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construcción colectiva –física y social- del territorio
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1 Bogotá, Septiembre 2012
“Arquitectura Expandida: construcción colectiva
–física y social- del territorio”
Ana López-Ortego1
Felipe González2
Harold Guyaux3
Marina Tejedor4
Arquitectura Expandida5
axp@arquitecturaexpandida.org
http://arquitecturaexpandida.org/
Palabras clave: espacio público, colectividad, autoconstrucción, activismo, acción
participativa, urbanismo ciudadano.
“El derecho a la ciudad no solo es el derecho de acceso a lo que ya existe, sino el derecho a
cambiarlo a partir de nuestro anhelos más profundos” -Robert Park-
Introducción
Los Encuentros de Arquitectura Expandida (a partir de ahora EAE), desarrollados desde
2010 en distintos barrios de Bogotá, son Laboratorios Urbanos [Latour:1983, 141-170] de
iniciativa independiente y colaborativa, en los que se ha venido trabajando de forma
colectiva en la construcción física y social del territorio de forma transdisciplinar, empírica y
experimental.
El objetivo ha sido investigar procesos y metodologías de autoconstrucción colectiva de
ciudad, compatibilizando la teoría y la acción en una praxis llevada a cabo con diversos
grupos de equipos, académicos, estudiantes, asociaciones culturales, comunitarias y sobre
todo ciudadanos unidos por el interés en hacerse cargo en primera persona de la gestión
política, social y cultural de su territorio.
No se trata de una práctica aislada. A escala global son cada vez son más los colectivos
que, con principios voluntariamente alejados de dogmas académicos, rentabilidades
1 Arquitecta, gestora cultural, especialista en cooperación y en tecnologías para el desarrollo humano y docente en las
Universidades Javeriana y Piloto de Bogotá 2 Arquitecto y miembro activo de la Red Internacional “Arquitecturas Colectivas” 3 Arquitecto y miembro fundador de Habitat sin Fronteras 4 Humanista, máster en diplomacia y relaciones Internacionales y gestora cultural 5 Arquitectura Expandida es un equipo que viene trabajando desde 2010 en procesos colectivos de autoconstrucción -física y
social- del territorio, a través de dinámicas implementadas de forma colaborativa con muchos otros agentes de diversos perfiles,
con herramientas que van desde la gestión cultural, el diseño participativo, la autoconstrucción, la acción reivindicativa, l a
recuperación-reciclaje de recursos y la autogestión urbana.
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comerciales y burocracias administrativas, deciden implicarse en territorios políticos,
sociales, legales, efímeros o educativos con el fin de adquirir conocimientos que les
permitirán proseguir sus investigaciones sobre derechos humanos, participación con la
comunidad, diseño de políticas, ética de planificación, intervenciones espaciales o
apropiación temporal de estructuras urbanas, permitiéndoles realizar cambios reales a
pequeña escala. [Miessen: 2011, 273-289]
Bogotá no es una excepción a la efervescencia de este tipo de colaboraciones y acciones.
Julian Arturo afirma que el rasgo mas sobresaliente de los cambios sucedidos durante el
siglo XX en Bogotá, está relacionado con el crecimiento de procesos sociales sin decantar,
muchos de ellos liderados por jóvenes y vinculados identitariamente con territorios urbanos.
“A nivel urbano Bogotá no se percibe como un territorio homogéneo sino como un conjunto
de variados territorios, cada uno con sus límites, reglas, comportamientos, relaciones y
actores” [Arturo: 2000, 279-291].
Por tanto, relacionando el nivel global con el local, podemos apoyarnos en la consideración
de que las verdaderas fronteras no estén tanto entre los países como dentro de las ciudades
[Bourriaud:2008, 108], divididas por una fuerte segregación social y atomizadas en lo que a
la identidad urbana se refiere ofreciendo la oportunidad de poner en crisis la unidad cultural
de la urbe [Borja: 2003, 132] en pro de las microidentidades urbanas.
Si hacemos zoom y nos aterrizamos en las que hemos trabajado en los EAE, podemos
reconocer una extraordinaria experiencia cultural basada en un gran tejido ciudadano y
asociativo trabajando a pequeña escala, con poca visibilización y un uso reducido de las
nuevas tecnologías, pero muy conectados en red a través de mesas ciudadanas o cabildos
periódicos, de mecanismos de participación que se han impulsado a nivel distrital desde la
década de los 90 y de experiencias colectivas independientes, a las que nos sentimos mas
próximos.
Desde un enfoque transdisciplinar, existen puntos de contacto entre los EAE y el activismo
en el arte. Si cambiamos la palabra arte por arquitectura sentimos una profunda empatía
hacia los principios del activismo artístico latinoamericano de los últimos años,
especialmente en los aspectos que consideran que todo arte es político, que su interés
trasciende la pura representación estética y que incluso contribuye a “producir” política y
construye lo político en el acto. En estas prácticas artísticas se antepone la acción social a la
tradicional autonomía del arte, siendo absolutamente necesaria la implicación física y directa
del sujeto en la práctica.
Seguramente el punto que mas dudas nos genera es el que relaciona el arte activista con la
materialidad débil, basada por un lado en la habitual limitación de recursos con los que el
activismo artístico opera, pero también en el énfasis puesto en la producción inmaterial de
relaciones, subjetivación, concientización y en el rechazo a objetivarse en materiales
fetichizables - comercializables - museizables. [Expósito-Vidal-Vindel: 2011]. Este supuesto
solo nos resulta válido si se considera que a través del arte no se puede llegar a una
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producción material útil social y políticamente per sé, lo cual choca frontalmente con la
dinámica central en torno a la que se construye un EAE.
¿Cuál es el origen? O más bien ¿Podemos identificar algo parecido a un punto de
partida?
Aceptar que exista un origen de este proyecto implica que en la ciudad exista un estado
cultural y social de partida mas que una maraña de redes, de formas de hacer, de anhelos y
de empujes que pertenecen a distintos proyectos ciudadanos y que han ido construyendo
este proceso a medida que ha ido avanzando en el tiempo.
Si podemos, sin embargo, definir un cronograma “oficial” de eventos relacionados con los
EAE (muy vinculados, por cierto, a la justificación ante financiadores). En mayo del 2010 tuvo
lugar el primero de ellos (1EAE), en el que un grupo independiente de personas y colectivos
- en su mayoría en principio vinculados disciplinarmente a la arquitectura- se reunieron en
torno a unas cuestiones planteadas y otras que iban surgiendo durante el mismo encuentro.
_¿Como inscribir en el mundo de lo visible y de lo protegido las realidades marginales?
¿Como gestionar eficazmente sus recursos urbanos y sociales? ¿Cómo garantizar una
gestión participativa del entorno urbano?
_¿Cómo incorporar al desarrollo de temáticas arquitectónicas y urbanas tradicionales
algunos conceptos emergentes como “estrategias”, “trabajo en red”, “interactividad” y
“proyectos ciudadanos colectivos”?
A medida que avanzaban los encuentros iban ampliándose las cuestiones, los colectivos
implicados y la reflexión teórica se iba compaginando con acciones concretas con vocación
de prototipado urbano y social, que arrojasen nuevos cuestionamientos.
_¿asistencialismo o cooperación?
_¿Como trabajar la sistematización y escalabilidad de las propuestas?
_¿cómo garantizar el mantenimiento y la continuidad en el tiempo de los procesos?
_¿como y quien está en condiciones de abordar la necesaria evaluación de procesos
colectivos?
La especulación –entendida como la capacidad de cuestionarse, de examinar en
profundidad, de teorizar, de elaborar conjeturas, de prototipar, de pasar a la acción y de
obtener beneficios basados en los cambios- se convirtió en la metodología intuitiva de los
encuentros, en la forma evaluar los procesos y de seguir avanzando.
Afortunadamente no habrá respuestas únicas a los interrogantes pues son muchos los
agentes que participan en estas dinámicas. Esta diversidad asimilada es otro
cuestionamiento central para abordar de forma responsable un proceso participativo:
¿Quiénes somos? O más bien ¿qué es lo que nos congrega?
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Comunidades, colectividades e individuos tendrán sus razones o intuiciones particulares
para participar de forma activa y horizontal en estos procesos. Entre ellas se pueden
entrever los activismos, reivindicaciones políticas del derecho a la ciudad, manifestaciones
artísticas, acciones culturales, trabajos de integración y empoderamiento comunitario,
estrategias para visibilizar realidades marginales, investigar a través de microlaboratorios de
autoconstrucción, acercar al ciudadano a sus derechos y deberes urbanos, o la simple y
llana necesidad o anhelo de un espacio. Seguramente -al margen de la diversidad de
aproximaciones e intereses- hay un punto en común en el reconocimiento de la autogestión
social, cultural y urbana como herramienta básica para el desarrollo y mejoramiento
progresivo del territorio por parte de las comunidades, reivindicando -social e
institucionalmente- la participación activa de los habitantes en la construcción de ciudad.
Este deseo común de acción urbana, independientemente de quienes seamos o de donde
venimos nos convierte en una colectividad, trascendiendo los conceptos de comunidad y las
limitaciones y fronteras territoriales e identitarias de la ciudad.
“La comunidad se presenta como una unidad social severamente jerarquizada (…) Lo
colectivo se asocia con la idea de reunión de individuos que toman conciencia de lo
conveniente de su copresencia y la asumen como medio para obtener un fin (…) La
comunidad se funda en la comunión; la colectividad, en cambio, se organiza en torno a la
comunicación (…) Si la comunidad exige coherencia, lo que necesita y produce toda
colectividad es cohesión” [Delgado: 2008]
Esta cohesión está en un objetivo común, pero también en un proceso cooperacional a
través de las dinámicas que conforman un Encuentro de Arquitectura Expandida: generar
espacios de comunicación para la racionalización de los anhelos urbanos (encuentros-taller),
diseñar y construir de forma colectiva un prototipo (laboratorio urbano) llenándolo simultánea
y colectivamente de contenido social (programación cultural). Todo ello atravesado por un
contacto basado en la transferencia multidireccional de saberes, lo cultural, lo vivencial, lo
festivo, y por la voluntad de que este tipo de modelos sean extrapolables a otras escalas en
el planeamiento de la ciudad.
En muchos puntos, las dinámicas desarrolladas en un Encuentro de Arquitectura Expandida
se podrían aproximar metodológicamente a la Investigación-Acción Participativa. En
particular nos interesa remarcar el cuestionamiento de su validez investigativa: ¿Cómo
pueden ser objetivos los resultados si todo el proceso tienen una motivación política? ¿La
participación de los beneficiarios del proceso investigativo, no compromete seriamente los
resultados? Según Peter Park “Este prejuicio surge del supuesto epistemológico del
positivismo que considera que el único conocimiento válido es el que producen las ciencias
naturales. “No se puede responder solamente en términos del conocimiento instrumental (…)
Hay que examinar el concepto de objetividad en cada tipo de conocimiento [respecto a los
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conocimientos instrumental, interactivo y crítico]. Para que el conocimiento interactivo pueda
reclamar validez es necesario que produzca relaciones comunales caracterizadas por un
amplio sentido de la empatía y vinculación. El conocimiento crítico se valida a si mismo al ser
un vehículo de trasformación mediante la superación de obstáculos a la emancipación
interna con respecto al mundo interior.” [Park: 1991]
¿Un laboratorio urbano para experimentar? ¿O más bien para generar reacciones
positivas en cadena?
A partir del Segundo Encuentro de Arquitectura Expandida (2EAE, Alaska, Usme, Bogotá.
Diciembre 2010) y ante la frustración de estar especulando sobre la ciudad exclusivamente
en forma teórica, comenzamos a desarrollar microintervenciones directas en el espacio
público que permitiesen reflexionar en torno a un prototipo concreto de diseño participativo y
autoconstrucción colectiva con la comunidad.
El principio de intervención a pequeña escala y con recursos muy limitados, está relacionado
con el concepto de acupuntura urbana [Lerner: 2005] “aplicando “magias” de la medicina a
las ciudades enfermas, casi en estado terminal y tocando un área de tal modo que pueda
ayudar a curar, mejorar, crear reacciones positivas y en cadena”.
La herramienta de la autoconstrucción aplicada a contextos urbanos que se han generado
informalmente a través de esta vía, es intuitiva y cercana para las comunidades. Lo nuevo es
trascender de la vivienda a los espacios públicos y comunes, evidenciar los pocos recursos
materiales y económicos necesarios para llevarla a cabo y entender la profunda dimensión
social que se puede generar, desarrollándose una gran capacidad de autogestión ciudadana
de su entorno urbano y un trascendente sentimiento de pertenencia.
El encuentro con el contexto de intervención se dio en uno de los recorridos planificados
para el evento -dirigido por líderes locales de la localidad de Usme- en el que los habitantes
evidenciaron algunos conflictos urbanos que habían detectado previamente. Entre ellos el
estado de abandono del parque comunal del barrio Alaska.
El laboratorio urbano se centró en el reuso y resignificación del espacio público a través de
una infraestructura ligera deportiva que pretendía resolver las principales deficiencias
funcionales del espacio: estudiar y diseñar cuidadosamente la estética del lugar,
evidenciando el derecho a la ciudad bella y representativa [Borja,2003:37], e implementando
materiales de bajo coste o recuperados debido a la falta de recursos, pero también a la
convicción de que se trata de una herramienta para generalizar la práctica de la autogestión
comunitaria y la factibilidad de replicar estas dinámicas en otros espacios públicos
abandonados institucionalmente.
La intervención se materializó en la habilitación y nivelación básica del suelo, la adecuación
de la portería y canasta, contención mínima de tierras mediante unas gradas,
implementación de una red y asador, así como el diseño de una potente imagen que
generase consenso y empoderamiento colectivo.
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IMÁGENES ALASKA:
Fotografía Arquitectura Expandida. Créditos del proyecto: Proyecto Colectivo de Arquitectura
Expandida, Todo por la Praxis, La Creactiva, Habitat Sin Fronteras, Ojo al Sancocho,
Plataforma Social Usme, Corporación In Situ y la comunidad del barrio de Alaska.
ALASKA1: Imagen final del proyecto.
ALASKA2: Espacio antes de la intervención.
7 Bogotá, Septiembre 2012
ALASKA3: Espacio tras la intervención.
Esta apropiación produjo un contagio viral en el que muchos vecinos se dejan influenciar por
estas iniciativas para acondicionar mejor sus viviendas.
Sin embargo la gestión y mantenimiento posterior no ha sido constante. En este proyecto la
principal contraparte local era la Junta de Acción Comunal y, al margen de las excelentes
afinidades personales, no siempre las estructuras políticas públicas de la ciudad son las mas
adecuadas para este tipo de proyectos colectivos: tienen evidentes intereses políticos, se
gestionan en ciclos electorales de 4 años, y en contextos tan vulnerables como el barrio
Alaska, están obligados a centrarse en problemáticas prioritarias como la falta de agua
potable o los derrumbes de tierras.
¿Es negativo el conflicto urbano? O más bien ¿No resulta demasiado sospechoso el
consenso sin negociación previa?
Unos meses después y a través de actividades culturales enfocadas al reconocimiento del
territorio, como cartografías urbanas y música en el espacio público, se gestó lo que sería el
Tercer Encuentro de Arquitectura Expandida (3EAE) en el barrio El Dorado (localidad Santa
Fé, Bogotá. Mayo 2011).
En esta ocasión el principal cómplice fué la Corporación Cultural Hatuey: una asociación
para la promoción de las prácticas culturales locales que llevaba 10 años trabajando en el
barrio con un fuerte respaldo social legitimado por el apoyo de la mayoría de los vecinos.
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Tenían clara la necesidad de un espacio escénico al aire libre. Hatuey propuso, no solo el
programa a implementar, también el posible escenario para la intervención: un lote en
desuso colindante a la parroquia del barrio que, a pesar de tener una buena ubicación,
quedaba fuera de los circuitos culturales y deportivos de la zona.
Una vez iniciado el proceso sociabilización en la comunidad, otros agentes locales
manifestaron sus intereses: la parroquia sugería que el espacio fuese lo suficientemente
versátil para hacer comidas comunitarias, los vecinos requerían que se iluminase para
mejorar la seguridad nocturna del entorno y la Junta de Acción Comunal entendía como
fundamental la mejora del camino de conexión entre la parte alta y baja.
La intervención se materializó en la recuperación del suelo con una nivelación del mismo; la
del muro, como fondo protagonista de la intervención; y la adecuación de las tierras del
camino de acceso.
El diseño, por su parte, contemplaba unas gradas-miradores que podían ser utilizadas
también como equipamiento de comedor en el espacio público, una cubierta para delimitar el
espacio escénico y que contendría la iluminación y la toma de electricidad en su interior
abasteciéndose de la parroquia, unos cajones móviles para disponer de un escenario, la
habilitación del camino de conexión, una intervención paisajística-educativa y una
intervención gráfica mediante un mural de diseño comunitario.
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IMÁGENES DORADO:
Fotografía Arquitectura Expandida. Créditos del proyecto: Proyecto Colectivo de Arquitectura
Expandida, Corporación Cultural Hatuey, Ciudad Colash, Straddle3, Territorios Luchas, Citio-
Ciudad Transdisciplinar, Oscar-Xue, miembros de la Universidad Agustiniana y la comunidad
del barrio El Dorado.
DORADO1: Imagen final de la intervención.
DORADO2: Imagen del espacio antes de la intervención.
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DORADO3: Rehabilitación del muro de fondo
DORADO4: Trabajo colectivo para la adecuación de uno de los caminos de acceso.
11 Bogotá, Septiembre 2012
DORADO5: Actividades culturales desarrolladas en paralelo al proceso de autoconstrucción
(concierto de la red de músicos locales)
Todas estas sugerencias previas al encuentro tuvieron que ser revisitadas durante y después
de la construcción debido a una serie de conflictos de uso que se comenzaban a generar
entre los distintos agentes involucrados: vecinos, parroquia, asociaciones culturales, junta de
acción comunal y usuarios.
Al margen de nuestra opinión personal sobre las distintas medidas que se tomaron (la
construcción de un huerto comunitario y una verja perimetral, convirtiendo el lugar en un
espacio cerrado cuyo uso sería gestionado por varios agentes locales) entendemos como
positivo el proceso de apropiación que derivó en una pugna, para luego ser abordado como
una negociación urbana con el objetivo de establecer una estrategia de resolución de
conflictos en la que los agentes externos al territorio podíamos actuar como rótula en el
diálogo.
Este proceso, que se dio espontáneamente, nos dio la llave para nuevas aproximaciones a
tener en cuenta en el futuro. Metodologías cercanas a “la rotura de la máquina de consenso”
de Hans Ulrich Obrist son las que generan verdadera participación, vínculos y acuerdos.
Lo festivo y lo cultural en la construcción social de un espacio
Parte del éxito de esta apropiación y negociación se debió al entendimiento de las
actividades lúdico festivas como un dispositivo de ordenación territorial.
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Un encuentro es, en este sentido, una fiesta popular, que implica simbologías e imaginarios
que consolidan, no solo a las personas como una colectividad “La fiesta puede anular las
diferencias y hacer que, de pronto, aparezca no importa que unidad” [Delgado,2002:163],
sino también al espacio público como escenario de comunicación y de acción, como utopía
de una comunidad dueña de su espacio.
“Decir fiesta popular es decir, sencillamente, fiesta que tiene lugar en el espacio público,
fiesta en la que la calle alcanza un nivel máximo de protagonismo, puesto que su papel no se
reduce al mero escenario pasivo, sino que juega un papel activo y central. (…) El paisaje
urbano deviene, de pronto, por la eficacia simbólica de la fiesta, también un paisaje moral
(…) El uso extraordinario que recibe la plaza o la calle es una expresión más de cómo una
colectividad socializa un espacio para convertirlo en soporte para la creación y la evocación
de significados” [Delgado,2002:154]
Estábamos persuadidos que el lote de El Dorado en el que estábamos interviniendo ya era
un espacio público ciudadano por las actividades culturales que esporádicamente se daban
allí. Se trataba solo de reconocer la extraordinaria experiencia cultural que supone la
apropiación singular de espacios públicos, formada por un consistente tejido humano a
través de la pervivencia en el tiempo de estas nuevas significaciones urbanas. [De Solá
Morales: 1996]
De forma mas o menos espontánea en esta ocasión y más planificado que en los posteriores
encuentros, se desarrollaron de un gran número de actividades culturales gestionadas por
los distintos colectivos involucrados en el proceso: taller de periodismo documental, de
serigrafía en camisetas, de dibujo, proyecciones documentales, charlas de los distintos
agentes e invitados, etc. Todas estas actividades culturales, intelectuales y festivas, se
tornaron una potente herramienta para erigir colectivamente un espacio autoconstruído, al
mismo tiempo física y socialmente.
¿Proyectos colectivos como proceso? ¿O también pueden ser respuestas integrales
rigurosas con los objetivos planteados?
Todas las enseñanzas derivadas de las evaluaciones de los proyectos fueron tenidas en
cuenta para el Cuarto Encuentro de Arquitectura Expandida (4EAE) que tuvo lugar en
diciembre de 2011 en el barrio de San Vicente (localidad de San Cristóbal Sur, Bogotá). En
él se construyó, en colaboración con la Corporación Promotora Cívico-Cultural ZuroRiente, la
ampliación de la Biblioteca Comunitaria Simón el Bolívar: una pequeña infraestructura que
funciona desde que hace más de 16 años fuese construida por los vecinos ante la falta de
equipamientos sociales y comunitarios en un contexto urbano conflictivo y violento.
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En esta ocasión se intensificaron las encuentros previos con todos los agentes locales con la
voluntad, por un lado de construir una respuesta global de forma colectiva, meditada y
consensuada y por otro lado de ejercer como intermediarios en aquellos conflictos urbanos
que se pudiesen detectar. Para lo primero elaboramos con la promotora una dinámica de
talleres de reconocimiento-anhelos urbanos y de diseño colaborativo, gracias a la gran
experiencia que, desde las ciencias sociales, acumula esta organización en metodologías
participativas. Para lo segundo programamos encuentros con todos los agentes locales,
incluyendo especialmente a aquellos con los que se habían tenido conflictos previos para
forzar la mencionada “maquinaria de ruptura de consenso”.
Esto permitió desarrollar una estrategia integral a varios niveles: una programación cultural
estructurada en el que cada colectivo y asociación comunitaria propuso, diseñó y se
responsabilizó de ciertas actividades; y un diseño arquitectónico colectivo orientado en esta
ocasión a un solo elemento: una sala de usos múltiples. Todo ello permitiendo la suficiente
flexibilidad en el proceso como para provocar espontaneidades y dinámicas emergentes.
La intervención se materializó bajo la figura de bien mueble, temporal y desmontable que se
apoya sobre la edificación existente de la Biblioteca. La estructura se ejecutó en guadua
(simplificando el proceso constructivo mediante uniones con varillas roscadas y evitando los
detalles que requieren mayor especialización, como los empates tipo “boca de pescado”), el
revestimiento se construyó en policarbonato alveolar y el suelo en madera con formaleta
tratada para exteriores apta para actividades de danza y teatro. Gran cantidad de estos
materiales vinieron de donación de empresas privadas.
IMÁGENES CASA DEL VIENTO:
Fotografía Arquitectura Expandida. Créditos del proyecto: Proyecto Colectivo de Arquitectura
Expandida, Corporación Promotora Cultural ZuroRiente, Ciudad Colash, Estudio triptópolis,
Territorios Luchas, Medio Libre y la comunidad del barrio San Vicente Alto en San Cristóbal
Sur.
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CASADELVIENTO1: Imagen final de la intervención.
CASADELVIENTO2: Trabajo colectivo
15 Bogotá, Septiembre 2012
CASADELVIENTO3: Actividades culturales con niños paralelas a la autoconstrucción del
proyecto
CASADELVIENTO4: Talleres de autoconstrucción en guadua.
16 Bogotá, Septiembre 2012
CASADELVIENTO5: Imagen final de la intervención. Contextualización urbana con el
espacio público cercano.
CASADELVIENTO6: Imagen final de la intervención. Imagen interior.
17 Bogotá, Septiembre 2012
La Casa del Viento es el primero de los laboratorios urbanos que se han desarrollado en los
EAE en el que se ha culminado una intervención arquitectónica integral, es decir, abordando
prácticamente todas las fases constructivas de una edificación, lo que nos permite pensar en
escalar esta metodología a nivel de planificación urbana y de construcción de ciudad.
¿Construcción, territorio y legalidad? o más bien ¿Autoconstrucción, espacio público
y legitimidad?
¿Como legitimar una intervención informal en un contexto urbano de origen informal? Ante
eso ¿Es imperativamente negativa la ciudad informal? Posiblemente la informalidad -leída
como el esfuerzo comunitario para autoconstruir su entorno urbano y social- puede generar
mas potencial para los intercambios sociales que las ciudades sobrediseñadas, aunque
presenten problemas a distintos niveles (administrativo, estructural, técnico, ect).
Se trata en muchos casos de espacios espontáneos en los que se materializan de forma
evidente los flujos emergentes de la ciudad, donde se difumina la rigidez planificada y las
fronteras son porosas.
No se trata de apología a la ciudad de invasión. Se trata de reconocer lo que ha aportado la
ciudad informal a la construcción social y participativa del territorio.
Se trata de considerar ciudades en las que más de la mitad de su habitat se ha originado
mediante mecanismos de autoconstrucción y autogestión, en lotes de urbanizadores ilegales
[Arturo, 2000] y en las que actualmente muchos sectores sociales no tienen otra opción y no
encuentran cobertura dentro de la legalidad para construir su vivienda y su ciudad.
El objetivo es el de encontrar las herramientas que permitan devolver al urbanismo esa
vocación de ciencia social que puede mejorar la calidad de vida de las poblaciones mas
necesitadas y reducir desigualdades mediante transformaciones urbanas en las que las
propias comunidades pueden hacerse a sí mismas creando un entorno urbano
cualitativamente diferente. [Montaner-Muxi].
Tras estas y otras experiencias, estamos convencidos de que este posicionamiento es
extrapolable a diferentes escalas en el planeamiento de la ciudad, a través de dos
herramientas básicas: la normalización de la autoconstrucción y la participación ciudadana
en el diseño de su ciudad en base a lo cultural.
A este respecto, es importante que estos proyectos sean elementos dinamizadores, con
capacidad de propiciar cambios, de favorecer transformaciones no solo en los actores
involucrados directamente, también en aquellos que toman las decisiones referentes al
espacio público “detrás de un cristal blindado” [Gadanho 2011]
A pesar de no poder ofrecer las conclusiones de rigor de una investigación académica por
sentir que nos encontramos inmersos en un proceso sin cronograma preciso, estamos en
disposición de finalizar por el inicio, por lo esencial, incorporando a modo de cuestión una
afirmación del antropólogo Robert Park:
18 Bogotá, Septiembre 2012
¿Será el derecho a la ciudad solo el derecho de acceso a lo que ya existe, o también el
derecho a cambiarlo a partir de nuestros anhelos más íntimos?
Bibliografía
-Latour, Bruno, 1983. “Dadme un laboratorio y moveré el mundo”. Londres, K. Knorr- Cetina
y M. Mulkay (eds.), Science Observed: Perspectives on the Social Study of Science.
-Miessen, Markus, 2009. “Alguien dijo participar?, prácticas sociales en los márgenes de la
oportunidad”. Barcelona. Editado por dpr-barcelona
-Arturo, Julián, 2000. “Bogotá, la dimensión cultural, una lectura transversal”, Bogotá.
Universidad Nacional de Colombia.
-Bourriaud, Nicolas. 2009. “Radicante”. Paris, Ed Sternberg Press.
-Borja, Jordi 2003. “El espacio público: ciudad y ciudadanía”.Barcelona. Ed. Electa.
-Expósito, Marcelo- Vidal, Ana- Vindel, Jaime. 2011. “Activismo en 10 mandamientos”.
Buenos Aires. Artículo. Revista CIA.
-Delgado, Manuel. 2008. “Lo Común y Lo Colectivo” Artículo, Universidad de Barcelona.
-Park, Peter. 1991 Que es la investigación-acción participativa. Perspectivas teóricas y
metodológicas. Artículo. Universidad de Massachussets, Amhers.
-Lerner, Jaime. 2005. “Acupuntura Urbana”. Artículo. Barcelona, Institut d’arquitectura
avançada de Catalunya.
-Delgado, Manuel 2002. “Disoluciones urbanas: procesos identitarios y espacio público”. (De
lo común a lo colectivo) Medellín. Universidad Nacional de Colombia.
-Solá-Morales, Ignasi. 1996. “Presente y Futuros. La arquitectura en las ciudades” Artículo.
Barcelona. Ed. Collegi Oficial d’Arquitectes de Catalunya / Centre de Cultura Contemporània.
-Montaner, Joseph María/ Muxi, Zaida 2011. “Arquitectura y Política: ensayos para mundos
alternativos.” Barcelona, GG.
-Gadanho, Pedro. 2011. “Back to the Streets: The Rise of Performance Architecture. Artículo
Revista digital Domus.
19 Bogotá, Septiembre 2012
CRÉDITOS
Texto:
Arquitectura Expandida
Texto: Ana López-Ortego
Con la colaboración: Felipe González, Harold Guyaux y Marina Tejedor
Imágenes:
Arquitectura Expandida
Primer Encuentro de Arquitectura Expandida:
Arquitectura Expandida, Habitat sin fronteras, Recetas Urbanas, Guillermo Cruz, Citywiki, La
Creactiva, Fundación Juligón, A varias manos y el PEI (Programa de Estudios
Internacionales de la Universidad Pontificia Javeriana)
Financiado por la Consejería Cultural de la Embajada de España en Colombia, con la
colaboración de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño y el espacio Parqueadero de la
Biblioteca Luis Ángel Arango, del Banco de la República)
Segundo Encuentro de Arquitectura Expandida: Alaska Parque Comunal
Arquitectura Expandida, La Creactiva, Todo por la Praxis, Corporación In situ, Ojo al
Sancocho, Plataforma Social Usme y la comunidad del barrio Alaska.
Financiado por la Consejería Cultural de la Embajada de España en Colombia.
Tercer Encuentro de Arquitectura Expandida: El Dorado se mueve, El Dorado es aquí
Arquitectura Expandida, Citio- Ciudad Transdisciplinar, Corporación Cultural Hatuey,
Territorios-Luchas, Straddle3, Pandemia Audiovisual, Oscar-Xue, algunos componentes del
área de proyectos de la Universidad Agustiniana y la comunidad del barrio “El Dorado”.
Financiado por la Consejería Cultural de la Embajada de España en Colombia, con el apoyo
de Homecenter Colombia (en la donación de materiales) y el Jardín Botánico “José Celestino
Mutis” de Bogotá.
Cuarto Encuentro de Arquitectura Expandida: La Casa del Viento
Arquitectura Expandida, Corporación Promotora Cívico Cultural Zuro Riente, Estudio
Triptópolis, Territorios Luchas, Ciudad Colash, Medio Libre y la comunidad del barrio de San
Vicente en San Cristobal, Bogotá.
Financiado por la Consejería Cultural de la Embajada de España en Colombia, con el apoyo
de Homecenter Colombia y la Universidad Pontificia Javeriana (en la donación de materiales)
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