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“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de quienes se encuentran con Jesús” «No puede haber auténtica evangelización sin la proclamación explícita de que Jesús es el Señor»,. Jesús dice: «Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos» (Mt 28,19). San Pablo afirma que en el Pueblo de Dios, en la Iglesia, «no hay ni judío ni griego [...] porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Ga 3,28). Me gustaría decir a aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes: ¡El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor! La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie. Así se lo anuncia el ángel a los pastores de Belén: «No temáis, porque os traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo» (Lc 2,10). El Apocalipsis se refiere a «una Buena Noticia, la eterna, la que él debía anunciar a los habitantes de la tierra, a toda nación, familia, lengua y pueblo» (Ap 14,6). Primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de quienes se encuentran con Jesús” «No puede haber auténtica evangelización sin la proclamación explícita de que Jesús es el Señor»,. Jesús dice: «Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos» (Mt 28,19). San Pablo afirma que en el Pueblo de Dios, en la Iglesia, «no hay ni judío ni griego [...] porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Ga 3,28). Me gustaría decir a aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes: ¡El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor! La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie. Así se lo anuncia el ángel a los pastores de Belén: «No temáis, porque os traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo» (Lc 2,10). El Apocalipsis se refiere a «una Buena Noticia, la eterna, la que él debía anunciar a los habitantes de la tierra, a toda nación, familia, lengua y pueblo» (Ap 14,6). Primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva. ¡Atrevámonos un poco Es hora de compartir nuestras apreciaciones en grupos ¿Cuáles son los desafíos del mundo actual y frente a esto: ¿A quiénes tengo que involucrar? ¿A quiénes tengo que acompañar? ¿Que tengo fructificar? ¿Qué tengo que festejar y con quienes tengo que festejar? Es hora de compartir nuestras apreciaciones en grupos ¿Cuáles son los desafíos del mundo actual y frente a esto: ¿A quiénes tengo que involucrar? ¿A quiénes tengo que acompañar? ¿Que tengo fructificar? ¿Qué tengo que festejar y con quienes tengo que festejar?

RESUMEN La alegría del evangelio

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Page 1: RESUMEN La alegría del evangelio

“La alegría del Evangelio llena el

corazón y la vida entera de

quienes se encuentran con Jesús”

«No puede haber auténtica evangelización sin la

proclamación explícita de que Jesús es el Señor»,.

Jesús dice: «Id y haced que todos los pueblos sean mis

discípulos» (Mt 28,19). San Pablo afirma que en el

Pueblo de Dios, en la Iglesia, «no hay ni judío ni griego

[...] porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús»

(Ga 3,28). Me gustaría decir a aquellos que se sienten

lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes: ¡El Señor

también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor!

La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie. Así se lo

anuncia el ángel a los pastores de Belén: «No temáis, porque os traigo una Buena

Noticia, una gran alegría para todo el pueblo» (Lc 2,10). El Apocalipsis se refiere a «una

Buena Noticia, la eterna, la que él debía anunciar a los habitantes de la tierra, a toda

nación, familia, lengua y pueblo» (Ap 14,6). Primerear, involucrarse, acompañar,

fructificar y festejar

La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha

primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la

iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los

caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia,

fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva.

¡Atrevámonos un poco

“La alegría del Evangelio llena el

corazón y la vida entera de quienes se

encuentran con Jesús”

«No puede haber auténtica evangelización sin la proclamación

explícita de que Jesús es el Señor»,. Jesús dice: «Id y haced

que todos los pueblos sean mis discípulos» (Mt 28,19). San

Pablo afirma que en el Pueblo de Dios, en la Iglesia, «no hay ni

judío ni griego [...] porque todos vosotros sois uno en Cristo

Jesús» (Ga 3,28). Me gustaría decir a aquellos que se sienten

lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los

indiferentes: ¡El Señor también te llama a ser parte de su

pueblo y lo hace con gran respeto y amor!

La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie. Así se lo

anuncia el ángel a los pastores de Belén: «No temáis, porque os traigo una Buena

Noticia, una gran alegría para todo el pueblo» (Lc 2,10). El Apocalipsis se refiere a «una

Buena Noticia, la eterna, la que él debía anunciar a los habitantes de la tierra, a toda

nación, familia, lengua y pueblo» (Ap 14,6). Primerear, involucrarse, acompañar,

fructificar y festejar

La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha

primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la

iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los

caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia,

fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva.

¡Atrevámonos un poco

Es hora de compartir nuestras apreciaciones en grupos

¿Cuáles son los desafíos del mundo actual y frente a esto:

¿A quiénes tengo que involucrar?

¿A quiénes tengo que acompañar?

¿Que tengo fructificar?

¿Qué tengo que festejar y con quienes tengo que festejar?

Es hora de compartir nuestras apreciaciones en grupos

¿Cuáles son los desafíos del mundo actual y frente a esto:

¿A quiénes tengo que involucrar?

¿A quiénes tengo que acompañar?

¿Que tengo fructificar?

¿Qué tengo que festejar y con quienes tengo que festejar?