Gonzalez ansorena luis

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  • 1.1 INTRODUCCIN AL PENSAMIENTO ESTTICO DE ANTONI TPIES MEMORIA DE INVESTIGACIN Presentada por: Luis Gonzlez Ansorena. Universidad: U.I.B. Ciencias Histricas y Teora de las Artes. Director: Dr. D. Francisco Falero Folgoso. 09/06/10.

2. 2 NDICE PRLOGO I INTRODUCCIN AL PENSAMIENTO ESTTICO DE ANTONI TPIES..6 Arte, reflexin esttica y contemporaneidad.18 II ESTADO DE LA CUESTIN..31 III PLANTEAMIENTO: OBJETO, CAMPO, METODOLOGIA Y MTODO EXPOSITIVO. 1 Objeto61 2 Campo...... 64 3 Metodologa..... 68 4 Mtodo expositivo... 72 IV DESARROLLO POR TEMAS. 1 HISTORIA DEL ARTE: UN ARTE PARA LA HISTORIA. 1.1 Historicidad y weltanschauung..................................78 1.2 Perennidad y cambio..88 1.3 Tradicin y tradiciones116 Tradicin y naturalismo academicista...117 3. 3 Tradicin y cambio de paradigma: tradicin y ciencia..121 Tradicin y modernidad.124 Tradicin y grandes tradiciones129 Accin y tradicin......133 Tradicin y smbolo...134 Tradicin y nacionalismo...137 Maestros de la tradicin.138 Tradicin y humanismo otros....142 Tradicin y artesana..............150 Tradicin y misticismo...151 Tradicin y philosophia perennis................154 V. CONCLUSIONES. ...177 FUENTES..179 4. 4 PRLOGO El presente texto tiene por objeto el estudio del pensamiento esttico de Antoni Tpies, plasmado en sus escritos, entrevistas, conferencias y declaraciones, desde la perspectiva de la historia de las ideas estticas. Y por objetivo presentar dicho pensamiento con carcter introductorio, es decir, como prembulo a la propia Teora esttica de Antoni Tpies Por ello los cinco apartados en que est dividido tienen fundamentalmente la finalidad de introduccin a modo de primer acercamiento a la reflexin esttica de nuestro autor. As, el primero, bajo el epgrafe Introduccin supera con creces el carcter usual de breve prembulo y conforma la enunciacin, a manera de esbozo, de los temas o problemas ms significativos que estructuran la reflexin esttica de Antoni Tpies, cuya complejidad y amplitud justifican una introduccin inusualmente amplia. En cuanto al segundo apartado, dedicado al estado de la cuestin, he de decir que, en sentido estricto, habra de ser extremadamente breve, dado que el objeto de nuestro inters, la reflexin esttica de nuestro autor en su conjunto, es decir, como un todo, ha disfrutado de escasa atencin por parte de la bibliografa. Sin embargo, hemos adoptado un criterio muy amplio e incluyo escritos de autores que al menos han tratado algn tema o problema esttico significativo en la reflexin tapiesiana precisamente por su relevancia como vas introductorias a su pensamiento, bien porque hagan referencia explcita a sus textos o bien porque hayan tenido acceso directo a su persona. El tercer apartado viene obligado, en rigor, por la necesidad de acotar el objeto de estudio, el campo en que se legitima y los mtodos aplicables, pero todo ello viene interrelacionado inextricablemente con la conceptualizacin y la estructura del propio pensamiento esttico tapiesiano. El cuarto apartado constituye en realidad el primero de la propia Teora esttica de Antoni Tpies y posee el mismo carcter introductorio en cuanto que se refiere a uno de los problemas estticos ms importantes tratado por nuestro autor y de la propia historia de las ideas estticas: la historicidad de la esttica y su personal concepto de 5. 5 tradicin. Y su carcter introductorio lo es por un doble motivo: primero porque el sentido diacrnico de la esttica y su concepto de la historia como coordenadas de tiempo y espacio en el que la humanidad conforma la realida son fundamentales en su reflexin y en ellas se insertan las propias categoras estticas y, en segundo lugar, este epgrafe encabeza la propia estructuracin por temas o problemas y el consecuente mtodo expositivo del pensamiento tapiesiano. Y, desde luego, el presente trabajo introductorio implica el conocimiento lo ms amplio posible del pensamiento esttico de Tpies en su visin de conjunto. Por ello el ltimo apartado, bajo el epgrafe de Conclusiones, tiene un carcter articulador entre la presente introduccin y el propio proyecto expositivo de la Teora esttica de Antoni Tpies sealando a estos efectos con carcter indiciario los principales temas o problemas que constituyen los hilos conductores de su pensamiento considerado como un todo, es decir, como una autntica doctrina que conforma un sistema abierto. ---- 6. 6 I INTRODUCCION Una teora esttica no es la cola alegre y movediza que anuncia el xito de su olfato crtico. G. Morpurgo Tagliabue. La importancia de la fsica para el desarrollo del pensamiento general filosfico se basa no slo en sus aportaciones a nuestro conocimiento constantemente creciente de la naturaleza, de la que nosotros mismo formamos parte, sino tambin de las oportunidades que repetidamente ha ofrecido para el anlisis y perfeccionamiento de nuestros instrumentos conceptuales. Niels Bohr. Antoni Tpies ha sido reconocido como uno de los artistas plsticos ms importantes de la segunda mitad del siglo XX, por lo que existe una abundante bibliografa sobre su praxis artstica. Pero es tambin el autor de una extensa y profunda reflexin sobre el arte y sus circunstancias, reflexin que ha plasmado en numerosos escritos, entrevistas, conferencias y declaraciones, mbito de autora que, en cambio, ha disfrutado de mucha menor atencin, sobre todo en su consideracin de conjunto, por parte de la bibliografa y cuyo estudio, por lo tanto, constituye el objeto principal de la presente investigacin. Somos conscientes del reto que supone tratar cualquier faceta de un autor tan rotundamente reconocido y sobre el que, por esto mismo, se han sentido impelidos a escribir una multitud de crticos e historiadores, pero, a la vez, creemos que este hecho nos exime de la presentacin y descripcin de su biografa y evolucin. Tanto su praxis como su personalidad artstica son muy conocidas. Cuando hablamos de pensamiento esttico hacemos referencia aqu, exclusivamente, a la reflexin esttica en sentido estricto. Es cierto que, siguiendo a Tatarkiewicz, Bayer y, como se ver, al propio Tpies, entiendo que la esttica tambin se encuentra implicada en la propia praxis artstica, pero aqu mi campo de investigacin se restringe al mbito discursivo. La ntima relacin entre pensamiento esttico y praxis artstica cobra an ms fuerza cobra an ms fuerza en el caso de la personalidad artstica de Tpies pues, para nuestro autor, ninguna teora es relevante si 7. 7 no tiene una aplicacin prctica; nada se expresa legtimamente si no deviene realidad en su concrecin material; nada es merecedor de atencin si no es til. Aunque esta utilidad ha de entenderse tanto en su valor en lo cotidiano como en su dimensin trascendente. Y ese sentido operativo, que Tpies requiere de la praxis artstica, tambin, a nuestro modo de ver, lo aplica Tpies a su obra terica. Y con ello reseamos ya una de las ideas estticas ms importantes del propio pensamiento de Tpies y de la propia historia de las ideas estticas: la funcin mediadora de la esttica1 y que, en su sentido ms concreto, Tpies denomina funcin social del arte2 Los testimonios ms autnticos de la vida y del pensamiento de Tpies son los miles de pinturas, esculturas, grabados y dibujos que ha realizado. y que, segn una de las lneas de investigacin de este texto, entiendemos que posee su propia teora esttica. As, siguiendo esta lnea argumentativa, el pensamiento esttico de cualquier artista o tendencia se refleja en su discurso, pero tambin por su plasmacin en la obra plstica. Y este hecho es an ms importante en el caso de Tpies por la especial smosis que se produce entre teora y prctica, pues, como dice Jeremy Roe, 3 Y esta decisin viene determinada por dos factores: el primero porque la bibliografa ha enfocado su inters preferente en la hermenutica de su obra plstica, con dejacin ms que frecuente de su obra terica. Y en segundo lugar por la necesaria limitacin fsica del presente trabajo, pues el general reconocimiento ha hecho que una cantidad ingente de autores se hayan sentido motivados a escribir sobre su obra artstica, lo que nos obligara en rigor a tener en cuenta Pero, en este primer acercamiento nos ceiremos exclusivamente a las ideas estticas de Tpies en su expresin discursiva vertida en sus escritos, entrevistas, conferencias y declaraciones, con exclusin de su obra plstica. 1 Ver MARCHAN FIZ, S., La esttica en la cultura moderna, Alianza, Madrid, 200, (1987), p. 71 y ss. 2 TPIES, A., Valor del arte, Ave del paraso, Madrid, 2001, p.12. 3 ROE, J., Tpies, Sirrocco, Londres, 2007, p. 8. 8 una inmensa bibliografa que excedera con mucho, al menos en esta introduccin, el campo de investigacin y sus lmites. Para qu sirve el arte? Tpies ha declarado que si su obra plstica no sirviese a la sociedad, no hara nada.4 4 Entrevista con Jean Louis Andral, comisario de la exposicin Tpies: La peinture au corps corps, Muse Picasso, Antibes 2002, incluida en Tpies en blanco y negro. Ensayos, Galaxia Gutemberg, Barcelona, 2008, p. 333. El mismo sentido operativo entiendo que posee su reflexin esttica. De hecho se da la caracterstica en su reflexin terica sobre el arte y sus circunstancias: es muy escasa la referencia a su propia obra. Y este hecho concede a la teora esttica de Antoni Tpies autonoma, entidad, y sentido por s misma, incluso aunque no existiese su faceta artstica. Sin embargo, una vez sentado que nuestro objetivo es aqu exclusivamente su expresin verbal sobre esttica, ha de constar que a lo largo de todo el texto hemos tenido en cuenta, y as se ha de entender, la poderosa presencia de la ingente produccin artstica de Tpies que, desde luego, presta una especial legitimidad a su reflexin esttica. El calificativo de poderosa con que califico la obra plstica de Tpies pone, sin duda, al descubierto nuestra percepcin condicionada del objeto de estudio. La ciencia moderna ha constatado, y ello es tambin relevante en esttica, que no existe la observacin objetiva de los fenmenos, sobre todo en el mbito alejado de la capacidad de observacin de nuestros sentidos. El fenmeno observado est condicionado por la posicin del observador, por los instrumentos utilizados, el procedimiento aplicado y el contexto en que se realiza, lo que, sobre todo en el mbito no perceptible por los sentidos, ha obligado a los cientficos a realizar representaciones mentales del objeto de su estudio. Esta percepcin no tiene cabida en el procedimiento de la ciencia clsica que exige la demostracin mediante la reiteracin en relacin causa /efecto. Por ello, a falta de una descripcin fsica de lo observado los cientficos han de recurrir a analogas. Exactamente igual ocurre en arte, en donde la forma nunca se representa slo a s misma y siempre hace referencia a algo ms: un orden explcito envuelve un orden implcito. 9. 9 E igualmente ocurre en la reflexin esttica, en donde se ha de tener en cuenta la posicin del observador, los instrumentos metodolgicos y el contexto. Este hecho comprobado en la ciencia moderna - incluida la ciencia esttica- ha tenido profundas consecuencias en la percepcin de la realidad, del universo y de la mente, percepcin que es absolutamente relevante para comprender la intencin ltima de la reflexin esttica de Antoni Tpies y, por lo tanto, la metodologa en el estudio de la misma. Por ello mi campo de investigacin est radicalmente alejado de la interpretacin o crtica y est fundamentalmente orientada a la presentacin de las ideas estticas de Tpies. Efectivamente, una de las quejas ms frecuentes de Tpies y, segn nuestro modo de ver, una de las causas, aunque no la nica, de que se haya sentido compelido a navegar por las siempre intranquilas aguas de la reflexin esttica, es el abuso en la interpretacin de su obra por parte de autores que, segn palabras de nuestro artista, slo les sirve para corroborar su propia teora esttica.5 No haremos, por ello, al menos conscientemente, valoracin de las ideas que intento presentar con un simple - pero no sencillo - nimo Nada ms lejos de la intencin del presente texto. Por ello pretendemos aqu, sobre todo, el protagonismo de los textos de Tpies que, en ocasiones, se vern reproducidos in extenso. El motivo es claro. Con demasiada frecuencia podemos observar en los escritos de autores con pretensiones objetivas la insercin de citas consistentes en escuetos prrafos que, a modo de patchwork y desprendidos de su contexto o simplemente cercenados, sirven para afianzar sus ingeniosas ideas. Hemos de reconocer la imposibilidad de una objetividad absoluta. Como dice Morpurgo Tagliabue no podemos liberarnos de nuestras tendencias y preferencias. Pero al menos podemos procurar aqu no caer, por un lado, llevados por nuestra admiracin personal, en lo que Juan Antonio Ramrez denomina el discurso hagiografco sobre un autor, ni, por otro, conferir al texto una intencin crtica ni axiolgica, mbito alejado de nuestro objetivo. 5 Entrevista realizada por J. F. Ainaud i Escudero e includa en AINAUD I ESCUDERO, J. F., Introducci a lesttica dAntoni Tpies, Edicions 62, Barcelona, 1986, p.115. 10. 10 articulador del pensamiento esttico de nuestro autor y su encuadre en la historia de las ideas estticas. Y decimos conscientemente porque, en el mismo sentido antedicho, en el mbito axiolgico tambin se presenta la conciencia de una relativa falta de objetividad. No somos opacos. En todo lo que hacemos y decimos se nos transparentan ciertas preferencias, gustos y perspectivas. El mero hecho de seleccionar un autor para exponer su pensamiento ya es un acto crtico. Porque se supone que quien suscribe la investigacin ha reconocido la importancia y trascendencia del mismo. Nuestro reconocimiento y admiracin por la obra y la personalidad de Antoni Tpies no implica el total acuerdo con su teora del arte, pero, en definitiva y por todo lo dicho, esta consideracin deviene inerte desde el momento en que el objeto de la presente investigacin no es la crtica, sino la exposicin de su pensamiento esttico. En este sentido hemos comenzado el presente texto con una afirmacin de Morpurgo Tagliabue. Ni fino olfato esttico ni alegres colas movidas por la agudeza del ingenio del anlisis. Nuestra pretensin es que el lector obtenga una representacin mental de las ideas estticas principales que cohesionan el pensamiento de Tpies y, en su momento, en la propia Teora esttica de Antoni Tpies, su articulacin e interrelacin en su consideracin como un todo, conformado por la expresin de su intencionalidad ltima, que, adelantando ya una de las ideas que estructura su pensamiento, no es ni ms ni menos que el uso instrumental del arte y la reflexin sobre el mismo y sus circunstancias como medios destinados a remover nuestras conciencias hacia una percepcin ms profunda de la realidad, del mundo y de la vida. Por ello entiendemos que la presente investigacin posee actualidad y es pertinente. Y por ello el presente texto pretende igualmente ser til para quien tenga la voluntad de adentrarse en el pensamiento tapiesiano. Para Tpies el arte es, fundamentalmente, un fenmeno que ocurre en la historia de la cultura. Por ello el arte mantiene una relacin orgnica con la vida. Y por ello Tpies, para llamar a un objeto obra de arte requiere de l que, a travs de la experiencia esttica, remueva ideas y, en su recepcin en la sociedad, influya en la vida cotitiana. Por lo mismo exige a la obra de arte que posea un poder concreto, operativo, que se relaciona con el poder especfico que han tenido las obras de arte de las tradiciones del pasado y, por lo mismo, entiende 11. 11 necesarias unas cualidades personales (prosopon) del artista, como sujeto actuante en la historia. As, arte y reflexin esttica se insertan orgnicamente en lo histrico, en lo cultural y en lo antropolgico. Y precisamente el carter organicista del pensamiento tapiesiano me obliga a excluir el mtodo analtico en el tratamiento de sus textos. Efectivamente, si hemos de ser consecuentes con el objeto de nuestro estudio, hemos de aceptar con rigor las coordenadas de su propia realidad y el propio Tpies pugna en sus escritos por explicar el profundo cambio de paradigma contemporneo en la percepcin de la realidad, que implica una nueva visin de la materia, de la mente, y del universo. Es lo que Tpies llama visin holstica de la naturaleza 6 El pensamiento esttico de Tpies es tan amplio que abarca a toda la vida y, por lo tanto integra la experiencia personal. que se extiende, por poner dos referencias, desde la propia experiencia vital en su ms temprana juventud en el nefasto ambiente de la dictadura franquista y la enfermedad sufrida, y, consecuentemente, un nuevo mtodo de observacin. La propia esencia vitalista y orgnica de la reflexin tapiesiana excluye as la legitimidad del anlisis en el sentido de la ciencia clsica del anlisis de las partes. El pensamiento de Tpies constituye un todo y es ste el que, a travs de unas lneas de fuerza o nodos, da sentido a cada una de las partes, cuyo enfoque, a travs de la consideracin de los conceptos, ideas y categoras, slo pueden ser percibidos si el estudioso no pierde de vista el conjunto. 7 circunstancias que conformaron su idea de la realidad, tanto fsica como social y hasta la creacin de la Fundaci Antoni Tpies,8 Y esta nocin de su pensamiento como un todo, legitima el estudio articulado y orgnico de los problemas que nuestro autor trata en sus textos. Y por ello pretendo sealar al lector los hilos conductores que obra magna que expresa su pensamiento esttico tan bien como cualquier obra de arte y que indica a la perfeccin su sentido de lo til en arte al poner en prctica una de las direcciones ms importantes de la historia de las ideas estticas: la educacin esttica de la sociedad. 6 TPIES, A., Valor del arte, Siruela, Madrid, 1999, p.138. 7 Ver TPIES, A., Memoria personal, Seix Barral, Barcelona, 2003, (1983), p.144. 8 Ver VV.AA., Fundaci Antoni Tpies, Fundaci Antoni Tpies, Barcelona, 2004. 12. 12 relacionan las diferentes y variadas perspectivas en su pensamiento esttico. En este sentido se puede establecer una analoga de este modo de observacin y comunicacin con el dibujante que pretende representar cualquier objeto y para el que es obligado, en cada uno de sus trazos, tener en cuenta la relacin y la tensin tanto con los trazos ya realizados como con los futuros. Esta visin orgnica del objeto de estudio, es consecuente con el cambio de paradigma que Tpies ha recepcionado tanto en su experiencia vital y praxis artstica, como en su propia reflexin sobre el arte. Para ello ha resultdo de vital importancia su estudio de la ciencia moderna occidental y la recepcin del pensamiento y la esttica de las tradiciones del extremo-Oriente. Una de las justificaciones del presente texto es la pretensin de actualidad - y su obligada valoracin en el mbito de la esttica- de los problemas planteados en los textos por nuestro autor y su interrelacin con la sociedad contempornea. La reflexin esttica de Tpies es extraordinariamente ambiciosa, ms en un perodo de la historia en que, como en su da observ Adorno, ya nada es obvio en el arte y su reflexin. 9 9 ADORNO, TH., Teora esttica, Akal, Madrid, 2004, (1970), p.9. Los escritos y declaraciones de nuestro autor, y de ah su relevancia y la pertinencia de la presente investigacin, han tratado, a lo largo de medio siglo, de dar respuesta, directa o indirectamente, a preguntas fundamentales: Qu es el arte? Qu es la esttica? Y Para qu sirven el arte y la esttica? Y el tratamiento de estas cuestiones lleva forzosamente al seguimiento de los cuasi inmarcesibles problemas que, desde siempre, plantea el pensamiento sobre el arte y sus circunstancias: desde la propia existencia del arte al concepto de autor; desde la autonoma o heteronoma del arte a su recepcin por la sociedad; desde el concepto de creatividad y la obra de arte hasta la experiencia esttica y sobre todo y desde la dimensin prctica de la especulacin a que hace referencia P. Burger, para qu sirve el arte y para qu sirve la esttica, es decir, la funcin social del arte y su reflexin. Y todas estas cuestiones las ha tratado Tpies extensamente. 13. 13 El tratamiento de los temas estticos por parte de nuestro autor, lo ha sido con un carcter netamente polemizador. Efectivamente, desde los primeros escritos, ya en los aos cincuenta del siglo pasado Tpies, a quien - y con ello apuntamos ya una de las ideas estructuradoras de su pensamiento esttico,- por encima del arte le importa la vida, percibi la existencia de una sociedad alienada por la banalizacin de lo cotidiano y la visin irreal del mundo,10 A principios del siglo XXI hemos de reconocer la pertinencia del pensamiento tapiesiano en un momento en el que, quizs ms que nunca, el mundo vive una realidad asentada fundamentalmente en la ficcin, en donde la imagen se ha convertido en realidad en la vida cotidiana, la poltica en un reality show castrada ms que nunca por los poderes econmicos cuya irresponsabilidad ha puesto al mundo al borde del caos, mientras una buena parte de la institucin arte se ha convertido en un ingenioso parque temtico. a cuya correccin poda coadyuvar el arte- y su reflexin- junto a la ciencia, la filosofa, la literatura y la poesa. 11 La informacin y la cultura tienden inevitablemente, como todos constatan, a transformarse en espectculo; los comportamientos individuales y las prcticas sociales se teatralizan, mirando ms a la eficacia de la representacin que a su autenticidad [] En este mismo sentido S. Gibone afirma: 12 10 TPIES, A., Memoria personal, Seix Barral, Barcelona, 2003, (1983), p.170. 11 As lo ha percibido Mauricio Catelan, uno de los artistas - muy cotizado por otra parte - que ha sabido ver y parodiar el carcter superestructural y aportico de buena parte de la prctica artstica actual, quien, consciente de la disneyzacin de la institucin arte, recibe a los visitantes de sus exposiciones disfrazado de personaje del creador de Mikey Mouse. 12 GIVONE, S., Historia de la esttica. Tecnos, Madrid, 2002, (1990), p.10. . Creemos que es pertinente exponer un pensamiento esttico tan crtico como el de Tpies en su percepcin de la realidad social y la importancia de una conceptualizacin del arte que, a fuer de trascendente y cercano a la vida, pretende incidir sobre nuestra visin de la realidad social y la vida cotidiana. Pero, aunque nuestra percepcin fuese la de considerar que vivimos en el mejor de los mundos posibles, procedera igualmente el presente estudio porque forzosamente hemos de tener en cuenta un pensamiento cuya personalidad, originalidad y trascendencia posee una importancia significativa para la historia de las ideas estticas en la segunda mitad del siglo XX. 14. 14 Somos conscientes de que nuestra pretensin de poner de manifiesto la importancia del pensamiento esttico de Tpies y, consecuentemente, poner en valor la ciencia esttica desarrollada, corre el riesgo, en la actualidad, de parecer normativista. Pero, como dice U. Eco desde el momento en que intentamos una conceptualizacin del arte algo o alguien se queda fuera. 13 Y ello es coherente en un momento en que, segn nuestro autor, la afirmacin prepotente e irresponsable del todo vale en arte se corresponde a la perfeccin con el todo vale en la tica personal, en la poltica, y en el dispendio e irresponsabilidad econmica y ecolgica. O sea es normativista. Hemos de asumir ese riesgo. 14 [] la fragmentacin, desde la Ilustracin hasta hoy, se convierte en la categora antropolgica que mejor refleja el mecanismo de antagonismos y de contrariedades. Y la alusin a una prctica artstica de la sinrazn, la desmesura y el comercialismo, nos ofrece la oportunidad de sealar la analoga de esta desmembracin con la conciencia, muy presente y fundamental en la historia de las ideas estticas y presente en el pensamiento esttico tapiesiano, de la propia desmembracin de la sociedad, del hombre y del mundo. Y esta desmembracin indica la radical persistencia una de las categoras ms importantes de la ciencia esttica: la fragmentacin. Esta fragmentacin alcanza a la separacin entre cultura y naturaleza, a la divisin entre materia y espritu, a la tensin entre individuo y sociedad, a la atrofia de las facultades del hombre por la alienacin en la divisin del trabajo. Efectivamente, y como seala Marchan Fiz 15 Esta conciencia de ruptura en el hombre y la sociedad, ya desde los primeros tiempos de la sociedad industrial, fue la que en nuestra 13 ECO, U., La definicin del arte, Destino, Barcelona, 2005, (2002), p.157. 14 Como ancdota significativa en este sentido, debemos preguntarnos si esta percepcin queda legitimada desde el momento en que los medios se han hecho eco de la manifestacin de uno de los artistas ms cotizados del mundo, especialista en la produccin industrial de obras de arte consistentes en el troceamiento y exhibicin de animales fragmentados, que afirma que una mierda es arte con la sola condicin de que ostente su firma. 15 MARCHAN FIZ, S., La esttica en la cultura moderna, Alianza, Madrid, 2000, (1987) p.163. 15. 15 disciplina provoc que, a partir de Schiller, se pensase en el universo ideal de la esttica16 [...] antigua disociacin (fragmentacin) o esquizofrenia europea tal vez comenzar a ser sustituida por una concepcion no dualista y orgnica del Universo [] unas maneras de entender el mundo que - no nos cansaremos de repetirlo - ha tenido y tiene desastrosas consecuencias. donde el hombre recupera su totalidad. Y, segn otra lnea de investigacin en el presente trabajo, esta misma conciencia de fragmentacin y la necesidad de recuperacin de la totalidad, posee el pensamiento de Tpies, sobre todo en su consideracin del desastre que supone para Occidente la concepcin dual materia/espritu de la realidad: 17 [...] el hombre actual carece de regla general de principos unificadores que le den sentido. En realidad, como dice Alan Watts, " los hombres muestran una coherencia superficial gracias a la extensin de la tecnologa y la aceptacin comn de ciertos modos de pensamiento cuya naturaleza misma consiste en producir una desintegracin mayor. Y en el mismo sentido, en otro lugar, dice Tpies: 18 [] el mundo civilizado se est acercando a un estado en que el sentido de contacto con la totalidad es ya muy pequeo. Por tanto, existe el peligro de perder contacto con esta dimensin csmica clave, justamente en un momento en que ms la necesitamos, ya que tanto el individuo como la sociedad han sido arrollados por una mala informacin destructiva []. Precisamente en el mismo sentido los cientficos cuya concepcin de la materia, la mente y el universo han tenido una fuerte influencia en el pensamiento de Tpies, an en tiempos recientes constatan en nuestra sociedad la existencia de la misma categora: fragmentacin entre la cultura oriental y la occidental, entre el arte y otras reas de la vida, y por ello constatan que: 19 16 Ibid. 17 TPIES, A., La materia del arte (materialismo, filosofa oriental y poltica) publicado en Avui, setiembre de 1977, incluido en La realidad como arte Col. oficial de Aparejadores y Arquitectos Tcnicos, Murcia, 2007, p.135. 18 TPIES, A., La participacin en el arte, publicado en La vanguardia, abril de 1973, incluido en El arte contra la esttica, Ariel, Barcelona, 1974, p.83. 19 BOHM D., y PEAT, F.D., Ciencia, orden y creatividad, Kairos, Barcelona, 1998, (1988), p.281. 16. 16 Y contra este estado de cosas Tpies utiliza tanto su expresin plstica como su reflexin esttica, a fin de coadyuvar a lo que denomina una nueva visin del mundo y la percepcin de la realidad profunda a que hace referencia constante en sus escritos. Y estas reflexiones que ha prolongado a lo largo de medio siglo continan teniendo, a mi modo de ver, plena vigencia hoy. La lectura de leer los anteriores prrafos indcan claramente que las nociones expresadas en la teora tapiesiana poseen mucho del pensamiento idealista. En este sentido se puede hablar, siguiendo a Peter Brger, de la actualidad y validez de ciertas ideas del movimiento romntico, en el cual, segn otra lnea de esta investigacin, hunde sus races profundamente la reflexin esttica de Tpies. 20 [] yo tengo la conviccin de que el romanticismo es actual en un sentido no trivial. La crisis ecolgica del presente nos hace receptivos a una crtica del modelo de dominio racional de la naturaleza, que reconoce la conexin de la dinmica del progreso y la destruccin radical de la naturaleza y que al mismo tiempo ocasiona miseria, una miseria de otro tipo que la constatada por los tericos de los movimientos laborales en el siglo XIX. Con ello, la dimensin prctica del pensamiento especulativo reclama la salvacin de la naturaleza. La idea de un trato cuasi comunicativo con la naturaleza que es comn a los trabajos sobre ciencias de la naturaleza de Goethe y a la filosofa romntica de la naturaleza, adquiere, a la vista de la previsible catstrofe ecolgica, una significacin prctica. Y entorno a dicho movimiento dice Peter Burger: 21 20 En cuanto a la relacin entre idealismo y romanticismo, ver JARQUE, V. Filosofa idealista y romanticismo en BOZAL, V, (editor) Historia de las ideas estticas y de las teoras artsticas contemporneas, Vol. I y II, La balsa de la medusa, Madrid, 2004, (1996). Sin embargo, adelantamos que la relacin del pensamiento tapiesiano con el idealismo y el romanticismo que se presenta en este texto ha de tener en cuenta, como se ver, la fundamental interferencia del pensamiento esttico extremo-oriental. 21 BURGER, P. Crtica de la esttica idealista, Visor, Madrid, 1996, (1983), p.56. En el mismo sentido S. Givone comienza su Historia de la esttica con la contraposicin entre tcnica y arte - y su reflexin esttica, con la siguiente admonicin: 17. 17 [] en una poca como sta en la que no hay pregunta que no se reduzca a la cuestin de la posible destruccin de la humanidad por obra de la tcnica []22 22 GIVONE, S., Historia de la esttica. Tecnos, Madrid, 2002, (1990), p.9. Y precisamente esta dimensin prctica del pensamiento esttico, es decir, lo que la disciplina esttica llama esttica operativa, constituye el inters preferente, la intencin ltima, por la que Tpies se ha lanzado a las siempre inquietas, cuando no turbulentas, aguas de la reflexin esttica. Y por ello considero pertinente, por su vigencia y actualidad, la presente investigacin. El profundo inters que nuestro autor ha desarrollado por el conocimiento de la historia de las ideas estticas y, desde luego, la intensa smosis que se produce entre stas y su praxis artstica y experiencia vital, ha provocado que los temas tratados conformen en Tpies un conjunto coherente de reflexin esttica, hasta el punto de que este conjunto conforma un autntico sistema, slo que este sistema posee unas caractersticas especficas que lo alejan del concepto tradicional de sistema cerrado, entendiendo por tal el que, en el siglo XVIII, sobre todo a partir de la mentalidad clasificatoria de Linneo, imita metodolgicamente a las ciencias naturales, pretendiendo as su propia legitimacin. Y entiendemos que los problemas estticos que ha tratado Tpies, ha llegado a conformar un sistema no porque haya sido su intencin, sino porque, a lo largo de medio siglo, el surgimiento de problemas concretos, ms que por el nimo de especular, ha provocado que su extenso y profundo tratamiento de los diferentes problemas estticos haya tenido como consecuencia que stos se entrelacen de forma natural y orgnica, conectados unos temas a otros, interactuando entre s, a travs de una serie de hilos conductores o lneas de fuerza que estructuran slidamente un conjunto cohesionado y coherente. En este sentido entiendemos, - y esta es otra de las lneas de investigacin del presente texto, - que el pensamiento tapiesiano conforma un profundo humanismo. Un humanismo que trasciende las periodizaciones convencionales y por lo tanto - ya he dicho que su intencionalidad ltima es extremadamente ambiciosa - el propio Humanismo renacentista. 18. 18 Por ello la construccin del pensamiento tapiesiano, es decir, su formalizacin en sistema, ms que a la tradicional analoga de red, se corresponde con una casa tradicional mediterrnea, que se construye, en crecimiento orgnico, por adicin e interconexin de las diferentes dependencias a medida que se presentan las necesidades vitales en el tiempo. Es decir, no por capricho de aadir, no por voluntad de especular y mucho menos de adornar, sino por necesidad de habitar. Por necesidad, en Tpies, de habitar el arte. Y por necesidad de que el arte habite la vida. Y, al igual que la casa tradicional mediterrnea, el edificio esttico de Tpies proviene de una evolucin y un enraizamiento histrico de una cierta tradicin de la historia de las ideas estticas. ARTE, REFLEXIN ESTTICA Y CONTEMPORANEIDAD. Conoc a un profeta que iba ms all de los matices y de los objetos del mundo, del campo del arte y de la ciencia, del placer, de los sentidos, para espigar imgenes. Pon en tus cantos, dijo, ya no la hora o el da enigmticos, ni segmentos ni partes; pon, pon en primer trmino, como luz para todos y como canto inaugural de todos, las imgenes. Walt Whitman. Ya en 1970 Adorno inicia su Teora Esttica con la siguiente afirmacin: Ha llegado a ser obvio que ya no es obvio nada que tenga que ver con el arte, ni l mismo, ni en su relacin con el todo, ni siquiera su derecho a la vida. La prdida de actuacin sin reflexin, ni problemas no queda compensada por la infinitud abierta de lo que se ha vuelto posible ante la que se encuentra la reflexin. En muchas dimensiones, la ampliacin resulta ser estrechamiento23 Tomemos buena nota: esta conciencia de crisis que reseaba Adorno a principios de del aos setenta del siglo pasado hace referencia tanto a 23 ADORNO, TH., Teora esttica, Akal, Madrid, 2004, (1970). 19. 19 la prctica del arte y su legitimacin , como a la reflexin sobre el arte, es decir a la teora esttica. Y, en torno al ao 2000, Marc Jimenez concluye su obra Qu es la esttica? con una similar percepcin: Nada resulta ms revelador de la morosidad ambiente de los aos noventa como los leif motifs sobre el tema! de lo que las revistas especializadas e incluso la prensa para el gran pblico se hacen eco 24 El nacimiento de un poderoso sistema econmico encargado de la gestin de las prcticas culturales y artsticas Pero la tan mentada crisis se diluye en buena parte cuando observamos la buena salud que muestra el mercado del arte, concretado en el lanzamiento meditico de artistas y tendencias. No hay ciudad ni pueblo que no posea un museo de arte contemporneo. Se forman interminables colas en la convocatorias multutidinarias a los eventos convocados por los museos, y las ferias de arte prosperan por doquier. Y es que, superponindose tanto a la prctica como a la reflexin sobre el arte se ha emergido una realidad palpable, reseada igualmente por Marc Jimenez: 25 En el mismo sentido Tpies alerta contra los engaos de las llamadas industrias culturales, cuya confabulacin permite al sistema ocultar los autnticos valores de los contenidos del arte moderno . 26 Y contra aquella industria cultural, en defensa a ultranza de la modernidad y contra aquella superestructura ideolgica que conculca Este sistema econmico, que gestionan galeristas, marchantes, comisarios artsticos y poderosos inversores directamente encastrados en el mbito poltico, ha coincidido en el tiempo, segn la percepcin de Tpies, con lo que se ha dado en llamar la teora de la posmodernidad, cuya mxima razn de ser consiste en la desacreditacin de las vanguardias histricas, la conciencia de la imposibilidad de progreso y, en definitiva, la deslegitimacin de la modernidad. 24 JIMENEZ M. Qu es la esttica? Idea books, Barcelona, 1999, p.286. 25 Ibid, p.288. 26 TAPIES, Valor del arte, Ave del paraso, Madrid, 2001, p.38. 20. 20 la actualidad de esta categora alza su voz Antoni Tpies quien, ya desde los primeros tiempos de innoble oscuridad cultural y tica de la dictadura franquista en Espaa, no se conforma con la mxima jo pinto i prou. Aqu es absolutamente relevante la dicotoma reseada al principio de este texto en relacin con Adorno: lo que llamaremos la smosis entre la prctica del arte y la reflexin sobre el arte, y a la relacin de ambas con el resto del mundo y de la vida, lo que inmediatamente nos lleva al centro de la problemtica que debemos plantear: la autonoma o heteronoma del arte y la esttica en el pensamiento tapiesiano. Tpies rompe con el principio de autonoma del arte y de la reflexin esttica desde el mismo momento en que entiende el arte como un instrumento para cambiar la vida. No es solamente que quiera hacer del arte algo ms que un divertimento dominical sino que postula un profundo cambio de la sociedad alienada a travs, entre otros instrumentos, del arte. Y desde luego esta intencin profunda, que aqu deviene axial (y axiolgica) plantea un sinfn de problemas que nuestro autor trata de dilucidar con una patente intencin de incidir mediante la educacin esttica de la sociedad. Nuestro autor parte de la conciencia de una sociedad radicalmente alienada y arremete frontalmente, mediante una abundante obra escrita, contra la industria cultural, pretendiendo que el arte sea motivo de renovacin social a travs de la salvacin individual en una especie de, como dice el poeta Antonio Gamoneda, sublevacin inmvil. El arte ha de consistir, segn Tpies, en un camino de meditacin individual, una senda de aprendizaje y conocimiento de una realidad ms all de la realidad aparente: una gnosis de la realidad profunda y con ello y en conjuncin con la ciencia, la poesa, la filosofa y la poltica, cambiar la sociedad y la vida. Y, consecuentemente y contra el nimporte quoi posmoderno Tpies rompe una y mil lanzas en defensa de la modernidad entendida como proyecto de progreso y, an ms, como cambio operativo no diferido. Esta nocin de esttica en lucha se incardina, segn nuestra tesis, en el propio proyecto de progreso ilustrado y por lo tanto 21. 21 enlaza radicalmente con el propio nacimiento y desarrollo de la ciencia esttica. En el pensamiento tapiesiano, que posee una profunda conciencia de lo histrico, el propio nacimiento de la ciencia esttica est inmerso histricamente en un proceso de emancipacin que nace en la propia Ilustracin, se desarrolla en el romanticismo, estalla con las vanguardias histricas y prosigue pujante en la postguerra. Aqu interesa averiguar, y esta es otra de las lneas de investigacin del presente texto, hasta qu punto est inmersa y hunde sus races la esttica tapiesiana en lo que he dado en llamar la tradicin esttica en lucha. Nuestra misin consiste as en comprender su misin. La importancia de la obra terica de Tpies no ha sido objeto del correspondiente inters sino, en muchas ocasiones, como ha sealado Pere Gimferrer - en un texto a mi modo de ver clarividente y que ha sido muy inspirador del presente escrito - simple y llanamente ignorada: culpablemente ignorada.27 Por ello entiende la plena legitimidad y vigencia de la reflexin sobre lo que llama los eternos temas de la esttica, los temas de siempre Y frente a esa omisin articula Tpies un entramado coherente de ideas estticas que forma un un verdadero corpus enmarcable en el campo esttico, reivindicando as, directa o indirectamente, la vigencia contempornea de la propia ciencia esttica. 28 , las constantes del gran arte de todos los tiempos29 y la esttica de todos los tiempos30 Al comps de de la marcha de los grupos humanos [] paralelamente a las grandes revoluciones cientficas y tcnicas [] . Pero esta constante no implica una inmutabilidad, sino que, junto a la existencia de una constancia, convive una permanente destruccin y renovacin de las formas artsticas: 31 27 GIMFERRER, P. Antoni Tpies i lesperit catal, Polgrafa, Barcelona, 1974, p.47. 28 TPIES, A. Destrucci i continuitat en les idees esttiques. Publicado en La Vanguardia el 19 de mayo de 1973 e incluido en Lexperiencia de lart, Edicons 62, Barcelona, 1996, p.167. 29 TPIES, A., El arte y sus lugares, Siruela, 1999, Barcelona, p. 19. 30 TPIES, A., El arte y la sociologa del arte, incluido en Tpies en blanco y negro. Ensayos, Galaxia Gutemberg, Barcelona p.109. 31 TPIES, A., ibid. 22. 22 Lo que nos lleva, en otra de las lneas de la presente investigacin, a otro de los problemas o temas fundamentales en esttica: la perpetua renovacin de las formas y los contenidos en el arte y si existe alguna constante que permanece a travs del tiempo. Deca Morpurgo Tagliabue que la esttica se puede abordar por sistemas, por mtodos y por problemas.32 Y este ltimo enfoque es el que coincide, por su propia naturaleza, con la obra terica de Tpies quien ha tratado en numerosos escritos y entrevistas todo tipo de cuestiones estticas, pero no sistemticamente sino, en palabras propias, los temas que ms me preocupan.33 De lo anterior se deduce, como se ver en su momento, un concepto muy amplio de esttica, que hace referencia tanto a la tradicin de la esttica occidental como a la extremo-oriental, confirmando as que en Y, en consecuencia, el tratamiento por temas o problemas constituye el mtodo expositivo aplicado en el presente texto. De inmediato se plantea el problema de cul sea el mbito de actuacin de la ciencia esttica, tanto por su consideracin histrica como por el campo de su jurisdiccin, en relacin a la teora esttica de Antoni Tpies y por nuestra propia consideracin. La obra terica de Tpies contituye, como ya he apuntado, un sistema abierto que es heredero del pensamiento esttico ilustrado occidental, y su continuacin - y contradiccin - en el movimiento romntico, pero que tambin recoge, integrndolo en el propio sistema, otros pensamientos estticos: el pensamiento esttico de otras culturas. Formaliza as un sistema de pensamiento que, en su sentido tradicional, representa la continuacin de la corriente esttica que, en su acepcin moderna, naci como instrumento de emancipacin del hombre, a mediados del siglo XVIII, con races, como la propia esttica, en la Ilustracin, pero que, en una constante revisin de la propia nocin de modernidad, recoge el pensamiento esttico de tiempos pasados del mbito occidental, la esttica de los primeros tiempos y de la esttica medieval, as como la esttica de culturas no occidentales, sobre todo la esttica de las diversas formas de pensamiento del extremo oriente. 32 MORPURGO TAGLIABUE, G., La esttica contempornea, Losada, Buenos Aires, 1971, (1960), p.9. 33 TPIES, A., Valor del arte. Ave del paraso, Madrid, 2001, p.11. 23. 23 el caso de extremo-Oriente existe, como veremos, una autntica esttica en sentido estricto, es decir, reflexin escrita sobre el arte. Pero tambin existen, como muy bien sabe Tpies, otras estticas que, sin haber desarrollado una teora, han plasmado su pensamiento esttico en las propias obras de de arte. En este sentido es importante resear que existen estticas en sentido estricto tambin en las culturas sin tradicin escrita, como sucede en las estticas africanas.34 El callejn sin salida de ciertas versiones, predominantes hasta fechas recientes, de la modernidad, e impulsa una revisin del pensamiento esttico a la bsqueda de una nueva identidad. En Occidente la esttica nace, a mediados del siglo XVIII, frente a los poderes de la iglesia y la aristocracia, como un proyecto de progreso, es decir de modernidad. Pero, como dice Marchan Fiz, independientemente o no de nuestra actual condicin posmoderna, hemos de convenir en un cierto agotamiento del concepto de modernidad: 35 Y por ello el estudio de la esttica como ciencia autnoma, moderna y progresista en el concepto de Tpies es la esttica nacida de la Ilustracin, a su vez se ve sustancialmente influida y transformada por la negacin de una Razn universal, por la expansin ntidamente romntica de puesta en valor de lo subjetivo, de lo particular, de lo tradicional, lo mtico, lo mgico, y del sentimiento de los hombres y de los pueblos. Sobre todo de otros pueblos. Y su funcin ltima, en este desarrollo de la esttica desde la Ilustracin al movimiento romntico, de transformacin de la sociedad, es decir, la creacin de una esttica operativa. Esta labor pretende realizar Tpies en sus textos, segn mi tesis, a travs de la renovacin del concepto de modernidad, en tanto en cuanto sta ya no supone, en su configuracin estricta, una ruptura con el pasado, fundamentalmente mediante la recepcin de las culturas de otros tiempos y de otros mbitos geogrficos diferentes de la cultura occidental. 36 34 VV.AA., Arte africano, Summa Artis, Espasa-calpe, Madrid, 1988, (1988), p.218. 35 MARCHAN FIZ, S. La esttica en la cultura moderna.Alianza, Madrid, 2000, p.9. 36 MARCHAN FIZ, S., La esttica en la cultura moderna, Alianza, Madrid, 200, (1987), p.61. Y esta esttica no meramente especulativa sino transformadora de la realidad, contina siendo, segn Tpies, plenamente vlida y sigue vigente en lo contemporneo. 24. 24 Y la importancia del pensamiento esttico de Tpies lo es precisamente porque realmente, con gran clarividencia, se ha anticipado en su reflexin a ese callejn sin salida de la modernidad a que se refiere Marchan Fiz. Por ello es fundamental el propio concepto de modernidad en el pensamiento de Tpies. Podramos llamarle un concepto expandido de modernidad, en cuanto que enlaza con una esttica que alcanza en el tiempo hasta lo prehistrico y que en el espacio se desplaza con notoria naturalidad y comprensin por las ideas estticas de otras culturas, ms all del estril antropocentrismo occidental. Y precisamente en el mismo sentido Marc Jimenez afirma que el nacimiento de la esttica como tal en 1750, de la mano de Baumgarten, slo es un momento del largo desarrollo de la reflexin sobre el arte. Y la esttica, en su sentido ms amplio, que adoptamos aqu y que igualmente entendemos que es la adoptada por nuestro autor, hunde sus races en la Grecia clsica y an ms all.37 Las artes plsticas pueden ser extremadamente sutiles y de una contundencia poderossima para la lucha Para Tpies esta nocin de la esttica implica asumir la larga marcha de emancipacin del hombre. Y en ella se inscribe su obra, tanto terica como plstica. As ha sido paladinamente proclamado por el propio artista: 38 37 JIMENEZ, M., Qu es la esttica? Idea books, Barcelona, 1999, p.25. 38 Ibid. p.128. La lucha de Tpies est indisolublemente unida a la consciencia de una determinada situacin social y a la propia concepcin del arte, de la esttica y su funcin ltima como fuerza operativa, como instrumento de cambio. Sin embargo considera que este arte operativo pertenece a una tradicin que conforma el gran arte, el arte de todos los tiempos y a una consecuente reflexin terica que pertenece a las grandes tradiciones estticas. Pero, qu entiende por tradicin esttica? y cmo se articula en su pensamiento los cambios que propugna el arte contemporneo con la constante del arte y la reflexi tradicinal? Pretendo aqu dar contestacin a estas fundamentales preguntas. Tpies parte de la conciencia de una sociedad contempornea alienada. 25. 25 Y, segn su criterio, el arte puede y debe jugar un papel esencial en la solucin de los problemas de la sociedad. Es lo que la esttica denomina esttica operativa y Tpies la funcin social del arte. La sociedad contempornea, segn Tpies no tiene acceso a la []realidad profunda y el arte puede proporcionar conocimiento a travs de la modificacin de la consciencia39 Que nos haga ver la autntica realidad. Y este conocimiento se produce en el proceso de la experiencia esttica: 40 El artista, para hacerse comprender, no ha de descender a los ms; son los ms los que han de subir al artista. Pero a esta experiencia esttica que debe producir un cambio y una percepcin distinta de la realidad aparente, no se puede llegar sin una preparacin previa: surge aqu otra de las grandes categoras de la ciencia esttica: es el tema de la educacin esttica. Tpies piensa que la sociedad se ha de elevar hasta el arte, no descender el arte al pueblo: 41 El nacimiento en conflicto de la esttica se desarrolla en una larga marcha hacia la autonoma esttica, que en Tpies tiene el mismo sentido de liberacin de sucesivos academicismos Y ello slo se logra, segn nuestro autor, mediante la sensibilizacin de la poblacin mediante el aprendizaje, mediante la educacin esttica, en cuya actividad, intervienen diversos sectores, pero muy prioritariamente el artista, cuyo estatus de mediador corre paralelo con la importancia del arte como instrumento de liberacin. La crtica de de una sociedad alienada y la mediacin del arte, previa a educacin esttica desembocara necesariamente, segn Tpies y una amplia tendencia de la esttica, en una sociedad ms libre. Es lo que se ha llamado el tercer estado, lo que implica un proyecto de progreso hacia una sociedad utpica. 42 39 TPIES, A. Lexperiencia de lart, Edicions 62. Barcelona, 1996, p.83. 40 Ibid., p.172. 41 Entrevista concedida a Manuel del Arco. en La Vanguardia, 25 de Octubre de 1955, recogida en Lexperiencia de lart, Edicions 62. Barcelona, 1996, p.66. 42 TPIES, A. Lexperiencia de lart. Edicions 62, Barcelona, 1996, p.151. . 26. 26 Esta liberacin est protagonizada por el artista en tanto que actor social a travs de la operativa del arte como instrumento de reflexin. Pero Tpies es igualmente consciente de que el arte, en expresin de Marc Jimenez, en su proceso de desligazn progresiva, puede provocar un apartamiento del arte de la vida y su funcin de conocimiento de la autntica realidad, lo que plantea el problema de la heteronoma del arte. Todo ello trata Tpies en sus escritos como una continuacin y complemento de su obra plstica. La obra, tanto terica como plstica, de Tpies se desarrolla a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Las causas por las que nuestro autor se sinti llamado a sumergirse en las procelosas aguas de la reflexin terica son mltiples. Su primer escrito terico es de 1952 y, como ha reseado Xavier Antich, es importante establecer el contexto de la Espaa bajo la dictadura franquista43 y el desolador panorama artstico y mucho ms terico, de la poca, tanto por el desconocimiento de la historiografa por parte de los crticos de arte, como por la ausencia de escritos de artista.44 Por ello Tpies, para combatir los aires de suficiencia de los tericos y los ataques tan injustos que con frecuencia tena que aguantar contra todo el vanguardismo []45 El propio Tpies nos ha puesto en guardia contra la idea de que esta reflexin pueda tener una finalidad autojustificativa de la propia se siente compelido a saltar a la arena para pensar el arte. En este sentido es relevante el listado bibliogrfico que hemos elaborado que, concretamente en los escritos de Tpies, no sigue el convencional orden alfabtico sino cronolgico, a fin de sealar las reas de inters de su reflexin en su determinacin temporal. 43 ANTICH, X., en Prlogo a Tpies en blanco y negro. Ensayos. Galaxia Gutemberg, Barcelona 2008. 44 Y, en general, escased de crtica. Ver, en este sentido, BOZAL, V., Arte del siglo XX en Espaa, Summa Artis, Espasa Calpe, 2000, (1991), p.364. Y escasez de pensamiento esttico. Ver CABRERA GARCA, M. I., Tradicin y vanguardia en el pensamiento artstico espaol (1939-1959), Universidad de Granada, Granada, 1998. 45 TPIES, A., Memoria personal, Seix Barral, Barcelona, 2003, (1983), p. 328. 27. 27 produccin plstica. Y para ello destaca un hecho reseable: en sus escritos tericos hay escasa referencias a su propia obra. Pero, al igual que manifiesta no querer legitimar tericamente su produccin plstica, tambin parece rechazar la pretensin de constituir una teora del arte. [] no se vea en esta un discurso terico demasiado sistemtico ni nada ms que un sincero pensar en voz alta ante los muchos problemas []46 [...] el lector, pues, descubrir con facilidad los hilos conductores [] Pero Tpies tambin intuye que su reflexin esttica, aunque dispersa en el tiempo y en los temas, no deja de poseer laxos inextricables: 47 Pretende Tpies que su reflexin no se entienda en un sentido normativista. A este aspecto me refiero cuando hablo de las procelosas aguas de la teora esttica. Y es que, como dice Eco en su Definicin del arte, el mero hecho de proporcionar al lector un concepto de arte ya implica un cierto direccionamiento, un cierto acotamiento y deslinde que, forzosamente excluir a algo o a alguien. Son estos hilos conductores los que conforman la estructura de un autntico sistema. Pero, de inmediato, en cuanto hablamos de sistema, hemos de convenir que entramos en conflicto directo con la tendencias actuales del nimporte quoi, que, aparentemente deslegitiman cualquier pretensin de razonar sobre arte. 48 A esta misma necesidad de razonar se ha visto compelido Tpies. Y sus razones han quedado plasmadas en toda su produccin escrita y, En cuanto a la propia legitimidad de la reflexin esttica, entendemos que queda justificada en el caso de nuestro autor por la misma razn del propio nacimiento de la esttica: la complementariedad de dos mundos paralelos pero inextricablemente relacionados: el de la produccin de objetos fsicos y el de la reflexin sobre los mismos. 46 TPIES, A., Valor del arte, Empuries, Barcelona, 1993, p.11. 47 Ibid. 48 ECO, U., La definicin del arte, Destino, Barcelona, 2005, (2002),p. 25 28. 28 contrariamente a otros artistas,49 Tanto en el caso de las obras de factura popular y sencilla como en las extremadamente cultas y refinadas, su capacidad expresiva ha llenado muchas pginas de la historia de las ideas estticas. la concesin de innumerables entrevistas, declaraciones y conferencias, en las que no hace sino, como l mismo dice, reflexionar en voz alta sobre los temas de actualidad sobre el arte y sus circunstancias y as, haciendo uso de su legtimo derecho a la libertad de expresin, tan arduamente conseguida, polemizar sin tapujos con las ideas o actitudes que considera injustas o equivocadas. Pero es ms. Tpies ha sido explcito en cuanto a la legitimidad de la reflexin esttica al relacionar el arte de todos los tiempos con la historia de las ideas estticas:+ 50 La obra plstica de Tpies, como dice Roland Penrose, es muy hermtica para un pblico mayoritario.51 Es ms, Tpies entiende que tambin lo es para los especialistas, e incluso para los autores ms cercanos al artista, con quienes no siempre ha estado de acuerdo. En el mismo sentido Brbara Catoir afirma que, el de Tpies, es un arte que slo se manifiesta a quien sabe descubrirlo.52 49 Recordar el famoso, cuasi mtico, silencio de Duchamp. 50 TPIES, A., El arte y sus lugares, Siruela, Madrid, 1999, p.18. 51 PENROSE, R. Tpies, Polgrafa, Barcelona 1996, (1987), p.172. 52 CATOIR, B., Conversaciones con Antoni Tpies, Polgrafa, Barcelona, 1989, (1987), p.7. Pero el objetivo del presente trabajo no es llevar a cabo una labor exegtica, interpretativa o descodificadora de la praxis de Tpies que, por otra parte, ya est realizada en una abundantsima bibliografa, en apariencia, exhaustivamente, sino estudiar su pensamiento esttico, ignorado con demasiada frecuencia, lo que, todo sea dicho de paso, ha producido que en la propia exgesis su obra haya sido a veces sobreinterpretada.Y a veces malinterpretada. Por eso la conciencia de no ser comprendido en su sentido profundo ha sido otro de los motivos de que Tpies haya tomado la pluma. De hecho ha manifestado que sus primeros escritos lo fueron por la escasez de crticos de arte y la unilateralidad de sus puntos de vista, que en Catalua, prcticamente se reduca a un crtico. Por ello a la pregunta de cundo se haba decidido a escribir, contesta: 29. 29 [] la razn fue que quera expresar mi opinin desde el punto de vista de un artista cataln en una poca en la que el conjunto de los acontecimientos culturales catalanes estaban muy influidos por el criterio de una sola persona: Alexandre Cirici, ya muerto. Yo tena la sensacin de que era necesario demostrar a los jvenes artistas y al pblico en general que, adems de las ideas de Cirici, existan otras opiniones. 53 No es mi objetivo desvelar el contenido de la obra de Antoni Tpies, sino precisamente calibrar conceptualmente, entre otros, su inters por el juego y la tensin que se establece entre dos conceptos que transitan toda la historia del arte con los ms diversos nombres pero que, al final, como dice Peter Brger, Pero sobre todo y de ah nuestra tesis de la existencia de un fenmeno de smosis entre teora y prctica, ha sido su intensa preocupacin por la realidad social lo que ha llevado a nuestro autor a una constante labor tendente a explicar, mediante escritos tericos lo que constituye una continuacin de la comunicacin plasmada en su obra plstica. Pero tambin una reflexin genrica, independiente de su obra plstica, provocada por la preocupacin por la situacin sociopoltica y del papel que el arte puede jugar en la concienciacin y transformacin de la sociedad. Desde luego, algunos de sus textos, directa o indirectamente, hacen referencia a su propia obra plstica. Con ellos lanza una constante advertencia contra el anlisis meramente formalista no solo de su obra sino de todas las obras de arte de la historia en detrimento de, segn nuestro autor, su profundo significado simblico, es decir, de su contenido como instrumento gnoseolgico y operativo. 54 Una vez afirmada, como se infiere de la obra de Tpies, la propia existencia de una esttica viva, inmediata y necesariamente se plantean, tanto en los problemas tratados por Tpies como en la propia bajo diversas denominaciones, siempre regresa. Es la relacin entre la forma y el contenido, entre la apariencia y el tema. La relacin entre la sensacin y la idea. En definitiva, independientemente de que pueda interpretarse como sustrato terico legitimador de su propia obra, Tpies ha realizado una profunda labor de plasmacin de las ideas estticas, es decir, de reflexin sobre arte y sus circunstancias. 53 Ibid. p. 111. 54 BURGER, P. Crtica de la esttica idealista, Visor, Madrid, 1996, (1983), p.121. 30. 30 constitucin de un campo de estudio propio y autnomo para la disciplina esttica, un cmulo de problemas cuasi inmarcesibles, porque, como dice Marc Jimenez: Ninguna esttica filosfica hubiera salido a la luz del da sin la constitucin de las ideas de creacin autnoma, y del sujeto creador. Haba tambin que definir la relacin entre la razn y la sensibilidad, plantear preguntas sobre el gusto y sobre la experiencia individual, y esforzarse en determinar el papel de la razn en el terreno especfico del arte, distinto de la ciencia y de la moral. Dentro de ese mbito esttico autnomo, el juicio de gusto, individual, subjetivo, puede ser ejercido libremente, sin tener que justificarse, ante instancias superiores, tales como la teologa, la metafsica, a ciencia o la tica. Por lo menos al principio.55 En este sentido Marc Jimenez establece una distincin entre lo que llama la teora del arte de los artistas que reflexionan sobre su obra y la de sus contemporneos y el propio intento de conceptualizacin puesto de manifiesto por el esttico. Y todos y cada uno de estos problemas han sido tratados de una u otra forma por Tpies. La obra terica de Antoni Tpies ha sido recogida hasta ahora principalmente en seis libros - que se relacionan en en el correspondiente apndice bibliogrfico - que recopilan la masa principal de sus escritos, amn de una gran cantidad de entrevistas, reportajes, declaraciones y conferencias publicados en diversos medios, lo que hace del mismo un caso nico de artista por el prolijo tratamiento terico realizado, que le convierte no slo en uno de los principales artistas, sino tambin en uno de los ms profundos y polmicos pensadores en el mbito de la esttica y de la cultura de la segunda mitad del siglo XX. E, inmediatamente, se plantea aqu un doble problema de legitimidad, que a su vez afecta al estatus del artista como esteta. Se trata de a quin podemos denominar autor de esttica. 56 55 JIMENEZ M. Qu es la esttica? Idea books, Barcelona, 1999, p.66. 56 Ibid, p.17. No existe a mi modo de ver esta contradiccin en Tpies que constituye un artista en el que confluye esta excepcional conjuncin entre la praxis y la teora del arte entre las que se producen, de forma natural, un movimiento de flujo y reflujo. 31. 31 Por otra parte se plantea aqu otro problema que sobrevuela desde sus inicios a la propia ciencia esttica: si es posible hablar mediante conceptos, es decir, mediante un discurso lgico, de un mbito como el esttico, en el que priman la percepcin, la imaginacin, la intuicin y la fantasa. Este tema hace referencia a una aparente contradiccin. Cmo se puede hablar razonablemente de las cuestiones que afectan a la sensibilidad?57 Como ha dicho Roland Penrose, la significacin de la obra plstica de nuestro autor es muy hermtica. Tambin este tema fundamental ha sido, como veremos, tratado por Tpies. -------------- II ESTADO DE LA CUESTIN La obra plstica de Tpies ha sido objeto de anlisis a travs de una extensa bibliografa. No as su obra terica que es, en un primer acercamiento, nuestro campo inmediato y exclusivo de investigacin desde la perpectiva de la historia de las ideas estticas. 58 Por ello, uno tras otro, los principales autores de la bibliografa internacional, cuando se han sumergido la observacin de la poderosa presencia de las obras de arte, se han visto abocados a describir, con admiracin indisimulada, la intensa y vasta trayectoria productiva y vital del artista. Pero, sobre todo, lo han hecho desde su propio acervo Y altamente sugerente, diramos nosotros, pues, de inmediato, el observador y el estudioso se siente atrado hasta el vrtigo por la profundidad del universo tapiesiano. 57 JIMENEZ M. Qu es la esttica? Idea books, Barcelona, 1999, p.16. 58 PENROSE, R., Tpies, Poligrafa, Barcelona 1977, p.60. 32. 32 cultural e interpretativo del estudioso, e incluso en un sentido ms bien ratificador de las propias ideas del autor. Esta faceta de la bibliografa ha sido puesta de relieve por el propio Tpies, cuando, en referencia a un autor tan relevante para la poca y amigo personal, como es Michel Tapi ha dicho: Tapi me utilizaba como un ejemplo para sus teoras sobre el informalismo. Esto lo hacen muchos crticos tambin: van a lo suyo y toman unos cuantos pintores como ejemplo.59 Pero, igualmente, he de hacer constar que, as como me resulta inexcusable la inclusin en la bibliografa a tener en cuenta los textos que tratan monogrfica y originalmente la obra de nuestro autor, conscientemente he excluido los textos no relevantes, entre ellos, con mucha frecuencia los, en general, breves escritos incluidos en algunos Y por ello mismo, la mayora de los autores, no hacen referencia ninguna, o muy escasa, al pensamiento esttico expresado por escrito o verbalmente por Tpies ms que, en todo caso, como corroboracin de su propia interpretacin y analizan muy escasamente el enraizamiento en la historia de las ideas estticas de la reflexin de nuestro artista, que nosotros pretendemos realizar a partir de las fuentes antedichas. Hemos de sealar sin embargo que queda lejos de nuestra intencin criticar negativamente los numerosos y extensos textos en los que prepondera el carcter admirativo por los descubrimientos que los autores realizan en la exploracin de la obra plstica de nuestro artista. Ello conlleva en muchas ocasiones a reiteraciones estriles, incluso a descubrir aspectos que el propio autor haba desvelado haca tiempo en sus escritos, pero tambin a un mbito muy en lnea con nuestra argumentacin de que la obra de Tpies es una gran continuadora del pensamiento romntico: en la bibliografa de estos autores se habla muchas veces del arte desde el arte, es decir, tienen un carcter ms literario, incluso potico, que cientfico, por lo que pueden estar ms cerca de la verdad que propugna Tpies que sesudos anlisis a los que se les escapa el alma por la razn. De hecho esta inspiracin potica que la obra plstica de Tpies ha provocado en algunos crticos ha tenido a veces unas consecuencias productivas de una profundidad e intensidad magnficas y, an ms all, tambin ha inspirado directamente la produccin de algunos poetas. 59 TPIES, A., Memoria personal, Seix Barral, Barcelona, 2003, (1983), p.328. 33. 33 catlogos que no hacen sino reproducir casi frase por frase los comentarios a las caractersticas de la obra plstica de Tpies realizados por autores anteriores y, desde luego, y esto es definitivo para no tenerlos en cuenta, no hacen ninguna referencia a sus textos u otras formas de expresin discursiva de su pensamiento esttico. Una vez sentado que no conocemos que se haya tratado realmente en su conjunto las ideas estticas de Tpies vertidas en su expresin discursiva, la consecuencia lgica es que el estado de la cuestin debera quedar reducido a su mnima expresin. Pero hemos de hacer justicia, en lo que ssabemos, a los autores que, al menos puntual o indiciariamente, han tratado alguno de los temas o problemas que estructuran la reflexin de Tpies, y ello con un criterio amplio o generoso al incluirlos a pesar de que no hagan expresa referencia a los textos de Tpies, frecuentemente porque la cercana y relacin personal con el autor les hace conocedores de sus ideas, pero, adems, porque coadyuva al carcter introductorio en el pensamiento esttico de Tpies que pretende el presente texto. Es difcil exagerar la importancia de los escritos entorno a la obra de Tpies - que luego se dir - de Alexander Pellicer y luego Juan Eduardo Cirlot, autnticos pioneros desde los aos cincuenta del pasado siglo en el erial cultural de la Espaa de la dictadura franquista, al reconocer y analizar la primera produccin plstica de Tpies, por lo que consideramos de rigor hacer referencia aqu a su obra aunque realmente no citen expresamente los escritos de Tpies, pero su cercana a nuestro autor en aquella poca les constituye en testigos privilegiados del pensamiento esttico tapiesiano en un tiempo de enorme oscuridad cultural y, por lo mismo, consideramos que entendieron perfectamente la importancia de una categora fundamental para la historia de las ideas estticas y para la teora esttica del propio Tpies: la educacin esttica. Casi en exclusiva mantuvo el protagonismo en la reflexin sobre la obra plstica de Tapies en los aos cincuenta del siglo pasado el historiador y crtico de arte cataln Alexander Cirici Pellicer, cuyos escritos tienen igualmente valor de fuente porque la relacin de cercana personal constituyen informacin de primera mano que sustituye en buena parte la ausencia de referencia expresa a los escritos de nuestro autor. Alexander Cirici, al igual que Juan Eduardo Cirlot, es consciente de la enorme dificultad que sufre el gran pblico de la poca para captar 34. 34 las novedosas formas plsticas de Tpies. Por ello, en sus escritos, como el mismo Cirlot, traza una especie de ruta descriptiva y explicativa de las obras. sta funcin didctica o educacin esttica la plasma Cirici en una pequea monografa 60 Es el dilogo de lo contingente con lo absoluto, de lo existente con la nada, en una especie de afirmacin ctara del valor de todo lo que existe, por la posibilidad que tiene de dialogar de t a t por indigente que sea, con lo infinito. publicada en 1964 en la que resea la intencin de Tpies de trascender las dicotomas artificiales establecidas entre lo visual y lo expresivo, lo figurativo y lo abstracto, entre lo material y lo espiritual al hacer referencia a lo que existe para arrancar los misterios al mundo en impulso hacia lo absoluto; la potica de los interiores, la importancia de la materia, las texturas, lo procesal y los objetos. Igualmente resea lo que interpreta como desconfianza hacia la lgica de nuestro autor y su preferencia por la intuicin, y, en definitiva, afirma Cirici: 61 En el mismo sentido insiste Cirici en un texto destinado a un importante especial dedicado a Tpies en 1960 en la revista Papeles de Son Armadans62 [] materializacin de lo absoluto. Este mecanismo, consistente en provocar el dilogo de lo concreto con lo indefinido, de la carne mortal con el oro inalterable, de lo que se describe en volumen, luz, color sombra, con lo inefable, suscita la coincidencia mxima del valor de lo que existe,por el mero hecho de existir como ente nico e insustituible. : 63 60 CIRICI PELLICER, A. Tpies ,1954-1964, Gustavo Gili, Barcelona 1964. 61 Ibid. p.10. 62 CIRICI PELLICER, A., Tpies realista, en Papeles de Son Armadans, Tomo XIX, Num. LVII, Palma de Mallorca, 1960. 63 Ibid., p.266. Con esto creemos que Cirici dio, desde muy temprano, con una de las puertas principales de entrada al edificio del pensamiento tapiesiano e igualmente una de los conceptos fundamentales en la historia de las ideas estticas: la bsqueda de la recuperacin de la totalidad a partir de la conciencia de una sociedad humana fragmentada. Por ello, poniendo en valor esta relacin entre lo particular y lo general concluye: 35. 35 Al elaborar lo inmediato, al querer sacar consecuencias de lo particular, el artista penetra sin querer en el terreno de la magia, puesto que se niega a s mismo las bases racionales.64 La obra de Cirlot ha sido recopilada en un solo libro Consideramos este prrafo altamente significativo en cuanto que pone de manifiesto el punto culminante del proceso de creacin. Quien suscribe el presente texto pretende desarrollar cmo se articula en la reflexin de Tpies esa relacin entre lo particular y lo absoluto enunciada por Cirici. 65 En el prembulo al primer libro, Cirlot nos ofrece varias de las claves del pensamiento tapiesiano: la expresin autnoma de la materia, su intencin ltima de originar objetos dotados de validez intemporal, y la necesidad de que las obras de arte produzcan eficazmente la formulacin y comunicacin de nuevos modos de conciencia de lo real. que en realidad rene varias obras: Tpies, escrito en 1960 y Significacin de la pintura de Tpies en 1962 y adems los artculos escritos por Cirlot desde 1949 hasta 1973. As pues, se trata un cuarto de siglo de textos muy cercanos a la obra plstica y personalmente al propio Tpies, cercana que justifica su inclusin en este apartado pues los textos de Cirlot tienen una naturaleza bibliogrfica pero tambin, por mor de esta proximidad personal, de fuente. Qu intentaba ensear Cirlot en relacin a nuestro primordial de inters, el pensamiento esttico de Tpies? Pero sobre todo, y ello hace referencia a una categora esttica ya sealada y absolutamente relevante en el pensamiento tapiesiano, la educacin esttica Qu intentaba explicar Cirlot a los perplejos observadores de una poca de autntica tiniebla cultural? 66 As pues, enuncia tres de las ideas estticas fundamentales en nuestra investigacin: lo material, lo intemporal y lo real. El resto del libro constituye una apasionada y sutilsima descripcin y anlisis del desarrollo de las tcnicas y las formas (con disolucin de la iconografa convencional) en la evolucin de la obra plstica de nuestro autor. 64 Ibid., p.270. 65 CIRLOT, J.E. Tpies, Omega, Barcelona, 2000. 66 Ibid., p.58. 36. 36 Descripcin que tiene en Cirlot, de nuevo, fundamentalmente un carcter didctico: como dice Lourdes Cirlot en el prembulo a dicha obra necesitaba con verdadera ansiedad hacerla comprensible a los dems. Es as de sealar que Cirlot, en sus prolijas descripciones, pone el nfasis en unas de las caractersticas primordiales del pensamiento de Tpies: su obsesin por interrogar la materia. Lo que Cirlot llama su carcter netamente inventivo y la primaca absoluta de la materia, materia a la que traslada lo psquico humanizndola.67 En ntima relacin con la anterior caracterstica Cirlot hace emerger de la obra de Tpies el elemento unificador de esa tradicin universal: son los smbolos Y ello nos lleva al momento del proceso de creacin en donde Cirlot destaca el carcter intuitivo del acto creativo pero, a la vez, este momento culminante de la actividad artstica, el momento supremo de la plasmacin, incluso en el extremo de lo automtico, viene siempre precedido por una previa reflexin. Aqu hay que sealar como fundamental el atesoramiento previo que el artista haya hecho de sus predecesores. Tpies ya era entonces un profundo conocedor de lo que l llama el arte de todos los tiempos, cuyas formas subyacen frecuentemente en las propias. Cirlot no desconoce en absoluto esta caracterstica. Ya en el prembulo se seala el paralelismo entre el arte de Tpies y el arte de otras pocasY en el siguiente libro aclara esta faceta cuando seala la reaparacin de los motivos eternos del pensamiento humano. Y este elemento de lo intemporal, de lo permanente, de lo tradicional, en el arte de todos los tiempos es axial en el pensamiento de Tpies. Y Cirlot, al menos indiciariamente, supo percibirlo desde el primer momento. 68 los smbolos de la tradicin universal. 69 mbito en el que Cirlot es una autoridad70 67 Ibid., p.34. 69 Ibid., p.85. 70 Cirlot es el autor de una muy conocida obra, Diccionario de smbolos, Siruela, Barcelona, 2005, (1997), pero que tiene su antecedente ya en 1958 con Diccionario de smbolos tradicionales. . Sin embargo, hemos de sealar aqu que en los ltimos tiempos el carcter simblico de la obra de Tpies ha sido negada por otro gran conocedor de nuestro artista y su obra. Efectivamente Xavier Antich ha afirmado: 37. 37 [] esforzarse, como hacen tantos autores, por interpretar la obra de Tpies en clave simblica o iconogrfica implica reincidir en un paradigma caduco.71 Cirlot insisti y en el mismo sentido, aunque desde el punto de vista de la teora, lo har quien suscribe el presente texto- hasta la saciedad en el carcter simblico de la obra plstica de Tpies, incluso dedicando a este aspecto captulos completos.72 Qu virtudes chamnicas puede poseer una obra as?, Hasta qu punto se evade del arte de tradicin occidental y va, incluso, ms alla de las ms extraas obras polinesias?, Qu horizonte seala este tipo de obra?, De qu abismo nos habla? No pensamos responder a estas interrogaciones, ya que Tpies tampoco las ha constestado an, Pues los misterios (las incgnitas, si se prefiere) que implica la obra de un artista en un momento determinado de su carrera l mismo las aclara con su posterior evolucin. Hemos de esperar meses, aos, acaso lustros, para saber de verdad qu significado tiene [] Sin embargo, es de resear un hecho que nos resulta extrao: Cirlot no hace expresa referencia alguna a los escritos y declaraciones de Tpies. Qu dice en este tiempo Tpies en sus textos y manifestaciones en torno a lo simblico? Y a lo perenne y lo efmero en el arte? Nunca sabremos lo que Cirlot, fallecido en 1973, quien realmente entenda a Tpies, habra visto en su prodigiosa trayectoria posterior, ni si habra acudido entonces a los cada vez mas frecuentes textos de nuestro autor. Cirlot, desde una honestidad admirable lleg a preguntarse, en uno de sus ltimos escritos, respecto de lo hermtico de la obra de Tpies: 73 71 ANTICH, X., El ser y la escritura. Una aproximacin a la obra sobre papel de Antoni Tpies. en El tatuatje i el cos. Papers, cartons i collages. Fundaci Antoni tpies, Barcelona 1998. 72 CIRLOT, J. E. Smbolos en los primeros perodos, Simbolismo de las imgenes informales. 73 CIRLOT, J. E. La obra actual de Tpies, publicada en Goya, n 94, 1970, incluida en Tpies, Omega, Barcelona, 1999, p. 255. Por ello Cirlot concluye este texto con la siguiente frase reveladora de la generosidad de un autntico espritu crtico: 38. 38 Y el crtico, como el artista, han de ser por fuerza muy comprensivos con quienes no puedan o no sepan ver los valores de este arte nuevo que hemos considerado a travs de la obra reciente de Antoni Tpies.74 Los escritos tericos de Antoni Tpies desde el punto de vista de su conjunto, ha sido tratado casi en exclusiva, junto a Pere Gimferrer, como veremos ms adelante, por Xavier Antich, en el prlogo al conjunto de ensayos de Tpies recopilados para su publicacin en lengua castellana en el ao 2008 Nosotros pretendemos continuar en lo posible la labor de J. E. Cirlot, quien supo ver la importancia del elemento perenne y su contrapunto en lo efmero, en la obra plstica de Tpies, todo lo cual, desde luego, hace referencia al propio concepto de arte, pero, como contrapunto a la labor exegtica de Cirlot, aqu incidiremos fundamentamente en las teora esttica discursiva de Tpies. 75 All se resea una caracterstica importantsima que en su momento intentar desarrollar, pero que ha sido al menos enunciada por Xavier Antich: el fuerte carcter educativo de sus escritos y su enlace directo con el sentido didctico de las Cartas sobre la educacin esttica de Friedrich Schiller. . En dicho texto se manifiestan las causas por las que Tpies se lanz a la palestra bibliogrfica, primero, desde 1955, mediante artculos y a partir de la recopilacin de La prctica de lart en 1970, mediante libros. 76 Ya casi no pienso en las artes plsticas, slo quiero trabajar mi personalidad Igualmente Antich ha sealado la semejante teorizacin expresada por uno de los artistas que ms ha influido en Tpies: Paul Klee. Esta semejanza se puede concretar en una declaracin de Klee, quien deca: 77 Este sentido del desarrollo total de la personalidad, el conseguir ser un buen ejemplar humano . 78 74 Ibid. 75 TPIES, A., Tpies en blanco y negro. Ensayos, Edicin de Xavier Antich, Galaxia Gutemberg, Barcelona, 2008. 76 SCHILLER, Fr., Kallias. Cartas sobre la educacin esttica, Anthropos, Barcelona, 2005, (1999). 77 KLEE, P. Diarios, Alianza, Madrid, 1987, (1957), p.37. 78 Entrevista con Manuel del Arco, La Vanguardia Espaola, 5 de Diciembre de 1958, incluida en Lexperiencia de lart, Ediccions 62, Barcelona, 1996, p.69. y no slo en cuanto artista, es relevante 39. 39 para comprender uno de los hilos conductores de la teora esttica tapiesiana, fundamental para conseguir ser un artista que comunique algo. Y una parte muy importante de la formacin personal de Tpies lo ha sido en la pura reflexin terica, ese reflexionar y tomar un nuevo impulso79 79 CATOIR, B., Conversaciones con Antoni Tpies, Polgrafa, Barcelona, 1989, (1987), p.75. que ha sido profundamente alimentada en sus incansables lecturas. En el mismo texto de Antich se hace referencia a otro tema que participa de las profundas conexiones conceptuales y categoriales que pretendemos analizar y que Tpies plasma en sus escritos: es el carcter gnoseolgico del arte, que enuncia con una sola frase altamente significativa: el arte es una fuente de conocimiento, lo que conlleva forzosamente a la funcin social del arte. Nada ms nos dice el texto de Xavier Antich, pues seguidamente su inters se centra en relacionar con carcter descriptivo los textos que sirvieron a la formacin de nuestro autor. S hemos de resear que alude, in fine, a un aspecto que toca nuestro campo de inters: el hecho de que los textos de Tpies, segn ha manifestado ste, no son la clave para la interpretacin de su obra. As lo entendemos tambin nosotros, aunque slo hasta cierto punto: este aspecto debe ser complementado con las respuestas a las insistentes preguntas que se le practican en las numerosas entrevistas realizadas. Sin embargo, como ha quedado dicho, nuestro campo de investigacin no es el interpretativo sino, en este aspecto, la relacin (y tensin) que existe entre la propia reflexin terica, que es fundamentalmente racional y la prctica del arte, el proceso productivo, que, en Tpies, es fundamentalmente intuitivo. Este juego entre lo racional y lo intuitivo es fundamental - y de extremada complejidad - en la historia de la esttica y tambin en la formacin personal y la operativa tapiesiana. De ah la relevancia de su investigacin. El propio Xavier Antich, hace referencia a los textos de Tpies en otro escrito que se incluye en el catlogo a una importante exposicin realizada por la Fundaci Antoni Tpies en 1998 cuando trata un tema muy importante que constituye un explcito punto de conexin entre la obra terica y la plstica: la escritura que plasma en su obra plstica. Resea Antich cmo Tpies: 40. 40 []insiste, como suele hacen en sus textos, en el saber contenido en la pintura (un saber esencialmente distinto de las otras formas de conocimiento) as como recuerda- tambin a menudo- la importancia de la experiencia contemplativa, en realidad est sealando lcidamente que la pintura tiene la capacidad de contener su propio sentido y que lo contiene de tal modo que no reclama un ejercicio de lectura, sino una contemplacin a mi juicio muy prxima de lo que los griegos llaman teora, y que consista fundamentalmente en ver de forma radical, ms all de la distincin posterior entre mirada perceptiva y pensamiento inteligible (un ver que, contra lo que habitualmente se dice, no consiste en mirar ms all de lo que se ve, sino en descubrir en lo visto una plenitud de sentido que desborda la diferencia racionalista entre lo visto y lo pensado.80 Roland Penrose ha tratado con acierto el tema de la mmesis, pero, de nuevo ignorando los textos del autor, exclusivamente deducido de la trayectoria en su produccin plstica, haciendo referencia a la continuidad en el tratamiento simblico de la iconografa de Tpies con Se trata as pues, del mismo tema anteriormente reseado: la tensin entre lo racional (lectura) y lo intuitivo (visin) que en este texto Antich, con gran perspicacia, traslada desde el proceso productivo a la experiencia esttica. Quede claro, pues, el valor de estos dos textos de Xavier Antich como enunciado de temas esenciales en el pensamiento esttico de Tpies, como la educacin esttica y el concepto del arte como gnosis y, sobre todo, el carcter de complementariedad que tienen sus textos respecto a su obra plstica, as como la funcin social del arte como intencin ltima. Pero estos temas o problemas enunciados por Antich se han de continuar y complementar, y as lo pretendemos, mediante el estudio y desarrollo de las ideas estticas y su relacin con otros conceptos que ataen a la ciencia esttica, desde el propio concepto y mbito de la esttica hasta la experiencia esttica o recepcin por el observador; desde el proceso productivo hasta el prosopon del artista; desde el concepto de creatividad hasta el concepto de obra de arte, desde su idea de historicidad del arte hasta los elementos de constancia y cambio, pero, ms all de llamadas genricas a los textos de Tpies, a travs de su cita especfica. 80 ANTICH, X., El ser y la escritura. Una aproximacin a la obra sobre papel de Antoni Tpies. en El tatuatje i el cos. Papers, cartons i collages. Fundaci Antoni tpies, Barcelona 1998. 41. 41 relacin al arte de los pueblos primitivos e incidiendo en el sentido intemporal de continuidad.81 En otra faceta de la misma cuestin, cuando Penrose afirma que Tpies no rompe en realidad con el surrealismo por la continuidad de la idea de la metamorfosis, Pero nada nos dice respecto a la propia teora expresada por Tpies en sus escritos ni tan siquiera hace referencia a otros posibles conceptos de mmesis distintos a la imitacin de la realidad aparente y que pueden estar igualmente - y este es otro de los aspectos de mi investigacin - en su pensamiento o implcito en la prctica de nuestro artista. 82 Igualmente Penrose ha tratado con gran acierto, al menos indicariamente, la influencia del pensamiento oriental en nuestro autor, tanto respecto a la propia superacin del surrealismo, no resea el sentido preciso que Tpies ha dado al hecho de que el surrealismo particip de lo que llama la historia de la grandes ideas estticas, pero se agota prontamente como movimiento precisamente porque no abandona el modo de representacin acadmico del espacio, es decir, la ventana albertiana. Es en una cierta continuidad del mtodo, en el proceso de produccin de la plstica tapiesiana, y su consecuente reverberacin terica, en donde se puede rastrear la influencia del surrealismo y donde es posible una investigacin sobre la relacin entre el automatismo como mtodo, pero ms que como versin de lo subjetivo, como bsqueda de la esencialidad de lo humano en su disolucin en lo csmico. 83 como en su recepcin a travs de Michel Tapi,84 as como de su concepcin de la visin no dual del mundo85 Tambin Peter Brger ha hecho referencia a los textos de Tpies y a la teora esttica plasmada en los escritos de Tpies, , pero apenas constata la existencia de una tradicin esttica oriental, su concrecin en categoras estticas determinadas y la recepcin e insercin de la obra terica de Tpies en las mismas. 86 81 PENROSE, R., Tpies, Poligrafa, Barcelona, 1977, p. 44. 82 Ibid. 83 Ibid. 84 Ibid., p.46. 85 Ibid., p.48. 86 BRGER, P., Un mundo de semejanzas. Ensayo sobre la escritura en la obra de Antoni Tpies en El tatuatje i el cos. Papers, cartons i collages, Fundaci Antoni tpies, Barcelona, 1998. pero, de nuevo, la referencia es genrica y, segn su criterio, se constata, adems del 42. 42 envejecimiento de la obra de Tpies (junto a la de todo el arte moderno), la disyuncin de los textos con la obra plstica en tanto que, a la aseveracin de que el envejecimiento del arte moderno ha alcanzado tambin su obra. Y a la consiguiente pregunta de con qu medios cuenta para resistir a l? afirma: Si empiezo con una ojeada a los escritos de Tpies sobre el arte no es con la esperanza de encontrar la respuesta a nuestra pregunta. Sera una ingenuidad, toda vez que ya Freud nos ense que no es precisamente el yo quien lleva la voz cantante.87 87 Ibid., p.199. Con ello Brger parece as desarticular, casi diramos deslegitimar, radicalmente toda puesta en valor de los textos de Tpies. En el mismo artculo vuelve a hacer referencia a los textos de Tpies, reseando, segn su criterio, su ambigedad, diciendo: El artista empieza a trabajar en los aos cuarenta, en un momento, pues, en que puden considerarse fracasadas las esperanzas que Andr Breton y su grupo surrealista mantenan en la dcada de los veinte cuando pensaban que la vanguardia sera capaz de cambiar la vida radicalmente. Sin embargo esas esperanzas aparecen de manera ambigua en diversos pasajes de los escritos de Tpies. Por un lado, encabeza su libro La prcica de lart (La prctica del arte) con una frase de unos de los primeros manifiestos dadastas de Tristan Tzara, porque el arte no es serio, os lo aseguro; por otro lado, en su discusin de las ideas de Herbert Marcuse rechaza la tesis de la desaparicin del arte para incorporarse a la vida (Prctica, pp.151-160). Por un lado apela repetidamente al espritu de rebelda (prctica, pp.38 y ss.,) por otro acepta la visin de la obra de arte fuertemente cargada de aura propia del Extremo oriente: Los japoneses, por ejemplo saben muy bien que el objeto de arte ha de estar envuelto de cierta ceremonia y de cierto misterio reverencial para que cumpla bien su funcin (Prctica, p.165). Por un lado compara los procedimientos del artista con los de un prestidigitador (Prctica, p. 165); por otro lado tiende ostensiblemente a sacralicar el arte. Sin embargo, de inmediato Brger aclara que: Estas contradicciones no deben entenderse como indicios de inconsistencia de pensamiento sino como manifestaciones del esfuerzo de un artista para orientarse en una situacin que es objetivametne contradictoria, incluso aportica [] uno de los aspectos ms importantes de los textos de Tpies es que han formulado una respuesta. De esta manera su arte obtiene una dimensin que se echa en falta en la mayor parte del arte informal de la dcada de los aos cincuenta. 43. 43 Seguidamente Brger vuelve a insistir sobre la ambigedad del pensamiento de Tpies cuando se refiere al aura de la obra y de la actitud casi sacralizadora ante el objeto de arte, afirmando que: La conviccin de que es la obra de arte la que crea el significado carece de fundamento y l lo sabe (aunque a veces preferira olvidar que lo sabe). La obra titulada palla i fusta (Paja y madera) consiste efectivamente en un trozo de madera y un montn de paja. Quien constata esto, observa Tpies, tiene razn, pero olvida lo esencial: la produccin de significado a traves del descubrimiento de unas relaciones. En el fondo todo el espectculo se refiere a nada, a menos que queramos o sepamos ver algo ms que lo que hay. (Prctica, p. 170) Cercena as Brger radicalmente el pensamiento de Tpies en tanto en cuanto parte de supuestos incorrectos: Tpies no pretende cuasi sacralizar la obra de arte, sino - cuando es una autntica obra de arte - simple y llanamente sacralizarla: hacer ver al espectador que la obra de arte, o mejor las obras de arte de todos los tiempos son el smbolo de lo sagrado. Lo sagrado de la realidad toda. Tpies, como veremos, clama por el regreso de lo sagrado y afirma que la obra de arte es un vehculo, es slo la puerta (por eso dice que en realidad la obra de arte no es nada, sino lo que significa) que puede abrir al expectador avisado a una realidad profunda. Y la perplejidad de Brger ante la negacin del cuadro en el mismo cuadro procede de que Brger est pensando con una visin dual de la realidad perfectamente extraa a Tpies. Y por ello Brger, afirma ms adelante que: []es como si los cuadros se resistieran a revelar su secreto, como si condenaran al intrprete que no quiera limitarse a la descripcin superficial a acogerse a una de dos posibilidades: insistir repetidamente en su ambivalencia o atribuir por asociacin determinados significados a la relacin de materiales. Ambas opciones resultan poco satisfactorias por igual.88 88 Ibid., p.200. Tpies no pretende dar satisfaccin al espectador, sino, al contrario, incomodarle. Tampoco pretende atribuir significados concretos, ni siquiera ambiguos, a su obra, lo que constituira la revelacin de un secreto, sino inquietar al espectador para decirle que existe un secreto. Si este sentido de lo inefable posee o no cualidades operativas, es otra cuestin. 44. 44 Y ms adelante en su escrito Brger vuelve a mostrar la paradoja de la pretensin de Tpies del: [] retorno a la obra de arte con aura y porque slo puede tener xito si el artista encuentra un material que se presta a hacer realidad la negacin del cuadro en el mismo cuadro. No existe tal paradoja en el pensamiento esttico de Tpies. Hacemos aqu una llamada tambin genrica a la reflexin tapiesiana por la que niega la obra de arte en su concepto vulgar (e institucional) de mercanca. Pero a la vez la obra, esta obra de la que habla Burger, que est compuesta de madera y paja, significa que toda la madera y toda la paja son sagrados. Por eso la obra de arte tambin es sagrada y, efectivamente, reivindica as paladinamente el regreso de la tan denostada aura a la obra de arte. Por eso la obra de arte se representa, sin contradiccin, slo a si mi