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1 El multiculturalismo interno y externo en España: funciones de legitimación y recontextualización educativa Xavier Bonal Departamento de Sociología Universitat Autònoma de Barcelona Resumen El presente artículo desarrolla dos dimensiones en torno a la construcción de los discursos sobre educación multicultural. En primer lugar se exploran las características de los discursos sobre diferencia cultural que circulan actualmente en España, tanto en el ámbito político como en el educativo, así como algunos de los factores históricos y sociopolíticos que pueden considerarse explicativos de la direccionalidad de los mismos. El argumento fundamental de esta primera parte se basa en la presencia de una construcción retórica del discurso multicultural que tiene sus raíces en el específico pluralismo nacional y cultural del Estado español, y en el terreno educativo, en la tardía construcción de los procesos de democratización y de las políticas de igualdad de oportunidades. La distancia entre los discursos políticos y educativos y las prácticas sociales, así como las agudas contradicciones que subyacen a la intervención de los Estados central y autonómicos en este terreno permite identificar los factores que influyen en el tratamiento oficial y educativo de conceptos como diferencia cultural o atención a la diversidad educativa y su posible carácter “semiperiférico”. La segunda parte del trabajo se centra en una investigación empírica sobre la atención a la diversidad en los centros de enseñanza secundaria llevada a cabo desde el Instituto de Ciencias de la Educación de la UAB durante el periodo 1996-1998. Algunos datos tomados de este trabajo ilustran cómo el concepto de diversidad incluido en los discursos educativo y oficial de la reforma educativa aprobada en 1990 es recontextualizado a través de procesos que eliminan su dimensión social y cultural y enfatizan el proceso de individualización de la diversidad. La metodología de análisis utilizada permite evidenciar la desaparición de las referencias culturales o lingüísticas del concepto de diversidad y su restricción a las dimensiones de las actitudes y aptitudes del alumnado. Finalmente, como conclusión, se establece la relación entre los resultados del trabajo de investigación y la orientación de una política educativa que está lejos de plantear medidas favorecedoras de la diversidad cultural.

El multiculturalismo interno y externo en España: funciones de legitimación y recontextualización educativa

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El multiculturalismo interno y externo en España: funciones de legitimación y recontextualización educativa

Xavier Bonal

Departamento de Sociología

Universitat Autònoma de Barcelona

Resumen

El presente artículo desarrolla dos dimensiones en torno a la construcción de los

discursos sobre educación multicultural. En primer lugar se exploran las características

de los discursos sobre diferencia cultural que circulan actualmente en España, tanto en

el ámbito político como en el educativo, así como algunos de los factores históricos y

sociopolíticos que pueden considerarse explicativos de la direccionalidad de los

mismos. El argumento fundamental de esta primera parte se basa en la presencia de una

construcción retórica del discurso multicultural que tiene sus raíces en el específico

pluralismo nacional y cultural del Estado español, y en el terreno educativo, en la tardía

construcción de los procesos de democratización y de las políticas de igualdad de

oportunidades. La distancia entre los discursos políticos y educativos y las prácticas

sociales, así como las agudas contradicciones que subyacen a la intervención de los

Estados central y autonómicos en este terreno permite identificar los factores que

influyen en el tratamiento oficial y educativo de conceptos como diferencia cultural o

atención a la diversidad educativa y su posible carácter “semiperiférico”.

La segunda parte del trabajo se centra en una investigación empírica sobre la atención a

la diversidad en los centros de enseñanza secundaria llevada a cabo desde el Instituto de

Ciencias de la Educación de la UAB durante el periodo 1996-1998. Algunos datos

tomados de este trabajo ilustran cómo el concepto de diversidad incluido en los

discursos educativo y oficial de la reforma educativa aprobada en 1990 es

recontextualizado a través de procesos que eliminan su dimensión social y cultural y

enfatizan el proceso de individualización de la diversidad. La metodología de análisis

utilizada permite evidenciar la desaparición de las referencias culturales o lingüísticas

del concepto de diversidad y su restricción a las dimensiones de las actitudes y aptitudes

del alumnado. Finalmente, como conclusión, se establece la relación entre los resultados

del trabajo de investigación y la orientación de una política educativa que está lejos de

plantear medidas favorecedoras de la diversidad cultural.

2

Introducción

Multiculturalismo es un término de reciente incorporación al léxico académico de las

ciencias de la educación y de las ciencias sociales en España. No ha sido hasta la

segunda mitad de los años ochenta cuando los análisis sociales y educativos y el

discurso político han usado y ‘abusado’ del concepto de multiculturalismo como

término habitual para referirse a una “nueva” realidad social que repercute en los

valores y normas de las instituciones sociales. Esta nueva realidad social ha modificado

el histórico saldo migratorio de la sociedad española: un país históricamente expulsor de

población (por razones económicas y políticas) ha pasado a convertirse en receptor de

inmigrantes, mayoritariamente procedentes del tercer mundo (América Latina, Magreb

y África subsahariana, fundamentalmente). Con todo, a pesar de que las cifras de los

años noventa sitúan a España como un país con un saldo migratorio positivo, los datos

no reflejan un tipo de sociedad “multicultural”. Los residentes extranjeros en España se

calculan en torno a los 600.000, de los que 250.000 forman parte de la población activa.

Estos inmigrantes representan sólo el 1,6% de la población española y el 2% de la

población activa (Casey, 1998), cifras todavía escasas en comparación con los países de

Europa occidental.

Sin embargo, no puede decirse que España pueda considerarse un Estado culturalmente

uniforme. Paradójicamente, la práctica omisión de las diferencias culturales ha tenido

lugar en un Estado caracterizado por su carácter plurinacional, por las diferencias

lingüísticas y culturales. En efecto, el uso del término sociedad o educación

multicultural nunca se ha aplicado a un modelo de organización social o educativa que

diese respuesta a la diversidad cultural y lingüística del Estado español, ni tan siquiera

para referirse a la minoría étnica con mayor presencia: la población gitana.

Multiculturalismo ha sido un término reservado exclusivamente para referirse a la

respuesta social y educativa necesaria para atender a las nuevas oleadas de migraciones

procedentes del tercer mundo y cuyo rasgo más distintivo es el de la diversidad étnica.1

El concepto de multiculturalismo (y las políticas y estrategias para responder a una

1 Nótese que un término que denota diferencias culturales (como es el de multiculturalismo) se aplica única y exclusivamente para referirse a las diferencias étnicas y raciales, distintivas de las migraciones

3

sociedad multicultural) se ha incorporado en el léxico académico y político no como

reflejo de una nueva compleja realidad social y cultural sino para caracterizar un tipo de

tendencia que es común y compartida en los países de la Europa comunitaria. Nos

encontramos ante un nuevo ejemplo de ‘imagen del centro’, característica de los países

semiperiféricos: el término sociedad multicultural denota el rasgo de sociedad

bienestante, próspera, cosmopolita y receptora de inmigrantes, características de las

sociedades occidentales. La ‘imagen del centro’ supone la adopción de un espejo en el

que reflejarse, una tendencia hacia la adopción de un lenguaje y un proceso de imitación

de políticas. El policy taking parece ser por lo tanto un mecanismo que actúa también en

el terreno multicultural, especialmente como recurso de legitimación de la acción

gubernamental.

Sostengo que, en buena medida, el multiculturalismo en sí no es un problema social o

educativo, sino el resultado de una construcción social y política sobredimensionada

que funciona como un eficaz recurso retórico para resolver determinados problemas

sociales y enmascarar otros.2 En este trabajo analizaré, en primer lugar, algunos de los

factores por los que los conceptos de sociedad o educación multicultural han tenido

escasa presencia en España, tanto en el ámbito de las ciencias sociales como de la

educación, así como en el discurso político. En segundo lugar, el trabajo valorará la

forma que toman los discursos y debates sobre lo que podemos considerar “diferencias

culturales”. Considero que lo que se ha definido como características contradictorias del

desarrollo de los Estados semiperiféricos se proyecta también en el terreno cultural:

simultáneamente al proceso de consolidación y crisis de la escuela de masas, se produce

un proceso de reconocimiento de la diversidad lingüística y cultural interna (en adelante

multiculturalismo interno) que tiene que compatibilizarse con un modelo uniforme en el

ámbito de la igualdad de oportunidades y la democratización de la enseñanza. Así

mismo, tal equilibrio interno debe ser conseguido en un contexto de movimientos

migratorios sur-norte (multiculturalismo externo) que añade dificultades al desarrollo de

una política coherente que equilibre igualdad y diferencia cultural. Esta parte del

trabajo, por lo tanto, pondrá énfasis en las contradicciones entre ambos tipos de

recientes. 2 Esto no significa que no existan conflictos culturales, conflictos que se deriven del choque entre culturas (esto es, estilos de vida, formas de ver el mundo), pero se trata de conflictos que es probable que partan de conflictos sociales previos entre individuos o entre individuos e instituciones. Para un análisis de las diferencias entre conflictos sociales y conflictos culturales véase Carabaña (1993) y Delgado (1999).

4

respuestas (al multiculturalismo interno y externo) y subrayará el carácter retórico del

término multicultural en el discurso educativo oficial. Finalmente, el último apartado

destacará el encaje del concepto de educación multicultural en las tendencias actuales de

“escuela inclusiva” presentes en los modelos educativos de los países europeos. Sin

embargo, como se observará, la adecuación del término a un modelo de enseñanza

enfocado para atender a la diversidad y a las diferencias no se corresponde con una

realidad educativa que desplaza la dimensión grupal y colectiva de la práctica

pedagógica.

Las razones de la uniformidad cultural

La tardía adopción del término multicultural en los discursos político y académico

responde a un conjunto de factores de naturaleza histórica. Algunas de estas razones

pueden sintetizarse en los puntos siguientes:

• La dictadura franquista se encargó, a lo largo de cuarenta años, de eliminar cualquier

rasgo identitario que amenazara a la unidad española. Las llamadas Comisiones

Depuradoras desarrollaron una clara labor de aniquilación de rasgos de identidad

lingüística y cultural en Cataluña o en Euskadi (Monés, 1984). La férrea inspección

del sistema de enseñanza se encargó de asegurar el adoctrinamiento de la religión

católica y del patriotismo español, mecanismo fundamentales de formación de una

ciudadanía sumisa al régimen dictatorial.

• La inmigración española de Sur a Norte no fue contemplada por el discurso oficial

como una emigración desde un punto de vista cultural. Fue sin duda una emigración

económica pero con impresionantes consecuencias culturales (en realidad se trata de

la oleada inmigratoria más importante habida nunca en España). El choque cultural

sur-norte fue desatendido políticamente y sólo resuelto por medio de una integración

social espontánea (a veces conflictiva). Por otra parte, la emigración de trabajadores

españoles hacia los países europeos alcanzó cifras espectaculares en los años sesenta.

El régimen trató siempre de ocultar esta realidad y aprovecharse del equilibrio de la

balanza de pagos conseguido gracias a las remesas de emigrantes. Para lo que fue

denominado ‘la vergüenza del régimen’ (dos millones de trabajadores españoles

trabajando en el extranjero) nunca se reivindicó desde España una defensa identitaria

5

y cultural de garantía de derechos. Finalmente, la población gitana, única minoría

étnica realmente significativa, fue simplemente considerada como un colectivo

marginal y estigmatizado.

• En el terreno educativo cabe destacar la función específicamente ideológica del

sistema de enseñanza como mecanismo de adhesión de la ciudadanía a la nación

española, a la Iglesia y al Caudillo. Obviamente cualquier diferencia cultural o étnica

era o ignorada o explícitamente discriminada3. En los años sesenta la apertura

económica (Planes de Desarrollo) y la influencia de organismos internacionales

(España participó en el Proyecto Regional Mediterráneo) trajo consigo mayor

flexibilidad en el terreno político e ideológico. En el ámbito educativo, la

penetración, aunque solamente retórica, de la teoría del capital humano, redujo el

significado del concepto de cultura a sinónimo de acceso a un conocimiento y a un

estilo de vida propio de la “modernización” pretendida, eliminando cualquier

posibilidad de pluralidad cultural y de derechos culturales de las minorías. La

técnica, de algún modo, pasó a sustituir a la retórica moralista y al control ideológico

ejercido por la institución escolar.

• En el terreno académico, incluso la investigación crítica rehusó un análisis propio de

la realidad cultural española. Se adoptaron las teorías dominantes en la sociología de

la educación europea, especialmente las procedentes de Francia y de Inglaterra. A

modo de ejemplo, todavía en los años ochenta se seguía estudiando la realidad

educativa española a partir de una aplicación incuestionada de la obra de Bourdieu.

La figura de Carlos Lerena, y su perspectiva culturalista, jugó sin duda un papel

significativo en este sentido (Lerena 1985 y 1987). Se adoptaron formas de análisis

prácticamente tomadas de la teoría de la reproducción para interpretar una forma de

dominación simbólica del sistema educativo fundamentada en el capital cultural de

una clase social inexistente! Las formas de reproducción social no fueron las mismas

en todo el territorio del Estado: en función del distinto grado de desarrollo

económico la naturaleza de la reproducción se fundamentaba más en el capital

político y social o en el capital cultural.

3 Puede verse, a modo de ejemplo, el tratamiento ridiculizado y estigmatizado de la población árabe en los libros de texto de la escuela franquista (Sopeña, 1994).

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En resumen, estos antecedentes muestran las razones de la omisión y de la ocultación

deliberada de una realidad cultural plurilingüística y plurinacional por parte del discurso

oficial. Sin embargo, sorprendentemente, la transición a la democracia tampoco dio

lugar a un uso del concepto de sociedad multicultural o de educación multicultural. Las

cuestiones lingüísticas o los conflictos por el control del curriculum en el ámbito interno

se disocian del uso de concepto de educación y sociedad multicultural, reservado para

caracterizar los cambios producidos por las migraciones provenientes del tercer mundo,

y especialmente del norte de África. A partir de los años ochenta, son simultáneos dos

tipos de discursos y debates que transcurren de forma paralela, sin intersecciones, sobre

problemas que son de la misma naturaleza: cómo diseñar un sistema educativo que sea

uniforme y al mismo tiempo atienda a las diferencias culturales?, cómo dar respuesta a

los derechos lingüísticos?, cómo responder pedagógicamente a las diferencias culturales

en el aula?

Un análisis de las formas de responder a las necesidades de multiculturalismo interno o

externo permite descubrir cómo las administraciones públicas responden retórica y

políticamente de forma dispar a ambos problemas. Existen “recetas” propias y

adaptadas a las peculiaridades culturales de España para atender a los conflictos de

identidad nacional, cultural y lingüística internos. Por contra, se adoptan procesos y

estrategias “europeas” para responder al fenómeno de la multiculturalidad. En este caso,

destaca cómo el camino emprendido hacia la “modernización” europea no sólo ha

afectado a las políticas de convergencia económica y monetaria del tratado de

Maastricht. Ha supuesto la adopción de un discurso y una política específicas en el

terreno de la extranjería y la multiculturalidad que se han caracterizado por su mirada

hacia el norte y el olvido del sur —y específicamente del Mediterráneo (Sultana 1998).

Una respuesta educativa dual a la diversidad cultural: multiculturalismo interno y

externo

Una de las tareas pendientes del sistema político español en su proceso de transición a la

democracia fue la del reconocimiento territorial y plurinacional del Estado. La

Constitución Española (CE) estableció las bases (más o menos incompletas según las

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interpretaciones) para el desarrollo del reconocimiento político y cultural de los

diferentes territorios del Estado. El desarrollo de los Estatutos de Autonomía y

sucesivas leyes y otras regulaciones profundizaron en el desarrollo de las competencias

políticas de las diferentes Comunidades Autónomas (CCAA) y especialmente de los

territorios denominados históricos (Cataluña, País Vasco y Galicia).

En el ámbito cultural, lo más destacable del conflicto se situó en el terreno educativo y,

sobre todo, en la política lingüística (Argelaguet, 1998). La educación se convirtió en

objeto de batalla política e ideológica desde finales de los años ochenta y concentró los

conflictos identitarios y lingüísticos. El equilibrio político conseguido no estuvo exento

de contradicciones y conflictos, como lo demuestran los numerosos casos en los que las

distintas partes han presentado recursos ante el Tribunal Constitucional (Martí, 1993).

Sin embargo, puede hablarse de un modelo de tipo ‘federal’ en el que las CCAA

disponen de un amplio margen de maniobra para desarrollar la política educativa. Con

la excepción de las competencias de expedición y homologación de títulos, fijación de

enseñanzas mínimas y Alta Inspección educativa, que corresponden al Estado (regulado

por la CE y ratificado por la Ley Orgánica del Derecho a la Educación, LODE), cada

Comunidad Autónoma dispone en estos momentos de plenas competencias en

educación. En el terreno que nos ocupa, esto supone que Cataluña, Euskadi, Galicia o la

Comunidad Valenciana, por ejemplo, disponen del margen para tomar decisiones

fundamentales para la configuración del sistema educativo: política de profesorado,

política de creación de centros privados, margen significativo de definición del

curriculum, política lingüística, etc.

En aquellas CCAA históricas con lengua y cultura propias, los gobiernos regionales han

ejercido ese margen para desarrollar su propio sistema educativo, claramente dirigido a

establecer formas de diferenciación con el resto del Estado. La creación de un perfil de

ciudadanía catalán o vasco se ha basado en la adopción de estrategias de refuerzo de la

identidad nacional, sobre todo por la vía lingüística pero también por medio del

curriculum y la especificidad en el terreno pedagógico. La orientación que ha guiado

este tipo de política ha partido de la consideración de que las identidades nacionales en

aquellos territorios sin Estado propio sólo pueden ser defendidas por medio de una

interpretación de la posición dominada de la propia cultura y la propia lengua. De esta

forma, la discriminación positiva, la contrahegemonía, debe ser el mecanismo político

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por excelencia para compensar la subordinación y anulación histórica de lenguaje e

identidad cultural.

Por contra, la política estatal trata de preservar en este terreno el margen de identidad

nacional española. Intentos como los de la Reforma del Curriculum de Humanidades

(que pretendió aumentar la concreción del curriculum de Historia en todo el territorio) o

las evaluaciones de la calidad educativa desarrolladas por el Instituto Nacional de

Calidad de la Educación (INCE), han tratado de cuestionar los efectos de la

descentralización y la falta de uniformidad en la calidad de la enseñanza. Criterios de

calidad y sobre todo, de cohesión y equidad territorial, han sido los argumentos

fundamentales esgrimidos por los distintos gobiernos estatales (independientemente de

su orientación política) para justificar la necesidad de defender un sistema educativo

unificado.

Por otro lado, la respuesta de las administraciones estatal o autonómicas en lo que puede

considerarse política multicultural ha sido muy diferente. El espacio del conflicto no se

sitúa en este caso en el terreno de la compensación de unos derechos políticos y

culturales colectivos, sino en garantizar la integración de unos individuos que llegan en

condiciones de marginalidad social cuya integración depende de la adquisición de

ciertos derechos básicos de ciudadanía4. En este caso, tanto los gobiernos estatal como

autonómicos actúan desde una posición hegemónica para interpretar la integración por

la vía de la adquisición de la ciudadanía correspondiente. La lógica implícita en el

discurso, en este caso, es una lógica asimilacionista, a pesar de que el propio discurso

acentúe las riquezas que se deriven de la diversidad cultural (Generalitat de Catalunya,

1999). Las políticas concretas desarrolladas ponen de relieve una estrategia de actuación

completamente diferente a la desarrollada en el campo de las diferencias culturales

internas: intervencionismo público con la voluntad de evitar la formación de guettos,

garantía de integración por la vía del aprendizaje lingüístico, o adopción de estrategias

pedagógicas de compensación.

El cuadro 1 recoge algunas de las dimensiones en las que pueden diferenciarse las

políticas dirigidas al multiculturalismo interno y al externo.

4 Es conocida, por otra parte, la contradicción entre las regulaciones laborales y de inmigración, esto es, entre la necesidad de disponer de permiso de trabajo para obtener el permiso de residencia y viceversa.

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Cuadro 1. Dimensiones en los discursos y políticas multiculturales

Multiculturalismo interno

Multiculturalismo externo

Orientación política

• Pluralismo cultural

• Asimilacionismo

Derechos de ciudadanía

• Políticos y colectivos

• Integración social

Política lingüística

• Acción positiva

(inmersión o separatismo lingüístico)

• Aprendizaje del español

o de la lengua autonómica

Elección de centro

• Libertad de elección

• Intervención pública

(cuotas)

Diversidad cultural

• Respeto a la

especificidad

• Déficit cultural

Pedagogía

• Adaptación cultural

• Educación

compensatoria

El cuadro pone de relieve las discrepancias entre ambos discursos y en el tipo de

estrategias más o menos explícitas. Se evidencia en él la presencia de respuestas a la

diversidad cultural que se desarrollan de forma paralela y contradictoria, sin ningún tipo

de intersección. El multiculturalismo interno responde a un modelo propio, específico a

la realidad política y cultural del Estado español, en el que la diferencia cultural no

incorpora la idea de marginalidad, sino de derecho a expresarse en condiciones de

igualdad. Por contra, en el modelo de multiculturalismo externo subyace la

marginalidad como característica fundamental. El derecho de elección de los

ciudadanos se supedita a un derecho cultural o colectivo del territorio de acogida. La

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integración, en este caso, no se asegura por el respeto de los derechos individuales, sino

por el control social de la población por medio de las cuotas de asignación.

Paradójicamente, el derecho a la diferencia se garantiza en el primer caso asegurando la

libertad individual, mientras que en el segundo por medio de suprimirla.

La reforma educativa y la desaparición del multiculturalismo

Vistas las grandes dimensiones de los discursos políticos merece la pena interrogarse

sobre el espacio que la educación multicultural recibe en el sistema de enseñanza,

especialmente después de la aprobación de la última reforma en 1990. La Ley Orgánica

de Ordenación del Sistema Educativo 1/1990 (LOGSE) no sólo introdujo importantes

modificaciones estructurales en el sistema de enseñanza español, sino que pretendió

reformular la cultura educativa y pedagógica de los centros escolares. Al igual que en

diversos países europeos, la reforma ha dado paso a la transformación de las bases que

regían el modelo educativo anterior. En este sentido, lo más destacable es sin duda la

nueva tendencia hacia un modelo de escuela “inclusiva”, es decir, un modelo de

enseñanza adaptado a las diferencias y diversidad del alumnado, suficientemente

versátil para atender de forma flexible a todo tipo de necesidades y aptitudes. Esta

nueva orientación sustituye a un modelo considerado por el propio discurso educativo

oficial como excesivamente rígido en la conceptualización de aspectos como la

meritocracia, el éxito y el fracaso escolares o las formas de evaluación normativas.

Según este nuevo modelo educativo, el sistema de enseñanza debería desarrollar

estrategias pedagógicas eficaces para dar cabida a la expresión de todo tipo de

diferencias que pueden dar lugar a estrategias de aprendizaje, estilos cognitivos, ritmos

de adquisición, motivaciones, intereses o necesidades de distinta naturaleza.

Aparentemente, tal sistema educativo debería construir un curriculum, una pedagogía,

unos sistemas de evaluación y una estrategias organizativas flexibles y adaptables a las

particularidades del alumnado. Se trata pues, de un modelo que desde un punto de vista

teórico puede acoger la presencia de diferencias personales y colectivas para corregir los

tradicionales sesgos de los modelos de transmisión cultural rígidos.

En este sentido, la educación multicultural debería encontrar en este sistema educativo

un marco organizativo y legal adecuado. Las diferencias lingüísticas, culturales, étnicas,

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de género o de socialización dispondrían por fin de un entorno escolar óptimo para

poder expresarse en condiciones de igualdad y alejarse de este modo de las formas de

comunicación pedagógica que tradicionalmente han significado su omisión o su

discriminación. Cabe preguntarse, por lo tanto, hasta qué punto la reforma educativa

abre tal espacio, tanto en el aspecto discursivo como en el de la práctica educativa.

Una investigación desarrollada desde el Instituto de Ciencias de la Educación de la

UAB durante el periodo 1996-98 servirá de referencia para ilustrar algunos aspectos

sobre la forma que ha tomado tal proceso.5 El objetivo de la investigación se centró en

el análisis del proceso de recontextualización del concepto de diversidad en la reforma

educativa española, esto es, en el análisis de las transformaciones del concepto en los

diferentes campos de recontextualización pedagógica (Bernstein, 1993 y 1996). Con

ello se pretendió “seguir” las definiciones y alteraciones de un concepto que por

definición presenta un elevado grado de ambigüedad. En el análisis se exploraron tres

campos de recontextualización pedagógica: el oficial, el pedagógico y el de los

discursos del profesorado. La investigación, no únicamente centrada en el análisis de la

educación multicultural, se planteó los interrogantes siguientes:

• Cómo se define el concepto de diversidad educativa en los documentos de política

educativa?

• Existe un discurso académico específico sobre la atención a la diversidad?

• Cómo recontextualiza el profesorado el concepto de diversidad en sus discursos?

• Cómo se transforma el concepto de diversidad desde un campo educativo a otro?

• Cuál es la naturaleza social de la diversidad educativa (es decir, por qué la diversidad

educativa se recontextualiza del modo en que lo hace)?

La ambigüedad y complejidad del concepto de diversidad educativa nos obligó a

establecer un conjunto de categorías de análisis que posibilitaran especificar el

significado del concepto en la estructura de mensajes de la transmisión educativa. De

este modo, el concepto de diversidad fue desglosado en el ámbito del curriculum, la

pedagogía y la evaluación teniendo en cuenta las transformaciones explícitas o

implícitas de tales dimensiones en el contenido de la reforma educativa. El cuadro 2

5 Bonal, X. et al. (1998) La recontextualización de la diversidad en los centros de enseñanza secundaria

12

recoge las variables incluidas en cada una de las dimensiones.

Cuadro 2: Categorías analíticas y variables de la diversidad educativa

Curriculum Pedagogía Evaluación

• Clasificación del conocimiento educativo (créditos comunes y variables)

• Flexibilidad en tiempo/espacio

• Objeto de evaluación (conocimiento, procedimientos y actitudes) Qué se

evalúa?

• Clasificación del contenido educativo (en función de las aptitudes de los estudiantes)

• Medios de seguimiento del progreso del alumnado (observaciones, diarios, notas, etc.)

• Sujeto de evaluación (individuos, grupos)

A quién se evalúa?

• Clasificación de textos y

materiales • Conocimiento previo del

alumnado • Participación en el aula

• Formas de evaluación en función del contenido

Cómo se evalúa?

• Formas de agrupación

(grupos mixtos, streaming, otros criterios)

• Sujeto de evaluación (auto-evaluación)

Quién evalúa?

Cada una de las categorías descritas en el cuadro pueden ser entendidas como un

continuo entre dos polos, entre la máxima flexibilidad y la máxima rigidez. De este

modo, la atención a la diversidad en el curriculum puede situarse entre una clasificación

del contenido, de los materiales y de los receptores del conocimiento más o menos

rígida o flexible, distinción que da lugar a una mayor o menor versatilidad en la elección

de los contenidos y en el grado de interdisciplinariedad. Las categorías referidas a la

pedagogía distinguen entre formas unidireccionales de transmisión, sin participación

activa del alumnado ni formas de negociación del conocimiento y estrategias más

participativas, que incorporan la agrupación flexible, el trabajo cooperativo y las formas

de interacción adaptadas a las particularidades del alumnado. Finalmente, la diversidad

en la evaluación hace referencia al contraste entre formas de evaluación normativas y

obligatoria, Madrid: CIDE.

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rígidas en relación con el contenido, los sujetos y las formas de evaluación y estrategias

menos uniformes y adaptadas en función de los sujetos, el contenido o los criterios de

valoración.

Estas categorías fueron consideradas en el análisis de los distintos campos de

recontextualización pedagógica. El cuadro 3 describe las estrategias metodológicas y las

distintas técnicas de investigación empleadas en el análisis de cada uno de los

discursos.6

Cuadro 3. Tipos de discursos, muestras y técnicas de investigación

Tipo de discurso Muestra Técnica de investigación

Oficial

• Documentos de política

educativa estatales y regionales

• Análisis de contexto y de

contenido sobre la base de las categorías de la diversidad educativa

Pedagógico

• Textos académicos de

profesionales implicados en la producción y promoción de los principios de la reforma educativa

• Análisis de contexto y de

contenido sobre la base de las categorías de la diversidad educativa

• Análisis de contenido de los mensajes implícitos para el profesorado

Profesorado

• Entrevistas estructuradas

• Análisis de contenido

sobre la base de las categorías de la atención a la diversidad

El análisis de los tres tipos de discursos permite evidenciar que el proceso de

recontextualización de la atención a la diversidad educativa está sujeto a tres tipos de

tendencias: la individualización, la normalización y la profesionalización de la atención

6 No se describen aquí los documentos concretos analizados ni el tipo de profesorado entrevistado. Una

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a la diversidad.

Individualización: El nuevo discurso educativo hace compatibles conceptos que

previamente se consideraban incompatibles. Igualdad y diversidad o diferencia son

términos introducidos simultáneamente, de modo que la consecución de la igualdad

pasa por una respuesta eficaz a la diversidad. Sin embargo, la diversidad es sólo

considerada desde una perspectiva individual, fundamentalmente psicológica,

excluyendo cualquier referencia a la diversidad que es consecuencia de la pertenencia a

cualquier grupo social. La reducción del concepto de diversidad a su dimensión

individual actúa como mecanismo que enmascara la discriminación cultural y las

posibles equivalencias entre diversidad y desigualdad. La siguiente cita extraída de un

texto oficial ilustra claramente esta tendencia:

Algunos microcomponentes de la diversidad que deberían considerarse: desarrollo

madurativo o nivel de aprendizaje en un momento dado; ritmo o rapidez en aprender o

realizar un trabajo; motivación e interés o preferencia por determinados conocimientos;

timidez o dificultad de comunicación; autoevaluación o capacidad para valorar los

propios aprendizajes; aprendizaje auditivo o dominio de este sentido; preferencias

interactivas o por determinadas personas en el momento de tener que realizar ciertos

trabajos; habilidades de aprendizaje o preferencias por determinadas técnicas y métodos

de trabajo; relaciones adquisiciones-producciones o mejor capacidad para la

comunicación que para la elaboración o viceversa; nivel de autonomía-dependencia o

capacidad para desenvolverse con mayor o menor independencia; grado de

voluntariedad o predisposición a realizar ciertos trabajos y aprendizajes; nivel de

autoestima o capacidad para comprender las auténticas posibilidades... (Departamento

de Educación, 1994: 118).

Las dimensiones especificadas en la cita, ricas en contenido y matices, podrían

lógicamente relacionarse con los procesos de construcción de identidades individuales y

colectivas. Sin embargo, ni el discurso oficial ni el académico desarrollan ningún

paralelismo entre la manifestación de la diversidad y las posible causas en las que ésta

pueda originarse. Como consecuencia, ambos discursos distribuyen de forma implícita

una idea de la atención a la diversidad en términos exclusivamente individuales, y así es

explicación detallada de la metodología puede verse en Bonal y Rambla (1999).

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recontextualizada por el discurso y la práctica del profesorado.

Normalización: La normalización de la atención a la diversidad es una consecuencia

directa de la indefinición y ambigüedad de los textos oficial y pedagógico sobre cómo

dar respuesta a la diversidad en el aula. El cambio de un modelo educativo

fundamentado en la unidireccionalidad de la transmisión educativa y basado en un

conocimiento “verdadero” a un modelo de conocimiento “negociable” y con

participación activa del alumnado, genera notables niveles de incertidumbre en el

profesorado. Las dudas sobre qué curriculum enseñar, qué estrategias pedagógicas

aplicar o cómo desarrollar la evaluación obligan al profesorado a tomar determinadas

decisiones para resolver la incertidumbre. Como respuesta el profesorado tiende a

normalizar la atención a la diversidad por medio de estrategias predefinidas: agrupación

por niveles, modelos normalizados de evaluación o uso de determinados libros de texto.

En general, estas estrategias se basan estrictamente en la diversificación de los

diferentes niveles de conocimiento y omiten cualquier consideración al bagaje cultural y

social del alumnado.

Profesionalización. Por profesionalización de la atención a la diversidad se entiende el

intento del discurso académico y oficial de otorgar estatus de calidad educativa a la

gestión de la diversidad en el aula. Los agentes del campo de control simbólico

(pedagogos, psicólogos, cargos de la administración educativa) desarrollan un lenguaje

pedagógico específico que otorga rango científico al diagnóstico, a la organización y al

tratamiento de la diversidad. La producción de una ideología profesionalista en los

discursos académico y oficial no implica sin embargo su interiorización por parte del

profesorado, que en general interpreta que la aplicación de la reforma supone un

retroceso en la consecución de los objetivos de transmisión y adquisición del

conocimiento.

Estas tendencias, identificables por medio del análisis de los discursos, ilustran cómo el

proceso de recontextualización de la diversidad educativa (aspecto ‘estrella’ del modelo

de escuela inclusiva) deja escaso o nulo margen al desarrollo de una educación

multicultural o intercultural. La flexibilidad derivada de un nuevo marco educativo,

lejos de traducirse en espacio para la autocrítica cultural y para la consideración de las

distintas formas de socialización colectiva, se recontextualiza en procesos de

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individualización y normalización de la diversidad que reducen el concepto a dos

dimensiones: la aptitudinal (rendimiento académico) y la actitudinal (conductas pro-

escuela).

Conclusiones

Este artículo ha subrayado la importancia de los aspectos históricos y políticos de la

sociedad y de la educación para comprender la ubicación y significado del término

“multiculturalismo” en España. Del contenido del texto se desprende que el discurso del

multiculturalismo ha incorporado una carga simbólica significativa para la legitimación

de los discursos oficiales culturales y educativos. En este sentido, cabe destacar la

presencia de dos lógicas discursivas diferentes que subyacen a las políticas que hemos

denominado de multiculturalismo interno y a las que se refieren al multiculturalismo

externo. En el primer caso, la respuesta política estatal o autonómica constituye un

ejemplo de “negociación cultural”, puesto que las posiciones sociales y los recursos de

poder de los individuos e instituciones que forman parte de las diferentes identidades

culturales posibilita el juego de la negociación sobre el modelo de educación deseable

para cada territorio o comunidad. La respuesta al multiculturalismo externo, por otro

lado, sigue una lógica asimilacionista fundamentada en un discurso que subraya la

adquisición de derechos sociales de los individuos que faciliten su integración pero

elimina cualquier referencia a los derechos políticos y culturales de los colectivos. La

falta de recursos de poder de los grupos minoritarios dificulta sino impide la posibilidad

de negociación cultural. Las consecuencias de esta situación se proyectan en un discurso

y una política educativas estructuradas en base a una lógica de dominación-

subordinación que ejerce inevitablemente una violencia simbólica sobre los grupos

minoritarios. Paradójicamente, la inclusión de la identidad colectiva como unidad de

acción política no repercute en una política de defensa de los derechos colectivos, sino

en una forma de intervención que conlleva a menudo la estigmatización.

La recontextualización educativa del multiculturalismo, por otra parte, lejos de

favorecer el desarrollo de un modelo educativo que incorpore las diferencias culturales

para el desarrollo de una pedagogía crítica, neutraliza la dimensión social de la

diversidad y reduce este último concepto a su dimensión individual. Este proceso no

sólo supone la desaparición del multiculturalismo de la praxis educativa sino que

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facilita la interpretación de la diferencia cultural como déficit cultural, y, por lo tanto,

tiene consecuencias visibles sobre las desigualdades culturales, sociales y educativas.

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