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Tema 13 libro de texto
La narrativa del 39 a nuestros días
CONTENIDOS CONCEPTUALES1. Etapas de la narrativa de posguerra2. La novela existencial. La familia de Pascual
Duarte3. La novela social. La colmena, punto de
partida de la novela social4. La novela experimental. Experimentación
formal en Tiempo de silencio5. La novela en el exilio
1. Etapas
Existencial Social Experimental
La novela existencial Temas:
Angustia existencial desde una perspectiva personal Incertidumbre Aislamiento
Técnicas narrativas Violencia de los protagonistas Espacio angustioso Tiempo reducido
La familia de Pascual Duarte (1942), Camilo José Cela; tremendismo
Nada (1945), Carmen Laforet, reflejo de una sociedad asfixiante
La sombra del ciprés es alargada (1947), la religiosidad como alivio
Camilo José Cela
Datos biográficos 1916-2002 Comenzó estudios de Medicina y Derecho Trabajó como funcionario en oficina sindical En la convalecencia de una enfermedad se
dedicó a leer y escribir Éxito de La familia de Pascual Duarte Académico en 1957 Premio Nacional de Literatura1984, Nobel
1989, Cervantes 1996
Trayectoria literaria Cultivó todos los géneros Novelas heterogéneas La familia de Pascual Duarte Pabellón de reposo (1943), la inacción Nuevas andanzas y desventuras del Lazarillo de Tormes,
pastiche picaresco La colmena (1951) Mrs Cadwell habla con su hijo (1953), lo onírico La catira (1955), la realidad hispanoamericana San Camilo 1936 (1966), el monólogo interior Oficio de tinieblas 5 (1969), surrealista Últimas novelas: Mazurca para dos muertos, Cristo versus
Arizona, El asesinato del perdedor, La cruz de San Andrés, Madera de boj
La familia de Pascual Duarte (1942), pág. 250 Tremendismo Argumento Protagonista Estilo apropiado al personaje + Cela La tradición literaria
Picaresca Naturalista
Mi madre no sabía leer ni escribir; mi padre sí, y tan orgulloso estaba de ello que se lo echaba en cara cada lunes y cada martes y, con frecuencia y aunque no viniera a cuento, solía llamarla ignorante, ofensa gravísima para mi madre, que se ponía como un basilisco. Algunas tardes venía mi padre para casa con un papel en la mano y, quisiéramos que no, nos sentaba a los dos en la cocina y nos leía las noticias; venían después los comentarios y en ese momento yo me echaba a temblar porque estos comentarios eran siempre el principio de alguna bronca. Mi madre, por ofenderlo, le decía que el papel no decía nada de lo que leía y que todo lo que decía se lo sacaba mi padre de la cabeza, y a éste, el oírla esa opinión le sacaba de quicio; gritaba como si estuviera loco, la llamaba ignorante y bruja y acababa siempre diciendo a grandes voces que si él supiera decir esas cosas de los papeles a buena hora se le hubiera ocurrido casarse con ella. Ya estaba armada. Ella le llamaba desgraciado y peludo, lo tachaba de hambriento y portugués, y él, como si esperara a oír esa palabra para golpearla, se sacaba el cinturón y la corría todo alrededor de la cocina hasta que se hartaba. Yo, al principio, apañaba algún cintarazo que otro, pero cuando tuve más experiencia y aprendí que la única manera de no mojarse es no estando a la lluvia, lo que hacía, en cuanto veía que las cosas tomaban mal cariz, era dejarlos solos y marcharme. Allá ellos.
Introducción
Cap. 2º Narrador protagonista cuenta su
niñez (Extremadura) desde la cárcel Primer bloque de la novela: 5
primeros caps. (infancia en familia rural desgraciada)
Aspectos temáticos
Relaciones violentas en el seno de una familia desestructurada
Ejemplo del origen que lleva al desenlace fatal del protagonista (determinismo)
Estructura interna
Dos partes, según presencia personajes
1. Dominada por los padres (hasta que se hartaba)
2. Reacción de Pascual
Análisis Uso del pretérito imperfecto; acciones cotidianas Credibilidad del discurso del narrador:
Simplicidad de recursos formales, en línea con el narrador Sintaxis sencilla Polisíndenton
Comparaciones populares Abundancia de repeticiones (mi madre, mi padre) Similicadencias (le decía que el papel no decía nada de lo que leía) Modismos populares (ya estaba armada) Expresiones proverbiales (la única manera de no mojarse…) Errores gramaticales (el oírla esa expresión) Acumulación de insultos: bruja, desgraciado, peludo, portugués Léxico de la agresividad: bronca, gritaba, golpearla, cintarazo…
La impronta de Cela en la perfección narrativa, lejos de la escasa instrucción del personaje
Series bimembres Pretérito imperfecto de indicativo al principio de las frases
Conclusiones
Fragmento representativo Situación de la preguerra Existencialismo y testimonio social
3. Los cincuenta. El Realismo Social (1951-1962) Cambio sociocultural Renovación (compromiso) Entre La colmena y Tiempo de silencio Aldecoa, Sánchez Ferlosio, Juan Goytisolo, Caballero
Bonald… Testimonio de las injusticias y del malestar social
(objetivismo / realismo social) Importancia del mensaje La miseria de la vida rural; los “valores” de la
burguesía urbana; el mundo obrero Estructura lineal, largos capítulos secuenciados,
personaje colectivo, narrador objetivo (como una cámara), el diálogo, lenguaje sencillo
La colmena
Trama argumental
Paradójicamente no la hay Se presenta una panorámica que
retrata a una sociedad, la de postguerra
Es una especie de colmena: pequeñas historias que se entrelazan
Temas
La incertidumbre de los destinos humanos
La angustia existencial Novela de testimonio social El hambre, el dinero, el sexo, la
guerra, la alienación...
Estructura 6 capítulos y un epílogo, dividido en secuencias Final abierto Elementos de cohesiónRelaciones múltiples entre los personajesDegradación moralLos espacios: café de doña Rosa, el café de San Bernardo, el bar
de Celestino Ortiz, las casas de citas, el burdel de doña Jesusa, la lechería
Reducción temporal, dos días y medio Descripción impresionista; repeticionesFrase corta en las descripciones y más largas al narrar Diálogos adecuados a los registros de los personajes Variedad de tonos: irónico, amargo, lírico, humorístico
Narrador
Narrador externo y narrador omnisciente
Semejanza con el objetivo de una cámara
Intervenciones puntuales en primera persona
El tiempo Dos días de invierno de 1942 Uso del presente: intensidad, dinamismo, tensión Tempo narrativo muy lento No lineal, interés por describir una sociedad:Capítulos I y II: atardecer y anochecer del primer díaCapítulos III y IV: atardecer y anochecer del segundo díaCapítulo V: atardecer del segundo díaCapítulo VI: amanecer del tercer díaFinal: una mañana, tres o cuatro días después Simultaneidad Multiplicidad de perspectivas
Los personajes Más de 300 Se describen por lo que dicen y hacen Ausencia de un verdadero protagonista División en explotadores y explotados 45 tienen mayor presencia Relaciones cruzadas El más importante Martín Marco Doña Rosa, Filo, doña Visi, la señorita
Elvira, Victorita…
No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único que importante.Doña Rosa va y viene por entre las mesas del café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña Rosa dice con frecuencia leñe y nos ha merengao. Para doña Rosa, el mundo es su café, y alrededor de su café, todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo esto son habladurías: doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella. A doña Rosa lo que le gusta es arrastrar sus arrobas, sin más ni más, por entre las mesas. Fuma tabaco de noventa, cuando está a solas, y bebe ojén, buenas copas de ojén, desde que se levanta hasta que se acuesta. Después tose y sonríe. Cuando está de buenas, se sienta en la cocina, en una banqueta baja, y lee novelas y folletines, cuanto más sangrientos mejor: todo alimenta. Entonces le gasta bromas a la gente y les cuenta el crimen de la calle de Bordadores o el del expreso de Andalucía.
Introducción
Inicio, primer capítulo de la obra Avatares por los que pasa la
publicación Localización de la obra en la
trayectoria del autor Situación en el contexto de la
narrativa española, coincidencias y diferencias con la novela de los 40 y 50
Tema
Descripción de un personaje representativo del sector de los triunfadores
Contraste con la mayor parte de la novela
Seguridad de doña Rosa frente a incertidumbre de casi todos
Estructura
Primer párrafo intervención de doña Rosa
Segundo párrafo descripción del personaje: su físico, gestos, gustos y hábitos
Análisis del texto
No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único que importa
Intervención en primera persona; énfasis del pronombre personal
Función del tiempo verbal Intensidad del presente, eternidad
Paradoja entre esta intervención y su carácter La perspectiva es muy limitada
Doña Rosa va y viene por entre las mesas del café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña Rosa dice con frecuencia leñe y nos ha merengao. Para doña Rosa, el mundo es su café, y alrededor de su café, todo lo demás
Prosa rítmica de Cela Repeticiones de doña Rosa, café,
estructuras bimembres, paralelismos... Importancia del café
La función del espacio cohesionador Prosopografía y etopeya de doña
Rosa Descripción grotesca, esperpéntica En el carácter también se observa su
vulgaridad
Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo esto son habladurías: doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella
Fórmula para producir credibilidad La tercera persona impersonal “hay quien dice”
Placeres vulgares de doña Rosa Lesbianismo con jóvenes
Valor del diminutivo “ojillos” No es afectivo, sugiere lascivia
Intervención del narrador Dominio omnisciente
Figura que se produce en amadeo de plata Metonimia
A doña Rosa lo que le gusta es arrastrar sus arrobas, sin más ni más, por entre las mesas. Fuma tabaco de noventa, cuando está a solas, y bebe ojén, buenas copas de ojén, desde que se levanta hasta que se acuesta. Después tose y sonríe. Cuando está de buenas, se sienta en la cocina, en una banqueta baja, y lee novelas y folletines, cuanto más sangrientos mejor: todo alimenta
Elementos que degradan a doña Rosa Como animal se arrastra La arroba toma como unidad al cerdo Alcohólica, expresado con recurso de énfasis
(amplificación) y con hipérbole. Además hay una metonimia “ojén”
Cuando está de buenas (excepcionalidad) La banqueta baja en armonía con su posición
moral Sadismo morboso
La señorita Elvira se calla y sigue fumando. Hoy está como algo destemplada, siente escalofríos y nota que le baila un poco todo lo que ve. La señorita Elvira lleva una vida perra, una vida que bien mirado, ni merecería la pena vivirla. No hace nada, eso es cierto, pero por no hacer nada, ni come siquiera. Lee novelas, va al café, se fuma algún que otro tritón y está a lo que caiga. Lo malo es que lo que cae suele ser de pascuas a ramos, y para eso, casi siempre de desecho de tienta y defectuoso
Aspectos temáticos
Ejemplo ilustrativo de la incertidumbre de los destinos humanos
Personaje que representa a la amplia gama de humillados de la novela
Estructura
Quinta secuencia del primer capítulo Difícil encontrar una articulación en
un fragmento tan corto En una perspectiva más amplia,
conclusión a la primera referencia a este personaje
Análisis del texto Historia del personaje (huérfana con trauma, maltratada,
prostituta que apenas ejerce...) Dominio del narrador omnisciente, con comentarios y
valoraciones que expresan Ternura hacia el personaje
Prosa rítmica de Cela Armonía entre forma y contenido
La miseria del personaje y la expresión sencilla Breves proposiciones coordinadas (lee novelas, va al café, se
fuma... Y está a lo que caiga) Insistencia enfática en la negación Uso de frases hechas Metonimia del tritón Sucesión de formas verbales en presente de indicativo
(presente existencial) Animalización (vida perra)
4. La novela experimental (1960-1970)
Corrientes renovadoras
Agotamiento del Realismo Kafka: angustia, enigmas irresolutos,
incertidumbre Proust: introspección y autoanálisis Joyce: el antihéroe Faulkner: tono sombrío, alucinante Noveau roman: ruptura con temas
sociales
Nuevas técnicas narrativas Ruptura con la narrativa tradicional Diversidad de puntos de vista Multiplicidad de perspectiva Menor importancia del argumento Predominio de la secuencia Desorden cronológico Estructura abierta El monólogo interior Novedades tipográficas
Narradores de los 60 Juan Marse
Últimas tardes con Teresa; Si te dicen que caí
Juan Benet Volverás a región
Cela Miguel Delibes
Cinco hora con Mario
Gonzalo Torrente Ballester La saga fuga de J.B.
Luis Martín Santos
Datos biográficos 1924-1965 Médico: cirujano y piquiatra Investigador en el CSIC Director del psiquiátrico de San Sebastián Relación con otros escritores Afiliado al PSOE, preso político Sólida formación Crítico con la narrativa realista Muerto en accidente a los 41 años
Trayectoria literaria
Dedicación tardía (38 años) Sólo publica en vida Tiempo de
silencio (1962) Apólogos (1970), relatos Tiempo de destrucción (1975)
Tiempo de silencio
Trama argumental Pedro, investigador La necesidad de encontrar ratones La “ayuda” de Amador Las chabolas Dorita El desenlace fatal de Florita Ayuda de Matías; los calabozos; Intervención inesperada de la mujer del
Muecas El Cartucho La destrucción
Aspectos temáticos Frustración existencial Crítica social
Alta burguesía Clase media Clase media baja Proletariado Victimas / explotadores
Recursos al servicio de la ironía, el sarcasmo y la parodia (desajuste entre realidad y ficción)
Estructura 63 secuencias Narración, descripción y algo de diálogo Sintaxis larga Desarrollo lineal con episodios simultáneos Organización “clásica”:
Planteamiento: 1-11, Pedro; el suburbio Desarrollo: 12-30, la noche del sábado; 31-42, el
mundo de Matías y la persecución de Pedro; 43-56, detención,
Desenlace (57-63)
Narrador
Omnisciente Primera persona: monólogo interior Multiplicidad de perspectiva
Espacio y tiempo Madrid y su extrarradio (al final El Escorial)
Diversidad de espacios: chabolas, pensión, casa aristocrática, burdeles, centro de investigación, teatro
Tiempo reducido, postguerra Desarrollo lineal Algún salto atrás Secuencias simultáneas Elipsis
Personajes Pedro, protagonista
Frustrado Fracasado Cobarde Resignado
Imagen degradada de los demás Matías Amador Dueña de la pensión Florita Las prostitutas La familia del Muecas Cartucho
Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregabab el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz. El sol entraba en la cocina haciendo ese reguero visible de minúsculas partículas que delata su paso en los lugares polvorientos. Doña Luisa, con los párpados ligeramente caídos, lo vio llegar y permaneció inmóvil, dotada de otras cualidades que la comercial afabilidad nocturna y su casi ternura por los jovencitos. Matías se precipitó sobre el ídolo y con esfuerzo de sus nobles brazos y de su estómago en bascas, lo abrazó.–Aquí estamos. ¿Dónde están las chicas?–No es hora –informó la severa matrona.–No importa. Venimos a comer con vosotras. Os convidamos. Convida Pedro…Entraba el mandadero y Doña Luisa, con un gesto, le hizo acercarse para ver el contenido del cesto. Para poder verlo mejor, con la otra mano, alejó a Matías. Pedro había quedado cerca de la ventana, azorado, un tanto atónito de la existencia de la cocina, de un fogón, de un gato negro y de un cesto de la compra. Doña Luisa, sin levantarse, alzó la tapa y gruñó su aprobación. Tomó un tomate y lo levantó, haciendo que el sol golpease con dureza sobre la pequeña esfera roja. Ella miraba el tomate por un lado. Pedro lo miraba por el otro. Ambos lo veían desde diferente perspectiva.
Introducción
Preámbulo teórico Secuencia 37 Pedro perseguido, se esconde en el
burdel de Doña Luisa
Tema
Parodia crítica de la sociedad de postguerra a través de uno de sus ambientes más degenerados
Estructura
Tres partes que coinciden con la estructura externa
Descripción del burdel Breve diálogo, proporcional a la
importancia de escuchar a los personajes
Último párrafo que prepara importante escena final
Análisis del texto
Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregaban el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz.
• Punto de vistaNarrador observador externo• Alteración del orden sintácticoLugar destacado de doña Luisa y ambientación
propicia• Recurso de repeticiónAnáfora, impresión sofocante, con obstáculos,
como un laberinto
Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregaban el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz.
• Imagen mitológica que recuerda pasillos y escaleras en penumbra
Laberinto
• Olientes a tabaco frío
Colillas de tabaco apagadas, olor desagradable
Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregaban el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz.
• Materiales nobles, mosaicos, parquets…– Ironía, poco probables en un prostíbulo
• Posible alegoría de la tierra y la lluvia• “Ejecución del único cambio…”
– Inadecuación del verbo, que puede sugerir una actividad científica o más compleja, en línea con el tóno irónico del texto y la novela
– Salubridad sospechosa
Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregaban el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz.
• Único-hombre– Recuerda a los eunucos, único en el harem– Particularidad del tránsito entre las limpiadoras y doña Luisa
• Individuo erguido, pero discapacitado, que contribuye al esperpento• Decamerónico convento
– Recuerdo del Decamerón, que junto a convento produce un oxímoron • La sana contralateral
– Terminología científica, nueva inadecuación irónica• Ídolo búdico bañado de luz
– Metáfora grotesca de doña Luisa– La luz sugiere el “altar” en que se encuentra, tras la penumbra
Doña Luisa, con los párpados ligeramente caídos, lo vio llegar y permaneció inmóvil, dotada de otras cualidades que la comercial afabilidad nocturna y su casi ternura por los jovencitos. Matías se precipitó sobre el ídolo y con esfuerzo de sus nobles brazos y de su estómago en bascas, lo abrazó.
Continúa la inadecuación entre forma y contenido en la descripción de doña Luisa
Sentido de “comercial afabilidad…”Actitud más cariñosa hacia su clientela El ídolo sugiere paganismo, lujuria… Sugerencia del epíteto noble dedicado a
MatíasCategoría aristocrática del personaje Estómago en bascasRevuelto por la borrachera
-Aquí estamos. ¿Dónde están las chicas?-No es hora –informó la severa matrona.-No importa. Venimos a comer con vosotras. Os convidamos. Convida Pedro…
Contraste entre el corto diálogo y la extensa descripción anterior
Crítica a Matías
Entraba el mandadero y Doña Luisa, con un gesto, le hizo acercarse para ver el contenido del cesto. Para poder verlo mejor, con la otra mano, alejó a Matías. Pedro había quedado cerca de la ventana, azorado, un tanto atónito de la existencia de la cocina, de un fogón, de un gato negro y de un cesto de la compra. Doña Luisa, sin levantarse, alzó la tapa y gruñó su aprobación. Tomó un tomate y lo levantó, haciendo que el sol golpease con dureza sobre la pequeña esfera roja. Ella miraba el tomate por un lado. Pedro lo miraba por el otro. Ambos lo veían desde diferente perspectiva.
Insistencia en la caracterización negativa de Matías
La sorpresa de Pedro Relación de las líneas finales con otra
secuencia importante de la novelaParodia del discurso de un intelectual
(Ortega)
Amador se había sentado en uno de los objetos que el Muecas ordenaba, que resultó ser una olla oxidada con un agujero. Pero así acomodado volvía sus espaldas a la puerta y la carencia de luz interior de la chabola se hacía más evidente, por lo que el visitado dijo:– Vamos, Amador. Échate a un lado. ¿No ves que quitas la luz al señor doctor?Ya para entonces salía la descendencia del Muecas en funciones de homenaje a través de los velos que celaban el resto de sus propiedades inmuebles y sonriendo con risa bobalicona que descubría el grueso trazo de sus encías superiores sobre los dientes blancos y pequeños en medio de un rostro redondo, ofrecía en un vaso un poco de agua en la que debía haber experimentado un limón a juzgar por una pepita que como pequeño dirigible flotaba.– ¡Dásela, Florita! que se refresque el señor doctor.– Tenga, señor doctor – se atrevió a decir Florita poniéndose algo colorada, pero haciendo chocar su mirada negra con la también azorada de D. Pedro. Éste no osaba fijar la vista en ninguno de los detalles del interior de la chabola, aunque la curiosidad le impulsaba a hacerlo, temiendo ofender a los disfrutadores de tan míseras riquezas, pero al mismo tiempo comprendía que el honor del propietario exige que el visitante diga algo en su elogio, por inverosímil y absurdo que pueda ser.– Esta fresca esta limonada –eligió al fin.
Introducción
Secuencia 10
Temas Testimonio de la miseria física y
moral de parte de la sociedad española de postguerra a través de una familia que reside en un barrio de chabolas
La mala situación de la Ciencia indicativa del retraso del país
Frustración existencial ilustrada por el protagonista desorientado en los ambientes que descubre
Estructura Secuencia situada en la primera parte de la
novela (11 primeras secuencias) Plantea ya las circunstancias que van a
desarrollar la trama Fragmento en el que se alternan
descripción, diálogo y narración Tres partes1. Descripción de la chabola2. La familia del Muecas3. Impresiones de Pedro
Análisis del texto
Amador se había sentado en uno de los objetos que el Muecas ordenaba, que resultó ser una olla oxidada con un agujero. Pero así acomodado volvía sus espaldas a la puerta y la carencia de luz interior de la chabola se hacía más evidente, por lo que el visitado dijo:– Vamos, Amador. Échate a un lado. ¿No ves que quitas la luz al señor doctor?
Narrador observador externo Poca presencia del diálogo Condiciones miserables de la chabola Sin muebles, objetos; la puerta como
única entrada de luz; desorden El visitado, comienzo de la
inadecuación Discurso adulador del Muecas
Ya para entonces salía la descendencia del Muecas en funciones de homenaje a través de los velos que celaban el resto de sus propiedades inmuebles y sonriendo con risa bobalicona que descubría el grueso trazo de sus encías superiores sobre los dientes blancos y pequeños en medio de un rostro redondo, ofrecía en un vaso un poco de agua en la que debía haber experimentado un limón a juzgar por una pepita que como pequeño dirigible flotaba.
Inadecuación entre forma y contenido que provoca la ironía
Parece que hablara de un caballero feudal (recuerdo del Quijote)
Técnica expresionista, feísmo Comparación que contribuye a la
ironía
– ¡Dásela, Florita! que se refresque el señor doctor.– Tenga, señor doctor – se atrevió a decir Florita poniéndose algo colorada, pero haciendo chocar su mirada negra con la también azorada de D. Pedro. Éste no osaba fijar la vista en ninguno de los detalles del interior de la chabola, aunque la curiosidad le impulsaba a hacerlo, temiendo ofender a los disfrutadores de tan míseras riquezas, pero al mismo tiempo comprendía que el honor del propietario exige que el visitante diga algo en su elogio, por inverosímil y absurdo que pueda ser.– Esta fresca esta limonada –eligió al fin.
Función de la sensualidad en el resto de la historia
Desorientación de PedroNo es capaz de posicionarse ante lo que
le rodea Oxímoron que redunda en el sarcasmo Otras expresiones inapropiadas para
producir la ironía El narrador no pierde la perspectiva
5. La novela en el exilio
Narrativa (lo social) Temas principales
El pasado de España (explicaciones) La añoranza de España
La nueva realidad del exiliado Abstracción, simbolismo, filosofía Arturo Barea, Rosa Chacel, Francisco
Ayala, Max Aub, Ramón J. Sender
Desde 1975 a la actualidad
Fin de la dictadura Divulgación mayor de la novela por… Argumento y estructura: Historias fáciles de leer Punto de vista: tercera persona Tiempo y espacio racionales Personajes: vuelta al protagonista
Desde 1975 a la actualidad Estilo y técnicas narrativas:
Sencillez y naturalidad Personajes con registros propios El diálogo frente al monólogo interior o
digresiones Temática. Cuestiones existenciales:
Intimismo Decepción política Individuo frente a sociedad (mayor
ficcionalización Misterio, exotismo, intriga (evasión)
Desde 1975 a la actualidad
Tendencias de la novela coetánea: Novela histórica
Proyección de problemas presentes No digas que fue un sueño (1986),
Terenci Moix Crónica del rey pasmado (1989), Gonzalo
Torrente Ballester Soldados de Salamina (2001), Javier
Cercas
Desde 1975 a la actualidad
Novela policíaca o de intriga Juego intelectual Juan Madrid, Vázquez Montalbán, Muñoz
Molina…
Novela de aventuras Peripecias para conseguir objetivo Alatriste, Arturo Pérez Reverte
Desde 1975 a la actualidad
Novela intimista Inquietudes existenciales La identidad y el sentido de la vida Juegos de la edad tardía (1989), Luis
Landero Mortal y rosa (1975), Francisco Umbral Atlas de geografía humana (1998),
Almudena Grandes
FRAGMENTO DE LOS GIRASOLES CIEGOS
Publicado el junio 2, 2010 por josecarlosarandalengua
Una de las cosas que más me sorprende es que, inevitablemente, todos teníamos recuerdos de la guerra civil, del cerco de Madrid, de los acosos de las bombas y de los obuses. Sin embargo, nunca hablábamos de ello.
En el colegio, Franco, José Antonio Primo de Rivera, la Falange, el Movimiento eran cosas que habían aparecido como por ensalmo, que habían caído del cielo para poner orden en el caos, para devolver a los hombres la gloria y la cordura. No había víctimas, eran héroes, no había muertos, eran caídos por Dios y por España, y no había guerra porque la Victoria, al escribirse con mayúscula, era algo más parecido a la fuerza de la gravedad que a la resolución de un conflicto entre los hombres.
Del grupo de amigos que formaban parte de aquel universo sólo uno, Javier Ruiz Tapiador, vestía muy de tarde en tarde el uniforme de Flecha. Tenía ocho años y ya parecía un hombre en miniatura: hablaba con voz grave, tenía un tupé inalterable por la brillantina y una forma de vestir que reflejaba cierto bienestar en su familia. Su casa era caliente, y acogedora y, para corroborar su liderazgo, tenía un hermano mayor, Carlos, que nos contaba cuentos de terror a todo el grupo de amigos con una pasión en sus descripciones, con una maestría para crear situaciones horrendas, que aún hoy sigue sorprendiéndome su inefable capacidad de narrar historias improvisadas.
A la luz de una vela que le confería un aire fantasmal, hablando cadenciosamente y salpicando su narración de onomatopeyas escalofriantes, comenzaba siempre su relato hablándonos de unos hechos pavorosos que él había presenciado.
Los protagonistas eran siempre un grupo de niños de nuestra edad acosados por un ejército de leprosos que se movían lenta y amenazadoramente buscando nuestras vísceras como si fueran su única posibilidad de sobrevivir. La lepra no era una enfermedad infecciosa, era una enfermedad del alma y su peligro no estribaba en el contagio sino en su voracidad caníbal.
TEMA
• La posguerra desde la inocencia de la infancia
RESUMEN
• En la posguerra no se hablaba de los recuerdos. Los vencedores camuflaban los horrores tras las palabras. Del grupo de amigos destacaba como líder Javier Ruiz Tapiador, por ser Flecha, tener una buena casa y un hermano mayor con una maravillosa capacidad para contar relatos de terror sobre niños de nuestra edad acosados por un ejército de leprosos caníbales.
ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS DEL TEXTO
• El texto se organiza en dos bloques de contenido, que podríamos nombrar como 1: Recuerdos de ambiente (1º y 2º párrafo) y 2: Recuerdos sobre Javier y los amigos (3º, 4º y 5º párrafo). Dentro de cada uno de los apartados podemos distinguir los siguientes contenidos:
…………1) Recuerdos de ambiente (generales):……………………..1.1. Los horrores en los recuerdos se silenciaban (L.1-3).……………………..1.2. Los eufemismos de los vencedores pretendían transformar la realidad y los recuerdos (víctimas/héroes; muertos/caídos por Dios; guerra/Victoria, etc.)(L.4-10)………..2) Recuerdos sobre Javier y los amigos (concretos).……………………2.1. Descripción de Javier (L. 11-14)……………………2.2. El magnetismo de su hermano Carlos (L.15-19)………………………………….a) Su capacidad para inventar y contar historias de terror (L.20-3).………………………………….b) Estructura del relato de terror: a) Principio de hechos vividos, b) niños, pandilla, protagonista, c) Leprosos antropófagos, antagonista (L.24-29).
Orientaciones comentario crítico
• El silencio. ¿Por qué se impone en estas y otras circunstancias?
• El valor de los eufemismos• La afinidad al poder• Alegoría final
Fragmento: El viejo…
• Texto propuesto y comentado en la web http://eltinterodeclase.blogspot.com/2011/03/el-viejo-que-leia-novela-de-amor.html
El alcalde, único funcionario, máxima autoridad y representante de un poder demasiado lejano como para provocar temor, era un individuo obeso que sudaba sin descanso.
Decían los lugareños que la sudadera le empezó apenas pisó tierra luego de desembarcar del Sucre, y desde entonces no dejó de estrujar pañuelos, ganándose el apodo de la Babosa.
Murmuraban también que antes de llegar a El Idilio estuvo asignado en alguna ciudad grande de la sierra, y que a causa de un desfalco lo enviaron a ese rincón perdido del oriente como castigo. Sudaba, y su otra ocupación consistía en administrar la provisión de cerveza. Estiraba las botellas bebiendo sentado en su despacho, a tragos cortos, pues sabía que una vez terminada la provisión la realidad se tornaría más desesperante.
Cuando la suerte estaba de su parte, podía ocurrir que la sequía se viera recompensada con la visita de un gringo bien provisto de whisky. El alcalde no bebía aguardiente como los demás lugareños. Aseguraba que el Frontera le provocaba pesadillas y vivía acosado por el fantasma de la locura. Desde alguna fecha imprecisa vivía con una indígena a la que golpeaba salvajemente acusándola de haberle embrujado, y todos esperaban que la mujer lo asesinara. Se hacían incluso apuestas al respecto.
Desde el momento de su arribo, siete años atrás, se hizo odiar por todos. Llegó con la manía de cobrar impuestos por razones incomprensibles. Pretendió vender permisos de pesca y caza en un territorio ingobernable.
Quiso cobrar derecho de usufructo a los recolectores de leña que juntaban madera húmeda en una selva más antigua que todos los Estados, y en un arresto de celo cívico mandó construir una choza de cañas para encerrar a los borrachos que se negaban a pagar las multas por alteración del orden público.
Su paso provocaba miradas despectivas, y su sudor abonaba el odio de los lugareños. El anterior dignatario, en cambio, sí fue un hombre querido. Vivir y dejar vivir era su lema. A él le debían las llegadas del barco y las visitas del correo y del dentista, pero duró poco en el cargo.
Cierta tarde mantuvo un altercado con unos buscadores de oro, y a los dos días lo encontraron con la cabeza abierta a machetazos y medio devorado por las hormigas.
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