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La virtud cardinal de la Templanza
Las siete magníficasCurso sobre las virtudes infusas
P. Agustín De la Vega, LC
Preámbulo
Cuando hablamos de las virtudes, debemos tener siempre ante los ojos al hombre real, al
hombre concreto.
La virtud no es algo abstracto, distanciado de la vida, sino que, por el contrario, tiene
"raíces" profundas en la vida misma, brota de ella y la configura.
La virtud incide en la vida del hombre, en sus acciones y en su comportamiento
Las virtudes: el motor de la vida moral
La pregunta de inicio no es:• ¿Qué debo hacer?
Sino más bien:• ¿Quién debo ser?
Contexto
• condiciona indirectamente a todas las otras virtudes
• que todas las otras virtudes son indispensables para que el hombre pueda ser "moderado"
•No se puede ser hombre verdaderamente prudente, ni auténticamente justo, ni realmente fuerte.
• Estos atributos provienen de cada una de las virtudes cardinales y están relacionadas mutuamente.
Hablamos del hombre prudente,
justo, fuertePor tanto, si no se posee la virtud de
la templanza Se puede
decir que la templanza
Pero se debe decir
también
Definición y ámbito
La templanza es la virtud moral que modera la
atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso
de los bienes creados.
Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad.
Recomendación bíblica
La templanza es también alabada en la Escritura:
• En el Antiguo Testamento • "No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos
refrena" (Sir_18:30). • En el Nuevo Testamento es llamada
"moderación" o "sobriedad". • Debemos "vivir moderación, justicia y piedad
en el siglo presente" (Tit_2:12).
Explicación
El mismo término «templanza» parece referirse en cierto modo a lo que está "fuera del hombre". •Decimos que es moderado el que no abusa de la comida, de la bebida o de los placeres;
•El que no toma bebidas alcohólicas inmoderadamente,
•El que no enajena la propia conciencia por el uso de estupefacientes, etc.
Pero esta referencia a elementos externos al hombre tiene la base dentro del hombre.•Es como si en cada uno de nosotros existiera un "yo superior" y un "yo inferior".
•En nuestro "yo inferior" viene expresado nuestro "cuerpo" y todo lo que le pertenece:•necesidades, deseos y pasiones, •sobre todo las de naturaleza sensual.
La virtud de la templanza garantiza a
cada hombre el dominio del "yo superior" sobre
el "yo inferior".
Posible objeción•Al contrario, este
dominio da mayor valor al cuerpo.
•La virtud de la templanza hace que el cuerpo y nuestros sentidos encuentren el puesto exacto que les corresponde en nuestro ser humano
¿Supone acaso dicha virtud
humillación de nuestro cuerpo? ¿O quizá va en menoscabo del
mismo?
¿Quién es la persona moderada?
El hombre moderado es el que es dueño de
sí.
Aquel en el que las pasiones no
predominan sobre la razón, la voluntad e
incluso el "corazón".
¡El hombre que sabe dominarse a sí mismo!
Necesidad de esta virtud
Ha de moderar dos de los instintos más fuertes y vehementes de la naturaleza humana, que fácil y ciertamente se extravían sin una
virtud que los modere
La divina providencia ha querido unir un deleite o placer a aquellas operaciones naturales que son necesarias para la
conservación del individuo o de la especie; de ahí la vehemente inclinación del hombre a los placeres del gusto y del apetito
genésico
Basta ver a alguien que ha llegado a ser "víctima" de las pasiones que lo arrastran, renunciando por sí mismo al uso de la razón y
comprobamos claramente que "ser hombre" quiere decir respetar la propia dignidad y, por ello y además de otras cosas, dejarse
guiar por la virtud de la templanza.
Vicios opuestos
La intemperancia:• Desborda los límites de la razón y de la fe en el uso de los
placeres del gusto y del tacto, • Sin ser el máximo pecado posible, es sin embargo, el más
vil y oprobioso de todos • Rebaja al hombre nivel de las bestias • Ofusca, como ningún otro, las luces de la inteligencia
humana.
La insensibilidad excesiva: • por la que se huye incluso de los placeres necesarios para
la conservación del individuo de la especie que pide el recto orden de la razón.
Partes de la templanza
Integrales
La Vergüenza:
La honestidad:
Subjetivas
La abstinencia
La Sobriedad
La Castidad
La Virginidad:
Potenciales:
La Continencia
La Mansedumbre
La Clemencia
La Modestia
Conclusión general
Quien no obedece más que
a él (lo cual
pertenece a la justicia),
Quien vela para discernir todas las cosas por miedo a dejarse sorprender por la astucia y la
mentira (lo cual pertenece a la prudencia),
Es quien le entrega a Dios un amor entero (por la templanza),
Y por ello ninguna
desgracia lo puede derribar
(lo cual pertenece a la
fortaleza) S. Agustín
Vivir bien no es otra cosa que amar a Dios con todo
el corazón, con toda el alma y con todo el obrar.
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