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BIBLIOGRÁPHOS EN GALENO*
Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Madrid.
Resumen: Este trabajo recoge y examina el término bibliográphos en la obra de Galeno.
Palabras clave: Bibliográphos, Galeno.
Bibliográphos in Galen
Abstract: This paper collects and examines the term bibliográphos in Galen´works
Keywords: Bibliográphos, Galen.
Homenaje en honor del querido amigo y colega Javier Iso Echegoyen1.
1. La literatura griega registra el sustantivo compuesto bibliographía en el
siglo I d. C., precisamente dentro de la obra de Dioscórides2, quien a propósito
de las clases de caña nos dice así: “De entre las cañas, una se llama compacta, de
la que se hacen los dardos; otra, hembra, de la que se preparan las lengüetas para
las flautas; otra, fistular, de cuerpo grueso, con muchos nudos, conveniente para
la copia de escritos (eis bibliographían epitḗdeios) […]”3.
2. Por su lado, el correspondiente sustantivo compuesto, bibliográphos,
indicador de profesión, no aparece hasta un siglo más tarde. Lo tenemos, por
* Realizado dentro del Proyecto de investigación FFI2010-22159/FILO. Dirección General
de Investigación (Ministerio de Ciencia e Innovación). 1 A comienzos de los noventa era de los pocos que, en España, disponían del sistema
Ibycus, necesario, entonces, para manejar y extraer los datos digitalizados del Thesaurus
linguae graecae (=TLG), con el que me había familiarizado años antes en la Bodleian Library
de Oxford. En varias ocasiones, como señalé en las publicaciones pertinentes, me lo ofreció
amablemente, hasta que, poco después, pude adquirir para la UNED el TLG, accesible ya
mediante otros programas informáticos. 2 Natural de Anazarbo (Cilicia. Asia Menor), farmacólogo y botánico de reconocido
prestigio, fue médico militar bajo Claudio y Nerón. Su obra, Sobre materia médica, en cinco
libros, muy apreciada en su época, llegó a ser la fuente principal de la farmacopea hasta el
Renacimiento. 3 1.85.1. Posteriormente el citado sustantivo sólo aparece en Diógenes Laercio, 7.36, donde
se refiere a Perseo de Citio, discípulo de Zenón, a quien algunos llamaban conocido de este
último, y otros, esclavo enviado por Antígono para que copiara los libros del viejo estoico.
(Los puntos suspensivos entre corchetes son míos, señal de que, por brevedad, he omitido
elementos innecesarios para mi propósito. Las traducciones son todas mías. Pensando en el
lector no especialista, transcribo del griego los términos o expresiones más importantes para
mi propósito).
700 Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ
primera vez, en el lexicógrafo Julio Pólux4, que corresponde a unas fechas algo
anteriores a Galeno: “Bibliagráphon5 en Cratino: Quirones
6; bibliográphos, en
Antífanes: Safo7”
8.
Quizá en los años setenta de esta centuria, II d. C., Luciano de Samósata
recurre en una sola ocasión al término que revisamos, atribuyendo la
mencionada actividad a Ático y Calino, unos desconocidos, por lo demás, los
cuales, como defensores públicos o testigos, mal servicio podrían prestarle al
ignorante comprador y coleccionista de libros caros, cuando estaban dispuestos
a arruinarlo y hundirlo en el último grado de pobreza9.
Por su lado, Frínico de Bitinia, el apasionado aticista que floreció en torno al
180 d. C., recoge asimismo el vocablo una sola vez con la grafía que venimos
viendo, al mismo tiempo que la critica: “Se dice bibliagráphos, no
bibliográphos”10
.
3. No obstante la fuente principal para estudiar el término señalado es la obra
ingente de Galeno11
, donde lo encontramos 19 veces. Me detendré sólo en
4 Natural de Náucratis (Egipto), Julio Pólux (o Polideuces), gramático y sofista notable,
protegido por Cómodo, obtuvo la cátedra de Sofística dotada en Atenas. Escribió el
Onomástico, en diez libros, ordenado, no alfabéticamente, sino por materias, mezcla de
diccionario onomástico y sinonímico con un léxico aticista. El libro IV contiene numerosos
datos sobre retórica, astronomía y medicina, entre otras especialidades. Se valió de muchas
fuentes, desde Aristófanes de Bizancio a Rufo de Éfeso. Los especialistas tienen la obra por
extraordinario logro lexicográfico, realizado por un filólogo competente de saberes
enciclopédicos. 5 La variante bibliagráphon la recogen, en el II d. C., Pólux (1) y el también lexicógrafo
Frínico (3). Posteriormente, Oro y Zonaras: sólo una aparición en cada uno. 6 Fr. 249. Quirones es una de las piezas perdidas de Cratino (520-425 a. C.,
aproximadamente), autor relevante de la Comedia antigua. La obra, en la que los Centauros
Quirón y sus semejantes desempeñarían el papel principal, contenía una crítica de Pericles y
Aspasia, a los que se hacía responsables de la guerra del Peloponeso. 7 Fr. 197, registrado como bybliográphos: con esta grafía es el único ejemplo recogido por
el TLG. De Antífanes de Atenas (408-334 a. C. aprox.), destacado autor de la Comedia
Media, nos han llegado los títulos de unas doscientas obras. De su Safo (conocemos al menos
otros cinco títulos homónimos de otras tantas comedias perdidas que habrían sido escritas
entre los siglos V y IV a. C.), nos han llegado dos fragmentos (196, con 21 versos; y 197, que
contiene sólo el término ya indicado), en el primero de los cuales la protagonista propone una
adivinanza a la que contesta otro personaje diciendo que lo dicho apuntaba a los oradores,
expertos en abusar de la credulidad de quienes les oyen. 8 7.211.4. 9 Ind. 24. 10 Ecl.(q) 59. Leemos en él dos veces más el mismo término con la grafía bibliagráphos
(Ecl. 59 y PS 52) (TLG) 11 Nacido en Pérgamo hacia el 130 d.C. vivió hasta el 216 d. C., según algunos especialistas.
Nos han llegado unos 130 tratados de su enorme producción, la más extensa de la literatura
griega y de amplio espectro: medicina, farmacia, botánica, geometría, filosofía, literatura,
retórica, etc. Gozó de gran fama en Roma, donde estuvo muchos años, llegando a ser médico
personal de cuatro emperadores: Marco Aurelio, Lucio Vero, Cómodo y Septimio Severo.
Bibliográphos en Galeno 701
algunos ejemplos notables. Es relevante la distribución por tratados: In
Hippocratis librum VI epidemiarum commentarii VI (5), In Hippocratis librum
de officina medici commentarii III (4), In Hippocratis librum primum
epidemiarum commentarii III (2), In Hippocratis aphorismos commentarii VII
(2), etc. Todos los citados son comentarios del autor de Pérgamo dedicados a los
escritos hipocráticos correspondientes. En éste, como rasgo definidor, el
sustantivo que revisamos siempre hace referencia al copista de obras
hipocráticas.
a. El primer copista.
Una parte de los ejemplos hace referencia al primero que se encargara de
copiar textos salidos de las manos de Hipócrates, a juicio de Galeno. Recojo tres
muestras.
1. El autor de Pérgamo alude a la desaparición de muchos escritos de los autores
griegos antiguos, y pone por ejemplo lo sucedido en Roma, donde contribuyeron
en gran medida a la citada pérdida tanto los frecuentes incendios de recintos
sagrados como los terremotos acaecidos: “Pues Capitón12
se atrevió a alterar de
mala forma la antigua expresión (kakôs…metagrápsai tḕn palaiàn rêsin)13
, sin
haber añadido lo siguiente: que dio lugar a que el primer copista se equivocara,
escribiendo una cosa en vez de otra. De mala forma también algunos de los
intérpretes se equivocaron a propósito de Jenófanes, como hizo <Sabino>14
, al
escribir así con sus propias palabras: "No afirmo que el hombre sea por completo
aire, como Anaxímenes, <ni fuego, como Heráclito>, ni agua, como <Tales>, ni
tierra, como, en algún lugar, Jenófanes". Pues en ninguna parte se encuentra que
Jenófanes se hubiera manifestado de ese modo”15
.
12 Dioscórides (el editor de Hipócrates, no el farmacólogo) y Artemidoro Capitón reunieron
los escritos hipocráticos e hicieron sendas ediciones de los mismos en la Roma de Adriano, a
comienzos del II. d. C. Galeno, que se sirve con frecuencia de las mismas, les censura haber
alterado no pocas lecturas de los textos hipocráticos. El de Pérgamo cita 31 veces a Capitón
(bien como Artemidoro Capitón, bien como Artemidoro): cf. 15.21.8; 22.1; 16.757.11; 819.2;
837.3K; etc. 13 Propiamente, rêsis significa “palabra, dicho, manifestación oral”. 14 Galeno nos ofrece alguna información sobre Sabino, maestro de Estratonico, quien, a su
vez, contó entre sus discípulos de Pérgamo a nuestro médico. A diferencia de lo que sucede
con otros médicos contemporáneos duramente criticados en los tratados galénicos, Sabino es
una excepción, pues es mirado con respeto en los mismos. Además, sus interpretaciones de
los pasajes hipocráticos son, en general, bien recibidas y aceptadas. Algo mayor que nuestro
autor, mostró gran interés por la anatomía, y, al mismo tiempo, conoció y comentó diversos
aspectos de las ediciones, antes citadas, de Dioscórides y Artemidoro Capitón. Publicó
comentarios sobre obras hipocráticas y dedicó especial atención a los Aforismos. Al parecer
unió ciertos postulados pneumáticos a sus propias teorías sobre los humores. 15 In Hippocratis de natura hominis librum commentarii III 1.1.15.24.14K. [Ofrezco los
títulos latinos de las obras galénicas tal como aparecen en el mencionado TLG. Para unificar
diversos criterios, ajusto las referencias a la edición de Kühn, siempre que sea posible (K. G.
Kühn, Claudii Galeni opera omnia, Leipzig, C. Cnobloch, 1821-1833; reimp. Hildesheim,
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El médico aborda un asunto de sumo interés: las falsas adjudicaciones de citas
o fragmentos literarios.
2. Comentando un texto hipocrático, a saber, De victu acutorum [Spuria] 25,
nuestro médico afirma así: “De ese pasaje podría conjeturarse que esas
indicaciones y todas las precedentes se han escrito a propósito de los dolores.
Ahora bien, las del comienzo del pasaje se han omitido, por haberse equivocado
el primer copista y haberse mantenido el error después de eso. De manera que
no es posible investigar la verdad de lo dicho, para que no le demos la impresión
a ninguno de que pasamos demasiado tiempo a la ventura (eikêi) en tales
cosas”16
.
He aquí otro aspecto relevante en los estudios literarios: la omisión, voluntaria
o involuntaria, de elementos necesarios para una correcta interpretación de los
textos. El de Pérgamo se interesa mucho por el asunto, pero, médico en fin de
cuentas, no quisiera que otros lo criticaran por dedicarse en exceso a revisar la
tradición literaria.
3. En su exegesis de otro pasaje hipocrático17
, indica lo siguiente: “La
interpretación es solecista de todas formas, de cualquier modo que uno oiga la
frase. Pues respecto a apopesóntōn, tanto si pensamos que se ha dicho de
acuerdo con la costumbre de los áticos, que usan el caso genitivo del participio
plural en vez de la tercera persona plural del imperativo18
, de modo parecido a
"que se presenten los caballos en la carrera del estadio largo"19
, como si está de
acuerdo con el caso genitivo, apartándonos del caso recto, cometeremos
solecismo. La frase, siguiendo el primer significado, será como sigue al oírla
Olms, 1965 (=K). Es una publicación bilingüe: griego-latina): señalo el libro y el capítulo
correspondiente en cifras arábigas, e, indico, a continuación, en arábigas también, volumen,
página y línea donde aparece el término estudiado. En bastantes ocasiones, aunque cito por
Kühn, me apoyo en editores posteriores]. 16 In Hippocratis de victu acutorum commentaria IV 4.102. 15.911.8K. Para ejemplos de
omisión cometida por el primer copista acúdase a 17 b 110.14; 241.1; 732.6; 775.16K. 17 De officina medici 10. 3.304.1-3 L.: “Las (sc. vendas) que se vayan a quitar, resultan
peores cuando se quitan de prisa (kakíō tachéōs apopesóntōn); pero otras, no hay que
apretarlas ni quitarlas”. Al comienzo del capítulo se mencionan las vendas (tà epidésmata).
[L. = L(ittré), es decir, E. Littré, Oeuvres complètes d´Hippocrate, I-X, París, J. B. Baillière,
1839-1861; reimp. Amsterdam, Hakkert, 1961; contiene texto griego, versión francesa,
prólogos ilustradores y abundantes notas. Las citas remiten al indicado estudioso francés,
aunque sigo, en bastantes casos, ediciones posteriores] 18 Realmente, no se trata de utilizar el genitivo de plural (masculino o neutro) en vez de la
tercera persona de plural del imperativo, pues son formas homófonas y homógrafas, aunque
de procedencia morfológica diferente. Posiblemente, el ático, para evitar ambigüedades
morfológicas, junto a las formas del imperativo en tercera persona del plural (–ntōn, para los
atemáticos; –ontōn, en el caso de los temáticos), empezó a usar, a partir del siglo V a. C., la
desinencia -san, procedente del jonio. 19 Consistía en recorrer 24 estadios (el estadio ático medía 177,6 metros; el olímpico, 192,
27; el romano, 185 metros), es decir, 4.440 metros, en caso de tratarse del estadio romano.
Bibliográphos en Galeno 703
nosotros: "las que vayan a quitarse, quítense de prisa bastante peores", si es que
no quieres "quítese", por cierto, ya que "las que vayan a ser" es neutro. Pues, con
un número plural, se acepta en griego que vaya un verbo en singular o plural.
Con el segundo significado la frase será la siguiente: "las que vayan a quitarse
resultan bastante peores cuando se quitan de prisa". Por tanto sería mejor que la
frase estuviera escrita de este modo: "las que vayan a quitarse resultan peores
cuando se quitan de prisa". Y, tal como se deduce de algunos otros detalles,
también a partir de esa frase resulta evidente en las circunstancias acordes con la
verdad en que este libro estaba antes de ser editado (ekdothênai). Por un lado, el
mismo que lo escribió (autoû toû grápsantos autó) cometió un error por la
supresión, adición o sustitución de una o dos letras (parà grámmatos henòs ḕ
dyoîn aphaíresin ḕ próthesin ḕ hypállaxin), como hacen muchas veces quienes
escriben. Además, por obra del primer copista (hypò toû prṓtou bibliográphou),
porque, habiendo escrito el propio autor (autoû toû synthétou)20
algunas palabras
con letras borrosas, cometió un error al conjeturar (stochasámenon), no peor y de
manera confusa, sino en modo alguno de forma correcta. Y algunos problemas
dependen de la hoja dañada o de la letra eliminada o deteriorada por cualquier
otra circunstancia. Habiéndose cometido quizá algunos errores durante el
llamado cambio de escritura21
por obra de algunos que hicieron la conversión al
principio desde la vieja grafía a la escrita después, un cúmulo de errores, a causa
de todos esos hechos, se amontonó en muchas copias manuscritas (en polloîs tôn
antigráphōn). Oyendo esas cosas una sola vez conviene acordarse de ellas, pero
llevaría mucho tiempo decir lo mismo sobre cada una de las faltas”22
.
Galeno, gran lector, propietario de muchos y excelentes libros, por lo que
sabemos, y conocedor, sin duda, de las grandes bibliotecas públicas, o privadas,
de las ciudades donde vivió (Pérgamo, Alejandría, Roma, etc.)23
, nos suministra
una información preciosa sobre sus conocimientos lingüísticos y literarios.
Aparecen en el pasaje diversos puntos morfológicos y sintácticos, así como
estilísticos (el solecismo), sin olvidar los referentes a la preparación, edición y
20 Un valor técnico y minoritario dentro de la función sustantivada del adjetivo synthétēs,
registrada, al menos, desde Platón, Lg. 722 e. 21 Metagrammatismós, término muy especializado, utilizado sólo una vez en Galeno y otra,
diez siglos después, en Eustacio de Tesalónica. Algunos estudiosos lo interpretan como el
cambio acontecido en la primera mitad del siglo IV a. C., en virtud del cual se adaptaron al
alfabeto jonio varios sistemas de escritura vigentes en otros dialectos griegos. 22 In Hippocratis librum de officina medici commentarii III 2.23. 18 b 778.11K. Recojo un
contexto bastante largo que contiene elementos esenciales de la opinión de nuestro médico
sobre diversos aspectos de las copias manuscritas, las faltas, la edición, el primer copista, el
mal estado del material utilizado o de la escritura reflejada en el mismo, el cambio de
escritura, etc. 23
Leemos en sus obras importantes referencias sobre las bibliotecas de su época, así como
alusiones a sus visitas y relación con las mismas: cf. 8. 148.13; 13. 362.5; 17 a 606.3; 17 b
195.2K; etc.
704 Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ
transmisión de los textos, con afinados juicios sobre las diferencias entre el
manuscrito que sale de las manos del autor y el preparado por el primer copista,
responsable de diversos errores. Por último, como estudioso de la tradición
literaria de su disciplina, la medicina, el pergameno se preocupa por las faltas
presentes en las numerosas copias manuscritas que tendría a su disposición.
b. Los antiguos copistas
Selecciono una secuencia entre varias. Galeno manifiesta que en cierto
pasaje de Epidemias II (se trata de un texto que, en las ediciones actuales,
presenta notables diferencias con respecto al transmitido por nuestro médico)24
aparecen tres clases de disnea, mientras que el libro VI25
de ese mismo tratado
habla de cuatro. Defiende que esta última es la lectura correcta, mientras que la
primera mencionada ha sufrido una omisión, aunque no por obra de “quien la
escribió (hypò toû grápsantos)” (sc. Hipócrates): “Pero alguno de los copistas
antiguos (tis tôn palaiôn bibliográphōn) cometió el error (hḗmarten), y, después,
el libro, estando así, fue editado de prisa (hoútōs échon éphthasen ekdothênai tò
biblíon), y esa falta (tò sphálma) se conservó justamente hasta hoy, ya que
algunos mantienen, de modo descuidado, trato con los libros de los antiguos, de
manera que no se dan cuenta de si falta algo ni de si se ha dicho en otro libro, y,
aunque algunos se dan cuenta, no se atreven a añadir lo que falta”26
.
Varios puntos merecerían un comentario extenso. Por resumir, se menciona el
error del copista, la falta que se transmite en las copias sucesivas, el escaso
interés de algunos por los textos antiguos, la poca atención de ciertas personas
entendidas cuando llega el momento de evaluar esos errores, y, en caso
necesario, revisarlos y completar lo que falta.
c. Un ejemplo de omisión
El médico pergameno se detiene en un pasaje de Epidemias I27
donde se
alude a dos hermanos que cayeron enfermos el mismo día, pero la crisis se le
presentó al mayor de ellos en el sexto día, y en el séptimo, al menor; la recidiva,
en cambio, les sobrevino a los dos al mismo tiempo, y, además, hubo una
intermisión de cinco días. Aquí interviene Galeno para manifestar que el texto
debe decir que esa intermisión ocurrió al cabo de seis días en un caso, y de cinco
en el otro; nos recuerda, en apoyo de su propuesta, que el hipocrático sigue
relatando que el total de días enfermos, en ambos casos, fue diecisiete. Littré, en
24 Epid. 2.3.7. 5.108.17-110.3 L. 25 Epid. 6.2.3. 5.278.6-9 L. 26 De difficultate respirationis libri III 3.2. 7.892.5K. 27 Epid. 1.2.9.2.662.1 L.
Bibliográphos en Galeno 705
su edición de las obras hipocráticas, introdujo entre corchetes la sugerencia de
Galeno, que comenta la omisión de este modo: “Es posible que inmediatamente
desde el principio la expresión errónea haya sido mantenida por el copista,
conforme ocurre eso mismo otras muchas veces tanto en <Hipócrates> como en
no pocos otros. Y el error del copista, a saber, el que digo que se produjo, es tal
como sigue: es posible que la expresión estuviera escrita del siguiente modo:
"hubo una intermisión de seis días en uno, y, en el otro, de cinco". Ahora bien,
quien cometió el error escribió sólo <hubo una intermisión de cinco>, pero es
más convincente, en el caso del <mayor>, <hubo una intermisión de seis>, y, en
el del <menor>, <de cinco, al haberles sobrevenido a ambos una recidiva> en el
duodécimo día. Pues a continuación afirma "hacía crisis en los más al sexto día
y hubo intermisión <de seis, y, a causa de las recidivas, hacía crisis> a los
cinco", de modo que conjeturó que <aquellos> hermanos eran de por sí ejemplo
de las crisis que les sobrevenían a los más”28
.
d. Dos errores causados por corrupción gráfica
1. Al comienzo de su explicación sobre el libro sexto de las Epidemias
hipocráticas Galeno sostiene que muchos exegetas habían corrompido el texto
de diversas maneras, por lo que él se sintió en la obligación de recurrir a las
copias más antiguas (tá te palaiótata tôn antigráphōn epizētêsai) y a los
comentarios de los intérpretes primeros y, al propio tiempo, se decidió a
conservar la lección antigua (tḕn archaían graphḗn) y, cuando no le fuera
posible hacerlo, a dar una corrección plausible de la misma (pithanḕn tḕn
epanórthōsin autês), como hiciera Heraclides29
en el libro segundo de las
Epidemias, justamente donde se encuentra la lectura “las orinas miraban hacia el
templo de Afrodita (pròs dè tò Aphrodísion hai ouraì éblepon)”30
. Como
28 In Hippocratem librum primum epidemiarum commentarii III 1.82.17 a 196.5.7K. El
texto ofrecido por el TLG corresponde al del Corpus Medicorum graecorum, bastante
diferente del presentado por Kühn. Otras secuencias donde se habla de omisiones cometidas
por el copista pueden verse en 17 b 775.16; 18 b 181.11; 654.4;731.6K; etc. 29 Heraclides de Tarento vivió entre los siglos III-II a. C. Fue un famoso médico de
orientación empírica citado casi cien veces por Galeno, que tiene una alta valoración sobre él.
Escribió sobre el pulso, se ocupó de numerosos medicamentos y comentó varios tratados
hipocráticos, deteniéndose con frecuencia en lecciones textuales mal transmitidas o difíciles. 30 Todos los buenos manuscritos hipocráticos tienen la lección pròs dè taphrodísia hai róoi
éblapton, “los flujos causaban molestias respecto a las relaciones sexuales” (Epid. 2.2.20. 5.
92.11-12 L.). Galeno vio bien que no tenía sentido ni la lección de Dioscórides (“las orinas
miraban hacia el templo de Afrodita”) ni la propuesta por Heraclides (“las puertas miraban
hacia el templo de Afrodita”, donde podría haber una indicación sobre dónde estaba la casa de
la enferma correspondiente. A saber, una mujer que tuvo gemelos, y a la que le sobrevino
hinchazón del vientre y unos flujos blancos molestos para el coito, convertidos finalmente en
rojos), por lo que propuso la recogida ahora por todos los códices. Littré dedica una larga e
ilustradora nota al pasaje.
706 Juan Antonio LÓPEZ FÉREZ
quienes comentaron la lectura “ouraí” habían dicho que no era convincente,
nuestro escritor afirma lo que sigue: “quizá "thýrai"31
había sido escrita con la
theta, pero, estando dañada en ella la raya intermedia, el copista creyó que
estaba escrito "ouraí". Pues es posible que al perderse un nervio fino se perdiera
simultáneamente esa raya, e incluso una mosca pudo habérsela comido, y,
escrita desde el propio comienzo de modo irreconocible, se perdió por obra del
tiempo. Encuentro que, de todos los que alteraron las antiguas escrituras, los del
círculo de <Capitón y Dioscórides> lo hicieron del modo más osado”32
.
2. Comentando otro pasaje de ese mismo tratado hipocrático33
, el de Pérgamo
se detiene en el infinitivo de aoristo ergásasthai, afirmando que los intérpretes
no se ponían de acuerdo sobre si se refiere a lo anteriormente dicho o a lo
siguiente: “Pero, como decía, al no ser convincente de ninguna de las dos
maneras en que fuera dicho, muchos recurrieron a alterarle la grafía
(metagráphein autó), como todos cuantos ejemplos producen oscuridad
(asápheian) en un solo nombre. Y unos escriben la segunda sílaba con la
gamma, "orgísasthai", y otros, la primera con la épsilon y la ró, y la segunda
con la gamma y el alfa, <ergásasthai tó hómoion>. Y afirman que, a
continuación, a guisa de ejemplo, se lee <hoîon odýnē odýnēn paúei>. Eso está
escrito en muchos de los códices, pero, de modo correcto, no lo está en los de
<Dioscórides>. Parece que, tras haber sido añadido por alguno para explicación
(eis exḗgēsin), resultó luego trasladado por el copista al original (eis toúdaphos
hypò toû bibliográphou metatetheîsthai). El "orgísasthai" escrito con la gamma
y la iota es de muy mal gusto y se aleja de la elocución de Hipócrates, tanto si se
dice de nosotros mismos, como de las partes que son curadas o de los humores
[…]”34
.
e. En algún caso, Galeno es partidario de añadir un término que, según
afirma, ha sido suprimido por el copista. Con todo, la adición propuesta no se
31 Si pensamos en la grafía uncial, una falsa lectura de la theta, con omisión del palote
intermedio, lleva a entenderla como ómicron mayúscula. El resto de las letras de los dos
términos recogidos entre comillas es el mismo. Quedaría, por último, el cambio de
acentuación, pero los acentos, aun bien conocidos desde Aristófanes de Bizancio (257-180 a.
C., aprox.), no se representaban, por lo general, en la lectura uncial. 32 In Hippocratis librum VI epidemiarum commentarii VI 1. Proemio. 17 a 794 17K. 33 Epid. 6.2.1. 5.276.10-11 L.: állon chymòn, mḕ tòn iónta, ágein, tòn dè iónta
synekchymoûn,ergásasthai tò hómoion, hoîon odýnē odýnēn paúei […],“Al humor restante,
cuando no avanza, evacuarlo, pero, si avanza, ayudar a evacuarlo; y hacer lo semejante: por
ejemplo, un dolor calma el dolor […]”. Littré, en oportuna nota, ofrece una larga explicación
sobre el pasaje. 34 In Hippocratis librum VI epidemiarum commentarii VI 2.9.17 a 909. 6K.
Bibliográphos en Galeno 707
apoya en la lectura de los manuscritos. Así sucede cuando, interpretando el libro
sexto de las Epidemias35
, el autor de Pérgamo afirma que en la descripción del
bazo falta un makrós para que el texto pueda entenderse bien, y, asimismo, que
debiera leerse pachỳs, makròs, makròs, leptós, “grueso —alargado, delgado—
alargado”. Tras una extensa explicación, indica lo siguiente: “Estando escrito
<makrós> dos veces, como dije, es natural que el manuscrito copiado a partir de
los comentarios antiguos omitiera uno de ellos por superfluo. Ahora bien la
lectura antigua (palaià graphḕ) es tal que en ella <makrós>, lo afirmo yo, había
sido dicho dos veces por <Hipócrates>, pero escrito sólo una por el copista. Pero
quizá es posible aceptar que, estando escrito sólo una vez por el propio
<Hipócrates> en medio de <pachỳs> y <leptós>, se refiriera por igual a lo
pronunciado antes y a lo que dice a continuación. Pues otros muchos ejemplos
tales se encuentran entre los antiguos. Y me admiré de que los comentaristas
alteraran la lectura (metagráphantas tḕn rêsin) de la palabra de múltiples
maneras, unos de un modo y otros de otro”36
.
f. Omisión de una preposición, por descuido de Hipócrates o del copista.
A propósito de un texto hipocrático37
nos dice el médico de Pérgamo: “Si
estuviera escrito pròs tanantía, qué oscuridad habría tanto en el sentido de lo
dicho como en la propia expresión. Pero está escrito tanantía: hay que pensar
que falta eis tò prósthen omitida desde el comienzo por el copista (ex archês
hypò toû bibliográphou paraleleimménēn) o que el propio Hipócrates, por
elección (katà proaíresin), usó el vocablo tanantía en la idea de que tenía el
mismo valor38
, o que dijo tanantía como un adverbio39
, como si hubiera dicho
enantíōs”40
.
35 Epid. 6. 2.22. 5.290.1-2 L. Littré cree que el pasaje puede entenderse bien sin la
introducción del término propuesto por Galeno. 36 In Hippocratis librum VI epidemiarum commentarii VI 2.45.17 a 991.15K. 37 Fract. 13. 3. 464.12 L.: tanantía tôn pròs podôn hélkein, “tirar en sentido contrario al
relativo a los pies”. Es decir, hay que tirar, mediante correas, de la pierna en un sentido, y de
los pies en sentido contrario, para reducir cierta luxación del pie. En la frase hipocrática,
tanantía (crasis de tà enantía, “lo contrario”, donde el adjetivo está sustantivado) funciona,
en realidad, como un adverbio que rige genitivo: “al contrario de”, tal como hace el adverbio
enantía, o en singular, enantíon, procedentes ambos del acusativo neutro de dicho adjetivo. 38 El médico utiliza por primera vez en la literatura griega el adverbio isodynámōs, “de igual
valor”, “con sentido semejante”. Es un vocablo muy raro, escasamente empleado entre los
autores posteriores. 39 Galeno emplea aquí un término técnico, a saber, epírrēma, que adquiere ese valor, a saber
“adverbio”, a partir de Dionisio Tracio, al menos. 40 In Hippocratis librum de fracturis commentarii III 2.46. 18 b 483. 7K.
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g. Una observación sobre el estilo.
A juicio del pergameno, usar el comparativo intensivo de un adjetivo en
vez del grado positivo del mismo debe de ser error del copista, no de Hipócrates.
Así leemos en la exegesis de cierto aforismo hipocrático, mejor dicho, la frase
final del mismo41
: “No está escrito correctamente atopṓteron en comparativo
(parablētikôs)42
. Pues sería mejor haber dicho átopon de modo absoluto
(apolelyménōs)43
, y me parece que la falta (tò sphálma) es propia del primer
copista más bien que de Hipócrates mismo”44
.
4. Dentro todavía del II d. C., el gramático Herodiano45
, quizá algo posterior a
Galeno, nos dice así: “Los vocablos relacionados con <gráphō> son
paroxítonos: <historiográphos, bibliográphos>”46
.
5. De acuerdo con la citada versión del TLG hay catorce ejemplos más de
bibliográphos47
en la literatura griega posterior: lo leemos en Eusebio, Arcadio
de Antioquía, Libanio, Constantino Porfirogeneto, Suda, Georgio Cedreno,
Zonaras, y las Vitae Arati.
41 Aph. 4.52. 4.522.2-3L: hokósoi dè mḕ katà proaíresin, atopṓteron, “Pero cuantos (sc.
derraman lágrimas) sin intención: bastante extraño”. El lector curioso comprobará que en la
frase precedente se encuentra la expresión oudèn átopon, “no es nada extraño”. 42 Adverbio de uso muy raro. Es nuestro médico el primero en registrarlo (4). Lo hallamos
otras cuatro veces en la literatura posterior. 43 El adverbio lo utiliza, en primer lugar, el gramático Aristonico de Alejandría (siglo I
d.C.), y, luego, lo leemos a partir de Galeno (2) y otros autores del II d. C. 44 In Hippocratis aphorismos commentarii VII 4. 52. 17 b 732.6K. 45 Elio Herodiano, gramático griego oriundo de Alejandría e hijo de Apolonio Díscolo, pasó
muchos años en Roma, favorecido por Marco Aurelio, lo que nos permite deducir que podría
ser coetáneo de Galeno o algo menor que éste. Escribió numerosas obras de las que nos ha
llegado un tratado completo (Perì katholikês prosōidías, Sobre prosodia general) y
numerosos fragmentos de unos cincuenta títulos. 46 Grammatici graeci 3. 1. 234.26, correspondiente a su Sobre prosodia general. 47 Con la grafía biblográphos contamos 18 apariciones, y 2 de bibliagráphos. Además,
Eustacio registra dos veces el verbo bibliographéō, una innovación.