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Estudio en Escarlata (Sherlock Holmes)[Arthur Conan Doyle]

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La publicación en 1887 de ESTUDIO EN ESCARLATA significó para la historia del relatopoliciaco no sólo la aparición de un escritor que revolucionaría el género, sino también elnacimientodeunmíticopersonajequellegaríaaoscurecerlafiguradesucreador.Trasuntodela sociedad victoriana, maestro en el arte de la inferencia lógica, atento seguidor de losavances científicos de su tiempo, propenso a las depresiones psicológicas, misántropoempedernido,boxeadoraficionadoyapasionadomelómano,SHERLOCKHOLMES—muertoyresucitado por su inventor a petición de editores y lectores— es un detective dotado de unexcepcional talentopara ladeducciónyquenunca rehúye los riesgosde laacción.Acaballoentreelgéneropoliciaco,lareconstrucciónhistóricayelrelatodeaventuras,lanovelagiraentornoauncrimencometidoenLondresycuyatramaserelacionaconlasectamormónicayelestadodeUtah.Enpartebajo laformadeunasmemoriasdeldoctorWatson,unmédicoqueseconvierteen íntimoamigoycompañero inseparabledeHolmes,ARTHURCONANDOYLE(1859-1930) plantea, despliega y resuelve el enigmamediante una eficaz técnica narrativa yunaperfiladadescripcióndelospersonajes.

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ArthurConanDoyle

EstudioenEscarlata

ePUBv2.2GusiX16.10.11

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Títulooriginal:AStudyinScarletTraductor:AlvaroDelgadoGalPrimeraediciónen«ElLibrodeBolsillo»:1985Cuartareimpresiónen«ElLibrodeBolsillo»:1993©delatraducción:AlvaroDelgadoGal©AlianzaEditorial,S.A.,Madrid,1985,1989,1990,1992,1993ISBN:84-206-0108-XDepósitolegal:M.34.305/1993CompuestoeimpresoenFernándezCiudad,S.L.PrintedinSpain

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PrimeraParte

(ReimpresióndelasmemoriasdeJohnH.Watson,doctorenmedicina

yoficialretiradodelCuerpodeSanidad)

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1.Mr.SherlockHolmes

En el año 1878 obtuve el título de doctor enmedicina por laUniversidad de Londres, asistiendodespuésenNetleyaloscursosquesonderigorantesdeingresarcomomédicoenelejército.Concluidosallímisestudios,fuipuntualmentedestinadoal5.ºdeFusilerosdeNorthumberlandencalidaddemédicoayudante.ElregimientosehallabaporentoncesestacionadoenlaIndia,yantesdequepudieraunirmeaél,estalló la segundaguerradeAfganistán.AldesembarcarenBombayme llegó lanoticiadeque lastropas a las que estaba agregado habían traspuesto la línea montañosa, muy dentro ya de territorioenemigo.Seguí, sin embargo, caminoconmuchosotrosoficiales enparecida situación a lamía, hastaCandahar,dondesanoysalvo,yencompañíaporfindelregimiento,meincorporésinmásdilaciónaminuevoservicio.

Lacampaña trajoamuchoshonores,peroamísólodesgraciasycalamidades.Fuiseparadodemibrigadae incorporadoa las tropasdeBerkshire,con lasqueestuvedeservicioduranteeldesastredeMaiwand.EnlasusodichabatallaunabaladeJezailmehirióelhombro,haciéndoseañicoselhuesoysufriendoalgúndañolaarteriasubclavia.Hubieracaídoenmanosde losdespiadadosGhazisanoserporelvalorylealtaddeMurray,miasistente,quien,trasponermedetravéssobreunacaballería,logróalcanzarfelizmentelaslíneasbritánicas.

Agotadoporeldolor,yenunestadodegrandebilidadacausade lasmuchas fatigas sufridas, fuitrasladado,juntoaunnutridoconvoydemaltrechoscompañerosdeinfortunio,alhospitaldelabasedePeshawar.Allímerehíce,yestabayalobastantesanoparadaralgunaqueotravueltapor lassalas,yorearmedetiempoentiempoenlaterraza,cuandocaívíctimadeltifus,elazotedenuestrasposesionesindias.Durantemesesnosediounarditepormivida,yunavezvueltoalconocimientodelascosas,einiciada la convalecencia, me sentí tan extenuado, y con tan pocas fuerzas, que el consejo médicodeterminósinmásmiinmediatoretornoaInglaterra.DespachadoeneltransportemilitarOrontes,almesde travesía toqué tierra enPortsmouth, con la saludmalparada para siempre y nuevemeses de plazo,sufragadosporungobiernopaternal,paraprobararemediarla.

NoteníaenInglaterraparientesniamigos,yera,portanto,librecomounaalondra—esdecir,todololibrequecabeserconuningresodiariodeoncechelinesymedio—.Hallándomeensemejantecoyunturagravité naturalmente hacia Londres, sumidero enorme donde van a dar de manera fatal cuantosdesocupados y haraganes contiene el imperio. Permanecí durante algún tiempo en unhotel delStrand,viviendo antesmal que bien, sin ningún proyecto a la vista, y gastando lo poco que tenía, conmayorliberalidad, desde luego, de la quemiposición recomendaba.Tan alarmante se hizo el estadodemisfinanzas que pronto caí en la cuenta de que no me quedaban otras alternativas que decir adiós a lametrópoli y emboscarme en el campo, o imprimir un radical cambio amimodo de vida. Elegido elsegundocamino,principiéporhacermealaideadedejarelhotel,ysentarmisrealesenunlugarmenoscaroypretencioso.

Nohabíapasadoundíadesdesemejantedecisión,cuando,hallándomeenelCriterionBar,alguienme puso lamano en el hombro,mano que al darmedia vuelta reconocí como perteneciente al jovenStamford, el antiguo practicante a mis órdenes en el Barts. La vista de una cara amiga en la junglalondinense resultaenverdaddegranconsueloalhombresolitario.En losviejos tiemposnohabíamossidoStamfordyyo loquesediceuñaycarne,peroahora loacogíconentusiasmo,yél,porsuparte,

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pareciócontentodeverme.EnesearrebatodealegríaloinvitéaquealmorzaraconmigoenelHolborn,yjuntossubimosauncochedecaballos.

—Pero ¿qué ha sido de usted, Watson? —me preguntó sin embozar su sorpresa mientras eltraqueteante vehículo se abría camino por las pobladas calles de Londres—. Está delgado como unarenqueymásnegroqueunanuez.

Lehiceunbreveresumendemisaventuras,yapenassihabíaconcluidocuandollegamosadestino.—¡Pobredeusted!—dijoen tonoconmiserativoalescucharmispenalidades—.¿Yquéproyectos

tiene?—Buscoalojamiento—repuse—.Quieroversimelasarregloparaviviraunpreciorazonable.—Cosa extraña—comentó mi compañero—, es usted la segunda persona que ha empleado esas

palabraseneldíadehoy.—¿Yquiénfuelaprimera?—pregunté.—Untipoqueestátrabajandoenellaboratoriodequímica,enelhospital.Andabaquejándoseesta

mañanadenoteneranadieconquiencompartirciertashabitacionesquehaencontrado,bonitasaloqueparece,sibiendepreciodemasiadoabultadoparasubolsillo.

—¡Demonio!—exclamé—,si realmenteestádispuestoadividirelgastoy lashabitaciones,soyelhombrequenecesita.Prefieroteneruncompañeroantesquevivirsolo.

EljovenStamford,elvasoenlamano,memiródeformauntantoextraña.—No conoce todavía a Sherlock Holmes —dijo—, podría llegar a la conclusión de que no es

exactamenteeltipodepersonaqueaunolegustaríatenersiempreporvecino.—¿Sí?¿Quéhablaencontrasuya?—Oh,enningúnmomentohesostenidoquehayanadacontraél.Se tratadeunhombrede ideasun

tantopeculiares...,unentusiastadealgunasramasdelaciencia.Hastadondesemealcanza,noesmalapersona.

—Naturalmentesiguelacarreramédica—inquirí.—No...Nadasédesusproyectos.Creoqueandaversadoenanatomía,yesunquímicodeprimera

clase;perosegúnmisinformes,nohaasistidosistemáticamenteaningúncursodemedicina.Persigueenelestudiorutasextremadamentedisparesyexcéntricas,sibienhahechoacopiodeunacantidadtalytandesusadadeconocimientos,quequedaríanatónitosnopocosdesusprofesores.

—¿Lehapreguntadoalgunavezquésetraeentremanos?—No;noeshombrequesedejellevarfácilmenteaconfidencias,aunquepuederesultarcomunicativo

cuandoestáenvena.—Megustaríaconocerle—dije—.Sihedepartirlaviviendaconalguien,prefieroqueseapersona

tranquilayconsagradaalestudio.Nomesientoaúnlobastantefuerteparasufrirmuchoalborotoounaexcesivaagitación.Afganistánmehadispensadoambascosasengradosuficienteparaloquemerestadevida.¿Cómopodríaentrarencontactoconesteamigodeusted?

—Ha de hallarse con seguridad en el laboratorio—repusomi compañero—. O se ausenta de éldurante semanas, o entra por la mañana para no dejarlo hasta la noche. Si usted quiere, podemosllegarnosallídespuésdelalmuerzo.

—Desdeluego—contesté,ylaconversacióntiróporotrosderroteros.Una vez fuera de Holborn y rumbo ya al laboratorio, Stamford añadió algunos detalles sobre el

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caballeroquellevabatrazasdeconvertirseenmifuturocoinquilino.—Sepaexculparmesinollegaaunacuerdoconél—dijo—,nuestrotratosereduceaunoscuantosy

ocasionales encuentros en el laboratorio.Ha sidoustedquienhapropuesto este arreglo, demodoquequedoexentodetodaresponsabilidad.

—Sinocongeniamosbastaráquecadacualsigasucamino—repuse—.Medalasensación,Stamford—añadímirandofijamenteamicompañero—,dequetieneustedrazonesparaquererlavarselasmanosenestenegocio.¿Tanformidableesladestemplanzadenuestrohombre?Hablesinreparos.

—No es cosa sencilla expresar lo inexpresable —repuso riendo—. Holmes posee un carácterdemasiadocientíficoparamigusto...,uncarácterquerayaenlafrigidez.Melofiguroofreciendoaunamigounpellizcodelúltimoalcaloidevegetal,noconmalicia,entiéndame,sinoporlapuracuriosidaddeinvestigaralamenudasusefectos.Ysihedehacerlejusticia,añadiréqueenmiopiniónloengulliríaél mismo con igual tranquilidad. Se diría que habita en su persona la pasión por el conocimientodetalladoypreciso.

—Encomiableactitud.—Ya veces extremosa...Cuando le induce a aporrear con un bastón los cadáveres, en la sala de

disección,sepreguntaunosinoestárevistiendoacasounaformaenexcesopeculiar.—¡Aporrearloscadáveres!—Sí, a fin de ver hasta qué punto pueden producirse magulladuras en un cuerpo muerto. Lo he

contempladoconmispropiosojos.—¿Ydiceustedquenoestudiamedicina?—No.SabeDioscuálseráelobjetodetalesinvestigaciones...Peroyahemosllegado,ypodráusted

formarunaopiniónsobreelpersonaje.Cuandoestodecíaenfilamosunacallejuela,yatravésdeunapequeñapuertalateralfuimosadara

unadelasalasdelgranhospital.Siéndomeelterrenofamiliar,nopreciséguíaparaseguirmiitinerarioporlalúgubreescaleradepiedrayatravésluegodellargopasillodeparedesencaladasypuertascolorcastaño.Casi al otro extremo, un corredor abovedadoy de poca altura torcía hacia unode los lados,conduciendoallaboratoriodequímica.

Eraésteunahabitacióndeelevado techo, llena todade frascosque sealineabana lo largode lasparedesoyacíandesperdigadosporelsuelo.Aquíyalláaparecíanunasmesasbajasyanchaserizadasderetortas,tubosdeensayoypequeñaslámparasBunsenconsuazulyondulantelenguadefuego.Enlahabitaciónhacíaguardiaunsolitarioestudianteque,absortoensutrabajo,seinclinabasobreunamesaapartada.Al escucharnuestrospasosvolvió la cabeza,y saltandoenpiedejóoírunaexclamacióndejúbilo.

—¡Yalotengo!¡Yalotengo!—gritóamiacompañantemientrascorríahacianosotrosconuntubodeensayoenlamano—.Hehalladounreactivoqueprecipitaconlahemoglobinaysolamenteconella.

Eldescubrimientodeunaminadeoronohabríaencendidoplacermásintensoenaquelrostro.—DoctorWatson,elseñorSherlockHolmes—anuncióStamfordamododepresentación.—Encantado—dijocordialmentemientrasmeestrechabalamanoconunafuerzaquesuaspectocasi

desmentía—.Porloqueveo,haestadoustedentierrasafganas.—¿Cómodiabloshapodidoadivinarlo?—pregunté,llenodeasombro.—No tiene importancia—repuso él riendo por lo bajo—.Volvamos a la hemoglobina. ¿Sin duda

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percibeustedelalcancedemidescubrimiento?—Interesante desde un punto de vista químico —contesté—, pero, en cuanto a su aplicación

práctica...—PorDios,se tratadelmásútilhallazgoqueenelcampode laMedicinaLegalhaya tenidolugar

durante los últimos años. Fíjese: nos proporciona una prueba infalible para descubrir lasmanchas desangre.¡Vengaustedaverlo!

Eratalsuagitaciónquemeagarródelamangadelachaqueta,arrastrándomehastaeltablerodondehabíaestadorealizandosusexperimentos.

—Hagámonosconunpocodesangrefresca—dijo,clavándoseeneldedounalargaagujayvertiendoenunaprobetadelaboratoriolagotamanadadelaherida.

—Ahora añado esta pequeña cantidad de sangre a un litro de agua. Puede usted observar que lamezclaresultanteofrecelaaparienciadelaguapura.Laproporcióndesangrenoexcederádeunoaunmillón. No me cabe duda, sin embargo, de que nos las compondremos para obtener la reaccióncaracterística.

Mientras tal decía, arrojó en el recipiente unos pocos cristales blancos, agregando luego algunasgotasdeciertolíquidotransparente.Enelactolamezclaadquirióunapagadocolorcaoba,entantoqueseposabasobreelfondodelavasijadevidriounpolvoparduzco.

—¡Ajá!—exclamó,dandopalmadasyalborozadocomounniñoconzapatosnuevos—.¿Quémediceahora?

—Finoexperimento—repuse.—¡Magnífico! ¡Magnífico! La tradicional prueba del guayaco resultaba muy tosca e insegura. Lo

mismocabedecirdelexamende loscorpúsculosdesangre...Esteúltimoes inútilcuandolasmanchascuentanarribadeunaspocashoras.Sinembargo,acabamosdedarconunprocedimientoqueactúatantosilasangreesviejacomonueva.Asermihallazgomástemprano,muchasgentesqueahorapaseanporlacallehubieranpagadotiempoatráslaspenasaquesuscrímenesleshacenacreedoras.

—Caramba...—murmuré.—Los casos criminales giran siempre alrededor del mismo punto. A veces un hombre resulta

sospechoso de un crimen meses más tarde de cometido éste; se someten a examen sus trajes y ropablanca:aparecenunasmanchasparduzcas.¿Sonmanchasdesangre,debarro,deóxido,acasodefruta?Semejante extremo ha sumido en la confusión a más de un experto, y ¿sabe usted por qué? Por lainexistenciadeunaprueba segura.SherlockHolmeshaaportadoahoraesaprueba,yquedael caminodespejadoenlovenidero.

Habíaalhablardestellosensusojos;descansólapalmadelamanoalaalturadelcorazón,haciendodespuésunareverencia,comosidelantesuyosehallasecongregadaunaimaginariamultitud.

—Mereceustedqueselefelicite—apunté,nopocosorprendidodesuentusiasmo.—¿RecuerdaelpasadoañoelcasodeVonBischoff,enFrankfort?Dehaberexistidoestaprueba,mi

experimento lehabría llevado enderechura a la horca. ¡Yquédecir deMason, el deBradford, odelcélebreMuller,odeLefévredeMontpellier,odeSamsoneldeNuevaOrleans!Unaveintenadecasosmeacudenalamenteenlosquelapruebahubierasidodecisiva.

—Pareceustedunalmanaquevivientedehechoscriminales—apuntóStamfordconunacarcajada—.¿Porquénopublicaalgo?Podríatitularlo«Noticiariopoliciacodetiempospasados».

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—No sería ningún disparate—repuso SherlockHolmes poniendo un pedacito de parche sobre elpinchazo—.Hedeandarcontiento—prosiguiómientrassevolvíasonrientehaciamí—,porquemanejovenenosconmuchafrecuencia.

Al tiempoquehablabaalargó lamano,yechédeverque la teníamoteadadeparches similaresydescoloridaporelefectodeácidosfuertes.

—Hemosvenidoatratarunnegocio—dijoStamfordtomandoasientoenunelevadotaburetedetrespatas,y empujandootrohaciamíconelpie—.Este señorandabuscandodóndecobijarse,ycomoselamentabausteddenoencontrarnadiequequisierairamediasenlamismaoperación,hecreídobuenalaideadereunirlosalosdos.

ASherlockHolmesparecióseducirleelproyectodedividirsuviviendaconmigo.—Tengo echado el ojo a unas habitaciones enBakerStreet—dijo—,quenos vendríande perlas.

Esperoquenolerepugneeloloratabacofuerte.—Nogastootro—repuse.—Hastaahívamosbastantebien.Suelotrastearconsustanciasquímicasydevezencuantorealizo

algúnexperimento.¿Leimporta?—Enabsoluto.—Veamos..., cuáles son mis otros inconvenientes. De tarde en tarde me pongo melancólico y no

despego los labios durante días. No lo atribuya usted nunca a mal humor o resentimiento. Déjemesencillamenteamiaireyveráquéprontomeenderezo.Enfin,¿quétieneustedasuvezqueconfesarme?Esaconsejablequedosindividuosesténimpuestossobresuspeoresaspectosantesdequesedecidanavivirjuntos.

Me hizo reír semejante interrogatorio.—Soy dueño de un cachorrito—dije—, y desapruebo losestrépitosporquemisnerviosestándestrozados...ymelevantoalashorasmásinesperadasymedeclaro,en fin, perezoso en extremo. Guardo otra serie de vicios para los momentos de euforia, aunque losenumeradosocupanalasazónunlugarpreeminente.

—¿Entraparaustedelviolínenlacategoríadeloestrepitoso?—mepreguntómuyalarmado.—Segúnquiénlotoque—repuse—.Unviolínbientratadoesunregalodelosdioses,unviolínen

manospocodiestras...—Magnífico—concluyó con una risa alegre—. Creo que puede considerarse el trato zanjado...,

siempreycuandodéustedelvistobuenoalashabitaciones.—¿Cuándopodemosvisitarlas?—Vengaustedarecogermemañanaamediodía;saldremosdespuésjuntosyquedarátodoarreglado.—Deacuerdo,alasdoceenpunto—repuseestrechándolelamano.Lodejamosenzarzadoconsusproductosquímicosyjuntosfuimoscaminandohaciaelhotel.—Por cierto —pregunté de pronto, deteniendo la marcha y dirigiéndome a Stamford—, ¿cómo

demonioshacaídoenlacuentadequeveníayodeAfganistán?Sobreelrostrodemicompañeroseinsinuóunaenigmáticasonrisa.—He ahí una peculiaridad de nuestro hombre —dijo—. Es mucha la gente a la que intriga esa

facultadsuyadeadivinarlascosas.—¡Caramba!¿Setratadeunmisterio?—exclaméfrotándomelasmanos—.Estoempiezaaponerse

interesante.Realmente, le agradezco infinito supresentación...Como reza el dicho, «nohayobjetode

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estudiomásdignodelhombrequeelhombremismo».—Aplíquese entonces a la tarea de estudiar a su amigo—dijo Stamford amodo de despedida—.

Aunquenolearriendolaganancia.Verácomoacabasabiendoélmuchomásdeusted,queusteddeél...Adiós.

—Adiós—repuse,yproseguísinprisasmicaminohaciaelhotel,nopocointrigadoporelindividuoqueacababadeconocer.

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2.Lacienciadeladeducción

Nosvimosaldíasiguiente,segúnloacordado,parainspeccionarlashabitacionesdel221BdeBakerStreetaquesehabíahechoalusióndurantenuestroencuentro.Consistíanendosconfortablesdormitoriosyunaúnicasaladeestar,alegreyventilada,condosampliosventanalesporlosqueentrabalaluz.Tanconvenienteentodoslosaspectosnosparecióelapartamentoytanmoderadosuprecio,unavezdivididoentrelosdos,queeltratosecerródeinmediatoy,sinmásdilaciones,tomamosposesióndelavivienda.Esamisma tarde procedí amudarmis pertenencias del hotel a la casa, y a la otramañana SherlockHolmeshizo locorrespondientecon las suyas,presentándoseconunequipajecompuestodemaletasymúltiplescajas.Duranteunoodosdíasnosentregamosalatareadedesembalarlascosasycolocarlaslomejorposible.Salvadosemejantetrámite,fueyacuestióndehacersealpaisajecircundanteeirechandoraícesnuevas.

No resultaba ciertamente Holmes hombre de difícil convivencia. Sus maneras eran suaves y sushábitosregulares.Pocasveceslesorprendíanlasdiezdelanochefueradelacama,eindefectiblemente,al levantarmeyopor lamañana,había tomadoyaeldesayunoyenfilado lacalle.Algunosdesusdíastranscurrían íntegros en el laboratorio de química o en la sala de disección, destinando otros,ocasionalmente,alargospaseosqueparecíanllevarlehastalosbarriosmásbajosdelaciudad.Cuandoseapoderabadeéllafiebredeltrabajoeracapazdedesplegarunaenergíasinparangón;peroatrechosycon puntualidad fatal, caía en un extraño estado de abulia, y entonces, y durante días, permanecíaextendido sobre el sofá de la sala de estar, sinmover apenas unmúsculo o pronunciar palabra de lamañanaalanoche.Entalesocasionesnodejabadepercibirensusojosciertaexpresiónperdidaycomoausenteque,anoserporlatemplanzaylimpiezadesuvidatoda,mehabríaatrevidoaimputaralefectodealgúnnarcótico.Conformepasabanlassemanas,miinterésporélylacuriosidadquesuproyectodevida suscitaba en mí, fueron haciéndose cada vez más patentes y profundos. Su misma apariencia yaspectoexternoseranapropósitoparallamarlaatencióndelmáscasualobservador.Enalturaandabaantes por encima que por debajo de los seis pies, aunque la delgadez extrema exagerabaconsiderablementeesaestatura.Losojoseranagudosypenetrantes,salvoenlosperíodosdesoporaquehealudido,ysufinanarizdeaverapaz ledabanoséquéairedevivezaydeterminación.Labarbillatambién, prominente y maciza, delataba en su dueño a un hombre de firmes resoluciones. Lasmanosaparecían siempre manchadas de tinta y distintos productos químicos, siendo, sin embargo, de unaexquisitadelicadeza,como innumerablesvecesechédeverporelmodoenquemanejabaHolmessusfrágilesinstrumentosdefísica.

Acaso el lectorme esté calificando ya de entrometido impenitente en vista de lomucho que estehombreexcitabamicuriosidadydelasolicitudimpertinenteconqueprocurabayovencerlareservaenque se hallaba envuelto todo lo que a él concernía. No sería ecuánime sin embargo, antes de dictarsentencia,echarenolvidohastaquépuntosinobjetoeraentoncesmivida,yquépocascosasalasazónpodían animarla. Siendo el que era mi estado de salud, sólo en días de tiempo extraordinariamentebenignomeestabapermitidoaventurarmealespacioexterior,faltándome,losdemás,amigosconquienesendulzarlamonotoníademirutinacotidiana.Ensemejantescircunstancias,acogícasiconentusiasmoelpequeñomisterioquerodeabaamicompañero,asícomolaoportunidaddematareltiempoprobandoadesvelarlo.

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Noseguíalacarreramédica.Élmismo,respondiendoaciertapregunta,habíaconfirmadoelparecerdeStamfordsobresemejantepunto.Tampocoparecíaempeñadoensuertealgunadeestudioquepudieraauparle hasta un título científico, o abrirle otra cualquiera de las reconocidas puertas por donde seaccede al mundo académico. Pese a todo, el celo puesto en determinadas labores era notable, y susconocimientos, excéntricamente circunscritos a determinados campos, tan amplios y escrupulosos quedabanlugaraobservacionessencillamenteasombrosas.Imposibleresultabaqueuntrabajodenodadoyuna información en tal grado exacta no persiguieran un fin concreto. El lector poco sistemático no secaracteriza por la precisión de los datos acumulados en el curso de sus lecturas. Nadie satura suinteligenciaconasuntosmenudosamenosquetengaalgunarazóndepesoparahacerloasí.

Sisabíaunnúmerodecosasfueradelocomún,ignorabaotrastantasdetodoelmundoconocidas.Deliteraturacontemporánea,filosofíaypolítica,estabacasicompletamenteenayunas.CiertavezquesaquéyoacolaciónelnombredeTomásCarlyle,mepreguntó,conlamayorinocencia,quiéneraaquélyloquehabíahecho.Miestupefacciónllegósinembargoasucenitcuandodescubríporcasualidadqueignorabalateoríacopernicanaylacomposicióndelsistemasolar.ElqueunhombrecivilizadodesconocieseennuestrosigloXIXquelatierragiraentornoalsol,semeantojóunhechotanextraordinarioqueapenassipodíadarlecrédito.

—Parece usted sorprendido—dijo sonriendo antemi expresión de asombro—.Ahora queme hapuestoustedalcorriente,haréloposibleporolvidarlo.

—¡Olvidarlo!—Entiéndame—explicó—,consideroqueelcerebrodecadacualescomounapequeñapiezavacía

quevamosamueblandoconelementosdenuestraelección.Unnecioechamanodecuantoencuentraasupaso,demodoqueelconocimientoquepudieraserleútil,onoencuentracabidao,enelmejordeloscasos, se halla tan revuelto con las demás cosas que resulta difícil dar con él. El operario hábilseleccionaconsumocuidadoelcontenidodeesevanodisponiblequeessucabeza.Sólodeherramientasútilessecompondrásuarsenal,peroéstasseránabundantesyestaránenperfectoestado.Constituyeungrave error el suponer que las paredes de la pequeña habitación son elásticas o capaces de dilatarseindefinidamente.Apartirdeciertopunto,cadanuevodatoañadidodesplazanecesariamenteaotroqueyaposeíamos. Resulta por tanto de inestimable importancia vigilar que los hechos inútiles no arrebatenespacioalosútiles.

—¡Sí,peroelsistemasolar..!—protesté.—¿Yquésemedaamíelsistemasolar?—interrumpióyaimpacientado—:diceustedquegiramos

entornoalsol...Quelohiciéramosalrededordelalunanoafectaríaunápiceacuantosoyohago.Estuveentoncesapuntodeinterrogarlesobreesoqueélhacía,perounnoséquéensuactitudmedio

aentenderquesemejantepreguntanoseríadesuagrado.Nodejédereflexionar,sinembargo,acercadenuestra conversación y las pistas que ella me insinuaba. Había mencionado su propósito de noentrometerseenconocimientoalgunoquenoatañeraasutrabajo.Portanto,todoslosdatosqueatesorabalereportabanporfuerzaciertautilidad.Enumerarémentalmentelosdistintosasuntossobrelosquehabíademostradoestarexcepcionalmentebieninformado.Inclusotoméunlápizylosfuiponiendoporescrito.Nopudecontenerunasonrisacuandovieldocumentoentodasuextensión.Decíaasí:«SherlockHolmes;suslímites.

1.ConocimientosdeLiteratura:ninguno.

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2.ConocimientosdeFilosofía:ninguno.3.ConocimientosdeAstronomía:ninguno.4.ConocimientosdePolítica:escasos.5. Conocimientos de Botánica: desiguales. Al día en lo atañadero a la belladona, el opio y los

venenosengeneral.Nulosenloreferentealajardinería.6. Conocimientos de Geología: prácticos aunque restringidos. De una ojeada distingue un suelo

geológicodeotro.Despuésdeunpaseomehaenseñado lasmanchasdebarrode suspantalonesyhasabidodecirme,porlaconsistenciaycolordelatierra,aquépartedeLondrescorrespondíacadauna.

7.ConocimientosdeQuímica:profundos.8.ConocimientosdeAnatomía:exactos,peropocosistemáticos.9.Conocimientosdeliteraturasensacionalista:inmensos.Parececonocertodoslosdetallesdecada

hechomacabroacaecidoennuestrosiglo.10.Tocabienelviolín.11.Expertoboxeador,yesgrimistadepaloyespada.12.Familiarizadoconlosaspectosprácticosdelaleyinglesa.»Al llegar a este punto, desesperado, arrojé la lista al fuego. «Si para adivinar lo que este tipo se

propone—medije—he de buscar qué profesión corresponde al común denominador de sus talentos,puedoyadarmeporvencido.»

Observohaberaludidopocomásarribaasuaptitudparaelviolín.Eraéstanotable,aunquenomenosperegrina que todas las restantes.Que podía ejecutar piezasmusicales, y de las difíciles, lo sabía desobra, ya que a petición mía había reproducido las notas de algunos lieder deMendelssohn y otrascomposicionesdemielección.Cuandosedejaballevardesugusto,raravezarrancabasinembargoasuinstrumentomúsicaoairesreconocibles.Recostadoensubutacadurantetodaunatarde,cerrabalosojosyconademándescuidadoarañabalascuerdasdelviolín,colocadodetravéssobreunadesusrodillas.Unas veces eran las notas vibrantes ymelancólicas, otras, de aire fantástico y alegre. Sin duda talesacordes reflejabanal exterior losocultospensamientosdelmúsico,biendándoles sudefinitiva forma,bienacompañándolosnomásquecomounacaprichosamelodíadelespíritu.SabeDiosquenohubierasufrido pasivamente esos exasperantes solos a no tener Holmes la costumbre de rematarlos con unarápidasucesióndemispiezasfavoritas,ejecutadasendescargodeloqueantesdeellashabíadebidooír.

Llevábamosjuntosalrededordeunasemanasinquenadieapareciesepornuestrohabitáculo,cuandoempecé a sospechar en mi compañero una orfandad de amistades pareja a la mía. Pero, según pudedescubriracontinuación,nosóloeraellofalso,sinoqueademásloscontactosdeHolmessedistribuíanentre lasmásdispersas cajasde la sociedad.Existía, por ejemplo,unhombrecillode ratonil aspecto,pálidoyojimoreno,quemefuepresentadocomoelseñorLestradeyquevinoacasaennomenosdetresocuatroocasionesa lo largodeunasemana.Otramañanaunajovenelegantementevestidafuenuestrohuéspeddurantemásdemediahora.Alajovensucedióporlanocheuntipoharapientoydecabezacana—laclásicaestampadelbuhonerojudío—,queparecíahallarsesobreascuasyqueasuvezdejópasoaunaraídayprovectaseñora.Undíaestuvomicompañerodepartiendoconciertocaballeroancianoydemelena blanca como la nieve; otro, recibió a unmozo de cuerda que venía con su uniforme de pana.Cuando alguno de losmiembros de esta abigarrada comunidad hacía acto de presencia, solíaHolmessuplicarmeelusufructodelasalayyomeretirabaentoncesamidormitorio.Jamásdejódedisculparse

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poreltrastornoquedesemejantemodomecausaba.—Tengoqueutilizarestahabitacióncomooficina—decía—,ylagentequeentraenellaconstituyemiclientela—.¡Quémejormomentoparainterrogarleaquemarropa!Sinembargo,mevisiempresujetoporelrecatodenoquererforzarlaconfidenciaajena.Imaginéquealgoleimpedíadejaraldescubiertoeseaspectodesuvida,cosaqueprontomedesmintióélmismoyendoderechoalasuntosinelmenorrequerimientopormiparte.

Se cumplía como bien recuerdo el 4 de marzo, cuando, habiéndome levantado antes que decostumbre,encontréaHolmesdespachandosuaún inconclusodesayuno.Tanhechaestaba lapatronaamis hábitos poco madrugadores, que no hallé ni el plato aparejado ni el café dispuesto. Con lacaracterísticaynadarazonablepetulanciadelcomúndelosmortales,llaméentoncesaltimbreyanunciémuycortantequeesperabamiración.Actoseguidotoméunperiódicodelamesaeintentédistraerconélel tiempomientrasmi compañero terminaba en silencio su tostada. El encabezamiento de uno de losartículosestabasubrayadoenrojo,yaél,naturalmente,dirigíenprimerlugarmiatención.

Sobre la raya encarnada aparecían estas ampulosas palabras: ELLIBRODELAVIDA, y a ellasseguíaunademostraciónde las innumerablescosasqueacualquiera leseríadadodeducirnomásquesometiendo a examen preciso y sistemático los acontecimientos de que el azar le hiciese testigo. Elescrito se me antojó una extraña mezcolanza de agudeza y disparate. A sólidas y apretadas razonessucedían inferencias en exceso audaces o exageradas. Afirmaba el autor poder adentrarse, guiado deseñalestansomerascomoungesto,elestremecimientodeunmúsculo,olamiradadeunosojos,enlosmás escondidos pensamientos de otro hombre. Según él, la simulación y el engaño resultabanimpracticablesdelantedeunindividuoavezadoalanálisisyalaobservación.Loqueéstededujeraseríatan cierto como las proposiciones de Euclides. Tan sorprendentes serían los resultados, que el noiniciadoenlasrutaspordondesellegadelosprincipiosalasconclusiones,habríaporfuerzadecreerseenpresenciadeunauténticonigromante.

—Apartirdeunagotadeagua—decíaelautor—,cabríaallógicoestablecerlaposibleexistenciadeunocéanoAtlánticoounascataratasdelNiágara, aunquenide lounonide lootrohubiese tenidojamáslamásmínimanoticia.Lavidatodaesunagrancadenacuyanaturalezasemanifiestaalasolavistadeuneslabónaislado.Asemejanzadeotrosoficios,laCienciadelaDeducciónyelAnálisisexigeensuejecutanteunestudioprolongadoypaciente,nohabiendovidahumanatanlargaqueenelcursodeellaquepa a nadie alcanzar la perfecciónmáximade que el arte deductivo es susceptible.Antes de ponersobreeltapetelosaspectosmoralesypsicológicosdemásbultoqueestamateriasuscita,descenderéaresolver algunos problemas elementales. Por ejemplo, cómo apenas divisada una persona cualquiera,resultahacederoinferirsuhistoriacompleta,asícomosuoficiooprofesión.Pareceunejerciciopueril,ysin embargo afina la capacidad de observación, descubriendo los puntos más importantes y el modocomoencontrarlesrespuesta.Lasuñasdeunindividuo,lasmangasdesuchaqueta,susbotas,larodilleradelospantalones,lacallosidaddelosdedospulgareíndice,laexpresiónfacial,lospuñosdesucamisa,todos estos detalles, en fin, son prendas personales por donde claramente se revela la profesión delhombre observado.Que semejantes elementos, puestos en junto, no iluminen al inquisidor competentesobreelcasomásdifícil,resulta,sinmás,inconcebible.

—¡Valiente sarta de sandeces!—grité, dejando el periódico sobre la mesa con un golpe seco—.Jamáshabíaleídoenmividatantodisparate.

—¿Dequésetrata?—preguntóSherlockHolmes.

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—Deeseartículo—dije,apuntandohaciaélconmicucharillamientrasmesentabaparadarcuentademidesayuno—.Veoquelohaleído,yaqueestásubrayadoporusted.Noniegohabilidadalescritor.Peromesubleva loquedice.Se trataaojosvistadeunodeesosdivagadoresdeprofesióna losqueentusiasmaelucubrarpreciosasparadojasen lasoledaddesusdespachos.Pura teoría. ¡Quién lovieraencerradoenelmetro,enunvagóndeterceraclase,frenteporfrentedelospasajeros,ypuestoalatareadeiradivinandolasprofesionesdecadauno!Apostaríaunoamilencontrasuya.

—Perderíaustedsudinero—repusoHolmestranquilamente—.Encuantoalartículo,esmío.—¡Suyo!—Sí; soy aficionado tanto a la observación como a la deducción. Esas teorías expuestas en el

periódicoyqueaustedseleantojantanquiméricas,vienenaserenrealidadextremadamenteprácticas,hastaelpuntoquedeellasvivo.

—¿Cómo?—preguntéinvoluntariamente.—Tengounoficiomuyparticular,sospechoqueúnicoenelmundo.Soydetectiveasesor...Veráahora

loqueellosignifica.EnLondresabundanlosdetectivescomisionadosporelgobierno,ynosonmenoslosprivados.Cuandounodeellosnosabemuybienpordóndeanda,acudeamí,yyolocolocoentoncessobrelapista.Suelenpresentarmetodalaevidenciadequedisponen,apartirdelacual,yconayudademiconocimientodelahistoriacriminal,melasarreglodecentementeparaenseñarleselcamino.Existeun fuerte aire de familia entre los distintos hechos delictivos, y si se dominan a la menuda los milprimeros,noresultadifícildescifrarelquecompletaelnúmeromiluno.Lestradeesundetectivebienconocido.Nohacemuchoseenredóenuncasodefalsificación,yhallándoseuntantodesorientado,vinoaquíapedirconsejo.

—¿Ylosdemásvisitantes?—Procedenenlamayoríadeagenciasprivadasdeinvestigación.Songentequeestáaoscurassobre

algúnasuntoyacudeabuscarunpocodeluz.Atiendoasurelato,doymiopinión,ypresentolaminuta.—¿Pretendeusteddecirme—atajé—quesinsalirdeestahabitaciónselascomponeparaponeren

claro loqueotros,encontactodirectocon lascosas,e impuestossobre todossusdetalles, sólovenamedias?

—Exactamente.Poseo,enesesentido,unaespeciedeintuición.Decuandoencuandosurgeuncasomáscomplicado,y entonces esmenesterponerse enmovimientoy echar algunaqueotraojeada.Sabeustedquehe atesoradouna cantidad respetablededatos fuerade lo común; este conocimiento facilitaextraordinariamentemitarea.Lasreglasdeductivaspormísentadasenelartículoqueacabadesuscitarsudesdénmeprestanademásuninestimableservicio.Lacapacidaddeobservaciónconstituyeenmicasounasegundanaturaleza.Parecióustedsorprendidocuando,nadamásconocerlo,observéquehabíaestadoenAfganistán.

—Alguienselodijo,sinduda.—Enabsoluto.MeconstabaesaprocedenciasuyadeAfganistán.Elhábitobienafirmadoimprimea

lospensamientosunatanrápidayfluidacontinuidad,quemeviabocadoalaconclusiónsinquellegaranahacérseme siquieramanifiestos los pasos intermedios.Éstos, sin embargo, tuvieron su debido lugar.Helos aquí puestos en orden: «Hay delante demí un individuo con aspecto demédico ymilitar a untiempo.Luego se trata de unmédicomilitar.Acabade llegar del trópico, porque la tez de su cara esoscurayésenoeselcolor suyonatural,comosevepor lapieldesusmuñecas.Según lopregonasu

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macilentorostrohaexperimentadosufrimientosyenfermedades.Lehanheridoenelbrazoizquierdo.Lomantienerígidoydemaneraforzada...¿enquélugardeltrópicoesposiblequehayasufridounmédicomilitar semejantes contrariedades, recibiendo, además, una herida en el brazo? Evidentemente, enAfganistán».Estaconcatenacióndepensamientosnoduróel espaciodeun segundo.Observéentoncesqueveníadelaregiónafgana,yustedsequedóconlabocaabierta.

—Talcomomeharelatadoellance,parececosadenada—dijesonriendo—.MerecuerdaustedalDupindeAllanPoe.Nuncaimaginéquetalesindividuospudieranexistirenrealidad.

SherlockHolmessepusoenpieyencendiólapipa.—SindudacreeustedhalagarmeestableciendounparaleloconDupin—apuntó—.Ahorabien,enmi

opinión,Dupineraun tipodepocamonta.Eseexpedientesuyode irrumpiren lospensamientosdeunamigoconunafraseoportuna,trasuncuartodehoradesilencio,tienemuchodehistriónicoysuperficial.Noleniego,desdeluego,talentoanalítico,perodistainfinitamentedeserelfenómenoquePoeparecehabersupuesto.

—¿HaleídoustedlasobrasdeGaboriau?—pregunté—.¿RespondeLecoqasuidealdetectivesco?SherlockHolmesarrugósarcásticolanariz.—Lecoq era un chapucero indecoroso—dijo con la voz alterada—, que no tenía sino una sola

cualidad, a saber: la energía. Cierto libro suyo me pone sencillamente enfermo... En él se trata deidentificaraunprisionerodesconocido,sencillísimatareaqueyohubieraventiladoenveinticuatrohorasyparalacualLecoqprecisa,pocomásomenos,seismeses.Eselibromereceríaserrepartidoentrelosprofesionalesdelramocomomanualyejemplodeloquenohayquehacer.

Hirió algomi amor propio al ver tratados tan displicentemente a dos personas que admiraba.Meaproximéalaventana,ytuveduranteunratolamiradaperdidaenlacallellenadegente.«Nosésiseráestetipomuylisto»,penséparamisadentros,«peronocabelamenordudadequeesunengreído.»

—No quedan ya crímenes ni criminales —prosiguió, en tono quejumbroso—. ¿De qué sirve ennuestra profesión tener la cabeza bien puesta sobre los hombros? Sé de cierto que no me faltancondiciones para hacer mi nombre famoso. Ningún individuo, ahora o antes de mí, puso jamás tantoestudioy talentonaturalal serviciode lacausadetectivesca... ¿Yparaqué? ¡Noapareceelgrancasocriminal!Alosumomecruzoconalgunaqueotrachapuceravillanía,tantransparente,quesumóvilnopuedehurtarsesiquieraalosojosdeunoficialdeScotlandYard.

Persistía enmí el enfado ante la presuntuosa verbosidad demi compañero, demanera que juzguéconvenientecambiardetercio.

—¿Quétripaselehabrárotoaltipoaquél?—preguntéseñalandoaciertoindividuofornidoynomuybientrajeadoqueapaso lentorecorría laaceraopuesta,sindejaral tiempode lanzarunaspresurosasojeadasalosnúmerosdecadapuerta.Portabaenlamanoungransobreazul,ysutrazaeraalavistaladeunmensajero.

—¿SerefiereustedseguramentealsargentoretiradodelaMarina?—dijoSherlockHolmes.«¡Fanfarrón!»,penséparamí.«Sabequenopuedoverificarsuconjetura.»Apenassiestepensamientohabíacruzadomimente,cuandoelhombrequeespiábamospercibióel

númerodenuestrapuertayseapresuróaatravesarlacalle.Oímosungolpesecodealdaba,unaprofundavozqueveníadeabajoyelruidopesadodeunospasosalolargodelaescalera.

—¡Para el señor SherlockHolmes!—exclamó el extraño, y, entrando en la habitación, entregó la

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cartaamiamigo.¡Eraelmomentodebajarleaésteloshumos!¡Quiénlehubieradicho,alsoltaraquellaandanadaenelvacío,queibaaversedeprontoenelbretedehacerlabuena!

Preguntéentoncesconmimásacariciadoravoz:—¿Buenhombre,tendríaustedlabondaddedecirmecuálessuprofesión?—Ordenanza,señor—dijoconungruñido—.Meestánarreglandoeluniforme.—¿Quéeraustedantes?—inquirímientrasmirabamaliciosamenteaSherlockHolmesconelrabillo

del ojo. —Sargento, señor, sargento de infantería ligera de la Marina Real. ¿No hay contestación?Perfectamente,señor.

Yjuntandolostalones,saludómilitarmenteydesapareciódenuestravista.

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3.ElmisteriodeLauristonGardens

NoocultarémisorpresaantelaeficaciaqueotravezevidenciabanlasteoríasdeHolmes.Sentíquemi respeto hacia tamaña facultad adivinatoria aumentaba portentosamente. Aun así, no podía acallarcompletamentelasospechadequefueratodounmontajeenderezadoadeslumbrarmeenvistadealgúnmotivo sencillamente incomprensible.Cuandodirigí hacia él lamirada, había concluido ya de leer lanotayensusojosflotabalaexpresiónvacíaysinbrillopordondesemanifiestanalexteriorlosestadosdeabstracciónmeditativa.

—¿Cómodiantreshallevadoustedacabosudeducción?—pregunté.—¿Quédeducción?—repusopetulantemente.—Caramba,ladequeeraunsargentoretiradodelaMarina.—Noestoyparabagatelas—contestóde

maneracortante;yañadió,conunasonrisa—:Perdonemibrusquedad,perohacortadoustedelhilodemispensamientos.Eslomismo...Así,pues,¿nolehabíasaltadoalavistalacondicióndelmensajero?

—Puedeestarseguro.—Resulta más fácil adivinar las cosas que explicar cómo da uno con ellas. Si le pidieran una

demostracióndeporquédosydossoncuatro,esposiblequesevieraustedenunaprieto,nocabiéndole,contodo,ningunadudaentornoalaverdaddelcaso.Inclusodesdeelladodelacalleopuestoaaqueldondesehallabanuestrohombre,acertéadistinguirunanclaazuldeconsiderabletamañotatuadasobreeldorsodesumano.Primeraseñalmarinera.Elporteeramilitar,sinembargo,ylaspatillasseajustabanalalongitudquedictaelreglamento.Henos,pues,instaladosenlaArmada.Añádaseciertafachendaycomo ínfulasdemando...Seguramentehanotadousted loerguidode sucabezayelmodocomohacíaoscilarelbastón.Unhombreformal,respetable,porañadidurademedianaedad...Tomadosloshechosenconjunto,¿dequiénpodíatratarse,sinodeunsargento?

—¡Admirable!—exclamé.—Trivial... —repuso Holmes, aunque adiviné por su expresión el contento que en él habían

producidomisorpresayadmiración—.Dejédichohacepocoquenoquedabancriminales.Puesbien,hededesmentirme.¡Echeunvistazo!

Meconfiólanotatraídaporelordenanza.—¡Demonios!—gritétrasponerlelavistaencima—,¡esespantoso!—Parece salirse un tanto de los casos vulgares —observó flemático—. ¿Tendría la bondad de

leérmelaenvozalta?Heaquílacartaalaquedilectura:

«MIQUERIDOSHERLOCKHOLMES,

Esta noche, en el número tres de Lauriston Gardens, según se va a Brixton, se nos hapresentadounfeoasunto.Comoalasdosdelamañanaadvirtióelpolicíadeturnoqueestabanlaslucesencendidas,y,dadoqueseencuentralacasadeshabitada,sospechódeinmediatoalgoirregular.Hallólapuertaabierta,yenlapiezadelantera,desprovistademuebles,elcuerpodeuncaballero bien trajeado. En uno de sus bolsillos había una tarjeta con estas señas grabadas:

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“EnochJ.Drebber,Cleveland,Ohio,U.S.A”.Nohatenidolugarroboalguno,niseechadevercómo haya podido sorprender la muerte a este desdichado. Aunque existen en la habitaciónhuellasdesangre,elcuerponoostentaunasolaherida.Desconocemostambiénporquémediooconducto vino a dar el finado a lamansión vacía; de hecho, el percance todo presenta rasgosdesconcertantes.Siseleponeatirollegarseaquíantesdelasdoce,mehallaráenelescenariodelcrimen.Hedejadoordendequenadasetoqueantesdequeusteddéseñalesdevida.Sinopudiera acudir, le explicaría el caso más circunstanciadamente, en la esperanza de que meconcedieseelfavordesudictamen.

Lesaludaatentamente,

TOBÍASGREGSON.»

—Gregson es el más despierto de los inspectores de Scotland Yard—apuntó mi amigo—; él yLestradeconstituyenlaflorynatadeunpelotóndetorpes.Desplieganambosrapidezyenergía,massonconvencionalesengradosorprendente.Porañadidura,se tienenpuestamutuamente laproa.Enpuntoacelosnolesvaalazagaladamiselamáspresumida,ycomounoyotrodecidantirardelamanta,lacosavaaresultardivertida.

Nopodíacontenermisorpresaante lacalmanegligenteconque ibaSherlockHolmesdesgranandosusobservaciones.—Desde luegonohayunmomentoqueperder—exclamé—: ¿le pareceque llameahoramismoauncochedecaballos?—Noséquédecirle.Soyelhombremásperezosoqueimaginarsepueda...Cuandomedaporahí,naturalmente,porque,llegadoelcaso,tambiénséandaralacarrera.

—¿Noeraéstalaocasiónquetantoesperaba?—¿Y quémás da, hombre de Dios? En el supuesto de que me las componga para desenredar la

madeja,nolequepadudaqueseránGregson,Lestradeycompañíaquienessellevenloslaureles.¡Heahílomalodeirunoporsucuenta!

—Lehasuplicadosuayuda...—Enefecto.Mesabesuperior,yenprivadoloreconoce,masantessedejaríacortarlalenguaque

admitiresasuperioridadenpúblico.Sinembargo,podemos iraecharunvistazo.Haré lascosasamimodo,ycuandomenospodréreírmeacostadeellos.¡Enmarcha!

Sepusoelgabánatodaprisa,dandomuestras,segúnsemovíadeunladoaotro,dequealadesganaanteriorhabíasucedidounaetapadeeuforia.

—Noolvidesusombrero—dijo.—¿Deseaustedqueleacompañe?—Sí,sinoseleocurrenadamejorquehacer.Unmomentodespuésnoshallábamos instaladosenuncoche,en rápidacarrerahaciaelcaminode

Brixton.Se tratabadeunadeesasmañanasbrumosasenque loscendalesdeniebla, suspendidossobre los

tejadosyazoteas,parecencopiarelsuciobarrocallejero.EstabaHolmesdeexcelentehumor,nocesandodeabundarenasuntostalescomolosviolinesdeCremonaoladiferenciaquemediaentreunStradivariusyunAmati.Encuantoamí,noabrí laboca,yaqueel tiempomelancólicoyelasuntofúnebrequenos

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solicitabanoeranapropósitoparalevantarleaunoelánimo.—Parece usted tener el pensamiento muy lejos del caso que se trae entre manos—dije al cabo,

interrumpiendolachácharamusicaldeHolmes.—Faltandatos—repuso—.Esunerrorcapitalprecipitarseaedificarteoríascuandonosehallaaún

reunida toda la evidencia, porque suele salir entonces el juicio combado según los caprichos de lasuposiciónprimera.

—Losdatosnovanahacerseesperar—observé,extendiendoelíndice—;estacalleesladeBrixtonyaquéllalacasa,aloqueparece.

—Enefecto.¡Pare,cochero,pare!Unascienyardasnosseparabantodavíadenuestrodestino,pesealocualHolmesporfióenapearse

delcocheyhacerandandoloquerestabadecamino.ElnúmerotresdeLauristonGardensofrecióunaspectoentreamenazadorysiniestro.Formabaparte

deungrupodecuatroinmueblessitosalgoatrasmanodelacarretera,dosdeelloshabitadosyvacíoslosrestantes.Lasfachadasdeestosúltimosestabanguarnecidasdetresmelancólicashilerasdeventanas,tanpolvorientasycegadasquenohabríaresultadofácildistinguirunasdeotrasanoserporque,detrechoentrecho,podíaverse,comounacataratacrecidaenlaoquedaddeunojo,elcartelde«Sealquila».Unosjardincillossalpicadosdeciertavegetaciónanémicayescasaponíantierraentrelacalleylosportales,alosqueseaccedíaporunossenderosestrechos,compuestosdeunasustanciaamarillentaqueparecíasermezcladearcillaygrava.Lalluviacaídadurantelanochehabíaconvertidoelparajeenunbarrizal.Eljardínsehallabaceñidoporunmurodeladrillo,detrespiesdealturaysomerorematedemadera;sobreestecercadooempalizadadescansabasumacicezunguardia,rodeadodeunpequeñogrupodecuriosos,quienes, castigando inútilmente la vista y el cuello, hacían lo imposible por alcanzar el interior delrecinto.

Yo había imaginado que SherlockHolmes entraría de galope en el edificio para aplicarse sin unmomentodepérdidaalestudiodeaquelmisterio.Nadamáslejos,aparentemente,desupropósito.Conun aire negligente que, dadas las circunstancias, rayaba en la afectación, recorrió varias veces,despacioso, el largo de la carretera, lanzandomiradas un tanto ausentes al suelo, el cielo, las casasfronterasylavallademadera.Acabadoquehubosemejanteexamen,sedioaseguirpalmoapalmoelsendero,omejordicho,elbordedehierbaqueflanqueabaelsendero,fijoslosojosentierra.Dosvecessedetuvoyunadeellaslevisonreírse,alaparquedesuslabiosescapabaunmurmullodesatisfacción.Seapreciabansobreelsueloarcillosovariasimprontasdepasos;perocomoquieraquelapolicíahabíaestadoyendoyviniendo,noalcanzabayoacomprenderdequéutilidadpodíanresultartaleshuellasamiamigo.Contodo,envistadelasextraordinariaspruebasdefacultadperceptivaquepocoantesmehabíadado,nomecabíalamenordudadequeasusojossehallabanpresentesmuchosmásindiciosquealosmíos.

Enlapuertanostropezamosaunhombrealtoypálido,decabelleracasiblancaporlorubia,elcual,apenas vernos —llevaba en la mano un cuaderno de notas—, se precipitó hacia Sherlock Holmes,asiendoefusivamentesudiestra.

—¡Leagradezcoquehayavenido!—dijo—.Todoestácomoloencontré.—Exceptoeso—repusoHolmesseñalandoelsendero—.Unamanadadebúfalosnohabríaobrado

mayorconfusión.Aunquesindudasupongo,Gregson,queyateníaustedhechaunacomposicióndelugar

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cuandopermitiósemejanteestropicio.—La tarea del interior de la casa no me ha dejado sosiego para nada —dijo evasivamente el

detective—.Mi colega el señorLestrade se encuentra aquí.A él había confiadomirar por las demáscosas.

Holmesdirigiólosojoshaciamíyenarcósardónicolascejas.—CondostiposcomoustedyLestradeenlabrecha,noséquévaapintaraquíunatercerapersona

—repuso.Halagado,Gregsonfrotóunamanocontralaotra.—Creoquehemoshechotodolohacedero—dijo—;aunque,tratándosedeuncasoextraño,imaginé

queleinteresaríaecharunvistazo.—¿Sellegóustedaquíencoche?—preguntóSherlockHolmes.—No.—¿TampocoLestrade?—Tampoco.—Vamosentoncesadarunavueltaporlahabitación.Trasesteextemporáneoenunciado,entróenlacasaseguidodeGregson,encuyorostrosedibujabala

máscompletasorpresa.Un corto pasillo, polvoriento y con el entarimado desnudo, conducía a la cocina y demás

dependencias. Dos puertas se abrían a sendos lados. Una llevaba, evidentemente, varias semanascerrada.Laotradabaalcomedor,escenariodelmisteriosohechoocurrido.AllísedirigióHolmes,yyodetrásdeél,presaelcorazóndelcautelososentimientoquesiempreinspiralamuerte.

Setratabadeunagranpiezacuadradacuyotamañoaparecíamagnificadoporlaabsolutaausenciademuebles.Unpapelvulgarychillónornabalostabiques,enmohecidoatrechosydeterioradodemaneraque las tirasdesgarradasy colgantesdejabandevez encuandoaldesnudoel rancioyeso subyacente.Frenteporfrentedelapuertahabíaunaostentosachimenea,rematadaporunarepisaquequeríafigurarmármolblanco.Aunodelosladosdelarepisaseerguíaelmuñónrojodeunaveladecera.Sólounaventanaseabríaenaquellosmuros,tansuciaquelaluzporellafiltrada,tenueeincierta,dabaatodountintegrisáceo,intensificadoporlaespesacapadepolvoquecubríalaestancia.

Deestosdetallesqueaquípongomepercatémástarde.Porloprontomiatenciónseviosolicitadapor la triste, solitaria e inmóvil figura que yacía extendida sobre el entarimado, fijos los ojosinexpresivosyciegoseneltechosincolor.Setratabadeunhombredecuarentaytresocuarentaycuatroaños,detallamediana,anchodehombros,rizadoelhirsutopelonegro,ybarbacortayáspera.Gastabalevitaychalecodegruesovelarte,pantalonesclaros,ypuñosycuellodecamisainmaculados.Asulado,en el suelo, se destacaba la silueta de una pulcra y bien cepillada chistera. Los puños cerrados, losbrazosabiertosylaposturadelaspiernas,trabadasunaconotra,sugeríanuntrancemortaldepeculiardureza.Sobreelrostrohieráticohabíadibujadoungestodehorror,y,segúnmepareció,deodio,unodiojamásvistoenningunaotraparte.Estacontorsiónmalignayterrible,encomplicidadconlaestrechezdelafrente,lachatedaddelanarizyelprognatismopronunciadodabanalhombremuertounairesimiesco,tantomayorcuantoqueaparecíael cuerpo retorcidoyen insólitaposición.Hecontemplado lamuertebajodiversasapariencias, todas,sinembargo,más tranquilizadorasque laofrecidaporesasiniestrayoscurahabitaciónaorillasdelacualdiscurríaunadelasgrandesarteriasdelLondressuburbial.

Lestrade,flacoyconsuairedeanimaldepresa,estabaenpiejuntoalumbral,desdedondenosdiola

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bienvenidaamiamigoyamí.—Estecasovaatraercola—observó—.Noselecomparaniunosólodelosquehevistoantes,y

llevotiempoeneloficio.—¿Algunapista?—dijoGregson.—Enabsoluto—repusoLestrade.SherlockHolmesseaproximóalcuerpo,ehincándosederodillasloexaminócuidadosamente.—¿Están seguros de que no tiene ninguna herida?—inquirió al tiempo que señalaba una serie de

manchasysalpicadurasdesangreentornoalcadáver.—¡Desdeluego!—clamaronlosdetectives.—Entonces, cae de por sí que esta sangre pertenece a un segundo individuo... Al asesino, en el

supuestodequesehayaperpetradounasesinato.Mevienenalasmientesciertassemejanzasdeestecasoconel de lamuertedeVan Jansen, enUtrecht, allápor el año treintay cuatro. ¿Recuerdausted aquelsuceso,Gregson?

—No.—Nodejeentoncesdeacudira losarchivos.Nadahaynuevobajoelsol...Cadaactoocadacosa

tieneunprecedenteenelpasado.Al tiempo sus ágiles dedos volaban de un lado para otro, palpando, presionando, desabrochando,

examinando,mientraspodíaapreciarseenlosojosesaexpresiónremotaalaqueanteshealudido.Tanpresto llegóel reconocimientoa término,quenadiehubierapodidoadivinar suexactitudexquisita.Laoperaciónde aplicar lanariz a los labiosdel difunto, yunaojeada a lasbotasde charol, pusieron elpuntofinal.

—Medicenqueelcuerponohasidodesplazado—señalóinterrogativamente.—Lomínimonecesarioparaelfindenuestraspesquisas.—Puedenllevarloyaaldepósitodecadáveres—dijoHolmes—.Aquínohaynadamásquehacer.Gregsondisponíadeunacamillaycuatrohombres.Asu llamadapenetraronen lahabitación,yel

extrañofueaupadodelsueloyconducidofuera.Cuandoloalzabanseoyóel tintineodeunanillo,querodó sobre el pavimento. Lestrade, tras haberse hecho con la alhaja, le dirigió una mirada llena deconfusión.

—Enlahabitaciónhaestadounamujer—observó—.Esteanillodebodaperteneceaunamujer...Ymientrasasídecía,nosmostrabaenlapalmadelamanoelobjetohallado.Hicimoscorroentorno

aélyechamosunaojeada.Saltabaalavistaqueelescuetoarodeorohabíaadornadoundíalamanodeunanovia.

—Senoscomplicaelasunto—dijoGregson—.¡YsabeDiosquenoeraantessencillo!—¿Estáustedsegurodequenosesimplifica?—repusoHolmes—.Veamos,novaaprogresarusted

muchoconesamiradadepasmo...,¿encontraronalgoenlosbolsillosdelmuerto?—Estátodoallí—dijoGregsonseñalandounoscuantosobjetosreunidosenmontónsobreunodelos

primerospeldañosdelaescalera—.Unrelojdeoro,númeronoventaysietecientosesentaytres,delacasaBarrauddeLondres.Unacadenadelomismo,muymacizaypesada.Unanillo,tambiéndeoro,queostentaelemblemadelamasonería.Unalfilerdeorocuyorematefiguralacabezadeunbulldog,condosrubíesamododeojos.TarjeterodepieldeRusiaconunascartulinasanombredeEnochJ.DrebberdeCleveland,títuloquecorrespondealasinicialesE.J.D.bordadasenlaropablanca.Nohaymonedero,

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aunque sí dinero suelto por un montante de siete libras trece chelines. Una edición de bolsillo delDecameróndeBoccaccioconelnombredeJosephStangersonescritoenlaguarda.Doscartas,dirigidaunaaE.J.Drebber,yaJosephStangersonlaotra.

—¿Yladirección?—American Exchange, Strand, donde debían permanecer hasta su oportuna solicitación. Proceden

ambasdelaGuionSteamshipCompany,ytratandelazarpadesusbuquesdesdeLiverpool.AlavistaestáqueestedesgraciadosedisponíaavolveraNuevaYork.

—¿HaaveriguadoustedalgosobreeltalStangerson?—Iniciélasdiligenciasdeinmediato—dijoGregson—.Hepuestoanunciosentodoslosperiódicos,

yunodemishombressehalladestacadoenelAmericanExchange,dedondenohavueltoaún.—¿HanestablecidocontactoconCleveland?—Estamañana,portelegrama.—¿Cómoloredactaron?—Trashaceruna relacióndetalladade losucedido,solicitamoscuanta informaciónpudierasernos

útil.—¿Hizohincapiéenalgúnpuntoquelepareciesedeespecialimportancia?—PedíinformesacercadeStangerson.—¿Nadamás?¿Noexisteparaustedningúndetallecapital sobreelque reposeelmisteriodeeste

asunto?¿Notelegrafiarádenuevo?—Hedichocuantoteníaquedecir—repusoGregsonconeltonodeamorpropioofendido.SherlockHolmesrióparasí,yparecíaprestoaunaobservación,cuandoLestrade,ocupadodurante

el interrogatorioenexaminar lahabitacióndelantera,hizoactodepresencia, frotándose lasmanosconmuchafachenda.

—MisterGregson—dijo—,acabodeencontrar algode suma importancia, algoque senoshabríaescapadosinollegaadarmeporexploraratentamentelasparedes.

Brillaban comobrasas los ojos del hombrecillo, a duras penas capaz de contener la euforia en éldespertadaporesetantodeventajaobtenidosobresurival.

—Síganme—dijo volviendo a la habitación,menos sombría desde elmomento en que había sidoretiradosulívidoinquilino—.¡Ahora,aguarden!

Encendióunfósforofrotándolocontralasueladelabota,yloacostóaguisadeantorchaalapared.—¡Veanustedes!—exclamó,triunfante.Hedichoantesqueelpapelcolgabaenandrajosaquíyallá.Justodondearrojabaahoraelfósforosu

luz,unagrantirasehabíadesprendidodelsoporte,descubriendounparchecuadradodetoscorevoco.Deladoaladopodíaleerse,garrapateadaenrojosangriento,lasiguientepalabra:

RACHE

—¿Qué lesparece?—clamóeldetectivealargando lamanocondesparpajode farandulero—.Por

hallarseestos trazosen laesquinamásoscurade lahabitaciónnadie leshabíaechadoelojoantes.Elasesino o la asesina los plasmó con su propia sangre. Observen esa gota que se ha escurrido paredabajo... En fin, queda excluida la hipótesis del suicidio. ¿Por qué hubo de ser escrito el mensaje

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precisamente en el rincón?Ya he dado con la causa.Reparen en la vela que está sobre la repisa. Seencontrabaentoncesencendida,resultandodeahíunaclaridadmayorenlaesquinaqueenelrestodelapieza.

—Muy bien. ¿Y qué conclusiones saca de este hallazgo suyo? —preguntó Gregson en tonodespectivo.

—Escuche:elautordelescrito,hombreomujer,ibaacompletarlapalabra«Rachel»cuandosevioimpedidodehacerlo.Nolequepadudaqueunavezdesentrañadoelcasosaldráarelucirunadama,denombre, precisamente... ¡Sí, ría cuanto quiera, señor Holmes, mas no olvide, por listo que sea, quedespuésdehabladasypensadaslascosas,norestamejormétodoqueeldelviejoperroderastreo!

—Leruegoquemeperdone—repusomicompañero,quienhabíaexcitadolacóleradelhombrecilloconunsúbitoaccesoderisa—.Sindudacorrespondeaustedelméritodehaberdescubiertoantesquenadielainscripción,debida,segúnustedafirma,alamanodeunodelosactoresdeestedrama.Nomehadadolugaraúnaexaminarlahabitación,cosaalaqueahoraprocederéconsupermiso.

Esto dicho, desenterró de su bolsillo una cinta métrica y una lupa, de grueso cristal y redondaarmadura.Pertrechadoconsemejantesherramientas,seaprestódespuésaunasilenciosaexploracióndelapieza,deteniéndoseunasveces,arrodillándoseotras,llegandoinclusoaponersedebrucesenelsueloen determinada ocasión. Tan absorto se hallaba por la tarea, que parecía haber olvidado nuestrapresencia, estableciendo consigo mismo un diálogo compuesto de un pintoresco conjunto deexclamaciones, gruñidos, susurros y ligeros gritos de triunfo y ánimo, emitidos en ininterrumpidasucesión.Imposibleera,frenteaparejoespectáculo,nodarseapensarenunsabuesobienentrenadoydepura sangre en persecución de su presa, ora haciendo camino, ora deshaciendo lo andado, anhelantesiemprehastaelhallazgodelrastroperdido.Másdeveinteminutosduraronlaspesquisas,enelcursodelas cuales fueron medidas con precisión matemática distancias entre marcas para mí invisibles, oaplicada la cinta métrica, repentinamente, y de forma igualmente inalcanzable, a los muros de lahabitación. En cierto sitio reunió Holmes un montoncito de polvo gris y lo guardó en un sobre.Finalmente, aplicó al ojo la lupa y sometió cada una de las palabras escritas con sangre a uncircunstanciadísimoexamen.Hecholocual,debiódarlaspesquisasporterminadas,yaquefueronlupaycintadevueltosasusprimitivoslugares.

—Sehadichoqueelgeniosecaracterizaporsuinfinitasensibilidadparaeldetalle—observóconunasonrisa—.Ladefiniciónesmuymala,perorigeenlotocantealoficiodetectivesco.

GregsonyLestradehabíanseguidolasmaniobrasdesucompañeroamateurconnotablecuriosidadyunpuntodedesdén.Evidentementeignorabanaún,comoyohabíaignoradohastapocoantes,quelosmásinsignificantesademanesdeSherlockHolmesibanenderezadossiempreaunfinprácticoydefinido.

—¿Cuálessudictamen?—inquirieronacoro.—¿Mecreencapazdemenoscabarsumérito,osandoiluminarlessobreelcaso?—repusomiamigo

—.Estánustedesllevándolomuydiestramente,yseríapenainmiscuirse.Nonecesitodecirlahirienteironíadeestaspalabras.—Si tienenustedesen lo sucesivo labondaddeconfiarme lanaturalezade sus investigaciones—

prosiguió—,meplaceráayudarlesenlamedidademisfuerzas.Entretantoseríaconvenientecruzarunaspalabrasconelpolicíaquehallóelcadáver.¿Podríasabersunombreydirección?

Lestradeconsultóunlibrodenotas.

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—JohnRance—dijo—. Está ahora fuera de servicio. Puede encontrarle en el cuarenta y seis deAudleyCourt,KenningtonParkGate.

Holmestomónotadeladirección.—Venga,doctor—añadió—;vayamosaecharunvistazoanuestrohombre...Encuantoaustedes—

dijovolviéndosehacia lospolicías—, lesharésaberalgoqueacasoseadesu incumbencia.Existeunasesinato,cometido,paramásseñas,porunhombre.Midemásdeunoochenta,sehallaenlaflordelavida,tienepiepequeñoparasualtura,llevabaalasazónunasbotasbastasdepuntacuadradayestabafumandouncigarropuro tipoTrichinopoly.Llegóaquíconsuvíctimaenuncarruajedecuatroruedas,tiradoporuncaballocontrescascosviejosyunonuevo,eldelapatadelanteraderecha;probablementeel asesino es de faz rubicunda, y ostenta en la mano diestra unas uñas de peculiar longitud. No sonmuchoslosdatos,aunquepuedenresultardealgunaayuda.

LestradeyGregsonintercambiaronunasonrisadeincredulidad.—Suponiendo que se haya producido un asesinato, ¿cómo llegó a ser ejecutado? —preguntó el

primero.—Veneno—repusocortanteSherlockHolmes,ysedirigióhacialapuerta—.Otracosa,Lestrade—

añadióantesdesalir—.«Rache»espalabraalemanaquesignifica«Venganza»,demodoquenopierdaeltiempobuscandoaunadamadeesenombre.

Disparadalaúltimaandanadadejólahabitación,yconellaalosdosboquiabiertosrivales.

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4.ElinformedeJohnRance

AlaunadelatardeabandonamoselnúmerotresdeLauristonGardens.SherlockHolmesmecondujohastalaoficinadetelégrafosmáspróxima,dondedespachóunalarganota.Despuésllamóauncochedealquiler,ydioalconductorladirecciónquepocoantesnoshabíafacilitadoLestrade.

—Lamejorevidenciaeslaqueseobtienedeprimeramano—observómiamigo—;yotengohechayaunacomposicióndelugar,yaúnasínodesdeñoningúnnuevodato,pormenudoqueparezca.

—Measombrausted,Holmes—dije—.Pordescontado,noestáustedtansegurocomoparecedelosparticularesqueenumeróhaceunrato.

—No existe posibilidad de error—contestó—.Nadamás llegado eché de ver dos surcos que uncarruajehabíadejadosobreelbarro,aorillasdelaacera.Comodesdehaceunasemana,yhastaayernoche,nohacaídounagotadelluvia,erafuerzaqueesasdosprofundasrodadassehubieranproducidojustoporentonces,estoes,yaanochecido.Tambiénapreciépisadasdecaballo, lascorrespondientesauno de los cascosmás nítidas que las de los otros tres restantes, prueba de que el animal había sidoherradorecientemente.Enfin,sielcocheestuvoallídespuésdecomenzadalalluvia,peroyanoestaba—almenostalaseguraGregson—porlamañana,sesiguequehizoactodepresenciadurantelanoche,yque,portanto,trajoalacasaanuestrosdosindividuos.

—Demomento,sea...—repuse—;¿perocómoseexplicaqueobreensuconocimientolaestaturadelotrohombre?

—Esclaro;ennuevedecadadiezcasos,laalturadeunindividuoestáenconsonanciaconellargordesuzancada.Elcálculonopresentadificultades,aunquetampocoescuestióndequeleaburraahoraausted dándole pormenores. Las huellas visibles en la arcilla del exterior y el polvo del interior mepermitieronestimarelespacioexistenteentrepasoypaso.Otraoportunidadsemeofrecióparaponerapruebaestaprimeraconjetura...Cuandounhombreescribesobreunapared,alargalamano,porinstinto,a la altura de sus ojos.Las palabras que hemos encontrado se hallaban amás de seis pies del suelo.Comove,setratadeunjuegodeniños.

—¿Ylaedad?—Untipoquedeunazancadaseplantaacuatropiesymediodedondeestaba,andatodavíabastante

terne.Enelsenderodeljardínviuncharcodesemejanteanchuracondosclasesdehuellas:lasdelasbotasdecharol,quelohabíanbordeado,ylasdelasbotasdepunteracuadrada,quehabíanpasadoporencima.Aquínohaymisterios.Melimitoaaplicaralavidaordinarialospreceptossobreobservaciónydeducciónqueustedpudoleerenaquelartículo.¿Tienealgunaotracuriosidad?

—Lalongituddelasuñasylamarcadeltabaco—dije.—Lainscripcióndelaparedfueefectuadaconlauñadeldedoíndice,untadaensangre.Atravésde

la lupa acerté a observar que el estuco se hallaba algo rayado, prueba de que la uña no había sidorecortada. Recogí una muestra de la ceniza esparcida por el suelo. Era oscura, y como formandoescamas:esteresiduosóloloproduceuncigarrotipoTrichinopoly.Heleídoestudiossobrelacenizadeltabaco,llegandoaescribirinclusountrabajocientífico.Mepreciodepoderdistinguirtodaslasmarcasde puro o cigarrillo nomás que echando un vistazo a sus restos quemados. En detalles como éste sediferenciaeldetectivehábildelospracticonesalestilodeLestradeoGregson.

—¿Ylafazrubicunda?—pregunté.

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—Ésa ha sido una conjetura un tanto aventurada, aunque no dudo de su verdad. De momento,permítamecallarsemejantepunto.

Mepasélamanoporlafrente.—Sientocomosifueraaestallarmelacabeza...—observé—.Cuantomáscavilosobreelasunto,más

enigmático seme antoja. ¿Cómodiablos entraron losdoshombres—supuestoque fuesendos—en lacasa vacía? ¿Qué ha sido del cochero que los llevó hasta ella? ¿De qué expediente usó uno de losindividuosparaqueengulleraelotroelveneno?¿Dedóndeprocedelasangre?¿Cuálpudoserelobjetodelasesinato,sidescartamoselrobo?¿Porquéconductollegóelanillodelamujerhastalacasa?Antetodo, ¿a santo de qué se puso a escribir el segundo hombre la palabra alemana «RACHE» antes delevantarelvuelo?Mereconozcoincapazdeponerenarmoníatantoshechoscontradictorios.

Micompañerosonriócongestoaprobatorio.—Ha resumidousted losaspectosproblemáticosdel casode formasucinta e inteligente—dijo—.

Restaaúnmuchoporserelucidado,aunquetengoyaprontounveredictosobre lospuntosclave.EnloreferentealdescubrimientodeeseinfelizdeLestrade,setratanomásquedeunaañagazaparasituaralapolicía sobre una pista falsa, insinuándole historias de socialismo y sociedades secretas.Mas no hayalemanespormedio.La«A»,fíjesebien,estabaescritaconcaligrafíaunpocogótica.Ahorabien, losalemanesdeverasempleansiempreloscaractereslatinos,dedondecabeafirmarquenoshallamosfrentea un burdo imitador empeñado en exagerar un tanto su papel. Existía el propósito de conducir lainvestigaciónfueradesucursoadecuado.Demomento,nomásaclaraciones,doctor;comoustedsabe,los adivinadores malogran su magia al desvelar el artificio que hay detrás de ella, y si continúoexplicándolemimétodovaallegaralaconclusióndequesoyuntipovulgar,despuésdetodo.

—Puedeustedtenerlaseguridaddelocontrario—repuse—;hatraídolainvestigacióndetectivescaaungradodeexactitudcientíficaquejamásvolveráaservistoenelmundo.

Unpurorubordesatisfacciónencendióelrostrodemicompañeroantesemejantespalabrasyeltonodeverdadconqueestabandichas.Habíayaobservadoqueeratansensibleelhalagoenloatañaderoasuarte,comopuedaserlocualquiermuchachitarespectodesubellezafísica.

—Otracosavoyaconfiarle—dijo—.Elquegastababotaacharolada,ysuacompañante,eldelasbotasdepunteracuadrada,llegaronenelmismocochedealquilerehicieronelsenderojuntosyenbuenaamistad, probablemente cogidos del brazo.Una vez dentro, recorrieron varias veces la habitación—mejordicho,lasbotasdecharolpermanecieronfijasenunpuntomientraslasotrasmedíansucesivamentelaestancia—.Estoshechossehallabanescritosenelpolvo;pudeapreciartambiénqueelindividuoenmovimientofuedejándoseganarporelnerviosismo.Lalongitudcrecientedesuspasoslodemuestra.Enningún instante dejó de hablar, al tiempo que su furia, sin duda, iba en aumento. Entonces ocurrió latragedia.Disponeustedyadetodoslosdatosciertos,puestoquelosrestantesentranenelcampodelaconjetura.Nuestrabasedepartida,sinembargo,noesmala.¡Ahora,apresurémonos!¡NoquierodejardeasistirestatardealconciertoqueenelHalldaNormanNeruda!

Estaconversacióntuvolugarmientraselcarruajehilabasucaminoporunainfinitasucesióndesuciascallesytristespasadizos.Llegadoséramosalmássucioytristedetodos,cuandoelcocherodetuvodeprontosuvehículo.

—AhíestáAudleyCourt—explicó,señalandounagrietaocorredorabiertoenelfronteromurodeladrillos—.Devuelta,mehallaránenelmismolugar.

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AudleyCourtnoeraunparajeplacentero.Calleadelantedesembocamosenunpatiocuadrangular,tendidodelosasyconsórdidasconstruccionesaloslados.Allí,entregruposdechiquillosmugrientos,ysorteando lascuerdasempavesadasde ropapuestaa secar, llegamosanuestroparadero, lapuertadelnúmero45, guarnecida de unapequeñaplaca de broncequeostentaba el nombrede «Rance».Fuimosenterados de que el policía estaba en la cama, y hubimos de aguardarlo en una breve pieza que a laentradahacíalasvecesdesaladerecibir.

Alfinaparecióelhombre,untantoenfadado,segúnseechabadever,porlasúbitainterrupcióndesusueño.

—Yahepresentadomiinformeenlacomisaría—dijo.Holmesenterrólamanoenelbolsillo,sacómediosoberano,ysepusoajuguetearconéldespaciosamente.—Resultaquenosgustaríaoírlorepetidodesuspropioslabios—afirmó.

—Estoy a su completa disposición —repuso entonces el policía, súbitamente fascinado por elpequeñodiscodeoro.—Diganomás,comolevengaalasmientes,loqueustedpresenció.

Rancetomóasientoenelsofádecrinycontrajolascejas,enlaactituddequienseconcentraparaponertodasualmaenunaempresa.

—Ahí va la historia entera—dijo—.Mi ronda dura desde las diez de la noche a las seis de lamadrugada. A las once hubo trifulca en «El Ciervo Blanco», pero, fuera de eso, no se produjo otranovedad durante el tiempo de servicio. A la una, cuando comenzaban a caer las primeras gotas, metropecé en la esquina deHenrietta Street aHarryMurcher—el que tiene a su cargo la vigilancia deHollandGrove—,yallíestuvimosdepaliqueunbuenrato.Hacialasdos—oquizáunpocomástarde—mepuseotravezenmovimientoparaversitodoseguíaenordenenBrixtonRoad.Niunsusurroseoíaenla calle enfangada...Tampoco seme echó a la carapersonaviviente, aunqueme rebasaronunoodoscoches. Seguímimarcha, pensando, dicho sea entre nosotros, en lo bien queme vendría un vaso deginebracalentita,delosdeacuatro,cuandosúbitamentepercibíunrayodeluzfiltrándoseporunadelasventanasdelacasaencuestión.Ahorabien,yosabíaqueesasdoscasasdeLauristonGardensestabandeshabitadasconmotivodeunosdesagüesqueeldueñosenegabaa reponer, siendoasíqueelúltimoinquilinohabíamuertodeunastifoideas.Medejóuntantopatitiesoaquellaluz,ysospechédeinmediatoalgunairregularidad.Alcanzadalapuerta...

—Sedetuvousted,yretrocediódespuéshastalacanceladeljardín—interrumpiómicompañero—.¿Porqué?

Rancesesobrecogiótodo,fijoslosmaravilladosojosenSherlockHolmes.—¡Cierto, señor!—dijo—, aunque el diablome confunda si llego a saber alguna vez cómo lo ha

adivinadousted.En fin, ganada la puerta,mepareció aquello tan silenciosoy solitario que consideréoportunoagenciarmeanteslaayudadeotrapersona.Nohaybichodecarneyhuesoquemeasuste,peromedioporimaginarquealomejoreldifuntodelasfiebrestifoideasandabarevolviendoenlosdesagüesparaverquéselohabíallevadoalotromundo.Estaideameprodujocomouncosquilleo,yviréhastalapuertadeljardín,desdedondenoseoteabarastrodelalinternadeMurchernidepersonaalguna.

—¿Nohabíanadieenlacalle?—Nadie, señor,ni tansiquieraunperroseechabadever...Hiceentoncesde tripascorazón,volví

sobremispasosyempujélapuerta.Adentronoencontrénovedad,sólounaluzbrillandoenlahabitación.Setratabadeunavelacolocadaencimadelarepisadelachimenea,unavelaroja,porcuyoresplandor

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yo...—Sí,séyatodoloqueustedvio.Diovariasvueltasporlapieza,ydespuéssehincóderodillasjunto

alcadáver,ydespuéscaminóenderechuraalapuertadelacocina,ydespués...JohnRacesepusoenpiedeunsalto,pintadoelsustoenlacarayconunaexpresióndedesconfianza

enlosojos.—¿Desdedóndeestuvoespiándome?—exclamó—.Medaenlanarizquesabeustedmuchomásdeloquedebiera.Soltandounacarcajada,arrojóHolmessutarjetasobrelamesa.

—¡Noseleocurraarrestarmeporasesinato!—dijo—.Soydelajauría,nolapiezaperseguida.ElseñorGregsonoelseñorLestradepuedenatestiguarlo.Ahora,adelante.¿Quéocurrióacontinuación?

Rancevolvióasentarse,sinquedesaparecieraemperodesurostrolaexpresióndedesconfianza.—Volví a la cancela e hice sonar mi silbato. A la llamada acudieron Murcher y otros dos

compañeros.—¿Seguíalacalledespejadadegente?—Degenteútil,sí.—¿Quéquiereusteddecir?Labocadelpolicíasedistendióenunaampliasonrisa.—Llevovistosmuchoshombresenmivida—adujo—,aunquetodossemeantojansobriosalladode

aqueltipo.Estabajuntoalacancelacuandosalídelacasa,apoyadoenlaverjaygritandoaloscuatrovientosunacanciónquesetitulaColumbine’sNew-fangledBanner,ocosaporelestilo.Noseaguantabaenpie.¡Bonitaayudaibaaprestarme!

—Descríbamealhombre—dijoSherlockHolmes.EstareiteradadigresiónparecióirritaruntantoaRance.—¡Unborrachomuy peculiar!—prosiguió—.Ano ser elmomento que era, habría acabado en la

comisaría.—Surostro,susropas...¿Reparóenellas?—atajóHolmesimpaciente.—¿Cómono,sihubimosdesentarlo,paraquenosecayera,entreMurcheryyo?Erauntipolargo,de

mejillasrojas,conlaparteinferiordelacaraembozada...—Bastaconeso—exclamóHolmes—.¿Quéfuedelhombre?—¡Puesnoteníamospocoquehacer,paracuidarencimadeél!—repusoelpolicíaentonoofendido

—.Estesetranquilo:habrásabidovolversolitoasucasa.—¿Cómoibavestido?—Conunabrigomarrón.—¿Sosteníaunlátigoenlamano?—¿Unlátigo?No...—Nolollevabaconsigoestasegundavez...—murmurómicompañero—.¿Oyóustedopudoveral

cabodeunrato,uncochedecaballos?—No.—Ea,esdueñousteddemediosoberano—dijomicompañero,poniéndoseenpieyrecogiendosu

sombrero—.Temo,Rance, que no le aguarda un futuro brillante en elCuerpo.La cabeza de usted nodebiera ser sólo de adorno. Pudo haber ganado ayer noche los galones de sargento. El hombre quesostuvoensusbrazosencierralasolucióndeestemisterio,yconstituyeelprincipalobjetodenuestraspesquisas.Noesmomentodequedemosmásvueltasalasunto...Confórmeseconmipalabra.Andando,

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doctor...Enfilamoselcaminodevueltaalcoche,dejandoanuestroinformadorindecisoentrelaincredulidad

ylapena.—¡Valienteidiota!¡Pensarquehadesperdiciadounadeesasoportunidadesquesólosepresentanuna

vezenunmillón!—Yo estoy aún a oscuras. La descripción del hombre coincide con sus presunciones acerca del

segundoactordeestedrama,pero... ¿porquéhubodevolvera lacasa?Nosuelenconducirseasí loscriminales.

—Elanillo,amigomío,elanillo;heahílacausadesuretorno.Sinosenospresentaotromediodeecharellazoalcriminal,podemosaúnprobarsuerteconelanillo.Voyaatraparlo,doctor;leapuestoausteddosaunoquenosemevadelasmanos.Porcierto,gracias.Anoserporsuinsistencia,mehabríaperdido el caso más bonito de todos cuantos se me han presentado. Podríamos llamarlo estudio enescarlata...¿Porquénoemplearporunavezunajergapintoresca?Existeunarojahebracriminalenlamadejaincoloradelavida,ynuestramisiónconsisteendesenredarla,aislarla,yponeraldescubiertosusmás insignificantessinuosidades.Ahoraacomer,ydespuésaoíraNormanNeruda.Manejaeldedoypulsalacuerdademodoadmirable...¿CuálesamelodíadeChopinqueinterpretatanmaravillosamente?Tra-lala-Lara-lira-lei.

Yelsabuesoamateur,recostadoensuasiento,siguiólanzandotrinos,entantomeditabayosobrelosarcanosdelalmahumana.

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5.Nuestroanuncioatraeaunvisitante

Conelexcesivoajetreode la jornadaseresintióminofuertesalud,ypor la tardeestabaagotado.DespuésqueHolmeshubopartidoalconcierto,busquéelsofáparadescabezarallídoshorasdesueño.Vanointento.Trastodoloocurrido,nocesabandecruzarpormiagitadaimaginaciónlasmásinsólitasconjeturasyfantasías.Apenascerradoslosojosveíadelantedemíeldescompuestosemblante,latrazasimiescadelhombreasesinado.Tansobrecogedoraeralaimpresiónsuscitadaporeserostroque,aunsinquererlo,sentíaunimpulsodegratitudhacialamanoanónimaquehabíaobradosuextrañamientodeestemundo. Nunca se ha plasmado el vicio con elocuencia tan repugnante como la manifestada por lasfaccionesdeEnochJ.Drebber,avecindadoenCleveland.Naturalmente,nodesconocíaquelaleytienetambién sus imperativos y que la depravación de la víctima no constituyemotivo de disculpa para elcriminal.

Cuantomáscavilabasobre loacontecido, tantomásextraordinariasemevolvía lahipótesisdemicompañeroacercadeunamuerteporenvenenamiento.Recordabaahorasugestodeaplicarlanarizaloslabiosdelinterfecto,ynodudabaenatribuirloaalgunarazóndepeso.Perodescartadoelveneno,¿aquécausaremitirse,sinoseapreciabanheridasnihuellasdeestrangulamiento?Yademás,¿aquiéndemoniospertenecía la sangre, profusamente esparcida por el suelo? No existían señales de lucha, ni se habíaencontrado junto al cuerpo ningún arma de que pudiera servirse el agredido para atacar a su ofensor.¡Durotrabajoeldeconciliarelsueño,paraHolmesnomenosqueparamí,enmediodetantointerrogantesinrespuesta!Sólodeunasecretaysatisfactoriaexplicacióndeloshechos,unaexplicaciónqueaúnnosemealcanzaba,podíadimanar,segúnmeloparecíaamíentonces,laserenayseguraactituddeHolmes.

Éstevolviótarde,muchomásdeloqueelconciertoexigía.Lacenaestabayaservida.—¡Soberbiorecital!—comentómientrastomabaasiento—.¿RecuerdaustedloqueDarwinhadicho

acerca de la música? En su opinión, la facultad de producir y apreciar una armonía data en la razahumanademayorantigüedadqueelusodellenguaje.Acasoseaéstalacausadequeinfluyaennosotrosdeformatansutil.Pervivenennuestrasalmasrecuerdosborrososdeaquellossiglosenqueelmundosehallabaaúnensuniñez...

—Nomeparecelaideamuyestricta—apunté.—Lasideassobrelanaturalezahandesertanholgadascomolanaturalezamisma.¿Cómopodríade

otramaneraseréstainterpretada?Apropósito—prosiguió—,suaspectonoeseldesiempre.SeconocequeelasuntodeBrixtonRoadletieneaustedtrastornado.

—Novoyadecirlequeno—repuse—.YelcasoesqueconlaexperienciadeAfganistándebierahabermecurtidounpoco.HevistoacamaradashechospicadilloenMaiwandsinconmovermedeestemodo.

—Me hago cargo. Este asunto está envuelto en un misterio que estimula la imaginación; sin laimaginaciónnoexisteelmiedo.¿Haleídoustedelperiódicodeestatarde?

—No.—Rindecumplidacuentade losucedido,quitandoque,al seraupadoelcuerpo, rodóunanillode

compromisoporelsuelo.Noesinoportunoelolvido.—Explíquemeeso.—Eche un vistazo a este anuncio —repuso—. He enviado por la mañana uno idéntico a cada

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periódico,inmediatamentedespuésdeocurridalacosa.Mehizollegarelperiódicodesdeelotroladodelamesa,yyobusquéconlosojosellugarseñalado.

Ocupabaelmensajelacabezadelacolumnadestinadaa«Hallazgos».«Estamañana»,decía,«hasidoencontradounanillodecompromiso,enorodeley,enel tramode

BrixtonRoadcomprendidoentrelatabernade“ElCiervoBlanco”yHolandGrove.DirigirsealDoctorWatson,221B,BakerStreet,deochoanuevedelanoche.»

—Disculpequehayautilizadosunombre—prosiguió—,peroelmíohabríasidovistoporalgunodeestosbadulaques,siempreprontosameterlasnaricesdondenolesllaman.

—Esonoimporta—repuse—.Importamásquenotengoelanillo.—¡Claroquelotiene!—exclamó,entregándomeuno—.Paraelcasoeslomismo,casiunfacsímil.—¿Yquiéncreeustedquecontestaráalanuncio?—Naturalmenteeltipodeabrigomarrón,nuestroamigoderostrocongestionadoybotasconpuntera

cuadrada.Sinosepresentaélpersonalmente,enviaráauncómplice.—¿Noseleantojalamaniobrademasiadopeligrosa?—Enabsoluto.Siestoyen locierto,y todo indicaque taleselcaso,elhombrequenospreocupa

sacrificaríacualquiercosapornoperderelanillo.Sospechoqueselecayóalsuelocuandoseinclinabasobre el cadáver, y que al pronto no lo echó en falta. Después de abandonar la casa y descubrir supérdida, dio presurosa marcha atrás, pero la Policía había sido atraída ya a causa de la vela, quetontamentehabíadejadoencendida.Se fingióborrachoparadespejar las sospechasacasodespertadasporsupresenciaenlacancela.Ahora,póngaseenelpellejodenuestropersonaje.Revisandoelcaso,lehabrádadoporpensarqueelextravíohapodidoproducirseenlacalle,fuerayadelacasa.¿Quéhacerentonces? Sin duda ha consultado afanosamente los periódicos de la tarde, en la esperanza de hallarrazóndelobjetoperdido.Mianuncionohapodidoescaparasuatención.Estaráahorafelicitándosedesu suerte. ¿Por qué recelar una trampa?Desde su punto de vista, ninguna relación puede establecerseentre elhallazgodel anilloy el asesinato.Esprobablequevenga...,mejor aún, es inevitable.Aquí letendremosantesdeunahora.

—¿Ydespués?—dije.—Déjelodemicuenta...¿Disponeusteddealgúnarma?—Mi viejo revólver de soldado y unos cuantos cartuchos. —Pues ya está usted limpiando ese

revólveryponiendoloscartuchosenlarecámara.Nuestrovisitanteesunhombredesesperado,sinnadaqueperder;acasonobasteelcogerlodesprevenido.

Fuiamialcobaehiceloquesemehabíaaconsejado.CuandovolvíconlapistolaestabayalamesadespejadayHolmes,comootrasveces,matabaeltiempoarañandolascuerdasdesuviolín.

—Cadavezesmásespesalamaraña—observóalvermeentrar—.AcaboderecibirdesdeAméricacontestaciónamitelegrama,yresultaquemehallabaenlocierto.

—Explíquese—pedíentonces,impaciente.—Esteviolínrequierecuerdasnuevas—dijoevasivamenteHolmes—.Enfin,métaselapistolaenel

bolsillo,ycuandosenospresenteaquíesepájaro,háblelesosegadamente.Yomeocupodelresto.Evitelasmiradasinsistentes,novayaadespertarenélsospechas.

—Sonenesteinstanteexactamentelasocho—comenté,mirandoelreloj.—Estará probablemente aquí pasados unos minutos. Deje la puerta entreabierta. Así... Ahora,

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introduzcalallaveporlapartededentro.¡Gracias!Encontréayerestararezaenunpuestodelibrosdelance...SetratadeDeJureínterGentesimpresoenlatínporunacasadeLieja,enlosPaísesBajos,allápor el año 1642. La cabeza del reyCarlos no había rodado aún por el cadalso cuando este pequeñovolumendetejuelosmarronesviolaluz.

—¿Quiéneselimpresor?—PhilippedeCroy,oquienquieraquesea.Enlaguarda,contintacasiborradaporlosaños,está

escrita la leyenda «Ex libris Gulielmi Whyte». Me pregunto quién será el tal Willam Whyte.ProbablementeunpragmáticodelXVII,comoseechadeverporelestiloabogadescodesuprosa.¡Peroheaquíanuestrohombre,segúncreo!

En ese instante se oyó en la entrada un fuerte campanillazo. Sherlock Holmes se incorporósuavementeypusosusilla fronteraa lapuerta.Oímos lospasosde lacriadaa travésdelvestíbulo,ydespuéselruidosecodelpicaportealseraccionado.

—¿ViveaquíeldoctorWatson?—preguntóunavozclaraaunquemásbienáspera.Nopudimosescucharlarespuestadelasirviente,perolapuertasecerró,siguiendoaeseruidoelde

unospasosescalerasarriba.Seapoyabanlospiessobreelsueloindecisamente,comoarrastrándose.Amedida que estas señales llegaban a mi compañero, una expresión de sorpresa iba pintándose en surostro.Vinoacontinuaciónlapenosatravesíadelpasillo,yporfinunosdébilesgolpedenudillossobrelapuerta.

—¡Adelante!—exclamé.Ami convocatoria, en vez de la fiera humanaque esperábamos, acudió renqueandouna anciana y

decrépita mujer. Pareció deslumbrada por el súbito destello de luz, y tras esbozar una reverencia,permaneció inmóvil, parpadeando en dirección nuestra mientras sus dedos se agitaban nerviosos einseguros en la faltriquera. Miró a mi amigo, cuyo semblante había adquirido tal expresión dedesconsueloqueapocomáspierdolacomposturayrompoareír.

Elvejestoriodesenterródesusropasunperiódicodelatardeyseñalónuestroanuncio.—Aquímetienenenbuscadelomío,caballeros—dijoimprovisandootrareverencia—;unanillode

compromisoperdidoenBrixtonRoad.PerteneceamiSally,casadahacedocemesesconunhombrequetrabajacomocamareroenunbarcodelaUnión.¡Noquieronidecirlesloquepasaríasialavueltaveasumujersinelanillo!¡Esdenaturalirascible,ydemalísimaspulgascuandoledaalabotella!Sinirmáslejosayerfueminiñaalcirco...

—¿Esésteelanillo?—pregunté.—¡El Señor sea alabado!—exclamó lamujer—. Feliz noche le aguarda hoy a Sally... Éste es el

anillo.—¿Tendríalabondaddedarmesudirección?—inquirí,tomandounlápiz.—DuncanStreet13,Houndsditch.Muyadesmanodeaquí.—LacalleBrixtonnoquedaentreHoundsditchycircoalguno—tercióentoncesSherlockHolmes,

cortante.Laancianadiomediavuelta,mirándolevivamenteconsusojillosenrojecidos.—Elcaballeropedíarazóndemisseñas—dijo—.Sallyviveenel3deMayfieldPlace,Peckham.—¿Suapellidoes..?—MiapellidoesSawyer,yeldeellaDennis,DennisporTomDennis,sumarido,unchicoapañadito

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mientrasestánavegando—losjefes,porcierto,lotraenenpalmitas—,peronotantoentierra,acausadelasmujeresylosbares...

—Aquítieneustedelanillo,señoraSawyer—interrumpídeacuerdoconunaseñademicompañero—;nodudoqueperteneceasuhija,ymecomplacedevolverloasulegítimodueño.

Conmuchosahumeriodebendiciones,yhaciendoprotestasdegratitud,aquellaruinaseembolsóelanillo,deslizándosedespuésescalerasabajo.EnesemismoinstanteSherlockHolmessaltóliteralmentedesuasientoyacudióveloza sucuarto.Transcurridosapenasunossegundosaparecióenvueltoenunabrigolargoyamplio,delosllamadosUlster,yvestidoelcuelloconunabufanda.

—Voy a seguirla—me espetó a bocajarro—; se trata sin duda de un cómplice que nos conduciráhastanuestrohombre.¡Aguardeaquímivuelta!

Apenassi lapuertaprincipal sehabíacerrado traselpasodenuestravisitante,cuandoHolmesseprecipitóescalerasabajo.Atravésdelaventanapudeobservaralaviejacaminandopenosamentealolargodelaaceraopuesta,mientrasmiamigolaperseguíaaunaprudencialdistancia.

—Oestodoundisparate—pensé—,oestamujerlellevaráalaentrañadelmisterio.No necesitaba Holmes haberme dicho que le aguardara en pie, puesto que jamás habría podido

conciliarelsueñohastaconocereldesenlacedelaaventura.Holmeshabíapartidoalfilodelasnueve.Noteniendonocióndecuandovolvería,decidímatarel

tiempo aspirando estúpidamente el humo demi pipamientras fingía leer laVie de Bohème deHenriMurger.Dieronlasdiezyoí lospasosdelasirvientecaminodesudormitorio.Sonaronlasonce,yelmáscadenciosotaconeodelamadellavescruzódelantedemipuerta,endireccióntambiénalacama.Seríancasilasdocecuandollegóamisoídoselruidosecodelpicaportedelaentrada.Veramiamigoyadivinarquenolehabíaasistidoeléxitofuetodouno.Lapenayelbuenhumorparecíandisputarseenéllapreeminencia,hastaquedeprontollevóelsegundolamejorparteyHolmesdejóescaparunafrancacarcajada.

—¡Por nada del mundo permitiría que la Scotland Yard llegase a saber lo ocurrido!—exclamó,derrumbándoseensubutaca—.Hehechotantaburladeellosquenocesaríanderecordármelohastaelfindemisdías.Sí,meríoporqueadivinoquealalargamesaldréconlamía.

—¿Quéhay?—pregunté.—Lecontaréundescalabro.Escuche: laviejahabíacaminadoun trechocuandocomenzóacojear,

dandomuestrasdetenerlospiesbaldados.Alfinsedetuvoehizoseñasauncochedepunto.Acortéladistancia con el propósito de oír la dirección señalada al cochero, aunque por las voces de la vieja,bastantesaderribarunamuralla,bienpudierahaberexcusadotantacautela.«¡Llévemeal13deDuncanStreet,Houndsditch», chilló. «¿Habrá dicho antes la verdad?», pensé entonces paramí, y viéndola yadentrodelvehículo,meenganchéalatraseradeéste.Setrataelúltimo,porcierto,deunartequetododetective debiera dominar. En fin, nos pusimos en movimiento, sin que una sola vez aminoraran loscaballos sumarchahasta la calle en cuestión.Antesde alcanzada ladecimotercerapuertadesmonté ehiceloquequedabadecaminoapie,másbiendespacio,comounpaseantecualquiera.Videtenerseelcoche.Suconductorsaltódelpescanteyfueaabrirunadesusportezuelas,dondepermanecióunratoalaespera.Nadieasomólacabeza.Cuandolleguéallíestabaelhombrepalpandoelinteriordelacabinaconairedepasmo,al tiempoqueadornabasucóleraconelmásfloridorosariode improperiosquejamáshayaescuchado.Nohabíatrazasdelpasajero,quiensegúncreovaademorarnopocoratoelimportede

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lacarrera.Alpreguntarenelnúmero13, supequesehallabaocupadoporun respetable industrialdepapeles pintados, denombreKeswick, y queningunapersona apellidadaSawyer oDennis había sidovistaenelreferidoinmueble.

—¿Pretendeusteddecirme—repuseasombrado—,queesaviejayvacilanteancianahasidocapazdesaltardelcocheenmarchasinqueustedoelpilotoseapercibierandeello?

—¡Diosconfundaalavieja!—dijoconmuchoénfasisSherlockHolmes—.¡Viejasnosotros,yviejasburladas! ¡Ha debido tratarse de un hombre joven y vigoroso, amén de excelente actor! Sucaracterizaciónhasidoinmejorable.Observósindudaqueestabasiendoperseguido,yselascompusoparadarmeesquinazo.Ellodemuestraqueelsujetotraselcualnosafanamosnosehallatandesasistidocomoyopensaba,yquecuentaconamigosdispuestosajugarsealgoporél.Bueno,doctor,pareceustedagotado...Sigamiconsejoyacuéstese.

Meencontrabaenverdadallímitedemisfuerzas,demodoquediporbuenaaquellainvitación.Dejéa Holmes sentado frente al fuego en brasas, y, muy entrada ya la noche, pude oír los suaves ymelancólicos gemidos de su violín, señal de que se hallaba el músico meditando sobre el extrañoproblemapendientetodavíadeexplicación.

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6.TobíasGregsonenacción

Al día siguiente sólo tenía la prensa palabras para «Elmisterio deBrixton», según fue bautizadoaquelsuceso.Trashacerunadetalladarelaciónde loocurrido,algúnperiódico lededicabaademáselartículodefondo.Vineasíalconocimientodepuntosparamíinéditos.Conservotodavíaenmilibroderecortesnumerososextractosyfragmentosrelativosalcaso.Heaquíunamuestradeellos:

ElDailyTelegraph señalabaqueen lahistoriadelcrimendifícilmentepodríahallarseunepisodiorodeadodecircunstanciasmásdesconcertantes.Elnombrealemándelavíctima,laausenciademóviles,y la siniestra inscripción sobre el muro, apuntaban conjuntamente hacia un ajuste de cuentas entrerefugiados políticos o elementos revolucionarios. Los socialistas tenían varias ramificaciones enAmérica, y el interfecto había violado sin duda las reglas tácitas del juego, siendo por ese motivorastreado hasta Londres. Tras traer un tanto extemporáneamente a colación a la Vehmgericht, el aquatofana,losCarbonari,alamarquesadeBrinvilliers,lateoríadarwiniana,losprincipiosdeMalthus,yelasesinatode lacarreteradeRatcliff, el autordel artículo remataba superorataconunaadmoniciónalgobierno y la recomendación de que los extranjeros residentes en Inglaterra fuesen vigiladosmás decerca.

AlStandardtodoselevolvíadecirqueestaclasedecrímenestendíanacundirbajolosgobiernosliberales. Estaba su causa en el soliviantamiento de las masas y la consiguiente debilitación de laautoridad.Elfinadoeradehechouncaballeroamericanoquellevabaresidiendoalgunassemanasenlametrópoli.SehabíaalojadoenlapensióndemadameCharpentier,enTorquayTerrace,Camberwell.ElseñorJosephStangerson,susecretarioparticular, leacompañabaensusviajes.Elmartesdía4habíanpartidolosdoshaciaEustonStationconelmanifiestopropósitodecogerelexpresodeLiverpool.Noexistíandudassobresupresenciaconjuntaenunodelosandenesdelaestación.AquíseextraviabaelrastrodeamboscaballeroshastaelyareferidohallazgodelcadáverdelseñorDrebberenlacasavacíadeBrixtonRoad,amuchasmillasdedistanciadeEuston.Cómopudolavíctimaalcanzarelescenariodelcrimenyhallarlamuerte,eraninterrogantesaúnabiertos.AcercadelparaderodelseñorStangersonnose sabía absolutamente nada. Por fortuna incumbía al señorLestrade y al señorGregson, de ScotlandYard, la investigación del caso, sobre cuyo esclarecimiento, dada la conocida pericia de ambosinspectores,cabríaesperarprontonoticias.

SegúnelDailyNews,elcrimennopodíasersinopolítico.Elejerciciodespóticodelpoderyelodioalliberalismo,propiosdelosgobiernoscontinentales,arrojabanhacianuestrascostasamuchoshombresque acaso fueran excelentes ciudadanos a no hallarse su espíritu estragado por el recuerdo de lospadecimientossufridos.Entreestasgentes regíaunpuntillosocódigodehonorcuyo incumplimientosecastigabaconlamuerte.Nodebíaexcusarseningúnesfuerzoenlabúsquedadelsecretario,Stangerson,nien la investigación de algunos puntos concernientes a los hábitos de vida del interfecto. De granimportancia resultaba sin duda el descubrimiento de la casa donde éste se había hospedado, hazañaimputableenteramentealaperspicaciayenergíadelseñorGregson,delaScotlandYard.

SherlockHolmesyyorepasamosestasnoticiasduranteeldesayuno,congranregocijoporpartedemiamigo.

—Yaledijeque, independientementedecómodiscurrieraestahistoria, los laurelesseríanal finalparaGregsonyLestrade.

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—Segúnquévisostomelacosa.—¡Dalomismo,benditodeDios!Sinuestrohombreresultaatrapado,lohabrásidoenrazóndesus

esfuerzos;siporelcontrarioescapa, loharápeseaellos.Ocurraunacosao laopuesta, llevan lasdeganar...Unsottrouvetoujoursunplussotquil’admire.

—¿Quédemoniossucede?—exclaméyo,puessehabíaproducidodepronto,enelvestíbuloprimeroydespuésenlasescaleras,ungranestrépitodepasos,acompañadosdeaudiblesmuestrasdedisgustoporpartedelamadellaves.

—Va usted a conocer el ejército de policías que tengo a mi servicio en Baker Street —repusogravementemicompañero,yenesemomentoseprecipitaronenlahabitaciónmediadocenadelosmáscostrosospilluelosquenuncahayaacertadoaver.

—¡Fiiirmés!—gritóHolmesconbroncavoz,ylosseisperdidossealinearonenhiestosyhorriblescomoseisesfingesdequincallería.

—Deaquíenadelante—prosiguióHolmes—,seráWigginsquiensubaadarmeelparte,yvosotrososquedaréisabajo.¿Hahabidosuerte,Wiggins?

—No,patrón,todavíano—dijounodelosjóvenes.—Enverdad,noesperabaotracosa.Sinembargo,perseverad.Aquítenéisvuestrojornal.Dioacadaunounchelín.—Largo,ynoseosocurravolverlapróximavezsinalgunanoticia.Agitólamano,ylosseischicosseprecipitaroncomoratasescalerasabajo.Uninstantedespués,la

calleresonabaconsusagudoschillidos.—Cundemás uno de estos piojosos que doce hombres de la fuerza regular—observóHolmes—.

Basta que un funcionario parezca serlo, para que la gente se llene de reserva. Por el contrario, mispeonestienenaccesoacualquiersitio,ynohaypalabraoconsignaquenooigan.Sonademásvivoscomoardillas;perfectospolicíasapocoqueunodirijasusacciones.

—¿LeshapuestoustedatrabajarenelasuntodelacalleBrixton?—pregunté.—Sí:hayunpuntoquemeurgedilucidar.Noessinocuestióndetiempo.¡Ahoraprepáresearecibir

nuevas noticias, probablemente con su poco de veneno, porque ahí vieneGregsonmás hueco que unpavo!Imaginoquesedirigeanuestroportal.Sí,acabadedetenerse.¡Enefecto,tenemosvisita!

Seoyóunviolentocampanillazoyun instantedespués laszancadasdel rubicundodetective,quiensalvandolosescalonesdetresentres,seplantódesopetónenlasala.

—Queridocolega,¡felicíteme!—gritósacudiendolamanoinertedeHolmes—.Hedejadoelasuntotanclarocomoeldía.

Mepareciócomosiunasombradeinquietudcruzaraporelexpresivorostrodemicompañero.—¿Quiereusteddecirmequeestáenlaverdaderapista?—¡Pista..!¡Tenemosalpájaroenlajaula!—¿Cómosellama?—ArthurCharpentier, alférez de laArmadaBritánica—exclamó pomposamenteGregson juntando

susmantecosasmanoseinflandoelpecho.SherlockHolmesdejóescaparunsuspirodealivio,iluminadoelsemblanteporunasonrisa.—Tomeasiento,caramba,ysaboreeunodeestospuros—dijo—.Ardemosencuriosidadporsaber

cómoharesueltoelcaso.¿Leapeteceríaunpocodewhiskyconagua?—No voy a decirle que no —repuso el detective—. La tensión formidable a que me he visto

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sometido estos últimos días ha concluido por agotarme.No se trata tanto, compréndame, del esfuerzofísicocomodelconstanteejerciciodelainteligencia.Sabráapreciarlo,amigomío,porquelosdosnosganamoslavidaafuerzadesesos.

—Me abruma usted —repuso Holmes con mucha solemnidad—. Ahora, relátenos cómo llevó atérminoestaimportanteinvestigación.

Eldetectivese instalóen labutacayaspirócomplacidoelhumodesucigarro.Deprontoparecióganarleunrecuerdoenextremohilarante,ydándoseunapalmadaenelmuslo,dijo:

—Lo bueno del caso, es que ese infeliz de Lestrade, que se cree tan listo, ha seguido desde élprincipiounapistaequivocada.AndaalacazadeStangerson,elsecretario,nomásculpabledeasesinatoqueustedoqueyo.Quizálotengayabajoarresto.

SemejanteideaabriódenuevoenGregsonlacompuertadelarisa,tantaqueapocomásseahoga.—¿Ydequémaneradioustedconlaclave?—Se lo diré, aunque ha de quedar la cosa, como usted, doctor Watson, sin duda comprenderá,

exclusivamenteentrenosotros.Primeroeraobligadoaveriguarlosantecedentesamericanosdeldifunto.Ciertas personas habrían aguardado a que sus solicitudes encontrasen respuesta, o espontáneamentesuministrasen información lasdistintaspartes interesadas.MasnoesésteelestilodeTobíasGregson.¿Recuerdaelsombreroqueencontramosjuntoalmuerto?

—Sí—dijoHolmes—;llevabalamarcaJohnUnderwoodandSons,129,CamberwellRoad.—Gregsonparecióalpuntodesarbolado.—Nosospechabaquelohubieseustedadvertido—dijo—.¿Haestadoenlasombrerería?—No.—Puessepausted—repusoconvozotravez firme—,quenodebedesdeñarseningún indicio,por

pequeñoqueparezca.—Paraunespíritusuperiornadaespequeño—observóHolmessentenciosamente.—Bien, me llegué a ese Underwood, y le pregunté si había vendido un sombrero semejante en

hechurayaspectoalde lavíctima.Enefecto,consultó los librosyde inmediatodiocon la respuesta.Había sido enviado el sombrero a nombre del señor Drebber, residente en la pensión Charpentier,TorquayTerrace.Asísupeladireccióndelmuerto.

—Hábil...¡Muyhábil!—murmuróSherlockHolmes.—A continuación pregunté por madame Charpentier —prosiguió el detective—. Estaba pálida y

parecíapreocupada.Suhija,unamuchachadebellezanotable,dichoseadepaso,sehallabaconellaenlahabitación; tenía losojosenrojecidos,ycuando le interpelésus labioscomenzarona temblar.Tomébuena nota de ello. Empezaba a olerme la cosa a chamusquina. Conoce usted por experiencia, señorHolmes,lasensaciónqueinvadeaundetectivecuandoalfinsehallaenbuencamino.Esunhormigueomuyespecial.

»—¿Estáustedenteradadelamisteriosamuertedesuúltimoinquilino,elseñorEnochJ.Drebber,deCleveland?—pregunté.

»Lamadreasintió, incapazdedecirpalabra.Lamuchacha rompióa llorar.Tuvemásquenunca lasensacióndequeaquellagentenoeraajenaaloocurrido.

»—¿AquéhorapartióelseñorDrebberhacialaestación?—añadí.»—A las ocho—contestó ella, tragando saliva para dominar el nerviosismo—. Su secretario, el

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señor Stangerson, dijo que había dos trenes, uno a las 9,15 y otro a las 11. Tenía pensado coger elprimero.

»—¿Ynovolvióaverlo?»Unamutación terrible se produjo en el semblante de lamujer. Sus facciones adquirieron palidez

extraordinaria.Pasaronvariossegundosantesdequepudieraarticularlapalabra“no”,yaunentoncesfueéstapronunciadaentonobrusco,poconatural.

»Sehizoelsilencio,rotoalcaboporlavozfirmeytranquiladelamuchacha.»—Anada,madre,conduceelmentir—dijo—.Seamossincerasconestecaballero.Vimosdenuevo

alseñorDrebber.»—¡Diosseamisericordioso!—gritólamadreechandolosbrazosaloaltoydejándosecaerenla

butaca—.¡Acabasdeasesinaratuhermano!»—Arthurpreferiríasiemprequedijésemoslaverdad—repusoenérgicalajoven.»—Serámejor que hablen por lo derecho—tercié yo—.Con lasmedias palabras no se adelanta

nada.Además,ignoranustedeshastadóndelleganuestroconocimientodelcaso.»—¡Túlohasquerido,Alice!—exclamólamadre,yvolviéndosehaciamí,añadió—:Noleocultaré

nada, señor.Noatribuyamiagitacióna temorsobre lapartedesempeñadapormihijoeneste terribleasunto. Es absolutamente inocente.Me asusta tan sólo que a los ojos de usted o de los demás puedaparecerqueletocaalgunaculpa.Masellonoesciertamenteconcebible.Susaltasprendasmorales,suprofesión,susantecedentes,constituyengarantíabastante.

»—Sólo puede prestarle ayuda declarando la verdad —contesté—. Si su hijo es inocente, sebeneficiarádeella.

»—Quizá,Alice,seaconvenientequenosdejessolos—apuntólamujer,ysuhijaabandonóelcuarto—.Bien, señor,prosiguió—,no tenía intencióndehacerle semejantesconfidencias,perodadoqueminiñalehadesveladoloocurrido,nomequedaotraalternativa.Selorelatarétodosinomitirdetalle.

»—ElseñorDrebberhapermanecidoconnosotroscercadetressemanas.Élysusecretario,elseñorStangerson,volvíandeunviajeporelcontinente.Susbaúlesostentabanunasetiquetasconelnombrede“Copenhagen”, señal de que había sido éste su último apeadero. Stangerson era hombre pacífico yretraído:sientotenerquedarmuydistintacuentadesupatrón,agresivoydemanerastoscas.Lamismanochedesullegadaelalcoholacentuótalesrasgos.Norecuerdo,dehecho,haberlovistonuncasobriodespuésdelasdocedelmediodía.Conelservicioseconcedíalicenciasintolerables.Peoraún,prontohizo extensiva ami hija tan reprobable actitud, llegando a permitirse una serie de insinuaciones queafortunadamenteellaesdemasiadoinocenteparacomprender.Enciertaocasiónlatomóensusbrazosylaapretócontrasí,arrebatocobardequesumismosecretarionopudopormenosdeecharleencara.

»—¿Porquétoleróesosdesmanestantotiempo?—repuse—:¿Acasonoestáustedenelderechodedeshacersedesushuéspedes,llegadoelcaso?

»—LaseñoraCharpentierseruborizóantemipertinentepregunta.«¡VálgameDios,ojalálohubieradespedido el díamismo de su llegada!”, dijo. “Pero la tentación era viva.Me pagaba una libra porcabezaydía—loquehacecatorcealasemana—,yestamosenlatemporadabaja.Soyviuda,conunhijoenlaArmadaquemehacostadopordemás.Meafligíalaideadedesaprovecharesedinero.Hiceloquemedictabalaconciencia.Loúltimoacaecidorebasabaellímitedelotolerableyconminéamihuéspedparaqueabandonaralacasa.Fueéseelmotivodesumarcha.”

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»—Prosiga.»—Cuando lo vi partir sentí como si me quitaran un peso de encima. Mi hijo se encuentra

precisamenteahoradepermiso,peronoledijenadaporqueesdenaturalviolentoyadoraasuhermana.Alcerrarlapuertadetrásdeaquelloshombresrespirétranquila.Sinembargo,nohabíapasadounahoracuandoseoyóuntimbrazoyrecibílanoticiadequeelseñorDrebberestabadevuelta.Dabamuestrasdegranagitación,extremada,evidentemente,porelalcohol.Seabriócaminohastalasalaqueocupábamosmihija yyo ehizo algunas incoherentesobservaciones acercadel tren, que según él nohabíapodidotomar.SeencaródespuésconAliceydelantedemismismísimosojoslepropusoquesefugaraconél.“Eresmayordeedad”,dijo“yla leynopuedeimpedirlo.Tengodineroabundante.Olvidaalaviejayventeconmigo.Viviráscomounaprincesa.”Lapobrechiquillaestabatanasustadaquequisohuir,peroaquel salvaje la sujetó por lamuñeca e intentó arrastrarla hasta la puerta.Dio un grito que atrajo deinmediatoamihijoArthur.Desconozcoloqueocurriódespués.Oíjuramentosylosruidosconfusosdeunapelea.Mimiedoeratantoquenomeatrevíaalevantarlacabeza.Cuandoalfinalcélosojos,Arthurestabaenelumbral riendoyconunbastónen lamano.“Nocreoqueeste tipovuelvaamolestarnos”,dijo. “Iré detrás suyo para ver qué hace.” A continuación, llegaba la noticia de la muerte del señorDrebber.

»El relato de la señoraCharpentier fue entrecortado y dificultoso.A ratos hablaba tan quedo queapenas se alcanzaba a oír lo que decía. Hice sin embargo un rápido resumen escrito de cuanto ibarelatando,demodoquenopudieseexistirposibilidaddeerror.

—Apasionante—observóSherlockHolmesconunbostezo—.¿Quéocurriódespués?—ConcluidaladeclaracióndelaseñoraCharpentier—repusoeldetective—,echédeverquetodo

elcaso reposabasobreun solopunto.Fijandoenella lamiradadeuna formaquesiemprehehalladoefectivaconlasmujeres,lepreguntéaquéhorahabíavueltosuhijo.

»—¿Nolosabe?»—No...,disponedeunallaveyentraysalecuandoquiere.»—¿Habíavueltocuandofueustedalacama?»—No.»—¿Cuándoseacostó?»—Hacialasonce.»—¿Demodoquesuhijoyallevabafueramásdedoshoras?»—Sí.»—¿Quizácuatroocinco?»—Sí.»—¿Quéestuvohaciendoduranteesetiempo?»—Loignoro—repusoellapalideciendointensamente.»Porsupuesto,estabatododicho.AdivinadoelparaderodeltenienteCharpentier,mehiceacompañar

dedosoficialesyarrestéalsospechoso.Cuandoposélamanosobresuhombroconminándoleaqueseentregasesinresistencia,contestóinsolente:“ImaginoqueestoysiendoarrestadoporcomplicidadenelasesinatodeesemiserabledeDrebber.”Nadalehabíamosdichosobreelcaso,demodoquesemejantecomentariodamuchoquepensar.

—Mucho—repusoHolmes.

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—AúnportabaelgruesobastónquesumadreafirmahaberlevistocuandosalióenpersecucióndeDrebber.Setratadeunaauténticatrancaderoble.

—Enresumen,¿cuálessuteoría?—Bien,miteoríaesquesiguióaDrebberhastalacalleBrixton.Allíseprodujounadisputaentrelos

doshombres,enelcursodelacualDrebberrecibióungolpedebastón,enlabocadelestómagoquizá,bastanteaproducirlelamuertesinlaaparicióndeningunahuellavisible.Estabalanochemuymalaylacalledesierta,demodoqueCharpentierpudoarrastrarelcuerpodesuvíctimahastaelinteriordelacasavacía.Lavela,lasangre,lainscripciónsobrelapared,elanillo,sonprobablementepistasfalsasconquesehaqueridoconfundiralaPolicía.

—¡Magnífico!—dijoHolmesenuntonoalentador—.Realmente,progresadeprisa.¡Acabaremosporhacercarreradeusted!

—Mepreciodehaberrealizadounbuentrabajo—contestóenvanecidoeldetective—.Eljovenhadeclarado que siguió un trecho el rastro deDrebber, hasta que éste, viéndose acechado,montó en uncochedepunto.Devueltaacasasetropezóaunantiguocamaradadeabordo,ylosdosdieronunlargopaseo.Nohasabidosinembargodecirmeasatisfaccióndóndesealojaestesegundoindividuo.Opinoque las piezas encajan con pulcritud.Me divierte sobre todo pensar en las inútiles idas y venidas deLestrade.Temoquelevalgandepoco.¡Perocaramba,aquílotenemos!

Sí, era Lestrade, que había subido las escaleras mientras hablábamos, y entraba ahora en lahabitación.Echésinembargoenfalta lavivezaydesenvolturapropiosdesuporte.Traíaelsemblanteoscurecido,yhastaen lavestimenta sepercibíaunvagodesaliño.Habíavenidoevidentementeconelpropósito de asesorarse cerca de Sherlock Holmes, porque la vista de su colega pareció turbarle.Permaneciótodoconfusoenelcentrodelaestancia,manoseandonerviosamentesusombreroysinsaberquéhacer.

—Setrata—dijoporfin—delmásextraordinario,incomprensibleasuntoquenuncamehayaechadoencara.

—¿Usted cree, señorLestrade?—exclamóGregson con voz triunfante—.Sabía que no podría serotrasuconclusión.¿Quéhaydelsecretario,elseñorStangerson?

—El secretario, el señor Joseph Stangerson—repuso Lestrade gravemente—, ha sido asesinadohacialasseisdeestamañana,enelPrivateHoteldeHalliday.

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7.Luzenlaoscuridad

Elcalibreycarácter inesperadode lanuevanoticiaeran talesquequedamos todos sumidosenungranestupor.Gregsonsaltódesubutacaderramandoelwhiskyyelaguaqueaúnnohabíatenidotiempodeingerir.YomiréensilencioaSherlockHolmes,cuyoslabiospermanecíanapretadosycrispadaslascejassobreentrambosojos.

—¡TambiénStangerson!—murmuró—.Elasuntosecomplica.—Noeraantessencillo—gruñóLestradeallegándoseunasilla—.Porcierto,medaenlanarizque

heinterrumpidounaespeciedeconsejodeguerra.—¿Estáustedsegurodelanoticia?—balbucióGregson.—Vengoderechodelahabitacióndondehaocurridoelpercance—repuso—.Hesidoprecisamente

yoelprimeroendescubrirlo.—Gregson acaba de explicarnos qué piensa del caso —observó Holmes—. ¿Tendría usted

inconvenienteenrelatarnosloqueporsucuentahahechoovisto?—Ninguno—dijoLestrade tomandoasiento—.Confiesoabiertamentequeen todomomentocreí a

Stangerson complicado en lamuerte de Drebber. El último suceso demuestra el alcance demi error.Llevado de él, me puse a investigar el paradero del secretario. Ambos habían sido vistos juntos enEustonStationalrededordelasochoymediadelatardedeldíatres.AlasdosdelamañanaaparecíaelcuerpodeDrebberenlacalleBrixton.Era,portanto,cuestióndeaveriguarquéhabíahechoStangersonentrelasochoymediaylahoradelcrimen,yhaciadóndeconducíansuspasosulteriores.DespachéuntelegramaaLiverpoolconladescripcióndemihombre,ylaadvertenciadequenoapartasenuninstantelosojosdelosbarcoscondestinoaAmérica.AcontinuacióniniciéunaoperaciónderastreoportodosloshotelesypensionesdelazonadeEuston.PensabaquesiDrebberysusecretariosehabíanseparado,eranaturalqueelúltimobuscaraalojamientoenalgúnsitioamanoparadescolgarseenlaestaciónalamañanasiguiente.

—Habiendo tenidopreviamente la precauciónde acordar con su compañerounposterior puntodeencuentro—observóHolmes.

—Enefecto.Todalatardedeayersemefueenpesquisasinútiles.Estamañanamepusealatareamuytemprano,yalasochoestabayaplantadoalapuertadelHalliday’sPrivateHotel,enlacalleLittleGeorge.InmediatamentemeconfirmaronlapresenciadelseñorStangersonenlalistadehuéspedes.

—Sindudaesustedelcaballeroqueestabaesperando—observaron—.Dosdíashacequeaguardasuvisita.

»—¿Cuálessuhabitación—inquirí.»—Ladelpisodearriba.Deseaserdespertadoalasnueve.»Subiréahoramismo—dije.»Confiaba que, desconcertado ante mi súbita aparición, dejara escapar quizá una frase

comprometedora.Elbotonesseofrecióaconducirmehastalahabitación.Sehallabaenelsegundopiso,alcabodeunestrechopasillo.Meseñalólapuertaconunademándelamano,ysedisponíayaabajarlasescaleras,cuandovialgoquemerevolvióelestómagopeseamisveinteañoslargosdeservicio.Pordebajodelapuertasalíaunpequeñohilodesangreque,trazandocaprichososmeandrosalolargodelpasillo,ibaaestancarsecontraelzócalofrontero.Diungritoqueatrajoalbotones.Casisedesmayaal

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llegaramialtura.Lapuertaestabacerradapordentro,peroconseguimosquebrantarelpestilloafuerzadehombros.Debajode la ventanade la habitación, abierta depar enpar, yacíahechounovilloy encamisadedormirelcuerpodeunhombre.Estabamuerto,ydesdehacíaalgúntiempo,segúnechédeverpor la frialdad y rigidez de susmiembros. Cuando lo volvimos boca arriba el botones reconoció deinmediato al individuo que había alquilado la habitación bajo el nombre de señor Stangerson. Unacuchilladaenelcostadoizquierdo,lobastanteprofundaparaalcanzarelcorazón,dabarazóndeaquellamuerte.Y ahora viene lomásmisterioso del asunto. ¿Qué imaginanustedes que encontré en la pared,encimadelcuerpodelasesinado?

Sentí unestremecimientode todoel cuerpo,y comounaaprensióndehorror, antes inclusodequeSherlockHolmeshablara.

—Lapalabra«RACHE»,escritaconsangre—dijo.—Asíes—repusoLestradeentonodeespanto,ypermanecimossilenciososduranteunrato.Habíaunnoséquédemetódicoeincomprensibleenlasfechoríasdelanónimoasesinoqueacrecíala

sensacióndehorror.Misnervios,bastantetempladosenelcampodebatalla,chirriabanheridosalsoloestremecimientodeloacontecido.

—Nuestrohombrehasidoavistado...—prosiguióLestrade—.Unrepartidordeleche,caminodesutienda, acertó a pasar por la callejuela que arranca de los establos contiguos a la trasera del hotel.Observóqueciertaescalerademano,generalmentetendidaentierra,estabaapoyadacontraunadelasventanasdelsegundopiso,abiertadeparenpar.Alcabodeunratovolviólacabezayvioaunhombredescendiendoporella.Suactitudera tanabiertay reposadaqueelchico loconfundiósinmásconuncarpinteroounoperarioalserviciodelhotel.Nada,exceptolotempranodelahora,lepareciódignodeatención.Elchicocreerecordarqueelhombreeraalto,teníalasmejillascongestionadas,eibaenvueltoenunabrigomarrón.Hubodepermanecerarribaunratodespuésdelasesinato,yaquehallamossangreenla jofaina, donde se lavó las manos, y huellas sangrientas también en las sábanas, con las que depropósitoenjugóelcuchillo.

Miré a Holmes, impresionado de la semejanza existente entre la descripción del criminal y laadelantadaantesporél.Laeuforiaolavanidadestabansinembargoausentesdelrostrodemiamigo.

—¿Y no ha encontrado usted en la habitación nada que pudiera conducirnos hasta el asesino?—preguntó.

—En absoluto. Stangerson tenía en el bolsillo el portamonedas de Drebber, cosa por otra partenatural,yaquehacíatodoslospagos.Contamosochentaytantaslibras,lasmismasqueportabaantesdesermuerto.De losposiblesmóvilesdel crimenhayqueexcluirdesde luegoel robo.Nohabía en losbolsillos documentos ni anotaciones, fuera de un telegrama fechado enCleveland unmes antesmás omenos,conlasiguienteleyenda:«J.H.seencuentraenEuropa».Elmensajenotraíafirma.

—¿Nadamás?—insistióHolmes.—Nadaimportante.Habíasobrelacamaunanovelaquedebióleerantesdedormirse,unapipaen

unasillaadyacente,unvasodeaguaposadosobrelamesitadenoche,yenelantepechodelaventanaunamenudacajadepomadacondospíldorasdentro.

SherlockHolmessaltódesuasiento,presadeunjúbiloextraordinario.—¡Mehanfacilitadoustedeselúltimoeslabón!—exclamójubiloso—.Elcasoestácerrado.Losdosdetectivesledirigieronunamiradallenadepasmo.

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—Tengoahoraentrelasmanos—añadióconaplomomicompañero—loshilosquecomponenestacomplicadamadeja.Nosabría,ciertamente,darcuentadetodoslosdetalles,perocuantodeimportanteha sucedido, desde la separación deDrebber y Stangerson en la estación hasta el descubrimiento delsegundocadáver,semerevelacasiconlanitidezdeloefectivamentevisto.Lesharéunademostracióndeesoquedigo.¿Podríaagenciarselaspíldoras?

—Lastraigoconmigo—repusoLestradedejándonosverunapequeñacajablanca—;hiceacopiodeellas,juntoalportamonedasyeltelegrama,paraponerlasdespuésabuenrecaudoenlacomisaría.Estánaquídemilagro,yaquenolesatribuyolamenorimportancia.

—¡Déme esas píldoras! —exclamó Holmes; y a continuación, volviéndose hacia mí, añadió: —Díganos,doctor,¿sonestáscomprimidosdeusocorriente?

Ciertamente no lo eran. De un gris nacarado, pequeños, redondos, se tornaban casi transparentesvistosaltrasluz.

—Desutransparenciayligerezaconcluyoquesonsolublesenagua—observé.—Exactamente—repusoHolmes—.¿Tendríaahoralabondaddebajaralprimerpisoytraeraese

pobre terrierhace tiempoenfermo,elqueayerpretendíaelamade llavesqueusted libraseporfindetantosufrimiento?

Descendíalprimerpisoy toméalperroenmisbrazos.Larespiracióndifícily lamiradavidriosaanunciabanunamuertepróxima.Dehecho,por lanieve inmaculadade suhocico,podíacolegirsequeaquel animal había vividomás de lo que es costumbre en la especie canina. Lo posé sobre un cojín,encimadelaalfombra.

—Partiréendosunadeestaspíldoras—anuncióHolmes,ysacandosucortaplumashizoverdadloquehabíadicho—.Devolveremoslaprimeramitadalacaja,conelpropósitoquedespuésseverá.Laotramitad voy a colocarla en esta copa de vino, donde he vertido un poco de agua. Pueden ustedesapreciarquenuestroamigoeldoctorllevabarazón,yquelapastillasedisuelveenellíquido.

—Nodudoquetodoestoesfascinante—tercióLestradeenel tonoheridodequiensospechaestarsiendovíctimadeunabroma—;¿peroquédemoniostienequeverconlamuertedeJosephStangerson?

—¡Paciencia,amigomío,paciencia!Comprobaráasutiempohastaquépuntonoessóloimportante,sinoesencial.Bien,ahoraañadoalamezclaunasgotasdelechequelahagansabrosayseladoyabeberalperro,quenodesdeñaráelofrecimiento.

Enefecto,elanimalapuróconansiedadelmejunjeque,mientrashablaba,habíavertidoHolmesenunplatilloycolocadodespuésdelantesuyo.Laactituddemiamigoestabarevestidade talgravedadquetodos,impresionados,permanecimossentadosensilencioyconlamiradafijaenelperro,alaesperadealgúnacontecimientoextraordinario.Ningunoseprodujo,sinembargo.Elterrierpermanecióextendidosobreelcojín,batallandoporllenardeairesuspulmones,nimejornipeorqueantesdelalibación.

Holmeshabíasacadosurelojdebolsillo,yconformepasabaeltiempoinútilmente,unagrandísimadesolaciónseibaapoderandodesusemblante.Semordióloslabios,aporreólamesaconlosdedos,ydio otrasmilmuestras de aguda impaciencia. Tan fuerte era su agitación que sentí auténtica pena, altiempoquelosdosdetectives,antesjubilososqueafligidosporelfracasodequeerantestigos,sonreíanmaliciosamente.

—Nopuedetratarsedeunacoincidencia—gritóalfinsaltandodesuasientoymidiendolaestanciaagrandes y frenéticos pasos—; es imposible que sea una pura coincidencia. Las mismas píldoras que

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dedujeenelcasodeDrebberaparecentraslamuertedeStangerson.Ysinembargosoninofensivas.¿Quédiantre significa ello? Desde luego no cabe que toda mi cadena de inferencias apunte en una falsadirección.¡Imposible!Yaúnasíestapobrecriaturanohaempeorado!¡Ah,yalotengo!¡Yalotengo!

Conunalaridodeperfectafelicidadacudióalacaja,partiólasegundapíldoraendos,ladisolvióenagua, añadió leche, y ofreció de nuevo la mezcla al terrier. No había tocado casi la lengua deldesafortunado animal aquel líquido, cuando una terrible sacudida recorrió todo su cuerpo, rodandodespuésportierratanrígidoeinertecomosiunrayomortalsehubieraabatidosobreéldesdelasalturas.

SherlockHolmesdiounlargosuspiroyenjugóelsudorqueperlabasufrente.—Debieratenermásfe—dijo—;yaestiempodesaberquecuandounhechosemejaoponerseauna

apretadasucesióndededucciones,existesiempreotrainterpretaciónquesalvalaaparenteparadoja.Delas dos píldoras que hay en este pastillero, una es inofensiva,mientras que su compañera encierra unvenenomortal.Vergüenzamecausanohaberlosupuestoapenasvistalacaja.

Semejanteobservaciónsemeantojógratuita,quedifícilmentepodíapersuadirmedequeHolmeslahubierahechoen serio.Ahí estaba, sin embargo, el perromuerto como testimoniode lo ciertode susconjeturas.Tuve la sensacióndequeempezabaavermásclaro,y sentíuna suertedevaga, incipientepercepcióndelaverdad.

—Todoestohadesorprenderles—prosiguióHolmes—porlasencillarazóndequenorepararonalprincipio de la investigación en cierto dato, el único rico en consecuencias. Quiso la suerte que leconcedierayoelpesoquerealmentetenía,ylosacontecimientosposterioresnohanhechosinoafirmarmi suposición original, de la que realmente se seguían como corolario lógico. Lo que a ustedes sepresentaba en tinieblasodejabaperplejos, señalabaparamí el camino auténtico, esbozadoya enmisprimeras conclusiones. No debe confundirse lo insólito con lo misterioso. Cuanto más ordinario uncrimen,másmisteriosotambién,yaqueestaránausenteslascaracterísticasopeculiaridadesquepuedanservirdepuntodepartidaanuestrorazonamiento.Elasesinatohubieraresultadoinfinitamentemásdifícildedesentrañar si llegaa serdescubiertoel cadáveren lacalleynoacompañadodeesosaditamentossensacionalesyoutré,losqueleconferían,precisamente,unairepeculiar.Losdetallesextraordinarios,lejosdeestorbarestainvestigación,hanservidoparafacilitarla.

ElseñorGregson,quehabíaatendidoalaalocucióndandomuestrasdeconsiderableimpaciencia,nopudoalfincontenerse.—Mireusted,señorHolmes—dijo—,nonecesitaconvencernosdequeesusteduntipolisto,nidequesiguemétodosdetrabajomuypersonales.Sinembargo,noesésteelmomentodeponerse a decir sermones o ventear teorías. La cuestión es atrapar al criminal. Hice mi propiacomposicióndelugar,alparecerequivocadamente.EljovenCharpentiernohapodidoestarcomplicadoenelsegundoasesinato.LestradehaescogidoaStangerson,enfilandotambién,porloqueseve,unarutadesviada. Usted sin embargo, según lo demuestran algunas observaciones aisladas, acumula mayorconocimientosobreelcasoquenosotros,habiendollegadoelmomento,creo,dequenosdigadeunavezyporloderecholoquesabe.¿Leconstayaelnombredelasesino?

—Hedesumarmeporfuerzaa lapeticióndeGregson—observóLestrade—.Amboshemoshechocuantoestabaennuestrasmanos,ylosdoshemosfracasado.Leheoídodecirausteddesdequeestoyenestahabitaciónquecontabayacon todos losdatosprecisos.Esperoqueno los tengaocultospormástiempo.

—Cualquiertardanzaenelapresamientodelasesino—terciéyo—,podríadarleopciónaunanueva

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atrocidad.Antenuestra insistencia,Holmesdiomuestrasdevacilar.Continuómidiendoelaposentoagrandes

pasos,conlacabezahincadaenelpechoylascejasfruncidas,señalesqueenéldenotabanunestadodeprofundareflexión.

—No habrá más asesinatos —dijo al fin, parándose en seco y mirándonos a la cara—. Talposibilidadquedadescartada.Mepreguntanustedessiconozcoelnombredelasesino.Larespuestaessí.Ello,sinembargo,pocosignificacomparadoconlatareamáscomplicadadeponerlelasmanosencima.Esperohacerlopronto,yamimanera:peroesasuntodelicado,yaquehemosdevérnoslasconunhombreastutoydesesperadoalqueprestaayuda,comohepodidocomprobar,uncómplicedeprendasnomenosformidables. Mientras el asesino desconozca que alguien le sigue la pista, existe la posibilidad deatraparlo:mas en cuanto le asalte lamásmínima sospecha cambiará de nombre, perdiéndose sinmásentreloscuatromillonesdehabitantesquepueblanestagranciudad.Sinpropósitodeofenderles,deboadmitirqueconsideroanuestros rivalesde tallaexcesivapara las fuerzasde lapolicía,yqueéstahasidolarazóndequenorequierasuayuda.Sifracaso,nodudaréenreconocerelerrordeestaomisión,masesriesgoqueestoydispuestoacorrer.Demomento,sepanustedesquetanprontocomoconsidereposibletransmitirlesinformaciónsinponerenpeligromisplanes,loharégustoso.

GregsonyLestrade quedaron lejos de satisfechos con estas declaraciones y la nomuyhalagadoraalusiónalcuerpodepolicía.Elprimerosesonrojóhastalaraízdesusrubioscabellos,entantolosojosdeabaloriodelotroechabanvivaschispasdeinquietudyresentimiento.Ningunodelosdoshabíatenidotiemposinembargodeabrir laboca,cuandosonaronunosgolpecitosen lapuertay lamínimaypocoagraciadapersonadeljovenWiggins,portavozdelospilluelos,entróenescena.

—Señor—dijollevándoselamanoalaguedejaquelecaíasobrelafrente—,tengoyaabajoelcochedecaballos.

—Bienhecho,chico—repusoHolmesentonocasiafectuoso.Después,habiendosacadodeuncajónunpardeesposasdeacero,añadió:—¿PorquénoadoptanestemodeloenlaScotlandYard?Observenustedeslasuavidaddelresorte.Cierraenuninstante.

—Tambiénsirvenlasviejasmientrashayaalguienaquienponérselas—gruñóLestrade.—Estábien,estábien—repusoHolmes,sonriendo—.Elcocheropodríaayudarmeabajarlosbultos.

Dilequesuba,Wiggins.Mesorprendióveramiamigoprepararsealoqueparecíaunlargoviaje,yaquenometeníadicho

nadasobresuproyecto.Habíaenlahabitaciónunapequeñamaletaqueasióenérgicamenteycomenzóasujetarconunacorrea.Entalmanejosehallabaocupadocuandohizoactodepresenciaelcochero.

—Vengaacá,buenhombre—dijohincandolarodillaentierra,conlacabezasiempreechadahaciaadelante—,ypongamanoaestahebilla.

Elcocherosellegóaélconaireentreariscoydesafiante,yalargólosbrazosparaauxiliarleenlafaena. Entonces se oyó el clic de un resorte, resonaron unos metales, y Sherlock Holmes recuperórápidamentelaposiciónerecta.

—Señores—exclamó,centelleanteslosojos—,permítanmepresentarlesalseñorJeffersonHope,elasesinodeEnochDrebberyJosephStangerson.

Elsucesotuvolugarenuninstante,tanbrevequenitiempomedioacobrarconcienciacabaldeloocurrido.Conservoenlamemorialavivaimagendeaquelmomento:laexpresióndetriunfodeHolmes,

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y la faz furiosa, atónita, del hombre, fijos los ojos en las brillantes esposas que como por arte deencantamiento habían ceñido de pronto susmuñecas.Durante uno o dos segundos pudimos parecer ungrupo de estatuas. Entonces el hombre dejó escapar un grito de loco, y desasiéndose de la presa deHolmes impulsó su cuerpo contra la ventana.Maderos y cristales cedieron ante la acometida,mas nohabíaelfugitivocompletadoaúnsupropósitocuandoHolmes,LestradeyGregsonhacíandenuevo,aligualquesabuesos,presaenél.Fuearrastradohacialahabitación,dondesedesarrollóunaformidablelucha.Tantaeralafuerzayelempeñodenuestroenemigoquevariasvecesnosvimosfrustradosenelintentodeinmovilizarlo.Parecíaposeídodelempujeconvulsivodeunhombrealquedominaunacrisisepiléptica.Caraymanossehallabanterriblementelaceradasporelcristaldelaventana,maslapérdidadesangrenolerestabaunápicedefuerza.HastaqueLestradeconsiguióasirlodelacorbatayhacerconellatorniquete,cortándolecasilarespiración,nocesóensuresistencia;aunentoncessólonossentimosdueñosdel campodespuésdehaberleatadodepiesymanos.Trasellovolvimosa incorporarnos, sinalientoyjadeando.

—Abajoestásucoche—dijoSherlockHolmes—.NosserviráparaconducirloaScotlandYard.Yahora,caballeros—prosiguióconunasonrisacomplaciente—,puededecirsequehemos llegadoyaalfondodenuestropequeñomisterio.Háganmecuantaspreguntaslesrondenporlacabeza,sintemordequevayaadejaralgunapendiente.

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SegundaParte

Latierradelossantos

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1.Enlagranllanuraalcalina

Enmediodelgrancontinentenorteamericanoseextiendeundesiertoáridoy tenebrosoquedurantemuchos añosobródeobstáculo al avancede la civilización.DeSierraNevada aNebraska, ydel ríoYellowstoneenelNortealColoradoenelSur,reinanladesolaciónyelsilencio.LosvisajesconqueaquíseexpresalaNaturalezasonmúltiples.Hayexaltadísimasmontañasdecúpulasnevadas,yoscurosytenebrososvalles.Existenríosvelocesquepenetrancomocuchillosenlaruinosafábricadeunagargantaouncañón;ysedilatantambiénllanurasinterminables,sepultadaseninviernobajolanieve,ycubiertasenveranoporelpolvogrisdelálcalisalino.Todoello,hastalomásdiverso,presididoporunmismoespíritudeesterilidad,tristezaydesabrimiento.

Latierramalditaestádeshabitada.Decuandoencuandoseaventuranenella,enperegrinaciónhacianuevoscazaderos,algunaspartidasdepawneesopiesnegros,masnoexisteunosolo,nielmásbravooarrojado,quenosientaafánpordejarasusespaldaslallanuraimponenteyacogerseotravezalrefugiodelaspraderas.Elcoyoteacechaentrelosmatorrales,elbusardoquiebraelaireconsuvuelopesadoyel lento oso gris merodea sordamente por los barrancos, en busca del poco sustento que aquellospedregalespuedandispensarle.Nopueblanotrascriaturaselvastodesierto.

Es cosa cierta que ningún panorama del mundo aventaja en lo tétrico al que se divisa desde lavertiente norte de SierraBlanco.Hasta donde alcanza el ojo se extiende la tierra llana, salpicada demanchasalcalinaseinterrumpidaatrechosporespesurasdechaparrosenanos.Cierranlarayaextremadel firmamento los picos nevados y agudos de una larga cadena de montañas. De este paisajeinterminableestáausentelavidaocuantopuedaevocarla.Nosecolumbraunasolaaveenelcielo,duroyazul,noestremecelatierragrisyyertaningúnmovimiento,y,sobretodo,elsilencioesabsoluto.Pormuchoqueseafineeloído,noseapreciasiquieraunasombraderuidoenlasoledadinmensa;nadasinosilencio,completoysobrecogedorsilencio.

Hemos dicho que es absoluta la ausencia de vida en la vasta planicie. Un pequeño detalle lodesmiente.Mirando hacia abajo desde Sierra Blanco se distingue un camino que cruza el desierto y,ondulante,sepierdeenlalínearemotadelhorizonte.Estásurcadoderuedasdecarrosylohanmedidolasbotasdeinnumerablesaventureros.Aquíyallárefulgenalsol,inmaculadossobreelturbiosedimentode álcali, unos relieves blancos. ¿Qué son? ¡Son huesos! Grandes y de textura grosera unos, másdelicadosymenudos losotros.Pertenecieron losprimerosaalgúnbuey,a sereshumanoséstos...A lolargodemilquinientasmillaspuedeseguirseelrastrodelamortíferarutaporlosrestosdispersosqueasuverahanidodejandoquienessucumbíanantesdellegaralfinaldelcamino.

Taleraelescenarioque,eldía4demayode1847,seofrecíaalosojosdeciertosolitarioviajero.Laaparienciadeéstesemejabaapropósitoparatamañosparajes.Imposiblehabríaresultado,guiándoseporella,afirmarsifrisabaenloscuarentaoenlossesentaaños.Eraderostroenjutoymacilento,teníalapielavellanadaymorena,comofundademasiadoestrechadelaquequisierasalirselacalavera,yenlabarbayelpelo,muycrecidos, elblancoprevalecíacasi sobreel castaño.Losojos sehundíanen suscuencas,luciendoconunfulgorenfermizo,ylamanoquesosteníaelrifleapenassiestabamásforradadecarnequeelvarillajedeloshuesos.Paratenerseenpiehabíadedescansarelcuerposobreelarma,ysinembargosuespigadafiguraymacizaosamentadenotabanunaconstituciónágilyférreaaltiempo.Enlaflaquezadelrostro,yenlasropasquependíanholgadasdelosmiembrosresecos,seadivinabaelporqué

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deeseaspectodecrépitoyprecozmentesenil:aquelhombreagonizaba,agonizabadehambreydesed.Sehabíaabiertotrabajosamentecaminoalolargodelbarranco,yhastaunaleveeminenciadespués,

en el vano propósito de descubrir algún indicio de agua. Ahora se extendía delante suyo la infinitaplanicie salada, circuida al norte por el cinturón de montañas salvajes, monda toda ella de plantas,árbolesocosaalgunaquedelataralaexistenciadehumedad.Nosedescubríaenelanchoespaciounsolosigno de esperanza. Norte, oriente y occidente fueron escudriñados por los ojos interrogadores yextraviadosdelviajero.Habíanllegadoatérmino,sí,suscorrerías,yallí,enaquelriscoárido,sóloleaguardabalamuerte.«¿Yporquéibaaserdeotromodo?¿Porquénoahoramejorqueenunlechodeplumas,dentroquizádeveinteaños?»,murmurómientrassesentabaalabrigodeunpeñasco.

Antes de adoptar la posición sedente, había depositado en el suelo el rifle inútil, y junto a él unvoluminosofardoalqueservíadeenvolturaunmantóngris,pendientedesuhombroderecho.Sediríaelbultoenexcesopesadoparasusfuerzas,porquealserapeadodioentierraconciertoestrépito.Delaenvolturagrisescapóentoncesunpequeñogemido,yunacaritaasustada,deojospardosybrillantes,ydosmanezuelasgorditasypecosas,asomaronpordefuera.

—¡Mehashechodaño!—gritóunareprobadoravozinfantil.—¿Deverdad?—contestópesarosoelhombre—.Hasidosinquerer.Ymientras taldecíadeshizoelfardoyrescatódeélaunahermosacriaturadeunoscincoañosde

edad, cuyos elegantes zapatos y bonito vestido rosa, guarnecido de un pequeño delantal de hilo,pregonabanalasclaraslamanoprovidentedeunamadre.Laniñaestabapálidaydelgada,aunqueporlalozaníadebrazosypiernasseechabadeverquehabíasufridomenosquesucompañero.

—¿Tesientesbien?—preguntóésteconansiedadalobservarquelaniñaseguíafrotándoselosrubiosbuclesquecubríansunuca.

—Cúrameconunbesito—repusoellaenuntonodeperfectaseriedad,altiempoquelemostrabalapartedolorida—.Esosolíahacermamá.¿Dóndeestámamá?

—Noestáaquí.Quizánopasemuchotiempoantesdequelaveas.—¡Sehaido!—dijolaniña—.Quéraro...¡Nomehadichoadiós!Medecíasiempreadiós,aunque

sólofueraantesdeiratomareltéacasadelatita,y...¡llevatresdíasfuera!¡Quésecoestáesto!Dime,¿nohayagua,ninadaquecomer?

—No,nohaynada,primor.Aguantaunpocoyverásquetodosalebien.Pontucabezajuntoalamía,así...¿Tesientesmásfuerte?Noesfácilhablarcuandosetienenloslabiossecoscomoelesparto,aunquequizávayasiendohoradequepongalascartasbocaarriba.¿Quéguardasahí?

—¡Cosasbonitas!¡Miraquécosastanpreciosas!—exclamóentusiasmadalaniñamientrasmostrabadosrefulgentespiedrasdemica—.CuandovolvamosacasaselasregalaréamihermanoBob.

—Verás dentro de poco aún cosasmejores—repuso el hombre con aplomo—.Ten paciencia. Teestabadiciendo...,¿recuerdascuandoabandonamoselrío?

—¡Claroquesí!—Pensamosquehabríaotrosríos.Peronohansalidolascosasaderechas:elmapa,oloscompases,

oloquefuerenoshanjugadounamalapasada,ynosehadejadoverríoalguno.Noshemosquedadosinagua.Haytodavíaunasgotitasparalaspersonascomotú,y...

—Ynotehaspodidolavar—atajólacriatura,alaparquemirabaconmuchagravedadelrostrodesucompañero.

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—Ni tampoco beber. El primero en irse fue el señor Bender, y después el indio Pete, y luego laseñoraMcGregor,yluegoJohnnyHones,yluego,primor,tumadre.

—Entoncesmimadreestámuerta también—gimió laniña, escondiendo lacabezaeneldelantalysollozandoamargamente.

—Todoshanmuerto,menostúyyo.Pensé...,queencontraríamosaguaenestadirección,y,contigoalhombro, me puse en camino. No parece que hayamos prosperado. ¡Dificilísimo será que salgamosadelante!

—¿Nos vamos amorir entonces?—preguntó la niña conteniendo los sollozos, y alzando su caritasurcadaporlaslágrimas.

—Temoquesí.—¿Ycómonomelohasdichohastaahora?—exclamóconjúbilolapequeña—.¡Meteníasasustada!

Cuantomásrápidonosmuramos,naturalmente,antesestaremosconmamá.—Síqueloestarás,primor.—Y tú también.Voy a decirle amamá lo bueno que has sido conmigo.Apuesto a que nos estará

esperandoa lapuertadelparaísoconun jarrodeaguaen lamano,ymuchísimospastelesdealforfón,calentitos y tostados por las dos caras, como los que nos gustaban a Bob y a mí... ¿Cuánto faltarátodavía?

—Nosé...Poco.Losojosdelhombrepermanecíanclavadosenlalíneanortedelhorizonte.Sobreelazuldelcielo,y

tanrápidosquesemejabancreceracadamomento,habíanaparecidotrespequeñospuntos.Concluyeronalcaboporadquirir lastrazasdetrespoderosasavespardas,lascuales, luegodedescribiruncírculosobrelascabezasdelosperegrinos,fueronaposarseenunosriscospróximos.Eranbusardos,losbuitresdelOeste,mensajerosindefectiblesdelamuerte.

—¡Gallosygallinas!—exclamólaniñaalegremente,señalandoconelíndicealospájarosmacabros,ybatiendopalmasparahacerleslevantarelvuelo—.Dime,¿hizoDiosestatierra?

—Naturalmentequesí—repusoelhombre,untantosorprendidoporloinesperadodelapregunta.—HizoladeIllinois,allá lejos,y tambiénladeMissouri—prosiguiólaniña—,peronocreoque

hicieraestadeaquí.Estadeaquíestámuchopeorhecha.Elquelahizosehaolvidadodelaguaydelosárboles.

—¿Ysirezarasunaoración?—sugirióelhombretrasunlargotitubeo.—Noesaúndenoche.—Dalomismo.Sesaledeloacostumbrado,peroestoysegurodequeaÉlnoleimportará.Dilas

oracionesquedecíastodaslasnochesenlacarreta,cuandoatravesábamoslosLlanos.—¿Porquénorezastútambién?—exclamólaniña,conojosinterrogadores.—Semehaolvidadorezar.Llevosinrezardesdequeeraunmocosoalquedoblabaenalturaeste

rifle que ves aquí.Aunque bienmirado, nunca es demasiado tarde. Empieza tú, y yome uniré en loscoros.

—Puesvasa tenerquearrodillarte, igualqueyo—dijolapequeñaposandoelmantónentierra—.Levantalasmanosyjúntalas.Así...Parececomosisesintieraunomásbueno.

¡Curiosa escena la que se desarrolló entonces a los ojos de los busardos, únicos e indiferentestestigos! Sobre el breve chal, codo con codo, adoptaron la posición orante ambos peregrinos, la niña

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versátil y el arrojado y rudo aventurero.—Estaban la tierna carita de la niña y el rostro anguloso ymacilentodelhombrevueltoscondevociónparejahaciaelcielolimpiodenubes,enposdelSerterriblequedefrenteloscontemplaba,mientraslasdosvoces—frágilyclarauna,ásperayprofundalaotra—sefundíanenunsoloruegodemisericordiayperdón.Concluidalaoraciónserecogierondenuevoalabrigodelaroca,cayendodormidaalcabolaniñaenelregazodesuprotector.Vigilóésteduranteuntiempoelsueñodelapequeña,maslanaturaleza,finalmente,loredujotambiénasumandatoinexorable.Tresdíasytresnochesllevabasinconcederseuninstantedetreguaoreparadordescanso.Lentamentelospárpadossedeslizaronsobrelosojosfatigadosylacabezafuehundiéndoseensupecho,hasta,confundidayalabarbagrisdelhombrecon losrizosdoradosde laniña,quedaramboscaminantessumidosen idénticosueño,profundoyhorrodeimágenes.

Media hora de vigilia hubiera bastado al vagabundo para contemplar la escena que ahora verá ellector.En la remotadistancia, allídondesehace laplanicie fronterizadelcielo, se insinuóunacomonubecilladepolvo,muytenuealprincipioyapenasdistinguibledelacolinaenquesehallabaenvueltoelhorizonte, despuésde superior tamaño,y, al fin, rotundaydefinida.Fue aumentandoel volumende lanube,causada,evidentemente,poralgunamuchedumbreoconcurrenciadecriaturasenmovimiento.Aseraquellastierrasmásfértiles,habríapodidopensarseenelavancedeunapopulosamanadadebisontes.Masnoesunsuelosinhierbasinoapropósitoparaqueenélpasteelganado...Próximoyaeltorbellinodepolvoalasolitariaeminenciadondereposabanlosdosnáufragosdelapradera,seinsinuarontraslabrumacontornosdecarretasguarnecidascon toldos,yperfilesdehombresarmados,caballerosensusmonturas.¡SetratabadeunaexpediciónalOeste,yquéexpedición!Llegadounodelosextremosdeellaa los pies de la montaña, aún seguía el otro perdido en el horizonte. A través de la llanura toda seextendía la caravana enorme, compuesta de galeras y carros, hombres a pie y hombres a caballo.Innumerablesmujeresprocedíanvacilantesconsuequipajeacuestas,ylosniñosseafanabandetrásdelosvehículosoasomabanlascabecitasbajolaenvolturablancadelostoldos.Nopodíanserestasgentessimples emigrantes; por fuerzahabíande constituir unpueblonómada, llevadode las circunstancias abuscar cobijo en nuevas tierras. Un estruendo confuso, una especie de fragor de ruedas chirriantes yresoplantecaballería,ascendíadeaquellamasahumanayseperdíaenelaireclaro.Nisiquieraentonces,sinembargo,lograrondespertarselosdosfatigadoscaminantes.

Encabezaba la columnamás de una veintena de graves varones, de rostros ceñudos, envueltos loscuerposenlosplieguesdeunoscuroropajehechoamano,yprovistosderifles.Alllegaralpiedelriscosuspendieronlamarcha,formandoentreellosbreveconciliábulo.

—Lospozos,hermanos,seencuentranaladerecha—dijounoalquedabacarácterlabocaenérgica,elrostrobarbihechoylacabelleraenmarañada.

—AladerechadeSierraBlanco...Alcanzaremospues,RíoGrande—,añadióotro.—No tengáiscuidadodelagua—exclamóun tercero—.Elquepudohacerlabrotarde la roca,no

abandonaráasupuebloelegido.—¡Amén!¡Amén!—respondierontodosacoro.Apuntosehallabandereanudarelcamino,cuandounode losmás jóvenesyperspicaces lanzóun

gritodesorpresa,al tiempoqueseñalabaelescarpadoriscofrontero.Enloaltoondeabauntrocitodetela color rosa, brillante y nítidamente recortado sobre el fondo de piedra gris.A la visión de aquelobjetosiguióunvastomovimientodecaballosenfrenadosyderiflesqueeranextraídosdesusfundas.Un

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destacamento de jinetes a galope sumó sus fuerzas a las del grupo de vanguardia: la palabra «PielesRojas»estabaentodosloslabios.

—Nopuedehabermuchosindiosporestastierras—dijounhombreyamayor,elquesegúntodaslastrazas parecía detener elmando—.Atrás hemos dejado a los Pawnees, y no quedanmás tribus hastadespuésdecruzadaslasmontañas.

—Quieroecharunaojeada,hermanoStangerson—anuncióentoncesotrodelosexploradores.—Yotambién,yotambién—clamaronunadocenadevocesmás.—Dejad abajo vuestros caballos; aquímismo os esperamos—contestó el anciano. En un abrir y

cerrardeojospusieronpieatierralosjóvenesvoluntarios,fueronamarradaslascabalgaduras,ysedioprincipioal ascensode laescarpadura, endirecciónalpuntoquehabíaprovocadosemejante revuelo.Avanzabanloshombresraudaysilenciosamente,conlaseguridadydestrezadelexploradorconsumado.Desdeelllano,selesviosaltarderocaenroca,hastaaparecersussiluetaslimpiamenteperfiladassobreel horizonte. El joven que había dado la voz de alarma abría la marcha. De súbito, observaron suscompañerosqueechabalosbrazosaloalto,comopresadeirrefrenableasombro,asombroquepareciócomunicarsealrestodelacomitivaapenassehuboéstareunidoconeldecabeza.

En la pequeña plataforma que ponía remate al risco pelado, se elevaba un solitario y gigantescopeñasco,acuyopieyacíaunhombrealto,barbiluengoydedurasfacciones,aunqueenflaquecidohastalaextenuación.Su respiraciónregularyplácidogesto,eran losquesuelenacompañaral sueñoprofundo.Enlazadaasucuellomorenoyfuertehabíaunaniñadebrazuelosblancosydelicados.Estabarendidasucabecitarubiasobre lapecheradepanadelhombre,yensus labiosentreabiertos—quedescubríanlanieveinmaculadadelosdientes—retozabaunasonrisainfantil.Losmiembrosdelhombreeranlargosyásperos,enperegrinocontrasteconlasrollizaspiernecillasdelacriatura,lascualesterminabanenunoscalcetinesblancosyunospulcroszapatitosdebrillanteshebillas.Laextrañaescena tenía lugarante lamirada de tres solemnes busardos apostados en la visera del peñasco. A la aparición de los reciénllegados,dejaronoírunraucochillidodeodioysedescolgaronconsordobatirdealas.

Elestrépitode las inmundasavesdespertóa losdosyacentes,quienesecharonasualrededorunamiradaextraviada.Elhombrerecuperó,vacilante, laposiciónerectay tendió lavistasobre la llanura,desierta cuando le había sorprendido el sueño y poblada ahora demuchedumbre enorme de bestias ysereshumanos.Ganadoporunaincredulidadcreciente,sepasólamanoporlosojos.«Debeserestoloquellamandelirio»,murmuróparasí.Lapequeñapermanecíaasulado,cogidaalasfaldasdesucasacaysindecirnada,aunquevigilándolotodoconlosojospasmadoseinquisitivosdelaniñez.

Nolesfuedifícilalosreciénascendidosacreditarsucondicióndeseresdecarneyhueso.Unodeellos cogió a la niña y la atravesó sobre los hombros,mientras otros dos asistían a su desmadejadocompañeroeneldescensohacialacaravana.

—Me llamo John Ferrier—explicó el caminante—; la pequeña y yo somos cuanto queda de unaexpedicióndeveintiúnmiembros.Alláenelsur,lasedyelhambrehandadobuenacuentadelresto.

—¿Laniñaeshijatuya?—preguntóunodelosexploradores.—Por tal la tengo—repusodesafiante el aventurero—.Mía es, porque lahe salvado.Nadieva a

arrebatármela.DeahoraenadelantesellamaráLucyFerrier.Pero,¿quiénessoisvosotros?—prosiguiómirandoconcuriosidadasusfornidosyatezadosrescatadores—.Enverdadquenoseospuedecontarconlosdedosdeunamano.

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—Sumamoscercadediezmil—dijounodelosjóvenes—;somosloshijosperseguidosdeDios,loselegidosdelÁngelMoroni.

—Nuncaheoídohablardeél—replicóelcaminante—,peroalavistaestáquenolefaltanamigos.—No uses ironía con lo sagrado—repuso el otro en tono cortante—. Somos aquellos que tienen

puesta su fe en las santas escrituras, plasmadas con letra egipcia sobre planchas de oro batido yconfiadas a JosephSmith enel enclavedePalmyra.ProcedemosdeNauvoo, en elEstadode Illinois,asientodenuestraiglesia,ybuscamosamparodelhombreviolentoysinDios,aunqueparaellohayamosdellegaralcorazónmismodeldesierto.

ElhombredeNauvoopareciódespabilarlamemoriadeJohnFerrier.—Entonces—dijo—,soismormones.—Enefecto,somoslosmormones—repusierontodosaunasolavoz.—¿Ydóndeosdirigís?—Lo ignoramos. La mano de Dios guía a los mormones por medio de su profeta. A él te

conduciremos.Éldecidirátusuerte.Habíanalcanzadoyalabasedelacolina,dondesehallabacongregadaunamultituddeperegrinos:

mujerespálidasydeojosmedrosos,niñosfuertesyreidores,varonesdeexpresiónalucinada.Alavistadelajuventuddeunodelosextraños,ydeladepauperacióndelotro,seelevarondelaturbagritosdeasombro y conmiseración. No se detuvo sin embargo el pequeño cortejo, sino que se abrió camino,seguido de gran copia de mormones, hasta una carreta que sobresalía de las demás por su anchuraexcepcionaleinusitadaelegancia.Seiscaballossehallabanuncidosaella,encontrasteconlosdos,ocuatroalosumo,quetirabandelasrestantes.Juntoalcarrerosesentabaunhombredenomásdetreintaaños, aunque de poderosa cabeza y la firme expresión que distingue al caudillo. Estaba leyendo unvolumendelomooscuroquedejóaunladoalallegadadelgentío.Trasescucharatentamentelarelacióndeloacontecido,sedirigióalosdosmalaventurados.

—Si hemos de recogeros entre nosotros —dio solemnemente—, será sólo a condición de queabracéisnuestrocredo.Noqueremoslobosenelrebaño.¡PlugaaDiosmilvecesqueblanqueenvuestroshuesoseneldesierto,antesdequeseáislamanzanapodridaqueconeltiempocontaminaalasrestantes!¿Aceptáislostérminosdelacuerdo?

—No hay términos que ahora puedan parecerme malos—repuso Ferrier con tal énfasis que lossolemnes Ancianos no acertaron a reprimir una sonrisa. Sólo el caudillo perseveró en su terca yformidableseriedad.

—HermanoStangerson—dijo—,haztecargodeestehombreydelaniña,ydalescomidaybebida.Aticonfíolatareadeinstruirlesennuestrafe.¡Demasiadolargahasidoyalapausa!¡Adelante!¡AdelantehaciaSión!

—¡AdelantehaciaSión!—bramólamuchedumbredemormones,yelgritocorriódebocaenbocaalo largode lacaravana,hastaperderse,comounmurmullo,en ladistancia remota.Entreestallidosdelátigosycrujirderuedasreanudaronlamarchalaspesadascarretas,volviendoaserpentearalprontoenel desierto la comitiva enorme. El anciano bajo cuya tutela habían sido puestos los recién hallados,condujoaéstosasucarruaje,yallílesdioelprometidosustento.

—Aquípermaneceréis—lesdijo—.Anomucho tardaroshabréis recuperadodevuestras fatigas.Recordad,mientras tanto,quecompartísnuestra fe,y lacompartísparasiempre.LohadichoBrigham

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Young,ylohadichoconlavozdeJosephSmith,cuyavozestambiénlavozdeDios.

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2.LaflordeUtah

Noeséstelugarapropósitopararememorarlasprivacionesyfatigasexperimentadasporelpuebloemigrante antes de su definitiva llegada a puerto. Desde las orillas del Mississippi, hasta lasestribaciones occidentales de las Montañas Rocosas, consiguió abrirse camino con pertinacia sinparangónapenasenlahistoria.Nielhombresalvajeni labestiaasesina,nielhambre,ni lased,nielcansancio,nilaenfermedad,ningunodelosobstáculosenfinqueplugoalaNaturalezaatravesarenladifícilmarcha,fueronbastantesavencerlatenacidaddeaquellospechosanglosajones.Sinembargo,lalongituddelviajeysucúmulodehorroreshabíanacabadoporconmoverhastaloscorazonesmásfirmes.Todos,sinexcepción,cayerondehinojosenreverenteaccióndegraciasaDioscuando,llegadosalvastovalledeUtah,queseextendíaasuspiesbajoelclarosol,supieronporloslabiosdesucaudilloquenoeraotralatierradepromisión,yqueaquelsuelovirgenlespertenecíayaparasiempre.

ProntodemostróYoungserunhábiladministrador,améndejefeenérgico.Fueronaprestadosmapasyplanos en previsión de la ciudad futura de los mormones. Se procedió, según la categoría de cadadestinatario, al reparto y adjudicación de las tierras circundantes. El artesano volvió a blandir suherramienta,yelcomercianteacompraryavender.Enlaciudadsurgíancallesyplazascomoporartedeencantamiento.Enelcampo,seabrieronsurcosparalasacequias,fueronlevantadascercasyvallas,selimpiólamalezaysevoleólasemilla,demodoque,alveranosiguiente,yacubríalatierraelorodelreciéngranadotrigo.Nohabíacosaquenoprosperaseenaquellaextrañacolonia.Sobretodolodemás,sinembargo,crecióeltemploerigidoporlosfielesenelcentrodelaciudad.Desdeelalbaalosúltimosarrebolesdel día, el seco ruidodelmartilloy el chirriar asmáticode la sierra imperaban en torno almonumentoconqueelpuebloperegrinorendíahomenajeaQuienlehabíaguiadosalvoatravésdetantospeligros.

Losdosvagabundos,JohnPerrierylapequeña,suhijaadoptivaycompañeradeinfortunio,hicieronjuntoalosdemásellargocamino.NofueéstetrabajosoparalajovenLucyFerrierque,recogidaenlacarretadeStangerson,partióviviendaycomidaconlastresesposasdelmormónysuhijo,unobstinadoeimpetuosomuchachodedoceaños.Habiéndoserepuestode laconmocióncausadapor lamuertedesumadre,conquistó fácilmenteelafectode las tresmujeres (conesaprestezade laquesóloescapaz lainfancia)ysehizoasunuevavidatrashumante.Entanto,elrecobradoFerrierganabafamadeguíaútileinfatigable cazador.Tanpresto conquistópara sí la admiraciónde susnuevos compañerosque, al daréstosporacabadalaaventura,recibiósinunsoloreparoovotoencontraunaporcióndetierranomenornimenosfecundaquelasdeotroscolonos,conlasúnicasexcepcionesdeYoungyloscuatroancianosprincipales,Stangerson,Kemball,JohnstonyDrebber.

EnlahaciendaasíadquiridalevantóJohnFerrierunasólidacasadetroncos,ampliadayrecompuestainfinitasvecesenlosañossubsiguientes,hastaalcanzaralfinenvergaduraconsiderable.Erahombreconlospiesafirmadosentierra,inteligenteenlosnegociosyhábilconlasmanos,aménderecio,lobastantepara aplicarse sin descanso al cultivo ymejora de sus campos.Crecieron así su granja y posesionesdesmesuradamente.Alostresañoshabíasobrepujadoasusvecinos,alosseissecontabaentreelnúmerode los acomodados, a los nueve de los pudientes, y a los doce no pasaban de cinco o seis quienespudierancomparárseleenriqueza.DesdeelgranmarinteriorhastalasmontañasdeWahsatch,elnombredeJohnFerrierdescollabasobretodoslosdemás.

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Sóloenunconceptoofendíaestehombrelasusceptibilidaddesuscorreligionarios.Nadiefueparteaconvencerleparaquefundaraunharénalmododeotrosmormones.Sindarrazonesdesudeterminación,porfió en ella con firmeza inconmovible. Unos le acusaron de tibieza en la práctica de la religiónrecientementeadquirida;otros,deavariciayespíritumezquinamenteahorrativo.Llegóinclusoahablarsedeunamortemprano,unamuchachadeblondoscabellosmuertadenostalgiaenlascostasdelAtlántico.Elcasoesque,porlacausaquefuere,Ferrierpermanecióestrictamentecélibe.Entodolodemássiguióelcredodelajovencomunidad,ganandofamadehombreortodoxoyderectaconducta.

Juntoalpadreadoptivo,entre lascuatroparedesde lacasade troncos,yaplicadaa ladurabregadiaria,secrióLucyFerrier.Elfinoairedelasmontañasyelaromabalsámicodelpinocumplieronlasvecesdemadreyniñera.Segúntranscurrían losaños laniñasehizomásaltayfuerte,adquiriendolasmejillascoloryelpasocadenciaelástica.Nopocossentíanrevivirensíantiguoshervorescadavezque,desdeeltramodecaminoquesesgabalafincadeFerrier,veíanalamuchachaafanarse,jovenyligera,en los campos de trigo, o gobernar el cimarrón de su padre con una destreza digna en verdad de unauténtico hijo del Oeste. De estamanera se hizo flor el capullo, y elmismo año que ganaba Ferrierpreeminencia entre los granjeros del lugar, se cumplía en su hija elmás acabado ejemplo de bellezaamericanaqueencontrarsepudieraenlavertientetodadelPacífico.

No fue el padre, sin embargo, el primero en advertir que la niña de antes era yamujer.Rara vezocurretal.Esatransformacióneshartosutilylentaparaquequepasituarlaenuninstantepreciso.Másajenatodavíaalcambiopermaneceladoncellamisma,quiensóloaltonodeunavozoalcontactodeunamano, súbitas chispas iniciadoras de un fuegodesconocido, descubre conorgullo ymiedo a la vez lanuevaypoderosafacultadqueenellahanacidoalavida.Pocasmujereshanolvidadodehechoeldíaprecisoyelexacto incidenteporelquevieneaserconocidoesealbordeunaexistencianueva.EnelcasodeLucyFerrier laocasión fuememorabledepor sí, aparteelalcancequedespués tendríaensupropiodestinoyeneldelosdemás.

Eraunacalurosamañanadejunio,y losSantosdelúltimoDíaseafanabanensucotidianatareaaligualqueunenjambredeabejas,cuyofanalhabíanescogidoporemblemaysímbolodelacomunidad.Deloscamposyde lascallesascendíael sordo rumordel trabajo incesante.A lo largode lascarreteraspolvorientas, avanzaban filas demulas con pesadas cargas, en dirección todas alOeste, ya que habíaestalladolafiebredeloroenCaliforniaylarutacontinentalteníaestaciónenlaciudaddelosElegidos.También se veían rebaños de vacas y ovejas, procedentes de pastos remotos, y partidas de fatigadosemigrantes, no menos maltrechos que sus caballerías tras el viaje inacabable. En medio de aquellaabigarradamuchedumbre,hilabasucaminocondestrezadeamazonaLucyFerrier,arrebatadoelrostropor el ejercicio físico y suelta al viento la larga cabellera castaña. Venía a la ciudad para darcumplimiento a cierto encargo de su padre, y, desatenta a todo cuanto no fuera el asunto que en eseinstante la solicitaba, volaba sobre su caballo, con la usada temeridad de otras veces. Se detenían amirarla asombrados los astrosos aventureros, e incluso el indio impasible, con sus pieles a cuestas,rompíauninstantesureservaanteelespectáculodeaquellabellísimarostropálido.

Habíaalcanzadolosarrabalesdelaciudad,cuandohallólacarreteraobstruidaporungranrebañodeganadoalquedabangobiernomediadocenadeselváticospastoresdelapradera.Impaciente,hizoporsuperar el obstáculo lanzándose a una súbita brecha que se insinuaba enfrente. Cuando se hubointroducido en ella, sin embargo, el ganadovolvió a cerrarse en torno, viéndose al pronto inmersa la

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amazonaenlacorrientemovedizadelascuernilargaseindómitasbestias.Habituadacomoestabaavivirentreganado,nosintióalarma,eintentóportodoslosmediosabrirsecaminoatravésdelamanada.Pordesgracialoscuernosdeunadelasreses,alazarodeintento,entraronenviolentocontactoconelflancodelcimarrón,excitándoloengradomáximo.Elanimalselevantósobresuspatastraserasconunrelinchofurioso,altiempoquedabaunossaltosyhacíaunascorvetasbastantesaderribaraunjinetedemedianascondiciones.Nopodíaserlasituaciónmáspeligrosa.Cadaarrebatodelcaballoacentuabaelroceconloscuernoscircundantes,yéstosinducíanasuvezenlacabalgadurarenovadasyfuribundaspiruetas.Sinfaltadebíalajovenmantenersesujetaalasilladelamontura,yaquealmáslevedeslizcabíaquefueraadar su cuerpo entre las pezuñas de las espantadas criaturas, encontrando así unamuerte horrible. Nohechaatalestrances,comenzóanublarsesucabeza,alcaboquecedíalapresadelamanoenlabrida.Sofocadaporlanubedepolvoyelhedordelaforcejeantemuchedumbreanimal,sehallabaalbordedelabandono,cuandooyóunavozamablequeasuladoleprometíaasistencia.Acontinuaciónunapoderosamano, curtida y tostada por el sol, asió del freno al asustado cuadrúpedo, conduciéndole pronto, sinmayoresincidencias,fueradeltropel.

—Espero,señorita,quehayasalidoustedilesadelaaventura—dijorespetuosamentealajovensuprovidencialsalvador.

Aquéllalevantósurostrohaciaelotrorostro,fieroymoreno,yriendoconfranquezarepuso:—¡Quésusto!¿CómopensarquePanchofueraatenertantomiedodeunmontóndevacas?—GraciasaDios,hapodidoustedmantenerseenlamontura—contestóelhombrecongestograve.

Setratabadeunjovenaltoydeaguerridoaspecto,elcual,caballeroenunpoderosoejemplardecapabaya,yguarnecidoelcuerpoconlastoscasgalasdelcazador,ibaarmadodeunlargorifle,suspendidoalbiestrasdeloshombros.

—DebeserustedlahijadeJohnFerrier—añadió—;lahevistosaliracaballodesugranja.Cuandolovea,pregúntelesiletraealgúnrecuerdoelnombrede«JeffersonHope»,eldeSt.Louis.SieseFerriereselqueyopienso,mipadreyelsuyofueronuñaycarne.

—¿Porquénovieneyselopreguntaustedmismo?—apuntóellaconrecato.Eljovenpareciócomplacidoporlainvitación,yensusojosnegrosrefulgióunachispadecontento.—Loharé—dijo—,aunquellevamosdosmesesenlasmontañasymitrazanoesapropósitopara

estaclasedevisitas.Supadredeusteddeberárecibirmetalcomoestoy.—Essudeudor,igualqueyo—replicólajoven—.Metieneuncariñoextraordinario;siesasvacas

hubieranllegadoacausarmelamuerte,creoquehabríamuertoéltambién.—Yyo—añadióeljinete.—¡Usted!Nocreoquefueraapartírseleelcorazón...¡Nisiquierasomosamigos!La oscura faz del cazador se ensombreció de semejante manera ante esta observación, que Lucy

Ferriernopudoevitarunacarcajada.—Nome entiendamal, ¡ea!—dijo—.Ahora sí que somos amigos.No le quedamás remedioque

venir a vernos... En fin, he de seguir camino, porque, según está pasando el tiempo, no volverá aconfiarmejamásmipadrerecadoalguno.¡Adiós!

—¡Adiós—repusoelotro,alzandosusombreroaladoe inclinándosesobre lamanode ladamita.Tiró ésta de las riendas a su potro, blandió el látigo, y desapareció en la ancha carretera tras unaondulantenubedepolvo.

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EljovenJeffersonHopeseunióasuscompañeros,tristeytaciturno.HabíanrecorridolasmontañasdeNevadaenbuscadeplata,yvolvíanahoraaSaltLakeCity,conelfindereunirelcapitalnecesarioparalaexploracióndeunfilóndescubiertoalláarriba.Suspensamientos,puestoshastaentonces,aligualquelosdelrestodelacuadrilla,enelnegociopendiente,nopodíanyaserlosmismostraselencuentrosúbito.Lavistadelahermosamuchacha,frescaysanacomolasbrisasdelasierra,habíaconmovidolomás íntimode suvolcánicoe indómito corazón.Desaparecida la jovende supresencia, supoqueunacrisisacababadeproducirseensuvida,yquenilasespeculacionesdelaplata,nicosaalguna,podíancompararse en importancia a lo recién acontecido. El efecto obrado de súbito en su corazón no eraademás un amor fugaz de adolescente, sino la pasión auténtica que se apodera del hombre de férreavoluntadeimperiosocarácter.Estabahechoatriunfarentodaslasempresas.Sedijosolemnementequenosaldríamaldeésta,mientrasdealgosirvieranlaperseveranciayeltenazesfuerzo.

AquellamismanochesepresentóencasadeJohnFerrier,yalasiguienteyalaotratambién,hastaconvertirseenvisitanteasiduoyconocido.John,encerradoenelvalleyabsorbidoporeltrabajodiario,habíatenidomenguadísimasoportunidadesdeasomarsealmundoentornodurantelosúltimosdoceaños.Deél le dabanoticias JeffersonHope, conpalabrasque cautivaban aLucynomenosque a supadre.Había sido pionero en California, la loca y legendaria región de rápidas fortunas y estrepitososempobrecimientos;había sidoexplorador, trampero, ranchero,buscadordeplata...Noexistíaaventuraemocionante,enfin,quenohubieracorridoalgunavezJeffersonHope.Apocoganóelafectodelviejogranjero,quiensehacíalenguasdesusmuchasvirtudes.EntalesocasionesLucypermanecíasilenciosa,maspodíaecharsedever,porelarreboldelasmejillasyelbrillardeojos,quenoerayalamuchachadueñaabsolutadesupropiocorazón.Quizáescapasenestasyotras señalesa losojosdelbuenviejo,aunqueno,desdeluego,alosdequienconstituíasurecónditacausa.

Ciertoatardecerdeveranoeljovenllegóagalopeporlacarreteraysedetuvofrentealcancel.Lucyestabaenelporchey,alverle,fueendirecciónsuya.Elvisitantepasólasbridasdelcaballoporencimadelacercaytomóelcaminodelacasa.

—Hedemarcharme,Lucy—dijoasiéndoleentrambasmanos,altiempoquelamirabatiernamentealosojos—.Notepidoquevengasahoraconmigo,pero¿loharásmásadelante,cuandoestédevuelta?

—¿Vasatardarmucho?—repusolajoven,riendoyencendiéndosetoda.—Nomásdedosmeses.Vendréentoncespor ti, querida.Nadiepodrá interponerseentrenosotros

dos.—¿Quédicemipadre?—Hadado su consentimiento, siempre y cuandome las arregle para poner enmarcha esasminas.

Sobreestoúltimonodebespreocuparte.—Oh,bien.Siestáisdeacuerdopapáytú,yonotengonadamásqueañadir—susurróella,lamejilla

apoyadaenelpoderosopechodelaventurero.—¡Diosseaalabado!—exclamóésteconroncavoz,e inclinando lacabeza,besóa lachica—.El

tratopuedeconsiderarsezanjado.Cuantomásmedemore,másdifícilvaaresultarmeiniciarlamarcha.Meaguardanenelcañón.¡Adiós,amor,adiós!Dentrodedosmesesmeverásdenuevo.

Con estas palabras se separó de ella y, habiéndose plantado de un salto encima del caballo, picóespuelasatodaprisasinvolversiquieralacabeza,eneltemor,quizá,dequeunasolamiradaalaprendadesucorazónlehicieradesistirdesureciénconcebidoproyecto.PermanecióLucyjuntoalcancel,fijala

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vista en el jinete hasta desvanecerse éste en el horizonte.Después volvió a la casa. En todoUtah nopodríahallarsechicamásfeliz.

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3.JohnFerrierhablaconelprofeta

Tres semanas habían transcurrido desde la marcha de Jefferson Hope y sus compañeros. SeentristecíaelcorazóndeJohnFerrieralpensarqueprontovolveríaeljoven,arrebatándolesupreciadotesoro.Sinembargo,laexpresiónfelizdelamuchachalereconciliabamilvecesmáseficazmenteconelpacto contraído que elmejor de los argumentos.Desde antiguo había determinado en lo hondo de suresuelta voluntad que a ningún mormón sería dada jamás la mano de su hija. Semejante unión se lefigurabaunpurosimulacro,unoprobioyunadesgracia.Con independenciade lossentimientosque ladoctrinadelosmormonesleinspirabaenotrosterrenos,semanteníasobreloúltimoinflexible,améndemudo,yaqueporaquellostiemposlasactitudesheterodoxashallabanmalacomodoenlaTierradelosSantos.

Malacomodoyterriblepeligro...Hastalosmássantosentrelossantosconteníanelalientoantesdedarvozasuíntimoparecerenmateriadereligión,nofueracualquierpalabra,ofrasemalcomprendida,aatraer sobre ellos un rápido castigo. Los perseguidos de antaño se habían constituido a su vez enporfiados y crudelísimos perseguidores.Ni la Inquisición sevillana, ni la tudescaVehmgericht, ni lassociedades secretas de Italia acertaron jamás a levantarmaquinaria tan formidable como la que teníaatenazadoalEstadodeUtah.

Laorganizaciónresultabadoblementeterribleporsusatributosdeinvisibilidadymisterio.Todoloveía y podía, y sin embargo escapaba al ojo y al oído humanos. Quien se opusiera a la Iglesia,desaparecíasindejarrastronirazóndesí.Mujerehijosaguardabaninútilmenteelretornodelproscrito,cuyavoznovolveríaadejarseoírdenuevo,nisiquieraenanunciodelatristesentenciaquelossigilososjueceshabíanpronunciado.Unapalabrabrusca,ungestoduro,erancastigadosconlamuerte.Ignoto,elpoderaciagogravitabasobretodaslasexistencias.Comprensibleeraqueloshombresvivieranenterrorperpetuo,selladalabocayatadalalengualomismoenpobladoqueenlamásrigurosadelassoledades.

Enunprincipiosufrieronpersecución tansólo loselementosrecalcitrantes,aquellosque,habiendoabrazado la fede losmormones,deseabanabandonarlaopervertirla.Pronto, sinembargo, aumentó lamultituddelasvíctimas.Erancadavezmenoslasmujeresadultas,graveinconvenienteparaunadoctrinaque proponía la poligamia. Comenzaron a circular extraños rumores sobre emigrantes asesinados ysalvajes saqueos ocurridos allí donde nunca, anteriormente, había llegado el indio. Mujeresdesconocidas vinieron a nutrir los serrallos de los Ancianos, mujeres que lloraban y languidecían, yllevabanimpresasenelrostrolasseñalesdeunespantoinextinguible.Algunoscaminantes,rezagadosenlasmontañas,afirmabanhabersecruzadoconpandillasdehombresarmadosyenmascarados,ensigilosay rápida peregrinación al amparo de las sombras. Tales historias y rumores fueron adquiriendoprogresivamentecuerpoyconfirmación,hastaconcretarseentítuloyexpresióndefinitivos.Inclusoahora,en los ranchos aislados del Oeste, el nombre de «La Banda de los Danitas», o «Los ÁngelesVengadores»,conservaresonanciassiniestras.

Elmayorconocimientodelaorganizaciónquetanterriblesefectosobraba,tendióantesamagnificarqueadisimularelespantodelasgentes.ImposibleresultabasabersiunapersonadeterminadapertenecíaaLosÁngelesVengadores.Losnombresdequienes tomabanparteen lasorgíasdesangreyviolenciaperpetradas bajo la bandera de la religión eran mantenidos en riguroso secreto. Quizá el amigo queduranteeldíahabíaescuchadociertasdudasreferentesalProfetaysumisiónsecontabapor lanoche

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entrelosasaltantesqueacudíanparadarcumplimientoalcastigoinmisericordeymortal.Deestemodo,cadacualdesconfiabadesuvecino,recatandoparasísusmásíntimossentimientos.

Unahermosamañana,cuandoestabaapuntodepartirhaciasuscamposdetrigo,oyóJohnFerrierelgolpesecodelpestilloal serabierto, trasde locualpudover,a travésde laventana,aunhombrenijoven ni viejo, robusto y de cabello pajizo, que se aproximaba sendero arriba. Le dio un vuelco elcorazón,yaqueelvisitantenoeraotroqueelmismísimoBrighamYoung.Llenodeinquietud—puesnadabueno presagiaba semejante encuentro— Ferrier acudió presuroso a la puerta para recibir al jefemormón.Esteúltimo,sinembargo,correspondiófríamenteasussolicitaciones,y,conexpresiónadusta,lesiguióhastaelsalón.

—Hermano Ferrier —dijo, tomando asiento y fijando en el granjero la mirada a través de laspestañas rubias—, los auténticos creyentes te han demostrado siempre bondad. Fuiste salvado pornosotros cuando agonizabas de hambre en el desierto, contigo compartimos nuestra comida, tecondujimos salvo hasta elValle de losElegidos, recibiste allí una generosa porción de tierra y, bajonuestraprotección,tehicisterico.¿Esestoquedigocierto?

—Loes—repusoJohnFerrier.—A cambio de tantos favores, no te pedimos sino una cosa: que abrazaras la fe verdadera,

conformándoteaellaentodossusdetalles.Talprometistehacer,ytal,segúnsedice,desdeñashacer.—¿Es ello posible?—preguntó Ferrier, extendiendo los brazos en ademán de protesta—. ¿No he

contribuidoalfondocomún?¿NoheasistidoalTemplo?¿Nohe..?—¿Dónde están tusmujeres?—preguntóYoung, lanzando una ojeada en derredor—.Hazlas pasar

paraquepuedayopresentarlesmisrespetos.—Cierto es que no he contraído matrimonio—repuso Ferrier—. Pero las mujeres eran pocas, y

muchosaquellosconmástítulosqueyoparapretenderlas.Además,noheestadosolo:hetenidounahijaparacuidardemí.

—Deella,precisamente,queríahablarte—dijoeljefedelosmormones—.Sehaconvertido,conlosaños, en la flor deUtah, y ahoramismogoza del favor demuchos hombres con preeminencia en estatierra.

JohnFerrier,ensuinterior,dejóescaparungemido.—Corren rumores que prefiero desoír, rumores en torno a no sé qué compromiso con un gentil.

Maledicencias,supongo,degenteociosa.¿CuálesladecimoterceraregladelcódigolegadoanosotrosporJosephSmith,elsanto?«Quetodadoncellapertenecientealafeverdaderacontraigamatrimonioconuno de los elegidos: pues si se uniera a un gentil, cometería pecado nefando.»Siendo ello así, no esposiblequetú,queprofesaselcredosanto,hayasconsentidoquetuhijalovulnere.

NadarepusoJohnFerrier,ocupadoenjuguetearnerviosamenteconsufusta.—Por loqueen tornoaella resuelvas,habrádemedirse la fortalezade tufe.Talhaconvenidoel

SagradoConsejodelosCuatro.Tuhijaesjoven:nopretendemosquedesposeaunanciano,niqueseveaprivada de toda elección.Nosotros losAncianos poseemos varias novillas[1], mas es fuerza que lasposeantambiénnuestroshijos.Stangersontieneunhijovarón,Drebberotro,yambosrecibiríangustososa tu hija en su casa.Dejo a ella la elección... Son jóvenes y ricos, y profesan la fe verdadera. ¿Quécontestas?

Ferrierpermaneciósilenciosouninstante,arrugadoelentrecejo.

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—Concédemeunpocodetiempo—dijoalfin—.Mihijaesmuyjoven,quizádemasiadoparatomarmarido.

—Cuentasconunplazodeunmes—dijoYoung,enderezándosedesuasiento—.Transcurridoéste,habrádedarlachicaunarespuesta.

Estabacruzandoelumbralcuandosevolviódenuevo,elrostroencendidoycentelleanteslosojos:—¡Guárdatebien,JohnFerrier—dijoconvoztonante—,deoponertudébilvoluntadalasórdenes

delosCuatroSantos,porqueenesecasosentiríaistuhijaytúnoyacer,reducidosahuesosmondos,enmitaddeSierraBlanco!

Con un amenazador gesto de la mano soltó el pomo de la puerta, y Ferrier pudo oír sus pasosdesvaneciéndosepesadamentesobrelagravadelsendero.

Estabatodavíaenposiciónsedente,conelcodoapoyadoenlarodillaeinciertosobrecómoexponerelasuntoasuhija,cuandounamanosuaveseposóensuhombroy,elevandolosojos,observóalaniñade pie junto a él. La sola vista de su pálido y aterrorizado rostro, fue bastante a revelarle que habíaescuchadolaconversación.

—No lo pude evitar—dijo ella, en respuesta a sumirada—.Suvoz atronaba la casa.Oh, padre,padremío,¿quéharemos?

—No te asustes—contestó éste, atrayéndola hacia sí, y pasando su mano grande y fuerte por elcabellocastañodelajoven—.Veremoslamaneradearreglarlo.¿Nosetevaesejovendelacabeza,noescierto?

Aunsollozoyaunademándelamano,súbitamenteestrechadaaladelpadre,seredujolarespuestadeLucy.

—No,claroqueno.Ynomeafligequeasísea.Setratadeunbuenchicoydeuncristiano,muchomás, desde luego, de lo que nunca pueda llegar a ser la gente de por aquí, con sus rezos y todos sussermones.MañanasaleunaexpedicióncaminodeNevada,yvoyaencargarmedequelehagansabereltrance en que nos hallamos. Si nome equivoco sobre el muchacho, le veremos volver aquí con unavelocidadquetodavíanohaalcanzadoelmodernotelégrafo.

Lucyconfundiósuslágrimasconlarisaquelaspalabrasdesupadreleproducían.—Cuandollegue,nosseñalaráelcursomásconveniente.Esustedelquemeinquieta.Unaoye...,oye

cosasterriblesdequienesseenfrentanalProfeta:siempresufrenpercancesespantosos.—Aún no nos hemos opuesto a nadie—repuso el padre—.Tiempo tenemos demirar por nuestra

suerte.Disponemosdeunmesdeplazo;paraentoncesesperoquenoshallemoslejosdeUtah.—¡LejosdeUtah!—Quéremedio...—¿Ylagranja?—Convertiremosendinerocuanto seaposible, renunciandoal resto.Para ser sincero,Lucy,noes

éstalaprimeravezquesemejanteideasemecruzaporlacabeza.Nomeentusiasmaelestarsometidoanadie,menosaúnalmalditoProfetaquetienepostradaalagentedeestatierra.Nacíamericanoylibre,ynoentiendodeotracosa.Quizáseademasiadoviejoparamudardeparecer.Sieltipodemarraspersisteenmerodearpormigranja,acasoacabedándosedebrucesconunpuñadodepostasavanzandoensentidocontrario.

—Perononosdejaránmarchar—objetólajoven.

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—Aguarda a que venga Jefferson y entonces nos las compondremos para hacerlo. Entre tanto,querida,sosiégate,ynopermitasqueseteponganlosojosfeosdetantollorar,novayaaserquealverteselatomeelchicoconmigo.Nohayrazónparapreocuparse,nipeligroninguno.

JohnFerrierimprimióaestasobservacionesuntonodepausadaconfianza,loquenofueobstáculo,sinembargo,paraqueadviertalajovencómo,llegadalanoche,asegurabaconmáscuidadodelhabituallas puertas de la casa, al tiempo que limpiaba y nutría de cartuchos la oxidada escopeta que hastaentonceshabíacolgadodelapareddesudormitorio.

____________________

[1]HeberC.Kemball,enunodesussermones,aludeconestetítulogalanteasuscienesposas.

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4.Lahuida

Alamañanasiguiente,despuésdesuentrevistaconelProfetadelosmormones,acudióJohnFerrieraSalt Lake City, donde, tras ponerse en contacto con un conocido que había de seguir el camino deNevada,entregóelrecadoparaJeffersonHope.Enélseexplicabaal jovenloinminentedelpeligroaqueestabanexpuestos,ylonecesariaquesehabíahechosuvuelta.Cumplidasestasdiligencias,pareciósosegarseelancianoy,yademejortalante,volvióasucasa.

Cercadelagranja,observóconsorpresaqueacadaunodelosmachoneslateralesdelaportaladahabíaatadouncaballo.La sorpresa fueenaumentocuandoal entrar en sucasa se echóa la caradosjóvenes,cómodamenteinstaladosenelsalón.Unoeradefazalongadaypálida,yestabaarrellanadoenlamecedora, extendidas las piernas y puestos los dos pies sobre la estufa. El otro, un mozo de cuellorobustoytoscoymaldibujadasfacciones,permanecíaenpiejuntoalaventana.Conlasmanosenlosbolsillos, se entretenía silbando un himno entoncesmuy en boga.Ambos saludaron a Ferrier con unaligerainclinacióndecabeza,despuésdelocualdioeldelamecedorainicioalaconversación:

—Quizánosepasquiénessomos—dijo—.EstedeaquíeshijodelviejoDrebber,yyosoyJosephStangerson,unodetuscompañerosdeperegrinacióneneldesiertocuandoelSeñorextendiósumanoysedignórecibirteentreloselegidos.

—ComorecibiráalasrestantesnacionesdelmundoenelinstanteporÉlprevisto—añadióelotroconacentonasal—;lentamentetrenzasuredelSeñor,maslosagujerosdeéstasonfinísimos.

JohnFerrieresbozóunfríosaludo.Nolecogíadenuevaslaidentidaddesusvisitantes.—Porindicacióndenuestrospadres—prosiguióStangerson—,hemosvenidoasolicitarlamanode

tuhija.Vosotrosdeterminaréisacuáldelosdoscorresponde.Dadoqueyotengotansólocuatromujeres,mientrasqueelhermanoDrebberposeesiete,meparecequereúnoyomástítulosparaserelelegido.

—Ta, ta,hermanoStangerson—repusoaquél—,no se tratadecuántasmujeres tengamos, sinodelnúmerodeellasquepodamosmantener.Mipadremehatraspasadosusmolinos,porloquesoymásricoquetú.

—Peromeaguardaamíunfuturomásholgado—respondiósurival,vehementemente—.CuandoelSeñortengaabienllevarseamipadre,entraréenposesióndesucasadetintesysutenería.Además,soymayorquetú,yporlomismoestoymásaltoenlajerarquíadelaIglesia.

—Alachica tocadecir laúltimapalabra—replicóel jovenDrebber,mientrassonreíaa lapropiaimagenreflejadaenelvidriodelaventana—.Queseaellaquiendecida.

DurantetodoeldiálogohabíapermanecidoJohnFerrierenelumbraldándosealosdemoniosycasitentadoadescargarsufustasobrelasespaldasdelosvisitantes.

—Unmomento—dijoalfin,acercándoseaellos—.Cuandomihijaosconvoque,podréisvenir,perohastaentoncesnoquierovervuestrascarasporaquí.

Losdosjóvenesmormonesledirigieronunamiradadeestupefacción.Asusojos,elforcejeoporlamanodelahijasuponíaunmáximohomenaje,nomenoshonrosoparaéstaqueparasupadre.

—Haydos caminosque conducen fuerade la habitación—gritóFerrier—, la puerta y la ventana.¿Cuálpreferís?

Surostromorenohabíaadquiridounaexpresióntansalvaje,ylasmanosuntanamenazadorademán,quelosdosvisitantessaltarondesusasientos,emprendiendounarápidaretirada.Elviejogranjeroles

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siguióhastalapuerta.—Meharéissaberquiéndelosdossehadispuestoqueseaelagraciado—dijoconsorna.—¡Recibirás tu merecido! —chilló Stangerson, lívido de ira—. Has desafiado al Profeta y al

ConsejodelosCuatro.Materiatienesdearrepentimientoparaelrestodetusdías.—ElSeñorasentarásobretisupesadamano—exclamóasuvezeljovenDrebber—;¡porÉlserás

fulminado!—¡Sihadeserasí,comencemosya!—dijoFerrier,furioso,ysehubieraprecipitadoescalerasarriba

enbuscadesuescopetaanosujetarloLucyporunbrazoparaimpedirlosefectosdesufuria.Antesdequepudieradesasirse,elestrépitodeunasuñasdecaballo sobreelcaminomedíaya ladistanciaquehabíanpuestopormediosusenemigos.

—¡Mequetrefes hipócritas! —exclamó, enjugándose el sudor de la frente—. Prefiero verte en latumba,niña,antesqueesposadecualquieradeellos.

—Yo también, padre—repuso ella vehementemente—; pero Jefferson estará pronto de vuelta connosotros.

—Sí.Pocohadetardar.Cuantomenos,mejor,puesnosabemosquéotrassorpresasnosaguardan.Era llegadoenverdadelmomentodequealguienacudiera,consuconsejoyayuda,enauxiliodel

tenazancianoysuhijaadoptiva.Hastaentoncesnosehabíadadoaúnen lacoloniauncasoparejodeinsubordinación y desobediencia a la autoridad de los Ancianos. Si las desviaciones menores erancastigadastanseveramente,¡cuálnoseríaeldestinodeesteempecatadorebelde!Ferrierconocíaquesuriqueza y posición no lo eximían del castigo. Otros no menos ricos y conocidos que él habíandesaparecidodelafazdelatierra,revertiendosuspropiedadesamanosdelaIglesia.Aunquevaleroso,noacertabaareprimirunsentimientodepánicoanteelpeligroimprecisoyfantasmalqueleamenazaba.A todomal conocido se sentía capaz de hacer frente con pulso firme, pero la incertidumbre presenteencerraba algo de terroríficamente paralizador. Recató aun así su miedo a la hija, afectando echar abaratoloacontecido,loquenofueobstáculo,sinembargo,paraqueella,conlasagacidadqueinfundeelamor,percibieraclaramentelapreocupacióndequeerapresaelanciano.

SuponíaéstequemedianteunaseñaluotraleharíaYoungpatenteeldisgustohaciasuconducta,ynoandaba errado, aunque el anuncio llegó de forma inesperada. A la mañana siguiente, al despertarse,encontróparasusorpresaunpequeñorectángulodepapelprendidoalacolcha,alaalturadelpecho,yen él escritas con letra enérgica y desmañada estas palabras: «Veintinueve días restan para que teenmiendes,yentonces...».

Ese vago peligro que parecía insinuarse tras los puntos suspensivos era mucho más temible quecualquieramenazaconcreta.Queelmensajehubierapodidollegaralahabitación,sumióaJohnFerrierenunacasidolorosaperplejidad,yaquelossirvientesdormíanenunpabellónseparadodelacasa,ylaspuertasyventanasdeéstahabíansidocerradasacalycanto.Sedeshizodelpapelyocultóloocurridoasuhija,aunqueelincidentenopudopormenosdeproducirleunamortalangustia.EsosveintinuevedíasrepresentabansindudalosobrantedelmesconcedidoporYoung.¿Quévalíanlafuerzaoelcorajecontraunenemigodotadodetanmisteriosasfacultades?Lamanoquehabíaprendidoelalfilerhubiesepodidoempujarlo hasta el centro de su corazón, sin que él llegara nunca a conocer la identidad de quien lecausabalamuerte.

Mayorfueaúnsuconmociónalamañanasiguiente.Sehabíasentadoparatomareldesayunocuando

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Lucydejóescaparungestodesorpresaaltiempoqueseñalabaeltechodelahabitación.Ensumitad,entorpescaracteres, se leía, escritoprobablementecon lanegrapuntadeun tizón, elnúmeroveintiocho.Nadasignificabaestacifrapara lahija,yFerrierprefiriónosacarladesu ignorancia.Aquellanoche,armadodeunaescopeta,montóguardiaalrededordelacasa.Novionioyócosaalgunay,sinembargo,alclarear,loslargostrazosdelnúmeroveintisietecruzabanlahojaexteriordelapuertaprincipal.

Deestaguisafuerontranscurriendolosdías;taninevitablementecomosucedealanochelaluzdelamañana,manteníansusinvisiblesenemigoslacuentadelmenguantemesdegracia,expuestasiempreenalgúnlugarmanifiesto.Oraaparecíaelnúmerofatalsobreunapared,oraenelsuelo,mástarde,quizá,enunpequeñorótulopegadoalcanceldeljardínoalabaranda.Peseasupermanenteactituddevigilancia,nopudodescubrirJohnFerrierdedóndeprocedíanestasadvertenciasdiarias.Unhorrorrayanoconlasupersticiónllegóaposeerloalavistadecualquieradeellas.Crispadoyrendido,susojosadquirieronlaexpresión turbiadeuna fieraacorralada.Todassusesperanzas, suúnicaesperanza,secifrabaenelretornodeljovencazadordeNevada.

Losveintedíasdefranquíaseredujeronaquince,éstosadiezynodabaaúnseñalesdesíelausente.Pasoapaso fueaproximándoseel temido término sinque llegarannoticiasde fuera.Cadavezqueunjineterompíaelsilencioconelestrépitodesucaballoalolargodelcamino,oincitabauncarreteroasurecua,elviejogranjeroseprecipitabahacialapuerta,creyendoyallegadoasuauxiliador.Alfin,cuandoloscincoúltimosdíasdieronpasoa loscuatro siguientes,y loscuatroa sus sucesivos tres,perdióelánimo,yconél laesperanzaenlasalvación.Solo,ymalconocedordelasmontañascircunvecinas,sesentíaporcompletoperdido.En loscaminosmás transitados sehabíamontadounestricto serviciodevigilanciaqueestorbabaelpasoalostranseúntesnoautorizadosporelConsejo.Miraradondemirara,seveía inevitablementecondenadoasufrirelcastigoquesecerníasobresucabeza.Con todo,milveceshubierapreferidoelancianolamuerteaconsentirenloqueporfuerzaseleantojabaeldeshonordesuhija.

Sobretalescalamidadesylosvanosintentosdeponerlesremedio,reflexionabaunatardeelsedenteJohnFerrier.Aquellamismamañanahabíasidotrazadoelnúmerodossobrelapareddesucasa,anunciodelaúnicafranquíaque,juntoalasiguiente,todavíarestabahastalaexpiracióndelplazo.

¿Qué ocurriría entonces? Mil terribles e imprecisas fantasías atormentaban su imaginación. ¿Quéseríadesuhijacuandoélfaltara?Noofrecíaescapelainvisiblemarañaquealrededordeellossehabíatrenzado.Derrumbó la cabeza sobre lamesa y se abandonó al llanto ante el sentimiento de su propiaimpotencia.

Pero ¿qué era eso?Un suave arañazo había turbado el silencio reinante—un ruido tenue, aunqueclaramenteperceptibleenmediodelaquietuddelanoche—.Procedíadelapuertadelacasa.Ferriersedeslizóhastaelvestíbuloyaguzóeloído.Hubounapausabreveydespuéselblando,insidiososonidovolvió a repetirse. Evidentemente, alguien estaba golpeando con mucho tiento los cuarterones de lapuerta.¿Quizáunnocturnosicarioenviadoparallevaradelantelasórdenesasesinasdeltribunalsecreto?¿Oacasoelagenteencargadodegrabarelanunciodelúltimodíadegracia?Ferriersintióqueunamuerteinstantáneaseríapreferibleaestaazorante incertidumbrequeparalizaba sucorazón.Deunsalto llegóhastalapuertay,descorriendoelcerrojo,laabriódeparenpar.

Fuerareinabaunaabsolutaquietud.Estabadespejada lanoche,yen loaltoseveíanparpadear lasestrellas. Ante los ojos del granjero se extendía el pequeño jardín frontero, ceñido por la cerca y la

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portalada,peronienelespaciointeriornienlacarreteraseechabadeverfigurahumanaalguna.Conunsuspiro de alivio oteó Ferrier a izquierda y derecha, hasta que, habiendo dirigido por casualidad lamiradaendirecciónasuspies,observóconasombroqueunhombreyacíabocaabajosobreel suelo,abiertosencompáslosbrazosylaspiernas.

Talsobresalto leprodujo lavistadelcuerpo,quehuboderecostarsesobre laparedconunamanopuestaenlagargantaparasofocarelgritoquedeéstapujabaporsalir.Suprimerpensamientofueeldedaralhombrepostradoporheridoomuerto,mas,almirarlodenuevo,percibiócómo,serpenteandoconlarapidezysigilodeunofidio,sedeslizabasobreelsuelohastapenetrarenelvestíbulo.Unavezdentrorecuperóvelozmentelaposiciónerecta,cerrólapuerta,yfueronentoncesdibujándoseanteelasombradogranjerolasenérgicasfaccionesydecididaexpresióndeJeffersonHope.

—¡Santo Cielo! —dijo jadeante John Ferrier—. ¡Qué susto me has dado! ¿Por qué diablos hasentradoencasaasí?

—Démealgode comer—repusoel otro convoz ronca—.Hace cuarentayochohorasquenomellevoalabocauntrozodepanounagotadeagua.

Searrojósobrelacarnefríayelpanque,despuésdelacena,aúnrestabanenlamesadesuhuésped,ydiocuentadeellosvorazmente.

—¿CómoandadeánimoLucy?—preguntóunavezsatisfechasuhambre.—Bien.Desconoceelpeligroenquenoshallamos—repusoelpadre.—Tantomejor.Lacasaestávigiladaportodaspartes.Deahíquemearrastrarahastaella.Lostipos

sonlistos,aunquenolobastanteparajugárselaauncazadorWashoe.JohnFerriersesintiórenaceralallegadadesudevotoaliado.Asiendolamanocurtidadeljoven,se

laestrechócordialmente.—Me enorgullezco de ti, muchacho —exclamó—. Pocos habrían tenido el arrojo de venir a

auxiliarnosenestetrance.—No anda descaminado, a femía—repuso el joven cazador—.Le tengo ley, pero a ser usted el

únicoenpeligromelohabríapensadodosvecesantesdemeterlamanoenesteavispero.Lucymetraeaquí,yantesdequelesobrevengaalgúnmal,hayenUtahunHopeparadarporellalavida.

—¿Quéhemosdehacer?—Mañanaseacabaelplazo,yamenosquenospongamosestamismanocheenmovimiento,estará

todoperdido.TengounamulaydoscaballosesperándonosenelBarrancode lasÁguilas.¿Decuántodinerodispone?

—Dosmildólaresenoroyotroscincomilenbilletes.—Essuficiente.Cuentoyoconotrotanto.HemosdealcanzarCarsonCityatravésdelasmontañas.

PrecisoesquedespierteaLucy.Suertequenoduermenaquíloscriados...EntantoaprestabaFerrierasuhijaparaelviajeinminente,JeffersonHopejuntótodalacomidaque

pudoencontrarenunpequeñopaquete,altiempoquellenabadeaguauncántarodebarro;comosabíaporexperiencia, los manantiales eran escasos en las montañas y muy distantes entre sí. Apenas si habíaterminado los preparativos cuando apareció el granjero con su hija, ya vestida y pertrechada para lamarcha.Elencuentrodelosdosenamoradosfuecaluroso,perobreve,puescadaminutoeraprecioso,yrestabaaúnmuchoporhacer.

—Salgamos cuanto antes—dijo Jefferson, en un susurro, donde se conocía, sin embargo, el tono

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firmedequien,sabiendolagravedaddeunlance,hapreparadosucorazónparaafrontarlo—.Laentradaprincipalylatraseraestánguardadas,aunquecabedeslizarseporlaventanalateralyseguirdespuésacampotraviesa.Yaenlacarretera,dosmillastansólonosseparandelBarrancodelasÁguilas,enqueaguardadacaballería.Cuandodespunteeldíaestaremosamitaddecamino,enplenamontaña.

—¿Ysinoscierranelpaso?—preguntóFerrier.Hopediounapalmadaalaculatadelrevólver,quesobresalíatraslahebilladesucinturón.—Encasodeque fuerandemasiadosparanosotros..., nodejaríamosestemundo sinqueantesnos

hicierancortejodosotresdeellos—dijo,conunasonrisasiniestra.Apagadasyatodaslaslucesdel interiordelacasa,Ferriercontemplódesdelaventana,sumidaen

sombra,loscamposquehabíansidosuyos,ydelosqueahoraibaapartirseparasiempre.Eraéste,sinembargo,unsacrificioalqueyateníapreparadosuespíritu,ylaconsideracióndelhonoryfelicidaddesuhijacompensabaconcreceselsentimientodelafortunaperdida.Reinabatalpazenlasvastasmiesesy en torno a los susurrantes árboles, quenadiehubiese acertado a sospechar el negro revoloteode lamuerte.Sinembargo,lapalidezderostroyrígidaexpresióndeljovencazadorindicabanalasclarasqueensutrayectohastalacasanohabíansidopocoslossignosfatalesporéladvertidos.

John Ferrier llevaba consigo el talego con el oro y los billetes; Jefferson Hope, las escasasprovisiones y el agua, mientras Lucy, en un pequeño atadijo, había hecho acopio de algunas de susprendas más queridas. Tras abrir la ventana con todo el cuidado que las circunstancias exigían,aguardaronaqueunanubeocultaralafazdelaluna,aprovechandoeseinstanteparadescolgarse,unoauno,aldiminutojardín.Conelalientoretenidoyrasantesalsuelo,ganaronalpocoelsetolimítrofe,decuyoabrigonoseseparólacomitivahastallegaraunvanoabiertoaloscamposcultivados.Apenaslohabíanalcanzado,cuandoeljovenretuvoasusacompañantesempujándolesdenuevohacialasombra,enlaquepermanecierontemblorososyensilencio.

Porventura,lavidaenlaspraderashabíadotadoaJeffersonHopedeunoídodelince.Unsegundodespuésdesureplieguerasgóelaireelmelancólicoycasiinmediatoaullidodeunbúho,contestadoalpuntoporotroidéntico,pocospasosmásallá.Eneseinstanteemergiódelvanolasiluetafantasmaldeunhombre;repitióéstelalastimeraseñal,yasuconjuntosaliódelasombraunasegundafigurahumana.

—Mañana amedianoche—dijo el primero, quien parecía ser, de los dos, el investido demayorautoridad—.Cuandoelchotacabrasgritetresveces.

—Bien—repusoelsegundo—.¿HedepasarelmensajealHermanoDrebber?—Queéllorecibaytraséllossiguientes.¡Nueveasiete!—¡Siete a cinco! —repitió su compañero—. Y ambas siluetas partieron rápidas en distintas

direcciones. Las palabras finales recataban evidentemente una seña y su correspondiente contraseña.Apenasdesvanecidosen ladistancia lospasosde losconspiradores,JeffersonHopesepusoenpiey,después de aprestar a sus compañeros a través del vano, inició una rápidamarcha por mitad de lasmieses,sosteniendoycasillevandoenviloalajovencadavezqueéstasentíaflaquearsusfuerzas.

—¡Deprisa, deprisa!—jadeaba de cuando en cuando—. Estamos cruzando la línea de centinelas.Tododependedelavelocidadaqueavancemos.¡Deprisa,digo!

Ya en la carretera, cubrieron terreno con mayor presteza. Sólo una vez se cruzaron con otrocaminante,mas tuvieron ocasión de deslizarse a un campo vecino y pasar así inadvertidos. Antes dealcanzar laciudad,elcazadorenfilóunsendero lateralyaccidentadoqueconducíaa lasmontañas.El

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desigualperfilde lospicosrocososse insinuódeprontoen lanoche:elangostodesfiladeroqueentreellosseabríanoeraotroqueelBarrancodelasÁguilas,dondepermanecíanalaesperaloscaballos.Guiadodeun instinto infalible, JeffersonHopesiguió su rumboa travésde laspeñasya lo largodellechosecodeun río,hastadarconuna retiradaquiebra,ocultapor rocas.Allí estabanamarrados losfielescuadrúpedos.Lamuchachafueinstaladasobrelamula,yelviejoFerriermontó,coneltalego,enunodeloscaballos,mientrasJeffersonHopeguiabaalrestanteporeldifícilyescabrosocamino.

SóloparaquienestuvierahechoalasmanifestacionesmásextremasdelaNaturalezapodíaresultaraquellarutallevadera.Aunodelosladosseelevabaungigantescopeñascoporencimadelosmilmetrosdealtura.Negro,hoscoyamenazante,erizadalarugosasuperficiedelargascolumnasdebasalto,sugeríasu silueta el costillar de un antiguomonstruo petrificado.A la otramano un vasto caos de escoria yguijarrosenormesimpedíadetodopuntolamarcha.Entreambasorillasdiscurríaladesigualsenda,tanangostaatrechosquehabíandesituarselosviajerosenfilaindia,ytanaccidentadoqueúnicamenteaunjinete consumado le hubiera resultado posible abrirse en ella camino. Sin embargo, pese a todas lasfatigas,estabanalegreslosfugitivos,yaque,acadapasoquedaban,eramayorladistanciaentreellosyeldespotismoterribledequeveníanhuyendo.

Pronto se les hizo manifiesto, con todo, que aún permanecían bajo la jurisdicción de los Santos.Habíanalcanzadolomásabruptoysombríodeldesfiladerocuandolajovendejóescaparungrito,alapar que señalaba hacia lo alto. Sobre una de las rocas que se asomaban al camino, destacándoseduramentesobreelfondo,montabaguardiauncentinelasolitario.Descubrióalacomitivaalavezqueeraporellavisto,yundesafianteymarcial¡quiénvive!resonóenelsilenciosobarranco.

—Viajeros endirecciónaNevada—dijo JeffersonHope, conunamanopuesta sobre el rifle, quecolgabaaunodelosladosdesusilla.

Pudieronobservarcómoelsolitariovigíaamartillabasuarma,escrutandoelhondónconexpresióninsatisfecha.

—¿Conlaveniadequién?—preguntó.—LosSagradosCuatro—repusoFerrier.Suestanciaentrelosmormoneslehabíaenseñadoquetal

eralamáximaautoridadaquecabíareferirse.—Nueveasiete—gritóelcentinela.—Sieteacinco—contestórápidoJeffersonHope,recordandolacontraseñaoídaeneljardín.—Adelante,yqueelSeñorseaconvosotros—dijolavozdesdearriba—.Másalládeesteenclave

seensanchabalaruta,yloscaballospudieroniniciarunligerotrote.Mirandohaciaatrás,alcanzaronaveralcentinelaapoyadosobresufusil,señaldequehabíandejadoasusespaldaslaposiciónúltimadelosElegidosyquecabalgabanyaportierrasdelibertad.

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5.Losángelesvengadores

Durante toda la noche trazaron su camino a través de desfiladeros intrincados y de senderosirregularessembradosderocas.Variasvecesperdieronel rumboyotras tantasel íntimoconocimientoqueHopeteníadelasmontañaslespermitiórecuperarlo.Alrayarelalba,unescenariodemaravillosaaunqueagrestebellezaseofrecióasusojos.Cerrandoelcontornotododelespacioseelevabanlosaltospicos coronados de nieve, cabalgados los unos sobre los otros en actitud de vigías que escrutan elhorizonte.Tanempinadaseranlasvertientesrocosasaentramboslados,quelospinosyalercesparecíanestar suspendidos encima de sus cabezas, como a la espera de un parco soplo de aire para caer conviolencia sobre los viajeros.Y no era la sensaciónmeramente ilusoria, pues se hallaba aquella hoyapelada salpicada en toda su extensiónpor peñas y árboles que hasta allí habían llegadode semejantemanera.Justoasupaso,unagranrocaseprecipitódeloaltoconunestrépitosordo,quedespertóecosenlascañadassilenciosas,eimprimióaloscansinoscaballosungalopealocado.

Conformeelsolselevantabalentamentesobrelalíneadeoriente,lascimasdelasgrandesmontañasfueronencendiéndoseunatrasotra,aligualquelosfarolesdeunaverbena,hastaquedartodasrutilantesyarreboladas.El espectáculomagníficoalegró loscorazonesde los tres fugitivosy les infundiónuevosánimos.Detuvieronlamarchajuntoauntorrentequeconímpetusurgíadeunbarrancoyabrevaronaloscaballosmientrasdabanrápidacuentadesudesayuno.Lucyysupadrehabríanprolongadocongustoesetiempodetregua,peroJeffersonHopesemostróinflexible.

—Yaestaránsobrenuestrapista—dijo—.Tododependedenuestravelocidad.Unavez salvosenCarsonpodremosdescansarelrestodenuestrasvidas.

Durante el día entero se abrieron camino a través de los desfiladeros, habiéndose distanciado alatardecer, según sus cálculos, más de treinta millas de sus enemigos. A la noche establecieron elcampamentoalpiedeunriscosaledizo,medianamenteprotegidoporlasrocasdelvientoálgido,yallí,apretados para darse calor, disfrutaron de unas pocas horas de sueño. Antes de romper el día, sinembargo, ya estaban en pie, prosiguiendo viaje. No habían echado de ver señal alguna de susperseguidores,yJeffersonHopecomenzóapensarquesehallabanacasofueradelalcancedelaterribleorganizaciónencuyaenemistadhabíanincurrido.Ignorabaaúncuánlejospodíallegarsugarradehierro,yquéprestaestabaéstaaabatirsesobreellosyaplastarlos.

Hacia la mitad del segundo día de fuga, su escaso lote de provisiones comenzó a agotarse. Noinquietóello,sinembargo,endemasíaalcazador,puesabundabanlaspiezasporaquellosparajes,ynouna, sino muchas veces, se había visto en la precisión de recurrir a su rifle para satisfacer lasnecesidades elementales de la vida. Tras elegir un rincón abrigado, juntó unas cuantas ramas secas yprodujo una brillante hoguera, en la que pudieran encontrar algún confortamiento sus amigos; seencontrabanacasicincomilpiesdealtura,yelaireeraheladoycortante.Despuésdeatarloscaballosydespedirse de Lucy, se echó el rifle sobre la espalda y salió en busca de lo que la suerte quisieradispensarle.Volviendolacabezaatrásvioalancianoya la jovenacurrucadosjuntoalbrillantefuego,conlastrescaballeríasrecortándoseinmóvilessobreelfondo.Acontinuación,lasrocasseinterpusieronentreelgrupoysumirada.

Caminóunpardemillasdeunbarrancoaotrosinmayoréxito,aunque,porlasmarcasenlascortezasdelosárboles,yotrosindicios,coligiólapresenciadenumerososososenlazona.Alfin,trasdosotres

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horasdebúsquedainfructuosa,ycuandodesanimadosedisponíaadarmarchaatrás,vio,echandolavistaa lo alto, un espectáculo que le hizo estremecer de alegría. En el borde de una roca voladiza, atrescientos o cuatrocientos pies sobre su cabeza, afirmaba sobre el suelo las pezuñas una criatura deaparienciavagamentesemejantealadeunacabra,aunquearmadadeunpardedescomunalescuernos.Lagranastada—portalseleconoceráprobablementeelguardaovigíadeunrebañoinvisiblealcazador;masporfortunaestabamirandoendirecciónopuestaaésteynohabíaadvertidosupresencia.Puestodebruces,descansóelriflesobreunarocayenfilólargamenteyconfirmepulsoladianaantesdeapretarelgatillo.Elanimaldiounrespingo,setambaleóuninstanteaorillasdelprecipicio,ysedesplomóalcabovalleabajo.

Pesabaenexcesolaresparaserllevadaacuestas,demodoqueelcazadoroptópordesmembrarunapiernaypartedelcostado.Conestetrofeoterciadosobreunodeloshombrossedioprisaadesandarloandado,yaquecomenzabaacaerlatarde.Apenaspuestoenmarcha,sinembargo,advirtióquesehallabaen un trance difícil. Llevado de su premura había ido mucho más allá de los barrancos conocidos,resultándole ahora difícil encontrar el camino de vuelta. El valle donde estaba tendía a dividirse ysubdividirseennumerosascañadas, tansemejantesquesehacíaimposibledistinguirlasentresí.Enfilóunaporespaciodeunamillaomáshastatropezarconunvenerodemontañaqueleconstabanohabervistoantes.Persuadidodehabererradoelrumbo,probóotrodistinto,masnoconmayoréxito.Lanochecaíarápidamente,yapenassirestabaalgunaluzcuandodioporfinconundesfiladerodeairefamiliar.Inclusoentoncesno fue fácil seguir lapista exacta, porque la lunanohabía ascendidoaúny los altosriscos, elevándose a una y otra mano, acentuaban aún más la oscuridad. Abrumado por su carga, yrendidotrastantoesfuerzo,avanzóatrompicones,infundiéndoseánimosconlareflexióndequeacadapaso que diera se acortaba la distancia entre él y Lucy, y de que habría comida bastante para todosduranteelrestodelviaje.

Yasehallabaenelprincipiomismodeldesfiladeroenquehabíadejadoasuscompañeros.Inclusoenlaoscuridadacertabaareconocerlasiluetadelasrocasquelosrodeaban.Estaríanesperándolo,pensó,conimpaciencia,puesllevabacasicincohorasausente.Ensualegríajuntólasmanos,selasllevóálabocaamododebocina,yanunciósullegadaconunfuertegrito,resonantealolargodelacañada.Sedetuvoyesperólarespuesta.Ningunaobtuvo,salvoladesupropiavoz,queseextendióporlastristes,silenciosascañadas,hastaretornarmultiplicadaenincontablesecos.Denuevogritó,inclusomásaltoquela vez anterior, y de nuevo permanecieronmudos los amigos a quien había abandonado tan sólo unashoras atrás.Unaangustia indefinibley sinnombre se apoderódeél, ydejandocaer en sudesvarío lapreciosacargadecarne,echóacorrerfrenéticamentecampoadelante.

Aldoblarlaesquinapudoavistarporenteroellugarprecisoenquehabíasidoencendidalahoguera.Aún restaba un cúmulo de brasas, evidentemente no avivadas desde su partida. El mismo silencioimpenetrable reinaba en derredor. Con sus aprensiones mudadas en certeza prosiguió presuroso lapesquisa.Noseveíacosavivientejuntoalosrestosdelahoguera:bestias,hombre,muchacha,habíandesaparecido.Eraevidentequealgún súbitoy terribledesastrehabíaocurridodurante suausencia,undesastrequeloscomprendíaatodos,sindejaremperorastroalgunotrasdesí.

Atónito,ycomoaturdidoporelsuceso,JeffersonHopesintióqueledabavueltaslacabeza,yhubodeapoyarseensurifleparanoperderelequilibrio.Sinembargo,eraenesenciahombredeacción,yserecobró pronto de su temporal estado de impotencia. Tomando un leño medio carbonizado de la ya

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lánguidahoguera, loatizódeunsoplidohastaproducirenéluna llama,yalumbrándoseconsuayuda,procedióalexamendelpequeñocampamento.Latierraestabatodaholladaporpezuñasdecaballo,señaldequeunacuadrilladejineteshabíaalcanzadoalosfugitivos.Ladireccióndelasimprontasindicabaasimismo que la partida había dirigido de nuevo sus pasos hacia Salt LakeCity. ¿Quizá con sus doscompañeros?Estabapróximo JeffersonHope adarporbuena esta conjetura, cuando susojos cayeronsobreunobjetoquehizovibrarhastaenlomásrecónditotodoslosnerviosdesucuerpo.Cerca,haciaunodeloslímitesdelcampamento,seelevabaunmontecillodetierrarojiza,queabuenseguronohabíaestado allí antes. No podía ser sino una fosa recién excavada. Al aproximarse, el joven cazadordistinguióelperfildeunaestacahincadaenelsuelo,conunpapelsujetoasuextremoahorquillado.Enélseleíanestasbreves,aunqueelocuentespalabras:

JOHNFERRIER,

VecinodeSaltLakeCity.Murióel4deagostode1860.

Elvalerosoanciano,alquehabíadejadodeverapenasunashorasantes,estabayaenelotromundo,

yésteeratodosuepitafio.Desolado,JeffersonHopemiróenderredor,porsihubieraunasegundatumba,masnoviotrazadeninguna.LucyhabíasidoarrebatadaporsusterriblesperseguidoresparacumplirsudestinooriginalcomoconcubinaenelharéndeunodeloshijosdelosAncianos.Cuandoeljovencayóenlacuentadeestehechofatal,quenoestabaensumanoremediar,deseódeciertocompartirlasuertedelviejogranjeroysuúltimaysilenciosamoradabajoelsuelo.

De nuevo, sin embargo, su espíritu activo le permitió sacudirse el letargo a que induce ladesesperación. Cuando menos podía consagrar el resto de su vida a vengar el agravio. Además depacienciayperseveranciaenormes,JeffersonHopeposeíatambiénunapeculiaraptitudparalavenganza,aprendida acaso de los indios entre los que se había criado.Mientras permanecía junto al fuego casiextinto,comprendióquelaúnicacosaquealcanzaríaaacallarsupenahabríadesereldesquiteabsoluto,obradopormanopropiacontrasusenemigos.Sufuertevoluntadeinfatigableenergíanotendrían,sedijo,otrofin.Pálido,ceñudoelrostro,volviósobresuspasoshastadondehabíadejadocaerlacarne,y,trasreavivarlasbrasas,asólasuficienteparaelsustentodealgunosdías.Laenvolvióluegoy,cansadocomoestaba,emprendiólavueltaatravésdelasmontañas,enposdelosÁngelesVengadores.

Durantecincodíasavanzó,abrumadoyconlospiesdoloridos,porlosdesfiladerosqueanteshabíaatravesadoauñadecaballo.Enlanochesedejabacaerentrelasrocas,concediendounaspocashorasalsueño,peroprimeroquerayaseeldíaestabayadenuevoenmarcha.AlsextodíallegóalCañóndelasÁguilas,puntodearranquedesudesdichadafuga.DesdeallíalcanzabaacontemplarseelhogardelosSantos.Maltrechoyexhaustoseapoyósobresurifle,mientrastendíafieramenteelpuñocurtidocontralasilenciosaciudadextendidaasuspies.Almirarlaconmayorsosiego,echódeverbanderasenlascallesprincipalesyotrossignosdefiesta.Estabaaúnpreguntándoseaquésedeberíaaquello,cuandoatrajosuatenciónunbatirdecascoscontraelsuelo,seguidoporlaaparicióndeunjinetequeveníadecamino.Cuando lo tuvo lobastantecercapudo reconoceraunmormón llamadoCowper,alquehabía rendidoserviciosendistintasocasiones.Portanto,alcruzarseconél,loabordóconelfindesaberalgosobreelparaderodeLucyFerrier.

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—SoyJeffersonHope—dijo—.¿Nomereconoce?Elmormónledirigióunamiradadenodisimuladoasombro.Resultabadehechodifíciladvertiren

aquelcaminanteharapientoydesgreñado,decarahorriblementepálidaydeojosferocesydesorbitados,alapuestoyjovencazadordeotrasveces.Satisfecho,sinembargo,sobreestepunto,elhombremudólasorpresaenconsternación.

—Eslocuraquevengaporaquí—exclamó—.Porsólodirigirlelapalabra,peligrayamivida.EstáustedproscritoacausadesuparticipaciónenlafugadelosFerrier.

—NotemoalosCuatroSantosniasumandamiento—dijoHopevehementemente—.Algotienequehaber llegadoasusoídos,Cowper.Leconjuropor loquemásquieraparaquedécontestaciónaunaspocaspreguntas.Siemprefuimosamigos.PorDios,norehúyaresponderme.

—¿Dequésetrata?—inquiriónerviosoelmormón—.Searápido.Hastalasrocastienenoídos,ylosárbolesojos.

—¿QuéhasidodeLucyFerrier?—FuedadaayerporesposaaljovenDrebber.¡Ánimo,hombre,ánimo!Pareceustedundifunto...—Nosecuidedemí—repusoHopeconunsusurro.Estabamortalmentepálido,ysehabíadejado

caeralpiedelpeñascoqueantesleservíadeapoyo—.¿Demodoquesehacasado?—Justo ayer.No otra cosa conmemoran las banderas que ve ondear en laCasa Fundacional. Los

jóvenesDrebberyStangersonanduvierondisputándoselaposesióndeltrofeo.Ambosformabanpartedelacuadrillaquehabíarastreadoalosfugitivos,ydeStangersoneslabalaquediocuentadelpadre,loque parecía concederle alguna ventaja; mas al solventarse la cuestión en el Consejo, la facción deDrebberllevólamejorparte,yelprofetapusoenmanosdeéstealachica.Anadieperteneceráporlargotiempo,sinembargo,yaqueayervilamuertepintadaensucara.Mássemejaunfantasmaqueunamujer.¿Semarchausted?

—Sí—dijoJeffersonHope,abandonadaporfinsuposiciónsedente.Parecíacinceladoenmármolelrostro del cazador, tan firme y dura se había tornado su expresión, en tanto los ojos brillaban con unresplandorsiniestro.

—¿Adóndesedirige?—Nosepreocupe—repuso,y terciandoelarmasobreunhombro,siguiócañadaadelantehasta lo

más profundo de lamontaña, allí donde tienen las alimañas su guarida.De todas ellas, era él lamáspeligrosa;entreaquellasfieras,ladotadademayorfiereza.

Laprediccióndelmormón se cumplió conmacabra exactitud.Bien impresionadapor la aparatosamuertedesupadre,bienaresultasdelodiosomatrimonioaquesehabíavistoforzada,lapobreLucynovolvióa levantarcabeza,falleciendo,alcabo, trasunmesdecreciente languidez.Suestúpidomarido,quelahabíadesposadosobretodoporqueapetecíalafortunadeJohnFerrier,nomostrógranaflicciónpor la pérdida; pero sus otrasmujeres lloraron a la difunta, y velaron su cuerpo la noche anterior alsepelio,segúnescostumbreentrelosmormones.Estabanagrupadasalalbaenderredordelataúdcuando,parasuinexpresablesorpresayterror,lapuertaseabrióviolentamenteyunhombredeaspectosalvaje,curtidoporlaintemperieycubiertodeharapos,penetróenlahabitación.Sindecirpalabraodirigirunasolamiradaalasmujeresencogidasdeespanto,sedirigióalasilenciosaypálidafiguraqueanteshabíacontenidoelalmapuradeLucyFerrier.Inclinándosesobreella,apretóreverentementeloslabioscontralafríafrente,trasdelocual,levantandolamanoinerte,tomódeunodesusdedoselanillodedesposada.

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—Nolaenterraránconesto—gritóconfiereza;yantesdequenadiepudieradarlaseñaldealarma,desapareció escaleras abajo. Tan peregrino y breve fue el episodio que los testigos habrían halladodifícilconcederlecréditoopersuadirdesuveracidadauntercero,anoserporelhechoindudabledequeelanilloquedistinguíaaladifuntacomonoviahabíadesaparecido.

DurantealgunosmesesJeffersonHopepermanecióenlasmontañas,llevandounaextrañavidasalvajeynutriendoensucorazónlaviolentaseddevenganzaqueloposeía.Enlaciudadsereferíanhistoriassobreuna fantástica figuraquemerodeabapor los alrededoresyque tenía sumoradaen las solitariascañadas montañosas. En cierta ocasión, una bala atravesó silbando la ventana de Stangerson y fue aestamparsecontralaparedamenosdeunmetrodelmormón.Otravez,cuandopasabaDrebberjuntoauncrestón,seprecipitósobreélunagranpeña,quelehubieracausadomuerteterribleanotenerlaprestezadearrojarsedebruceshaciaunlado.Losdosjóvenesmormonesdescubrieronprontolacausadeestosatentados contra sus vidas y encabezaron varias expediciones por las montañas con el propósito decapturar o dar muerte a su enemigo, siempre sin éxito. Entonces decidieron no salir nunca solos odespuésdeanochecido,ypusieronguardiaa suscasas.Transcurridoun tiempoyano le fuenecesariomantenerestasmedidas,pueshabíadesaparecido todorastrodesuoponente,enelque terminaronporcreeracalladoeldeseodevenganza.

Porlocontrario,éste,sicabe,seadueñabacadavezmásdelcazador.Suespírituestabaformadodeunamateriaduraeinflexible,habiendohechohastatalpuntopresaenéllaideadominantedeldesquite,queapenasquedabaespacioparaotrossentimientos.Aúnasíeraaquelhombre,sobre todas lascosas,práctico.Comprendióprontoquenisiquierasuconstitucióndehierropodríaresistirlapresiónconstanteaque laestabasometiendo.La intemperiey la faltadealimentaciónadecuadaprincipiabanaobrarsuefecto.Casodequemuriesecomounperroenaquellasmontañas,¿quéseríadesuvenganza?Yhabíademorirdeciertosipersistíaenelempeño.Sintióqueestabajugandolascartasdesusenemigos,demodoquemuya supesarvolvióa lasviejasminasdeNevada, conánimode reponer allí su saludy reunirdinerobastanteaproseguirsinprivacionessuproyecto.

Noentrabaensuspropósitosestarausentearribadeunaño,masunacombinacióndecircunstanciasimprevistasleretuvoenlasminascercadecinco.Alcabodeéstos,sinembargo,elrecuerdodelagravioysuafán justicieronoeranmenosagudosqueen lanochememorable transcurrida juntoa la tumbadeJohnFerrier.Disfrazado,ybajonombresupuesto,retornóaSaltLakeCity,menosatentoasuvidaquealaobtencióndelanecesariajusticia.Untranceadversoleaguardabaenlaciudad.SehabíaproducidopocosmesesantesuncismaenelPuebloElegido,traslarebelióncontralosAncianosdealgunosjóvenesmiembros que, separados del cuerpo de la Iglesia, habían dejado Utah para convertirse en gentiles.DrebberyStangersonsecontabanentreéstos,ynadieconocíasuparadero.Corríalaespeciedequeelprimero, por haber alcanzado a convertir parte de sus bienes en dinero, seguía siendo hombreacaudalado,mientras sucompañeroStangersonnutríaelnúmerode los relativamentepobres.Sobresudestinoactualnadieposeía,sinembargo,lamenornoticia.

Muchoshombres, por grandeque fuera el deseodevenganza, habrían cejado en supropósito antetamañas dificultades, pero JeffersonHope no desfalleció un solo instante. Con sus escasos bienes defortuna,yayudándosecontalocualmodestoempleo,viajódeunaciudadaotradelosEstadosUnidosenbuscadesusenemigos.Fuecediendocadaaño lugaralsiguiente,yseentreverósunegracabelleradehebrasblancas,masnocesóaquelsabuesohumanoensupesquisa,atentotodoalobjetoquedabasentido

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asuvida.Alfinobtuvotantoahíncosurecompensa.Bastólarápidavisióndeunrostroalotroladodeuna ventana para confirmarle que Cleveland, en Ohio, constituía a la sazón el refugio de sus dosperseguidos.Nuestrohombreretornóasupobrealojamientoconunplandevenganzaconcebidoentodossus detalles. El azar quiso, sin embargo, que Drebber, sentado junto a la ventana, reconociera alvagabundo, en cuyos ojos leyó una determinación homicida. Acudió presuroso a un juez de paz,acompañado por Stangerson, que se había convertido en su secretario, y explicó el peligro en que sehallabansusvidas,amenazadas,segúndijo,porelodioyloscelosdeunantiguorival.AquellamismatardeJeffersonHopefuedetenido,ynopudiendopagarlafianza,hubodepermanecerenprisiónvariassemanas.CuandoalfinrecobrólalibertadhallódesiertalacasadeDrebber,quien,juntoasusecretario,habíaemigradoaEuropa.

Otravezhabíasidoburladoelvengador,ydenuevosuodio intenso lo indujoaproseguir lacaza.Andabaescasodefondos,sinembargo,yduranteuntiempo,tuvoquevolveraltrabajo,ahorrandohastaelúltimodólarparaelviajeinminente.Alcabo,rehechossusmediosdevida,partióparaEuropa,yallí,deciudadenciudad,siguiólapistadesusenemigos,oficiandoentodasuertedeocupacionesserviles,sindarnuncaalcanceasupresa.LlegadoaSanPetersburgo,resultóqueaquélloshabíanpartidoaParís,y una vez allí se encontró conque acababande salir paraCopenhague.A la capital danesa arribódenuevo con unos días de retraso, ya que habían tomado el camino de Londres, donde logró, al fin,atraparlos. Para lo que sigue será mejor confiar en el relato del propio cazador, tal como se hallapuntualmenteregistradoenel«DiariodelDoctorWatson»,alquedebemosyainestimablesservicios.

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6.ContinuacióndelasmemoriasdeJohnWatson,doctorenMedicina

Lafuriosaresistenciadelprisioneronoencerrabaalparecerenconoalgunohacianosotros,yaquealverse por fin reducido, sonrió de manera afable, a la par que expresaba la esperanza de no haberlastimadoanadieenlarefriega.

—Supongoquevanallevarmeustedesalacomisaría—dijoaSherlockHolmes—.Tengoelcochealapuerta.Simedesatanlaspiernasirécaminando.Pesoahoraconsiderablementemásqueantes.

Gregson y Lestrade intercambiaron una mirada, como si se les antojara la propuesta un tantoextemporánea; peroHolmes, cogiendo sinmás la palabra al prisionero, aflojó la toalla que habíamosenlazadoasustobillos.Sepusoaquélenpieyestirólaspiernas,casidudoso,porlastrazas,dequelastuvieraotravez libres.Recuerdoquepensé, segúnestabaahídelantedemí,habervistoenmuypocasocasiones hombre tan fuertemente constituido. Su rostro moreno, tostado por el sol, traslucía unadeterminaciónyenergíanomenosformidablesquesuaspectofísico.

—Siestálibrelaplazadecomisario,consideroqueesustedlapersonaindicadaparaocuparla—dijo,mirandoamicompañerodealojamientoconunanodisimuladaadmiración—.Elmodocomohaseguidoustedmipistarayaenloasombroso.

—Serámejorquemeacompañen—dijoHolmesalosdosdetectives.—Yopuedollevarlosenmicoche—repusoLestrade.—Bien. Que Gregson suba con nosotros a la cabina. Y usted también, doctor. Se ha tomado con

interéselcasoypuedesumarsealacomitiva.Aceptédebuengrado,ytodosjuntosbajamosalacalle.Elprisioneronohizoporemprenderlafuga,

sino que, tranquilamente, entró en el coche que había sido suyo, seguido por el resto de nosotros.Lestradeseaupóalpescante,arreóalcaballo,yenmuybrevetiemponoscondujoapuerto.Senosdioentradaaunahabitaciónpequeña,dondeuninspectordepolicíaanotóelnombredenuestroprisionero,juntoconeldelosdosindividuosaquieneslajusticialeacusabadehaberasesinado.Eloficial,untipopálidoeinexpresivo,procedióaestostrámitescomosifuerandepurarutina.

—Elprisionerocompareceráa juicioenelplazodeunasemana—dijo—.Entre tanto,¿tienealgoquedeclarar,señorHope?Leprevengoquecuantodigapuedeserutilizadoensucontra.

—Muchoesloquetengoquedecir—repuso,lentamente,nuestrohombre—.Noquieroguardarmeunsolodetalle.

—¿Noseríamejorqueatendieraalacelebracióndeljuicio?—preguntóelinspector.—Esposiblequenollegueesemomento—contestó—.Masnosealteren.Nomerondalacabezala

ideadelsuicidio.¿Esustedmédico?Volvióhaciamísusvalientesojosnegrosenelinstantemismodeformularlaúltimapregunta.—Sí—repliqué.—Pongaentonceslasmanosaquí—dijoconunasonrisa,altiempoqueconlasmuñecasesposadasse

señalabaelpecho.Leobedecí,percibiendoactoseguidounaextraordinariapalpitaciónycomountumultoensuinterior.

Las paredes del pecho parecían estremecerse y temblar como un frágil edificio en cuyos adentros seocultara unamaquinaria poderosa. En el silencio de la habitación acerté a oír también un zumbido obordoneosordo,procedentedelamismafuente.

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—¡Diablos!—exclamé—.¡Tieneustedunaneurismaaórtico!—Así le dicen, según parece—repuso plácidamente—. La semana pasada acudí almédico yme

aseguró que estallaría antes de nomuchos días.Ha ido empeorando de año en año desde lasmuchasnoches al serenoy el demasiado ayuno en lasmontañas deSaltLake.Cumplidami tarea,me importapocolamuerte,masnoquisierairmealotromundosindejarenclaroalgunospuntos.Preferiríanoserrecordadocomounvulgarcarnicero.

El inspector y los dos detectives intercambiaron presurosos unas cuantas palabras sobre laconvenienciadeautorizarsemejanterelato.

—¿Considera,doctor,queelpeligrodemuerteesinmediato?—inquirióelprimero.—Nohayduda—repuse.—Entalcaso,yeninterésdelajusticia,constituyeevidentementenuestrodebertomardeclaraciónal

prisionero—dijoelinspector.—Eslibre,señor,dedarinicioasuconfesión,que,noloolvide,quedaráaquíconsignada.—Entonces,consupermiso,voyatomarasiento—replicóaquél,conformandoelactoalaspalabras

—.Esteaneurismaquellevodentromeocasionafácilmentefatiga,ylatremolinadehaceunratonohacontribuidoaenmendarlascosas.Hallándomealbordedelamuerte,comprenderánustedesquenotengomayorinterésenocultarleslaverdad.Laspalabrasquepronuncieseránestrictamenteciertas.Elusoquehagandespuésdeellasesasuntoquemetraesincuidado.

Tras este preámbulo, JeffersonHope se recostó en la silla y dio principio al curioso relato que acontinuaciónlestranscribo.Sucomunicaciónfuemetódicaytranquila,comosicorrespondieraahechoscasi vulgares. Puedo responder de la exactitud de cuanto sigue, ya que he tenido acceso al libro deLestrade,enelquefueronanotadaspuntualmente,ysegúnibahablando,laspalabrasdelprisionero.

—No les incumbe saber por qué odiaba yo a estos hombres—dijo—. Importa tan sólo que eranresponsablesdelamuertededossereshumanos(unpadreyunahija),yque,portanto,habíanperdidoelderecho a sus propias vidas. Tras el mucho tiempo transcurrido desde la comisión del crimen, meresultaba imposible dar prueba fehaciente de su culpabilidad ante un tribunal. En torno a ella, sinembargo,noalimentaba lamenorduda,demodoquedeterminéconvertirmea lavezen juez, juradoyejecutor.Nohubiesenustedesobradodeotromodoaserverdaderamentehombresyencontrarseenmilugar.

»Lachicadelaquehehechomenciónera,haceveinteaños,miprometida.LacasaronporlafuerzaconeseDrebber, loquevinoa ser lomismoque llevarlaalpatíbulo.Yo tomédesudedoexangüeelanillo de boda, prometiéndome solemnemente que el culpable no habría demorir sin tenerlo ante losojos, en recordacióndel crimen en cuyonombre se le castigaba.Esa prendaha estado enmi bolsillodurantelosañosenqueperseguípordoscontinentes,yalfindicaza,amienemigoyasucómplice.Ellosconfiabanenquelafatigamehiciesecejarenelintento,masconfiaronenvano.Si,comoesprobable,mueromañana,loharésabiendoquemitareaenelmundoestácumplidaybiencumplida.Muertossonypormimano.Nadaansíoniesperoya.

»Al contrario que yo, eran ellos ricos, así que no resultaba fácil seguir su pista.Cuando llegué aLondresapenassimequedabaunpenique,ynotuvemásremedioquebuscartrabajo.Montoygobiernocaballoscomoquienanda:prontomevienelempleodecochero.Cuantoexcedieradeciertasumaquecadasemanahabíadellevaralpatrón,eraparamibolsillo.Ascendía,porlocomún,apoco,aunquepude

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irtirando.Mefueenespecialdifícilorientarmeenlaciudad,aloquepiensoellaberintomásendiabladoquehastalafechahayatramadoelhombre.Gracias,sinembargo,aunmapaquellevabaconmigo,acerté,unavezlocalizadosloshotelesyestacionesprincipales,acomponérmelasnodeltodomal.

»Pasóciertotiempoantesdequeaveriguaseeldomiciliodelosdoscaballerosdemisentretelas;masnodescanséhastadarconellos.SealojabanenunapensióndeCamberwell,alotroladodelrío.Supeentoncesquelosteníaamimerced.Mehabíadejadocrecerlabarba,loquemetornabairreconocible.Proyectabaseguirsuspasosenesperadelmomentopropicio.Noestabadispuestoadejarlosescapardenuevo.

»Poco faltó, sin embargo, para que lo hicieran. Se encontraran donde se encontrasen, andaba yopisándoleslostalones.Aveceslesseguíaenmicoche,otrasapie,aunquepreferíaloprimero,porqueentoncesnopodíansepararsedemí.Deahí resultóquesólocobrara lascarretasaprimerahorade lamañana o a última de la noche, principiando a endeudarme conmi patrón.Me tenía ello sin cuidado,mientraspudieraecharleselguanteamisenemigos.

»Eranéstosmuyastutos,sinembargo.Debieronsospecharqueacasoalguienseguíasurastro,yaquenunca salían solos o después de anochecido.Durante dos semanas no los perdí de vista, y en ningúninstanteseseparóelunodelotro.Drebberandabalamitaddeltiempoborracho,peroStangersonnosepermitía un segundo de descuido. Los vigilaba de claro en claro y de turbio en turbio, sin encontrarsombrasiquieradeunaoportunidad;noincurría,aunasí,eneldesaliento,puesunavozinteriormedecíaquehabíallegadomihora.Sóloteníauncuidado:quemeestallaraestacosaquellevodentrodelpechodemasiadopronto,impidiéndomedarremateamitarea.

»Al fin, una tarde en la que llevabayavarias veces recorrida enmi cocheTorquayTerrace—talnombredistinguíaalacalledelapensióndondesealojaban—,observéqueunvehículohacíaaltojustodelantedesupuerta.Sacarondelacasaalgunosbultos,ypocodespuésDrebberyStangerson,quehabíanaparecido tras ellos, partieron en el carruaje. Incité ami caballo y no los perdí de vista, aunquemeinquietaba la ideadeque fueranacambiarotravezde residencia.SeapearonenEustonStation,yyoconfiémimontura a unniñomientras los seguía hasta los andenes.Oí quepreguntabanpor el tren deLiverpoolytambiénlacontestacióndelvigilante,quienlesexplicóqueyaestabaencaminoyquehabíandeaguardarunahorahastaelsiguiente.

»LanoticiaparecióalterargrandementeaStangersonyproducirciertacomplacenciaenDrebber.Mearrimé a ellos lo bastante para escuchar cada una de las palabras que a la sazón se intercambiaban.Drebberdijoqueleaguardabaunpequeñonegocio.yquesielotroteníaabienesperarle,sereuniríaconélanomuchotardar.Sucompañeronosemostróconformeyrecordósuacuerdodepermanecerjuntos.Drebber repuso que el asunto era delicado y que debía tratarlo él solo. No pude oír la réplica deStangerson, mas Drebber prorrumpió en improperios, diciendo al otro que no era al cabo sino unsirvienteasueldo,sintítulosparaordenarleestoolodemásallá.Entoncesprefiriócederelsecretario,trasde locualquedóconvencidoqueDrebbersereuniríaconStangersonenelhotelHallidayPrivate,casodequellegaseaperderelúltimotren.Elprimeroaseguróqueestaríadevueltaenlosandenesantesdelasonceyabandonólaestación.

»Laocasiónquetantotiempohabíaaguardadoparecíaponerseporfinalalcancedelamano.Teníaamisenemigosenmipoder.Juntospodíandarseprotecciónunoalotro,masporseparadosehallabanamimerced.Nomedejéllevarsinembargodelapremura.Miplanestabayadibujado.Nohaysatisfacción

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enlavenganzaamenosqueelculpableencuentremododesaberdequiéneslamanoquelofulminaycuál la causa del castigo. Entraba enmis propósitos que el hombre queme había agraviado pudieracomprender que sobre él se proyectaba la sombra de su antiguo pecado. Por ventura, el día antes,mientrasvisitabanunosinmueblesenBrixtonRoad,unsujetohabíaextraviadolallavedeunodeellosenmicoche.Fuereclamadaydevueltaaquellamismatarde,noantes,sinembargo,dequeyohubierahechounmolde,yobtenidounaréplica,delaoriginal.Deestemodoganabaaccesoaunpuntoalmenosdelaciudaddondepodíatenerlaseguridaddeobrarsinserinterrumpido.CómoarrastraraDrebberhastaesacasaeraladifícilcuestiónqueahorasemepresentaba.

»Mi hombre prosiguió calle abajo, entrando en uno o dos bares, y demorándose en el último casimediahora.Saliódelúltimodibujandoeses,bienempapadoyaenalcohol.Hizounaseñaalsimónquehabíajustoenfrentedemí.Loseguítandecercaqueelhocicodemicaballorozabacasiconelcododelconductor.CruzamoselpuentedeWaterlooydespués,interminablemente,otrascalles,hastaqueparamisorpresamevienlaexplanadamismadedondehabíamospartido.Ignorabalarazóndeeseretorno,peroazucéamicaballoymedetuveaunascienyardasdelacasa.Drebberentróenella,yelsimónsiguiócamino.Denmeunvasodeagua,porfavor.Tengolabocasecadetantohablar.

»Lealcancéelvaso,queapuróalinstante.»—Así estámejor—dijo—.Bien, llevaba haciendo guardia un cuarto de hora, aproximadamente,

cuandodeprontomellegódelacasaunruidodegenteenzarzadaenunapelea.Inmediatamentedespuésseabrióconbrusquedadlapuertayaparecierondoshombres,unodeloscualeseraDrebberyelotrounjoven al que nunca había visto antes.Este tipo tenía sujeto aDrebber por el cuello de la chaqueta, ycuando llegaron al piede la escalera le dioun empujónyunapatadadespuésque lohizo trastabillarhastaelcentrodelacalle.

»—¡Canalla!—exclamó,enarbolandosubastón—.¡Voyaenseñarteyoaofenderaunachicahonesta!»EstabatanexcitadoquesospechoquehubieramolidoaDrebberapalos,denoponerelmiserable

pies en polvorosa. Corrió hasta la esquina, y viendo entonces mi coche, hizo ademán de llamarlo,saltandodespuésasuinterior.

»—AlHalliday´sPrivate—dijo.»Viéndoloyadentrosentítalpálpitodegozoquetemíqueeneseinstanteúltimopudieraestallarmi

aneurisma.Apurélacalleconlentitud,mientrasreflexionabasobreelcursoaseguir.Podíallevarlosinmásalasafuerasyallí,encualquiercamino,celebrarmipostrerentrevistaconél.CasiteníadecididotalcuandoDrebbermebrindóotrasolución.Sehabíaapoderadonuevamentedeéleldeliriodelabebida,ymeordenóquelecondujeraaunataberna.Ingresóenellatrashabermedichoqueaguardaraporél.Noacabó hasta la hora de cierre, y para entonces estaba tan borracho queme supe dueño absoluto de lasituación.

»Nopiensenquefigurabaenmiproyectoasesinarloasangrefría.Nohubiesevulneradoconellolamás estricta justicia, mas me lo vedaba, por así decirlo, el sentimiento. Desde tiempo atrás habíadeterminadononegarlelaoportunidaddeseguirvivo,siempreycuandosupieraaprovecharla.EntrelosmuchostrabajosquehedesempeñadoenAméricasecuentaeldeconserjeybarrenderoenunlaboratoriodeYorkCollege.Undíaelprofesor,hablandodevenenos,mostróalosestudiantesciertasustancia,alaquecreorecordarquedioelnombredealcaloide,yquehabíaextraídodeunaflechainficionadaporlosindios sudamericanos. Tan fuerte era su efecto que un solo gramo bastaba a producir la muerte

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instantánea.Echéelojoalabotelladondeguardabalapreparación,ycuandotodoelmundosehuboido,cogíunpocoparamí.Nosemedamaleloficiodeboticario;conelalcaloidefabriquéunaspíldoraspequeñas y solubles, que después coloqué en otros tantos estuches junto a unas réplicas de idénticoaspecto,masdesprovistasdeveneno.Decidíque,llegadoelmomento,esoscaballerosextrajeranunadelaspíldoras,dejándomeamílasrestantes.Elprocedimientoeranomenosmortíferoy,desdeluego,mássigiloso,quedispararconunapistolaatravésdeunpañuelo.Desdeentoncesnuncameseparabademipreciosocargamento,alqueahorateníaocasióndedardestino.

»Máscercaestábamosdelaunaquedelasdoce,ylanocheeradeperros,huracanadaymetidaenagua. Con lo desolado del paisaje aledaño contrastaba mi euforia interior, tan intensa que había decontenermeparanogritar.Quienquieradeustedesquehayaanheladounacosa,yporespaciodeveinteañosporfiadoenanhelarla,hastaquedeprontolavealalcancedesumano,comprenderámiestadodeánimo.Encendíuncigarroparacalmarmisnervios,masmetemblabanlasmanosylatíanlassienesdepuraexcitación.ConformeguiabaelcochepudeveralviejoFerrieryaladulceLucymirándomedesdelaoscuridady sonriéndome,con lamismaprecisiónconque lesveoahoraaustedes.Durante todoelcaminomedieronescolta,cadaunoaunladodelcaballo,hastalacasadeBrixtonRoad.

»No se veía un alma ni llegaba al oído el más leve rumor, quitando el menudo de la lluvia. AlasomarmealaventanadelcarruajeavistéaDrebber,que,hechounlío,sehallabaentregadoalsueñodelbeodo.Losacudíporunbrazo.

»—Hemosllegado—dije.»—Estábien,cochero—repuso.»Supongoqueseimaginabaenelhotelcuyadirecciónmehabíadado,porquedescendiódócilmentey

mesiguióatravésdeljardín.Hubedeponermeasuflancoparatenerlederecho,puesestabaaúnunpocoturbadoporelalcohol.Unavezenelumbral,abrílapuertaypenetramosenlapiezadelfrente.Ledoymipalabradehonorquedurantetodoeltrayectopadreehijacaminaronjuntosdelantedenosotros.

»—Estáestooscurocomobocadelobo—dijo,andandoatientas.»—Prontotendremosluz—repuse,altiempoqueencendíaunacerillaylaaplicabaaunavelaque

habíatraídoconmigo—.Ahora,EnochDrebber—añadílevantandolacandelahastamirostro—,intenteaveriguarquiénsoyyo.

»Me contempló un instante con sus ojos turbios de borracho, en los que una súbita expresión dehorror,acompañadadeunacontracciónde toda lacara,medioaentenderqueenmihombresehabíaobrado una revelación. Retrocedió vacilante, dando diente con diente y lívido el rostro, mientras unsudorfríoperlabasufrente.Meapoyéenlapuertaylancéunalargayfuertecarcajada.Siemprehabíasabidoquelavenganzaseríadulce,aunquenotodolomaravillosaqueahorameparecía.

»—¡Miserable!—dije—.HeestadosiguiendotupistadesdeSaltLakeCityhastaSanPetersburgo,sinconseguirapresarte.Porfinhanllegadotuscorreríasatérmino,porqueéstaserá,paratioparamí,laúltimanoche.

»Reculóaúnmásantesemejantespalabras,ypudeadivinar,porlaexpresióndesucara,quemecreíaloco.Dehecho,lofuiuninstante.Elpulsomelatíaenlassienescomoaredoblesdetambor,ycreoquehabríasufridouncolapsoanoserporquelasangre,manandodelanariz,metrajomomentáneoalivio.

»—¿QuépiensasdeLucyFerrierahora?—grité,cerrandolapuertaconllaveyagitandoéstaantesusojos—.Elcastigosehahechoesperar,peroyaseciernesobreti.

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»Vitemblarsuslabioscobardes.Habríasuplicadoporsuvida,denosaberloinútil.»—¿Vaaasesinarme?—balbució.»—¿Asesinarte?—repuse—. ¿Se asesina acaso a un perro rabioso? ¿Te preocupó semejante cosa

cuando separaste ami pobre Lucy de su padre reciénmuerto para llevarla a tumaldito y repugnanteharén?

»—Nofuiyoautordeesamuerte—gritó.»—Perosípartistepormediouncorazóninocente—dije,mostrándolelacajadelaspastillas—.Que

elSeñoremitasufallo.Tomaunaytrágala.Enunahabitalamuerte,enotralasalvación.Paramíserálaquetúdejes.Veremossiexistejusticiaenelmundoosigobiernaaésteelazar.

»Cayódehinojospidiendoagritosperdón,masyodesenvainémicuchilloyloalleguéasugargantahasta queme hubo obedecido. Tragué entonces la otra píldora, y durante unminuto omás estuvimosmirándonosensilencio,alaesperadecómoserepartíalaSuerte.¿Podréolvidaralgunavezlaexpresióndesurostrocuando,traslasprimerasconvulsiones,supoqueelvenenoobrabayaensuorganismo?Reíal verlo, mientras sostenía a la altura de sus ojos el anillo de compromiso de Lucy. Fue breve elepisodio, ya que el alcaloide actúa con rapidez. Un espasmo de dolor contrajo su cara; extendió losbrazos,diounostumbos,yentonces,lanzandoungrito,sederrumbópesadamentesobreelsuelo.Ledilavueltaconelpieypuselamanosobresucorazón.Noobservéquesemoviera.¡Estabamuerto!

»Lasangrehabíaseguidobrotandodeminariz,sinqueyoloadvirtiera.Nosédecirlesquémeindujoadibujarconellaesainscripción.Quizáfueralamaliciadeponeralapolicíasobreunapistafalsa,yaquemesentíaeufóricoyconelánimoligero.RecordéqueenNuevaYorkhabíasidohalladoelcuerpodeunalemánconlapalabra«Rache»escritasobrelapared,ysemehicieronpresenteslasespeculacionesdelaprensaatribuyendoelhechoalassociedadessecretas.SupusequeenLondresnosuscitaríaelcasomenosconfusiónqueenNuevaYork,ymojandoundedoenmisangre,grabéoportunamenteelnombresobreunodelosmuros.Volvídespuésamicocheycomprobéqueseguíalacalledesiertayrugientelanoche.Llevabahechoalgúncaminocuando,alhundirlamanoenelbolsilloenquesolíaguardarelanillodeLucy,loechéenfalta.Sentíquemefallabaelsuelodebajodelospies,puesnomequedabadeellaotro recuerdo. Pensando que acaso lo había perdido al reclinarme sobre el cuerpo deDrebber, volvígrupasy,trasdejarelcocheenunacallelateral,retornédecididoalacasa.Cualquierpeligromeparecíapequeño,comparadoaldeperderelanillo.Llegadoallícasimedoydebrucesconeloficial,quejustoentoncessalíadelinmueble,ysólopudedisiparsussospechasfingiéndomemortalmenteborracho.

»DelamaneradichaencontróEnochDrebberlamuerte.»SólomerestabadaridénticodestinoaStangersonysaldarasíladeudadeJohnFerrier.Sabiendo

quesealojabaenelHalliday’sPrivate,estuvealacechotodoeldía,sinavistarlouninstante.ImaginoqueentróensospechastraslaincomparecenciadeDrebber.EraastutoeseStangersonydifícildecogerdesprevenido. No sé si creyó que encerrándose en el hotel me mantenía a raya, mas en tal caso seequivocaba.Prontoaverigüéquéventanadabaasuhabitación,yalamañanasiguiente,sirviéndomedeunasescalerasquehabíaarrumbadasenunacallejuelatraselhotel,penetréensucuartosegúnrayabaeldía.Lodespertéy ledijequehabía llegado lahoraderesponderpor lamuertecometida tanto tiempoatrás.LedescribíloacontecidoconDrebber,poniéndoledespuéseneltrancedelapíldoraenvenenada.Envezdeaprovecharesaoportunidadqueparasalvarelpellejoleofrecía,saltódelacamaysearrojóami cuello. En propia defensa, le atravesé el corazón de una cuchillada. De todos modos, estaba

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sentenciado,yaquejamáshubierasufridolaprovidenciaquesumanoculpableeligieseotrapíldoraquelavenenosa.

»Pocomáshedeañadir,yporsuerte,yaquemeacabopormomentos.Seguíenelnegociodelcocheundíamásomenos,conlaideadeahorrarlobastanteparavolveraAmérica.EstabaenlascaballerizascuandounrapazharapientovinopreguntandoporuntalJeffersonHope,cuyovehículosolicitabanenel221BdeBakerStreet.Acudíalacitasinmayoresrecelos,yelrestoesdeustedesconocido:eljovenaquípresentemeplantósusdosesposas,condestrezaasombrosa.Taleslahistoria.Quizámetenganporunasesino,peroyoestimo, señores,que soyunmeroejecutorde la justicia, ennomenormedidaqueustedesmismos.

Tan emocionante había asido el relato, y con tal solemnidad dicho, que permanecimos en todoinstantemudos y pendientes de lo que oíamos. Incluso los dos detectives profesionales, hechos comoestaban a cuanto se relaciona con el crimen, semejaban fascinados por la historia. Cuando ésta huboterminado se produjeron unosminutos de silencio, roto tan sólo por el lápiz deLestrade al rasgar elpapelenqueibanquedandoconsignadoslosúltimosdetallesdesuinformeescrito.

—Sobreunsolopuntodesearíaqueseextendieseustedunpocomás—dijoalfinSherlockHolmes—.¿Quécómplicedeustedvinoenbuscadelanilloanunciadoenlaprensa?

Elprisionerohizounguiñorisueñoamiamigo.—Soydueñodedecirmissecretos,nodecomprometerauntercero.Leísuanuncioypenséquepodía

ser una trampa, o también la ocasión de recuperar el anillo que buscaba. Mi amigo se ofreció adescubrirlo.Admitiráquenolohizomal.

—¡Desdeluego!—repusoHolmesconvehemencia.—Yahora, caballeros—observógravementeel inspector—,ha llegadoelmomentodecumplir lo

que la ley estipula.El jueves comparecerá el preso ante losmagistrados, siendo además necesaria lapresenciadeustedes.Mientrastanto,yomehagocargodelacusado.

Mientras esto decía hizo sonar una campanilla, a cuya llamada dos guardianes tomaron para sí alprisionero.Miamigoyyoabandonamoslacomisaría,cogiendodespuésuncocheendirecciónaBakerStreet.

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7.Conclusión

Teníamosordendecomparecerfrentealosmagistradoseljueves,masllegadaesafechafueyainútiltodo testimonio.Un juezmás alto se había hecho cargo del caso, convocando a JeffersonHome a untribunaldonde,abuenseguro,leseríaaplicadaestrictajusticia.Lamismanochedelacapturahizocrisissuaneurisma,ya lamañanasiguientefueencontradoelcuerposobreelsuelodelacelda;enelrostrohabía impresa una sonrisa de placidez, como la de quien, volviendo la cabeza atrás, contempla en elúltimoinstanteunavidaútilountrabajobienhecho.

—GregsonyLestradehande estar tirándosede los cabellos—observóHolmes cuandoa la tardesiguientediscutíamossobreelasunto.

—Muertosuhombre,¿quiénlesvaadarahorapublicidad?—Noveoqueinterviniesengrandementeensucaptura—repuso.—Pocoimportaqueunacosasehaga—replicómicompañeroconamargura—.Lacuestiónestáen

hacercreeralagentequelacosasehahecho.Masvayalounoporlootro—añadiópocodespués,yademejorhumor—.Nomehabríaperdidolainvestigaciónpornadadelmundo.Noalcanzoarecordarcasomejorqueéste.Aunsiendosimple,encerrabapuntossumamenteinstructivos.

—¡Simple!—exclamé.—Bien, en realidad, apenas si admite ser descrito de distinto modo —dijo Sherlock Holmes,

regocijadodemisorpresa—.Lapruebadesu intrínsecasimplezaestáenque,sinotraayudaqueunaspocasdeduccionesenverdadnadaextraordinarias,pusemanoalcriminalenmenosdetresdías.

—Cierto—dije.—Yaleheexplicadootrasvecesqueenestaclasedecasosloextraordinarioconstituyeantesqueun

estorbo,unafuentedeindicios.Laclaveresideenrazonaralainversa,cosa,seadichodepaso,tanútilcomosencilla,ypoquísimopracticada.Losasuntosdiariosnosrecomiendanprocederdeatrásadelante,de donde se echa en olvido la posibilidad contraria. Por cada cincuenta individuos adiestrados en elpensamientosintético,noencontraráustedarribadeunocontalentoanalítico.

—Confieso—afirmé—quenoconsigocomprenderledeltodo.—Noesperabaotracosa.Veamossilogroexponérselomásalasclaras.Casitodoelmundo,anteuna

sucesión de hechos, acertará a colegir qué se sigue de ellos... Los distintos acontecimientos sonpercibidos por la inteligencia, en la que, ya organizados, apuntan a un resultado.Apartir de éste, sinembargo, pocas gentes saben recorrer el camino contrario, es decir, el de los pasos cuya sucesióncondujoalpuntofinal.Asemejantevirtuddeductivallamorazonarhaciaatrásoanalíticamente.

—Comprendo.—Pues bien, nuestro caso era de esos en que se nos da el resultado, restando todo lo otro por

adivinar. Permítame mostrarle las distintas fases de mi razonamiento. Empecemos por el principio...Como usted sabe,me aproximé a la casa pormi propio pie, despejada lamente de todo supuesto oimpresiónprecisa.Comencé,segúneranatural,porinspeccionarlacarretera,donde,yaselohedicho,viclaramentelasmarcasdeuncoche,alqueporconsideracionespuramentelógicassupusellegadoallídenoche.Queeraenefectouncochedealquilerynoparticular,quedabaconfirmadoporlaangosturadelasrodadas.LoscaballerosenLondresusanuncabriolé,cuyasruedassonmásanchasquelasdelcarruajeordinario.

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Asídimiprimerpaso.Despuésatraveséeljardínsiguiendoelsendero,cuyosueloarcillosoresultóserespecialmentepropicioparaelexamendehuellas.Sindudanovioustedsinounasimplefranjadebarropisoteado;peroamisojosexpertoscadamarcatransmitíaunmensajeplenodecontenido.Ningunadelasramasdelacienciadetectivescaestanprincipalnirecibetanmínimaatencióncomoéstadeseguirun rastro.Por fortuna, siempre lohe tenidomuyencuenta,yun largoadiestramientohaconcluidoporconvertirparamíestasabiduríaensegundanaturaleza.Reparéenlaspesadashuellasdelpolicía,perotambiénenlasdejadaspor losdoshombresqueanteshabíancruzadoel jardín.Queeranlassegundasmás tempranas,quedabapalmariamenteconfirmadoporelhechodequeavecesdesaparecíancasideltodobajolasmarcasdelasprimeras.Asíarribéamisegundaconclusión,consistenteenquesubíaadoselnúmerodelosvisitantesnocturnos,deloscualesuno,ajuzgarporladistanciaentrepisadaypisada,era de altura más que notable, y algo petimetre el otro, según se echaba de ver por las menudas yelegantesimprontasquesusbotashabíanproducido.

Alentrarenlacasaobtuveconfirmacióndelaúltimainferencia.Elhombredelaslindasbotasyacíadelantedemí.Alalto,pues,procedíaimputarelasesinato,encasodequeéstehubieratenidolugar.Nose veía herida alguna en el cuerpo del muerto, mas la agitada expresión de su rostro declarabatransparentementequenohabíallegadoignaroasufin.Quienesperecenvíctimasdeunataquealcorazón,oporotracausanaturalysúbita,jamásmuestranesaaparienciadesencajada.Trasaplicarlanarizaloslabiosdeldifunto,detectéunligerooloracre,ydedujequeaquelhombrehabíamuertoporlaobligadaingestióndeveneno.Alserelenvenenamientovoluntario,pensé,nohabríaquedadoimpresoensucaratalgestodeodioymiedo.Por elmétododeexclusión,mevi, pues, abocadoa laúnicahipótesisqueautorizaban los hechos. No crea usted que era aquélla en exceso peregrina. La administración de unvenenoporlafuerzafiguranoinfrecuentementeenlosanalesdelcrimen.LoscasosdeDolskyenOdesa,yeldeLeturierenMontpellier,acudiríandeinmediatoalamemoriadecualquiertoxicólogo.

Acontinuaciónsesuscitaba lagranpreguntadelporqué.Larapiñaquedabaexcluida,yaquenoseechabaningúnobjetoenfalta.¿Quéhabíaentoncesdepormedio?¿Lapolítica,quizáunamujer?Talerala cuestión que entonces me inquietaba. Desde el principio me incliné por lo segundo. Los asesinospolíticossedangrandísimaprisaaescaparunavezperpetradalamuerte.Ésta,sinembargo,habíasidocometidaconflemanotable,y lasmilhuellasdejadasporsuautora lo largoyanchode lahabitacióndeclaraban una estancia dilatada en el escenario del crimen. Sólo un agravio personal, no político,acertabaaexplicartansistemáticoactodevenganza.Cuandofuedescubiertalainscripciónenlapared,meconfirméaúnmásenmissospechas.Setrataba,evidentemente,deunfalsoseñuelo.Elhallazgodelanillozanjólacuestión.Eraclaroqueelasesinolohabíausadoparaatraerasuvíctimaelrecuerdodeunamujermuertaoausente.JustoentoncespreguntéaGregsonsieneltelegramaenviadoaClevelandseinquiría también por cuanto hubiera de peculiar en el pasado de Drebber. Fue su contestación, lorecordaráusted,negativa.

Despuésprocedíaunexamendetenidodelahabitación,enelcursodelcualdiporbuenamiprimeraestimacióndelaalturadelasesino,yobtuvelosdatosreferentesalcigarrodeTrichonopolyyalalarguradesusuñas.Habíallegadoyaalaconclusióndeque,dadalaausenciadeseñalesdelucha,lasangrequesalpicaba el suelo no podía proceder sino de las narices del asesino, presa seguramente de una granexcitación. Observé que el rastro de la sangre coincidía con el de sus pasos. Es muy difícil que unhombre,amenosqueposeagranvigor,puedafundir,impulsadodelasolaemoción,semejantecantidad

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desangre,asíqueaventurélaopinióndequeeraelcriminaluntiporobustoydefazcongestionada.Loshechoshandemostradoqueibaporbuencamino.

Tras abandonar la casa hice lo queGregsonhabía dejadodehacer.Envié un telegrama al jefe depolicíadeCleveland,dondemelimitabaarequerircuantosdetallesserelacionasenconelmatrimoniodeEnochDrebber.Larespuestafueconcluyente.DeclarabaqueDrebberhabíasolicitadoyalaproteccióndelaleycontraunviejorivalamoroso,untalJeffersonHope,yqueesteHopeseencontrabaalasazónenEuropa.Supeentoncesque tenía laclavedelmisterioenmimanoyqueno restaba sinoatraparalasesino.

Tenía ya decidido que el hombre que había entrado en la casa con Drebber y el conductor delcarruajeeranunoyelmismo individuo.Seapreciabanen lacarreterahuellasque sólouncaballo singobierno puede producir. ¿Dónde iba a estar el cochero sino en el interior del edificio? Además,vulnerabatodalógicaelqueunhombrecometieradeliberadamenteuncrimenantelosojos,digamos,deuna tercerapersona, un testigoqueno teníaporquéguardar silencio.Porúltimo,paraunhombrequequisiera rastrear a otro a través de Londres, el oficio de cochero parecía sin duda elmás adecuado.Todas estas consideraciones me condujeron irresistiblemente a la conclusión de que Jefferson Hopedebíacontarseentrelosaurigasdelametrópoli.

Si talhabía sido, era razonableademásque lo siguiera siendo.Desde supuntodevista, cualquiercambiosúbitosólopodíaatraerhaciasupersonaunaatencióninoportuna.Probablemente,duranteciertotiempo almenos, persistiría en su oficio de cochero.Nada argüía tampoco que lo fuera a hacer bajonombresupuesto.¿Porquémudardenombreenunpaísdondeeradesconocido?Organicé,portanto,micuadrilladedetectivesvagabundos,ordenándolesacudira todas lascasasdecochesdealquilerhastaque dieran con el hombre al que buscaba.Qué bien cumplieron el encargo y qué prisame di a sacarpartidode ello, soncosasqueaúndebenestar frescas en sumemoria.El asesinatodeStangersonnoscogióenteramenteporsorpresa,masenningúncasohubiésemospodido impedirlo.Graciasaél,ya losabe,mehiceconlaspíldoras,cuyaexistenciahabíapreviamenteconjeturado.Veacómoseordenatodala peripecia según una cadena de secuencias lógicas, en las que no existe un solo punto débil o dequiebra.

—¡Magnífico!—exclamé—. Susméritos debieran ser públicamente reconocidos. Sería bueno quesacasealaluzunarelacióndelcaso.Sinolohaceusted,loharéyo.

—Haga, doctor, lo que le venga en gana—repuso—.Y ahora, ¡eche unamirada a esto!—agregóentregándomeunperiódico.

EraelEchodeldía,yelpárrafosobreelquellamabamiatenciónaludíaalcasodeautos.

«Elpúblico,rezaba,sehaperdidounsabrosísimocasoconlasúbitamuertedeuntalHope,autor presunto del asesinato del señor EnochDrebber y Joseph Stangerson. Aunque quizá seademasiadotardeparaalcanzarunconocimientoprecisodeloacontecido,senosaseguradefuentefiable que el crimen fue efecto de un antiguo y romántico pleito, al que no son ajenos ni elmormonismonielamor.ParecequelasdosvíctimashabíanpertenecidodejóvenesalosSantosdel últimoDía, procediendo tambiénHope, el prisionero fallecido, deSaltLakeCity.El casohabrá servido, cuandomenos,parademostrar espectacularmente laeficaciadenuestras fuerzaspolicialesyparainstruiralosextranjerossobrelaconvenienciadezanjarsusdiferenciasensu

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lugardeorigenynoen territoriobritánico.EsunsecretoavocesqueelméritodeestaacciónpolicialcorrespondeporenteroalosseñoresLestradeyGregson,losdosfamososoficialesdeScotland Yard. El criminal fue capturado, según parece, en el domicilio de un tal SherlockHolmes, un detective aficionado que ha dado ya ciertas pruebas de talento en este menester,talentoqueacasoseveaestimuladoporelejemploconstantedesusmaestros.Esdeesperarque,enpruebadeldebidoreconocimientoasusservicios,secelebreunhomenajeenhonordelosdosoficiales.»

—¿Noselodijedesdeelcomienzo?—exclamóSherlockHolmes,conunacarcajada—.HeaquíloquehemosconseguidoconnuestroEstudioenEscarlata:¡Procuraraesosdosbotaratesunhomenaje!

—Pierda cuidado—repuse—. He registrado todos los hechos en mi diario, y el público tendráconstancia de ellos. Entre tanto, habrá usted de conformarse con la constancia del éxito, al igual queaquelavaroromano:

Populusmesibilat,atmihiplaudo.Ipsedomisimulacnummoscontemplarinarca.[*]

____________________________________[*] "El pueblome silba, pero yomeaplaudo enmi casamientras contemplo cariñosamente las

monedasenmicajafuerte"(DelaPrimeraSátiradeHoracio)(NotadelePUBeditor)

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ArthurConanDoyleMédico, novelista y escritor de novelas policiacas, creador del inolvidable maestro dedetectives Sherlock Holmes. Conan Doyle nació el 22 de mayo de 1859 en Edimburgo yestudió en las universidades de Stonyhurst y de Edimburgo. De 1882 a 1890 ejerció lamedicinaenSouthsea(Inglaterra).Estudioenescarlata,elprimerode los68 relatosen losque aparece Sherlock Holmes, se publicó en 1887. El autor se basó en un profesor queconocióenlauniversidadparacrearalpersonajedeHolmesconsuingeniosahabilidadparaelrazonamiento deductivo. Igualmente brillantes son las creaciones de los personajes que leacompañan:suamigobondadosoytorpe,eldoctorWatson,queeselnarradordeloscuentos,y el archicriminal profesor Moriarty. Conan Doyle tuvo tanto éxito al principio de su carreraliteraria que en cinco años abandonó la práctica de la medicina y se dedicó por entero aescribir.LosmejoresrelatosdeHolmessonElsignodeloscuatro(1890),LasaventurasdeSherlock Holmes (1892), El sabueso de Baskerville (1902) y Su último saludo en elescenario(1917),graciasaloscualessehizomundialmentefamosoypopularizóelgénerodela novela policiaca. Surgió, y todavía pervive, el culto al detective Holmes. Gracias a suversatilidadliteraria,ConanDoyletuvoelmismoéxitoconsusnovelashistóricas,comoMicahClarke (1888),Lacompañíablanca (1890),RodneyStone (1896) ySir Nigel (1906), asícomoconsuobradeteatroHistoriadeWaterloo(1894).DurantelaguerradelosbóersfuemédicomilitaryasuregresoaInglaterraescribióLaguerradelosBóers(1900)yLaguerraenSuráfrica(1902),justificandolaparticipacióndesupaís.Porestasobrasseleconcedióeltítulodesiren1902.Durante la IGuerraMundialescribióLacampañabritánicaenFranciayFlandes(6volúmenes,1916-1920)enhomenajealavalentíabritánica.Lamuerteenlaguerradesuhijomayor leconvirtióendefensordelespiritismo,dedicándoseadarconferenciasyaescribirampliamentesobreel tema.Suautobiografía,Memoriasyaventuras, sepublicóen1924.Murióel7dejuliode1930enCrowborough(Sussex).