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Revista Emprende 7 Joven Edición Abril de 2016
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Año 6, Núm. 44
Abr. 2016
Editorial 1
La toma de decisiones: un asunto más de
miedo que de estrategia 3
Dos amigos, una pareja, una relación... 12
A ti voy 15
Si una puerta se cierra, se abre una
ventana 17
Nunca dejes de creer 27
Cómo Tomar Decisiones Paso a Paso 32
Decidí perdonarme… 34
COLABORADORES
Trixia Valle Jorge Arias
Tony Moreno Norma Barrón
Susana M. Nino Apolo Flores
Graciela Large Nelly Aguilar
Michael Bocanegra Marco Antonio Ontiveros
Rubí Reyes Armando Granados
Marcelo Molina Estela del Valle
Karla Beatriz Velázquez Lorena Pérez Maty Palanca Richard Taty
DIRECTOR Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
DIRECTOR COMERCIAL Eduardo Molina
EDITOR LCC. Carlos Armando Velázquez
REDACCIÓN LCC. Gabriela Valenzuela
DISEÑO EDITORIAL LDG. Haydeé Gaxiola
Editorial Cuando hablamos de andar por la vida y de enfrentar las batallas cotidianas, un
pensamiento puede ser el de las conquistas de lo que se desea obtener, y esto es
correcto, pero también es correcto que existe otra línea de pensamiento relacionada con
defender nuestra integridad como personas ante los embates del mundo.
En la vida habrá muchas batallas que pelear, en algunos casos éstas tienen que ver con
las metas que queremos lograr, con los objetivos que queremos conseguir y con lo que
finalmente queremos llegar a ser; pero también hay otras batallas que no debemos
descuidar, son esas batallas, evidentes o sutiles, donde el mundo busca cambiarnos, a
veces para someternos, para conformarnos o para resignarnos.
Éstas últimas batallas son las que debemos temer de fracasar ya que mientras en las
primeras lo único que se pierde es el no lograr algo que quisiéramos, en las segundas es
nuestra propia persona, nuestro propio ser, nuestra propia esencia lo que está en juego.
¿Cómo podemos saber si estamos perdiendo la batalla del mundo contra nosotros?
Algunos de los indicadores es cuando te resignas ante la injusticia, cuando ves con
desidia la corrupción, cuando aceptas como normal la ilegalidad, en otras palabras,
cuando lo peor que puede generar la sociedad es visto con un pensamiento de
sometimiento, conformismo y resignación.
Te lo he dicho en otras ocasiones: no estás llamado para la mediocridad sino para la
excelencia, una excelencia desbordante que no quepa en ti y tenga que salir a cambiar el
mundo; una excelencia que sea un reflejo de carácter y trascendentalidad; una
excelencia que sea ejemplo, faro y guía para los demás; pero al mismo tiempo, y esto es
muy importante, una excelencia que implique lucha constante, firme y decidida.
¡Éxito!
Roberto Celaya Figueroa, Sc. D.
Fundador y Editor en Jefe
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3
El crecimiento de una empresa, depende
en gran medida de la Toma de
Decisiones, y éstas dependen de su
carácter y su liderazgo, más que de una
metodología que aparenta ser infalible.
¡No hay más!
Jorge Arias
En un mundo globalizado, donde la
constante es el cambio, los Líderes de cada
Empresa se ven involucrados en la
necesidad creativas que afecten la marcha
de su negocio positivamente, lo que los
obliga a abandonar viejos paradigmas para
concentrarse en fijar nuevas posturas de
La toma de decisiones: un asunto más de miedo que de estrategia
Por: Jorge Arias
actuación, únicas y diferenciadas, para dar
a sus clientes lo que nadie les da y de
manera anticipada. Pero existe un gran
temor a salirse de terrenos ya conocidos y
no aceptamos que pueden hacerse mejor
las cosas porque trabajar en una zona de
confort nos hace sentir seguros y
aparentemente productivos. Somos parte
de una sociedad porque actuamos y
pensamos como todos los demás,
platicamos en la mesa los mismos temas
de controversia, aceptamos las creencias
con las que hemos crecido, y usamos la
ropa de moda para sentir que somos parte
del mundo actual o que va con la moda del
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momento (aunque sea una acción que hace
el común o la mayoría de las personas). Se
ha preguntado ¿Qué pasaría si pudiéramos
salirnos de ese entorno monótono y
predispuesto, para proponer cambios
significativos, que nos permitan ganar un
mejor posicionamiento en nuestro mercado o
incluso a título personal en nuestro puesto?
Usted debe hacerse a la idea de que es
afuera de la zona de confort, donde se
muestra el verdadero potencial de su
gente. ¡Es ahí donde se asoma la
verdadera esencia de las habilidades
escondidas!, y que quizá ni usted ni nadie
en su negocio se han dado cuenta que
existían.
¿Por qué le tiembla la mano para tomar
decisiones?
1. La zona de confort: Salir de la zona de
confort es una decisión que a la gran
mayoría de las personas le provoca un gran
temor, aun cuando previamente se hayan
hecho análisis cuantitativos y cualitativos
que indican que es lo correcto, o cuando las
evidencias muestran que ya ha llegado el
tiempo de cambiar aún a costa del dolor que
esta decisión pueda significar hacia adentro
de la empresa.
2. Temor al riesgo: Arriesgarse no es un
asunto menor, a la gran mayoría de las
personas les encanta evitar los riesgos y
buscan ir a la segura en la vida porque
desconocen realmente si su potencial o el de
la gente que los rodea tiene el tamaño
suficiente para garantizar el éxito de sus
decisiones, así que prefieren transitar en la
calma, antes que disponerse a una nueva
aventura. Pues sepa Usted, que nadie sabe
lo que es capaz de lograr, hasta que lo
intenta. Tomar riesgos es la única forma de
llegar al objetivo. El “peligro” es un gran
impulsor de la acción, y sólo
tomando acción se logran las cosas.
3. Temor al fracaso: A nadie le gusta exhibir
malos resultados producto de malas
decisiones. La inseguridad se ha apoderado
de múltiples ejecutivos, que optan ahora por
hacer únicamente lo que se les dice y seguir
las reglas, de tal suerte que pueden trasladar
un mal resultado a la persona que ha
tomado la decisión de cambio, actuando
como “Pilatos”, es decir lavándose las
manos para culpar a otro cuando los
resultados no se lograron. Cuando uno tiene
la creatividad suficiente, y
las agallas para pensar de una
forma distinta a la que generalmente está
acostumbrado puede
entonces desencadenar el poder de la
5
organización, pero si no muestra
el carácter necesario para hacerlo, no sólo
se verá envuelto en un fracaso sino que
perderá credibilidad y su liderazgo frente a
los demás.
4. Temor a perder credibilidad: ¿Cómo va a
ganar confianza y credibilidad si no se
arriesga a tomar decisiones de alto impacto?
La gente espera mucho de las personas que
lo dirigen, les gusta jugar con ganadores y
abortan la idea de ir de la mano con líderes
blandengues. Para que usted
gane credibilidad con ellos, deben verlo
tomando decisiones valientes, decisiones de
fondo, haciendo siempre lo correcto, quieren
verlo asumiendo su responsabilidad. ¿Está
claro?
5. La falta de carácter: Lo he dicho en
repetidas ocasiones. Usted como líder no
puede verse ante los demás como falto de
carácter. No se trata de “amenazar
constantemente” a los demás lo que ocurrirá
si no se llegan a los resultados, se trata
asumir la responsabilidad de alinear la
organización “cueste lo que cueste”y
tomar decisiones que aseguren un mejor
futuro para su empresa y para usted mismo.
El carácter, comunica coherencia, comunica
respeto, comunica potencial, por lo tanto
usted no puede permitirse enviar una señal
mal a los demás de que le tiembla la mano o
le falta fajarse los pantalones ante las
dificultades, pues es Usted quien
lidera. ¡Entiéndalo!
Alcanzar un alto nivel de confianza de
aquellos quienes le siguen, o van junto con
usted requiere de librar la más grande de
sus batallas, luchar contra usted mismo.
Para asegurar resultados diferentes se
requiere pensar y actuar distinto también.
Ha llegado el momento de abrirse el paso
para ganarse la Confianza y
Credibilidad de quienes le rodean, haciendo
más y hablando menos, es decir, siendo
congruente y consistente con los valores del
negocio, mostrando un Nivel de
Liderazgo por encima del común y
estableciendo las nuevas bases de
actuación que alinearán sus recursos y que
le permitirán alcanzar su visión de negocio.
Así que dispóngase a salirse del terreno
conocido y tenga el valor de asumir las
consecuencias que esto implica.
Hoy día, hay múltiples seminarios que tienen
que ver con estudiar nuevas metodologías
para tomar decisiones y priorizar éstas para
asegurar un alto grado de asertividad.
Esquemas de Análisis de Problemas y
Tomas de Decisiones van y vienen por el
mundo entero. Lluvias de ideas, 8D (Ocho
6
disciplinas) etc, son temas que se implantan
en una gran cantidad de organizaciones,
pero ¿Qué sucede al final? ¿Qué sucede
cuando se tienen que tomar decisiones
importantes que significan un cambio
trascendental para la empresa? ¿Qué
sucede cuando lo invade el temor de
eliminar personas que representan un
conflicto de interés en su empresa? ¿Qué
sucede cuando la decisión que debe tomar,
tiene implicaciones de familia
o parentesco?… Le diré que sucede…. ¡LE
TIEMBLA LA MANO!, y al evadir su
responsabilidad de tomar decisiones de éste
tamaño, usted pierde la credibilidad de sus
colaboradores, y al suceder esto, pierde
también el compromiso, la motivación y el
apoyo absoluto de ellos. Así que dispóngase
a cambiar, pues ha llegado el momento de
armarse de valor y recuperar
la credibilidad que tiene perdida.
¿Cómo ganar credibilidad? Anote lo
siguiente:
1. Congruencia: Actúe consistentemente con
los valores y principios de la
organización. ¡No se separe de ellos un
segundo! Usted como líder es quien debe
modelar y ser un ejemplo de absoluto
respeto y compromiso con aquello que
sustenta su visión de negocio.
2. Hechos y resultados: Su credibilidad debe
basarse en realidades, no en apariencias. El
puesto que usted ocupa es sólo un nombre,
sus resultados al final dicen lo que usted es
y vale.
3. No haga las cosas de manera
improvisada, ni se duerma en sus
laureles. Trabaje con seriedad, rigor y
disciplina y sobre todo mida el impacto de
cada una de las acciones que realiza así
como las de cada uno de sus colaboradores.
Lo que no agrega valor, por amor de Dios,
quítelo de en medio y no pierda más el
tiempo con eso.
4. Cumpla su palabra: La gente en general,
espera que respete sus compromisos. No se
desdiga ni cambie de opinión a la ligera.
Cuando usted rompe de manera unilateral
sus acuerdos, también pierde el compromiso
de los demás. ¡Así de simple y claro!
5. Sea coherente: No puede tener valores
distintos para su vida personal y su vida
profesional. Usted no puede ser una persona
de doble discurso, así que dispóngase a vivir
con integridad y sin conflictos de intereses.
6. Lealtad: Si desea que los demás sean leales
con usted, no comprometa la reputación de
los demás gratuitamente con falsos
comentarios. Por el contrario la mejor
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manera de frenar “los chismes y el radio
pasillo” en su negocio, es no dando pie a
que exista.
7. Reconozca los logros únicamente: Premie
los resultados de donde vengan, pero jamás
pague por pagar o si no le están generando
un retorno a través del valor agregado de
cada puesto. En otras palabras, cuando
usted paga por nada, debe ser consciente de
que está fabricando ¡Holgazanes! en su
empresa, y quitar éste cáncer será difícil,
pues es usted mismo quien lo desparrama a
lo largo y ancho de la organización.. y
aunque no lo crea, lo llevará a la muerte de
su negocio.
8. Confíe en los demás o quítelos de su
negocio: Si usted contrató a las personas
que lo rodean, usted es el responsable de su
éxito o de su fracaso y debe asumir ésta
responsabilidad como suya. Cuando la gente
no da en el blanco, Usted no ha hecho su
tarea, pues no les ha dirigido, entrenado o
apoyado lo suficiente como para delegarles
tareas que terminarán en éxito en la
empresa.
9. Escuche: Puede que usted sea experto en
algo, pero eso no quiere decir que otra
persona no pueda tener una idea mejor o
más nueva. Normalmente cuando usted se
siente experto, deja de escuchar a otros y se
aferra más a la idea de no cambiar su Status
Quo.
10. Aprenda más rápido que los demás: Es la
única forma de ganar. Su liderazgo no puede
mantenerse inerte, debe de reinventarse una
y otra vez. Los líderes altamente efectivos
tienen tres cosas en común: La motivación,
la habilidad y la oportunidad. No tenga miedo
a fallar en el proceso de cambio. Los errores
son intrínsecos a cualquier sistema
complejo, saludables y necesarios, pues de
ellos se obtiene sabiduría así que aprenda y
siga caminando y deje de perder el
tiempo en “lamerse las heridas” por lo
sucedido y entienda que muy pocos lo
hicieron la primera vez. ¡Fracasos,
repetidos fracasos, son las huellas que
hay en el camino al éxito!
Para llegar lejos, hay que cambiar
de ACTITUD, para ir más allá de nuestros
límites, debemos poner a prueba nuestro
potencial en primer término y en segundo el
potencial de quienes colaboran con
nosotros. Asuma su responsabilidad por
completo. Sorpréndase encontrando que
puede hacer cosas que temía que no haría.
¡La decisión está en Usted
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Hoy un amigo me dio una clave importante
para construir una relación: trabajemos
juntos en lo que nos une y no en aquello que
nos distingue.
Ambos asistimos a un taller de escritura, y
diríamos que él es un narrador de acción y
yo, una narradora emocional al momento de
escribir ficción. Ambos tendemos a
detenernos en algún aspecto, recurriendo al
movimiento o a la emoción, para describir un
mundo de significados, que para cada uno
puede resultar apasionante, sin embargo, lo
más probable es que para el lector no lo sea.
Si hay mucha descripción de acciones, como
él decía, una sucesión continua de
movimientos detallados no se sabe muy bien
a qué vienen, y lo que se desea es saltar el
párrafo. Lo mismo ocurre si lo que se cuenta
una y otra vez gira en torno a una misma
Dos amigos, una pareja, una relación... Por: Graciela Large
situación emocional. Los detalles sensoriales
y perceptivos terminan por abrumar.
Aunque en ambas formas narrativas el punto
de vista sea diferente, se trata de la misma
situación: sumergidos y absortos en nuestra
particular manera de ver el mundo.
En esa polaridad que somos mi amigo y yo
nos une entonces la misma tendencia. De
alguna manera es como si nos quedáramos
prácticamente colgados en significados que
son únicos y ricos para nosotros. Tanto, que
queremos dar todo tipo de detalles. Sin
embargo, eso deja fuera al lector.
Por ese motivo, hemos decidido aprender del
uno del otro, comprendiendo que en esencia
hacemos lo mismo, aunque estemos
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situados cada uno en un extremo de la
narración.
Lo mismo ocurre en una relación, -ya sea de
amistad o de pareja-, en donde una de las
partes tiende a dar más valor a su mundo
interno de sensaciones y sentimientos,
conectando con significados que necesitan
ser expresados y acogidos por el amigo;
mientras que la otra parte se centra en
aquellas acciones que tienen un valor de
resultado o de
eficacia. Aquí lo
importante es
conectar con
recursos que nos
lleven a una
acción q ue
resuelva lo que
está pasando.
Lo que tienen en
común es que
ambos han
dejado fuera la
comunicación.
Esa actitud de incluir al otro que sólo es
posible si no existen dudas sobre uno
mismo. Si éstas existen lo que se produce es
una confrontación, donde las posturas se
radicalizan en ataque y defensa.
Se justifica un combate donde cada lado
saca su artillería para seguir encubriendo las
dudas y el miedo. Entonces el otro empieza
a ocupar más espacio y nos sentimos
extorsionados o invadidos.
Las personas que dan prioridad a los
sentimientos perciben y proyectan desamor.
Y las que dan prioridad a valores y acciones,
perciben y proyectan una invasión de su
territorio. Los primeros se sienten
apabullados y los segundos manipulados.
Sólo estaré en disposición de aprender del
otro si la tendencia predominante la he
asumido como
una fortaleza y
hay una
disposición
verdadera a
incorporar la otra
visión. Ese otro
lado que muestra
mi compañero. Y
resuelvo
aprenderlo al
darme cuenta
que además de
potenciar mi
fortaleza, me
equilibra. Ese
paso es
fundamental.
Mientras se produzca una sensación de
fragilidad en las dos partes, o en una de
ellas, la comunicación y el encuentro esta
negado. Es algo evidente cuando discutes
con tu pareja, o con un amigo. Da paso a la
agresión y la autodestrucción. Descubramos
esta semana lo que nos une.
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es
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Voy a hablar contigo mi cielo, y sólo llevo estas letras como sí fueran flores, porque necesito que me compartas tu amor, tu cuerpo, tu olor de pomarosa. Te necesito para seguir viviendo, para amarte desde el amanecer, hasta el crepúsculo, y mirar desde tus ojos, como la noche se traga el sol, el océano, la tierra. Por eso te he estado buscando desde hace muchos años, por eso te llevo desde muy lejos estas palabras, que vengo cargando hasta el agotamiento, palabras y promesas de amor que no se las lleva el viento. Sólo para que tu me escuches, también para escucharte, entregándome a ti desde mi alma. No me entrego a ti como muchas mujeres en el mundo, aquellas que entregan sus banderas Y se vuelven barcos amarrados en el muelle- Yo voy a verte para que me acompañes a recorrer la vida, Para amarte y para no seguir buscándote.
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Así como la vida está hecha para vivirla, los problemas que la vida traen están hechos para ser
resueltos, y en esto lo primero a resolver es nuestra propia actitud precisamente ante estos
retos.
Un común denominador en todos los temas de ayuda y auto-ayuda es que el primer paso para
superar un problema es precisamente el querer superarlo. En ocasiones los retos de la vida son
de tal magnitud que la persona que los vive, si bien está inconforme con ellos, se encierra en sí
misma con una imposibilidad de avanzar en su situación.
Hay un chiste que dice que estaba una persona vendiendo manzanas y en eso llega un señor y
después de preguntarle cuánto costaban las manzanas le dice que le comprará todas las que
tiene, entonces dicen que el que las vendía se negó a venderle todas las manzanas ya que
¡después no tendría nada que vender!
Dice un dicho que si una puerta se cierra, se abre una ventana... y yo agregaría: y si no ¡hay que abrirla!
Por: Roberto Celaya
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En ocasiones nuestra actitud ante los
problemas se parece a la del vendedor de la
historia ya que si cambiamos de actitud ante
los problemas para resolverlos ¡no
tendríamos ya justificación alguna para sentir
lástima por nosotros mismos!, es decir, nos
quedaríamos sin las manzanas de la
autocompasión que nos permiten tirarnos,
deprimirnos, detenernos, estancarnos, lo
cual siempre será una actitud más cómoda
que esforzarnos, luchar y salir adelante.
Ahora bien, esa
actitud positiva
requerida y de la cual
hemos venido
hablando no quiere
decir para nada una
actitud de auto-
engaño, que quede
claro: los problemas
no se van a resolver solo por una buena
actitud, pero una buena actitud es requerida
para dinamizar esa solución.
Dicen que una persona perdió su casa en un
incendio y que mientras veía arder su hogar
se acercó un vecino al cual le asombro lo
optimista que se veía el primero, el vecino le
pregunta que si como es que estaba tan
optimista a lo que el otro le respon dió que
su tranquilidad se sustentaba en dos cosas,
una era que una actitud negativa no
cambiaría las cosas y la otra era que una
actitud negativa sí le quitaría su buen ánimo,
así que no había motivo para no tener una
actitud positiva.
Esa actitud positiva nos conduce a una
plenitud de recursos para encarar los
problemas que enfrentamos, contrariamente
a cuando nos dejamos estar mal y que
prácticamente
cerramos la
posibilidad de buscar
formas de alzarnos
sobre los retos que
enfrentamos, y siendo
extremadamente
pragmáticos, incluso
en el caso de que es
actitud positiva no
pudiera resolver nada, al menos nos hace
estar bien con lo cual ya es ganancia.
Esa actitud positiva es el primer paso, el
siguiente es la actitud pro-activa que nos
permite iniciar acciones para buscar las
respuestas a los problemas que
enfrentamos. Esa pro-actividad es como
buscar a tientas en la oscuridad un
interruptor, no sabemos dónde está pero si
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no lo buscamos nunca lo encontraremos y
por lo tanto seguiremos en tinieblas.
La actitud positiva más la actitud pro-activa
es esa búsqueda a tientas de la solución a
nuestros problemas. El tenerlas no los
resuelve, así como el buscar en la oscuridad
a tientas el interruptor de luz no lo localiza
automáticamente, pero en ambos casos son
las acciones y las actitudes correctas que
permitirán conseguir conquistar nuestros
retos.
No podemos esperar a que los problemas
que enfrentamos se resuelvan solos,
esperarlo solo nos consume tiempo
valiosísimo de nuestra vida, la actitud
correcta implica un optimismo y una pro-
actividad que nos permita pelear con éxito
las batallas que se nos presenten, después
de todo dice un dicho que si una puerta se
cierra, se abre una ventana... y yo agregaría:
y si no ¡hay que abrirla!
Este artículo puede verse en video en
http://bit.ly/XBKBkQ
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Hace tiempo nació un niño en una familia
feliz, llego a alegrar la vida de sus padres
que lo esperaban con mucho anhelo, llego
por fin a sus vidas y le pusieron Fernando,
como el padre, este niño fue creciendo y
disfrutaba mucho de jugar a construir cosas
y era realmente talentoso, con sus juguetes
hacia maravillas, un día él se encontraba
jugando en la sala de su casa, su padre
llegaba de trabajar y al entrar a la casa
tropezó con los juguetes del niño, había
tenido un pésimo día, venia malhumorado y
lo primero que hizo al tropezar fue
desquitarse con Fernando un niño de 7 años
con muchas inquietudes, sueños y anhelos
él decía que cuando creciera quería ser
arquitecto para hacer edificios tan grandes
que tocaran las nubes, su padre le grito y no
conforme con regañarlo le dijo que no sabía
ni para que perdía en eso su tiempo, que
solo eran juegos y nunca iba a poder realizar
esos edificios que el soñaba, que solo era un
juego de niños, que limpiara su tiradero y no
volviera a jugar así.
Fernando después de tremendo regaño de
su padre y después de comentarios tan
hirientes, se grabó la imagen de su padre
molesto y nunca más volvió a jugar a
construir cosas, abandono ese sueño,
porque su padre le dijo que él jamás podría
hacer algo así, y cuando le preguntaban que
quería ser cuando creciera, el se limitaba a
contestar lo que usualmente dicen los niños,
futbolista, policía, artista, cantante, bombero,
pero no volvió a mencionar su deseo por
construir cosas, su padre nunca noto el
cambio de su hijo, pensó que había pasado
una etapa y que ahora le gustaban otras
cosas, mas sin tener la intención bloqueo los
sueños de su hijo que en una edad tan
susceptible solo buscaba el reconocimiento y
el amor de sus padres.
Nunca dejes de creer Por: Karla Beatriz Velázquez
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Fernando se convirtió en profesionista
finalmente y paso años estudiando una
carrera que no lo llenaba se convirtió en
contador, y aun recordaba esos sueños que
tenía de construir edificios tan grandes que
tocaran las nubes, mas ese recuerdo le
venía a la mente por unos segundos y de
inmediato aparecía la imagen de su padre
diciéndole que nunca iba lograr hacer eso y
volvía a guardar esos sueños en un cajón.
Él no llevaba una buena relación con sus
padres, ya que muy apenas los veía una vez
cada dos meses y eso era mucho, sin
expresarlo, le fue guardando un
resentimiento a su padre, porque lo culpaba
por haber hecho añicos sus sueños y en
realidad cuando iba a visitarlos era más por
saber de su madre que por ver o saber de su
padre.
Fernando nunca se atrevió a platicar con su
padre de aquel suceso que marcó su vida,
nunca hizo un esfuerzo extra por alcanzar
esos sueños de la niñez y sentía que se
había defraudado a sí mismo, no podía
perdonar a su padre, ni podía perdonarse él
por no haber luchado un poco más, su niño
interior se sintió abandonado, porque no
pudo defender sus sueños, y dejo que los
demás decidieran su rumbo.
Te suena familiar esta historia, los padres no
nacen sabiendo que es lo mejor para sus
hijos, ellos siguen su instinto, lo que
aprendieron de sus padres, el cómo fueron
educados y sin darse cuenta en ocasiones
limitan la creatividad de sus hijos, limitan sus
anhelos o simplemente hacen que los
olviden, solo porque ellos piensan que te
llevaran a un mejor futuro, mas guardar
rencores y resentimientos solo te vuelve una
persona dura y nuestros padres en su afán
por que tengamos lo mejor suelen creer
tener las mejores decisiones para tu vida, no
podemos culparlos por eso.
Para Fernando era más grande el miedo a
fracasar en su anhelo por ser un excelente
arquitecto que sus deseos de cumplir sus
sueños.
Sin importad la edad siempre estaremos
expuestos a que critiquen nuestros sueños,
a que quieran hacernos desistir de lo que
deseamos, sin importar si son nuestros
padres o supuestos amigos, siempre habrá
algo a que enfrentarnos, recibir críticas
constructivas es crecimiento, pero es más
común escuchar críticas destructivas que
solo buscan que nos demos por vencidos.
Culpar a los demás por lo que no hemos
logrado, no ayuda ni reconforta es una falsa
cortina donde buscamos liberarnos de todo
lo que no hemos sido capaces de alcanzar y
todo por lo que nos ha dado pereza luchar.
Si ahora estas en un punto de tu vida en que
miras atrás y no tienes nada de lo que un día
anhelaste, sería bueno que reflexiones sobre
tus decisiones, nadie más está encargado de
nuestra felicidad que nosotros mismos.
Sabes cuál es la gran diferencia entre un
niño y un adulto, los niños se atreven a
soñar, conforme vamos llegando a cierta
edad, nos ocupamos más por cumplir
expectativas que por nuestra propia felicidad
y dejamos en el olvido todos esos deseos
que siempre tuvimos y nos desviamos en el
camino para lograr una vida más o menos
cómoda con todo lo indispensable, pero nos
encontramos que para más o menos medio
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vivir, te matas trabajando, no pasas tiempo
con tu familia y te vives quejando de las mil
problemáticas de tu trabajo, que ya cuando
llegas a casa no tienes ni humor de hablar.
Es cierto que no podemos dejar nuestro
trabajo de la noche a la mañana, porque
tenemos responsabilidades, pero de vez en
vez hay que regresar a esa etapa de nuestra
vida en que nos atrevíamos a soñar, en
donde todo era posible, en donde tu podías
ser lo que quisieras.
Recuperar esa inocencia donde la más
mínima cosa te sorprendía, recuperar ese
valor, donde buscabas aventarte de lo más
alto que pudieras con tu capa al cuello para
imitar el vuelo de un ave, donde nuestros
temores más grandes eran los monstruos en
el armario o debajo de nuestra cama y no
una tarjeta de crédito.
Nunca es tarde para perseguir nuestros
sueños, no importa la edad que tengas los
sueños nunca cesan, las inquietudes
siempre estarán ahí, porque hacer oídos
sordos a esa vocecita en nuestro interior que
nos dice atrévete.
La vida es hermosa solo hay que recuperar
la capacidad de asombro, para vislumbrar
cada detalle que por mínimo que sea
embellece nuestro pasar por la vida,
Uno de mis sueños más grande era el
convertirme en escritora, comencé a escribir
versos, pensamientos, poemas quizá a la
edad de 9 años y así continúe, nunca deje
de escribir así fueran unas cuantas líneas
mantenía vivo el interés, hasta que conseguí
mi primer publicación, así como no
abandone mi sueño se de ser escritora,
tampoco abandone mi deseo de convertirme
en abogada y tantas veces escuche, eso no
es para ti, no tienes lo que esa carrera
requiere, incluso de mis propios familiares,
no desistí por esas palabras, al contrario, me
demostré a mi misma cuán grande era mi
deseo y mi anhelo por conseguir ese sueño
y así lo vi cristalizado aun cuando no
creyeran en mis capacidades, la única
persona que fue necesario creyera en mi fui
yo misma, en tus manos tienes el poder para
hacer de tu futuro el mejor escenario posible,
cree en ti, no dejes que nadie te diga lo que
eres capaz de hacer y lo que no.
La vida siempre te dará la oportunidad de
conseguir lo que deseas, no llega
mágicamente, hay que trabajar y esforzarse
para ello, pero después del arduo trabajo
vendrán las recompensas, no desistas solo
porque un día te dijeron no puedes, la
capacidad más grande esta en tu interior y
se logra creyendo en ti.
No seas quien limite tu actuar, soñar es el
deporte más bello, nunca olvides que los
sueños son los cimientos de tu realidad y el
límite es tu imaginación, cuando lo deseas y
trabajas por ello el resultado siempre será el
deseado, no dudes de tus habilidades, no
olvides tu felicidad, levantarse sonriendo y
acostarse sonriendo es una gran medicina,
no olvidemos que la vida es tan sabia y
esplendida que cada día tenemos la
oportunidad de volver a comenzar y volver a
intentar logar todo aquello que a la primera
no conseguimos.
Un sueño nunca cesa, aun cuando lo
guardes en el más oculto de tu ser solo
calmara su voz cuando lo veas cristalizado.
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¿Tomar decisiones importantes es algo que te bloquea? ¿Sueles dudar si tomarás la decisión correcta o no? ¿Necesitas ayuda para decidir? En muchas ocasiones esta es una de las circunstancias por las que tendemos a quedarnos paralizados y a la vez, posponer las cosas, saboteándonos. En otros artículos ya he escrito sobre esto, sobre dudas e indecisiones y cómo salir de ese círculo, al que a veces nos aferramos sin ver solución. Sin embargo, veo que esto del bloqueo para tomar decisiones es algo más habitual de lo que a veces creemos y hoy me he decidido a escribir de nuevo sobre este tema al leer otro de los posts de mi amiga y colega Aida Baida, experta entre otras cosas en artículos sobre el estancamiento profesional, y qué hacer cuando no sabes que hacer. Así que si te cuesta tomar decisiones
importantes, apunta estos pasos: Descubre porqué te cuesta tomar decisión. Puede que sea porque te da miedo hacer el cambio que conlleva la decisión, o tal vez porque te estás dejando influenciar por otra persona para decidir ya que no quieres “defraudar, perjudicar” a nadie. Esto puede no resultar fácil hacerlo, pero posiblemente saberlo te dará claridad para decidir qué camino quieres tomar. Piensa qué es lo mejor para ti. Parte de esto va en el paso anterior. No dejes que tu decisión sea marcada por lo que otra persona quiere o piensa que es mejor para ti. Sino, que tu tengas claro qué es lo que es mejor para ti personalmente, decide bajo tu criterio personal. Toma distancia. Cuando ves las opciones que tiene otra persona distinta te cuesta menos opinar y ver las soluciones. Ya sabes
Cómo Tomar Decisiones Paso a Paso Por: Estela del Valle
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que resulta más fácil ver las cosas desde fuera, cuando no tiene nada que ver contigo. Así que haz precísamente eso, mira la situación desde fuera como si fueras otra persona y así quitando el peso emocional, puedes decidir mejor para ti. Cuando tienes claras las opciones que son lo mejor para ti, tomar las decisiones resulta mucho más fácil que si te dejas influir por miedos, personas y más factores que no te corresponden. ¿Y tu qué decisión tomarás ahora? Si quieres publicar o compartir este artículo
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Decidí dejar de culparme y hacer algo más
constructivo, perdonarme y soltar algunas
cosas de mi pasado que aún me pesaban.
Dicen que cuando no llegas a perdonar a
una persona, nunca terminas de superar lo
que te hizo, no lo sueltas; cargas en tu
corazón con el resentimiento, el rencor y la
rabia; sentimientos que te intoxican desde
dentro y que, a la larga, sólo traen consigo
amargura y frustración. Entonces, ¿qué
podía pasar si no me perdonaba a mí
misma? Nada bueno.
Decidí dejar de justificar mis errores. Que
confundimos justificar con perdonar y no es
lo mismo. Las justificaciones alivian, a veces
vienen bien, pero pueden actuar como una
venda en los ojos; las excusas no nos
permiten responsabilizarnos de nuestros
Decidí perdonarme… Por: Norma Barrón
actos, y así, nunca llegamos a afrontarlos.
Sentarme cara a cara con mis
equivocaciones, sin justificaciones, ni
excusas, pero también sin culpas ni
reproches, fue el primer paso.
Decidí dejar de culpar a los demás de mis
problemas. Es verdad que a veces no
supe elegir bien mis compañías. Invertí
esfuerzos en quienes no los merecían,
relegando a un segundo plano a personas
maravillosas. Pero al fin y al cabo, esa fue
mi elección en ese momento de mi vida;
me responsabilicé y me perdoné por ello.
Siempre nos dicen, “no te preocupes si te
equivocas, que de los errores se
aprende”. Pero eso no es tan fácil. Hubo
cosas que aprendí a la primera, pero no
fueron muchas. Tropecé siete veces con
la misma piedra, me caí, me rompí, me
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levanté y me volví a caer. Culpé a la piedra.
Y volví a caer. Intenté cerrar los ojos para no
verla. Y volví a caer. Traté de saltarla. Y
volví a caer. Y es que no se trataba de ir por
el mismo sitio esquivando piedras, sino de
cambiar de camino.
Perdoné las lágrimas que solté de más, por
cosas que no valían la pena, que no valían
mi pena. Fue más duro perdonar las
lágrimas que no salieron. Aquellas que
nunca
encontraron
camino a través
de mi dolor, que
quedaron dentro,
ahogando mi
corazón.
Me perdoné por
haberme dejado
en último lugar
tantas veces. Por no haberme cuidado y
protegido. La tristeza que algunas personas
traen a nuestra vida, aparece para avisarnos
de que nos alejemos de esas personas; si te
paras a escucharla, te lo dirá, pero es algo
que no solemos hacer. Cuando una situación
nos frustra y nos enfada, ha llegado el
momento de luchar para salir de ella; pero
en lugar de utilizar la fuerza de ese enfado
para tomar impulso, se lo echamos a alguien
a la cara, o nos lo tragamos y nos
quemamos por dentro. Me perdoné por no
haber sabido escuchar mejor a mis
emociones y valorar su sabiduría.
Me perdoné mis perfeccionismos, mis
exigencias, mis miedos. El tiempo perdido en
cosas sin importancia, un tiempo que jamás
volverá. Paradójicamente el tiempo es algo
que he aprendido a valorar con el tiempo.
Me perdoné no haber sabido valorar lo que
tenía, por darme
cuenta demasiado
tarde. Esto costó
más. Recordé los
momentos
pasados, los
momentos felices,
aquellos que dan
sentido a la vida y
me prometí a mí
misma no volver a pasarlos por alto. No
pude perdonarme hasta que no pude sonreír
al recordar. O quizás fue al revés. Da igual.
Solté esa parte de mi pasado que siempre
me pesó, quedé libre de él y, entonces, pude
aceptarme de verdad, entera, completa, con
mis luces y mis sombras. Pude soltar de una
vez por todas esa maleta de mi pasado que
ya no cabía en mi presente. Me sentí libre de
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cargas antiguas, preparada para lo nuevo
que llegue a mi vida.
Y entonces me di cuenta de que todos
aquellos errores, equivocaciones y pérdidas
formaban parte de mí, del mismo modo que
mis éxitos y mis alegrías. Abracé todas
aquellas experiencias, gracias a ellas soy
quien soy.
Y agradecí. Agradecí
haber aprendido, tr as
tantas caídas. Da igual
cuantas fueron,
aprendí. Agradecí lo
que pude dar a los
demás, lo que pude
darme a mi misma. A
partir de hoy, seré más
consciente de eso.
Agradecí ser quien soy,
miré a esa niña interior
que llevo dentro y la
abracé. Me acepté completa
Y decidí. Decidí aprender a soltar aquello
que me dañaba. Ya sean personas,
situaciones, emociones o cosas. Decidí
cultivar mi paz interior y no permitir que se
viera alterada por cualquier circunstancia.
Decidí dejar de vivir la vida como un desafío,
como una lucha. La vida no es eso. La vida
es vivir, disfrutar, crecer, amar… La lucha es
para momentos puntuales. Decidí valorar
cada día, cada momento de felicidad.
Valorar a la persona que soy hoy y
cuidarme. Valorar a cada persona que hay
en mi vida, agradecer su amor incondicional.
Decidí ponerme en pie, salir ahí fuera y
volver a intentarlo de nuevo. Pero siendo un
poquito más sabia y más fuerte. Que la vida
sigue y seguiremos
viviendo de la mejor
manera que sepamos.
Lic. Norma Barrón
Comunicadora,
Escritora, Conferencista
Internacional
Cel. 811-179-29-72
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