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Hacia una aproximación antropológica del delirio

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DIRECTORIO

DIRECCIÓN GENERALDra. Elía del Carmen Echeverría Carrera

Dra. Sarah Antonieta Navarro Sánchez

C. Arturo Flores Arriaga

Mtra en Psic. Paola Araiza AlbaMtra en Psic. Sandra Guadalupe Martínez

Aguiñaga

COLABORADORES

C. Francisco Javier Fuentes Villanueva

Dr. Luis Manuel Marentes Zapata

Psic. Emma Lourdes Cerecer Ortiz Psic. Salvador Ramos Rodríguez

L.C.C. César Armando Fuentes GonzálezIng. Elect. César Alejandro Gámez Vázquez

COORDINACIÓN CIENTÍFICA

COORDINACIÓNCULTURAL

REDACCIÓN

DIFUSIÓN

ILUSTRADOR

DISEÑO GRÁFICO

CARTA EDITORIAL

Kilómetro 8.5 Carretera a Matehuala Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí.

Teléfonos: 01 (444) 100-92-50 y 831-20-23

@CPDENPClínica Psiquiátrica Dr. EverardoNeumann Peña

www.wix.com/psiquiatriaslp/clinicapsiquiatrica

as urgencias psiquiátricas dan cuenta de los problemas emergen-tes que se presentan en la sociedad, en esa relación que el sujeto tiene con la tecnología, con la modernidad, con los procesos políticos y eco-nómicos que derivan en un malestar de la cultura. Actualmente pro-blemas como el suicidio, la violencia, la agitación psicomotriz represen-tan los mayores retos para las diferentes disciplinas de la “salud mental”.

Desde el inicio de la humanidad siempre han existido las guerras y con ello la aparición del trauma, con esto la existencia de diferentes métodos terapéuticos han intentado dar contingencia al dolor que transgeneracio-nalmente se presenta en la existencia de la humanidad. Hoy en día no es la excepción, pues la historia y los hechos actuales demuestran en la apa-rición de síntomas que sigue teniendo vigencia en el sufrimiento humano.

En relación con esto, disciplinas como la psiquiatría, la psicología, la medicina, el psicoanálisis, las ciencias sociales, entre otras, han tra-tado de dar respuesta a estos fenómenos. Un nuevo abordaje de es-tas problemáticas comprendería el trabajo transdisciplinar, que más allá de ser un simple opio de este malestar a través de resultados reflejados en estadísticas, en nuevos descubrimientos científicos, en progresos in-dustriales y en la entrada de un mundo cada vez más globalizado, de-bería de aportar soluciones contundentes para estos acontecimientos.

Es por esta causa, que este espacio se conforma como un medio de di-fusión, en el cual a través de la convergencia de diferentes saberes se opta por la vinculación de la práctica profesional, ética, académica, científica y cultural, reflexionando más allá de los usos mediáticos que pueda tener la atención a las llamadas emergencias psiquiátricas, en donde la literatura, el arte, la investigación, el pensar y la opinión se vuelven un baluarte impres-cindible para devolver la palabra a quien más la necesita, sin dudarlo todos aquellos que han sido marcados por el sufrimiento acontecido de las dife-rencias raciales, de la normalidad y anormalidad, de la locura y la cordura.

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CONTACTO

Dra. Elia del Carmen Echeverría CarreraDirectora de la Clínica Psiquiátrica

Dr. Everardo Neumann Peña

Palabras de Bienvenida.

EL CONOCIMIENTO ACERCA DE LA SALUD MENTAL Y LAS ENFERMEDADES PSIQUIÁTRICAS SON TEMAS QUE ACTUALMENTE DEBIERAN SER DE INTERÉS NO SOLO DEL PERSONAL DE LA SALUD sino de los diferentes sectores de LA POBLACIÓN. Estar bien informados contribuye a la implementación de acciones que permiten identificar riesgos, prevenir e incluso establecer tra-tamientos con mayor oportunidad. Además la información oportuna y veraz en el tema que nos compete aumenta la sensibilidad y disminuye el estig-ma que siempre ha acompañado a los pacientes y hospitales psiquiátricos. La evolución tecnológica y económica a través de los diferentes medios de comunicación y específicamente por medio de internet nos ha puesto en un escenario que asegura un acceso rápido y oportuno a la información pero al

mismo tiempo vulnerables ante el exceso.

Por lo anterior a todos nuestros lectores quiero darles la bienvenida a la pri-mera edición de la revista electrónica creada y diseñada por la Clínica Psiquiá-trica Dr. Everardo Neumann Peña a través de un grupo profesional y multidis-ciplinario que por su compromiso le asegura al lector el acercamiento a un contenido claro y de interés, no sólo desde el punto de vista científico sino del desarrollo humano integral que permitirá ver a la psiquiatría como la ciencia

médica más humana que puede existir.

ÍNDICELas Urgencias Psiquiátricas....................................................................................................................... 19 Autor: Dr. José María Hernández Mata

Comparación de un Programa de Psicoterapia Cognitivo Conductual VS Individual En Niños de 9 a 11 Años con Síndromes Depresivos................................................................................................. 14Autores: Mtra. en Psic. Paola Araiza Alba, Mtra en Psic. Sandra Gpe. Martínez Aguiñaga, varios.

Suicidio......................................................................................................................................................... 8Autor: Dra. Evelyn Rodríguez Estrada

Hacia una Aproximación Antropológica del Delirio................................................................................... 22Autor: A.S. Guillermo Saldaña Medina

Reportaje Antrophos.................................................................................................................................... 29Autor: Salvador Ramos Rodríguez

Mitos y Realidades...................................................................................................................................... 34Autor: Emma Lourdes Cerecer Ortiz

Dagoberto.................................................................................................................................................... 35 Autor: Luis Marentes

Cuento 1...................................................................................................................................................... 36 Autor: Alejandro López Huesca

Programa de Capacitación Noviembre - Diciembre 2014........................................................................... 38

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Esto se refleja en la proporción por sexo de suicidios consumados; por ejemplo en México en el 2012, la tasa de mortalidad reportada por suicidio fue de 7.8 por cada 100 mil hombres y de 1.8 suicidios por cada 100 mil mujeres.(INE-GI, 2014) Tanto en hombres como en mujeres la mayoría de los suicidios se cometieron por ahor-camiento (79.5% y 68.4%, respectivamente). Para las mujeres la segunda causa fue por envenena-miento (16.2%), mientras que para los hombres fue el uso de arma de fuego (10.5%). En ambos sexos, el principal lugar donde ocurrieron los suicidios fue dentro de la vivienda de residen-cia.(INEGI, 2014) Cada método suicida tiene sus propios obstáculos, típicamente, a mayor obstá-culos, menor aceptabilidad del método y mayor la proporción de suicidios asociados con psicosis y otros trastornos mentales severos. En general, las diferencias en el método de suicidio elegido reflejan mas la disponibilidad y la aceptabilidad social del método suicida que diferencias de gé-nero.(Ajdacic-Gross et al., 2008)

No existe un organismo que recopile in-formación relacionada a intentos suicidas, ya que no es mandatorio reportarlos, por corola-rio, tampoco existen datos epidemiológicos re-lacionados a ideación o planes suicidas. Por lo anterior, Borges y colaboradores (Borges, Oroz-co, Benjet, & Medina-Mora, 2010) analizaron las conductas suicidas (ideación, plan e intento suicida) en México basándose en tres encuestas epidemiológicas nacionales(Benjet, Borges, Me-dina-Mora, Zambrano, & Aguilar-Gaxiola, 2009; “Consejo Nacional contra las Adicciones, Institu-to Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, Instituto Nacional de Salud Pública, Secretaría de Salud, Encuesta Nacional de Adicciones “, 2008; Medina-Mora et al., 2003) y encontraron que la prevalencia alguna vez en la vida de las tres conductas suicidas encuentra su pico en la adolescencia (12 a 17 años) y va disminuyen-do al pasar al grupo de 18 a 29 años y luego al de 30 a 65 años.(Borges et al., 2010) En la ul-tima estadística anual del INEGI, se registraron 826 suicidios en adolescentes de 15 a 19 años, lo que representa una tasa de 7.4 muertes por cada 100 mil adolescentes.(INEGI, 2014) Se ha estimado que existen 10 intentos por cada suici-dio consumado.

Trastornos Psiquiátricos y Suicidio

El diagnostico de los trastornos psiquiátricos en las personas que cometieron suicidio exitosa-mente se realiza clásicamente por medio de una autopsia psicológica, en ella se realizan entrevis-tas a personas claves y se revisan documentos oficiales del finado(a). En países desarrollados, esta aproximación demuestra que los trastornos psiquiátricos se encuentran en el 90% de los sui-cidios consumados. (Cavanagh, Carson, Sharpe, & Lawrie, 2003)

Los trastornos psiquiátricos mas frecuente-mente asociados a suicidio consumado son los trastornos afectivos seguidos de los trastornos por uso de sustancias y la esquizofrenia y la co-morbilidad entre diagnósticos psiquiátricos po-tencia el riesgo suicida. En el estudio de Borges y colaboradores, se describió una prevalencia de trastornos psiquiátricos en aquellos con conduc-tas suicidas en el 85.44% de los adolescentes; en los hombres, el diagnóstico principal fue de trastornos del control de impulsos, mientras que en las mujeres lo fueron trastornos de ansiedad. En la población adulta el 75.41% presentó algún trastorno mental, siguiendo la misma tendencia para las mujeres pero teniendo mayor prevalen-cia los trastornos por sustancias en los varones.(Borges et al., 2010) En el cuadro 1 se enlistan los factores predictores identificados de suicidio según el diagnóstico psiquiátrico establecido.

a Organización Mundial de la Salud (OMS) define el “acto suicida” como “todo acto por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, o un daño con intención letal”.(WHO, 2014) Se considera que existe un continuum de conductas suicidas que oscilan desde lo cogni-tivo (ideación y planes suicidas) hasta lo con-ductual (intento suicida).(Centers for Disease Control and Prevention & Prevention, 2011)

A nivel mundial, las muertes por suicidio ascienden a más de un millón por año, esto se traduce en una mortalidad estimada de 14.5 muertes por cada 100,000 personas, que equi-vale a una muerte cada 40 segundos.(WHO, 2014) Las tasas de suicidio varían de acuerdo a la región geográfica, sexo, origen étnico, edad e incluso practicas de registro forenses de cada país. En general se considera que la cantidad de muertes asociadas a suicidio se encuentran subreportadas.

En México, el Instituto Nacional de Estadís-tica y Geografía (INEGI) reporta que las muertes por suicidio han ido en aumento en los últimos 12 años, pasando de 2.2 a 4.7 suicidios por cada 100 mil habitantes de 1990 a 2012; registrándose en este ultimo año 5,549 suicidios consumados.(INEGI, 2014)

Cuando una persona esta contemplando la posibilidad de suicidarse, el acceso a los métodos letales puede ser la diferencia en traducir el pen-samiento suicida en acciones. El nivel de letalidad del método suicida elegido guarda una relación estrecha con la proporción de suicidios consuma-dos. Los intentos suicidas con armas de fuego son 2.6 veces mas letales que aquellos que involucran sofocación y 8 veces mas letales que aquellos que involucran saltos o choques.(Shenassa, Catlin, & Buka, 2003) A nivel mundial, los hombres suelen realizar métodos mas violentos y con mayor gra-do de letalidad que las mujeres; a pesar de que estas ultimas realizan mas intentos suicidas que los hombres.

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Suicidio

Autor:Dra. Evelyn Rodríguez EstradaMédica Psiquiatra Psiquiatría de EnlaceCoordinadora de Salud MentalCentro de Investigación en Enfermedades Infecciosas- CIENI Instituto Nacional de Enfermedades Res-piratorias –INER

Correo: [email protected]

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Cuadro 1. Predictores de Suicidio

TDM: Trastorno depresivo mayor; TBP: trastorno bipolar; EZ: esquizofrenia*Otros factores relevantes en TBP incluyen: inicio temprano del trastorno y presencia de síntomas mixtos.

tLos trastornos por uso de sustancias incrementan el riesgo suicida en 2.6 veces, independientemente de la presencia de otros diagnósticos psiquiátricos. En México, la detección de sustancias es más frecuente en los casos de suicidio que en otras causas de defunción registradas por el SEMEFO. La principal sustancia detectada en los casos de suicidio es el alcohol, seguida por el grupo de los estimulantes y el grupo de los sedantes. Tanto en hombres como en mujeres, a mayor número de sustancias detectada hay mayor proba-bilidad de muerte por suicidio (Ocampo, Bojorquez, & Cortés, 2009)

Suicidio en Adolescentes.

El suicidio representa la tercera causa de muerte en adolescentes a nivel mundial. En México, el conjunto de personas entre 15 y 29 años representan la mayor proporción de muertes por suicidio (42.6%) (Borges et al., 2010), y casi la mitad (47%) de los estudiantes de educación media superior tiene al menos un síntoma de ideación suicida y el 9% refieren ha-ber realizado algún intento suicida a lo largo de su vida. Dentro de los factores que incrementan el riesgo suicida en adolescentes se encuentran los síntoma depresivos, consumo de alcohol y nicotina, poca confianza de comunicarse con sus padres, antecedentes de abuso sexual en infancia y en el caso de las mujeres el haber te-nido relaciones sexuales (Amezcua et al., 2010).

Factores Asociados a Suicidio.

En general los intentos suicidas se ven precedidos temporalmente de eventos de vida significativos y la capacidad de adaptación a estos eventos (resiliencia) está relacionada con intentos suicidas no planeados. Los actos sui-cidas no planeados, que son típicos de actos impulsivos y asociados a una baja resiliencia ante estresantes externos que se traduce en estrategias de afrontamiento poco eficientes (Bazrafshan, Jahangir, Mansouri, & Kashfi, 2014) incrementan la mortalidad por suicidio, se esti-ma que representan el 20 a 30% de los suicidios en pases industrializados.

Distintos reportes han asociado el suici-dio con patrones estacionales con incrementos en los intentos suicidas y suicidios consumados con patrón bimodal en ambos sexos. En hom-bres se manifestó en los meses de noviembre y mayo-junio, mientras que en las mujeres se incrementan en los meses de enero y entre ju-nio y julio. En México, se describió la presencia de patrón estacional en el estado de Chiapas, en donde se reportó que los suicidios se incre-mentaban en los primeros meses del año, es-pecialmente en enero, y ocurrían mayoritaria-mente los días domingos en horario vespertino (Jiménez, 2013).

Antecedentes de abuso físico, en particular el abuso sexual en la infancia (Brodsky & Stan-ley, 2008), la historia familiar de suicidio (Brent & Melhem, 2008), la exposición a niveles altos de agresión (Espinoza-Gómez et al., 2010) y la presencia de desesperanza (Medina-Mora et al., 2003) son factores de riesgo consistente-mente identificados en las personas que reali-zan actos suicidas.

Manejo del Paciente con conducta Suicida.

La mayoría de las personas que reciben atención en servicios de salud mental por ries-go suicida tuvieron esta aproximación después de realizar un intento suicida fallido. Aproxima-damente del 1 al 6% de las personas que se presentan a atención médica después de tener una conducta de autolesión no fatal (envene-namiento, autolesiones) fallecerá por suicidio en los 12 meses posteriores. Esta probabilidad esta más relacionada a la intencionalidad de autolesión, que a la intención de suicidio. El riesgo de volver a presentar un intento suici-da en alguien que ya ha realizado alguno os-cila entre un 13 al 20% (Carroll, C.Metcalfe, & D.Gunnell, 2014).Las guías internacionales recomiendan en el protocolo de atención de autolesiones, inde-pendientemente de la intención suicida o no, la inclusión de una valoración psicosocial en el que se enfatice la evaluación de la salud mental (National Institute for Clinical Excellence. Self-Harm: The Short Term Physical and Psycholo-gical Management and Secondary Prevention of Self-Harm in Primary and Secondary Care, 2004)

Un reciente meta-análisis no encontró evi-dencia que respaldara el factor protector de las intervenciones psicosociales en la recurrencia de autolesiones (Carroll et al., 2014); sin embar-go, se estima que hasta el 40% de las personas que se suicidan visitaron a su médico familiar durante la misma semana de su muerte (Pirkis & Burgess, 1998). Aquellas personas que son hospitalizadas por haber realizado un inten-to suicida presentan menor riesgo de volver a atentar contra su vida en comparación de aquellos que recibieron atención médica am-bulatoria.

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Prevención del Suicidio

Las estrategias de prevención del suicidio se han implementado a muchos niveles. A nivel po-blacional está demostrado que limitar el acceso a los métodos suicidas reduce los suicidios (p.ej. el acceso a armas de fuego en Estados Unidos cons-tituye el principal factor causal de que el principal método suicida este en varones sea la muerte por uso de armas de fuego). Al reducir el acceso a los métodos suicidas se disminuyen los suicidios im-pulsivos, sin planeación previa que contribuyen del 10 al 30% del total de muertes por esta causa. Otras medidas poblacionales para la disminución del suicidio involucran la inclusión de orientación y atención psicológica en escuelas; la capacita-ción de personal de salud de primer contacto so-bre datos de alarma para detectar personas con riesgo suicida y censurar la divulgación de las muertes por suicidio en los medios de comunica-ción (prensa, televisión, internet).

En poblaciones de riesgo las estrategias para la prevención del suicidio son adaptadas a las necesidades de estas (p. ej. tratamiento psicofar-macológico, psicoterapia, programas de desin-toxicación, entre otros). En el caso del suicidio consumado dentro de instituciones medicas (hospitales), la prevención se basa primordial-mente en la supervisión adecuada del paciente, el buen manejo clínico y monitoreo estrecho des-pués del egreso, pues la mayoría de los intentos suicidas dentro de hospital ocurren al ingreso o después del alta (Sakinofsky, 2014).

Conclusiones

El suicidio es un problema complejo, en el que influyen múltiples factores que van desde lo bioló-gico, individual, social y ambiental. En México, las muertes por suicidio han ido en aumento. El reto de prevenir las conductas suicidas es alto y la necesidad de implementar programas de prevención en emer-gente

Referencias

Ajdacic-Gross, V., Weiss, M. G., Ring, M., Hepp, U., Bopp, M., Gutzwiller, F., & Rössler, W. (2008). Methods of suicide: in-ternational suicide patterns derived from the WHO mortality database. Bulletin of the World Health Organization, 86, 726–732. Amezcua, B. P.-., Rivera-Rivera, L., Atienzo, E. E., Castro, F. d., Leyva-López, A., & Chávez-Ayala, R. (2010). Prevalencia y factores asociados a la ideación e intento suicida en adolescentes de educación media superior de la República mexi-cana. Salud Publica Mex, 52, 324-333. Bazrafshan, M.-R., Jahangir, F., Mansouri, A., & Kashfi, S. H. (2014). Coping Strategies in People Attempting Suicide. Int J High Risk Behav Addict, 3(1), e16265. Benjet, C., Borges, G., Medina-Mora, M., Zambrano, J., & Aguilar-Gaxiola, S. (2009). Youth mental health in a populous city of the developing world: results from the Mexican Adolescent Mental Health Survey. J Child Psychol Psychiatry, 50, 386-395. Borges, G., Orozco, R., Benjet, C., & Medina-Mora, M. E. (2010). Suicidio y conductas suicidas en México: retrospectiva y situación actual. Salud Publica Mex, 52, 292-304. Brent, D. A., & Melhem, N. (2008). Familial Transmission of Suicidal Behavior. Psychiatr Clin N Am, 31, 157-177. Brodsky, B. S., & Stanley, B. (2008). Adverse Childhood Experiences and Suicidal Behavior. Psychiatr Clin N Am, 31, 223–235. Carroll, R., C.Metcalfe, & D.Gunnell. (2014). Hospital management of self-harm patients and risk of repetition: Systematic review and meta-analysis. JournalofAffectiveDisorders, 168, 476–483. Cavanagh, J., Carson, A., Sharpe, M., & Lawrie, S. (2003). Psychological autopsy studies of suicide: a systematic review. Psychol Med, 33(395-405). Centers for Disease Control and Prevention, N. C. f. I. P. a. C., & Prevention, D. o. V. (2011). Self-directed Violence Survei-llance: Uniform Definitions and Recommended Data Elements, Version 1.0. from http://www.cdc.gov/violencepreven-tion/pdf/self-directed-violence-a.pdf. Consejo Nacional contra las Adicciones, Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, Instituto Nacional de Salud Pública, Secretaría de Salud, Encuesta Nacional de Adicciones (2008). Cuernavaca, Morelos: Instituto Nacional de Salud Pública, Secretaría de Salud.Espinoza-Gómez, F., Zepeda-Pamplona, V., Bautista-Hernández, V., Hernández-Suárez, C. M., Newton-Sánchez, O. A., & Plasencia-García, G. R. (2010). Violencia doméstica y riesgo de conducta suicida en universitarios adolescentes. Salud Publica Mex, 52, 213-219. INEGI. (2014). Estadísticas a propósito del Día Mundial para la Prevención del Suicidio: Datos Nacionales. from http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/contenidos/estadisticas/2014/suicidio0.pdfJiménez, E. A. (2013). Cronología de los suicidios en Chiapas, México Rev. Hosp. Psiquiátrico de la Habana, 10(3). Medina-Mora, M., Borges, G., Lara, C., Benjet, C., Blanco, J., & Fleiz, C. (2003). Prevalence of mental disorders and use of services: Results from the Mexican Nacional Survey of Psychiatric Epidemiology. Salud Mental, 26, 1-16. . National Institute for Clinical Excellence. Self-Harm: The Short Term Physical and Psychological Management and Se-condary Prevention of Self-Harm in Primary and Secondary Care. (2004).Ocampo, R., Bojorquez, I., & Cortés, M. (2009). Consumo de sustancias y suicidios en México: resultados del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones, 1994-2006. Salud Publica Mex, 51, 306-313. Pirkis, J., & Burgess, P. (1998). Suicide and recency of health care contacts: a systematic review. Br J Psychiatry, 173, 462-474. Sakinofsky, I. (2014). Preventing Suicide Among Inpatients. Can J Psychiatry, 59(3), 131-140. Shenassa, E. D., Catlin, S. N., & Buka, S. L. (2003). Lethality of firearms relative to other suicide methods: a population based study. J Epidemiol Community Health, 57, 120–124. WHO. (2014). Suicide. from http://www.who.int/topics/suicide/en/

Las Urgencias Psiquiátricas.Dr. José María Hernández Mata

as Urgencias en Psiquiatría son alteraciones del pensamiento, del afecto y/o de la conducta, que por sí mismas requieren atención inmediata. El riesgo de suicidio, los trastornos psicóticos, las intoxicaciones, la agitación psicomotora, la depresión y ansiedad severa, las crisis familiares y conyugales, las experiencias trau-máticas como la violación y las crisis de pánico, ocupan la mayor parte de las urgencias de esta especialidad.

La evaluación del estado del paciente debe in-cluir la identificación de una causa psiquiátrica, orgá-nico cerebral o por otra enfermedad no psiquiátrica.

La entrevista en urgencias psiquiátricas suele presentar ciertas dificultades técnicas. Debe ser una entrevista directa, aunque también incluye la entrevista a los familiares. Debe ser muy objetiva, poniendo particular cuida-do en la empatía hacia el paciente y su familia. Requiere mucha conducción porque es necesario obtener mucha información en poco tiempo. Los silencios suelen aumentar la ansiedad del paciente y agravar el cuadro, dejan la impresión que el evaluador no sabe en dónde ni qué buscar para la solución de la situación. Debe tratarse al paciente con particular respeto, haciéndole sentir el interés y la capacidad de comprender su circunstancia.

Siempre debe estar el paciente a cierta distancia del entrevistador y asegurarse de que se ha-yan tomado datos de identificación: el nombre correcto, la dirección y teléfono para su seguimiento.

Si hay confrontaciones con los acompañantes, ha-brá de pedírsele a éstos que se les entrevistará por se-parado, siempre que el médico haya constatado que no requerirá asistencia si hay riego de agitación psico-motora o de conducta agresiva. Los acompañantes también requieren una parte de nuestro tiempo para disminuir la tensión, generalmente una explicación de la situación, sus causas, los procedimientos a seguir. Un pronóstico tentativo y algunos lineamientos para el trato que han de tener con el paciente, son su-ficientes para que se sientan mejor y estén en me-jores condiciones anímicas para cuidar del enfermo y para tener su cooperación durante su tratamien-to. Para ello es importante reconocer la dinámica de la familia y a los líderes naturales del grupo que serán los que se encarguen de esa cooperación adecuada.

Más aún, congruente a la exigencia del término, existe el poder por ejemplo, como el que brinda una canción excitante, un enigma que convoca, unos labios que impactan, hay un poder que se vincu-la con el malestar, como lo muestran las definiciones, pero como lo acusan los términos, poder, también pue-de versar con un esfuerzo, pues si hay un poder que se basa y propaga desde el apoderamiento ¿no hay aca-so otro? que se emite desde el desprendimiento, desde el reconocimiento de lo imposible, de la impotencia.

No es el poder del abusador, que se pretende sin límites, o el que dice: –que hace las cosas, por-que puede hacerlo- como las facultades que se proponen de sí, el amo o el perverso. Sino de los po-deres de la búsqueda y de la oportunidad, de la sincronía entre lo que no que no tienes y la valentía de bus-carlo, no de tomarlo por la fuerza, o cuando no deberías, sino cuando uno y eso, esté listo para ello.

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De inicio debe quedar claro al evaluador el motivo de la urgencia de atención, tanto desde el punto de vista del paciente, como del punto de vista de los acompañantes. Luego habrá de llegarse a una con-clusión diagnóstica tentativa como causa de la situación y una breve síntesis de psicobiografía relaciona-da al padecimiento actual, siempre que el estado del pensamiento y del afecto lo permitan. Es importan-te incluir claramente desde el inicio los antecedentes psiquiátricos personales y familiares.

En la exploración mental ha de ponerse énfasis al principio en la calidad del pensamiento y del juicio, son una prioridad. Las agresiones más frecuentes a los evaluadores se deben importantemente a hecho de no haber valorado inmediatamente la presencia de ideas delirantes y si el paciente había incluido o estaba por incluir a la persona del entrevistador en el delirio.

Si es así o existe la inminencia de esa posibilidad, la entrevista debe abreviarse lo más posible para luego hospitalizarlo. Igualmente si hay alucinaciones, debe averiguarse si lo que ve u oye están incluyen-do al médico y/o a la entrevista. Si hay alucinaciones ha de precisarse como las enjuicia.

Debe buscarse la presencia o no de un Trastorno Afectivo y si los síntomas encontrados sugieren o no un Trastorno Orgáni-co Cerebral que obliguen a una prioridad neurológica.

En el paciente con riesgo suicida se valora: a).- Si es idea, planeación o ha habido ya un intento de matarse.

b).- Si hay circunstancias que favorezcan el riesgo (soledad, crisis económicas, etc.).

c).- Que psicopatología subyace a la situación actual.

d).- Características del entorno: dinámica de la familia, re-cursos psicológicos del paciente.

e).- Antecedentes personales y familiares de suicidio y/o patología mental.

¿Cómo se ejerce el término poder? Rastreando la etimología de la palabra poder, uno encuentra el verbo posse en latín (poder: ser capaz de, ser posible, tener una potestad o un poder). Verbo formado de una contracción con el verbo esse (ser, estar, existir) con el adverbio y adjetivo indeclinable que es pote (posiblemente, posible, capaz, [Edward, 2006]). Apuntemos ya desde aquí: “Es posible, es capaz, puede” son los términos jugados que designan lo que veo, en lo otro en relación a mí: “es, fui, quisiera ser, fue parte de mí, me nutrió o me protegió” (Coromines, 2008), que son los motivos para amar a alguien y ver-se en él, a uno mismo, en eso que él: “Es posible, es capaz, puede”. Al adverbio y adjetivo indeclinable que de él: “posiblemente, posible, capaz”; mis faltas se adosan para amarle, se contrae y suma el verbo: “es, está, existe” en una dialéctica moebina especular para decirle-decirme: “soy, estoy, existo”; hipótesis ima-ginarias ante la angustia, que hacen tropos en lo simbólico y el amor en lo imaginario. El neologismo, ya arcaico hoy, que resultó fue: “ser capaz de, ser posible, tener una potestad” sin más preámbulos “poder”. Su fórmula: Ser-Estar + Posibilidad = Poder. En un primer momento –“poder”- como verbo, infinitivo, en uno segundo, sustantivo; brincando a una posible sentido de significación actual: en el primero conec-tor, creador, constructor… yo soy-yo puedo, tu eres-tu puedes, es-él puede, etc. En el segundo impoten-te, prepotente, añorante del extravío de lo potente, sentido de apropiación y apoderamiento, de lo amo.

Si ha sido un intento de suicidio, ha de evaluarse:

a).- Valorar el grado de letalidad del mismo: es la detección del peligro objetivo para la vida, a un método o acción suicida. Se explora: el método usado de acuerdo a los conocimientos del paciente, por ejemplo si un paciente ha usado un método poco letal, pero su convicción era de ser de alta posibilidad de morir, habrá de considerarse como un intento de riesgo. Evaluar el nivel de descontrol de impulsos que puede tener, sea circunstancial o caracterológico. Si dejó margen a ser rescatado. Si es el primer intento o ha hecho varios, si es así debemos saber si ha cambiado el método, lo que implica mayor riesgo. También importa saber la psi-copatología que subyace, un trastorno afectivo, una psicosis, un trastor-no grave de la personalidad o una intoxicación o supresión a sustancias.

b).- También se valora el riesgo inminente de otro intento suicida, lo que depende de la psicopatología que subyace, igualmente de las cir-cunstancias que han favorecido el primer intento, si mantiene una actitud de indiferencia por el intento fallido y por la ayuda presta-da. Se indaga si el entorno es o no empático con la situación del en-fermo, si está involucrada la adicción a alguna sustancia o si han cam-biado las condiciones psicológicas que determinaron el intento.

Comparación de un Programa de Psicoterapia Cognitivo Conductual VS Individual en Niños

con Síntomas Depresivos.

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Aún el paciente con un intento suicida de bajo grado de letalidad debe ser evaluado al detalle y planteado un plan terapéutico, pues sus recursos psicológicos para enfrentar adversidades es pobre. Los mitos en frases devaluatorias como: “es para lla-mar la atención” o “tiene una ganancia secundaria”, suelen exhibir la ignorancia sobre este tipo de ur-gencias y frecuentemente conducen a iatrogenia.

Deben buscarse también factores de riesgo como la edad (en adolescentes y viejos hay más riesgo). Sexo: es más frecuente que lo intenten las mujeres, los varones lo logran con más frecuencia. El esta-do civil: más las personas solitarias; más los desem-pleados, los pacientes con enfermedades somáticas graves, crónicas y terminales y con dolor crónico.

Una vez precisados grados de letalidad y ries-go suicida, se plantea el tratamiento en urgencias con los siguientes cuidados: debe cerciorarse que se tiene la información suficiente del estado del pacien-te antes de iniciar la entrevista con él, por lo que se sugiere en términos generales primero entrevistar a los acompañantes. Nunca debe el médico tratar de sujetar al paciente, debe buscarse a alguien entrena-do para ello. Evaluar el riesgo de conducta agresiva inminente. Siempre estar el médico, con una salida rápida del recinto donde va a evaluar. Nunca permi-tir que el paciente tenga a la mano algún objeto con el que pueda agredir. No quedarse a solas con el pa-ciente. Nunca tener una distancia muy cercana con el enfermo. Evaluar el riesgo de conductas impulsivas.Establecer una entrevista de alianza ya implica el ini-cio de un tratamiento en urgencias. Una actitud se-rena pero no fingida o que denote temor. Siem-pre hablar de manera que haya una expectativa optimista (que no ingenua) para el futuro inmediato.

Las personas violentas que han cometido un delito deben estar a cargo de la autoridad y no del psiquiatra, salvo en condiciones de peritaje. En la entrevista de evaluación de urgencias, es necesario un trato que haga sentir al paciente seguri-dad y protección, apoyo al autocontrol y la recupera-ción de la estabilidad emocional. La actitud empática tiene mayor relevancia que la intervención verbal. Sin embargo debe explicarse que se le va a hacer y no llevar a cabo algo en lo que el paciente no psicótico no esté de acuerdo.

Clínica Psiquiátrica “Dr. Everardo Neumann Peña” 1,Universidad Marista2

INTRODUCCIÓN

l presente artículo pretende mostrar el dise-ño del proyecto de investigación y los resultados preliminares de la fase 1: evaluación de sintoma-tología depresiva en niños de 9 a 11 años, a tra-vés del cuestionario de depresión infantil CDI y CES-DC del centro de estudios epidemiológicos. Esta fase se llevó a cabo en 4 escuelas primarias del municipio de Soledad de Graciano Sánchez, S. L. P.

Araiza-Alba Paola1, Martínez-Aguiñaga Sandra Gpe1, Pérez-Betancourt María Mercedes1, Arroyo-Motilla Jesús Alfredo2, García-Derreza Jesús Antonio2, Rojas-Calderón Héctor2.

JUSTIFICACIÓN

El presente proyecto de investigación está enfocado al tratamiento de la sintomatología de-presiva que actualmente es uno de los síndromes de mayor prevalencia en los servicios de salud; la prevalencia es cada vez mayor a menor edad y se considera la depresión como la segunda patología más frecuente en psiquiatría infantil. Su prevalencia en población general se ha descrito de 0.4% a 2.5% en niños y de 0.4% a 8.3% en adolescentes (Birmaher B. y Cols., 1996; Whitaker A. y Cols., 1990)El agravamiento de la sintomatología depresiva puede llevar a conductas suicidas; el suicidio es la 5ta. causa de muerte en edad escolar y la 7ma. en edad reproductiva, esto el estado de San Luis Potosí (SSA, 2013) .De igual manera en la Clínica Psiquiátrica Dr. Everardo Neumann Peña la demanda de atención en salud mental infantil se ha aumentado en gran medida en los últimos años, siendo en el 2012 y 2013 el trastorno depresivo el de mayor prevalencia y rebasando las capacidades de atención en el servicio de psicología y psiquiatría del niño y el adolescente. Por ello la necesidad de bus-car estrategias de intervención que permitan abarcar un mayor número de usuarios atendidos.

La psicoterapia grupal es una modalidad de intervención que permite brindar aten-ción a un mayor número de población y es un tratamiento terapéutico que se proporcio-na para mejorar la salud mental y la calidad de vida. Además, dota a sus miembros de estrate-gias adecuadas de afrontamiento y de recursos cognitivos, emocionales y adaptativos para el cambio, buscando aumentar la autonomía y el crecimiento personal a nivel individual, evitando la cronificación y generando la disminución de la sintomatología en las áreas afectadas por el trastorno.Para disminuir los tiempos de espera en la atención en salud mental es necesaria la utilización de mo-delos de terapia breve. La OMS (2002) estima que entre el 60% y el 80% de las personas con de-presión mayor pueden ser tratados con terapia breve y el uso de antidepresivos. La terapia bre-ve cognitivo-conductual es una de las modalidades de terapia que ha mostrado mejores resultados.

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OBJETIVO GENERAL

Determinar si la psicoterapia de grupo con orientación cognitiva-conductual en el trata-miento de la depresión en niños, tiene resul-tados más efectivos que la psicoterapia indi-vidual con el mismo enfoque de tratamiento. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

o Identificar la población de niños de 9 a 11 años con síntomas depresivos.o Realizar las evaluaciones pre y post de In-ventario de depresión infantil (CDI), Cuestionario de fortalezas y dificultades (SDQ), CES-DC.o Aleatorizar la población para recibir terapia grupal o individual.o Identificar al término las áreas del funcio-namiento global en que es eficaz la psicoterapia de grupo y la psicoterapia individual.o Realizar un análisis comparativo de los resul-tados. o Desarrollar un manual de psicoterapia grupal cognitivo conductual para niños con sintomatología depresiva.

METODOLOGÍA

Ensayo clínico aleatorizado: Se evaluaron 232 niños en edades de 9 a 11 años con el Inventario de depresión infantil (CDI), el cual determina la grave-dad de síntomas depresivos y el CES-DC del centro de estudios epidemiológicos, que evalúa la frecuen-cia de los síntomas.

Ambas prueban son complementarias para de-terminar un síndrome depresivo.

Tipo de muestra: No probabilística.Tratamiento: Grupal o Individual.

ANÁLISIS Y PROCESAMIENTO DE DATOSCálculo del tamaño de la muestra: 10 participan-tes por rama de estudio.Análisis estadístico: Modelos de regresión lineal. Paquete estadístico: R v.3.0.2El proyecto está planeado en las siguientes fases:

RESULTADOS

De la población evaluada, de 232 niños (as), el 44% fueron niñas y 56% niños.

Del total de la muestra 33 niños (as) resultaron con síntomas depresivos de los cuales el 48% fueron del sexo masculino y el 52% del femenino, por lo que concuerda con las estadísticas a nivel general donde las mujeres presentan en mayor porcentaje la depre-sión.

Del total de los detectados el 21% presentó sínto-mas severos y el 79% leves. De estos últimos el 58% son del sexo masculino y 42% del femenino lo que no concuerda con las estadísticas generales. Sin em-bargo, en los síntomas severos el 86% se muestra en el sexo femenino. En cuanto a la sintomatología de depresión leve, encontramos que la prevalencia es mayor en hombres que en mujeres; pero en sinto-matología severa es mayor para las mujeres.

CONCLUSIONES

La depresión puede pasar desapercibida por las características propias del trastorno. Por lo tanto no existe una demanda de atención sentida por los padres de familia, sin embargo los síntomas están presentes y solo los consideran como parte del cre-cimiento o de la personalidad del niño.

Respecto a los resultados obtenidos podríamos inferir que la sintomatología depresiva en los varo-nes suele pasar desapercibida durante la infancia, ya que la severidad de los síntomas no genera un claro deterioro en el funcionamiento global; a diferencia de las niñas que suelen presentar mayor severidad.

Es por esto que se requieren acciones encami-nadas a dar a conocer la sintomatología del trastor-no y con ello poder lograr una intervención opor-tuna; la psicoterapia es una estrategia de abordaje para disminuir y evitar que se agraven los síntomas.

BIBLIOGRAFÍA

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3. Servicios de Salud, Informe de la Secretaria de Servicios de Salud, 2013.

4. Organización Mundial de la Salud. Programa Mundndial en Salud Mental, 2002.

Hacia una Aproximación Antropológica del Delirio1

A.S. Guillermo Saldaña Medina2

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1 - Artículo inédito realizado para ponencia “Ha-cia una aproximación antropológica del delirio” (2009) Primer encuentro de Investigadores y Estu-diantes de Humanidades y Ciencias Sociales – Ra-faél Montejano y Aguiñaga- “estudios de ayer y de hoy”. Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

2 - Antropólogo Social por la Universidad Autó-noma de Yucatán. Estudiante de Maestría en De-rechos Humanos (PNPC-CONACYT). Posgrado de la Facultad de Derecho. Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

El Sujeto

l psicoanálisis constituye un punto de ruptura con la epistemología hegemónica en las ciencias so-ciales, principalmente con Descartes y Hegel. Para Descartes, era posible llegar a una Verdad que implica una coincidencia de la representación del objeto con el sujeto, esto según el dualismo cartesiano sería posible mediante la aplicación del método científico. En el siglo XX con el psicoanálisis, esta noción dua-lista se verá considerablemente modificada cuando Freud incorpora los conceptos de “La Condensación y El desplazamiento”, y que Lacan más tarde denominaría como metonimia y metáfora, estos consisten en la inserción de significantes distintos a los esperados, es decir, una representación distinta a la esperada del objeto, pero sin que éste deje de ser verdadero.

La noción del sujeto de Descartes, también cambiaría ya que ese sujeto del cogito ergo sum, no po-see ni siquiera el control de sus propios pensamientos, ejemplo de ello, los lapsus linguae y los sueños. Al hecho de que el sujeto desconozca los pensamientos que lo determinan se le conoce, según Lacan, como subversión del sujeto, entonces el sujeto psicoanalítico se erigirá no sobre el “yo pienso” de Descartes, sino sobre el “yo dudo”, y es precisamente sobre la duda donde Freud afirma que podemos develar al inconsciente, esto es cuando el sujeto duda de algo enunciado por sí mismo.

El sujeto, en sí, se encuentra dividido por la acción del significante del falo, en Freud esta división se puede explicitar en “El Fetichismo” (1927) con el concepto de castración, donde la ausencia de falo en la mujer implica que este objeto de deseo tenga que sustituirse por otro, como puede ser cualquier órgano no genital, como pueden ser los senos, la boca, el cuello, las piernas, los pies, etc.

Aquí ocurre una división con respecto al sujeto, tanto en el plano de lo sexual, como en el plano del lenguaje, ya que es en este último en donde se manifiesta la lógica de un significante que determinará al sujeto desde lo inconsciente; la razón de ello se debe a que el inconsciente se encuentra estructurado como un lenguaje, según Lacan.

También existe la distinción epistemológica del psicoa-nálisis con respecto a Hegel, en el psicoanálisis la sumisión del Sujeto con respecto al sexo y al lenguaje señala el punto de ruptura del sujeto de la verdad y el sujeto de la ciencia. Para Hegel el Sujeto está situado en el despliegue de lo Ver-dadero y lo Absoluto, para Lacan existe aquí una confusión; entre el yo y el sujeto, entre enunciado y enunciación, entre ser y pensamiento; podría parecerse a la propuesta del dua-lismo cartesiano pero como antes se mencionó el sujeto no se funda sobre la subjetividad (yo pienso), sino sobre la cer-teza (yo dudo). “La verdad hegeliana no puede ser asimilada a la verdad freudiana ni lacaniana, puesto que para Hegel el Sujeto, desde el origen, sabe lo que quiere” (Alberro 2006.)

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Sujeto y Objeto para Hegel no son ambos más que un plegamiento del Ser (ser en sí, y ser para sí) es un enfoque teleológico, mientras que el enfoque lacaniano, que surge en gran parte de la lingüística estructural de Saussure, se trata de un enfoque nominalista, en donde la representación que media entre sujeto y objeto se acentúa en relación con el sujeto: surge así una reflexión con respecto de los signos cosa que con la con-traparte del realismo no existe.

“Ferdinand de Saussure (influencia hacia Lacan), pone entre paréntesis el problema de saber si la repre-sentación atañe al sujeto o al objeto y reflexiona sobre el hecho simple y verificable de que cuando la gente habla se entiende.” (Carbajal, D’Angelo y Marchilli 2000: 21)

El Otro

El sujeto se ha encontrado en las tradiciones clá-sicas en dicotomías como alma – cuerpo, razón – pa-siones, y con Freud en yo – ello; Lacan menciona que ambas instancias no podrán articularse sin la irrup-ción de un tercero: el Otro, que se manifiesta en las identificaciones imaginarias del Yo, o en las pulsiones del ello; este Otro se moverá bajo una lógica de de-seo y demanda, este se encargará de condicionar al deseo, que no es tanto el instinto del sujeto sino las condiciones impuestas por el Otro.

El Otro es una instancia que representa la alteridad radical, no se trata de alguien en concreto, aunque algunas veces alguien pueda encarnarlo; para Lacan el Otro se encuentra primero, luego aparece el sujeto, este último será de hecho un efecto de los signifi-cantes en el campo del Otro, el inconsciente vendrá siendo el discurso de ese Otro, por tal razón se afirma que el inconsciente se encuentra estructurado por un lenguaje, mediante la lógica del significante instaura-da por el Otro.

Esto nos remite al signo del que hablaba Saussure con su conocido esquema de significado/significante encerrado por una elipse que denota la unidad del signo lingüístico, Lacan va incorporar una ruptura a este signo, retirándolo de la elipse que expone como unidad y afirmando que no existe una concordancia directa entre significado y significante, sino que exis-te una especie de sobredeterminación por parte del significante; además, por la relación con otros signi-ficantes, el sujeto será incluso el efecto de los signi-ficantes insertos en el campo del Otro y articulados en el discurso del inconsciente, por tal razón surge la formula lacaniana de que “un significante representa a un sujeto para otro significante.”(Lacan en Alberro 2006:19)

Existe un significante básico en la cultura que se encargara de organizar todos los signifi-cantes y que enuncia la metáfora del “Nombre del Padre” que designa esta operación de or-ganización dentro de la cultura y que además se encarga de regular el complejo de Edipo, de articular lo real con lo imaginario a través de lo simbólico. El nombre del padre es el falo simbólico y se representa como la letra F o phi; consiste en la intrusión de lo simbólico ante la simbiosis imaginaria del niño en la madre en la primera fase del complejo de Edipo, pone nombre a esa intrusión.

Es conocido el complejo de Edipo que con-siste en el deseo de poseer el falo por parte de la madre y el hijo como una encarnación me-tonímica del mismo, el niño tratará de identi-ficarse con el deseo de la madre; al principio la madre representa la imagen del Otro ya que surge una especie de correspondencia de de-seo entre madre e hijo, pero después surgirá la figura del padre como el Otro, privando a la madre del objeto fálico. Surge así una castra-ción simbólica en el niño, una vez sobreveni-da ya una castración simbólica en el padre con el advenimiento del infante, el padre entonces encarnará aquí al falo. Después el padre inter-vendrá como aquel que tiene el falo pero no es el falo, o mejor dicho, tiene el pene pero no es el falo, entonces el objeto de deseo de la madre es reinstaurado y el hijo se identifica con el padre, que aparece como permisivo y dador de amor, a diferencia del padre omnipotente y privador que evoca la imagen presocial del jefe de la horda o del viejo orangután.

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El Otro en la Psicosis: La forclusión

El Otro primordial encarnado en la madre es una instancia provista de enigma, en el plano de lo ima-ginario, madre e hijo viven juntos en una burbuja de felicidad simbiótica fuera del mundo circundan-te, hasta la irrupción de la función del padre como nuevo Otro, es aquí donde este mundo etéreo y a la vez incoherente toma sentido, esta Ley se instaura a través del significante de El-Nombre-Del-Padre.

Cuando por alguna razón, el significante F no es instaurado se da el fenómeno denominado forclu-sión, que consiste en el rechazo del sujeto hacia el F que da orden al del Otro cierta coherencia por lo que el sujeto queda sin barreras para controlar el deseo del Otro a través de desfiladeros metonímicos de los significantes que caracterizan al Otro, sin ese recur-so de limite que constituye el F. “Lo que fue forcluído de lo simbólico, vuelve en lo real, esto se manifiesta por la alucinación verbal, y por el hecho de que toda realidad le hace signo” (Alberro 2006: 56). Cuando el comportamiento retorna bajo las voces de la per-secución se está hablando de la paranoia, cuando aparece en el cuerpo a través de una desorganiza-ción de las sensaciones, se trata de la esquizofrenia.

La figura de lo simbólico (F), que representa el orden cultural como una ley que organiza la lengua, actúa como una especie de filtro entre el sujeto y el Otro, al estar desprovisto del F, el discurso psicótico, sea paranoico, esquizofrénico o ambos; se presen-tará prácticamente como la articulación de lo Real, porque la única forma de que se puede encontrar con lo real es tras la ruptura del orden simbólico, que es en donde las condiciones y las leyes del lenguaje se encuentran implicadas.

La Esquizofrenia

Por lo tanto, el discurso del esquizofrénico encarnará a lo Real, es donde el psicoanálisis apa-rentemente topa con un inmenso muro de concreto ya que no se puede psicoanalizar al esquizofrénico, pero ¿cuál es la razón de esto? ¿Simplemente el es-quizofrénico genera un código exterior a la cultura y a la lengua? ¿La ambigüedad del discurso hace prácticamente imposible cualquier intento de inter-pretación? ¿O será más bien una mera cuestión de enfoque, en donde el intento de interpretar pierde sentido?

A esta última cuestión nos conduce la pro-puesta de Gilles Deleuze y Félix Guattari (1985) en su obra “El anti-Edipo: Capitalismo y Esquizofrenia”, donde surge una nueva perspectiva ante el discurso del esquizofrénico que si bien no se trata de una interpretación se trata de un enfoque relacional e interaccionista. Deleuze y Guattari se basan en la “lingüística de los flujos” de Hjelmslev distinta a la “lingüística del significante” oponiéndose así a la propuesta saussu-riana y post-saussuriana. Específicamente Hjelmslev sustituye la relación de subordinación significante/significado por la de presuposición convertible ex-presión/contenido, según los autores:

En esta relación se alcanzan figuras que ya no son efectos de significante, sino esquizias, puntos-signos o cortes de flujo que reinventan el muro del significante, pasan a través y van más allá […] En vez de ser una sobredeterminación del estructuralismo y de su vinculación al significante, la lingüística de Hjelmslev indica su destrucción concertada y cons-tituye una teoría descodificada de las lenguas de la que también se puede decir, ambiguo homena-je, que es la única adaptada a la vez a la naturaleza de los flujos capitalistas y esquizofrénicos: hasta el momento la única teoría moderna (y no arcaica) del lenguaje (Deleuze, Guattari; 1985: 250). Además de generar la díada expresión/con-tenido Hjelmslev propone la relación forma/sustan-cia. La forma vendría a ser el orden de lo puramen-te abstracto, como las categorías relacionales que constituyen los sistemas de expresión y el contenido de determinada lengua, la sustancia entonces, se re-fiere a las manifestaciones específicas de estos ele-mentos formales y es considerada como la manifes-tación de una forma lingüística dada en un sentido particular.

Las categorías expresión/contenido y forma/sustancia son conceptos que se trazan en un deno-minado plano de inmanencia o cuerpo sin órganos, este último concepto inspirado por el poeta es-quizofrénico Antonin Artaud. El cuerpo sin órganos devela al inconsciente como un proceso universal caracterizado por el deseo y que se caracteriza por la producción y no por la representación. Según la teoría post-estructuralista de Deleuze y Guattari, el cuerpo sin órganos es un estrato en donde los flu-jos de deseo se desplazan libremente y existen todas las posibilidades del Ser. Esto implica ir en contra de la representación; es una severa crítica a la triangulación edípica Padre/Madre/Hijo y a la castración; para Deleuze y Guattari surge como un efecto de la propia instauración del Significante del “Nombre del Padre” que la cultura hace creer como objeto de deseo, siendo que el inconsciente no desea nada en concreto y es por lo tanto huérfano: el inconsciente encarna un deseo en estado puro y amorfo que goza de su propio devenir.

La contraparte del cuerpo sin órganos son las máquinas deseantes que son una especie de analogía de los objetos parciales de Lacan en un nivel “molecular” y las instituciones sociales en un nivel “molar”, el deseo se encarga entonces de generar una catexis que atraviesa las máquinas deseantes y emana de un estado puro que es el cuerpo sin órganos.

Ahora bien, se dijo que el discurso del es-quizofrénico encarna la voz del inconsciente, si el psicoanálisis se encarga de interpretar el delirio con la fórmula de la triangulación edípica, no es de sorprendernos el hecho de que la psicosis re-presente un tapujo para el psicoanálisis ya que el carácter de la misma es la resistencia a la edipi-zación; recordemos que el mismo Freud llegó a mostrar cierta aversión por los esquizofrénicos, ya que, sin lugar a dudas resistían a su gran contri-bución al pensamiento occidental: el psicoanálisis.

Todo delirio es primero catexis de un campo social, económico, político cultural, racial y racista, pedagógico y religioso (…) no hay un solo delirio que no posea eminentemente esta característica y que no sea originalmente (social) antes de ser aplastado en el molinillo psiquiátrico psicoanalíti-co. No es Schreber quien lo desmentirá (Deleuze, Guattari; 1985: 284).

El gran aporte de Freud fue el descubri-miento del inconsciente, Lacan sería el encar-gado de plantearlo como un lenguaje estructu-rado; la aparente critica de Deleuze y Guattari no va en contra de las valiosas aportaciones de estos autores al pensamiento occidental, sino que tiene el fin de recalcar la relatividad de toda representación como se ve en el “teatro edípico” de la familia burguesa y la tendencia humana de antropomorfizar el mundo, condi-cionando a la sexualidad únicamente por los parámetros humanos de la cultura.

La sexualidad forma una unidad con las máquinas deseantes en tanto que están pre-sentes y actuantes en las máquinas sociales, en su campo, su formación y funcionamiento. Sexo no humano esas son las máquinas de-seantes ¿Vive la castración para que el deseo sea fuerte? ¿No se desean más que fantasmas? ¡Qué idea más perversa, humana, demasiado humana! Idea llegada de la mala conciencia, no del inconsciente. La representación molar an-tropomórfica culmina en lo que la fundamenta, la ideología de la carencia. Por el contrario el inconsciente molecular ignora la castración, ya que los objetos parciales no carecen de nada u forman en tanto que tales multiplicidades li-bres; ya que los múltiples cortes no cesan de producir flujos, en lugar de reprimirlos en un mismo corte único capaz de agotarlos (Deleuze y Guattari 1985: 305).

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Análisis de Casos

En los siguientes casos de delirio esquizofrénico, para los cuales se realizó una investigación de tipo etnográfico, se pretenden aplicar los conceptos que utilizan los autores del psicoanálisis Freud y Lacan en el delirio esquizofrénico, así como los que proponen Deleuze y Guattari desde el post-estructuralismo. Presen-tamos a continuación los casos de dos pacientes diagnosticados con esquizofrenia, ambos varones oscilaban alrededor de una misma edad: entre los 35 y 40 años.

Caso 1 ¿Ah, de dónde vienen? Yo tengo dolores del corazón luego de los pies, las ingles, ando bien malo no sé ni lo que tengo. Por eso les quería... no, yo no sabía que eran del centro de salud, yo no sabía, ah ¿vienen a ver cómo estamos nosotros? (repite los mismos síntomas en la entrevista). Sí, los he tratado, a las mujeres en el este en en en el trapía, he estado con ellas platicando y les hablo en su idioma y les da gusto en en en el idioma chino, y el colombiano, y todo lo que le hablan ellas les hablo, en este en ingles también les hablo, en todo les hablo y les da gusto [sic].

Lo anterior nos demuestra una aumentada percepción con respecto a su organismo; recordando a La-can, “El sujeto tiene una endoscopía de lo que realmente sucede en sus aparatos […] hace de fenómenos intraorgánicos el centro de lo que le sucede” (Lacan 1993: 55). El delirio de esta persona presenta también similitudes con el caso del presidente Schreber que intento estudiar Freud: “Sin estómago, sin intestinos, casi sin pulmones, con el tubo digestivo desgarrado, sin vejiga, o con las costillas destrozadas, y algunas veces, al comer, se había tragado su propia laringe” (Freud 1998: 17).

Esta desarticulación de las sensaciones corporales manifiesta en los esquizofrénicos se dan por un tras-trocamiento en el plano imaginario del sujeto, el cual forma la percepción de su organismo como totalidad, con la estructuración del orden de lo simbólico, el de la cultura; al no existir esta especie de orden que nos ayuda a percibir nuestro cuerpo como una totalidad, el esquizofrénico tendrá una imagen del cuerpo suma-mente fragmentada y disgregada. También cabe recalcar que este sujeto habla de varios idiomas y de mujeres que lo asisten o asistieron, de las cuales desconocemos su existencia:

Una de las características que se observa en el discurso (esquizofrénico) […] es una tendencia a la intro-ducción de diversas y sorprendentes asociaciones e inversamente una dificultad para la articulación lineal del lenguaje” (Martínez- Hernáez, 2000: 76).

La intuición delirante es un fenómeno que tiene para el sujeto un carácter inundante que lo colma. Le revela una perspectiva nueva cuyo sello original (…) tal como lo hace Schreber, cuando habla de la lengua fundamental a la que su experiencia lo introdujo” (Lacan 1993: 15).

Los psicóticos al ser entrevistados hablan nuestro propio lenguaje, pero pueden presentar otra dinámica, “La relación de su discurso con el ordenamiento común, es lo que permite distinguir que se trata de un Delirio, que se distingue por esa forma especial de discordancia con el lenguaje denominada: ‘Neologismo’” (Lacan, 1993:52). Si a esto agregamos lo que Deleuze y Guattari proponen de que todo delirio es social, observemos como habla de mujeres de distintas nacionalidades que lo asisten, en ningún momento se remite a la estruc-tura familiar edípica.

Caso 2

(Se le pregunta cómo comenzó su trastorno, el cree que fue por leer magia negra.) -Nomás de repente doctor, de repente, se vino así el mal, el mal… (Después de preguntársele, que ve cuando “se pone mal”) -Veo una persona... una una persona colorada, rojo y veo que no está bien

-¿Hablas con él?

-No no no hablo, nomás lo veo, se oye la voz de él, yo oigo la voz de él

-¿Y siempre es el mismo?

-Sí, sí to todos los días, yo voy al centro todas las mañanas (...) pero me han dicho, cuando te sientas mal no lo veas...

El caso de la persona anterior fue diagnostica-do como esquizofrenia paranoide, es posible ob-servar tal hecho por las voces que dice escuchar el paciente, lo que ocurre es que hay un desbalance entre los registros de Lacan, al verse desplazado el orden de lo Simbólico, el Sujeto confunde lo Real con lo Imaginario. El inconsciente se encuen-tra a la superficie, aparece en lo Real; “Cuando el Otro aparece en lo Real, el sujeto literalmente habla con su yo, y es como si un tercero, su doble, hablase y contase su actividad” (Lacan 1993: 27).

El psicoanálisis sirve al respecto para analizar a la psicosis pero no como un intento de ‘reha-bilitación’ hacia el psicótico. Sin embargo, quizá podríamos considerar otras soluciones desde lo sociocultural hacia el problema y el estigma que representa la psicosis; una sugerencia de ello es la ausencia de esquizofrénicos en las sociedades chamánicas, como podemos ver en el trabajo de Levi-Strauss o la estrecha relación que guarda la pobreza con la esquizofrenia como señala el an-tropólogo catalán Martínez-Hernáez.

Conclusión

Tenemos que todo ser humano, como creador de cultura, se enfrenta a una complejísima alteridad al estar frente al discurso esquizofrénico: es la misma voz del inconsciente la que habla a través de ellos. Un sujeto nunca se va a encontrar con lo Real como tal, porque es anterior al lenguaje, lo hará ordenado por las convenciones o las leyes simbólicas “Solo se puede encontrar con lo Real a través de una ruptura con el orden simbólico” (Carbajal, D’Angelo y Marchilli 2000: 81).

¿Qué aportes puede dar la antropología a la esquizofrenia como disciplina que se caracteriza por es-tudiar lo simbólico y la otredad? La aproximación etnográfica hacia la esquizofrenia parece ser de lo más pertinente, ya que, no trata propiamente de interpretar el discurso del esquizofrénico, a manera de realizar una terapia psicoanalítica que vuelva al paciente psiquiátrico socialmente funcional. Puede que sea más importante volver explicito el síntoma del enfermo, prestar atención a sus contradicciones, sus figuraciones, sus titubeos; el delirio esquizofrénico nos hace testigos de una realidad ‘más real’: una alteridad dentro de nuestra propia cultura, un estado en el cual los sujetos se mantienen (consciente o inconscientemente) fuera de lo simbólico propiamente, fuera del orden social y cultural.

Salvador Ramos Rodríguez

Reportaje Antrophos

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BIBLIOGRAFÍA

Alberro, Norma (2006) Hacia Lacan. Buenos Aires: Lugar Editorial. Carbajal, Eduardo; D’Angelo, Rinty; Marchilli, Alberto (2000) Una introducción a Lacan. Buenos aires: Lugar Editorial. Deleuze, Gilles. Guattari, Félix. (1985) El an-ti-Edipo: Capitalismo y Esquizofrenia. Barcelona: Paidós. Freud, Sigmund; Obras Completas XII (1911-1913): Sobre un caso de pa-ranoia descrito autobiográficamente (Schreber). Trabajos sobre la técni-ca psicoanalítica y otras obras (1911-1913). (1998) Buenos Aires: Amorrortu. ----------Obras Completas XXI (1927-1931) El porvenir de una ilusión. El males-tar en la cultura y otras obras. El fetichismo. (1998) Buenos Aires: Amorrortu editores. Lacan, Jacques (1993) Libro 3: La psicosis (1955-1956). Buenos Aires: Paidós. Martínez-Hernáez, Ángel (2000) Has visto cómo llora un cerezo: pasos ha-cia una antropología de la esquizofrenia. Barcelona: Publicacions i Edicions UB. ---------- (1998) “Antropología versus Psiquiatría: el síntoma y sus inter-pretaciones”. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. Vol. XVIII, n. º 68, pp. 645-659.

n particular, esa mañana me sentí fuera de mí; tenía la respiración acelerada, daba pasos agiganta-dos y escuchaba sonidos raros en el ambiente.

Caminaba con rumbo a clases, el día estaba de lo más cómodo y la ciudad se hundía por debajo de grandes nubarrones que la ensombrecían, una ligera briza caía en los rostros de los transeúntes. En cuan-to volteé a ver la cara de aquellos que esperaban el autobús, me impresioné, ellos permanecían parali-zados, quizás irritados, clara señal de los efectos de la rutina en sus vidas.

En cambio yo tenía ganas de seguir durmien-do, quería detenerme, dar la vuelta, pero… ¡ah! No respondía mi cuerpo…, se deslizaba con marcha apresurada. Con gran esfuerzo logré detenerme, una vez que me senté quité con precaución la sesera que cubría mi cráneo, esperando que mis recuerdos me condujeran a la respuesta de mis percepciones diur-nas.

Gonzalo seguía siendo como siempre un distraí-do, tanto así que al llegar a la esquina e intentar cru-zar la calle fue arrojado con fuerza por un camión de pasajeros. El asfalto recibió primero su cabeza y luego su cuerpo. Ahí quedó tendido, respirando muy apenas y con un gran boquete en el cráneo, su sangre se diluía entre la grasa arrastrada por la llu-via. Pronto la gente se congregó a su alrededor, el tráfico se paralizó. Alguien llamó a los servicios mé-dicos y después de unos minutos las estruendosas sirenas se hicieron notar. Era una contusión grave y necesitaban intervenir urgentemente o, de lo con-trario, perdería todo recuerdo y memoria. Como pudieron los paramédicos intentaron reanimarlo o por lo menos salvar su memoria. Así que lo único que les quedó intentar fue introducir dos monito-res dentro del boquete que se había hecho y en un intento desesperado conectarlo a un reproductor de mp3 y grabar lo más que se pudiera, ya después verían qué hacer.

Alguien pensó que sería interesante poner el play mientras llegaban al hospital.

E Mente en OFF: “Es muy general trabajar varios puntos, entre ellos: cuál es primero el paradigma psiquiátrico, el considerar que los trastornos psiquiátricos tienen que ver con algo en donde su etiología es orgánica. En tanto su etiología es orgánica tiene que responder a una intervención, a un tratamiento farmacéutico. Es decir, se hace un diagnostico en función de una clasificación internacional que nosotros conoce-mos como el DSM, en función de este manual se estable-cen un diagnóstico, hay un tratamiento. Pero parece que este diagnóstico está enfocado en establecer más allá de un diagnóstico sobre trastorno mental, pautas sobre cá-nones o estándares de comportamiento social, de qué es lo normal y anormal, determinar qué es lo que está bien y lo que está mal, es una función alienante, finalmente tam-bién lo que implicaría además del tratamiento farmacéuti-co otra intervención tendría que ver con el internamiento, en este lugar de Amo (algunos) van a diagnosticar que el otro necesita estar internado, hay una alineación”.

Fuera de ahí, la lluvia había transcurrido y el cielo comen-zaba a iluminarse…

Mente en OFF:

“Creo que la función del análisis no estaría en función de diagnosticar ni poner esta cuestión de quién está bien o quién está mal, quién es normal o anormal, se escapa de hacer estas etiquetas: respondería a otra ética sobre el in-tervenir con estos pacientes”.

“Al principio decía sobre urgencias médicas, la cuestión es de quién es la urgencia, para quién es urgente esto, porque la urgencia tendría que ver con la demanda de que yo tengo un problema o trastorno y ¿es a mí a quién urge atender? Finalmente estos pacientes son internados o tienen un tratamiento farmacéutico porque alguien los lleva; hay alguien que en el núcleo familiar padece esqui-zofrenia, entonces a mí me genera la angustia de que yo lo tengo que llevar para que hagan algo con él porque yo no quiero saber nada, pero a quien le urge que este pa-ciente sea tratado no es al paciente, sino a quien convive con el paciente. Hay una urgencia, claro, en el malestar de la época por querer curar nuestros síntomas. Creo que esa es una cuestión que nos pone en una crisis al psicoanálisis de cómo responder a una hipermodernidad, que quere-mos que los síntomas sean curados, quitados, inmediata-mente de manera contingente”.

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“Una advertencia en el tratamiento psicoana-lítico es que los síntomas no van a desaparecer a la brevedad, uno tiene que asumir también ese costo de que primero tendrá que resignificar qué es lo que significa para mí ese síntoma para que se pueda elaborar y eventualmente desaparecer, pero ni siquiera está la promesa de que este sín-toma desaparezca. Pero te venden en esa cultura de entrada desde lo físico cómo tienes que ser, qué es lo que tienes que ser, ves la tele y te ofer-ta centenares de productos, todos para bajar de peso, verte más guapo, sentirte sano, todas las figuras están mediatizadas, es entonces en esta posibilidad de goce al alcance, y es un imperati-vo de querer alcanzar eso, es una urgencia psí-quica, una urgencia de que el cuerpo realmen-te necesita esto que te están ofertando. Se nos ha creado una serie de necesidades que hemos adoptado e incorporado a nuestra estructura. Creo que la cuestión de la urgencia atiende a los síntomas, pero no a la escucha del sujeto; desde el psicoanálisis apuntaría a hacer eso o a que lo urgente es que el sujeto no se escuche, no se hable en este mundo mediatizado al día a día, somatizando día a día. No por nada se ha incre-mentado el índice de trastornos psicosomáticos en infantes, han aumentado enfermedades que antes no las veíamos, ahora se presentan con mayor incidencia. Todas las repercusiones que esto tiene en la clínica, no querer escucharse; por ejemplo, la depresión. Estas urgencias que necesitan ser atendidas, pero en esta cultura hi-permoderna que todos viven al día no hay una posibilidad de relacionarse con el otro, donde el otro que esta alienado no tiene la posibilidad de establecer un vínculo con otro sujeto y están en un mundo de gente que cada vez está más solo, claro que eso es deprimente, donde no eres es-cuchado. Llegas con el médico y no te escucha, quiere prescribirte algo, anulando el discurso del sujeto. Creo que la urgencia radicaría en cómo hacer emerger a un sujeto, pues parece que cada vez se desvanece más, se va perdiendo”.

Mente en OFF:

“¡Complicado! Es bien complicado porque, por ejem-plo, el concepto de salud mental es un concepto universal, es decir, finalmente lo estipula la OMS. La noción de trastorno mental también es una cuestión internacional, la publicación del DSM está estandari-zada también de manera internacional, sus códigos están establecidos por criterios internacionales, es decir México y el resto del mundo se circunscriben a esta nueva nosología, a esta nueva forma de clasi-ficar, de hacer psicopatología… El psicoanálisis rom-pe con esta psicopatología contemporánea, siempre ha roto con la psicopatología, pero si había brechas pequeñas, cada vez se van haciendo más grandes. Hay cuestiones sociales que influyen al desarrollo de la ciencia, de la tecnología, hay factores econó-micos que influyen para que haya este crecimiento científico y tecnológico, pero también hay una cues-tión geográfica ¿cómo llega el psicoanálisis a Amé-rica? El psicoanálisis que nos llega a México es un psicoanálisis de Erich Fromm y uno lee a Fromm y es todo menos psicoanalista y cómo este psicoanálisis se va convirtiendo en una cuestión de psicología del yo, ofertando esta cuestión del mercado capitalista, capitalismo gringo, un psicoanálisis que compra un gringo. El psicoanálisis que se consigue mayoritaria-mente en Estados Unidos es psicología del yo dis-tinto a estos países: un ejemplo de ellos Argentina, muchos de los que se formaron en Argentina fue gente que emigró de Francia, luego forman escuela ahí, traducen seminarios de Lacan al español, se for-ma la escuela de Buenos Aires y empiezan a abrirse asociaciones psicoanalíticas. Distinto a la gente que se forma en Estados Unidos y luego viene a México, en una formación de terapia del yo, respondiendo a estas cosas de terapia breve, psicología de la sa-lud, en modelo más positivista donde tiene que ser cuantificable, medible y tienes que tener evidencia tangible. La economía y ciencias que financian la investigación piden evidencias en bruto, resultados tangibles y a quienes se le otorgan esos recursos cla-ro que tienen que responder. Entonces lo único que se viene a desarrollar es que el psicoanálisis no entre ahí, ha sido el patito feo; por eso no se enseña tam-bién en la universidad, porque no es rentable para hacer investigación y habrá que cuestionarse que la formación del analista no tiene cabida en una insti-tución educativa, es decir, si tú vas a una maestría en psicoanálisis eso no te va a convertir en psicoanalista, entonces hay que cuestionarnos todas estas institu-ciones que ofertan un grado de saber en psicoanálisis.

Las palabras hacían eco dentro de la ambulancia. Las manos se movían de un lado a otro, teñidas de rojo.

Mente en OFF:

“Es difícil insertar el psicoanálisis en una ins-titución, de entrada porque tendría que haber una demanda, un requisito para que el método tuviera lugar ahí es que el paciente tenga una demanda, pero la función del psicólogo está encuadrada en los protocolos porque es un requisito como una clase, la función del psicólogo es que tiene que es-tablecer un diagnóstico, entonces tiene que aplicar una batería de pruebas en tres sesiones tan, tan…, ni siquiera llega a una terapia psicológica. No tiene cabida el psicólogo, mucho menos el psicoanalista ¿qué haría un psicoanalista en un espacio educativo, por ejemplo? La maestra no va a mandar al niño con el psicoanalista, tendría que buscarlo, no va a ofer-tar cuestiones pedagógicas, no se podría adscribir a cuál es la demanda que la institución quiere que yo haga, digo porque eso estaría cercando todo, es-taría siendo directivo y buscando un fin último que tuviera que cumplir para tal institución. Por la cul-tura misma, por la presencia del psicoanálisis que se tiene en México el lugar que se le ha dado es escaso, sino es que nulo. En otros países de Amé-rica Latina el psicoanálisis ha tenido más auge y la población tiene más conocimiento sobre en qué consiste el método psicoanalítico, hay la posibili-dad de que haya analistas en centros hospitalarios, por ejemplo, y claro no se circunscriben a la opera-tividad de la institución, efectuando propiamente el apoyo terapéutico. Sabemos esto de los centros pe-nitenciarios, su función es adaptar, reeducar -como si esto se pudiera-, quienes están encerrados no están desadaptados, no han perdido una habilidad, no hay nada de qué habilitarlos, poco tendría que hacer un psicoanalista ahí. Hay a lo mejor cuestio-nes psicológicas que se limitarían a cuestiones me-ramente catárticas; algún trabajo en grupo, escu-charlos un poco, pero esta escucha que además se circunscribe a un espacio institucional que no puede salir ¿cómo cambias ahí, qué efecto puede haber?”

“¿Qué es lo que se conoce como psicoanáli-sis? Creo que el psicoanálisis ha conseguido una mala reputación bien ganada por su mala en-señanza, por su forma simplista que luego se nos intenta transmitir. Y, claro, cuando uno lo ve en su forma reduccionista ¡qué aburrido!

Lo digo también por la misma demanda de la so-ciedad a esta cura de los síntomas; han surgido terapias breves, terapias de emergencia que ofertan una cura in-mediata, inscribiéndose a este discurso del mercado de: el psicoanálisis es muy largo, yo tengo otra terapia que te va a curar en menos tiempo. En estas terapéuticas que son meramente catárticas sale el síntoma, pero al poco tiem-po vuelve a reaparecer en otra cosa, sino que en lo mismo o en peor magnitud. Meramente son de contención para que el sujeto no sintomatice ahorita, tratar de mantenerlo ahí ¿pero qué es esto? No querer escuchar al paciente”.

En la calle los conductores presionaban y maldecían al se-máforo en rojo. Los estallidos de las bocinas y los recla-mos resonaban por todas partes.

Mente en OFF:

“Por mi parte busco espacios en donde pueda trans-mitir el psicoanálisis lejos de la universidad y uno sabe que hay instituciones en las que el psicoanálisis no tiene cabida y uno busca crear otra forma en la cual enseñar o transmitir este saber y creo que hay a quienes convoca y desde ahí hacer un trabajo multidisciplinario. Digo la psiquiatría refiriéndome a este modelo organicista, pero no quiere decir que todos los psiquiatras trabajen con un modelo farmacéutico. Hay psiquiatras que sí le dan un lu-gar a la escucha, habrá terapeutas que dan la posibilidad de no acortar los tiempos en sesiones, psicoanalistas que también tienen que darle lugar al médico, reconociendo que está el inconsciente y un real, un cuerpo real sufrien-te que también necesita ser atendido. Se tienen que ir buscando estas posibilidades de trabajo multidisciplinario para poder insertarse en una institución; es un proceso que está en pañales, que tiene que ir creciendo, desde cómo se enseña en la universidad, desde cómo se trabaja con otras disciplinas para poder insertarse en una insti-tución”.

La abertura en la cabeza comenzó a suturarse. El hastío regresaba y el efecto disminuía, las arritmias se es-cabulleron y las últimas palabras escaparon apretujadas.

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Mente en OFF:

“La respuesta es que es rentable la locura, el DSM está fijado también por un estándar farmacéu-tico. Una de las empresas que más dinero genera es la industria farmacéutica, ¡no tenemos ni idea or-gánicamente qué es lo que genera que alguien sea depresivo! No hay una explicación biológica que venga y diga esto pasa en el cerebro y lo provoca, sin embrago tenemos un medicamento que oferta que te va a curar la depresión, cuando este medica-mento solo es un placebo, entonces tenemos publi-caciones como: ¡hemos encontrado el gen que te hace ser violento, hemos encontrado en qué parte del cerebro se ubica el amor!, creando una cuestión frenológica locacionista, tratando de ubicar todavía todo en el cerebro. Entonces, te digo, ¿cómo se alie-na el psicoanálisis?; olvidemos la escucha, hay que dopar al sujeto, doparlo y hay que localizar la es-tructura del cerebro que está afectada. Hay muchos trastornos mentales en donde no hay una etiolo-gía, una respuesta concreta a cuál sea su etiología, sin embargo se prescribe un tratamiento para ello y se compran medicamentos que además son caros, medicamentos para este tipo de enfermedades”.

“Es complicado tratar de insertar el psicoaná-lisis en una institución, te comento que es posible, se está empezando, es un camino largo, a pesar de que el psicoanálisis ya tiene mucho tiempo, 1900 a la fecha. Sin embargo, las cuestiones políticas han cambiado y sigue siendo un paradigma todavía en estatus de paradigma científico, no hay nada a la fecha que te debata que el inconsciente no existe; creo que se debe poner atención a eso. Luego di-cen que ya es una ciencia vieja, que ya caducó, que es obsoleta, como fue fundada en otro país en otro continente, que aquí no aplica ¡No! El psicoanálisis es algo universal, el inconsciente tiene vigencia, tie-ne lugar con otras disciplinas, en otros escenarios. Claro hay que cuestionarse la labor, poner en duda estas prácticas psicoterapéuticas y que la psicotera-pia se cuestione cuál es su objetivo, cuál es su meta cuando realizan este tipo de prácticas. Entonces la terapia breve o de emergencia tiene que asumir que su trabajo es ese, el de contención, catártico, que no va a producir otra cosa…”

El sonido de las sirenas cesó lentamente. A lo lejos, me pareció escuchar mi voz repitiendo una conversación que tuve hace días…

Mente en OFF:

“Terapias psiquiátricas, tratamientos farmaco-lógicos que deberían de asumir que no van a re-solverle sus síntomas al paciente, hay que tener cuidado ¿qué pasa cuando alguien consume un medicamento para la depresión? Durante cuánto tiempo lo va a consumir, ¿toda su vida? Y que no le va a quitar sus síntomas, que no le va a quitar su depresión y, más que cuestionar la misma prác-tica psiquiátrica, el lugar en el que uno se coloca, donde uno mismo se auto aliena, tratando de bus-car esas respuestas en lo inmediato: yo tengo este malestar ¿qué hago? ¿Voy con el doctor simi o con el psicoanalista? Queremos algo que nos resuel-va aquí y ahora a la manera gestal, pensando solo aquí en lo rápido”…

No solo la forma de mi cráneo había cambiado. Cuando me levanté, me percaté de que mis brazos habían crecido más de la cuenta, el vello era abun-dante en todo el cuerpo y mi mandíbula inferior sobresalía como la de un simio trompudo. Anduve por la ciudad, arrastrándome entre calles y baldíos llenos de basura, buscando un lugar para descansar. Había perdido todas mis cosas; lo úni-co que tenía en mis manos era una caja pequeña que tenía escrito con tinta negra “Grabación (copia #1)”. Finalmente terminé por no ir a la escuela. [Basado en la grabación de los recuerdos de un primate que jugaba a dialogar con el Mtro. Alfonso Sarabia Romo].

[email protected]: Núcleo Lacaniano

*Dibujo por C. Arturo Flores Arriaga.

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MITOS Y REALIDADESEmma Cerecer Ortiz

DAGOBERTOLuis Marentes

xiste una alianza íntima entre los mitos y las realidades. Es un error pensar que ambos conceptos son independientes o contradictorios. La relación que mantienen está fundamentada en el uso de las palabras: ambos existen gracias a que se elaboraron a través del lenguaje. Si no fuera por ese registro lingüístico y simbólico no podríamos dar cuenta del mundo, ni de nosotros mismos, ya que el entorno es una construcción en la que lo único permanente es el cambio.

Esta sección, nombrada “Mitos y realidades”, tiene como finalidad enfatizar que los diferentes es-pacios de la vida cotidiana -ya sea en las calles o las instituciones de salud, académicas y sociales- están marcados por una constante intermitencia entre una elaboración y otra; cada uno de ellos tiene tin-tes míticos y reales.

Antes de proponer un análisis sobre cualquier tema es importante comenzar por deconstruir los términos. La palabra urgencia proviene del latín urgentĭa, que se refiere a la necesidad de la pronta atención, es decir, una urgencia es algo que debe resolverse de forma inmediata. Esto nos lleva a con-siderar que la urgencia siempre tiene una conno-tación de problema, de algo que es necesario “re-parar”, de algo que no está funcionando y, por lo tanto, exige una intervención para su arreglo.

En la actualidad, la sociedad está atravesando una enorme urgencia: la desubjetivación. La pro-blemática de diagnosticar en base a un manual o a criterios preestablecidos es que se cae en la cate-gorización y se da por hecho que existe una verdad absoluta que determina lo que es correcto e inco-rrecto, lo que es salud y enfermedad. Esas pautas se convierten en un juez que pretende determinar qué tan graves son los síntomas de las personas y qué posibilidades tienen de recuperarse de su malestar y de qué forma, considerando a la farmacología como la apuesta más eficaz.

E El esfuerzo que la industria farmacéutica hace para elaborar sustancias que disminuyan las dolen-cias y aumenten la calidad de vida en las personas es una apuesta, en la mayoría de los casos, utópica. Es ilusorio suponer que en una píldora se encuen-tra la solución de esas pequeñas “locuras” que nos habitan individualmente. Pero esta urgencia tiene, en realidad, un origen bilateral: no solo las indus-trias bombardean con mayor frecuencia a la socie-dad con nuevos paliativos para combatir la posible organicidad del malestar, sino que también la so-ciedad les demanda diagnósticos que expliquen su padecer y que den pautas para entender los com-portamientos, ideas y afectos que les resultan in-comprensibles o “anormales”. Entonces, ¿cuál es el mito y cuál es la realidad de esta problemática?

Es cierto que existen casos en los que el sumi-nistro de medicamentos es necesario para llevar a la persona a un nuevo estado de estabilización; pero el mito es pensar que darle una etiqueta clínica a un sujeto y a su sufrimiento dará una explicación y, por lo tanto, un tratamiento para borrar su padeci-miento.

La apuesta de la práctica clínica no debe de es-tar encaminada hacia los vacíos o los silencios que son generados por ese intento de desaparecer el dolor, tampoco debe de priorizarse la búsqueda de una categoría que dé cuenta de lo que le sucede a las personas sino hacia abrir y proponer espacios en donde les sea posible poner en palabras su ma-lestar, en donde ellos tengan una oportunidad para construir los mitos y realidades de su propia histo-ria.

sa tarde estaba en mi consultorio, cuando recibí una llamada. Me dijeron que había ocurrido un accidente y necesitaban que identificara a uno de los fallecidos, pues entre sus pertenencias se encontraba una tarjeta con mis datos. Sin reponer-me del impacto, salí de prisa. Cuando llegué a la dirección que me dieron, me di cuenta de lo peli-groso que era ese crucero, pues el tráfico era muy intenso. Estacioné el auto unos metros adelante y regresé caminando hacia el tumulto. Con dificultad me abrí paso entre los curiosos que rodeaban a dos cuerpos cubiertos con sábanas blancas. Azorados comentaban sobre lo ocurrido. Me dirigí a uno de los peritos, quien me dijo que ambos habían sido atropellados por un autobús que pasaba a gran ve-locidad. Las huellas de frenado quedaron marcadas en el asfalto como señales de que el operador del autobús intentó evitar arrollarlos. Una ambulancia de la cruz roja se estaba alejando del lugar.

Como psiquiatra no estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones. Me acerqué a los cuerpos. Estaba muy nervioso. Al levantar el extremo de una sábana, reconocí enseguida el rostro de uno de mis pacientes. Se llamaba Dagoberto. Su cuerpo estaba maltrecho. Del cuello, pendía una medalla, en el re-verso tenía grabado el nombre de su esposa Nancy.

El otro cadáver era de un desconocido.

E Dago era un hombre introvertido. Con algunas ideas extrañas como la de regir su vida por lo que él llamaba los indicadores indirectos. Refiriéndose a las situaciones en las que obtenía alguna ventaja, observando determinadas señales que luego él in-terpretaba. Yo, le pedí en varias ocasiones que tu-viera cuidado con las conclusiones que sacaba. Uno de los peritos me sacó de mis pensamientos. Entre las ropas del desconocido, habían encontrado una pequeña nota de despedida, se quería suicidar.

Fue entonces, que ellos consideraron la po-sibilidad de que ambos se hubieran arrojado vo-luntariamente al paso del autobús. Lo que para mí era algo impensable. Puesto que yo sabía que sus conflictos emocionales no eran severos y no tenía intenciones de matarse.

Después de algunas preguntas más, me di-jeron que podía retirarme. Regresé al consultorio. Me sentía muy agobiado, pero aún así comencé a revisar cuidadosamente las notas de su expediente. Quería saber si había pasado alguna información por alto. Como no encontré algo relevante, llegué a la conclusión, de que buscando una señal que le permitiera atravesar rápidamente aquel peligroso crucero, Dago se había equivocado, al confiar en la conducta errática de un suicida.

Alejandro López Huesca

Continué haciéndole preguntas y el niño las respondía con voz baja. La única luz en esa calle era la de los faroles, el clima comenzaba a sentirse más frio y el niño traía solamente un short, estaba descalzo y sin playera. Pasaron algunos minutos, no sé con precisión cuántos, pero de mi costado derecho vi acercarse a una señora, caminando, de aspecto humilde y pen-sativo, supuse que era la mamá y me aparte del portón espe-rando algún comentario o desmán de desconfianza, la señora se acercó cada vez más hasta llegar a mí pero pasó de largo, no era la madre. Eche un vistazo para ambos lados de la acera y ninguna alma rondaba por allí, luego comencé a sentirme extraño, desolado, me cubrió una pesada sensación de pobre-za, de pobreza absoluta y única; no económica, sino de vacío, de no energía vital, de estar viviendo en un espacio donde no hay un tiempo real más que el creado por los autómatas, una frecuencia extraña.

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CUENTO 1.

os sombreros no me gustaban, hasta aquel día en que todo cobró sentido. Iba caminando por la calle que hoy ustedes conocen como Madero, cuando vi en un escaparate, una variedad de sombreros para caballero, sombreros que esta por demás decir, hermosos, por sus cortes, las coronas perfectas, las bandas, las alas de va-rios estilos. No lo pensé tanto y entre a la tienda, pregunté por un par de modelos, sus precios y después de una difícil decisión opté por uno negro de ala corta, luego de la transacción regresé a la calle y seguí caminando.

Guarde el ticket y puse el sombrero en mi cabeza, encendí un cigarrillo y fui a dar a una cafetería, dos muffin y un turco y volví a la calle. Estaba oscureciendo y tuve que cruzar el centro de regreso para llegar a mi apartamen-to de ese entonces. Al pasar por una calle, ya casi saliendo de esa zona, que en estos momentos no recuerdo el nombre, di con una casa de aspecto solitario y abandonado, con una fachada color verde, triste; y un portón color blanco tostado ya por el sol y oxidado de las esquinas por el agua y el tiempo. No tenía vidrios así que al pasar junto a la ventana quedaba al descubierto el interior pero no había algo que ver, eso era el patio; avance un poco y pase junto a la otra ventana, a la altura de donde se suponía era la sala vi la silueta de un niño pequeño sentado en cuclillas, me sorprendió en el acto pero no me detuve sino hasta dos casa delante. ¿Un niño solo en ese lugar? Convencido di media vuelta y me situé frente la ventana y como si supiera que iba a preguntarle algo, el niño se acercó hacía a mí. Era de noche, tuve escalofríos, oscurecía más y a pesar de que sólo podía ver la figura de aquel niño tuve la sensación de que era una especie de, cómo un alma en pena o una proyección holográfica, ¿sabes? Algo existente al exterior e interior de mí pero no una alucinación o un acontecimiento de esos que llaman para-normales, sin embargo un sentimiento más fuerte se apoderó de mí; a mi juicio el pequeño estaba en una situa-ción desfavorable, quizás en abandono, con hambre y frío o cualquier cosa terrible de esas que suelen pasarles a los niños desamparados. Así que acerque el rostro a la protección de la ventana y le pregunté su nombre, no me respondió; pregunté por sus padres y tampoco dijo nada, retrocedió unos pasos pero insistí de nuevo y con una vocecita apenas audible dijo: “mi mamá fue a la tienda”, y rápido di por hecho que pertenecía a una familia de escasos recursos. Se produjo un silencio y al poco caí en cuenta que el chiquillo no dejaba de verme, había algo en él que me resultaba muy familiar; no era un gesto ni un rasgo físico, tampoco su situación actual —que ya estaba más o menos aclarada—, sino algo emocional, algo más profundo, algo misterioso, como esas cosas que tienen que ver con el ser y la existencia, ¡jum!; sin embargo deduje que quizás sólo era la Compasión actuando en mí.

“El Espíritu de Aventura - René Magritte”

L Al reanudar las preguntas, me di cuenta que su voz era lo que me sonaba muy familiar, no supe de dónde ni de cuándo pero ese timbre de voz ya lo había escuchado anteriormente, y haciendo vanos intentos para recordar, de súbito escuché el sonido de un llavero y una llave entrando en el cerrojo… mire hacía la puerta y estaba una mujer delgada, pálida, de piel seca, sin señal de vida, parecidísimo a una estatua de cera: era la madre; pero no dijo nada, ni siquiera me miró, se limitó a abrir, entrar y cerrar, del patio entró a la habitación donde estaba el niño, seguí el recorrido de la madre por ambas habitaciones, vi con claridad la escena que se desarrollaba ante mis ojos; entonces note que la ventana no tenía ni vidrio siquiera y aún así la madre parecía ignorar mi presencia, tuve más escalofríos y ganas de hacer del baño; de la nada la mujer sacó una caja con cerillas, encendió una vela que traía en la mano y la luz fue iluminando poco a poco el espacio, dejando ver los contornos, las figuras y colores de la habitación. La mujer se acercó al niño y conforme lo hacía el rostro del menor se fue llenando de luz, lo que me permitió ver con claridad sus proporciones, su mentón, los pómulos y ojos y cejas y entonces sentí un zumbido en los oídos y quede en shock, en shock, inmóvil… helado… sus facciones se me hicieron demasiado abominables, ya no eran siquiera familiares, sino propias, personales, ¡eran las mías! La madre se agachó un poco y puso la vela en el suelo, al hacer este movimiento su cara también se iluminó, grite sin querer, me aparte de la ventana, quise ya no sentir esa extraña sensación y de inmediato me aleje corriendo de aquella extraña casa.

Aquella señora, era mi madre; y no una especie de fantasma o alma en pena puesto que mi madre en ese entonces aún no estaba muerta. Cuando aquella mujer encendió la vela y el recinto tuvo luz, reconocí a ambos de inme-diato por una fotografía enmarcada con aluminio y cristal que hay en uno de los libreros de la casa de mi madre; en la fotografía aparece ella de joven y yo cuando estaba pequeño, aparezco con un short y ella con un vestido azul desgastado, igual vestimenta que los de aquella casa, ya no pude pensar más en ello y seguí corriendo a mi apartamento, la noche pesaba sobre mí, al llegar cerré con llave y apague todas las luces, encendí un cigarro y el insomnio me hizo compañía, pase la noche entera tratando de ocultar muy bien la lucecilla roja del cigarrillo al fumar, recordando qué calle era mientras el humo ascendía lento en la oscuridad.

San Luis Potosí. 1984

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PROGRAMA DE CAPACITACIÓN

4, 11, 18 y 25

de noviembre 20146, 13, 20 y 27

de noviembre 2014

5 de noviembre 2014

4 y 5 de noviembre 2014

6, 13, y 20de noviembre 2014

7 de noviembre 2014

6, 13, 20 y 27 de noviembre 2014

7, 14, 21 y 28 de noviembre 2014

31 de noviembre 2014

12 de noviembre 2014

11 y 12

de noviembre 2014

14 de noviembre 2014

18 de noviembre 2014

14 y 15 de noviembre 2014

15 de noviembre 2014

18 y 19de noviembre 2014

24 y 25de noviembre 2014

26 y 27 de noviembre 2014

8:00 a 9:00 horas

8:00 a 10:00 horas

8:00 a 16:00 horas

8:00 a 14:00 horas

9:00 a 13:00 horas

11:00 a 13:00 horas

13:30 a 14:30 horas

7:30 a 8:30 horas

13:30 a 14:30 horas

9:00 a 13:00 horas

9:00 a 13:00 horas

13:30 a 14:30 horas

14:00 a 20:00 y9:00 a 19:00 horas

8:00 a 14:30 horas

8:00 a 13:00 horas

8:00 a 14:30 horas

Auditorio de la

Clínica PsiquiátricaAuditorio de la

Clínica Psiquiátrica

Auditorio de laClínica Psiquiátrica

Aula de Enseñanza, Capacitación e Inv.

Aula de Enseñanza,Capacitación e Inv.

Aula de Enseñanza,Capacitación e Inv.

Enseñanza,Capacitación e Inv.

Auditrio de la Clínica Psiquiátrica

Auditorio de laClínica Psiquiátrica

Auditorio de la

Clínica PsiquiátricaAula de Enseñanza, Capacitación e Inv.

Aula de Enseñanza, Capacitación e Inv.

Auditorio de la Clínica Psiquiátrica

Facultad de Medicina de la UASLP

Auditorio de laClínica Psiquiátrica

Aula de Enseñanza,Capacitación e Inv

Aula de Enseñanza, Capacitación e Inv.

Aula de Enseñanza,Capacitación e Inv.

Sesión Bibliográfica

Sesión Caso Clínico

Sesión de Psicología

Si Calidad

Places

Inteligencia EmocionalLaboral para Directivos

Diplomado enEducación

Semiología Psiquiátrica

Psicofarmacología

Temas de HospitalHIV

Curso de Electricidad(Mantenimiento)

Inteligencia Emocional en el Trabajo (M. Medios)

Temas de HospitalSD Metabólico

Psiquiatría Forense

Planeación:

Programa 2015

Abordaje TerapéuticoCliente Pisq. Agresivo

Curso de Ética

Primeros Auxilios: 6Maneras para Salvar Una

Vida

Noviembre

Sesión Bibliográfica

Sesión Caso Clínico

Sesión Psicología

Si Calidad Gestión de Riesgos (M. Medios)

Semiología Psiquiátrica

Diplomado enEducación

Curso Bioética

Entrega Informes 2014 y POA 2015

2, 9, 16, 23 y 30 de diciembre 2014

4, 11, 18 y 25 de diciembre 2014

diciembre 2014

3 y 4de diciembre 2014

8:00 a 9:00 horas

5 y 19de diciembre 2014

8:00 a 10:00 horas

13:30 a 14:30 horas

Auditorio de laClínica Psiquiátrica

Auditorio de laClínica Psiquiátrica

Auditorio de laClínica Psiquiátrica

Auditorio de laClínica Psiquiátrica

Auditorio de la Clínica Psiquiátrica

4, 11 y 18de diciembre 2014

10 de diciembre 2014

15 de diciembre 2014

11:00 a 13:00 horas

9:00 a 13:00 horas

8:00 a 9:00 horas

Aula Enseñanza, Capacitación e Inv.

Enseñanza,Capacitación e Inv.

Dirección

Diciembre

40