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0 Leroy E. Beskow

Algunas correcciones en las notas de la Biblia de estudio de Andrews (documento completo)

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Leroy E. Beskow

1

CONTENIDO

Introducción Pág. 3

La luz que llegó al planeta en el primer día, ¿era del Creador? 3

¿Cuándo fueron creadas las lumbreras? 4

¿En génesis 2:7 “no” es alma viviente? 6

“El día que de él comas, ciertamente morirás” 11

La sangre de los sacrificios por total inocencia, no se asperjaba

hacia la ley

11

¿No había perdón “por los pecados de insubordinación”? 13

¿Un pecado que nos hace culpables sin saberlo? 14

La fiesta de las enramadas no sólo era un recordativo 14

Cristo, la “vaca roja” que se contamina por limpiar a su pueblo 15

¿Es un misterio la unidad “ekjád” de la Deidad? 17

¿Una mujer por trofeo de guerra para unirse a ella, y abandonarla si

no es de su agrado?

19

Los pilares reales de la tierra 20

Ángeles e hijos de Dios de visita en la creación 21

Cristo en el santuario celestial en tiempos de David 22

El Rey sin corona 22

El universo no existe porque el Creador lo dijo, sino por el “aliento”

o energía que salió de su boca al dar la orden.

23

¿Nacemos pecadores o en el pecado? 23

Se sentó en el trono del lado sur, a la derecha del padre 24

Eclesiastés: el libro de un escritor alejado de Dios 25

¿Cuál es el motivo principal de este cantar de Salomón? 26

¿Fueron las tres personas divinas que dijeron: “fuera de mí no hay

Dios”?

27

¿Niños que morirán por tener más de cien años? 28

Los cuatro seres o el Ser 28

¿La gloria visible de la tercera Persona de la deidad? 30

¿Quién dijo: “yo también les di estatutos que no eran buenos 31

“Un reino dividido” 32

Un dios con las fortalezas más inexpugnables 33

Texto clave que nos ayuda a entender por qué

todavía Dios no interviene ante tanta maldad

34

¿“Ojo por ojo y diente por diente” profundizados en su exigencia? 35

¿Qué es ser perfecto? 35

Los pensamientos no se pueden matar 37

No pasará esta generación 37

Los que obedecen la ley serán justificados 38

Si “todo lo que no proviene de fe, es pecado”, ¿Cristo pecó en el

Getsemaní?

39

¿Santificados para ser santos? 40

2

Una explicación clara de por qué Dios es “uno” 41

¿Por el perdón llegamos a ser ahora totalmente nuevos? 42

Dios lo hizo pecado 43

¿Libres de la ley? 44

Mandamientos que eran “contra nosotros” 45

Nuestro ser es una unidad triple 46

¿Qué significa “engendrado” como “Hijo de Dios” en la

resurrección?

47

Cristo también fue perfeccionado 48

¿Salvación desde el lugar santísimo? 49

Se lo verá ya sin relación con el pecado 50

¿El santuario celestial fue inaugurado con la ascensión de Cristo? 51

¿Justificados por las obras y no sólo por la fe? 51

Texto clave acerca de nuestra segura salvación en el juicio 51

¿Justos que no pueden pecar? 52

Los que dan testimonio en el cielo 53

Los 144.000 no es un número literal ni la gran multitud 53

El período que abarca las siete trompetas 55

¿Qué simboliza el 666? 58

La bestia de apocalipsis 17 60

¿Vendrá el santuario del cielo para esta tierra renovada? 62

¿La ciudad es un “cubo”? 63

3

INTRODUCCIÓN

La obra de erudición que se nota en las notas de la Biblia Valera 1995, que llaman

Biblia de Estudio de Andrews (BEA), es de gran ayuda para la hermandad de nuestra iglesia.

Muchos la estaban esperando y ahora se gozan de poseer una Biblia segura y documentada.

Pero una Biblia Adventista puede ser también un problema, en caso de necesitar correcciones,

ya que los errores perdurarán todo el tiempo hasta que la hermandad adquiera otra Biblia que

pueda ser mejor. Mientras tanto, los que no estén al día de las correcciones, podrían ser causa

de diferencias y luego la falta de confianza en los teólogos de nuestra iglesia. Esto no sería

la primera vez, pero todos deseamos que esto no ocurra.

Según podrá ver en las correcciones que se presentan aquí, los teólogos que comentan

las Escrituras, muestran conocer más las enseñanzas de la teología humana que de los escritos

del don de profecía que sostiene a la iglesia remanente. De todas maneras, si amamos al

pueblo de Dios, trataremos de no resaltar los errores, como lo hago aquí entre teólogos y

pastores, sino más bien encausarlos con inteligencia para que se note lo menos posible.

LA LUZ QUE LLEGÓ AL PLANETA EN

EL PRIMER DÍA, ¿ERA DEL CREADOR?

En la nota de Génesis 1:3, “la luz”, leemos: “Dios hace que la luz llegue (tal vez desde

él mismo)”. Detenerse para considerarlo puede parecer insignificante, pero tiene relación con

el mensaje del Creador del primer ángel de Apocalipsis, y que todavía no se entiende

plenamente.

Encontré siete posiciones adventistas que tratan de explicar la creación del Génesis,

y solo una puede explicar claramente cómo llegó la luz del primer día. Los versos 2 y 3

revelan que la tierra no sólo estaba vacía de vida, y desorganizada para toda existencia, sino

también en “tinieblas” (choshek). Lógicamente, pensamos que lo que faltaba entonces era

una fuente de luz y todo se solucionaba. Pero el planeta habría seguido con la misma

oscuridad. ¿Por qué?

El mismo escritor del Génesis es el que también escribió el libro de Job. Y allí lo dice

con claridad: “Cuando puse por vestiduras suya, y por su faja (kjatulá) oscuridad (arafel)”

(Job 38:9). Así que junto al agua que cubría todo el planeta,1 había una faja espesa de nubes

para que con el tiempo los vientos solares no evaporaran el agua; e impedía que alguna fuente

de luz, como podría ser la gloria del Hijo de Dios que mostraba entonces, iluminara la zona

más cercana a su presencia. Cristo comparó su gloria a la de un “relámpago” que se ve a

medida que la tierra gira (Mat. 24:27). Pero Elena G. de White dice que en ese primer día de

la creación, esa luz inició iluminando como el sol al amanecer:

“Cuando en la obra de la creación rayaba el alba del primer día, y los cielos y la

tierra surgieron de las tinieblas por el llamado del infinito poder, respondiendo a la luz

Todo el énfasis en negrita es y será mío. 1 Si hubiera estado la tierra completamente lisa, tendría unos 2600 metros de profundidad.

4

naciente, ‘las estrellas de la mañana cantaron juntas”.2 Este efecto no lo hace un relámpago.

Entonces ¿de dónde provenía esa luz? Lo veremos a continuación.

¿CUÁNDO FUERON CREADAS LAS LUMBRERAS?

En la nota de Génesis 1:3, habla “de la creación de las lumbreras el cuarto día (Gén.

1:14)”. Durante los tres primeros días, los “cielos” o “expansión” que había visto Moisés,

ocupaba el espacio desde la superficie terrestre hasta la capa de nubes (Gén. 1:7-9). Pero en

el cuarto día, esos “cielos” o expansión se extendieron hasta donde estaban las lumbreras

(1:14,15,17). Sabemos que los “cielos” del cuarto día eran los mismos que los de los días

anteriores (shamáyim). La diferencia estaba en que entonces había desaparecido por

completo la “faja” de nubes, y Moisés pudo ver la luna y las estrellas que no había podido

ver, cuando Dios le reveló lo que leemos en Génesis 1:1. Entonces, cuando llegó la mañana

de ese cuarto día, vio también el sol.

Dios no creó (bará) las lumbreras en ese día. El obró con materia ya existente, porque

eso es lo que nos indica la palabra asáh (“hizo”: Gén. 1:7,16,24,25; 2:2-4,18,22; 3:1; 7:4-8,

etc.). Y esto queda confirmado en el cuarto mandamiento, cuando habla de lo que Dios “hizo”

(asáh) en la semana de la creación (Éxo. 20:11), mediante lo que ya estaba creado de la nada.

Entonces, ¿qué es lo que ya estaba creado desde el principio de todo?

El profeta Isaías responde: “Mi mano fundó también la tierra y mi mano derecha

midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente” (yakjád: Isa.

48:13). Isaías repite esta declaración casi con las mismas palabras en el capítulo 45, donde

habla del “ejército” de los cielos (Isa. 45:12). Y en todos los casos en que se habla del “cielo”

o de los “cielos” en sentido literal3, el “ejército” señala los astros del cielo (Deut. 4:19; 17:3;

2 Rey. 17:16; 21:3,5; 23:5; 2 Crón. 33:3; Neh. 9:6; Sal. 33:6; Isa. 34:4; Jer. 8:2; 33:22; Sof.

1:5; Hech. 7:42).

En segundo lugar, cuando habla de la “tierra” se refiere a su fundamento yasád, no a

lo que Dios creó sobre su superficie en la semana de la creación. Es decir que, como dijo el

Creador por medio de Salomón, se habla del “principio del polvo del mundo. Cuando

formaba los cielos...” (Prov. 8:26,27). “Tú oh Señor, en el principio pusiste los cimientos de

la tierra, y los cielos son obras de tus manos” (Heb. 1:10. Versión Reina Valera 1990). El

apóstol concuerda con Isaías 51:16, cuando dice: “Extendiendo los cielos y echando los

cimientos de la tierra”. Y Elena G. de White aclara: “Fue Cristo quien extendió los cielos y

echó los cimientos de la tierra. Fue su mano la que colgó los mundos en el espacio, y

modeló las flores del campo”.4 Y en 1 Samuel 2:8 leemos: “Porque del Eterno son los

cimientos de la tierra, y sobre ellos asentó el mundo”.

2 Elena G. de White, Signs of the Times (ST), 8-I-1880. 3 Por su brillo, a los ángeles buenos y malos los profetas los comparan con estrellas (Dan. 4:35; 8:10;

Apoc. 12:4; 2 Crón. 18:18; Isa. 24:21). 4 White, El deseado de todas las gentes (DTG), (Mountain View, California: Publicaciones

Interamericanas, 1966), pp. 11,12.

5

Por lo tanto, en Génesis 1:1 Dios nos habla de la creación de todo el universo donde

“colgó los mundos en el espacio” (según E.G.W.) y que Moisés no pudo ver; y la tierra vacía

como cimiento de lo que después el Señor formó. Por eso en 1 Samuel 2:8 leemos: “Porque

del Eterno son los cimientos de la tierra, y sobre ellos asentó el mundo”.

Queda claro, entonces, que en Isaías 48:13 Dios nos revela que todo el universo fue

creado de la nada en el mismo momento.5 Y la luz de las estrellas que llegó a nosotros a la

velocidad de la luz, nos dice que eso ocurrió miles de millones de años antes de la semana de

la creación. Es propio de un ser humano pensar que somos los más importantes, o los únicos

del cosmos, y que Dios no hizo nada todo ese largo tiempo. Pero, al mismo tiempo enseñamos

que no debemos ser haraganes, sino aprovechar el tiempo como lo hace el Señor. Moisés nos

dice que antes de la creación de nuestros primeros padres, otros “hijos de Dios” vinieron a

ver la creación (Job 38:7). Y fue a esos mundos habitados que Satanás quiso conquistar desde

antes de la semana de la creación.6

Ahora entendemos mejor, por qué Moisés escribió en Génesis 2:1 que la creación de

esos “cielos” (Gén. 1:1), que incluía el “ejército” del universo, fueron terminados con lo que

Dios creó en la tierra en el último día de la semana de la creación. Y esos “cielos” con el

“ejército”, los vio Moisés en la tarde del cuarto día (Gén. 1:16).

Algunos sostienen que el sol, la luna y las estrellas de Génesis 1:16 ya existían antes

de la semana de la creación, pero dicen que en el cuarto día Dios las ubicó cerca de nuestro

mundo para que fueran nuestras lumbreras. En este caso, antes del cuarto día, Moisés hubiera

visto sólo las lumbreras más lejanas. Pero él dice que vio las estrellas recién en el cuarto día.

Además, creer que todos esos astros que vemos, fueron movidos de su lugar para que

los pudiéramos ver desde nuestro planeta, es desconocer el perfecto orden y equilibrio que

existe en el cosmos, y además el modo en que obra el Omnisapiente: “Dios no anula sus

leyes, sino que obra continuamente por su intermedio y las usa como sus instrumentos”.7

Además de todo esto, si la luz de los tres primeros días hubiera venido de la gloria del

Creador, él hubiera tenido que ubicarse en el mismo lugar donde al cuarto día se vería nacer

el sol, pues en caso contrario, el ciclo “tarde” y “mañana” hubiera sido alterado hasta 12

horas, y hoy estaríamos guardando el sábado a medias (Éxo. 20:8-11). Y si Moisés hubiera

visto al Hijo de Dios de cerca, en su gloria visible, hubiera escrito algo que indicara su llegada

diaria y su retiro al atardecer para que pudiera llegar la noche. No podía dejar de expresar

algo tan notorio y tan importante para él, como después lo manifestó con gran emoción en

Éxodo 33:18; 34:6-8. Esto nos dice que si Moisés vio en visión al Creador en la semana de

la creación, posiblemente lo vio de lejos, o no lo vio, sino al Espíritu Santo sobre las aguas

(Gén. 1:2).

5 Georges Lemaître propuso un origen del universo a partir de un centro único, lo que llegó a proponer

algo bastante cercano a lo que creemos. Pero partiendo no del Creador, sino de una gran explosión. Hubble se

opuso con el fin de alejarlo de toda idea religiosa, y presentó un Big Bang descentrado que nunca pudo

explicar. Hoy los teóricos del Big Bang se rompen la cabeza tratando de dar alguna explicación racional, pero

tampoco pueden. 6 White, Patriarcas y profetas (PP), (M. View, Calif.: Pub. Inter., 1955), p. 21. 7 ————, Joyas de los testimonios (JT), (Bs., As.: ACES, sin fecha), p. 259.

6

La luz en la semana de la creación:

¿EN GÉNESIS 2:7 “NO” ES ALMA VIVIENTE?

Me llamó la atención que en las notas de la Biblia BEA, “ser viviente” (pág. 8), se

afirme que en Génesis 2:7, la traducción correcta “no” es “alma viviente”, sino “ser viviente”.

Sin embargo, en Ezequiel 18:4,20 traduce néfesh por “alma”, no “ser” viviente: “El alma

(heb. Néfesh) es mortal” (ver también nota de Lev. 21:11). ¿Por qué aquí puede ser “alma”?

(p. 1000).

En la Biblia, la palabra hebrea néfesh, que está tanto en los animales (Gén. 1:21,24)

como en el hombre (Gén. 2:7), tiene varios significados, y los traductores la emplean

generalmente como “vida”, “alma” y “ser”. Pero los vegetales tienen cuerpo y vida, pero no

tienen néfesh. ¿Por qué en este caso la suma del cuerpo con la vida no da el mismo resultado?

Porque néfesh no es solo “vida”, sino una “vida consciente”, que tiene consciencia de sí, que

piensa. Así que en Ezequiel 18:4,20, Dios nos dice que la persona que es consciente de que

está pecando, morirá (a menos que pida la salvación en Cristo). Y Santiago dice que una

7

persona sólo es culpable de muerte por sus pecados y concupiscencias, cuando permite ser

seducido por “su propia pasión” (Sant. 1:13-15. Pág. 1544). Es decir, cuando es un “ser

viviente” o “persona” viviente que está consciente, no dormida, demente o muerta. Y por eso

la Biblia generalmente compara la muerte a un “sueño”; a una persona que “duerme” hasta

la resurrección.

Tanto en la muerte como en el sueño no hay consciencia. Y cuando se está en estado

de coma tampoco. Por eso los científicos le llaman a esto: “estado vegetativo”. ¿Por qué si

no es un vegetal? Porque aunque sigue con vida, ya no es un ser dotado de razón, consciente

de sí mismo y poseedor de una identidad propia. Sigue siendo un ser humano; un ser viviente

y nada más. Aunque esto ya es suficientemente claro, busco el apoyo de Elena G. de White,

que para Génesis 2:7 emplea estas palabras claves:

“Después, el Dios personal y existente de por sí infundió en aquella forma(1) el soplo

de vida(2), y el hombre vino a ser criatura viva(1,2) e inteligente(3) [...] El hombre fue hecho

alma(3) viviente(2). “Por medio de Cristo el Verbo, el Dios personal creó al hombre, y lo dotó

de inteligencia y de facultades(3)”.8

Por lo tanto tenemos:

Cuerpo (“forma”)1º + “vida”2º = “criatura viva1º2º e inteligente”3º.

(“viviente”) (“alma”)

Otra declaración inspirada dice: “Cuando el Señor lo creó a su imagen, el hombre era

perfecto en todo sentido, pero no tenía vida. Entonces un Dios personal y que existe por sí

mismo sopló en esa forma(1) el aliento vital(2), y el hombre llegó a ser un ser viviente(1,2),

inteligente(3) que respiraba [...]. Entonces el hombre llegó a ser alma(3) viviente(2)”.9

Aquí tenemos:

Cuerpo (“imagen”)1º + “aliento vital”2º = ser viviente2º, inteligente3º.

(“viviente”) (“alma”)

Notemos que para la Hna. White, no es suficiente decir que Adán llegó a ser un “ser

viviente”, pues cuando el ser duerme o en estado de coma es un ser viviente, pero no es

“inteligente”. Así que según Génesis 2:7, tenemos:

Cuerpo1º + soplo de vida2º = “alma3º de vida” (néfesh jayyah).

Bíblicamente no puede haber “alma de vida” o alma de esa vida, si primero no hay

vida. Si la vida viniera del alma, la Escritura habría dicho: “vida del alma”, y no “alma de

vida”. En la versión de la VXX, néfesh jayyah se traduce al griego con el gerundio “viviente”.

Pero Génesis 2:7, en hebreo jayyah, no está en gerundio, sino como sustantivo singular de

jay. Es decir, que el alma surgió gracias a que había vida, no que el alma estaba muerta y

llegó a ser viviente; o que estaba con Dios desde la eternidad, como decía Orígenes, y al

tomar un cuerpo humano llegó a tener vida terrestre.

Como en la Biblia el ser consciente no es una tricotomía, sino una triunidad, como

enseña Pablo, cualquiera de sus tres componentes pueden señalar tanto una parte (kleros: 1

Tes. 5:23) de él (”cuerpo, alma y espíritu”), como a su totalidad (“el que gana almas es

sabio”). En este último caso el hombre es “alma”, es “espíritu” (está en santidad) y es “carne”.

8 ————, El ministerio de curación (MC), (Mountain View, California: Publicaciones

Interamericanas, 1959), p. 323. 9 ————, Cada día con Dios (CDCD), (Buenos Aires: ACES, 1979), p. 271.

8

Cuando el hombre es “alma” (néfesh-psujé): Es todo el ser, la persona, el individuo en el

momento cuando se expresa mediante el “alma” o consciente. Por eso también se la usa como

un pronombre personal (Gén. 27:4; Lev. 26:11,30,43; Núm. 21:5; Deut. 18:6; Prov. 6:16;

Luc. 12:19; Hech. 2:41,43; 3:23; 7:14; Rom. 13:1, etc.).

Cuando “alma” es empleada como “vida”, siempre es una vida que piensa (Lev.

17:14; Deut. 12:23; 1 Rey. 17:21; 19:41; Job 12:10; 33:22; Sal. 16:10; Isa. 61:10; Mat. 6:25;

Mar. 3:4; 8:35,36; Hech. 20:10, etc.). Nunca es un vegetal, porque no es una vida que tiene

entendimiento. Vemos que es un error generalizado interpretar el “alma” sólo como “vida”,

en lugar de “vida inteligente”, como enseña E.G.W.

Cuando el hombre tiene “alma”: Si forma parte de una persona, néfesh-psujé no es el

“ser”, como dice la BEA, sino la parte consciente del ser. Esto lo vemos como ejemplo en

Mateo 10:28. En este caso, el “alma” ya no es la vida que piensa y “morirá” (Eze. 18:4), sino

el alma de esa vida; o el “alma” de ese “cuerpo” (Isa. 10:18). En este caso, también la parte

consciente o “alma”, muere: “Aun aquel que no puede conservar la vida a su propia alma”

(Sal. 22:29); “Y serán vida a tu alma” (Prov. 3:22). “Porque si vivís conforme a la carne,

moriréis” (Rom. 8:13). Si nuestro consciente cae bajo el dominio de las pasiones del cuerpo

cerebral, el alma pecará y finalmente morirá. No es el soplo de vida el que peca. Tampoco el

cuerpo, sino el alma. No es mi mano que roba algo la culpable del mal, sino quién dio las

ódenes y guió a esa mano: “El alma que pecare, esa morirá” (Eze. 18:4,20). Queda claro que

el cuerpo, aunque nace “en pecado” (keth: Sal. 51:5), no es el culpable de pecar (kattath).

Por eso “de los niños es el reino de los cielos” (Mat. 19:14), hasta que sean conscientes de

sus actos (Sant. 1:14,15).

En este caso el hombre ya no es “carne” ni “alma”. Por eso ahora los escritores

bíblicos pueden decir: “Mas su carne sobre él se dolerá, y se entristecerá en él su alma” (Job

14:22). No puede decirse: “se entristecerá en él su ser”. “Que tengas salud del cuerpo, así

como prospera tu alma” (3 Juan 2). Como no es todo el ser, el “alma” deja de ser un

pronombre personal: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? [...] Dios

mío, mi alma está abatida en mí” (Sal. 42: 5,6pp.); “mi alma está abatida dentro de mí”

(Lam. 3:20); “mi alma desfallecía en mí” (Jon. 2:7).

Ahora el “alma” ya no es la “vida inteligente”, sino la inteligencia de la vida; es la

mente y el pensamiento de la existencia (Gén. 42:21; 49:6; Lev. 26:15; 26:43; Deut. 4:9;

Deut. 11:18; 28:65; Job 10:1; Sal. 11:1; 35:9; Prov. 24:14; Hech. 4:32, etc.). Pero el contexto

nos indica que es definidamente la parte consciente de la mente, y no toda ella. Por eso se la

relaciona muchas veces con “corazón”, es decir con los sentimientos y deseos de la mente

carnal (Deut. 4:29; 6:5; 11:18; 13:3; 30:2,6; Jos. 23:14; 1 Rey. 2:4; 8:48; 2 Rey. 23:3,25; 1

Crón. 22:19, etc.); piensa gracias al archivo de la memoria que posee su cerebro (Lam. 3:20);

es consciente de que debe arrepentirse, y toma decisiones razonables (Sal. 41:4; 42:4; 43:5;

131:2; Jer. 6:16; Mat. 11:29; Hech. 14:22, etc.). Por eso, en ciertos momentos el “alma” llega

a enfrentarse a las propuestas de su inconsciente (1 Ped. 2:11); a la grabación química de sus

pensamientos, que son pecaminosos.

9

La Hna. White escribió: “Algunos están satisfaciendo los apetitos carnales, que

combaten contra el alma”.10 Ella no habla de la lucha de los pies y las manos contra la mente,

pues aclara que “por sí misma la carne no puede obrar contra la voluntad de Dios”,11 sino de

la parte carnal del pensamiento. Es decir de la super-computadora del inconsciente contra el

consciente en Cristo.

Como aquí el “alma” es el entendimiento, es la única parte del ser que en el perdón

se limpia totalmente de toda maldad (Rom. 12:2; 1 Juan 1:9). El resto de la mente el

inconsciente, donde se ha archivado la memoria de los deseos buenos y malos queda para

ser santificado; y sólo se lo podrá vigilar, reprimir, controlar,12 “vencer”,13 “subyugar”,14

dominar, ennoblecer,15 disciplinar,16 y circuncidar figuradamente (Deut. 30:6), pero no

limpiar o destruir en ningún momento de la vida terrestre. Recordemos que la memoria es

una grabación química que llega a ser parte de nuestra “carne” cerebral; parte de nuestro

mecanismo genético. No podemos limpiarla, como muchos creen que se realiza en la

santificación, a menos que destruyamos parte de nuestro cerebro. La santificación es el

perfeccionamiento de la voluntad, del entendimiento, no de la corteza cerebral.

Aquí llegamos a identificar el “alma” con más precisión, pues, como vimos, el

“entendimiento” o “conciencia” es la parte de la mente que se renueva en la regeneración del

perdón divino (Rom. 12:2; Efe. 4:23; Heb. 9:14). Moisés escribió: “Y circuncidará Jehová tu

Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo

tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas” (Deut. 30:6). Cuando la conciencia

“circuncida” (domina) los deseos del corazón, toda la mente puede amar a Dios. Es aquí

cuando el “alma” (psujé) elige lo bueno, desecha lo malo de sus deseos carnales y determina

seguir a Dios (Fil. 1:27; Col. 3:23; Heb. 12:3).

El rey David oraba: “Sana mi alma, porque contra ti he pecado” (Sal. 41:4). “La ley

de Jehová es perfecta, que convierte el alma” (19:7). La ley de Dios por el Espíritu

Santo no convierte el aliento de vida de Dios, ni la circulación sanguínea o todo nuestro

ser, sino sólo el pensamiento del ser. Ezequiel escribió acerca del nuevo nacimiento: “Y

apartándose el impío de su impiedad que hizo [...] hará vivir su alma” (Eze. 18:27). Aquí

habla del renacimiento de la conciencia del hombre vivo que pecó, no de toda la vida. Y

Elena G. de White escribió: “Muchos sufren de hambre espiritual...] Pero si el pecador

participa del Pan de Vida, se convertirá en un alma viviente regenerada y restaurada [...]

su carácter se limpiará de todo egoísmo, y se refinará y purificará para el cielo”.17 “El alma

purificada, nacida de nuevo, tiene un testimonio claro y distinto para dar”.18

Cuando el Señor nos dice que debemos vencer al pecado de la concupiscencia que

mora en la mente carnal, en realidad nos está diciendo que entreguemos nuestra alma para

10 , Consejos sobre el régimen alimenticio (CSRA), (Bs. As.: ACES, 1969), p. 55. 11 , Mente, carácter y personalidad (MCP), v. 1, (Bs. As.: ACES, 1989), p. 242. 12 , Profetas y reyes (PR), (M. V.,Caslif.: Pub. Inter., 1957), p. 359. 13 DTG, p. 625. 14 CSRA, p. 248. 15 , El Camino a Cristo (CC), (Bs. As.: ACES, 1987), p. 59. 16 , Testimonios para los ministros (TM), (Bs. As.: ACES, 1961), p. 318. 17 ————, A fin de conocerle (AFDC), (Bs. As.: ACES), sábado 10 de abril. 18 ————, Alza tus ojos (ATO), (Bs. As.: ACES, 1982), 8 de octubre.

10

que él pueda obrar. Por eso Elena G. de White escribió: “Nuestra mente alberga dudas muy

tristes y difíciles de disipar. Debemos enfrentar valientemente a esas dudas que abruman el

alma, y debemos decirle al alma que debe vencerlas de inmediato”.19

Recordemos que al entendimiento, Pablo le llama “el espíritu de vuestra mente” (Efe.

4:23; Rom. 12:2). Ya vimos que en un tomógrafo no se lo puede ver, porque el “alma” es el

resultado de la mente. Por eso a la parte inconsciente o carnal que se la puede ver él le

llama “la carne, es decir donde reinan las pasiones pecaminosas” (Rom. 7:5) recordemos

que el inconsciente, que incluye el subconsciente, no tiene sentido de moralidad, porque no

sabe lo que hace hasta que llega a ser consciente. Y por lo tanto, en las Escrituras a veces

el “alma” es también “espíritu”, porque no se la ve igual que ocurre con el “espíritu de vida”.

Además, el “alma” sólo podrá vencer a las pasiones de la “carne” si está asociada al

poder del Espíritu Santo, que también se le llama “Espíritu”, porque no se lo puede ver (Rom.

8:9). Esto hizo confundir al apóstol Pablo; y lo mismo puede ocurrir con nosotros si no

entendamos bien el asunto (Heb. 4:12). Por lo tanto, creo que puede ser de ayuda saber cuáles

son las palabras sinónimas que se emplean en la Revelación para referirse al “alma”.

El alma es también:

El “espíritu” de la mente (nous) (Efe. 4:23).

El “entendimiento” (nous) que se renueva de la mente (Rom. 12:2).20

La “conciencia” (nous) (1 Ped. 3:21; Heb. 9:13,14; 10:22).21

La “razón”.22

El “yo” (Juan 5:30; Gál. 2:20).23

La “voluntad” (Mar. 14:36 con Luc. 22:42).24

Conclusión:

1º Como vimos, néfesh-psujé es a veces la vida inteligente, y otras veces la inteligencia de

la vida o del ser. Por lo tanto, aquí hay un factor común que los vegetales no poseen, por más

que a sus cuerpos le sumemos la vida: El entendimiento. Según Génesis 2:7, el cuerpo vivo

de Adán produjo néfesh (los pensamientos, la vida consiente). Por eso dice literalmente

néfesh jayyah: el alma de la vida, el entendimiento del ser. Por la influencia griega, en la

versión del A.T. de los LXX, se tradujo en el gerundio “alma viviente”.

2º La interpretación más correcta de Génesis 2:7 la da Elena G. de White: El Señor “sopló

en esa forma el aliento vital, y el hombre llegó a ser un ser viviente inteligente”.

19 Ibíd., 1º de setiembre. 20 Vemos que la expresión griega nous, significa “mente”, y también sólo “el espíritu” de la mente,

llamado “entendimiento”, etc. (Luc. 24:45; 1 Cor. 14:14,15,19; Fil. 4:7; Apoc. 13:18). 21 MCP, 2:719. 22 ————, Conducción del niño (CDN), (Bs.As.: ACES, 1964), p. 38. 23 JT, 3: 380. 24 MCP, 2:719.

11

“EL DÍA QUE DE ÉL COMAS, CIERTAMENTE MORIRÁS”

En las notas de BEA, en Génesis 2:17 y 3:2,3, se destaca que “Adán y Eva no

murieron inmediatamente” (pp. 9,10). Pero no se explica por qué no se cumplió la

advertencia: “El día que de él comas, ciertamente morirás”.

Sabemos que “el alma (persona o ser inteligente) que pecare esa morirá” (Eze.

18:4,20). Y la santa pareja “había contemplado la gloria del Creador”,25 privilegio que no

tenemos. Por lo tanto, a pesar de ser un pecado pequeño, era considerado más grave que si lo

hubiéramos hecho nosotros, con mente y cuerpos degenerados por el mal, y acostumbrados

a hacer el mal (Rom. 5:14). Además, no había otro ser humano hasta entonces que pudiera

servirle de lección. Por lo tanto, el plan divino era que “el mismo día en que pecaran serían

condenados a muerte”;26 a la muerte segunda. Esto se entiende por el hecho que si Adán no

seguía los pasos de Eva, sólo iba a morir ella, pues Elena G. de White dice que Dios iba a

“proporcionarle otra”.27

El problema era que pecaron los dos, y esto significaba que ningún ser humano más

llegaría a la existencia, a menos que Dios creara una pareja de reemplazo. Es entonces cuando

el plan de salvación, preparado desde la eternidad, entraría en acción. Antes que terminara el

“día” (Gén. 3:8) y se cumpliera la palabra divina de que iban a morir la muerte eterna por la

culpa del pecado, Cristo descendió y les reveló el plan de salvación. Al aceptarlo

arrepentidos, Adán y Eva fueron librados de la segunda muerte (Gén. 3:5; Apoc. 20:6); pero

no de las consecuencias de la desobediencia. Es decir, del lento pero seguro descenso hacia

la muerte primera: La muerte en Cristo (1 Tes. 4:16).

LA SANGRE DE LOS SACRIFICIOS POR TOTAL

INOCENCIA, NO SE ASPERJABA HACIA LA LEY

En el diagrama de la página 124, no se deja en claro por qué ciertos pecados eran

tratados en el ritual en forma diferente, y que había dos clases de expiaciones.

Cuando ”alguna persona” del pueblo de Dios, o “el sacerdote ungido”, pecaba sin

querer, pero por descuido o por olvido de lo que sabía, y al reconocer su mal iba al santuario

para pedir el perdón (Lev. 4:12); o cuando “una persona pecaba con pleno conocimiento del

mal (6:1-7), la sangre del sacrificio debía ser asperjada “delante de Jehová”, rociando sangre

“hacia el velo del santuario” (4:5,6); es decir hacia la perfecta Ley de Dios. Cuando el error

era cometido por todo el pueblo, “los ancianos de la congregación” debían responder como

culpables por no haber prevenido el mal (Lev. 4:14,15). Un pecado por ignorancia con cierto

grado de culpa, lo encontramos en el momento cuando los soldados atravesaron la carne de

25 PP, p. 40. 26 Ibid., p. 44. 27 Ibíd., p. 40.

12

Jesús al clavarlo sobre el madero (Luc. 23:33, 34; Apoc. 1:7).28 Pero el primero de ellos se

cumplió cuando Eva fue engañada por Satanás, siendo consciente del consejo divino que

recibió, y que debía confiar primero en Dios (Gén. 3:2,3; Éxo. 20:3).

En cambio, cuando el pecado era realizado sin tener ningún conocimiento y con total

impotencia, y más tarde el transgresor llegaba a conocer su error; o cuando sin querer se

contaminaba por la inmundicia de un animal, o por el pecado de otra persona que lo

alcanzaba, también llegaba a ser culpable desde el momento cuando llegaba a ser consciente

del error. Pero la sangre del sacrificio sólo se rociaba alrededor del altar del holocausto,

símbolo de la muerte de Cristo (Lev. 4:22-5:19). Lo mismo ocurría cuando el creyente

presentaba una ofrenda de paz (Lev. 3:1-16).

Como en estos casos el pecado no había sido realizado con un corazón rebelde por la

maldad, la sangre no se rociaba hacia la Ley; y la carne del sacrificio era comida por el

sacerdocio en el atrio (Lev. 6:16-7:18). Se entiende que en ningún momento un sacerdote

podía ser plenamente inocente de sus pecados, pues era su deber conocer toda la Ley (Torah).

Por eso ellos no podían comer carne de ningún sacrificio por sus propios pecados (Lev. 6:23),

ya que Cristo, el antitipo, sería sin pecado; y la sangre tenía que ser rociada hacia el velo

(6:30).

La Sra. White escribió de Cristo, el antitipo: “Cuando él vino a la tierra […] se

convirtió en pecado por nosotros”.29 (2 cor. 5:21; Heb. 2:14). “La naturaleza de Jesús “era

humana, idéntica a la nuestra. Estaba pasando por el terreno donde Adán cayó”,30 pues

“tomó sobre sí la naturaleza caída y doliente del hombre, degradada y contaminada por el

pecado”.31

Se entiende que ella no está hablando aquí de su condición moral; del pecado de culpa,

sino de su naturaleza humana, así como el sacerdocio comía la carne que contaminaba su

cuerpo. Al nacer contaminado por el pecado, Jesús era plenamente inconsciente e impotente

para evitarlo. De lo contrario no hubiera sido nuestro fiel Pontífice. Fue tratado como la “vaca

alazana”, fuera del santuario, purificando al pueblo, pero contaminando al sacerdocio y el

santuario antes, durante y después del sacrificio, hasta el día del juicio. Será cuando esa

contaminación añadida a nuestras culpas, pasarán al gran Originador del mal (Núm. 19; Heb.

13:11-14), tanto del lugar santo del Santuario, por los pecados de los justificados, como

también siete veces sobre la misma shekináh en el santísimo (Lev. 16:15,16), es decir sobre

la misma Deidad. Entonces todo quedará justificado de ese problema de la naturaleza humana

de Cristo (la “vaca alazana”), y purificado de nuestros pecados (tsadak: Dan. 8:14; Heb.

9:22,23).

Esto explica por qué los pecados de ignorancia quedaban perdonados alrededor del

altar del sacrificio (la cruz), y por qué los pecados conscientes llegaban hasta el “velo”, hacia

el santísimo (“trono de la gracia”): “En sus sufrimientos y muerte Jesús hizo expiación por

28 DTG, p. 694. 29 ————, Review and Herald (RH), 28-7-1874. 30 Idem. 31 Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico Adventista del 7º Día (CBA), vol. 4 (M. View, Calif.: Pub.

Inter., 1990), p. 1169; —, Youth’s Instructor (YI), 20-12-1900.

13

todos los pecados de ignorancia, pero no se ha hecho provisión para la ceguera

voluntaria”32.

Esta primera expiación la cumplió en el momento cuando lo clavaban en la cruz, es

decir antes de pagar con su muerte los pecados de culpa, exclamando “hecho es” (Luc.

23:34);33 y así cumplió la segunda expiación por el pecado. Sabemos que Cristo murió para

expiar todos los pecados. Es decir los que cometemos por ignorancia, y los que realizamos

conscientemente, deliberadamente (Lev. 4:2-6:7; 6:1-7). Pero no hay salvación para la

ceguera voluntaria, pues sin arrepentimiento no hay perdón.

¿NO HABÍA PERDÓN “POR LOS PECADOS DE INSUBORDINACIÓN”?

En la nota de la BEA para Levítico 4:2 (p. 127), señala las ofrendas por distintas

clases de pecado que podían recibir perdón, “pero no por los pecados de insubordinación”

(Yad: Núm. 15:30,31. También incluye zabál: Deut. 17:12, zed: Sal. 19:13, y otras

expresiones), que significa mano alzada, arrogancia irrespetuosa, altivez, soberbia,

blasfemia, acción deliberada o a sabiendas. Pero en la nota de Números 15:30, 33-35 (p. 180)

la BEA aclara que esto no ocurrió siempre, ni por cualquier pecado deliberado.

Es bueno que esto se aclare, pues algunos creen erróneamente que para esta clase de

pecado no hay salvación. Por eso dicen que la orden divina fue la muerte por lapidación (Lev.

24:11,14; Núm. 15:35,36). Pero la lapidación también se aplicó por aberraciones sexuales,

por transgredir el sábado, por no seguir fielmente el ritual del santuario, por comunicarse con

los espíritus, por rebelarse contra Moisés (Coré, Datán y Abirán) y por dar muerte a una

persona. ¿Por qué el Señor perdonó a David en lugar de dar la orden de lapidarlo por

homicidio y adulterio? ¿Por qué Jesús perdonó a María Magdalena por sus fornicaciones,

cuando estaban por lapidarla de acuerdo a la ley de Moisés? ¿Por qué en el Calvario Jesús

perdonó a uno de los dos malhechores, que lo había blasfemado al principio?34

En primer lugar, el apóstol Pablo es bien claro: “Cuando el pecado abundó,

sobreabundó la gracia” (Rom. 5:20); y por eso hasta el inicio del juicio podía haber salvación

en los cuernos del altar y en las ciudades de refugio del Antiguo Pacto, por pecados de

rebeldía y de mano alzada (Éxo. 34:7; Lev. 16:21; Núm. 14:18; Sal. 19:13; 51:1; Isa. 43:25;

44:22; Jer. 3:22; Eze. 37:23; Ose. 14:4, etc.). Por eso Aarón, David, el malhechor arrepentido

en la cruz y María Magdalena no fueron condenados a muerte, sino perdonados.

En segundo lugar, el único pecado imperdonable es el que se realiza contra la voz del

Espíritu Santo (Mat. 12:31). No se cumple con una sola acción (Rom. 5:20), sino por la

persistencia en negar esa dulce voz, hasta el punto cuando un día llega a ser tan molesta que

se la rechaza definitivamente. Y siendo que sin la obra del Espíritu no buscamos a Dios (Rom.

3:11), estaremos irremediablemente perdidos a pesar de la gracia abundante.

En tercer lugar, el pueblo de Israel estaba teniendo un gobierno teocrático. El

Omnisapiente daba las órdenes y un hombre como nosotros la cumplía. Como Dios puede

32 RH, 25-4-1893. 33 DTG, p. 693. 34 DTG, p. 697.

14

leer el corazón y conoce el futuro de cada persona (1 Ped. 1:2), sabía a quién usar como

ejemplo para el pueblo, y al mismo tiempo para protegerlo de sus acciones futuras. Por eso

se valió de esos perdidos que ya habían pecado contra el Espíritu Santo. Lo mismo hizo al

principio de la iglesia cristiana con Ananías y Safira (Hech. 5:1-11). Pero que quede en claro

que si nosotros hubiéramos hecho eso y nos hubiéramos arrepentido, recibiríamos el perdón,

porque “donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia”.

¿UN PECADO QUE NOS HACE CULPABLES SIN SABERLO?

En la nota de Levítico 5:17, pág. 129, dice la BEA dice: “El pecador en cuestión sin

duda tenía un sentimiento de culpa […] pero no podía identificar la naturaleza de la ofensa”.

¿Podemos ser culpables sin saberlo?

El salmista David presenta dos clases de pecados: Los que les son “ocultos”, porque

los ha cometido inocentemente, y los de “las soberbias”, pues cuando se los comete a

sabiendas, es un acto de rebeldía contra Dios y su Ley (Sal. 19:12,13). Esto es así porque

todo pecado, sea inocente o de culpa, ofende a Dios, ya que pone al trono en peligro de no

ser justo ante las demandas de su propia ley. Recuerde que el pecado es como un virus

maligno que puede contagiar a todo el universo, si no se lo sujeta y mata con justicia.

Pero, a pesar de nacer en el pecado (keth: Sal. 51:5), no nacemos culpable de pecado

(kattath). Por eso, contrariamente a la doctrina del pecado original, que pasó de Roma a la

Reforma, “de los niños es el reino de los cielos” (Mat. 19:14) hasta que lleguen a ser

conscientes del pecado. “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el

pecado” (el pecado de culpa: Sant. 1:15). Ya vimos que la sangre que expiaba los pecados

de inocencia y de impotencia, en el santuario no se asperjaba hacia la ley, pues había dos

clases de expiaciones.

En el mismo contexto de Levítico 5:17 nos dice que se trata de un pecado “por

ignorancia” (Lev. 5:18). Y en tal caso, aunque lo haya hecho con inocencia (5:17), la persona

llegaba a ser culpable “si después llegare a saberlo” (5:3). En este caso dejaba de ser

inocente; y si no pedía el perdón, llegaba a ser culpable por rebeldía. Por eso es conveniente

que cada día pidamos el perdón por los pecados que nos son ocultos por total inocencia (Sal.

19:12). No nos hacen culpables mientras no seamos conscientes de ellos, pero para

prevención ese “virus maligno” debe ser destruido antes que él nos destruya. Se trata sólo de

un acto legal para que la Deidad pueda hacer justicia ante el universo habitado que nos

observa.

LA FIESTA DE LAS ENRAMADAS NO SÓLO ERA UN RECORDATIVO

En la nota de la Bea en Lev. 23:34 (p. 152), explica el significado de la fiesta sólo

como un recordativo de la vida por el desierto bajo la protección divina. Pero Jesús explicó

que vino a cumplir cada detalle de la Torah (Mat. 5:17,18). Y así lo hizo, pero entonces no

cabalmente en su significado, ya que sabemos que para la purificación real del santuario

15

celestial, Daniel dijo que se iniciaría recién en 1844, no cuando Jesús lo dijo en el siglo

primero (Dan. 8:14). Lo mismo sucede con la fiesta de las cabañas. Jesús sólo participó de la

fiesta como un recordativo, pero no como tipo o figura del santuario celestial. Esto lo

cumplirá con los redimidos en el cielo. Esto explica por qué el Decálogo y las ceremonias

del santuario recién terminarán de cumplirse cuando “pasen el cielo y la tierra” actual (Mat.

5:18). E. G. de White escribió:

“La fiesta de las cabañas no era sólo una conmemoración, sino también un tipo o

figura […] apuntaba hacia algo futuro; el gran día de la siega final, […] cuando los redimidos

de Jehová estén a salvo en la Canaán celestial”.35

Las casas que Jesús preparó en el cielo no tienen paredes, ventanas ni puertas, sino

sólo “cuatro columnas” con un anaquel para poner la corona al salir para adornar el jardín,36

pues allá no servirán de refugio por el mal tiempo, o por los ladrones y el descanso. Y al

regresar a este mundo renovado las edificaremos nosotros, sabiendo que “el hogar de nuestros

primeros padres había de ser un modelo para los hogares celestiales”.37 El hogar de Adán y

Eva tenía paredes vivas, llenas de flores perfumadas. Por eso en la fiesta de las cabañas debía

ser celebrada afuera de las casas de material sin vida.

CRISTO, LA “VACA ROJA” QUE SE CONTAMINA POR LIMPIAR A SU PUEBLO:

Que esta vaca simbolice a Cristo, el purificador, y que no pueda permanecer en el

santuario para no contaminarlo, necesita una explicación para todo el que lea Números el

capítulo 19. Es el único sacrificio que se realiza fuera del santuario, que purifica al pueblo

por estar en contacto con la impureza física y mental, ya sea por no haber cerrado bien una

vasija con alimentos, por tocar un muerto, etc.

Lo que llama la atención no es sólo eso, sino que los que llevaban la vaca (Cristo) al

mismo lugar donde era abandonado Azazel hasta que muriera, contaminaba no sólo el

santuario, sino también a los levitas de turno que transportaban la vaca y realizaban la

purificación con agua y con la sangre, y el sacerdocio antes, durante y después del sacrificio

por el pecado, hasta el día del juicio.

Lógicamente nos preguntamos: ¿Qué había en Cristo que podía contaminar el

santuario celestial? Y si tiene una explicación, ¿cómo puede seguir siendo nuestro fiel

Pontífice “sin pecado” (Heb. 4:15)? Podemos responder diciendo que Cristo llegó a ser una

“serpiente” del mal en la cruz, por cargar todos los pecados de los creyentes del mundo. Pero

el ritual de la vaca alazana nos dice que esa contaminación ya existía antes del sacrificio, y

continuaba después de él hasta el juicio. Esto lo dice claramente el ritual del santuario hasta

el Yom kippur, cuando el santuario era finalmente justificado y purificado mucho después del

sacrificio en el Calvario (tsadak: Dan. 8:14; Heb. 9:22).

También lo dice Moisés cuando, además de limpiar el lugar santo por los pecados de

los justificados, el sumo sacerdote debía purificar con sangre “siete veces” sobre la Ley y

35 PP, pp. 583,584. 36 ————, Primeros escritos (PE), (M. View, Calif.: Pub. Inter., 1962), p. 18. 37 PP, p. 31.

16

sobre el lugar de la misma Deidad (Lev. 16:14-16). ¿Qué Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu

Santo tengan que ser justificados y purificados (tsadak)? Esto nos parece una herejía.

El santuario celestial está representado por Cristo en el trono con su Padre (Zac. 6:13;

Heb. 8:1,2; Isa. 6:1,4; Jer. 17:12; Eze. 46:6,7; Apoc. 21:22; 16:17, etc.) y los “hijos de Dios”.

Estos “hijos” son los santos redimidos con “toda familia en los cielos” (Efe. 3:14,15); donde

en cada mundo que habitan hay un “árbol prohibido”.38 Y Pablo dice que la muerte de Cristo

puede “reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están

en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Col. 1:20). Pero, ¿qué se

necesita reconciliar allá?

La Hna. White asegura que si Lucifer se hubiera arrepentido de sus pecados, antes de

ser desalojado de la santa ciudad, “podría haberse salvado a sí mismo y a muchos ángeles”

de la condenación.39 Pero lo hubiera logrado únicamente “mediante la sangre” derramada por

Cristo en el Calvario.40 Finalmente pecó contra el Espíritu Santo y fue expulsado del cielo.

“Después de la caída del hombre, Satanás declaró que los seres humanos habían

demostrado ser incapaces de guardar la ley de Dios, y procuró arrastrar consigo al universo

en esa creencia. Las palabras de Satanás parecían ser verdaderas, y Cristo vino para

desenmascarar al engañador [...] Al asumir la forma humana, Cristo tomó la parte de cada

ser humano [...por eso él] que no conocía en lo más mínimo la mancha o contaminación

del pecado, tomó nuestra naturaleza en su condición deteriorada”.41

Aunque los seres celestiales y los habitantes de los mundos no caídos se mantuvieron

fieles a Dios, la duda no pudo ser disipada por 4000 años. El mismo Señor declaró que ni un

solo hombre pudo guardar la Ley perfectamente (Sal. 14:3; Prov. 20:9; Ecl. 7:20; Rom. 3:10).

Y, lógicamente, Satanás lo presentó como prueba incontrovertible. Como sabemos que “todo

lo que no proviene de fe, es pecado” (Rom. 14:23), esa duda inocente contaminó el santuario

celestial (con el pecado de inocencia, pero que sigue siendo pecado por ser un peligro) hasta

que Cristo vino a encarnarse y “participó de lo mismo” que nosotros (Heb. 2:14).

Pablo dice que al permitirlo, “Dios lo hizo pecado, por nosotros” (pecado de

inocencia: 2 Cor. 5:21) desde su nacimiento. Así lo aclara E. G. de White: “Cristo llevó los

pecados y las debilidades de la raza humana tal como existían cuando vino a la tierra para

ayudar al hombre. Con las debilidades del hombre caído sobre él [fallen man upon Him]”.42

Por eso su naturaleza “era humana, idéntica a la nuestra. Estaba pasando por el

terreno donde Adán cayó”.43 "Tenía la misma naturaleza que el pecador",44 y por eso

"bendijo a niños que poseían pasiones como las de él mismo";45 pasiones que Adán no tuvo

en su inocencia, pero que Jesús nunca cedió a ellas. Así guardó la ley de Dios perfectamente

38 PE, p. 40.

39 PP, pp. 18,19. 40 Los ángeles desalojados del cielo fueron los que ya no podían recibir el socorro de Cristo por pecar contra

el Espíritu Santo (Heb. 2:16). Por eso Pedro nos aclara que se trataba de pecados tan imperdonables como los

de los antediluvianos (2 Ped. 2:4,5). 41 White, Consejos para los maestros (CPM), (Bs. As.: ACES, 1948), p. 20. 42 MS, 1: 314. 43 Ibíd., 3:146- 44 ────, Manuscript Releases (MR), vol. X, p. 176. 45 ST, 9 abril de 1896.

17

y venció a Satanás, con “la doliente naturaleza humana caída, degradada y contaminada

por el pecado”.46

Por no entender que hay dos clases de pecados y expiaciones, estas declaraciones

inspiradas han causado muchas discusiones entre nosotros. Pero debemos entender que "la

gran obra de la redención podía sólo ser llevada a cabo mediante el Redentor tomando el

lugar del Adán caído".47

Entonces fue como esa duda universal se disipó, pero contaminando a la Deidad con

esa naturaleza de pecado en Cristo, que no podía “heredar el reino de Dios” sin la resurrección

(1 Cor. 15:50) y la transformación en su ascensión (Fil. 3:20,21). Solo así podía subir al trono

y venir “sin relación con el pecado” (Heb. 9:28). Los hebreos no pudieron entender por qué

se debía levantar el altar (Cristo) sobre el monte Ebal, el de las maldiciones (Jos. 8:30,31), y

no sobre el monte Gerizim, el de las bendiciones (Deut. 11:29; 27:13). Hoy entendemos que

por vestirse de nuestras maldiciones, Cristo pudo ofrecer sus bendiciones.

Pero quedaba por resolver otro problema de justicia divina: Cristo había dicho: “El

alma que pecare, esa morirá… la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será

sobre él” (Eze. 18:20). Sin embargo, el inocente Salvador sigue ofreciendo su vida por los

pecadores; y los seres celestiales saben que esto no es justo, porque una ley divina no puede

ser abolida. ¿Entendemos por qué también la shekinak del santuario debe ser justificada y

purificada (tsadák: Dan. 8:14)? Mientras la Deidad no transfiera este pecado de injusticia a

Azazel, el autor de todo mal, el santuario, incluyendo el santísimo, no podrá ser justo ni

puro. Por eso Cristo, la “vaca alazana”, sigue contaminando el santuario celestial.

Se entiende que no es un pecado de culpa sino de impotencia, pues es un acto de amor

eterno que Dios no puede evitar hasta el día del juicio.

¿ES UN MISTERIO LA UNIDAD “EKJÁD” DE LA DEIDAD?

En la nota de Deut. 6:4 (p. 216), leemos: “El término hebreo que designa aquí “uno”

se usa también para el hombre y la mujer en Gén. 2:24, que debían formar “una carne”: dos

seres que se hacen “uno”. A la luz del NT, esto significa que la santísima Trinidad del Padre,

Hijo y Espíritu Santo (Mat. 28:19) se halla misteriosamente ligada como una única deidad

(Col. 1:19; 2:9)”.

¿Es un misterio que dos seres humanos se unan formando una sola unidad

matrimonial (ekjád)? No es ningún misterio. Como esa unidad, Moisés también emplea la

misma palabra hebrea para la unidad de la deidad (ekjád). Si a pesar del egoísmo que reina

en la humanidad, puede realizarse y mantenerse esta unidad, cuánto más razonable es de

esperarlo en las tres personas amorosas y sabias de la Deidad. Sí, es verdad que hay mucho

de Dios que no podemos entender. Pero cuando Jesús dijo a sus discípulos: “Sean uno como

nosotros” (Juan 17:11), y “sean uno en nosotros” (17:21), ellos y nosotros entendemos que

quiso decir que en nuestra hermandad debemos obrar unidos como ellos. Si esa unidad que

46 YI, 20-XII-1900, en LPES, enero-marzo 1983, p. 66. 47 RH, 24 febrero 1874).

18

Jesús pedía, era “uno en nosotros” en sentido de existencia o substancia, él hubiera expresado

una incoherencia propia del panteísmo.

Ekjád, es una unidad que viene de la raíz ‘akjád, y tiene dos acepciones que nos

interesan con respecto al tema. La primera es unidad de unificar, coleccionar, reunir una

pluralidad. Y la segunda, cortar, separar, elegir de una pluralidad. Estos dos significados se

destacan en la Biblia al hablar de la Deidad. Dios es una unidad en unión de personas reales,

o seres (Gén. 1:9; 2:24; 11:6; 34:16,22; 33:13; 41:5,22,25; 42:11,13; Esd. 2:64, etc.); que en

ciertos casos es como una unidad numérica en elección o distinción de una persona de esa

pluralidad (Gén. 2:21; 3:22; 10:25; 11:6; 21:15; 26:10; 32:8; 41:11,26; Sal. 14:3; 53:3; Isa.

30:17, etc.). También por eso en varias ocasiones se confunde el único Dios con la Trinidad,

cuando en realidad se está hablando de una de las tres personas al relacionarse con el hombre.

Así que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo “son uno en propósito, en espíritu, en

carácter, pero no en persona”.48 Tienen la misma substancia divina, así como nosotros

tenemos la misma substancia humana y tampoco somos un solo ser.

Yakjíd, significa único, solitario, sólo uno numéricamente (Gén. 22:2,16; Jue. 11:34;

Prov. 4:3; Jer. 6:26, etc.). Y esta palabra nunca se relaciona con “Dios”, “Jehová” y “Señor”

cuando se refiere a toda la Divinidad, porque la unidad de la Trinidad siempre es ‘ekjád.

Yakjíd se corresponde con la palabra griega monos. Por eso veremos que los vocablos yakjíd

y mónos se emplean para señalar a una de las tres personas divinas, pero nunca para referirse

a la Trinidad. Y por eso Jesús negó clara y expresamente esta posibilidad en Juan 8:16: “No

soy yo solo [monos], sino yo y el que me envió, el Padre”. Esto es importante.

La pluma inspirada explica la palabra ‘ekjád de Deuteronomio 6:4 de esta manera:

“El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo obran juntos […] Están unidos”.49 “El Soberano del

universo no estaba solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que

podía apreciar sus designios […] el Verbo era con Dios”.50

E. G. de White escribió: “Al hablar de su preexistencia, Cristo conduce nuestra mente

al remoto pasado de una eternidad sin fechas […] La suya, es una relación de seres que han

estado juntos desde el principio”.51 Y, por si quedaran dudas, también escribió:

“Has nacido para Dios, y estás bajo la aprobación y el poder de los tres Seres más

santos del cielo, que son capaces de sostenerte para que no caigas”. En el original dice: “You

are born unto God, and you stand under the sanction and the power of

the three holiest Beings in heaven, who are able to keep you from falling”. 52

Lamento que por influencia de las apostasías judía y católica, todavía entre nosotros

se insista que la Trinidad no puede ser una reunión de “personas” reales o “seres”, en un Dios

como una unidad plural ‘Elohím, negando así abiertamente la inspiración.

48 MC, p. 329. 49 Manuscritos (M), 4 de setiembre de 1900. 50 PP, pp. 11,12. 51 ────, La Verdad Acerca de los Ángeles (VAA), (Bs. As.: ACES, 1997), p. 26. 52 MR, 7: 267.2.

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¿UNA MUJER POR TROFEO DE GUERRA PARA UNIRSE A

ELLA, Y ABANDONARLA SI NO ES DE SU AGRADO?

En las notas de Deut. 21:11 al 14 (pp. 231,232), se explica cómo se debían cumplir

estos mandamientos. Pero, ¿qué pensaríamos si esa mujer llevada por la fuerza a la casa del

israelita vencedor, fuera nuestra amada esposa, nuestra hermosa hermana o nuestra única

hija? Recordemos que las llamadas “leyes de Moisés”, no fueron inventadas por él. Él fue

sólo el escritor, pues el autor es Dios (Jos. 24:26; Neh. 10:29). Y sabemos que no fue el único

mandamiento que no se ajusta al pensamiento cristiano. En la Torah, mezcladas con las leyes

del santuario para la salud del cuerpo y la salvación del alma, están los mandamientos del

“ojo por ojo”, la de la bigamia, del levirato, de la esclavitud, etc., que Pablo dice que son

“contrarias” a la moral cristiana (Col. 2:14);53 y que Cristo nunca quiso cumplir (Mat.

5:31,32; 38,39), como en cambio sí lo hizo a la perfección con las del santuario (Mat. 5:17-

19).

E. G. de White aclara: “Es verdad que la regla ‘ojo por ojo, diente por diente’, se

hallaba entre las leyes dictadas por Moisés; pero era un estatuto civil. Nadie estaba

justificado para vengarse, porque el Señor había dicho: ‘No digas: yo me vengaré’ […] Si

el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua”

(Lev. 24:20; Prov. 20:22; 24:29; 25:21).54

Como esos mandamientos no eran del santuario, podían estar en disidencia con estas,

culpando de muerte a los que se refugiaban según las leyes del tabernáculo. En la misma cita

inspirada nos aconseja que no cumplamos las civiles. Las leyes de Moisés ya fueron clavadas

en la cruz por Cristo, pero para el cristiano siguen teniendo valor como enseñanzas. En

cambio las leyes civiles son “contra nosotros”, porque contradicen nuestras normas

cristianas. Éstas fueron dictadas por Dios en contra de su voluntad, por la dureza del corazón

del pueblo (Mat. 19:8), que quería seguir las costumbres y normas del paganismo que los

rodeaba. Esto explica por qué en Ezequiel 20:25 Dios dijo: “Por eso yo también les di

estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir”.55

Es impresionante cómo Dios es tan respetuoso de nuestra libertad, y tan paciente para

soportar nuestra testarudez y arrogante ignorancia. Esto lo hace mientras estemos en

oscuridad, para alumbrar con bondad nuestro camino (2 Ped. 1:19). Pero cuando llegamos a

entenderlo y continuamos en el error, se transforma, por su Palabra, como una “espada de

dos filos” que penetra hasta lo más hondo de nuestra pecaminosidad (Heb. 4:12).

53 Ningún mandamiento relacionado con la obra del santuario era contraria para el creyente. Y todavía

hoy, en el pacto de la gracia, nos sirven de orientación para el plan de salvación del cuerpo y del alma. Por lo

tanto, se refiere a esas leyes ceremoniales. 54 White, El discurso maestro de Jesucristo (DMJ), (M. View, Calif.: Pub. Inter., 1957), p. 62. 55 Se ha tratado de explicar de muchas maneras esta declaración, tratando de que no se entienda lo que

se lee, pero ha sido inútil. Las leyes civiles, algunas tan contrarias a nuestro pensamiento cristiano, está en la

Biblia para confirmar esta declaración. Por ejemplo, Dios nunca quiso que eligieran a un rey humano para la

teocracia hebrea. Pero insistieron, y el Señor tuvo que pedir, contra su voluntad, que Samuel bendijera a Saúl.

Y el que sería una perdición para el pueblo, recibió la bendición de Dios. No se trata de una divinidad

contradictoria, sino del respeto que Dios tiene por nuestro libre albedrío. Por supuesto, hasta el día del juicio.

20

LOS PILARES REALES DE LA TIERRA

En la nota de 1 Sam. 2:8 “las columnas de la tierra” (p. 322), se comenta que se trata

de una “figura de lenguaje”. Esto es verdad, pero no toda la verdad. Y es posible que ocurra

por la idea generalizada de que las proporciones de agua y tierra siempre fueron las mismas,

y que los continentes flotan y se mueven separando América de África. Pero la teoría de

Wegener y la Tectónica de placas se anulan entre sí, ya que estas últimas ocupan el basalto

del fondo de los océanos y la astenósfera, sobre el cual Wegener hacía flotar los continentes

para que se trasladaran. Y de pronto, sin dar una explicación en la teoría, las rocas más

blandas sobre las cuales flotaban los continentes, se transformaron en placas como la de los

continentes, impidiendo que esa traslación continental continúe, porque las 15 placas de la

teoría no estarían dejando más lugar para una deriva continental.

Además, las fumarolas de las cordilleras submarinas no pueden mover las placas sin

antes liberar sus fuerzas volcánicas hacia la superficie, que es más fácil y lógico. Así lo

demuestra el centenar de volcanes submarinos apagados y en acción. Debemos tener en

cuenta que la tectónica de placas es una teoría, y muy discutida. Se la mantiene porque los

que no creen en el diluvio no encuentran algo mejor para sostenerse.

La Biblia no la apoya porque, en primer lugar, debemos tener en cuenta que la tierra

que estaba cubierta por el “abismo”, antes que Dios hermoseara el mundo en la semana de la

creación, subió y surgió del agua (Sal. 104:8; 2 Ped. 3:5). Pero no formó una gran isla

semejante a la que sostiene la teoría de la Pangea, sino que en Salmos 136:6 nos dice: “Al

que extendió la tierra sobre las aguas”.

No dice que en la semana de la creación elevó la tierra para que permaneciera seca

junto a las aguas del gran “abismo”, sino que la “extendió” (raqà) “sobre (al) las aguas”.

Pero, ¿cómo se puede aceptar que algo más denso se pueda mantener extendido sobre otro

elemento menos denso? La Biblia lo explica así, en 2 Pedro 3:5: “Y la tierra proviene del

agua y mediante el agua se mantiene”. Y en 1 Samuel 2:8 aclara: “Porque de Jehová son las

columnas de la tierra, y él afirmó sobre ellas el mundo”. La expresión “mundo” (tebél),

generalmente se refiere a toda la existencia sobre la superficie del planeta (Sal. 9:8; 98:9;

Prov. 8:29), desde la base basáltica hasta la superficie (Sal. 18:15; 1 Sam. 2:8).

Al subir Dios una parte de la tierra seca sobre el gran abismo y extenderla sobre él,

esa tierra (ge) pudo permanecer (sunistera) sobre el agua (údatos) mediante pilares a manera

de “columnas” de roca, que formó desde “los cimientos” (1 Sam. 2:8; Sal. 104:5; Prov. 8:29).

Así que, al levantar en la creación la superficie terrestre, el “gran abismo” descendió a esas

grandes cavernas subterráneas y formó “las fuentes del gran abismo” (Gén. 7:11). Notemos

que esas fuentes de agua subterráneas no contenían el agua de lagos o pequeños mares, sino

del “gran abismo”, que los que sostienen la teoría de la Pangea le llaman Panthalassa. Una

pequeña parte de esas aguas quedó sobre la superficie terrestre formando pequeños “mares”

(Gén. 1:10), “ríos, lagos y lagunas”,56 “distribuidas con mucha regularidad”.57 No como hoy,

que hay arroyos y al mismo tiempo océanos.

56 White, Historia de la Redención (HR), (Bs. Bs.: ACES, 1980), p. 20. 57 ————, Testimonios Selectos (TS), v. 2, (Bs. As.: CES, 1927), p. 21.

21

En el diluvio Dios hizo “temblar sus columnas” (ammud: Job 9:6). La superficie

terrestre se hundió y brotó el agua de las fuentes subterráneas hasta cubrir toda la tierra como

al principio, con la pequeña ayuda del agua de la atmósfera, que es apenas el 0,002% de la

hidrósfera terrestre. Al fin del diluvio, se produjo el segundo descenso de las aguas a las

fuentes subterráneas. Pero esta vez en menor proporción que la primera, permitiendo que

desde entonces se viera la relación tierra-agua en proporción invertida a lo que estaba antes

del diluvio (agua 71% y tierra 29%), y con una profundidad media de los océanos de 3.794

metros ese porcentaje de profundidad se debe principalmente a las grandes fosas marinas.

Esos vientos huracanados del fin del diluvio formaron las olas gigantes (mega-

sunamis) junto con las producidas por acciones volcánicas que pueden hacer derrumbar

laderas de montañas al mar, formando olas de más de 100 metros de altura, y pueden

mantener el poder y la altura de sus olas en forma de onda, atravesando todo un océano. En

1958, un deslizamiento de tierra en Alaska, produjo olas de hasta 500 metros de alto. Y en

Indonesia, en 2004, uno de ellos cuya fuerza fue calculada como equivalente a 23.000

bombas nucleares como la que detonó en Hiroshima, y donde once países sufrieron sus

estragos, llegó a la velocidad de 800 kilómetros por hora. Mega-sunamis mayores que estos,

fueron los que produjeron cambios tan drásticos con los vientos huracanados del fin del

diluvio (Gén. 8:1).

Además, la teoría de la Deriva de los continentes y la Tectónica de placas tampoco

encajan con las descripciones que da Juan en el Apocalipsis, cuando describió su visión de

la tierra nueva: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera

tierra pasaron, y el mar ya no existía más” (Se refiere a los grandes mares y los océanos que

volverán a las cavernas subterráneas: Apoc. 21:1).

Es lógico. ¿Para qué crearía Dios algo que no es útil para el hombre? E. de White

comenta: “El mar separa a los amigos; establece una barrera entre nosotros y aquellos a

quienes amamos. El vasto e insondable océano rompe nuestros vínculos. En la tierra nueva

ya no habrá mar, ni habrá allí ‘galera con remos”.58

ÁNGELES E HIJOS DE DIOS DE VISITA EN LA CREACIÓN

En la nota de Job 38:7 (p. 633), no se define quienes eran esas “estrellas del alba” que

alababan, y los “hijos de Dios”. Más bien dice: “Seres inteligentes (servidores/seres

celestiales, o ángeles”). Pero E. de G. White los define así: “Cuando en la creación se echaron

los cimientos de la tierra, los hijos de Dios contemplaron admirados la obra del Creador, y

la hueste celestial prorrumpió en exclamaciones de júbilo”.59

Esta separación de las “estrellas” o ángeles de los “hijos de Dios” también aparece

en Job 2:1, cuando Satanás se junta con otros “hijos de Dios” en el Mar de vidrio, cerca de

la puerta principal de la ciudad. En cuanto a las “estrellas” del cielo, en varias ocasiones

significan ángeles de Dios o ángeles caídos (Dan. 8:10; Jud. 13; Apoc. 9:1; 12:4).

58 ————, ¡Maranata: El Señor Viene!, (Bs. As.: ACES, 1976), p. 349. 59 PE, p. 217.

22

CRISTO EN EL SANTUARIO CELESTIAL EN TIEMPOS DE DAVID

En la nota de Sal. 20:2,6, (p. 655), “desde su santuario… sus santos cielos”, se recalca

la existencia de la obra sacerdotal de Cristo en el santuario celestial en tiempos del Antiguo

Testamento, a favor de los que buscan la salvación. Sin embargo, en la nota de Heb. 10:20

(p. 1536), “a través del velo”, se dice que fue en su ascensión, cuando Cristo fue “para

inaugurar el santuario celestial”. Lógicamente nos preguntamos: ¿Cómo pudo Cristo

interceder en el santuario celestial antes de ser inaugurado? ¿Y cómo el “templo” y el

“santuario” en los días de David podía ser el mismo “trono” (Sal. 11:4; 20:2; 102:19), como

confirma Pablo (Heb. 8:1-6)? Es evidente que lo que fue inaugurado en el cielo, no fue el

santuario de Dios, que es eterno porque es la misma casa de Dios convertida en un centro de

salvación (Éxo. 15:17,18; Jer. 17:12; Eze. 37:26-28). Volveremos a esto en Hebreos 8:1-6.

EL REY SIN CORONA

En la nota de Sal. 24:1-10, “entrará el rey de gloria” (p. 658), describe brevemente la

entrada triunfal de Cristo al cielo como “Rey”, entre coros antifonales de ángeles.

Aunque se anonadó, el Salvador nunca dejó de ser Rey. Pero entonces, los ángeles y

los representantes de todos los mundos reunidos en la calle de la ciudad, detrás de la puerta

principal, ya habían organizado un programa de coronación. Y Elena G. de White cuenta:

“Pero con un además, él los detiene. Todavía no; no puede ahora recibir la corona de gloria

y el manto real”.60

Así que no se trata de la “coronación” de Jesús, como se destaca en las notas de Sal.

2:7 (p. 644) y Sal 110:1-7 “el papel y la misión del Mesías” (726). No podía ser coronado

hasta que en el juicio “sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies” (Heb. 10: 12,13;

Apoc. 19:11-21). El juicio iniciado en 1844 es de investigación, no de ejecución. Por eso

tampoco fue el momento en que el Señor recibió la corona. ¿Cómo puede Cristo desprestigiar

tanto al reino de su padre, aceptando en su territorio a un rey usurpador, y a la mayoría de

sus habitantes oponiéndose a él en una completa degradación?

Por eso Jesús no será Rey con corona, hasta que en su segunda venida dé muerte a

sus enemigos (Apoc. 19:12-16). En cuanto a la corona de honra de Hebreos 2:9, es la

simbólica que recibió el hombre en el Edén, según Salmos 8:5,6. Su coronación oficial y

definitiva será al fin del milenio, cuando el ángel Gabriel coloque la corona sobre su cabeza

instante antes del juicio y el infierno purificador.61

60 DTG, p. 773. 61 ————, El conflicto de los siglos (CS), p. 727.

23

EL UNIVERSO NO EXISTE PORQUE EL CREADOR LO DIJO, SINO POR EL

“ALIENTO” O ENERGÍA QUE SALIÓ DE SU BOCA AL DAR LA ORDEN.

En la nota de Sal. 33:2-9 (p. 664), “Por la palabra de Jehová”, se dice que todo se creó

“por el poder de su palabra”. El conocido ateo Stephen Hawking llegó a la conclusión de que

el universo se formó “de la nada absoluta”; así como por arte de magia. Incluso cree que

también se formó así millones de otros universos. Y luego aseguró que el nuestro formó de

esa “nada”, o a partir de las partículas sub-atómicas, las leyes físicas que son una admiración

de los más famosos científicos del mundo. Si esto es imposible, y por eso en una ocasión

confesó que ese origen en realidad no se puede explicar, también lo es al pensar que el sonido

de unas palabras cree la materia.

Por eso el salmista aclara que en realidad fue “por el aliento de su boca”. Y Elena G.

de White dice que “en la palabra de Dios está la energía creadora que llamó a los mundos

a la existencia”.62 Así que junto con la palabra de Dios, salió la energía eterna (1ª ley de la

termodinámica) que se condensó y se transformó en materia a partir del lugar donde el

Creador estaba. Y Georges Lemaitre, quien dijo que el universo se formó a partir de un punto

central, no estaba muy alejado de la verdad. Pero lamentamos que este sacerdote católico

sacó de la escena al Creador y le dio el crédito al “Big Bang”.

¿NACEMOS PECADORES O EN EL PECADO?

En la nota de Sal. 51:5 (p. 679), se dice que “somos pecadores desde el nacimiento”.

El salmista dice: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado [keth] me concibió mi

madre”. En ninguna parte la Biblia dice que somos pecadores desde el vientre o en el

momento de nacer.

No confundimos pan con panadero, pero estamos haciéndolo con el "pecado", del

griego hamartía y del hebreo kjet' y 'asham: pecado, iniquidad (Lev.19:17; 20:20; 22:9;

24:15; Sal. 51:5, etc.), con kjattáh: pecador, ofensor, culpable (Gén. 4:7; 18:20; 50:17;Éxo.

29:14; Lev. 7:7, etc.). Esto se ha desfigurado por la influencia platónica de las sectas

cristianas gnósticas, en su dicotomía humana: cuerpo malo y alma santa, que pasó a la Iglesia

Católica en su pecado original, y de ella al protestantismo. Por eso todavía dicen que de los

niños no es el reino de los cielos, sino “el infierno”, a menos que sean bautizados (¿Mat.

19:14?).

Pero Pablo es claro cuando dice que el pecado “pasó a todos los hombres por cuanto

todos pecaron” (Rom. 5:12). Nacemos contaminados por el pecado (kjet’) desde el

nacimiento. Pero este pecado no es pecado de culpa (kjattáh). Esto ya lo vimos en el

tratamiento que se hacía con ellos en el santuario con sus dos clases de expiaciones (ver “¿Un

pecado que nos hace pecadores sin saberlo?” p. 14).

62 ————, La educación (E), (Bs. As.: ACES, 1958), p. 122.

24

Santiago lo explica así: “Cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es

atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el

pecado” (Sant. 1:14,15).

Observe que aunque tengamos inclinaciones al mal, Santiago dice que todavía no es

pecado de culpa, hasta que sedamos a nuestra naturaleza pecaminosa. Aunque Cristo no tuvo

concupiscencias, porque nunca cedió a la tentación, sí tuvo que luchar contra su “naturaleza

contaminada por el pecado”,63 que lo quería alejar de su Padre. La Hna. White dice que

debemos “negar el yo como Cristo se negó a sí mismo”.64 Si cedía, cometía pecado; y eso

casi sucedió tres veces en el Getsemaní (Mar. 14:36-41). Ahora bien, aunque no cedió a su

“voluntad”, ¿igualmente llegó a ser pecador por esas tentaciones que venían de sí mismo?

Santiago dice que no. Siguió estando “contaminado” y “bajo la ley” (Gál. 4:4), pero no fue

pecador. Vimos, por el símbolo de la vaca alazana (ver p. 14), que esa contaminación en él

contaminó el santuario celestial, pero no fue culpable.

SE SENTÓ EN EL TRONO DEL LADO SUR, A LA DERECHA DEL PADRE

En la nota de Sal. 110:1, “siéntate a mi diestra” (p. 726), dice que la “diestra” era el

lugar de honor y poder junto al rey”. Pero ¿se trata de un lugar simbólico o real?

La “diestra” (heb. yamín, y gr. dexiós: lado derecho, derecha, diestra), es el lugar

donde Cristo se sienta cuando llega al trono (Sal. 110:1,5; Mat. 26:64; Mar. 12:36; 14:62;

16:19; Luc. 20:42; 22:69; Hech. 2:34; 7:55,56; Rom. 8:34; Efes. 1:20; Col. 3:1; Heb. 1:3,13;

8:1; 10:º12; 1 Ped. 3:22). Pablo dice que él se sienta “a la diestra del trono de la Majestad

en los cielos” (Heb. 8:1); y en ningún lugar de la Biblia a la derecha de un asiento tiene un

sentido figurado. Como Lucifer no entendía la doctrina de la Trinidad, al ver el asiento del

lado “norte” —es decir a la izquierda del Padre, según la ubicación del santuario (Éxo. 26:27;

Núm. 3:38)— que parecía estar vacío, quiso ocupar ese lugar “a los lados del norte” (Isa.

14:13), y el Padre, lógicamente, se lo impidió.65

El sentido figurado que le dan a la ubicación de la Deidad en el trono, se debe a la

creencia de que “Dios es espíritu” en sentido literal (Juan 4:24). Pero se está refiriendo a la

santidad de Dios (1 Crón. 16:29; Sal. 29:2); y que así debemos adorarlo. No espiritualizados,

sino siendo espirituales como Dios, pues sabemos que fuimos hechos a “su imagen” (Gén.

1:26,27); y seremos “semejante al cuerpo de la gloria suya” (Fil. 3:21; Col. 2:9). También

“el Padre es toda la plenitud de la Divinidad corporalmente [bodily]”.66

Se entiende que Dios no necesita sentarse para descansar, ni guarda el sábado por el

mismo motivo (Isa. 40:28), sino que debe ubicarse en algún lugar estable para que sepamos

a dónde dirigirnos. Pero, como ocurría en el santuario de Moisés, las tres personas divinas

no permanecen quietas en el mismo lugar, pues Esteban vio a Cristo parado (hestóta) delante

del Padre (Hech. 7:56).

63 CBA, 4:1169. 64 TM, p. 178. 65 PP, 18. 66 ————, El evangelismo (Ev), (Bs. As.: ACES, 1975), p. 446.

25

ECLASIASTÉS: EL LIBRO DE UN ESCRITOR ALEJADO DE DIOS

En la introducción del libro de Eclesiastés, que se presenta en la BEA, (p. 790),

leemos que “el autor de Eclesiastés no fue un pesimista, ni un cínico desengañado por las

contradicciones de la vida. Simplemente fue alguien sensato que nos exhorta a los lectores

a que percibamos la realidad de la vida, en vez de vivir en un mundo de falsas esperanzas”.

Pero en realidad, como veremos, este sabio perdió su sabiduría; y el Espíritu Santo lo

usó para mostrarnos cómo el más sabio que se aparta de Dios, puede llegar a ser más necio

que la mayoría de los mundanos. Al contaminarse con el pecado, sufrió las consecuencias

de su vida pecaminosa (Ecle. 1:17; 7:23; 8:9);67 perdió su proverbial sabiduría y transmitió

su nueva filosofía de la vida en abierta oposición a la que había recibido cuando era creyente

(Sal. 34:4,8; 112:1; 119:2), y al resto de las Escrituras (Prov. 3: 13; 16:20; Isa. 56:2; Mal.

3:12; Mat. 5:6).

Para este profeta la vida llegó a ser un eterno aburrimiento (Ecl. 1:7,8), y por lo tanto

creyó que era inútil ser más sabio que el necio (2:11). Todo llegó a ser una “vanidad”,

incluyendo el hacer el bien (1:2,3,14; 2:15-17,21, etc.). Se apoderó de él la duda de una vida

después de la muerte, y creyó que el fin último de los hombres, sean buenos o malos, era la

muerte donde “nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (9:6); ya que

el sepulcro era para él “su morada eterna” (12:5). Por eso, su mayor preocupación era que

sus descendientes lo recordasen con honores, a fin de que al menos su nombre permaneciera

eterno (Ecl. 8:10,14).

Elena G. de White revela que Dios permitió que este hombre escribiera este libro para

mostrar humildemente “el error de sus caminos”. “No podía esperar que escaparía a los

resultados agostadores del pecado [...] pero se esforzaría fervientemente por disuadir a otros

de entregarse a la insensatez”.68 “Los últimos escritos de Salomón revelan que él fue

comprendiendo cada vez mejor cuán mala había sido su conducta”.69

Así que Eclesiastés es el libro inspirado que muestra cómo el más sabio que se aparta

del Señor ─incluso un profeta─, puede llegar a ser el más necio; y cuando se arrepiente le

será imposible evitar las consecuencias. Esto también nos muestra que el Espíritu Santo no

solamente dictaba sus mensajes, cuando inspiraba a sus profeta a escribir en la Biblia, sino

que también usó a Lucas para que él se encargara de investigar, para luego guiarlo en el

momento de escribirlo; y a Salomón como un testimonio viviente de un profeta apartado, que

finalmente se arrepiente y retoma el camino de la sabiduría.

67 CDCD, p. 167. 68 PR, p. 57. 69 Ibíd., p. 58.

26

¿CUÁL ES EL MOTIVO PRINCIPAL DE ESTE CANTAR DE SALOMÓN?

El “Cantar de los cantares” fue elegido de entre 1005 del rey Salomón, para que forme

parte de la Palabra de Dios. Pero, ¿por qué el Señor pidió que lo escribiera justamente este

rey polígamo, que tenía 60 esposas y 80 concubinas (Cant. 6:8); y si bien se enamoró

realmente de una morenita de Sunem, no fue por mucho tiempo, ya que la dejó a un lado para

unirse con otras mujeres hasta que sumaron 700 esposas y 300 concubinas (1Rey. 11:37)?

¿Qué enseñanza nos podría dar un hombre que se lleva a su casa a mil mujeres para tenerlas

de adorno; las recluye por dos años o más, sin una muestra de amor personal, e impide que

ellas entren en su cámara fuera del día de turno, o cuando él lo decida? En este caso,

¿podríamos decir que Salomón sería un ejemplo conveniente?

En los libros de Elena G. de White hay unas 60 declaraciones que interpretan algún

pasaje del Cantar de los cantares.70 De ellos se citan 36 declaraciones que se emplean en el

tomo 3 del Comentario Bíblico Adventista. Y en todos los comentarios que hace la mensajera

del Señor, la sulamita representa al pueblo de Dios; y el rey es Cristo y sus enseñanzas.

“Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, se emplea el matrimonio para

representar la unión tierna y sagrada que existe entre Cristo y su pueblo... En el Cantar de

los cantares oímos decir a la voz de la novia: ‘Mi amado es mío, y yo suya’. Y el ‘señalado

entre diez mil’ dice a su escogida: ‘Tú eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay mancha”

(Cant. 2:16; 5:10; 4:7).71

Note que la Hna. White no dice que ella interpreta o ilustra, sino que lo hacen los

escritores de la Biblia. En la próxima cita, nombra directamente a Salomón como escritor y

a la vez un tipo de Cristo:

“La belleza divina del carácter de Cristo, de quien los hombres más nobles y más

amables son tan sólo un pálido reflejo; de quien escribió Salomón, por el Espíritu de

inspiración, que es el ‘señalado entre diez mil... y todo él codiciable” (Cant. 5:10-16).72

"Necesitamos comprender mejor el sentido de estas palabras: 'Debajo de su sombra me

senté con gran deleite [...] Apartémonos de las encrucijadas polvorientas y calurosas que

frecuenta la multitud y vayamos a descansar a la sombra del amor del Salvador" (Cant.

2:3)73.

Teniendo esto en mente, podemos resumir diciendo que Dios encuentra a su amada

(su pueblo) en el desierto en un estado deplorable. Se enamoran, y la novia llega a estar limpia

y se cubre con nuevos vestidos (de salvación), pero luego hay desencuentros por un largo

tiempo. El Rey prepara un “carro” (de ángeles) para llevarla a su palacio. Pero los planes se

postergan porque la Sunamita siente que el Rey llama a la puerta (Apoc. 3:20), pero por

orgullo no le abre. Así que el Rey lamenta separarse otra vez. Finalmente se anuncia la boda

y ella se prepara para el encuentro (la boda del cordero: Apoc. 19:9). Las hermanas de ella

70 Indice bíblico de comentarios de E.G.W, (Entre Ríos: Edit. C.A.P., 1978), p. 24. 71 Elena G. de White, El Discurso maestro de Jesucristo (DMJ), (Mountain View, California:

Publicaciones Interamericana, 1964), p. 57. 72 Ibíd., p. 46. 73 JT, 3: 109.

27

(las demás iglesias cristianas) le llaman bienaventurada entre todas. Y ella y el Rey gozan

juntos rodeados de flores y bellezas (celestiales).

¿FUERON LAS TRES PERSONAS DIVINAS QUE DIJERON:

“FUERA DE MÍ NO HAY DIOS”?

En la nota de Isa. 44:6-8, “fuera de mi no hay Dios” (p. 865), se dice que “la unicidad

de Dios y sus prerrogativas divinas exclusivas lo capacitan para ser el Salvador. Como no

hay otro Dios no puede haber otro Salvador”.

Esta no fue la doctrina que era conocida durante los años 60 y 70, cuando la Deidad

constaba de “tres seres separados y distintos” en unidad (ekját);74 y por lo tanto la persona

divina que murió no pudo ser Dios de tres personas o una de las tres semipersonas de un solo

Ser, sino sólo el Hijo de Dios, que es una verdadera persona de la Trinidad. Jesús dijo bien

claro: “No soy yo solo (monos), sino yo y el que me envió, el Padre” (Juan 8:16). Fue Cristo,

nuestro Salvador, quien dijo: “Antes de mí no fue formado Dios,75 ni lo será después de mí”

(Isa. 43:10,11). Y lo entendemos, pues las tres personas son eternas; y el Hijo no nació

literalmente del seno del Padre, y por lo tanto el Padre no es anterior, sino que el “Hijo” lo

fue como un “pacto” hasta cumplirse en Belén y confirmado en la resurrección (después

volveremos a esto).

Ya vimos (ver p. 17) que la Deidad consta de “tres Seres”76 y no de un solo Ser que

se manifiesta misteriosamente en tres semipersonas, como dice Roma desde Agustín de

Hipona. No es Dios Padre el que murió en la cruz como Hijo, y ahora está como Espíritu. Si

fuera así, no necesitaríamos nombrar a tres personas en el bautismo; ni decir con Pablo que

“hay un solo Dios y un solo Mediador” (1 Tim. 2:5). Este texto, en griego dice literalmente:

“Porque un Dios, un también Mediador de Dios y de hombres”. No se trata, pues, de una

escena de teatro, donde el padre se pone la máscara de Hijo para mediar con sí mismo, y para

luego actuar como Espíritu, y concluir diciendo que la Deidad “es un misterio”.

Lamentamos que esta enseñanza pasó a nosotros en la década de los 70, y en base a

esta enseñanza de tres personas no personas, se formó la “Iglesia Adventista del 7º Día de la

Creación”. Era lógico: Si Dios es un solo Ser, el Hijo y el Espíritu no son verdaderas personas,

sino derivaciones del único Dios verdadero. ¿Por qué, pues, no podrían formar parte de

nuestra iglesia, los que sostienen que el Espíritu Santo es el mismo Dios y el mismo Cristo?

¿No es esto una contradicción? Dios no es una unicidad indivisible, sino una unión ekját

como el matrimonio bíblico. Por eso E. G. de White dice que si en el Calvario Cristo era

vencido por el mal, habría habido una separación eterna entre el Hijo y el resto de la Deidad.77

74 Departamento de Educación de la Asociación General, Principios de Vida ( PDV), (Bs. As.: ACES,

1965), p. 35. 75 En la versión Reina-Valera 1960 Dios aparece en minúscula. Pero es un claro error, pues todos los

dioses humanos no podrían existir “después” de Dios. 76 MR, 7: 267.2. 77 DTG, pp. 637,638.

28

Por lo tanto, aunque las tres personas divinas obran nuestra salvación, Cristo no es el

único Salvador de la Trinidad porque es el único Dios, sino porque de los tres es el único que

vino a morir, y por eso es el único de la Deidad que tiene la autoridad de ser Pontífice.

¿NIÑOS QUE MORIRÁN POR TENER MÁS DE CIEN AÑOS?

En la nota de Isa. 65:20, “el niño morirá de cien años” (p. 887), se dice que “sería

considerado mortalidad infantil”. Entonces, ¿cuándo en la tierra renovada dejaría de ser

“considerado mortalidad infantil”?

No olvidemos que los niños que serán llevados al cielo, cuando sean regresados a este

mundo renovado, no podrán tener menos de 1000 años (Apoc. 20:6). Por lo tanto, con una

sana ironía, Isaías dice que si hubiera uno que cumpla 100 años no podrá estar vivo. No

pertenecería al reino de los justos, y todo niño o adulto de esa edad sería “maldito”.

LOS CUATRO SERES O EL SER

En la nota de Eze. 1:6,10, “cuatro caras” (p. 983) y 10:3,4,14,18,19, “rostro de

querubín” (p. 991), que los teólogos le dan distintos significados, la BEA sostiene que “es

posible” que estos seres representen al Mesías.

E. G. de White despeja estas dudas, pues nos dice que estos seres del libro de

Ezequiel, que reaparecen en el Apocalipsis, dice que debemos estudiarlos con “el capítulo

sexto de Isaías”.78 Y asegura que son los mismos a pesar de las pequeñas diferencias que

muestran. Así que al unir Isaías 6; Ezequiel 1,2,10 y Apocalipsis 4, tenemos:

1º Estos “mismos seres vivientes” (Eze. 10:20), son en realidad “el ser viviente” (10:15).

Aquí ya se nos dice que se trata de las cuatro manifestaciones de un mismo “ser”. Elena G.

de White lo confirma: “Los ángeles que ofrecen el humo del incienso [...] El ángel [de

Jehová] con el incienso, que representa la sangre de la expiación, halla acceso delante de

Dios”.79 Sólo Cristo, el “Ángel de Jehová”, puede ofrecer incienso en el santuario celestial.

2º Entre ellos se oye “una voz” del cielo (Eze. 1:25; Apoc. 6:6) y se ve a un varón vestido

con ropajes de sacerdote (Eze. 10:6), que también es un “Cordero” con “siete cuernos, y siete

ojos” (Apoc. 5:6).

3º El “cordero” que Juan ve entre los animales, es también un “León”, es decir uno de los

cuatro seres vivientes (Apoc. 5:5,6).

4º Los “seres” son querubines y el Ángel de Jehová (”el ser”) que obra en la “sala del trono”

o lugar Santísimo (Isa. 6:1,2; Sal. 48:2; Eze. 1:26; 10:1), y está en constante comunicación

78 TM, p. 215. 79 CBA, 7: 982.

29

con los pecadores arrepentidos (Eze. 1:4,5;10:2-5,16-19; Apoc. 1:4,5,12, 13, 20; 2:1; 4:2;

10:1,5).

5º Estos “querubines” tienen el poder de perdonar pecados (Isa. 6:6; Eze. 10:2,6,7). Es decir,

el poder divino que sólo le corresponde al “Ángel de Jehová” y al “Cordero” (Luc. 5:21). Por

esta misma razón, sólo el Cordero y esos cuatro seres pueden estar presentes en el santísimo

para hacer juicio con Dios (Apoc. 15:6-8).

6º La importancia de estos seres se ve también porque poseen los poderes simbólicos más

grandes: El del “león” entre los poderes de la tierra; el de “águila”, entre las inteligencias

espirituales; el de querubín: el principal entre los mensajeros celestiales del A.T., que después

llega a ser un animal que carga con nuestros pecados (“buey” o “becerro”), y el de “hombre”,

la corona de la creación. Cristo vino a restablecer esta gloria edénica.

7º Los 144.000 que adoran a Dios, lo hacen también ante los 4 seres (Apoc. 14:1,3), porque

con sus obras y con su voz, Cristo, en sus cuatro facetas de Hijo del Hombre, honró y glorificó

a Dios “el Juez de todos” (Heb. 12:23) aquí en la tierra (Sal. 22:16,22; Isa. 6:3,4; Mar. 14:26;

Juan 17:1,4; Heb. 2:12; Apoc. 4:8,9; 5:9,10,12-14).

8º Por eso también cada ser canta a los otros tres seres, diciendo que es “Santo” y que es

“Jehová de los ejércitos” (Isa. 6:3). Es claro, entonces, que estos “seres” o “Ser” es “Jehová”

Hijo.

9º Estos seres no sólo pueden perdonar, sino también leer y entender el libro sellado que está

sólo para Cristo (Apoc. 5:4,5; 6:1,3,5,6,7; 8:13).

10º Los músicos celestiales cantaban hacia el trono y a los cuatro seres vivientes (Apoc.

14:3).

Conclusión:

La suma de estas revelaciones nos revela que los cuatro “seres” representan las cuatro

manifestaciones de la obra de Cristo, el “Jehová de los ejércitos”. Y los “seres” son también

“el ser” —porque no hay cuatro “Jehová de los ejércitos”—, como “cordero”, como “león”,

como “águila” (aetós: 4:7; 8:13; 12:14), como “hombre” y como “ángel” “querubín” que

llega a ser “becerro”, a fin de que Dios sea glorificado por él ante el universo entero. Él (ellos)

es quien está en constante comunicación con la tierra manejando con su “mano” las

complicadas ruedas de Ezequiel. Por eso la sierva del Señor dice que el “León”, el “Cordero”,

el “brazo” y la “mano” entre los seres, es “el Salvador”.80 Y no podía ser otro, pues sólo

Cristo puede perdonar pecados, conocer el libro sellado y ser llamado “Jehová”.

80 White, Hechos de los apóstoles (Hap), (M. View, Calif.: Pub. Inter., 1957), pp. 470,471; TM, p. 216;

PR, p. 393.

30

¿LA GLORIA VISIBLE DE LA TERCERA PERSONA DE LA DEIDAD?

En la nota de Eze. 8:4, “Allí estaba la gloria” (p. 990), no identifica a la persona divina

de quién se habla. Y aquí hay una revelación importante que debemos conocer:

En la Biblia, “persona” (heb. pané y gr. prósopon) es todo aquel que se muestra

físicamente y que especialmente se ve su rostro (Deut. 1:17; 5:4; 10:17; 16:19; Apoc. 6:16;

etc.). Como creemos que Dios es una unidad formada por tres Personas, Elena G. de White

asegura que “el Espíritu Santo, que es una persona así como Dios es persona, anda en estos

terrenos”.81 Pero, ¿cómo podemos creer que la tercera persona de la Deidad es una persona,

según el significado que da la Biblia?

En el cielo, los ángeles se muestran como son, es decir con “hermosura física”;82 pero

como aquí se muestran espiritualizados, se los llama “espíritus” (Heb. 1:14). Después de su

resurrección, Jesús se espiritualizó por un instante para traspasar la puerta cerrada o las

paredes del aposento alto; y sabemos que es una “persona”, porque tiene rostro (Éxo. 33:21-

23). Por lo tanto, si la Revelación dice que el Espíritu es una “Persona” que colaboró con

Cristo al formar al hombre a la “imagen de Dios” (Gén. 1:2), es porque, como co-Creador

(Bore aka: Creadores: Ecle. 12:1; Isa. 34:16), debe tener una “imagen” con rostro (Gén.

1:26).

Elena G. de White escribió que estaba sorprendida porque en su tiempo todavía no se

lo entendía. Hoy la declaración del Padre: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme

a nuestra semejanza”, continúa sin ser entendida plenamente:

“Todo hijo de Dios leal tratará de conocer la verdad. Juan declaró la verdad tan

claramente como para que un niño pudiera entenderla. ‘Si me amáis, guardad mis

mandamientos; y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros

para siempre: al Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le

conoce’. ¿Escogemos ser clasificados entre aquellos que no disciernen la verdad, que están

tan cegados por el poder engañoso del enemigo que sus ojos no ven a Aquel que es la

expresa imagen de la persona del Padre?83

Copio como se lee en inglés la última parte del texto:

“Do we choose to be numbered with those who can not discern the truth, who are so blinded

by the deceptive power of the enemy that they see not Him who is the express image of the

Father’s person”.84

Aunque en nuestra iglesia no siempre se creyó en la divinidad de Cristo, siempre ─ya

sea porque se creyera que era un hijo literal del Padre y por lo tanto debía ser semejante a su

progenitor, o porque era Dios como el Padre y lógicamente debía ser igual─ se aceptó que es

81 Ev, p. 447. 82 CDCD, 29 de abril 1979. 83 TM, p. 134. Es posible que algún adventista agustiniano o algún biteísta, argumente que la Hna.

White se refiera a la “expresa imagen” de Cristo, según parece indicar en los párrafos anteriores. Pero en este

caso, la redacción no sería correcta, pues la persona más cercana a esta expresión es el “Espíritu de verdad”,

y por lo tanto tendría que haber aclarado que no se refería a él. Y en segundo lugar, en nuestra iglesia no se

registra una negación de la “imagen” divina del Hijo (Col. 1:15), sino de su divinidad. Respecto a esto los

arrianos no estarían “cegados”, ya que dicen que es natural que un hijo tenga la imagen de su padre. 84 ————,Testimonies to Ministers and Gospel Workers, (Mountain View, California: Pacific Press

Publishing Association, 1923), p. 137.

31

la “expresa imagen del Padre”. Pero nadie creía que el Espíritu tuviera rostro o que fuera una

imagen. Pero, ¿es bíblica esta sorprendente declaración?

Sí, lo venía diciendo el profeta Ezequiel. Él, primero vio la gloria del Padre con el

Hijo en el trono; y describió la escena así: “Y sobre la figura del trono había una semejanza

que parecía de hombre sentado sobre él [Cristo]. Y vi apariencia como de bronce refulgente

[el Padre], como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos

[cintura] para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía

resplandor alrededor” (Eze.1:26,27).

Después, estando en su casa, Ezequiel vio la tercera persona divina, con una

descripción semejante a la del Padre, pero no la vio sentada en el trono, sino en varios lugares:

“Y miré, y he aquí una figura que parecía de hombre [recuerde que fuimos hechos a la

imagen de “Creadores” en plural]; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para

arriba parecía resplandor, el aspecto de bronce refulgente, y el Espíritu me alzó entre el cielo

y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro

que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a

celos. Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el

campo” (Eze. 8:2-4).

Ezequiel vio en el santuario ─que nunca se construyó porque era simbólico y terminó

siendo el celestial de la santa ciudad (Eze. 48:16-35)─ que los ancianos, sacerdotes y parte

del pueblo adoraban a ídolos (semél: imagen, semejanza, figura, ídolo). Pero “a los lados del

norte” del santuario, encontró sólo a la imagen gloriosa del Espíritu que había visto antes,

junto a otra imagen (semél) que el pueblo no la estaba adorando directamente, pero que para

el Espíritu era “la imagen del celo”. Es evidente que esta “imagen del celo”, era la que quería

ocupar “los lados del norte” del trono, que le corresponde al Espíritu, cuya imagen sólo la

vio Ezequiel en visión, pero no Lucifer; y por eso quiso ocupar su lugar, así como Cristo lo

ocupaba en el lado sur o derecha del Padre (Isa. 14:13). 85

¿QUIÉN DIJO: “YO TAMBIÉN LES DI ESTATUTOS QUE NO ERAN BUENOS”?

En la nota de Eze. 20:15: “Estatutos que no eran buenos” (p. 1002), dice: “Los

estatutos mencionados en este versículo son leyes de factura humana”.

Efectivamente, las leyes civiles, que en el A.T. estaban mezcladas con las leyes

ceremoniales, porque el Señor daba sus mensajes según la necesidad del momento y no según

el orden de los temas, no pertenecían a las leyes del santuario, que eran buenas (Ver pág. 19:

“Una mujer por trofeo de guerra para unirse a ella, y abandonarla si no es de su agrado”).

El problema es que estas leyes contrarias al pensamiento cristiano, y que Pablo dice

que eran “contra nosotros” (Col. 2:14), fueron “clavadas” simbólicamente en la cruz

mediante la persona de Cristo. Pero no porque él las vino a cumplir plenamente como

85 No olvidemos que todas las figuras del santuario terrenal, representaban al celestial, que se realiza a

“la diestra [al sur] del trono de la Majestad en el cielo […] aquel verdadero santuario” (Heb. 8:1). Y a la

izquierda del Padre, es decir al lado norte del trono y “santuario”, corresponde a la tercera Persona. Por eso

Ezequiel destaca que esa tercera imagen estaba en el lado “norte” del templo.

32

ejemplo, como las ceremoniales (Mat. 5:17-19), pues las civiles no pertenecían a los símbolos

del Señor que salvan nuestro cuerpo y nuestra mente. Esto explica por qué no hay ninguna

contradicción cuando dijo que vino a cumplir hasta el mínimo detalle, pero no aceptó cumplir

las civiles (Mat. 5:31,32, 38,39).

¿Usted obedecería a un juez del pueblo de Dios, que ordena a una hermana de iglesia

a ser vendida como esclava por deseo de su padre, porque así lo permiten las Escrituras (Éxo.

21:7)? ¿Cree que es correcto herir con un palo a su sirviente hasta dejarlo medio muerto, pero

porque sobrevive un par de días se lo declare libre de toda culpa, porque así se lee en la ley

de Moisés (Éxo. 21:20,21; Neh. 10:29)? ¿Cuál sería su opinión acerca de un pastor de nuestra

iglesia que ordena a matar a uno de sus feligreses basándose en Éxodo 31:15, que dice: “Todo

el que haga algún trabajo en sábado, morirá”? ¿Cree correcto que el anciano de su iglesia

tenga “dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida”, argumentando en su defensa que

cumple un mandamiento bíblico (Deut. 21:15-17)?

¿Por qué cree que Cristo abolió el mandamiento civil que él mismo dictó: "Ojo por

ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por

herida, golpe por golpe" (Éxo. 21:24,25; Mat. 5:38,39)? No fue porque estaba arrepentido de

haber dictado ese mandamiento 15 siglos antes, sino porque en la misma torah también está

el mandamiento ceremonial que se contrapone al civil, que dice: “No te vengarás, ni

guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo

Jehová” (Lev. 19:18). ¿Nota que muchas veces las leyes del santuario eran contrarias a las

civiles y podían anularlas?

Y si no eran buenas, ¿por qué Dios las dictó a Moisés (Eze. 20:2; Jos. 24:26; Neh.

10:29)? Los que tenemos hijos podemos entenderlo mejor. Sabemos que no se les puede

negar todo lo que dicen, ya que quedarían abrumados con tantas negativas. Lo mismo

hacemos con los que estudian la Palabra y dan sus comentarios. Nos callamos para que no se

desanimen por todos los cambios que necesitarán aceptar, hasta que llegue el momento que

puedan estar en mejores condiciones de entenderlo.

¿Se puede imaginar lo que hubiera pasado si al salir de Egipto, a todos los hebreos se

les hubiera prohibido tener más de una esposa? ¿Cuántos habrían salido? Así que Dios aceptó

costumbres que no eran buenas, reglamentándolas, para evitar males mayores.

Lamentablemente, para burlarse de la Biblia, los ateos destacan esas leyes del A.T. contrarias

a la civilización occidental, porque no toman en cuenta lo que consideramos.

“UN REINO DIVIDIDO”

En la nota de Dan. 2:41, “será un reino dividido” (p. 1044), se destaca las divisiones

que sufrió Roma desde el 285 d.C. “hasta la caída de Constantinopla en 1453”. Pero en Dan.

2:41,42 no sólo se habla de la división del reino en dos piernas y pies (Oriente y Occidente),

sino también en diez dedos de la Roma occidental, que en parte serían fuertes, y en parte

débiles como ocurre hoy con las naciones del sur de Europa. Estos reinos son los que

permanecerán hasta la caída de la piedra o reino de Dios (2:44).

33

Pero si bien hoy Roma es sólo una ciudad de una de las naciones europeas y no un

imperio, ¿por qué se le llama “un reino dividido”? El profeta emplea aquí dos palabras claves:

“Reino” (malkuw), y “dividido” (pelag). Observe que “reino” está en singular. Por lo tanto,

para Dios Europa es más que una unión de reinos, como Mercosur y otros. Dios sabe que

mientras exista el “cuerno pequeño”, Europa será más bien “un reino dividido. Es verdad

que por medio de sus colonias y su influencia cultural y religiosa, ha formado nuevos

“reinos” (en plural) en naciones de los cinco continentes. Pero Europa fue el Imperio

Romano, y volverá a ser “un reino”, a pesar que lo formen naciones independientes que

todavía mantienen sus diferencias en plena época de Unión Europea.

Hoy se cumple la profecía, porque es: “UN REINO DIVIDIDO”.

UNIÓN EUROPEA

Harnack dijo: “El imperio no ha perecido sino que sólo ha sufrido una

transformación [...] Esto no es meramente una 'observación aguda', sino el reconocimiento

histórico del verdadero estado de cosas y la forma más apropiada y fructífera de describir el

carácter de esta iglesia. Aún gobierna a las naciones [...] Es una creación política, y tan

imponente como un imperio mundial porque es la continuación del Imperio Romano. El

papa, que se autodenomina 'Rey' y 'Pontífice Máximo', es el sucesor de Cesar".86

Elena G. de White lo dice con más precisión: “La influencia de Roma en los países

que en otro tiempo reconocían su dominio, dista mucho de haber sido destruida. Y la

profecía predice la restauración de su poder”.87

UN DIOS CON LAS FORTALEZAS MÁS INEXPUGNABLES

En la nota de Dan. 11:21-39 (p. 1065), no se destaca el poder indispensable para la

formación de la triple alianza.

Daniel escribió que ese reino del norte (cristianismo apostata) honraría “un dios que

sus padres no conocieron” (Dan. 11:38), porque ese reino no aparecería en las profecías de

las tierras bíblicas de Asia menor y Europa, sino en una nueva “tierra” (Apoc. 12:16). Y ese

nuevo aliado de Roma papal, se uniría, también “con un dios ajeno” a los reyes de la tierra

(Dan.11:39).

Queda claro, entonces, que el “rey del norte” no es un solo rey ni es una sola nación,

como algunos intérpretes aseguran, sino que es una coalición cristiana contra los santos. Así

que, además del cristianismo apóstata romano que se levantó contra el santuario de Dios por

medio de sus fieles, trayendo la “abominación desoladora”, se habla de un nuevo aliado que

aparece en Apocalipsis 13 como un “cordero”. Por eso se cumple después de los 1260 años

de su mayor poder, cuando en el tiempo del fin hablará como el “dragón” de Apocalipsis

(Apoc. 12:14-17; 13:11).

¿Por qué EE.UU. hablará como el “dragón” satánico? Porque “obrará para las

fortalezas más inexpugnables con un dios extraño" (Dan. 11:39). El vocablo hebreo nekar,

86 Adolfo Harnack, What Is Christianity?, (Nueva York: G. P. Putnam's Sons, 1903), pp. 260-270, la

cursiva es del original; Nichol,ed., CBA, 4:872. 87 White, CS, p. 636.

34

que se lee 35 veces, se lo traduce como extraño, forastero y extranjero. Así que además del

dios que no se conocía antes de la herida de muerte del papado, hay otro que obra con los

poderes de Roma y EE.UU., pero que es un forastero. Y que ese "extraño" posee el mayor

poder que se conozca (mau´zzim). ¿Más que los Estados Unidos de América? Sí, porque los

Testimonios aseguran: "Los protestantes de Estados Unidos serán los primeros en tender las

manos a través de un doble abismo al espiritismo”.88

Aquí está el secreto del poder que recibirá esta coalición, cuando “repartirá tierras

como recompensa” (Dan.11:39 up.) y llegue a ser un poder triple (Apoc. 16:13,14). E. G. de

White comenta: “Verán en esta unión un gran movimiento para la conversión del mundo y

el comienzo del milenio tan largamente esperado”.89 “Multitudes se alegrarán de que Dios

esté obrando maravillosamente en su favor”.90

Este falso reavivamiento religioso para “la conversión del mundo”, será fortalecido

por la aparición de líderes mundiales de las principales religiones del globo, que se

“levantarán” de la tumba enseñando mentiras como que el domingo es el día santo.91 Los

musulmanes guardan el viernes. Pero si Satanás se apareciera diciendo que es Mahoma, e

hiciera grandes señales y milagros, enseñando que el viernes santo fue cambiado por el

domingo, ¿quién de ellos se podrá resistir? ¿No podrá obtener mayor éxito que lo que hasta

ahora mostró todo el poderío de los EE.UU. y el papado juntos? Sí, el demonismo: el extraño

forastero vestido con ropajes cristianos, será la fuerza más inexpugnable de todo el planeta y

de todos los tiempos. Jamás hubo ni habrá un poder norteño como este.

TEXTO CLAVE QUE NOS AYUDA A ENTENDER POR QUÉ

TODAVÍA DIOS NO INTERVIENE ANTE TANTA MALDAD

Nota de Nah. 1:2-15 (p. 1117). El caballito de batalla de los ateos y agnósticos contra

Dios y la Biblia, es la larga historia de violencia y maldad, donde niños y mujeres indefensas

sufren ante la vista de Dios sin una justiciera intervención suya. Argumentan que si existiera

un Dios de amor, como anuncia la Biblia, ya tendría que haber intervenido en los

acontecimientos humanos.

Como conocemos la Palabra de Dios, sabemos que Dios está obrando pero en una

forma muy limitada, porque si hiciera lo debido muy pocos quedarían con vida, y los testigos

del universo no podrían comprender hasta dónde llega lo bueno y hasta dónde llegan las

consecuencias de la desobediencia. El árbol del mal debe crecer, y hay que esperar hasta que

dé sus frutos, porque el reino de Dios está basado en la fe y el amor, no en la fuerza.

Una pequeña duda en la eternidad, sería suficiente como para transformar este reino

eterno en una temerosa pesadilla. Por eso Dios aprovecha nuestras desobediencias como una

vacuna eterna contra un segundo mal. Y tan perfecto es el plan, que Dios asegura: “¿Qué

88 Ibíd., p. 645. 89 Ibíd., p. 646. 90 Ibíd., p. 517; Eventos de los últimos días (EUD), (Bs. As.: ACES, 1992), p. 162. 91 EUD, p. 164.

35

pensáis contra Yahwéh? Él extermina por completo. La angustia no se levantará por segunda

vez” (Nah. 1:9).

En la versión Reina-Valera 1995, que usa la BEA, dice así: “No tomará venganza dos

veces de sus enemigos”. Pero en el texto hebreo no aparece la palabra oyéb (enemigo).

Aunque en el capítulo se habla de contiendas humanas, el texto emplea la palabra tsará

(tribulación, angustia, controversia, calamidad, problema, aprieto). Y confirma que

finalmente, gracias al “monte” de Dios y su evangelio, “nunca más te invadirá el malvado”

(Nah. 1:15).

Lamento, pues, que por causa de las versiones de Reina-Valera, nos dificulte dejar

con las almas acongojadas y sedientas, una promesa divina tan segura.

¿“OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE” PROFUNDIZADOS EN SU EXIGENCIA?

Nota de Mat. 5:38, “Ojo por ojo y diente por diente” (p. 1178), dice: “Si los anteriores

mandamientos de la ley no han sido abolidos, sino espiritualizados y profundizados en su

exigencia, con este ocurre lo mismo”. Pero luego aclara que “no favorece tomarse la

venganza uno mismo, sino todo lo contrario”. ¿Entonces “ocurre lo mismo” o “todo lo

contrario”? Jesús dijo que vino a cumplir hasta los puntos y las comas de la Torah. Pero

nunca quiso cumplir este mandamiento, “sino todo lo contrario” (Mat. 5:38,39). ¿Por qué?

Como vimos, en la Torah hay dos clases de mandamientos: los del santuario para la salvación

del alma y del cuerpo, y los mandamiento civiles, que no eran sombra de Cristo, sino “contra

nosotros” (Col. 2:14). Por eso Jesús dijo que éstos “no eran buenos” (Eze. 20:25); y los aceptó

por la dureza del corazón de los hebreos (Mat. 19:8), que querían seguir las normas que

habían aprendido en los países paganos. Ver pág. 17 bajo el título: “Una mujer por trofeo de

guerra para unirse a ella, y abandonarla si no es de su agrado”.

¿QUÉ ES SER PERFECTO?

En la nota de Mat. 5:48, “perfectos” (p. 1178) dice que “describe la madurez”. Pero

si Dios es “perfecto”, no significa que ha llegado a la madurez, pues su perfección es absoluta

e inalcanzable (taklith: Job 11:7). Es evidente que aquí Jesús está señalando el amor a todos

como una de las expresiones de la perfección cristiana. Pero la “perfección” que Dios espera

de nosotros, tiene un sentido más amplio de lo que se ha estado señalando por el movimiento

adventista contra la perfección legalista. Este movimiento anti-perfeccionista nos llevó, sin

querer, al lado opuesto del camino al cielo, llegando a ser casi tan peligroso como el primero.

Los vocablos hebreos tamin (Gén. 6:9; 17:1; Lev. 22:21; Deut. 18:13, etc.) y shalem

(Deut. 25:15; 1 Rey. 8:61; 11:4; 15:3,14; 2 Rey. 20:3, etc.), se traducen como “íntegro”,

“perfecto” y “completo”. Y corresponden con la palabra griega téleios. En los Salmos, “los

perfectos” son “los que andan en la ley de Jehová” (Sal. 119:1). Y Pablo aclara: “Cuando

vuestra obediencia sea perfecta” (2 Cor. 10:6). Santiago afirma que son los pacientes (Sant.

36

1:4). Pablo dice que son los que no murmuran contra otros (Fil. 2:14). Pero también dice que

la perfección no es sólo una virtud cristiana, sino que es el esfuerzo constante para alcanzar

la meta, que es el Modelo (Fil. 3:14,15): “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es

en Cristo Jesús” (2 Tim. 2:1).

Así que la perfección bíblica no es estática, sino progresiva, pues la perfección no es

un estado, como la madurez, sino un proceso mientras haya vida. La orden es: “Creced en

la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Ped. 3:18); “a fin de

que el hombre [mediante el estudio del Libro] de Dios sea perfecto, enteramente preparado

para toda buena obra” (2 Tim. 3:17).

Justamente, porque la perfección es progresiva, hay tres grados de perfección:

1.º La perfección instantánea, que se la obtiene mediante la justicia imputada de Cristo; “su

propia ropa de justicia, que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová”.92 Así, el perdón

nos hace perfectos observadores de la ley en Cristo, y “completos en él” (Col. 2:10). Con

esta perfección instantánea de la limpieza de la conciencia (no de la naturaleza hasta la

transformación), obtenemos ya la tarjeta de entrada al cielo (Apoc. 22:14). Pero si Cristo no

viniera hoy, tendríamos el problema de mantenernos limpios, con el peligro de perder esa

“tarjeta” de entrada.

2,º El paso siguiente es la perfección progresiva, según nuestras mejores capacidades diarias.

Los que trabajan en el campo saben que para hacer un surco derecho y perfecto, tienen que

mirar hacia adelante a un punto fijo. El blanco fijo de Pablo era Cristo, y hacia él obraba cada

día, diciendo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que sea perfecto; sino que prosigo”

adelante (Fil. 3:12). Pero, ¿cuándo lograremos alcanzar la perfección de Cristo? La respuesta

es nunca (Job 11:7). Y E. G. de White lo dice así: “Recordad que la edificación del carácter

no finaliza mientras no termine la vida”.93

Esto nos abruma y nos lleva al desánimo. Pero notemos lo que continua diciendo

Pablo: “Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos” (Fil. 3:15). ¿Cómo

se entiende esto? El problema viene cuando pretendemos ser perfectos como Cristo en un

solo día, pero nos damos cuenta que no podemos. ¿Entonces cuál era el secreto de Pablo para

sentirse perfecto cada día?

Jesús dijo: “No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su

afán. Basta cada día su propio mal” (Mat. 6:34). Y E. G. de White añade: “Empiecen su

obra. Él es la suficiencia de ustedes. ‘Esfuérzate y aliéntate” (Dan. 10:19),94 “Día por día

todos somos probados, corregidos y educados para ser útiles en esta vida. Pensad en esto:

sólo un día por vez”.95 “Todo lo que tenemos que hacer se refiere al día de hoy. Hoy

hemos de ser fieles a nuestro cometido. Hoy hemos de amar a Dios con todo el corazón y a

nuestro prójimo como a nosotros mismos. Hoy hemos de resistir las tentaciones del enemigo

92 PVGM, pp. 253,254. 93 ————, Dios nos cuida (DNC), (Bs. As.: ACES, 1991), p. 179. 94 RJ, p. 245. 95 MCP, 1: 15.

37

y obtener el triunfo mediante la gracia de Cristo. Así estaremos velando y esperando la

venida de Cristo”.96

Por lo tanto, ella dice que “la santificación consiste en la alegre ejecución de los

deberes diarios en perfecta obediencia a la voluntad de Dios”.97 “Con nuestras facultades

limitadas, hemos de ser santos en nuestra esfera como Dios es santo en la suya. Hasta

donde alcance nuestra capacidad, hemos de manifestar la verdad”.98 (Mar. 12:30).

Muchas veces al acostarse y hacer un repaso de sus hechos en el día, Pablo quedaba

satisfecho, y se sentía perfecto, aunque todavía sentía que le faltaba mucho para alcanzar el

blanco supremo. Era perfecto para ser más perfecto.

3º. Por último, ese blanco supremo, que es Cristo, seguirá siendo en el cielo la meta

que alcanzar. Pero, ¿para qué está, si es inalcanzable (Job 11:7)? Para evitar el conformismo

de la mediocridad, y con él el hastío, y la pérdida de la felicidad.

LOS PENSAMIENTOS NO SE PUEDEN MATAR

En la nota de Mat. 10:28, “destruir el alma y el cuerpo” (1186), se interpreta: “No

temáis a aquellos que solo pueden quitar la vida presente (cuerpo) sino temed a aquel que

puede quitar también la vida eterna (alma)”. Este análisis es copia de la interpretación

mayoritaria, que cree en la inmortalidad del alma: Hoy vivimos en el cuerpo, pero en el cielo

viviremos solo en el alma.

Según hemos visto (Ver: “¿En Génesis 2:7 “no” es alma viviente?”, p. 4), cuando

“alma” se traduce como “vida”, siempre es vida consciente; un ser “inteligente”, como dice

E. G. de White. Nunca es un ser en estado de coma o que está muerto (a menos que se lo

recuerde cuando vivía). Y también vimos que a veces “alma” es sólo la parte consciente de

la vida o del ser; el pensamiento, la conciencia. Por eso en Gén. 2:7 nefesh (alma) es el

resultado de la unión de la vida con el cuerpo.

Por lo tanto, lo que Jesús quiso decir es más o menos esto: No temáis a los que matan

el cuerpo, pero el conocimiento y la fe en el Salvador no podrán. Temed más bien a aquel

que puede destruir los pensamientos malvados y el cuerpo en el infierno”.

NO PASARÁ ESTA GENERACIÓN

En la nota de Mat. 24:34, “esta generación” (1207), dice: “Establecer basándose en

esta frase un período al final del cual Jesús debe regresar, va contra el espíritu y la letra de

las indicaciones del Maestro”.

96 DNC, p. 189. 97 PVGM, p. 339. 98 MS, p. 395.320

38

Es verdad que no tenemos autoridad para afirmar, con seguridad, que la generación

en que vivimos vendrá Jesús, porque es la última de la historia del pecado. Pero tampoco

nadie tiene el derecho de negar lo que nos dice el Maestro, argumentando que va contra lo

que él quiso decir. Lo que sucede es que se desconoce lo que Elena G. de White escribió al

respecto:

“Jesús no consideró por separado la destrucción de Jerusalén y el gran día de su

venida. Mezcló la descripción de estos dos acontecimientos. Si hubiese revelado a sus

discípulos los acontecimientos futuros como los contemplaba él, no habrían podido soportar

la visión”.99

1.° Para la iglesia, en su totalidad, esta doble profecía se cumplió en el año 70 d.C.; y

se volverá a cumplir al fin de los tiempos, cuando se cumpla la última condición (Mat. 24:

14). Y sabemos cuál es la última condición: “El evangelio eterno ha de ser predicado ‘a toda

nación y tribu y lengua y pueblo”(Mat. 28:19),100 y “a toda criatura” (Mar. 16:15).

Actualmente estamos predicando a casi todas las naciones, pero no a los pueblos y “toda

criatura” mediante los actuales medios de comunicación. Por lo tanto, no podemos saber si

ya estamos en la última generación.

2.° En la aplicación personal, debemos tener en cuenta que desde que cada creyente

se prepara para la venida del Señor hasta la segunda venida, sea que viva en los tiempos de

Enoc o de Isaías; en los días de los apóstoles; en el tiempo de la iglesia de Filadelfia o en

nuestros días, el período de espera será “breve”: Siempre de una generación. ¿Por qué?

Porque simplemente no hay tiempo de espera. Cuando Adán y Eva sean resucitados; cuando

los justos del tiempo de Isaías vuelvan a la vida, y cuando Pablo y Elena G. de White sean

despertados, cada uno creerá que ese día de la venida se habrá cumplido en “breve”; en su

“generación”, “un poquito” de tiempo después de su muerte.

Esto explica por qué Dios preparó a E. G. de White para que nos ayude a interpretar

la Biblia debidamente. Si leyéramos más sus escritos habría menos inseguridad teológica.

LOS QUE OBEDECEN LA LEY SERÁN JUSTIFICADOS

En la nota de Rom. 2:12-14, “Los que obedecen la ley serán justificados” (p. 1393),

no sólo se habla del juicio, sino también de la justificación diaria. Pero más adelante, Pablo

dice que somos “justificados por la fe sin las obras de la ley” (Rom. 3:28). ¿Cómo se entiende

esto?

Generalmente, cuando Pablo se dirige a los judíos, la Ley es la Torah, donde se lee

dos veces los Diez Mandamientos y las leyes ceremoniales del santuario, que representaban

al Cordero que da la salvación. Así que si hemos pecado, la ley moral nos condena; y si

reconocemos que somos pecadores y ofrecemos el sacrificio espiritual, el Cordero nos

justificará, y seremos reconciliados con Dios y su Ley.

Dios sabe que antes de recibir el perdón o justificación (que es lo mismo), nadie podrá

guardar los Diez mandamientos (Rom. 8:7). El solo hecho de que pedimos el perdón, es la

99 DTG, p. 581,582. 100 Ibid., pp. 587,588.

39

prueba. E. G. de White confirma a Pablo diciendo: “Es sólo mediante la justicia de Cristo

que somos capacitados para guardar la ley”.101

Así que, aunque Dios quiere que guardemos su ley moral, aquí nos pide que no la

guardemos porque será inútil. Solo podremos arrodillarnos y pedir el perdón arrepentidos,

tal cual somos. Pero, ¡cuidado! en ninguna parte de la Biblia dice que entonces somos salvos

solamente por fe, como decía Lutero. Al contrario, dice que “el hombre es justificado por

las obras, y no solamente por la fe” (Sant. 2:24).

¿Está sorprendido? En tal caso lo que hay que hacer es preguntarse: ¿Qué obras? ¿Las

de la ley moral y cualquier obra buena que nos de algún mérito, o se trata de obras de

arrepentimiento? Muchos tratan de explicarlo diciendo que esas obras son las que vienen

como resultado de la justificación, es decir en la santificación. Pero Santiago no está hablando

de la santificación, sino de la justificación. Pablo lo explica muy bien, cuando le hace un

llamado al rey Agripa para que él también acepte la salvación. Pero con una condición:

“Haciendo obras dignas de arrepentimiento” (Hech. 26:20 up.).

¿Sabemos cuáles? Creo que todos lo sabemos: Aceptar el llamado que nos hace el

Espíritu Santo, reconocer que hemos pecado contra Dios y su ley, arrepentirnos de todo mal,

tener fe que Cristo nos perdonará, como lo prometió; arrodillarnos y pedir el perdón de cada

pecado. No son obras para vanagloriarnos, sino todo lo contrario. Y sabemos que por esas

obras no seremos salvos, sino porque Cristo lo ha prometido. Pero si no cumplimos estas

“obras”, no habrá perdón ni el “fruto”, que es “la santificación” y la vida eterna (Rom. 6:23).

“El apóstol Santiago vio los peligros que surgirían al presentar el tema de la justificación

por la fe [como lo destacó Pablo a los judaizantes], y trató de demostrar que la fe genuina no

puede existir sin las obras correspondientes”102

“La fe sin las obras inteligentes está sola. La fe en el poder sanador de Dios no salvará

a menos que esté combinada con las buenas obras [de arrepentimiento]”.103 Porque, “como

toda promesa, nos es dada bajo condiciones”.104 Dios pide vuestra obediencia voluntaria

[al evangelio]. Él os pide que abandonéis vuestros pecados”.105

SI “TODO LO QUE NO PROVIENE DE FE, ES PECADO”,

¿CRISTO PECÓ EN EL GETSEMANÍ?

En la nota de Rom. 14:23, “lo que no proviene de fe” (p. 1410), se cita a Pablo cuando

dice que “el que duda… todo lo que no proviene de fe, es pecado”. Esto nos lleva a la

pregunta: ¿Toda duda es pecado? Ya vimos que en el santuario había dos clases de pecado y

dos clases de expiaciones: Por el pecado de inocencia o impotencia, y por el pecado de culpa.

Además, también existen dos clases de dudas que batallan contra la fe:

101 ————, Recibiréis poder (RP), (Bs. As.: ACES, 1995), p. 361. 102 CBA, 7:948. 103 Ms, 86, 1897. 104 DTG, p. 626. 105 PVGM, pp. 102,103.

40

La primera es la duda por incomprensiones y desconocimientos, como ocurrió con

los ángeles leales y los habitantes del universo hasta la muerte de Cristo, cuando Satanás dijo

que desde la caída del hombre la Ley no se puede cumplir. O también cuando surge de

nosotros mismos, y dudamos, pero gracias a la ayuda del Espíritu no cedemos a esa tentación,

como ocurrió con Jesús en el Getsemaní. Recordemos que toda duda le quita al gobierno

divino su estabilidad, pues está fundado en el amor y no en la fuerza. Por eso es un peligro.

Pablo escribió que por la muerte de Cristo se puede “reconciliar consigo todas las

cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante

la sangre de su cruz” (Col. 1:20). Y E. G. de White agrega que “Cristo intercede a favor del

hombre, y esa misma obra mediadora conserva también el orden de los mundos

invisibles”.106

Sí, la duda se extendió al universo entero, y Jesús tuvo que pagar por esto. Pero se

trata de un pecado de ignorancia, pagado en el Calvario cuando Jesús pidió por todos los

pecados de inocencia (Luc. 23:34).

Y la segunda sí es un verdadero peligro para el cielo, pues a pesar de las promesas

divinas, podemos ceder a la duda corrosiva que nos aparta de Dios. Esta testarudez por

permanecer en la duda, llevó a la desobediencia y a la muerte a buena parte del pueblo que

salió de Egipto (Heb. 4:6). Y esta falta de fe es pecado de culpa. No tiene excusa, y así no se

puede permanecer en el universo sin la renovación del perdón.

¿SANTIFICADOS PARA SER SANTOS?

En la nota de 1 Cor. 1:2, “santificados… llamados a ser santos” (p. 1417), se

interpreta: “Consagrados… para ser su pueblo”. En una traducción más literal del griego,

dice: “A los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que invocan

el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Eran “santificados” (hegiasménois), porque habían

sido llamados y apartados para ser cristianos (1 Cor. 6:11; Éxo. 19:14; 2 Tim. 1:9; Heb.

9:13,14; 13:12). Y en esta condición fueron llamados “a ser santos” (kletois hagiois: dativo

plural); llamados santos en forma dativa, llamados a santificación”.107 Así lo confirma Pablo

en Romanos 1:6.7: “También vosotros, llamados a ser de Jesucristo [...] llamados a ser

santos” (Rom. 1:6,7).

Entonces, ¿por qué, si ya eran “santificados” o apartados, eran llamados a la

santificación? Porque el proceso de la entrega o consagración a Dios, tiene un doble

propósito. Las ceremonias del santuario lo ilustran de esta manera: Desde el momento que

el pecador entraba al “atrio” del tabernáculo, y se paraba cerca de la entrada, quedaba

apartado de los lugares profanos por el cerco de cortinas, y se encontraba entonces en “lugar

santo” (Éxo. 29:31; Lev. 6:16, 26,27; 7:6; 10:12,17,18; Eze. 42:13,14; 44: 19). Se entiende

que este “lugar santo” no era el de la tienda, sino otro anterior donde se encontraba el altar

del holocausto y el lavatorio.

106 ————, Mensajes para los jóvenes (MJ), (M. View, Calif.: Pub. Inter., 1981), p. 252. 107 White, CBA, 6:656.

41

De esa manera, al entrar al “atrio” del santuario, junto a la puerta, antes de ofrecer su

cordero en sacrificio en el altar, el pecador ya estaba en lugar santo, apartado, es decir

consagrado de todo lugar profano; y estando santificado, recibía el perdón o justificación

(altar) con la limpieza (lavatorio) por medio del sacerdote. Así que, antes de entrar al lugar

santo de la tienda como “fruto” del perdón por medio de lo que el sacerdote realizaba por

él, el arrepentido ya había sido lavado, santificado consagrado y justificado (1 Cor. 6:11

con Rom. 5:9 y Heb. 13:12). Elena G. de White lo explica así y con este orden: “La justicia

imputada de Cristo significa santidad consagración, rectitud justificación, pureza

limpieza”.108 Vemos que imputar justicia es más que una declaración judicial, como dicen

algunos.

UNA EXPLICACIÓN CLARA DE POR QUÉ DIOS ES “UNO”

En la nota de 1 Cor. 2:10, “escudriña aun lo profundo” (p.1419), se revela una

capacidad divina que permite a Dios saber lo que piensan los demás: “Porque el Espíritu todo

lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. Y sabemos que el Espíritu Santo no es una persona

divina que posee más poderes divinos que las otras dos personas de la Trinidad. Así que lo

que piensa y siente el Padre, lo piensa y lo siente el Espíritu, y también el Hijo, aunque son

personas diferentes e independientes.

Recordemos que en Juan 8:16 Jesús aclaró: “Porque no soy yo solo (monos), sino yo

y el que me envió, el Padre”. Y también dijo que el Espíritu Santo no es el Padre hecho

espíritu, ni el Hijo, sino que es “otro Consolador” (Jan 14:16). Por eso somos bautizados en

el nombre de tres Personas (Mat. 28:19); y por eso E. G. de White dice que son “los tres

Seres más santos del cielo”.109

Vimos también que la unidad de la Deidad no es en persona, sino en carácter y

propósitos (Ver: ¿Es un misterio la unidad “ekjád” de la deidad?, p. 17). Y este conocimiento

de lo profundo de los otras personas divinas, permite que formen una unidad que ningún otro

ser creado en el universo puede igualar. Sin embargo, Jesús nos invita a que seamos “uno”

como ellos, hasta donde podamos, y como también pidió a los discípulos (Juan 17:11,21).

Este conocimiento también nos hace entender que cuando Jesús dijo que no lo verían

más hasta la segunda venida (Mat. 23:39; Luc. 13:35; Juan 16:16,17), y al mismo tiempo que

estaría con nosotros hasta el fin del mundo (Mat. 28:20), Juan aclaró que “él permanece en

nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” (1 Juan 3:24). Así que por esta capacidad divina,

todo lo que el Espíritu dice, piensa y siente aquí, Cristo también lo siente en el trono, como

si estuviera directamente con nosotros.

108 ————, Carta, 14 de enero de 1890. Note que ella habla aquí de la limpieza del perdón, no del

bautismo, como creen muchos. 109 MR, 7: 267.2.

42

¿POR EL PERDÓN LLEGAMOS A SER AHORA TOTALMENTE NUEVOS?

En la nota de 2 Cor. 5:17, “Las cosas… todas son hechas nuevas” (p. 1446), no se

explica qué significa “todas”, ya que sabemos que en el perdón nuestra naturaleza

pecaminosa sigue igual hasta la transformación. En ese texto Pablo agrega que llegamos a

ser “nuevas criaturas”. Pero Isaías (Isa. 61:10) y Zacarías (Zac. 3:4,5) dicen que la salvación

no es todo un nuevo ser, sino sólo como una vestidura que lo cubre. Y por eso desde la

Reforma, muchos creen que la justificación es sólo una declaración de justicia; un

encubrimiento, que nos hace “pecadores y justos a la vez” sin cambio real.

Creemos que “el reino de Dios”, que desde Juan el Bautista se proclamó con la

primera venida de Cristo, es un reino espiritual con promesas espirituales. Y con la segunda

venida del Salvador, se cumplirá el reino físico, con un cambio total y sin pecado. Por eso

entendemos que cuando Jesús dijo: “Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y

échala de ti” (Mat. 5:30), es porque le estaba dando un sentido espiritual, pues la mano no

hace nada sin una orden de la mente. Y, efectivamente, la mejor manera de vencer un mal

pensamiento, es cortarlo con la fuerza de la voluntad y pensar en otra cosa.

Así que en este reino de la gracia, la salvación es total, pero en la mente: “A fin de

obtener la justicia de Cristo, es necesario que el pecador sepa lo que es ese arrepentimiento

que efectúa un cambio radical en la mente, en espíritu y en acción”.110

Pero Pablo es más específico que E. G. de White, pues no es un cambio total de toda

la mente: “Renovaos en el espíritu (tô neúmati) de vuestra mente” (Efe. 4:23), y

“transformaos mediante la renovación de vuestro entendimiento” (Rom. 12:2).

Exacto. La mente consta de dos partes: Una física, donde, con la ayuda del

hipotálamo, se registran todas las informaciones, y se las deposita en el núcleo de las

neuronas de la corteza cerebral, cambiando la química del ADN para no borrarlo más.

Entonces, nuestra memoria es química con grabaciones heredadas, y donde añadimos nuevas

informaciones durante la vida. Esta información no se borra en el perdón y nos sirve de

experiencia para toda la eternidad. Sólo se la podrá vigilar, reprimir, controlar,111 “vencer”,112

“subyugar”113, dominar, ennoblecer,114 circuncidar espiritualmente (Deut. 30:6) y

disciplinar,115 pero no limpiar o destruir durante el proceso de la santificación que dura toda

la vida. La única manera de eliminarla es cortando parte del cerebro.

En cambio al entendimiento, al “espíritu” (pneúma es todo lo que no se ve, como la

parte eléctrica del cerebro), o parte consciente que se renueva en el perdón, también se le

llama la “conciencia” (nous) (1 Ped. 3:21; Heb. 9:13,14), el “entendimiento” (nous) (Rom.

12:2. Ver Luc. 24:45; 1 Cor. 14:14,15,19; Fil. 4:7; Apoc. 13:18);116 “la razón”,117 el “alma”

110 MS, 1:460. 111 PR, p. 359. 112 DTG, p. 625. 113 CSRA, p. 248. 114 CC, p. 59. 115 TM, p. 318. 116 Aquí vemos que el vocablo griego nous significa mente, y también la parte espiritual de ella, que es el

consciente. 117 ————, Conducción del Niño (CN), (Bs. As.: ACES, 1964), p. 38.

43

(Juec. 16: 30),118 el “yo” (Juan 5:30; Gál. 2:20), y la “voluntad” (Mar. 14:36 con Luc. 22:42).

Esto no se sabía en tiempos de la Reforma, por eso se colocó todo eso dentro de una misma

bolsa.

Una vez que entendemos esto, todo queda claro: La justificación de Cristo, nos limpia

totalmente de pecado nuestra manera de pensar. Y en lugar de tener pensamientos

pecaminosos, tenemos nuevos pensamientos; como si fuéramos una nueva criatura. Pero,

como las grabaciones del cerebro no cambian, esta nueva vida espiritual cubre esa naturaleza

pecaminosa como un manto de pensamientos limpios. ¿Vemos como la Biblia no se

contradice?

DIOS LO HIZO PECADO

En la nota de 2 Cor. 5:21, “por nosotros lo hizo pecado” (p. 1447), se interpreta

“sacrificio por el pecado” (‘amartía).

Cuando Cristo recibió la pesada carga del pecado de todos lo redimidos, en un sentido

llegó a ser considerado tan maldito y culpable de pecado, como la “serpiente” del Génesis

hasta el Apocalipsis (Gén. 3:1,14; Apoc. 12:9). Por eso Dios eligió la serpiente como símbolo

de Cristo en el madero (Núm. 21:7-9; Juan 3:14). Pero vimos que hay dos clases de pecado:

El pecado de inocencia e impotencia, y el pecado de culpabilidad. Por eso “de los niños es el

reino de los cielos” a pesar de nacer “en el pecado” (Sal. 51:5. Ver ¿Un pecado que nos hace

culpables sin saberlo?, p. 14).

Como vimos (Ver: “Cristo, la ‘vaca roja’ que se contamina por limpiar a su pueblo”,

p. 15), al nacer y para ser nuestro Fiel Pontífice, Cristo “tomó sobre sí la naturaleza caída y

doliente del hombre, degradada y contaminada por el pecado”.119 Por eso vimos que la

“Vaca alazana” llegó a ser así “pecado” contaminante antes, durante su sacrificio, y después

de su muerte hasta el día del juicio, cuando esa contaminación pasará al originador del

pecado.

Pero si Pablo dice que Dios lo hizo pecado, no es porque el “cuerpo” que el Padre y

el Espíritu Santo prepararon vino contaminado de Dios (Heb. 10:5),120 sino porque al unirlo

al ovario de María, participó de “lo mismo” que los bebés (paidíon) de sus días (Heb. 2:14.

Y desde ese día ya no podía “heredar el reino de Dios” sin la transformación o la resurrección

(1 Cor. 15:50), aunque no cometiera ningún pecado.

E. G. de White es bien clara: “Cristo ocupó el lugar de Adán en el desierto de la

tentación, para soportar la prueba en que éste fracasó [...] llevó los pecados y las debilidades

de la raza humana en la condición en que ésta se encontraba cuando él vino a la tierra [...]

Tomó la naturaleza humana y llevó las debilidades y la degeneración de la raza. El que no

conoció pecado se convirtió en pecado por nosotros”.121

118 ————, A fin de conocerle (AFC), sábado 10 de abril. 119 CBA, 4:1169; YI, 20-12-1900. 120 Ese “cuerpo” se refiere, lógicamente, al cuerpo de la célula reproductora masculina, no al niño

Jesús. Por eso, al ser unido al óvulo de María, llegó a ser Hijo del Hombre, de la descendencia de David e hijo

de Adán (Luc. 3:38).

121 CBA, 5:1057.

44

Nuestros hermanos evangélicos no entienden esto, pues para ellos significa creer que

Cristo no fue Fiel Pontífice. Es porque no entienden que en la Biblia hay dos clases de pecado,

y dos clases de expiaciones; y el pecado de culpa nace cuando cedemos a nuestra naturaleza

pecaminosa (Sant. 1:13-15). Cristo casi cede a su “yo” en el Getsemaní (Mar. 14:36); pero

venció y es nuestro Fiel Pontífice.

¿LIBRES DE LA LEY?

En la nota de Gál. 3:25, “No estamos bajo una guía” (p. 1462), se explica que se

refiere al Pentateuco, donde también se incluye “las leyes morales” de Éxodo 20, es decir el

Decálogo. Pero como en ninguno de los Diez Mandamientos se nos dice dónde podemos

encontrar la salvación, pues solo nos acusa de pecado, en la Toráh se añadió la ley de las

ceremonias que enseñaban que la salvación está en el Cordero de Dios. Así lo anunció Juan

el Bautista, al ver a Jesús (Juan 1:29,36). Cuando Jesús murió, esas ceremonias ilustrativas

fueron clavadas simbólicamente con Jesús en el madero, pues él es ahora la realidad de los

símbolos (Col. 2:14). Pero, si los Diez Mandamientos no son figura de la obra de Cristo, sino

un código moral que debe ser respetado, ¿por qué dice Pablo que con el perdón ya no

necesitamos de esta “guía”?

Él dice: “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que

estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el

régimen viejo de la letra” ̶ se refiere especialmente a la ley que dice “no codiciarás” ̶ (Rom.

7:6,7). Esto fue causa de controversias desde el Congreso General en Minneapolis en 1888;

y todavía no se lo entiende bien. Por supuesto, los evangélicos lo entienden menos, y por eso

llegan a una doctrina contradictoria.

En primer lugar, debemos entender que la ley del Decálogo es una ley ampliada por

causa del pecado, que está basada en los dos mandamientos eternos del amor. La ley de los

Diez Mandamientos “le fue dada a Adán después de su caída”;122 porque “la Ley no fue

dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes”. (1 Tim. 1:9). Y Elena G. de

White aclara:

“Los principios de los Diez Mandamientos existían antes de la caída y eran de tal

naturaleza que se adecuaban a las condiciones de los seres santos. Después de la caída no

se cambiaron los principios de esos preceptos, sino que se añadieron algunos tomando en

cuenta la condición caída del hombre”.123 “No fue escrita entonces; pero Jehová la repitió

en presencia de ellos [Adán y Eva]”.124 “Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno

de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los

grandes principios de justicia de esa ley”.125

Los ángeles y los hijos de Dios de los otros mundos, no conocían el mandamiento:

“No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo” (vers. 17), pues los terrestres son los

122 HR, pp. 148,149. 123 Ibíd., p. 148. 124 Idem. 125 PP, p. 12.

45

únicos hijos de Dios que poseen los órganos de la reproducción y se pueden casar (Luc.

20:34-36). Tampoco sabían lo que es un “siervo”, pues nunca había existido; ni entendían

qué es “la maldad de los padres sobre los hijos” y “los que me aborrecen”, y “no matarás”

(vers. 13). Esto explica por qué Pablo nos invita a “que sirvamos bajo el régimen nuevo del

Espíritu [los principios eternos grabados en el corazón] y no bajo el régimen vieja de la

letra” (Rom. 7:6).

Pero ¡cuidado! No cometamos el error de los evangélicos de creer que ya no

necesitamos más del Decálogo, pues si pecamos, ¿quién nos hará entender que hemos pecado

y necesitamos un Salvador? A buen entendedor que ama, pocas palabras bastan, pero para el

que peca, se requiere que el Espíritu Santo le añada a su conciencia endurecida, los

mandamientos más explícitos del Decálogo.

Como los evangélicos creen que “una vez salvos, somos salvos para siempre”,

piensan que ya no necesitarán estar bajo una guía, como leemos en Gálatas 3:25. Pero como

nosotros sabemos que “no hay en la tierra hombre tan justo, que haga el bien y nunca peque”

(Ecl. 7:20), además de los dos principios eternos del amor, serán necesarios los Diez

Mandamientos hasta que “pasen el cielo y la tierra”, cuando Satanás y el mal llegarán a su

fin (Mat. 5:18). Por eso Santiago lo explica así:

“Si en verdad cumplís la Ley real (de los dos mandamientos de la realeza celestial),

conforme a la Escritura: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’, bien hacéis. Pero si…

cometéis pecado, quedáis convictos por la Ley (del Decálogo, pues menciona dos

mandamientos de él) como transgresores” (Sant. 2:8-11).

La sierva del Señor escribió: “¿Sois hijos e hijas de Dios? Si lo sois, es porque habéis

sido convertidos, y habéis recibido a Cristo en el templo de vuestra alma, y vuestra mente ha

sido colocada bajo la nueva ley, la ley real de libertad”.126 Con Cristo volvemos a vivir

bajo la ley original.

La “Ley real” fue y será eterna, pero los Diez Mandamientos, añadidos a la Ley real,

son eternamente necesarios mientras haya pecado. Así que con Cristo, hoy podemos estar

libres de la Ley del Decálogo y de las enseñanzas de salvación de las leyes de Moisés, siempre

que permanezcamos en él. Pero si pecamos y decimos que no necesitamos de esta guía,

estamos mintiendo y en peligro de ser condenados con la muerte eterna (1 Juan 2:4).

MANDAMIENTOS QUE ERAN “CONTRA NOSOTROS”

En la nota de Col. 2:13,14, (p. 1489), “Anuló el acta de los decretos… contra

nosotros… clavándola en la cruz”, se interpreta: “ha destruido el documento acusador que

contenía cargos contra nosotros”.

Todos los justos que en el A.T. pidieron el perdón en el santuario mediante el

sacrificio de un cordero; y todos los justos que hoy piden el perdón por fe en el Cordero que

murió en la cruz, quedaron y quedan libres de las acusaciones de la Ley. Y todos los

pecadores del A.T. y del N.T. sin arrepentimiento, fueron y siguen siendo acusados por la

126 TM, p. 402.

46

Ley aunque Cristo haya muerto en la cruz. Por lo tanto, tienen que ser otros los estatutos que

son contra nosotros.

Si Jesús dijo que no vino para anular nada de los mandamientos morales, ni de las

enseñanzas de las ceremonias que se cumplen hasta el fin del pecado en el juicio a Azazel y

sus seguidores; pero dejó sin valor las leyes civiles porque “no eran buenas” (Eze. 20:25), es

porque ellos las esperaban por causa de la dureza de sus corazones (Mat. 19:8). Esas leyes

civiles, que tanto señalan los agnósticos y los enemigos de Dios y de la Biblia, son las que

van contra el pensamiento cristiano (Ver: “¿Quién dijo: ‘yo también les di estatutos que no

eran buenos’?”, p. 31).

NUESTRO SER ES UNA UNIDAD TRIPLE

En la nota de 1 Tes. 5:23, “Todo vuestro ser -espíritu, alma y cuerpo” (p. 1498), dice:

“Pablo no está pensando en partes componentes que constituyan a una persona, sino en todo

vuestro ser”. Efectivamente, Pablo habla de todo nuestro ser. Pero, ¿por qué nombra esa

unidad triple del ser?

En griego leemos:“kaì holókleron hymón”, que traducido es: “y todas las partes de

ustedes” (holókleron, de ‘olos: todo, y kléros: parte). Por lo tanto sí está pensando en partes

componentes que constituyan a una persona. Y a pesar que en la Biblia la triunidad cuerpo-

espíritu-alma aparece sólo una vez (1 Tes. 5:23), esta fórmula —no siempre con el mismo

orden de los elementos— está en los escritos de Elena G. de White entre la más nombrada.127

La razón es muy simple: 1º Tesalonicenses 5:23 es el único lugar en las Escrituras, fuera de

Génesis 2:7 de donde se origina, que nombra en el mismo texto los elementos de “todo” el

ser.

En la Biblia podemos encontrar dos, tres y cuatro elementos de una persona, pero no

siempre se refiere a todo el ser. Y la posición mayoritaria afirma que la naturaleza del hombre

se presenta con el dualismo “cuerpo y alma, o cuerpo y espíritu”. ¿Es en esta unión

dicotómica donde se habla de “todo nuestro ser”? Ya vimos que no, porque no somos

vegetales, ya que ellos tienen cuerpo + vida, pero no “alma” o conciencia de sí (Ver: ¿”En

génesis 2:7 “no” es alma viviente?”, p. 6).

El error de la unión dicotómica se ve cuando se quiere explicar a dónde van los

elementos de una persona al morir: Si el cuerpo va a la tierra y muere, pero el espíritu de vida

va a Dios, se ven obligados a aclarar que ese “espíritu” no es un ente, o el alma, sino solo la

vida de Dios. Y explican que el alma no va al cielo con el espíritu, sino que muere (Eze.

18:4,20). Así terminan hablando de tres elementos: Uno va al cielo en forma inmediata,

cuando el Espíritu lo retira; el segundo (el alma) deja de ser a los pocos segundos, y el tercero

inicia su descomposición a los pocos minutos, y va a la tierra de donde fue formado Adán.

(Ver la nota de BEA en Ecle. 12:7).

Elena G. de White confirma la verdad encerrada en Génesis 1:26, Salmos 146:1-4 y

1 Tesalonicenses 5:23 de esta manera (aquí presento el número de los elementos según el

orden que da Génesis 2:7): “Todos los que consagran su alma(3), cuerpo(1) y espíritu(2) a

127 CS, p. 527; AFC, 1º de noviembre; ATO, pp. 25,48,52,206,232,233,287,340; CDCD, pp.

45,46,60,88,89,138,184,199,242,266,365, etc.

47

Dios, recibirán constantemente una nueva medida de fuerzas físicas(1) y mentales(3). Las

inagotables provisiones del cielo están a su disposición. Cristo les da el aliento de su propio

espíritu(2), la vida(2) de su propia vida”.128

Aquí ella hace concordar 1Tesalonicenses 5:23 con Génesis 2:7, pues el cuerpo es la

parte física; el espíritu, es el soplo de vida, y el alma las facultades mentales de esa vida

(“alma de vida”).

En otra cita dice: “Todo aquel que consagra su cuerpo(1), su alma(3) y su espíritu(2)

al servicio de Dios recibirá continuamente nuevo caudal del poder físico(1), mental(3) y

espiritual(2) [...] Cristo le anima con el soplo de su Espíritu(2), y le infunde la vida(2) de su

propia vida”.129

Y cito una tercera que dice así: “Dios quiere que comprendamos que él tiene derecho

sobre todo lo que poseemos: mente(3), alma(3); cuerpo(1) y espíritu(2) [...] Nuestro cuerpo(1),

nuestra alma(3), nuestra vida(2) le pertenecen.”130

En esta declaración repite dos veces la triunidad del ser. En la primera aclara que el

“alma” es la “mente”, y en la segunda, que el “espíritu” es la “vida”. Justamente, estas

interpretaciones son las únicas que pueden explicar por qué Pablo asegura que estas tres

partes (kleros) constituyen “todo” nuestro ser.

¿QUÉ SIGNIFICA “ENGENDRADO” COMO

“HIJO DE DIOS” EN LA RESURRECCIÓN?

En la nota de Heb. 1:5, “Yo te he engendrado hoy” (p. 1526), se comenta: “Jesús

asumió este título a partir de la resurrección de entre los muertos (Hech. 13:33,34; Rom. 1:4),

cuando se sentó en el trono eterno que se le prometió al hijo de David (Luc. 1:30-33). En este

sentido regio del título, Jesús fue “engendrado” con su entronización”.

Cuando Jesús descendió de su trono (donde estaba sentado) para ser el Hijo del

Hombre, nunca dejó de ser Rey, aunque siguió siendo Rey sin corona ni manto de gloria. Y

cuando llegó al cielo y quisieron coronarlo, no aceptó la corona hasta que en el juicio “sus

enemigos sean puestos por estrado de sus pies” (Heb. 10: 12,13; Apoc. 19:11-21). Elena G.

de White escribió:

“Pero con un ademán, él los detiene. Todavía no; no puede ahora recibir la corona de

gloria y el manto real”.131 ¡Lógico! ¿Cómo podría desprestigiar tanto al reino de Dios,

aceptando en su territorio a un rey usurpador, y a la mayoría de sus habitantes oponiéndose

a él en una completa degradación? Por eso Jesús será Rey con corona desde que venga a

destruir a sus enemigos (Apoc. 19:12-16). En cuanto a la corona de honra de Hebreos 2:9, es

la simbólica que recibió el hombre en el Edén según Salmos 8:5,6.

La Biblia no dice que Jesús llegó a ser Hijo engendrado 40 días después de su

resurrección. Ésta es una de las cinco interpretaciones que se dan entre nosotros. Pablo dice:

128 Ibíd., p. 767. 129 MC, pp. 116,117. 130 MSV, p. 228. 131 DTG, p. 773.

48

“Fue declarado Hijo de Dios con poder… por su resurrección de entre los muertos” (Rom.

1:4). Sí, en un sentido llegó a ser “Hijo” en Belén, de “carne y sangre” como Hijo de Dios y

a nuestra semejanza, pues nosotros también somos hijos de Dios por ser descendientes de

Adán, hijo de Dios (Luc. 3:38). Pero, ¿por qué Hijo de Dios con autoridad recién en la

resurrección?

En la Biblia hay dos clases de “hijos”: Por nacer de un ser humano, y por llegar a ser

fiel discípulo de alguien (Salmos 89:26,27; 1 Cor. 4:15-17; File. 10; Juan 1:13). Por eso Elena

G. de White escribió de Cristo: “Si bien era el Hijo de un ser humano [“Hijo del Hombre”],

llegó a ser en un nuevo sentido el Hijo de Dios [Hijo del Padre por ser fiel a él]”.132 ¿Nota

que dice que primero fue Hijo del Hombre y después el Hijo de Dios con derecho? Esto

también explica por qué en el A.T. siempre el Hijo fue una promesa a cumplirse en el futuro,

después de los días de David (Sal. 2:7; 89:26,27; Hech. 13:33,34). Es verdad que fue

“Cordero inmolado” e “Hijo de Dios” desde la eternidad, pero no por hecho, sino por “pacto”

eterno (Sal. 89:4,28,29). Nunca pudo ser hijo literal del padre, porque él dijo: “Yo mismo

SOY; antes de mí no fue formado Dios133ni lo será después de mí. YO, yo soy JEHOVA”

(Isa. 43:10,11). Ninguna de las tres Personas existió antes o después que las otras dos.

Cuando Cristo exclamo en la cruz: “Cumplido está” (Juan 19:30), en el cielo hubo

alegría porque el Señor había vencido como fiel discípulo del Padre. Pero como Dios no es

Dios de muertos, fue declarado Hijo de Dios con poder en la resurrección (Rom. 1:4). Y de

la misma manera, todos los justos también serán declarados definitivamente “hijos de Dios”

por la resurrección (Luc. 20:36). Se entiende que Cristo es “Hijo de Dios” sobre su casa (Heb.

3:6).

Y confirmando esto Pablo nos dice: “Y si hijos, también herederos; heredero de Dios

y coherederos con Cristo” (Rom. 8:17). Sí, el Rey del cielo llegó a ser el fiel heredero de

su propio reino. ¡Cuánto se anonadó por su bondad!

CRISTO TAMBIÉN FUE PERFECCIONADO

En la nota de Heb. 5:9, “perfeccionado” (p. 1530), se interpreta que “la muerte de

Jesús en la cruz lo ‘perfeccionó”.

Pero el perfeccionamiento de Jesús se inició mucho antes de su muerte. E. G. de White

dice: “Cristo […] ha perfeccionado un carácter de perfecta obediencia y ha dejado un ejemplo

para la familia humana”.134 Él fue “semejante”, no igual que nosotros, pues era “Emanuel”

(Dios-hombre), y nosotros no. Pero la naturaleza humana de Jesús sí era “idéntica a la

nuestra. Estaba pasando por el terreno donde Adán cayó”.135

Isaías dice que cuando era bebé no sabía “desechar lo malo y elegir lo bueno” (Isa.

7:14-16). “Las facultades de su intelecto y de su cuerpo se desarrollaban gradualmente, en

132 Ibíd., 1:266. 133 Es Dios con mayúscula, pues no es verdad que ningún “dios” con minúscula fue formado después de

él. 134 AFC, 26 de enero. 135 Idem.

49

armonía con las leyes de la niñez”.136 Por lo tanto tuvo que perfeccionar sus conocimientos,

así como los redimidos seguirán perfeccionando su santidad por la eternidad (Apoc.22:11).

Pero también perfeccionó su carácter: “Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo”

(Rom. 15:3). Todos los días se rechazaba a sí mismo por todo aquello que lo apartara de su

Padre, como después ocurrió en el Getsemaní en forma más evidente. No era una lucha por

pasiones corruptas, sino naturales de los que siguen a Dios. Elena G. de White dice que Jesús

sufrió “depresión y desaliento".137 Y si también dice que "las dudas asaltaron al moribundo

Hijo de Dios",138 no significa que Cristo se proponía alejarse de los planes del Padre. Si la

Hna. White dice que debemos “negar el yo como Cristo se negó a sí mismo”,139 pues “Jesús

se vació a sí mismo, y en todo lo que hizo jamás se manifestó el yo [...] el que aprende de

Cristo renunciará al yo”,140 no quiere decir que compartimos con él las mismas tendencias

pecaminosas; o que no compartimos ninguna, argumentando que entonces él dejaría de ser

una ofrenda perfecta.

Todos nacemos con tendencias pecaminosas que vienen de nuestros padres. Pero son

vagas, no definidas según la teoría de Lamark. Esto se debe a que cada mente guarda las

informaciones asociándolas con algo del momento; y esos detalles no se heredan. Éstas

tendencias se tornan definidas y difíciles de vencer luego que cedemos una sola vez. Entonces

esas tendencias se tornan en “concupiscencias” o fuertes deseos pervertidos (Sant. 1:13-

15).141 Por ejemplo, si encontramos en nuestra habitación de hotel un sobre con marihuana

que nunca hemos probado; y sabemos cuáles son las consecuencias, podremos vencer la

tentación de probarla fácilmente, aunque nuestros padres la hayan fumado. Pero si ya la

hemos consumido, será mucho más fácil consumirla otra vez que evitarla.

A pesar de ser descendiente del Adán caído y del David que pecó (Luc. 3:38), Jesús

tuvo tendencias naturales, pero no tuvo ninguna de esas concupiscencias, porque nunca cedió

al pecado de sus ascendientes. Eso no significa que no tuvo tentaciones que vencer, ni tener

que fortalecerse con el tiempo contra ellas, perfeccionando así su voluntad de vencer y saber

mejor cómo evitarlas.

¿SALVACIÓN DESDE EL LUGAR SANTÍSIMO?

En las notas de Heb. 8:2, “Verdadero tabernáculo”; Heb. 8:6, “establecido sobre

mejores promesas” (p. 1533), y Heb. 10:20 “se destaca que en el verdadero tabernáculo,

Cristo “es mediador de un mejor pacto”, que según Pablo es “a la diestra del trono de la

Majestad en los cielo” (Heb. 8:1,6). ¿Mediando desde el lugar santísimo?

En base al pensamiento evangélico, Desmond Ford creyó que si Cristo ascendió para

sentarse “en el trono de juicio” (Prov. 20:8) en el año 31, luego el juicio se inició entonces y

no en 1844. Se le respondió que se trataba de “la entrada de Cristo al Lugar santísimo tras su

136 Ibíd., p. 49. 137 DTG, p. 643. 138 JT, 1:226. 139 TM, p. 178. 140 DMJ, p. 18. 141 MCP, 2:392.

50

ascensión para inaugurar el santuario celestial”, como también se lee en la nota de la BEA en

Heb. 10:20, “a través del velo” (p. 1536). Pero hay dos cosas que no se toman en cuenta en

esta respuesta:

1.º El trono no es solo el lugar del juicio de Dios, sino que también es “el trono de la

gracia” (Heb. 4:16); el lugar donde vimos que Jesús se sentó como “mediador de un mejor

pacto” (Heb. 8:1,6). Al Lugar Santísimo terrenal se le llamaba “santuario” (qodesh)

propiamente dicho (Lev. 16:20,33). Y por él todo el tabernáculo llevaba este nombre. Tanto

en el servicio diario (con el velo cerrado) como el anual, la sangre y el incienso eran dirigidos

al santísimo, y desde allí Dios respondía al pecado, porque el segundo cortinado no tenía

como objeto dividir el santuario, sino de servir de “velo” o protección para los pecadores.

También “la ciudad de Dios” es “santuario” (Sal. 46:4,5), porque en medio de ella

está el “trono”, que es el “templo” (heiykal-naós) y el verdadero “santuario” (qodesh,

miqdash, hagia) propiamente dicho (Sal. 11:4; Isa. 6:1; Jer. 17:12; Eze. 47:12 con Apoc.

22:1,2; Zac. 6:13; Heb. 8:1,2; Apoc. 16:17). Y allí no hay un velo que proteja a pecadores de

la gloria de Dios, como en el santuario terrenal, pues veremos al Padre y al Hijo “sin velo

que nos lo oculte.”142 Así que el trono no tiene puertas y “no cuelga ningún velo”,143 para que

Dios pueda iluminar la santa ciudad (Apoc. 21:22,23. De paso, esto explica por qué el trono

es tan “alto y sublime”, para que pueda iluminar bien la ciudad y no encandilar a los que le

adoran). Esto debe quedar claro entre nosotros.

2.º El santuario celestial no fue inaugurado en la ascensión de Cristo, porque es eterno

(Sal. 78:60,69; Isa. 33:20; Eze. 43:6,7; 2 Cor. 5:1). Y no es un edificio edificado por causa

del pecado, sino que la misma morada de Dios fue transformada en un centro de salvación

(Éxo. 15:17,18). En verdad, el pecado no era perdonado por los sacrificios del santuario, sino

por Cristo desde el trono (Zac. 3:4; Heb. 10:4). Desde allí obró como Sacerdote por

juramento, según el orden de Melquisedec (Sal. 110:4-6; Heb. 6:20); y “a la diestra de Dios,

él también intercede”, aseguró Pablo unos 25 años después del Pentecostés (Rom. 8:34). Ya

Zacarías anunciaba que Jesús obra como “Sacerdote” en el trono, junto a su Padre (Zac.6:13).

Así que lo que fue inaugurado no fue el santuario, sino “el camino nuevo y vivo”, es

decir directamente por Cristo sin los ritos del santuario, resucitado con la autoridad para

perdonar desde el “trono” o “santuario” (Heb. 10:20; Mat. 28:18,19).

SE LO VERÁ YA SIN RELACION CON EL PECADO

En la nota de Heb. 9:24-28, “aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado,

para salvar a los que le esperan” (p. 1535), no se explica por qué Pablo se detiene a explicar

que vendrá “sin relación con el pecado”. ¿Entonces antes estaba relacionado con él?

Ya vimos que sí, pero sin la culpabilidad del pecado (Ver: “La sangre de los

sacrificios por total inocencia, no se asperjaba hacia la ley”, p. 11; y “Cristo, la “vaca roja”

que se contamina por limpiar a su pueblo”, p. 15).

142 CS, p. 735. 143 CBA, 5:1084.

51

¿EL SANTUARIO CELESTIAL FUE INAUGURADO

CON LA ASCENSIÓN DE CRISTO?

En la nota de Heb. 10:20, “a través del velo” (p. 1536), se dice que en su ascensión

Cristo entró en el Lugar santísimo sólo “para inaugurar el santuario celestial” (Un error muy

común entre nosotros).

Ya vimos que el santuario celestial es eterno, porque no es un edificio levantado por

causa del pecado, sino que el mismo trono de Dios ha llegado a ser el centro de la salvación.

Por eso Cristo, el Sacerdote del orden de Melquisedec, ya perdonaba desde el trono mediante

el juramento de su obra futura, pues los sacrificios del santuario terrenal no tenían valor en

sí mismos (Heb. 10:4). Lo que fue inaugurado es “el camino” vivo y directo al trono,

mediante la persona y la obra de Cristo (Ver: “¿Salvación desde el lugar santísimo?”, p. 49).

Además, si fue al trono sólo para inaugurar el santuario, y luego se trasladó un lugar santo,

¿Por qué se dice: “No es que la carne de Jesús sea el velo, sino que hace posible nuestro

acceso a través del velo”? Entonces, ¿hace posible nuestra salvación en un lugar santo, o “a

través del velo”, es decir del trono, donde “no cuelga ningún velo”, como leímos de E. G. de

White?

¿JUSTIFICADOS POR LAS OBRAS Y NO SÓLO POR LA FE?

En la nota de Sant. 2:14-26 (p. 1546) se explica que Pablo y Santiago no se

contradicen sino que se complementan, porque se trata de “la fe que obra por amor” (Gál.

5:6). Pero las obras de la santificación, también son obras que se realizan por amor, gracias

a la fe en el Autor del Decálogo. Y Santiago dice que “el hombre es justificado (no dice

santificado) por las obras y no solamente por la fe” (Sant. 2:24). ¿Qué obras no meritorias

se cumplen en el proceso de la justificación?

Ya sabemos que no son “las obras de la Ley” ni ninguna obra de bien, porque en

primer lugar no podemos guardar la Ley sin la gracia de Cristo (Rom. 8:7). Y en segundo

lugar, la deuda por el pecado no se puede pagar con obras, ya que la paga es la muerte, o

hacer obras de bien durante 170 mil años, que es imposible (Mat. 18:23-35. 1 talento = 6000

denarios).

Las obras de la justificación son “las obras dignas de arrepentimiento”, que Pablo le

señaló al rey Agripa para ser salvo. (Ver: “Los que obedecen la ley serán justificados”, p.

38).

TEXTO CLAVE ACERCA DE NUESTRA SEGURA SALVACIÓN EN EL JUICIO

En la nota de 1 Juan 1:9, “es fiel y justo”, (p. 1565), se destaca la fiel promesa de Dios

del perdón. Esto ha llevado a nuestros hermanos evangélicos, a pensar que esperar un juicio

divino para los santos es contradictorio, y quita a los creyentes la seguridad de la salvación.

52

Y además dicen que un juicio no tiene sentido, porque Dios sabe todo sin necesidad de

recurrir a él.

En primer lugar, Dios no necesita de un juicio, pues todo lo sabe de antemano por su

“presciencia” (1 Ped. 1:2). Así que el objetivo del juicio es para que a los testigos de universo

no les quede duda de que Dios fue, es y será eternamente justo (Sal. 9:7). Sin esta seguridad,

se perdería la fe en el trono y con esto el amor se convertiría en temor.

En segundo lugar, negar que habrá un juicio en el cielo, es negar buena parte de la

Biblia (Ecl. 12:14; Jer. 33:15; Dan. 7:22; Mat. 10:15; 11:22,24; Mar. 6:11; Luc. 11:31; Juan

5:27; Hech. 24:25; Rom. 3:19; Heb. 9:27; 2 Ped. 2:4,9,11; 3:7; Jud. 1:6,15; Apoc. 18:10;

19:2).

En tercer lugar, el juicio divino es por y con misericordia (Sal. 89:14; 97:2; Jer. 9:24)

a favor de los “afligidos” (Sal. 72:2). Y los malos lo entenderán (Prov. 28:5).

En cuarto lugar, para hacer justicia con los justos, debe comenzar ese juicio “por la

casa de Dios” (1 Ped. 4:17; Apoc. 14:7).

En quinto lugar, siendo que ese juicio es para bien de los justos, en lugar de quitarles

seguridad en la salvación, les dará seguridad en el resultado del juicio. ¿Por qué? En las

ceremonias del santuario de Moisés estaba el Yom kippur, que era el día del juicio. En este

día se hacía juicio de todos los registros de sangre durante el año, limpiándolos, pero pasando

las culpas a un carnero que representaba al originador del mal. Si un pecador no había

registrado con sangre en el altar del sacrificio, quedaba condenado.

Por lo tanto, ese registro de sangre era la garantía segura del perdón en el juicio. Y

por eso, 1 Juan 1:9 es esa seguridad de salvación del que pidió el perdón mediante la sangre

de Cristo. Muchos creyentes creen que por ser amigos de Jesús (el Abogado), ya están

asegurados. Pero se equivocan, pues él dijo que a muchos les dirá “No os conozco” (Mat.

7:21-23). ¿Entonces dónde está la seguridad de la salvación en el juicio?

En 1 Juan 1:9 dice que Cristo “es fiel y justo para perdonar de toda maldad”. “Justo”

es la clave: Puesto que Jesús perdona con estricta justicia y no por amistad o acomodo, nos

da garantía que en el día del juicio final, el Padre, que es el Juez de todos (Heb. 12:23),

solamente confirmará lo que hizo Jesús. Por lo tanto, el justo que pide el perdón ahora, ya

sabe cuál será el resultado (a menos que voluntariamente vuelva al pecado). Es bueno,

entonces, que subrayemos este texto, que nos trae tanta seguridad en la salvación.

¿JUSTOS QUE NO PUEDEN PECAR?

En la nota de 1 Juan 3:9, “no puede pecar” (p. 1567), se interpreta según las versiones

bíblicas DHH, NTV y LPH: “no pueden seguir pecando”. Pero sabemos que “no hay hombre

justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” (Ecl. 7:20). ¿Cómo se entiende esto?

Como el perdón o justificación, nos limpia de “toda maldad” (1 Juan 1:9),

regenerando totalmente nuestra manera de pensar (como vimos, es también el “espíritu de

nuestra mente”, la “conciencia”, la “voluntad”, el “alma”, el “yo” y la “razón”), ¿qué queda

de maldad en ella, a pesar que “la carne” sigue en el pecado hasta la transformación?

53

Mientras permanezca en Cristo, el creyente que se aferra de su mano seguirá como

nueva criatura en él. Y como Cristo avanza hacia la perfección, es decir al lado opuesto al

pecado, no podrá pecar, porque para hacerlo tendría que soltarse de su mano. Es decir, sólo

podría pecar tomando la decisión de soltarse del Salvador. Es claro, entonces, que el justo

sólo puede pecar (el pecado consciente o de culpa) porque decide hacerlo (Sant. 1:13-15).

LOS QUE DAN TESTIMONIO EN EL CIELO

En la nota de 1 Juan 5:7, “en el cielo… son uno” (p. 1569), se hace saber que este

texto no está en los manuscritos más antiguos, pues allí solo se lee: “Tres son los que dan

testimonio”, y sigue con la parte final del verso 8. Pero en el capítulo, Juan igualmente señala

los tres que dan el testimonio en el cielo:

1.º “El Espíritu es el que da testimonio” (5:6).

2.º “Mayor es el testimonio de Dios” (5:9).

3.º “El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo” (5:10).

Pero Juan añade que, como Cristo está en el trono con su Padre, en la tierra el Espíritu

santo puede dar testimonio en nosotros por su omnipresencia; quedando como testimonio y

símbolos del Cristo, “el agua (del bautismo) y la sangre (del Calvario)” (5:6,8).

LOS 144.000 NO ES UN NÚMERO LITERAL, NI LA GRAN MULTITUD

En las notas de Apoc. 7:4, “ciento cuarenta y cuatro mil” (p. 1592); y Apoc. 7:9

“miré”, se explica que no se trata de un número literal, pues “contempló una gran multitud

que reaparece en 19:17, y que nadie podía contar en contraste con el número oído”.

1.º La visión de los 144.000 que son sellados poco antes del fin del tiempo de gracia,

no es la misma que Juan vio “después de esto” (metá taûta), porque ocurrirá “después” de

llegar al cielo (Apoc. 7:9-16). Y tampoco tiene que ver con la cantidad de ángeles con figura

de aves de carroña, listos para comer los restos que quedan de los malos por lo eventos finales

y la segunda venida.

2.º Los 144.000 son los santos que permanecerán con vida hasta la segunda venida.152

Y será una “manada pequeña” (Luc. 13:32), mientras la parte mayor sellada llegará al

descanso esperando la gran resurrección (Apoc. 14:13). Así que, si los 144.000 fueran la

“gran multitud” sellada, tendríamos aquí dos grupos de 144.000 sellados, quedando uno de

ellos con vida hasta la venida de Cristo. Pero la Biblia habla de un solo grupo de 144.000.

3.º E. G. de White también destaca esta característica de ellos: “Cuando se promulgue

el decreto y se estampe el sello, su carácter permanecerá puro y sin mancha para la

54

eternidad”. 144 “No habrá entonces sangre expiatoria que lave las manchas del pecado [de

culpa]”.145

Esta experiencia es única en toda la historia humana, pues “ciertamente no hay

hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” (Ecl. 7:20). Por lo tanto, sólo podrá

ser efectiva después del sellamiento final. Y no durará hasta la muerte o al fin del tiempo de

gracia, sino que continuará sin la muerte “para la eternidad”, como corresponde con el

verdadero grupo de 144.000.

4.º Como permanecerán en vida “como primicias para Dios y para el Cordero” (Apoc.

14:4), en la ubicación de la adoración de los redimidos, esos 144.000 estarán frente al trono

de Dios entre los primeros, junto con los tizones arrebatados del incendio. En cambio la “gran

multitud” de redimidos de Apocalipsis 7:9, estará ubicada frente al trono en un tercer lugar.146

E. G. de White escribió: “Y más allá está la grande muchedumbre, que nadie podía contar,

de entre todas las naciones […] revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus

manos”.147 Vemos aquí otra clara separación entre los 144.000 sellados y la “gran multitud”.

5.º E. G. de White dijo en 1901 que, a pesar que ya se puede saber si formamos parte

de los redimidos —porque en el perdón el Espíritu da testimonio que somos hijos y herederos

del cielo, aunque solamente hasta la próxima caída (Rom. 5:1; 8:16; Apoc. 22:14)—, todavía

nadie puede saber quiénes formarán parte de los 144.000.148

6.º Los 144.000 serán “redimidos de entre los hombres como primicias para Dios”

(Apoc. 14:4). El vocablo “primicia” (aparqué) aparece 8 veces en el N.T., como “primero”

en orden (Rom. 8:23; 11:16; 16:5; 1 Cor. 15:23; 16:15) y “principal” o primero en jerarquía

(1 Cor. 15:20; Sant. 1:18); Apoc. 14:4). Y viene del A.T. como primero (Prov. 3:9), elegido

(Jer. 2:3), apartado para uso sagrado (Eze. 20:40), y como ofrenda especial (Mal. 3:3).

Sabemos que los 144.000 no serán los primeros en llegar al cielo (2 Rey. 2:11; Mat. 27:52;

Jud. 9). Por lo tanto, en el cielo serán considerados como un presente especial, elegidos de

entre la “gran multitud”. Por eso la mensajera del Señor dijo que los 144.000 serán los

“especialmente elegidos”.149 Ella aclara esto, porque todos los de la gran multitud también

son elegidos por Dios. Pero los 144.000 pertenecerán a una elección especial. Éstos son los

que permanecerán en la fe y en la obediencia (Apoc. 14:12), mientras aquí "la mayoría" nos

abandonará para engrosar las filas del enemigo; y se burlarán “de lo reducido de nuestro

número”.150 Esto es importante, pues a Abraham Dios prometió una descendencia salvada

como la arena de la mar. Y se cumplirá, pero cuando en el cielo los 144.000 se unan con la

gran multitud de resucitados.

144 JT, 2:71. 145 Ibíd. 2: 67. 146 CS, p. 723. 147 Idem. 148 MS, 1: 205. 149 ————, Sermons and Talks, vol 1, pp. 72,73. 150 MR 2: 207.

55

7.º En el cielo hay un templo de siete columnas que está fuera de la santa ciudad. Y

aunque creemos que Elena G. De White formará parte del pueblo de Dios, se le reveló que

ella no podrá entrar allí, sino sólo los 144.000.151 Ellos serán los únicos que podrán entender

plenamente el canto de Moisés y del Cordero (Apoc. 14:3; 15:3), “pues es el cántico de su

experiencia —una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás [...]

Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son contados por ‘primicias’ para

Dios y para el Cordero”.152 Esta declaración también es importante, pues señala tres

características únicas que “jamás” existieron juntas en el resto de los salvados.

EL PERÍODO QUE ABARCA LAS SIETE TROMPETAS

En la nota de Apoc. 8:2-6, “introducción a las siete trompetas”, (p. 1593), se dice que

“abarcan el período desde la cruz, cuando comienza la intercesión, hasta la segunda venida”.

Con esto se inclina por la posición mayoritaria, que debido a los graves problemas de

exégesis, nos ha llevado a más de una decena de posiciones.

Problemas de interpretación:

1.º Uno de los argumentos preferidos para su defensa, es que la interpretación profética

debería ser historicista y no futurista. Pero entonces no se deberían interpretar las siete plagas

con sentido futurista.

2.º También se basan en Apocalipsis 8:2-6 y 9:13, cuando un ángel está en el lugar santo

añadiendo “mucho incienso” a las oraciones de los santos, como se realizaba en el servicio

diario. Pero esto también se realizaba en la primera parte del día de Yom Kippur, cuando se

ofrecían sacrificios y se rociaba con la sangre en el lugar santo (Lev. 16:6-9,11,12). También

se debía llevar al santísimo brasas y un puñado de perfume del altar, que estaba en el lugar

santo (16:11-13). Sin esta reconciliación previa con Dios desde el lugar santo, no podía haber

juicio mediante la ceremonia de los macho-cabríos. Así que afirmar que la obra en el lugar

santo de Apocalipsis 8:3,4, no puede formar parte del inicio del fin del tiempo de gracia, es

desconocer las Escrituras.

3.º Tanto las copas de la ira de Dios como las trompetas, se presentan como “plagas” (Apoc.

9:18,20).

4.º Nunca se cumplió en el servicio diario lo que dice a continuación: “Y el ángel tomó el

incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra… y hubo truenos, y voces, y

relámpagos, y un terremoto” (Apoc. 8:5). ¿Por qué nuestro Sumo-sacerdote arroja ese

incensario a la Tierra? No es un acto contra los impíos, pues ellos no participan en el santuario

del sacrificio diario a su favor. Justamente serán condenados, porque ellos no han dejado

registro de sangre (perdón) en el santuario. Por lo tanto, se trata del fin de este servicio de

intercesión a favor de los creyentes, que están espiritualmente en el templo (1 Ped. 2:9).

151 PE, p. 19. 152 CS, p. 707.

56

5.º En Apoc. 8:5 Juan también dice que ve y oye “truenos, y voces, y relámpagos”. En la

historia ocurrieron muchos terremotos, relámpagos y truenos. Pero nunca con “voces” en los

cielos, como también se profetiza en la séptima copa de la ira de Dios (Apoc. 16:17), unos

días antes de la venida de Cristo. Los historicistas insisten que se cumple cuando finaliza el

tiempo de gracia. Pero la Revelación nos dice que en ese día nadie lo sabrá, porque no se

escuchará ninguna voz del cielo.153

6.º En cuanto a la declaración de Apocalipsis 9:13, Juan es muy cuidadoso de no hablar del

altar del incienso, sino solamente de “los cuatro cuernos del altar”. No debemos olvidar que

los muebles del lugar santo representan a Cristo que obra con los santos. Y el altar del

incienso, menos los cuernos, representa a “las oraciones de los santos” (Apoc. 5:8).

En el lugar santo sólo se rociaba la sangre de los sacrificios hacia el velo para el lugar

santísimo, y sobre los cuernos de ese altar (Éxo. 30:10; Lev. 4:6,7,18), pues era la parte del

mueble que representaba la obra de Cristo en nuestro favor (Apoc. 9:13). Él es el “Cuerno”

(qeren) de la protección (Sal. 18:2; 112:9; 132:17, etc.), y el kéras (cuerno, poder: Luc. 1:69;

Apoc. 9:13) que permite que nuestras oraciones lleguen perfumadas hasta el Padre.

Pero como desde su ascensión, Cristo está en el trono a la diestra del Padre (Heb. 8:1-

6), Pablo, sin contradecirse, también vio el “incensario de oro” “tras el segundo velo” (Heb.

9:3,4). Allí Juan oyó “una voz [Cristo] de entre los cuatro cuernos del altar del oro” (Apoc.

9:13), mientras el “altar”, es decir los santos, elevaban sus oraciones desde el lugar santo.

7.º En Apocalipsis 9:15,16, cuando los cuatro ángeles permiten que se desaten los vientos

de la guerra, el número de combatientes es de “doscientos millones”. Como nunca hubo una

guerra con semejante número de personas, lógicamente queda para el futuro.

8.º Como habrá notado, debido a la gran inseguridad que existe en los intérpretes historicistas

de las trompetas, las notas se presentan anunciando distintas interpretaciones. Incluso

comparándolas con las siete plagas (Ver nota de Apoc. 16:3; 16:10,11; 16:1-21; 16:12).

9.º E. G. de White define la interpretación bíblica mediante estas declaraciones:

En 1895 ella escribió: “Los reinos de este mundo no han llegado a ser todavía los

reinos de nuestro Señor y de su Cristo (Apoc. 11:15). No os engañéis”.154

Esta declaración la escribió cinco años después que presentara a las trompetas junto

con las plagas, en un cumplimiento futuro: “Una trompeta tras otra resonará, copa tras copa

se derramará sobre los habitantes de la tierra. Escenas asombrosas están por sobrevenir

sobre nosotros”.155

Aquí ella no está de acuerdo con los historicistas, pues ellos sólo esperan para el

futuro el cumplimiento de la séptima trompeta. Al unir las trompetas con las copas de la ira

153 CS, p. 673. 154 ────, Consejos para los Maestros, (Bs. As.: CES, 1948, p. 317. 155 Carta 112, 1890; CBA, p. 993.

57

divina, E. G. de White ubicó en el futuro a más de una trompeta, cuando según ellos, estaría

faltando sólo una. Y ella revela cuándo se inicia la séptima, señalando estos acontecimientos:

“Estaba completo el número de los súbditos del reino, y consumado el matrimonio

del Cordero. El reino y el poder fueron dados a Jesús y a los herederos de la salvación, y

Jesús iba a reinar como Rey de reyes y Señor de señores (Apoc. 19:16). Al salir Jesús del

lugar santísimo […] Ya no había mediador entre el hombre culpable y un Dios ofendido

[...] Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus

más regias galas. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado

de la hueste angélica, dejó el cielo. Las plagas estaban cayendo sobre los moradores de la

tierra”.156

"Mientras la nube pasaba del lugar santísimo [el trono] hacia el este [la tierra], lo que

requirió cierto número de días, la sinagoga de Satanás adoró a los pies de los santos”.157

Ella está hablando aquí del comienzo de la séptima trompeta, cuando el misterio de Dios “se

consumará" alrededor de una semana antes de su llegada (Dan. 12:6-9; Apoc. 10:1,2,9,7,10;

11:15).

Pero, ¿qué “misterio” llegará aquí a su fin? Dice que será cuando se “consumará” con

el anuncio del día y la hora desde el cielo, de “la verdad en cuanto al advenimiento de nuestro

Señor”.158 Aquí ninguna de las posiciones que interpretan las siete trompetas encaja con las

descripciones de Elena G. de White, pues a esta séptima trompeta la ubican al fin del tiempo

de gracia, cuando comienzan las siete plagas, y no cuando terminan las últimas (Ver nota de

la BEA de Apoc. 11:18 y 11:19, p. 1597).

Ahora veamos cómo las siete copas y las siete trompetas se cumplen juntas,

complementándose perfectamente. Nota también cómo el panorama que era tan confuso,

llega a ser claro como la luz del mediodía.

NÚM

.

7 TROMPETAS 7 PLAGAS

1ª Granizo, fuego y sangre en

vegetales y hombres.*

Úlceras pestilentes en los hombres.

2ª Mar hecho sangre. Mar hecho sangre.

3ª Sangre en ríos y fuentes de aguas.

Se tornan amargas.

Sangre en ríos y fuentes de aguas.

4ª Oscuridad y tinieblas en una parte

del planeta (nublado persistente).

El sol quema a hombres y animales en la

otra parte del planeta.

5ª Un tormento que sale del “abismo”

por 5 meses, cuyo rey es el

“destructor”.

El trono de la bestia en tinieblas. Se

muerden las lenguas de dolor por

ulceraciones.

6ª Los 4 ángeles liberan los “vientos”

de guerra junto al Éufrates. Gran

Se seca el río Éufrates para el

Armagedón, y se rompe la triple alianza

babilónica.

156 PE, pp. 280,281. 157 MSV, p. 285. 158 CBA, 7:982.

58

matanza con 200 millones de

combatientes.

7ª Voces en el cielo. Cristo se viste

de Rey para “venir” a juzgar. Se

ve el arca de la ley. Un terremoto

con granizo.

“Hecho está”. Voces, granizo y un

terremoto, que pone fin a Babilonia y a

las naciones.

*El profeta Ezequiel nos indica por qué la primera trompeta y la primera plaga hablan

de lo mismo: “Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré llover […] piedras

de granizo, fuego y azufre” (Eze. 38:22). Él une la “sangre” de la primera trompeta con la

pestilencia ulcerosa de la primera plaga. En cuanto al granizo ─que nunca cayó con el tamaño

y el peso que menciona la profecía─ con fuego y azufre, indicaría una acción unida a fuerzas

volcánicas, y corresponde a la descripción de Salmos 18:13 (ver Éxo. 9:24). Las otras seis

plagas se complementan claramente.

¿QUÉ SIMBOLIZA EL 666?

En la nota de Apoc. 13:18, “seiscientos sesenta y seis” (p. 1600), se interpreta en base

al número “6”, como una falsificación defectuosa del “7” de la Biblia. El sacerdocio

babilónico llevaba medallas como la que se muestran, donde el número 6 se repetía en todos

sus cuadradados.159

En Apocalipsis 17:5, la iglesia apóstata es llamada “la gran Babilonia”. ¿Pero el

papado es el 666? Se ha aplicado este número a una gran cantidad de personas y

organizaciones; y como hoy nuestros teólogos no muestran mucha seguridad, trataremos de

identificarlo. Pero como la Iglesia Católica niega identificarse con este número, trataremos

de examinar sólo sus propias declaraciones. Y fue ella la que se atribuyó poseer el título

Vicarivs Filii Dei”, donde se suma este número en números romanos.

159 Kenneth Wade, Secrets of the New Age, (Hagerstown, MD.: Review and Herald Pub. Assn., 1989),

p. 147.

59

La primera la encontramos en la que fue llamada la “Falsa donación de Constantino”

al papa Silvestre I (314-335), publicado entre 755 y 766. Ellos no lo pueden negar porque

fue creado por ellos mismos. Y fue confirmado por el papa Gregorio XIII en el siglo XVI,160

y usado por más de diez papas, incluso después que Nicolás de Cusa y Lorenzo Valla

probaran que se trataba de una falsificación.

No existe en el mundo otra institución religiosa donde se puede sumar el 666, teniendo

las características que conocemos de las profecías de Daniel. El papado siguió empleando

oficialmente este título después de admitir su falsedad hasta el siglo XIX, con el papa

Gregorio XVI (1831-1846); y finalmente con Pablo VI en 1968. Es decir, después que en

1844 la iglesia remanente tuviera motivos más que suficientes para anunciar el triple mensaje

angélico.

Un segundo testimonio fue publicado en 1862 por el Cardenal Henry Edgard

Manning, y en donde en tres oportunidades le llamó al papa “Vicar of the Son of God”

(Vicario del Hijo de Dios). Esto lo confirmó siete años más tarde.161

Un tercer documento fue publicado por la revista católica Our Sunday Visitor, el 3 de

agosto de 1914, y confirmado en la misma publicación con fecha 18 de abril de 1915, donde

decía: “Las letras grabadas en la mitra del papa son éstas: Vicarius Flii Dei, que en latín

significan Vicario del Hijo de Dios”.162 Pero debido a las reacciones que produjo en su país

protestante, fue negado en la misma publicación el 3 de agosto de 1941.163

Pero, como veremos, esta negación fue desvirtuada después por dos declaraciones

oficiales del papa Pablo VI. Un cuarto documento –en este caso en francés– donde se lee

este título, dice así: “El sucesor de San Pedro, el Vicario del Hijo de Dios, es Pastor y

Soberano de todos los cristianos sobre la faz de la tierra”.164 También en francés, se lo lee en

un catecismo al referirse al primer Papa: “Malgré ces travaux pénibles, le Vicaire du Fils de

Dieu menait une vie extrêmement frugale (A pesar de este doloroso trabajo, el vicario del

Hijo de Dios llevó a cabo una vida muy frugal).165

El quinto documento fue publicado por Pablo VI y confirmado en dos oportunidades.

Una de ellas en Apostolicae Sedis, Commentarium Officiale, vol. LVIII (Actos de la Sede

Apostólica), en 1966, y la segunda en otra similar dos años más tarde.166 Por lo tanto, queda

160 F. Lucii Ferrarós, Papa, vol. 8, Promta Biblioteca Canonica, Juridica, Moralis, Teologica nec non

Ascetica, Polemica, Rubricista, Historia, (Paris: J. P. Migne, 1858), p. 1828. 161 Henry Edgard Manning, The Temporal Power of the Vicar of Jesus Christ, 2° edition, London:

Bwins & Lambert, 1862), pp. 230-232. 162 Francis D. Nichol. ed, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, (Boise, Idaho, USA:

Publicaciones Interamericanas, 1990), p. 838. 163 Idem. 164 Luis A. de Gastón, Sègur , Traducida del francés, vol. II., (Londres: Burns & Oates, 1881), p. 204. 165 L'Abbé J. Guame, Catéchisme de Perseverancia, (París: Tomé Cinquièmí, 1845), p. 25

166 Acta Apostolicae Sedis, Commentarium Officiale, vol. LVIII n. 6, Libreria Editrice Vaticana, ISBN

8820960664, 9788820960667,1966, pp. 421-422; Acta Apostolicae Sedis, Commentarium Officiale, vol. LX,

n. 6, pp. 317-319. Libreria Editrice Vaticana. ISBN 8820960680, 9788820960681, 1968, pp. 317-319.

Bafianae (11 de enero de 1968), el Decreto de Pablo VI eleva la Prefectura Apostólica de Bafia, Camerún, a

una Diócesis: “Adorandi Vicarius Filii Dei et Procurador, Quibus numen dedit summam aeternum Ecclesiae

Sanctae, ...” ( “A medida que la adoración del Vicario Hijo de Dios y el Procurador, A quien el Eterno Divino

se ha dado la más alta jerarquía de la Iglesia santa, ...”).

60

claro que la Iglesia Católica de Roma es la única institución religiosa que se apropia un título

donde se puede sumar el 666.

Sin embargo, Vicarivs Filii Dei sólo es uno del gran número de títulos honoríficos

que se atribuye, y no el más importante. Por lo tanto, no es conveniente emplear este

argumento divino, sin unirlo a las claras características que se señalan en la Palabra de Dios,

que sí son contundentes.

LA BESTIA DE APOCALIPSIS 17

En la nota de Apoc. 17:3 “la bestia escarlata” (p. 1604), se interpreta que es la misma

de Apoc. “12:3 y 13:1,2”. Entendemos que la bestia del cap. 12 es el “dragón” o Satanás

(Apoc. 12:3; 7-9, 13-17). Pero hay dudas respecto a la bestia escarlata del cap. 13. Por eso

también queda insegura la interpretación de la bestia de siete cabezas del cap. 17.

En Apoc. 13 vemos claramente que hay tres bestias: El “dragón” (13:4); la “bestia…

semejante a un leopardo”, que es “una de sus cabezas” (13:2,3), y “un cordero” que termina

hablando como el “dragón” (13:11).

¿De quién es la cabeza herida de Apoc. 13:3, de la bestia dragón o la bestia papal? E.

G. de White responde: “Satanás está obrando [...] Se está cumpliendo la profecía del

Apocalipsis, de que ‘se maravilló toda la tierra en pos de la bestia” (Apoc. 13:3).167 Y dice

que “la ilación profética en la que se encuentran estos símbolos empieza en el capítulo 12

del Apocalipsis, con el dragón […] Así que si bien el dragón representa primero a Satanás,

en sentido derivado es un símbolo de la Roma pagana. En el capítulo 13, se describe otra

bestia, parecida a un leopardo […] Esta profecía, que es casi la misma que la descripción

del cuerno pequeño en Daniel 7, se refiere sin duda al papado”.168

Esta declaración inspirada es importante, pues junto con Apoc. 13 nos aclara:

a) Que la bestia de siete cabezas de Apocalipsis 13:1 es la misma del cap. 12, no una

segunda de siete cabezas.

b) Que la bestia de 13:2-10 es “otra”, pues es la misma que la cuarta de Daniel 7, de

donde sale el “cuerno pequeño”.

c) Si es la cuarta de Daniel, se explica por qué es “otra”, ya que tiene una sola cabeza

con 10 cuernos, y no tiene color rojo (Dan. 7:20).

d) Así que la cabeza herida es una de las siete del dragón, y los 10 cuernos son todos

de la cabeza herida, pues representa la división europea liderada por Roma que

llega a ser papal; y el dragón la lidera desde abajo.

e) La segunda bestia después de los 42 meses medievales, que se “sienta” en el

dragón, es EE.UU169 y se asemeja a un “cordero”.

f) “Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella” (Apoc.

13:12). Esta es la revelación que la mayoría no toma en cuenta, pues interpreta

que EE.UU. actuará contra los santos con otra cabeza romana restaurada, que

167 White, JT, 2: 369. 168 CS, 491,492. 169 Ibíd., 493.

61

sería una quinta de Daniel (¿?). Pero Daniel dice claramente que la cuarta actuará

hasta el fin (Dan. 7:11). Y es lógico, pues si la cabeza romana restaurada fuera

otra que la “primera” del cap. 13, no sería la restaurada de la que fue herida (grave

error, ¿verdad?). Entonces ahora vamos a la bestia del capítulo 17.

En el Conflicto de los siglos, páginas 491 al 493,170 E. G. de White se refiere a la

bestia “dragón”, que aparece dirigiendo desde abajo a sus dos últimas de las siete cabezas, es

decir a “la bestia y a su imagen” de Apocalipsis 14:9,10. Y también lo señala obrando en los

capítulos 12,13 y 17. Así confirma que no hay otra bestia de siete cabezas que la del “dragón”.

Por lo tanto, la bestia de Apocalipsis 17 es el “dragón” de siete cabezas; y el papado y el falso

profeta de EE.UU. actuando en “sentido derivado”.171

Si cumplimos el principio profético del “tiempo presente”, que es el tiempo cuando

los profetas escriben sus visiones,172 cuando Juan escribe “las cosas que has visto, las que

son y las que han de ser”, el tiempo presente (“las que son”) no es otro que cuando obra

“Roma pagana”,173 que luego se convierte en cristiana como la misma cuarta cabeza de

Daniel hasta el fin. Entonces no permitamos que otros le agreguen cabezas a la cuarta que

señala el profeta (otro error generalizado).

Por lo tanto, las dos últimas cabezas del dragón, más la que levantará él mismo en el

tiempo del fin, como lo hizo parcialmente en la revolución francesa (fue “un poder de origen

y carácter satánico”),174 completan la obra satánica contra los fieles desde que llegaron a ser

el pueblo de Dios hasta el fin:

170 De Pub. Interamericanas, 1968. 171 CS, 491. 172 La regla de esta clave es invariable, y se cumple en Salmos 37:29 con Apocalipsis 21:1-7; Salmos

50:3,4 con Apocalipsis 22:7,20; Isaías 2:19 con Apocalipsis 6:15-17; Isaías 65:17, 21,22,25 con Apocalipsis

21:1-7; Jeremías 6:2 con Apocalipsis 16:9; Ezequiel 37: 25-28 con Apocalipsis 21:1-7; Daniel 2:23 con 2:37-

39; 7:7 con 7: 23,24; 8:8 con 8:22; 8:11,12 con 8:14; 12:8 con 12:9; Habacuc 2:14 con Apocalipsis 18:1;

Zacarías 14:4,7,16 con Apocalipsis 21:3,23; Apocalipsis 17:3 con 17:7-12, etc. 173 CS, 491. 174 Ibid,. 312.

62

Las distintas cabezas simbólicas de animales, están señaladas en la profecía desde el

profeta Jeremías: La “becerra” (Jer. 46:20) de Egipto, el “asno montés” (Ose. 8:9; Joel

2:18,24) de Asiria, y el “león” (Jer. 4:7; Joel 1:6; 2:20) de Babilonia. Desde las visiones de

Daniel, fueron: el “león” (Dan. 7:4) de Babilonia, el “oso” (Dan. 7:5) de Medopersia, el

“leopardo” (Dan. 7:6) de Grecia y la “bestia espantosa” (Dan. 7:7) de Roma. Desde los días

de Juan, fueron “la bestia” espantosa “semejante a un leopardo” (Apoc. 13:2) de Roma; el

“cordero que hablará como dragón” (Apoc. 13:11) de EE.UU., y “la octava” bestia que “es

de entre los siete” (Apoc. 17:11).

Por supuesto, la Iglesia Católica no estuvo entre los siete, sino desde Roma. Pero

sabemos que sí lo estuvo el “dragón”. Y en la profecía sólo la bestia dragón sube del abismo

(Isa. 14:15; Apoc. 9:11; 11:7; 17:8; 20:1). Satanás “era” porque obró en el cielo directamente

contra Dios. “No es” porque no obra directamente, sino que lo hace con los gobiernos

humanos, oculto desde el “abismo”.

Para abreviar, todos sabemos que hasta el fin obrará la triple unión de espíritus

inmundos. Es a saber el dragón, la bestia papal y el “falso profeta”, que reinará sobre el

gobierno de los EE.UU. y el mundo (Apoc. 16:13,14). Por lo tanto, de la docena de posiciones

al respecto, sólo tienen base bíblica si estas tres son las tres últimas cabezas del Dragón. En

caso contrario, las que se nombren se deberán agregar a estas tres, sumando más de siete

cabezas.

¿VENDRÁ EL SANTUARIO DEL CIELO, PARA ESTA TIERRA RENOVADA?

En la nota de Apoc. 21:3 “tabernáculo de Dios” (p. 1609), se nos hace recordar la

promesa de Ezequiel, que estará el “santuario en medio de ellos para siempre” (Eze. 37:26-

28). ¿Para qué si no habrá más pecado?

En la pág. 49, ¿Salvación desde el lugar santísimo?, explico que el santuario será

eterno porque el Señor convirtió su trono en un centro de salvación. El apóstol Juan y E. G.

de White confundieron los símbolos terrenos que vieron en visión en el cielo, como el

tabernáculo celestial real. Por eso Juan, que sabía que el trono es el verdadero “templo”

celestial (Apoc. 16:17), al ver la última visión no vio los muebles y el velo que había visto

antes, y pensó que no había más templo. Pero enseguida entendió que el santuario que había

visto antes era un símbolo de la obra de la Deidad en el trono, y que iluminaba la ciudad

porque no había velo (Apoc. 21:22, 23). Y E. G. de White también entendió, después, que la

“puerta” que se cerraba y el velo, en la realidad allá no existen porque “no cuelga ningún

velo”; y así nos hizo saber a nosotros.175

Entonces, como la santa ciudad es “el santuario de las moradas del Altísimo” (Sal.

46:4) y el trono es eterno, “el tabernáculo de Dios estará con los hombres” (Apoc. 21:3). Y

todos los redimidos serán sacerdotes para siempre del orden de Melquisedec, no para salvar

175 CBA, 5: 1084.

63

a pecadores, sino para prevención contra una segunda caída (Nah. 1:9). Y nuestra experiencia

será de gran valor para el universo (Eze. 48:19; 1 Ped. 2:9).

¿LA CIUDAD ES UN “CUBO”?

En la nota de Apoc. 21:16,17, “la altura” (p. 1610), se dice que “la ciudad es un cubo”

de “2,2 millones de m” de altura, y al mismo tiempo se acepta que los muros sólo tienen “72

m de altura”. ¿Para qué rodear a un cubo con un muro de menor altura? ¿Y de dónde se llega

a esa conclusión?

La palabra “altura” (hypsos), es usada en el N.T. para referirse también a la parte más

alta o cima (Efe. 3:18: Sant. 1:9). En este caso tenemos la orientación de la pluma inspirada,

cuando escribió que “el trono alto”, lo vio “muy por encima de la ciudad”176. Entonces

tenemos un problema, pues si la ciudad es un cubo, y la sala del trono está “muy por encima”

de esa ciudad en cubo, entonces el trono tendría una medida mayor que los lados de esa

ciudad, y eso no dice la Biblia.

Según las medidas dadas a Moisés (Éxo. 25:40; Heb. 9:11), los lados del santísimo

medían una quinta parte del ancho del atrio. Y según Juan, tendría 12.000 estadios de altura,

lo que nos da 2.400 estadios de cada lado en su base. Es decir que su altura es cinco veces

mayor a su ancho. Esto nos lleva a pensar que el trono es más una torre que un templo común.

“Torre” es, justamente, el nombre que le da el profeta Miqueas (Miq. 4:7,8. Ver Sal. 78:69).

Y Elena G. de White, al comparar el tabernáculo terrenal con el celestial durante los reinos

de la gracia y de la gloria, escribió: “Como torre del viñedo, Dios puso su santo templo en

medio de la tierra [...]. En el tabernáculo y el templo, su gloria moraba en la santa shekinah

sobre el propiciatorio”177. Es decir que el lugar santísimo terrenal señalaba la “torre” y el

“templo en medio de la tierra”, ahora en símbolo, y el celestial como realidad.

Cuando Isaías se encontraba en el templo terrenal, de cara al santísimo, vio en visión

al “trono” del cielo. Y al contemplarlo, no pudo ver la parte superior porque era tan alto que

“se elevaba como hasta los mismos cielos”.178 Por eso dijo que es “alto y sublime” (Isa. 6:1).

¿Por qué un trono tan alto? Por dos razones muy simples. La primera, porque la ciudad

estará iluminada por la gloria de Dios, que está en la “sala del trono del Rey de reyes”, en la

parte superior de ese alto edificio.179 Y sabemos que para iluminar una ciudad, se requiere de

luces altas. Y segundo, si no fuera así, cada vez que los justos lleguen para adorar a Dios,

quedarían encandilados por una luz “siete veces” mayor a la del sol al mediodía (Isa. 24:23;

30:26).

Por último, cuando la santa ciudad se pose en este mundo, los santos se subirán sobre

los muros para ver el juicio, y después también la recreación de la tierra.180 Si la ciudad fuera

176 CS, p. 722. 177 PR, p. 13. 178 RH, 16-10-1888. 179 CS, 565. 180 TS, 2:245.

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un cubo esto sería imposible. Gracias a Dios que no viviremos encerrados dentro de un gran

edificio, sino en contacto directo con la creación.

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