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Marcelino Carcedo Rozada, Juan R. García Carretero y Juan A. Martín Ruiz. Edita: Museo Histórico Etnológico de Mijas. Ayto. de Mijas. 2007. ISBN: 978-84-606-4357-9 II Premio de Investigación Histórica y Etnográfica Villa de Mijas de 2005.
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Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
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ISBN: Imprenta: Depósito Legal: Edita: Museo Histórico Etnológico de Mijas. Diseño Cubierta: José Mª Fernández Doña
El presente trabajo corresponde al II Premio de Investigación Histórica y Etnográfica Villa de Mijas de 2005.
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
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OCULTAMIENTO DE MONEDASOCULTAMIENTO DE MONEDASOCULTAMIENTO DE MONEDASOCULTAMIENTO DE MONEDAS
DEL SIGLO III D. C. PROCEDENTE DEL SIGLO III D. C. PROCEDENTE DEL SIGLO III D. C. PROCEDENTE DEL SIGLO III D. C. PROCEDENTE
DEL CORTIJO DE ACEVEDO DEL CORTIJO DE ACEVEDO DEL CORTIJO DE ACEVEDO DEL CORTIJO DE ACEVEDO
(M(M(M(Mijas, M, M, M, Málaga).).).).
Marcelino Carcedo Rozada
Juan Ramón García Carretero
Juan Antonio Martín Ruiz
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
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Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
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ÍNDICE. Introducción……………………………………………………………………..…………..…..….7 Capítulo 1. El yacimiento del Cortijo de Acevedo………….…..……..……11
1.1. Marco físico del yacimiento……………………………....….…………11 1.2. Restos arqueológicos procedentes del Cortijo de
Acevedo…………………………………………...……………..…….……..……15 1.3. Las excavaciones arqueológicas………………….…………….…...20
Capítulo 2. Estudio numismático del depósito monetario................27
2.1. El descubrimiento arqueológico...……………...……................27 2.2. Contextualización histórica del hallazgo…………….….…....29 2.3. Composición y metrología.....................................................31 2.4. Características técnicas de las acuñaciones…...…………...38 2.5. Cecas y oficinas……………………………………………………………..…42 2.6. Iconografía monetaria.............................................................45 2.6.1. Galieno……………………………………………..…………………………...46 2.6.1.1. Anversos………….………………………………...…………………..…..46 2.6.1.2. Reversos………………………….………………………..……….……….47 2.6.2. Salonina…………………………………..…………………..…….………….50 2.6.2.1. Anversos………............………………………….……..……………….50 2.6.2.2. Reversos………….…...…………………………………..………………..51 2.6.3. Claudio II el Gótico.……...…………………………...……...............51
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2.6.3.1. Anversos……………….……………………………………………...…….51 2.6.3.2. Reversos…………………………………………………………….……….52 2.6.4. Quintilo………………….....……………………………….......................54 2.6.4.1. Anversos…………………….………………………….……………………54 2.6.4.2. Reversos…………………..………………………………………….……..54 2.6.5. Póstumas de Claudio II el Gótico……………………….…..….55 2.6.5.1. Anversos…………………..……………………………………….…....…55 2.6.5.2. Reversos………...…………………………………………….…….….…..55 2.6.6. Imitaciones de Tétrico I y Tétrico II………..……………………61 2.6.6.1. Anversos…………...…………………………………………..…..…..…..61 2.6.6.2. Reversos…………………...…………………………………….……..…..61 2.7. Fecha y posibles causas de la ocultación..........................63
Capítulo 3. El poblamiento en el ager suelitanus durante el Alto Imperio………..…………………….………….…..69
3.1. Fuentes literarias y toponímicas..........................................69 3.2. Distribución del poblamiento...............................................71 3.3. Las actividades económicas..................................................83 3.4. Aspectos sociales y religiosos...............................................86 3.5. El desarrollo histórico del ager suelitanus durante
los siglos I-III d. C.......................................................................89
Conclusiones…...……………….……………………………………..……………………...….92 Bibliografía.......................................................................................................97 Cuadro-inventario……………….…………..…………………….……......………………106
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INTRODUCCIÓN.INTRODUCCIÓN.INTRODUCCIÓN.INTRODUCCIÓN.
Aunque en la actualidad conocemos en nuestra península un
número bastante elevado de ocultamientos monetarios que podemos situar a lo largo del siglo III d. C., pues rondan ya el centenar de hallazgos, lo cierto es que la mayor parte de los mismos han sido descubiertos en unas condiciones que impiden tener una información precisa tanto acerca de su contenido exacto como de los contextos arqueológicos en los que estas monedas aparecieron.
Éste es precisamente el hecho que caracteriza las piezas que
conforman el hallazgo motivo de esta obra, pues aun cuando existe la certeza de que su procedencia no es otra que la villa romana del Cortijo de Acevedo, el haber sido descubiertas durante la realización de unas obras en dicho lugar, al margen de las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento, hace que no conozcamos el contexto en el que estaban inmersas. Tras su aparición estos materiales pasaron a formar parte de varias colecciones privadas de manera que su contenido, unas mil quinientas monedas, se dispersó por distintos puntos de nuestra provincia. Ello hizo necesario una intensa búsqueda que nos ha permitido documentar, tras las facilidades dadas por algunos de sus propietarios, tan sólo una parte del ocultamiento ya que, además de aquellas a las que nos ha sido imposible acceder, no cabe descartar tampoco que un número indeterminado de las mismas hayan podido perderse en el momento de su aparición.
Aún así, creemos de enorme interés dar a conocer una
importante aportación en el ámbito de la numismática de la antigua Hispania romana que, de otra forma, podría considerarse
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irremisiblemente perdida para la investigación sobre el tema, a la par que enriquece los escasos datos que tenemos sobre el pasado de un territorio, como es el antiguo ager suelitanus, al que durante varios siglos perteneció el actual municipio de Mijas y del que sabemos tan poco.
Por ello no hemos querido que este trabajo quedase limitado
únicamente al estudio de estas monedas, cuestión que ya de por sí posee un indudable interés habida cuenta que el numerario conocido para el siglo III d. C. en nuestra provincia, apenas sobrepasa el centenar de ejemplares, sino que se ha abordado igualmente un tema más amplio como es el período histórico en el que se enmarcan, de manera que procuraremos trazar las líneas generales de lo acaecido en esta zona a lo largo de los siglos I a III d. C.
A fin de facilitar en un futuro la posibilidad de incluir este
hallazgo en estudios de índole estadístico o sobre circulación monetaria, se adjunta un cuadro-inventario en el que se cataloga la totalidad de las monedas a las que hemos tenido acceso, así como un cederrón con la documentación gráfica completa del ocultamiento, extremo que, por otra parte, nos exime de tener que abordar en el texto su descripción exhaustiva, evitando de esta forma al lector farragosas reiteraciones sobre las características de estos numismas.
Por último, deseamos finalizar estas breves líneas
introductorias expresando nuestro público agradecimiento a todas aquellas personas e instituciones que, de una u otra forma, nos han ayudado a hacer realidad este trabajo. Vaya , pues, nuestra gratitud para Dña. María Luisa Loza Azuaga, de la Dirección General de Bienes Culturales, y D. Pedro Rodríguez Oliva de la Universidad de Málaga por su amable autorización para consultar los informes inéditos relativos a las excavaciones realizadas en diversos puntos del término de Mijas, depositados en la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, así como a D. Bartolomé Mora Serrano de la Universidad de Málaga por sus inestimables consejos sobre cuestiones numismáticas, sin que olvidemos en modo alguno a D. Eduardo García Alfonso por la gentileza al facilitarnos documentación bibliográfica sobre las amonedaciones descubiertas
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en el importante yacimiento de Baelo Claudia, y a D. Cristóbal Vega Vega, Cronista Oficial de Fuengirola, quien nos ha facilitado el acceso a interesantes datos escritos sobre el pasado de este cortijo mijeño donde se llevó a cabo el descubrimiento.
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CCCCAPÍTULO 1. EL YACIMIENTO DEL CAPÍTULO 1. EL YACIMIENTO DEL CAPÍTULO 1. EL YACIMIENTO DEL CAPÍTULO 1. EL YACIMIENTO DEL CORTIJO DE ACEVEDO.ORTIJO DE ACEVEDO.ORTIJO DE ACEVEDO.ORTIJO DE ACEVEDO. 1.1.1.1.1.1.1.1. MARCO FÍSICO DEL YACIMIENTO.MARCO FÍSICO DEL YACIMIENTO.MARCO FÍSICO DEL YACIMIENTO.MARCO FÍSICO DEL YACIMIENTO.
El yacimiento en el que aparecieron estas monedas se localiza
cerca de la desembocadura del río Fuengirola, en concreto en su margen occidental (figuras 1-2), en una zona que en la actualidad está ocupada por las instalaciones del moderno cementerio municipal de Fuengirola.
Se trata de una villa romana con una posible ocupación
anterior de la que disponemos de una información muy limitada, por cuanto en este lugar se han emprendido varias excavaciones arqueológicas con carácter de urgencia a lo largo de 1990 y 1991 que aún no han sido publicadas en detalle, si bien nos ha sido posible acceder a los datos aportados por los informes preliminares elaborados al respecto.
Merced a un documento datado en 1863 sabemos ya de la
existencia de este cortijo por esa fecha, pues en él consta una petición hecha por su propietario, Juan Acevedo y Pérez, al Ayuntamiento de Fuengirola para que tome medidas contra el cierre de un camino que pasaba por terrenos de la Condesa de San Isidro, y que ésta había decidido cerrar por su cuenta (Archivo Municipal de Fuengirola, 1863).
Como decimos, la villa se emplaza en una pequeña elevación
junto a una curva del río, siendo necesario indicar las variaciones que ha experimentado su geografía desde la Antigüedad hasta nuestros días.
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Así, los estudios geo-arqueológicos emprendidos por el Instituto Arqueológico Alemán y la Universidad de Bremen en diversos cauces fluviales de la costa andaluza permitieron establecer con toda certeza que el río Fuengirola formaba una amplia bahía que llegaba a penetrar varios kilómetros al interior (figura 3), bahía que fue colmatándose progresivamente hasta que a partir de la Edad Media se configura una situación muy similar a la actual (Hoffmann, 1987: 91-94), de manera que la primitiva ocupación humana en este lugar estuvo emplazada al borde mismo de lo que fue la antigua línea de costa, en terrenos no muy extensos pero de gran potencialidad agrícola.
La situación geográfica elegida para instalar esta villa refleja en
buena medida las normas que se tenían en consideración en época romana a la hora de cuestionarse qué elementos debían ser tenidos en cuenta para elegir el mejor emplazamiento posible, algo que podemos encontrar magníficamente expuesto en autores como Columela, Catón o Vitrubio (Fernández, 1998: 41-50).
En efecto, aspectos como una ubicación soleada y aireada que
se sitúe al pie mismo de una elevación, la disponibilidad de tierras fértiles, la existencia de un cauce fluvial próximo que permitiese la navegación y que sirviese a la vez como útil referencia geográfica, o la cercanía de buenas comunicaciones, en nuestro caso la conocida vía Hercúlea, para facilitar la salida de los productos cultivados o manufacturados y la llegada de suministros, son algunas cuestiones que vemos fielmente reflejadas en nuestro caso, por lo que hemos de concluir que su constructor tuvo muy en cuenta estas prescripciones geográficas de su época.
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Figura 1. Fotografía aérea en la que se observa el emplazamiento de la villa de Acevedo cerca del cauce del río Fuengirola.
Figura 2. Plano de situación del yacimiento.
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Figura 3. Evolución de la línea de costa en la desembocadura del río Fuengirola desde el Neolítico hasta nuestros días (Fuente: G. Hoffmann).
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1.2. RESTOS ARQUEOLÓGICOS PROCEDENTES DEL CORTIJO DE 1.2. RESTOS ARQUEOLÓGICOS PROCEDENTES DEL CORTIJO DE 1.2. RESTOS ARQUEOLÓGICOS PROCEDENTES DEL CORTIJO DE 1.2. RESTOS ARQUEOLÓGICOS PROCEDENTES DEL CORTIJO DE ACEVEDO.ACEVEDO.ACEVEDO.ACEVEDO.
A tenor de lo expuesto, no cabe descartar la existencia de una posible presencia fenicia si tenemos en consideración que en algunos de los sondeos geológicos realizados en las inmediaciones de este lugar se recogieron varios fragmentos cerámicos de esta naturaleza, aunque su excesiva fragmentación no permite establecer una cronología precisa (Hoffmann, 1987: 95).
Por otra parte, tenemos noticia de la aparición de algunas
monedas de bronce. Dos de ellas, acuñadas en la ceca de Malaca (figuras 4-5), muestran, en el primer caso un as que en su anverso no conserva nada de la leyenda aunque sí el busto con bonete cuadrangular y tras este parte de las tenazas, pudiendo apreciarse en el reverso una estrella rodeada por una láurea.
El segundo ejemplar se trata de un semis en cuyo anverso
vemos un busto con bonete triangular acompañado de unas tenazas y la leyenda neopúnica M(a)L(a)C(a), en tanto su reverso contiene un templo tetrástilo (Campo, 1986: 148). En ambos casos, es factible situar estas piezas entre los años 100 a 45 a. C., dentro pues de las series 5/6 del III Período establecido para las emisiones de dicha ceca (Campo, 1986: 150).
Figura 4. Moneda de Malaca.
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Figura 5. Moneda de Malaca.
En una nueva moneda de bronce, muy mal conservada y que
muestra una fractura realizada intencionadamente, podemos adivinar en su anverso una cabeza masculina, en tanto en el reverso se perciben dos espigas de trigo y un creciente lunar con punto. Si bien no se conserva el nombre de la ciudad, la leyenda complementaria escrita en neopúnico de la que se han propuesto diversas lecturas, nos remite a las acuñaciones emprendidas por las cecas situadas al otro lado del Estrecho de Gibraltar, en nuestro caso la ciudad de Tingis (Tánger) (Asorey, 1991: 89-92) -figura 6-. Aunque estas emisiones aparecen de forma relativamente abundante en Andalucía, en la provincia de Málaga solamente se conocían un par de ejemplares (Gozalbes, 1998: 214), siendo posible fecharla entre finales del siglo II y el año 38 a. C. (Mazart, 1955: 183).
Figura 6. Moneda de Tingis.
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Respecto a fechas posteriores a la implantación romana apenas sabemos nada, aun cuando parece factible postular la continuidad de esta ocupación en tiempos medievales, si bien es preciso reconocer que hasta el presente tan sólo ha podido ser constatada a través de algún resto cerámico (Rodríguez, Loza, 1990; Rodríguez et alii, 1991; Corrales, 2001: 350).
En realidad son muy escuetas las referencias bibliográficas que
nos remiten a hallazgos de época romana. En este sentido cabe recordar las noticias que nos transmite J. Temboury (1975: 185-186) quien señala cómo en 1920 fue destruida una parte del yacimiento. En concreto se alteró entonces la zona ocupada por las termas, de las cuales tan sólo nos consta que estaban construidas con sillares de grandes dimensiones, así como que también resultaron entonces dañados varios “mosaicos blancos”.
Otro de estos tempranos hallazgos habría tenido lugar hacia
1925, cuando se descubrió una inscripción latina fechada en el siglo II d. C. que se viene vinculando con este lugar aún cuando no existe una plena seguridad en este sentido (Atencia, 1978: 49; Rodríguez, 1981: 61-62). Se trata de un ara de mármol blanco de la Sierra de Mijas (Beltrán, Loza, 2003: 137-138), la cual decora sus laterales con una pátera y un jarro litúrgicos, en tanto se remata con un focus circular acompañado de dos pulvinos. En su parte frontal se grabó un texto que podemos leer así:
D(iis) M(anibus) S(acrum)
AEMILIA AEMILIANA SVELITANA
AN(norum) XXII. PI(a) IN. SV(is). H(ic) S(itvs) ES(t) S(it) T(ibi) T(erra) L(evis)
Y que ha sido traducido como sigue: Consagrada a los dioses Manes, Aemilia Aemiliana Suelitana, de veintidós años, piadosa con los suyos,
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aquí yace, que la tierra te sea leve. Existe otro dato que tal vez pueda arrojar algo más de luz
sobre este lugar. Nos referimos a un epígrafe aparecido en el siglo XVIII y que reza así (Atencia, 1970; 48; Rodríguez, 1981: 61):
...DEO GENI
EX VOTO SOLVIT
Lamentablemente la inscripción, que hoy no se conserva,
debió estar fragmentada, lo que en un primer momento hacía difícil averiguar el texto completo, a la vez que esa falta hacía necesario intentar su reintegración, extremo que podía suscitar división de opiniones. Sin embargo, hemos de indicar que esta cuestión ha quedado zanjada al haberse llegado a un consenso generalizado a la hora de considerar que el texto original debió ser:
[Fortunae], D[i]ogen[es] ex voto solvit.
Siendo así que se ha sugerido la siguiente traducción:
A la Fortuna Diógenes cumplió su voto Pues bien, según parece esta pieza habría sido hallada junto a
los restos de un acueducto que ya existía en dicha centuria en una zona a la que se denomina “campillo de Valdeçuer”, nombre utilizado a partir de la conquista cristiana para designar el castillo y sus alrededores más próximos (Rodríguez, 1981: 55-56; López, 1977: 495). Como es lógico, resulta imposible aseverar con total certeza que el lugar de procedencia de esta inscripción sea precisamente el Cortijo de Acevedo, si bien no resulta improbable que sea éste el lugar donde fue hallada. De ser así tendríamos nuevos datos sobre un personaje, al parecer de origen heleno, que dedica una inscripción a la diosa Fortuna en cumplimiento de alguna promesa o favor concedido.
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Igualmente se tiene constancia de la aparición en este lugar de algunos restos cerámicos carentes de contexto preciso pertenecientes a recipientes de cocina de clara filiación norteafricana, como pueden ser las cazuelas de fondo estriado de la forma Lamb.10a (Serrano, 1987: 45; 2000: 44), o aquellas otras de pátina cenicienta (Serrano, 1987: 44; 2000: 45), datables en ambos casos entre los siglos II y finales del IV/inicios del siglo V d. C. Tampoco olvidamos los platos/tapadera de borde ahumado (Serrano, 1987: 43), a los que también cabe asignar una datación sumamente amplia puesto que se fechan entre el siglo I a. C. y el IV d. C.
Por otra parte, es posible mencionar el hallazgo de varias
marcas de alfareros impresas sobre lucernas que fueron elaboradas en los talleres de Caius Iunius Dracus, Caius Oppius Restitutus, Caius Iunius Alexius, Marcus Novius Iustus y L. Munatius Threptus, todas ellas con cronologías que se sitúan entre los siglos I y III d. C., siendo en el norte de África el centro productor de estas piezas salvo en lo concerniente a las que tienen la marca C. Oppius, ya que podrían haber sido confeccionadas en la Península Ibérica, pues no se descarta que algunos de estos talleres africanos tuviesen filiales o centros secundarios en la propia Andalucía, lo que implica que, en algunos casos, pudo ser esta zona y no la costa situada al otro lado del Estrecho el lugar donde se fabricaron (García, Martín, 1998: 39-40), extremo por el momento imposible de confirmar dada la ausencia de análisis al respecto.
Cabe constatar la presencia de elementos ornamentales como
pueden ser las dos placas decorativas cerámicas inéditas que mostramos (figura 7), conservadas en una colección particular. Ambas fueron ornamentadas con pintura de colores rojo y amarillo ocre y una de ellas, con forma rectangular, muestra un rombo dentro del cual se inserta un haz de rayos, en tanto que en la otra, que presenta un tamaño más cuadrado, vemos una roseta como motivo central. Su datación se ha venido estableciendo en los siglos III y V d. C. (Loza, 1995: 583-585).
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Figura 7. Placas cerámicas decoradas.
1.3. 1.3. 1.3. 1.3. LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS.LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS.LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS.LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS.
Las distintas intervenciones realizadas en este yacimiento con carácter de urgencia estuvieron motivadas por las obras emprendidas para construir el actual Parque Cementerio. Estos trabajos evidenciaron, como ya señalamos con anterioridad, la existencia de una villa en la que se han establecido dos fases distintas de ocupación (Rodríguez, Loza, 1990; Rodríguez et alii, 1991; Corrales, 2001: 350-351), (figuras 8-12). La primera de estas fases corresponde a la pars urbana, en concreto al sector de las termas que habían sido dañadas en 1920, termas que en la actualidad sabemos deben fecharse en el siglo II d. C. y de las que todavía se conservaban numerosos restos de muros, una pequeña parte de un mosaico, pavimentos de opus signinum y un suelo de opus spicatum, además de un canal y varios pilares de suspensión. Una segunda fase, estaría representada por varias habitaciones situadas al sur de estas instalaciones termales, habitaciones de las que resulta difícil determinar si pertenecen a la llamada pars rustica, o área de residencia del personal que trabajaba en la villa, establos y almacenaje de aperos, etc., o bien a la pars frumentaria, zona
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destinada a las actividades productivas propias del lugar (Fornell, 2000: 82). Algunas de ellas tienen dimensiones muy pequeñas, poco más de un metro de longitud en sus lados, algo que ha facilitado el que se les atribuya el papel de almacenes. Otras dependencias próximas, algo mayores que las anteriores facilitaron elementos de vidrio, agujas de hueso y fragmentos de mármol blanco.
Figura 8. Estado actual del yacimiento de Avecedo.
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Figura 9. Vista parcial de las excavaciones. Estructuras, conducciones y piletas.
Figura 10. Área residencial de la villa, con pavimento de opus spicatum.
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Figura 11. Detalle de la canalización de aguas, pavimento y al fondo la zona de las termas.
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Figura 12. Vista de las conducciones de agua.
El carácter funerario del epígrafe ya comentado de Aemilia Aemiliana nos habla de la existencia de una necrópolis en las inmediaciones de la villa, extremo que pudo ser confirmado (Corrales, 2001: 351) pues en el frontal de un talud llegaron a apreciarse hasta siete sepulturas, muy posiblemente de inhumación, las cuales conformarían casi con toda seguridad una pequeña zona de enterramientos ocupada por los habitantes de la misma. Aunque por desgracia no tenemos ningún dato sobre este cementerio, la mencionada inscripción nos llevaría a fechas altoimperiales, a la par que podría facilitarnos el nombre, sexo y edad de fallecimiento de una de sus moradoras, siempre con las dudas ya expresadas acerca de su origen.
En consecuencia, y a tenor de los escasos datos disponibles
que hemos ido comentando, la villa de Acevedo muestra una amplia ocupación temporal muy mal definida en algunas de sus fases. Así,
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posiblemente pudo estar ubicada sobre un enclave anterior de origen semita, aunque lo cierto es que apenas conocemos materiales que puedan fecharse antes del cambio de Era, los cuales quedan reducidos a un par de monedas de Malaca que no van más allá del siglo I a. C. al igual que acontece con el ejemplar tingitano. Del mismo modo, nos consta su perduración a lo largo de la Edad Media, posiblemente como alquería rural, si bien apenas podemos decir nada al respecto debido a la falta de información. Por tanto, es el período romano el mejor documentado, período que nos informa de una ocupación que, desde el punto de vista temporal abarca desde el siglo I al IV/V d. C., aun cuando resulte que la centuria a la que pertenecen las monedas objeto de este estudio, como es el siglo III, sólo se encuentra representado por unos cuantos materiales descontextualizados, algo que no deja de ser llamativo y que nos impide conocer siquiera a grandes rasgos qué sucedió durante esos años en este yacimiento, máxime si tenemos presente que es a partir de esa fecha cuando las villas hispanas experimentan un mayor desarrollo edilicio (Fornell, 2000: 82). Esta amplia perduración temporal ya comentada hace que pueda ser considerada como una villa rústica-señorial en palabras de la citada autora (Fornell, 2000: 84-85), a fin de remarcar su evolución desde simple unidad de producción hasta el carácter monumental que llegan a alcanzar en no pocos casos.
Dada la datación de las estructuras exhumadas hemos de
convenir que, para el alto imperio, sólo se ha documentado la parte doméstica de la misma, siendo este área desconocida por completo para las fechas posteriores, al contrario de lo que sucede durante los últimos siglos del Imperio.
Si tenemos en cuenta su situación geográfica, muy cercana al
oppidum de Suel (Rodríguez, 1981: 52-56), yacimiento con una ocupación que se remonta a época fenicia y que resulta ser el más destacado de la zona, podemos calificarla como una villa de carácter suburbano (Fornell, 2000: 83) que goza de una excelente ubicación en el interior de una bahía, y que no debía estar muy distante de una importante ruta terrestre como es la Vía Hercúlea, la cual, como
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tendremos ocasión de comprobar más adelante, parece que vadeaba el río justamente por este lugar.
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CAPÍTULO 2. ESTUDIO NUMISMÁTICO DEL DEPÓSITO CAPÍTULO 2. ESTUDIO NUMISMÁTICO DEL DEPÓSITO CAPÍTULO 2. ESTUDIO NUMISMÁTICO DEL DEPÓSITO CAPÍTULO 2. ESTUDIO NUMISMÁTICO DEL DEPÓSITO MONETARIO.MONETARIO.MONETARIO.MONETARIO.
2.2.2.2.1. EL DESCUBRIMIENTO ARQUEOLÓGICO.1. EL DESCUBRIMIENTO ARQUEOLÓGICO.1. EL DESCUBRIMIENTO ARQUEOLÓGICO.1. EL DESCUBRIMIENTO ARQUEOLÓGICO.
Es necesario señalar que realmente es muy poco lo que sabemos sobre el contexto en el que aparecieron estas monedas. Las escuetas noticias orales que nos han llegado, y que recogemos con la debida prudencia, aluden a que éstas se encontraron al abrir una zanja para la canalización de un arroyo en un espacio situado muy próximo a los enterramientos, tal vez incluso en la misma zona de necrópolis, extremo imposible de confirmar puesto que ésta nunca fue excavada y desconocemos por tanto su extensión y límites precisos (figura 13).
En el mismo lugar, hoy ya ocupado por las instalaciones
funerarias modernas, habría aparecido una losa de pizarra de forma rectangular que no había sido trabajada, pero que mostraba en una de sus caras algunas pequeñas marcas circulares de color verdoso producidas por la oxidación del metal. De ser así, ¿pudo esta losa servir como elemento de delimitación del ocultamiento? Ello no debe resultarnos extraño, puesto que era habitual que se eligiesen a tal efecto lugares de lo más recóndito como desagües, interior de muros, suelos... (Martínez, 1995-97: 153), sin olvidar que el lugar elegido, junto o entre las sepulturas, no puede ser más adecuado como por otra parte se demostró al haber llegado hasta nuestros días. Ahora
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bien, si tenemos en consideración la presencia de algunos pequeños restos de elementos vegetales en dos de las piezas y la aparición de varios grupos de monedas unidas por la oxidación, no cabe descartar que éstas fuesen reunidas en alguna bolsa antes de ser escondidas finalmente bajo tierra, extremo que no debe sorprendernos si tenemos en cuenta que, para esta misma centuria, se conocen casos en los que se piensa hubo de utilizarse un receptáculo vegetal de esta índole (Gozalbes, 1996-97: 600).
Sea como fuere, no debemos pensar que nos encontramos
ante un caso único, puesto que en el yacimiento portugués de Corredoura el interior de un enterramiento había servido para ocultar un pequeño tesorillo compuesto por cinco monedas de Galieno, Claudio II y Tétrico I, emperadores que también integran el hallazgo mijeño, lo que situaría este suceso por las mismas fechas que el que aquí presentamos (Martínez, 2000-2001: 304).
Figura 13. Lugar del hallazgo del ocultamiento monetario.
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2.2. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA DEL HALLAZGO.2.2. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA DEL HALLAZGO.2.2. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA DEL HALLAZGO.2.2. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA DEL HALLAZGO. Las monedas aquí publicadas ofrecen bastante homogeneidad cronológica por cuanto pertenecen a cinco emperadores y una miembro de la familia imperial adscribibles a un momento histórico muy determinado, como es el turbulento tercer cuarto del siglo III d. C., período del que tendremos ocasión de hablar más adelante. De esta forma en las efigies acuñadas vemos los rostros de Galieno, quien reinó desde el año 253 al 268 en que murió asesinado junto a su esposa Salonina, de la que se sabe muy poco y que también está presente, así como Claudio II el Gótico, llamado así por la gran victoria que obtuvo frente a los godos, el cual gobernó desde esa fecha hasta dos años más tarde, sin olvidar al fugaz Quintilo (septiembre a diciembre del 270 d. C.), o a Tétrico I y Tétrico II, quienes hicieron lo propio entre el 270 y el 273/274, y cuyas imitaciones se datan con posterioridad a esa última fecha.
Antes de proseguir analizando el contenido de este ocultamiento creemos oportuno esbozar, siquiera a grandes rasgos, los principales acontecimientos que tuvieron lugar durante este período de tiempo, algo que sin duda nos permitirá aprehender con mayor facilidad las circunstancias que rodearon las emisiones de cada uno de estos emperadores.
Como es bien sabido Publius Licinius Egnatius Gallienus,
esposo de Cornelia Salonina, era hijo del emperador Valeriano I, quien lo había asociado como Augusto en el mando del Imperio a los pocos meses de su ascenso al trono imperial. Tras la muerte de Valeriano, capturado y humillado por los persas en 260, Galieno asume el poder en solitario, si bien a renglón seguido debió enfrentarse a la sublevación que en 258 había encabezado Póstumo, quien llegó a conformar el llamado Imperio Galo compuesto en un primer momento por las provincias de Galia y Britania, pero a las que pronto se sumó Hispania. Hasta el 262 Galieno luchó contra este usurpador, llegando a perder en la contienda con los rebeldes galos a su hijo Salonino, así como contra Macriano y Quieto que se levantaron en Oriente. Sin embargo, ese mismo año una invasión franca le obligó a defender el norte de Italia y abandonar las
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hostilidades contra Póstumo. Lo cierto es que, a pesar de la férrea defensa mantenida, no pudo evitar que los francos cruzaran en 264 los Pirineos por la Galia Narbonense, llegando en sus correrías hasta el continente africano. Su muerte fue tramada cuatro años más tarde por una serie de oficiales de Iliria entre los cuales se contaban los futuros emperadores Claudio II y Aureliano (Sear, 1981: 250).
Tras fallecer Galieno fue proclamado nuevo emperador en
Septiembre de 268 Marcus Aurelius Claudius Gothicus, conocido como Claudio II el Gótico gracias a la gran victoria que logró en Naissus sobre un enorme ejército godo que asolaba las provincias situadas entre el Mar Negro y los Balcanes. Tan sólo unos meses después repelió a las hordas de alamanes que amenazaban la Península Itálica y a continuación asestó un golpe casi definitivo contra los usurpadores del Imperio Gálico, recuperando Hispania y allanando el terreno a Aureliano, quien lo restituiría por completo tres años más tarde. Cuando preparaba una campaña contra los vándalos que asolaban Panonia, falleció repentinamente a causa de la peste en enero del año 270.
Ello significó el nombramiento de su hermano Quintilo,
Marcus Aurelius Claudius Quintillus, como emperador, aunque solamente logró mantenerse en el poder durante unos pocos meses hasta que, ante el abandono de las mismas legiones que poco antes le habían apoyado, optó por suicidarse. Así pues, Aureliano se convirtió en el nuevo gobernante del Imperio en diciembre de ese mismo año. A la postre sería él quien en 273 acabaría con la sublevación iniciada por Póstumo cuando en el Imperio Galo gobernaba Tétrico I, muriendo dos años después no sin antes perdonar la vida a Tétrico y su hijo, Tétrico II.
A pesar de que esta sublevación gala fue, como se ha
señalado (Ripollés, Gozalbes, 1998: 73-74), el acontecimiento político más importante acaecido en las provincias occidentales del Imperio en la segunda mitad del siglo III d. C., lo cierto es que aún persisten puntos oscuros sobre su influencia y alcance cronológico en nuestra Península. Ello se debe en gran medida a que la única fuente literaria romana con que contamos para conocer este período, como es la
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Historia Augusta, fue redactada a finales del siglo IV y describe un panorama ya tardío en el que gobernaba Tétrico, cuando Hispania estaba otra vez bajo el control de Roma y de sus motivaciones ideológicas. Posiblemente, y a juzgar por la evidencia epigráfica volvió a estar bajo el mando imperial desde 268 con Claudio II. Aunque parece probable que partes de Hispania se integrasen dentro del Imperio Galo bajo el dominio de Póstumo, en particular la Tarraconense, no hay unanimidad a la hora de aceptar también que este control haya sido ejercido sobre la Bética y Lusitania (Ripollés, Gozalbes, 1998: 74).
2.3. COMPOSICIÓN Y METROLOGÍA.2.3. COMPOSICIÓN Y METROLOGÍA.2.3. COMPOSICIÓN Y METROLOGÍA.2.3. COMPOSICIÓN Y METROLOGÍA.
Como ya indicamos en la introducción a estas páginas, y como lamentablemente suele ser un hecho habitual en este tipo de descubrimientos (Martínez, 1995-97: 152), a pesar de las intensas gestiones emprendidas no ha sido posible estudiar la totalidad de monedas que integraban el hallazgo, que según parece rondaría los mil quinientos ejemplares, de tal forma que sólo hemos accedido a setecientas noventa, aproximadamente la mitad.
Por ello, y a la espera de que en el futuro puedan ser
estudiadas nuevas piezas, es necesario tener en consideración este hecho a la hora de valorar las conclusiones del estudio que podamos realizar, pues su aparición puede hacer variar la imagen que ahora tenemos del mismo.
La agrupación del contenido del depósito monetario en
función del emperador que ordenó su emisión o en honor de quien fueron acuñadas queda de la siguiente forma:
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Figura 14. Cuadro de hallazgos en función del emperador.
EMPERADOR/FAMILIA EMPERADOR/FAMILIA EMPERADOR/FAMILIA EMPERADOR/FAMILIA IMPERIALIMPERIALIMPERIALIMPERIAL
NÚMERO MONEDASNÚMERO MONEDASNÚMERO MONEDASNÚMERO MONEDAS
PORCENTAJEPORCENTAJEPORCENTAJEPORCENTAJE
GALIENOGALIENOGALIENOGALIENO 15
1,9 %
SALONINASALONINASALONINASALONINA 2
0,2 %
CLAUDIO II EL GÓTICOCLAUDIO II EL GÓTICOCLAUDIO II EL GÓTICOCLAUDIO II EL GÓTICO 40
5,1 %
QUINTILOQUINTILOQUINTILOQUINTILO 1
0,1 %
DIVO CLAUDIO DIVO CLAUDIO DIVO CLAUDIO DIVO CLAUDIO
715
90,6 %
IMIT. TÉTRICO IIMIT. TÉTRICO IIMIT. TÉTRICO IIMIT. TÉTRICO I /TÉTRICO II/TÉTRICO II/TÉTRICO II/TÉTRICO II
17
2,1 %
TOTALTOTALTOTALTOTAL
790
100 %
Figura 15. Porcentajes de hallazgos en función del emperador.
0
200
400
600
800
Galieno
Claudio II
Divo Claudio
Galieno
Salonina
Claudio II
Quintilo
Divo Claudio
TétricoI/II
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Desde el punto de vista del tipo de monedas localizadas en este ocultamiento cabe señalar la presencia absoluta de antoninianos, algo bastante habitual tras el reinado de Galieno como podemos percibir en numerosos hallazgos repartidos por prácticamente toda la Península Ibérica (Vidal, 1983: 374; Mora, 1982-83: 253-254; 2001a: 441; Lechuga, 2002: 201-202). Como es bien sabido esta moneda, denominada así en honor de M. Aurelio Antonino, más conocido como Caracalla, fue creada por éste el año 215 llegando a sustituir al denario de plata, al que doblaba en valor facial, a mediados del siglo III de nuestra Era. También se denomina radiado a causa de la corona que llevan los emperadores, que parece aludir a su personificación terrestre como dios-sol. En los retratos femeninos se simboliza con un creciente bajo la emperatriz la referencia a la diosa-luna, tal y como vemos en los ejemplares de Salonina (Sear, 1981: 21). Aunque en un principio fue recibido con bastante desconfianza, particularmente en Hispania (Blanco, 1986: 20-21), lo cierto es que desde 230/240 el antoniniano se impuso en todas las pequeñas y medianas transacciones comerciales que se llevaron a cabo a lo largo y ancho de todo el Imperio (Hinojosa, 1995: 93). Tal fue su trascendencia que, cuando emperadores como Aureliano en 275 y Diocleciano veinte años más tarde pretendan reformar este frágil sistema financiero introduciendo en el mismo monedas de mayor y mejor ley, éstas circularán poco y serán rápidamente tesaurizadas dada su calidad, hecho ocasionado en gran medida por la gran continuidad que tuvieron los devaluados antoninianos de Galieno, Claudio II y los consagrados a este último, conocidos de manera genérica como Divo Claudio, junto con sus imitaciones (Ripollés, 2002: 210).
Es éste un aspecto que muestra una estrecha relación entre el
ager suelitanus y el constatado para varias urbes de la Tarraconense (Lledó, 2004: 124), donde el antoniniano gozará de una amplia perduración temporal, como tendremos ocasión de comprobar al final de este capítulo.
En cuanto a su composición podemos decir que es, desde el
punto de vista del material empleado, muy uniforme por cuanto todas las monedas son de cobre o bronce, extremo que parece
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puede hacerse extensivo a las restantes no estudiadas, con las lógicas reservas que debemos tener en este sentido. Sin embargo, una moneda de Quintilo conserva aún en su superficie algún resto de plata, lo que nos habla acerca de monedas de bronce recubiertas con un fino baño de este metal. Esta circunstancia fue muy común a partir de las emisiones de Galieno dada la enorme pérdida de calidad que alcanzaron las amonedaciones en plata (Avella, 1980: 26). Se trata de la gran inflación que afectó al Imperio entre los años 260 y 275 y que favoreció un descomunal incremento de la masa monetaria (Centeno, 1981-82: 122), masa en la que desde entonces dominará de forma absoluta el bronce frente a otros metales en lo que se ha dado en llamar el fin del “plurimetalismo monetario” (Blanco, 1986: 20; Hiernard, 1987: 72 y 95). Otro síntoma inflacionario fue la práctica desaparición de los grupos monetarios altoimperiales en bronce, ases, dupondios y sestercios, por superar el valor metálico al facial (Ripollés, 2002: 208). Aunque desde Septimio Severo hasta Galieno el poder adquisitivo de la moneda se mantuvo más o menos estable, ello no fue obstáculo para que las acuñadas en plata viesen disminuir progresivamente su proporción hasta que, con posterioridad al 256, en especial con los antoninianos de Claudio II, su calidad disminuyó drásticamente hasta llegar a convertirse, como decimos, en poco más que pequeñas piezas de bronce o en su mayoría cobre recubiertas de un ligero baño plateado (Walbank, 1987: 103; Hinojosa, 1995: 107). Tan es así que el antoniniano pasó de tener un 50% de plata a tan sólo un 1% en tiempos de Galieno y Claudio II, algo que llegó a sus máximas cotas en las piezas emitidas tras la muerte de este último y cuya composición estaba formada por una mezcla de cobre, plomo y cinc a la que se añadían no pocas impurezas (Blanco, 1986: 20; Arroyo, 1982: 132).
Como podemos advertir en el cuadro siguiente el peso medio
de estos antoninianos se inscribe dentro de los parámetros que cabría esperar de un numerario devaluado y acuñado sobre cospeles muy reducidos. Tan sólo oscilan en torno a los dos gramos las piezas de Galieno y Salonina, Claudio II y los Divo Claudio con reversos de alegorías. El grupo mayoritario de reversos CONSECRATIO no sobrepasa el gramo y medio, reflejando que se trata de una emisión no oficial muy por debajo del estándar de las acuñaciones imperiales.
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EMPERADOR / FAMILIA IMPERIALEMPERADOR / FAMILIA IMPERIALEMPERADOR / FAMILIA IMPERIALEMPERADOR / FAMILIA IMPERIAL
NÚM. MONEDASNÚM. MONEDASNÚM. MONEDASNÚM. MONEDAS PESO MEDIO (gr.)PESO MEDIO (gr.)PESO MEDIO (gr.)PESO MEDIO (gr.)
GALIENOGALIENOGALIENOGALIENO
15
1,8
SALONINASALONINASALONINASALONINA
2
2,0
CLAUDIO IICLAUDIO IICLAUDIO IICLAUDIO II
40
2,0
QUINTILOQUINTILOQUINTILOQUINTILO
1
1,7
DIVO ANV. HÍBRIDODIVO ANV. HÍBRIDODIVO ANV. HÍBRIDODIVO ANV. HÍBRIDO
8
1,7
DIVO REV. HÍBRIDODIVO REV. HÍBRIDODIVO REV. HÍBRIDODIVO REV. HÍBRIDO
7
2,0
DIVO REV. ÁGUILADIVO REV. ÁGUILADIVO REV. ÁGUILADIVO REV. ÁGUILA
287
1,4
DIVO REV. ARA CUA.DIVO REV. ARA CUA.DIVO REV. ARA CUA.DIVO REV. ARA CUA.
250
1,5
DIVO REV. ARA GUIR.DIVO REV. ARA GUIR.DIVO REV. ARA GUIR.DIVO REV. ARA GUIR.
162
1,4
DIVO REV. INCUSODIVO REV. INCUSODIVO REV. INCUSODIVO REV. INCUSO
1
1,4
IMIT. TÉTRICOSIMIT. TÉTRICOSIMIT. TÉTRICOSIMIT. TÉTRICOS
17
1,7
TOTAL TOTAL TOTAL TOTAL
790
1,7
Figura 16. Pesos medios distribuidos por emperadores y tipos.
Una cuestión a reseñar es la existencia de amonedaciones
póstumas que en nuestro caso alcanzan una gran relevancia dado que representan el 90,8 % del total estudiado. Tal acontece sobre todo con las de Claudio II, cuya presencia es realmente abrumadora (90,6 %), las cuales fueron realizadas obviamente tras la muerte del emperador, aspecto que no pocas veces dificulta establecer con precisión quién y cuándo se ordenó su acuñación. En la actualidad se considera que éstas se deben en su mayor parte a Aureliano (Campo, Gurt, 1980: 132; Ripollés, 2002: 208), sin descartar que las primeras acuñaciones fueran ordenadas ya por Quintilo a pesar de lo fugaz de su reinado (Centeno, 1981-82: 123). Otro tanto sucede con las imitaciones que se hicieron de los numismas de Tétrico I y II, el 2,1 % del total, de las que el 0,2% son póstumas. Se ha sugerido que fueron fabricados también en tiempos de Aureliano, después del 274, una
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vez que Tétrico II había hecho efectiva su rendición (Ripollés, 2002: 208), lo que no significa que algunos autores consideren que las primeras pudieron haberse acuñado también durante el breve reinado de Quintilo (Blanco, 1986: 29).
Nos hallamos, pues, ante una serie de numismas que
pertenecen a lo que se ha dado en llamar “emisiones de imitación”, que en Hispania serán enormemente corrientes sobre todo en la franja costera mediterránea, síntoma de que la actividad monetaria no cesó en esta zona a pesar de la progresiva disminución de la masa monetaria oficial (Marot, 2000: 799).
Esta abundancia de acuñaciones póstumas en honor a
Claudio, la mayor parte de ellas claras imitaciones y que vemos en diversos lugares del occidente del Imperio, sigue suponiendo un enigma para los investigadores sobre el tema, ya que aún no está claro si la popularidad de estos tipos monetarios, cuyos ecos se reflejan incluso en las series conmemorativas acuñadas por Constantino, fue debida a la gran victoria que obtuvo sobre los godos, lo que le valió el epíteto de Gótico, o bien estuvo motivada por cuestiones políticas como sería la vuelta de Hispania al control de Roma, hecho que tuvo lugar bajo su mandato (Hiernard, 1987: 75), aunque ciertamente pensamos que esta última hipótesis no explicaría satisfactoriamente su abundancia en otros puntos como pueden ser el norte de África, la Galia o Britania. En todo caso, parece que fue a partir de los años 274-275 cuando se produce la irrupción masiva por parte de este numerario (Centeno, 1981-82: 124).
Pero incluso tal vez sea posible señalar la existencia en este
conjunto monetario de otras imitaciones menos conocidas de monedas de Galieno (nº 9, figura 24), con toda seguridad ejecutadas en talleres provinciales, y que también encontramos en algunos puntos de la Tarraconense (Arroyo, 1982: 142).
Así pues, a tenor de las monedas estudiadas podemos decir
que este hallazgo se inserta en la misma tendencia observada en otros lugares como Baelo Claudia o Conimbriga, respecto a la preponderancia que tienen en Hispania las monedas acuñadas por
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emperadores afincados en la ciudad eterna, a pesar de que esta provincia posiblemente se encontraba bajo el gobierno de los usurpadores galos (Vidal, 1983: 374-375), cuyas amonedaciones son realmente muy escasas (Hiernard, 1987: 74). Sin embargo, este hecho no oculta la gran diferencia que se establece entre las dos ciudades antes mencionadas respecto a la alta representación que alcanzan los Divo Claudio y sus imitaciones, muy abundantes en Baelo donde las emisiones póstumas de este emperador acaparan más de la mitad de la masa monetaria del momento (Hiernard, 1987: 75-76). En este sentido es significativo el paralelismo que puede establecerse con el registro proporcionado por el norte de África, donde estas monedas serán muy abundantes en diversos yacimientos de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia (Callu, 1974: 524-528).
Muy interesante es, así mismo, señalar la aparición de una
serie de numismas que corresponden a lo que se ha dado en llamar imitaciones “bárbaras” o, más apropiadamente gálicas, al haber sido acuñadas en nombre de los emperadores que gobernaron sobre Galia, Hispania y Britania en rebeldía frente al emperador de Roma. En concreto, y referidas a nuestro caso, las piezas corresponden a copias de Tétrico I y Tétrico II, si bien la mayor parte de nuestras imitaciones pertenecen a monedas de Claudio II el Gótico. Los antoninianos de Claudio II y de estos usurpadores fueron abundantemente imitados por cecas no oficiales casi con toda seguridad locales o regionales (Hinojosa, 1995: 108; Ripollés, 2002: 209), lo que no significa que estas emisiones no fuesen consentidas por el poder (Blanco, 1986: 24). Estas se denominan radiados bárbaros –barbarous radiates- en la bibliografía anglosajona (Sear, 1981: 268), al haberse documentado una serie interminable de tesorillos de esta época en Gran Bretaña. Aunque en algunas ocasiones son copias razonablemente buenas de los originales, muchas otras son grotescas, bastante más pequeñas que las emitidas de forma oficial y en las que se aprecian múltiples errores de acuñación. La importancia de estos antoninianos es grande, pues la abundancia con que fueron acuñados hizo que tuviesen una larga vida, de manera que el alto número con que aparecen en este
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hallazgo no hace sino ajustarse a los parámetros de la circulación monetaria del momento (Hinojosa, 1995: 109; Ripollés, 2002: 209).
Llegados a este extremo cabría interrogarse acerca de la
naturaleza del descubrimiento, para lo que resulta conveniente determinar si se trata de un tesorillo o bien nos encontramos ante un depósito, pues cada uno tiene sus propias implicaciones. Si examinamos su composición podremos apreciar cómo se trata en todos los casos de ejemplares de cobre o bronce de bajo valor en cuanto a su ley, siempre con la salvedad de no conocer la totalidad del mismo. En consecuencia responde más a lo que se denomina un depósito u ocultamiento que a un tesorillo, pues en este último caso se constataría la existencia de un proceso de tesaurización de monedas de buena ley, lo que significa que se trata de un descubrimiento idóneo para conocer la circulación monetaria del momento (Campo, Gurt, 1980: 130). 2.4. CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS D2.4. CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS D2.4. CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS D2.4. CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS DE LAS ACUÑACIONES.E LAS ACUÑACIONES.E LAS ACUÑACIONES.E LAS ACUÑACIONES.
Dedicaremos este nuevo apartado a examinar la información que desde el punto de vista técnico puede facilitarnos el detenido análisis de los numismas recuperados, sin que olvidemos que la mala calidad y ejecución de estas emisiones propiciaron la existencia de múltiples errores de acuñación que podemos apreciar en muchas de estas monedas, siendo éste un extremo que se refleja en multitud de aspectos en los que nos detendremos a continuación.
Previamente debemos indicar que la elaboración de los
cospeles fundiendo el metal puede apreciarse en algunos ejemplares donde no se eliminó el vástago o vástagos que se producían en el canal por donde penetraba el metal fundido hacia el molde. Así, si sólo existía un canal de entrada se aprecia un apéndice y si contaba además con canal de salida presenta dos (figura 17). En algunos casos estos módulos podrían proceder de barras de sección circular que eran cortadas para producir cospeles, mientras que en otros se reducen a simples láminas de metal con un peso mínimo (0,6 gr.) (Villaronga, 1979: 36-37).
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Figura 17. Vástagos de fundición, con restos de entrada y salida del metal.
El proceso de fabricación era rápido y descuidado por lo que habitualmente encontramos impresiones muy débiles, otras descentradas ocupando sólo parte del reducido módulo, o bien perforaciones debidas al mínimo grosor (nº 33). También vemos cuños rotos como en el reverso nº 18 y el anverso nº 33, entre otros, donde la leyenda se interrumpe quedando un espacio vacío que no parece impreso, ni siquiera débilmente, e incluso existe una pieza, la nº 673, que se acuñó sobre un cospel muy grueso a todas luces irregular puesto que su peso de casi cuatro gramos y medio triplica el de su grupo.
Ya dentro de los errores de acuñación comenzaremos por las llamadas monedas incusas, cuyo proceso de formación comenzaba cuando una moneda recién acuñada no se desprendía de la matriz y, por tanto, quedaba adherida a ésta durante la siguiente impresión. Esta segunda pieza recibía entonces la impronta de la moneda en vez de la del cuño, produciendo un incuso en negativo de la moneda anterior. Normalmente son el resultado de que el metal quedara fijado al cuño superior, que grababa el reverso, y por tanto la mayoría de ellos muestran un incuso del anverso en lugar del habitual reverso (Villaronga, 1979: 38). Los incusos del reverso son más raros, dado que la moneda adherida resultaba claramente visible en el cuño inferior y podía ser retirada con mayor facilidad. Un perfecto ejemplo
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nos lo muestra nuestro ejemplar nº 773 (figura 18), el cual presenta en el reverso el busto de Claudio II en negativo.
Figura 18. Anverso y reverso incuso de Claudio II con contorno marcado en la imagen derecha.
Así mismo, entre las numerosas deficiencias técnicas que
presentan estas piezas se encuentran gran cantidad de reversos con la impronta en negativo del anverso. Sobre todo se aprecian los radios de la corona y, en ocasiones, el perfil del busto. De entre los reversos del águila citaremos los nº 90, 162 (figura 19), 280 y 281, y los nº 418 y 694 de la serie del ara.
Figura 19. Anverso y reverso incuso reimpreso con contorno marcado en la imagen derecha. Tradicionalmente se ha considerado que estos reversos
incusos se explican debido a que, una vez apreciado el error por el operario del taller, eran reacuñados sin que desaparecieran totalmente algunas partes del negativo. Sin embargo, es posible que dichos fallos se expliquen por el choque de las matrices al desprenderse el cospel de entre ellas. De esta forma, el impacto marcaba el diseño fijo del anverso, más duro al ser de hierro, sobre el
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cuño superior del reverso que solía ser de bronce y, por tanto, más blando. Sin embargo, ello no es obstáculo para que la utilización de cuños móviles, aún siendo del mismo material, pueda dar como resultado este mismo fenómeno.
La pieza nº 116 parece presentar una reimpresión en el
reverso, ya que a la izquierda del águila se aprecia uno de los radios del busto del anverso y en la leyenda leemos CVO (secra) TIO, donde la V y la O corresponderían a la leyenda del anverso.
Otro defecto de impresión se produce cuando el cospel se
desplaza, según se advierte en el anverso de la moneda 442, el reverso de la 703 y anverso y reverso de la 742. Ello es debido al movimiento que experimentaba el cospel entre dos de los golpes a los que era sometido el cuño superior.
También se documenta la presencia en no pocas ocasiones de epigrafía irregular. Ésta aparece sobre todo, y como elemento característico, en las imitaciones de los Tétricos con varias leyendas ilegibles que en los peores casos se componen únicamente de círculos, eses y trazos verticales. Es también frecuente en las emisiones de consagración de Claudio II, algunos de cuyos ejemplos más significativos detallamos a continuación. Estos errores cometidos al grabar sobre las matrices las leyendas de los anversos son la aparición de la L de CLAVDIO invertida (nº 195 y 205), o que la letra A aparezca habitualmente como una H, según sucede, por ejemplo, en la nº 307 donde además la L se convierte en una C. Por otra parte en la nº 546 se lee CLIVDIO, mientras que en la nº 556 la L aparece como una T girada 90º a la izquierda. Por lo que respecta a los reversos encontramos la omisión de algunos caracteres como en el caso de la nº 277, donde vemos escrito (cons)ECRATO, la nº 572: (con)SECRTIO, o la nº 592 donde se escribió C(on)SECRAIO. Todo ello sin olvidar que en la nº 427 se lee CONSACRATIO y que la nº 605 presenta una N retrógrada. Finalmente contamos con dos ejemplos de cuños idénticos tanto en anverso como en reverso, aunque no descartamos que el conjunto pudiera contener algunos más que aún no han sido
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detectados. Los dos primeros (nº 203 y 211) corresponden al reverso del águila y los otros al del ara (nº 554 y 720). Aunque la variedad de cuños es amplísima entre las casi ochocientas monedas documentadas, estas coincidencias podrían hablarnos quizás acerca de la procedencia de un determinado taller del que habrían salido estas producciones. 2.5. CECAS Y OFICINAS.2.5. CECAS Y OFICINAS.2.5. CECAS Y OFICINAS.2.5. CECAS Y OFICINAS.
Antes de nada hemos de indicar que son escasísimos los datos que nos proporcionan estas monedas si lo que pretendemos es examinar las ciudades en las que fueron acuñadas, ya que este conjunto únicamente dispone de una quincena de signos referentes a oficinas. Las marcas de ceca, que no aparecen en nuestros ejemplares, comenzaron a incluirse en el reinado en solitario de Galieno y no fue hasta el siglo IV cuando Diocleciano amplió el número de talleres y generalizó la práctica de indicar la ceca y sus oficinas en los exergos (Webb, 2001: 15).
La investigación actual se inclina a considerar que las monedas
de Galieno y Claudio II fueron realizadas con toda seguridad fuera de nuestra península, la mayor parte en la ceca de Roma como reflejan tanto el tesorillo de Martos (Padilla, Marín, 2001: 408) como los resultados obtenidos en las excavaciones practicadas en Baelo (Hiernard, 1987: 70), extremo que podemos constatar en nuestro caso.
En cuanto a las emisiones póstumas de Claudio, y en especial sus imitaciones, es preciso señalar el desconocimiento que se tiene en este sentido (Ripollés, 2002: 209), salvo que se trata de talleres no oficiales, posiblemente locales o regionales (Marot, 2000: 799) que vendrían a copiar los tipos más aceptados o que tenían una mayor circulación en ese momento (Marot, 2000: 800). En el caso de Baelo se descarta un origen galo, inclinándose en cambio por una procedencia norteafricana dada la abundancia que estas imitaciones tienen allí (Hiernard, 1987: 76). Sin embargo, creemos que nada excluye que estas monedas pudieran haber sido acuñadas en la Península Ibérica, tal vez incluso en la propia Bética, si tenemos en
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cuenta la elevada proliferación que estos ejemplares tienen a este lado del Estrecho. Debemos recordar que durante esta centuria, al igual que acontecerá en el siglo siguiente, Hispania careció de cecas oficiales, algo que ha sido explicado en función de la inexistencia de guarniciones militares aquí asentadas (Arce, 1986: 129), por lo que todo el numerario oficial que llegaba era emitido en otros puntos del Imperio, ya sea en talleres orientales como Antioquia o Cizico, u occidentales (Roma, Milán, Siscia, etc.). Algunos autores han propuesto que estas emisiones de poca calidad artística debieron llevarse a cabo en campamentos militares (Arroyo, 1982: 132), al considerar que fue el pago a las legiones lo que motivó su acuñación, algo que se hace extensible incluso al propio tipo monetal, el antoniniano (Campo, Gurt, 1983: 133). Otros, en cambio, se muestran reacios a aceptar tal propuesta al considerar que en Hispania nunca hubo un volumen de tropas suficientemente elevado como para justificar tal aseveración como acabamos de indicar (Arce, 1986: 129). Ante la escasez de marcas de cecas en estas monedas, tal vez un minucioso examen de las leyendas de los reversos monetarios pueda sernos de utilidad para intentar discernir la ciudad y la cronología en las que fueron emitidas.
Así, las monedas de Galieno y Salonina nos remiten a la cuarta emisión efectuada por la ceca de Roma en 266-267 de nuestra Era, como son IOVI PROPVGNAT (nº 5 y 6), MARTI PACIFERO (nº 7), PROVID AVG (nº 11), VBERITAS AVG (Nº 14 y 15) y FECVNDITAS AVG (nº 16 de Salonina), así como a la quinta emisión de 267-268 d. C., caso de las que muestran el texto SOLI CONS AVG (nº 13) y DIANAE CONS AVG (nº 1-3), siendo esta última la denominada del “bestiario” por la profusa aparición de animales en sus reversos (Arroyo, 1982: 138-140).
De las sesenta y cinco monedas susceptibles de portar la marca de ceca u oficina, es decir exceptuando las emisiones con
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reverso CONSECRATIO y las imitaciones, tan sólo catorce de ellas lo hacen en el campo -10 a la derecha y 4 a la izquierda- y una en el exergo. En ellas aparecen la letra A yA yA yA y la ∆ (delta) en tres ocasiones, una vez la Є (epsilon),,,, la Γ (gamma) y la ς (digamma), dos veces los numerales Η y XIXIXIXI y una vez el XXXX y el XIIXIIXIIXII. La ubicación de las marcas en el exergo (nº 13) se puso en práctica en las últimas emisiones de Galieno y su emplazamiento en el campo derecho, más frecuente, o izquierdo diferenciaría distintas series de la misma oficina. Bajo este último emperador se utilizaron los numerales griegos cuando la ceca de Roma ya contaba con doce officinae (Webb, 2001: 21). Todo ello se refleja en las figuras 20 y 21 donde se exponen asociadas a los distintos emperadores.
EMPERADOREMPERADOREMPERADOREMPERADOR REVERSOREVERSOREVERSOREVERSO MARCAMARCAMARCAMARCA CECA / OFICINACECA / OFICINACECA / OFICINACECA / OFICINA GALIENO MARTI PACIFERO A ]A ]A ]A ] Roma / Primera GALIENO PAX AETERNA AVG ∆ ]]]] Roma / Cuarta GALIENO SOLI CONS AVG ∆ (ex.)(ex.)(ex.)(ex.) Roma / Cuarta GALIENO PROVI AVG [ X [ X [ X [ X Roma / Décima GALIENO IOVI PROPVGNAT XI ]XI ]XI ]XI ] Roma / Undécima SALONINA FECVNDITAS AVG [ [ [ [ ∆ Roma / Cuarta
Figura 20. Marcas de officinae en monedas de Galieno y Salonina.
En cuanto a las de Claudio II podemos ver leyendas de monedas acuñadas en su segunda emisión realizada el año 269 en la capital imperial: AEQUITAS AVG (nº 18-20), AETERNIT AVG (nº 22 y 23), APOLLINI CONS (nº 28 y 29), FELICITAS AVG (nº 30 y 31), GENIVS AVG (nº 34), IOVI VICTORI (nº 35), LAETITIA AVG (nº 36), MARS VLTOR (nº 37), PROVIDENT AVG (nº 43-46), VICTORIA AVG (nº 47-49) y VIRTVS AVG (nº 50). Posiblemente la leyenda AEQUITAS AVG (nº 21) pertenezca a su tercera emisión datable en el mismo año. El numisma de Quintilo -SECURITAS AVG- (nº 58) se adscribiría también a la ceca de Roma, más concretamente a su undécima oficina y al año 270 d. C.
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EMPERADOREMPERADOREMPERADOREMPERADOR REVERSOREVERSOREVERSOREVERSO MARCAMARCAMARCAMARCA CECA / OFICINACECA / OFICINACECA / OFICINACECA / OFICINA CLAUDIO II ANNONA AVG [ A[ A[ A[ A Roma/Primera CLAUDIO II GENIVS AVG [ [ [ [ Γ Roma/Tercera CLAUDIO II ¿VIRTVS AVG? [ [ [ [ Є Roma/Quinta CLAUDIO II AEQVITAS AVG [ [ [ [ ς Roma/Sexta CLAUDIO II APOLLINI CONS [ H[ H[ H[ H Roma/ Octava CLAUDIO II APOLLINI CONS [ H[ H[ H[ H Roma/Octava QUINTILO SECVRITAS AVG [ XI[ XI[ XI[ XI Roma/Undécima
DIVO CLAUDIO PAX AVGVSTI A ]A ]A ]A ] Roma/Primera DIVO CLAUDIO LAETITIA AVG [ XII[ XII[ XII[ XII Roma/Duodécima
Figura 21. Marcas de officinae en ejemplares de Claudio II, Quintilo y Divo Claudio.
Todo ello refleja de manera muy fiel los acontecimientos acaecidos durante estas décadas. Durante los reinados de Galieno, Claudio II y Quintilo la mayor parte de las monedas en circulación provienen de cecas oficiales radicadas fuera de la Península, en especial Italia, excepción hecha de alguna imitación de Galieno o Salonina elaborada en otro tipo de talleres no oficiales. Sin embargo, a partir de 270 el panorama cambia drásticamente, pues a partir de entonces se hace patente que el abastecimiento de numerario se obtiene principalmente de talleres locales o, en el mejor de los casos, de carácter provincial.
2.6. I2.6. I2.6. I2.6. ICONOGRAFÍA MONETARIA.CONOGRAFÍA MONETARIA.CONOGRAFÍA MONETARIA.CONOGRAFÍA MONETARIA.
A continuación examinaremos los distintos tipos de elementos iconográficos que podemos encontrar en los anversos y, sobre todo, los reversos de estas monedas, sin duda mucho más variados, por cuanto junto a las leyendas y marcas de cecas se aprecian diversas deidades y personificaciones que iremos describiendo según el orden cronológico establecido por su pertenencia a uno u otro reinado.
Antes debemos recordar que estos motivos iconográficos
responden a un meditado programa de propaganda política tendente a garantizar la confianza en el emperador en tiempos de inestabilidad, emperador que aparece haciendo gala de su fuerza militar y al que las legiones rinden plena obediencia, algo que no
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dejaba de ser una ilusión cuando el ejército era capaz de nombrar o destronar emperadores a su antojo (Blanco, 1986: 21). En otros casos las alegorías responden a intentos de afianzar una grandeza que menguaba. Ello explica que la Equidad, Felicidad, Seguridad, o Victoria, por poner tan sólo algunos ejemplos, sean conceptos ideológicos que aparecen reiteradamente en unos tiempos en los que la población se cuestionaba cada vez más esta aparente bondad estatal. 2.6.1. GALIENO.2.6.1. GALIENO.2.6.1. GALIENO.2.6.1. GALIENO. 2.6.1.1. Anversos.
Las monedas de Galieno nos lo enseñan a derecha, con barba y tocado con una corona radiada, portando coraza hasta en tres ocasiones. En el campo podemos constatar la leyenda GALLIENVS AVG, la cual aparece en sus numismas únicamente a partir del año 260 en el que reina en solitario tras la muerte de Valeriano (Hinojosa, 1995: 100-101).
Figura 22. Anversos de Galieno.
2.6.1.2. Reversos.
Podemos ver en ellos una amplia gama de figuras alegóricas, como la FIDES MILITVM, que Galieno incluyó por vez primera en las acuñaciones romanas y que se representa como una mujer que porta
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una lanza o cetro y estandarte, siendo claro que su introducción se debe a cuestiones de índole política a fin de afirmar públicamente que el emperador contaba con la plena fidelidad del ejército en un período en el que éste ponía o quitaba gobernantes a su antojo.
Otras figuras son el dios Júpiter con el título de Defensor -IOVI
PROPVGNATORI- que aparece como un joven barbado desnudo portando un cetro y un rayo, así como Marte Pacificador -MARTI PACIFERO- con una rama de olivo, y PROVIDENTIA AVG(vsti), ahondando en la seguridad que ofrece el emperador, la cual se simboliza con una figura femenina apoyada en una columna con cornucopia y vara que apunta a un globo.
No olvidamos tampoco a la diosa Diana con la leyenda
DIANAE CONS(ervatrix) AVG(vsti), acompañada de algún animal, en nuestro caso antílopes, junto a la alusión a Sol en SOLI CONS(ervatrix) AVG(vsti), con Pegaso saltando, motivos que dan nombre a la última emisión de este emperador conocida como la de los “animales” o la de los “bestiarios”, la cual se fecha entre los años 267 y 268 d. C. (Arroyo, 1982: 140).
Otro reverso alude a VBERITAS AVG(vsti), es decir, la Fertilidad,
que se representa como una figura femenina con cornucopia y bolsa. Un tema que ofrece un claro matiz político es la Paz del Emperador -PAX AVG(vsti)-, en esta ocasión una mujer con rama de olivo y cetro, si bien hemos de indicar que una de ellas, en concreto la nº 9, parece ser una imitación de los originales (figura 24).
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Figura 23. Reversos de Galieno. Antílope, Marte, Fides, Júpiter, Providentia y Uberitas.
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Figura 24. Imitaciones de Galieno y Salonina.
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Figura 25. Reversos de Galieno. 2.6.2. SALONINA.2.6.2. SALONINA.2.6.2. SALONINA.2.6.2. SALONINA. 2.6.2.1. Anversos.
En estos ejemplares vemos la efigie de la emperatriz a derecha sobre un creciente lunar, alrededor de la cual se lee SALONINA AVG.
Figura 26. Anverso de Salonina.
0
1
2
3
4
5
Bestiario
Pax
Bestiario
Fides M ilit.
Júpiter
M arte
Pax
Providentia
Fertilidad
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2.6.2.2. Reversos.
Se aprecian en ellos una figura de la Fecundidad -FECVNDITAS AVG(vsti)- que se representa como una matrona con cornucopia y un niño a sus pies, además de una posible PAX AVG(vsti) en una moneda que parece ser una imitación.
Figura 27. Reverso de Salonina con la imagen de Fecunditas. 2.6.3. CLAUDIO II EL GÓTICO.2.6.3. CLAUDIO II EL GÓTICO.2.6.3. CLAUDIO II EL GÓTICO.2.6.3. CLAUDIO II EL GÓTICO. 2.6.3.1. Anversos. Vemos el busto del emperador a derecha con la típica corona radiada, vestido con coraza en siete ejemplares y acompañado de tres posibles leyendas como son IMP CLAVDIVS AVG, IMP C CLAVDIVS AVG e IMP CLAVDIVS P F AVG.
Figura 29. Anversos de Claudio II el Gótico.
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2.6.3.2. Reversos. Algunos ya han sido comentados en casos anteriores, como sucede con la Fidelidad Militar, la Paz Augusta, o la Providencia. Otros motivos iconográficos son novedosos, como la ANNONA AVG(vsti), es decir, la Annona militaris o provisión de trigo realizada para las legiones por el estado (Pons, 2004: 1665-1668), todo lo cual se simboliza con una figura sobre una proa de navío con cornucopia y espigas, o la VICTORIA AVG(vsti) como personaje femenino alado que porta corona y palma, acompañada por una palmera en una ocasión.
Existen, igualmente, algunas imágenes de divinidades como Apolo, con la leyenda APOLLINI CONS(ervatori), portando una rama de laurel y una lira, instrumento que aparece apoyado sobre un peñasco, además de Júpiter Victorioso -IOVI VICTORI- con cetro y rayo, Marte Vengador -MARS VLTOR- con lanza y trofeo sobre sus hombros, el Valor del Emperador -VIRTVS AVG(vsti)- en la que también contemplamos a Marte sujetando rama y lanza con escudo a sus pies y el Genio Imperial -GENIVS AVG(vsti)- tocado con modius y sosteniendo una cornucopia y una pátera.
En otras se plasman varias alegorías que giran en torno a la
figura política del emperador, como vemos con la aparición de la Equidad Imperial, AEQVITAS AVG(vsti), simbolizada por una mujer con una balanza y una cornucopia, así como en la Eternidad del Emperador, ejemplificada por la leyenda AETERNITAS AVG(vsti), donde la inmortalidad queda representada por el dios Sol desnudo con cabeza radiada y portando un globo terrestre en una de sus manos.
En la misma línea se sitúan la Alegría Imperial -LAETITIA
AVG(vsti)- personificada en una mujer apoyada en un áncora con una guirnalda, y la Felicidad -FELICITAS AVG(vsti)- cuyos atributos son la cornucopia y el caduceo.
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Figura 30. Reversos de Claudio II el Gótico. Aequitas, Annona, Genius, Laetitia, Pax y Pax Augusti.
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0
1
2
3
4
5
6
7
Aequitas
Genius
Victoria
Aequitas
Aeternitas
Annona
Apolo
Felicitas
Fides Milit.
Genius
Júpiter
Laetitia
Marte
Pax
Providentia
Victoria
Virtus
Indeter. Figura 31. Reversos de Claudio II.
2.6.4. QUINTILO.2.6.4. QUINTILO.2.6.4. QUINTILO.2.6.4. QUINTILO. 2.6.4.1. Anversos.
En la única moneda que le podemos atribuir vemos el busto del emperador radiado, drapeado y con coraza con la leyenda IMP C MAVR C QVINTILLVS AVG.
2.6.4.2. Reversos. El ejemplar de este emperador representa a SECVRITAS AVG como una mujer apoyada sobre una columna y portando palma.
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Figura 28. Anverso de Quintilo.
2.6.5. PÓSTUMAS DE CLAUDIO II EL GÓTICO.2.6.5. PÓSTUMAS DE CLAUDIO II EL GÓTICO.2.6.5. PÓSTUMAS DE CLAUDIO II EL GÓTICO.2.6.5. PÓSTUMAS DE CLAUDIO II EL GÓTICO. 2.6.5.1. Anversos. Estas monedas nos muestran el busto radiado a derecha de Claudio II divinizado tras su muerte asumiendo el título de Divino, por lo que vemos la leyenda DIVO CLAVDIO. En ocho ocasiones el anverso no contiene dicha leyenda sino la de sus emisiones en vida: IMP CLAVDIVS AVG, con busto drapeado o con coraza, correspondiendo a la escasa tipología de híbridos existente y que en nuestro cuadro-inventario analizamos por separado dentro del apartado de reversos. 2.6.5.2. Reversos.
Los reversos de estas acuñaciones muestran principalmente altares y águilas con la leyenda CONSECRATIO. El altar en sus múltiples variantes aparece representado nada menos que 420 veces, el águila en 287 monedas y las figuras alegóricas en sólo siete ocasiones, además de un ejemplar incuso como vemos en el gráfico siguiente:
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56
0100
200300
400500
Incuso
Águilas
Incuso
Alegorías
Águilas
Altares
Figura 32. Porcentajes distribuidos por tipos. Dentro del grupo de alegorías (figuras 32 y 39) (nº 59-65)
podemos mencionar algunos reversos en los que se grabaron los mismos motivos que en las emisiones de Claudio II, como sucede con ANNONA, PAX AVGVSTI y CONSERV AVG (no recogidas en la serie II de RIC, Webb, 2001: 234-236), AETERNITAS, LAETITIA, PAX y P M TR PII COS PP, donde aparece el emperador con rama y cetro, junto a otro con la ya mencionada leyenda CONSERV(ator) AVG(vsti) y la posible figura de Serapis con cetro como protector del emperador.
Es interesante hacer notar la presencia de ocho monedas (nº
765-772) (figura 40) con reverso de ara, seis de ellas con guirnalda, en las que también se aprecia el uso de dos cuños de distinta naturaleza. En contraposición al grupo anterior, el anverso corresponde a las monedas emitidas cuando Claudio II estaba aún con vida, en tanto en el reverso el emperador aparece ya divinizado por medio de la leyenda CONSECRATIO. Estos híbridos conforman un grupo excepcional (RIC 259, Webb, 2001: 233) que hemos unido en el siguiente gráfico a la otra modalidad de hibridación, como son los anversos conmemorativos con leyenda DIVO CLAVDIO y reversos distintos del altar y el águila, a los cuales ya hemos aludido y que documentamos en número de siete.
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57
0
2
4
6
8
Laetitia
Aeternitas
Fig. Emper.
Anv.Híbridos
Laetitia
Annona
Aeternitas
Serapis?
Fig. Emper.
Pax
Anv.Híbridos
Figura 33. Frecuencia de tipos híbridos.
Mención aparte merecen las numerosas aras y águilas que encontramos, símbolos de los honores oficiales que recibió el emperador al ser divinizado (figuras 37 y 38) (Blanco, 1986: 21; Cayón, 1995: 1383). Los altares de consagración muestran bastante variedad, aunque siempre dentro de dos tipos básicos: los que se adornan con guirnaldas y aquellos en los que el interior del ara se ha subdividido en cuatro partes (figura 34). Así mismo, podemos enumerar alguna variante mixta con guirnalda y subdivisiones, otras que presentan de uno a tres puntos dentro de la guirnalda y una infinidad de diseños de la llama que corona el altar.
0 50 100 150 200 250
Altar Sub.
Altar Gui.
Figura 34. Porcentajes de los dos tipos básicos de altar. En cuanto al águila, que simbolizaba el tránsito del alma del
emperador desde la pira funeraria hacia el cielo, cabe señalar que la
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mayor parte de ellas aparecen con las alas extendidas y giran su cabeza hacia la derecha, concretamente en 281 casos, mientras que sólo 6 ejemplares lo hacen en sentido contrario (figura 35).
0 50 100 150 200 250 300
Águila a der.
Águila a izq.
Figura 35. Porcentajes de los tipos de águila. La frecuencia de aparición del tipo del altar es siempre mayor
que la del águila en los yacimientos norteafricanos y peninsulares comparados por Hiernard en su publicación sobre la numismática de Baelo Claudia (Hiernard, 1987: 76), patrón que puede extrapolarse igualmente al ocultamiento de Acevedo.
0 20 40 60 80
Acevedo
Baelo
Conímbriga
Volubilis
Banasa
Thamusida
ALTAR
ÁGUILA
Figura 36. Porcentajes de reversos del altar y el águila en diversos yacimientos.
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Figura 37. Divo Claudio. Emisiones póstumas de Claudio II. Tipos del águila y del altar.
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Figura 38. Divo Claudio. Reversos del águila (página precedente), altar subdividido y altar con guirnalda.
Figura 39. Híbrido con anverso DIVO CLAVDIO y reverso PAX AVG.
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Figura 40. Híbrido con anverso IMP CLAVDIVS AVG y reverso de altar con guirnalda.
2.2.2.2.6.6. IMITACIONES DE TÉTRICO I Y TÉTRICO II.6.6. IMITACIONES DE TÉTRICO I Y TÉTRICO II.6.6. IMITACIONES DE TÉTRICO I Y TÉTRICO II.6.6. IMITACIONES DE TÉTRICO I Y TÉTRICO II. 2.6.6.1. Anversos.
En estas imitaciones podemos apreciar sus bustos radiados a derecha, en el primer caso barbado. Aparecen las leyendas IMP TETRICVS P F AVG, IMP C TETRICVS P F AVG, IMP C C P ESVVIVS TETRICVS AVG para el primero, además de C PIV ESV TETRICVS CAES y C P E TETRICVS CAES para el segundo.
2.6.6.2. Reversos. Junto a figuras ya mencionadas, como la Paz Augusta y la Providencia, cabe citar alguna burda imitación de las emisiones póstumas con reversos de altar y águila, junto a otra del tipo LAETITIA AVGG.
En dos ocasiones se advierte la Salud con una pátera alimentando a una serpiente que tiene a sus pies. Citaremos finalmente la representación de la Esperanza del Emperador, SPES AVG(vsti) y SPES PVBLICA, simbolizadas por una mujer que levanta su túnica y sostiene una flor.
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Figura 41. Anversos de las imitaciones de monedas de Tétrico I y II.
Figura 42. Reversos de las imitaciones de la figura 41: Providentia, Salus y Pax.
0
1
2
3
4
Águila
Spes
Providen.
Águila
Laetitia
Altar
Spes
Fig. masc.
Paz
Providen.
Salus
Indeterm.
Figura 43. Distribución por reversos de las imitaciones de Tétrico I y II.
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2.7. FECHA Y POSIBLES CAUSAS DE LA OCULTACIÓN.2.7. FECHA Y POSIBLES CAUSAS DE LA OCULTACIÓN.2.7. FECHA Y POSIBLES CAUSAS DE LA OCULTACIÓN.2.7. FECHA Y POSIBLES CAUSAS DE LA OCULTACIÓN. Una vez concluido el estudio monetario creemos necesario afrontar una cuestión en verdad complicada, como es la fecha y circunstancias que rodearon la salida de estas monedas de la circulación monetaria. Para establecer el momento inicial de esta acumulación cabe tener en cuenta la no aparición de antoninianos emitidos por Galieno durante su reinado conjunto con Valeriano I, de manera que resultan ser las últimas emisiones que aquel emprendió en solitario las que nos orientan en este sentido. Para ello, contamos con varias piezas correspondientes a la cuarta emisión de 266-267 junto a cuatro ejemplares que pertenecen a la serie del denominado “bestiario”, tres antílopes y un pegaso, dentro de la que fue quinta emisión de la ceca de Roma fechada entre los años 267-268 (Arroyo, 1987: 140). Un hecho a tener en consideración es la inexistencia de radiados de Aureliano, aclamado emperador en diciembre de 270, quien acuñó abundantemente además de acometer la reforma de esta denominación monetaria. La ausencia de tales piezas, muy escasas en Hispania, ha sido explicada a causa de su probable tesaurización debido a su mayor ley y peso (Ripollés, 2002: 210). En cuanto a las acuñaciones póstumas en honor de Claudio II debieron ser realizadas bajo el reinado de Quintilo y, sobre todo, de Aureliano.
Respecto a la fecha de un ocultamiento, es bien sabido que ésta viene dada por la datación que proporciona la moneda más moderna (Martínez, 1995-97: 120), extremo que en nuestro caso viene dado por las imitaciones de Tétrico I y II, lo que lo situaría en el año 273 de nuestra Era, o a lo sumo el 274 (Martínez, 1995-97: 143; Ripollés, 2002: 208). En consecuencia estos años se convierten en una fecha post quem para datar este ocultamiento del Cortijo de Acevedo. Es preciso tener en consideración, además, que a partir del 280 comienza a reestablecerse el circuito económico con moneda acuñada en cecas oficiales, lo que marca el progresivo declive de estas imitaciones (Centeno, 1981-82: 125). Por tanto, dispondríamos de un marco temporal comprendido entre esas dos fechas para situar el instante en el que se escondieron estas monedas.
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Sin embargo, no cabe descartar que esta datación pueda retrasarse algunos años más si tenemos en cuenta la posible existencia de períodos de amortización para este tipo de piezas, aspecto en el que algunos autores han incidido en los últimos años. Ahora bien, es preciso reconocer que intentar dilucidar el período de tiempo que pudo transcurrir entre la fecha de emisión de una moneda y la del fin de su circulación es algo que se antoja harto difícil. Aunque es cierto que suele aceptarse una media estimada que puede representar no menos de una década con posterioridad al 273/274 (Martínez, 1995-97: 143), no debemos olvidar que incluso se ha llegado a plantear que estos antoninianos pudieron estar en uso hasta tiempos de Constantino I, ya bien entrado el siglo IV (Blanco, 1988: 1042-1043), algo que ha podido constatarse en Baelo, donde los Divo Claudio y los Tétricos circulan hasta esa centuria (Hiernard, 1987: 75 y 77), al igual que sucede en Itálica con monedas de Galieno y Divo Claudio (Chaves, 1982: 265). Así mismo, estudios realizados sobre materiales localizados en secuencias estratigráficas de distintos yacimientos de la provincia Tarraconense han puesto de manifiesto que estas monedas estuvieron en circulación durante un siglo, algo que se agudizaba aún más, si cabe, en lo concerniente a las zonas portuarias, tan necesitadas de un constante abastecimiento monetario (Lledó, 2004: 118).
También en otras zonas de la Península se ha detectado este
hecho, tal y como ponen de manifiesto los descubrimientos efectuados en diversos puntos de la antigua Lusitania, como serían Conimbriga y Fiaes I (Centeno, 1981-82: 126, nota 37). En la misma dirección apuntan los hallazgos alaveses, si bien aquí el volumen de monedas encontradas es sensiblemente menor que en territorios situados más al sur. En concreto nos referimos a una moneda póstuma de Claudio que se amortiza a finales del siglo IV en Buradón, y a otra de Tétrico I en el depósito de Solacueva, fechado en el siglo V de nuestra Era (Cepeda, 1997: 273). Ya más cerca desde el punto de vista geográfico podemos comentar el caso de Malaca, donde se halló un ejemplar posiblemente de imitación de Claudio II en unas piletas que habían sido utilizadas desde el siglo III a la primera mitad del V (Mora, 2001b: 130). Igualmente los hallazgos efectuados en el norte de África confirman este hecho, según
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podemos comprobar en puntos como Autun y Announa (Callu, 1974: 530-531).
En consecuencia, es forzoso admitir que pudo transcurrir un
período de tiempo relativamente amplio entre la fecha de la emisión de esta monedas y la de su ocultamiento, hecho que debe tenerse muy en cuenta al tratarse de una zona que se inserta en la circulación monetaria propia de la parte más occidental del Imperio (Blanco, 1986: 22). Todo lo expuesto nos obliga a admitir que estas piezas pudieron haberse depositado tanto en los últimos años del siglo III como las primeras décadas del IV, pudiendo extenderse su cronología incluso hasta más tarde.
Por otra parte, hemos de recordar que dilucidar las causas que
expliquen por qué se escondieron estas monedas es una cuestión realmente compleja que debemos insertar en los múltiples acontecimientos que marcaron esta azarosa centuria. Ello se complica aún más si tenemos en consideración, como muy acertadamente ha señalado J. Arce (1986: 130) para los tesorillos del siglo IV, que en la mayor parte de los casos éstos no se esconden a causa de invasiones bárbaras o contiendas civiles, sino que responden a motivaciones de índole personal que se nos escapan por completo, extremo que en esta ocasión se agudiza aún más, si cabe, dada la carencia de un contexto preciso con el que asociar estas piezas.
Aún así, tal vez el examen de las características de las propias
monedas, en realidad los únicos restos que tenemos capaces de facilitarnos datos al respecto, pueda permitirnos al menos intentar esbozar el tipo de causa que propició el que su propietario sintiese la necesidad de esconderlas. Como algunos autores han señalado (Hinojosa, 1995: 109), la enorme proliferación que alcanzaron estas monedas de tan baja calidad hizo que los ejemplares acuñados anteriormente con buena ley fuesen saliendo de la circulación debido a un proceso de tesaurización, como evidencian otros descubrimientos en los que, junto a estas monedas, se encuentran denarios de plata o bien antoninianos de mayor calidad. Así pues, y siempre con los datos disponibles, nuestro hallazgo cuadra mejor con
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aquellas acumulaciones de monedas de baja ley que obedecen a ocultamientos provocados por el miedo a alguna situación concreta, algo que suele ser más habitual en los depositados entre los años 265 a 280 (Hinojosa, 1995: 104). El corto período que abarcan estas emisiones, una veintena de años aproximadamente, hace que todas pudieran haber sido reunidas en vida de una sola persona que las habría ocultado con rapidez en las afueras de la villa.
El problema radica ahora en intentar establecer qué hecho
concreto pudo motivar este suceso. Si contemplamos los acontecimientos que tuvieron lugar en esa fecha post quem, el año 273/274 d. C., podríamos pensar en una primera instancia en la segunda invasión bárbara que tuvo lugar tres años más tarde, máxime si tenemos presente que son justamente las ocultaciones y no las tesaurizaciones las más útiles a la hora de plantear sucesos bélicos (González, Abascal, 1987: 194).
Ahora bien, el dilema estriba en que aún no está del todo
claro si realmente existió esta segunda oleada de francos y alamanes. Aunque es posible citar defensores de la misma (Tovar, Blázquez, 1982, 139-140; Blázquez, 1978: 461-480), otros autores recuerdan la carencia de datos sobre ella en las fuentes literarias romanas, algo que no deja de ser bastante inusual, así como la falta de restos arqueológicos fiables que corroboren tal cuestión, máxime si tenemos presente que en esas mismas fechas fueron harto frecuentes las revueltas de campesinos alzados en armas (Mangas, 1982, 132).
Tampoco podemos decir que los tesorillos y depósitos
monetarios en los que las últimas monedas correspondan a ejemplares de Tétricos parezcan avalar esta segunda invasión, ya que, además del ya mencionado ocultamiento de Corredoura, apenas podemos mencionar el caso portugués de Borba, la casa 3 de Clunia, donde se excavó un estrato de ceniza con un derrumbe encima, el de Sierra Pitillos (Martínez, 1995-97: 143), o el de la calle Arco de la Cárcel en León (Martínez, 2000-2001: 305).
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Así pues, parece que debemos desechar la hipótesis invasionista para explicar este escondrijo, al menos si nos referimos a la supuesta segunda invasión bárbara, por lo que tal vez debamos pensar en algún hecho violento relacionado con bandidos, revueltas de campesinos o similares que habría acontecido en este territorio, inmerso como el resto del imperio en una serie de cambios que marcarían su devenir en las próximas centurias.
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CAPÍTULO 3. EL POBLAMIENTO EN EL CAPÍTULO 3. EL POBLAMIENTO EN EL CAPÍTULO 3. EL POBLAMIENTO EN EL CAPÍTULO 3. EL POBLAMIENTO EN EL AGER SUELITANUSAGER SUELITANUSAGER SUELITANUSAGER SUELITANUS
DURANTE EL ALTO IMPERIO.DURANTE EL ALTO IMPERIO.DURANTE EL ALTO IMPERIO.DURANTE EL ALTO IMPERIO. 3.1. LAS FUENTES LITERARIAS Y TOPONÍMICAS.3.1. LAS FUENTES LITERARIAS Y TOPONÍMICAS.3.1. LAS FUENTES LITERARIAS Y TOPONÍMICAS.3.1. LAS FUENTES LITERARIAS Y TOPONÍMICAS. Procuraremos en este último capítulo esbozar un intento de reconstrucción histórica que nos permita apreciar qué supuso para este territorio meridional hispano el periodo que conocemos como Alto Imperio. La inclusión de los dos siglos anteriores a la tercera centuria de nuestra Era facilitará valorar en su justa medida su devenir histórico desde la fase expansiva que caracterizó sus inicios hasta la crisis experimentada en sus momentos finales. Así, pues comenzaremos abordando en primer lugar las citas literarias de la Antigüedad que abarcan este período o fueron elaboradas a lo largo del mismo, si bien hemos de hacer notar que la información que proporcionan es, por desgracia, sumamente reducida, pues únicamente nos hablan de un emplazamiento, como es Suel en el actual Cerro del Castillo, el cual se convierte por ahora en el único lugar del que conocemos su topónimo, que curiosamente resulta ser de origen claramente prerromano. En este sentido cabe recordar que, si hasta no hace mucho tiempo se aceptaba de forma generalizada que dicho topónimo tenía su origen en el ámbito fenicio, puesto que parecía recordar lejanamente algunas palabras hebreas que significaban “zorro” o “hueco de la mano” (Millás, 1941: 316; Fernández-Chicarro, 1942: 172), en los últimos años se ha planteado la inexistencia de isoglosas en la lengua fenicia (Sanmartín, 1994: 238). Esto ha hecho que incluso se haya llegado a postular su probable carácter indígena
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(Martínez, 1996: 4), para lo que tampoco conviene olvidar la existencia de otro topónimo quizás más antiguo, caso de Syalis, que vemos citado en un autor tardío como es Esteban de Bizancio pero que se atribuye a Hecateo de Mileto, escritor de finales del siglo VI a. C., el cual textualmente dice “Syalis, ciudad de los mastienos” (Rodríguez, 1982: 51-52; Sanmartín, 1994: 239). De ser así, significaría que Suel provendría de esta última palabra, lo significa que todavía se mantienen las dudas acerca de su origen a la espera de nuevas aportaciones que diluciden de una vez el dilema. El nombre Suel aparece recogido, con ligeras variantes, en autores como Plinio (III, 8), Mela (II, 94) y Ptolomeo (II, 47), sin que olvidemos el Itinerario de Antonino (405, 8), aunque en realidad solamente uno de ellos, Plinio, nos ofrece algún dato al calificar este lugar como oppidum. Ahora bien, aunque tradicionalmente se venía considerando que con este término se designaba un emplazamiento de cierta envergadura rodeado de un perímetro defensivo, nuevos estudios sobre el léxico utilizado por este escritor latino (Capalvo, 1986: 55) evidencian que esta acepción no posee ninguna connotación que pueda permitirnos intuir su estatus jurídico, tamaño, ubicación o la presencia de recintos amurallados.
Como podemos apreciar, este tipo de fuentes escritas nos proporciona una información realmente muy limitada, pues ésta queda reducida a alguna escueta referencia a una localidad denominada Suel, topónimo que tal vez podría aludir a un vocablo indígena anterior a la conquista romana, sin que en todo caso pertenezca al ámbito lingüístico latino. Incluso en una ocasión, como sucede con el Itinerario de Antonino, se indica expresamente la distancia entre la localidad de Málaga y Suel, en concreto veintiuna millia passum, lo que equivale a unos treinta y un kilómetros (Blázquez, 1894: 407; 1899: 49; Rodríguez, 1981: 52-53), distancia que encaja bastante bien con la que separa ambos puntos.
Por otra parte, no queremos dejar de considerar en este caso
una referencia geográfica contenida en el libro Ora Marítima del poeta Rufo Festo Avieno, más exactamente en su verso 452, en el que hace alusión a un accidente geográfico llamado Iugum
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Barbetium :
“Junto a ellos (los tartesios) además está luego el cabo Barbetio…”.
Aun cuando Avieno fue un autor del siglo IV d. C., en la
actualidad queda fuera de duda que tomó para su obra datos elaborados en épocas mucho más antiguas que nos llevan hasta el primer milenio a. C. Sin que entremos ahora en la enorme complejidad que entraña el análisis de esta creación poética, tema que por sí solo ha dado pie a una extensísima bibliografía que se escapa por completo a nuestras pretensiones, conviene recordar que algunos investigadores han querido ver en esta cita una referencia al cabo de Calaburras o cuando menos a la Sierra de Mijas (Rodríguez de Berlanga, 2001: 49; Rodríguez, 1981: 49-50; Spaar, 1993: 120). 3.2. DISTRIBUCIÓN DEL POBLAMIENTO.3.2. DISTRIBUCIÓN DEL POBLAMIENTO.3.2. DISTRIBUCIÓN DEL POBLAMIENTO.3.2. DISTRIBUCIÓN DEL POBLAMIENTO.
El ager suelitanus es un espacio geográfico muy mal definido, ya que sólo resulta posible establecer sus límites a partir de documentos textuales que, en nuestro caso, se reducen a dos inscripciones altoimperiales procedentes del Cerro del Castillo y la propia Finca de Acevedo, si bien la extensión espacial de estos descubrimientos es tan sumamente reducida que apenas nos pueden ser útiles en esta pretensión, ya que ambos están separados por unos pocos cientos de metros. Aún así, parece que este ager ocuparía cuando menos los actuales términos municipales de Mijas, Fuengirola y Benalmádena (Corrales, 2001: 343), sin que por ahora sea factible establecer mayores precisiones al respecto.
El núcleo principal era sin duda alguna Suel, situado en el
Cerro del Castillo como hemos dicho (figuras 44 y 45). Este lugar había sido ocupado ya en época de la colonización fenicia, llegando a alcanzar la categoría jurídica de municipium en época incierta (Rodríguez Cortés, 1990: 130), aun cuando se ha sugerido que lo más probable es que este hecho hubiera tenido lugar durante el gobierno de la dinastía Flavia (Chic, 1996: 259), ya que fue con esta familia imperial cuando se llevó a cabo una amplia política de
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concesión de este estatus jurídico a numerosas poblaciones de la Península Ibérica (Mangas, 1989: 156-158; Corrales, 2002: 456). Esta política, que podemos considerar aperturista desde el punto de vista jurídico con las implicaciones que conllevaba, estuvo motivada en buena medida por el decidido apoyo que las ciudades hispanas habían prestado a su bando con ocasión de la guerra civil que llevó a Claudio a enfrentarse con Galba tras la muerte de Nerón, contienda en la que a la postre resultaría vencedor (Caballos, 2001: 108).
Figura 44. Suel. Vista de las piletas de salazones.
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Figura 45. Suel. Vista aérea del Cerro del Castillo.
En realidad, y a pesar de ser el emplazamiento más importante de todo este tramo costero, conocemos muy poco sobre su ocupación, extremo que podemos aplicar no sólo a la fase altoimperial sino que podemos hacer extensivo a otros períodos de su historia. Ciñéndonos a la fase que ahora nos ocupa diremos que de este emplazamiento provienen una serie de marcas de alfareros hechas sobre vasos de terra sigillata que podemos considerar como producciones gálicas, elaboradas sobre todo en los talleres de La Graufesenque y Montans (Serrano, Atencia, 1981: 95-108; Serrano et alii, 1987: 221-222; Martín et alii, 1991-92: 142-145), lo que lo convierte en el yacimiento que ha proporcionado más marcas elaboradas sobre sigillata gálica de toda la provincia de Málaga (Serrano, Atencia, 1993-94: 174), si bien creemos que este hecho se debe más a cuestiones relacionadas con la propia investigación arqueológica que con una realidad histórica, pues no parece realista suponer que Suel fuese el municipio más señero en este aspecto de toda esta parte de la Bética.
Aún así, y a falta de porcentajes precisos, podemos decir que
la sigillata hispánica resulta ser más abundante que la gálica (Serrano, Atencia, 1981: 106-108; Martín et alii, 1991-92: 146; Martín, Sánchez, 2003: 124), siendo posible constatar también la presencia de sigillatas africanas, sin que olvidemos varias monedas de Tiberio, Claudio I,
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Marco Aurelio y Tétrico I (Rodríguez, 1981: 65-66). Otras manifestaciones materiales que nos han llegado del Alto Imperio corresponden a tres epígrafes de los siglos I y II, de los que dos se han conservado tan fragmentados que resulta difícil pronunciarse sobre el carácter de los mismos (Rodríguez, 1981: 62-63). En cambio, merece la pena comentar con más detalle el de Lucius Iunius Puteolanus, pues volveremos a citarlo en páginas siguientes, y cuyo texto nos habla de un liberto que llegó a ostentar un importante cargo sacerdotal, erigiendo un altar dedicado al dios Neptuno que hizo acompañar de un banquete público (Atencia, 1970: 48-49; Rodríguez, 1981: 60-61). Menos conocidas son, en cambio, las representaciones artísticas de que se rodeaban sus habitantes, puesto que de ellas exclusivamente nos ha llegado un fragmento de una herma de mármol que posiblemente represente al dios Silenos, la cual se viene situando en el siglo II d. C. (Rodríguez, 1978: 69-70).
Por otro lado, nos consta que son varias las villas que se
distribuían por este ager, algunas de ellas ubicadas en el litoral y otras posiblemente en el interior. Es importante la concentración que parece intuirse a lo largo del curso del río, algo que recientemente se ha sugerido puede ser muy útil de cara a establecer los límites de las antiguas zonas de aluvión de dicho cauce fluvial (Spaar, 1993: 123). Como resulta lógico estas distintas ubicaciones conferían a dichas instalaciones una serie de características diferentes, si bien por ahora es imposible establecer una visión de conjunto o examinar las interrelaciones que debieron existir entre ambos espacios geográficos, ya que las únicas excavaciones arqueológicas que se han emprendido hasta el momento se han centrado en las villas próxima al mar, lo que hace que sean mucho mejor conocidas con diferencia.
Examinemos ahora de forma sintetizada los datos que nos han
llegado de cada uno de estos emplazamientos. Entre los yacimientos costeros o próximos al litoral podemos mencionar La Butibamba, Butiplaya y Finca de Acevedo en el actual término de Mijas, Finca del Secretario y Torreblanca en Fuengirola, además de Torremuelle, Benalmádena-Costa y Los Molinillos en Benalmádena. Respecto al interior por el momento sólo contamos con alguna exigua alusión
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referente a hallazgos efectuados en el actual término municipal de Mijas.
La villa de La Butibamba abarca desde el siglo I al III, instante
en el que fue abandonada tal vez parcialmente, aun cuando una parte del yacimiento ofrece indicios acerca de la perduración del poblamiento en este punto hasta bien entrado el siglo V (Corrales, 2001: 354). En ella pudieron distinguirse dos zonas bien diferenciadas. En la primera, de marcado carácter residencial, se documentaron mosaicos, paredes estucadas y lo que muy bien pudieran ser unas termas, en tanto al este de las mismas se excavó un sector destinado a las actividades económicas que sustentaban la vida cotidiana de sus habitantes. En esta ocasión se trataba de la elaboración de aceite, la confección de tejidos como denotan las abundantes pesas de telar recuperadas, y la pesca a juzgar por las pesas de plomo para redes. Además, se han publicado algunos materiales cerámicos provenientes de este lugar como serían los platos/tapadera de los siglos I-III d. C. y vasos de terra sigillata africana de las formas 61 y 67 que conforman la vajilla de mesa (Serrano, 2000: 41; 2001: 405 y 408), además de una placa de mármol decorado del siglo II d. C. (Beltrán, Loza, 2003: 541).
Muy cerca de la anterior se sitúa la aldea de pescadores de la
Butiplaya que, con unas dimensiones muy reducidas, parece que debe situarse en momentos ya tardíos (Corrales, 2001: 354).
También en La Cala de Mijas tenemos constancia de otro lugar
que ha facilitado restos de época romana, como es la Casa de la Condesa. En concreto nos referimos a la aparición de un pequeño fragmento de bronce con un texto latino aún no publicado en detalle, junto a algunas monedas de bronce que se adscriben a los reinados de Teodosio y Arcadio (Avala, Gozalbes, 1996: 62-63).
En cuanto a la villa de la Finca del Secretario, en aquel
entonces situada al borde mismo de la línea de costa (Hoffmann, 1987: 95), podemos indicar que constituye un perfecto ejemplo de la estructuración de estas áreas residenciales y económicas (figuras 46-48).
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De un lado podemos constatar la presencia de una zona habitada que hasta la fecha solamente nos es conocida gracias a sus instalaciones termales erigidas con sillares (Hiraldo, Villaseca, 2001: 583-587; 2002: 632-635), técnica que nos recuerda vivamente las noticias transmitidas por Temboury sobre la que resultó destruida en la Finca de Acevedo.
El interior de esta villa estuvo decorado con mosaicos, pinturas
parietales polícromas, placas cerámicas con decoración vegetal y geométrica en relieve (Atencia, 1978: 74-75; Loza, 1991-92: 254-255; 1995: 584) y bellas estatuas, como la que representa a la diosa Venus -figura 53- (Puertas, 1980-81: 122-126; 1982: 357-362; Baena, 1984: 60).
Respecto a la zona industrial, podemos indicar que se
detectaron un total de cinco hornos acompañados de varios vertederos donde se arrojaban los productos defectuosos, aunque solamente se excavaron cuatro, tres de ellos con un pilar central en sus cámaras (Villaseca, Hiraldo, 1993: 386-387; Villaseca, 1997: 261-263).
La finalidad de este alfar no era otra que la de elaborar las
ánforas en las que debían almacenarse las salazones de pescado de cara a su posterior transporte y venta. Varias piletas destinadas a albergar estas salazones de pescado, todas ellas de planta cuadrangular, se han documentado formando un grupo muy próximo a estos hornos.
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Figura 46. Finca del Secretario. Planta del sector de las termas.
Figura 47. Finca del Secretario. Termas.
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Figura 48. Finca del Secretario. Horno cerámico. Por lo que concierne a la villa localizada en Torreblanca,
diremos que se emplazaba junto a un arroyo y un manantial de agua dulce, y en ella se han diferenciados varios momentos de ocupación -figuras 49 y 50-. El período que ahora nos interesa se documenta gracias a parte de unas termas que fueron erigidas hacia las primeras décadas del siglo II d. C., aun cuando la construcción de la villa parece que pudo llevarse a cabo algunas décadas antes, tal vez en pleno siglo I d. C. En su decoración también se constata el uso de mármoles y ladrillos decorados con motivos vegetales (Atencia, 1978: 74; Puertas, 1991-92: 227). De todas formas, no fue hasta mediados del siglo III cuando estas instalaciones pasaron a ser reutilizadas como factoría de salazones de pescado, actividad que perduró hasta los siglos IV-V, pues a partir de entonces este espacio estuvo ocupado por un cementerio de época visigoda (Puertas, 1991-92: 230-235).
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Figura 49. Villa de Torreblanca.
Figura 50. Planta de la villa de Torreblanca.
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A pesar de la antigüedad de las primeras noticias sobre la villa de Torremuelle en Benalmádena (Rodríguez, 1982: 11-19), no es mucho lo que se sabe acerca de la misma, ya que ha sido sometida a un serio proceso de destrucción. Parece que estuvo situada sobre un espolón rocoso situado al pie de dos pequeñas ensenadas, muy próximo a un cauce fluvial. La datación que se le viene asignando nos remonta a una fecha que comprende los siglos I al IV d. C.
Se ha propuesto que junto a estas edificaciones pudo existir un
pequeño embarcadero del que, sin embargo, sólo se tiene constancia documental a partir del año 1511 (Mayorga, Rambla, 2000: 135-136). Por otra parte, sabemos que contaba con un depósito de agua hoy destruido, así como una serie de piletas de salazón de pescado (figura 51), en tanto su decoración contaba con mosaicos de estilo geométrico.
Figura 51. Piletas de salazón de pescado de la villa de Torremuelle.
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La villa de Benalmádena-Costa (Rodríguez, 1982: 21-36), abarcó desde los inicios del siglo I hasta el IV, sufriendo un posible abandono o remodelación a lo largo del siglo III. Decorada como la anterior con mosaicos, en esta ocasión se han hallado, además, estucos pintados y mármoles.
Al parecer esta villa estuvo relacionada con una necrópolis,
hoy ya desaparecida, cuyas tumbas estaban hechas mediante lajas de pizarra, la cual estaba ubicada tan próxima al mar que ya a comienzos del siglo pasado la subida de las aguas inundaba buena parte de este sector (Rodríguez de Berlanga, 1995: 172). Un dato que nos recuerda vivamente lo que hemos visto en el caso de Suel, es que también aquí predominan sobremanera las sigillatas hispánicas sobre todas las restantes (Mayorga, Rambla, 2000: 235-236).
Otra villa descubierta hace poco tiempo es la de Los Molinillos,
igualmente junto al mar. Aunque no se descarta una posible ocupación anterior, la datación asignada a este yacimiento oscila entre los siglos I y VII d. C., fecha esta última que nos habla de su abandono definitivo (figura 52).
En un primer momento esta villa estuvo dedicada desde el
punto de vista económico a la explotación de aceite, como lo confirman las estructuras excavadas en las que aún perduran los orificios para la prensa de este líquido, así como las canalizaciones y pavimentos. Sin embargo, a partir del siglo III su utilidad varía para convertirse en factoría de salazones, proceso que perdura hasta aproximadamente el siglo V de nuestra Era.
Entre la cultura material exhumada podemos citar los objetos
vinculados con la pesca, como pueden ser las pesas de plomo para redes y los anzuelos, así como sigillatas gálicas e hispánicas y producciones cerámicas con origen en el norte de África que, sin embargo, parecen responder a imitaciones locales (Pineda, 2003: 66-70).
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Figura 52. Vista parcial de Los Molinillos.
Ya adentrándonos más al interior podemos comentar un posible yacimiento ubicado muy cerca de Acevedo, como sería el antiguo Cortijo de San Isidro, de donde se hizo público a comienzos del siglo pasado un vaso completo de sigillata decorada que había aparecido al plantar una viña (Rodríguez de Berlanga, 1995: 113-114), y que tal vez podría provenir de una sepultura.
Otro emplazamiento sería Haza del Algarrobo, pues nos
consta que de aquí proviene una imitación hispana de una moneda de bronce de Claudio I, la cual podemos situar en el siglo I de nuestra
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Era (Mora, Loza, 1986: 21), así como que existió un horno que resultó destruido cuando se urbanizó la zona hace varios años.
Así mismo, cabe recordar la noticia publicada en el siglo XVIII
acerca de la aparición de algunas monedas de cobre o plata en el actual casco urbano mijeño (Mora, Sedeño, 1989-90: 166), monedas a las que podemos sumar dos pequeños bronces de Graciano y Magno Máximo, datables entre los siglo II-IV d. C., encontrados en la muralla (Mora, Loza, 1986: 21).
La red viaria que cruzaba este territorio tenía como principal
eje la vía que recorría la costa peninsular desde Gades hasta su finalización en Roma, si bien su trazado no siempre se ajustaba a este perfil, pues los accidentes geográficos podían hacer que se apartase un tanto del litoral como se supone ocurría en nuestro caso, ya que se ha propuesto que esta vía se alejaría de la costa y cruzaría el río Fuengirola justamente a la altura de Acevedo para más tarde sobrepasar la zona de la Cala (Gozalbes, 1987: 52).
3.3. LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS.3.3. LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS.3.3. LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS.3.3. LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS. Como es norma en cualquier sociedad anterior a la Revolución Industrial, el pilar fundamental de la economía eran las prácticas agrícolas y ganaderas, cuestiones de las que paradójicamente casi no tenemos dato alguno para el área que estudiamos, habida cuenta la inexistencia de análisis tendentes a resolver estas cuestiones. A pesar de ello la aparición de instalaciones industriales en distintos yacimientos, como pueden ser La Butibamba o Los Molinillos, destinadas a la elaboración de aceite nos informa de la plantación de olivos en una extensión que ignoramos pero que debió ser significativa. Junto a este cultivo cabría citar el trigo y la vid hasta completar la conocida tríada mediterránea (Wolf, 1992: 286-287), si bien en este caso carecemos de datos arqueológicos que nos certifiquen su presencia. Por otra parte, en estos yacimientos se llevaba a cabo otra actividad de gran trascendencia desde el punto de vista económico muy vinculada también con la alimentación. Nos referimos, claro
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está, a las salazones de pescados, ya conocidas en el mundo fenicio y que tendrán ahora un período de enorme desarrollo. En nuestro caso conocemos la existencia de numerosas piletas destinadas al tratamiento de estos productos marinos en lugares como la Finca del Secretario, Torreblanca y Torremuelle, además del propio Cerro del Castillo, sin olvidar que en Benalmádena-Costa se encontraron, además de una de estas piletas, numerosos anzuelos y agujas para coser redes (Rodríguez, 1982: 23; 1987: 407), al igual que en Los Molinillos, donde junto a las conocidas piletas se han hallado anzuelos y plomos para redes de pesca (Pineda, 2003: 69).
Quizás sea el primer lugar de los mencionados el que mejor pueda informarnos sobre este aspecto, pues aquí se exhumaron, además de varias de estas piletas, cinco hornos junto con dos vertederos (Villaseca, 1997: 261-263). Estos hornos estaban destinados a fabricar los envases anfóricos en los que se almacenaba el famoso garum para su ulterior venta, alimento muy apreciado en su época a causa de sus virtudes no sólo culinarias sino medicinales, al ser rico en vitaminas y proteínas (Villegas, 2004: 317-319), de tal manera que este yacimiento nos ilustra perfectamente acerca del importante papel productivo que tenían las villas en el orbe romano.
En todos los casos parece tratarse de instalaciones de carácter
privado (Puertas, 1991-92: 236), carácter que también se ha propuesto para todo su proceso de comercialización posterior (García, Ferrer, 2001: 583). Desde el siglo III d. C. estas factorías de salazón pueden llegar a ocupar incluso el lugar que antes estuvo destinado a otras actividades económicas, como vemos en Los Molinillos, donde la atención de sus propietarios había girado anteriormente en torno al aceite (Pineda, 2003: 70). De todas formas, ello no excluye en absoluto que en otros casos sea posible apreciar la coexistencia de ambos tipos de actividades, como acontece en la Finca del Secretario (García, Ferrer, 2001. 588).
Habida cuenta la existencia de las dos actividades que
acabamos de contemplar resulta lógico que la próxima que abordemos sea el comercio. Algunos investigadores han incidido recientemente en la trascendencia que tuvo para la economía del
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Imperio la comercialización de productos alimenticios, a pesar de que por regla general su presencia es muy escasa en los registros arqueológicos ya que sólo sobreviven los envases que los contuvieron (Fulford, 1987: 63-70).
La realización de actividades comerciales ya había sido
planteada merced al examen del cognomen de Lucius Iunius Puteolanus, el cual hace alusión a la ciudad itálica de Puteoli, la moderna Pozzuoli (Rodríguez, 1981: 60-61; Corrales, 1993-94: 252), de manera que servía de argumento para postular unos contactos de esta índole entre ambas localidades. No obstante, recientemente se han presentado algunas objeciones a esta posible relación (Chic, 1996: 259), al considerar que existe una discrepancia cronológica entre los restos anfóricos hallados en Roma que muestran este nombre, los cuales no irían más allá del 50 d. C., con la fecha en que esta población habría alcanzado la categoría de municipio.
Una buena muestra del tráfico comercial de estos productos
piscícolas que acabamos de repasar son las ánforas destinadas al transporte de garum, las cuales han sido localizadas en numerosos yacimientos, algunos de ellos con varios hornos en funcionamiento como vemos en la Finca del Secretario. Así la aparición de estos recipientes es abundante, según vemos en Los Molinillos o en aguas cercanas a Torremuelle (Rodríguez, 1982: 19).
Las marcas de alfarero sobre vajilla de mesa, como es la terra sigillata, o sobre elementos de iluminación (lucernas), nos hablan de fluidos contactos con la Galia y el norte de África, con independencia de que en algún caso pudieran haber sido fabricadas en un taller filial hispano. Justamente es esta última zona la que a partir del siglo III d. C. acapara gran parte de los mercados con la introducción de sus productos alimenticios (Fulford, 1987: 63), los cuales van acompañados de vasos cerámicos que, al menos en lo concerniente a las formas usadas en las cocinas también fueron imitados a este lado del Estrecho, como vemos en Los Molinillos (Pineda, 2003: 68).
Otra actividad bien documentada fue la explotación del mármol mijeño junto con el de sus inmediaciones, la cual comienza
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en la primera mitad del siglo I d. C. destinada a un mercado de índole más o menos local (Baelo, Cartima, Malaca...), aun cuando se han encontrado obras ejecutadas con este material en Zaragoza. Durante la siguiente centuria estas canteras alcanzarán su máxima explotación, ya que sus materiales llegarán a puntos como Munigua, Nescania, Almedinilla, Gades o Hispalis, siendo perceptible una disminución en su actividad durante el siglo III, lo que no es obstáculo para que detectemos su presencia en Itálica, Malaca o Caviclum (Beltrán, Loza, 2003: 42-46).
Este mármol era transportado hasta la costa, tal vez hacia la zona de Los Boliches en Fuengirola, donde existió en el siglo XVI un embarcadero destinado a este mismo fin como se ha sugerido (Beltrán, Loza, 2003: 53-55). Desde aquí se cargaría bien desbastado o elaborado total o parcialmente de cara a su ulterior comercialización, siendo este transporte marítimo el que explica que la distribución de la mayor parte de estos mármoles se sitúe en localidades próximas a la costa (Beltrán, Loza, 2001: 531-532). 3.4. ASPECTOS SOCIALES Y RELIGIOSOS.3.4. ASPECTOS SOCIALES Y RELIGIOSOS.3.4. ASPECTOS SOCIALES Y RELIGIOSOS.3.4. ASPECTOS SOCIALES Y RELIGIOSOS. En realidad la información que tenemos sobre estas facetas de la vida en el ager suelitanus es, como viene siendo habitual, muy limitada, pues los datos que tenemos provienen sobre todo de la exigua colección epigráfica descubierta, de manera que sólo podemos insinuar una primera aproximación a tales aspectos.
Desde el punto de vista de la estructuración jurídica y administrativa de este territorio, cabe indicar la existencia en esta localidad de las estructuras típicas romanas destinadas al gobierno municipal. Una vez más es el importante epígrafe de Puteolano el que nos permite intuir algunos hechos de la vida política suelitana, ya que en él se alude a los decuriones (Rodríguez, 1981: 60). Como es bien sabido las ciudades se regían por medio de un senado municipal constituido por una variada serie de magistraturas entre la que destacaban los decuriones, e integrado por miembros de las familias más poderosas que gozaban por tanto de honores y privilegios a
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cambio de una importante labor de evergetismo (Rodríguez Neila, 2002: 459).
Respecto a los distintos sectores sociales, sólo sabemos de la
existencia en Suel de libertos como el ya citado L. Iunio Puteolano, quien tras enriquecerse gracias al comercio había accedido a destacados cargos religiosos, como el de séviro augustal que tras su elección mantuvo a perpetuidad (Rodríguez Cortés, 1990: 130; 1991: 84 y 104).
Contamos también con alguna alusión al dios Neptuno, como
es la ya varias veces mencionada inscripción de Puteolano, uno de los pocos ejemplos de este tipo que conocemos en toda la Bética (Rodríguez Cortés, 1990: 130; 1991: 84). Otra divinidad representada es Venus (figura 53), bien conocida gracias a la escultura de la Finca del Secretario (Puertas, 1980-81: 122-126; 1982: 357-362; Baena, 1984: 60), así como una posible personificación de una deidad masculina de carácter acuático (figura 54), tal vez un río (Baena, 1984: 63-67), en otra escultura aparecida en Los Boliches ¿quizás de la misma Finca del Secretario?, la cual se viene fechando en el siglo II d. C. También hay alguna dedicación a la Fortuna, como la que hizo un tal Diógenes (Atencia, 1978: 48; Rodríguez, 1981: 61).
En resumidas cuentas, podemos advertir cómo en esta zona
proliferan las divinidades relacionadas con el mar, casos de Venus, Neptuno o la personificación del culto a las aguas. Una asociación interesante es la que se realiza entre el dios del mar y el culto imperial, de claro carácter estatal, como parte de un fenómeno que alude a un lento proceso de sincretismo tendente a lograr una mayor unificación religiosa en todas las regiones del Imperio (Prieto, Marín, 1979: 78-79).
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Figura 53. Venus procedente de la Finca del Secretario.
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Figura 54. Escultura procedente de Los Boliches representando una deidad acuática.
3.5. EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL 3.5. EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL 3.5. EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL 3.5. EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL AGER SUEAGER SUEAGER SUEAGER SUELITANUSLITANUSLITANUSLITANUS.... Como hemos podido contemplar en las páginas precedentes, la información que tenemos sobre el Alto Imperio en esta zona es bastante limitada y, sobre todo, sesgada, pues si bien es cierto que para algunos aspectos existe al menos un mínimo caudal de datos, a medida que deseamos profundizar en cuestiones más detalladas advertimos dichas carencias. Tradicionalmente se ha venido considerando que el siglo III representó una etapa de intenso declive para el Imperio: invasiones bárbaras, inflación monetaria, desórdenes, decadencia de las ciudades, crisis del sistema esclavista y surgimiento del colonato…; todo ello dibujaba un panorama bastante sombrío. En la actualidad, y tras nuevas investigaciones, es posible matizar estas afirmaciones. Como es evidente, resulta imposible negar que el siglo III de nuestra Era fue un siglo difícil y turbulento para aquellos a quienes les tocó vivirlo. Ahora bien, lo cierto es que ya no es posible seguir sosteniendo que las ciudades sufrieron un colapso total, pues lo que en realidad sucedió es que éstas experimentaron una importante transformación y readaptación al reutilizar con distintos fines unos espacios arquitectónicos que habían sido construidos en los siglos
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precedentes, pero siguieron siendo sede de la administración imperial y donde se llevaban a cabo las prácticas religiosas, tan vinculadas en Roma con el propio estado (Pérez, 1989: 306-310). Por lo que concierne a la zona en la que debe inscribirse este hallazgo, el ager suelitanus, vemos cómo el poblamiento humano se articula en torno a un núcleo principal de cierta antigüedad, como es Suel. En la franja costera y el cauce inferior del actual río de Fuengirola se construyeron varias villas, así como alguna unidad de menor entidad como sería una aldea de pescadores. El desarrollo económico de esta área se inserta en los parámetros generales que conocemos para el Imperio. Es interesante constatar los cambios producidos a lo largo del siglo III d. C. en las actividades productivas desarrolladas, puesto que se percibe con claridad una disminución del peso que representan la vid y sobre todo el olivo en beneficio de las labores piscícolas. Aunque está demostrado que el cultivo del olivo no sufrió un colapso en la Bética durante estas fechas, sino que su explotación continuó siendo destacada hasta bien entrado el siglo IV d. C. (Fernández, 1983: 570-571) como ejemplifica su utilización en la annona militaris (Blázquez, 1980: 23-25), estas circunstancias no dejan de coincidir con el auge que experimentan los bienes de consumo, tanto alimenticios como manufacturados, que llegan desde el norte de África (Fulford, 1987: 83).
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CONCLUSIONES.CONCLUSIONES.CONCLUSIONES.CONCLUSIONES. El estudio de estas monedas nos permite dar a conocer un hallazgo, o al menos parte de él, que de otra forma habría pasado totalmente inadvertido, al mismo tiempo que nos ayuda a valorar algo mejor un período, como son los momentos finales del Alto Imperio, en una zona donde la información existente sobre el mismo desde el punto de vista numismático es sumamente limitada, extremo que podemos hacer extensible a la práctica totalidad de la provincia malagueña. Así, a título de ejemplo podemos decir que el número de monedas conocidas hasta hace pocos años que podían datarse a lo largo de todo el siglo III d. C. en esta provincia apenas superaba el centenar, siendo realmente muy escasos los numismas consagrados a Claudio II y aún menos frecuente el de sus imitaciones (Mora, 2001: 441). Hemos podido comprobar cómo las distintas monedas que integran este depósito comprenden un reducido período de tiempo que abarca desde el año 260 hasta el 273/274, es decir, desde el reinado en solitario de Galieno hasta el final de los usurpadores gálicos Tétrico I y II, lo que viene a significar que éstas fueron acumuladas en el curso de menos de un par de décadas, extremo que nos induce a pensar que fueron reunidas por una sola persona a lo largo de una parte de su vida.
Sin embargo, y dado el largo período de amortización que pueden llegar a tener estas piezas, es necesario ser muy prudentes a la hora de estimar la fecha de su ocultación, ya que ésta podría estar comprendida desde el último cuarto del siglo III d. C. hasta comienzos del siglo IV cuando menos, dado que la experiencia demuestra que
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puede haber transcurrido un período de tiempo, que no podemos precisar con la exactitud que desearíamos, entre el instante de su acuñación y el de su salida de la circulación monetaria.
Sea como fuere, queda claro que no se trata de una
tesaurización sino de un ocultamiento de piezas de bajo valor intrínseco, antoninianos de cobre o bronce en la parte que nos ha sido posible estudiar, lo que nos hace considerar la posibilidad de que respondan a algún acontecimiento rápido y violento, acontecimiento que creemos pudo estar motivado más por la inestabilidad entonces reinante en el Imperio que por alguna invasión germánica, ya que tampoco resulta del todo seguro que hubiera tenido lugar esta segunda oleada, siendo así que incluso las últimas investigaciones realizadas tienden a rechazar la veracidad que hasta hace poco se otorgaba a dicho ataque de los bárbaros.
También sabemos que este ocultamiento se llevó a cabo en un
lugar a priori idóneo para pasar inadvertido, como es junto o en el mismo cementerio de la villa, emplazamiento que se mostró sumamente eficaz por cuanto no fue hallado en su momento, lo que nos indica también que la persona que lo depositó no volvió nunca a por él. Ello nos lleva a plantear un problema cuya resolución se nos torna imposible de discernir. Si su propietario no regresó por lo que debieron ser los ahorros de parte de una vida, ¿debemos entender que falleció?, ¿acaso se trasladó a otra zona?... Aun cuando las excavaciones practicadas en el yacimiento no han detectado hasta el presente señal alguna de incendio o de destrucción intencionada del yacimiento, es preciso tener presente que no ha sido excavado ningún nivel que podamos adscribir al siglo III d. C., lo que nos priva de poder disponer de una información vital en este sentido. Y ello a pesar de que sabemos que, a tenor de los resultados obtenidos en las intervenciones realizadas, la villa continuó su existencia hasta varios siglos más tarde, por lo que cabe deducir que el acontecimiento que motivó este ocultamiento no provocó su total destrucción, o cuando menos ésta fue reconstruida con cierta rapidez.
La composición del ocultamiento se ajusta bastante bien a lo que podemos apreciar en la circulación monetaria del momento,
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tanto si nos referimos a lo reducido de sus pesos como a sus tamaños o composición. Queda clara su inserción en un ámbito mucho más amplio como es la zona del Estrecho de Gibraltar en la Bética, zona en la que no parece que dicha circulación hubiese experimentado un serio retroceso a pesar de las constantes devaluaciones y problemas monetarios por los que atravesaba entonces el Imperio, algo que, por otro lado, no parece avalar la existencia de un acusado período de crisis para la economía de estos territorios, al igual que se ha sugerido para otras provincias de Hispania, como la Tarraconense.
La parte que hemos podido estudiar está integrada en su totalidad por pequeños antoninianos de cobre o bronce sumamente devaluados que, sólo de manera muy ocasional, parecen mostrar un fino recubrimiento de plata, lo que está también acorde con los procesos inflacionistas que sacudían por entonces el Imperio, los cuales perjudicaron seriamente la capacidad adquisitiva de un gran número de ciudadanos romanos que poco podían hacer, salvo acumular toda la moneda de buena ley que llegase a sus manos.
Es interesante constatar que durante el reinado de Galieno y Quintilo el numerario localizado en este punto de la Bética procede de cecas localizadas fuera de la Península Ibérica, en particular Roma, lo que evidencia la fuerte dependencia que existía respecto a las emisiones oficiales. Sin embargo, tras la muerte de Claudio II el abastecimiento de moneda parece responder a otras circunstancias pues nos hallamos ahora ante el predominio una serie de imitaciones que pertenecen a emisiones de naturaleza local o, a lo sumo, provincial, que seguirán en circulación incluso una vez desaparecido el Imperio Gálico.
Así, la mayoría de los numismas conocidos en el ocultamiento corresponden a imitaciones locales o provinciales, sobre todo en lo concerniente a los póstumos de Claudio II y Tétrico I y II, siendo los consagrados a Claudio los más representados con gran diferencia.
En otro orden de cosas parece seguro que la evolución de esta
villa debió estar en íntima relación con lo acaecido en el núcleo principal existente en esta franja del litoral costero, el municipio de
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Suel, el cual se localiza muy cerca de este yacimiento y que también es mal conocido en esta centuria. A pesar de que la información existente se reduce casi en su totalidad a los enclaves situados en el tramo costero, no parece que estas décadas hubieran significado un retroceso económico tan acusado como se venía postulando tradicionalmente. Aunque superada ya ampliamente la visión según la cual el siglo III d. C. era concebido como una etapa de fuerte crisis y decadencia del sistema productivo romano, queda claro, sin embargo, que sí se produjeron importantes cambios sociales, políticos y económicos dentro de una tónica general que afectará a toda esta parte del Imperio occidental.
Algunas de estas transformaciones han dejado importantes
evidencias en el registro arqueológico que se ha conservado en esta zona, como pueden ser las modificaciones edilicias producidas en algunas de las villas conocidas, o la reorientación que éstas experimentan en su producción económica, adaptándose ahora a la nueva situación imperante en la que estos centros semiurbanos o rurales irán cobrando un creciente protagonismo. Todo ello va indisolublemente unido a un cierto declive en el papel que antaño habían jugado los centros urbanos, aunque es necesario recordar que, como hemos dicho, la situación resultante no provocó el colapso de la circulación monetaria del área del Estrecho de Gibraltar, la cual no se interrumpió en ningún momento a pesar del debilitamiento de los lazos con el poder instalado en Roma, que a la postre sería de nuevo restablecido.
Paralelo a este debilitamiento en lo político fue el producido
en el comercio realizado con Italia, en tanto se constata un notable incremento de los contactos con el norte de África, aspecto al que también nos remite la circulación monetaria que ejemplifica este ocultamiento, aunque lo cierto es que estos contactos se remontan a momentos muy anteriores al Imperio, siendo representativa en este sentido la aparición en este yacimiento de una moneda acuñada en Tingis (Tánger).
En definitiva, podemos decir que la publicación de este
descubrimiento aporta, a pesar de las limitaciones motivadas por las
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circunstancia de su aparición, una interesante información que puede resultar muy útil a la hora de valorar con un mayor conocimiento una fase tan mal conocida como es el final del Alto Imperio en el extremo más occidental del antiguo Mare Nostrum, sobre todo en una faceta, como es la Numismática, de la que tan pocos datos tenemos hasta la fecha.
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-SERRANO RAMOS, E., (1987), “Cerámicas romanas importadas del África proconsular y su distribución en los yacimientos malagueños”, en Actas del I Congreso Hispano-Mauritano de las Culturas Mediterráneas, Granada: 43-53. -(2000), Cerámica común romana: siglos II a. C. al VII d. C. Materiales importados y de producción local en el territorio malacitano, Málaga. -(2001), “La vajilla de mesa en el territorio malacitano a partir de la extinción de la T.S.H.”, Baetica, 23: 387-423. -SERRANO RAMOS, E.; ATENCIA PÁEZ, R., (1981), “Marcas de alfarero sobre terra sigillata en la provincia de Málaga”, Baetica, 4: 89-109. -SERRANO RAMOS, E.; ATENCIA PÁEZ, R.; BELTRÁN FORTES, J., (1987), “Marcas de alfarero sobre terra sigillata en la provincia de Málaga (II)”, Baetica, 7: 219-223. -SPAAR, S. L., (1993), “Tracing the Ancient Spanish Coastline: the Search of Underwater Sites”, The Ancient World, XXIV, 2: 107-129. -TEMBOURY ÁLVAREZ, J., (1975), Torres almenaras (costa occidental), Málaga. -TOVAR, A.; BLÁZQUEZ, J. M., (1982), Historia de la Hispania romana, Madrid. -VIDAL BARDÁN, J. M., (1983), “Aproximación a la circulación monetaria de Baelo Claudia (Bolonia, Cádiz)”, en Homenaje al prof. Martín Almagro Basch, Madrid, vol.III: 371-378. -VILLARONGA, L., (1979), Numismática Antigua de Hispania, Barcelona. -VILLASECA DÍAZ, F., (1997), “El yacimiento romano Finca del Secretario (Fuengirola-Málaga): avance al estudio de su producción anfórica”, en Figlinae malacitanae. La producción de cerámica romana en los territorios malacitanos, Málaga: 261-269. -VILLASECA DÍAZ, F.; HIRALDO AGUILERA, R. F., (1993), “Excavaciones de urgencia en el yacimiento romano de la Finca El Secretario (Fuengirola, Málaga)”, Anuario Arqueológico de Andalucía/1991, Sevilla, vol.III: 385-388. -VILLEGAS BECERRIL, A., (2004), “Utilización e importancia de las conservas en la alimentación romana”, en Las industrias alfareras y conserveras fenicio-púnicas de la Bahía de Cádiz, Córdoba: 309-319. -WALBANK, F. W., (1987), La pavorosa revolución. La decadencia del Imperio Romano de Occidente, Madrid.
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
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Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
105
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
106
CCCCUADROUADROUADROUADRO----INVENTARIOINVENTARIOINVENTARIOINVENTARIO
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
107
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
108
G A L I E N O
I II III IV V VI VII VIII IX X
1 2 1 Antílope DIANAE CONS AVG - 1,9 16 6h RIC 181
2 1 1 Antílope DIANAE CONS AVG - 2,0 17 12h RIC 181
3 1 1 ¿Antílope? ¿DIANAE CONS AVG? - 1,2 17 11h ¿RIC 181?
4 1 1 Fidelidad FIDES MILITVM - 2,0 15 5h ¿RIC 192a?
5 1 1 Júpiter IOVI PROPVGNAT XI] 1,6 17 5h RIC 214
6 1 1 Júpiter IOVI PROPVGNAT - 2,0 18 12h RIC 214
7 1 1 Marte MARTI PACIFERO A] 1,6 15 5h RIC 236
8 1 1 Paz PAX AETERNA AVG ∆] 1,0 16 7h RIC 253
9 1 1 ¿Paz? ¿PAX AVG? - 1,8 18 10h ¿RIC 256/499?
10 2 1 ¿Paz? ¿PAX AVG? - 2,9 15 7h ¿RIC 256/499?
11 1 1 Providencia PROVID AVG - 2,4 16 11h RIC 270
12 1 1 Providencia ¿PROVI AVG? [X 1,8 16 5h RIC 267
13 2 1 Pegaso SOLI CONS AVG ∆ 1,8 18 5h RIC 283
14 1 1 Fertilidad VBERITAS AVG - 2,0 16 12h RIC 287
15 1 1 ¿Fertilidad? ¿VBERITAS AVG? - 1,5 17 11h ¿RIC 287?
S A L O N I N A
I II III IV V VI VII VIII IX X
16 4 2 Fecundidad FECVNDITAS AVG [∆ 2,2 16 7h RIC 5
17 4 ¿2? ¿Paz? ¿PAX AVG? - 1,8 15 5h ¿RIC 19?
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
109
C L A U D I O II EL G Ó T I C O
I II III IV V VI VII VIII IX X
18 1 4 Igualdad AEQVITAS AVG - 1,7 17 6h RIC 14
19 1 4 Igualdad AEQVITAS AVG - 1,8 16 12h RIC 14
20 1 4 Igualdad AEQVITAS AVG - 2,5 17 11h RIC 14
21 1 4 Igualdad AEQVITAS AVG [ ς 2,2 17 12h RIC 14
22 2 3 Sol AETERNIT AVG - 2,1 18 6h RIC 16
23 1 4 Sol AETERNIT AVG - 2,9 17 5h RIC 16
24 1 4 Annona ANNONA AVG - 2,4 18 11h RIC 18
25 1 4 Annona ANNONA AVG [A 2,0 16 5h RIC 18
26 1 4 Annona ANNONA AVG - 2,9 18 5h RIC 18
27 2 4 Annona ANNONA AVG - 1,7 18 12h RIC 18
28 1 4 Apolo APOLLINI CONS [H 2,4 15 6h RIC 22
29 1 4 Apolo APOLLINI CONS [H 1,1 15 11h RIC 22
30 1 4 Felicidad FELICITAS AVG - 1,6 19 12h RIC 32
31 2 4 Felicidad FELICITAS AVG - 2,3 16 5h RIC 32
32 1 ¿4/5? Fidelidad FIDES MILIT - 1,5 17 7h RIC 38
33 2 ¿4/5? Fidelidad FIDES MILIT - 1,3 17 11h RIC 38
34 1 4 Genio GENIVS AVG [Γ 2,6 16 6h RIC 45
35 1 4 Júpiter IOVI VICTORI - 2,8 17 6h RIC 54
36 1 3 Alegría LAETITIA AVG - 2,0 16 12h RIC 56
37 1 3 Marte MARS VLTOR - 2,2 17 12h RIC 66
38 1 5 Paz PAX AVG - 2,2 19 11h RIC 79
39 1 4 Paz PAX AVGVSTI - 2,2 16 5h RIC 81
40 2 4 Paz PAX AVGVSTI - 2,0 18 12h RIC 81
41 1 4 Paz PAX AVGVSTI - 2,0 16 11h RIC 81
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
110
42 1 4 Paz PAX AVGVSTI - 2,0 16 10h RIC 81
43 2 4 Providencia PROVIDENT AVG - 2,0 17 1h RIC 91
44 1 4 Providencia PROVIDENT AVG - 1,6 15 12h RIC 89
45 1 4 Providencia PROVIDENT AVG - 2,5 16 12h RIC 91
46 1 4 Providencia PROVIDENT AVG - 1,0 15 12h RIC 89
47 2 5 Victoria VICTORIA AVG - 2,2 16 5h RIC 104
48 1 4 Victoria VICTORIA AVG - 2,3 17 12h RIC 104
49 1 4 Victoria VICTORIA AVG - 2,0 15 11h RIC 104
50 1 4 Valor VIRTVS AVG - 1,5 16 12h RIC 109
51 1 ¿5? ¿Valor? ¿VIRTVS AVG? [Є 1,8 16 11h RIC 109
52 1 5 Paz INDETERMINADA - 1,6 16 11h ¿RIC 79?
53 1 4 ¿Providencia? INDETERMINADA - 2,2 16 11h -
54 1 4 - INDETERMINADA - 2,3 15 11h -
55 1 3 - INDETERMINADA - 2,3 18 1h -
56 1 ¿3? ¿Laetitia? INDETERMINADA - 1,5 14 1h ¿RIC 56?
57 1 ¿5? ¿Paz? INDETERMINADA - 2,1 16 6h ¿RIC 79?
Q U I N T I L O
I II III IV V VI VII VIII IX X
58 2/3 6 Seguridad SECVRITAS AVG [XI 1,7 17 6h RIC 31
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
111
R E V E R S O S H Í B R I D O S
I II III IV V VI VII VIII IX X
59 1 (di)VO C(lavdio) Eternidad (aeternit avg) - 1,5 15 6h RIC 270
60 1 DIVO (clavd)IO Annona (a)NNO(n)A A(vg)
- 2,2 18 12h RIC 18-H
61 1 (divo cla)VDIO ¿Serapis? ¿C(onser avg)? - 2,9 16 6h RIC201-H
62 1 (divo clav)DIO ¿Claudio? (p)MTR(piicosii)? - 1,4 18 12h RIC285
63 1 DIVO (clavdio) Alegría (laetitia a)VG [XII 2,0 15 1h RIC 277
64 1 DIV(o clavdio) Paz (pa)X_A(vg) - 2,4 15 1h RIC 283
65 1 (d)IVO CLA(vdio) Paz (pa)X_AVG(vsti) A] 1,9 15 5h RIC 81-H
Á G U I L A S
I II III IV V VII VIII IX X
66 1 (divo c)LAVDI(o) Águila CONSE(cratio) 2,1 16 2h RIC 266
67 1 (divo cla)VDIO Águila CONSECRATIO 1,2 16 8h RIC 266
68 1 DIV(o clavdio) Águila (consec)RATI(o) 2,2 16 6h RIC 266
69 1 (divo c)LAVDIO Águila (c)ON(secratio) 2,5 17 7h RIC 266
70 1 - Águila (co)NSECR(atio) 2,0 16 1h RIC 266
71 1 DIVO CLAVD(io) Águila (c)ON(sec)RA(ti)O 2,3 16 2h RIC 266
72 1 (div)O C(lavdio) Águila C(o)NSECR(atio) 1,8 16 1h RIC 266
73 1 - Águila (consecr)ATI(o) 2,4 16 12h RIC 266
74 1 DIVO (clavdio) Águila (co)NSECRATIO 1,6 16 6h RIC 266
75 1 D(ivo clavdio) Águila (cons)ECR(ati)O 1,5 16 6h RIC 266
76 1 - Águila (c)O(nsecratio) 1,5 15 12h RIC 266
77 1 D(ivo clavdi)O Águila - 1,6 15 12h RIC 266
78 1 (divo cl)AVDI(o) Águila (c)ONSECRATIO 1,3 16 12h RIC 266
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
112
79 1 - Águila CONS(ecratio) 1,9 17 5h RIC 266
80 1 (d)IVO CL(avdio) Águila CONSE(cratio) 1,6 14 5h RIC 266
81 1 (d)IVO CL(avdio) Águila (consecr)ATIO 1,4 14 12h RIC 266
82 1 (divo cl)AVDIO Águila (consecr)ATIO 1,2 13 5h RIC 266
83 1 (div)O CLA(vdio) Águila (consecra)TIO 1,2 13 7h RIC 266
84 1 - Águila - 1,7 14 12h RIC 266
85 1 (divo) CLA(vdio) Águila - 1,4 15 6h RIC 266
86 1 DIVO CLA(vdio) Águila (consec)RAT(io) 1,3 14 12h RIC 266
87 1 - Águila (conse)CRATIO 1,0 14 5h RIC 266
88 1 (divo clavdi)O Águila CON(secratio) 1,9 14 11h RIC 266
89 1 (divo c)LAVDI(o) Águila (c)ONSE(cratio) 1,2 15 1h RIC 266
90 1 - Águila CONS(ecratio) 1,4 13 2h RIC 266
91 1 - Águila (consecrati)O 1,3 15 5h RIC 266
92 1 - Águila (consecrati)O 1,0 9 1h RIC 266
93 1 - Águila (consecr)ATI(o) 1,3 9 4h RIC 266
94 1 (divo clavdi)O Águila CO(nsec)RATIO 1,1 16 11h RIC 266
95 1 (div)O CLAVDI(o) Águila - 1,3 15 11h RIC 266
96 1 - Águila - 1,6 15 12h RIC 266
97 1 - Águila (cons)SECR(atio) 0,8 13 12h RIC 266
98 1 - Águila (cons)EC(ratio) 1,5 15 5h RIC 266
99 1 - Águila (c)ONSECRATIO 1,3 15 12h RIC 266
100 1 - Águila - 1,2 13 12h RIC 266
101 1 (divo cl)AVD(io) Águila CONS(ecratio) 1,4 15 11h RIC 266
102 1 (d)IVO CLA(vdio) Águila (conse)CRATI(o) 1,2 16 1h RIC 266
103 1 - Águila - 0,9 9 5h RIC 266
104 1 (divo clav)DIO Águila CON(secratio) 3,2 16 1h RIC 266
105 1 (divo cla)VDIO Águila (consec)RATIO 3,0 16 6h RIC 266
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
113
106 1 DIV(o clavdio) Águila CONSECR(atio) 2,0 15 5h RIC 266
107 1 - Águila CONSECRATIO 2,1 15 12h RIC 266
108 1 (divo cla)VD(io) Águila CON(secratio) 2,4 15 7h RIC 266
109 1 (divo cl)AVDI(o) Águila (c)ONSE(cratio) 2,4 16 10h RIC 266
110 1 (divo cl)AVDI(o) Águila (con)SECRA(tio) 2,2 15 11h RIC 266
111 1 - Águila - 2,2 14 12h RIC 266
112 1 - Águila CONS(ecratio) 2,7 16 11h RIC 266
113 1 (di)VO (clavdio) Águila - 2,2 15 12h RIC 266
114 1 DIVO C(lavdio) Águila (consecrati)O 2,0 17 12h RIC 266
115 1 - Águila (consecrat)IO 2,4 16 12h RIC 266
116 1 DIVO (clavdio) Águila (c)VO(secra)TIO 2,2 17 5h RIC 266
117 1 DIV(o clavdio) Águila - 2,0 17 11h RIC 266
118 1 (divo cl)AVDI(o) Águila (consec)RATIO 1,6 16 6h RIC 266
119 1 - Águila CONSE(cratio) 1,8 15 6h RIC 266
120 1 (divo) CLAVD(io) Águila CON(secratio) 2,0 15 6h RIC 266
121 1 (divo cl)AVD(io) Águila (consec)RAT(io) 1,9 14 7h RIC 266
122 1 - Águila (consecr)ATIO 1,9 16 6h RIC 266
123 1 DIV(o clavdi)O Águila (consecra)TIO 1,4 14 1h RIC 266
124 1 - Águila (c)ONSE(cratio) 2,0 15 6h RIC 266
125 1 DIV(o clavdio) Águila CONSEC(ratio) 1,8 16 11h RIC 266
126 1 - Águila (c)ONSECR(atio) 1,5 15 7h RIC 266
127 1 (divo c)LAVDI(o) Águila C(onsecra)TIO 1,8 15 5h RIC 266
128 1 DI(vo clavdio) Águila (c)ONSECR(atio) 2,1 15 5h RIC 266
129 1 (divo cl)AVDI(o) Águila (conse)CRATIO 1,8 15 5h RIC 266
130 1 - Águila CON(secratio) 1,5 15 1h RIC 266
131 1 (divo cla)VDIO Águila (consec)RATIO 1,9 15 7h RIC 266
132 1 DIVO (clavdio) Águila (co)NSEC(ratio) 1,9 15 5h RIC 266
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
114
133 1 - Águila - 1,8 14 12h RIC 266
134 1 - Águila (consecrat)IO 1,7 16 12h RIC 266
135 1 DI(vo clavdio) Águila (consecrati)O 1,6 15 1h RIC 266
136 1 - Águila CONSECR(atio) 2,1 14 5h RIC 266
137 1 (divo) CLAVD(io) Águila (cons)ECRATIO 1,6 15 11h RIC 266
138 1 (d)IVO (clavdio) Águila (consecrat)IO 1,3 15 12h RIC 266
139 1 (divo cla)VDIO Águila (con)SECRA(tio) 1,4 15 11h RIC 266
140 1 - Águila - 1,3 14 6h RIC 266
141 1 - Águila - 1,6 14 11h RIC 266
142 1 (div)O CLAVD(io) Águila CO(nsecratio) 1,6 14 7h RIC 266
143 1 (div)O CLAVD(io) Águila (consecr)ATIO 1,0 16 7h RIC 266
144 1 (divo clavdi)O Águila (c)ONSECRA(tio) 1,4 15 11h RIC 266
145 1 (divo) CLA(vdio) Águila (consecr)ATIO 1,4 17 6h RIC 266
146 1 - Águila (con)SEC(ratio) 0,9 16 11h RIC 266
147 1 DIV(o clavdio) Águila CO(nsecrati)O 1,5 15 11h RIC 266
148 1 - Águila CO(nsecratio) 1,4 15 6h RIC 266
149 1 (divo clav)DIO Águila CO(nsecratio) 1,3 16 12h RIC 266
150 1 (divo cl)AV(dio) Águila C(onsecrati)O 1,0 14 7h RIC 266
151 1 (divo c)LAV(dio) Águila CONSECRATIO 1,4 14 1h RIC 266
152 1 (divo c)LAVDIO Águila (consecrati)O 0,7 15 12h RIC 266
153 1 - Águila (consecrati)O 1,4 15 5h RIC 266
154 1 DIVO (clavdio) Águila (consecra)TIO 1,4 17 6h RIC 266
155 1 (divo) CLAVD(io) Águila CON(secratio) 1,7 15 12h RIC 266
156 1 (divo cl)AVDIO Águila CONSECRATIO 1,0 15 12h RIC 266
157 1 (div)O CIA(vdio) Águila CO(nsecratio) 1,5 15 6h RIC 266
158 1 - Águila CONSECR(atio) 1,4 15 12h RIC 266
159 1 - Águila CONSE(cratio) 1,7 15 12h RIC 266
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
115
160 1 - Águila CON(secratio) 1,8 15 11h RIC 266
161 1 DIVO (clavdio) Águila - 1,6 14 6h RIC 266
162 1 (divo) CLAV(dio) Águila (con)SECR(atio) 1,3 16 1h RIC 266
163 1 (divo clav)DIO Águila CON(secratio) 1,6 16 12h RIC 266
164 1 DIV(o clavdio) Águila (con)SECR(atio) 1,5 14 6h RIC 266
165 1 DI(vo clavdio) Águila CONSE(cratio) 1,3 14 7h RIC 266
166 1 (divo clav)DI(o) Águila (conse)CRAT(io) 1,6 14 5h RIC 266
167 1 (divo cl)AVDIO Águila - 1,2 14 10h RIC 266
168 1 - Águila C(onsecrati)O 1,0 16 1h RIC 266
169 1 (div)O CLA(vdio) Águila CO(nsecrati)O 1,3 13 6h RIC 266
170 1 - Águila (consecr)ATI(o) 1,4 14 12h RIC 266
171 1 (divo) CLAVD(io) Águila (consec)RATIO 1,2 14 11h RIC 266
172 1 (d)IVO CLAVD(io) Águila CONS(ecratio) 1,1 14 6h RIC 266
173 1 (divo clav)D(io) Águila (c)ONSE(cratio) 1,1 12 12h RIC 266
174 1 (divo cla)VDIO Águila CON(secra)TIO 0,9 13 12h RIC 266
175 1 (divo clav)DIO Águila (consecrat)IO 1,1 14 1h RIC 266
176 1 - Águila (con)SECR(atio) 1,3 13 6h RIC 266
177 1 (di)VO C(lavdio) Águila CO(nsecrati)O 1,2 13 6h RIC 266
178 1 - Águila - 0,9 13 11h RIC 266
179 1 - Águila (co)NSE(cratio) 3,0 16 4h RIC 266
180 1 - Águila - 2,1 15 11h RIC 266
181 1 - Águila - 2,0 16 12h RIC 266
182 1 (divo) C(lavdio) Águila (co)NS(ecratio) 2,3 16 6h RIC 266
183 1 (divo c)LAVDIO Águila CONSE(cratio) 1,8 16 12h RIC 266
184 1 (divo cl)AVDIO Águila (consecra)TIO 2,2 15 6h RIC 266
185 1 DIV(o clavdio) Águila - 1,8 16 12h RIC 266
186 1 - Águila - 1,9 16 12h RIC 266
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
116
187 1 (divo cla)VDI(o) Águila CON(secratio) 1,5 16 12h RIC 266
188 1 - Águila (con)SECRATI(o) 2,0 16 12h RIC 266
189 1 DIVO CL(avdio) Águila CONSEC(ratio) 1,2 15 11h RIC 266
190 1 (divo) CLAVDIO Águila - 1,7 16 1h RIC 266
191 1 - Águila CONSE(cratio) 1,8 15 5h RIC 266
192 1 - Águila - 1,6 16 12h RIC 266
193 1 (di)VO (clavdio) Águila - 1,4 16 5h RIC 266
194 1 DIV(o clavdio) Águila (consecra)TIO 1,3 16 11h RIC 266
195 1 (di)VO CTA(vdio) Águila (consecr)ATIO 1,1 16 6h RIC 266
196 1 DIVO CLAV(dio) Águila (conse)CRATI(o) 1,1 16 1h RIC 266
197 1 - Águila (consecra)TIO 1,1 15 3h RIC 266
198 1 (d)IV(o clavdio) Águila (consecrati)O 1,3 16 1h RIC 266
199 1 (divo clav)DIO Águila (consec)RATIO 1,0 14 5h RIC 266
200 1 DIV(o cla)VDIO Águila (con)SECRATI(o) 0,9 16 6h RIC 266
201 1 - Águila (conse)C(ratio) 1,1 14 12h RIC 266
202 1 (divo) CLAVDI(o) Águila CONSECRATIO 1,0 15 1h RIC 266
203 1 - Águila (co)NSECR(atio) 1,2 15 12h RIC 266
204 1 (divo clav)D(io) Águila (con)S(ecratio) 1,2 14 5h RIC 266
205 1 (divo) CTAVDIO Águila CO(nse)CR(atio) 1,1 15 1h RIC 266
206 1 - Águila CO(nsecratio) 1,2 13 5h RIC 266
207 1 - Águila - 1,2 13 5h RIC 266
208 1 (div)O C(lavdio) Águila (consecra)T(io) 1,6 13 12h RIC 266
209 1 (divo clav)DI(o) Águila (consecra)TIO 1,3 13 6h RIC 266
210 1 - Águila (con)SE(cratio) 1,2 14 9h RIC 266
211 1 - Águila - 1,1 14 6h RIC 266
212 1 (divo cla)VDIO Águila (cons)ECRATIO 1,0 14 5h RIC 266
213 1 - Águila (con)SEC(ratio) 0,8 14 9h RIC 266
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
117
214 1 - Águila CO(nsecratio) 0,9 14 1h RIC 266
215 1 - Águila (con)SEC(ratio) 0,8 13 6h RIC 266
216 1 (divo clavdi)O Águila CONS(ecratio) 1,0 14 9h RIC 266
217 1 DIVO (clavdio) Águila (conse)CRATI(o) 1,4 18 12h RIC 266
218 1 - Águila - 0,8 15 11h? RIC 266
219 1 (divo clavd)IO Águila (con)SECRA(tio) 0,9 16 6h RIC 266
220 1 (divo c)LAVDIO Águila CON(secratio) 1,4 16 4h RIC 266
221 1 (divo cla)VD(io) Águila (c)ONSEC(ratio) 1,9 16 11h RIC 266
222 1 (divo clav)DIO Águila (c)ONSEC(ratio) 1,6 17 12h RIC 266
223 1 (divo) CLAVDI(o) Águila C(onsecrati)O 2,0 15 6h RIC 266
224 1 DIVO (clavdio) Águila CONSE(cratio) 1,9 16 6h RIC 266
225 1 (div)O CLAVD(io) Águila (consecr)ATIO 1,2 15 12h RIC 266
226 1 - Águila (consec)RATIO 1,2 14 1h RIC 266
227 1 (divo) CLA(vdi)O Águila (consec)RAT(io) 1,5 16 12h RIC 266
228 1 (divo cla)VDIO Águila CONSE(cratio) 0,9 14 11h RIC 266
229 1 (divo) CLAVDI(o) Águila (consecrat)IO 1,7 16 7h RIC 266
230 1 (div)O CLA(vdio) Águila CON(secratio) 2,2 15 5h RIC 266
231 1 (divo clav)DIO Águila (conse)CRAT(io) 1,4 16 5h RIC 266
232 1 - Águila CONSE(cratio) 1,5 15 6h RIC 266
233 1 (divo cla)VD(io) Águila (cons)ECRAT(io) 1,3 16 6h RIC 266
234 1 (divo c)LAVD(io) Águila CONS(ecratio) 1,9 15 11h RIC 266
235 1 - Águila - 2,0 15 6h RIC 266
236 1 - Águila (consecr)ATI(o) 1,4 14 6h RIC 266
237 1 (d)IVO CLAVD(io) Águila CONSECRATI(o) 2,2 16 12h RIC 266
238 1 - Águila - 1,2 13 1h RIC 266
239 1 - Águila (cons)ECRATIO 1,6 14 5h RIC 266
240 1 (divo clav)DIO Águila (consecr)ATIO 1,4 15 12h RIC 266
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
118
241 1 (divo cla)VDI(o) Águila - 2,2 16 6h RIC 266
242 1 - Águila (consecr)ATIO 1,2 15 11h RIC 266
243 1 DIV(o clavdio) Águila (consecrat)IO 0,9 15 12h RIC 266
244 1 - Águila (consecrati)O 0,9 13 12h RIC 266
245 1 - Águila (consec)RATIO 1,6 15 11h RIC 266
246 1 (di)VO CLAVD(io) Águila (consec)RATI(o) 2,8 16 1h RIC 266
247 1 (divo) CLAV(dio) Águila (conse)CRATI(o) 2,3 15 1h RIC 266
248 1 (divo) CL(avdio) Águila CON(secra)TIO 2,4 16 4h RIC 266
249 1 (d)IVO CL(avdio) Águila (c)ON(secrati)O 2,1 15 11h RIC 266
250 1 (d)IVO CL(avdio) Águila (consecra)TO 2,2 15 10h RIC 266
251 1 (divo clavd)IO Águila CONSEC(ratio) 2,1 15 1h RIC 266
252 1 (divo c)LAVD(io) Águila (cons)E(cratio) 2,0 15 5h RIC 266
253 1 (div)O CLA(vdio) Águila (con)SECRA(tio) 2,4 15 12h RIC 266
254 1 (divo cla)VDI(o) Águila CONSEC(ratio) 2,6 15 6h RIC 266
255 1 DIVO C(lavdio) Águila CONSECRATIO 1,9 16 5h RIC 266
256 1 DIVO CL(avdio) Águila CONSE(cratio) 1,6 17 6h RIC 266
257 1 - Águila CONSE(cratio) 2,4 15 6h RIC 266
258 1 (divo clav)DIO Águila CON(secratio) 2,1 14 12h RIC 266
259 1 - Águila (conse)CRATI(o) 2,5 15 12h RIC 266
260 1 - Águila (cons)ECR(atio) 1,9 15 7h RIC 266
261 1 (div)O CLA(vdio) Águila (consecrati)O 2,0 16 7h RIC 266
262 1 (di)VO CL(avdio) Águila CONSE(cratio) 1,4 15 12h RIC 266
263 1 - Águila (consecrat)IO 1,7 15 7h RIC 266
264 1 - Águila CONSE(cratio) 2,1 14 7h RIC 266
265 1 DIVO CL(avdio) Águila CONSECR(atio) 1,6 15 5h RIC 266
266 3 (divo clav)DIO Águila CONSECRA(tio) 1,6 15 8h RIC 266
267 1 - Águila (co)NSECR(atio) 2,1 15 1h RIC 266
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
119
268 1 - Águila CO(nsecratio) 1,9 14 6h RIC 266
269 1 (divo cla)VDI(o) Águila (conse)C(ratio) 2,0 14 11h RIC 266
270 1 - Águila (consec)RATIO 1,9 15 6h RIC 266
271 1 - Águila CONSE(cratio) 1,5 15 12h RIC 266
272 1 - Águila CONSECR(atio) 1,6 15 12h RIC 266
273 1 DIV(o clav)DIO Águila CONS(ecratio) 1,8 16 11h RIC 266
274 1 DIV(o clavdio) Águila CONSE(cratio) 1,8 14 6h RIC 266
275 1 DIVO CL(avdio) Águila (con)SEC(ratio) 1,8 15 6h RIC 266
276 1 DIVO CL(avdio) Águila (consec)RATIO 1,3 14 6h RIC 266
277 1 - Águila (cons)ECRATO 1,4 15 7h RIC 266
278 1 (div)O CL(avdio) Águila CO(nsecr)ATI_O 2,2 15 6h RIC 266
279 1 - Águila CONS(ecrat)IO 1,5 16 5h RIC 266
280 1 (divo) CLA(vdio) Águila - 2,2 15 6h RIC 266
281 1 (divo clav)DIO Águila C(onsecratio) 2,0 16 1h RIC 266
282 1 (d)IVO CLAV(dio) Águila CON(secr)ATI(o) 1,4 16 12h RIC 266
283 1 DIVO CLA(vdio) Águila (consec)RATIO 1,4 15 12h RIC 266
284 1 (di)VO CLAVD(io) Águila CONS(ecratio) 1,5 16 5h RIC 266
285 1 (divo cl)AVDIO Águila CO(nsecratio) 1,5 15 12h RIC 266
286 1 DIVO (clav)DIO Águila CONSEC(ratio) 1,4 15 1h RIC 266
287 1 (divo c)LAV(dio) Águila (con)SECRA(tio) 1,4 14 12h RIC 266
288 1 (divo) CLAVD(io) Águila (con)SECRA(tio) 1,4 15 12h RIC 266
289 1 (divo cla)VDIO Águila (con)SEC(ratio) 1,2 15 10h RIC 266
290 1 (divo c)LAVD(io) Águila - 1,2 14 6h RIC 266
291 1 (di)VO CLAVDIO Águila (con)SECRATIO 1,6 14 12h RIC 266
292 1 - Águila - 1,7 16 7h RIC 266
293 1 (divo cla)VDIO Águila (con)SECRA(tio) 1,1 15 6h RIC 266
294 1 (divo c)LAVDIO Águila (conse)CRATIO 1,2 16 6h RIC 266
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
120
295 1 (d)IVO CLAVD(io) Águila (cons)ECRA(tio) 1,2 15 1h RIC 266
296 1 (divo) CLAVD(io) Águila (con)SECRATIO 1,4 15 12h RIC 266
297 1 DIVO CLA(vdio) Águila (consec)RATIO 1,2 17 12h RIC 266
298 1 (divo cla)VD(io) Águila (cons)EC(ratio) 1,4 19 11h RIC 266
299 1 (divo cl)AVDIO Águila (co)NSECRA(tio) 1,2 18 6h RIC 266
300 1 (div)O (clavdio) Águila CO(ns)ECRA(tio) 1,1 17 6h RIC 266
301 1 (divo c)LAVDI(o) Águila CONSECRA(tio) 1,3 16 12h RIC 266
302 1 DIVO CL(avdio) Águila (c)ONSECRATI(o) 0,9 16 11h RIC 266
303 1 (divo c)LAVDI(o) Águila (consecra)TIO 1,6 15 6h RIC 266
304 1 (divo clavdi)O Águila (c)ONSECRATIO 1,5 15 12h RIC 266
305 1 DIVO C(lavdio) Águila CONSEC(ratio) 1,5 14 7h RIC 266
306 1 - Águila (consecr)ATIO 1,1 15 12h RIC 266
307 1 (divo) CCAVDIO Águila CO(nsec)RA(ti)O 1,1 15 6h RIC 266
308 1 DIVO CLAVD(io) Águila CONSE(cratio) 1,4 15 3h RIC 266
309 1 - Águila CON(secratio) 1,6 15 12h RIC 266
310 1 (divo ) CLAV(dio) Águila CONSECR(atio) 1,0 14 1h RIC 266
311 1 DIVO C(lavdio) Águila CONSE(cratio) 1,6 14 8h RIC 266
312 1 (divo c)LAVDIO Águila C(onsecrati)O 1,4 15 6h RIC 266
313 1 DIV(o clavdi)O Águila - 1,5 14 12h RIC 266
314 1 (divo clavdi)O Águila - 1,4 15 12h RIC 266
315 1 (div)O CLA(vdio) Águila (consec)RATIO 1,2 14 11h RIC 266
316 1 - Águila CONSEC(ratio) 1,4 15 7h RIC 266
317 1 (di)VO C(lavdio) Águila (consecra)TIO 1,2 15 12h RIC 266
318 1 (divo clav)DIO Águila (c)ONSEC(ratio) 1,4 15 12h RIC 266
319 1 (divo) C(lavdio) Águila CONSE(cratio) 1,4 15 1h RIC 266
320 1 (divo clav)DIO Águila CONSE(cratio) 1,0 15 1h RIC 266
321 1 (divo) CLAV(dio) Águila (consecr)ATIO 0,9 14 7h RIC 266
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
121
322 1 - Águila (consecr)ATI(o) 1,8 14 3h RIC 266
323 1 (d)IVO CLAVDI(o) Águila CONSECRATIO 0,9 14 12h RIC 266
324 1 - Águila (co)NS(ec)RA(tio) 0,9 14 6h RIC 266
325 1 (divo cl)AVDI(o) Águila (c)ONS(ecratio) 1,0 14 5h RIC 266
326 1 (divo cl)AV(dio) Águila (con)SEC(ratio) 1,4 14 12h RIC 266
327 1 - Águila CON(sec)RA(tio) 1,2 14 6h RIC 266
328 1 - Águila - 1,6 13 6h RIC 266
329 1 - Águila C(onsecrati)O 1,2 13 7h RIC 266
330 1 - Águila (consecra)TIO 1,2 13 12h RIC 266
331 1 - Águila CO(nsecrati)O 1,2 14 1h RIC 266
332 1 - Águila (co)NS(ecratio) 1,1 15 6h RIC 266
333 1 - Águila CO(nsecratio) 0,8 13 7h RIC 266
334 1 (divo c)LAV(dio) Águila - 1,2 14 12h RIC 266
335 1 - Águila CON(secratio) 1,6 15 5h RIC 266
336 1 - Águila CO(nsecratio) 1,3 13 5h RIC 266
337 1 - Águila CONSEC(ratio) 1,0 13 3h RIC 266
338 1 - Águila CO(nsecratio) 1,2 14 12h RIC 266
339 1 - Águila - 1,5 13 12h RIC 266
340 1 - Águila - 0,8 14 6h RIC 266
341 1 D(iv)O C(lavdio) Águila CONSECRA(tio) 1,3 16 6h RIC 266
342 1 DIV(o clavdio) Águila C(onsecratio) 1,1 16 9h RIC 266
343 1 (divo) CLAVD(io) Águila CONSE(cratio) 0,8 16 12h RIC 266
344 1 - Águila - 0,8 14 12h RIC 266
345 1 (d)IVO CLAVD(io) Águila (cons)ECRATIO 1,3 16 12h RIC 266
346 1 (div)O CL(avdio) Águila(Iz) (consecr)ATIO 2,1 17 11h RIC 266
347 1 (d)IVO CLA(vdio) Águila(Iz) CONSE(cra)TIO 1,1 14 6h RIC 266
348 1 - Águila(Iz) - 1,0 14 6h RIC 266
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
122
349 1 (d)IVO CLA(vdio) Águila(Iz) (cons)ECRATIO 3,6 17 12h RIC 266
350 1 (di)VO CLA(vdio) Águila(Iz) (consecrat)IO 2,2 15 12h RIC 266
351 1 (divo) CLAVDI(o) Águila(Iz) (consecr)ATIO 2,0 16 1h RIC 266
A L T A R S U B D I V I D I D O
I II III IV V VII VIII IX X
352 1 (divo clav)DIO Altar CONSECRA(tio) 1,3 16 7h RIC 261
353 1 (divo clav)DIO Altar (consec)RATIO 2,6 18 6h RIC 261
354 1 DIVO (clavdio) Altar CONSE(cratio) 1,9 16 7h RIC 261
355 1 (divo c)LAVD(io) Altar (cons)ECRATIO 2,1 17 1h RIC 261
356 1 (divo) CLAV(dio) Altar (consec)RATIO 1,8 15 12h RIC 261
357 1 (divo c)LAVD(io) Altar (consec)RATIO 1,7 15 6h RIC 261
358 1 (divo cla)VDIO Altar C(onsecrat)IO 1,1 15 12h RIC 261
359 1 DIV(o clavdio) Altar (con)SECRAT(io) 2,0 14 6h RIC 261
360 1 (divo cl)AVDIO Altar C(onsecrat)IO 1,4 13 6h RIC 261
361 1 (d)IVO CL(avdio) Altar (consecrat)IO 1,1 15 5h RIC 261
362 1 (di)VO (clavdio) Altar (consecra)TIO 1,7 17 11h RIC 261
363 1 DI(vo clavdi)O Altar (consecra)TIO 1,4 16 6h RIC 261
364 1 (di)VO CLA(vdio) Altar (con)SECRATI(o) 1,7 15 12h RIC 261
365 1 DIVO (clavdio) Altar (c)ONSECRATIO 1,2 14 11h RIC 261
366 1 DIVO CLAVD(io) Altar (conse)CRATIO 1,6 16 1h RIC 261
367 1 (divo clav)D(io) Altar CONS(ecratio) 1,3 16 5h RIC 261
368 1 D_IV(o clavdio) Altar CON(secratio) 1,4 14 6h RIC 261
369 1 (di)VO CL(avdio) Altar CONSE(cratio) 1,5 17 6h RIC 261
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
123
370 1 (divo clav)DIO Altar CONSECRATIO 1,4 15 1h RIC 261
371 1 - Altar (consecrati)O 1,6 15 6h RIC 261
372 1 DIVO CL(avdio) Altar CO(nsecrati)O 1,5 14 12h RIC 261
373 1 - Altar CONSE(cratio) 1,5 14 12h RIC 261
374 1 (divo clav)DIO Altar CON(sec)RATIO 0,9 13 7h RIC 261
375 1 - Altar (consecrati)O 1,4 14 12h RIC 261
376 1 (divo) CLAV(dio) Altar (consec)RATIO 1,3 15 5h RIC 261
377 1 (divo clavdi)O Altar (con)SECRA(tio) 1,8 15 7h RIC 261
378 1 - Altar - 2,0 15 7h RIC 261
379 1 (div)O_CLAV(dio) Altar (consecra)TIO 1,2 15 6h RIC 261
380 1 DIVO CLAVDI(o) Altar (co)NSECR(atio) 2,3 15 5h RIC 261
381 1 (d)IV(o clavdio) Altar - 1,3 15 12h RIC 261
382 1 (divo c)LAV(dio) Altar (cons)ECRATIO 1,6 15 6h RIC 261
383 1 (divo c)LAVD(io) Altar (cons)ECRAT(io) 1,5 14 11h RIC 261
384 1 (di)VO CLA(vdio) Altar (conse)CRATIO 1,6 15 6h RIC 261
385 1 - Altar - 0,8 13 11h RIC 261
386 1 - Altar (conse)CRA(tio) 1,2 15 12h RIC 261
387 1 - Altar (consecra)TIO 1,5 15 1h RIC 261
388 1 (divo cla)VDI(o) Altar - 2,6 16 11h RIC 261
389 1 (di)VO CL(avdio) Altar (consecrati)O 2,1 15 12h RIC 261
390 1 D(ivo clavd)IO Altar C(onsecrat)IO 1,7 16 12h RIC 261
391 1 DI(vo clavdio) Altar (consecra)TIO 1,9 15 12h RIC 261
392 1 DIVO (cla)VDIO Altar - 1,6 15 11h RIC 261
393 1 (divo clav)DIO Altar (c)O(nsecratio) 1,2 16 12h RIC 261
394 1 - Altar CONSECR(atio) 1,6 14 11h RIC 261
395 1 (di)VO CL(avdio) Altar (consecrat)IO 2,0 15 6h RIC 261
396 1 (divo clav)DIO Altar CO(nsecrat)IO 1,4 17 11h RIC 261
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
124
397 1 (di)VO (c)LAV(dio) Altar CONSEC(ratio) 2,3 17 5h RIC 261
398 1 (d)IVO CL(avdio) Altar CON(secratio) 1,6 15 6h RIC 261
399 1 (divo cl)AVDI(o) Altar CONSE(cratio) 1,5 14 12h RIC 261
400 1 DIV(o clavdio) Altar (consecrat)IO 2,6 17 11h RIC 261
401 1 (di)VO CLAVDIO Altar (con)SECRATIO 1,8 17 11h RIC 261
402 1 - Altar - 1,4 14 6h RIC 261
403 1 - Altar (c)ONS(ecratio) 1,4 15 12h RIC 261
404 1 (divo clavdi)O Altar CO(nsecratio) 1,0 14 12h RIC 261
405 1 (divo) CLAVDIO Altar (consecr)ATIO 1,1 16 7h RIC 261
406 1 (divo) CLA(vdio) Altar CON(secratio) 1,5 16 6h RIC 261
407 1 - Altar (con)SECRATIO 0,8 15 7h RIC 261
408 1 (divo clav)DIO Altar CO(nsecratio) 1,2 15 1h RIC 261
409 1 - Altar (consecrat)IO 0,9 14 12h RIC 261
410 1 (divo cla)VDIO Altar (con)SECRATI(o) 1,0 14 6h RIC 261
411 1 - Altar (con)SECRATIO 1,2 14 6h RIC 261
412 1 (d)IVO C(lavdio) Altar (consecr)ATIO 1,2 14 12h RIC 261
413 1 - Altar - 3,1 14 5h RIC 261
414 1 - Altar - 2,4 16 5h RIC 261
415 1 DI(vo clavdio) Altar CONSE(cratio) 2,6 15 12h RIC 261
416 1 - Altar (conse)CRATIO 2,2 15 1h RIC 261
417 1 (divo) CLAVD(io) Altar CONSECRATI(o) 1,7 16 12h RIC 261
418 1 (di)VO CLAV(dio) Altar (cons)ECRATIO 2,0 16 6h RIC 261
419 1 (divo clav)DIO Altar (con)SECR(atio) 1,3 15 11h RIC 261
420 1 (divo cl)AVDIO Altar (cons)ECRATIO 1,7 14 5h RIC 261
421 1 - Altar CON(secra)TIO 1,9 15 7h RIC 261
422 1 - Altar (consecra)TIO 1,6 14 7h RIC 261
423 1 - Altar C(onsecratio) 1,2 15 11h RIC 261
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
125
424 1 (divo) CLAVD(io) Altar CONSECR(atio) 2,1 15 6h RIC 261
425 1 (divo clav)DIO Altar (consec)RATIO 1,8 15 6h RIC 261
426 1 (d)IVO CL(avdio) Altar (consec)RATIO 1,6 15 12h RIC 261
427 1 (divo cl)AV(dio) Altar CONSACRATIO 1,2 16 1h RIC 261
428 1 (divo clav)DIO Altar C(onsecratio) 1,3 16 12h RIC 261
429 1 - Altar (consecra)TIO 1,1 15 6h RIC 261
430 1 (divo clavd)IO Altar CON(s)ECR(ati)O 2,7 15 12h RIC 261
431 1 - Altar (con)SECR(atio) 2,2 16 12h RIC 261
432 1 (d)IV(o c)LAVD(io) Altar (con)SECRA(tio) 1,8 15 12h RIC 261
433 1 (di)VO CLA(vdio) Altar CO(nsecratio) 2,0 14 7h RIC 261
434 1 DIVO (clavdio) Altar (co)NSECR(atio) 2,0 15 12h RIC 261
435 1 (di)VO CLAVD(io) Altar CONS(ecratio) 1,3 15 11h RIC 261
436 1 (d)IVO CLAVD(io) Altar CONSE(crat)IO 1,7 16 5h RIC 261
437 1 - Altar (conse)CRATI(o) 2,3 16 1h RIC 261
438 1 (div)O CLA(vdio) Altar (con)SE(cratio) 1,2 15 5h RIC 261
439 1 (divo c)LAVD(io) Altar (c)ONSEC(ratio) 1,7 14 1h RIC 261
440 1 (divo cl)AV(dio) Altar CONSE(cratio) 1,3 13 1h RIC 261
441 1 - Altar (consecra)TIO 1,0 14 11h RIC 261
442 1 - Altar CO(nsecratio) 0,7 15 12h RIC 261
443 1 (divo cla)VDIO Altar (co)NSECRA(tio) 1,6 15 12h RIC 261
444 1 (divo clav)DIO Altar CO(nsecrati)O 1,7 15 12h RIC 261
445 1 - Altar - 1,8 14 12h RIC 261
446 1 DIVO C(lav)DI(o) Altar (consecrati)O 1,2 17 12h RIC 261
447 1 - Altar CONSE(cratio) 0,8 14 12h RIC 261
448 1 DIVO (clavdio) Altar (co)NSEC(ratio) 1,1 16 6h RIC 261
449 1 (divo cla)VDIO Altar CONSEC(ratio) 0,8 14 11h RIC 261
450 1 DIVO (clavdio) Altar CONSE(cratio) 2,1 16 6h RIC 261
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
126
451 1 (div)O CLA(vdio) Altar (cons)ECRA(tio) 1,2 14 12h RIC 261
452 1 (divo) CLA(vdio) Altar - 1,1 17 12h RIC 261
453 1 DI(vo clavdi)O Altar (con)SECRATIO 0,9 15 5h RIC 261
454 1 DIVO (clavdio) Altar (conse)CRATIO 1,4 13 1h RIC 261
455 1 - Altar - 1,8 16 ¿6h? RIC 261
456 1 (di)VO C(lavdio) Altar CO(nsecratio) 2,4 16 6h RIC 261
457 1 - Altar C(onsecratio) 2,4 15 12h RIC 261
458 1 (divo clav)DIO Altar C(onsecratio) 2,6 17 12h RIC 261
459 1 DIVO CL(avdio) Altar CONSECR(atio) 2,0 15 5h RIC 261
460 1 DI(vo cla)VDI(o) Altar CONSE(crati)O 1,6 17 11h RIC 261
461 1 (divo c)LAVDIO Altar (consecr)ATIO 1,6 15 5h RIC 261
462 1 (divo cl)AV(dio) Altar C(onsecratio) 1,2 15 11h RIC 261
463 1 DIVO (clavdio) Altar CONSEC(ratio) 2,1 17 5h RIC 261
464 1 (divo c)LAVDI(o) Altar CO(nsecrati)O 1,5 14 5h RIC 261
465 1 (divo) CL(avdio) Altar CONSE(cratio) 2,2 15 6h RIC 261
466 1 (divo) CLAV(dio) Altar CON(secratio) 1,8 14 12h RIC 261
467 1 DIVO (clavdio) Altar - 1,3 14 12h RIC 261
468 1 - Altar CONSECR(atio) 1,7 16 11h RIC 261
469 1 DIVO CLAVD(io) Altar (c)O(nsecratio) 2,0 16 6h RIC 261
470 1 DIVO C(lavdio) Altar (co)NSECRAT(io) 1,5 16 12h RIC 261
471 1 (divo cla)VDIO Altar (c)ONS(ecratio) 1,3 15 12h RIC 261
472 1 (divo cla)VDIO Altar (c)ONSEC(ratio) 1,1 15 11h RIC 261
473 1 - Altar CON(secratio) 1,4 15 1h RIC 261
474 1 - Altar - 1,1 14 12h RIC 261
475 1 (divo clavd)IO Altar - 1,2 16 12h RIC 261
476 1 (divo) C(lavdio) Altar CONSEC(ratio) 1,8 15 6h RIC 261
477 1 (divo cl)AV(dio) Altar CONSE(cratio) 1,0 15 12h RIC 261
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
127
478 1 - Altar CO(nsecrat)IO 1,0 15 1h RIC 261
479 1 - Altar (c)ONSECRATIO 1,9 14 6h RIC 261
480 1 (divo c)LAVDI(o) Altar (consecra)TIO 1,5 14 6h RIC 261
481 1 (divo c)LAVD(io) Altar CONSEC(ratio) 1,0 14 12h RIC 261
482 1 (divo cla)VD(io) Altar (c)ONSECRA(tio) 1,2 13 6h RIC 261
483 1 - Altar CONSEC(ratio) 1,5 14 12h RIC 261
484 1 (divo cl)AVDI(o) Altar CONSE(cratio) 1,2 14 12h RIC 261
485 1 (divo clav)DIO Altar (consecrat)IO 1,6 13 5h RIC 261
486 1 (divo cla)VDIO Altar (consec)RATIO 1,2 14 6h RIC 261
487 1 DIV(o clavdio) Altar - 0,8 15 ¿? RIC 261
488 1 - Altar CON(secr)ATIO 1,4 15 12h RIC 261
489 1 (divo) CLAV(dio) Altar (con)SECR(atio) 1,3 13 12h RIC 261
490 1 (divo cla)VDI(o) Altar - 2,1 14 11h RIC 261
491 1 - Altar CONS(ecratio) 1,3 14 6h RIC 261
492 1 (divo cl)AV(dio) Altar - 1,0 14 5h RIC 261
493 1 - Altar (co)NSEC(ratio) 1,3 14 6h RIC 261
494 1 - Altar CONS(ecratio) 1,0 15 6h RIC 261
495 1 (divo clav)DIO Altar (consecrat)IO 1,4 15 6h RIC 261
496 1 DIVO (clavdio) Altar - 1,0 15 12h RIC 261
497 1 - Altar (conse)CRATI(o) 1,5 15 6h RIC 261
498 1 (divo cl)AVD(io) Altar (c)ONSECRATI(o) 2,5 16 8h RIC 261
499 1 (divo cla)VDI(o) Altar C(onsecratio) 1,4 16 7h RIC 261
500 1 (divo c)LAVD(io) Altar (consecra)TIO 2,0 14 6h RIC 261
501 1 - Altar CON(secratio) 1,6 14 12h RIC 261
502 1 DIVO CLAVDI(o) Altar (conse)CRATIO 1,4 14 11h RIC 261
503 1 (divo c)LAVD(io) Altar CONSE(cratio) 1,5 16 5h RIC 261
504 1 (di)VO CL(avdio) Altar (consec)RATIO 1,3 15 11h RIC 261
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
128
505 1 (divo clav)DIO Altar (con)SE(cr)ATIO 1,6 14 6h RIC 261
506 1 (divo c)LAV(dio) Altar (c)ONSECRA(tio) 1,2 16 5h RIC 261
507 1 (divo) CLAVDIO Altar (con)SEC(ratio) 1,9 15 5h RIC 261
508 1 - Altar CONSECR(atio) 1,2 15 6h RIC 261
509 1 (divo clav)DIO Altar (consecra)TIO 1,5 14 6h RIC 261
510 1 (divo) CLA(vdio) Altar (con)SEC(ratio) 1,3 15 1h RIC 261
511 1 (divo cla)VDI(o) Altar (cons)ECRATIO 1,2 16 12h RIC 261
512 1 (d)IVO (cla)VDI(o) Altar (consec)RATIO 1,1 15 8h RIC 261
513 1 - Altar (consecra)TIO 2,8 14 12h RIC 261
514 1 (divo cla)VDI(o) Altar (cons)ECRATI(o) 1,6 13 6h RIC 261
515 1 - Altar - 1,8 13 12h RIC 261
516 1 (divo c)L(avdio) Altar (con)SECRATI(o) 1,2 15 6h RIC 261
517 1 DIVO CL(avdio) Altar (con)SECRATI(o) 1,4 14 12h RIC 261
518 1 - Altar CONSE(cratio) 1,1 16 6h RIC 261
519 1 (divo clav)DI(o) Altar CON(secratio) 1,2 14 7h RIC 261
520 1 (di)VO (clavdio) Altar - 2,0 15 ¿? RIC 261
521 1 - Altar - 1,2 13 5h RIC 261
522 1 DIVO (clavdio) Altar (consecra)TIO 2,5 14 10h RIC 261
523 1 (divo) CLA(vdio) Altar (c)ONSE(cratio) 1,9 15 11h RIC 261
524 1 (divo cla)VDIO Altar (consecr)ATIO 1,1 16 6h RIC 261
525 1 (divo cl)AVDIO Altar - 2,3 16 6h RIC 261
526 1 (di)VO CL(avdio) Altar (cons)ECRATIO 1,5 15 6h RIC 261
527 1 - Altar CONS(e)CR(atio) 0,9 14 6h RIC 261
528 1 - Altar (consecra)TIO 1,8 15 6h RIC 261
529 1 (divo) CL(avdio) Altar CO(nsecratio) 3,4 15 5h RIC 261
530 1 (di)VO (cl)AV(dio) Altar CO(n)SE(cratio) 2,1 15 12h RIC 261
531 1 - Altar (consecr)ATIO 1,9 15 5h RIC 261
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
129
532 1 - Altar (consecr)ATIO 2,0 14 7h RIC 261
533 1 DIVO CLA(vdio) Altar (consecrat)IO 1,8 15 11h RIC 261
534 1 DIVO CLAV(dio) Altar CONSE(cratio) 1,5 16 5h RIC 261
535 1 D(ivo clav)DIO Altar CONS(ecratio) 1,8 15 7h RIC 261
536 1 D(ivo clavdio) Altar (con)SECR(atio) 1,6 13 5h RIC 261
537 1 (divo cla)VDIO Altar CON(secratio) 1,4 15 6h RIC 261
538 1 (divo cla)VDIO Altar (consec)RATIO 1,4 14 6h RIC 261
539 1 - Altar (consec)RAT(io) 1,7 15 6h RIC 261
540 1 (divo clav)DIO Altar CONS(ecrati)O 1,4 15 11h RIC 261
541 1 (di)VO CL(avdio) Altar (consec)RATIO 1,5 14 6h RIC 261
542 1 (di)VO C(lavdio) Altar CON(secratio) 2,0 15 6h RIC 261
543 1 (di)VO C(lav)DIO Altar (con)SECRAT(io) 1,3 15 6h RIC 261
544 1 - Altar (consecrati)O 2,2 17 12h RIC 261
545 1 - Altar CONS(ecratio) 1,6 16 6h RIC 261
546 1 (d)IVO CLI(vdio) Altar (consecra)TIO 1,9 15 10h RIC 261
547 1 (divo) CLA(vdio) Altar CO(nsecratio) 2,0 15 1h RIC 261
548 1 (divo) CLAV(dio) Altar CONSE(cratio) 2,8 17 11h RIC 261
549 1 (di)VO CLAVDI(o) Altar (conse)CRATI(o) 1,2 15 12h RIC 261
550 1 - Altar - 1,9 16 11h RIC 261
551 1 (divo clav)DI(o) Altar - 1,4 14 12h RIC 261
552 1 (divo cla)VDIO Altar CON(secratio) 1,3 14 12h RIC 261
553 1 - Altar - 1,2 15 2h RIC 261
554 1 (divo clav)DIO Altar CO(nsecratio) 1,4 15 1h RIC 261
555 1 D(ivo cla)VDI(o) Altar - 1,4 15 7h? RIC 261
556 1 (divo c)TAVDI(o) Altar - 0,8 14 11h? RIC 261
557 1 (di)VO CLAVD(io) Altar (con)SECRA(tio) 2,1 15 12h RIC 261
558 1 - Altar (c)ONSECRATIO 2,0 15 5h RIC 261
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
130
559 1 - Altar (consec)RATIO 1,8 15 12h RIC 261
560 1 DIVO CLA(vdio) Altar CO(nsecratio) 2,2 14 6h RIC 261
561 1 (divo cl)AVDIO Altar CON(secratio) 2,1 15 12h RIC 261
562 1 (divo clav)DIO Altar CO(nsecratio) 1,3 16 1h RIC 261
563 1 - Altar (cons)ECRATI(o) 1,1 15 6h RIC 261
564 1 (divo clav)DIO Altar (consec)RATIO 2,4 17 5h RIC 261
565 1 - Altar CONSECRA(tio) 1,0 17 10h RIC 261
566 1 (divo cl)AVDIO Altar CONSECR(atio) 1,5 16 5h RIC 261
567 1 - Altar CO(n)SE(cratio) 1,2 14 5h RIC 261
568 1 (div)O CLA(vdio) Altar (c)ONSECR(atio) 0,9 16 12h RIC 261
569 1 - Altar - 1,4 14 12h RIC 261
570 1 (di)VO CLA(vdio) Altar (consec)RATIO 0,8 13 11h RIC 261
571 1 (div)O CLAVD(i)O Altar (conse)CRATIO 1,1 16 11h RIC 261
572 1 - Altar (con)SECRTIO 1,0 13 6h RIC 261
573 1 DIV(o clavdio) Altar CONSEC(ra)TIO 0,7 14 4h RIC 261
574 1 - Altar (consecrati)O 1,6 14 7h RIC 261
575 1 (di)V(o clav)D(io) Altar (consecrat)IO 2,0 16 5h RIC 261
576 1 DIV( o clavdio) Altar (consecr)ATIO 2,1 16 11h RIC 261
577 1 (di)VO C(lavdio) Altar CON(secratio) 1,9 15 11h RIC 261
578 1 (divo c)LAVDIO Altar (conse)CRATIO 1,5 15 12h RIC 261
579 1 - Altar (consec)RATIO 1,0 15 11h RIC 261
580 1 - Altar (con)SECRATIO 1,8 15 1h RIC 261
581 1 DI(vo clavdio) Altar CONSECR(atio) 1,6 15 6h RIC 261
582 1 - Altar CONSE(cratio) 1,2 14 5h RIC 261
583 1 (divo cl)AV(dio) Altar (con)SECRATIO 1,4 14 7h RIC 261
584 1 - Altar (cons)ECRATIO 1,6 14 12h RIC 261
585 1 (divo cla)VDIO Altar (c)ONSEC(ratio) 2,0 15 6h RIC261
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
131
586 1 (divo c)LAVDI(o) Altar CON(secrati)IO 1,4 14 6h RIC 261
587 1 (div)O CL(avdio) Altar CO(nsecratio) 0,9 14 6h RIC 261
588 1 - Altar (con)SECR(atio) 1,3 15 12h RIC 261
589 1 (di)V(o clavdio) Altar (con)SE(crati)O 1,7 15 12h RIC 261
590 1 (div)O CLA(vdio) Altar (consecr)ATIO 2,0 16 6h RIC 261
591 1 DIVO (cl)AVD(io) Altar CONSE(cratio) 1,6 16 7h RIC 261
592 1 DIVO CLAVD(io) Altar C(on)SECRAIO 1,0 15 6h RIC 261
593 1 (divo clav)DIO Altar CO(nsecratio) 1,7 13 1h RIC 261
594 1 - Altar - 0,8 14 6h RIC 261
595 1 - Altar - 1,8 14 5h RIC 261
596 1 (divo c)LAVDI(o) Altar (consecr)ATIO 1,4 15 6h RIC 261
597 1 - Altar CONSE(cratio) 2,0 14 1h RIC 261
598 1 (divo cl)AVDIO Altar (consecrat)IO 2,0 15 12h RIC 261
599 1 - Altar - 0,7 14 11h RIC 261
600 1 (divo clav)DIO Altar CO(nsecratio) 0,9 13 11h RIC 261
601 1 (divo cla)VDIO Altar (cons)ECRATIO 0,6 17 5h RIC 261
A L T A R CON G U I R N A L D A
I II III IV V VII VIII IX X
602 1 (divo clavdi)O Altar - 2,5 15 11h RIC 261
603 1 (divo) CLAVD(io) Altar CONSECRATI(o) 1,5 16 12h RIC 261
604 1 (di)VO C(lavdio) Altar - 1,5 15 5h RIC 261
605 1 - Altar (c)ONSE(cratio) 1,7 15 12h RIC 261
606 1 (d)IVO C(lavdio) Altar CONSEC(ratio) 1,0 13 6h RIC 261
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
132
607 1 DIVO (clavdio) Altar CONSE(cratio) 2,0 16 6h RIC 261
608 1 (div)O CLA(vdio) Altar CO(nsecratio) 1,0 13 5h RIC 261
609 1 DIVO (clavdio) Altar (consec)RATIO 1,3 17 1h RIC 261
610 1 (divo) CLAV(dio) Altar C(onsecrati)O 1,1 16 5h RIC 261
611 1 (di)VO C(lavdio) Altar (consec)RAT(io) 1,9 16 1h RIC 261
612 1 DI(vo) CLAVDIO Altar (consec)RATIO 1,6 16 6h RIC 261
613 1 DIVO (clavdio) Altar CONSECR(atio) 1,3 16 6h RIC 261
614 1 - Altar (conse)CRATIO 1,2 16 12h RIC 261
615 1 - Altar (consecra)TIO 1,6 16 11h RIC 261
616 1 DIVO (clavdio) Altar (consecr)ATIO 1,1 14 11h RIC 261
617 1 - Altar C(onsecrati)O 1,1 14 6h RIC 261
618 1 - Altar (conse)CRATI(o) 1,1 14 12h RIC 261
619 1 - Altar - 0,8 15 6h RIC 261
620 1 (divo cl)AVDI(o) Altar CONSEC(rat)IO 1,4 15 12h RIC 261
621 1 - Altar (cons)ECRATI(o) 0,6 15 6h RIC 261
622 1 (d)IVO (cl)AVD(io) Altar (c)ONSE(cratio) 1,7 16 6h RIC 261
623 1 - Altar CONSECR(atio) 1,9 16 6h RIC 261
624 1 (divo c)LAVD(io) Altar (con)SECR(atio) 1,1 16 12h RIC 261
625 1 (divo cl)AVDI(o) Altar (con)SECR(atio) 2,1 17 6h RIC 261
626 1 DIVO CL(avdio) Altar CO(nsecratio) 1,2 15 6h RIC 261
627 1 (di)VO CLAVDI(o) Altar CONSECRATIO 2,2 15 6h RIC 261
628 1 (divo) CL(av)DIO Altar CONSECRAT(io) 2,1 17 11h RIC 261
629 1 DI(vo cla)VDIO Altar CO(ns)ECRATIO 1,8 17 12h RIC 261
630 1 (divo) CLA(vdio) Altar (co)NSECR(atio) 1,0 14 6h RIC 261
631 1 DIVO C(lavdio) Altar CONSECR(atio) 1,2 16 12h RIC 261
632 1 (di)VO C(lavdi)O Altar CO(nsec)RATIO 1,3 16 7h RIC 261
633 1 - Altar - 1,4 15 12h RIC 261
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
133
634 1 (di)VO CLA(vdio) Altar - 1,4 15 6h RIC 261
635 1 (divo) CLAVDIO Altar (con)SECRATI(o) 1,5 15 11h RIC 261
636 1 (divo clavdi)O Altar (co)NS(ec)RATI(o) 1,4 16 5h RIC 261
637 1 - Altar CONS(ecratio) 0,8 15 12h RIC 261
638 1 - Altar (con)SECRATIO 1,6 14 6h RIC 261
639 1 (divo) CLA(v)DIO Altar CONSECR(atio) 1,4 16 12h RIC 261
640 1 (divo c)LAVDIO Altar CO(nsecrat)IO 1,1 14 6h RIC 261
641 1 (divo) CLAV(dio) Altar C(onsecratio) 1,2 15 6h RIC 261
642 1 (d)IVO CL(avdio) Altar C(o)N(secratio) 0,9 14 6h RIC 261
643 1 D(ivo clavdio) Altar (consecra)TIO 1,0 14 12h RIC 261
644 1 (divo cl)AVD(io) Altar CON(secratio) 1,2 14 12h RIC 261
645 1 (divo clav)DIO Altar (conse)CRATIO 1,0 15 12h RIC 261
646 1 (divo cl)AVDIO Altar - 1,7 15 12h RIC 261
647 1 - Altar CON(secratio) 1,7 16 12h RIC 261
648 1 - Altar CONSECR(atio) 1,8 16 5h RIC 261
649 1 - Altar (conse)CRATIO 1,1 16 6h RIC 261
650 1 (d)IVO (clavdio) Altar CO(nsecratio) 1,6 16 6h RIC 261
651 1 - Altar (consec)RATIO 2,4 15 5h RIC 261
652 1 (divo clavdi)O Altar (consecrat)IO 0,7 14 6h RIC 261
653 1 - Altar CONSECRATIO 1,1 15 ¿? RIC 261
654 1 DIV(o clavdio) Altar (consec)RATIO 1,0 13 12h RIC 261
655 1 DIV(o clavdio) Altar (consec)RATIO 1,0 14 12h RIC 261
656 1 - Altar - 0,8 14 6h RIC 261
657 1 (di)VO (clavdio) Altar CON(secratio) 1,2 14 6h RIC 261
658 1 (divo cl)AVD(io) Altar (consec)RATIO 2,4 15 6h RIC 261
659 1 (divo cl)AVDI(o) Altar (consecr)ATIO 2,0 16 6h RIC 261
660 1 (d)IVO CL(avdio) Altar (consec)RATIO 1,7 15 1h RIC 261
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
134
661 1 (divo) CLAVD(io) Altar (con)SECRATIO 0,6 14 11h RIC 261
662 1 (divo cl)AVDI(o) Altar (consec)RATIO 1,1 15 6h RIC 261
663 1 DIVO (clavdio) Altar - 1,3 13 6h RIC 261
664 1 (divo cl)AVD(io) Altar - 1,8 16 6h RIC 261
665 1 - Altar - 0,9 15 5h RIC 261
666 1 DIVO CL(avdio) Altar CO(ns)E(cratio) 1,3 15 6h RIC 261
667 1 DIVO (clavdio) Altar (consecr)ATIO 2,8 16 11h RIC 261
668 1 - Altar - 2,3 14 12h RIC 261
669 1 DIVO (clavdio) Altar CO(nsecrati)O 1,8 15 12h RIC 261
670 1 DIVO CLAVD(io) Altar - 1,3 16 5h RIC 261
671 1 (divo cl)AVDI(o) Altar (consecra)TIO 1,8 15 6h RIC 261
672 1 (divo cla)VDIO Altar (consecra)TIO 2,0 15 12h RIC 261
673 1 DIVO CL(avdio) Altar (con)SECRATI(o) 4,4 20 12h RIC 261
674 1 - Altar CONSEC(ratio) 2,4 15 6h RIC 261
675 1 DIV(o clavdio) Altar CO(nsecratio) 1,9 16 7h RIC 261
676 1 (divo clav)DIO Altar CON(secratio) 2,4 16 5h RIC 261
677 1 (div)O CLA(vdio) Altar CO(nsecrat)IO 1,5 15 6h RIC 261
678 1 DI(vo clavdio) Altar (consec)RA(t)IO 2,1 16 12h RIC 261
679 1 (divo cla)VDIO Altar CONSE(cratio) 1,9 16 12h RIC 261
680 1 - Altar (c)ONSEC(ratio) 2,2 16 11h RIC 261
681 1 (divo) CLAVDIO Altar CON(secr)AT(io) 2,0 17 12h RIC 261
682 1 (d)IVO C(lavdio) Altar (consec)RATIO 1,8 16 12h RIC 261
683 1 - Altar CONSE(crat)IO 1,7 15 12h RIC 261
684 1 (divo cl)AVDI(o) Altar (con)SECRATIO 2,0 15 6h RIC 261
685 1 (divo cl)AVDIO Altar CONSE(cratio) 1,6 15 1h RIC 261
686 1 (divo clavdi)O Altar (con)SECRA(tio) 1,6 15 6h RIC 261
687 1 (divo c)LAVD(io) Altar (con)SECR(atio) 2,0 16 5h RIC 261
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
135
688 1 DIVO CLA(vdio) Altar (c)ON(secratio) 2,5 15 6h RIC 261
689 1 - Altar CONSEC(ratio) 1,4 15 12h RIC 261
690 1 - Altar - 1,7 14 11h RIC 261
691 1 (divo clavdi)O Altar CONSEC(ratio) 2,3 15 6h RIC 261
692 1 DIVO (clavdio) Altar (consecr)ATIO 2,3 15 1h RIC 261
693 1 - Altar - 1,5 13 6h RIC 261
694 1 - Altar CONSECRA(tio) 1,1 13 11h RIC 261
695 1 DIVO CLA(vdio) Altar (conse)CRATIO 1,0 14 12h RIC 261
696 1 DIV(o clavdio) Altar CO(nsecratio) 1,2 15 6h RIC 261
697 1 DI(vo clavdio) Altar (consecr)ATI(o) 1,6 14 6h RIC 261
698 1 D(ivo) CLA(vdio) Altar (cons)ECRA(tio) 1,0 13 6h RIC 261
699 1 - Altar CONSECR(atio) 0,8 13 11h RIC 261
700 1 - Altar CONS(ecratio) 1,1 15 7h RIC 261
701 1 (div)O CLA(vdio) Altar - 1,0 16 6h RIC 261
702 1 - Altar C(o)N(secrati)O 1,5 16 12h RIC 261
703 1 (divo cl)AVDI(o) Altar CONSECR(atio) 0,9 15 12h RIC 261
704 1 DI(vo clavdi)O Altar (consecr)ATIO 1,1 13 12h RIC 261
705 1 (divo c)LAVDIO Altar CONS(ecratio) 1,6 15 1h RIC 261
706 1 (divo clavdi)O Altar CO(nsecratio) 1,2 14 11h RIC 261
707 1 (divo clav)D(io) Altar CONSECRA(tio) 1,7 15 12h RIC 261
708 1 - Altar CONSE(cratio) 0,9 15 11h RIC 261
709 1 (div)O CLAVDI(o) Altar CONSEC(r)ATIO 1,9 16 6h RIC 261
710 1 (divo clav)DIO Altar CONSE(cra)TI(o) 1,4 15 12h RIC 261
711 1 (divo) C(lavdio) Altar CONSECR(atio) 1,4 15 12h RIC 261
712 1 DIVO CLA(vdio) Altar CONS(ecra)TIO 1,4 14 6h RIC 261
713 1 (divo) CLAVD(io) Altar (consecr)ATIO 1,8 15 6h RIC 261
714 1 (divo clavd)IO Altar (consecra)TIO 1,3 16 6h RIC 261
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
136
715 1 D(ivo clavdio) Altar CONSE(cratio) 1,4 14 11h RIC 261
716 1 DI(vo clavdi)O Altar (c)ONSECRAT(io) 1,5 17 6h RIC 261
717 1 - Altar - 2,0 14 12h RIC 261
718 1 (divo cl)AVDIO Altar (consec)RATIO 1,2 15 1h RIC 261
719 1 DI(vo clav)DIO Altar C(on)SE(crati)O 1,5 15 5h RIC 261
720 1 - Altar (con)SECRA(tio) 1,4 15 11h RIC 261
721 1 (di)V(o clavdio) Altar CON(secratio) 1,1 14 6h RIC 261
722 1 - Altar (cons)EC(ratio) 1,9 17 12h RIC 261
723 1 - Altar (conse)CRA(tio) 1,4 15 12h RIC 261
724 1 (divo clav)DIO Altar - 1,8 15 6h RIC 261
725 1 DIV(o clavdi)O Altar CONSECRA(tio) 1,6 15 6h RIC 261
726 1 (divo clavdi)O Altar CON(secratio) 0,9 15 12h RIC 261
727 1 - Altar (consecr)ATIO 1,4 15 10h RIC 261
728 1 DIVO CLAV(dio) Altar (conse)C(r)ATIO 1,7 17 6h RIC 261
729 1 (divo c)LAVD(io) Altar (consecrati)O 2,2 15 6h RIC 261
730 1 - Altar (co)NSECR(atio) 1,2 16 5h RIC261
731 1 (divo c)LAVDIO Altar C(onsecra)TIO 1,3 15 6h RIC 261
732 1 (d)IVO CLAVDIO Altar CONSE(cratio) 1,0 15 5h RIC 261
733 1 (div)O CLAVD(io) Altar (con)SECRA(tio) 1,3 15 1h RIC 261
734 1 DI(vo clavd)IO Altar (c)ONSECRATIO 1,2 15 6h RIC 261
735 1 (d)IVO CLAVD(io) Altar CONSECRATIO 0,8 14 6h RIC 261
736 1 - Altar (co)NSECR(atio) 1,1 13 6h RIC 261
737 1 (divo clav)DIO Altar CONSE(cratio) 1,7 14 12h RIC 261
738 1 (divo cl)AV(dio) Altar (con)SE(cratio) 1,1 14 1h RIC 261
739 1 - Altar - 0,9 13 11h RIC 261
740 1 (divo) CLAVD(io) Altar - 1,4 13 5h RIC 261
741 1 (d)IVO CL(avdio) Altar - 1,0 16 5h RIC 261
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
137
742 1 (divo c)LAVD(io) Altar (consec)RAT(i)O 1,1 16 5h RIC261
743 1 (divo) CLAVDIO Altar CO(nsecratio) 2,6 18 11h RIC 261
744 1 DI(vo clavdio) Altar (co)NSECRA(tio) 2,1 19 5h RIC 261
745 1 (div)O CLAVD(io) Altar (cons)ECRATIO 1,7 16 6h RIC 261
746 1 (divo clav)DIO Altar CO(nsecrati)O 1,4 16 5h RIC 261
747 1 (divo cl)AVDIO Altar (con)SECRATIO 1,8 16 6h RIC 261
748 1 (divo cl)AVDIO Altar (consecrat)IO 1,7 14 6h RIC 261
749 1 - Altar (co)NSECRA(tio) 1,6 14 6h RIC 261
750 1 (divo) CLAVD(io) Altar (c)ONSECRAT(i)O 1,3 14 11h RIC 261
751 1 (div)O CLAV(dio) Altar (consecr)ATIO 1,6 15 6h RIC 261
752 1 - Altar (consecrati)O 1,8 15 6h RIC 261
753 1 DIVO CLA(vdio) Altar CO(nsecratio) 1,6 15 12h RIC 261
754 1 DIV(o clavdio) Altar (consecra)TIO 1,3 15 1h RIC 261
755 1 - Altar - 1,7 16 12h RIC 261
756 1 - Altar (con)SECR(atio) 1,1 13 12h RIC 261
757 1 (div)O CLAV(dio) Altar C(onsecrati)O 1,6 13 6h RIC 261
758 1 DIVO CL(avdio) Altar (consecra)TIO 0,7 13 5h RIC 261
759 1 DI(vo clavdio) Altar (c)ONSECRA(tio) 1,0 14 6h RIC 261
760 1 (divo c)LAVD(io) Altar (con)SECRAT(io) 1,0 15 12h RIC 261
761 1 (divo c)LAVD(io) Altar (co)NSECR(atio) 1,3 15 11h RIC 261
762 1 (divo clav)DIO Altar CO(ns)ECR(atio) 1,5 14 5h RIC 261
763 1 (divo cla)VDIO Altar (consecrat)IO 1,0 14 1h RIC 261
764 1 - Altar (consecra)TIO 0,9 14 11h RIC 261
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
138
A N V E R S O S H Í B R I D O S
I II III IV V VII VIII IX X
765 1 (Imp)CLAVDIVS(avg) Altar-S (consecr)ATIO 2,5 16 5h RIC 259
766 3 (imp clavdiv)S AVG Altar-G - 1,6 15 11h RIC 259
767 3 IMP CLAVDIVS AVG Altar-G (co)NSECR(atio) 1,6 15 12h RIC 259
768 1 (imp cl)AVD(ivs avg)? Altar-G C(onsecratio) 1,8 15 6h RIC 259
769 3 M CLAV(divs avg) Altar-G CONS(ecratio) 1,8 16 6h RIC 259
770 1 IM(p clavdivs avg) Altar-S (consecra)TIO 1,3 15 12h RIC 259
771 3 (i)M(p clavdivs avg)? Altar-G - 1,4 14 6h RIC 259
772 3 (i)MP CLAVD(ivs avg) Altar-G CO[nse]C[ratio] 2,4 15 6h RIC 259
R E V E R S O I N C U S O
I II III IV V VII VIII IX X
773 1 (d)IVO CL(av)D(io) Incuso ----------- 1,4 16 ¿? -
I M I T A C I O N E S DE T É T R I C O I y II
I II III IV V VII VIII IX X
774 3 Tétrico I 8 Águila (c)ON_S(ecr)_A 1,6 16 6h RIC 166
775 1 Tétrico I 8 Altar (consecratio) 1,4 14 5h RIC 167
776 1 Tétrico I ¿8? Altar (consecratio) 2,3 16 ¿6h? ¿RIC 167?
777 1 Tétrico I 9 Paz PAX AVG 1,8 17 2h ¿RIC 100?
Ocultamiento de monedas del s. III d.C. ______________________________________________________________________
139
778 1 Tétrico I 7 Paz PAX AVG 1,2 16 1h RIC 100
779 1 Tétrico I 7 Paz PAX AVG 1,0 16 5h ¿RIC 100?
780 3 Tétrico I 7 Providencia PROVID AVG 1,5 15 6h RIC 117
781 1 Tétrico I ¿9? ¿Esperanza? ¿SPES AVG? 2,6 16 7h ¿RIC 130?
782 1 Tétrico I 7 Esperanza SPES AVG 1,8 15 10h RIC 130
783 2/3 Tétrico I - Fig. masc. INDETERMINADA 1,8 17 5h ¿RIC 54/82?
784 1 Tétrico I - - INDETERMINADA 1,7 17 6h? -
785 3 ¿Tétrico I/II? - Fig. masc. INDETERMINADA 1,3 16 3h ¿RIC 145/280?
786 1¿Tétrico I/II? - ¿Alegría? ¿LAETITIAAVGG? 0,6 15 11h ¿87/238a?
787 3 Tétrico II 10 Paz PAX AVG 2,5 15 11h RIC 248
788 3 Tétrico II 10 Salud SALVS AVGG 1,5 15 6h RIC 126
789 3 Tétrico II 11 Salud SALVS AVG 1,9 16 6h RIC 267
790 3 Tétrico II 10 Esperanza SPES PVBLICA 2,6 17 7h RIC 272
Marcelino Carcedo, Juan R. García y Juan A. Martín ______________________________________________________________________
140
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