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CAPACITACIÓN NACIONAL DEPORTIVA
CAPÍTULO 4
SISTEMA ENDOCRINO El estudiante al finalizar el capítulo será capaz de:
Objetivo 1: Comprender el funcionamiento del metabolismo energético, junto con las distintas hormonas presentes en el ejercicio físico.
Objetivo 2: Analizar la respuesta endocrina frente a la intensidad de trabajo físico
Objetivo 3: Comprender y analizar el proceso adaptativo al esfuerzo físico.
CAPACITACIÓN NACIONAL DEPORTIVA
SISTEMA ENDOCRINO
4.- HORMONAS Y SU RELACION CON EL EJERCICIO FÍSICO:
Se entiende por sistema neuroendocrino las interacciones entre el sistema
nervioso y el sistema endocrino, se refiere a ciertas células que envían hormonas a la
sangre en respuesta a la estimulación del sistema nervioso. Un modelo de sistema
neuroendocrino es el que presenta el sistema nervioso simpático, donde las células
pertenecientes a las médulas de las glándulas suprarrenales son estimuladas
directamente por neuronas del sistema nervioso simpático secretando la adrenalina,
hormona fundamental para diversas funciones que se activarán en condiciones de
ejercicio.
4.1 Hormona del crecimiento. (STH) (GH)
Las concentraciones plasmáticas de GH aumentan de forma rápida en el
transcurso de la actividad física, en especial en esfuerzos de elevada potencia. La tasa y
la velocidad de incremento son proporcionales a la magnitud del ejercicio y aumentan
con su duración. Los valores pueden permanecer todavía muy por encima de los
correspondientes a la situación de reposo, incluso después de un largo periodo una vez
finalizado el ejercicio.
Sus efectos en el ejercicio no son suficientemente conocidos. Se ha postulado que la GH
aumenta la actividad lipolitica a nivel de los tejidos de reserva de grasa, junto a
modificaciones menos objetivables de la estructura y funciones de los elementos
contráctiles de la fibra, especialmente cuando el estímulo es persistente, como ocurre
en la condición de entrenamiento. La tendencia actual se encamina en este sentido,
tendiendo a relacionar los efectos de la GH con las modificaciones adaptativas propias
del entrenamiento, más que con efectos específicos producidos en el transcurso del
esfuerzo.
4.2 Hormona adrenocorticotropa, (ACTH ) y glucocorticoides.
Los niveles plasmáticos de glucocorticoides (en el hombre principalmente
cortisol) se hallan aumentados en el ejercicio, en respuesta al incremento de liberación
de la hormona corticotropa (ACTH) por el hipotálamo. Aunque se registran
incrementos de cortisol plasmático después de haber transcurrido 15 minutos del
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inicio del esfuerzo, con la duración del mismo los niveles de cortisol aumentan
progresivamente alcanzando valores elevados solo al final del ejercicio muy
prolongados. Por el momento, no existen datos suficientes que permitan evidenciar la
acción real del cortisol, sobre la respuesta funcional al ejercicio físico intenso.
Los aumentos de cortisol, al que acompañan otras hormonas corticoides (en el hombre
principalmente corticosterona), se han relacionado con muchos componentes de la
respuesta metabólica y funcional al ejercicio: Activación de la glucogenolisis hepática y
de movilización de reservas de triglicéridos en el tejido adiposo, con mayor utilización
de ácidos grasos por el musculo en actividad, en especial en ejercicios prolongados.
Probablemente su acción no es específica, sino que actúa como complemento de otras
hormonas, principalmente las catecolaminas o el glucagón. La presumible acción
defatigante, compleja y mal estudiada, podría deberse a efectos de este tipo.
Una acción complementaria sugerida para el cortisol y derivados consiste en actuar en
las fases tardías del ejercicio, activando la proteólisis en la fibra muscular. De esta
manera, podría lograrse para el musculo en contracción un aporte energético adicional
o, alternativamente, estimular la gluconeogénesis hepática, con aumento de la
glucemia, a partir de los aminoácidos liberados.
4.3 Aldosterona.
También se ve incrementada en el ejercicio físico. Las causas son diversas:
Intervención del sistema renina-angiotensina, estímulos vegetativos simpáticos, y una
posible acción directa atribuible a las modificaciones en las concentraciones iónicas de
NA +, CI- y K+. Por un lado, permite el ahorro de Na+ y CI-, en condiciones de pérdidas
iónicas excesivas y, por otro, al retener dichos iones, actúa por efecto osmótico
indirecto, frenando las pérdidas hídricas. Estos mecanismos son útiles para mantener
el adecuado balance hídrico y iónico en condiciones de sudoración importante.
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4.4. Hormona antidiurética (ADH).
La ADH (denominada en otro tiempo vasopresina por su presunta acción
hipertensora, inexistente a las concentraciones fisiológicas) aumenta de forma muy
considerable durante el ejercicio físico. Se explica por la disminución de la volemia
(detectado por los volorreceptores auriculares) y el incremento de la concentración
ionica de la sangre (por los osmorreceptores hipotalámicos), cuando existe una pérdida
importante de agua, consecutiva a la sudoración. La ADH potencia la reabsorción de
agua en los tubulos renales distales y colectores, y tiende por ello a restaurar la volemia
y a normalizar las concentraciones osmóticas de los espacios extracelulares, con
reducción del flujo de orina.
4.5 TSH y hormonas tiroideas.
Las dosificaciones plasmáticas de hormona tiroestimulante (TSH) en la
respuesta al ejercicio físico proporcionan resultados contradictorios. Con toda
probabilidad, la modalidad de ejercicio y las condiciones en las que este se lleva a cabo
influyen en la respuesta adaptativa, lo que explica que, en ocasiones, aparezcan
aumentos y en otras, disminuciones de su concentración plasmática. En lo que a la
hormona tiroidea respecta, hay el criterio general de que no existen modificaciones.
Solo en condiciones especiales, como la ingesta de una dieta pobre en carbohidratos, un
ejercicio muy intenso o el entrenamiento, podría afectarse el patrón de respuesta de las
hormonas tiroideas, no de forma directa sino indirectamente, en respuesta a las
modificaciones del balance calórico.
4.6 Gonadatropinas hipofisiarias y hormonas sexuales.
En experiencias llevadas a cabo sobre animales, se han registrado
modificaciones en la concentración de hormona luteoestimulante (LH) y hormona
folículo estimulante (FSH) durante el ejercicio. Sin embargo, los resultados en humanos
parecen indicar que no se producen modificaciones objetivables. En algunas
condiciones experimentales se han registrado aumentos del nivel plasmático,
especialmente para los andrógenos, aunque estos parecen ser más bien atribuibles a
disminución de la capacidad de inactivación de las hormonas sexuales por el hígado. Es
posible que el aumento de andrógenos pueda dar lugar a efectos anabolizantes, aunque
ello probablemente ocurriría solo en situaciones de entrenamiento físico y dieta
hiperproteica.
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4.7 Catecolaminas
Según se ha indicado, su producción se halla muy aumentada durante el
ejercicio. Sus acciones son decisivas en la adaptación metabólica. A nivel muscular
activan la glucogenolisis y favorecen la captura de glucosa sanguínea. También parece
probada su influencia favorecedora sobre la remetabolizacion del lactato muscular.
Aumentan la actividad metabólica (con incremento del consumo de O2), y la producción
de calor, y la contractilidad de la fibra muscular, en los territorios afectos para el
esfuerzo. Existen dudas de la posible acción lipolítica de las catecolaminas en la fibra
muscular, aunque podría ser importante.
En experimentos in vitro, las catecolaminas evidencian también acción movilizadora de
las reservas de glucógeno hepático, si bien las concentraciones necesarias para ello, no
suelen alcanzarse en los ejercicios físicos usuales. Más clara es su función activadora de
la liberación de la glucosa hepática procedente de la gluconeogénesis. En este sentido,
las catecolaminas favorecen la captura hepática de glicerol y ácido láctico plasmáticos.
Se discute también la posibilidad de efectos glucogenoliticos ejercidos directamente
por la noradrenalina vertida en las terminaciones vegetativas simpáticas sobre el
hígado. Las catecolaminas liberadas localmente por estimulo vegetativo simpático
sobre el tejido adiposo, o llegadas a la sangre por vía humoral, son decisivas en la
movilización de las reservas lipídicas del tejido adiposo, por su efecto estimulante de la
lipolisis.
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4.8 Renina.
En el ejercicio aumenta la secreción de renina por la nefrona, con efectos
hipertensores directos e indirectamente, por su acción estimulante de la secreción de
aldosterona, que interviene en el balance hídrico y iónico.
4.9 Insulina.
Suele aparecer una fuerte disminución en sus niveles plasmáticos, que frena la
actividad glucogenogénica y lipogénica en el musculo, permitiendo una más fácil
utilización como sustrato energético de la glucosa y de los ácidos grasos. Existe la
evidencia de que en el ejercicio físico, a diferencia de lo que ocurre en reposo, no es
necesaria la presencia de insulina para la captura de glucosa sanguínea por la fibra
muscular, por lo que esta no se ve hipotéticamente disminuida por la menor
concentración de insulina. A nivel hepático, la menor concentración de insulina
favorece la liberación de glucosa, por inactivación de la glucogenogenesis hepática. Por
último, la hipoinsulinemia del ejercicio es un factor decisivo, junto a la estimulación
simpático-adrenérgica para la movilización de los triglicéridos por lipolisis.
4.10 Glucagón.
Los cambios de la concentración de glucagón
plasmático durante el ejercicio físico no se hallan del
todo establecidos. Clásicamente, se han descrito
aumentos significativos en su concentración, evidentes
en animales de experimentación. No obstante, en la
especie humana el glucagón plasmático solo aumenta de
forma notable en ejercicios de larga duración (superior
a los 45 minutos), coincidiendo con la hipoglucemia. Por
otra parte, si bien es cierto que el glucagón activa la
glucogenolisis hepática, la importancia real de este
efecto en el ejercicio se presta a controversia, ya que es
posible comprobar actividad glucogenolitica hepática en
determinadas situaciones en las que el glucagón
plasmático no se encuentra aumentado o incluso ha
disminuido, como ocurre en las fases iniciales del
esfuerzo. Por el contrario, su función activadora de la
gluconeogénesis parece demostrada y seria especialmente importante en el transcurso
de ejercicios prolongados.
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4.2 Termorregulación.
4.2.1 MECANISMOS DE LA REGULACIÓN DE LA TEMPERATURA
La regulación de la temperatura corporal se
controla por el hipotálamo, este recibe
información de la temperatura desde
termorreceptores localizados en diferentes
partes del organismo. Con la información
aportada el hipotálamo, elabora una respuesta y
acciona los mecanismos para ganar o perder
calor, o bien para mantener la temperatura.
La temperatura corporal del humano en
condiciones normales y de reposo corresponde
a 37º C, esta debe mantenerse dentro de límites
muy cercanos a este valor. La regulación de la
temperatura es uno de los factores de homeostasis o equilibrio del medio interno, es
el hipotálamo el que mantiene la temperatura corporal dentro de los límites que
puede regular. El sistema termorregulador debe funcionar en forma óptima, este
buen funcionamiento se manifiesta durante el ejercicio físico y más aún cuando este
se realiza en climas calurosos.
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El aumento de temperatura durante la
actividad física es proporcional al aumento
metabólico, es muy frecuente que en una
carrera de mediana intensidad el
metabolismo aumente seis o más veces, lo
cual obligaría al organismo a subir la
producción de calor en igual proporción, Sin
embargo, el organismo lucha por mantener
la temperatura corporal lo más cercano a la
temperatura de reposos, es el hipotálamo el
órgano encargado de activar los mecanismos
para que este sea disipado en forma
proporcional a su producción, para este
efecto el cuerpo humano usa de mecanismos físicos entre los cuales podemos
señalar:
Radiación: el cuerpo humano absorbe la radiación que cae sobre él.
Conducción: se trata del intercambio de calor entre dos cuerpos con diferentes
temperaturas al entrar en contacto.
Convección: este proceso de intercambio de calor se produce cuando un fluido o un
gas en movimiento entran en contacto con otro cuerpo.
Evaporación: al pasar un cuerpo de estado líquido a gaseoso se produce una
absorción de calor durante el proceso. La evaporación se produce posterior al
proceso de sudoración y de respiración.
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El organismo mantiene constante la
temperatura del cuerpo a través de los
siguientes sistemas:
Vasodilatación: Está regulada por el
SNC, se logra por el aumento del riego
sanguíneo de zonas periféricas. En
condiciones de ejercicio intenso, en el
caso del ejercicio el punto de aumento
son los músculos que participan en el
desempeño del ejercicio de donde se
transmite el calor hacia los tejidos
periféricos a través de la sangre, por
medio de conducción y convección; y
desde la sangre al exterior, mediante
conducción y radiación. Este proceso
requiere del gradiente de temperatura, razón por la cual, cuando la temperatura
ambiente es tan elevada que iguala o supera la temperatura de la piel o de la sangre,
el gradiente es nulo, lo tanto dificulta perder calor a través de este mecanismo
fisiológico.
Las consecuencias de una vasodilatación periférica excesiva, provocaría una
disminución del riego en otros órganos durante el ejercicio lo cual puede disminuir
el rendimiento.
Sudoración: La sudoración es muy importante para mantener constante la
temperatura durante el ejercicio. En primer lugar, la tasa de sudoración puede
alcanzar hasta los 2 l/h, lo cual, se relaciona con una pérdida importante de agua y la
consecuente deshidratación, que conllevará un aumento de la viscosidad de la sangre
provocando un descenso del volumen sistólico.
Otra consecuencia de una elevada tasa de sudoración durante períodos de tiempo
prolongados, puede ser el descenso de la producción de orina. Durante una
sudoración excesiva se observan alteraciones en el funcionamiento del riñón,
detectándose una disminución de la filtración glomerular y un aumento de la
reabsorción de agua y sodio. Todos estos procesos se ponen en funcionamiento como
respuesta al descenso del volumen plasmático inducido por la alta tasa de
sudoración.
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Un aspecto a considerar es que, la puesta
en funcionamiento de los dos mecanismos
termorreguladores explicados
anteriormente, son susceptibles al
entrenamiento, es decir, los sujetos
adaptados al esfuerzo físico en situaciones
de calor, son capaces de controlar la
temperatura de una manera más eficaz
que los sujetos que entrenan normalmente
con otras condiciones térmicas.
4.2.3 RESPUESTAS FISIOLÓGICAS EN EJERCICIO A ALTAS TEMPERATURAS
En altas temperaturas el organismo responde con los mecanismos de eliminación de
calor, los límites de temperatura corporal de núcleo son 35º a 42º, con temperaturas
menores o mayores a estas el hipotálamo no logra regular la temperatura corporal
con los recursos fisiológicos naturales.
Uno de los mecanismos fisiológicos de mayor potencia para lograr disipar calor es la
sudoración, sin embargo la sudoración excesiva puede llegar a deshidratar al
organismo. Estas pérdidas de agua conllevan a disminuir el volumen de agua en
todos los compartimientos del
organismo, incluyendo el volumen de
sangre. Esto último puede producir
una disminución de la presión arterial,
como respuesta adaptativa, para
evitar la caída de la presión arterial, se
produce una vasoconstricción
periférica, lo que disminuye la
efectividad del sistema de
vasodilatación para las pérdidas por
conducción y convección.
Aumento del gasto cardíaco a la vez que disminuye el volumen sistólico, lo que
implica un aumento importante de la FC. Incremento de la temperatura corporal, que
empeora aún más la situación, haciendo más difícil la pérdida de calor. La
deshidratación afecta en mayor medida al rendimiento aeróbico que al anaeróbico,
observando un empobrecimiento del rendimiento y una aparición más temprana de
la sensación de fatiga.
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Es la respuesta del organismo a la incapacidad de no disipar el calor a la velocidad
que requiere la conservación de la temperatura corporal dentro de límites regulables
por el hipotálamo. Sus causas pueden muchas, como la exposición prolongada del sol
en el organismo (cabeza), normalmente debido a una larga exposición. También
puede ocurrir tras hacer ejercicio en forma prolongada y expuesto a altas
temperaturas, en este caso el ejercicio agosta precozmente el mecanismo de
disipación de calor más eficiente que tiene el organismo humano “la sudoración”.
4.2.4 GOLPE DE CALOR
El golpe de calor se caracteriza por el descontrol del organismo para estabilizar y
mantener la temperatura corporal dentro de valores normales, bajo esta condición
los mecanismos de disipación de calor deja de funcionar elevándose la temperatura
cada vez más.
Los síntomas del golpe de calor son:
Cara congestionada.
Dolor de cabeza
Sensación de fatiga y sed intensa.
Náuseas y vómitos.
Calambres musculares,
convulsiones.
Sudoración abundante en la
insolación que cesa en el golpe de
calor; en este caso, la piel está seca,
caliente y enrojecida.
Alteraciones de la consciencia (somnolencia), respiración y circulación.
Los deportistas que realizan actividad física expuestos a altas temperaturas
inicialmente sufren mareos, luego desvanecimiento y, en casos extremos,
estados de inconsciencia, lo que requiere atención médica.
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El golpe de calor es uno de los enemigos más frecuentes
del deporte cuando este se practica al aire libre en épocas
de verano. Cuando un deportista está realizando sus
ejercicios en un contexto de elevada temperatura
ambiental suele surgir este problema. Los síntomas que
se presentan son varios. Primero la piel suele estar seca,
enrojecida y caliente. Los más sensibles a los efectos del
calor son los niños, ancianos, personas obesas y quienes
estén tomando medicamentos. Generalmente la persona
sufre cefaleas, convulsiones y actúa de manera
extravagante. Es el primer aviso, de ahí se pasa a la
pérdida de consciencia y en el peor de los casos al coma.
Asimismo la temperatura rectal es inferior a los 40º.
Tras comprobar estos síntomas ¿qué se debe hacer? Es fundamental obligar al
deportista a interrumpir su actividad. Posteriormente llevarle a un sitio fresco y
sombreado. Para favorecer el descenso de la temperatura hay que retirar su ropa.
Después aplicar bolsas de hielo en el cuello, las axilas y las ingles. También es
importante envolverlo en toallas húmedas en agua fría. Todo ello está destinado a
que la temperatura de su cuerpo vuelva a ser la idónea. Es adecuado acompañar a
estas medidas con la aplicación de masajes a las extremidades para así favorecer el
enfriamiento.
Si el deportista está inconsciente hay que colocarlo en posición de recuperación
horizontal. No es aconsejable la rehidratación oral hasta que la temperatura
descienda a 38º o menos. En el último de los casos es importante solicitar atención
médica de urgencia.
Medidas a tomar en caso de golpe de calor:
A los primeros síntomas de mareo y desvanecimiento, se recomienda acostar a la
persona afectada en un lugar fresco, bajo techo.
En casos no muy graves, y si el paciente está dispuesto, pueden proporcionársele
bebidas que favorezcan la rehidratación, como café con azúcar o agua con sal (1
cucharada de sal por litro de agua).
El golpe de calor ocurre cuando la temperatura corporal rebasa los 40°
centígrados y está acompañada de pulso fuerte y rápido, que pronto se torna
débil, a la vez que disminuye la frecuencia respiratoria.
-Es importante saber que el golpe de calor debe ser tratado inmediatamente,
porque puede provocar la muerte del paciente.
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Debe bajarse la temperatura corporal con paños fríos o bolsas de hielo sobre la
cabeza.
Si el problema empeora o si la temperatura corporal de la víctima aumenta
rápidamente, se le debe quitar la ropa y pasarle una esponja mojada por la cara
o, de ser posible, aplicar baños de agua helada. Luego, debe cubrírsele el cuerpo
con una sábana mojada o rociarlo con agua fría. Debe mantenerse fresca y
mojada a la persona hasta que su temperatura corporal regrese a la normalidad.
El golpe de calor es un trastorno agudo. Es consecuencia de la exposición a
temperaturas ambientales elevadas. Se presenta cuando la temperatura central
del cuerpo se eleva y los mecanismos de defensa resultan inadecuados.
Está demostrado que las altas temperaturas perjudican el normal
funcionamiento de los organismos que forman el cuerpo humano. Pero es un
problema generalizado. A pesar de que existen ciertos grupos de riesgo, nadie
está libre de sufrir problemas por el calor.
Es evidente que aquellas personas que sufren enfermedades debilitantes (por
ejemplo, las lesiones cardiacas), resisten peor el ataque térmico. Cuando hace
mucho calor el corazón debe realizar un esfuerzo adicional. Esto puede ser
excesivo para un paciente cardiovascular. Pero estos casos son consecuencia de
problemas patológicos. La preocupación para los fisiólogos es por qué sufren
estos problemas de calor las personas médicamente sanas.
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4.2.5 REGULACIÓN DE AGUA Y ELECTROLITOS
El hipotálamo regula el agua corporal de 2 maneras.
1. Provocando la sensación de sed 2. Controlando la excreción de agua por los riñones
En el hipotálamo lateral se encuentra el centro de la sed, cuyas células son muy sensibles al exceso de electrolitos por lo que se les denomina osmoreceptores cuando se produce un aumento de la osmolaridad, este centro se estimula provocando en el animal un intenso deseo de beber.
El núcleo supraóptico es el responsable del control de la excreción renal. Un aumento de la osmolaridad estimula a esta área la cual estimula la neurohipófisis para que libere la ADH, esta va a actuar sobre los túbulos colectores y distal provocando una reabsorción masiva de agua.
La aldosterona es una hormona secretada por las glándulas suprarrenales, su función principal es mantener las concentraciones de sodio en valores normales en la sangre y medio extracelular. La aldosterona aumenta la reabsorción de sodio y agua a su vez puede llegar a excretar el potasio en los túbulos renales si este se encontrara en exceso respecto al sodio.
Ambas hormonas, la antidiurética y la aldosterona son fundamentales para conservar la presión arterial estable, lo cual se consigue a través de la regulación de agua plasmática y su correspondiente concentración de electrolitos. Durante el ejercicio físico y la sudoración que este produce aumenta la secreción de estas hormonas, reteniendo mayor volumen de agua y sodio por el riñón
El organismo debe mantener el balance hídrico, las pérdidas de agua por los diferentes medios del sistema cumplen una función necesaria, sin embargo este volumen de agua debe ser recuperado a través de la ingesta de agua proveniente de los alimentos o de las bebidas. La mayoría de los alimentos que ingerimos son hidratados en forma natural, a los cuales a través del proceso digestivo el organismo les extrae agua.
También existen otros de muy baja concentración de líquido los cuales extraen líquidos del sistema digestivo para hidratarse. Este es un tema que deben conocer los deportistas y entrenadores, ya que en muchas ocasiones se utilizan alimentos deshidratados para disminuir la carga en su transporte, especialmente en los deportes de larga duración o excursiones. En
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estas circunstancias no se debe dejar de ingerir líquido en el momento que se consuman los alimentos deshidratados, si no fuera así, se produce en forma espontánea la hidratación del alimento en el sistema digestivo, a su vez el dicho sistema extrae agua de los diferentes compartimientos del organismo incluyendo el agua del plasma. Esto puede ser muy peligroso si no se controla, si no cuentan con agua disponible, es preferible no ingerir alimentos deshidratados y menos cuando el sujeto ha perdido agua por sudoración.
4.2.6 HIDRATACIÓN Y BEBIDAS DEPORTIVAS
Realmente existe un debate abierto, sobre cuál es la bebida más adecuada para
conseguir una correcta hidratación. Tras realizar una revisión sobre las últimas
investigaciones realizadas sobre este tema, los aspectos a tener en cuenta más
interesantes son los siguientes: Cantidad: ya hemos visto anteriormente que lo
ideal es recuperar la totalidad del líquido perdido a través del sudor. Otras
investigaciones nos hablan de que, recuperar entre el 60-70% del líquido perdido
es suficiente (4). Debemos tener en cuenta que bajo condiciones de temperatura
elevadas e intensidades altas de trabajo, la tasa de sudoración puede ser
ligeramente superior a 2 l/h , y que la ingesta debe dividirse en pequeñas tomas
espaciadas en 15-20', y sin esperar a que la sensación de sed aparezca.
El sodio es uno de los elementos más abundantes en el sudor y por lo tanto sufre
una pérdida importante cuando la tasa de sudoración es elevada. El sodio es
fundamental para el correcto funcionamiento del organismo, es responsable del
movimiento de los fluidos, incluso interviene en el control del volumen sanguíneo
y como consecuencia de la presión arterial. Normalmente, en sujetos hipertensos
se desaconseja la ingesta de NaCl, pero en sujetos deportistas, expuestos a una gran
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pérdida de sodio a través de la sudoración, podría ser beneficiosa su ingesta, junto
con agua. Además en los estudios revisados también se muestra evidencia, donde
se señala que las bebidas que contienen electrolitos mejoran la hidratación del
deportista. En sujetos deshidratados se observa un descenso de la resistencia
muscular. Por el contrario, la deshidratación no afecta de forma tan importante ni
a la fuerza, ni a la potencia muscular.
En definitiva, podemos decir que la deshidratación afecta al deportista poniendo en
peligro su salud, especialmente en los ejercicios aeróbicos de intensidad moderada-
alta. Los Hidratos de Carbono (CHO) son la principal fuente de energía en los
ejercicios de alta intensidad, por lo que cabría entender que sea interesante
suministrar CHO, unido al agua durante el ejercicio. Además, algunos estudios
concluyen que el agua unida a los CHO y a los electrolitos es más asimilable por el
intestino, por lo que acelera el proceso de rehidratación. Sin embargo, parece que
estas bebidas, sólo aumentan el rendimiento durante el ejercicio continuo de larga
duración, no encontrando mejora en ejercicios interválicos de alta intensidad. A su
vez no hay que olvidar que las concentraciones de estos hidratos de carbono no
deben ser altas, ya el azúcar es osmóticamente activa y retiene líquido, lo que
podría producir diarrea osmótica por aumento de líquido en el lumen intestinal.
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