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Hablar bien no cuesta tanto du - Pancracio Celdran Gomariz

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A sor Gema, monja franciscana que, habiéndome enseñadoa leer en los años cuarenta, abrió para mí el camino de lalibertad. A ella, que me dijo pasados los años: «Te eduquépara que, elevándote, dieras gloria a Dios». De aquellaexcelente educación cristiana guardo en mi alma unrecuerdo cálido y gratitud inmensa

Solía el simpar hidalgo don Quijote remitir a la dama desus desvelos cuantos caballeros vencía en singularcombate, cargándoles con la obligación de confesar queno había señora tan alta, tan noble y tan hermosa comodoña Dulcinea del Toboso. Otro tanto suelo hacer yo conmis libros, remitiendo al lector a confesar conmigo que novio el mundo nunca madre tan dulce, tan hermosa, tanquerida como fue la mía. A ella, cuyo recuerdo me siguecomo una nubecita blanca, dedico también este libro. ADolores Gomariz, que nos dejó solos a mí y a mis hermanos,un día del año 1982, nueve meses antes de nacer mi hijaHelena. A Dios pido que la tenga a la diestra de Suderecha mano en el Paraíso bienaventurado. Amén

UNAS PALABRAS PREVIAS

DEL AUTOR AL LECTOR

Permite, lector amigo, que recuerde aquello que dijera sobrequienes pretenden expresarse con dignidad Vicente Espinelen su Vida del escudero Marcos de Obregón (1618): «Elpremio del que dice bien es la atención que se le presta».

Esa idea luminosa acaso deba estar siempre en el ánimode quien se manifiesta y expresa en cualquier lengua; pero sila lengua es la de uno, seguramente debe ser mayor elcuidado que se ponga en la elección de las palabras y laconstrucción de las frases. El idioma, más el propio que elajeno, cuando de utilizarlo para la comunicación delpensamiento se trata, se nos presenta como un prado enprimavera: hay que ser cuidadoso en la elección de las floresque habrán de componer el ramo de nuestro pensamiento.

Nada mejor para dar de uno mismo una idea óptima quela expresión justa, la palabra adecuada, la oración sencilla yorganizada. Todo lo que no sirve para comunicar elpensamiento, todo cuanto sobra a ese fin, sólo lograproducir ruidos o entorpecer la comprensión del discurso.

Es difícil ser concisos, refrenar el alud de palabras que

deseosas pugnan por hacerse un hueco en el papel o salir denuestros labios. Porque hablar bien es ser mesurado, sentarla rienda al tropel de voces que recorren nuestro cerebro y,sobre todo, elegir las palabras que convienen, evitar lostérminos atrayentes o las modas cuando no se encaminan ala mejor comprensión del mensaje, como dijera en susInstitutiones oratoria el retórico hispano-latino Quintiliano:Verbum omne quod non intellectum adiuvat nequeornatum, vitiosum dici potest. Las palabras tienen una dobleeficacia: adornar el discurso de forma que hagan de él unapieza atractiva y grata de escuchar o leer, y expresar conprecisión el contenido de nuestro pensamiento.

¿Y cómo ser fieles a esa ley sabia que aconseja emplearsólo las palabras justas para exteriorizar una idea de formabella? Ésa es la cuestión, ésa es la tarea más peliaguda delorador, del escritor, del estudioso. El dominio del idiomaviene no sólo de su conocimiento, sino de su administracióny dosificación sabia. Palabras, las menos, y éstas destinadasa llegar a nuestro interlocutor no como suenan en general,sino como nos suenan a nosotros: deben llevar nuestrosello. Si es cierto que el estilo es el hombre, habrá que añadirque el estilo del hombre es su discurso. Conviene, pues,cuidar nuestra expresión; debemos insistir en la ampliaciónconstante de nuestro conocimiento lingüístico. A ese fin,lector amigo, acaso esté bien que veas en este libro uncolaborador en tan ingente tarea, un consejero y amigo.

PRESENTACIÓN

Hace dos años, con la publicación de Hablar concorrección, aventurábamos en esta misma editorial ycolección la posibilidad de que los medios de comunicaciónhicieran oídos sordos a nuestra llamada de atención enrelación con el uso del lenguaje, y nos centrábamos en lanecesidad de que esos medios se dotasen de profesionaleshábiles en el manejo y uso del idioma. Advertíamos acercade la conveniencia de poner al frente de programas de radioy televisión a personas preparadas y cultas, conocedorasdel instrumento que emplean en tan delicado menester.Llamábamos la atención al respecto de la escasa formaciónde quienes en relación con su mucha responsabilidad sedirigen a la ciudadanía, ya que es claro que el destinatario deestos medios, no siempre criatura bien avisada, suele tomarpor autoridad a quien le habla desde tan privilegiado púlpito,ajeno al hecho de que acaso tales personas no estén a laaltura en lo que al conocimiento del idioma se refiere. Aaquel fin poníamos al alcance de todos una serie de casos enlos que habitualmente se manifiesta el abuso o empleobastardo del lenguaje, para con ello advertir de los peligros,y acompañábamos el texto de ejemplos en la esperanza de

que nuestra advertencia tuviera seguimiento. Todo indicaque nuestro gozo quedó en un pozo; todo quedó en agua deborrajas. Los responsables de medios de comunicación demasas en los apartados radiofónico y televisivo no parecenestar por la labor de enmendarse ellos y de enmendar así a lapoblación en el ámbito idiomático. Su incompetencialingüística, la pobreza de su léxico, el incremento debarbarismos y solecismos nos pone sobre la pista de quealgunos son incorregibles. Acaso en circunstancias talesconviniera que los responsables principales de los mediosseriamente se plantearan la necesidad de proceder conmayor tiento cuando de dotarse de presentadores, locutores,tertulianos e invitados se trate, de modo que no tenganacceso a los micrófonos ni a las cámaras las personas cuyafalta de preparación intelectual sea palmaria, o cuyo precarioconocimiento del idioma salte a la vista. No es razonable quela población haya de sufrir a tales criaturas, en gran medidaporque la audiencia o la escucha no se merece soportar apersonas cuya capacidad expresiva es escasa, o cuyodiscurso carece de interés. Hoy la influencia de los mediosde comunicación es tan decisiva que puede formar odeformar, educar o envilecer, cultivar o embrutecer, civilizar osumir en la barbarie y el salvajismo a los receptores delmensaje difundido. Decía alguien que el mensaje es el medio,y debemos añadir: lo es; es el medio de instruir, urbanizar,ennoblecer, poner en el ánimo de quien recibe la noticiametas sensatas, dignidad, civismo, grandeza de alma. Eso encuanto al fondo; y en cuanto a la forma: corrección y brillo. Y

todo depende de la sabiduría de quien elige a losprofesionales al frente del sutil encargo. Hay que dejar elnepotismo, el llamado amiguismo o enchufismo; hay quedejar esas lacras sociales para otros menesteres y no paraéste: desde el altavoz de la radio y de la televisión se hace allenguaje más daño que desde la prensa escrita. La zafiedadimperante en muchos medios de comunicación; laramplonería con que se manifiestan los integrantes de esepelotón de intrusos que pululan por las diferentes cadenasde televisión; la prepotencia e ignorancia de muchoslicenciados en las llamadas ciencias de la información,ayunos de conocimientos, ajenos al dominio de la lengua, enellos obligatorio; la inconsciencia con que muchosdirectores de emisoras escogen a sus profesionales es cosaque clama al cielo. Se echa en falta la gracia, el ingenio, elsaber, la formación, la bonhomía de aquellos periodistas deantaño; la seriedad profesional de hombres como PérezGaldós, novelista, pero también periodista por definición,testigo de los hechos que narraba, persona que se habíatomado el cuidado de preguntar a quienes lo habían sido. En1893 decía: «No me gusta que nadie me cuente lo que puedover con mis ojos y tocar con mis manos». Con ese espírituenfrentó gran parte de sus Episodios nacionales. Estandoen Alicante en 1868 tuvo noticia de los acontecimientospolíticos de la revolución y marchó rápidamente a Madridpara ver entrar triunfantes a los generales Serrano y Prim. Seenteró de que en Santander vivía un testigo de la batalla deTrafalgar y se fue a la capital cántabra para oír de boca de

uno de los marineros de aquel hecho naval el desarrollo delos acontecimientos. Galdós hablaba de la «historia viva», ycuando salía a la calle con su bastón y su sombrero, decía alportero de la finca: «Fulanito, me voy a la calle a ver pasar lahistoria de España». Era gente seria, aquélla; gentepreparada y sabia; gente de ingenio. En la primera mitad delXIX, cuando los duelos eran cosa de todos los días y pormenos de quítame allá esas pajas los caballeros seenzarzaban en este tipo de acontecimientos tendentes alavar el honor ofendido, el crítico literario Charles-AugustinSainte-Beuve, muerto en 1869, retó a cierto periodista que lehabía ofendido en las páginas de su periódico, y como tuvopreferencia a la hora de escoger las armas, dijo al adversario:«Escojo la ortografía: daos por muerto». Se hablaba yescribía bien; se valoraba la corrección oral y escrita. Losenergúmenos de la lengua tenían cerrado el paso, noaccedían a esa cátedra que es el micrófono o la cámara detelevisión; se exigía solvencia, formación, cultura. Del olvidode esas precauciones inteligentes sólo podía derivarse elcaos que nos envuelve: una turbamulta de descerebradosocupan redacciones de periódicos; estudios de televisión;programación de radio en toda España. Y como allá va lasoga donde va el caldero, el resultado pernicioso de todoello es la incultura generalizada de la masa social, educadatan ruinmente por esa caterva inculta, vocinglera y necia. Laeducación pública ya no está en las aulas tradicionales, sinoen la radio, la televisión y la calle.

A GUISA DE PRÓLOGO MÍNIMO

El término «gramática», disciplina que pone orden en elmanejo y estudio de las lenguas, es voz griega: degrammatiké, a su vez del sustantivo gramma = letra, escrito,y es vocablo arribado al castellano a través del latíngramatica: ciencia que estudia los elementos de una lenguay sus combinaciones. El término se documenta en el Librode Apolonio (1240). También entendemos por tal el arte dehablar y escribir según una norma, de ahí que hablemos degramática normativa. Dada la proliferación de experimentoshechos a lo largo del siglo XX, entendemos por gramáticatradicional la que ha estado en vigor desde los clásicosgrecolatinos hasta la aparición de la gramática estructural enla segunda mitad de ese siglo. Hay numerosas «gramáticas»:comparada, descriptiva o sincrónica; gramática especulativa,estructural, funcional, general, generativa, transformacional,histórica; e incluso tenemos una gramática parda que no esotra cosa que esa habilidad que algunos tienen para andarsepor la vida sin sufrir quebranto, a menudo aprovechándosede los demás.

El lector sabe que a la facultad de hablar llamamoslenguaje, y es virtud innata en el ser humano, aunque el

lenguaje en que se desarrolla esa facultad es aprendido. Aestos respectos se preguntaban ya los antiguos qué lenguahablaría una persona que hubiese estado incomunicadadesde su nacimiento y no hubiera estado expuesta alenguaje alguno. Pues bien, este experimento ya quisohacerlo un hijo del rey Amasis de Egipto, según cuentaHerodoto y recoge el vallisoletano Juan de Pineda en suHistoria universal (1588); según el experimento, el niñocriado de esa manera aprendió de las ovejas entre las que secrió a hablar como ellas, de modo que balaba exactamenteigual; presentaron al niño a un alto dignatario de la corte, ypreguntado por éste acerca de qué quería, dijo bee, dejandoa todos admirados porque en lengua frigia bee significa‘pan’. No hablan muy distintamente a la criatura del cuentoalgunos hombres públicos e incluso criaturas, que por sudestino profesional están llamadas a dominar el idioma.

En el ámbito del lenguaje debe tenerse en cuenta que elhablante debe ceñirse a una serie de reglas naturales,incluyendo en ello la ortografía y la fonética, disciplinasambas tan dejadas. Al cardenal arzobispo de Sevilla, BuenoMonreal, le decía alguien en una cena, después de que eleclesiástico se hubiera repuesto de cierta dolencia: «Celebroque Vuestra Eminencia esté buena», a lo que el purpuradocontestó con retintín alusivo al género utilizado: «Muchasgracias; sí, ya estoy mejorcita…», lo que muestra que amenudo las exigencias gramaticales no deben ser llevadastan a rajatabla que induzcan a situaciones chocantes, pues sibien es cierto que «buena» es lo que corresponde al

femenino «eminencia», en el caso que nos ocupa SuEminencia es un hombre, por lo tanto, se espera que eladjetivo concierte con el sustantivo masculino.

Como decíamos, también la ortografía es asunto máscomplejo en unas lenguas que en otras. En nuestrocastellano esta disciplina académica quedó oficializada el 25de abril de 1844, cuando Isabel II firmó la Real Orden queimpone su enseñanza. Por entonces, la Real AcademiaEspañola consolidaba las normas que regulan la escritura.

Si bien el castellano es en origen lengua fonética encuanto a su escritura y pronunciación, su alfabeto estácompuesto de 28 letras, siendo 24 sus fonemas básicos,desajuste mínimo, si tenemos en cuenta que en otraslenguas es mayor el existente entre fonética y ortografía. Eninglés sólo una cuarta parte de su léxico se escribe deacuerdo con su fonética; en francés escribimos eau ypronunciamos /o/, es decir, el desacuerdo es absoluto entrela grafía y la fonética, pues, como es sabido, en la lenguafrancesa la pronunciación es tan importante como la grafía: afinales del XVIII había tanta diferencia entre la lengua culta yla popular que una de las formas por las que losrevolucionarios descubrían la condición de los nobles era suforma de pronunciar ciertas letras. A muchos de los quehuían de la guillotina se les detectó por este medio.

El amor al uso correcto de la lengua, a su pronunciaciónadecuada, es ya frecuente en el mundo clásico. PomponioMela, abogado romano del siglo I, sentía tanto amor por sulatín que no consentía que nadie maltratara su sintaxis, su

vocabulario o su fonética. En cierta ocasión en que elemperador Tiberio utilizó mal un término, Mela le afeó eldescuido diciendo que en público era necesario no cometeraquel tipo de deslices. Los aduladores, corte de arribistas ytrepadores siempre presta, criticaron su osadía y dijeron: «Elemperador tiene poder para decretar el buen uso de cuantosalga de su boca, pues en habiendo sido pronunciada unapalabra por él, esa palabra deberá pronunciarse y usarsesiempre de aquella manera, ya que es autoridad máxima entodo, incluida la lengua latina». Pomponio no dio su brazo atorcer e insistió: «Os equivocáis: el César puede hacer lo quequiera, pero no puede modificar las reglas internas dellenguaje porque es patrimonio de todos». Otro tanto cabríadecir del cónsul romano Mestrio Floro, que corregía en ciertaocasión a Vespasiano la forma de pronunciar. Recordemos eneste punto a Probo, que en plena descomposición del latínescribía a modo de advertencia: «Dígase calida, no calda;vetulus, no veclus; auris, no oricla…». No le hicieron casoy el latín vulgar acabó con la lengua clásica por haberseimpuesto la anarquía y haberse desatendido la convenientepresencia del orden normativo en la vorágine de unaevolución lingüística desatada.

La corrección lingüística es importante, y a elladebemos sacrificar cualquier otro destino que se le dé alidioma, ya que del acatamiento de las normas por las que latotalidad de los hablantes nos regimos depende en instanciaúltima algo de capital importancia: que nos entendamos. Esnecesario no transigir en esto, no andar mercadeando con

unos y con otros a fin de complacer al ignaro o quedar comohombres tolerantes, flexibles, condescendientes: con lalengua no se juega, no cabe ser políticamente correcto, yaque las consecuencias de tan descabellada actitud sonnefastas. El lector tiene experiencia reciente al respecto delretorcimiento del valor semántico de ciertos términos:«crisis», «trasvase», «interrupción voluntaria delembarazo». La lengua está por encima de cualquier interésajeno a sí misma, aunque también es cierto que no convienedejarse llevar uno de exageraciones e hipérboles. A estecaso se cuenta que habiendo sido sorprendida por sumarido la señora de un famoso profesor de filología en lacama con un alumno, como el joven quedara paralizado porel temor y la vergüenza, dijo a modo de improvisadadisculpa: «Señor, ya le decía yo a su esposa que era tiempode que me vaya…», a lo que el profesor, más ofendido por laincorrección gramatical que por la infidelidad de su cónyuge,contestó airado: «¿Qué dice usted, señor mío? Nada de “queme vaya”; debió decir “que me fuese”».

También la ortografía es importante: siendo ministro deGobernación Nicolás María Rivero (1870), un gobernadorlevantino le envió el siguiente texto sobre la represión deuna revuelta: «Señor ministro, “hayer” quedó dominada unasituación que se presentaba difícil; si “oy” se repitiera, queno lo espero, el motín quedaría sofocado».

Como el gobernador escribió «ayer» con hache y«hoy» sin ella, el ministro le remitió la nota siguiente: «Señorgobernador, la hache es una letra muy moderna: no es de

“ayer”, sino de “hoy”».

ERRORES Y DUDAS

LINGÜÍSTICOS FRECUENTES

¿Hay faltas de ortografía orales? No sólo la morfología, laforma escrita de la palabra, es asunto importante: lo sontambién la fonética y la prosodia. Pronunciar mal es tangrave como escribir mal. Por ejemplo: es falta de ortografíaoral decir «Alántico» o «Adlántico» en vez de Atlántico.Comerse la /t/ o sustituirla por la /d/ atenta contra la fonéticay traiciona a la etimología. En castellano no hay disculpaspara errores de este pelaje, ya que al ser una lengua fonéticapronunciamos como escribimos. Aquí no sucede como en elfrancés, que escribimos eau y pronunciamos /o/: losfranceses no dan una en el clavo a este respecto, peligro quenosotros no corremos. A veces por desidia dejamos depronunciar ciertas consonantes: muchos madrileños dicenque son de «Madrí», mientras otros encuentran más fácildecir que son de «Madriz»: la /d/ cuesta algún trabajopronunciarla, de ahí que se tienda a prescindir de ella. Eseolvido se nota sobre todo en los participios pasivos y enciertos sustantivos: poca gente dice «pescado» mientrasque por ultracorrección o cultismo excesivo algunos dicen«bacalado». En relación con el lenguaje de las nuevastecnologías, como en el ámbito de Internet, muchossuprimen la /t/ y dicen «interné», o «punto con» en lugar de«punto com».

¿Cómo habla quien habla en román paladino? Eltérmino «román» es forma acortada de «romance», del bajolatín romancia lingua, es decir: la lengua que empieza anacer del latín tras su fragmentación en la Edad Mediatemprana. Hablar en romance es hablar en la lengua delpueblo ya desgajada de la lengua madre, el latín, encontraposición con la lengua culta, la lengua latina, cada vezmás propia de profesores, teólogos y hombres del Derecho.Hablar en romance es hablar en castellano. El historiadortoledano Juan de Mariana escribe:

Todos los españoles tienen en este tiempo y usan deuna lengua común que llamamos castellana, y tambiénse llama romance.

Cervantes pone esto en boca de una de sus criaturasliterarias: «Llegó el niño a la edad de siete años, en la cual yasabía leer latín y romance». No hay que confundir estaacepción de «romance» con la combinación métrica,acepción en la que cabe hablar de romances de todo tipo,generalmente de tema amatorio, sentimental, morisco,caballeresco, etc.: hubo tal cantidad de asuntos abordadospor esta modalidad expresiva que venirle a uno conromances es tanto como andar con historias y enredos queterminan mareando a quien escucha. Pero volvamos anuestro propósito: hablar en román paladino es hablar sinretóricas, a la pata la llana, al margen de lenguajesrebuscados y académicos; también se dice que habla así

quien lo hace con franqueza, sin tapujos, a las claras. Laexpresión tiene origen literario medieval, acaso derivado delinicio de la obra de Gonzalo de Berceo Vida de santoDomingo de Silos, donde se lee:

En el nomne del Padre, que fizo toda cosa,et de don Ihesuchristo, fijo de la gloriosa,et del Spiritu Sancto, que egual dellos posa,de un confesor sancto quiero fer una prosa.Quiero fer una prosa en román paladinoen qual suele el pueblo fablar a su vecino,ca non so tan letrado por fer otro latino,bien valdrá como creo un vaso de bon vino.

¿Desde cuándo se puntúa el texto? Tendemos a creer, ypor lo tanto a configurar nuestra mente de acuerdo con esafe, que las cosas del lenguaje siempre fueron como hoy, oparecidamente. No es así. Por ejemplo, una cosa tan útilcomo los signos de puntuación es asunto relativamentereciente si se tiene en cuenta la antigüedad de la escritura.Aristóteles escribe en su Retórica: «Leyendo a Heráclitonadie ignora cuán difícil es puntuarlo». Todos sabemos quelos textos antiguos presentan grandes dificultades, sobretodo porque no había separación de palabras, y era el lectorquien hacía las pausas. Cree el helenista Friedrich Blass quelos signos de puntuación ya existían en el siglo V a. de C. demanera rudimentaria. Parece que Aristófanes de Bizanciocreó un sistema razonable de puntuación y de acentuación.

San Isidoro de Sevilla, muerto en el año 536, se mantuvo fiela su uso, aunque en su época puntuar era un lujo del que loscopistas prescindían a menos que lo exigiera el cliente.Carlomagno ordenó en vano su uso. Manuscritos y códicescuando indicaban pausas de escritura lo hacían dejando unespacio en el renglón y colocando un trazo horizontal sobrela primera letra de la línea, trazo que se sustituyó por unpunto sobre la letra mayúscula para indicar el principio delpárrafo. ¿Se puntuaba en latín? Los manuscritos latinosantiguos carecen de puntuación; cuando se añadía a textosya escritos con anterioridad, caso de los manuscritos deVirgilio, la puntuación se ponía a boleo. En el siglo VIII erafrecuente separar las palabras, práctica ya generalizada unsiglo después. Los signos empleados son los viejos signosde Aristófanes: punto perfecto en la parte superior de lalínea, lo que dio origen al punto actual; punto bajo,equivalente a punto y coma; y punto medio, equivalente a lacoma actual. Pero surgieron nuevos signos. En el siglo XIIuna (-) equivale a nuestro punto y a nuestra coma. En el XIIIvuelve a descuidarse su uso en la escritura. Con la imprenta,ya en el XV, la puntuación facilitaba la legibilidad.

¿Es correcto decir «poligloto» y «autodidacto»? Eldiccionario oficial recoge esas formas como masculino depolíglota y autodidacta referido a la persona que conoce yemplea varias lenguas, o a documentos escritos en diversosidiomas. La acentuación grave es la forma fetén yetimológica, aunque se impone cada vez más la acentuación

esdrújula: «políglota», uso ya generalizado tanto para ungénero como para el otro. La Academia, por su parte,aconseja acertadamente conservar «polígloto» para elmasculino, y «políglota» para el femenino. Es voz griega: depolýglottos, llegada al castellano a través del francéspolyglotte. Leandro Fernández de Moratín, en una de susPoesías (1822), emplea así la forma grave:

Los garabatos que del norte fríovienen al Tajo mendigando ahoraglosa y comentador. O si aspirasea conseguir, sin merecerlo, el nombrede polígloto y helenista insigne,amigos tengo, y con ajenas plumasme presentara intrépido y soberbio,y la alquilada erudición pudieravalerme aplauso entre la plebe osada.

También la forma esdrújula tuvo importantes valedores.Marcelino Menéndez y Pelayo, en carta a don Juan Valera(1897), escribe:

Creo haber dicho a usted que me pareció muy bien yme hizo mucha gracia el artículo de usted sobreFastenrath. El mameluco aquél habrá quedado tansatisfecho, y, sin embargo, la conclusión que saca delartículo todo lector avisado es que Fastenrath es untonto polígloto e internacional, lo cual centuplica sutontería.

Rubén Darío, en Cuento de Pascua (1911), prefiere laforma generalizada «políglota», y escribe:

No recuerdo bien quién fue el que me condujo a aquelgrupo de damas, donde florecían la yanqui, laitaliana, la argentina… Y mi asombro encantado anteaquella otra seductora y extraña mujer, que llevaba alcuello, por todo adorno, un estrecho galón rojo…Luego, un diplomático que llevaba un nombre ilustreme presentó al joven alemán, políglota, fino, de unadmirable don de palabra, que iba, de belleza enbelleza, diciendo las cosas agradables y ligeras queplacen a las mundanas.

En cuanto al término «autodidacta», la Academiaaconseja conservar esa forma para el femenino, recordandoque el masculino requiere la grafía en -o: «autodidacto»,referido a la persona que se ha instruido a sí misma, que seformó intelectualmente por sus propios medios. Hay quetener en cuenta que no obstante haber asumido el femenino,en este caso adquiere el género masculino en la concienciade los hablantes; este adjetivo tiene terminación masculina yfemenina: autodidacto y autodidacta, respectivamente.Miguel de Unamuno, en su Epistolario (1899), escribe:

Las observaciones que usted hace en su trabajo sonatinadas y algunas muy sugestivas, aun prescindiendode si pueden o no aplicarse por entero a nuestrajuventud. Es muy exacto que el sabio es aquí

autodidacto y no menos exacto que la peor de lasintolerancias aquí reinantes es la de la tolerancia, y elmás duro dogmatismo el del antidogmatismo. Los másde los males que usted denuncia y que son muy exactosproceden ante todo de causas económicas. Aquí esterrible la lucha por la vida y el primum viveve ahogaal deinde philosophari. Es un deinde que se convierteen nunquam merced a la indefinida prolongación delprimum.

Y dos años después, en 1901, en carta a García deCandamo, este mismo don Miguel escribe:

Mi muy querido amigo: Por lo que está usted pasandopasé yo, y sólo se me ocurre decirle: ¡paciencia!, esono es malo ni mucho menos. Soporte el desierto, queya llegará a la tierra de promisión. Lea cuanto se leantoje, procurando hacerlo en libros comprensivos,breves, sintéticos, a poder ser, para ciertas cosas, enbuenos manuales. Los españoles tenemos que suplircon labor autodidacta la enorme deficiencia denuestra cultura pública.

¿«En busca y captura» o «en búsqueda y captura»? A laacción o efecto de buscar se llama «busca», aunque se hautilizado y utiliza las variantes «buscada» y «búsqueda».Cervantes emplea así el término:

Con tácitos y atentados pasos entró en el aposento

donde los tres se alojaban en busca del arriero.

El mismo autor y en la misma obra emplea también«buscada»: «Dichosa buscada y dichoso hallazgo, dijo aesta sazón Sancho Panza…». El sintagma más apropiado yantiguo es «en busca y captura», entendiendo por captura elhecho mismo de prender a quien anda huido.

La noche que tronó tantoque nos faltaba la tierra,fuíme en busca de mi noviapor si se acababa el mundoirme arrimando a la gloria.

«Trona», referido al asiento de los niños, viene de«trono»: ¿por qué el femenino? Llamamos «trona» al sillóncon cojines a los lados del tronco diseñado para evitar queel bebé se ladee, y para protegerlo de pequeños golpes yrozaduras; es sentido figurado de la acepción antigua deltérmino: ‘lugar de preeminencia muy protegido yresguardado de toda contingencia, y desde el cual se dirigea los demás, o recibe, la persona muy importante’. RodrigoSánchez de Arévalo, en su Suma de la política (1454),escribe:

Si acaesce que el rey, estando en su casa, cae de lacolmena luego todas las abejas le levantan y leintroduzen en su trona, y porque no caya ponendebaxo de su casa pequeñas colunas de cera porque

sostengan la casa.

El uso femenino del término se repite en el siglo XVI yllega hasta el XX siempre con la acepción de ‘lugar deprivilegio desde el cual se habla, o en el cual reside lacriatura’. «Trona», como «trono», vienen del griego zronos =sillón alto y almohadillado.

«Geranio» o «geraneo»: cómo debemos decir. Losbotánicos y especialistas en plantas más o menos exóticashablan de geranio. Del griego geranion = pico de grulla, através del francés géranium. No obstante, algunos autoresemplean la forma «geraneo», como Valle-Inclán, el académicoZamora Vicente y otros de menor importancia. La Academiaadoptó la forma «geranio» en 1817, año en que se incorporael término al diccionario oficial. Siglos antes, Juan de Jaravadice en su Historia de yerbas y plantas con los nombresgriegos, latinos y españoles (1557):

La primera especie de geranio tiene los talloscolorados, vellosos, las hojas como las de anemone, yen lo más alto de los tallos como cabeças de cigüeñaso grullas, luengas como agujas; la raýz, colorada,redonda y dulce. Críase en lugares no labrados, masalgunas vezes la hallan entre los panes. Tomando laraýz hasta en peso de un escudo, resuelve loshinchazones de la madre.

En lo que es. Cabe decir al respecto de este latiguillo

mostrenco que es problema que va en aumento. Se oye decircosas como: «En lo que es el territorio de la Comunidad deMadrid llueve cada vez menos» (Prensa local, mayo de2008). Nada pasa si prescindimos de «lo que es» y decimos:«En la Comunidad de Madrid…». La prolongacióninnecesaria del espacio discursivo es urgencia sentida poraquellos que creen que se gana en estilo dilatando eldiscurso, extendiendo su vida fónica más allá de lonecesario, obsesión responsable de muchos disparates. Noquiere decir esto que el sintagma sea siempre espurio en suuso, que no lo es. Cervantes escribe, en empleo correcto delmismo, en el Quijote (1605):

Por ella y por mí —respondió el captivo— os beso,señora mía, las manos, y estimo mucho y en lo que esrazón la merced ofrecida, que en tal ocasión, y de talespersonas como vuestro parecer muestra, bien se echade ver que ha de ser muy grande.

Este empleo correcto es antiguo en castellano, sobretodo referido a la voluntad del hablante por centrarse en unacosa concreta haciendo abstracción de las demás. Así, enuna carta abulense anónima de compromiso (1480) leemos:«Que por el mismo caso quede e fynque el derecho todo enlo que es el debate», es decir: sin tener en cuenta otra cosasino ese punto o circunstancia. Otras veces el usoincorrecto de este sintagma puede excusarse si se tiene encuenta la voluntad literaria de quien lo hace, caso de Pérez

Galdós en Un faccioso más y algunos frailes menos (1879):

Por eso decía: «Mucho han de variar las cosas… paraque la política de mi desventurado país pueda llegar aserme simpática, y como yo, por muchos años que Diosme conceda no he de vivir lo bastante para ver a miscompatriotas instruidos en lo que es libertad, en loque es ley y en lo que es gobernar, lo mejor será que nome afane por ésto, y que deje pasar, pasar,contemplando desde mi indiferencia los sucesos quehan de venir, como se miran desde un balcón lasfiguras de una mascarada».

¿«Memorial» o «monumento»? En inglés llamanmemorial al monumento erigido en recuerdo de alguien parahonrarle y conservar memoria de su paso por la vida. Encastellano no tiene ese sentido en ninguna de lasacepciones que el diccionario oficial le concede. Es vozlatina: de memorialis = libro donde se anota todo aquelloque conviene recordar o conservar memoria, valor semánticoque da al término Alonso de Palencia en su Universalvocabulario (1490). Vicente Espinel, en Diversas rimas(1591), resume así lo que fue su vida de soldado:

Ya se me acaban, ya los verdes años,y sólo queda un memorial que espantade amargos, y confusos desengaños.

No se erige un memorial a los héroes, sino un

monumento: voz procedente del latín monumentum, ytérmino ya presente en Mío Cid, la obra literaria más antiguaconocida de nuestra literatura. Llamaban monumentum loslatinos a la obra pública que recuerda personas y cosasdignas de memoria, o cuyo recuerdo es edificante para lasociedad; también se denominaba así al túmulo o alsepulcro. En el anónimo del siglo XV titulado El baladro delsabio Merlín con sus profecías, se lee:

Esta Donzella del Lago encerró aí un monumento deestraña manera fecho, ca hera de mármol bermejo; e aMerlín metiolo dentro, en manera que con losencantamentos que le mostró no pudo dende salirfasta que murió allí.

También se emplea el término en alusión al eventodeportivo en memoria de una persona.

¿Existe la palabra «emoticono»? ¿No sería preferibledecir «emoticón»? En la vigésima segunda edición deldiccionario oficial (2001) ambos términos tienen cabida,aunque se prefiere el uso de emoticono referido al símboloempleado en correos electrónicos, y en alusión al estado deánimo del remitente. Como casi todo en el ámbito de lainformática, es voz derivada del acrónimo inglés icon +emotion, si bien tanto un sustantivo como otro son deorigen clásico: el latín emotio, y el griego bizantino eikon,eikonos. En origen, estos símbolos representativos de losmovimientos del ánimo se representaron mediante el

conocido smiley y sus numerosas variantes, llegando aformar parte de la cultura social a escala mundial (en lo que alos correos electrónicos se refiere) a principios de la décadade 1980. En sus comienzos fue asunto de gran sencillez, las«caritas», como también se dice, se hicieron utilizandosignos del ordenador como los dos puntos, el paréntesis, elguión, la coma: :-) :- ( ;-), dando la vuelta a los cuales seobtenía la carita que pone quien está alegre, triste, e inclusode quien nos tira los tejos, es decir, el tipo de emoción queembarga su ánimo.

¿Por qué llamamos «muleta» al apoyo del cojo y alengaño de que se vale el torero? Desde el siglo XIX se llama«muleta» el instrumento en el que se basa una parte de lalidia denominada faena. Originariamente se confeccionabade lino o algodón, y más tarde de franela, y en cuanto a sucolor, aunque inicialmente predominaron el rojo y el blanco,más tarde se mudó el blanco o el rojo por el amarillo o el azulsegún el toro acometiera, dejara de correr hacia el engaño olo hiciera desmañadamente y mal: cada caso requería unamuleta distinta, práctica aún vigente en tiempos de Lagartijo,nombre de guerra de Rafael Molina, en la segunda mitad delXIX. Es voz derivada de mulleus = rojo, a través deldiminutivo. Pero el término, con el valor semántico de ‘palocon travesaño en que para andar se apoya el cojo’, ya loempleaba Cristóbal de las Casas en el siglo XVI como usometafórico del sustantivo alusivo al animal que evoca:todavía llamamos «caballete» al entramado que sostiene el

cuadro que está siendo pintado, o «parihuela» al artefactocompuesto de dos varas gruesas como las de la silla demanos que a modo de animal de carga lleva a quien nopuede andar por sí mismo. Cervantes escribe:

Hallaron en lugar suyo muletas que dejaron los cojos,ojos de cera que dejaron los ciegos, brazos quecolgaron los mancos…

En El cisne de Vilamorta (1885), Emilia de Pardo Bazánemplea así el término:

Es punto averiguado que teniendo el juez una piernamás corta que otra, el ruido de su muleta en lasbaldosas de la acera avisaba siempre de suproximidad a los jugadores.

«Tecnología punta», «tecnología puntera»: ¿es formaaceptable de expresarse? Se oye decir que tal o cual paístiene tecnología punta, o que tal o cual nación hadesarrollado una tecnología puntera en tal o cual ámbitocientífico. No es uso lingüístico acertado: debe decirse«tecnología avanzada». A la tecnología no se le ve la puntapor ningún lado. También se oye hablar del know how deuna fábrica o empresa sin pararse a pensar que tal cosaequivale a saber cómo hacer que las cosas resulten rentablesmediante la aplicación de técnica propia, desarrollada porcientíficos de esa fábrica. Es natural que la lengua inglesaacapare cada vez más parcelas de metalenguajes de la

ciencia y de la técnica, pero ello no debe suponer quedejemos de recurrir al castellano cuando puedan decirse lascosas en nuestra lengua. Hay hierba puntera, puntera delzapato, y hasta puntera en salva sea la parte, pero tecnologíapuntera, no. En un cancionero argentino anónimo del sigloXX se lee:

De mi china quisieraser el zapato,y tener en la punteraojos de gato,ojos de gato, sí,vean qué cosa,para estar mirando arribaa cada rato.

¿Cómo denominar al disco duro? El bibliólogo JoséMartínez de Sousa prefiere hablar de disco rígido,considerando que es sintagma que hace más honor a larealidad que la denominación de disco duro. La Academiaadmite ambos sintagmas, pero favorece la denominación«disco duro». Una tercera opción cuenta también conilustres partidarios: la de «disco fijo» o «disco interno». Enel momento actual el problema de qué denominación,definición o descripción escoger se ha generalizado. Eninglés se habla de hard disk , que abreviado en HD se refiereal dispositivo dedicado a almacenar información en elordenador, sintagma del cual deriva nuestro disco duro. No

obstante lo dicho por unos y otros, los adjetivos «duro» y«rígido» son de significado muy distinto: «duro» es aquelloque no se presta a recibir nueva forma o, al menos, lodificulta; «rígido» decimos que es aquello que no se puededoblar o torcer. A la luz de esto, hablar de disco internodescribe elementos de ubicación, asunto o aspecto menoscomprometido que los dos primeros.

«Modem»: ¿es acrónimo de modulador/demodulador?Más que un acrónimo es forma abreviada de las vocesinglesas modulator-demodulator en alusión a ciertodispositivo capaz de convertir señales digitales enanalógicas, con lo que se consigue transmitirlas por un canalde comunicación poniendo en relación dos sistemasinformatizados.

¿«CD» o «cedé»? Hay que decir que la abreviatura CDprocede del sintagma inglés compact disc o disco compacto,referible también al aparato lector de estos discos. Cuando lasigla se convierte en palabra común hablamos de siglónimoy decimos que la tal sigla se lexicaliza, momento a partir delcual queda convertida en nombre y como tal puede serleaplicada la norma alusiva a la formación del plural medianteadición de -s, caso de términos hoy tan comunes como«pymes», «dius», «ovnis», siendo su género el de la primerapalabra que lo compone, que en el caso del CD es elmasculino, ya que «disco», del que procede la d es de esegénero. También podemos escribir DVDs, CDs, y decirdeuvedés y cedés. No obstante lo antes dicho, acaso fuera

uso más adecuado hablar de «disco compacto».

¿Cómo se forma el plural de «CD-ROM»? Delsintagma inglés compact disc read-only memory, o discocompacto de sólo lectura, surge el término CD-ROM, ymediante su lectura en español se puede formar elsustantivo «cederrón» que pluraliza en -nes. Como cabeesperar del tratamiento dado a las siglas, el término debe serescrito con letras mayúsculas, siendo invariable sumorfología tanto en singular como en plural, y así decimos«los» o «el» CD-ROM. No obstante esto, conviene recordarque una vez lexicalizado el término, éste se comportará comocualquier otro sustantivo, siguiendo su régimen habitual: loscederromes, el cederróm.

¿Es el término chat un barbarismo? En inglés to chatequivale al castellano «charlar». Los préstamos lingüísticosson necesarios cuando en la lengua que los adopta no hayvoz adecuada a esa necesidad léxica, caso ajeno a lasituación planteada. Pero debemos entender que no es lomismo una cosa que otra. La charla tiene una dedicaciónsemántica determinada, y el chateo otra. Decimos quechatean las personas que conectadas a Internet utilizan esemedio para mantener conversaciones y contactos; ydecimos que charlan las personas que pasan el tiempohablando e intercambiando noticias de poca entidad. Chates anglicismo asentado en el ánimo de los hablantes, por loque huelga hablar de cibercharla, o ciberplática. Es término

masculino, como también la acción de chatear, o chateo.

¿Es correcto utilizar «nano» en expresiones como«nanotecnología»? Nano es voz latina procedente delsustantivo nanus = muy pequeño, a su vez del griego nanos.Antepuesto a un nombre y convertido en voz adjetiva aludea la condición minúscula de una persona o cosa. Sonnumerosas las palabras formadas con este término:nanocrino, nanofio, nanofito, nanolirio, nanosaurio,nanotrago, generalmente en el ámbito de la zoología, labotánica y la tecnología, referido en este caso a la condicióncasi microscópica de algunos componentes. En puridad«nano» es un prefijo que expresa la milmillonésima parte dealgo, por lo que se ha convertido en prefijo de utilidad paradescribir actividades de microcirugía, electrónica y avancesbasados en el tamaño casi microscópico de componentes opartes de mecanismos sofisticados, complejos y de altatecnología.

¿Es correcto decir «de seguida»? Es forma correcta,aunque arcaizante, de «enseguida» o «en seguida». Esinaceptable escribir «deseguida». Su significado general esel de ‘sin interrupción’, ‘a continuación’, ‘rápidamente’.También decimos «de seguido» con el mismo valorsemántico. Otras formas adverbiales de estos sintagmas son«a seguido» = seguidamente o a continuación. Todo elloderivado del latín sequere = seguir, a partir del participiopasivo precedido por preposición. En su Introducción a lalexicología moderna (1950), Julio Casares escribe:

Hoy sería arcaísmo manifiesto usar luego paraexpresar «sin dilación». Resultado: que nos hemosquedado sin un adverbio precioso y que su función lahan asumido aquellos aditamentos de refuerzo: «alpunto», «al instante» y otras locuciones, como «actoseguido», «in continenti», «sin tardar», «en seguida»,«de seguida»…

El sintagma adverbial ya estaba, en el siglo XVI, no sóloadmitido, sino también en uso generalizado. Fray Alonso deCabrera, en De las consideraciones sobre todos losevangelios de la Cuaresma (1598), escribe:

Corre uno y llena una esponja de vinagre y pónesela ála boca de seguida. ¡Oh malditos! de cuanta agua ossacó en el desierto de una peña, ¿no le daréis ahorauna poca? Si no la tenéis, llevad esa esponja á lasfuentes de los ojos de la Virgen, que ella dará lágrimasen abundancia que pueda beber. ¡Oh viña de Sodomaque tal vino das! ¿El tiene sed de tu salvación y túdasle hiel y vinagre?

¿«Deshonrabuenos» o «deshonra buenos»? Llaman asía la persona que murmura de otros desacreditándolos yponiéndolos en mala opinión sin razón ni verdad. Tambiénse predica de quien degenera de sus mayores. Es voz antañodicha en Murcia. El poeta murciano del siglo XVII JacintoPolo de Medina pone esto en boca de alguien que ha sido

injustamente calumniado: «Volvedme mi honra, que sois undeshonrabuenos». En aquel reino llaman «deshonrón» allibertino o individuo de vida tan desarreglada queavergüenza a los suyos; deshonrado, sin honor. En laalicantina ciudad de Orihuela y su partido, llaman«eshonrón» a quien por su conducta baja y ruin deja a otroen mal lugar. Este vocablo es traducción del sintagma latinoiustorum infamator, que el diccionario oficial escribe todojunto, contrariamente a como hace el de Autoridades (1732),que lo define así: «Deshonra buenos. Phrase vulgar que sedice del que murmura de otros desacreditándolos yponiéndolos en mala opinión sin razón ni verdad. Tambiénse llama así al que degenera de sus mayores», es decir, algarbanzo negro de la familia, desgracia de la estirpe. PedroLiñán de Riaza, en un soneto suyo a la Fortuna (1607),emplea así el término:

Esta Fortuna de los necios diosade los discretos Parca inexorableesta mujer y cual mujer mudableal cielo injusta y a la tierra odiosaesta deshonrabuenos mentirosaamiga de la envidia abominableésta que no permite lo durabley en lo que menos vale más reposa…

También Quevedo, tres años después, emplea el términoen Sueño de la muerte (1610):

Dezia el muerto: Dexeme a esse vellacodeshonrabuenos ¡voto al cielo de la cama que le he dehazer que se quede acá! Yo estaua colerico y dixele:Llega, y te tornaré a matar, infame, que no puedes serhombre de bien: llega, cabrón. ¡Quién tal dixo! No lehuue llamado la mala palabra quando otra vez sequiso abalansar a mí y yo a él. Llegáronse otrosmuertos y dixeron: ¿Qué haueys hecho? sabeys conquién hablays? ¿A Diego Moreno llamays cabrón?

«Epigrama», «epodo»: ¿son voces esdrújulas?Debemos escribir y pronunciar estos términos sin tilde; escierto que está bastante asentado el uso de escribirlos conacento: «épodo», «epígrama», pero es un error hacerlo. En loque se refiere al término «epodo» deriva del griego ode =canto: de adein = cantar, entonar, a través de epodos = en lapoesía griega tercera parte del canto lírico compuesto deestrofa, antistrofa y epodo, división que en algún caso se hahecho también en la lírica castellana. No es voz anterior enuso a finales del siglo XV referida al último verso de laestancia, verso que se repite varias veces. Leopoldo Alas,en su estudio sobre Rafael Calvo y el teatro español (1890),escribe:

Ese Rafael que… al son de los aceros cantaba el idealdel amor, del honor y de la patria en el octosílaboinmortal de nuestros grandes dramaturgos, sinperjuicio de aprovechar un descuido del contendiente,

y con un despliegue o una recta acabar el epodo de sucanto tiñendo en sangre la tizona, sugestiva de tantolirismo; ese Rafael puede decirse que tuvo unaadolescencia de capa y espada, por lo que toca a loscintarazos.

En cuanto a «epigrama», es voz alusiva a ciertacomposición poética que de forma aguda y breve expresa unpensamiento festivo o satírico. Es término arribado alcastellano del latín epigramma, y en instancia última delgriego. En su Reloj de príncipes (1529), fray Antonio deGuevara da este uso al término:

Loan mucho los escritores a esta muger Cornelia desabia y honesta, y a esta causa después de su muerte lepusieron una estatua en Roma y encima de la estatuaestava este epigrama: «Ésta es Cornelia, madre quefue de los Gracos, la qual fue muy fortunada en losdiscípulos que enseñó y muy infelice en los fijos queparió».

Agustín de Rojas Villadrando escribe en El viajeentretenido (1603):

Los antiguos también, si uno moría,le hacían una loa en su alabanza,que es lo que ahora llamamos epigramaendechas o elegías, que esto es loas,y aquesto, según Livio, era gran honra.

¿«A quemarropa», o «a quema ropa»? Esta locuciónadverbial debe escribirse utilizando dos palabras: «aquemarropa». Es sintagma que utilizamos con verbos comodisparar, preguntar, referido a la proximidad con que serealiza o lleva a cabo la acción, tanto que figuradamente sealude a cómo queda la ropa de la persona sobre la que sedispara a bocajarro, chamuscada e incluso humeante porefecto del fuego que vomita el cañón del arma. GustavoAdolfo Bécquer escribe en una de sus narraciones (1863):

Al oír a Luisa, no pude por menos de sonreírme y antesde que Elena comenzase a explicarnos cómo entendíaella las bellezas de aquel género de músicaespecialísimo, me volví hacia Julia para preguntarle aquemarropa: «¿Y a usted, le gusta este vals?».

Antes, en una Relación de la fiesta de toros que corrióla villa de Meco (1670), se lee:

Tan desnudo iba un pobre en nuestra tropaque no podían darle a quemarropa,y al verle como Adán en la cuadrillale sacaron de un palo una costilla.

¿Es castellano el término rimmel ? Es voz francesa queel castellano ha adoptado bajo la forma «rímel», vocabloalusivo a una marca, marca a su vez que recoge el nombredel creador de este producto: Eugène Rimmel, siendo así vozepónima. El término alude al cosmético destinado a

embellecer las pestañas ennegreciéndolas y endureciéndolaspara que parezcan más firmes y largas. Es voz que pluralizaen -es. Eduardo Barriobero y Herrán emplea así el término enLas ánimas benditas (1932):

Y quedaron terminantemente prohibidos el carmín, elrímel, la pasta para los dientes —ya les guardaría élla ceniza de sus cigarros—, el agua de rosas y tantasotras superfluidades como hasta entonces habían sidotoleradas.

¿Es correcto decir «ovejo» referido al carnero? Almacho de la oveja llamamos carnero. En algunas regionesespañolas, así como en países de habla hispana tales comoVenezuela y Colombia, se emplea el término «ovejo», formamasculina mostrenca de «oveja». No obstante lo llamativodel vocablo, tuvo uso en los siglos áureos. Juan deTimoneda pone este diálogo en boca de dos pastores, en Laoveja perdida (1575):

Miguel.—¡Ah, Custodio, carillejo!¿has, di, la oveja topadode nuestro mayoral vicio?Custodio.—Dejadme, ¡pese a mal grado!No he visto oveja ni ovejo.

En la valenciana Plana de Utiel y Requena llaman así alindividuo abrutado, al zopenco; y en el altiplano murciano estanto como tildar de uraño. El colombiano Tomás

Carrasquilla, en Frutos de mi tierra (1896), escribe:

¿Y la grandulaza que se rió de yo? —clamó el varón,que casi se ahogaba con un tarugo de longaniza,plato que siguió a la entrada de huevos—. ¡Y vos, tanovejo, que no le reventates el hocico a esadientipelada!

«Estar de non»: sentido del sintagma. El lector sabeque el adverbio de negación latino por excelencia es non,proveniente de ne oinom = no uno. Decir non es decir impar,siendo «uno» el impar por excelencia, de ahí que «andar denon» equivalga a andar suelto, sin compañía. También sedijo «andar de nones» en tiempos cervantinos a quien estásin ocupación u oficio, desocupado y libre a su pesar. Otracosa es «quedar de non», que es tanto como quedar solocuando otros van emparejados. Peor aspecto tiene que nosdigan «estar de non», en cuyo caso es tanto como estar desobra, no servir para nada. En cuanto al adverbio denegación «no», sabemos que la forma latina non se mantuvohasta el siglo XV; los autores áureos, como Lope oCervantes, emplean la forma «non» con voluntad arcaizante.«Non» con el significado de impar es de uso corriente en losautores de los Siglos de Oro. En la segunda parte de suGeneral Estoria (1275), Alfonso X da a este sintagma unuso distinto, predominante en aquella época, y ajeno a loque aquí comentamos:

Respondiel luego sienpre aquella manceba Eco que

dixiemos que se andaua ascondiendo por los montesde quien uos departimos que non auie poder de estarde non responder a las uozes y a los sueños.

En la exclamación «¡Voto a Bríos!», ¿qué valorsemántico tiene el término «voto»? Es juramentoeufemístico, dicho así en lugar de «¡Voto a Dios!», a fin deevitar pronunciar el santo nombre en vano. El acento recaesobre la primera sílaba, Bríos, debido a que la exclamaciónque comentamos surgió en el siglo XV, momento en el que eltérmino «dios» no era agudo por proceder del latín deus, yéste del griego zeos, lenguas en las que este término bisílaboconserva el acento en la primera sílaba. En otro ámbito deexplicaciones, creen otros que se dijo «bríos», plural de brío,referido a la dignidad y valía de la persona que jura, referidoa que lo hace por su propio honor, es decir: poniendo comoaval de su bravata o de su juramento su propia fama y estimasocial. De hecho, «brío» es voz de origen galés con elsignificado de autoestima, aprecio. Juan Ruiz, en su Libro debuen amor (c 1330), emplea así el término: «Más orgullo emás bryo tienes que toda España». También significó ‘valormoral, energía’. El poeta renacentista Sánchez de Badajozemplea la exclamación en el primer tercio del XVI, momentoen el que también se dijo: «Juro a Bríos; por vida de Bríos»,referido a Baco, dios del vino, como cumple al uso tabernariode esta exclamación o bravata. José Zorrilla escribe en elacto segundo de la primera parte del Tenorio (1844):

Y reñís bien, ¡voto a Bríos!pues si es en mí tan notorioel valor, mira Pascual,que el valor es proverbialen la raza de Tenorio.

Con voluntad arcaizante emplea el sintagma exclamativoJuan Otero en su soneto al Capitán Alatriste:

Voto a Bríos, no se encuentraen los Tercios ni en Españaun hombre más audaz y con más mañapara buscar pendencias y armar líos.

Echar votos es tanto como echar bravatas, juramentos yblasfemias. Pero veamos el asunto de cerca. En latín votumsignifica ‘promesa de hacer algo, de llevar a cabo lo que unomanifiesta’. En sentido figurado también se dijo que echavotos la persona por cuya boca salen amenazas eintenciones destempladas referidas a que por encima detodo cumplirá sus amenazas. En este caso es tanto comojuramento o execración que alguien manifiesta llevado por lacontrariedad o por la ira. Quevedo emplea así el término en elprimer tercio del XVII: «El soldado echaba a cada suertedoce votos y otros tantos pesias…». Es decir: votos ypesias, forma abreviada de «pese a tal o a cual», mostrandoasí que por encima de todo y a pesar de cualquier obstáculo,cumpliría su propósito vengativo. El romántico madrileño delXIX Juan Eugenio de Hartzenbusch describe así a dos

duelistas:

Echando votos y retosiban los dos como rayoscamino del cementerio.

Se manifestaba este tipo de sentimiento rencoroso dedistintas maneras: «¡Voto a Cristo!», «¡voto a Dios!».Agustín Moreto, dramaturgo madrileño de la primera mitaddel XVII, pone esto en boca de una de sus criaturasdramáticas:

Aunque en el suelo estéste he de matar, ¡voto a Dios!

Decimos «voto a tal o voto a cual» en denotación deenojo o enfado.

¿Existió la intemerata? Decimos que dura la intemerataaquello que se prolonga tanto en el tiempo que no da visosde acabar: discursos, situaciones, penas, dolores. Asimismo,se predica de lo que aun siendo grato acaba por fastidiar ocansar debido a su duración excesiva, caso de los discursosprolijos o caricias y arrumacos exagerados. En otro ámbitode significaciones se dice de aquello que es lo mejor en sulínea, lo más logrado. En ese sentido el uso del término esfiel a su significado latino, ya que en esa lengua intemerataequivale a inmaculada, inviolada, sin mancha: de ahí queVirgo intemerata sea uno de los nombres sagrados que se

da a la Virgen María en las letanías lauretanas al final delrosario: el sentido del término tiene que ver con las letanías,recitado de jaculatorias devotas que por su número pareceinterminable. En última instancia, como en el caso del sursumcorda o del non plus ultra, se trata de sintagmas latinosprocedentes del ámbito de la religión o de la literatura clásicaque de forma caprichosa se han colado en la fraseología.

¿Cómo se llama al hijo cuya diferencia de edad con elprimogénito es grande? El término fetén en este caso es elde «tardano», aunque en numerosos lugares de Castilla sellamó «borrego tardío» de forma cariñosa. Se lee en ciertoescrito sin firma de mediados del XVIII: «Siendo tardón elespacioso que tarda en lo que ha de hacer, y tardío lo que noacude a su tiempo y sazón, decimos tardano a quien se hizoesperar largo tiempo y al final llegó cuando ya sedesesperaba de ello». El maestro Correas dice lacónicamenteen su Vocabulario de refranes (1627): «Hixo tardano,guérfano temprano», refrán que ya recoge Hernán Núñez ensus Refranes o proverbios en romance (1549). Del latíntardare = retrasar, entretener.

«Pepito de ternera»: qué clase de término es «pepito».Sabemos lo que es la hamburguesa, el perro caliente, elsándwich, el canapé, las tapas y bocadillos, el tentempié ylos aperitivos, es decir: la comida pequeña que los clásicosllamaban ofula. El pepito de ternera, sin embargo, es un casoespecial y tardío, como lo es el montado de lomo, del quesólo se diferencia en que el montado o montadito suele ser

de lomo de cerdo mientras que el pepito sólo admite ternera.Se llama pepito al bocadillo de bistec, uso lingüístico noanterior al periodo de entreguerras, surgido entre 1914 y losfelices veinte. Alude a esta particularidad gastronómica elhumorista y viajero pontevedrés Julio Camba en La casa deLúculo o el arte de comer (1929), donde al explicar lacostumbre de tomar la media tostada, entonces de moda, uoptar por el bocadillo de bistec, a cierto habitual delestablecimiento llamado don Pepito se le ocurrió unir ambosusos y dio lugar al «pepito de ternera», es decir: un pedazode bistec introducido entre las dos porciones de unpanecillo, alegando que estaba inapetente y no quería cargarel vientre. Como el tal don Pepito era personaje popular, seextendió la ocurrencia de modo que la gente pedía a modo detentempié algo parecido a lo que don Pepito se habíatomado. Al parecer, es explicación chusca, acaso inventada,a la que otros prefieren cierta corrupción intencionada delfrancés petit = pequeño, en alusión al tamaño de esteaperitivo.

«Valer la pena» o «valer la pena de»: ¿cómo se dice?Ambas formas son válidas, aunque no tienen el mismo uso.Valer la pena, en el sentido de merecer el esfuerzo, no llevapreposición «de» si el sujeto de la oración va pospuesto,por ejemplo: «Vale la pena probar esta paella»; pero si elsujeto va antepuesto y seguido de complemento hay queponer la preposición «de»: «Esta paella vale la pena deprobarse», y sería incorrecto decir: «Esta paella vale la pena

probarse».

Por qué se dice «vale la pena». Valer la pena es tantocomo merecer el esfuerzo que se destina a la acción oempresa de que se habla. Vale la pena aquello cuyo logrocompensa de los trabajos requeridos, o del sufrimientoocasionado en su adquisición u obtención; es decir:decimos que vale la pena cuando de la consecución de algoesperamos un bien mayor al esfuerzo que requiere obtenerlo.La experiencia muestra que compensa luchar por aquello quedeseamos, pero que conviene tener presente que aunque elesfuerzo tiene su precio, también tiene sus exigencias y supago. Vale la pena, es decir: vale el esfuerzo, el empeño eincluso el sufrimiento puesto en la obtención de nuestrosideales, de nuestras metas en la vida. Por mucha que sea lapena, mayor es ver coronado por el éxito nuestro trabajo.«Pena» es voz latina con el significado de castigo, perotambién de esfuerzo y de dolor para alcanzar lo que uno sepropone. Los latinos, referido a que en todo hay su dosis desufrimiento, o referido a que en la vida todo cuesta esfuerzo,decían: Non sine poena est commoda, que vale tanto comodecir que sin penalidades no se alcanza el bien deseado.Muestra su mérito y valor aquello de lo que se predica que«valió la pena». Por el contrario, de aquello por lo queluchamos y una vez obtenido nos decepcionó, decimos queno valió la pena, que no mereció el esfuerzo, que fue mayorel ruido que las nueces, ya que nuestro gozo quedó en unpozo: el pozo de la decepción. Dicen las coplas:

La pena y la que no es penatodo es pena para mí:ayer penaba por verte,hoy peno porque te vi.

Dices que ya no me quieres:no me da pena maldita,que la mancha de una moracon otra verde se quita.

¿«Personalidad ciclotímica» o «personalidadciclotípica»? El lector sabe que la ciclotimia es una psicosismaníaco-depresiva. Desde luego, decir ciclotípico es undisparate debido a la atracción de la segunda parte delvocablo: típico, que está en el horizonte lingüístico delhablante, mientras que el otro término le es desconocido oajeno. Es voz derivada del sustantivo «ciclotimia». Delgriego kiklós = círculo + zimós = ánimo, referido a la criaturaque sufre de altibajos en su forma de ser y de sentir,tendencia a la depresión y a la euforia repentina. GregorioMarañón, en su biografía de El Conde-Duque de Olivares(1936), hace estas consideraciones:

Desde el punto de vista morfológico, los hombresposeídos de la pasión de mandar se dividen en dos grandesgrupos: el fuerte, ancho, con tendencia a la obesidad queen la terminología moderna se denomina pícnico; y elenjuto, aguileño, delgado o, según esa terminología,asténico. Como es sabido, cada uno de estos dos grupos de

hombres posee un espíritu y un temperamento distintos. Elpícnico propende al humor con alternativas: ya deexaltación hipomaniaca y de optimista sensualidad; ya dedepresión y melancolía. En suma, lo que llaman lospsiquiatras el temperamento cicloide o ciclotímico. Elasténico, en cambio, suele poseer un espíritu y untemperamento frío e irritable, rígido, reconcentrado, degran vida interior. En suma, lo que los psiquiatrasdenominan temperamento esquizotímico.

Cómo se acentúa «karate»: ¿llana o esdrújula?Aunque normalmente oímos hablar de «kárate», lapronunciación originaria de esta voz japonesa es llana:karate. No decimos karátecas, sino karatecas. Es términocompuesto en origen: del japonés kara = vacía + te = mano.Sin embargo, este arte marcial se originó en la India hace dosmilenios y medio, y llegó en el siglo XV a la ciudad japonesade Okinawa, donde sus habitantes desarrollaron una luchacon manos y pies, arte marcial que llamaron okinawa-te omano de Okinawa. Gichin Funakoshi lo popularizó hacia 1922como kara-te.

«Afueraparte», «fueraparte», «afuera parte», «fueraparte». La voluntad del hablante al hacer uso de estasconstrucciones es la de decir «al margen de lo dicho, yademás de lo expuesto…», pero es forma incorrecta deexpresar el concepto, o al menos vulgarismo innecesario.Antaño se decía «amén de esto, amén de aquello», etc. Lo

recomendable es siempre lo más sencillo: dígase «además»,y todos tan contentos. El secreto del bien hablar estriba enhacerse entender de manera sencilla y rápida. Tanto«afueraparte» como «fuera parte» son construcciones quedeben evitarse en el habla culta. En otro ámbito designificaciones, de uso a finales de la Edad Media, elsintagma «afuera parte» equivalía a expresiones actualescomo «a excepción de que», «a menos que», etc. También sealudía con esta construcción al hecho literal de «parte fuerade ésta, alejada de ésta, fuera del lugar acostumbrado», usoque muestra el sintagma renacentista «afuera parte delpuerto de la villa», es decir, en lugar diferente a la ensenadamisma. En unas Ordenanzas antiguas del vino enGuadalajara (1463), se lee:

Que nyngunos taverneros de la dicha çibdad ny otrasalgunas personas puedan traer ny meter vino de fueraparte para lo vender, salvo solamente para lo bever.

Y un cuaderno de alcabalas (1462) dice:

E de lo que non mostrare que pague el alcavala de latal coranbre en los términos e so las penas contenidasen las leys deste mi cuaderno, por sy alguno dellosquisiera levar e levare la tal coranbre a vender afueraparte que lo muestre ante que lo lieven e fagan sobreello jurament.

¿Es correcto llamar «restauradores» a los hosteleros?

Su acepción como regidor o dueño de un restaurante es dedudosa legitimidad semántica, aunque la Academia autorizasu uso en la edición del diccionario oficial de 1992. Eltérmino estaba ya consagrado a la restauración artística:devolver el brillo, esplendor o imagen original a una obra dearte. Aplicar el término al cocinero experto en elaborarmanjares selectos es eufemismo para prestigiar esaprofesión: es como llamar a las criadas ayudantes de hogar,o al barrendero —como hacen en algunos lugares del mundoanglosajón— ingenieros sanitarios. «Al pan pan, y al vinovino» es un viejo refrán que no conviene olvidar. Hay quellamar a las cosas por su nombre, porque el nombre nodesprestigia, sino el no hacer las cosas de una formaprofesional y apropiada. No hay por qué renegar de términoscomo mesonero, dicho del dueño de un mesón o casapública donde se da albergue al viajero; posadero: personaque tiene mesón; figonero: que regenta una casa donde seguisa y vende comida; fondista: que regenta unestablecimiento público donde sirven comidas; pitancero:que confecciona y reparte las pitanzas; hostelero: personaque tiene a su cargo una hostería. Se dijo maestre de hostalal encargado de confeccionar y llevar a cabo las recetas delas comidas destinadas a personas de importancia. Desdeluego, en ningún caso tiene cabida el término «restaurador»referido a estas criaturas. En latín restaurare es tanto comorenovar, reparar, devolver el esplendor perdido. Así empleael término Gonzalo de Berceo a principios del siglo XIII:

El pueblo destruido, los muros trastornados:nunqua jamás non fueron fechos nin restaurados.

A finales del XV, Alonso de Palencia dice queredintegrare es tanto como restaurar, es decir, devolver a lascosas su antiguo ser. Siempre fue término del ámbito de losartesanos. En tiempos cervantinos ya se decía«restauración» con el valor semántico fetén. En cuanto aluso espurio o degenerado, se llegó a él a través del francésrestaurant entre los siglos XIX y XX, de donde se comenzóa decir «restorán», que con el contenido semántico depersona que regenta o dirige una casa de comidas se coló ennuestros usos léxicos desterrando a la nutrida familia devoces fetén con las que ya contaba el castellano.

«Coaligarse» por «coligarse». Con el valor semánticode asociarse o aliarse, lo correcto es decir coligarse.Algunos políticos hablan de la conveniencia de«coaligarse», que aunque es voz que el diccionario oficialacoge, la misma Academia tilda de «barbarismo». Del latíncum = con + ligare = atar. De coligarse se dijo «coligación»,del latín colligatio, que no es sino la acción y efecto decoligarse o de estar dos o más personas coligadas. El errores fruto de la atracción fatal que otros términos ejercen en lamente del hablante, a menudo de manera inconsciente, eneste caso «aliarse». El político y literato murciano Diego deSaavedra Fajardo emplea así el término en el siglo XVII:

Y rompiendo los tratados hechos le declaró la guerra y

les deshizo sus designios, coligándose con laRepública de Venecia y con otros príncipes.

Armando Palacio Valdés, en La novela de un novelista(1921), escribe, referido a lo erróneo del vocablo«coaligarse»:

Y cuando alguna vez voy a Oviedo y atravieso la callede la Magdalena o Cimadevilla, me detengoconmovido, y me digo: «Aquí fué donde Leopoldo Alasme demostró que coaligarse era una palabra bárbaratraducida del francés, y que se debe decir coligarse».

¿Stress o estrés? El diccionario oficial escribe eltérmino como se pronuncia: «estrés», en su edición de 1984.Es término creado por el endocrinólogo austriaco HansSelye, de la Universidad de Montreal, conocido por DoctorStress por haber introducido el término en el vocabulariomédico con el significado de materia o individuo que, bajouna situación de exigencia de rendimiento superior al quepuede desarrollar, acusa una sobrecarga de responsabilidadque afecta a su sistema nervioso y otros órganos del cuerpo.Selye escribió:

En 1946 el Collège de France me hizo el honor depedir una serie de conferencias sobre el SíndromeGeneral de Adaptación; no supe cómo traducir lapalabra stress, se discutió una serie de términos y sedecidió adoptar la palabra naciendo así una nueva

palabra francesa del género masculino.

No hubiera hecho falta adoptar tal término, ya que sucontenido semántico queda explicado por voces castellanascomo «agobio», «tensión», «fatiga nerviosa», que es lo quela palabra inglesa significa.

¿«Cuñadez», «cuñadería» o «cuñadío» aluden almismo grado de parentesco? En los tres casos se alude a larelación de afinidad que se contrae por casamientoconsumado. Del latín cognatus o pariente consanguíneo,mientras que se llamaba affinis al pariente político, elcristianismo hizo equivalentes ambos términos. Encastellano «cuñado» significaba ya en el siglo XIV lo mismoque hoy. De éste y otros grados de parentesco o relaciónfamiliar habla con extensión Alfonso X en su Libro de lasPartidas en pleno siglo XIII. Cervantes emplea así eltérmino: «Tenéis delante [dijo el cura al oidor] a vuestrobuen hermano y a vuestro buen cuñado»: es decir, que eloidor tiene ante sí al hermano de su esposa, a quien tambiénse llamó hermano, y cuya relación entre ambos es la deconcuñados. Y Lope de Vega escribe, dejando claro el tipode relación existente entre ambos:

Cuñado, suerte dichosahe tenido en encontraros…

¿«Cualidad» o «calidad»? En latín qualis, de donde eninstancia última deriva el término «calidad», indica el modo

de ser, la condición de la persona o cosa, y se correspondesiempre con talis, circunstancia de la que quedan encastellano expresiones como «tal cual», «talcualillo»,«talcualenco», etc. A su paso a la lengua romance, esteadjetivo relativo e interrogativo perdió su valor cualitativo,cosa que conservó el sustantivo qualitas, que referido a lapersona alude a aquella que posee autoridad moral yprendas. Fray Hernando de Talavera, en De vestir y decalzar (1477), dice esto:

Cosa es natural y mucho razonable comer y bevercuanto es menester para que el cuerpo biva sano, yque en ello haya diversidad en cuantidad y encualidad, segund que las personas son diversas en lascomplexiones y en las edades y en los oficios yejercicios, y aun segund que los tiempos son diversos.

«Calidad» es voz afín a carácter, genio, índole, sentidoque Alonso de Ercilla, en su poema épico La Araucana(1569), da al término:

Los cargos de la guerra y preeminenciano son por flacos medios proveídosni van por calidad ni por herencia,ni por hacienda o ser mejor nacidos.

En otro ámbito de significaciones era equiparable anobleza y lustre de la sangre. El sentido general del términono concretaba la condición buena o mala de la persona o

cosa, sino que se refería de forma vaga a la manera de ser,sin entrar en juicios. Con ese valor semántico emplea eltérmino el autor de La Celestina (1499) Fernando de Rojas,cuando pone en boca de una de sus criaturas dramáticas:«De locos es estimar a todos los otros de su (misma)calidad». De hecho, no basta con decir «de calidad», sinoque hay que completar el sentido mediante predicados:buena, mala, ruin, mediocre, grande, pequeña, ya que lacalidad sólo no dice nada. De ahí que en el lenguaje real, serde calidad, aunque hereda la carga semántica positiva quehemos visto, ya no basta para juzgar la realidad de lapersona o cosa. La calidad es una condición, y habrá queentrar en averiguaciones al respecto de la naturaleza de esacondición. De ahí que digamos «a calidad de que, en calidadde», referido a la necesidad de pedir u ofrecer condiciones.Dice la copla:

Calidá de camellotienen las damas:se echan en el suelopara montarlas.

«Especie» y «especia». Cobrar en especias, y no enespecie es hacerlo recibiendo pimienta, canela y clavo,especias muy estimables. Otra cosa es cobrar en especie,que es ser pagado en género y no en dinero. Species,speciei con /s/ líquida, es decir, con /s/ que no tiene apoyovocálico, es término latino alusivo al aspecto propio o

característico, a la apariencia o manifestación exterior yforma de una persona, también al tipo, categoría de algo oalguien. «Especia» es duplicado del vocablo latino anteriorcon valor semántico de «mercancía o artículo comercial». Apesar de ser cultismo, es voz más antigua en castellano que«especie», ya que ésta no es anterior al XV, y «especia» seemplea en el XIII en alusión al condimento precioso, o a labebida medicinal. En el XVII, el murciano Diego SaavedraFajardo escribe: «Unos individuos se van eternizando enotros, conservadas así las especies». Cervantes emplea asíla voz «especia»:

El plato del otro manjar también le mandé quitar (dijoel médico) por ser demasiadamente caliente y tenermuchas especias.

«Cornicantano»: ¿es término aceptable? Simisacantano alude a quien celebra su primera misa o acabade ser ordenado sacerdote, cornicantano o cornígero alude aquien acaba de ser cornificado por su mujer, al cabrónreciente que inaugura su estatus de marido engañado,asunto que trata Francisco de Quevedo a principios del sigloXVII en Carta de un cornudo jubilado a otro cornicantano,una de sus obras satírico-festivas, donde se lee:

Mas después que he visto esta materia de los maridoscuán en su punto está, soy de parecer que es el mejoroficio que hay en la república, teniendo poracompañado el ser cornudo. Gracias a Dios que os ha

dejado ver tiempo en que es calidad; estoy sentido yaún avergonzado, de parte de los que lo son, porhaber sabido que vuesa merced anda escondiéndosecomo afrentado de serlo. No me espanto que ahora esvuesa merced cornicantano.

«Enfervorecido» por «enfervorizado». «Miles de fielesvenidos de todo el mundo seguían enfervorecidos laceremonia», decía un periódico de tirada nacional enseptiembre de 2008. El participio pasivo de enfervorizar =infundir ánimo y valor, piedad o devoción ardiente, no esenfervorecido, sino enfervorizado: los verbos de la primeraconjugación construyen el participio pasivo en -ado: amar >amado; los de la segunda y la tercera, en -ido: temer >temido; oír > oído. El error es fruto del recuerdo en la mentedel hablante de un término como «enfebrecido», caso deatracción fonética fatal muy frecuente en castellano. AlfonsoGrosso, en La zanja (1961), emplea así el término espurio:

Nada de mancharse las manos de grasa ni ajustartornillos, nada de meter el hombro: ¡Ja, toro, ja; ja,toro, torillo, ja! —La imaginaria muleta redondea lafaena y recibe el también imaginario aplausoenfervorecido de la multitud con las manos en alto—.Allá no entienden de esto —continúa—. No entiendendel avenate que quema las entrañas.

Emplea correctamente el calificativo el padre Feijoo ensus Cartas eruditas (1745) cuando escribe:

De modo que quiere el moderno crítico, que en cosasteológicas haya errado San Agustín muchas veces, yno levemente. Pero quando se dice que el santopadeció un leve descuidillo en la letura de un libroprofano, ¡Santo Dios!, enfervorizado su zeloprorrumpe contra mi atrevimiento…

«Me llega a ti»: ¿es aceptable esa construcción? Elverbo «llegar» procede del latín vulgar plicare, derivadoregresivo del clásico applicare = arrimar, acercar, allegar.Este verbo evolucionó hacia el significado de arribar y llegarya en la Edad Media. «Si Dios me legare al Cid», es decir, sime acercara o aproximara al Cid. En el Libro de Apolonio(1240) se lee:

Demostróle la vía ca bien acerca era,lególo (acercólo) a la puerta que falló más primera.

A finales del XV Alonso de Palencia dice en suUniversal vocabulario: «Applicare es llegar y poner junto aalguna cosa». Lope de Vega emplea así el término: «Esoscoches llega, / ocupad, Busto, un estribo», es decir: acercaesos coches. Cervantes escribe en su Coloquio de losperros: «Me dieron una herida que me llegó casi al fin de lavida», es decir: que me llevó o me acercó o me allegó al finde mi vida, a la muerte. Hoy, aunque es uso correcto, suena aempleo arcaico del término, y no se usa en el lenguajecorriente, aunque sí en el poético, o como recurso retórico.

«Clima» y «climatología». «A pesar de los rigores de laclimatología pudimos llegar a Madrid», decía alguien, y decíamal. Lo correcto en ese caso sería utilizar el término «clima»,ya que alude a las condiciones atmosféricas de una zona enun momento determinado. Climatología es el tratado delclima, la ciencia que estudia su condición y naturaleza, delgriego klinein = inclinar, en alusión a la curvatura de lasuperficie terrestre desde el Ecuador al Polo; los latinosllamaban así a cada una de las regiones en que se dividía lasuperficie terráquea por su mayor o menor proximidad a losdos puntos mencionados. En el siglo XV era términofemenino: «La cruel clima». Lope de Vega emplea el términocomo hoy: «En el indiano clima el sol ardía». Pío Baroja, enLas inquietudes de Shanti Andía (1911), emplea así eltérmino:

Sabido es que la climatología oceánica y la terrestreno son iguales; en tierra, el máximum de frío y de calores febrero y agosto; en el mar, es marzo y septiembre.

«Error garrafal»: por qué garrafal. Se llamó guinda«garrofal» y no garrafal a la que es mayor de lo ordinario.Escribe Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lenguacastellana (1611):

Este epícteto dan a cierto género de guindas quellaman garrofales; son mayores que las ordinarias y notienen tanto agrio. Deviéronse dezir assí por averenxerido las púas del guindo en el algarrobo. Dezimos

garrofal todo aquello que excede de su ordinariaforma y cantidad, aludiendo a estas guindas, comomentira garrofal, huvas garrofales. Pudo ser que estafruta se truxesse de un lugar de Egipto que hoy díallaman Garofalo.

En tiempos de Cervantes era adjetivo que se predicabade todo lo que excedía su tamaño normal: «Zanahoriasgarrafales», dice Quevedo; Tirso de Molina habla de«narices garrafales». Más adelante, ya perdida la concienciaetimológica, es decir, cuando el pueblo empezó a olvidar elorigen fetén del adjetivo «garrofal», se asimiló el término aetimología distinta relacionada con «garrafa», que es vozpersa, de qaraba, recipiente de vidrio cuya característica essu enorme panza, hecho que da idea de volumen exagerado.En esa conjunción de voces, arribadas ambas al castellano através del árabe, las guindas, el fruto del algarrobo y lasvasijas ventrudas se aliaron para crear este término. Errorgarrafal es error tan grande que no cuela.

¿Se debe llamar «ex profesor» al profesor que ya noejerce? Hay ocupaciones cuyo ejercicio no cesa: elmagisterio, la medicina, el sacerdocio. En la ordenaciónsacerdotal queda implícita la frase bíblica: Tu es sacerdos ineternum: para siempre. También los maestros en el ámbitolatino se recibían de tales con frases parecidas: quien tiene lafunción de instruir, hágalo siempre. En la Antigüedad, elmédico no podía negar su servicio a nadie,independientemente de su edad o circunstancia porque

según la ley «era médico siempre». En puridad es incorrectohablar de ex profesor, ex sacerdote, ex médico, ex militarporque fueron profesiones que imprimían carácter. A quienlo era se le recordaba durante toda la vida, como sucedetodavía con el título de «doctor», que se antepone al nombrede quien lo posee, y cuya omisión es falta de educacióngrave en Alemania, Italia, América, Oriente.

A menudo oímos que una catástrofe se ha «cobrado» xvíctimas. ¿Es razonable el uso de ese verbo? En mi opinión,aunque se trata de un uso figurado, no es una forma feliz deexpresarse. El uso del verbo «cobrar» procede de lamontería, donde significa ‘recoger las piezas abatidas por loscazadores’. Una riada, un desastre natural, un accidente decualquier naturaleza no se cobra nada, sino que origina,causa, produce. La muerte, bajo cualquiera de sus múltiplesformas, no es un cobrador del frac que persigue a susvíctimas para cobrarse sus vidas. No es un monstruosediento de sangre: es una contingencia desgraciada queproduce mucho dolor, pero no se cobra nada. Observo quelos medios de comunicación, acostumbrados al tópico y alcliché, no están dispuestos a corregir sus faltas: cientos deveces diremos que no se diga esto o aquello…, y cientos deveces la persona advertida hará de su capa un sayo sinatender a razones.

«A caso hecho»: etimología de este modismo adverbialy otros usos del sustantivo «caso». «A caso hecho» y«adrede» son una misma cosa; también equivale a ex

profeso, y antaño al sintagma «de caso pensado» referido aaquello que se hace deliberadamente, con premeditación, depropósito. Normalmente decimos «a cosa hecha» consignificado semejante. Decimos que estamos «en el caso»cuando manifestamos que estamos al corriente del asunto.Hablamos «al caso» cuando lo que decimos es acorde con eltema de que se trata, cuando hablamos con oportunidad yacierto. «Hacer al caso» es tanto como venir a cuento;también decimos «ser del caso». «Vamos al caso» cuandoprescindimos de detalles innecesarios y vamos directamenteal grano. «Ponemos caso» o «ponemos por caso» algocuando lo damos por supuesto, o cuando aducimos algunacosa a modo de ejemplo. Decimos que algo es «casonegado» cuando resulta extremadamente difícil que suceda ose lleve a cabo. Llamamos «caso» a cualquieracontecimiento; también a la oportunidad y ocasión, comose desprende del uso que hace del sustantivo Lope de Vega:

Yo he visto en tierra y mar casos extraños,en mal y bien materias prodigiosasa eternos versos, a historiales prosas,Celio, por el discurso de mis años.

«Caso» es voz rica en aplicaciones como parte demodismos y predicados de todo tipo. Pongamos por caso:«Caso apretado», el que no tiene fácil solución. «Caso deconciencia»: aquel que plantea una situación dudosa encuanto a la moral. «Caso de honra»: lance en el que está por

medio la fama de la persona. «Caso de menos valer»: aqueldel cual deriva deshonor. «Caso favorable», aquel quefavorece a uno por asistirle el derecho. «Caso fortuito»:suceso imprevisto generalmente negativo o adverso. Caer«en mal caso» es incurrir la persona en alguna nota deinfamia. En cualquier caso, es voz latina derivada de casus =caída, accidente, suceso, acaecimiento, y participio pasivode cadere = caer. No es voz de uso anterior al siglo XV.Alonso de Ercilla emplea así el modismo en La Araucana(1569):

Hacen fuerzas o fuertes cuando entiendenser el lugar y sitio en su provecho,o si ocupar un término pretenden,o por algún aprieto y grande estrecho;de do más a su salvo se defiendeny salen de rebato a caso hecho,recogiéndose a tiempo al sitio fuerte.

El romántico José Espronceda dice en El diablo mundo(1840):

La gracia y ademán del jaque aprende,las más punzantes voces del idioma,y a sufrir y a callar y a caso hechoguardarse la intención dentro del pecho.

Uso de «cualquiera» y «cualquier». El lector sabe que«cualquier» es forma apocopada del indefinido

«cualquiera», pronombre o adjetivo con que expresamos laindistinción o indiferencia del hablante al respecto de una ovarias cosas dentro de una serie. En singular decimos«cualquiera, cualquier», y en plural «cualesquiera», sinvariación de género. La forma apocopada precede alsustantivo sin necesidad de concertar con su género:«Cualquier alumno», «cualquier alumna». Existe el plural«cualquieras», pero sólo cuando el término se emplee comosustantivo: un cualquiera, una cualquiera; no es aceptable elplural en los demás casos, como en este ejemplo deincorrección: «Cualquieras sean los casos», donde loacertado es decir «cualesquiera sean…». La copla popularregistra ambos usos:

Hasta los gallegos sabenque el morir es natural:porque son de carne y huesocomo cualquier animal.La enfermedad postrimeranadie te la ha de curar:la que no te ha de matarte la curará cualquiera.

Como arcaísmo emplea Cervantes la forma medieval«cualque», con el valor semántico de «cualquiera», en suinmortal novela (1615), poniendo esto en boca del Caballerodel Bosque:

Todo eso se puede llevar y conllevar —dijo el del

Bosque— con la esperanza que tenemos del premio;porque si demasiadamente no es desgraciado elcaballero andante a quien un escudero sirve, por lomenos a pocos lances se verá premiado con unhermoso gobierno de cualque ínsula o con uncondado de buen parecer.

Francisco Delicado, en su novela La lozana andaluza(1528), todavía arrastra el uso antañón de este indefinido, yescribe:

Vení acá, Lozana, no os vais, que esos bellacos osdeben haber dicho cualque cosa por enojaros. ¿Quiénme suele a mí afeitar sino vos? Dejá decir que, comohabéis tardado un poco, os dijeron eso. No os curéis,que yo me contento.¿Queréis que nos salgamos allá a la sala?

En Navarra, como muestra de la pervivencia del viejotérmino, creo recordar que en la ciudad de Corella, dice unacopla jotera:

Cualque día en cualque callecualque toro en cualque esquinate ha de dar cualque cornaday te ha de hacer cualque herida.

«Peculio», «pecunia», «pecunio»: ¿cómo se dice? Alpequeño capital que una persona tiene se llama «peculio»;

ese sentido se da también a la voz «pecunia». Debido acasoa un cruce léxico-semántico de ambos términos en la mentedel hablante se dijo erróneamente «pecunio» al dinero quealguien posee para sus gastos. Se dijo «peculio» de la vozlatina peculium = caudal o riqueza adquirida mediante eltrabajo y el ahorro; escribe el poeta Virgilio: Nec speslibertatis erat nec cura peculi, que es tanto como decir queno esperaba recobrar la libertad ni cuidar de su peculio. FrayBartolomé de las Casas, en su Tratado sobre los indios quehan sido hechos esclavos (1552), emplea así el término:

Este término, esclavo, entre los indios no denota loque entre nosotros. Porque no quiere decir sino unservidor o persona que tiene algún más cuidado oalguna más obligación de ayudarme y servirme enalgunas cosas de que tengo necesidad. Por maneraque indio ser esclavo de indios era muy poco menosque ser su hijo. Porque tenía su casa y su hogar y supeculio y hacienda e su mujer e hijos, y gozar de sulibertad como los otros súbditos libres.

Pero nadie está libre de solecismos; la venezolanaTeresa de la Parra, en su Ifigenia. Diario de una señoritaque escribió porque se fastidiaba (1924), escribe:

Sí; en efecto, cincuenta mil francos, de los cuales,Abuelita, la última moneda de oro la cambié en LaHabana. Por cierto que si no va tío Eduardo abuscarme a bordo, te advierto que de mi propio

pecunio no hubiera podido pagar quien me cargaseuna maleta.

¿«In fraganti» o «in flagranti»? En puridaddebiéramos respetar la forma latina de este modismoadverbial y decir in flagranti. No obstante lo dicho, hay querecordar también que tal forma no se utilizó nunca, ya que ladeformación o uso corrupto se impuso desde el principioquedando así lexicalizado el error. El lector sabe quecogemos a alguien in fraganti cuando lo sorprendemos conlas manos en la masa. En cuanto a la forma «en fraganti», noes aceptable como variante. En la inestabilidad fonética deeste modismo ha debido influir poderosamente el adjetivo«flagrante», del verbo «flagrar», referido a lo que se estáejecutando o llevando a cabo en el momento, de dondeprocede el modismo adverbial «en flagrante» = en elmomento mismo de estarse cometiendo un delito, esto es:cuando está al rojo vivo, ya que flagrar es verbo procedentedel latín flagrare = arder, inflamarse, estar en llamas. Elcomediógrafo riojano de mediados del XIX, Manuel Bretónde los Herreros, emplea así el modismo:

Pero un comisario alarbe¡Zas! se me entra de rondón,pilla a todos in fragantiy cuanto gané en tres mesesme lo multó en un instante.

¿Es correcto decir «non grato» a quien uno muestra

resistencia a recibir? Se entiende que no es grato recibir aquien nos resulta odioso o a aquel hacia el cual sentimosanimadversión: de esa criatura decimos que es persona nongrata, latinismo que recoge la circunstancia descrita,procedente principalmente del lenguaje diplomático. Encuanto al sintagma pseudolatino «non grato», debemosdecir que no es ni latín ni castellano. En latín sería nongratus, y en castellano «no grato». En tales casos hay queañadir al sintagma el sustantivo persona: persona non gratallamamos a quien no estamos dispuestos a recibir; en plurallo diríamos también en latín: personae non gratae. Enningún caso podemos incluir en la misma frase elementoslingüísticos latinos y elementos procedentes del castellano.El salvadoreño Salarrué, en un relato titulado Trasmallo(1954), emplea el sintagma:

Iba a llegar ya la Semana Santa, pero antes, muchoantes, en el peorcito tiempo, llegó al pueblo una nongrata visita: el chapulín. Cayó una tarde comomaldición del cielo, de golpe, en nube cerrada yoscura cubrió el cielo sobre el valle y se desplomóincontenible sobre los hermosos sembrados de aquellatierra venturosa y desventurada.

¿Es correcto decir, en lenguaje futbolístico, que tal ocual jugador «es duda»? Decir que fulano es duda es undespropósito de los muchos a los que quierenacostumbrarnos los medios de comunicación. La forma

recomendable de decirlo sería: «Su participación no estáasegurada, prevista, decidida, determinada». La duda es otracosa; no se duda de fulano ni de su participación o inclusiónen el equipo, ya que la persona que ha de decidir no se lo haplanteado todavía. Cuando se lo plantee podrá ser sopesadao ponderada esa posibilidad. Lo que sucede en el caso quecontemplamos es que la inclusión de fulano en el equipo esuna interrogante, que no es lo mismo que duda; es unaincógnita a despejar, y no un asunto dudoso ni dudable.

¿«Toda vez que se trata de un asunto en materia de sucompetencia» o «toda vez que se trata de un asunto materiade su competencia»? El primer enunciado es incorrecto,sobre todo por la inclusión de la preposición «en». Locorrecto es decir «toda vez que se trata de un asunto materiade su competencia». No es el asunto lo que pertenece alámbito de las competencias de la persona a quien se dice,sino que es la materia del asunto, ya que es aquello de locual trata el asunto lo que es materia de la competencia de lacriatura a quien se dice. Así pues, la redacción correcta será:«Toda vez que se trata de un asunto materia de sucompetencia». Digamos por caso que se habla de medicina yalguien, buscando una opinión autorizada, dice a otro:«¿Qué le parece a usted, toda vez que se trata de un asuntomateria de su competencia?». En ese caso todosentendemos que la pregunta está dirigida a un médico,criatura destinataria natural de preguntas de esa naturaleza,ya que la sanidad es competencia suya, materia estudiada

por él, asunto que conoce a la perfección. En ningún casosería correcto decir «toda vez que es materia que lecompete», ya que el asunto no va con la persona encuestión como tal persona, sino que le corresponde sóloprofesionalmente. El lenguaje tiene estas inflexiones, y laintroducción de una sola palabra de más, el cambio de unmodo o de un tiempo verbal podría dar al traste con elsentido general de la frase.

Dependiente de comercio: «¿Se queda usted lachaqueta?», y se da como respuesta «Me la quedo»: ¿escorrecto? No lo es. «Quedar» es verbo intransitivo, y por lotanto no admite complemento directo, labor quedesempeñaría el pronombre «la» en esa oración. Eldependiente no debe preguntar «¿se queda usted lachaqueta?», sino que deberá anteponer la preposición«con» al sustantivo «chaqueta» por una razón principal.Quedar procede del latín quiescere, a través del participiopasivo quietus, de donde se dijo quedus: quedo, en reposo,de donde a su vez surge el verbo «quedar» con valorsemántico de dejar tranquilo o inactivo. A este usomostrenco, como en tantos casos, ha contribuido lapublicidad perniciosa que dice: «Me la quedo», con laagravante de que lo escribe con k , moda que está causandoestragos en nuestra gramática y ortografía. En otro ámbitode cosas, es solecismo emplear el término con el valorsemántico de ‘dejar’, uso por otra parte generalizado enamplias regiones de España, como Extremadura: «Quedé el

reloj en casa». Ramón de Campoamor tiene estos versos.

Ni te tengo que pagarni me quedas a deber:si yo te enseñé a querer,tú me enseñaste a olvidar.

El uso del verbo «quedar» es también discutible en estecaso. Y lo es todavía más en la siguiente copla del siglo XIX:

Aunque le faltó el maridola quedó el riñón cubierto;por ello puede decirse:los duelos con pan son menos.

Por qué hay países que se nombran con el artículo, yotros que también lo tienen pueden suprimirlo. El artículotiene su propio tratamiento en los topónimos, pero no hayreglas fijas para el uso de mayúscula o minúscula; e inclusoen ocasiones se rechaza el artículo. Veamos algunos casos:1- Llevan siempre artículo en mayúscula El Cabo, El Cairo, ElEscorial, La Meca, La Habana, La Coruña. 2- Puedeescribirse con minúscula el artículo en «el Congo», «elLíbano», «la India», comarcas como «el Bierzo», «laMancha», «los Monegros», «el Peloponeso». En caso dealudirse a comunidades o entidades superprovinciales elartículo va en mayúscula: La Rioja, Castilla-La Mancha. 3-Puede ir sin artículo: Argentina, Brasil, Camerún, Ecuador (ollevarlo en minúscula). 4- Pueden no llevar artículo, o llevarlo

en minúscula, (los) Estados Unidos, (la) Gran Bretaña. 5- Losnombres de pueblos no tienen regla fija: se escribe «ElEscorial» y «las Navas de Tolosa». «La Palma del Condado»y «Palma del Río». El uso consagra la forma de fijar porescrito o pronunciar los topónimos en lo que al artículo serefiere, siempre que el topónimo lo lleve. Dice la copla:

A la Mancha, manchego,que es mala tierra,que la Virgen no quisopasar por ella.

A lo que se da como réplica esta copla que todos hemoscantado:

A la Mancha, manchego,que hay mucho vino;mucho pan, mucha carney mucho tocino.

«Boniato», «moniato» o «buniato»: ¿cómo debemosdecir? Llamamos boniato al tubérculo de la planta de esenombre: término de origen caribe. Todos hemos comidoboniatos, esa planta de raíz bulbosa parecida a la batata,muy dulce. Lo que nunca ha estado del todo claro es cómodenominar este alimento. El agriculturista del siglo XIXAlejandro Oliván, equivocándose doblemente, vacila alpronunciar el término y escribe: «El buniato muniato es másbasto y redondeado que el ñame…». Dijo y escribió mal. La

forma fetén es boniato, como se lee en la Historia natural delas Indias, del cronista Fernández de Oviedo (1526), queemplea el término con valor adjetivo: ‘yuca boniata’. Pero elcronista también comete un error al derivar el término dellatín bonus = bueno. Por deformación popular se dijo«buniato» y «moniato». Algunos lexicógrafos importantesaceptaron la forma «buniato» equivocadamente, debido aque derivaban el término del latín bunio = nabo que se dejapara simiente, voz empleada por el médico del emperador,Andrés Laguna, en su traducción de Dioscórides. Elhumanista italiano radicado en Castilla, Pedro Mártir deAnghiera, latiniza el término antillano y escribe: Dulceappellant boniatum, acre nuncupat caribe.

¿Existe la palabra «carfología»? «Carfología» estérmino médico referido a la contracción nerviosa que amenudo sobreviene al enfermo agónico, y que consiste en laapariencia de que el moribundo recoge con la punta de losdedos de los pies las sábanas o mantas del lecho. Aludiendoa este hecho, el autor del Refranero del mar, José Gella,explica el origen de una frase hecha muy popular antaño:«Liar el petate», con el significado de cambiar de residencia,de morirse, ya que el petate es el conjunto de la ropa decama del marinero. Del griego karfos = tejido hilado + legein= recoger. Es término que la Patología interpreta como‘agitación automática y continua de los dedos que parecenquerer asir inexistentes hilachas de ropa’.

¿Cómo se llama la varilla que sujeta el periódico para

que no se deshoje? En algunos casinos levantinos recibía elnombre de «mordaza», en otros, «regleta», como traduccióndel inglés sticker. Para su denominación se solía recurrir aperífrasis como: «Portaperiódicos», «sujetaperiódicos»,referido al doble listoncillo de madera que lo sujeta y ayudaen su manejo evitando también que la gente se lo lleve, acuyo fin ataban a la regleta una cadena fina que se sujetabaa la mesa de lectura. En la Edad Media los manuscritos sesujetaban con cadenas para que no se los llevaran, ya que alno existir la imprenta eran objetos de altísimo valor.

«Puesta en escena»: ¿es sintagma correcto? Entre lassoluciones lingüísticas equivocadas se ha generalizado eluso de este sintagma procedente del mundo teatral,traducción directa del francés mise en scène = puesto enescena, frase creada por Antoine, director del Teatro Librede París que en las primeras décadas del XX renovó las artesescénicas. En castellano se dijo siempre escenificación, quees lo apropiado. Hay que criticar también el auge que hatomado el sintagma back stage en alusión a la trastiendateatral, y que en castellano se llama «entre bastidores». Estriste que muchas personas de ese ámbito aprendan antes eltérmino extraño que el propio, caso frecuente depapanatismo o esnobismo de quienes carecen de basecultural autóctona o son advenedizos y de cultura postiza,referido todo ello a un mundo tan antiguo en nuestra culturacomo es el teatro.

«Lengua» y «lenguaje»: ¿hay diferencias? Al

conjunto de voces y términos con que cada nación explicasus conceptos se llama ya en el Cantar de Mío Cid«lengua»; Cervantes le da también esa acepción, y en esemismo siglo XVII el murciano Saavedra Fajardo escribe: «Elconocimiento de diversas lenguas es muy necesario en elpríncipe». En el Libro de Alexandre (siglo XIII) se llama«lenguado» a la persona elocuente, y «letrado» a quienmuestra dominio de las leyes: «Levantóse uno de ellos, queera bien lenguado». En cuanto al término «lenguaje»,referido al conjunto de sonidos con que el hombremanifiesta lo que piensa, es término utilizado por Berceo aprincipios del XIII:

Colgaba delant ella un buen aventadero,en el seglar lenguage dícenli moscadero,de alas de pavones lo fizo el obrero,luçíe commo estrellas semeiant de luçero.

También se llama lenguaje al idioma hablado por unpueblo: de hecho, idioma procede del griego idios = propio,particular, peculiar. Parece que la palabra «idioma» dondeprimero se documenta de forma escrita es en el Quijote,donde también se le da por primera vez el sentido delenguaje propio de una nación. Mientras «lengua» procedede lingua, «lenguaje» lo hace de un derivado latino de estetérmino: linguaticus, según Corominas del provenzalllenguatge. Covarrubias (1611) aúna ambos términos cuandoescribe: «Lengua se toma muchas veces por el lenguaje con

que cada nación habla».

¿«No había nadie» o «no había alguien»? ¿«No haynada» o «no hay algo»? Como regla general la gramáticaenseña que cuando en una oración hay más de un vocablonegativo y uno de ellos es el adverbio «no», éste debe irdelante del verbo, y los demás detrás. No es lo mismo decir«yo no sé nada» que decir «yo nada no sé»: la primeraoración indica ignorancia total; la segunda indica que elsujeto sabe algo. Si queremos traducir el sintagma latinonihil non… tendremos que utilizar la palabra todo, es decir:nada no. Y traducimos non nullius por alguno, de la mismaforma que non ullus significa ninguno o no alguno. Dice elclásico: Nihil non fecerit = no habiendo dejado de hacernada, es decir: habiendo hecho cuanto se pudo. Sine ulladubitatione es tanto como decir sin ni siquiera una duda ocon ninguna duda. Todo se entenderá mejor si tenemos encuenta que «nada» procede del sintagma latino res nata =cosa nacida: en leonés, desde el X al XV se dijo «nadacosa», y todavía hoy podemos escuchar en pueblos deNuevo Méjico y Colorado «no hizo cosa nada» con elsignificado de ‘no hizo gran cosa’. «No nada» es negaciónalusiva a «cosa alguna nacida, nata», y si no ha nacido, noexiste, convirtiendo «nada» en negación absoluta. Dosnegaciones juntas en la misma frase afirman, tanto en latíncomo en castellano. La frase nemo non videt se traduce por«nadie no ve», que es tanto como decir que «no hay quienno vea». Cuando en latín escribimos non nunquam,

traducimos «alguna vez, a veces», como en la fraseciceroniana: Non nunquam errorem creat similitudo, esto es:a veces la semejanza produce equivocaciones. En cuanto ala palabra «nadie», como el término «nada», procede delverbo nasci = nacer, a través del participio pasivo natus,nata: nado, nada. De estas voces se dijo nadi referido anadie en el Poema de Mío Cid (1140). Dice Berceo enMilagros de Nuestra Señora, a principios del XIII:

Partióse dél con esto, tornó a su posada,çerca era de gallos quando fizo tornada;non la entendió nadi esta só cabalgada,fuera Dios a qual solo non se encubre nada.

Todavía Colón escribe «nadi», aunque ya por entoncesse decía nadie y naide, como escribe Santa Teresa. «Nadie»procede del sintagma latino homines nati: hombres nacidos,con evolución conceptual y semántica parecida a la de resnata = nada o cosa nacida. También en francés se dice Jen’ai rien y no significa que quien lo dice tenga una cosallamada rien. En francés rien procede del latín res = cosa.También en valenciano «res» equivale a nada, a cosa alguna,a «no cosa», que es como se dice en inglés: nothing, o enhebreo, por irnos a una lengua no indoeuropea: shun-dabar= no cosa. Y dejamos aquí este espinoso asunto con un parde coplas:

Soy un descamisado,que quiere la igualdad:

Si yo no tengo nada,que nadie tenga na.

Y esta otra, también dolorosa y triste:

Camino de tu casaya no va nadie,sino el polvo y la arenaque lleva el aire.

¿Se puede decir «poeta» referido a la mujer queescribe poesía? En castellano la forma clásica y fetén dereferirse a la mujer que escribe poesías es poetisa, formafemenina de poeta, como llamamos sacerdotisa a la mujerque ejerce algún tipo de sacerdocio. Hoy se tiende demanera inexplicable a decir y escribir la poeta, acaso porsentirse como término despreciativo e incluso machista estapalabra de siempre. Manuel Seco, en su Diccionario dedudas y dificultades de la lengua española, saca a colaciónuna cita de Quevedo y advierte de paso sobre la prevenciónactual contra este femenino. De hecho, hay autores paratodos los gustos. Lope de Vega escribe referido A la noche:

Noche, fabricadora de embelecos, (…)la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,solícita, poeta, enferma, fría…

Pero acaso se deja llevar por la fuerza de la métrica.Menos dudas ofrece Nebrija en cuanto a su posición, ya que

en su Diccionario latino-español dice que el término«poeta» es forma única de aludir al varón y a la mujer queescribe poesías. Sin embargo, hay que poner orden en todasestas cosas, como hace el sabio académico Valentín GarcíaYebra, partidario de «poetisa» frente a «poeta»,diferenciación explícita que ya se dio en la culturagrecolatina. La lengua es una convención de hablantes, perono sólo de los hablantes de ahora, sino también de los deantaño, y no es lícito condenar un término siguiendo lamoda de fustigar todo aquello que suena pretendidamente asexista. El término «poeta» no es más prestigioso que el de«poetisa», ya que mientras la forma masculina puedesignificar también artesano, su equivalente femenino sólosignifica creadora, siguiendo la etimología griega deltérmino. Jovellanos dice a finales del XVIII: «Ellas son laspoetisas, así como las compositoras de los tonos»: era laforma fetén de referirse a la mujer que escribe poesía.

«Empecinado»: ¿viene de «pecina»? Caso notable detrasvase semántico es el de aquellas voces que nacieroninsultantes y se tornaron elogiosas. Éste es el caso deladjetivo «empecinado». A los naturales de la villavallisoletana de Castrillo del Duero, en el partido judicial dePeñafiel, motejaban de «empecinados» por las aguas delriachuelo Botijas que cruzan el lugar siempre sucias yoscuras por la pecina o lodo que arrastran, por lo quemotejar de empecinado era tanto como tildar de sucio yasqueroso. Una circunstancia cambió el rumbo semántico

del término, y lo que nació como insulto acabaría siendoelogio: recuérdese que aquí nació el guerrillero Juan MartínDíaz, llamado el Empecinado por ser natural de este pueblo,y tras la bravura mostrada por este personaje el mote seconnotó positivamente pasando a ser antonomástico detesón y porfía propia de quien por encima de todo sepropone vencer. Así pues, un insulto se convirtió en unelogio, trasvase frecuente en el mundo de las vocesinsultantes. En Canarias, sin embargo, es términoequivalente a emporcado, sucio, enlodado: del latín picina =cieno negruzco que se forma en los charcos.

¿«Gana» o «ganas»? La etimología de esta palabra noestá clara; parece que es término escandinavo antiguo con elsignificado de ‘abrirse la boca’. Gonzalo de Berceo, aprincipios del siglo XIII, escribe en Milagros de NuestraSeñora:

Era muy cobdicioso, querié mucho aprender,falsava los judicios por gana de aver.

En el primer tercio del XIV Juan Ruiz, en su Libro debuen amor, hace este uso del término:

Levantóse el vellaco con fantasía vana,Mostró puño cerrado: de porfía avía gana.

¿Cómo decir: «No me da la gana», o «no me dan lasganas»; «tengo gana», o «tengo ganas»; «de buena gana»,

o «de buenas ganas»? El significado principal del sustantivoes el de propensión natural hacia una cosa, o deseo de ella.Cervantes emplea así el término: «Con tanta gana comenzó(Rocinante) a caminar que parecía que no ponía los pies enel suelo». Antes, fray Luis de León le daba este uso:

Alarga el bien guiadopaso y la cuesta vence, y solo ganala cumbre del collado,y do más pura manala fuente, satisfaz tu ardiente gana.

El término admite tanto el singular como el plural.Leandro Fernández de Moratín escribe muy a finales delXVIII: «No sabe usted qué ganas tengo de ver estas cosasconcluidas». A menudo, el uso del singular o del plural vienedado por la fraseología. En las locuciones adverbiales «debuena gana», «de mala gana» se impone el uso del singular.En otros casos, como las expresiones «abrírsele a uno lasganas» de comer, o de cualquier otra cosa, se impone elplural. Decimos que no nos da la gana cuando expresamosnuestra negativa a hacer algo. Decimos que hacemos lascosas «de buena gana», y resultaría chocante emplear enese caso el plural. Tirso de Molina escribe en el primer terciodel XVII:

¿Con portugueses, serrana,tal furia? —De un tiempo acá,si va a decir la verdá

los mato de buena gana.

Hay asimismo numerosas expresiones que admiten unnúmero u otro de manera histórica, es decir, consagrado porlos hablantes: decimos «de gana», es decir, con intención yahínco; «de mala gana», esto es: con repugnancia, noqueriendo hacerlo. En siglos pasados era corriente oír: «Hizotal cosa de su gana»: voluntariamente, porque le salía delalma. Y mi abuela Isabel repetía a menudo: «Donde ha gana,hay maña», para salir al encuentro de excusas como la queesgrime quien se niega a hacer algo porque según él no sabecómo. A quien estaba indispuesto se le decía que «estaba demala gana», cosa que también se decía a quien a su pesartenía que estar presente en algún acto o acontecimiento. Laspersonas tienen «gana de fiesta» cuando andan deseosasde jolgorio, en cuyo caso también se dijo antaño que tenían«gana de rasco». En el coplero popular hay de todo: «gana»y «ganas» en contextos a menudo similares. Sirvan estosejemplos:

Vengo de echarme una novia;de echarme una novia vengo,que al ver sus ojos morenosganas de casarme tengo.

Aunque estuviera cantandoun año con trece meses,si no me diera la gana

no canto un cantar dos veces.

Al infierno me fuerade buena gana,si la luz de tus ojos, morena,fueran las llamas.

«Búnker»: su plural. En alemán es término alusivo a lacarbonera de un barco. También se dijo y se dice del refugiocontra bombardeo. En sentido figurado se dice de la personaexcesivamente escorada hacia la derecha. En inglés, se dicedel gran hoyo relleno de arena que en el juego del golfconstituye uno de los obstáculos habituales. En castellano,tras su admisión por la Academia, se escribe con tilde en laú, ya que es palabra llana. Pluraliza mediante adición de -es.Algunos escriben «búnquer», cambiando la grafía originalanglosajona, pero es práctica desaconsejada. FernandoChueca Goitia, en su Historia de la arquitectura española(1965), escribe sin acentuar la primera sílaba:

Pero, ocurra lo que ocurra, el castillo habrádesaparecido para siempre, y contra la artillería,contra los tanques, contra los pájaros mortíferos, noqueda más que el hórrido búnker de cemento. Esto porlo que se refiere a la época preatómica.

Origen de terminación -ar en toponimia. Este sufijocastellano deriva del latino -aris, y se utilizó principalmentepara derivar adjetivos a partir de un sustantivo, casi siempre

con la voluntad de expresar algún tipo de relación. Encastellano se empleó principalmente en la toponimia, paraindicar abundancia en ese lugar de una cosa determinada: depino se dijo pinar, referido a que el lugar abunda en ese tipode árbol; de encina decimos encinar; de poma se dijo pomar;de pera se dijo peral; de villa se dijo villar; de quinta se dijoquintana, pero también quintanar; de heno se dijo henar; depaloma se dijo palomar, y de palomar se dijo palomares; decolmena se dijo colmenar. Muchas veces se trata de un falsosufijo, caso de Andújar, que procede del antropónimo celtaAndus + sufijo latino -arus, ajeno al que aquí tratamos;Almuñéc-ar es topónimo árabe: del sintagma Hisn al-Murecab o castillo de la colina; Alquéz-ar es tambiénnombre árabe: de al-qasr = recinto fortificado; Jódar esantropónimo árabe: de Shaudar. Se trata de falsos sufijos.Recomiendo el uso de mi Diccionario de topónimosespañoles con sus gentilicios, publicado por Espasa Calpe(2002), donde se abunda en este tipo de problemas.

«Hay a veces»: ¿es forma correcta de expresarse?«Hay, a veces» o «hay, a las veces…» es forma correcta deexpresarse cuando se trata de manifestar que no es frecuenteque la cosa que se tiene in mente o aquello de lo que sehabla suceda; o que una situación de raro suceso se dé; ouna cosa se encuentre. Sería incorrecto emplear «veces»como conjunción distributiva en lugar de «a veces», porejemplo: «Veces quiere esto, veces lo otro» no sería usonormal en lugar de «a veces quiere esto y hay veces que

quiere lo otro…». También resulta desaconsejable elvulgarismo «en veces» en lugar de «a veces». Francisco deQuevedo emplea así el sintagma en su Pragmática que esteaño 1600 se ordenó:

Cada uno llore en su casa, si tiene qué, y muera de sumuerte natural sin echar la culpa a su dama, que haya veces más muertes en una copla que hay en año depeste.

Pedro Salinas, ya más cerca de nuestro tiempo, enciertas apreciaciones sobre Poética (1925), escribe: «En suspoesías amorosas hay, a veces por lo menos, reminiscenciastransparentes de acaecimientos reales». También se dijo «alas veces» en tiempos cervantinos. En una anónimaTraducción de la Imagen de la vida cristiana, de frayHéctor Pinto (1571), se lee:

A lo menos, dijo el jurista, es necesaria la ciencia delderecho, pues ha de hacer guardar las leyes. Y esimposible hacerlas guardar sin saberlas. Cuanto másque hay a las veces tiempo en que es necesario hacerleyes y no se pueden hacer las nuevas sin saber lasantiguas.

Dice la copla:

Tres veces me quisiste,tres me negaste:

tres veces San Pedro fuiste,mas no lloraste.

¿Qué niega quien niega la mayor? Es claro que seentiende que niega la mayor aquella persona que manifiestasu oposición a la premisa principal, entendiendo por talpremisa la proposición que va por delante: del latínpraemissa = colocada delante. En la disciplina filosóficaconocida por Lógica llaman así a cada una de las dosproposiciones del silogismo de las que se infiere y saca unaconclusión. La premisa más general suele ponerse la primeray recibe el nombre de premisa mayor; a la otra, llamamospremisa menor. Negar la proposición primera es tanto comonegar la base de la conclusión a que pudiera llegarse, por loque negar la mayor es tanto como ponerlo todo en cuestióno hacer tabla rasa del argumento, ya que niega la base sobrela que se sustenta. José Hellín, en La analogía del ser y elconocimiento de Dios (1947), escribe:

Es imposible confundir un concepto que tenga todasestas condiciones con un concepto unívoco; talconfusión significaría que se ignora la noción deconcepto unívoco y análogo. Creemos que nadiepuede negar la mayor y que nadie la niega en efecto.La menor no es menos manifiesta.

¿Es razonable llamar a los árbitros «colegiados»?Colegiarse es reunirse en colegio, o agruparse, losindividuos de una misma profesión o clase para su mejor

defensa o promoción; en relación con los profesionalesadscritos a una de estas organizaciones, se emplea elparticipio pasivo mencionado, que Jovellanos utiliza así:

Sé que los colegiados son todos ingratos, y nunca meengañaré en juzgarlos.

Hubo antaño como hogaño la impresión de que lacolegiación profesional no redunda en bien de las personasnecesitadas de servicios, sino que los tales colegiados sedefienden corporativamente de sus propias faltas odesaguisados ante los tribunales. Hay colegio de médicos,de abogados, de arquitectos, de aparejadores, defarmacéuticos, de agentes de la propiedad, de corredores debolsa…, y también de árbitros de fútbol o de árbitros debaloncesto, empleo cuyo desempeño requiere decolegiación, teniendo cada región su colegio, por lo que sehabla también del colegiado madrileño, del colegiadomurciano, etc. Debido a esta circunstancia llamar colegiadoal árbitro no es un disparate, toda vez que el contextoadvierte acerca del tipo de colegiación de que se trata, peroacaso sea uso excesivo del término, ya que la voz «árbitro»tiene la suficiente enjundia para no necesitar sucedáneos.«Árbitro» es término latino: de arbiter = testigo de vista ode oído, espectador; el sintagma arbitris remotis es ablativoabsoluto que traducimos por ‘retirado o puestos a un ladolos testigos oculares’. En otro ámbito de significacionestambién se predicó del juez o del perito que ha de entrar en

consideraciones a la hora de enjuiciar un asunto. Encastellano es voz muy antigua, ya documentada en elanónimo Vidal mayor (1250), donde se lee: «Empero elárbitro ha (de) fer conplir por sí lo que iudgó».

Por qué llamamos «cura» al sacerdote. La palabra«cura» es forma reducta del sintagma «cura de almas»,entendiendo por tal a la persona cuyo menester estriba en elcuidado espiritual de la grey que le ha sido encomendadapor su obispo. Procede del término latino cura con elsignificado de solicitud o cuidado, referido al que estaspersonas ponen en el encargo de cosa tan delicada como esla vida espiritual de las criaturas. Alfonso X el Sabio escribeen su Libro de las Partidas:

Otros clérigos hi ha, que llaman parrocales que hagala cura de las almas de aquellos que son susparrocanos.

Se llamó «cura de noche» al teniente de cura que teníael encargo de administrar los sacramentos a los enfermos aaltas horas de la noche.

Se llama «cura ecónomo» al puesto por el obispo enuna parroquia para que haga las funciones de párrococuando el párroco habitual está enfermo o ausente. «Curapropio» se llama al párroco que tiene en propiedad unafeligresía. Decimos «teniente cura» o «teniente de cura» alsacerdote que ayuda al párroco. Otras ramas del cristianismodicen «pastor», acogiéndose a la primitiva visión delsacerdote como guía y cuidador de su rebaño. El término hasido siempre muy popular unido a la palabra «párroco», vozprocedente de «parroquia»: del griego paroikía =avecindamiento, en alusión a que el cura párroco tiene a sucargo una parte de la población fiel: a los fieles se les llamafeligreses, del latín filii ecclesiae: hijos de la Iglesia.Asimismo la fraseología recoge el término en cientos decasos: no olvidemos que los españoles hemos ido siempredetrás del cura: unas veces con la vela, y otras con el palo.Mi abuela Isabel utilizaba esta expresión: «No se acuerda elcura de cuando fue sacristán», referido a que hay personasque tras haber sido elevadas socialmente, se olvidan de susantiguos vecinos o compañeros, e incluso los fustigan yreprenden con mayor rigor. Dice la copla, tomando el asuntocon su pizca de gracia, cum grano salis, como suelo decir:

En latín casan los curasy bien saben lo que hacen,pues si a uno le hablasen claronon se casaría naide.

El cura que me casóme dijo bien alto y claro:ahí te entrego a ese animalen figura de cristiano.

Plural de los nombres terminados en -í: como esquí. Encastellano hay dos formas de construir el plural de unapalabra: añadiendo la consonante -s, o la sílaba -es. Para lostérminos acabados en -í la norma culta aconseja añadir lasílaba -es y así decimos: maravedíes, jabalíes, israelíes,magrebíes, esquíes. Es cierto que ahora, en una época en laque ya vale todo y la Academia deja pasar cualquier cosacon tal de que venga respaldada por el uso continuado,ahora, digo, también se dice y escribe «esquís». Lo peor delcaso estriba en que la persona que lo dice cree que hace unuso culto de ese plural, y que diciendo «esquís» se apartade formas bastardas de pluralizar el término…, cuando dehecho es lo contrario. Lo fetén, lo de siempre —y la lenguaes asunto de siempre— es hacer caso al clásico y decir quecuando una palabra termina en vocal i pluraliza medianteadición de sílaba -es. Y lo digo a pesar de que Emilio AlarcosLlorach, en su Gramática de la lengua española (1994), alabordar la materia del número dice:

Si el significante acaba en vocal tónica, la formacióndel plural fluctúa: de jabalí se dice jabalíes, perotambién jabalís.

¿«Estar de pie» o «estar de pies»? A quien está

erguido sobre sus propios pies decimos que «está de pie».No obstante esto, debemos decir que antaño la forma feténfue «de pies», forma que hoy el habla culta considera vulgar.Juan Huarte de San Juan, en Examen de ingenios para lasciencias (1575), escribe:

Por la forma de mujer notaban su gran liviandad ypoco saber; por el cetro real la confesaban por señorade las riquezas y honra; el tener vendados los ojosdaba a entender el mal tiento que tiene en repartirestos dones; estar de pies sobre la bola redondasignifica la poca firmeza que tiene en los favores quehace: con la mesma facilidad que los da los torna aquitar, sin tener en nada estabilidad.

Podríamos aducir tantos casos de una forma como deotra avalados por autoridades del lenguaje desde la EdadMedia hasta nuestros días. En su genial novela Entrenaranjos (1900), Blasco Ibáñez escribe:

La esperanza revolotea ante ellos, deslumbrándolescon el reflejo de sus escamas de oro… sin saber pordónde llegarán la gloria y la riqueza. Y por entre estosgrupos de juventud que se consume en la impotencia,destinada tal vez a morir de pie en la Galería, pasacon menudo y ligero paso el otro rebaño de laQuimera: las muchachas que con el spartito bajo elbrazo van a casa de los maestros; inglesitas rubias yflacuchas que quieren ser tiples ligeras; rusas

regordetas y peliblancas que saludan con ademán desoprano dramática; españolas de atrevido mirar yvaliente garbo que se preparan a ser sobre las tablasla cigarrera de Bizet, pájaros frívolos y sonoros quetienen el nido a muchos centenares de leguas ylevantaron el vuelo deslumbrados por los espejuelosde la gloria.

¿Cómo pluraliza el término «mentís»? El lector sabeque este vocablo tiene valor semántico injurioso dirigido aalguien a quien se deja por mentiroso. Asimismo estesustantivo se refiere a un hecho o demostración quecontradice o niega categóricamente lo que otro mantiene oaduce. Baltasar Gracián, en Agudeza y arte de ingenio(1642), hace esta observación:

Eso es fácil de inferir,pues no hay razón que consientaque sea el mentís afrentay que no lo sea el mentir.

También se define el término como ‘comunicado quepúblicamente desmiente una aseveración o noticia’. Entodos los casos no hay distinción entre el uso singular y eluso plural del término, dada la terminación en -s del mismo,como advierte el académico Manuel Seco. También cabedecir «desmentida», e incluso «desmentido», aunque esteúltimo, por ser galicismo innecesario: de démenti, no esaconsejable. Cervantes pone esto en boca del narrador, en

su inmortal novela, mostrando claramente la etimología delvocablo:

Admirado quedó don Quijote de oír al Caballero delBosque, y estuvo mil veces por decirle que mentía, y yatuvo el mentís en el pico de la lengua, pero reportóselo mejor que pudo, por hacerle confesar por su propiaboca su mentira.

En cuanto al plural del término, a pesar de lo antesdicho, hay autoridades del lenguaje que emplean«mentises», caso de Quevedo en su Vida del Buscónllamado don Pablos (1626), donde se lee:

Decía el de la ropilla y casi gregüescos: —La mitad medebéis, o por lo menos mucha parte, y si no me la dais,¡juro a Dios…! —No jure a Dios —dijo otro— que enllegando a casa… os daré con esta muleta mil palos.—Sí daréis, no daréis —y en los mentisesacostumbrados, arremetió el uno al otro y, asiéndose,se salieron con los pedazos de los vestidos en lasmanos a los primeros estirones.

El artículo «lo» referido a lugares: ¿se escribe conmayúscula? ¿De dónde procede en el caso de Lo Pagán? Enla provincia de Murcia son numerosos los topónimos quetienen este artículo antepuesto al nombre: Lo Pagán, LoNavarro, Lo Campano, Lo Ferro, Lo Láriz, Lo Campoo, eincluso «Lo fulano» referido a lo de un vecino cuyo nombre

se omite. Si un topónimo va precedido del neutro «lo», seescribe con mayúscula porque es parte del topónimo. Laforma «Lo» precedía en origen a la preposición «de» ensintagmas y oraciones de naturaleza partitiva o distributiva:«Lo de Pagán», lo de la familia Pagán, la tierra de los Pagán:de hecho, Pagán procede del latín pagus = campo. «Lo de»es vulgarismo que todavía se emplea en América: en Río dela Plata se oye: «Voy a lo de Juan», y todos entienden queva a casa de Juan. Dicen los versos de Rubén Darío:

Casi, casi me quisiste;casi, casi, te he querido;de no ser por lo del casi,casi me caso contigo.

¿Es correcto decir «cenotafio» por tumba? No lo es, yaque se trata de cosas distintas. En el cenotafio no haycadáver enterrado, por lo cual no es término equivalente atumba o sepulcro. El cenotafio es un monumento funerariodedicado a la memoria de uno o más difuntos ilustres. Es vozgriega: de kenotafion, a través del latín cenotaphium =sepulcro vacío. El dramaturgo mejicano Juan Ruiz deAlarcón, en su comedia El anticristo (1623), empleacorrectamente el término:

Si no te vences, contumaz, pondera,que afirma lo que niegas, obedientesolio a mis plantas, la más alta esfera;o pida tu protervia resistente

el cuerpo de tu hija, que dormidoy verás, Patriarca, convertidoel precioso tesoro en sombra vana,y en cenotafio el que sepulcro ha sido.

«Los/las alumnos/nas», ¿o debe ponerse «los/lasalumnos/as»? No es mala cosa advertir acerca de uno de loserrores más arraigados en el ámbito de los hablantes: lacuestión del género. En relación con la consulta: ambasformas son mostrencas. El error parte de la consideraciónequivocada que muchos hacen del concepto de género. Elgénero es una categoría gramatical que en castellano actúapor oposición masculino/femenino. La confusión principalestriba en creer que el género gramatical es inherente al sexode la cosa nombrada, pero no es así. En latín el concepto degenus hominum alude al género humano sin distinción desexo; el término homo aludía a la criatura humana y nodistinguía entre hombre y mujer, alumno y alumna, sinoúnicamente a la persona. No se trata de que el masculinoabarque o englobe al género femenino, sino que el conceptode género se diluye a favor de un valor semántico referido ala totalidad, o generalidad. No es cuestión de sexismo delidioma, como algunos han señalado, ya que es precisamenteel género lo que no se tiene in mente. Por otra parte, es usoheredado del latín, que a su vez lo heredó del griego. Enconsecuencia, escribir o decir, cuando se alude al alumnado,«alumnos y alumnas», lo mismo que cuando se dice«españoles y españolas», es caer en incorrección. Otra cosa

es el uso protocolario en el que la diferenciación de géneroes pertinente: «Señoras y señores». Otro error comúnmentecometido es el de hablar de «padres y madres»; en latín eltérmino parens es tanto femenino como masculino, ysignifica indistintamente padre o madre, o ambas cosas a lavez; en plural, parentes significa ‘los padres, losantepasados, los deudos y parientes’. Era un término amplioalusivo a la familia o parentela, referido a cuantos vivían bajoun mismo techo. Hablar de «padres y madres» es comomínimo redundante e innecesario. La ignorancia de estosusos, el olvido de la conciencia etimológica hace quecaigamos en disputas vanas propiciadas por ciertahipersensibilidad feminista que nos hace ver peligros portodas partes. Dice la copla, haciendo uso correcto de locomentado:

Dios dé salud a los novios,a los padres y padrinosy a todos los de la bodaque nos dé salud y vino.

«Hola, qué tal»: ¿es fórmula salutatoria aceptable? Nolo es. Se trata de forma reducta de «qué tal estás» o «qué talestá usted». Muestra, en última instancia, cierto desapego alrespecto de cuál pueda ser la respuesta del saludado, asícomo escaso respeto hacia él, y uso no exento de ciertaprepotencia por parte de quien lo emplea. Feliciano de Silvaemplea el sintagma en La segunda Celestina (1534) sinvoluntad salutatoria, sino preguntándose el sujeto de la

oración acerca del estado de cosas con respecto a ciertapersona de su interés:

Ve a ver la madre, llévenle de comer, sabe si tiene camay mira si le falta algo, ve a la justicia que le suplicoque le alivie las prisiones, que me la traten bien; ¿quétal está, cuándo saldrá, cómo fue, cómo le levantarontan falso testimonio a aquella cordera?

En un anónimo de 1512 titulado Primaleón, se emplea lafórmula, aunque sin voluntad de saludo:

Vós dezís muy gran verdad —dixo Primaleón— quemuy fermosa es mi hermana, mas mucho más lo es a misojos Gridonia porque está ya entera en su fermosura yes mayor de días. Y ruégovos que me digáis qué talestá mi hermana, que mucho la desseo ver…

En cuanto a «qué tal», es fórmula comparativaevocadora de «tal cual… tanto cuanto», etc. En otro ámbitode significaciones resulta redundante a la par que tópico. Loclásico es saludar interesándose por la persona saludada: dehecho, salutare, voz latina compuesta de salus dare, dedonde deriva el verbo castellano, tiene ese valor semántico.Lo tradicional es decir «cómo está usted». En No másmostrador (1831) Mariano José de Larra emplea así lafórmula fetén:

Concha me llamo, y me quiero llamar; y mi señora

doña Concha seré hasta que me muera, y me lollamarán, sí señor, que para eso tengo dinero, y«¿cómo está usted, Conchita? ¡Conchita, qué mona esusted!».

El sintagma «tal cual, qué tal», etc., ha tenido siempreun fondo despreciativo o de minusvaloración de la criatura aquien se dice o de quien se predica. Tildar de talcualillo auna persona es tanto como equipararla al pobre infeliz queno sale de la mediocridad, en alusión al enfermo al queaunque ya experimenta alguna mejoría, se le ve falto defuerza y viveza, limitándose a contestar cuando se lepregunta cómo está: «Talcualillo estoy»; en Aragón decíantalcualenco a quien es de poca consideración social.

«Igual»: ¿puede emplearse en vez de «a lo mejor»? Seha puesto de moda, fomentado en gran medida por la nefastainfluencia de algunos medios de comunicación, laequivalencia «igual» = acaso, debido sobre todo a otraequivalencia mostrenca anterior que equiparasemánticamente «a lo mejor» con «lo mismo», del francésmême = mismamente, de manera semejante. No obstante lodicho, hay que tener en cuenta que el término «igual»,además de ser adjetivo, puede desempeñar oficio adverbialde modo, en cuyo caso debe acompañarse de la conjunción«que», especialmente si forma parte de la locuciónconjuntiva «al igual que». En el habla coloquial, sobre todoen España, sustituye al adverbio de duda «tal vez, quizás».

Dice la canción popular:

Igual nunca me has querido;igual nunca me has amado;igual siempre me has mentido;lo mismo estuve engañado.

«Lo mismo», ¿puede emplearse en el sentido de acaso?En el habla popular, y como barbarismo, equivale a tal vez, alo mejor, pero es uso incorrecto a pesar de la extensión queha alcanzado en España. (Véase entrada anterior.)

¿«Patatas» o «papas»? A finales del siglo XVIII surgióel término «patata» en España por error, al confundirse con«batata»; con anterioridad había sido conocida como«papa», palabra de la lengua quiché empleada desde 1540.La primera documentación del término «papa» referido a loque ahora decimos «patata» en la España peninsular data de1540, referido al colombiano Valle del Cauca. Su nombre feténes el de papa: así llaman al tubérculo en toda América, enCanarias, y de manera considerada vulgar en Andalucía,Extremadura y Murcia. Hasta el siglo XVIII fue pococonocida en España: el diccionario académico de 1726 dauna definición muy vaga. Hasta entonces todavía no sehabía producido la confusión de la papa con la batata. Luisde Góngora, que como cordobés seseaba, en uno de susromances del primer cuarto del XVII escribe:

Y púsele por prinsipio

dos siruelas amacenas(damascenas o damascos)de las que tengo colgadaspara dar a las enfermas;luego, vn pastelón hechisocon vna caña y dos yemas,y por postre vna patatacon dos limas de conserba.Comió tanto de lo dulseque le dio vn dolor de muelasy vna alterasión de madreque pensé que se muriera,porque ensima de vna camase estubo toda vna siestabueltos los ojos en blancoy en la mano vna candela.

En el anónimo Entremés del rescate de Melisendra(1609) se lee:

¿Muéstraseos Belerma ingrata?Durandarte: No hay Dafne ni garrapataque le iguale en la dureza.¿Vuestra doña Alda está tiesa?Roldán: ¡Más dura está que patata!

En todos estos casos no se habla del tubérculo queparece, sino de la batata, que en forma y tamaño era muyparecida a la papa. No obstante esto, Quevedo ya dice

«patata» a la papa en el primer cuarto del XVII; unaPragmática de 1680 habla de «patata» refiriéndose a labatata. El contagio de la forma mostrenca llegó al italiano y alinglés ya en el XVII: los ingleses decían potato en 1597referido a la papa. Como es sabido, el primer país de Europaen conocer las patatas fue España. Aquí llegó en 1554 ennaves procedentes del Perú. Su hermosa flor blanca y surareza pusieron al desconocido vegetal de moda. Oriunda delos Andes, su fama fue dispar. Estimulaba la imaginación yse le adjudicaban sorprendentes virtudes. En el siglo XVIunos la tuvieron por afrodisíaco y otros por veneno deefectos rápidos. A partir del siglo XVII se propagó la especiede que las patatas eran un antídoto contra el mal de ojo si sellevaba una rodaja del tubérculo escondida en algún lugardel cuerpo. También se le atribuyó en el XVIII remedioinfalible contra el reuma. A este tubérculo le acompañósiempre la polémica. En el ducado de Borgoña se prohibió sucultivo en 1610, y el hecho de que la Biblia no la nombrasedespertó las sospechas de los creyentes, que considerabanque «fruto que no estuvo en el Paraíso del Señor no debeser comido por cristianos». El Papa tuvo que romper unalanza a favor del polémico tubérculo, y para desvanecerdudas la comió ante la curia de cardenales. Aunque llegó aEuropa a raíz del descubrimiento de América, no fue alimentohasta entrado el XVIII. El hambre ayudó, pero también elfarmacéutico francés Antoine-Augustin Parmentier, que en1776 alabó sus virtudes nutritivas y fomentó su plantaciónen las llanuras de Sablons. No tardaría en ponerse de moda

como bocado de mesa. Luis XVI contribuyó a supopularidad llevando en la solapa de su casaca una flor depatata. Al mismo rey le encantó una receta que Parmentier,buen gastrónomo, había elaborado: la salsa que lleva sunombre, ideal para acompañar carnes.

«Qué cosa tan bonita» o «qué cosa más bonita»: cómodebemos decir. Debemos corregir el uso incorrecto de lasoraciones ponderativas; es frecuente oír: «Qué casa másbonita», «qué mujer más guapa», «qué día más estupendo».En los tres casos el uso es incorrecto, ya que no se trata deoraciones comparativas sino exclamativas y de ponderación,por lo cual deberemos decir: «Qué casa tan bonita», «quémujer tan guapa», «qué día tan estupendo». Dice elvillancico:

La Virgen bordó su manto,y lo bordó tan bonitoque lo estrenó en Noche Buenapara parir a su hijo.

Y en clave distinta, más a ras de suelo, afirma la coplaarrefranada:

No hay hermanoni pariente tan cercanoni amigo tan de verdadcomo el dinero en la manoen cualquier necesidad.

Por qué se dice «misa del gallo». Antes de que el usodel reloj fuera cosa corriente, las horas nocturnas se regíanpor factores peregrinos, entre ellos el canto del gallo. Así, sedio en llamar «primer gallo» a la medianoche, y estaexpresión adverbial se aplicó a la misa celebrada la noche del24 al 25 de diciembre, hora a la que según la tradición nacióJesús. También se le llamó en otro tiempo «misa de entregallos», expresión adverbial con el significado de «adeshora». Antaño era popular asistir a la misa deNochebuena: «La misa del gallo, una vez al año», se decíatanto para indicar que no se quería repetir lo ya dicho, comopara encomiar lo bueno. Lope de Vega emplea así elsintagma:

¡Oh, gracias a Dios que os hallo!¿Hasta cuándo era el rezar?¿Queríades os quedarhasta la misa del gallo?

¿Es lo mismo «somnoliento» que «soñoliento»? Ambasson voces derivadas del latín: en el primer caso, delsustantivo somnus = acción de dormir; y en segundo caso,de somnium = sueño, acción de soñar. Los dos términosconservan el grupo -mn- que palataliza en -ñ- a su paso alcastellano, pero que en los cultismos se mantienen, amenudo perdiendo una de las dos consonantes nasales.Decimos «sonambulismo» y no «soñambulismo», hablamosde sonámbulos, y no de soñámbulos: de somnus + ambulare

= caminar en sueño. En otros casos se conservan las dosnasales, sobre todo en voces cultas como somnílocuo = quehabla en sueños; somnífero = que produce sueño. Amenudo valen ambas formas: la palatalizada soñolencia, y lacultista somnolencia, aunque el adjetivo surgido de talsustantivo sólo admite la forma con -ñ-: soñoliento, nisomnoliento ni sonoliento. Cervantes, en la segunda partedel Quijote (1615), pone este diálogo en boca de Sancho yde su señor:

A todo esto no respondió Sancho, porque dormía, nidespertara tan presto si don Quijote con el cuento dela lanza no le hiciere volver en sí. Despertó, en fin,soñoliento y perezoso, y volviendo el rostro a todaspartes dijo: —De la parte desta enramada, si no meengaño, sale un tufo y olor harto más de torreznosasados que de juncos y tomillos: bodas que por talesolores comienzan, para mi santiguada que deben deser abundantes y generosas.

Siglos después, José Espronceda emplea así el términoen Sancho Saldaña o El castellano de Cuéllar (1834):

A pie se arroja al llegarsoñoliento el viajadory chocó en sus férreas puertascon ímpetu su lanzón,que por bóvedas y claustroshondamente resonó.

No obstante esto, también el término sin palatalizar tuvoparroquia en los siglos áureos. Cristóbal de Villalón, en suCrotalón (1556), escribe:

Han salido agora en el mundo un género de hombressomnoliento, dormilón, imaginativo, rixoso,vanaglorioso, lleno de ambiçión y soberbia, y éstoscon gran presunçión de sí mesmos hanse dotado degrandes títulos de maestros philósophos y theólogos,diziendo que ellos solos saben y entienden en todaslas sçiençias y artes la suma verdad.

¡«Qué va!»: sentido de esta exclamación. Lainterjección «¡qué!» expresa disconformidad con algo, ytiene carácter ponderativo y negativo. El riojano Bretón delos Herreros escribe mediado el XIX:

Y por pura irrisiónlo titulo «apología»…¡Qué va! No señor, esa es unasalida de pie de banco.

Equivale a «¡quiá!», cuya forma reducida es «ca»,interjección-adverbio cuyo sentido es parecido al de «¡quéva!», denotativo de desacuerdo e incluso contrariedad. Lasegunda parte de la exclamación no tiene que ver con elverbo «ir», sino con la interjección «¡bah!», expresiva dedesdén, desprecio o incredulidad, y que suele utilizarse conel interrogativo «qué», o repitiéndose dos o tres veces

cuando va sola. Gustavo Adolfo Bécquer escribe:

¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme?

Manuel Bretón de los Herreros escribe:

No hubo fuerzas que la hiciesenhasta el alegro avanzar.Me da vergüenza; no puedo.¡Bah! no hay que cansarse; ¡qué bah!

¿«Folclor», «folclore» o «folklore»? El diccionariooficial con buen criterio escribe y recomienda «folclore», altiempo que declara ser anglicismo alusivo a la ciencia queestudia el conjunto de creencias, costumbres y aspiraciones,así como referido a ese mismo cúmulo de prácticas yconvicciones populares. Hay que decir, no obstante, que taldecisión no es anterior a la edición de 1970, ya que laAcademia vino manteniendo hasta entonces, e inclusoadmitiendo como única correcta, el anglicismo tal cual, consu -k- incluida. A partir de la fecha citada se castellanizó lagrafía. El diccionario académico admite asimismo la formaacortada «folclor», más usada en América que en España,siendo además la pronunciación más recomendable. Comodecimos, es voz inglesa: de folk-lore, a su vez de folk =gente + lore, forma antigua de la misma raíz del verbo learn =aprender, referido a la sabiduría popular, conjunto deprácticas y creencias. Es voz relativamente reciente ennuestra lengua, acaso no anterior en uso al siglo XIX.

Marcelino Menéndez y Pelayo, en Historia de losheterodoxos españoles (1881), escribe:

Inútil sería refutar estas quimeras, ni puede admitirsetampoco sobre el frágil apoyo de vanas etimologías ode alguna leyenda moderna que puede ser eco delfolklore extranjero, el carácter de ciudades sagradasque se atribuye a algunos castros.

¿«Popurrí» o «pupurrí»? Popurrí, y no pupurrí nipotpurrí, es la forma aceptada para aludir a esta palabraprocedente del francés potpourri, con valor semánticooriginal de ‘olla podrida’, por ser guiso donde haydiversidad o mezcla grande de ingredientes. También seutiliza el término para referirse a la composición musicalformada por una serie de piezas diversas de un mismo autor.Se emplea asimismo en sentido figurado para aludir albatiburrillo que se forma en ciertas situaciones, o confusiónque propicia o lleva consigo la fiesta popular. En castellanollamamos «cajón de sastre» concretamente a la mezcla deasuntos y cosas heterogéneos, referido a que tales cajonesse singularizan por la variedad de objetos menudos que allíse reúnen. También empleamos el término «baturrillo» o«batiburrillo», del latín batire = mezclar, revolver, teniéndosein mente la mezcla de cosas que no dicen bien entre sí porser especies inconexas, o de asuntos que puestos juntos noparecen hacer al caso. También llamamos a este tipo decosas y situaciones «ensalada». En última instancia, quizá el

término castellano que más haga al caso y mejor describa elasunto de que tratamos sea la voz «miscelánea»: del latínmiscellaneus = mixto, variado, unión algo forzada de unascosas con otras. El madrileño Gonzalo de Céspedes yMeneses escribe en el siglo XVII referido a la sociedadcolonial «que variamente componían una confusamiscelánea de españoles, mestizos y mulatos». En su Obracompleta de equitación (1889), José Hidalgo y Terrónescribe:

Da lástima el sinnúmero de errores que se practicanformando un popurrí tal que en el día ni se practicaéste ni va quedando rastro del otro sistema.

«Huérfano» se escribe con h-: ¿por qué se escribe«orfandad» sin ella? El término procede del griegoorphanós, a través del latín tardío orphanus, lengua en laque se predica de quien ha perdido los padres, o también delpadre que ha perdido a sus hijos. Es voz de muy antiguo usoen castellano, presente en documentos de la segunda mitaddel siglo XII. En El martirio de san Lorenzo, Gonzalo deBerceo lo escribe sin h-:

Merced te pido, padre, de toda voluntad,que non me desempares, por Dios e caridad;si non me lievas, padre, en tu sociedad,fincaré como uérfano en toda povredad.

También sin h- se lee en cierto cuaderno que recoge

anotaciones de acuerdos del concejo de Navarredonda deGredos (1488):

Otrosí ordenó el conçejo, estando ayuntado a canpanarrepicada, miércoles onze días del mes de junio año delseñor de mil e quatroçientos e ochenta e ocho años,que, por quanto sentían que era serviçio de Dios e proe bien de todos que de aquí adelante a todos losmoços que fueren desposados del dicho lugar que elaño que ovieren de casar, quier en el lugar o fuera dellugar, o tenga padres o sea uérfano, que, sy oviere deser vezino e pechero en el lugar, que al tienpo que seoviere de casar que el conçejo le dé un pino paraayuda a se rreparar para conplir sus bodas…

Juan de Valdés, en su Diálogo de la lengua (1535), sehace eco de estas voces que han conocido grafía diversa,con y sin h-:

En esso tanto tenéis mucha razón, porque es assí queunos la ponen adonde no es menester, y otros la quitande donde está bien. Pónenla algunos en hera, hervía yhan, y en otros desta calidad, pero esto házenlo losque se precian de latinos; yo, que querría más serloque preciarme dello, no pongo la h porque leyendo nola pronuncio; hallaréis también una h entre dos ees,como en leher, veher, pero desto no curéis, porque esvicio de los aragoneses, lo qual no permite de ningunamanera la lengua castellana; y otros la quitan, digo la

h, de donde sta bien, diziendo ostigar, inojos, uérfano,uésped, ueste, etc., por hostigar, hinojos, huérfano,huésped, hueste; y haziendo esto caen en dosinconvenientes: el uno es que defraudan los vocablosde las letras que les pertenecen, y el otro que apenasse pueden pronunciar los vocablos de la manera queellos los escriven. Ay otra cosa más, que, haziéndoseenemigos de la h, ninguna diferencia hazen entre equando es conjunción, y he quando es verbo, porquesiempre la escriven sin h, en lo qual, como os he dichode la h, yerran grandemente.

Lope García de Salazar, en su Historia de lasbienandanzas y fortunas (1476), escribe «guérfano»:

Alonso Pérez de Vivero fue fijo de un ome bueno deVivero que era fijodalgo e, moriendo aquél, quedógüérfano pequeño; e criólo su madre con afiçión quele tenía para en todas las cosas de fijodalgo.

Veamos lo que dice al respecto Sebastián deCovarrubias en su Tesoro de la lengua (1611):

Guérfano. Hase de advertir en esta dición… que la /g/no es radical sino aditicia y servil, para apoyar lavocal /u/ y darle algún más espíritu, de manera quehaze el oficio de la /h/ y sirve de aspiración. Pues digoassí, que de huérfano emos de quitar la /g/, y luego la/u/ convertirla en /o/, (y) quedará órfano, del nombre

latino orphanus… los que echan en la piedra a lapuerta de la yglesia, y por otro nombre dichosexpósitos, se llaman güérfanos, y en Italia los llamanorfaneli.

Qué es y para qué sirve la diéresis. El lector sabe que ladiéresis, o crema, es un signo ortográfico que colocamossobre la vocal u en sílabas como gue, gui indicando que lavocal debe pronunciarse, caso de «pingüino», «bilingüe», ytambién cuando el término se escriba en letras mayúsculas.Amén del indicado, tiene otros usos, como en la licenciapoética, donde para el cómputo silábico se coloca sobre laprimera vocal cerrada del diptongo para advertir que debeleerse como hiato: «düeño»: tres sílabas, y no dos. Estérmino procedente del griego diárisis = división. El poetasevillano del siglo XVI, Fernando de Herrera, define así eltérmino:

Diéresis o división, porque no se atan en este versoestas dos letras vocales primeras y con ellas se vaapretando el verso.

¿Se abusa de la palabra «público»? Es términopolisémico que en castellano tiene oficio tanto de adjetivocomo de sustantivo. Como sustantivo alude al conjunto ogrupo de personas que ocupa el aforo de un lugar parapresenciar un espectáculo. También se refiere el término a laaudiencia de un programa de radio, al seguimiento de unequipo deportivo, al conjunto de fans de un personaje

artístico, en cuyo caso decimos que «tienen su público».Con valor adjetivo se emplea referido a aquello que está adisposición de los ciudadanos: espacio público, edificiopúblico, servicio público, bien público. Es uso mostrenco deltérmino, en cualquiera de los casos, decir «en la ferreteríahabía mucho público», ya que la ferretería no es un lugardonde se dan conciertos ni recitales, sino un comerciolimitado al que acude la gente, las personas, pero no elpúblico, que es un concepto más amplio y difuso. A estacircunstancia se une el hecho de que el establecimientocomo tal puede tener un servicio de «atención al público»,referido a todo aquel cliente presente, pasado o futuro quetenga algo que alegar al respecto del trato o del serviciorecibido allí. También es correcto decir que los dependientesde esa ferretería trabajan «de cara al público», referido a quela naturaleza de su menester estriba en estar en contacto concualquiera que entre en el local, en cuyo caso «público» serefiere no a los clientes como tales, sino a la naturaleza delestablecimiento. Ramón de la Cruz, en La Petra, la Juana oEl casero prudente (1791), escribe:

Alguacil: Señores, a divertirse.Sastre: Y concluirá el argumentode la Petra y de la Juana,con el Prudente Casero,que castiga falsedadesy da a las finezas premio.

(Después de concluir la contradanza, y cuando estén

todos bien parados de cara al público, romperá toda laorquesta con clarines, timbales, etc., acompañando elsiguiente.)

Juan García López, canonizado con el nombre de sanJuan Bautista de la Concepción, en El conocimiento interiorsobrenatural (1613) emplea así el término:

Aprueben tales ojos, tal luz y vista los letrados ylegistas de la Sinagoga, y digan en voz alta al ciegoque la recibió en su público ayuntamiento que dé lagloria a Dios de una maravilla tan grande como conél se había obrado.

Es término procedente del latín publicus, referido aloficial destinado a servir a la población; en el siglo X se dijo«púpligo», para ya en la segunda mitad del XII hablarse dela «carrera pública», en alusión a la del funcionariado, a laburocratización de la vida. Es un término que sufriónumerosas grafías y realizaciones fonéticas a lo largo de laEdad Media.

«Oferta»: ¿es válido el uso de esta palabra con elsignificado de «ganga»? Es frecuente escuchar este términoen lugar del correcto, que sería «ofrecimiento». La palabra«oferta», una de las de uso más antiguo en castellano,aparece en documentos de principios del XII con elsignificado de ofrenda o regalo. En el uso que se da ahora altérmino procede exclusivamente del ámbito del comercio

sustituyendo a las palabras «ganga», «oportunidad»,«rebaja», «promoción». Es cierto que la Academia acepta elverbo ofertar con el significado de «ofrecer en venta», peroha sido concesión innecesaria y acaso contraproducente,toda vez que para ese fin contamos con el verbo «ofrecer».En cuanto a «oferta», es término procedente del latín offerre,a través del participio pasivo: offertus, oferta, offertum. Deeste término se dijo «ofertorio», referido al acto de ofrecer ycosa ofrecida, uso del que en bable queda la voz ofierta =oblada consistente en maíz, trigo o roscas de pan, y enpuntos de Argentina ofertar es ofrecer. En sentido derivadode estos usos, «oferta», referido a la ganga o mercancía muyrebajada, podría tener cabida, pero es a todas lucesinnecesaria, ya que contamos con voces como «ganga»,«rebajas», «oportunidades», «artículos de ocasión».Melchor de Santa Cruz de Dueñas, en su Floresta española(1574), cuenta esta anécdota:

Haciendo una oferta un escudero al conde de Ureña,decía: —Vuestra señoría me tenga por amigo. —Ydetúvose. Y desde a un poco dijo—: Y por servidor.Respondió el conde: —Ya me iba a sentar en el amigo,si no acudiérades con el servidor.

Blasco Ibáñez, en su traducción de Las mil y unanoches (1916), escribe:

Al punto gritó con toda su alma el subastador: ¡Seabre la subasta con una oferta de novecientos

veinticinco dinares!

Género gramatical de la palabra «editorial». Dependedel sentido en el que se emplee el término: sería femenino siel hablante tuviera in mente una casa editora; y seríamasculino si el contenido semántico que se le asigne fuera elde artículo en el que se expresa la ideología o pensamientodel medio de comunicación en el que se publica. Juan RamónJiménez, para la edición de 1952 de Platero y yo, escribe:

En 1916 vino la primera edición completa de la CasaCalleja, y de esta casa pasó años después a Espasa-Calpe, luego a la Residencia de Estudiantes, y en1936, año de la guerra en España, a la editorialSigno, casas todas estas madrileñas.

Miguel de Unamuno, en Del sentimiento trágico de lavida (1913), escribe:

Hoy precisamente acabo de leer en The Nation(número de julio 6, 1912) un editorial titulado «Uninfierno dramático» (A dramatic Inferno) referente auna traducción inglesa de obras de Strindberg, y en élse empieza con estas juiciosas observaciones: «Sihubiera en el mundo un pesimismo sincero y total,sería por necesidad silencioso».

De «editorial» se dijo editorializar al hecho de publicarun artículo sin firma donde el periódico recoge su línea de

pensamiento. Hay que advertir que tal verbo es intransitivo.Del francés éditer = publicar de manera impresa un libro,una revista o cualquier folleto, y en instancia última delverbo latino edo = hacer salir, dar a conocer, dejar claro,patente o manifiesto, a través del participio editum. De edose dijo editor = que produce, que da a luz; y editio =publicación.

«Hijodalgo»: ¿cómo hace el femenino? La respuesta esclara: hijadalgo, no hijodalga. En cuanto al plural del término,se consigue añadiendo -s al primer sustantivo delcompuesto: hijosdalgo, hijasdalgo. En cuanto al término afín«hidalgo», no es, como algunos han escrito, formaapocopada de la anterior, sino voz derivada de «fidalgo»,donde la primera sílaba es recuerdo del latín filius = hijo. Enuno de los Romances publicados por Sepúlveda (1580), selee:

Y aquesa noble condesade moros captiva iríay con muchas hijasdalgoque están en su compañía.

El anónimo Libro de los fueros de Castiella (1284)documenta así ambos usos:

Esto es por Fuero de Castiella que sy algún fijodalgodemanda a otro fijodalgo alguna cosa que sea mueble,sy el pleyto viniere a proeua sobre algún niego, deue

prouar el que demanda, con dos fijosdalgo & con vnaduenna fijadalgo, que sea biuda & aya tomadosegurança.

Independientemente de las etimologías que se han dadopara este término, la fetén parece ser aquella que lo deriva dela voz germánica edel = puro, noble, distinguido + el sufijo -icus: edálicus = el que es noble por ser hijo de noble. Encuanto a la forma «fidalgo» debió surgir a partir de laimprobable filiación latina de filius en su apócope fi. Pero notodos los hidalgos eran iguales, aunque todos pertenecían ala nobleza menor. Se daban las siguientes diferencias:

— Hidalgo de privilegio: aquel a quien el rey daba eltítulo, o lo compraba.

— Hidalgo de bragueta: aquel que había tenido sietehijos varones seguidos de la misma mujer legítima.

— Hidalgo de ejecutoria: el que había probado suhidalguía en proceso legal.

— Hidalgo de gotera: quien sólo lo era en un lugardeterminado y no podía usar el título fuera de eselugar.

— Hidalgo de devengar quinientos sueldos: aquel quetenía derecho a cobrar esa suma por las injurias quese le hicieren.

— Hidalgo de cuatro costados: aquel cuyos cuatroabuelos eran de solar conocido.

— Hidalgo por fuero y derecho: quien por haber nacido

en cierta localidad lo era: los vecinos de Aoiz, en lasprovincias vascongadas, por ejemplo.

Cómo debemos escribir el nombre de la capital deChina. Cuando las lenguas tienen un términotradicionalmente utilizado para referirse a un topónimodeterminado, caso de la capital china, lo correcto esconservarlo y utilizarlo independientemente de lasarbitrariedades de algunos medios de comunicaciónatacados de esnobismo. En el caso que nos ocupa se estáponiendo de moda la forma Beijing, resultante de latranscripción de los caracteres del alfabeto chino de acuerdocon un sistema, el sistema «pinyin», que trata de unificarcriterios a ese fin. El topónimo Pekín, cuyo gentilicio espekinés, tiene uso antiguo en nuestra lengua. El padreBenito Jerónimo Feijoo, en su Theatro crítico universal, odiscursos varios en todo género de materias paradesengaño de errores (1730), escribe:

Y si es cierto lo que se lee en el Diccionario de Moreri,que los moscovitas y sarracenos dan a Pekín elnombre de Cambalú, parece se puede colegir comoseguro que, de los diferentes nombres que se daban ala capital y al Imperio (chino), vino el error dejuzgarlos distintos, siendo uno solo. Assimismoconjeturo que una ciudad populosísima llamadaQuinsai, o Quinzai, que algunos geógrafos ponen en elOriente, es indistinta de Pekín.

El mejicano Carlos de Sigüenza y Góngora, en su Libraastronómica y filosófica (1690), hace esta alusión altopónimo chino:

El cometa se vio por diciembre de 1652 y (coincidiócon) la entrada de Licungzo y los bandidos chinos enla corte de Pekín en abril de 1644.

Pekín es topónimo procedente de las voces chinas bei =norte + fing = capital, llamada así para diferenciarse deNankín: de nan = sur, en alusión a que ésta es la capitalsureña. La forma castellana procede del nombre dado por losjaponeses a esta ciudad. En cualquier caso, ladocumentación más antigua acerca de este topónimo no esanterior al siglo XV, ya que con anterioridad recibió elnombre de Khanbalik o ciudad del khan, nombre transcritopor Marco Polo como Cambaluc.

¿«Levar anclas» o «levantar anclas»? Aunque es claroque los verbos «levar» y «levantar» mantienen gran afinidadsemántica, hay entre ambos términos matices o semas, en ellenguaje lingüístico, que los singularizan cuando se trata dela acción de recoger y suspender el ancla de un barcofondeado, acción para la cual el uso consagra al verbo«levar», término náutico llegado al castellano a través delfrancés lever, a su vez del verbo latín levare. Este verbotuvo en latín distintos usos semánticos, entre ellos el dealiviar, hacer leve una cosa, librar de una carga. Debido a lainvasión semántica sufrida por «levar» por parte del verbo

«llevar» Juán de Valdés, en su Diálogo de la lengua (1533),escribe:

Por mejor tengo dezir llevar, aunque no fuese sinoporque levar también significa levantar.

La polisemia de «levar» hace que se abandone su usoen los empleos significativos mayoritarios y se relegue alámbito de la náutica y de la milicia: levar anclas, levar tropas.En cuanto a «levantar», es verbo presente en las GlosasEmilianenses (950) con el mismo significado que hoy tiene.Levantar el ancla es una acción descriptiva que el lectorentiende; levarla es lo mismo: pero dicho con mayorpropiedad, ya que en puridad nadie la levanta, sino que eselevada, izada si se quiere, subida. Fray Bartolomé de lasCasas, en su Historia de las Indias (1527-1561), escribe:

Mandó levantar anclas y dar velas en busca de LaEspañola y llegó a una isla que nombró Monserrate; ydespués otras muchas hacia la banda del norte. Surgióen una que llamó San Martín.

Francisco J. Clavijero, en Historia antigua de México(1780), escribe:

Satisfecho Cortés de la tranquilidad de Tabasco yreconociendo que no era tierra de que pudiese sacarsemucho provecho, trató de levar anclas para ir enbusca de otro país más rico; pero antes quiso dar a los

tabascos en la fiesta de las Palmas… alguna idea dela santidad y pureza de la religión cristiana.

¿«Imán» o «imam»? A la figura musulmana alusiva aljefe espiritual de una comunidad religiosa debemos llamar«imán», venciendo la tendencia existente a dar al director delrezo en la mezquita el nombre árabe: imam. En la tradiciónlingüística castellana decimos imanato a la jurisdicción de unimán. No obstante esto, Corominas alude en su Diccionariocrítico etimológico a un verbo «imamar» o «hacer de imán»en ciertas Leyes de moros escritas en Castilla entre los siglosXIV y XV. Marcelino Menéndez y Pelayo, en su Historia delos heterodoxos españoles (1880), escribe:

También los musulmanes, y entre ellos nada menos queel imam de la gran mezquita de Jerusalén, atribuyó eldicho a Federico.

En su Historia del nombre Madrid (1959), Jaime OliverAsín emplea así el término:

Su residencia habitual fue Córdoba, donde desempeñóel cargo de imán de la mezquita, hasta que marchó ahacer la guerra santa y a enseñar en Zaragoza, dondepasó algunos años y donde fue perseguido por susdoctrinas teológicas análogas a cierta herejía.

El cliente pregunta: «¿Cuánto le debo?», «¿cuántocuesta?», y el dependiente contesta: «Serían veinte euros».

¿Es contestación correcta? A la pregunta del cliente,referida al precio de lo que pretende comprar, el enunciadode la respuesta dependerá del contexto general. Si el clientepregunta «Cuánto cuesta este pantalón», la respuesta debeser escueta: «Veinte euros»; no deberá decir «unos veinteeuros» porque el dependiente conoce el precio de la prenda.Si el cliente pregunta: «¿Cuánto me costaría este pantalón?»,el dependiente podría utilizar el mismo modo verbal, y diría:«Le costaría unos veinte euros». El dependiente tambiénpodría decir: «Unos veinte euros», y no se comprometeríacon ello a rebajar la prenda si el cliente dijera que estabadispuesto a quedársela por 19, ya que el potencial simpleempleado es modo verbal que connota posibilidad eimperfección, nunca certeza. Si el cliente pregunta «¿Cuántocuesta el pantalón?», el dependiente está obligado a emplearel presente de indicativo: «Cuesta veinte euros», y comotodavía no ha pagado, también puede decir: «Serán veinteeuros», y no sería correcto decir: «Serían, o usted tendríaque pagar» toda vez que la compra es firme. En general, auna pregunta formulada mediante el potencial, se puederesponder con el mismo modo: «¿Qué hora sería cuandousted volvió a casa?» «Serían las tres»; «¿Cuánto mecostaría este pantalón?» «Le costaría veinte euros.»

«Le tengo dado recuerdos para su madre»: ¿escorrecto el enunciado? No lo es. El participio tiene que vercon el complemento, y no con el sujeto, por lo que debeconcertar en género y número con «recuerdos», por lo cual

se dirá «le tengo dados recuerdos». Otra cosa sería si sedijera «le he dado recuerdos para su madre», ya que con eseverbo auxiliar no hay tal exigencia y «dado» se mantieneinvariable. Como decíamos, las cosas cambian con el verbo«tener»: «Tengo publicada una carta», «tengo publicadosunos escritos», etc. En el castellano medieval el participioque acompañaba al verbo «haber» concertaba a veces con elcomplemento directo y se decía: «He escritas algunascartas», pero claro, el verbo «haber» funcionaba en tal casocomo «tener». Cuando «haber» perdió el sentido de tener yquedó en verbo meramente auxiliar, el predicado quedóinvariable. Así las cosas, y regresando a nuestro propósito,hay que decir que es incorrecta la construcción «le tengodado recuerdos», siendo lo correcto decir «le tengo dadosrecuerdos». En el Romancero (1583) de Pedro Padilla se lee:

El dominio Ruger te tengo dado(y por ventura es más que nadie crea),porque yo sé que á Príncipe juradonunca se ha dado fe que tanta sea.Y que en la tierra tan seguro estadoni Rey ni Emperador ay que posea,porque no es menester muro ni fosoni estar de otro ninguno temeroso.

Luis Barahona de Soto, en Diálogos de la montería(1580), escribe correctamente:

La orden que se ha de tener será, después de auerla

hallado, soltalle al sabuesso, que a poco trechoparará la caça, por que como él pessa poco y no correde salto, se va por ençima de la nieue, y la caça no lopuede hazer por las razones que os tengo dadas.

«Te remito adjuntas las cartas» o «te remito adjuntolas cartas»: cómo debemos decir. Si el concepto enviado esde naturaleza plural, el adjetivo debe concertar en género ynúmero con el nombre que acompaña. Algunos,considerando que el término «adjunto» podría desempeñarfunción adverbial modal, es decir: de qué manera hace elenvío, consideran que no sería incorrecto decir «te remitoadjunto las cartas»: te adjunto las cartas que te remito o quepaso a remitirte. Pero no hay tal, ya que se trata de un envíode cartas adjuntas, de más de una carta. Juan Valera, enGenio y figura (1897), escribe:

Con este intento, sin orden, según las ideas y losrecuerdos acudían a mi mente, me puse a escribirloscon precipitación en el libro que te remito adjunto.

El mismo Juan Valera, en carta a Marcelino Menéndez yPelayo (1885), emplea correctamente esta construcción:

Para distraer mis melancolías he traducido los versosde James Russell Lowell, que remito adjuntos paraaumentar el tomo futuro.

¿A qué se refiere el término «hindú»? Desde luego, no

debemos referirnos con esta palabra a la lengua mayoritariade la India, cuya forma correcta es hindi. El término «hindú»es de carácter religioso: alude al fiel que se adscribe alhinduismo. Como la mayoría de los nativos delsubcontinente indio profesan esa religión, y dada laconcomitancia con el macrogentilicio americano o de lasIndias Occidentales: indio, el término «hindú» se ha venidousando desde el siglo XIX como macrogentilicio de losnativos de la India, o hindúes, aunque no debemos perderde vista que hay hindúes cristianos, hindúes budistas,hindúes musulmanes, es decir: nativos de la India que noprofesan el hinduismo, religión mayoritaria en esa grannación. Para evitar confusiones se creó el término«hinduista»: criatura que practica el hinduismo. En alusión alos indios del Nuevo Mundo se acuñó el término compuesto«amerindio», o indio de América. El profesor ManuelBallesteros Gaibrois, en su Historia de América (1946),escribe:

En pocas palabras: ¿En qué grado de relación sehalla el hombre americano con el resto de loshumanos?, o ¿qué clasificación se puede hacer delamerindio con respecto a ellos? Toda clasificaciónpuramente antropológica no conduce a visionesclaras, ya que el decir fríamente que hay gruposbraquicefálicos o dolicocefálicos no hace otra cosaque clasificaciones sin sentido histórico.

Rubén Darío da al término valor adjetivo religioso en

Prosas profanas (1896):

O con amor hindú que alza sus llamasen la visión suprema de los mitos,y hace temblar en misteriosas bramasla iniciación de los sagrados ritos.

Sursum corda: sentido de este latinismo. El lector sabeque este sintagma latino significa «arriba los corazones»,palabras que dice el sacerdote al inicio de la santa misa, a lasque el monaguillo contesta: Habemus ad Dominum = lostenemos levantados al Señor. En el mundo latino era formade dar ánimos, de incitar a la alegría y a la acción. Al serpalabras iniciales de la ceremonia se interpretó por quieneseran legos en latín como un heterónimo del nombre divino,razón por la cual Sursum corda se connotó de atributosdivinos, por lo cual serlo era tanto como ser el no va más, lomejor que podría predicarse o decirse de una persona ocosa. En Andalucía se dice como sinónimo de non plusultra, aquello en lo que se agota todo tipo de excelencias ybendiciones. Pedro Muñoz Seca, dramaturgo andaluzasesinado durante la guerra civil por los progresistas deentonces, emplea así el término en El ex: «¿Pero es que creesque er sé diputao es el Sursum corda?». En Andalucía sealude al Sursum corda para expresar un conjunto de grandesfuerzas: «A ese no lo levanta ni el Sursum corda», o a unaautoridad: «No lo va a hacer aunque se empeñe el Sursumcorda». Otra variante de la frase alude a la gran concurrencia

de gente: «Allí estaba hasta el mismo Sursum Corda». Loslatinismos eclesiásticos son numerosos. En Cataluña sedecía antaño ser el tuautem en alusión a la parte másimportante de un asunto o negocio, término procedente delsintagma latino Tu autem, Domine, miserere nobis, que sereza numerosas veces en el oficio navideño de maitines.Tomás Carrasquilla, novelista colombiano, emplea así eltérmino en 1920:

Su padre, su marido, su suegro, sus hijos, el cura, elsacristán y el sursum corda son, para ella, otros tantoshijos de perra.

Pedro Antonio de Alarcón (1861) habla de las maravillasde la tierra, el sentimiento de las artes, el sursum corda de lapoesía. El cardenal Vicente Enrique y Tarancón, en suDiscurso de ingreso en la Academia Española (1970), decía:

Este pueblo, que tropieza con la oscuridad del latín,dice con donaire que no sabe de la misa la media y sehace cruces cuando no entiende, y llama busilis (indiebus illis) al meollo de la cuestión, adefesio (adephesios) a lo censurable y sursum corda al personajeinaccesible. El humor que se refleja en la lenguaespañola es, ante todo, un humor que concierne a lavida espiritual y moral.

Bretón de los Herreros incluye así el sintagma en una desus poesías de mediados del XIX:

Así (y vuelvo á coger el suelto cabo)hombre que desafía al sursum cordapor quisquillas que valen un ochavo,o no ve que á su honor con lima sordaatenta falso amigo, ó nuestro bravohace sin aprensión la vista gorda,no sé si por filósofo ó por necioo porque a precio pone su desprecio.

«Más» y «mas»: uso de estos términos. Cuando «mas»es conjunción adversativa es siempre voz átona. Llevaacento cuando es adverbio o adjetivo, función esta quetambién desempeña. El «mas» adversativo equivale a«pero»; sin embargo, es poco frecuente dado el usoarcaizante, puramente literario, que ha terminado teniendo.Fray Luis de Granada, en Adiciones al Memorial de la vidacristiana (1574), escribe:

Allegaos á mí, porque sin vos muero, allegaos á mí,porque acordándome de vos, resuscite. Vuestro olorsuavísimo me recrea vuestra memoria me sana. Vuestraluz me da vida y vuestra voz me regala, mas entoncesse hartará mi ánima, cuando aparesciere vuestragloria.

Gonzalo García de Santa María, en su Traducción de laCrónica de Aragón de fray Gauberto Fabricio de Vagad(1499), emplea ambos términos de manera apropiada:

Y assi delibero de se yr enpos della y dela ver muchasvezes: y dela yr a consolar si algun enojo quiça leoccurria. la venida del rey le fue mas sospechosa (y) nipodia ya cubrir sus reçelos / ni dissimular sus temores:afalagaua la el rey y trabajaua por desarmar le susmiedos, mas entonces más ellos creçian…

¿Es correcto decir «inclusives» y «exclusives»? Dar aestos términos tratamiento de adjetivo es uso incorrecto, porlo tanto, siendo, como son, adverbios no admiten número,así pues, su forma invariable es «inclusive», «exclusive».Decimos «ambos inclusive», sin el sufijo de número -s. Eltérmino se emplea para significar que en la lista se incluyetambién lo referido o dicho en último lugar. Otro tanto cabedecir del antónimo «exclusive». Son formas derivadas dellatín includere y excludere a través de sus correspondientesparticipios pasivos, con recurrencia al latín escolástico encuanto a la terminación -e. El término era de uso habitual enel XVI, habiendo incluso documentación del siglo XV. LuisPacheco de Narváez, en sus Advertencias para laenseñanza de la filosofía y destreza de las armas (1642),escribe:

En esta segunda tabla está inclusa la segunda partede esta ciencia en 40 materias, la generalidad de elladominador de la primera, unas partes (como dejamosdicho) que son contenidas y otras que contienen lostérminos unos á otros, así inclusive ó exclusive y

cuáles son lo uno y cuáles las otras, ó ya activos ópasivas, y otros pueden ambas cosas juntas hacer ypadecer.

¿«Líbido» o «libido»? El lector sabe que al impulso odeseo sexual vehemente llamamos libido: conviene huir alrespecto de este término de la pronunciación esdrújula,acaso contaminación, en la mente del hablante, debida altérmino «lívido» o amoratado. Pero son cosas distintas. Encuanto a su género: es voz femenina, por lo que vaprecedida de artículo «la». Es término perteneciente almundo de la Medicina y de la Psiquiatría, másconcretamente, y en última instancia procedente del latínlibido o lubido, del verbo libet = agradar, de donde se dijolibidinitas a la liviandad, la sensualidad e incluso a laprostitución. El padre Juan de Pineda, en sus Diálogosfamiliares de agricultura christiana (1589), da este uso altérmino:

Pues tomad otra más cumplida de mano de Alejandrode Alés, que son catorce los nombres désta quellamamos concupiscencia. Porque respecto de toda lapersona en los niños es concupiscibilidad, y en los yacrescidos concupiscencia, y, cuando ya inclina a lamala obra se llama libido, que es delectación de lacarne.

«Estoy siendo inspeccionado»: ¿es forma correcta deexpresarse? No lo es; se trata de un anglicismo sintáctico.

Lo correcto es decir: «Me están inspeccionando».

«Vermú», «vermut», «vermouth»: ¿qué es máscorrecto? La Academia admite las dos primeras y rechaza lagrafía francesa vermouth. Se prefiere la forma «vermú»referido al aperitivo de ese nombre compuesto de vinoblanco, ajenjo y otras sustancias amargas y tónicas. Es vozde origen alemán: de wermut = ajenjo. Su plural es vermús,aunque se admite también vermuts. Roberto J. Payró, en Elcasamiento de Laucha (1906), emplea así el término:

Bueno, pues, al otro día mismo, ya me puse a hacer mismenjunjes, y de ahí salió anís, coñá, ginebra,guindado, hasta vermú; rebajé el vino que había(dejando unas damajuanas aparte para nuestro uso),le eché mucho aguardiente, un poco de anilina, y decada cuarterola alcancé hacer más de dos, como se lohabía prometido a mi gringa.

Parece que el vermú fue invento de Hipócrates, elllamado Padre de la Medicina, hacia el siglo V a. de C. Estepersonaje consiguió un producto llamado vino hipocráticoo, sencillamente, vino de hierbas, muy famoso en la EdadMedia. A partir del siglo XVIII el vino aromatizado,valiéndose de las tecnologías del momento, conoció unadimensión de productividad en la que destacó la experienciapiamontesa, y hacia el primer tercio del XIX los hermanosLuigi y Giuseppe Cora dieron a esta bebida carácterindustrial, de consumo masivo.

¿Es legítimo el uso del término «plusmarquista»? A lapersona que en el ámbito deportivo ha conseguido untriunfo tal que ha roto moldes decimos que creó una marca, oque su proeza atlética se constituyó en marca. Siquisiéramos adjetivar a esa criatura, diríamos que es unaplusmarquista; en inglés diríamos recordman orecordwoman, según fuera su sexo. Plusmarquista estérmino asexuado, por lo que vale tanto para la mujer comopara el hombre protagonistas de la conquista mencionada.En última instancia se trata del deportista que establece unnuevo récord, vocablo inglés que significa «marca», mejorresultado hasta el momento.

«Añusgar», «añuzgar»: ¿cómo se escribe el término?Es claro que este verbo procede de la voz latina, nodocumentada, innodare = anudar, a su vez del sustantivonodus = nudo, a través del verbo innodicare. Era término deuso en la España cervantina. En Valladolid y Zamora dicen«añuzgarse» a atragantarse, por la facilidad con que la /s/implosiva se torna /z/, de hecho, en Salamanca se prescindedel reflexivo y dicen «añuzgar», que en leonés daría«añulgar». Es término que conoce gran cantidad devariantes debido en parte a la inestabilidad de su fonética:en Salamanca «añosgar»; en León «añuesgar»; en Mérida«añogar». En La pícara Justina, su autor, Francisco Lópezde Úbeda, escribe (1605): «Tascaba el pan que le di, mascomo estaba tan seco, añusgó de sed y dejó a la burra sobresu palabra».

¿Es correcto el término «xilofón»? En relación con elinstrumento musical de ese nombre, la forma correcta encastellano es «xilófono»: «xilofón» es galicismo innecesario,aunque de muy extendido uso. El sufijo -fono, deprocedencia griega con el significado de ‘sonido’, seencuentra en numerosas voces de nuestro idioma: telé-fono,dictá-fono, micró-fono, gramó-fono. En su novela Tigre Juan(1926), Ramón Pérez de Ayala emplea así el término:«Percutiendo las uñas sobre los dientes, ejecutaba unasmelodías afónicas, de xilófono que se oyese pared pormedio». Claro que también hay ejemplos de «xilofón»:Enrique Jardiel Poncela, en Amor se escribe sin hache (1929),da este uso al término:

De todos mis amores he tenido que desprenderme pormí mismo, porque la monotonía y el cansancio hacíande mis nervios un xilofón desafinado.

«Heterosexual»: sentido y uso del término. Siquisiéramos pecar de políticamente incorrectísimos, diríamosclaramente que la criatura merecedora de este adjetivo podríaser cualquier cosa menos maricón. Pero sería unreduccionismo excesivo en lo que al lenguaje se refiere. Esdecir, heterosexual, coloquialmente dicho «hetero», espredicado que conviene a la persona cuyos gustos sexualesson los impuestos por la tradición: el hombre desea a lamujer, y la mujer al hombre en cuanto a las relaciones decama. Es voz cuya base semántica está en el prefijo heter-

referido a la voz griega héteros = otro. A quien se desvía dela recta doctrina llamamos heterodoxo, y a quien se orientade acuerdo con las reglas tradicionales, en lo que a susexualidad se refiere, llamamos heterosexual encontraposición con el homosexual o criatura que busca paraesos fines copulatorios a alguien de su mismo sexo. Eluruguayo Carlos Vaz Ferreira, en Lógica viva (1910), empleaasí el término:

En la formación genética de las funciones dereproducción pueden distinguirse tres procesosfisiopsíquicos distintos: una emoción, una tendencia yun sentimiento, que en el lenguaje usual se designancomo voluptuosidad, instinto y amor. La emociónsexual (voluptuosidad) es la reacción psicoorgánica alas excitaciones sensitivas especializadas en losórganos diferenciados para la función reproductoraheterosexual.

Gregorio Marañón, en Ensayos sobre la vida sexual(1919), aborda así el vocablo:

Las mitades de los hombres mixtos son los hombresnormales de hoy: el varón que busca a la mujer y lamujer que busca al hombre. Pero las mitades de unhombre doble o una mujer doble buscan,respectivamente, a otro hombre y a otra mujer. Su idealnatural no es, pues, el amor heterosexual, sino elhomosexual, que tanto auge logró en los tiempos

platónicos.

«Políticamente correcto»: ¿es sintagma afortunado?No lo es, pero ha hecho fortuna al encontrar inusitado eco ytrato de favor en los ambientes periodísticos, políticos ycortesanos. Este sintagma mostrenco procede de unadeficiente traducción o adecuación del sintagma ingléspolitically correct, es decir: forma de expresarse que rehúyeo rechaza todos aquellos términos que puedan ser ofensivospara un grupo, una sociedad o una persona determinados.Antaño, en un castellano fetén, se hablaba de lo cortés oadecuado referido al lenguaje público o de uso en sociedad.Lo políticamente correcto es el eufemismo, mientras que ladisfemia es rechazada e incluso perseguida por la hipocresíasocial que se niega a llamar al pan, pan; y al vino, vino. Lopolíticamente correcto ha sido de tal manera malinterpretadoque de resultas de ello pueden resultar indefendibles uncúmulo de aspectos de la cultura occidental en aras de nocontrariar a los usos que vienen de fuera. Lo políticamentecorrecto sacrifica lo autóctono para no interferir con loforáneo. A su vez, manipula o trastoca el léxico para eludirtérminos que en opinión de los adeptos a esta filosofíadescabellada pudiera irritarlos. No digamos aborto, sinointerrupción del embarazo; no digamos sordo, sinodeficiente auditivo, ni hablemos de la vejez, sino de la terceraedad. Asimismo no debemos hablar de sinvergüenzas ycanallas, sino de gente inadaptada; no hablemos demaestros, sino de docentes. Lo políticamente correcto se

presenta bajo la máscara de la tolerancia, pero sus adeptosson profundamente intolerantes. Este pensamiento único, elbuenismo radical de los adeptos a esta falaciapseudointelectual supone en nuestro tiempo un peligro, yaque se presenta con argumentos inocentes, de fácilasimilación; su mayor peligro estriba en que se contagiamediante un vocabulario que a primera vista pareceasumible, aunque sus argumentos no resistirían la acción delespíritu crítico. Para estos doctrinarios todo es bueno; nadaes malo, o al menos todo es relativo, y en ese relativismo secentra precisamente la esencia de esta estúpida escuela dedesinformación, intoxicación y ramplonería a menudo alservicio de un deseo inexplicable por quedar bien.

¿«Le bastó un par de segundos» o «le bastaron un parde segundos»? Llamamos «par» al conjunto de dos cosas deuna misma especie: del latín par, paris. Puede ser sustantivoy adjetivo, usos ambos que se documentan ya en losescritos de Gonzalo de Berceo a principios del siglo XIII. Ala pregunta: «En la frase “le bastó un par de segundos”:¿con qué o con quién debe concordar el verbo, con “un par”o con “segundos”»?, la respuesta sería: «Con un par»: Lebastó un par; concordaría con «segundos» si la oraciónestuviera expresada de modo que «segundos» fuera elcomplemento: «Le bastaron segundos», pero en el caso quecomentamos el complemento es «un par». La singularidad de«un par» es patente, ya que no se trata de dos ni de trespares, en cuyo caso se hablaría de «le bastaron». No

obstante, son muchos los autores que hacen usocuestionable del sintagma, caso de Benito Pérez Galdós, enTorquemada en la cruz (1893):

Tales fueron aquella noche como la anterior, comosiempre; mas por lo tocante al materialismo de aquelproyecto que alborotaba el espíritu y los nervios deTorquemada, fueron un par de jeroglíficos a cuál másenigmático e indescifrable.

Juan Benet, en Volverás a Región (1967), escribe: «¿Nobastaron un par de semanas en un albergue de malareputación…?». En mi opinión, Ruiz Zafón acierta cuandoescribe: «Le bastó un par de segundos». La concordancia desujeto y verbo así lo exige.

¿Es posible que el símbolo @ corresponda con lapreposición inglesa at, y ésta provenga del prefijo latino ogriego ad ? No sólo es posible, sino que es así. Arroba es elsímbolo utilizado antaño para representar la unidad de masa.Equivalía y equivale a la cuarta parte del quintal. Es vozárabe: de ar-rub = cuarta parte referida al quintal: once kilosy medio en Castilla, y uno más en Aragón. Es símboloresucitado en la actualidad en informática para indicar lapreposición «en» o la inglesa at = en. Su presencia en losteclados actuales es copia de las máquinas de escribirantiguas que contenían ese símbolo debido a que en loslibros de texto una @ representaba el símbolo de área como

medida de superficie. También «ad» tiene origen latino: de lapreposición ad = a, hacia, hasta. En 1971 Ray Tomlinsonenvió el primer mensaje con arroba desde su computadorDigital PDP-10: fue la primera dirección electrónica de lahistoria tal como las conocemos ahora: tomlinson@bbn-tenexa. En español decimos arroba. En alemán, holandés yfrisio, cola de mono; en búlgaro, monito; en checo yeslovaco, arenque; en coreano, caracol acuático; en chino,ratoncito; en danés, a con rama; en finés, cola de gato; enfrancés, arroba o a comercial; en griego, patito; en hebreo,tarta alemana arremolinada; en húngaro, gusano o larva; enitaliano, caracol; en japonés, marca de at (inglés); ennoruego, alfa enroscada; en ruso, perrito; en serbio y enpolaco, mono; en sueco, a con trompa de elefante; y enturco, rosa.

«Leso», ¿es adjetivo intercambiable con «herido» o«agraviado»? No lo es. Aunque significa también esas doscosas, es voz reservada para su empleo en sintagmas denaturaleza específica: «Lesa humanidad», «lesa majestad»,referido a ofensa grave inferida a personas de sumaimportancia social, y a dignidades religiosas de la máselevada jerarquía; también se predica de daños causados auna nación o a la colectividad humana. Juan de Solórzano yPereira, en su Política indiana (1648), emplea así el término:

Tambien es una de las supremas y más considerablesRegalías de los Reyes… coger y aplicar para su Fiscoy Cámara Real los bienes y haciendas de que algunos

de sus vasallos se hacen indignos por varias causasexpresadas en el derecho ó que se les quitan yconfiscan en todo ó en parte por penas que se lesponen… por sus delitos, ahora sean arbitrarias, ahoralegales, como en el de lesa Magestad Divina óHumana.

Es voz procedente del participio pasivo del verbo latinolaedere: laesus = agraviado, ultrajado, herido. También seemplea en otros ámbitos significativos en los que cursa conpervertido, trastornado, como «lesa imaginación», «lesojuicio». En el Cancionero de Stúñiga, a finales de la EdadMedia, se lee:

Han assí el juycio lesoque siempre tienen buen sesosi no quando es menester.

En Chile, Perú y Bolivia, así como en el portugués deBrasil y en partes norteñas de Argentina, llaman leso a quienes un necio. El argentino Juan Draghi Lucero emplea así eltérmino en Las mil y una noches argentinas (1953):

Ni lo dejó hablar la vieja. Lo levantó de tanto grito.«Que sos un viejo leso y sin remedio. Que no te dascuenta de que es un peine y nada más. Que aquí y queallá»… El pobre viejo ganó la cocina y allí seacurrucó al lado de las brasas.

De ese mismo verbo latino procede el sustantivo laesio= lesión, de donde también se dijo lisiado, impedido demanos o pies. En una carta de iguala anónima del concejoguipuzcoano de Segura (1433), se emplea el término en susentido originario latino:

Iten la ley e el derecho que dise que quando algunacomunidat o menor fuere leso gravemente que puedepedir restituçión in intregun por derecho e privillejoespecial.

Qué nos pide quien nos pide «un poquito de por favor».Es claro que quien así se expresa solicita de nosotros unpoco de cortesía, una pizca de educación, la observanciamínima de las reglas de urbanidad. En la frase, el sintagma«por favor» asume papel sustantivo equivalente a respeto,seriedad, comportamiento adecuado, dependientemente delcontexto en el que se desarrolle el discurso. La criatura queasí se manifiesta ruega a quien se dice gentileza en el trato.No es uso incorrecto: la sustantivación de frases es recursolingüístico antiguo. En textos del XIX se lee: «Le rogó unmejor saber estar», oración en la que «saber estar» escomplemento directo, y por lo tanto sintagma verbalsustantivado equivalente al caso de «un poquito de porfavor».

¿Es kleenex palabra castellana? La voz inglesa kleenexha sido adoptada por el castellano para aludir a la mismarealidad que en aquella lengua se nombra: el pañuelo

desechable. A su paso al castellano se ha adaptado a lagrafía clínex, que en plural o en singular mantiene la mismamorfología. Aunque muchos recomiendan que en castellanodigamos pañuelo de papel o pañuelito desechable, resultaexcesiva tal pretensión purista, ya que el término se adaptaperfectamente a nuestra fonética. Además, debemos hacerhonor a su creador y a su historia. Los kleenex nacieron conel inicio de la Gran Guerra de 1914, cuando la escasez dealgodón hizo que se creara un sucedáneo para hospitales.Los filtros de las máscaras de gas lo requerían. Al producto,capaz de funcionar como compresa, vendaje y filtro, se lellamó celucotton o algodón de celulosa, y su fabricaciónalcanzó tal auge que al terminar la contienda quedarongrandes cantidades sin utilizar y se comenzó a utilizar comocompresa: el kotex. Con el nombre de Kleenex-kerchiefsapareció en revistas con el testimonio de actrices comoHelen Hayes o Gertrude Lawrence, que decían: «Es el mediocientífico de eliminar el colorete, el rojo de labios, la base dela máscara y los polvos». Hasta entonces aquél fue su únicouso, pero se produjo un hecho: sus usuarios alegaban que elproducto era ideal para sonarse las narices. En 1921 AndrewOlsen, de Chicago, ideó la caja dispensadora de clínex,nombre de la marca comercial, acuñado en 1924 por laKimberley-Clark Company, palabra inventada sobre la basedel verbo to clean.

¿Es correcto decir o escribir «gaseoducto»? No lo es.La forma fetén es «gasoducto», referido a la tubería de

grueso calibre y gran longitud que sirve para transportar alargas distancias el gas combustible que procede deemanaciones naturales. Es voz procedente del latín ductus =conducción + el término «gas», voz inventada por elcientífico holandés J. B. van Helmont en el siglo XVIIpartiendo del griego chaos, término fonéticamente afín alnederlandés geest = espíritu, ya que Helmont tambiénllamaba a esta substancia spiritus silvestres. En siglosanteriores, ya empleaban los alquimistas europeos el término«chaos» para referirse a sustancias empleadas en su medio.

¿«Vagaroso» o «vagoroso»? El diccionario académicorecoge la forma «vagaroso» en sus dos acepcionesprincipales: que con facilidad y de continuo se mueve deuna parte para otra, que anda vagando; y persona o cosatarda, perezosa o pausada; imprecisa. La acepción primera esde uso poético; la segunda es anticuada. Es consecuencialéxica del verbo latino vagari = andar de un sitio para otrosin rumbo fijo ni destino señalado, y a su vez del verbovacare = andar sin obligaciones, tener tiempo para lo que sequiere, de donde el concepto de vacación. Pero volviendo anuestro propósito diremos que siendo «vagaroso» la formafetén, está muy extendida, y casi admitida por la Academia,la forma «vagoroso», seguramente por contaminación oatracción de voces como «amoroso», «vaporoso», sin quesea razonable pensar en un posible influjo de «vago», comoalguien ha escrito. La confusión es antigua; en la anónimaTraducción del Tratado de cirugía de Guido de Cauliaco

(1493), se lee:

E breuemente la formiga no esotra cosa que la herpes mala. Ca del mesmolinaje & genero son como dicho es: de que sondos especies. Una es de mas leue mouimiento:porque es de mas agra & sotil cólera, otrade mas vagoroso mouimiento.

Luis Belmonte Bermúdes, en La hispálica (1618),escribe:

Cuando la noche, del Olimpo hermosobañando en sombras los dorados techos,los cabellos al aire vagorosotendió medrosa de tinieblas hechos;los vientos de su claustro al seno ondoso,los calabozos despreciando estrechos,soberbios se arrojaron si entendíanque penates de Troya el agua abrían…

Pedro Vallés, en su Libro de refranes (1549), recoge elsiguiente: «Mas vale rato presuroso: que día vagaroso».Jorge de Montemayor, en su Cancionero (1554), recoge estehermoso soneto:

¡O, vagaroso tiempo y descuydado,tenido falsamente por ligero!Si ves mi grave mal y el bien que espero,

¿por qué no passas presto, di, malvado?Al tiempo que me viste en un estado,que en acordarme dél biviendo muero,passaste muy de presto, pues primeroque yo entendiesse el bien, le vi passado.Si no te duele verme tan perdido,ni verme padecer un mal estraño,jamás de alguno visto ni entendido,moverte deve, ¡o, tiempo!, el grave dañode un triste coraçón de amor vencido,que solamente spera un desengaño.

Uso de la «rr» en: «subrayar», «subrepticio»,«postretinal», «abrenuncio». En los cuatro casos laconstrucción del término sigue el esquema: preposicióninseparable + otra parte de la oración.

«Subrayar» es voz compuesta de la preposicióninseparable latina sub = debajo + el verbo latino radiare =emitir rayos, irradiar, empleado con el significado de ‘señalarun texto por debajo para destacar lo escrito’.

«Subrepticio», adjetivo derivado del latín subreptio =acción oculta o llevada a cabo a escondidas.

«Postretinal» es adjetivo compuesto de la preposicióninseparable latina post = después + la voz «retina» y el sufijode relación -alis = -al con el significado general de aquelloque se ubica detrás de la retina. Puede escribirseprescindiendo de la t: «pos», pero en opinión de muchos noconviene prescindir de esa consonante para evitar la pérdida

de la conciencia etimológica, caso parecido a «psicólogo» yno «sicólogo», o «substancia» y no «sustancia».

«Abrenuncio» es voz latina; de abrenuntio: renuncio,término con el que se da a entender que se rechaza una cosa.Es voz compuesta de la preposición inseparable latina ab =de, desde + verbo renuntiare en primera persona delpresente de indicativo.

«Ustedes» y «vosotros». El tuteo se empleó en losorígenes del idioma para dirigirse a Dios y a los hombres.«Tutear» —dicho antaño «atuar», y en catalán y valencianotutejar y dir de tu— es tratamiento popular y del ámbito dela amistad y la familia. El tuteo es antiguo para dirigirse a lagente inferior, o para achacar de villano. Tirso de Molinapone en boca de una de sus criaturas escénicas:

Vive Dios que hubo día,aunque des en vosearme,que de puro tutearmeme convertí en atutía (ungüento medicinal).

Para el trato de respeto se empleó el vos. En el Libro deApolonio (1240) el rey dice a su hija: «Ove por vos tristicia,ahora he placer». El «vos» fue trato de respeto hasta losSiglos de Oro, en que se abusó tanto de él que perdió esevalor. Como se daba el tratamiento de «vos», a cualquiera, el«vos» comenzó a desgastarse y ganó terreno ya en el sigloXVII el tratamiento de respeto procedente de VuestraMerced: «Usted», forma que se fue reduciendo a lo largo del

XVII de la siguiente manera: de Vuestra o Vuessa Merced sepasó a Vuasted, Vuested, Vusted, Vusté, hasta dar en laforma actual Usted que abreviamos en Vd. por concienciaetimológica: primera y última letra de «Vuessa Merced».

«Don»: sentido y uso de este tratamiento. Comofórmula del tratamiento, el «don» experimentó usoantifrástico que lo convirtió en voz ofensiva. Como essabido, es voz que se antepuso al nombre por dignidad yhonor, como la etimología indica: del latín dominus = señor,escrito al principio domnus, título dado a reyes, obispos ynobles, y en algunos casos también a los santos. Gonzalo deBerceo comienza así su Vida de Santo Domingo, a iniciosdel XIII:

En el nombre del Padre que fizo toda cosa,et de Don Jesucristo, fijo de la Gloriosa.

En el primer tercio del XIV Juan Ruiz escribe en su Librode buen amor:

Las ranas en un lago cantaban et jugaban…pidiendo Rey a Don Júpiter, mucho gelo rogaban.

Era uso legítimo todavía no desnaturalizado deltratamiento, sin embargo, empezó a dársele con retintín aquien a todas luces no lo merecía, convirtiendo la voz enrefuerzo de insulto. El mismo Berceo recoge este uso en Vidade santo Domingo de Silos, o en los Milagros de Nuestra

Señora, donde trata de don tanto a un fraile como almismísimo diablo para zaherirlo y hacerle burla:

Dijo ý Santiago: don traidor palabrero,non vos puet vuestra parla valer un mal dinero.

Y en El conde Lucanor (1335), don Juan Manuel poneen boca de un moro recién casado las siguientes palabrasdirigidas a su caballo:

¿Cómo, don Caballo, cuidades que porque non he otrocaballo, que por eso vos dejaré, si non ficiéredes loque vos mandase?

En las Coplas del huevo, Rodrigo de Reinosa, del sigloXV, hace este uso antifrástico de «doña»:

Para esta doña bellaca,doña puta reputada,mala hembra, almatraca,mal hecha como patraca…

Coetáneamente, el comendador Román escribe en unadisputa poética con Antón de Montoro:

Y don aleve medroso,tenéis presente la muertecon çoçobras,pues que fuistes mentiroso…

En el paso de Los engaños (1567), de Lope de Rueda,un personaje le dice a otro: «Aguardad, don asno»; y en elEl rufián cobarde, se lee:

Dejémonos de gracias, don bruto, andrajo deparamento; y vos, don ladrón, tomad vuestra espada.

También el «doña» era utilizado con el mismo fin burlón.En el Corbacho, del Arcipreste de Talavera (1438), Fortunallama a Pobreza «doña villana» y Pobreza trata a Fortuna de«doña loca engrasada», y tras una pelea en la que vencePobreza, ésta añade:

Doña traidora, no es todo delicados manjares tragar…doña falsa mala, no es todo en cama delicada folgar:conviene, doña engañadora, la pobreza por fuerzaprobar.

Se llegó al colmo en el abuso del «don» tantoirónicamente como en plan serio, hasta el punto de que en elTratado de nobleza, del religioso P. Guardiola, del siglo XVII,se constata esta práctica en chulos de mancebía y putas deburdel. En la novela de V. Cordato El hijo de Málaga (1639),dos verduleras se tiran las pesas a la cabeza y se insultan,pero en ningún momento apean el tratamiento:

¿Pues tú conmigo, doña Teodosia, sabiendo que yo soyconocida en Málaga, y que soy hija de doña Brígidade Tal, y del mesonero de tal parte…?

En el Quijote, el barbero llama a Sancho «don Ladrón»;don Quijote se dirige al leonero llamándole «don Bellaco». Eluso del «don» injurioso es propio a su vez de las novelas decaballerías. El Renacimiento había puesto en el ánimo de lagente un deseo de superación que a menudo se quedaba enestos usos artificiales y esperpénticos. Quien podía secompraba la merced de llevar el «don» con todo derecho,privilegio que en 1644 costaba doscientos reales, y el doblesi se quería que el hijo lo heredase; si se pagabanseiscientos reales de plata, el privilegio se hacía perpetuo enlos descendientes legítimos. Francisco de Quevedo escribeen La visita de los chistes (1622):

En todos los oficios, artes y estados se ha introducidoel don en hidalgos y en villanos. Yo he visto sastres yalbañiles con don.

Se llegó a tal extremo en el uso de los tratamientos quese devaluaron. Desde Berceo al siglo XX se ha dado el títuloa lavanderas y dioses; a reyes y santos, a los meses del añoy a las fiestas, a alimentos y monedas, a moros y judíos. Talha sido la profusión y abuso que lo que nació para distinguiracabó siendo insulto.

¿Cómo se llama la figura lingüística que partiendo delnombre de una persona define una cosa, un hecho o unaacción? La Deonomástica es la ciencia que estudia loscambios que afectan al nombre propio originario y susposibilidades de funcionar como nombre común. En tales

situaciones se habla de «casos de antonomasialexicalizada». Llamamos al quinqué con el nombre de suinventor. Es costumbre léxica conocida por uso tropológico,es decir, que establece una relación entre el nombre, elhombre y su obra. Uno de los casos más antiguos es el de«mentor»: en la Odisea cuenta Homero que Minerva tomó lafigura de Mentor, amigo de Ulises y ayo de su hijo Telémaco:por eso se llama «mentor» a ayos, maestros, consejeros yguías. Se trata de un proceso de lexicalización, es decir, deconversión de un nombre propio en nombre común.Algunos han llamado a esto «caso de eponimia»: del griegoepi + onoma = sobre el nombre, término reservado antañopara aludir a héroes o personas que dan lugar a un pueblo, auna nación, a una tribu, a una ciudad e incluso a una épocay periodo. Llamar a la cosa por el apellido de su inventor seconoce técnicamente por metonimia de contigüidad oautoría, pero la mayoría de los diccionarios llaman epónimo atales casos. Se predica o dice de la persona que da nombre auna situación o cosa, a una ciudad, a una época, a unpueblo. Decimos «judío» del nombre de uno de los hijos deJacob: Judá. Decimos «ismaelitas» del nombre de Ismael,hijo de Abraham y de la esclava Agar; de Agar decimostambién «agarenos». Del médico alemán Alois Alzheimerhablamos de la «enfermedad de Alzheimer». Del héroemitológico griego Aquiles hablamos del «tendón» y del«talón de Aquiles». De Charles Cunningham Boycot,administrador irlandés, decimos «boicot». De Rudolf Diesel,ingeniero alemán, hablamos del «motor diésel» y del

combustible que utilizan estos vehículos. Del políticosoviético Viacheslav Molotov decimos «cóctel molotov». Lamáquina de cortar cabezas empezó a ser llamada «guillotina»por Joseph-Ignace Guillotin, aclarando que éste no fue elinventor de dicho dispositivo.

La anticipación: ¿qué es y qué uso tiene en retórica?Es figura muy utilizada en el antiguo foro romano por losoradores, y de uso entre abogados y predicadores. Consisteen refutar de antemano, antes de que fuera formulada por elcontrincante, una afirmación u objeción. Lope de Vegaejemplifica así esta figura:

Dirás que muchas barcascon el favor en popa,saliendo desdichadasvolvieron venturosas.No mires los ejemplosde los que van y tornan,que a muchos ha perdidola dicha de las otras.

Lope anticipa con el verbo «dirás» lo que se va a decirmás tarde, para desmentirlo a priori. Es decir: se anticipa.

Plural de las siglas ONG. ¿Cómo se dice: «las ONGs»,«las ONG», «las OENEGES» o «las ONEGES». «Ong» esfemenino porque lo es «organización». El sintagma«organización no gubernamental» funciona como sustantivo

y en ese sentido puede representarse con desarrollo plenode sus consonantes y vocales iniciales: o-ene-gé, esincorrecto decir «onegé» porque el nombre de la consonanten es «ene» y no «ne». El plural se obtiene mediante la normageneral, añadiendo -s. Es correcto decir «las oenegés», perono sería rechazable escribir en mayúscula ONG añadiendo sminúscula.

¿«Contenedor» o «container»? En castellano llamamoscontenedor al recipiente o caja capaz de contener algo. Esforma adjetiva derivada del verbo «contener», del latíncontenire = retener algo entre unos límites muy definidos,llevar o encerrar dentro de sí una cosa; se dijo continente enel siglo XIII. Que los ingleses digan container esconsecuencia verbal del verbo to contain, procedente delmismo verbo latino que el castellano «contener», pero no esrazonable que lo digamos nosotros, ya que en castellano laforma verbal similar derivada del verbo «contener» es«contenedor». Francisco de Aldana, poeta español de lossiglos áureos, en sus Poesías (1578) emplea así el término:

Éste que dentro sí cuanto contienees un contenedor solo existentey que potencia al recibir no tiene,siendo acto él de sí mismo omnipotente…

«Se ha resbalado» o «ha resbalado»: ¿cómo se dice?Resbalar, en su acepción de deslizarse involuntariamentesobre una superficie, puede usarse como verbo intransitivo:

«Fulano ha resbalado»; o pronominal: «Fulano se haresbalado». En este caso el pronombre personal reflexivo«se» tiene valor expresivo y desempeña función sintácticaparecida al complemento indirecto, aunque el verbo no loexija; su uso es expletivo, destinado a hacer más armoniosay redonda la locución, pudiéndose suprimir sin que ellorepercuta en el significado de la oración, a la que sólo aportaun adorno retórico. Mateo Alemán, autor de la novelapicaresca Guzmán de Alfarache (1599), escribe: «Comoanguila la ocasión se me resbalaba dejándome la manovacía». En cuanto a su etimología, es término cuya primeradocumentación conocida es «desvarar» (c 1290), en laPrimera Crónica General de España, donde leemos:

Fuyendo entre las pennas, que eran mucho altas…desvaráronle los pies et cayó en fondón, et murió.

De aquella grafía medieval, que llegó en amplio usohasta los siglos áureos, hay distintas adopciones, o formasdistintas, así en aragonés dicen «esbarar» a resbalar;también «esvarizar»; en Murcia he oído «desfarar, esfarar»;en valenciano se dice «esvarar, asvarar» con el valorsemántico de deslizarse; en Asturias la variante es«esvariar» o írsele a uno los pies. Cristóbal de Castillejoescribe hacia el primer tercio del siglo XVI:

Do la espada que ceñíaabajo se me cayó;y yo acaso, desdichado,

también allí desbarré;y cayendo quedé colgadode las ramas por el pie.

En su momento propuse origen griego al término: deasfístemi = resbalar, «asfararse», como se decía en laValencia de mi infancia (1945). La forma actual, aunqueescrita con -v-, aparece en el Libro de la montería (1340).

«Rayar» y «rallar»: diferencias. Es fácil confundirambos verbos. «Rayar», con el valor semántico de limitar omantener frontera con otro lugar lindero, procede del latínradiare: de radius = rayo de luz, pero también «radio» delcarro, en alusión a su forma rectilínea, de donde derivó elconcepto de línea en sentido metafórico: ‘linde o límite entredos cosas a las que sirve de separación’. En este sentido seemplea en castellano desde el siglo XIII. De esta «raya» sedijo «rayano»: que toca el límite. Tirso de Molina pone estoen boca de su criatura dramática:

Buena hora pienso que es,que agora raya las tresdel reloj del sol la mano.

En cuanto al verbo «rallar» con valor semántico de‘desmenuzar, pasar por el rallador’, procede del aragonés«rallar», a su vez de la lengua bearnesa, y de uso no anterioral XV. El dramaturgo romántico madrileño del XIX, JuanEugenio de Hartzenbusch, pone esto en boca de una de suscriaturas dramáticas: «¡Ay, ay, qué toalla!: cuando me enjugoel rostro me lo ralla».

¿Por qué decimos «partido» de fútbol? El término«partido», que en origen es participio pasivo del verbo«partir», lo define así el diccionario oficial en su acepciónoctava: «En el juego, conjunto o agregado de varios queentran en él como compañeros contra otros tantos». Es

acepción ya utilizada en el siglo XIX en sentido similar alque hoy tiene. Una cosa es el partido y otra, el juego. Sehabla de un juego llamado fútbol, y de un partido de fútbol.¿Por qué «partido»? El término parece que alude al hecho deque en origen los juegos se jugaban en dos partes, con unatregua o descanso, para distinguirlos de los llamados juegosa ultranza, en los que no se daba tregua ni respiro, sino quese jugaba hasta que uno de los contrincantes quedabavencido en el transcurso del tiempo y en la maneraestipulados. Enrique Mata, en La televisión. Fototelegrafía(1929), emplea así el término:

El radioescucha que sigue con emoción lasincidencias de un partido de fútbol y oye con alegríael primer tanto ganado por el equipo de supredilección, pondrá en marcha al primer aviso suaparato receptor.

¿Es lo mismo «no es inevitable» y «es evitable»? Noinevitable es forma retórica de decir que es evitable. Unapragmática del siglo XVIII se expresa así:

Y habiendo tenido el caso por cosa averiguada ypresentándose como no inevitable, se vio el modo deseguir adelante en su causa.

Es decir: si lo inevitable se presenta como algo quenecesariamente ha de suceder, lo «no inevitable» implica laposibilidad de evitar que suceda: no equivale a evitable,

pero lo es. «No sin» equivale a «con»: «No sin intención lodijo».

Sentido y origen del modismo «a fuer de». Es claro quela expresión nada tiene que ver con el sustantivo «fuerza»,por lo que se equivocan los que escriben que se trata de unaequivalencia con «a fuerza de…». Nada de eso. Es vozrelacionada con el viejo término castellano «fuero», del quees forma apocopada, a su vez del latín forum = plaza pública,foro donde se dirimía el derecho o se aplicaban las leyes.Conforme a fuero es tanto como conforme a la justicia o alderecho. De aquellos usos deriva la locución «a fuer de»,que comentamos, con el valor semántico inicial de ‘conarreglo al fuero del lugar’, y también ‘a la manera de’: comoen la expresión «a fuer de la tierra», que es tanto como decir:de acuerdo con las costumbres y usos del lugar. En undocumento castellano de venta de 1231 se dice que elnegocio se otorga a fuer de tierra, es decir: respetando usosy costumbres locales. En una traducción de Tirante elBlanco, del valenciano Joanot Martorell, se lee:

Después que Diafebus y el gran condestable fueronpartidos, los turcos estavan muy desesperados porqueavían sido dos vezes desbaratados, maldeziendo almundo y a la fortuna que en tanto dolor los avíapuesto, que hallavan por cuenta que les faltavan entremuertos y presos más de cient mill hombres. E estandocon esta yra, tovieron consejo en qué manera podríandar la muerte a Tirante; para lo qual fue deliberado

que el rey de Egipto, porque era muy sabido en lasarmas y más discreto que ninguno de todos los otros, yde las dos sillas muy buen cavallero y armávase muybien a la bastarda, a fuer de Ytalia, con sus penachosy cavallos encubertados, acordaron que él venisse alcampo de los cristianos, y embiaron un trompeta aTirante.

Cuántas letras tiene el abecedario: ¿se incluyen la ch yla ll ? El alfabeto castellano tiene 27 letras: la z es la vigésimaséptima letra. La ch y la ll se incluyen en las letras c y lrespectivamente. Sin embargo, hay un problema: elabecedario recoge las letras, y se entiende por «letra» elsigno gráfico que representa un fonema, pero ¿qué sucedecuando el fonema difiere de la letra? Eso es lo que pasa conla letra ch, a la que Julio Casares llama «cuarta letra delabecedario español, doble por su figura pero sencilla por elsonido». Lo mismo cabe decir de ll: decimocuarta letra delabecedario español. La l y la ll ¿pueden ser consideradascomo una sola letra, siendo así que se trata de dos fonemasdistintos?; ¿la ch y la c pueden ser consideradas la mismaletra, siendo dos fonemas distintos? En efecto: la ll esconsonante palatal lateral sonora mientras que la l esconsonante alveolar lateral sonora; la ch es consonantepalatal africada sorda, mientras que la c ante a, o, u esconsonante velar oclusiva sorda, y ante e, i, consonanteinterdental fricativa sorda. La diferencia entre los sonidosimplicados es obvia.

¿«Estrategia electoral» o «táctica electoral»?Dependientemente de lo que queramos decir emplearemosun término u otro, ya que se trata de voces que responden anecesidades lingüísticas distintas. Las palabras tienen supropio ADN: su peripecia etimológica. «Estrategia» derivadel sustantivo griego stratos = ejército + agein = conducir;en castellano es de uso no anterior al siglo XIX procedentedel francés stratègue, voz que erróneamente adoptó la forma«estratega» en vez de la correcta «estratego», del griegostrategós. Bretón de los Herreros escribe hacia 1840:

Tan perspicaz hasta ahora,tan taimada, tan resuelta,y a lo mejor te abandonala estrategia mujeril…

Es decir, que lo que deja en la estacada a la criatura es laforma en que concibió su plan, la forma en que concibió suestrategia y la forma en que la llevó a cabo. En ese caso,hablar de estrategia electoral es correcto. «Táctica» estambién voz griega: de taktiké = arte de disponer las tropasy maniobrar, forma sustantiva de táttein = disponer, arreglar.En castellano se documenta a principios del XVIII. Loshermanos Álvarez Quintero ponen este parlamento en bocade un marido harto de su suegra:

La estrategia de tu madrees la de no decir ná:

tu madre tiene una táctica:morder con boca cerrá.

No son la misma cosa estrategia y táctica. La tácticaincluye cierta perversión, cierto margen de maniobramediante la cual se toma alguien la licencia de sacrificarlotodo a los resultados: está bien lo que bien acabe, aunque sehaya conseguido de manera miserable. La suegra de la coplasigue una táctica: no abrir la boca, callar, pero hacerlo demanera que moleste al yerno, de ahí que éste diga quemuerde con la boquita cerrá.

Carpe diem. El tópico del carpe diem fue popularizadoa principios del siglo IV por Ausonio en su poema De rosisnascentibus, en versos latinos que dicen: Collige virgorosas dum flos novus et nova pubes, et memor esto aevumsic properare tuum, que en nuestro castellano significa:«Coge, muchacha, las rosas, mientras están en flor y tehalles tú en tu adolescencia, no te olvides de que como la deella corre tu edad». El concepto es anterior a Ausonio; loutilizaron en el siglo I Ovidio y Horacio relacionado con laconveniencia de aprovechar el tiempo y no dejar pasar elgoce del instante en aras de un mañana que no sabemos sillegará. Es asunto que pertenece en última instancia a untópico proclamado por la doctrina epicúrea siglos antes.Veamos su evolución: Horacio escribe: Carpe diem, quammínimum crédula póstero (Odas, 1, 11, 8) «Goza en este día ycuenta lo menos que puedas con el día de mañana». Ovidio,

en Amores, 1, 10, 55, escribe: Cárpite de plenis pendentesvítibus uvas: «Recoged las uvas que cuelgan de las videscargadas». Antes los griegos habían dicho: «Recoge losracimos de la juventud y goza». El mismo Ovidio escribe ensu Ars amandi, 3, 79-80: Cárpite florem qui, nisi carptuserit, túrpiter ipse cadet, «Coged esa flor que por sí misma secaerá torpemente, a no ser que haya alguno que la tome». Lalista podría ser interminable. En el siglo IV Ausonioconsagra el viejo tópico en el poema citado. Dice la copla:

Goza del sol mientras dure,siempre no será verano:aprovecha la ocasiónmientras esté de tu mano.

Glosando las vueltas que da la vida, y cómo terminamosarrepentidos de no haber aprovechado la juventud, Ramónde Campoamor escribe:

Pasando de la pena a la alegríanuestra alma es el retratode esa móvil campana que en un díatoca a boda, a agonía,a oración, a bautizo y a rebato.

¿«Mil» es apócope de «millar»? Son términosdistintos, y aunque semánticamente convergen, no así encuanto a su procedencia léxica. El adjetivo numeral cardinal«mil» deriva del latín mille = diez veces cien. De mille derivó

milliarium, término igualmente latino del que procede elsustantivo «millar»: conjunto de mil unidades. El plurallatino de mille es milia, término que en castellanotraducimos por «miles», no por millar. Luis Saravia de laCalle, en Instrucción muy provechosa para comerciantes(1544), escribe:

Assí, el que hurta el dinero que está para aplicarse ala negociación, será obligado a restituyr no sólo milducados que hurtó, mas aun algo más, consideradaslas qualidades del negocio a arbitrio de buen varón.

En unas disposiciones de las Cortes de Toro (1369) selee en alusión a los precios:

Otrosi tenemos por bien e mandamos que den el millardela teja bien cocha por sesenta mr., e el millar deladriello por çinquenta e çinco mr., e que den lafanega del yeso çernida por vn mr., e la por çerner porseys dineros, e que den la fanega dela cal por dozedineros.

¿«Vaya traje llevas» o «vaya traje que llevas»? Enoraciones ponderativas la presencia de «que» es superflua ydebe evitarse. En la expresión «qué traje que te hascomprao», o «vaya traje que te has comprao» lo correcto esdecir: «Qué traje te has comprao», «vaya traje te hascomprao». La conjunción «que» también se usa enestructuras contrastivas, caso de «yo que tú», «yo que

usted»… En estos casos no debe utilizarse la preposición«de», es decir, es incorrecto decir «yo de usted me lopensaría». El porqué de la incorrección se debe al influjo delcatalán, lengua donde normativamente se emplea lapreposición en lugar de la conjunción: la lengua catalanaemplea «de» en lugar de «que». Últimamente se oye «yo quetú». Es claro que debemos decir «yo de ti», si nos referimosa que uno, en el lugar del otro, haría las cosas de otramanera.

¿Es correcto decir «por causa de» en lugar de «a causade»? Esta frase prepositiva, aunque poco usual, es de usocorrecto. Es locución introductoria del motivo expreso en laoración principal, y cuando esta locución introduce unaoración subordinada con «que», esta partícula no debeomitirse por temor a caer en dequeísmo, ya que su presenciaes pertinente. Juan de Betanzos escribe en Suma ynarración de los incas (1551):

Comienza la historia de los dos hijos de GuaynaCapac llamados Atagualpa y Guascar y de las guerrasy divisiones que entre estos dos hermanos hubo sobrequién sería señor y reinaría de los dos la cual divisióntuvieron por causa de que el uno ni el otro eranlegítimos porque Guayna Capac no hubo hijo varónen su mujer principal sino una hija.

Gabriel y Galán, en Nuevas castellanas (1905), usa así lafrase prepositiva:

Pues sabrás que a mí me correbastante prisa el casarme,por causa de que mi hermanapor mí tiene que esperarse,y el novio le mete prisapor mor de no tener madre.

«Desde luego»: sentido de este sintagma preposicional.La preposición «desde» denota situaciones diferentes, y enel caso que tratamos indica momento a partir del cual ha deempezar a contar una cosa, con el valor semántico de «apartir de pasado este momento, a partir de ahora». Porejemplo: «Desde luego, usted no va a cenar más en mi casa».Hoy se tiende a emplear el portuguesismo «desde ya», queviene a significar ‘desde ahora mismo’. No obstante esto, losusuarios del sintagma preposicional no son siempreconscientes de este contenido semántico y emplean lacoletilla como expresión generalmente de contrariedad o dereafirmación en lo que se propone hacer o piensa: «Desdeluego, no volveré a dirigirle la palabra»; «desde luego, nofaltaré a esa cita», casos en los que el sentido nada tiene quever con lo dicho arriba. También puede significar ‘desdeahora en adelante’, es decir: a partir de este punto, uso queda Valle-Inclán a este sintagma preposicional en su Sonatade invierno (1905):

Los dos clérigos cambiaron una sonrisa tan cauta quedesde luego los tuve por jesuitas. Yo crucé las manos

sobre el escapulario de mi hábito, en actitudpenitente, y volví a suspirar: —¡Hoy la fatalidad de midestino me arroja de nuevo en el mar del mundo! Heconseguido dominar todas las pasiones menos elorgullo. Debajo del sayal me acordaba de mimarquesado.

¿Tiene sentido la expresión «sin solución decontinuidad»? Entendemos por «solución» la acción yefecto de disolver o introducir cesuras o descansosmomentáneos en lo que se dice o hace. Cuando alguien sedispone a hacer o decir algo sin solución de continuidad seentiende que va a hacerlo de una sentada, sin interrupción nicortes. No tiene solución de continuidad aquello que notiene pausa, que se lleva a cabo de un tirón, de principio afin, de cabo a rabo. Los rapsodas épicos antiguos hacíanuna parada en medio del largo relato, lo cortaban en la mitaddel recitado para introducir consideraciones distintas alasunto narrado, recitaban con solución de continuidad,recurso que mantenía al público en vilo, deseoso de quecontinuara con la trama interrumpida; era una técnicadramática de naturaleza retórica distinta a otra, la llamada«sin solución de continuidad»: de una vez, sin pausas. Eltérmino procede del latín solvere a través del sustantivosolutio = disolución, disgregación. En castellano es vocablode aplicación no anterior al siglo XVI. En La puchera (1889)José María de Pereda emplea así el sintagma:

Por dentro: la planta baja con el arranque de la

escalera en el fondo; a la izquierda un pesebre que entiempos de don Elías sólo sirvió de albergadero degallinas, y lo restante para vestíbulo y leñera, sinsolución de continuidad.

¿Es correcto decir «hoy en ocho días tenemos lafiesta», o debemos decir «dentro de ocho días tenemos lafiesta»? En ambos casos se comete una incorrecciónimportante relacionada con lo que los retóricos llamanconsecutio temporum, norma que obliga a que hayacorrelación en los tiempos verbales de las oracionesimplicadas en el discurso. Si se remite al futuro, el tiempoverbal ha de ser consecuente con ello, por lo que deberádecirse: «Hoy en ocho días tendremos la fiesta»,entendiéndose que las personas a las que va dirigido elmensaje están en el secreto de lo que se cuece. También sepuede decir «dentro de ocho días». Hay que salir alencuentro de expresiones mostrencas como «mañanahablamos; el jueves nos vemos; no sé qué haga; luego lohablamos». Dice la copla, y dice mal, ya que no respeta laconsecutio temporum:

Fue a Valladolí una mozapara aprender a cantar,y a eso de los nueve mesesaprende a multiplicar.

«Cola de toro» o «rabo de toro»: ¿cómo debemosllamar a ese suculento plato? Es preferible decir, en relación

con el manjar gastronómico a que se alude, rabo de toro; lacola la debemos dejar para aludir a salva sea la parte delanimal. El término «rabo» es latino: de rapum = nabo, porparecido formal con la raíz de esta planta; es término de usoliterario antiguo, presente en las obras de Gonzalo de Berceoa principios del XIII. Fue siempre voz de tono más plebeyoque el término «cola», pero mucho más popular y expresivo,como dice el profesor Joan Corominas, y desde luego muchomás utilizado en relación con los animales y como términopintoresco. La fraseología distingue perfectamente entreambas formas de aludir a esa misma realidad. Decimos: «Asirpor el rabo» en alusión a la dificultad que uno encuentracuando trata de alcanzar a quien huye con alguna ventaja;«faltar el rabo por desollar» es expresión que denota quepara la conclusión de la cosa aún queda la parte más difícil;«ir con el rabo entre piernas» es tanto como quedar vencidoy avergonzado; «mirar a uno con el rabo del ojo» equivale amostrarle severidad e incluso desapego; decimos que «aúnle ha de sudar el rabo» para ponderar la dificultad o trabajoque ha de costar a uno concluir una cosa, o lograrla. Enninguno de estos casos hay sexualización del sentido. Envalenciano, llamamos «rabo» a la parte carnosa, y decimoscoa a la parte peluda de la cola de un caballo o de una zorra:coa es la de los animales inferiores, mientras que un perro,un gato sólo tienen rabo. Decimos que la sartén tiene rabo,pero el cometa tiene coa, todo lo cual es de aplicación alcastellano.

¿«Dar de mano» o «dar de manos»? El sintagma verbal«dar de mano» equivale a dejar, abandonar lo que se estabahaciendo, o dar por finalizada la jornada laboral. Pedro deRivadeneira, en su obra ascética Tratado de tribulaciones(1589), emplea así la expresión:

Debería bastar, para dar de mano a todos los vicios yabrazarnos con la virtud, con la gracia del Señor.

Es decir, que con sólo la gracia divina deberíamos sercapaces de abandonar o dejar los vicios. En el ámbito de laalbañilería dar de mano es tanto como jaharrar, es decir:cubrir con una capa de yeso o mortero el paramento. Otracosa sería «dar de manos», sintagma verbal equivalente acaer de bruces echando las manos hacia delante para evitardañarse la cabeza. También decimos «dar de manos» comoexpresión sinónima a incurrir en un defecto.

Plural de «decreto ley». Por lo general, en lasconstrucciones con dos sustantivos que forman unidadléxica, si el segundo adjetiva al primero, sólo el primero va enplural: «Faldas pantalón», «pisos piloto», «decretos ley»; esdecir, el sustantivo segundo especifica la naturaleza delprimero. En otros casos el sustantivo segundo puedepluralizar si funciona como atributo del primero en oracionescopulativas, en cuyo caso puede decirse «decretos leyes»:decretos que han sido convertidos en leyes; también seríacorrecto decir «decretos leyes» en alusión a un númeroplural de ese tipo de decreto. La Academia forma su plural

añadiendo -s a los dos sustantivos que lo componen:decretos-leyes. Al margen de esto, aunque existe la ley pordecreto no hablamos de leyes por decretos, sino de leyespor decreto, decretadas como tal: ése era el caso en latín, dedonde nuestros usos lingüísticos emanan. Pero hay que serdisciplinados y acatar la norma académica que impone«decretos leyes».

Plural de «cuscús». Para empezar hay que decir que esgalicismo procedente de couscous, término que debemosescribir sin guión entre sus dos sílabas. Se trata de un platomagrebí hecho con sémola cocida al vapor y condimentadaad libitum, es decir: cada cual conforme a su saber, querer yentender. En cuanto a su plural, se impone la forma«cuscuses» por tratarse de voz aguda terminada en -s, casode compás, francés. No obstante esto, hay que recordar quelas palabras terminadas en -s pluralizan en -s. En otro ámbitode significaciones conviene tener in mente que es términode origen árabe, y que como tal dejó en castellano la voz«cuzcuz», «alcuzcuz», que siguen siendo de uso correcto.

¿«Tanatorio» o «tanaterio»? La voz «tanatorio»,alusiva al sitio donde reposa el cadáver antes de suinhumación o cremación, procede del griego thánatos =muerte + el sufijo -torio, del latín -torius, a su vez compuestodel sufijo de nombre de agentes -tor + el sufijo -iusempleado para derivar adjetivos de pertenencia. Suequivalente vulgar es -dero, como en «ponedero». Porejemplo: de sudator, participio activo de sudare, se dijo

sudatorium en alusión al lugar donde se suda o sudadero ysudatorio; en esa línea estarían natatorio, gustatorio,libatorio, purgatorio, dormitorio, oratorio, locutorio. Paraestas cuestiones es importante el libro de David Phares:Diccionario de los sufijos españoles. En cuanto a tanaterio,es voz que no se aviene con el significado de «tanatorio»porque el sufijo -terio denota lugar: cementerio, baptisterio.En otro ámbito de significaciones, con el término thánatosse formaron cultismos como eu-tanasia: buena muerte;tanato-fobia: terror a la muerte; tanato-ideo: estado derigidez cataléptico; tanato-logía: tratado de la muerte; tanato-manía: manía suicida.

¿«Rotovator» o «rotobator»? Llamamos rotovator acierta máquina de uso en agricultura. Es término procedentedel francés rotovator, traducido al castellano como ‘azadarotativa’. En inglés se llama tiller a la cultivadora, y estérmino de empleo reciente. La duda al respecto de cómoescribir el término, con -b- o con -v-, no es descabellada yaque en el ánimo del hablante del castellano el término esevocativo de los verbos «rotar» y «batir», accionescombinadas que entre otras realiza esta máquina, sinembargo, al no ser palabra de creación castellana, sinogalicismo en nuestra lengua, no caben conjeturas de esanaturaleza. M. Jiménez Fumero escribe un artículo sobreasuntos de cultivo que documenta el uso escrito del vocablo(1992):

Todo lo más que tendremos que hacer será dar una

pasada de rotovator para enterrar el abonado defondo, si fuera necesario.

¿Se acentúa «construido»? El encuentro de las vocalescerradas -ui- da lugar a un diptongo, diptongo que sedeshace mediante el hiato en el caso de palabras esdrújulasy agudas, «casuística, benjuí». No sucede lo mismo en laspalabras llanas, caso de los participios pasivos de la terceraconjugación, participios pasivos que propician el encuentrode vocales cerradas: -ui-, combinación que da lugar adiptongo y hiato en lo que respecta a la fonología. Decimos«sustituida» y contamos en ese término cinco sílabas, ycuatro en el participio «construido». Ortográficamente seconsideran diptongos y no se acentúan, ya que dos vocalescerradas juntas no se acentúan nunca en palabra llana. Cosadistinta es cuando se encuentra una vocal abierta y otracerrada: caso del gentilicio «bilbaíno», que es palabra llana ypone en contacto dos vocales, la primera de las cuales esabierta. Otra cosa sería si la abierta fuera la segunda:«soriano», en cuyo caso no se acentuaría.

¿Es correcto decir: «Me pido una muñeca»? Como essabido, la partícula «me» es pronombre personal átono. En laoración que nos ocupa, «me» es complemento indirecto queen latín iría en dativo: mihi, y que en castellano toma laforma del acusativo latino «me». El sentido de la frase es:«Para mí pido la muñeca, o una muñeca», complementodirecto de la oración. En este caso es formante de verbos

pronominales: me arrepiento, me duermo, me pido. Espronombre que carece de independencia fónica, pronombreclítico que se percibe pegado al verbo al que antecede: «Mepido», «me lo pido». Lope de Vega, en sus Rimas sacras(1614), resuelve así el asunto:

Cumplir quiero mi palabra,que agora no me diréisque no sé lo que me pido.

En La Galatea (1585) Cervantes aborda así el caso:

A dicha, ¿sé yo de mí?¿Soy, por ventura, el que fui,o nunca he sido el que soy?Estrecha cuenta me pidosin poder averigualla,pues a tal punto he venidoque aquello que en mí se halla,es sombra de lo que he sido.

¿Se puede decir «recién huido»? «Recién» es formaapocopada del adverbio «recientemente»; se usainmediatamente antepuesto al participio pasivo o adjetivorelacionado con esa forma verbal, por lo que «reciénliberado» sería uso apropiado; también lo sería, por la razónarriba dada, decir «recién libre». Mientras que el usoadmitido sólo habla de formas participiales del verbo, enmuchos países de nuestra lengua, como Perú, Bolivia o

Chile, se antepone a otras formas verbales, y así se oye:«Recién vine a España», es decir: acabo de llegar. Se trata deusos incorrectos a pesar de ser utilizado por escritores dealgún renombre. En esos mismos países dichos se danademás otros usos viciosos de «recién», empleado anteexpresiones adverbiales con sentido de futuro: «Reciénmañana», es decir, que sólo entonces se sabrá.

¿Se puede decir que las piedras «existen»? ¿Es posibleconjugar el verbo «existir» teniendo como sujeto cosasinanimadas? El término latino del que deriva la palabra«existir» es tan polisémico que significa un cúmulo de cosasmuy diversas: desde levantarse a nacer, o desde originarse apresentarse en un sitio, por lo que se equivocan los que loequiparan al verbo esse = ser. Como tal verbo, «existir»puede tener sujeto inanimado, de donde se deduce que laspiedras existen, es decir, están. El filósofo Jaime Balmesescribe a mediados del XIX: «En cuanto concebimos que eseobjeto existe… concebimos la esencia».

«Unos te miraban, otros te besaban, pero eras a mí aquien amabas»: ¿es correcto el uso de «eras» en esecontexto? Lo correcto es hacer honor a la consecutiotemporum latina, es decir: los tiempos y personas verbalesdeben guardar relación estrecha, ya que de lo contrario seproduce una dispersión de la acción verbal. No se puededecir «yo amarás», sino «yo amaré», como tampoco esposible decir «ayer lloverá» ni «mañana llovió». La letra de

la canción alude a un hecho: el hablante se siente orgullosode que a quien realmente ama la persona que le interesa es aél, independientemente de cuál fuera la relación de los demáscon esa persona. Se pone de relieve el hecho de que lapersona en cuestión «era a él a quien amaba», lo que puestoen primera persona se enuncia así en el recuerdo: «Unos temiraban, otros te besaban, pero a quien amabas era a mí». Lacanción recuerda vagamente la copla que dice:

Aunque no fui tu maridoni tu novio ni tu amante,soy el que más te ha querío:con eso tengo bastante.

¿Cómo llamar a la hembra del cordero? El término«cordero» procede del latín clásico cordus = tardío, a travésdel latín vulgar cordarius, empleado ya en castellano afinales del siglo X. En principio se dijo tanto de animalescomo de plantas de nacimiento tardío, y principalmente enalusión al cordero, como muestra Gonzalo de Berceo aprincipios del XIII. En cuanto a la voz «cordera» referida a lahembra, es también antigua en su acepción principal de hijade la oveja que no pasa de un año, siendo igualmenteantigua la acepción metafórica del término aplicado a lamujer mansa, dócil y humilde. Hernán Núñez, en susRefranes o proverbios en romance (1549), emplea así eldiminutivo: «Corderilla mega, mama a su madre y a la ajena»,en alusión a que con buenos modos y suavidad en el tratose consigue lo que se desea.

¿Qué es «estar enfocicau»? En asturiano al hocicollaman focicu. «Estar enfocicau» es tanto como estar demorros, estar enojado por motivos leves y pasajeros, porcosa de poca entidad, como los niños. «Poner fociquinos»es hacer pucheros el niño, ya que antes de romper a lloraraprietan los labios, que ponen en forma picuda o en punta.En la cocina regional asturiana y gallega llaman focicu alhocico del cerdo, ingrediente necesario en el pote y lafabada, tanto que para dar a entender su imprescindibilidadse dice:

El focicu en la fabada,y el vinagre en la ensalada,en el cocido el garbanzo,que si no, no se hace nada.

«Vecino»: sentido del término en alusión a la poblaciónde un lugar. Cuando se habla de la población de una ciudado lugar se puede recurrir a distintos medios: fuegos o llares(hogares) en alusión a familias enteras con su servidumbre;almas (individuos), casas: todos cuantos la habitan;vecinos: empadronados. Hay que recordar la etimología:vecino viene de vicus: barrio; se llamó antaño así a quienmoraba en un pueblo, o en un mismo barrio, e incluso en unamisma casa con otras personas en habitacionesindependientes. En castellano es voz muy antigua, que seencuentra ya en las Glosas Silenses, del siglo X. Berceo, aprincipios del siglo XIII, la emplea a menudo, recuérdese

aquello:

Quiero fer una prosa en román paladinoen qual suele el pueblo fablar a su vecino.

Desde un principio se llama vecino a todo aquel quetiene casa y lugar en pueblo, término frecuente en losfueros; y a aquel que vive próximo a otro. Se llamó tambiénfuego al vecino que tiene casa en una localidad, usoantiguo: «Tebas llegó a tener doscientos mil fuegos»,escriben los cronistas antiguos para dar idea de la granpoblación de aquella ciudad; esa forma de aludir al númerode habitantes se mantuvo a lo largo de la Edad Media.También se dijo hogar, que es tanto como decir lugar dondese enciende el fuego, ya que el término procede de focus =fuego. Es forma posterior de aludir a la cuantía de lapoblación: «Valencia tiene x hogares…». La forma más exactade referirse a la cuantía de la población fue aludir a ella conla palabra «alma»: «Murcia tenía x almas el año tal…».También se dijo «llar», del latín lar: referido a los lares ohierros de que cuelga el caldero. A excepción del término«alma» los demás no eran indicativo necesario de número depersonas, ya que sólo contaban los hombres libres; nimujeres ni niños solían tenerse en cuenta; tampoco losesclavos, ni la servidumbre. De ahí que muchas veces, parapagar los censos o los impuestos de capitación, hubiera susmartingalas y problemas. En cuanto a los vecinos, los habíade distinta consideración, incluso existía el medio vecino,

figura que emanaba del hecho de tener la personaempadronamiento en dos lugares, a lo que le daba derecho elhecho de tener casa en sitios distintos. De mi libro Caminosde Sefarad, y referido a Cáceres, leo:

En 1479 un cristiano alquiló a un matrimonio judíouna casa en la plaza Mayor por setenta maravedíes ydos gallinas anuales. Por entonces la aljama estabaformada por unas ciento treinta familias, lo quesupondría cerca de setecientos vecinos en un momentoen que la población de la ciudad no debió llegar a lasdiez mil almas.

Sentido del término «interfecto». Se ha extendido eluso mostrenco de llamar así a cualquier persona, a un sujetocualquiera, a un individuo, y así decimos un tantodespreciativamente, o en otros casos para hacer gracia:«Como decía el interfecto»; o «en cuanto a la interfecta…».Se trata de uso más vulgar que coloquial. Quien lo diceignora que el término alude al cadáver de quien encontró lamuerte de forma violenta, acaso asesinado. A los tales sealude con ese término: «El interfecto», «la interfecta». Dellatín interficere = matar, a través del participio pasivointerfectus. En latín se dice interfector al asesino, einterfectrix a la asesina, e interfectio al crimen de sangre.Benito Pérez Galdós, en Realidad (1889), empleacorrectamente el término:

Naturalmente, el crimen misterioso despierta inmenso

interés: el público necesita emociones, contemplarrostros de víctimas, o de criminales, o de testigos;examinar el lugar de la catástrofe; ver los sitios pordonde vaga el ánima del interfecto, olfatear la sangre,tocar los objetos que llevan impresa la huella deldelito…

¿Qué es un «sesquicentenario»? Llamamos así alhecho de cumplir un acontecimiento, suceso o cosa susprimeros ciento cincuenta años. El prefijo sesqui- es latino,con valor semántico parecido al del prefijo latino semi-, y algriego emi-, todos en la esfera semántica de «mitad, medio»,así, sesquicentenario sería centenario y medio. Es prefijo deuso antiguo, que entra a formar parte de voces arcaizantescomo sesquipedal = de pie y medio de largo; sesquimodio =que tiene capacidad para un modio y medio, unos trecelitros; sesquiáltero = que contiene unidad y media de lamateria o sustancia de que se trate.

¿«Cactus» o «cacto»? Ambas son voces admitidas porla Real Academia de la Lengua Española y registradas en sudiccionario. No obstante esto, es preferible emplear la forma«cacto», forma de referirse a diversas plantas espinosas. Lavoz «cacto» pluraliza mediante adición de -s, de acuerdo conla regla general para la formación de este número. En cuantoa la voz «cactus», mantiene la misma forma en singular y enplural. Es voz griega: de kaktos, a través del latín cactos =cardo; también: alcachofa silvestre. Vicente Blasco Ibáñez

ofrece en Mare nostrum (1918) esta hermosa descripción:

Ansiaban la posesión de los campos donde el sagradoolivo alterna su ancianidad severa con la alegre viña,donde el pino extiende su cúpula y el ciprés yergue suminarete. Querían soñar bajo la nieve perfumada delos interminables bosques de naranjos; ser dueños delos valles abrigados, donde el mirto y el jazmínembalsaman el aire salitroso; de los volcanes mudosque dejan crecer entre sus rocas el áloe y el cacto; delas montañas de mármol que descienden sus blancasaristas hasta el fondo del mar y refractan el calorafricano emitido por la costa de enfrente.

¿Se puede decir «méndiga»? El femenino de«mendigo» es «mendiga», referido a la persona que pidelimosna. Es incorrecto acentuar el término en la primerasílaba, ya que se trata de palabra llana, aunque en puntos deGalicia y Navarra lo hacen. En México llaman «méndigo» a lapersona ruin e infame. Del latín mendicare = pedir limosnallamando a la puerta de las casas, o solicitar favor y amparo,se dijo mendicus: habitual de la limosna callejera. Es voz demuy antiguo uso en castellano. El barcelonés Felipe Monlau,en su discurso acerca Del arcaísmo y el neologismo (1863),se queja del desbarajuste existente en la acentuación delcastellano, de los barbarismos y de las modas lingüísticas:

Hay también un neologismo fonético, o depronunciación, que desprecia los fundamentos de

nuestra prosodia, y quebranta con todo el descaro lasleyes generales de la acentuación castellana, reflejocasi siempre de la latina. Este neologismo prosódico esel que nos hace ya pronunciar análisis, fárrago,médula, parálisis, etc. y si Dios y los eruditos no loremedian acabará por hacernos decir cólega,cónclave, expédito, intérvalo, méndigo, périto ytéstigo.

¿Pagar «en especie» o «en especias»? Como essabido, a muchos artistas se les da la opción de cumplir conHacienda pagando sus impuestos en especie, es decir, conobras de arte. En inglés, el sintagma payment in kind aludeal pago que se satisface mediante la entrega de bienes oservicios de cualquier clase, sobre todo ganado, ya que es alo que el término kind se refería en origen. En este caso laespecie con que se pagaba era animal. Es incorrecto emplearespecia por especie, aunque no lo sería decir «pago enespecias» si es esta sustancia la que se convierte en formade pago acordada. Pero en general, el sintagma fetén es«pago en especie». Pagar de esa forma es hacerlo en géneroy no en dinero. Algunos admiten el plural: «Pago enespecies», o «cobro en especies», pero va en contra delorigen del sintagma o modismo adverbial. En cuanto a lostérminos: «Especie» procede del verbo latino arcaico specere= mirar, de donde el sustantivo species = aspecto, apariencia,sustantivo que también denominó en latín la mercancía, eincluso la sustancia o materia con que se pagaba un bien. En

cuanto al sustantivo «especia», tiene el mismo origen,partiendo en este caso del sentido que la voz tiene comomercancía. Especia es voz más antigua en castellano queespecie. En el Libre de Apollonio (c 1240) se lee:

Dixo ella: mostrat-melo, que como yo so creydayo trayo letuarios e especia tan sabridaque si mortal non fuere ho que seya de vidayo le tornaré alegre tal que a comer pida.

Manuel González Zeledón, en La propia y otros cuentos(1896), emplea así el sintagma:

Se armó pelotera y hubo que someter el caso aarbitraje. El laudo condenó a Robles & Romero alpago en especie y se canceló la deuda con unsombrero de papel, imitación paja de Italia, con cintaverde y florón de plumas rojas.

«Wikipedista»: ¿es admisible la palabra? La palabraWikipedia se construyó a partir de la voz hawaiana Wiki, asu vez del sintagma adverbial wiki wiki = rápido +sustantivo griego pedia: de paideia, παι´δεια, educación. Side enciclopedia decimos enciclopedista, de wikipedia, que esuna enciclopedia gigantesca, es correcto decir wikipedista.Hay que tener en cuenta que el sufijo -ista procede delgriego a través del latín con valor semántico de ‘persona quese dedica a un oficio determinado o sigue una escuela,partido o causa concretos’. Este sufijo es de origen culto,

pero de uso documentado en castellano ya en el siglo XIIaplicado a adjetivos y a sustantivos con el significado de‘practicante de una profesión, seguidor de una teoríareligiosa o filosófica, o incluso secuaz de una persona’. Esde género común: el, o la -ista. Por eso resulta reprobableque la Academia haya aceptado el término «modisto», tandisparatado como «electricisto», uso mostrenco muyextendido en América, donde se oye y lee: «pianisto»,«cuentisto», «telegrafisto».

«Sentrañas mías»: ¿es sintagma aceptable? A lo quees muy querido por uno llamamos así en Andalucía, en cuyocaso es un elogio. Es forma vulgar de decir «entrañas»,prestada del habla gitana, deformación originada por laatracción del sonido consonántico /s/ del posesivo «mis»hacia el sustantivo «entrañas», creando la impresión léxica,a posteriori, de que se trata de un solo vocablo —misentrañas—, cuando son dos —mis entrañas—; puedeser prótesis o adición del sonido /s-/. Sentrañas mías se dicepara ponderar el afecto que hacia la persona a quien sedirige se profesa. Con valor sustantivo se predica delhombre o mujer de muy buena índole y catadura, de aquelloque es excelente. Es uso antiguo en castellano llamar así aquien se quiere. En tiempos de Cervantes era término deregalo, como: vida mía, entrañas mías, corazón mío, etc. Dicela copla:

Vaya con Dios, mis sentrañas,

que es usté la mera reinade toítas las Españas.

Se oye en ambientes aflamencados propios del mundogitano. José Carlos de Luna, en El café de Chinitas, pone enboca de una mocita dirigido a su loro: «Lorito de missentrañas, no te vayas a enfadá…». Mi abuela Isabelllamaba «sentrañas» a la persona o cosa hacia la que sentíadevoción o estima (véase entrañable).

¿«Aguafiestas» o «aguafiesta»? Es término utilizado enun plural aparente, toda vez que afecta al significado deltérmino más que a su significante, es decir: afecta a lamorfología de la palabra, pero no a su significado. A lapersona que perturba y hace fracasar la diversión ajena; almalasombra que incomoda y molesta; al metepatas queimpide que otros disfruten, cayendo como jarro de agua fríasobre las ganas de regocijo de los demás…, a ese pelotón dedesgraciados llamamos aguafiestas. Es término compuesto,en el que el verbo soporta la base del significado: aguar =frustrar, turbar o interrumpir una ocasión festiva, jocunda yalegre. Se tiene in mente la acción de aguar el vino, bebidapropiciadora de alegría y diversión, acción que contribuye arebajar sus efectos, dando así al traste con las posibilidadesde regocijo. Cervantes da ese sentido al término en sunovela ejemplar de La ilustre fregona:

Como estaba hecho al trato de las almadrabas, dondese ejercita todo género de rumbo y jácara… empuñó un

puñal e infundió respeto a toda aquella aguadoracompañía…

Alonso de Salas Barbadillo, en La hija de la Celestina,de principios del XVII, usa así el verbo:

Si el vino se estima en cuanto es puro, generoso yvivificante, ¿para qué aguarlo y volverlo zupia (inútily despreciable)…?

Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua(1611), utiliza el término con el valor semántico que aquíexpresamos. En otro ámbito de significaciones puede serinsulto grave en su acepción de gafe, ya que existe unamodalidad del aguafiestas capaz, por su mera presencia, deechar a perder las cosas o enviarlas al garete.

¿Es correcto el uso de la palabra sexy? Se dicepreferentemente, aunque no con exclusividad, de la mujeratractiva cuya geografía anatómica abunda en curvas,sinuosidades, ondulaciones y relieves que sugieren o hacenanticipar los puntos concretos en los que reside su poderío.Es adjetivo alusivo a la posesión del llamado sex appeal =reclamo sexual; es sexy quien provoca o despierta apetitos osentidos en alusión a la persona, situación o cosasexualmente sugerente. Es adjetivo elogioso dicho deindividuos jóvenes, ya que el «viejo sexy» sería un viejoverde. En castellano se dijo antaño «despampanante».Registra el término como anglicismo el Diccionario de

extranjerismos de J. J. Alzugaray. No obstante lo dicho, esen origen voz latina: de sexus = género, vulva. En elUniversal vocabulario de Alfonso de Palencia (1490) seemplea así la voz «sexo»:

Sexus comprehende de vna y la otra natura masculinay femenina faziendo apartamiento de macho y defembra.

El término era empleado por los latinos para designar elórgano femenino. En judeoespañol todavía se llama shesho alas partes pudendas femeninas.

Por qué «huevo» y «hueso» se escriben con hache. Soncasos de hipercorrección analógica. El sustantivo neutrolatino ovum dio a su paso al romance peninsular dos formasderivadas de la diptongación de la /ó/ tónica: «uovo» enleonés, y «uevo» en castellano. La vocal /u/ se constituyófonéticamente en semivocal con valor de v, por lo que se dijo«vuebo», a modo de apoyo epentético. La precariedadfónica en que quedaba la /u-/ dio lugar a que el hablanteconvirtiera el término en «güevo», «buevo», «vuebo», etc.,hasta que la corriente cultista tardía asimiló todo aquello algrafema h. En otros casos la corriente ultracorreccionista, lade aquellos que se pasan de listos, convirtió la f- de focus enh-: «huego». Usos de esta naturaleza son frecuentes cuandola vacilación de la consonante o vocal inicial es grande. Unepigrama madrileño de finales del XIX, referido al mal usoque se hacía del idioma, dice:

Cuatro cosas bien dichasdice la gente:hespital y vesita,trimulto y juente.

«Es una de las mejores chefs»: ¿está bien dicho?Referido a una excelente mujer chef podemos decir que «esuno de los mejores chefs», entendiendo que en este caso seconvierte en parte integrante de la flor y nata de los chefs,sin diferencia de sexo, puestos mujeres y hombres en elmismo saco. El término es francés, procedente del sintagmachef de cuisine, o jefe y maestro en ese ámbito. En francés esmasculino, siendo chefesse el femenino. En castellano es degénero común: el o la chef. Pluraliza en «chefs». En el casode que uno quiera resaltar la excelencia de una chef, o tengainterés en indicar que se trata de la mejor cocinera delmundo, deberá decir: «Fulanita es el chef mejor del mundo»,toda vez que el masculino incluye en estos casos alfemenino. Ignacio de Luzán, en su Arte de hablar, o sea,Retórica de las conversaciones (1729), escribe:

Me dio asco una vez un español que hablando de unjardín dijo que en él había un bellísimo parterre; y nomenos me enfadan los que suelen decir chef y otrossemejantes vocablos, forasteros y bárbaros hasta en elvestido.

«Lubrificar» y «lubricar»: ¿cuál de estos términos esel fetén? Ambos son correctos, aunque su historia como

voces admitidas por el diccionario oficial comenzó muytarde, en la edición de 1803, ocasión en la que ambosingresaron como voces autorizadas por la Academia. En laedición decimosegunda (1884), sin embargo, la Docta Casadecidió eliminar de sus páginas el término «lubrificar» porparecer a los académicos de entonces que era galicismoimperdonable, creyéndose que procedía del francéslubrifier. No obstante esto, el sufijo -ficar es de innegableascendencia latina con el significado de ‘convertir en’; dehecho, es elemento formativo del idioma: mortificar, pacificar,verificar, que viven junto a formas creadas con el otro gransufijo formativo -guar a menudo preferido para las formascultas de esos mismos significados: amortiguar, apaciguar,averiguar. Pero volvamos a nuestro propósito. Con el tiempo-ficar se mostró más manejable y práctico que -guar, tantoque no se encontró equivalente para expresar el mismosemantismo: ramificar, petrificar, personificar…, voces queno serían posibles sin este sufijo latino. A este tipo desituaciones lingüísticas se adhiere «lubrificar». Vayamosahora a la historia de la lengua: el término con /f/ es tanantiguo como la voz sin /f/, es decir: tan antiguo es el uso de«lubrificar» como el de «lubricar». Veamos ejemplos. En elLibro de Medicina, de Bernardo Gordonio (1305), seemplean tanto el adjetivo «lubrificativo» como el adjetivo«lubricativo»: «Dar al paciente alguna medicina para lubricary finir el vientre». Más tarde el médico de los ReyesCatólicos, Julián Gutiérrez, en su Cura de piedra y dolor dehijada y cólico renal (1498), dice al respecto de la simiente

de sesamoyde: «Dada a beber purga blandamentelubricando como lo hace la zaragatona». El médico delemperador Carlos V, Luis Lobera de Ávila, en su Silva deexperiencias y otras utilísimas (1542), emplea el término«lubrificativo» en sentido moderno. Todo lo cual nos enseñaque no fue razonable expulsar del diccionario ninguna deestas voces. Afortunadamente, la Academia las recibió mástarde y las dos pueden encontrarse entre sus páginas denuevo.

¿Se puede decir «estara» en lugar de «estuviera»? No.Se trata de un solecismo o vulgarismo: lo fetén sería decir«estaría», potencial simple de indicativo del verbo «estar»,tiempo verbal expresivo del deseo que quien habla presienteque no se cumplirá. La irregularidad del verbo «estar»induce a conjugarlo como los demás terminados en -ar, y side «amar» se dice «amara», el resbalón hacia el solecismo esfácil, pudiéndose caer en el error de decir «estara». Comolicencia retórica, el poeta y la copla popular se permiten lalicencia de decir:

Si con el pensamientose caminara,cuántas horas al díacontigo estara.

¿Está bien dicho «un par de gafas»? A las palabras quenormalmente usamos en plural, siendo su sentido singular,llaman los retóricos pluralia tantum: es decir, términos que

carecen de uso en singular: como nupcias, exequias,albricias. Participan de esta naturaleza lingüística términoscomo «bragas», «pantalones», «gafas», «guantes». Encuanto a su origen, es término de etimología incierta, aunqueno resulta improbable que derive del hebreo cafaf = curvar,en atención a las patillas curvas de este útil que ajustamos alas orejas, donde quedan sujetas. Con el valor semántico de‘anteojos’ no parece de uso anterior al siglo XVI. El poetacordobés Luis de Góngora da ese sentido al término en elprimer tercio del XVII.

¿Es correcto decir o escribir «hablando en filósofo»?No lo es. Se trata de un galicismo inadmisible por afectar a lasintaxis. En francés los sintagmas formados con lapreposición «en» son complementos de caridad, caso de enami, en avocat, cuestiones lingüísticas que el castellanoresuelve de distintas maneras. Mientras el francés admitedecir parler en avocat, en castellano debemos decir «hablarcomo abogado, en calidad de abogado, a título deabogado», e incluso con la solución más castiza «a loabogado». Todo lo demás es papanatismo lingüístico.Mientras que los préstamos léxicos son admisibles a veces,los préstamos sintéticos no lo son nunca, ya quemenoscaban el andamiaje del idioma.

¿Es correcta la traducción de la «Salve» cuandodecimos «Dios te salve, María…»? No lo es. Escaso sentidotiene pedirle a Dios que salve a Su madre. Lo fetén seríadecir: «Salve, María…», como quiere el sentido latino de esa

fórmula salutatoria. ¿Por qué se llegó a enunciado tandesafortunado? En francés se dice Je vous salue, Marie…,traducción correcta del latino ave. En la mitología latina,Virgilio hace esta salutación: Salve magna parens frugum,Saturnia tellus = Salud, gran madre de los frutos, tierra deSaturno. ¿A qué se debe este enunciado que tan flaco favorhace a oración tan importante? Al parecer se dio laconfusión entre los verbos latinos salvare = salvar, y elverbo clásico salvere = saludar, sinónimo del defectivoavere, que es verbo empleado en la salutación: recordemosaquello que los gladiadores recitaban en el circo: Ave,Caesar, morituri te salutan. Diego de Valera, en su Crónicade los Reyes Católicos (1486), escribe:

E ovieron de bolver a passar a hora del ave maría unarroyo muy fondo que lo señoreava una sierra, la qualtenían tomada los moros.

Pedro Chirino, en su Relación de las Islas Filipinas yde lo que en ellas han trabajado los padres de laCompañía de Jesús (1604), emplea bien el sentido de estaoración mariana por excelencia y dice:

Ave Señora María alegra tú, ya llena de gracia, elSeñor Dios está contigo, singular tú bendita entremugeres todas, bendito también el tu hijo Jesús, SantaMaría madre de Dios Semos intercedidos de ti nosotrospecadores agora y cuando muramos nosotros.

«Dar el gatillazo» o «dar gatillazo»: ¿cómo debemosdecir? A la criatura a quien las cosas no le salen comoquisiera, o al revés de lo que pensaba, decimos que le salióel tiro por la culata; también cuando no resultan las cosascomo uno esperaba, o cuando una persona en quienconfiábamos nos falla dejando mal paradas las esperanzasque en ella se tenían puestas decimos que «nos diogatillazo». Es uso figurado de la acepción principal deltérmino: golpe que da el gatillo en las escopetas evitandoque salga el tiro o que el arma se dispare. En esa acepción defallo, y por sexualización del sentido, se dice cuando elvarón no es capaz de satisfacer a la hembra al eyacularprecozmente o no alcanzar la erección debido a impotenciamomentánea, viendo con ello por los suelos no sólo la piezaanatómica que no cumplió, sino el habérselas prometido muybuenas y no haber podido entrar donde se proponía.También lo decimos a quien por hacerse ilusiones a espaldasde la realidad corre el peligro de ver su gozo en un pozo, esdecir: de que se le recuerde que a menudo en los nidos deantaño no hay pájaros hogaño, o que si en sentido figuradoel pájaro sigue allí, está de adorno o para otros menesteresfisiológicos, ya que es incapaz de amotinarse, de levantarse,de erguirse y emprender el vuelo hacia el lugaracostumbrado. Dice la copla:

Cuando tras mucho querertepor fin estás junto a mí,tengo miedo al gatillazo,

a que hallándote debajono se dispare el fusil.

Francisco Umbral dice en El Giocondo (1970): «Porqueél no estaba para responder y por menos de nada dabagatillazo». Antes, Bartolomé José Gallardo emplea así eltérmino en su Zapatazo a zapatilla y en su falso buscapié(1851):

Lo del estevado está tomado sin duda de unacomversacion que pasó tambien delante de él, donde avueltas de algunos chistes i chascarrillos de Quevedo,salió su dicho verde de un patiestevado que deziaQuevedo tenía los cojones entre paréntesis. Meacuerdo que yo también al mismo propósito zité dememoria unos versos del Doctor Polo de Medina,Médico de Córdoba (es dezir, en Córdoba; porque élera Murziano) a otro estevado, que si la memoria nome da gatillazo dizen así:

Si es verdad que son perfectastodas las obras de Dios,esas piernas tan mal hechas,hombre, di ¿quién te las dio?Por medias lunas opuestaslas reputa el que las vio,i con alma i movimientodos tajadas de melón.

¿«Dar de bofetadas» o «dar bofetadas»? Laconstrucción verbo + preposición «de» es correcta. En elcaso de «dar de bofetadas» es aceptable toda vez que sealude a una cantidad indeterminada de bofetadas. Aunquees uso muy extendido en América, en España no lo es tanto.En cuanto al sustantivo, «bofetada» es consecuencia léxicade la voz antigua «bofete», y en última instancia, del verbo«bofar» con el significado de ‘soplar’, en alusiónonomatopéyica al sonido de este tipo de tortazo o guantada.Ya se daban bofetadas en el siglo XV. Los bofetonesvinieron más tarde: hacia 1547. Cervantes emplea así eltérmino: «Le daré tres o cuatro bofetadas que dé con él a mispies».

¿A quién decimos que «tiene trapío», o «es de muchotrapío»? Se predica de la mujer salerosa y con donaire quese conduce con desenvoltura y tiene una punta de chulapa.Es de trapío quien posee elegancia natural y buena estampa.Se dice de quien tiene aire, garbo o ademanes garridos;persona que tiene tirón y atractivo. Se aplica normalmente amujeres, aunque puede describir asimismo las maneras ydesplantes del hombre tirao palante. Alejo de Montado, ensu Parodia cachonda de El Diablo Mundo, escribe en clavemetafórica alusiva a los efectos de la mujer estupenda sobreel hombre joven, cito por Camilo José Cela:

Vaya trapío el de Inés,que lograba al pasar, ¡mira qué asombro!,

poner a un batallón armas al hombro.

Se dice referido a los ademanes más vulgares queseñoriales de algunas mujeres en el andar, el mirar, elconducirse y desenvolverse con desparpajo. Es términoprocedente del mundo de la Náutica referido al velero quemarcha a todo trapo con decisión y gallardía, desplegandotodo su velamen.

¿«Solidaridad» o «solidariedad»; «estanqueidad» o«estanquidad»; «consaguinidad» o «consanguineidad»;«cotidianeidad» o «cotidianidad»? Conviene recordar aquíalgunas particularidades relativas a los sufijos en -edad, -idad, -iedad: ¿hay diferencias entre ellos? En general se tratade sufijos formativos de términos abstractos cuya cualidad ocondición y naturaleza deriva de la substancia semántica deladjetivo del que descienden. Cuando este adjetivo tiene sólodos sílabas, el prefijo adopta la forma -edad, como de parco,parqu-edad; de zafio, zafi-edad; de brusco, brusqu-edad. Siel adjetivo del que desciende el sustantivo es de tres o mássílabas, el sufijo adopta la forma -idad: de generoso,generos-idad; de bestial, bestial-idad. En otros numerososcasos se impone el apócope en -dad: de malo, maldad. Tratodistinto merecen la gran familia de adjetivos terminados en -ble, cuyo sufijo de formación sustantiva es siempre -bilidad:de deseable decimos desea-bilidad. A menudo surgenconfusiones entre los sufijos -idad y -iedad cuando eltérmino principal termina en -io, -ío: sucio da suci-edad;socio da soci-edad: pero de solidario no decimos solidari-

edad, sino solidari-dad. Caso diferente es el de los sufijos en-iedad, utilizado en derivados de adjetivos acabados en -eo:de espontán-eo, espontan-eidad: pero tiene excepciones queconviene advertir, caso de consanguín-eo, que no daconsanguin-eidad, sino consanguin-idad. Hay que tener encuenta que la formación de sustantivos en -eidad a partir devoces no acabadas en -eo es incorrecto, por lo cual deestanco no cabe decir estanqueidad, sino estanquidad; decotidiano no sale cotidian-eidad, sino cotidianidad. FrayBartolomé de las Casas, en su Historia apologética sumaria(1527), escribe:

Cuanto a los grados de consanguinidad, tenían otraley común y aprobada costumbre de no tener porlegítimo matrimonio, sino por ilícito y con pecadohabido si alguno fuera padre con hija o madre conhijo, ni entre hermanos, ni suegro con nuera, ni suegracon yerno.

También se dan casos de «consaguineidad» en losSiglos de Oro, pero son mínimos.

Por qué decimos «dar el pego». A quien engañan conarte, o a la persona de cuya confianza y credulidad se abusapara obtener un beneficio, quien lo hace decimos que le dano le han dado el pego, es decir: lo han engañado. Es fraseprocedente del juego de naipes alusiva a la trampaconsistente en pegar dos cartas. En el opúsculo publicadoen 1898 por Florentino Andueza, titulado El juego del monte

y sus treinta trampas o secretos, se describe esta fulleríaconsistente en untar los naipes. Otro procedimiento estribaen aplicar al naipe pedacitos de cerote que el tahúr llevaentre las uñas a fin de que queden pegados y salgan doscartas juntas cuando conviene. Benito Pérez Galdós, en Laincógnita (1888), emplea así el sintagma:

Vamos a otra humana rareza. Ha llegado ésa, laestrella con rabo. Llámole así porque su apariciónproduce general terror. Le he visto, he hablado con él,hemos almorzado juntos, y puedo asegurarte que no hevisto hombre más seductor y ameno. Él podrá ser unpillo de siete suelas, y de fijo lo es cuando todo elmundo lo dice, pero a las primeras de cambio, da elpego al lucero del alba.

«Largo»: en portugués denota anchura, en castellanolongitud. ¿Por qué? El adjetivo largus significaba en latín‘abundante, considerable’, y en sentido figurado ‘liberal ygeneroso’. A su vez, el adjetivo longus expresaba en esamisma lengua extensión espacial y temporal. Ésa fue tambiénla amplitud semántica de esos términos en castellano hastael siglo XV, en que se dio la confusión y mezcla de largus ylongus, es decir: de abundante y generoso, y de largo entiempo y espacio. En cuanto a la interpretación de «largo»con el significado de ‘ancho’ es fenómeno propio de doslenguas románicas: el portugués y la lengua de Oc, dondelargus denota anchura o amplitud, como el inglés large,

mientras longus quedó para la denotación de largura.Escribe el toledano Garcilaso de la Vega en el primer cuartodel XVI: «Quien tan luengamente amó, no se consiente quetan presto de todo se olvidase», donde luengamente expresalargamente, ampliamente y generosamente. Dice la copla:

No vayas tan de ligeroni acabar quieras tan pronto:mira que en camino largoconviene echar paso corto.

¿De dónde proceden las pintas del cabrón? Cabepreguntarse si las pintas hacen más cabrón a quien ya lo es,o si al contrario: son un atenuante en esa condicióndesgraciada. En definitiva: qué añade al cabrón elpredicativo «con pintas». Siempre hubo grados entrecabrones. No es lo mismo un cabrón ignorante de sucondición que un cabrón consentidor e incluso alcahuete desu mujer; hubo cabrones llamados mamporreros porque apoco que les insistieran eran capaces de conducir a otroshombres hasta el mismísimo lecho de su mujer si mediababeneficio. En alusión a esto dice la copla del XIX:

Con una mujer bonitatiene el hombre el pan gana(d)osin más trabajo que hacerseun poco el disimula(d)o.

Por eso decían los clásicos que el cabrón con pintas era

rufián de su mujer. En cuanto a las pintas, se dice en elsentido figurado de ese término: señal que tienen los naipesen uno de sus bordes para, sin necesidad de destaparlas,saber el palo al que pertenece; los tahúres señalaban lascartas para apañar los juegos; de esa circunstanciahampesca se dijo que es cabrón con pintas el que a lasclaras muestra su condición. Pinta viene del latín pictus =señalado, marcado, y en este caso porque el hombre asíllamado es cabrón conocido de todos, sin que ello llegue aimportarle. Diego de Torres Villarroel, a modo de advertenciamisógina y pesimista, advierte a los candidatos a marido ensu Último sacudimiento de botarates y tontos (1730):

Cásese y profese en el cabronismo, y comerá a costa deotro, que no hay vida más acomodada en el mundo quela de cabrón con pintas.

¿Cómo se dice: «frieguen» o «freguen»? «Fregar» esun verbo irregular que se conjuga como «apretar». El tiempoverbal consultado se debe escribir y decir «frieguen». Dellatín fricare = restregar, frotar, pulimentar. En castellano esverbo en uso documentado desde mediados del siglo XIII enel Calila e Dimna, colección de cuentos y fábulas. Perodebemos indicar que este verbo no siempre ha diptongadoen - ié-, sino que se decía «fregue», normalmente a lo largode la Edad Media y hasta entrado el siglo XVI. A horcajadasentre los siglos XV y XVI se lee: «¿Quién no cura a sucaballo? ¿Quién no le frega y le rasga y le alimpia?». En un

Tratado de Patología anónimo del año 1500 leemos:

Si fuere la dolor de bever mucho vino… caldee laspiernas con agua cocha y con camamilla y violas yçevada y corona de rey; et fregue los pies con sal…

Pero coetáneamente se solía diptongar. Fernando deCórdoba, en La flor de cirugía (1500), da este consejodonde se emplea el tiempo verbal que tratamos:

E por esta mala ocasión de las enzias o alguna vezfincase el mal olor en la boca toma las cortezas delçidro e la canela e matalauva e sea todo molido. Emandale se friegue con estos polvos e sanara sindubda.

A la criada que sirve en la cocina y friega los platos yvasos se le llamaba fregata, fregatriz, fregona; también a lamoza que lavaba la ropa en el río. Cervantes recoge estetérmino en la novela ejemplar de La ilustre fregona (1613) ytambién el adjetivo derivado «fregonil»; era propio dellenguaje de los galeotes la palabra «fregajo» para aludir alestropajo o fregador. Por entonces Lope de Vega, en sucomedia El Marqués de Las Navas, emplea la voz«fregatriz». El término ha tenido una prole culta muynumerosa, ya que de fricare proceden friega, refriega,fricativo, fricción, friccionar, cultismos todos ellos demediados del siglo XVI. También se rastrea el término en lavoz compuesta «dentífrico»: de dens = diente + fricare =

restregar. Amén del sentido que hemos indicado, el verbo«fregar» tuvo y tiene el de molestar o fastidiar a alguien,sobre todo en Argentina: fregón llaman en puntos deAmérica a la criatura que causa pesadumbre, usoemparentado con el de fregado: enredo, asunto embrollado.Se mete en fregados quien es amigo de líos, criatura quebusca la polémica o el altercado. Otro sentido tiene laexpresión, ‘servir tanto para un fregado como para unbarrido’, referido a la persona tan hacendosa y dispuestaque para todo se ofrece y vale.

Hay muchas locuciones y expresiones construidas conel término «codo»: ¿por qué? Entre ellas: «Dar del codo»,que es tanto como despreciar o rechazar a una persona, frasemuy del gusto de los Siglos de Oro, que emplea así el poetarondeño Vicente de Espinel, en el siglo XVII:

Envidia es ocasión que no se estimeal virtuoso, y que le den del codo,y que olvidado a la pared se arrime.

Y en otro lugar de su novela picaresca Vida delescudero Marcos de Obregón (1618) añade: «El que se casaviejo tiene el mal del cabrito, o se muere presto o viene a sercabrón y dan del codo». Es decir, se alude a la conducta quealgunos observan con las personas de valía a las que porvaler más que ellos intentan desprestigiar o dar del codo,hacerles el vacío social y dejarlas en el desamparo. Otropoeta importante de los siglos áureos, el ciudadrealeño

Bernardo de Balbuena, escribe por la misma época:

Pues si todo su bien por este modola fortuna lo da al más bien librado,a quien le tiene ya dado del codo,¿con qué podrá dejarlo remediado?

Por otra parte, «dar del codo o dar de codo» seempleaba ya a finales del XV con el significado de avisar conun codazo a quien está cerca para advertirle, cosa que sehacía por la confianza que da el trato entre gente de la mismacondición. El asturiano Antonio de Guevara escribe aprincipios del XVI:

Yo le enjugué las lágrimas de la cara y le di del codo yle rogué al oído no procediese más en la materia.

Uso semejante hace de esta expresión el escritor delsiglo XVI Diego Gracián de Alderete:

Aristómenes, maestro de Ptolomeo, le despertaba ydaba del codo porque se dormía cuando estaba dandoaudiencia a los embajadores.

En el ámbito de la bebida se dice «alzar de codo»,«levantar el codo» y «empinar el codo» en alusión a quiense excede, caso distinto a «beber de codos», que es hacerlocon los codos apoyados en la mesa, conducta propia dequien lo hace con reposo, regusto y complacencia, y frase

referida a la conveniencia de hacer las cosas con seguridady comodidad y tomándose uno su tiempo para no errar yhaber placer en ellas, de donde generó el dicho:

Beber de codoy cabalgar de poyo.

Otra cosa es «comerse los codos de hambre», frasealusiva a la miseria y necesidad por la que atraviesa aquel dequien se predica, frase muy de moda en el XIX, que elriojano Manuel Bretón de los Herreros emplea así:

Que yo soy una señoray no quiero que me tachen…¡Jesús, María! ¡Primerocomerme los codos de hambre!

Caso distinto es «apretar el codo», dicho antaño de lapersona que asiste a un moribundo en su breve agonía.Asimismo, son numerosas las expresiones de uso figurado:«Del codo a la mano», en alusión al reducido tamaño de unapersona: «Era pequeño, no mayor que del codo a la mano»,se lee en La pícara Justina (1605), de Francisco López deÚbeda. La voz «codo» tiene diferentes interpretaciones:«Estar metido hasta los codos» alude a quien está muyimplicado en un asunto o negocio, y es expresión antiguaque emplea el toledano del XVII Cristóbal de Fonseca, quedice: «Mateo, metido hasta los codos en el dinero». Tambiénusa de la expresión el historiador chileno de la primera mitad

del XVII Alonso Ortiz de Ovalle:

Estando el adelantado Almagro con las armas en lasmanos y metido hasta los codos en las batallas yrefriegas con los indios, llegó Rodrigo Ordóñez.

¿Por qué se dice «codearse con» para referirse al tratoque se tiene de igual a igual con otro? Codearse con alguienes tanto como tratar de igual a igual en el trato de igualdadque se dan las personas de una misma condición o clase,referido a gente que pertenece a una misma esfera social, ose considera digna de ello. Es uso figurado del verbo codear= mover los codos o dar golpes con ellos, ya que codearsees tanto como abrirse paso o desenvolverse socialmenteentre personas de la misma condición, teniéndose in menteel rigor de la etiqueta y protocolo de antaño que censuraba ala persona de rango inferior que tratara libremente o de iguala igual a la de rango superior, teniendo el inferior quepermanecer parado, quieto y de pie ante el individuo derango superior, que por su posición social más elevadapodía caminar y bracear abriéndose paso con los codospuestos, los brazos en jarras, como quien se pavonea. Elcostumbrista madrileño del XIX, Antonio Flores, emplea asíel término:

Aprovechan la ocasión las viejas para codearse conlos muchachos.

¿Cómo se dice: «shenófobo» o «xenófobo»; «Madrit» o

«Madriz»; «pollo» o «poyo»? La letra x, vigésima séptimadel abecedario castellano, representa un sonido doblecompuesto de /k/ o /g/ sonora + /s/. Antiguamenterepresentó también un sonido simple palatal fricativo ysordo como el del fonema inglés /sh/, sonido que todavíaconserva el bable, y que en castellano se transformó ensonido velar fricativo sordo como el de la j en voces comoTexas, México, que pronunciamos /j/ en castellano. En elcaso de «xenófobo», se refleja el sonido que tenía en griegoel término xénos = extranjero. Al respecto del topónimoMadrid debemos decir que la articulación de /-d/ al final depalabra se debilita o ensordece con tendencia a desaparecero a convertirse en /t/ o incluso en /z/, caso que también seobserva en los participios pasivos en /-ado/. Es claro quedebemos decir Madrid, y no Madrí, Madriz ni Madrit. Encuanto al término «caballo», «pollo», pronunciados con i, esfenómeno conocido por yeísmo: pronunciación de la ll comoi. En el caso de pollo/poyo se da incluso un cambiosemántico importante: el ave de ese nombre, y el banco depiedra normalmente arrimado al muro: del latín podium,mientras que el término con ll procede del latín pullus. Parala correcta pronunciación de las palabras existe una cienciaque los griegos llamaban prosodia, parte de la gramática queenseña cómo pronunciar y acentuar el discurso. Existetambién la fonética, o fonetiké de los griegos, donde serecoge el conjunto de los sonidos de la lengua.

¿«Zahína» o «zaina»? Se trata de voces distintas. Se

dijo zaina referido principalmente a las caballerías que noofrecen seguridad a la hora de ser montadas, o dan señalesde ser falsas y resabiadas. De ese sentido inicial se dijotambién, figuradamente, a quien es traidor y falso, y al sujetoque no merece confianza y del cual no conviene fiarse porser incumplidor de la palabra dada. Se predicaba asimismoantaño de quien para su interés se aprovecha de los demás orevela su secreto; persona acerca de la cual no hayseguridad, o no se sabe hacia qué lado se va a inclinar. En laprovincia de Teruel llaman así al individuo traicionero. Esforma femenina del adjetivo «zaino». Bretón de los Herreros,riojano de mediados del XIX, escribe:

Confieso que son aquímenos zainas que en Belchitelas muchachas de servir.

Acaso del árabe sa’in = el que guarda secretos o nocomparte información con los amigos; tipejo disimulado. Esvoz no anterior al siglo XVI. En cuanto al término «zahína»,se refiere a la gramínea de ese nombre y de cuyos granos sehacía antaño una especie de pan, siendo asimismo alimentoque se daba a las aves, mientras que la planta toda servía deforraje para las vacas y otras bestias grandes. En Andalucía,y en plural: gachas o puches de harina. Cervantes recogeeste sentido último: «Sustentábame con pan de mijo y conalgunas sobras de zahínas, común sustento suyo». Lanaturaleza del acento viene dada por su origen latino: de

sagina = engorde de animales, gordura.

Sentido de la palabra «álgido», en la expresión«momento álgido». Todos sabemos que álgido no significacaliente, sino su opuesto: frío. Es participio del verbo latinoalgere = tener frío. Sabemos que el periodo álgido dealgunas enfermedades se acompaña de un frío terrible queocasiona temblores. Si el enfermo superaba ese momentoálgido tenía posibilidades de vivir, por lo que algunos,indebidamente, confunden momento crítico con momentoálgido. Se llama fiebre álgida al período más álgido del cóleramorbo o cólera asiático. Como ese momento era decisivo,algunos confundieron el término con otro tipo de conceptos:como culminante, más elevado, más caliente. De álgido sedijo algidez a la frialdad glacial que precede a la muerte porcausa de cierto tipo de enfermedades. Antonio Pirala empleaasí el término en su Historia de la guerra civil y de lospartidos liberal y carlista (1868):

Es un hecho evidente que nunca estuvo más cerca eltriunfo de la causa del regente que personificaba lalibertad que cuando la insurrección había invadido laPenínsula, cuando se hallaba en su mayor apogeo,cuando la calentura insurreccional estaba en superíodo álgido.

«Mujeres, viejos y los niños fueron desalojados»: ¿escorrecto el enunciado? No lo es. En las enumeraciones, loselementos que la forman deben tener el mismo tratamiento: si

el elemento que la encabeza va sin artículo, tampoco debenllevarlo los elementos que siguen. Lo correcto en este casoserá: «Mujeres, viejos y niños», sin presencia del artículodeterminado «los» en el elemento que cierra la lista.Tampoco sería correcto decir: «Las mujeres, los viejos yniños» por la misma razón.

¿Es lo mismo «de sentido común» que «por lógica»?Decimos que es de sentido común a aquello que se muestraconforme al buen juicio que preside la acción y pensamientode las personas, referido a que es tan razonable y sensatoque nadie discreparía de ello. En cuanto al término «lógica»,diríamos que lo es la natural disposición para discurriratinadamente sin ayuda de la ciencia; también se dicecomúnmente de toda consecuencia legítima, o de aquelloque cae por su propio peso o se desprendecomprensiblemente de una premisa anterior. Alonso deSanta Cruz, en su Crónica del emperador Carlos V (1550)emplea así el sintagma:

Yo estoy bien seguro que entre vosotros no pareceránaquellos que se van por las plazas y corrillosmaltratando mi honra y usando mal de mi nombre conpalabras no debidas por traerme á vuestro odio ymalquerencia, los cuales si no fuesen como sonprivados de sentido común.

El dramaturgo romántico madrileño del siglo XIX JuanEugenio de Hartzenbusch decía: «En España es herejía /

tener sentido común». Más razonable se muestra el filósofoJaime Balmes cuando afirma: «No hay filosofía que excuse lafalta de sentido común». Dice la copla:

Cinco sentidos tenemos;todos los necesitamos;pero el común lo perdemoscuando nos enamoramos.

Llamo a mi madre: «la llamo» o «le llamo». Llamamoslaísmo al uso de los pronombres femeninos de tercerapersona «la, las» como complemento indirecto, en lugar de«le, les»: «No las digas feas, que no las gusta» está maldicho: lo correcto es «No les digas feas, que no les gusta»,ya que el dativo latino illi pasó al castellano como «le» paraambos géneros. En el caso por el que se nos preguntadebemos decir que el pronombre «la» sustituye a unnombre, madre, que desempeña el oficio de complementodirecto, por lo tanto la forma que le corresponde es la delacusativo: «la». En ese contexto, emplear «le» seríaincorrecto. El fondo de la cuestión es el problema del laísmo,leísmo y loísmo, defectos relacionados con la declinación delpronombre de tercera persona: illi (le) para el dativo; illum,illam (lo, la) para el acusativo. Llamamos leísmo al uso delpronombre personal «le» como complemento directo, enlugar de «lo, la»: «El pastel está tan rico que quierocomerle», «He olvidado el reloj, le dejé en casa». Llamamosloísmo al uso del pronombre personal «lo» en lugar de «le»

como complemento indirecto: «El niño me sacó de miscasillas y lo di un bofetón». Es el más raro de los tres, y elmenos disculpable.

El padrenuestro dice: «El pan nuestro de cada díadánosle hoy». ¿Es correcto? No es correcto, aunque ya laAcademia, como se dice en Andalucía y Extremadura, no leecha cuenta al disparate por lo extendido. Es un caso típicode leísmo usar el pronombre personal «le» comocomplemento directo, en lugar de «lo»: «Danos el pan» esoración cuyo complemento directo es pan, que en latín iríaen acusativo y sería sustituido por el pronombre de tercerapersona illum, cuya forma castellana es «lo», y enconsecuencia la forma correcta sería «dánoslo»: danos elpan, puesto que el pronombre sustituye a «pan». Sidijéramos «dánosle» cometeríamos una incorrección, ya que«le» es forma del pronombre de tercera persona quesustituye al sustantivo cuya función fuera la decomplemento indirecto, en cuyo caso en latín iría en dativo:illi, cuyo correspondiente castellano es «le» para ambosgéneros. La dificultad surge del enunciado latino: Panemnostrum cotidianum da nobis hodie = «El pan nuestro decada día danos hoy». En latín el único dativo o complementoindirecto que aparece es nobis y se refiere a las personas, anosotros, pero no al pan, y ese hecho ha podido contaminaren la mente del hablante la forma que debe recibir elpronombre de tercera persona, sin advertir que en castellano«dánoslo» se refiere al pan, y no a quien debe recibirlo.

Por qué hablamos de «pozos fecales». ¿Es lo mismo«pozo» que «poza»? El adjetivo «fecal» es voz procedentedel sustantivo latino fex, fecis, variante de faex = poso, hez,impureza. Aunque el término «hez», de donde procede, seemplea desde finales del siglo XII, el adjetivo «fecal» no esanterior al XVI. Pozo es término latino: de puteus = hoyo,fosa, uno de los términos de uso más antiguo en castellano,documentado ya en la primera mitad del siglo X. También lavoz «poza» tiene esa antigüedad documentada, aunque nose trata de la misma cosa, ya que llamamos poza a la charcasuperficial, a la balsa o alberca. Damián Carbón, en su Librodel arte de comadres y madrinas (1541), escribe:

Es verdad que antes es menester euacuar el cuerpo demuchas superfluydades fecales: como dize Auicennaen el capitulo de fleubotomia.

¿Qué es un solecismo? Es término alusivo al mal usode una palabra, la falta de sintaxis o cualquier otro errorcometido contra la lengua, como una concordanciaincorrecta: «Desnuda el pecho anda ella» (Góngora);reunión de preposiciones en una misma oración: «Voy a pormi sombrero» en vez de «voy por mi sombrero». Lacaprichosa colocación de un miembro de la oraciónabusando del hipérbaton: «En una de fregar cayó caldera»;el cambio de oficio de una parte de la oración: decir «elpresente, el pasado, el futuro, el porvenir» en lugar delneutro «lo» para sustantivar esos tiempos. Lope de Vega

escribe al respecto, correctamente:

El mundo ha sido siempre de una suerte:ni mejora de seso ni de estado.Quien mire lo pasadolo porvenir advierte.

En griego soloikismós es voz alusiva al mal usolingüístico de los habitantes de Soli, ciudad de Cilicia, enAsia Menor.

¿Es correcto hablar de la esposa como mujer de uno?El refranero consagra, si bien de forma machista como ahoradicen, el uso del término «mujer» con el significado deesposa: «Ni mujer de otro, ni coces de potro», refrán quehace saber la conveniencia de no mantener trato con laesposa del vecino. También se dijo: «Quien más no puede,con su mujer se acuesta», referido a aquel que se contentasólo con lo lícito más por necesidad que por virtud oconvicción y gusto. Amén de esto, la voz latina mulier, dedonde deriva el término, equivalía en origen tanto a lapersona del sexo femenino como a la esposa o a la mujercasada, y fue término que alternó con uxor = esposa. Eldramaturgo Tirso de Molina emplea así el término en elprimer tercio del XVII: «Di que serás su mujer»; y Franciscode Rojas, también en pleno Siglo de Oro, tiene este diálogo:«¿Quién es esta labradora?», a lo que responde otro: «Mimujer». A finales de la Edad Media «tomar mujer» erasintagma equivalente a casarse. Dice la copla:

Es tanto lo que me quierela madre de mi mujer,tanto la ciega el cariñoque no me puede ni ver.

Llegaremos «más tarde». Es forma incorrecta deexpresarse. El uso de «más tarde» debe ser sustituido por elde luego, después, posteriormente, u omitirse, en atención aque conviene evitar la perífrasis o conjunto de palabrassiempre que sea posible. Al margen de lo dicho, y enpuridad, decimos en castellano «tarde» a lo que se lleva acabo fuera de tiempo, cuando ya pasó la ocasión uoportunidad de algo, lejos de su sazón. Así expresa elsentido del término Tirso de Molina en el primer tercio delsiglo XVII:

Pero ¡ay cielos! Que el amor,entra presto y sale tarde…

En otra esfera de significaciones, no es aceptable decir«más tarde», ya que se trata de concepto absoluto: «tarde»implica fuera de plazo. No se llega tarde por llegar dos horasdespués, sino que también se llega tarde por llegar pasadoun minuto.

«De zambuco»: sentido y origen del sintagma. Tirarse«de zambuco» es sintagma procedente del verbo«zambucar» = zambullir, procedente del catalán antiguosobollir = hundir, sepultar, del latín sepelire. En sentido

figurado se dice «zambuco» a la acción de zambucar o meteruna cosa entre otras para que no sea reconocida o vista, yllaman «de zambuco» a la forma que tienen algunos deescamotear algo o escamotearse ellos mismos para pasar sinser notados. En ese sentido «tirarse de zambuco» sería«lanzarse al agua junto con otros muchos».

Qué es el dequeísmo. Llamamos dequeísmo al error deanteponer la preposición «de» a la conjunción «que».Explicar su naturaleza no es fácil, ya que hay que hablar de lasubordinación en general, pero puede verse con esteejemplo: «Todos supimos de que las intenciones del partidoiban por otro sitio». La estructura de este discurso es:sujeto, todos; verbo, supimos, y como predicado unaoración subordinada introducida por conjunción «que»: «lasintenciones del partido iban por otro sitio», por lo cual,como el lector puede ver, no hay sitio para la preposición demarras. El error estriba en que el hablante tuvo in mente elverbo «enterarse», que sí requiere preposición «de»: «Nosenteramos de que las intenciones del partido eran…». Comoefecto secundario del dequeísmo ha surgido el queísmo,error consistente en suprimir la preposición «de» o laconjunción «que» sin venir a cuento: «Se han enterado quevas a venir»; «han informado que no vendrán»; «seconvenció que era mejor»: en los tres casos falta lapreposición «de»; «parece (que) era un plan venido dearriba»: falta la conjunción «que». Y es que por salir deMálaga puede caerse en Malagón.

«Se ha tenido conocimiento de que la funcionaria…»¿es correcto? Sí, lo es. Decir «se ha tenido conocimientoque la funcionaria…» sería caso clarísimo de «queísmo»,fenómeno opuesto al dequeísmo. A veces, por huir de lasartén caemos en el fuego. El sintagma verbal «tenerconocimiento» obliga a construir la frase mediante adiciónde preposición «de» + conjunción «que»; si el verboempleado hubiera sido el verbo «saber», el uso fetén sería:«Se ha sabido que la funcionaria…». Todo está ligado altratamiento que la lengua latina da a estos casos, ya quenuestro castellano es heredero directo de esa gramática.Francisco de Quevedo emplea así el sintagma en suHeráclito cristiano (1613):

Y aunque él es vil, y de dolor tan llenoque al infierno le igualo,sólo tiene de buenoel dar conocimiento de que es malo.

¿«Suroeste» o «sudoeste»? Para la denominación delos puntos cardinales el castellano puede recurrir a dosseries diferentes: una de origen latino, y otra de estirpeanglosajona. Son voces latinas septentrión, para el norte;mediodía, para el sur; oriente, para el este; occidente, para eloeste. Derivan del alto alemán antiguo los términos north,suz, east y west. Antiguamente la lengua germánica se referíaal punto cardinal sur con la palabra suz, que pasó al alemánmoderno ligeramente cambiado el término en süd, de donde

derivó la forma compuesta südost = sudeste; südwest =sudoeste. En inglés el lector sabe que se dice south al sur:de donde south-american = sudamericano. A las lenguasrománicas arribaron estas denominaciones procedentes de lalengua anglosajona, acaso a través del francés sud, que losportugueses convirtieron en sul, aunque no en loscompuestos, donde se dice «sudoeste» y no «suloeste». Encastellano la /-d/ se convirtió en /-r/, de donde decimos sur,voz que alterna legítimamente con «sud». No obstante estaalternancia posible, lo fetén es decir «sud», siendo la forma«sur» equivalente al portugués «sul»: forma alterada. Enrelación con el asunto que comentamos, lo suyo es decirsudoeste. No obstante esto, «sur» es forma más frecuenteen España, casi la forma única y constante. Alonso de Ercillaemplea así el término en su poema épico llamado LaAraucana (1569):

Verás del universo la gran traza,lo que hay del norte al sur, del este al oeste, y cuantociñe el mar y el aire abarca.

Francisco Albo, en su Diario o derrotero del viaje deMagallanes desde el cabo de San Agustín en el Brasil,hasta el regreso (1519-1547), escribe:

Tomé el sol en 48 grados, tenia de declinación cincogrados y tres quintos: vino á ser el altura 37 grados ydos quintos, mas la aguja nos noresteava y las aguasnos tiran hacia el sur, y la derrota fue al oeste:

estábamos en altura del día primero… martes.

A pesar de lo dicho, Ruy Díaz de Guzmán escribe en suHistoria argentina del descubrimiento, población yconquista de las provincias del Río de la Plata (1612):

Pasan a su conquista (del río de La Plata) más de4000 españoles; los más de ellos nobles, y casi todosperecen en la empresa. Dista cien leguas de la isla deSanta Catalina; lo descubrió Solís. Los indios lollamaban Paraná -guazú. Tiene más de 85 leguas deboca. Se llamó antes Río Solís… tiene 200 leguasdesde el Cabo Blanco hacia el sud, y 200 desde elCabo Santa María hacia la Cananea.

En los compuestos referidos a puntos cardinales Juande Escalante de Mendoza, en su Itinerario de navegaciónde los mares y tierras occidentales (1575), escribe:

Desde la Torre del Oro al puerto de Sanlúcar dondesurgen las naos yendo por el río y brazos de él pordonde ellas navegan y suelen ir y pasar, hay dieciséisleguas de camino, e yendo desde aquí para allá elmejor viento que se puede llevar es el nor-nordeste,con el cual van casi a la vela hasta llegar allá yviniendo de Sanlúcar a Sevilla el mejor es el sud-sudoeste que es su contrario.

En los compuestos, Colón escribe «sueste» para aludir

al sudeste; también: «suest»; «sursudueste» y«susudueste». ¿Cómo escribir los nombres de los puntoscardinales, con mayúscula inicial o con minúscula? LaAcademia quiere que se escriban con inicial mayúsculacuando tengan carácter de nombres propios o formen partede una designación geográfica establecida, y con minúsculacuando indiquen situación u orientación.

Me voy a comprar «al Aqua»; lo he comprado en «elAqua». ¿No sería más correcto decir «a Aqua»? Lapartícula «al» procede de la contracción de la preposición«a» + artículo determinado «el». En relación con el término«Aqua», nombre de un supermercado valenciano, decimosque vamos «al» Aqua, entendiendo que se elide el sintagmasustantivo «centro comercial» alusivo a esa tienda,supermercado, centro comercial, etc. En cuanto a eliminar elartículo, sería correcto hacerlo, pero no en este caso, ya quese encontrarían sílabas de la misma naturaleza dando lugar ala cacofonía: «Voy a comprar a Aqua»: otra cosa sería si elnombre de la tienda no comenzara con esa vocal.

¿«Pachá», «bajá» o «rajá»? Cuál de estos términos esmás correcto. Alonso de Santa Cruz, en su Crónica deCarlos V (1550), emplea el término «bajá» como sigue:

Envió á llamar á Caradino, llamado por otro nombreBarbarroja, que estaba en Argel… para hacerleCapitán General de su flota, el cual entró con seisgaleras y ocho fustas en Modón á 4 de Octubre y le fue

hecha gran salva con la artillería, y de allí se fue áConstantinopla, donde le fue hecho gran recibimientocon grandes salvas de artillería, y fue bien recibidodel turco, prometiéndole grandes mercedes, haciéndoleluego bajá y le dio cargo de Capitán General de suarmada por mar.

José Somoza, en una de sus Poesías (1811), escribe:

Por ti ruge una purga en las entrañasde un sabio, en lecho de dolor postradoy de cien prostitutas asaltado.Ya inundan del rajá los aposentoscon disoluta risa y torpes gritos;huellan, triscan con pasos turbulentosricas alfombras, vasos exquisitos.

Benito Pérez Galdós, en La batalla de Los Arapiles(1875), emplea el término:

Porque amáis más a vuestra niña, desde que ellaadora a ese pachá de tres colas, a ese Fra-Diávolo, enquien me figuro ver un grandísimo ladrón, perohermoso como los más hermosos tipos de Calabria yAndalucía.

Muestra la documentación que los tres términos hansido de uso en castellano, si bien el de «bajá» es el másantiguo referido a cierto título que en el imperio otomano

daban a quien obtenía algún mando importante, tanto en lamar como en tierra, siendo en este caso una especie devirrey; hoy es un título honorífico que se da en ese mediocultural aludido a las personas de importancia social. Encuanto a la voz «pachá», es galicismo por «bajá», y por ellotérmino innecesario del que se aconseja prescindir. Encuanto al vocablo «rajá», es término arribado al castellanodel francés rajah o radja, nombre que daban en lugares delsubcontinente indio a los soberanos: del sánscrito raja. Eltérmino pertenece a cultura distinta a la de las vocesanteriores.

¿«Línea» o «linia»: cómo debemos decir? Del sintagmalatino corda linea = soga de lino, decimos en castellanolínea. Con el tiempo, el término primero del compuesto cayóen desuso dejando exenta la palabra que hoy empleamos. Lalínea servía al carpintero para señalar la derechura de lasvigas, y a los canteros para asegurar la perpendicularidad deun muro. De su uso original como término alusivo a un útilde trabajo, la línea pasó a significar un concepto abstractode índole matemática. Escribir o pronunciar «línia» essolecismo antiguo. En documentos de mediados del sigloXIII se escribe «liña». Se dijo liña para aludir a ladescendencia de una persona: «Descendié por línna degeneración de la semient de Mahomat», se lee en la CrónicaGeneral de España. La forma actual aparece en el siglo XVIy es general en el Quijote. En los ámbitos populares, sinembargo, se oye «liña» y «linia». En el testamento que en

1529 redacta Garcilaso de la Vega se leen ambas formas:

Primeramente, que lo que montare lo tenga e posea eldicho Garçilaso, mi hijo, por todos los días de su bida,e después de su fin e muerte lo tenga e posea y desfrutesu hijo mayor del dicho Garçilaso, my hijo, seyendolegítimo e de legytimo matrimonio avydo, e después suhijo [f.11r] e nieto mayor del dicho Garçilaso, mi hijo,e sus desçendientes sucesibamente uno en pos de otropor la línia rreta, prefiriéndose sienpre por la dichalinea los barones a las enbras.

Por qué decimos «droga» a la deuda. Tanto la palabra«trampa» con el valor semántico de ‘deuda’, como suderivado «entrampado», ‘endeudado’, pertenecen al españolgeneral. Como canarismo se registra el sustantivoequivalente «droga» o pago al que no podemos hacer frente.Al hecho de entramparse o endeudarse también se dijo«endrogarse». A quien vive por encima de sus posibilidadesdicen que «se endroga», es decir, se llena de trampas odeudas hasta el punto de no poder salir de ellas. Es términoque el diccionario oficial admite como canarismo, aunquedice que se emplea también en Navarra, México y todaAmérica meridional. «Estar metido en drogas hasta lasmismísimas cajetas» es expresión canaria que significa estarmetido en deudas hasta el morro, sentido que «cajetas»tiene en Canarias, donde «doblar las cajetas» es tanto comoestirar la pata. Don Benito Pérez Galdós, canario, emplea el

término «droga» con el valor semántico que aquícomentamos. Y mucho antes, en la segunda mitad del sigloXVII, el franciscano canario José de Sosa (1678) escribe ensu Historia de Canarias referido a los descendientes decierto conquistador: «En muchos años nunca saldrán dedrogas por ser muchas las deudas». En última instancia, laequivalencia de «droga» y «deuda» se relaciona con lapalabra latina addictus, entre cuyos significados está el de‘deudor’ o ‘esclavo por deuda’. Corominas deriva el términodel persa darog: remedio, a la vez que asegura que estapalabra tiene vertiente semántica relacionada con maldad,falsedad, engaño, en cuyo caso se aviene semánticamentecon el término celta drug = trampa: de ahí que, en resumidascuentas, deuda y trampa sean voces emparentadas.

«A la sazón». Sazón procede del latín satio = tiempo desembrar. En castellano es término ya utilizado en el Cantarde Mío Cid, donde se lee: «De toda esta sazón». Con elvalor semántico de ‘tiempo, época, momento’ se utilizó entoda la Edad Media. Berceo escribe a principios del sigloXIII: «A poca de sazón» con el significado de al poco rato.En el Libro de Apolonio (1240) «la primera sazón» estáreferida a la infancia. Con el significado de punto o madurezde las cosas, así como con el significado de haber llegadoalgo al estado de perfección en su línea, es uso semánticogeneral en todas las épocas. El agriculturista oscense delsiglo XIX Alejandro Oliván escribe: «Cuando empiece a caerla hoja de los árboles y tenga la tierra sazón y tempero se da

la reja de cohecha». Cervantes da al modismo adverbial elsiguiente sentido: «Ha sido causa que sepáis mi nombreantes de toda sazón». A la sazón es modismo temporal quevale tanto como «entonces». Dice el refrán antiguo: «Másvale sazón, que barbechera ni binazón», es decir: nada haycomo ser oportuno como mejor labor que pueda darse a latierra. Sazón se entiende otras veces como ocasión,coyuntura, gusto que percibimos de un alimento. En puntosde la América hispana tener buena sazón significa tenermano para los guisos. En cuanto al uso actual del sintagma«a la sazón», no hay referencia necesaria al pasado: puededecirse en alusión a tiempo próximo e inmediato: «Estaba yo,a la sazón profesor de historia…».

¿Es lo mismo «privatividad» que «privaticidad»?Decimos que es privativo de alguien lo que le es peculiar opropio, término procedente de privado, de donde seríanormativo derivar el sustantivo «privatividad», asunto queen latín se expresa con el adverbio privatim = en nombrepropio, por lo que decimos que pertenece a la vida privadaaquello que pertenece al ámbito de lo personal e íntimo, demodo que hablar de asuntos privados es remitir a lacondición de privaticidad de tales cosas. Quien invierte enun bien para gozarlo él solo hace un contrato privativo, esdecir, que sólo a él le es pertinente y a nadie más, en cuyocaso es posible hablar de privatividad, del latín privatio =que excluye a cualquier otro. Quien hace un contrato en esesentido pretende que nadie intervenga, ya que tal

documento pertenece al ámbito de la privaticidad. NéstorAlmendros emplea otro término en Cinemanía (1947):

La mayor parte de los artistas importantes de cinetampoco viven en Hollywood. La mayoría prefiere viviren la ciudad de Beverly Hills (Ginger Rogers, MarilynMonroe). Beverly Hills es más elegante, tiene máscachet. Otros viven en Brentwood (Clark Gable, JoanCrawford, Tyrone Power, Gary Cooper), o en Bel Air(Judy Garland, Lana Turner). Allí, como es zonamontañosa, sólo se puede llegar en automóvil, y, porlo tanto, la privacidad está asegurada. Algunos sedeciden por el paisaje marino de Santa Mónica de losPacific Palisades (Jerry Lewis, Gregory Peck).Finalmente, los más chic tienen residencias deinvierno en Palm Springs, a más de 100 millas deHollywood, en medio del desierto. Nunca hay nubes oniebla en Palm Springs, y eso, como se verá másadelante, es un detalle de gran importancia.

Mientras los términos «privaticidad» y «privatividad»no están aceptados por el diccionario oficial, el de«privacidad» sí: ‘ámbito de la vida privada que se tienederecho a proteger de cualquier intromisión’.

¿Es correcto decir «qué bonita que eres»? El uso de«que» en el caso que nos ocupa es propio de oracionesexclamativas, y en tal caso es un empleo superfluo. Noobstante esto, fue corriente en la lengua clásica. El cordobés

Luis de Góngora escribe en el primer tercio del XVII:

Caído se le ha un clavelhoy a la Aurora del seno.¡Qué glorioso que está el heno,porque ha caído sobre él!

También el gusto popular favorece este uso, sobre todoen el lenguaje de la copla, la fraseología y el refranero.Haciéndose eco de ese gusto escribe Gerardo Diego: «Si laluna fuera espejo / qué bien que yo te vería». Sin embargo,no es uso recomendable en la lengua escrita actual; no loaconseja la Academia, y además es innecesario, no añadecosa alguna al discurso, salvo acaso poner cierto énfasis enla condición que se pondera o especifica.

¿«Eruptar» o «eructar»? Se trata de verbos distintos.La erupción tiene que ver con la expulsión de materiaincandescente por el cono de un volcán. Del latín erumpere,verbo que emplea Plinio en su descripción de las erupcionesdel Vesubio. El diccionario recoge el término «erupción» oefecto de eruptar, así como el adjetivo «eruptivo» referido alas rocas volcánicas y a cierto tipo de enfermedad cutánea.Ni erupción ni eruptivo derivan de «erupcionar», ni de laperífrasis «entrar en erupción». Son voces formadasteniéndose in mente un verbo que la Academia no recoge: elverbo «eruptar», cuyo uso iterativo frecuentativo seríaerupcionar, forma que no se concibe sin el verbo quefrecuenta: eruptar. ¿Quiere esto decir que es verboinexistente? No. Es verbo no incluido por la Academia, perotodo se andará. Nebrija, a finales del XV, emplea eructarcomo cultismo por regoldar. Y Cervantes, en el capítulo 43 dela segunda parte del Quijote, escribe:

Erutar, Sancho, quiere decir regoldar, y éste es uno delos más torpes vocablos que tiene la lenguacastellana, aunque es muy sinificativo; y así, la gentecuriosa se ha acogido al latín, y al regoldar diceerutar, y a los regüeldos, erutaciones; y, cuandoalgunos no entienden estos términos, importa poco,que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que confacilidad se entiendan; y esto es enriquecer la lengua,sobre quien tiene poder el vulgo y el uso. (II, cap. 43.)

Erupcionar es verbo formado a partir del sustantivo

«erupción», sustantivo a su vez resultante de un verbo queno es «erupcionar», sino «eruptar». «Erupcionar» sería, entodo caso, iterativo o frecuentativo de «eruptar». Tampocoparece razonable recurrir a la perífrasis «entrar en erupción»:la economía lingüística obliga generalmente a asignar unnombre a cada cosa y acción. Si existe «eructar», no esestrambótico pensar, como hacen los ingleses, en «eruptar».Es un verbo bien formado. Cervantes escribe «erutar», verboque en los siglos áureos no logró desterrar a «regoldar»,palabra de mal gusto y de uso entre gente villana. «Eruptar»se lee en distintos autores para aludir a la erupciónvolcánica, y en sentido figurado a la acción propia de losjaques y chulos de taberna que eruptan bravatas yamenazas.

¿Es correcto llamar «magna carta» a la Constitución?No lo es; se trata de un caso más de papanatismo nacional,propiciado por políticos y periodistas, ambos enemigosjurados del buen uso del idioma. Carta magna es traducciónde un documento que a modo de fuero fue otorgado el día 15de junio de 1215 por el monarca inglés Juan sin Tierra bajopresión de la nobleza en la ciudad de Runnymede,privilegios y libertades a cuyo conjunto se le llamó en latínCharta Magna o gran carta de derechos. Con aqueldocumento se aplacaba el descontento de la nobleza con losabusivos impuestos que la monarquía les había venidoobligando a pagar para hacer frente a las necesidades de laguerra con Francia. Era la primera vez que un rey se sometía

a un texto legal. Sus sesenta y tres cláusulas hablan de losprivilegios de la Corona, a la vez que se muestra acorde alrespecto de la libertad de la Iglesia, y formula un orden legalen la administración de justicia dando garantías jurídicas alacusado y prohibiendo crear impuestos sin la aprobación delconjunto de las fuerzas vivas de la nación. Era, de hecho, laprimera constitución de Occidente, pero no estaba pensadapara beneficio de la gente menuda.

¿Élite o elite? Se trata de un galicismo que encastellano cabe traducir por ‘minoría selecta’. En francéslleva acento gráfico en sílaba inicial, pero no tiene que vercon el fonético, ya que pronuncian elít. En castellano se dice«elite», aunque el español de América da como correctas elity elite. Desde luego, la pronunciación esdrújula es unbarbarismo, aunque va ganando adeptos. En cualquier caso,el diccionario oficial, que incluye el término en 1992, escribeelite, sin acento. El problema del término a su paso alcastellano reside en la interpretación del acento. Laspronunciaciones esdrújula y aguda tienen su origen en unainterpretación incorrecta del acento agudo francés, que eneste caso indica abertura vocálica, frente al uso que eseacento tiene en castellano, donde expresa intensidad. Porotra parte, contribuye a dificultar el problema el hecho de la/-e/ final, muda en francés pero que se pronuncia encastellano. Pero a pesar de la ortodoxia proclamada, sonminoría los escritores que atienden a su mandato: Unamuno,y poco más. La mayoría siguen la senda equivocada de la

esdrújula. Rubén Darío dice en El canto errante (1907):

Existe una élite, es indudable, como en todas partes, ya ella se debe la conservación de una íntima voluntadde pura belleza, de incontaminado entusiasmo.

¿«Sin embargo» es forma intercambiable con «encambio»? No lo es; «en cambio» es locución adverbial queexpresa oposición, como también lo hace «sin embargo»,pero en el caso de «en cambio» la oposición es total,mientras que sólo lo es parcial en el otro caso. Decimos «encambio» cuando discrepamos frontalmente o la oposición escompleta; es tanto como decir «por el contrario». A su vez,«sin embargo» expresa matización, discrepancia menor oacaso explicación adicional de algo que no estabasuficientemente expresado. Decir «sin embargo» es tantocomo decir sin trabas, sin impedimentos ni embarazos, acasodel latín vulgar imbarricare, verbo que se remonta a losorígenes del idioma. Todos recordamos aquellos versoschuscos que el Diccionario geográfico-popular de Vergararecoge así:

Ha llovido en Calamochay también en Almería;en Madrid era de nochey sin embargo llovía.

¿Es correcto decir «es mucha gente quienespensamos»? Para dar a entender que es mucha la gente que

opina lo mismo al respecto de algún asunto o cosa haymúltiples posibilidades lingüísticas, sobre todo cuando elhablante se incluye entre los opinantes, en cuyo caso lo másfrecuente es decir: «Somos muchos los que opinamosque…». No sería adecuado decir «es mucha gente quienesopinamos», ya que hay diversidad de personas gramaticalesimplicadas: «mucha gente» es tercera persona gramatical,mientras que el verbo está en primera persona. José LuisMartín Vigil, en Los curas comunistas (1968), empleacorrectamente el sintagma cuando escribe:

Es cierto que allí sólo hubieras alternado con hijos detrabajadores; pero, dado tu modo de ser, quizá no temolestase semejante situación. Allí encontraríaspiscinas, salones de actos, verdaderos estadiosdeportivos… La verdad es que somos muchos los quepensamos que es demasiado para los hijos de losobreros; que es un disparate y un gasto absurdo.

¿«Se hace rogar» o «se hace de rogar»? En el hablapopular es frecuente oír: «Fulanito se hace de rogar, dequerer, de esperar». En estos casos la preposición esincorrecta. Por otra parte, la introducción de la preposición«de» es uso que ha trascendido al hablante que se tiene porculto contribuyendo al origen del dequeísmo: «Te prohíbode que», «pienso de que», «dijeron de que», «pensaron deque». En latín hay verbos que requieren preposición «de»en algunos casos que el castellano ha heredado, por

ejemplo, se puede decir: «Hablaron de que vendrían», perono es correcto decir «dijeron de que vendrían», debido todoello a que en latín dicere es transitivo y admite por ellocomplemento directo, y loquor es intransitivo y no loadmite. Consecuentemente, «decir» no admite preposición«de» mientras que «hablar» sí la admite. En relación conestos verbos se está imponiendo un uso mostrenco deapariencia pseudoculta: «Luego lo hablamos».

«Plagio» y «plagiarios»: uso y origen del término. Eltérmino «plagio» entró en el diccionario oficial en la segundamitad del XIX; un siglo antes el fabulista alavés Samaniegose quejaba de que los plagiarios no escarmientan aunque seles ponga en evidencia; y Larra, en el primer tercio del XIX,tilda de plagiario a quien firma como propias obras ajenas.No es plagiario quien imita, ni quien cita, ni quien comenta,sino quien pretende hacer pasar por suya una creación deotro. Procede del término griego plágios = trapacero,engañoso. Entre los latinos se llamó plagiarius al ladrón deesclavos, y a quien trataba como esclavo a un liberto y seaprovechaba de sus habilidades sin reconocérselas yarrogándoselas él, de ahí que se dijera plagius al hecho deadornarse con merecimientos de otros.

¿«Guardarropa», «guardarropas» o «guardarropía»?Ambas formas se oyen, pero la fetén es «guardarropa», yaque «guardarropas» es plural de la primera cuando se tratade aludir al lugar que custodia abrigos, sombreros ycualquier otra prenda del atuendo que no es posible

introducir en teatros, restaurantes y casinos. No hay queconfundir «guardarropa» con «guardarropía», ya que conésta se alude al vestuario y atuendos que en el teatro, el cineo cualquier otro espectáculo sirve para vestir a actores,figurantes y comparsas. El término «guardarropía» hagenerado frases despectivas como la locución adverbial «deguardarropía», referido a aquello que pretende ser tenido porcosa de calidad, cuando todo es, de hecho, pura apariencia yoropel. En un testamento anónimo de una doña Brianda,hacia 1534, se lee:

Yten, mando a Cortinas que tiene cargo de myguardarropa ocho myll mrvs, y a Gaspar hijo de myContador y a Melén Diaz mys pajes, a cada uno diezmyll maravedíes.

¿El verbo «haber» se puede conjugar en singularcuando el sujeto es plural? El verbo auxiliar «haber», comocualquier verbo por irregular que sea, se puede conjugar ensingular y en plural: «Ellos hubieran venido, de haberpodido hacerlo». Pero son numerosos los casos en que esteverbo se conjuga en singular aunque el supuesto sujeto seaplural: «Había cosas por hacer». El sustantivo queacompaña a estas formas verbales no es sujeto, sinocomplemento directo, mientras el sujeto es indeterminado,razón por la cual es incorrecto hacer concordar el verbo conel sustantivo o falso sujeto. Pregunta: «¿Qué había?».Respuesta: «Cosas».

¿Tiene modo imperativo el verbo «haber»? Lo tiene,aunque desusado: el imperativo de ese verbo auxiliar es«habe tú», «habed vosotros». Aunque nos referimos a esteverbo como auxiliar, «haber» conserva todavía usotransitivo con el sentido de tener: «Bienaventurados los quehan hambre y sed de justicia, porque ellos verán a Dios»,dice el Evangelio. Junto a este uso anticuado, y en usotransitivo impersonal, «haber» tiene el significado de‘encontrarse’: «Hay habitaciones libres», se lee a la puertade una pensión. Dice la copla:

No hay especia como el ajoni fruta como el madroño,ni mujer que no se ríacuando le tocan el… novio.

«Sumiller»: ¿es término aceptable en castellano?Llamamos así al jefe de bodega o al encargado de los vinosen restaurantes y hoteles. Del francés sommelier =chambelán. No parece recomendable su uso, ya que encastellano existe el término de «catavinos» o «catador».Aunque es voz dicha antaño en castellano al jefe de algunasoficinas o ministerios del palacio real, ya en tiempos deCervantes se tenía por palabra forastera. Covarrubias escribeen su Tesoro de la lengua (1611): «Palabra introducida en lacasa real al uso de Borgoña, como sumiller de corps, sumillerde cortina». Lope de Vega emplea el término fetén,«catavinos», en una de sus comedias:

Hombres emperejiladosno son para los caminos,sino estos catavinos,alegres y despejados.

«Coger el dos» o «tomar el dos»: ¿cómo debemosdecir? «Tomar el dos» es una cosa; «coger el dos» es otra.Decimos «coger el dos y la media manta» al hecho de salirde un lugar de mala manera, rápidamente antes de que leechen a uno con cajas destempladas. El dos alude a esenaipe de la baraja: el dos de bastos, también llamado «cuca»en alusión al bastón: tomar el bastón y largarse, porqueantaño nadie emprendía el camino sin él. Otros aseguran quela frase alude a las alforjas y la media manta que llevabaconsigo el caminante que esperaba dormir bajo techado. Lafrase hecha equivale a «tomar el trote, o al trote» = irse conmucha prisa, salir corriendo. «Tomar el dos» es otra cosa:procede del habla de germanía en alusión a los robadores debolsos (los actuales carteristas), gente habilísima queutilizaba únicamente dos dedos para llevar a cabo sufechoría: el índice y el dedo corazón, los más largos de lamano para poder llegar al fondo del bolsillo: nunca el pulgar.Estos artistas del robo ocultan la mano ejecutora de la faenabajo la chaqueta o cualquier disimulo para el engaño, comoun periódico, introduciendo los dedos en el bolso o bolsilloa modo de tijeras, por lo que también llaman a este arte«hacer la tijera». En el argot hampesco actual se dice que«trabaja los duguis» a quien tiene por oficio «tomar el dos»;

y se llama «duguis» (= dedos) al carterista profesional. Enotro orden de cosas la frase «hacer el dos» expresa, en elámbito de la familia, la necesidad de ir al retrete para llevar acabo funciones fisiológicas de envergadura; el origen deeste uso parece estar en la forma de solicitar los colegialespermiso, estando en clase, para ausentarse con ese fin:«hacer el uno» significaba ‘necesidad inexcusable deretirarse para orinar’; «hacer el dos» significaba ‘necesidadirremediable de retirarse para hacer aguas mayores’, sentidoque le da en Argentina el habla lunfarda.

¿«Guarda» o «guardia»? A la persona a cuyo cargoestá la protección y custodia de algo llamamos «guarda», yes del género masculino. A la acción propia de estascriaturas llamamos también guarda, y se distingue del usoanterior porque en tal caso pertenece al género femenino. Lamujer que desempeña el oficio de guarda debe ser llamadaguardesa, nombre que también recibe la mujer del hombreque se dedica a ese menester. No debe crearse un falsomasculino a partir del femenino guardesa, por lo que«guardés» es voz mostrenca de la que debemos huir, cosaque el diccionario oficial no hace porque siempre es más fácilno incomodar a nadie que poner las cosas en su sitio.«Guardia» es femenino cuando nombra al conjunto desoldados que custodian o protegen algo o a alguien, ocuando de manera abstracta se refiere a la custodia de loencomendado. Es masculino o femenino cuandorespectivamente se refiere a la persona de uno u otro género

perteneciente a una determinada guardia; a fin de evitaranfibología suele construirse el femenino mediante elsintagma «mujer guardia». Rubén Darío, en su Carta delpaís azul (1888), emplea así el sintagma «ángel de laguarda»:

La abuela, con su cofia blanca y su rostro arrugado ysu camándula de gordos misterios; la catedral de miciudad, donde yo aprendí a creer; las navesresonantes, la custodia adamantina, y el ángel de laguarda, a quien yo sentía cerca de mí, con su calordivino, recitando las oraciones que me enseñaba mimadre. Y entonces oré. ¡Oré, como cuando niñojuntaba las manos pequeñuelas!

Rubén Darío emplea la forma correcta a la hora dereferirse al ángel custodio, puesto por Dios para la guarda yprotección de las criaturas. Antes, Jerónimo de Pasamonte,en su Vida y trabajos (1605), emplea así el sintagma «ángelde la guardia»:

Acuérdome que un día, estando solo, me vino unpensamiento de la bondad de Dios, y después de mipecado, y arremetí y así un cuchillo que estaba sobreda mesa para matarme. Y creo fue el ángel de laguardia que me lo quitó de las manos y se me sosegó elcorazón y fui estando bueno.

«Fruncir las pestañas», «fruncir las cejas»… ¿Cómo

se dice? El lector sabe que lo que se frunce es el ceñocuando se trata de mostrar enfado, cosa que se expresaarrugando el entrecejo; las pestañas se arquean. Es término,«fruncir», procedente del latín frons = frente, referido alhecho de arrugarla junto con las cejas dando muestra dedesabrimiento o de ira. Juan Valera, en su correspondenciade mediado el siglo XIX, emplea así el sintagma:

Anoche, Florentín Sanz y yo, hicimos de Fausto yMetistófeles con dos modistillas muy guapas y nosregocijamos en grande en una taberna. Allí lasintrodujimos en la cámara del vino, in cellam vinariamy el nardo dió su olor. ¡Ojalá que orégano sea y noalcarabea! Esto, en otro país se debería considerarcomo una prueba de la mayor corrupción, pero aquí sehace con una buena fe y una inocencia tan grandesque el moralista más rígido no tendría por qué fruncirel ceño.

Es decir: enojarse, erigirse como censor o críticorepudiando una situación, persona o cosa. En cuanto a«ceño», procede del griego skinio = sobrecejo, términoalusivo al enfado o disgusto, a la impaciencia y enojo conque acogemos aquello que nos fastidia o molesta. Se dicetambién de las cosas en alusión al cariz amenazador odesagradable que toman: ceño de un pleito, ceño de lasnubes, ceño del mar. De «ceño» se dijo «ceñudo»: sujetoque sin causa aparente muestra enfado, pesar o disgusto;

individuo insufrible que encapota las cejas para denotarenojo, gravedad y seriedad necias.

«Talento» y «talante»: ¿son términos afines? Alentendimiento lúcido propio de la persona que poseeingenio natural y capacidad intelectual grandes llamamos«talento»: del latín talentum, y a su vez del griego talanton= balanza, peso para el oro, lo que sitúa al término en laórbita semántica de la ponderación, el equilibrio y el criteriojusto. Es probable que el auge del término esté relacionadocon su empleo en la parábola evangélica, lo que asegura suaparición temprana en castellano. En cuanto a la palabra«talante», el lector sabe que llamamos así a la forma de llevara cabo o de ejecutar una cosa; Cervantes emplea así eltérmino: «Vuestra grandeza disponga de mí a su talante», ymedio siglo antes, fray Luis de León dice esto: «Haciéndoloscomo naturales a sí, pega su afición y talante a las otrasfuerzas menores», con lo que es claro que «talante» yvoluntad eran una misma cosa en los Siglos de Oro.

«Cabayo» por «caballo»: ¿es pronunciación correcta?La letra y se pronuncia como vocal a final de palabra: buey,rey; también cuando va solo, caso de la copulativa y. En losdemás casos tienen valor consonántico con sonido palatalfricativo: reyes, bueyes. Esta letra representa, por lo tanto,un sonido vocálico y otro consonántico. También sepronuncia como consonante el grupo hi- seguido de vocal:hielo, /yelo/. El yeísmo consiste en pronunciar y lo mismoque ll, es decir: confundir el sonido palatal fricativo de la y

consonántica con el sonido lateral palatal sonoro de la ll. Esfenómeno tan extendido que ya nadie lo consideraincorrecto, siendo incluso aceptado en la norma culta. Esfácilmente detectable: si decimos «cabayo», hacemos que lay suene como /i/ en lugar de como /l /. Distinguir entresonidos requiere un oído entrenado. En valencianodistinguimos v y b: no es lo mismo beure que veure: no es lomismo beber que ver. Tampoco en castellano es lo mismoValencia que Barcelona, siendo en ambos casos sonidobilabial sonoro.

«Sol de invierno»: sentido del sintagma. Escomparación popular alusiva a los bienes efímeros, o aaquellos amores tardíos que alegran el corazón del hombre aquien queda ya poco por hacer en la vida. También alude eldicho a todo aquello que llega a destiempo, cuando ya nopuede ser aprovechado de manera plena. La sabiduríapopular recoge el siguiente refrán: «Sol de invierno saletarde y pónese presto», referido a las ilusiones que alcanzancumplimiento cuando ya todo importa menos. Es decir: «Seruna cosa como sol de enero, que apenas se descubrecuando ya se pone», que es tanto como indicar la rapidezcon que pasa o tiene lugar un hecho.

Qué debemos entender por «ir al tajo». ¿Adónde vaquien va al tajo? Es claro que nos referimos a la persona quese dirige al trabajo. Antaño entre la gente del campo se decía«tajo» al corte que llevan los segadores o los cavadores dezanjas cuando van trabajando; cada uno tenía el suyo, de

modo que también se dijo: «Cada uno a su tajo, y todos alcampo». Mediado el siglo XIX, Alejandro Oliván escribe ensu Manual de agricultura:

Las labores a mano son: layar en tierra húmeda, a tajoabierto; cavar o sachar en tierra seca.

De hecho «tajo» procede del latín taleare = cortar, dedonde también procede «talar», siendo término que ya seusaba a finales del XV.

«Desayunar» y «desayunarse». El lector sabe quellamamos desayuno a la acción de interrumpir el ayuno. Enlatín, ieiunus tiene también valor adjetivo equivalente a faltode, desprovisto de: ieiunus bonarum artium, es decir: ayunode conocimiento de las buenas artes; ieiunus scientia:ayuno de ciencia. Des-ayunarse de tal circunstanciaequivalía, en este sentido que empleamos, a empezar a tenernoticia de ella: se des-ayunaba de su ignorancia, que estanto como decir que la criatura se desasnaba, dejaba de serun burro. En este sentido es uso documentado en los Siglosde Oro. Fray Luis de Granada escribe mediado el XVI: «Nodesayunamos aquí a nadie de errores que no sepa, puesestos son tan notorios». Es decir, que no se disculpa a nadiede su ignorancia, ni se pasa por alto que son necios.Cervantes escribe: «Por orden del docto Pedro Recio lehicieron desayunar con un poco de conserva y cuatrotragos de agua fría». Otro autor de la época, PedroRivadeneira, emplea en similar circunstancia el verbo

«desayunarse», y escribe:

Para alcanzar de Dios una cosa que se le pedía,determinó de no desayunarse hasta alcanzalla.

En latín era término con ramificaciones semánticas: conel significado principal de desayuno se decía ieiuniumsolvere = terminar el ayuno; ieiunia sedare = aplacar elhambre. Con valor adjetivo, la palabra «ayuno» se empleabaya en la primera mitad del siglo XIII. En cuanto al término«ayunar», del latín iaiunare, se decía en castellano ya en laprimera mitad del siglo XIII. El término «desayunar», del latíndisieiunare, se registra hacia 1490. En castellano no se hablade desayuno hasta principios del XVIII, pero sí dedesayunarse. En relación con estas voces se presenta unproblema añadido: el de la transitividad de uno y laintransitividad del otro. Desayunar admite complementodirecto; pero desayunarse no. Podemos desayunarchocolate con porras, pero nos desayunamos con chocolatecon porras. En el sentido de enterarse o tener noticia de algodecimos que «uno se desayuna con la nueva de que le hanhecho ministro». También puede acompañarse, en estosusos, de la preposición «de»: «Mira por dónde me desayunode una noticia así», referido a lo que alguien acaba decontarle.

Plural de «gong». Como el lector sabe, llamamos gongal instrumento de percusión consistente en una lámina odisco de metal suspendido que vibra al ser golpeado. Es voz

de origen malayo arribada al castellano por conducto delinglés. Su plural se construye añadiendo una -s a final depalabra, aunque una vez castellanizado el término en la forma«gongo», puede pluralizar en «gongos». Es sustantivo degénero masculino. Al margen de lo dicho, Corominasconsidera que es voz onomatopéyica, imitadora del sonidoque tal artilugio produce. El término castellano clásico es elde batintín. Pablo Neruda, en Residencia en la tierra (1935),escribe:

Camaradas cuyas cabezas reposan sobre barriles,en un desmantelado buque prófugo, lejos,amigos míos sin lágrimas, mujeres de rostro cruel:a medianoche ha llegado, y un gong de muertegolpea en torno mío como el mar.

¿Cuál es el singular de «preces»? «Preces», con elvalor semántico de súplicas u oraciones, es de génerofemenino y se utiliza únicamente en plural. Es casosemejante a términos como «nupcias», «exequias»,«albricias». No obstante lo dicho, con el significado dehonra y estima social es término de antiguo uso encastellano. Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de lalengua (1611), lo da como «vocablo antiguo castellano», encuyo caso su plural es poco usado.

«A nivel de la calle», ¿es correcto? La expresión «anivel de» es de uso correcto cuando se alude a la alturareferida a la línea horizontal: «En Valencia estamos al nivel

del mar; en Alcira el agua llegó en las calles a nivelessuperiores a los de la gran riada». Hay que tener en cuentaque el término tiene también sentido de categoría o rango, yen este sentido «estar a nivel de calle» (sin artículo) es tantocomo ser asimilable al ciudadano común, estar a la alturaintelectual, social o de cualquier otra naturaleza de la gentede la calle. Usar el sintagma con el significado de ‘en elcampo de, en el ámbito de’, etc., es uso incorrecto. «Nivel»(‘instrumento que sirve a los albañiles para mantener enlínea una superficie pequeña’) es voz del occitano que arribóal castellano a través del catalán nivell, que por disimilación/l>n/ dio el término actual ya en el siglo XV. No obstanteesto, la nota significativa o semántica principal del términotiene que ver con el concepto de altura, concepto positivo alque se le saca partido cuando se habla de «personas denivel, empresa de alto nivel», referido a circunstancias en lasque el listón social, económico o moral está muy alto. Encuanto al uso incorrecto «a nivel de calle», acaso fuera másrazonable decir «a ras del suelo». Jerónimo de Urrea (1549),en su traducción del Orlando furioso, de Ariosto, escribe:

Muéstrale lo que haga, concertado,que suba y baje sin que se recele,a ras del suelo a uno y otro lado,de la manera que otro hacer suele:siendo muy buen caballo y enfrenado,que baje a tierra y por el cielo vuele.

Otro Urrea famoso de la segunda mitad del XVI, Miguel,escribe en su traducción al castellano de la Arquitectura deMarco Vitruvio Pollión:

Después d’esto, sobre los architraves a nivel de lascolumnas baxas ha de aver otras columnas la quartaparte menores.

¿Qué género tiene la palabra «tema»? El término«tema» tiene uso ambivalente en cuanto al género: esfemenino cuando significa ‘capricho, porfía, idea fija uobsesión’: todavía en Argentina «temar» es tanto comoporfiar u obstinarse. Es masculino en los demás casos, esdecir, en su acepción más popular y usada. Es voz en últimainstancia procedente del griego zema = sermón oproposición interesada, a través del latín thema = propuestade conversación, valor semántico del que se pasó al de ideafija o manía, sentido que tuvo en el siglo XVI, de donde dijoel refranero aquello de «cada loco con su tema», es decir,con su porfía o idea fija. Sebastián de Covarrubias tiene estoque decir en su Tesoro de la lengua (1611):

Tema. El sujeto o propósito que uno toma paradiscurrir sobre él, como el tema del sermón… Tomartema con uno es dar en parecerle mal sus cosas.Temoso, el porfiado, y temático, aunque no es tanusado.

Uso de las mayúsculas en puntos cardinales, nombre de

meses y días de la semana. Los puntos cardinales seescriben con minúscula: norte, y con mayúsculas en caso deque se abrevien: «N». En cuanto a los días de la semana ymeses del año, se escriben con minúscula:

No hay lunita más claraque la de enero,ni amores más queridosque los primeros.Un fraile me pidió un besoun lunes por la mañana;yo le dije: padre mío,¡buen principio de semana!

El tratamiento cambia si se trata de fechas históricas:Dieciocho de Julio, Primavera de Praga, Jueves Santo,Domingo de Ramos, Martes de Carnaval, Hospital Doce deOctubre.

«Hocus pocus»: origen de este sintagma mágico.«Hocus pocus» podría proceder del latín hoc est focus: heaquí la luz, que en sentido figurado quiere también decir:‘Ved aquí el prodigio’, en alusión al hecho de haberproducido quien lo dice un portento. Nigromantes yalquimistas emplearon el dicho parafraseando el capítuloinicial del Génesis en que Dios creó la luz. En yiddish, lenguade los judíos centroeuropeos y de Europa del Este en laEdad Media, hokus pokus parece proceder del hebreo hakusy pakah, en alusión al mago que mientras obra un prodigio

golpea tres veces la materia que va a transmutar al tiempoque dice: «Abre los ojos, ante los cuales obro estamaravilla», que es antecedente del término castellano«trampantojo» o maravilla obrada en presencia de todos.

¿Es correcto decir «será mi deseo»? El empleo de laforma verbal futura «será» es adecuada en el caso quecomentamos, ya que el discurso expresa cierto temor retóricoa molestar, temor que surge de no saber si tras la recepcióndel escrito la persona a quien va dirigido lo tomará a bien, oacaso lo tomará a mal, y por eso dice «será mi deseo», enlugar de decir «es mi deseo», ya que la forma del presente deindicativo implicaría seguridad absoluta e incluso ciertaimposición. Se trata de fórmulas rutinarias propias dellenguaje cortés y protocolario, lenguaje que no hace honor,necesariamente, a la realidad del caso.

¿«Amazonía» o «Amazonia»? Llamamos Amazonia auna región natural de América del Sur formada por la cuencadel río Amazonas. Se escribe sin acento. El uso contrario sedebe al hecho de haber entrado el término al castellanoprocedente del francés Amazonie, cuyo acento prosódico enla i dio -ía en las palabras castellanas influenciadas por esalengua.

¿Es correcto decir «me tiene dicho», «me tieneayudado»? El verbo «tener» admite numerosos usos. Tener +participio concertado puede expresar la terminacióncompleta de una acción, y así decimos: «Tengo andado casi

todo el camino». No obstante, no debe utilizarse en lugar delverbo «haber» en los tiempos compuestos, por lo que decir«me tiene ayudado» es regionalismo asturiano o gallego noadmisible en castellano. El asturiano Armando Palacio Valdésemplea a principios del siglo XX soluciones lingüísticas yusos de esta naturaleza: «Más de una vez me tengosustraído… a sus caricias», cosa que la lengua culta deberechazar. Sor Ángela de la Cruz, en sus Papeles deconciencia o Diario espiritual (1874), emplea así elsintagma:

He hecho lo que V. me tiene dicho en todo. ¡Perdón,Dios mío por lo que haya faltado! Mi amado pobremurió; su muerte me ha sido tan sensible que me hahecho llorar, aunque tengo la confianza que irá alcielo.

«Ir de propio»: sentido y uso de esta expresión. «Ir depropio» es tanto como ir expresamente o ex profeso. Tambiénse dijo de la cosa que se deduce naturalmente de otra, comoir de suyo, caer por su propio peso. «Mandar un propio» esenviar a un criado de casa. En tiempos cervantinos sellamaba «propio» a la persona que expresamente se envía deun punto a otro con carta o recado. Tirso de Molina empleaasí el término:

Enviaréle un propio luego,y prevenido estarápara que en llegando allá

dé a vuestras penas sosiego.

El padre Isla emplea así el término en Fray Gerundio deCampazas, alias Zote (1758): «Una amiga mía me escribeesta carta, que iba a enviaros con un propio». Por lo general,se trataba de un criado de mucha confianza a quien se leencargaba todo aquello que en la casa de sus señores oamos requería prontitud, lealtad y secreto.

«Multa». En latín multa significa pena pecuniaria; a lamulta que se pagaba en efectivo llamaban multa praesens,que en la actualidad tendría que ver con la que nos exigenque paguemos inmediatamente después de la infracción. Elsintagma latino multam dicere equivalía a nuestro verbo«multar»; también tuvo el sentido de pena, condena. Aldinero procedente de las multas llamaban los latinosmultaticius: de multatio, término usado para aludir alcastigo económico. En castellano la palabra «multa» escultista: no empezó a emplearse hasta finales del siglo XV. Afinales del XVIII el asturiano Gaspar Melchor de Jovellanosescribe: «El escribano del Consejo procedió contra él conapremio y multa». Mediado el XIX, el riojano Manuel Bretónde los Herreros pone en boca de una de sus criaturasdramáticas:

Si no pagan una multapara reparar la iglesiacalabozo y grillos tienenlo menos hasta cuaresma.

¿Es lo mismo «amores» que «amoríos»? Sorprendeque término tan importante como la palabra «amor» carezcade etimología conocida: el latín amor es de origen etrusco,en cuya lengua no está clara tampoco la procedencia.Tampoco el concepto tuvo en origen contornos definidos,no existiendo entonces ni ahora una palabra que denomineen exclusividad el amor de un hombre por una mujer. El quemás se acerca es «pasión», pero es voz que incluye la notasemántica del dolor, como si toda incursión sentimentaltuviera que acabar con el sufrimiento de alguien. El amor fueasunto de importancia para el mundo clásico, y sentimientoalejado de la sensibilidad cultural egipcia. Los griegosfueron uno de los primeros pueblos en divinizarlo. Un himnode tiempos de Eurípides dice:

Oh, Amor, Señor nuestro, de hombres y diosesverdadero rey: no nos muestres cuán hermosa puedeser la belleza, pero si lo haces, ayúdanos a nosotros,los pobres amadores, a los que moldeas como a piezasde arcilla, a alcanzar felizmente el final de nuestrostrabajos y fatigas.

Este himno exaltado era cantado por la juventud cuandola adolescencia colgaba en el horizonte de sus vidas lapulsión de Afrodita, el inextinguible deseo que ya no losabandonaría ni en vísperas de la decrepitud. Alfeo deMitilene expresa así su importancia:

Desgraciados los que llevan una vida sin amor, pues

nada hay agradable lejos del deseo, ya que el amor esla piedra donde se afila el alma.

La preocupación por definir el amor es antigua, y entrelos detractores de este sentimiento poderoso estuvo siemprela idea de que el amor es una debilidad del ánimo, e inclusoalgo en lo que sólo caen los tontos. Ciertos parecen losversos que aseguran optimistas:

Todo en el amor es triste,mas triste y todo,es lo mejor que existe.

«Amor» es término más antiguo que «amorío». Entreambas palabras hay una diferencia que ya se daba en laAntigüedad. Se puede tener amor a cualquier cosa, pero lapalabra «amorío» es sólo aplicable a la pasión amorosa, alinterés de una persona por otra en el plano íntimo. Cervantesemplea así el término:

Yo sé, Olalla, que me adoras,puesto que no me lo has dichoni aun con los ojos siquiera:mudas lenguas de amoríos.

Antiguamente amorío fue término alusivo a la amistadentre distintos sexos, amistad interesada, nacidaprecisamente de la diferencia. De «amoríos» se dijo«amoricones», es decir: señales, ademanes y guiños con que

se manifiesta el entusiasmo que otra persona levanta ennuestro ánimo y nos enardece. El amorío siempre afecta a lasllamadas bajas pasiones: más que al amor, al deseo dehacerlo. No es lo mismo «andar enamorado» que «andarenamoriscado», hay un matiz que separa esos estados delánimo. El enamorado vive inmerso en el amor; el que sienteamorío vive más cerca de la pasión física. Podría decirse queno es amor todo lo que reluce… El cardenal Richelieu era unpolítico poderoso y sagaz, pero también fue hombreantojadizo, muy amigo de placeres de cama. Se encaprichóen cierta ocasión de madame de Saint Vincent y le prometiócien mil escudos por cierto favor íntimo. Como tras el lanceel cardenal se negara a pagar, la dama divulgó el asunto. Parademostrar el político que todo era mentira, dijo a la cortesanadelante de otras personas de la corte: «Señora, observadvuestro cuerpo, miraos en un espejo y decid luego sirealmente alguien os entregaría esa cantidad de oro poryacer con Vos una vez…». La dama, que no era un dechadode hermosura, pero que cortaba un pelo en el aire,respondió: «Bien, Señor: otro tanto os aconsejo: miradtambién vuestro cuerpo y considerad si una dama seentregaría a un cuerpo así por una cantidad inferior a esa…».Todos rieron y quedó corrido el poderoso ministro de LuisXIII.

A quién debemos llamar «impresentable». Se predicade quien es de ruin fama y no merece por ello serpresentado: criatura que no puede presentarse él mismo. Es

tanto como ser indigno de que le tengan en cuenta, ya quesu presencia choca donde se requiere seriedad o valía. Esimpresentable quien carece de dignidad y pone en evidenciaa quien saca la cara por él; sujeto que da la nota. Llaman así,también, al individuo que incumple sus compromisos y dejaa los demás en evidencia. Es término tomado de unaacepción antigua de «presentar», voz que en medioseclesiásticos y legales tuvo valor semántico de ‘proponer aalguien para un cargo o beneficio’. A fin de que la personaen cuestión no fuera rechazada, debía reunir cualidades deseriedad y competencia que el impresentable no cumple.Llamaban impresentable a quien se mostraba «no apto pararecibir licencia». En su Historia general de santo Domingo(1584), Hernando del Castillo escribe: «Han salido de allíhasta agora ciento y ocho colegiales graduados todos,maestros y presentados».

¿«Longui» o «longuí»? A quien es cándido llamamoslonguí, con acento marcado en la sílaba final; también sepredica de quien es tan inocente que sin ser bobo, lo parece.Es término relacionado con la voz gitana longarés. Pero unacosa es serlo y otra «hacerse el longuis», en cuyo caso lapobreza de espíritu es fingida o está destinada a embaucar aquien se proponen desplumar, de donde vino la expresión:aparentar inocencia para dar timos como los de la estampitao el tocomocho. En el chotis Colón 34 Manolita Rosales(1925) hizo célebre la siguiente estrofa:

Un señorito longui, con guantes y botines…quiso llevarme al hotel Palacepara bailar eso que llaman el fox trot.

Es claro que el señorito se hacía el longuis parasatisfacer aspiraciones non sanctas. El término tuvo tambiénacepción derivada del superlativo latino longuisimus = muylargo, con el valor semántico de ‘a muy largo plazo’, dedonde hacerse el longuis es tanto como demorar una cosaad kalendas graecas, no pagar nunca; hacerse el loco. Eltérmino carece ya de uso fuera de la expresión citada, perode utilizarse en solitario, con valor adjetivo, su forma feténes longuí.

«Se me viene a la cabeza», «No supe lo que se le pasabapor la cabeza»: ¿es correcto ese uso del «se»? En el casopropuesto, el «se» es pronombre personal de tercerapersona con valor expresivo, tratándose de un caso de «se»reflexivo con función similar a la del complemento indirecto.Se emplea para hacer hincapié en la voluntad expresiva dediferente naturaleza, y puede suprimirse sin que afecte alentendimiento de la oración, ya que suele ser de usoexpletivo, es decir: para hacer más armoniosa, más redondala expresión. Antaño se decía: «Viéneseme a la cabeza…».Dice la copla popular:

De veros sin alegríase me quiebra el corazón:vos sentís vuestra pasión,

y yo, la vuestra y la mía.

¿Cómo se llama la mujer que hace el oficio demayordomo? Hubo todo tipo de gobernantas de casa, amasde brazos, amas secas. Para aludir a lo que podríamosdenominar versión femenina del mayordomo el término feténes el de «ama», que Lope de Vega emplea así en los primeroslustros del siglo XVII: «Tenía un ama que le gobernaba ycuidaba de la casa…». Se llamaba ama a la criada distinguiday con autoridad sobre los demás sirvientes. También sellamó «ama de gobierno». En el siglo XVIII empezó aemplearse el sintagma «ama de llaves», que se consolidó enel XIX. Juan Valera escribe:

Nadie la vence en negocios de cocina sino Antoñona,la nodriza de Pepita Jiménez, y hoy su ama de llaves ydirectora de su casa.

«Cacahuete», «cacagüete», «cacahués»: ¿cómodebemos decir? El cacahuete o maní, planta prehistóricaoriunda de América del Sur, llegó a la parte norte de aquelinmenso continente desde el Brasil siglos antes deldescubrimiento. Como es sabido, el cacahué, cacahuey ocacahuete es una planta papilonácea con fruto en legumbreque penetra en el suelo para madurar. Su etimología esamerindia, de la voz náhuatl tlalkakáwat, compuesta detlalli = tierra + kakáwatl = cacao. En su primer uso escritose decía «cacaguate», en la obra del P. Bernabé CoboHistoria del Nuevo Mundo (1653). En el Diccionario

castellano con las voces de ciencias y artes, de EstebanTerreros, de mediados del XVIII, se lee el término en sumorfología actual. En Cuba y América del Sur sigue en vigorel término «maní». Avelino Herrero Mayor, en su Diálogoargentino de la lengua (1954), emplea así el término:

Alumna: El manicero, con su carrito de mano, vapregonando su mercancía por las calles de LaHabana. Profesor: Y también por las de Buenos Aires.En Madrid son cacahuetes. El vulgo dice cacahués.Alumna: Y en Méjico al que los vende es cacahuatero.Profesor: Es más dulce manicero. Alumna: Pero habráque escribirlo con /s/. Profesor: Con /c/. Lo mismo queajicero, el que vende ajices, en Chile. Alumna: Al fintodas esas voces son americanas, ¿no es así? Profesor:Efectivamente. Cacahuete es la voz azteca cacahualt;maní es caribe.

A finales del XIX se denominaba al cacahuete «avellanaamericana» en Andalucía, por el sabor de ambos frutossecos. Valencia fue el primer punto de Europa donde secultivó esta planta a finales del XVIII, por el canónigoFrancisco Tabares de Ulloa, quien en 1800 publicó losresultados de su plantación. De allí fue llevada esta planta aArgelia y norte de África por agricultores valencianosemigrados a plazas del Oranesado, de soberanía española.Su cultivo contemplaba la extracción del aceite, muyapreciado por tener la cualidad de no descomponerse ni

alterarse, y por lo fácil de su conservación, sin tener quetemer por su enranciamiento. Aunque se puede comer crudasu semilla, tostada se torna olorosa y dulce y de un saborque recuerda al de la almendra o la avellana. Con cacahuetese preparó antaño una horchata tan deliciosa como la dechufa, así como otras emulsiones refrigerantes. Delcacahuete, legumbre muy versátil, se hace pastas, cremas,confituras y natillas, y entran a formar parte de diversassalsas para carnes y pescados. En cuanto a la harinaobtenida a partir del cacahuete, mezclada a partes igualescon la de trigo, se emplea para panificación y en repostería.Los españoles hicieron, con anterioridad a la pérdida de losterritorios ultramarinos, un excelente pan de cacahuete yyuca: el cazabe o torta a la que se añadía manteca,resultando de ello un alimento muy nutritivo y gustoso quese conservaba en las largas travesías sin alterarsedemasiado. De la planta del cacahuete casi todo seaprovecha. La raíz es buen sucedáneo del paloduz o regaliz;su cáscara pulverizada es excelente abono. En cuanto a sutallo, verde y seco, sirve de forraje. Sus ramas secassuministran una hilaza fina cuyos hilos admiten el tinte ysirven para fabricar telas finas, consistentes y suaves.También se utiliza para la fabricación de pasta de papel. Loscacahuetes fueron comida de clase humilde, también de avesde corral como gallinas y pavos, siendo dada en Américacomo pasto a cerdos y esclavos. Hasta pasada la guerra desecesión no empezó a comercializarse entre los yanquis onorteños, ganadores de la guerra civil norteamericana en

1860, cuando las tropas de la Unión convergieron en el Sur:fue entonces cuando miles de soldados hambrientos selanzaron sobre los cacahuetes, que comían por primera vez.Muchos llevaron a sus casas esta planta por la belleza de suflor amarilla, más decorativa que práctica. Su triunfo comoalimento de masas vino en 1880, propiciado por el famosohombre de circo P. T. Barnum, que los comercializó enpequeñas bolsitas que eran vendidas a los espectadores. En1889 los misioneros llevaron la planta a China: cada parejachina que recibía el bautismo recibía también como regalo unpuñado de cacahuetes. A principios del XX los cacahueteseran ya parte integrante de la cocina de aquel inmenso país.

«Gag»: ¿es término aceptable en castellano? Estetérmino, aceptado por la Academia como anglicismo, valetanto como decir efecto cómico inesperado y rápido quesorprende al espectador o al lector y hace que se ría; golpeingenioso cuya chispa inesperada surte efecto inmediato enel auditorio. De hecho, procede de una voz homógrafainglesa con el significado general de chiste, gracieta,ocurrencia simpática. El plural del término se forma con laadición de -s. Néstor Almendros, en Cinemanía (1947-1975),emplea el término:

Pero el cine cómico mexicano, aparte la estimablecomposición de los personajes, carece de valorcinematográfico. Al contrario del slapstick de Sennett,del gag cinematográfico de un Chaplin o un Tati, los

cómicos mexicanos… construyen sus films apoyándoseen la simpatía personal de los intérpretes o en loschistes y retruécanos de origen teatral.

¿«Gineta» o «jineta»? Depende del contenidosemántico del término que pueda escribirse con g-: si elhablante alude al mamífero de ese nombre, la grafía escorrecta en ambos casos, con j- o con g-, pero si se alude ala forma femenina de jinete, «jineta», debe escribirse con j,aunque es forma desaconsejable utilizada en algunos paísesde América en lugar de «jinete» con sus determinantesfemeninos. Todos sabemos que a la mujer que monta acaballo llamamos amazona, por lo que «jineta», amén de seruso muy minoritario, sería innecesario. Guillermo CabreraInfante emplea así el término en Tres tristes tigres (1964):

Galopa hasta el edificio en que estaba el balcón, quepor un extraño milagro está intacto, el balcón,colgando entre hierros calcinados y la jineta sedetiene bajo el balcón y mira hacia arriba y sonríe.Está desnuda y tiene el pelo largo. ¿Será LadyGodiva? Pero no es ella. Esa jineta esa pálida mujer esMarilyn Monroe.

En el modismo adverbial «a la jineta» o forma de montarconsistente en llevar los estribos cortos y las piernasdobladas en posición vertical desde las rodillas, debeescribirse siempre con j-. Cervantes escribe en la segundaparte del Quijote (1605):

Cuatro hombres —respondió el ventero— vienen acaballo, a la jineta, con lanzas y adargas, y todos conantifaces negros; y junto con ellos viene una mujervestida de blanco en un sillón ansimesmo cubierto elrostro, y otros dos mozos de a pie.

Otro tanto cabe decir del término cubano «jinetera»,dicho de la prostituta que busca su clientela entre losturistas: siempre con j-. Lo mismo del verbo «jinetear» odomar caballos.

¿«Gimplar», «jimplar» o «himplar»? De ambas formasse escribe este término onomatopéyico de origen latino: dehippitare = apresurar el resuello, voz de uso frecuente enExtremadura, también dicho «himplar, hipar», voces afines alcastúo, habla dialectal extremeña, con aspiración de h- inicialya en tiempos de Nebrija, a finales del siglo XV. En laextremeña Mérida «jimplar» equivale a sollozar; en partes deGalicia, como Limia, dicen «implar» a eructar, como tambiénentre los charros de Salamanca. Los judíos españoles deSalónica llaman «impo» al sollozo. Gimplar, jimplar o himplares voz referida al sollozo entrecortado y espaciado del niño,y también al bostezo; se dice asimismo del gemido emitidocon hipo; es viejo el refrán que afirma: «El que no jimpla nomama». En última instancia se dice que himpla la panteracuando emite su voz natural, de la onomatopeya «hin»,también empleada para representar el relincho del caballo ydel mulo.

Si decimos a alguien «chulo», ¿debe ofenderse? Enorigen fue término ofensivo, dicho del pícaro o de la personaaltanera y provocadora, amigo de peleas. En ese aspectotiene contacto semántico con el guapo de mancebía.Francisco Santos, en su Periquillo el de las Gallineras(1668), escribe: «Quítate de delante, chulo, golilla de piojos,que no queremos nada tuyo». Larra, en el primer tercio delXIX, retrata al personaje bravucón y borde diciendo que«tiene aire zumbón y de chulo». El de chulo era también unoficio: llamaban así a quien en el matadero ayuda en elencierro de las reses mayores; también al asistente que en laplaza da garrochas y banderillas a los subalternos. Todo loque hacía el chulo para ganarse la vida era provisional ybajo. Pero el chulo tenía algo a su favor, algo importante: erabien plantado, podía lucir palmito, y era echao palante, y enese sentido sucedió lo mismo que al «guapo»: se prestigió, yasí también decimos chulo a la persona o cosa atractiva yvistosa, que tiene gancho y tirón popular, o se comporta condesenfado y gracia, distinguiéndose por la afectación yguapeza del atuendo. Es voz de ámbito madrileño, dondecursa con castizo, individuo que presume de guapeza yapostura. Acaso de la voz ciullo = muchacho, aféresis delitaliano fanciullo. Juan Hidalgo, en su Vocabulario (1609),da al término el sentido que tiene. El médico cordobés delsiglo XVII Francisco del Rosal utilizaba la voz «chula» comosinónimo de «amiga». El término triunfó en el XIX yprincipios del XX. Todos sentimos simpatía por el Pichi,cuyo chotis dice: «Pichi, es el chulo que castiga…». En el

cuplé titulado Tadeo, Raquel Meller cantaba:

Es tan chulo mi Tadeoque usa tacones de muelle,lleva pana hasta en las botasy se nutre con un fuelle.Se peina con berbiquí,desayuna con mojamay duerme en el fogónpor no deshacer la cama.

La Bella Chelito triunfaba en 1924 en el madrileño teatroMaravillas con un número que se titulaba La chulatanguista. Mercedes Serós tenía éxito con La chula de ayery hoy, cuyo refrán dice: «Ya toda chula es una mujer chic».La chulería era un arte para seducir. Ser chulo, en estoscontextos galantes, era ser un donjuán que las mata con lamirada. Chula y chulona equivalían a presuntuosa,presumida; como chulo equivalía a tipo interesante ycastigador, elegante, garboso y con su pizca de gracia. Cabepreguntarse: chulo, ¿es insulto, o elogio?: ambas cosas. Enla expresión castiza madrileña «Más chulo que un ocho», esclaramente un piropo para ponderar o alabar la majeza dealguien. Se cree que la frase alude al tranvía de ese númeroque comunicaba la Puerta del Sol y el barrio del Manzanaresa principios del siglo XX, tranvía que utilizaba toda lachulería y majeza de Madrid para trasladarse al paseo de SanAntonio de la Florida los días de romería para ir a la ribera

del Manzanares. También en puntos de Cádiz era vozelogiosa. Dice la copla:

Vivan los chulos de Cádiz;los que juegan el cuchillo;los que venden el baratoa la puerta del presidio.

A esta palabra le sucede lo mismo que al término«guapo»: se ha abusado tanto de su uso, ha servido paracalificar o describir tantas cosas que se ha desvirtuado,como en esta copla riojana alusiva al oficio de sillero:

El oficio del silleroes un oficio muy chulo,porque vas de casa en casapreguntando: ¿le echo a usté un culo?

La cupletista Mercedes Serós, en La chula de ayer yhoy (1932), cantaba nostálgica y sensual:

¡Qué bonitas iban anteslas chulillas con su falda de percal planchaoy luciendo los zapatos de charolcon el manto de espuma arrebujao…!

La estampa era la de una chulapa con gracia, conscientede los estragos que su palmito causa en los hombres.

«Chozno»: sentido del término. En el Derecho Romanoel límite legal del parentesco estaba fijado en la sextageneración, correspondiente al séptimo grado deparentesco, es decir: en el tatatarabuelo. Los griegosllamaban diséggonos a los tataranietos, y los romanos,pronepotis filius. El fuero más antiguo de los españoles, elFuero Juzgo, llama al hijo del tataranieto quadrinieto, y alhijo del quadrinieto se le dice chusnieto: del latín plus = más,con fonética mozárabe. De chusnieto se dijo chozno en elsiglo XVI. En Cuba y Puerto Rico se oye todavía la voz«chorno» para el cuarto nieto; y en Ecuador se dice«chuznieto» con el significado de ‘más que tataranieto’. Lapalabra «tatataranieto» es compuesto de neptis = nieto + lapreposición trans = más allá de; transneptis = trasnieto obisnieto; tratranieto = hijo del bisnieto, y por analogía secreó tatarabuelo, y a partir de ahí, se añadió un ta- por cadageneración pasada. Lope de Vega emplea la voz tatarachoznoen su comedia Valor, lealtad y ventura de los Tello deMeneses:

Regañen con media lenguatatarachoznos tus canas…

«Valencianista», en relación con el fútbol. El fútbolcrea monstruos léxicos, pero la aquiescencia y favor delpúblico termina consagrando estas voces; en cualquiercaso, la derivación siempre sigue la norma: de Valencia sepuede decir valenciano, y de valenciano se puede decir

valencianista: partidario de todo lo que se relaciona conValencia, es decir: amigo o partidario de todo cuanto serelaciona con esa hermosísima ciudad levantina, estudiosode lo que tiene que ver con ella, como decimos hispanista enrelación con lo que es propio de Hispania. Losvalencianistas no son necesariamente valencianos, aunquepueden serlo: sólo tienen la obligación de ocuparse decuanto atañe a esa ciudad. Y en el ámbito del fútbol, decuanto atañe a ese equipo. Más raro resulta admitir«cadista» como seguidor del equipo de fútbol de la capitalgaditana, y sin embargo se dice. Un poco fuera de contexto,pero para beneficio del lector, pongo aquella copla que dice:

Enfrente de mí te tengo,no te puedo decir nada:estamos como Valencia,cercaditos de murallas.

«Asaúra»: ¿es término aceptable? En puridadllamamos así a lo interno del animal, como el hígado,estómago, bofes, riñones, corazón; de ahí que también sellamara corada. Decimos asadura porque comúnmente seasa. Asaduras es tanto como «entrañas»: del latíninteranea, plural neutro de interaneus = interno. En origen,entrañas era término elogioso referido a la persona querida.Llamar así a alguien era tanto como hacerle de su círculoíntimo. Pero no corrió lo mismo con «asadura» o «asaúra».En Andalucía se alude con este término al sujetopendenciero e incordiante; al asaurón o quemasangres,

enredador; trasto que siempre está en medio; malasombra.Asaúra cursa con esaborío, meticón y malaje. En Málagallaman asaúra al sangregorda, tipo fastidioso por su cachaza.En Almería: tipejo que tiene mucha pachorra y saca por ellode quicio a quien lo trata. Manuel Díaz Martín, en susMaldiciones gitanas (1901), pone el término en boca de unagitana que maldice así a un viejo: «¡De lo alto te caigas decabeza, mala asaúra…!»; en otro lugar emplea así elcalificativo injuriante: «¡Tiznao te veas con tu sangre, asaúrarancia!». El porqué de este insulto tiene que ver con unhecho: en las entrañas de la persona residenciaba el mundoantiguo las emociones, el impacto que dejan en la vida losaltibajos de fortuna, los vaivenes de la suerte, el estar elhombre siempre a merced del capricho del destino. AlcaláVenceslada recoge estos versos:

Si bien yo estaba hasta el pelode un hombre tan asaúraesperaba coyunturade librarme del mochuelo.

«Comportamiento del pollo». Un comentarista deEconomía dice: «El comportamiento del pollo estropea lascuentas al ministro». Se puede aceptar si tenemos en cuentaque el lenguaje es esencialmente metafórico, peroconvendría hablar no del comportamiento del pollo, sino delcomportamiento de su precio en el mercado, las oscilacionesdel precio del pollo, los altibajos que el precio del pollo sufre

en el mercado.

«Pedigrí futbolístico»: ¿es forma aceptable deexpresarse? Dice el comentarista de deportes: «Va a ser unasemana de mucho pedigrí futbolístico», refiriéndose a queiban a darse en ella encuentros de campanillas, partidos dealtos vuelos, o encuentros de elite. Es evidente el mal usodel término. Pedigrí no es voz que convenga, ya quesignifica genealogía de un animal y alude al documentodonde consta el árbol genealógico de un caballo, un perro ocualquier otra bestia. Es galicismo, de pied de grue = pie degrulla: por analogía con la huella que deja esa ave en elsuelo, y el signo que emplean los genealogistas pararelacionar uniones.

«Hasta que el cuerpo aguante». ¿No sería máscorrecto decir «hasta que el cuerpo no aguante»? Locorrecto es emplear la conjunción «mientras» con matizcondicional: «Mientras el cuerpo aguante», conjunciónprocedente de la abreviación de la voz medieval«demientras» o «demientre»: del latín dum interim =entretanto, cuyo uso aparece en las Glosas Silenses hacia elsiglo X. Dice la copla murciana:

Mientras que canta un gallome atrevo a dartemás besicos que binzastiene un tomate.

En otro ámbito de significaciones, y con usoantifrástico, o con segundas, dice la copla:

Dejad que la niña pene,pene sus penas de amor,que siendo grandes sus penasmientras más pene mejor.

Background: ¿es término recomendable? Ciertodirector teatral increpaba así a una periodista que osabacontradecir sus tesis: «Vd. no tiene el background necesariopara preguntarme a mí esas cosas…». Abstracción hecha delo insensato de la afirmación, ya que un periodista tienecomo función, entre otras, la de preguntar lo que se leocurra, hay que decirle al director teatral que él tiene laobligación de utilizar palabras castellanas siempre que ellosea posible. En vez del inadmisible anglicismo backgrounddebió echar mano de alguno de los muchos términos que elcastellano tiene para aludir a esa necesidad lingüística: base,fundamento, formación, preparación, instrucción. El términoinglés, cuyo uso criticamos, significa en origen ‘plano defondo, o segundo plano’, también se alude con esa voz altrasfondo; por extensión se predica asimismo de losantecedentes e incluso de las circunstancias iniciales. Noobstante, Pedro Salinas, en La vida literaria en España(1937), sucumbe al uso del término:

Ya con este background hablemos ahora algo del

autor y del libro. El autor español no es, por logeneral, el tipo del profesional. Los franceses hancreado, como ustedes saben, el tipo del homme delettres, consagrado por completo a su oficio.

«Eusquera» o «vascuence»: ¿cómo debemos llamar aesa lengua? ¿Cómo debemos llamar a las ciudades? Enpuntos de las Provincias Vascongadas se habla, aparte delcastellano, una lengua autóctona que en castellanollamamos vascuence; como se llama gallego a la lengua deGalicia, catalán a la lengua de Cataluña, o valenciano a lalengua del Reino de Valencia. Hablando en castellano nadiediría referido a esas lenguas: galego, catalá, valensiá;tampoco diríamos en castellano english, german, français,hibrit, sino inglés, alemán, francés, hebreo. En latín se llamóa este idioma lingua navarrorum, y en vascuence euskara.Debemos tener en cuenta lo siguiente: si hablamos encastellano, nuestro discurso debe hacer honor a esa lengua,y diremos en castellano el nombre de los idiomas, lasciudades, los países, y consecuentemente diremos que enSan Sebastián, como en el resto de las ProvinciasVascongadas, algunos hablan vascuence; que en Gerona yotros puntos de Cataluña, muchos hablan catalán. Que en LaCoruña y otros lugares de Galicia algunos hablan gallego.Que en Valencia, Castellón de la Plana y Alicante muchoshablan valenciano. En castellano no diremos Donosti, ACoruña, Girona, ni Alacant…, cosa que haríamos si eldiscurso se produjera en las lenguas propias de esos

lugares, es decir: si hablamos en vascuence diremos Donostio Donostia; si hablamos en catalán, diremos Girona o Lleida;si hablamos en valenciano, diremos Alacant, Elx. Sihablamos en gallego, diremos A Coruña, Ourense. Eso es asíporque de otro modo no habría lugar en ningún caso autilizar los términos castellanos referidos a esa circunstancialingüística.

Uso y abuso del presente histórico. El presente,distintamente a lo que es el caso con el pretérito y el futuro,es forma no marcada, y por tanto puede utilizarse paraindicar el pasado o el futuro, matiz que reforzamos concomplementos circunstanciales de tiempo. Así hablamos depresente durativo referido a una alusión temporal sostenidaa través del tiempo: «El programa de Pepa Fernández seemite todos los sábados y domingos». Empleamos elpresente gnómico en el enunciado de frases hechas, dichospopulares y refranes: «Dame pan y dime tonto». El presentehistórico se emplea referido a hechos que forman parte delpasado: «En el 1212 Alfonso VIII derrota a los moros en LasNavas de Tolosa». El presente por futuro se refiere al uso delpresente en lugar del futuro referido a hechos o casos queaún no han tenido lugar: «Mañana es domingo». Hay otrostipos de presentes, como el presente por imperativo, cuandousamos el presente en lugar del imperativo: «Tú te callas»,en lugar de «cállate». Recordemos lo que una sabia amiga,Leonor García, nos comunicó:

No acabo de ver en qué error se incurre al decir nos

vemos luego: existen usos rectos y normativos de lostiempos verbales, pero también nos encontramos en laLengua con los usos trasladados, es decir, cuando, porejemplo, el presente se utiliza en sustitución de otrasformas verbales; en estos contextos sustituye condiversos matices al pretérito, al futuro o al imperativo.Son los casos del presente histórico ‘Colón descubreAmérica en 1492’, presente de mandato ‘Mañana meechas la carta al correo’, o presente con valor defuturo ‘Mañana salgo de viaje’, ‘El año que vienecambio de domicilio’. Es cierto que los procesoslingüísticos están regidos no sólo por aspectosnormativos sino también por la psicología de loshablantes, y un hablante que emita un mensaje como‘Nos vemos luego’ quiere decir que se está instalandoen la inmediatez del hecho hasta tal punto que no lodesea demorar con el uso de un futuro, de ahí queemplee el presente.

Todo lo que antecede es cierto: los valores psicológicosdel hablante, la circunstancia y el ambiente son de muydifícil reflejo a la hora de dictar normas. Tampoco es posiblelidiar con los elementos suprasegmentales. Cada hablante esun mundo, un universo lingüístico propio, pero por encimade todo está la norma que a modo de superestructura nosdice que conviene al discurso respetar la consecutiotemporum: los tiempos verbales tienen exigencias propias, ysi atendiéramos a particularismos de los hablantes,

introduciríamos un factor de disgregación y desorden. Unacosa es el lenguaje hablado y otra el lenguaje escrito, y noes aconsejable apartarse de la norma clásica. Pero es claroque los usos trasladados tienen sus indicaciones ycontraindicaciones, como las medicinas: en última instancia,la lengua puede enfermar, es un ser vivo. Hay que recordarque por encima de todo está la norma.

¿Es correcta la frase «Les recordamos a nuestrosclientes que se deben cantar los premios de línea y bingo envoz alta y clara»? De momento, en el enunciado sobra elpronombre «les» por ser redundante, por remitir a un nombreque está en ese mismo enunciado: clientes. El pronombretiene como función sustituir al nombre, colocarse en sulugar…, pero si el nombre está presente, su uso sobra.También sobra el uso del reflexivo «se», ya que los premiosno se cantan a sí mismos, sino que son cantados por losclientes, con lo que la frase fetén sería: «Recordamos anuestros clientes que deben cantar los premios en voz alta yclara». Y en última instancia, acaso sobre también lo de«nuestros», ya que difícilmente se puede predicar posesiónde un cliente por parte del dueño del bingo: lo correcto seríarecurrir al artículo, y dejar la cosa lista para sentencia de lasiguiente forma: «Recordamos a los clientes que debencantar los premios en voz alta y clara». Sobraría también, porlo tanto, lo de «línea y bingo», ya que el lugar, la situación yel caso hace que se sobrentienda la naturaleza de lospremios.

«Desde Amélie ninguna película nos hizo sentir tanbien.» ¿Es correcto el enunciado? El uso del infinitivo escorrecto; es claro que la frase puede enunciarse de maneradistinta dependiendo del estilo del escritor. Blasco Ibáñez,en su traducción de Las mil y una noches (1916), emplea asíel sintagma: «Cantó la cantilena consabida con una vozmaravillosa, y nos hizo sentir aquella música nueva…».Claro que también pudo escribir «que hizo que sintiéramosaquella música nueva…», pero sería uso más prosaico que elanterior. En el fondo, el uso de una forma verbal nunca esequivalente a otra: siempre hay un matiz que se pierde en esetrasvase. Los retóricos latinos hablaban de mutatiotemporum, mutatio sensorum, es decir: a un tiempo verbaldeterminado corresponde una forma distinta de percibir lasustancia semántica del verbo en cuestión. Amén de lodicho, existe el uso retórico, el uso figurado, el uso poéticoen relación con las palabras, y especialmente con el empleode los tiempos verbales: el autor maneja, dosifica, pondera elefecto que quiere causar con las palabras en el ánimo dellector o de quien escucha. No es lo mismo decir «queridaVictoria» que «Victoria querida»: en el caso último hayvoluntad por parte de quien escribe de romper con la fórmulaconsagrada y así expresarse él mismo, procurando evitar laexpresión trillada. Todo en la lengua tiene un propósitooculto que puede ser desentrañado por el receptor delmensaje.

«Mordiente» o «mordente»: ¿cómo se dice? Decimos

que tiene mordiente la persona con gran capacidad deliderazgo, o la criatura cuyo empuje y personalidad mueve alos demás a seguirle y hacer lo que dice. Se alude a aquelcuyo carisma y atractivo hace que las cosas funcionen ysalgan adelante. Es uso figurado de la voz «mordiente»:ácido capaz de corroer el hierro, utilizado por ello para grabaro hacer inscripciones en una lámina de metal. La agresividadde esta sustancia sirve de término de comparación adecuadoa situaciones o casos en los que conviene poner de relieve ala persona con capacidad de mando e influencia. En cuanto a«mordente», es voz innecesaria como alternativa amordiente, toda vez que su procedencia italiana choca coneste término homólogo. No obstante lo dicho, «mordente»tiene su propio espacio en el ámbito de la música, espacioque no conoce «mordiente», ya que el italianismo sirve paraaludir al adorno del canto consistente en una dobleapoyatura, y que en el pentagrama se indica mediante unaespecie de flechita horizontal; también tiene uso en ellenguaje de la música referido al quiebro o adorno queconsiste en acompañar una nota de otras muy ligeras. JoséPinilla, en su Teoría completa del solfeo (1880), escribe:

Llamamos semitrino a un trino breve, y que algunasveces no es más que un mordente de dos notas.

¿«Periferia» o «perifería»? «Periferia» es término deorigen griego: de periféreia = contorno, circunferencia, a suvez del verbo periféro = llevar alrededor. Lo correcto es decir

«periferia», como compuesto de peri = alrededor y ferein =llevar, colocar, situar. Decir «perifería» sería un barbarismo,como también lo sería decir «perícarpio» en lugar de«pericarpio»; «perígeo» en vez de «perigeo»; «peréhelio»,en lugar de «perihelio». Por otra parte, es cierto que se dice«perímetro» y no «perimetro». Sin embargo, hay que teneren cuenta que la preposición griega, convertida en prefijocastellano inseparable peri- a su paso al latín y luego alcastellano con el significado de ‘alrededor’, no es aguda.

Usos del verbo «entrenar». «Entrenar» es verbotransitivo, admite complemento directo cuando significapreparar a otro para que rinda en la práctica de un deporte ode una prueba. «El entrenador entrena o prepara al equipo.»También tiene uso intransitivo, y en este caso se recomiendala forma pronominal: «Me entreno todos los días paramantenerme en forma». Usar como si fuera transitivo laforma pronominal es uso indebido o mostrenco, aunque seestá imponiendo, e incluso ya se admiten como correctasexpresiones tales como «entreno cuatro horas diarias», enlugar de «me entreno», es decir: me preparo. Es voz francesa:de entraîner = adiestrar. Valserra, en su clásico manual parapúgiles de 1945, uno de los primeros usos documentados deeste galicismo, escribe:

Yo me entreno como si disputara un encuentroverdadero y prohíbo a los que me ayudan retengan losgolpes, pues yo tampoco retengo los míos.

¿Se puede decir «abrazos de rigor»? El diccionariooficial estima que «ser de rigor» es tanto como serindispensable por requerirlo la costumbre, la moda o laetiqueta. En siglos pasados se entendía que eran de rigor lascosas llevadas a cabo con escrupulosa severidad. Entiempos cervantinos se definía el término como ‘aspereza,acrimonia o dureza en el genio’. Consecuentemente, haycosas de las que no se puede predicar que sean de rigor,como un abrazo cordial, ya que decimos que es de rigoraquello a lo que uno viene obligado sin estar personalmenteconcernido en el asunto: si abrazamos a alguien «de rigor»,lo hacemos con cierta dosis de hipocresía. Son de rigor lascosas que hacemos llevados por la inercia del protocolo o laobligación, y nunca las que se hacen al amparo de lossentimientos y movimientos del corazón. En el Testamento(1573) de Luis de Requesens, barcelonés, se lee:

Y asimismo me refirió la dicha Doña Isabel Camós,cómo ella e su marido habían recibido cien libras deestas quinientas, y todo ello parecía por escriturashechas ante Mosen Mollet, notario de Barcelona, yaunque de rigor yo no era obligado a pagar lasdeudas de mi abuela hice escritura a Doña Isabel depagarle estas cuatrocientas libras dentro de cuatroaños.

«Preocupante», «precupante»: ¿a qué se debe ese tipode vacilaciones? Cuando se olvida el origen compuesto de

las palabras puede haber dificultad en su pronunciación.Sucede con términos como el propuesto, y con otrossimilares como progresista/pogresista, en los que perdida yala conciencia etimológica, el hablante no sabe a qué atenersey resbala hacia el error. Por eso hay que mirar con recelo lasadmisiones, por parte de la Academia, de voces como«siquiatra, oscuro, sicólogo» que eliminando la /p-/ o la /-b-/etimológicas fomentan las posibilidades del error. En loscasos aducidos hay que atenerse a la índole del vocablo:compuesto por la preposición latina pre + verbo = ocuparse,estar al tanto de algo, ocuparse de ello con antelación. Elsolecismo «precupación» tiene mucha parroquia tanto en elreino de Murcia como en la zona castellanoparlante deValencia y en Andalucía, de donde es la siguiente copla:

Hasta la leña en el bosquetiene su precupación:una sirve pa hacer santosy otra pa sacar carbón.

«Incierto», ¿es antónimo de «cierto»? Incierto no esnecesariamente el antónimo de cierto, ni sinónimo de falso.Este adjetivo introduce un matiz importante de duda einseguridad en el ánimo del hablante. Se dice: «Enfermedadde evolución incierta», y entendemos que no se sabe pordónde van a ir las cosas a ese respecto. Oímos: «El resultadodel partido es incierto», y pensamos que no hay forma desaber cómo acabará el encuentro. Tiene valor semántico afín

a ‘dudoso, impreciso, poco claro’. Lo incierto no perteneceal ámbito de lo no cierto, sino de lo no seguro. Se predica deaquello cuyo destino está en el aire. No obstante, puedeutilizarse como adjetivo en contextos donde conviene aludira lo engañoso. Lope de Estúñiga, en Respuesta de Lope deEstúñiga a los caballeros Fabra (1434), escribe:

E por que en sí mismo quien de volentat egena esincierto non puede faular justamente.

El abuso del término como eufemismo para evitar decirfalso lleva consigo la proliferación del uso bastardo de estetérmino por parte de políticos y periodistas, tropa a menudocarente de preparación lingüística, mesnada responsable enalto grado del mal hablar del reino. A las tales criaturasrecomiendo la lectura de Agudeza y arte de ingenio, deBaltasar Gracián, donde se lee esta estrofa:

Ninguno tenga esperanzaque en el mal de amor hay medioporque es cierta su mudanzay es incierto su remedio.

¿Cómo debemos llamar al conjunto de informacióntomada de Internet? La pregunta no es ociosa: llamamosbibliografía al conjunto de libros utilizados en la elaboraciónde una obra; se llama hemerografía al conjunto de noticiasrecabadas en los medios de comunicación escritos, pero nohay término acuñado referido a la ingente fuente de

información que supone Internet. Acaso debamosconsiderar, como quiere el profesor Alfonso Martínez Díez,catedrático de filología griega en la Complutense, que esevacío léxico podría ser cubierto por el término «dictiografía»:del griego diktion = red, término ya presente en la vozinglesa Internet.

¿Se puede decir «matrimoño» al «matrimonio»? Tantoun término como otro aparecen en castellano hacia el sigloXIV como cultismo o palabra ajena al acervo popular. En lacultura latina el matrimonium era cosa de mujeres, de modoque si se hablaba de matrimonium se entendía que unamujer era entregada a un hombre como esposa: inmatromonium dare, in matromonium locare, inmatromonium ducere… son sintagmas alusivos al hecho dedar, colocar, entregar una mujer a un hombre como esposa,quisiera ella o no. Es término compuesto de mater, matris:madre + -monium, uno de los muchos sufijos latinos queentran a formar parte en términos de concepción compleja.La forma «matrimoñar» o contraer matrimonio sobrevive encastellano hasta el XVII; Calderón escribe:

Cuándo será aquel día,Benito del alma mía,que los dos matrimoñemos.

Lucas Fernández, en una de sus comedias (1514),incluye el siguiente diálogo:

M. No es menester más hablarpues que dambos son contentos,que por sus consentimientosya no se pueden quitar.Ju. Ni quitar ni aun apartar,Según ley de matrimoño.M. ¿Pues no les days patrimoñocon que se ayan de casar?

¿«Habana» o «Havana»? Lo correcto es hablar de LaHabana, ciudad fundada en 1514 por el adelantado de CubaDiego Velázquez, a quien le pareció bien llamar a la nuevaciudad San Cristóbal de la Havana, más tarde reducido a LaHabana, grafía con -b- que terminó por imponerse. Estopónimo acaso indígena, adaptación al castellano delnombre Guabana = la grande: del taíno gua- en función deartículo + el adjetivo indígena bana = grande, seguramentereferido a la gran amplitud de la bahía a cuyo alrededor seasienta. No faltan autores foráneos que pretenden derivar elnombre del neerlandés haven = puerto, pero es hipótesisdescabellada. El topónimo con -v- utilizado por ingleses yotros nacionales se debe a que también en castellano figuróasí el nombre de la ciudad: Havana. No obstante, en unanónimo titulado Traslado de una carta al arzobispo FrayFacundo de Torres escrita por los miembros del cabildo(1638), se lee:

Vuestra Señoria vio de vna mala noche que tubo con

las seis vrcas que parecieron en dias passados sobre elpuerto estubo a pique de perder la vida y quandoneçessita esta plaza para su defenza de mas cuydadoque ninguna de las yndias por sus menores fuerzas y siteniendo tantas la de La Habana retiró su magestadde su gobierno a este cauallero por su falta de salud.

¿Existe el término «gamazada»? Se llamó así enPamplona, y luego en el resto de Navarra, al movimiento deprotesta contra el ministro de Hacienda del gobiernoSagasta, Germán Gamazo, que en 1893 quiso abolir ciertaparte del fuero navarro. En sentido figurado también se llamaasí a las alcaldadas, abusos de confianza o de poder, y acualquier desafuero que se pretende llevar a cabo desde lapoltrona o situación ventajosa, sin reparar en que acaso eldaño que se vaya a hacer pueda ser irreparable. Aconsecuencia de aquel intento de desafuero surgieronletrillas satíricas que ponían a caldo al ministro en cuestión.Ejemplo de aquella actividad literario-popular fue la siguientejota:

Si a Gamazo le cortaranen rajas como a un melón,no tendrían los navarrospenas en el corazón.A Gamazo con un mazolo tenemos que majar,porque nuestros son los Fueros

y nos los quiere quitar.

¿Se puede decir «las dos del mediodía» o «las doce ymedia de medianoche»? Decimos que es mediodía cuando elsol está en el punto más alto de su elevación sobre elhorizonte, punto a partir del cual empieza a decaer. Fray Luisde Granada, uno de los escritores más importantes del sigloXVI, escribe:

¿Qué e nuestra vida sino una flor que se abre a lamañana, y al mediodía se marchita, y a la tarde seseca…?

Antaño se decía «hacer mediodía» a detenerse elcaminante en un lugar para comer. En una de sus obrasMoratín escribe: «Pasadas dos horas del mediodía…», esdecir: dos horas después de las doce. En ese caso, «a lasdos horas del mediodía» sería tanto como decir dos horasdespués del mediodía. En muchos puntos del mundoanglosajón se emplean las siglas AM y PM: antemeridianum y post meridianum: tiempo anterior a las doce,o mediodía; y tiempo posterior a esa hora. El latín meridies,meridiei se traduce por mediodía, forma disimilada demedidie: en la mitad del día. De este término se dijomeridianus con valor adjetivo a aquello que tiene que vercon el mediodía y con las tierras que caen hacia el Sur. Comoen las tierras cálidas el sol se deja sentir a esa hora, lasgentes del Sur aprovechaban el momento para dormir lasiesta, término que en latín se dice meridiatio. En castellano

el término «meridiano» no es anterior a finales del siglo XV.En cuanto a medianoche, se dice del momento en el que elsol está en punto opuesto al mediodía, cosa que sucede alas doce de la noche. Los latinos llamaban a este momentode la noche media nocte: de donde deriva el castellano. Sedecía prima nocte al comienzo de la noche, y sub noctem alanochecer. Multam noctem se traduce por muy entrada lanoche, sintagma que en castellano equivale a nocheintempesta, es decir: a altas horas, a horas intempestivas.Dice la copla:

Si a media noche sintieresen tu cama un aire frío,no le eches la culpa al viento,que son los suspiros míos.

¿«Duodeno» equivale a «duodécimo»? «Duodeno»como ordinal no se documenta en texto alguno antiguo omoderno, salvo la inclusión que la edición del diccionariooficial hace en 1790 con el sentido único de decimosegundo,desde luego inducida por un error, ya que no procede delordinal latino duodecimus, sino del numeral distributivoduodenus: de doce en doce, que podía funcionar en latíncomo distributivo, cardinal y colectivo, usos quedocumentan los diccionarios de la baja latinidad, dondeequivale a duodenarius = que dura doce días, que sucedecada doce días. Para aludir al ordinal que ocupa el lugar docedecimos «décimo segundo» y «duodécimo»; antañotambién se dijo «doceno», en la línea de «deceno, onceno».

Dejemos al término «duodeno» en paz como sustantivo quealude a la primera porción del intestino delgado, de docededos de largo, de donde derivó su nombre.

¿«A cinco metros tuyos» o «a cinco metros de ti»? Esclaro que lo correcto es «a cinco metros de ti», ya que losmetros no son de nadie; de existir «metros tuyos», cabríapensar que se trata de metros que no se corresponden conlos metros suyos. Pasa algo parecido con la expresiónmostrenca «es tu problema». La tendencia a emplearposesivos en lugar del genitivo de los pronombrespersonales está presente incluso en escritores de laimportancia de Unamuno, que escribía «delante mío» enlugar de «delante de mí», o Muñoz Seca, que decía «encimamío».

¿«Euríbor» o «euribor»? El término en cuestión llevaacento en vocal /í/. Es voz no admitida todavía por eldiccionario oficial a pesar de su amplísima vigencia yactualidad. Es acrónimo resultante del sintagma inglésEuropean inter offered rate: tipo europeo de ofertainterbancaria, o interés al que se prestan fondos lasentidades financieras en el mercado interbancario del euro.No se tata de un tipo de interés único, sino de un conjuntode tipos, ya que las entidades financieras utilizan diferentestipos de interés de acuerdo con el plazo del préstamo, por loque hay euríbor a un mes, a un año, siendo el euríbor a unaño el más utilizado en relación con las hipotecas.

¿«Ukase» o «ucase»? Cómo debemos escribir encastellano este rusismo. Es claro que la forma correcta esucase: decreto del zar, y por extensión, cualquier ordendespótica, o decreto tiránico e inapelable. Del ruso ukasati =indicar, a través del sustantivo ykas con el valor semánticode proclama formal de estricto cumplimiento que formula eltrono o la autoridad cristiana ortodoxa suprema rusa. ElDiccionario enciclopédico hispano-americano, de finalesdel siglo XIX, conserva la forma etimológica ukase. Elchileno Benjamín Vicuña Mackenna, en La campaña deLima (1881), escribe:

Todo lo contrario, y por castigar un desmán de laguardia urbana, compuesta de cuatro mil extranjeros,y una de cuyas patrullas le había llevadodescompuesto y disfrazado a un depósito de policía enuna de aquellas noches de solemne expectativa encompañía de un alemán cómplice y usufructuario desus orgías, la disolvió por un ucase en los momentosen que la ciudad entera confiaba a aquel cuerpoprotector su custodia.

Antes, en la primera mitad de ese mismo siglo XIX, elriojano Manuel Bretón de los Herreros emplea la forma conk , forma mucho más documentada que la ahora académica,en una de sus Poesías:

Nadie contra el pintor pide un ukaseque, aún ridiculizándole en estampa,

le distingue entre el vulgo de su clase;y hay más de un presuntuoso que se alampaporque su oscura faz caricaturensi así el mochuelo entro los cisnes campa.

«Taifa»: ¿masculino o femenino? El lector sabe que setrata de voz de origen árabe: de táifa = nación, población,secta, conjunto de personas o grupo; o tafa: destacamento.Es sustantivo de género femenino: la taifa, habitualmentevinculado al sustantivo «reino», en alusión a la situaciónpolítica padecida por al-Ándalus en la Alta Edad Media. Elvocablo alude a la proliferación de reyezuelos que seindependizaron del califato cordobés dando lugar anumerosas ciudades Estado o pequeños reinosindependientes. El vocablo, de uso entre historiadores ygente culta, conoció y conoce usos figurados que remiten ala situación de desconcierto, desobediencia generalizada ygran desorden. No ingresó el término en el diccionario oficialhasta muy entrada la segunda mitad del siglo XIX, en que seregistra así: «¡Vaya una taifa!», es decir, «con menudagentuza me he juntado», en alusión a un uso derivado queexperimentó el vocablo a finales del XIX, de junta de genteruin o chusma de mala vida y escaso juicio. Benito PérezGaldós, en Las tormentas del 48 (1902), emplea así eltérmino:

Cree Sofía que si las terribles nuevas se confirman,tendremos aquí grave trapatiesta, y cuando le digo yoque de ello me holgara mucho, se pone hecha un

basilisco. ¿Te parece bien que ahora, por seguir aquíel ejemplo de Francia se nos cuelen en el poder losprogresistas, que después de tantos años de oposicióndeben de traer hambre atrasada? Pues como levantenla cabeza Olózaga y Don Juan y Medio, Sancho yMadoz con toda la taifa nueva de los democratistas,ya podemos recoger los bártulos…

¿«Bereber» o «beréber»? Es voz árabe: de berber =natural de Berbería, perteneciente o alusivo a esa regiónnorteafricana que se extiende desde el Fezán hasta elestrecho de Gibraltar, que ocupó antaño el extenso territorioque se extiende entre Trípoli de Libia, Túnez, Argelia yMarruecos, habitada principalmente en las regionesmontañosas; muchas de sus tribus son conocidas por elnombre de tuaregs, señores de los oasis del Sahara, genteque mantuvo escaso contacto con los árabes. El bereber esun pueblo blanco. Los berebes del Atlas y del desierto estánconsiderados como verdaderos europeos, parecidos alandaluz y al siciliano, y algunos podrían pasar por nativoscentroeuropeos por ser de ojos azules o cabellos rubios. Lalengua berberisca se habla desde el oasis de Siua, cerca delBajo Egipto, hasta Marruecos, llegando por el Sur Surestehasta las orillas de los ríos Senegal y Níger. Pero volvamos anuestro propósito: el término no debe llevar tilde, por lo que«beréber» es escritura incorrecta. Vicente García de la Huertaemplea el término en Los bereberes (1772):

Si seguirlos queréis, seréis dichososcon tan glorioso dueño; mas, si acasoamor os aprisiona, prendas seande mi constante afecto aquestos lazos.

A lo que responde el poeta:

Así acabando el bereber valiente,conmueve los espíritus bizarrosde Amar y de Basir, que ya en sus pechosa más noble pasión lugar han dado.

¿«Lucha fratricida» o «lucha fraticida»? En latín fratersignifica hermano. Si el adjetivo castellano «fratricida»hubiera derivado de ese nominativo singular, diríamos«lucha fraticida», pero al derivar del acusativo fratrem, elsintagma fetén es «lucha fratricida». En latín, al hermano depadre y madre se dice frater germanus; y al hermano que loes sólo de madre se conoce por frater uterini. No pareceadjetivo de uso anterior al siglo XVI; entró en la corrientelingüística por vía cultista, referido a la circunstancia terribleen la que un hermano mata a otro. Juan Nicasio Gallegoencabeza una de sus poesías (1833) con este preámbulo:

A una Señorita que me pidió versos cuando, en mediode la lucha fratricida de don Pedro y don Miguel dePortugal, apareció el cólera en aquel reino y sepropagó por Andalucía.

«Escuadra» y «cartabón»: significado y uso de esostérminos. Escuadras son ambos instrumentos, ya que tienenun ángulo de 90º, aunque sólo el cartabón es de 45/45/90. Esvoz procedente del término occitánico escartabont, a travésdel verbo escartar: dividir en cuatro o partir en cuartos. Entiempos de Cervantes se decía «cartabón, quasi quartabón, ala cuarta parte de un quadrado con que se ajusta el ángulorecto». Emplea el término Alfonso X el Sabio en Libros delsaber de Astronomía (1254). El Universal vocabulario deAlonso de Palencia (1490) dice que «es término mozárabe yvoz castellana». También del occitánico derivó el cataláncartabó y el italiano quartabuono, término que es posterioren uso a la palabra castellana alusiva a ese instrumento quelos carpinteros usan de escuadra para ensamblar y hacercortes en la madera en forma de ángulo recto. En cuanto a laescuadra: es instrumento de metal o madera compuesto dedos reglas que forman ángulo recto. Covarrubias dice en suTesoro (1611):

Un instrumento del cantero con que saca en quadro lapiedra, y el carpintero tiene otro para el mesmo efecto,salvo que el uno es de hierro, juntando dos reglas enángulo recto; el otro es de madera, en tabla plana.

En la Roma clásica se llamaba norma, y en Greciakanon. Dice el dicho: «Cartabón y escuadra, uno sin otro novale nada», referido a que para conseguir el acierto en lasoperaciones que se emprenden hay que poner los mediosoportunos combinados convenientemente entre sí, ya que

aislados no servirían.

Uso del término latino versus. El diccionario oficial noregistra el término. Se hace eco del latinismo el diccionariode Manuel Seco, donde lo admite como preposición con elsignificado de ‘contra’, utilizado normalmente sólo entre dossustantivos o sintagmas sustantivos. Versus es latinismollegado al castellano a través del inglés y aceptado gracias alpapanatismo o esnobismo, ya que podemos resolver lapapeleta lingüística diciendo «frente a». En inglés se empleócon valor semántico afín a ‘contra’ en el lenguaje jurídico definales de la Edad Media. Gregorio Mayans i Siscar, enOrígenes de la lengua española (1737), escribe:

De ad i costa, dicciones propiamente latinas, secompuso el bárbaro accostare mui frequente enescrituras antiguas, como se puede ver en el Glossariodel eruditíssimo Carlos Dufresne; i significa rrimar lacostilla a alguna parte; de la manera que de latusdecimos ladearse, por ir al lado. De accostare, se dijoacostar, esto es, allegar a sí, i de ahí acostamiento.Hacia, adverbio de lugar que significa lo mismo queversus, tiene este origen.

Punto y coma, y dos puntos: uso. Entre la coma y elpunto es claro que existe una opción intermedia: el punto ycoma, signo de uso bastante arbitrario en el sentido de queno está del todo reglado, pero desde luego alude a unhecho: la pausa hecha con la coma es menor a la llevada a

cabo después de punto y coma. Subjetivismos aparte,debemos usarlo para distinguir entre las partes de unperiodo en el que ya hay alguna coma; en muchos casospueden sustituirse por los dos puntos, e incluso el punto yseguido. Es el caso por excelencia en el que se impone taluso. Hay otros, pero discutibles. En cuanto a los dospuntos, se emplean cuando la expresión del mensaje aún noha terminado, o cuando se impone una explicación que vienea cuento; también en las citas. En general, tanto el punto ycoma como los dos puntos son de colocación un tantopersonal; en mi caso, siento cuándo conviene una cosa uotra, me lo pide el discurso. Para una casuística completa esrecomendable el estupendo Diccionario de dudas deManuel Seco.

¿«Esteva» o «esteba»? Depende de lo que esté en elánimo del hablante. Ambas palabras existen en castellano.Con v alude a una pieza del arado corva y trasera sobre laque pone quien ara su mano para así dirigir la reja y apretarlacontra la tierra. En el Fuero de Sepúlveda (1295) se lee:

Otrossí, todo labrador nuestro vezino que con bueyeslabrare, d’esta guisa traya: pora un yuvo una cama, yun esteva, y dos dentales, y dos aguiiadas; y dentarriba, si con más bueyes labrare, d’esta guisa trayapor cada yuvo, dont más cerca lo fallare, que non seaso cannada.

También llamamos «esteva» a cierto madero curvado en

los carruajes de otro tiempo. Es voz latina: de stiva = manodel arado. En cuanto al término con b, es también voz latina:de stoibé = planta espinosa, a su vez de una voz griegahomófona. También se llama así a la pértiga con que en lasembarcaciones se aprietan las sacas de lana unas sobreotras. De esta planta escribe Pío Font Quer en ElDioscórides renovado (1962):

El nombre stoebe, que en castellano da esteba, era elque daban a esta planta los salmantinos,probablemente sólo los eruditos. La designación usualen el siglo XVI era ya cabezuela, y con ella hacíanescobas para barrer. Durante el primer año de su vida,esta planta sólo encepa y echa en torno una roseta dehojas profundamente segmentadas y vellositas; alsegundo año entallece y se dispone a florecer, lo cualpuede repetir en años sucesivos.

Es planta muy conocida antaño en España, tambiénllamada en castellano baleo macho, rama, algarabía; encatalán se dice cabeçuda, granera, granellons; envalenciano, herba granera, raspallera; en vascuence,buruiska txillarr = cabecita de plata, umanzelorri, igurki.

¿«Contradime» o «contradíceme»? El imperativo delverbo, contradecir, se conjuga igual que el del verbo «decir»,salvo en la segunda persona singular, donde se dice,«contradice tú». Amén de lo dicho, algunos optanincorrectamente por decir «contradí». Este verbo tiene dos

usos semánticos principales según se trate de persona ocosa: contradecimos a aquel cuyo aserto o afirmaciónnegamos por ser contrario al nuestro; y referido a cosa, elverbo adquiere uso semántico cercano al de ‘desmentir’ paradejar claro que no es cierto lo que se presenta como tal. Encuanto al participio pasivo, sólo es correcta la formairregular: contradicho. No obstante, una autoridad tanpreclara del lenguaje como fray Luis de León, en Losnombres de Cristo (1583), escribe:

Y es como si más claro dijese: ¿Qué presunción o quépensamiento es el vuestro?, ¡oh montes!, cuanto quieraque seáis, según vuestra opinión, eminentes, deoponeros con este Monte, pretendiendo o vencerle oponer en vosotros lo que Dios tiene ordenado de poneren él, que es su morada perpetua? Como si dijese: Muyen balde y muy sin fruto os fatigáis. De lo cualentendemos dos cosas: la una, que este Monte esenvidiado y contradecido de muchos montes; y la otra,que es escogido de Dios entre todos.

A qué llamamos malapropismo del lenguaje. Se llamaasí a la deformación y uso incorrecto de palabras extranjeras.También a la etimología popular que sustituye una palabracorrecta por otra incorrecta en un fenómeno llamadoultracorrección, sobre todo cuando la fonética ayuda acometer el disparate. Por ejemplo:

— Antena paranoica por antena parabólica.

— Foto de cuerpo presente por foto de cuerpo entero.— Coche con levadura automática por coche con

elevalunas automático.— Luz genital por luz cenital.— Lengua vespertina por lengua viperina.— Darse por aturdido por darse por aludido.

¿Cómo decir en castellano el concepto alusivo allifting? Este término inglés significa ‘levantamiento’;stretching sería el término alusivo al estiramiento. Noobstante esta disparidad in terminis, llamamos lifting alestiramiento de piel con fines estéticos. En francés llaman aeste tratamiento con una palabra propia: lissage, que encastellano equivaldría a alisamiento; y remodelage oremodelamiento. En castellano se han propuesto sintagmasdescriptivos como «estiramiento de piel», que es lo que en sítrata ese procedimiento estético. Mejor solución es ésa quela terminología científica que habla de ritidectomía oritidoplastia, voces griegas de difícil retención y fonéticacomplicada. Acaso haya que hablar de «estiramiento», ymás concretamente de «estiramiento facial». RómuloGallegos, en Canaima (1935), escribe:

Lo miró a la cara, socarronamente, y le pareció queaquel rostro, de suyo luciente por causa de ciertoexcesivo estiramiento de la piel y de un poco derezumo de grasa, había adquirido una extrañafosforescencia.

Diferencia entre «barca», «barco» y «buque». La voz«buque» es de origen catalán: de buc = vientre, y poranalogía ‘casco de una nave’, a su vez del fráncico buk =barriga, en alusión a su capacidad de carga; a principios delXVII se decía «buco» al casco de una nave. Cervantesemplea el término en 1613. «Barca» deriva de una vozhomógrafa del latín tardío: barca, que ya empleó el anónimoautor del Cantar de Mío Cid en el siglo XII. Como voz latinase empleaba en el siglo II, acaso de origen ibérico, aunque lomás probable es que se trate de la voz griega baris usada enEgipto, que daría una forma barica no documentada. Elmasculino «barco» deriva de «barca» y no parece anterior amediados del XIII, en que lo emplea Alfonso X referido auna embarcación pequeña, connotación que todavía tenía enel XVIII, ya que al barco de mayor calado y con mástiles sellamaba «barcón» en los Siglos de Oro. Lope de Vegaescribe:

Ya vienen de Sanlúcarrompiendo el aguaa la Torre del Orobarcos de plata.

La copla de principios del XX da uso indistinto a barcoy barca, como si se tratase de la misma cosa en la mente delhablante:

Hubo un barco que se hundió

y en la barca iba mi suegra:por eso los calamarestienen la tinta tan negra.

Por qué decimos «cura párroco»: ¿no es unaredundancia? Cura propio se llama al párroco que tiene enpropiedad una feligresía; y teniente cura al sacerdote queayuda al párroco. El sintagma cura párroco fue siempre muypopular, y procede de la voz griega paroikía =avecindamiento, en alusión a que el cura párroco tiene a sucargo una parte de los feligreses del lugar. Es término muyantiguo en castellano, Alfonso X el Sabio escribe en suLibro de las Partidas:

Otros clérigos hi ha, que llaman parrocales que hagala cura de las almas de aquellos que son susparrocanos.

¿«Escalafón» o «escalofón»? Si decimos que«escalafón» viene de «escala», no tendremos dificultad enpronunciar bien este término. En el ámbito castrense se llamaescalafón a la lista de los oficiales según su clase yantigüedad; por analogía con su acepción principal tambiénse dice de otros profesionales. Es término de uso no anteriora la primera mitad del siglo XIX: acaso del francés échelle defonds o escala de los fondos necesarios para el pago de lanómina de los oficiales. No procede del catalán escalafó,sino que la palabra catalana procede de la castellana«escalafón». Si decimos que «los ascensos deben

producirse por escalafón», aludimos a la lista donde seclasifica por antigüedad grado y empleo a los individuos deuna misma corporación, como la militar, la de la funciónpública. Es término que en última instancia procede del latínscala = escalón. El chileno Tomás Guevara, en su Historiade Curicó (1845), emplea así el término:

Con la pérdida de Olano se tronchó una bellaesperanza del ejército de Chile, porque sus talentos, suilustración y energía moral, a la par de haber sidoútiles en el curso de la guerra, lo habrían colocado enun puesto ventajoso en el escalafón de los ascensos.

«Y un jamón con chorreras»: sentido de esta coletilla.A quien pide gollerías o a quien en la expresión de su deseopide aquello que claramente no se le puede conceder,decimos esta frase que acompañamos de cierto quiebroirónico o antifrástico. También suele decirse: «Y un huevo»,referido no al de la gallina, sino como antonomasia deaquello tan apreciado y valioso que no estamos dispuestosa conceder. Inicialmente se dijo: «Y un jamón», sin quehiciera falta añadir más; lo de las chorreras o cintitas queadornan al jamón de procedencia prestigiosa parece añadidoposterior referido a la imposibilidad de ceder a pretensiónajena. Es expresión no anterior al siglo XVIII, de uso generalen el XIX tras la Revolución de la Gloriosa (1868). Tras eldestronamiento de Isabel II, en una de las farolas delalumbrado público barcelonés, un letrero decía:

¡Abajo los conventos;armas al pueblo;fuera las quintas;suprimir los templos!

A estas consignas descabelladas alguien, con mejorhumor, había añadido: «Y un jamón con chorreras».

¿«Petardo», «petarda»? Por lo general, la formafemenina del insulto es siempre más hiriente, hace más daño,que el insulto masculino. Eso es así, en general, porque delhombre se puede esperar cualquier cosa grotesca y mala,mientras que de la mujer, no. Todo choca más en la mujerporque todos esperamos de esta criatura una mayorsuavidad y delicadeza. Pero acudamos a nuestro propósito.Llamamos petardo al sujeto ruidoso que tras prometermucho ofrece poco, o decepciona; también al bocazas. Tuvoantaño uso peyorativo con el significado de sablista opetardista que pide con la intención de no devolver loprestado. También se predica de la mujer que anda por feriasy cortijos ofreciendo baratijas como señuelo para robar aldescuido, e incluso ofreciéndose a sí misma. A mediados delsiglo XIX era popular el sintagma «pirujas que petardean…»referido a este tipo de fulanas. También se dice de quienafecta modales de galán y pretende atenciones que su físicoy condición no merecen. En un juguete cómico del sigloXIX, Un patán de mi pueblo, se lee:

Ahí viene el rastracueros de Curro: veamos lo quepretende el petardo insufrible, azacán en la corte,tonto en la aldea…

En su acepción principal, petardo significa ‘tubocargado de pólvora, o morterete que se hace estallar’,término utilizado en castellano desde el XVII. En sentidofigurado es de uso posterior, tal vez cruzado con el

significado de ‘estafador, mal pagador’ que también tuvo.No es descabellado, para explicar la acepción de la voz comoinsulto, comparar los significados de «petardo» y «cohete»:mientras el petardo se limita a estallar a ras de suelo,haciendo sólo ruido, el cohete sube y deja en el cielo unaestela y un dibujo de luz pirotécnica. «Ser un petardo» estanto como carecer de brillo, a la par que se es estruendosoy mate, en definitiva: un tipo aburrido; en cambio, el coheteestá cargado de notas positivas: «Ser como un cohete» estanto como ser expeditivo y rápido. Es término derivado delfrancés pétard, que a su vez lo hace de péter = estallar, peer.En relación con este sentido del término en algunos lugaresdel sureste español se llama también así a los pedorros ozullencos, criaturas que no pueden poner sordina al tono desus ventosidades aunque lo intentan, controlando mal sutempo y haciendo que el pedo que se pretendía disimular leestalle en las narices. Ya en la Antigüedad era una de laspeores cosas que podía sucederle a una mujer. Traducido delfrancés, de un texto dieciochesco, se lee:

Disimulada petarda,te estalló en la cara el pedoque lejos de sonar quedose te escapó entre las nalgas.

«Estar en cierne»: uso fetén de esta expresión. Deaquello que está en flor se dice que está en cierne, referidonormalmente a la persona o cosa que tiene ante sí largo

camino hasta lograr la sazón por estar en los inicios. «Estaren cierne» es tanto como andar por el principio, ser primerizoen algo, o muy novicio. También se dijo «estar en flor» y«estar en capullo», de donde acaso nos refiramos con lapalabra «capullo» al novato e ingenuo en alusión a su faltade entrenamiento en lo que comienza a ejercer.

Pero volvamos a nuestro propósito. Mi abuela Isabel,cuando pedíamos la merienda antes de tiempo, nos decíaque «el pan está en cierne», es decir: queda un trecho largohasta la hora de merendar, circunstancia a la que ella aludíacon esa hipérbole: aún están cerniendo la harina de la quehabrá de amasarse el pan. Es expresión adverbial de antiguouso en todo el ámbito hispanoparlante. El religioso mejicanodel siglo XVII Juan Martínez de la Parra escribe:

No hay peor granizo para las vides que el que les cogelos racimos en cierne.

Dos siglos antes, en 1513, en su Tratado deAgricultura, Alonso de Herrera escribe «en cierne»; tambiénCovarrubias y los lexicólogos de los Siglos de Oro. Eldiccionario de la Academia de la Lengua registra en 1726 «encierne». Lo mismo hace a finales de ese siglo el Diccionariode artes y oficios, de Esteban de Terreros. El escritorbarcelonés Antonio Puig y Blanch, de la primera mitad delXIX, escribe en sus Opúsculos: «A mediados del siglo XIXaún estaban como en capullo y en cierne las cienciasnaturales». En el XX, Gabriel Miró (1921) y Cabrera Infante

(1986) emplean la forma fetén: «En cierne». ¿Quiere estodecir que escribir «en ciernes» es uso arbitrario ymostrenco? En mi opinión la Academia no hizo bien enaceptar el plural para este modismo. El Diccionariopanamericano de dudas recoge «en cierne» y entreparéntesis escribe una (-s) indicando que la forma correctaes la primera. Pero claro, allá va la soga donde va el caldero:la Academia, después de todo, recoge un uso que aunquemostrenco empezaba a estar muy extendido ya en la primeramitad del siglo XX; ya se sabe lo que pasa con los errores,que cunden más que los aciertos y que a menudo tienenmayor fortuna: hay casos documentados de la forma «enciernes»: el primero parece que se registra en 1849. LaAcademia lo admitía en la primera mitad del siglo XX a pesarde voces en contra, como la de Julio Casares, que no daacogida en su Diccionario ideológico a la forma espuria.

Modo de separar las letras de una palabra a final derenglón. Cuando en el mundo antiguo se presentaba estecaso se alargaba la última sílaba de la palabra en cuestión,sobre todo cuando se trataba de textos sagrados: en la Bibliahebrea no hay palabras cortadas o mutiladas. Tambiénsucedía esto en la escritura sagrada india y egipcia. Alrespecto que tratamos, referido a nuestro castellano haycinco reglas básicas. 1: No se separan las letras de unamisma sílaba a menos que se trate de palabras compuestas oprecedidas de prefijo: ten-go. 2: No debemos separar vocalesseguidas formen o no diptongo: tiem-po, tea-tro. 3: Si la

primera sílaba de la palabra es vocal, no debemos cortar esapalabra por esa sílaba: ami-go. 4: Si la palabra contiene hintercalada, el guión de separación irá delante de la h: in-humano. 5: Los dígrafos o letras dobles no se separannunca: ca-llar, le-che. Para las excepciones a la regla generalconviene ver el apartado 5.11.2 de la Ortografía de la lenguaespañola publicada por la Real Academia. En una de lasdedicatorias del prólogo del Quijote que firma Urganda laDesconocida, se ejemplifican las posibilidades comentadas

Advierte que es desatí-siendo de vidrio el tejá-tomar piedras en la ma-para tirar al vecí-.Deja que el hombre de jui-en las obras que compó-se vaya con pies de plo-;que el que saca a luz papé-para entretener doncé-escribe a tontas y a lo-.

Cuándo hay que escribir los números con letra, ycuándo con guarismos. A esta cuestión no baladí hay queresponder diciendo que los numerales cardinales puedenrecibir términos adyacentes, son adjetivables: puedepredicarse cosas de ellos: «Ha sido agraciado con un bonitocuatro rojo», y la palabra «cuatro» se escribe como talpalabra, no con guarismos; cuando nos preguntan por lahora, decimos: «son las siete», y escribimos la palabra

«siete». Pero hay reglas, excepciones y casos especiales quesería prolijo enumerar. Digamos que se escriben con todassus letras los números del cero al nueve, y que lascantidades expresables con más de un número se expresancon guarismo. En las frases hechas los numerales cardinalesson tratados como palabras y no como cantidades: «cantarlea uno las cuarenta»; lo mismo sucede en los títulos literarios:Las mil y una noches. Asimismo, se expresa con guarismoslos días del mes, a excepción de las fechas históricas: «Docede Octubre»; también la numeración de las calles, de lospisos, de las habitaciones; los puntos kilométricos; las cifrascon decimales, pero escribimos con todas sus letras losquebrados: dos quintos, tres cuartos. Entre los usospreceptivos se encuentra el de evitar que sucedan cosascomo la que cuenta Calderón de la Barca en uno de suscuentos en verso alusivo a cierto vidriero de Tremecén queescribió a un amigo de Tetuán para que le enviara tres ocuatro monas para una dama que tenía capricho de tenerlasen casa:

El tres o cuatro escribióen guarismo un majadero,y como allí la ‘o’ era ceroel de Tetuá lo leyó:Amigo, para personasa quien tengo voluntad,luego al punto me enviadtrescientas y cuatro monas.

A qué nos referimos cuando hablamos del indoeuropeo.Sacamos a colación este vocablo cuando aludimos aasuntos lingüísticos; también cuando hablamos de«sánscrito»; se trata de voces que no tienen que ver concivilización ni pueblo. Esta palabra se aplica a un número delenguas del viejo mundo, especialmente europeas e indias:de ahí su nombre. El término parece que fue inventado porThomas Young en el siglo XIX (1813). No obstante ser vozdel ámbito lingüístico, como decíamos, no existe la lenguaindoeuropea, sino las lenguas indoeuropeas: familia delenguas, tronco lingüístico, árbol cuyas ramas serían lamayoría de las lenguas occidentales: las germánicas, laseslavas, las latinas. Escapan a este dominio lenguas como elvascuence, el húngaro, el finlandés, el georgiano. Sihablamos de preindoeuropeo, aludimos a la situaciónlingüística occidental previa al estado de cosas que hemoscomentado antes. Si hablamos de protoindoeuropeo,aludimos a la situación inicial del estado de cosaslingüísticamente hablando: proto- es prefijo griego:«primero». En cuanto al sánscrito, lengua sagrada de laIndia, es la lengua clásica de los hindúes, y su origen sesitúa en el segundo milenio a. de C.; todavía se escribe, yaunque desde hace cientos de años no se habla como tal,existen dialectos que siguen vivos. Las lenguas védicas y elsánscrito son dialectos del indoeuropeo, la mayoría decuyos miembros son occidentales: el griego, el latín, laslenguas germánicas y eslavas. El pariente lingüístico máspróximo del antiguo indio, denominación recogida en los

conceptos lingüísticos conocidos por védico y sánscrito, esel persa y las lenguas iranias. A través del griego, del latín yde las lenguas anglosajonas las lenguas indoeuropeas hancolonizado lingüísticamente el mundo merced al castellano,el inglés, el portugués y el francés.

«Magerit»: origen del topónimo. Siempre hubo empeñoen dar a Madrid origen muy remoto, tanto que algunossituaron su fundación en el año 879 a. de C. No cabe admitirtal cosa, ni tampoco que fuera conocida en la Antigüedadbajo el nombre de Mantua Carpetanorum y Miacum.Tampoco es verosímil que se llamara Viseria o Ursaria, enalusión a los osos que ciertamente habitaron sus collados ybosques. De Madrid no se hacen eco las crónicas hasta laEdad Media. El arabista J. Oliver Asín sitúa el origen de lavilla en una aldea llamada Majerit situada al fondo del valleque se extendía por la actual calle de Segovia: de hecho, enun dialecto magrebí la voz mayrit significa acueducto. Loscronistas musulmanes la citan como Magrit, Majeriacum,Majerit. Acaso y en última instancia del latín Matricetum:colectivo en -etum de matrix, matricis = matriz, cauce. Losárabes ocuparon el lugar en el siglo VIII y adaptaron eltopónimo a su fonética: Matrichit, por metátesis, y acasopor asimilación de Magerit al término árabe magra = canal,referido a las aguas que discurrían por término. En todocaso, Matricetum alude a los muchos arroyos o cauces deagua, circunstancia que debió contraerse en Matretum,colectivo a su vez del latín matrem = madre, referido al río

como madre de aguas o cauce: «madredagua». En el sigloXIII se habla de Magrit. Otros piensan en el topónimoprerromano celta Magetorito, de mageto = grande + ritu =vado o puente. Llámase «gatos y ballenatos» a sus nativos.Gentilicio: madrileño, matritense. Dice una copla:

¿Qué quieres que te traigasi voy a Madrid?No quiero que me traigas:llevadme allí.

Lo mismo cabría decir de Jerez de la Frontera:

¿Qué quieres que te traiga si voy a Jerez?No quiero que me traigas: llévame a él.

«No te escucho bien»/«no te oigo bien»: ¿son formasigualmente correctas de expresarse? Cuando no oímosbien a quien nos habla lo correcto es decir: «No te oigobien»; no sería correcto decir «no te escucho bien»; el oír esprevio al escuchar; escuchar es una forma fina y selectiva deoír. Quien escucha pone voluntad y atención. En cuanto aoír, es cosa a menudo inevitable e incluso, en algunos casostenemos que hacer un esfuerzo por no oír. Si decimos «no teoigo bien» probablemente se deba a que hay interferencias,ruido circundante, algo que entorpece la recepción delmensaje, y no sería razonable decir «no te escucho bien»,puesto que no habiendo sido capaz de oír de maneraaceptable, no será posible escuchar. Decir «no te escucho

bien» es poner la carreta delante de los bueyes: paraescuchar es necesario oír, como para saborear, es necesariocomer. En latín estos dos verbos eran a menudointercambiables: audire = percibir los sonidos del exterior,también significaba escuchar con atención: De malis nostrisaudisti, es decir: «Ya conoces nuestras desgracias», escribeel clásico. Auscultare equivalía a nuestra expresión «daroídos», complacerse uno en lo que oye, interesarse e inclusoimplicarse. Por eso el médico nos ausculta y el juez nos oye:por eso también hay oyentes y escuchantes: el oyente seimplica menos en lo que oye que el escuchante, criaturavoluntariosa y participativa en el discurso que suena a sualrededor. El lector sabe que hay diferencias entre oír yescuchar. Pero no es razonable exigir que desterremos elparticipio activo de «escuchar» referido a la persona quepresta atención a su emisora de radio, y oye con deleitealgunos de sus programas, en cuyo caso se convierte enescuchante. El mismo Cervantes da al término el sentido queaquí tratamos:

Dijo doña Rodríguez, que era una de las escuchantes,que un romance hay que dice que metieron al reyRodrigo vivo en una tumba llena de sapos.

Quien escucha está más cerca de quien habla que quiense limita a oír. Quien escucha pone voluntad, lleva lainiciativa; quien oye no puede a menudo evitarlo o seencuentra con respecto a quien habla un tanto alejado eindiferente. Estas notas semánticas permiten que creamos

preferible ser escuchado a ser oído. Nada de esto suponepeligro en relación con un posible olvido del verbo «oír»,temor que algunos amigos me han manifestado, entre otrosBenjamín García Hernández, catedrático de latín de laUniversidad Autónoma, gran autoridad en España en lo quese refiere a la lengua de Cicerón. Pero dejemos que la coplanos ilustre sobre el uso popular de escuchar y oír:

Cuando pasas por mi verano te oigo decir: ¡adiós!;pero si escuchas mi nombrese te cambia la color.Bien sé que estás en la cama;bien sé que oyes mi voz;bien sé que estás escuchandocantares que canto yo.

«Mejorando lo presente»: por qué se dice. Es sintagmade uso social, fórmula de cortesía a la que nos acogemospara no hacer de menos a nuestro interlocutor, ni dejarlo ensituación de inferioridad con respecto de la persona quealabamos. A ese fin mejoramos «lo» presente: es decir, porcortesía y deferencia hacia quien está con nosotros en elmomento de decirlo, pero sin desmerecer en nuestrodiscurso a aquel de quien hablamos. Se trata de un caso deablativo absoluto similar al de «Dios mediante», «noobstante» y tantos otros que carecen de consecuenciasemántica y se limitan a cumplir con las normas sociales

establecidas por el buen gusto. Ramón de la Cruz, en Lasfrioleras (1764), escribe:

Me contaba todo cuantohabía en el lugar de nuevo;traía á casa la Gaceta,y a mí y a un niño de pechoque teníamos entoncesnos leía muchos cuentosde las Indias, de los morosy otros lugares muy lejos.¡Ah, señor; perdí yo mucho!¡Y qué mozo era tan bello,mejorando lo presente!

«Sistema inmunológico» o «sistema inmune»: qué esmás correcto. La palabra «inmune» procede del latínimmunis = exento o libre de algo, que no tiene que pagarimpuestos: immunis belli = libre de ir a la guerra; militiaimmunis = libre de ir al servicio militar; immunis portoriorum= libre de peaje. También significaba ocioso: Non estimmunis virtus = la virtud no es ociosa. Cuando el términoempezó a emplearse en castellano, como cultismo, a finalesdel siglo XVI, inmune equivalía a exento de ciertas cargas ymales. De este término se creó el verbo «inmunizar». Sidecimos que inmune es aquello que goza de inmunidad, elverbo que sale de este adjetivo tendrá como base semánticaesa cualidad: inmunizar es tanto como transferir o dar a algoo a alguien la condición de resistente a un daño. ¿Qué es

inmune, el sistema mediante el cual se consigue serlo, oaquello a lo cual ese sistema ha conseguido dotar de lacapacidad de inmune…? Desde luego, el sistema no esinmune, sino que lo es aquello sobre lo cual operó, de lamisma manera que la vacuna no es inmune, sino que lo es elvacunado; otras veces lo que es inmune es un estadoespontáneo del organismo que hace que quien lo tiene nocontraiga cierta enfermedad. En Argentina dicen «sistemainmunitario». En cuanto al término «inmunológico», LuisCencillo, en Método y base humana (1973), escribe:

Y llega a tal punto esta singularización inmunológicadel organismo en virtud del thymus, la individuaciónbiológica, que a ello se debe el fenómeno del rechazoen los trasplantes, pues este sistema inmunológico,regulado por el thymus, solamente tolera células quecorrespondan al modelo genético hereditario.

¿Existe el verbo «aperturar»? Aunque es verbo quepueda resultar poco simpático, no podemos decir que seaespurio. De uso inicial en el metalenguaje bancario referidoal hecho de abrir una cuenta, el verbo saltó a la calle y seinfiltró en lenguajes como el judicial, donde se oye: «Afulanito le aperturaron un juicio por falta grave». Tambiénse ha empleado y emplea, aunque ilegítimamente, enexpresiones como «el acto fue aperturado por el rector…».Pero el problema no reside en que el término resulteantipático; los hechos de lengua son convencionales

cuando no arbitrarios, aunque no siempre caprichosos. Lalengua no responde rigurosamente a la lógica formal.«Aperturar» deriva naturalmente de «apertura», y eninstancia última del verbo «abrir» a través de aperire. Loslingüistas dan el nombre de cultismo a este tipo de términoselaborados al margen de la corriente popular, de laderivación natural del latín, fenómeno de tiempos deformación del idioma que se da por acabado a finales de laEdad Media y arriba al castellano a comienzos del XIX. Delsustantivo «apertura» es natural derivar el verbo«aperturar», es incluso inevitable. Se trata de un derivadoirregular. Al verbo «aperturar» cabe objetar lo innecesario desu uso, puesto que pretende sustituir un verbo tan castizocomo «abrir». Sustituir una palabra de uso rodado por unneologismo no es de recibo. No obstante esto, el usocreciente de este verbo hace esperar que acabeimponiéndose y entre de lleno en el diccionario oficial. Laposibilidad, no constatada, de que este neologismo procedaúltimamente del inglés aperture hace doblemente indeseablesu implantación. Cosa bien distinta es el sustantivo latinoapertura, voz que alude a la acción de abrir y se emplea enrelación con asambleas y actos corporativos referida al actode iniciar aquello para lo cual han sido convocados susmiembros: «Apertura del Año Judicial, de las Juntas deAccionistas…». Cuando se procede a dar lectura a untestamento se llama apertura a ese hecho. También referido aciertos lances del juego del ajedrez se emplea el sustantivo:del verbo latino aperio = abrir, a través del supino apertum.

Don Enrique de Villena, en una traducción suya de la Eneida(1427), emplea así el sustantivo «apertura»:

E satisfecho con digna respuesta e informaçióncopiosa, puso fin artifiçioso a su plazible dezir e dioreposo a su lengua e miembros orgánicos deservientesal fablar, en que non solamente la lengua trabaja, maslos paladares feridos d’ella e los dientes zizilando elos beços por clausión e apertura e los carrillos porescalentamiento e las manos por indicaçiones e todoel cuerpo por gesticulaçiones.

Por qué decimos «taco». A la baqueta con que se ponelisto el arcabuz para el disparo llamaban taco. En sentidofigurado se dice del exabrupto o palabra mayor quehabitualmente precede a la blasfemia y al insulto, o se leviene a la boca a quien está a un paso de llegar a las manos.Otros consideran que taco, al ser voz utilizada en el mundohampesco para aludir al regüeldo o eructo sonoro, significótambién el exceso verbal con que algunos acogen lascontrariedades. De hecho, en la jerga de los matones de losSiglos de Oro «taco» equivalía a juramento, voto, blasfemia.De aquellos usos bizarros queda en Cuba el sintagma «lucirel taco», que es tanto como fanfarronear y provocar. En susAvisos (1654) Jerónimo de Barrionuevo emplea así el término:

Una cosa me dicen graciosa de la Marquesa deLeganés, que dándole una criada de la (Marquesa) deLiche un porrazo á un perro que entre los muchos que

tiene quería notablemente, se encolerizó tanto porhabérsele muerto que echaba más tacos que uncarretero.

De dónde viene «hip, hip, hurra». ¡Hurra! esexclamación inglesa con la que expresamos alegría; tambiénse emplea para animar el cotarro o excitar en los demás elentusiasmo que sentimos por algo. Su uso inicial perteneceal ámbito deportivo. En cuanto al origen etimológico estérmino procedente del antiguo alemán, de donde parece quelo tomaron rusos y cosacos, que usaron la palabra comogrito de guerra y para aprestarse al pillaje. Los marinosingleses empleaban esta exclamación para vitorear a unapersona. En castellano parece que emplea por primera vez eltérmino José Espronceda en la primera mitad del XIX:

¡Hurra, cosacos del desierto, hurra!La Europa os brinda espléndido botín.

Paloma torcaz: por qué «torcaz». En latín, la palabratorques dio lugar al adjetivo torquatus con el significado de‘adornado con un collar’. De esta circunstancia léxica derivael castellano «torcaz», referido a una variedad de palomocolor gris verdoso de cuello rodeado de un collar; el término«torcado» referido a este pájaro se documenta en una de laspiezas líricas castellanas más antiguas: el Poema de Helenay María, del siglo XIII, época en la que también hace uso delvocablo Gonzalo de Berceo, uso léxico que dura hastafinales del XV. En latín se llamó a estas aves palumbus

torquatus, y lo cita Marcial en sus Epigramas referido aasunto ajeno al que tratamos. Se le dio también el nombre depaloma collarada, y en Burgos: paloma torcada. La formaactual la documenta en 1611 Covarrubias en su Tesoro de lalengua:

Torcaza, especie de paloma (llamada así) porque a losvisos del sol representa en el pecho un collarhermosísimo de varios colores.

«Torcaz» tiene que ver con Torcuato a través delantropónimo latino Torquatus. El nombre obedece a unacircunstancia peregrina: fue apodo por el que se conoció a T.Manlio por haber despojado de su collar a un guerrero galotras darle muerte en singular combate, es decir, en duelo aultranza o a muerte. Tras cuya victoria le arrebató el collar delcuello y gritó: «Torquatus, torquatus». Y así nació estenombre de varón.

Cómo debemos llamar al primer día de la semana:domingo o lunes. Según el relato del Génesis, donde sefundamenta en la tradición judeocristiana el concepto desemana, Dios terminó su obra a los siete días de haberlacomenzado. Se entiende que el día que descansó el Señor esel día del Señor o dies domini, de ahí el adjetivo dominicus,de donde deriva «domingo», que es el día del Señorliteralmente. El concepto de «día de descanso» equivale alconcepto de dies dominicus. En el judaísmo ese día es elsábado; en el islam, es el viernes. La semana comienza con el

primer día de trabajo para poder hacer del día séptimo, día dedescanso. Al inicio de la semana estaba lo que en latín sellamó caput septimanae en alusión al origen etimológico deltérmino: el numeral latino septem. El semantismo principal deestas palabras tiene que ver con inicio: cabeza, en el sentidode principio y no con el valor semántico de día másimportante como algunos han querido. Como añadido a loexpuesto hay que decir que a finales del siglo I lascomunidades cristianas, para distinguirse de los judíos antelos romanos, dejaron de celebrar como día sagrado elsábado, que hasta entonces habían compartido, y mientrasunas comunidades celebraron el día anterior al sábado, elviernes, por ser tradición que Cristo murió tal día, otrasescogieron el día siguiente al sábado, o dies solis que lospaganos consagraban al Sol, al que llamaron dies Domini odominicus, de donde procede «domingo», día escogido porla Iglesia como día del Señor por el papa san Silvestre en elsiglo IV. Se consideró entonces que el domingo era el primerdía de la semana en el sentido que el ordinal primus tenía: nosólo el primero, sino el más importante. Se borró así laconnotación judaica del Shabat como día de descanso, y eldomingo cristiano se convirtió en día de celebración festivamás que en día de estricta observancia, caso del sábado. Porentonces se recordó lo que dijera Jesús: «No está el hombrehecho para el Sábado, sino que el Sábado está hecho para elhombre», en el sentido de que lo primero es el hombre y sufelicidad cuando de un día festivo se trata.

¿Existe el término «ignifuguizante»? Como es sabido,las reflexiones lingüísticas son siempre reductibles a criteriospersonales de quien las considera, de ahí que exista unalínea de interpretación interminable respecto a su casuística.No obstante, parece razonable esgrimir los argumentos que acontinuación enumeramos. El hecho de que un término nohaya sido admitido por la Academia no impide laconveniencia de su uso. En el texto «Vendimos un barnizcuya película seca, una vez aplicada, se comporta ante elfuego de forma ignífuga…», de la cosa sobre la que se aplicala sustancia en cuestión puede decirse que ha conseguido lacondición de «ignífugo» o «ignifugueidad». Dígase tambiénque ignifugar no significa hacer ignífugo, sino repeler elfuego. El verbo apropiado sería «ignifuguizar» o hacer quealgo adquiera la virtud de repeler, rechazar, retardar o evitarla acción del fuego. En ese sentido se podría hablar desustancias ignifuguizadas = que no son afectadas por elfuego porque rechazan o resisten su acción. A su vez, podríadecirse que son substancias ignifuguizantes aquellas quedan a una materia la condición antes dicha. El participioactivo «ignifugante» alude a la condición de resistir alfuego. Lo ignifuguizante, aunque no posea necesariamentetal facultad, puede dar a una materia la virtud de resistir alfuego o hacer que esa materia la adquiera. Así, un barnizignífugo no es un ignifugante, sino un barniz ignifuguizante,es decir, tiene la virtud de convertir el material sobre el queha sido aplicado en ignifugante.

¿«Hacer agua» o «hacer aguas»? Es claro que no es lomismo una cosa que otra. Hacer aguas equivale a orinar,como ejemplifica Cervantes en su inmortal novela: «Noentiendo eso de hacer aguas, Sancho; aclárate más siquieres que te responda derechamente». Por otra parte, ensingular, «hacer agua» es tanto como hacer aguada oaprovisionarse de agua dulce para el consumo de tripulantesy navegantes del barco. La confusión de frases hechas ylocuciones adverbiales es frecuente. Romper el agua no es lomismo que romper aguas. Emplea así la expresión Lope deVega:

Ya vienen de Sanlúcarrompiendo el aguaa la Torre del Orobarcos de plata.

En este caso, romper el agua no es lo mismo que romperaguas: la mujer rompe aguas antes de dar a luz; los barcos deSanlúcar se acercan a la Torre del Oro velozmente,rompiendo el agua con su quilla.

Ipso facto: sentido de este latinismo. Los que hanestudiado latín saben que ipso facto es un ablativo absolutoprocedente del verbo facere a través del participio pasivo:factum = hecho, y del demostrativo ipse, ipsa, ipsum, quesignifica ‘el mismo, la misma, lo mismo’, por cierto, quemientras el artículo castellano deriva del latín ille, illa, elartículo mallorquín y el viejo artículo catalán derivan de este

pronombre latino, y así, mientras en castellano decimos «lacasa», en mallorquín se dice sa casa. El apellido Saportasignifica ‘la puerta’. Pero volvamos a nuestro propósito.Ipso facto significa en nuestro castellano ‘inmediatamente,en el acto’; también se emplea en ocasiones en las quelingüísticamente conviene referirse a algo que se explica ‘porel hecho mismo’.

¿Tijera o tijeras? Del latín tonsorias decimos tijeras,referido a las de esquilar, a partir del participio pasivo detondere = cortar el pelo, podar. En relación con este términocabe recordar que a las palabras que normalmente usamosen plural llaman los retóricos pluralia tantum: es decir,términos que no se utilizan en singular, como nupcias,exequias, albricias. El sustantivo «tijera» no suele emplearseen singular: normalmente decimos «las tijeras», de modo quea pesar de que el singular está admitido, se considera menoscorrecto que el plural. Berceo escribe «tiseras» a principiosdel XIII, pero en el Cantar de Mío Cid, anterior a dichosiglo, se lee:

Yal creçe la barba e vale allongando;ca dixera mio Çid de la su boca atanto:Por amor de rey Alfonso, que de tierra me a echado,nin entrarié en ella tigera, ni un pelo non avrié tajado.

Antonio Enríquez Gómez, en su Siglo pitagórico y Vidade don Gregorio Guadaña (1644), emplea así el término:

En menos de cuatro mayos,como si fueran ovejas,trasquilamos en caminomuchas personas de cuenta.Saqueamos en la Palmapoco menos de ducientas,que para reses perdidasse hicieron nuestras tijeras.

A lo dicho, y en beneficio del lector, añadamos losiguiente: las tijeras son objeto de superstición desde laAntigüedad, tanto que el hierro del que están hechas esmetal relacionado con la magia blanca, por lo que en elmundo clásico tuvieron usos mágicos. Son de buen agüeroen unos casos, y dan mal fario en otros, depende de lacircunstancia. Dejarlas abiertas sobre la mesa en noche deluna llena trae buena suerte y aleja visitas no deseadas.Abiertas bajo la cama conjuran el mal de ojo, y puestas bajola alfombra protegen contra las brujas. En general, en elmundo antiguo se dijo que las tijeras cortan el hilo de lavida. Con ellas se simbolizó la tarea de las hilanderasmísticas, las Parcas latinas o las Moiras griegas, en particularAtropo, encargada de ir cortando o acortando los hilos de lavida o la duración del destino, a quien se representaba comouna vieja enlutada empuñando las tijeras y con un ovillo dehilo y el libro registro del destino de los hombres. En elámbito rural, tanto en España como en Francia e Italia, seconjuraba las tormentas haciendo tres cruces al aire con la

hoz o las tijeras de esquilar abiertas, formando con sus hojasla señal de la cruz, gesto que se acompañaba de ciertoensalmo. A principios del XX las curanderas y viejasrezadoras adivinaban y echaban suertes valiéndose detijeras abiertas en una cesta. Es creencia universal que paraevitar que reviente el muerto en el nicho, o durante elvelatorio si se hincha en exceso, hay que poner sobre subarriga unas tijeras abiertas. Se atribuye la permanencia delas supersticiones relacionadas con las tijeras a que antañotuvieron uso principal en el bautismo, en cuya ceremonia secorta con el diablo y se une al hombre con Dios: en algunoslugares del cristianismo oriental el bautismo requiere lapresencia de unas tijeritas de plata. Poner sobre la camatijeras abiertas da mala suerte. Dice la copla:

Ya pueen clavar puñales;ya pueen cruzar tijeras;ya pueen cubrir con sallos ladrillos de la puerta.

«Cuchicuchi»: ¿es voz aceptable? Se trata de untratamiento cariñoso entre enamorados: voz onomatopéyicaque evoca cierta actividad sexual; de hecho, la aliteración orepetición de los sonidos africados palatales sordos /ĉ/siempre tuvo que ver en las lenguas romances con laactividad amatoria, seguramente con evocaciónonomatopéyica de los sonidos propios del apareamiento.Son muchas las voces pertenecientes a ese campo

semántico, o evocadoras de ese mundo de significaciones,que contienen la consonante prepalatal africada sorda ch.Una teoría bizarra, seguramente descabellada, le escuché encierta ocasión a Ramón J. Sender en el campus de laUniversidad de Berkeley. El novelista aragonés, a la sazónprofesor de literatura española en la universidad de SanDiego, creía que cuchicuchi se dijo de la voz «coche» o«cuche» = cerdo, y que se la dirigen a modo de clave losenamorados para advertirse de que uno de ellos quiere«hacer cerdadas o cochinadas», es decir, copular. Me hizogracia la etimología del gran escritor y en homenaje suyo, yconvencido de que anda inédita la anécdota, la saco aquí acolación. En otro ámbito de significaciones, en Granada«cuchi» es sinónimo de caramba, ejemplo: «Cuchi er tío conlo que nos sale», en cuyo caso es forma corrupta y conaféresis de «escucha».

¿Cómo llamar a la lengua hablada en España:«castellano» o «español»? Sebastián de Covarrubias titulasu conocido diccionario Tesoro de la lengua castellana oespañola (1611), es decir: primero pone el nombreconsiderado más propio. El padre Jerónimo Feijoo habla aprincipios del XVIII de «idioma castellano». Por otra parte,ya entrado el siglo XIX, se tendió a llamar «lenguaespañola» a la lengua castellana por ser la más hablada delReino. Manuel Seco, cuando se trata del español, remite alcastellano para designar la lengua nacional de España, yaunque dice que puede emplearse también el nombre de

«español», en América y muchas zonas de España seprefiere castellano, preferencia que hasta 1925 apoyó laAcademia. En las regiones bilingües españolas parece másadecuado «lengua castellana», ya que tan español es elvascuence o el valenciano como el castellano. Los inglesesllaman inglés a la lengua mayoritaria del Reino Unido porqueno nació ni en Gales ni en Escocia, que tuvieron la suyapropia. Los franceses llamaron francés a su lenguamayoritaria no porque acabara imponiéndose, sino porquenació en la Isla de Francia. Otra forma de llamar a la lenguaitaliana es toscano, porque nació en esa región. Asípodríamos seguir con un listado que se haría tedioso.Nosotros llamamos castellano a la lengua mayoritaria delReino porque nació en Castilla; como antaño se llamóaragonés y leonés a las lenguas propias de aquellos reinosen su tiempo. Es cuestión de historia, no de preeminencia.

¿Existe el verbo «desurgir»? Cierto periodista decíareferido a un conocido político: «Fulano surge y vuelve ades-surgir», refiriéndose a que el hombre público del quehablaba se comportaba como el Guadiana, que aparece depronto y desaparece seguidamente del panorama político.Pero es absurdo tratar de implantar el verbo «des-surgir»,palabra mostrenca, mal construida e innecesaria, toda vezque el antónimo de surgir es sumergir o hundir, desaparecer.Hay personas que se creen con derechos lingüísticosespeciales para usar el idioma como les dé la gana, perodebemos poner freno a esa corriente; no se debe ni en broma

hablar incorrectamente para hacerse el gracioso: «Me lodiga», «me lo repita», «me se ocurre», «fósforo porforofo»…, y se ríen como si la cosa tuviera mucha gracia.Algunos oyentes no caerán en la cuenta de que se trata deusos erróneos, y los repetirán como si fueran usoscorrectos…, ya que, después de todo, lo han oído en la radioo en la televisión.

«Antihumano» y «antidiluviano», por «inhumano» y«antediluviano». Cierto comentarista político decía: «Lasituación no sólo es insolidaria, sino ademásantihumana…». Hay que decir que no existe el término«antihumano», y de existir significaría ‘persona, filosofía ocosa que va en contra del hombre’. El término apropiado esel de «inhumano»: impropio de la naturaleza humana, faltode humanidad, de capacidad de compasión o sensibilidad.Cabe asimismo aplicar la corrección al término«antediluviano», cosa anterior en antigüedad al DiluvioUniversal, en cuyo caso no se trata de la preposicióninseparable de etimología griega anti- expresiva deoposición o contrariedad, sino del adverbio temporalantiguo ante = antes, con anterioridad. Fray MartínSarmiento, en Memorias para la Historia de la poesía ypoetas españoles (1745), escribe:

Con todo esto el principio de la época Turdetana sedebiera fixar en el tiempo antediluviano.

¿«Hena», «jena» o «alheña»? El término hispano árabe

hinna, con anteposición de artículo al-, dio en castellano lapalabra alheña, referida al arbusto de cuyas hojas reducidasa polvo se obtiene este colorante vegetal. En castellano«alheña» y «alfeña» son voces empleadas por Alfonso X elSabio en su Lapidario, a mediados del siglo XIII. En el bajolatín para denominar a este arbusto existía el términoalchanna, del que derivó el catalán alquena en la primeramitad del XIII. A finales de ese siglo se documenta el verbo«alheñar»: teñir con polvo de alheña. Covarrubias define asíel término en su Tesoro de la lengua castellana (1611):

Es un arbusto llamado de los latinos ligustro y de losgriegos kipros. Las flores tiene blancas, que delnombre del mismo árbol se llaman ligustra… Con estaplanta tiñen en Turquía y otras partes las colas yclines de los caballos, y los moros y moras los cabellosy uñas…

El entremesista del siglo XVII Quiñones de Benaventeemplea así el verbo «alheñar»:

Viejecito que te alheñas,pareces tinto y lozano,asno hurtado de gitano,trocadas las señas.

Como las hojas de este arbusto se molían en primaverahasta reducirlas a polvo, Cervantes da este uso al término:«Mirad, ¡cuerpo de mi padre!… no quedar molidos los

cascos y hechos alheña los huesos…». Decir y escribir«henna» o «jena» es fruto del olvido o ignorancia deltérmino fetén, que es «alheña», en parte porque se hapreferido recurrir a fuentes ajenas a la tradición lingüísticacastellana, ya que la costumbre de alheñar brazos y manos,así como otras partes del cuerpo, es en España anterior a lapresencia árabe.

«Sólidaridad» o «solidaridad»: ¿palabra esdrújula oaguda? La prosodia es parte de la gramática que enseña lacorrecta pronunciación y acentuación del castellano.Además de la acentuación esdrújula, llana y aguda, existe elacento sobresdrújulo cuando se forman conglomerados detiempos verbales + pronombres personales átonos, caso de«quítaselo», donde el acento recae en la sílaba anterior a laantepenúltima, y es por ello llamado acento sobresdrújulo. Elejemplo que cita nuestro escuchante, «sólidaridad», es uncaso falso de sobresdrujulismo: el acento recae sobre lasílaba anterior a la ante-ante-penúltima, es decir, a la quintaempezando por la cola: sólidaridad de forma ficticia, ya queen este caso el hablante tiene in mente el adjetivo «sólido» yacentúa inconscientemente de la misma manera el sustantivoderivado: «solidaridad», que es agudo. Otra explicaciónestriba en la voluntad del hablante en recalcar de maneraexpresiva el hecho o condición de solidario en el hablaenfática.

Infinitivo no sustantivado al comienzo de la frase.«Decir que», «añadir que…». A esta forma no personal del

verbo llamaban los latinos modus infinitivus en alusión a suatemporalidad e indefinición. Como tal modo requiere elaporte de otro verbo para su inserción en el discurso.Desgraciadamente, se está extendiendo el uso mostrenco deconstrucciones como «infinitivo + que», monstruosidaddifundida por los malos periodistas. ¿Qué es eso de «decirque…» o «añadir que…»?, lo razonable sería: «Debo decirque… debo añadir que…». Este infinitivo introductor se estáimponiendo, a pesar de su incorrección; sobre todo desde ladécada de los ochenta. En la inmediatez del discursolocutores, e incluso profesores, echan mano de este uso:«Señalar que», «advertir que», «proponer que», «añadirque», «decir que», «destacar que»… Se trata de discursosmutilados, toda vez que lo correcto sería recurrir al modosubjuntivo empleado en plural llamado de modestia, uso dela norma tradicional, por lo que en vez de decir «proponerque», debemos decir «propongamos que», «digamos que»,«señalemos que». También cabe la posibilidad de recurrir alempleo de verbos adicionales, como «quiero proponer»,«quiero añadir»; «he de proponer», «hemos deproponer…», etc. Para corregir tanto disparate creo quellegamos tarde. El mal uso, el empleo incorrecto de la lenguaavanza a pasos agigantados y la vanidad, cuando no lazafiedad de muchos periodistas, locutores y hombres de lacomunicación, hace que no se esfuercen en corregirse yperpetúen el error. Pero claro: con estos bueyes hay que arar.

«Cafelito». El diminutivo natural de café es «cafetito»,

y su plural es «cafés», nunca «cafeses», como se oye enalgún rincón castizo. Benito Pérez Galdós, en su episodionacional O’Donnell (1904), escribe:

Serénese un poco, don Serafín; tómese su cafetito, queestá muy bueno, y sin lloriqueos ni suspiros, deme suconformidad con el proyecto de reconciliación…

La forma «cafelito» es variante vulgar aceptada por laAcademia, procedente del habla hispanoamericana, dondealterna con «cafecito», forma esta predominante en Cuba yno aceptada por el diccionario oficial. El Diccionario devoces americanas cita el siguiente texto de un autorportorriqueño:

Llaman allí (en Cuba, hacia 1925) café carretero alque está recargado, y no es como el cafelito nuestro,que es más suavón y no tan fuerte.

Ramón María del Valle-Inclán, en Auto para siluetas oRetablo de la Avaricia, la Lujuria y la Muerte, escribe: «¡Elcafelito no me lo niegue, comadre!». René Marqués, en Lacarreta, obra de ambientación argentina, escribe: «El caféprieto es el cafelito sin gota de leche». Y el ecuatorianoAdalberto Ortiz, en Juyunga, tiene este texto: «Yo mimatecito, mi negra, y vos el cafelito sin ese veneno delazúcar…». En cuanto a los sintagmas «café negro» y «caféblanco», hay que decir que en castellano al café sin leche sele llama simplemente café, o bien café solo o café puro. Lo de

blanco y negro son galicismos: café noir, de donde lo tomóel inglés para su black coffee.

«Tergiversar», «trasgiversar»… Decimos que unapersona tergiversa las cosas cuando altera los hechos,interpreta erróneamente las razones o tuerce los argumentos.Las dificultades fonéticas del término inciden en supronunciación, por lo que no sorprende oír cosas como:«Trasgiversar las palabras…». Es voz latina, de tergiversare= volver la espalda, en este caso a la verdad. En un Parecerque dio don Hernando Colón en la ciudad de Badajozsobre la pertenencia de los Malucos (1524) se lee:

Y resumiendo, lo que de lo dicho se concluye, es queninguna de las partes podrá convencer á la quequisiere tergiversar; y asi digo que en este caso nopuede haber sentencia por el presente, salvo que seránecesario hacer de acuerdo la experiencia de lagrandeza de los grados, y esta habida habrán dediputar naos y personas que por algunas de las dichasvias ó de otras mejores que hallarán para medir lalongitud.

¿Existe la palabra «guepardo»? El guepardo o chita esanimal conocido; no se pronuncia ni escribe con diéresis,como algunos hacen, y aunque muchos diccionarios seresisten a incluir el término, es voz referida a un mamíferocarnicero de la familia de los félidos documentada enenciclopedias y diccionarios del siglo XIX. Su nombre

científico es el de guepardo jubata. En castellano harecibido muchos nombres, siendo el más antiguo el de «lobocerval», único utilizado en la Edad Media. Hay asimismoreferencias a él bajo la denominación de «onza» a partir delXVI. Se llamó onza a la hembra, y pardo al macho. Es animalfrecuente en la literatura clásica llamado en griego pardolis:felino ágil, rápido, de piel olorosa y manchada, animalutilizado para cazar. La onza fue conocida también comolince. En el XVIII se le llamó perrogato; en el XIX gatomanchado; y a principios del XX lobo-tigre o guepardomoteado. Del sintagma gattus pardus = gato leopardo. Encuanto a la palabra «chita», procede del sánscrito chitraka =el de los topos.

¿«Mahonesa», «mayonesa», «bayonesa»? Todossabemos que esta salsa elaborada con yema de huevo yaceite de oliva nació en Mahón, y que a finales del sigloXVII ya estaba implantada en la cocina mediterránea. Suéxito mundial se debió a un hecho fortuito: a mediados delXVIII la probó el duque de Richelieu en el puerto de Mahón,y tanto le gustó que decidió llevarla a Francia. El caballeroera un gourmet y buen cocinero. Le sirvieron, entre otrosmanjares, la famosa salsa, cuya receta pidió y se llevó.Luego, el chauvinismo propio de aquel país hizo creer que lasalsa era francesa. Se forjó en torno a ella una historia que seremontaba al siglo XVI, al año de 1589, en que el duque deMayenne la habría inventado. No contentos con esto, otrosfranceses hablaron de la ciudad de Bayona como cuna de la

salsa. De todas estas veleidades histórico-filológicas surgióla confusión que todavía dura. La mahonesa tuvo usominoritario hasta la invención de la licuadora eléctrica, queabarató el producto. En este campo jugó papel importante elalemán Richard Hellman, propietario de una tienda dedelicatessen en el barrio neoyorquino de Manhattan, quedándose cuenta del mercado que aguardaba a aquelproducto en 1912 empezó a envasarlo en botes de madera deuna libra, botes que sustituyó por frascos de cristal. Supopularidad fue en aumento, pero a medida que caían losprecios, perdía el aire de manjar exclusivo que había rodeadoa la mahonesa. Comenzó a ser utilizada en bocadillos y encadenas de comida rápida como las hamburgueserías. Suacogida por el pueblo aseguró su futuro. Le había sucedidolo que al catsup: un paso por la plebe la había catapultado ala fama.

¿Cómo se llama a quien odia el matrimonio? A talescriaturas llamamos misógamo o enemigo del matrimonio;misogamia es actitud contraria al matrimonio. De los sufijosgriegos miso-, de misein = odiar + -gamos = unión. Esemismo sufijo se emplea en la composición de palabras comomisántropo = que huye del trato humano; misógino, quedesprecia a las mujeres; misoneísmo = aborrecimiento demodas y novedades.

Cómo se forma el diminutivo en castellano. Entre lasparticularidades lingüísticas del castellano sobresale laabundancia de posibilidades para formar el diminutivo. El

alemán, por ejemplo, se arregla con poca cosa: añadir elsufijo -chen: de baum, baumchen = arbolito. En inglés suelesolucionarse el caso con la adición de y. En hebreo se sueleañadir el sufijo -on: yeled, yaldón = niñito; jalón, jalonit =ventanita. Todo esto contrasta con la abundancia castellanaal respecto. Rodríguez Marín habla de cuarto y quintodiminutivo: de chico decimos chiquito, chiquetito,chiquitillo, chiquirritillo, chiquirrititillo, rechiquirrititillo. Lasposibilidades son ilimitadas. Ya en la Edad Media llamaba laatención esta riqueza, riqueza que compartía con la lenguatoscana, uso más sugestivo que significativo cuando seaplica al ámbito del amor, habla íntima inyectada de suavidaddonde el diminutivo contribuye a hacer lascivo y sugerenteel discurso y a sexualizar la relación. En susConsideraciones sobre el Cantar de los Cantares, Juan delos Ángeles escribe en pleno Siglo de Oro: «Los que seaman hablan de ordinario por nombres diminutivos»; yMiguel de Unamuno, ya en el XX, pregunta en su novelaNiebla: «Por qué el diminutivo es señal de cariño. ¿Es acasoporque el amor achica la cosa amada?». Pero también poseeinnumerables matices para expresar el desprecio y situar enplano superior a la persona que lo emplea en relación con lacriatura a quien se dice. Nos fijaremos en un diminutivo muyinteresante: el diminutivo en -ico, cuyo origen algunosremontan al mundo ibérico y otros le dan procedencia celta.El término más antiguo documentado con este diminutivo esun apodo del año 959, «Traserico». Su valor en la EdadMedia es afectivo y sentimental: «manos lindicas», en

alusión a las del Niño Jesús; los pañales del Niño son«pañicos». La Virgen madre es «morenica», y el burro que lalleva es un «asnico». A la amada le llevan «cesticas deflorecicas», y les regalan «cosicas»; la amada es una«señorica donosica». El diminutivo -ico refleja un mundopreciosista y manejable, pequeñín e íntimo. En el teatrorenacentista no hay pastorcillas ni pastorcitas, sino«pastorcicas». Los «angelicos» cantan a las enamoradasque ciñen cintos de perlicas. En La Celestina (1499) Melibeaemplea ese diminutivo en su hablar efusivo: «verduricas»,«fontecica», «templadico». También los nombres tienen esediminutivo: «Isabelica», «Fernandico», «Juanica». En elsiglo XIV el aragonés lo utiliza por encima de los demásdiminutivos, y se impone ya en la segunda mitad del sigloXV. Como hemos visto en la naturaleza y uso del diminutivo,el lenguaje es un elemento vivo que acompaña al hombre enla necesidad de comunicar su visión del mundo y su formade acercarse a las personas y a las cosas. Los aspectosafectivos del diminutivo en castellano son tan excepcionalesque hasta a los verbos afecta:

Andandillo, andandillose encuentran cosas:yo me encontré contigo,cara de rosa.

«Edulcorar» y «endulzar». Edulcorar significa lo mismoque endulzar, pero es término perteneciente al ámbito de laFarmacia y no al habla popular. Nadie dice «qué edulcorado

está esto», sino «qué dulce está»; nadie dice que el carácterde fulanito es muy edulcorado, sino muy dulce. Eledulcorante es un compuesto orgánico capaz de endulzar,pero sin valor nutritivo. El peruano Manuel González Prada,en Nuestros liberales (1902), emplea así el término:

Si el Liberalismo no excluye al revolucionario debuena ley, si admite en su seno a los Kropotkine, a losReclus, a los Pi y Margall, a los Faure, dejémonostratar de liberales; si únicamente acepta areformadores en la órbita parlamentaria, a guardianesde la Iglesia y el Estado, a defensores del vetustorégimen económico y social, rechacemos el nombre.Rechacemos ese Liberalismo burgués, edulcorado,oloroso y hasta chic, donde caben Guillermo II yRothschild, Menelike y León XIII, el Rey de Inglaterray el General de los jesuitas.

Francisco Bernardo de Quirós, en Aventuras de donFruela (1656), emplea así el verbo «endulzar»:

Aprendió a endulzar la voz y azucarar las palabras;juntóse con otros caballeros del milagro. Con eltiempo tuvo banco en la Comedia nueva. Traíabroquel visiole, medias de pelo y ferreruelo sin él,viviendo como los que en Madrid viven, como si nohubiese justicia, y mueren como si no hubiesemisericordia.

Un siglo antes fray Luis de Granada, en su Libro deoración y meditación (1554), empleó así el verbo:

Los cuales, sabidos de coro, y pasados devotamentepor la memoria, son como un suavísimo mana quecomienza a endulzar el paladar de nuestra ánima, ydisponerlo para el gusto de las cosas de Dios.

¿«Desatornillador» o «destornillador»? De ambasformas registra el término el diccionario oficial. Se trata de lapequeña herramienta que utilizamos para sacar un tornillodándole vueltas. Mientras «desatornillador» es más usadoen América, «destornillador» es voz más propia de España.Hay que tener en cuenta que la herramienta de que tratamosno sólo sirve para destornillar, sino también para atornillar.Entre los significados adicionales del término «destornillar»se encuentra el de desconcertarse una persona hablando sinsentido ni seso, significado que no tiene el verbo«desatornillar». En relación con estos verbos hay que andaravisados y no confundir «destornillarse» con«desternillarse»: esta voz última alude a quien se rompe elcartílago nasal llamado ternilla por una risa descontrolada.José Ángel Valente, en Punto cero (1955), emplea así eltérmino «desatornillador»:

A usted le doy una flor,si me permite,un gato y un micrófono,un desatornillador totalmente en desuso,

una ventana alegre.

José Martín y Santiago, en Material eléctrico de línea(1888), emplea así el término:

Para que pueda ser aplicable a diferentes tornillos,constará, ó tendrá, el destornillador dos bocas, unamás ancha que otra; será fuerte, y de acero templado, ypesará 130 gramos.

En cuanto a su etimología: «tornillo» es formadiminutiva de «torno», a su vez del griego tornos, del verboteirein = perforar. «Torno» es voz que ya emplea Gonzalo deBerceo a principios del XIII; «tornillo» se empleaba en el XV.

Origen de los términos «arre» y «so». La interjección«arre» se emplea para arrear a las bestias y es voz que lascaballerías entienden como orden de marcha, de la mismamanera que entiende como orden de parar la interjección«so», en el siglo XV escrita xo; o como orden para girar a laizquierda la interjección «viá». «Arre» es voz de creaciónexpresiva escrita con h- por autores medievales como JuanRuiz, en el primer tercio del XIV. En Canarias se decía«hurriallá», «hurriacá». En italiano se dice arri al burro. Dicela jota navarra:

Yo soy el amo la burra,y en la burra mando yo:cuando quiero, digo arre,

cuando quiero, digo so.

En el árabe de Marruecos: «harr» es voz empleada paraque el animal eche a andar. Algunos creen que la voz demando militar «ar» tiene que ver con esto, pero es indicaciónequivocada. De «arre» se dijo «arrear»: hacer que el animalande deprisa; también «arriero». En catalán dicen arriesa ala tontería o asnada: de arriet y arri: asno, acémila.

«Tener pesquis» o «tener pesquís»: cómo se dice.Tener pesquís es tanto como ser agudo, tener perspicacia,poseer instinto y mundología. El diccionario oficial noacentúa el término. Acaso el origen de la expresión procedadel verbo castellano antiguo «pesquerir» = investigar,averiguar, indagar, a su vez del latín perquirere = rebuscar, dedonde también procede el sustantivo «pesquisa». No pareceque sea gitanismo, ni que por lo tanto proceda del calópesqui = sagacidad. En cuanto a la colocación del acento,hay documentación autorizada para ambos usos. VicenteBlasco Ibáñez, en La bodega (1905), acentúa la última sílaba:

Zarandilla interpelaba a la vieja burlonamente. Habíacaído trabajo extraordinario, ¿eh?… De seguro que eldía anterior, al ir a Jerez, había ganado algunaspesetillas diciendo la buenaventura o proporcionandopolvos mágicos a las chavalas que se quejaban deldesvío de sus amantes. ¡Ah, Vieja bruja! Parecíaimposible que tuviese tanto pesquís con una cara tanfea.

Por su parte, Benito Pérez Galdós, en El audaz, historiade un radical de antaño (1871), no acentúa la palabra:

Anoche llegó a Madrid, y ése es el que ha de precisarla ocasión y el cómo y cuándo. Porque has de saberque él y Escoiquiz son uña y carne. ¡Pues digo sitienen pesquis uno y otro! En la Secretaría de Estadoles querría mirar yo a ver si el Sr. Napoleón se reía denosotros.

¿Son correctos los femeninos «clienta» y «pacienta»?El término «cliente» es común a los dos géneros másimportantes, por lo que es posible decir «el cliente», «lacliente», variando sólo el artículo. Son numerosas las vocescastellanas que podríamos aducir: nadie diría «la amanta»,sino «la amante», pero hay casos en los que la vacilaciónexiste: «La presidenta», «la estudianta», y otros en los queclaramente no hay opción para la terminación -ante, caso de«la dependienta». Como el lector sabe, hay tendencia a darforma femenina a las voces terminadas en -ante, -entecuando se predican de mujeres. Aconsejamos vencerresistencias inútiles y convenir con la Academia, que alofrecer la posibilidad del sexo común en el contexto quecomentamos, pone en nuestro ánimo la idea de que laspalabras no tienen eso a lo cual los franceses se referíancuando exclamaban: ¡Viva la diferencia! No obstante lodicho, hay que señalar que autores de la importancia deCela, Cortázar, Blasco Ibáñez, Miguel Ángel Asturias y otros

se permiten emplear el término espurio. El argentino LucioVicente López, en La gran aldea (1884), escribe:

Los tratamientos variaban para él según las horas ylas personas. Por la mañana, se permitía tutear sinpudor a la parda o china criolla que volvía delmercado y entraba a su tienda. Si la clienta era hijadel país, la trataba llanamente de hija; hija porarriba, e hija por abajo. Si distinguía que era vasca,francesa, italiana, extranjera en fin, iniciaba la rebaja,el último precio, el se lo doy por lo que me cuesta, porel tratamiento de madamita.

¿«Termina de salir» o «acaba de salir»? Acabar estanto como dar fin, y en ese sentido equivale a terminar;como su etimología sugiere, es tanto como haber llevado acabo una acción. En cuanto al verbo «terminar», es vozalusiva a llevar a término una acción. Son verbos afines encuanto a su estela de significaciones o campo semántico. Noobstante esto, como no es cierto que exista una sinonimiacompleta entre dos palabras, en el ejemplo que nos ocupa lafrase fetén se enuncia con el verbo «acabar». EscribeCervantes: «Ahora acabo de creer que esto…». Laconstrucción «acabar de + infinitivo» es sintagma de valorperfectivo, y remite a una acción inmediata en el tiempo,referida a aquí y ahora. En cuanto al sintagma «terminar de +infinitivo», es asimismo forma de hablar referida al tiempopresente, pero se presenta ante la experiencia del hablante

como el fin de un proceso más que de una acción. Elnovelista uruguayo Juan Carlos Onetti escribe en Elastillero (1961):

Ella volvió a reírse, encogió el cuerpo hasta que larisa terminó de salir y fue modificada, absorbida, porla lluvia perezosa, seria, inflexible.

Diego Alfonso Velásquez de Velasco, en El celoso(1602), incluye este diálogo: «Policena— En este puntoacaba de salir, no puede estar un tiro de piedra. Aries—Corre, dile que le estoy esperando. No pensé que teníaRamiro hija tan hermosa. Policena— No lo soy poco paraquien bien me quiere».

¿Se puede hablar de «volumen de operaciones enbolsa»? No hay acepción del término que admita ese usosemántico en la frase que comentamos. El volumen no esaritmético sino geométrico. En primera acepción, el términose refiere a la corpulencia física o material de algo, a surobustez y bulto, que llevado al ámbito de las cienciasexactas aludiría a la magnitud y dimensiones de un cuerpo.En sentido posterior se tiene in mente al libro en cuantocuerpo material. También cabe aludir a la intensidad de unsonido e incluso al espacio ocupado por un cuerpo. Desdeluego, esta palabra no sirve para describir el número deoperaciones en bolsa.

Por qué se pone RIP en las tumbas. Como el lector sabe,

RIP es abreviatura del sintagma latino requiescat in pace =descanse en paz, expresión desiderativa piadosa o expresiónlitúrgica relacionada con los difuntos, referida al descansode las almas de los muertos. Se ponía y pone en lápidas,esquelas y tumbas en sustitución o cristianización de laabreviatura pagana STTL = sit tibi terra levis: Que la tierra tesea leve.

«Adonde», «adónde», «a donde». El adverbio «donde»procede del latín unde = en qué lugar, lugar en qué.Preguntamos: «¿Dónde estarás?», y nos responden: «Dondeayer nos vimos». Antiguamente se podía abreviar en«dond» significando ‘de donde’. «Donde» puedeconstruirse con muy distintas preposiciones: en donde, dedonde, por donde, hacia donde. Precedido de preposición«en» no cambia de significado; precedida de las demásdenota el lugar del que se viene, el lugar por el que se va ohacia el cual se va.

¿Dónde vas con el carroy el par de bueyes?Para enramar tu callevoy por laureles.

Por otra parte, «adonde» es adverbio relativo de lugarexpresivo de la dirección de un movimiento, y al ser vozátona no lleva tilde. Cervantes escribe: «Se volvió adondeestaba Dorotea». Dice la copla:

Tu querer es como un toroque adonde lo llaman va;y el mío es como una piedra:donde la ponen se está.

Pero también admite acento. El Romancero escribe:

¿Adónde enseñan engaños?Por merced, que me lo digas…

Dice a su vez el coplero, escribiendo el término sinacento, todo junto:

Aquí yace sepultadala más parlera mujer,que en su vida por placertuvo la boca cerrada.Y es tanto lo que ella hablóque aunque más no ha de hablar,nunca llegará el callaradonde el hablar llegó.

El romántico José Espronceda escribe en el primer terciodel XIX: «Vamos andando sin saber adonde». Y santa Teresade Jesús exclama: «¡No sabe a donde se meter!». Dice lacanción popular:

Al hombre yo le comparocon un barquito de vela;

y a la mujer con el aire,que adonde quiere lo lleva.Adonde quiera que vayastú dices que m’ has dejao:mete la mano en er pechoy cuenta lo que ha pasao.

Variante vulgar de «donde» es la forma «ande» propiadel murciano y del castúo, entre otras hablas locales:

Déjate ya la sendicapor ande tus pasos llevas,que no es sendica pa dos,y otro mozo va por ella.

¿«Vis a vis» o «bis a bis»? El enunciado correcto sería«vis a vis», del francés vis à vis = cara a cara, locución latinaarribada al castellano por vía del francés, donde antaño seutilizó en sustitución del sintagma «en presencia uno deotro». Hoy se ha ampliado el área semántica de la locución yse utiliza para describir el encuentro de un preso con supareja para asuntos muy íntimos. Benito Pérez Galdós,siempre tempranero en lo que al uso de nuevas voces yexpresiones se trata, escribe en su episodio nacionalCánovas (1912):

Cogióme del brazo para llevarme a su oficina y allí,sentados, vis a vis a un lado y otro de la mesa detrabajo, el sutil periodista me dejó estupefacto con

esta inesperada manifestación.

Uso y aplicación del adjetivo «pantagruélico». Eladjetivo «pantagruélico» procede del personaje principal dela célebre novela francesa de la primera mitad del siglo XVIGargantúa y Pantagruel, donde su autor, François Rabelais,narra las aventuras del gigante Gargantúa, personajeprodigiosamente voraz, de donde ya en la Francia del sigloXVI se adjetivó de pantagruélique el banquete tan bienabastecido que abunda sobradamente en todo, así como a lapersona que se entrega a la comida de manera desaforada.En ese sentido hablamos de festín pantagruélico, de comilóno comedor pantagruélico. No es adjetivo que se utilice fuerade estos ámbitos: sería incorrecto hablar de «un edificio, unbarco, un país pantagruélico» tratando de aludir a susgrandes proporciones. En castellano es término no utilizadocon anterioridad al siglo XX. La Academia lo incluyó en eldiccionario oficial hacia 1925: del francés pantagruélique. Elargentino Lucio Vicente López, en La gran aldea (1884),emplea así el término:

En el grupo de muchachos alegres y espirituales… nofalta un ejemplar de denso burgués pantagruélico,gastrónomo noctámbulo… que se hace servir allímismo un chorizo por noche, mientras que con elprofundo desdén del bruto feliz, descuidado el traje,pelado a la malcontent, mira todo lo que lo rodea consatisfecha apatía, llevando la mano al renegrido

cabello y dragándose la caspa de aquella mollerainerte con la uña afilada del índice.

¿Es lo mismo «ateo» que «agnóstico»? «Agnóstico» estérmino procedente del latín arcaico gnoscere = conocer,tener noticia + partícula prefija negativa a-. Se predicaba dequien se declara ignorante al respecto de una materiacualquiera, sentido que pasó a significar ‘persona que nocree’. El agnosticismo tiene que ver con la indiferencia másque con el ateísmo, ya que el agnóstico no es beligerante nitoma partido: ni cree ni deja de creer, no le preocupa lacuestión, se sitúa al margen. El ateo es aquel que se declaraconvencido de la inexistencia de Dios, término procedentedel latín deus, a su vez del griego Zeus, que a su vez procedede theos…, y en última instancia de zeomai = dar vueltas porel espacio de forma errante, sin rumbo: cometa, estrellafugaz. Y esto porque el hombre primitivo adoraba a loscuerpos celestes. Max Aub emplea así el término en La callede Valverde (1961):

—¿Ya crees en él? Te recordaba ateo, o, como se dicetan horriblemente, librepensador. —No. Hace tiempo.—¿Crees en Dios? —Según. —Me dejas de piedra.

Marcelino Menéndez y Pelayo, en su Ensayo de críticafilosófica (1892), emplea así la palabra agnóstico:

La filosofía de Sánchez es, mucho más que la de LuisVives, un verdadero ars nesciendi. Niega demasiado

para ser un verdadero escéptico; hoy más bien lellamaríamos agnóstico.

¿Existe la palabra «serendipismo»? Serendib esnombre dado a un lugar citado por los geógrafos árabesmedievales y que unos identifican con Ceilán (actualmenteSri Lanka), otros con Sumatra, algunos con Madagascar ymuchos con diferentes lugares, de modo que nadie sabe aciencia cierta dónde ubicar esta isla elusiva y fantástica. Enotro ámbito de significaciones, al don de encontrar tesorosocultos o dar con algo que nadie conocía, se llamaserendipia, del inglés serendipity, en alusión a los héroes delcuento de hadas persa Los tres príncipes de Serendib, quese singularizaban por estar siempre descubriendo cosas demanera casual. El término fue puesto en circulación por elescritor inglés del siglo XVIII, precursor de la novela negra,Horacio Walpole. Se llama también serendipia oserendipismo al coleccionismo o afición por lasantigüedades.

¿«Adecua» o «adecúa»? El verbo «adecuar» se conjugacomo «averiguar»: decimos «adecuo» como decimos«averiguo» o «evacuo». No obstante esta regla general, hoyse tiende a acentuar también como actuar, licenciainnecesaria. Se hicieron famosos antaño estos versos:

Adecue vuestra mercedremedio o hierba que valgapara curar la memez,

mas no creo que lo haya.

Por qué llamamos «melón» al tonto. Registra eldiccionario oficial entre las acepciones de esta palabra lasiguiente: «Figurado y familiarmente, persona torpe ybellaca». Lo de torpe se entiende, lo de bellaca no. En loscontextos que he manejado para extraer los semas o notasnegativas del «melón», nunca aparece maldad ni ruindad,sino merma de ingenio y exceso de tozudez. Con el melón sealude a la cabeza del individuo que merece ser tildado de tal,gorda, huera, voluminosa y desprovista de seso. La cabezade estas criaturas es comparada a la forma de esacucurbitácea, siendo además, dado lo romo de suentendimiento, cabezas fingidas, puesto que no piensan nidan muestra de tener seso. Es probable su derivación delitaliano melone: tonto, según Cristóbal de las Casas en suVocabulario de las dos lenguas toscana y castellana (1570).José López Silva, en La Revoltosa (1897), emplea así eltérmino:

Gorgonia- ¡Pero di, melón de cuelga (zarandeándolo),que estoy por descalabrarte los ojos…

¿«Gincana» o «guincana»? Es voz de género femeninoprocedente de la forma gymkhana, término de grafíacomplicada que la Academia no contempla en la últimaedición de su diccionario, y que María Moliner, más avisada,reduce a la forma «gincana». El vocablo procede en últimainstancia de la lengua hindi, en la cual gendkhana —

pronunciado «yincana»— vale tanto como patio deraquetas. La prueba automovilística a que el término alude esuna carrera en la cual los vehículos implicados deben salvara lo largo de su recorrido una serie de obstáculos.

Superlativo de «práctico». El superlativo de «práctico»más utilizado es «practiquísimo»; la duda podría surgir alinterpretarse que el sonido /k/ ante vocales /e, i/ difiere delque ese mismo fonema tiene ante el resto de las vocales, conlo que el adjetivo correría suerte pareja. No obstante, seimpone la fuerza del derivado: de práctico, practiquísimo,aunque se aconseja evitar el término y decir que fulano esmuy práctico, o más práctico que nadie. María Moliner, en suDiccionario de uso del español, incluye el aumentativo«practicón», del que dice que no es necesariamentedespectivo. Jusepe Martínez, en sus Discursos practicablesdel nobilísimo arte de la pintura (1673), emplea así eltérmino:

Tuvo muchos discípulos, y nombraré algunos quemerecieron grande aplauso y estimación: sea elprimero, por ser el más antiguo, Félix Castello: estefue practiquísimo maestro.

¿«Turno de tarde» o «turno de tardes»? Cuando, por lanaturaleza de la empresa, ésta permanece activa veinticuatrohoras, los trabajadores se dividen en tres turnos: de mañana,de tarde y de noche, es decir, se observa un ordenalternativo para la ejecución de un cometido u obra. Para

referirse al período de tiempo que toca a cada uno escorrecto decir que trabaja de tarde, que tiene turno de tarde,sin necesidad de expresarse en plural, toda vez que se aludeal turno laboral que le toca en su quehacer diario. Tambiénpodría decirse coloquialmente que trabaja las tardes, lasmañanas, las noches; incluso es correcto emplear lapreposición «por». En el caso de que se emplee el término«turno», lo apropiado es emplear el singular: «Turno detarde», no «de tardes». Miguel Delibes, en Diario de unemigrante (1958), emplea así el sintagma:

Empecé el turno de tarde 30 junio, miércoles. DonHerman sigue armándolas como Amancio. Por menosde un pimiento le canta a uno cuántas son cinco. Almandria de él, cuando se mete en harina, se le pone elpestorejo como la grana.

«Desengaño»: ¿no es ilógico el uso de este término?En latín medieval se decía ingannum al desconocimiento dela verdad: In inganno vivere = vivir en el engaño. Medianteel prefijo negativo des- el significado de la palabra a la quese antepone cambia de signo: desengaño es la acción desalir del engaño, salir del error en que se estaba. No obstanteesto, vivir engañado tenía y tiene el valor semántico, untanto poético, de vivir una dulce ficción o sueño queconsuela: despertar de ese sueño no es grato, como no lo esdarse de bruces con la realidad o incluso con la verdadcuando es perturbadora. En ese sentido, desengañarse

equivale a salir de la realidad ficticia pero grata en la que seestaba instalado.

Quien no llora por los celosllora por el desengaño,que el inseguro de amorseguro está de su daño.

Por qué a los alemanes se les llama también«teutones». El nombre de la nación alemana, en su propialengua, es el de Deutschland: del germánico theud = pueblo+ land = tierra, país; del antiguo alemán das tiusche = elpueblo. La raíz theud, a su vez, deriva de una raíz o radicalindoeuropeo que se encuentra también en otras lenguas: elgalo teuta significa tribu; el irlandés tuath significa país; ellituano tauta significa también pueblo, país; en la lenguaosca llaman touto a la ciudad. Los teutones eran un viejopueblo germánico que en el siglo II se estableció en la costade Frisia. Su nombre deriva, claramente, de la voz theud =pueblo, como el componente principal del macrotopónimoDeutschland. En otro ámbito de significaciones hay quetener en cuenta que el gentilicio «teutón» alude también acierta orden religioso-militar fundada en Jerusalén por loscruzados alemanes, y cuyos miembros iniciaron en el primercuarto del XIII la conquista de Prusia, donde constituyeronun poderoso estado monástico que duró hasta el siglo XV;con la derrota famosa de Grunwald decayó.

¿«Vagamundo» o «vagabundo»? Existe «herrabundo» y

nadie se pregunta si debiera decirse «herramundo»; decimos«tremebundo» y nadie se pregunta si sería mejor«trememundo». ¿Por qué nos lo preguntamos en este caso?El contenido semántico de los dos términos pone en elánimo del hablante que el mundo es el escenario de quien notiene residencia ni destino fijo y por ello vaga, va errante porla tierra. Sin embargo, no se trata de -mundo, sino de -bundo,sufijo de adjetivos derivados de verbos —en este caso elverbo «vagar»— cuya intensidad expresiva recalca. Tambiénllamamos meditabundo a quien anda de continuo (ahí residela intensidad) cavilando, pensando, dándole vueltas a lascosas. Vaga la persona que se ve forzada a ir de un sitio aotro: del latín vagari = andar por varios sitios sindeterminación de lugar o sin especial detención en partealguna, vagabundear. El sabio asturiano del XVIII, GasparMelchor de Jovellanos, emplea así el término:

El hospital, que antes fue alberguería de estosvagabundos, llamaban en mi niñez «el espital de loscorrazos».

Y aprovechando el término arcaico «corrazos» piensauno: ¿no vendrá de ahí la palabra «carroza» dicha a lapersona cuya conducta no hace honor a sus años?

«Lo habido y por haber»: ¿es modismo adverbialcorrecto? En el lenguaje administrativo de antaño «lohabido» aludía a la situación patrimonial existente en elmomento de redactar un contrato o de elevar a documento

público cualquier compra y venta; y con el sintagma «porhaber» el notario o escribano se remitía a la situacióneconómica futura, a dineros y bienes que se pudieranacumular en lo porvenir. Se daba así fe de que lo acordado ala firma de tal compromiso afectaría tanto al presente como alo venidero en lo tocante a bienes y fondos. En sentidofigurado sacamos a colación este modismo cuandoqueremos dar a entender que hay en juego cantidadesgrandes, bienes cuantiosos, muchísimo dinero. Es decir: lohabido y por haber se refiere a situación tal de abundanciaque no hay memoria de ella, o no está en los escritos. Elmejicano Arturo Azuela, en El tamaño del infierno (1973),emplea así el sintagma:

Tú te has de imaginar que en la clientela había detodos los tipos habidos y por haber, desdepelafustanes, pepenadores y sabios de cantina, hastaseñores de la vecindad y mujeres de rompe y rasga.

A qué llamamos «hipocorístico». Es término procedentedel adjetivo griego hipokorisotikós = acariciador. Se trata deun fenómeno lingüístico que se da en todas las lenguas yépocas por distintas razones: economía de lenguaje, paraabreviar, lenguaje infantil, expresión de la relación afectivaexistente entre la persona que lo dice y la persona a quien sedice, y al mismo tiempo para dar intimidad al nombre en undeseo de personalizar los apelativos. Es término de intenciónafectuosa mediante modificaciones que a veces dan lugar a

deformaciones notables. Lo más frecuente es la abreviación:Merche por Mercedes. En castellano es uso que se remontaa los orígenes del idioma. Lo mismo cabe decir de otraslenguas: del latín lilia, plural de lilium = lirios salió Lilianaen Inglaterra, donde es hipocorístico de Elisabeth, cuyocorrespondiente en castellano sería Isabelita y no Lilí. Amenudo el hipocorístico está donde menos se lo espera uno:Alicia es nombre germánico antiguo acaso del griegoaletheia = franca, abierta, y es a su vez hipocorístico sajónde Adelaida y Eloísa. Otras veces el hipocorístico adquierematices especiales, caso de «Concha». En Italia empezó allamarse a las muchachas nacidas el día de la ConcepciónConcepta, término latino que en italiano se pronunciaConchetta y que se pronunciaba como en italiano en laslenguas valenciana y catalana. Así empezó a llamarse a lasMarías de la Concepción María Concepta > Conchetta. Alpasar la costumbre a Castilla, los castellanos supusieron que«conchetta» era diminutivo de «concha», error del que nacióel nombre de Concha. A crear esta confusión contribuyerontambién los pintores y escultores que representaban a laVirgen naciendo de una concha. Paco es un hipocorístico deFrancisco, nombre que referido al fundador de la ordenfranciscana se escribía en latín: Phranciscus, abreviado enPhacus > Pacus > Paco. Tuvo muchas variantes, como laforma diminutiva: Francisquito, de donde se dijo Frasquito yFraco. También se llamó a los Franciscos cariñosamenteFranciscurro, de cuya abreviación final surgió Curro y luegoCurrito. La forma Quico imita la pronunciación infantil de

Francisco, mientras la forma Pancho es una consecuenciahipocorística acaso mexicana.

El gallego Beluca es hipocorístico de Sabela, variantegallega de Isabel, pero en última instancia es nombre hebreo:de Elisheba, mujer de Arón y cuñada de Moisés. En cuanto aPepe, todo el mundo sabe ya que es hipocorístico de José,nombre al que acompañaban las iniciales P.P. = padreputativo: del latín putare = tener por, suponer, ser reputadopor padre de Jesús. Las lenguas peninsulares handesarrollado hipocorísticos en torno al nombre de José. EnGalicia es particularmente numeroso. Chefa, de Xosefa oJosefa, equivalente a Pepa; también se dice Fefa y Fina; Sesay Sefa. En los compuestos: se dice Marisé (María Josefa) yMarisesa. La forma hipocorística del masculino Xosé esCheché, Sesé y Seso: también Pucho y la forma extrema Che,que no tiene que ver con la exclamación valenciana. Casoespecial es cómo de Dolores salió Lola. Con muchas dudas yreparos diremos lo siguiente: en el ámbito anglosajón sellamó Delores y Deloris a las Dolores. Por aféresis osupresión de la primera sílaba se dijo Lores, de donde salióLory, Lora, Lorry. Por asimilación de sonidos Lores pasó aLoles, que por tratarse de falso plural generó un falsopositivo: Lola, de donde saldría el diminutivo Lolita,acortado en Loly. El compuesto Mariló es apócope extremode María de los Dolores. La misma explicación tiene Doly,que algunos creen procedente del inglés dolly = muñequita.Este antropónimo femenino hispano tuvo predicamento en elmundo anglosajón en el XIX, exportado allí por los

románticos, que lo tuvieron por apelativo andaluz. Sudifusión se vio favorecida por la fama de la bailarinairlandesa Marie Gilbert, cuyo nombre de guerra era el de LolaMontes, amante del compositor húngaro Franz Liszt, delnovelista francés Alejandro Dumas y de Luis I de Bavieramediado el XIX. También ayudó a popularizar el nombre, enItalia y Francia, la ópera de P. Mascagni Cavalleriarusticana (1890). En cuanto al diminutivo, ya era popularcuando en 1955 Nabokov publicó su novela Lolita. Unacopla algo subida de tono dice:

Al carpintero Clementepregunté: ¿Cómo está Lola?el pobre entendió «la cola»y me contestó: ¡Caliente!

Perfil «de» contratante o perfil «del» contratante:¿cómo se dice? En este caso lo correcto es emplear sólo lapreposición, sin el artículo: «Perfil de contratante». Ello esasí porque no se habla de un contratante determinado, sinodel conjunto de requisitos exigibles que da lugar al perfilprofesional requerido. Supongamos que alguien publica unanuncio requiriendo los servicios de un profesional. Alanuncio responderán varios individuos, pero sólo aquellosque hagan honor al «perfil» tendrán posibilidad de alcanzarel empleo. Una vez elegida la persona idónea, se hablará de«perfil del contratante fulanito», ya que habrá sido extraídode la masa de contratantes posibles. El contratante tieneahora entidad, es alguien, y a partir de ese momento se habla

de sus méritos y preparación, de su idoneidad para el cargo:de su perfil. Hablamos en este caso «del perfil delcontratante». ¿De dónde procede el término «perfil»? Afinales del siglo XV Nebrija traduce la palabra latinaliniamentum por «perfil». El término procede del italianoproffilo, término referido al adorno que se pone al extremo deuna cosa. En tiempos de Cervantes se decía «perfil» a lapostura que adopta el cuerpo cuando se ladea enteramente oestá de canto, de ahí que digamos que está de perfil aquelloque está de lado. De hecho, el perfil es la silueta, el dibujoesquematizado.

¿Es lo mismo el modo subjuntivo que el modoindicativo? Llamamos modos verbales a las distintasmodificaciones de la estructura material del verbo,destinadas a representar las maneras con que se realiza laenunciación. Por regla general se habla de seis clases:indicativo, subjuntivo, condicional, optativo, imperativo ypermisivo. No obstante estas distinciones de la gramáticatradicional, no todos los modos apuntados son necesariosni se encuentran en todas las lenguas, ya que algunas sóloadmiten cinco, otras admiten cuatro y algunas sólo tres. Dehecho, lo habitual y común es que en la mayoría de losidiomas existan tres modos verbales: imperativo, subjuntivoe indicativo, ya que el infinitivo, que también se ha admitidocon frecuencia como tal modo verbal, para muchosgramáticos se trata de un sustantivo indeclinable, carente depersona y tiempo. En nuestro castellano hablamos de cuatro

modos: infinitivo, indicativo, subjuntivo e imperativo.Antonio de Nebrija, en su Gramática castellana (1492),escribe:

El verbo se declina por modos, tiempos, numeros ypersonas. Los modos son cinco: indicativo parademostrar; imperativo para mandar; optativo paradessear, subjuntivo para aiuntar; infinitivo que notiene numeros ni personas y a menester otro verbopara lo determinar.

El modo infinitivo enuncia en abstracto la idea del verbosin expresar número ni persona. El indicativo señala omanifiesta de manera afirmativa, directa y absoluta el estadoo acción de la persona o cosa. El imperativo exhorta u obliga,ruega o disuade. El subjuntivo, que no expresa nunca por sísolo, tiene un sentido optativo, desiderativo, condicionado,tanto que normalmente requiere de la presencia de otroverbo expreso o tácito. Esta condición hace que indicativo ysubjuntivo no sean lo mismo. Como decíamos, el subjuntivoexpresa emotividad, duda, deseo, todo ello referido a laintención del sujeto de la primera oración de las dos quegeneralmente integran sus tiempos; se trata de oracionessubordinadas: la voz latina subjunctivus significa eso:perteneciente a la subordinación, y es copia del griegohipozeuxis = subordinación a otro, en alusión a que estemodo verbal se ayuda para su manifestación expresiva deuna primera oración. La copla murciana, referida al caserío de

Churra, tiene esto que decir:

El que quiera casarseque vaya a Churra:le dan mujer y vaca,cochina y burra.

Es decir, quien tenga la voluntad, intención u ocurrenciade casarse, que se atenga a las consecuencias, ya que juntocon la mujer, por parecerse a ellas, le dan también los tresanimales que se citan en el cantar, si matrimonian en Churra,quedando en el aire que aunque no se casen allí, lo mismo ledarán. Por su parte, el modo indicativo contempla la realidad,expresa hechos reales: del latín indicativus = que sirve paraindicar, mostrar, señalar. Dice la copla:

Al querer he comparaocon los días del invierno:Ya se nubla, ya se aclara,ya graniza, ya hace bueno.

Bartolomé Jiménez Patón, en sus Instituciones de lagramática española (1614), llama conjuntivo al subjuntivo,y escribe referido a este modo verbal:

Los modos son según los adverbios; mas los máscomunes son cuatro: indicativo, imperativo,conjuntivo, infinitivo.

Cuál es la «palabra de Cambrón». A Pierre Cambronne,comandante de la guardia imperial de Napoleón, rodeado porlos ingleses en Waterloo, le sugirieron que se rindiera, yaque todo estaba perdido. Cambronne miró alrededor y selimitó a decir: «Merde». El nombre del autor de estarespuesta se empleó desde entonces en Francia comoeufemismo para evitar decir merde. Sin embargo, parece queCambronne no dijo tal cosa, sino que sus palabras fueron:«La guardia muere, pero no se rinde». Fue invento de VíctorHugo el poner en boca del general napoleónico la palabra«merde». Un siglo después Sacha Guitry escribió unacomedia titulada La palabra de Cambronne, en la que ciertaseñora hace cuanto puede por adivinar qué palabra sería.

¿«La» o «el» AMPA? El lector sabe que el artículoviene regido por el género del nombre que acompaña, así,como el sustantivo «asociación» (de AMPA = asociación demadres y padres de alumnos) es femenino, lo suyo es decir«la AMPA». Por otra parte, el encuentro de dos vocalesiguales permite que utilicemos el artículo en forma masculinapara evitar cacofonía: el AMPA. Hablamos de la ONGporque el desarrollo de las siglas comienza con la palabra«organización (no gubernamental)», que es del génerofemenino; y decimos la ONU por el mismo motivo. Hablamosdel COU porque su letra inicial es abreviación de «comité», ydecimos el CSIC porque el primer término que compone esassiglas es masculino: «Consejo». El uso de las siglas se hadisparado hasta el punto de que a menudo no se sabe qué

hay detrás de ellas. Cuando el académico y filólogo TomásNavarro Tomás llegó a Nueva York para hacerse cargo de sucátedra, sobre los bultos de su equipaje se leía las siglasTNT y como son siglas de la trinitroglicerina, la policía rodeóal sabio lingüista y le pidió explicaciones, a lo que él se limitóa decir que eran las siglas de su nombre…, una siglas muyexplosivas.

Uso de «mismos», «los mismos». «Mismo» espronombre demostrativo de identidad que señala al objetode manera reiterada sin hacer referencia a las personasgramaticales, sino únicamente al objeto en cuestión. Alexpresar identidad singulariza a la persona o cosa queacompaña: «Este retrato fue hecho por el mismo pintor».También indica similitud: «Posee los mismos vicios que suabuelo»; también sirve para destacar: «Fulanito es lahonradez misma», es decir: la honradez por antonomasia. Suuso más habitual, no obstante lo hasta aquí dicho, espleonástico y sirve para reforzar lo que se señala o indica:«Él mismo lo afirmó»; «estuve en su misma casa»; «losmismos niños lo saben», es decir: incluso los niños lo saben,en cuyo caso se refuerza enfáticamente algo que el hablantequiere destacar. Dice la copla:

¿No te daría lo mismo,angélico San Miguel,en lugar de ese demoniotener a mi suegra al pie?

Así es la grey mujeril,lo mismo que leña verde:se resiste, gime, llora,pero a la postre se enciende.

¿«Gurmé» o «gourmet»? En francés la palabragourmet alude a la persona que gusta de comidas y bebidasrefinadas; cursa con voces antiguas como sibarita. Encastellano es término de género común, de modo que se diceindistintamente el o la gurmé. Tiene también funciónadjetiva, en cuyo caso se predica de todo lo que esexquisito: «El caviar y la trufa son productos gurmé». Eltérmino pluraliza mediante adición de -s: gurmés. No debeconfundirse este concepto con el de gastrónomo, ya que elgastrónomo es aquel que entiende o es experto engastronomía, aunque no sea él mismo un gurmé. En unjuguete cómico de principios del siglo XX alguien respondeasí a quien le asegura no haber escrito nada sobre gustos:

Sobre el salmón y la carpaun gurmé me ha preguntao,como respuesta le he dicho:para mí todo es pescao.

«Empercudir»: ¿tiene vigencia este término?«Percudir» es penetrar la suciedad en algo; invadir, cundir eldaño, extenderse. Es forma derivada de «cundir»: de dondeuna forma «percundir» o cundir por, con el valor depropagarse. La palabra «percundir» o «percudir» era muy

propia del siglo XVI. Juan del Encina escribe: «¿No nosacosan amores, / no nos percunde su fuego?». LucasFernández emplea así el término:

La hija de mi madrinafue el anzuelo que me asió:con ella me percundió (amor)dándome mil sinsabores,y así muero con amores.

El poeta compara el amor a una infección. «Percundir» o«percudir» son voces que pertenecen hoy al campo de laextensión de una mancha o de la penetración de la suciedaden un tejido o cualquier otra materia. En Almería se oye decir«ropa empercudida» en alusión a la que no queda limpia allavarla. En Extremadura «empercudir» es manchar, ensuciar,llenar de polvo la ropa o la habitación. En la comarcasalmantina en torno a Cespedosa y Ciudad Rodrigo se dice«espercudir» con el significado de quedar una cosa limpia.En Argentina se decía: «A este negro lo vamos a poner enlejía para que se despercuda». En todos los casos, elcontenido semántico del término, aunque viciado o corrupto,es el mismo: la extensión o difusión de la suciedad.

¿«Arterisco» o «asterisco»? Es término derivado de lavoz griega asteriskós = pequeña estrella o astro, porparecido formal: tiene forma de estrellita o punto con el pelorizado. El oficio de este signo ortográfico es hacer llamada oservir de reclamo en textos impresos o manuscritos para que

el lector esté avisado al respecto de notas, citas oexplicaciones que se hacen al pie o al margen de la página, oincluso al final del escrito. Decir «arterisco» es solecismo ovulgarismo que debemos rechazar. Alonso de Palencia yaemplea el término, cuya explicación y etimología ofrece en suUniversal vocabulario en latín y en romance (1490).

«Seres contables» y «seres incontables»: ¿es correctoel enunciado? En filosofía llamamos «ser» a todo aquelloque tiene entidad; el acercamiento vulgar al términopresupone vida o existencia individual; y en el lenguajepopular equivale a cosa. Es «ser» todo aquello que se puedepercibir por los sentidos, o aquello de lo cual los sentidospueden dar fe. En la tradición clásica se dice que lo escualquier objeto material, y por extensión cualquier cualidadde esos objetos, en cuyo caso entran a formar parte delconcepto la sustantivación de los atributos: anchura,longitud, temperatura, hermosura, y en general todo aquelloque siendo inasible o intangible es aprehendido por la razóny evaluado por los sentidos. Por eso resulta innecesariohablar de seres contables y de seres incontables, comohacen ciertos manuales de enseñanza media: decir que, porejemplo, la fiebre es incontable es sólo parcialmente cierto,ya que es medible o graduable, como la harina esmensurable, conceptos afines al de «contar», ya que pesar,medir, graduar son formas de contar la naturaleza ycondición de las cosas. En última instancia digamos conBaltasar del Alcázar «pero son cuestiones viles», es decir,

resulta ridículo introducir elementos diferenciadoresartificiales dentro de la gramática: hacerlo equivale acomplicarla. Sigamos el consejo de quienes consideran que ala gramática, y a las ciencias en general, les vendría bien unbuen recorte, descargarlas de ganga y escoria inútil para quebrille el diamante de su naturaleza.

Al datar un escrito, qué es lo correcto: ¿9 de marzo del2008 o 9 de marzo de 2008? Cuando la fecha se escribe contodos sus datos, las preposiciones y artículos siguen unaregla: el día (8) se une al mes (marzo) mediante la preposición«de»; el mes se une al año mediante la contracción «del»(2008): el enunciado de la fecha sería: 8 de marzo del 2008.Esta regla se aplica al periodo que va del 2001 en adelante, ydel año 1 al 1100. De 1101 a 2000 sólo se usa la preposición«de». Es norma un tanto caprichosa acordada porhistoriadores y cronólogos.

Alternativas al sintagma «coger el teléfono». Dada lasexualización del sentido en el uso del verbo «coger», losque se la cogen con papel de fumar optan por emplear otrasperífrasis y rodeos, aunque de hecho, si uno usa ese verbo,nadie se va a sonrojar ni molestar salvo que tengaescasísima cultura. Agarrar cualquier cosa es de uso muycomún. Tomar, también usada como beber. Llamar, contestar,si está sonando: «Contesta al teléfono»; «llama el teléfono»;«toma el teléfono», «agarra el teléfono». En cuanto a lasexualización del sentido, en lo que se refiere a este verbo,una de las acepciones académicas alude al cubrimiento de la

hembra por el macho, sentido que el latín colligere, dedonde deriva el término castellano, desconocía. Es valorsemántico generalizado en América y documentado comotabú a finales del XIX. En España, «coger» tuvosexualización del sentido ya en el siglo XVII, el madrileñoAlonso de Zárate escribe en unas seguidillas tituladas A looculto de una dama:

Más la vez que me cogeél allá dentroa fe a fe que me meteen lindo aprieto.

Por su parte, el fabulista alavés Félix María deSamaniego, en una de sus obras menos conocidas tituladaCuentos y poesías más que picantes, escribe:

Y si Adán cogiera a Eva—que toda fruta se prueba—en el jardín de la vida,dile con ansia fingida:¡Ay Señor, ¿dónde me lleva?

En el ámbito del fútbol se habla de «utillaje» y«utillero»: ¿es correcto? En francés, de donde derivanestas voces, outillage y outiller proceden del sutantivooutil, que significa herramienta: de ahí que hablemostambién de «útiles de trabajo». El verbo generador de estafamilia de palabras tenía el sentido restrictivo de proveer y

dotar. El campo semántico de este término francés lo ocupanen castellano los verbos «equipar», «dotar», «proveer»,«pertrechar» e incluso «prevenir», haciendo innecesario elpréstamo lingüístico. «Utillaje» es voz francesa que encastellano se traduce perfectamente con el sustantivo«herramientas». De hecho, el francés outillage fue acuñadopor esa lengua con la acepción única de conjunto deutensilios que sirven para una explotación industrial oagrícola, para lo cual nuestra lengua ya contaba contérminos tan castizos como «avíos», «utensilios» y«aperos», así como con la voz castiza «achiperres». Recurrira voces foráneas cuando en nuestra lengua tenemos dondeelegir es muestra de dos cosas graves: papanatismo eignorancia.

Qué es la prosodia. En la Gramática tradicional se llamaasí a la parte de la Gramática que enseña la pronunciación yacentuación correcta de las palabras: del griego pros + odé =hacia el canto, en alusión a la cadencia del discurso. Bretónde los Herreros empleaba así el término mediado el XIX:

Es bonita como un ángel,graciosa como ella sola,

no necesita quemarselas pestañas estudiandola prosodia y la sintáxis.

«Vente», «trenta» por «veinte» o «treinta». Eldiptongo -ei- no debe reducirse nunca, ni en lapronunciación ni en la escritura; debemos decir «veintiuno-veintinueve». La segunda i procede de la copulativa yresultante de la suma «veinte + uno». Es adjetivo numeralprocedente del latín viginti, y se emplea tal como en laactualidad en el Cantar o Poema de Mío Cid, monumentoliterario más antiguo de la lengua castellana. La acentuaciónprimitiva fue «veínte», que no tardó en hacer desaparecer elacento tras la eliminación del hiato. En otros documentosmedievales, como el Fuero Juzgo y en algunos documentosasturianos del siglo XIII, se escribe «vinte». En documentosmedievales del cardinal «veinte» se dijo el ordinal «veintenoy veintén», «veintidoseno, veintiocheno». Otro tanto cabedecir de «treinta», procedente del latín triginta. Se dijo«treínta» en documentos medievales por influjo de «veínte»,pero es vicio que corrió la misma suerte que aquél, aunqueen Asturias todavía hay lugares donde pervive estaacentuación y dicen «teníe treínta vaques». Existe el ordinal«treinteno, treintaidoseno» hasta que se impuso el ordinalculto «trigésimo», en paralelo con «vigésimo».

¿«En unos momentos» o «dentro de un momento»continuamos? Con el adverbio temporal «dentro» +

preposición «de» y sustantivo de sentido temporalexpresamos el tiempo que falta para que ocurra algo o paraque prosiga lo que se dejó interrumpido. La construcciónfetén en castellano es: «Dentro de unos momentoscontinuaremos». El empleo de la preposición «en» es unanglicismo sintáctico que conviene desterrar. En cuanto altiempo verbal, el presente «continuamos» no es apropiado alsentido del discurso, ya que al remitirse al futuro convieneutilizar ese tiempo, de acuerdo con la consecutio temporum.No digamos «dentro de un momento continuamos», sino«continuaremos».

¿«Mejunje» o «menjunje»? Llamamos «mejunje» a lamezcla de varios ingredientes que dan como resultado unasustancia líquida o pastosa. Es término principalmenteusado en los ámbitos de la medicina y la cosmética. Delárabe hispano mamzug, participio de mazag = mezclar, a suvez del árabe clásico. En el castellano peninsular la formausada es «mejunje», aunque predominan las variantes«menjunje» en el Cono Sur; y «menjurje» en Venezuela,México y algunos países centroamericanos, siendo a su vezla forma preferida por Corominas, cuyo Diccionario críticoetimológico da como entrada: «Menjurje, del antiguomenjuje y éste de menzuje». Es voz al parecer no anterior alsiglo XVI: su primera documentación conocida la trae Juande Mal Lara (1568):

Quién vee lo que passan al sol para enrubiarse los

cabellos, la pesadumbre de mudas y otros menjurguesque hacen para el rostro, y con todo esto dicen: algose ha de hacer para blanca ser.

También Cervantes recoge el término en el capítuloXXXIX de la segunda parte del Quijote, donde se lee: «Elrostro martirizado con mil suertes de menjurges y mudas».Corominas ve injustificada la preferencia académica por lavariante «mejunje», forma que consta como tal desde lasegunda mitad del XIX, siglos después de que las vocesiniciales se introdujeran en el idioma con el valor semánticode siempre.

¿«Cuadriplicar» o «cuadruplicar»? El término fetén yfavorecido por la Academia es el de «cuadruplicar»; la formamostrenca «cuadriplicar» es debido al recuerdo en la mentedel hablante de la voz «triplicar». Deriva del latínquadruplicare = multiplicar por cuatro, o hacer cuádrupleuna cosa. El paraguayo Manuel Casaccia, en La babosa(1952), escribe:

Sin embargo, recordaba que en el fondo de todos susactos había habido un solo deseo. Triplicar,cuadriplicar aquel dinero para marcharse a BuenosAires. No pensó ni por un momento que podía perder.Ahora mismo, si hubiese tenido cien mil pesos en elbolsillo, los hubiera jugado nuevamente, seguro deganar esta vez.

En inglés arms = brazos; en castellano arma =utensilio bélico: ¿hay alguna relación etimológica? Eninglés decimos cote of arms al escudo de armas y al serviciomilitar; también existe la frase in the arms of Morpheus: enlos brazos de Morfeo. Es término procedente en últimainstancia del sánscrito irma, de donde deriva el latín arma =útil de guerra, término que llegó al inglés a través del francésen época temprana, durante la invasión normanda. De arms= armas se pasó a arms = brazos por extensión del sentido,ya que los brazos fueron las primeras armas de que dispusoel hombre. En castellano «venir a las manos» es pelear. Diceel cantar gallego:

Non te cases n’a Coruñanin tampoco n’o Ferrol:mira que che han de poñeras armas d’o caracol.

¿«A las afueras de» o «en las afueras de»? Como vozsustantiva «las afueras» remiten a las zonas alejadas delcentro de una ciudad, al extrarradio, antaño llamadoextramuros por situarse fuera del perímetro amurallado. Sipreguntamos por el domicilio de alguien que vive en esazona nos dirán: «Fulanito vive en las afueras de Valencia», ysi queremos saber en qué parte de la ciudad estamos, nosdirán «nos encontramos a las afueras de Valencia», con loque se advierte que ambas formas son correctas,dependiendo de muy ligeros matices que los hablantes

captan. Ramón J. Sender, en Réquiem por un campesinoespañol (1953), emplea así el sintagma:

Como en todas las aldeas, había un lugar en lasafueras que los campesinos llamaban el carasol, en labase de una cortina de rocas que daban al mediodía.Era caliente en invierno y fresco en verano. Allí ibanlas mujeres más pobres —generalmente ya viejas— ycosían, hilaban, charlaban de lo que sucedía en elmundo.

En la misma novela Sender hace este uso del sintagma alas afueras:

Un día, Mosén Millán pidió al monaguillo que leacompañara a llevar la extremaunción a un enfermograve. Fueron a las afueras del pueblo, donde ya nohabía casas, y la gente vivía en unas cuevas abiertasen la roca. Se entraba en ellas por un agujerorectangular que tenía alrededor una cenefa encalada.

«Palacio de Zarzuela», «palacio de Moncloa», «primerministro de Reino Unido»: ¿es correcto eliminar el artículo«el», «la»? El artículo es un determinativo del nombre, leantecede siempre a fin de asociar su contenido semánticocon un referente consabido: «El primer ministro inglés hadicho que…», «Han sido dictadas las siguientes normas porel Palacio del Congreso». El castellano, diferentemente a loque fuera el caso con lenguas como el latín, necesita el

artículo como elemento que determine o defina al sustantivoasociando su significado con un referente consabido por loshablantes. En inglés es posible decir: Prime Minister xvisited Spain, sin anteponer el artículo the; pero encastellano ese uso es incorrecto: el artículo esimprescindible.

¿«Qué te ha dicho mamá» o «qué te ha dicho lamamá»? En estos casos es obligatorio el uso del artículodeterminado «la», siendo incorrecta su omisión. En la frase«¿qué te ha dicho mamá?», la construcción evita la formadirecta «¿qué te tengo dicho?», y contempla a la figura de lamadre como autoridad al margen de la situación que sedesarrolle, disociación de la autoridad materna y la personaque habla que exige el artículo.

¿Es correcta la palabra «desaceleración»? ¿No serámás correcta la forma «deceleración»? El diccionario oficialda a «desaceleración» el significado de acción y efecto dedesacelerar o disminuir la velocidad. Según ese mismodiccionario, «decelerar» y «deceleración» significanexactamente lo mismo, pero la primera es un anglicismo, y lasegunda, un galicismo. Así las cosas, quedémonos con lavoz propia, ya que en cualquier caso todas descienden dellatín celere = apresurar, dar prisa, imprimir velocidad. En unatraducción anónima, de 1963, referida a la obra de W. E.Howard Veintidós vueltas en torno a la tierra, se lee:

Había sido sometido a pruebas de aceleración en la

centrifugadora astronáutica —una cabina acopladaal extremo de un largo radio giratorio de acero— yhabía experimentado los efectos de las mismas fuerzas«g» que posteriormente sufriría durante las fases deaceleración y desaceleración del vuelo real.

Hacia 1940 Manuel Arias-Paz, en un Manual deautomóviles, emplea así el término «deceleración»:

Los aparatos citados suelen dar la cifra dedeceleración en metros por segundo.

Mucho más antiguo en el uso es el término«aceleración», que el padre Bartolomé de las Casas, en suHistoria de las Indias (1527), emplea así: «Rescibió dello elAdelantado gran enojo y aceleración de ira».

«La primer vuelta»: ¿es correcto? Ante sustantivosfemeninos, como «vuelta», la apócope es arcaizante, por loque no se recomienda decir «la primer vuelta», comotampoco lo sería decir «la primer vez». La forma apocopada«primer» es correcta si el ordinal precede a sustantivomasculino singular: «Mi primer amor», e incluso si entre elordinal y el nombre se interpone otra palabra: «Mi primergran amor». Sería opcional en el caso de que «primer» nosea el único adjetivo que acompañe al nombre: «Mi primeroy último amor», o «mi primer y último amor». Dice la copla:

No serás tú el primer hombre

ni yo la primer mujerque se quieren y se olvidany se vuelven a querer.

«El árbitro ha señalizado…» El árbitro señala o pitafalta, es decir: manifiesta de la forma que le es propia que seha contravenido el reglamento. Señalizar es otra cosa: sesupone que lo hace la persona que coloca señales. Hay quetener en cuenta que la raíz de todo esto es el sustantivo«señal»: cualquier cosa que sirve para indicar algo. Asípues, el árbitro «señala», no «señaliza»: de señalizar elcampo se han ocupado otras personas con anterioridad a lacelebración del partido. Dice la copla:

Esta noche voy a verla voluntad que me tienes:no te acuestas conmigoes señal que no me quieres.

Es verbo procedente de signa: plural neutro del latínsignum: señal, marca. El sustantivo «señal» procede a su vezdel adjetivo latino tardío signalis = que sirve de signo.

Por qué decimos «Jesús, María, José» a quienestornuda. El mundo antiguo, en particular griegos yegipcios, consideraban el estornudo como advertenciadivina que los dioses enviaban en los días nefastos. Sellamó al estornudo «pequeña muerte» por creerse que en esemomento el alma dejaba momentáneamente el cuerpo.

Aristóteles refiere que la gente de su tiempo lo tenía porcosa propia de la divinidad, razón por la que se saludaba aquien estornudaba diciendo: «¡Vive!», «Que Zeus teguarde». En Roma se decía «Salve». Nadie quedabaindiferente, y si no había quien contestara, el estornudantese contestaba a sí mismo. El escritor latino del siglo II LucioApuleyo, en su novela satírica El asno de oro, hace exclamara uno: «¡Salud, amigo; y salud al segundo y tercerestornudo!». Era una norma de cortesía que nadie hubieradejado de observar; Tiberio César, hombre insociable,contestaba con un «¡Salud!» al estornudo de otros. Noobstante, los romanos se apercibieron de que estornudar erapresagio de enfermedad, y acaso por eso acogían a quienestornudaba con el saludo por antonomasia: Salve = que note pase nada. Entre los persas y otros pueblos de OrienteMedio, si se habla de un muerto y alguien estornuda, el quetenía la palabra interrumpe el discurso y exclama: «Gloria aAlá». Responder al estornudo con los nombres de laSagrada Familia, costumbre todavía en uso, alterna concoletillas como «Salud», de voluntad no religiosa; losalemanes dicen también Gesundheit = salud. Los italianosacogen el estornudo con otra expresión: Felicità. Ningúnpueblo permanece indiferente. El mundo árabe lo acompañade una exagerada ceremonia consistente en unir las manos einclinarse. Este estado de cosas es heredero de laconvicción antigua de que en el aliento reside el alma, y elestornudo o expulsión brusca del resuello suponía echar lavida del cuerpo, expulsar el soplo que Dios le había

insuflado. En la tradición anterior al cristianismo se creía queel alma reside en la cabeza, y que al estornudar se dejaba enella un vacío que podían ocupar los espíritus del mal. Lahipótesis de que el estornudo es una reacción automática dela cabeza para protegerse de sustancias extrañas que podíanentrar por la nariz al cerebro fue expuesta por Aristóteles eHipócrates. Para estos estornudos morbosos —como lospropios de la tisis, el asma, la enfisema— la Medicinaantigua no tenía otro remedio que las frases piadosas ojaculatorias como «¡Que Júpiter te guarde, pues aquí nopodemos hacer nada!». No era recomendable contenerlo, yaque podía causar una enfermedad, por eso a la persona queestornudaba se le decía: «¡Felicidades!»; y si alguieniniciaba los movimientos del estornudo y no lo conseguía,se acogía aquel fallo torciendo el gesto, o con la frase: «¡Losdioses te ayuden!», pues no había estornudado. Para evitarlas malas consecuencias del estornudo el papa Gregorio Iinstituyó en el siglo VI la costumbre de decir «Dios tebendiga» a quien estornudaba. De aquella fórmula deriva laactual, y decimos «Jesús» si se estornuda una vez; «María»,cuando se hace por segunda vez; y «José» si se estornudauna tercera. Mi abuela Isabel solía añadir —cuando elestornudo no cesaba—: «Santos Cosme y Damián levalgan», y apretaba firmemente los labios dando a entenderque las cosas iban mal. Entre los judíos religiosos existe lacostumbre de responder al estornudo con la palabra emet =verdad: creen que cuando alguien estornuda tras haberhecho alguna afirmación, Dios lo corrobora.

¿Debe el que estornuda pedir perdón? No; debe dar lasgracias. Quien suele pedir perdón es quien se suena lasnarices, práctica que antaño se hacía con los dedos,generalmente pulgar e índice, espectáculo que podía resultardesagradable debido a la materia mocosa expulsada; algunosmanuales de urbanidad aconsejaban no lanzar la talsustancia contra la pared o el suelo, sino recibirla en loslienzos de narices, o pañizuelos, que por el fin al que se lesdestinaba se llamaban mocaderos en tiempos de Cervantes

¿«Cock-tail» o «cóctel»? En la dilatada historia de labebida, que empieza seguramente con el patriarca Noé, elcóctel no es un recién llegado. Hipócrates, Padre de laMedicina, elaboraba quinientos años a. de C. una bebida abase de vino, resina y almendras amargas a la que se llamó«mezcla». Y los romanos, para abrir el apetito, utilizabanvinos compuestos en cuya preparación intervenían plantasaromáticas como el romero, el tomillo, la menta, el jugo denabo, las algas secas, etc. Todo esto eran ya cócteles avantla lettre. Sin embargo, lo que entendemos hoy por tal estérmino que procede del sintagma inglés cock + tail: cola degallo, en alusión a los colores de los distintos ingredientes yalcoholes mezclados, que parecen evocar una cola de gallomulticolor. No obstante lo inglés de su nombre, dondeprimeramente se empezó a servir esta bebida fue en un localpúblico parisino en 1886, establecimiento propiedad deHenry Ridgway. El bar, ubicado en la rue des Mathurins, erade ambientación y procedencia inglesa: lo eran el dueño y

los productos utilizados, como el whisky, la ginebra, elmobiliario y los barmen. Las primeras recetas de cóctel sedivulgaron en 1902. Hubo un parón en la guerra de 1914 parareanudar luego de forma imparable su camino. Los añoscincuenta fueron la edad dorada del cóctel en España,diciéndose entonces de esta modalidad de bebida: «Es unarte sublime, sólo equiparable al invento de la cocinaespeciada». Los entendidos se tomaban la liturgia del cóctelcon seriedad y rigor. Se efectuaba la preparación en elshaker, en el tumbler e incluso directamente en el vaso; seponía una cantidad de hielo adecuada a cada mezcla; luego,el zumo de fruta si estaba indicado, y en último lugar elalcohol, empezando por la bebida de menor graduación.Todo era cuestión de matices y medidas, «como quien tomalas medidas a una princesa delicada», decía cierto barmanneoyorquino de los años veinte. A los viejos usos se fueimponiendo el pedir en las barras elegantes un cóctel decombinación sofisticada. Se llenó el universo del bebedor denombres como el San Francisco: una cucharadita de azúcarañadida a 2/5 de jugo de limón, 2% de jugo de naranja, 1/5 dejugo de piña y un chorrito de granadina. Era el más livianode los cócteles. De ahí al Bull shot había un abismo: 1/3 deconsomé de buey, 2/3 de vodka, sal, apio, tabasco, pimientanegra, salsa Perrins y jugo de limón: «Lo suficiente paradespegar…», decía un personaje de la vida nocturnamadrileña de la década de los sesenta. A principios del XXse prefería el anglicismo completo: cock-tail, uso que fuedecayendo por lo complicado de su grafía hasta quedar en el

actual cóctel, fonetización del vocablo inglés. Enrique JardielPoncela, en ¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes?(1931), escribe:

Mi vida ha sido un rainbow de amores, un cóctel dehombres, una melée de aventuras. Europa, Asia, África,América, Australasia y las regiones polares han caídoa mis pies 37.329 veces jurándome amor y aullando dedeseo…

¿«Spleen» o «esplín»? Cómo debemos escribir ypronunciar este término. La palabra «esplín» es castellana,aunque procede de la voz inglesa spleen con el significadode tedio de la vida, melancolía. En inglés es voz alusiva alórgano del cuerpo conocido por bazo. Su fundamento seencuentra en la cultura grecolatina, que pensó que en elbazo residía la capacidad de percibir el gusto. También lacultura semítica relacionó este órgano con el humor y con lafacultad de reír, por creerse que la risa es una mera dilatacióndel bazo. En China se considera que es órgano capaz decambiar el humor de las personas. En castellano no esanglicismo reciente. En carta fechada en 1785, LeandroFernández de Moratín emplea así el término:

Ahora voi a dar tras de La mogigata, en la firmeinteligencia de que no ha de representarse, niimprimirse; ¡buena cosa es por cierto, que yo me he deocupar en cosas de las quales ni gloria ni galardónpuedo prometerme! esto me fastidia, me desanima, me

llena de esplín y avinagra el gusto que pudiera teneren hacer algo tolerable.

De «esplín» se dijo «esplénico»: del latín splenicus, y asu vez del griego splenikós = referido al bazo, que en griegose dice splén. El término «esplénico» es de documentaciónanterior a «esplín», en castellano, ya que se documenta en1730, y de uso medieval en lengua valenciana. Tomás Iriarte,en sus Poesías, describe así la llamada enfermedad del esplínen pleno siglo XVIII:

Es el esplín, señora, una dolenciaque de Inglaterra dicen que nos vino.Es mal humor, manía, displicencia,es amar la aflicción, perder el tino,aborrecer un hombre su existencia,renegar de su genio y su destino,y es, en fin, para hablarte sin rodeo,aquello que me da si no te veo.

¿«Garaje» o «garage»? El escuchante sabe que«garaje» es término castellano procedente del francésgarage, y cuyo fonema /x/, velar fricativo sordo, procede delsonido francés /sh/ en que se resuelve fonéticamente elgrafema g, sonido que, aunque existió en castellano en laEdad Media, desapareció en el siglo XVIII. Los préstamoslingüísticos deben ser respetuosos con la fonética de lalengua receptora. El término, con el significado que le da eldiccionario oficial, no es anterior al siglo XIX, y en cuanto a

su grafía, la primera documentación no difiere de la actual.En cuanto a la amplitud semántica del término, su acepciónprimera fue la de cochera o lugar donde se guarda elvehículo; más tarde denominó adicionalmente el taller dereparaciones del vehículo. En otros lugares como PuertoRico llaman también así a la gasolinera. Otra cosa es «elsonido garage» referido a las imitaciones que los conjuntosmusicales ingleses de los años sesenta solían hacer de lamúsica americana, que supuestamente llevaban a cabo susensayos en ese lugar de la casa; en ese sentido losespecialistas en música de esos años hablan y escribeacerca del «sonido garage».

Uso del verbo «ayudar» + preposición. En la frase«ayudar a hacer los deberes, a llevar la maleta», son usostan correctos que no tendría sentido tratar de explicar. Encuanto al acompañamiento de preposiciones, este verboadmite «a» y «en»: el fabulista canario del siglo XVIII Tomásde Iriarte lo documenta así:

En cierta ocasión un cuerolleno de aceite llevabaun borrico que ayudabaen su oficio a un aceitero.

En ninguno de los casos indicados por la Academiapuede acompañarse de la preposición «con», aunque comoverbo pronominal «ayudarse», el uso autoriza esapreposición. Un conocido manual de etiqueta de mesa

escribe: «¿Es correcto ayudarse con el pan para recoger conel tenedor alimentos que se deshagan (pescado,albóndigas…) o es más educado ayudar con el cuchillo?».En el caso de «ayudarse», es uso aceptable; no lo es en elotro caso.

«¡Ño!» Procedencia de esta exclamación canaria. Delos cuatro diccionarios del habla canaria existentes sólo el deO’Shanahan (1995) recoge el término, y dice que también seemplea como apócope de la interjección «¡coño!» «¡Ño,Valleseco, cómo hueles!». Fue término muy vivo comoexclamación desde el XIII hasta nuestros días.Curiosamente, su definición principal fue introducida en eldiccionario de la Academia por el académico Camilo JoséCela en los años setenta: con anterioridad había figurado enalgunos diccionarios enciclopédicos de finales del XIX sólocomo interjección. Caso distinto es el del habla: el término hatenido una vigencia popular extraordinaria tanto en Españacomo en América, tanto es así que en Chile, por citar uncaso, «coño» es voz casi sinónima de español por el usofrecuentísimo que los españoles hacemos de estaexclamación, exclamación útil tanto para denotar alegríacomo pesar. El abuso del término ha hecho que se evaporeun tanto su virulencia semántica y se haya convertido enuna especie de muletilla conversacional sin valor semántico,como elemento lingüístico de refuerzo en el discurso.

«Contra más duermo, más sueño tengo»: ¿es correctoel enunciado? No lo es. Decir «contra más» por «cuanto

más» es vulgarismo frecuente. Hay que tener presente que«contra» es preposición denotativa de oposición, y«cuanto» es adverbio relativo de cantidad que empleamosen correlación con «tanto» y agrupado con los adverbios«más» y «menos», equivaliendo a veces a la partículacomparativa «como». Este correlativo no siempre estápresente, pero ello no obsta para que esté implícito en lafrase: «Cuanto más estúpido se muestra, tanto más, o más, leaplauden sus seguidores». Antepuesto a otro adverbio, ocorrespondiéndose con «tanto», se emplea en sentidocomparativo y denota equivalencia o igualdad. Fray Luis deGranada escribe en el siglo XVI: «Claro está que cuanto lascosas son más nobles, tanto son más poderosas para causarmayores deleites». También es frecuente confundir lapreposición «contra» con el adverbio «mientras». No seríacorrecto decir «contra más duermo», sino «mientras másduermo». La copla ilustra el uso fetén de «mientras»:

Una muchacha de Murciadijo a otra de Orihuela:mientras no me metan monjaque me metan lo que quieran.

«Hicistes» por «hiciste». Como el lector sabe, lasegunda persona singular de los pretéritos indefinidostermina en -te: de «hacer» decimos «hiciste»; y la segundapersona del plural termina en -s: hicisteis. En países comoArgentina, donde el voseo está generalizado, oiremos, en

relación a la segunda persona del singular, la forma verbalque en España empleamos para la segunda del plural: lafuerza del «vos», allí, se contrapone al uso casi general deltuteo aquí. Esa circunstancia crea fricciones en este tiempoverbal sobre todo. No obstante lo dicho, son numerosos loscasos en los que este uso espurio se documenta en textosde la Edad Media.

¿«Se me ha caído» o «me se ha caído»? El orden de lospronombres átonos en las llamadas secuencias de clíticosestá sometido a una regla sencilla: los pronombres desegunda persona van delante de los de tercera siempre queésta no sea «se», ya que éste precede a todas las demás. Asídiremos: «Se me cayó el lápiz» y nunca «me se cayó ellápiz». Hay una vieja regla práctica que advierte: «Primero lasemana, y después el mes», queriendo servir de frasemnemotécnica. Dice la copla:

Una caña de pescartengo para mi consuelo:si un amante se me vaotro queda en el anzuelo.

«Así», «ansí», «asin». El adverbio de modo «así»procede del latín ad sic = de esta manera. Es partícula cuyouso castellano se remonta al siglo X. Al principio se dijo«si», para desarrollar enseguida la forma actual. Esta formaprimitiva todavía se usa en autores como Berceo, queescribe:

Prísolo por la mano el truhán traydor,levólo a la tienda do sedíe el señor,reçibiólo el rey asaz a grant onor,si ficieron los prínçipes quel sedíen derredor.

Igualmente antiguas, y de uso muy extendido, fueronlas variantes vulgares: asín, ansí, asina, surgidas unas vecespor analogía de otros adverbios y partículas, y otras porinflujos de preposiciones como «en». «Asín» es frecuenteen el aragonés y en el castellano de Gonzalo de Berceo aprincipios del siglo XIII; también en el fuero de Guadalajara(1219), uno de los más antiguos conservados, está presenteesta forma. De hecho, «asín» es la forma más popular a lolargo de toda la Edad Media; se encuentra en las obrasliterarias más importantes del periodo, como el Poema deFernán González. El adverbio «asín» es igualmente popularen los siglos áureos. El primero en declarar la guerra al usode «asín» fue el conquense Juan de Valdés en su Diálogo dela lengua (1535), obra clave para entender el ideal lingüísticode los eruditos del momento a los que pocos hicieron caso.Santa Teresa de Jesús escribe: «Y ansí hace que estén lossentidos suspendidos porque lo quiere ansí». Y Cervantesno tiene problemas en utilizar esta forma: «Y él quedóheredado en mucha cantidad de hacienda, ansí en mueblescomo en raíces…». En cuanto a la forma «asín», fue de usopopular, aunque con carácter vulgar, lo mismo que «asina»,que ya en el siglo XIX sólo tenía asiento entre gente rústica:dice el cantar murciano del siglo XIX:

Si me dejas, me veráscomo a los malacatones;que asina que caen del árbollos pican los gorriones.

En las Actas de las Cortes de Aragón, en el siglo XVIIse lee: «Penas asín corporales como pecuniarias». Digamospara terminar que la variante «asá», del sintagma «así comoasá», se debe a la imitación del sintagma «allí y allá», «aquí yacá», y se llama variante apofónica.

«Prometer»: ¿es correcto su uso en frases como «teprometo que me gustas; te prometo que estuve con fulanotomando copas»? El verbo «prometer» procede del latínpromittere = enviar por delante. En la Edad Media laamplitud semántica de «prometer» era mucho mayor de loque es hoy. Alfonso X el Sabio emplea el término en LasPartidas con el valor semántico de adjudicar o asignar:

Prometer nin dar no deben los prelados ningúnbeneficio de la santa Eglesia antes que vaquen.

«Prometer» nunca tuvo en castellano el significado dejurar, aunque sí tuvo y tiene el de dar seguridad al respectodel cumplimiento de una acción: «Prometo hacer o decir»,pero siempre si se dan ciertas circunstancias, cosa que elque jura no contempla, sino que soslaya. La promesa, elhecho de prometer se fía a un plazo más o menos largo, peronunca remite al presente, ya que se trata de algo que ha de

llevarse a cabo en el futuro. Por eso no resulta aceptable laforma «te prometo que me gustas», sino «te aseguro que megustas»: es cierto que en latín, el verbo «prometer» teníatambién el significado de dar seguridad, pero ese sentidodesapareció tempranamente a su paso al castellano.Tampoco es razonable decir: «Te prometo que estuve confulano», ya que la preposición latina pro alude a situaciónfutura o por venir, y a veces incluso al presente, pero nuncaal pasado, por lo que no se compadece con alusiones acosas acontecidas. En el anónimo libro de caballeríasPalmerín de Olivia (1511) se lee:

E acaesció que el Rey, su hermano, tomó grandeembidia e pesóle porque el Rey su padre avía dexadoaquella villa a la Ynfanta e pensó de tomárgela e paraesto embió a prometer a un mayordomo de la Ynfantagrandes dones…

¿«Discrepar con» o «discrepar de»? El verbo«discrepar», en su valor semántico de ‘mostrar desacuerdocon alguien’, exige preposición «de»: se discrepa del parecero de la opinión «de» otro, regencia que se extiende a todaslas formas verbales, como el participio activo: discrepante«de», no discrepante «con». También sería correcto decirdiscrepara «en» esto o lo otro. Es voz latina: de discrepare =disonar. Teresa de Cartagena, en su Arboleda de losenfermos (1460), emplea así esta construcción:

E asý demostrar a nosotros quel grand sentimiento,

aflyçión e tristeza en los males que nos acaesçen esnatural y razonable y no punto discrepante de lavirtud de paciencia, ca sy bien lo miramos, más fauorda a la paçiençia el amargoso llorar que no eldisoluto reýr.

Cervantes escribe en El coloquio de los perros (1613):

Yo, a quien ya tenían cansado las maldades de mi amo,por cumplir lo que el señor asistente me mandaba sindiscrepar en nada, arremetí con mi propio amo, y sinque pudiese valerse, di con él en el suelo; y si no me lequitaran, yo hiciera a más de a cuatro vengados;quitáronme con mucha pesadumbre de entrambos.

Por qué decimos que «se columpia» quien bordea elerror o saca conclusiones equivocadas. Es uso figurado quetiene en cuenta la inestabilidad propia del balanceo, y sebasa principalmente en el hecho de que tanto el columpiocomo quien se columpia no tienen punto de reposo, y porello carecen de estabilidad y solidez, condición negativa quese transfiere a la persona que toma decisiones arriesgadas ono sopesa ni tiene en cuenta pros y contras de su acción,estando así en el aire la resolución de sus planes. Quien secolumpia no llega nunca a parte alguna sino que andasiempre dándole vueltas a lo mismo. Uso afín al quecomentamos hace del verbo «columpiarse» el murcianoJacinto Polo de Medina en el siglo XVII:

Columpiándose el cuerpo con vaivenes,a lo de vas o vienes,muy indeterminable de estatura,y puesto de opiniones la postura.

Llamamos ciego a quien no ve: ¿cómo se llama la faltadel resto de los sentidos? A la falta del sentido de la vistallamamos «amaurosis»: de una voz griega homófona quesignifica ‘oscurecimiento’. La falta del sentido del oído sellama «sordera» y «cofosis». La falta del sentido del gustose llama «ageustia» e «hipoageusia»: del griego a-, partículaprivativa + el término geusis = gusto, con valor semánticogeneral de ‘anestesia del sentido del gusto’. A la falta delolfato llamamos «disosmia» y «anosmia»: del griego osmé =olor, con anteposición de partícula negativa an-. A la faltadel sentido del tacto se llama «anafia». Y a quien perdió lafacultad de hablar decimos que tiene «anaudia» o extinciónde la voz: del griego an, partícula privativa + audé = voz.Dice la copla:

Cinco sentidos tenemos;todos los necesitamos;todos los cinco perdemoscuando nos enamoramos.

De dónde procede la muletilla narrativa «Érase unavez…». En las fábulas griegas bastaba con utilizar unindicativo de pasado y anteponerle los sujetos: una zorra, unleón, un pino, etc., procedimiento suficiente para remitir a la

edad de oro en la que los animales y las plantas conocían laspalabras y celebraban asambleas en los bosques, aunquetambién solía dar comienzo a la historieta con un términoindicativo de tiempo, como «en otro tiempo». Dice Babrio,fabulista griego del siglo III, que recogió y ordenó grannúmero de fábulas atribuidas a Esopo y les dio formapoética, que en la edad dorada, especie de reminiscenciamítica de la Humanidad, hasta el pino y la hoja del laurelestaban dotados de voz, y los gorriones hablaban con loslabradores de cosas inteligentes. La fórmula griega antiguano conoció ni utilizó el sintagma «érase una vez», peroempleó sintagmas parecidos. La primera noticiadocumentada sobre este tipo de narraciones tiene que vercon la edición inglesa de las Fábulas de Esopo (1484), quese mantuvo como libro para adultos y niños hasta lasegunda mitad del XVI: con anterioridad a esa época laliteratura infantil era desconocida. Algunos atribuyen estepresentativo al sintagma frances Il était une fois… y que alparecer fue Charles Perrault el primero en emplearlo en susCuentos de otros tiempos (1697), entre los que figuraban«Caperucita roja» y «El gato con botas». Otros atribuyen lareferencia temporal al cuentista italiano del XVII GiambattistaBasile, que publicó en 1636 su Pentamerone, colección decuentos como «La bella durmiente del bosque». El cuentoinfantil más antiguo todavía contado a los niños es LaCenicienta, cuya primera versión conocida es china, delsiglo IX, y que comienza con una referencia temporal lejanaque se hunde en la noche de los tiempos. También utiliza

esta alusión temporal el italiano Yanfrancesco Straparola,que publicó en Venecia Las noches deliciosas (1553),cuentos sacados de boca de diez niños que comenzaban losrelatos apelando a un tiempo muy antiguo. Como curiosidadrecordemos que en Andalucía todavía se oye a algúncuentacuentos decir: «Era vesivé», resto procedente de lacorrupción del sintagma que tratamos. El cubano AlejoCarpentier, en El siglo de las luces (1962), escribe:

Así se exhibían, en ciudades de Europa, lasvestimentas de ilustres personajes del pasado. Ahoraque el mundo estaba tan cambiado que el érase unavez de los narradores de recuerdos había sidosustituido por los términos de antes de la Revolución ydespués de la Revolución, los museos gustabanmuchísimo.

¿Se puede decir «medula», sin acento? No sólo puededecirse y escribirse, sino que es forma que la Academiaprefiere por ser la etimológica, referido a esa substancia quese aloja en el interior del hueso. No obstante esta preferenciaacadémica, que también recoge la forma esdrújula, es raro oíro ver escrito «medula». Es voz latina: de medulla = tuétano,y figuradamente la parte más esencial y apreciable de unacosa, o su meollo, voz esta que deriva también delsustantivo latino medullum, relacionado con el término queda lugar a esta palabra. Emplea el término Gonzalo de Berceoen el primer cuarto del siglo XIII, y desde entonces, a lo

largo de los siglos posteriores, alternó con la formaesdrújula. Rubén Darío, en su Canto épico a las glorias deChile (1889), emplea el término en su forma llana:

Era el vivaz sargentoespíritu y aliento,músculo y corazón, el soberanocompuesto que al calor de nuestros solesaduna a sangre y nervios españolesmedula de león del araucano.

Por su parte, el aragonés Ramón J. Sender escribe enImán (1930):

Cuando se da cuenta ha perdido de vista Tistutin y seenfrenta con la llanura, cuyos reflejos le llegan a lamédula con oleadas metálicas. ¿Y los muertos? Ahorahay una tregua. La llanura aparece desierta. Algúnmulo descubre los dientes amarillos y largos bajo elhocico alzado, los ojos muy abiertos contra un azulque ya no logran reflejar.

«Yo alucino» o «algo me alucina»: ¿son expresionescorrectas? «Alucinar» es verbo procedente del latinalucinari con el significado de ofuscar, seducir y en últimainstancia engañar. Se utiliza también como pronominal:«Alucinarse», en cuyo caso significa desvariar. El verbo seutilizó en ambientes delictivos, en el mundo de la droga y elalcohol, ámbitos en los que la criatura que padece tales

efectos ve luces de colores a causa de su intoxicación. En elempleo juvenil del término se dan distintas formas: «Yoalucino», pero también «la situación es alucinante, el asuntome alucina». Es término de antiguo uso con el valorsemántico de ‘perturbar la razón con engaño de lossentidos’. Diego de Valera, conquense del XV, escribe: «Nome obceco con todo. Veo claro, distingo, no me alucino».

«En balde» o «de balde»: cómo enunciar este modismoadverbial. De ambas formas puede decirse, dependiendo delo que el hablante quiera expresar o tenga in mente. «Estar oestarse de balde» es modismo antiguo con el significado de‘estarse sin hacer nada’: ya lo empleó Gonzalo de Berceo enVida de santo Domingo de Silos a principios del XIII. Enotro ámbito de significaciones, decimos que se da «debalde» aquello que se da graciosamente, sin precio niretribución. Escribe el granadino Hurtado de Mendozamediado el XVI:

No era menester sermón, ni ir a la iglesia, que a laposada la iban a tomar (la bula) como si fueran perasque se dieran de balde.

Desde la Edad Media, «en balde» y «de balde» significa‘sin causa, en vano’, sentido que tiene en el poemahagiográfico del siglo XIII Vida de santa María Egipciaca:

Mas quando le vio la tierra echarnon quiso en balde estar.

Toda la tierra acarreyó,sobre el cuerpo la echó.

Decir «en balde» es como decir en vano, modismoadverbial alusivo a aquello que se da al margen de su valor outilidad. Santa Teresa de Jesús exclama en pleno siglo XVI:«Reíanse de mí, de que quería echar dinero en balde». Lafraseología recoge la expresión: «Lo de balde es caro», enalusión a que las cosas que se reciben de regalo o tanbaratas que parecen gratuitas suelen resultar más caras quesi se compraran, ya que quien las recibe se ve obligado amostrar gratitud mediante el agasajo y demostración deestima, lo que suele salir más caro que lo recibido. En otrosentido se dice que está «de balde» quien está de más: deahí procede el término «valdo» con que también se conoceal vagabundo o desocupado. Ese origen tiene el modismo «ala balda», es decir: sin ocupación ni finalidad. En tiempos deCervantes «balda» era intercambiable con «ganga» o cosade bajo precio, por eso llaman «baldado» a quien puedehacer poco o a la cosa que se da gratis por valer poco. Enesta dirección semántica se llamó «baldero» al ocioso, sobretodo en Asturias, y «baldío» al inútil o que no sirve, y alterreno improductivo; en el dialecto judeoespañol se llama«baldía» a la ociosidad o vida haragana: recordemos lanovelita de Pío Baroja Vidas baldías. Es voz árabe: de bâtil= vano, inútil, participio activo de bátal = ser inútil, valerpara poco.

¿A quién decimos que tiene una pera mental? A quien

navega por un mar de dudas o anda tan confundido,desorientado o confuso que no sabe qué camino tomar o nove solución a sus problemas, a esa criatura decimos quetiene una pera mental; se dice en alusión a que sus ideas noestán claras o son producto de una imaginación exaltada. Esfrase eufemística que tiene in mente otra más drástica y deprocedencia zafia: sustituir lo real por lo quimérico, echarmano de lo imaginario por no poder contar con lo fetén, de lamisma manera que el onanista sustituye el coito por lamasturbación, durante cuyo proceso fantasea y ensueña. Eltérmino «pera» está en sustitución generosa de otra voz másburda y baja. En otro ámbito de significaciones, y porderivación de la anterior, «tiene pera mental» quien tiene unaempanada o un cacao mental por andar las cosas revueltasen su cabeza.

Cómo se llama el espacio cerrado situado delante de lacasa. Había en la entrada de las casas romanas un pequeñoaltar dedicado a Vesta, diosa del fuego del hogar, de dondese dijo vestíbulo a esta parte de la vivienda que algunosllaman innecesariamente hall. La palabra vestibulum nadatiene que ver con el verbo «vestir», como alguno ha escrito,aunque es cierto que desde el siglo XIX suele colocarse enese sitio un espejo para que las visitas se aseguren de que elpeinado o el vestido están en orden. Como allí se recibía alas visitas, se llamó también a esta pieza de la casasalutatorium, salita que luego se convirtió en recibidor. Elatrio era otra cosa: se refería al patio principal que servía

como habitación de recibo y de estancia para la familia. Ennuestra cultura castellana se llamó zaguán al sitio de la casainmediatamente posterior al umbral de la puerta principal. Elzaguán participaba de un espacio formado por el portal y elvestíbulo. En el campo las cosas eran algo distintas: existíala llamada antecasa, concepto referido a ese lugar destinadoal descanso vespertino, de manera parecida a como hoyutilizamos el porche: del latín porticus, galería cubierta, cuyatechumbre rústica era sostenida por columnas. Una canciónde ronda hay que dice:

Hasta el porche de tu casalos mozos hemos llegaopa decirte todos juntosque nos tienes sin cuidao.

El campo semántico del vestíbulo o entrada de la casaes muy variado: también se le llamó «portalón». Dice lacoplilla:

Se murió mi niño;a la Gloria fue:s’entró portalón adentroSan Pedro con él.

¿Es correcto decir «sextena», «septena», «octena»,«trecena» en la misma línea en que decimos «decena»?Estos términos son formas sustantivas de aludir a unconjunto de cosas, mostrándose en esto la lengua con cierta

arbitrariedad: no existe el término «sextena» como conjuntode seis cosas, aunque antaño se empleó por «mediadocena», pero sí se dice «septena» al conjunto de sietecosas: «setenas» era antaño la pena que obligaba a pagar elséptuplo de una cantidad determinada, es decir: siete vecesla unidad que el juez contemplara. Cervantes emplea así eltérmino:

Señora doncella (dijo Andrés) esta es mi recámara yéste es mi pollino: si vos halláredes en ella ni él lo queos falta, yo os lo pagaría con las setenas.

No es correcto decir «octena» con el valor semántico deconjunto de ocho cosas, sin embargo, decimos «decena» alconjunto de diez. No decimos «oncena» en relación con elonce, aunque sí se emplea como femenino del ordinal quealude a la persona o cosa que está en undécimo lugar. Nodecimos «trecena», pero sí «trecenario»: conjunto de trecedías, y «treceno» como ordinal antiguo. Es asimismocorrecto decir «catorcena» como conjunto de catorceunidades. Nada se opone, a su vez, a que digamos«veintena»: conjunto de veinte unidades; «treintena»:conjunto de treinta; «cuarentena»: conjunto de cuarentaunidades; «cincuentena»: conjunto de cincuenta unidades;«centena»: conjunto de cien unidades, o centenar;«milenta»: familiarmente, millar.

El Señor envió a sus discípulos: ¿«les envió» o «losenvió»? El texto latino despeja todas las dudas: Et Jesus

missit discipulos suos, et missit illos…, es decir: «Losenvió». El pronombre illos sustituye al nombre discipulos,cuya función dentro de la frase es la de complementodirecto. Es natural que en castellano digamos «los», formaderivada del acusativo illos = complemento directo. Nopodemos decir «les envió» porque esa forma del pronombrede tercera persona procede del dativo latino illis, propio delcomplemento indirecto: Dixit Jesus discipulis suis, dixitillis…, es decir: «Dijo Jesús a sus discípulos, les dijo…».Cuando hablamos de los problemas del leísmo, laísmo yloísmo, dijimos que un poco de latín soluciona muchosproblemas de entendimiento de nuestra lengua, y es cierto.

¿«Espúreo» o «espurio»? ¿Cuántas sílabas tiene eltérmino? El término latino spurius es trisílabo en latín,lengua en la que el encuentro de las vocales -iu no diptonga;también en castellano el término tiene tres sílabas y nocuatro, ya que en castellano -rio diptonga. En cuanto a cómodebemos escribirlo y pronunciarlo, es claro que la formacorrecta es espurio. En el libro de las Siete Partidas (1251-1256), de Alfonso X el Sabio, se lee:

Ca si este atal hoviese fijo de aquellos que sonllamados espurios, non debe heredar de los bienesdella el espurio con el legítimo; e espurio es llamadoel que nació de mujer puta, que se da a muchos.

El uso y abuso de la forma incorrecta por escritores derenombre no autoriza al empleo del término «espúreo», que

leemos en poetas como José Espronceda en el primer terciodel XIX:

Hijos espúreos y el fatal tiranosus hijos han perdido,y en campo de dolor su fértil llantotienen, ¡ay! convertido.

¿Por qué decimos «llevar los pantalones» si essingular el objeto? «Llevar los pantalones», dicho de lamujer, es tanto como ridiculizar y convertir en calzonazos almarido, ya que la expresión alude a llevar la mujer las riendasde la casa y mandar en cuanto se decide en ella. Primero sedijo «llevar los calzones», prenda masculina porantonomasia, tanto que «tener uno muchos calzones»equivale a ser muy hombre. La expresión conoció antañodiversos enunciados: «Calzarse los calzones», «llevar loscalzones», «ponerse los calzones», siempre en alusión a lamujer que manda mucho y no tiene en cuenta las decisionesdel marido. Estebanillo González emplea así la expresión en elXVII: «Quería que mandásemos a semanas, y quecalzásemos los calzones a medias». De mediado del XIX esesta estrofa dramática dicha por una mujer a otra:

Confiésalo que tú ponesen el cielo a tu maridosólo porque ha consentidoponerte sus pantalones.

En el caso de «pantalones» lo correcto es decir«pantalón», a pesar de que cuando vamos a comprar estaprenda hablamos de «un par de pantalones», denominaciónincorrecta, ya que este término se pronuncia en singular yno entra en la esfera de los denominados pluralia tantum opalabras que normalmente usamos en plural. El términoarribó al castellano a través del francés, en cuya lenguaprocede de cierto personaje italiano de la comedia del artellamado Pantalone que en la Venecia del XVI vestía estaprenda para hacer reír, nombre a su vez que procede dePantaleón, antropónimo muy común entre la gente delpueblo por la veneración que había por ese santo. Encastellano no es de uso anterior a la segunda mitad del sigloXVIII.

¿Por qué «todo junto» se escribe separado y«separado» se escribe todo junto? La disposición gráfica yla morfología del texto no afecta a su significado osemántica, ni mucho menos indica que de una cosa debaseguirse la otra. Hay que atenerse a algo tan sencillo como elhecho de que «todo junto» son dos palabras, a menos queconvirtamos el sintagma en un adverbio y digamos«juntamente», o eliminemos «todo» y digamos que seescribe «junto». En cuanto a «separado» es un términoúnico, una sola palabra, y por lo tanto no es disgregable, nose puede escribir «se + parado», en cuyo caso nosignificaría lo mismo. Del latín separatus = distinto.

¿Se dice «punto final» o «punto y final»? En éste y

otros asuntos parece sensato seguir el criterio de JoséMartínez de Sousa en su Diccionario de ortografía de lalengua española: «Punto y final es el punto que cierra unescrito. Punto final es aquél con el que se cierra una parteimportante del texto, o el texto mismo, y es sinónimo de“punto redondo”».

¿Esotérico o exotérico? Ambos términos son correctos,y en cuanto a su uso conviene estar atento al contexto, yaque no significan lo mismo. A estas palabras las diferencia eladverbio griego con que comienzan: eso = dentro y exo =fuera. «Esotérico» significa ‘oculto, enigmático oincomprensible’, y se dijo de lo relacionado con la doctrinaque los filósofos antiguos comunicaban a un círculoreducido de discípulos. Procede del griego esotéricos, quedicho de una doctrina o conocimiento alude a que setransmite oralmente sólo a los iniciados, a los que están en elsecreto. En cuanto a «exotérico», se dice de lo que es comúny ordinario, que puede ser comprendido por el vulgo. Seaplica a la doctrina que los filósofos de la Antigüedadmanifestaban en público y daban a conocer a todos. Delgriego exoterikós = vulgar. Son términos generalmente malempleados tanto por los hablantes como por los escritores,que los confunden e interpretan a menudo al revés de lo quedebiera ser el caso. Muchos confunden «exótico» con«exotérico», cuando de hecho nada tienen que ver: decimosque es exótico todo aquello que pertenece a una cultura opaís ajeno a nosotros, lejano: del griego exotikós = extraño,

de otras tierras. José María, en Mis almuerzos con genteimportante (1970), emplea así el término «esotérico»:

Por mucho que oiga usted decir que el Quijote tieneéste o el otro sentido esotérico, y es un libro sellado declaves y hermetismo, piense usted siempre que lapasión y arrebato que produce en los españoles ellibro de Cervantes radica en que dicho pronto y enredondo es el libro mejor escrito de toda la literaturaespañola.

En relación con el otro término, Miguel de Unamunoescribe en Amor y pedagogía (1902):

Querido Apolodoro: Vienes iniciado ya, preparado ala nueva y grande labor que se te ofrece…, ars longa,vita brevis que dijo Hipócrates en griego y en latín lorepetimos… Voy a hablarte, sin embargo, hijo mío, enlenguaje exotérico, llano y corriente, sin acudir a miArs magna combinatoria. Eres muy tiernecito aún paraintroducirte en ella, a gozar de maravillas cerradas alos ojos del común de los mortales. ¡El común de losmortales, hijo mío, el común de los mortales! Elsentido común es su peculio. Guárdate de él, guárdatedel sentido común, guárdate de él como de la peste.

¿Es lo mismo «colaborar» que «cooperar»? En latín, elsentido principal de laborare es el de trabajar alguna cosa oelaborar; también el de trabajar en alguna cosa. Significó

además esforzarse, padecer, afanarse: todo depende de laspartículas que acompañan a este verbo. En cuanto al verbooperari, del que deriva el castellano «obrar» a través delsustantivo opera = obra, tenía en latín el significadoprincipal de ocuparse de alguna cosa, además de otros cuyoalcance semántico se ha perdido, como el de ofrecersacrificios a los dioses, consagrarse a una causa oinstitución. La preposición latina de ablativo cum expresacompañía y equivale al adverbio conjuntamente. En cuantoal significado de estos verbos en castellano, cooperarequivale a trabajar juntamente con otro para un mismo fin,generalmente en cosas materiales; y colaborar se emplea enel sentido de trabajar con otro principalmente en obras deingenio —libro, pieza musical, película—. De lossignificados explicados deriva la diferencia semántica deestos términos, que desde luego no son sinónimos. Digamostambién que en castellano es más antiguo «cooperar» que«colaborar». «Colaborar» es voz culta no anterior al sigloXIX. «Cooperar» es cultismo del siglo XVII. Juan deSolórzano y Pereira, en su Política indiana (1648), dice:

Aunque no han faltado algunos que han queridoponer dificultad en esto de obligar a que firmen y sesubscriban en la sentencia los que fueron de votocontrario de ella… quando los pleytos son graves yarduos o de materias criminales, porque dicen, que nohay precepto de ley ni de Rey que pueda obligarles afirmar ni cooperar en este pecado, como ni les pudiera

obligar a militar en una guerra que notoriamente latuviesen por injusta.

Joaquín Costa, en su Historia crítica de la revoluciónespañola (1875), escribe, en uno de los primeros usos deltérmino «colaborar»:

Con lo cual queda dicho que el autor de estamonografía, siendo histórico-crítica, hace en el textoconsideraciones políticas pero de tal linaje, que nohuelan a partido, ni por sobra de pasión acusenparcialidad de juicio, antes bien semejen reflexiones deorden racional, y por tanto de consentimiento comúnpara todo hombre que, puro de preocupación, quieracolaborar en su pensamiento con el autor en la críticade los sucesos y de los hombres.

«Decimonónico»: ¿tiene valor despectivo al margen delordinal? La voz «decimonónico» es forma adjetiva delordinal «décimonono»; decimonónico = pertinente o relativoal siglo XIX, como dieciochesco es forma alusiva al XVIII.No tiene matiz necesariamente despectivo, ya que tanto lobueno como lo malo de ese siglo puede ser aludido medianteese término. Manuel Bretón de los Herreros escribe en laprimera mitad del XIX:

¡Oh siglo del vapor y del buen tono!¡Oh venturoso siglo diecinueve!o para hablar mejor: decimonono.

Otra versión de la estrofa, modificada para poner enevidencia el término, sería:

¡Oh siglo del vapor y del buen tónico!¡Oh venturoso siglo diecinueve!o para hablar mejor, decimonónico.

En cualquier caso, el adjetivo en cuestión tiene hoycarga negativa, y se predica de lo que es anticuado o pasadode moda.

«Pelandusca», «pelandrusca» o «perlandusca»: cómose dice. «Pelandusca— llamamos a la ramera. El Diccionariode Autoridades (1726) aventura la idea de que pudo habersedicho porque las mozas descarriadas que andaban sueltaspor plazas y calles eran peladas como castigo a sudisipación. Leandro Fernández de Moratín utiliza así eltérmino a finales del siglo XVIII:

La han heredado en vidachalanes, bodegoneros,rufianes y pelanduscas…

A la ramera, a la mujer aventurera o de vida airada sellama en castellano de mil maneras. De hecho, hay unGlosario de la mala palabra, de F. Hernández Castanedo,que las recoge. Hay que decir que «pelandrusca» y«perlandusca» son deformaciones del término fetén:«pelandusca», llamadas así porque antaño a estas criaturas

la justicia les rapaba el pelo como castigo. Las palabras paradesignar a este tipo de mujeres son numerosas, queriendocada época tener las suyas: pellejos, pendejos, peliforras,zorras, zorrones, pendones, pécoras, putones, rameras,meretrices, prostitutas, busconas, esquineras, tiradas,olisconas, pindongas, fulanas, lagartas y lagartonas, manflasy soldaderas, yiras y yirantas, yeguas y vacas, trotacalles,volantusas, potajeras y piltrafas… son sólo una pequeñaparte de la inventiva popular para esta profesional del amoral pormenor.

«Chalets adosados». El hotelito «adosado» no derivasu nombre de chalecito hecho de dos en dos; su etimologíano tiene que ver con el número dos: deriva del latín ad =junto a + dorsum = espalda: ad-dorsare = poner una cosacontigua a otra. Como anécdota contaré que regresando yode uno de los muchos viajes que hace el programa de radionacional en el que trabajo, sufrí al atardecer el espejismo deinterpretar como «chuletas asadas» un cartelón que decía:«Chalets adosados»: no deja de tener su gracia, y de ponerde manifiesto que el hambre hace milagros: a Carpanta todose le antojaba un pollo asado.

¿Qué palabra podría utilizarse como traducción delitaliano vendetta? A la oposición que a lo largo del tiempomantienen viva quienes se disputan un honor, un bien o lavenganza de un agravio, llamaron los clásicos «vindicta» ocosas por vengar, término procedente del latín vindicare a

través del participio pasivo. Llamamos «vindicta» a lainclinación natural del hombre a tomar venganza o exigirsatisfacción pública a los agravios que en su momentotrascendieron al conocimiento general. La historia está llenade casos en los que pleitos, satisfacciones, litigios se hanprolongado durante siglos, caso de la Casa de Osuna con lade Medina-Sidonia por ciertos derechos protocolares. Estetipo de contencioso o rivalidad se fija o se centra en ladiferencia o pelea que dos mantienen a lo largo del tiempo.Se trata de diferencias heredadas sobre asunto que quedópor satisfacer.

¿«Endorsar» o «endosar» un cheque? Cuandoendosamos un cheque no sugerimos que hacemos doscheques, o que los destinatarios de su cobro son dospersonas, sino que cedemos a favor de un tercero, oendosatario, una letra de cambio u otro documento bancario,haciéndolo constar con firma al dorso: del latín indorsare,voz compuesta de la preposición in + sustantivo dorsum =respaldo, dorso. Conviene no confundir este verbo con elinglés endorse = apoyar.

«Elucubrar» o «lucubrar»: ¿cómo se dice?Diccionarios tan importantes como el ideológico de JulioCasares, en la voz «elucubrar» remiten al término «lucubrar»,cuyo significado principal es el de ‘trabajar con ahínco enobras de ingenio a horas que no son las habituales, como lasde la noche’. Es por ello término que procede del latínlucubrare = trabajar a la luz del candil, a su vez de lucem +

laborare: trabajar con ayuda de una luz. Es natural que estaforma de trabajo intelectual lleve al sujeto de la misma aerrores, cálculos arriesgados, cavilaciones, reflexiones yconclusiones a menudo descabelladas. Es término de uso noanterior al siglo XVII. La forma «elucubrar» es galicismo: delfrancés élucubration se creó la forma «elucubrar», de la quedebemos alejarnos como innecesaria, mostrenca e incorrecta.

El dolce far niente: origen de este sintagma italiano.La expresión alude a la dulzura de la ociosidad, a laposibilidad de ver transcurrir el tiempo desde una posiciónde indolencia placentera, o a la ausencia de preocupacionesy obligaciones. La frase se relaciona con los postulados dela dolce vita o la bella vita, como gustaba llamarla a MarceloMastroianni. Se ha atribuido a Plinio, escritor clásico delsiglo I, y también a Cicerón, que escribió Nihil ageredelectat: no hacer nada da placer.

¿Existe el término «pichichi»? Al jugador de fútbolque ha marcado más goles durante una temporada o a lolargo de un campeonato llaman «pichichi»: apodo deljugador Rafael Moreno Aranzadi, el más pequeño de suequipo, pero que fue en su día internacional con la SelecciónEspañola en la VII Olimpiada celebrada en 1920. Durante lastemporadas de 1914 a 1916 Moreno ganó los campeonatosde España. Pichichi fue el primer jugador en marcar un gol enel estadio de San Mamés en la inauguración de ese campode fútbol jugando con el Athletic y contra el Racing de Irún.

Fue uno de los mejores goleadores y como reconocimientodieron su nombre a un trofeo concedido al máximo goleadorde la liga. El primero se otorgó en 1929.

En los pueblos llamados Villaviciosa, ¿de dónde procede«viciosa»? En latín la voz vitium significa ‘defecto o falta’. Asu paso al castellano, de vitium se dijo «bezo» = costumbre,de donde procede el verbo «avezar» = adquirir práctica enalguna cosa: ya que el vicio es la costumbre de hacer algo ode recrearse en lo ilícito, cosa que como todo lo prohibidoejerce atracción sobre las personas y les crea hábito. Y comosólo se reprime lo que no se puede erradicar de otra manera,se dijo que es vicioso aquello que da placer o suponealegría. Por derivación semántica «vicio» significó tambiénabundancia, lozanía y frondosidad de un lugar. El Arciprestede Hita da al término ese valor en su Libro de buen amor, delprimer tercio del XIV. En uso toponímico se llamó «viciosa»a la tierra o paisaje en alusión a la riqueza del terreno: unatierra viciosa es lugar frondoso y rico en vegetación yfrutos, bien regado por ríos trucheros, rico en fuentes yrecursos como caza y frutales, es decir: que invita al placer, ydel placer al vicio, y del vicio al pecado, entre todo lo cual escorto el trecho según los moralistas de antaño. Un texto delXVI se expresa así:

Los santos padres escogieron el páramo por ser lugardonde la austeridad se da por sí, y carecer detentación por no ser tierra tan viciosa que la calidadde sus bienes y abundancia dé ocasión sobrada a

tentaciones.

De estos usos procede gran número de frases hechas:«Tras el vicio viene el fornicio», es decir: tras una vida enexceso muelle y consentida viene la lujuria. Estar algo «devicio» es ser tan bueno y atractivo que a pesar de estarprohibido no es fácil resistirse para no caer en la tentaciónde probarlo. Una vez enganchado en el placer ilícito, se diceque la persona está enviciada, porque en el fondo el vicio noes más que la costumbre dañada de buscar lo prohibido yrecrearse en lo pecaminoso. Del príncipe don Carlos, hijo deFelipe II, personaje de carácter endiablado, se dice que nofue posible destetarlo hasta muy avanzada la niñez porque«había tomado querencia grande a la teta viciosa de sunodriza», nodriza que huía del niño porque en vez desuccionarle el pecho, lo mordía. Aquí se da el doble uso deltérmino: la teta viciosa es la teta ubérrima, rica en leche; elniño vicioso es el que no es capaz de dejarla porque haadquirido vicio de succionarla, por lo que resulta difícilalejarlo de ella, destetarlo, y se convierte en mamotreto, esdecir: mamo tracto = colgado de la teta.

«A más a más»: ¿es correcto este modismo? El lectorsabe que se trata de un catalanismo, entendiendo por tal elcastellano hablado por los de esa región española: «a más amás», o de a més a més, que el español resuelve mediante eladverbio «además»: del latín magis + preposición; aunquede uso poco frecuente también sería correcto decir «a más».Cicerón escribe: magis atque magis para expresar idea de

adición, agregación o suma a lo ya existente. No obstante lodicho, es forma de hablar ya utilizada por autores como FélixMaría de Samaniego en una de sus Fábulas (1781), la delgorrión y la liebre:

Un maldito gorrión así decíaa una liebre que una águila oprimía:¿No eres tú tan ligera,que si el perro te sigue en la carrera,lo acarician y alaban como al caboacerque sus narices a tu rabo?Pues empieza a correr, ¿qué te detiene?De este modo la insulta, cuando vieneel diestro gavilán y lo arrebata.El preso chilla, el prendedor lo mata;y la liebre exclamó: Bien merecido.¿Quién te mandó insultar al afligido,Y a más, a más meterte a consejero,no sabiendo mirar por ti primero?

¿En qué termina la palabra «chantillí», en -í o con -y?Es claro que la terminación en -y sería galicismo, ya que eltérmino procede de una voz homógrafa de ese idioma. Eltérmino fetén en castellano se escribe con -í latina finalreferido a la crema batida que se emplea en pastelería. Es vozcuyo plural se logra mediante la adición de -s. Es vozprocedente del topónimo francés: del nombre de la ciudad deese nombre. No obstante esto, la condesa de Pardo Bazán,

doña Emilia, emplea así el término en La quimera (1906):

Salieron a relucir los flanes, las natillas, los huevosmoles, los ladrillados trasudando almíbar, el tocinodel cielo, las mantequillas, los roscones, las torrijas,las compotas balsámicas, el chantilly con su toque devainilla negra sobre el armiño de la crema untuosa.

¿«Jazz» o «yaz»? Referido al tipo de música que eltérmino evoca, la Academia insinuó en su día que digamos yescribamos «yaz», voz que se corresponde con el imperativodel verbo «yacer». No obstante, ¿quién hizo caso de talordeno y mando? Nadie. El término inglés del que procedese ha impuesto internacionalmente para aludir a ese géneromusical, tanto que ahora incluso el Diccionario Académicoadopta la forma «jazz», antes escrito «yaz», término del quesería aconsejable apear la segunda z por sermorfológicamente ajeno a nuestra lengua. El plural deltérmino no difiere del singular. Ernesto Giménez Caballero, enNotas marruecas de un soldado (1923), escribe:

Detrás de nosotros, de un modo lejano, sonaba el jazz-band. En la sala de juego brillaban las luces, y elverde de los tapetes realzaba vivamente laartificiosidad de los tocados y de los rostros complejosde las mujeres.

¿Status o estatus? La s- líquida hace más honor a laetimología latina del término: status = situación, estado,

posición, postura, entre otras muchas acepciones que hacende este sustantivo latino uno de los más polisémicos. En elcaso que nos ocupa se alude a la posición o condición de lapersona: gozar de «status» es tanto como estar consideradoo bien mirado en el medio social donde uno se desenvuelve.El término arribó al castellano a través del inglés, por lo quesu castellanización resulta innecesaria, sobre todoteniéndose en cuenta que existe el sintagma latino statu quo,referido al estado de las cosas en el momento en que elhablante emplea el latinismo. En este caso hay que corregir aquien pronuncia /kúo/, ya que debe hacer recaer el acento enla vocal /o/, aunque sea cierto que la lengua latinadesconoce la acentuación aguda. En cuanto al número, esinvariable: el o los status.

¿Por qué las letras representan números en la culturagrecolatina? Los romanos utilizaban cuatro letras en susistema de numeración. De ellas, la V representa la cantidad5 porque era en la Antigüedad el jeroglífico que representa lamano con sus cinco dedos: el hombre aprendió a contarutilizando los dedos: de ahí el término «dígito». Además delo dicho, otros consideran que el V es una esquematizaciónemanada de la costumbre de trazar una línea ascendentedesde la base del primer palitroque hasta la parte superiordel cuarto, con lo que se daba forma de V al conjunto,conjunto que servía para facilitar luego el cómputo. Encuanto a la X, creen algunos que se utilizó para el númeropor ser dos V invertidas: era también la forma de dar idea de

completo: los diez dedos de la mano entrelazados forman esaletra. El resto de los símbolos son modificaciones de letrasgriegas no necesarias en el alfabeto etrusco, según TeodoroMommsen (1850). El alfabeto etrusco no necesitaba una letraque luego se convirtió en L y la escogieron arbitrariamentepara indicar la cantidad 50; la zeta griega, transformada luegoen C, fue utilizada para la cantidad 100 por influencia del latíncentum. La letra fi griega fue escogida para la cantidad 1000,siendo luego cambiada por la letra M por influencia de lapalabra mille. En cuanto a la representación de los números,la numeración egipcia y sumeria de hace cinco mil añosrepresentó el 4 con cuatro palotes: cuatro veces la unidad.La representación más antigua de los numerales eninscripciones latinas escribe IIII palotes para el 4 y una Vseguida de cuatro palotes para el 9. Las formassubstractivas, que restan en vez de sumar, son posteriores:primero se escribió IIII y más tarde se escribió IV; lo mismopasó con VIIII y IX. En cuanto a por qué el signo Irepresenta al 1, hay un libro curioso escrito en clave sexual,que no considero oportuno comentar, no obstante lo allíescrito, lo razonable es pensar que el I remite al dedo: undedo, como el signo II remite a la cantidad inmediata, y asíhasta el signo IIII. En cuanto a los griegos, su alfabetoestuvo influenciado por los fenicios, y basaron su sistemade numeración en la letra inicial de la palabra que nombrabala cantidad: P para 5: de pente. D para 10 (de deka), aunque amenudo se escribía también con una O. H para 100, dehekaton. X para 1000, de Xidioi. M para 10 000, de Mirioi,

etc.

«Negro»: por qué llamamos así a quien hace el trabajoque otro se atribuye. En el habla de germanía o argot detruhanes y gente del hampa, se decía en los Siglos de Oro«negro» al sujeto astuto a quien su amo o jefe confiabatrabajos de dudosa moralidad. También se dijo antaño dequien trabajaba para otro en la oscuridad, ocultamente, norevelando nunca su personalidad. Trabajo negro, trabajooscuro: aquel de cuyo verdadero autor no se tenía noticia.En la América colonial se llamaba negro al esclavo deconfianza del amo. Un texto del siglo XVIII dice: «Cuandoconvenía secreto, confiábalo todo a su negro, pues losasuntos lo requerían y mucho importaba que no se supiese».En contra de lo que algunos han escrito, «ser el negro dealguien» no equivale a trabajar para otro, dentro del sentidoque tiene la frase «trabajar más que un negro», sino quealude a la confianza depositada en un criado para que lleve acabo cometidos de importancia. En Cuba hay un pájaronegruzco, insectívoro, de hábitos nocturnos llamadoguabairo. En alusión a la conveniencia de no pretenderadoptar actitudes ajenas que pueden hacerle aparecer a unopeor de lo que es, se dijo:

Mi negro ya hizo lo suyo.Mi negro puede marcharse:Con las plumas del guabairode necios es adornarse.

¿«Espadas por todo lo alto» o «en todo lo alto»? Uncomentarista taurino decía, y decía mal: «Colocó la espadapor todo lo alto». Debió decir «en todo lo alto», es decir: enel hoyo de las agujas, zona anatómica donde la estocadaresulta fulminante por estar debajo de ella el corazón delanimal. «Estar las espadas en alto» significa otra cosa: estarlas cosas sin decidir. Y «estar por todo lo alto» significaestar en su mejor momento, en su punto culminante.

«Que tengas suerte» o «que tengas buena suerte»:¿cómo se dice? La palabra latina de donde procede«suerte»: sors, sortis, pertenecía al ámbito rural, dondesignificó la parcela de tierra que le había tocado a uno trasun procedimiento aleatorio de adjudicación. Tener buenasuerte era acceder a un buen lote de tierras; tenerla malaequivalía a que le hubiera tocado una parcela muy pobre: sehabló antiguamente de la sicca sors = suerte pelada, suerteseca, que algunos tradujeron por suerte chica o pequeña.También de la uberrima sors = suerte abundante. Acaso poresto se dijera tener mucha suerte, buena suerte, suerte decara; y en contraposición se dijera mala suerte, poca suerte,suerte contraria. Mi abuela Isabel sabía esta copla:

Por aquel camino llanoalcé los ojos por verte:los tuyos no me miraron;contigo no tuve suerte.

«Homólogo» y «colega» ¿son términos afines? Hay

tendencia a alterar la condición gramatical de las palabras, yasí se oye y se lee «homólogo» como alternativa a colegasin reparar en que colega es sustantivo, y «homólogo» no loes; no resulta correcto decir que «fulanito se ha reunido consu homólogo», sino con persona profesionalmente afín a él:«Persona con la que se comparte profesión», con su colega,voz latina: de collega = compañero en una magistratura,término derivado a su vez del verbo legare = nombrar comolegado o como lugarteniente de uno. «Homólogo» es voz deuso anterior a «colega»: el uno se documenta en el siglo XV,y el otro en el XVI. En cuanto a «homólogo», es términoprocedente del griego omós = igual, elemento que sirve deprefijo para la formación de numerosas voces de caráctercultista. En griego, a la persona o cosa que equivalía a otracon la que cotejaba se decía que era homólogos = acordecon, término compuesto del prefijo antes dicho + verbolegein = decir, referido a que de uno y de otro podríapredicarse lo mismo. En cuanto a «colega», es término denaturaleza distinta, referido a quien aun no siendo comonosotros, no siendo lo mismo que el otro, participa de losmismos intereses profesionales o es afín en lo que a laprofesión o trabajo se refiere. Fray Antonio de Guevara, ensu Reloj de príncipes (1529), da este uso al término:

Marco Aurelio, colega en el Imperio, tribuno delpueblo y que agora está enfermo; a ti, Antígono, eldesterrado, dessea salud para sí, y descanso para ti, yconsolación en los dioses consoladores.

En cuanto a la acentuación de «colega» convienerecordar que es llana, por lo que el barbarismo «cólega»debe ser rechazado, no ignorando que en la América dehabla hispana es frecuente la forma esdrújula, e incluso lavoz «concólega». En cuanto al género, «colega» admiteartículo masculino y femenino: «el, la colega». CarlosArniches, en La risa del pueblo (1917), en imitación delhabla popular castiza madrileña escribe:

¿No tendrías un buchito de cualisquier cosa pa undolor de muelas que trae aquí mi cólega?

«Apenas sí tenía contactos» o «apenas si teníacontactos»: qué es lo correcto. El caso está en la naturalezadel adverbio y conjunción «si». En el primer caso, eladverbio de afirmación es redundante, entorpece el discurso:lo apropiado es decir «apenas tenía contactos»; teníaescasísimos contactos. En el segundo caso, el «si» es uncondicional que no ejerce como tal, ya que la condición estáen el ánimo del hablante que sobrentiende: «Si teníacontactos, apenas se notaba o sabía». En el lenguaje seemplea a menudo la conjunción enunciativa que introduceuna oración subordinada interrogativa indirecta del tipo «lepreguntó si le gustaba»; «quería saber si tenía contacto consu antiguo amigo». También podría tratarse de unaconjunción concesiva equivalente a «aunque».

¿A qué llamamos «punto de articulación»? Llamamosasí a la zona o región en que un órgano activo se aproxima a

otro en el momento de la articulación. Atendiendo a estefenómeno los sonidos se dividen en bilabiales,labiodentales, interdentales, dentales, alveolares, palatales,velares, nasales, etc. Todas las lenguas occidentales tienenlas mismas posibilidades de desarrollo de un sonidodeterminado, aunque unos han desaparecido en unaslenguas que lo tuvieron antes, y otros sólo existen enpotencia, como el sonido de la ñ, que estuvo presente enlenguas anglosajonas en sus orígenes.

¿Qué tiene quien tiene pluma? Decimos que tienepluma la persona del sexo masculino que prefiere en susrelaciones sexuales a otro hombre, o muestra afeminamientoen la conducta y el trato: de los tales se comenta que«sueltan pluma», en el sentido de que llaman la atención demanera exagerada, y también por sexualización del sentido,ya que equiparar el miembro viril con el término «pluma» erauso frecuente en el siglo XVIII; una copla alusiva a losamores de José I con la marquesa de Montehermoso dice:

De Montehermoso la damatiene un tintero,donde moja la plumaJosé Primero.

En los epigramas del escritor erótico valenciano Bernaty Valdoví, autor de El virgo de Vicenteta, se lee:

Un doctor ronda tu puerta

y un escribano te adora…No te extrañe, majadero,como son gente de plumavan en busca del tintero.

Pero esta gente de pluma nada tiene que ver con lagente que suelta pluma, sino todo lo contrario.

¿Por qué decimos «nasti de plasti»? En la lengua de losgitanos, el caló o romanó, el adverbio «nasti» equivale anuestro adverbio de negación «no». Como es sabido, lalengua gitana procede de un dialecto indio, y en últimainstancia del sánscrito, donde nastí es adjetivo equivalentea imposible. En cuanto a plasti, es consecuencia vulgar deltérmino «plasta» = chapuza, que en el lenguaje familiar delos gitanos alude también a la capa, pero en contextosajenos al que aquí comentamos. Quien dice «nasti de plasti»se niega en redondo a hacer lo que se le sugiere. Esconocida la expresión: «De publi(cidad) gratis, nasti deplasti», que es tanto como negarse en redondo a tal cosa, oa decir: nada de nada, o más castizamente: «Na de na,chaval».

Cuando nos rompemos la crisma, ¿qué nos rompemos?En lenguaje de germanía, es decir, en la jerga hampesca o delos bajos fondos de tiempos cervantinos, se llamó crisma a lacabeza. Romper la crisma a alguien es tanto comodescalabrarlo. Sin embargo, el término es de procedenciareligiosa, y alude en uso principal a cierta sustancia oleosautilizada en el bautismo y la confirmación, del griego krisma

= ungüento. En relación con la expresión «romperle a uno lacrisma» escribe Sebastián de Covarrubias en su Tesoro(1611):

Y porque al confirmado le atan una venda en la frentesobre el santo Crisma, hasta que le lavan en la piladel baptisterio, y pareze estar descalabrado, dicen alque han herido en la frente, la gente vulgar, que le hancrismado.

El santo crisma se utilizaba no sólo en los sacramentosdel bautismo y la confirmación, sino también para bendeciriglesias, capillas, campanas, consagrar obispos e inclusoreyes. A Cristo llamamos así por haber sido ungido, ya queel término es participio pasivo del griego kriein = ungir. Encastellano es palabra ya empleada por Gonzalo de Berceo aprincipios del XIII. También el uso figurado tiene ciertaantigüedad en nuestra lengua castellana, y en el valenciano,donde trencarse el cap o badar-se la crisma equivale aromperse la cabeza en una caída o por una pedrada o golperecibido. En catalán no tenir crisma es tanto como carecerde sentido común. Y quien «pierde la crisma», en Murcia yparte de Alicante y Almería es porque le han mareado tantoque lo han vuelto casi loco. En la ciudad de Tortosa ypuntos de Tarragona, a quien se aturulla o hace las cosas sinreflexión dicen la frase: qui no té crisma no s’atina. EnAsturias se decía antaño «crisma» a la cabeza, y enAndalucía a quien cae violentamente al suelo dicen que «se

dio un crismazo». En Aragón «crismar» es lo mismo quedescalabrar; mientras que en puntos de León puede sersinónimo de devanarse uno los sesos urdiendo el modo deengañar a otro para llevarse el gato al agua cuando las cosasestán difíciles.

Por qué decimos «hacer la cama» y «poner la mesa». Eluso de estos sintagmas tiene justificación y origen en lahistoria. Los persas prestaron a la cama gran atención: lahacían todos los días, es decir: hacer la cama suponíaarmarla, como se ha hecho hasta tiempos no lejanos. EnGrecia no permanecía todo el día puesta, ocupando espacio,sino que solía armarse o hacerse cuando se iba a acostar lapersona, colocando sobre ella cojines de pluma de ganso,sábanas de sedas y tapices a modo de manta. Eran camas demadera de ébano o cerezo. En el palacio real de Susa elarmazón era de plata cuando no de oro. En Roma la cama nodesmerecía de la griega. El emperador Heliogóbalo comía ensu cama de plata maciza recostado sobre un colchón deplumas que cambiaban cada dos horas. En los vasoscerámicos griegos se ve, entre otras cosas alusivas almueble, un esclavo que lleva a cuestas la cama de su señor,y la mesa, que también se ponía, se colocaba en el sitiodonde se iba a comer. Hacer la cama era tanto comoensamblarla, aderezarla noche tras noche. Poner la mesa eraotro tanto: colocarla en el lugar donde se iba a utilizar; luegotanto un mueble como otro se retiraban para no ocuparespacio. Las casas antiguas eran mucho más reducidas que

las actuales. Amén de lo dicho, conviene recordar que en elmundo antiguo la cama no sólo servía para dormir, sino queen ella se recibía, se comía; eran de gran riqueza ornamental,lo que a menudo restaba comodidad; se dormía en posiciónsemirreclinada con la cabeza mirando hacia el norte. Elpueblo dormía en yacijas o en el suelo: sólo accedía a unlecho cuando enfermaba o moría. Eran las camas derecuperación de la salud o de los «difuntos». En la EdadMedia, y hasta el XV, las camas europeas no tuvieroncabezal, acaso por su amplitud; eran fijas y de pesadoarmazón. El grabador alemán Alberto Durero dice que enBruselas se hospedó en un mesón llamado Nassau, y junto asu cama había otra ocupada por cincuenta personas: porentonces se había abandonado la costumbre de dormirdesnudos. En una tonadilla anónima de 1780 titulada Yo soyuna majota, se lee:

El que no tiene mujer,ni quien gobierne en su casa,tiene él mismo que coserse,guisarse y hacer la cama.A la jota, jotica del puente,que yo estoy contentode cualquiera suerte.

Por qué a las telenovelas se les llama «culebrones». Enel caso de la literatura, a las obras de largo recorrido,ramificadas e interminables llamaban antaño «folletones»,

término acuñado para las novelas por entregas que ofrecíanlos periódicos. Manuel Fernández y González, el prolíficoescritor andaluz de mediados del XIX, fue ejemplo de ellocon sus más de trescientas novelas. Este autor dictaba aveces hasta tres novelas a la vez a sus amanuenses, entrelos que estuvo Vicente Blasco Ibáñez. En el caso del términoque nos ocupa, hay que decir que pertenece al ámbito de latelenovela o teleserie producida originalmente enHispanoamérica, y que en España recibió este nombre de«culebrón» referido a lo largo e interminable de las historiasentrecruzadas que en ese tipo de producto literario seproduce. Parece que el término tiene que ver con el hecho deque así como la culebra es sinuosa en su andar, haciendocurvas, vueltas y revueltas constantes, también estasproducciones vuelven a menudo sobre sí mismas y una yotra vez toman y retoman asuntos que habían dejado atrás, ocomentado, recreando de manera prolija y tediosa el asuntoque tratan. No parece que sea término anterior a la década delos ochenta, momento en el que triunfaron series televisivasamericanas como Cristal y La dama de rosa, títulos cursisque anticipan cuál va a ser la naturaleza de tales obrasprotagonizadas por la venezolana Jeannette Rodríguez. Sonla versión televisada de lo que en el ámbito de la radiohabían sido seriales radiofónicos como Lucecita, Unarrabal junto al cielo, Ama Rosa, etc., que hicieron lasdelicias de nuestras madres y abuelas. Tanto el culebróncomo la serie radiofónica, lacrimógena y cutre, tenían encomún dos cosas: la lentitud de su desarrollo, tanto que los

problemas tardaban en resolverse, y lo enmarañado de latrama.

Uso de los términos «mozárabe» y «mudéjar».«Mudéjar» es participio pasivo del árabe dágam =permanecer, mudággam = que le ha sido permitido quedar enel lugar tras su conquista: caso de los musulmanesvalencianos a quienes el Cid permitió seguir en la tierra ypracticar su religión; las torres mudéjares de Teruel se llamanasí porque fueron construidas por personas de esacondición social. Mozárabe es el caso contrario: cristianos alos que tras ser conquistado por los árabes el territoriodonde viven les es permitido seguir practicando elcristianismo. De mustá`rib: participio activo del verbo `ista´rab = hacerse como los árabes. Se llamó en la Edad Mediamuçaraví, voz que aparece en documentos de principios delsiglo XI. Pedro Antonio de Alarcón emplea ambas voces enLa granadina (1883):

La deidad, que es una mozárabe de ojos azules, o unamudéjar de ojos negros, triste y descolorida en amboscasos, como planta sin sol, elegante por naturaleza ypor casualidad, y a quien llamaremos Amparo, habitaun caserón antiguo, que da nombre a una calle oplazoletilla poco pasajera, donde la hierba campa porsu respeto.

Jerónimo de Pasamonte, en Vida y trabajos (1605),emplea así el término «mudéjar»:

Pero por las nuevas de las galeotas que se habíanalzado, nos mandó a dar a todos los esclavos, porqueestuviésemos alegres, a doscientos palos por uno. Y sino fuera por un mudéjar que se llamaba Hazi Salem,cierto nos los daban.

¿Por qué llaman «VIP» a la persona famosa? Eltérmino VIP es sigla del sintagma inglés very importantperson = persona muy importante. Aparece por primera vezen la novela del inglés Compton Mackenzie Water on theBrain (1933). Su aplicación práctica se atribuye a un oficialde la fuerza aérea inglesa que, siendo responsable en 1944del traslado por avión de personalidades a Oriente Próximodurante la Segunda Guerra Mundial, para no dar a conocer laocupación y rango de los pasajeros, escribía al lado delnombre VIP, abreviatura que garantizaba el anonimato.

«De barakalofe». «Ir de barakalofe» es tanto como ir degorra; se dice a quien se hace el remolón a la hora de pagar,y encuentra siempre excusa para ausentarse en el momentocrítico de sacar la cartera. Es término de apariencialingüística griega. Acaso de para-kalógeros = el que lebusca las vueltas al jefe para salirse con la suya. En ese casoel término habría pasado al castellano a través del árabe,cuya fonética convierte la preposición griega pará en bará.En la villa murciana de Jumilla se emplea la expresión con elvalor de gratis, que no ha costado nada, aunque se escribe ypronuncia «baracarlofi».

¿«Bezoar», «bezar»? De ambas maneras se ha escritoy escribe el término. Se alude con la voz «bezoar» a ciertaconcreción calcárea o piedra que se forma a veces en lasvías digestivas de los rumiantes, a la que se atribuíapropiedades medicinales y eficacia contra veneno o tríaca.Covarrubias dice en su Tesoro de la lengua (1611) sobre esteasunto:

Piedra que se cría en las entrañas y en las agallas decierta cabra montesa en las Indias, la qual vale contratodo veneno y enfermedad de tavardillo, y qualquierotra maligna y ponçoñosa. Dize un autor moderno queciertos animales que se hallan en Persia y se crían enla India oriental, engendran estas piedras dichasbezares, que en su lengua vale tanto como libradoradel veneno.

También se llamó así cierto polvo blanco de peróxido deantimonio al que se atribuyó virtudes medicinales. Sedocumenta en castellano desde el siglo XVI, en que seescribe «bezar», forma que recoge el Diccionario Académicojunto con el sintagma «piedra bezar». Del árabe españolbazáhr, a su vez del clásico bā(di)zahr, y en última instanciadel persa pād zahr = que defiende del veneno. En unatraducción anónima (1598) del Tratado de la peste, deMarsilio Ficino, se lee:

Dizen que las dichas piedras fueron llamadas de losantiguos bezoar, quiere dezir, libran de la muerte y

exceden a la atriaca en esto, que la atriaca echa de siel veneno, y no lo tira para si, y las piedras hazen lovno y lo otro: por esto es bien dar las por la boca, yaun ponellas molidas sobre la llaga, mordedura, ocarbunclo venenoso.

¿«Tal y como» o «tal como»? «Tal como» es fraseconjuntiva que suele introducir oraciones comparativas;puede tomar la forma «tal y como» en los usos enfáticos,práctica muy usada en los siglos áureos. Ambas formas sonusos redundantes o innecesarios que alargan el discurso sinañadir nota significativa alguna, ya que ambas compartenvalor semántico semejante: así, de una manera determinada,de esta o aquella forma. Manuel Bretón de los Herrerosescribe mediado el XIX:

¡Válgame Dios, cuánto siento!¿dónde estará mi levita?Tal y como está la cómodanecesito Dios y ayuda…

Antes, en 1428, Enrique de Villena emplea así la frase ensu traducción de la Eneida:

D’esa manera en aquella obscura noche, andando porla sombra cometimos tales engaños, comoviendo todala çibdat, alboroçando e turvando los que en ella eranentrados, fasta que ya apparesçieron los falsos escudose las armas mintrosas e trocadas e pararon mientes a

la discordia de nuestra lengua, que non era tal comola suya.

Dice la copla:

La moza que quié vivirtal como lo manda Diosno corteja con candil:corteja a la luz del sol.

Plural y uso del sustantivo «estay». Es término con dosposibilidades de pluralización: «Estáis» y «estayes». Ellector sabe que es voz no latina, procedente en castellano deun término homógrafo del francés antiguo con el significadode cabo que sujeta la cabeza de un mástil para evitar quecaiga hacia la popa. También existe el «estay de galope»,referido al más alto de todos los de la embarcación. GonzaloFernández de Oviedo, en su Historia general y natural delas Indias (1535), emplea así el término:

Desque lo tuvieron asentado abajo, tornaron a tirar dela maroma como si la quisieran subir, e así se estiró oatesó el cable todo lo posible, en tal forma que sesalvaban muchas peñas e socavaduras o socareñasque hay en la barranca, e quedó el cable que parescíaestay de nao (que es aquella cuerda que desde lagavia de la nao, para la tener fuerte va tirada hasta elcastillo de proa).

Lope de Vega, en Jerusalén conquistada (1609), empleael plural «estayes»:

Que alli caen el arbol, y el trinqueteracamentas, y velas tan remotas,que la braça, el briol, y el chafaldetecubren el agua (las mesanas rotas)y vnos por otros intricados metelos estayes, las trizas, las escotas,assi mezclando cuerpos, piernas, braços,los hizieron los Bárbaros pedaços.

Por su parte, Pérez Galdós, en La vuelta al mundo en laNumancia (1906), emplea este otro plural:

Ocupaos hoy mismo en guindar todo el aparejo,asegurando los estáis y poniendo al corriente todo eljuego de brazas de los tres palos, que si os cogencalmas, habréis de largar todo el trapo y lasarrastraderas.

«Mesilla de noche» y «mesa camilla»: diferenciasentre ambos sintagmas. «Camilla» es término que empleaLope de Vega en el primer cuarto del XVII referido a unaespecie de cama que usaban las paridas o las señoras queestaban de duelo para recostarse y estarse en ella deconversación. También se llamó así a la mesa de patasplegables y tablero de quita y pon que se cubría con tapetelargo de tela de lana para abrigarse quien se sentaba, y que

se armaba para recibir las visitas que acudían a casa delenfermo o de quien estaba de duelo: esta mesa se llamó mesacamilla. En cuanto a la mesilla de noche es posterior, procededel diminutivo familiar de «mesa», en alusión a la que seponía en el siglo XVIII junto a la cama para colocar unapalmatoria, medicinas o alimentos. En última instancia derivade la voz «cama», que algunos hacen proceder del griegojamai = en el suelo, y otros creen de origen prerromano conel valor semántico de yacija.

Por qué llaman «acuario» al recipiente para peces, y«piscina» al que contiene gran cantidad de agua, ¿no seríamejor denominarlos al revés? El término «acuario» aludedesde el siglo XIII al ámbito de la astronomía. Con elsignificado de ‘depósito de agua donde se tienen vivos yvisibles animales o plantas’ es uso reciente. En el mundoclásico era costumbre mantener un aquarium con peces,pero no para verlos nadar, sino para tenerlos estabulados ycomerlos luego: era la única manera de conservarlos. Con elmismo fin los monasterios medievales destinaban charcas yalbercas a la cría de peces de agua dulce. Como elementoornamental, el acuario es antiguo en China; en Europa sepuso de moda en el XVIII, en que también hubo acuariospara el estudio y observación en casas privadas, jardineszoológicos y escuelas. Mantener en casa peces o plantas enrecipientes cerrados data de mediados del XIX, en que sehalló el modo de conservar el agua sin necesidad derenovarla. Fueron los naturalistas ingleses los primeros en

mantener a los peces y plantas en acuarios de salón trashallar la ley de la compensación entre la respiración animal yla nutrición atmosférica vegetal o respiración clorofílica,hallazgos comunicados a la Sociedad de Químicos deLondres en 1850. En 1853 la Sociedad Zoológica de Londresinauguró el gran acuario del jardín de Regent’s Park. Losacuarios de salón eran vasijas de cristal de forma elegante ocajones de arcilla o madera calafateados y revestidos en suinterior de cemento con gruesos cristales. En cuanto a la«piscina», significó en origen estanque, vivero de peces ycisterna que se hacía en el jardín para tener pesca.Jovellanos emplea el término a fines del XVIII:

Era inmensa la utilidad que daban los palomares,torderas, piscinas y otras granjerías semejantes.

El concepto de piscina para bañarse es del XX: antesasumía el concepto el término balneum, en la tradicióngrecolatina de baño. El uso léxico es anterior al semántico, yde ahí procede la incongruencia que tales voces entrañan encuanto a su significado popular.

¿Hay alguna diferencia entre «viajero» y «pasajero»?No es lo mismo un término que otro. Llamamos «pasajero» ala persona que viaja en un vehículo pagando un precioestipulado, de ahí la frase «pasajeros al tren». Asimismo sellama «pasaje» al número de personas que van en un mismobuque y al precio que se paga en los viajes marítimos por eltransporte de una persona. Llamamos «viajero» a la persona

que hace un viaje o simplemente viaja, sin especificarsecómo ni en qué condiciones: se puede ser viajero a pie, perono pasajero a pie. Quien sube al Metro en Arganda del Reypara dirigirse a Madrid cada mañana no es viajero, sinopasajero. La persona que por su cuenta y riesgo se disponea recorrer el mundo es un viajero. Generalmente, los viajerosescribían sus impresiones; los pasajeros no. Entre ambostérminos hay diferencias profundas desde antiguo:«pasajero» es término más antiguo: lo utiliza Nebrija a finalesdel XV; y viajero no es de uso anterior a finales del XVIII.«Pasajero» procede de «pasaje», en alusión al impuesto quese pagaba por pasar de un sitio a otro. «Viajero» procede de«viaje», del latín via = camino. «Viajero» evoca aventura;«pasajero», no. Francisco López de Úbeda emplea así eltérmino «pasajero» en La pícara Justina (1605):

¡Oh, pues si todo lo quieres tan guisado, haztepreñada! Vaya otra. El mesonero es como la tierra, y elpasajero como río. Símiles del mesón. Verdad es que elrío, por donde pasa, moja, y al mesón también siemprese le pega algo. Es el mesón como la boca, y elpasajero es como la comida. Verdad es, que siempre laboca medra, siquiera en probaduras, y lo mismo elmesón.

FRASES

Y DICHOS POPULARES

Venir pintiparada una cosa. Es tanto como venir de perilla, oser a propósito, en alusión a que se presenta una cosacuando más falta hace. Mi abuela Cayetana, murciana, decía«Pintiparado como a un santo dos velas», queriendo decirque aquello que viene de esa manera sienta tan bien a quienlo recibe como a un santo le sientan las velas en el altar.Viene que ni pintado, o viene que ni pintiparado lo queacontece en el momento más adecuado. Francisco deQuevedo, en Visita de los chistes, da al término«pintiparado» el sentido propio del verbo «pintiparar»:comparar una cosa con otra, referido al parecido de las cosaso personas de una misma pinta, o que parecen cortadas porel mismo patrón:

Tenía dos hijos que, como digo, eran pintiparados y nole quitaban pizca al padre. El uno de ellos era la pieldel diablo, el otro un chisgaravís.

Cervantes, en el capítulo XLIII de la segunda parte delQuijote, escribe por su parte: «Y ahora se me ofrecen cuatroque venían aquí pintiparados o como peras en tabaque». Enel texto cervantino se dice «pintiparado» en relación conaquello que viene justo y medido o es muy a propósito parael fin propuesto. En ese mismo sentido se empleaba ya en el

XIX: el madrileño Juan Eugenio de Hartzenbusch pone estoen boca de una de sus criaturas dramáticas:

¡Qué manteo has estrenadotan garrido, Honoria…, vaya,si te está pintiparado…!

Es término compuesto: de «pintar», en su acepción deempezar a mostrarse la índole de una persona o cosa, y«parar» o llegar a buen término, en alusión a la persona ocosa que termina siendo aquello para lo que estabadestinado.

A santo que no me agrada, ni padrenuestro ni nada. Enalusión a la poca devoción o escaso aprecio que sentimospor la persona que a primera vista nos cae mal, no nos entrapor los ojos o nos infunde sospecha y recelo decimos: «Asanto que no me agrada, ni padrenuestro ni nada». Tambiénse predica en relación con la criatura hacia la cual, de manerainstintiva y poco racional, sentimos aversión sin que pudieraexplicarse el porqué quien así siente esa actitud y rechazo.La expresión refleja la frivolidad e inconsciencia con que amenudo nos comportamos cuando se trata de fijar gustos ypreferencias, y alude a la veleidad con que establecemosnuestras prioridades, dejándonos llevar de oscurospropósitos en vez de estudiar con inteligencia las bases denuestra conducta. En lenguaje moderno la expresiónantañona que comentamos equivale a decir que a quien noes santo de nuestra devoción: «Ni agua». También se dijo:

«A cada santo, su padrenuestro: pero a san Roque na másque medio, que para santo francés bastante es», dichopopular que recoge el sentir francófobo que sobre todo apartir del siglo XVIII se instaló en la sociedad española. EnSegovia se decía a modo de burla un tanto desenfadadareferida a los de esa nación:

San Luis rey de Francia esa quien Dios estimó en tantoque para que fuera santole perdonó el ser francés.

Ser un bombón. Estar o ser como un bombón escomparación popular dirigida a la mujer, uso metafóricoalusivo a la dulcería, concretamente a cierta pieza pequeñade chocolate o azúcar cuyo interior contiene crema, licor ocualquier golosina delicada. Es voz francesa: repetición deadjetivo bon-bon = bueno-bueno. A la mujer deseable sedice que está para comérsela. También lo dice la mujer enalusión al hombre, dado el terreno que la mujer ha ganado ensu trato con el varón. En el cuplé de los años treinta El lindoRamón, letra de Álvaro Retana y música de Carlos GonzálezArijita, la cupletista Hermelinda de Montesa cantaba:

Al ponernos a bailarél me toca el corazóny otras cosas que no debo yo decirpor mi mucha discreción.Ramón me dice apasionado

que soy un bombón.

Ser trigo limpio. Por extensión y uso metafórico de laacepción principal se dijo de quien por ser de buena ley esincapaz de traición o villanía; persona de buen fondo, detoda confianza; honrado a carta cabal, incapaz decorromperse o de corromper a los demás. Puro, sin mezcla decosa sucia y de calidad superior. Sebastián de Covarrubias,en su Tesoro de la lengua (1611), aclarando el dicho «limpiode polvo y paja» escribe:

Lo que se da apurado y sin ninguna carga ni estorvo;tomada la metáfora del trigo que se entrega limpio yaechado.

«Trigo limpio» se dijo de la mercancía que se entregadestarada en concepto de pago al dueño de las tierras por suarriendo, y que era un trigo trillado y aventado, cuyo granolimpio se podía llevar directamente al molino. Una copla demediados del XIX dice:

Anda, ve y dile a tu mareque yo no soy trigo limpio,que te ensienda cuatro velasy te ponga en un nichito.

Tener monos en la cara. A la persona que sinconocernos de nada se nos queda mirando fijamente lellamamos la atención y decimos si acaso tenemos monos en

la cara. «Tener monos» equivale a ser uno un espectáculopara quien nos observa, bien porque ha detectado ennuestro rostro algo de lo que no somos conscientes, bienporque algo en nuestro semblante le resulta atractivo,chocante o curioso. Los monos son un espectáculo al queno resulta fácil substraerse, tanto que nuestra mirada siguesus piruetas y saltos, sus gestos y posturas. Es tanto comoser, para la persona que nos observa, algo así como un circo.Parece que la expresión es forma corrupta o mostrenca de«tener momos en la cara», es decir: tener cara chistosa, carade payaso.

Alma de cántaro. Se dice de quien es ingenuo o muycándido; panfilote, desidioso y tardo en el obrar. Estecurioso espécimen popular es resultado conceptual de lamezcla del valenciano figa mustia y el castellano pardillo,sujetos infelices de quienes por su inocencia y falta demalicia se tiende a abusar y hacer chanza. Amén de lo dicho,estos individuos tienen cierto resabio de gafes o portadoresde malasombra y desdicha. Covarrubias afirma en su Tesorode la lengua (1611) que se llama así «al que es vacío ytonto». También se predica de quien carece de discreción otacto, sentido en el que Cervantes emplea el término, dirigidoa don Quijote:

Y a vos, alma de cántaro, ¿quién os ha encajado en elcerebro que sois caballero andante?

En otro pasaje de esa misma segunda parte el héroe dice

a su escudero: «¡Oh malaventurado escudero, alma decántaro, corazón de alcornoque!». En cuanto a su origen, esprobable que tenga que ver con la voz griega kallikantzaros= alma en pena. Del sintagma se traduciría la parte menoscomprensible, dejándose la segunda asimilada a la vozcastellana «cántaro». La expresión deriva de una creenciaantigua entre los griegos, que pensaban que parir enNavidad era peligroso porque podía la criatura ser poseídapor un espíritu errante o alma en pena.

Tener la suerte del Pocho. Es frase dicha antaño aquien es tan desgraciado en la vida que todo le sale al revés.En Córdoba se decía «tener la suerte del postigo de donRafael», que según la tradición siempre amanecía sucio, y eldía del santo patrón llegaba la basura hasta el cerrojo. Sedijo referido a quien atrae sobre sí la mala ventura, o tienegafe. A este respecto se muestra veraz aquel dicho queasegura: «El que nace para ochavo nunca llegará a sercuarto». Simpática copla la que sabía mi abuela Isabel:

El que nace pobre y feo,y ninguna le ha querío,si encima se va al infierno,¡valiente juerga ha corrío!

De pacotilla. Se predica de cosas de poca monta ycalidad escasa, hechas de manera desmañada o chapucera;aplicado a personas: sujeto que se da importancia sintenerla. Es voz derivada de paca = fardo, del francés pacque

= bulto pequeño. Pudo también derivar del italianopaccotiglia. En cuanto a la expresión «de pacotilla», no esanterior a principios del XIX, en que la emplea el madrileñoLeandro Fernández de Moratín tomándola del francéspacotille: artículos de uso particular que era permitido llevara quien se embarcaba sin pagar arancel dado lo escaso de suvalor global. También se dijo «hacer uno su pacotilla» enalusión a hacer uno su negocio o sacar provecho del cargoque ostenta. Bretón de los Herreros emplea así la expresión:

Le inspiro gran confianza,y las cuentas que le doynunca mira; no me cambiopor el mismo emperadorde Marruecos. Ya tengo hechami pacotilla.

En la villa aragonesa de Mundot se dice «ser de laFuché» con el valor semántico de ser de pacotilla. PíoBaroja, en sus Memorias (1949), da al término valorequivalente al que hoy tiene:

En España siempre ha pasado lo mismo: elreaccionario lo ha sido de verdad, el liberal ha sidomuchas veces de pacotilla.

Dormirse en los laureles. También se dice «dormirsesobre sus laureles» referido a la persona que tras haberalcanzado el éxito no se esfuerza ni trabaja, pretendiendo en

cambio vivir de las rentas de triunfos pasados sin dar palo alagua. El laurel simbolizó la victoria y la gloria, creencia por laque se coronó a emperadores y héroes con sus ramas. De«laurel» se dijo «laurear» con el valor semántico de premiar,coronar con laurel a la persona cuyos méritos se reconocenpúblicamente. Francisco de Quevedo escribe en el primertercio del XVII: «En vez de laurearle, le empluman», referidoa la persona que, mereciendo reconocimiento y elogio, escastigada. Tirso de Molina emplea así el concepto:

Salí en hombros de maestrospor las calles laureadodespués que recibí el gradodel decano de los nuestros.

Se corona con laurel a los poetas y a los doctores enalguna ciencia, premio al que los latinos aludían mediante elsintagma baccae lauri, de donde andando el tiempo derivóel término «bachiller». A quien se duerme en los laureles sele aconsejaba antaño «no dormirse en las pajas», que estanto como decir no descuidarse, no confiarse demasiado yprocurar andar con cuidado y mantenerse vigilante, acasoreferido a quien tras la siega se duerme en la era ydesaprovecha la ocasión de aventar el grano con ayuda delviento. En relación con esta expresión se cuenta que JacintoBenavente, asiduo de tertulias donde reinaba comoprotagonista y figura de atracción, compartía charla concierto autor de la época que se tenía por tan buen escritor

como él y pretendía hacerle sombra. A lo largo de laconversación el escritorzuelo se levantó y dejó la tertulia sindecir palabra. Un amigo le disculpó diciendo: «Es que va alescusado». Como tardara en volver, Benavente, echandouna ojeada a su reloj, hizo este comentario: «Fulanito debehaberse dormido en sus laureles...», con lo que calificaba desalva sea la sustancia las obras del personajillo.

Ni pan hervido, ni mujer de otro marido. Es expresión orefrán alusivo a que no conviene ser el segundo en ciertascosas, ya que los amores de segunda mano siempre acarreanfunestas consecuencias. Así como el pan pierde su graciacuando se deja hervir, resultando entonces la sopadesgachada y molesta, de parecida manera la mujer viudaanda siempre recordando al marido y comparando con él alde las segundas nupcias. En ese campo de las segundaspartes va también el refrán que afirma: «Ni pan recalentado,ni enemigo reconciliado». Dice la coplilla:

No te cases con viuda.No me casaré por cierto,por no ponerle la manodonde se la puso el muerto.

Haber pasado más navidades que nochebuenas. Es frasereferida a la solterona que no ha gozado de intimidad con loshombres, y que por haberse metido ya en años no esperacasarse. La expresión ironiza cruelmente el doble sentido de«nochebuena», que además de víspera de Navidad significa

‘noche de coyunda’ o unión conyugal. A las tales mozasviejas, o nescasarras como dicen en Navarra, se les recuerdatambién que ya se les pasó el arroz, en alusión a la sazón omomento idóneo que tienen las cosas para ser acometidas.También se habla de quedarse para vestir santos. Noobstante esto, en alusión a que a veces es peor casarse quequedar soltera, dice la copla:

Yo me casé en nochebuenapor saber lo que eso era;la coyunda va acabando:más quisiera ser soltera.

Írsele a uno la especie. A quien se muestradesorientado, perdido o presa de un gran despiste, no atinacon lo que hace, decimos que se le fue la especie; también sepredica de quien dice inadvertidamente algunainconveniencia o hace algo que no viene a cuento, comodivulgar lo que convenía mantener callado. En esta mismalínea se dice «soltar uno una especie» con el significado deproponer algo para explorar el ánimo de los demás y saberpor dónde van o qué intenciones y grado de conocimientotienen de un asunto, expresión que cursa con la formamostrenca actual «soltar un globo sonda». Es término deorigen latino con el que se aludía antaño al conjunto decosas que entre sí guardan algún parecido, sirviendotambién para denominar un caso o un asunto concreto. En elsiglo XIX era tanto como írsele a alguien el santo al cielo, operder el oremus. El padre Isla, en su Fray Gerundio de

Campazas (1758), emplea así el término: «Durante la cena sesuscitaron especies muy graciosas».

Gramática parda. Cuando alguien muestra habilidadpara manejarse en los asuntos o astucia para conducirse porla vida, decimos que tiene mucha gramática parda. En suedición de 1791 el diccionario de la Academia define lagramática parda como ‘ciencia natural que tiene el hombreque no ha sido educado, y con la cual discurre en susnegocios de suerte que no se deja engañar’. Creen algunosque se dijo gramática por lo enrevesado de las reglas de estaciencia, como también son enrevesados los caminos dequien desconfía de todo y a cada paso inventa unaexcepción. La escritora andaluza Fernán Caballero,pseudónimo de Cecilia Böhl de Faber, dice en sus Cuentos ypoesías andaluzas (1859) que las reglas principales de lagramática parda son: «Ver venir, dejarse ir y tenerse allá», esdecir, de acuerdo con la filosofía popular, tener paso debuey, diente de lobo y hacerse el bobo. O como escribe JoséMaría Iribarren:

Paso corto, vista larga, paciencia y mala intención,que ya te llegará la ocasión.

Así pues, tener gramática parda no es positivo, aunquepueda ser conveniente.

A la mierda, abanico, que se acabó el verano. Es refránque cursa con este otro: «El pago del capacho, a la vejez

quemado», referido en ambos casos a la persona o entidadegoísta y ruin que tras sacar de uno cuanto quería, y nopudiendo exprimir más el limón, lo abandona o arroja de sícon malos modos, actitud propia del aprovechado, delinteresado, de la persona que sólo frecuenta el trato de otramientras ve posible obtener de ella algo. Cuando algo nosirve, la persona de mala índole tiende a arrinconarlo yolvidarlo. No hay expresión que tan a las claras exprese laingratitud. Se cuenta que cuando llevaban a enterrar aAbraham Lincoln tras ser asesinado por un sudista en 1865,entre los que lloraban al paso de la comitiva fúnebre seencontraba una anciana negra que, levantando con susbrazos a su nieto, le decía: «Mira bien ese féretro: dentro deél va el hombre que murió por tu futuro; míralo bien y fíjaloen tu alma, porque a nadie deberás tanto en toda tu vida apesar de que está muerto».

El cementerio está lleno de valientes. A quienrecordamos la necesidad de ser prudente y abstenerse deacometer empresas alocadas sólo por el prurito de no pasarpor apocado o cobarde, le recordamos esta frase. Laexpresión tiene historia y anécdota. El poeta jonio del sigloVII a. de C. Arquíloco cuenta cómo él mismo perdió en plenabatalla su escudo al tiempo que se encontraba rodeado deenemigos; antes de perecer ante las acometidas deladversario optó por huir echando a correr enfrente delenemigo. Como todos le afearan el comportamientollamándole cobarde y desertor, adujo en su defensa: «Sabed,

amigos, que el Hades está repleto de valientes, y que no esdeshonra que un pobre soldado salve lo único que tiene: lavida».

Tener tirón. A quien posee atractivo y encantonaturales, y a la persona con carisma decimos que tienetirón; se predica asimismo de quien es capaz de hacer quelos demás le sigan. Se dice de la persona con tal capacidadde liderazgo y dotes de mando que arrastra tras de sí a losotros, haciéndose irresistible. Creen algunos que se utilizateniéndose in mente la acepción secundaria del término:‘aprendiz, alumno’, en cuyo contexto tener tirón significaríatener seguimiento o discípulos dispuestos a aprender de él.Este valor tiene el término «tirón» en este texto delvallisoletano Jerónimo del Castillo, de la segunda mitad delsiglo XVI:

Había en Roma antiguamente once escuelas, dondeeran enseñados los tirones, que ahora llamamosbisoños.

No obstante esto, creemos que deriva del verbo «tirar»en su acepción de atraer de manera natural, como hace elimán con respecto al hierro, valor semántico cruzado conotra acepción del mismo verbo: ‘hacer fuerza una cosa conrespecto a la otra para traerla o llevarla hacia sí o tras de sí’.La frase describe la capacidad o grado de aceptación dealguien, generalmente un político.

El lobo muda el pelo, mas no el celo. O lo que es lomismo: pierde uno los dientes, pero no las mientes, es decir,la índole e inclinación. Todo puede disimularse e inclusocambiarse a excepción de la natural querencia y particularforma de ser, ya que esto aflora de manera irreprimible a lolargo de la vida. En tiempos de Cervantes se decía: «Muda ellobo el pelo, mas no el vezo», es decir: la costumbre. De«vezo» o «bezo» se dijo «avezar», es decir, volver a lacostumbre. No olvidemos que «bezo» viene del latín vitium= vicio. Quiere decirse, en última instancia, que tarde otemprano a todos se nos ve el plumero, o se nos adivina laintención y el gusto, cosas imposibles de mantener ocultas oescondidas todo el tiempo.

Tener vara alta. Se dice que la tiene la personainfluyente a cuyo cargo está el poder hacer avanzar la causade uno, o atrasarla con gran perjuicio para la persona. Lavara o el bastón fueron antaño, y aún quedan restossimbólicos de tal uso hogaño, insignias o símbolos de podery autoridad, de ahí que la lleven los alcaldes ygobernadores, así como otros representantes de la justicia.Por eso, y mediante la figura retórica llamada sinécdoque, seidentifica con la vara la condición y calidad de mando dequien la lleva. Será vara más o menos alta dependiendo delcargo que ostenta quien la porta. Tener vara alta en unasunto es tanto como estar facultado para resolverlo. Engeneral, cuando se trata de dar con la persona que puedahacer avanzar nuestra causa, buscamos a la que tenga mayor

influencia.

Más cerca están mis dientes que mis parientes. Esrefrán que muestra y explica que cada cual debe mirar por sí,ya que la caridad bien entendida por uno mismo empieza, yes obligación del hombre preocuparse de su propiabienandanza y felicidad antes que de la dicha de losallegados, que por muy cerca que estén de uno, siempreestarán más lejos que uno mismo, en este caso simbolizadopor los dientes, piezas anatómicas con que masticamos elsustento. También se dijo: «Más quiero para mis dientes quepara mis parientes».

Nadar, nadar y a la orilla ahogar. Es tanto como perderalgo cuando ya se acariciaba su posesión, viendo la criaturaa la que tal cosa sucede su gozo en un pozo. Se referíaantaño esta frase a quien, tras haber experimentado granmejoría en sus dolencias, recaía de manera tan grave queterminaba por morir. Asimismo decimos esta frase a quiendespués de mucho esfuerzo y penalidades experimentadesánimo y se rinde, dando su brazo a torcer y perdiendocuanto había obtenido con esfuerzo. Por eso, dice el sabio:«Nunca digas bien estoy sin añadir hoy por hoy», ya quecuanto sucede en nuestra vida es provisional.

Oído regalado, virgo quitado. Es expresión refranescaciertamente exagerada alusiva al hecho de que la mujer quese presta a escuchar al varón que la solicita y requiebra correpeligro de terminar encamada con él, ya que la palabra lleva

consigo el veneno de la conquista y allana la resistencia quepueda ofrecerle la virtud de la casta doncella. El dichoadvierte que quien escucha complacido termina convencido.Don Ramón de Campoamor tiene estos versos:

El oído, el oído, ahí se escondeel gran traidor que el corazón entrega;él es la senda criminal por dondedesde fuera el amor al alma llega.

Oiga usté, compadre, ¿pare la burra o no pare? Esexpresión irónica dicha a quien se expresa con excesivoscircunloquios, con remilgos y tapujos, sin concluir, sin decirnada concreto y haciendo perder el tiempo a quien escuchao espera algún resultado del prolijo discurso. En Andalucíaes expresión equivalente al sintagma exclamativo «en quéquedamos». También se predica de la persona que no acabade aclararse a sí misma y tiene en vilo a su auditorio, demodo que todo en su discurso se convierte en amago sinacabar de mostrar el sentido de aquello que expresa.

Ojo acá y ojo allá, que según es él, lo hará. Es fraserefranesca dicha por quien no las tiene todas consigo a lahora de enjuiciar a otro; se predica de la persona que estenida por tan bruta que la consideramos capaz de hacercualquier barbaridad, conociéndola como la conocemos. Esdicho expresivo que emplea Gonzalo Correas, en cuyoVocabulario de refranes (1627) se explica así:

Una que paría dijo al marido: por Vos paso yo estosdolores; y él respondió: por eso yo me lo cortaré. Ellacreyólo, y temiendo que lo hiciese, dijo a los queestaban presentes allí: Ojo acá y ojo allá, que segúnes, lo hará.

Es decir: vigilad a ese animal, que es capaz de cualquiertrastada, incluso de cortarse la verga, que es como entiempos cervantinos se aludía a salva sea la parte.

Quedarse cortado; dar un corte. Llamamos «cortado»no a quien es corto de carácter, o tonto, sino a quienfácilmente se sonroja o le suben los colores al rostro a causade la vergüenza. «Cortarse» es tanto como turbarse, faltar auno palabras con que expresarse a causa de un azoramientomomentáneo. La expresión no es cosa de hoy, sino usoantiguo, como muestra fray Pedro de Oña, poeta españolnacido en Chile en el siglo XVI, que escribe:

Un hurto trae consigo envuelta tan gran vergüenzaque si a uno le topan con él en las manos, se corta.

Un siglo después, Juan Palafox emplea así el conceptoen su Varón de deseos:

El cortarse y helarse el vivo en sintiendo la presenciadel difunto, es naturalísimo: porque no puede estaflaca naturaleza contenerse en poniéndole delante loque excede de su esfera.

«Quedar cortado» es quedar corrido. Se corta lapersona de carácter débil, incapaz de reaccionar. Se predicatambién de quien carece de recursos ante situacionescomprometidas. Creen algunos que es uso lingüísticoheredero del habla de germanías o jerga hampesca de lossiglos áureos, en alusión a la costumbre de señalar con uncorte hecho en la cara con cuchillo o navaja a quien sequería humillar de forma grave. Sin embargo, no está biendocumentada esta explicación, y más bien parece que elorigen fetén esté en uno de los valores semánticos del verbo«cortar»: azorarse, atropellarse uno a sí mismo en el habla odiscurso por no estar seguro de la veracidad de lo que dice;balbucir en presencia de aquel a quien tenemos en más, o esnuestro superior y jefe.

Coronar el pastel. Era expresión, ya en la Antigüedad,alusiva al hecho de dar un final espectacular y grandioso a laobra. En origen se dijo por la costumbre de rematar el pastelcon alguna golosina excepcional o riquísima, generalmentede fruta escarchada. Creen los historiadores de la reposteríaque el siglo V a. de C., en Atenas, fue el siglo de oro de lospasteles. Uno de los siete maestros gastrónomos de laAntigüedad, Zimites, pasó a la historia por inventarnumerosas formas de hornear pasteles. Las frutasconfitadas, las especias y el queso de oveja eran elementosimportantes en su elaboración. A las niñas se las adiestrabaen el arte de la repostería sagrada: las vírgenes niñas molíanel grano utilizado en la masa de los pasteles destinados al

culto. Había gran número de recetas para su elaboración,como muestra Aristófanes en su teatro, ya entoncesrelacionados con el amor y los amantes: eran pasteles enespiral, casi a modo de zigurat, en cuya cima ponían algunagolosina excepcional que lo coronaba, a menudo algunafruta escarchada de color rojo que sobresalía todavía másgracias al espolvoreado de harina. La expresión sigueutilizándose hoy, y una de sus variantes es «ponerle laguinda» a algo, forma de hablar que recoge la costumbre deutilizar esa fruta escarchada para dar realce a un cóctel, a unpastel, o a cualquier golosina: se hizo, más que por el sabor,por el color: en esa línea está también el uso de poner ensituaciones similares una oliva verde. En relación con lafraseología alusiva al pastel, dice la copla:

Cállate, que te conviene,y tú lo sabes muy bien;que si tiras de la mantava a descubrirse el pastel.

Poner a uno en los cuernos de la luna. A quienalabamos de manera claramente exagerada, tanto que pareceadulación más que elogio, decimos que ponemos en loscuernos de la luna. Se dice teniendo en cuenta la posiciónque el satélite toma, y la forma que esa posición le imprime,asunto que en el mundo antiguo servía para derivar de esehecho un augurio favorable o un dictamen infausto. En elcaso que nos ocupa, la fase de la luna más alentadora opositiva es la del cuarto creciente, momento en el que la luna

adopta claramente la forma de un par de cuernos. De maneraindirecta alude a este hecho el poeta latino del siglo I a. de C.Virgilio, en sus Geórgicas:

Si en el cuarto creciente camina… con los cuernosafilados los días estarán libres de lluvia y viento y losmarineros encontrándose a salvo darán a los diosesgracias.

Explicando el sentido de la frase fray Pedro de Oña,poeta español nacido en Chile en el siglo XVI, escribe:

Cuando acá queréis decir que uno alaba mucho aotro, decís: Subióle en el cuerno de la luna.

Por su parte, Cervantes emplea así la expresión:

Éstas y otras cosas decía de los malos poetas, que delos buenos siempre dijo bien y los levantó sobre elcuerno de la luna.

A mediados del XIX, el riojano Manuel Bretón de losHerreros pone en boca de una de sus criaturas dramáticas:

Mientras con saña importunate quejas de su desvío,yo le pondré, primo mío,en los cuernos de la luna.

Poner a uno más suave que un guante. Hacerlo es tantocomo poner a alguien en su sitio tras haberle reprendido unaacción fea, o corregido su conducta. También se emplea lafrase para dar a entender que alguien suaviza su actitud, o seaviene a escuchar lo que se le quiera decir en favor de otro.Cervantes pone este discurso en boca de Sancho, alusivo acómo conseguirá que Dulcinea le escuche y se avenga arecibir noticias de su señor:

Yo le diré tales cosas de las necedades y locuras quevuestra merced ha hecho y queda haciendo, que lavenga a poner más blanda que un guante.

La suavidad aludida en sentido figurado tiene que vercon los materiales empleados en la confección de estaprenda: toda clase de pieles, badanas y telas finísimas y muytrabajadas tales como cordobán, gamuza, cabritilla, cordero,lanas, terciopelos y sedas en trabajo de aguja. Cierta damade la corte de Felipe III exclama: «Son tan finos que los llevoen una cáscara de nuez», indicando la fragilidad y delicadezadel material de que estaba hecho el guante.

Ser ligero de cascos. El escritor soriano del XVIAntonio de Fuenmayor emplea el término «casco» con elvalor semántico de cráneo: de ahí que calentarse los cascosequivalga a preocuparse en exceso, a darle vueltas a lacabeza en busca de soluciones. Con el significado de cabezaemplea Cervantes el término: «En mal hora se os entró en loscascos la ínsula que tanto deseáis», dice alguien a Sancho.

De ahí que a quien se toma las cosas con despreocupación ycalma, o no es serio ni responsable, decimos que es ligero decascos. Caso contrario es el de la criatura que se calienta loscascos en el estudio, y es tenaz y perseverante. En siglospasados a la criatura insensata y a quien se tomaba lascosas a chirigota decían que era «de cascos lucios», esdecir: de poco asiento y ninguna reflexión; también se decíade los tales que eran «alegres de cascos». En otro aspectodel término llamaban «duro de cascos» a quien es duro demollera, a la criatura reacia al entendimiento. Ser ligerito decascos es tanto como tener los cascos de calabaza, o loscascos a la jineta, o malos cascos, formas alusivas a lacriatura carente de juicio o que le falta un hervor y se tomalas cosas tan a la ligera que no hace honor a obligación ocompromiso alguno, caso del calavera y vivalavirgen. Decasco, con el valor semántico de cabeza, se dijo«casquivano», «casquilucio», «casquiblando». Este sentidoda a la expresión Leandro Fernández de Moratín a principiosdel XIX:

Ni a mí podía convenirme en aquel entonces unboquirrubio con los cascos a la jineta.

Ya en el XIX Juan Valera escribe: «Tú irás allí y con esacháchara que gastas y esa labia que Dios te ha dado leinfundirás en los cascos la resignación». El término seempleó asimismo en otros aspectos de la fraseología:«Sacarle a uno una cosa de los cascos» es tanto comoquitársela de la cabeza, hacerle recapacitar. Cervantes

escribe: «Tan creído tiene (Sancho) aquello de la ínsula quecreo que no se lo sacarán del casco cuantos desengañospueden imaginarse». Dice el cantar popular:

Hay en el campo una piedray con ella te comparo:no en lo hermosa, que eres fea,sino en lo dura de cascos.

Hacer pella. Hacer pella es tanto como hacer novillos,sobre todo enunciada en plural. Es frase de origen latino,procedente acaso del diminutivo de pila: pilula, que a supaso al castellano dio «pella», dicho de la pelota pequeña. Elpoeta cordobés de la primera mitad del XV Juan de Menadescribe así el término: «Esfera puede ser dicha cualquieracosa redonda como pella». La frase alude al hecho de que suprotagonista se salta la clase para jugar a ese juego, o dejade presentarse en el lugar donde debe, por lo que hacerpellas es tanto como faltar a la obligación que se tiene dehacer algo, uso particularmente acostumbrado de losescolares, que escamoteando una o varias leccionescambian el aula por la calle.

Borrón y cuenta nueva. Es frase que empleamos parahacer ver que ya no vamos a ocuparnos ni a hablar de unacuestión determinada; también expresa el cese de una tarea ofin de algún asunto para seguidamente ocuparnos de otrascosas. Suele emplearse la frase para hacer examen deconciencia y ponderar los pros y contras de nuestra

conducta a lo largo del ciclo temporal que languidece oacaba; incluye también propósito de enmienda, de hacer lascosas mejor, o al menos de otra manera para que losresultados en lo sucesivo sean más satisfactorios. Se tienein mente los usos propios de la contaduría de antaño, encuyas cuentas no había modo de corregir los errores debidoa que la tinta empleada era indeleble, por lo que se hacía unborrón o mancha indicativa de que lo borrado no era válido,o se procedía a empezar de nuevo desestimando el escritodesechado.

Reunión de pastores, oveja muerta. Cuando se observaactividad, ajetreo o movimiento mayor del habitual en tornoa un enfermo, y se convoca junta de médicos o se llama aconsulta a otros especialistas, decimos que algo anda mal,que la situación de un enfermo no está controlada. Cuandono se basta uno a decidir y se llama a un tercero y a uncuarto, entendemos que hay problemas. En ambos casos sedecía este refrán. El porqué del mismo tiene que ver con lajunta de rabadanes que antaño tenía lugar en las majadaspara decidir qué animales convenía sacrificar. En la villapacense de Talayuela dicen: «Reunión de mayorales, borramuerta». También: «Junta de lobos, muerte de oveja». No esdifícil colegir de todo esto que el refrán alude al peligro quecorre la persona o asunto sometido a investigación oescrutinio. Dice un anónimo del XVII que esto es así:

Por ser costumbre examinar aquello de que esmenester usar, porque es prudente ponderar su

utilidad antes de prescindir dello, como hace elrabadán que manda sobre los hatos, que reúne a loscapataces cuando ha de prescindir de un zagal tal, ode tal res.

Ser cañón o estar cañón. Aunque es comparaciónelogiosa propia de la mujer, también se dice de hombres ycosas cuya apariencia o aspecto resulta sumamenteapetecible y atractivo. Califica generalmente a la mujer queestá muy buena, maciza, explosiva y bárbara. Como en elcaso de «bomba», se produce en la mente del hablante unacomparación entre el estruendo, aparatosidad y ruido de esapieza de artillería, y el efecto que causa la aparición de lamujer diez, hembra que está como un tren; también lairrupción en un local de mujeres del hombre cachas, macizo yespectacular. Es uso léxico moderno que va perdiendoimplantación ante la aparición de términos, expresiones ymodas lingüísticas pasajeras como «de puta madre», «deacojone», «pa(ra) morirse», «de aquí te espero», «delcarajo», «de muerte», «de toma pan y moja», todas ellas denaturaleza grosera, marginal o vulgar. El escritor valencianode nuestro tiempo, Francisco Candel, en su novela Hanmatado a un hombre (1965), utiliza así el término:

La mujer de Pedro no estaba lo que se dice mal, sinotodo lo contrario: estaba soberbia, brutal cañón.

Montarse el poyo. Este poyo nada tiene que ver con lacría de las aves ni con los mozos que comienzan a alternar en

sociedad. Se trata del podio o tribuna portátil que algunosoradores llevaban consigo a finales del XIX para publicitarsu causa política o difundir sus ideas: «Se dirigió al lugaracostumbrado y montose el poyo desde el que arengó así aquienes quisieron escuchar, ante el recelo y animadversiónde quienes pensaban contrariamente». Es decir: se armó elfollón; se montó el cirio; se armó la de Dios es Cristo; searmó la gorda; se armó una tángana, una trifulca, un tiberio.De todas esas formas puede uno referirse al hecho deiniciarse la polémica. Subirse al poyo era en el siglo XIXalzarse con el mando o hacerse el amo del cotarro. Tambiénsignificó y significa exagerar alguien su propia valía,promocionarse, venderse bien. «Montar un pollo» es tantocomo crear una situación de desbarajuste y desorden en laque todo anda manga por hombro; es frase de uso modernoalusiva al hecho de complicar las cosas, crear líos y originarproblemas, sintagma procedente del latín podium = pequeñatribuna para la arenga. Es expresión afín a «montar unbelén», referido a la situación de confusión en un momentofamiliar en el que todo anda por medio, se retiran los mueblesy se arma el entramado que habrá de acoger el nacimiento.En uso figurado de la situación descrita, «montar el pollo»equivale a «montar un pifostio»: mezcla de pifiar y ostia,acción llena de golpes, gritos y barullo; «montar un pitote»:corrupción de mitote = danza de amerindios nahuas:algarabía; «montar el número», en alusión al número decirco; «montar un guirigay»: sonido onomatopéyico deljaleo y alboroto; «montar una pirula»: nombre de una pastilla

alucinógena bajo cuyos efectos se altera la conducta ypuede pasar cualquier cosa; «montar un circo»: dar lugar auna situación de confusión y desorden inicial.

Ser más vago que la chaqueta de un guardia. De LaMancha albaceteña es el cantarcillo popular que dice enalusión a la indolencia:

A la cama, manchego,que no es mal prao:que si no se duermese está echao.

La expresión fraseológica de la haraganería y vaganciaes numerosa. Se dice «ser más vago que la chaqueta de unguardia», o «chupa de peón caminero» referido injustamentea la supuesta poca actividad de estas criaturas a las quesegún otro dicho «todo se les va en andar». El origen feténde la frase es antifrástico, alusivo al poco uso que tiene lachaqueta en esos cuerpos, ya que ni guardias ni peonescamineros la usan por ser raras las veces que visten prendadistinta al uniforme. La comparación del individuo haragánse hace no con el guardia o el peón, sino con la chaquetaque éstos nunca visten, por lo tanto, no se utiliza comoachaque al guardia, ya que la comparación se hace con laprenda que nunca se pone. Ser más vago que la chaqueta deun guardia es tanto como carecer de uso, circunstanciaalusiva metafóricamente a quien anda sin estrenarse en eloficio, sin tener en que ocuparse, que es lo que

figuradamente sucede con la chaqueta de un guardia,siempre colgada en el perchero porque nunca se la ponequien ya viste uniforme.

Cada vez que habla sube el pan. Es expresión alusiva ala persona tan portadora de mal fario que allí dondeinterviene suceden cosas desagradables o sobrevienealguna desgracia. Se dice normalmente al metepatas, alsujeto que por hablar o hacer una cosa inconvenienteacarrea infortunio a la colectividad. La subida del pan, comoelemento básico de la alimentación occidental, esantonomasia de desastre, pésima noticia para el pobre, iniciode derrumbe social. Tras una mala cosecha escasea el cereal,lo que produce un alza en los precios del pan. Cada vez quealguien barrunta hechos azarosos, la noticia influyenegativamente en la estabilidad social y repercute en elprecio de las cosas, con lo que al hacerse acopio dealimentos básicos, sube su precio. Hablar a destiempo,comentar sin conocimiento de causa, divulgar bulos,difundir noticias de cierta naturaleza puede desequilibrar elmercado. El insensato que se expresa de manera imprudentepuede incidir con su charleta en el curso normal de lascosas, de modo que cada vez que lo hace sube el pan,sobreviene alguna desgracia.

Los hijos de la hija, junto a la verija. El enunciadocompleto de este refrán afirma: «Los hijos de mi hija, junto ala verija; los de la nuera, un poquito más afuera», dichoantiguo basado en la sospecha a la que también aluden

estos versos: «Los hijos de mis hijas sí son mis nietos; perolos de mis hijos, no lo sé cierto». Por lo que se dijo: «El hijoque sale al padre saca de duda a la madre». Es antigua lapreferencia de las madres por los hijos de sus hijas,sabedoras de que, sin dudar, el hijo es de quien lo pare másque de quien lo engendra, y de ahí que en muchos pueblos,caso del judío, sea reconocida como tal la criatura parida poruna judía, sin entrar en consideraciones al respecto de quiénsea el padre. En cuanto a «verija», es término que procededel latín virilia = zona anatómica donde se alojan las partespudendas del varón. En fraseología decimos «delgado deverijas» a quien es pusilánime o cobarde, el hombre que espara poco, que no tiene redaños, que no tiene cojones.

Punto de busilis. «¿Dónde está el busilis?» decimoscuando queremos saber dónde estriba la dificultad, elproblema o el punto débil de algo. El término procede dellatinismo evangélico in diebus illis = en aquellos días, conque suelen comenzar los capítulos y parábolas de losEvangelios. El busilis está formado por el final del ablativode dies: -bus + ablativo del demostrativo latino ille: illis.Cervantes pone lo siguiente en boca de una de las criaturasque pueblan su inmortal novela:

El traje, las barbas, la gordura y pequeñez del nuevogobernador tenía admirada a toda la gente que elbusilis del cuento no sabía, y aun a todos los que losabían, que eran muchos. Finalmente, en sacándole de

la iglesia le llevaron a la silla del juzgado y lesentaron en ella.

En el siglo XVII Antonio de Solís emplea así el término:

Sólo apetecen aquellosque a ojo una cara miden,esas bellezas vulgaresdonde está luego el busilis.

Abstracción hecha de lo que acabamos de decir, elorigen de la frase puede ser otro: una latinización popular yburlesca de buso = agujero, orificio, y también caño o grifo:el punto del busilis sería dar con el hilo de la madeja o con elorigen del problema: su agujero o su caño, en alusión allugar de donde mana o nace, explicación que da a la frase elDiccionario enciclopédico hispano-americano, del sigloXIX.

Comer como alofas. Se dice que comen así las personastan atacadas de la gula que no levantan la cabeza del plato ycomen con avidez y prisa. También se dijo antaño comercomo los puercos, es decir, seguidamente y sin interrupción.Se trata de comparaciones populares antañonas, acasoreferidas en ambos casos al mismo animal, ya que «alofa» o«halofa», que con aspiración de h se transforma en j, estérmino coloquial con el que los moros norteafricanos serefieren al tocino, término popularmente afín a marrano ocerdo.

Pagar el pato. A quien sin haber tenido arte ni parte enun asunto termina pagando las consecuencias del mismo, ocarga con la culpa, decimos que pagó el pato. Como essabido, siempre que dos pactan es a expensas de un tercero:dos se juntan para hacer causa contra otro, que es quienpaga las consecuencias de esa alianza. Se ha dicho que elpacto se refiere al establecido entre Dios y Abraham, pero esexplicación absurda: el Antiguo Testamento merecía a loscristianos tanto respeto como el Nuevo. En cuanto a que losjudíos adoraran a una vaca (referido a la Torá), es salida depata de banco. En el siglo XV «pacto», como «efecto» sepronunciaba sin la c intermedia: pagar el pato es pagar elpacto, pero no el establecido por Dios con Su pueblo, sinocualquier pacto entre dos que se unen o asocian paraperdición o daño de un tercero. Diego Sánchez de Badajoz,en su Farsa del molinero (1525), da este uso a la frase:

Do al diabro la moliendaque a de gormar cada ratoquatro mil mañas le catopara esquitalle las nuezes,mas préndanme tantas vezesque hazen pagar el pato.

Mondo y lirondo. A aquello que se presenta puro,simple y escueto decimos que es mondo y lirondo, es decir:desprovisto de ropajes, cáscaras, mondas y añadiduras. Sedice tanto en buena como en mala parte, para elogiar o para

ofender, según sea la voluntad y ánimo de quien lo dice, y lacalidad de la criatura a quien va dirigida la expresión. Mondoy lirondo es tanto como limpio de polvo y paja, libre de cosasuperflua, sin mezclas ni adheridos bastardos. Se dice tantode personas como de cosas. Juan Eugenio de Hartzenbusch,dramaturgo romántico del siglo XIX, pone esto en boca deuna de sus criaturas dramáticas:

Oye, pues que nada arriesgo,la verdad monda y lironda.

Es decir: las cosas claras, la verdad desnuda. Pedirle aalguien que se manifieste de manera monda y lironda espedirle que sea franco, que vaya al grano y ponga a un ladola paja. En su valor semántico elogioso se predica de quienva recto por la vida y no alberga su ánimo doblez alguna,sino que es claro y diáfano en su conducta y en su traerse yllevarse por la vida. Mondo es tanto como limpio; decimosque lo es aquello a lo que se le ha quitado la ganga o escoriaque lo reviste: el oro mondo es el mineral aurífero que hapasado por el crisol, y en sentido figurado es monda lapersona que se manifiesta tal cual es, sin tratar de escondernada. «Mondo» procede del latín mundus, cuyo contrario es«inmundo» o «sucio». En cuanto a «lirondo», parece quederivó del latín legitimus con el sentido primitivo de genuinoy auténtico.

Marcar paquete. A quien lleva la ropa tan ajustada quehace evidente la anatomía de la persona de salva sea la parte

decimos que marca paquete, referido tanto al hombre como ala mujer, a pesar de que en la mujer el paquete es másproblemático. En sentido figurado se predica del hombrejoven que presume de atributos o muestra de esa manera surebeldía y desafío a las costumbres establecidas y al llamadobuen gusto. Marcar paquete fue en la California de los añossesenta una forma de liberación: las muchachas llevaban losllamados shorts tan ajustados que no se dejaba a laimaginación detalle alguno al respecto de su particularanatomía íntima. A pesar de que empezó a popularizarse en lasegunda mitad del siglo XX, no es expresión de hoy; surgiócon el invento de la bragueta a mediados del XV, en queempezó a usarse un saquito de tela gruesa forrada sujeto a labraga o calzas. Servía para albergar las partes pudendas ocojonada, y objetos menudos como el pañuelo, a la par quepara dar acceso a las partes pudendas para ciertasoperaciones fisiológicas. Al principio se utilizó como bolsillofrontal, ya que las prendas carecían de él. Debido a laubicación del nuevo invento algunos introducían manzanasy zanahorias y presumían así de atributos masculinos. Eranbraguetas de quita y pon, forradas con telas gruesas ygobernadas mediante cordones. Estuvo en boga enAlemania y Francia. También en España, donde solíaaparecer de manera tan obvia que ponía en ridículo a quienla usaba. En el cuadro el Triunfo de Maximiliano, abuelo deCarlos I, se observa que la bragueta era un estuche deinterior acolchado para albergar la cojonada. Francisco I, reyde Francia, tildaba de indecoroso observar la regia bragueta,

abultada, marcando paquete.

Limpio de polvo y paja. Cuando damos a entender quealguien recibe en pago un bien libre de impuesto ydescontadas las cargas; o cuando uno se encuentra degolpe y porrazo con una ganancia, decimos que recibeaquello «limpio de polvo y paja». La frase alude a la parte dela cosecha que el aparcero da al dueño de la tierra, quesiendo en grano se da trillado y aventado: limpio de polvo ypaja, listo para el molino. Covarrubias, en su Tesoro de lalengua (1611), escribe:

Lo que se da apurado y sin ninguna carga ni estorvo;tomada la metáfora del trigo que se entriega limpio yaechado.

Es frase alusiva al pago en especie que el aparcero dabaal dueño de la tierra por su arriendo, destarada ya lamercancía consistente en trigo listo para su molienda. Unacopla de mediados del XIX dice:

Mira si será hidalgote,trigo limpio y caballeroque la aceptó por esposaaunque no tiene dinero.

En los Ejercicios espirituales del padre Valderrama, obradel XVII, se lee en un castellano hermosísimo:

Para venir a quedar limpios de polvo y paja y ser delos granos lucidos en la parva del Señor.

En el XIX escribe Eugenio de Hartzenbusch:

El bizarro adalid se halló por junto,limpios de polvo y paja,cuatro maravedises en la caja.

Ser la pera. Se predica de la circunstancia o cosa queconsideramos atractiva, de gran utilidad y belleza. Decimos:«Fulanito es la pera», y con ello expresamos lo extraordinariodel personaje, tanto en buena como en mala parte,denotando que se trata de un caso que se sale de lo común.En otro orden de cosas decimos que lo es la persona o cosadeseable. El sentido de la expresión tiene que ver con elhecho de que se llamó «pera» antaño a la renta vitalicia, aldestino o puesto de trabajo asegurado, a la posiciónaventajada que permite un pasar digno. Por eso se llamó«pollo pera» al joven de futuro resuelto. También se predica,con cierto trasfondo negativo, de lo que es el colmo, o deaquello que se pasa de rosca.

Metérsela a alguien doblada. En alusión a la personaingenua o tan crédula que a todo da crédito, decimos que sela metieron doblada. No se mete lo que algún malpensadocree en el lugar que esa misma criatura malintencionadasospecha; no se trata de eso: metérsela a uno doblada estanto como engañarle sorprendiéndole en su buena

voluntad. El adjetivo «doblada» alude a que ese engaño sellevó a cabo sintiendo una cosa y diciendo la contraria, esdecir: con doblez y abuso extremo de la confianza puesta enquien lleva a cabo esa ruin acción. Ese valor semántico tieneel término «doblado» en el siglo XVII, antigüedad de lafrase. Es expresión relacionada con la frase, dicha antaño enCiudad Real: «Hasta meter, todo es prometer; y después demetido, nada es cumplido», referido a aquellos que antes deconseguir una cosa hacen mil promesas para alcanzar lo quese proponen, pero una vez logrado olvidan cumplir loprometido y dejan a quien confió en ellos con dos palmos denarices.

Ponerse el mundo por montera. Llamamos montera acierta manera de tocado o cobertura para abrigo de la cabeza,normalmente de paño, y cuya hechura difiere según la zona.Ponerse alguien el mundo por montera no es lo mismo quehacer lo que le salga de las narices, sino dársele un bledo elqué dirán y no importarle a uno la opinión que la gente tengade sus acciones o conducta. Se pone el mundo por monterala persona que hace lo que más cuenta le trae, sin pararse aconsiderar la reputación propia ni la de los demás. Esexpresión propia del ámbito del toreo referida a que una veziniciado el paseíllo con la cuadrilla, y ajustada la monterasobre su cabeza, el torero no atiende a otra cosa que a lainminencia de la corrida, dándosele tres pitos de lo quesuceda en el graderío: se pone el mundo por montera, esdecir, que no tiene en cuenta cosa alguna ajena a la faena. En

La Regenta (1885) Clarín pone esto en boca de una de suscriaturas de ficción: «Es que ya no tiene vergüenza; se hapuesto el mundo por montera». Miguel Delibes, uno de losnovelistas que mejor conocen el idioma y de mayor riquezaléxica, emplea así la expresión en Cinco horas con Mario(1966):

No quiero pensar que hicieras esto por humillarme,Mario, pero me duele que nunca lo consultasesconmigo, se te antojaba y, zas, lo mismo que lo delmétodo, que uno no se puede poner el mundo pormontera, cada cual ha de vivir en sociedad como lecorresponde.

Venir uno con sus manos lavadas. Al hecho depretender alguien el fruto y utilidad de una cosa sin habertrabajado ni hecho nada que justifique tal pretensión, y a lapersona que lo protagoniza decimos esta frase. Se predicatambién de quien se mete en camisas de once varas o tiene eldescaro de invitarse o convidarse él mismo acudiendo abanquetes y celebraciones familiares sin haber sido llamado.En Castilla se dijo antaño de quien pretende una cosa sinmérito para merecerla. Es frase similar a «venir con las manosen el seno», es decir, pretender algo por la cara, por el morro.Es asimismo expresión alusiva a quien se presenta de puntaen blanco, limpio y arreglado, al lugar donde otros trabajan,dando a entender que la tarea no va con él. Lope de Vegaescribe:

¡No sino venga un mancebodestos de agora, de alcorza,con el sombrerito a orza,pluma corta, cordón nuevo…y con sus manos lavadaslos tres mil de renta pesque,con que un poco se refresqueentre sábanas delgadas.

A Creíque y Penseque los ahorcaron en Madrid. A lapersona que anda siempre con excusas y pretextos tansutiles que no es fácil darles crédito, se dijo antaño estafrase, a cuyo enunciado solía añadirse: «A Creíque,Penseque y Juzgueque». Es refrán alusivo a quien tienesiempre en los labios una disculpa con la que explicar suproceder y conducta, apelando a que esta criatura se amparaen que creía, pensaba, juzgaba que las cosas eran de otramanera. La personalización de frases y palabras es asuntorecurrente en el refranero, donde también existe el refrán quedice: «Fray Modesto no fue nunca prior», jugando con elsentido de las palabras, y en este caso aludiendo a que lostímidos no llegan lejos por sabios que sean, y que laspersonas de ánimo encogido no van a ninguna parte pormuchos que pudieran ser sus méritos.

Darse pote. A quien se da pote llamamos potero,referido a la persona presumida, jactanciosa, que se daimportancia; sujeto presuntuoso que mira a los demás con

desdén y menosprecio. En Andalucía y Murcia se dice dequien se da tono o postín sin que nada respalde ni justifiquetales pretensiones. Es voz jergal acaso emparentada con lalocución adverbial familiar «a pote»: con abundancia,demasiado, aludiéndose así al sujeto vanidoso que tiene desí mismo una idea exagerada. La expresión era de uso generalen la década de los sesenta y setenta. Dos grandesescritores del momento la emplean. Miguel Delibes, enCinco horas con Mario (1966), escribe:

Valentina se tronchaba comentándolo en el té de losjueves; todas, lógico, que sólo Esther te echó unamano, por la costumbre, a ver, por darse pote, que a lalegua se veía que tampoco lo había entendido.

Zamora Vicente, en A traque barraque (1972), poneesto en boca de una de sus criaturas literarias:

Yo más bien creo, modestia aparte, que este señortiene… algo de petulancia, dicho sin faltar, y queríadarse pote ante el público, y pasar por señor bien.

Es término procedente de «potar» o igualar medidas, demodo que la criatura que se pasa en la apreciación de símisma se torna tan exagerada que sobrepasa la justa mediday se descabala.

Ser la caraba. Se dice de la persona o cosa extremada,asombrosa, lejos de toda norma; asunto o cosa fuera de

serie, extraordinario. Cree José María Iribarren, en El porquéde los dichos, que se dijo en 1865-1870 por cierto barracónde feria sevillano donde se mostraba como atracción lallamada «La caraba»; la gente picaba, intrigada por el extrañotítulo, y contemplaba a una mula vieja con un cartelón quedecía: «Ésta es la caraba, pero ya no ara». La broma cayó engracia, tanto que en 1927, cuando Pedro Muñoz Secaestrenó una comedia con ese título, el dicho elogioso estabaya consagrado con el valor de «cosa buena, sorprendente,lo no va más». Independientemente de lo dicho, es probableque el origen de la frase esté tomado de la voz «caraba» =reunión que en los días señalados llevan a cabo campesinos,pastores y labriegos en su humilde medio rural, donde laexclamación «¡Es la caraba!», referida a alguien, denotasorpresa, admiración o asombro al respecto de atuendo,conducta o aspecto. Es término de uso no anterior al sigloXV, con el valor semántico de ‘conversación o charlaamigable y amena entre vecinos y conocidos, salpicada decierto bullicio’. Cree Juan Corominas, en su Diccionariocrítico etimológico, que procede del árabe qaraba =parentesco. En 1512, el humanista vallisoletano HernánNúñez de Toledo escribe:

Carava llaman los labradores al ayuntamiento quehacen las fiestas para parlar y passar tiempo.

En muchos dialectos románicos «caraba» equivale acamarada de juerga y diversiones poco santas, compañeroinseparable. A finales de la Edad Media, «andar de caraba»

es tanto como andar de tuna, ir de travesura con otros. Nosorprende que ser algo la caraba tenga sus ribetes deasombro y escándalo. El diccionario oficial, en sus primerasediciones del XVIII, recoge esta expresión: «Quien no va decaraba no sabe nada», es decir: para saber conviene alhombre tratar mucho con sus semejantes, para conocerlos yllegar a entender de qué pie cojean. Creemos que es aquídonde hay que buscar el origen del dicho, que desde luegoes anterior a la fecha que da José María Iribarren.

Dar un cuarto al pregonero. Es expresión alusiva alhecho de divulgar o dar a conocer lo que acaso debierapermanecer secreto. Es tanto como pagar a otro para quepublique lo que uno sabe a fin de hacer daño a un tercero. Elriojano Manuel Bretón de los Herreros escribe mediado elXIX:

Es menester / que sepa el conde de ti…Qué ha de saber?Que está aquí disfrazada su mujer.Dar yo un cuarto al pregonero…!Sí; y dile el traje que lleva.

En las Ordenanzas de Sevilla de 1527 se lee:

Cuando un pregonero oviese de pregonar algúnesclavo o cauallo o mula o otra cosa que anduvieseperdida, sea obligado a lo pregonar en las gradas y enlas plaças de sant Francisco, de sant Saluador y del

Alfalfa… y que lleve por cada pregón… cuatromaravedíes.

Cuatro maravedíes son un cuarto. Dice el cantar populardel XIX:

Anda y vete que no quieroa deshoras y de nochedar un cuarto al pregonero.

Ser tres cuartos de lo mismo. Cuando lo que se dice deuno es casi por entero aplicable a otro, decimos esta frase;también se dijo, con idéntico valor semántico: «Tanto monta,monta tanto Isabel como Fernando». Dar tres cuartos de lomismo, o tres cuartos de lo propio, son formas semejantes deexpresar el concepto. La frase pertenece al ámbito de quienpiensa que lo mismo da una cosa como otra, en cuyo casovale lo mismo decir aquella expresión castiza: «Ídem delienzo», indicando que lo referido a una cosa no difiere ennada a la anteriormente vista o dicha. Acaso, si de aludir a laidentidad total de una y otra cosa se trata, conviniera decir«cuatro cuartos de lo mismo», ya que tres cuartos deja uncuarto de diferencia. En cualquier caso, no convieneconfundir esta expresión con otra que dice: «de tres alcuarto», con que se denota y pondera la estimación escasa oel poco aprecio y valor que concedemos a aquello de que sepredica. El autor de La pícara Justina (1605) dice:

La picardía es herencia, (y) donde no, será pícara de

tres al cuarto.

Qué da quien da cuartelillo. Es forma cariñosa de lafrase «dar cuartel», es decir: mostrarse tolerante y permisivo.En alusión al buen trato que los vencedores ofrecen a losvencidos cuando éstos se rinden y entregan las armas.También se refería antiguamente al trato más clemente dadoal enemigo que luchó con honor, aunque hubiera sidovencido. Antonio de Solís emplea así el término en suHistoria de la conquista de México (1685):

Ordenó Cortés a los artilleros que levantasen la mira ydiesen la carga en lo alto del edificio más paraespantar que para ofender. Así lo ejecutaron y no fuenecesaria mayor diligencia para que saliesen muchosa pedir cuartel.

En sentido figurado de la expresión, el riojano ManuelBretón de los Herreros da este uso a la frase:

En soltando la sin huesoa ninguno da cuartel.

En tiempos antiguos hubo la costumbre, entre ejércitosque se combaten, de acotar una parte del campo como«cuartel donde se acogen los soldados que de repente handecidido no pelear, tanto de uno como de otro bando»: hacerpública negación de la norma, no dar cuartel, era tanto comodecir que la lucha iba a ser tan encarnizada que no habría

posibilidad de rendirse, sino que se llevaría adelante asangre y fuego, es decir: no cabría la posibilidad de que losvencidos gritaran: «Cuartel, cuartel» y tras arrojar las armasal suelo levantaran los brazos en muestra de rendición. En lalucha sin cuartel no se hacía prisioneros, no había amparo nigracia; no había perdón.

Hacer el oso. En la jerga amorosa de finales del XVIII sedecía que lo hace el novio al que dan plantón; también algalanteador y enamorado que no esconde sus sentimientos,sino que hace exhibición de ellos. Bretón de los Herrerosemplea así la expresión mediado el XIX:

Yo estoy celosoy nunca le soltaría (a mi mujer);pero como esto en el día,dicen que es hacer el oso…

En otro orden de cosas se predica de quien se expone ala burla o lástima de la gente haciendo o diciendo tonterías,en comparación clara con el oso de feria que exhibían losgitanos, con argolla al cuello y atado, expuesto a la miradade la gente que contemplaba su baile y evoluciones. En elprimer tercio del XX, el dramaturgo andaluz Pedro MuñozSeca da a la expresión el sentido de ‘hacer el payaso o elridículo’ que hoy tiene, y emplea así la expresión en Lavenganza de don Mendo:

¡Fuera, ocioso.

Ved cómo muere un leóncansado de hacer el oso!

Dar mala espina. Dar mala espina una cosa es ponerseuno en lo peor, recelarse o temerse lo más grave al respectode algo. En ese sentido, a la persona o cosa que ofrece malaspecto decimos que nos da mala espina; también se predicade aquello que no tiene cariz bueno o presenta dificultades,que de entrada da mal barrunto o nos huele mal. Espina estérmino entre cuyas acepciones o significados está el depreocupación, así como el de desazón y pena. Nada tieneque ver con el ámbito religioso, ni se relaciona por lo tantocon la coronación burlesca que hicieron de Cristo al inicio deSu pasión, como se muestra en el paso procesional deleccehomo, donde aparece atado a una columna, cubierto deheridas el cuerpo, y coronado de espinas. LeandroFernández de Moratín dice a principios del XIX:

La verdad es que hasta ahora, según me acaban dedecir, no se han despachado más de tres ejemplares, yesto me da malísima espina.

En relación con esta frase también se dijo «estar uno enespinas», referido a quien no las tiene todas consigo alrespecto de un asunto en el que le va mucho. Otra cosa es«estar en la espina», frase referida a quien está muy flaco yextenuado. En relación con el significado principal de la frasedice una letra de jota murciana:

Catalina, rosa fina:dame un alfiler de amorpara sacarme una espinaque tengo en el corazón.

Ya te veo, matita de poleo. Se dice esta frase a quienhaciéndose la mosquita muerta o afectando ignorancia sabemás que Lepe o es más largo que un real de hilo, como decíami abuela Isabel en el sentido de que estas criaturas venvenir las cosas con gran anticipación y esperan agazapadasla ocasión de alzarse con su propósito para arramblar contodo. Parece que es término, el de «poleo», derivado del latínpulegium, según Covarrubias porque con su olor mata laspulgas. El autor del Tesoro de la lengua (1611) hace lassiguientes consideraciones al respecto de esta hierba:

No hay cocinero tan bobo que no conozca el poleo,con el qual suelen ordinariamente cocer la leche paradarle mejor sabor y ocurrir a sus daños einconvenientes. La flor del poleo mezclada contuétanos de ternera resuelve admirablemente lasalmorranas y les quita el dolor.

Antiguamente los poetas se ponían guirnaldas de poleomás que de rosas, y lo preferían incluso al laurel. Eran tantaslas virtudes atribuidas a esta planta que a quien se dabaimportancia o tenía de sí mismo una idea exagerada decían«matita de poleo» con retintín, como queriendo decir:«¡Quien no te conozca que te compre!» o «Buena pieza

estás tú hecho». Gabriel Alonso de Herrera asegura en Obrade agricultura a finales del XV:

Si echan el poleo verde entre la ropa no criará polilla.Y si lo ponen en un saquillo en la cabeza aprovechacontra el romadizo que viene del frío. Si cuecen poleoen vinagre y hacen gargarismos quita la tos; el vinocon que lo han cocido es bueno contra el dolor devientre y ventosidades. Hace orinar y aun botar lapiedra. Si a alguno se le turba la lengua danle a olerla simiente dello. Si hay temor que el agua que han debeber es ponzoñosa échenlo dentro. Si cuando estáflorido lo queman donde hay pulgas, las mata con suolor.

Se creyó antaño que llevar poleo en el bolsillo aleja aquien nos quiere mal; también se pensó que puesto en el ojalatrae a las mujeres decentes hacia el hombre que lo lleva. Laspropiedades positivas del poleo hicieron famosa estainfusión que todavía hoy tomamos tras una comida pesada.La frase que comentamos está enraizada en historias yrecetas antiguas, unas con fundamento y otras fabulosas osupersticiosas.

Llevarse al huerto a alguien. Llevar al huerto es tantocomo engañar, seducir o expoliar a quien por confiado oincauto cree en falsas promesas y da oídos a proyectosfascinantes. Se lleva al huerto al pardillo, al infeliz o al tontoque cree todavía en los duros a cuatro pesetas. Es frase no

anterior al siglo XX, y tiene origen relacionado con loscrímenes descubiertos en la villa cordobesa de Peñaflorhacia 1904. Los periódicos de entonces recogieron losabominables asesinatos del Francés, apodo con el que seconocía a un individuo procedente de Francia llamado JuanAldije, que se asoció con otro canalla llamado Juan Muñoz,encargado éste de atraer incautos a las partidas de cartasque supuestamente se celebraban en la finca del Francés, aquien a modo de gancho presentaba como un infelizote conmucho dinero. Los que picaban eran desvalijados y luegoasesinados y enterrados en el huerto de la finca, llamadoHuerto del Francés tras descubrirse en él los restos denumerosas víctimas. A los acusados, una vez convictos, seles dio garrote vil en Sevilla el 31 de octubre de 1906. Desdeentonces decimos que se llevan al huerto a la personaingenua, confiada en exceso o que da oídos a cualquiernoticia sin pararse a examinar las cosas o a considerar casosy personas con detenimiento.

Ser un punto filipino. A quien se comporta de formasospechosa o inspira temor y desconfianza decimos: «Buenpunto filipino debe de estar hecho». José María Sbarbi diceque es frase aplicada a la persona juerguista, de vida pocorecomendable y costumbres inmorales: pero no dice dedónde procede el dicho. Parece razonable la siguienteexplicación: en las listas de embarque de la derrota LasPalmas-Filipinas, junto al nombre de las personas que ibandesterradas, o a cumplir cualquier condena, se ponía un

punto negro o rojo, según la peligrosidad de la criatura, dedonde se diría que era un punto filipino a la persona nodigna de respeto ni de confianza. Otros atribuyen el dicho acierto punto de ganchillo muy laborioso y complicado quese hacía en las islas Canarias, por lo que a la persona o cosaenrevesada o atravesada se le comparaba con el «puntofilipino» por la dificultad que entrañaba su trato. JulioCasares, en su Introducción a la lexicografía moderna(1950), tiene esto que decir al respecto de la naturaleza deesta expresión:

Quedó flotando en el ambiente una observación muyaguda del Sr. Ortega y Gasset, formulada más o menosen estos términos: «Bien está que, para facilitar elexamen de la cuestión y para ir más derechamente a suentraña, expulsemos de la casa de los modismos esaslocuciones que ofrecen duda, como punto filipino oniño gótico, pero a éstas habrá que buscarles otracasa, un alojamiento adecuado, donde se encuentrenjuntas y a sus anchas, porque si no lo hacemos se nosentrarán otra vez por las puertas».

De categoría. Se es de categoría o se tiene categoría:¿de quién decimos que la tiene? Tanto ser como tener, eneste tipo de expresiones, denotan elogio. «Categoría» es vozprocedente del griego, de una palabra homófona que en elcaso que nos ocupa cabe traducir por ‘calidad atribuible apersona o cosa’. Ser de categoría, dicho sin

acompañamiento de otra palabra, no significa mucho, por loque se solía acompañar el sustantivo de algún elementoexplicativo de su contenido semántico: «mucha», «gran»,«alta», «poca», «escasa», «alguna», «ninguna», de modoque dependientemente del valor semántico de la partículaacompañante, la persona o cosa podía ser de muchaimportancia, de calidad grande, o de muy escasa o ninguna.En relación con esto se hablaba de categorema en relacióncon la calidad atribuida a algo o alguien. Mariano J. de Larra,en El doncel de don Enrique el Doliente (1834), emplea asíel sintagma elogioso:

A don Enrique de Villena vistiéronle, sobre la cota demalla una ancha loriga guarnecida de piel, adornoreservado sólo en aquel tiempo a personas decategoría.

Un siglo antes (1729) el Diccionario Académico lodefine así: «De categoría, por antonomasia, persona derango o distinción en cualquiera línea».

Tener clase. Decimos que es de clase, o tiene clase, lapersona o cosa que se distingue de los demás por suelegancia, estilo y gracia natural; criatura que se conducecon distinción y deja ver su buen gusto, su rango social ymaneras cultivadas y corteses, notándose en todo lo que aella concierne su particular finura y esmerada crianza. Sepredica de la persona de status o condición social elevada.Por ampliación del sentido se dice que tiene clase el

individuo cuya educación se refleja en su conducta y se dejaver en sus hechos, conversación y trato. En el mundo griegose llamaba klassis al orden y número de personas de lamisma calidad y prestigio. Es voz latina, de classis = grupo,categoría, de uso ya en el siglo XVI. En época romanaciudades y pueblos estaban divididos en vecindades obarrios, cada uno ocupado por una clase social distinta.Roma estaba dividida en cinco classis: prima classis o grupode personas pertenecientes a la burguesía; la quinta classis,a la que pertenecían los postergados y últimos, o claseínfima. Llamamos «clase» al conjunto de individuos queparticipan de un origen social, cultural y económico similar.A partir del XVIII empezó a entenderse por «clase» la máselevada en la escala social. Luis XI agasajaba en ciertaocasión a los nobles y ricos hombres de Francia y uno delos burgueses le pidió ser armado caballero —escalón másbajo de la nobleza o clase alta—. El rey le dijo: «Pues que melo pedís, consideraos como tal; y ahora que ya lo sois,Maestre Juan, dejad ese puesto en la mesa y ocupad aquelotro al fondo». El nuevo noble se quejó, diciendo: «Sire,cuando era sólo un ricohombre me hacíais más honor queahora que soy de la nobleza…». Y el rey contestó: «Anteserais el más alto entre los de vuestra clase, y ahora sois elmás bajo entre los de vuestro nuevo estado». El refranero love así:

Todos nacemos en cueros, hijos de la misma clase, yluego nos vamos vistiendo: unos de paño pardo y otros

de terciopelo. Pues todos somos hijos de Adán, los dela telilla y los del tafetán, que ambos en cueros, no sedistingue el mendigo del caballero.

Mi abuela Isabel, gaditana, decía:

Hasta en los dedoshay ringorrangos,que unos son más cortosy otros son más largos.

Es consideración alusiva a que no estamos dispuestosa medir a todos por el mismo rasero.

Ser más delicado que la cebada. Esta expresión popularenseña que no conviene ruborizarse por cosas de pocomomento, ni renunciar a la conveniencia de llamar a lascosas por su nombre y huir de la falsa corrección. Se tiene inmente que este cereal se adapta mal a los cambios de clima yes el que más cuidados requiere, en alusión a cuyacircunstancia se dice a la persona que cae enferma conmucha frecuencia y facilidad, o anda siempre con achaquesmostrándose muy delicada y melindrosa; también deltiquismiquis que se ahoga en un vaso de agua. En Castillalas mozas cantaban en tiempo de siega:

Morena es la cebada,moreno el trigo:moreno el espejito

donde me miro.

A lo que respondían los segadores con esta otracanción:

Qué bien parecen los trigosal lado de las cebadas,mejor parecen las mozasal lado de las casadas.

Bachiller en Cabra y abogao en Graná, total na. Estanto como decir «abogao por Cabra aunque la boca noabra», en alusión a quien aun habiendo estudiado ha tenidotan pobres maestros que apenas ha aprendido algo; tambiénreferido a quien ha sido poco aplicado o carente de luces,notas negativas que no le impidieron graduarse enuniversidades y casas de estudio que antaño se prodigaronpor todas partes, y cuyos títulos estaban muy devaluadosdebido a la ignorancia del claustro. Es frase arrefranada querecoge Rodríguez Marín a finales del XIX como propia de suAndalucía natal. Tiene lectura burlesca, antifrástica, alusivaa que haberse recibido en Derecho en Cabra es muy pocacosa. Asimismo se alude a que independientemente de laignorancia supina de uno, el individuo en cuestión esbachiller, es decir: ha cursado estudios universitarios, tienecarrera, aunque no se note, es decir, un abogado que no abrela boca, ¿para qué sirve? Es situación emparentada con la deaquellos tontos o bolos que iban a Bolonia becados por elarzobispado de Toledo a finales del XV y volvían tan romos

de entendimiento como los pariera su madre. En ese mismosentido va el refrán: «Bachiller por Osuna, cosa ninguna».De bachilleres de estos sitios se dijo, referido a quienestudiaba medicina en universidades poco solventes:

Bachiller en Cabra,que en Alcalá no se afina,y confunden el vinocon la orina.

Como la copa de un pino. El castellano poseenumerosos recursos cuando se trata de potenciar, estimar ovalorar a una persona o cosa. Así, a quien sobresale por susaber y ciencia decimos que es un «sabio como la copa deun pino»; también decimos: «Como una casa», «como unacatedral», «como un piano», «como un armario de trescuerpos». En general, los elementos de comparaciónescogidos son llamativos y sorprendentes. La copa del pinose nos antoja enorme, de gran envergadura en cuanto a lasombra que proyecta. En su novela Tristana (1892) PérezGaldós emplea así la comparación:

¿No dice que tiene el corazón grande?, Saturna —replicó D. Lope, golpeando en la mesa con el mangodel cuchillo—. Lo tengo más grande que la copa de unpino, más grande que esta casa y más grande que elDepósito de Aguas, que ahí enfrente está. Puesentonces… pelillos a la mar.

Eugenio Noel, en Las siete cucas (1927), se permitematizar y dice: «Un sombrero como la copa de un pinonegral». El pino negral es uno de los más altos, puedesobrepasar los 40 metros de altura, árbol de corteza colorblanco ceniciento, muy resinoso; la copa de este árbol esmuy voluminosa, sobresaliendo a menudo sobre la de losdemás árboles.

De pe a pa: sentido de la expresión. Este modismoadverbial se emplea cuando queremos dar idea de totalidad ointegridad de una acción; es tanto como decir «de cabo arabo», «de principio a fin». Tiene también empleo comomodo adverbial descriptivo de aquello que hacemos oqueremos que se haga de manera prolija, sin omisión dedetalle. Su empleo, antiguo en castellano, se remonta afinales de la Edad Media. El autor de La Celestina (1499),Fernando de Rojas, pone esto en boca de una de suscriaturas dramáticas: «Yo te juro por el santo martirologio depe a pa…», es decir, por todos los mártires de la Iglesia sinsaltarse uno. Gonzalo Correas, en su Vocabulario derefranes (1627), dice que «de pe a pa» equivale a sin tapujos.Dice la copla del XIX:

De pe a pa los autores,entre ellos San Agustín:dicen digamos las cosasdesde el principio hasta el fin.

Parece que el porqué de este modismo es recurso

deformativo léxico, habitual en castellano, tipo «ce por be»,«así y asá», «ni fu ni fa» y otras combinaciones que danidea de indiferencia en relación con el ánimo del hablante.

Pasar la noche en blanco. Se dice de quien por razón defuerza mayor no logra conciliar el sueño. Es frase alusiva a latúnica blanca que viste el neófito o aspirante a caballero envísperas de ser armado como tal, entre cuyas obligaciones yceremonias figuraba la de velar las armas, como hiciera donQuijote en Puerto Lápice. También se dijo en alusión a lapesadez de quien teniendo que pasar la noche en blanco dael coñazo durante el día: «Pesar más que una noche enblanco» es tanto como pasar, de claro en claro, la noche. Enotro ámbito de significaciones tiene relación la frase con«pasar una noche toledana», es decir: sin poder dormir,desvelado debido a circunstancias externas. En su comediaLa campana de Aragón (1598) Lope de Vega emplea así laexpresión:

Mal hize, pues mejor fueraregalarla todo el día,y que como yo solíala noche en blanco durmiera.Pero estos celos que sonnieblas del entendimiento,el Sol del conocimientoeclipsan a la razón.

Cercano a nuestro tiempo, Gregorio Marañón, en El

conde-duque de Olivares (1936), escribe:

Agobiado desde los múltiples campos de batalla conpeticiones de soldados y de oro, el Valido, enfermo,medio loco, se pasaba las noches en blancoarbitrando lo que le exigía la necesidad imperiosa decada día.

Tener cara de acelga. En su Tesoro de la lengua (1611)Sebastián de Covarrubias, aclara el porqué de llamar aalgunos «cara de acelga» y dice: «Al que trae la colorverdinegra le llamamos cara de acelga» porque era aspectode persona enferma y por ello malhumorada, enconada yrabiosa. No obstante este predicamento, el refranero las tratamal: «Diz que hazen a uno santo las acelgas: diablo quieroser yo, e no comerlas». Y un personaje de comedia se quejaen el siglo XVIII: «¡Acelgas benditas…! De día los tronchosy de noche las hojitas». De ella se aprovecha para distintosfines la hoja, cocida y rehogada; y las pencas, su parte mássabrosa, utilizada en relleno, rebozo y menestra. El mundoclásico las asumía hace más de dos mil quinientos años,siempre con buena acogida y reputación medicinal: en tornoa ella había cierta aura mágica según la cual abanicarse consus hojas recién cortadas espantaba los malos espíritus. Unhuerto familiar romano no se entendía sin su presencia. EnDiario de un emigrante (1958) Miguel Delibes emplea así laexpresión:

Se presentó la tía en la pensión después de comer. La

gilí ésta nos va a hacer la tana. La Anita, de que lavio, ya le puso cara de acelga. Ni sé cómo la otraaguanta. La mujer venía con un ajuar completo parala guagua.

La etimología de acelga es curiosa: del griego sikelós =siciliano, porque en la antigüedad clásica recibía ese nombrela acelga procedente de Sicilia. Plinio, en su Historianatural, la llama beta sicula. Al castellano llegó el términono a través del latín, sino del hispanoárabe selka, conartículo al- delante. Alfonso X emplea el término en suLapidario. La acelga tuvo acogida por su reputaciónmedicinal: a la acelga blanca llamaban los griegos seutlón,del verbo seuomai = mover, porque ablandaba el contenidodel intestino facilitando la deposición; la acelga negra teníaefectos opuestos: cocida con lentejas corregía la diarrea.

Tener la mosca detrás de la oreja. Hacerlo es tantocomo andar prevenido o dispuesto. Decimos esta frase enalusión a quien recela o anda temeroso de algo o de alguien;se predica de la persona que sospecha un peligro,fundamentado o no, o se teme algo. Es expresión relacionadacon la desconfianza y actitud vigilante que no nos deja bajarla guardia en ningún momento, sino que, al contrario, haceque andemos con más ojos que Argos. No tiene que ver conel incordio y pesadumbre que da la mosca con su zumbido ypersecución constante, ni se tiene in mente el rumor orunrún que corre de boca en boca al respecto de nuestra

persona. La mosca del dicho tiene que ver con la llave que elmosquetero usaba antaño para dar fuego a su arma, elarcabuz o mosquete, y dispararla. Estos soldados solíanllevar la mosca detrás de la oreja, como ahora llevamos ellápiz o el cigarrillo, sobre todo cuando estaban en campaña,siempre prestos, siempre precavidos y listos para echarmano del arma por si atacaban: por si las moscas. JoséManuel Caballero Bonald, en Dos días de septiembre (1962),emplea así la expresión:

—Si ya me he enterado de sobra, no tienes por quéestar machacándolo cada dos por tres.

—Es que yo sé lo que me digo. Don Gabriel ya estácon la mosca detrás de la oreja y a mí no me agarra.

—Piensa un poco, hijo —alegaba su madrecompungiéndose—, que las cosas no están como parahacer tonterías.

—Yo ya no me caso, a la vista está.

Levantar la liebre. Decimos que levanta la liebre quienpor casualidad, o acaso a propio intento, tira de la manta yhace que se descubra aquello que se pretendía manteneroculto; también se dice de quien descubre alguna trama oplan delictivo y hace así que sea conocido de todos.Levantar la liebre es tanto como descubrir el pastel. Laexpresión pertenece al mundo cinegético, en el que alude alhecho de ojear el terreno para que la pieza escondida salte yse ponga a tiro del cazador. También se dijo: «Levantar la

liebre para que otro medre», referido a la persona quehabiendo sugerido una idea brillante, es otro quien seapropia de ella y la lleva a cabo, recibiendo parabienes queacaso correspondan a otro. Juan de Pineda, en sus Diálogosfamiliares de la agricultura christiana (1589), escribe:

Señores, de poco sirve andaros en jaques, si no haymate. Por tanto, diga el señor Policronio lo tocante asu trabajo cherculano y lo demás sáquenoslo a la luzel señor Maestro, porque aquí no venimos a verlevantar la liebre ni al gustar del héla, sino a matarlay comella.

A beneficio de inventario. Se dice que se hace oconsidera así aquello que hacemos sin interés, o que carecede trascendencia. También se emplea la frase para indicarque hacemos una cosa con reserva, con cautela o pornuestra cuenta y razón. Es frase procedente del ámbito delderecho, propia del argot jurídico, relacionada con laherencia de dudosa utilidad para quien ha de recibirla, y quepara actuar sobre seguro introduce esta coletilla que le sirvepara evitar responsabilidades derivadas de herencias en lasque el testado carga con las deudas que el testador pudierahaber contraído, deudas que sólo podrán ser imputadas alos bienes de la herencia en cuestión, y no a los del receptoro heredero, es decir: a beneficio del inventario de bienestestados, y no a expensas del peculio del heredero. MateoLuján de Saavedra, en su Segunda parte de la vida del

pícaro Guzmán de Alfarache (1602), escribe:

Volví a acompañar a mi amo a su casa y hacerquimeras cómo podría yo salir aquella noche de casa,porque era muy cerrada y quería mi amo que nadiesaliese, y luego se cerrase. El afición es grandemaestra, y no hay dificultad por donde no rompa.Acordéme que la ventana de mi aposento era baja y sinreja, y que por allí podía salir, aunque quedaría laropa sobre su palabra y a beneficio de inventario. Alfin, no pude hacer otra cosa: cada hora se me hacíamil años.

A toque de campana. En el siglo XVIII el robo superior acierta cantidad pequeña era castigado con la horca; latraición se pagaba con la pérdida de la cabeza; a lossalteadores de caminos les eran cortadas las manos y lasorejas, y todo ello a toque de campana, unas veces lacampana de la cárcel, otras la de la iglesia más próxima allugar de la ejecución. A toque, o a toque de campana seanunciaba antaño cualquier cosa de interés público. Habíatoques de diversa naturaleza: con el toque del alba sellamaba por la mañana a los fieles al rezo del Ave María; eltoque a muerto avisaba de la muerte de un feligrés. Como lavida estaba regulada en colegios y conventos por distintostoques de campana, ir uno a toque de campana era tantocomo andar atareado, haciendo una cosa tras otra en elcumplimiento de sus quehaceres y rutina diaria. Jerónimo de

Urrea, en su traducción del Orlando furioso, de Ariosto(1549), escribe:

So la Roca, en un puerto muy cerrado,muchas naves había y gran armada:que a toque de campana era ordenadosaliese día y noche aparejada.El encuentro fue muy determinado,y en tierra otra batalla bien trabada:y así presto ganó la señoríaque Alcina antes usurpado había.

Menea la cola el can no por ti, sino por el pan. Es dichoalusivo a lo que la experiencia nos muestra: por el pan bailael perro, y por el interés te quiero Andrés, en alusión a que amenudo lo que parece cariño hacia uno no es sino actitudinteresada por lo que de nosotros pueda lograr quien nosviene con zalemas, besos y arrumacos. Como dice otro dichofamoso: a quien nos halaga y elogia de manera exageradahabrá que decirle si no estará adorando al santo por lapeana, esto es: adular a alguien para procurarse su favor yavanzar así la causa de su interés. Fernán Caballero empleaasí la frase arrefranada en su novela Clemencia (1852):

Ya se vé, el que tiene la barriga llena no se acuerdadel que la tiene vacía. Venía, pues, como iba diciendo,a dar a su mercé las Pascuas en compañía de suesposa la señora doña Brígida, del señor Abad y de laseñorita Clemencia, ese esportón de rosas.

—Y usted que es uno de granzas, diga que viene ensu nombre y en el de su comadre la resucitada apedirme aguinaldos y hablará verdad una vez en suvida, pues menea la cola el can, no por ti, sino por elpan.

—¡Jesús, señor! acá no somos capaces de hacernada por interés, ni de valernos de esa tartagema:¡vaya!

—¿Capaces? Capaces son ustedes ambas decortarle los petos al diablo, de sacarle los dientes a unahorcado, de levantar los muertos de la sepultura, y decortarle un sayo a las ánimas benditas.

Más alto que un mayo. Es comparación popular alusivaal «árbol de mayo» que el maestro Gonzalo Correas describeasí en el siglo XVII: «Mayos son unos palos largos quelevantan en alto por mayo en algunas tierras por usoantiguo». En Castilla, los «mayos» son costumbre festiva:pinar el mayo, empinarlo o empingarlo no alude aobscenidad alguna, sino al hecho de plantarlo en la plaza,costumbre antigua hoy rehabilitada. Se hace honor a ladefinición que hace del término el Diccionario deAutoridades en el XVIII:

Árbol alto adornado de cintas, frutas y otras cosas,que se pone en un lugar público adonde en todo elmes concurren los mozos y las mozas a holgarse ydivertirse con bailes y otros festejos.

La noche última de abril comienza el ciclo llamado «delas noches mágicas» que se dedican a la pingada,consistente en enderezar un palo alto en la plaza del pueblocomo muestra palpable de la pujanza y dominio de lajuventud: téngase en cuenta que el mayo es un símbolofálico; la proeza es celebrada bebiendo, y rematan el díarondando a las mozas hasta el alba. En Castilla y León losrestos de estas celebraciones y ritos son muy antiguos,entre ellos se encuentran los «mayos vivientes», es decir:personas que cubren su rostro y cuerpo de ramas y flores,como aún se hace en Villafranca del Bierzo, donde a los tales«mayos» dan alegre acompañamiento los gaiteros a la parque recorren los hogares del vecindario entonandocanciones e invitándoles a participar. En la Maragatería y enSanabria cuelgan de los mayos muñecos, a veces una parejaporque antaño los mayos iban en pareja, mayo y maya. Enlos años ochenta, los mozos todavía cantaban el mayo:

Ha venido mayo,bienvenido searegando cañadas,casando doncellas.Ya llegó la noche,sea enhorabuena,de cantarte el mayo,regalada prenda.

Los rondadores seguían calle arriba, calle abajo, llenosde la alegría de los años mozos. Eran fiestas hermosas que

han sido sustituidas por una reunión sin propósito,encanallada, llamada botellón.

Pa el caso, de Tauste. Tauste es villa zaragozana delpartido judicial de Ejea de los Caballeros, una de las CincoVillas del antiguo reino de Aragón, a orillas del Arba. Espoblación antigua. Llaman a los taustanos «los del ñai». Enrelación con esta villa existe el dicho: «Pa el caso, deTauste», modismo popular que vale tanto como ‘lo mismo dauna cosa que otra en lo que se refiere a lo que uno piensa oquiere decir’. El dicho aparece en Tierra aragonesa (1907),de Gregorio García Arista, uno de cuyos relatos se titula «Pael caso, de Tauste», donde algunos ven el origen de laexpresión. La historia tiene que ver con un baturro de estepueblo que asiste a una corrida de toros en Zaragoza, y acada lance de los que intervienen en ella, cuando es lucido oel torero borda la faena, siempre dice que es de su pueblo; sien el tendido hay una mujer guapa, dice que es de Tauste; siel banderillero planta su par en todo lo alto, dice que es deTauste; si el picador está sembrado en el desempeño de suarte, dice que es de Tauste, y todo aquello que sobresale oes muy lucido dice que es de Tauste. En el último toro,Lagartijo, uno de los toreros que intervenían, hace una faenagenial y le preguntan al baturro, con sorna: «Y ahora diráusté que el maestro cordobés también es de su pueblo», a loque comenta el baturro: «Pa el caso, de Tauste», comoqueriendo decir que si no es de su pueblo, merecería serlo.La expresión se relaciona con el chauvinista, con el

patriotero, con el descerebrado que sólo encuentra de sugusto aquello que es de su terruño y desprecia a otros.También se predica de quien es en exceso apasionado de losuyo y arrima en todo caso el ascua a su sardina.

Meter la pata. «Pata» es término referido a la extremidadposterior de un animal. Algunos creen que «meter la pata»es entrar con mal pie en un sitio, y metafóricamente empezarmal una relación o un negocio. En otro ámbito designificaciones «buena y mala pata» son expresiones que enAndalucía, Extremadura y el reino de Murcia tienenconnotación de fario o ventura, ya que equivale en el usoirónico a «gracia, salero», término empleado para conjurar elmal de ojo o un mal hechizo. «¡Pata, pata y pata!» Como sidijéramos: «Lagarto, lagarto», aconsejándose a continuacióntocar madera o cruzar los dedos. En Andalucía y otrospuntos de España llaman «Pata» al diablo: Pateta, Patillas,como manifiesta la expresión «llevarse Pateta a uno»;también se manifiesta con este nombre al muerto que seaparece para hacer daño a los vivos con los que tienecuentas pendientes. En estos contextos «la metedura depata» equivalía a mentar la bicha o llamar a voces al diablo, yse entendía «meter» por mentar, y Pata por Pateta o PedroBotero. En sentido conexo, meter la pata es sintagma referidoa quien, inmiscuyéndose en asuntos que le son ajenos,ocasiona trastornos a quien sí está implicado en ellos. Meterla pata es tanto como intervenir en alguna cosa conimportunidad. En la obra de Romualdo Nogués, Cuentos,

dichos, anécdotas y modismos aragoneses (1881), se lee:

Meter la pata es dicho tan ofensivo para los hijos dela villa aragonesa de Sestrica que no se les podríadirigir mayor insulto. Proviene esto de que en elreferido pueblo hacen correr a las caballerías el díade San Antón alrededor de la imagen del santo,empeñándose los que las guían en que metan una patapor debajo de las cuerdas.

El metepatas posee equivalentes en todos los idiomas.En Argentina llaman «meterete» o sujeto entrometido capazde asistir a bodas y entierros de personas con las que nadatiene que ver, criatura que por necesidad o simple descaro sepresenta en los banquetes y participa comiendo y bebiendohasta ser detectado: todos lo hemos hecho alguna vez ennuestros tiempos de estudiantes universitarios. En este uso«meter pata» equivale a colarse, que es uso léxico popularque tuvo el sintagma antaño. Claro que en este caso, másque la pata, lo que se mete es la mano. En el camposemántico del metepatas está el «patoso» o persona necia yfalta de gracia, soseras. El diccionario oficial acogió eltérmino en la segunda mitad del XIX con el valor de‘persona que presume de aguda y chistosa, no siéndolo’.Hoy se usa mayormente para calificar a quien carece degracia, con el agravante de que estropea cuanto toca, comoel gracioso o el metepatas de Olmedo, que pretendiendo seringenioso resultó ser un lerdo que «entró a dar lanzadas y

salió sin calzas y cojeando». Dice la copla:

Anduviste escogiendocomo peces en banasta,y al fin viniste a darcon un tío mala pata.

Tener narices. De quien es valiente, denodado ybizarro se dice que tiene muchas narices. Se predica desdeantiguo de la persona que no se arredra ante nada y hacevaler su derecho hasta el final, sin pusilanimidad ni cobardía;corajudo y bravo. Que posee arrestos o agallas; que tieneredaños y resuelve los problemas con determinación yfirmeza. Tiene narices el hombre bizarro y atrevido. No eseufemismo; no se trata de forma lingüística diseñada paraevitar decir otra cosa. Algunos ven el fundamento de la fraseen la consideración que la nariz tuvo antaño como rasgoexpresivo del carácter voluntarioso y firme, y síntomaexterno de pertenencia a estirpe noble. Juan de Mal Lara, ensu Philosophía vulgar (1568), escribe: «Hombre narigudo,pocas veces cornudo»; y Hernán Núñez, llamado elComendador, afirma en sus Refranes y proverbios (1555):«La nariz y la frente, hasta la muerte». En Castilla se dijohasta época reciente este otro dicho popular: «Hombrenarigudo, hombre sesudo», o lo que es lo mismo: «Tontosnarigudos, por milagro verás uno». Sin embargo, grandesnarices en la mujer nunca estuvieron bien vistas: «Mujermuy nariguda, poco pechuda». En general, ser poseedor denarices eminentes era signo externo de blasón, de solarnombrado y nobleza. El origen de esta creencia puedeestribar en el hecho de que los godos, fundadores de lamonarquía española a finales de la Antigüedad, eran denarices robustas y pronunciadas, rasgo que conservabansus descendientes, y al ser tenido ese pueblo por el másnoble, no era de recibo en un hidalgo ser de escasas narices.

Una copla popular registra así este uso:

Chato, no tienes naricesporque Dios no te las dio:a Roma se va a por todo,pero por narices, no.

En otro orden de cosas, la nariz ha sido tenida porindicio de bravura y determinación: de ahí la frase«hinchársele a uno las narices». Los fisonomistas de siglospasados, que adivinaban la condición de la persona por suapariencia externa, dieron importancia a la forma y tamaño dela nariz. Los pintores y artistas de otro tiempo expresaban lacólera de un personaje exagerando la abertura de las aletasnasales. Algunos equivocadamente piensan que essustitución eufemística de frases y sintagmas ordinarios,como «tener cojones, huevos, pelotas», pero no es así.

Cuando pitos, flautas; cuando flautas, pitos. Esexpresión alusiva al hecho de suceder las cosas al revés delo que se pensaba; también se dice cuando a unacontrariedad sigue otra, de modo que siempre hay algo quemolesta o desasosiega pareciendo a quien padece lacircunstancia que nunca se va a ver libre de problemas. Enotro orden de cosas, se saca a colación la frase cuandoalguien, para evitar un trabajo o escurrir el bulto, se inventaexcusas peregrinas e increíbles, haciéndolo con tantafrecuencia que trata de disculparse cuando no por una cosa,por otra. En alusión a la actitud discriminadora de la justicia,

escribe el poeta cordobés Luis de Góngora:

Porque en una aldeaun pobre mancebohurtó sólo un huevoal sol bambolea,y otro se paseacon cien mil delitos.Cuando pitos flautas,cuando flautas, pitos.

La suerte de la fea, la bonita la desea. En su comediahistórica Peribáñez y el Comendador de Ocaña Lope deVega pone en boca del protagonista estos versos dirigidos asu amada:

Reina, pues que tan dichosate hará el cielo, dulce esposa,que te diga quien te vea:la ventura de la feapasó a Casilda hermosa.

A lo que Casilda contesta al Comendador:Pues por eso yo he tenidola ventura de la fea.

Lope, acostumbrado a poner en escena creencias yexpresiones que habían hecho fortuna entre la gente delpueblo, emplea esta frase arrefranada muy conocida en el

siglo XVI, aunque dándole la vuelta, diciendo a una mujerque ha merecido la suerte de la fea siendo sin embargo bella.Gonzalo Correas, en su Vocabulario de refranes (1627),enuncia la frase de esta otra manera: «La ventura de las feas,ellas se la granjean», queriendo decir que las feas tienen másgracia y sacan mejor partido a sus prendas que lashermosas, porque la mujer bella está tan creída y pagada desí misma que no se esfuerza por gustar, ya que consideraque siendo guapa lo tiene todo ganado y no hacen nada poragradar, sino que espera que la agraden a ella, que ladiviertan y agasajen sin poner nada de su parte; por otrolado, la fea o menos agraciada gana en el corazón del hombrecon su sal y su saber seducirle, más que la guapa con susosería y orgullo. En amores y en el matrimonio la mujer feapone más de su parte, se acicala más, está alerta de maneraconstante para suplir con encantos de otra índole lo que lanaturaleza le ha negado, y como considera que no lo tienetodo ganado, se esfuerza, consiguiendo así la atención y elcariño de hombres que para sí quisieran las hermosas, con loque logran mejor partido y hacen mejor casamiento, amenudo, las feas que las bonitas.

Tornarse algo el sueño del perro. Es expresión parecidaa volverse todo agua de borrajas, o acabar una cosa demanera muy distinta a como se esperaba que lo hiciera.Damos a entender con esta expresión el hecho de haberseechado a perder el logro de algo que estaba al alcance de lamano, o de haberse malogrado el negocio que ya estaba

aprobado y ultimado. Parece que el origen de la frase tieneque ver con un cuento o fábula alusivo a cierto perro quesoñaba que comía un suculento tasajo de carne y en mediodel sueño daba dentelladas, acompañando esta experienciaonírica de lametazos indicativos de que se le hacía la bocaagua, pequeños aullidos de contento y meneo de rabo. Eldicho tiene soporte clásico, y se relaciona con la expresiónlatina Canis panes somnians, o historia de un perro quesoñaba con los panes. Y refiere la historia que estando eneste placentero sueño, y como no oyera la voz de su amoque le requería, se allegó el amo hasta él con un palo y lodespertó de su placentero sueño, de modo que de formabrusca se dio el animal de bruces con la realidad. Es dichoantiguo en castellano, recogido por Pedro Vallés en su Librode refranes (1549); más tarde, en 1611, Sebastián deCovarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana oespañola, comenta al respecto de la frase: «Dícese delmalograrse lo muy esperado cuando ya estaba unoconsentido, y del fantasear en el aire», es decir: de aquel quehace castillos en la arena o se las promete buenas, siendo derepente y con brusquedad traído a la realidad de susituación y circunstancia. Dice la copla:

Tienes mucha fantasía,y te tienes que quedarcomo el perro que soñabacon trozos de carne y pan.

No perder ripio. Es tanto como no perder ni dejar que

se malogre una ocasión que, por poco favorable queparezca, suponga beneficio. Se dice que no pierde ripioquien está atento a lo que se hace o dice sin que se le pasepor alto detalle alguno. No parece que tenga que ver con laversificación forzada de los romances de ciego, aunque yaen los siglos áureos «meter ripio» era tanto como introduciren algún escrito o trabajo de arte cosas o detallessuperfluos. En general, se llamó «ripio» al residuo que quedade alguna cosa, en particular de materiales de construccióncomo ladrillos y piedras de cantería, de donde la frase «darripio a la mano» vino a significar facilitar el peón las cosas aloficial y al maestro en la obra alargándole los materiales.Parece, así, expresión relacionada con el mundo de laalbañilería, en cuyo medio también denominan ripio alcascajo o fragmento de material de derribo con el que serellenaban los huecos, sentido que por uso figuradocomenzó a darse a las palabras inútiles que sólo sirven paraconseguir la rima, por forzada que ésta sea, ya en el sigloXVI. Benito Pérez Galdós emplea así la expresión enMisericordia (1897):

Para no perder ripio, insistió Juliana en larecomendación que ya había hecho a su suegra de unabuena criada para todo. Era su prima Hilaria, joven,fuerte, limpia y hacendosa… y de fiel no se dijera. Yavería pronto la diferencia entre la honradez de Hilariay las rapiñas de otras.

A tumba abierta. Es expresión referida a la forma deactuar propia de quien ya no tiene nada que perder, cuandola inminencia del peligro es tal que se impone hacer de lanecesidad virtud y obrar a la desesperada por no habertiempo para la reflexión ni para medir las consecuencias. Va atumba abierta quien de forma extrema se ve superado por lascircunstancias o forzado por la situación. La frase estableceun símil entre la gravedad del caso, y la alternativa queofrece el mantenerse impasible. Mi padre, que Dios tiene asu derecha mano, solía decir que en la vida conviene plantarcara al peligro a tumba abierta, porque o tizna uno a quien leagravia, o le tiznan. A tumba abierta se defiende el gatopanza arriba, dando de sí todo lo que es capaz a fin de evitarlo peor. Juan Marsé, en Últimas tardes con Teresa (1966),emplea así la expresión:

Bernardo Sans bajaba con su Ossa a tumba abierta,echándose casi a tierra en las curvas. Penetró en elparque aminorando la marcha, dejó el motor en ralentíy siguió un trecho ayudándose con los pies, entre losárboles. En la boca llevaba una manzanamordisqueada. Se tumbó junto a su amigo.

No hay quinto malo. Este dicho taurino alude al quintotoro de la corrida, y parece que comenzó a decirse cuandolas corridas eran de ocho toros, tras arrastrarse el cuarto, omediado el festejo, se hacía un descanso para merendar; ycomo se bebía más de la cuenta, se reanudaba el festejo con

la gente dispuesta a verlo todo con mejores ojos, razón porla cual el primer toro de la segunda parte de la corrida deocho, el quinto, siempre parecía bueno. En contra de estaexplicación hay una pega: el hecho de que las corridas deocho toros eran excepcionales, siendo las de seis lo habitualy corriente. Parece que la explicación fetén tiene que ver conel sorteo de los toros, más que con la lidia. A finales del XIXse impuso el sorteo de los astados: la impuso Mazzantini,harto de que a la figura del momento, Guerrita, le reservaranlos mejores del lote, ya que el ganadero sabía que Guerritasacaba mejor partido que nadie a los toros por ser, como era,un maestro con la capa y la muleta mientras que Mazzantinilo único que hacía mejor que nadie era entrar a matar alvolapié. Con anterioridad al sorteo, era el ganadero quienestablecía el orden de la lidia, reservando el mejor toro parael quinto lugar y dejar así mejor sabor de boca en elrespetable. No lo hacía con el último porque la costumbre eradejar el coso tras picarse el sexto o dársele los primerospases. En otro ámbito de significaciones, se dijo antañoreferido al hijo varón habido en quinto lugar que era el de lasuerte, el que traería mayores honores al clan. En pueblos dela provincia de Jaén, como Arjona, se cree que el cinqueñoconoce el porvenir, tiene gracia o facultad de adivino. Acasodeba verse en este hecho el que de los cinco planetasconocidos en la Antigüedad, el quinto estaba dedicado a ladivinidad más importante: Júpiter. Es voz latina, del ordinalquintus. Su uso en castellano es muy antiguo. En un fuerode 1076, se lee: «Quinta parte del botín, entregada al señor

de la hueste».

Quien se va con ambages, ¿con quién se va? Irse conambages es tanto como ir con rodeos para no tener queentrar en materia de forma decidida; se predica asimismo dequien emplea muchos circunloquios, se va por los cerros deÚbeda o por las ramas. Cosa distinta es «irse sin ambages»,expresión que en sentido contrario se refiere a la personaque va al grano o ataca las cosas de forma directa,enfrentándose a los hechos sin remilgos ni miedos, sincontemplaciones ni paños calientes. Es término empleado ensu forma latina original: ambages = sinuosidades, y empezóa utilizarse en castellano en el siglo XVI. Desde el principiola expresión describe la actitud de quien sin tapujos coge eltoro por los cuernos y actúa sin encomendarse a Dios ni aldiablo. A principios del XVII, Lope de Vega emplea así eltérmino: «Yo tengo lástima a los círculos y ambages con quese oscurecen por llamarse cultos». El madrileño NicolásFernández de Moratín escribe a mediados del XVIII:

Os ordena que si alguna pretensión tuvieres me ladigáis al instante sin andaros en ambages nitranquillas.

Tener o dar yuyu. Parece que guarda relación con laexclamación «¡huy, huy, huy!», interjección que denotatemor y que procede del latín hui: exclamación que expresadolor, voz frecuente en las obras dramáticas de Terencio yPlauto, y que empleaba Cicerón en sus cartas con valor

admirativo, o de sorpresa. Algunos consideran que es restodel imperativo de fugere = huir, a través del imperativo fugite= huid, dicho con valor semántico equivalente al de laexpresión religiosa vade retro, referido a Satanás, fórmulapresente en el rito del exorcismo para que el demonioabandone el cuerpo de la criatura poseída por él, y que encastellano se traduce por «huid, idos…», cuya forma reductaextrema sería «huy». Con el significado de ‘tener o darmiedo, de infundir terror o dar mal fario’, «yuyu» tiene quever con el rito mágico del vudú. En 1840 el dramaturgoromántico Juan Eugenio de Hartzenbusch emplea así lainterjección:

Tiesa que tiene la Visión impíados horitas con él se divertía,sus ojos clavándole saltones:¡Huy, huy, el Señor nos libre de visiones!

Vérsele a alguien la hilacha. «Hilacha» es formadespectiva de «hila» o hebras que se va sacando de lostrapos de lienzo y que juntas sirven para vendar heridas.Cervantes escribe:

Tuvieron los pasados caballeros por cosa acertadaque sus escuderos fuesen proveídos de dineros y deotras cosas necesarias, como eran hilas y ungüentospara curarse.

El poeta murciano de los siglos áureos, Jacinto Polo de

Medina, emplea así el término: «Yo con mis escritos y loscirujanos con las hilachas hemos encarecido los andrajos».En uso fraseológico, a la persona cuyas tretas conocemos, oaquella criatura a la que por ser previsible vemos venir delejos, decimos que ya le vimos la hilacha, que es tanto comodecir que adivinamos su intención, que le vimos la oreja ypor lo tanto sabemos a qué atenernos con respecto alpersonaje. Aunque no es exactamente lo mismo que vérselea alguien el plumero, tiene puntos de contacto con esaexpresión. Vérsele a uno la hilacha o las hilachas equivale aadivinarle la intención o saber de qué pie cojea. ¿Por qué lahilacha…? El término alude a la porción insignificante ymenuda de algo, pero porción suficiente para hacerse unaidea de cómo será el resto. «Por lo poco se hace uno idea delo mucho», decían los antiguos en alusión a que paramuestra puede bastar un botón. En otro orden de cosas, sedijo «hilacho» al defecto que suele tener el vidrio que no seha vitrificado bien, por lo que vérsele a uno el hilacho aludea esa otra circunstancia, a descubrirle el fallo.

Que si patatín, que si patatán. Es frase que sirve en losrelatos para omitir lo que otro dijo, sobre todo cuando eldiscurso, o fragmento de él, omitido, es insustancial o carecede interés o de gracia. Es tanto como monsergas. RicardoPalma, en sus Tradiciones peruanas (1883), incluye estosversos populares referidos a quien abandona las tradicionesfamiliares, o las creencias populares:

Patatín, patatín, patatín,

calabruz, calabruz, calabruz,no hay mal que no tenga fin,si reniego de la cruz.

Pérez Galdós emplea la expresión en Fortunata yJacinta (1885):

Ya… la historia de siempre. Si me la sé de memoria…Que quieren sólo a aquél y no pueden desterrarlo delpensamiento, y que patatín y que patatán…; ¡Ay, quémujeres! Saben que es preciso vencer las pasiones;pues no señor, siempre aferradas a la ilusioncita…Tijeretas han de ser…

En el siglo XVIII se decía «que si pacaquí, que sipacacá», «que si esto, que si lo otro», referido a la personaque busca coartada o trata de respaldar su tesis a ladesesperada, para lo cual recurre a cualquier añagaza oseñuelo con el que embaucar temporalmente al contrincante.En Colombia también se oye «Patatín, patatús», referido alque muere de manera repentina, expresión muy corriente enel siglo XIX en aquel país. En España ha sido expresiónfrecuente a partir de mediados del XIX. A principos del XXCarlos Arniches lo emplea en El amigo Melquíades (1914),donde dice Benita:

Dispénsame este ratito de hora y media, que es que meha cogido la señá Donisia, que habla más que un loroborracho, y conque si patatán, si patatán, no me

soltaba.

¿Por qué se dice? Parece que la forma «pataquín,patacán», referido a la pataca o aguaturma, criadilla de tierraparecida a la patata, se dijo antes, siendo luego transformadapor el habla popular en «patatín, patatán», por ser la patatatubérculo mucho más presente en la conciencia lingüísticadel pueblo.

El que nace barrigudo tontería que lo fajen. Es frase decarácter pesimista, alusiva a que la naturaleza marca eldestino, y referida a que hay cosas que no tienen solución niremedio, por lo que es aconsejable aceptarlas como son ocomo vienen. En tiempos cervantinos, el maestro Correasrecoge éste: «Nace toda criatura cada una con su ventura»,y un comentarista a este mismo refrán advierte: «Unosnacieron para moler, y otros para ser molidos». Cada cualnace con su fario, bueno o malo, es decir: unos con estrella yotros estrellados. Esta sabiduría popular, siempre máspropicia al realismo de los pesimistas que al idealismo de losoptimistas, es una constante en la historia de la literaturauniversal, un tópico que se repite desde la civilizaciónsumeria, que ya advertía de que la suerte de cada alma,escrita está en la palma. Imposible cosa es rebelarse contralo que está prefijado, decían los griegos cuandointerpretaban el fatum, el destino inexorable. Las coleccionesde refranes del siglo XVI ya advierten que «de buen grado ode mal grado, cada uno pasa su hado». Y es verdad tan hijade la experiencia como aquella otra que dice: «El que nace

lechón muere cochino».

Por hache o por be. Cuando no queremos darexplicaciones ni extendernos en detalles al respecto delmotivo o razón que nos mueve decimos: «Sea como fuere,por hache o por be; por hache o por erre; por hache o porce… por una cosa o por otra; por lo que fuere». Con estasexpresiones eludimos los detalles y vamos al grano. La frasetiene que ver con la dificultad ortográfica que el uso de esasletras entraña. Según cierta explicación infundada, la frasesurgió de una disputa entre dos borrachines que discutíancómo escribir la palabra «uva». Uno decía que con h; el otroaseguraba que se escribía sin h y con b. Sometieron ladisputa al criterio de un tercero, que dijo: «Por hache o porbe queda el vino por beber», y lo bebió de un trago. Es frasehermana de «llámese hache», expresiva del hecho de que losdetalles no importan, sino el grueso de una afirmación y susustancia. Julio Cejador, en Silbantes, escribe: «Díjose delno tener la letra h valor alguno en el sonido, y como éste seperdió en el siglo XVI, lo probable es que por entoncesnaciera el dicho». Natalio Rivas, en Anécdotas ynarraciones de antaño (1943), cuenta que siendo ministrode Gobernación Nicolás María Rivero en 1870, ungobernador levantino le envió el siguiente texto, alusivo a larepresión de una algarada: «Señor ministro, “hayer” quedódominada una situación que se presentaba difícil; si “oy” serepitiera, que no lo espero, el motín quedaría sofocado».Como el gobernador escribió «ayer» con h y «hoy» sin ella,

el ministro le remitió la nota siguiente: «Señor gobernador, lah es una letra muy moderna: no es de “ayer”, sino de“hoy”».

Cuatro eses del enamorado. En El curiosoimpertinente, novelita que Cervantes incluye en loscapítulos 33 y 34 de la primera parte del Quijote, se habla delas cuatro eses del enamorado en un pasaje en el que Camiladice a su doncella Leonela:

Asegúrate que Lotario te estima como tú le estimas aél, y vive con contento y satisfacción de que ya quecaíste en el lazo amoroso… no sólo tiene (él) lascuatro eses quec dicen que han de tener los buenosenamorados, sino todo un abc entero (…) agradecido,bueno, caballero, dadivoso, enamorado, firme,gallardo, honrado, ilustre, leal, mozo, noble, principaly rico.

Cervantes se hace eco de un soneto que Barahona deSoto incluye en su novela Las lágrimas de Angélica, dondese habla de cómo debe ser el enamorado:

De cuatro eses diccen que está armado:sabio, solo, solícito y secreto.Sabio en servir y nunca descuidado;solo en amar y a otra alma no sujeto;solícito en buscar sus desengaños;secreto en sus favores y en sus daños.

También Lope de Vega se hace eco del asunto en suentremés El triunfo de los coches. En los Siglos de Oro fueforma de expresar vagamente qué debe distinguir a losamantes.

Ojos que se quieren bien, desde lejos se saludan. Laexpresión pone de relieve un hecho que la experienciacorrobora: aquellos que se quieren no sólo no puedenocultarlo, sino que incluso de lejos manifiestan la simpatíaque se tienen y la atracción que el uno ejerce sobre el otro.También se dijo: «Ojos que se quieren bien, desde muy lejosse ven». Todo ello referido a que no resulta fácil ocultar lasemociones. Ya lo dice la copla:

Cuando pasas por mi veraapenas dices adiós;y cuando escuchas mi nombrese te cambia la color.

Tiene que ver el refrán con la frase «comerse a alguiencon los ojos», expresión alusiva a quien en la mirada muestrala pasión sentida, así como la codicia y amor que sus ojosreflejan en anticipación o en vísperas de su disfrute y gozo.A los tales decimos también que les bailan los ojos, o queson incapaces de ocultar o disimular su alegría o de reprimirsu gozo ante la cercanía de la persona amada, sentimientoque se les nota en los ojos. A los tales decimos que se lesvan los ojos tras la persona que desean. El dramaturgomejicano Juan Ruiz de Alarcón, del primer tercio del XVII,

emplea así la frase:

Jacinta es la del estriboen el coche de Lucrecia.Los ojos a don Garciase le van, por Dios, tras ella.

Echar una cana al aire. A quien desatiende susobligaciones y negocios y se permite distracción yesparcimiento reñidos con la edad, decimos que echa unacana al aire. La sevillana Fernán Caballero escribe amediados del XIX: «Porque es lo que digo, a todo el mundole está permitido echar de vez en cuando una cana al aire». Elsentido de la frase está en la costumbre ineficaz y vana dearrancarse el hombre las primeras canas que asoman en sucabello para esconder el hecho de que pasó la juventud ycon ella la licencia para ciertas cosas. Es sintagmarelacionado con «peinar canas», dicho en alusión a lapersona que quiere aparentar una edad que ya no tiene, yaque el peine no se presta al engaño y entre sus púas dejapasar las canas incipientes haciendo imposible la pretensiónde que no pasaron los años. Calderón de la Barca emplea asíla expresión en la segunda mitad del XVII:

Si inconveniente no hubieraen ver, y ser visto no,peino tantas canas yoque alegrarme no pudiera.

En relación con esta expresión está la frase «quitarle auno mil canas», que en el ámbito de la amistad y la familiaequivale a darle a uno tanto placer una persona o cosa quehace que rejuvenezca o se le quiten años de encima por lagrata impresión recibida, como si de golpe desaparecieran deuno las preocupaciones e incluso los años. En últimainstancia se trata del viejo verde o persona de edad queconserva inclinaciones galantes o apetitos carnales; criaturaque no se aviene a aceptar que los albores de la decrepitudalejan los racimos del placer. El autor de la Vida de Cristo,Cristóbal de Fonseca, escribe a finales del XVI ante lasganas de trote de un viejo:

¡Que haya llovido Dios sobre vos tanta gota, tantahijada, tanto corrimiento, tantos dolores, y quetodavía estéis verde…!

De ahí que la expresión «darse alguien un verde»equivalga a echar una cana al aire.

Y dale Perico al torno. Es tanto como decir «y dale quete pego», «y vuelta a empezar», «y otra vez con la mismacanción». El torno de que se habla es una máquina quemediante una rueda hace que una cosa dé vueltas sobre sípara llevar a cabo labores de hilado o para torcer seda ydevanar; también se utiliza en el alfar para elaborar cacharrosde barro. En sentido figurado se dice de quien de maneraautomática, o sin pensarlo, da vueltas a un mismo asunto demanera fastidiosa para quien ha de observarlo o sufrirlo. El

nombre Perico es forma hipocorística diminutiva de Pedro,nombre que en siglos pasados suponía la antonomasia delindividuo simple.

Salir en la colada. Salir algo en la colada es tanto comovenir a conocerse lo que permanecía oculto, pero sesospechaba que existía. Es tanto como ponerse en claro odescubrirse las malas acciones. También se dice en alusión atener que pagar de una vez todas las fechorías llevadas acabo en diferentes épocas la persona que en su debidomomento no quiso enmendarse ni corregirse. «Te saldrá undía en la colada», se decía a modo de profecía a quien se leechaba en cara una acción injusta o ruin. El porqué del dichotiene que ver con la lejía con que se sacan las manchas de laropa, blanqueándola y limpiándola en la colada, perodejando constancia de dónde estaba, por lo que mediante elrodal limpio se conoce dónde estuvo lo sucio. Colar es tantocomo poner la ropa en la canasta vertiendo sobre ella la lejíahirviente que se va infiltrando por entre las aberturas de losmimbres o por los agujeros del barreño; se llamó colada a lalejía que se hace para limpiar los paños de lienzo; se hacíahirviendo agua con cenizas. Cervantes emplea así laexpresión en la segunda parte del Quijote (1615):

No ha sido Dios servido de depararme otra maleta conotros cien escudos como la de marras, pero no te dépena, Teresa mía, que en salvo está el que repica, ytodo saldrá en la colada del gobierno; sino que me ha

dado gran pena que me dicen que si una vez le pruebo,que me tengo de comer las manos tras él, y si así fuese,no me costaría muy barato, aunque los estropeados ymancos ya se tienen su calonjía en la limosna quepiden: así que por una vía o por otra tú has de ser ricay de buena ventura. Dios te la dé, como puede, y a míme guarde para servirte. Deste castillo, a 20 de julio1614. Tu marido el gobernador Sancho Panza.

Ni calvo ni con dos pelucas. Es variante del dicho «nitanto ni tan calvo», referido a que toda exageración es mala:es expresión mediante la cual reprobamos la demasía oabominamos del exceso. En el siglo XVIII se decía: «Ni tantoni tan poco, caballero loco», queriéndose ponderar la justamedida en las cosas, o la bondad del término medio, dedonde dice el clásico: In medio stat virtus quando extremasunt vitiosa, que es tanto como afirmar que en medio está lavirtud. En esto, como en todo, lo mejor es atenerse aldiscretísimo consejo clásico Ne quid nimis, discretísimainscripción griega que en el templo de Delfos recordaba a losgriegos: nada en exceso, lema atribuido a Critias de Atenas,según unos, y a Solón según otros, aconsejándose lamoderación en todo, que en nuestro lenguaje familiarequivale a la expresión que comentamos: ni calvo, ni con dospelucas, sin pasarse. El Arcipreste de Hita, Juan Ruiz, en suLibro de buen amor, de hacia el primer tercio del XIV, yaadvertía que tan malo es pasarse como no llegar:

Cata mujer fermosa, donosa e loçana,

que non sea mucho luenga, otrosí nin enana.

Acabemos con la copla que dice, referido a la mujerideal:

Sea chiquita y bonita,antes que alta sea baja,que echa el trigo buena espiga,aunque tenga poca paja.

Francisco Rodríguez Marín, en Coser y cantar (1933),emplea así el dicho: «Pero en esto, como en todo, es lo mejoratenerse al discretísimo ne quid nimis de los antiguos, o sea,dicho en nuestro romance familiar, ni calvo, ni con dospelucas».

Esperando marido caballero, me llegan ya las tetas albraguero. Se dijo antaño a la mujer moza que esperando a supríncipe azul encuentra peros a cuantos la pretenden, y queen la esperanza de dar con algo mejor se le pasa el arroz, ypierde la oportunidad de casarse razonablemente bien, conlo que se le echa el tiempo encima y pierde la lozanía yatractivo de la juventud. En última instancia la expresiónsatiriza a la mujer que por el afán o prurito de hacer una bodasonada deja pasar las oportunidades y queda a la postrepara vestir santos. La frase describe gráficamente lo que alas tales suele acontecer, y es que con los años pierden elpoderoso encanto de la juventud, y si antes estaban en edadde merecer, ahora están en edad de no merecer nada.

Ser de reata. Serlo es tanto como mostrar servilismopropio de lacayos. Se dice de quien sigue ciegamente a otrosin capacidad de crítica, mostrándose en todo conforme conla voluntad de su jefe. Individuo carente de personalidad einiciativa, que hace lo que le mandan sin rechistar, sea lo quefuere, como si de un zombi o un hipnotizado se tratara. JoséZorrilla emplea así el término en la segunda mitad del XIX:

Vosotros, canalla vil,turba cobarde e ingrata,que conspiráis de reataen muchedumbre servil…

Es decir: se refiere a quien por sí solo es incapaz dehacer nada, y necesita esconderse en la turba, en el rebaño,para atreverse a hacer algo. Se dijo teniendo en cuenta laacepción principal del vocablo «reata»: cuerda que une a lascaballerías para que vayan en hilera una mula detrás de otra.Es voz latina: de aptare = sujetar, atar + la partícula re-, querefuerza y potencia la capacidad semántica del término. Conel significado que aquí interesa es de uso no anterior al sigloXVII.

Nadie conoce la olla como el cucharón. Es tanto comodecir que aquellos que tienen las mismas inclinaciones o sonde una misma profesión suelen entenderse fácilmente. Estanto como decir que allá va la soga donde va el caldero, porser tal para cual y estar en muchas cosas a partir un piñón.En cierto sentido tiene afinidad semántica con la expresión

que dice: «No hay gran hombre para su ayuda de cámara»,en alusión a que quien nos conoce bien conoce nuestrasflaquezas y está al cabo la calle en lo que a nosotros toca.Decir que «nadie conoce la olla como el cucharón» alude auna verdad comprobable: aquellos que se necesitanmutuamente, o andan siempre necesariamente juntos, llegana un grado tal de intimidad que se entienden divinamente,sobre todo debido a la estrecha asociación que se da entreellos debido a que se necesitan o complementan. RicardoPalma, en Tradiciones peruanas (1875), emplea así laexpresión:

Como el de Cristo, tuvo también su Judas esteapostolado; que no hay mejor remiendo que el delmismo paño y nadie conoce a la olla como elcucharón, salvo que aquí la traición no se pagara contreinta dineros roñosos, sino con un bocado muysuculento. Gracias a este recurso, todos los de labanda fueron atados al rollo, y tras de públicaazotaina, suspendidos en la horca.

Quedarse a la luna de Valencia. Es frase alusiva a lasoledad y desamparo en que queda quien ve frustrados susplanes e incumplidas las promesas que le habían sidohechas. A quien queda abandonado, frustrado o con dospalmos de narices decimos que quedó a la luna de Valencia,es decir: con la moral por los suelos y viendo cómodesaparecen sus planes y se desvanecen las esperanzas de

obtener lo que deseaba. Cree Joaquín Bastús, en la serieprimera de La sabiduría de las naciones o Evangeliosabreviados (1863-1867), que se diría luna de Valencia enalusión a que dormía allí quien por alguna razón seencontraba con las puertas de la ciudad cerrada por haberllegado a deshora. No parece ajustado al uso la definiciónque el Diccionario de Autoridades da a la frase en el sigloXVIII: «Dejar a la luna es lo mismo que dejar en blanco», yaque no se queda en blanco quien queda a la luna deValencia, sino abatido por la contrariedad. El dramaturgomadrileño del XVII Agustín Moreto emplea así la frase:

Está tu ama, Leonor,con grande pesarporque la quiere casarsu padre, con don Diego,y que mi amoquedará, sobre conciencia,a la luna de Valencia…

No obstante lo dicho, la frase, sin el predicado alusivo ala capital del Turia, era conocida en los siglos áureos, y sehace eco de ella Mateo Alemán en el libro segundo de sunovela picaresca Guzmán de Alfarache (1599). Pocodespués recoge la frase «quedarse a la luna» Francisco deQuevedo en Capitulaciones de la vida de la corte enalusión al ratero que deja «a la luna» a la persona cuyobolsón o gato ha arrebatado, de todo lo cual se deduce que

«dejar a la luna» era dejar a otro robado, en situación dedesamparo, por lo que de sucederle tal desgracia de camino,se veía obligado a dormir a la intemperie, y en el caso deValencia: a la luna o al raso, o acaso en la playa, o en losbancos de piedra de la puerta de entrada, en forma desemicírculo, donde se echaban quienes arribaban a la ciudaduna vez cerradas sus puertas de acceso. Dice la copla:

Me fui a la luz de la lunaa hablar contigo a la reja;no saliste y me dejastea la luna de Valencia.

Sentido de la expresión «Milagro, milagro: la gallinanegra puso huevos blancos». Es expresión alusiva a laexcesiva inclinación de algunas personas a achacarlo todo aintervención divina o a suceso extraordinario, cuando elsentido común y la lógica se bastan a explicarlo. Es comoaquel que aseguró muy seriamente: «Milagro es patente queuna vieja, sin caer al río, pasó por la puente». Como elmilagro de Mahoma, que se acostó al sol y despertó a lasombra, con que se satiriza todo aquello a lo que se le dagran importancia cuando realmente es la cosa más naturaldel mundo. Se predica de la gente mitómana, deseosa deportentos y sucesos extraordinarios sin caer en la cuenta deque caen en un sinsentido o en algo de lo que no se sigue loque ellos piensan, como aquel que dijo:

Ha llovido en Calamocha

y también en Almería.En Madrid era de nochey sin embargo llovía.

¿Qué tendrán que ver los cojones para comer trigo?…Como diría el castizo.

Bajo cuerda. También se dice «por debajo de lacuerda», modismo adverbial referido a la forma o manera dehacer algo con secretismo, de manera oculta oencubiertamente a fin de no ser descubierto quien lleva acabo la acción dolorosa. «Bajo cuerda» es tanto como conmalicia o artimañas. Hace algo bajo cuerda quien tira lapiedra y esconde la mano; también quien echa a rodar bulos,calumnias o infamias no dando nunca la cara, escudándoseen otros. Parece que la expresión remite a cierto juegopopular en tiempos de Cervantes, y del que se hace ecoFrancisco de Quevedo, entretenimiento parecido al tenis enel que un par de jugadores pasaban una pelota por encimade la cuerda extendida a ese fin, de modo que cuando algunode los jugadores se despistaba, el contrincante aprovechabala ocasión para hacer trampa pasando la pelota bajo cuerda.En su Vocabulario de refranes (1627) Gonzalo Correasregistra así el término:

Hay juego de pelota en corredor, o sala, y se pone unacuerda por falta, y echar la pelota por debajo sonperdidas; y ansí se dice de otras cosas echar falta pordebajo de la cuerda cuando obras y razones son

perdidas.

En el primer tercio del XIX, Mariano José de Larra da almodismo valor semántico equivalente a ‘reservadamente,por medios ocultos’:

(El señor director de correos) no sólo ha de dirigir suscartas a cada uno, sino que ha de entender alministerio; a no ser que sus excelencias se entiendanpor bajo cuerda de otra manera más explícita.

Ser la alegría de la huerta. El 20 de enero de 1900, en elmadrileño teatro Eslava de la calle Arenal, Federico Chueca,con libreto de Enrique García Álvarez y Antonio Paso,estrenó la zarzuela La alegría de la huerta, historia de amorque se desarrolla en la huerta murciana. Sus protagonistasson dos jóvenes muy tímidos, Carola y Alegrías, que aunqueestán enamorados no se atreven a decírselo el uno a la otra,por lo que Carola acepta a Juan Francisco, un joven labradordel lugar, porque cree que Alegrías no la quiere. Decimosque es la alegría de la huerta la persona que siempre semuestra optimista y alegre y cuyo humor no experimentacambios drásticos. En 1940 se retomó el asunto para quesirviera de argumento a la película del mismo nombre dirigidapor Ramón Quadreny y protagonizada por Flora Santa Cruzy Salvador Castillo.

¿Cómo quieres que yo vayaal huerto de la alegría

si se marchitan las floresen viendo esta pena mía?

Con antífrasis o retintín se dice que es la alegría de lahuerta la persona aburrida y sosota, la criatura triste cuyasola presencia ensombrece el ambiente y lo torna apagado.«Fulanito no es la alegría de la huerta», decimos a quiencarece de gracia, o sólo tiene iniciativas aburridas. Tambiéndecimos que es la alegría de la huerta la persona viva,optimista, que rebosa alegría.

Cómo echamos a quien echamos con cajasdestempladas. Se predica o dice de la persona que esexpulsada de un lugar con gran aspereza y enojo o con muymalos modos y de la peor manera, sin contemplación algunani respeto hacia ella. El Diccionario de Autoridades (1726)dice al respecto de esta frase, en la primera mitad del sigloXVIII:

En la milicia es echar de alguna compañía oregimiento al soldado que ha cometido un delito ruine infame por el cual no se le quiere tener dentro de lastropas, para cuyo efecto se destemplan las cajas ytocándolas se le sale acompañado hasta echarle dellugar.

Es decir: se expulsa a alguien con deshonor de unasociedad o compañía por avergonzarse los demás de supresencia. Hay que recordar que también al son de cajas o

tambores destemplados se llevaba antaño al patíbulo a losreos de pena capital. Francisco Rodríguez Marín recoge elsiguiente texto ilustrativo de la frase a finales del siglo XVI,en un libro de Sucesos de Sevilla de 1592 a 1604:

En jueves nueve de octubre de 1597 lo sacaron a piecon un rótulo en las espaldas que decía: «Por elbando» (es decir, por bandido), y con dos tamboresdestemplados y una escuadra de soldados, y loahorcaron.

Dice el cantar:

A cajas destempladasme echan del Reinoporque dejé de amarte,querido dueño.

Ser la quintaesencia. Serlo es tanto como ser la sumade la perfección; se dice de la persona o cosa que reúne enmayor grado atributos y virtudes, o de lo que es perfecto ymuy logrado; también se alude con este sintagma a lo másrefinado, puro, acendrado y conseguido. Referido a personase predica de la más granada y cabal; la flor y nata, la cremade la sociedad. Se tiene in mente el término «esencia» =perfume raro y carísimo, como la famosa «quintaesencia dela señorita Grimaldi» del siglo XIX llamada «oro bebible»,que no era sino extracto de romero y espíritu de vino. Eldramaturgo madrileño del XVII Agustín Moreto emplea así el

concepto:

Ella te quiere, Señor,y dice que te aborrece,mas la ira que parecees quintaesencia de amor.

Pío Baroja emplea así el término en su Canción de losartríticos, aunque no sin cierta antífrasis o retintín:

Somos la flor y natade los artríticos,somos la quintaesenciade los nefríticos;tenemos casi siemprehipertensióny una vaga hipertrofiadel corazón.

En el cuplé Viva Madrid (1909) José Huete pone enboca de Pastora Imperio, que lo estrenó:

Yo soy la flor y natade los Madriles;yo soy la quintaesenciade lo juncal.Desde Cuatro Caminosa Ministrilesderrocho por las calles

mi gracia y sal.

Es término del ámbito de la alquimia, y equivalía a unprincipio fundamental en la composición de la materia sobreel que era posible incidir para lograr la transmaterializaciónde un mineral o su conversión en otro. La palabra procedede la creencia clásica en una quinta esencia superior a loscuatro elementos tradicionales: tierra, fuego, aire, agua; estaquinta esencia sería el éter sutil, materia prima de la queestarían hechos los cuerpos celestes. La alquimia medievalquiso convertir algunas materias groseras en estaquintaesencia tan anhelada, donde estaban encerrados losgrandes secretos de los mundos mineral y vegetal. Hacia elaño 1100 hubo gran revuelo entre los alquimistas quecreyeron haber dado con esta sustancia esencial trasconseguir destilar un líquido que ardía, frío al tacto, pero quecalentaba la garganta y tenía la virtud de ser un buenconservante. No tardaron en apercibirse de que loconseguido después de tantas vueltas y revueltas era elalcohol.

Ser de muchos quilates. Se predica de la persona degran valía y mérito, o que ha probado su nobleza y linaje;por extensión: persona que goza de reputación y bienganada fama. Cosme Gómez de Tejada, poeta y escritorreligioso de mediados del XVII, da al término el siguientesentido:

Convertir este siglo de hierro mohoso y oriniento en

otro Siglo de Oro de veinte y cuatro quilates.

El predicador de Felipe III fray Hortensio Paravicinoemplea así el verbo en el primer tercio del XVII:

El consejo ejecutad,aunque por gracia se os dé,y de mi hermano en la féquilataréis su verdad.

Antonio Alcalá Venceslada registra el uso de estesintagma en su Vocabulario andaluz diciendo que ser demuchos quilates es tanto como ser trigo limpio o persona demucho fiar: «Va a casar muy bien, porque la muchacha es deveinticuatro quilates». Sebastián de Covarrubias documentaen su Tesoro de la lengua (1611) el uso figurado del términoa finales del XVI:

Para encarecer la bondad y perfeción de una cosadezimos ser de venticinco quilates.

Como sabe el lector, el quilate es unidad de peso paraperlas y piedras preciosas equivalente a doscientos cincomiligramos; también se llama quilate a cada una de lasveinticuatroavas partes en peso de oro puro que contienecualquier aleación de este metal. En sentido figurado de esaacepción principal significa ‘grado de perfección encualquier cosa inmaterial’, empleo metafórico mediante elcual se predica de personas de valía y mérito. Es voz árabe:

de quirat, aunque tomada del griego keration = vaina dealgarrobo (peso de cuatro gramos). Se utiliza el vocablo en laPrimera Crónica General (1290): «Alquilate».

Ser una rémora. Lo es quien por su pesadez, necedad ovagancia se convierte en obstáculo o estorbo, encontratiempo, lastre, peso muerto o impedimento grande. Sealude con este término al parásito o lapa que embarga elánimo o suspende. Persona o cosa que impide que otroavance, suba o prospere; bulto sospechoso. Es uso figuradode una antigua creencia que asegura tener este pez en sucabeza un disco oval que adherido al casco de una naopuede retardar e incluso detener su avance. En laAntigüedad ya era conocido este pez, y se decía que lo eratambién la persona cargante que no aporta ni contribuye. Elnaturalista latino del siglo I, Plinio, escribe:

Hay un pescado llamado rémora muy acostumbrado aandar entre piedras, el cual pegándose a las carenashace que las naos se muevan más tardas… Pero estosmales los modera con un bien: restaña los flujos de laspreñadas y retiene en el vientre la criatura hasta elparto.

En los Siglos de Oro, el dramaturgo madrileño Tirso deMolina recoge así la creencia:

Si en eso das voy a vercómo podré detener

nuestra urca, pues que el oroes rémora; allá te espero.

Quiere decir que el oro es rémora moral que dificulta alhombre cumplir sus obligaciones. El teatro del siglo XVIIutiliza el vocablo en relación con criados, escuderos,sirvientes a los que llama «remoras de sus señores». Elescritor murciano Diego de Saavedra Fajardo dice a modo desentencia: «El curso de una nave detiene una pequeñarémora». Pero no era tan pequeña: podía medir hasta pie ymedio de longitud. Entre las utilidades peregrinasencontradas a este pez figuró antaño la de «filtro obebedizo» que junto con ingredientes como los huesos derana y ciertas yerbas se utilizaba «para hazer a otro amar confirmeza», razón por la cual las cortesanas de Roma lo daban asus galanes para hacerlos dadivosos. La receta era: «Yerballamada hiploglossum o bonifacia, huesecillos de renacuajoy rémora seca en polvillo, todo ello diluido en vino fuerte».En el XVIII, Jerónimo Feijoo negó la existencia de talespoderes por parte de la rémora, atribuyéndolo todo aleyenda, pero algo hay de cierto. Este pez vive adheridomediante unas ventosas al vientre de otros mayores o alcaparazón de la tortuga, cualidad que aprovechan lospescadores de éstas, que sujetan una rémora a la cuerda y lalanzan al agua como cebo vivo con que capturar a la presa,según cuenta el cronista de Indias Gonzalo Fernández deOviedo en su Historia natural (1535), que describe este tipode pesca por parte de los indios. El término sigue en vigor,

calificando tanto a personas como a situaciones y cosas.

Andarse con el bolo colgando. A quien anda ocioso,haragán e indolente, o ajeno a sus obligaciones inmediatas,desatiende asuntos de importancia o lo hace torpemente,decimos que anda con el bolo colgando. Se dice también dequien tiene a su mujer desatendida en el plano amoroso, porlo que a los tales no sorprende que los cornifiquen, puesmientras se anda con el bolo colgando sin preocuparse delas necesidades de su mujer otros más avisados aprovechan.Es uso figurado de «bolo» en la acepción de ‘palo labradoen forma cónica con una base para que se tenga en el suelo’;por sexualización del sentido se alude con esa voz almiembro viril. Suele emplear el término con la gracia que lecaracteriza el actor Juanito Navarro. Una estrofa, variante deun Cancionero de amor y de risa anónimo del siglo XVII,emplea así el término:

Preocupada está Maricapues con el bolo colgandoha estado el marido andandosin atenderle la finca.

Como acepción muy secundaria del término «bolo» laAcademia da desde antiguo el de ‘cuchillo grande o macheteque usan los filipinos como arma y para cortar ramas’. Hayque suponer que lo llevarían enfundado en su tahalí, dondecolgaría. Ese uso y término no justifica el que diera origen ala frase «andarse con el bolo colgando», en parte porque tal

actitud y conducta no es antonomástica de ociosidad, sinode lo contrario. En tiempos cervantinos ya había más de unadocena de acepciones del término, entre ellas la frase «tenerbien puestos los bolos», donde este elemento, aunque muyrelacionado con el bolo del que hablábamos, essexualización del sentido que toma como base otra piezaanatómica distinta, aunque vecina. En el XVIII se decía«tocarse los bolos», en alusión a andarse sin hacer cosaalguna, haraganeando. También existió la frase «poner pordelante los bolos» con el significado de ‘tomar unaresolución drástica o echar el carro por el pedregal’. Hay quedecir que el término es de etimología griega: de bolos = trozode tierra o terrón grueso y duro, de donde por extensión sedijo del trozo de madera en forma cónica.

Ser el coño de la Bernarda. Ser, parecer o tomar a unopor el coño de la Bernarda es tanto como tomarle por el pitodel sereno, no considerarlo serio ni respetable. Se dicetambién de la persona tenida en poca estima social, o delindividuo que por parecernos despreciable tratamos condesprecio y guasa. También se aplica a la situación dedesbarajuste y desorden en la que abunda el pitorreo ydesmadre. En los casos dichos nos acordamos de esta zonaanatómica femenina acaso en alusión a los genitales muyfrecuentados y utilizados por todos de alguna ramerapopular, aunque no hay constancia documental de talcriatura, pero sí de un hecho: en cierto dialecto veneciano sellama «bernarda» a esa pieza de la anatomía de la mujer. De

ahí que se trate de sintagma tautológico, es decir: de unaredundancia.

Darse el pico. De la pareja que se besuquea en públicode forma manifiesta y clara decimos que se da el pico, y ensentido figurado se predica de quienes mantienen relacionesafectuosas excesivas o acaso improcedentes. En otro ordende cosas decimos que se da el pico quien hablainconveniencias con otro. En sentido figurado se llamó así ala boca, según recoge el diccionario oficial en la primeramitad del siglo XVIII. «Pico» es término de procedencia celtaarribado al castellano a través de la forma latinizada beccus.Documenta el uso esta canción popular del siglo XIX:

Cuatro reales y un picodebes pagarme hace tiempo;dame el piquito, alma mía,que a mí no me importa el resto.

Dar el coñazo. Decimos que lo da la personaextremadamente pesada y latosa cuya persistencia en ellogro de lo que desea la hace insufrible para quien ha deaguantarla. Se predica asimismo del importuno y pejigueraque no deja a su presa hasta haber conseguido de ella lo quese propone. El término «coñazo» pudo haberse formado apartir del sentido figurado de «enconar» = irritar, cargar,exasperar, cuya acción y efecto sería el «enconamiento oencono», del latín conatus = empeño, persistencia en ellogro de algo, voz de la que es posible derivar el adjetivo

connaceus, dicho de quien es particularmente pesado oimportuno, de donde derivaría directamente este falsoaumentativo. Piensan otros que derivaría de «coñear» o«coñearse» = embromar, burlarse, guasearse, cuyo efecto yacción sería «coña» en el sentido de broma pesada o latazo.No faltan teorías para explicar el curioso vocablo. No hayque ver como etimología del término la parte anatómicafemenina a que parece aludirse, procedente de cunnus >conno + sufijo aumentativo. Gonzalo de Berceo emplea eltérmino en sus Himnos, a principios del XIII. También elanónimo medieval Libro de Apolonio:

Senyor, la tu vertud me deve ampararque nom puedan el alma garçones enconar.

Todavía en Cantabria un «prao enconao» es un pradolleno de malas hierbas.

Dar el queo. Da el queo quien trata de avisar a otroacerca de una circunstancia que se estima adversa; da elqueo quien da el chivatazo o delata la presencia de unpeligro o de un enemigo poniendo a otros al corriente de loque se avecina. Es expresión de procedencia gitana, en cuyalengua equivale a «casa», y se utiliza generalmente paraadvertir de la proximidad de los guardias y de laconveniencia de retirarse o de dejar cuanto antes el lugar.Lauro Olmo emplea así en La camisa (1962) la expresión:

Chaval, sirve lo que te pidan. Lo primero, a cuenta de

la casa. (Por el fondo de la calle asoman la cabezaAgustinillo y Nacho. Este le dice al otro.) Nacho:Hala, vete y da el queo. Agustinillo: ¿Por qué no vastú?

Lo que la loba face, al lobo aplace. Es refrán antiguo,recogido ya por el marqués de Santillana en Refranes quedicen las viejas tras el fuego, de la segunda mitad del sigloXV, y enseña que a quien ama, cualquier cosa que lapersona amada haga le parece bien, disculpándoselefácilmente faltas y errores por grandes que pudieran ser. Estanto como decir: «Allá los ojos se van, donde los amoresestán», por lo que también se dijo: «Quien feo ama, hermosole parece», y los antiguos aseguraban: «Quien ama a la rana,tiénela por diosa Diana». El amor todo lo pinta y para él,todo es de color rosa. Vemos la mota en el ojo de quien noses indiferente, y no vemos la viga en el ojo de aquellapersona que amamos. Para el amor todo es disculpa yentendimiento, todo es excusable, para todo hay segundasinterpretaciones y lecturas. La patada del hijo pequeño esuna caricia para la madre. El amor hace ligera la carga.Llevaba una niña a su hermanito a hombros, y como la niñafuera delgadita y el hermano muy gordo, le preguntaron:«Niña, ¿no es muy pesada la carga?», a lo que respondiócon una sonrisa: «No pesa nada, es mi hermano…». Unacoplilla gallega del siglo XX expresa así la naturaleza de loque decimos:

En tanto que el amor duratoda locura es fineza;luego que el olvido empiezatoda fineza es locura.

Amigo del asa. Llamar a alguien así es tanto comotildarlo de egoísta, amigo de conveniencia; también se diceamigo de taza de vino y amigo de pelillo, entendiéndose quemientras haya qué llevar o de qué tirar o qué asir se caminajunto a la persona a la que se finge aprecio. Se aplica al quese ofrece y vende por amigo incondicional siéndolo sólo desu provecho. También se llama a estos desgraciados amigosdel buen viento, referido a que se orientan de manerainstintiva hacia el sitio desde el que mejor sopla, en lugarresguardado, siempre del lado donde el sol más calienta. Sepredica de la persona aprovechona e hipócrita capaz demostrar amistad a otro hasta que su suerte decae y loabandona, en cuyo caso, no habiendo ya qué chupar, levuelve la espalda. El amigo del asa —del verbo «asir», en suacepción de ‘tomar, recibir, coger’— se identifica tambiéncon el adulador y pelota presto siempre a subirse al carro deltriunfador, siempre cerca de donde mejor sopla el viento. Enalusión a esta caterva de indeseables se dijo:

Amigo, amigo, amigo…tú ándate con tiento,que amigo del buen vientose muda con el tiempo.

Estar colgado. Se dice que lo está quien no es dueño desu destino o carece de autonomía para desenvolverse conlibertad y hacer lo que quisiera. Es expresión alusiva a lasituación de las personas que se ven atrapadas por lapobreza, pero también por el alcohol o por la droga,situación que limita e incluso impide su capacidad de actuaro de pensar, ya que está su ánimo y su voluntadsuspendidos, colgados, dependientes de circunstancias opersonas. En otro orden de cosas, «colgado» es tanto comoabandonado a su suerte, dejado en situación tan delicada ocomprometida que no puede salir de ella sin ayuda. Almargen de lo que decimos, mi abuela Isabel sabía esta copla:

Porque pido pendientesdice mi abuela:¡Por Dios, qué amiga eres, niña,de lo que cuelga…!

Ser o estar de molde. Llamamos molde a aquello quesirve de modelo o dechado. En sentido figurado se dice de lapersona que por haber llegado a la perfección puede servirde canon de belleza o de conducta a otros. En el capítuloprimero de la segunda parte del Quijote escribe Cervantes:

Suplico a vuesas mercedes que se me dé licencia paracontar un cuento breve que sucedió en Sevilla, que porvenir aquí de molde me da la gana contarlo.

Sebastián de Covarrubias dice en su Tesoro de la

lengua (1611) que «estar de molde es estar bien». Es voz queentra a formar parte en piropos castizos y frases retrecheras,como la que todavía se escucha en medios populares:«Cuando te hicieron, rompieron el molde», indicándose queno hay dos, que no existe persona semejante en perfección ybelleza. Cervantes emplea así el término:

Y por imitar en todo cuanto a él le parecía posible lospasos que había leído en sus libros, le pareció venirallí de molde uno que pensaba hacer…

Mediado el siglo XIX, el riojano Manuel Bretón empleaasí el sintagma:

Mujeres hay más de docea las cuales un maridocomo usted, vendrá de molde.

Es voz de uso en castellano no muy anterior al 1400, enque aparece en documentos toledanos. Del latín modulus,diminutivo de modus = forma, manera. Amén de lo dicho,debe tenerse en cuenta que ya en los Siglos de Oro sehacían en molde los caramelos y el turrón, así como elmazapán y otras golosinas. También se hizo en moldes apartir del XVIII el chocolate, los panes de higo y muchosprimores culinarios, por lo que ser de molde algo o alguienera tanto como participar de la naturaleza positiva de cuantose elaboraba recurriendo a ese proceso delicado.

Sin los que mamó y anduvo a gatas. Cuando unapersona confiesa tener una determinada edad pero quien looye considera que se quita años, dice que a la edadexpresada hay que añadir los años en los que la persona encuestión mamó y anduvo a gatas, es decir, al menos dosaños más. Si aun eso parece poco, y quien juzga la edad dela persona en cuestión considera que todavía tiene másaños, añade: «Sin los que mamó, lloró, meó y anduvo agatas». Y por si eso fuera poco a la vista de la edad querepresenta la persona de quien se dice, todavía se añadeesta coletilla: «Sin los que mamó, lloró, meó, anduvo a gatasy fue a la escuela». Ya era dicho popular en el siglo XVIII. Lafrase se deja caer a modo de coletilla crítica, sobre todocuando se trata de la edad de las mujeres.

Ser más bueno que el pan. Tanto en el mundo clásicocomo en el mundo cristiano el pan es una especie decorolario o resumen de todo lo bueno, y por ello término decomparación positivo. El refranero predica sus excelencias:«Ni mesa sin pan, ni mocita sin galán», referido a que esalimento principal y necesario; también se dijo: «Ni mesa sinpan, ni tropa sin capitán». Referido a la importancia de estealimento, y a lo importante que es mantenerlo en un precioaccesible a todos, se decía a modo de consigna políticapopular: «Pan barato, y reine Poncio Pilato», es decir, quesiendo el sustento accesible a todos no importa quiéngobierne. Antaño se conocía a los pueblos por el pan quehorneaban. Así se dijo: «Pan y agua, de Salamanca». En

Sevilla se decía: «Pan de Gandul y roscas de Utrera, losmejores de la tierra entera». En Guadalajara se decía: «Pan deMarchamalo y vino de Yunquera, siempre lo quisiera». EnMadrid:

Pan de Paracuellos ¡quién lo tuviera!Démelo Dios hasta el día que me muera.

En Toledo dicen: «Pan, vino y mujer de mi pueblo hande ser». En Las Palmas de Gran Canaria: «Más bueno que elpan de Agüimes», referido a aquello que es especialmentelogrado o se ha convertido en antonomasia positivo de lo desu género. También la frase «Ser más bueno que el pan deArafo», en alusión al pan que hacen en esa villa tinerfeña.«Ser o estar más bueno que rosquete lagunero»: en LaLaguna y Santa Cruz de Tenerife dicho a la persona de granatractivo. Pero no todo pan es bueno. También se dijo enAlmería, con retintín o antífrasis: «Más bueno que el pan delos Vázquez»: alusivo al lugar almeriense de Los Vázquez; lasegunda parte de la antaño popular frase asegura: «Quien locomía reventaba». No es necesario explicar más.

La ocasión la pintan calva. Es expresión con quereflejamos la fugacidad de la suerte, la rapidez con que pasaa nuestro lado la diosa fortuna, y cómo convieneaprovecharla, ya que una vez ha pasado no retorna nivuelve. La expresión alude a una diosa romana descritacomo joven hermosa desnuda y de puntillas sobre la ruedade la Fortuna y con alas en los pies, indicando que conviene

asir con rapidez y aprovechar en cuanto se presentan lasocasiones. Esta divinidad poseía abundante pelo sobre lafrente y era calva en la mitad posterior de la cabeza,indicándose que una vez pasada la diosa Ocasión, ya no eraposible asirla por los pelos, de donde la frase «coger lasuerte por los pelos», o «coger algo por los pelos», es decir,en el último momento. Es frase de origen latino; a estadivinidad se refiere Fedro en su fábula octava tituladaOccasio depicta, alusiva a lo breve y efímero de la suerte,que sólo pasa una vez, y ésta muy rauda. El escritor sorianoAntonio de Fuenmayor emplea la expresión en su Vida yhechos de San Pío V (1595): «Asirán por la melena laocasión». Tirso de Molina escribe:

Coge, pues eres discreta,la ocasión por los cabellos…

También el poeta lucenés Luis Barahona de Soto,alabado por Cervantes y utilizado por Lope de Vega para unade sus comedias, escribe acerca de la frase que comentamos:

Calva y en los pies aladavi la ventura pintada,la cual muestra que en volandojamás puede ser cazada.Perdido el cabello al tientono hay quien más asirla pueda:que ella se va por el vientoy entre las manos nos queda.

Ir de tiros largos. A quien viste sus mejores galas o sepresenta con mucha pulcritud y lujo para una fiesta uocasión especialísima decimos que va de tiros largos. Lostiros a que se alude son las correas o tirantes que asidos a laguarnición de las caballerías sirven para tirar de ellas. Comolas carrozas de la gente principal llevaban delante del troncode caballos un par de animales distanciados del resto, eranecesario sujetarlos al carruaje mediante unos tiros o correasmás largos que los demás. De aquel uso se dijo ir de tiroslargos en alusión a ir montado en carruaje de postín,ricamente engalanado y dispuesto. De ahí que se dijera en elXIX: «Fulanito iba ayer al teatro, o al palacio de losmarqueses de x de tiros largos», en alusión al carruaje en elque se desplazaba. Hoy lo diríamos en alusión al atuendo, alvestido, al porte: a quien va muy trajeado y maqueado. Eldramaturgo riojano de mediados del XIX, Manuel Bretón delos Herreros, emplea así la frase o dicho, a la que da el valorsemántico de ‘vestido de gala elaborado con lujo y esmero’:

No le tengo por un Argos,mas se admirará si vea mamá de tiros largosy a la novia en negligé.

A uña de caballo: sentido de esta expresión. Es locuciónadverbial alusiva a la necesidad urgente de salir de un lugar,cosa que hace de manera precipitada, sin esperar a nada ni anadie, a toda prisa: a todo el correr del caballo. Se usa con

los verbos «huir», «escapar», «salir». También se dice quehuyó a uña de caballo la persona que se libró de un peligro osorteó inteligentemente una situación peligrosa. Es frasemuy del gusto de los Siglos de Oro. El historiador talaveranoJuan de Mariana, el padre Mariana, la emplea así:

Pasó a cuchillo la guarnición fuera del mismo capitánMaharbal, que por una puerta falsa escapó a uña decaballo.

En otro ámbito de significaciones se entiende por «auña de caballo» correr a galope tendido caballero sobre uncaballo sin herrar, dando así idea de la urgencia de lapersona que lo monta, que no espera siquiera a que ponganal animal las herraduras, o se las muden.

Uñas de gato y hábito de beato. Es frase que predicamoso decimos de la persona hipócrita porque a pesar de suaspecto abriga intenciones aviesas y actúa con doblez.Refleja la forma de comportarse de la persona taimada que ala par de poner buena cara esconde la ruindad de supropósito. Lope de Vega emplea la expresión en los primeroslustros del siglo XVII, con el significado de ‘disimular’,aconsejando a cierta dama que procure fingir y no dar pistas:

Uñas de gato, y hábito de beato;haz pucheros, por mi vida,calla, Dorotea, no levantemosalguna polvareda…

Quien quiere a la col quiere a las hojitas de alrededor.El refrán enseña el viejo lema: «O todo, o nada», referido aque no es posible tomar sólo lo bueno, sino también aquelloque le acompaña. Quien quiere a la hija tomará también notade que en paquete viene la suegra: la vida todo lo incluye yabarca, y quien compra la carne compra también el hueso. Lacol, planta hortense cultivada desde el Neolítico, era ya muyestimada por el cocinero romano Apicio, para quien susbrotes verdes eran primor gastronómico. Pitágoras larecomendaba, y Diógenes vivía de col y agua. Catón, que larecomendaba a sus amigos cruda y con vinagre, dijo que eramedicina universal y daba este consejo: «Mastica tres hojasde col cruda y podrás comer y beber sin saciarte niembriagarte»; cinco siglos antes el legislador griego Licurgo,que no quería ver borrachos en las calles de Esparta,recomendaba lo mismo. Ya en aquella época la col formabaparte de las comparaciones populares. Sobre esta hortalizadice la copla alusiva a que no se puede dar de lado a aquelloque rodea circunstancialmente al objeto de nuestro interés, oreferida al hecho de que hay que tomarlo todo sindiscriminar nada.

Quien quiere a la col,quiere las hojitas de su alrededor:quien de amores me requiera,quiera lo que quiero yo.

Alegrársele a uno las pajarillas. A quien se ponecontento rumiando recuerdos gratos, y siente satisfacción

con la vista o recuerdo de algo agradable, y a quien se alegraen anticipación de un placer que intuye cercano y salta degusto ante una situación placentera acaso de índolegastronómica, decimos que se le alegran las pajarillas o bazo:del latín badius = rojizo oscuro. El fundamento de la fraseestá en la cultura grecolatina, que pensó que en el bazoresidía la capacidad de percibir el gusto y sentir el placer.También la cultura semítica relacionó este órgano con elhumor y con la facultad de reír, por creerse que la risa es unamera dilatación del bazo. En China se considera que esdepósito de energía yin, de fuerza vital terrenal capaz decambiar el humor de las personas. De ahí que a modo derecomendación se dijera a quien se sulfura o monta en cóleraque «no dé tormento al bazo», es decir, que esté alegre y sedespreocupe de aquello que le atormenta. En esta línea estátambién la frase «calentársele a uno las pajarillas», quesignifica ‘excitarse, entusiasmarse por algo de maneraexagerada’. El bazo es órgano que, aunque prescindible parala vida, ha generado numerosas frases tanto en castellanocomo en otras lenguas. En catalán se denomina melsa —delgermánico miltja— y es órgano relacionado con el carácterflemático y calmoso. En valenciano hay una frase que dice:El que es bo per al fetge, es dolent per a la melsa, enalusión a que a menudo lo que es bueno para una cosa esmalo para otra.

También la gente del pueblo tiene su corazoncito. Esexpresión popular alusiva a que la relevancia e importancia

social nada tiene que ver con los sentimientos de laspersonas, en el sentido de que las pasiones del ánimoafectan por igual a ricos que a pobres, a nobles que aplebeyos, a reyes que a villanos, no estando nadie a salvode los sentimientos. La estrofa completa es:

También la gente del pueblotiene su corazoncito,y lágrimas en los ojos,y celos muy reprimidos.

Son versos del libreto de La verbena de la Paloma, deRicardo de la Vega, estrenada en el madrileño teatro Apolocon música del maestro Bretón en 1894. La estrofa pone demanifiesto que todos estamos hechos de la misma pasta yque ante sufrimientos y alegrías todos reaccionamos y noscomportamos de parecida manera.

Lo que golpea el martillo dulcifica la lima. Es expresióndel siglo XVII alusiva a que es conveniente acompañar elcastigo con el regalo cuando se trata de educar o instruir.Limar asperezas es corregir con suavidad el enojo o elenfado a que dimos lugar. Cursa con expresiones como «conmiel se cazan las moscas». Se dijo antaño: «Lima, lima lima»,es decir: la lima, hecha de hierro, puede a su vez ser limadapor otra lima, en alusión a que todo puede mejorarse en loque al contentamiento de otro se refiere. Toda situaciónagradable o suave puede ser más placentera.

Lima es el beso de amor;lima son las voluntadescuando a lo bueno se añadeuna caricia mayor.

Limamos asperezas para paliar el sufrimiento causadocon nuestra conducta, o para corregir un proceder anterior,pero a veces ni siquiera eso es ya posible, sobre todo en elámbito del amor. Dice la copla:

Ya no es tiempo de limarel hierro de tu desdén,la aspereza de tu malya no se puede volver.A mi puerta has de llamar;no t’ he de bajar a abrir,y m’ has de sentir llorar…por lo que m’ haces sufrir.

Manteca de mayo, para todo el año. Se decía antaño enel campo asturiano referido a aquello que por estar hecho asu tiempo y en su sazón dura mucho o sirve para todo elaño. Es frase apoyada en la experiencia campesina según lacual el mes de mayo es el mejor para elaborar la mantequillatambién llamada de la Ascensión porque se hace con lecheordeñada el 23 del mes; la manteca hecha de esa manera nose descompone ni enrancia, aunque, como sucede enalgunos lugares, tras haber sido elaborada se pegue a unaviga del techo de casa y permanezca allí todo el año. Esa

manteca sirve también para curar lesiones y resfriados, comoasegura el refranero asturiano de Luciano Castañón: Lo quenon cura mantega de Mayu, non lo cura farmacia.

Estar a la cuarta pregunta. A quien de costumbre andacon dificultades económicas, o escaso de medios, decimosque está a la cuarta pregunta. Se cree que el origen de laexpresión se encuentra en el ambiente estudiantil, donde segastaba a los compañeros noveles de pensión o colegiomayor todo tipo de novatadas, estando el grueso del interésy propósito de estas bromas en tratar de averiguar la cuantíade las posibilidades económicas de los nuevos compañeros,a los que se obligaba a responder, encerrados en unahabitación, un cuestionario concretado en cuatro preguntas:tres para marear la perdiz, y la cuarta para conocer lasituación económica. La primera aludía al estado de salud:salutem habemus = ¿gozamos de salud?; la segunda al gradode inteligencia: ingenium habemus = ¿tenemos talento?; latercera a la situación sentimental: amorem habemus =¿tenemos amores?, pero todo estaba encaminado a la cuartapregunta: lograr la información realmente apetecida, si elmuchacho tenía dinero: pecuniam habemus, cuestiónsiempre contestada con evasivas, negativas y reservas, yaque contestar afirmativamente era tanto como abrir la puertaa extorsiones, exigencias y sablazos. No parece explicaciónaceptable, como tampoco lo parece el que la frase derive delCatecismo del padre Astete, donde en relación con laoración del padrenuestro se lee: «¿Qué pedís en la cuarta

petición? —Que nos dé Dios el mantenimiento convenientepara el cuerpo». Cree José María Iribarren que la explicaciónmás convincente está acaso en los Cuentos y poesíaspopulares andaluzas (1859), de la sevillana FernánCaballero, donde se lee:

Es muy usual el ponderar la pobreza de un individuodiciendo que está a la cuarta pregunta. Derívase estaaserción de que en los interrogatorios para acreditarpobreza se acostumbra comprender este extremo en lacuarta pregunta en los términos siguientes: Si sabe eltestigo y le consta que la parte es pobre, sin poseerbienes raíces ni rentas, por manera que cifra susubsistencia absolutamente en el producto de sutrabajo.

Acogerse a la cuarta pregunta es remitirse uno a laformulada en cuarto lugar durante el procedimiento llamadoen lenguaje judicial de preguntas generales de la ley: primerapregunta, nombre y edad; segunda, patria y profesión;tercera, religión y estado; cuarta: rentas. A estas preguntasse ajustaba el escribano que tomaba declaración inicial.

Más vale un gusto que cien panderos. Es dicho popularalusivo a que a menudo es más importante hacer lo que leapetece a uno, aunque implique gasto excesivo, quenegárselo, en la convicción de que hacer uno su gusto estan importante como cualquier ganancia material. José MaríaIribarren sitúa el origen de esta comparación en cierta

historieta que le contó un amigo alusiva a un baturro confama de orate que dirigiéndose a las fiestas de Zaragoza paravender cien panderos se le cayó uno al río y como viera coninterés cómo era engullido por un remolino, lanzó otro yluego otro y otro más hasta dar cuenta de cuantos llevaba,acabando así con su mercancía en aquella rara diversión.Preguntáronle si no consideraba una necedad aquello, ycontestó: «Más vale un gusto que cien panderos», enalusión a la satifacción que encontraba en ver el modo enque la corriente se tragaba aquellos instrumentos quellevaba a vender a la feria. El baturro parecía loco, pero no lefaltaba razón en lo que decía, pues nada satisface tantocomo llevar a cabo uno su propósito, salirse con supropósito y recrearse en lo que le da más alegría.

«Me la suda»: sentido de esta expresión. Ciertoinfluyente profesor de filosofía decía: «La idea de España mela sopla y me la suda» referido a que tal cosa le tiene sincuidado. Al margen de que ideas de esa naturaleza no debensudárnosla a nadie, sino merecernos alguna consideración yrespeto, hay que decir que el sintagma despreciativo esademás de muy mal gusto, dado el universo al que remite, yaque su enunciado completo sería: «Me suda la polla», quees como decir: me la pela, me la repatea, me suda el culo, mela refanfinfla, expresión esta al parecer inventada por larevista humorística La Codorniz en los años sesenta,queriéndose indicar en todos los casos que la cosa no vacon él, que le es indiferente, que le da lo mismo, que pasa de

ello. En la mayoría de los casos se tiene en el horizontelingüístico la idea del verbo «masturbar», verbo queaprovecho para decir que nada tiene que ver con turbar máso menos, sino con el sintagma latino manu stuprare =manipular salva sea la parte. El sentido de «me la suda» seríael de que ni siquiera esa estimulación tendría efecto en él,que incluso eso se la tendría floja, ya que la mano terminaríapor sudar por el esfuerzo de intentarlo. En una especie deaparte cómico se lee esta estrofa de los años ochenta:

Yo no sé qué hago aquí,por qué se me va la olla,pero supongo que a ustedeso le suda la polla.

Al margen del valor semántico que la frase ha tomadoen la actualidad, hay que tener en cuenta, también, que entrelas acepciones del verbo «sudar» está la de ‘dar una cosarepugnancia, o serle tan indiferente a alguien que le trae alpairo’. También se emplea con el significado de ‘dar algomuy a regañadientes’.

Poner pies en pared. Se dice que pone pies en pared lapersona que se resiste enérgicamente a hacer o aceptar algo;también se predica de quien tras tomar una resolución semantiene firme en ella. Quevedo emplea así la expresión:«Poner pies en pared no sirve de nada, y yo lo he probado».Bretón de los Herreros hace este uso de la frase a mediadosdel XIX:

Conque lo dicho, compadre,a la tarde volveré.Bien; yo aguzaré el ingenio,yo pondré pies en pared.

Rodrigo Caro escribe en Los días geniales o lúdricos,en el primer cuarto del XVII:

Poner pies en pared es el juego que consiste en clavaruna soga en la pared bien alta del suelo, y asiéndolasuben poniendo los pies en la pared todo lo que puedealcanzar su fuerza, y suelen caer, con mucha risa de loscircunstantes. También suben los mozos por la paredarriba sin soga y vence aquél que más alto dio en lapared con la punta del pie. De la porfía de este juegosalió nuestro usado refrán «pies en pared», por porfiary defender bien una cosa tenazmente.

Esta expresión no tiene nada que ver con «subirse porlas paredes», es decir, mostrar enfado e indignación, enalusión a quien hallándose encerrado busca salida y nohabiéndola trata en su desesperación de escalar las paredescon tal de escapar.

Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a lamontaña. En los Ensayos del filósofo y político inglés delsiglo XVI Francis Bacon, se lee que Mahoma convenció asus seguidores de que si él se lo ordenaba, la montaña seacercaría hasta él y desde su cumbre él predicaría. La

muchedumbre se reunió; Mahoma llamó varias veces a lamontaña y como ésta no se movía, dijo sin darle importanciaal hecho: «Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá ala montaña». Es expresión con la que se interpreta que enocasiones lo importante no es darse por ofendido, sinoprocurar que las cosas que uno desea ver cumplidas secumplan. También se dice para indicar que en circunstanciasdadas hay que renunciar a que alguien haga las cosas pornosotros, y disponerse uno a hacerlas. Es tanto como ponermanos a la obra cuando no se espera que llegue la ayudaesperada. En francés se dice cambiando el nombre delpersonaje: Moisés, en vez de Mahoma.

Tener solera. Se dice que la tiene todo aquello que porhaber pasado tiempo por ello posee antigüedad o se haconvertido en tradición. En origen procede del ámbito de laenología, dicho del vino añejo, o del vino más antiguo de labodega, acaso referido a cierto método de crianza usado enJerez de la Frontera desde el XVIII, según lo cual llamansolera a la cuba que se asienta sobre el suelo, la del vino demás años y que se embotella, y cuando se agota se procedea rellenarla con la cuba que está encima a fin de que la cubadel suelo contenga siempre el vino de más antigua añada. Elvino no se introduce en una cuba para que haga toda sucrianza hasta ser embotellado. Se elabora mediante unsistema llamado de soleras y criaderas; o filas superpuestas,la primera de las cuales descansa en el suelo y se llama porello solera; el vino de estas botas nunca se extrae en su

totalidad, sino que la porción sacada para embotellar serellena con una cantidad igual de la fila de encima que, a suvez, es rellenada con el vino de otra bota de la fila de encima,realizándose un corrimiento de los vinos. En sentidofigurado decimos que tiene solera la persona o cosa que traesu origen de lejos, dicho con voluntad elogiosa. LorenzoVillalonga escribe en Bearn, o la sala de las muñecas (1956):

Ocurre como con los vinos: para ser buenos… han detener solera. Pero cuidado que no tengan demasiada,cuidado con pasar el punto.

Félix Paredes, en su Himno al trabajo (1938), hace esteuso de la expresión:

Trabajador de solera:ni eres esclavo de naideni a naide te sometieras;por eso luchas con ganascontra las malas raleas.

Poner los dientes largos. Ponerle a uno los dienteslargos es tanto como suscitar en él la envidia. También sepredica de la persona que da celos a otra hasta el punto dehacer que ésta pierda la compostura. Se predica asimismoreferido a la persona que desea vehementemente una cosa,que la ansía con avidez. El porqué de la frase tiene que vercon el hecho de que los animales anticipan el placer de lacomida levantando el labio superior del morro mostrando los

dientes; también se dice en alusión al hombre que hace esegesto instintivo cuando está a punto de comer algo que legusta, o cuando tiene hambre y le mencionan un plato decomida al que es aficionado. Ángel Ganivet, en Los trabajosdel infatigable creador Pío Cid (1898), emplea así laexpresión:

¡Calla, hija —interrumpía doña Justa—, que se leponen a una los dientes largos de oírte!

En Segovia casó Vivanco siendo ciego, cojo y manco. Esfrase arrefranada que sacamos a colación para indicar quesiempre hay un roto para un descosido, o que todo tienesolución y para todo hay remedio. Se dice a quien cansadode buscar salidas acaba por tirar la toalla por no ver salida asus problemas. Se da asimismo a entender con estaexpresión que a todo hay quien gane, o que siempre hayquien se encuentra en peores condiciones que la persona aquien se dice. En relación con todo esto se dijo en Segoviaesta frase, referido a cierto personajillo segoviano del sigloXVII llamado Vivanco según unos, y Montalvo según otros,muy poco favorecido en cuanto a sus prendas físicas, y quetras arreglar por poderes e intermediarios una boda, por noatreverse a declararse en directo, terminó chasqueado yresultó engañado. De esta criatura infeliz dice un epigrama:

Montalvo casó en Segoviasiendo pobre, cojo y calvo,y engañaron a Montalvo:

¡cómo sería la novia!

Lo que enseña dos lecciones: que a todo hay quiengane; que las cosas pueden ponerse todavía peor de lo queestaban, como sucedió a Montalvo, que creyendo ser el nova más de la ruina y desgracia física, tuvo todavía elinfortunio de que la novia fuera menos agraciada.

A otro perro con ese hueso. Utilizamos esta frasearrefranada para acompañar o expresar el rechazo que nosmerece la propuesta o declaración que a nuestro parecer noes de recibo; es tanto como decir: «Cuéntaselo a Rita laCantaora». También la empleamos para repeler a quienpropone cosas incómodas o desagradables, o para mostrarincredulidad a la persona que cuenta algo que a todas luceses increíble. Cervantes emplea así la expresión en el capítuloXXXII de la primera parte del Quijote:

A otro perro con ese hueso, respondió el ventero: comosi yo no supiese cuántas son cinco, y adónde meaprieta el zapato; no piense vuestra merced darmepapilla, porque por Dios que no hay nada blanco.

Cervantes emplea estas frases proverbiales para indicarla firme persuasión en que estaba el ventero acerca de laveracidad de las historias absurdas que le acababan decontar, y poner de manifiesto la opinión que le merecían talesinfundios, mostrando a su vez su actitud de burla ante talesdisparates como acababa de escuchar de boca de don

Quijote. Ése es el alcance significativo de «a otro perro conese hueso», es decir: búsquese usted un tonto que se locrea, que lo que es yo, no doy crédito a lo que cuenta. Encuanto a los términos empleados, «hueso» es símbolo dedificultad: «Pinchar en hueso» es dar con el problema,encontrarse con la parte peliaguda de un asunto, así como«ser un hueso» es algo que se predica de la persona o cosaque ofrece resistencia; el hueso es antonomasia de todocuanto es problemático o de difícil entendimiento inclusopara alguien tan hecho a roer huesos como pueda ser elperro, animal a su vez utilizado antiguamente como ejemplode perseverancia e inteligencia. El costumbrista madrileñodel XIX, Antonio Flores, hace este uso de la expresión: «Aotro perro con ese hueso, que el que ha sido cocinero antesque fraile, sabe lo que pasa en la cocina».

Que tiembla el misterio. Con esta expresión aludimos alo extraordinario o único de una situación o cosa, referido aque es de tal rareza que pone en tela de juicio el estado decosas previo. Por ejemplo: «Vino fulanito y puso sobre lamesa tales pruebas que tiembla el misterio», es decir: quedeja patente y muy a las claras la verdad o mentira de unacosa, por lo cual ya no ha lugar a dudas, ya no ha lugar amisterio alguno. Parece que el misterio al que se alude es elde la Santísima Trinidad, pero no ha lugar a talespensamientos. Gaspar Núñez de Arce, en Recuerdos de lacampaña de África (1860), emplea así la expresión:

¡Toma! ¿Qué ha de suceder? A la vuelta, como esos

condenados, a quienes les ha nacido la espindarga enla mano, no desperdician tiro, se parapetan detrás delos árboles y peñas, y apunta por aquí y dispara porallá, a este quiero, a este no quiero, nos hacen cadadesgarrón en las compañías, que tiembla el misterio.Mire V. en la gresca última, murieron siete a mi lado enun santiamén. Aquello no fue visto ni oído.

Arrieritos semos y en el camino nos encontraremos.Con esta frase damos a entender que aquel a quien se hanegado un favor se desquitará del desaire cuando sepresente ocasión, ocasión que, dadas las circunstancias y laley de probabilidades, es seguro que se presentará tarde otemprano. En el comentario de este viejo dicho hay que decirque la forma verbal fetén es «semos», y así debe enunciarse.El refrán conoce también esta otra variante: «Arrieros semos,en el camino andamos y en el camino nos encontraremos»,que como la forma primera alude a la conveniencia de tenerla fiesta en paz, de llevarse razonablemente bien y evitarpeleas, ya que tarde o temprano los que están obligados averse o encontrarse coincidirán en el mismo lugar físico opasarán por la misma circunstancia social o moral. Tambiénse emplea el refrán a modo de amenaza para advertir aaquellos que mediante malas artes y engaños intentanperturbar la tranquilidad de nuestra vida y soliviantarnuestro ánimo. Se da asimismo a entender que aquel a quiense ha negado un favor se desquitará en cuanto se lepresente la ocasión para hacerlo. El sainetista madrileño

Ramón de la Cruz emplea la expresión en el siglo XVIII:

Arrieros semos,puede que en el caminonos encontremos.

En cuanto al término, el refranero emplea dos formas:«arriero» y «harriero». También la voz sinónima, de origenárabe, «almocreve» o «arriero de mulos», que el maestroGonzalo Correas recoge en este refrán de finales del sigloXVI: «Como el almocreve bebe, luego anda alegre», referidoal poder que tiene el vino para trastocar el ánimo de laspersonas. La palabra «arriero» procede de la interjección«arre», empleada para arrear a las bestias y que lascaballerías entienden como orden de marcha, de la mismamanera que entiende como orden de parar la interjección«so», o como orden para girar a la izquierda la interjección«viá». «Arre» es voz de creación expresiva escrita con h-por autores medievales como Juan Ruiz, Arcipreste de Hita,en el primer tercio del siglo XIV. Dice la copla:

Arrierito es mi amantede cinco mulos:tres y dos son del amo;los demás, suyos.

ETIMOLOGÍAS

España. El nombre más antiguo alusivo a la península Ibéricadata del tercer milenio a. de C.: en una tableta de arcilla deesa época se lee: «Anaku, allende el mar superior». Anakues el país del plomo y el estaño, que se exportaban del sur deEspaña. En el libro de los Jubileos, mil años a. de C., a lastierras extremas del Mediterráneo se las llamaba Mechesch =tierra de «mastienos», y se extendía entre Málaga y el ríoSegura. Los griegos las llamaron Hespérides y Hesperia =atardecer; también Ophioússa = tierra de serpientes. «Iberia»fue nombre empleado hace dos mil quinientos años por losgriegos, y deriva del río Hiberus, actuales ríos Tinto y Odiel,ríos de Tartesos, por lo que no se alude con el término al ríoEbro. El término «Hispania» lo empleó el escritor hispano-latino Ennio, en cuyos Annales dice al dirigirse a gentes deRoma: Hispane, non Romane, memoretis loqui me, es decir:«Recordad que os hablo como hispano y no como romano».Este personaje del 200 a. de C. fue el primero en llamarse«hispano». El origen de «Hispania» parece fenicio: deshaphan = conejo, término al que añadieron el prefijo i- paradar idea de isla o costa + la terminación plural -im. Así, i-shaphanim equivalía a ‘costa o isla de los conejos’, nombrecartaginés para aludir a la península Ibérica. Los romanosadaptaron la palabra y llamaron a nuestro país Ispania, yañadieron la h- por influencia culta: los autores latinos

escriben Iberia e Hiberia, Ispania e Hispania. Es asimismoprobable su origen a partir de la raíz trilítera cartaginesa spn= el norte, tierras al norte de la Mauritania romana. En cuantoa Spania, es grafía griega procedente del adjetivo spanós =español. Los griegos escribieron normalmente Ispania.Alfonso Martínez Díez, catedrático de filología griega,director de Ediciones Clásicas, me dice que el adjetivospanios aplicado al término hora significa ‘país extraño,raro’. En cuanto a Hispania, el geógrafo Strabo, de la épocade Augusto, escribe: «Los romanos ya designan toda laregión con los nombres de Iberia e Hispania, sin hacerdistinción entre esos términos».

Baladre. El baladre o adelfa es arbusto ramoso de floresencarnadas, blancas o de color rosa, de hojas parecidas allaurel y flores similares a la rosa. Al castellano arribó eltérmino acaso a través del catalán, y al catalán del latínveratrum. Tienen el zumo más o menos nocivo, circunstanciatenida en cuenta para evitar accidentes entre gente no hechaal campo y entre los niños, ya que los animales conocen estacircunstancia y no la comen. Se tiene desde antiguo porplanta venenosa de propiedades contradictorias: al hombremordido por serpiente alivia y sirve de remedio si se tomauna infusión de sus hojas en vino. En el mundo grecolatinose le llamó rododendron o rododafne, porque tiene la florcomo el rosal y la hoja como el laurel, circunstancia que levalió la reputación positiva de ambas plantas. Sin embargo,su pasto es fatal: mata a perros, burros, mulos. El autor de la

novelita satírica El asno de Oro, Lucio Apuleyo, cuenta queun hombre a quien un encantamiento había tornado en asnopretendía transformarse en hombre de nuevo comiendo laflor de este arbusto, desistiendo del intento al comprobarque la planta en cuestión era mortal para los burros, aunqueinocua para el caballo. Acaso de esta obra latina del siglo IIprovenga la creencia supersticiosa alusiva al podertransformante del baladre y a su capacidad de hacer aalguien invisible. Como la belleza de las flores y del arbustose contrapone con el riesgo de envenenarse con esta planta,el cantar advierte:

Con la flor de la adelfate he comparao:que es hermosa y no comede ella el ganao.

Referido a la mujer que ha perdido el apego hacia elhombre que la requiere se dijo en los Siglos de Oro, a modode maldición:

A la hembra desamorada,a la delfa le sepa el agua.

Antaño se decía «seducido por el baladre», referido aque las apariencias engañan, y a que el hombre debeapercibirse de los peligros sin dejarse cautivar por lomeramente superficial. «Adelfa» es voz procedente delhispano-árabe dafla + artículo al-, y en última instancia del

griego dafne = laurel, utilizada en castellano desde el sigloXIII. La canción popular murciana dice:

Hubo un tiempo en que yo fuidulce pa ti y pa tu madre;pero ahora soy más amargoque la raíz del baladre.

Pero también dice la jota:

Pequeñica y rebonicacomo la flor del baladre:pequeñica y rebonica,así la quiere mi madre.

Alholva. Es voz árabe: de al-hulba, que en Castilla sedijo alholva. Se escribió también alfolva, y en 1423 elmarqués de Villena escribe «alholua», con /u/ con valorconsonántico /b/. La h intercalada procede de laultracorrección renacentista que cambiaba h por f, o f por h,según le diera al escribano o al copista. La alholba o alholvaes una planta de algo más de un pie de altura de hojascenicientas, flores pequeñas y blancas y fruto en una vainacon semillas amarillentas duras y de olor desagradable. Enuna Pragmática de tasas o precio de las cosas de 1680 se lee:«Cada libra de simiente de alholva no puede pasar de dosreales». El nombre científico de la planta es trigonellafoenum graecum.

Guiñapo. Se llama así a la persona degradada, vil ydespreciable. El término alude a aspectos morales y físicos.Se usa en sentido figurado: ser un guiñapo es tanto comoser un trapo, de modo que en algunos lugares de Almería altrapero se le llama guiñapero. Francisco de Quevedo escribe:«Voto a tal que no creí a nadie, y piensan los bribonesguiñapos que lo creía»; y en El entremetido, la dueña y elsoplón emplea el término con valor semántico idéntico al dehoy: ‘despojo humano, trapo viejo, andrajo’. Procede pormetátesis de «gañipo» = andrajo, voz común en Asturias yentre los gitanos, acaso término influido o cruzado de«harapo». Cree Juan Corominas en su Diccionario críticoetimológico que procede del neerlandés medieval cnippe =desecho de lana.

Bachillerato. Sebastián de Covarrubias escribe en suTesoro de la lengua castellana (1611):

Es el primer grado que se da en una facultad, como enArtes, Teología, y se presupone que es una primeracorona con que el graduado se anima a pasaradelante.

Por otra parte, hubo en la Edad Media en el ejercicio dela caballería distintas categorías de caballeros y aspirantes aserlo: el de grado inferior era el bas chevalier, caballero deínfima clase que enarbolaba un pendón triangular que podíatrocar por otro cuadrado cuando estaba en disposición deser armado caballero. Es término de procedencia no decidida,

acaso del sintagma francés bas chevalier = caballero de bajaclase, aunque no se descarta el latín baccalaureus: de bacca= baya + laurus = laurel: corona de laurel con que secoronaba a quien recibía algún grado en la facultad ocolegio, como decía Covarrubias. Lope de Vega escribe:

Estudié en Alcalá, bachillerémey aún estuve a pique de ser clérigo.

Cataplasma. Es acepción derivada de un términohomógrafo latino con el significado de ‘medicamento tópicoaplicado en la barriga como calmante o emoliente, remediomuy molesto’; en atención a esa circunstancia negativa sellamó cataplasma a quien resulta un incordio. De ahí que enpuntos de Andalucía, Murcia y Alicante sea término quecursa con pelmazo y plasta. En La Roda de Albacete y sucomarca llaman cataplasma al tonto y al torpe. Dicencataplasma al impotente en la comarca navarra de Eslava. EnCalahorra y otros puntos de La Rioja se predica del tipejoenclenque socialmente irrelevante. Se dice cataplasma alinútil en la villa soriana de Morón. En la villa aragonesa deHoya de Huesca llaman cataplasmero al hipocondriaco yquejica que importuna con males imaginarios. En Murciadicen «cataplasmoso» al pejiguera. En la cacereña Valenciade Alcántara dicen «cataplasmo» a quien es tan lento eimpertinente que a todos molesta. Dicen estas coplasabrazadas de la localidad gaditana de Los Barrios:

Decía mi amiga Pepa,

y eso lo tenía a honra,que nunca había teníonovio con tan mala sombra.El primero fue un gallegoque al tren llevaba baúles;otro fue picapedrero,de Alcalá de los Gazules,y al fin se vino a casar,no sé en qué estuvo pensando,con un torpe cataplasmaque escribía en los diarios.

Palabra. Es voz que procede del griego parabolé =comparación o alegoría, a su vez del verbo paraballein =cotejar, poner una cosa al lado de otra, y a través de la vozlatina parabola, que dio en castellano primitivo el términoparabla, término que por metátesis dio la forma actual. Elpoeta riojano Gonzalo de Berceo todavía da al término«palabra» el valor semántico arcaico de frase, e incluso derefrán o sentencia. Decía mi abuela Isabel: «Palabra y piedrasueltas, no tienen vuelta», referido a lo importante que esmedir el lenguaje, ser comedido en el discurso, no hablar sinpensar, ni sacar la lengua de paseo sin saber dónde puedeacabar. Dice la copla:

La palabra que me distea la orilla de la fuente,como fue juntito al agua

se la llevó la corriente.

Mochales. Está mochales la persona que da muestras deno andar bien de la cabeza. Estar mochales es sintagma quecursa con chiflado y majareta. Familiarmente entendemos pormochales la persona que ha perdido la chaveta, es decir: untornillo. Pudo derivar de la voz «mocho»: romo, sin punta, locontrario de agudo, quizá del vascuence motz = sin filo,corto de talla, pelao. Suele acompañarse de la palabra «tío».En el cuplé ¡Ay, Tomasa!, de principios del XX, el letristaFidel Prado emplea así el término:

Y como está el pobremochales por mí,me mira mu tiernodiciéndome así:¡Ay Tomasa, ay Tomasa!yo no sé lo que me pasaque me tiés desjarretao…

Antonio Alcalá Venceslada, en su Vocabularioandaluz, dice que es voz propia de su tierra, de «mocha» =reverencia que se hace inclinando la cabeza servilmente, encuyo caso daríamos este nombre a quien exagera servilmentea la hora de ponerse a disposición de los demás.

Mequetrefe. Llamamos así al hombre meticón, bulliciosoy sin provecho. El escritor y militar leonés del siglo XVIIBernardino de Rebolledo emplea así el término:

Fui en Francia prisionero;en Brabante, libertado;en Holanda, mequetrefe,en Yngalaterra, guapo.

Quevedo, en su Cuento de cuentos (1626), dice dealguien que decide darse a la mala vida: «Se hizo mequetrefey faraúte del negocio». Es término no anterior al XVII, y fuesiempre ofensivo. Aunque el diccionario oficial le daprocedencia árabe, de mugatraf = orgulloso y petulante, esprobable que se trate de una voz portuguesa compuesta demeco: libertino, calavera + trefe: inquieto, malicioso. Hay quedescartar que proceda del inglés make trifles = que hace ovende bagatelas, buhonero, mercachifle.

Insaculación. Es sustantivo derivado del verbo«insacular» = introducir en un saco pequeño papeletas,cédulas o boletos a los que se asigna un número o unnombre de persona o cosa que se saca a suerte. Este sistemade designación por suerte se usó sobre todo en Murcia,Extremadura y La Mancha, y se practicaba en cualquierpueblo para hacer frente a rivalidades políticas o de luchasentre familias poderosas que pretendían hacerse con elpoder. La insaculación se decretaba de oficio o a instanciade parte. Es voz procedente del bajo latín insacculare, a suvez derivado de sacculus = saquito, y de ahí: insaculación,insaculador, y en última instancia del griego sakkos =arpillera, tejido áspero y burdo con el que se hacía el saco en

su acepción como costal, y en su acepción como pieza delatuendo de la gente del campo, basto y ruin. Ya en el sigloXIII se documentan ambos usos. En cuanto al verbo«insacular»: lo introduce el diccionario de la Academia en elsiglo XIX.

Déspota. En sentido figurado se dice que lo es lapersona que trata a los demás con dureza, abusando de supoder de manera tiránica con subordinados y miembros desu entorno próximo. También se predica del sujetoautoritario y mandón que se da ínfulas y se conduce conprepotencia. Es voz procedente del griego despotés = amo,dueño, señor, y empieza a utilizarse en España haciamediados del siglo XVI. El historiador Gonzalo de Illescas,aunque bajo la forma «déspoto», hace este uso del vocablo:

Esta liga y confederación dio causa de gran temor amuchos… y entre otros al rey o déspoto de Rusia.

En sentido peyorativo actual, su uso no es muy anteriora la primera mitad del XIX, en que la Academia incorpora esaacepción. El poeta Manuel José Quintana escribe:

Al furor de vuestros brazoscaiga rota en pedazosla soberbia del déspota insolenteque a todos amenaza.

Hoy tiende a decirse del chulo que maltrata a su mujer y

familia imponiéndoles disciplina férrea para dejar bien claroquién manda o lleva los pantalones.

Zampabodigos. Es otra manera de decir zampatortas,referido al sujeto ansioso que come atropelladamente. Es vozcompuesta de «zampar», verbo de origen incierto con elsignificado de ‘coger algo al vuelo o por sorpresa’, y«bodigo»: pan que se daba de limosna para socorrer alpobre, o como ofrenda. El bodigo era manjar delicado, hechocon la flor de harina. Se dijo del término ‘boda’ porque paraocasiones tales se hacían y regalaban. Como no solía haberpara todos, se apresuraban comensales e invitados ahacerse con el suyo, y una vez conseguido lo engullían ozampaban en dos bocados dado lo reducido de su tamaño.Es término utilizado en el siglo XVII, como sus homólogos«zampabollos», «zampalimosnas», «zampatortas», y otros.Luis de Góngora emplea el término «bodigo» en susLetrillas (1595):

Como consulta la damacon el espejo su tez,¿no consultará una vezcon la honestidad su fama?Aspid al vecino llamaque la muerde el calcañar,cuando sale a visitaral copete o la corona,y a los dos no les perdona

desde la joya al bodigo;y digan que yo lo digo.

Galfarro. Se llamó así antaño al sujeto ocioso y engeneral a todo aquel que rehúye el trabajo. También se dijo«galfarrón» al ratero o ladronzuelo. Es voz utilizada ensentido figurado, teniendo en cuenta la primera acepción deltérmino: ‘gavilán, ave de rapiña’. El autor de La pícaraJustina, Francisco López de Úbeda (1605), coloca al galfarroen la siguiente lista de indeseables:

Entre los estudiantes, galfarros, barberos, mesoneros,bigornios, pisaverdes, mostré mi entorno sin poderalguno medir conmigo lanzas iguales.

Deriva del verbo «garfiñar» = hurtar, de uso frecuente afinales del XVI, derivación parecida a la que aduce Sebastiánde Covarrubias en su Tesoro de la lengua (1611):

Son unos vellacones perdidos, medio rufianes; ydixéronse assí, quasi gafarros, porque gafan y agarrande lo que pueden.

Aunque es término ya olvidado, no sucede lo mismocon las criaturas ruines merecedoras de que se predique deellas, pues los delitos y la ruindad de alma no están sujetosal paso del tiempo, sino que se perpetúan y sobreviven a lapalabra que los nombra.

Estantigua. Adefesio; aparición infernal. Se predica dequien por su aspecto extravagante infunde miedo. Enpueblos toledanos como Navahermosa llaman así a lapersona alta, desgarbada y seca. En Andalucía: persona quellama la atención por estrafalaria. El madrileño Francisco deQuevedo emplea el calificativo en El parnaso español:

Ave, duende nunca visto,melancólica estantigua,que como el ánima solani cantas, lloras ni chillas.

Estébanez Calderón escribe en Escenas andaluzas(1847) referido a una serie de personas: «Al pasar talesestantiguas por jurisdicción de la casa de don Manolito…».Antaño se dijo del fantasma o procesión de aparecidos queatemorizaba a quien tenía la mala fortuna de tropezarse conella; sujeto flaco, alto y demacrado que por su aparienciaseca y desmedrada y lo desharrapado de su atuendo parecesalido de la tumba. Recordará el lector que al último monarcade la Casa de Austria, Carlos II el Hechizado, lo llamaba asíel pueblo. Fernando de Rojas, en su tragicomedia LaCelestina (1499), escribe referido a la alcahueta: «¡Válala eldiablo a esta vieja, con qué viene como huestantigua a talhora!». Bretón de los Herreros emplea el término con el valorsemántico que todavía tiene, mediado el XIX:

Yo no la quiero,porque es una coquetilla.

Ella, sí, tiene buena dote;y en muriendo el estantiguade don Bruno…

Gonzalo de Berceo emplea el término en Milagros deNuestra Señora a principios del XIII, con diferentemorfología:

Do moraba Teófilo en essa bispalía,avíe ý un iudio en essa iudería:sabíe él cosa mala, toda alevosía,ca con la huest antigua avie su cofradía.

El sintagma «huest antigua» es el precedenteetimológico del término castellano: del latín hostis antiquus= enemigo antiguo, que es como se llamó antaño al diablo.

Martingala. En sentido figurado se llama martingala alos enredos, ardides y malas artes con que se embauca alincauto. El término procede del gentilicio de Martigue,pueblo provenzal en la desembocadura del Étang de Berre,sitio muy aislado cuyos vecinos tuvieron fama de simpleza yordinariez por el apego que mostraban a sus viejos usos ycostumbres. En castellano se llamó «martingala» a una partede las calzas atadas por detrás usadas por personas mayoreso incapaces de controlar sus esfínteres, ya que se desatabancon facilidad para dar tiempo a realizar ciertas operacionesfisiológicas. Pero el significado más usual del término afinales del XVIII alude a un lance en los juegos de azar

destinado a hacer que un jugador recuperara todo lo perdidomenos el beneficio de quien ejecutaba esta artimaña. En eljuego del monte se llama martingala al lance consistente enapostar a tres de las cartas del albur, y el gallo contra lasrestantes: si salía ésta, se perdía la totalidad de la apuesta,pero se ganaba una tercera parte de lo apostado si salía unocualquiera de los naipes apostados. De esta modalidad dejuego se llamó luego martingala a las combinaciones hechasen los juegos de azar para mejor defender las posibilidadesde la apuesta.

Aorta. Hipócrates, fundador de la medicina moderna,utilizaba el término griego aorté para referirse a losbronquios; más tarde, Aristóteles se refería a la arteriamagna con la voz aorté. A la vista de la peripecia históricadel término resulta sorprendente leer que «aorta» viene deorto = nacimiento de un astro, del latín oriri = salir un astropor el levante. El término «aorta» es griego: de aorté, a suvez del verbo aeírein = elevar; término de uso escrito encastellano no anterior al siglo XVII. Entre las palabras deimplantación relativamente reciente está «aortitis», referido ala inflamación de la aorta.

Arrabalero. A quien en su porte y lenguaje da muestrasde ordinariez, mala educación y grosería llamamos arrabalero.Se tiene in mente la acepción principal del término: ‘criaturaque mora en los arrabales o suburbios’, por entenderse queen los barrios bajos la gente tenía menos delicadeza o era deinferior calidad. Ya en tiempos de Cervantes se decía que

quienes poblaban los extramuros eran «gente común y debullicio, que por más libertad de su trato viven fuera…». Losarrabaleros tuvieron fama de ruidosos, levantiscos, deconducta desarreglada y montaraz. La sustancia semánticaactual de este insulto se resuelve en una mezcla de ordinario,tosco y desvergonzado referido especialmente a las mujerespor suponerse que les conviene mayor finura, llamando másla atención en ellas la ausencia de modales. Es voz hispano-árabe: de rabad más artículo al- = las afueras o extramuros.Se empleó el término en la Edad Media referido a la personao cosa de apariencia tosca y grosera, valor que conserva elvocablo «rabilero», de uso en Canarias. Suele abreviarse en«rabalero», con aféresis de vocal inicial, aunque no es lomás corriente. En Tudela dicen rabalera a la mujer descarada,liosa y grosera.

Musaraña. A quien está distraído, absorto, o decontinuo da muestras de andar embelesado decimos quepiensa en las musarañas o que está en Belén con lospastores. También se predica de quien no está atento a loque hace. Es expresión que emplea en Cuento de cuentosFrancisco de Quevedo, en el primer tercio del XVII, paraquien «contemplar las musarañas» es tanto comodesentenderse, mirar hacia otro lado o fingir distraimiento.No se descarta que no se aluda al exiguo mamífero de esenombre, sino a las Musas o fuente de inspiración, en alusiónal poeta que no se entera de lo que sucede a su alrededorpor estar en las nubes. En el siglo XIX se decía «mirar las

musarañas» en alusión a quien con la vista perdida mira elhorizonte en el que con la mirada distraída sigue lasbandadas de vencejos a la par que su pensamientoentretiene asuntos indefinibles, abstracciones y sueños.Otra interpretación de la expresión alude al hecho de quesiendo la musaraña nombre antonomástico de sabandija ocualquier animalejo diminuto, se dijera que piensa en lasmusarañas quien entretiene su pensamiento con nimiedadesy quisicosas carentes de importancia, perdiendo el tiempo enellas en lugar de pensar en asuntos serios y cosas deenvergadura o enjundia. El toledano Alonso de Sandovalemplea así el término a finales del XVII:

Siendo el elefante tan ferocísima bestia, en viendo unamusaraña como la de un ratón, pierde el brío y elaliento.

Cervantes da al término significado distinto: especie denubecilla que se suele poner delante de los ojos:

Sé despabilarme a sus tiempos, y no consiento que meanden musarañas ante los ojos.

Es voz latina compuesta: de mus + araneus: musgaño oratón araña. En Canarias se dice murgaño o burgaño alratoncillo.

Entrañable. Decimos que lo es la persona o cosa íntima,dulce, próxima, muy querida; que inspira afecto y ternura o

mueve hacia sí la voluntad y el ánimo de otro; se dice de lapersona hacia la cual se siente simpatía, afecto y atraccióngrandes. Fray Luis de León escribe, mediado el siglo XVI:«Yo soy amador entrañable y compasivo…». Utiliza eltérmino con su valor actual Alfonso de Palencia en elUniversal vocabulario (1490): «Precordial oraçión es laentrañable e espiritual…». A finales del XV se utilizó lavariante «entrañal» = carísimo, muy cercano a uno. Antoniode Guevara, predicador del emperador Carlos V, emplea elvocablo en el siguiente contexto: «Y en esto conoceréis elentrañal amor que os tuvo…». Es voz latina: de interanea =entrañas. Desde antiguo se entiende que en las víscerasreside la vida volitiva, lo relacionado con los amores y laspasiones fuertes, cuya motivación es de índole irracional,ajena a los dictados de la razón: de ahí que hablemos devisceralidad, de visceral, relacionado con aquello que lindacon lo irracional. De la criatura bondadosa decimos que tiene«buenas entrañas», buenas inclinaciones; y del perverso yruin se predica que las tiene malas. ¿Y eso por qué?Sencillamente porque entrañas e índole de la persona sondesde la Antigüedad la misma cosa. Covarrubias, en suTesoro de la lengua (1611), dice: «Suele ser término deregalo, como: vida mía, entrañas mías y coraçón mío…».Todas estas frases cálidas e íntimas se decían a finales de laEdad Media. Antonio Machado, entendiendo por entrañasun cúmulo de sentimientos, querencias e inclinaciones,escribe en Campos de Castilla:

No extrañéis, dulces amigos,que esté mi frente arrugada;yo vivo en paz con los hombresy en guerra con mis entrañas.

Hay que sacar a colación aquí que los enamoradosturcos se llaman entre ellos «mi hígado, mis pulmones», envez de recurrir, como nosotros, a la palabra «corazón». Perotodo es lo mismo: lo que los clásicos llamaban la corada: elconjunto de vísceras vitales donde el hombre recibe y sientelos embates de ese mar de la vida que está fuera.

Baladí. Se llamó antaño cosa baladí a la desestimadapor haber sido elaborada en la propia tierra. El descubridordel Río de la Plata, Juan Díaz de Solís, escribe en el sigloXVI: «Enriquecidos con aquellas preseas baladíes de quehacían tanta estimación». Y el poeta madrileño Manuel JoséQuintana emplea así el término, mediado el XIX:

Mostraban, desde luego, haber sido sacados de lagente más ínfima y baladí de la sociedad.

En última instancia, «baladí» significa ‘provinciano’, yen sentido figurado de esta acepción: cosa de escasaentidad, dicho despectivamente de cuanto por ser del lugares tenido en poco por los esnobistas y papanatas decostumbre. Es voz árabe: de balad = tierra o provincia. En elfuero del pueblo pacense de Usagre, baladí equivale aaldeano. El Arcipreste de Hita distingue en su Libro de buen

amor entre el buen vino de Toro y el vino baladí cosechadoen el lugar.

Príncipe azul. Los cuentos tradicionales hanconsagrado este sintagma con el valor semántico de ‘novioideal y soñado de toda muchacha’. Y no es azul porcapricho. El amor azul es el amor platónico; es azul el amadorleal y desinteresado. En los países centroeuropeos sesimbolizaba con este color la fidelidad amorosa. A la idea de«príncipe» iba ligada antaño la idea de adolescencia yheroísmo; el arquetipo del amante perfecto era un príncipede atuendo azul; la idea suprema en lo que atañe a belleza,aventura y desprendimiento, promesa de un amor generosoy limpio: el amor azul. Azul es el pájaro de la felicidad;también el color de doncellez: las casas de algunas regionespolacas donde hay muchachas casaderas se pintaban hastano hace mucho de azul. Un reclamo azul en el pecho indicabaque la persona, generalmente una muchacha, no teníapretendientes. La fraseología viste a quien se quiere honrar«de oro y azul». Los príncipes herederos eran pintados asíen el Renacimiento. Acaso se evocara el pasaje del Libro deEsther donde, queriendo el rey Asuero honrar a Mardoqueo,tío de la reina, ordenó que ostentara el atuendo de lospríncipes: de azul celeste con corona dorada. En el librobíblico de los Números, para que los israelitas no olvidaranlos favores concedidos por su dios, se les ordenó hacerfranjas en los remates o rebordes del manto colocando enellos cintas de color azul para que al verlas se les viniera a

las mientes los mandamientos del Señor. De ese pasajederivó luego la creencia de que llevar una cinta azul remediaciertos males. La cinta azul todavía tenía connotacionesmilagrosas y mágicas en el siglo XIX, y muchas mujereseuropeas que amamantaban a sus bebés anudaban alrededorde su cuello cintas e hilos azules para dar buena suerte a lascriaturas, a las que se colocaba collares de cuentas azulescontra anginas o catarros. Asimismo, en lugares de la costalevantina se viste al recién nacido con camisola azul de sedapara librarlo del mal de alferecía, enfermedad convulsiva quese manifiesta con pérdida de conocimiento. Azul siguesiendo el color de una de las prendas de la novia cuando sedirige al altar; y en la Cataluña rural las embarazadas poníanen la panera cintas azules para tener niño, ya que eraimportante traer al mundo un hereu = primogénito varón,para lo cual la novia adornaba de terciopelo azul su silla demontar y vestía de azul al paje que llevaba las bridas de sucabalgadura desde el mismo día de la boda. En muchoslugares de Galicia se faja a las paridas con un pañolón azul, yse le da especial significado, como cuenta la copla:

El cielo de La Coruñaestá cubierto de azul:por eso las coruñesastienen la sal de Jesús.

El azul es color ideal para confeccionar talismanesporque posee virtudes tranquilizantes y aporta sosiego. Sedice que mueve a hacer el bien. Las piedras utilizadas en los

amuletos mágicos: el berilo, la turquesa, el zafiro y el topacioposeen irisaciones azuladas. «Azul» es voz de origen persa,de lazurd, variante de lazaward = lapislázuli, y se documentaen castellano en el siglo X, donde se lee «manto azul». Dicela copla:

Azules eran los ojosdel hombre que me engañó,ojos del color del cielo,mira tú si fue traición.

Calavera. Llamamos así al hombre de escaso juicio ymal asiento; a la persona alocada y viciosa, de vida disoluta.Mariano José de Larra se remonta a la Grecia clásica parabuscar un ejemplar de esta especie, y escribe: «El famosoAlcibíades era el calavera más perfecto de Atenas». Es usoalusivo a quien por haberse entregado a una vidadesordenada ve reflejado este hecho en su cuerpo a modode secuela, y cuya cara refleja los estragos causados en ellapor la vida disoluta y desarreglada: ojos hundidos, pielamarillenta, delgadez acusada, tanto que parece un cadáver,y su cara una calavera. Otros creen que se dijo por el disfrazde esqueleto que los señoritos juerguistas gustaban llevaren los bailes de máscaras. Hay quien, con alguna razón,relaciona el término con la voz «encalabrinar» = sorber elseso, arrastrar el sentido, verbo que utiliza Cervantes. Elcordobés Juan Valera dice en la segunda mitad del XIX:«Tenía además un hijo que había sido gran calavera en ellugar». Por entonces Pedro Felipe Monlau aborda el término

en El heredero o los calaveras parásitos, donde describe alpersonaje degenerado y crapuloso que en la primera mitaddel XIX hacía estragos en las buenas familias. CarlosArniches da al término en juguetes cómicos del primercuarto del XX el valor semántico de libertino y vicioso. Enpuntos de la Ribera de Navarra, donde se predica del hombrede escaso juicio, dice la jota:

Me dicen el Calaveraporque al tercio me marché:no me fui por calavera;me fui por una mujer.

Sinsorgo. En las villas navarras de Buñuel, Cavanillas,Tudela y otras, llaman sinsorgo al botarate, persona sinfundamento; en Tudela existía la variante sinsuain referida alatontao, al sinsustancia, a la criatura de pocas luces o muycortito mentalmente, dicho de la persona que se pasa el díadiciendo sinsorgadas o tonterías, cosas de poca gracia;también dicho en la Ribera de Navarra mostilladas. A lastonterías se las llama sinsorgas, sinsorgueces y pavadas. Enlas provincias vascongadas de Álava y Vizcaya, y tambiénen Murcia, llaman sinsorgo al donnadie, al tipo insignificantecon quien no se cuenta; al informal e incumplidor. Es vozseguramente derivada del vascuence zenzurgue o sentzurge,como quiere Emiliano de Arriaga en su Lexicón bilbaíno(1896). En sus Memorias cuenta Pío Baroja (1949):

A mí siempre me pareció Gómez de la Serna un hombre

sin gracia, de una abundancia fofa, un sinsorgo, comodicen en Bilbao.

En última instancia, el término pudo provenir del latínsuricum con el significado de ‘sirio’, porque el sorgo es uncereal originario de esa parte del Oriente cercano, estribandoel sentido insultante de esta palabra en el hecho de queaquel que carece de sorgo, cereal básico en la vida deaquellos tiempos lejanos, carece de gracia, de atractivo, deencanto: carecer de sorgo era carecer de pan, alimentoantonomástico de la dieta humana.

Blasfemia. El adjetivo griego blásfemos equivale encastellano a difamador, es forma derivada del verbo«blasfemar», a su vez del latín blasfemare, término deantiguo uso en castellano, presente ya en el Fuero Juzgo, en1240. Es voz compuesta de blabos = ofensa + femi = decir,hablar. Blasfemia se decía en latín al dicho ofensivo, tambiénmaldición, execración. No es necesariamente ofensarelacionada con la religión: se blasfema también contra laspersonas. Cervantes escribe:

Pero vosotros pagaréis la grande blasfemia quehabéis dicho contra tamaña beldad como es la de miseñora.

Agustín Moreto, dramaturgo del siglo XVII, pone estoen boca de una de sus criaturas dramáticas:

No esté tu lengua blasfemaen la Corte más, y temami cólera, porque es tantaque a los herejes espantay con sus rayos los quema.

De «blasfemar» se dijo en forma acortada «blasmar»con el valor semántico de ‘hablar mal, murmurar de unapersona’. También con el significado de ‘acusar’, como seemplea en la Crónica General de España. Más tarde, en laCrónica de Juan II, en la primera mitad del XV, se emplea eltérmino «blasmo» con el significado de ‘desdoro, censura,vituperio’. Nada tiene que ver este «blasmo» con el uso quedel término hace el Arcipreste de Hita en su Libro de buenamor, donde significa ‘bálsamo’:

Como en chica rosa está mucho color,en oro muy poco grand precio et grand valor,como en poco blasmo yase grand buen oloransí en dueña chica yase muy grand sabor.

Gallego: insulto. Llaman así al cobarde y embustero, ytambién a la persona avariciosa y falsa. Este valor semánticotiene el término en lugares de Cáceres, Teruel, Valencia,Alicante y Murcia, entre otros. Con el significado de falso seemplea en numerosos puntos de Navarra, donde decirgallego es tanto como tildar de hipócrita. Se predica tambiénde quien es capaz de decir o hacer cualquier cosa paralibrarse de algo dejando a otro en la estacada. En Andalucía

es sinónimo de descarado y gorrón. En puntos de Aragón:cobarde y falso. En Jerez de la Frontera y su comarca:cabezota, terco. En la villa abulense de Navacepeda: tacaño,agarrao. Francisco de Quevedo hace este uso despectivo deltérmino:

Gobernando están el mundocogidos con queso añejo,en la trampa de lo caro,tres gabachos y un gallego.

También se dijo al fanfarrón que se hace el valientecuando sabe que cuenta con ayuda. En los reinos deValencia y Murcia, a modo de reto entre muchachos se decía:«Gallego a que no haces tal cosa»; también se escupía, ymientras se pisaba lo escupido se decía gallego comosinónimo de cobarde si no se aceptaba el reto y se disponíael retado a la pelea haciéndoles campo los demásmuchachos. El novelista asturiano de finales del XIXArmando Palacio Valdés emplea el calificativo con ánimoofensivo en su novela La hermana san Sulpicio: «Matilde,deja a ese maleta, que es un gallego». No alcanzamos a saberel porqué de la acepción insultante del término; no esrazonable vincularlo al gentilicio, por lo que acaso se trate deuna corrupción de algún derivado ya perdido de gallicus =relacionado con Francia, por la fama que tuvieron en losSiglos de Oro de ser los de esa nación gente solapada,aprovechada y cobarde. No obstante lo dicho, debe tenerse

en cuenta la voz gitana galilé, acaso a través del femeninogalillí, con el sentido de ‘rústico, patán, gallego’. En cuantoal uso que el calificativo tiene en América, es cierto queentre otros tiene el de persona muy simple, de escasosalcances.

Resalao. Es piropo referido a la guapura de la mujer ybizarría del hombre; también significa ‘apuesto, criatura aquien adornan buenas prendas físicas, amén de serposeedora de buen carácter y de mucho atractivo’. Dice laletra:

Cuando mi novio se ponela goinica a medio laoentre toda la cuadrillano hay mozo más resalao.

Se dice también que tiene la sal por arrobas la personaque es ingeniosa, atractiva y graciosa. En la Ribera deNavarra es término que cursa con majetón y bonito. Dice lacanción popular:

Adiós, morena salada,morena de mi alegría,Dios quiera que cuando vuelvatú me quieras todavía.

Se dice de quien tiene sal. Se decía en tiempos deCervantes que era salado quien tiene gracia natural, quien

tiene aquél, mientras que al malasombra llamaban insulso,soso. En castellano «sal» equivale a agudeza de ingenio ydonaire. Una copla jotera del XIX pone el calificativo en elsiguiente contexto:

El médico me ha manda(d)odormir con una morena:¡qué médico tan salao,qué me(d)icina tan buena…!

Alirón. En Aragón y Murcia llaman alirón al alón decualquier ave, y en América el ala del sombrero. Hasta 1912este término no tenía que ver con el deporte, y comoexclamación estaba asociado, o se asimiló, a la interjecciónfrancesa Allons!, con lo que el término pasó al campo deexclamaciones incitantes como «¡Adelante, vayamos,marchemos!». En 1912 María Fernández de Córdoba, llamadala Marietina, puso de moda en el teatro Romea de Barcelonael cuplé titulado Alirón, letra de Álvaro Retana y música deGaspar de Aquino, cuya letra decía:

En Madrid se ha puesto en modala canción del Alirón,porque canta las victoriasde los ases del balón.Y a las niñas sensitivasles palpita el corazónpor cualquiera de los oncedel equipo triunfador.

El estribillo repetía:

¡Alirón, Alirón, Alirón, AlirónAlirón pon, pon, pon!

El público coreaba esta ingenua letra, que continuabaasí:

Hoy el fútbol es deportede la máxima atencióny la gente en los estadioshasta llega a la agresión.Y lo mismo en Indochinaque en cualquier otra naciónconquistar a un futbolistade una chica es la ilusión.

Su vinculación al mundo del fútbol tuvo que ver con lacupletista Teresita Zazá, que estrenó el Alirón en el SalónVizcaya de Bilbao, y el público cambió el último verso delestribillo, y en vez del «pon, pon, pon, pon» cantaba:

Alirón, Alirón,el Athletic es campeón.

Lo que llevó al autor a modificar así la letra:

En España entera triunfala canción del Alirón,

y no hay chico deportistaque no sepa esta canción.Y las niñas, orgullosas,hoy le dan su corazóna cualquiera de los oncedel Athletic campeón.

Asimismo surgió un estribillo pícaro que decía:

A los chicos del Athletictanto una dama admiróque el marido divorciarseescamado pretendió.Y decía ella al esposopor calmar su irritación:No sospeches de ningunoque a quien quiero es al balón.Alirón, alirón, alirón pon, pon, pon.

Según otras explicaciones, el término procedería de losingleses que trabajaban en Bilbao, creadores yorganizadores de los primeros equipos de fútbol, entre ellosel Atlético de Bilbao. Como eran gente muy robusta, su gritode ánimo era all iron = todo hierro, castellanizado en alirón,referido a la dureza del mineral con el que se compara por lacapacidad y resistencia del atleta. Hay quien aventura servoz árabe: de al ’il ’la-n = proclama, pero es atribucióndescabellada. En opinión de quien escribe, se trata de untérmino procedente del francés allons, a su vez del verbo

aller = marchar, y en definitiva del latín ambulare = andar.

Hortera. Se dice de la persona de mal gusto o del esnobque adopta actitudes y maneras que en él están fuera delugar; sujeto vulgar y de muy poca importancia social que seda tono y presume de refinamiento y elegancia queobviamente no posee; tipejo ridículo, chabacano, cursi. Conel significado de escudilla de madera es voz antiguaprocedente del latín, escrita con f- inicial en documentos delsiglo XI, utensilio de cocina que aún se usaba en Aragón aprincipios del siglo XX: hortera, ortera = cazo de hojalatapara la sopa, cazo humilde que llevaban los mendigos pararecoger la sopa boba en conventos y cuarteles. El que fueraútil inseparable del pícaro hizo del término emblema delmiserable, como luego pasó con el bote de hojalata, que haservido para pedir y recibir la sopa de caridad. MateoAlemán, en su Guzmán de Alfarache (1599), escribe: «Quepueda traer un paño sucio atado a la cabeza, hortera,calabaza, zurrón y talega». En uso metonímico, se llamó«hortera» a quien la utilizaba, que era tanto como llamarlepobre y desgraciado. No obstante lo dicho, y referido a sucarácter insultante en Madrid, el uso deriva de habersellamado así a los dependientes de mercería y mancebos defarmacia, gente hecha al trato con gente fina y que adoptabalenguaje y maneras de su clientela, e imitaban además suatuendo. Esa acepción da al término el Diccionariocastellano con las voces de ciencias y artes, de EstebanTerreros, de finales del XVIII. El duque de Rivas, en Tanto

vales cuanto tienes (1840), pone lo siguiente en boca deRufina:

No fuera malo que yoa un horterilla quisierapor yerno. ¡Bueno estuviera…!¿Quién tal cosa imaginó?

Los libretistas de zarzuela y novelistas como Pío Barojatildaron así a los dependientes de comercio en general, apesar de que «hortera», como calificativo ofensivo, habíacaído ya en desuso. En su Elucidario de Madrid (1931)escribe Ramón Gómez de la Serna:

Pronto no habrá ¡chachipé!,en Madrid duque ni horteraque con la Tía Javieraemparentado no esté.

Pragmatismo. Es voz de origen griego, de pragmatikós,dicho de la persona que interpreta o glosa las leyes.Empleaba el término a finales del siglo XVIII el asturianoGaspar Melchor de Jovellanos. Ser pragmático es tantocomo remitirse a los resultados, sin importar otra cosa que elfinal de un asunto. La expresión «a las pruebas me remito»tiene que ver con esto de manera directa. Los adeptos a estemétodo filosófico ideado y difundido por el psicólogonorteamericano William James consideran que para juzgaracerca de lo acertado o verdadero de una doctrina el único

criterio válido debe fundarse en los efectos prácticos.Realmente es tanto como decir «por sus frutos losconoceréis». El hombre pragmático se remite a losresultados, a los hechos, a los efectos producidos por unaidea, por un postulado o por un sistema. Es evidente que elhombre pragmático no pierde el tiempo en lucubracionespoco productivas, sino que busca los resultados inmediatosde su acción. Al dramaturgo argentino de la primera mitaddel XX, Julio Escobar, reprochaba a cierto crítico: «Oiga,Escobar, siendo usted escritor de grandes recursosintelectuales y de formación sólida, ¿cómo es que en laescena sólo busca el aplauso fácil y halagar el gusto de lagente aunque sea cayendo en lo chabacano…?». El escritorcontestó: «Mire usted, cuando vamos a pescar ¿quéponemos en el anzuelo, lo que nos gusta a nosotros o lo queles gusta a los peces…?». Siendo Willy Brandt alcalde deBerlín visitó Israel, y las autoridades de Tel-Aviv le invitarona visitar el auditorio Mann, obra arquitectónica importante.Quedó admirado el político alemán y dijo: «Les doy lasgracias por haber dado al auditorio el nombre del granescritor de mi país, Thomas Mann». Se quedaron mirandolas autoridades israelíes ante aquella observación yreaccionando con rapidez dijeron: «Señor Brandt, el apellidoMann no corresponde en este caso al autor de La montañamágica, sino que está puesto en honor del norteamericanoFrederic Mann, de Filadelfia…». Quiso saber Brandt quéhabía escrito aquel otro Mann, y le contestaron con unasonrisa: «Señor, un cheque…».

Bragueta. Es forma diminutiva del latín braca, voz enúltima instancia procedente del galo, y usado en castellanohacia 1490. En La Celestina tiene ya el sentido moderno de‘abertura de los calzones o pantalones por delante’:

Acuérdate si fueres por conserva, apañes un bote paraaquella gentecilla, que nos va más; y a buenentendedor… en la bragueta cabrá.

Sebastián de Covarrubias define así el término en suTesoro de la lengua (1611):

La cobertura en la horcaxadura de las calças se llamabragueta, y braguetón la que es grande, como la delos tudescos.

Antaño se dijo «meter a uno en bragueta» con elsignificado de ‘meter a uno en cintura’. Aunque«portañuela» es hoy sinónimo de bragueta, antaño sellamaba de esa manera a la tira de tela con que se tapa labragueta o abertura delantera de los pantalones.

Buganvilla. Llamamos así a cierto arbusto trepadoramericano de hojas ovaladas y flores pequeñas de colorblanco. Deriva su nombre del navegante francés Louis-Antoine de Bougainville, que la trajo a Europa en el sigloXVIII. Los naturalistas de la expedición bautizaron la nuevaplanta con el apellido de este personaje. El diccionario oficialincorporó el término en su edición de 1884. Miguel Ángel

Asturias, en su novela El señor presidente (1933), da esteuso al vocablo:

Las jaurías, entristecidas por la música de lastrompetas, aullaron al pasar la procesión delante delPresidente, asomado a un balcón bajo toldo de tapicesmashentos y flores de buganvilla. Jesús pasó vencidobajo el peso del madero.

Tango. Este término significó en su acepción másantigua, documentada en 1836: ‘Reunión de negros parabailar el son de un tambor’. Una década después elDiccionario Salvá lo definía así: ‘Baile de gente del pueblo enla ciudad de Méjico’. El término castellano no parece anterioral siglo XIX. El diccionario de la Real Academia lo incorporóen 1869 como ‘reunión y baile de gitanos’, definiciónrevisada en 1899 por ‘fiesta y baile de negros o de gente delpueblo, en América’. Creen algunos que este baile fuellevado a América por los esclavos negros en el siglo XVIII,y que allí adquirió forma definitiva en contacto con bailesespañoles como la milonga y la habanera. Sin embargo,parece de origen mejicano-cubano, más que argentino. Encualquier caso, comenzó a bailarse fuera del ámbitohispánico, concretamente en la francesa Normandía, dondela voz tangue se empleaba ya en el siglo XVI con elsignificado de ‘baile popular’. Fue siempre un baile impúdicorechazado por la buena sociedad, que no tardó en reaccionaren su contra considerándolo baile obsceno y atrevido. A

España llegó en enero de 1913, concretamente a Barcelona,ciudad que se convirtió en difusora del nuevo baile: dehecho, contaba con las máximas figuras del tango por aqueltiempo. La nueva moda empezó a difundirse en la MaisonDorée, que institucionalizó las veladas de los Thes-tango. AMadrid llegó a principios del verano de 1913. Venía deEuropa, donde se había puesto de moda antes que enEspaña, y donde no se relacionaba con América. Veníaprecedido de pésima fama: en Londres, Jorge V lo habíaprohibido en los salones y en la corte. En Alemania, el káiserGuillermo II prohibió a sus oficiales bailarlo en público, ypara juzgar si el tango era inmoral o no, se organizó unademostración ante el papa Pío X: la pareja de baile estuvoformada por un príncipe romano y su hermana; el papa novio nada de particular en el baile del tango, pero lo condenó,acaso presionado. También en España hubo polémica, comomuestran las cartas a los periódicos. Se hablaba del tangocomo «práctica de atorrantes y golfos procedente de losbajos fondos parisinos». Pero el baile era tan trepidante ylleno de vida que nada pudo evitar su éxito en lugares demoda, cabarés y cafés con cantante. De principios del XX esla copla que dice:

Desde que nació mi suegrano ha parado Luciferde cantar en los infiernosel tango del Ven y ven.

Fardelejo. Si tuviéramos que descomponer el término ensus elementos constitutivos diríamos que su raíz es fard-, delárabe farda = bulto, alijo o lío de ropa, con adición del sufijo-el con el significado general de saco o talega donde elcaminante recoge todo el equipaje de ropa y pertenencias.En el Lazarillo de Tormes se emplea así el término, mediadoel XVI:

Traía el pan y todas las otras cosas en un fardel delienzo que por la boca se cerraba con una argolla dehierro.

Al sustantivo «fardel» se le añade el sufijo diminutivo-despectivo -ejo procedente del latín -uculum para formar eltérmino en cuestión con el significado de fardel mísero.«Fardel» es también voz insultante referida a la personadesastrada o que va hecha una facha. En Castilla: personaastrosa, de aspecto sucio y desaliñado, uso metafórico de laacepción principal del término: ‘talega que llevan lospobres’. En Cantabria llaman «fardaleru» a la personamurmuradora y amiga de cuentos. A la persona fachosa yrompegalas que en las fiestas deja en mal lugar a quien leacompaña llaman «fardel» en la comarca navarra de Eslava;en Castro Urdiales, de Cantabria, dicen «fardelera» y«fardelona» a la mujer enredadora y trapacera, insultotambién oído en Bilbao dicho a la mujer despreciable. Defardo o lío grande de ropa, a través de fardar o presumir,surtir de vestidos a alguien. El bufón Estebanillo González,

en la novela de ese nombre (1646), escribe:

Con lo cual me fui a la vuelta de Sevilla, después dehaberme fardado conforme a la posibilidad del dinero.

Pereza. Es voz procedente del latín pigritia = ocio,descanso, desgana, desidia. Emplea el término Gonzalo deBerceo a principios del siglo XIII. Esta palabra tuvo antañootras aplicaciones significativas, como negligencia y tedio,sentido que le da el religioso del siglo XVII Damián Cornejoen su Crónica seráfica cuando escribe:

Destierra la avaricia, ahora la sensualidad, estimula ala pereza, alienta a la flojedad; y gritando todos losdías en los templos, persuade a la penitencia.

Con el valor semántico actual era voz frecuente en lossiglos áureos; Alonso J. de Salas Barbadillo emplea así lafrase en su novela picaresca La hija de Celestina, en elprimer cuarto del XVII:

Conocíase éste con facilidad ser éste el graveelemento de la tierra, que para significación de supereza le tiraban unos bellísimos cuanto espaciososbueyes.

Llamamos perezoso a quien es tardo, lento, negligente ydescuidado en la acción, y a quien muestra repugnancia nosólo a levantarse sino a iniciar cualquier tarea. Del estadista

David Ben-Gurión, primer ministro de Israel durante losprimeros años de independencia de ese país, se cuenta quepaseando por Tel-Aviv topó con un árabe que se lamentabadiciendo: «¡Ay, qué desgraciado soy; eso de picar piedra,transportarla, llevarla a pie de obra durante ocho horas esterrible!». Preguntó el político cuánto tiempo llevabahaciéndolo, y contestó el quejumbroso árabe: «¡Señor,empiezo mañana!».

Pergamino. Procede el término de la voz latina tardíapergaminum, a su vez del griego pergamene, femenino delgentilicio pergamenós = de Pérgamo, ciudad donde se inicióel uso y preparación de pieles de res que despojadas delvellón, raídas, adobadas y estiradas, servían para escribirsobre ellas. Fue en Pérgamo donde primero se puso enpráctica este material de escritura que sustituyó al papiro;gracias al pergamino los atálidas del reino de Pérgamo, aimitación de los reyes lágidas de Egipto, protegieron lasletras y las artes y crearon su célebre biblioteca,engrandeciéndola con el aporte de nuevos manuscritoscopiados minuciosamente sobre el nuevo material. Alparecer, el rey de Pérgamo Eumenes I recurrió a aquelinvento por habérsele impedido la importación de papiro porel rey Tolomeo V de Egipto, acaso envidioso del augecultural que tomaba el pequeño reino de Pérgamo, su rivalcultural, cuya biblioteca amenazaba con hacer sombra a la deAlejandría. Tal era la bondad del pergamino y sus ventajassobre el papiro que no tardó en desplazarlo. De hecho, la

Edad Media lo prefirió a cualquier otro medio de fijar losescritos.

Hongo. Los romanos tenían al hongo por alimentoaciago, sobre todo en verano, y se contó entre los manjarespeligrosos. Algunos creen que se dijo fungus por derivar defunere = llevar a cabo un entierro, dado el peligro queentraña comerlos si no se distingue bien entre loscomestibles y los venenosos. A este respecto se lee en elVocabulario de refranes, de Gonzalo Correas (1627): «Hongode mayo no lo des a tu hermano». Decían los antiguos quevisto en sueños advierte de la proximidad de un peligro, yfue creencia extendida que visto por alguien el hongo dejade crecer. Es voz latina, de fungus = fongo, en documentosde 1400. Alfonso de Palencia escribe en su Universalvocabulario (1490): «Tuber es linaje de hongo que dizen quenasce del tronido del ayre». Para entonces, hongo y seta o«xeta» eran lo mismo.

Muérdago. Del muérdago, rama dorada que ardía conresplandor maravilloso según dice Virgilio en la Eneida,cuenta el naturalista latino Plinio del siglo I que los druidaslo cortaban con una pequeña hoz de oro. Esta hierbasagrada se empleaba como remedio contra la esterilidad de lamujer y antídoto contra los venenos; se creyó asimismo quesus ramas, una vez secas, servían para hallar tesorosocultos. En Roma se decoraba el interior de las casascolgando ramitos de muérdago durante las fiestas delnatalicio del Sol, o Natalis Solis Invicti, el 25 de diciembre,

fecha que dio lugar a la Navidad cristiana. En Escandinaviaestuvo consagrado a Frigga, diosa del amor. Acaso enrelación con virtud afrodisíaca está la tradición de besar aquien se encuentre bajo una ramita de muérdago, costumbreya practicada al parecer en el siglo II a. de C. en GranBretaña. La forma «mordago» se usaba en el siglo X, dellatín mordicus = mordedor: todavía hoy un «muerdo» es unbeso que incluye ligero mordisco. Fernando Álvarez, en suRegimiento contra la peste (1501), da este remedio:

Tomen díctamo y tormentila, de cada uno media onza;muérdago de roble, hueso de corazón de ciervo, decada uno una ochava; aljófar, otra ochava; unicornio,media ochava; todo molido y mezclado; tomen de ellosmedia ochava cada vez.

Pedorro. Llamamos así a quien es incapaz de guardarcompostura, o no sabe estar a la altura de las circunstancias,ni le importa. Se predica de quien sin reparo expeleventosidades bien porque la edad le torna incapaz decontrolar ese mecanismo, o porque no le importa. El andaluzAntonio de Nebrija da al término el valor que tiene y lo hacesinónimo de «pedocio»: del latín pedacius = pedorrero,sujeto que huele mal y que deliberadamente y sin miramientode persona o situación expulsa los gases con estruendo. Engallego antiguo, petar significa hacer ruido, pero tambiénexperimentar alivio, cosas que se avienen con la naturalezadetonadora del pedorro, que, según el escritor neoclásico,

«hace de su vientre cargador y de su culo escopeta». Es vozderivada en última instancia del latín pedere = ventosear,verbo documentado a finales del XIV. Es voz despreciativa,como el sufijo en -orro pone de manifiesto.

Alboronía. Llamamos alboronía al guisado de berenjena,tomate, pimiento y calabacín, todo ello picado y mezclado.En pueblos extremeños como el de Oliva de la Frontera y enalgunas villas gaditanas, llaman boronía al picadillo detomate, pimiento y pepino aliñado con aceite, vinagre y sal:mi abuela Isabel, que nació en Alcalá de los Gazules, sabíarecetas muy antiguas de alboronía que no incluían el tomate,como es natural. Es plato muy antiguo: del árabe al-buraniya, a través de una voz persa alusiva al nombre de laesposa del califa abasida del siglo IX al-Maimun, llamadaBuran o Borán, en cuyas bodas se sirvió por vez primeraeste plato. Otros opinan que procede de la voz prerromanaborona = migaja, según algunos antecedente más antiguo delas migas. El cordobés Juan Valera, en Genio y figura (1897),emplea así el término:

Don Ambrosio perdió con esto los estribos; no acertó acontenerse y deploró en mi presencia con acerbasfrases la ingénita ordinariez de su hija, que no gustabasino de alboronía, chanfaina, pepitoria y sobrehusa debacalao.

Moroso. En sentido moderno se predica de quien sehace el remolón o el sueco a la hora de pagar, y demora o

retarda cuanto puede el pago de sus deudas y elcumplimiento de su promesa. Del latín mora = dilación otardanza + sufijo abundancial latino -osus. También se dijo,en sentido moral, de quien se relaja, recrea y complace enalgún asunto o acción torpe. En un juguete cómico del sigloXIX se lee lo siguiente, en clave de humor:

A la autoridad localse queja Inés de su esposo:le acusaba de morosoen el pago (débito) conyugal.Dijo el alcalde: «Badía,quedas absuelto por pobre;tu mujer que venga y cobrede fondos de la alcaldía».

Obtuso. El término tiene diferentes acepciones, entreellas la de cabezota y cerril, uso que le da el filósofo JaimeBalmes en el siguiente texto:

No debemos tener el entendimiento en inacción, conpeligro de que se ponga obtuso y estúpido.

Llamamos obtuso a lo contrario de agudo, es decir:mientras lo obtuso es romo, lo agudo tiene punta,interpretada esa circunstancia como rasgo de ingenio, dichotambién de quien es ocurrente o tiene chispa, de todo lo cualcarece la persona o cosa obtusa. En consecuencia, esobtuso quien tarda en entender o es torpe en el obrar. En el

siglo XVII ya se empleaba el término.

Matutero. El término «matutero» tiene varios planos designificación, entre ellos la locución adverbial «de matute»,que dicho en relación con la persona es insultante, ya quealude a un entorno ilegal: el del estraperlo. También tieneconexión con la voz «matuto», dicho a quien es muy rústico,palurdo y torpe. A quien hace las cosas clandestinamentedecimos que las hace de matute o a escondidas, temeroso deque lo vean o sorprendan, ya que es consciente de que llevaa cabo algo ilegal. Matutero es tanto como contrabandista,persona que introduce género sin pagar el impuesto que lograva. Se dijo matutero o de matute al contrabando por serocupación llevada a cabo en la madrugada, en horaspropicias para quien se dedica a un menester reñido con laclaridad del día. Es término negativo, con el que también sealudía antaño al garito o casa de juegos de tapadillo. ¿Dedónde viene el término? Procede del adjetivo matutinus,alusivo a la diosa Matuta: la Aurora, esa hora de comienzosdel día en la que todavía los gatos son pardos. Se lesllamaba Matutius para ponerlos bajo la protección de ladiosa Matuta. Matute es nombre de un pueblo cercano aNájera llamado así porque procede del antropónimo latinoMatutius. Era un nombre muy popular; hay muchos lugares,aldeas y villas que se llaman así en Castilla: Matute deAlmazán, en Soria, y otros. Pero volvamos a nuestropropósito. Entre las ramificaciones insultantes del términohay otra: «De matute» va quien no quiere ser reconocido,

quien va de incógnito o «de extranjis». Iba de matute quiense escondía por haber incurrido en algún delito: iba detapadillo, ocultando su personalidad verdadera.Antiguamente se decía «ir de extranjía como Matute».Gabriel Miró emplea el término en Las cerezas delcementerio (1910):

Entre los últimos cipreses del camino apareció lafigurita cenceña y humilde del sereno.

—Ahí lo tiene —murmuró el ermitaño a Félix—;muchas historias podría contarle de cuando fue delmatute.

Gallina. Como sabe el lector, llamamos gallina a lapersona cobarde, pusilánime o tan apocada y tímida que seasusta con facilidad y abandona al menor peligro. Esantónimo de «gallo», a pesar de ser de la misma especie yfamilia. Antaño fue insulto tan serio que requeríasatisfacción en duelo. Covarrubias advierte en su Tesoro(1611): «Al covarde dezimos gallina por ser medrosa». Ypuntualiza:

El que está echando bravatas y se precia de valiente,hablando con arrogancia y jactancia, siendo unlebrón y gallina.

Cervantes emplea el término «gallinato» en El rufiándichoso:

Estas señoras del tratoprecian más en conclusiónun socarra valentónque un Medoro gallinato.

Gonzalo Correas incluye esto en su Vocabulario derefranes (1627): «Encogerse como gallina en corral ajeno»,referido a la timidez y naturaleza cobarde de quien carece devalor y bizarría. Juan Eugenio Hartzenbusch lo ve así,mediado el XIX:

Hay gentes muy peregrinasque tienen vueltas bellacas:En un concejo, ¡qué urracas!en un lance, ¡qué gallinas!

En puntos de la Ribera de Navarra reza el dicho infantil:

Gallina, acusica,la rabia te pica…

Es uso figurado, por tenerse desde antiguo a esteanimal como uno de los más cobardes, asustadizos ymedrosos. También pudo decirse por ser la gallina aveparticularmente parlera y escandalosa, en lo que el machismode antaño vio similitud con las mujeres, que apenas alboreael día ya quieren cantar y empiezan la mañana cacareando ydiciendo cuánto saben y algo más. En ese sentido, gallinavale tanto como mujeril, que dicho del hombre resulta

humillante por lo que conlleva de falta de aplomo, seriedad yfirmeza. Deriva del latín gallina = hembra del gallo, términoque en su acepción principal se emplea desde el siglo XI.

Jerarquía. La palabra «jerarquía» procede de uncompuesto griego: ierós = sagrado + arjeszai = mandar. Enbajo latín se decía hierachía y aludía a la autoridad religiosa,de hecho, en griego antiguo el término ierárjios era adjetivoalusivo a un alto sacerdote o dignatario del templo. Sonnumerosas las voces compuestas con este adjetivo: loshierodulos o servidores del templo que se prostituían paradedicar el dinero al mantenimiento y decoro de las imágenessagradas; los hierofantes o sacerdotes que dirigían lasceremonias en Grecia…, y todos sabemos que losjeroglíficos —de ieros = sagrado + gliptein = grabar— soninscripciones hechas por los sacerdotes egipcios en lostemplos. En la Edad Media ierarcha equivalía a arzobispo.Su aplicación a cargos civiles es cosa no anterior al sigloXVII, en castellano.

Bastardo. En acepción primera del término se dijo delhijo ilegítimo. En sentido figurado: individuo bajo, ruin yvillano; persona o cosa que degenera de su origen ynaturaleza, que no es auténtica ni fetén. Sujeto vil, de malainclinación y natural avieso capaz de cualquier traición otrastada, ya que no guarda la fe debida a otro; tío borde.Comenzó a utilizarse en castellano en tiempos de Pedro I,mediado el siglo XIV, apareciendo como aposición a nombrepropio en la Crónica de Pedro el Cruel para referirse al hijo

ilegítimo de Alfonso XI Enrique (II) el de las Mercedes,aquel monarca que para ser aceptado se pasó el tiempoconcediendo mercedes o favores a expensas del erariopúblico y del interés de la nación. Los hijos ilegítimos denoble cuna eran llamados bastardos…, los de baja cuna:hi(jos)de puta. Covarrubias da en su Tesoro (1611) al términovalor semántico de ‘grosero y no hecho con orden, razón yregla’, y en cuanto a su etimología alude al arabista de sutiempo, padre Guadix, para quien el origen de la palabra esarábigo: de baxtaridu = hijo de quien se quiera, ya que no sesabe de cierto quién sea el padre. El sainetista madrileño delsiglo XVIII Ramón de la Cruz emplea así el término:

Esa es una presunciónhija de un bastardo pecho.

Su verdadera etimología es francesa: del francésantiguo bastart. No hay seguridad en cuanto al significadode esa raíz; algunos piensan que acaso proceda del alemánbankert = hecho sobre un banco, ya que estos individuosno eran hijos de matrimonio legítimo y por ello no habíansido engendrados en la cama; otros opinan que pudo derivardel escandinavo arcaico hormung: generado en un rincón.En la lengua occitánica se decía sebenc: engendrado junto aun seto. Corominas recoge la posibilidad de que suetimología tenga que ver con una hipotética voz germánicaque significa granero: bansti. Los griegos llamaban a losnacidos de cópula ilegítima lazremaios = hecho en la

oscuridad y por los rincones. En gallego se dijo a losbastardos e hijos de puta fillo de palleiru = hijo del pajar,engendrado en un almiar: hijo ilegítimo. Todos sabemos queen los pajares se han dormido miles de siestas placenteras.

Resiliencia. Llamamos así a la capacidad para resistir,tolerar la presión, vencer los obstáculos; también al hechode que pese a la oposición encontrada uno hace las cosasbien cuando todo parece estar en contra. El interés pordesarrollar y evaluar esta capacidad se ha extendido anumerosos ámbitos de la vida. Pero ¿es necesario esteanglicismo? En parte sí; el inglés resilience posee un arcosemántico mayor que el término castellano «resistencia»:procede del latín resilire: replegarse rápidamente, saltar haciaatrás para resistir o tomar fuerzas. En inglés se dice enalusión a la capacidad de la persona por sobreponerse,autocorregirse, ser flexible y elástico, como el muelle: quecede, pero recupera pronto su forma una vez desaparecida lapresión. La palabra tiene su propio ámbito semántico, por lotanto, puede convivir en el diccionario junto a vocespróximas como resistencia. Ser resiliente es tanto como sertan flexible como el junco, que por mucho que se ladee no serompe, y vuelve a estar erguido cuando la presióndesaparece. Es término relacionado con el mundo de laciencia, en cuyo ámbito se lee: «Acero de gran resiliencia,elevadísima resistencia al desgaste e indeformable».

Timidez. A quien es temeroso y encogido de ánimo, y ala persona medrosa a quien la vergüenza o rubor excesivo no

dejan manifestarse llamaban los latinos timidus = medroso.Porque el adjetivo deriva del verbo latino timere = tenermiedo, mostrarse inseguro. En el siglo XV se dijo«timididad», y «timidez» a principios del XVIII, aunqueCovarrubias ya emplea el adjetivo «tímido» como vozsinónima de temeroso. Mi abuela Isabel decía: «Hombretímido o apocado, siempre desgraciado, porque dedoencogido no rebaña el plato», referido a que la persona flojade carácter ni medra ni prospera. Dice el refrán: «Hombretímido y pusilánime, ni para sí ni para nadie», que es tantocomo advertir que de criaturas tales no hay que esperarnada. Su opuesto es el hombre temerario, persona arrojadaque se lanza a la acción sin prevenir los riesgos y peligros.En tiempos cervantinos, a quien era en exceso tímidollamaban «lebrón»: hombre tímido, encogido y cobarde,como la liebre, animal que tuvo reputación de asustadizo. Latimidez da lugar a situaciones curiosas. Un famosopresentador de radio americano contaba que él hubieraquerido ser un showman televisivo, pero que era imposibledebido a cierto tic y a su insuperable timidez. En ciertaocasión confesó a un amigo: «Mira, tengo un tic que mecausa problemas: guiño un ojo de manera incontrolada, yeso quedaría mal en televisión». Su interlocutor, quitandoimportancia a aquello, le comentó que acaso pudieradisimularse. En aquel momento sacó el personaje algunospreservativos de su bolsillo, y su acompañante, muysorprendido, le preguntó: «¿Y eso…?», a lo que respondió elfamoso locutor: «¿Quieres saber por qué llevo tantos

condones?, pues es muy sencillo, sufro mucho de jaqueca».El amigo no entendía qué relación podría haber entre unacosa y otra, y el locutor le dijo: «Prueba a pedir en unafarmacia una caja de aspirinas, y guiña un ojo, y verás quépronto te sirven esto».

Saltimbanqui. Se dice del charlatán, chocarrero, bufón;hombre bullicioso e informal; persona de poco fiar;saltabanco. Jovellanos usa así el término a finales del sigloXVIII:

Castilla estaba ya llena de trovadores… de mimos ysaltimbanquis, y otros bichos de semejante ralea.

Fue término muy del gusto de autores teatrales ynovelistas del género pícaro porque sus gracias ybufonadas en escena levantaban carcajadas. Elsaltaembanco era criatura dramática que por su propianaturaleza caía bien. Pero una cosa era el teatro y otra, lavida real. Mateo Alemán, que retrata esa vida en su Guzmánde Alfarache (1599), da este consejo por boca de suprotagonista: «Ni haga pacto ni alianza con ciegosrezadores, saltaembancos, músicos ni poetas». Lope deVega, en El amante agradecido (1618), da al términosignificado de ‘charlatán ambulante metido a boticario’, usoléxico que tuvo en su tiempo, ya que llamaban entonces así aquien puesto sobre un banco o mesa en la calle, o bajo algúnchamizo o toldo, vendía hierbas, quintaesencias y remedioscontra cualquier dolor:

Aquesta es una recetaque un saltambanco me dio / en Sicilia…

De ahí vino el nombre, porque subían y bajaban conagilidad del banco sobre el que se dirigían al público,visitando las más alejadas villas y aldeas. Mateo Vázquez deLeca, de la segunda mitad del XVI, escribe en El filósofo dealdea, recordando estampas de su niñez: «Aquelloschocarreros, bufones y salta-in-banqui, como dice elitaliano…». Y en una loa anónima de muy poco después, unpícaro vagabundo cuenta sus andanzas por Italia, donde fuecharlatán callejero, intercalando a menudo en sus versos lalengua de aquel país, que entonces era poderoso imán paralos españoles:

¿No fui saltimbanquientrando por Pontinello?

Y dirigiéndose al público, remedándose a sí mismo,continuaba:

Sentite un poco de gracia,signiori, quatro paroleche li voglio far intenderede la bellisime cose…

Y engañaba a la gente, absorta con su río de palabras,su oratoria simpática, su presencia histriónica.

Bastón. Es término antiguo, documentado ya en el sigloXI. Su etimología es sencilla: del latín bastum, acaso delverbo bastare = llevar. El término no siempre ha significadolo mismo: en la primera mitad del XVI significó ‘palo de labaraja, basto de naipes’, y a finales de ese siglo era sinónimode ‘vástago de árbol’. Otros aducen etimología griega: debattós = palo para levantar o apoyar una carga, sentido queCervantes da al término:

Uno de aquellos que llevaban las andas, dejando lacarga a sus compañeros salió al encuentro de donQuijote enarbolando una horquilla o bastón con quesustentaban las andas en tanto que descansaban.

Es término muy polisémico, cargado de múltiples usos,

entre ellos el de ser símbolo de autoridad: «Empuñar elbastón» equivale a asumir el mando; «meter el bastón» esmediar entre dos para poner paz. Fue objeto decoleccionismo exagerado en el XIX. Entre los coleccionistassobresalió el valenciano Ignacio Moros, que en 1949 poseíatres mil bastones distintos.

Solidario. Del adjetivo latino solidus derivó la expresiónlatina in solidum = en solidaridad, situación en la que todosse responsabilizan de una acción a fin de que no cargue conel castigo o el premio uno solo, sino la colectividad. De estemodismo adverbial deriva el término «solidario» dicho de lapersona que pone el interés común por encima del suyopropio. El comediógrafo latino del siglo II a. de C. PublioTerencio convirtió en lema este concepto, diciendo: Nihilhumani a me alienum puto, que es tanto como decir quenada humano nos debe ser ajeno. Cuando en FuentovejunaLope de Vega pone en boca del juez la pregunta: «¿Quiénmató al Comendador?», Pascuala responde solidaria:«Fuenteovejuna, señor», es decir, todos a una, por ser lasolidaridad una especie de cemento que mantiene unida ycompacta a una sociedad que basa su defensa en la defensade la colectividad. Se cuenta que tras la batalla de Maratón(490 a. de C.) el general Milcíades pidió una corona de laurelpara sí mismo, y oyendo aquella petición egoísta, uno de losque habían combatido aquel día contra los persas se levantóy dijo ante la Asamblea:

Milcíades, cuando tú con tus propias fuerzas venzas y

ganes una batalla, entonces podrás pedir el laurelpara ti; mientras tanto, la corona que pides es detodos los que combatimos y fuimos solidarios con eldestino de los griegos y contigo: no reclames, pues,para ti una gloria que es de todos.

Es solidario quien está más atento al grupo que a supropia persona.

Pericopa. Es término no incluido en el diccionario oficialque procede del griego perikope = acción de seccionar,referido al párrafo extraído de un texto sagrado que se lee enel oficio divino. Es voz muy utilizada en el lenguajeeclesiástico para referirse al versículo o pasaje corto delEvangelio del día comentado por el sacerdote en su homilía.Sorprende su ausencia del diccionario oficial, ya que estérmino de antiguo uso.

Hipócrita. El lector sabe que llamamos así al simulador,sinuoso y falso, sujeto que actúa con doblez y finge lo queno siente aparentando lo que no cree. Es voz ofensiva quecursa con malsín y con el individuo retorcido y trepa que escapaz de cualquier cosa con tal de medrar. Asimismo sepredica del sujeto ladino y falaz que puede mantener aalguien engañado durante mucho tiempo mostrando ora unacara, ora otra para conseguir ventajas o beneficios; fariseoque aparenta ser una cosa delante, y es otra detrás; sepulcroblanqueado. Es término derivado de la voz neogriegaipocrisis = acción de representar un papel, del también

griego hipocrités = actor. Se encuentra ya en el Corbacho(1438), del Arcipreste de Talavera. De aquella época recogela siguiente canción anticlerical Francisco Asenjo Barbieri ensu Cancionero musical:

Pues casa d’arena y palo de ciego,bordón de romero con brazo gallego,en fraire tan malo, que de ti reniego,hipócrita triste y beguino…

Lope de Vega usa así el término en el siglo XVII:

Que de hipócritas que robanhonras, famas y dineros,con unos ojos hundidosde pensar malos intentos…

Covarrubias escribe en su Tesoro de la lengua (1611):

Hipócrita (…) sinifica el representante, porque fingemuchos afectos, ya llorando ya riendo, (…)comúnmente se toma por el que en lo exterior quiereparecer santo, y es malo y perverso, que cubierto conla piel blanda y cándida del cordero es dentro un lobocarnizero.

En contextos religiosos se dice de aquel cuyos actoscontradicen la devoción que finge. Mateo Alemán escribe ensu novela picaresca Guzmán de Alfarache (1599):

Si se humilla es infame; si se compone, hipócrita; si seríe, inconstante; si se mesura, saturnino; si afable,tenido en poco.

Chiringuito. Es término afín a otros como «sombrajo»,«tinglado», «tingladillo». La expresión connota chapuzacomercial, asunto poco claro, negocio rápido con ribetesfraudulentos; negociete provisional. El testimonio másantiguo de uso de este término no es el de 1966 citado por laAcademia, referido al boom turístico, época de loschiringuitos playeros, y por extensión posterior aplicado achiringuito político, financiero, médico. Uso anterior alcitado por la Academia es el de cierto texto que figura en unazulejo de la fachada de un bar de Sitges que dice:

En este chiringuito el gran maestro que fue deperiodistas don César González Ruano escribiódurante cinco años en la mesa de azulejos que hay enel interior sus artículos diarios a La Vanguardia y elfamoso libro Huésped del Mar, dedicado a Sitges. Élbautizó este local con el nombre de Chiringuito,expresión que se popularizó en el resto de España apartir de entonces. Sitges - 1949.

Se decía en aquellos tiempos que era voz utilizada enCuba para pedir un café: «Deme usted un chiringuito conron», es decir, lo que en Valencia llamamos «carajillo». Hoy elchiringuito no es lo que se sirve, sino el lugar donde sesirve. En cuanto a la etimología del término, acaso se trate de

una voz de creación expresiva.

Tiovivo. Como sinónimo de «caballitos», el términoalude a una atracción de feria consistente en varios asientoscolocados en círculo giratorio, significado con el queempezó a utilizarse en España a mediados del XIX, siendoPedro Antonio de Alarcón quien primero usó el término.Pérez Galdós hace este uso del término en Fortunata yJacinta (1885):

Dejándose llevar de sus propios pasos, se encontró sinsaber cómo en el centro de la Puerta del Sol.Inconscientemente se sentó en el brocal de la fuente yestuvo mirando los espumarajos del agua. Unindividuo de Orden Público la miró con aire suspicaz;pero ella no hizo caso y continuó allí largo rato,viendo pasar tranvías y coches en derredor suyo comosi estuviera en el eje de un tiovivo.

La historia de la palabra está llena de curiosidades,según cuenta Sofía Tartilán en Costumbres populares ycuadros de color (1880). Empezó a utilizarse en Madrid hacia1834, en que se declaró una epidemia de cólera, una decuyas víctimas, aunque frustrada, fue un tal EstebanFernández, dueño de atracción de feria en el madrileño paseode las Delicias. Esteban, o «el tío de los caballitos», seganaba la vida con este artilugio giratorio que pocos añosantes se había establecido en España procedente de Francia.Enfermó un día y llevado al hospital lo declararon muerto.

Sus familiares, escasos de recursos, al no poder costear lacaja de pino, lo llevaron al cementerio en andas, pero antesde llegar al camposanto, el tío Esteban empezó a gritar:«¡Estoy vivo, estoy vivo!». Asustados, quienes lo llevabansoltaron despavoridos las andas y echaron a correr. Estebancayó al suelo y se pegó un golpe en la cabeza, teniendo queser asistido en el hospital, donde al reconocerlo se decían:«¿No es éste el tío Esteban que nos trajeron antes muerto?».Lo curaron, y volvió a su casa. Siguió regentando suatracción, cada vez más visitada por gentes deseosas de veral resucitado, a quien ahora llamaban «el Tiovivo» porcreerlo regresado de la muerte; querían verlo, hablarle,tocarlo. Se le acercaban y le preguntaban detalles y noticiasdel otro mundo. El Tío Esteban, o Tiovivo, hombre de humory gran sentido comercial, se inventaba que había estado conSatanás cinco minutos, y que al querer el demonio meterloen una caldera, él le había hecho una pedorreta y regresó almundo de los vivos. En adición a lo que hemos explicado, esfuerza decir que Juan Corominas, en su monumentalDiccionario crítico etimológico, escribe, al respecto de estetérmino, incluido por la Academia en la edición de sudiccionario en 1925: «Aludiría a la viveza del tío que tuvo laidea de explotar este aparato en una feria».

Profesor y maestro. Del latín profateor = el que habla oexpone abiertamente ante los demás, derivó hacia el siglo XVel término «profesor», a través del participio professus.Emplea el término el autor del Universal Vocabulario,

Alonso de Palencia (1499). En general llamaban así a quienejercía una ciencia o arte, y también a la persona que laenseñaba. Su carga semántica actual no es anterior al sigloXVIII, en que hereda parte del prestigio del término«maestro». Hasta el momento apuntado «profesor» era másbien término de aplicación a las artes mecánicas y a losoficios, mientras que «maestro» abarcaba toda el área de lasHumanidades. Y es natural que así fuese. «Maestro»procede de magister, voz latina de significado múltiple,alusivo a la persona de mayor capacidad y mando. Sellamaba magister morum a la persona que tenía la máximaresponsabilidad en la custodia de la moral pública; magisterpopuli a quien contaba con la voluntad del pueblo; magisternavis al capitán del barco; magister societatis al director deuna sociedad o comunidad de cualquier tipo; magisterconvivii a quien presidía fiestas y banquetes. Tambiénllamaban magister en Roma al autor, al creador. Era términoempleado para aludir a la última instancia, la apelación últimaa la que era posible recurrir. Era natural que así fuera: eltérmino es compuesto de magis: adverbio de cantidad quesignifica ‘más’. En castellano es palabra documentada antesdel año 1000: maistro. En los Siglos de Oro era título con quese honraba y condecoraba a los beneméritos, siendo lainstancia académica máxima y cargo de mayorresponsabilidad. Se daba grado de maestro en filosofía yteología a quien tenía el grado mayor en su conocimiento ydominio. Hoy «maestro» ha experimentado cierta erosiónsemántica mediante la cual se ha empobrecido la importancia

de su figura, mientras que a su vez el término «profesor» seha prestigiado: son modas lingüísticas, en este caso injusta.El jesuita José Casani, uno de los fundadores de la RealAcademia de la Lengua, emplea así el término en el primertercio del siglo XVIII:

Sacándole dios con vida de los brazos de la muerte,contra la desesperación de la Medicina y de susprofesores más perito.

A finales de ese siglo Jovellanos escribe: «Ni temavuestra alteza que la multiplicación de estos institutos hagasuperabundar sus profesores». Sirva una anécdota parailustrar el término. Cuando en 1495 nombraron a Cisnerosarzobispo de Toledo, un labrador de Torrelaguna, pueblo delcardenal, decía en la plaza: «¡Qué honor para el pueblo, quéfortuna para él, y qué gloria para mí!». Una y cien veces lorepetía, hasta que cierto día el cura le abordó diciéndole:«Oye, ¿por qué dices que ha sido una gloria para ti quehicieran arzobispo a don Francisco Jiménez de Cisneros; quéte va a ti en ello?». A lo que contestó el labrador: «Sepa sumerced que yo fui su profesor». Se rió el cura, y le dijo:«Pero bueno, vamos a ver: tú no sabes leer, ¿cómo puedesdecir que has sido profesor?». Y tratando de hacerlo entraren razón, insistió: «¿Qué enseñaste tú a Cisneros?». Y elcampesino, poniéndose a silbar, dijo convencido: «Sepa sumerced que yo enseñé a Cisneros a silbar».

Andoba. En ámbitos marginales equivale a decir

cualquiera, donnadie; persona cuyo nombre no dice nada oaporta muy poquito. Es voz andaluza en origen, aunque deuso en toda España con diferentes valores semánticos. EnMálaga a quien no merece respeto llaman «andóbal» o«andobas». En la pacense Tierra de Barros se predica deldesaprensivo y aprovechado. En la Alcarria conquensellaman así a la persona que no merece confianza. En laciudad salmantina de Béjar y su comarca: sinvergüenza,caradura, persona vulgar que carece de educación. Enpuntos de Cáceres es forma despectiva de aludir a lapersona por la que no se siente respeto. En la villa burgalesade Villadiego llaman «andobo» al descuidado. En otroslugares de España se dice de quien por su insignificanciasocial se menciona sin nombrarlo; fulano, tipo innominado.Es uso lingüístico procedente del demostrativo gitanoandoba, andolaya: «éste», «ése», «aquél», dicho condesprecio, término muy oído y en alza en ambientesavillanados, donde el hablar mal es tenido por virtud y rasgoprogresista. Valle-Inclán pone estas acotaciones escénicasen La hija del capitán (1927):

Entran el andoba del organillo y un vejete muy pulcrode negro: afeminados ademanes pedagógicos,condescendencia afectada de dómine escolástico.

Tocapelotas. No damos pie para ello, ya que llamamosasí a la persona que a su condición de mosca cojonera une ladudosa virtud de sacar de quicio a las personas. También se

dice al sujeto enfadoso que disfruta dando el coñazo ysacando al personal de sus casillas; criatura insidiosa quecon enredos y patrañas causa pesadumbre. Se predicaasimismo de quien es quisquilloso y cargante, individuo queimportuna siempre con el mismo asunto. El tocapelotas es unsucedáneo del tonto del culo; fulano insufrible. También seles llama inflapollas, moñazos no exentos siquiera de ciertoramalazo de malasombra que con sus putaditas, a vecesinconscientes, desconciertan y hacen que las personas sesuban por las paredes. Es tocapelotas el chanchullero quepone en compromiso a la gente, y parece pasarlo bienponiendo a los demás en un brete. Individuo que dedica sutiempo a incordiar. Gilipichis, imbécil que toca los cojones ala gente y la exaspera hasta el punto de que todos huyen deél. El argentino Ernesto Sabato, en su novela Sobre héroes ytumbas, emplea así el término, propio de su tierra: «El restono son más que hinchapelotas, hijos de puta o cretinos». Elhablante tiene in mente sintagmas como «estar hasta loscojones o hasta los mismísimos huevos» del tocapelotas,capaz de terminar con la paciencia del santo Job. Es términono anterior al XX, compuesto de «tocar» = molestar, irritar,cargar y «pelotas» = testículos, con sexualización delsentido. Una canción referida al general italiano AnnibaleBergonzoli, derrotado en Guadalajara por los rojos en 1937,dice:

Bergonzoli, sinvergüenzi,general de las derrotas;

para tomar a Trijuequecon los bambinos que portas,no basta con pelotones:hay que venir con pelotas.

Se predica asimismo del correveidile o chismoso,individuo meticón que de todo quiere tener conocimiento.Persona que se mete en camisas de once varas y toma velaen todos los entierrros; murmurador y tunante que con sushablillas indispone a la gente y caldea los ambientessoliviantando los ánimos. Dicen «sacapelotas» en puntos deCastilla y León, y en lugares de la Mancha. Dice la copla:

Donde haya tocapelotassiempre será el día aciago,que con tal de dar la latavuelven Roma con Santiago.

Langor. Es término castellano, también dicho«languor», forma arcaica con el significado de ‘languidez’.Se dijo antiguamente que padecía langor quien sufría deamores no correspondidos; era término de sentido másespiritual que físico, que se resolvía en una gran debilidaddel ánimo, abulia y depresión. Un relato típico del llamadoantiguamente mal de ansiedad amorosa es la despedida deJasón y Medea:

Sus rodillas no tenían fuerza para llevarla y sonreía,aunque en su interior se le derretía el corazón y no

sabía qué decir; el alma se habría arrancado si se lohubiera pedido; mojaban sus mejillas las lágrimas ycon pies de autómata se apresuró hacia el palacio y asu llegada notaba cómo se apoderaba de ella lalangor.

El marqués de Santillana escribe a finales del XV:

La mayor cuita que haberpuede ningún amadores membrarse del placeren el tiempo de dolor;e ya sea que el ardordel fuego nos atormenta,mayor dolor nos aumentaesta tristeza y langor.

Alumno. El verbo latino alere, a través del participiopasivo, originó el sustantivo «alumno», que en francésdicen élève, de élever = criar; y en inglés pupil a través dellatín pupillus = niño. En los tres casos se parte de la idea de‘criar’, de donde se dijo crianza al proceso educativo deenseñar, todo ello en sentido figurado, remitiendometafóricamente al hecho de alimentarse la persona en loque se refiere al espíritu, adquiriendo conocimientos.Cicerón habla de alumni disciplinae meae a sus seguidoresy discípulos. Prudencio llama alumnus grex, o rebaño dealumnos, a los estudiantes. En relación con el participio dealere, altum, está el adjetivo «alto», cuyo valor semántico

original fue el de ‘crecido’, consecuencia natural dealimentarse. En última instancia es voz indoeuropea, de laraíz al-: nutrir, acrecentar. Alonso de Castillo Solórzano, enAventuras del bachiller Trapaza (1637), emplea así elsustantivo:

Mira, alumno mío, mi mansión: no es alcázar ni es elpalacio del Duque de Medina, ni el de Alcalá; pero esun juguete donoso, un brinco habitable, un retiroquieto y finalmente una vivienda apacible para uncaballero como yo, que gusta destos retiros, separadodel bullicio desta ciudad.

Guagua. En cuanto a la procedencia de este término deuso en el archipiélago canario, creen algunos que es vozimportada de Cuba, donde nació de la corrupción del ingléswaggon. No obstante esto, conviene tener in mente elmodismo adverbial «de guagua» = gratis, de balde. Para laconsolidación del término acaso se diera un cruce entreambos vocablos, cruce consistente en unir el nombre delvehículo, un carromato de tiro animal, y la baratura de aqueltipo de transporte para los cortadores de caña de azúcarcubanos que regresaban a su casa desde el trabajo enaquellas camionetas destartaladas de pago simbólico:montaban de guagua, casi gratis. Otros consideran que estérmino onomatopéyico imitativo del sonido del claxon deaquellos vehículos, muy particular y llamativo. La canciónpopular emplea así el término:

En el camino de El Puertooí una voz que decía:¡qué desgraciada es la guaguaque choca con el tranvía!

Dicho acaso con segundas, teniéndose in mente laverdad de que el pez grande se come al chico, y de que noconviene al pobre y al débil meterse con quien puedeperjudicarle. En Tenerife, donde las guaguas estabanpintadas de azul, se cantaba:

Tres gordas costaba en antessubir en guagua perrera;ahora te cobran tres durosy te rompen la sesera.

Castizo. Se llama así a quien tiene o es de buen linaje;fiel a los usos y costumbres de su pueblo; auténtico ygenuino. En otro orden de cosas se predica de la personagarbosa que presume de estampa. Emplea el término frayAntonio de Guevara (1529) con el significado que en partetiene hoy: «De cavallos castizos suelen salir potrosindómitos». Fue voz muy del gusto del refranero: «Mastín elpadre; mastina la madre: no será castizo el mastinico que noladre»; «El gato que viene de alcurnia, o el que lo lleva en lacasta, hasta con el rabo araña». La canción popular echa amenudo mano del término. Es voz de origen poco claro,acaso del gallego caste = linaje, calidad. Pero era términomuy utilizado en catalán en el siglo XV, y en mallorquín,

donde fer casta es procrear. Ese valor semántico tuvo elsintagma en castellano. Enrique de Villena emplea el términoen el primer cuarto del XV:

Los elefantes jamás se juntan para hacer casta enparte que puedan ser vistos de persona alguna.

La casta es la descendencia: ser de buena casta es tenerunos antepasados ilustres; ser de mala casta equivale atener orígenes obscuros. En La chula de ayer y hoy (1932),de Álvaro Retana, la cupletista Mercedes Serós cantaba:

Eran castizas todas porque sí,y, si llegaba el caso en la kermés,con su galán bailaban un chotíssabiendo dar las vueltas al revés.

Gachupín. En la lengua náhuatl se dijo cactzopin aquien calza picos, referido a las espuelas. Durante el períodocolonial se diferenciaba con este término a los españolesvenidos de Europa de los nacidos en América o criollos. Conel paso del tiempo y en atención a las diferenciaseconómicas, políticas y culturales de estas dos clasessociales, «gachupín» y «criollo» adquirieron carácterinsultante. Durante el proceso revolucionario que culminócon la independencia, el grito de guerra fue: «Viva la Virgende Guadalupe y mueran los gachupines». En la actualidad seda al término ligeros matices peyorativos referidos a losmejicanos procedentes de España. En un principio,

«gachupín» se usaba para aludir sólo a los españolesrústicos y deshonestos. En refranes de aquella época, se veclara esta diferenciación: «De español a gachupín, hay unabismo sin fin», y «Al español, puerta franca; al gachupín,pon la tranca». Pero como no hay cuña como la de la propiamadera, fueron los criollos los que usaron la palabra«gachupín» para referirse a cualquier peninsular. Ladiferencia social con los españoles fue a peor, y dejó suhuella en el refrán «Gachupín con criollo, gavilán con pollo».En El lazarillo de ciegos caminantes, del peruano AlonsoCarrió de la Vandera, o Concolorcorvo (1775):

Para que Vm. dé fin, señor Inca, a un viaje tan pesado,le concluirá Vm. con una burla chistosa que hizo unguatemalteco gachupín a ciertos chapetones limeños.Para evitar toda equivocación y sentido siniestro espreciso advertir que fuera de Lima se dicen limeños atodos aquéllos que tuvieron alguna residencia en estacapital, ya sean criollos o europeos. En la NuevaEspaña los llaman peruleros, y en la Penínsulamantienen este nombre hasta en sus patrias, y así enMadrid a mi cuñado y a mí, y a los demás criollos, nosreputaban igualmente por peruleros o limeños. Sehallaban seis u ocho de éstos en Guatemala a tiempoque gobernaban aquel reino los ilustrísimos señoresAraújo y Pardo, peruleros, a quienes hacían la cortelos chapetones o gachupines, como dicen allende yacuende el mar.

Tribulación. Es término alusivo a la congoja queembarga el ánimo, a la pena o aflicción que embarga a lapersona más en lo espiritual que en lo físico; en latín, que esel referente último de nuestra lengua, tribulatio equivale a‘sufrimiento’. Es voz derivada de tribulus = mala hierba oabrojo cuyo contacto da pesadumbre. También pudoproceder de tribulum = trillo, en el sentido de que así comoel trillo aflige a la espiga para que suelte el grano, del mismomodo sufre la persona a quien las circunstanciasatormentan. El atribulado se siente como si hubieran pasadopor encima de él tanto el trillo como el rastrillo. AndrésLaguna, médico del emperador Carlos V, escribe en el sigloXVI: «Tomaron nombre del tríbulo, según dicen, lastribulaciones humanas». La etimología primera parece másrazonable, ya que hay casos similares: la palabra «abrojo»procede del sintagma latino aperi oculos = abre los ojos,dicho como consejo para advertir de las malasconsecuencias que trae el pisar esa yerba.

Longanimidad. Es voz alusiva a la entereza del carácter,altura de miras, grandeza y constancia de ánimo en lasadversidades y reveses de fortuna. De «longanimidad» sedice «longánimo», término referido a la persona que esconstante en las cosas y magnánimo con los demás. Estérmino latino procedente del sustantivo longanimitas: delongus = grande + anima = espíritu, a través de«longánimo»: magnánimo, constante, generoso. En unjuguete cómico del XIX el gracioso protagonista cambia una

letra a la palabra y sale «longanicidad», que el personajillotraduce así: ‘condición que tiene el embutido para serlonganiza’. Pedro de Rivadeneira, en su Tratado de latribulación (1589), emplea así el término:

Y no es maravilla que el Señor se vaya tan despacio, yuse desta blandura y longanimidad en el castigar;porque los hombres tarde y con mucho trabajohacemos; presto y con mucha facilidad deshacemos.Pero Dios, al contrario, más presto hace que deshace.

Carcamal. Se dice de quien por achaques de la edad seencuentra en un estado de decrepitud y ruina física; viejopesado y gomoso; baboso, sobón y cargante con lasmujeres; cascarrabias de difícil trato y malos humores.Anticualla; viejo verde retozón que no es consciente de suestado y circunstancia, y aún desea gozar de los verdesracimos de la juventud. Carroza, carrozón; jurásico. Antañofue voz ambivalente, no siempre en el ámbito del insulto.José Zorrilla pone esto en boca de una de sus criaturasdramáticas: «Mi tía es un carcamal que necesita reposo». Sinembargo, Antonio Flores da por entonces al término carganegativa:

Lo único que me extraña es que, siendo un carcamalcomo yo, quiera hacer el galán de comedia.

Cree Corominas que pudo haber derivado de unavariante de «cárcamo» = carroña, de donde también se diría

«viejo achacoso», y de allí: «carcamal», valor semántico queya tenía en el XVIII. En la América hispanohablante eltérmino se convirtió en «carcamán»: persona decrépita. En elvascuence vizcaíno se llama karkano a la caja de muertos.Este cúmulo de cosas, como fermento lingüístico, puedehaber dado lugar a la creación del término «carca»,diminutivo de «carcamal». Escuché en la zona de colegios deprimera enseñanza de la calle Alfonso XIII, de Madrid, estacanción tarareada por una niña de doce años (1995):

Sor Emilia, una abuelastra;sor Amparo, un carcamal…Con las monjas de este centrodónde vamos a llegar.

Pregunté si existían tales monjas, y me dijeron que no.Debe de ser una coplilla escolar cuyo origen desconozco.Carcamal famoso fue el político francés GeorgesClemenceau, quien a los ochenta y tres años paseaba por losbulevares parisinos lanzando miradas deseosas a lasjovencitas. Como una de ellas le llamase «viejo decrépito», élsonrió y dijo: «Señorita, sólo soy un joven de otrotiempo…».

Maldad. A la calidad de malo llamamos «maldad», vozlatina procedente de malitas, a través del acusativo latinomalitatem: condición de la persona que hace daño. Gonzalode Berceo emplea la forma medieval «maleza», y escribe alfinal de los Milagros de Nuestra Señora:

Señor, disso el clérigo, mi padre spirital,contra la mi maleza nunqua fallé egual.

El poeta madrileño Alonso de Ercilla, paje que fue deFelipe II, en su conocido poema épico titulado La Araucanatiene estos versos:

La vida así me cansa y aborreceviendo muerto a mi esposo y dulce amigo,que cada hora que vivo me pareceque cometo maldad, pues no le sigo.

Asevera el refranero: «De todo un poquito, menos de lomalo, porque el malo no reconoce pariente ni hermano». Yaen el siglo XVII se decía: «Libertad pide el malo, y lo que hamenester es el palo». Pero el refranero no es siempre justo,sobre todo cuando proclama: «Todos somos hijos de Adány Eva: tenemos lo bueno de él, y lo malo de ella». Consejosabio es el que afirma: «A la persona mala, rienda larga»,queriendo decir que su compañía nunca nos traerá cosabuena. Actúa o se conduce con maldad, o maldadosamente,como también se dijo antaño, la persona tan acostumbrada ahacer daño que lo hace incluso gratuitamente, sin que ello lereporte beneficio o ganancia. Pero no hay nadie tan maloque no tenga algo bueno. Murió un hombre con reputaciónde malo, borracho e impúdico, peleón y ratero de quien noparecía posible poder decir cosa buena. A su vecina, unaanciana bondadosa de cuya boca nunca había salidocensura acerca de nadie, le dijeron: «Fulanita, difícil va ser

para ti decir algo positivo del muerto», a lo que éstacontestó: «Siempre recordaré al difunto por una cosa quehacía mejor que nadie y que me alegraba todas lasmañanas». Quisieron saber de qué se trataba, y respondió:«¿Acaso no recordáis lo bien que silbaba…? ¡Silbaba comolos ángeles!». Lope de Vega tiene esto que decir por boca deuna de sus criaturas dramáticas en El remedio en ladesdicha:

Ámala, sirve y regalacon celos no le des penaque no hay mujer que sea buenasi ve que piensan que es mala.

Melocotón. El lector sabe que este fruto redondo,surcado a un lado de piel fina y vellosa y color amarillorojizo, de pulpa adherida a un hueso, cuezo o nuez central enforma de corazón es término compuesto del latín malum =poma + cotum = vello, referido a la pelusa que tiene en lasuperficie de su piel. También se baraja como origen deltérmino el sintagma latino malum cotonium, a su vez delgriego melon = fruta, junto con el latín cotonium =membrillo. Es fruto oriundo de China, donde se cultivabahace más de dos mil años, y era símbolo de larga vida, yaque según las leyendas expresadas en el Chinnoug-kingpreviene la muerte, y si ésta acaece, conserva el cuerpoincorrupto; no faltaron emperadores de las dinastíasprimeras que creyeron que este fruto hacía al hombre

inmortal. Grecia y Roma conocieron el árbol poco antes de laera cristiana. De haber existido en Egipto, hubiera sidoconocido por el mundo grecolatino mucho antes; tampocoes árbol que se nombre en la Biblia. El nombre de malumpersicum indujo a pensar en el reino de Persia, pero se tratade un antropónimo: el rey Perseo, que mandó plantarlo enMenfis, según cuenta Plinio el Viejo. Esta circunstancia dedesinterpretación la denuncia ya el padre Benito Feijoo en ellibro IX de su Theatro crítico universal (1740). Los romanoslo introdujeron en Europa, y fue para ellos fruta apreciada,como muestran las representaciones que de ella se hace enlos frescos pompeyanos, por lo que su nombre latinocompleto fue cydonis persicum. De él se hacen eco Plinio, ensu libro XIV de la Historia natural, y el poeta Virgilio, en suégloga segunda. Existió antaño la leyenda de ser árbolvenenoso. Paladio, en su Tratado de agricultura, escribe enlos primeros siglos de nuestra era, interesado por este árboly su fruto:

Produce frutos grandes si cuando está en flor durantetres días se le echan tres sextarios diarios de leche decabra. Contra sus enfermedades es eficaz atar esparto,o bien colgar una esparteña de la rama…

De hecho, en la Antigüedad se hizo doble uso del frutodel melocotonero: como alimento, y como veneno eficazmediante la infusión de su semilla. Los egipcios obligaban ala mujer adúltera a beber el líquido resultante de sucocimiento como forma de aplicar en ellas el castigo a su

deslealtad e infamia; y entre los alquimistas y seguidores delas escuelas herméticas, las hojas de este árbol simbolizabanel silencio, estando consagradas al dios Moth, oHarpócrates. En castellano parece que el término no esanterior a finales del siglo XV, encontrándose documentadoen G. Alonso de Herrera hacia 1513, referido a cierta variedadde durazno resultante del injerto de este árbol en unmembrillero. Así lo explica Andrés Laguna, médico delemperador Carlos V, en sus notas y comentarios del PedacioDioscórides Anazarbeo (1555): «Es el melocotónverdaderamente un durazno bastardo, porque nace deldurazno y del membrillo enxertos el uno en el otro». Y en elXVI, como metáfora referida al mundo de la Moral, OlivaSabuco de Nantes, escritora albaceteña, escribe:

Vemos degenerar los hijos de los padres en salirmejores y más virtuosos, o salir peores y más viciosos,como resulta el melocotón del durazno y membrillo ycomo resulta el animal de hiena y leona.

El melocotonero en flor es imagen de la primavera; enChina, emblema del matrimonio. En Japón celebran una fiestaen su honor porque la flor del melocotonero simboliza lafidelidad conyugal y también la virginidad y la pureza. Losantiguos creían que su fruto protege contra el trueno ypreserva de las acechanzas del Maligno, por eso en China elexorcismo se lleva a cabo con ayuda de una rama de esteárbol, y por Año Nuevo colocan figuritas labradas en

madera de melocotonero sobre el marco de puertas yventanas a fin de eliminar así las influencias diabólicas. Essímbolo de inmortalidad: los inmortales se alimentan de suflor. El libro chino del Pao-p’u-tse dice que la savia de esteárbol vuelve el cuerpo luminoso. Un cantar popularmurciano dice:

Si me dejas, me veráscomo a los malacatones;que asina que caen del árbollos pican los gorriones.

Ya se decía «malacatones» a mediados del XVI, en queel dramaturgo renacentista Garcí Sánchez de Badajoz escribe:

Y las albérchigas sanas,priscos y malacatonesy duraznos a montones.

Murciélago. Del latín mus, muris + el adjetivo caecus sedijo «murciélago»: ratón ciego, metátesis de «murciégalo»,grafía que hubiera sido la forma correcta y que en la EdadMedia se escribió «morciélago», forma ampliada de «murciego». «Mur», con el significado de ‘ratón’, era voz arcaicaya en tiempos de Cervantes, pero dio mucho de sí: enAsturias y León dicen «murar» al hecho de cazar ratones yllaman a la ratonera «murera», término que ya usaba aprincipios del siglo XIII Gonzalo de Berceo en Loores deNuestra Señora: «Que non seamos presos en la mortal

murera». Juan Ruiz escribe en el XIV «murizillo», forma queconoció numerosas variantes: Nebrija incluyó en suDiccionario latino-español «morezillo, murezillo».Sebastián de Orozco, en su Libro de los refranes glosados(1570), muestra vacilación a la hora de referirse a estemamífero alado, y escribe:

Y por esto tomó por devisa por timbre sobre sus armasen sus reposteros un animal que llamamos ratónpenado que es el murciégalo. El murciélago, ratónporque le pareçe en el pelo y penado por costumbre decolgarse del pie cabeça abaxo en alguna bóveda. Y siay muchos destos animales todos se descuelganasiéndose el segundo con el pie de la oreja del primeroy el terçero del segundo. Y así todos cabeça abaxo enpena. Este animal tiene naturaleza de ir de noche. Ypor tanto segund dize el refrán, «A quien bien velatodo se le revela». Es símbolo de los que condiligençia mañosamente negoçian de suerte que porlas condiçiones de este animal que son estrañas en elandar de noche y descolgarse cabeça abaxo y tambiénporque teniendo alas y volando como las aves tienedientes y pare hijos. Y los cría con tetas segund losanimales de la tierra hazen. Y no lo suelen hazer lasdel aire que son las aves. Tomóle el rey don Jayme pordevisa para mostrar que más con maña que con fuerçase tomará y conquistará un reyno.

Todavía en el XIX se decía «morciguillo» al murciélago,cuyo excremento se llamó «morceguila», de donde enpuntos del Campo de Montiel se dijo «morceguil» al animalque produce este estiércol que antaño se buscaba en lascuevas donde mora este mamífero volador. En la villaciudadrealeña de Torre de Juan Abad llaman a losmurciélagos «morceguiles». «Murciélago» tiene también usocomo insulto: «Murcigallero» llaman al ladrón que actúa enlas primeras horas de la noche, y «muciglero» a quien roba alas personas mientras duermen. Forma abreviada de estasvoces es la de «murcio», persona que «murcia»: de donde sedijo «murciano» al ladrón, coincidencia desgraciada con elgentilicio de Murcia. Lope de Vega emplea así el término enPastores de Belén (1612):

Es el vengarse de hombre pusilánimo,es el odio noctívago murciélago,y el justo amor un Sol, un Rey magnánimo.

Mus. El nombre de este juego procede del vasco mux, asu vez del francés mouche = mosca. No parece que seutilizara el término antes del siglo XIX: la Real Academia leda acogida en su diccionario en la edición de 1843,advirtiendo que se trata de un provincialismo alusivo a unjuego de naipes en el que se dan cuatro cartas a cadajugador, y el que es mano o le toca jugar en primer lugar dice«mus». Tiene cuatro clases de jugadas llamadas mayor,menor, pares y juego; en la mayor ganan los reyes; en la

menor, los ases; en los pares, dos reyes, dos caballos, dossotas, etc. El juego consiste en hacer cierto número detantos siguiéndose un orden determinado. El juego dio lugara la frase hecha «no hay mus», expresiva de que negamos aalguien lo que nos pide, o de que no participamos niestamos de acuerdo con lo que otros proponen o dicen.Manuel Bretón de los Herreros, mediado el siglo XIX, lopone en boca de una de sus criaturas escénicas:

Estoy citado, me espera,y si ahora digo no hay mus,dirá que soy un villano,un idiota, un avestruz.

Parece que también los alemanes jugaban al mus en elsiglo XIX, denominándolo mux, como los franceses.

Naipe. El primer uso que se hizo de los naipes fuemágico: se empleaban en las artes adivinatorias como mediopara ver el futuro, especie de juego sagrado de caráctersimbólico-litúrgico, pero se ignora dónde ni cuándo seinventaron. Hay cierto convencimiento unánime de quepudo haber sido en China, donde hacia 1120 el emperadorS’eun-Ho distraía a sus concubinas con los naipes. Noobstante, parece que ya existían en aquel país en el siglo X.Otras fuentes aseguran ser invento hindú, de la esposa deun maharajá que ideó este juego para combatir la melancolíade su esposo; y no falta quien tenga a los egipcios por susinventores. Como hemos dicho, su origen es incierto, y hay

acerca de su invención más de una leyenda. Tampocosabemos la fecha de su invención, ni el momento en el quefuera introducida en Europa. Sí se sabe que el rey francésCarlos V el Sabio hacía con los naipes solitariosinterminables para llenar su ocio enfermizo y combatir susdepresiones. Sin embargo, lo más probables es que fueranlos musulmanes españoles quienes en el XIII lopopularizaran. El nombre mismo parece tener ciertavinculación con ese pueblo. Los naipes sarracenos del surde Italia recibían el nombre de naib, de donde se especulaque procede el castellano «naipe»; sin embargo, tampoco enesto hay seguridad, y otros piensan que proviene del hebreonaibi = brujería. Y para complicar más las cosas en el planoetimológico, hay quien afirma que proviene de las inicialesde Nicolás Papín, a quien algunos atribuyen su invención.Sea como fuere, los naipes estaban ya muy extendidos en laEdad Media, en que se elaboraban con el mismo material quelos códices: pergamino, vitela. Su triunfo tuvo lugar con lainvención de la imprenta a mediados del siglo XV. ¿Cuántosnaipes tenía la baraja antigua? La baraja mágica tenía 22 en laEdad Media, y en el siglo XIV empezó a combinarse con labaraja oriental de 56 naipes, con lo que el mazo resultantetenía 78 piezas. Con una baraja así jugaban en Italia al iltaroco. Los franceses, en tiempos de Carlos VI, a finales delXIV, redujeron el número de naipes a 52, dando a cada palolos nombres y símbolos de los actuales naipes europeos. Enel poema francés de El rey Meliadus (1330) aparecenrepresentados el dos de bastos y el cuatro de oros. En

España, fue en la Corona de Aragón, hacia el siglo XIII,donde hay constancia de que se jugaba a la «gresca», juegoque daría lugar a la actual «brisca», que estuvo perseguidopor considerarse juego propio de fulleros y truhanes: lasdisposiciones en su contra son tan antiguas como losmismos naipes. Ya en el año 969 el emperador chino MuTsung atribuía a los naipes las desgracias de su pueblo. LaIglesia toleró el juego de los naipes: fue un monje el primeroen escribir en 1377 un libro sobre todo lo que se sabía alrespecto de las cartas; y a lo largo del XVI muchos clérigoseditaban mazos de naipes en los que imprimían versículos dela Biblia con gran escándalo de los protestantes, queaseguraban ser los naipes «el libro sagrado de Satanás…».El cardenal Mazarino, preceptor de Luis XIV de Francia,enseñaba Geografía e Historia a su regio alumno utilizandolos naipes, en los que iba insertando textos alusivos a ladisciplina que impartía. Los naipes han corrido muy diversasuerte. En 1765 se utilizaban en las universidadesnorteamericanas para pagar los derechos de admisión aclase. Y en el París revolucionario se utilizaron como cartillade racionamiento. El primer papel moneda canadiense, hasta1865, parece que fueron los naipes, utilizados para pagar lasdeudas de guerra. A partir del XVIII, y hasta nuestros días,los naipes han conocido un desarrollo extraordinario con elinvento de los casinos y sus mil juegos modernos.

Niño. En latín se aludía al niño con los términos puer oinfans, y en cuanto a la forma ninnus, no parece

documentada, aunque debió existir en el latín vulgar, todavez que la presupone el castellano «niño», el catalán nin, elgallego nen. Por otra parte, hay que descartar la etimologíaaducida por algunos: del latín minimus = muy pequeño. En elPoema de Mío Cid aparece «niña», mientras que elmasculino se documenta en el fuero de Avilés (1155), aunqueen Asturias está viva la forma nenu, como en Galicia neno. Elpoeta gallego Antonio Castro tiene estos versos llenos deternura:

Unha danza graciosiñadispoñamos diante o Neno:mentra-los ánxeles cantantamén nosoutros cantemos.

En puntos del campo de Andalucía se decía antaño«niño» o «niña» a la persona soltera, independientementede la edad que tuviera. En castellano decimos «nene» y«nena» como voces festivas y cariñosas. En cuanto a lanaturaleza de esta palabra, todo apunta a que es de creaciónexpresiva. Gonzalo de Berceo la emplea así en Milagros deNuestra Señora, a principios del siglo XIII:

Quando ovieron fecha esta tan grant locuraalzaron contra suso amos la catadura,de la Virgo gloriosa vieron la su figuracon su Ninno en brazos la su dulz creatura.

Y luego en su Vida de Santa Oria:

Vido tres sanctas vírgines de grant auctoridat,todas tres fueron mártires en poquiella edat,Ágata en Catanna, essa rica ciudat,Olalia en Melerida ninna de grant beldat.

En cuanto a la edad de la criatura, el término podíadesignar en época medieval a un mozo de algunos años: laGeneral Estoria llama ninno al bíblico y casto José del quela mujer de Putifar andaba prendado. En otra obra importantedel siglo XIV, atribuida al beneficiado de Úbeda, Vida de sanIldefonso, se llama niño a un mozo. En el siglo XVII Quevedoemplea el término en relación con persona casadera:

Creyeron la riqueza la niña y la madre, y acotáronmeluego para marido.

En cuanto a la pervivencia de «nino», forma sinpalatalizar, se emplea todavía en el lugar soriano de Mirandade Duero, cerca de Tardajos. En la villa asturiana de Colungallaman afectivamente nin y nina incluso a personasmayores. En Baleares pervive el uso de «nina» a lamuchacha, y en la lengua de Oc: «nineta». Curiosa ysimpática anécdota la de Torcuato, marqués de Luca deTena, fundador del periódico Abc y de la revista Blanco yNegro en 1891; invitó este prócer a comer a su casa sevillanaa ciertas personas importantes, y se sentaba también a lamesa su hijo Juan Ignacio, de seis años. En un momento dela comida, mientras su padre hablaba con un caballero e iba allevarse la cuchara a los labios, el niño gritó: «Papá,

papá…». Miró entre enojado y cariñoso don Torcuato a suvástago, y dijo fingiendo severidad: «Cuando hablan losmayores, los niños se callan». Luego, deponiendo todaseveridad, preguntó a la criatura: «A ver, ¿qué queríasdecirme, que me llamabas con tanto ahínco?». Y JuanIgnacio contestó displicente: «¿Para qué? ¡Ya es tarde, ya tehas comido la mosca que iba en la cuchara de sopa que tellevaste a la boca; yo quería advertirte y no me hicistecaso!». Dice la copla:

A una madre se la quieresiempre con igual cariño;y a cualquier edad se es niñocuando una madre se muere.

Pasquín. Es término derivado del italiano Pasquino,nombre de una estatua en Roma en la que solían fijarse loslibelos, protestas y todo tipo de escritos satíricos,generalmente escritos anónimos contra el gobierno e inclusocontra personas particulares o corporaciones determinadas.En cuanto a Pasquino, parece que fue personaje real, nombrede un zapatero romano del XVI, hombre hablador ymaldiciente que hacía reír a su clientela poniéndole alcorriente de las comidillas y murmuraciones que circulabanpor la ciudad de Roma en su tiempo, de modo que suzapatería servía de mentidero a muchos y de pasatiempo atodos. Murió Pasquino un día, y tras ser derribada su casapara levantar una nueva, fue hallada en el solar una antigua

estatua que representaba a un gladiador, y en la que losvecinos no dudaron en encontrar gran parecido conPasquino, convirtiéndose el monumento en una suerte demural que recogía la crítica anónima. De aquella costumbrellamose pasquín al cartel irónico festivo y a la propagandapolítica. Noydens, continuador de Sebastián de Covarrubiasy su Tesoro de la lengua (1611), escribe:

La estatua de Pasquino está al lado del palacio de losOrsinos, junto a la plaça Nama, sin braços y la cabeçamuy perdida porque siendo de arte maravillosa, losbárbaros, envidiosos de tanto primor la maltrataron.De donde aya salido esta costumbre de colgar libelosinfamatorios en esta estatua en perjuyzio de personasparticulares y de los que goviernan y administran lajusticia no he hallado principio ni otro fundamento.

Es voz de uso no anterior al siglo XVI. Bretón de losHerreros emplea así el término en el XIX:

Ni aquí, ni en Roma, ni en Atenas;ni ayer, ni hoy, ni jamás el oprimidoha roto con pasquines sus cadenas.

Perejil. Es voz grecolatina: petra = piedra + selinon =petroselinon. Bajo la forma mozárabe perexil se documentaen la segunda mitad del XIV, mientras que de principios deese mismo siglo es la forma lusa perrexil. Cuenta Homero ensu Odisea, poema escrito en el siglo VIII a. de C., que la isla

de la ninfa Calipso estaba cubierta de perejil, planta a la quesus naturales daban uso afrodisíaco: de hecho, la ninfasedujo a Ulises con él. Los griegos, que lo considerabanplanta sagrada, lo cultivaban como condimento y hierba dela suerte a la par que simbolizaba entre ellos la resurrección:griegos y romanos colocaban sobre sus tumbas coronas deperejil, y frotaban con esta planta la palma de la manoderecha hasta que se tornaba verde. En Grecia era habitualque el asistente a un festín llevara sobre su cabeza unacorona de perejil para dos cosas: garantizar el buen humor, yprevenirle contra el dolor de cabeza que solían dar aquellosvinos y abrirle el apetito, de hecho, el perejil ha sido remediocontra la depresión desde los tiempos más remotos, y deaquella costumbre deriva parte del contenido semántico quetiene el adjetivo «emperejilado», es decir, emperifollado. Conel perejil en la cabeza y una florecilla de azafrán se dirigíanlos comensales al lugar del banquete. Los gladiadores lollevaban en los combates para que les infundiera astucia yfuerza. Hubo en torno a esta planta un halo de misterio,acaso debido a la lentitud inquietante con que germina. Fueasimismo uno de los primeros desodorantes: el hedor de lasaxilas se combatía frotándolas con perejil; también el malaliento se mitigaba masticando semillas de esta planta. DecíaAristóteles que introduciendo el jugo del perejil por el cuellodel útero se propicia el aborto y hace bajar la regla. En laAntigüedad, cuando la calvicie era considerada unamutilación, se le atribuyó la virtud de evitar la caída delcabello. Desde que Carlomagno, en el siglo IX, lo puso de

moda mandando que se plantara en los jardines de supalacio, hubo en torno a esta planta creencias peregrinas.Lobo Lasso de la Vega, en su Manojuelo de romances(1601), escribe:

Hace burla, o vemos algo,no tiene el hombre donaire;pues a fe, aunque no arrastramosorujos ni tafetanes,que el perejil no ponemosdo el perro pueda mearle.

Néctar y ambrosía. En la Ilíada, Homero se hace ecodel mito de Ganimedes, según el cual los diosestransportaron al hermoso joven de la tierra al cielo para queescanciara la ambrosía o licor de la inmortalidad al padre delos dioses y le recrease la vista con la perfección de sucuerpo, «que le regocijaba el corazón». Ambrosía es vozgriega que significa, ‘inmortalidad’, y deriva del adjetivoambrotos = que no muere. Sin el consumo de esta sustanciaincluso los habitantes del Olimpo perecerían. Es voz de usoen castellano no anterior al primer tercio del siglo XV. Juande Arce de Otarola, en Coloquios de Palatino y Pinciano(1550), escribe:

¡Oh, ambrosía singular! no sin causa con talessacrificios y libaciones se amansaban los dioses. Congran razón tantas veces hace Homero.

Simpática forma de registrar el vocablo tiene Sebastiánde Covarrubias, que en su Tesoro de la lengua castellana(1611) escribe:

Aunque este vocablo sea latino, o por mejor dezirgriego, los poetas españoles le han hecho nuestro, ylos demás que han introduzido nuevas dicciones yperegrinas y assí me ha sido fuerça ponerle aquí, comootros muchos que se han españolado. Digo pues quelos poetas fingieron vanquetearse los dioses y comer ybever, pero que su bebida era particular y tenía pornombre néctar porque no era bebida de mortales; y nimás ni menos la comida ambrosía, que vale tantocomo inmortalidad. Comúnmente entre gente de letras,para encarecer un manjar delicado le llamanambrosía, y al vino regalado néctar.

Se deduce de todo esto que mientras que el néctar eralíquido, la ambrosía no lo era necesariamente: de hecho, eracomida, acaso sólida, que hacía inmortal a quien la ingería.En cuanto al término «néctar», procede de la partícula griegane = ni + verbo kteino = morir, sucumbir, caer al suelo.

Orate. Serlo es tanto como ser loco, inconstante,desequilibrado. Se predica también de la persona de pocojuicio, que carece de moderación y prudencia. Algunos handefendido una etimología griega para este término: oratés =visionario, calcado por el castellano del valenciano orat:persona a quien ha dado un aire o «aura malsana». La

primera documentación castellana aparece en Zaragoza,donde en 1425 se fundó una «casa de orates» u hospitalpara estos enfermos. Es voz de uso general en los Siglos deOro muy usada en teatro. Agustín de Rojas pone esto enboca de una desconcertada dama, en el primer tercio delsiglo XVII:

Ayer un amante oratemi mano alabó por bella,pero a cada dedo dellale dijo su disparate.

Tirso de Molina coetáneamente llama a su Madrid natal«casa de orates» en una conocida comedia.

Cementerio. Es término procedente del latín tardíocoementerium, a su vez del griego koimeterion = dormitorio,del verbo koiman = acostar, echarse. Gonzalo de Berceoescribe «cimiterio» en los primeros lustros del siglo XIII.Aunque la tradición judeocristiana ve con buenos ojosvisitar los cementerios, la mayoría de los pueblos antiguosno lo hacían por temor irracional a ser arrastrados al mundode ultratumba, recomendándose por ello permanecer en taleslugares sólo el tiempo necesario. La creencia popular hizo deestos recintos lugares de mal fario e impuros. Los sacerdotesjudíos, o cohenes, no pueden visitarlo: pierden su capacidadde dar la bendición al pueblo durante cuarenta días si lohacen. Así como no se debe edificar sobre cementerios,tampoco se puede cultivar tierras que en otro tiempo fueron

camposanto. Tampoco debe emplearse piedra alguna ofragmento de lápidas con fines ajenos al cementerio o altemplo: una casa en cuyos cimientos o muros se hayautilizado material de acarreo procedente de un cementeriopuede acabar encantada o poseída por los espíritus dequienes allí yacieron. No se debe pisar una tumba: es lugarsagrado; como lo era antaño el huerto de la iglesia o susmuros, por enterrarse allí a las personas de la parroquia. Esconvicción generalizada que pasar cerca de la tapia delcementerio trae desgracia; en la provincia de Albacete secree además que si de noche se llama a la puerta delcamposanto, salen presto las ánimas para ver quién es. Heoído decir que a cierta distancia del camposanto no se debemantener conversaciones vanas, pronunciar palabrasgroseras o elevar la voz, ni mantener relaciones sexuales,sino pasar rápidamente y hacer tres veces la señal de la cruz.Mi abuela Isabel decía que cuidadito con ir al cementeriocuando ella faltara, que quien mucho ama o es amado por elmuerto debe abstenerse de acercarse a su tumba, yrecordaba esta copla:

Me hallé en su muerte,estuve en su entierro,y mis pies no podían seguirlahasta el cementerio.

Vacaciones. «Vacación» es voz latina procedente devacare = estar libre, andar ocioso, estar vacío de

obligaciones y trabajos. De este verbo derivó el castellano«vagar» = tener tiempo. A lo largo de la Edad Media «vagar»como sustantivo equivalía a ‘tiempo libre, holganza, ocio ysosiego, desocupación de las tareas habituales’. En lafraseología medieval la expresión non darse vagare equivalíaa carecer de tiempo libre, andar ocupado todo el año. MateoAlemán, en su Guzmán de Alfarache (1599), dice en alusióna cierto pícaro: «Andábase vagando a la flor del berro porlas calles de Roma». Al holgazán o a quien anda sinocupación de un lado para otro llaman en castellano «vago»y en catalán vagarí. En castellano procede de «vagancia», yen catalán de vagaria, en ambos casos del latín vacare = ir ala ventura, andar ocioso, estar vacío de obligaciones. Encuanto a vagarívol, la única diferencia está en el sufijocatalán -vol, procedente del latín -bilis, que en castellano da-ble: terribilis, terrible, terrivol. En catalán abundan lasposibilidades derivativas mediante sufijación: vagatíu,vagatívol, vaguinyol. En el sentido actual ya emplea eltérmino el jesuita aragonés Francisco José de Isla en su FrayGerundio de Campazas (1758), donde dice:

Llegaron los quince días, que así se llaman lasvacaciones que hay en la semana santa y en la dePascua.

Medio siglo después Jovellanos escribe: «No esperabael despacho [del expediente] antes de las vacaciones». Quelas vacaciones eran ya muy populares en el XVIII y XIX lo

prueban multitud de documentos literarios y de todo tipo.Eran práctica corriente, asimismo, en el siglo XVI. Ciertoanónimo salmantino (1548) da esta recomendación a losalumnos:

En lo que resta de vacaciones lea de testamentis ydefunçionibus ab intestato.

Achicoria. Es voz procedente del latín cichorium, através del plural de este sustantivo neutro: cichoria, y enúltima instancia del término griego kijorion. En castellano noes término anterior al siglo XVI. En el XV se hablaba de«cicorea», siendo voz más popular entonces para referirse aello la de «almirón». En su forma castellana el término pareceproceder del mozárabe, lo que explica la presencia de -a,aglutinación del artículo árabe. Esta planta de hojasrecortadas más o menos amargas se comía tanto cruda comococida, siendo su infusión muy recomendada antaño comoremedio tónico aperitivo. Fue llamada antaño mandrágora delos pobres y café de los españoles por haber servido de susucedáneo en momentos de escasez. Es antigua la creenciade que posee virtudes propias, como la de permitir llevar acabo grandes descubrimientos, por lo que durante la fiebredel oro fue popular en California entre los buscadores delmetal precioso en la creencia de que ayudaba a encontrarlo.Como curiosidad o anécdota recordemos que el dramaturgofrancés de la segunda mitad del XIX Georges Feydeau,deseoso de tomarse una auténtica taza de café y cansado de

que le dieran gato por liebre, dijo un día a la dueña delestablecimiento que frecuentaba: «¿Tiene usted achicoria?»;y como la mujer dijera que sí, pidió veinte cajas. Salió laseñora con las cajas; quiso saber Feydeau si le quedabanmás, y como se le aseguró que tenía otras veinte, Feydeaucompró toda la achicoria restante, y apartando los paquetesdijo en tono solemne: «Bueno, ahora, por favor, sírvame unataza de café, si es posible».

Humildad. Decimos que es humilde la persona que almargen de su consideración y valía muestra condiciónsencilla y asequible; también de quien a pesar de sudignidad, poder e importancia no se jacta ni hace alarde deello. Es término latino: de humus = tierra, en alusión a la pocaestimación, y en castellano voz a su vez derivada deladjetivo antiguo «humildoso». La forma antigua castellanaes «humíl», con acento agudo como en provenzal, y no«húmil» como acentúa la Academia. Berceo escribe: «Humilte verdadero, de bona paciencia». Decimos «humilde» desdefinales del XIV. En otro ámbito de significaciones se llamó«humilde de garabato» a quien afecta o finge esa virtudsiendo en el fondo orgulloso o soberbio. Platón, a su vueltade Sicilia, quedó unos días en Olimpia para ver los Juegos yse alojó con personas de importancia a quienes ocultó suidentidad. El filósofo, discípulo de Sócrates y maestro deAristóteles, era ya famoso por entonces, pero pocos lehabían visto. En Olimpia, donde presenciaba el desarrollo delos Juegos, comentaba con los demás los pormenores

relacionados con los atletas, la calidad de un auriga o de uncarro, las distintas pruebas, como el salto, la lucha, ellanzamiento del disco o de la jabalina, pero en ningúnmomento habló de la ciencia ni de la filosofía, asuntos en losque tanto podía haber dicho, ciñéndose a losacontecimientos. Acabados los Juegos, regresó a Atenas encompañía de otros muchos que ardían en deseos de conocerla ciudad. Llegados a Atenas, Platón se ofreció a servir deguía, a mostrarles los monumentos y tras alojarlos en supropia casa les preguntó: «Amigos, ¿qué queréis verprimero?». La respuesta fue unánime y rápida: «Queremosque nos lleves a casa de Platón, pues vinimos sobre todaslas cosas a conocerlo». Entonces Platón se limitó aresponder: «Henos en ella; yo soy quien buscáis». Miabuela Isabel sabía esta copla:

Tienes unos ojos, niña,tan hechos a la humildadque cuando vas por la callepareces la Soledad.

Pendón. Decimos «pendón» a la mujer despreciable ypécora, carente de estima social, también llamada antaño«tirada», en alusión a la persona de vida licenciosa ymoralmente despreciable. Otra forma de aludir a las tales es«putón verbenero»; cabra loca, mujer escandalosa, ligera decascos y a menudo tan ruin que a su modus vivendi putescoune mala índole. En un ámbito más liviano se llamó

«pendón» a la mujer alta y desvaída, de aspecto desaliñadoy sucio. Miguel Ramos Carrión introduce el siguientediálogo entre Manuela y Pepa, en Agua, azucarillos yaguardiente, zarzuela estrenada en el teatro Apolo deMadrid en junio de 1897. Dice Manuela:

No te pongas tantos moñosque a pesar de tu honradeza la calle de Quiñones (cárcel de mujeres)te han llevado alguna vez.

Y responde Pepa:

Pero a mí entoavíaen la procesiónno han venío a invitarmepa ir de pendón.

A mi hermano Enrique solía decirle mi madre cuandosalía a los bailes de barrio: «Y ojo con los pendonesdesorejaos y las vacas sin cencerro, que te van a enredar,inocentón mío…». «Pendón» es uso figurado de la acepciónprincipal del término: estandarte que a modo de guión oinsignia llevan cofradías y ayuntamientos en la procesión;antaño era distintivo de nobleza y se exhibía para pregonarla fama de alguien. En sentido antifrástico se llamó así aquien se da a conocer o se hace notar por su ruindad o porla infamia que le precede, persona cuya fama de malo le hacedetectable o reconocible de lejos, es decir: se le ve venir por

estar enarbolado y en alto, como el pendón. F. García Pavón,en El rapto de las Sabinas, emplea así el calificativo:

Y cuando los jueves desfilaban los pendones caminode la casa de socorro a que les hicieran elreconocimiento se armaban unas zapatiestas…

Se refiere a la obligación que tenían las inquilinas de losburdeles y casas de mala nota de pasarse por el médicoperiódicamente para asegurarse de que no tenían sífilis niotras enfermedades venéreas. Mi padre, Manuel CeldránRiquelme, escribió un chotis titulado El pendón de laalcaldesa, título que por ser equívoco tuvo que cambiar porel de El estandarte de la alcaldesa, desfigurándose así lavoluntad antifrástica que encerraba el juego de palabras.

Engatusar. Lope de Rueda, muy del gusto deCervantes, emplea así el término, referido a una muchacha,en la primera mitad del XVI: «Algún bellaco y embaidor mel’ha encatusado». Es variante del verbo «encantusar»,derivado de «encantar» = engañar con brujerías; o de«engaratusar» = engañar con halagos o «garatusas» =carantoñas. También pudo proceder de cantusar = quitarcon engaños, o haber originado en la frase «ser algo floresde cantueso», es decir: trivialidades, cosas de poca monta.Cervantes emplea así el término en la segunda parte delQuijote, por boca de Sancho:

En verdad, señor, que soy el más desgraciado médico

que se debe hallar en el mundo, en el cual hay físicosque con matar al enfermo que curan quieren serpagados de su trabajo, que no es otro sino firmar unacedulilla de algunas medicinas que no las hace él sinoel boticario, y cátalos cantusados…

Mi abuela Isabel, gaditana, decía a mi hermano: «Confulanita ándate con cuidado, no te vaya a engatusar», esdecir: no vaya a enredarte en sus malas artes y andes decabeza por ella.

Cadáver. En contra de lo que muchos han escrito ydicho, no es término procedente del sintagma latino carodata vermibus, sino de una voz latina homófona yhomógrafa. Hay que decir que a muchos autores clásicosesta palabra les parecía malsonante, por lo que en su lugarutilizaban la palabra corpus: cuerpo. San Jerónimo, en suComentario al Evangelio de san Mateo, escribe: «El cuerpose dice cadáver debido a que cae por causa de la muerte»,es decir: «cadáver» es consecuencia del verbo cado, ideaque san Isidoro recoge así a finales del siglo VI: «Se dicecadaver por caer, porque ya no puede mantenerse en pie».No hay en toda la literatura latina antigua pasaje querelacione cadaver con caro data vermibus. ¿Por qué surgióesa etimología? El interés religioso por acentuar laimportancia de la vida futura y quitar importancia a la vidamortal dio protagonismo a la muerte, y al servicio de esacausa escribía un abad del siglo XII llamado Frowen: «Trasel hombre, el cadáver; tras el cadáver, el gusano; tras el

gusano, las cenizas». La expresión latina caro data vermibusaparece por vez primera en textos del siglo XII, donde sehabla de cadaver como acrónimo para establecer, a travésdel juego fonético, una cierta asociación de ideas, peronunca como explicación etimológica. Hugo de Fouilloy, oFolieto, sacerdote agustino del siglo XII, dice en De claustroanimae: «Cadaver es como si dijéramos caro datavermibus», pero no dice que proceda de ahí. Lo mismo haceun monje cisterciense de ese mismo siglo llamado Tomás enun Comentario sobre los XII libros del Cantar de losCantares: «Cadaver, es decir, caro data vermibus». Hay quetener en cuenta que los siglos centrales de la Edad Mediason los de las danzas de la muerte, muerte real, ya que lapeste negra hacía estragos. La afirmación de que caro datavermibus aparece en una inscripción romana es falsa, no haydocumento que lo sustente, a pesar de que se sostiene tanperegrina idea en periódicos de tirada nacional donde elautor dice orgulloso: «En los sepulcros de los romanosfiguraba una inscripción que decía: Caro data vermibus,carne entregada a los gusanos. Con la erosión, algunasletras se fueron borrando hasta que sólo se pudo leer: ca…da… ver… Así nació el término con el que hoy designamosa un cuerpo muerto». Puro disparate.

Jubileo, jubilarse. «Jubileo», como «júbilo», es términolatino: de jubilare = lanzar gritos de alegría. En el ámbito dela religión el término alude a las festividades celebradas cadacincuenta años, tiempo durante el cual se concedía la

jubilación a quien servía. Es voz muy antigua en castellano,como muestra el uso que hace de ella Gonzalo de Berceo ensus Loores de Nuestra Señora, donde en el primer cuarto delsiglo XIII se lee:

Sobre todos los otros era bien aforadoe era sobre todos los otros deseado,era por esti gozo jubileo clamado.¡Un tal año agora serié bien empleado!

El término llegó al latín procedente del hebreo yobel =shofar o cuerno de morueco que se hace sonar en lasgrandes solemnidades, como grande era la celebrada cadacincuenta años, de ahí que todavía a principios del siglo XXfuera popular la expresión adverbial «por jubileo», enalusión a aquello que acontece muy de tarde en tarde, cadamucho tiempo o muy rara vez, en alusión a que el jubileo secelebraba en la Antigüedad de medio en medio siglo, y mástarde de siglo en siglo a modo de centenario. La costumbrepiadosa de peregrinar a determinados templos, ermitas olugares en una fecha señalada a fin de ganar indulgencia operdón de los pecados, tiene que ver con el llamado «añojubilar»: santo Toribio de Liébana es uno de esos lugares;Santiago de Compostela es otro. Antaño también lo era eltemplo ovetense de San Salvador, hoy catedral; Caravaca dela Cruz. El año 2007 fue año jubilar en muchos lugares deEspaña, como el monasterio extremeño de Guadalupe. El añojubilar es siempre año de alegría, y añadía Cervantes:

«Tiempo de ganancia para las almas».

Protocolo. Los antropólogos saben que el hombre esamigo de la ceremonia, palabra alusiva al trato que debeobservarse en la vida social y en ciertos actos de la vidaprivada. Es término procedente del bajo latín protocollum,nombre dado al libro donde guardaba el escribano por suorden los registros de las escrituras y otros instrumentos delos que conviene dejar memoria fiel. Las notarías todavíautilizan este término básico en la práctica de su profesiónreferido a la necesidad de mantener un orden estricto en lacustodia y observancia de las reglas. En sentido figurado sedice de la ordenación de la conducta de las personas cuyaimportancia ha de someterse a reglas, con lo que a fin desaber cómo cumplirlas era preciso un manual y un maestrode ceremonias. Se cuenta que uno de los tiranos de Siracusadel siglo III a. de C. suspendió un importante acto públicoporque su jefe de protocolo se había puesto enfermo. Todostenemos experiencia de eso: nos empeñamos en ceder laderecha a la persona anciana, a la señora, a un religioso. Nosnegamos a franquear una puerta antes de que lo hagaaquella persona que consideramos importante. A propósitode esto se cuenta que estando en el castillo de Játiva elduque de Calabria, recibió este prócer la visita del marquésde Cenete. Se disponían ambos a franquear una estrechapuerta y el marqués se negó a pasar primero; tampoco elduque cejaba en su pretensión de que fuera el marquésquien pasara, rivalizando ambos en cortesía, y como la

situación se hacía ridícula, el marqués tomó la iniciativa ypasó primero diciendo: «Sabed que lo hago en calidad deescudero que abre paso a su señor». Isabel I de Inglaterra,que reinó en la segunda mitad del siglo XVI, era poco amigadel protocolo, y le molestaba tanto la etiqueta palaciega queen cierta ocasión, viendo que salía de una de las lámparas dela estancia más humo del razonable, se dispuso a apagarlarompiendo así las reglas del protocolo que prohibían a lasoberana trabajo impropio de su estado. Le reconvinocortésmente una de sus azafatas, diciéndole: «Majestad, nodebisteis molestaros, pues para eso estamos nosotras…», alo que repuso la reina: «Si os lo hubiese dicho, habríaishecho venir al jefe de protocolo, que a su vez habría llamadoal gran chambelán, y éste habría hecho venir al mayordomo,que a su vez habría ordenado a un alabardero, y éste habríaindicado a un criado, y mientras tanto la lámpara habríaestado echando humo, y más humo… Así pues, corté por losano, y la lámpara apagada está ya». En otro ámbito designificaciones se cuenta de la emperatriz Isabel de Portugal,esposa de Carlos I de España, que habiendo invitado a sumesa a una encopetada dama y a otras señoras, finalizado elbanquete se le acercó aquélla y le dijo: «Alteza, no cuidáis laetiqueta cortesana ni las maneras de mesa, ya que no measignasteis sitio acorde a mis títulos y me colocasteis enlugar retirado». La reina contestó: «Señora, a las personasimportantes no les preocupa el sitio donde se sientanporque saben que allá donde se sentaren será sitioimportante; mientras que aquellas que buscan cercanía con

el lugar de la mesa que consideran relevante lo hacen por noserlo ellas». Sor Juana Inés de la Cruz, en su obraInundación castálida (1689), emplea así el término:

¡Ah, del tiempo pasado,protocolo del mundo, en quien el hado,de sus judicaturas,conserva las antiguas escripturas!¡Ah, del tiempo presente,flexible instante que tan velozmentepasa, que quien te alaba,presente empieza y en pasado acaba!

Albaricoque. Es voz árabe: de al-burquq, a su vez delgriego praikokion, término que para esta fruta emplea elmédico y botanista griego Dioscórides Pedacio en el siglo I.De este vocablo derivó el término persica precocia omelocotón temprano, llamado así por ser uno de los primerosárboles que florecen en primavera; también fue conocidocomo «damasco», en alusión a la ciudad siria donde sepreparaba antaño una especie de lámina de albaricoquemasticable seco prensado de un centímetro de grosor. Eltérmino berekokkion era utilizado para referirse a esta frutapor Artemidoro de Éfeso, del siglo II. En última instancia esárbol procedente de China, siendo Alejandro Magno, alparecer, quien lo introdujo en Europa. En castellano sedocumenta su uso en obras del infante don Juan Manuel(1330), aunque documentos murcianos de finales del XIII ya

recogen la voz «alvarcoquero». En el Renacimiento era frutacelebrada por ser la primera. Atendiendo a estaparticularidad Sebastián de Covarrubias da al vocablo«alvarquoque» etimología hebrea en su Tesoro de la lengua(1611):

Otros dizen está corrompido el vocablo de albercoque,que reduzido a la lengua hebrea viene de bejor =primogénito, por ser la primera fruta que madura detodas las de cuesco.

Es fruto casi redondo, generalmente amarillento, conparte encarnada; con drupa aterciopelada, asurcada, de nuezlisa y sabor agradable. Andrés Laguna, médico de cabecerade Carlos I, escribe a mediados del XVI:

Los que vulgarmente llamamos en Castillaalbaricoques, representan aquellas manzanas queDioscórides llama armeniacas.

Era fruta muy estimada por los confiteros debido a lacantidad de preparaciones que admite para su conserva:secándolo al horno; oreado al sol o al aire (los orejones);partiéndolos por la mitad para extraer el hueso y echarlos enagua hirviendo, colocándolos luego en el interior de vasijasy frascos agregando almendras extraídas de su propiohueso, y rellenando la vasija con agua azucarada,asegurando el cierre hermético y sumergiéndolo en aguapreviamente puesta en una caldera hasta hervir. También se

hacía preparados de albaricoque en aguardiente;albaricoques confitados; se hace jarabe, crema, mermeladade esta antigua fruta.

Rencor. Del sustantivo latino rancor, rancoris derivó eladjetivo rancidus y a través de él una familia léxica muydiversa cuya base semántica está constituida por elconcepto de ranciedad y amargor porque la malquerenciaque sentimos hacia una persona o cosa se enquista en elánimo de la criatura que lo siente y le da pesadumbre. Endocumentos del siglo XI se habla de «rancura» y «rencura»,término que Gonzalo de Berceo emplea con el valorsemántico de ‘pena, tristeza del corazón’, y también con elsignificado de ‘cuita’, por lo que el rencoroso pasa a ser uncuitado, alguien que anda siempre preocupado y amargadopor ofensa recibida y no vengada, caso propio de quienconserva en su ánimo el recuerdo de una enemistad antiguao de una ira contenida o nunca vengada. Escribió Virgilio enel libro IV de la Eneida: Vivit sub pectore vulnus, referido aque los sentimientos poderosos, como el rencor, dejan unaherida que vive en el fondo del corazón. En el Poema deFernán González (1250) tiene el sentido de ‘malestar,desasosiego del ánimo’. En el siglo XV «rencurarse» esverbo que significa ‘quejarse, querellarse’. Famoso lemaaquel que en el escudo de un cardenal romano decía: «En lamano del rencoroso cualquier cosa se convierte en lanza»,referido a que el rencor dispone el ánimo de las personas alodio y a la guerra. También lo veía así Cervantes, que pone

en boca de una de sus criaturas novelescas: «Cuando lacólera sale de madre, no tiene la lengua padre, ayo ni frenoque la corrija». Es decir: el rencor no nos lleva a pedirjusticia, sino a tomárnosla por nuestra mano. Covarrubias,en su Tesoro, recoge el sentir de su tiempo, a finales del XVI,en relación con esta palabra y su concepto:

Rancor: enemistad antigua e ira envejecida… que semanifiesta con palabras dichas medio entre dientes ycon irrisión.

Es decir: la persona rencorosa no se atreve a manifestarsu odio abiertamente, sino que lo va destilando gota a gotaen espera del momento en el cual, sintiéndose segura, da elzarpazo o manifiesta su inquina de manera abierta. Mi abuelaIsabel decía: «Se olvida una buena acción, mas nunca unbofetón», que es tanto como decir, por boca del maestroCorreas y de su Vocabulario de refranes (1627): «La memoriadel mal, despacio está; la del bien, presto se va». Es cierto:quien el agravio recibe, en su corazón lo escribe. Por todoesto conviene atender al sabio consejo: «De hombrerencilloso apártate como de leproso». Cierta es la copla:

¡No es fácil que con rencoresse pueda atraer a nadie:con miel se cogen más moscasque con hiel o con vinagre.

Caramba. Moña con lazo que llevaban las mujeres a

finales del siglo XVIII sobre la cofia. Es voz epónima,derivada del sobrenombre de la cantante María AntoniaVallejo Fernández, apodada la Caramba, amiga de esta piezadel tocado. El sintagma expresivo «¡qué caramba!» acasotenga que ver con la sorpresa que causaba la excentricidad ehipérbole capilar de ese peinado. Una tonadilla de hacia 1780cantada por ella contribuyó a la propagación del término:

Un señorito muy petimetrese entró en mi casa cierta mañanay así me dijo al primer envite:¿Oye usted, quiere ser mi maja?Yo le respondí con mi sonsonete,con mi canto, mi baile y soflama:¡Qué chusco que es usted, señorito!¡Usted quiere… Caramba, caramba!¡Vaya, vaya, vaya!

Ilusión. Es voz que procede en última instancia del latínludus = juego, y término no anterior en castellano a lasegunda mitad del siglo XVI. Su significado y sentido es elque tuvo en latín el sustantivo illusio = engaño, porquequien se ilusiona en exceso se engaña a sí mismo, como elrefrán que advierte: «Ángel patudo, que quiso volar y nopudo». La ilusión es vista como una broma o engaño que eltiempo se encarga de manifestar y evidenciar, como aquelrefrán andaluz que recoge Rodríguez Marín y que dice:«Quien cree ser corzo y es jumento, al saltar hallará el

escarmiento». Sebastián de Covarrubias escribe en suTesoro de la lengua castellana (1611):

Ilusión vale tanto como burla, del verbo latino illudoquando nos representa una cosa en aparienciadiferente de lo que es, o por causas secretas denaturaleza… o por alteración del medio o del órganodel sentido, o por vehemente aprenhensión de cosaimaginada que parece tenerla presente. El demonio esgran maestro de ilusiones por su gran sutileza yagilidad, junto con su malicia.

Esta definición se aviene bien con aquellos versos delromántico decimonónico José Espronceda, cuando escribeen El estudiante de Salamanca:

Hojas del árbol caídas,Juguetes del viento son,las ilusiones perdidas¡ay!, son hojas desprendidasdel árbol del corazón.

Al político y poeta murciano de la segunda mitad delXIX, José Selgas, autor costumbrista que triunfó con sunovela La manzana de oro, le dijeron en son de crítica,referido a lo prosaico de su visión de la vida: «Oiga, donJosé, ¿por qué en sus obras no hay lugar para la ilusión?», yrespondió: «Mire usted, la ilusión es la realidad de los queno tienen un real». Seguramente por eso decía Leopardi,

unos lustros antes, que quien no tiene otra cosa de ilusionesvive, y que la historia muestra que la humanidad ha vivido yvive más de la religión y de las ilusiones que de cualquierotra cosa. Ya dice el refrán que de ilusión también se vive, ydebe de ser cierto; la ilusión nos aporta lo que la realidadnos niega. Mi abuela Isabel decía que quien anda descalzocon estrenar zapatos se ilusiona y sueña. La ilusión poneante nuestros ojos lo que la realidad se encarga luego deestorbar, pero también es cierto que las vísperas son mejoresque la fiesta, y que lo mejor del domingo es el sábado por latarde. Uno piensa y entretiene en su corazón las cosas quedesea ver cumplidas. Santiago Montero Díaz, catedrático deHistoria antigua, famoso por su ingenio, fue destinado a lacátedra de Murcia siendo como era un enamorado de la vidamadrileña. Apenas llegó a la capital del Segura lepreguntaron: «Don Santiago, ¿qué es lo que más le hagustado de nuestra ciudad…?». El ingenioso profesor, cuyaafición a la bebida era conocida, acaso bajo los efectos delvino contestó: «Mire usted, me ha hecho ilusión un cartelitoque hay a la entrada de la ciudad». Todos quisieron saber dequé cartelito hablaba, y dijo: «Uno que dice: A Madrid». Elbueno de don Santiago expresaba así su deseo ilusorio deregresar a la Villa y Corte. Dice la copla:

El río vuelve a su cauce,la golondrina a su nido;pero al corazón no vuelvela ilusión que se ha perdido.

Albahaca. Es voz propia del hispanoárabe habáqa, delverbo veheca = penetrar, porque se adentra en el cerebro lasuavidad de su olor. Los judíos magrebíes, de procedenciaespañola, llaman a esta planta «alhabaca», sin la metátesispropia del castellano. En el viejo reino de Murcia fue másusado el término «alhábega». A esta planta aromática,especie de mejorana, tuviéronla los griegos por el másexcelente de los aromas y la llamaron basilikon = cosapropia de reyes, o también rey de los olores y perfumes.Hubo en torno a ella opiniones encontradas: mientras unosla consideraron antaño planta del amor, otros la tuvieron porhierba del odio. Enrique de Villena cuenta en sus libros aprincipios del XV que nada hay mejor para librarse delresentimiento vecinal como poner una hoja de albahaca trasla oreja, acaso para conjurar los infundios que de uno sedecían. Cervantes, al hablar de cierta moza hermosa y lozana,escribe: «Era abrazarla como quien abraza un tiesto dealbahaca». Dice la copla del XIX:

¿Qué tienes en ese pecho,que tanto trasmina y huele?Albahaca de las Indias,mata de romero verde.

En la Antigüedad se decía que debía ser sembrada conmaldiciones para que creciera lozana; y para evitar quellegara a amustiar se alejaba de ella cualquier objeto dehierro, según advierte el naturalista latino del siglo I Plinio el

Viejo. Tuvo asimismo fama como afrodisíaco, y en el ámbitorural solía mezclarse con el pienso que se daba a burros ycaballos antes de padrear. Se cree que su grana o semillacura el dolor de muelas. De sus hojas se afirma que poseenpoderes mágicos, y forma por ello parte de los ingredientescon que se prepara el agua vulneraria roja; el olor penetrantede sus flores la hizo y hace muy apreciada. En lugares deÁfrica, como el Congo, la hoja de albahaca se emplea contralos malos espíritus. Siendo yo niño en Valencia recuerdo quese empleaba esta planta en emplastos para curar golpes ycontusiones; también para alejar los mosquitos, caso delpueblo de Bétera, en esa provincia, donde aún se empleacomo planta insecticida. No obstante estas notas positivas,se tiene por afrenta regalar un ramo de albahaca: hacerloindica odio a la persona a quien se destina.

Dinero. Este término castellano procede del nombre dela moneda de plata romana llamada denarius: del adjetivonumeral latino deni = cada diez, porque su valor equivalía alde diez ases, a su vez influenciado por el griego tardíodenarion. En castellano es voz documentada en el siglo XI,y luego en el Poema de Mío Cid. De esta palabra derivó lavoz árabe dinar, y no al revés, como ha escrito alguien. En laEdad Media se utilizó el plural «dineros», conservado en elhabla popular, en coplas y refranes. Cervantes emplea así eltérmino: «Sobre un buen cimiento se puede levantar un buenedificio, y el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero».Son numerosas las frases y expresiones que emplean el

término: «Bien te quiero, bien te quiero, mas no te doy midinero», refrán con el que familiarmente reprendemos a quienhace alarde de cariño y agasajo, pero no se encuentrapresente cuando se le necesita. «Dinero e interés juntos losverás y los ves», decía mi abuela Isabel. Y es verdad: todossabemos que por pan baila el perro. Dice el clásico: Absqueargento omnia vana, que en nuestro castellano vale: «Sindinero nada es posible». No estaba de acuerdo el filósofocínico Cratés de Tebas, del siglo IV a. de C., jorobado, feo ycojo, que no queriendo estar atado por posesión materialalguna, arrojó al mar su dinero gritando: «Fuera, fuera,dinero, pues prefiero perderte a que me pierdas…». Visiónmuy opuesta a esta que da el refranero: «Dinero contigo,que no hay otro amigo», forma de ver las cosas muy propiade quien ha sido decepcionado por todo lo demás y exclama:«¿Valer, valer…? el dinero: lo demás es cero, cero, y cero». Aesta verdad se acoge el escritor renacentista Cristóbal deCastillejo cuando escribe:

No hay hermanoni pariente tan cercanoni amigo tan de verdadcomo el dinero en la manoen cualquier necesidad.

Por otra parte, que el dinero dé la felicidad es afirmaciónpuesta en cuarentena. Todos observamos en el ámbito denuestra experiencia personal que las cosas que más valen

cuestan poco, pero no son fácilmente adquiribles, como elamor o la salud. El dinero no sólo no da necesariamente lafelicidad, sino que puede quitarla, desposeernos de ella.Dieron al poeta Anacreonte de Teos cinco talentos de oro.Los tomó el cantor del amor, del vino y del placer, nacidohacia el 570 a. de C., pero pasó la noche con tanto miedo ysobresaltos, temeroso de que le mataran para robarle, que ala mañana siguiente lo devolvió al rey diciendo: «Tened,pues no lo estimo tanto como para verme obligado a viviratado a su posesión; quien es feliz sin él, con él podría serdesgraciado». Es claro que el dinero, el oro, es unaconvención social de naturaleza mercantil, ya que en sí ¿paraqué sirve un trozo de metal? Alejandro Magno había dadoorden a los gobernadores que iba dejando en las provinciasconquistadas de que acogieran y dieran alojamiento ycomida a sus hombres y caballos. Uno de sus gobernadores,llamado Abulita, teniendo que alimentar a las tropas queiban de paso, y a sus animales de carga y caballos, noteniendo suficiente forraje ni comida, entregó al general queiba al frente tres mil talentos de oro, diciendo: «Tomad, escuanto tengo para el fin propuesto». Supo Alejandro aquelloy llamando al gobernador echó en su presencia el dinero enlos pesebres y comederos de las caballerías, y esperó; alcabo de un rato, dirigiéndose al gobernador, dijo: «Ya ves,insensato, que en este momento y para este caso, no mesirve el oro, pues los caballos no lo comen…». Referido aque el dinero suele ser lo único que buscan a veces los quese nos acercan, dice la copla:

Que tu amor y mi dinerose acabaron al compás:si más hubiera tenido,me hubieras querido más.

Regalo. «Regalo» es voz procedente del francésantiguo, acaso de régaler = agasajar, a su vez de galer =festejar, regocijarse. Con el valor actual usa el término Lopede Vega: «Le obligó de manera con regalos y caricias yalgunas joyas que la llevó». Sebastián de Covarrubiasescribe en su Tesoro de la lengua castellana (1611): «Tratoreal y regalarse: tener las delicias que los reyes pueden tener(se dijo del latín) rege». Ovidio, del siglo I, habla en susFastos de la costumbre de regalar por Año Nuevo unamoneda y un pequeño tarro de miel para expresar así eldeseo de que el año que empezaba fuera dulce y próspero;ya entonces se estrenaba una prenda de vestir. Los romanosintercambiaban regalos sencillos por Año Nuevo: con treshigos secos guarnecidos de hojas de laurel y ramitas deolivo simbolizaban su deseo de gloria, paz y alegría. Tambiénse regalaba lucernas o lamparitas de barro cocido en las quese grababa la leyenda Anno novo fastum felix tibi sit.Regalar una cesta de higos traía buena suerte, era regaloapreciado en el mundo clásico por considerarse que su oloraleja los malos espíritus. Plinio habla en el siglo I del higo deEbusus, Ibiza, como regalo para quien es de paladarrefinado. En todas las culturas hay que regalar a la novia. EnAsturias novia y madrina recorrían caseríos y aldeas

ofreciendo polvo de tabaco a la persona que aceptaba lainvitación. La novia obsequiaba camisas y calzoncillos a suprometido, que correspondía con un pañuelo de seda o unmantón. En la salmantina La Alberca el novio lleva a casa dela novia medio cabrito y compra una navaja con la que cortael hornazo que acompaña el manjar; acabada la comida dejauna moneda. La novia regala calcetines al galán. En laCataluña del XIV el novio recibía de su prometida unaespada, y el novio correspondía con telas y broches de oro:todavía a principios del XX los broches eran regalofrecuente y apetecido. En Baleares, en 1960, pude escuchar:

Si no hi ha arracades,no hi-ha abraçades.

En puntos de León el novio obsequiaba a la noviamedallas o sortijas de plata. En Betanzos y Lalín la noviaregalaba al novio un sombrero o una capa. En Valencia elprometido ofrece una peineta, y ella una petaca. En eltoledano Oropesa (1950) el novio daba a los parientes de lanovia un par de zapatos. En sitios de las Vascongadas comoArraitz se regalaba un pan, una botella y una gallina; y enBermeo, una espuerta de estiércol. Pero no todo regalo eramaterial; entre gente romántica se intercambió cabello, y lamoda del guardapelos hizo furor en el XIX. También hilascon sangre de la amada. Regalar flores da buena suerte enlances de amor; también es regalo antiguo el espejo conmarco, sobre todo a la mujer amada, que correspondía conuna moneda agujereada o un cinturón de hebilla plateada. Es

natural que algo tan próximo a la persona se connotara demateria supersticiosa. En torno al regalo y al hecho derecibirlo o de ofrecerlo el cúmulo de creencias peregrinas esgrande. Los papas del siglo V regalaban a los reyes uneslabón de la cadena de san Pedro con una llave de oro,copia de las cadenas y llaves del sepulcro del Apóstol.Quien recibía tal galardón tenía que llevarlo al cuello enceremonias oficiales.

Colchón. La palabra «colchón» es aumentativo de«colcha», y designó al principio una pieza que situada en elsuelo servía para echarse o sentarse. Es voz procedente delfrancés antiguo colche = lecho, yacija, a su vez del verbocolchier = acostar, y en última instancia del latín collocare,entre cuyas acepciones está la de ‘poner en la cama’. Encastellano documenta el término el Libro de Apolonio en elsiglo XIII:

Fizo poner el cuerpo en el suelo barrido,en una rica colcha en un almatraque batido.

Antiguamente «colcha» significó lo que hoy«colchón»; se importaban de Francia en el siglo XIII, y sonnumerosos los aranceles santanderinos de esa época quealuden a este comercio. El aumentativo «colchón» comienzaa usarse en el siglo XV. Pero claro, es pieza del ajuardoméstico más antigua que la cama. El hombre buscósiempre el modo de paliar los inconvenientes del suelo. Alprincipio se echó sobre yacijas de hojas y heno, se acomodó

en agujeros dormitorio que llenaba de cenizas, se colgó delos árboles metido en una especie de hamaca y no cesó debuscar mejoras para el descanso nocturno. Fue famoso elcolchón de plumas de ave de la cama de Ulises en su palaciode Ítaca. Los romanos dormían en catres de tiras de cuerosobre los que desplegaban pieles y encima ponían el torus ocolchón y la almohada o culcita. El relleno del colchón,llamado tormentum, era de naturaleza muy diversa. Elcolchón se cubría con mantas o tapetia; el durmiente seechaba sobre una de esas mantas llamada stragulum y setapaba con la otra llamada operimentum. Encima se poníauna colcha o lodices o un cubrecamas de tela de coloresllamado polymita; al pie del lecho se extendía una pequeñaalfombra o toral. El colchón medieval era pieza ricamenteadornada; sobresalían por su belleza los colchonesadornados con encajes. Inventarios y testamentos ponenespecial cuidado en su descripción. En las camas italianasdel Renacimiento el colchón se colocaba en un segundonivel elevado al que se accedía mediante un tramo deescalones de madera. Los pobres dormían sobre jergón depaja que de noche hacía las delicias de chinches y pulgas, ydurante el día servía de refugio a los ratones: con estascriaturas tenía que convivir el hombre, a quien para desalojara inquilinos tan desagradables recomendaban comer muchoajo, o introducirlos en el colchón. Leonardo da Vinci hablade los insomnios sufridos por culpa de los colchones. Dicela copla:

Bien sé que estás en la cama;tendidica en tu colchón;bien sé que estás escuchandocantares que canto yo.

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Hablar bien no cuesta tantoPancracio Celdrán Gomariz

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