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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA SISTEMA DE ESTUDIOS DE POSGRADO ANÁLISIS PRAGMÁTICO DE LOS APELATIVOS EMPLEADOS POR JÓVENES UNIVERSITARIOS EN EL ESPAÑOL DE COSTA RICA Tesis sometida a la consideración de la Comisión del Programa de Estudios de Posgrado en Lingüística para optar al grado y título de Maestría Académica en Lingüística MARIANELA CAMACHO ALFARO 2011

Análisis pragmático de los apelativos empleados por jóvenes universitarios en el español de Costa Rica

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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA SISTEMA DE ESTUDIOS DE POSGRADO

ANÁLISIS PRAGMÁTICO DE LOS APELATIVOS EMPLEADOS POR JÓVENES UNIVERSITARIOS

EN EL ESPAÑOL DE COSTA RICA

Tesis sometida a la consideración de la Comisión del Programa de Estudios de Posgrado en Lingüística para optar al grado y título de Maestría Académica en Lingüística

MARIANELA CAMACHO ALFARO

2011

  ii  

Dedicatoria

Me gustaría dedicar esta tesis a toda mi familia.

Para mis padres Flory y Gerardo, por su comprensión y ayuda en momentos malos y menos

malos. Juntos me enseñaron a encarar las adversidades sin perder nunca la dignidad ni desfallecer

en el intento. Me han dado todo lo que soy como persona, mis valores, mis principios, mi

perseverancia y mi empeño, y todo ello con una gran dosis de amor y sin pedir nunca nada a

cambio.

Para mis hermanos, sobrinos y amigos, por su paciencia, por su comprensión, por su empeño, por

su fuerza, por su amor... Porque los quiero.

  iii  

Agradecimientos

Dos tipos de deuda he contraído en el tiempo que ha durado la realización de esta investigación;

una de tipo científico y otra de tipo afectivo. En el primer caso, debo agradecer al Dr. Jorge

Murillo Medrano su valioso apoyo, instrucción y exigencia. Igualmente, a la Dra. Annette Calvo

Shadid y a M.A. Ximena del Río Urrutia, asesoras del Comité de Tesis. De ahí parte este trabajo

y el éxito que a su fin pudiera tener.

En el aspecto afectivo, desde luego, mi familia y mis amigos han sido un apoyo en todo

momento, siempre. Con mis padres, hermanos, sobrinos, amigos y demás familiares mantendré

hasta el fin un débito infinitamente hermoso.

  iv  

“Esta tesis fue aceptada por la Comisión del Programa de Estudios de Posgrado en

Lingüística de la Universidad de Costa Rica como requisito parcial para optar al grado y

título de Maestría Académica en Lingüística”.

_____________________________ M.L. Anita Arrieta Espinoza Representante de la Decana

Sistema de Estudios de Posgrado

_____________________________ Dr. Jorge Murillo Medrano

Director de Tesis

_____________________________ Dra. Annette Calvo Shadid

Asesora

_____________________________ M.A. Ximena del Río Urrutia

Asesora

_____________________________ Dr. Jorge Antonio Leoni de León

Director Programa de Posgrado en Lingüística

_____________________________ Marianela Camacho Alfaro

Candidata

  ix  

Resumen

Este trabajo de tesis se realizó con el objetivo de analizar los apelativos empleados por una

muestra estadísticamente representativa de jóvenes universitarios en el español de Costa Rica

como estrategia de cortesía verbal.

La investigación se caracteriza por enfocarse desde una perspectiva descriptiva-explicativa y

exploratoria del objeto lingüístico en estudio. El punto de partida es el marco teórico de la

Pragmática, así como los estudios de cortesía verbal.

El análisis de los apelativos se realizó desde la valoración lingüística de la diversidad y no desde

la comparación con la variedad estándar o norma culta, esto es, desde la adecuación discursiva

frente a la corrección gramatical.

Con este análisis encontramos que se construye una identidad lingüística juvenil, personal y

grupal, y es desde ella que se debe entender la actuación lingüística y las estrategias de cortesía

empleadas en el acto comunicativo por los jóvenes universitarios costarricenses.

  v  

Índice de contenidos

Dedicatoria……………………………………………………………………………...……………………………ii  

Agradecimientos……………………………………………………………………….………………………….iii

Hoja de aprobación…………………………………………………………………….…………………………iv

Resumen……………………………………………………………………………….…………………………..ix

Índice de cuadros…….…………………………………………………………………………………………..…x

Índice de gráficos…….……………………………………………………………….…………………………xiii

Capítulo I. Introducción y objetivos……..………………………….……………………….………..…1

1. Introducción……..…………………………………………………….………….….…………………………..2

1.1. Justificación……..…………………….…………………………….………….….………………………….5

1.1.1. Limitaciones……..…………………….………………………….………….….…………………………6

1.2. Objetivos….……..…………………….…………………………….………….….………………………….7

1.2.1. Objetivos específicos……..…..……….………………………….………….….………………………7

Capítulo II. Estado de la cuestión………..………………………….………………..…………………...8

2. Estado de la cuestión..…………...…………………………………….………….….……………………….9

2.1. Estudios pragmáticos……..………………...……………………….………….….………………………9  

2.2. Estudios sobre cortesía verbal……..………………...…..………….…………….…………………..11  

2.3. Estudios sociolingüísticos……..………………...…..………….…………….………………………..13  

2.4. Estudios lexicográficos……..………………...…..…………….…………….…………………………16  

2.5. A modo de resumen……..………………...…..……….……….…………….…………………………..20  

  vi  

Capítulo III. Marco teórico………..……………………………….………………..…………………….23

3. Marco teórico……....…………...…………………………………….…...…….….………………………24

3.1. Pragmática: la lengua en uso……..………………...……………………………..…………………...24  

3.1.1. Aproximación al fenómeno de la deíxis……..…..……….………………….………………….26

3.1.2. Estudios de cortesía verbal…………….……..…..……….………………….…………………29

3.2. Lenguaje y género……..………………...………………………………………..………………………37  

3.5. A modo de resumen……..………………...…..……….……….…………….…………………………..39  

Capítulo IV. Metodología………..…………………………...…….………………..……………………..41

4. Metodología……....…………...………………………………..…….…...…….….……………………….42

4.1. Tipo de investigación……..………………...………………………………...…..………………….…..42  

4.2. Variable social……..……..………………...………………………………...…..………………………42  

4.3. Fuente de datos: población y muestra……..………………...………………..………………….…43  

4.3.1. Recolección de datos……………………………..……….………………….………………………..44

4.3.2. Instrumento de investigación………………………….….………………….……………………...45

4.4. Tabulación o interpretación de los datos……..………………...………………...………………..47  

4.5. Sobre la escogencia de las lexías del cuestionario……..………………...…….....……………48  

Capítulo V. Análisis de los datos………..…………………………...…….………..…………………...50

5. Análisis de los datos……....…………...………………………………..……….….…………………….51

5.1. Análisis cuantitativo de los apelativos por frecuencia de uso y situación

comunicativa……………………………………………………………………………..51

  vii  

5.1.1. Situación 1a: Usted conversando con un amigo íntimo a solas……..…….....………….52

5.1.2. Situación 1b: Usted conversando con una amiga íntima a solas……..…….....………...56

5.1.3. Situación 2a: Usted conversando con un grupo de amigos en su propia casa………59

5.1.4. Situación 2b: Usted conversando con un grupo de amigas en su propia casa………62

5.1.5. Situación 3a: Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus

actividades cotidianas…………………………………………..………………………..66

5.1.6. Situación 3b: Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus

actividades cotidianas…………………………………………..………………………..69

5.1.7. Situación 4a: Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo

(de una edad similar a la suya)….………………………………………..………………72

5.1.8. Situación 4b: Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima

(de una edad similar a la suya) ….………………………………………..……………...75

5.1.9. Situación 5: Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas

conocidas….………………………………………..……………………………….……79

5.1.10. Situación 6a: Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de

una edad similar a la suya)…….………………………………………..………………..82

5.1.11. Situación 6b: Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de

una edad similar a la suya) ….………………………………………..…….……………85

5.1.12. Síntesis de las situaciones de uso y la mayor frecuencia de uso de ciertos

apelativos….………………………………………..……………………………………87

5.2. Análisis del nivel morfoléxico-semántico…………………………………………..92

  viii  

5.2.1. Sufijación………………………………………………………………………….93

5.2.2. Truncamiento léxico………………………………………………………………95

5.2.3. Disfemismo………………………………………………………………………..96

5.2.4. Préstamos (anglicismos)…………………………………………………………..98

5.2.5. Valores semánticos……………………………………………………………..…99

5.3. Análisis del nivel pragmático……………………………………………………....102

5.3.1. Función fática de los apelativos y deíxis………………………………………...102

5.3.2. Las situaciones de habla y el lenguaje coloquial………………………………...104

5.3.3. Estrategias de cortesía y uso de los apelativos…………………………………..107

5.3.3.1. Variables de contextualización: poder vs. solidaridad…………………………108

5.3.3.2. Cortesía positiva y cortesía negativa…………………………………………...109

5.3.3.3. Imagen social: autonomía y afiliación…………………………………………111

5.3.3.4. Lenguaje juvenil: descortesía o anticortesía…………………………………...115

5.3.3.5. Imágenes de roles y género…………………………………………………….118

5.3.3.6. Premisas socioculturales de la imagen básica de los jóvenes costarricenses…..120

Capítulo VI. Conclusiones…………...…..…………………………...…….…..…..……………………123

6. Conclusiones……....………….....……………………………..…………...….….……………………...124

Bibliografía……....………….....……………………………..…………...….……...………………………..138

Anexos……....………….....……………………………..…………...….……..........…………………………145

Anexo 1……....………….....……………………………..…………...….…….........………………………..146

Anexo 2……....………….....……………………………..…………...….…….........………………………..147

  ix  

Anexo 3……....………….....……………………………..…………...….…….........………………………..152

Anexo 4……....………….....……………………………..…………...….…….........………………………..153

  x  

Índice de cuadros

Cuadro 1 Constitución del universo relativo ……………………………….……….......................…42  

Cuadro 2 Constitución del universo relativo por centro de estudio ..……….………...………..43  

Cuadro 3 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un amigo íntimo

a solas……………………………………………………………….……….………...……….50  

Cuadro 4 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un amigo íntimo

a solas……………………………………………………………….……….………...……….51  

Cuadro 5 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con una amiga

íntima a solas……………………………………………………………….……..…...…….52  

Cuadro 6 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con una amiga íntima

a solas……………………………………………………………….……….………...……….54  

Cuadro 7 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de

amigos en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….55  

Cuadro 8 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de

amigos en su propia casa………………………..………………………….……..….......…56  

Cuadro 9 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de

amigas en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….58  

Cuadro 10 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de

amigas en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….59  

Cuadro 11 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeros de

trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...…….61  

  xi  

Cuadro 12 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeros de

trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...……..62  

Cuadro 13 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeras de

trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...……..64  

Cuadro 14 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeras de

trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...…….65  

Cuadro 15 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas

universitarias con un hermano/primo………………………..………….………...…...…..66  

Cuadro 16 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas

universitarias con un hermano/primo………………………..………….………...…...…..68  

Cuadro 17 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas

universitarias con un hermana/prima………………………..………….………...…...…...69  

Cuadro 18 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas

universitarias con un hermana/prima………………………..………….………...…...…...71  

Cuadro 19 Apelativos utilizados por los hombres cuando conversa con su novia en

compañía de personas conocidas………………………..………….…………….…...…...72  

Cuadro 20 Apelativos utilizados por las mujeres cuando conversa con su novio en

compañía de personas conocidas………………………..………….…………….…...…..72  

Cuadro 21 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una

dirección a un desconocido…….………………………..………….…………….…...…..75  

  xii  

Cuadro 22 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una

dirección a un desconocido…….………………………..………….…………….…...…..75  

Cuadro 23 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una

dirección a un desconocida…….………………………..………….…………….…...…...78  

Cuadro 24 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una

dirección a un desconocida…….………………………..………….…………….…...…...79  

Cuadro 25 Corpus completo de apelativos clasificado según los papeles de hablante-

destinatario y género……….………………………………………………….……....………………………..80  

Cuadro 26 Frecuencia relativa de los apelativos más empleados por hombres, según

género………………………………………………………………….…….……………...…81  

Cuadro 27 Frecuencia relativa de los apelativos más empleados por mujeres, según

género………………………………………………………………….…….………...………82  

Cuadro 28 Rasgos secundarios en relación con las situaciones de habla del

cuestionario……………………………………………………….…….………..........………..96  

Cuadro 29 Comparación de uso de apelativoscon mayor frecuencia de uso en general

frente a los de la situación 6a y 6b, según género………………………………........…101  

Cuadro 30 Uso de apelativos y afiliación de grupo por género……………….…......……….104  

Cuadro 31 Apelativos del corpus clasificados según impliquen actos corteses o actos

anticorteses……….…………………………………………………………..……....………………………….107  

 

  xiii  

Índice de gráficos

Gráfico 1 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un amigo íntimo

a solas……………………………………………………………….……….………...……….50  

Gráfico 2 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un amigo íntimo

a solas……………………………………………………………….……….………...……….52  

Gráfico 3 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con una amiga

íntima a solas……………………………………………………………….……..…...…….53  

Gráfico 4 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con una amiga íntima

a solas……………………………………………………………….……….………...……….54  

Gráfico 5 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de

amigos en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….56  

Gráfico 6 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de

amigos en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….57  

Gráfico 7 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un grupo de

amigas en su propia casa………………………..………………………….……..…...…….59  

Gráfico 8 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un grupo de

amigas en su propia casa………………………..………………………….……..…...……60  

Gráfico 9 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeros de

trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...……61  

Gráfico 10 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeros de

trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...……63  

  xiv  

Gráfico 11 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con compañeras de

trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...…….64  

Gráfico 12 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con compañeras de

trabajo o estudio………………………..………….……………………….……..…...…….66  

Gráfico 13 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas

universitarias con un hermano/primo………………………..………….………...…...…..67  

Gráfico 14 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas

universitarias con un hermano/primo………………………..………….………...…...…..69  

Gráfico 15 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas

universitarias con un hermana/prima………………………..………….………...…...…..70  

Gráfico 16 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas

universitarias con un hermana/prima………………………..………….………...…...…..71  

Gráfico 17 Apelativos utilizados por los hombres cuando conversa con su novia en

compañía de personas conocidas………………………..………….…………….…...…..73  

Gráfico 18 Apelativos utilizados por las mujeres cuando conversa con su novio en

compañía de personas conocidas………………………..………….…………….…...…..74  

Gráfico 19 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una

dirección a un desconocido…….………………………..………….…………….…...…..76  

Gráfico 20 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una

dirección a un desconocido…….………………………..………….…………….…...…..77  

  xv  

Gráfico 21 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta en la calle una

dirección a un desconocida…….………………………..………….…………….…...…..78  

Gráfico 22 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una

dirección a un desconocida…….………………………..………….…………….…...…..80  

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS

2

1. INTRODUCCIÓN

La lengua, concebida desde disciplinas como la Pragmática y la Sociolingüística, se define como

un instrumento de interacción social, cuyo propósito o función principal es propiciar la comunicación

entre los individuos que componen una comunidad de habla. Así pues, se estudia el lenguaje como un

fenómeno sociocultural y su análisis se realiza tomando en consideración el contexto social específico en

el cual se desarrollan las diversas estructuras lingüísticas correlacionado con la intención (fines u objetivos

comunicativos) expresada por el hablante en un determinado enunciado.1

Desde este paradigma, se puntualiza la interdependencia que existe entre la cultura, la sociedad y

el lenguaje, pues, por ejemplo, la lengua posibilita reflejar la cohesión de una comunidad y su identidad,

su visión de mundo, lo que constituye su “realidad”, sentimientos de pertenencia a un grupo, su

experiencia, entre otros elementos. No obstante, la forma como se interpreta la relación entre la sociedad y

el lenguaje difiere en virtud de la ciencia, marco teórico o disciplina desde la que se plantee, pues como

afirma Moreno (1998: 67) “los diferentes modos de entender la organización y el funcionamiento de la

sociedad, así como las diversas formas de interpretar la lengua, llevan, lógicamente, a formas distintas de

concebir las relaciones entre estructuras sociales y estructuras lingüísticas”. Fue así como la necesidad e

inquietud de relacionar hechos sociales con los lingüísticos –estudios de aspectos del código lingüístico en

relación con los hablantes y su papel en el proceso de comunicación– promovió el surgimiento, en primera

instancia, de la Sociolingüística y, luego, de la Pragmática.

Ahora bien, tanto dentro de los estudios sociolingüísticos como dentro de los pragmáticos, ocupa

un lugar destacado el análisis de los tratamientos (también llamados vocativos o fórmulas de tratamiento),

los cuales sirven para apelar al interlocutor y, por ello, evidencian los diversos tipos de relaciones

establecidas por los hablantes. Las fórmulas de tratamiento son, entonces, “todas aquellas estructuras

1 Para una referencia más detallada de la conceptualización de la Pragmática y la Sociolingüística, así como de la relación lengua-cultura-sociedad, ver Hernández y Almeida (2005), Bravo y Briz (2004), Escandell (2004), Escavy (2004) y Moreno (1998).

3

basadas en la combinación de elementos léxicos y gramaticales que los hablantes de una determinada

lengua utilizan para apelar a sus semejantes” (Molina 2002: 97).

En español, el sistema de tratamientos o vocativos se clasifica en fórmulas de tratamiento

pronominal, con un paradigma cerrado: usted, tú y vos, y fórmulas de tratamiento nominal o apelativos,

cuyas formas representan un paradigma abierto con un amplio inventario y diferentes tipos de elementos.

En esta investigación, el análisis se centrará concretamente en los apelativos como objeto

lingüístico de estudio, producidos en situaciones coloquiales informales. Estos se analizarán desde la

perspectiva teórica de la pragmática (que incluye la teoría de la cortesía verbal,2 esta última definida por

Diana Bravo (1999 y 2003) como un fenómeno sociocultural pues enfoca las relaciones del lenguaje con

la sociedad).

En el español de Costa Rica, encontramos, dentro de los vocativos referidos al interlocutor que se

emplean en la conversación, ejemplos como compa, corazón, mae, cariño, bróder, amigo, jefe, etc.

Levinson (1989) señala que estos son “sintagmas nominales que se refieren al destinatario” (63), esto es,

expresiones de función fática que refuerzan el contacto entre los hablantes, empleados por estos para

denotar y connotar determinados tipos de relaciones interpersonales.

Dado que los apelativos son los que nos interesan en esta investigación, debemos aclarar que se

caracterizan por aparecer “naturalmente” al principio del enunciado y, por lo regular, por iniciar la

conversación; aunque también se presentan en otras posiciones; de acuerdo con Leech (citado por

Jørgensen 2008: 393), se clasifican de la siguiente manera:

2 Moreno (1998: 149) señala con respecto a la viabilidad de aplicar el análisis de la cortesía a los apelativos que “Formas de tratamiento y cortesía son nociones que se exigen mutuamente y que, por lo tanto, no pueden explicarse de forma independiente”.

4

Función de los apelativos según su posición en el enunciado

Inicial Media Final

1. Llamar la atención

2. Identificar al apelado

2. Identificar al apelado

3. Mantener y reforzar las

relaciones sociales

2. Identificar al apelado

3. Mantener y reforzar

las relaciones sociales

Además, los apelativos son constituyentes típicamente extraoracionales, es decir, que no se

encuentran sintáctica o semánticamente incorporados con los argumentos de un predicado. En

consecuencia, al ser los vocativos fórmulas empleadas por los hablantes para iniciar un diálogo o para

establecer contacto con el interlocutor, se caracterizan por evidenciar comportamientos sociales (como ser

cortés, adecuado, apropiado, oportuno y sus contrapartes), por lo cual son distintos en las diferentes

culturas; además, existe un alto grado de variación en lo que respecta a las estrategias utilizadas por los

hablantes en la interacción verbal, dada a la variabilidad en lo que respecta a los recursos lingüísticos

empleados. De ahí, la importancia de estudiarlos desde el marco de la pragmática para describir sus

funciones, contextos de uso, entre otros.

Ahora bien, desde este enfoque de análisis, estas formas lingüísticas se pueden analizar como

elementos representativos de las relaciones interpersonales establecidas entre los hablantes, pues como

señala Moreno con respecto a las formas de tratamiento en general, dentro de las cuales se incluyen los

apelativos, estas

(…) se usan de acuerdo con sistemas que a veces encierran una gran complejidad, derivada, en primer lugar, de las diversas clases de vínculos personales que se pueden establecer, en segundo lugar de la posibilidad de que las formas de tratamiento no sean recíprocas y, por último, de la convivencia de sistemas de tratamiento diferentes dentro de una misma comunidad (1998: 151).

5

De tal modo, podría afirmarse que, a la luz del análisis de los usos de ciertos elementos

lingüísticos –como los apelativos– y a partir de un marco teórico interdisciplinario como el propuesto por

la pragmática y la cortesía verbal, se puede vislumbrar o intentar (re)construir los componentes básicos de

la imagen social3 que tiene el costarricense y cómo se evidencia dicha imagen en una parcela del español

de Costa Rica, esto es, en el lenguaje juvenil4 empleado por una muestra representativa de estudiantes

universitarios costarricenses.

1.1. Justificación

El análisis de la correspondencia existente entre la estructura lingüística y la estructura social se

debe a la interacción de valoraciones sociales con las estructuras lingüísticas (Labov 1983). De esta

manera, la lengua forma parte de un complejo sistema cultural, el cual mantiene una estrecha relación con

la organización social, las relaciones sociales funcionales, los valores, las creencias y las pautas de

conducta y conocimiento que se transmiten de generación en generación, a través de procesos de

socialización y culturización (Moreno 1998: 201).

De este modo, un marco teórico como la pragmática, dentro del cual se incluyen los estudios de

cortesía verbal (descortesía y anticortesía), ofrece herramientas de análisis propicias para dilucidar la

concordancia antes expuesta entre la lengua y la sociedad. Así, en términos generales, esta teoría

presupone y al mismo tiempo permite corroborar que en el uso de ciertas formas lingüísticas y en la

escogencia de diferentes estrategias discursivas –empleadas por lo hablantes de una determinada lengua–

3 La noción de imagen social (face) fue, en primera instancia, propuesta y conceptualizada por Goffman (1977), quien señala a partir de este concepto la importancia de las reglas sociales y de las relaciones entre los participantes en la interacción verbal, pues básicamente face se refiere a las percepciones de los otros acerca del hablante. Posteriormente, Brown y Levinson retoman dicho concepto para plantear su modelo de cortesía verbal. Bravo (1999) amplia y sistematiza el concepto de imagen social (face) para proponer la existencia de una imagen básica que resulta ser una especie de “personalidad social ideal” con la que los hablantes de una comunidad sociocultural de identifican (para más detalles ver el apartado 3.1.2.). 4 El término lenguaje juvenil “designa un conjunto de rasgos lingüísticos presentes en las manifestaciones lingüísticas de los jóvenes, producidas de forma oral (o por escrito como reflejo de lo oral), en situaciones coloquiales informales” (Guerrero 2002: 68). Asimismo, el ser joven se relaciona con el concepto de edad social (“clase de edad”: niñez, juventud, adultez, vejez), que se entiende, desde la sociología, como el papel que cumplen en la sociedad las personas según condiciones típicas asociadas a la edad. Cabe aclarar que dichas condiciones varían históricamente, están definidas por las actividades, intereses, formas de actuar de los individuos y “reflejan los efectos de las normas que rigen [sus] comportamientos” (Palazzo 2005: 17).

6

concurren condiciones de producción de sentido (semiosis) relacionadas directa o indirectamente con

representaciones o fenómenos sociales. Así pues, el estudio de los apelativos cobra gran importancia

debido a las distintas valoraciones pragmáticas que reciben estos elementos lingüísticos.

En consecuencia, con este estudio se pretende realizar un aporte en la investigación lingüística al

aplicar e implementar un enfoque pragmático a una dimensión del español de Costa Rica –los apelativos–

que aún no ha sido estudiada ni desde estas perspectivas teóricas ni desde otras. Finalmente, el estudio del

lenguaje juvenil también constituye una contribución a los estudios lingüísticos costarricenses,

especialmente si se toma en cuenta el hecho de que el estudio de este sociolecto se llevará a cabo desde la

valoración lingüística de la diversidad y de sus características disímiles frente a la variedad estándar de la

lengua, en oposición a los estudios tradicionales que comparan ambas variedades –juvenil y estándar– para

establecer normas adecuadas o de corrección de uso del lenguaje; en otras palabras, en esta investigación

se promueve el análisis de los apelativos empleados por los jóvenes universitarios desde la perspectiva de

la adecuación discursiva frente a la corrección gramatical (Rodríguez 2002).

En definitiva, es importante destacar que al constituirse esta en una investigación pionera sobre el

uso de los apelativos en el lenguaje juvenil y en relación con los estudios de cortesía verbal y de género,

en el ámbito lingüístico puede emplearse como un marco base para desarrollar investigaciones similares

en nuestro país y para desarrollar estudios comparativos con otras variedades del español; además, en el

ámbito social, como un instrumento complementario del análisis sobre la composición de la imagen social

de los jóvenes universitarios costarricenses, así como de los estudios de género.

1.1.1. Limitaciones

Dentro de las principales limitaciones, se debe señalar que no es factible realizar un análisis de los

apelativos según la posición que ocupan en el enunciado, porque el instrumento empleado para recopilar

los datos, descrito en el apartado de la metodología, no aporta ese tipo de información.

7

Del mismo modo, los apelativos recopilados constituyen un corpus limitado y los datos extraídos –

en el análisis– no cubren, en su totalidad, los fenómenos lingüísticos relacionados, por lo cual no se

pretende aquí desarrollar un estudio exhaustivo del que se puedan extraer conclusiones generales, pero sí

es una muestra representativa que permite delimitar algunas particularidades del uso de los apelativos en el

lenguaje coloquial de los jóvenes universitarios costarricenses, en correlación con la variable género y en

el marco de los estudios de cortesía verbal.

1.2. Objetivos

1.2.1. General: Analizar los apelativos empleados por una muestra estadísticamente

representativa de jóvenes universitarios en el español de Costa Rica como estrategia de

cortesía verbal.

1.2.2. Específicos:

• Recopilar un corpus, a partir de un cuestionario, de los apelativos empleados por jóvenes

universitarios en la interacción verbal en el español de Costa Rica.

• Analizar la frecuencia de uso de los apelativos y los procesos léxico-semánticos presentes

en su formación.

• Estudiar la función y las estrategias de cortesía verbal presentes en el uso de los

apelativos, al tomar en consideración los factores que determinan su empleo en

correlación con la situación comunicativa y el contexto.

• Describir e interpretar la variabilidad en la selección y uso de los apelativos, desde la

perspectiva de género.

• Contribuir, a partir del estudio específico de los apelativos, a la definición de los

componentes básicos de la imagen social de los jóvenes universitarios costarricenses.

CAPÍTULO II

ESTADO DE LA CUESTIÓN

9

2. ESTADO DE LA CUESTIÓN

Debido a que el enfoque de esta investigación es pragmático y que esta es una disciplina

lingüística relativamente reciente, solo se encuentra una tesis y un artículo de revista realizados en nuestro

país que analizan los pronombres de tratamiento (voseo, tuteo y ustedeo) y algunas formas nominales de

tratamiento, e implican además, de alguna manera, el análisis de la cortesía verbal. No obstante, también

se revisaron investigaciones sociolingüísticas que ofrecieran datos relevantes sobre las formas de

tratamiento.

2.1. Estudios pragmáticos

Leyla Hasbún Hasbún (2003) investiga en el artículo “¿Qué le vendemos, reina? El uso de

vocativos en la Feria del Agricultor” el uso “no recíproco de vocativos cariñosos entre extraños en lugares

públicos” (201), para lo cual se grabó un total de 99 transacciones en una Feria del Agricultor en San José

con el fin de determinar el uso y la frecuencia de estos vocativos supra mencionados. Los resultados

obtenidos por Hasbún Hasbún indican que casi en la mitad de los diálogos no se usó ningún vocativo,

mientras en la otra mitad “hubo aproximadamente el mismo número de diálogos donde se usaron

vocativos de respeto o deferencia que de diálogos donde se utilizaron vocativos cariñosos” (208). Esta

investigación propone posibles motivos subyacentes al uso de los vocativos cariñosos entre extraños; por

ejemplo, el hecho de que el hablante desea congraciarse con su interlocutor para realzar su imagen social

positiva y cumplir con un fin comunicativo de persuasión; igualmente, se explica dicho empleo como una

simple muletilla:

(…) supuestamente esta vinculación hará que la transacción sea exitosa: que el cliente compre sus frutas y verduras porque se siente bien. Igualmente podemos plantear la hipótesis de que el vendedor utiliza vocativos cariñosos como muletilla y que no hay motivo ulterior, no hay propósito definido [en su uso] (210).

Además, se concluye en este artículo que los datos revelan el uso de tres tipos de tratamiento para

“una compradora de mediana edad” en las transacciones comerciales examinadas: “la ausencia de

10

vocativo, el uso de vocativos de deferencia y el uso de vocativos que tradicionalmente han sido asociados

con relaciones de intimidad” (Ídem). Con respecto a este último caso, Hasbún señala que a la compradora

se le asigna automáticamente un estatus social más alto; no obstante, los interlocutores también emplean

en muchos casos formas de tratamiento que no reflejan distancia social. En virtud de lo anterior, la autora

refiere como principal conclusión que el empleo de estos apelativos cariñosos puede ser considerado, a

partir de la teoría propuesta por Brown y Levinson, como cortesía positiva o, en su defecto, como una

imposición o abuso por parte del vendedor.

En cuanto a la tesis, Carolina Arias (2002) realizó una investigación sociopragmática del uso de

tratamientos en el área metropolitana de San José. Para ello diseñó una encuesta a partir de un corpus de

40 lexemas aportados por la misma investigadora y recogió datos de 30 personas de tres generaciones

diferentes. Para el análisis del corpus, se tomaron como parámetros sociolingüísticos el sexo y la edad y

como parámetro pragmático el tipo de relación que se establece entre el hablante y el oyente (simétrica,

formal, de poder). En esta tesis se presentan datos de muy diversa índole; por ejemplo, se mencionan

algunos vocativos dirigidos hacia personas que prestan servicios, conocidos, desconocidos y a su

interlocutor.

Arias establece dos dimensiones en cuanto al tipo de relación social: la de solidaridad y la de

poder. En la primera analiza formas de tratamiento dirigidas a hermanos (a), hijos (a), novio (a), esposo

(a), el/la mejor amigo (a), compañero (a) de estudio y trabajo, las cuales representan relaciones de cercanía

o confianza. Dentro del análisis de esta dimensión, se establece la siguiente consideración con respecto a

la variable género y la variedad de uso de las formas de tratamiento:

Aunque las mujeres señalaron más variedad de uso, esto no significa que usen más formas que los hombres, sino que, mientras ellos son más estandarizados y repetitivos en cuanto a ciertas formas específicas, ellas varían los términos usados; no obstante en porcentajes bajos (…) las mujeres establecen tratos más neutros con sus interlocutores de confianza, pues privilegia el uso del nombre [por encima de vocativos] (Arias 2002: 71) (El subrayado es nuestro).

11

Con respecto a la otra dimensión citada, en esta tesis se analizan tratamientos para el jefe (a),

chofer de bus, desconocido en el bus, vendedor (a) de tienda, mesero (a) de restaurante, señor (a) mayor en

la calle, las cuales representan relaciones distantes. Ahora bien, este análisis le permite afirmar a la

investigadora, en oposición, por ejemplo, a lo señalado por Haverkate (1994), que no es cierto que los

hablantes sean más corteses dentro de la dimensión del poder, pues en sus resultados se verifica “que los

hablantes se preocupan por ser tan corteses en un contexto como en otro, aunque con intenciones distintas

cada dimensión tiene, entonces, sus propias formas de cortesía” (Arias 2002: 74).

Por otro lado, en lo referido a algunas de sus conclusiones, Arias considera que todas las formas

de tratamiento “están directamente relacionadas con la imagen y la cortesía positivas, pues (…) la mayoría

de ellos busca que el interlocutor se sienta bien, apreciado por el hablante” (2002: 20). Además, estima

que todos los vocativos cariñosos reportados son manifestaciones de cortesía, pues los califica como

formas empleadas para congraciarse con personas del sexo opuesto.

2.2. Estudios sobre cortesía verbal

A continuación, se reseñarán dos artículos investigativos sobre la cortesía verbal en el español de

Costa Rica escritos por Jorge Murillo Medrano. En primer lugar, “La cortesía verbal en el español de

Costa Rica”, publicado en la revista Káñina. Este artículo es un primer estudio general sobre la pragmática

en el español del Valle Central, en el cual se elabora una breve reseña de los estudios pragmáticos más

importantes realizados en el extranjero. Además, resume algunos de los conceptos más relevantes del

marco teórico de esta disciplina lingüística que se relacionan con la cortesía verbal y, finalmente, analiza

someramente algunos ejemplos de cortesía verbal en el uso de las formas de tratamiento, la atenuación y

en el empleo de los diminutivos en el español vallecentraleño. Inclusive, Murillo (2002: 113) señala con

respecto a los apelativos que estos, usados deícticamente, evidencian una relación social entre hablante y

oyente y, al mismo tiempo, “codifican información relevante para el análisis de la cortesía verbal, pues se

12

convierten en estrategias que los hablantes usamos para lograr ciertos propósitos”. Asimismo, emite las

siguientes conclusiones sobre el aporte de la disciplina pragmática al estudio del español de Costa Rica:

Los conceptos de imagen social y de cortesía verbal (…) pueden arrojar resultados satisfactorios para el estudio del español de Costa Rica, especialmente en aspectos no tratados, poco estudiados o no muy bien explicados por otros marcos teóricos. (…) se evidencia, en el español de Costa Rica, una inclinación de los hablantes por la filiación y la solidaridad, la cual se manifiesta en estrategias de cortesía que tienden a fortalecer la imagen social de los hablantes en la interacción verbal. (…) Acercarse al estudio del español de Costa Rica desde esta perspectiva abre una veta de estudio riquísima, totalmente inexplorada [la cual] posibilitaría el comprender parte de nuestra identidad manifestada en los comportamientos verbales (…) (Murillo 2002: 115-116).

En segundo lugar, en las actas del Primer Coloquio del Programa EDICE se publica la ponencia

“La cortesía verbal en situaciones de habla en Costa Rica: hacia la comprensión de la imagen social en su

contexto sociocultural”. Resulta relevante mencionar que en dicho artículo primero se problematiza acerca

de la constitución del marco teórico de la cortesía verbal. Así, se explicita el modelo de Brown y Levinson

–pionero en esta área– y posteriores estudios que cuestionan aspectos constitutivos de este modelo. Luego,

a partir de las propuestas de Diana Bravo, Murillo Medrano postula dos premisas socioculturales5

(hipotéticas) para el estudio de la cortesía en el español de Costa Rica, basado en la idea de que

(…) no se puede partir del hecho de que la imagen social sea un asunto solo de competencia individual, sino que más bien debe concebirse desde una perspectiva más amplia: considerando las sociedades particulares y sus dinámicas internas. Es decir, que los estudios sobre la cortesía verbal de determinada comunidad lingüística deben estar más orientados a buscar una correlación entre lo sociocultural y las nociones de imagen y cortesía verbal (2003: 130).

A continuación, en el artículo se señala la importancia de que ciertos aspectos lingüísticos del

español de Costa Rica sean (re)tomados para su análisis desde una perspectiva pragmática con el objetivo

de “ser mejor estudiados” y, al mismo tiempo, contribuir con la descripción del sistema de cortesía verbal

de esta variedad lingüística.

5 Premisas ligadas a la autonomía y a la afiliación. La primera valora la originalidad del costarricense, la diferencia respecto al otro y la autosuficiencia. La segunda señala que el costarricense se caracteriza por ser pacífico, cordial y humilde (Murillo 2003: 134).

13

De tal modo, por ejemplo, Murillo propone realizar nuevos estudios tanto del sistema pronominal

como de los apelativos. Estos últimos son descritos como piezas deícticas que constituyen por sí mismas

“actos de habla cuya función primordial es hacer evidente una relación social entre hablante y oyente”

(2003: 138). Además, se ilustra por medio de un ejemplo la relevancia de su estudio:

Por ejemplo, cuando llegamos a una estación de gasolina, no es lo mismo que un comprador varón le diga al que atiende (varón también, por lo general) Caballero, deme cinco mil que Mae, deme cinco mil (Ídem) (El subrayado es nuestro).

Aunque Murillo no se detiene a analizar este ejemplo, a partir de la frase “no es lo mismo” se

puede intuir que en el español de Costa Rica el empleo de los apelativos caballero y mae denotan el

establecimiento de un vínculo personal diferente.

Finalmente, Murillo propone tomar en cuenta algunos conceptos medulares para realizar estudios

de este tipo específicamente en el español de Costa Rica: a) los conceptos de imagen social y de cortesía

verbal y b) la caracterización hipotética del costarricense como humilde, respetuoso del otro y pacífico,

esta última es el resultado de una encuesta de hábitos sociales, y se basa en el imaginario del costarricense,

esto es, como el “tico” se percibe o caracteriza a sí mismo.

2.3. Estudios sociolingüísticos

Existen varios artículos y tesis que parten del marco teórico y metodológico de la sociolingüística

para abordar la problemática de los pronombres de tratamiento como el tuteo, el voseo y el ustedeo, pero

como estas últimas corresponden a formas lingüísticas que difieren bastante de las que se pretende estudiar

en esta investigación, solo se mencionarán algunos aspectos pertinentes de dos de esas investigaciones.6

El primer artículo es el “Análisis de los usos asimétricos de las formas de tratamiento pronominal

en una comunidad costarricense”, elaborado por Leyla Hasbún y Mayra Solís (1997). En dicha

6 En este apartado se reseñan dos artículos cuyo objeto de estudio son las formas de tratamiento. Dicha inclusión se justifica en el hecho de que estos estudios analizan aspectos de interés en relación con los interlocutores, para la presente investigación, principalmente, a) la influencia de las características del hablante y oyente en la escogencia de las formas de tratamiento, b) la constitución de las relaciones sociales: eje simetría-asimetría, c) la relación vivencial: de solidaridad o poder, d) el marco de interacción (que en estos estudios siempre es cotidiano) y e) consideraciones preliminares acerca de la correlación entre la variable género y la escogencia de las formas pronominales de tratamiento.

14

investigación se analiza, en una comunidad universitaria costarricense constituida por 94 sujetos, la

influencia ejercida por las características de los interlocutores en la forma en que los sujetos se dirigen a

ellos; esto con el fin de determinar si el uso de las formas de tratamiento es simétrico o asimétrico.

En definitiva, esta investigación subraya la existencia de una asimetría considerable condicionada

más por la edad de los receptores que por su nivel social o estatus; así, para las autoras el uso de usted no

necesariamente indica distancia social, sino más bien respeto (1997: 145), lo cual indica un uso dual de

esta forma de tratamiento en el español de Costa Rica –tal y como lo había señalado, en 1974, Carlos

Vargas en el artículo “El uso de los pronombres “vos” y “usted” en Costa Rica”–; el pronombre vos se

emplea en circunstancias de intimidad, solidaridad, afecto e informalidad (para indicar condescendencia);

mientras el tú, para marcar distancia social, deferencia, respeto, cortesía y formalidad; así pues, estas

formas de tratamiento reflejan dos dimensiones de la vida social: solidaridad, la primera y poder, la

segunda. Finalmente, en apariencia, el género es una variable importante en la escogencia de las formas de

tratamiento, cuya evidencia se verifica en el hecho de que los hombres tienden a recibir un trato más

formal o de mayor respeto en comparación con las mujeres (1997: 148).

En suma, las autoras establecen tres conclusiones principales:

a) Existe una gran asimetría entre los interlocutores, la cual se presenta tanto en situaciones

esperadas como en inesperadas (por ejemplo, cuando una persona prestataria de servicios se

dirige a su interlocutor con el vos, aunque este último lo haya interpelado por medio del

usted).

b) La edad y el género del interlocutor son más relevantes en la escogencia de la forma

pronominal que el estatus.

c) El papel social de las mujeres continúa siendo de subordinación, sin resultar relevante para

la escogencia de las diferentes formas pronominales su estatus en el grupo social, pues en

situaciones en las que interactúan un hombre y una mujer de edades y estatus similares, suele

15

tratarse al hombre con la forma “usted” con mayor frecuencia que a la mujer (Hasbún y Solís

1997: 150-151).

El otro estudio reseñado es “Efectos producidos por el género, la edad, el estatus y el lugar de

residencia de los hablantes en su escogencia de las formas de tratamiento diádico”, de Hasbún y Solís, el

cual busca complementar el artículo anterior y, al mismo tiempo, “incrementar el conocimiento sobre el

uso de las formas de tratamiento diádico en Costa Rica” (1999: 164). Este estudio toma en cuenta cuatro

variables sociolingüísticas en el análisis, a saber, género, edad, estatus y lugar de procedencia.

En cuanto a la variable género, se menciona que “las mujeres usan “usted” significativamente más

que los hombres” (1999: 166); por ejemplo, se advierte que a los hombres las normas sociales les permiten

establecer un mayor número de relaciones igualitarias (167). Para las investigadoras, dicha diferenciación

en el uso de este pronombre se debe a que las mujeres emplean el pronombre formal “para protegerse de

un posible trato familiar no deseado; esta motivación tiene mayor sentido cuando el trato familiar proviene

de una persona del sexo opuesto” (Ídem). No obstante, Hasbún y Solís afirman, en contraposición a lo

antes expresado, que el uso hecho por las mujeres de este tratamiento hacia personas del área de servicios,

de cualquiera de los dos sexos, en condiciones igualitarias, pareciera indicar que “usted” no marca

distancia social, en este ejemplo específico, sino respeto o cortesía.

Por otra parte, la variable edad no arrojó resultados significativos para el análisis, aunque se

resaltan algunas preferencias; por ejemplo, que los hablantes de la primera y segunda generación (de 16 a

19 años y de 20 a 29 años, respectivamente) tienden a presentar un estilo menos formal cuando se dirigen

a personas del área de servicios, en especial si son jóvenes. De ahí, que las investigadoras propongan la

necesidad de investigar este aspecto, pues podría ser evidencia de la flexibilidad de las normas sociales

(Hasbún y Solís 1999: 167-169).

16

Con respecto al estatus, se refuerza el hecho de que las mujeres emplean más el pronombre formal

y no solo con el superior jerárquico. Mientras tanto, los hombres del área de servicios emplean

significativamente más el pronombre informal con el superior jerárquico (Hasbún y Solís 1999: 169-170).

Finalmente, en relación con el lugar de residencia, se propone que quienes viven en áreas rurales

usan el pronombre formal significativamente más que quienes habitan en los centros urbanos (Hasbún y

Solís 1999: 170-171).

2.4. Estudios lexicográficos

Es preciso señalar algunos estudios lexicográficos, los cuales han delimitado y definido de manera

parcial el uso de las formas de tratamiento pronominal y de algunos vocativos. Por ello, debemos

remitirnos, a manera de reseña bibliográfica, a las obras lexicográficas más sobresalientes e importantes de

autores costarricenses. Así pues, en primer lugar, se encuentra Carlos Gagini, con el Diccionario de

barbarismos y provincialismos de Costa Rica, publicado en 1892, el cual se publicó en una segunda

versión, desde otra perspectiva teórica, como Diccionario de costarriqueñismos (1918). En segundo lugar,

aparece el Nuevo diccionario de costarriqueñismos de Quesada Pacheco, el cual consta de cuatro

ediciones (1985, 1991, 1996 y 2001), aunque las modificaciones no han sido realmente sustanciales más

que en la inclusión de nuevos lemas y también en la corrección de algunas acepciones. En 1996, aparece el

Diccionario de costarriqueñismos de Agüero Chaves. Posteriormente, en el 2002, se publica Mil y tantos

tiquismos (Costarricensismos) de Luis Ferrero. Finalmente, encontramos el Nuevo diccionario del español

de Costa Rica, publicado a manera de manuscrito también en el 2002 y elaborado por el equipo de

ELEXHICÓS, a cargo del Dr. Víctor Sánchez Corrales.7

De tal manera, resulta preciso apuntar, en términos generales, una serie de imprecisiones o

deficiencias halladas en la descripción lexicográfica de algunos de los diccionarios antes mencionados,

7 Para una referencia más detallada de la bibliografía lexicográfica, véase Arias (2002).

17

para lo cual se buscaron cuatro apelativos, a saber, cabrón, culiolo, güevón y mae, incluidos todos ellos en

el corpus que más adelante se analizará.

En primer lugar, algunos apelativos de uso común en el español de Costa Rica aparecen en unos

diccionarios y en otros no; así, culiolo no se consigna en el diccionario de Sánchez Corrales, ni güevón en

el de Ferrero.

En segundo lugar, no existe uniformidad en la descripción lexicográfica con respecto a las

instrucciones de uso de los apelativos, pues en unos casos se dice que son apelativos o vocativos, también

se tratan como muletillas o, en otros casos, como tratamiento o forma de tratamiento.

En tercer lugar, la información pragmática proporcionada es escasa y en las acepciones en las que

se emplea no es consistente; por ejemplo, con respecto a la marca del registro de uso en la conversación,

se utilizan términos como “familiar”, “vulgar”, “coloquial” o sin marca –para el mismo apelativo–;

también se describen con frases como voz vitanda, despectiva u ofensiva, tratamiento amistoso, entre

otros; y en relación con el sociolecto, se utilizan palabras y frases como jergal, jerga juvenil, jerga de

hampones y estudiantes, juvenil, término usado por el vulgo o por los menores, etc.

Por último, otro problema es la inconsistencia en la marca de categoría nominal. Así, algunos

apelativos aparecen descritos únicamente como adjetivos o se marcan solo como masculinos, cuando en

realidad son utilizados por hombres y mujeres, dirigidos hacia ambos géneros.

Con la finalidad de ilustrar más claramente lo antes señalado, a continuación se proporciona un

somero análisis de la descripción del apelativo mae, cuya selección responde a que es empleado por la

mayor parte de la población costarricense y también porque aparece en todos los diccionarios publicados

después de 1990.

Agüero Chaves (1996) define el término en cuestión de la siguiente manera:

maje adj. vulg. Bobo, tonto, simple (jerga de hampones y estudiantes; se ha convertido en muletilla como vocativo.)

18

De la definición anterior se desprende que Agüero califica el término únicamente como un

adjetivo, lo cual se aleja mucho del uso que se le da hoy en día, pues en realidad se emplea como un

sustantivo y, en otros casos, especialmente en las formas pluriverbales, como adjetivo. Agüero menciona

que la palabra puede ser empleada como vocativo, pero no lo define como su uso básico; no obstante, se

debe resaltar el hecho de que se muestra un indicio del cambio en el uso de la palabra al indicar que “se ha

convertido en muletilla como vocativo”. Además, aunque se remite al término mae, dicho término no

aparece en las entradas del diccionario.

En segundo lugar, se encuentra el Nuevo diccionario de costarriqueñismos de Quesada Pacheco,

el cual consta de tres ediciones. Entonces, veamos lo que se señala en las diferentes ediciones:

(1985) maje m. deriv. de majo “tipo popular español que afecta elegancia y valentía”: “muchacho”, “joven”, “tipo”. Úsase como vocativo (¡maje!) para interpelar a un varón. Usado por jóvenes varones (…) (1991): maje m. (Jerga de los varones) Muchacho, joven. // 2. Vocativo para dirigirse a un varón (Mae: Jerga juvenil). // 3. adj. Tonto, bobo. // 4. hacerse el ~: (...) (1996): Idem. (2001): maje m. {jergal} muchacho, joven. // 2. {jergal} vocativo para dirigirse a un varón y pronunciado ¡mae!. // 3. adj. Tonto, bobo. // 4. hacerse el ~: (...)

En las definiciones anteriores, se puede observar cómo se describe el uso del término mae solo

referido a un varón como sustantivo y como vocativo; además, se menciona que es una expresión

empleada de forma exclusiva en la jerga juvenil. Igualmente, la definición se da a partir de la forma maje,

tal y como lo hace Agüero, y para el vocativo se especifica el empleo de mae.

Luego, encontramos la definición incluida en la obra Mil y tantos tiquismos (Costarricensismos),

de Luis Ferrero (2002):

maje (Derivado de majo, guapo). m. Úsase como vocativo, ¡maje!, para interpelar a un varón. / adj. Tonto, bobo. Hacerse el maje (…)

19

En esta definición se refiere igualmente como entrada el término maje, el cual se describe como

masculino, es decir, para referirse a un varón; además, no se especifica la existencia ni el uso de la forma

mae.

Finalmente, el Nuevo diccionario del español de Costa Rica (Sánchez 2002), da las siguientes

definiciones:

Maje I m/f 1. coloq. juv. Persona indeterminada. II sust./adj. 2 coloq. juv. desp. Persona tonta ingenua. III ¡~! Coloq. juv. Forma de tratamiento de camaradería y confianza entre jóvenes, especialmente usado por los varones, aunque su uso se está difundiendo entre las mujeres. La pronunciación más frecuente es ¡mae! IV Se emplea como muletilla a lo largo de una conversación para garantizar el éxito de una comunicación (función fática) [*entradas pluriverbales]

Esta última definición parece estar más acorde con lo que se aprecia en la actualidad, pues, por un

lado, en las instrucciones de uso se señala que la palabra se emplea tanto para hombres como para mujeres

y, además, ya se marca claramente como una forma de tratamiento, lo cual le proporciona carácter de

apelativo.

Habida cuenta de lo anterior, se pueden determinar varios aspectos relevantes:

1) A partir de la primera edición del diccionario de Quesada Pacheco y en el diccionario de Sánchez

Corrales aparece la forma sincopada de maje, es decir, mae, la cual se emplea en la actualidad

como vocativo (forma de tratamiento).

2) Los diccionarios de Agüero, Quesada Pacheco, Ferrero y Sánchez Corrales utilizan como entrada

la forma maje en la descripción lexicográfica, lo cual parece indicar que es más frecuente su

empleo por encima de mae; no obstante, dicha selección parece responder a la descripción de la

evolución que ha experimentado el término.

3) Todas las obras descritas caracterizan el uso de mae (o maje) como jergal, ya sea en el léxico de

los hampones (Agüero) o de los jóvenes (Agüero, Quesada Pacheco y Sánchez Corrales), pero su

uso, tanto como sustantivo o adjetivo, se extiende más allá de esas jergas.

20

4) Únicamente Sánchez Corrales caracteriza en las instrucciones de uso la forma mae como

sustantivo masculino y femenino, es decir, solo él constata su uso por y para mujeres; incluso se

menciona que “su uso se está difundiendo entre las mujeres”. Además ofrece información

pragmática en la descripción del término, pues se refiere a “forma de tratamiento de camaradería y

confianza” y “función fática”.

2.5. A modo de resumen

A manera de balance crítico de las investigaciones antes reseñadas se puede mencionar que:

a) Del sistema de formas de tratamiento del español de Costa Rica, los estudios lingüísticos

elaborados en nuestro país se han interesado más por el análisis de las formas pronominales.

b) Desde una perspectiva lingüística, la categoría de los apelativos ha sido poco o casi nada

estudiada para el caso del español de Costa Rica.

c) Para el análisis de los vocativos propuesto en estas investigaciones, se ha partido de variables

sociolingüísticas como el sexo y la edad, las cuales han arrojado datos relevantes en cuanto a

que los hombres son más estandarizados y repetitivos en sus usos frente a la mujer que

tiende a presentar más variedad de uso y a seleccionar formas “neutras” aún con

interlocutores de confianza (Arias 2002: 171). También Hasbún y Solís (1999) señalan que los

hablantes de entre 16 a 29 años tienden a emplear un estilo menos formal cuando se

dirigen a personas del área de servicios, especialmente si son jóvenes, lo cual podría

evidenciar “cierta flexibilidad de las normas sociales” (167-169). Asimismo, el análisis de

otras variables sociales no ha suministrado datos significativos.

d) También se ha empleado en el estudio de estas formas de tratamiento como parámetro

pragmático el tipo de relación que se establece entre hablante y oyente, a partir,

principalmente, del modelo de cortesía verbal de Brown y Levinson. Así, las dimensiones de

21

poder y solidaridad han sido fundamentales a la hora de analizar los datos y, por supuesto,

de establecer las conclusiones.

e) Los datos y conclusiones de las investigaciones de Arias (2002) y Hasbún (2003) permiten

suponer un empleo mayoritario, por parte de los hablantes, de vocativos “solidarios”, cuya

finalidad es congraciarse o hacer sentir apreciado al interlocutor, aún en aquellos contextos en

los cuales se esperaría un uso formal que refleje distancia social cuando esta existe. De tal

modo, las investigadores, siguiendo la teoría de Brown y Levinson, describen el uso de dichas

formas en relación con la imagen y la cortesía positivas en los contextos esperados o como

cortesía negativa (imposición o abuso); esta última apreciación corresponde al estudio de

Hasbún.

f) Arias (2002) señala un aspecto muy importante relacionado con la elección de los vocativos

en la dimensión del poder: los hablantes no se preocupan por ser tan corteses (tal y como

afirman investigadores como Haverkate o Briz Gómez), pues para ella cada dimensión –de

poder y de solidaridad– posee sus propias formas de cortesía (74), esto es, los hablantes

son corteses, aunque usando diferentes mecanismos, en las dos dimensiones.

g) Los estudios de Murillo puntualizan la relevancia de estudiar los apelativos desde el marco

teórico de la pragmática y de los estudios de cortesía verbal y, al mismo tiempo, desde una

perspectiva sociocultural para poder establecer correlaciones entre lengua y sociedad.

h) Las obras lexicográficas relacionadas con el español de Costa Rica no son uniformes en

cuanto a la descripción de los apelativos, especialmente en lo relacionado con la poca

información pragmática proporcionada y la inconsistencia de criterios para desarrollar las

instrucciones de uso, por lo cual no aportan datos suficientes para esta investigación.

Ahora bien, en términos específicos, las investigaciones descritas difieren de la que me propongo

realizar, pues en ellas se analizan los vocativos en términos generales, mientras aquí se propone estudiar

22

únicamente la categoría de los apelativos en el lenguaje de los estudiantes universitarios del Valle Central

de Costa Rica. Del mismo modo, tanto la metodología empleada en la recolección de los datos y la

población, los contextos comunicativos y socioculturales que se analizan, así como los objetivos de estos

estudios difieren significativamente de los aquí planteados.

En conclusión, se puede indicar que los estudios realizados hasta el momento en nuestro país

relacionados con el análisis de las formas de tratamiento pueden servir como un punto de partida para

plantear algunas correspondencias con el análisis propuesto en esta investigación; no obstante, como lo

afirma Murillo (2002), los estudios pragmáticos apenas se inician en nuestro país, por lo que hemos de

valernos, en muchos casos, de principios y conocimientos empíricos y del acervo cultural y la competencia

lingüística del investigador para el desarrollo del estudio.

CAPÍTULO III

MARCO TEÓRICO

24

3. MARCO TEÓRICO

En el marco de esta investigación sobre el uso de los apelativos en el español de Costa Rica es

preciso describir los conceptos o postulados del enfoque teórico de la pragmática, los cuales, a posteriori,

posibilitarán un adecuado desarrollo del análisis de dichas formas lingüísticas.

3.1. Pragmática: la lengua en uso

La pragmática estudia las condiciones de adecuación al contexto y la interacción entre el hablante,

el destinatario y el mundo en el que se producen los enunciados o actos de habla, esto es, “la pragmática es

el estudio de la comunicación lingüística en contexto” y su objeto de estudio “son tanto los procesos como

los productos de la comunicación, incluyendo su inserción en la cultura y las consecuencias sociales”

(Blum-Kulka 2000: 67).

Esta disciplina ocupa hoy un lugar relevante en los estudios lingüísticos, pues le proporciona a los

investigadores de habla hispana, por un lado, un marco teórico muy bien definido y conceptualizado por

una gran variedad de autores y, por otro, un ámbito de estudio que aún se encuentra en ciernes y del cual

queda aún mucho por decir e investigar.8 A tono con lo antes mencionado, por ejemplo, Julio Calvo

reflexiona sobre los aportes que pueden ofrecer los estudios pragmáticos en relación con otras disciplinas

lingüísticas:

La pragmática es la ciencia destinada a servir de conexión entre el lenguaje y el mundo. No existen soluciones gramaticales perfectas a los problemas que tradicionalmente han planteado los gramáticos, si no es a través de la pragmática, de la relación armónica entre el lenguaje y el contexto. Aunque los actos de lengua son infinitos, cabe una sistematización en la mayoría de los casos, sobre todo aquellos que la mera lingüística formal es incapaz de explicar (1994: 20).

8 A pesar de que existe toda una teoría pragmática bastante desarrollada, la investigación en este campo se ha llevado a cabo principalmente en Estados Unidos, y no es sino hasta en los últimos años que se ha utilizado como punto de partida de los estudios del español general. Además, es importante destacar que, como disciplina lingüística, la pragmática es relativamente joven, especialmente en lo que respecta a los temas de investigación formal, pues esta surge a raíz de los problemas o cuestionamientos acerca de la lengua que otras ramas de la lingüística no habían logrado resolver, tales como la relación de la sintaxis y el contexto, la identificación del referente y la interpretación de la deíxis, principalmente.

25

También Escandell Vidal (2004: 1) se pronuncia en términos similares a Calvo al afirmar que

parte de los beneficios de adoptar una perspectiva pragmática ha sido “arrojar nueva luz sobre diversos

fenómenos, y así se han propuesto enfoques esclarecedores en muchas áreas (…) también se ha puesto de

relieve la necesidad de tomar en cuenta a los participantes y su entorno para poder ofrecer una

caracterización [más cercana a la realidad] de los fenómenos” lingüísticos.

Además, es relevante mencionar que la pragmática ha tomado como punto de referencia en el

desarrollo de su marco conceptual, fundamentalmente, las teorías de los actos de habla (propuestas por

Austin y Searle), las máximas conversacionales y de cortesía (formuladas por Grice y Leech), la cortesía

verbal (basada en los principios de Brown y Levinson) y la teoría de la relevancia (de Sperber y Wilson).

Ahora bien, la disciplina pragmática centra su interés, principalmente, en la relación existente

entre la estructura de la lengua y los contextos en los cuales se actualizan los usos que los hablantes

realizan de ella, es decir, la dimensión pragmática describe la manera como los individuos emplean el

lenguaje en los contextos sociales; entonces, la pragmática define los significados –de las palabras, frases,

oraciones, etc.– considerando los contextos en los cuales se presentan las situaciones de usos lingüísticos.

De ahí que esta disciplina considere las condiciones de adecuación contextual e interacción entre el

hablante, el oyente y el mundo en que se realizan efectivamente los enunciados. En consecuencia, el

analista se enfrenta al problema de la interpretación del significado pragmático de una expresión

lingüística; de tal modo, se debe esclarecer cuál es la intención ilocutiva (fuerza o valor) que subyace en lo

expresado por el hablante y también cuál es la interpretación realizada por el oyente de dicho acto; todo lo

anterior correlacionado con el análisis de la situación específica en la cual se presenta el intercambio

26

comunicativo. Así pues la pragmática describe, a partir de las diferentes expresiones lingüísticas, el

significado no convencional de ellas.9

Habida cuenta de lo anterior, se puede afirmar que este enfoque constituye una perspectiva

funcionalista10 del lenguaje, pues parte del punto de vista del hablante y así se aproxima “a la

consideración de las condiciones sociales que hacen posible que los hablantes tengan acceso y controlen

los recursos del lenguaje” (Bravo 2003: 7). Por tanto, resulta necesario esclarecer que, según la

conceptualización de la teoría pragmática empleada en la presente investigación, esta posee un enfoque

epistemológico cuyos fundamentos y métodos del conocimiento establecen como eje principal la relación

entre el lenguaje y el pensamiento y, asimismo, entre el individuo y la sociedad, pues el análisis funcional

se centra en cómo los hablantes emplean el lenguaje con diferentes finalidades.

Finalmente, la pertinencia de la pragmática como enfoque teórico para el desarrollo de una

investigación lingüística queda reflejada en la siguiente cita:

La pragmática puede ofrecer (…) un marco sistemático en el que reflexionar sobre la comunicación y un conjunto de herramientas de descripción y análisis. Gracias a ella (…) [el investigador] dispondrá de un utillaje teórico con el que podrá enfrentarse a los datos y a los fenómenos que desbordan los límites del código lingüístico; y podrá hacerlo, además, no de un modo simplemente intuitivo, sino de una manera ordenada y sistemática, con el respaldo de la reflexión científica (Escandell Vidal 2004).

3.1.1. Aproximación al fenómeno de la deíxis

Dentro de lo estudios de carácter pragmático, uno de los tópicos más estudiados es el de la deíxis,

el cual, según Levinson (1989: 47), explica “cómo las lenguas codifican o gramaticalizan rasgos del

9 El significado convencional del léxico es el que aparece en los diccionarios; por lo tanto, el significado no convencional (significado nn) se refiere a la doxa (creencia popular), esto es, darle a las palabras cierto significado en relación con el uso común que emplean los hablantes de una comunidad lingüística. 10 El principal aporte del funcionalismo ha sido subrayar la importancia de estudiar y de interpretar la función que cumplen los elementos lingüísticos de una determinada lengua; es decir, a partir del fin comunicativo reconocido en la lengua, la lingüística funcional expone la posibilidad que tienen los hablantes para elegir entre diferentes formas lingüísticas según sus intenciones comunicativas (Diccionario de Lingüística, 1986: 125). Entonces, dicha elección no es arbitraria sino que responde a los fines y necesidades de los usuarios de una lengua en un momento determinado. Así, desde el punto de vista funcional, la investigación lingüística no debe ser únicamente descriptiva, pues deben buscarse explicaciones para los hechos lingüísticos al considerar la función que estos cumplen en el proceso social.

27

contexto de enunciación” y cómo la interpretación de los enunciados depende del análisis de dicho

contexto. Así, los elementos indexicales son formas lingüísticas, cuya característica principal es que su

interpretación y análisis depende de diferentes factores directamente relacionados con un contexto

comunicativo; en otras palabras, las formas deícticas por sí mismas están vacías de significado alguno,

pues este depende del contexto de enunciación; así, el significado de los deícticos depende

fundamentalmente del contexto de enunciación:

[Un deíctico es un] tipo de elemento lingüístico capaz de recuperar el contexto de enunciación de un acto de habla, esto es de mostrar los índices pragmáticos sobre la identidad de los interlocutores y sobre el lugar y el tiempo en que tuvo lugar dicho acto de habla (Diccionario de lingüística 1986: 80) (El subrayado es nuestro).

Según la cita anterior, la deíxis cumple una función referencial asociada con el contexto de

enunciación, en el cual se incluyen los participantes del acto comunicativo y las condiciones espacio-

temporales en que se propicia dicho acto. Además, es importante destacar el hecho de que los elementos

indexicales presentan una “constitución egocéntrica”, cuyo origen o punto cero es lo expresado (o hecho)

por el hablante como centro de la comunicación. No obstante, no todos los deícticos en la lengua son

usados como tales, ya que en ocasiones se presenta una proyección deíctica, es decir, el centro deíctico

cambia del hablante hacia otros participantes o se realiza un uso gestual o simbólico de estos elementos

(Levinson 1989: 56-58).

La relevancia del fenómeno deíctico en la interpretación de un enunciado queda reflejada mejor

con un ejemplo. Supongamos que nos dirigimos a la oficina de un compañero de trabajo y nos

encontramos con un rótulo que dice:

Ya regreso

El valor veritativo de esta frase depende del contexto de enunciación, pues el “momento” exacto

de regreso del autor del mensaje se cuenta a partir del “momento” en que colgó el anuncio. No obstante,

para quien lea esa frase no existe un punto de referencia más que el preciso instante a partir del cual se lee

28

el mensaje del letrero. Es decir, en este tipo de expresiones se determina una referencia a partir de la

relación existente entre signo y referente (Levinson 1989: 50).

Tradicionalmente, se suelen señalar, dentro de la literatura especializada en el tema, cinco tipos de

deíxis: pronominal (o de persona), lugar, tiempo, discursiva y social. Sin embargo, para los propósitos del

análisis de los apelativos, se requiere únicamente describir las categorías de la deíxis de persona y la deíxis

social.

Por un lado, la deíxis de persona se refiere a la codificación del papel (o posible papel) de los

participantes en la interacción verbal (Levinson 1989: 54); es decir, los deícticos de persona son aquellos

elementos con los que cuenta la lengua para referirse o identificar a los participantes de la enunciación.

Así, se analizan las diferentes categorías –no necesariamente gramaticales– en correlación con el papel de

los participantes para analizar cómo se estructuran estos papeles en las diferentes lenguas. En

consecuencia, los estudios sobre este tipo de deixis incluyen categorías nominales como los pronombres

de persona (sistema pronominal: vos, usted, tú), los adjetivos demostrativos (este, ese, aquel), los adjetivos

posesivos (mío, tuyo, suyo), los vocativos (apelaciones y tratamientos), entre otras. Dado que la base de

esta investigación es el estudio de los apelativos, únicamente nos interesa analizar el papel desempeñado

por el hablante y el destinatario en la conversación, a saber, en la interacción cara a cara.

Por otro lado, la deíxis social corresponde a la “codificación de distinciones sociales relativas al

rol de los participantes” (Levinson 1989: 55); esto es, a los aspectos de la estructura de la lengua que

expresan la identidad social de los participantes, la relación existente entre ellos y ciertas particularidades

de la situación social en la cual se desarrolla la interacción verbal, es decir, configura los vínculos de los

hablantes en términos de la simetría y asimetría. Entonces, este tipo de deíxis concierne a la codificación

de información de índole social en la estructura de la lengua y posibilita la caracterización sociocultural de

los hablantes (Levinson 1989: 80 y Casalmiglia y Tusón 1999: 118).

29

También Levinson describe la información socialmente deíctica según dos tipos: relativa y

absoluta: la primera se relaciona típicamente con el eje hablante-referente, hablante-destinatario, hablante-

testigos y hablante-ambiente, mientras la segunda se refiere a formas reservadas para ser usadas solo con

ciertos hablantes (“hablantes autorizados”) del tipo “Su Señoría”, “Señor Presidente”, “Su Majestad”, etc.

(1989: 81).

Con respecto al tipo relativo, Levinson aclara que:

Podemos hablar de honoríficos cuando la relación (…) concierne al rango o respetos relativos, pero hay muchas otras clases de relación que pueden estar gramaticalizadas, por ej., las relaciones de parentesco, las relaciones totémicas, la pertenencia a un clan, etc., las que tengan validez en el sistema social en cuestión (Ídem) (El subrayado es nuestro).

3.1.2. Estudios de cortesía verbal

La cortesía verbal11 es un fenómeno sociocultural, el cual consiste en el uso de estrategias

dirigidas por un hablante hacia su interlocutor durante la interacción comunicativa. Estas estrategias se

relacionan o afectan, principalmente, la imagen del oyente, es decir, de la persona a la que va dirigido el

acto cortés. Además, por medio de la cortesía se pretende satisfacer tanto los deseos o aspiraciones del

hablante como del interlocutor. Así pues, el fin primordial de la cortesía verbal es alcanzar el beneficio

mutuo de los interactuantes; esto supone la satisfacción y, al mismo tiempo, un equilibrio en la imagen

social de ambos.

El modelo de cortesía verbal elaborado por Penélope Brown y Stephen Levinson, en su libro

Politness. Some Universals in Language Usage, publicado en 1987, es, sin lugar a dudas, el más

influyente y estudiado de cuantos hasta la fecha se hayan propuesto debido, principalmente, a la

sistematización de sus propuestas. Sin embargo, la pretensión de universalidad de sus postulados le ha

acarreado críticas de investigadores de diferentes procedencias geográficas. Estas críticas y desacuerdos se 11 En palabras de Blum-Kulka (2000) la “investigación sobre la pragmática de la cortesía tiene por objeto explicar la variabilidad contextual y cultural en las acciones lingüísticas, qué motivaciones sociales son inherentes a la elección de las estrategias verbales (es decir, “estrategias de cortesía”) para alcanzar objetivos comunicativos y qué significados sociales se le atribuyen a esa elección” (83).

30

centran principalmente en la consideración categórica de su teoría como etnocentrista, pues, según los

críticos, estos autores les dan énfasis, en los resultados y conclusiones de su análisis, a características de

las culturas anglosajonas.12

Ahora bien, Brown y Levinson esbozan un modelo de estrategias de cortesía, el cual satisface los

fines comunicativos y la orientación de la imagen del hablante de cortesía lingüística; de ahí que su

fundamento sea el concepto de imagen (face). Para estos autores la imagen pública o social es el reflejo de

la “autoimagen que todo individuo desea de sí mismo”, la cual desea mantener en sus interacciones con

otras personas; sin embargo, esta imagen puede perderse, mantenerse o realzarse (Hernández 2004: 95).

Así, el principal aporte de Brown y Levinson con respecto al concepto de imagen es reconocer en ella una

dimensión social, la cual permite entender de una mejor manera cómo los usuarios de una lengua se

comportan lingüísticamente con la finalidad de armonizar las relaciones sociales.

El concepto de imagen se bifurca en dos componentes complementarios: imagen positiva e imagen

negativa. La primera se relaciona con el deseo del individuo de ser apreciado socialmente, representa un

deseo de aprobación por parte del otro (es la imagen que el individuo tiene de sí mismo, la cual aspira sea

reconocida y reforzada por los otros miembros de la sociedad) y la segunda expresa el anhelo del hablante

de mantener su ámbito –físico, social y verbal– de acción libre de intromisiones, es decir, representa un

deseo de autonomía (el deseo de cada individuo de que sus actos no se vean impedidos por otros) (Brown

y Levinson 1987: 56-57). En consecuencia, en la interacción verbal los participantes buscan un equilibrio:

intentan, al mismo tiempo, proteger su propia personalidad, así como la del otro. Brown y Levinson

postulan y justifican la validez universal del concepto y de los componentes de la imagen desde la

interacción social (en general) y verbal; esto es, que en un contexto social los individuos deben respetar

ciertas normas para no dañar la personalidad del otro.

12 Más adelante en este mismo apartado se reseñarán más concretamente las críticas dirigidas a dicho modelo y, al mismo tiempo, se analizará una propuesta alternativa o complementaria más relevante y actual.

31

De tal modo, en la interacción verbal, los hablantes emplean determinadas estrategias de cortesía –

sistematizadas según un rango de importancia–, cuya finalidad es poner a salvo su imagen social.

Entonces, se presupone que si los hablantes sienten la necesidad de defender una u otra de las imágenes

que componen al individuo, es porque estas pueden verse amenazadas en el proceso comunicativo; por

tanto, se plantea un riesgo para el desarrollo de la interacción. Así, surge una noción central para el

análisis de la cortesía en el modelo de Brown y Levinson: los actos amenazadores de la imagen (face-

threatening acts o FTAs). Para contrarrestar el efecto provocado por dichos actos, intervienen las

actividades de imagen (face-work), que constituyen estrategias verbales de cortesía, las cuales actúan con

base en una escala dependiendo del menor o mayor grado de amenaza a la imagen social. En definitiva,

estas estrategias responden a la necesidad de evitar o minimizar las amenazas que continuamente aparecen

en la interacción verbal, para así no provocar la pérdida de la imagen –positiva o negativa– de ninguno de

los participantes del proceso comunicativo (1987: 58-59). En suma, en este modelo el concepto de imagen

pública es central, pues la necesidad de salvaguardarla propicia la existencia de todas las estrategias de

cortesía; desde esta perspectiva, si impera la necesidad de proteger la imagen es por su intrínseca

vulnerabilidad.

Asimismo, Brown y Levinson formularon un modelo de variables de contextualización –

reconocido por ellos mismos como común a la mayoría de las lenguas–, en el cual se incluyen los

conceptos de distancia social (distance), poder (power) y jerarquía o grado absoluto de la imposición

(ranking). Según este modelo, los hablantes seleccionan las estrategias de cortesía en correlación con la

distancia social y el poder que media entre los individuos interactuantes y también con el nivel de

imposición implicado en el acto de habla. Así, los hablantes pueden privilegiar una de estas variables por

encima de las otras con el fin de ser más o menos corteses en concordancia con los objetivos perseguidos o

las necesidades que tengan y deseen alcanzar por medio del acto comunicativo.

Lo mencionado se puede ilustrar más claramente con un ejemplo: un hablante puede escoger entre

32

decir Puede usted pasarme la venda, por favor o Páseme la venda. Un hablante de español reconoce casi

de inmediato un valor de cortesía en la primera frase, lo cual le posibilitaría ver satisfecha su petición,

mientras con la segunda se mostraría más impositivo o autoritario –lo cual también deriva de la

entonación–, esto es, descortés y, por lo tanto, podría no ver cumplida su petición. No obstante, estas

valoraciones de ser “cortés” o “descortés” dependen mucho de cuál sea la relación social existente entre

hablante e interlocutor y también del contexto en el que se da el intercambio comunicativo; así, si la frase

Páseme la venda la dirige un padre a su hijo –entre quienes, en principio, media una relación vertical– en

un momento de apremio o urgencia, no necesariamente será interpretada como descortés por ninguno de

los dos individuos e, igualmente, es muy probable que la petición sea cumplida sin ningún tipo de reparo.

Ahora bien, en párrafos anteriores se mencionaba que el modelo de Brown y Levinson ha sido

objeto de diversas críticas y objeciones; por ejemplo, se cuestiona “la validez universal de conceptos como

persona (self), imagen social (face), lo que se entiende por cortesía (politness) y los actos de amenaza

(face-threat)” (Bravo 2003: 8). Igualmente, se problematiza su descripción de la imagen negativa, la

existencia de amenazas inherentes a ciertos tipos de actos de habla, el hecho de analizar la cortesía en

función de situaciones o actos de habla aislados y el empleo de las variables de contextualización (poder

relativo, distancia social y grado de imposición) para determinar las diferencias entre culturas, ya que estos

parámetros no son variables fijas, pues los hablantes las manejan de una manera dinámica según las

diferentes situaciones sociales (23-25).

En virtud de lo anterior, a continuación se explicitará la propuesta crítica alternativa al modelo de

Brown y Levinson expuesta por Diana Bravo en 1999, 2003, 2004.13 Esta autora principalmente objeta lo

propuesto por Brown y Levinson al observar que su modelo establece la existencia de una imagen social

universal cuando para ella en realidad la imagen se (re)define a partir de los contextos socioculturales en

13 Diana Bravo expone su replanteamiento a la propuesta de Brown y Levinson en el artículo “¿Imagen «positiva» vs. imagen «negativa»?: pragmática socio-cultural y componentes de face” publicado en 1999; no obstante, en estudios posteriores ha ampliado y sistematizado aún más sus propios planteamientos.

33

que se desenvuelve cada comunidad lingüística.

Bravo critica el concepto de imagen social (face) formulado por Brown y Levinson, pues, desde su

perspectiva, no todos los grupos sociales conciben su imagen social de la misma manera; por el contrario,

Bravo plantea una “caracterización de la imagen social (face) que relaciona comportamientos

comunicativos con contextos socioculturales” (1999: 158). A propósito, se conceptualiza el contexto

sociocultural a partir justamente de la inclusión de los comportamientos, actitudes y valores conocidos,

aceptados y practicados por una comunidad de hablantes (Hernández 2004: 96-97):

La importancia del factor sociocultural para el estudio de la cortesía nos parece crucial y, desde todo punto de vista, un elemento cuya falta descubre las debilidades de las teorías de corte «universalista» (…) Las mayores dificultades se presentan cuando queremos profundizar en la idiosincrasia de un particular grupo de hablantes en lo que se refiere a manifestar y percibir cortesía (Bravo 2004: 27-28).

Entonces, la cortesía verbal entendida como un fenómeno sociocultural se actualiza o modifica

según la situación comunicativa real, lo cual es posible, pues se presupone que los hablantes efectivamente

comparten un eje de contenidos socioculturales. Incluso, Bravo propone que el investigador de los

estudios de cortesía formule una serie de hipótesis socioculturales14 –hipótesis concernientes a los

contenidos socioculturales que conforman la imagen social básica de determinada sociedad–, las cuales se

constituyen fundamentalmente a partir de la experiencia de este como hablante o integrante de una

determinada comunidad sociocultural; además, se puede recurrir a fuentes escritas, cuestionarios, test de

actitudes o hábitos sociales, etc. En definitiva, estas hipótesis se basan en conocimiento “supuestamente”

compartido por los hablantes, el cual influencia su producción e interpretación de un acto de habla

(Murillo 2003: 104).

Bravo propone emplear el concepto de actividades de cortesía en lugar de actividades de imagen

(face-work, según Brown y Levinson), pues la noción de imagen social engloba una amplia gama de

14 Para efectos de esta investigación, se seguirán, de manera general y como un punto de referencia, las premisas socioculturales propuestas por Murillo Medrano (2003) para los estudios de cortesía en el español de Costa Rica (ver nota 5).

34

comportamientos, incluidos los de cortesía. De ahí que Bravo defina dentro de las actividades de cortesía

tres categorías principales, las cuales serán comentadas a continuación.

En primer lugar, se conserva la descripción dual de la imagen social; sin embargo, ya no se

describe desde la dimensión negativa-positiva expresada por Brown y Levinson, sino que Bravo establece

las categorías de autonomía y afiliación. Es decir, se proponen dos aspectos de la imagen social, los

cuales se corresponden de alguna manera con los conceptos de imagen “negativa” y “positiva”: la

necesidad de autonomía y la de afiliación. La primera se refiere a “todo lo que se hace para distinguirse

del grupo”, y la segunda “a todo lo que permite identificarse con el grupo” (2003: 106). Bravo apunta que

Las relaciones entre el Ego y el Alter que se plasman en el concepto de imagen podrían reflejarse en actividades supuestamente motivadas por dos necesidades humanas como las de «autonomía y afiliación» (…) En la primera, el individuo se percibe a sí mismo y es percibido por los demás como diferente del grupo, en la segunda como parte [de él] (1999: 160).

En definitiva, la autonomía es la imagen que expresa el “contorno propio” de un individuo

perteneciente a un determinado grupo, lo cual refleja su independencia en el sentido de la libertad de

acción, de toma de decisiones y de juicio frente a los otros; mientras la afiliación manifiesta

comportamientos tendientes a realzar las características por las cuales una persona se identifica con un

grupo (o con las cualidades de un grupo). Bravo (2004: 27-31) también subraya que estas categorías en

principio están vacías de contenido, pues su carga es de índole sociocultural y se actualiza en el desarrollo

de la interacción verbal:

Los contenidos de imagen surgen de la formulación de un valor cultural, pero no se trata de describirlos mediante términos que en sí mismos no dan cuenta de los sentidos socioculturales para luego trasladarlos de una cultura a otra (Bravo 1999: 164).

En segundo lugar, se formula la existencia de una imagen básica “consensuada y extendida a la

sociedad de pertenencia que estaría «supuestamente» en conocimiento de los hablantes de una lengua; ya

sea que la asuman o no” (Bravo 2004: 28). Esta imagen resulta ser una especie de “personalidad social

35

ideal” con la cual el hablante se identifica y asume. La constitución y definición de dicha imagen básica15

implica la delimitación de los contenidos socioculturales y también los conocimientos compartidos por los

hablantes de una determinada lengua. Igualmente importante es tomar en consideración durante el análisis

el contexto en que se desarrolla la situación de habla. Aunado a lo anterior, se expone la existencia no solo

de imágenes individuales, sino también la necesidad de investigar la imagen de grupo (familia,

universitarios, país, mujeres, centroamericanos, etc.) (Bravo 2003: 105).

Por último, se definen las imágenes de roles, las cuales se relacionan con la multiplicidad de roles

desempeñados por los hablantes en su vida cotidiana. Así, los roles sociales se rigen de acuerdo con las

convenciones sociales aceptadas por los individuos de una comunidad sociocultural. Estos roles asignan

ciertas características a los hablantes, de modo tal que cuando se actúa en sociedad el individuo juega

distintos papeles, a saber: roles referidos a los “rasgos sociales permanentes”, como en el caso del género;

roles de “carácter temporal”, como los concernientes con las diferentes etapas de la edad biológica; o bien,

roles generados por “circunstancias externas a la conversación” y relacionados con actividades

desempeñadas por el hablante de manera habitual como ser estudiante, empleado, actriz, corista, etc.

(Bravo 1999: 165). Por ejemplo, un individuo masculino de veinte años de edad, estudiante universitario y

que practica un deporte como la natación puede desempeñar en su vida cotidiana roles como ser joven,

hijo, estudiante, amigo, compañero, nadador, entre otros muchos.

Otro aspecto relevante para el estudio de la cortesía verbal es la dicotomía que plantea Bravo entre

cortesía volitiva y normativa: la primera se refiere a la “cortesía estratégica”, según la cual los hablantes

eligen las expresiones lingüísticas libremente según el contexto comunicativo; la segunda alude a

expresiones “altamente convencionalizadas y ritualizadas”, las cuales tienen un “carácter «fijo» en la

lengua” (2004: 6). Así, los estudios sobre la cortesía verbal se han interesado más por el análisis del tipo

15 La configuración de esta imagen básica se relaciona con la existencia de rasgos “más o menos permanentes y reconocibles en la sociedad de origen” (Bravo 2003: 104).

36

volitivo, pues en este el hablante tiene la oportunidad de ser más produccionista e innovador, tanto para

“crear” como para usar las expresiones lingüísticas.

Entonces, para efectos de esta investigación, se partirá del modelo de cortesía formulado por

Brown y Levinson, principalmente, en lo correspondiente a la definición de cortesía verbal, el empleo de

estrategias de cortesía y el uso de las variables de contextualización en lo que atañe a los conceptos de

distancia social (distance) y de poder relativo de los participantes (power), con el fin de estudiar las

estrategias de cortesía realizadas por los hablantes. Además, este planteamiento se complementará con dos

propuestas teóricas relacionadas con la descripción de los rasgos situacionales en el análisis del discurso

coloquial.16 La primera es de Briz Gómez (2004: 79), quien formula una serie de “filtros evaluadores y de

interpretación de la cortesía”, entre ellos +/- solidaridad entre los interlocutores y +/- fin interpersonal de

la interacción.17 La segunda, expuesta por Marta Albelda, corresponde a dos tipos de rasgos que

configuran el registro coloquial: primarios (fin interpersonal, tono informal y ausencia de planificación) y

secundarios situacionales (relación vivencial de proximidad, marco de interacción familiar o cotidiano,

relación social y funcional de igualdad, y temática no especializada) (2004: 110 y 113).

Aparte, se adoptan, en concordancia específica con el concepto de solidaridad, dos esquemas

planteados también por Briz Gómez: uno para el análisis de las interacciones comunicativas en función del

mayor o menor de grado de proximidad y el otro para la interpretación de la asimetría o simetría en la

interacción (2004: 79-80).

En definitiva, se recurrirá a la (re)formulación del concepto de imagen social (face) propuesto por

Bravo que involucra el factor sociocultural; por lo cual se adoptará la clasificación de las actividades de

cortesía como producto de la experiencia cultural de los hablantes según tres categorías:

a) la descripción dual de la imagen social desde las nociones de autonomía y afiliación, 16 Según Blum-Kulka (2000: 87) “la investigación empírica muestra que las estimaciones sobre el poder, la distancia y la coerción del hablante interactúan con otros factores, como los objetivos comunicativos, el medio de la interacción y el grado de afecto entre los interactuantes, para determinar su elección de estrategias de cortesía”. 17 Briz Gómez propone otros filtros, pero estos no serán tomados en cuenta en esta investigación.

37

b) la existencia de una imagen básica compartida por una comunidad de habla,

c) la aplicación del concepto de imágenes de roles, las cuales asignan determinados papeles a los

hablantes según las convenciones sociales aceptadas y puestas en práctica por una comunidad

sociocultural.

3.2. Lenguaje y género

Los estudios de género se han multiplicado desde la década de los años sesenta, principalmente,

hasta la actualidad. La investigación de la categoría género se ha realizado desde diferentes perspectivas

(sociológicas, históricas, psicológicas, lingüísticas, políticas, etc.) y no es un tema de ninguna manera

acabado. Igualmente, existen muchas conceptualizaciones de lo que es y lo que no es el género; por lo

tanto, a continuación se reseña una definición de género acorde con los fines lingüísticos de esta

investigación, pues puntualiza aspectos contextuales de índole sociocultural:

Los géneros son grupos biosocioculturales, construidos históricamente a partir de la identificación de características sexuales que clasifican a los seres humanos corporalmente. Ya clasificados se les asigna de manera diferencial un conjunto de funciones, actividades, relaciones sociales, formas de comportamientos y normas. Se trata de un complejo de determinaciones y características económicas, sociales, jurídicas, políticas y psicológicas, es decir, culturales, que crean lo que en cada época, sociedad y cultura son los contenidos específicos de ser hombre y ser mujer (Alfaro 1999: 32) (El subrayado es nuestro).

En primer lugar, es importante destacar la diferencia entre género y sexo. Siguiendo la anterior

definición, se percibe el género como una categoría de análisis referida al conjunto de características

sociales y culturales que se le asignan a las personas de acuerdo a su sexo, a saber, es un fenómeno

conductual —ideológico— asociado al sexo del individuo; en consecuencia, el sexo aludiría

exclusivamente a características biológicas (anatómicas y fisiológicas) distintivas entre los seres humanos

(Bonder, s/f). Lo anterior implica que la diferencia entre uno y otro concepto se relaciona más con

diferencias socioculturales que naturales.

38

En segundo lugar, en la definición anterior también se habla de la asignación de funciones,

actividades, entre otros, a cada género. Según los enfoques de género, dicha asignación la promueve la

sociedad —como sistema— a partir de una premisa básica: en la constitución de la sociedad se privilegia

una visión patriarcal,18 lo cual conlleva la suposición de que el “mundo se estructura económica y

socialmente a partir de relaciones desiguales, en las que el género masculino domina al género femenino”

(Alfaro 1999: 8). Es decir, en la actualidad, la sociedad se conforma a partir de relaciones desiguales, pues

los hombres ejercen dominio y control sobre los recursos más valorados socialmente a los cuales las

mujeres tienen un acceso limitado o, en otras palabras, “las mujeres están sistemáticamente subordinadas a

los intereses de los hombres” (West et al 2000: 180).

Finalmente, dicha asignación de las características de género se posibilita gracias al proceso de

socialización,19 esto es, los seres humanos se constituyen como seres sociales —y también su identidad—

mediante procesos psicosociales en los cuales la categoría género resulta determinante. Además, este

proceso se efectúa de generación en generación por medio de una compleja red de discursos (prácticas e

instituciones sociales). No obstante, el género no debe ser interpretado como una propiedad de los sujetos,

ni tampoco como un constructo social definitivo:

La identidad de género, se fortalece así, mediante normas y valores que definen qué es lo apropiado para cada sexo, y otorga a la mujer una posición subordinada en la sociedad (…) El enfoque de género reconoce y pretende visibilizar la existencia de esas relaciones jerárquicas entre hombres y mujeres, identificándolas como relaciones de desigualdad (…) (Ramos 2004: 430).

De tal modo, los estudios de género postulan, en términos muy generales, la proposición de que

hombres y mujeres son socializados de diferente manera, por lo cual asumen funciones –roles– y

18 El Diccionario de la Real Academia Española ofrece dos definiciones usadas en sociología sobre lo que constituye el patriarcado: “5. m. Sociol. Organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje. 6. m. Sociol. Período de tiempo en que predomina este sistema” (2001: 1702) (El subrayado es nuestro). 19 Proceso psicosocial según el cual el individuo se desarrolla como persona y como miembro de la sociedad. “En este proceso se adquiere o se construye la identidad personal y social como parte del grupo social al que se pertenece, el individuo se configura como persona, con sus rasgos, características personales, que son el fruto de este proceso de configuración” (Alfaro 1999: 36).

39

comportamientos distintos en la sociedad, aún cuando no se tenga conciencia de ello. Asimismo, las

expresiones y los contenidos discursivos posibilitan, como ya mencionamos en párrafos anteriores, la

reproducción y la legitimación de estructuras desiguales, asimétricas en lo que respecta al poder y, en este

caso particular, las llamadas asimetrías de género:

(…) lo que consideramos comportamiento “femenino” o “masculino” no está regido por la biología sino que se construye socialmente, y un ámbito fundamental en el que se construye el género es el uso del lenguaje (…) las construcciones sociales del género no son neutrales sino que están vinculadas a las relaciones de poder institucionalizadas dentro de las sociedades (West et al 2000: 180) (El subrayado es nuestro).

Irene Madfes (2004) propone seguir el “modelo estratégico de género” en el estudio de las

interacciones entre lenguaje y género. Desde este enfoque se asume que “las conductas están reguladas por

estrategias determinadas por el tipo de vínculos culturales existentes en una sociedad” (323). De ahí, la

necesidad de tomar en cuenta en la investigación de este fenómeno aspectos como el contexto de

enunciación del acto de habla (pues el fenómeno no puede ser “atribuible simplemente al género del

emisor”), valorar las expresiones no como unidades lingüísticas aisladas o como indicadores “únicos y

permanentes de género” (pues la misma expresión puede ser utilizada con diferentes fines) y, finalmente,

no considerar que los rasgos significativos de una expresión sean, por lo general, “exclusivamente

femeninos o exclusivamente masculinos” (325).

3.3. A modo de resumen

A manera de recapitulación, en lo correspondiente a teorías y conceptos que sustentan esta

investigación, se pueden establecer las siguientes premisas:

1) La pragmática tiene como objetivo describir la intención del hablante como usuario de una

lengua; esto en relación directa con la situación comunicativa en la que se produce una forma

lingüística, es decir, desde una perspectiva funcionalista que toma en cuenta el dinamismo del

proceso de comunicación.

40

2) El objeto de estudio de la pragmática es la lengua en uso (dimensión social del lenguaje) como

acción del discurso –oral y escrito– en un contexto sociocultural.

3) Para la pragmática resulta primordial el análisis de las estructuras contextuales, como la

situación de producción del discurso (situación comunicativa de enunciación del acto de

habla) y la caracterización de las relaciones y los papeles de los participantes.

4) La cortesía verbal se inserta en los estudios de corte pragmático, pues su objeto de estudio es

el análisis de los propósitos y funciones del lenguaje, para lo cual se toman en cuenta aspectos

como el contexto sociocultural, la situación, la interacción comunicativa, los papeles de los

hablantes, entre otros.

5) La cortesía verbal analiza el empleo de ciertas estrategias lingüísticas para determinar su

finalidad; también estudian las relaciones sociales en términos del poder (simetría-asimetría) y

la solidaridad, con el fin de precisar cómo la variación en la selección de estrategias

lingüísticas de cortesía refleja y construye el mundo social.

6) Los estudios de género, entendidos como categoría de análisis, dentro de la cortesía verbal, se

enfocan en la consideración de aspectos situacionales de índole sociocultural, con el fin de

determinar cómo se codifican en los usos lingüísticos diferencias debido al género.

En síntesis, en esta investigación, básicamente se pretende describir y analizar, con base en los

postulados y herramientas proporcionados por la Pragmática y la Cortesía Verbal antes descritos, las

estrategias y los significados explícitos e implícitos que subyacen en los apelativos empleados por

estudiantes universitarios; a partir de dicha identificación de los significados individuales es que el

investigador puede aproximarse a la comprensión de los significados culturales –aquí llamada imagen

básica– que sustenta esta particular práctica lingüística y del valor que un grupo social determinado –

jóvenes universitarios– les asignan.

CAPÍTULO IV

METODOLOGÍA

42

4. METODOLOGÍA

Con el fin de estudiar el uso y la función de los apelativos empleados por una muestra

estadísticamente válida de jóvenes universitarios costarricenses, se tomarán como punto de partida algunas

premisas metodológicas de la Sociolingüística. Lo anterior se debe a que la Pragmática Lingüística puede

ser considerada como una rama de la Sociolingüística, en un sentido amplio de esta última.

4.1. Tipo de investigación

La presente investigación consiste en un estudio del uso de los apelativos en correlación con la

variable género en un sector específico de hablantes del español de Costa Rica. El método de investigación

es descriptivo-explicativo, en cuanto a la profundidad, y exploratorio, en lo que respecta al tipo de

estudio.20

Además, se parte del enfoque émico para la interpretación del fenómeno lingüístico estudiado.

Este enfoque se caracteriza principalmente porque es específico e intracultural; se cimienta en la

observación y en el descubrimiento, constituye un punto de vista interior, es relativo e integrador, se

mantiene en el nivel de análisis de los elementos y se centra en captar y reproducir las distinciones

culturales que son significativas para los miembros de una determinada sociedad (Ibáñez 2004). Así pues,

esta perspectiva metodológica posibilita la descripción de los datos desde la constitución particular o

específica de los apelativos para, posteriormente, concretar conceptos y categorías de análisis más

generales en relación con la variable género, la pragmática y la cortesía verbal.

Por otra parte, se dice que la investigación tiene carácter exploratorio porque pretende examinar

un tema que aún no ha sido estudiado desde las perspectivas que nos ocupan, lo cual permitirá determinar

de forma preliminar cuáles son las tendencias lingüísticas de la población seleccionada en el uso de los

apelativos.

4.2. Variable social

20 Conceptos tomados de López Morales (1994: 25).

43

En esta investigación se parte únicamente del análisis de la variable género. Cabe aclarar que, en

lo referido a la Lingüística, dicho estudio se centra principalmente “en los diversos papeles que los sujetos

de cada sexo desempeñan en la comunidad de habla, en su diferenciación social” (López Morales 1994:

26).

En consecuencia, el concepto de género se relaciona con la asignación social diferenciada de

papeles a hombres y mujeres, lo cual condiciona el desarrollo de su identidad como personas. Dicha

asignación se basa en los patrones culturales, hábitos y diversos condicionamientos sociales vigentes

(estereotipos) que definen y valoran los papeles y las tareas de acuerdo con el sexo del hablante; en otras

palabras, las funciones derivadas del género son comportamientos apre(he)ndidos gracias al proceso de

socialización (Alfaro 1999: 30-36).

Finalmente, resulta relevante precisar que, según la estructuración del universo relativo y la

variable género, el instrumento elaborado para esta investigación será completado por 27 mujeres y 27

hombres.

4.3. Fuente de datos: población y muestra

Con respecto a la elección de los informantes, la población investigada serán estudiantes

universitarios costarricenses21 de dos universidades representativas de la realidad del país: la Universidad

de Costa Rica (U.C.R.) y la Universidad Interamericana de Costa Rica (U.I.C.R.).22 Sin embargo, para

lograr obtener una muestra bastante homogénea, se trabajará únicamente con aquellos estudiantes que

21 Como premisa caracterizamos el lenguaje utilizado por los estudiantes universitarios como juvenil. Este tipo de lenguaje (jerga) se conceptualiza como innovador, irreverente, diferente y desapegado a la norma lingüística, por lo cual representa un campo de estudio muy amplio para el análisis de los apelativos dada su cantidad y riqueza lingüística. En este sentido, Rodríguez (2002: 33-34) menciona que el lenguaje juvenil se caracteriza por poseer sus propios valores y mecanismo de defensa en oposición a las normas oficiales y también porque funciona como una señal de identidad o cohesión de grupo. 22 En Costa Rica, existen dos modalidades de universidades: las públicas, financiadas por el estado, y las privadas, cuyo financiamiento depende del cobro de matrícula y materias. Así pues, la Universidad de Costa Rica pertenece al primer grupo y la Universidad Interamericana al segundo grupo. Igualmente, se debe mencionar que la U.C.R. es la institución de educación superior más grande del país en cuanto a población y carreras impartidas (Cabrera 2005: 9 y 14-21), mientras que la U.I.C.R. es una de las universidades privadas que cuenta con mayor población y oferta académica (www.uicr.ac.cr).

44

tengan su residencia permanente en la Gran Área Metropolitana23 y, al mismo tiempo, cuya edad esté

comprendida entre los 17 y 27 años.24

Ahora bien, la relación cuantitativa de la muestra que se pretende analizar en concordancia con el

universo —población universitaria— se obtuvo al constatar el número total de personas que estudiaron en

aulas universitarias durante el año 2005, el cual, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de

Estadísticas y Censos, fue de 215 973, es decir, el 5,5% de la población costarricense. De tal modo, se

sigue la recomendación de Labov para el análisis de una muestra, según la cual basta con seleccionar 25

hablantes para una población de 100 000 habitantes, esto es, el 0,00025% del universo, para obtener una

representatividad adecuada (López Morales 1994: 558). Por tanto, el universo relativo estudiado en esta

investigación será de 54 hablantes (ver cuadro 1).

CUADRO 1 Constitución del universo relativo

4.3.1. Recolección de datos

23 La Gran Área Metropolitana se refiere a las zonas urbanas y de actividad comercial e industrial más importantes de Costa Rica, cuya superficie aproximada es de 406 km2 e incluye 24 cantones y 110 distritos de las provincias de San José, Alajuela, Heredia y Cartago (ver Anexo Figura 1) (Collado 2002: 25). 24 De este modo, se pretende estudiar el habla de los jóvenes universitarios como un grupo generacional que coincide relativamente con los “límites” de ingreso y egreso de la enseñanza superior en Costa Rica. El libro Estado de la educación costarricense (2005: 104) ofrece una caracterización de la población universitaria con respecto a la edad, en la cual establece que en promedio el 57% de los estudiantes universitarios tienen edades comprendidas entre los 17 a 24 años (60,1% en las universidades estatales y 54,8% en las universidades privadas), mientras que el 28% de los universitarios se ubica en el rango de edad de 25 a 34 años (24,7% en las universidades estatales y 30,4% en las universidades privadas). Igualmente, en el Estado de la educación costarricense se aclara que “la población de 18 a 24 años [es] el grupo que a nivel internacional se toma como base para calcular las tasas de escolaridad en la educación superior. No obstante, en Costa Rica un alto porcentaje de los estudiantes universitarios sobrepasa ese grupo de edad” (2005: 112) (El destacado es nuestro).

Universo Porcentaje de la Universo relativo total muestra 215 973 x 0,00025% = 54 hablantes

45

En primer lugar, se llevó a cabo un estudio observacional basado en el registro de los apelativos a

partir de la observación directa no participativa –la cual consistía en un primer acercamiento no

estructurado que permitiera desarrollar una visión general del objeto de estudio– en espacios universitarios

como clases, sodas, cafeterías, buses, lugares de esparcimiento, etc. Es relevante acotar que con estas

personas no hubo ningún tipo de interacción, pues la investigadora solamente escuchó las conversaciones

que llevaban a cabo y recogió los datos relevantes, esto es, los apelativos empleados. Luego, con los datos

recopilados en dicha observación, se elaboró un listado (ver anexo 1), el cual se clasificó dependiendo del

intercambio de papeles del hombre y de la mujer como emisor o destinatario de la comunicación.

Posteriormente, se elaboró un cuestionario (ver anexo 2) a partir del corpus de apelativos

recopilado en la observación no participativa. Dicho cuestionario será completado por 44 estudiantes de la

U.C.R. y 10 estudiantes de la U.I.C.R. Esta distribución de la muestra se obtuvo al comparar

porcentualmente la matrícula de cada universidad durante el 2005 en relación con los 54 hablantes que

constituyen el universo relativo (ver Cuadro 2), esto es, se multiplica el universo relativo de hablantes (54)

por la matrícula promedio de cada centro educativo durante el 2005 (25 364 estudiantes en la U.C.R. y 5

319 en la U.I.C.R.)25 y, finalmente, este resultado se divide entre el número total promedio de estudiantes

matriculados en ambas universidades (30 683).

CUADRO 2

Constitución del universo relativo por centro de estudio

Universo relativo 54 hablantes

Centro de estudio U.C.R. U.I.C.R.

25 Estos datos se obtuvieron, en el año 2006, de fuentes oficiales de dichas universidades. Por un lado, el Vicerrector de Vida Estudiantil de la Universidad de Costa Rica, Carlos Villalobos, facilitó un cuadro en el cual se constata la matrícula durante el 2005 en la Sede Rodrigo Facio, este cuadro forma parte del “Informe de labores 2005” de la Oficina de Registro e Información. Por otro lado, el Director de la carrera de Publicidad de la Universidad Interamericana de Costa Rica, Marco Sanabria, suministró también un cuadro que señala el total general de estudiantes matriculados durante el 2005, dicho cuadro corresponde al “Informe de matrícula 2005” de la Oficina de Registro.

46

Matrícula promedio 2005 25 364 5 319

Porcentaje del universo relativo 44 10

4.3.2. Instrumento de investigación

Como se mencionó en párrafos anteriores, se diseñó un cuestionario26 que consta de preguntas

cerradas de elección múltiple, las cuales presentan varias opciones al informante, pero de alguna manera

limitadas, pues únicamente se puede elegir alguna(s) de las doce opciones de apelativos por cada pregunta.

No obstante, dichas preguntas se abrieron al solicitarle al sujeto añadir por su cuenta la información que le

pareciera pertinente; esto es, existe la posibilidad de agregar otros apelativos que el encuestado usaría en

cada situación descrita (López Morales 1994: 107-109). Se escogió este modelo de preguntas pues

Las preguntas cerradas tienen la virtud de preguntar directamente lo que se quiere saber. La experiencia ha demostrado que este tipo de preguntas es mejor y más fácilmente respondida por el sujeto que las abiertas. Pero, además, poseen el mérito de facilitar la revisión del cuestionario (…) (López Morales 1994: 112). Por otro lado, las preguntas del cuestionario en realidad refieren a seis diferentes situaciones de

habla27 a partir de las cuales se pretende cuantificar y establecer una correlación entre el grado de

igualdad, confianza y solidaridad –y sus contrapartes– (para lo cual se seleccionaron las categorías de

novio [a], hermano/primo [a], amigo [a], compañero [a] y desconocido [a]; este escogimiento responde a

la necesidad de que la relación entre los interlocutores refleje solidaridad y proximidad) y la frecuencia de

26 El objetivo de este cuestionario es, por un lado, ampliar y validar la pertinencia del corpus obtenido y, por otro lado, facilitar el análisis de los factores que promueven la aparición de apelativos en ciertos contextos comunicativos. 27 El cuestionario se estableció con base en uno propuesto por López Morales (1990). Las situaciones de habla son las siguientes: 1a. Usted conversando con un amigo íntimo a solas, 1b. Usted conversando con una amiga íntima a solas, 2a. Usted hablando con un grupo de amigos en su propia casa, 2b. Usted hablando con un grupo de amigas en su propia casa, 3a. Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas, 3b. Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas, 4a. Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo (de una edad similar a la suya), 4b. Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima (de una edad similar a la suya), 5. Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas, 6a. Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de una edad similar a la suya), 6b. Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de una edad similar a la suya). Ahora bien, en la escogencia de estas situaciones de habla se tomaron en cuenta varios factores que promueven la comunicación coloquial entre los interlocutores: fin interpersonal de la interacción, relación social de igualdad, relación vivencial de proximidad, marco de interacción cotidiano y temática no especializada (Briz Gómez 2004: 111 y Albelda 2004: 79-80).

47

uso de los apelativos. Igualmente, se redactó cada situación en dos enunciados diferentes: uno referido al

hombre como destinatario y otro a la mujer, esto con el fin de analizar la incidencia de la variable género

en la selección del apelativo.

Finalmente, cabe destacar el hecho de que se realizó una prueba de validación al cuestionario con

la finalidad de determinar la conveniencia y efectividad de las instrucciones, preguntas e información en

general. La prueba consistió en que 10 informantes –seleccionados según los requisitos descritos en el

apartado 4.3. – completaran una versión preliminar del cuestionario. Dicha prueba corroboró la necesidad

de modificar el contenido de diversas instrucciones –principalmente, en cuanto a la solicitud de

información personal del entrevistado y a la redacción de las instrucciones– y el cambio de algunos

apelativos por otros –en total se modificaron 12 apelativos de los listados de las diferentes situaciones.

4.4. Tabulación o interpretación de los datos

La interpretación de lo datos se realizará a partir del sistema de tabulación manual28 de la unidad

estadística, a saber, los apelativos.

Los pasos que se seguirán para la sistematización de los datos son los siguientes: en primer lugar,

se contarán los apelativos seleccionados en cada pregunta (situación comunicativa) de modo que se pueda

establecer su frecuencia de uso –número de veces que se emplean los apelativos en cada situación– y, en

segundo lugar, se clasificarán y agruparán dichos apelativos según la variable género (especificando los

papeles de emisor y destinatario). En conjunto para estos dos pasos, se elaborará una hoja matriz29 (ver

anexo 3), en la cual se expresarán los datos simplificados según valores y atributos iguales; por ejemplo,

28 Según López Morales (1994: 138) la “técnica de recuento es muy simple, ya que se trata de ir anotando un símbolo por cada unidad estadística [recopilada] (…) El mismo procedimiento es válido para las preguntas cerradas de selección múltiple”. 29 Se sigue aquí la terminología y los procedimientos propuestos por López Morales en su libro Métodos de investigación lingüística, 1994.

48

en la situación 1a. “Usted conversando con un amigo íntimo a solas”, se establece de antemano que el

destinatario del apelativo es un hombre; por lo tanto, a la hora de tabular los datos en la hoja matriz se

determinará la frecuencia de uso según el género del emisor (hombre o mujer), es decir, cuántos hombres

usan X o Y apelativos y cuántas mujeres usan X o Y apelativos en dicha situación.

Posteriormente, una vez tabulados y codificados los datos de cada pregunta, se compararán las

diferentes situaciones para extraer categorías de análisis más específicas que permitan estudiar la

correlación entre el contexto de producción (comunicativo y sociocultural) de los apelativos, el mayor o

menor grado de igualdad, confianza y solidaridad establecido entre los interactuantes, las estrategias de

cortesía verbal empleadas y, finalmente, la relación del uso de determinados apelativos con la

reproducción discursiva de las asimetrías de género.

4.5. Sobre la escogencia de las lexías del cuestionario

Relevante es aclarar que existieron dos investigaciones previas a la presente (“Análisis de las

diferencias de género en el uso de los apelativos en los estudiantes de la Universidad de Costa Rica” y

“Análisis sociopragmalingüístico del uso de la forma de tratamiento mae en el español de Heredia y San

José”), desarrolladas por nosotros mismos, que de diversas maneras funcionaron como un plan piloto para

la delimitación de los objetivos, pautas y metodología de esta investigación. Estos estudios previos tiene

en común: emplear como marco teórico postulados de la Pragmática y la Cortesía Verbal; analizar

apelativos cuyo registro de uso es el coloquial –habla informal–, promovido por rasgos situacionales o

“coloquizadores” caracterizados por la relación de igualdad entre los interlocutores, relación vivencial de

proximidad y temática no especializada; y, finalmente, definir como variable social el género.

En el primero de los estudios señalados, se recogió un corpus de apelativos a partir de dos

métodos: A) Observación de estudiantes en diferentes espacios de la universidad (pasillos, sodas, áreas de

recreo, etc.), con estas personas no hubo ningún tipo de interacción, ya que el investigador únicamente

escuchaba las conversaciones que llevaban a cabo y apuntaba los datos relevantes. B) Posteriormente se

49

entrevistó a doce personas –seis mujeres y seis hombres, todos estudiantes universitarios, escogidos de

forma aleatoria, y con edades entre los 17 y 28 años–, acerca de la utilización de apelativos referidos a

amigos(as), primos(as), compañeros(as) de trabajo o estudio y vecinos(as). Esta entrevista fue dirigida

porque se les hacía preguntas específicas a los informantes de manera que no desviaran del tema. Además,

en la mayoría de los casos también se les solicitó que refirieran apelativos para interactuar con

desconocidos, el contexto siempre fue el de la universidad, por los que estos estaban dirigidos a personas

más o menos de su misma edad. En total se obtuvo un corpus de 66 apelativos.

El análisis y organización de este corpus posibilitó determinar que así como se presentaban

vocativos indiferentemente dirigidos a hombres y mujeres –como es el caso de mae y chavalo(-a-s)–, en

otros casos su uso era exclusivo según el género de los hablantes –por ejemplo, zorra, suiri, bruja, chic,

dirigidos a mujeres; men, bróder, guey, mopri, dirigidos a hombres–; incluso, se percibe el uso frecuente

de gente como vocativo colectivo para grupos, mixtos o no.

Finalmente, esta es la razón por la cual cuando se constituyó el cuestionario empleado en la

presente investigación se usaron lexías diferentes en las situaciones de habla propuestas como preguntas,

según fueran dirigidas a hombres o mujeres (ver apartado 4.3.2.).

CAPÍTULO V

ANÁLISIS DE LOS DATOS

51

5. ANÁLISIS DE LOS DATOS Este capítulo se divide en tres partes, cada una de las cuales desarrolla elementos concretos del

análisis de contenidos de esta investigación. En la primera parte se presentan los cuadros y gráficos con las

frecuencias obtenidas de las encuestas, así como el estudio de los apelativos en correlación con su

frecuencia de uso y situación comunicativa. La segunda parte tiene como objetivo describir los apelativos

desde el nivel léxico, lo que incluye el desarrollo de sus aspectos morfológicos y semánticos. Finalmente,

la tercera parte se ocupa del nivel pragmático, desde el cual se analizan diversas variables relevantes para

la comprensión de los apelativos en relación con el hablante, el oyente y ciertos factores contextuales que

participan del proceso de comunicación.

5.1. Análisis cuantitativo de los apelativos por frecuencia de uso y situación comunicativa

En este apartado se expondrán los resultados del estudio de los apelativos señalados por la

población encuestada, con un breve análisis que se refiere, principalmente, a la situación comunicativa y

frecuencia de uso del corpus en correlación con la variable social género.

Para ello, resulta valioso retomar las principales características del instrumento de investigación

empleado, a saber, un cuestionario. Este se constituyó a partir de seis diferentes situaciones de habla,

redactadas –cada una de ellas– en dos enunciados diferentes: uno referido a la mujer como destinatario y

otro al hombre. Las situaciones-preguntas eran cerradas y de selección múltiple (los informantes podían

elegir entre algunas de las doce opciones de apelativos); sin embargo, dichas preguntas le brindaron

también a los sujetos la posibilidad de agregar otros apelativos que usarían en las situaciones descritas.30

Dicho cuestionario fue completado por 54 informantes –27 mujeres y 27 hombres–, todos ellos

estudiantes universitarios costarricenses con edades comprendidas entre los 17 y 27 años, quienes al

30 Para información más detallada sobre la metodología seguida en esta investigación, el cuestionario y las situaciones de uso ver el capítulo IV.

52

momento de la investigación cursaban estudios superiores en la Universidad de Costa Rica o en la

Universidad Interamericana de Costa Rica y cuya residencia permanente es la Gran Área Metropolitana.

Además, la relación cuantitativa de la muestra se constituyó con base en la matrícula de las

universidades supra citadas y el total de personas que estudiaron en aulas universitarias durante el 2005,

según datos proporcionados por autoridades de las mismas universidades y del Instituto Nacional de

Estadísticas y Censos (INEC). Finalmente, cabe mencionar que los estudiantes respondieron el

cuestionario en el aula, en sus clases regulares, gracias a la colaboración de profesores de diferentes cursos

y carreras, quienes facilitaron esta labor.

Con respecto a las situaciones de habla descritas en las preguntas del cuestionario, resulta

relevante acotar que en todos los casos estas se caracterizan por promover una comunicación coloquial –

informal–, cuyos rasgos principales están correlacionados con la relación y el grado de igualdad,

confianza, proximidad, solidaridad, etc., establecido entre los interlocutores.

Finalmente, cabe destacar, con respecto a los apelativos provenientes del idioma inglés

(préstamos), que en el análisis de esta investigación se optó por emplear una grafía cercana a la

pronunciación real de los hablantes y no la palabra escrita con la ortografía del inglés, ni tampoco con

transcripción fonética; de ahí que sean transcritos como gai, bróder, luser, pipol, darlin, suiri, jon,

parners, entre otros (ver apartado 5.2.4.).

A continuación se presentan los cuadros y gráficos con las frecuencias de uso que arrojó el análisis

del corpus obtenido, acompañados de un comentario que relaciona, como ya se mencionó, su frecuencia

de uso, la incidencia de la variable género en la escogencia del apelativo y las situaciones comunicativas

propuestas.

5.1.1. Situación 1a: Usted conversando con un amigo íntimo a solas

En el caso de los hombres se destaca el uso de los apelativos mae con un 20% de la frecuencia

relativa, güevón con un 13%, hijueputa y carepicha con un 12%, compa con un 9% y cabrón con un 8%,

53

en comparación con el resto de los términos señalados en el cuestionario, tal y como se observa en el

cuadro y el gráfico siguientes:

CUADRO 3 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compa 12 8,76 2. Mae 27 19,71 3. Bróder 0 0,00 4. Carepicha 16 11,68 5. Amigo 2 1,46 6. Gordo 5 3,65 7. Men 5 3,65 8. Cabrón 11 8,03 9. Güevón 18 13,14 10. Hijueputa 17 12,41 11. Mopri 3 2,19 12. Güey 0 0,00 13. Perro 4 2,92 14. Gay 3 2,19 15. Viejo 3 2,19 16. Loca 4 2,92 17. Otros 7 5,11 TOTAL 137 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

54

GRÁFICO 1

Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

En el grupo de los otros términos señalados por los hombres para dirigirse a un interlocutor

masculino están mop y perro, con cuatro apariciones cada uno; además playo, gai, loca, maricón, culiolo,

puto, ñoño, loco, tarado, baboso, idiota, luser, caballero, lic., rata, cerdo, lagarto, guon, maldito, papillo,

manillo, todos los anteriores con menos de cuatro apariciones.

Las mujeres, por su parte, también emplean en un alto porcentaje el apelativo mae, con una

frecuencia relativa de un 29%; mientras compa aparece con un 8% y gordo, con un 7%, según se constata

a continuación:

55

CUADRO 4 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compa 6 7,32 2. Mae 23 28,05 3. Bróder 0 0,00 4. Carepicha 5 6,10 5. Amigo 5 6,10 6. Gordo 6 7,32 7. Men 2 2,44 8. Cabrón 1 1,22 9. Güevón 4 4,88 10. Hijueputa 5 6,10 11. Mopri 0 0,00 12. Güey 1 1,22 13. El nombre 5 6,10 14. Joni 2 2,44 15. Cariño 2 2,44 16. Otros 15 18,29 TOTAL 82 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

GRÁFICO 2

Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con un amigo íntimo a solas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

56

En la categoría de los otros apelativos aportados por las mujeres encuestadas, se encuentra una

gran variedad, aunque mencionados una única vez; por ejemplo, zorro, perro, imbécil, estúpido, mop,

cariño, beibi, joni, chic, cosito, viejo, querido, rico, entre otros.

5.1.2. Situación 1b: Usted conversando con una amiga íntima a solas

En esta situación se destaca el uso de mae por parte del género masculino con un 15% de la

frecuencia relativa; amor y cariño, ambas con un 11%. Además, se señalan otras voces, con cinco o menos

apariciones, como rica, corazón, bruja, prosti, guëvona, loca, perra, linda, fea, güila, guapa, mongola,

mami, amiga, entre otras. A continuación se presentan el cuadro y el gráfico que sintetizan los datos:

CUADRO 5 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con una amiga íntima a solas

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Chic 3 4,69 2. Mae 10 15,63 3. Amor 7 10,94 4. Cariño 7 10,94 5. Darlin 1 1,56 6. Corazón 5 7,81 7. Bruja 4 6,25 8. Zorra 2 3,13 9. Cielo 1 1,56 10. Hijueputa 1 1,56 11. Rica 6 9,38 12. Prosti 1 1,56 13. Loca 2 3,13 14. Güila 4 6,25 15. Otros 10 15,63 TOTAL 64 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

57

GRÁFICO 3 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa con una amiga íntima a solas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Con respecto a los apelativos empleados por mujeres hacia sus congéneres, se destaca mae con

una frecuencia relativa de un 19%; bruja, con un 12%; chic y cariño, ambas con 9%. Esto se muestra en el

cuadro y gráfico siguientes:

CUADRO 6 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con una amiga íntima a solas

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Chic 9 9,00 2. Mae 19 19,00 3. Amor 5 5,00 4. Cariño 9 9,00 5. Darlin 1 1,00 6. Corazón 4 4,00 7. Bruja 12 12,00 8. Zorra 8 8,00 9. Cielo 2 2,00 10. Hijueputa 4 4,00 11. Rica 4 4,00 12. Prosti 2 2,00

58

13. El nombre 2 2,00 14. Joni 2 2,00 15. Loca 3 3,00 16. Tita 2 2,00 17. Otros 12 12,00 TOTAL 100 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

GRÁFICO 4 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa con una amiga íntima a solas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Además, otros de los términos empleados por mujeres para referirse a interlocutoras femeninas,

con cinco o menos apariciones, son amiga, chiquilla, bitchi, joni, suiri, loca, tita, querida, flaca, amiguis,

güey, vieja, mocosa.

59

5.1.3. Situación 2a: Usted conversando con un grupo de amigos en su propia casa

Entre el género masculino se destaca el uso de maes –con un 16%–; gente –con un 11%–; compas,

carepichas y güevones –los tres con un 9%–; hijueputas y cabrones –ambos con un 7%–, como apelativos

dirigidos a grupos de hombres, lo cual se constata en el cuadro y gráfico que se presentan a continuación:

CUADRO 7 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

con un grupo de amigos en su propia casa

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compas 13 8,72 2. Maes 24 16,11 3. Gente 16 10,74 4. Carepichas 13 8,72 5. Amigos 2 1,34 6. Chicos 5 3,36 7. Culiolos 9 6,04 8. Cabrones 10 6,71 9. Güevones 13 8,72 10. Hijueputas 11 7,38 11. Chiquillos 5 3,36 12. Güeys 0 0,00 13. Perros 3 2,01 14. Gays 5 3,36 15. Ratas 2 1,34 16. Locas 4 2,68 17. Otros 14 9,40 TOTAL 149 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

60

GRÁFICO 5 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

con un grupo de amigos en su propia casa

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Igualmente, otras de las palabras señaladas, con trece o menos apariciones, en este apartado por

hombres para dirigirse a sus iguales son playos, locos, viejos, guons –que es una variante de huevones–,

malditos, idiotas, estúpidos, tarados, prole, pipol, nacada, babosos, playitos, hediondos, papillos.

Ahora bien, entre las mujeres destaca el uso de apelativos del tipo maes –con un 22%–, chicos –

con un 20%–, gente –con un 17%– y chiquillos –con un 12%–, para dirigirse a grupos de hombres. Entre

los otros términos empleados, con dos o menos apariciones, están guys, viejos, queridos, mens, idiotas,

güeys, chics, viejos, niños, pedazos, cerotes. Esto se reseña a continuación en los respectivos cuadro y

gráfico:

61

CUADRO 8 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

con un grupo de amigos en su propia casa

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compas 4 4,35 2. Maes 19 20,65 3. Gente 16 17,39 4. Carepichas 5 5,43 5. Amigos 5 5,43 6. Chicos 18 19,57 7. Culiolos 1 1,09 8. Cabrones 0 0,00 9. Güevones 0 0,00 10. Hijueputas 1 1,09 11. Chiquillos 11 11,96 12. Güeys 1 1,09 13. Guys 2 2,17 15. Idiota 2 2,17 16. Otros 7 7,61 TOTAL 92 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

62

GRÁFICO 6 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

con un grupo de amigos en su propia casa

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

5.1.4. Situación 2b: Usted conversando con un grupo de amigas en su propia casa

En esta situación se destaca el empleo, por parte de varones hacia grupos de mujeres, de términos

tales como gente, que aparece con una frecuencia relativa del 17%; chicas, con un 15%, e hijueputas y

chiquillas, ambos con un 12%. Asimismo, otros de los apelativos empleados por hombres para referirse a

interlocutoras femeninas, con cinco o menos apariciones, son maes, mujeres, perras, ñoñas, nenas,

guapas, titas y locas. Lo anterior, se presenta en el cuadro y gráfico siguientes:

63

CUADRO 9 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

con un grupo de amigas en su propia casa

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Chics 3 4,41 2. Maes 5 7,35 3. Gente 11 16,18 4. Mongolas 1 1,47 5. Amigas 4 5,88 6. Chicas 10 14,71 7. Ricas 2 2,94 8. Zorras 3 4,41 9. Güilas 8 11,76 10. Hijueputas 2 2,94 11. Chiquillas 8 11,76 12. Caras de torta 0 0,00 13. Oigan 2 2,94 14. Otros 9 13,24 TOTAL 68 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

64

Gráfico 7 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

con un grupo de amigas en su propia casa

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Las mujeres, por su parte, para referirse también a sus congéneres, usan en un alto porcentaje el

apelativo chicas, con una frecuencia relativa del 17%. Chics y chiquillas aparecen con un 15%, maes con

un 11% y gente con un 8%. En la categoría de los otros apelativos aportados por las mujeres, se registra

una gran variedad, con dos o menos apariciones; por ejemplo, jonis, queridas, zorompas, amiguis, idiotas,

niñas, mongolitas, pedazos, según se constata a continuación:

CUADRO 10 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

con un grupo de amigas en su propia casa

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Chics 15 15,15 2. Maes 11 11,11 3. Gente 8 8,08 4. Mongolas 2 2,02

65

5. Amigas 7 7,07 6. Chicas 16 16,16 7. Ricas 2 2,02 8. Zorras 4 4,04 9. Güilas 7 7,07 10. Hijueputas 1 1,01 11. Chiquillas 15 15,15 12. Caras de torta 2 2,02 13. Otros 9 9,09 TOTAL 99 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

GRÁFICO 8 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

con un grupo de amigas en su propia casa

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

66

5.1.5. Situación 3a: Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus actividades

cotidianas

En el caso de los hombres se destaca el uso de maes –con un 23%–, gente –con un 20%–, compas

–con un 13%– y güevones –con un 9%–, como apelativos dirigidos a grupos de hombres. Además, otros

de los términos señalados, con dos o menos apariciones, son compañeros, mops, papillos, viejos,

chiquillos, playos y locos. Estos datos se muestran a continuación en el respectivo cuadro y gráfico:

CUADRO 11 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

con compañeros de trabajo o estudio

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compas 11 13,41 2. Maes 19 23,17 3. Gente 16 19,51 4. Carepichas 3 3,66 5. Amigos 1 1,22 6. Chicos 5 6,10 7. Culiolos 2 2,44 8. Cabrones 5 6,10 9. Güevones 7 8,54 10. Hijueputas 3 3,66 11. Chiquillos 1 1,22 12. Güeys 0 0,00 13. Ustedes 2 2,44 14. Otros 7 8,54 TOTAL 82 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

67

GRÁFICO 9 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

con compañeros de trabajo o estudio

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Por otra parte, con respecto a los apelativos dirigidos por mujeres a hombres están: chicos, con

una frecuencia relativa de un 21%; gente, con un 20%; maes, con un 18%; chiquillos, con un 16%. Esto se

presenta en el cuadro y gráfico siguientes:

CUADRO 12 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

con compañeros de trabajo o estudio

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compas 5 8,20 2. Maes 11 18,03 3. Gente 12 19,67 4. Carepichas 0 0,00 5. Amigos 3 4,92 6. Chicos 13 21,31

68

7. Culiolos 0 0,00 8. Cabrones 0 0,00 9. Güevones 0 0,00 10. Hijueputas 0 0,00 11. Chiquillos 10 16,39 12. Güeys 1 1,64 13. Otros 6 9,84 TOTAL 61 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

GRÁFICO 10 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

con compañeros de trabajo o estudio

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Otras de las voces empleadas por mujeres para referirse a interlocutores masculinos, con tres o

menos apariciones, son queridos, compañeros, compis, parners.

69

5.1.6. Situación 3b: Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus actividades

cotidianas

En esta situación destaca el empleo por parte de los varones de apelativos como chicas, que

aparece un 13% de frecuencia relativa; güilas y chiquillas, ambas con un 13%; gente, con un 12%; maes,

con un 11%. Del mismo modo, se señalan otros términos, con tres o menos apariciones, como

compañeras, compas, niñas, nenas, titas, guapas. A continuación se presentan el cuadro y el gráfico que

sintetizan los datos:

CUADRO 13 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

con compañeras de trabajo o estudio

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Chics 2 3,57 2. Maes 6 10,71 3. Gente 7 12,50 4. Mongolas 0 0,00 5. Amigas 4 7,14 6. Chicas 8 14,29 7. Ricas 2 3,57 8. Zorras 2 3,57 9. Güilas 7 12,50 10. Hijueputas 1 1,79 11. Chiquillas 7 12,50 12. Caras de torta 0 0,00 13. Ustedes 2 3,57 14. Compas 3 5,36 15. Otros 5 8,93 TOTAL 56 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

70

GRÁFICO 11 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

con compañeras de trabajo o estudio

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Con respecto a los apelativos empleados por mujeres hacia sus congéneres, destacan chicas –con

26% de la frecuencia relativa–, chiquillas –con un 16%–, chics y maes –ambas con un 13%– y gente –con

un 12%–. Igualmente, otros de los términos usados por estas para referirse a interlocutoras femeninas, con

dos o menos apariciones, son queridas, compañeras, babosas, muchachas; tal y como se observa en el

cuadro y gráfico siguientes:

Cuadro 14 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

con compañeras de trabajo o estudio

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Chics 9 13,24 2. Maes 9 13,24 3. Gente 8 11,76 4. Mongolas 1 1,47

71

5. Amigas 5 7,35 6. Chicas 17 25,00 7. Ricas 0 0,00 8. Zorras 0 0,00 9. Güilas 3 4,41 10. Hijueputas 0 0,00 11. Chiquillas 10 14,71 12. Caras de torta 1 1,47 13. Otros 5 7,35 TOTAL 68 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

GRÁFICO 12 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

con compañeras de trabajo o estudio

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

72

5.1.7. Situación 4a: Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo (de una

edad similar a la suya)

En el caso del género masculino se destaca el empleo de los apelativos: mae con un 24% de la

frecuencia relativa; güevón con un 13%; hijueputa con un 10% y carepicha con un 9%, en comparación

con el resto de los términos señalados en el cuestionario, tal y como se observa en el cuadro y gráfico

siguientes:

CUADRO 15 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

de sus tareas universitarias con un hermano/primo

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compa 5 5,10 2. Mae 24 24,49 3. Bróder 1 1,02 4. Carepicha 9 9,18 5. Amigo 2 2,04 6. Gordo 3 3,06 7. Men 2 2,04 8. Cabrón 6 6,12 9. Güevón 13 13,27 10. Hijueputa 10 10,20 11. Mopri 3 3,06 12. Güey 0 0,00 13. Hermanillo 2 2,04 14. Playito 2 2,04 15. Viejo 2 2,04 16. Loco 2 2,04 17. Otros 12 12,24 TOTAL 98 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

73

Gráfico 13

Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

En la categoría de los otros términos señalados por los hombres para dirigirse a un interlocutor

masculino se encuentra una gran variedad, con dos o menos apariciones, tal es el caso de mop, perro, gai,

viejo, loco, rata, hermanillo, bruto, caballo, playo, hermano, primo, playito, puto, man, estúpido,

mongolo.

Las mujeres, por su parte, también utilizan en un alto porcentaje el apelativo mae, con una

frecuencia relativa del 28%. Mientras, en el grupo de los otros términos aportados por estas, se encuentran,

con dos o menos apariciones, chico, amor, guapo, bruto, tito, cari, mongolo, imbécil, rico, idiota, darlin,

mocoso, pito, querido, perro, suiri; datos que se muestran en el cuadro y gráfico a continuación:

74

CUADRO 16 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

de sus tareas universitarias con un hermano/primo

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compa 3 4,76 2. Mae 17 26,98 3. Bróder 0 0,00 4. Carepicha 2 3,17 5. Amigo 2 3,17 6. Gordo 7 11,11 7. Men 0 0,00 8. Cabrón 0 0,00 9. Güevón 5 7,94 10. Hijueputa 2 3,17 11. Mopri 4 6,35 12. Güey 2 3,17 13. El nombre 2 3,17 14. Tito 2 3,17 15. Otros 15 23,81 TOTAL 63 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

75

GRÁFICO 14

Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con un hermano/primo

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

5.1.8. Situación 4b: Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima (de una

edad similar a la suya)

En esta situación destaca el uso por parte de los hombres de mae con un 18% de la frecuencia

relativa; amor con un 10%; chic y cariño, ambas con un 8%. Asimismo, se señalan otras voces, con dos o

menos apariciones, como linda, fea, primilla, loca, hermana, prima, bestia, bruta, caballa, animal y

mongola. A continuación se presenta el cuadro y el gráfico que sintetizan los datos:

76

CUADRO 17 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

de sus tareas universitarias con una hermana/prima

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Chic 4 8,00 2. Mae 9 18,00 3. Amor 5 10,00 4. Cariño 4 8,00 5. Darlin 2 4,00 6. Corazón 3 6,00 7. Bruja 1 2,00 8. Zorra 1 2,00 9. Cielo 2 4,00 10. Hijueputa 0 0,00 11. Rica 2 4,00 12. Prosti 0 0,00 13. Prima 2 4,00 14. Hermanilla 2 4,00 15. El nombre 3 6,00 16. Otros 10 20,00 TOTAL 50 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

77

GRÁFICO 15 Apelativos utilizados por los hombres cuando se conversa

de sus tareas universitarias con una hermana/prima

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Con respecto a los apelativos empleados por mujeres hacia sus iguales, destaca mae con una

frecuencia relativa de un 23%; bruja, con un 16%; cariño, con un 10%; chic, con un 9%. Esto se observa

en el cuadro y gráfico siguientes:

CUADRO 18

Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa de sus tareas universitarias con una hermana/prima

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Chic 6 8,82 2. Mae 15 22,06 3. Amor 3 4,41 4. Cariño 7 10,29 5. Darlin 1 1,47 6. Corazón 3 4,41

78

7. Bruja 10 14,71 8. Zorra 3 4,41 9. Cielo 0 0,00 10. Hijueputa 2 2,94 11. Rica 1 1,47 12. Prosti 1 1,47 13. El nombre 2 2,94 14. Tita 2 2,94 15. Gorda 2 2,94 16. Otros 10 14,71 TOTAL 68 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

GRÁFICO 16 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se conversa

de sus tareas universitarias con una hermana/prima

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Otras de las voces empleadas por mujeres para referirse a interlocutoras femeninas, con dos o

menos apariciones, son vieja, cosita, gorda, flaca, querida, perra, mujer, tita, mina, cari, mocosa, querida,

joni.

79

5.1.9. Situación 5: Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas

Entre el género masculino se destaca el uso de apelativos como amor –con un 21%–, rica –con un

9%– y bebé –con un 8%–. Otras de las voces señaladas, con dos o menos apariciones, para dirigirse a la

novia son guapa, linda, fea, guapa, cosa, cariño, ñoña, princesa, nena, tita, chiqui, negrita.31 Todo esto se

constata en el cuadro y gráfico presentados a continuación:

CUADRO 19 Apelativos utilizados por los hombres cuando conversa

con su novia en compañía de personas conocidas

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Cielo 5 5,75 2. Mae 3 3,45 3. Suiri 3 3,45 4. Amor 18 20,69 5. Bebé 7 8,05 6. Corazón 4 4,60 7. Cosita 5 5,75 8. Mocoso (a) 1 1,15 9. Gordo (a) 3 3,45 10. Hijueputa 0 0,00 11. Rico (a) 8 9,20 12. Mongolo (a) 3 3,45 13. El nombre 3 3,45 14. Tita 2 2,30 15. Apodo 3 3,45 16. Linda 2 2,30 17. Otros 17 19,54 TOTAL 87 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

31 En este caso también se apuntaron algunos términos dirigidos por un hombre a su pareja masculina, del tipo iri, tito, pa, tonto, fofo, coso, teque, tea, tetas, chichas; todos aportados por un mismo entrevistado.

80

GRÁFICO 17 Apelativos utilizados por los hombres cuando conversa

con su novia en compañía de personas conocidas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Ahora bien, entre las mujeres destaca el uso de apelativos del tipo amor –con un 21% de la frecuencia

relativa–; mae, bebé y rico –con un 10%–; gordo –con un 9%–, para dirigirse al novio. Otros de los

términos empleados, con dos o menos apariciones, son flaco, beibi, osito y su variante osiro, precioso,

cariño, pelón, querido, patojo, papacito, idiota, papi, tito, pipi, papacito. Esto se presenta a continuación

en los respectivos cuadro y gráfico:

CUADRO 20

Apelativos utilizados por las mujeres cuando conversa con su novio en compañía de personas conocidas

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Cielo 2 2,20 2. Mae 9 9,89

81

3. Suiri 3 3,30 4. Amor 18 19,78 5. Bebé 9 9,89 6. Corazón 5 5,49 7. Cosita 7 7,69 8. Mocoso (a) 2 2,20 9. Gordo (a) 8 8,79 10. Hijueputa 0 0,00 11. Rico (a) 9 9,89 12. Mongolo (a) 2 2,20 13. El nombre 2 2,20 14. Vida 2 2,20 15. Osito 2 2,20 16. Otros 11 12,09 TOTAL 91 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

GRÁFICO 18 Apelativos utilizados por las mujeres cuando conversa

con su novio en compañía de personas conocidas

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

82

5.1.10. Situación 6a: Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de una

edad similar a la suya)

En el caso de los hombres se presenta el uso de mae, con una frecuencia relativa del 24%;

muchacho, con un 20%; compa, con un 17%, como apelativos para dirigirse a un desconocido. También

otros de los términos empleados, con cuatro o menos apariciones, son viejo, papillo, mop, loco, rata,

caballero, viejillo, bichillo, manito. Estos datos se muestran a continuación en el respectivo cuadro y

gráfico:

CUADRO 21 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta

en la calle una dirección a un desconocido

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compa 14 17,28 2. Mae 19 23,46 3. Jefe 4 4,94 4. Joven 2 2,47 5. Amigo 3 3,70 6. Chiquillo 0 0,00 7. Men 1 1,23 8. Chico 1 1,23 9. Güevón 0 0,00 10. Muchacho 15 18,52 11. Primo 6 7,41 12. Chavalo 1 1,23 13. Señor 2 2,47 14. Viejo 4 4,94 15. Loco 2 2,47 16. Otros 7 8,64 TOTAL 81 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

83

GRÁFICO #19 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta

en la calle una dirección a un desconocido

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

Por otra parte, entre las mujeres destaca el uso de apelativos para dirigirse a un desconocido del tipo

muchacho –con un 40% de frecuencia relativa–, joven –con un 22%– y mae –con un 9%–. Otras de las

voces empleadas, con dos o menos apariciones, son hermano, niño y mop.

CUADRO 22

Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a un desconocido

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compa 2 3,45 2. Mae 5 8,62 3. Jefe 1 1,72 4. Joven 13 22,41 5. Amigo 1 1,72

84

6. Chiquillo 1 1,72 7. Men 0 0,00 8. Chico 1 1,72 9. Güevón 0 0,00 10. Muchacho 23 39,66 11. Primo 0 0,00 12. Chavalo 0 0,00 13. Señor 3 5,17 14. Hey 2 3,45 15. Usted 2 3,45 16. Otros 4 6,90 TOTAL 58 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

GRÁFICO 20 Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta

en la calle una dirección a un desconocido

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

85

5.1.11. Situación 6b: Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de una

edad similar a la suya)

En esta situación destaca el empleo, por parte de los varones hacia una desconocida, de voces tales

como muchacha, que aparece con una frecuencia relativa del 52%; chica, con un 11%; linda, con un 9%.

Del mismo modo, otros de los apelativos señalados, con dos o menos apariciones, son cielo, señora y

señorita. Esta información se presenta en el cuadro y gráfico siguientes:

CUADRO 23 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta

en la calle una dirección a una desconocida

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compis 0 0,00 2. Mae 1 2,13 3. Linda 4 8,51 4. Joven 3 6,38 5. Amiga 1 2,13 6. Chiquilla 1 2,13 7. Cosita 0 0,00 8. Chica 5 10,64 9. Cariño 1 2,13 10. Muchacha 24 51,06 11. Corazón 1 2,13 12. Chavala 1 2,13 13. Señora 2 4,26 14. Señorita 2 4,26 15. Mi cielo 1 2,13 TOTAL 47 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

86

GRÁFICO 21 Apelativos utilizados por los hombres cuando se le pregunta

en la calle una dirección a una desconocida

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho Las mujeres, por su parte, para referirse también a una desconocida, emplean muchacha –con una

frecuencia relativa del 44%– y joven –con un 18%–. En la categoría de los otros apelativos señalados se

encuentran, con tres o menos apariciones, chic, niña, señorita y señora. Los datos anteriores se presentan a

continuación en el respectivo cuadro y gráfico:

CUADRO 24

Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a una desconocida

APELATIVO FRECUENCIA ABSOLUTA

FRECUENCIA RELATIVA

1. Compis 1 1,89 2. Mae 3 5,66 3. Linda 0 0,00 4. Joven 10 18,87 5. Amiga 2 3,77 6. Chiquilla 2 3,77

9%

6%

2%

2%

0%

11%

2%52%

2%

2%

4%

4%2% 0%

2%

compismae lindajovenamigachiquillacositachicacariñomuchachacorazónchavalaseñoraseñoritami cielo

87

7. Cosita 0 0,00 8. Chica 4 7,55 9. Cariño 1 1,89 10. Muchacha 24 45,28 11. Corazón 0 0,00 12. Chavala 0 0,00 13. Señora 3 5,66 14. Otros 3 5,66 TOTAL 53 100,00

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

GRÁFICO 22

Apelativos utilizados por las mujeres cuando se le pregunta en la calle una dirección a una desconocida

Fuente: investigación realizada por Marianela Camacho

5.1.12. Síntesis de las situaciones de uso y la mayor frecuencia de uso de ciertos apelativos

Cabe destacar, que en total se recopilaron 133 apelativos –sin considerar flexión de género y

número–, de los cuales los hombres emplean 111 y las mujeres 86. A continuación se presenta un cuadro

18%

4%

4%

0%

8%

2%

44%

0%

0%

6%

6% 0%2% 6%

compismae lindajovenamigachiquillacositachicacariñomuchachacorazónchavalaseñoraotros

88

con la totalidad del corpus de lexías recogido con el cuestionario, clasificado según los papeles de hablante

y destinatario de los entrevistados, así como según la variable género.

CUADRO 25

Corpus completo de apelativos clasificado según los papeles de hablante - destinatario y género

Hablante Destinatario Corpus de apelativos

Hombres y mujeres

Mujeres y hombres

mae(-s), gente, mongolo(-a-s-), amigo(-a-s), hijueputa(-s), chico(-a-s), compañero(-a-s), gordo (-a), mopri, idiota(-s), joven, muchacho(-a-s)

Hombres y mujeres

Hombres compa(-s), güevón, men, jefe, carepicha(-s), cabrón, perro, viejo(-s), mop, culiolos, estúpido(-s), bróder, chiquillos, señor

Hombres y mujeres

Mujeres cariño, chic(-s), rica, amor, darlin, corazón, bruja, zorra(-s), prosti, loca, tita(-s), cielo, suiri, güilas, señorita, señora

Hombres Mujeres y hombres

ñoño(-a), biuto(-a), tonto(-a), bruto(-a), caballo(-a), hermanillo(-a), primo(-a), chavalo(-a)

Mujeres Mujeres y hombres

pedazos, güeys, joni(-s), cholo(-a), chiquillo(-a-s), querido(-a-s), cosito(-a), mocoso(-a), compis, niño(-a-s), cari

Hombres Hombres moprix, papillo(-s), güevones, cabrons, bichillo, hermano, viejillo, cabrones, mops, playo(-s), loca(-s), caballero, loco(-s), lok(-s), tata, rata(-s), puto, man, gai(-s), cerdo, lic., guon(-s), baboso(-s), lagarto(-s), playito(-s), chunchis, pituca, luser, manillo, manito, culiolo, maricón, maldito(-s), perros, tarados, prole, pipol, nacada, hediondos, caretiestos

Mujeres Mujeres vieja, babosas, loca(-s), amiguis, bitchi, güey, flaca, mujer, caras de torta, zorompas, mongolitas, mina

Hombres Mujeres bebé, cosita, güevona, perra(-s), ñoñas, niñas, princesa, negrita, linda, fea, chiqui, preciosa, divi, tontilla, mami, sádica, hermosa, nena(-s), guapa(-s), mocosa, mujeres, primilla, hermana, bestia, animal

Mujeres Hombres pito, bebé, vida, osito, osiro, beibi, precioso, pelón, patojo, papacito, pipi, tito, zorro, ti, imbécil, chito, rico, guapo, güey, guys, mens, cerotes, parners, hermano

Entre los apelativos empleados con mayor frecuencia por hombres para dirigirse a interlocutores

masculinos, según se colige de los diferentes cuadros y gráficos antes descritos, se encuentran mae(-s),32

compa(-s), cabrón(-es), güevón(-es), hijueputa(-s) y carepicha(-s), así como la lexía gente para referirse a

un grupo de destinatarios varones. Mientras que en general los términos más usados para apelar a las 32 En adelante, la flexión de género y número de los apelativos, cuando aparezca, se señalará entre paréntesis.

89

mujeres serían mae(-s), chica(-s), chiquilla(-s), amor, cariño, güila(-s), así como el apelativo gente para

referirse a un grupo de féminas.

CUADRO 26 Frecuencia relativa de los apelativos más empleados por hombres, según género

Hablante Destinatario Apelativo Frecuencia relativa33 Hombres Hombres mae(-s) 20,6%

compa(-s) 10% güevón(-es) 9,3% hijueputa(-s) 7,5% cabrón(-es) 5,8%

Gente 5,8% Carepicha(-s) 5,6%

Hombres Mujeres chica(-s) 9,4%

amor 8% mae(-s) 6,4% güila(-s) 5,1%

Gente 4,8% chiquilla(-s) 4,3%

Cariño 3,2%

Las mujeres, por su parte, señalaron en un mayor porcentaje vocativos del tipo mae(-s), chico(-s),

chiquillo(-s), gordo, amor y gente, para referirse a los hombres. Asimismo, la mayor frecuencia de uso de

términos dirigidos también a mujeres fue para mae(-s), chic(-s), bruja, chicas, chiquillas y gente.

33 La frecuencia relativa se calculó con base en un total de 547 apelativos que los varones señalaron que usarían en las situaciones de uso 1a., 2a., 3a., 4a. y 6a. Por su parte, en el caso de los apelativos dirigidos por hombres a mujeres se calculó con la totalidad de lexías, 372, que los varones dijeron usarían en las situaciones de uso 1b., 2b., 3b., 4b. 5 y 6b.

90

CUADRO 27 Frecuencia relativa de los apelativos más empleados por mujeres, según género

Hablante Destinatario Apelativo Frecuencia relativa34 Mujeres Mujeres mae(-s) 14,7%

chic(-s) 10% chica(-s) 9,5%

chiquilla(-s) 7% bruja 5,7% gente 4,1%

Mujeres Hombres mae(-s) 18,8% gente 6,3%

chico(-s) 4,9% chiquillo(-s) 4,9%

gordo 4,7% amor 4%

Ahora bien, algunos de los términos señalados en este apartado –así como otros que integran el

corpus–, del tipo carepicha, culiolo, cabrón, güevón, hijueputa, son formas disfemísticas, es decir,

términos interdictos generalmente considerados como groseros, malsonantes o vulgares, sobre los que

pesa algún tipo de censura o prohibición –por convención social y normativa lingüística–, en vista de su

evidente referencia sexual o escatológica;35 por lo tanto, su uso podría ser considerado como descortés.

Sin embargo, es relevante señalar que muchas de estas voces han experimentado un proceso de

resemantización36 que añade nuevos valores a su significado (Rodríguez 2002: 37), por lo que la

connotación negativa poseída inicialmente se atenúa o el significado literal da paso a nuevos significados

connotativos en su uso en los diversos contextos comunicativos. Esto es lo que se evidencia, en principio,

34 La frecuencia relativa se calculó con base en un total de 447 apelativos que las mujeres señalaron que usarían en las situaciones de uso 1b., 2b., 3b., 4b. y 6b. Por su parte, en el caso de los apelativos dirigidos por mujeres a hombres se calculó con la totalidad de lexías, 388, que las féminas dijeron usarían en las situaciones de uso 1a., 2a., 3a., 4a. 5 y 6a. 35 Las llamadas “malas palabras” no cuentan con prestigio social ni lingüístico por no ser avalado su uso como “correcto” por las instituciones formales que prescriben el buen uso de la lengua (academias, sistema educativo, medios de comunicación, entre otros). 36 La resemantización se considera un procedimiento de tipo lexicogénesico, especialmente productivo en los sociolectos, que amplia el significado de un término gracias a procesos de metaforización (ver Rodríguez 2002 y Castellano [on line]).

91

del análisis del corpus de apelativos, su variedad y cantidad, empleados por los jóvenes de la muestra en

estudio.

Lo anterior se correlaciona con el hecho de que, en lo referido a la estructura conversacional,

algunos de estos apelativos disfemísticos se emplean como marcadores conversacionales de control de

contacto, es decir, funcionan como llamadas de atención al interlocutor para mantener o comprobar el

contacto (Briz Gómez 2001: 224-229). Así pues, se trata de marcadores de función fático-apelativa que

implican la presencia del interlocutor.

Además, los vocativos malsonantes poseen un valor intensificador per se pues atraen la atención

del interlocutor, así colaboran en la comunión fática y la identidad de grupo entre iguales, porque

adquieren un matiz afectivo en un contexto de comunicación familiar y relajado. Estos aspectos se

analizarán con mayor profundidad en los siguientes apartados.

Igualmente, aunque el uso de estas formas es mucho más frecuente en el lenguaje juvenil

masculino, cabría mencionar que algunas mujeres señalan emplear apelativos como carepicha(-s),

hijueputa(-s), güevones para dirigirse a un interlocutor masculino. Asimismo, las mujeres utilizan con

mayor frecuencia voces que podrían describirse como cariñosas; por ejemplo, cariño (y el anglicismo

jonei), querido(-a-s), beibi, rico(-a), referido tanto a hombres como a mujeres, uso que no es común en el

trato entre pares masculinos.

Mención aparte merece el apelativo mae, que presenta la más alta frecuencia de todo el corpus y

es ampliamente usado por jóvenes de ambos géneros, descrito de forma general en el capítulo II, pero que

debido a sus características particulares se ahondará en su análisis continuación.

Con respecto al uso de mae, este se ha extendido en el lenguaje coloquial costarricense, lo que es

un fenómeno patente en el habla de los adultos y aún más en el de los jóvenes. De hecho en las obras

92

lexicográficas más recientes publicadas en nuestro país37 se registra esta voz y también, como lo señala

Sánchez Corrales (2009: 34), “en diccionarios de americanismos regionales, lo cual permite afirmar que es

un americanismo…extendid[o] por variedades dialectales que van desde México hasta Costa Rica”.

En este sentido, se puede señalar que en la mayoría de las situaciones comunicativas del

cuestionario –excepto en la 2b, 5 y 6b– la frecuencia de uso del apelativo mae es de las más destacadas

con desde un 29% hasta un 2% de la frecuencia relativa (entre 15 diferentes voces en promedio).

Según lo apuntado en el párrafo anterior, se corrobora el uso extendido de la voz mae con un valor

apelativo como una marca sociolectal de la jerga juvenil costarricense. Asimismo, dicha forma de

tratamiento la emplean más los hombres –en un mayor porcentaje para dirigirse a un interlocutor

masculino que a uno femenino–, mientras “se verifica un uso que se va extendiendo a las jóvenes en

interacciones lingüísticas de coloquialidad, hecho muy censurado años atrás” (Sánchez 2009: 40), también

con una frecuencia más alta para dirigirse a los varones que a las mismas mujeres (véase cuadro 27).

5.2. Análisis del nivel morfoléxico-semántico

La lengua constituye una valiosa herramienta para la construcción social de los jóvenes, pues es

un medio –uno entre una gran variedad como la música, la forma de vestir, los lugares que frecuentan, los

grupos de los que participan, entre otros– para reforzar la identidad de grupo. Por consiguiente, son de

muy diversa índole las fuentes en que se apoyan los jóvenes para crear nuevas palabras o expresiones e,

igualmente, para desarrollar el aspecto lúdico característico de su lenguaje. Al respecto, se suelen señalar

como sus principales fuentes de inspiración otros sociolectos –como los argots marginales– y préstamos

de otras lenguas como los anglicismos (Rodríguez 2002: 24), así como una diversidad de procesos

propiamente lingüísticos, en especial léxico-semánticos.

En este apartado, el estudio del nivel léxico de los apelativos incluye una descripción lingüística

de aspectos morfológicos y semánticos pertinentes para el desarrollo de la investigación.

37 Ver apartado 2.4.

93

Desde el punto de vista de la morfología léxica se analizan los apelativos según su estructura y los

procesos morfológicos que permiten construirlos y derivarlos.

5.2.1. Sufijación

La sufijación –afijo pospuesto a la base léxica– es un proceso morfológico por el cual se adicionan

morfemas a un elemento léxico, en nuestro caso los apelativos, que agregan a la palabra información de

diverso tipo.

Dentro de esta categoría encontramos sufijos apreciativos que, como su nombre lo indica, se

añaden para expresar una valoración afectiva, o quizás también una cualidad objetiva, con lo que

transmiten connotaciones subjetivas (RAE 2010: 163).

Son ejemplos de sufijos diminutivos, empleados por los informantes masculinos en las encuestas:

chiquillos y chiquilla(-s), cosita, papillo(-s), playito(-s), manito y manillo, tontilla, hermanillo(-a),

primilla, negrita, bichillo, viejillo, señorita, mientras que los usados por mujeres fueron chiquillo(-a-s),

cosito(-a), osito, papacito, mongolitas, señorita. También se hallaron tres lexías cuyo origen parecen ser

diminutivos con algún proceso de acortamiento:38 chito, pito, empleadas únicamente por mujeres, y tito(-

a-s), esta última usada por ambos géneros, pero los hombres solo en su variante femenina y plural.

Como se mencionó, los diminutivos se caracterizan por manifestar matices afectivos orientados

hacia el interlocutor (cosita o cosito, manito, negrita, etc.); además, pueden expresar otras nociones como

tamaño reducido, atenuación e intensificación; este último es el caso de papacito (RAE 2010: 168). En el

caso de los apelativos de la muestra, algunos de ellos tienen una función atenuadora del acto de habla,

pues en el contexto de uso empleados mitigan el efecto de palabras que se perciben como “incómodas o

inconvenientes”, tal es el caso de tontilla, bichillo, mongolitas o playito(-s).

Los sufijos aumentativos adicionan al contenido afectivo la noción de aumento o ponderación con

connotaciones positivas o negativas (RAE 2010: 169). En la muestra, los apelativos de este tipo empleados

38 Ver apartado 5.2.2. sobre el truncamiento léxico, en el que se explica el posible origen de estas palabras.

94

por varones son güevón(-es), cabrón(-es), maricón; el único dirigido a mujeres es güevona. Por su parte,

las mujeres usan güevón(-es) y cabrón(-es), solo para referirse a hombres. Si bien algunas de estas voces

podrían ser consideradas malsonantes o groseras, han sufrido un proceso de resemantización –el término

adquiere un nuevo significado (reinterpretacion) en función de aspectos socioculturales del uso que le

imprimen los hablantes–; de ahí que apelativos como güevón o güevona, cabrón y maricón, funcionen

como un marcador de contacto o como un retrocanalizador, en un contexto de cercanía y familiaridad

entre pares en las situaciones de uso propuestas.

Un sufijo hallado en la muestra y que parece funcionar como marca de grupo del lenguaje juvenil

es {-is}, el cual aparece en las formas amiguis (de amiga o amigo) y compis (de compa, y este a su vez de

compañero y compañera), ambas empleadas por mujeres; la primera solo para referirse a mujeres;

mientras la segunda, por igual, para varones y féminas.

También aparece chunchis (de chunche –cosa u objeto–), y como variante de {-is} la forma {-ix}

en el apelativo moprix (metátesis –trasposición o cambio de lugar de algún fonema dentro de la palabra–

de primo), ambas usadas únicamente entre varones.

En términos generales, los apelativos con el sufijo {-is} como su variante {-ix} presentan un matiz

de afecto.

Una hipótesis sobre el origen del sufijo {-is} es su posible vinculación con procesos de formación

de hipocorísticos; por ejemplo, en el español de Costa Rica la investigadora ha escuchado formas como

Lauris, Karlis, Saris, Nelis, pero únicamente con nombres femeninos, en los que dicho sufijo expresa

afecto.

Al respecto, se hallaron dos referencias bibliográficas que reseñan el empleo del morfema {-is},

descrito como una “terminación cariñosa”, en la formación de hipocorísticos y apodos en el español de

México y de Guatemala. Margit Frenk Alatorre (1953: 138, nota 29) describe en el artículo

“Designaciones de rasgos físicos personales en el habla de la ciudad de México” que “por lo común la

95

terminación -is sirve para formar apodos o hipocorísticos femeninos” y cita como ejemplos la Güeris (de

güera, rubia), la chiquis (de chica), niña popis (de popoff), Chechis (de Cecilia), Lolis (de Lola), Maguis

(de Margarita), entre otros. Por su parte, Peter Boyd-Bowman en el artículo “Cómo obra la fonética

infantil en la formación de hipocorísticos” (1955: 148) establece una serie de procedimientos para la

formación de hipocorísticos, entre los que destaca el uso de terminaciones cariñosas en -is, -ix, en el

español de México y Guatemala. Ejemplos de este uso serían Turis, Turix (de Arturo); Quiquix (de

Enrique), Conchis (de Concepción), Trinis (de Trinidad), Chechis (de Cecilia), etc.

Otro sufijo es {-i} en el apelativo bitchi (del anglicismo bitch), empleado solo entre mujeres, y que

aparenta bajarle el tono soez a la expresión. En este caso, el origen del sufijo {-i} podría deberse a la

influencia de los hipocorísticos en inglés, que suelen terminar en -y o -ie (Yule 2007: 66).

Finalmente, en las lexías güons y cabrons, empleadas solo entre hombres, se verifica el cambio

del sufijo flexivo de número correspondiente {-es} por {-s}, un uso que podría caracterizarse como lúdico,

novedoso e, incluso, antinormativo.

5.2.2. Truncamiento léxico

El truncamiento consiste en el acortamiento del apelativo por supresión, por lo regular, de sus

sílabas finales, aunque también puede ocurrir elisión o aglutinamiento. Este fenómeno se considera propio

del registro coloquial, pues principalmente se manifiesta en un contexto de familiaridad y de proximidad

entre los interlocutores. Por consiguiente, su uso manifiesta un propósito afectivo, de pertenencia a un

grupo e, incluso, de economía verbal, características que son usuales en el lenguaje coloquial y en el

juvenil (Herrera et al 2008: 15).

Las mujeres de las muestra señalaron emplear términos como ti (que podría provenir de tito y tita,

y estos, especulando desde nuestra experiencia como hablantes, de un diminutivo como ¿chiquitito y

chiquitita?), chito (de ¿chiquito?), pito (de ¿papito?), tito, mop (de mopri, esta última es la metátesis de

primo), dirigidos solo a varones; chic(-s) (de chico(-s) y chica(-s)), para referirse a hombres y mujeres;

96

tita(-s), cari (de cariño), compis (de compañero y compañera > compa, con el sufijo {-is}), prosti (de

prostituta), usados únicamente entre mujeres.

Por su parte, los hombres mencionaron emplear los siguientes apelativos truncados: mop(-s), lic.

(abreviatura de licenciado), lok y loks (de ¿loco(-s) o loca(-s)?), puto (de prostituto), pa (de papá o papi),

caretiestos (de caras de tiestos), güon(-s) (de güevón), únicamente entre hombres; tita(-s), chic(-s), prosti,

chiqui (de chiquilla), divi (de divina), mami (de mamita), tita(-s), dirigidos solo a mujeres; biuto(-a) (de

bruto(-a)) para referirse a varones y féminas.39

5.2.3. Disfemismo

El disfemismo estriba en el uso de expresiones o términos considerados peyorativos o

malsonantes, fenómeno frecuente en el registro coloquial, que en el lenguaje juvenil parece acentuarse, lo

cual propicia un estilo más directo (Zimmermann 2002: 158).

Entonces, utilizar apelativos disfémicos o tabuizados propicia una comunicación más directa y, al

mismo tiempo, menos decorosa, que en determinadas circunstancias se emplea con un tono humorístico,

buscando quizás mayor expresividad. Aparte, el uso constante de disfemismos, en un contexto de

familiaridad y cercanía, colabora en atenuarles el tono malsonante a las palabras.

De tal modo, los jóvenes emplean con fines expresivos una considerable variedad de voces de

referencia sexual y escatológica o peyorativas, del tipo hijueputa(-s), mongolo(-a-s), idiota(-s), empleados

tanto por hombres como por mujeres para dirigirse a ambos géneros.

Otros disfemismos usados por varones son:

• Dirigidos a hombres y mujeres: biuto(-a)40 y bruto(-a), tonto(-a), caballo(-a).

39 Además, un informante masculino señaló emplear los apelativos teque (al parecer proveniente de “te quiero”) y tea (de “te amo”) con su pareja masculina. 40 Forma característica del lenguaje infantilizado, se sustituye el fonema líquido /‰/.

97

• Solo entre hombres: puto, güevón(-es), cabrón(-es), playo(-s), maricón, culiolo, gai(-s),

loca(-s) (referido al hombre, despectivo de homosexual), carepicha(-s), hediondo(-s),

maldito(-s), estúpido(-s).

• Dirigidos solo a mujeres: güevona, perra(-s), sádica, prosti, zorra(-s), bestia, animal,

bruja.

Disfemismos empleados por mujeres:

• Dirigidos a hombres y mujeres: mocoso(-a).

• Solo entre mujeres: bitchi, mongolitas, babosas, zorompas, zorra(-s), prosti, bruja.

• Dirigidos solo a hombres: cerotes (de referencia al excremento), imbécil, güevón,

carepicha(-s), cabrón, culiolos, estúpido(-s).

Habida cuenta de lo anterior, cabe destacar que los hombres emplean un mayor número de

términos interdictos –30 de un total de 48 lexías–, más aun en la interacción verbal entre varones cuando

los términos son en su mayoría de referencia a la orientación sexual, como maricón, culiolo, playo, loca,

gai, puto. Por su parte, los términos dirigidos a mujeres se relacionan con el comportamiento sexual, como

perra, zorra, sádica o prosti, y el insulto a la inteligencia y denigrantes, como en tonta, bruta, caballa,

bestia, animal.

Las mujeres usan un repertorio más reducido de disfemismos –18 en total– e, incluso, los más

soeces son dirigidos a hombres como carepicha y culiolo. El trato entre mujeres evidencia ser más

moderado, excepto quizás en el uso de hijueputa, zorra, prosti, pues los insultos tienen un matiz menos

sexual y más relacionado con el (ser corto de) entendimiento, como en idiota, mongola, zorompas y

babosas.

Ahora bien, como ya se ha señalado, todos estos términos han sufrido un proceso de

resenmatización, de ahí que, en general, se consideren como marcadores de contacto en la conversación.

98

En suma, el fenómeno del disfemismo consiste en el uso de un lexema interdicto, cuyo referente

pertenece a un campo semántico tabuizado socialmente, para expresar las emociones con mayor fuerza. En

este sentido, se suele calificar el lenguaje juvenil como una parcela lingüística caracterizada por tener un

uso extendido de palabras tabuizadas, aunque dicho rasgo no es exclusivo de este tipo de sociolecto.

5.2.4. Préstamos (anglicismos)

Los préstamos de otras lenguas se explican por el contacto lingüístico entre países y hablantes de

diversas nacionalidades, debido a la “creciente internalización del léxico” que supone la globalización del

conocimiento, gracias a los medios de comunicación masiva y al Internet (RAE 2010: 42). La lengua

española, por supuesto, participa de este proceso de contacto lingüístico, que se suma a la influencia de la

cultura estadounidense en nuestro país, lo cual favorece la incorporación de anglicismos en todas las áreas

de la lengua cotidiana.

En el caso de los apelativos, se hallaron préstamos del inglés del tipo: gai(-s) ['gei]41 (de gay,

'homosexual'), bróder ['b‰o∂e‰] (de brother, 'hermano'), luser ['luse‰] (de loser, 'perdedor'), pipol ['pipol]

(de people, 'gente'), man ['man] y men ['men] (ambos con significado de hombre), usados entre hombres;

suiri ['suj‰i] (de sweetie, 'cariño'), darlin ['da‰li˜] (de darling, 'cariño' o 'querido(-a)'), usados por varones

para dirigirse a mujeres; mientras entre mujeres se registró el uso de joni ['xoni] (de honey, 'cariño'), suiri,

darlin, bitchi ['bidˇíßi] (de bitch, 'perra', con el sufijo {-i}); apelativos dirigidos a los varones por parte de

las mujeres: mens, bróder, parners ['païne‰s] (de partners, 'compañeros'), guys ['gajs] (con el significado

de 'chico(-a-s)'), beibi ['bejbi] (de baby, 'bebé'), darlin, joni.

Es destacable el hecho de que en su mayoría los préstamos seleccionados por ambos géneros

expresan afecto (suiri, darlin, joni, beibi), lo cual se asocia a una valoración positiva y de prestigio del uso

41 Entre corchetes ([]), junto a cada apelativo, se incluye la respectiva transcripción fonética de los anglicismos.

99

de anglicismos entre los jóvenes. Otros apelativos del tipo bróder, pipol, man, men, mens, parners, guys,

se relacionan con el ámbito de la camaradería y los lazos de amistad.

Los apelativos luser y bitchi tienen por su significado literal alguna connotación negativa;

mientras gai(-s) se refiere a un ámbito tabú, el de la homosexualidad.

Con respecto a la aparición de anglicismos en el lenguaje juvenil, destaca lo apuntado por Félix

Rodríguez (1996: 111, citado por Danbolt 2009: 75) en el sentido de que los “préstamos no integrados,

debido a su apariencia extranjera, tienen mayor facilidad de desarrollar un sentido expresivo”, esto es, que

expresa sentimientos y actitudes de los hablantes. Desde este punto de vista, en la situaciones

comunicativas analizadas, apelativos como bróder, guys, joni, darlin, beibi, no se incorporan como un

préstamo lingüístico para referirse a una nueva realidad, mas aun si se tiene en cuenta que en el corpus

aparecen sus correspondientes formas en español (hermano, chico(-a-s), cariño, querido(-a), bebé), sino

con una función interpersonal con un componente semántico emotivo (ver apartado 5.2.5. sobre los

valores semánticos).

Igualmente, el uso de anglicismos encaja dentro de la caracterización antinormativa e innovadora

del argot juvenil (véase apartado 5.3.2.4.).

5.2.5. Valores semánticos

Los apelativos, aparte de su función pragmática de establecer contacto entre los interlocutores,

expresan significados diversos como cualidades o valoraciones calificativas, exaltativas –por ampliación

léxica, metaforicidad o metonimia–, de parentesco y de otra índole, que se describirán a continuación.

Valor de parentesco o de diversa relación

• Usados por hombres y mujeres: amigo(-a-s), compañero(-a-s), bróder, mopri y mop(-s),

hermano.

• Usados por hombres: papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo(-a), primo(-a), moprix, manito,

manillo, hermana, primilla, mami.

100

• Usados por mujeres: amiguis, papacito.

Valor calificativo (rasgos físicos)

• Usados por hombres y mujeres: gordo(-a), joven, viejo(-s), guapo(-a-s), rico(-a)

• Usados por hombres: linda, fea, hermosa, preciosa, divi, ñoño(-a-s), negrita.

• Usados por mujeres: vieja, flaca, cholo(-a), pelón.

Valor exaltativo (metafórico)

• Usados por hombres y mujeres: amor, cariño, darlin, suiri, corazón, cielo, rico(-a),

guapo(-a-s), precioso(-a).

• Usados por hombres: princesa, linda, divi, hermosa, mami, caballero.

• Usados por mujeres: querido(-a-s), cosito(-a), jonei, vida, papacito.

Valor insultativo (significado denotativo insultante)

• Usados por hombres y mujeres: hijueputa(-s), mongolo(-a-s) (referido al mongolismo),

idiota(-s), estúpido(-s), güevón, carepicha(-s), cabrón, perro(-a), culiolos, bruja, zorra(-

s), prosti, loca.

• Usados por hombres: biuto(-a), bruto(-a), tonto(-a), caballo(-a), güevones, cabrones,

playo(-s), loca(-s), cerdo, loco(-s), baboso(-s), culiolo, maricón, luser, perros(-a), rata(-s)

tarados, hediondos, caretiestos, güevona, sádica, bestia, animal.

• Usados por mujeres: mocoso(-a), pedazos, babosas, bitchi, zorompas, mongolitas, zorro,

imbécil, cerotes, caretorta.

Valor parental (connota afecto y protección)

• Usados por hombres y mujeres: chico(-a-s), bebé, cosito(-a).

• Usados por hombres: niñas, chiqui, nena(-s).

• Usados por mujeres: chic(-s), niño(-a-s), beibi.

101

Valores diversos

Animalizador: perro(-a-s), zorro(-a-s), rata(-s), cerdo, caballo(-a), lagarto(-s), bichillo, osito y

osiro.42

Colectivo: gente, pipol, nacada, prole, pedazos.

Otros: mae(-s), güeys, chichas, coso, teque, tea, tetas, chiquillo(-a-s), mina, patojo.

En todos los casos, excepto en los términos con valor parental, se presenta un mayor número de

apelativos señalados que usarían los hombres frente a los que emplearían las mujeres. Por ejemplo, en el

ámbito del valor de parentesco o de diversa índole, los varones señalaron apelativos exclusivamente

dirigidos a hombres del tipo papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo, los

cuales evidencian la construcción de un espacio masculino cuyo trato se caracteriza por la confianza y

camaradería. Las mujeres, entre ellas, por su parte, solo emplean un término, amiguis. También los

hombres señalaron que emplearían un mayor número de apelativos (36) con valor insultativo frente a los

23 que usarían las mujeres. Este uso se relaciona con lo apuntado en el análisis sobre el disfemismo (véase

apartado 5.2.3.).

Con base en lo antes destacado, cabe señalar en buena parte de los apelativos una función

expresiva, relacionada con aquellos componentes comunicativos que evidencian la subjetividad del

hablante y dan cuenta de una valoración personal relacionada con sentimientos, actitudes, forma de ver el

mundo que los rodea; asimismo, connotan propiedades distintas del contenido conceptual básico de cada

palabra. Dichos valores semánticos dependen, en gran medida, de las valoraciones que los hablantes

realizan de las situaciones comunicativas de las que son partícipes y de los vínculos establecidos con sus

interlocutores, en cuyo proceso el contexto sociocomunicativo ocupa un papel relevante. De tal forma, es

42 Pronunciación anglicada.

102

desde determinados factores contextuales que se debe comprender e interpretar el entramado de relaciones

establecidas entre los hablantes, así como sus actos de habla.

Los apelativos antes descritos evidencian diversos rasgos semánticos, que van desde la

consideración de rasgos físicos hasta procesos de significación como la ampliación o especialización

léxica, la metonimia y la metaforicidad, pero con una intención pragmática similar: apelar al interlocutor.

El análisis de la función apelativa de las unidades léxicas posibilita considerar otros fenómenos

presentes en la interacción comunicativa, como el de la cortesía verbal, que se presentará en el apartado

siguiente.

5.3. Análisis del nivel pragmático

El nivel pragmático de la lengua se interesa por describir la forma cómo el contexto influye en la

interpretación del significado de los enunciados, esto es, cómo son producidos y explicados en una

determinada situación comunicativa.

Así pues, los apelativos en sí mismos comportan un contenido semántico, pero su significado e

interpretación adecuada no dependen exclusivamente de ese contenido sino que requieren un contexto

lingüístico para ser interpretados. Los factores contextuales por estudiar incluyen la situación o entorno –

tiempo y lugar donde ocurre el discurso–, el contexto sociocultural, los actores del discurso y el tipo de

relación establecida entre ellos, la información presuntamente compartida –conocimientos, creencias de

los hablantes sobre sí mismos y el mundo que los rodea.

En fin, a continuación se estudiarán las diferentes variables relevantes para comprender los

apelativos, con el propósito de explicitar la elección de los diversos términos en función de factores

contextuales. Además, es preciso apuntar que la descripción se emplearán los apelativos con mayor

frecuencia de uso, según lo apuntado en el apartado 5.1.12., y otros que se consideren relevantes para el

análisis.

5.3.1. Función fática de los apelativos y deíxis

103

En términos generales, los vocativos –clasificación a la que pertenecen los apelativos– cumplen

una función fática por tratarse de “sintagmas nominales que se refieren al destinatario” (Levinson 1989:

63); es decir, son fórmulas empleadas para iniciar un diálogo o para establecer contacto con el

interlocutor.

Los apelativos del corpus cumplen con dicha función fática: establecer y consolidar relaciones

interpersonales entre los jóvenes universitarios costarricenses. La apelación permite expresar y evidenciar

la presencia del hablante; asimismo, tiene una función emotiva pues sirve para captar la atención del

destinatario y crear empatía con él.

Una conceptualización de la función fática la expone Tore Navdal (2007: 18), al afirmar que es:

Una función del comportamiento comunicativo cuyo objeto es afirmar las relaciones interpersonales. Ocurre en intercambios verbales no preestablecidos (…) El intercambio en sí, y la fluidez llega a ser más importante que el valor informativo. Por consiguiente, la información intercambiada suele ser indexical más que referencial; información sobre los participantes y la situación contextual predomina [en] el intercambio [verbal].

En el fondo, los apelativos son elementos deícticos, unidades lingüísticas con funcionalidad

semántico-referencial, que codifican el papel de los participantes, como hablante –quien produce el

enunciado– y destinatario –a quien se dirige el enunciado–, en la interacción verbal cara a cara.

También entra en juego el concepto de deíxis social, a saber, “la codificación de distinciones

sociales relativas al rol de los participantes” (Levinson 1989: 55), gracias a la cual se expresa la identidad

social del hablante y del destinatario: en este caso particular, jóvenes universitarios; también la relación

existente entre ellos, en términos de vínculos simétricos o asimétricos. Por consiguiente, en el plano

netamente comunicativo el destinatario es el receptor de los actos comunicativos, pero en el plano social el

hablante, a su vez, es receptor del efecto social producido por dichos actos.

El tipo de vínculos antes señalado posibilita la caracterización sociocultural de los hablantes; no

obstante, para ello además se requiere describir los rasgos situacionales del registro coloquial

característicos de los apelativos empleados por los informantes en esta investigación.

104

5.3.2. Las situaciones de habla y el lenguaje coloquial

El lenguaje coloquial es una modalidad discursiva propia de la interacción comunicativa informal

y cotidiana, cuyo análisis se realiza a partir de la descripción de una serie de rasgos situacionales, entre los

que destacan el tipo de relación social y funcional entre los interlocutores, la relación vivencial de

proximidad o distancia, el marco de interacción en el cual se desarrolla la comunicación y el tipo de

temática (Albelda 2004: 110).

Cabe aquí destacar que el cuestionario del cual se extrae nuestro corpus se constituyó a partir de

una serie de situaciones de habla43 que, en principio, debían promover la comunicación coloquial.

Briz Gómez (2004: 79) formula una propuesta teórica relacionada con la descripción de los rasgos

situacionales del registro coloquial, que él llama “filtros evaluadores y de interpretación de la cortesía”.

Dentro de esta propuesta los rasgos que nos interesan son +/- solidaridad entre los interlocutores y +/- fin

interpersonal de la interacción. Asimismo, Marta Albelda (2004: 110 y 113) propone dos tipos de rasgos

que configuran el registro coloquial: primarios (fin interpersonal, tono informal, y ausencia de

planificación) y secundarios (relación vivencial de proximidad, marco de interacción familiar o cotidiano,

relación social y funcional de igualdad, y temática no especializada). Ambas propuestas teóricas se

complementan y nos permitirán describir los rasgos situacionales de los apelativos del corpus.

En lo referido a los rasgos primarios, en el cuestionario se proponen situaciones de habla cuyo fin

interpersonal es apelar o dirigirse al interlocutor en un contexto de conversación informal, cotidiano e

íntimo, pues los destinatarios del apelativo son amigos, compañeros de trabajo o estudio, hermanos y

primos de una edad similar a la del hablante, el novio o la novia, excepto una de las situaciones que se

dirige a desconocidos de una edad similar a la del hablante. El tono informal y la ausencia de planificación

43 Ver nota 27.

105

lo aporta el hecho de que el contexto sea la conversación sobre temas personales, amistosos, relacionados

con la vida cotidiana de los interlocutores de una edad similar en un ámbito propio de jóvenes

universitarios, familiar o de trabajo.

Entre tanto, los rasgos secundarios, se describirán en el siguiente cuadro:

CUADRO 28 Rasgos secundarios en relación con las situaciones de habla del cuestionario

Situaciones del cuestionario Rasgos conversacionales Registro coloquial

1a. y 1b. Usted conversando con un amigo(a) íntimo a solas.

1. Relación vivencial 2. Marco de interacción 3. Relación social/funcional 4. Temática

1. + Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. +Igualdad social y funcional 4. + No especializada

2a. y 2b. Usted conversando con un grupo de amigos(a) en su propia casa.

1. Relación vivencial 2. Marco de interacción 3. Relación social/funcional 4. Temática

1. + Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. + No especializada

3a. y 3b. Usted hablando con compañeros(a) de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas.

1. Relación vivencial 2. Marco de interacción 3. Relación social/funcional 4. Temática

1. – Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. + No especializada

4a. y 4b. Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano(a)/primo(a) (de una edad similar a la suya).

1. Relación vivencial 2. Marco de interacción 3. Relación social/funcional 4. Temática

1. + Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. + No especializada

5. Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas.

1. Relación vivencial 2. Marco de interacción 3. Relación social/funcional 4. Temática

1. + Proximidad 2. + Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. + No especializada

6a. y 6b. Usted preguntándole en la calle una dirección a desconocido(a) (de una edad similar a la suya).

1. Relación vivencial 2. Marco de interacción 3. Relación social/funcional 4. Temática

1. – Proximidad 2. - Familiar/cotidiano 3. + Igualdad social y funcional 4. - No especializada

Lo observado en el cuadro anterior facilita destacar dos aspectos. En primer lugar, que si bien la

situación 3a. y 3b. se caracterizaron como de menor (-) proximidad en cuanto a la relación vivencial, esto

es así si se compara con las otras situaciones en que los interlocutores presentan un grado mucho más alto

de proximidad, pues se trata de personas muy cercanas como los amigos, la pareja o familiares (primos y

106

hermanos). Por tanto, el menor grado de proximidad se define al comparar la relación con otros

interlocutores, pero creemos que entre compañeros de estudio o de trabajo de edades similares existe un

grado de proximidad suficiente para encajar en el registro coloquial. En segundo lugar, se menciona el

hecho de que la última situación (6a. y 6b.) se escogió con el objetivo de poder contrastar el uso de los

diversos apelativos señalados por los informantes; por ello la interacción se limitó a solicitar información

específica, una dirección.

En conclusión, es posible afirmar que las situaciones de habla propuestas en el cuestionario

permitieron obtener apelativos propios del registro coloquial de los jóvenes universitarios, los cuales

presentan como característica un mayor (+) fin interpersonal de la interacción verbal, cuya finalidad

primordial es favorecer el contacto entre los hablantes y el mantenimiento de las relaciones sociales. Esta

afirmación se consolida con lo expresado por Gemma Herrero (2002: 69):

[…] es obvio que las manifestaciones lingüísticas de los jóvenes cuando hablan entre ellos, fundamentalmente, de forma oral en conversaciones informales y espontáneas, no tienen una finalidad específica ni determinada, sino que sirven, sobre todo, para reforzar el contacto social y las relaciones interpersonales existentes.

Ahora bien, en lo que respecta al filtro de +/- solidaridad entre los interlocutores, el concepto de

solidaridad se refiere a las relaciones de proximidad y simetría, para lo cual se aplicará un esquema

propuesto por Briz Gómez (2004: 79-80) que define este rasgo. Según él, las interacciones de +/-

proximidad se concretan por las siguientes variables:

+/- vivencias comunes

+/-saber compartido

+/- contacto

+/- grado de compromiso afectivo

En este sentido, las situaciones de habla estudiadas –exceptuando la 6a. y 6b.–, así como los

interlocutores mismos, apoyándonos en el anterior estudio de los rasgos primarios y secundarios,

presentan un alto grado (+) de vivencias comunes, saber compartido, contacto y grado de compromiso

107

afectivo. Estos aspectos han sido propiciados por un contexto de familiaridad, empatía, amistad, cercanía,

edad similar, actividades y experiencias comunes o afines.

Aparte, las interacciones +/- simétricas se establecerían según este esquema:

+/- igualdad funcional

+/-nivelación de roles (derivados de características socioculturales como la edad, género,

etc.)

+/- identidad grupal

Las situaciones de habla del cuestionario también se pueden definir como + simétricas, pues existe

mayor (+) igualdad funcional, nivelación de roles e identidad grupal. Esto si se toma en cuenta que se trata

de jóvenes universitarios, como ya se mencionó, que comparten un contexto espacio-temporal común,

similitud etaria, ocupación semejante, un alto grado de familiaridad, confianza, intimidad y empatía. La

relación es simétrica porque se da entre iguales –no hay un individuo superior en la escala social frente a

otro inferior–, lo cual, a su vez, refleja solidaridad.

En definitiva, las situaciones de habla del cuestionario, que es de donde se extrae el corpus de esta

investigación de apelativos usados por jóvenes universitarios costarricenses, se caracterizan por los rasgos

+ solidaridad entre los interlocutores y + fin interpersonal del registro coloquial en la interacción

comunicativa. Dichos rasgos nos proporcionarán el punto de partida para el análisis de cortesía verbal y el

uso de las variables de contextualización (distancia social y poder relativo de los participantes), con el fin

de estudiar las estrategias de cortesía empleadas por los hablantes en el uso de determinados apelativos.

5.3.3. Estrategias de cortesía y uso de los apelativos

Los conceptos pragmalingüísticos de cortesía verbal y de imagen (face) se encuentran

intrínsicamente relacionados. Según el modelo original de Brown y Levinson, la cortesía es motivada por

el deseo del individuo de conservar su imagen social; entonces, la imagen y las estrategias de cortesía

108

–llamadas actividades de imagen (face-work)– juegan un papel fundamental en las situaciones

comunicativas para establecer o mantener un estado satisfactorio de las relaciones interpersonales.

La imagen pública o social propuesta por Brown y Levinson (1987: 56-57) se refiere a la

autoimagen que todo individuo tiene, y desea, de sí mismo, la cual pretende mantener en sus interacciones

con otras personas. Este concepto, a su vez, se bifurca en dos tipos: la imagen negativa y la imagen

positiva. La primera se relaciona con la aspiración de conservar el espacio propio, su ámbito de acción,

libre de intromisiones. La segunda expresa el deseo de ser apreciado socialmente. Así las cosas, en la

interacción comunicativa la imagen de los hablantes se expone a verse amenazada en el acontecer del

proceso de comunicación. En dicho marco comunicativo actúa la cortesía, esto es, las estrategias verbales

usadas por los interlocutores para evitar, minimizar o equilibrar las amenazas que surjan producto de la

interacción verbal. En otras palabras, los participantes del proceso comunicativo procuran, al mismo

tiempo, proteger su propia imagen, así como la del otro.

5.3.3.1. Variables de contextualización: poder vs. solidaridad

Brown y Levinson (1987: 59-60) propusieron un modelo de variables de contextualización que

incluye los conceptos de distancia social (distance), poder relativo (power) y jerarquía o grado de

imposición (ranking). Es a partir de estas variables que los interlocutores seleccionan las estrategias de

cortesía según la distancia social y el poder que media entre ellos, así como con el nivel de imposición

implicado en el acto de habla. De forma tal que los participantes pueden privilegiar una de las variables

por encima de las otras con la finalidad de ser más o menos corteses de conformidad con los objetivos que

deseen alcanzar por medio del acto comunicativo.

Con respecto al grado de distancia social, poder y jerarquía, cabe destacar que los apelativos

empleados por los hablantes son un reflejo de las relaciones sociales entre ellos, que, como se analizó en el

apartado 5.3.2., en general son simétricas y expresan solidaridad debido a las experiencias y características

sociales que comparten los informantes: son jóvenes universitarios de un mismo grupo etario, que

109

participan de situaciones contextuales similares o comunes, por lo que no media un poder relativo en la

relación social del destinatario con respecto al hablante, o viceversa.

Por ejemplo, aunque podría suponerse que el empleo de apelativos soeces o malsonantes como

hijueputa(-s), mongolo(-a-s), idiota(-s), estúpido(-s), baboso(-a-s), empleados tanto por hombres como

por mujeres para dirigirse por igual a varones y féminas, podría representar una amenaza potencial de la

imagen del interlocutor o un rasgo de distancia social y poder, lo cierto es que dicho uso representa un

recurso estratégico de maximización, muy común en la conversación y más aún en la interacción entre

jóvenes (Briz Gómez 2004: 147). De ahí, la tendencia juvenil a la coprolalia y al uso intencional de

fórmulas léxicas que puedan contribuir a darle un tono peyorativo a su discurso.

El disfemismo, lejos de atenuar, busca acentuar el aspecto grosero. Los motivos de su empleo

pueden ser de muy diversa índole, pero entrañan la necesidad de transgredir la norma social, el deseo de

usar una expresión enérgica o agresiva, quizás con el objetivo de darle un tinte “diferente” a lo emitido.

Entonces, la interdicción es una herramienta eficaz para diferenciar el lenguaje juvenil del lenguaje

normativo (Zimmermann 2002: 145). Este antinormativismo, a su vez, funciona como una marca de

identidad grupal para reforzar el contacto social –la comunión fática–, para estrechar los lazos sociales y

consolidar las relaciones interpersonales existentes (Herrero 2002: 70).

En síntesis, con el empleo de léxico coloquial de esta índole se crea un ambiente de solidaridad y

una atmósfera agradable para continuar la interacción verbal, en un contexto informal, entre iguales.

5.3.3.2. Cortesía positiva y cortesía negativa

La cortesía negativa –formal– induce deferencia y respeto, por lo cual implica distancia entre el

hablante y el oyente; por el contrario, la cortesía positiva exhorta familiaridad, confianza y cercanía. En

consecuencia, la cortesía positiva representa la búsqueda de estrategias para hacer partícipe al interlocutor

de la misma esfera de intereses, deseos o actividades del hablante, para marcar la pertenencia a un mismo

ámbito y, al mismo tiempo, para potenciar sus facetas positivas.

110

Apelativos del tipo mae(-s), compa(-s), chicas(-s), chico(-s), chiquillo(-a-s) son ejemplos de

cortesía positiva, pues abarcan el contexto de las relaciones amistosas en ambos géneros, funcionan como

un marcador de proximidad grupal y evidencian un tratamiento simétrico.

También el empleo entre varones de términos como cabrón(-es), güevón(-es) e hijueputa(-s)

representaría cortesía positiva, pues son insultos con carga afectiva positiva, como apelativos cariñosos, lo

cual produce una inversión contextual de su significado básico. Este sería también el caso de bruja usado

entre mujeres. De ahí que los interlocutores no se sientan ofendidos por este trato. Con todo, es en el

lenguaje juvenil masculino en el que se percibe este uso con mayor frecuencia y abundancia.

Lo anterior se reafirma cuando se contrastan los apelativos con la más alta frecuencia de uso de en

las diferentes situaciones con los más empleados por los informantes en la situación 6a. y 6b. “Usted

preguntándole en la calle una dirección a un deconocido/a (de una edad similar a la suya)”. En el siguiente

cuadro se cotejan los apelativos, se seleccionaron únicamente aquellos que presentaran una frecuencia

relativa superior al 10%:

CUADRO 29 Comparación de uso de apelativos con mayor frecuencia de uso en general frente

a los de la situación 6a y 6b, según género

Apelativos con mayor frecuencia de uso en general

Situación 6a. y 6b. Apelativos dirigidos a un

desconocido/a Entre hombres Mae, compa, cabrón mae, muchacho, compa Entre mujeres Mae, chic, bruja muchacha, joven De hombres a mujeres

Mae, chica, chiquilla muchacha, chica

De mujeres a hombres

Mae, chico, chiquillo muchacho, joven

Según se extrae del cuadro 29, entre varones se mantiene un uso de apelativos similar (mae y

compa) al de la mayoría de las situaciones, más simétrico, aún con un desconocido. En cambio entre

111

mujeres y de mujeres hacia hombres el trato varía, pero solo en el caso específico de las situaciones 6a. y

6b., pues se prefieren formas de cortesía negativa que evidencian deferencia, como es el caso de los

apelativos muchacho(-a) y joven, con lo que se indicaría distancia social: no se considera al interlocutor un

igual, no pertenece a mi grupo, por ello el trato es distinto.

5.3.3.3. Imagen social: autonomía y afiliación

El modelo de cortesía verbal de Brown y Levinson, así como el concepto de imagen, ha sido

criticado y complementado por diversos lingüistas. En particular, destaca la propuesta de Diana Bravo

(1999, 2003, 2004) y su reformulación del concepto de imagen social que involucra el factor sociocultural.

Bravo (1999: 158) sugiere una “caracterización de la imagen social (face) que relaciona

comportamientos comunicativos con contextos socioculturales”, lo cual supone considerar

comportamientos, actitudes, valores aceptados y practicados por una comunidad de habla; por ende, se

presupone que los hablantes comparten un eje de contenidos socioculturales que influye en la producción e

interpretación de sus actos de habla.

Asimismo, Bravo propone adoptar el concepto de actividades de cortesía en lugar de actividades

de imagen (el face-work de Brown y Levinson), como producto de la experiencia cultural de los hablantes

desde tres categorías:

• la descripción dual de la imagen social según las nociones de autonomía (imagen

negativa) y afiliación (imagen positiva),

• la existencia de una imagen básica compartida por una comunidad de habla,44

• la aplicación del concepto de imágenes de roles, que asignan determinados papeles a los

hablantes en función de las convenciones sociales aceptadas y puestas en práctica por una

comunidad sociocultural.

44 Ver nota 16.

112

La imagen de autonomía, aquella “mediante la cual integrante de un grupo adquiere un contorno

propio” en él, y la de afiliación, relacionada con “comportamientos tendientes a resaltar los aspectos que

hacen a una persona identificarse con las cualidades del grupo”, son categorías vacías cuya carga

sociocultural se actualiza en la propia interacción; se ligan con una serie de premisas que se cumplen en la

construcción de la imagen social (Bravo 2004: 27-31).

Entre las premisas ligadas a la autonomía en los apelativos del corpus se encuentra el verse o ser

visto como original, novedoso y diferente frente a los adultos, a los niños y a otros jóvenes que no

pertenecen al grupo. Por un lado, la originalidad y la innovación se refleja en el uso de términos con un

componente humorístico o con un sentido lúdico como en el caso de lic. (de licenciado), caballero (por la

formalidad que denota), mopri (y los sinónimos mop y moprix), osiro, amiguis, teque, tea. Por otro, la

diferencia se relaciona con la imagen de grupo de los jóvenes, la autonomía de su sociolecto frente a la

lengua estándar, lo que supone tener un código diferente que marque el límite de edad –con respecto a los

valores, actitudes y usos de adultos, y por qué no de los niños– y, al mismo tiempo, que les permita usar

un lenguaje para identificarse y crear, entonces, una identidad cultural propia.

Es en relación con este afán de los jóvenes por innovar y diferenciarse que se desafía la

normatividad lingüística al emplear un amplio repertorio de palabras consideradas soeces o que se

muestren abiertos al uso de préstamos como el anglicismo.

Con todo, también se encuentra autonomía que promueve distinción entre géneros. Por ejemplo,

los hombres se diferencian de las mujeres, y viceversa, en cuatro aspectos:

1. Mayor empleo de términos interdictos, que se verifica en el apartado del disfemismo, en el cual

se contabilizaron 45 lexías, de las cuales los varones usan 27, esto es, un 60% del total.

2. Alta propensión al empleo entre ellos de apelativos con alguna connotación de índole sexual,

del tipo carepicha(-s), maricón, culiolo, playo(-s), loca(-s), gai(-s), puto, y denigrantes, como

hijueputa(-s), bruto, caballo, hediondo(-s), maldito(-s), estúpido(-s), idiota(-s), mongolo(-s), luser.

113

En contraste, los apelativos dirigidos por el género masculino a mujeres, en estos ámbitos son zorra(-

s), prosti, perra(-s), hijueputa(-s), mongola(-s), bruta, caballa, bestia y animal. Mientras las mujeres,

entre ellas, usan zorra(-s), prosti, bitchi e hijueputa(-s), mongola(-s), babosas, zorompas; los

dirigidos a hombres son carepicha, culiolo, hijueputa(-s), idiota(-s), mongolo(-s), estúpido(-s),

imbécil, güevón y cabrón. Incluso, cabe destacar que las mujeres emplean, igual número de términos

disfemísticos, 11 en total, dirigidos a hombres y a mujeres.

3. Construcción de un espacio masculino que implica confianza y camaradería, caracterizado por

el uso de apelativos con un valor semántico de parentesco o de diversa índole del tipo papillo(-s), pa,

tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo. Por su parte, las mujeres, entre ellas, en ese

mismo contexto únicamente señalan emplear un término, amiguis.

4. Empleo reducido y solo hacia mujeres de lexías cariñosas, probablemente por considerarlas

propias del mundo femenino, del tipo cariño, amor, darlin, corazón, cielo, suiri, bebé, princesa,

linda, preciosa, divi, hermosa, mami, guapa(-s); además, la mayor parte de ellas usadas solo para

apelar a la novia. En tanto, las féminas emplean entre ellas: cariño, amor, darlin, corazón, suiri,

joni(-s), cari, querida(-s), cosita y para los hombres: cari, joni(-s), querido(-s), bebé, vida, osito,

osiro, beibi, precioso, papacito, amor, cielo, guapo, cosito.

Las premisas ligadas a la afiliación se relacionan principalmente con tres aspectos: la reciprocidad,

el ser solidario y la cohesión de grupo.

La reciprocidad o confianza implica ofrecerle un trato igualitario al interlocutor que sea

considerado un igual. En este sentido, apelativos como mae(-s), hijueputa(-s), compa(-s), bruja, chic(-s),

chiquillo(-a-s), usados por ambos géneros, expresan que la cortesía con la que los hablantes se dirigen al

destinatario no solo satisface los deseos de imagen de este último sino también los del propio hablante que

realiza el acto cortés; así se beneficia la imagen de ambos para conseguir un equilibrio y se queda bien con

los demás y con uno mismo.

114

La afiliación de grupo, como ya se ha mencionado, es un rasgo que propicia una identidad, en este

caso juvenil, que caracteriza a un determinado grupo de hablantes frente a los demás; representaría una

especie de cualidad –consciente o inconsciente– que asegura la existencia de afectividad, conocimientos y

valores comunes, así se crea complicidad y solidaridad grupal, a su vez, permite validar un espacio propio

en la sociedad.

Cabe mencionar en este punto, que si bien existe una afiliación de grupo del lenguaje juvenil por

parte de hombres y mujeres, corroborado por el empleo de apelativos como mae(-s), gente, chico(-a-s),

amigo(-a-s) e hijueputa(-s); también se encuentra afiliación propiamente entre el grupo de varones y entre

el grupo de féminas, ratificado por el uso de diferentes lexías según el destinatario sea hombre o mujer,

como se observa en el siguiente cuadro.

CUADRO 30

Uso de apelativos y afiliación de grupo por género

Hablante Destinatario Apelativos del corpus con mayor frecuencia de uso Hombres y mujeres

Hombres y mujeres

mae(-s), gente, mongolo(-a-s-), amigo(-a-s), hijueputa(-s), chico(-a-s), compañero(-a-s)

Hombres Hombres mae(-s), gente, compa(-s), cabrón(-es), güevón(-es), carepicha(-s) Hombres Mujeres mae(-s), gente, chica(-s), chiquilla(-s), güila(-s), amor, cariño Mujeres Hombres mae(-s), gente, chico(-s), chiquillo(-s), gordo, amor Mujeres Mujeres mae(-s), gente, chic(-s), bruja, chicas, chiquillas

De tal modo, el sentido y la necesidad de pertenecer a un determinado grupo se manifiestan en el

esfuerzo por parte de sus integrantes para actuar según las expectativas discursivas que propicia el

contexto de interacción verbal, con el objetivo de reforzar, a un mismo tiempo, la identidad personal y

asegurar la pertenencia intragrupal o subgrupal (Granato 2003: 165-166).

Finalmente, el ser solidario supone un conjunto de estrategias vinculadas a la conservación de la

imagen para establecer o mantener la armonía social. Desde este punto de vista, el empleo de apelativos

como mae(-s), compa(-s), chico(-a-s), chiquillo(-a-s) propician la comunión fática y crean un ambiente de

115

solidaridad que posibilita entablar una interacción verbal placentera para los interlocutores. Y aunque el

uso de palabras en principio consideradas ofensivas, podría representar una amenaza potencial a la imagen

de los interlocutores y, por consiguiente, dificultar la interacción, lo cierto es que la estrategia de los

jóvenes es justamente servirse de los insultos no necesariamente para ofender al interlocutor, sino para

reforzar los lazos sociales del grupo, lo cual es el resultado de una situación contextual particular: igualdad

funcional entre hablante y destinatario en cuanto al estatus social, relación vivencial de proximidad, marco

discursivo familiar, temática no especializada, ausencia de planificación, finalidad interpersonal de la

comunicación y tono informal.

Con todo, para entender las posibles causas del fenómeno de ser cortés empleando términos

“descorteses”, también se deben sopesar las características particulares del lenguaje juvenil como su

posición distintiva frente al statu quo del mundo adulto; su conducta antinormativa; el afán lúdico,

creativo y novedoso de su estilo comunicativo; la estimación positiva del particular conjunto de valores,

actitudes o comportamientos de su identidad personal y grupal. Siguiendo lo planteado por Zimmermann

(2002: 58), es, entonces, desde esta identidad propia, que se debe entender y analizar su actuación

lingüística, sus estrategias de cortesía verbal.

5.3.3.4. Lenguaje juvenil: descortesía o anticortesía

Ciertas estrategias de cortesía verbal de los apelativos se encuentran relacionadas con

características particulares del lenguaje juvenil, por ello antes de describir las nociones de descortesía o

anticortesía, cabe sintetizar algunos de los principales rasgos del lenguaje de los jóvenes.

A continuación, se describirán las principales características de este sociolecto, siguiendo lo

expuesto por especialistas en el tema como Herrero (2002), Rodríguez (2002), Zimmermann (2002 y

2003) y Herrera et al (2008):

• Su caracterización básica se basa en la variedad diastrática –edad– y la variedad diafásica

–contexto o situación–.

116

• Se propone el estudio del lenguaje de los jóvenes desde un enfoque no variacionista, no

desde el contraste con el habla culta, sino desde el acto comunicativo entre ellos, desde su

propio contexto social.

• Este tipo de lenguaje se produce en eventos de interacción oral.

• Ciertos rasgos lingüísticos particulares de este sociolecto coinciden con los propios del

lenguaje coloquial.

• Rasgos léxico-semánticos usuales el lenguaje juvenil: creaciones morfológicas (se destaca

la sufijación), cambios semánticos (metaforización), préstamos de lenguas extranjeras,

préstamos de otras jergas, uso de disfemismos y acortamientos léxicos.

• Frecuencia alta de coprolalia (palabras tabú y disfemismos).

• Lenguaje novedoso, lúdico, original, que expresa la creatividad y capacidad verbal de los

jóvenes; por ejemplo, juegos de palabras, expresiones humorísticas y de doble sentido.

• Antinormativismo: distanciamiento de las normas y cultura de los adultos –y también de

los niños– como parte de la estrategia de manifestarse como diferentes, de ahí el interés de

los jóvenes por crear una forma propia de expresión que les permita identificarse como

colectivo. El antinormativismo posibilita un alejamiento de la lengua estándar (de la

norma escolar y del estilo culto).

Ahora bien, el concepto de descortesía, por un lado, implica el empleo por parte del hablante de

actos intencionalmente amenazadores que no consideran los deseos de imagen del interlocutor; por tanto,

presupone la ausencia “anormal” de un marcador de cortesía. Por otro lado, la anticortesía expresa la

ausencia “normal” de un marcador de cortesía; son actos cuya forma es en principio valorada como

descortés pero que funcionan estratégicamente como refuerzos en la construcción de la imagen individual

y social (Kerbrat-Orecchioni 2004: 49 y Zimmermann 2002: 57).

117

En este sentido, los apelativos insultantes o disfemísticos del corpus de esta investigación se

clasificarían como actos anticorteses, pues refuerzan los lazos de camaradería y de pertenencia al grupo en

situaciones contextuales específicas; de ahí, la ausencia normal de un marcador de cortesía que sería

esperable en otro contexto. Así pues, se visualiza que los jóvenes universitarios encuestados evidencian

competencia lingüística al conocer y adecuarse a las convenciones comunicativas propias de su grupo, lo

cual les permite mantener la cooperación conversacional. En resumen, “ser cortés”, en el sentido

tradicional, no es una aspiración comunicativa entre los jóvenes, pero sí se es cortés desde otra

perspectiva.

En el siguiente cuadro se presenta la esquematización de apelativos representativos del corpus con

base en estrategias de cortesía y anticortesía.

CUADRO 31

Apelativos del corpus clasificados según impliquen actos corteses o anticorteses

Hablante Destinatario Acto cortés Acto anticortes Hombres y mujeres

Hombres y mujeres

mae(-s), gente, amigo(-a-s), chico(-a-s), compañero(-a-s)

mongolo(-a-s-), hijueputa(-s), idiota(-s)

Hombres Hombres mae(-s), gente, compa(-s), mop(-s), caballero, lic., manito, jefe, papillo(-s)

cabrón(-es), güevón(-es), puto, carepicha(-s), culiolos, rata(-s), playito(-s), gai(-s), loca(-s), maricón, luser, hediondo(-s)

Hombres Mujeres mae(-s), gente, chica(-s), chiquilla(-s), güila(-s), amor, cariño, corazón, cielo, rica

bruta, tonta, caballa, bestia, animal, zorra(-s), perra(-s)

Mujeres Hombres mae(-s), gente, chico(-s), chiquillo(-s), gordo, amor, cariño, darlin, suiri, corazón

güevón, cabrón, carepicha(-s), mocoso, imbécil, cerotes

Mujeres Mujeres mae(-s), gente, chic(-s), chicas, chiquillas, queridas, cari, darlin, suiri, corazón, amor

bruja, prosti, zorra(-s), bitchi, babosas, zorompas, mongolitas

Este cuadro permite observar que los jóvenes en general emplean tanto estrategias de cortesía y

anticortesía; que la valoración de lo que es o no cortés depende, principalmente, del tipo de acto de habla y

del contexto de la interacción verbal; que si bien los y las jóvenes comparten un universo de

118

conocimientos, actitudes y valores semejantes de interacción social, también sus actos comunicativos

depende de una diferenciación cultural constituida por y a partir del género.

Asimismo, se presentan correlaciones entre situaciones específicas y el uso de actos corteses o

anticorteses. Por un lado, en términos generales las situaciones que promueven más usos de apelativos

corteses son la 3a y 3b “Usted hablando con compañeros(as) de trabajo o estudio durante sus actividades

cotidianas”, 5. “Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas”, 6a y 6b.

“Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido(a) (de una edad similar a la suya)”, lo

cual se explica pues los compañeros o compañeras si bien pertenecen a un ámbito de solidaridad no así a

uno de intimidad como en el que se propicia, por ejemplo, entre amigos. Además, los términos señalados

para apelar al novio o novia tienden a ser de índole expresiva y cariñosa. Finalmente, existe un uso

particular de lexías que evidencian actos corteses por parte de los hombres en la situación 6a con

desconocidos, se destacan caballero, manito y jefe.

Por otro lado, las situaciones que se asocian, principalmente, con actos anticorteses son la 1a y 1b

“Usted conversando con un amigo(a) íntimo a solas”, 2a y 2b “Usted hablando con un grupo de

amigos(as) en su propia casa”, 4a y 4b “Usted hablando de sus tareas universitarias con un

hermano(a)/primo(a) (de una edad similar a la suya)”; de tal modo, la anticortesía se promueve en

situaciones de mayor intimidad en los que medien lazos de amistad o familiares con interlocutores con

similitud etaria.

5.3.3.5. Imágenes de roles y género

Las imágenes de roles asignan determinados papeles a los hablantes en función de convenciones

socialmente aceptadas y puestas en práctica por una comunidad sociocultural. Existe una multiplicidad de

papeles que desempeñan los interlocutores en su vida cotidiana, en virtud de que las relaciones sociales

son dinámicas y, en consecuencia, hay variación de roles. Particularmente, estos diferentes roles se

119

relacionan con rasgos permanentes, como el género; otros son de carácter temporal, como la edad; también

pueden cambiar según circunstancias específicas como el ser jefe o subalterno (Bravo 1999: 165).

El género implica diferencias construidas en el marco de interacción social, que se reflejan en el

ámbito verbal. La correlación entre lenguaje y género es mediada por las estrategias, habilidades y

conductas comunicativas de los individuos. Estas últimas, al mismo tiempo, son reguladas por el tipo de

vínculos culturales existentes en una sociedad particular.

Entonces, en lo respectivo al análisis del género según la selección y uso de los apelativos, cabe

destacar que existen dos tipos de imágenes de roles: una identidad colectiva de grupo, a saber, los jóvenes

universitarios; y una identidad de género, es decir, la categoría de las féminas y la de los varones. Por

tanto, en parte, las estrategias de selección de los apelativos se relacionan con el tipo de identidad con la

que se solidariza el hablante, ya sea identidad grupal: jóvenes universitarios o identidad de género:

mujeres y hombres.

Con respecto a la identidad de género, el análisis específico de apelativos desarrollado en

apartados anteriores confirma que, en virtud de diversos factores contextuales, existe un uso diferenciado

de apelativos por parte de hombres y mujeres (ver apartado 5.3.2.3):

• Los varones, en términos generales, usan una mayor cantidad de apelativos que las

mujeres, pues del total del corpus (133) ellos señalaron emplear 111 y ellas 86. No

obstante, cabe destacar que por cada situación comunicativa analizada, tanto hombres

como mujeres, señalaron usar más términos para referirse a una persona de su mismo

sexo. Excepcional fue el caso de la situación 5. “Usted hablando con su novio o novia en

compañía de personas conocidas”, en la cual las mujeres señalaron que emplearían un

mayor número de apelativos dirigidos al novio.

120

• Entre hombres se mantiene un uso de apelativos de cortesía positiva –mae, compa– aún

con desconocidos (situación 6a.); por su parte, en este mismo contexto (situación 6b.), las

mujeres prefieren formas de cortesía negativa como muchacho(-a), joven.

• Los varones emplean más disfemismos, 27 en total, frente a los 18 apuntados por mujeres.

• Los apelativos interdictos usados entre hombres son, en su mayoría, de índole sexual –

carepicha(-s), maricón, culiolo, playo, loca(-s), gai, puto– y en este mismo ámbito hacia

mujeres emplean zorra(-s), perra(-s), prosti. Por su parte, entre mujeres se emplean

zorra(-s), prosti y bitchi; de mujeres hacia varones, carepicha y culiolo.

• Entre hombres se emplean apelativos con valor semántico de parentesco o de diversa

índole como papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo, se

construye así un espacio masculino que implica confianza y camaradería. Mientras las

mujeres en ese mismo contexto únicamente señalan emplear un término, amiguis.

• Las mujeres usan una variedad de lexías cariñosas –20 en total, 10 para cada género–,

tanto en su trato con varones como con mujeres, mientras los hombres solo usan este tipo

de lexías –18 en total– para apelar a mujeres.

En resumen, las imágenes de roles se actualizan en la comunicación de acuerdo con los roles

asumidos en la situación contextual específica de cada acto de habla. Así, se interpreta la cortesía verbal

como el producto de las experiencias socioculturales de los hablantes.

5.3.3.6. Premisas socioculturales de la imagen básica de los jóvenes costarricenses

Con base en lo propuesto por Bravo en lo que respecta a la delimitación de los contenidos

culturales que permiten describir la imagen básica de una comunidad sociocultural, Jorge Murillo (2002:

115-116 y 2003: 130-131) sugiere una serie de premisas para acercarse al estudio de las estrategias de

cortesía en el español de Costa Rica.

121

A grandes rasgos, estas premisas suponen que en el español de nuestro país los hablantes se

inclinan por la filiación y la solidaridad, lo cual se manifiesta en el uso de estrategias que tienden a

fortalecer su imagen social en la interacción verbal. Así pues, en cuanto a la necesidad de autonomía, se

valora la originalidad y se acentúa la diferenciación respecto del otro; en tanto, la necesidad de afiliación

se manifiesta en una autodenominación como pacífico, amable y cordial, lo que permite construir un

espacio de confianza, mutuo respeto y solidaridad.

En este sentido, la imagen básica de los jóvenes universitarios costarricenses evidencia

características similares, pues se constata un uso estratégico de los apelativos para promover la cortesía

verbal: conservar la imagen social de los interlocutores y, al mismo tiempo, propiciar una interacción

verbal satisfactoria –comunión fática– que les permita alcanzar los objetivos para los cuales se comunican.

Estas estrategias están vinculadas a actos de habla corteses, de cortesía positiva entre iguales o de

cortesía negativa con desconocidos (situación 6a y 6b), y anticorteses, mediados por la construcción de la

imagen –identidad– personal o grupal juvenil y el género.

La imagen de autonomía se asocia con el deseo de los jóvenes de ser vistos como originales,

novedosos y diferentes frente a quienes no comparten su identidad de grupo o su sociolecto. También la

autonomía se supedita a la distinción de género ya que hay un uso diferente de palabras según se apele a

hombres o mujeres.

La imagen de afiliación se vincula a las aspiraciones de los jóvenes de ser considerados como

individuos que evitan el conflicto, pues proporcionan un trato recíproco o de confianza; de ahí, el ser

juzgados como solidarios. Asimismo, que poseen filiación grupal, ya sea generacional o por género.

En conclusión, se crean particulares estrategias de cortesía verbal –como la anticortesía– en el uso

de los apelativos de los jóvenes universitarios en el español de Costa Rica, que se asocian, por un lado, a

valores identitarios y generacionales; por otro, con un contexto situacional específico que promueve el fin

122

interpersonal de la comunicación y la solidaridad, gracias a una relación de poder simétrica, entre los

interlocutores.

CAPÍTULO VI

CONCLUSIONES

124

(…) nuestro español hace un tiempo era una lengua muy culta y sigue siéndolo para las personas adultas, pero la juventud actual usa pachuquismos,

cosismos y otras formas de expresión poco cultas y sobre todo falta de respeto, como mae, chiva, playada.

(citado por Carla Jara en El español de Costa Rica según los ticos)

6. CONCLUSIONES

En esta investigación se ha estudiado el uso de los apelativos empleados por jóvenes universitarios

costarricenses que habitan en la Gran Área Metropolitana. El estudio es de carácter sociopragmático y, por

ello, se analizó el corpus de lexías recopiladas desde una perspectiva pragmática y de cortesía verbal.

Finalmente, el método de investigación seleccionado fue de tipo descriptivo-explicativo y exploratorio.

Se entrevistó a una muestra representativa a partir de un cuestionario con preguntas referidas a seis

diferentes situaciones de habla y redactadas en dos enunciados diferentes: uno para el hombre como

destinatario y otro para la mujer,45 con el objetivo de determinar si existía incidencia de la variable género

en la selección de los apelativos. Además, cabe mencionar que en la redacción y escogencia de las

diferentes situaciones de habla del cuestionario, se tomaron en cuenta factores46 que promovieran un

lenguaje coloquial entre los interlocutores, para que así la relación entre ellos se estableciera en un ámbito

de mayor solidaridad y de mayor fin interpersonal de la interacción. Esto facilitó el que los informantes

señalaran una amplia variedad de apelativos que usarían en las situaciones de habla propuestas y no

formas de tratamiento usuales como los vocativos pronominales o el nombre del posible interlocutor.

De manera general, la variabilidad debida al género se consideró como un eje transversal en la

investigación, de ahí que no se estableciera un apartado específico para analizar esta variable, sino que en

45 Los enunciados de cada pregunta fueron 1a. Usted conversando con un amigo íntimo a solas, 1b. Usted conversando con una amiga íntima a solas, 2a. Usted hablando con un grupo de amigos en su propia casa, 2b. Usted hablando con un grupo de amigas en su propia casa, 3a. Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas, 3b. Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus actividades cotidianas, 4a. Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo (de una edad similar a la suya), 4b. Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima (de una edad similar a la suya), 5. Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas, 6a. Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de una edad similar a la suya), 6b. Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de una edad similar a la suya). 46 Factores que promueven la conversación coloquial: fin interpersonal de la interacción, relación social de igualdad, relación vivencial de proximidad, marco de interacción cotidiano y temática no especializada.

125

el desarrollo del estudio, en todos los apartados, se fueron extrapolando y comparando los datos

pertinentes respecto de la selección de las formas apelativas.

Concluida la investigación se puede afirmar que se cumplió con lo establecido en el objetivo

general que consistía en realizar un “Análisis de los apelativos empleados por una muestra

estadísticamente representativa de jóvenes universitarios en el español de Costa Rica como estrategia de

cortesía verbal”, así como de los objetivos específicos: 1. Recopilar un corpus de apelativos, a partir de un

cuestionario, empleados por jóvenes universitarios en la interacción verbal en el español de Costa Rica. 2.

Analizar la frecuencia de uso de los apelativos y los procesos léxico-semánticos presentes en su

formación. 3. Estudiar la función y las estrategias de cortesía verbal presentes en el uso de los apelativos,

al tomar en consideración los factores que determinan su empleo en correlación con la situación

comunicativa y el contexto. 4. Describir e interpretar la variabilidad en la selección y uso de los

apelativos, desde la perspectiva de género. 5. Contribuir, a partir del estudio específico de los apelativos, a

la definición de los componentes básicos de la imagen social de los jóvenes universitarios costarricenses.

Con respecto al primer objetivo específico, se recopiló un corpus con un total de 133 apelativos,

sin considerar flexión de género y número, que los jóvenes universitarios opinaron emplear en cada de las

situaciones planteadas. Por un lado, los señalados por hombres fueron 111; por otro, los aportados por

mujeres fueron 86.

En relación con el segundo objetivo específico, se determinó que la mayor frecuencia de uso de

los apelativos señalados por hombres para dirigirse a interlocutores masculinos la obtuvieron mae(-s),

compa(-s), cabrón(-es), güevón(-es), hijueputa(-s), carepicha(-s) y gente. Mientras que los términos más

usados para apelar a las mujeres serían mae(-s), chica(-s), chiquilla(-s), amor, cariño, güila(-s) y gente.

Por su parte, las mujeres señalaron en un mayor porcentaje apelativos del tipo mae(-s), chico(-s),

chiquillo(-s), gordo, amor y gente, para referirse a los hombres. Igualmente, la mayor frecuencia de uso de

términos dirigidos también a mujeres fue para mae(-s), chic(-s), bruja, chicas, chiquillas y gente.

126

En general, el apelativo con la más alta frecuencia de todo el corpus, tanto entre hombres como

entre mujeres, fue mae. Si bien el uso de dicho apelativo es generalizado entre hombres –como se constata

en obras lexicográficas sobre el español de Costa Rica–, también se visualiza que su empleo se ha

extendido, tanto entre mujeres, como de ellas hacia los varones (ver apartado 5.1.12.).

Además, en el nivel morfoléxico-semántico se constató el empleo de una amplia variedad de

estrategias lingüísticas por parte de los jóvenes para construir un código de comunicación particular en el

que se crean nuevas palabras o expresiones e, igualmente, para desarrollar el aspecto lúdico característico

de su forma de comunicación; por ejemplo, procesos de sufijación (diminutivos, aumentativos, morfemas

particulares como {-is} e {-i}, cambios en la flexión de número), truncamiento léxico, uso de disfemismo,

anglicismos, cambios semánticos.

Destacable es el hecho de que se contabilizó un mayor número de apelativos disfemísticos o con

valor insultativo que usarían los hombres frente a las mujeres. Específicamente en el caso del disfemismo,

de un total de 48 lexías, los varones señalaron emplear 30 frente a 18 de las mujeres. Los disfemismos e

insultos se relacionan, entre varones, con la orientación o comportamiento sexual; entre mujeres, con un

matiz menos sexual, en unos casos, y más vinculado al insulto a la inteligencia, en otros. Más adelante,

cuando nos refiramos a la anticortesía, se ahondará en el uso y ejemplos sobre el disfemismo.

Respecto del tercer objetivo específico, por los resultados del análisis, se pudo comprobar la

relevancia de factores contextuales de las situaciones comunicativas planteadas para estudiar la función y

las estrategias de cortesía verbal presentes en el uso de los apelativos.

Ahora bien, significativa es la consideración de la función fática de los apelativos, que sirve para

establecer y consolidar el contacto con los posibles interlocutores. Por consiguiente, la apelación posibilita

evidenciar la presencia del hablante; además, tiene una función emotiva pues sirve para captar la atención

del destinatario y crear empatía con él. En su calidad de elementos deícticos que codifican “distinciones

sociales relativas al rol de los participantes” (Levinson 1989: 55), los apelativos expresan la identidad

127

social del hablante y del destinatario: en este caso particular, como parte del grupo jóvenes universitarios;

también la relación existente entre ellos, en términos de vínculos simétricos o asimétricos.

El estilo comunicativo –informal y cotidiano– de los jóvenes participa de la modalidad discursiva

coloquial y el análisis de los rasgos contextuales, extraídos de las diferentes situaciones planteadas en el

cuestionario, indica que con ellos se promueve mayor (+) solidaridad entre los interlocutores, pues existe

mayor (+) igualdad funcional, nivelación de roles e identidad grupal, y mayor (+) fin interpersonal de la

interacción, cuya finalidad es favorecer el contacto entre los hablantes y el mantenimiento de las

relaciones sociales.

Con base en lo anterior, y en el modelo de variables de contextualización, que incluye los

conceptos de distancia social (distance), poder relativo (power) y jerarquía o grado de imposición

(ranking) (Brown y Levinson 1987: 59-60), se determinó la preponderancia de usos simétricos y solidarios

debido a las experiencias y características sociales que comparten los informantes: son jóvenes

universitarios de un mismo grupo etario, que participan de situaciones contextuales similares o comunes,

ocupación semejante, un alto grado de familiaridad, confianza, intimidad y empatía, por lo que no media

entre ellos un poder relativo en lo atinente a su relación social.

El estudio de las estrategias vinculadas con el empleo de los apelativos del corpus evidencia usos

de cortesía positiva, que implica familiaridad, confianza y cercanía, y de cortesía negativa, que exhorta

deferencia y respeto. Por ejemplo, formas de tratamiento como mae(-s), compa(-s), chicas(-s), chico(-s),

chiquillo(-a-s), señaladas tanto por informantes varones como por mujeres, son de cortesía positiva, ya que

abarcan el contexto de las relaciones amistosas, funcionan como un marcador de proximidad grupal y

evidencian simetría en el trato. Igualmente, el uso entre varones de cabrón(-es), güevón(-es) e hijueputa(-

s) representaría cortesía positiva, pues son insultos con carga afectiva positiva, como apelativos cariñosos,

lo que produce una inversión, debido al contexto, de su significado original. Lo mismo ocurre, entre

128

mujeres, con bruja. Pero es en los usos comunicativos señalados por los hombres en los que este tipo de

apelación se presenta con más frecuencia.

Apelativos de cortesía negativa son algunos de los descritos por los informantes en la situación 6a.

y 6b. “Usted preguntándole en la calle una dirección a un deconocido/a (de una edad similar a la suya)”.

Así, entre hombres se mantiene un uso de formas similares, más simétrico, al de la mayoría de las

situaciones al apelar con mae y compa a un desconocido, aunque también sobresale el vocativo muchacho.

Por el contrario, entre mujeres y de mujeres hacia varones el tratamiento sí varía pues se mencionan

formas que indican deferencia, tal es el caso de joven y muchacho(-a), entonces, en estos casos se

evidencia que se considera al apelado como no perteneciente al grupo de iguales, justamente por ser un

extraño o desconocido, con lo cual el trato es distinto.

Ahora bien, el análisis de los apelativos del corpus correlacionados con la composición de la

imagen social desde las nociones de autonomía y afiliación permitió concluir que, por un lado, los jóvenes

deseen verse o ser vistos como originales, novedosos y diferentes frente a quienes no pertenecen a su

grupo –como los adultos, los niños u otros jóvenes–; por otro, apuntan a la reciprocidad, al ser solidarios y

a la cohesión de grupo.

La originalidad y la novedad se ve reflejada en el uso de apelativos con un componente

humorístico o lúdico, tal es el caso de lic., caballero, mopri (y mop, moprix), osiro, amiguis, chunchis,

bitchi, suiri, cabrons, entre otros. Por su parte, la diferencia se relaciona con la imagen que como grupo

conforman los jóvenes, esto a partir de la autonomía de su sociolecto frente a la lengua estándar, lo cual

supone emplear un código comunicativo distinto, con otros significados pragmáticos y semánticos, lo que,

a su vez, les permite usar el lenguaje como medio de identificación para consolidar su propia identidad

(contra)cultural.

129

Posiblemente sea en relación con este afán de los jóvenes por ser novedosos y diferenciarse que se

desafíe la normatividad lingüística al emplear un amplio repertorio de palabras consideradas soeces o que

se muestren abiertos al uso de préstamos como el anglicismo, quizás como marca de prestigio.

Además, la imagen de autonomía también promueve distinción entre géneros. De tal modo, los

hombres se diferencian de las mujeres, y viceversa, en cuatro aspectos: 1. Por señalar un mayor uso de

palabras interdictas o disfemismos, pues se contabilizaron 45 lexías, de las cuales los varones usan un 60%

del total. 2. Por la mayor tendencia a emplear apelativos con connotaciones de índole sexual como

carepicha(-s), maricón, culiolo, playo(-s), loca(-s), gai(-s), puto, y denigrantes, como hijueputa(-s),

hediondo(-s), maldito(-s), estúpido(-s), idiota(-s), luser, etc. Por el contrario, los apelativos dirigidos por

hombres a mujeres son zorra(-s), prosti, perra(-s), hijueputa(-s), mongola(-s), bruta, caballa, bestia y

animal. Mientras las mujeres, entre ellas, usan zorra(-s), prosti, bitchi e hijueputa(-s), mongola(-s),

babosas, zorompas; los dirigidos a varones son carepicha, culiolo, hijueputa(-s), idiota(-s), mongolo(-s),

estúpido(-s), imbécil, güevón y cabrón. Es significativo el hecho de que las mujeres emplean igual número

(11) de disfemismos para apelar a varones y mujeres, mientras los hombres señalaron 15 para las mujeres

y 19 para los hombres. 3. Por la construcción de un espacio masculino que implica confianza y

camaradería, que se caracteriza por el uso de apelativos con un valor semántico de parentesco o de diversa

índole del tipo papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo. Por su parte, las

mujeres, entre ellas, en ese mismo contexto únicamente señalan emplear un término, amiguis. 4. Por el uso

reducido y solo hacia mujeres de lexías cariñosas, en apariencia por ser consideradas propias de ámbitos

femeninos, como cariño, amor, darlin, corazón, cielo, suiri, princesa, linda, preciosa, divi, hermosa; la

mayor parte usadas exclusivamente para apelar a la novia. En tanto, las mujeres emplean entre ellas

términos del tipo cariño, amor, darlin, corazón, suiri, joni(-s), cari, querida(-s), cosita, y para los

hombres: cari, joni(-s), querido(-s), vida, osiro, beibi, precioso, cielo, cosito, etc.

130

Como parte de la afiliación de grupo, la reciprocidad o confianza y el ser solidario se reflejan en el

empleo de apelativos como mae(-s), gente, amigo(-a-s), hijueputa(-s), compa(-s), bruja, chiquillo(-a-s),

chico(-a-s), usados por igual por hombres y mujeres. El uso de estas formas implica cortesía que satisface

los deseos de los participantes en la comunicación, a saber, hablante y destinatario; así se beneficia la

imagen de ambos para conseguir un equilibrio, para establecer o mantener la armonía social, propiciar la

comunión fática, también se crea complicidad y solidaridad grupal.

Ahora bien, se encontró también afiliación propiamente entre el grupo de varones y entre el grupo

de féminas, lo cual se ratifica por el uso de diferentes lexías según el destinatario sea hombre o mujer. De

tal modo, entre hombres los apelativos más señalados fueron mae(-s), gente, carepicha(-s), cabrón(-es),

compa(-s), güevón(-es), mientras entre mujeres fueron mae(-s), bruja, gente, chic(-s), chicas, chiquillas.

De varones hacia mujeres los términos de más alta frecuencia fueron mae(-s), gente, chica(-s), chiquilla(-

s), güila(-s), amor, cariño; de mujeres a hombres, mae(-s), gente, chico(-s), chiquillo(-s), gordo, amor.

Habida cuenta de lo anterior, resulta evidente que apelativos como mae(-s) y gente son indicadores

de la afiliación de grupo de los jóvenes, pues se señala su empleo entre hombres y mujeres en idénticas

situaciones contextuales y casi con la misma frecuencia de uso. Pero formas como carepicha(-s), cabrón(-

es), güevón(-es) son típicas del trato entre varones y chic(-s), amor, cariño, lo son del trato entre mujeres o

hacia mujeres. De ahí que se concluya que existe afiliación del grupo de jóvenes en general y afiliación

según el género.

Con respecto a algunas estrategias de cortesía, se corroboró la existencia de un trato caracterizado

como anticortés, lo cual, a su vez, se relaciona con rasgos particulares del lenguaje juvenil, que es

novedoso y lúdico, antinormativo, presenta una alta frecuencia de palabras tabú y disfemismos.

Por tanto, se constató el uso por parte de los jóvenes universitarios costarricenses de una variedad

de habla juvenil que se relaciona con el empleo de apelativos en principio considerados descorteses como

hijueputa(-s), mongolo(-a-s), idiota(-s), estúpido(-s), baboso(-a-s), empleados tanto por hombres como

131

por mujeres para apelar por igual a varones y féminas, que podrían representar una amenaza potencial de

la imagen del interlocutor o un rasgo de distancia social y poder, pero en realidad crean un ambiente de

confianza, cooperativo y solidario; pero este trato es exclusivo para quienes conforman su grupo.

Estos usos buscan acentuar el aspecto grosero de las palabras con la finalidad de transgredir la

norma social y de diferenciar su lenguaje de la lengua estándar y del estilo culto. Dicho antinormativismo,

a su vez, funciona como una marca de identidad grupal para reforzar los lazos sociales del grupo y

consolidar las relaciones interpersonales existentes.

Ahora bien, la descortesía implica el empleo por parte del hablante de actos intencionalmente

amenazadores que no consideran los deseos de imagen del interlocutor; por tanto, expresan la ausencia

“anormal” de un marcador de cortesía. Por su parte, la anticortesía manifiesta la ausencia “normal” de un

marcador de cortesía; son actos en principio valorados como descorteses pero que funcionan de manera

estratégica como refuerzos en la construcción de la imagen social e individual (Kerbrat-Orecchioni 2002:

49 y Zimmermann 2002: 57).

Desde este punto de vista, los apelativos insultantes o disfemísticos del corpus de esta

investigación vendrían a ser actos anticorteses que refuerzan la solidaridad grupal en situaciones

contextuales específicas; de ahí, la ausencia normal de un marcador de cortesía que sería esperable en

otras variedades lingüísticas. Además, se constata que los jóvenes universitarios encuestados evidencian

competencia lingüística al conocer y adecuarse a las convenciones comunicativas propias de su grupo, lo

cual les permite mantener la cooperación conversacional. En definitiva, “ser cortés”, en el sentido

tradicional, no es una aspiración comunicativa entre estos jóvenes, aunque sí son corteses desde la

perspectiva de su propio código lingüístico.

El análisis también permitió comprobar que en el uso de los apelativos se evidencia una cortesía

estratégica pues tiene un fin socializador: promover la identidad del grupo de jóvenes o la identidad de

género.

132

Las imágenes de roles se actualizan en la comunicación de acuerdo con los roles asumidos en la

situación contextual específica de cada acto de habla. Entonces, en lo respectivo al cuarto objetivo

específico, referido al análisis de la variable género según la selección y uso de los apelativos, cabe

destacar que existen dos tipos de imágenes de roles: una identidad colectiva de grupo, es decir, la de los

jóvenes universitarios; y una identidad de género, es decir, la femenina y la masculina.

Lo anterior se constató en un empleo diferenciado de lexías que se resume, en sus puntos

pertinentes, a continuación:

• Los hombres presentan un mayor porcentaje de uso de lexías que las mujeres en términos

generales. Se contabilizaron en total 133 apelativos, de los cuales los hombres señalaron

emplear 111 y las mujeres 86. No obstante, cabe acotar que por cada situación propuesta,

tanto hombres como mujeres, señalaron usar más términos para referirse a una persona de

su mismo sexo. La excepción fue el caso de la situación 5 “Usted hablando con su novio o

novia en compañía de personas conocidas”, en el que las mujeres usaron un mayor

número de lexías para apelar al novio.

• Entre varones se mantiene un uso de apelativos de cortesía positiva –mae, compa– aún

con desconocidos (situación 6a.), mientras en este mismo contexto (situación 6b.) las

mujeres prefieren formas de cortesía negativa como muchacho(-a), joven.

• Los hombres emplean una mayor cantidad de disfemismos, 30 en total, frente a los 18

señalados por mujeres.

• Los términos interdictos usados entre varones refieren en su mayoría a connotaciones de

índole sexual –carepicha(-s), maricón, culiolo, playo, loca(-s), gai(-s), puto– y en este

mismo ámbito hacia mujeres, zorra(-s), perra(-s), prosti. Por su parte, entre mujeres se

emplean zorra(-s), prosti y bitchi; de mujeres hacia hombres, carepicha y culiolo.

133

• Entre varones se emplean apelativos con valor semántico de parentesco o de diversa

índole como papillo(-s), pa, tata, jefe, hermanillo, primo, moprix, manito, manillo, con lo

cual se construye un espacio masculino que implica confianza y camaradería. Por su parte,

en ese mismo contexto, las mujeres, entre ellas, solo señalan emplear un término, amiguis.

• Las mujeres usan una variedad de lexías cariñosas –20 en total, 10 para cada género–,

tanto en su trato con varones como con mujeres, mientras los hombres solo usan este tipo

de lexías –18 en total– para apelar a mujeres.

Por tanto, si bien los y las jóvenes comparten un universo de conocimientos, actitudes y valores

semejantes de interacción social, también sus actos comunicativos dependen de una diferenciación cultural

constituida por y a partir del género.

En este punto resulta ilustrativo comparar los datos obtenidos en esta investigación, en lo relativo

a la variable género, con algunas afirmaciones de estudios sociolingüísticos47 con respecto a que:

-Las mujeres utilizan más estructuras indirectas y formas extremadamente corteses.

En el caso de esta investigación, las situaciones contextuales en general no promovían el uso de

formas indirectas, excepto en la situación 6a y 6b “Usted preguntándole en la calle una dirección a una

desconocido(a) (de una edad similar a la suya)”, en el cual las mujeres sí señalaron el uso de formas de

cortesía negativa que implican deferencia y respeto. No obstante, con base en dichos datos no podría

afirmarse que las jóvenes universitarias sean en extremo corteses, mas bien sus estrategias de cortesía (y

anticortesía), en términos generales, son semejantes a las de los varones y comparten un uso similar en

cuanto a las lexías con las más altas frecuencias de uso.

-La mujer es más innovadora (incorporan términos nuevos, promueve y acepta la transformación

lingüística).

47 Al respecto, se extrajeron algunas generalizaciones señaladas por Irene Lozano en su libro Lenguaje femenino, lenguaje masculino. ¿Condiciona nuestro sexo la forma de hablar? y también por Francisco Moreno en su obra Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje.

134

Con respecto a esta afirmación, habría que acotar que la información obtenida no permite

extrapolar datos en este sentido. Sin embargo, se encontró que el sentido lúdico e innovador es

característico de la variedad sociolectal de las y los jóvenes, en general.

-Las mujeres usan más vocativos afectivos y su estilo de comunicación carece de los términos

aparentemente insultantes que caracterizan las relaciones entre hombres. Los hombres son los

que más usan insultos.

Se encontró similitud en cuanto al uso de vocativos cariñosos, pues se recopilaron 20 usados por

mujeres y 18 por hombres, solo que en este último caso fueron exclusivos para apelar a mujeres,

principalmente a la pareja. En cuanto a los términos insultantes se obtuvo un total de 56, de los cuales las

mujeres señalaron usar 23, mientras los hombres 33 (59% del total); de tal manera que la diferencia sí fue

significativa. Además, el matiz connotativo de los términos presentó diferencias, pues los apelativos

señalados por mujeres se referían principalmente al insulto a la inteligencia y menos a connotaciones de

índole sexual y denigrantes, en comparación con los empleados por hombres. Igualmente, en los varones

se halló un mayor uso de disfemismos.

También es oportuno comparar los datos obtenidos por Carolina Arias en una investigación

sociopragmática, en la que estudia tratamientos en el área metropolitana de San José, para lo cual aplicó

una encuesta a partir de un corpus de 40 lexías y recopiló datos de 30 personas de tres diferentes

generaciones. En el análisis del corpus se establecieron como parámetros sociolingüísticos el sexo y la

edad y como parámetro pragmático el tipo de relación social establecida entre hablante y destinatario: la

de poder y la de solidaridad.

Entre sus conclusiones, Arias menciona que (1) las mujeres señalaron más variedad de uso que los

hombres, pues ellas varían los términos empleados, mientras ellos son más estandarizados y repetitivos.

También que (2) las mujeres establecen tratos más neutros con sus interlocutores de confianza, pues

privilegia el uso del nombre por encima de los vocativos. Además, que (3) los hablantes se preocupan por

135

ser tan corteses en la dimensión de poder como en la de solidaridad; concluye que aunque con intenciones

distintas cada dimensión tiene sus propias formas de cortesía. Finalmente, señala que (4) todas las formas

de tratamiento están relacionadas con la imagen y cortesía positivas, ya que la mayoría de los hablantes

busca que el interlocutor se sienta apreciado por el hablante.

Con respecto al primer punto, los datos de esta investigación corroboran que los varones señalaron

una mayor cantidad de lexías empleadas en relación con la totalidad del corpus. También que tanto las

mujeres como los hombres, en cada situación propuesta, emplearon más apelativos para referirse a un

interlocutor de su mismo sexo, y en proporciones porcentuales similares.

En relación con el segundo punto, si bien las situaciones de uso planteadas en el cuestionario de

este estudio no promovían el empleo de formas de tratamiento pronominales o el nombre, no se encontró

un uso de formas neutras en situaciones de confianza, sino, por el contrario, apelativos de cortesía positiva

o anticortesía, propios de relaciones solidarias y simétricas que refuerzan el contacto social y las

relaciones interpersonales. No obstante, sí hubo una situación particular –6a y 6b– en la que las mujeres

señalaron emplear formas de cortesía negativa, que evidencian deferencia y respeto, para dirigirse a

desconocidos, pero en este caso la situación no era de confianza sino de distancia social.

Respecto del tercer punto, se verificó que los jóvenes universitarios sí se preocupan por ser

corteses, y efectivamente expresan sus propias estrategias de cortesía, en particular, gracias a la

anticortesía, a la ausencia “normal” de un marcador de cortesía que, no obstante, funciona como refuerzo

en la construcción de la imagen individual y social.

Finalmente, en relación con el último punto, se encontró que, en efecto, la mayoría de los

apelativos se relacionan con la imagen y cortesía positivas, y en esta investigación con la anticortesía, el

objetivo de estas estrategias es que el interlocutor se sienta apreciado por el hablante, pues no se promueve

el conflicto, aunque sí la diferencia.

136

El último objetivo específico, referido a la definición de los componentes básicos de la imagen

social de los jóvenes universitarios costarricenses, también se cumplió. Para ello, se tomó como punto de

partida una serie de premisas propuestas por Jorge Murillo (2002: 115-116 y 2003: 130-131) en relación

con el español de Costa Rica. A grandes rasgos, dichas premisas señalan que los hablantes se inclinan por

la filiación y la solidaridad; además, en cuanto a la necesidad de autonomía, que se valora la originalidad y

se acentúa la diferenciación respecto del otro.

Así las cosas, la imagen básica de los jóvenes universitarios costarricenses presentó características

similares a lo descrito por Murillo. Se constató un uso estratégico de los apelativos para conservar la

imagen social de los interlocutores al promover una interacción verbal satisfactoria que les posibilite

alcanzar sus objetivos comunicativos. Dichas estrategias se relacionan con actos de habla corteses, de

cortesía positiva entre iguales o de cortesía negativa con desconocidos, y anticorteses, mediados por la

construcción de la identidad personal, grupal juvenil y de género.

Por una parte, la imagen de autonomía fue asociada con el deseo de los jóvenes de ser vistos como

originales, novedosos y diferentes frente a quienes no comparten su identidad de grupo o su sociolecto.

También la autonomía se relaciona con la distinción debida al género de los informantes, pues se

evidenció un uso diferente de lexías para apelar al hombre o a la mujer.

Por otra parte, la imagen de afiliación indicó las aspiraciones de los jóvenes de ser considerados

como individuos que evitan el conflicto, pues ofrecen un trato recíproco o de confianza; de ahí, el ser

valorados como solidarios. Igualmente, que poseen filiación grupal, ya sea generacional o por género.

En definitiva, este estudio sociopragmático de los apelativos empleados por jóvenes universitarios

en el español de Costa Rica permitió corroborar la relevancia de realizar investigaciones desde el marco

conceptual de la pragmática y la cortesía verbal, pues ofrecen una visión novedosa de lo propiamente

lingüístico en correlación con aspectos de índole social, por ejemplo, como se regula la conducta y las

relaciones entre las personas.

137

Cabe aclarar que las conclusiones aquí expuestas representan aproximaciones al fenómeno

estudiado, pues esta es una investigación de carácter exploratorio y no existen otros estudios sobre los

apelativos en el lenguaje juvenil del español de Costa Rica para contrastar la información obtenida.

Para concluir, es recomendable que otros investigadores del país se interesen por realizar estudios

lingüísticos de temática similar que posibiliten construir corpus de datos más completos, de diversa índole

(lenguaje coloquial, lenguaje juvenil y de otros sociolectos), como existen en otras regiones y, a su vez,

que permitan avanzar en la descripción de los componentes de la cortesía verbal en el español de Costa

Rica, los cuales podrían propiciar investigaciones en otras áreas del saber (sociológicas, literarias,

filosóficas) y por qué no investigaciones conjuntas.

138

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ANEXOS

146

ANEXO 1

E: Mujer D: Mujer socia darlin cariño suiri

compis compita

rica cara de torta corriente(s) mongola(s)

mongas moncha(s)

chiflis loca(s) güila(s)

bruja brujilda

zorra arroz

percanta prosti sidosa

perrísima mona

horriblura(s) espantosidad(es)

E: Mujer D: Hombre

darlin bróder

compita bois

chico(s) muchacho(s)

joven cara de torta mongolo(s) chiquillo(s) mocoso(s)

mierdoso(s)

E: Hombre D: Hombre

compa compis compita

compañero bróder monpri

gud men

amigo jefe

don (+ nombre) machillo sapillo loquillo

carepicha güey

cabrón(es) güevón

hijueputa culiolo

E: Hombre D: Mujer

chica(s) muchacha compañera

linda cosita

E: H y M D: H y M

Mae chavalo(a)(s)

gente

147

ANEXO 2

Cuestionario sobre el uso de los apelativos

Descripción: Este es un cuestionario relacionado con el estudio del uso que hacen los

jóvenes universitarios de los apelativos (por ejemplo: mae, joven, muchacho (a), etc.) en

Costa Rica. Si usted desea colaborar con esta investigación, sírvase responder el

cuestionario en todas las hojas de respuestas. Su información será estrictamente

confidencial, en el sentido de que no se revelará la identidad de las personas que participen

en él.

Por favor complete la siguiente información:

1. Sexo M 2. Edad ________ años

F

3. Lugar de residencia San José

Heredia

Alajuela

Cartago

4. Centro de estudio____________________________

148

Instrucciones: Marque con una X la casilla de la palabra o palabras que usted usaría en las

siguientes situaciones. Además, se le proporciona un espacio para que agregue otras

palabras que usted usaría en cada situación.

Situaciones 1a. Usted conversando con un amigo íntimo a solas:

compa mae bróder carepicha

amigo gordo men cabrón

güevon hijueputa mopri güey

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

1b. Usted conversando con una amiga íntima a solas:

chic mae amor cariño

darling corazón bruja zorra

cielo hijueputa rica prosti

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

2a. Usted hablando con un grupo de amigos en su propia casa:

compas maes gente carepichas

amigos chicos culiolos cabrones

güevones hijueputas chiquillos güeys

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

149

2b. Usted hablando con un grupo de amigas en su propia casa:

chics maes gente mongolas

amigas chicas ricas zorras

güilas hijueputas chiquillas caras de torta

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

3a. Usted hablando con compañeros de trabajo o estudio durante sus actividades

cotidianas:

compas maes gente carepichas

amigos chicos culiolos cabrones

güevones hijueputas chiquillos güeys

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

3b. Usted hablando con compañeras de trabajo o estudio durante sus actividades

cotidianas:

chics maes gente mongolas

amigas chicas ricas zorras

güilas hijueputas chiquillas caras de torta

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

150

4a. Usted hablando de sus tareas universitarias con un hermano/primo (de una edad

similar a la suya):

compa mae bróder carepicha

amigo gordo men cabrón

güevon hijueputa mopri güey

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

4b. Usted hablando de sus tareas universitarias con una hermana/prima (de una edad

similar a la suya):

chic mae amor cariño

darling corazón bruja zorra

cielo hijueputa rica prosti

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

5. Usted hablando con su novio o novia en compañía de personas conocidas:

cielo mae sweetie amor

bebe corazón cosita mocoso (a)

gordo (a) hijueputa rico (a) mongolo (a)

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

151

6a. Usted preguntándole en la calle una dirección a un desconocido (de una edad

similar a la suya):

compa mae jefe joven

amigo chiquillo men chico

güevon muchacho primo chavalo

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

6a. Usted preguntándole en la calle una dirección a una desconocida (de una edad

similar a la suya):

compis mae linda joven

amiga chiquilla cosita chica

cariño muchacha corazón chavala

Otros apelativos que usted usaría:________________________________________

152

ANEXO 3

Nota: Una hoja matriz de este tipo se elaboraría para cada una de las situaciones que incluye el cuestionario.

Situación 1a. Usted conversando con un amigo íntimo a solas: Destinatario: Hombre

Apelativo Emisor/Frecuencia de uso Hombre Mujer 1. compa

2. mae

3. bróder

4. carepicha

5. amigo

6. gordo

7. men

8. cabrón

9. güevon

10. hijueputa

11. mopri

12. güey

153

ANEXO 4

Figura 1: Distribución por distritos de la GAM