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32 EL PAÍS, viernes 28 de diciembre de 2012 vida &artes Que nadie muera en las ciudades por culpa de un atropello. El de- seo no es una utopía. O al menos no se aleja tanto de la realidad, porque en ciudades como Ponte- vedra ya lo han logrado. ¿Cómo? Reduciendo la velocidad máxima en toda la urbe a 30 kilómetros por hora. En un arrollamiento provocado por un vehículo que circula a esta velocidad, el peatón tiene un 95% de posibilidades de sobrevivir. Si es a 50 por hora, sus opciones de vida se reducen a un 55%. Por encima de 70, las estadís- ticas apuntan inevitablemente ha- cia la muerte. Todos los estudios al respecto certifican estos datos. ¿Sería entonces una idea descabe- llada imponer este límite en las ciudades? ¿O choca con otros inte- reses irrenunciables? Un comité ciudadano eu- ropeo, liderado por la alemana Heike Aghte y del que forma par- te una treintena de organizacio- nes, presentó en septiembre una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) para lograr que el límite máximo en todas las zonas urba- nas residenciales de la UE sea 30 kilómetros por hora, una veloci- dad que ya han implantado varias ciudades y que otras estudian ha- cer. La Comisión Europea acaba de aceptar su registro. Si logran un millón de firmas en un año procedentes de al menos siete paí- ses europeos, la Comisión podría convertir la iniciativa en una ley de aplicación en todo el territorio comunitario. La campaña de recogida de rú- bricas, que en España abanderan cuatro organizaciones —Ecologis- tas en Acción, Stop Accidentes, Andando y Conbici— comenzó el 4 de diciembre. Su leitmotiv no tiene posibilidad de réplica: “Vivir en ciudades más habitables, segu- ras y menos contaminadas”. En efecto, las ciudades son sus- ceptibles de ser menos peligrosas y más respirables. Dos tercios de los siniestros de tráfico mortales en Europa, alrededor de 20.000, ocurren en calles urbanas y el 48% de las víctimas son peatones y ciclistas, según la base de datos de accidentes de tráfico de la Co- misión Europea. En cuanto a la contaminación, en España, por ejemplo, el 94% de la población respira un aire que supera el índi- ce de contaminación recomenda- do por la Organización Mundial de la Salud, según un informe de Ecologistas en Acción del pasado octubre. Teniendo en cuenta el lí- mite marcado por la legislación, el porcentaje se reduce al 22%, pe- ro siguen siendo 10,4 millones de personas. Y, según la asociación, “el principal agente contamina- dor del aire es el tráfico”. “El tema central es que al circular a 30 por hora se reduce el peligro que suponen los coches, ya que la posibilidad de que una persona muera en un atropello es del 5% y las lesiones siempre se- rán menos graves”, estima Maria- no González, coordinador estatal de Transporte y Movilidad de Eco- logistas en Acción. Según Gonzá- lez, al conducir más despacio “se promueven los desplazamientos a pie o en bicicleta”, porque uno de los principales miedos de los ciclistas en ciudad son los atrope- llos. Por eso, disminuir la veloci- dad, “animaría a más gente a des- plazarse en bici”, considera. Manuel Martín, director técni- co de Conbici, está de acuerdo en parte. “Las calles 30 dan más con- fianza”, estima, pero “no termi- nan de ser un reclamo para los nuevos usuarios de bicicletas”. Pa- ra Martín, la construcción de ca- rriles bici sería el impulso definiti- vo, aunque, según admite, “hasta que se adopten estas políticas, que requieren más inversión, las zonas 30 son una solución econó- mica”. La disminución de la veloci- dad implicaría, a su vez, una re- ducción de la contaminación acústica y del aire. Según el Conse- jo Medioambiental de Alemania, conducir a 30 kilómetros por ho- ra en lugar de a 50 supone un descenso inmediato en el nivel de ruido de tres decibelios. La me- nor contaminación del aire sería, en cambio, una “consecuencia in- directa y a medio plazo” derivada del aumento de los desplazamien- tos a pie y en bicicleta, según Eco- logistas en Acción. Pise el freno España estudia sumarse a la tendencia europea de limitar la velocidad a 30 km/hora en las ciudades para que sean más habitables El peatón sobreviviría al 95% de atropellos Dos tercios de los siniestros mortales de tráfico, 20.000, ocurren en urbes En Pontevedra, con políticas a favor del peatón, no ha muerto nadie en cuatro años PATRICIA R. BLANCO sociedad El Gobierno lanza compra sanitaria centralizada

Pise el freno

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Ganador X Premio Periodístico de Seguridad Vial Línea Directa Aseguradora, en la categoría de prensa escrita (2013) En la categoría de Prensa escrita, la ganadora ha sido Patricia Rodríguez Blanco de El País.

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Page 1: Pise el freno

32 EL PAÍS, viernes 28 de diciembre de 2012

vida&artes

Que nadie muera en las ciudadespor culpa de un atropello. El de-seo no es una utopía. O al menosno se aleja tanto de la realidad,porque en ciudades como Ponte-vedra ya lo han logrado. ¿Cómo?Reduciendo la velocidad máximaen toda la urbe a 30 kilómetrospor hora. En un arrollamientoprovocado por un vehículo quecircula a esta velocidad, el peatóntiene un 95% de posibilidades desobrevivir. Si es a 50 por hora, susopciones de vida se reducen a un55%. Por encima de 70, las estadís-ticas apuntan inevitablemente ha-cia la muerte. Todos los estudiosal respecto certifican estos datos.¿Sería entonces una idea descabe-llada imponer este límite en lasciudades? ¿O choca con otros inte-reses irrenunciables?

Un comité ciudadano eu-ropeo, liderado por la alemanaHeike Aghte y del que forma par-te una treintena de organizacio-

nes, presentó en septiembre unaIniciativa Ciudadana Europea(ICE) para lograr que el límitemáximo en todas las zonas urba-nas residenciales de la UE sea 30kilómetros por hora, una veloci-dad que ya han implantado variasciudades y que otras estudian ha-cer. La Comisión Europea acabade aceptar su registro. Si logranun millón de firmas en un añoprocedentes de al menos siete paí-ses europeos, la Comisión podríaconvertir la iniciativa en una leyde aplicación en todo el territoriocomunitario.

La campaña de recogida de rú-bricas, que en España abanderancuatro organizaciones —Ecologis-tas en Acción, Stop Accidentes,Andando y Conbici— comenzó el4 de diciembre. Su leitmotiv notiene posibilidad de réplica: “Viviren ciudades más habitables, segu-ras y menos contaminadas”.

En efecto, las ciudades son sus-ceptibles de ser menos peligrosasy más respirables. Dos tercios de

los siniestros de tráfico mortalesen Europa, alrededor de 20.000,ocurren en calles urbanas y el48% de las víctimas son peatonesy ciclistas, según la base de datos

de accidentes de tráfico de la Co-misión Europea. En cuanto a lacontaminación, en España, porejemplo, el 94% de la poblaciónrespira un aire que supera el índi-ce de contaminación recomenda-

do por la Organización Mundialde la Salud, según un informe deEcologistas en Acción del pasadooctubre. Teniendo en cuenta el lí-mite marcado por la legislación,el porcentaje se reduce al 22%, pe-ro siguen siendo 10,4 millones depersonas. Y, según la asociación,“el principal agente contamina-dor del aire es el tráfico”.

“El tema central es que alcircular a 30 por hora se reduceel peligro que suponen los coches,ya que la posibilidad de que unapersona muera en un atropello esdel 5% y las lesiones siempre se-rán menos graves”, estima Maria-no González, coordinador estatalde Transporte y Movilidad de Eco-logistas en Acción. Según Gonzá-lez, al conducir más despacio “sepromueven los desplazamientosa pie o en bicicleta”, porque unode los principales miedos de losciclistas en ciudad son los atrope-llos. Por eso, disminuir la veloci-dad, “animaría a más gente a des-plazarse en bici”, considera.

Manuel Martín, director técni-co de Conbici, está de acuerdo enparte. “Las calles 30 dan más con-fianza”, estima, pero “no termi-nan de ser un reclamo para losnuevos usuarios de bicicletas”. Pa-ra Martín, la construcción de ca-rriles bici sería el impulso definiti-vo, aunque, según admite, “hastaque se adopten estas políticas,que requieren más inversión, laszonas 30 son una solución econó-mica”.

La disminución de la veloci-dad implicaría, a su vez, una re-ducción de la contaminaciónacústica y del aire. Según el Conse-jo Medioambiental de Alemania,conducir a 30 kilómetros por ho-ra en lugar de a 50 supone undescenso inmediato en el nivel deruido de tres decibelios. La me-nor contaminación del aire sería,en cambio, una “consecuencia in-directa y a medio plazo” derivadadel aumento de los desplazamien-tos a pie y en bicicleta, según Eco-logistas en Acción.

La iniciativa no ha encontradooposición de los clubes de auto-movilistas. El Real AutomóvilClub de España (RACE) apuestapor fomentar el número de zo-nas 30 en barrios con alta densi-dad de peatones y ciclistas. Tam-poco el Comisariado Europeo delAutomóvil (CEA) ha puesto ningu-na resistencia, siempre y cuando,“la iniciativa se lleve a cabo enzonas residenciales”, matiza unportavoz. “Nos manifestamos encontra si la medida afecta a cual-quier tramo de la ciudad, porejemplo, a arterias de conexióncomo el paseo de la Castellana deMadrid”, añade.

Las mayores reticencias, se-gún los impulsores de la ICE, pro-ceden de los propios ciudadanos.“La gente asume automáticamen-te que estará obligada a conducira una velocidad inadecuadamen-te lenta, porque suelen circularal doble de velocidad, pero unavez que se aplican los 30 por ho-ra, experimentan que pueden

conducir incluso más rápido por-que los atascos se reducen y eltráfico es más fluido”, argumentaun portavoz.

Un ejemplo claro es Reino Uni-do, donde en 34 ciudades hay limi-tación a 30 kilómetros por hora.Según una encuesta encargadapor el Gobierno británico, el 75%de los ciudadanos están de acuer-do con este límite. Entre los con-ductores, el 72% también se mani-fiesta a favor.

Los efectos reales de limitar lavelocidad son incontestables. EnPontevedra, la ciudad pionera enEspaña en implantar el límitemáximo de 30 por hora en toda laurbe, la siniestralidad vial se hareducido de manera drástica: cua-tro años seguidos, entre 2007 y2010, sin ningún muerto por acci-dente de tráfico o atropello.

Desde 1999 el Ayuntamientode Pontevedra “promovió un mo-delo de ciudad que prioriza a lospeatones sobre los vehículos”,explican fuentes del Consistorio.

Para ello se crearon grandesáreas peatonales y semipeatona-les, se ampliaron las aceras y semodificaron las vías más céntri-cas para convertirlas en calles desentido único con el objetivo dedificultar la circulación de losvehículos. La medida más mediá-tica, la reducción de la velocidada 30 por hora, rige desde septiem-bre de 2010. “No solo es necesariala norma, también hay que ponerobstáculos reales como guardiasde tráfico en las esquinas y pasossobreelevados”, aseguran desdeel Ayuntamiento pontevedrés. Dehecho, la única víctima mortal de2011 perdió la vida en una “zonano tratada”.

Aunque muchas localidadesespañolas han ampliado el núme-ro de calles 30, son todavía pocaslas que han implantado la limita-ción en todo el municipio. Valen-cia ha restringido el casco históri-co a 30 por hora y Málaga a 20.En Santiago de Compostela, elcentro histórico es peatonal.Otras ciudades europeas, comoParís, ya han anunciado que incre-mentarán el número de calles li-mitadas a 30 por hora.

En España, la Dirección Gene-ral de Tráfico (DGT) pretende ex-tender el límite máximo de 30 ki-lómetros por hora en ciudadescon la aprobación del nuevo Re-glamento General de Circulación,cuyo borrador, según la institu-ción, estará listo en las próximassemanas. Aunque todavía no seha especificado cuáles serán laszonas con la velocidad limitada,

la directora de Tráfico, María Se-guí, ya ha anunciado su intenciónde “terminar con los privilegioshistóricos del coche” para dar ma-yor protagonismo a peatones y ci-clistas.

No obstante, los automovilis-tas no son los únicos responsa-bles de los siniestros. Según unestudio de la Fundación Mapfrede enero de 2012, las distraccio-nes de los peatones figuran entrelas tres principales causas de atro-pello, junto a las infracciones y lavelocidad inadecuada. “Los con-ductores no somos los únicos cul-pables”, defiende CEA, que apues-ta porque cualquier solución pasepor lograr “una convivencia lomás amigable posible” entre losdistintos tipos de vehículos y lospeatones.

Pero el reto, según MarianoGonzález de Ecologistas enAcción, va más allá de la convi-vencia amigable: “Transformar elmodelo de ciudad y la forma demoverse”.

Pise el frenoEspaña estudia sumarse a la tendencia europea de limitar la velocidad a 30 km/hora enlas ciudades para que sean más habitables P El peatón sobreviviría al 95% de atropellos

E En 2011, murieron enEuropa en accidente detráfico 30.108 personas,940 menos que en 2010, loque supone una reducciónde un 3%, según cifras delConsejo Europeo deSeguridad en el Transporte.Aproximadamente el 14% delas muertes por tráfico enEuropa corresponden a unatropello.

E En las ciudades europeasse producen unos 20.000accidentes mortales al año.

E En España, murieron elaño pasado 2.060 personasen siniestros de tráfico. Deellas, 457 perdieron la vida enun accidente en ciudad (217,por atropello).

E La reducción en elnúmero de muertos porsiniestro de tráfico enEuropa ha disminuido en2011 en comparación con latendencia de los últimos tresaños. En los países que seincorporaron a la UE antesde 2004, las víctimasmortales han caído un 2%.En el resto, se ha producidoun aumento de un 1%.

E Los países europeos quelograron un mayordescenso el año pasado sonNoruega (20%), Letonia(18%), España (17%), Bulgaria(15%) y Rumanía (15%).

E Más de 324.000personas resultaronheridas de gravedad en 2011en un siniestro al volante.“Los muertos son solo lapunta del iceberg delnúmero total de colisionesde tráfico”, aseguran fuentesde Consejo Europeo deSeguridad en el Transporte.

217 muertos poratropellos urbanos

En el verano de 2011, el Parla-mento Europeo discutió el Infor-me sobre seguridad vial2011-2020. Uno de los debates so-bre la mesa era la necesidad deextender el límite máximo de 30kilómetros por hora en las ciuda-des europeas. Aquella sesión, ala que asistió la alemana HeikeAghte, fue el germen del movi-miento ciudadano que ahora re-clama instaurar esa velocidaden todas las zonas residencialesurbanas de la Unión Europea.

Pregunta. ¿Cómo surgió laidea de presentar la IniciativaCiudadana Europea?

Respuesta. El Parlamento Eu-ropeo aprobó por gran mayoríael Informe sobre seguridad vial.Era una señal muy fuertey se necesitaba otra señalmás. Había que conven-cer a la Comisión Euro-pea para que aprobara lapropuesta de los 30 kiló-metros por hora. Y esafuerte señal podía ser laICE [Iniciativa Ciudada-na Europea], es decir, lasociedad civil reclaman-do la medida.

P. Las ICE requierenfirmas de siete países.¿Qué hizo para promoverla idea en Europa?

R. Tardamos en prepa-rarlo un año. Contactécon muchas organizacio-nes, que a su vez contacta-ron con más socios. Lared creció rápidamente.

P. ¿Cree que reunirán el mi-llón de firmas que necesitan?

R. Un millón de firmas es mu-cho. No es simplemente conse-guir las firmas. Es aún más difí-cil, porque deben ir acompaña-das de muchos datos privados ya nadie le gustan esas cosas. Ade-más, estamos obligados a usarun software especial para regis-trar las firmas y el formulario esbastante complicado y tecnocrá-tico, por lo que la gente podríano firmar porque necesita mu-cho tiempo para hacerlocorrectamente. Si no se hacebien, la Comisión Europea po-dría invalidar la firma.

P. ¿La sociedad civil reclamaverdaderamente limitar la velo-cidad en las ciudades?

R. No creo que una mayoríade ciudadanos pida limitar la ve-locidad a 30 kilómetros por horade manera inmediata. Lo sabe-mos porque siempre sucede lomismo: antes de implantar los30 por hora en una zona o en

una calle, siempre hay oposi-ción. Un par de meses después,todos están satisfechos. Esta esnuestra experiencia en cual-quier lugar donde se limita la ve-locidad.

P. Además de la campaña enInternet, ¿qué otras iniciativasvan a poner en marcha?

R. Estamos considerando to-mar las calles, pero no en invier-no. En cualquier caso, los sociosde cada país son libres para ha-cer lo que quieran.

P. Si logran el millón de fir-mas, ¿hay posibilidades de quela Comisión Europea aplique lainiciativa?

R. Esto es parte del experi-mento: nadie sabe cómo va areaccionar la Comisión [no haytodavía precedentes porque lasICE entraron en vigor el 1 de

abril]. Pero no puede ignorar lapetición de un millón de ciudada-nos. De acuerdo con la legisla-ción, la Comisión puede negarsea implantar la reducción de velo-cidad. Pero tiene la obligaciónde discutir la iniciativa intensa-mente y el Parlamento Europeoorganizará una audiencia dondepodremos presentar nuestros ar-gumentos y la Comisión deberáexplicar detalladamente lo quehará o no. Estoy segura de queva a suceder algo...

P. ¿Cree que los Gobiernos eu-ropeos están dispuestos a redu-cir la velocidad en ciudad?

R. Estoy convencida de queestán concienciados del proble-ma. Y a nivel local están suce-diendo muchas cosas: tenemosuna ciudad italiana completa-mente limitada a 30 por hora,otras 34 ciudades británicas queya lo han hecho o lo están hacien-do, la ciudad de Graz, en Austria,algunas ciudades francesas... Essolo una cuestión de tiempo.

Dos tercios de lossiniestros mortalesde tráfico, 20.000,ocurren en urbes

En Pontevedra, conpolíticas a favor delpeatón, no ha muertonadie en cuatro años

La medida serviríapara reducir lacontaminaciónacústica y del aire

Los automovilistaspiden limitarla abarrios con muchopeatón y ciclista

Zona donde se prohíbecircular a más de30 kilómetros por hora enel barrio de Les Corts deBarcelona. / javier corso

HEIKE AGHTECoordinadora de la iniciativa

“Es solo cuestiónde tiempo que selimite la velocidad”

deportesEl alcohol vuelvea los estadiosde fútbol

culturaLa carrera de uncosturero haciael Oscar

Heike Aghte.

P. R. B.Madrid

PATRICIA R. BLANCO

deportesBusquets,la estrellasilenciosa

sociedadEl Gobierno lanzacompra sanitariacentralizada

EL PAÍS, viernes 28 de diciembre de 2012 29

OPINIÓN

T iene legitimación ética omoral una norma proce-sal cuya aplicación lesio-

na gravemente alguno de los de-rechos fundamentales protegi-dos por la Constitución?

Los principios éticos, o nor-mas morales si hablamos desdeuna perspectiva social, se tran-sustanciaron en norma jurídicacuando fueron incorporados anuestra Constitución.

La legitimidad moral o éticade nuestro ordenamiento jurídi-co se convierte, así, en criteriointerpretativo jurisprudencial.

La doctrina y la jurispruden-cia española ya no tienen que ha-cer construcciones estrafalariaspara legitimar una norma dicta-

da por quien no tiene legitimi-dad ni democrática ni moral pa-ra publicarla. Hoy nuestra Cons-titución ha facilitado enorme-mente esa tarea. El llamado prin-cipio de reconocimiento que to-do buen juez ha de apreciar en laaplicación de una norma pasa ne-cesariamente por esa visión éti-ca o moral que imprime nuestraConstitución.

Las normas de la Ley de Enjui-ciamiento Civil, reguladoras delprocedimiento de ejecución hipo-tecaria que culminan en el lanza-miento, es obvio que, al menosen apariencia, carecen de esa le-gitimidad moral, pues lesionanel principio constitucional del de-recho a una vivienda digna.

Estoy hablando de viviendahabitual, de vivienda familiar, deprimera vivienda, del lecho, dela morada de una persona o deuna familia.

Por otro lado, el principio le-gal según el cual el que debe hade pagar su deuda, también gozade legitimidad moral, y por tan-to ha de ser amparado por losjueces.

Asimismo conviene recordarque, como decía Isaiah Berlin, latradición alrededor de la que senuclea el pensamiento occiden-tal desde sus orígenes, se carac-teriza por la idea de que el cono-cimiento proporciona a la huma-nidad un horizonte prescriptivohecho de valores que permiten

saber cómo se ha de vivir y quéhacer con la propia vida. Este pa-trón constituye la roca sobre laque han sido fundadas las creen-cias occidentales. Hay diversosvalores y todos ellos son igual-mente aceptables. No existe unmodelo único. Solo lo hubo enlas experiencias autoritarias deingrato recuerdo.

La pluralidad y la confronta-ción de ideas y valores, aceptan-do que son imperfectas las res-puestas a los diversos problemasque la sociedad genera, desem-boca en la constatación de quees necesario el establecimientode compromisos.

Esta afirmación alcanza ca-

rácter imperativo si los valores alos que nos estamos refiriendoconstituyen aspectos esencialesde la vida de las personas, comoes el derecho a una vivienda dig-na. Hoy la sociedad española per-cibe alcanzar ese compromisocomo una cuestión de emergen-cia nacional.

No recuerdo ninguna otracuestión, ni política ni social,que haya conquistado, durantetanto tiempo, el primer puestode la lista de expectativas socia-les. Alcanzar un compromiso enmateria de vivienda y endeuda-miento por todos los represen-tantes parlamentarios supon-dría un enorme paso en lapacificación social, en la recupe-ración de credibilidad democrá-tica y legitimación política y so-cial.

La comisión de expertos a laque me he honrado en pertene-cer ha tratado de lograr ese com-

promiso, pero no ha sido posiblepor el momento.

Creo conveniente desdramati-zar y desideologizar el debate.Desterrar de las tertulias las po-siciones maximalistas y pocofundamentadas. Es necesario sa-ber mirar hacia el futuro pacifi-cando y equilibrando el presen-te, para poder dotarnos de herra-mientas duraderas y fundamen-tales en el desarrollo y estabili-dad de nuestra sociedad. Hayque recuperar la seguridad jurí-dica, y por ende la seguridad yestabilidad económica.

¿Cómo conciliar ambos prin-cipios de los que antes hablaba?

El mantenimiento de una res-puesta ejecutiva y eficaz ante elincumplimiento, no es incompa-tible con el equilibrio procedi-mental y el respeto a los dere-chos del ejecutado.

Nuestros procedimientos deejecución hipotecaria, no son de1909 como se ha dicho, tampocolo son de 1946, sino de anteayer,del año 2000, fecha en la que seaprobó la nueva Ley de Enjuicia-miento Civil.

Hoy la cerrada defensa quenuestros gobernantes hacen dela estabilidad del sistema finan-

ciero —que dudo nadie quiere po-ner en peligro— da como resulta-do lo que Douglas Walton llama“falacia de resultado”. Es decir,como hay que proteger esa esta-bilidad, podemos ejecutar sinmás las garantías hipotecarias,se hayan contratado como se ha-yan contratado. Da lo mismo elcómo, lo importante es ejempla-rizar. Todo se sacrifica —los dere-chos de los consumidores finan-cieros, la ley de Azcárate, la exis-tencia de presuntas cláusulasabusivas, los enormes interesesde demora…—, en aras de esa es-tabilidad de un sistema financie-ro, cuyos agentes, en muchasocasiones, han sido de todo me-nos ejemplares. No parece equili-brado ni necesario manteneresos desequilibrios. La propia es-tabilidad de ese sistema reclamael cambio. Un cambio meditadoy reflexivo que ha de tener encuenta todo el sistema arterial yvenoso del cuerpo financiero.

No es aceptable no hacer na-da. Es absoluta y llanamente ina-ceptable. Es más, sería suicida.

Hay que reformar y conciliarambos principios, y hay que ha-cerlo escuchando y pactando, te-nemos que lograr el compromiso.

La crisis económica con susdevastadores efectos ha incre-mentado el número de incumpli-mientos de pago. Estas circuns-tancias excepcionales sobreveni-das no son inéditas en el panora-ma mundial, en la historia re-ciente del derecho. La Alemaniade la primera posguerra o la Ar-gentina del corralito incorpora-ron constitucionalmente y logra-ron situar por vía judicial el re-parto proporcional de los ries-gos (teoría de la base del nego-

cio, de Larenz y Oertman; dellímite del sacrificio, de Stoll yHeck). Se trató de reequilibrarlas obligaciones contractualesdescompensadas a causa deacontecimientos sobrevenidosde carácter extraordinario.

El Derecho es capaz deencontrar la respuesta justa,equitativa y adecuada a las

nuevas situaciones, solo hayque intentarlo.

No parece razonable que seasolamente el deudor —que dichosea de paso, poca responsabili-dad tiene en la génesis y desarro-llo de ese cambio radical de cir-cunstancias que ha provocado lacrisis económica—, el que sufrade modo exclusivo y lacerantelas consecuencias de una insol-vencia sobrevenida e indeseada.

Creo necesario desde un pun-to de vista de estricta justicia ma-terial y equilibrio negocial, regu-lar adhocráticamente los procedi-mientos de ejecución, para aca-bar de una vez con ciertas prácti-cas insoportables, así como dese-char de nuestro panorama jurí-dico cláusulas y pactos presunta-mente abusivos.

Son demasiados los años quehemos perdido en devolver lajusticia y el equilibrio a nuestroscódigos. Por otro lado, la socie-dad civil española está cansadade falsas excusas y argumentossin fundamento, de falacias deresultado.

José Ignacio Navas Olóriz es nota-rio y miembro de la comisión de ex-pertos sobre desahucios.

La manifestación de Moi-sés sacando a los judíosde Egipto no pudo haber

complacido al faraón. La del gla-diador Espártaco, tampoco a laRepública Romana. Ni tampocola de la segunda mitad del si-glo XVIII en Londres, cuandounas 50.000 personas tomaronla calle agitando la bandera ne-gra contra una ley que los sumíaen la miseria, y arrojaron ado-quines contra los ventanales dela casa del duque de Bedford por-que se oponía a cambiar la ley.La manifestación no fue del gus-to del Gobierno y menos aúncuando fue seguida de huelgas ymovimientos con participaciónde todas las categorías de traba-jadores, ya fueran sastres, mari-nos y sombrereros, hasta que es-ta y otras leyes injustas fueronabrogadas. En Stuttgart, de 1995a 2010, los habitantes se mani-festaron enérgicamente contrael trazado absurdo de una líneaferroviaria hasta que el Gobier-no les dio la razón.

Es que los Gobiernos son du-ros de oídos. En Atenas, laEkklesía se reunía tres o cuatroveces por mes durante el añogriego para debatir leyes y refor-mas. Sobre unos 40.000 ciudada-nos, cinco o seis mil participa-ban regularmente medianteuna indemnización por eltiempo sustraído al trabajo. De-mocracia perfectible si bienparticipativa.

¿Y hoy? Según las cifras de laPrefectura de Policía, hubo3.655 manifestaciones en Fran-cia en 2011, o sea un aumentodel 25% con respecto a 2010, delas que 1.839 tuvieron algo quever con conflictos iniciados en elextranjero: Túnez, Libia, Egipto.Las demás estuvieron relaciona-das con los indocumentados, lossin techo, la escuela, la pérdidade poder adquisitivo… Más decuatro millones de personas yahan desfilado desde primerosdel año por las calzadas de Parísy sus alrededores. En España seha protestado contra el Papa, laescuela, los recortes, los desahu-cios… y los indignados han he-cho escuela en el mundo entero.

El movimiento Occupy WallStreet de mayo de 2012 ha sidoalgo nuevo por la claridad desus objetivos y también por suintransigencia en no querer ne-gociar con un poder que conside-ran sin legitimidad. En AméricaLatina, las caceroladas de las cla-ses medias y ricas han protesta-do contra la disminución de sutren de vida. De un signo u otro,las manifestaciones no nacenpor generación espontánea. Sontestimonios de una situación ex-trema, insostenible, y de la ine-xistencia o de la ruptura de undiálogo.

“La cólera es una respuestaperfectamente racional hoy a laviolencia de la geopolítica; alchantaje de los mercados finan-cieros, cuya cínicas e incompe-tentes especulaciones minan laeconomía y llevan a los pro-ductores a la hambruna; a lasAdministraciones autoritarias,que se burlan del debate demo-crático e imponen sus decisio-nes desde arriba; a los dogmatis-

mos reaccionarios y asesinos,tanto islámicos como cristia-nos”, escribe Hans Geisser enSapere Aude, publicado reciente-mente en Alemania. Agregue-mos a ello la codicia de una cla-se social que se beneficia hastade una crisis de la que cabe pre-guntarse si su finalidad no seráesclavizar a los ciudadanos,aplastándolos con el pago deuna deuda que ellos nunca solici-taron. “¡Vivimos una época en laque el propio Goethe se habríaencaramado sobre las barrica-das!”, dijo hace poco John Le Ca-rré en Weimar.

¿Es que los problemas no tie-nen solución? Algunos lo han in-tentado. El último 6 de octubrelos islandeses votaron por la ela-boración de una nueva Constitu-ción, surgida de un ejercicio dedemocracia directa sin prece-dentes. Nada de ello habría teni-do lugar sin las manifestacionespopulares pacíficas de 2008 con-tra el pago de una deuda banca-ria monstruosa que evidente-

mente no había sido contraídapor los ciudadanos que se supo-nía habrían de pagarla.

Ante las actuales manifestacio-nes pacíficas españolas, griegas yeuropeas, ¿hay que hablar, comoha hecho José María Lassalle, se-cretario de Estado de Cultura, enEL PAÍS de “griterío de la pobla-ción”, de “una tempestad antipolí-tica que ensalza la multitud”, de“alianza entre antipolítica y cultoa la multitud”, de “relato mesiáni-co”, y de referirse en una amalga-ma digna de mejor causa a “losque aplaudieron el incendio delReichstag” y a las declaracionesnazis de Carl Schmitt contra lademocracia liberal?

Pero cuando los gobernantesse niegan a la concertación, que-da la salida de la ley, el palo. EnMadrid, más de 300 participan-tes en los movimientos del 15-Mserán sancionados a razón de300 euros por cabeza. “Habráactuación policial contundentecontra quienes intenten conver-tir Madrid en Atenas”, declarónuestra valiente delegada delGobierno en Madrid, CristinaCifuentes.

Sin embargo ninguna de es-tas manifestaciones amenazandirectamente el poder. La últi-ma, la campaña y recogida defirmas para convocar un referén-dum sobre los recortes, no esmás que un ejercicio de demo-cracia participativa. Lo “políti-co” es la capacidad y el deber deimaginar el mundo de mañana.Cuando ese papel no lo llevan acabo los gobernantes, la expre-sión pública de todos los “contra-poderes” —asociaciones, sindica-tos, ONG, movimientos— se reve-la indispensable.

Para impedir drásticamentela intromisión intempestiva enla vida política de personas queno deberían sino ocuparse desus propios asuntos, y mejorque la represión que complicalas cosas, existe todavía la solu-ción de Bertolt Brecht: “Seríaprobablemente más fácil disol-ver el pueblo y elegir otro”.

Nicole Muchnik es periodista yescritora.

FORGES

El ejercicio de la democracia

Los viajes oficialesde Gonzalo MolinerLa referencia de Gonzalo Moli-ner a hacer trayectos en clasepreferente o turista de avión otren ha causado, no podía ser deotro modo, una gran polémica.He escuchado la entrevista paraformarme mi opinión y él no dijoexactamente que no deba viajaren turista, sino que planteabaque por qué la persona que re-presenta a la cuarta institucióndel Estado debe hacerlo y las res-tantes no. Me permito añadirque no solo eso: los ministros,que están por debajo de él en elescalafón, viajan en aviones de laFuerza Aérea o en clase preferen-te, o sea, con un estatus superior,y los presidentes autonómicos ysus consejeros siempre en prefe-rente, también por encima de élen rango y coste.

Los españoles somos bastan-te dados a recortar lo que noaporta, a ver la paja en ojo ajenoignorando nuestra viga, a dejar-nos llevar por nuestra secular en-vidia, y a no reconocer los méri-tos de los que queremos que nosrepresenten (aludo aquí a mi per-sonal envidia, que como españoltambién la tengo, que me produ-ce contemplar el respeto que setiene en EE UU por sus expresi-dentes al margen de la ideolo-gía). Pero está bien, sigamos enla mediocridad que tanto noscomplace, que nos den ejemplo,que se viaje en turista, y si esposible en líneas aéreas de bajocoste, pero todos, los Reyes, losPríncipes, el presidente del Go-bierno, el de las Cortes, los minis-tros, los gabinetes autónomos,además del presidente del Tribu-nal Supremo y del CGPJ, y nouno solo sí y el resto no.— Dioni-sio Rodríguez Castro. Villavicio-sa de Odón, Madrid.

En este país somos muy dados apasarnos de frenada. Creo since-ramente que es lo que está pasan-do con las declaraciones del se-

ñor Moliner sobre la imposibili-dad de viajar en preferente en elAVE. Oí sus declaraciones en laSER, en directo, y me parecieronajustadas y nada escandalosas,pues advirtió claramente que aél, como persona, le daba igual,no así como presidente del Su-premo. Y yo estoy de acuerdo;nos ha podido la imagen de suantecesor Dívar, claramente ple-no de excesos, y hemos sacadoesta opinión fuera de contexto.Desconozco el orden jerárquicoentre las autoridades del Estado,pero quizá el presidente del Su-premo sea la tercera o la cuarta,y no le veo en turista, cuandoejecutivos de medio pelo de cual-quier gran empresa van en busi-ness. Exijamos a nuestras autori-dades judiciales lo que es menes-ter (equidad en los nombramien-tos, rapidez en la ejecución eimpartición de justicia,...), perono le hurtemos la dignidad delpuesto, pues hacemos un flacofavor al Estado de derecho.— Ju-lio Maroto Ramón. Ciempozue-los. Madrid.

El debate catalánDice Junqueras, el líder de ERC,que Cataluña será un Estado de-mocrático por voluntad popular.La voluntad popular no pareceindicar esa dirección ya que de-bería de saber que los referen-dos no se ganan por escaños si-no por votos, porque una mayo-ría de catalanes lo deseen, y esoes algo que esta lejos de ocurrir.Él debería saber que a pesar dela mayoría que le otorga la leyelectoral, su coalición, la que tie-ne con CIU, suman el 40% de losvotantes, lo que equivale a decirun 30% más o menos de los cata-lanes con derecho a voto, y esosin tener en cuenta que UniónDemocrática no está por la la-bor. Lo que sí puede ser es demo-crático y no dividir a la sociedaden dos partes de forma artificial.La calle está bien para hacer rui-do, pero los votos se miden enlas urnas, y en las urnas ERCtuvo menos votos que el PSC, esun partido minúsculo y no sépor qué se empeña en manipu-

lar el destino de Cataluña.—Raúl Saavedra López. Las Ro-zas, Madrid.

Por un momento, he visto unrayo de esperanza al oír las ma-nifestaciones del señor Montoroen el sentido de que el Estadoquería evitar el choque de bar-cos con Cataluña.

Pero, claro, surge la pregun-ta: ¿cómo lo harán? Porque, aun-que el propósito existiese de ver-dad, no se me ocurre cómo po-dría el Estado compensar a Cata-luña del abrumador déficit fis-cal de estos últimos años, del re-traso en inversiones en infraes-tructuras, del incumplimientode leyes como la disposición 3ªdel Estatut, del trato dado a lalengua catalana… ¿Pedirá el se-ñor Montoro a su colega señorWert que retire el proyecto deley de educación que persigue elarrinconamiento del catalán ensu propia tierra?

Sin embargo, y aun siendo to-dos estos elementos muy impor-tantes y explicativos del auge

del soberanismo, lo primero queyo le pediría al Estado es quehiciese un reconocimiento públi-co de la solidaridad despropor-cionada que ha venido aportan-do Cataluña al resto del Estado,y una petición también públicade que cejen las consecuenciasde su ocultación, es decir: losboicots en marcha y la crecientecatalanofobia.

Vuelvo a la realidad, y veoque no harán nada de esto, sinoque continuarán con el mismorumbo.— Jordi Marina Martí-nez. Barcelona.

El desapego dela clase políticaHablan del desapego a la clasepolítica por parte de los ciudada-nos, pero creo que es al revés.Son los políticos los que no tie-nen apego a los ciudadanos. ¿Có-mo es posible que no les impor-te que las personas pierdan suscasas? Les importa más la LeyHipotecaria. No les importa lacalidad de la enseñanza: les im-porta más separar por sexos oclases de religión católica. Noles importa que la sanidad seapara todos, les importa que searentable. No les importa que lajusticia sea lenta, y por lo tantoinjusta, les importa cobrar tasaspara agilizarla.

Me pregunto: si no les impor-ta nuestras necesidades más bá-sicas, ¿qué les importa? Políti-cos: ¿dónde estáis? ¿Para qué es-taís? ¿Y para quién? ¿Hay al-guien ahí?— Elisa Cuevas Sán-chez. Madrid

Las manifestacionestestimonian unasituación extrema ola ruptura del diálogo

Lejos de caer en el tópico de criticar el consumis-mo característico de estas fechas, quisiera aprove-char el momento en el que nos encontramos paraanalizar la situación desde un punto de vista dife-rente. Pienso que sería interesante reflexionaracerca de qué es lo que provoca que ese consumis-mo típico de estas fechas se siga manteniendo.Un razonamiento superficial podría justificar di-cho comportamiento alegando que los distintosartículos que se suelen comprar en estas fechascontribuyen a mejorar el bienestar material delas personas.

Sin embargo, desde mi punto de vista el errory la clave del problema se sitúan precisamente enconfundir ese bienestar material con lo realmen-te importante, el bienestar psicológico. Según losexpertos en bienestar psicológico, este dependede factores que poco tienen que ver con losbienes materiales. Más bien todo lo contrario,puesto que parece que la felicidad depende deaspectos mucho más personales como contarcon una alta autoestima, ser fiel a nuestros pro-

pios principios o tener diferentes metas que nosmantengan motivados día a día. Pues bien, sicada vez son mayores las evidencias que defien-den que el bienestar de la persona no dependetanto de factores materiales como de aspectospsicológicos como los ya citados, ¿por qué enton-ces la gente sigue dando prioridad a ese bienestarmaterial? Quizás porque para muchos sea mássencillo coger el camino más corto, aunque noles lleve a ningún lado. Otra posible explicaciónpuede ser el miedo a conocer cómo somos real-mente y, ante la posibilidades de decepcionarnosal intentar buscar el bienestar en nosotros mis-mos, muchos intentarán distraerse de esa preocu-pación centrándose en el efímero bienestar mate-rial. Afortunadamente, una de las pocas ventajasde estar inmersos en un periodo de crisis comoeste es que se nos brinda una muy buena oportu-nidad para reflexionar acerca de lo que realmen-te importa, así que les animo a que aprovechen laocasión. Nunca es tarde.— Martiño Riera Rodrí-guez. Cangas, Pontevedra.

nicolemuchnik

Sin ninguna legitimidad moral

Las normas queregulan losdesahucios lesionanderechos que amparala Constitución

JOSÉ IGNACIONAVAS

Nunca es tarde

Hay que desecharde nuestro sistemajurídico cualquierpacto abusivo

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Sin ningunalegitimidadmoral

Page 2: Pise el freno

Que nadie muera en las ciudadespor culpa de un atropello. El de-seo no es una utopía. O al menosno se aleja tanto de la realidad,porque en ciudades como Ponte-vedra ya lo han logrado. ¿Cómo?Reduciendo la velocidad máximaen toda la urbe a 30 kilómetrospor hora. En un arrollamientoprovocado por un vehículo quecircula a esta velocidad, el peatóntiene un 95% de posibilidades desobrevivir. Si es a 50 por hora, susopciones de vida se reducen a un55%. Por encima de 70, las estadís-ticas apuntan inevitablemente ha-cia la muerte. Todos los estudiosal respecto certifican estos datos.¿Sería entonces una idea descabe-llada imponer este límite en lasciudades? ¿O choca con otros inte-reses irrenunciables?

Un comité ciudadano eu-ropeo, liderado por la alemanaHeike Aghte y del que forma par-te una treintena de organizacio-

nes, presentó en septiembre unaIniciativa Ciudadana Europea(ICE) para lograr que el límitemáximo en todas las zonas urba-nas residenciales de la UE sea 30kilómetros por hora, una veloci-dad que ya han implantado variasciudades y que otras estudian ha-cer. La Comisión Europea acabade aceptar su registro. Si logranun millón de firmas en un añoprocedentes de al menos siete paí-ses europeos, la Comisión podríaconvertir la iniciativa en una leyde aplicación en todo el territoriocomunitario.

La campaña de recogida de rú-bricas, que en España abanderancuatro organizaciones —Ecologis-tas en Acción, Stop Accidentes,Andando y Conbici— comenzó el4 de diciembre. Su leitmotiv notiene posibilidad de réplica: “Viviren ciudades más habitables, segu-ras y menos contaminadas”.

En efecto, las ciudades son sus-ceptibles de ser menos peligrosasy más respirables. Dos tercios de

los siniestros de tráfico mortalesen Europa, alrededor de 20.000,ocurren en calles urbanas y el48% de las víctimas son peatonesy ciclistas, según la base de datos

de accidentes de tráfico de la Co-misión Europea. En cuanto a lacontaminación, en España, porejemplo, el 94% de la poblaciónrespira un aire que supera el índi-ce de contaminación recomenda-

do por la Organización Mundialde la Salud, según un informe deEcologistas en Acción del pasadooctubre. Teniendo en cuenta el lí-mite marcado por la legislación,el porcentaje se reduce al 22%, pe-ro siguen siendo 10,4 millones depersonas. Y, según la asociación,“el principal agente contamina-dor del aire es el tráfico”.

“El tema central es que alcircular a 30 por hora se reduceel peligro que suponen los coches,ya que la posibilidad de que unapersona muera en un atropello esdel 5% y las lesiones siempre se-rán menos graves”, estima Maria-no González, coordinador estatalde Transporte y Movilidad de Eco-logistas en Acción. Según Gonzá-lez, al conducir más despacio “sepromueven los desplazamientosa pie o en bicicleta”, porque unode los principales miedos de losciclistas en ciudad son los atrope-llos. Por eso, disminuir la veloci-dad, “animaría a más gente a des-plazarse en bici”, considera.

Manuel Martín, director técni-co de Conbici, está de acuerdo enparte. “Las calles 30 dan más con-fianza”, estima, pero “no termi-nan de ser un reclamo para losnuevos usuarios de bicicletas”. Pa-ra Martín, la construcción de ca-rriles bici sería el impulso definiti-vo, aunque, según admite, “hastaque se adopten estas políticas,que requieren más inversión, laszonas 30 son una solución econó-mica”.

La disminución de la veloci-dad implicaría, a su vez, una re-ducción de la contaminaciónacústica y del aire. Según el Conse-jo Medioambiental de Alemania,conducir a 30 kilómetros por ho-ra en lugar de a 50 supone undescenso inmediato en el nivel deruido de tres decibelios. La me-nor contaminación del aire sería,en cambio, una “consecuencia in-directa y a medio plazo” derivadadel aumento de los desplazamien-tos a pie y en bicicleta, según Eco-logistas en Acción.

La iniciativa no ha encontradooposición de los clubes de auto-movilistas. El Real AutomóvilClub de España (RACE) apuestapor fomentar el número de zo-nas 30 en barrios con alta densi-dad de peatones y ciclistas. Tam-poco el Comisariado Europeo delAutomóvil (CEA) ha puesto ningu-na resistencia, siempre y cuando,“la iniciativa se lleve a cabo enzonas residenciales”, matiza unportavoz. “Nos manifestamos encontra si la medida afecta a cual-quier tramo de la ciudad, porejemplo, a arterias de conexióncomo el paseo de la Castellana deMadrid”, añade.

Las mayores reticencias, se-gún los impulsores de la ICE, pro-ceden de los propios ciudadanos.“La gente asume automáticamen-te que estará obligada a conducira una velocidad inadecuadamen-te lenta, porque suelen circularal doble de velocidad, pero unavez que se aplican los 30 por ho-ra, experimentan que pueden

conducir incluso más rápido por-que los atascos se reducen y eltráfico es más fluido”, argumentaun portavoz.

Un ejemplo claro es Reino Uni-do, donde en 34 ciudades hay limi-tación a 30 kilómetros por hora.Según una encuesta encargadapor el Gobierno británico, el 75%de los ciudadanos están de acuer-do con este límite. Entre los con-ductores, el 72% también se mani-fiesta a favor.

Los efectos reales de limitar lavelocidad son incontestables. EnPontevedra, la ciudad pionera enEspaña en implantar el límitemáximo de 30 por hora en toda laurbe, la siniestralidad vial se hareducido de manera drástica: cua-tro años seguidos, entre 2007 y2010, sin ningún muerto por acci-dente de tráfico o atropello.

Desde 1999 el Ayuntamientode Pontevedra “promovió un mo-delo de ciudad que prioriza a lospeatones sobre los vehículos”,explican fuentes del Consistorio.

Para ello se crearon grandesáreas peatonales y semipeatona-les, se ampliaron las aceras y semodificaron las vías más céntri-cas para convertirlas en calles desentido único con el objetivo dedificultar la circulación de losvehículos. La medida más mediá-tica, la reducción de la velocidada 30 por hora, rige desde septiem-bre de 2010. “No solo es necesariala norma, también hay que ponerobstáculos reales como guardiasde tráfico en las esquinas y pasossobreelevados”, aseguran desdeel Ayuntamiento pontevedrés. Dehecho, la única víctima mortal de2011 perdió la vida en una “zonano tratada”.

Aunque muchas localidadesespañolas han ampliado el núme-ro de calles 30, son todavía pocaslas que han implantado la limita-ción en todo el municipio. Valen-cia ha restringido el casco históri-co a 30 por hora y Málaga a 20.En Santiago de Compostela, elcentro histórico es peatonal.Otras ciudades europeas, comoParís, ya han anunciado que incre-mentarán el número de calles li-mitadas a 30 por hora.

En España, la Dirección Gene-ral de Tráfico (DGT) pretende ex-tender el límite máximo de 30 ki-lómetros por hora en ciudadescon la aprobación del nuevo Re-glamento General de Circulación,cuyo borrador, según la institu-ción, estará listo en las próximassemanas. Aunque todavía no seha especificado cuáles serán laszonas con la velocidad limitada,

la directora de Tráfico, María Se-guí, ya ha anunciado su intenciónde “terminar con los privilegioshistóricos del coche” para dar ma-yor protagonismo a peatones y ci-clistas.

No obstante, los automovilis-tas no son los únicos responsa-bles de los siniestros. Según unestudio de la Fundación Mapfrede enero de 2012, las distraccio-nes de los peatones figuran entrelas tres principales causas de atro-pello, junto a las infracciones y lavelocidad inadecuada. “Los con-ductores no somos los únicos cul-pables”, defiende CEA, que apues-ta porque cualquier solución pasepor lograr “una convivencia lomás amigable posible” entre losdistintos tipos de vehículos y lospeatones.

Pero el reto, según MarianoGonzález de Ecologistas enAcción, va más allá de la convi-vencia amigable: “Transformar elmodelo de ciudad y la forma demoverse”.

Pise el frenoEspaña estudia sumarse a la tendencia europea de limitar la velocidad a 30 km/hora enlas ciudades para que sean más habitables P El peatón sobreviviría al 95% de atropellos

E En 2011, murieron enEuropa en accidente detráfico 30.108 personas,940 menos que en 2010, loque supone una reducciónde un 3%, según cifras delConsejo Europeo deSeguridad en el Transporte.Aproximadamente el 14% delas muertes por tráfico enEuropa corresponden a unatropello.

E En las ciudades europeasse producen unos 20.000accidentes mortales al año.

E En España, murieron elaño pasado 2.060 personasen siniestros de tráfico. Deellas, 457 perdieron la vida enun accidente en ciudad (217,por atropello).

E La reducción en elnúmero de muertos porsiniestro de tráfico enEuropa ha disminuido en2011 en comparación con latendencia de los últimos tresaños. En los países que seincorporaron a la UE antesde 2004, las víctimasmortales han caído un 2%.En el resto, se ha producidoun aumento de un 1%.

E Los países europeos quelograron un mayordescenso el año pasado sonNoruega (20%), Letonia(18%), España (17%), Bulgaria(15%) y Rumanía (15%).

E Más de 324.000personas resultaronheridas de gravedad en 2011en un siniestro al volante.“Los muertos son solo lapunta del iceberg delnúmero total de colisionesde tráfico”, aseguran fuentesde Consejo Europeo deSeguridad en el Transporte.

217 muertos poratropellos urbanos

En el verano de 2011, el Parla-mento Europeo discutió el Infor-me sobre seguridad vial2011-2020. Uno de los debates so-bre la mesa era la necesidad deextender el límite máximo de 30kilómetros por hora en las ciuda-des europeas. Aquella sesión, ala que asistió la alemana HeikeAghte, fue el germen del movi-miento ciudadano que ahora re-clama instaurar esa velocidaden todas las zonas residencialesurbanas de la Unión Europea.

Pregunta. ¿Cómo surgió laidea de presentar la IniciativaCiudadana Europea?

Respuesta. El Parlamento Eu-ropeo aprobó por gran mayoríael Informe sobre seguridad vial.Era una señal muy fuertey se necesitaba otra señalmás. Había que conven-cer a la Comisión Euro-pea para que aprobara lapropuesta de los 30 kiló-metros por hora. Y esafuerte señal podía ser laICE [Iniciativa Ciudada-na Europea], es decir, lasociedad civil reclaman-do la medida.

P. Las ICE requierenfirmas de siete países.¿Qué hizo para promoverla idea en Europa?

R. Tardamos en prepa-rarlo un año. Contactécon muchas organizacio-nes, que a su vez contacta-ron con más socios. Lared creció rápidamente.

P. ¿Cree que reunirán el mi-llón de firmas que necesitan?

R. Un millón de firmas es mu-cho. No es simplemente conse-guir las firmas. Es aún más difí-cil, porque deben ir acompaña-das de muchos datos privados ya nadie le gustan esas cosas. Ade-más, estamos obligados a usarun software especial para regis-trar las firmas y el formulario esbastante complicado y tecnocrá-tico, por lo que la gente podríano firmar porque necesita mu-cho tiempo para hacerlocorrectamente. Si no se hacebien, la Comisión Europea po-dría invalidar la firma.

P. ¿La sociedad civil reclamaverdaderamente limitar la velo-cidad en las ciudades?

R. No creo que una mayoríade ciudadanos pida limitar la ve-locidad a 30 kilómetros por horade manera inmediata. Lo sabe-mos porque siempre sucede lomismo: antes de implantar los30 por hora en una zona o en

una calle, siempre hay oposi-ción. Un par de meses después,todos están satisfechos. Esta esnuestra experiencia en cual-quier lugar donde se limita la ve-locidad.

P. Además de la campaña enInternet, ¿qué otras iniciativasvan a poner en marcha?

R. Estamos considerando to-mar las calles, pero no en invier-no. En cualquier caso, los sociosde cada país son libres para ha-cer lo que quieran.

P. Si logran el millón de fir-mas, ¿hay posibilidades de quela Comisión Europea aplique lainiciativa?

R. Esto es parte del experi-mento: nadie sabe cómo va areaccionar la Comisión [no haytodavía precedentes porque lasICE entraron en vigor el 1 de

abril]. Pero no puede ignorar lapetición de un millón de ciudada-nos. De acuerdo con la legisla-ción, la Comisión puede negarsea implantar la reducción de velo-cidad. Pero tiene la obligaciónde discutir la iniciativa intensa-mente y el Parlamento Europeoorganizará una audiencia dondepodremos presentar nuestros ar-gumentos y la Comisión deberáexplicar detalladamente lo quehará o no. Estoy segura de queva a suceder algo...

P. ¿Cree que los Gobiernos eu-ropeos están dispuestos a redu-cir la velocidad en ciudad?

R. Estoy convencida de queestán concienciados del proble-ma. Y a nivel local están suce-diendo muchas cosas: tenemosuna ciudad italiana completa-mente limitada a 30 por hora,otras 34 ciudades británicas queya lo han hecho o lo están hacien-do, la ciudad de Graz, en Austria,algunas ciudades francesas... Essolo una cuestión de tiempo.

Dos tercios de lossiniestros mortalesde tráfico, 20.000,ocurren en urbes

En Pontevedra, conpolíticas a favor delpeatón, no ha muertonadie en cuatro años

La medida serviríapara reducir lacontaminaciónacústica y del aire

Los automovilistaspiden limitarla abarrios con muchopeatón y ciclista

Zona donde se prohíbecircular a más de30 kilómetros por hora enel barrio de Les Corts deBarcelona. / javier corso

HEIKE AGHTECoordinadora de la iniciativa

“Es solo cuestiónde tiempo que selimite la velocidad”

deportesEl alcohol vuelvea los estadiosde fútbol

culturaLa carrera de uncosturero haciael Oscar

Heike Aghte.

P. R. B.Madrid

PATRICIA R. BLANCO

deportesBusquets,la estrellasilenciosa

sociedadEl Gobierno lanzacompra sanitariacentralizada

EL PAÍS, viernes 28 de diciembre de 2012 3328 EL PAÍS, viernes 28 de diciembre de 2012

OPINIÓN

EL GOBIERNO que ha nombrado el presi-dente catalán Artur Mas es un fiel reflejode la mayor debilidad de CiU en la décimalegislatura que comienza y, por tanto, dela necesidad del presidente de rodearse deun núcleo compacto que le permita afron-tar el envite soberanista radical al que leobliga el acuerdo con ERC. A diferencia dehace dos años, Mas ya no habla del “Go-bierno de los mejores”, sino de un Gobier-no fuerte para un “momento único” desti-nado a “cambiar el rumbo de la historiade un país milenario”. Persistiendo en unanálisis erróneo de la realidad, Mas creeque debe pilotar este cambio radical aun-que ello comporte un alto riesgo de coli-sión y recurre de nuevo a metáforas exce-sivas: proclama su “voluntad de hierro”para encarar, “firme en los objetivos y se-reno en las formas”, la convocatoria deuna consulta sobre el futuro de Cataluña,para la que reclama diálogo, pero sin ocul-tar la amenaza de recurrir a los hechosconsumados si lo creyera necesario.

La composición del Ejecutivo, con me-nos independientes y con incorporacio-nes significativas del núcleo duro sobera-nista, obedece ante todo a la necesidad defacilitar el cumplimiento del acuerdo conERC y restañar las heridas de Unió, querecupera la cuota del 25%. Aunque inclu-ye algún guiño para tratar de mostraruna mayor sensibilidad social, mantieneen Sanidad a Boi Ruiz, adalid de las políti-cas de privatización.

El Gobierno descansa sobre dos punta-les. En el ámbito político, Francesc Homs,

que se incorpora al Ejecutivo con las fun-ciones que ya tenía como secretario y por-tavoz, pero reforzado con asuntos exterio-res. Mano derecha de Mas e ideólogo delgiro soberanista de CiU, Homs será el en-cargado de organizar la pretendida con-sulta sobre la independencia y recabarapoyos internacionales para la causa, loque permite pronosticar tensiones con elGobierno de España.

En el económico, el Gobierno descan-sa sobre el consejero Andreu Mas-Colell,que garantiza al menos seriedad en unacoyuntura muy delicada. Con los merca-dos financieros totalmente cerrados, laGeneralitat depende para su financiaciónde que el Gobierno central le transfierarecursos del fondo de rescate autonómi-co. Mas-Colell ha aplicado hasta ahora unprograma político de la máxima orto-doxia en las políticas de austeridad, perola caída de los ingresos fiscales hace pre-ver una legislatura aún más difícil que laanterior. Los recursos del fondo de resca-te autonómico están condicionados alcumplimiento de los objetivos de déficit,que Cataluña ya ha dicho que no va apoder satisfacer. La ley que regula estefondo permite que el Gobierno interven-ga las finanzas de las comunidades queno cumplan. Así las cosas, sería un errorque el Gobierno usara la política financie-ra para torpedear el programa soberanis-ta del Gobierno catalán. La Generalitatdebe poder funcionar con normalidad yla lealtad institucional debería ser la pre-misa de conducta recíproca.

La travesía de MasEl presidente catalán incorpora perfiles

marcadamente soberanistas al nuevo Gobierno

LA CONTINUA pérdida de territorios porDamasco, los avances militares rebeldesy su uso de armamento cada vez máseficaz, y el debilitamiento de la dictaduraque jalonan sucesivas deserciones de al-to nivel (la última, la del general de lapolicía militar) alimentan la vorágine di-plomática de los últimos días en buscade una solución a la más violenta crisisde las que marcan el despertar del mun-do árabe.

Moscú, sostén de Damasco por antono-masia, donde mañana llega el mediadorde la ONU y la Liga Árabe, Brahimi, des-pués de entrevistarse con el dictador si-rio, adquiere protagonismo en este carru-sel. Aparentemente nada ha cambiado enla posición rusa sobre Siria, salvo el he-cho de que por vez primera su viceminis-tro de Exteriores señalara que ya no sepuede descartar un triunfo militar insur-gente. Resulta impensable, sin embargo,una solución del conflicto manteniendoalgún papel para El Asad, como el Krem-lin pretende para no dar la impresión deque claudica ante el inevitable cambio derégimen. El frente opositor sirio, que haganado un amplio reconocimiento occi-dental y árabe como representante de supueblo, ha trasladado inequívocamente a

Brahimi que no admite papel alguno pa-ra el sanguinario déspota. La suerte de ElAsad está echada casi dos años y cerca de50.000 muertos después de lo que comen-zara como una protesta pacífica contrauna dictadura hereditaria. Su destino per-sonal, aunque parezca en el horizonte in-mediato el nudo gordiano de la solución,se hace irrelevante por momentos.

Lo más importante desde cualquierpunto de vista es impedir que el país ára-be descienda al caos absoluto una vez li-quidada la tiranía. La prolongación delbrutal conflicto, a la que han contribuidodecisivamente la inoperancia del Consejode Seguridad y la hipocresía de las poten-cias occidentales, está transformando Si-ria en un escenario progresivamente sincontrol, en el que combaten grupos yfacciones, yihadistas algunos, con fines yproyectos distintos. Esa circunstancia ha-ce perentorio un entendimiento de los po-deres internacionales y regionales, másallá de la retórica. También interesa a Ru-sia, además de a los vecinos de Siria y porsupuesto a Europa y EE UU, preservar laintegridad del país y evitar que sus arse-nales químicos caigan en manos de terro-ristas o que un baño de sangre acabe en-gullendo fatalmente a Líbano o Jordania.

Ofensiva diplomáticaLa creciente debilidad de El Asad da protagonismoa Moscú en la búsqueda de una solución para Siria

E l fútbol españollleva cuatro años

prodigiosos, impulsadopor el viento a favor dedos Eurocopas y unCampeonato del Mundomás el reconocimientoprácticamente universalde las virtudes estéticasque lo adornan. Haytanto almíbar en torno alos futbolistas españolesque resulta difícilcalcular cuándo sellegará al cénit de laexcelencia y cuándoempezará el inevitabledescenso.

El diario británicoThe Guardian acaba depublicar la lista de los100 mejores futbolistasdel mundo en opiniónde sus expertos. Entrelos 10 primeros haycinco que juegan en laLiga española (Messi,Cristiano Ronaldo, Xavi,Iniesta y Falcao). De larelación centenaria, 16juegan en la selecciónespañola. El nuestro estambién el país que másestrellas aporta alranking, por delante deBrasil (vieja aspiraciónespañola), con 12. No esfácil conseguir unasuperioridad tanabrumadora. La listarefleja, indirecta peroinequívocamente, dónde

se juega el mejor fútboldel planeta.

B uena parte de estaconjura admirativa

universal se debe alcrédito personal delseleccionador DelBosque y al trabajo deentrenadores comoGuardiola, tocadosambos por una aureolade sublime deportividad.La comparación con laPremier del borrascososir Alex Ferguson, dondetambién corren grancantidad de estrellas enel césped, puede servirpara explicar lasdiferencias. Abunda eldinero en la Ligainglesa, pero llevatiempo sin producirjugadores de tanta

calidad. Véase alrespecto la decadenciade la selección inglesa.Mientras tanto, eldeportivo francésL’Equipe ha formado elequipo ideal europeo de2012 con nada menosque ocho jugadores de laLiga española, de loscuales seis sonespañoles. AparecenCasillas, Ramos, JordiAlba, Xabi Alonso, XaviHernández, Iniesta y losinevitables Messi yCristiano.

P ero cuidado, porqueen las galaxias y los

cuentos de hadastambién hay burbujaspérfidas, como lainmobiliaria. La UniónEuropea ha pedido al

Gobierno españolinformacióndetallada sobre elrégimen fiscal delos clubesespañoles y cesiónde estadiosmunicipales aequiposprofesionales.Sospechan que latributación aquípuede serdiscriminatoria.¿Será envidia obuenainformación?

EL ACENTO

Abrumador fútbol español

EL ROTO

soledad calés