariamente, e invitar a su Santo Espíritu a que nos haga a su imagen (1Jn. 3:1-3)

“Vamos hacia la patria. El que nos amó al

punto de morir por nosotros, nos ha edificado

una ciudad. La nueva Jerusalén es nuestro

lugar de descanso. No habrá tristeza en la

ciudad de Dios. Nunca más se oirá el llanto ni

la endecha de las esperanzas destrozadas y de

los afectos tronchados. Pronto las vestiduras

de pesar se trocarán por el manto de bodas.

Pronto presenciaremos la coronación de

nuestro Rey. Los creyentes cuya vida quedó

escondida con Cristo, los que en esta tierra

pelearon la buena batalla de la fe,

resplandecerán con la gloria del Redentor en

el reino de Dios”

E.G.W. (Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pg. 228)