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Las teorías evolucionistas y el magisterio de la Iglesia católica. Resumen: se recogen las principales expresiones de la enseñanza de Pío XII, Juan Pablo II y Benedicto XVI (y sus precedentes intervenciones antes de ser elegido Papa) sobre las teorías evolucionistas. El trabajo puede calificarse como teología positiva, en que el positum, es decir, la puesta en evidencia de unas expresiones de fuentes teológicas (del magisterio) es la contribución principal. En esta recolección se hacen patentes algunas constantes: relación con el tema (teológico y bíblico) de la creación, compatibilidad (cara a la fe católica) de algunas teorías, e incompatibilidad de otras, aquellas que silencian la dignidad del hombre como creatura también espiritual. También resalta la evolución de los pronunciamientos magisteriales al compás de la profundización que los cuestionamientos evolucionistas han causado en el magisterio eclesiástico. Palabras clave: evolución, creación, espiritualidad, magisterio, iglesia católica. Presentado en el V Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión, en octubre de 2011. Organizado por el Ian Ramsey Centre de la Universidad de Oxford y la Universidad Panamericana. I. El primer pronunciamiento. Pío XII. Uno de los principales encargados de redactar el Catecismo de la Iglesia católica, el cardenal Schönburn, comentaba hace cinco años 1 que el interés de la doctrina católica sobre las teorías de la evolución (aunque no aparece explícita la palabra ‘evolución’) está recogido sustancialmente en los números 283 a 285 de ese Catecismo 2 . 1 Cfr. AA.VV. Creación y evolución, un encuentro con el Papa Benedicto XVI en Castelgandolfo, Barcelona, 2008, ed. Claret, 200 páginas, pp. 15-16. El encuentro, celebrado en 2006, fue sugerido por el Papa al cardenal Schönborn, dado el interés que provocó la publicación de un artículo del cardenal en el New York Times el 7 de julio de 2005. El marco de esas intervenciones era al aniversario 200 del nacimiento de Charles Darwin (2009), y del 150 de la publicación de su trabajo “On the origin of species…” (2010); las ponencias y discusiones de ese encuentro han sido objeto de un sin número de referencias. 2 “283. La cuestión sobre los orígenes del mundo y del hombre es objeto de numerosas investigaciones científicas que han enriquecido magníficamente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, el devenir de las formas vivientes, la aparición del hombre. Estos descubrimientos nos invitan a admirar más la grandeza del Creador, a darle gracias por todas sus obras y por la inteligencia

Iglesia y evolución. Enseñanzas pontificias

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Las teorías evolucionistas y el magisterio de la Iglesiacatólica.

Resumen: se recogen las principales expresiones de la enseñanza de PíoXII, Juan Pablo II y Benedicto XVI (y sus precedentes intervencionesantes de ser elegido Papa) sobre las teorías evolucionistas. Eltrabajo puede calificarse como teología positiva, en que el positum, esdecir, la puesta en evidencia de unas expresiones de fuentesteológicas (del magisterio) es la contribución principal. En estarecolección se hacen patentes algunas constantes: relación con el tema(teológico y bíblico) de la creación, compatibilidad (cara a la fecatólica) de algunas teorías, e incompatibilidad de otras, aquellasque silencian la dignidad del hombre como creatura también espiritual.También resalta la evolución de los pronunciamientos magisteriales alcompás de la profundización que los cuestionamientos evolucionistashan causado en el magisterio eclesiástico.

Palabras clave: evolución, creación, espiritualidad, magisterio, iglesia católica.

Presentado en el V Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión, en octubre de 2011. Organizado por el Ian Ramsey Centre de la Universidadde Oxford y la Universidad Panamericana.

I. El primer pronunciamiento. Pío XII.

Uno de los principales encargados de redactar elCatecismo de la Iglesia católica, el cardenal Schönburn,comentaba hace cinco años1 que el interés de la doctrinacatólica sobre las teorías de la evolución (aunque noaparece explícita la palabra ‘evolución’) está recogidosustancialmente en los números 283 a 285 de ese Catecismo2.

1 Cfr. AA.VV. Creación y evolución, un encuentro con el Papa Benedicto XVI enCastelgandolfo, Barcelona, 2008, ed. Claret, 200 páginas, pp. 15-16. Elencuentro, celebrado en 2006, fue sugerido por el Papa al cardenalSchönborn, dado el interés que provocó la publicación de un artículodel cardenal en el New York Times el 7 de julio de 2005. El marco deesas intervenciones era al aniversario 200 del nacimiento de CharlesDarwin (2009), y del 150 de la publicación de su trabajo “On theorigin of species…” (2010); las ponencias y discusiones de eseencuentro han sido objeto de un sin número de referencias. 2 “283. La cuestión sobre los orígenes del mundo y del hombre es objetode numerosas investigaciones científicas que han enriquecidomagníficamente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensionesdel cosmos, el devenir de las formas vivientes, la aparición delhombre. Estos descubrimientos nos invitan a admirar más la grandezadel Creador, a darle gracias por todas sus obras y por la inteligencia

Como se puede observar, la atención de la Iglesia sedistingue del interés científico (el cuándo y el cómo delorigen, tanto del cosmos, como del hombre) para centrarseen la cuestión del sentido de ese mundo.

Es ya un tópico afirmar que tales expresiones tienencomo primer tratamiento directo el que hizo Pío XII en 1950en la encíclica Humani generis. El documento alude a nuestrotema en varios números. En el número 3 se apunta: “Algunosadmiten de hecho, sin discreción y sin prudencia, el sistemaevolucionista, aunque ni en el mismo campo de las cienciasnaturales ha sido probado como indiscutible, y pretenden

y la sabiduría que da a los sabios e investigadores. Con Salomón,estos pueden decir: "Fue él quien me concedió el conocimientoverdadero de cuanto existe, quien me dio a conocer la estructura delmundo y las propiedades de los elementos...porque la que todo lo hizo,la Sabiduría, me lo enseñó" (Sb 7,17-21).284. El gran interés que despiertan a estas investigaciones estáfuertemente estimulado por una cuestión de otro orden, y que superael dominio propio de las ciencias naturales. No se trata sólo de sabercuándo y cómo ha surgido materialmente el cosmos, ni cuando aparecióel hombre, sino más bien de descubrir cuál es el sentido de talorigen: si está gobernado por el azar, un destino ciego, una necesidadanónima, o bien por un Ser transcendente, inteligente y bueno, llamadoDios. Y si el mundo procede de la sabiduría y de la bondad de Dios,¿por qué existe el mal? ¿de dónde viene? ¿quién es responsable de él?¿dónde está la posibilidad de liberarse del mal?285. Desde sus comienzos, la fe cristiana se ha visto confrontada arespuestas distintas de las suyas sobre la cuestión de los orígenes.Así, en las religiones y culturas antiguas encontramos numerosos mitosreferentes a los orígenes. Algunos filósofos han dicho que todo esDios, que el mundo es Dios, o que el devenir del mundo es el devenirde Dios (panteísmo); otros han dicho que el mundo es una emanaciónnecesaria de Dios, que brota de esta fuente y retorna a ella ; otroshan afirmado incluso la existencia de dos principios eternos, el Bieny el Mal, la Luz y las Tinieblas, en lucha permanente (dualismo,maniqueísmo); según algunas de estas concepciones, el mundo (al menosel mundo material) sería malo, producto de una caída, y por tanto quese ha de rechazar y superar (gnosis); otros admiten que el mundo hasido hecho por Dios, pero a la manera de un relojero que, una vezhecho, lo habría abandonado a él mismo (deísmo); otros, finalmente, noaceptan ningún origen transcendente del mundo, sino que ven en él elpuro juego de una materia que ha existido siempre (materialismo).Todas estas tentativas dan testimonio de la permanencia y de launiversalidad de la cuestión de los orígenes. Esta búsqueda esinherente al hombre”. En Catecismo de la Iglesia católica, catequesis sobre lacreación. 1993, http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s2c1p4_sp.html#I Lacatequesis sobre la Creación

que hay que extenderlo al origen de todas las cosas, y contemeridad sostienen la hipótesis monista y panteísta de unmundo sujeto a perpetua evolución”3.

De indudable interés práctico es lo afirmado en losnn. 28 y29: “Resta ahora el decir algo sobre determinadascuestiones que, aún perteneciendo a las ciencias llamadaspositivas, se entrelazan, sin embargo, más o menos con lasverdades de la fe cristiana. No pocos ruegan con

3 PÍO XII, Carta encíclica Humani generis, 12 de agosto de 1950. http://www.vatican.va/holy_father/pius_xii/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_12081950_humani-generis_sp.htmlLa cursiva es del texto original. Resulta de mucho interés históricoel excursus filosófico con que se cierra ese número: “La falsasafirmaciones de semejante evolucionismo, por las que se rechaza todocuanto es absoluto, firme e inmutable, han abierto el camino a lasaberraciones de una moderna filosofía , que, para oponerse al Idealismo,al Inmanentismo y al Pragmatismo se ha llamado a sí misma Existencialismo,porque rechaza las esencias inmutables de las cosas y sólo se preocupade la existencia de los seres singulares”. Ibidem. Ese interés filosófico de Pío XII (defender una visión filosóficadeterminada) aparece todavía más claro en el n.26: “Por ello es muydeplorable que hoy en día algunos desprecien una filosofía que laIglesia ha aceptado y aprobado, y que imprudentemente la apellidenanticuada por su forma y racionalística (así dicen) por el progresopsicológico. Pregonan que esta nuestra filosofía defiende erróneamentela posibilidad de una metafísica absolutamente verdadera; mientrasellos sostienen, por lo contrario, que las verdades, principalmentelas trascendentales, sólo pueden convenientemente expresarse mediantedoctrinas dispares que se completen mutuamente, aunque en cierto modosean opuestas entre sí. Por ello conceden que la filosofía enseñada en nuestrasescuelas, con su lúcida exposición y solución de los problemas, con suexacta precisión de conceptos y con sus claras distinciones, puede serútil como preparación al estudio de la teología escolástica, como seadaptó perfectamente a la mentalidad del Medievo; pero —afirman— no esun método filosófico que responda ya a la cultura y a las necesidadesmodernas. Agregan, además, que la filosofía perenne no es sino lafilosofía de las esencias inmutables, mientras que la mente moderna hade considerar la existencia de los seres singulares y la vida en sucontinua evolución. Y mientras desprecian esta filosofía ensalzanotras, antiguas o modernas, orientales u occidentales, de tal modo queparecen insinuar que, cualquier filosofía o doctrina opinable,añadiéndole —si fuere menester— algunas correcciones o complementos,puede conciliarse con el dogma católico. Pero ningún católico puededudar de cuán falso sea todo eso, principalmente cuando se trata desistemas como el Inmanentismo, el Idealismo, el Materialismo, ya seahistórico, ya dialéctico, o también el Existencialismo, tanto si defiendeel ateísmo como si impugna el valor del raciocinio en el campo de lametafísica”.

insistencia que la fe católica tenga muy en cuenta talesciencias; y ello ciertamente es digno de alabanza, siempreque se trata de hechos realmente demostrados; pero esnecesario andar con mucha cautela cuando más bien se tratesólo de hipótesis, que, aun apoyadas en la ciencia humana,rozan con la doctrina contenida en la Sagrada Escritura oen la tradición. Si tales hipótesis se oponen directa oindirectamente a la doctrina revelada por Dios, entoncessus postulados no pueden admitirse en modo alguno.

“Por todas estas razones, el Magisterio de la Iglesiano prohíbe el que -según el estado actual de las ciencias yla teología- en las investigaciones y disputas, entre loshombres más competentes de entrambos campos sea objeto deestudio la doctrina del evolucionismo, en cuanto busca elorigen del cuerpo humano en una materia viva preexistente -pero la fe católica manda defender que las almas soncreadas inmediatamente por Dios-. Mas todo ello ha dehacerse de manera que las razones de una y otra opinión -esdecir la defensora y la contraria al evolucionismo- seanexaminadas y juzgadas seria, moderada y templadamente; ycon tal que todos se muestren dispuestos a someterse aljuicio de la Iglesia, a quien Cristo confirió el encargo deinterpretar auténticamente las Sagradas Escrituras ydefender los dogmas de la fe. Pero algunos traspasan estalibertad de discusión, obrando como si el origen del cuerpohumano de una materia viva preexistente fuese yaabsolutamente cierto y demostrado por los datos e indicioshasta el presente hallados y por los raciocinios en ellosfundados; y ello, como si nada hubiere en las fuentes de larevelación, que exija la máxima moderación y cautela enesta materia”4.

4 Ibidem, nn. 28 y 29. El número 30 abordará la cuestión delpoligenismo: “. Mas, cuando ya se trata de la otra hipótesis, es asaber, la del poligenismo, los hijos de la Iglesia no gozan de la mismalibertad, porque los fieles cristianos no pueden abrazar la teoría deque después de Adán hubo en la tierra verdaderos hombres noprocedentes del mismo protoparente por natural generación, o bien de queAdán significa el conjunto de muchos primeros padres, pues no se veclaro cómo tal sentencia pueda compaginarse con cuanto las fuentes dela verdad revelada y los documentos del Magisterio de la Iglesiaenseñan sobre el pecado original, que procede de un pecado en verdadcometido por un solo Adán individual y moralmente, y que, transmitido atodos los hombres por la generación, es inherente a cada uno de elloscomo suyo propio (Cf. Rom. 5, 12-19; Conc. Trid. ses. 5, can. 1-4)

La cautela, como se ve, es doble: respecto a ladoctrina del evolucionismo (mucho menos desarrolladaentonces que ahora) y respecto a la misma interpretación dela Sagrada Escritura, pues aún no se extendía el modo delectura que pone énfasis en los significados simbólicos demuchas de las figuras empleadas en el relato de la creaciónde los dos primeros capítulos del Génesis (Juan Pablo II notendrá inconveniente en calificar ese relato como ‘mítico’,en el sentido de un género literario; es decir, como unrelato que debe acudir al símbolo para mejor expresar lahondura de su mensaje5).

II. El segundo pronunciamiento. Juan Pablo II.

Igualmente célebre es la enseñanza de Juan Pablo IIexpuesta en un discurso a la Academia pontificia deciencias. Se trata de un conjunto notable de precisionesEn primer lugar, el interés de la Iglesia6. Un interésmanifestado en pronunciamientos anteriores7, y que requiere5 JUAN PABLO II, catequesis en la audiencia del 19 de septiembre de 1979..http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1979/documents/hf_jp-ii_aud_19790919_sp.html

6 “n.2: “Me alegra el primer tema que habéis elegido, el del origen dela vida y de la evolución, tema esencial que interesa mucho a laIglesia, puesto que la Revelación, por su parte, contiene enseñanzasrelativas a la naturaleza y a los orígenes del hombre. ¿Coinciden lasconclusiones a las que llegan las diversas disciplinas científicas conlas que contiene el mensaje de la Revelación? Si, a primera vista,puede parecer que se encuentran oposiciones, ¿en qué dirección hay quebuscar su solución? Sabemos que la verdad no puede contradecir a laverdad (cf. León XIII, encíclica Providentissimus Deus). Por otra parte,para aclarar mejor la verdad histórica, vuestras investigaciones sobrelas relaciones de la Iglesia con la ciencia entre el siglo XVI y elXVIII son de gran importancia”. Juan Pablo II, Mensaje a los miembros de laacademia pontificia de ciencias, 22 de octubre de 1996. n. 2.http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/messages/pont_messages/1996/documents/hf_jp-ii_mes_19961022_evoluzione_sp.html7 “En su encíclica Humani generis (1950), mi predecesor Pío XII ya habíaafirmado que no había oposición entre la evolución y la doctrina de lafe sobre el hombre y su vocación, con tal de no perder de vistaalgunos puntos firmes (cf. AAS 42 [1950], pp. 575-576)…” Ibidem. n.34. Teniendo en cuenta el estado de las investigaciones científicas deesa época y también las exigencias propias de la teología, laencíclica Humani generis consideraba la doctrina del «evolucionismo» comouna hipótesis seria, digna de una investigación y de una reflexión

un extremo cuidado en la tarea de interpretar laEscritura8.A la vez, “nuevos conocimientos llevan a pensar que lateoría de la evolución es más que una hipótesis. En efecto,es notable que esta teoría se haya impuesto paulatinamenteal espíritu de los investigadores, a causa de una serie dedescubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber.La convergencia, de ningún modo buscada o provocada, de losresultados de trabajos realizados independientemente unosde otros, constituye de suyo un argumento significativo enfavor de esta teoría”9.

También es verdad que la evaluación de esa teoría esuna tarea epistemológica10, que atañe a la filosofía.Precisamente esa reflexión hace ver que “más que de la

profundas, al igual que la hipótesis opuesta. Pío XII añadía doscondiciones de orden metodológico: que no se adoptara esta opinióncomo si se tratara de una doctrina cierta y demostrada, y como si sepudiera hacer totalmente abstracción de la Revelación a propósito delas cuestiones que esa doctrina plantea. Enunciaba igualmente lacondición necesaria para que esa opinión fuera compatible con la fecristiana; sobre este aspecto volveré más adelante. Ibidem, nn.3 y 4.8 “Por mi parte, cuando recibí el 31 de octubre de 1992 a losparticipantes en la asamblea plenaria de vuestra Academia, tuve laocasión, a propósito de Galileo, de atraer la atención hacia lanecesidad de una hermenéutica rigurosa para la interpretación correctade la Palabra inspirada. Conviene delimitar bien el sentido propio dela Escritura, descartando interpretaciones indebidas que le hacendecir lo que no tiene intención de decir. Para delimitar bien el campode su objeto propio, el exégeta y el teólogo deben mantenerseinformados acerca de los resultados a los que llegan las ciencias dela naturaleza (cf. AAS 85 [1993], pp. 764-772, Discurso a la Pontificia ComisiónBíblica, 23 de abril de 1993, anunciando el documento sobre La interpretaciónde la Biblia en la Iglesia: AAS 86 [1994], pp. 232-243). Ibidem, n.3.9 Ibidem n. 4.10 “¿Cuál es el alcance de dicha teoría? Abordar esta cuestiónsignifica entrar en el campo de la epistemología. Una teoría es unaelaboración metacientífica, diferente de los resultados de laobservación, pero que es homogénea con ellos. Gracias a ella, unaserie de datos y de hechos independientes entre sí pueden relacionarsee interpretarse en una explicación unitaria. La teoría prueba suvalidez en la medida en que puede verificarse, se mide constantementepor el nivel de los hechos; cuando carece de ellos, manifiesta suslímites y su inadaptación. Entonces, es necesario reformularla.Además, la elaboración de una teoría como la de la evolución, queobedece a la exigencia de homogeneidad con los datos de laobservación, toma ciertas nociones de la filosofía de la naturaleza”.Ibidem.

teoría de la evolución, conviene hablar de las teorías dela evolución. Esta pluralidad afecta, por una parte, a ladiversidad de las explicaciones que se han propuesto conrespecto al mecanismo de la evolución, y, por otra, a lasdiversas filosofías a las que se refiere. Existen tambiénlecturas materialistas y reduccionistas, al igual quelecturas espiritualistas. Aquí el juicio competepropiamente a la filosofía y, luego, a la teología”11.

Concretamente, el Magisterio de la Iglesia insistiráen proponer la grandeza del hombre, primero por suvertiente espiritual, y luego por el parentesco con Diosdado por la gracia de Jesucristo12.

Entonces surgirá la conclusión: “las teorías de laevolución que, en función de las filosofías en las que seinspiran, consideran que el espíritu surge de las fuerzasde la materia viva o que se trata de un simple epifenómenode esta materia, son incompatibles con la verdad sobre elhombre. Por otra parte, esas teorías son incapaces defundar la dignidad de la persona.. Así pues, refiriéndonos

11 Ibidem..12 “El Magisterio de la Iglesia está interesado directamente en lacuestión de la evolución, porque influye en la concepción del hombre,acerca del cual la Revelación nos enseña que fue creado a imagen ysemejanza de Dios (cf. Gn 1, 28-29). La constitución conciliar Gaudiumet spes ha expuesto magníficamente esta doctrina, que es uno de los ejesdel pensamiento cristiano. Ha recordado que el hombre es «la únicacriatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma» (n. 24). Enotras palabras, el hombre no debería subordinarse, como simple medio omero instrumento, ni a la especie ni a la sociedad; tiene valor por símismo. Es una persona. Por su inteligencia y su voluntad, es capaz deentrar en relación de comunión, de solidaridad y de entrega de sí consus semejantes. Santo Tomás observa que la semejanza del hombre conDios reside especialmente en su inteligencia especulativa, porque surelación con el objeto de su conocimiento se asemeja a la relación queDios tiene con su obra (cf. Summa Theol., I-II, q. 3, a. 5, ad 1).Pero, más aún, el hombre está llamado a entrar en una relación deconocimiento y de amor con Dios mismo, relación que encontrará suplena realización más allá del tiempo, en la eternidad. En el misteriode Cristo resucitado se nos ha revelado toda la profundidad y toda lagrandeza de esta vocación (cf. Gaudium et spes, 22). En virtud de su almaespiritual, toda la persona, incluyendo su cuerpo, posee esa dignidad.Pío XII había destacado este punto esencial: el cuerpo humano tiene suorigen en la materia viva que existe antes que él, pero el almaespiritual es creada inmediatamente por Dios («animas enim a Deoimmediate creari catholica fides nos retinere iubet»: encíclica Humanigeneris: AAS 42 [1950], p. 575). Ibidem, n.5

al hombre, podríamos decir que nos encontramos ante unadiferencia de orden ontológico, ante un saltoontológico”13.

Todavía ofrecerá el Pontífice una reflexión muy suya:el paso entre lo simplemente biológico y lo humano nopuede medirse a la manera de las ciencias positivas14.

III. Las intervenciones de Josef Ratzinger, antes deser electo Papa.

Ahora presentaré brevemente el enfoque de JosefRatzinger acerca de nuestro tema, desde sus trabajos comoteólogo, obispo y cardenal, hasta su actual encargo comomaestro primado de la Iglesia católica. Digo “el enfoque”,porque es muy fácil descubrir unas constantes, y comprobartambién que su interés ha sido intenso. Él mismo hacomentado que atender a la teología de la creación es “unode los compromisos más urgentes de la teología actual”15.

13 Ibidem, nn.5 y 6.14 “Pero, plantear esta discontinuidad ontológica, ¿no significaafrontar la continuidad física, que parece ser el hilo conductor delas investigaciones sobre la evolución, y esto en el plano de lafísica y la química? La consideración del método utilizado en losdiversos campos del saber permite poner de acuerdo dos puntos devista, que parecerían irreconciliables. Las ciencias de la observacióndescriben y miden cada vez con mayor precisión las múltiplesmanifestaciones de la vida y las inscriben en la línea del tiempo. Elmomento del paso a lo espiritual no es objeto de una observación deeste tipo que, sin embargo, a nivel experimental, puede descubrir unaserie de signos muy valiosos del carácter específico del ser humano.Pero la experiencia del saber metafísico, la de la conciencia de sí yde su índole reflexiva, la de la conciencia moral, la de la libertado, incluso, la experiencia estética y religiosa competen al análisisde la reflexión filosóficas, mientras que la teología deduce elsentido último según los designios del Creador”. Ibidem, n.6.15 RATZINGER, JOSEPH, Discurso (a los responsables de las comisionesdoctrinales de las conferencias episcopales de Europa, mayo 1989).Citado en la presentación de RAZTZINGER, JOSEPH, Creación y pecado,Pamplona, 2005, Eunsa, 104 págs, pp. 15-16. “Debemos –añadía- hacernuevamente visible qué significa que el mundo ha sido creado consabiduría y que el acto creador de Dios es algo fundamentalmentedistinto de la provocación de una ‘explicación primordial’. Soloentonces conciencia y norma podrá retornar de nuevo a una relaciónrecíproca correcta. Entonces se hará visible, en efecto, queconciencia no es un cálculo individualista (o colectivista) sino unacon-ciencia con la creación y, a través de ella, con Dios, el Creador.

En 1968, como profesor de Tubinga, pronunció undiscurso sobre el tema “La fe en la creación y la teoríade la evolución”. Destacamos primero lo referente a lacreación en general: “el ser temporal en su totalidad esabarcado por el único acto creador de Dios, lo que daunidad a su división, (unidad) en la que al mismo tiempoconsiste su sentido, que no podemos verificar, porque novemos su totalidad, pues nosotros mismos no somos más quepartes suyas… resumiendo podemos decir: creer en lacreación quiere decir entender, en el marco de la fe, laevolución del mundo (explorado por la ciencia) como unmundo lleno de sentido que proviene del sentido creador”16.

Se puede presentar la oposición del sentido creadorrespecto de un ‘sentido’ (sería un no-sentido) que excluyeal Creador en términos muy sencillos: “¿Hay que mirar elespíritu y la vida en sus formas ascendentes como unaespecie de moho que se ha formado casualmente sobre lasuperficie de lo material (esto es, de un ser que no puedecomprenderse a sí mismo) o, por el contrario, hay que verel espíritu como meta de un proceso en que la materia es laprehistoria del espíritu? Si se escoge esta segunda opción,entonces queda claro que el espíritu no puede ser unproducto casual de un desarrollo material, sino, alcontrario, que la materia representa más bien un momento enla historia del espíritu. Y esto no es más que afirmar conotras palabras que el espíritu es algo creado y no puro

Se hará entonces nuevamente reconocible que la grandeza del hombre noconsiste en la miserable autonomía de un enano que se proclama únicosoberano, sino en el hecho de que su ser deja traslucir la más altasabiduría, la verdad misma. Se hará entonces manifiesto que el hombrees tanto más grande cuanto más crece en él la capacidad de ponerse ala escucha del profundo mensaje de la creación, del mensaje delCreador. Y entonces aparecerá claramente que la consonancia con lacreación, cuya sabiduría se convertirá para nosotros en norma, nosignifica limitación de nuestra libertad, sino que es expresión denuestra razonabilidad y de nuestra dignidad. También le es entoncesreconocido al cuerpo el honor que le compete: ya no es ‘usado’ comouna cosa, sino que es el templo de la auténtica dignidad del hombre,porque es construcción de Dios en el mundo”. 16 RATZINGER, JOSEPH, en H.J. SCHULZ (DIR.), Wer ist das eigentliche Gott?Münich, 1969, pp. 240-241. Citado en Creación y evolución, un encuentro con elPapa Benedicto XVI en Castelgandolfo, op. cit. pp. 11-12.

producto de un desarrollo, aun cuando aparezca a la maneradel desarrollo”17.

Ahora, en segundo lugar, apuntamos la idea cristianaaplicada al hombre, no sólo al hombre en general, sino acada hombre. “La creación no significa un comienzo lejanoen el tiempo: con Adán se quiere significar cada uno denosotros, cada hombre en relación directa con Dios. La feno afirma del primer hombre más de lo que afirma de cadauno de nosotros y, al revés, no se afirma de nosotros menosque lo que se afirma del primer hombre.

“Cada hombre es algo más que el simple producto de unfactor hereditario y del medio ambiente; nadie es puroresultado de unos factores intramundanos calculables: elmisterio de la creación es superior a cada uno de nosotros…si creación quiere decir dependencia del ser, habrá queafirmar que una creación especial es también unadependencia especial… el hombre… existe como un ser que leconoce; no sólo como una figura que Dios ha pensado, sinocomo existencia capaz de pensar en Dios…

“El lodo se convirtió en hombre en el momento en quepor primera vez un ser fue capaz, aunque fuera de un modoconfuso, de hacerse una idea de Dios. El primer tú dicho aDios por boca humana, por balbuciente que fuera, señala elmomento en que surgió el espíritu en el mundo. En esemomento se dio el paso decisivo de la humanización. No espues la capacidad de manejar armas o el fuego, no son losnuevos métodos de crueldad o de explotación de la tierra enprovecho propio lo que hace que un hombre sea hombre, sinosu capacidad de relacionarse directamente con Dios.

“Esto es lo que define la doctrina de la creaciónespecial del hombre; aquí está el núcleo de la fe en lacreación. Y también aquí está la razón por la que le esimposible a la paleontología poder fijar el momento de lahumanización: humanización es el surgimiento del espírituque no es posible excavar con la pala. La teoría de laevolución no excluye la fe. No la confirma tampoco. Perorequiere que la fe se entienda con más profundidad, y quede este modo sea una ayuda para que el hombre se entiendamejor a sí mismo y que así llegue a ser más y más lo que yaes: el ser que eternamente ha de decir tú a Dios”18.

17 Ibidem, pp. 12-13.18 Ibidem, pp. 13-14

En 1981, como arzobispo de Munich, pronunció un ciclobreve y célebre de conferencias sobre el tema de lacreación.

Ante todo, resalta el distinto tipo de lenguajeempleado por la Biblia, en relación a las ciencias: “losrelatos bíblicos de la Creación presentan un modo de hablarde la realidad distinto del que conocemos por la física yla biología. No describen el proceso de la evolución ni laestructura matemática de la materia, sino que expresan demuchas maneras lo siguiente: sólo existe un Dios; elUniverso no es una lucha- de fuerzas oscuras, sino Creaciónde su palabra”19.

Eso, sin embargo, no implica un alejamiento de larealidad, sino otro modo –más profundo- de verla. “Peroesto no significa que las frases particulares del textobíblico se queden carentes de sentido (…). También ellasson expresión de la verdad, de un modo ciertamente distintodel empleado en la física y en la biología. Son verdad deuna manera simbólica, del mismo modo que una ventanagótica, por ejemplo, nos permite reconocer algo másprofundo en sus trazados y en su juego de luces”20.19 RAZTZINGER, JOSEPH, Creación y pecado, op. cit., p. 4920 Ibidem, p. 49. Hay todo un apartado en que se describe el “significado permanente delos elementos simbólicos del texto. “Sólo dos elementos querríadestacar aquí. Uno: el relato bíblico de la Creación está marcado poruna serie de cifras que no reproducen la estructura matemática delUniverso, sino en cierto modo la trama interna de su tejido, la ideasegún la cual ha sido concebido. Dominan en él las cifras tres,cuatro, siete y diez. Diez veces se dice en el relato: «Dios habló».En estas diez veces la historia de la Creación anticipa ya los diezMandamientos. Nos permite reconocer que en cierta manera estos diezMandamientos son un eco de la Creación; no arbitrarios inventos conlos cuales se han levantado vallas a la libertad del hombre, sinointroducción en el Espíritu, en la lengua y en el significado de laCreación, lengua traducida del Universo, lógica traducida de Dios queconstruyó el Universo. La cifra más utilizada de todas es el siete; enel esquema de los siete días se acuña sin límites el Todo. Esta es lacifra de una fase de la luna; así por medio de este relato se nos diceque el ritmo de nuestro astro fraterno nos muestra también el ritmo dela vida humana. Se nos hace perceptible que nosotros, los hombres, noestamos reducidos a nuestro pequeño Yo, sino que estamos inmersos enel ritmo del cosmos; que, en cierta manera, el cielo también marca elritmo, el movimiento de nuestra propia vida, permitiendo que nosadentremos en la razón del cosmos. En la Biblia este pensamiento ha

Yendo al núcleo del reto evolutivo, se afirma“Podríamos concluir ahora que todo esto (la visión bíblica)es hermoso y está bien, pero, al fin y al cabo, ¿no está encontradicción con nuestros conocimientos científicos, segúnlos cuales el hombre procede del reino animal? Nonecesariamente. Muchos pensadores han reconocido desde haceya mucho tiempo que aquí no se produce ninguna disyuntiva.No podemos decir: Creación o Evolución; la manera correcta de plantear elproblema debe ser: Creación y Evolución, pues ambas cosas responden apreguntas distintas. La historia del barro y del aliento deDios, que hemos oído antes, no nos cuenta cómo se originael hombre. Nos relata qué es él, su origen más íntimo, nosclasifica el proyecto que hay detrás de él. Y a la inversa,la teoría de la evolución trata de conocer y describirperíodos biológicos. Pero con ello no puede aclarar elorigen del «proyecto» hombre, su origen íntimo ni su propiaesencia. Nos encontramos, pues, ante dos preguntas que enla misma medida se complementan y que no se excluyenmutuamente”21.

Jacques Monod, el biólogo premio nóbel más famoso enlas décadas sesenta y setenta, mantenía que “todo elUniverso de los vivos se ha originado de esta manera (unacombinación de necesidad y casualidad), incluido el hombre;somos el producto de un fallo casual”22. Ratzinger hace ver

avanzado un paso más. Nos hace saber que el ritmo de los astros esexpresión más profunda del ritmo del corazón, del ritmo del Amor deDios que en él se manifiesta” Ibidem, pp.49-5021 Ibidem, p. 7522 “¿Qué debemos decir a esta respuesta? Es asunto de la cienciaaclarar cuáles son los factores que determinan el crecimiento delárbol de la vida y la aparición de nuevas ramas. Esto no es cuestiónde la fe. Pero debemos y podemos tener la osadía de decir que losgrandes proyectos de la vida no son producto de la casualidad ni delerror. Tampoco son producto de una selección que se arroga atributosdivinos, los cuales, de manera lógica e improbable, serían un mitomoderno. Los grandes proyectos de la vida remiten a una Razóncreadora, nos muestran el Espíritu Creador, hoy más claro y radianteque nunca. De manera que hoy, con mayor certidumbre y con alegría,podemos decir: Sí, el hombre es un proyecto de Dios. Solamente elEspíritu Creador era lo suficientemente fuerte, grande y osado paraconcebir este proyecto. El hombre no es una equivocación, ha sidodeseado, es fruto de un amor. Puede en sí mismo, en el atrevidoproyecto que es, descubrir el lenguaje de este Espíritu Creador que lehabla a él y le anima a decir: Sí, Padre, Tú me has querido” Ibidem,pp. 82-83.

que tal propuesta es un mito (en sentido peyorativo)moderno. A ese mito (o a otros equivalentes), y no a lasteorías verdaderamente científicas sobre la evolución de lamateria, se opone la visión cristiana del universo. Lasauténticas teorías científicas “nos han proporcionado unnuevo e inaudito relato de la Creación con grandes y nuevasimágenes que nos permiten reconocer el rostro del Creador ynos hacen saber de nuevo: Sí, en el primer comienzo y en elfundamento de todo ser está el Espíritu Creador. El Universono es producto de la oscuridad ni de la sinrazón. Procededel entendimiento, procede de la libertad, procede de labelleza que es amor. Ver esto nos da el valor necesariopara vivir; nos fortalece para sobrellevar sin miedo laaventura de la vida”23.

En 1985, ya como cardenal prefecto de la congregaciónpara la doctrina de la fe, acompañó un simposio sobre eltema “evolución y cristianismo”. En la nota introductoriade las actas apunta: “Hoy (…) el concepto ‘evolución’ seha elevado por encima de su contenido científico paraconstruir un modelo mental que se presenta con lapretensión de dar una explicación exhaustiva de larealidad, como una especie de philosophia prima… debería serposible (así) hablar de una reducción de toda la realidad ala evolución: poder deducir creíblemente también elconocimiento, la ética, la religión a partir de un esquemageneral de evolución. El hecho de que esta filosofía sepresente aparentemente como pura interpretación de unconocimiento científico, esto ya le da una plausibilidadcasi irresistible, que, en medio de la crisis general delpensamiento filosófico, adquiere una mayor eficiencia... Lareducción de toda la realidad a la materia adquiere así unatotalidad que en el siglo XIX habría sido impensable.

“Si dejar tranquilamente que la hipótesis científicade la evolución vaya desarrollándose según sus propiosmétodos ya no presenta hoy problemas para la fe, lapretensión, en cambio, de totalidad de su modelo filosóficode explicación es mayormente una interpelación radical a lafe y a la teología… La base adecuada del diálogo es la delpensamiento filosófico: cuando las ciencias naturales se

23 Ibidem, pp. 48-49

convierten en filosofía, entonces es la filosofía que debediscutir con ellas”24.

En el discurso leído en la Sorbona en noviembre de1999, Ratzinger enfrenta directamente la radicalidadfilosófica que propone a la evolución como únicaexplicación de lo real, fundada solo en la casualidad y laselección reproductiva. “Se trata de saber si lo realsurgió en virtud de la casualidad y la necesidad –o, paradecirlo con Popper, que sigue en esto a Butler, se trata desaber si lo real surgió de Luck y Cunning [casualidadafortunada y previsión]-, es decir, de lo irracional; setrata de saber si lo racional es un subproducto casual delo irracional”25.

La propuesta cristiana (In principio erat Verbum) conllevala prioridad de lo racional, y esto es más congruente, pues“la razón no puede menos de concebir también a loirracional según su propia medida, es decir, de creer quelo irracional es capaz de pensar racionalmente (¡deresolver problemas, de aprender métodos!), con lo cual esafilosofía (la de la evolución como única explicación de loreal) vuelve a asentar implícitamente la privación de larazón”26.

Hay también allí una reflexión llamativa sobre launidad cristiana fe- logos-ethos, “El logos aparecía no sólocomo razón matemática sobre el fondo de todas las cosas,sino también como amor creador que llega hasta el punto desufrir conjuntamente con la criatura… en realidad, lateoría de la evolución, cuando quiere ampliarse hastallegar a ser la philosophia universalis, trata también ahora defundamentar de nuevo el ethos, haciéndolo de maneraevolutiva. Pero ese ethos evolutivo, que encuentraineludiblemente su concepto clave en el modelo de laselección, es decir, en la lucha por la supervivencia, enla victoria del más fuerte, en la adaptación exitosa, tienepocas cosas consoladoras qué ofrecer. Aunque de múltiplesmaneras se trate de embellecerlo, sigue siendo en últimotérmino un ethos cruel. El esfuerzo por destilar lo racional

24 Citado en Creación y evolución, un encuentro con el Papa Benedicto XVI enCastelgandolfo, op. cit., pp. 7-8.25 Recogido en RATZINGER, JOSEPH, Fe, verdad y tolerancia. El cristianismo y lasreligiones del mundo, Salamanca, ed. Sígueme 2005, 240 págs., p.157.26 Ibidem.

partiendo de lo que en sí es irracional fracasa aquí demanera ostentosa. Todo ello vale bien poco para una éticade la paz universal, del amor práctico al prójimo, de lanecesaria superación de lo propio, que es algo que nosotrostanto necesitamos”27.

IV. Las intervenciones de Josef Ratzinger como Papa.

Resta mostrar la continuidad, diríamos la intensidad,de esas preocupaciones una vez que es llamado a la sede dePedro. En la misma homilía del comienzo del pontificado,dirá: “nosotros existimos para enseñar Dios a los hombres.Y únicamente donde se ve a Dios, comienza realmente lavida. Sólo cuando encontramos en Cristo al Dios vivo,conocemos lo que es la vida. No somos el producto casual ysin sentido de la evolución. Cada uno de nosotros es elfruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros esquerido, cada uno es amado, cada uno es necesario”28.

Comprobamos la misma apología, si se pudiera llamarasí, de Dios, del hombre y de su razón en el discursopronunciado en la universidad de Ratisbona, ante losrepresentantes de la ciencia29.

27 Ibidem.28 BENEDICTO XVI, homilía, 24 de abril de 2005.http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2005/documents/hf_ben-xvi_hom_20050424_inizio-pontificato_sp.html29 “Creemos en Dios. Esta es nuestra opción fundamental. Pero, nospreguntamos de nuevo:  ¿es posible esto aún hoy? ¿Es algo razonable?Desde la Ilustración, al menos una parte de la ciencia se dedica conempeño a buscar una explicación del mundo en la que Dios seríasuperfluo. Y si eso fuera así, Dios sería inútil también para nuestravida. Pero cada vez que parecía que este intento había tenido éxito,inevitablemente resultaba evidente que las cuentas no cuadran. Lascuentas sobre el hombre, sin Dios, no cuadran; y las cuentas sobre elmundo, sobre todo el universo, sin él no cuadran. En resumidascuentas, quedan dos alternativas:  ¿Qué hay en el origen? La Razóncreadora, el Espíritu creador que obra todo y suscita el desarrollo, ola Irracionalidad que, carente de toda razón, produce extrañamente uncosmos ordenado de modo matemático, así como el hombre y su razón.Esta, sin embargo, no sería más que un resultado casual de laevolución y, por tanto, en el fondo, también algo irracional. “Los cristianos decimos:  ‘Creo en Dios Padre, Creador del cielo y dela tierra’, creo en el Espíritu Creador. Creemos que en el origen estáel Verbo eterno, la Razón y no la Irracionalidad. Con esta fe no

Una expresión particularmente lúcida y resumida surgióespontáneamente en un encuentro informal con sacerdotes enBelluno, el verano del 2007: “Actualmente, en Alemania,pero también en Estados Unidos, se está asistiendo a undebate bastante encendido entre el así llamado“creacionismo” y el evolucionismo, presentados como sifueran alternativas que se excluyen: quien cree en elCreador no podría admitir la evolución y, por el contrario,quien afirma la evolución debería excluir a Dios. Estacontraposición es absurda, porque, por una parte, existenmuchas pruebas científicas en favor de la evolución, que sepresenta como una realidad que debemos ver y que enriquecenuestro conocimiento de la vida y del ser como tal. “Pero la doctrina de la evolución no responde atodos los interrogantes y sobre todo no responde al graninterrogante filosófico: ¿de dónde viene todo esto y cómotodo toma un camino que desemboca finalmente en el hombre?Eso me parece muy importante. En mi lección de Ratisbonaquise decir también que la razón debe abrirse más:ciertamente debe ver esos datos, pero también debe ver queno bastan para explicar toda la realidad. Nuestra razón vemás ampliamente. En el fondo no es algo irracional, unproducto de la irracionalidad; hay una razón anterior atodo, la Razón creadora, y en realidad nosotros somos unreflejo de la Razón creadora. Somos pensados y queridos;por tanto, hay una idea que nos precede, un sentido que nosprecede y que debemos descubrir y seguir, y que endefinitiva da significado a nuestra vida.

“Así pues, el primer punto es: descubrir que realmentenuestro ser es razonable, ha sido pensado, tiene unsentido; y nuestra gran misión es descubrir ese sentido,vivirlo y dar así un nuevo elemento a la gran armoníatenemos necesidad de escondernos, no debemos tener miedo deencontrarnos con ella en un callejón sin salida. Nos alegra poderconocer a Dios. Y tratamos de hacer ver también a los demás laracionalidad de la fe, como san Pedro exhortaba explícitamente, en suprimera carta (cf. 1 P 3, 15), a los cristianos de su tiempo, y también anosotros” BENEDICTO XVI, discurso, 12 de septiembre de 2006. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060912_university-regensburg_sp.html

cósmica pensada por el Creador. Si es así, entonces loselementos de dificultad se transforman en momentos demadurez, de proceso y de progreso de nuestro ser, que tienesentido desde su concepción hasta su último momento devida”30. Era de esperar que hiciera alusiones al tema en sustres encíclicas. “El aspecto filosófico e histórico-religioso que se ha de subrayar en esta visión de la Bibliaes que, por un lado, nos encontramos ante una imagenestrictamente metafísica de Dios: Dios es en absoluto lafuente originaria de cada ser; pero este principio creativode todas las cosas —el Logos, la razón primordial— es almismo tiempo un amante con toda la pasión de un verdaderoamor. Así, el eros es sumamente ennoblecido, pero tambiéntan purificado que se funde con el ágape”31.

Obviamente, hay mucho que precisar respecto a laesperanza. “No son los elementos del cosmos, las leyes dela materia, lo que en definitiva gobierna el mundo y elhombre, sino que es un Dios personal quien gobierna lasestrellas, es decir, el universo; la última instancia noson las leyes de la materia y de la evolución, sino larazón, la voluntad, el amor: una Persona. Y si conocemos aesta Persona, y ella a nosotros, entonces el inexorablepoder de los elementos materiales ya no es la últimainstancia; ya no somos esclavos del universo y de susleyes, ahora somos libres. Esta toma de conciencia hainfluenciado en la antigüedad a los espíritus genuinos queestaban en búsqueda. El cielo no está vacío. La vida no esel simple producto de las leyes y de la casualidad de lamateria, sino que en todo, y al mismo tiempo por encima de

30 BENEDICTO XVI, discurso, 24 de julio de 2007. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2007/july/documents/hf_ben-xvi_spe_20070724_clero-cadore_sp.htmlEs verdad que el propio Benedicto ha aclarado, en ese tipo deencuentros, y para subrayar su carácter informal, que no pretendehablar ‘ex cathedra’ (“como si fuera un oráculo”), pero eso no quitaque esté ejercitando también allí parte (y una parte muy apreciada) desu magisterio ordinario. 31 BENEDICTO XVI, Encíclica. Deus caritas est, 25 de diciembre de 2005, n.10.http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20051225_deus-caritas-est_sp.html

todo, hay una voluntad personal, hay un Espíritu que enJesús se ha revelado como Amor”32.

Y, a propósito de los excesos del espíritu tecnicista,comentaba en la Deus caritas est: “todos los hombres tienenexperiencia de tantos aspectos inmateriales y espiritualesde su vida. Conocer no es sólo un acto material, porque loconocido esconde siempre algo que va más allá del datoempírico. Todo conocimiento, hasta el más simple, essiempre un pequeño prodigio, porque nunca se explicacompletamente con los elementos materiales que empleamos.En toda verdad hay siempre algo más de lo que cabíaesperar, en el amor que recibimos hay siempre algo que nossorprende. Jamás deberíamos dejar de sorprendernos anteestos prodigios. En todo conocimiento y acto de amor, elalma del hombre experimenta un «más» que se asemeja mucho aun don recibido, a una altura a la que se nos lleva”33. Es32 BENEDICTO XVI, Encíclica Spe salvi, 30 de noviembre de 2007. n.5. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20071130_spe-salvi_sp.htmlEl contexto de esta afirmación era: “(Gregorio nacianceno comentabaque) en el mismo momento en que los Magos, guiados por la estrella,adoraron al nuevo rey, Cristo, llegó el fin para la astrología, porquedesde entonces las estrellas giran según la órbita establecida porCristo. En efecto, en esta escena se invierte la concepción del mundode entonces que, de modo diverso, también hoy está nuevamente enauge”. Ibidem.33 BENEDICTO XVI, Enc. Caritas in veritate, 29 de junio de 2009, n. 76. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate_sp.htmlEl contexto es el siguiente: “Uno de los aspectos del actual espíritutecnicista se puede apreciar en la propensión a considerar losproblemas y los fenómenos que tienen que ver con la vida interior sólodesde un punto de vista psicológico, e incluso meramente neurológico.De esta manera, la interioridad del hombre se vacía y el serconscientes de la consistencia ontológica del alma humana, con lasprofundidades que los Santos han sabido sondear, se pierdeprogresivamente. El problema del desarrollo está estrechamente relacionado con elconcepto que tengamos del alma del hombre, ya que nuestro yo se ve reducidomuchas veces a la psique, y la salud del alma se confunde con elbienestar emotivo. Estas reducciones tienen su origen en una profundaincomprensión de lo que es la vida espiritual y llevan a ignorar queel desarrollo del hombre y de los pueblos depende también de lassoluciones que se dan a los problemas de carácter espiritual. Eldesarrollo debe abarcar, además de un progreso material, uno espiritual, porque elhombre es «uno en cuerpo y alma»[ Conc. Ecum. Vat.   II, Const. past. Gaudium et spes, n. 14.], nacido del amor creador de Dios y destinado avivir eternamente. El ser humano se desarrolla cuando crece

el «más» que supera incluso la biología, con toda lacomplejidad y belleza que el hombre sigue –y seguirá-descubriendo en ella.

Del encuentro de 2006 en Castelgandolfo (realmente unsimposio sobre creación y evolución), mencionado alprincipio, recojo los siguientes apuntes: “no solo entextos de divulgación, sino también en textos científicossobre la evolución, se habla con frecuencia de que lanaturaleza o la evolución han hecho esto o aquello. Y aquí unotiene que preguntar: ¿Qué quiere decir propiamente lanaturaleza o la evolución como sujetos? ¡No existen! Cuando sedice que la naturaleza hace esto o aquello, no puede sermás que el intento de reunir en un sujeto una serie deprocesos, en un sujeto que no existe. Me parece evidenteque este pretexto lingüístico, posiblemente inevitable,contiene preguntas de mucho peso…

“Aquí encontramos ante nosotros, de nuevo, las grandespreguntas de la filosofía: la pregunta sobre de dóndevienen y a dónde van el hombre y el mundo. Hace poco me dicuenta de dos detalles que también han sido aludidos en lastres ponencias: por una parte, hay una racionalidad de lamateria misma. Se puede leer. Tiene en sí una matemática,es racional, aun cuando en el largo camino de la evoluciónhaya también elementos irracionales, caóticos ydestructivos; pero la materia como tal es legible. Por otraparte, me parece que el proceso como totalidad tiene una

espiritualmente, cuando su alma se conoce a sí misma y la verdad queDios ha impreso germinalmente en ella, cuando dialoga consigo mismo ycon su Creador. Lejos de Dios, el hombre está inquieto y se hacefrágil. La alienación social y psicológica, y las numerosas neurosisque caracterizan las sociedades opulentas, remiten también a este tipode causas espirituales. Una sociedad del bienestar, materialmentedesarrollada, pero que oprime el alma, no está en sí misma bienorientada hacia un auténtico desarrollo. Las nuevas formas deesclavitud, como la droga, y la desesperación en la que caen tantaspersonas, tienen una explicación no sólo sociológica o psicológica,sino esencialmente espiritual. El vacío en que el alma se sienteabandonada, contando incluso con numerosas terapias para el cuerpo ypara la psique, hace sufrir. No hay desarrollo pleno ni un bien común universal sinel bien espiritual y moral de las personas, consideradas en su totalidad de alma ycuerpo. “El absolutismo de la técnica tiende a producir una incapacidad depercibir todo aquello que no se explica con la pura materia”. Ibidem,nn.76-77.

racionalidad. A pesar de sus extravíos y confusiones a lolargo del corredor estrecho en su selección de las pocasmutaciones positivas y en el aprovechamiento de laprobabilidad escasa, hay que decir que el proceso como tales racional. Esta racionalidad doble, que por su parte secorresponde con nuestra razón humana, nos llevanecesariamente a una pregunta que va más allá de la cienciay que, sin embargo, es una pregunta racional: ¿De dóndeviene esta racionalidad? ¿Hay una racionalidad generadorade un origen que se refleje en estas dos zonas ydimensiones de la racionalidad? Las ciencias naturales nipueden ni tienen permiso para responder directamente, perodebemos reconocer que se trata de una pregunta racional yosar creer en una razón creadora y confiar en ella”34.

A Sigfried Widenhofer, especialista en teologíadogmática, le comentó lo siguiente: “Yo no confiaría soloen la capacidad de la fe para dar una explicación de todo.Creo que ambas visiones (fe y razón) forman un conjunto:por una parte, se da la racionalidad de la materia, quetiene una ventana abierta al Creator Spiritus… Esta es unadimensión que tiene que permanecer, que es también unadimensión de contacto entre el mundo griego y el mundobíblico, que se fundieron, ambos, con una legitimidad y unanecesidad interna.

“Pero, por otra parte, tenemos que ver también loslímites. Naturalmente hay racionalidad en la naturaleza,pero ella no nos permite una comprensión total del plan deDios. Queda pues la contingencia y el enigma del horror enla naturaleza, como describió por ejemplo, ReinholdSchneider después de una visita al Museo de HistoriaNatural de Viena. (Yo también visité un día este museo conmi hermano, y quedamos consternados de tanto horror en lanaturaleza) Sin menoscabo de la racionalidad, que existe,podemos constatar un componente del horror, que ya no tieneuna explicación filosófica, y la fe nos enseña el Logos,que es la razón creadora y que increíblemente pudo hacersecarne, morir y resucitar. De este modo, se muestra unaspecto del Logos totalmente distinto que hubiésemos podidosospechar o tantear a partir de una reconstrucción de los

34 BENEDICTO XVI, en Creación y evolución, un encuentro con el Papa Benedicto XVI enCastelgandolfo, op. cit., pp. 155 y 156.

fundamentos de la naturaleza. Los dos lados del alma griegatambién señalan en este sentido: por una parte la granfilosofía y por otra, la tragedia, que, en definitiva quedasin respuesta”35.

La intervención amplia más reciente ha sido la deoctubre de 2008, dirigida a la Academia pontificia deCiencias. Esta Academia había escogido dedicar su atenciónal tema "Visión científica de la evolución del universo yde la vida", con miras al centenario de Darwin del 2009.Entre los científicos –varios con un premio nobel-estuvieron invitados Stephen W. Hawking (su tema fue elorigen y destino del universo), el químico suizo AlbertEschenmoser (química del origen de la vida);el bioquímiconorteamericano David Baltimore (evolución en su nivelgenético); el biólogo griego Fotis Kafatos (la evolución yel mundo de los insectos).

A mi juicio, el discurso dirigido a los participantescondensa la luz que el magisterio de la Iglesia ha venidodando sobre el tema. Subrayo las expresiones máselocuentes: “Muchos de nuestros contemporáneos deseanreflexionar sobre el origen fundamental de los seres, sobresu causa, sobre su fin y sobre el sentido de la historiahumana y del universo.

“En este contexto se plantean naturalmente cuestionesconcernientes a la relación entre la lectura del mundo quehacen las ciencias y la que ofrece la Revelación cristiana.Mis predecesores el Papa Pío XII y el Papa Juan Pablo IIreafirmaron que no hay oposición entre la visión de lacreación por parte de la fe y la prueba de las cienciasempíricas 36 . 35 Ibidem, pp. 164-165.36 BENEDICTO XVI, Discurso, 31 de octubre de 2008. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2008/october/documents/hf_ben-xvi_spe_20081031_academy-sciences_sp.htmlHizo, a continuación, un excursus histórico: “En sus inicios, lafilosofía propuso imágenes para explicar el origen del cosmos,basándose en uno o varios elementos del mundo material. Esta génesisno se consideraba una creación, sino más bien una mutación o unatransformación. Implicaba una interpretación en cierto modo horizontaldel origen del mundo. “Un avance decisivo en la comprensión del origen del cosmos fue laconsideración del ser en cuanto ser y el interés de la metafísica por

Hay un requisito para la evolución. “Paradesarrollarse y evolucionar, el mundo primero debe existir y, por tanto, haber pasado de la nada al ser. Dicho de otraforma, debe haber sido creado por el primer Ser, que es talpor esencia.

Benedicto sale al paso también de la idea deísta, muypresente en algunos científicos a lo largo de la historia.Para estos científicos, Dios es creador, pero luego sedesentiende del desarrollo de esa creación37.

“(El verbo) "Evolucionar" significa literalmente"desenrollar un rollo de pergamino", o sea, leer un libro.La imagen de la naturaleza como un libro tiene sus raícesen el cristianismo y ha sido apreciada por muchoscientíficos. Galileo veía la naturaleza como un libro cuyoautor es Dios, del mismo modo que lo es de la Escritura. Esun libro cuya historia, cuya evolución, cuya "escritura" ycuyo significado "leemos" de acuerdo con los diferentesenfoques de las ciencias, mientras que durante todo eltiempo presupone la presencia fundamental del autor que enél ha querido revelarse a sí mismo.

“Esta imagen también nos ayuda a comprender que elmundo, lejos de tener su origen en el caos, se parece a unlibro ordenado: es un cosmos. A pesar de algunos elementosirracionales, caóticos y destructores en los largosprocesos de cambio en el cosmos, la materia como tal sepuede "leer". Tiene una "matemática" ínsita. Por tanto, lamente humana no sólo puede dedicarse a una "cosmografía"que estudia los fenómenos mensurables, sino también a una

la cuestión fundamental del origen primero o trascendente del serparticipado”. Ibidem. 37 “Afirmar que el fundamento del cosmos y de su desarrollo es lasabiduría providente del Creador no quiere decir que la creación sólotiene que ver con el inicio de la historia del mundo y la vida. Másbien, implica que el Creador funda este desarrollo y lo sostiene, lofija y lo mantiene continuamente. Santo Tomás de Aquino enseñó que lanoción de creación debe trascender el origen horizontal del desarrollode los acontecimientos, es decir, de la historia, y en consecuenciatodos nuestros modos puramente naturalistas de pensar y hablar sobrela evolución del mundo. Santo Tomás afirmaba que la creación no es niun movimiento ni una mutación. Más bien, es la relación fundacional ycontinua que une a la criatura con el Creador, porque él es la causade todos los seres y de todo lo que llega a ser (cf. Summa theologiae,i, q.45, a.3).

"cosmología" que discierne la lógica interna y visible delcosmos.

Esa cosmología es fruto, tanto de las cienciasnaturales, como de la filosofía38. El trabajo racionalpermite fundamentar una distinción crucial: la del simpleser vivo en relación al espiritual. “La distinción entre unsimple ser vivo y un ser espiritual, que es capax Dei,indica la existencia del alma intelectiva de un sujetolibre y trascendente. Por eso, el magisterio de la Iglesiaha afirmado constantemente que ‘cada alma espiritual esdirectamente creada por Dios’ —no es ‘producida’ por lospadres—, y es inmortal’ (Catecismo de la Iglesia católica, n. 366).Esto pone de manifiesto la peculiaridad de la antropologíae invita al pensamiento moderno a explorarla”39.

Una vez más asistimos a la caracterización dignificadadel ser humano, como ser con natura intellegens, por encima delos seres con natura tantum legens (el animal que solo leelimitadamente el cosmos), y desde luego por encima delresto del cosmos cuya naturaleza es tantum legenda(naturaleza solo para ser leída).

Las teorías de la evolución nos están enseñando untema de lectura cuyos pormenores científicos pugnan porhacerse ciertos (el intus de la inteligencia científica), ycuyo significado interno último (el intus que alcanza elintelecto humano en su nivel sapiencial) pone a Dios comoel Autor no solo del hombre y del cosmos, sino del procesoevolutivo que hace al hombre, a través de su corporeidad,consonante con ese cosmos.

38 “Al principio tal vez no somos capaces de ver la armonía tanto deltodo como de las relaciones entre las partes individuales, o surelación con el todo. Sin embargo, hay siempre una amplia gama deacontecimientos inteligibles, y el proceso es racional en la medidaque revela un orden de correspondencias evidentes y finalidadesinnegables: en el mundo inorgánico, entre microestructuras ymacroestructuras; en el mundo orgánico y animal, entre estructura yfunción; y en el mundo espiritual, entre el conocimiento de la verdady la aspiración a la libertad. La investigación experimental yfilosófica descubre gradualmente estos órdenes; percibe que actúanpara mantenerse en el ser, defendiéndose de los desequilibrios ysuperando los obstáculos. Y, gracias a las ciencias naturales, hemosampliado mucho nuestra comprensión del lugar único que ocupa lahumanidad en el cosmos”. Ibidem.39 Ibidem.

Me parece que en este rápido recorrido se puede

advertir que el magisterio de la Iglesia quiere actuar comoaquel padre de familia del que habla Jesús en el evangelio,un padre de familia docto en el reino de los cielos y que“saca de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas” (Mt13,52). Cosas nuevas ante la novedad de la evolución: a)admirarse aún más ante los modos empleados por Dios paraocuparse de la creación y del hombre; b) afinar los modosde interpretar la Biblia.

Y cosas antiguas, como el lugar irremplazable delCreador, y el lugar eminente –también irremplazable- delhombre y de su razón. Y esto último, para entender lagrandeza de una evolución que parece incluir, además delcuerpo humano, en una misma rama a pájaros y dinosaurios.Ya decía Jesús, entre las cosas antiguas o de siempre, quenosotros valemos más que esos admirables pajarillos (cfr.Mt 10,31)40.

Dr. José Antonio Coronel SalinasBIBLIOGRAFIA

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40 μη ουν φοβεισθε, πολλων στρουθιων διαφερετε ὑμειςNo tengáis miedo, vosotros (sois diferentes, diferís, aventajáis, valéis más…) que muchos gorriones.

BENEDICTO XVI, Encíclica. Deus caritas est, 25 de diciembre de 2005, n.10. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20051225_deus-caritas-est_sp.htmlBENEDICTO XVI, homilía, 24 de abril de 2005. http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2005/documents/hf_ben-xvi_hom_20050424_inizio-pontificato_sp.html.Catecismo de la Iglesia católica, catequesis sobre la creación. 1993, http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s2c1p4_sp.html#I La catequesis sobre la CreaciónJUAN PABLO II, catequesis en la audiencia del 19 de septiembre de 1979. http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1979/documents/hf_jp-ii_aud_19790919_sp.html PÍO XII, Carta encíclica Humani generis, 12 de agosto de 1950. http://www.vatican.va/holy_father/pius_xii/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_12081950_humani-generis_sp.html.RAZTZINGER, JOSEPH, Creación y pecado, Pamplona, 2005, Eunsa, 104 págs.