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DE CREENCIAS Y VIVENCIAS” foi escrito em 1969, em Caracas, quando Antonio Miranda vivia na condição de bolsista, estudando Bibliotecología na Universidad Central da Venezuela. Não era um exilado, mas havia optado por sair do país para fugir da ditadura militar.
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“DE CREENCIAS Y VIVENCIAS” foi escrito em 1969, em Caracas, quando
Antonio Miranda vivia na condição de bolsista, estudando Bibliotecología na
Universidad Central da Venezuela. Não era um exilado, mas havia optado por
sair do país para fugir da ditadura militar. O longo poema foi redigido
originalmente em Espanhol e teve uma edição em português, traduzida pelo
autor, publicada pela Thesaurus Editora, de Brasília, em 1979.
A capa é do artista costarriquense Carlos Poveda, que havia participado da
Bienal de Artede São Paulo. O texto da referida edição, acrescentado aos
poemas escritos durante uma viagem à Colômbia, em 1966 (alguns escritos em
Português - de 1959 a 1965- e traduzidos ao castelhano pelo Autor), foram
reunidos num roteiro de programa radiofônico – ESPECIALISIMO, de
Napoléon Bravo, Radio Capital.
Para tal, o músico venezuelano Arturo Schubert compôs algumas músicas com
versos selecionados e o programa foi dirigido por Ibrahim Guerra, com as
vozes de radialistas e atores de televisão, músicas interpretadas por Arturo e
pela cantora Cristina Araujo, sendo irradiado em 1971. Existem versões na
web do programa radiofônico e das músicas. Neste e-book apresentamos o
texto original, digitalizado, para que conheçam esta peça dos inícios da
carreira do poeta em sua trajetória no Exterior.
Para
BLANCA ÁLVAREZ,
mi amiga,
por sua contagiante dinamismo
— que me hace envidiarla tanto
y quererla más todavia;
para Claudio Perna, Helena Sassone,
Margarita D´Amico, María Helena Bermúdez, Eloy
Cabaña,
Ylia Rivas de Pacheco, Dionisio Aymará
— ¡es una suerte tener tantos amigos! —
Otto Casale y Jesús María Sánchez,
y a los que no nombro pero estimo,
con la gratitud
del autor.
Yo no conosco fronteras
y mi nido está en la más alta montaña.
Aquí está, Neruda, tu engano:
no hay exílios posibles para mí.
Inmensas son las carreteras de mi sueño
y voy passo a passo
sin prisa
deteniéndome aqui y alli
adonde amigos me brindan su tempo
y su cuerpo
y en donde olvido la memoria de mí.
Soy un hombre sin un cuerpo preciso
sin un limite adecuado.
Me amoldo a la intemperie
y me adhiero a la máquina del mundo
sin olvidar mi propia dimensión
y precisión.
Así es la vida para mí:
un gran río intransponíble,
un espejismo em constante
cambio.
No sé a que puertos voy
pero intuyo los caminhos
y no tengo prisa.
Fui dejando partes de mí adonde fui.
No adore más que el vivir incessante.
Los objetos los fui abandonando
en la memoria
y mis únicas pertinências
han sido el viento y la lluvia,
el acaso techo del momento
y el cuerpo del deseo.
Y he sido feliz.
La beleza no sabria precisarla:
¿el constante cambio de la vida?
¿la materialización del invisible?
¿la consubstanciación del ser
¿el flujo y reflujo de las mareas?
Para mí la beleza no es
está en las cosas que yo veo.
La beleza no son las cosas
no soy yo
— la beleza es mi eje con las cosas
imperecederas del mundo
en su fluir
inexorable.
La beleza es para mí
mi única razón de ser en el mundo.
Mi vida no ha sido más que un dudar
y dudar
y,
azarosamente,
un decidir.
La Razón un simple medio
no un fin en si misma.
Yo soy el fin
y el principio
de todas las cosas
y asumo
eufórico
las consecuencias de esta afirmación.
He sido un amoral en la vida
y he burlado todas las convenciones
y todos los principios.
Por instinto
declaré la guerra a las normas
y a los patrones.
Y nadie más que yo
ha vivido de normas
y ha juzgado las fórmulas
y medido las acciones.
Soy, al fin,
un puritano sin iglesia
y sin princípios.
Soy un puritano de fines,
un moralista sin moral.
He sido un extranjero en todas partes
y más extranjero en mi propia tierra.
No me pregunten de mis creencias
y vivencias.
Yo no soy sino el sol
que nace todas las mañanas
y que cocina
(sin aflicción)
mi pobre cuerpo sin posible defensa.
Soy un pedazo de esta tierra
un trozo minúsculo de un universo
en múltiples variaciones.
Ni soy poeta ni soy hombre
mi querida Cecilia Meireles:
un poco de estiércol
y un poco de masa divina
en un cuerpo que no ha logrado su término.
De lo que he estudiado
y me he propuesto
no tengo siquiera consciencia.
Lo de hoy
necesariamente
no corresponde a lo de ayer
como no corresponde este verso
al de antes
y al de mañana.
Yo no vivo dos veces una misma idea
y no soy esclavo de las ideas.
No tengo ningún compromisso
sino con el viento
y la lluvia que no dejan rastros
como la estrela
que no sabe de su ruta.
Para mí la literatura no vale un centavo,
y no hay nada más importante que la literatura.
Los engimas no siempre
me obsesionan
y no tengo sino verdades de momento
como el viento
y la lluvia.
Un plato de frijoles
y una misa de Bach
tienen el mismo valor:
me gustan los frijoles
y las misas de Bach.
Los frijoles
exigen de mí
una mística tan profunda
una solemnidad tan verdadera
como cuando oigo a Bach
en una capilla barroca
en un rincón del mundo.
He pasado la vida computando versos
y estableciendo cánones y medidas
para la Poesía:
y nunca he podido respetarlos.
La diferencia entre la prosa y el verso
no me seduce
y yo doy, ahora,
riendas sueltas a mis dedos
en la superficie de la hoja
en una angustiosa competencia
con los meandros
de mi pensamento.
Para mí
lenguaje
y pensamento
son indivisibles en su expresión.
Voy paso a paso
verso a verso
recomponiendo el mundo
y cada paso que doy
cada frase y cada poema
es tan sólo un paso más.
El saber
para mí
no es acumulativo.
Entre el amor de hoy
y el de ayer
no hay fronteras
ni distancias.
Por mis venas
se desborda un río
de tormentosas emociones
y si las clasifico
rumiando
no las puedo
precisar
en cuanto soy el medio y el fin de las emociones.
Me voy gastando
inexorablemente.
(Tu boca en deseperación
tu membro en orgasmo
tu vomitar agónico
en la desesperada
intención de abarcar
en el momento el devenir
y de gastar
en él,
de un chorro,
de un solo eyacular
todo tu manantial
de fiebre y de deseo,
toda tu insatisfacción
y toda tu frustración,
todo tu ser en un dejar de ser
sin remordimientos
y si contención.
Esta es la vaerdadera faz de tu miedo
de vivir.
Yo me doy entero
y no me rescato.
Me voy esparciendo
como el polen fecundo
en la vagina
cambiante
y famélica
del amor
en su peremne
f l u i r.
Es todo cuanto quiero del mundo.
Los objetos que se van amontonando
en el desván
son transfiguraciones
alucinantes
de mi ser.
En cada uno está la prueba
de mi desolación.
A mí me pertenecen todas las cosas del mundo
y no necesito títulos de propriedad.
Son mías las fuentes
las montañas
y son míos todos los rincones del mundo.
Yo habito todas las hojas de los parques
y dormito en los muebles
y me adhiero a las paredes
como los musgos
en su indiferencia.
Corromper
y corroer
y re-crear
tras las desarticulaciones
de mi umbilical compromisso.
(Por favor, señores,
no me corrijan los errores
sintácticos.
Si faltan nexos
y si es incoerente mi verso
no se apiaden de mi.
— No hay mayor desprecio
por el mundo
que el de los hombres cultos,
y yo no soy um hombre culto.
Entre la palabra adiós
y la palabra siempre
hay um enorme vacío
que no sé precisar.)
Delante de las grandes murallas
y de las fieras paredes de la ciudad
he guardado fuerza
y razones (imprecisas) para subyugarlas
y respetarlas.
Cuando digo que sé lo que quiero
me refiero a como quiero.
Mi cuerpo ha secundado mis acciones
sin mayor resistencia:
no me he impuesto más de cuanto podía
y ya era casi imposible
conseguirlo.
Las hazañas son la medida del hombre
— es posible.
Pero me intereso más por el hacer
que por su resultado:
concluir es un dejar de ser.
Y aquí termino este poema
en donde debiera comenzarlo.
En verdade, lo que él expressa
y retiene, en su recóndita timidez,
ya no significa nada para mí:
yo existo a partir de él.
Es tuyo, lector, paciente
(quien vives en él)
si él algún mérito tiene:
el mérito es tuyo, todo tuyo,
quien lo haces posible.
Impreso en Caracas, Venezuela
por TIPOGRAFIA REMAR
1969
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