View
234
Download
6
Category
Preview:
Citation preview
Naturaleza y cultura LA CULTURA HUMANA
[Autoría del texto principal: César Tejedor Campomanes, Introducción al pensamiento filosófico, SM, Madrid, 1996, pp. 3133. Se han hecho pequeñas modificaciones ajenas al autor]
1) ¿Qué factores han tenido que ver en el extraordinario desarrollo de la cultura humana?
2) ¿Qué significa que el ser humano nace siempre “demasiado pronto”? 3) ¿Qué quiere decir Arnold Gehlen al denominar al ser humano “un ser de
carencias“? 4) ¿Qué es el etnocentrismo? ¿Y el relativismo cultural? ¿A qué
consecuencias indeseables puede conducirnos? 5) ¿Qué conclusiones pueden extraerse en relación al dilema inicial naturaleza o cultura?
1
PROGRESO ¿Por qué la cultura humana ha progresado de una manera tan fantástica? Mucho ha tenido
que ver la postura erecta del ser humano. El bipedismo liberó la mano, lo que facilitó la
fabricación de utensilios y su transporte.
Faustino Cordón, La naturaleza del hombre a la luz de su origen biológico, Anthropos, Barcelona, 1981, p. 57.
«Confusión de las lenguas», representación deGustave Doré (Wikipedia). El lenguaje es
una «facultad, según algunos innata, propia del ser humano, instrumento del pensamiento
y la actividad, y el más importante medio de comunicación. Es un instrumento
sumamente elaborado y complejo, organizado en diversos niveles y creativo, con el que
el hombre puede expresar verbalmente un número no limitado de ideas, sensaciones,
situaciones, etc., y que permite aludir a las cosas y situaciones en su ausencia. Con él
reduce y ordena el hombre las percepciones del entorno y está vinculado al pensamiento
hasta tal punto que la total falta de lenguaje, o de un sistema de signos equivalente, hace
que no aparezcan en el ser humano indicios de inteligencia» (“Lenguaje” en
Encyclopaedia Herder).
2
Luego, la selección natural favoreció a los individuos más cerebrados, ya que estaban mejor
capacitados para codificar y transmitir la información sobre los modos de fabricación y
utilización. Con la aparición del lenguaje, finalmente, la capacidad de transmitir información
se amplía de un modo insospechado.
Seguramente debieron ocurrir otras muchas circunstancias. Adolf Portmann (18971982)
señaló que el ser humano nace siempre “demasiado pronto” y, por tanto, necesariamente
inmaduro biológicamente. En efecto, los mamíferos inferiores (como los roedores) nacen
después de un breve embarazo y en gran número de crías, pero en estado de desamparo, y han
de permanecer en el nido largo tiempo: son “calientanidos“. Los mamíferos superiores nacen
después de un largo embarazo; pocas crías, pero muy desarrolladas. Su nido ha sido el seno
materno: por eso son “fuginidos”.
El ser humano es un caso especial. El embarazo es largo, pero nace inmaduro y sigue
necesitando un nido: es un “calientanidos secundario”. Para el bebé, la casa y el mundo son
su “nido”, lo cual hace que reciba un enorme caudal de información (¡cultural!) antes de
concluir su proceso
de maduración
biológica.
Russ Hodge,
Developmental Biology.
From a Cell to an
Organism (Genetics and
Evolution), Facts On File,
New York, 2010, p. 57.
3
Anselmo González Jara, “Sobre la antropología de Adolf Portmann“, enAnuario Filosófico, 5, Universidad d de
Navarra, 1972, pp. 209275, (p. 254). [Seguir leyendo AQUÍ].
Por su parte, Arnold Gehlen ha denominado al ser humano “un ser de carencias“:
Arnold Gehlen, El hombre.
Su naturaleza y su lugar en
el mundo, traducido por
FernandoCarlos Vevia
Romero, Ediciones
Sígueme, Salamanca, 1980,
p. 37.
4
Gehlen cita, por supuesto, el mito de Protágoras, e indica que el ser humano carece en
absoluto de especialización (su dentadura, por ejemplo, parece primitiva, no especializada
para ninguna función concreta), por lo que se encuentra inadaptado para cualquier medio
ambiente y en peligro permanente. Esta situación biológica del ser humano le obligó a suplir
sus carencias y a hacerse a sí mismo (“domarse a sí mismo”). Y tuvo otra consecuencia: al no
estar adaptado a ningún medio ecológico propio, puede vivir en cualquiera: está “abierto al
mundo”. Si se recuerda el estrechísimo medio ambiente en que vive la garrapata, se
comprenderá bien lo que es la existencia de un ser que vive “en el ancho mundo”, recibiendo
un inmenso caudal de información.
Naturalmente, todo esto no son sino hipótesis sometidas a crítica. Pero al menos, revelan
aspectos significativos de las condiciones de existencia del ser humano.
DIFERENCIACIÓN Y CONVERGENCIA
La naturaleza humana es universal, es decir, es la misma para todos (lo cual deja sin base
biológica alguna al racismo).
“Raza”, en Pierre Bonte y Michel Izard, Diccionario Akal de Etnología y Antropología, traducción de Mar
Llinares García, Ediciones Akal, Madrid, 2008, pp. 624626.
5
Sin embargo, no existe una cultura universal, aunque sí hay rasgos comunes a todas las
culturas (los llamados “universales culturales”) y una tendencia cada vez más fuerte a una
convergencia cultural. Siendo esto así, se explica que desde muy antiguo cada pueblo haya
sentido la tentación de considerar su propia cultura como “natural” y superior.
Marvin Harris citando a Alfred Kroeber (Anthropology; Biology and Race, Harcourt, Brace & World, New
York, 1963, p. 156) en Marvin Harris, Introducción a la antropología general (7ª Edición), traducido por
Francisco Muñoz de Bustillo, Alianza Editorial, Madrid, 2004, p. 488. [Se puede consultar una versión anterior
del texto AQUÍ].
Se llama etnocentrismo al prejuicio según el cual la propia cultura es superior a todas las
demás. Puesto que el etnocentrismo deforma la imagen de las otras culturas, a principios de
este siglo los antropólogos reaccionaron proponiendo el relativismo cultural: cada cultura
debe ser comprendida desde sí misma, sin establecer comparaciones con otras culturas. Por
tanto, el relativismo cultural es una actitud metodológica que pretende la mayor objetividad
posible en el estudio de las culturas. Pero de ahí es fácil pasar a un relativismo cultural de
otro tipo: todo vale si es cultural. Ello conduce a consecuencias no deseables. Por ejemplo, al
inmovilismo: “¡No lo toques! ¡Es nuestra cultura!” Y, sobre todo, al relativismo del valor:
todo vale y queda justificado hasta las conductas más abusivas por el simple hecho de ser
tradiciones culturales.
6
La tradición del Torneo del Toro de la Vega. «El torneo
consiste en la caza o persecución de un toro por decenas de
picadores y lanceros, en la cual algunos de estos últimos
intentan alancear a la res hasta la muerte, después de que
esta haya sido soltada cerca de la plaza del pueblo y
conducida por los corredores y aficionados hasta la vega del río Duero, en donde
comienza propiamente el torneo. Si el toro sobrepasa los límites prefijados o los
lanceros no pueden matarlo, es indultado. En el siglo XXI, el festejo ha cobrado
mayor notoriedad por las protestas en contra que denuncian el sufrimiento al que es
sometido el toro» (Wikipedia).
«El relativismo coincide con el
etnocentrismo en hacer imposible la
crítica racional, pues al establecer a
priori que ninguna alternativa cultural
es preferible a otra, la discusión sobre
qué alternativa sea preferible se
convierte en un ejercicio ocioso y
condenado de antemano al fracaso. El
etnocentrismo nos orienta demasiado,
pues nos quita toda oportunidad de
elección. El relativismo, por el contrario, nos orienta demasiado poco, pues trata de
convencernos de la vanidad de toda elección. En la noche sin estrellas del relativismo todos
los gatos son negros y todas las direcciones son equivalentes: ninguna conduce a ninguna
parte. El etnocentrismo promueve el conformismo; el relativismo, la indiferencia. Ambos
impiden la comparación evaluativa, la ponderación objetiva y la elección y decisión
racionales.
Desde un punto de vista filosófico, tanto el etnocentrismo como el relativismo son posturas
incoherentes, como se ha señalado repetidamente. Baste aquí recordar que el etnocentrismo
7
de un grupo refuta al de los demás y es incompatible con ellos, por lo que el etnocentrismo,
en general, es lógicamente contradictorio. El relativismo pretende dar a su propia tesis
relativista una validez no relativa, por lo que se aurorrefuta. En realidad todos los
argumentos (que son sutiles y complejos, pero finalmente contundentes) que sirven para
refutar el dogmatismo y el escepticismo en epistemología son trasladables sin apenas
cambios al etnocentrismo y al relativismo».
Jesús Mosterín, Filosofía de la cultura, Alianza Editorial, Madrid, 1994, pp. 139140. [Leer más AQUÍ]
Si hay algo universal en el ser humano, eso es la razón, ya que ella misma posee una
exigencia de racionalidad: lo que es válido para la razón no para el gusto, el sentimiento, la
educación, etc. de uno debe ser válido para la razón de todos.
La Ilustración promovió el ideal del universalismo, del “ser humano universal”; luego el
Romanticismo exaltó el particularismo nacional/cultural, el “espíritu del pueblo” (de cada
pueblo). Así, contra la universalidad de larazón, la particularidad de latradición. Pero ambas
exigencias no tienen por qué estar reñidas necesariamente.
CONCLUSIÓN: NATURALEZA Y CULTURA
Podemos ya concluir: el dilema naturaleza o cultura se ha demostrado como falso. Nisólola
naturaleza ni sólo la cultura podrían explicar la conducta humana. El ser humano se ha
desarrollado y se sigue desarrollando mediante la evolución cultural, pero siempre dentro de
los límites y posibilidades que determinan su naturaleza heredada.
No existe el ser humano sólo cultural; como tampoco ha existido jamás un ser humano “en
estado de naturaleza“. Los “niños salvajes” no nos enseñan nada acerca de ese supuesto
estado primitivo de la humanidad, ya que la mayoría de ellos fueron anormales congénitos
abandonados por ese motivo. Ni tampoco es fácil determinar en nuestro comportamiento qué
debemos a nuestra naturaleza y qué a la cultura:
8
«Pero la distinción no siempre es tan simple: a menudo los
estímulos psicobiológicos y el estímulo psicosocial provocan
reacciones del mismo tipo y puede preguntarse, como ya lo
hacía Locke, si el miedo del niño en la oscuridad se explica
como manifestación de su naturaleza animal o como resultado
de los cuentos de la nodriza. Aun más: en la mayoría de los
casos ni siquiera se distinguen bien las causas, y la respuesta
del sujeto constituye una verdadera integración de las fuentes
biológicas y sociales de su comportamiento. Eso sucede en la
actitud de la madre hacia su niño o en las emociones complejas
del espectador de un desfile militar. La cultura no está ni
simplemente yuxtapuesta ni simplemente superpuesta a la vida.
En un sentido la sustituye; en otro, la utiliza y la transforma
para realizar una síntesis de un nuevo orden. […].
Es posible observar que un animal doméstico un gato, por ejemplo, o un perro o un animal de
corral si se encuentra perdido y aislado vuelve a un comportamiento natural, que fue el de la especie
antes de la intervención externa de la domesticación. Pero nada semejante puede ocurrir con el
hombre, ya que en su caso no existe comportamiento natural de la especie al que el individuo aislado
pueda volver por regresión. Como más o menos decía Voltaire: una abeja extraviada lejos de su
colmena e incapaz de encontrarla es una abeja perdida; pero no por eso, y en ninguna circunstancia,
se ha transformado en una abeja más salvaje. Los “niños salvajes”, sean producto del azar o de la
experimentación, pueden ser monstruosidades culturales, pero nunca testigos fieles de un estado
anterior».
Claude LéviStrauss, Las estructuras elementales del parentesco, traducción por Marie Therèse Cevasco,
Paidós, Barcelona, 1998.
WORDPRESS: https://empezandoafilosofar.wordpress.com/elserhumano/naturalezaycultura2/ YOUTUBE: https://www.youtube.com/channel/UCHRxJPzCtcBLqU7554F2xg/videos
9
Recommended