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Partidos políticos y congreso
ELITES POLÍTICAS Y MAYORÍAS PARLAMENTARIAS
EN COLOMBIA EN LA DÉCADA DE LOS NOVENTA
Partidos políticos y congreso
ELITES POLÍTICAS Y MAYORÍAS PARLAMENTARIAS
EN COLOMBIA EN LA DÉCADA DE LOS NOVENTA
DAVID ROLL
Director de la investigación
Partidos políticos y congreso
ELITES POLÍTICAS Y MAYORÍAS PARLAMENTARIAS
EN COLOMBIA EN LA DÉCADA DE LOS NOVENTA
© Universidad Nacional de Colombia
© Konrad Adenauer Stiftung
© David Roll, Carlos Enrique Guzmán, Lina María Cabezas Rincón
Nadia Jimena Pérez Guevara, Diego Fernando León Bonilla
Claudia Jimena Arenas Ferro, Luisa Fernanda Salamanca Garnica
Steve Adames, Andrea Escobar Gómez, Mónica Alejandra Martínez Murillo
Farid Abud Hoyos, Edna Ximena Tirado, Hugo Fernando Guerra
ISBN: 958-33-7966-2
Primera edición, 2005
Preparación editorial
Universidad Pedagógica Nacional
Fondo Editorial
Coordinador
Luis Eduardo Vásquez Salamanca
Diseño y diagramación
Jennifr Bustos Ávila
Impresión
Editorial Arfo
Bogotá,2005
Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito
de la Universidad Nacional de Colombia, la Fundación Konrad
Adeneuer Stiftung y los autores del libro.
Contenido
INTRODUCCIÓN 7
PRÓLOGO 11
PRESENTACIÓN 13
PRIMERA PARTE
¿Qué sistema de partidos existe en Colombia,a partir de la composición partidista en el Congreso?
1. UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATÍPICO Y EN TRANSICIÓN
Análisis de las dificultades que supone un intento de caracterización del sistema de partidos en Colombia
David Roll y Carlos Guzmán 19
2. UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE
Reflexiones sobre algunos elementos clave para la comprensión del sistema de partidos colombiano en el ámbito parlamentario
Carlos Guzmán y David Roll 59
3. UN SISTEMA IMPLICADO A FENÓMENOS ENDÓGENOS DE CRISIS
DE RACIONALIDAD
Observaciones en torno al proceso de faccionalización de la elite parlamentaria
Diego León y Farid Abud 109
SEGUNDA PARTE
¿Cómo se perciben las elites parlamentarias y partidistas colombianas en el Congreso y fuera de él?
1. IMAGEN Y AUTO IMAGEN DE LAS ELITES PARLAMENTARIAS
EN COLOMBIA, 1994 - 2002
Claudia Arenas, Farid Abud y Edna Tirado 155
TERCERA PARTE
¿De qué modo se ha desarrollado la participación de las mujeres y de los indígenas en el Congreso colombiano desde la Constitución de 1991?
1. PARTICIPACIÓN POLÍTICA INDÍGENA EN EL CONGRESO
COLOMBIANO
Andrea Escobar, Steve Adames y Mónica Martínez 203
2. LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES EN LOS PARTIDOS
POLÍTICOS TRADICIONALES Y EN EL CONGRESO COLOMBIANO
Lina Cabezas y Nadia Pérez 245
CUARTA PARTE
¿Cómo les va a los partidos políticos con representación parlamentaria mayoritaria en las zonas de conflicto?
1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS ¿VIVOS O MUERTOS? EL CASO DE LA REGIÓN DE LOS MONTES DE MARÍA
Claudia Arenas y Luisa Salamanca 273
Introducción
Por: DAVID ROLL
Director de la Investigación
¿Para qué estudiar los partidos en Colombia cuando los mismos dirigentes
de esos partidos niegan su existencia? ¿Cómo así que elites parlamentarias si lo
que hay en el Congreso es una suma de proyectos personales?
¿De qué sirve analizar las mayorías partidistas en el Congreso sabiendo ya
todos que los partidos no tienen autoridad sobre los congresistas? ¿A quién le
importa cómo se ven los parlamentarios a sí mismos en comparación a cómo los
ven los medios cuando la corrupción es la regla?
¿Qué trascendencia tiene estudiar cuál es el sistema de partidos en los no-venta, si son los mismos con las mismas y seguirán siéndolo? ¿Qué da o qué quita
el que las mujeres disminuyan o aumenten su representación en el Congreso
cuando todos sabemos que actúan igual que los hombres?
¿Qué más da cómo se hayan organizado los indígenas en el Congreso a
partir de la Constitución Política de Colombia de 1991, si al fin y al cabo son una
minoría sin capacidad de generar cambios? ¿Tiene algún sentido estudiar el com-portamiento de los partidos en una región de conflicto, teniendo en cuenta que
siempre en Colombia la fuerza se impone sobre la política?
Este tipo de preguntas es el que en general ha afectado el desarrollo de la
ciencia política en Colombia, particularmente en lo referente al estudio de los par-tidos políticos y el Congreso. Ha habido dos tendencias que contribuyeron a ello.
En primer lugar, una teorización excesiva, marcada muchas veces por posi-ciones ideológicas y de compromiso partidario. De otra parte, una obsesión por
el análisis de las coyunturas, en un tono entre politológico y periodístico, que no
va acompañado en todos los casos de una investigación sistemática ni, mucho
menos, de estudios cualitativos y cuantitativos. Salvo los libros de los indiscuti-bles maestros en el tema, de diferentes edades, la mayoría de los pocos textos que
hay tienen un marcado tono de columna de opinión. Debido a lo anterior, pre-guntas como las señaladas son comunes cuando se presenta un libro como este, en el que predomina la descripción de fenómenos políticos, con base en datos y
trabajo de campo, por encima de las especulaciones personales, aunque obvia-mente hay conclusiones, pero basadas en estudios y no en opiniones.
INTRODUCCIÓN 7
De hecho, y justamente por ello, mi anterior libro Rojo difuso y azul pálido .Los
partidos tradicionales en Colombia: entre el debilitamiento y la persistencia, a algunos les pareció
excesivamente descriptivo. En él intenté estudiar los partidos tradicionales en Co-lombia en la lógica de los subsistemas de Katz y Mair. Una parte se dedicó al rendi-miento electoral; otra, a la burocracia; otra a las bases; otra, al partido como gobierno; otra, a la ideología; todo ello sin perjuicio de un análisis global previo de la situación
del sistema de partidos en Colombia y sus principales características.
Este libro está hecho en la misma lógica del anterior y, en cierta forma, es un
complemento de aquel, toda vez que el único subsistema que no se estudió allí fue
el de los partidos en el Congreso. Además de ello, se realizó con una estrategia de
mayor responsabilidad por parte de los otros miembros del grupo de investiga-ción, que también participaron en el anterior, pero más a título de apoyo que como
coautores. Contrario sensu de las preguntas expresadas al principio, el libro parte
del supuesto de que todos esos temas sí son importantes, y que deben ser estudia-dos con serenidad, a pesar de que todo el mundo diga tener respuestas previas que
harían inútil la investigación. Por esa vía se deslegitima la academia y se le da la
espalda a la investigación científica, en mi concepto, y el antídoto es la investiga-ción y la publicación de resultados.
La otra cuestión preocupante, a la que este libro se opone por su propia temá-tica, es el rechazo que existe en Colombia a que se estudien los partidos y el Congre-so, por el hecho de su desprestigio, o por un escepticismo sistemático frente a estos
dos actores colectivos. Es una especie de esquizofrenia generalizada en torno a la
política, que no es menos preocupante por no ser exclusiva de Colombia.
Esa ambigüedad mental se expresa en un desprecio por los partidos y por el congreso, lo que supone una resignada y poco entusiasta aceptación de la demo-cracia, que tampoco implica una crítica radical a la misma. El rechazo ideológico, desde ópticas marxistas por ejemplo, está muy bien fundamentado y merece
otras consideraciones, pero es minoritario en nuestro país, como para conside-rarlo elemento esencial de la apatía ciudadana frente a la democracia.
La contradicción consiste en que al mismo tiempo que se desprecian los
partidos, el Congreso y hasta la misma democracia los ciudadanos esperan del sistema una serie de beneficios más o menos inmediatos, que van desde los míni-mos deseos de seguridad y oportunidades hasta las mayores aspiraciones de
invulnerabilidad y bienestar.
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 8
El puente lógico en un razonamiento evidente, según el cual un sistema políti-co normalizado y en evolución es un instrumento útil para esos objetivos, se halla
minado por ese escepticismo generalizado, irreflexivo y en permanente ascenso.
Ese es un lujo que la democracia puede darse, y el quejarse o ser escéptico es
en cierta forma uno de los pocos beneficios gratuitos del sistema, aunque los
teóricos del Capital Social han demostrado que termina pagándose con creces: teniendo peores gobiernos.
¿Pero qué pasa cuando no es el ciudadano de a pie el que se queja, maldice y
escupe sobre el sistema democrático, como parte de un ejercicio mental para
superar las frustraciones sociales propias de un país con tantas dificultades y
desigualdades?
¿Cuál es el efecto que produce esa expresión cuando proviene de aquellos
que, recibiendo además beneficios comparativamente superiores a los de la ma-yoría, tienen el privilegio de expresarse a través de los medios de comunicación
y lo hacen de esa forma?
Y peor aún. ¿Qué pasa cuando el científico político se rasga también las
vestiduras para crear un mayor sentimiento de pesimismo, desconsuelo y fata-lidad frente a las posibilidades de mejoramiento del sistema político?
No creo que sea ese el papel del politólogo (aunque en el propio grupo de
investigación hay opiniones en contrario), sino el del análisis sereno de la reali-dad política existente, con una cierta responsabilidad sobre las consecuencias de
su ejercicio profesional, por acción o por omisión. Este libro es una apuesta sin
reservas por todo lo contrario a la apatía frente a la política y especialmente a la
política democrática y partidista: es un afirmación sin pudores de que la política
sí importa, un manifiesto no neutral sobre las posibilidades reales de mejora-miento de las democracias, y sobre todo una clara afirmación sobre la necesidad
de estudiar el congreso y los partidos, por ser estos factores claves del éxito o el fracaso de las democracias.
Así las cosas, volviendo a los iniciales cuestionamientos que se señalaron, debo decir todo lo contrario: que una reflexión sobre cómo evolucionó el sistema
de partidos después de la Constitución de 1991 es de la mayor pertinencia, y que
la crisis del Congreso y el desprestigio de las elites parlamentarias hace funda-mental un estudio sobre cómo se ven esas elites a sí mismas, en comparación a
como las ven los medios de comunicación.
PRESENTACIÓN 9
Lo mismo puede decirse de los demás temas del libro: en una democracia es
muy importante estudiar cómo se incorporó al Congreso una minoría étnica, y
ver de qué forma otra minoría parlamentaria, las mujeres, han aumentado o
disminuido su presencia entre las elites parlamentarias. Igualmente, tiene senti-do hacer un estudio de caso sobre el comportamiento de los partidos con repre-sentación parlamentaria en una región de conflicto y negociación.
El libro no tiene pretensiones mayores a las señaladas: dar cuenta de algu-nos aspectos claves de la presencia de los partidos en el Congreso en la década de
los noventa, con alguna proyección a los 5 años siguientes. En modo alguno se
pretende agotar la materia, e incluso algunos temas importantes quedaron pen-dientes para próximas publicaciones: el papel de los partidos en las actividades
legislativas, la actuación en el Congreso de partidos y congresistas de izquierda
desde 1991 hasta hoy, la incidencia de la infiltración del narcotráfico y el paramilitarismo en el Congreso, la relación de los congresistas con la burocracia
del partido, entre muchos otros. Algunos de estos temas probablemente serán
analizados en la siguiente etapa de investigación del grupo, que se dedicará al estudio comparado de los sistemas de partidos en los países andinos, para su
eventual publicación en el 2007.
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 10
Prólogo
Por: MANUEL ALCÁNTARA SÁEZ
Director del Instituto de Estudios de Iberoamérica y Portugal
Universidad de Salamanca
El renovado interés por el estudio de los partidos políticos colombianos, por
el análisis de su organización interna, su evolución y rendimiento electoral, el declive y auge de unos y otros ha estado presente en los estudios de la Universi-dad de Salamanca durante los últimos años, y es por ello que no hemos sido
ajenos a este nuevo libro de David Roll y de su equipo de investigación, en este
caso sobre Los partidos políticos en el Congreso colombiano.
Sencillo, actualizado, didáctico y descargado, en la medida de lo posible, de
la parafernalia referencial que a veces aleja al lector de los textos universitarios, esta obra ayuda a llenar uno de los muchos vacíos que existen en torno al cono-cimiento de los partidos en Colombia, manteniendo al mismo tiempo el rigor
necesario para considerarlo un aporte al estado del arte sobre el tema.
Este libro ha sido escrito en una época en que las instituciones democráticas, latinoamericanas en general, y colombianas en particular, se ponen a prueba. Especialmente para Colombia es un momento clave, en el que la izquierda demo-crática del país, con el Polo Democrático Independiente PDI, está dando señales
de organización, disciplina y unidad, y los denominados nuevos partidos se
hacen fuertes tanto en el Congreso como en el gobierno. Aparece además en
medio del proceso de autotransformación de los partidos tradicionales, Liberal y Conservador, que se debaten entre la necesidad de reorganización, el primero, y de renovación del segundo.
La publicación coincide igualmente con un instante crítico en el país, en el que simultáneamente una reforma política intenta sanear el sistema de partidos
y la situación se polariza por el escándalo en torno a las presuntas relaciones
entre el narcotráfico, el paramilitarismo y algunos miembros de las elites parla-mentarias. Justamente en esas situaciones es cuando debe aparecer el análisis
sereno y no coyunturalista del politólogo, que ve los procesos con mirada de
largo plazo, ajeno a los catastrofismos de unos y a las apologías de otros. Bienve-nidos sean estos esfuerzos, aun con mayores motivos.
INTRODUCCIÓN 11
El Instituto Estudios de Iberoamerica y Portugal de la Universidad de
Salamanca, se complace en presentar esta obra a la comunidad académica co-lombiana y a los estudiosos del tema en general, por la validez de su contenido. Pero también por la feliz coincidencia de que varios de los miembros del grupo
han tenido relación de un modo u otro con nuestras actividades: David Roll ha
estado vinculado como investigador externo en varios de nuestros proyectos, y
este año llega al instituto como profesor visitante en periodo de sabático, para
desarrollar una investigación sobre los partidos políticos en los países andinos, financiada por el Ministerio de Educación y Ciencia (SECRETARÍA DE ESTADO
DE UNIVERSIDADES E INVESTIGACIÓN – Dirección General de Universidades). Carlos Guzmán, además, escribió su tesis doctoral sobre partidos en Colombia
con nosotros, la cual fue reconocida con el Premio Extraordinario de Tesis Docto-rales por la Universidad de Salamanca. Lina cabezas ha sido alumna becaria de
la Maestría en Estudios Latinoamericanos, con un eficiente desempeño en el pro-grama y ha colaborado en algunas labores del Instituto. También Luisa Salamanca
fue alumna de la maestría, y en general este grupo de investigación ha estado en
permanente contacto con nuestro equipo. Se han organizado conjuntamente
varias actividades académicas, desde la aplicación de encuestas a los parlamen-tarios y la participación en paneles en congresos internacionales, hasta la crea-ción de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política, de la cual es miembro
del comité ejecutivo fundador el director del grupo. Creemos que es así, y no solo
a través de convenios legales, como se construye comunidad académica entre las
universidades en este nuevo siglo.
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 12
Presentación
El presente libro es el producto de una investigación adelantada por el Gru-po de Investigación de Partidos Políticos de la Universidad Nacional de Colom-bia (reconocido por Colciencias–COL0028333), perteneciente al Departamento
de Ciencia Política de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales.
Los diferentes análisis se realizaron en los dos últimos años bajo la dirección
de David Roll, director del grupo, y con la coordinación de Lina Cabezas y Nadia
Pérez. Hacen parte de los resultados del proyecto de investigación sobre las
“Elites parlamentarias en Colombia”, que contó con ayuda financiera de la Uni-versidad Nacional de Colombia para su desarrollo, a través del concurso de
proyectos de investigación de la División de Investigaciones, sede Bogotá, DIB.
También se recibió ayuda de la Fundación Konrad Adenauer de Colombia
para efectos de la publicación a través del presente volumen, y del Instituto de
Estudios de Iberoamérica y Portugal de la Universidad de Salamanca, cuyo direc-tor, Manuel Alcántara, sugirió la temática y facilitó los resultados de las encuestas
utilizados en la segunda parte de este libro.
La primera parte está dedicada a la definición y caracterización del sistema
de partidos en Colombia a partir de 1991. En un primer estudio se señalan las
dificultades para dicha labor y se hace énfasis en el carácter transicional y atípi-co del sistema bipartidista vigente. En una segunda reflexión se abordan los
elementos básicos para intentar un análisis descriptivo, y se concluye la existen-cia de un bipartidismo atenuado. En un tercer texto, se apela a la reflexión políti-ca de carácter teórico para tratar de entender el fenómeno, y se aventura una
descripción sui generis: el faccionalismo concéntrico centroderechista.
Es un análisis de la composición del Congreso colombiano, a través del estu-dio de la participación de los partidos en ambas cámaras a partir de 1990. Se hacen
diferentes reflexiones en torno al sistema de partidos vigente, a partir del análisis
de la fragmentación partidista, de la idiosincrasia de la cámara de representación
territorial, y del comportamiento electoral de los partidos políticos en el Congreso.
La segunda parte estudia la percepción que se tiene de las elites parlamenta-rias a través del análisis de la imagen y autoimagen de los partidos políticos, utilizando los resultados de las encuestas adelantadas por el mencionado equipo
de Salamanca en colaboración con el Grupo de Investigación en Colombia en el
PRESENTACIÓN 13
análisis de la autoimagen, y la utilización de prensa escrita para el análisis de la
imagen proyectada por los congresistas en Colombia, para después analizar las
posibles coherencias y semejanzas encontradas en los dos estudios.
Los dos capítulos de la tercera parte estudian la inserción de algunos de los
actores políticos tradicionalmente excluidos del ámbito parlamentario en Colom-bia; tal es el caso de las mujeres y de los indígenas, quienes han tenido mayor
protagonismo en los últimos 15 años. Se intenta analizar los alcances, desarrollos y
posibilidades de actuación a corto y largo plazo en la dinámica política y partidista
en Colombia en general, y en el Congreso en particular.
Por último, se incluye un estudio de caso sobre el comportamiento de los parti-dos políticos en el ámbito regional, específicamente en una zona de conflicto, como lo
es la región de los Montes de María, que presenta un proceso político particular en
cuanto al rendimiento electoral de los partidos políticos tanto en las corporaciones
públicas como en cargos del ejecutivo.
Grupo de Investigación
El Grupo de Investigación de Partidos Políticos de la Universidad Nacional de
Colombia, fundado y dirigido por el profesor David Roll, surgió en el año de 1998
a raíz de la selección del proyecto de investigación propuesto para el Concurso
Internacional de Méritos Generación 125 años. El tema con el que concursó y ganó
dicho concurso fue “Caracterización de los partidos tradicionales en Colombia”.
Más adelante, el mismo proyecto se presentó al concurso respondiendo a la
política de Semilleros de Investigación de la Facultad de Derecho, Ciencias Políti-cas y Sociales, que buscaba incentivar la creación de líneas de investigación en
las que los estudiantes tuvieran una participación activa, y fue seleccionado
para recibir ayuda para monitores.
Así, el grupo contó con el apoyo de tres auxiliares de investigación: Alberto
Bejarano, Luisa Salamanca y Claudia Arenas, quienes desarrollaron su trabajo
con el profesor Roll, y coordinó su trabajo con un proyecto de política compara-da denominado “Partidos y gobernabilidad democrática”, dirigido por el profe-sor Manuel Alcántara de la Universidad de Salamanca (España).
Terminado el apoyo oficial, el grupo continuó trabajando con la incorpora-ción de estudiantes y egresados de Derecho y de Ciencia Política en el año 2001,
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 14
quienes trabajaron voluntariamente y posibilitaron en su momento la incorpora-ción del capítulo correspondiente a Colombia en el libro Partidos políticos en América
Latina, editado por el Instituto de Estudios de Iberoamérica y Portugal de la Uni-versidad de Salamanca, y la edición del libro Rojo difuso y azul pálido. Los partidos
tradicionales en Colombia: entre el debilitamiento y la persistencia, en el año 2002. En esta
etapa se contaba con el apoyo de varios estudiantes de la carrera de Ciencia Políti-ca: Lina María Cabezas, Nadia Jimena Pérez, Lina Mápura, Nathalie Rodríguez, Alberto Bejarano, Mireya Camacho, Yudy Méndez, Tatiana Torres, Paola Rodríguez, Adriana Pérez, Gina Niño, Andrés Molina y Johnnier Aristizábal.
Acompañado de la edición del libro, el grupo obtuvo un apoyo financiero de la
Universidad para la elaboración del cortometraje “Goces: una exploración fílmica
de los partidos tradicionales en Colombia”, proceso en el cual se incorporaron nue-vos estudiantes al grupo: Flavio Rodríguez (estudiante de posgrado), Diego León, Sergio Párraga, Luis Fernando Cárdenas, Hugo Guerra y Catherine Pedreros.
También se sistematizó el trabajo de los estudiantes de la cátedra de Partidos
políticos y sistemas electorales del segundo semestre de 2002, dictada por el coor-dinador del grupo, David Roll, basada en el libro Partidos políticos en América Latina, de
la Universidad de Salamanca, en un CD-ROM interactivo.
Ya en el 2003, el grupo de investigación se consolida con el ingreso de nuevos parti-cipantes, entre ellos egresados de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Na-cional de Colombia, y se presenta el proyecto “Elites parlamentarias y partidistas en
el congreso colombiano durante la década de los noventa” a la División de Investiga-ciones de la Sede Bogotá, DIB, de la Universidad Nacional de Colombia en la Convo-catoria 2003: apoyo de grupos de investigación, obteniendo el reconocimiento
institucional y financiero por parte de esta entidad universitaria.
En ese mismo año, el grupo vuelve a obtener apoyo por parte de la Facultad de
Derecho, Ciencias Políticas y Sociales para producir su segundo cortometraje
titulado “Cinematografías del olvido”.
En 2004, el grupo participa en la “Convocatoria nacional para el reconocimiento
de grupos de investigación año 2004” en Colciencias, en donde fue reconocido
como Grupo de Investigación hasta el año 2006. Así mismo el director del grupo
recibió la distinción meritoria otorgada en la Universidad Nacional de Colom-bia por su trayectoria investigativa.
Actualmente, el grupo adelanta proyectos de investigación sobre partidos políticos
y elites parlamentarias en América Latina, articulados a la investigación posdoctoral del coordinador del grupo, enfocada al estudio de las elites parlamentarias en el área
andina, de la cual se tiene proyectada una publicación para el año 2007.
PRESENTACIÓN 15
Productos
· Dos capítulos correspondientes a los partidos en Colombia en el libro Par-
tidos políticos en América Latina, editado por el Instituto de Estudios de
Iberoamérica y Portugal de la Universidad de Salamanca, en el que se descri-ben 52 partidos en América Latina (2001).
· El libro publicado por la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, titulado: Rojo difuso y azul pálido. Los partidos tradicionales en Colombia: entre el
debilitamiento y la persistencia (2002).
En los años 2001 y 2002, el grupo concursó igualmente ante la Dirección de
Bienestar con dos proyectos audiovisuales, y en todos ellos fue seleccionado para
una pequeña ayuda financiera. Ambos se concluyeron, así como un tercero, un
CD-ROM interactivo, el cual no tuvo financiación.
· Cortometraje “Goces: una exploración fílmica de los partidos tradiciona-les en Colombia” íntegramente elaborado por miembros del grupo (guión, dirección, actuación, edición).
· Cortometraje “Los partidos políticos en la cinematografía colombiana”, elaborado por miembros del grupo y personas invitadas a la producción.
· Compact-Disc interactivo Los partidos políticos en América Latina, surgi-do de la sistematización del trabajo de los estudiantes de la cátedra de
Partidos políticos y sistemas electorales del segundo semestre de 2002, ba-sada en los tres tomos del libro Partidos políticos en América Latina, de la Univer-sidad de Salamanca, en el cual había participado el grupo con dos capítulos.
· CD–ROM interactivo Elites parlamentarias y partidistas en el Congreso colombia-
no durante la década de los noventa, que contiene el producto final del proyecto
de investigación “Elites parlamentarias y partidistas en el Congreso co-lombiano que consta de cuatro partes:
- Transformaciones del sistema de partidos en el Congreso entre 1990
y 1994.
- Proceso de fragmentación de los partidos tradicionales en el Congreso
entre 1994 y 2002.
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 16
- Imagen y autoimagen del Congreso colombiano, 1994 y 2002.
- Participación indígena en el Congreso desde 1991 hasta 2002.
Integrantes
David Roll
Profesor asociado del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de
Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colom-bia. Doctor Maxima Cum Laude en Ciencias Políticas y Sociología, y graduado
Cum Laude en Derecho.
Carlos Enrique Guzmán Mendoza
Ph.D. en Ciencias Políticas por la Universidad de Salamanca, España, y pro-fesor-investigador de la Escuela de Gobierno y Desarrollo Regional de la
Universidad de Ibagué-Coruniversitaria. Miembro del Grupo de Investiga-ción de Partidos Políticos de la Universidad Nacional de Colombia.
Farid Abud Hoyos
Politólogo, miembro de los Grupos de Investigación: Partidos políticos, El Estatuto epistemológico de la Ciencia política, Cultura política, elites y
eticidades en Colombia y del Observatorio Universitario de Política social y
calidad de vida de la Universidad Nacional de Colombia; colaborador habi-tual de la revista Cuadernos de Ciencia Política, y asistente docente de las cátedras
de Ideas Políticas I y Filosofía Política II: Escuelas Contemporáneas en Ciencia
Política, Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Ciencia Política.
Steve Albert Adames Bernal
Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia, con énfasis en adminis-tración pública y la promoción del desarrollo regional y participativo. Con
PRESENTACIÓN 17
experiencia en la formulación, seguimiento, puesta en marcha y evaluación
de proyectos y políticas públicas orientadas al mejoramiento de las condi-ciones sociales de la población distrital y nacional. Asesor legislativo en la
Cámara de Representantes en el 2004 y asesor del Consejo Nacional de
Planeación en temas de planeación territorial, en el mismo año. Actualmen-te desempeña el cargo de asesor legislativo en el Senado de la República.
Claudia Jimena Arenas Ferro
Desde 1979 hasta 1984 vivió en la Republica Federal de Alemania, regresó
después a Colombia e inició sus estudios en el Colegio Andino (Antiguo
Colegio Alemán de Bogotá). Cursó la carrera de Ciencia Política en la Facul-tad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de
Colombia, y desde los primeros semestres inició su vida como investigado-ra política y social, participando en diferentes proyectos fuera de la Univer-sidad, y en la investigación “Caracterización de los partidos políticos
mayoritarios en Colombia”. Al finalizar sus estudios básicos, realizó una
maestría en Relaciones Internacionales y continuó su trabajo como investiga-dora, docente y consultora en temas como: movimientos sociales, internacionalización, globalización, cooperación internacional, partidos po-líticos, política social y análisis del discurso.
Johnnier Guillermo Aristizábal Santa
Estudiante de último semestre de Ciencia Política. En este momento elabora
su monografía de grado titulada: “Políticas de control social en el distrito: Rock al parque y el repliegue del metal en Bogotá, 1995-2003”. Ha participado
como asistente de investigación en el proyecto “Caracterización de los parti-dos políticos en el presente”, con el profesor David Roll, y en el proyecto para
la celebración de los 200 años de las independencias de los países del área
andina dentro de la línea de investigación “La reinvención de nuestra Améri-ca”, dirigida por el profesor Marcos Gonzáles Pérez. Realizador audiovisual (guionista, director y productor) de cuatro mediometrajes argumentales en
video: “Carta para después del fin” (2001), “Dulce amarga” (2002), “Goces: exploración fílmica de los partidos políticos en Colombia” (2003) y “Cinema-tografías del olvido” (2004). Su perfil académico se enfoca hacia el estudio de la
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 18
realidad a través del análisis del discurso, las políticas públicas y la construc-ción imaginaria de la realidad a partir del relato cinematográfico.
Alberto Bejarano
Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia, con tesis laureada. Cuenta
con dos maestrías, una en Sociología y otra en Filosofía de las universidades
Sorbona Nueva y París 8, respectivamente.
Ha desarrollado proyectos sociales dirigidos a la reivindicación de los dere-chos colectivos de poblaciones vulnerables, como las desplazadas por la
violencia y las comunidades afro-colombianas. Así mismo, ha estado vincu-lado al estudio de políticas públicas ambientales y multiculturales, a través
de metodologías participativas.
Con respecto a su experiencia académica, ha sido monitor de Economía Políti-ca en la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, y de Partidos Polí-ticos –con un énfasis particular en la historia política del siglo XIX– en la
Unidad de Investigaciones Jurídicas y Sociales, Unijus, de la Universidad
Nacional de Colombia. Desde el año 2000 hace parte del Grupo de Investigación
en Partidos Políticos de la Carrera de Ciencia Política de dicha Universidad.
En la actualidad se encuentra inscrito en el primer año de doctorado en
Filosofía, en el marco de un convenio suscrito entre la Universidad París 8 y
la Universidad Nacional de Colombia.
Lina María Cabezas Rincón
Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente es estu-diante de maestría en la Universidad de Salamanca España. Coordinadora
del Grupo de Investigación de Partidos Políticos de 2001 a 2004. Participó en
los proyectos “Rojo difuso y azul pálido. Los partidos tradicionales en Co-lombia: entre el debilitamiento y la persistencia” y “Elites políticas y parla-mentarias en Colombia. Monitora de la cátedra Partidos políticos de la carrera
de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia, del segundo
semestre de 2002 al primer semestre de 2004.
PRESENTACIÓN 19
Andrea del Pilar Escobar Gómez
Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia; actualmente cursa la
maestría en Análisis de problemas políticos, económicos e internacionales
contemporáneos, en el Instituto de Altos Estudios para el Desarrollo. Ha esta-do vinculada al Grupo de Investigación de Partidos Políticos durante dos
años y medio, en el que se desarrolló la investigación sobre participación
política indígena publicada en este libro. Además, ha estado interesada
en temas de violencia política indígena, política de seguridad y defensa, y re-laciones internaciona-les. Fue cofundadora de la Revista Pluralité de la Facultad
de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colom-bia, revista dirigida a la publicación de artículos de estudiantes.
Hugo Guerra
Ha participado en proyectos dirigidos a la evaluación de políticas públicas
del distrito a través de de Instituto Red Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia, la Fundación Corona y la Cámara de Comercio de Bogotá.
Con respecto a su experiencia académica, ha sido monitor del Departamento
de Derecho en la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales; desarro-lló su trabajo de grado en la isla de San Andrés y Providencia en el primer
semestre de 2004, y desde el año 2001 hace parte del Grupo de Investigación
de Partidos Políticos de la carrera de Ciencia Política de la Universidad
Nacional de Colombia.
En la actualidad, desarrolla labores de consultoría en convenio con la
Procuraduría General de Nación, el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, y la Universidad Nacional de Colombia.
Diego Fer nando León Bonilla
Candidato a magíster en Análisis de problemas políticos, económicos e in-ternacionales contemporáneos en la Universidad Externado de Colombia, la
Academia Diplomática San Carlos y el Instituto de Estudios Políticos de
Paris-Sciences Po.
Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia, donde se desempeñó
como monitor académico de la cátedra Partidos políticos y sistemas electo-rales bajo la dirección del profesor David Roll, con quien además ha trabaja-
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 20
do en la elaboración de los libros Rojo difuso y azul pálido. Los partidos tradiciona-
les en Colombia: entre el debilitamiento y la persistencia y Un siglo de ambigüedad. Para
entender cien años de crisis y reformas políticas.
En la Universidad Nacional de Colombia, trabajó en la Unidad de Investiga-ciones Jurídico-Sociales y Políticas “Gerardo Molina”, Unijus, como asisten-te de investigación en el “Estudio comparado sobre las transiciones políticas
y económicas en Europa Centro Oriental y América Latina”
Trabajó en el Grupo de Medición y Evaluación del Instituto Colombiano
para el Fomento de la Educación Superior, Icfes; en la División de
Internacionalización de la Ciencia, en el Instituto Colombiano para el Desa-rrollo de la Ciencia y la Tecnología Francisco José de Caldas, Colciencias.
Mónica Alejandra Martínez Murillo
Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia. Participó como
subcordinadora de la investigación “Participación política indígena en el Congreso, 1990-2002” en el marco del Grupo de Investigación de Partidos
Políticos de la Universidad Nacional de Colombia. Fue ponente en la mesa
sobre “Integración en América Latina” en el IX Congreso Latinoamericano
de estudiantes y graduados en Ciencia Política y carreras afines. Realizó un
‘Modelo de evaluación para el Concejo de Bogotá, 2005”, en el marco de una
pasantía con dicha corporación, para obtener su título como politóloga.
Nadia Jimena Pérez Guevara
Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia, y coordinadora del Grupo
de Investigación de Partidos Políticos de la Facultad de Derecho, Ciencias
Políticas y Sociales de la misma Universidad, al cual pertenece desde el año
2001; ha participado en varios proyectos del grupo entre ellos la colabora-ción en la realización y edición del libro Rojo difuso y azul pálido. Los partidos
tradicionales en Colombia: entre el debilitamiento y la persistencia y en la realización
de los cortometrajes producidos por el Grupo.
Fue monitora de investigación en el análisis comparativo de la carrera de
Ciencia Política en Colombia, de un proyecto adelantado en la Facultad de
Derecho, Ciencias Políticas y Sociales. También ha trabajado en proyectos de
PRESENTACIÓN 21
investigación y extensión universitaria, en el Programa Interdisciplinario Cali-dad de vida de la División de Extensión, -Sede Bogotá, de la misma Universidad.
Luisa Fernanda Salamanca Garnica
Investigadora, politóloga de la Universidad Nacional de Colombia, estu-diante de la maestría en Estudios latinoamericanos de la Universidad de
Salamanca, España. Miembro del Grupo de Investigación de Partidos Políti-cos de la Universidad Nacional de Colombia.
Edna Ximena Tirado
Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia y estudiante de la especia-lización en Derecho Administrativo de la misma Universidad. Con experiencia
en investigación en las áreas de partidos políticos y procesos electorales; análi-sis de medios y la relación entre el papel de la prensa y los fenómenos políticos, así como en el comportamiento electoral. Investigación y análisis en proyectos
de ley que cursan en el Congreso (conveniencia y trascendencia política). Mane-jo de herramientas metodológicas de Investigación y teorías culturales.
Pertenece al Grupo de Investigación de Partidos Políticos de la Universidad
Nacional de Colombia (trabajo de imagen y autoimagen de las elites parlamen-tarias, en investigación financiada por el DIB (2003-2004).
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 22
Factores que dificultan
la comprensión y caracterización
del sistema de partidos en Colombia
en el ámbito parlamentario
CARLOS ENRIQUE GUZMÁN MENDOZA
DAVID ROLL
Introducción
En 1991, en Colombia se aprobó una nueva Constitución, mediante
Asamblea Nacional Constituyente, luego de un siglo de reformas erráticas
o frustradas1. Los cambios que se dieron en ella, así como los anteceden-tes y el balance de los mismos, han sido objeto de diversos estudios, especialmente cuando se cumplieron sus diez años de vigencia.
Teniendo en cuenta que en la historia de Colombia los anteriores
cambios constitucionales no habían sido el producto de una participa-ción de fuerzas ampliada –como lo fue la de 1991 (que incluyó grupos ex
guerrilleros y el ala derechista del Partido Conservador–, existía el pro-pósito explícito de que la nueva Carta facilitara la transformación del sistema de partidos en uno más participativo, que fuera además atracti-vo para los grupos antisistema. Se esperaba fortalecer la legitimidad, que
había sido muy afectada por un pacto bipartidista consociacional exclu-yente (Frente Nacional), el cual rigió formalmente entre 1957 y 1974, pero
que se prolongó de hecho 15 años más, aunque con variaciones.
Por ello se realizaron cambios trascendentales en dicho texto, y en
el campo electoral en particular se hicieron también varias modifica-ciones, siendo dos de las más importantes la creación de una circuns-cripción de carácter nacional para el Senado (antes ambas Cámaras
eran de representación territorial) y la flexibilización de normas para
la creación de partidos políticos2. Todo ello se complementó con una
serie de mecanismos para intentar quitarle fuerza al clientelismo que se
había apoderado del sistema político, tales como la ampliación de
inhabilidades e incompatibilidades, o la exclusión de figuras nefastas
* Artículo elaborado con la colaboración de Hugo Guerra y Nadia Pérez en el marco de la
investigación Elites parlamentarias y partidistas en el Congraso de Colombia
1 Para un estudio integral de la reforma política en Colombia anterior a 1991, véase David
Roll. Inestabilidad y continuismo en la dinámica del cambio político en Colombia. Bogotá:
Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, Icfes, enero de 1999,
abril de 1999 segunda edición, 504 páginas.
2 Artículo 140 Capítulo I Título IV. De la Participación Democrática y de los Partidos
Políticos. Constitución Política de 1991.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 25
para la democracia como los auxilios parlamentarios3 y los llamados
carruseles de curules4. La Asamblea igualmente revocó el Congreso ele-gido, bajo la expectativa colectiva de una renovación de la clase política.
El propósito fundamental era intentar configurar un sistema de par-tidos nuevo, que no estuviera monopolizado por los partidos Liberal y
Conservador, lo cual se consideraba en cierta forma causante de los más
serios problemas nacionales, en especial el de la lucha antisistema, que
ya llevaba 30 años de duración. Infortunadamente, más que una pro-puesta elaborada de ingeniería institucional, las referidas normas res-pondieron a negociaciones entre los partidos dominantes en la
Constituyente, con lo cual hubo una gran distancia entre lo que se quería
lograr y lo que realmente sucedió5; ello, sin contar con las tremendas
limitaciones de la ingeniería institucional en sí misma6 .
Debido a lo anterior, en lugar de lograr la transformación del siste-ma bipartidista y clientelizado, en uno pluripartidista armónico, sin lu-cha antisistema, como al parecer era el propósito de los constituyentes, el sistema se mantuvo intacto en lo fundamental, e incluso se deterioró, pues la fragmentación de los partidos mayoritarios degeneró en una ato-mización incontrolable. No obstante, en varios aspectos el sistema se
poliarquizó, porque ingresaron en él grupos minoritarios de origen étni-co y corrientes ideológicas diferentes, y porque los partidos asumieron
procesos de democratización interna con algunos resultados benéficos
(Constituyente Liberal y Convenciones Ampliadas Conservadoras). Fue
así como para el año 2003, un partido de izquierda ganó las elecciones
para el segundo cargo político en importancia en el país, la alcaldía de
Bogotá, y los partidos tradicionales se encontraban preparados para asu-
3 Los auxilios consistían en porciones del presupuesto nacional que se les asignaban a los
congresistas para que ellos los distribuyeran en diferentes proyectos en sus regiones.
4 Consiste en que el titular de la curul deja en suplencia al segundo, tercero o cuarto lugar
de la lista para la que fue elegido, y de esa forma paga favores políticos o ayudas de
dinero, pues los titulares temporales tienen todas las ventajas laborales del primero.
5 Para un análisis de la Constitución de 1991, sus efectos y los posteriores intentos de reforma
constitucional, véase Un siglo de ambigüedad. Cien años de crisis y reformas políticas en Colombia.
Bogotá: Cerec – Iepri - Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad
Nacional de Colombia. 2001, 600 páginas.
6 Para un análisis de las limitaciones de la ingeniería institucional aplicado a Colombia, en el
contexto del debate Nohlen- Sartori, véase “A Propósito de la Reforma Política” en: Revista
Pensamiento Jurídico No. 11. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Derecho,
Ciencias Políticas y Sociales, Bogotá, 1999.
26 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
mir las normas de democracia interna aprobadas por el Congreso ese
mismo año a través de una reforma electoral de rango constitucional.
En efecto, en 2003, luego de un debate de ocho años, se aprobó una
reforma electoral que muy probablemente generará cambios importan-tes en el sistema de partidos. Aunque ha tenido ya implicaciones en el Congreso –pues incluye normas sobre su funcionamiento y ha obligado
a los partidos a reorganizarse para las elecciones locales que se dieron ese
mismo año–, no ha afectado en términos electorales el sistema de parti-dos en el Congreso, pues no ha habido aún elecciones parlamentarias con
esas reglas de juego. Justamente, en este escrito se consignan algunos
aportes para la comprensión del sistema de partidos en el ámbito del Congreso, desde la promulgación de la Constitución de 1991 hasta el año
2003, en el que se aprobó el nuevo régimen electoral.
El presente texto se nutre exclusivamente de los resultados de las inves-tigaciones adelantadas por el Grupo de Investigación de Partidos Políticos
de la Universidad Nacional de Colombia (reconocido por Colciencias), que
uno de los autores de este escrito dirige desde su fundación en 1998, y que
está dedicado al estudio de los partidos políticos en Colombia. Una primera
etapa de esas investigaciones fue ya consignada en el capítulo de Colombia, de la colección de la Universidad de Salamanca “Partidos de América Lati-na”7, en el año 2001; y la siguiente etapa, en un libro sobre los partidos
Liberal y Conservador colombianos: Rojo difuso y azul pálido. Los partidos tradi-
cionales en Colombia: entre el debilitamiento y la persistencia8. La tercera etapa de
investigación del grupo se ha concentrado en los partidos en el Congreso, y
ha girado en torno al proyecto de investigación “Elites parlamentarias y
políticas en Colombia”, de la cual surge el presente libro.
Los análisis consignados en este primer capítulo recogen algunas de las
conclusiones ya expresadas en esos textos publicados, pero dan cuenta so-bre todo de las nuevas reflexiones que han surgido de la última etapa de
trabajo. Son aportes para la comprensión del sistema de partidos en el ám-bito parlamentario, más que un intento de descripción explicativa integral
7 David Roll, “Los partidos políticos en Colombia”. En: Manuel Alcántara, y Flavia Frei-
denberg, Los partidos políticos en América Latina. Países andinos. Salamanca: Ediciones
Universidad de Salamanca, 2001.
8 David Roll Vélez, Rojo difuso y azul pálido. Los partidos tradicionales en Colombia: entre el
debilitamiento y la persistencia. Bogotá: Unibiblos, Universidad Nacional de Colombia, 2002.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 27
(tema del segundo capítulo), o de caracterización (tema del tercer capítulo). Señalan las dificultades que presenta el sistema para ser comprendido o
caracterizado, preparando al lector para las dos reflexiones siguientes.
En esencia, lo que se pretende mostrar en este escrito son las diferen-tes y confusas lecturas que pueden hacerse del sistema de partidos en
Colombia en su última etapa, la que va de la aprobación de la Constitu-ción de 1991 a la promulgación de un nuevo régimen electoral en 2003. Sin embargo, antes de abordar el análisis de dichas lecturas, será necesa-rio hacer un recuento de lo que fue el sistema de partidos en Colombia
antes de 1991, para comprender hacia dónde apuntaban los cambios pro-puestos, y qué caracterizaba a dicho sistema antes del período estudiado.
El objetivo de este análisis va más allá de la mera descripción. Resul-ta de suma importancia intentar descifrar cuál ha sido la dinámica del sistema de partidos colombiano desde ese momento clave de su historia, que fue la Constitución de 1991, por cuanto en ella se cifraron muchas
expectativas ciudadanas en lo referente a cuestiones tan trascendentales
como la paz, la gobernabilidad y la legitimidad. Pero sobre todo, porque
después una década y media después de aprobado ese ordenamiento, los
legisladores optaron por cambiar drásticamente las reglas electorales, y
nuevamente en la aplicación de ellas y en la reconstrucción del sistema
de partidos, Colombia se estará jugando parte de su futuro como nación
viable en el nuevo contexto internacional. Los siguientes capítulos de
esta primera parte del libro se ocupan, en segundo y tercer término, de
las tareas de comprensión y caracterización.
El sistema de partidos en Colombia antes de 19919
El sistema de partidos colombiano puede denominarse “bipartidista sui
generis”, toda vez que no se identifica con los sistemas clásicos de bipartidismo, sino que ha adquirido una caracterización propia por diferentes razones.
Es bipartidista porque desde su fundación, a mediados del siglo XIX, hasta la actualidad, los partidos colombianos Liberal y Conservador han
9 Se trata de un resumen introductorio del tema. Un análisis más extenso está en los tres
libros citados atrás.
28 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
dominado la política nacional sin excepción, pues todos los presidentes han
sido conservadores y liberales, e incluso los pocos dictadores que ha habido
pertenecían también a una u otra colectividad. De igual forma, el Congreso
de la República siempre ha estado mayoritariamente ocupado por miem-bros de estos dos partidos, así como los demás cargos políticos existentes en
el país, aun los que debieran estar al margen de los partidos, como los perte-necientes a los organismos de control o la rama jurisdiccional.
En el siglo XIX, las relaciones entre los dos partidos siguieron la línea
belicista que ya existía desde la Independencia, no sólo para acceder al poder o mantenerlo, sino incluso para definir cuestiones básicas del Estado, como
por ejemplo si el sistema político debía ser centralista o federalista, o cómo
debían ser las relaciones con la Iglesia católica. Por ello se habla de que las
constituciones durante este período eran prácticamente “cartas de batalla”10 . En lugar de un bipartidismo, se habla de sistemas de partido hegemónico
alternante, pues el que ganaba militarmente dominaba el sistema.
De hecho, gracias a varios triunfos militares a finales del siglo XIX y
comienzos del XX, el Partido Conservador dominó hegemónicamente el país (hegemonía conservadora) entre 1986 y 1930, y sólo en esta última
fecha comenzó un bipartidismo típico, tras el triunfo electoral de los libe-rales en las presidenciales, éxito que se prolongó hasta 1946 (república
liberal). Para algunos, se trata de un sistema de partido predominante por
haber ganado tres elecciones seguidas, lo cual es muy discutible.
Entre 1946 y 1957, gobernaron los conservadores de diferentes for-mas. Primero, por el triunfo electoral de Mariano Ospina Pérez; luego me-diante dictadura civil, cuando éste cerró el Congreso, tras una cuasiguerra
civil desatada a raíz del asesinato del candidato liberal Jorge Eliécer Gaitán
en 1948. Después, a partir de 1950 con Laureano Gómez, quien obtuvo la
presidencia en un clima de persecución política implacable contra la opo-sición. Finalmente, a través del general Gustavo Rojas Pinilla, quien en
1953 y hasta 1957 asumió el poder, respaldado por conservadores, aunque
apoyado también por algunos liberales. El Partido Conservador no lo con-sidera un presidente conservador, pero tal era su filiación partidista.
10 Villa, Hernando Valencia, Cartas de batalla. Una crítica del constitucionalismo
colombiano. Bogotá: Cerec, 1987.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 29
Al período siguiente, conocido como Frente Nacional, se le ha dado
en llamar de “bipartidismo consociacional”11 , toda vez que se acordó la
repartición excluyente del poder –desde 1958 hasta 1974–, entre las dos
colectividades históricas, con el fin de desplazar al general Rojas, sin
correr el riesgo de revivir la “guerra partidista”. Otros lo denominan
biparti-dismo hegemónico.
Cuando en 1974 se retornó a un bipartidismo en regla, esto es, con el elemento aleatorio del triunfo o la derrota como esencia de la competen-cia electoral, fue evidente la superioridad electoral de los liberales (si bien ya existía desde 1934). Aunque hubo una continuación seudoformal, y de hecho, del Frente Nacional, gracias a nuevos acuerdos bipartidistas, públicos unos y soterrados otros, éste se fue desmontando paulatina-mente, en especial mediante la consagración de la elección popular de
alcaldes en la década de los ochenta.
Durante todos estos períodos del sistema de partidos, dominaron
uno o los dos partidos tradicionales simultáneamente, y las relaciones
fueron de confrontación armada en ocasiones, de plena colaboración en
otras, de consocionalismo, o de resignación ante la hegemonía del con-trario. Pero sólo por períodos muy cortos (poco antes de 1930, en 1934
contra López y en algunas coyunturas) hubo una oposición responsable
de partido, al estilo de los bipartidismos. Ello se explica no sólo por tra-tarse de un régimen presidencialista, sino porque los partidos eran prác-ticamente de notables, y sus odios y reconciliaciones eran transmitidos a
los partidos y a los seguidores. Como puede verse en el cuadro corres-pondiente, el sistema de partidos en Colombia ha sido entre hegemónico
y bipartidista, pasando por el de predominancia de un partido, todo ello
en un contexto de poca oposición política (aunque como se expone en el siguiente capítulo las lecturas de cada período pueden variar ligeramen-te según el análisis; véase cuadro 1).
11 Hartlyn Jonathan, La política del régimen de coalición: la experiencia del Frente Nacional en
Colombia. Bogotá: Ediciones Uniandes, CEI, Tercer Mundo Editores, 1993.
30 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
Cuadro 1. Evolución del sistema de partidos
conservadoras Guerra
PER ÍODO DE DOMIN IO ACTITUD DEL OPOSITOR
– 1900-1930 Conservador
Colaboración. 1930-1946
nante Liberal Oposición
Colaboración. 1946-1957
dictadura
Liberal – conservador 1957-1974
Liberal o conservador Siglo XIX Hegemonías liberales o
SISTEMA PARTIDOS
Guerra resignación De partido hegemónico
colaboración. Oposición
Bipartidismo o de partido predomi-
De partido hegemónico Conservador 53-57 (del 48 al 53) Oposición. Exilio
De bipartidismo hegemónico Colaboración. Oposición (o consociacional) Pactado pacífica o guerra
1974-1991 tímida
1991-2002 ?
De partido predominante (o bipartidista)
Liberal/ conservador no pactado
Colaboración u oposición
Liberal / Conservador Pactos coyunturales
Finalmente, en 1991, a través de una Asamblea Nacional Constitu-yente, en la cual dominaban, junto con el Partido Liberal, dos partidos
minoritarios (Alianza Democrática, ex guerrilla, y Movimiento de Salva-ción Nacional, facción conservadora radical, y también el conservador
pero con menos protagonismo), se optó por unas normas electorales que
promovieran la participación de nuevos partidos, y por tanto se dieron
facilidades para su creación y el reconocimiento de su personería jurídi-ca.
Por el hecho de haber aprobado estas normas y haber revocado el mandato de los legisladores con la Asamblea Nacional Constituyente, se
esperaba una renovación de las elites políticas y una transformación del sistema de partidos colombiano en un sistema pluripartidista, o por lo
menos con una tercera fuerza que ocupara el espacio de la izquierda. Aun-que en efecto la Alianza Democrática tuvo un éxito electoral inicial y se
convirtió en ese tercer partido, para 1994 ya había perdido todos sus con-gresistas (menos una), y poco después se desmembró casi por completo.
De todos modos, los partidos tradicionales, que vieron en juego su
tradicional poder a partir de 1991, desplegaron sus baterías electorales
hacia la consecución de escaños en el Congreso, mediante el simple meca-nismo de presentar muchas listas de candidatos a cada elección. De este
modo, un buen número de ellas alcanzaban curul, pues se beneficiaban
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 31
del sistema de residuo y de la no prohibición de avalar listas ad infinito. Aunque sólo fuera el primero de la lista (eran cerradas y bloqueadas, con lo
cual se votaba por lista y no por personas), los otros esperaban su turno
como suplentes (carrusel) para asumir el cargo, pues se revivieron las
prácticas clientelistas de las suplencias. También se encontraron mecanis-mos para burlar prohibiciones a temas como auxilios parlamentarios o al régimen de inhabilidades12 , pero sobre todo se abusó de la figura de la libre
creación de partidos, pues ésta no incluyó la prohibición de la doble
militancia13 .
Así, las colectividades tradicionales, que ya venían con un problema
serio de fraccionamiento, alcanzaron niveles de atomización mayúscu-los. Y no destruyeron a los dos “partidos madre” de todos estos grupús-culos, justamente por la tolerancia de las casas centrales hacia esos
miembros desobedientes pero exitosos electoralmente. Esto, debido ade-más a que los congresistas ya habían logrado apropiarse de las burocra-cias de ambos partidos, que antes estaban en manos de notables, conocidos
en Colombia como “jefes naturales”.
Desde 1994 y hasta 2003, se debatió una gran cantidad de propues-tas de ingeniería institucional para “rectificar” los errores cometidos en
el diseño de 1991, que no previó esta perversión del sistema. Finalmente,
12 Por ejemplo, a la prohibición de estar dos familiares en un mismo partido para el
Congreso, se burlaba creando un nuevo partido ficticio. Para eludir la norma que buscaba
evitar la negociación del ejecutivo con el legislativo a base de puestos ministeriales y
diplomáticos, se nombra a los familiares de éstos. Los auxilios parlamentarios fueron
remplazados por formas más sutiles pero similares de repartición del presupuesto a
partir de la gestión de los congresistas frente al Presidente.
13 Si bien la Constitución de 1991 apostaba a una apertura y a una democratización del juego
político con la inclusión de nuevas fuerzas en la contienda electoral, la libre creación de
partidos generó una proliferación de listas y la expedición indiscriminada de avales de los
partidos a distintos candidatos. En la mayoría de los casos, algunos líderes naturales de
los partidos conservaban su filiación partidista conservadora y liberal, pero a su vez
lanzaban sus candidaturas a corporaciones públicas o a cargos del ejecutivo bajo el aval o
el nombre de otro movimiento o partido político. Cabe anotar que sólo en el año 2001, el
Partido Conservador en sus nuevos estatutos conformó un Tribunal de Ética encargado de
vigilar la “graves violaciones de la doctrina del partido o de sus estatutos por parte de los
Directorios Departamentales, Municipales y Distritales o de los miembros del Partido
que lo representen a nivel nacional, departamental, municipal y distrital”. Véase Estatutos
del Partido Conservador colombiano. Capítulo XVI, Tribunal de Ética y Veedor del Partido.
Por su parte, el Partido Liberal, en el año 2004, dada la existencia de normas constitu-
cionales que exigen disciplina interna y prohíben la doble militancia, expulsó de la colecti-
vidad a varios de sus miembros más reconocidos como liberales.
32 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
en el año 2003, se reformó por vía constitucional el sistema electoral colombiano, aceptando estas propuestas con algunas variables. Aunque
el resultado de ello sólo se verá en las primeras elecciones al Congreso, pues de momento y desde la reforma sólo ha habido elecciones locales, es
evidente que tales disposiciones obligarán a los partidos a modificar sus
estrategias y que el sistema de partidos mismo se transformará. De he-cho ese proceso ya se está gestando.
Es necesario señalar que el nuevo sistema electoral exige la democracia
interna en los partidos, prohíbe la doble militancia, limita la expedición de
avales, introduce el método de la cifra repartidora, exige umbral para obte-ner escaños y para sobrevivir como partido, y reorganiza la actividad par-lamentaria. En síntesis, pretende ser un remedio a lo que se consideró el error de ingeniería institucional de la Constitución de 1991, y se propone
claramente modificar lo que se supone ha sido el sistema de partidos desde
entonces. No obstante, ello tampoco es el producto de una ingeniería
institucional en la que acumularon consensos y debates politológicos, sino
más bien resultado de negociaciones caóticas en medio de coyunturas difíci-les que las afectaron14 , con lo cual hay dudas de su eventual eficacia.
Pero ese es un debate diferente, que deberá ser hecho en su momento, sobre la base de resultados electorales. Por ahora, y antes de intentar la
comprensión del sistema actual o intentar caracterizarlo, nos ocupare-mos de señalar los factores que dificultan ambos procesos. Lo haremos a
través de una serie de hipótesis explicativas de una pregunta sobre dicho
sistema de partidos, que siendo contradictorias entre sí, aparecen como
plenamente justificadas desde su propia lógica de análisis.
Pregunta Central: ¿Cuál es el sistema de partidos que existe en
Colombia desde la aprobación de la Constitución de 1991?
A. Primera posibilidad de análisis: fue un sistema bipartidista la
mayor parte del tiempo.
Fundamento: el análisis simple de resultados electorales en la
década de 1990.
14 Al mismo tiempo que se debatía esta reforma política en el Congreso, se propuso un
referendo con normas similares, el cual no fue aprobado. Esto afectó mucho el debate
serio en el Congreso, y las obvias posiciones de quienes veían peligros en el proyecto
para sus feudos electorales.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 33
Para sustentar esto basta mirar los datos oficiales proporcionados
por la Registraduría Nacional, en los que se hace evidente la persistencia
del dominio liberal-conservador en términos absolutos, aunque en lo
específico se ve un debilitamiento del Partido Conservador a favor del ascenso de lo que parecen ser terceras fuerzas (Véase gráfico 1).
Gráfico 1
Cámara 1991. Curules obtenidas Senado 1991. Curules obtenidas
87 5649
LiberalLiberal 35
ConservadorConservador
Otros movimientos
25 y/o partidos 9 y/o partidos Otros movimientos
Camara 1991. Votos obtenidos Senado 1991. Votos obtenidos
23% 26% 64%49%
Liberal Liberal
Conservador
10%
Conservador
Otros movimientos 28% y/o partidos
Otros movimientos y/o partidos
Cámara 1994. Curules obtenidas Senado 1994. Curules obtenidas
35 24 88 56
Liberal Liberal
Conservador Conservador
Otros movimientos Otros movimientos 20
y/o partidos 40 y/o partidos
Camara 1994. Votos Obtenidos Senado 1994. Votos Obtenidos
22% 55% 22% 57%
Liberal Liberal
Conservador Conservador
23% Otros movimientos 21% Otros movimientos y/o partidos y/o partidos
Fuente: Elaboración propia con base en estadísticas de la Registraduría Nacional del Estado Civil, estadísticas
electorales y otros documentos.
34 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
B. Segunda posibilidad: fue un sistema de partido predominan-te la mayor parte del tiempo.
Fundamento: el análisis simple de resultados electorales, enfo-cando exclusivamente al Partido Liberal.
Para sustentar esto basta mirar el rendimiento de Partido Liberal en el Congreso durante un período anterior a 1991 y hasta 1998, años en
los que se hace evidente que ha sido el partido predominante, siendo el conservador tan solo la minoría mayoritaria, pero no el otro partido
clave en un bipartidismo puro (véase gráfico 2).
Gráfico 2
400
300
200
100
0
Cámara
Senado
Total (C + S)
Total Congreso
1986 1990 1994 1998
Fuente: Elaboración propia con base en estadísticas de la Registraduría Nacional del Estado Civil, estadísticas
electorales y otros documentos.
C. Tercera posibilidad: era un bipartidismo en agonía; una tran-sición hacia un multipartidismo.
Fundamento: el análisis simple de resultados electorales desde
1991 hasta 2002.
Para sustentar esto se sugieren los siguientes cálculos:
1. Observar el último período de elecciones (2002), en el cual se
nota el triunfo de las terceras fuerzas sobre los partidos tradi-cionales (véase gráfico 3).
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 35
Gráfico 3.
Cámara 2002. Curules obtenidas Senado 2002. Curules obtenidas
55
21
Liberal
29
13
Liberal
Conservador 60 Conservador89
Otros partidos y/o Otros partidos y/o movimientos movimientos
Cámara 2002. Votos obtenidos Senado 2002. Votos obtenidos
40 %
45 %Liberal
32 %
11 %
Liberal 57 %
Conservador Conservador
Otros partidos y/o Otros partidos y/o movimientos movimientos
15 %
Fuente: Elaboración propia con base en estadísticas de la Registraduría Nacional del Estado Civil, estadísticas
electorales y otros documentos.
2. Observar los dos partidos tradicionales en comparación con
los otros partidos todo el período completo desde la Constitu-ción de 1991 hasta las últimas elecciones (véase gráfico 4), para
comprobar que si bien los partidos tradicionales se mantu-vieron estables en rendimiento electoral hasta 1998, en 2002
ya reflejaban un agotamiento del modelo bipartidista (o del predominio liberal, según se mire).
Gráfico 4. Rendimiento electoral 1991-2002. congreso
400
300
200
100
0
Liberal
Conservador
Otros movimientos y/o partidos
Nº Curu
les
1991 1994 1998 2002
Año
Fuente: Elaboración propia con base en estadísticas de la Registraduría Nacional del Estado Civil, estadísticas
electorales y otros documentos.
36 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
3. Observar cómo el Partido Conservador tuvo un declive impor-tante a partir de 1991 y una gran caída en 2002, con lo cual es una verda-dera minoría en descenso (véase gráfico 5).
Gráfico 5. Resultados electorales para Senado y Cámara de Representantes obtenidos por el
Partido Conservador, 1974- 2002.
1974 1978 1982 1986 1990 1991 1994 1998 2002
50
40
30
20
10
0
Senado Cámara
Fuente: Elaboración propia con base en estadísticas de la Registraduría Nacional del Estado Civil, estadísticas
electorales y otros documentos.
4. Observar cómo la pérdida del Partido Conservador parece haberbeneficiado hasta 1998 a los presuntos terceros partidos, mien-tras que el liberal no se vio igualmente afectado (véase gráfico 6).
Gráfico 6. Resultados electorales para Senado y Cámara de Representantes obtenidos por las
terceras fuerzas, 1974-2002.
1974 1978 1982 1986 1990 1991 1994 1998 2002
Senado
50
40
30
20
10
0
60
70
Cámara
Fuente: Elaboración propia con base en estadísticas de la Registraduría Nacional del Estado Civil, estadísticas
electorales y otros documentos.
5. Observar justamente cómo, respecto del Partido Liberal, la situa-ción es diferente, pues mantuvo su poder electoral antes y des-pués de 1991, y sólo en 2002 experimentó un retroceso importante,que también benefició a los terceros partidos (véase gráfico 7).
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 37
Gráfico 7 Resultados electorales para Senado y Cámara de Representantes obtenidos por el
Partido Liberal, 1974-2002.
1974 1978 1982 1986 1990 1991 1994 1998 2002
Senado
50
40
30
20
10
0
60
70
Cámara
Fuente: Elaboración propia con base en estadísticas de la Registraduría Nacional del Estado Civil, estadísticas
electorales y otros documentos.
6. Observar al bipartidismo en su conjunto, en comparación con
presuntos terceros partidos, para comprobar que terminaron
igualándose al final del período en rendimiento electoral (véa-
se gráfico 8).
Gráfico 8. Rendimiento electoral congreso, 1991-2002.
250
200
150
50
0
Conservador
100
Liberal y
Otros movimentos y/o partidos
Nº Curu
les
1991 1994 1998 2002
Año
Fuente: Elaboración propia con base en estadísticas de la Registraduría Nacional del Estado Civil, estadísticas
electorales y otros documentos.
D. Cuarta posibilidad: sí fue un sistema bipartidista, porque mu-chos de esos terceros partidos son fracciones temporales o
ficticias de los partidos tradicionales.
Fundamento: debido a la fragmentación de los partidos tradicio-nales deben sumarse también los de partidos independientes que
surgieron de aquéllos.
Desde esta perspectiva, el bipartidismo se mantiene (o el sistema de
partido predominante, según se mire), porque hay muchos más liberales y
conservadores entre los senadores y representantes de los que oficialmen-
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 38
te lo son para la Registraduría del Estado Civil, o sea entre los “otros”. Esto
se da porque algunos candidatos liberales o conservadores se presentaban
por otros partidos creados ad hoc por diferentes razones (sobre todo para
recibir fondos como partido), aunque se seguían autodenominando libera-les y conservadores, y participaban activamente en el partido, incluso en
la burocracia del mismo. De hecho, el propio Partido Liberal llamaba a
estos partidos “afines” al Partido Liberal, y los conservadores incluso ha-blaban de una “confederación” de partidos conservadores15 .
Para sustentar esto se hacen las siguientes aclaraciones:
1. Que deben contarse los partidos independientes dentro de am-bos partidos grandes. Por ejemplo, en las últimas elecciones al Congreso, que fueron en 2002, habría que ver como liberales a
todos los miembros de movimientos liberales independien-tes. (véase cuadro 2).
Cuadro 2. Partidos afines al Partido Liberal.
NOMBRE
Carlos Ardila Ballesteros
Movimiento Político por la Seguridad Social
REPRESENTANTE LEGAL
Movimiento Cívico Seriedad por Colombia Emilio Díaz Mejía
Movimiento Apertura Liberal Miguel Ángel Flores Rivera
Movimiento Cambio Radical Ernesto Rojas Morales
Movimiento Colombia mi País Julio César Guerra Tulena
Mov. Liberalismo Independiente de Restauración, Linder José Ignacio Vives Echevarría
Movimiento Huella Ciudadana María Margarita Londoño Vélez
Mov. de Alternativa de Avanzada,ALAS Álvaro Araújo Noguera
Movimiento Voluntad Popular Fuard Char Abdala
Movimiento Renovador de Acción Laboral, Moral Miguel Pinedo Vidal
Movimiento Nuevo Liberalismo
Movimiento Integración Popular, Mipol Salomón Náder Muskus
Darío Angarita Medellín
Movimiento Transformación Nacional Ricaurte Lozada Valderrama
Fuente: David Roll Vélez, Rojo difuso y azul pálido. Los partidos políticos tradicionales en Colombia:
entre el debilitamiento y la persistencia. Bogotá: Unibiblos, Universidad Nacional de Colombia, 2002.
15 En las publicaciones y documentos oficiales de los partidos se reconocen tales denomi-
naciones, y se rectificaron en entrevistas personales con miembros de las burocracias
de ambos partidos.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 39
2. Que en estas circunstancias, sumando lo que se ha dado en
llamar familias conservadoras y familias liberales de parti-dos, las cifras variarían, y por lo menos en la década de los
noventa, los partidos tradicionales habrían mantenido intac-to su poder electoral. Dependiendo de qué tantos partidos afi-nes se acepten como tales, el partido Liberal tendría entre un
50 y 60% de curules, y el conservador entre 25 y 30%; suman-do por lo bajo tendrían en conjunto el 80% del Congreso hasta
2001. Aun teniendo en cuenta el declive en el año 2002, si su-máramos los cálculos optimistas de ambos partidos, el pro-medio seguiría siendo alto (véase gráfico 9).
Gráfico 9
Imaginario partidista optimista moderado Imaginario partidista optimista real
20%
35% Bipartidismo Bipartidismo
Otros Otros
65% 80%
Fuente: No es un cálculo real porque, como se verá adelante, estos partidos no se pueden incluir, y no se sabe a
ciencia cierta cuáles irían y cuáles no.
E. Quinta posibilidad (la del autor): desde la Constitución de 1991
hasta el año 2003 sí hubo una crisis del bipartidismo, pues no
hubo un predominio real de los partidos tradicionales, sino
un declive. Es un sistema en transición.
Fundamento: si bien los partidos ya tenían fracciones y dificulta-des antes de 1991, desde entonces entraron en un proceso de debi-litamiento, que se hizo crítico en las elecciones de 2002, no tanto
porque las terceras fuerzas le hubieran quitado curules, porque en
efecto provienen de los mismos partidos, sino porque en la reali-dad política no actuaban como partido los miembros liberales o
conservadores de cada partido. Esto vale tanto para los que tenían
un partido independiente como para los aparentes fieles al parti-do, y tanto para los conservadores que estaban debilitados, como
para los liberales que no perdieron fuerza electoral significativa.
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 40
Si se analiza bien el fenómeno, deberá concluirse que no son los partidos
los que predominaron en el sistema de partidos del período estudiado, sino un conjunto de
personas denominadas liberales y conservadoras, que mantuvieron un vínculo muy
variable con los partidos madre. En este sentido habría habido un predominio
rojiazul, pero no de los partidos liberal y conservador como tales, debido
a que ni los azules dentro y fuera del partido, ni los rojos dentro y fuera del partido, actúan como partido, salvo en raras ocasiones.
Esta situación fue posible por las siguientes circunstancias:
· Porque se permitía la doble militancia sin consecuencias para quien la ejercie-
ra, sino que por el contrario el Estado la alentaba al darle financiación a cada
partido independiente, que se constituía con un cierto número de firmas.
· Porque los partidos a partir de 1991 decidieron avalar el mayor número de listas
posibles para las corporaciones, con el objetivo de beneficiarse del sistema de residuos y evitar perder terreno ante nuevas agrupa-ciones surgidas en el contexto constitucional de apertura.
· Por el personalismo característico de los congresistas colombianos, debi-do a que ellos financiaban sus propias campañas y ya no de-pendían como antaño del respaldo de los notables o “jefes
naturales” de los partidos, sino de sus maquinarias clientelistas
y de sus financiadores.
· Porque las burocracias de los partidos no podían imponer disciplina a los
congresistas, ya que no había normas al respecto, y además los
congresistas dominaban las burocracias (para ser de la direc- ción liberal, por ejemplo, había que ser congresista).
El hecho de que los partidos tradicionales en la última década estu-vieron en crisis es algo que aparece como evidente para los miembros de
ambas colectividades16. Sin embargo, es necesario exponer algunos ejem-plos que refutan la afirmación de la persistencia bipartidista fundamen-
16 Esto quedó demostrado en casi todas las entrevistas realizadas por el grupo de partidos a
los congresistas en varias oportunidades, en las que ellos mismos reconocen que sus
partidos tradicionales son naves sin piloto ni tripulación, pero a las que nadie quería
abandonar de manera definitiva (véase libro citado: Rojo difuso…). Aun en el año 2005, un
reciente ex director del Partido Liberal expresó en un aula de clases sobre partidos que el
Partido Liberal no existía. Ilustres representantes del Partido Conservador, de manera más
discreta, han manifestado lo mismo en entrevistas informales realizadas en dicho año.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 41
tada en que deben sumarse los votos de las familias liberales y conserva-doras. También debe controvertirse la idea de que la seudoanarquía de los
partidos tradicionales es rasgo de flexibilidad que no impide considerar al liberalismo y al conservatismo en estas épocas como partidos y no como
sumatorias de miembros. Éstos son los argumentos:
1. Primer argumento: las llamadas familias liberales y conserva-
doras y otros agregados no son reales sino conjuntos ad hoc y
temporales.
Es artificioso el intento de reconstruir el Partido Liberal y el Partido
Conservador en el período sumando sus movimientos afines. Veamos
por qué en cada partido.
a . Partido Liberal
En el año 2002, el Grupo de Investigación de Partidos de la Universi-dad Nacional de Colombia indagó en la Secretaría General del Partido
Liberal a quiénes consideraban ellos liberales según los resultados de las
últimas elecciones parlamentarias celebradas en el país. Lo que ellos ex-presaron se comparó con lo que señalaban diversos analistas, con lo que
señalaban algunos de los congresistas, y con lo que los ciudadanos nor-malmente expresan al respecto. La gran conclusión fue que no existen
familias liberales sino entelequias que varían según quién las produzca. Veamos las clases de liberales que podía haber en el Congreso en ese
momento, dependiendo de quien lo dice:
A.1. Algunos autores consideran liberales a los congresistas que
aparezcan ante la Registraduría avalados por el Partido Li-beral exclusivamente en las últimas elecciones. Correspon-de a los gráficos expuestos al principio.
A.2. Otros autores: consideran liberales a los que aparezcan ante
la Registraduría avalados por su propio partido minorita-rio liberal, pero que son de la “familia liberal”. Hay diversas
versiones de quiénes son estos grupos, pues varían por años.
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 42
A.3. El Partido Liberal en ese momento: consideraba liberales a
los que apoyaron las directrices del oficialismo en lo refe-rente al candidato presidencial.
A.3.1. Aunque se hayan presentado por el liberalismo o por un
grupo independiente de “familia liberal”, no eran libera-les sino cumplían ese objetivo. Por ejemplo, no eran consi-derados liberales: Habib Merheg, Salomón Saade, María
Isabel Mejía, Piedad Zuccardi, José Ignacio Mesa, Germán
Hernández, Darío Martínez y Carlos García, aunque tenían
aval liberal, porque no apoyaron a Serpa sino a Uribe, el liberal que no se presentó a consulta interna ni a conven-ción. Incluso en uno de los movimientos afines se aceptaba
a uno y no a otro. Es el caso del Movimiento de Integración
Popular, Mipol en el que Vicente Blel, reconocido oficialista
liberal, era aceptado en la junta de parlamentarios libera-les, mientras que a Salomón Náder, del mismo movimien-to, no se le permitía participar en dicha junta.
A.3.2. Pero a congresistas no avalados por el partido se les acep-taba hacer parte de las juntas de parlamentarios liberales
(reuniones partidistas que se hacen en el Congreso. Espe-cie de seudobancada). Y en este caso se aceptó que hiciera
parte de la junta a un conocido independiente antiliberal, Carlos Moreno de Caro, célebre por sus shows antipolíticos
y antipartidistas en el Senado, y sancionado en una oca-sión por ello, y ex candidato conservador a la alcaldía de
Bogotá. A la junta también pertenecía Gabriel Acosta
Bendec, reconocido conservador que se presentó por un
movimiento afin al conservatismo.
A.4. El Partido Liberal en el año 2004, aplicadas las normas de
doble militancia, está aceptando como liberales a los que en
esa misma elección estén avalados por el partido ante la
Registraduría, aunque lo estén también por otro partido. En
este caso se acepta a los que renuncien a ese otro partido.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 43
A.5. Los liberales no considerados tales por el liberalismo del momento: se consideraban a sí mismos liberales, incluido el propio Uribe, motivo de la disputa. De hecho, cuando varios
liberales fueron expulsados del partido en 2004, la reacción
fue de indignación, y se niegan a aceptar dicha situación.
A.6. Los votantes, simpatizantes y ciudadanos: consideran libe-ral al que tradicionalmente se le conoció como tal, sea cual sea la camiseta que se ponga.
Para ilustrar la confusión que se tenía al respecto, obsérvese la clasi-ficación que tenía el Partido Liberal en el año 2002, respecto de los libera-les que estaban adentro y los que estaban fuera:
· Oficialistas avalados por el Partido Liberal Colombiano y que
participan en la junta de parlamentarios liberales.
· Oficialistas avalados por movimientos de miembros del Par-tido Liberal Colombiano.
· Oficialistas avalados por movimientos ajenos al Partido Li-beral Colombiano.
· No oficialistas avalados por el Partido Liberal Colombiano. Por lo pronto, no considerados liberales.
· No oficialistas avalados por movimientos de miembros del Partido Liberal Colombiano. Por lo pronto no, considerados
liberales (véase cuadro 3).
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 44
Cuadro 3.
CLASIFICACIÓN DE SENADORES NOMBRES
• Camilo Armando Sánchez
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Mauricio Jaramillo
Juan Fernando Cristo
Édgar Artunduaga
Hugo Serrano
Carlos Barragán
Aurelio Iragorri
Francisco Canossa
José Renán Trujillo
Bernardo Guerra Hoyos
Piedad Córdoba
Juan Manuel López
Luis Guillermo Vélez
José Antonio Name
Rodrigo Rivera
Guillermo Gaviria
Dilian Toro
Flor Gnecco (coalición)
Víctor Renán Barco
Andrés González
Álvaro Araújo, Alas
Juan Carlos Restrepo, Nuevo Liberalismo
Vicente Blel, MIPOL
Bernardo Hoyos Montoya, Movimiento Ciuda aje-
Gabriel Acosta, Movimiento Nacional Jesús
Carlos Moreno de Caro, Dejen Jugar al Moreno
Antonio Bernal, Mov. Independiente Frente de
Esperanza y Fe
Salomón Saade
María Isabel Mejía
Piedad Zuccardi
José Ignacio Mesa
Darío Martínez
Germán Hernández Aguilera
Héctor Elí Rojas
Habib Merheg
Carlos Armando García
1. Oficialistas avalados por el PLC
(participan en la Junta de Parlamentarios)
2. Oficialistas avalados por movimientos
de miembros del PLC
3. Oficialistas avalados por movimientos
nos al PLC
4. No oficialistas avalados por el PLC.
Por lo pronto, no considerados liberales.
5. No oficialistas avalados por movimientos
de miembros del PLC.
Por lo pronto, no considerados liberales.
• Luis Eduardo Vives
• Salomón Náder, Mipol
• Jairo Enrique Merlano, Movimiento Radical
• Francisco Rojas Birry
• Mario Uribe, Moral
• Claudia Blum, Movimiento Radical
Fuente: David Roll Vélez, Rojo difuso y azul pálido. Los partidos políticos tradicionales en Colombia: entre el
debilitamiento y la persistencia. Bogotá: Unibiblos, Universidad Nacional de Colombia, 2002.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 45
b . Partido Conservador
En el Partido Conservador la situación era similar e igualmente con-fusa en ese momento, pues existían todas estas clases de conservadores:
· Los que la Registraduría decía eran conservadores: solamente
los que fueron avalados como tales por el Partido Conserva-dor en el año 2002: 13 senadores y 21 representantes.
· Los que la Dirección Nacional Conservadora decía eran con-servadores: no sólo los avalados por el Partido Conservador, sino también aquellos correspondientes a la llamada “Confe-deración de Partidos Conservadores”. De modo que serían para
ese año 30 senadores y 49 representantes, según lo expresó el presidente del Partido Conservador, Carlos Holguín Sardi, en
carta oficial dirigida a uno de los autores de este escrito, como
respuesta a la carta enviada por el grupo de investigación de
partidos de la Universidad Nacional de Colombia, anexándo-le el borrador de un ensayo sobre el tema, y solicitando su
concepto oficial. Se trata de doce movimientos en los cuales
están líderes conservadores con gran capacidad de convoca-toria electoral como Luis Alfredo Ramos, quien obtuvo la máxi-ma votación en el Congreso en esas elecciones, y jefes de
fracciones históricas como el Movimiento de Salvación Na-cional, que era considerado en 1991 un partido independiente
del conservador. El propio presidente Andrés Pastrana, que se
presentó por un partido propio, aparece en la lista de repre-sentantes legales de partidos afines al conservatismo.
2. Segundo argumento: lo que también demuestra que entre 1991
y 2003 no hubo un sistema bipartidista o de partido liberal pre-
dominante, es la fragmentación en su conjunto del sistema de
partidos.
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 46
Fundamento: independientemente de los partidos afines al libera-lismo y al conservatismo, la explosión de partidos en el sistema de parti-dos en este período hace evidente que en ese contexto caótico no puede
haber una dominación bipartidista o de partido hegemónico.
Lo anterior se sustenta con los siguientes argumentos:
a. Aumento del número de partidos
En el período estudiado ha habido 121 partidos que han tenido curul en el Congreso. Desde 1991 hasta la fecha estudiada, el número de parti-dos con curul en el Congreso ha aumentado drásticamente en cada legis-latura, habiendo empezado en 23 para Senado y Cámara, y terminado en
82 para Cámara y 72 para Senado (véase gráfico 10).
Gráfico 10. Aumento de partidos en cada legislatura
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Senado
Cámara
Nº de
partid
os
1991 1994 1998 2002
Año
Fuente: Registraduría Nacional de el Estado Civil.
b . Aumento en el número de listas
El fenómeno del faccionalismo ya se estaba creando desde antes del período estudiado, pero a partir de 1991 se llegó a una situación extrema
(véase cuadro 4).
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 47
Cuadro 4. Número de listas inscritas para Senado y Cámara
AÑO SENADO CÁMARA
1974
1978
1982
1984
1988
1992
176 253
210 308
225 343
202 330
213 351
143 486
1994
1998
251 628
319 692
Fuente: Farid Abud y Diego León. Grupo de Investigación Partidos Políticos17 .
c. Índices de fragmentación y número de partidos
Como se verá en el siguiente capítulo, la fragmentación partidaria
en Colombia no permitía hablar de un bipartidismo real. Como se verá
igualmente en el tercer capítulo, la única forma de entender ese fenómeno
es buscándole una explicación ad hoc: faccionalismo concéntrico.
3. Tercer argumento: los miembros de los partidos tradicionales
de la Cámara de Representantes están ante todo interesados en
conseguir recursos para sus regiones, consideran a las posicio-
nes del partido político secundarias respecto de este objetivo, y
creen que hay poco entusiasmo en los miembros del partido
para acatar las decisiones del mismo.
Aunque nos referimos a la Cámara de Representantes, respecto del Senado puede suceder algo similar, puesto que a pesar de ser elegidos por
circunscripción nacional desde 1991, la mayoría también recibe sus vo-tos de una región determinada. Veamos dos pruebas de que este enuncia-do puede ser cierto. Con ello se controvierte el argumento de que dichos
partidos son estructuras enteras pero flexibles, dando a entender más
17 Con base en datos de Andrés Dávila Ladrón de Guevara, Democracia pactada: el Frente
Nacional y la Constitución de 1991. Bogotá: Alfaomega–CESO–Uniandes–IFEA, 2002;
véase Jonathan Hartlyn, op. cit.
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 48
bien, como hemos afirmado, que son sumatorias de miembros, que en
algunas ocasiones coinciden, pero no actúan como partido.
a. Valoración de la consecución de recursos por sobre todo
Puede constatarse, con base en las encuestas realizadas a los repre-sentantes por la Universidad de Salamanca, en cuyo proceso colaboró
uno de los autores de este escrito, y que han sido analizadas por el Grupo
de Partidos de la Universidad Nacional de Colombia18, que los congresis-tas valoran por sobre todo en su labor la consecución de recursos para su
región, con lo cual queda en claro que ni la ideología ni los programas
nacionales del partido preocupan más a los congresistas que la repro-ducción de su prestigio personal a través de la consecución de recursos
para sus regiones, de lo que depende su reelección. (véase gráfico 11).
Gráfico 11. Importancia de la cosecusión de recursos para el departamento del parlamentario
en el desarrollo de su labor, encuesta 1998 - 2002
Mucha Bastante Poca Ninguna
Liberal Conservador Coalición Otros
80
70
60
50
40
30
20
10
0 Partido Partido
importancia importancia importancia importancia
Fuente: Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal. Elites Parlamentarias en América Latina,
encuestas 1998 - 2002. Elaborado por Claudia Jimena Arenas y otros. Grupo de Investigación de Partidos Políticos - UN.
18 Estas encuestas se realizaron en el marco del proyecto Élites parlamentarias en América
Latina adelantada en Instituto Interuniversitario de Estudios de Ibero América y Portugal
de la Universidad de Salamanca dirigida por el Profesor Manuel Alcántara. En el caso
colombiano, el director del grupo de investigación participó en 1994 en la elaboración de
los primeros cuestionarios y su aplicación en Colombia, y los miembros del grupo apoyaron
la realización de dichas encuestas en el Congreso en 1998 y el 2002. Posteriormente
algunos miembros del grupo realizaron el levantamiento de la información estadística con
la información obtenida en las encuestas, para aplicarla en diversos estudios. Se citan los
datos de 1998 a manera de muestra, pues los otros son similares.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 49
b . Preponderancia del interés de las regiones sobre el partido
Puede constatarse como los mismos congresistas reconocen en di-chas encuestas que cuando se presenta incompatibilidad entre el interés
de su región y el del partido, ellos sacrifican el interés del partido. Queda
claro que la pertenencia al partido es sólo nominal y que la fidelidad es
ante la región y su red de votantes. (véase gráfico 12).
Gráfico 12. Forma de votar cuando se presenta un conflicto entre las necesidades del departamento
y las posicionesdel partido político del parlamentario, encuesta 1998 - 2002
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0 Siempre con
el partido Siempre de
acuerdo con las necesidades de
Se abstiene en esa votación
Se ausenta de la Cámara y
no vota
Depende de los temas
No contesta
su departamento
Partido Partido Coalición Otros Liberal Conservador
Fuente: Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal. Elites Parlamentarias en América Latina,
encuestas 1998 - 2002. Elaborado por Claudia Jimena Arenas y otros. Grupo de Investigación de Partidos Políticos - UN.
c. Poco entusiasmo de liberales y conservadores a la hora de
obedecer las directrices del partido
En las encuestas realizadas, los liberales y conservadores reconocie-ron la baja aceptación de orientación por parte del partido, lo que
controvierte la idea de un sistema bipartidista. (véanse gráficos 13 y 14).
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 50
Gráfico 13. Medida sobre actamiento de las decisiones adoptadas por los dirigentes de los
partidos
7
6 5
4
3 2
1
0
Poco entusiasta Muy entusiasta
Ubicación del partido
Grafico 14. Medida sobre acatamiento de las decisiones adoptadas por los dirigentes del
partido conservador
7
6
5 4
3
2 1
0
Poco entusiasta Muy entusiasta
Ubicación del partido
Fuente: Rojo difuso y azul pálido. Los partidos tradicionales en Colombia: entre el debilitamiento y la persis-
tencia. Bogotá: Unibiblos, Universidad Nacional de Colombia, 2002.
4. Cuarto argumento: una prueba de que los miembros de los partidos
no obran como partido es el hecho de que los proyectos en el Con-
greso son presentados a título individual la mayor parte de las veces.
a. Presentación de proyectos con independencia del partido
Puede comprobarse esa excesiva independencia, viendo cómo casi todos los proyectos presentados al Congreso por los congresistas, se hacen
a título individual. Por ejemplo, 71% de los proyectos presentados por
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 51
liberales, que fueron los que más expusieron proyectos en un período de-terminado, sólo lo presenta una persona y no un equipo (véase gráfico 15).
Gráfico 15. Proyectos presentados por liberales entre julio de 1998 y diciembre de 1999.
71%
29%
Proyectos presentados por un solo liberal
Por más de un liberal
Fuente: Elaboración propia con base en Congreso visible. www.andes.cvisible.edu.co
5. Quinto argumento: en las grandes coyunturas políticas, a qué
partido se pertenece resulta una cuestión secundaria.
Fundamento: los miembros de los partidos, especialmente el liberal, se
sitúan a favor en contra de una cuestión importante con independencia del partido, dependiendo de otros factores, entre ellos la posición ideológica en
el espectro izquierda/derecha, que parece tener más peso de lo que se creía.
,Si tenemos en cuenta los grandes acontecimientos ocurridos en Colom-bia entre 1991 y 2003, podemos observar cómo las posiciones ideológicas se
materializan en hechos, aunque éstas no equivalgan exactamente a parti-dos, pero sí a fracciones de partidos. Veámoslas en sentido inverso al tiempo.
a. Coyuntura reelección
Desde 2004, el gran debate en el Congreso ha sido la reelección. En
primer lugar, obsérvese cuál ha sido la actitud ante el debate aún en
curso sobre modificar la Constitución para permitir que los presidentes
puedan ser reelectos de manera inmediata, lo cual apunta básicamente a
la reelección del actual presidente Álvaro Uribe, considerado líder del ala derechista del Partido Liberal. En este caso, la propuesta cuenta con el
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 52
Fren
te s
ocia
l y P
olíti
co
Polo
Dem
ocrá
tico
apoyo del Partido Conservador oficialista y del ala derecha no oficialista
del Partido Liberal, mientras que los opositores son el Frente Social, el Polo Democrático y el Partido Liberal oficialista, al que se le atribuye en
la actualidad una posición más de izquierda, lo cual le ha permitido acer-carse al Polo Democrático (véase gráfico 16).
Gráfico 16. El espectro izquierda derecha en el sistema de partidos colombiano. Coyuntura
reelección
2003 - 2004 NO NO SÍ SÍ Factor coyuntural apoyo a reelección
PARTIDO PARTIDO LIBERAL PARTIDO LIBERAL NO OFICIALISTA CONSERVADOROFICIALISTA
(PLC) (URIBISTA) OFICIALISTA (PCC)
INDICE DE POPULARIDAD
5 1DE URIBE 0
63%
Izquierda Derecha
b. Coyuntura referendo
En el año 2003, el gran debate fue el apoyo o no al referendo presen-tado por el presidente Uribe, consistente en unas duras medidas de aho-rro fiscal y algunas normas de reforma política y del Congreso, entre
otras. Obsérvese cómo, a pesar de la alta popularidad del presidente, el referendo no tuvo éxito. Si bien la causa pudo haber sido la complejidad
del mismo o la falta de habituación a estos mecanismos, o la coincidencia
con las elecciones locales, los amigos y enemigos del referendo estuvieron
bastante definidos en torno a una medida que se consideraba neoliberal por los de centro-izquierda e izquierda, y de estricto rigor fiscal por quie-
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 53
nes se sitúan más a la derecha que aquéllos. Puede observarse cómo los
partidos de izquierda (Frente Social y Político y Polo Democrático) se
opusieron a la aprobación fomentando la abstención, y en ello coincidie-ron con el oficialismo liberal, considerado el ala izquierda del partido. En
cambio, los liberales no oficialistas uribistas, considerados el ala derecha
del partido, y los conservadores, lo apoyaron. Incluso el ala conservatista
no oficial, liderada por Juan Camilo Restrepo, un poco menos a la derecha
en casi todas las decisiones del partido, optó por apoyar el referendo sin
aceptar sus contenidos, y lo hizo promoviendo el no, en lugar de la abs-tención (con lo cual aumentaba las probabilidades de la aprobación por-que había un porcentaje de votantes totales exigidos, sin los cuales el referendo no pasaba (véase gráfico 17).
Gráfico 17. El espectro izquierda derecha en el sistema de partidos colombiano. Coyuntura
apoyo al referendo
2003 Factor NO NO SÍ SÍ coyuntural apoyo
a referendo
COALICIÓN TRIUNFADORA Partido liberal oficialista Frente social y Político Polo Democrático
COALICIÓN PERDEDORA Partido liberal (Uribista) Conservadores Uribe
INDICE DE POPULARIDAD
Fren
te s
ocia
l y P
olíti
co
Polo
Dem
ocrá
tico
PARTIDO PARTIDO LIBERAL PARTIDO LIBERAL NO OFICIALISTA CONSERVADOROFICIALISTA
(URIBISTA) OFICIALISTA (PCC) (PLC)
DE URIBE 0 5 1
69%
Izquierda Derecha
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 54
c. Coyuntura elección de alcalde de Bogotá
También en 2003 se dio una coyuntura en la que se evidenció que la
ideología tenía un peso específico, quizá no en los ciudadanos, pero sí en
las posiciones de las fracciones de los partidos. Paradójicamente, el tema
partidista parecía agotado en las elecciones de alcalde de Bogotá, puesto
que en los anteriores comicios los candidatos que se presentaron en nom-bre de un partido tradicional fueron derrotados. La figura de Antanas
Mockus fue el símbolo del cambio, un outsider puro. Pero luego ocurrió lo
mismo con Enrique Peñalosa, quien habiendo perdido frente a Mockus, estando respaldado por el liberalismo, se presentó en la siguiente elec-ción como independiente, y ganó frente a María Emma Mejía, quien tam-bién decidió no presentarse por el liberalismo, a pesar de haber sido
candidata a la vicepresidencia por este partido.
En la última elección hubo toda una confusión de candidatos “quema-dos” en el camino, en la que no se veían con claridad ideologías. Pero en la
recta final sí afloraron las posiciones ideológicas. Los candidatos con ver-dadera posibilidad de ganar en esta recta final eran Luis Eduardo Garzón, del Polo Democrático Independiente, un partido de izquierda democrática, y Juan Lozano, un liberal que se presentó como independiente, pero con el aval indiscutido del uribismo. Definitivamente eran vistos como candida-tos representantes de la izquierda y la derecha, aunque el sentido de la
votación no fuera determinado por ello. Fue evidente entonces cómo los
partidos más situados a la izquierda obviamente lo apoyaron, pero sobre
todo fue notable cómo en la recta final el Partido Liberal oficialista le dio su
apoyo oficial en lugar de dárselo al liberal Lozano o dar libertad a sus
electores. El triunfo de Garzón fue rotundo, y quedó una sensación colecti-va de que una coalición de partidos de izquierda y centro-izquierda ha-bían elegido al alcalde en Bogotá (véase gráfico 18).
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 55
Gráfico 18. El espectro izquierda derecha en el sistema de partidos colombiano. Coyuntura
elección de alcalde de Bogotá
2003 Factor NO NO SÍ SÍ coyuntural apoyo
candidato Uribista alcaldía
recta final
Candidato Propio Candidato Uribista
COALICIÓN TRIUNFADORA Partido liberal oficialista Frente social y Político Polo Democrático
COALICIÓN PERDEDORA Partido liberal (Uribista) Conservadores Uribe
Fren
te s
ocia
l y P
olíti
co
Polo
Dem
ocrá
tico
PARTIDO PARTIDO LIBERAL PARTIDO LIBERAL NO OFICIALISTA CONSERVADOROFICIALISTA
(URIBISTA) OFICIALISTA (PCC) (PLC)
0 5 1
Izquierda Derecha
Así las cosas, podemos concluir:
1. Que a primera vista, el sistema de partidos en el Congreso
colombiano refleja una persistencia del sistema anterior: un
bipartidismo sin oposición real, o un sistema de partido pre-dominante, el liberal, con colaboración de una minoría mayo-ritaria, el conservador, ocasionalmente exitosa en las
presidenciales, pero en declive la mayor parte del tiempo.
2. Que, sin embargo, un análisis detenido de los resultados electo-rales puede sugerir más bien un desgaste del bipartidismo, in-cluyendo al propio Partido Liberal, sobre todo en el año 2002.
3. Que lo anterior en principio pareciera poder controvertirse por
el hecho de las llamadas familias liberales y conservadoras.
56 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
4. Que definitivamente la persistencia bipartidista no es real por
las siguientes razones:
· Las llamadas familias liberales y conservadoras varían mu-cho de acuerdo con las coyunturas políticas y a quien dice
quiénes las constituyen, por lo cual se trata más bien de fac-ciones que de fracciones, y ya se venían gestando desde antes
de 1991.
· La fragmentación del sistema de partidos hace evidente que la
dominación liberal o liberal conservadora es bicolor pero no
bipartidista.
· Esa fragmentación del sistema es del sistema de partido, por-que incluso las terceras fuerzas auténticas no son compactas.
· Los miembros de los partidos no actúan como partido sino
como agentes de consecución de fondos para las regiones de
sus electores.
· A los liberales y conservadores no les gusta aceptar directri-ces de sus partidos, aunque digan pertenecer a ellos de una
forma u otra.
· En las grandes coyunturas, los parlamentarios liberales y con-servadores no se unen por partido sino por otros factores, siendo el ideológico más importante de lo que se piensa.
· Los proyectos que se presentan en el Congreso se hacen a títu-lo personal la mayor parte de las veces y no como proyectos
de partido.
· Es de preverse, en este contexto, que las normas electorales
aprobadas en 2003 para obligar a los partidos a unirse, gene-ren más bien acuerdos estratégicos entre facciones que
preconstitución de partidos fuertes, por lo menos al principio.
FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 57
En síntesis, se presenta una situación de transición confusa, siendo
los anteriores elementos los factores que hacen difícil la comprensión del sistema de partidos en Colombia desde 1991. A continuación, sin embar-go, intentaremos realizar una hipótesis de análisis descriptivo de dicho
sistema, con apoyo en diferentes estudios y enfoques, para en un tercer
capítulo retomar la pregunta de la caracterización y aventurar una pro-puesta sui generis pero explicativa.
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FACTORES QUE DIFICULTAN LA COMPRENSIÓN Y CARACTERIZACIÓN
DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN COLOMBIA EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO 61
Un sistema bipartidista
atenuado y en declive
REFLEXIONES SOBRE ALGUNOS ELEMENTOS CLAVE PARA
LA COMPRENSIÓN DEL SISTEMA DE PARTIDOS COLOMBIANO
EN EL ÁMBITO PARLAMENTARIO
CARLOS ENRIQUE GUZMÁN MENDOZA
DAVID ROLL
En general, estudiar los partidos y movimientos políticos de un régi-men político resulta relevante no sólo por intereses académicos, sino tam-bién por razones políticas y sociales. El papel que desempeñan los partidos
y movimientos políticos en la política contemporánea –la política contem-poránea, y la democracia misma, sería impensable sin la presencia de aque-llos– como mediador y representante de los intereses de la sociedad civil frente al Estado, justifica los primeros. Asimismo, para el caso colombiano, las razones que justifican el estudio de tales organizaciones se encuentra en
la necesidad de ampliar el foco con el que especialistas, políticos y ciudada-nos los observan; en otras palabras, en la necesidad de acortar la brecha
existente entre lo dogmático y lo epistemológico, grande en el medio, acerca
de los partidos y movimientos políticos. Durante la última década, sólo se
han realizado 30 publicaciones acerca de los partidos y los sistemas de par-tidos en Colombia. Del total de publicaciones, alrededor de la mitad ha apa-recido en revistas, cerca de una séptima parte en volúmenes editados, y las
demás en libros. Si sólo se tienen en cuenta las publicaciones hechas en
revistas, podría decirse que en cada año se han producido en promedio 1,5
trabajos sobre el tema, poco si se compara con lo que se afirma "saber o
conocer" sobre los partidos políticos. Asimismo, se señala, de tiempo atrás, tanto por parte de académicos como de agentes sociales y políticos, que los
partidos políticos atraviesan por una profunda crisis, bien porque no des-empeñan correctamente sus funciones, bien por el directo repudio de la
ciudadanía que insistentemente los evalúa de manera negativa. Común-mente, a pesar de ser indispensable su existencia, los partidos y movimien-tos políticos, paradójicamente, son pésimamente evaluados por quienes
manifiestan su necesaria presencia en la vida política y democrática1 .
Luego de más de 150 años de fundados los partidos políticos liberal y
conservador en Colombia, después de más de veinte años de implemen-tada la política pública de descentralización –política, administrativa y
fiscal– que dio vida a nuevas formas de organización político-partidista, y
de casi 15 años de tener una Constitución Política que "derrumbó" barre-ras y posibilitó la entrada en escena de formaciones político-partidistas
1 Sobre las funciones y roles de los partidos políticos, raíz de las principales críticas de
las que son objeto los partidos, véase Bartolini (1988:253); igualmente, Linz (2002:315)
quien aboga por la necesidad de ampliar el “foco” e investigar +para entender mejor el
trabajo de los partidos políticos y las imágenes que los ciudadanos tienen tanto de los
partidos como de los políticos.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 65
diferentes a las tradicionales, la lectura de un trabajo que trata sobre los
partidos y los movimientos políticos y el sistema de partidos en Colom-bia podría albergar algún sentimiento encontrado al creer que sobre el asunto ya se ha dicho todo. Quizá la literatura politológica sobre el tema
en el país pueda ser considerada como suficiente, por lo que poco se po-dría aprender en un trabajo más sobre la cuestión. Además, ¿qué objeto
tendría escribir sobre los partidos políticos colombianos si con frecuen-cia se sostiene que son actores en declive dentro del sistema democrático?
No obstante, aquí se considera que más que un declive de las organiza-ciones partidistas, lo que existe es un declive de la literatura sobre ellos, que generaliza, en algunos casos, el lado "oscuro" de los partidos políticos
colombianos. Por tanto, se hace necesario emprender investigaciones y
estudios empíricos que contribuyan a la ampliación del conocimiento
sobre los mismos (Guzmán, 2005:159). Así, el propósito de este trabajo
es, de un lado avanzar un poco más en el conocimiento de los partidos y
movimientos políticos colombianos, y analizar comparativamente la evo-lución del desempeño electoral alcanzado por los partidos liberal y con-servador, y las terceras fuerzas, durante el período 1974-2002, y del otro, identificar la(s) dificultad(es) que se encuentra(n) al momento de calificar a
los partidos políticos, en general, y al sistema de partidos, en particular.
Ahora bien, a la hora de analizar un determinado sistema, o
subsistema de partidos, una de las cuestiones previas por resolver es la
de decidir cuántos y cuáles son los partidos que se han de tomar en consi-deración. Para el caso colombiano, y tratándose, en esta contribución, de
un análisis sobre los partidos y movimientos políticos en el ámbito na-cional, se pregunta ¿qué organizaciones político-partidistas incluir: to-dos los partidos y movimientos políticos existentes? ¿Aquellos que
concurren a las elecciones ó los que consiguen escaños? Consideramos
que las dos "normas" establecidas por Sartori (1992) sitúan adecuada-mente el problema que se presenta:
Norma 1. - "Se puede no tener en cuenta por no ser importante a un partido
pequeño siempre que a lo largo de un cierto período de tiempo siga siendo
superfluo en el sentido de que no es necesario ni se lo utiliza para ninguna
mayoría de coalición viable. A la inversa, debe tenerse en cuenta a un partido,
por pequeño que sea, si se halla en posición de determinar a lo largo de un
período de tiempo y en algún momento como mínimo una de las posibles
mayorías gubernamentales".
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 66
Norma 2. - "Un partido cuenta como importante siempre que su existencia, o
su aparición, afecta a la táctica de la competencia entre los partidos y en
especial cuando altera la dirección de la competencia –al determinar el paso
de la competencia centrípeta a la centrífuga (o viceversa), sea hacia la izquier-
da, hacia la derecha o en ambas direcciones– de los partidos orientados hacia
el gobierno".
Para el caso, tratándose de un análisis nacional, la dificultad no es-triba tanto en decidir los partidos relevantes, cuanto en fijar unas cons-tantes de análisis, de un lado, y, fundamentalmente, de disponer de
información, cualitativa y cuantitativa, del otro. Así, por ejemplo, los
nuevos partidos y movimientos políticos –"terceras fuerzas"– podrían
ser excluidas del análisis, como frecuentemente se hace, por considerar
que éstos no son relevantes para el análisis2. Sin embargo, dado el inte-rés que revisten las terceras fuerzas –su significación resulta importante
pues ellas representan e interpretan diversos intereses de comunidades
minoritarias dispersas en la amplia geografía nacional–, y a pesar de la
poca información disponible, éstas serán observadas aunque aún no se
constituyan en una fuerza política coherente.
El presente trabajo se organiza en tres apartados. El primero de ellos
señala el origen tanto de los partidos tradicionales, Liberal y Conserva-dor, como el de los "nuevos" partidos y movimientos políticos: terceras
fuerzas. En el segundo, se analiza la posición ideológica-programática
del liberalismo y del conservadurismo, indicada en los documentos
fundacio-nales y estatutarios. También se analiza en este apartado, el desempeño electoral alcanzado en el nivel nacional por cada uno de ellos, así como el apoyo social (en términos de credibilidad y confianza) que los
colombianos expresan. El último apartado se dedica al sistema de parti-dos en el ámbito nacional, señalando importantes indicadores de la di-mensión del voto o del sistema de partidos: fragmentación-número de
2 Salvo excepciones, los partidos y movimientos políticos, diferentes al liberal
y conservador, son tratados de forma marginal, haciendo apenas referencia a
su existencia o presencia en las instancias político–deliberativas de elección
popular (Congreso, Asambleas Departamentales o Concejos Municipales),
sin detenerse a observar la evolución electoral y el impacto que éstas pueden
producir sobre el sistema en general. Como excepciones, véanse Laurent
(1997) y Pizarro Leongómez (1997, 2001).
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 67
partidos, de un lado, y, del otro, concentración-competitividad. En los
dos casos, en los ámbitos electoral y parlamentario3 .
Una combinación cualitativa y cuantitativa de análisis puede ser el recurso más apropiado para el desarrollo del presente trabajo. El soporte
cualitativo utilizado para los prolegómenos es el resultado de un análisis
documental que aprovecha no sólo la literatura existente acerca de los
partidos políticos tradicionales, sino también todos aquellos documentos
relacionados con los mismos: cartas de fundación, estatutos o manuales
partidarios. Este análisis contiene además los resultados de las elecciones
presidenciales y para el Congreso de la República, celebrados en el país
entre 1974 y 20024, lo que contribuye cuantitativamente en la explicación.
1. El origen de los partidos
y movimientos políticos colombianos
En el presente apartado, y para efectos de esta investigación, consi-deramos, además de los partidos Liberal y Conservador, aquellos parti-dos y movimientos políticos relevantes en razón de su actividad política
en el ámbito nacional5 .
3 Para la fragmentación, utilizaremos el índice de Rae (1971:56); por su parte, para el
número efectivo de partidos, el de Taagepera y Shugart (1989:77 y ss.). El índice de
concentración y competitividad viene dado por el porcentaje de votos o escaños que
suman entre los dos primeros partidos (Oñate y Ocaña, 1999:39).
4 Con respecto a los datos electorales, es necesario aclarar, o denunciar, la escasa acce-
sibilidad a una información que se supone de carácter público. Además de ello, la dispari-
dad de resultados, sobre una misma elección, ofrecida, incluso, por el máximo responsable
de tal información: la Registraduría Nacional del Estado Civil. Este hecho se constituye en
una seria dificultad a la hora de conciliar los resultados.
5 El trabajo 2 de la Ley 130 de 1994 define a los partidos políticos como aquellas institucio-
nes permanentes que reflejan el pluralismo político, promueven y encauzan la participación
de los ciudadanos y contribuyen a la formación y manifestación de la voluntad popular, con
el objeto de acceder al poder, a los cargos de elección popular, y de influir en las decisiones
democráticas de la Nación. Del mismo modo, el citado trabajo define a los movimientos
políticos como aquellas asociaciones de ciudadanos constituidas libremente para influir en
la voluntad política o para participar en las elecciones. A los partidos y movimientos
políticos constituidos con el lleno de los requisitos constitucionales y legales exigidos se
les reconocerá personería jurídica, agrega el mismo precepto. Obsérvese que la definición
tanto de partido político, como de movimiento que hace la legislación colombiana se
enmarca dentro del concepto de partido político de Sartori (1992:82).
68 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
Dada la riqueza y complejidad partidista en América Latina, sería
equivocado situar la genealogía de los partidos políticos en un único mo-mento. Por el contrario, los principales cleavages de las sociedades latinoa-mericanas se han expresado históricamente en espacios temporales
claramente diferenciados, no sólo por el tipo de liderazgo existente en cada
uno de ellos, sino también por factores endógenos y exógenos que los carac-terizan. Como referente metodológico, seguiremos el diseñado por
Panebianco (1982) en su estudio acerca del origen de los partidos en América
Latina6. Así, en primer lugar, el momento fundacional de los partidos tradi-cionales, el liberal y el conservador, se puede ubicar a mediados del siglo XIX. En segundo lugar, las demás organizaciones partidistas, agrupadas bajo
el "paraguas" de terceras fuerzas, como la Unión Patriótica (UP); la Alianza
Democrática (M-19); los Movimientos Regionales y Cívicos (MRC); los
Movimientos Étnicos (ME), y los Movimientos Religiosos (MR), tienen su
momento originario hacia finales de la década de los años de 1970.
Para los primeros, su origen no se corresponde con la teoría
institucionalista que vincula el "nacimiento" de éstos a la extensión del sufragio, o a la aparición de los primeros parlamentos. Por el contrario, la aparición en Colombia de los partidos políticos tradicionales se co-rresponde con la necesidad de asegurar el funcionamiento racional del régimen político existente. Ninguno de los dos partidos es el resultado de
escisión alguna, lo cual permite clasificarlos como nuevos. Asimismo, los
partidos tradicionales, al momento de su nacimiento aparecen como par-tidos nacionales que se proyectan desde la capital hacia el resto del país. Son partidos creados por penetración7. De este modo, el origen del Parti-do Liberal estuvo motivado más por un afán reformista que por uno
electoral. Contó para su nacimiento con el apoyo explícito del floreciente
artesanado colombiano. El origen del Partido Conservador, por su parte, estuvo motivado por la reacción de un sector de la sociedad que se opuso
6 Ramos Jiménez (1995), para el estudio del origen de los partidos políticos, propone un
doble análisis: diacrónico y sincrónico, que da cuenta por igual del momento y la fuente
que originan las organizaciones partidistas, a partir de la identificación de tres revolu-
ciones: la oligárquica, la socialista popular y la democrática. Éstas, sin mayores diferen-
cias, se corresponden con la periodización hecha por Alcántara en su trabajo: antes de
1925, entre 1925 y 1950, entre 1950 y 1975, y los surgidos después de 1975.
7 Angelo Panebianco. Modelos de partido. Organización y poder en los partidos políticos. Ma-
drid: Alianza Editorial, 1982.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 69
a las nuevas ideas y valores fundamentados en el liberalismo
decimonónico y que, con su gobierno, modificó profundamente las rela-ciones políticas inmediatas. Motivó, del mismo modo, el origen del Parti-do Conservador, el papel desempeñado por la Iglesia católica, que vio en
los "abusos y excesos" del liberalismo, en el poder, una amenaza para su
desarrollo. El conflicto entre el Estado liberal y la Iglesia católica se con-virtió desde entonces en la cuestión política central a lo largo de todo el siglo XIX. En este último caso, la influencia exógena es evidente. Los dos
partidos tradicionales han basado su adhesión política a partir de la
gestación de subculturas, y de lealtad, en clave binaria del tipo: liberal/ conservador, Estado/Iglesia o centralismo/federalismo.
El momento originario de las terceras fuerzas, por su parte, coincide
con la "tercera ola democratizadora" que por entonces experimentó Améri-ca Latina. Sin hacer referencia a una transición en sentido estricto, para el caso colombiano los ajustes en el funcionamiento y configuración del régi-men político, que impulsaron la reivindicación de la democracia como única
legitimidad política plausible8, ocasionaron un viraje hacia una democracia
más abierta y competitiva. Éstos sirvieron de fuente de aparición de nuevos
partidos y movimientos políticos. Si bien en todos ellos la motivación prin-cipal fue la electoral, presente en todos los casos, orientada a aglutinar en
torno a ellos a la mayor cantidad de votantes, no se puede desconocer el carácter movimientista asumido por éstos como respuesta al inmovilismo
político generado por la exclusión de actores políticos diferentes de los tradi-cionales durante mucho tiempo. Tanto para la Unión Patriótica (UP), como
para la Alianza Democrática (AD M-19), la presencia de organizaciones
extrapartidistas fue evidente. Ambas formaciones políticas derivaron de la
institucionalización de grupos guerrilleros, reinsertados a la vida social y
política, como resultado de procesos de paz. Del mismo modo, el Movimien-to Regional y Cívico (MRC), el Movimiento Étnico (ME) y el Movimiento
Religioso (MR), basan su origen en el apoyo que brindaron organizaciones
de base asimiladas a grupos de interés y movimientos sociales.
En general, podría decirse que los partidos y movimientos políticos
en Colombia, con pocas diferencias sociales y económicas9, cubren todo
8 Manuel Alcántara Sáez. “El origen de los partidos políticos en América Latina”. En:
Working Papers, 187. Barcelona: Institut de Ciències Polítiques i Socials, 2001, p. 15.
9 La dicotomía liberal-conservador desde el punto de vista ocupacional es poco clara. Se
puede ser liberal siendo hacendado, o conservador siendo industrial. Con lo cual el conflicto
70 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
el territorio nacional, a pesar de la difícil geografía y las diferencias regio-nales. Como organizaciones formales, los partidos tradicionales evolu-cionaron solamente a partir del siglo XIX, y de acuerdo con la extensión
del derecho al voto10, hasta convertirse en lo que hoy son: maquinarias
electorales "atrapatodo". Se constituyen en el principal cauce que utili-zan los ciudadanos para hacer llegar las demandas a los poderes públi-cos; de ahí su gran protagonismo. Son, en términos de Mainwaring y
Scully11, los que dan forma al funcionamiento de la democracia, los que
revelan mucho acerca del sistema político, y los principales agentes de
representación política, al ser los únicos actores con acceso a cargos de
elección popular en la política democrática.
Desde su formación, el predominio político de los dos partidos tradi-cionales ha caracterizado el régimen político, al punto que la historia
política nacional se confunde con la historia de los partidos liberal y
conservador12. Ambos partidos están impregnados de clientelismo, caci-quismo, escasa disciplina interna, débil estructura organizativa y marca-do regionalismo, lo cual, sin embargo, no ha sido obstáculo para evidenciar
no sólo la poderosa capacidad electoral para ganar elecciones, sino tam-bién para repeler el surgimiento de otros partidos13 o disidencias. Para
Alcántara (2001), tal situación encuentra su explicación en el hecho de
que estas etiquetas han tenido que ver con el propio desarrollo político
comerciante-terrateniente –al cual se le atribuye la formación de los partidos políticos en
Colombia– se pone en duda. Más bien, se es liberal o conservador según se nazca.
10 En el momento en que los partidos políticos comenzaban a formarse, la mayoría de los
ciudadanos, hombres y mujeres, estaban excluidos legalmente de la participación
activa en la política electoral.
11 Scott Mainwaring y Timothy Scully,. Building democratic institutions: party system in latin
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sultada: Scott Mainwaring y Timothy Scully. La construcción de instituciones democráticas.
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12 Véase Francisco Leal Buitrago. “Colombia, un bipartidismo en crisis”, en: Lorenzo Meyer y
José Luis Reina, (Coords.). Los sistemas políticos en América Latina. México, D.F.: Siglo XXI
Editores 1991. p.237, y Jonathan Hartlyn. La política del régimen de coalición. La experiencia
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13 Ronald P. Archer. “Party strech and weakness in Colombia’s besieged democracy”. En:
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democracia colombiana”. En: Scott Mainwaring, y Timothy Scully. La construcción de
instituciones democráticas. Sistemas de partidos en América Latina, op.cit., p. 137.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 71
nacional. Tal continuidad invalida la tesis genérica, primero de la crisis de
los partidos tradicionales, y, segundo, del rechazo hacia ellos de los electo-res. Esto no significa, en modo alguno, la percepción negativa que la pobla-ción mantiene sobre los partidos, lo cual a simple vista parecería una
contradicción14. No lo es, si se piensa que la crisis no es de los partidos, sino
de la elite de ellos, de un lado, y que el rechazo, no es hacia el partido como
organización, es de nuevo a quienes actúan a nombre de él, del otro. Éste es
un campo que permanece fértil para futuras investigaciones.
2. Los principios ideológico-programáticos del
bipartidismo
2.1 Los documentos fundacionales
Existe una explicación tradicional respecto a la aparición de los par-tidos políticos colombianos: la influencia de la revolución liberal france-sa de 1848. En efecto, el origen de los partidos políticos en Colombia está
estrechamente ligado a las grandes transformaciones sociales que se re-gistraron en Europa, influidas por las nuevas corrientes de pensamiento
y la formación de nuevas estructuras de poder y de organización del Estado. Se fija al año de 1848 como el año en que las dos formaciones
políticas tienen su origen. Primero, un grupo de intelectuales, vinculados
con el comercio y el artesanado, funda el Partido Liberal. Después, y
como reacción a la aparición de este partido, otro grupo de intelectuales, esta vez asociados a la hacienda, crea el Partido Conservador. "La razón
de mi voto", trabajo publicado por Ezequiel Rojas en el periódico El Aviso
–y a través del cual se apoyaba la candidatura a la presidencia de José
Hilario López– basado en los principios de libertad y democracia, se con-
14 Según datos del Latinobarómetro de 1998, en América Latina el 21%, en promedio, de los
entrevistados, manifestó tener mucha o alguna confianza en los partidos. En países como
Costa Rica, Honduras, Paraguay, Uruguay o Venezuela, sistemas políticos que mantienen
sistemas de partidos con presencia de partidos tradicionales, incluido Colombia, la media se
sitúa en 24,5. De éstos sólo en Costa Rica y Paraguay los partidos son mejor valorados. En
Colombia, el 83% de los colombianos tiene poca o ninguna confianza en los partidos políticos.
72 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
vierte en el primer programa del Partido Liberal. El contenido programático
se basaba en la defensa de los derechos y las libertades públicas, el respeto
a la ley y la separación de la religión y la política. Tales principios debe-rían ser materializados una vez en el gobierno, mediante la instauración
de un sistema federal, con un ejecutivo débil, la expedición de leyes que
garantizaran la libertad religiosa, educativa, comercial y de prensa.
Por su parte, las críticas al ideario liberal, hechas por Mariano Ospina
Rodríguez y José Eusebio Caro, en el periódico la "Civilización", se consti-tuyeron en el documento fundacional del Partido Conservador, aun cuan-do no se especificará ningún ideario político. Ellas defendían e invitaban a
una defensa del poder de la Iglesia y el de los terratenientes, el fortaleci-miento del ejecutivo y, por supuesto, la centralización del poder político.
A pesar de la poca definición ideológica de los documentos fundacio-nales, de los nacientes partidos –ambos de orientación liberal (en el sen-tido filosófico)15–, dejan entrever los intereses en pugna por la consecución
del poder político. Los unos, liberales, por introducir reformas a las es-tructuras sociales, económicas y políticas; los otros, conservadores, por
mantener el statu quo, principalmente de la iglesia y la organización
territorial del poder político.
Del mismo modo, las razones que a lo largo de la historia han dividi-do las dos colectividades se encuentran en las relaciones Estado/Iglesia, y
en la forma en que se debe organizar territorialmente al Estado. Los libe-rales abogaban por el federalismo, y los conservadores, por el centralis-mo. Es decir, ideologías e intereses ligados a las grandes transformaciones
registradas en Europa e influidas por nuevas corrientes de pensamiento, así como por nuevas estructuras de poder y de organización del Estado. Ideológicamente, sostiene Alcántara16, los dos partidos tradicionales tie-
15 Los dos partidos aceptaban el sufragio universal como base del Estado representativo,
formalmente democrático; afirmaban la igualdad social rechazando los privilegios de los
aristócratas, tenían fe en el progreso social y tecnológico, sostenían la inviolabilidad de
los derechos y libertades individuales (derecho a la propiedad, la libertad de expresión, la
libertad comercial, el juicio penal conforme a las leyes preestablecidas). Las leyes econó-
micas tampoco eran, en esencia, diferentes. Aceptaban el laissez-faire y los principios de
la economía liberal, y las actitudes polares fluctuaron entre uno y otro partido. Quizá la
razón de ser de la pugna se basaba fuertemente en la línea de tensión religiosa.
16 Manuel Alcántara Sáez. Sistemas políticos de América Latina, 1ª edición. Madrid: Tecnos,
1999, p. 347.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 73
nen muy pocas diferencias17; y las que logran pervivir son pragmática-mente mimetizadas, según sean las circunstancias del momento electo-ral18. Las alianzas bipartidistas a lo largo de la historia hacen aún más
difusa su diferenciación ideológica19. La imagen que de ellos tienen los
colombianos es la de que son dos partidos iguales. No obstante, y a pesar
de la dificultad20 para determinar su diferenciación, se puede afirmar que
existe cierta distancia ideológica entre ellos, que los hace diferentes. Estas
diferencias pueden, y evidentemente lo hacen, dejar espacios para la in-clusión de fórmulas partidarias intermedias, siendo, como lo sostienen
Alcántara y Freidenberg21, un aliciente para la inclusión de las mismas, como de hecho sucede en la actualidad22 .
2.2 El programa
Resulta cuando menos complicado trazar una línea programática
consecuencial tanto para liberales como para conservadores. Los parti-dos tradicionales, luego de la neutralización ideológica23 sufrida por am-bas colectividades durante el Frente Nacional, han caído en una anomia
17 A pesar de que no se dispone de información respecto de la ubicación ideológica, así
como de la autoubicación de la UP y del M-19, estos partidos, a partir de su plataforma
programática, bien pueden ser ubicados en la izquierda del continuo ideológico. En cuanto
a los otros partidos y movimientos políticos, como el MRC, ME o el MR, su posición
oscilaría hipotéticamente en el espacio o distancia que hay entre liberales y conservado-
res, con lo cual, la diferencia ideológica entre éstos y aquéllos sería muy poca.
18 Es difícil seguir una línea pragmática consecuencial en cada una de las dos colectividades
tradicionales. Cada una llega enarbolando el proyecto del líder del momento, y lo aplica
con independencia de lo que el partido pueda opinar.
19 Fue, tal vez, durante el Pacto del Frente Nacional, que la frontera ideológica se desdibujó
más. La alternancia en el poder político y el apoyo mutuo brindado fundamentalmente en
las prácticas clientelistas así lo muestran.
20 La dificultad podría radicar en el desempeño de uno u otro gobierno presidencial. Al
respecto, véase el trabajo de Roll (2001).
21 Manuel Alcántara Saéz y Flavia Freidenberg. (2001), p. 27.
22 Al momento de escribir estas notas, y muy cerca de realizarse elecciones nacionales
(Senado y Cámara de Representantes), nuevas formaciones políticas se aprestan a dispu-
tarse escaños con liberales y conservadores. El Polo Democrático Independiente, PDI y
Alternativa Democrática, ambos de orientación hacia la izquierda, son buenos ejemplos.
23 David Roll. Un siglo de ambigüedad. Para entender cien años de crisis y reformas políticas en
Colombia. Santafé de Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Iepri, 2001, p. 151.
74 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
ideológica, que los convirtió más que en partidos programáticos, en agru-paciones de coyuntura electoral de corte personalista. No obstante, los
dos partidos en sus respectivas convenciones haber definido los derrote-ros programáticos, que los identifican y diferencian uno del otro, cada
líder llega con su propuesta más o menos audaz, más o menos progresis-ta, y la aplica con independencia de lo que el partido pudiese opinar24 .
Así, para los liberales, el eje programático está dominado por la idea
central de "dar a los problemas sociales, políticos y económicos solucio-nes conforme con la libertad: civil y religiosa para todos los ciudadanos, igualdad frente a la ley, derecho común y mejoría de la suerte de los
trabajadores"25. En relación con el Estado, el partido defiende un Estado
benefactor, basado en la división de poderes; su posición frente a la políti-
ca económica, ha oscilado entre el librecambismo y el neoliberalismo, pa-sando por el intervencionismo. Actualmente defiende las premisas
teóricas de la socialdemocracia, de la globalización y la necesidad de un
Estado social progresista. Defiende el federalismo y la descentralización
como formas de organización política y ordenación territorial del Estado. Partida-rio de un Estado de derecho, democrático, y con variaciones en los grados
de presidencialismo como la mejor forma de gobierno. La defensa a ultranza
de un Estado laico antes que uno confesional, define la manera como ve el liberalismo la relación Estado-Iglesia. Por último, la defensa de los dere-chos humanos, la lucha contra cualquier forma de dominación interna-cional, contra cualquier forma de discriminación racial, la no intervención, la solución pacífica de los conflictos por las vías jurídicas, el pluralismo
ideológico y la libre determinación de los pueblos sirven de sustento a la
definición de las políticas liberales en materia de política internacional.
24 El personalismo, más que el pragmatismo, de los partidos políticos tradicionales se puede
corroborar en el abultado número de personajes que, según la Antología del pensamiento
y programas del Partido Liberal 1820-2004, definen los diferentes programas del partido a
lo largo de su historia. Allí figuran nombres como Manuel Murillo Toro, Alfonso López
Pumarejo, Jorge Eliecer Gaitán, Carlos Lleras Restrepo, hasta los de César Gaviria,
Ernesto Samper u Horacio Serpa, pasando por los de Alfonso López Michelsen, Julio
César Turbay y Virgilio Barco Vargas. Por el lado conservador, podríamos citar a Rafael
Reyes, Marco Fidel Suárez, Mariano Ospina Rodríguez, Laureano Gómez, Misael Pastrana
Borrero, Álvaro Gómez, Belisario Betancur o Andrés Pastrana. Cada uno de ellos repre-
senta un programa diferente. Roll (2001). Véanse documentos partidarios.
25 Benítez Ortega (2001).
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 75
Los conservadores, por su parte, basan sus principios programáticos
reafirmando su fe en los documentos fundacionales de 1849, en la Decla-ración Programática, aprobada por la Convención Nacional26. Ésta data
de 1996, y en ella se afirma que: "El fin del partido es el bien común, entendido éste como la correcta armonización de las relaciones de inter-dependencia del Estado, la sociedad y la persona humana". Los princi-pios fundamentales son los siguientes: la aceptación de la doctrina
cristiana sobre la persona, la familia, la educación y la cultura, la vida
económica, la sociedad y el Estado, el orden político nacional o interna-cional. La voluntad de lograr un orden justo que resulte del respeto a la
autoridad, libertades racionales, equitativa participación en la búsque-da del bien común y el disfrute de sus beneficios, subordinación del inte-rés particular al general, y de iguales oportunidades para las personas
dotadas de las mismas aptitudes. Conciben al Estado capaz de lograr el bien común dentro de un régimen de libertad ordenada, mediante el recto ejercicio de la autoridad, con subordinación al derecho y la moral27 .
Como puede observarse, la ambigüedad de la propuesta
programática del conservadurismo es evidente. No obstante, a partir de
ella podemos inferir que: en relación con la organización política y terri-torial del Estado, son defensores de la descentralización. Para el conser-vadurismo colombiano, la democracia no es solamente un procedimiento
sino un modo de vida político del individuo y la familia en donde la
participación ciudadana en los asuntos locales y nacionales se convierta
en el ejercicio pleno de los derechos individuales y el cumplimiento de los
deberes y obligaciones de toda la sociedad. Partidarios de un Estado so-cial de derecho, democrático, pluralista y participativo, como la mejor
forma de gobierno. El Partido Conservador cree en la religión como fac-tor de espiritualidad y de armonía del individuo y de la sociedad, pero no
se declara un partido clerical o confesional (aun cuando la doctrina cris-tiana está por encima de toda la sociedad y del Estado), sino una asocia-ción política independiente. Religión y política independiente. Religión y
política pueden coincidir, pero cada uno tiene su esfera de actividad pro-pia, que mutuamente debe respetarse.
26 Trabajo II de los Estatutos del Partido Conservador Colombiano.
27 Véanse Estatutos partidarios de 1996.
76 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
Si el liberalismo es el partido de los derechos, el conservadurismo es
el del orden. Éste nace con el Estado, y se hace necesario establecer nor-mas de derecho positivo que complementen o hagan explícitas las leyes
naturales. Para el Partido Conservador, la ley es indispensable si se de-sea mantener el orden. La propiedad privada es la piedra angular del sistema de economía libre. Por ello el conservadurismo defiende categó-ricamente a la propiedad privada, y desearía que cada familia tuviese
acceso por lo menos a la propiedad básica, es decir a la vivienda, y en el campo, a una granja de producción. El Partido Conservador favorece al sector solidario, el cooperativismo y otras formas comunitarias de acce-so al capital. Defensor de la economía de mercado, el partido ve la necesi-dad de que se constituyan grandes capitales nacionales que hagan posible
la inversión en actividades productivas. La economía, cree el conserva-durismo, se debe gobernar por leyes del mercado, es decir, la oferta y la
demanda, y por algún tipo de intervención estatal en éste. Cree en la
economía privada, en la competencia entre las empresas y que existen
unas leyes económicas, pero no considera que el mercado sea perfecto, y
por ello en algunos casos se amerita la actuación del gobierno para evitar
los efectos adversos de un mercado distorsionado, por ejemplo, por los
monopolios. Del mismo modo, que el país no puede mantener su econo-mía dependiente del reducido mercado interno y de unas exportaciones
débiles. Es preciso competir internacionalmente, buscar alianzas y acuer-dos de mercado, reconstruir la industria. El partido apoya las medidas de
apertura económica, siempre que no golpeen al agro y a la producción
nacional. Respecto de la política internacional existe una tradición de con-senso entre los dos partidos tradicionales. El conservadurismo cree en la
no intervención en los asuntos de otros estados, en la solidaridad
interamericana, en la amistad entre los pueblos y en la necesidad de cons-truir bloques de mercado, especialmente con otros países de la región.
A pesar de la existencia de declaraciones programáticas por parte de
los partidos tradicionales, el ímpetu de las ideas neoliberales (liberalismo
económico, globalización, desregulación, privatización) hizo que los parti-dos cambiaran sus coordenadas programáticas acarreando consecuen-cias formidables. Éstos, sin grandes diferencias con respecto a lo ocurrido
en Europa, modificaron drásticamente sus programas y, con gran éxito, por término medio supieron vendérselo a sus electorados como la única
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 77
salida posible. En ese giro hacia una suerte de "pensamiento único" cam-biaron los ejes de la competencia partidista, de manera que si antes era
indiscutible el patrón de nacionalismo e intervencionismo económico
con una mayor o menor presencia del Estado, ahora lo que se venía a
aceptar era el imperio del mercado con una actuación estatal de cierta
graduación e intensidad28. Pero, ¿qué tan drásticamente modificaron el Partido Liberal y el Partido Conservador29 sus propuestas programáticas?
¿Cuánta distancia existe entre lo que proponen en sus programas y lo que
hacen o dicen hacer cuando son gobierno? Aquí no nos detendremos en lo
que hace el partido. Dejamos de lado el análisis del partido en el gobierno, no por poco importante, sino, más bien, por cuestiones de espacio, y
también porque se requiere otro tipo de factores, problemas que bien
pueden ser abordados en posteriores investigaciones. Nos ocuparemos, si, de ver hasta qué punto la percepción de los parlamentarios liberales y
conservadores, sobre determinados temas (issue orientation) estructuran
la competencia partidaria, así sea mínimamente30. De esta forma, podre-mos responder a los interrogantes planteados en el párrafo anterior.
2.3 Su desempeño electoral
A lo largo de la historia político-institucional colombiana, la hege-monía del Partido Liberal, en unos casos, y del Partido Conservador, en
otros, ha sido evidente. Su longevidad y su fuerza derivan de las podero-sas subculturas partidarias que dividieron al país en dos; éstas no sólo
28 Manuel Alcántara Saéz. ¿Instituciones o máquinas ideológicas? Origen, programa y organiza-
ción de los partidos políticos latinoamericanos. Madrid: Akal, 2003, p. 85.
29 En la actualidad, por ejemplo, según señalamientos de Carlos Holguín Sardi, presidente
del directorio del Partido Conservador, la decisión de la bancada conservadora de apoyar
el gobierno de Álvaro Uribe Vélez le significó al partido la resurrección. Resurrección que
coloca al conservatismo como la fuerza política más importante del país, al ser, según
él, la fuerza decisoria del gobierno del actual presidente.
30 Kitschelt (1999) señala que los partidos que compiten para conseguir más atractivo
programático centran sus mensajes en unos cuantos proyectos políticos importantes
[relevantes] que sirven a los votantes de señales que expresan los principios básicos de
los programas de esos partidos. Por tanto, los análisis programáticos deben centrarse
en aquellos proyectos identificados como importantes por los partidos. Siguiendo tal
razonamiento, aquí comportaremos el mismo a partir de los temas comunes que se les
presentaron a los diputados con ocasión de la investigación sobre élites parlamentarias
latinoamericanas (1994-2004).
78 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
han dividido al país; también lo han hecho con familias y regiones31. Si, en un primer periodo, Olimpo Radical, el predominio fue liberal, a partir
de 1886 y hasta 1930 fue el Partido Conservador el que asumió el poder
en lo que se ha denominado la Regeneración o hegemonía conservadora. Con el triunfo electoral de los liberales en 1930 se inauguró la República
liberal. El Partido Liberal se mantuvo en el poder durante cuatro perio-dos presidenciales. Fallidos procesos de modernización política, así como
divisiones internas caracterizaron esta etapa de gobiernos liberales, que
finaliza en 1946 cuando el partido presenta dos candidatos a la presiden-cia y es derrotado por el conservador Mariano Ospina Pérez.
Tras un período de violencia política, dictadura militar y alternan-cia política, el Partido Liberal regresa al poder al ganar las elecciones
presidenciales de 197432. Desde entonces, sólo circunstancias coyuntura-les han impedido que el partido quede fuera de él33; del mismo modo, ha
sido el partido mayoritario tanto en el Senado como en la Cámara de
Representantes (véanse Tablas 1 y 2 y gráfico 1).
Tabla 1. Apoyo electoral del Partido Liberal en las elecciones presidenciales
(1974-1998)
PRIMERA SITUACIÓN
ELECC IÓN Votos % Votos %
AÑO DE LA CANDIDATOS
VUELTA SEGUNDA VUELTA
1974 Alfonso López Michelsen 2.929.719 56,20 Perdió frente al libe-ral A. López M.
1978
sobre los líderes re-gionales.
2.503.681 49,50Julio C. Turbay Alcanzó el triunfo gracias al dominio
continúa
31 Archer, Ronald P. op. cit., p. 138.
32 No se hace mención de la participación del Partido Liberal en el poder durante los años
de 1958-1970, pues este período corresponde al de alternancia política entre los dos
partidos tradicionales, y durante el cual las elecciones no fueron competitivas. El
acceso al poder se efectuó de manera pactada, correspondiéndole a cada formación
política dos períodos, tal como se señaló en el apartado correspondiente. El liberalismo
es mayoritariamente fuerte en la Región Atlántica, los departamentos de Cundinamarca,
Meta, Huila, Tolima, Valle del Cauca, Santanderes.
33 En 1982, el Partido Liberal se presenta dividido a la elección presidencial, situación que
es aprovechada por el Partido Conservador para hacerse con el poder. En 1998, si bien
el partido no se presenta dividido, trae consigo el desprestigio del gobierno de Samper,
situación que fue bien canalizada por el candidato conservador, lo que a la postre le
significó el triunfo.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 79
continuación
AÑO DE LA PRIMERA SITUACIÓN
ELECC IÓN Votos % Votos % CANDIDATOS
VUELTA SEGUNDA VUELTA
1982 Luis Carlos Galán 745.738 11,00 Se presentó como el líder del Nuevo Libe-ralismo, sector disi-dente del oficialismo.
1982 Alfonso López Michelsen 2.797.627 41,00 Perdió frente al con-servador Belisario Betancur.
1986 Virgilio Barco Vargas 4.215.510 58,30 Triunfó gracias al reagrupamiento del liderazgo regional.
1990 César Gaviria Trujillo 2.891.808 47,80 Heredó la bandera de Luis Carlos Galán, y le ganó la consulta a E. Samper.
1994 Ernesto Samper Pizano 2.623.210 45,10 3.733.336 50,27 Le ganó al conserva-dor Andrés Pastrana.
1998 Horacio Serpa Uribe 3.696.344 34,38 5.658.518 45,97 Perdió con Andrés Pastrana.
2002 Horacio Serpa Uribe 3.514.779 31,80 Perdió con el disiden-te liberal Álvaro Uribe Vélez en la primera vuelta.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil y Roll (2001).
AÑOS SENADO CÁMARA DE
Curules (1) % Curules (2) %
1974 58,92 113 56,78
1978 55,35 111 55,77
1982 55,26 115 57,78
1986 56,14 105 52,76
1990 57,89 119 59,79
1991(3) 56,00 54,03
1994 56,00 54,65
Tabla 2. Resultados electorales del Partido Liberal para Senado y Cámara de Representantes
Escaños y porcentaje de escaños (1974-1998)
REPRESENTANTES
66
62
63
64
66
56 87
56 88
continúa
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 80
continuación
AÑOS SENADO CÁMARA DE
Curules (1) % Curules (2) %
1998 48,00 54,03
REPRESENTANTES
48 87
2002 29 29,00 55 33,10
1.El total de curules entre 1974-1978 fue de 112; 1982-1990, de 114; 1991 en adelante, de 100.
2.El total de curules entre 1974-1990 fue de 199; 1990-1998, de 161; 2002, 166
3.Los datos de 1991 corresponden a la renovación del Congreso, luego de la Asamblea Nacional Constituyente.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Roll (2001) y Gutiérrez (1998).
Gráfico 1. Resultados electorales para Senado y Cámara de Representantes obtenidos por el Partido Liberal, 1974-2002 (% de escaños)
0
10
20
30
40
50
60
70
1974 1978 1982 1986 1990 1991 1994 1998 2002
Senado Cámara
Obsérvese que la aparente regularidad en los resultados electorales
obtenidos por el liberalismo hasta 1994, se ve interrumpida por el brus-co descenso de los años 1998 y 2002, principalmente en este último. La
división y fragmentación del partido, vistos como fenómeno, podrían ser
una de las explicaciones de tal comportamiento. Tal fenómeno se eviden-ció aún más durante las elecciones de 2002, cuando el partido se dividió
entre serpistas y uribistas que aglutinaron múltiples movimientos34 .
34 Recordemos que Uribe Vélez se inscribió como candidato independiente a las elecciones
presidenciales, y resultó triunfador en la contienda. Roll (2002) hace un excelente
recorrido a los resultados electorales para Senado y Cámara de Representantes. Dicho
recorrido evidencia la gravedad del fenómeno de división interna del liberalismo.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 81
Por su parte, el Partido Conservador, considerado como un partido
minoritario, aunque principal, también ha desempeñado un papel pre-ponderante en el desarrollo político del país, y ha compartido el poder
con el Partido Liberal desde hace 150 años. Ha detentado el poder duran-te más de cuarenta años, entre 1886 y 1930, en un primer momento, y
luego durante 1946 y 1953, sin contar con los períodos presidenciales del Frente Nacional. Representante de sectores tradicionales como el clero35 , terratenientes y militares, y aunque más disciplinado y cohesionado que
el liberal, sólo ha accedido al poder cuando éste se ha presentado dividi-do36 o no se ha presentado. Esto último, sin embargo, es necesario mati-zarlo. El Partido Conservador obtuvo la presidencia de 1998, aun cuando
el Partido Liberal no se presentó a ella dividido. Fuertemente arraigado
en los departamentos de Antioquia, Boyacá, Nariño, Cauca, Caldas, en-tre otros, el partido sienta sus bases en los funcionarios estatales, las
zonas rurales y los barrios marginales de las grandes ciudades (Roll, 2000). Tuvo su mayor relevancia electoral a finales del siglo XIX y co-mienzos del XX, 1886-1930, en lo que los historiadores han denominado
la Hegemonía conservadora; sin embargo, los drásticos cambios econó-micos de finales de los años veinte tomaron por sorpresa al gobierno
conservador, como a la mayoría de los gobiernos de América Latina37 , con lo que el apoyo popular descendió y allanó el camino para un remplazo
en el poder. El descenso en el apoyo electoral fue evidente. Un breve vista-zo a las cifras electorales del siglo pasado, y de los últimos diez años, basta para concluir que el Partido Conservador está en un proceso de
declive electoral vertiginoso38. El Partido Conservador ha visto cómo se
reduce su fuerza electoral elección tras elección, y entre 1974 y 1998 ha
35 El apoyo de la Iglesia ha sido fundamental para el Partido Conservador; tanto en las zonas
urbanas como en las rurales, los sacerdotes actúan como organizadores políticos. De
hecho, la gran diferencia con el Partido Liberal, principalmente durante finales del siglo XIX
y principios del XX, fue la situación legal de la Iglesia. Hoy, muchos sacerdotes han
accedido a los gobiernos locales con discurso conservador, aunque presentándose como
independientes o cívicos. Uno de los ejemplos más importantes es el del cura Bernardo
Hoyos, quien ha logrado ganarle el poder político a los liberales en Barranquilla.
36 Manuel Alcántara Saéz, op. cit. 199, p. 348; Roll, 2000.
37 Jonathan Harltyn, op .cit., p. 50.
38 El declive electoral del Partido Conservador se observa en todas las contiendas electo-
rales. Con ocasión de las elecciones locales de 2000, el partido sufrió una gran derrota
al perder las alcaldías y gobernaciones en departamentos tradicionalmente conservado-
res, como Antioquia y Boyacá.
82 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
perdido la mitad de su electorado39. Ha pasado de ser la segunda fuerza, del sistema bipartidista, a ser la mayor minoría electoral.
En elecciones presidenciales, el Partido Conservador sólo obtiene el poder político cuando el liberalismo se presenta dividido, o no se presen-ta a elecciones; tal es el caso del triunfo de Mariano Ospina Pérez en 1946
y de Laureano Gómez en 1950 y, más recientemente, de Belisario Betancur
en 1982. En las tablas 3 y 4, y en el gráfico 2, se presentan la tendencia
electoral del conservadurismo. Asimismo, los resultados electorales del Partido Conservador en las legislativas presentan la misma tendencia
que los alcanzados en las presidenciales: un descenso evidente. Entre
1974 y 1998, el partido ha perdido el 32% de los escaños en el Senado, y el 42% de los mismos en la Cámara de Representantes.
Tabla 3. Apoyo electoral del Partido Conservador en las elecciones presidenciales
(1974-2002)
PRIMERA SITUACIÓN
ELECC IÓN Votos % Votos %
1974 1.634 0.879
1978 2.356 620
1982 3.189 278
1986 2.588 050
1990 736.374 20 Gaviria.
1994 2.604 771
1998 3.653
AÑO DE LA CANDIDATOS
VUELTASEGUNDA VUELTA
Álvaro Gómez 31 Perdió frente al liberal 37 A. López M.
Belisario Betancur 46 Perdió frente al liberal 20 Turbay Ayala.
Belisario Betancur 46 Ganó gracias a la divi-80 sión liberal.
Álvaro Gómez 23 Perdió frente al liberal 70 Virgilio Barco.
Rodrigo Lloreda 12 Perdió frente a César
Andrés Pastrana 44 Perdió por 800 mil vo-75 tos frente al liberal
Ernesto Samper.
Andrés Pastrana 33 Ganó por buen margen
3.576 48 781 15
6.114 49 752048
2002*
98 al liberal Horacio Serpa.
* El partido Conservador no presenta candidato a las elecciones presidenciales y apoya al independiente Álvaro Uribe Vélez.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil y Roll (2001).
39 Eduardo Pizarro Leongómez, 2002. “La atomización partidista en Colombia: el fenómeno
de las micro-empresas electorales”. En Working Paper, 292. University of Notre Dame;
Hellen Kellog Institute for International Studies, enero de 2002.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 83
Tabla 4. Resultados electorales del Partido Conservador para senado y cámara de representantes
(1974-1998)
AÑOS SENADO CÁMARA DE
Curules (1) % Curules (2) %
1974 33,03 33,16
1978 43,75 41,70
1982 42,98 41,20
1986 37,71 40,20
1990 34,21 32,66
1991(3) 24,00 26,08
1994 29,00 30,43
1998 25,00 23,60
2002 13,00 12,60
REPRESENTANTES
37 66
49 83
49 82
43 80
39 65
24 42
29 49
25 38
13 21
1. El total de curules entre 1974-1978 fue de 112; 1982-1990, de 114; 1991 en adelante, de 100.
2. El total de curules entre 1974-1990 fue de 199; 1990-1998, de 161; 2002, 166.
3. Los datos de 1991 corresponden a la renovación del Congreso, luego de la Asamblea Nacional Constituyente.
Fuente: elaboración propia a partir de Roll (2001) y Gutiérrez (1998).
Gráfico 2. Resultados electorales para Senado y Cámara de Representantes obtenidos por el Partido Conservador, 1974- 2002 (% de escaños)
0
5
10
15
20
25
30
50
Senado Cámara
1974 1978 1982 1986 1990 1991 1994 1998 2002
35
40
45
Al igual que sucedió con el liberalismo, el conservadurismo también
experimentó un significativo descenso de los resultados electorales. ¿Qué
lectura se podría efectuar sobre el asunto? ¿Ésta estaría condicionada a la
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 84
existencia de los mismos fenómenos observados en el liberalismo? La
tendencia histórica observada nos permite afirmar que cuando el libera-lismo ha experimentado descenso en el respaldo electoral, una situación
similar es observada también en el conservadurismo, contrario a lo que
podría pensarse: que una disminución de respaldo electoral –traducido
en votos o escaños– de una colectividad, significaría un aumento en la
otra. Cuando cae el liberalismo, cae el bipartidismo en su conjunto, sien-do el más perjudicado el conservadurismo40 .
No obstante el descenso vertiginoso del conservadurismo, éste ha
podido mantenerse como la segunda fuerza política en Colombia, gra-cias a la estrategia de coaliciones que no sólo permite efectuar, por parte
de los conservadores, una lectura diferente, sino afirmar que el partido
antes que perder ganó terreno en las últimas elecciones41. En la actuali-dad, por ejemplo, según señalamientos de Carlos Holguín Sardi, presi-dente del directorio del Partido Conservador, la decisión de la bancada
conservadora de apoyar el gobierno de Álvaro Uribe Vélez le significó al partido la resurrección. Resurrección que coloca al conservatismo como
la fuerza política más importante del país, al ser, según él, la fuerza
decisoria del gobierno del actual presidente42 .
De otra parte, y respecto de las terceras fuerzas43, es decir, aquellas
agrupaciones políticas que no han recibido un aval proveniente de los
partidos políticos tradicionales o de alguna de sus facciones, que mantie-nen una total autonomía de las bancadas de uno u otro de estos dos
40 Véanse Eduardo Pizarro Leongómez, “Colombia: ¿Renovación o colapso del sistema de
partidos?”. En: Manuel Alcántara Sáez y Juan Manuel Ibeas Miguel, (eds.), Colombia.
Ante los retos del siglo XXI: desarrollo, democracia y paz. Salamanca Ediciones, Universidad
de Salamanca, 2001, y David Roll. Rojo difuso y azul pálido. Los partidos políticos tradicio-
nales en Colombia: entre el debilitamiento y la persistencia. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, 2002.
41 En carta que el presidente del Partido Conservador, Carlos Holguín Sardi, dirigió al Grupo de
Investigación de Partidos de la Universidad Nacional de Colombia, con motivo de la revisión
del borrador del trabajo de este último, manifestó que la cifra exacta de congresistas del
partido no era la que aparecía en los datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil (13
senadores y 21 representantes) sino que habían sido 30 senadores y 49 los representan-
tes. Lo anterior debido a la confederación de partidos afines al conservadurismo.
42 Véase texto completo de la entrevista en Yamid Amat, “El Partido Conservador resu-
citó”. El Tiempo, junio 5 de 2005, pp. 1-19.
43 La denominación también obedece a un criterio nominal, es decir al rótulo, etiqueta o
sigla con la que el partido o movimiento político se presenta a las elecciones.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 85
partidos, y que no participan en sus respectivas convenciones44, se po-dría afirmar que, pese a tener algunas de ellas un origen anterior a la
década de los años de 1980 y principios de la de los años de 1990, éstas
toman fuerza, tanto en el ámbito nacional como regional y local. Fue
precisamente durante este período que se inició la descentralización po-lítica, de una parte, y se expidió la Constitución de 1991, de la otra. Los
cambios político-institucionales que representan una y otra reforma, po-dría sostenerse, son los que permiten que las terceras fuerzas se afiancen
en la competición electoral. Podríamos afirmar, del mismo modo, que a
pesar de no obtener parcelas de poder significativas, las terceras fuerzas
han desempeñado un papel activo durante los últimos años en el sistema
político colombiano. Tradicionalmente, las terceras fuerzas han sido mi-noritarias, situación que no es óbice para que no se les preste atención. Durante la vigencia del Frente Nacional, a pesar de las restricciones a la
expresión de nuevas fuerzas políticas, varios grupos de oposición o disi-dentes de los partidos tradicionales, como el MRL y la Anapo, disiden-cias liberales y conservadoras, respectivamente, participaron en
elecciones, obteniendo resultados positivos, durante el período compren-dido entre 1958 y 1974. El MRL obtuvo en promedio el 11,8% del total de
escaños en la Cámara de Representantes. Por su parte, la Anapo alcanzó, también en promedio, el 12,5% de los escaños en el mismo órgano de
representación45 .
Dentro del concepto terceras fuerzas, se ha agrupado en cuatro catego-rías al complejo universo de siglas que han participado en las elecciones
para los distintos órganos de representación tanto nacionales como de-partamentales y locales 1988-2000: partidos y movimientos políticos de proyec-
ción nacional; partidos y movimientos étnicos; partidos y movimientos religiosos, y,
por último, partidos y movimientos regionales y cívicos. En este apartado nos
ocuparemos de aquellos partidos y movimientos políticos considerados
de ámbito nacional.
En los partidos y movimientos políticos de proyección nacional podemos ubi-car, en primer lugar, a la Unión Patriótica (UP), movimiento que surge en
44 Eduardo Pizarro Leongómez, “¿Hacia un sistema multipartidista? Las terceras fuerzas
en Colombia”. En: Análisis político, No. 31. Santafé de Bogotá, Universidad Nacional de
Colombia, Iepri, 1997, p. 89.
45 Jonathan Harltyn, op.cit., 1996, p. 118.
86 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
la década de los años de 1980, como un intento de institucionalización de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, principal gru-po guerrillero. Para las elecciones presidenciales de 1986, este partido
alcanzó el 4,6% de los votos con Jaime Pardo Leal como candidato. Sin
embargo, y como consecuencia del fuerte hostigamiento por parte de
grupos paramilitares de derecha, fue eliminado sistemáticamente junto
con sus principales dirigentes46. En la misma categoría, en segundo lugar, se ubica a la Alianza Democrática M-19, movimiento político que se creó
gracias a la coyuntura de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991. Se considera que el surgimiento de este movimiento político es resultado
de los procesos de paz adelantados por el gobierno liberal de Virgilio
Barco. Este movimiento alcanzó enorme éxito en las elecciones presiden-ciales de 1990, 12% de la votación (750. 000), la más alta de una alternati-va al bipartidismo. Ratificó su éxito en las elecciones a la Constituyente
en 1991, donde alcanzó 19 curules, en torno al 27% del total de los miem-bros de la Asamblea, convirtiéndose en verdadera alternativa de poder
frente a los partidos tradicionales47. Sin embargo, tanto la AD M-19 como
la UP fueron víctimas de la extrema derecha, y muchos de sus dirigentes
fueron asesinados, entre ellos el carismático Carlos Pizarro Leongómez, candidato presidencial, y Manuel Antequera. Las elecciones legislativas
de octubre de 1991 significaron para la AD M-19 una votación menor a la
esperada, menos del 10%, luego del éxito de la Constituyente.
Estas organizaciones político-partidistas aparecen más como parti-dos de ámbito nacional que regional o local. Las dos, como se observó
antes, tras fulgurantes apariciones en 1986 y 1990, respectivamente, fracasaron después durante las elecciones parlamentarias y presidencia-les de 1994. Del fracaso y extinción de estos movimientos en el ámbito
46 Se han llegado a contabilizar entre 3.000 y 5.000 los dirigentes asesinados, entre ellos
sus principales dirigentes y candidatos presidenciales, como Jaime Pardo Leal y Bernar-
do Jaramillo.
47 De los 70 constituyentes elegidos, 25 lo fueron por las múltiples listas liberales, 19 por la
AD M-19, once por el Movimiento de Salvación Nacional dirigido por el conservador Álvaro
Gómez, cinco por las listas oficiales del Partido Conservador, cuatro por los conservadores
independientes, dos por la Unión Patriótica, dos por los cristianos y dos por los indígenas.
Si bien las alternativas a los partidos tradicionales tuvieron éxito, es necesario matizarlo,
pues también se registró, en estas elecciones, una de las mayores abstenciones de la
historia, pues apenas participó un 30% del potencial electoral considerado por la
Registraduría Nacional del Estado Civil.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 87
nacional, por razones de objetivo, no se ocupa el presente apartado48. Sólo
diremos que, buena parte de ella, puede ser el resultado de la guerra sucia.
Si de un lado, los partidos tradicionales han perdido fuerza electoral, más acusada en el conservadurismo que en el liberalismo, del otro, las
terceras fuerzas, lo han reforzado año tras año. Han pasado de obtener el 8
% de los escaños en 1974, a alcanzar el 27% en 1998, lo cual representa un
incremento del 200%. Lo que pierde el bipartidismo lo ganan las terceras
fuerzas, a pesar de que éstas no se constituyen en una fuerza mayoritaria
y homogénea. La tabla 5 y el gráfico 3 señalan los resultados alcanzados
por las terceras fuerzas en las elecciones para Congreso durante el período
1974-1998; si bien estos resultados frente a los de los partidos tradiciona-les podrían verse como mínimos, permiten observar su evolución, su ten-dencia al alza y la importancia que el electorado les concede.
Tabla 5. Resultados electorales alcanzados por las terceras fuerzas en elecciones para Senado
y Cámara de representantes (1974-1998)
AÑOS SENADO CÁMARA DE
Curules (1) % Curules (2) %
1974 8,00 10,00
1978 1,00 5,00
1982 2,00 1,00
1986 6,00 7,00
1990 8,00 8,00
1991(3) 20,00 20,00
1994 15,00 15,00
1998 27,00 22,00
2002 58,00 54,21
REPRESENTANTES
09 20
01 05
02 02
07 14
09 15
20 32
15 24
27 36
58 90
1. El total de curules entre 1974-1978 fue de 112; 1982-1990, de 114; 1991 en adelante, de 100.
2. El total de curules entre 1974-1990 fue de 199; 1990-1998, de 161; 2002, 166
3. Los datos de 1991 corresponden a la renovación del Congreso, luego de la Asamblea Nacional Constituyente.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil y Gutiérrez (1998).
48 Pizarro Leongómez (1997:91) señala que el fracaso de las dos formaciones políticas de
izquierda puede, en principio, atribuirse al debilitamiento de la izquierda en el ámbito
mundial tras el colapso del campo socialista. Asimismo, al bloqueo que han significado
las dos subculturas políticas tradicionales para la emergencia de terceras fuerzas en el
país. Aquí se considera que además de los anteriores factores, uno quizás mucho más
relevante fue haber asumido características propias de los partidos tradicionales, tanto
en la forma de la práctica político–partidista, como en el de la organización interna.
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 88
Gráfico 3. Resultados electorales para Senado y Cámara de Representantes obtenidos por las
terceras fuerzas, 1974- 2002 (% de escaños)
0
10
20
30
40
50
60
70
1974 1978 1982 1986 1990 1991 1994 1998 2002
Senado Camara
De la observación de los datos de la tabla 5, así como del gráfico 3, no
obstante reafirmarse el control político del liberalismo, y en menor me-dida del Partido Conservador, se deduce que las terceras fuerzas han alcan-zado una importante presencia en el panorama político nacional, al punto
que algunos de los líderes clientelistas más tradicionales se vieron desplaza-dos, luego de dos o tres décadas de férreo control sobre sus regiones.
Gráfico 4. Evolución electoral de los partidos tradicionales y las terceras fuerzas en
elecciones a Cámara de Representantes, 1974-1998 (en % de escaños)
Liberal Conservador
0
10
20
30
40
50
60
70
1974 1978 1982 1986 1990 1991 1994 1998
Terceras fuerzas
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 89
Del gráfico 4 se obtienen importantes conclusiones encaminadas no
sólo al propósito de trabajo, sino también de futuras investigaciones. En
primer término, a pesar del leve descenso experimentado en 1986, el Par-tido Liberal mantiene la estabilidad de su fuerza electoral en el país des-de 1974 hasta 1998. Del conservadurismo no se puede decir lo mismo, ya
que su descenso es más que evidente. Entre 1974 y 1998, ha perdido en
términos absolutos 28 escaños en la Cámara de Representantes, lo que
equivale a cerca del 40% de representación. En conjunto, el bipartidismo
tradicional ha perdido durante el período de análisis 54 escaños, es decir, aproximadamente el 30%. En segundo lugar, que mientras el bipartidismo
pierde, las terceras fuerzas ganan. Ganan precisamente lo que pierden
los partidos Liberal y el Conservador en conjunto. En tercer lugar, si bien
se observa en las terceras fuerzas un aumento significativo, y regular, en
su fuerza electoral éstas no se constituyen en una fuerza homogénea
alterna al bipartidismo. El campo de las terceras fuerzas se encuentra
dividido en una multiplicidad de "micro-partidos" y movimientos de
diversa índole política, regional, étnica o religiosa49, en donde la mayoría
de ellos sólo tiene como horizonte de vida la participación en una o dos
elecciones50. Por último, no obstante lo anterior, que Colombia transita
de un sistema bipartidista hacia uno más plural. Podríamos sostener
que va hacia un sistema de bipartidismo atenuado. Como se advirtió en
el capítulo inicial del presente libro, esa lectura pluripartidista es muy
confusa, teniendo en cuenta el origen bipartidista de muchas de esas
aparentes terceras fuerzas. Si en aquel espacio afirmamos que se trata de
un sistema en transición y atípico, en esta reflexión podemos agregar que
dicha transición y atipicidad tienen un elemento indudable de debilita-miento del bipartidismo, cualquiera sea la lectura que de él se haga.
49 Pizarro Leongómez, op. cit, 2002, p. 3.
50 Virgine Laurent, “Comunidades indígenas y participación política en Colombia: las eleccio-
nes de 1994”, en: Análisis Político, No. 31. Santafe de Bogotá, Iepri, 1997, pp. 63-81.
90 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
2. 4 El apoyo a los par tidos
y movimientos políticos colombianos
A lo largo del período de democratización de los sistemas políticos
latinoamericanos acontecidos después de las transiciones políticas, para
unos casos, y de continuidad, para otros, los partidos políticos de la re-gión han sufrido profundas mutaciones que tienen su base en aspectos
endógenos y exógenos, en cuestiones de alcance estrictamente político
institucional, como en otras de contenido social o económico51. No obs-tante, de entre las muchas variables que se pueden contener en estos
aspectos, sólo tres aparecen como las de mayor fuerza explicativa, por su
capacidad de integrar otras, añaden los autores. Éstas son el formato
numérico del sistema de partidos, su polarización ideológica, y el apoyo
social que los partidos reciben. Brevemente, pues no es éste el propósito
de la investigación, abordaremos la última: el apoyo de los partidos po-líticos, en particular de los colombianos. Para ello, y al no disponer de
datos de encuestas de opinión respecto al tema, utilizaremos la informa-ción de que se dispone en otras fuentes.
A la luz de observado, se puede señalar que Colombia es el país de
América Latina que ha ostentado unos partidos tan singulares y persis-tentes que abarcan la totalidad de la vida política del país. Del mismo
modo, que los partidos colombianos se caracterizan por su debilidad, des-organización, clientelismo, desestructuración programática, entre otras. Asimismo, que su longevidad, y características, hacen que ellos sean fuer-tes y débiles a la vez. Estas características apuntan a un debilitamiento de
los partidos, de un lado, y a la pérdida de control sobre el electorado co-lombiano, del otro. ¿Podríamos hablar de crisis de los partidos políticos
colombianos? ¿Podríamos decir, entonces, que no son necesarios? ¿Que el apoyo social, la credibilidad y confianza depositada en ellos son bajos?
Sí. Las actitudes hacia los partidos tradicionales se volvieron deci-didamente negativas52. Estas afirmaciones se corroboran con los datos
recogidos en estudios de campo realizados en 1988 y 1990 (Archer, 1996), cuyos resultados muestran que para 1988, el 52,7% de los encuestados
51 Alcántara y Freidenberg, op. cit,. 2001, p. 24.
52 Archer, op.cit,. 1996, p. 156.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 91
tenía una imagen "mala" respecto de los partidos políticos. Del mismo
modo, el 67% de ellos afirmó tener una imagen "mala" de los políticos
tradicionales, así como de la de los de la izquierda.
Más recientemente, los sondeos de opinión efectuados por el Latinobarómetro en América Latina muestran que los partidos políti-cos, y otras instituciones, son valorados en último lugar. Para el caso
colombiano, el 45,0% de los encuestados manifestó no tener ninguna con-fianza en los partidos políticos. Es decir, que poco menos de la mitad
(porcentaje nada despreciable) no cree en ellos. La tabla 6 y el gráfico15, muestran comparativamente los resultados para los países andinos.
Tabla 6. Nivel de confianza en los partidos políticos* del Área Andina
MUCHA P O C A NINGUNAPAÍS A L G O (N)**
Bolivia 2
Colombia 3 1200
Ecuador 5 1200
2 1045
Venezuela 5 1200
3,40 13,4 31,6 1088
18 30 42 794
14 36 45
10 30 54
Perú 15 35 47
10 27 57
Media países andinos 49
Pregunta: ¿Diría Ud. que tiene mucha, algo, poca o ninguna confianza en los partidos políticos?
* Se ha eliminado los no sabe/no contesta. ** Número de personas escuestadas
Fuente: elaboración propia a partir de Alcántara y Freidenberg (2001:28).
Del mismo modo, la información que recoge la colección de docu-mentos-país elaborada por investigadores del Instituto de Estudios de
Iberoamérica y Portugal de la Universidad de Salamanca indica que para
el caso colombiano, la confianza en los partidos políticos disminuye con-siderablemente con el paso del tiempo. Así, si durante la legislatura 1998-2002, el 45% de los representantes colombianos afirmaba tener "mucha" o "bastante" confianza en éstos, durante la legislatura 2002-2006, la con-fianza en los mismos disminuyó en un 47,03%, es decir que sólo el 24% de
los representantes colombianos manifestó tener "mucha" o "bastante"
confianza en los partidos políticos53 .
53 Véase. Colombia (1998-2006). Colección de documentos-país. Equipo Elites parlamentarias
de América Latina. Instituto Interuniversitario de Iberoamérica, Universidad de Salamanca,
2005.
92 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
Si bien los resultados son desalentadores, éstos deben ser leídos en
comparación con otro tipo de respuestas que maticen tal percepción, seña-lan (Alcántara y Freidenberg, 2001: 28). Es necesario tomar, por ejemplo, respuestas masivas positivas a preguntas del tipo de "si puede funcionar
el país sin políticos", o "sin partidos políticos no puede haber democracia". Aunque en la presente investigación éstas no se tienen en cuenta, pregun-tas y respuestas de este tipo bien pueden servir para adelantar investiga-ciones futuras acerca del "declive de los partidos políticos en Colombia".
Gráfico 5: Nivel de confianza en los partidos políticos del área andina
0
10
20
30
40
50
60
70
Bolivia
Mucha Algo
Colombia Ecuador Perú Venezuela
Poca
Región Andina
Ninguna
3. El sistema de partidos colombiano. ¿En dónde estamos?
Desde la óptica de la competencia interpartidista, y en las etapas de
formación del sistema de partidos, es difícil precisar con exactitud qué
líneas de conflicto determinaron la adhesión a una u otra formación polí-tica. Sin embargo, en la medida en que las diferencias sociales y económi-cas fueron poco claras para determinar la dicotomía liberal-conservador, y en que fueron pocas las instancias en las que los intereses específicos de
comerciantes y terratenientes determinaran su alineación en partidos
políticos opuestos54, hay que señalar que los conflictos de orden territorial y religioso –predominaron y en buena medida determinaron– la alinea-ción en uno u otro partido.
54 David Bushnell, The making of modern Colombia. A nation in spite of itself. California: University
of California Press. [Edición castellana consultada: David Bushnell, Colombia. Una na-
ción a pesar de sí misma. De los tiempos precolombinos a nuestros días. Santafé de Bogotá:
Planeta, 1996, pp.137-138.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 93
Del mismo modo, se puede sostener, entonces, que las diferencias, entre liberales y conservadores son atribuibles al prestigio social y a las
conexiones familiares entre los dirigentes de ambas formaciones; a la di-versidad regional, en donde los partidos, que antes de ser organizaciones
sólidas, eran confederaciones sueltas de terratenientes y comerciantes, que
tenían una autonomía considerable55; igualmente, hacia los asuntos entre
la Iglesia y el Estado. Allí, precisamente, se encuentran las diferencias más
significativas entre los partidos, por lo menos en el siglo XIX. Estas dife-rencias ideológicas se mezclaron más claramente con disputas de carác-ter personal y regional, al punto de remplazarlas y convertir la alineación
partidista en una subcultura: se nace y se muere siendo de un partido u
otro. La identificación partidista en el siglo XIX apuntó a que las tierras
bajas del valle del Cauca y algunos departamentos de la costa atlántica
tendieran a ser más liberales, y las altas de Bogotá, Boyacá, Pasto, Antioquia, Cauca a ser más conservadoras56. Hoy sin embargo, tal afirmación resul-taría difícil de sostener. El declive del Partido Conservador, de un lado, y la
emergencia de fuerzas políticas distintas del bipartidismo, del otro, han
modificado la distribución geográfica de las inclinaciones electorales57 .
En cualquier caso, ambos partidos, tanto en el pasado, como en la
actualidad, son multiclasistas y cubren todo el territorio nacional. A pe-sar de todas las diferencias en la pujanza relativa de una región a otra y de
los estragos que causaron y causan sus disputas, los partidos se han
convertido en fuerza unificadora y alternativa funcional a los conflictos
generados tanto por los desequilibrios regionales como por la presencia
de actores insurgentes que pretenden desestabilizar el sistema democrá-tico colombiano. Los partidos políticos sobresalen, entonces, por su gran
fortaleza y cobertura social, lo que provoca la absorción prácticamente
total de la vida política colombiana, a pesar de la crisis por la que reite-
55 Hartlyn, op.cit., 1993, p. 40.
56 Ibid.; Bushnell, op.cit., 1996, p. 137.
57 Departamentos como Antioquia o Boyacá, bastiones electorales del Partido Conservador, eligie-
ron en 2000 candidatos liberales a la gobernación del departamento, por ejemplo. Del mismo
modo, departamentos como el Atlántico, Tolima o Cauca (liberales, los dos primeros y conserva-
dor el último), eligieron en las mismas elecciones candidatos que pertenecen a partidos y
movimientos distintos de los tradicionales.
94 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
radamente, se dice, atraviesan58, y aunque no siempre hayan triunfado
en el mantenimiento de la estabilidad institucional59 .
La afirmación respecto a que el sistema político colombiano se ca-racteriza por tener un sistema de partidos bipartidista es una constan-te en los trabajos politológicos de muchos académicos60 . Así, tradicionalmente Colombia es considerada como uno de los principa-les ejemplos del bipartidismo en América Latina. Sin embargo, aun
aceptando tal afirmación, es necesario matizarla. Durante algunas de
las etapas del desarrollo político colombiano se han configurado siste-mas de partido diferentes al bipartidismo61. Tal es el caso de los perío-dos hegemónicos tanto liberales como conservadores de finales del siglo
XIX, comienzos y mediados del XX, o los del período del Frente Nacio-nal, o, más recientemente, el de la Asamblea Nacional Constituyente de
1991; épocas en las que el sistema político colombiano puede ser consi-derado como sistema con partido predominante y un número descono-cido de bloques62, o como sistema de multipartidismo moderado, en el caso de la Asamblea Nacional Constituyente.
Del mismo modo, Coppedge63 sostiene que la dispersión de cada uno
de los países en múltiples celdas (véase tabla 7) da por tierra con la insen-satez de tratar de clasificar a los sistemas de partidos de los países lati-noamericanos sólo por su número de partidos. En ese sentido creemos
que lo que hay que hacer es clasificarlos no por el número, sino por el tipo
de competencia. Visto así, éste deja de ser bipartidista.
58 Véase Bushnell, op.cit., 1996, p. 137, Hartlyn, op. cit., 1993, pp. 47-48 y Francisco Leal
Buitrago “Colombia, un bipartidismo en crisis», en Lorenzo Meyer, y José Luis Reina (Coords.),
Los sistemas políticos en América Latina. México, D.F.: Siglo XXI Editores, 1989, p. 237.
59 A mediados del siglo XX, el golpe militar de 1953 se constituye en el único quiebre de las
instituciones democráticas colombianas. Al igual que en Chile y Uruguay, la llegada de los
militares al poder fue promovida por amplios sectores de los partidos institucionalizados.
Véase Marcelo Cavarozzi. “Los partidos políticos y su papel en las transiciones recientes”,
en: Manuel Alcántara Sáez, e Ismael Crespo, (eds.), Los límites de la consolidación demo-
crática en América Latina. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 1995 p. 151.
60 Alcántara (1999); Archer (1995); Mainwaring y Scully (1995); Dávila (1992); Roll
(2001); Ramos Jiménez (1995); Bushnell (1996); Hartlyn (1993), entre otros.
61 Véase el cuadro correspondiente en el comienzo del primer capítulo de este libro, sobre
los diferentes sistemas de partidos en Colombia hasta 1991.
62 Michael Coppedge, “La diversidad dinámica de los sistemas de partidos latinoamerica-
nos”, en: Postdata, 6. Buenos Aires, julio de 2000, pp. 109-134.
63 Ibid., p. 128.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 95
Tabla 7. Fragmentación de bloque y sistema de partidos
(n=139)
(n=46) (n=44)
EXTREMOS
(n=39)
BIPARTIDARIO
DE 2 A 3
MULTIPARTIDARIOS
V DE 3 A 5
MULTIPARTIDARIOS
ARRIBA DE 5
Bloque dominante
debajo de 2
(n=43)
Dos bloques
de 2 a 3
(n=63)
Multibloque moderado
de 3 a 5
(n=37)
Argentina 1928
Brasil 1974-8
Colombia 1931,
1964, 1970,
1990ª
Costa Rica 1953
México 1985, 1991
Perú 1963
Argentina 1983
Bolivia 1966
Brasil 1982
Colombia 1947-9,
1974-86
Costa Rica 1962-70,
1978-94
México 1994
Uruguay 1919-84
Venezuela 1983
Argentina 1916, 1922,
1958
Brasil 1945
Perú 1995
Venezuela 1958
Argentina 1918-20,
1930, 1985-93
Bolivia 1993
Colombia 1991-4,
Costa Rica 1958
México 1988
Perú 1985, 1992
Venezuela 1973-8,
1988
Argentina 1918-20,
1930, 1985-93
Bolivia 1993
Brasil 1986
Chile 1925, 1965-9
Colombia 1990b
Costa Rica 1974
Perú 1978-80
Uruguay 1989-94
Argentina 1926, 1946,
1960-3
Argentina 1912-4,
1924
Brasil 1950, 1958-62
Ecuador 1966
Venezuela 1963-8,
1993
Argentina 1965
Brasil 1954, 1994
Chile 1915-21. 1392-
45, 1953, 1961,
1973-93
Ecuador 1979, 1988,
1992-4
(n=6)
Multibloque Extremo
arriba de 5
Brasil 1990
Chile 1949, 1957
Ecuador 1984-6, 1990
Fuente: Guzmán (2005:187).
Como señala Alcántara (1999), una de las características que definen
el comportamiento político de los colombianos es el peso de las
subculturas que han llegado a representar los partidos liberal y conser-vador, creando redes de caciquismo regional y de clientelismo con efectos
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 96
en el sistema político, y que acentúan el predominio de los partidos tradi-cionales, principalmente del liberal. Sin embargo, decir predominio no
significa en modo alguno bipartidismo; ni hablar de bipartidismo signi-fica alternancia. Entonces, ¿bipartidista dónde? ¿En qué elecciones? ¿En
qué momentos?
En el ámbito nacional64, para referirnos al dónde, el sistema de par-tidos colombiano, desde el punto de vista del formato, se presenta como
bipartidista. No obstante, siguiendo a Sartori65, cuando un partido go-bierna solo y se mantiene en el poder elección tras elección, se tiene un
sistema de partido predominante, no bipartidista. La alternación en el poder es la señal característica de la mecánica del bipartidismo, añade
Sartori. Desde 1986 y hasta 1998, por mencionar solo las últimas eleccio-nes, el Partido Liberal acapara más del 50% de los escaños del Congreso
de la República (véase tabla 8). Tabla 8. Número y porcentaje de escaños alcanzados por el partido liberal en el congreso,
1986-2002
1986 1990 1994 1998 2002
% 52,71 59,10 53,93 50,56
Cámara de Representantes 104 119 88 86
Senado64 66 56 48
Total (C+S) 168 185 144 134
Total Congreso 313 313 267 265
Fuente: elaboración propia a partir de:
Para 1986: Problèmes d'Amerique Latine, 84: 36.
Para 1990: Registraduría Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales 1990.
Para 1994: Boletín Electoral Latinoamericano XI (enero-junio): 132-133.
Para 1998: Registraduría Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales 1998.
Si a lo anterior le agregamos el hecho de que desde 1986 el partido de
gobierno es liberal, se estaría frente a un sistema con características de
partido predominante. El Partido Liberal es el partido que más poder ha
64 Cuando se habla del nivel nacional se está haciendo referencia a las elecciones para
Congreso (Cámara de Representantes y Senado de la República).
65 Sartori, Giovanni. Partidos y sistemas de partidos. 2ª edición. Madrid: Alianza Editorial,
1992, p. 234.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 97
tenido cronológicamente en toda América Latina (…) de los cuales la
mayor parte del tiempo ha sido dominante ocupando la mayoría de las
presidencias y de las curules en el Congreso de la República (Roll, 2000)66 . El adjetivo bipartidista se pone aún más en duda si, coincidiendo de
nuevo con Sartori67, admitimos que siempre que encontremos en una
comunidad política, un partido que deja atrás a todos los demás, este
partido es dominante en el sentido de que es considerablemente más
fuerte que los demás. En este caso, no se pone en duda la existencia de
otros partidos. Éstos existen legalmente, y son legítimos competidores
del predominante. En cambio la rotación o alternación en el poder (como
señal característica de la mecánica del bipartidismo) no se da en la práctica; sim-plemente el mismo partido se las arregla para ganar, a lo largo del tiem-po, una mayoría absoluta de los escaños (no necesariamente de los votos) en el Congreso 68 .
Dado que, como anotamos arriba, el caso colombiano reúne las ca-racterísticas propias de un sistema de partido predominante, la condi-ción de bipartidista se pone en entredicho, situación que no debe ser
motivo de preocupación. Después de todo, añade Sartori69, cuanto más
sensible sea una tipología a las variaciones, y cuanto menos se enjaule a
sus casos, más valor dinámico tendrá el sistema político. De otra parte, vale la pena recordar que dado el valor dinámico de los sistemas políti-cos democráticos, en cualquier momento determinado, su sistema de
partidos puede pasar de un tipo a otro70 .
66 Habría que agregar que un caso comparable al del Partido Liberal se encuentra en el
Partido Revolucionario Institucional, PRI, mexicano.
67 Giovanni.Sartori, op.cit., 1992, pp. 245-256.
68 Respecto a los sistemas de partido predominante, se destaca que pertenecen a la zona
del pluralismo de partidos. Asimismo, características tales como: la mayoría absoluta
de los escaños, permanecer como partido predominante por lo menos cuatro legislatu-
ras, la autenticidad de las victorias electorales. Sartori, op. cit,. 1992.
69 Ibid., p. 250.
70 Entre 1886 y 1930, el Partido Conservador se mantuvo en el poder tipificando un
sistema de partido hegemónico; entre 1930 y 1946, fue el Partido liberal el que se hizo
con el poder político, sustituyendo la hegemonía partidista conservadora; entre 1958 y
1974, el poder político se alternó equitativamente entre las dos formaciones tradiciona-
les, adquiriendo características de bipartidismo consociacional; entre 1974 y 1998, el
Partido Liberal ha sido apoyado mayoritariamente por los electores, y sólo de manera
coyuntural el Partido Conservador ha accedido a la Presidencia de la República. Durante
todo el último período, el Partido Liberal ha sido mayoría en el Congreso de la República.
98 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
Un aspecto adicional por considerar es la cercanía que puede darse
en los sistemas de partido bipartidista y predominante: una pequeña
diferencia en los resultados puede transformar el carácter del sistema. Por último, aquí el criterio que se utilizó no es el del número de partidos, sino el de la distribución concreta del poder entre ellos, medido en votos
y escaños. Así, el tipo de sistema de partido predominante en Colombia
es el resultado del formato bipartidista, o bipartidista fragmentado (Roll, 2000), y en proceso de cambio hacia un modelo aún no determinado. El gráfico 6 ilustra la predominancia del Partido Liberal y, por ende, su
influencia en la definición del sistema de partidos.
Gráfico 6. Distribución del poder político en el Congreso, 1974-1998 (partidos
y porcentaje de escaños)
0
10
20
30
40
50
Liberal Conservador
1974 1978 1982 1990 1990 1991 1994 1998
Terceras fuerzas
Compartiendo que el sistema de partidos colombiano, como se ex-plica en el capítulo precedente, es un sistema en transición, y además
teniendo en cuenta el peso que la dimensión local y regional –desde el punto de vista de la distribución territorial del poder–, han adquirido
con la descentralización política, el sistema de partidos colombiano se
complejiza, y con él, la realidad política colombiana al hacer referencia a
los subsistemas de partidos que puedan existir en cada una de las regio-nes del país. Por tanto, más que de un único sistema de partidos, cabe la
posibilidad de indicar la existencia de sistema de partidos en el ámbito
nacional, por un lado, y de subsistemas regionales de partido, por el otro. Éstos no necesariamente deben coincidir. Hay que tener en cuenta, sí, que
la competitividad en los ámbitos es diferente, como lo son también los
cargos representativos por los que se compite. Con la descentralización
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 99
política iniciada en 1988, se produjo una mayor oferta de opciones políti-co-partidistas. La Constitución de 1991 facilitó aún más las cosas al esta-blecer la libertad para organizar partidos políticos. La indisciplina interna, las tendencias internas y transversales de los partidos tradicionales mul-tiplicaron las ofertas, a tal punto que si se aceptara lo sostenido por Losada70 , en la actualidad tendríamos más de un centenar de partidos o movimien-tos políticos. Sólo con mirar los resultados es posible determinarlo.
En el ámbito nacional, el sistema político colombiano, en lo que res-pecta a la mecánica, presenta un sistema de partido predominante, deri-vado del bipartidismo imperfecto en que siempre se ha clasificado al sistema de partidos colombiano. Ahora, en cuanto al formato, desde 1991
se presenta un sistema que transita decididamente desde el bipartidismo
imperfecto hacia un sistema multipartido (véase tabla 9).
Tabla 9. Número efectivo de partidos parlamentarios
1991 1994 1998 2002 PROMEDIO
2,46 3,02 3,90 7,89 4,31
Fuente: cálculos elaborados a partir de resultados oficiales de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Las tablas 10 y 11 muestran cómo en el año 2002, tanto al Senado
como a la Cámara de Representantes han llegado miembros de un
variopinto de movimientos políticos que acompañan a los partidos polí-ticos tradicionales72 .
71 Losada deduce de manera simple que a cada sigla o etiqueta partidista corresponde un
partido o movimiento político autónomo. De hecho, la realidad es diferente, y en la mayoría
de las ocasiones, detrás de cada una de estas siglas se esconden los partidos tradiciona-
les, que al dar el aval correspondiente exigen posteriormente la alineación al partido.
Véase, Rodrigo Losada. “Crisis of Political Parties or Populism”. Ponencia presentada en
la Conference on Colombian Politics in Crisis. Instituto de Estudios Latinoamericanos,
Universidad de Londres, 1997.
72 Una explicación al fenómeno de la “explosión” de partidos y movimientos políticos podría
encontrarse en la laxitud de la norma constitucional de 1991 que estableció la garantía
para que todos los nacionales pudieran ejercer el derecho a fundar, organizar y desarrollar
organizaciones político-partidistas. Otra posible explicación al mismo fenómeno estaría en
la estrategia electoral implementada por los partidos políticos tradicionales para obtener
más curules dentro del congreso. Esto último, sin embargo, si bien produjo más escaños,
resultó también en una alta fragmentación en los partidos que sacrificó no sólo la poca
cohesión partidista, sino también la poca disciplina que existía.
100 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
Tabla 10. Partidos y movimientos políticos con escaños en el senado, 2002-2006
PARTIDO/MOVIMIENTO POLÍTICO VOTOS GANADORES ESCAÑOS OBTENIDOS
1.693.908 29
758.561 13
6Coalición 414.894
Movimiento Alianza Social Indígena
Movimiento Vanguardia Moral y Social Vamos Colombia
351.486
273.467
210.499
247.870
118.003
212.507
133.397
111.635
116.067
88.570
119.022
83.594
101.660
62.806
54.280
82.053
57.474
85.713
81.061
70.662
78.080
77.916
71.623
70.704
70.699
66.512
65.294
63.533
29.578
6
4
2
4
2
2
2
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
47.027 1
49.814 1
Partido Liberal
Partido Conservador
Movimiento Nacional
Movimiento Equipo Colombia
Movimiento Colombia Siempre
Movimiento Integración Popular Mipol
Movimiento Cambio Radical
Otros partidos o movimientos
Movimiento Popular Unido, MPU
Movimiento Revolución Acción Laboral Moral
Movimiento Frente Social y Político
Movimiento Nueva Fuerza Democrática
Alianza Nacional Popular, Anapo
Partido Socialdemócrata Colombiano
Movimiento Fuerza Progresista
Movimiento Nuevo Liberalismo
Movimiento Convergencia Ciudadana
Movimiento Convergencia Popular Cívica
Movimiento Unionista
Movimiento Independiente de Revolución Absoluta, MIRA
Movimiento Nacional Progresista
Movimiento Salvación Nacional
Movimiento Alternativa de Avance Social, ALAS
Movimiento Dejen Jugar al Moreno
Movimiento Político por la Seguridad Social
Movimiento Somos Colombia
Movimiento Compromiso Cívico Cristiano
Movimiento Voluntad Popular
Movimiento Huella Ciudadana
Movimiento Sí Colombia
Movimiento Ciudadano
48.939 1
46.298 1
Movimiento Unidad Democrática
Movimiento Independiente Frente de Esperanza y Fe
continúa
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 101
continuación
PARTIDO/MOVIMIENTO POLÍTICO VOTOS GANADORES ESCAÑOS OBTENIDOS
145.703
1 43.265
142.954
1 41.672
1 40.460
35.215 1
Movimiento Obrero Independiente Revolucionario, MOIR
Movimiento Cívico Independiente
Movimiento Político Ciudadanos por Boyacá
Movimiento Progresismo Democrático
Partido Nacional Cristiano
Autoridades Indígenas de Colombia
Total 6.564.475 (1) 102
(1) Sólo se han tenido en cuenta los votos de los partidos y movimientos políticos que han alcanza-do escaños en el Senado. El total de votos válidos a nivel nacional fue de 9. 286. 175 (inclui-dos los votos de la circunscripción indígena).
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Tabla 11. Partidos y movimientos políticos con escaños en la cámara de representantes,
2002-2006
PARTIDO/MOVIMIENTO POLÍTICO VOTOS GANADORES ESCAÑOS OBTENIDOS
1.636.911 55
686.874 21
Coalición 483.416 17
1.772 1
142.652 4
95.287 2
65.694 2
53.896 2
144.019 4
297.846 7
60.283 1
92.766 2
91.192 2
40.852 1
168.621 5
35.433 1
75.570 2
72.469 3
86.450 2
Partido Liberal
Partido Conservador
Movimiento Unidad democrática
Movimiento Equipo Colombia
Movimiento Revolución Acción Laboral Moral
Movimiento Progresismo Democrático
Movimiento Fuerza Progresista
Movimiento Convergencia Popular Cívica
Movimiento Cambio Radical
Movimiento Conservatismo Independiente
Movimiento Participación Popular
Movimiento Voluntad Popular
Movimiento Cívico Seriedad Colombia
Movimiento Apertura Liberal
Movimiento Republicano
Movimiento Unionista
Movimiento Integración Regional
Movimiento Nuevo Liberalismo
continúa
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 102
continuación
PARTIDO/MOVIMIENTO POLÍTICO VOTOS GANADORES ESCAÑOS OBTENIDOS
93.646 3
148.305 3
87.014 2
3.660 2
28.632 1
70.501 2
21.274 1
70.558 2
54.987 2
37.256 1
49.771 2
78.895 1
47.213 1
40.936 1
29.786 1
25.978 1
24.342 1
22.051 1
19.871 1
30.926 1
Colombia Siempre
Movimiento Popular Unido
Movimiento Mipol
Movimiento Político Comunal y Comunitario
Movimiento Únete Colombia
Movimiento Convergencia Ciudadana
Movimiento Socialismo Democrático
Frente Social y Político
Movimiento de Salvación Nacional
Movimiento Vanguardia Moral y Social
Movimiento Huella Ciudadana
Movimiento Vía Alterna
Movimiento Nacional
Movimiento Reconstrucción Democrática Nacional
PartidoNacional Cristiano
Movimiento Nueva Fuerza Democrática
Movimiento Participación Comunitaria
Movimiento Nacional Progresista
Movimiento Popular Colombiano
Otras organizaciones
70.463 1
5.046.218 165
Autoridades Indígenas de Colombia
Total
(1) Sólo se han tenido en cuenta los votos de los partidos y movimientos políticos que han alcanzado escaños en el Senado. El total de votos válidos a nivel nacional fue de 9. 561. 952 (incluidos los votos de la cir-cunscripción indígena).
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil
En el ámbito subnacional, a partir de 1988 se configuraron
subsistemas regionales de partido, que van desde el bipartidismo hasta
el multipartidismo moderado. La subcultura de filiación partidista está
cediendo terreno frente a nuevas opciones políticas generadas por la aper-tura política, así como por la estructura de oportunidad política de la
descentralización. La organización partidista es débil, sobresale el frac-cionamiento y la intensificación de la personalización política, tanto en
los partidos tradicionales como en las terceras fuerzas, con lo que la ideo-logía se subordina al líder de turno. La participación electoral sigue sien-do baja y pocas veces alcanza el 50% (Alcántara, 1999).
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 103
3.1 Fragmentación/número de partidos
Señalamos al final del apartado anterior que desde el punto de vista
del formato, el sistema de partidos a escala nacional transita hacia el multipartidismo. Ahora, y como argumento de las anteriores afirmacio-nes, nos detendremos en algunos de los indicadores más relevantes del sistema de partidos: el índice de fragmentación de Rae (1971)73 y el núme-ro de partidos de Taagepera y Shugart (1989)74 .
La fragmentación es una de las dimensiones más importantes que se
pueden considerar, ya que informa acerca de la medida en la que el poder
político se halla disperso o concentrado; esto, señala Oñate y Ocaña (1999), nos permite saber el número de partidos que compiten en el seno de un
sistema de partidos. La relevancia del indicador se pone de manifiesto
cuando, con base en un criterio cuantitativo, se intenta clasificar al siste-ma de partidos. El índice de fragmentación resulta fundamental a la hora
de analizar, en sistemas políticos representativos, temas importantes como
el de la gobernabilidad, el de la dificultad para formar gobiernos o coalicio-nes gubernamentales o parlamentarias, o el de la inestabilidad institucional. Así, comprender la medida en la que el poder político se halla disperso o
concentrado resulta de especial interés a la hora de analizar cualquier
sistema político y su eventual rumbo. Sartori (1992) entendió que la frag-mentación del sistema de partidos posibilitaba la precisión de la clasifica-ción del mismo, así como aproximar las consecuencias que éste tenía para
el funcionamiento, en general, del sistema político.
La fragmentación del sistema de partidos está determinada por el núme-ro de partidos relevantes, o con capacidad de chantaje, dentro del siste-
73 El índice de fragmentación acuñado por Rae cuenta con dos versiones, según considere la
fuerza de los partidos en términos de votos o de escaños. La diferencia entre uno y otro
dependerá de la distorsión que el sistema electoral introduzca en la proporcionalidad entre
votos y escaños para cada partido. Se calcula con la siguiente fórmula: F= 1 Σpi , donde2
pi corresponde a la proporción de votos, o escaños, obtenidos por el partido I-ésimo. El
indicador anterior es uno de los más aceptados. De otra parte, su sensibilidad tanto al
número como a la igualdad relativa de los votos de partido permite considerar sistemas
de cualquier número de partidos, lo cual puede resultar benéfico al momento de utilizarlo
en sistemas presidencialistas.
74 El índice de número de partidos se calcula con la siguiente fórmula: N= 1/Σpi2 , donde pi
es la proporción de votos o escaños del partido I-ésimo.
104 PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO
ma. En otras palabras, la fragmentación indica el número de partidos
importantes que reciben votos o alcanzan representación parlamenta-ria. El índice de fragmentación varía entre 0 y 1. Así, valores cercanos a 0
indican la probabilidad de que dos electores o dos parlamentarios, voten
o pertenezcan a un mismo partido, respectivamente.
Para el caso colombiano, podemos observar que entre 1994 y 2002 el indicador de fragmentación ha oscilado entre 0,65 y 0,85. Esto nos indica
que cada vez resulta más probable que, al momento de votar, dos electo-res lo hagan por partidos o movimientos políticos diferentes, de un lado, o que dos de los parlamentarios que ocupan escaños en Senado o Cámara
de Representantes también pertenezcan a dos organizaciones político-partidistas diferentes.
En cuanto al número de partidos, el sistema de partidos colombiano
también experimenta desde 1991 cambios significativos. El análisis de
los resultados electorales de los comicios celebrados entre 1994 y 2002
así lo indican (tabla 9). De un sistema de pluralismo limitado en 1994 se
ha pasado a un sistema de pluralismo extremo que, no obstante no en-contrarse distanciados ideológicamente, tienen la tendencia a formar di-versas coaliciones que giran en torno del partido que está en el gobierno.
Es de anotar que este pluralismo extremo que se nos presenta luego
del análisis es, si se quiere, engañoso. Si, en lugar de tener en cuenta de
manera individual para el cálculo del indicador la totalidad de los parti-dos y movimientos políticos que obtienen escaños, los agrupáramos en
tradicionales y no tradicionales, el resultado sería distinto. Sólo, a manera
de ejemplo, tomando el año 2002 y agrupando aquellos partidos y movi-mientos políticos con lema diferente al liberalismo y conservadurismo, tendríamos un sistema de bipartidismo imperfecto, de nuevo. Habría que
aclarar, sí, que los partidos y movimientos políticos no tradicionales pasa-rían a ser la fuerza más importante tanto en lo electoral como en el Congre-so. Tal situación corrobora, de un lado, lo que otros analistas han venido
sosteniendo respecto del declive de los partidos tradicionales, Liberal y Con-servador, y en mayor medida de este último; y del otro, que este bipartidismo
atenuado se caracteriza por tener dos partidos o fuerzas políticas relevan-tes, pero altamente atomizadas y fragmentadas en su interior.
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 105
Gráfico 7.
1994 1998 2002 0
10
20
30
40
50
60
70
toral lamentaria Número de parti-
dos electorales Número de partidos en el Congreso
Fracmentación elec- Fracmentación par-
El gráfico 7 permite observar con más detalle la evolución del núme-ro efectivo de partidos, tanto electoral como parlamentario, del sistema
de partidos colombiano.
4. Resumen
A pesar de la literatura existente acerca de los partidos políticos y de
los sistemas de partidos, el interés por seguir avanzando en el estudio de
éstos no debe ser diferente del de otros campos de la ciencia política. Por el contrario, se debe seguir avanzando en procura de ofrecer proposiciones
teóricas que contribuyan a estimular y estructurar investigaciones empí-ricas que validen, rechacen o modifiquen las propuestas teóricas. En este
orden de ideas, el presente capítulo perseguía dos propósitos fundamenta-les: de un lado, avanzar en el estudio de los partidos y movimientos políti-cos colombianos, y analizar comparativamente el desempeño electoral de
los partidos tradicionales, frente a las organizaciones político-partidistas
que hicieron su aparición a finales de la década de los años de 1980 y
comienzos de la de 1990, agrupadas en el concepto de terceras fuerzas.
A partir del análisis tanto de la literatura politológica colombiana
existente, como de los resultados electorales obtenidos por el liberalis-mo, el conservadurismo y las terceras fuerzas en elecciones al Congreso,
PARTIDOS POLÍTICOS Y CONGRESO 106
se obtuvieron importantes conclusiones: en primer lugar, dada su falta, la necesidad de recopilar información relacionada con las terceras fuer-zas: estatutos, declaración de principios, plataformas programáticas. En
segundo lugar, en lo referente a los partidos tradicionales, se observó el paulatino descenso electoral experimentado por las dos formaciones po-líticas. No obstante el Partido Liberal mantener una relativa estabilidad
a lo largo del período analizado, el Partido Conservador ve cómo elección
tras elección su caudal electoral disminuye. En conjunto, el bipartidismo
ha perdido entre 1974 y 1998 más del 20% de su fuerza electoral. En tercer
lugar, si los unos pierden, las terceras fuerzas ganan. En efecto, elección
tras elección éstas han ido ganándole terreno a liberales y conservadores
al ganar precisamente ese mismo porcentaje de fuerza electoral perdido
por ellos. Sin embargo, el campo "destinado" a un tercer partido sigue
vacío en el panorama político partidista colombiano75. Las terceras fuer-zas, a pesar de su progresión electoral, no se constituyen en un cuerpo
sólido y homogéneo, sino que, por el contrario, están conformadas por un
variopinto de "microempresas electorales" de diversa índole política en
el que destacan los movimientos étnicos, religiosos y regionales76. En cuarto
lugar, que la ortodoxia con que se califica al sistema de partidos en Co-lombia y lo señala como bipartidista, debe ser revisada. A tenor de los
resultados electorales analizados, Colombia transita, desde 1990, hacia
un formato diferente al del bipartidismo. Quizás el más adecuado sea el de bipartidismo atenuado. Es decir, aquel que está conformado por dos
partidos mayoritarios (altamente atomizados), de una parte y, por otra, por una fuerza minoritaria pero en constante ascenso: las terceras fuer-zas que albergan distintas opciones políticas.
Es de señalar, finalmente, que dicha transición va a tomar un rumbo
singular, debido a las nuevas normas electorales que obligan al reagrupamiento de los partidos y a la unión de las terceras fuerzas para
sobrevivir (lista única, umbral de partido y electoral, militancia única, etc). Lo cierto del caso es que tanto la lectura del fenómeno realizada en el
75 Salvo entre 1990 y 1991, cuando la Alianza Democrática M-19 alcanzó resultados
electorales históricos para partidos distinto, del Liberal o Conservador, la noción de
tercer partido estuvo ausente.
76 El concepto de “microempresas electorales” fue introducido en la literatura politológica
por Pizarro Leongómez (1997), para designar la atomización personalista que sufre el
sistema de partidos en el país. Véase también Gutiérrez y Dávila (2000).
UN SISTEMA BIPARTIDISTA ATENUADO Y EN DECLIVE 107
primer capítulo, como el presente análisis no buscan definir hacia el fu-turo, sino caracterizar el sistema de partidos desde 1991 hasta hoy. En
ambos estudios hemos mantenido el lenguaje sartoriano, adornándolo
tan solo de adjetivos aclarativos: bipartidismo propio, atípico, atenua-do, transicional, etc. Queda la sensación, sin embargo, de que esas defini-ciones prestadas y adaptadas no terminan de agotar el fenómeno, y de
que es necesario diseñar una definición propia de dicho período, sin tan-ta sujeción a este lenguaje. Es así como en el siguiente capítulo, dos miem-bros del grupo abordan la cuestión con más audacia, aventurando una
definición basada en reflexiones teóricas y observaciones empíricas es-pecíficas, según la cual dicho sistema no es bipartidista, sino faccionalista
concéntrico de centro-derecha. Es una lectura complementaria de estas
dos primeras, con lo cual esperamos haber proporcionado al lector toda
una gama de opciones analíticas y explicativas, con las cuales pueda
elaborar su propia caracterización del sistema de partidos colombiano.
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Documentos partidistas y materiales de los partidos tradicionales
Partido Liberal
Estatutos
Código de Ética
Propuesta Programática, antología del pensamiento y programas del Partido
Liberal 1820-2004
Partido Conservador
Estatutos
Declaración de Principios
Manual del Conservador
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