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La libertad, fuente de creación Entrevista a Fernando Savater Filocalia: Cartas a un jóven poeta > Sólo se que no se septiembre/octubre 2013 número 6 ÁGAPE La libertad a la hora de crear es indispensable para poder abrir la imaginación de par en par y dejar que sea el inconsciente quien tome el vuelo de las ideas. Como siempre, comparimos textos que hacen al interés y a la mayor sabiduría de cada uno. Todavía quedan intelectuales dispuestos a opinar sin descanso sobre temas que a todos nos conciernen y preocupan.

TII Cosgaya - Revista Ágape

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La libertad, fuente de creación

Entrevista a Fernando Savater

Filocalia: Cartas a un jóven poeta

> Sólo se que no se

septiembre/octubre 2013número 6

ÁGAPE

La libertad a la hora de crear es indispensable para poder abrir la imaginación de par en par y dejar que sea el inconsciente quien tome el vuelo de las ideas.

Como siempre, comparimos textos que hacen al interés y a la mayor sabiduría de cada uno.

Todavía quedan intelectuales dispuestos a opinar sin descanso sobre temas que a todos nos conciernen y preocupan.

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EL KAIRÓS

intangible. Sin embargo, se sabe que ahí esta, esperando el momento para volver a encontrar como escabullirse en la realidad. Es la esfera del diálogo más remota, más recóndita, pero más la deseada. Hay que morir para encontrarla. Hay que entregar un pedazo de vida, hacer un pacto, el pacto más osado, atrevido, que conduce a la per-dición del encontrar.Vivimos en un mundo acelerado, donde el ritmo vertiginoso nos lleva a perdernos los detalles que, no sólo diferencian el día a día, sino que le los llenan de sentido. Uno se encuentra en la misma encru-cijada, entre lo que todavía no hizo y el tiempo que resta. La respuesta suele ser: no tengo tiempo. Yo te invito a decir: el tiempo no me tiene a mi... y que te burles de su existencia. Que sepas que él no marca más que pasos para no vivir en eternidad. Él sólo escalona la vida, deteniendo cada vez más lo que deseamos subir.Por eso, alisemos los escalones de la temporalidad y corramos por nuestra propia rampa. Que él no sea más que tiempo, aquello que sabemos qué es si no nos lo preguntan y que desconocemos qué es cuando nos lo preguntan. Tengamos en cuenta que él no puede poseer nada si no se lo entrega-mos, no puede cambiar nada si no se lo permiti-mos. Somos nosotros antes que el tiempo. Hom-bre, luego tiempo.Viviendo la propia eternidad.

Contemplaba lo que la rodeaba sin comprender nada. Todo pasaba tan rápido, que lo único que podía ver era la estela que dejaban las cosas a su paso. No podía abarcar absolutamente nada, pues se encontraba dividida por sus emociones. Todo la colmaba, era como una fuente de agua, que re-balsaba permanentemente.Alguien se había olvidado de cerrar la canilla y no dejaba de derramar agua por doquier. Mientras más agua se derramaba, más fuerte era la fuerza con la que salía del grifo. ¡Que alguien cierre la ca-nilla por favor!¡Se está inundando todo!Lo más extraño de todo era que la densidad del agua no era normal, era distinta. Parecía muy espe-sa, pesada. Se derramaba abundantemente pero in-tensamente. Ese lapso indeterminado de tiempo, en el que esto se sucedía, no se podía medir cuan-titativamente. Cualitativamente, esto era lo más oportuno, lo mejor que podía pasar en aquél mo-mento. Era la condición más necesaria: el kairós. Finalmente encontré que no encontré nada. No había nada y esa nada lo era todo en ese momento. Se sucedía en un determinado tiempo, que no se

Cuando se pierde la noción, ya no se puede medir. Simplemente, se pierde la noción. No es olvidar, porque justamente no se puede parar de vivir.

El tiempo cronológico condiciona, limita, nos coloca detrás de los sucesos. De hecho, es una concepción del hombre, así que deberíamos de usarla a nuestro favor y no perjudicarnos con su existencia. Deberíamos de vivir

en la eternidad, en vez de la temporalidad.

por: belén furtado

por: alberto montt

Nota editorial

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Sumario

El Órden

En ésta nueva edición de Ágape, nos proponemos

manera distinta. Queremos que te animes a aden-trarte en las notas de ésta edición, no como al-guien ajeno a la revista, sino como un lector que se vuelve partícipe activo de las notas publicadas a

que planteamos en ésta edición, como lo hacemos

en todas las demás publicaciones bimestrales. Lo único que debes tener en cuenta, es que esto es un viaje de ida... nosotros ya hemos perdido la cabeza hace tiempo, ya nos hemos adentrado en el ojo de la tormenta, donde no hay vuelta atrás. No

-nos el porqué de las cosas.

> La libertad, fuente de creación

Sabiduría ilustrada

La hora de leer

El conocimiento de la verdad en una comiquísima ilustración.

Ágape te ofrece una reseña de un libro para que te animes a expandir tus lecturas a otros horzontes.

por: eduardo salles

por: maría gálvez

La libertad a la hora de crear es indispensable para poder abrir la imaginación de par en par y dejar que sea el inconsciente quien tome el vuelo de las ideas. En esta nota te contamos como hacer.

por: federico ayerza

>Starets

En esta entrega bimestral, te traemos los mejores programas para hacer en esta primavera que recién comienza.

por: santiago pinasco

Programas filosóficos Pienso luego existo

Una vez más, en esta columna de opinión, Dario nos ofrece

por: dario stajnszrajber

por: ignacio díaz

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22

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STAFFDiseño editorialBelén Furtado

Secretaría de redacciónTipografía Cosgaya IIPablo Cosgaya

Diseño y arte2013

ColaboradoresAry SilbersteinDiego OrellanoMarian Sabattini

Prohibida la reproducción total o parcial de los artículos si autorización de la dirección [email protected]

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Cinismo ilustrado

Nota editorial

La mejor tira de humor cínica que Ágape puede presentar, de la mano de un gran ilustrador.

mano de la editora de la revista.

por: alberto montt

por: belén furtado

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LA LIBERTAD, fuente de creación

La libertad impulsa siempre la creación de ideas. Allá donde surgen ideas con naturalidad hay libertad para la innovación, para conectar entre sí

ideas preexistentes y crear algo nuevo, totalmente distinto.

por: federico ayerza

Cuando fue la última vez que te preguntaste. No buscando una respuesta ni tampoco en-

contrando una certeza, sino la última vez que te escapaste de lo cotidiano y te detuviste. No por cansancio ni por desidia, sino porque sí. ¿Cuándo fue la última vez que te detuviste y dejaste que

a desconectar las cosas, a quitarles su carácter de utilidad, a sacarlas de la lógica del cálculo. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que no sirviera para nada? Para nada ni para nadie, ya que las servidumbres se presentan de formas muy misteriosas. Algo que no fuese pensado des-de la ganancia, el interés o el egoísmo. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo porque sí? No porque te convenía o porque lo necesitabas, o in-cluso porque lo querías; sino porque sí. O al revés: ¿cuándo fue la última vez que la casualidad hizo con vos algo? No algo productivo, ni profundo, ni siquiera algo en sentido estricto. ¿Cuándo fue la

última vez que le diste un abrazo a alguien? No a tus seres queridos ni a personas conocidas, sino a “alguien”, no importa a quien. ¿Cuándo fue la última vez que diste? No importa qué. Un regalo no vale por lo que es, sino que vale en tanto rega-lo. Un regalo no vale. Un regalo no es. Se da y no vuelve. ¿Cuándo fue la última vez que te abriste? ¿O que no te cerraste? ¿O que demoliste tus pu-ertas? ¿O que dejaste entrar al indigente? ¿O que ese otro irrumpió en vos y te llevó puesto? ¿Cuán-do fue la última vez que recordaste? No cuando vence la factura de gas o la fecha del examen, sino que te recordaste como una trama, como una huella, como parte del relato en el que te ves inmerso, como el deseo de querer seguir nar-rándote. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste? Simplemente lloraste. De alegría, de tristeza, da igual. Llorar, como quien expresa en ese acto primitivo la existencia viva; como quien solicita, pide, ruega, pero no reclama, ni exige, ni cree

Fotografía: Manuel Lacasia©

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merecer. ¿Cuándo fue la última vez que te perd-iste? No en esta calle o en este trabajo o con este proyecto compartido. Perderse, dejándose llevar por ese acontecimiento imprevisible, dejándolo ser. El mundo está repleto de carteles y señales. El mundo está lleno de héroes que te proponen un formato industrial del ser uno mismo y una car-

sos. No importa qué sos, sino abroquelarte en lo tuyo, o en los tuyos, y sobre todo erigir los muros que hacen del otro y de lo otro algo.

Cuándo fue la última vez que te detuviste y dejaste que todo tu alrededor flote? Como quien se anima a desconectar los objetos

Como quien se baja del colectivo para caminar por esas calles extrañas, como quien encuentra una mirada que lo devuelve para adentro y cae en el abismo. ¿Cuándo fue la última vez que tu-viste miedo? No por lo que te pudiera pasar, sino por pensar que tal vez nunca no te pasara nada. ¿Cuándo fue la última vez que preferiste la nada al ser, un olor a un concepto, un insomnio a un ansiolítico, un árbol viejo a un ascensor? ¿Cuán-do fue la última vez que te traicionaste, que te animaste, que transgrediste, que te lanzaste, que tuviste un sueño, que creíste, que descreíste, que

-naste, que soltaste lo propio y te abriste a la pre-gunta? ¿Cuándo fue la última vez que te pregun-taste?El especialista en innovación John Steven John-son comparte básicamente este principio en sus teorías. En su obra Las buenas ideas –publi-cada en España por Turner Noema–, analiza las propiedades y pautas comunes que aparecen de forma recurrente en aquellos espacios sociales

-

de que las ideas llegan de noche a individuos ais-lados. No es verdad: llegan a los cafés antes que a los laboratorios, a los barrios céntricos antes que a las casas aisladas. Estos son los mecanismos que

quien se baja del colectivo para caminar por esas calles extrañas, llenas de luces.

gún curso de la vida rara vez proceden de una corazonada impulsiva del instinto.Las corazonadas que se convierten en auténticas innovaciones lo hacen tras largo tiempo de incu-bación en las que desaparecen temporalmente, emergen para conectarse con otras que tal vez las fortalezca, o no. Son intuiciones frágiles que normalmente perecen en una gran papelera de proyectos fallidos. Pero, a veces, la larga madu-

hallazgo sustancial.

El mundo está lleno de héroes que te proponen un formato industrial del ser uno mismo

4. A veces hay un hallazgo feliz

Si fuéramos capaces de conservar debidamente

cerebro, nuestro rendimiento creativo aumen-taría. La mayor parte de esas intuiciones resultan inútiles porque no llegan a conservarse en la me-moria, en la compleja red.La corazonada, escribe Steven Johnson, como cualquier otro pensamiento, es simplemente una red de células que se activan dentro del cerebro siguiendo una pauta determinada. Para que esa corazonada se convierta en algo sustancial tiene que conectarse con otras ideas; precisa de un en-torno donde puedan formarse conexiones nuevas y sorprendentes. ¿Esas conexiones neuronales tienen naturaleza química o eléctrica? La respu-esta actual es: las dos cosas.Cuando la carga eléctrica en forma de señales al-

1. Las ideas nacen de restos

Tomamos lo que hemos heredado o hemos encon-trado por casualidad. Simplemente lo reorgani-zamos y le damos una nueva forma. La evolución avanza haciéndose con los recursos disponibles; la mente visita un vertedero de restos de viejas ideas que combinados producen un pequeño mi-lagro. La Tierra anterior a la vida que conocemos estaba dominada por un puñado de moléculas básicas: amoniaco, metano, agua, dióxido de car-bono, algunos aminoácidos y simples compuestos orgánicos. Aquellas moléculas iniciales a partir de transformaciones y las combinaciones consi-guieron crear vidas.

combinaciones creativas como “lo posible adya-cente”, es decir el potencial creativo del cambio. No tiene límite conocido: cada nueva combi-nación da pie a consecutivas combinaciones nue-vas, que dan algo totalmente distinto.La historia de la vida y la cultura humana es la his-toria de la exploración gradual pero incansable de lo adyacente y lo intangible.

2. Una nueva idea es una red

Para que nazca una idea en nuestro nivel consci-ente, una constelación particular de neuronas se activa por primera vez en el cerebro: una nueva idea es una red de células que exploran lo posible adyacente entre las conexiones que se pueden es-tablecer en el cerebro.Una idea no es una cosa única; es más bien un con-glomerado. La red necesita estar densamente po-blada, no basta si son solo algunas de los 100.000 millones existentes en nuestro cerebro las que se asocian. Teniendo en cuenta que cada neurona está conectada como media con otras mil disemi-nadas en el cerebro hasta totalizar cien billones de conexiones neuronales, la red más compleja del mundo, la generación creativa aún del menor

conexiones.

3. La lenta intuición

Los juicios rápidos son en apariencia brillantes y pueden proporcionar a sus autores soluciones efímeras, pero las nuevas ideas que cambian al-

canza la sinapsis o enlaces neuronales, se libera un mensajero químico –un neurotransmisor, como la dopamina o la serotonina– que cruza hasta la neurona receptora y acaba por dar pie a otra carga eléctrica, que a su vez alcanza otras neuronas del cerebro a la médula.La serendipia (de serendipity, en inglés), como se ha dado en denominar al hallazgo, al golpe de azar, es un accidente afortunado. No se produce trazando un plan.Pero siendo las cosas como son, hay un aspecto especial en el cual el materialismo tiene más re-stricciones que el espiritualismo. El señor Mac Cabe piensa que soy un esclavo porque no me es permitido creer en el determinismo. Creo que el señor Mac Cabe es un esclavo porque no le está permitido creer en las hadas. Pero si examinamos las dos prohibiciones, veremos que la suya es mu-cho más absoluta que la mía. El cristiano es muy libre de creer que en el mundo hay un conjunto de ordenamientos establecidos y de sucesos in-evitables. Pero el materialista no puede aceptar ni el más mínimo dejo de espiritualismo o de mi-lagro, como situación inesperada.Al pobre señor Mac Cabe, no le está permitido ad-mitir la posibilidad de que exista un geniecillo ni

universo es variado y aún mezclado, tal como el hombre cuerdo admite su propia complejidad. El hombre cuerdo sabe que tiene un poco de bes-tia, un poco de demonio, un poco de santo y un poco de ciudadano. Y lo que es más, el hombre realmente cuerdo, admite tener, sabe que tiene, algo de loco. Pero el mundo materialista es muy sólido y simple, así como el loco, está completa-mente seguro de ser cuerdo. El materialista está seguro de que la historia es simplemente y sola-mente una cadena de casualidades, así como la interesante persona que se mencionó antes, está

Solo sé que no sé

Fotografía: Manuel Lacasia©

Ansiolítico: dícese del fármaco que

disminuye o calma la ansiedad

corporal. Ej: Tuvieron que

administrarle un ansiolítico para reducir su crisis

de ansiedad.

Imprevisible: dícese de algo

que no se puede prever o conocer

de antemano lo que va a ocurrir

Serendipia: dícese del hallazgo, al golpe del azar, a un accidente afortunado que no se produce en un plan trazado.

CasualidadCombinación de circunstancias imprevisibles e inevitables:le conocí por casualidad.

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segura de ser simplemente y solamente un pollo. Los materialistas y los locos, nunca tienen dudas.Las doctrinas espirituales, actualmente no limi-tan la mente tanto como las negaciones mate-rialistas. Aun creyendo en la inmortalidad, no necesito pensar en ella. Pero si no creo en la in-mortalidad, no debo pensar en ella. En el primer caso la ruta está abierta y puedo llegar tan lejos como quiera. En el segundo, la ruta está cerrada.Pero el caso es aún más concluyente y el paralelo con la locura, más extraño todavía. Porque nues-tro caso era contra la agotadora y lógica teoría del lunático, que bien o mal, destruía gradualmente su humanidad. Ahora el cargo es contra las prin-cipales deducciones del materialista, que bien o mal, gradualmente destruyen su humanidad; no

-anza, al valor, a la poesía, a la iniciativa y a todo lo que es humano. Siendo el materialismo lo que conduce al hombre hacia el fatalismo completo (como generalmente ocurre) es inútil pretender que se trate en ningún sentido de una fuerza lib-ertadora. Es absurdo decir que avanza especial-mente la liberación, cuando el libre pensamiento sólo se usa para destruir la voluntad libre. Los de-terministas atan, no desatan.

5. La rebeldía de lo nuevo

Pasando de este asunto, puedo destacar que existe -

ismo materialista en cierta manera favorable al perdón, a la abolición de los castigos crueles o de cualquier clase de castigo. Esto es sorprendente-mente opuesto a la verdad. Es muy admisible que la doctrina necesitarista no hace diferencias, que deja azotando al que azota y al buen amigo ex-hortando como antes. Pero evidentemente que si algo detuviera, detendría la exhortación. Que los pecados sean inevitables, no es un hecho que

.nóisausrep al se edipmi ogla is ;ogitsac le edipmiEn cuanto emprendí mi paso, vi un señor que salía de su casa. Me acerqué rápidamente. Mientras lo hacía, me pregunté qué le iba a decir. Si le consul-taba en qué año estábamos.La calle estaba vacía. Entre que era Domingo y la poca circulación que se frecuentaba por ahí, estaba sola, francamente sola. Cuasi llegando a la esquina, me detuve a contemplar la subida de aquella vía parisina. Primero me puse de espal-das a como venía caminando y le sonreí al asfalto

Por supuesto, que todo lo que antecede se puede decir no sólo del materialista. Lo mismo podría aplicarse al extremo opuesto de la lógica especu-lativa. Hay un escéptico mucho más terrible que el que cree que todo comenzó en la materia. Es posible encontrar el escéptico que cree que todo comienza en sí mismo.

6. El descanso en lo creado

Entonces, cuando en torno al hombre el mundo se haya oscurecido como una mentira, cuando los amigos se desvanezca en espíritus y vacilen los cimientos de la tierra; entonces, cuando no crey-endo en nada y en nadie el hombre se encuentre a solas en su pesadilla, entonces el gran lema in-dividualista se trazará sobre él como una ironía vengadora. Las estrellas apenas serán puntos en la oscuridad de su propio cerebro; el rostro de la madre sólo será un ensayo de su lápiz loco en las paredes del calabozo. Pero sobre la puerta de su celda se habrá escrito con horrible verdad: “Cree en sí mismo”.No obstante, lo única que nos concierne aquí, es destacar que este extremo del pensamiento ego-ísta, encierra y exhibe la misma paradoja que el otro extremo del materialismo. En teoría es igual-

rugoso y áspero. Luego esbocé unos pasos para

sabe qué es lo que se encuentra detrás suyo. Pisé -

cia hubiera sido un tropezón o una caída al piso. Como allí no había nadie, no me hubiera molesta-do. Pero eso no fue lo que pasó. Ni bien pisé la bal-dosa, ésta se dio vuelta 360º y yo caí en un pozo

-guro que habría durado a penas unos segundos.Cuando supe abrir los ojos, me encontré en aquel-la misma calle. Estaba tan aturdida que hasta mi vista que si bien no es muy buena estaba nubla-da. Acomodé mis pupilas con algunos pestañeos y examiné el lugar. Era la misma calle, pero los

parecían de otra época.

Si fuéramos capaces de guardar como corresponde todas las corazonadas que llegan al cerebro codifica-das, nuestro rendimiento creativo aumentaría.

Solo sé que no sé

Fotografía: Manuel Lacasia©

No importa qué o quién seas, el asunto se trata de abroquelarte en lo tuyo, o en los tuyos, y so-bre todo erigir los muros que hacen del otro y de lo otro algo.

Escepticismo: 1.Doctrina que

verdad no existe, o que, si existe, el hombre es inca-paz de conocerla.2.Incredulidad o duda acerca de la

de cualquier cosa.

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2013

“¿Y qué se aprende escribiendo? , pregun-tarán ustedes. Primero y principal, uno re-cuerda que está vivo y que eso es un privi-legio, no un derecho. Una vez que nos han dado la vida, tenemos que ganárnosla. La vida nos favorece animándonos y pide recom-pensas. Así que si el arte no nos salva, como desearíamos, de las guerras, las privaciones, la envidia, la codicia, la vejez ni la muerte puede encambio revitalizarnos en medio de todo. Segundo, escribir es una forma de su-pervivencia. Cualquier arte, cualquier trabajo bien hecho lo es, por supuesto. No escribir, para muchos de nosotros, es morir. Debe-mos alzar las armas de cada día, sin excep-ción, sabiendo quizás que la batalla no se puede ganar del todo, y que debemos librar

una especie de victoria. Acuérdense del pia-nista que dijo que si no practicaba un día, lo advertiría él, si no practicaba durante dos, lo advertirían los críticos, y que al cabo de tres días se percataría la audiencia. Hay de esto una variante válida para los escritores. No es que en estos pocos días se vaya a fundir el estilo, sea lo que fuere. Pero el mundo le daría alcance a uno, e inten-taría asquearlo. Si uno no escribiera todos los días uno acumularía veneno y empezaría a morir, o a desquiciarse, o las dos cosas. Uno tiene que mantenerse borracho de es-critura para que la realidad no lo destruya. Porque escribir facilita las recetas adecua-das de verdad, vida y realidad, que permiten comer, beber y digerir sin hiperventilarse y caer en la cama como un pez muerto. En mis viajes he aprendido que si dejo de escribir un solo día me pongo inquieto. Dos días y empi-ezo a temblar. Tres y hay sospechas de locu-ra. Cuatro y bien podría ser un cerdo en un lodazal. Una hora de escritura es un tónico.

Palabras a un principiante

“Zen en el arte de escribir” de Ray Bradbury

mente completo e igualmente lisiado en la prác-tica. En bien de la claridad, es más fácil exponer la idea diciendo que un hombre puede creer que siempre vive en un sueño. Pero evidentemente no se le puede ofrecer.

7. La difusión del invento

El hombre que no puede creer a sus sentidos y el hombre que no puede creer en nada, son igual-mente insanos, pero no es posible probar el dese-quilibrio por un error de sus argumentos sino por

Ambos se han encerrado en sendas cajas pintadas interiormente con el sol y las estrellas; los dos son incapaces de salir, uno a la salud y la dicha del cielo, otro a la salud y la dicha de la tierra. Su posición es muy razonable; y aún más, en cierto

una humillada y esclavizada eternidad. Es en-tretenido advertir que muchos místicos o escép-ticos modernos, han tomado como insignia un símbolo oriental, que es muy el símbolo de esta nulidad extrema. Representan la eternidad por una serpiente con la cola en la boca. Hay un ad-mirable sarcasmo en esta imagen de una comida poco satisfactoria. La eternidad del materialismo fatalista, la eternidad de los teósofos arrogantes y

representada por la serpiente que se come la cola;

un animal degradado que destruye.

al principal signo y elemento actual de la insania, que es, en resumen, la razón usada sin base; la razón en el vacío. El hombre que comienza a pen-sar sin la base de un primer principio adecuado, enloquece; es el hombre que empieza por el mal lado. Y en las páginas que siguen tenemos que tratar de descubrir cuál es el buen extremo. Pero podemos preguntar, a guisa de conclusión, si esto es lo que vuelve loro al hombre ¿qué es lo que lo conserva cuerdo?

Existe una extraña mistifi-cación que presenta al fatal-ismo materialista en cierta manera favorable al perdón

Debo admitir que la sensualidad de Girondo me intimidaba. Arrojaba su masculinidad con tanta seguridad y su mirada penetrante obligaba a ced-

desprolijo para la época; pero, prolijo para la mía. Tenía un peinado de costado y barba de poeta, así, recién crecida, de dos o tres días. Esto demostra-ba que se había pasado escribiendo hasta último momento. Sus manos llenas de tinta negra, ter-

habían sido de inspiración. Quise imaginarlo sen-tado en su escritorio,

El poeta me invitó a pasar con un gesto cordial. Muy educadamente me dejó pasar primera por el zaguán. No sé hasta qué punto no me estaba me-tiendo en la boca del lobo… Girondo tiene fama de

-mor cuando pude sentir cómo me medía con sus ojos al pasar antes que él por el estrecho pasillo. Algunos habitantes del pueblo se pusieron de ac-uerdo para empezar una campaña de “anti-corte de alas a las ideas”. Armaron cacerolazos en la Plaza Mayor, hicieron paro en sus trabajos, col-garon carteles por las calles. “Alguien tiene que hacer algo. Están matando nuestras ideas. En re-alidad es peor: le están cortando las alas y las de-jan morir. ¿Quién podría ser tan desalmado para dejar a alguien morir así?”.Parece que las alas de las ideas son muy valiosas. Tienen ese no-se-qué que deja que la realidad sea

tener que cumplir el rol de transportar las ideas, se tuvieron que hacer muy dóciles y poderosas para poder llevar su vuelo.Alguien las estaba robando para sí mismo. Se ve que a ese alguien le faltaban las ideas... Porque para robar las ajenas hay que estar perdido. Ya casi no quedaban. Por ende, quien las hubiera robado las tendría todas.Con esa pista, se pusieron en busca de culpable. Hacían todo tipo de ejercicios a los habitantes de la región: preguntas capciosas, recursos artísti-cos, lecturas de textos oníricos, entre otras co-sas, para lograr despertar la creatividad a ver si a alguien se le caía alguna idea. Pero a nadie se le ocurría nada. Y así fue: encontraron las lágrimas. Las derramaron, mientras todos lloraban. Llorar-on mucho, largo y tendido. Había que derramar bastante. Lo más sorprendente es que las lágri-mas no eran forzadas, eran puras. Realmente lloraban a lágrima viva sus ideas, como quien de-sea puramente volver a recuperarlas. He aquí que nadie conoce cual es el vuelo de nues-tras ideas más que nosotros mismos. No permita-mos que les corten las alas. Cuidémoslas porque son todo lo que tenemos junto al frasquito de es-peranza que llevamos en nuestro bolsillo.

Misticismo: Doc-trina religiosa

enseña la comu-nicación directa entre el hombre

y la divinidad a través de la intuición o el

éxtasis.

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2013

por: ignacio díaz

No hay casi prácticamente ninguna cuestión

pública importante sobre la que Fernando

Savater no haya intervenido durante estos últi-

mos 30 años (desde los nacionalismos periféri-

cos hasta la defensa del castellano, pasando por

el terrorismo de ETA o las corridas de toros) ni

ningún género que no haya practicado (el ensayo,

el artículo periodístico, la novela, el cuento…).

-

merosos premios por su obra ensayística (entre

el Planeta), y también por su defensa de los dere-

chos humanos, como el Premio Sajarov, por su

vinculación con el movimiento cívico ¡Basta ya!

recordemos que ha tenido que salir de casa acom-

pañado por dos escoltas durante casi 15 años por

su frontal rechazo de la violencia terrorista–.

Ha luchado siempre contra todo tipo de sec-

tarismo, por eso sus posiciones han sido muchas

veces mal recibidas por tirios y troyanos, lo que

le han granjeado enemistades en ambos bandos,

pero justo por eso desde hace tiempo hizo suyo

el lema de Bernanos: “Nunca nos cansaremos de

escandalizar a los imbéciles”. Y es que, como él

muy bien dice, “despertar cierta animadversión

de cierta gente es obtener el único galardón sin-

Staretz

Los jóvenes son el futuro. Es nuestro deber instruirlos para descansar en ellos en el futuro.

-

esta públicamente en determinadas ocasiones”.

Desde posiciones cercanas al anarquismo (en sus

evolucionando –algunos pensarán que más bien

ha degenerado– hacia posturas cada vez más so-

cialdemócratas, hasta el punto de que ha llegado

a escribir que ha sido “un izquierdista sin cruel-

dad que aspira ahora a convertirse en un conser-

vador sin vileza”.

tor, ensayista, … ¿Cuál de estas categorías crees

No renuncio a ninguna, pero si tengo que jer-

arquizarlas diría que, ante todo, soy lector. La

lectura ha sido el placer y la pasión de mi vida, y a

partir de ahí todo lo que he hecho ha sido un poco

la lectura. Cuando yo fui a la universidad me hubi-

era gustado cursar la carrera de literatura, para la

que me sentía más preparado (aún hoy leo mucha

-

mento no existían carreras como literatura com-

en aspectos gramaticales y cosas por el estilo, que

a mí no me atraían demasiado, y entonces elegí

-

ento en absoluto!

Hablando de caballos, en tu última novela uno

para mí las únicas experiencias felices en mi vida”. ¿A ti te sucede lo mismo?

Si tengo que elegir un lugar donde he sido más

feliz son los hipódromos. El hipódromo es, en el

imaginario de mi juventud y de mi infancia (y, por

supuesto, también de la madurez), el paraíso y el

lugar de la amistad. El paraíso tiene para mí for-

ma de hipódromo, supongo que para otros tendrá

otra forma diferente. No es ni mucho menos un

trabajo ni una ocupación teórica, sino una pasión

casi física. Y luego está la narración: me ha gusta-

do mucho leer narraciones y me hubiera gustado

acertar a contarlas bien (creo que lo he consegui-

do en alguna). Me gustan las narraciones que les

gustan a los jóvenes o, por lo menos, las que les

gustaban a los jóvenes cuando yo lo era y eso es lo

que he procurado escribir.

-

No sé si hay un paradigma obligatorio del profe-

leen trabajos académicos de sus colegas en revis-

tas especializadas, normalmente para criticarlos.

Yo no he sido así, nunca he tenido una vida aca-

démica en ese sentido; me parece una aberración.

Y, sin embargo, creo que no he sido un mal profe-

sor. No he renunciado a ninguno de mis placeres,

he trabajado para vivir como a mí me gustaba.

Antes de hacer la entrevista me decías que

que preferías considerarte un profesor de

persona que tiene la capacidad de crear concep-

tos y una visión totalmente personal y distinta

del mundo, de la vida y de nuestra relación con

él. Ya sabemos quiénes son los grandes: Kant, Spi-

noza. Yo soy profesor, nada más. Un profesor de

aprender de ellos y también de dar una modu-

lación personal a esa enseñanza.

“El educador tiene que ir a contracorriente y ser antipático porque su trabajo consiste en frustrar”. ¿Qué quieres decir?

El educador no es un animador cultural, no es

una especie de presentador de televisión que ten-

ga que sonreír permanentemente. El educador

tiene que ofrecer una resistencia al educando,

pues todos crecemos apoyándonos en lo que nos

ofrece resistencia, como la hiedra. Hace falta algo

que ofrezca resistencia para que uno crezca hacia

arriba y no se desperdigue hacia abajo o hacia los

lados, y los educadores somos quienes ofrecemos

resistencia.

De Ética de urgencia lo que me parece más vali-

oso es mostrar lo que yo he entendido como la

tarea del educador.

Muchas gracias Fernando.

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2013

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Entrevista a Fernando Savateral

“A mí lo de filósofo me parece estupendo, pero yo no me con-sidero un filósofo. Ya sabemos quiénes son los grandes: Kant, Spinoza. Yo soy profesor y amante de caballos, nada más”

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>Cine>Charlas

Hacer programas

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Hannah Arendt es el retrato de un genio que conmovió al mundo con su descubrimiento de la “banalidad del mal”. Tras asistir al juicio Nazi de Adolf Eichmann en Jerusalén, Arendt se atrevió a escribir sobre el Holocausto en unos términos que nadie había visto antes. Inmediatamente, su obra

a pesar de que tanto sus amigos como sus enemi-gos la critican. Sin embargo, mientras la alemana judía emigrada lucha para reprimir cualquier aso-ciación con su doloroso pasado, el largometraje pone en evidencia su seductora mezcla de arro-

arruinada por el exilio.En la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA

Gianni Vattimo. La clase Inaugural contará con la participación especial de Darío Sztajnszrajber. Ambos dialogarán sobre “Ciencia y Técnica, entre la libertad y el dominio”.

La película está ambientada en los años 50 y cuen-ta la historia de una familia estadounidense, cen-trándose en la evolución de su hijo mayor, Jack (Hunter McCracken).

22/09Curso de Platón:CC Borges, 10:30hs. (3 encuentros)

El Centro Cultural Borges ofrece a todos

platónica que consiste en tres encuentros con lectura y análisis de textos.

Hannah Arendt

Gianni Vattimo

El árbol de la vida

Cinemark de Palermo, 20:00 hs

Facultad de Medicina 17:30 hs

Cinemark de Palermo, 20:45 hs

>Programas para pensar

>Shows >Televisión

12/10 12/10Crónicas marcianas de Ray Bradbury:CC Recoleta, 18:30hs. Una representación que cor-responde a la obra del escri-tor Ray Bradbury. Una expe-riencia sin igual con grandes actores, que nos proponen una experiencia distinta en el puesta en escena.

“Filosofarte”Dirigido por Juan SasturainEl arte de amar la sabiduría se en-cuentra en el conocimiento de la ignorancia, como verdad real in-evitable en la vida de todos.

17/9

“Confucio” se centra en los últimos años de la vida

desde su toma de cargo político a los 51, hasta su muerte a la edad de 73 años, época en la que tiene lugar la apoteósica historia de enfrentamientos entre los estados Chinos.

Microcine: ConfucioTeatro San Martín 20:30 hs

17/09Pizarnik y Ocampo:Teatro San Martín, Sábados 20:00hs

Las actrices Marta Bianchi y Noemí Fren-kel interpretan a Silvina Ocampo y Alejan-dra Pizarnik en la obra Mujeres terribles, escrita por Marisé Monteiro y Virginia Uriarte y dirigida por Lía Jelín. Una obra

18/9Un programa hecho para jóvenes, pero para con-

-ionar sobre lo que respalda nuestros juicios de valor, pero también para pensar las razones que, a lo largo de los años, han hecho visibles algunos hechos sobre otros y han sustentado las historias que nos cuentan sobre un país, una región.

Mentira la verdadCanal Encuentro 23:00hs

23/10“Mirar más allá”:Canal 7, Sábados 24:00hs. José Pablo Feinmann despliega las propuestas de los grandes pensadores de todos los tiempos y pre-senta sus escritos esenciales para pensar la histo-ria del mundo y de la actualidad desde un marco

-

22/09Ciudadela de Antoine de Saint-Exupéry:Colegio de agogados, 19:00hs.

Mario Sinter ofrece un cic-lo acerca de la novela más póstuma de Exupéry y sus pensamientos.

1918

2013

Papel y lápiz en mano. Una ventana semi abier-ta que ventila el olor de un Domingo a la tarde. La taza de te que tomé hace dos horas y la aure-ola que dejó la taza en la mesa. Intento concen-trarme, pero las palabras todavía no vinieron a mi. Me asomo por la ventana, me fumo un cigar-rillo y veo a lo lejos algo que me sorprende, algo que hace volar mi imaginación, algo que me lleva a encontrarte... Te acercas. Te miro y vos me mi-ras a mi. Me das ese beso en la frente que estaba esperando, me abrazas tan fuerte que se me va el aire de los pulmones. Cierro los ojos, intentado llenar mis pulmones devuelta, y cuando los vuel-vo a abrir vos desapareciste... Sí, desapareciste.Aprendía algo nuevo, pues el mundo se había transformado para él y el encanto transportaba su corazón. Vio cómo el sol se levantaba sobre las montañas boscosas y tocaba el poniente más allá de las lejanas palmeras de la ribera; admiró durante la noche el hermoso orden de las estrel-las en el cielo y la media luna semejante a un

arroyos y ríos; contempló el centelleo del rocío entre los matorrales, altas montañas de un pá-lido azul en la lejanía del horizonte, pájaros can-tores, abejas, arrozales plateados que ondulaban al soplo del viento. Todas estas cosas y mil otras, de los colores más diversos, siempre habían ex-istido. Siempre brillaron el sol y la luna, siempre murmuró el río y zumbaron las abejas. Mas todo esto Siddharta lo había visto a través de un velo

su razón debía apartar y destruir. Ahora sus ojos desengañados se detenían más acá de estas cosas, las veían tales como son, se famil-iarizaban con ellas sin preocuparse por su esen-cia y por todo lo que ocultaban. ¡Qué bello era el mundo para quien lo contemplaba así, ingenua y simplemente!

“¡Cuidado!” -se escuchó desde la otra es-quina. El hombre mayor se dio vuelta, con la velocidad que le permitía la edad. En eso, un joven se avecinó a salvarlo. “Ese fue el em-pujón más fuerte que me dieron en la vida. No entiendo como no se descolocó mi prótesis de cadera” esbozó el Señor, “sin embargo, ¿cómo agradecerle, joven, su gesto de va-lentía?” -dijo agradecido el anciano y prosi-guió-. “No lo puedo creer, otra vez. Pero ¿qué esta pasando en este mundo?. Esto en mi época no sucedía... Otra vez andan matando las ideas. Me pregunto quién les habrá en-señado a aquellos malvados a cortarles las alas...”.Parece que en aquél pueblo, se había vuelto una costumbre que alguien anduviera por la vida cortándole las alas a las ideas de otros. Ya habían muerto como veintiún ideas en menos de una semana.“Si, yo lo vi. -dijo Samuel, el carnicero- Es más, una cayó en la puerta de mi local. Es una locura lo que esta pasando. Yo no se cómo va a terminar esto. Temo mi local...”.Algunos habitantes del pueblo se pusieron de acuerdo para empezar una campaña de “anti-corte de alas a las ideas”. Armaron cacerolazos en la Plaza Mayor, hicieron paro en sus trabajos, colgaron carteles por las calles. “Alguien tiene que hacer algo. Están matando nuestras ideas. En realidad es peor: le están cortando las alas y las dejan morir. ¿Quién podría ser tan desalmado para dejar a alguien morir así?”.Parece que las alas de las ideas son muy vali-osas. Tienen ese no-se-qué que deja que la realidad sea traspasada, sea teñida por la re-

transportar las ideas, se tuvieron que hacer muy dóciles y poderosas para poder llevar su vuelo. Alguien las estaba robando para sí mismo. Se ve que a ese alguien le faltaban las ideas... Porque para robar las ajenas hay que estar perdido. Ya casi no quedaban. Por

ende, quien las hubiera robado las tendría.Con esa pista, se pusieron en busca de culpa-ble. Hacían todo tipo de ejercicios a los hab-itantes de la región: preguntas capciosas, recursos artísticos, lecturas de textos oníri-cos, entre otras cosas, para lograr despertar la creatividad a ver si a alguien se le caía al-guna idea. Pero a nadie se le ocurría nada.Pasó una semana y nada. Si bien la esperan-za es lo último que se pierde, unos puebleri-nos encontraron algunos frasquitos de es-peranza tirados por la calle. Se ve que esos lo habían perdido todo... Es que sin ideas, no hay mundo, no hay intercambio, no hay con-clusiones, ¡no hay pensamiento! ¡Por Dios! ¡Que espanto!. “¡Se acabó! Yo no viví tantos años de mi vida, dando todo por este pueblo, para verlo morir así y morir así en él” dijo el anciano que casi había sido atropellado.Se ve que una idea todavía quedaba viva y

adidnocse ,adavreser abatsE .satleuv odnadpara que nadie la viera y sólo pudiera acudir a aquella mente que estuviera de vigilia, es-perando su llegada. He aquí que el abuelo

“¡Ya se!” -dijo gritando y sonriendo- “sí-ganme”. Llegaron a la base del Cerro Calahu-irunpe y comenzaron a escalar. “Allá arriba hay reservas” dijo con exaltación.“¿Reservas de qué?” contestaron todos. “¿Cómo de qué? De lágrimas. Vamos a necesi-tar muchas” replicó. Parece que las alas de las ideas crecen porque uno las llora. Las queremos tanto, las desea-mos tan puramente que sólo las lágrimas traducen aquél deseo.Todas las lágrimas de la historia de aquél pueblo se encontraban en la cueva del Valle Lacrimarum. Todas ellas alcanzarían para compensar las alas perdidas, las alas roba-das. Así el culpable, no tendría idea alguna de lo que estaría pasando, entonces saldría a examinar lo sucedido, en el medio de su in-certidumbre.

Las alas de las ideas

Cuento de Belén Furtado

Hoy me olvidé el frasquito de esperanza en casa. Fui a la parada de colectivo y no esperé que venga. Llegué a la clase y no esperé que empiece. Hice todo lo que tenía que hacer en el día sin esperar nada.

El hombre y el mal

Por Sofía Rivas

No se lo que le atraía de estar ahí. No era nada, y a la vez lo era todo. No veía la hora de estar ahí, disfrutando del aro-ma de estar como en su casa. Las comodidades no eran las mejores, pero esa podría ser su vida perfectamente y jamás se quejaría de ello.

Platón y Sócrates

Por Ramón Picalugga

A esas almas les digo, dejen de tramar cosas. Sí, dejen de hacer tramas. Se que se juntan por la noche, en alguna es-quina recóndita de Buenos Aires a pensar. Se que murmu-ran en secreto por Por eso, en lo oculto de la noche, esas almas, sus almas traman cosas... Es más, no piensen. Sue-ñen, imaginen, ideen una realidad hipotética, ideal, que no existe. Creenla, creanla y será de ustedes. Insisto, a esas almas les digo, a tu alma le digo.

La memoria y sus caras

Por Jorge Sosurri

Quiero llenarme los bolsillos de existencia y respirar las pequeñas moléculas de la verdad. Quiero caminar sobre tierra mojada, en patas, y que pequeñas plumas de ideas caigan lentamente y… ¡tic! acaricien mi cabeza. Quiero esto primavera de vos.

Cronos

Por Ramiro Pino

>Pequeños pensadores

Cartas de escritores

Sabes que tenes que volver, pero no sabes a dónde. Y sabes que alguien está esperando, pero no sabes dónde está. Y sabes que ya va a pasar, pero no sabes cuando. ¡Que locura! ¡Que alguien cierre la canilla!

Ser el ser

Por Carlos Spitalec

tipografía IIcátedra cosgaya

Trabajo nº 7

Revista

AlumnaBelén Furtado

DocentesAry, Diego y Marian

Programas usadosPhotoshop, Illustrator e InDesign