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Vol. 6, No. 3, Spring 2009, 166-193
www.ncsu.edu/project/acontracorriente
Por las calles de ciudad de Guatemala: Memoria y justicia a
través del grafiti callejero del colectivo H.I.J.O.S.
Ana Yolanda Contreras
United States Naval Academy
Miré los muros de la patria mía,… ….y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte. Francisco de Quevedo
Han transcurrido ya doce años a partir de la fecha en que se
firmaron los Acuerdos de Paz en Guatemala, un significativo 29 de
diciembre de 1996, y una década de la presentación del reporte Memoria
del Silencio, realizado por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico
Contreras 167
(CEH). No obstante, a pesar del tiempo transcurrido, pocos han sido los
avances que el Estado guatemalteco ha llevado a cabo en cuanto a las
recomendaciones que se le hicieron en dicho reporte con respecto a la
dignificación de la memoria de las víctimas, el esclarecimiento del paradero
de los desaparecidos, la masiva exhumación de restos en tumbas anónimas
conocidas por entes del Estado y la restitución económica a los
sobrevivientes (Recomendaciones CEH). En la actualidad, aunque se
evidencia voluntad por parte de la administración del presidente Álvaro
Colom Caballeros para efectuar avances en dichas recomendaciones1, aún
persiste la resistencia de algunos sectores estatales a actuar de acuerdo a lo
recomendado y de aceptar la responsabilidad que el reporte le imputa al
Estado guatemalteco por los abusos y violaciones contra los derechos
humanos cometidos durante el conflicto armado2.
1 Según Prensa Libre, uno de los periódicos con mayor circulación en
Guatemala, durante sus primeros meses de gobierno, el presidente Álvaro Colom y su esposa Sandra Torres de Colom, en nombre del Estado, han pedido perdón a varias comunidades que sufrieron la represión estatal durante el conflicto armado. El pasado 18 de julio de 2008, el presidente Colom, personalmente, entregó un retrasado resarcimiento económico a 695 familias en dos comunidades de los departamentos de Sololá y San Marcos. Más significativo aún es el hecho que el presidente Álvaro Colom durante su discurso en la conmemoración del Día Nacional de la Dignidad de las Víctimas, que tuvo lugar en el Palacio Nacional de la Cultura el 26 de febrero de 2008, ofreció desclasificar los archivos militares para llegar a la verdad.
Asimismo, entre estos avances se han dignificado a algunas figuras públicas tales como Irma Flaquer, Oliverio Castañeda de León, Alberto Fuentes Mohr y Manuel Colom Argueta.
2 Esta resistencia es especialmente evidente en lo que respecta a las fuerzas armadas, principalmente el Ejército, entidad que interpuso varios obstáculos durante meses a modo de que la Secretaría de la Paz (SEPAZ) no pudiera obtener los archivos de esa institución, y con ello cumplir con la desclasificación ofrecida por el presidente Álvaro Colom. El 22 de octubre de 2008. Prensa Libre reportó que el Ejército de Guatemala encontró en el artículo 30 de la Constitución guatemalteca un amparo para no revelar aquellos expedientes que contengan asuntos militares o diplomáticos de seguridad nacional. El Ministro de Defensa, Marco Tulio García, especificó, en ese momento, que mientras no se tuviera una definición clara de lo que constituye “seguridad nacional”, el Ejército no cumpliría con la disposición del mandatario Álvaro Colom. Recientemente, se ha iniciado la desclasificación de estos archivos, para cumplir con el fallo de la Corte de Constitucionalidad. Sin embargo, esta desclasificación se está llevando a cabo selectiva e ineficientemente. El reciente 26 de febrero de 2009, Prensa Libre reportó que el Ministro de Defensa, Abraham Valenzuela, entregó al Juzgado de Segunda Instancia Penal solamente dos de cuatro documentos correspondientes a los planes Campaña Sofía 82, Victoria 82, Firmeza 83 y Operación Ixil. El Ministro Valenzuela aludió no tener conocimiento del paradero de los otros documentos. Con este hecho queda inconclusa la entrega de dichos archivos y la desclasificación continúa sin efectuarse.
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Debido a esta resistencia, a obstáculos burocráticos, económicos o
logísticos, o al simple desinterés presentado por los varios gobiernos que se
han sucedido en el poder, es que el Estado guatemalteco no ha manifestado
una firme disposición para actuar sin titubeos en la ejecución de las
recomendaciones de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico. Dicha
actitud ha sido cuestionada y criticada por la mayoría de organizaciones
pro-derechos humanos, quienes han presionado constantemente al
gobierno, esencialmente en lo concerniente a responder las interrogantes
sobre el paradero de los más de 45,000 detenidos-desaparecidos3.
El trabajo de estas organizaciones no es nuevo, pues varios de estos
colectivos se formaron a mediados o finales de la década de los ochenta, es
decir, aproximadamente una década antes de firmarse los Acuerdos de Paz.
Este es el caso del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), la Coordinadora
Nacional de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA), los Familiares de
Detenidos y Desaparecidos de Guatemala (FAMDEGUA), y más
recientemente, Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y
el Silencio (H.I.J.O.S.), organizaciones que han mantenido su
cuestionamiento hasta el día de hoy y que persisten en exigir la verdad, la
justicia y un alto a la impunidad existente. Ya que no en vano Raúl Molina
Mejía tilda a Guatemala como “la tierra de la eterna…impunidad” (56,
traducción mía) e indica que “no es de extrañarse que los guatemaltecos no
sepan dónde buscar justicia. Puesto que Guatemala ha sido por varias
décadas un país donde constantemente se han cometido serias violaciones
a los derechos humanos, […y vergonzosamente es] un ejemplo de país sin
imperio de la ley” (55, traducción mía). Hasta el presente,
lamentablemente, en Guatemala “[l]a impunidad es un fenómeno que se ha
convertido en la piedra angular de la impotencia del sistema jurídico”, sin
embargo, la mayoría de asociaciones pro-derechos humanos continúan una
lucha sin tregua para impulsar cambios que puedan acabar con este flagelo
social, aunque con ello se jueguen hasta la propia integridad física (Molina
55).
3 Cifra que manejan las organizaciones de derechos humanos,
principalmente el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM). Ver la propuesta de ley que da vida a la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas Forzada e Involuntariamente.
Contreras 169
Hoy en día, y a pesar de la apertura democrática, la impunidad en
Guatemala es tan generalizada que el miedo pervive en una gran parte de la
población, quien al saberse desprotegida, prefiere evadir el tema de la
guerra civil y sus heridas, a exponerse a lo desconocido4. Mientras, por su
lado, los responsables materiales o intelectuales de las innumerables
violaciones de derechos humanos y aquellos grupos de poder que se
beneficiaron de la represión estatal pretenden imponer el olvido y erradicar
cualquier brote de memoria por parte de los sobrevivientes y víctimas5. No
obstante, como bien asevera Marina Pianca, el mayor problema con este
tipo de conducta es que “[…] el riesgo de olvidar no se sitúa sólo en el
pasado sino también en el futuro” (116). Por consiguiente, es importante
para la existencia de un Estado saludable que, tanto los individuos, como la
nación, luchen por mantener “[…] el recuerdo no amputado del pasado,
como la memoria no amputada del futuro. El retorno de lo reprimido—el
retorno del horror—en este sentido, estaría asegurado tanto por un pasado
4 Cuando menciono “lo desconocido”, me refiero al estado de inseguridad
que se experimenta en un ambiente político tan volátil como el guatemalteco. Quienes experimentaron los 34 años de conflicto armado aún recuerdan las repercusiones negativas que sufrían aquellos que participaban en los movimientos sociales o expresaban opiniones sobre la situación socio-política durante los tiempos de la represión estatal. El miedo de que el pasado, con todo su horror, se repita está presente en quienes vivieron ese trauma, y en el presente, por consiguiente, no confían en el frágil sistema democrático existente en el país. Como bien expresaría Linda Green, “fear as a way of life” es una manera de vivir que aún persiste en Guatemala, a pesar de los cambios que se han realizado a raíz de la firma de los Acuerdos de Paz. Además, es comprensible esta situación, cuando aquellos que fueron parte del cuerpo represor aún permanecen en posiciones de poder. Un ejemplo de esta situación es el reciente secuestro de Gladys Monterroso, esposa del Procurador de los Derechos Humanos, un día después de que su esposo hiciera la presentación del informe “El derecho a saber” y de la apertura al público de los archivos de la antigua Policía Nacional. Además, anteriormente a este repudiable hecho, el Procurador, Sergio Morales Alvarado, había recibido varias amenazas de muerte. En adición a estos hechos, también han ocurrido intimidaciones contra el personal de la Procuraduría de Derechos humanos que ha trabajado con la digitalización y preservación del archivo de la antigua Policía Nacional. Estas intimidaciones han sido reportadas en el último comunicado de prensa de Amnistía Internacional.
5Para aquellas personas no afectadas por el conflicto armado es fácil negar el pasado, ya que como aseveran Michael Steinberg y Matthew Taylor:“[d]espite wide publication and recognition of Guatemala’s atrocious human-rights record, many upper-class Guatemalans retort that academics and international agencies side with the Indians and the left. Because the elite was removed from the worst violence in the countryside” (460-461). Sin embargo, para quienes sufrieron lo inenarrable durante el conflicto armado no es justo, ni moral, pedirles reconciliación cuando no se les ha hecho justicia.
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silenciado como por un futuro olvidado en un presente sin alternativas”
(Pianca 116).
Consecuentemente, para evitar que esta situación suceda,
actualmente en Guatemala “[l]a perduración de la memoria se ha
convertido en una responsabilidad ciudadana” (Sosnowski 43). Dicha
responsabilidad ha sido afrontada primordialmente por agrupaciones pro-
derechos humanos como las anteriormente mencionadas, y en particular,
en estos últimos nueve años, por la agrupación Hijos e Hijas por la
Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S)6. Este
colectivo, al cual en adelante se le referirá por su acrónimo, realiza una
importante labor de rememoración y de reclamo de justicia a través de la
elaboración de su arte callejero. Es específicamente la elaboración del
grafiti urbano, pósters y murales de la autoría de H.I.J.O.S. lo que motiva y
origina este ensayo.
Durante casi una década H.I.J.O.S. ha permanecido constante en su
labor de construir y mantener la memoria de quienes sufrieron el genocidio
y la desaparición de sus seres queridos. Su lucha por hacer evidente el
pasado se ha hecho presente en las calles de la ciudad de Guatemala, en
donde el colectivo se ha manifestado públicamente a través de distintos
actos y protestas con los cuales mantienen una continua presión contra el
gobierno para que éste responda a sus peticiones. Principalmente, esas
peticiones giran en torno a la obtención de respuestas a las interrogantes
sobre el paradero de los detenidos-desaparecidos, al esclarecimiento de la
verdad, así como, la búsqueda de castigo para los culpables y por ende la
erradicación de la impunidad. Su reciente activismo está ligado a obtener el
6 El nombre de este colectivo guatemalteco es similar al de la agrupación
H.I.J.O.S. de Argentina. Según sus dirigentes, adoptaron este nombre debido a que ambas agrupaciones tienen luchas sociales similares. Ambos buscan la condena moral de la sociedad contra los genocidas y la construcción y preservación de la memoria. H.I.J.O.S.-Argentina se forma en 1995 y se convierte en uno de los colectivos ejemplo para la formación de agrupaciones hermanas en todo el continente.
Contreras 171
acceso formal e integral de todos los archivos de las fuerzas armadas7 como
parte del derecho histórico del pueblo guatemalteco de conocer la
verdadera historia.
Lo admirable del trabajo y de la función social de rememoración de
este grupo, es que ni el miedo, ni las amenazas, han logrado amordazarlo.
Su labor por la recuperación de la memoria, el cuestionamiento y la presión
al Estado guatemalteco han sido más fuertes que las amenazas de muerte,
un asesinato contra una de sus miembros, intento de secuestro y agresión
física contra algunos de sus directivos y el múltiple allanamiento de su
oficina8. La violencia que han sufrido no ha impedido que sus voces
continúen haciéndose oír y que su presencia se haga sentir en la urbe
capitalina para rescatar la memoria “de los vencidos” y difundir la “historia
no oficial” (Nájera, entrevista telefónica).
Como bien es sabido, en cualquier sociedad que ha sufrido
conflictos civiles, cuando se discute la memoria de los eventos ocurridos, la
7 Hasta el momento se tiene noticia de los archivos policiales encontrados
en la desaparecida sede de la Policía Nacional de la zona 6 de Guatemala, el 16 de julio de 2005. El reciente 25 de febrero, la Procuraduría de Derechos Humanos, después de haber digitalizado los 80 millones de documentos encontrados, ha puesto a disposición del público dicho archivo (ver noticias en Prensa Libre, El periódico y en Harper’s Magazine). El segundo archivo es el perteneciente al Ejército de Guatemala, sin embargo, éste aún no ha sido desclasificado pese a la orden presidencial dada en febrero de 2008.
8 El colectivo H.I.J.O.S. ha sido víctima de intimidación constante. Durante sus primeros años de formación la agrupación sufrió la pérdida de una de sus miembros. En el 2003, la señorita Zashenka Elizabeth Monterroso Hermosillo, fue asesinada por desconocidos en la puerta de su vivienda. Dicho asesinato nunca fue investigado por las autoridades correspondientes. Más adelante, la agrupación sufrió dos allanamientos a su oficina ubicada en la 5ª Avenida, 2-08 de la zona 1, el día 9 de enero de 2005 y el 12 de mayo de 2005. Durante estos allanamientos, fueron sustraídos equipo de oficina y archivos de la organización, agendas personales, objetos simbólicos y el equipo de sonido con el cual H.I.J.O.S. generaba fondos para su autosostenibilidad. Además de este tipo de agresiones contra su propiedad, el 6 de mayo de 2005, otro miembro, Francisco Sánchez Méndez, sufrió un intento de secuestro, y más adelante, sería objeto de continúas amenazas de muerte. El más reciente atentado contra H.I.J.O.S. fue el 21 de junio de 2008, cuando hombres de particular agredieron físicamente y retuvieron contra su voluntad a un miembro de esta organización. La mayoría del interrogatorio giró sobre la identidad de los líderes del colectivo y sus acciones planeadas para detener el desfile militar del 30 de junio de 2008. Después del interrogatorio y de sufrir violencia física este miembro fue dejado en libertad con el encargo de advertir a sus compañeros que “de no detener [sus] acciones [estos desconocidos] empezarían a ejecutar a [los] miembros [del colectivo]”. Para más información sobre las agresiones que han sufrido los miembros del colectivo ver sus diferentes comunicados de prensa.
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interpretación y rememoración del pasado, generalmente, no es
compartido por la sociedad entera, por lo que en el plano social se disputan
distintas memorias. La memoria, como teorizaría Maurice Halbwachs, está
anclada en diversos marcos y contextos sociales a los cuales el individuo
pertenece y en los cuales gira su existencia y la de sus antepasados. Por lo
tanto, como asevera Florencia Battiti, al llevar a cabo un proceso de
memoria el individuo, o en su caso una colectividad, “establece siempre un
compromiso con la preservación y el borramiento. En este sentido, en el
caso de las prácticas de memoria de sociedades que atraviesan por procesos
de transición post dictatoriales, esta selección suele implicar una toma de
posición ética y en ocasiones, abiertamente política” (311).
Es así que en el plano social guatemalteco H.I.J.O.S. se propone
recuperar una memoria que le pertenece a sus miembros y a un grupo
sustancial de la población, a aquellas personas que sufrieron el genocidio y
los cientos de instancias de tierra arrasada, a quienes se quedaron
huérfanos y tuvieron que huir al exilio, o esconderse en el autoexilio, a
aquellos que aún continúan sin una tumba donde honrar la memoria de sus
seres queridos, y aún no poseen la verdad del destino final de sus
familiares. Una memoria que, como parte de la pelea entre historia y
memoria, pertenece a quienes han sido históricamente arrinconados a los
márgenes, y quienes por diversos medios, tratan de mantener en el centro
de la memoria nacional lo que ellos pueden testimoniar. Esos eventos y
hechos que el grupo dominante prefiere mantener en el olvido, pero que al
contrario, el colectivo H.I.J.O.S. lucha por preservar.
H.I.J.O.S., identidad, motivos, activismo
H.I.J.O.S. es una organización independiente y auto-sostenible,
formada por hijos e hijas o familiares de personas desaparecidas durante el
conflicto armado, varios de ellos retornados del exilio. La mayoría de sus
integrantes son jóvenes que oscilan entre los 18 y 30 años. La formación de
esta agrupación se origina en abril de 1999 en la ciudad capital,
esencialmente, debido al deseo de sus integrantes “de apoyar el
surgimiento de informes de la memoria con sus propios testimonios”
(Nájera, entrevista telefónica).
Contreras 173
Además de este deseo motor, dicha agrupación se ve motivada a
convertirse en un colectivo activista en el panorama socio-político
guatemalteco por varias razones fundamentales, que a partir de su período
de formación funcionan como brújula para el activismo político de esta
organización. Entre estas razones la agrupación planteó: 1) apoyarse
mutuamente en el ajuste del retorno y en el enfrentamiento con un nuevo
ambiente, 2) buscar respuestas a la desaparición de sus padres o familiares
y difundir su propia historia—aquella que ellos denominan “la historia no
oficial”—, 3) reivindicar la militancia de sus progenitores y familiares,
quienes hasta ese momento habían sido criminalizados por el Estado y las
cúpulas de poder, 4) promover acción social organizada para exigir justicia
y ponerle un alto a la impunidad, y 5) mayormente, mantener la memoria
del genocidio, las desapariciones y los abusos sufridos por la población civil
durante el conflicto armado, como una manera de evitar que la historia se
repita (Nájera, entrevista telefónica).
En adelante, mi intención primordial es examinar la manera en que
el colectivo H.I.J.O.S. mantiene vigentes estos dos últimos propósitos en su
discurso, los cuales principalmente se expresan a través de su arte callejero,
que está constituido por grafiti urbano o pintas, pósters o afiches y murales
Para los propósitos de este ensayo se entenderá el arte callejero a partir de
la definición de Lyman Chaffe, quien lo define como “una de las formas más
comúnmente utilizadas en la comunicación política” (4, traducción mía).
Más allá de ser una manera de expresión política, el arte callejero en su
variedad de formas, debe entenderse como aquel arte desarrollado en la
calle, regularmente de manera ilegal (Chaffe 4). Asimismo, siguiendo la
línea de pensamiento de este estudioso del arte callejero, no intento debatir
en este ensayo si el arte callejero constituye o no una forma de arte
aceptada por la cultura dominante, o discutir las cualidades estéticas de las
diferentes formas de lo que se ha llamado arte callejero, sino simplemente
enfocar en cómo estas formas artísticas de expresión callejera han sido
utilizadas por H.I.J.O.S. para hacer públicos sus intereses y luchas sociales
como una forma de comunicación masiva (4). Consecuentemente, será de
importancia analizar como a través de este particular medio de expresión
artística y comunicación política dicha agrupación enfrenta la persistencia
Por las calles en ciudad Guatemala
174
de políticas de olvido impuestas por algunos grupos de poder y el silencio
en el que una gran parte de la población guatemalteca sigue sumergida
debido al terror del pasado.
La ciudad como escenario de la lucha contra el olvido
La ciudad ha sido objeto de tantas reflexiones intelectuales,
filosóficas y una figura constante en las distintas áreas del conocimiento
humano, desde los filósofos griegos hasta nuestro presente. La ciudad vista
desde distintos ángulos y perspectivas ha sido por mucho tiempo el centro
de la convivencia humana y de todo lo que ella conlleva. De esta manera, la
ciudad como específica P. H. Randle, “refleja, de alguna manera, la unión
hipostática en el cuerpo y el alma. No es sólo cuerpo [también tiene alma].
En la ciudad se da, como en el hombre, una suerte de correlación
psicosomática […],”consecuentemente la ciudad no es solamente un
artefacto sino una correlación del convivir físico y espiritual de sus
ciudadanos (29). Por lo que quienes la habitan influencian en el buen o mal
espíritu de la ciudad. De esta manera el individuo tiene una gran
responsabilidad en el modo en que la ciudad opera, y su influencia, ya
individual o colectiva, es de gran importancia en el funcionamiento de la
urbe.
En la ciudad se experimentan una serie de acciones culturales,
sociales y políticas que son, en la mayoría de casos, el centro del estira y
encoje de lo que le sucede a la nación. Como aseveran Claudia Darrigrandi
y Pablo Whipple con respecto a las ciudades latinoamericanas, éstas “son
causa y efecto de las contiendas de poder. Han sido laboratorios para las
utopías de modernidad, civilización y nación, [y asimismo revolución], pero
al mismo tiempo son testimonio de profunda segregación y exclusión,
generadoras de espacios de resistencia contra las ideologías que intentan
ordenar la urbe” (5).
La ciudad de Guatemala, sin duda, ha sido y continúa siendo
escenario de estas contiendas de poder, así como un espacio de resistencia.
Aquí se observa que la labor artística, social y política de H.I.J.O.S. se ha
hecho presente en sus calles con su consigna principal “No olvidamos, no
Contreras 175
perdonamos y no nos reconciliamos”9, la cual ha sido causa de rechazo por
aquellos que abogan por una reconciliación fácil, pero mantenida por
quienes creen que el olvido es “tomar el partido de los dictadores, que se
arrogan el derecho a controlar el presente mediante la dominación del
pasado” sin tomar en cuenta que la reconciliación no puede existir sin la
justicia (Wiesel 12). De cualquier manera, dicha consigna ha sido una
constante en las principales arterías urbanas, así como la presencia de
miles de fotografías de personas desaparecidas que aparecen una tras otra
en diferentes esquinas de las zonas centrales de la capital guatemalteca. Por
cada una de estas fotografías que es destruida, ya bien por personas que
cometen el acto por malicia o por aquellas que con toda intención
pretenden silenciar el cuestionamiento que H.I.J.O.S. activamente lleva a
cabo, otras más aparecen en su lugar. Demostrando con este hecho la
perseverancia y constancia de dicha agrupación, quien por medio del arte
callejero, no solamente desea concienciar a la sociedad guatemalteca de
una realidad cruel, que no ha sido resuelta, sino que además, pone a prueba
la apertura democrática que desde 1986 ha venido promoviéndose en el
país.
En cuanto al arte callejero, este colectivo ha seguido tácticas y
estrategias comunicativas ya utilizadas anteriormente por otras
agrupaciones pro derechos humanos en otros países latinoamericanos para
dar a conocer a un público más extenso sus propuestas políticas y sociales10.
De acuerdo con Lyman Chaffee, el arte callejero es utilizado
“particularmente en países de habla hispana como un medio tradicional de
comunicación, tanto por agrupaciones con una agenda social o política,
como por el estado, para informar y persuadir. Siendo que el arte callejero
es universal en su alcance, debe ser visto como un medio de comunicación
masivo en el sentido general” (3-4, traducción mía). Con esta intención, el
arte callejero producido por H.I.J.O.S. debe considerarse como una
dimensión de las varias formas de comunicación que este colectivo ha
9 Esta consigna anteriormente ha sido utilizada por los movimientos
sociales Abuelas y Madres de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S.-Argentina, en su lucha contra la impunidad.
10 Entre los colectivos que han utilizado esta forma de comunicación masiva se encuentra: H.I.J.O.S.-Argentina; el movimiento Madres y Abuelas de Plaza de Mayo; entre otros (ver Lyman G. Chaffee).
Por las calles en ciudad Guatemala
176
venido estableciendo con la sociedad guatemalteca. Y más allá de la
comunicación que esta agrupación desea entablar hay una intención de
hacer sentir su presencia en dicha sociedad, salir de la marginalidad y
patentizar sus demandas sociales y políticas, mientras que al mismo tiempo
se produce un récord histórico de su existencia y su militancia.
En el caso particular de la ciudad de Guatemala, el arte callejero es
una práctica importante y efectiva ya que sus habitantes están muy
acostumbrados a observar y leer los mensajes que encuentran a su paso, ya
sean éstos, mensajes publicitarios, propagandísticos u otro tipo de
mensajes políticos. Los guatemaltecos de las zonas urbanas, por lo general,
se movilizan a través de grandes distancias y caminan por el área central de
la ciudad. Asimismo, hay una tendencia de reunirse en parques y plazas
para divertirse, recrearse o charlar. Lo cual hace más factible que el arte
callejero del colectivo H.I.J.O.S. sea observado por un número considerable
de la población. Es importante aclarar que el arte callejero de este colectivo
es meramente urbano, y que se localiza expresamente en la ciudad capital
hasta el momento de finalizar este ensayo. Aunque en dos ocasiones, según
lo indicó Francisco Sánchez quien es miembro de H.I.J.O.S., el colectivo
realizó dos murales en el interior del país en comunidades rurales
localizadas en el (borrar el) Ixcán y Alta Verapaz. Durante su visita, los
integrantes de H.I.J.O.S. crearon dichos murales en acción conjunta con los
miembros de las respectivas comunidades. En cada uno de los murales se
plasmó el testimonio que ofrecieron los sobrevivientes de ataques sufridos
durante la represión estatal. Estos eventos—además de inscribir el
testimonio de quienes querían evocar la memoria del pasado, hablar de su
sufrimiento y reivindicar a sus familiares ante la comunidad—sirvieron
para que algunas viudas analfabetas pudieran expresar sus experiencias y
sentimientos a través de la pintura, sirviendo este ejercicio como una forma
de catarsis (entrevista telefónica).
No obstante, en la capital guatemalteca, en su afán por alcanzar al
mayor número posible de la población que circula en esa ciudad, H.I.J.O.S.
posiciona cuidadosamente aquellos mensajes que poseen mayor impacto
visual en áreas de alto tráfico peatonal y vehicular. Consecuentemente, la
mayoría de los murales, grafiti y afiches de esta organización han sido
Contreras 177
pintados o pegados, según sea el caso correspondiente, en áreas como el
anillo periférico, la mayor arteria vehicular de la ciudad capital, y en la
mayoría de calles y avenidas del centro histórico. Así también en el Parque
Centenario localizado frente al Palacio Nacional de la Cultura, lugar donde
se concentra el poder Ejecutivo de la nación, y en áreas específicas que
poseen un significado simbólico, ya bien, lugares donde ocurrieron actos de
violencia en contra de activistas y figuras políticas, o en donde residen o se
congregan las fuerzas armadas del Estado, quienes fueron represoras del
movimiento social guatemalteco durante el conflicto armado.
El grafiti: en las consignas está el mensaje
El impacto que el mensaje de H.I.J.O.S. haga en la población
urbana guatemalteca está ligado a la cantidad de grafiti que dicha
organización pueda estampar en las calles capitalinas. Por lo tanto, se
observa que la redundancia es un factor importante en expandir el mensaje
de este colectivo. Y para contribuir en la difusión del mensaje, éste por lo
general, es claro, simple, conciso, directo y de fácil comprensión y al mismo
tiempo mantiene un diseño visible y llamativo.
Es con estos elementos que H.I.J.O.S. pinta su grafiti, que
principalmente está compuesto de consignas de su propia autoría y algunas
prestadas de otros movimientos sociales. Ciertas consignas se repiten
reiterativamente tanto en el grafiti político como en las diversas
manifestaciones organizadas por este colectivo. Entre las consignas propias
más populares se encuentran las siguientes: 1)“200,000 razones para exigir
justicia”; 2) “Somos hijos de una misma historia”; 3) “Hemos sufrido en
tantas partes los golpes del verdugo y escrito en tan poca piel tantas veces
su nombre que ya no podemos morir porque la libertad no tiene muerte”;
4) “Únete contra las tropas del olvido y el generalato del silencio”; 5) “¿Por
qué te indignas si pinto con mi grito tu pared mientras los ricos con su
ejército han manchado con sangre nuestra historia?”(ver fig. 1, [página
189]11; 6) “Los sueños jamás serán exterminados por la bota militar” (ver
fig. 2), entre otras.
11 Nota del editor: las fotos a las que se refiere la autora aparecen en las
páginas 189 a 194.
Por las calles en ciudad Guatemala
178
A nivel general, se observa que a través de estas consignas,
H.I.J.O.S., en una manera concreta, cuestiona la conducta represiva y la
impunidad del Estado guatemalteco y sus instituciones, especialmente la
del Ejército. Del mismo modo, exhorta a la población a hacer conciencia
sobre la importancia de exigir justicia y llevar a cabo un proceso de
memoria a nivel nacional. Por un lado, H.I.J.O.S. confronta a aquellos
individuos que aún muestran resistencia a la labor que la agrupación
realiza, y por otro, pretende concienciar a quienes se niegan a admitir que
son parte de la misma historia. Así también los exhorta a solidarizarse y
pensarse parte de esa sociedad que aún no ha obtenido la justicia necesaria
para reconciliarse y vivir en paz.
En lo que concierne a las dos últimas consignas pintadas en el
grafiti de este colectivo—cuyas fotografías se observan en fig. 1 y 2—es
importante notar que éstas, en varias ocasiones, han sido posicionadas
principalmente a lo largo de la 4ª calle entre 5ª y 8ª avenida de la zona 1.
La ubicación en la que se ha pintado este graffiti es simbólica, ya que en
esta zona se encontraban localizadas las oficinas del Estado Mayor
Presidencial. Dicha entidad funcionaba durante el conflicto armado como
una unidad de inteligencia militar al servicio de la presidencia, desde la
cual se planeaban operaciones contrainsurgentes y se controlaban y
aniquilaban a los “enemigos” del Estado (ODHAG 153-63). Tanto el reporte
Guatemala: Memoria del Silencio de la Comisión para el Esclarecimiento
Histórico como Guatemala: Nunca más, Informe del Proyecto
Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica de la Oficina del
Arzobispado de Guatemala han declarado que el Estado Mayor presidencial
estuvo vinculado con la ejecución de prácticas de terror y graves violaciones
a los derechos humanos. Por lo tanto, al posicionar dicho grafiti en esta
zona, H.I.J.O.S. no solamente marca con sus consignas el territorio que
perteneció a quienes planearon, ordenaron o ejecutaron la política de terror
ejercida durante el conflicto armado contra miles de guatemaltecos para
denunciarlos ante el pueblo, sino que también interpela el silencio
impuesto por esta institución en cuanto al conocimiento de la verdad sobre
la desaparición de miles de guatemaltecos. Además, más allá de denunciar
Contreras 179
a los culpables, H.I.J.O.S. se apropia de un territorio antes vedado, en el
cual, hoy en día, imprime su voz de reclamo y de resistencia.
La elaboración del grafiti político, siendo por excelencia la escritura
de lo prohibido, “tiende a ser puesto furtiva y rápidamente, sin mayor
consideración artística. Generalmente se utiliza pintura aerosol, y el fondo
o la superficie, casi nunca se prepara de antemano” (Chaffee 7-8,
traducción mía). Hecho que se observa en el grafiti de H.I.J.O.S., que en
esta modalidad utiliza cualquier color de pintura y lo pinta en cualquier
pared disponible. Según Raúl Nájera, miembro del colectivo, la elaboración
del grafiti se lleva a cabo muy rápidamente, mayormente durante el
transcurso de desfiles populares, protestas o manifestaciones, eventos en
los cuales un grupo considerable de miembros de H.I.J.O.S. cubre con sus
cuerpos a los miembros del colectivo que llevan a cabo las pintas (entrevista
telefónica).
Con esta acción H.I.J.O:S. transgrede el silencio y se opone a la
autoridad y a la “historia oficial” que ha tratado de acallar las voces de
aquellos que reclaman a los desaparecidos y el derecho de tener una tumba
para honrar a sus muertos. Sin embargo, como bien expresa Abril Trigo en
su estudio sobre el grafiti en el caso uruguayo, en la opinión de aquellos
guatemaltecos que se oponen al arte callejero y sus objetivos, este tipo de
agrupaciones están formadas por “vándalos de la urbanidad”…[ya que con
su grafiti…] [t]ransgrede[n] la solemnidad de las instituciones y la santidad
de la Cultura” (307).
Los afiches: lo presente-ausente en las fotos de los desaparecidos
En lo concerniente a los afiches o pósters, la mayor contribución de
este formato es su duplicación masiva, la cual le permite a H.I.J.O.S.
pegarlos en un sinnúmero de paredes, aumentando con ello las
posibilidades de hacer visible su mensaje. Lyman Chaffee asevera que “los
pósters están designados a ser efímeros, de consumo rápido y corta
duración, y no constituyen tesoros artísticos para ser preservados” (7,
traducción mía). Como bien lo indica este estudioso del arte callejero, y
como bien aplica en el caso de esta agrupación guatemalteca, la mayoría de
Por las calles en ciudad Guatemala
180
los afiches que H.I.J.O.S. adhiere a diversas paredes por la ciudad duran un
tiempo muy reducido.
La gran mayoría de estos afiches están constituidos por fotos en
blanco y negro pertenecientes a personas desaparecidas (ver fig. 3), y muy
similar al caso argentino de la publicación de recordatorios de
desaparecidos en el periódico Página/12, estas fotografías “muestran el
horror colectivo a través de miles de individualidades, y su efectividad
proviene de la repetición—una foto, otra, otra […]—que apunta a la
totalidad y a la vez singularidad de cada caso como un caso único” (Reati
162).
Es a través de cada una de dichas fotografías que el transeúnte se
encuentra con cada individuo, con una identidad única y específica, en
dónde se pueden reconocer particularidades y pertenencias de clase y etnia,
y de una época que ya se fue, pero que atrapó el tiempo y se quedó estática.
Con cada una de estas fotografías, H.I.J.O.S. recuerda la existencia de miles
de personas con una historia e identidad propia, aquellas que las diversas
fuerzas represivas estatales buscaron eliminar, borrar su existencia e
ideología o falta de ella, enterrando sus restos en fosas masivas y anónimas.
Sin embargo, esta identidad retorna para hacerse presente y reclamar su
espacio en la sociedad, a pesar de la inmaterialidad de su cuerpo.
Consecuentemente, con este acto H.I.J.O.S. promueve un encuentro con
estas fotografías y saca al transeúnte de su rutina obligándolo a hacer una
pausa, a pensar en lo acontecido, a cuestionar el pasado, y principalmente,
a quien vivió esa época, a hacer memoria y muy posiblemente a unirse a
quienes demandan justicia.
Estas fotografías siendo representación simbólica de lo real, como
explica Nelly Richard, “funciona[n] como una prueba de la existencia en la
recordación del pasado”, no permiten negar la realidad vivida por los
familiares de los detenidos-desaparecidos (31). “Aunque su mera existencia
crea una paradoja visual de un efecto-de-presencia de lo vivo que se
encuentra a la vez técnicamente negado por su congelamiento en tiempo
muerto […]”, y crea una “[…] ambigüedad de algo suspendido entre vida y
muerte […]”, las fotografías de los desaparecidos son un registro “[…] de lo
presente-ausente, de lo real-irreal, de lo aparecido-desaparecido” (Richard
Contreras 181
31). Este hecho confronta al transeúnte con la sensación de que el tiempo se
detuvo en las fotografías y con esa generación de jóvenes que luchaban por
sus ideales, ésos, que muy posiblemente en el presente no se entiendan de
la misma manera, pero que en su contexto y momento tenían validez.
En su mayoría dichos retratos presentan una pose seria, muy
acostumbrada en las fotografías utilizadas para documentos oficiales
utilizados como forma de identificación—como la cédula de vecindad o el
pasaporte. Lo cual es significativo ya que al utilizar este tipo de fotografías
H.I.J.O.S. está “[…subvirtiendo] el poder regulador del Estado que llevó a
cabo los crímenes” (Reati 168). Ya que como asevera Fernando Reati, en su
estudio sobre el caso argentino, al utilizar este tipo de fotografías “se
verifica la paradoja de que aquella[s] foto[s] de documento[s] que
originalmente servía[n] para un propósito clasificatorio y regulador ahora
cumple[n] un papel de denuncia” (168).
Como se observa en las siguientes fotografías, en algunos casos los
afiches se encuentran en perfectas condiciones, lo cual nos indica que han
sido recientemente adheridos por H.I.J.O.S. a las respectivas paredes (ver
fig. 4), en otras instancias ya han sido dañados y desgarrados (ver fig. 5)
para luego ser totalmente eliminados de las paredes en las que fueron
adheridos.
Otra modalidad que es importante mencionar con respecto a las
fotografías utilizadas por H.I.J.O.S. en sus afiches son las réplicas de éstas
que han sido pintadas en mantas enormes y que el colectivo utiliza durante
marchas y manifestaciones (ver fig.6). Generalmente, estas mantas son
ondeadas y encabezan la marcha de los miembros de la agrupación en una
diversidad de eventos, ya sea la conmemoración de alguna fecha
importante para el colectivo, para el movimiento social guatemalteco, o en
rechazo de políticas gubernamentales que afectan o perjudican a los actores
sociales más débiles del país12.
12 De estos eventos principalmente se puede singularizar el Día del
Ejército, celebrado anualmente el 30 de junio. Como parte de la celebración este día se llevaba a cabo un desfile militar, en el cual las fuerzas armadas del país salían a las calles y desplegaban su poder ante la población. La agrupación H.I.J.O.S. así como otros grupos de derechos humanos, a partir de la firma de los Acuerdos de Paz, continuamente han criticado la falta de esfuerzo por parte del gobierno de desmilitarizar a la sociedad y continuar apoyando este desfile. Durante
Por las calles en ciudad Guatemala
182
Como anteriormente se ha mencionado, H.I.J.O.S. posiciona su arte
callejero en lugares que poseen un significado específico y simbólico para
realizar su ritual de memoria. Este es el caso de los afiches y las mantas
enormes que se observan frente al frontispicio de una de las antiguas sedes
de la Central Nacional de Trabajadores (CNT), (ver fig. 5 y 6), localizada en
la 9ª Ave entre 4ª y 5ª calle de la zona 1 de la ciudad capital. La Central
Nacional de Trabajadores fungía, desde 1968 hasta su integración con la
Unión Sindical de Trabajadores de Guatemala (UNSITRAGUA) a mediados
de la década de los ochenta, como uno de los ejes principales de la
dirigencia sindical en Guatemala. En esta sede se daban cita los dirigentes
de diferentes sindicatos para planear su estrategia de resistencia ante los
embates de las compañías que los empleaban y los ataques de los gobiernos
de turno. Éstos últimos observaban a esta organización sindical como un
ente activo y colaborador de los grupos subversivos existentes en el país
(CEH, caso ilustrativo 51). El 21 de junio de 1980, durante la reunión de un
número considerable de dirigentes sindicalistas, las fuerzas de seguridad
del General Lucas García cercaron las calles aledañas y aprendieron
ilegalmente a 27 líderes sindicales para luego desaparecerlos (CEH, caso
ilustrativo 51). Hasta el momento, se desconoce el paradero de los
sindicalistas y tampoco el gobierno ha hecho las pesquisas necesarias para
esclarecer este caso. Consecuentemente, cada año el 21 de junio, el colectivo
H.I.J.O.S. se da cita en este lugar para hacer un acto de rememoración
sobre la labor de los dirigentes desaparecidos y al mismo tiempo
conmemorar el Día Nacional contra las Desapariciones Forzadas. A través
de este acto H.I.J.O.S. no solamente recuerda la lucha de los líderes
sindicales desaparecidos y su huella en el movimiento laboral
guatemalteco, sino que reclama el esclarecimiento de las miles de
desapariciones ocurridas en el país.
el desfile del 30 de junio de 2007 H.I.J.O.S. trató de detener el desfile militar. Sin embargo, el resultado fue un choque violento entre sus miembros y simpatizantes de los militares. No obstante, en el 2008 la agrupación H.I.J.O.S. continuó su labor de oponerse al desfile, y durante los meses anteriores al evento promovió una campaña de oposición al desfile a través de una petición que fue firmada por miles de guatemaltecos tanto de las zonas rurales como urbanas. Esta petición fue enviada a la Presidencia de la República para que tomara cartas en el asunto. A raíz de esta petición se canceló el desfile de 2008.
Contreras 183
Los murales: colores y sentimientos, una manera de evocar la memoria y
de contar la historia
Los murales realizados por el colectivo H.I.J.O.S., son en su
mayoría diseños pensados con anterioridad y planeados para ser
plasmados en paredes de dimensiones específicas en las que el proyecto se
materializará. Los murales en sí, son una expresión más compleja y
performativa y son realizados por el colectivo con la intención principal de
causar un mayor impacto visual. Consecuentemente, H.I.J.O.S. planea
cuidadosamente el mensaje pictográfico y escrito, que es esencial para
alcanzar a una audiencia extensa. Por consiguiente, es de suma
importancia, a partir de la planeación del mensaje, la utilización de una
diversidad de colores para generar emociones y reacciones en la audiencia
(Nájera, entrevista telefónica).
La mayoría de murales efectuados hasta el momento por el colectivo
H.I.J.O.S. presentan una combinación de colores que suscitan diversas
emociones en sus receptores. Entre los colores cálidos, que el colectivo
utiliza, se encuentran el rojo, el anaranjado y el amarillo, cuyo efecto genera
excitación, pasión y sentimientos encontrados. Dichos colores son
principalmente utilizados para representar la violencia, la muerte y el dolor
experimentados por las víctimas del conflicto armado, una temática
importante en varios de los murales, así como, las luchas sociales y políticas
del pueblo guatemalteco. Mientras que los colores azul, verde y blanco son
utilizados para representar la naturaleza y la relación entre los seres
humanos y la misma. Los contrastes de ausencia de color, blanco y negro,
son utilizados principalmente para expresar ideas opuestas.
Para captar la atención de los transeúntes estos murales han sido
plasmados en paredes pintadas con un fondo de un único color, siendo los
más comunes el color blanco o verde, o paredes con un fondo color granito,
es decir, aquellas paredes de concreto que no han sido pintadas. Los
murales, a diferencia del grafiti, requieren un fondo uniforme para llevar a
cabo un contraste al plasmar el diseño con los colores escogidos y de esta
manera lograr que el mural se aprecie en toda su expresión.
Por las calles en ciudad Guatemala
184
Como se observó anteriormente, al elegir el lugar donde los murales
se llevarán a cabo, el colectivo tiene en cuenta la cantidad de tráfico
vehicular y peatonal que dicho lugar posee. Los murales, por su tamaño,
son realizados generalmente en paredes extensas a lo largo del anillo
periférico de la ciudad capital (ver fig. 7), y en contados casos, en paredes
prestadas por asociaciones afines al proyecto del colectivo que brindan los
frontispicios de sus instalaciones para este propósito (ver fig. 8 y 9). Este es
el caso de una Asociación de Jubilados que le proporcionó a H.I.J.O.S. el
frontispicio de un inmueble localizado en la zona 2 de la ciudad capital,
para que en él la organización realizara el único mural que hasta la fecha
existe (Nájera, entrevista telefónica).
Siendo este mural el único existente, es importante hacer un
análisis del mismo. Dicho mural se encuentra divido en dos partes por la
consigna “Las juventudes reclamamos verdad, memoria y justicia”. Abajo
de la misma se observa plenamente la identidad de sus autores, en este caso
el colectivo H.I.J.O.S. en conjunción con la Asociación Cristiana de Jóvenes
(ACJ). Se puede inferir que la división entre la temática localizada en la
parte izquierda y la parte derecha del mural es intencional. Es decir, los
autores refuerzan con esa división las diferencias de pensamiento, ideología
o cosmovisión de quienes se identifican con tendencias de izquierda y/o de
derecha. De esta forma, se observa que en la parte izquierda se sitúa una
representación positiva y armoniosa de la identidad indígena guatemalteca
y de la vida del campesinado. En esta sección, el espacio es ocupado por
una cometa gigante, como aquellas elaboradas en las comunidades
indígenas kakchiqueles de Santiago Sacatepéquez o Sumpango. Dichas
cometas, que en Guatemala se les llama barriletes, se utilizan en la
celebración del Día de los Santos y de los Difuntos, el primero y dos de
noviembre. Según el antropólogo e historiador Celso Lara, el vuelo de estas
cometas “representa la unión del inframundo con el mundo de acuerdo con
los criterios cosmogónicos de los indígenas kakchikeles de Santiago. [La
cometa] es la vía de enlace entre los muertos (los santos) y los vivos”
(“Tradiciones Populares…” par. 3). En este sentido, H.I.J.O.S. establece
específicamente esa conexión entre los sobrevivientes y principalmente los
jóvenes que hacen memoria de sus parientes muertos. Además, es
Contreras 185
importante notar que la cometa se encuentra volando en el medio de un
cielo límpido, celeste y blanco. En el medio de la cometa se localizan un
campesino y una mujer indígena haciendo una ofrenda de rosas rojas en un
campo fértil—una representación de la identidad de la mayoría de la
población guatemalteca, y también de esa población mayormente
victimizada durante el conflicto civil. Con esta ofrenda H.I.J.O.S. alude a
ese amor y conexión que los vivos tienen con sus muertos, a pesar de su
desaparición.
Por el contrario, en el lado derecho del mural, se observa una
representación de la violencia ejercida por las fuerzas militares contra la
población, y especialmente, contra diversas comunidades indígenas. Esta
violencia se ve representada a través de una bota negra gigante, en cuya
suela se encuentran siete calaveras y una cruz suástica infiriendo el
genocidio nazi, y asimismo aludiendo al genocidio guatemalteco. En la
parte superior de la bota, se observa una bandera de los Estados Unidos y
un hombre a la usanza del “tío Sam” y varias bolsas de dinero entre otros
símbolos –una indicación de los poderes que apoyaron económicamente a
las fuerzas represivas del gobierno durante el conflicto armado. Al extremo
de la bota, se observa que bajo un sol ardiente—en el cual se lee la palabra
“resistencia”—se localiza un cementerio con varias cruces, en las cuales se
leen los nombres Río Negro, Panzós, Xaman, Xococ, Dos Erres y Petanac,
pertenecientes a varias comunidades indígenas cuyos habitantes fueron
víctimas de masacres cometidas por agentes del Estado. Al lado izquierdo
del cementerio se observan una serie de puños alzados pintados en color
gris. Éstos, se infiere, pertenecen a los fantasmas de las víctimas que surgen
de sus tumbas para desafiar el poder fascista y genocida, y hacer presente
su resistencia aún después de muertos. Este mural es potente en su
significado, y conmovedor en su representación de la violencia. Un mural
que concretamente expresa la misión que H.I.J.O.S. ha venido realizando
en cuestiones de memoria, así como lo correspondiente a la reivindicación
los desaparecidos y fallecidos.
Desafortunamente, no se puede medir la efectividad de los murales
en la sociedad guatemalteca. Sin embargo, podríamos inferir por el
comportamiento del Estado, quien a través de las anteriormente
Por las calles en ciudad Guatemala
186
mencionadas instituciones elimina el arte callejero de H.I.J.O.S., que existe
una percepción estatal que esta forma de expresión está levantando
conciencias y consecuentemente creando grupos solidarios a la causa de
esta organización. Además, últimamente, la prensa local ha publicado
varios editoriales en los cuales la rememoración del pasado con todas sus
implicaciones es el tema de opinión, y en algunos casos, se ha empezado a
reconocer el trabajo del colectivo en la sociedad guatemalteca13.
A pesar de estos reveses, la persistencia y tenacidad de H.I.J.O.S.,
los mantiene en una lucha constante por recuperar espacios en la ciudad y
continuar su labor. Consecuentemente, a razón de la supresión de su arte
callejero, este colectivo ha inventado una modalidad alternativa de pintar
murales y de plasmar afiches a modo de que sean más difíciles de erradicar.
Esta nueva invención la denominan ceral. Como su nombre lo indica, estos
murales se plasman en aceras, generalmente en lugares de importancia
para la memoria del pueblo y de los movimientos sociales. La innovación en
los cerales se encuentra principalmente en los ingredientes que se utilizan
para realizarlos. Una vez pintado el mural o pegado el grafiti, H.I.J.O.S.
aplica una capa de resina y fibra de vidrio, haciendo la obra más resistente
a ser borrada con la aplicación de pintura, y permitiendo su preservación
por un tiempo más prolongado (Sánchez, entrevista telefónica).
Uno de los primeros experimentos de esta modalidad se utilizó
sobre una fotografía gigante de Oliverio Castañeda de León, Secretario
General de la Asociación de Estudiantes Universitarios en 1978, quien el 20
de octubre de ese año fuera asesinado después de haber promulgado un
discurso contra la represión que estaba llevando a cabo el gobierno del
General Romeo Lucas García. Esta fotografía tipo ceral fue plasmada por
H.I.J.O.S. en el lugar del asesinato de Castañeda de León para conmemorar
el veinticinco aniversario de su muerte. Debido a la nueva técnica utilizada
este ceral tuvo una duración de ocho meses, tiempo récord para la obra de
H.I.J.O.S. (ver fig. 10) (Sánchez, entrevista telefónica).
A pesar de que la utilización de resina y fibra de vidrio es una buena
alternativa para alargar la vida del arte callejero, H.I.J.O.S. no posee los
medios económicos para realizar toda su obra utilizando estos elementos,
13 Ver los artículos de Margarita Carrera y Lucía Escobar como ejemplos.
Contreras 187
lo cual propone un reto para la agrupación. El costo para utilizar esta nueva
técnica es muy alto, y siendo que H.I.J.O.S. no posee ningún tipo de
financiamiento ajeno al colectivo en sí, es muy difícil llevar a cabo toda su
obra de dicha manera. No obstante, el deseo de sus integrantes es conseguir
fondos suficientes para crear un arte callejero que perdure por un tiempo
prolongado y con ello lograr un mayor impacto en la población (Sánchez,
entrevista telefónica).
La impermanencia y fragilidad del arte callejero de H.I.J.O.S. nos
recuerda, de la misma manera, la fragilidad del sistema democrático
guatemalteco, y evidencia que tanto el proceso de memoria, como la
búsqueda de justicia y democracia, es un proyecto inconcluso que debe ser
continuado por las presentes y futuras generaciones.
A manera de conclusión
La búsqueda de la verdad, la justicia y la memoria son el núcleo de
las reivindicaciones de H.I.J.O.S. y el arte callejero es su forma de
expresión. Es por medio de este último como ellos pretenden informar, por
un lado, a las generaciones que no vivieron el conflicto armado y la
represión estatal, y por otro, hacerles rememorar a aquellos que sí tienen
conocimiento del pasado por experiencia propia. Es por medio del arte
callejero que H.I.J.O.S. intenta formar o modificar las emociones de la
sociedad y crear sentimientos políticos contra la impunidad y el olvido.
Su arte callejero es fundamental para conservar una memoria
colectiva, en este caso de quienes más sufrieron durante el conflicto
armado, ya que como asevera Jacqueline de Romilly “Para la conciencia
colectiva, lo que cuenta no son los hechos recientes y experimentados en
forma directa; los conocimientos se comunican más fácilmente a través de
textos o de obras de arte, pues su presencia cobra en ellos mayor relieve”
(46).
Consecuentemente, H.I.J.O.S. no solamente presenta una actitud
contestataria en el plano social y político guatemalteco, va más allá,
pretende redefinir la conciencia histórica y social guatemalteca. Su lucha es
movilizar a la sociedad en la búsqueda de restituir al pasado de su verdad
moral y exigir un alto a la impunidad. Así como intentar la liberación de
Por las calles en ciudad Guatemala
188
quienes aún, a través del miedo, siguen silenciados y reprimiendo sus
memorias y sentimientos. Su función, en una sociedad cada vez más
globalizada, donde lo transitorio y fragmentario está a la orden del día, es
precisamente no permitir que el olvido le gane la batalla a la memoria y el
genocidio pasado se repita.
Contreras 189
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