Los primeros descubrimientos de dinosaurios ibéricos

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Los primeros hallazgos dedinosaurios

NNo se sabe con certeza cuándo se descu-brieron los primeros restos fósiles de

dinosaurio. Existen referencias en los textos clá-sicos greco-romanos y en las antiguas crónicaschinas del hallazgo de huesos fósiles de verte-brados, algunos de los cuales pudieron pertene-cer a dinosaurios (DONG, 1988; MAYOR, 2000).Asimismo, hay constancia de que diferentes cul-turas humanas han descubierto o se han interesa-do por los fósiles de dinosaurios desde tiemposinmemoriales, ya que se conocen localidadescon arte rupestre situadas cerca de yacimientos

con icnitas (huellas fósiles), así como danzas yleyendas relacionadas con el hallazgo de fósilesdiversos, y abalorios arqueológicos u objetos deornamento elaborados a partir de fragmentos decáscara de huevo de dinosaurio (LOCKLEY, 1991;SARJEANT, 1997; MAYOR, 2005).

La ilustración más antigua conocida de unhueso fósil de dinosaurio data del siglo XVII(Figura 1). Se trata de un fragmento de fémur dedinosaurio carnívoro descubierto en los estratosdel Jurásico Medio de la región de Oxford(Inglaterra), que fue identificado en 1677 comoun «hueso petrificado» de elefante o gigantehumano por Robert Plot, conservador del MuseoAshmolean. Este mismo fósil, hoy perdido, fuedescrito en 1763 por un tal Richard Brookes conel nombre de Scrotum humanum por su aparen-te semejanza con unos genitales masculinos.Otro fémur de terópodo descubierto en los estra-tos jurásicos de la región de Oxford fue ilustra-do en 1758 por un vendedor de fósiles llamadoJoshua Platt. Como en el caso anterior, se desco-noce el paradero actual de este ejemplardel fósil.Basándose asimismo en fósiles del Jurásicoinglés, el naturalista Edward Lhuyd ilustró en1699 un diente aislado de terópodo y otro de sau-rópodo, interpretándolos como «imitaciones dedientes de peces» (DELAIR y SARJEANT, 2002).Aunque algunos hallazgos esporádicos tuvieronlugar en la Europa del siglo XVIII, el estudio delos dinosaurios no alcanzó un verdadero impul-so hasta principios del siglo XIX (COLBERT,1968; CADBURY, 2000). Durante la década de1820 se publicaron en Inglaterra las primerasdescripciones científicas: el reverendo WilliamBuckland, Profesor de Geología de laUniversidad de Oxford, erigió Megalosaurus en

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* Universidad del País vasco/EHU, Facultad de Ciencia y Tecnología, Departamento de Estratigráfia y Paleontología, Apdo. 644 Bilbao.España. C/e xabier.pereda@lg.ehu.es** Área y Museo de Paleontología. Facultad de Ciencias. Universidad de Zaragoza. E-50009 Zaragoza. España.C/e: jigruiz@unizar.es, jicanudo@unizar.es

Xabier PEREDA SUBERBIOLA*José Ignacio RUIZ OMEÑACA**

José Ignacio CANUDO**

Los prmeros descubrimientos dedinosaurios ibéricos

Figura 1. Ilustración más antigua conocida de un huesofósil de dinosaurio, publicada por Robert Plot en (1677).

El espécimen (hoy perdido), procedente del JurásicoMedio de Oxford, ha sido identificado como una extremi-dad distal de fémur perteneciente de un dinosaurio car-nívoro afín a Megalosaurus. En un principio, se creyó

que se trataba de un «hueso petrificado» de un elefante ogigante humano.

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Mongolia durante las expediciones realizadaspor el Museo Americano de Historia Natural deNueva York en la década de 1920 (CADBURY,2000).

Los primeros descubrimientos enla Península Ibérica

En la Península Ibérica, la ilustración másantigua que se conoce relacionada con dinosau-rios es un embaldosado portugués del sigloXVIII en el que aparecen representadas huellasde saurópodos en los acantilados de la bahía deLagosteiros, cerca del Cabo Espichel, al sur deLisboa (Figura 2). Según la leyenda popular, quedataría del siglo XIII, estas huellas fueron deja-das por la mula que transportó a la Virgen Maríay al Niño Jesús desde el mar tierra adentro. En elsiglo XV se construyó una pequeña capilla(«Ermida da Memória») en lo alto de los acanti-lados, lugar de antiguas peregrinaciones conoci-do con el nombre de Pedra da Mua («mua» sig-nifica mula en portugués antiguo) (ANTUNES,2003). Las icnitas, que sólo pueden observarsedesde el mar, corresponden en su mayoría a sau-rópodos del Jurásico Superior. Los primeros res-tos directos de dinosaurios de Portugal se descri-

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1824, y el médico aficionado a la PaleontologíaGideon Mantell formalizó Iguanodon un añomás tarde. Cuando el naturalista Richard Owenacuñó en 1842 el término Dinosauria (en griego,«reptil terriblemente grande»), se habían descri-to nuevos géneros y especies, y el hallazgo derestos fósiles de dinosaurios había alcanzadocomenzado en Alemania y Francia. Previamente,el gran anatomista Georges Cuvier había inter-pretado en 1808 varias vértebras de terópododescubiertas en la década de 1770 en el Jurásicode Normandía como pertenecientes a un tipoparticular de cocodrilo marino. Durante las déca-das de 1850 y 1860, se anunció el hallazgo derestos fósiles de dinosaurio en otros países euro-peos y en otros continentes. El registro fósil deNorteamérica había proporcionado evidenciasfósiles (huesos y huellas) de dinosaurio conanterioridad, pero estos descubrimientos no fue-ron reconocidos hasta mucho más tarde(COLBERT, 1968; Lockley, 1991). Por lo que res-pecto a los fósiles de huevos fósiles de dinosau-rio, los primeros fragmentos de cáscara descritosen la literatura fueron hallados en Provenza y enlos Pirineos gascones a mediados del siglo XIX,pero pasaron desapercibidos hasta el descubri-miento de nidos enteros de dinosaurio en

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Figura 2. Embaldosado del siglo XVIII en la capilla de la «Ermida da Memória», situada en el lugar conocido comoPedra da Mua, cerca del Cabo Espichel (Portugal), que ilustra una antigua leyenda religiosa. Las huellas que apare-

cen representadas en los acantilados, interpretadas antiguamente como las improntas producidas por la mula quetransportó a la Virgen y al Niño Jesús, corresponden en realidad a saurópodos finijurásicos. Se trata de la imagen

más antigua conocida de icnitas de dinosaurios en Portugal y en el mundo.

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durante la sesión del 5 de febrero de 1873 cele-brada en Madrid, el descubrimiento de restos dedinosaurio en Utrillas y Morella, siendo «losúnicos restos fósiles, hasta ahora conocidos enEspaña, según cree, de Iguanodon». De la lectu-ra de estas reseñas se desprende que el materialde Morella fue descubierto a finales de la déca-da de 1860 y consistía en un número indetermi-nado de especímenes (al menos, un hueso largo).Además, Vilanova identificó «dos huesos largosde las extremidades anteriores procedentes dellignito de Utrillas» y los asignó a Iguanodon.

El dinosaurio de Utrillas (Teruel)Los «dos huesos largos» del dinosaurio de

Utrillas han sido citados de distinta manera en laliteratura y se han asignado a diferentes taxones.El paleontólogo castellonense José Royo Gómez(1895-1961) mantuvo originalmente su atribu-ción a Iguanodon, pero posteriormente puso enduda la interpretación de Vilanova y pensó quepertenecían «a una forma pequeña y quizásnueva», para terminar asignándolos a un dino-saurio carnívoro de pequeño tamaño. Otros auto-res atribuyeron los huesos fósiles a Iguanodon oa un hadrosaurio (dinosaurio «de pico de pato»).

bieron en 1863. Se trataba de dos dientes de teró-podo descubiertos en la región de Lourinhã.Posteriores descubrimientos realizados por elpaleontólogo francés Paul Choffat fueron descri-

tos a finales del siglo XIX por el también francésHenri-Émile Sauvage (ANTUNES y MATEUS,2003).

En España, la primera mención de fósiles dedinosaurio tuvo lugar en la década de 1870. Enconcreto, la cita más antigua de la que se conocedocumentación escrita data de 1872. Ese año sepublicó el Compendio de Geología, obra delilustre naturalista valenciano Juan VilanovaPiera (1821-1893) (Figura 3), que fue el primerCatedrático de Geología y Paleontología de laFacultad de Ciencias de la Universidad Centralde Madrid y miembro fundador de la SociedadEspañola de Historia Natural (Figura 3). En eltexto Vilanova comenta el hallazgo de «variosrestos de un reptil colosal» cerca de Morella(Castellón) y de «dos huesos largos, que proba-blemente pertenecen al Iguanodon» procedentesde Utrillas (Teruel) (Figura 4). Vilanova comuni-có a la Sociedad Española de Historia Natural,

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Figura 3. Retrato de Juan Vilanova Piera y portada delCompendio de Geología (1872), obra que incluye la cita

más antigua de un dinosaurio en España de la que seconoce documentación escrita.

Figura 4. Cita más antigua de un dinosaurio en España dela que se conoce documentación escrita. Corresponde aun párrafo de la página 477 del Compendio de Geologíade Vilanova (1872), en el que se menciona el hallazgo derestos fósiles de reptil en Morella (Castellón) y del dino-

saurio ornitópodo Iguanodon en Utrillas (Teruel).

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Figura 5. Dibujo hecho por José Royo Gómez de unatibia de terópodo de Utrillas, que fue mencionada porVilanova como perteneciente a Iguanodon. ColecciónRoyo Gómez, documento c.4-P137, «J. Royo y Gómez.

Trabajos y apuntes científicos, /sin fecha/».

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están representados en el registro fósil(Albiense) de Utrillas.

La colección Vilanova del MuseoNacional de Ciencias Naturales

(MNCN) de Madrid

La colección Vilanova de dinosaurios conser-vada en el MNCN de Madrid consiste en cincorestos fósiles sin fecha de depósito. Según labase de datos del MNCN, todos ellos procedendel Cretácico Inferior de Morella (Castellón). Elcolor rojizo de los fósiles sugiere que provienende las denominadas «Capas rojas de Morella»,término informal utilizado para referirse a laFormación Arcillas de Morella, de edad Aptienseinferior. Se trata de piezas fragmentarias de difí-cil identificación. Se han reconocido dos restosfragmentos vertebrales, que consisten en un cen-tro cuya morfología general es comparable a lade los terópodos, y un fragmento de espina neu-ral de forma mazuda (Figura 7) que podría per-tenecer a un saurópodo (PEREDA SUBERBIOLA yRUIZ-OMEÑACA, 2005). (Figura 6). Los restantesfósiles de la Colección Vilanova son indetermi-nados, aunque dos de ellos podrían correspondera fragmentos de costillas. No se descarta que unade estas piezas sea un fragmento del el «huesolargo» mencionado por Vilanova en su comuni-cación a la Sociedad Española de Historia

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Es posible que los «dos huesos largos» cita-dos por Vilanova sean en realidad los extremosproximal y distal de una tibia. Este fósil nuncaha sido descrito y no ha podido ser localizado enlos diferentes museos de Madrid y Valencia enlos que pudo haber sido depositado, aunque exis-te un dibujo del mismo en un manuscrito inéditode Royo Gómez que se conserva en los Archivosdel Museo Nacional de CienciasNaturales de Madrid (Figura 5).Dado que la tibia se halló en loslignitos de Utrillas, hoy incluidosen la Formación Escucha, proce-dería de depósitos cretácicos deedad Albiense.

Durante más de un siglo no seprodujeron nuevos hallazgos defósiles de dinosaurios en laregión de Utrillas. Esta situaciónha cambiado en los últimos años,con el descubrimiento de unaulna (hueso del antebrazo) desaurópodo y de varias vértebrasdel cuello y de la cola que podrí-an pertenecer a Iguanodon o a unornitópodo iguanodontoideo degran tamaño estrechamente rela-cionado con este género(CANUDO et al., 2004, 2005)(Figura 6). Esto significa que almenos dos dinosaurios distintos

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Figura 6. Vértebra caudal de un ornitópodo iguanodon-toideo, en vistas anterior y lateral.? Se trata de uno delos escasos fósiles de dinosaurios descubiertos en laFormación Escucha (Albiense) de Utrillas, en Teruel.

Fue encontrada por Luis Miguel y Antonio Sender.Escala gráfica: 10 cm.

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Figura 7. Dos restos fósiles de dinosaurios pertenecientes a la colecciónVilanova que se conserva en el Museo Nacional de Ciencias Naturales deMadrid. A la izquierda, un centro vertebral incompleto (MNCN 611) de unposible terópodo, en sección transversal. A la derecha, espina neural frag-mentaria de una vértebra (MNCN 610) perteneciente a un posible saurópo-

do, en vista anterior. Los fósiles procederían del Cretácico Inferior deMorella (Formación Arcillas de Morella, Aptiense inferior). Escala gráfica:

4 cm. Madrid.Fotografías: Grupo Aragosaurus Xabier Pereda. Cortesía del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

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Natural en 1873.Por otra parte, el Museo Nacional de Ciencias

Naturales de Madrid conserva un resto fósil pro-cedente de Utrillas (Teruel), que también es sus-ceptible de pertenecer a la Colección Vilanova.Se trataría de un fragmento de diáfisis de unhueso largo de dinosaurio, aunque el resto esmuy fragmentario para una atribución fiable(véase PEREDA-SUBERBIOLA y RUIZ-OMEÑACA,2005, fig. 5f).

El diente del Jurásico deAsturias

En la década de 1870, el anuncio del descu-brimiento de restos fósiles de Iguanodon en laCuenca del Maestrazgo generó nuevas citas dedinosaurios ibéricos. En la sesión del 4 de Juniode 1873 de la Sociedad Española de HistoriaNatural, celebrada en Madrid, el naturalistanavarro Justo Egozcue, catedrático de Geologíay Paleontología de la Escuela de Ingenieros deMinas de Madrid, dio cuenta de otro hallazgo,anterior a los de Vilanova, procedente de losestratos jurásicos de Ruedes, cerca de Gijón. Setrataba de un diente curvado con bordes aserra-dos que fue descrito originalmente como perte-neciente a un tiburón en la Descripcióon geoló-gica de Asturias (1858) de Guillermo Schulz(1805-1877) (Figura 8), ingeniero de minas ale-mán y una de las figuras más sobresalientes de lageología asturiana del siglo XIX. En 1873,Egozcue asignó el fósil al terópodoMegalosaurus. El diente formaba parte en aque-

lla época de las colecciones de la Escuela deMinas de Madrid. Siguiendo la opinión deEgozcue, autores de renombre, tales comoSalvador Calderón y Lucas Mallada, citaron eldiente de Asturias como perteneciente aMegalosaurus o a un megalosaurio. La forma yel tamaño del diente sugieren que se trataba pro-bablemente de un dinosaurio carnívoro de gran-des dimensiones (Figura 9). A pesar de las pes-quisas realizadas en el Museo Histórico-MineroDon Felipe de Borbón y Grecia en Madrid, quealberga las antiguas colecciones de la Escuela deMinas (y, por ende, las colecciones del Marquésde Elduayen a la que pertenecía el diente deRuedes), la pieza sigue desaparecida y no exis-ten dibujos de la misma, por lo que la interpreta-ción de Egozcue, aunque es probable, no puedeconfirmarse. El diente se describió durante elsiglo XIX como procedente del Jurásico Inferior(Liásico), pero las «margas rubias» de Ruedesdonde se descubrióel fósil correspon-den probablementea la FormaciónLastres, de edadJurásico Superior(Kimmeridgiense-Titónico). Elsupuesto diente deterópodo sería unode los escasos res-tos directos dedinosaurios descu-biertos en el Jurásico Superior asturiano, cuyoregistro fósil consiste principalmente en icnitas(GARCÍA-RAMOS et al., 2004).

Conclusiones

A diferencia de otros países europeos comoInglaterra o Francia, el descubrimiento y estudiode dinosaurios recibió poca atención en Españadurante el siglo XIX. Las primeras citas del des-cubrimiento de restos fósiles datan de la décadade 1870, unos treinta años después de que Owenacuñara en Inglaterra el término «Dinosauria» ycasi medio siglo después de la publicación de lasprimeras descripciones científicas de dinosau-rios (Megalosaurus, Iguanodon).

En 1872 y 1873, Vilanova mencionó elhallazgo de restos óseos del ornitópodoIguanodon en el Cretácico Inferior de Morella(Castellón) y Utrillas (Teruel). La colecciónVilanova conservada en el Museo Nacional de

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Figura 8. Retrato de Guillermo Schulz (1805-1877) en laEscuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de

Madrid y portada de su Descripcion geológica deAsturias (1858), donde se menciona el hallazgo de un

diente de Squalus en el Jurásico de Ruedes, que fue iden-tificado por Justo Egozcue en 1873 como pertenecienteal terópodo Megalosaurus. Se trataría del hallazgo másantiguo documentado de un fósil resto directo de dino-

saurio en la Península Ibérica.

Figura 9. Descripción hechapor Schulz del diente de

Asturias en la página 109 de suDescripcion geológica de

Asturias (1858). Se trataría delhallazgo más antiguo documen-

tado de un resto directo dedinosaurio en la Península

Ibérica.

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bién dirigido a los Drs. Rodolfo Gozalo(Universitàt de Valencia, Burjassot), JesúsCatalá (Universitat de València-CSIC), JaimeTruyols y José Carlos García-Ramos(Universidad de Oviedo) y Leandro Sequeiros(Universidad de Córdoba) por los datos de diver-sa índole que nos proporcionaron, y a la Dra.Vanda F. dos Santos (Museu Nacional deHistória Natural, Universidade de Lisboa) porproporcionarnos la fotografía de la Figura 2. Lasfotografías del material de la Colección Vilanovaconservado en el MNCN de Madrid se reprodu-cen con permiso de esta institución. El primerautor agradece al Ministerio de Educación yCiencia (Ciencia y Tecnología) la concesión deuna ayuda del Programa Ramón y Cajal. Suinvestigación está subvencionada por este orga-nismo (CGL2004-02338/BTE) y por laUniversidad del País Vasco/EHU (Grupos deinvestigación consolidados 9/UPV00121.310-15226/2003). El segundo y tercer autores formanparte del Grupo Aragosaurus (http://www.arago-saurus.com), cuya investigación está subvencio-nada por el Ministerio de Educación y Ciencia(CGL2004-03393), el Gobierno de Aragón(Financiación de Grupos Consolidados 2005-2006) y la Dirección General de PatrimonioCultural.

Bibliografía

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Ciencias Naturales de Madrid se compone decinco especímenes fragmentarios de Morella y,con reservas, uno de Utrillas. Ninguna de laspiezas puede atribuirse con certeza a Iguanodon.Uno de los fósiles de Morella es un centro verte-bral incompleto de un posible terópodo y otro deellos se interpreta como un fragmento de espinaneural perteneciente a un saurópodo. Ambosparecen provenir de la Formación Arcillas deMorella, de edad Aptiense. Los dos «huesos lar-gos» de Utrillas citados por Vilanova podríancorresponder a dos fragmentos de una tibia deterópodo, de la que sólo se conserva un dibujorealizado hacia 1920 por Royo Gómez.Recientes descubrimientos en Utrillas sugierenla presencia de al menos un saurópodo y un orni-tópodo iguanodontoideo en las facies albienses.

El hallazgo más antiguo de un dinosaurio enEspaña sería un supuesto diente (hoy en parade-ro desconocido) de terópodo del JurásicoSuperior de Asturias, que fue asignado original-mente a un tiburón por Schulz en 1858 y, poste-riormente, atribuido a Megalosaurus porEgozcue en 1873.

Los primeros descubrimientos relevantes dedinosaurios en España no se realizaron hastafinales de la década de 1910 y durante la décadade 1920, teniendo como protagonista a JoséRoyo Gómez, quien desarrolló actividades decampo en varias localidades del CretácicoInferior del Levante ibérico, describiendo fósilesde dinosaurios y otros vertebrados continentaleshallados en depósitos de las facies «Weald»(DIÉGUEZ et al., 2004). Royo Gómez es, en esteaspecto, un precursor de la modernaPaleontología de Dinosaurios que se hace hoy enEspaña.

Agradecimientos

Nuestro agradecimiento a los Drs. BegoñaSánchez Chillón (MNCN, Madrid), JuanaMolina (Archivo del MNCN, Madrid),Benjamín Calvo y Trinidad de Torres (MuseoHistórico-Minero Don Felipe de Borbón yGrecia, Madrid), Isabel Rábano (MuseoGeoMinero, Madrid), Margarita Belinchón(Museo Municipal de Ciencias Naturales deValencia) y Anna García Forner (Museo deGeología, Universitat de València), así como alDr. Luis Alcalá (Fundación ConjuntoPaleontológico de Teruel), por su ayuda y por lainformación proporcionada durante el estudio delas colecciones. Nuestro agradecimiento va tam-

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