Una Mirada Diferente

El encuentro de dos seres apasiona-dos, es así como se definiría la historia de amor de Frida Kahlo y Diego Rivera.

Frida nació,vivió y murió en la casa azul ro-deada de toodas sus pinturas y de su único amor Diego Rivera, pero aunque ellos se en-contraran viajando y viviendo en otros lados de la Ciudad de Mexico, Frida siempre regre-saba a su casona azul, como ella la llamaba.

Ubicada en la calle de Londres 247, en un de los barrios más bellos de la Ciudad de México, Co-yoacán, la casa azul es un lugar que lleva guar-dando los objetos más valiosos y el universo in-timo de la pintora y su esposo, aquí se guardan obras importantes de Frida como “Viva la vida”,“Frida y la cesárea”, “Retra-to de mi padre Wilhem Kahlo”.

La recamara que Frida usaba de día, en la cual permanece su cama con el espejo en el techo, su madre Matilde mando poner ese espejo después del accidente que sufrió en el bus en que viajaba, tambien se guardan sus pinceles, libros, caballete.En su recamara de noche se guardan la colec-ción de mariposas, además de un retrato que le hiciera a su amigo y amante Nickolas Muray.Cada parte y objeto que se encuentra en la casa azul dice mucho de la pintora, a to-dos lados donde volteés siempre hay un po-quito de Frida, sus joyas, las muletas y los corses dicen mucho de lo que ella sufrió,

La casa misma habla de la vida cotidiana de la ar-tísta, en la cocina, típica de las construcciones an-tiguas mexicanas, las ollas de barro colgadas en las paredes y las cazuelas sobre el fogón, son tes-timonio de la variedad de guisos que se prepa-raban, tanto Frida como Diego les gustaba tener bien atendidos a sus inivitados, con platillos de co-mida mexicana, prehispánica, colonial y popular.

La casa azul se convirtió del gusto de Frida y Diego, y de su admiración por el arte y la cultura mexicana, ambos pintores coleccionarón piezas de arte popular, con un gran sentido estético.

Diego amaba el arte prehispánico, por ello es la decoración de los jardines y el interior de la casa azul, donde se muestran obras muy bellas.

El arte popular en la casa azul, desde el pri-mer momento en que se instalaron de-finitivamente en la Casa Azul, empeza-ron a utilizar diariamente y a coleccionar aquellas muestras de arte popular del pueblo.

Rivera había ya influido con su personalidad en la mentalidad de Frida, quien adoptó sus ideas sin dificultad. La pareja no sólo utilizaba los objetos de la vida cotidiana como mobilia-rio,vajillas, mantelería y trastes de cocina; tam-bíen coleccionaban los objetos decorativos que les eran agradables a sus desarrollados sentidos artísticos e inclinaciones nacionalistas.

Con inteligencia percibieron Frida y Diego no sólo lo que había sido la estética y sus modas, sino tam-bién la nueva política: el hecho de que represen-taban la primera lucha y esfuerzos del pueblo de México por adquirir su identidad al consumarse la independencia y liberarse del dominio español.

El amplió fogón de carbón de la cocina, forrado con azulejos de Talavera y con braseros de car-bón, parrilas y un aventador, muestra varios ejem-plares de ollas, cazuelas y recipientes de barro.

Las piezas provienen de alfares de varios estados del país, en ellas se preparaban las recetas tradi-cionales de los platillos mexicanos con los que se consentían a los comensales de La Casa Azul.

Al estilo de las antiguas cocinas smexica-nas, cucharones y cucharas de palo cuelgan de repisas de madera con copete talladas.Un muro de la cocina está adornado por una pa-reja de palomas delineadas con jarritos de barro, en su vuelo, las figuras llevan un lazo figurado con los nombres de los artistas: Diego y Frida.

El hogar de Frida y Diego se abre como museo porque siempre tuvierón la idea de donal al pueblo mexi-cano su obra y sus bienes, Diego pidió a Carlos Peciller, poeta y museógrafo, que realizará el montaje para abrirlo al público como museo, desde entonces el lugar permanece como si Frida habitará en él.

Pintada de azul, por fuera y por dentro, parece alojar un poco de cielo. Es la casa ti-píca de la tranquilidad pueblerina, donde la buena mesa y el buen sueño le dan a uno la energía suficiente para vivir sin mayores sobresaltos y pacificamente morir.

En la casa azul también vivió Diego Rivera por largas temporadas, él cual término por comprar la casa, pagando la hipoteca de Guillermo Kahlo.

El cuarto de Diego se mantiene intacta y con las cosas peronales del muralista, las cuales aún se conservan, como su cama, parte de su ropa, un autoretrato, bastones, una pieza pre-hispánica y la escultura de la cabeza de Diego.

La construcción es de 800 m2 y un terreno de 1200 m2, la construcción y la decoración es-tuvo a cargo de su padre Guillermo Kahlo, pa-tios grandes, alrededor los cuartos y la de-coración afrancesada y detalles de la època.

La casa azul es un espacio único, el cual te deja explorar en la vida de Frida Kahlo y Die-go Rivera, atraves de sus pertenencias y ob-jetos valiosos resguardos en la misma casa.