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Título Efectos del aprendizaje cooperativo sobre la competencia percibida, la motivación, las relaciones sociales, el esfuerzo y el aburrimiento de futuros docentes de educación primaria Autores Javier Fernández-Río, Departamento de Ciencias de la Educación, Facultad de Formación del Profesorado y Educación, Universidad de Oviedo. [email protected] Jose A. Cecchini, Departamento de Ciencias de la Educación, Facultad de Formación del Profesorado y Educación, Universidad de Oviedo. [email protected] Antonio Méndez-Giménez, Departamento de Ciencias de la Educación, Facultad de Formación del Profesorado y Educación, Universidad de Oviedo. [email protected] Dirección para correspondencia Javier Fernández-Río c) Aniceto Sela s/n, despacho 219 Universidad de Oviedo 33005-Oviedo-Asturias e-mail: [email protected] Telf: 985-102850 RESUMEN El objetivo del estudio fue analizar la repercusión de un programa de intervención basado en el Aprendizaje Cooperativo sobre diferentes variables motivacionales en futuros docentes. 264 estudiantes del grado de Maestro en Educación Primaria participaron. Antes de la intervención se planteó un modelo teórico explicativo de las relaciones entre las diferentes variables. Durante 12 semanas, al grupo experimental se le aplicó el programa mencionado, mientras que el grupo control experimentó un planteamiento tradicional de enseñanza. Se diseñó un cuestionario ad hoc utilizando subescalas validadas (PMCSQ-2, BPNS, PLOC, SGS-PE, PES) para la recogida de datos. El modelo teórico predictivo fue sometido a un análisis de ecuaciones estructurales con los datos obtenidos que mostró que éste se cumplía, observándose mejoras significativas, sólo en el grupo experimental, en los niveles de percepción de competencia, motivación autodeterminada, esfuerzo, responsabilidad y relación y una reducción significativa en los niveles de aburrimiento. La interacción con el género resultó significativa, a favor de las mujeres, en Competencia y Aburrimiento. El Aprendizaje Cooperativo se ha mostrado como un formato instructivo positivo docencia universitaria. PALABRAS CLAVE Formación del profesorado, autodeterminación, responsabilidad TITLE Effects of Cooperative Learning on Perceived Competence, Motivation, Social Goals, Effort and Boredom in Prospective Primary Education Teachers) Fernandez-Rio, J., Cecchini, J.A., & Mendez-Gimenez, A. (2014). Efectos del aprendizaje cooperativo sobre la competencia percibida, la motivación, las relaciones sociales, el esfuerzo y el aburrimiento de futuros docentes de educación primaria. Infancia y Aprendizaje, vol.36. (in press)

Efectos del aprendizaje cooperativo sobre la competencia percibida, la motivación, las relaciones sociales, el esfuerzo y el aburrimiento de futuros docentes de educación primaria

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Título

Efectos del aprendizaje cooperativo sobre la competencia percibida, la motivación, las

relaciones sociales, el esfuerzo y el aburrimiento de futuros docentes de educación

primaria

Autores

Javier Fernández-Río, Departamento de Ciencias de la Educación, Facultad de

Formación del Profesorado y Educación, Universidad de Oviedo. [email protected]

Jose A. Cecchini, Departamento de Ciencias de la Educación, Facultad de Formación

del Profesorado y Educación, Universidad de Oviedo. [email protected]

Antonio Méndez-Giménez, Departamento de Ciencias de la Educación, Facultad de

Formación del Profesorado y Educación, Universidad de Oviedo.

[email protected]

Dirección para correspondencia

Javier Fernández-Río

c) Aniceto Sela s/n, despacho 219

Universidad de Oviedo

33005-Oviedo-Asturias

e-mail: [email protected]

Telf: 985-102850

RESUMEN El objetivo del estudio fue analizar la repercusión de un programa de intervención

basado en el Aprendizaje Cooperativo sobre diferentes variables motivacionales en

futuros docentes. 264 estudiantes del grado de Maestro en Educación Primaria

participaron. Antes de la intervención se planteó un modelo teórico explicativo de las

relaciones entre las diferentes variables. Durante 12 semanas, al grupo experimental se

le aplicó el programa mencionado, mientras que el grupo control experimentó un

planteamiento tradicional de enseñanza. Se diseñó un cuestionario ad hoc utilizando

subescalas validadas (PMCSQ-2, BPNS, PLOC, SGS-PE, PES) para la recogida de

datos. El modelo teórico predictivo fue sometido a un análisis de ecuaciones

estructurales con los datos obtenidos que mostró que éste se cumplía, observándose

mejoras significativas, sólo en el grupo experimental, en los niveles de percepción de

competencia, motivación autodeterminada, esfuerzo, responsabilidad y relación y una

reducción significativa en los niveles de aburrimiento. La interacción con el género

resultó significativa, a favor de las mujeres, en Competencia y Aburrimiento. El

Aprendizaje Cooperativo se ha mostrado como un formato instructivo positivo docencia

universitaria.

PALABRAS CLAVE

Formación del profesorado, autodeterminación, responsabilidad

TITLE

Effects of Cooperative Learning on Perceived Competence, Motivation, Social Goals,

Effort and Boredom in Prospective Primary Education Teachers)

Fernandez-Rio, J., Cecchini, J.A., & Mendez-Gimenez, A. (2014). Efectos del aprendizaje cooperativo sobre la competencia percibida, la motivación, las relaciones sociales, el esfuerzo y el aburrimiento de futuros docentes de educación primaria. Infancia y Aprendizaje, vol.36. (in press)

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ABSTRACT

The main goal of this study was to analyze the effects of an intervention program based

on cooperative learning in several motivational variables of prospective teachers. 264

Primary Education Teacher Education students participated. Prior to the intervention, a

theoretical model was designed to explain the relations among variables. During 12

weeks, the intervention program was applied to the experimental group, while the

control group experienced a traditional instructional approach. A questionnaire was

design using different validated subscales (PMCSQ-2, BPNS, PLOC, SGS-PE, PES) to

gather data. The predictive theoretical model was tested using a structural equation

analysis with the data obtained which showed that the predictive model was correct.

Significant increases were measured only in the experimental group subjects’ perceived

competence, self-determined motivation, responsibility, relationship, and effort, and a

significant decrease in boredom. Regarding gender, women showed significantly

different results in Competency and Boredom. Cooperative Learning has been proven a

positive instructional model in Teacher Education.

Keywords: Teacher education, self-determination, responsibility

Agradecimientos

Este estudio se ha realizado en el marco del proyecto de I+D+I número DEP2012-

31997, subvencionado por el Ministerio de Economía y Competitividad.

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INTRODUCCIÓN

El Espacio Europeo de Educación Superior

La universidad se encuentra en un momento decisivo en el que, por un lado, la

sociedad le apremia para que sea una institución impulsora de los cambios necesarios

para hacer frente a los problemas actuales y futuros y, por otro lado, se encuentra en una

profunda trasformación marcada por el Espacio Europeo de Educación Superior

(EEES). Éste ha provocado un desafío especial para docentes y discentes: la renovación

metodológica (De Miguel, 2006a). Así, diferentes autores coinciden en que ésta debe

basarse en tres ideas básicas: una universidad centrada en el aprendizaje (Rodríguez,

2006), en la que el protagonista de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje sea el

estudiante (De Miguel, 2006a), dentro de una formación más autónoma de éste para el

desarrollo de competencias (Gargallo, Fernández y Jiménez, 2007).

Tradicionalmente, la enseñanza universitaria se ha basado en la transmisión de

información desde los docentes a los discentes, que la recibían de manera pasiva. Así, el

foco de atención se centraba en el profesor y en su docencia como base del éxito del

proceso educativo. En el marco del EEES, lo importante pasa a ser el aprendizaje, el

cómo aprenden mejor los estudiantes según sus características y capacidades. Una

universidad centrada en el aprendizaje hace referencia a lo que García-Valcárcel (1994)

denomina como modelo interactivo de enseñanza universitaria. El imperante era el

modelo expositivo (más orientado al contenido), mientras que el interactivo tiene en

cuenta los intereses y las necesidades de los estudiantes; el docente se muestra accesible

y cercano y establece vías de participación para éstos. Con este cambio de rumbo

pedagógico se pretende que los estudiantes desarrollen su autonomía a la hora de

aprender, que sean capaces de desarrollar conocimiento por sí mismos y competencias

profesionales y personales bajo la idea de un aprendizaje “a lo largo de toda la vida”

(De Miguel, 2006a, p. 75), fundamental en la sociedad actual.

El estilo docente que demanda el EEES es el de un profesor universitario generador

de aprendizajes y no un simple transmisor de conocimientos (Cano, 2009). Para ello

debe aprender a pasar de ser la fuente de todo conocimiento a ser un guía, un mediador,

un orientador que facilitará a los estudiantes el uso de recursos y herramientas para

explorar y elaborar nuevos conocimientos y desarrollar competencias (Rodríguez,

2006). La relación docente-discente pasaría de ser de autoridad (discursiva), a ser de

ayuda (dialógica-reflexiva) en línea con el modelo interactivo señalado (Cano, 2009).

El estudiante también debe cambiar para “preocuparse por aprender a aprender, por

adaptarse al cambio, por transformar la realidad mejorable, por gestionar su

conocimiento y convertirse en un agente de aprendizaje significativo y autónomo”

(Cano, 2009, p. 187). Los docentes debemos enseñarle a asumir su parte de

responsabilidad en el desarrollo del trabajo académico, para que el aprendizaje sea, de

verdad, eficaz (De Miguel, 2006a). Con el desarrollo del aprendizaje autónomo, lo que

se pretende es aumentar el papel protagonista del estudiante en la búsqueda y

construcción de su propio conocimiento. Entre los modelos de enseñanza que se

consideran como más eficaces para implicar a los estudiantes en su propio proceso de

enseñanza-aprendizaje en el contexto universitario actual, marcado por el EEES, figura

el aprendizaje cooperativo (De Miguel, 2006b).

El Aprendizaje Cooperativo

Pujolás (2009) entiende el aprendizaje cooperativo como el uso didáctico de grupos

pequeños y heterogéneos de estudiantes (en rendimiento y capacidad) en el marco de un

planteamiento que asegure la participación igualitaria (todos los estudiantes tienen las

4

mismas oportunidades de participar) y se potencie la interacción simultánea

(interactuando unos con otros) para que todos integren los contenidos desarrollados

(hasta sus máximas posibilidades) y aprendan a trabajar en equipo. Metzler (2005) lo

resume de una manera muy simple y precisa: estudiantes aprendiendo con, de y para

otros estudiantes. Esta forma de enseñar, en diferentes variantes más o menos similares

de grupos pequeños, ha venido siendo utilizada en el ámbito educativo desde hace

mucho tiempo. Brown y Atkins (1988) señalan como objetivos fundamentales de todo

planteamiento de enseñanza en grupos cooperativos el desarrollo de estrategias de

comunicación (comprensión, explicación, pregunta, respuesta…), de competencias

intelectuales y profesionales (analizar, razonar, valorar, sintetizar, diseñar, aplicar,

resolver…), así como el crecimiento personal (autoestima, autonomía, conocimiento

personal y de otros, relación…).

Por su parte, Johnson, Johnson y Holubec (1998) consideran que los elementos

básicos que toda estructura de trabajo cooperativa debe tener son: interdependencia

positiva entre los miembros del grupo (cada estudiante comprende que su trabajo

beneficia a los compañeros e inversamente), responsabilidad individual (cada miembro

del grupo debe saber que tiene el compromiso de aportar su trabajo para que el conjunto

tenga éxito en la tarea), procesamiento grupal (toda la información que llega al grupo

debe ser procesada de manera que cada miembro la incorpore para poder utilizarla),

habilidades interpersonales (al trabajar en contacto directo, los estudiantes se ven

forzados a desarrollar y mejorar sus habilidades interpersonales de relación) e

interacción promotora (la estructura de trabajo hace que los estudiantes interactúen

durante las tareas para ayudarse positivamente unos a otros).

Existen diferentes estructuras o técnicas basadas en el aprendizaje cooperativo que

han sido aplicadas en diferentes campos del conocimiento. Entre ellas podemos destacar

aquellas desarrolladas por Slavin (1975, 1977) como Torneo de Juegos por Equipos

(Teams-Games-Tournament) o Trabajo en Equipos (Student Teams-Achievement

Divisions), Rompecabezas (Puzzle o Jigsaw) de Aronson y sus colaboradores (1978),

Investigación Grupal (Group Investigation) perfeccionada por Sharan y Hert-Lazarowitz

(1980), Co-op co-op diseñada por Kagan (1985) o Aprender Juntos (Learning Together)

de Johnson y Johnson (1999).

No obstante todo lo anterior, para que cualquiera de estas estructuras de aprendizaje

cooperativo funcione y se logren los objetivos plateados anteriormente se hace

absolutamente imprescindible que el docente adquiera la función de “mediador” en el

proceso de enseñanza-aprendizaje. De este modo, se relaciona con sus estudiantes a

través de las actividades que presenta, pudiendo ser una fuente de consulta, pero no la

única, ya que existen otras fuentes, recursos y herramientas (compañeros, libros,

internet…) que los estudiantes pueden y deben aprender a usar como formación para

todos los ámbitos de su vida. Por ello, es fundamental que el docente involucre a los

estudiantes en la toma de decisiones que tiene lugar en el aula. Treasure y Roberts

(1995) consideran que cuando esto sucede, los estudiantes aumentan sus sentimientos

de habilidad percibida y su grado de implicación en la tarea. El aprendizaje cooperativo

también implica que los discentes tienen que tomar muchas decisiones durante la clase:

organizativas (roles de cada miembro del grupo, materiales necesarios, tiempo a

utilizar…), pedagógicas (búsqueda de información, análisis de posibilidades…) o

sociales (relaciones entre los miembros del grupo, con otros grupos, con el docente…).

Son múltiples las investigaciones que señalan las ventajas del empleo de estructuras

de aprendizaje cooperativo; entre ellas destacamos la desarrollada por González y

5

García (2007, p. 13) en una muestra de universitarios españoles, los cuáles señalaban

que la metodología cooperativa les había ayudado “a entender mejor los temas difíciles,

a aprovechar mejor el tiempo de estudio y a aumentar el interés por la asignatura”. Otra

de las ventajas de las estructuras de trabajo cooperativas es que los estudiantes tienden a

focalizar su atención sobre el esfuerzo, sobre el objetivo de completar la tarea

encomendada, en vez de dirigirla hacia otros compañeros para compararse y competir

por alcanzar un resultado mejor (Ames y Ames, 1984).

Como plantea Selene (2005), el aprendizaje cooperativo es uno de los mejores

modelos de enseñanza para lograr un cambio significativo en la formación universitaria,

ya que su formato beneficia las habilidades académicas y sociales de los estudiantes, lo

que fortalece el desarrollo de sus competencias profesionales. No obstante todo lo

anterior, para que un estudiante se preocupe por aprender a aprender, por gestionar su

conocimiento o por ser un individuo con autonomía en su formación, su motivación

debe estar altamente autodeterminada (Cano, 2009).

La Teoría de la Autodeterminación

El estudio de la motivación en el ámbito educativo es uno de los elementos que

suscitan más interés por su importancia en el resultado de la labor docente. En este

sentido, uno de los marcos teóricos más empleados para investigar este complejo

fenómeno ha sido el proporcionado por la Teoría de la Autodeterminación (ADT; Ryan

y Deci, 2000). Esta teoría identifica tres tipos básicos distintos de regulaciones en el

comportamiento motivacional de los estudiantes: intrínseca, extrínseca y

desmotivación. La motivación intrínseca ha sido definida como la realización de una

actividad por su satisfacción inherente, y representa el grado más alto de motivación

auto-regulada. La motivación extrínseca se identifica cuando los estudiantes realizan

una actividad porque valoran los resultados que se derivan de ella (recompensas o

castigos), más que por la propia actividad en sí misma. Goudas, Biddle y Fox (1994)

han identificado tres tipos de motivación extrínseca: regulación identificada, regulación

introyectada y regulación externa. La identificada representa comportamientos con un

alto grado de motivación autodeterminada. La introyectada simboliza comportamientos

que han sido ligeramente internalizados y que son realizados sin sentimientos de culpa

o vergüenza. La externa hace referencia a comportamientos que se realizan para lograr

recompensas tangibles o para evitar castigos o peligros. Por último, la desmotivación

representa la ausencia de motivación. Nace de sentimientos de incompetencia personal,

de falta de valor de la actividad y de la creencia de que las acciones de uno no pueden

influenciar sus resultados (Ryan y Deci, 2000). Ésta personifica el grado más bajo de

motivación autodeterminada, ya que se experimentan sensaciones de incompetencia.

Todos estos distintos tipos de motivación están ordenados a lo largo de un continuum

sobre el que se puede mover la creencia motivacional de cada estudiante como

consecuencia de sus experiencias de aula.

La investigación realizada en torno a la ADT da soporte a la idea de que el tipo de

regulación motivacional de una persona depende de la calidad de su actuación, de su

aprendizaje y de su experiencia personal (Vallerand, 2001). Comportamientos

motivacionales con niveles altos de autodeterminación (motivación intrínseca y

regulación identificada) producen repuestas más adaptativas que aquellos con niveles

bajos (regulación externa y desmotivación). Esta idea entronca directamente con uno de

los objetivos básicos, expresados anteriormente, del EEES: el desarrollo de estudiantes

con un mayor grado de autonomía. Sólo el desarrollo de esta cualidad en las personas

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podrá hacer que sean capaces de generar respuestas adaptadas a cada situación concreta

que se encuentren en la vida. También se ha podido comprobar la relación existente

entre la orientación de los estudiantes al aprendizaje y la motivación autodeterminada

en el aula. En efecto, aquellos que focalizan su atención sobre la mejora y el desarrollo

personal están, normalmente, motivados por las características intrínsecas de las tareas,

porque las consideran importantes. Por el contrario, aquellos estudiantes orientados

hacia el rendimiento no muestran niveles elevados de conductas autodeterminadas

(Standage, Duda y Ntoumanis, 2003). Esta idea enlaza de una manera directa con el

planteamiento, desarrollado con anterioridad, del trabajo en estructuras de aprendizaje

cooperativo. Éste se basa en desarrollar un clima de aula orientado al aprendizaje, a la

tarea, al esfuerzo durante la realización del trabajo encomendado, y no hacia el

resultado, el ego o la comparación con otros compañeros para lograr un producto mejor.

Tomando como referencia estas ideas, la finalidad fundamental de este estudio fue

implementar un programa de intervención, desarrollado por los investigadores y basado

en el aprendizaje cooperativo, para ver sus efectos sobre diferentes variables (entre ellas

el género) en un grupo de estudiantes universitarios. Por ello, antes de la intervención se

diseñó un modelo teórico predictivo que tomaba como referencia la secuencia

motivacional descrita por Valerand (1997) y Vallerand y Losier (1999). En el modelo

inicial se hipotetizó que una estructura de enseñanza-aprendizaje basada en el

aprendizaje cooperativo predeciría positivamente la competencia percibida de los

estudiantes que, a su vez, predeciría los niveles de motivación autodeterminada que, a

su vez, predecirían el esfuerzo y el aburrimiento percibido por los estudiantes en las

diferentes sesiones planteadas. Así mismo, en este modelo se incluyó una vía entre la

motivación intrínseca, la regulación identificada y la regulación introyectada y las metas

sociales de responsabilidad y relación apoyándonos en las aportaciones realizadas por

Cecchini, González, Méndez-Giménez y Fernández-Río (2011) y a las características

fundamentales del modelo del aprendizaje cooperativo explicadas anteriormente (ver

figura 1). Con este modelo en mente se llevó a cabo un programa de intervención al

objeto de comprobar las predicciones del modelo inicial.

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Insertar Figura 1 aprox. aquí

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MATERIAL Y MÉTODO

Participantes

La muestra estuvo formada por 264 estudiantes universitarios, con edades

comprendidas entre los 18 y 42 años, que cursaban la asignatura: Educación Física y su

Didáctica, que conduce al título de Grado de Maestro en Educación Primaria, de una

universidad del norte de España. La muestra estaba integrada por 176 mujeres (19.97

años) y 88 varones (20.81 años).

Procedimiento

La muestra inicial de sujetos se dividió en: grupo experimental (n = 130, 87

mujeres y 43 varones) y grupo control (n = 134, 89 mujeres y 45 varones). La

investigación responde a las características de un diseño cuasi-experimental, ya que

aunque los grupos experimental y control fueron determinados de manera aleatoria, los

sujetos de estos grupos no fueron asignados al azar, pues se trabajó con grupos de clase

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previamente constituidos. A ambos grupos se les pasaron los mismos instrumentos de

medida que más adelante se detallan, antes y después de la intervención.

Durante 12 semanas (veinticuatro sesiones de una hora de duración), al grupo

experimental se le aplicaron las estrategias de aprendizaje cooperativo que se detallan a

continuación, a través de un profesor formado a tal efecto. Durante el mismo periodo de

tiempo, el grupo control realizó las mismas sesiones que estaban programadas, pero

utilizando estrategias docentes tradicionales. El mismo docente fue el encargado de

impartir clase en los dos grupos.

Programa cooperativo de intervención

El programa de intervención desarrollado en el grupo experimental bajo el prisma del

aprendizaje cooperativo incluyó ocho pilares fundamentales:

En primer lugar, una reordenación física del aula en la cual la disposición de los

asientos de los estudiantes era en todo momento circular (en oposición a la frontal que

es la habitual de un modelo expositivo). Se pretendía promover una interacción

comunicativa mucho mayor entre todos los miembros de la clase.

En segundo lugar, la creación de pequeños grupos cooperativos de trabajo con

características totalmente heterogéneas que se mantuvieron a lo largo de toda la

intervención. Era fundamental mantener los grupos durante un periodo de tiempo largo

para lograr que trabajasen de manera cooperativa.

En tercer lugar, una reorganización de los tiempos lectivos en los que dentro de cada

sesión (una hora) había un tiempo mínimo (15 minutos) para el trabajo en pequeños

grupos cooperativos. Mediante el uso de dinámicas como “opiniones enfrentadas”

(García López et al., 2002) en la que se planteaban a la clase aspectos concretos de la

temática de la asignatura que los grupos debían debatir para buscar argumentos a favor

o en contra (interacción cara a cara). Se intentaba así que los grupos tuvieran un tiempo

de clase para aprender a trabajar de manera cooperativa (desarrollar las habilidades

necesarias) bajo la supervisión del docente.

En cuarto lugar, la creación de un clima de aula positivo que animase a los

estudiantes a intervenir sin miedo, a expresar sus ideas y puntos de vista, a debatir

abiertamente y a elaborar sobre la información de otros, respetando sus ideas

(habilidades interpersonales). A través de actividades como “el grupo nominal” (Fabra,

1992) en la que los estudiantes debían aportar ideas sobre un tema concreto que se

estaba desarrollando en clase, se buscaba facilitar y forzar la participación de los

estudiantes más cohibidos (a la vez que se impedía el protagonismo excesivo de otros)

para que todos se acostumbraran a aportar al grupo y a escuchar a los demás.

En quinto lugar, los estudiantes podían aportar materiales curriculares sobre los que

elaborar los contenidos a desarrollar en la materia (artículos, libros, videos, enlaces

web…). El objetivo era que pudieran tomar decisiones sobre el proceso de enseñanza-

aprendizaje del que eran protagonistas, que tuvieran voz y voto en lo que se hacía en la

asignatura (responsabilidad individual). Por supuesto, estas aportaciones tenían reflejo

en la evaluación final de la asignatura con un porcentaje determinado desde el comienzo

de la misma y perfectamente conocido por todos los estudiantes.

En sexto lugar, el empleo de una gran variedad de actividades de enseñanza-

aprendizaje de carácter teórico (lecturas, recensiones, debates, exposiciones, tormentas

de ideas…) y práctico (tareas, ejercicios, demostraciones, ejemplificaciones,

sesiones…) en la que los estudiantes eran los protagonistas activos del proceso de

enseñanza-aprendizaje. El campus virtual de la universidad se convirtió en el vehículo a

8

través del cual era posible canalizar toda esta variedad de actividades. Algunas eran

realizadas exclusivamente a través de éste (foros, chats…), mientras que otras eran

presentadas en el campus virtual y algunas de ellas eran desarrolladas con mayor

profundidad en las sesiones teóricas o prácticas programadas.

En séptimo lugar, el uso de varias técnicas de aprendizaje cooperativo como

Learning together (Johnson y Johnson, 1999) o Coop-coop (Kagan, 1985) para ayudar a

los grupos cooperativos a funcionar durante la elaboración de los diferentes trabajos

teórico-prácticos a desarrollar durante la intervención. En este último planteamiento, la

dinámica de trabajo era la siguiente: cada grupo de trabajo cooperativo escogía un tema

concreto a elaborar de la temática de la asignatura; a su vez, cada componente elegía un

parte de dicho trabajo que debía desarrollar y aportar al trabajo final grupal, que se

presentaba al resto de la clase, teniendo en cuenta que la evaluación de realizaba en tres

niveles: de la presentación del grupo, de las contribuciones individuales y del material

escrito y presentado formalmente (interdependencia positiva).

En octavo y último lugar, la utilización de una pluralidad de procedimientos (auto-

evaluación, co-evaluación y hetero-evaluación) e instrumentos de evaluación

(preguntas, exámenes, tests y trabajos) para lograr un proceso evaluador mucho más

formativo (López, 2008). Estos planteamientos de evaluación implican al estudiante en

mayor medida en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que tienen lugar en el

transcurso de la asignatura (no sólo al final de la misma como suele ser habitual), a la

vez que fortalecen la interacción entre estudiantes dentro de los grupos de trabajo

cooperativos, así como entre diferentes grupos (interacción promotora).

Instrumentos

Aprendizaje cooperativo

Se evaluó a través de la subescala “Aprendizaje Cooperativo” de cuatro items (e.g.

“los compañeros te ayudan a progresar”) del Cuestionario del Clima Motivacional

Percibido (PMCSQ-2) de Newton, Duda y Yin (2000). El cuestionario fue validado para

el contexto español por González-Cutre, Sicilia y Moreno (2008), obteniendo un

coeficiente α de Cronbach de .65.

Competencia

Se valoró mediante la subescala “Competencia” de cuatro ítems (e.g. “siento que he

tenido una gran progresión con respecto al objetivo final que me he propuesto”) de la

Escala de Necesidades Psicológicas Básicas (BPNS) de Vlachopoulos y Michailidou

(2006). Ésta fue validada para el contexto español por Moreno, González-Cutre, Chillón

y Parra (2008), obteniendo un coeficiente α de Cronbach de .69.

Motivación

Se evaluó a través de la Escala del Locus Percibido de Causalidad (PLOC) de

Goudas, Biddle y Fox (1994) a partir del Cuestionario de Autorregulación de Ryan y

Conell (1989). La escala fue validada para el contexto español por Moreno, González-

Cutre y Chillón (2009). Ésta consta de veinte ítems que corresponden a Motivación

Intrínseca (e.g. “porque disfruto aprendiendo nuevas habilidades”), Regulación

Identificada (e.g. “porque puedo aprender habilidades que podría usar en otras áreas de

mi vida”), Regulación Introyectada (e.g. “porque quiero que el profesor piense que soy

un buen alumno”), Regulación Externa (e.g. “porque eso es lo que se supone que debo

hacer”) y Desmotivación (e.g. “pero no sé realmente por qué”). Los coeficientes α de

Cronbach que obtuvieron fueron .80, .80, .67, .70 y .74, respectivamente.

Metas Sociales

9

Se analizaron mediante la Escala de Metas Sociales (SGS-PE) de Patrick, Hicks y

Ryan (1997), adaptada por Guan, McBride y Xiang (2006) al contexto de la educación

física. Este último cuestionario fue validado para el contexto español por Moreno,

González-Cutre y Sicilia (2007). Seis ítems abordan las metas de Relación (e.g. “me

gustaría llegar a conocer realmente bien a mis amigos de clase”) y cinco ítems abordan

las metas de Responsabilidad (e.g. “intento hacer lo que el profesor me pide”). Los

coeficientes α de Cronbach que obtuvieron fueron .75 y .83 respectivamente.

Esfuerzo

Se valoró a través de la subescala “Esfuerzo” de cuatro ítems (e.g. “me esfuerzo

mucho en preparar los trabajos de clase”) de la Escala de Persistencia y Esfuerzo (PES)

de Guan, Xiang, McBride y Bruene (2006). Teniendo en cuenta las aportaciones de

Hambleton, Merenda y Spielberger (2005), la subescala fue traducida al español por un

especialista y después nuevamente al inglés, comprobando su gran similitud con la

escala original. Dos expertos evaluaron los ítems y determinaron su correcta redacción y

su adecuación para medir el esfuerzo en el contexto español. El coeficiente α de

Cronbach que obtuvieron fue de .90.

Aburrimiento

Se evaluó mediante una subescala de tres ítems (eg. “en clase a menudo estoy

despistado”) de Duda, Fox, Biddle y Armstrong (1992). Se siguió el mismo

procedimiento que en el instrumento anterior para su correcta aplicación al contexto

español (Hambleton, Merenda y Spileberger, 2005). El coeficiente α de Cronbach

obtenido fue de .70.

Las respuestas de todas las preguntas se puntuaban con una escala tipo Likert que

oscilaba entre 1 (totalmente en desacuerdo) y 5 (totalmente de acuerdo).

RESULTADOS

Análisis de los datos

Una vez finalizado el programa de intervención desarrollado en base al aprendizaje

cooperativo, y usando los datos obtenidos de los cuestionarios empleados, la valoración

del modelo inicial planteado se realizó a través de un análisis de ecuaciones

estructurales. Este tipo de modelos admiten pocas variables, ya que de no ser así

resultaría difícil reproducir correctamente las covarianzas observadas. Por este motivo

se combinaron los ítems en pares, siguiendo las indicaciones de Marsh, Richards,

Johnson, Roche y Tremayne (1994). Los primeros dos ítems en cada subescala se

promedian para formar la primera pareja de ítems, luego los siguientes dos ítems y así

sucesivamente. De este modo, las puntuaciones tienden a ser distribuidas más

normalmente y la relación entre el número de variables medidas con el número de los

participantes del estudio se reduce considerablemente hasta situarse en valores

aceptables (Marsh et al., 1994).

Para realizar este tipo de análisis se utilizó el programa AMOS en su versión 18.0

(IBM, Chicago, IL). Los resultados mostraron que la estimación normalizada del

coeficiente Mardia era relativamente grande (curtosis multivariante = 58.75), por lo que

los datos fueron analizados mediante el robusto análisis de máxima verosimilitud junto

con el procedimiento de bootstrapping. Este análisis es recomendado por Bentler (1995)

cuando los datos no se distribuyen normalmente. Con el fin de evaluar la adecuación del

ajuste del modelo propuesto a los datos se examinaron diversos índices de ajuste: Chi-

Cuadrado, Chi Cuadrado/grados de libertad (χ² /d.f.), CFI (Ajuste Comparativo), TLI

10

(Coeficiente de Tucker-Lewis), RMSEA (Radical del Error de Aproximación Medio) y

RMR (Raíz Cuadrada Media Residual). Un buen ajuste de un modelo específico a los

datos se produce, en general, cuando la proporción χ² /d.f. es inferior a 3 (Schermelleh-

Engel, Moosbrugger y Muller, 2003), los índices CFI y TLI son superiores a .90 (Hu y

Bentler, 1999) y el RMSEA (Browne y Cudeck, 1993) y el RMR (Hu y Bentler, 1999)

son menores de .08.

Los índices de ajuste mostraron que la hipótesis del modelo no se ajustaban bien a

los datos: χ² (195) = 382.36, p > .001; χ² /d.f. = 1.96; CFI = 0,87; TLI = 0,85; RMSEA

= 0,07; RMR = 0,07. Por lo tanto, tomando en consideración las indicaciones de las

pruebas de Wald y de multiplicadores de Lagrange se realizó un segundo análisis de

ecuaciones estructurales para obtener el mejor ajuste posible con los datos recabados en

la explicación del comportamiento del modelo revisado. Así, se eliminaron las vías

entre la competencia percibida y la regulación externa, la regulación identifica y el

esfuerzo, la desmotivación y el esfuerzo y la desmotivación y el aburrimiento. También

se permitió a los residuos de tipos de motivación estar correlacionados (Ntoumanis,

2001). En este caso, el modelo revisado (figura 2) tuvo un buen ajuste a los datos χ²

(196) = 311.30, p > .001; χ² /d.f. = 1.59; CFI = 0,92; TLI = 0,91; RMSEA = 0,06; RMR

= 0,05.

————————————————-

Insertar Figura 2 aprox. aquí

————————————————-

Diferencias pre-post intervención

Para conocer los cambios que el programa de intervención había generado en los

sujetos se realizaron dos MANOVAS de medidas repetidas, una para cada grupo

(experimental y control), utilizando el género como variable inter-sujeto. Así, emergió

un efecto significativo multivariado en el grupo experimental: Lambda de Wilks = .26,

F (11, 116) = 29.64, p < .001, = .74.

Los siguientes análisis univariados indicaron cambios significativos en todas

variables analizadas menos en la Regulación externa (tabla 1). Así mismo, se observó

un incremento en las sub-escalas Aprendizaje cooperativo [F (1, 126) = 2283.14, p < .001,

= .64], Competencia [F (1, 126) = 107.11, p < .001,

= .46], Motivación intrínseca [F

(1, 126) = 70.62, p < .001, = .28], Regulación identificada [F (1, 126) = 50.29, p < .001,

= .28], Regulación introyectada [F (1, 126) = 37.73, p < .001,

= .23],

Responsabilidad [F (1, 126) = 41.25, p < .001, = .25], Relación [F (1, 128) = 9.27, p < .01,

= .07] y Esfuerzo [F (1, 126) = 101.07, p < .001,

= .45]. También se observó una

disminución en las subescalas Desmotivación [F (1, 126) = 4.97, p < .05, = .04] y

Aburrimiento [F (1, 126) = 6.54, p < .01, = .05].

————————————————-

Insertar Tabla I aprox. aquí

————————————————-

La interacción con el género también resultó significativa, Lambda de Wilks = .79,

F (11, 116) = 2.78, p < .01, = .21, en algunos casos. Los siguientes análisis univariados

indicaron diferencias significativas en las variables Competencia [F (1, 126) = 8.75, p <

.01, = .07] y Aburrimiento [F (1, 126) = 5.67, p < .01,

= .05]. En ambos casos el

programa tuvo un mayor efecto en las mujeres.

11

Por el contrario, en el grupo control no se observaron cambios significativos,

Lambda de Wilks = .87, F (11, 123) = 1.65, p > .05, = .012, en ninguna de las variables

estudiadas.

DISCUSIÓN

El objetivo fundamental de este estudio ha sido analizar cómo influye el modelo de

enseñanza del aprendizaje cooperativo sobre la percepción de competencia, los niveles

de motivación autodeterminada, las metas sociales de responsabilidad y de relación, el

esfuerzo y el aburrimiento en las clases de un grupo de estudiantes universitarios. Para

ello se diseñó un modelo teórico, tomando como referencia la secuencia motivacional

descrita por Vallerand (1997), que fue sometido a un análisis de ecuaciones

estructurales previo a la implementación de un programa de intervención basado en el

aprendizaje cooperativo. Los resultados finales muestran que, tras la experiencia, los

estudiantes universitarios incrementaron significativamente sus niveles de aprendizaje

cooperativo, competencia percibida, motivación intrínseca, regulación identificada,

regulación introyectada, responsabilidad, relación y esfuerzo. Así mismo, disminuyeron

de manera significativa los niveles de aburrimiento y desmotivación.

Nuestra investigación ha mostrado que cuando la acción del docente universitario

se basa en planteamientos de enseñanza-aprendizaje interactivos en los que los

estudiantes adquieren una carga de protagonismo importante durante todo el proceso

(García-Valcárcel, 1994), éstos perciben que son capaces de cooperar y de relacionarse

más con sus compañeros, que se esfuerzan más durante el trascurso de la asignatura y

que sus niveles de responsabilidad se incrementan. Estos resultados coinciden con los

obtenidos por Serrano y Calvo (1994) que encontraron que el aprendizaje cooperativo

fomenta actitudes positivas hacia el aprendizaje, los docentes y los compañeros de aula.

Todas estas habilidades son muy importantes de desarrollar en nuestros estudiantes,

futuros docentes, porque ayudan a desarrollar individuos personal y socialmente más

comprometidos con lo que sucede a su alrededor. Especialmente en una profesión como

la docente, que implica una grado de compromiso elevado con la formación de otras

personas.

Nuestros resultados también están en línea con lo señalados por Treasure y Roberts

(1995) los cuales plantean que cuando el docente involucra a los estudiantes en la toma

de decisiones que tiene lugar en el aula (situación que ha sucedido en nuestra

experiencia a través del empleo del aprendizaje cooperativo) éstos incrementan sus

niveles de percepción de competencia, así como su grado de implicación en la tarea; es

decir, su motivación autoreferenciada (intrínseca, regulación identificada e

introyectada). Por lo tanto, parece lógico que, como consecuencia de lo anterior, y tal y

como señalan nuestros resultados, los niveles de esfuerzo entre los estudiantes

aumenten, mientras que la desmotivación y el aburrimiento desciendan. Para Ames y

Ames (1984), los estudiantes que trabajan en estructuras cooperativas tienden a

focalizar su atención sobre el esfuerzo, sobre el objetivo de completar la tarea

encomendada, lo que refuerza sus niveles de motivación autoreferenciada y da sentido a

los resultados obtenidos. Así mismo, también coinciden con la idea planteada por

Standage, Duda y Ntoumanis (2003) de que aquellos estudiantes que focalizan su

atención sobre la mejora y el desarrollo personal están motivados por las características

intrínsecas de las tareas (motivación autodeterminada), ya que el trabajo en estructuras

de aprendizaje cooperativo se basa en desarrollar un clima de aula orientado al

aprendizaje, a la tarea y al esfuerzo.

12

Como ya se ha señalado, los niveles de motivación intrínseca y autoreferenciada de

nuestros estudiantes universitarios aumentaron de manera significativa tras la

exposición a un planteamiento docente de ayuda o dialógico-reflexivo (Cano, 2009).

Estos hallazgos vuelven a coincidir con los obtenidos por Serrano y Calvo (1994), los

cuáles señalan que el empleo del modelo de aprendizaje cooperativo tiende a aumentar

la motivación intrínseca de los estudiantes hacia el aprendizaje. En este sentido,

Rodríguez (2006) considera que los tipos de motivación más autoreferenciados

constituyen elementos muy valiosos para lograr la activación de los procesos cognitivos

básicos en nuestros estudiantes. Así mismo, aquellos estudiantes intrínsecamente

motivados serán los que lleguen a ser más autónomos y podrán desarrollar todas sus

potencialidades. Por lo tanto, los resultados obtenidos en el presente estudio apoyan la

idea de que el aprendizaje cooperativo puede ayudar a desarrollar personas con un

mayor grado de autonomía, uno de los pilares del planteamiento del EEES.

Por otro lado, una vez comprobado el modelo teórico inicial, en base a él se

predijeron cambios post-intervención que suponían incrementos importantes y positivos

en diferentes variables. Como el aprendizaje cooperativo predecía positivamente la

competencia percibida (b = .45), esperábamos cambios importantes en esta variable,

como así sucedió tras la intervención. Así mismo, como la percepción de competencia

predecía positivamente la motivación intrínseca (b = .99), la regulación identificada (b =

.94) y la regulación introyectada (b = .57) esperábamos cambios positivos en estas

variables y con resultados adecuados a ese nivel predictivo, como así se produjeron.

Como no se obtuvo ningún valor predictivo entre la competencia percibida y la

regulación externa no se esperaba encontrar cambios significativos en esta variable, y

así sucedió. Por último, la competencia percibida predecía negativamente la

desmotivación (b = -.42) por lo que esperábamos cambios significativos en esta variable

y así se produjeron.

Por lo que respecta a las consecuencias, esperábamos cambios importantes en el

esfuerzo percibido, debido al importante valor predictivo que sobre él tenía la

motivación intrínseca (b = .83) y así sucedió. También se esperaban cambios, aunque en

menor medida, sobre el aburrimiento, debido a que si bien se observa una conexión

negativa muy elevada con la motivación intrínseca (b = -.71), la predicción desde la

regulación externa no era muy fuerte (b = .29), pero se obtuvo una disminución

significativa tras la intervención. Por último, en lo que respecta a las metas sociales,

esperábamos también cambios significativos en la responsabilidad debido al carácter

predictivo de la regulación identificada (b = .52) y también, pero en menor medida, en

la relación debido al valor predictivo de la regulación introyectada (b = .26) y en ambas

variables se obtuvieron incrementos significativos tras la intervención.

Por lo tanto, los resultados obtenidos en la presente investigación permiten dar por

válido el modelo de ecuaciones estructurales planteado en relación a la influencia del

aprendizaje cooperativo sobre las diferentes variables señaladas.

Con respecto a los resultados en función del género, señalar que tan solo las

variables competencia y aburrimiento dieron resultados significativamente diferentes.

En ambos casos el programa tuvo un mayor efecto en las mujeres.

CONCLUSIONES

Como consecuencia de los resultados obtenidos en la presente investigación

podemos decir que el empleo del modelo de enseñanza del aprendizaje cooperativo en

la docencia universitaria tiene efectos positivos significativos sobre la percepción de

13

competencia, los niveles de motivación autodeterminada (intrínseca, identificada e

introyectada), las metas sociales (responsabilidad y relación), el esfuerzo y el

aburrimiento de un grupo de futuros docentes. Por lo tanto, parece recomendable utilizar

estrategias de enseñanzas cooperativas en la docencia universitaria para motivar al

alumnado, tal y cómo se recomienda desde diferentes instancias desde la implantación

del Espacio Europeo de Educación Superior.

Entre las limitaciones del estudio se podría señalar el limitado tamaño de la

muestra, el cual puede considerarse pequeño como para poder generalizar los resultados

obtenidos. Así mismo, la asignatura en la cual se desarrolló el programa de intervención

también puede considerarse una limitación, ya que tiene un componente práctico grande

que otras no tienen, lo que hace más sencillo el uso de planteamientos cooperativos. La

duración del estudio también es una limitación del mismo. Los resultados obtenidos

pueden verse alterados en períodos más largos de intervención que el utilizado (12

semanas) por el consiguiente cansancio de los sujetos participantes. Finalmente, otra

limitación la constituye la novedad del programa de intervención. En ocasiones,

cambios efectuados en la dinámica habitual de las clases son siempre recibidos de

manera positiva por los sujetos participantes por su novedad. Sin embargo, el tiempo

suele hacer mella en dicha percepción positiva.

Consideramos importante que futuras investigaciones comprueben si las

interacciones encontradas en el presente estudio se reproducen en otros grupos de

estudiantes universitarios y en otras disciplinas académicas. También se debería evaluar

de qué manera los sujetos participantes en este tipo de intervenciones mantienen los

cambios experimentados con el paso del tiempo y/o los emplean en otras asignaturas de

su plan de estudios. Otra línea de investigación futura podría ser cómo otras variables

como el clima motivacional generado por el docente o la autonomía del discente se ven

influenciados por programas de intervención como el utilizado en esta ocasión.

Finalmente, se debería comprobar si estos futuros docentes emplean métodos de

enseñanza cooperativos, como los practicados, en su labor profesional posterior.

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17

Figuras

Figura 1. Modelo predictivo del proceso motivacional del aula en base al aprendizaje

cooperativo.

18

Figura 2. Modelo revisado del proceso motivacional del aula en base al aprendizaje

cooperativo.

*Nota: todos los parámetros son estadísticamente significativos. Las varianzas se

muestran con las flechas más pequeñas.

19

Tablas

Tabla I. Alphas de Cronbach, medias y desviaciones típicas en el grupo experimental y

en el grupo control en todas las variables analizadas antes y después de la intervención

α

GRUPO EXPERIMENTAL GRUPO CONTROL

Pre-test Post-test Pre-test Post-test M DT M DT M DT M DT

Aprendizaje

cooperativo .75 3.50 .66 4.60*** .39 3.34 .74 3.39 .86

Competencia .77 3.47 .72 4.14*** .50 3.47 .66 3.43 .67

Motivación

intrínseca .81 3.89 .68 4.43*** .54 3.97 .74 3.99 .67

Regulación

identificada .76 4.03 .70 4.44*** .57 3.99 .78 4.04 .73

Regulación

introyectada .70 3.27 .73 3.67*** .74 3.22 .76 3.27 .96

Regulación

externa .84 2.38 .89 2.41 1.04 2.57 .96 2.53 .92

Desmotivación .71 1.51 .62 1.39* .63 1.56 .68 1.57 .70

Responsabilidad .78 4,25 .54 4.51*** .41 4.26 .54 4.30 .56

Relación .79 4.36 .57 4,50** .58 4.35 .56 4.32 .66

Esfuerzo .75 3.84 .64 4.34*** .43 3.94 .67 3.89 .68

Aburrimiento .73 1.70 .70 1.47** .68 1.81 .68 1.86 .82

***p < .001, ** p < .01, * p < .05