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LA REFORMA PROTESTANTE Por: Jacqueline Ballista “Juan Hus dijo en la cárcel, cuando fue sentenciado por el Papa a ser quemado vivo: "Pueden matar el ganso (en su lengua “hus” quiere decir ganso), pero dentro de cien años aparecerá un cisne que no podrán quemar" Mientras caía la nieve y el viento helado aullaba como una fiera alrededor de la casa, nació ese "cisne", en Eisleben, Alemania. Al día siguiente el recién nacido fue bautizado en la Iglesia de San Pedro y San Pablo, y como era ése el día de San Martín, el pequeño recibió el nombre de Martín Lutero. Ciento dos años después de que Juan Hus expirara en la hoguera, el "cisne" fijó en la puerta de la iglesia de Wittenberg, sus noventa y cinco tesis contra la venta de indulgencias, hecho que dio origen a la Gran Reforma. Juan Hus se equivocó en sólo dos años en su predicción. Para dar el debido valor a la obra de Martín Lutero, es necesario recordar el obscurantismo y la confusión que reinaban en la, época en que él nació. Se calcula que por lo menos un millón de albigenses habían sido muertos en Francia en cumplimiento de una orden del Papa, de que esos "herejes" (que sustentaban la Palabra de Dios) fuesen cruelmente exterminados. Wycliffe, "la Estrella del Alba de la Reforma", había traducido la Biblia a la lengua inglesa. Juan Hus, discípulo de Wycliffe, había muerto en la hoguera en Bohemia suplicando al Señor que perdonase a sus perseguidores. Jerónimo de Praga, compañero de Hus y también un erudito, había sufrido el mismo suplicio cantando himnos en las llamas hasta que exhaló su último suspiro. Juan Wessel, un notable predicador de Erfurt, había sido encarcelado por enseñar que la salvación se obtiene por gracia. Aprisionado su frágil cuerpo entre hierros, donde murió cuatro años antes del nacimiento de Lutero. En Italia, quince años después del nacimiento de Lutero, Savonarola, un hombre dedicado a Dios y fiel

LA REFORMA PROTESTANTE

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LA REFORMA PROTESTANTEPor: Jacqueline Ballista

 “Juan Hus dijo en la cárcel, cuando fue sentenciado por el Papa a ser quemadovivo: "Pueden matar el ganso (en su lengua “hus” quiere decir ganso), perodentro de cien años aparecerá un cisne que no podrán quemar" Mientras caía la nieve y el viento helado aullaba como unafiera alrededor de la casa, nació ese "cisne", en Eisleben,Alemania. Al día siguiente el recién nacido fue bautizadoen la Iglesia de San Pedro y San Pablo, y como era ése eldía de San Martín, el pequeño recibió el nombre de MartínLutero. Ciento dos años después de que Juan Hus expirara en lahoguera, el "cisne" fijó en la puerta de la iglesia deWittenberg, sus noventa y cinco tesis contra la venta deindulgencias, hecho que dio origen a la Gran Reforma. JuanHus se equivocó en sólo dos años en su predicción. Para dar el debido valor a la obra de Martín Lutero, esnecesario recordar el obscurantismo y la confusión quereinaban en la, época en que él nació. Se calcula que por lo menos un millón de albigenses habíansido muertos en Francia en cumplimiento de una orden delPapa, de que esos "herejes" (que sustentaban la Palabra deDios) fuesen cruelmente exterminados. Wycliffe, "laEstrella del Alba de la Reforma", había traducido la Bibliaa la lengua inglesa. Juan Hus, discípulo de Wycliffe, habíamuerto en la hoguera en Bohemia suplicando al Señor queperdonase a sus perseguidores. Jerónimo de Praga, compañerode Hus y también un erudito, había sufrido el mismosuplicio cantando himnos en las llamas hasta que exhaló suúltimo suspiro. Juan Wessel, un notable predicador deErfurt, había sido encarcelado por enseñar que la salvaciónse obtiene por gracia. Aprisionado su frágil cuerpo entrehierros, donde murió cuatro años antes del nacimiento deLutero. En Italia, quince años después del nacimiento deLutero, Savonarola, un hombre dedicado a Dios y fiel

predicador de la Palabra, fue ahorcado y su cuerpo fuereducido a ceniza , por orden de la iglesia. Fue en tal época que nació Martín Lutero. Como muchos delos hombres más célebres, pertenecía a una familia pobre.El acostumbraba decir: "Soy hijo de campesinos; mi padre,mi abuelo y mi bisabuelo fueron verdaderos campesinos."Luego añadía: "Tenemos tanta razón para vanagloriarnos denuestra ascendencia, como tiene el diablo paraenorgullecerse de su linaje angelical." Los padres de Martín tuvieron que trabajar incansablementepara poder vestir, alimentar y educar a sus siete hijos. Elpadre trabajaba en las minas de cobre, y la madre, ademásde atender a sus quehaceres domésticos, transportaba leñasobre sus espaldas desde el bosque. Sus padres no solamente se interesaban por el desarrollofísico e intelectual de sus hijos, sino también por sudesenvolvimiento espiritual. Cuando Martín tuvo uso derazón, su padre le enseñó a arrodillarse al lado de sucama, por las noches antes de acostarse, y rogaba a Diosque hiciese que el niño recordara el nombre de su Creador.(Eclesiastés 12:1.) Su madre era sincera y devota; así pues, enseñó a sus hijosque considerasen a todos los monjes como hombres santos, ya todas las transgresiones de los reglamentos de laiglesia, como transgresiones de las leyes de Dios. Martínaprendió los Diez Mandamientos y el 'Padre Nuestro" arespetar la Santa Sede en la distante y sagrada Roma, y amirar reverentemente cualquier hueso o fragmento de ropaque hubiese pertenecido a algún santo. Sin embargo, sureligión se basaba más en que Dios era un Juez vengativo,que un Amigo de los niños. (Mateo 19: 13-15.) Siendo yaadulto, Lutero escribió: "Me estremecía y me ponía pálidoal oír mencionar el nombre de Cristo, porque me habíanenseñado a considerarlo como un juez encolerizado. Noshabían enseñado que nosotros mismos debíamos hacerpropiciación por nuestros pecados; que no podemos compensarsuficientemente nuestras culpas, sino que es necesariorecurrir a los santos del cielo, y clamar a María para que

interceda a nuestro favor desviando de nosotros la ira deCristo." El padre de Martín, sintiéndose muy satisfecho con lostrabajos escolares de su hijo en la villa donde vivían,decidió rnandarlo, cuando cumplió los trece anos de edad, ala escuela franciscana de la ciudad de Magdeburgo. El joven se presentaba frecuentemente al confesionario,donde el sacerdote le imponía penitencias y lo obligaba apracticar buenas obras a fin de obtener la absolución.Martín se esforzaba incesantemente por conseguir el favorde Dios, mediante la piedad, y ese mismo deseo lo llevó mástarde a la vida del convento. Para su subsistencia en Magdeburgo, Martín tenía que pedirlimosna por las calles, cantando canciones de puerta enpuerta. En vista de ello sus padres, pensando que enEisenach lo pasaría mejor, lo enviaron a estudiar en esaciudad, donde, además, vivían parientes de su madre. Noobstante, esos parientes no le prestaron ninguna ayuda, yel joven tuvo que seguir pidiendo limosna para poder comer. Cuando ya estaba a punto de abandonar sus estudios, paraponerse a trabajar con las manos, cierta señora acomodada,Doña Ursula Cota, atraída por sus oraciones en la iglesia yconmovida por la humildad con que recibía cualquier sobrade comida, en su puerta, lo acogió en el seno de sufamilia. Por vez primera Lutero conoció lo que era laahundancia. Años más tarde él se refirió a la ciudad deEisenach como “la ciudad bien amada". Cuando Lutero se hizofamoso, uno de los hijos de la familia Cota fue a cursarsus estudios en Wittenberg, donde Lutero lo recibió en sucasa. Cuando vivió en la casa de Doña Ursula, su afectuosa madreadoptiva. Martín hizo progresos muy rápidos, recibiendo unasólida educación. Su maestro, Juan Trebunius, era un hombreculto y de método esmerado. No maltrataba a sus alumnoscomo lo hacían los demás maestros. Se cuenta que alencontrarse con los muchachos de su escuela, los saludabaquitándose el sombrero, porque. . . "nadie sabía" si entre

ellos había futuros doctores, regentes, cancilleres oreyes. . ." Para Martín, el ambiente de la escuela y delhogar le fue favorable para formar un carácter fuerte einquebrantable, tan necesario para enfrentar a los mástemibles enemigos de Dios. Martín Lutero era más sobrio y devoto que los demásmuchachos de su edad. Refiriéndose a ese hecho, Doña Ursuladijo, a la hora de su muerte, que Dios había bendecido suhogar grandemente desde el día en que Lutero entró a sucasa. Mientras tanto, los padres de Martín habían prosperado algoeconómicamente. El padre había alquilado un horno para lafundición de cobre, y después compró otros dos. Había sidoelecto concejal de su ciudad, y comenzó a hacer planes paraeducar a sus hijos. Sin embargo, Martín nunca se avergonzóde los días de sus pruebas y de su miseria; al contrario,los consideraba como la mano de Dios, que lo había guiadodirigiéndolo y preparándolo para su gran obra. Nadie puede,en la edad madura, encarar seriamente y con ahínco lasvicisitudes de la vida, si no aprende por experienciasmientras es joven. A los dieciocho años, Martín deseaba estudiar en unauniversidad. Su padre, reconociendo la capacidad de suhijo, lo envió a Erfurt, que era entonces el centrointelectual del país, donde cursaban sus estudios más demil estudiantes. El joven estudió con tanto ahínco, que alfin del tercer semestre obtuvo el grado de bachiller enfilosofía. A la edad de veintiún años alcanzó el segundogrado académico, el de doctor en filosofía; losestudiantes, profesores y autoridades le rindieronsignificativo homenaje. Dentro de los muros de Erfúrt había cien predios quepertenecían a la iglesia, incluyendo ocho conventos. Habíatambién una importante biblioteca, que pertenecía a launiversidad, donde Lutero pasaba todo su tiempo disponible.Siempre rogaba fervorosamente a Dios que le prodigase subendición en sus estudios. El acostumbraba decir: "Orarbien es la mejor parte de los estudios." Sobre él escribió

cierto colega: "Cada mañana él precede sus estudios con unavisita a la iglesia y con una oración a Dios." Su padre, deseando que Martín llegara a ser abogado y sevolviese célebre, le compró el "Corpus Juris” que es granobra de jurisprudencia muy costosa. Sin embargo, el alma de Lutero deseaba ardientemente aDios, por encima de todas las cosas. Varios acontecimientosinfluyeron en Lutero induciéndolo a entrar a la vidamonástica, decisión esa que llenó de profunda tristeza a supadre y horrorizó a sus compañeros de la universidad. Primero, en la biblioteca se encontró con el maravillosolibro de los libros, la Biblia completa, en latín. Hastaentonces Lutero había creído que las pequeñas porcionesescogidas por la Iglesia para que se leyeran los domingoseran toda la Palabra de Dios. Después de leer la Biblia.durante un largo rato, exclamó: “¡Oh! ¡Si la Providencia me diese un libro como éste, sólopara mí!" Al seguir leyendo las Escrituras, su corazóncomenzó a percibir la luz que irradia de la Palabra deDios, y su alma a sentir aún más sed de Dios. Al tiempo de graduarse de bachiller, las largas horas deestudio le ocasionaron una enfermedad que lo llevó al bordede la muerte. De esa manera, su hambre por la Palabra deDios quedó aún más enraizada en el corazón de Lutero. Algúntiempo después de esa enfermedad, estando de viaje paravisitar a su familia, le dieron un golpe de espada, y dosveces estuvo al borde de la muerte antes de que un cirujanollegase a curarle la herida. Para Lutero, la salvación desu alma sobrepasaba cualquier otro anhelo. Cierto día, uno de sus íntimos amigos de la universidad fueasesinado. "Ah" exclamó Lutero, horrorizado, "¿qué habríasido de mí si hubiese sido llamado de ésta a la otra vidatan inopinadamente?" Pero de todos esos acontecimientos, el que más leestremeció el espíritu, fue el que experimentó durante una

terrible tempestad eléctrica cuando regresaba de visitar asus padres: No tenía donde guarecerse. El cielo estabaencendido, los rayos rasgaban las nubes a cada instante. Derepente, un rayo cayó a su lado. Lutero, lleno de espanto ysintiéndose ya cerca del infierno, se postró gritando:"¡Santa Ana, sálvame y me haré monje!” Más tarde Lutero llamó a ese incidente: "Mi camino realhacia Damasco", y no tardó en cumplir la promesa que lehiciera a Santa Ana. Invitó entonces a sus compañeros paraque cenaran con él. Después de la comida, mientras susamigos se divertían conversando y oyendo música, lesanunció repentinamente que de ahí en adelante podríanconsiderarlo muerto, puesto que él iba a entrar alconvento. En vano sus compañeros trataron de disuadirlo desu proyecto. En la oscuridad de esa misma noche, el joven,antes de cumplir sus veintidós años de edad, se dirigió alconvento de los agustinos, tocó, la puerta se abrió, yLutero entró. ¡El profesor admirado y festejado, la gloriade la universidad, que había pasado días y noches inclinadosobre los libros, se convertía ahora en un hermanoagustino! El monasterio de los agustinos era el mejor de losclaustros de Erfurt. Sus monjes eran los predicadores de laciudad, muy estimados por sus obras de caridad entre laclase pobre y oprimida. Nunca hubo en aquel convento unmonje más sumiso, más devoto y más piadoso que MartínLutero. Se sometía a los trabajos más humildes, como el serportero, sepulturero, barrendero de la iglesia y de lasceldas de los monjes. No rehusaba salir a mendigar el pancotidiano para el convento, en las calles de Erfurt. Durante el año de noviciado, antes de hacerse monje, losamigos de Lutero hicieron todo lo posible para disuadirlode que llevase a cabo su decisión. Los compañeros que elconvidó a cenar para anunciarles su intención de hacersemonje, se quedaron dos días junto al portón del conventoesperando que él regresase al mundo. El padre de Luterocasi enloqueció al comprobar que sus ruegos eran inútiles yque todos los planes que él había forjado para el porvenirde su hijo habían fracasado.

 Lutero se disculpaba diciendo: Hice una promesa a SantaAna, para salvar mi alma. Entré al convento y acepté eseestado espiritual solamente para servir a Dios y agradarledurante la eternidad. Sin embargo, demasiadas ilusiones se había hecho Lutero.Después de procurar crucificar la carne con ayunosprolongados, imponiéndose las más severas privaciones, yrealizando un sinnúmero de vigilias, halló que, encerradoen su celda todavía tenía que luchar contra los malospensamientos. Su alma clamaba: "Dadme santidad o muero portoda la eternidad; llevadme al río de aguas puras y no aestos manantiales de aguas contaminadas; conducidme a lasaguas de vida que salen del trono de Dios." Cierto día Lutero encontró en la biblioteca del conventouna vieja Biblia en latín, agarrada a la mesa por unacadena; para él, ésta fue un tesoro infinitamente mejor quetodos los tesoros literarios del convento. Estuvo tanembebido leyéndola, que durante semanas enteras dejó derepetir las oraciones diurnas de la orden. Luego,despertado por la voz de su conciencia, Lutero searrepintió de su negligencia; era tal su remordimiento queno podía dormir. Se apresuró entonces a enmendar su error,y puso en ello tanto empeño que hasta se olvidaba de tomarsus alimentos. En esas circunstancias, enflaquecido al máximo por tantosayunos y vigilias, se sintió oprimido por los temores hastallegar a perder los sentidos y caer al suelo. Así lohallaron los otros monjes ¡y quedaron admirados nuevamentepor su piedad excepcional! Lutero sólo recobró el conocimiento cuando un grupo defrailes del coro lo rodeó cantando. La suave armonía lellegó hasta el alma y le despertó el espíritu. Sin embargo,aun así le faltaba la paz perpetua para su alma, aún nohabía oído cantar al coro celestial: "Gloria a Dios en lasalturas y paz en la tierra a los hombres de buenavoluntad." 

En ese tiempo, el vicario general de la orden de losagustinos, Staupitz, visitó el convento. Era un hombre degran discernimiento y devoción profunda; comprendióinmediatamente el problema del joven monje, y le ofrecióuna Biblia en la cual éste leyó: "El justo vivirá por fe."Por cuánto tiempo Lutero había anhelado: "¡Oh, si Dios mediese un libro de estos sólo para mí” ¡Ahora él ya loposeía! En la lectura de la Biblia encontró un gran consuelo, perola obra no podía completarse en un día. Quedó entonces másresuelto que nunca a alcanzar la paz para su alma en lavida monástica, ayunando y pasando noches enteras sindormir. Estando gravemente enfermo exclamó: "¡Mis pecados!¡Mis pecados!" A pesar de que su vida estaba libre demanchas, como él afirmaba y otros atestiguaban, se sentíaculpable ante Dios, hasta que un anciano monje le recordóuna palabra del Credo: "Creo en el perdón de los pecados."Vio entonces que Dios no solamente había perdonado lospecados de Daniel y de Simón Pedro, sino también los suyos. Poco tiempo después de esos acontecimientos, Lutero seordenó de sacerdote. La primera misa que celebró fue ungran suceso. Su padre, que no lo había perdonado desde eldía en que él había abandonado SUS estudios dejurisprudencia hasta ese momento, asistió a la primeramisa, después de viajar a caballo desde Mansfieldacompañado por veinticinco amigos, y trayendo un buendonativo para el convento. Después que cumplió los veinticinco años de edad, Luterofue designado para la cátedra de filosofía de Wittenberg, adonde se mudó para vivir en el convento de su orden. Sinembargo, su alma tenía ansias de la Palabra de Dios y delconocimiento de Cristo. En medio de las ocupaciones que leimponía su cátedra de filosofía, se dedicó al estudio delas Escrituras, y en ese primer año obtuvo el título de"bachiller en Biblia". Su alma ardía con el fuego de loscielos; de todas partes afluían multitudes para escucharsus discursos, los cuales emanaban abundante y vivamente desu corazón, sobre las maravillosas verdades reveladas enlas Escrituras. Uno de los más famosos profesores de

Leipzig, conocido como "La luz del mundo” dijo: "Estefraile avergonzará a todos los doctores; pregonará unadoctrina nueva y reformará toda la iglesia, porque él sebasa en la Palabra de Cristo. La Palabra que nadie en elmundo puede resistir, y nadie puede refutar, aun cuando sela ataque con todas las armas de la filosofía." Uno de los puntos culminantes de la biografía de Lutero essu visita a Roma. Había surgido una disputa reñida entresiete conventos de los agustinos y decidieron llevar lospuntos de la desavenencia para que el Papa los resolviera.Como Lutero era el hombre más hábil y más elocuente, yademás, era altamente apreciado y respetado por todos losque lo conocían, fue escogido para representar a suconvento en Roma. Lutero hizo el viaje a pie en compañía de otro monje. Enaquel tiempo Lutero todavía estaba fiel y enteramentededicado a la Iglesia Católica. Cuando, al fin llegaron aun punto del camino desde donde se avistaba la famosaciudad, Lutero cayó de rodillas y exclamó" ¡Ciudad Santa,yo te saludo!" Los dos monjes pasaron un mes en Roma visitando losdiversos santuarios y los lugares de peregrinación. Luterocelebró misa diez veces. ¡Lamentó entonces que sus padresno se hubiesen muerto todavía, porque los hubiera podidorescatar del purgatorio! Un día, subiendo la SantaEscalinata de rodillas, a fin de ganarse la indulgencia queel jefe de la iglesia prometía por ese sacrificio,resonaron en sus oídos con voz de trueno las palabras deDios: "El justo vivirá por la fe.” Lutero se levantó ysalió avergonzado. Después que vio la corrupción tan generalizada que había enRoma, su alma se apegó a la Biblia, más que nunca. Alllegar de regreso a su convento, el vicario generalinsistió en que diese los pasos necesarios para obtener eltítulo de doctor, el cual le daría el derecho de predicar.Sin embargo, reconociendo Lutero la enorme responsabilidadque eso le acarrearía ante Dios y no queriendo ceder, dijo:"No es de poca importancia que el hombre hable en lugar de

Dios... Ah, señor doctor, al pedirme que lo haga, mequitáis la vida; no resistiré más de tres meses." Elvicario general le respondió- "¡No importa! Que así sea, ennombre de Dios, puesto que Dios también necesita en loscielos a hombres consagrados e inteligentes." Ya elevado a la dignidad de doctor en teología, el corazónde Lutero ardía aún más en deseos de profundizar susconocimientos de las Sagrada Escrituras; fue entoncesnombrado predicador de la ciudad de Wittenberg. Los librosque él estudió y sus márgenes llenos de anotaciones queescribió en letra menuda, sirven a los eruditos de hoy comoejemplo, por la forma cuidadosa y ordenada en que Luterorealizó sus estudios. Él, mismo escribió lo siguiente acerca de la grantransformación que experimentó su vida en ese tiempo:"Deseando ardientemente comprender las palabras de Pablo,comencé a estudiar su epístola a los Romanos. Sin embargo,noté que en el primer capitulo consta que la justicia deDios se revela en el evangelio (vv. 16, 17). Yo detestabalas palabras: la justicia de Dios, porque conforme meenseñaron, yo la consideraba como un atributo del DiosSanto que lo lleva a castigar a los pecadores. A pesar devivir irreprensiblemente como monje, mi concienciaperturbada me mostraba que era pecador ante Dios. Así, yodetestaba a un Dios justo, que castiga a los pecadores...Tenía la conciencia intranquila, en lo íntimo mi alma sesublevaba. Sin embargo, volvía siempre al mismo versículo,porque quería saber lo que Pablo enseñaba. Al fin, despuésde meditar sobre ese punto durante muchos días y noches,Dios en su gracia infinita me mostró la palabra: “El justovivirá por la fe.” Vi entonces que la justicia de Dios, eneste versículo, es la justicia que el hombre piadoso recibede Dios mediante la fe, como una dádiva.” De esa forma el alma de Lutero se libró de su esclavitud:,El mismo así lo escribió "Entonces me sentí recién nacido,y en el paraíso. Todas las Escrituras tenían ahora para míotro significado; las escudriñaba para ver todo cuantoenseñan sobre la “Justicia de Dios". Antes, esas palabraseran odiosas para mí; ahora las recibí con el más intenso

amor. Ese versículo fue para mi la puerta de entrada alparaíso." Después de esa experiencia maravillosa, Lutero predicabadiariamente; en ciertas ocasiones llegaba a predicar hastatres veces al día, conforme él mismo lo cuenta: "Lo que elpastor es para el rebaño, la casa para el hombre, el nidopara el pajarito, la peña para la cabra montés, el arroyopara el pez eso es la Biblia para las almas fieles." Porfin, la luz del evangelio rasgó las tinieblas en que vivía,y el alma de Lutero ardía por conducir a sus oyentes haciael Cordero de Dios, que quita todo el pecado. Lutero hizo que el pueblo considerase la verdaderareligión, no como una simple profesión, o un sistema dedoctrinas, sino como la vida misma en Dios. la oración nofue más un ejercicio sin sentido, sino una comunión conDios, quien nos cuida con un amor infinito. Mediante sussermones, Dios reveló su corazón a miles de oyentes, através del corazón de Lutero. Durante una convención de agustinos Lutero fue invitado apredicar, pero en vez de dar un mensaje doctrinal desabiduría humana, como era de esperarse, pronunció unardiente discurso contra la lengua maldiciente de losmonjes. Los agustinos, impresionados por ese mensaje, ¡loeligieron director a cargo de once conventos! Lutero no solamente predicaba la virtud, sino que tambiénla practicaba, amando verdaderamente a su prójimo. En esetiempo la peste procedente del oriente, visitó aWittenberg. Se calcula que la cuarta parte de la poblaciónde Europa, la mitad de la población de Alemania, fue segadapor la peste. Cuando profesores y estudiantes huyeron de laciudad, instaron a Lutero que huyese también; pero élrespondió: "¿A dónde he de huir? Mi lugar está aquí; eldeber no me permite ausentarme de mi puesto, hasta cuandoAquel que me envió a este lugar me llame. No es que yo nole tema a la muerte, sino que espero que el Señor me déánimo." Así era como Lutero ejercía su ministerio guiandoel alma y el cuerpo de sus semejantes durante un tiempo deaflicción y angustia universales.

 La fama del joven monje se esparció hasta muy lejos.Entretanto sin reconocerlo, mientras trabajabaincansablemente para la iglesia, se había alejado del rumboliberal que ella seguía en doctrina y práctica. En el mes de octubre de 1517, Lutero fijó a la puerta de laiglesia del Castillo de Wittenberg sus 95 tesis, cuyo tenorera que Cristo requiere el arrepentimiento y la tristezapor el pecado cometido, y no la penitencia. Lutero fijó sustesis o proposiciones para un debate público, en la puertade la iglesia, como era costumbre en ese tiempo. Pero esastesis, escritas en latín, fueron enseguida traducidas alalemán, al holandés y al español. Antes de transcurrido unmes, para sorpresa de Lutero, sus tesis ya habían llegado aItalia y estaban haciendo temblar los cimientos del viejoedificio de Roma. Fue como consecuencia de ese acto defijar las 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenbergque nació la Reforma, es decir, que fue eso lo que dioorigen al gran movimiento de almas que en todo el mundoansiaban volver a la fuente pura, a la Palabra de Dios. Sinembargo, Lutero no atacó a la iglesia católica; alcontrario, salió en defensa del Papa contra los vendedoresde indulgencias. En el mes de agosto de 1518, Lutero fue llamado a Roma pararesponder a la acusación de herejía que se le imputaba. Noobstante, el elector Federico no consintió que lo sacasenfuera del país, por lo que Lutero fue intimado apresentarse en Augsburgo. "Te quemarán vivo” insistían susamigos. Lutero entonces les respondió resueltamente: "SiDios sustenta la causa, la causa subsistirá." La orden que emitió el nuncio del Papa en Augsburgo, fue:"Retráctese o no saldrá de aquí." Sin embargo, Luteroconsiguió huir de la ciudad atravesando una pequeña cancelaen el muro de la ciudad, aprovechando la oscuridad de lanoche. Al llegar de nuevo a Wittenberg, un año después defijar sus tesis.. Lutero se había convertido en elpersonaje más popular de toda Alemania. No existíanperiódicos en ese tiempo, pero de la pluma de Lutero fluíanlas respuestas a todos sus críticos, que eran luego

publicadas en folletos. Lo que Lutero escribió en esaforma, hoy completa cien volúmenes. Erasmo, el célebre humanista y literato holandés, leescribió a Lutero: "Sus libros están despertando a todo elpaís... A los hombres más eminentes de Inglaterra lesgustan sus escritos. . ." Cuando la bula de excomunión, enviada por el Papa, llegó aWittenberg, Lutero respondió con un tratado dirigido alPapa, León X, exhortándolo en el nombre del Señor a que searrepintiese. La bula del Papa fue quemada fuera del murode la ciudad de Wittenberg ante una gran multitud. Sobre elparticular, Lutero escribió al vicario general: "En elmomento de quemar la bula, yo estaba temblando y orando,pero ahora estoy satisfecho de haber realizado esteenérgico acto.” Lutero no esperó a que el Papa loexcomulgase, sino que inmediatamente saltó de la Iglesia deRoma a la Iglesia del Dios Vivo. No obstante, el Emperador Carlos V, que iba a convocar suprimera Dieta en la ciudad de Worms, quería que Luterocompareciese para responder, personalmente, a los cargos desus acusadores. Los amigos de Lutero insitían en que nofuese, alegando: ¿No fue Juan Hus entregado a Roma para serquemado, a pesar de la garantía de vida dada por elEmperador? Pero en respuesta a todos los que se esforzabanen disuadirlo de comparecer ante sus terribles enemigos,Lutero, fiel al llamado de Dios, les dijo: "Aun cuando hayaen Worms tantos demonios cuantas sean las tejas en lostejados, confiando en Dios yo iré." Después de impartirinstrucciones acerca de su obra, previendo el caso de queno volviese, él partió. En su viaje a Worms, el pueblo afluyó en masa para conoceral gran hombre que había tenido el coraje de desafiar laautoridad del Papa. En Mora predicó al aire libre, porqueen las iglesias ya no cabían las enormes multitudes quequerían oír sus sermones. Al avistar las torres de lasiglesias de Worms, se irguió en la carroza en que viajaba ycantó su himno, el más famoso de la Reforma: "Ein' FesteBurg", esto es, "Castillo fuerte es nuestro Dios". Al

entrar por fin a la ciudad, lo acompañaba el pueblo en unamultitud mucho mayor que la que había ido a recibir aCarlos V. Al día siguiente lo llevaron ante el emperador, acuyo lado se encontraban el delegado del Papa, seiselectores del imperio, veinticinco duques, ocho margraves,treinta cardenales y obispos, siete embajadores, losdiputados de diez ciudades y un gran número de príncipes,condes y barones. Es fácil imaginar que el reformador fuese un hombre demucho coraje y de físico vigoroso como para enfrentartantas fieras que ansiaban despedazarle el cuerpo. Pero laverdad es que él había pasado una gran parte de su vidaalejado de los hombres y, sobre todo, se encontraba muydébil por el viaje, durante el cual había tenido necesidadde que lo atendiese un médico. Sin embargo, no perdió suentereza y se mostró valeroso, no en su propia fuerza, sinoen el poder de Dios. Sabiendo que tenía que comparecer ante una de las másimponentes asambleas de autoridades religiosas y civiles detodos los tiempos, Lutero pasó la noche anterior envigilia. Postrado con el rostro en tierra, luchó con Diosllorando y suplicando. Uno de sus amigos lo oyó orar así:"¡Oh Dios todopoderoso! ¡la carne es débil, el diablo esfuerte! ¡Ah, Dios, Dios mío! Te pido que estés junto a mícontra la razón y la sabiduría del mundo. Hazlo, puessolamente tú lo puedes hacer. No es mi causa sino la tuya.¿Qué tengo yo con los grandes de la tierra Es tu causa,Señor, tu justa y eterna causa. ¡Sálvame, oh Dios fiel!¡Solamente en ti confío, oh Dios! Dios mío... ven, estoydispuesto a dar, corno un cordero, mi propia vida. El mundono conseguirá atar mi conciencia, aun cuando esté lleno dedemonios; y si mi cuerpo tiene que ser destruido, mi almate pertenece, y estará contigo eternamente. . ." Se cuenta que, al día siguiente, cuando Lutero atravesó elumbral del recinto donde comparecería ante la Dieta, elveterano general Freudsburg puso la mano en el hombro delReformador y le dijo: "Pequeño monje, vas a enfrentarte auna batalla diferente, que ni yo ni ningún otro capitánjamás hemos experimentado, ni siquiera en nuestras más

sangrientas conquistas. Sin embargo, si la causa es justa,y estás convencido de que lo es, avanza en nombre de Dios,y no temas nada, que Dios no te abandonará." El grangeneral no sabía que Martín Lutero había vencido la batallaen oración y que entraba solamente para declarar que lahabía ganado a peores enemigos. Cuando el nuncio del Papa exigió a Lutero que se retractaseante la augusta asamblea, él respondió: "Si no merefutareis por el testimonio de las Escrituras o porargumentos - puesto que no creo ni en los papas ni en losconcilios, siendo evidente que muchas veces ya se engañarony se contradijeron entre sí - mi conciencia tiene queacatar la Palabra de Dios. No puedo retractarme, ni meretractaré de nada, puesto que no es justo, ni seguroactuar contra la conciencia. Dios me ayude, Amén." Al volver a su aposento, Luteró levantó las manos al cieloy exclamó con el rostro todo iluminado: "¡Consumado está!"¡Consumado está!" ¡Si yo tuviese mil cabezas, soportaríaque todas ellas fuesen cortadas antes que retractarme!" La ciudad de Worms, al recibir la noticia de la osadarespuesta dada por Lutero al nuncio del Papa, se alborozó.Las palabras del Reformador se publicaron y difundieronentre el pueblo, que luego concurrió para rendirle eldebido homenaje. A pesar de que los papistas no consiguieron con suinfluencia que el emperador violase el salvoconducto yquemase en una hoguera al llamado hereje, Lutero, sinembargo, tuvo que enfrentar otro grave problema. El edictode excomunión entró inmediatamente en vigor; Lutero, segúnla excomunión, era considerado un criminal y, al terminarel plazo de su salvoconducto, tendría que ser entregado alemperador; todos sus libros debían ser incautados yquemados; el hecho de ayudarlo de cualquier manera quefuese, sería considerado un crimen capital. Pero a Dios le es fácil cuidar de sus hijos. Estando Luterode regreso a Wittenberg, fue repentinamente rodeado en unbosque por un bando de caballeros enmascarados que, después

de despedir a las personas que lo acompañaban, locondujeron a altas horas de la noche, al castillo deWartburgo, cerca de Eisenach. Esta fue una estratagema delPríncipe de Sajonia para salvar a Lutero de sus enemigosque planeaban asesinarlo antes de que llegase a casa. En el castillo, Lutero pasó muchos meses disfrazado; tomóel nombre de Caballero Jorge, y el mundo lo daba pormuerto. Fieles siervos de Dios oraban día y noche. Laspalabras del pintor Alberto Durero expresan lossentimientos del pueblo: "¡Oh Dios! si Lutero fuese muerto¿quién nos expondría entonces el evangelio?" Sin embargo, en su retiro, libre de sus enemigos, tuvolibertad de escribir; y el mundo comprendió luego, por lagran cantidad de literatura, que esa obra salía de la plumade Lutero, y que, de hecho, él estaba vivo. El Reformadorconocía bien el hebreo y el griego;' y en tres mesestradujo todo el Nuevo Testamento al idioma alemán. En unosmeses más, la obra, ya impresa, se encontraba en las manosdel pueblo. De esa edición se vendieron cien mil ejemplaresen cuarenta años, además de las cincuenta y dos edicionesque se imprimieron en otras ciudades. Para aquel tiempo ésaera una circulación inmensa, pero Lutero no aceptó un solocentavo por concepto de derechos de autor. La mayor obra de toda su vida fue, sin duda, la de dar alpueblo alemán la Biblia en su propia lengua, después devolver a Wittenberg. Entonces ya había otras traducciones,pero escritas en un alemán latinizado que el pueblo nocomprendía. La lengua alemana de aquel tiempo era unconjunto de dialectos, pero al traducir la Biblia, Luteroempleó un lenguaje que fuese comprendido por todos, elmismo que más tarde sirvió a hombres como Goethe y Schillerpara que escribiesen sus obras. Su éxito al traducir lasSagradas Escrituras para el uso de los más humildes, estáconfirmado por el hecho de que, aún después de cuatrosiglos, se considera su traducción como. la principal. Otro factor importante que contribuyó al éxito de esatraducción, fue que Lutero era un erudito en hebreo ygriego, por lo que tradujo directamente de las lenguas

originales. No obstante, el valor de su obra no se basaúnicamente en sus indiscutibles dotes literarias. Lo que ledio valor fue que Lutero conocía la Biblia como nadie podíaconocerla, puesto que él había sentido la angustia eterna yhabía encontrado en las Escrituras el verdadero y únicoconsuelo. Lutero conocía íntimamente y amaba sinceramente al Autordel Libro. Como resultado, su corazón se inflamó con elfuego y el poder del Espíritu Santo. Ahí residía el secretode haber podido traducir todo al idioma alemán en tan pocotiempo. Como es bien sabido, la fortaleza de Lutero y de la Reformafue la Biblia. Desde Wartburgo él escribió para su pueblode Wittenberg: “Jamás en ninguna parte del mundo seescribió un libro más fácil de comprender que la Biblia.Comparado con otros libros, es como el sol en contraste contodas las demás luces. No os dejéis inducir por ellos aabandonarla bajo ningún pretexto. Si os alejáis de ella porun momento, todo estará perdido; podrán llevaros adondequiera que se les antoje. Si permanecéis fieles a lasEscrituras, seréis victoriosos." Después de colgar el hábito de, monje, Lutero resolviódejar por completo la vida monástica, casándose conCatalina de Bora, una monja que también había salido delclaustro porque había comprendido que semejante vida eracontra la voluntad de Dios. La figura de Lutero sentado ala lumbre de su hogar con su esposa y sus seis hijos aquienes amaba tiernamente, inspira a los hombres más que elgran héroe al presentarse ante el legado papal enAugsburgo. En los cultos domésticos la familia rodeaba un harmonio,con el cual alababan a Dios juntos. El Reformador leía elLibro que había traducido para el pueblo, y despuésalababan a Dios y oraban hasta sentir la presencia divinaentre ellos. Lutero y su esposa se amaban profundamente. Son de él estaspalabras: "Soy rico, Dios me ha dado mi monja y tres hijos,

las deudas no me atemorizan: Catalina paga todo." Catalinavon Bora era apreciada por todos. Algunos.. de hecho,llegaban a censurarla porque era demasiado económica; pero,¿qué habría sido de Martín Lutero y de toda su familia, siella hubiese actuado como él? Se decía que él, aprovechandoque su esposa estaba enferma, cedió su propio plato decomida a cierto estudiante que estaba hambriento. Noaceptaba ni un centavo de sus alumnos y se negaba a vendersus escritos, dejándoles todo el lucro a los tipógrafos. Durante sus meditaciones sobre las Escrituras, muchas vecesse olvidaba de comer. Al escribir su comentario sobre elSalmo 23, pasó tres días encerrado en su cuarto comiendosolamente pan y sal. Cuando su esposa hizo abrir la puertade la habitación con un cerrajero, lo encontraronescribiendo, sumergido en sus pensamientos y completamenteajeno a todo lo que sucedía a su alrededor. Es difícil tener una idea exacta de lo mucho que debemosactualmente a Martín Lutero. El gran paso que él dio, paraque el pueblo quedase libre para servir a Dios conforme asus leyes, es algo que escapa a nuestra comprensión. Era ungran músico y escribió algunos de los himnos másespirituales que se cantan actualmente. Preparó el primerhimnario recopilando diversos himnos, y estableció lacostumbre de que todos los asistentes a los cultos cantasenjuntos. Insistió en que no solamente los varones, sinotambién las hembras fuesen instruidas, convirtiéndose asíen el padre de las escuelas públicas. Antes de Lutero, elsermón en los cultos tenía muy poca importancia; pero élhizo del sermón la parte principal del culto. El mismo dioel ejemplo para acentuar esa costumbre; era un predicadorde gran elocuencia. El mismo se tenía en poco, pero susmensajes le brotaban de lo más íntimo de su corazón, a talpunto que el pueblo llegaba a sentir la presencia de Dioscuando él predicaba. En Zwiekau predicó a un auditorio de25 mil personas en la plaza pública. Se calcula queescribió 180 volúmenes en su lengua materna y casi unnúmero igual en latín. A pesar de sufrir de variasenfermedades, siempre se esforzaba, diciendo: "Si yomuriese en la cama, sería una vergüenza para el Papa." 

Generalmente se atribuye el gran éxito de Lutero a suextraordinaria inteligencia y a sus destacados dones. Elhecho es que él tenía la costumbre de orar durante horasenteras. Decía que si no pasaba dos horas orando por lamañana, se exponía a que Satanás ganase la victoria sobreél durante ese día, Cierto biógrafo escribió: "El tiempoque él pasa orando produce el tiempo para todo lo que hace.El tiempo que pasa escudriñando la Palabra vivificante lellena el corazón, que luego se desborda en sus sermones, ensu correspondencia y en sus enseñanzas. Su esposa dijo que las oraciones de Lutero "eran a vecescomo los pedidos insistentes de su hijito Hanschen, queconfiaba en la bondad de su padre; otras veces, era como lalucha de un gigante en la angustia del combate." Encontramos lo siguiente en la “Historia de la IglesiaCristiana”, de Souer, Vol. 3, Pág. 406: "Martín Luteroprofetizaba, evangelizaba, hablaba lenguas e interpretaba,revestido de todos los dones del Espíritu." A los sesenta y dos años predicó su último sermón, sobre eltexto: “Escondiste estas cosas de los sabios y de losentendidos, y las revelaste a los niños." Ese mismo díaescribió a su querida esposa, Catalina: "Echa tu cargasobre el Señor, y él te sustentará. Amén." Esta fue unafrase de su última carta. Vivió esperando siempre que elPapa lograra cumplir la repetida amenaza de quemarlo vivo.Sin embargo, no fue esa la voluntad de Dios. Cristo lollamó mientras sufría de un ataque al corazón, en Eisleben,su ciudad natal. Las últimas palabras de Lutero fueron: "Voy a entregar miespíritu." Luego alabó a Dios en voz alta: "¡Oh, mi PadreCelestial! Dios mío, Padre de, nuestro Señor Jesucristo, enquien creo, a quien prediqué y a quien confesé, amé yalabé.-.. Oh, mi querido Señor Jesucristo, a ti encomiendomi pobre alma. ¡Oh, mi Padre Celestial! en breve tiempotengo que abandonar este cuerpo, pero sé que permaneceréeternamente contigo y ¡que nadie podrá arrebatarme de tusmanos!" Luego, después de recitar a Juan 3.16 tres veces,repitió las palabras: 'Padre, en tus manos entrego mi

espíritu, pues tú me rescataste, Dios fiel”; acabando dedecir esto, cerró los ojos y durmió. Un inmenso cortejo de creyentes que lo amaban sinceramente,precedido de cincuenta jinetes, salió de Eisleben condestino a Wittenberg, pasó por la puerta de la ciudad dondeel Reformador había quemado años antes la bula deexcomunión, y entró por las puertas de la misma iglesiadonde, hacía veintinueve años. Lutero había fijado las 95tesis. Durante la ceremonia fúnebre, el pastor Bugenhagen yMelancton, inseparable compañero de Lutero, pronunciaronsendos discursos. Después abrieron la sepultura,previamente preparada al lado del púlpito, y allídepositaron el cuerpo de Lutero. Catorce años más tarde, el cuerpo de Melancton encontródescanso al otro lado del púlpito de la misma iglesia.Alrededor de esas dos sepulturas yacen los restos mortalesde más de noventa maestros de la Universidad. Las puertas de la iglesia del castillo fueron destruidaspor el fuego durante el bombardeo de Wittenberg en 1760,pero fueron sustituidas por puertas de bronce en 1812,sobre las cuales se encuentran grabadas las 95 tesis. Peroeste gran hombre , que perseveró en la oración, dejógrabadas, no en el metal que al fin se corroe, sino encentenares de millones de almas inmortales, la Palabra deDios que estará dando fruto para toda la eternidad.

Reflexiones de la Reforma Protestante

por Rvdo. Richard Henry RojasPredicaciones

Todo individuo, institución y cada nación tiene fechas importantes que recordar. Celebramos nuestros cumpleaños, nuestros bautismos. Como Iglesia estuvimos celebrando recientemente el aniversario número 100 desde la fundación de aquella semilla congregacional en la parada 21 de Santurce. Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces-pero aún lo

recordamos con mucho afecto-sobre todo por los frutos que esta semilla continúa dando.

Socialmente celebramos los natalicios de nuestros próceres y de vez en cuando algún evento significativo como lo fue el descubrimiento de nuestra islita. Y hoy las Iglesias protestantes alrededor del mundo nuevamente separamos un momentodel día para celebrar y repensar el momento cuando Martín Luteroclavó sus 95 tesis en la puerta de la capilla de Gutenberg, Alemania en desafío y protesta del abuso que se le había dado a la palabra de Dios.

A veces me pregunto si esta celebración anual se ha convertido en parte de la rutina de nuestro calendario religioso. Siempre que hacemos algo consecuentemente durante un período prolongado de tiempo caemos en la aburrida rutina de lo mismo. Habría que preguntarse también si los reformadores estarían de acuerdo en que su gloriosa reforma se haya quedado pintada en nuestros calendarios como una fecha más que desempolvamos una y otra vez.

¿Que opinión tendrían Martín Lutero o Juan Calvino si se sentaran por un momento a escuchar lo que nosotros hemos hecho con sus acciones?. Y yendo más lejos, mucho más alto, y muy por encima de estos y todos los demás reformadores, ¿Que diría Jesús-el más aventurado de los reformadores religiosos-el más protestante de los que jamás han protestado si tratamos de explicarle en palabras, nuestra versión de una reforma?.

El binomio ‘reforma protestante’ contiene en si toda la fuerza para demarcar el fin de un episodio en la vida de la Iglesia Cristiana allá por el 1517, y el inicio de un nuevo capítulo lleno de desafíos, riesgos y peligros. Individualmente la palabra reforma nos lleva al torno del alfarero, aquel paisano diestro, el artesano del barro, quien con sus manos da forma y reforma-es decir le da constantemente un nuevo giro a la pieza que tiene en sus manos.

Históricamente podemos decir que nuestros hermanos Lutero y Calvino inspirados por el Espíritu Santo fueron movidos a poner sus manos y sus capacidades al servicio de Jesucristo. Esta entrega aprendida del ejemplo de nuestro Señor fue suficiente combustible para empezar a girar el torno y la forma que algunosle habían dado a la Iglesia. Y con esto no estoy diciendo que Calvino o Lutero fueran los depósitos de una nueva revelación o de una verdad absoluta sobre los aspectos de la fe. Estos eran hombres que erraban y de hecho lo hicieron. No podemos sustituirla veneración que criticábamos hacia la virgen María por la veneración de nuestros padres teológicos. Ellos mismos jamás lo hubieran aceptado-de la misma manera que María no hubiera aceptado adoración alguna.

Sin embargo el tiempo les concedió el honor de la razón. Y esta razón reformada no era nada nuevo. Su reforma consistió en recordarnos que en la palabra bendita están todos los elementos necesarios para tener un encuentro con Dios. Los caminos torcidos de la salvación comprada a precio de monedas de plata, de las absoluciones papales, de las obras de caridad no son sinohojarasca si el ser humano anticipadamente no ha sido rescatado de su miseria, de la muerte espiritual a través del sacrificio único, suficiente y gratuito de la cruz del calvario.

En Palabras del Apóstol en el libro de Romanos (Ro.3:23-24): “Por que no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, somos justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús...”.

La palabra “protestante” por así decirlo, nos invita a imaginarnos a un Juan el bautista, a un apóstol Pablo o al mismoJesucristo defendiendo la causa del Reino, con los guantes puestos, exponiendo a viva voz-sin miedo a la censura- su incomodidad con el sistema prevaleciente. Este fuego “taquicárdico” no los dejaba quedarse callados y protestaban. Enlas protestas hay mucha animosidad, hay bullicio, pero por encima de todo eso esta el deseo de decir y actuar conforme a todas las verdades que han sido ocultas o distorsionadas. Pero, no confunda la palabra protesta con la queja, pues hay una

diferencia muy grande. La queja exterioriza una incomodidad, la reforma parte de la incomodidad para transformala, vencerla y alinearla a la palabra de Dios.

En momentos de protesta un Juan el bautista se atrevió a llamar a sus adversarios “generación de víboras” y al rey Herodes llamoadúltero por haber tomado a Herodías la mujer de su hermano Felipe-aunque esto le costó la cabeza.

Por el mismo Espíritu, Jesús llamó hipócritas a los doctos de laley, ciegos guías de ciegos, también nos mandó a amar a nuestrosenemigos y a perdonar setenta veces siete. En la persona de Cristo está el néctar concentrado de una revolución en todos losángulos de la vida social, política y religiosa de la humanidad.El es el centro de la Iglesia Reformada y Cristiana.

Una sola gota de su palabra desenmascaró las intenciones de sus adversarios y declaró la libertad a la opresión de una mujer de reputación dudosa al decir: “el que este libre de pecado, que tire la primera piedra”.

Ese mismo Cristo es el que vemos en la Cruz, pero que no se dejavencer y en lugar de quejarse aprovecha la oportunidad para hacer pública su incomodidad ante aquellos que se habían burlado, que apostaron sus vestimentas o traspasaron sus manos con los clavos. Pero ni piensen que de sus labios salieron maldiciones, malos deseos o una petición para que un rayo los incinerara fulminantemente. De ninguna manera, así no se solucionan los problemas, ni se logran revoluciones o se convierte el corazón humano.

Todos los que estuvieron allí y los que no estuvimos hemos escuchado un sonido profundo y sostenido a través de las eras y los tiempos-son las palabras del maestro- un rugido potente y victorioso acompañado por un “padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. Pero El sí sabía lo que estaba haciendo. Jesús estaba iniciando su propia “reforma protestante”, sus palabras son semillas que han dado fruto de generación en generación y germinaron en los antiguos judíos y gentiles, en los padres de la Iglesia, en monjes y sacerdotes, monjas y pastoras, en MartínLutero y en Juan Calvino y posteriormente por la misma gracia en

ti y en mi - los verdaderos protagonistas de la nueva reforma protestante.

Luis Sepúlveda- en su libro Patagonia Express alude a que en unaocasión de regreso a la Patagonia su ciudad natal, viajaba a bordo de un barco “El Colono”.

Dos de los tripulantes discuten con un viejo pálido que insiste en llevar consigo un ataúd. Ellos aluden a que eso trae mala suerte. Lo amenazan con tirarlo por la borda.

El viejo grita que tiene cáncer, que está en su derecho de aspirar un entierro decente.

Finalmente llega el capitán y logran a un acuerdo: lo llevan concajón y todo, pero el se compromete a no morir durante el viaje.

¿Cuantos de nosotros caminamos en la vida cristiana con tal actitud de derrota que estamos anticipando la muerte de todo? LaIglesia no puede caminar son esa mentalidad. Eso no es reforma.

Esta nueva era contiene sus propios retos y sus desafíos. Ya no hay católicos o arrianos contra los cuales protestar. ¿Eso significa que ya perdimos nuestra razón de ser?. Me parece que no. Aun hay muchas cosas para reformar, me refiero a la crisis institucional, a la falta de interés y compromiso por las cosas de la Iglesia , a los nuevos valores morales, al aborto, al SIDA, a la Guerra, al fenómeno de las madres adolescentes, a lasdrogas, al suicidio, al vacío espiritual y la plenitud de vicios. A la corrupción gubernamental, a la crisis económica, alterrorismo, a la guerra y la amenaza del Antrax.

Amado hermano y amada hermana, la pregunta es ¿como lo vamos a lograr?. Se que la pregunta es muy abarcadora, pero es urgente ynecesaria. Más que una fecha conmemorativa, la reforma protestante es el indicador de que aún no hemos terminado nuestro trabajo. Y como nuestros hermanos del siglo 16 debemos comenzar por lo primero. Y esto es hacer de Cristo el centro de

nuestras vidas, de la palabra de Dios nuestra inspiración para buscar respuestas a nuestras preguntas y disponer todo nuestro ser para colaborar con Dios, mediante su gracia para la transformación del mundo -mundo que empieza contigo- en tu corazón y que va poco a poco contagiando aquellos que necesitan escuchar que la puerta del arca aún está abierta y que Cristo enla Cruz se tragó la muerte y la fatalidad que estaba destinada acada uno de nosotros. Es tiempo a elevar nuestras banderas y a sostener nuestro testimonio, mediante una vida agradable a Dios y en obediencia sus mandamientos.

Que la paz de Dios llene tu vida y que este día de reforma sea el inicio de una nueva etapa de vida en el Señor. Amén.

REFORMAVocTEO

Esta palabra se usa a veces en sentido muy restrictivo parahablar sólo de la Reforma protestante, pero el concepto dereforma incluye además las otras muchas reformas que hanaparecido durante la historia de la Iglesia.

Puede decirse con toda justicia que la reforma pertenece a laesencia misma y a la naturaleza de la Iglesia, en cuanto que laIglesia comienza con la misión de Jesucristo, cuya primeraproclamación fue una invitación a la conversión y al cambio devida a la luz de la venida del Reino de Dios (Mc 1,14-15 ypar.). La predicación y las acciones propias de Cristo sereferían a menudo al perdón del pecado y a la transformación dela vida humana (Mc 2, 1 - 12; Lc 15). Él confió a los discípulosla misión de continuar su ministerio transformador y reformador(Lc 10,1-20). El sermón de la montaña (Mt 5-7) propone un cambioprofundo y penetrante que llega a alcanzar los pensamientos ylas motivaciones de todos los discípulos de Jesús. Este temaencuentra también su expresión en los escritos de Pablo: «No osconforméis con la mentalidad de este siglo, sino transformaosrenovando vuestra mente, para poder discernir la voluntad deDios, lo que es bueno, agradable a él y perfecto" (Rom 12.2; cf.Ef4,20-24; Col 3,10).

La historia de la Iglesia es una historia de muchos y diversosmovimientos de reforma. El libro de san Cipriano, De lapsis,escrito poco después de la persecución de Decio del 250-251,propone un arduo período de reforma y penitencia a los quehabían acatado el edicto de sacrificar a los dioses del Imperio.El largo desarrollo del sacramento de la penitencia, desde elperíodo primitivo de la confesión pública y entrada en el ordende los penitentes, hasta el posterior desarrollo de la confesiónprivada y la exigencia del concilio 1V de Letrán ( 1215) de quetodos los católicos confesaran sus pecados al menos una vez alaño, es solamente una ilustración del modo en que se encarnó lareforma dentro de la vida de la Iglesia. Se puede hablar tambiénjustamente de reformas teológicas. litúrgicas y monásticas quetuvieron 1ugar en los diversos siglos y que aportaron cambiospositivos a la vida de la comunidad. Muchos movimientos que conel tiempo fueron designados como herejías, como el donatismo oel novacionismo en la época patrística, o los cátaros y losseguidores de Joaquín de Fiore y los franciscanos espiritualesde la Edad Media, empezaron como movimientos de reforma quesucesivamente fueron insistiendo en ciertas doctrinas oprácticas en las que se veían comprometidas a veces otrasverdades y valores cristianos perfectamente legítimos. Lahistoria de los concilios de la Iglesia, locales y generales, esuna historia de reforma.

La Reforma protestante presenta una nueva dimensión de lareforma cuando, además de los temas del retorno a la pureza dela primitiva Iglesia y de la renovación moral, surgieron muchasposiciones doctrinales, relativas a Cristo y a la Iglesia, quese unieron para formar lo que el teólogo protestante P. Tillich(1886-1965) ha llamado «el principio protestante". El principioprotestante afirma el señorío único de Cristo: nada de lo quesea puramente humano puede recibir aquella fidelidad absolutaque pertenece solamente a Dios y solamente a Cristo. Absolutizarlo que es meramente relativo es una forma de idolatría.Aplicando estos principios a la Iglesia, el protestantismoafirma que ésta tiene siempre necesidad de reforma (Ecclesiasemper reformanda), siempre está abierta a la corrección porinvitación de la palabra profética de Dios.

La soberanía de Dios y de Cristo, por una parte, y la fragilidadde todo lo que es humano, incluida la Iglesia, por otra, son losfundamentos doctrinales de este principio protestante de lareforma continua.

Sin embargo, sería ingenuo considerar simplemente a todas lascomunidades protestantes como «reformadas» y a la Iglesiacatólica (o a la ortodoxa, en este mismo marco) como «noreformada». La reforma protestante no se debió siempre a unareforma genuina; uno de sus resultados fue de hecho laescandalosa multiplicación de las divisiones. Por otra parte, sepuede hablar de una «reforma católica"), de una renovaciónclerical, litúrgica, religiosa y espiritual, como consecuenciadel concilio de Trento (1545-1563) y de la aparición de un grannúmero dé santos, de comunidades religiosas y de misionerosdentro del catolicismo en los años siguientes a la Reformaprotestante.

Dentro del protestantismo se pueden señalar las renovacionesasociadas al pietismo y al metodismo como intentos de renovar elfervor de los cristianos dentro de las comunidades que surgieronen la época de la Reforma.

El concilio Vaticano II marca una nueva época en laautocomprensión católica a propósito del tema de la reforma. Elmismo concilio era fruto de la reforma litúrgica y de larenovación de los estudios patrísticos y bíblicos.

Además, el concilio adoptó una nueva posición frente al mundo:no había que condenar simplemente al mundo, sino verlo más biencomo un interlocutor de la Iglesia, del que la Iglesia teníatambién algo que aprender. Aggiornamento fue la palabra que seusó para describir este nuevo tipo de reforma. Esto significaque la Iglesia tenía que cambiar a la luz de los signos de lostiempos. El concilio Vaticano II dio comienzo a una serie dereformas, como las relativas a la liturgia, al episcopado, a laIglesia local, a los estudios de teología, a las diversasestructuras eclesiales y al derecho canónico, que tuvieron unaamplia influencia en la renovación de la vida eclesial. Elconcilio habla directamente de reforma de la Iglesia ennumerosos lugares, prefiriendo normalmente usar la palabra«renovación" más bien que la de «reforma». En primer lugar,encuadra la reforma en el contexto de la vocación universal a lasantidad en la Iglesia (LG 39-42). Refiriéndose al famoso pasajede san Agustín, los obispos escriben: «y puesto que todoscometemos fallos en muchas cosas (cf. Sant 3,2), tenemoscontinuamente necesidad de la misericordia de Dios y debemosrezar todos los días: "Perdona nuestras ofensas" (Mt 6,12") (LG8, 9, 15, 48).

El Decreto sobre el ecumenismo se ocupa de manera particular dela cuestión de la reforma. Reconoce ante todo que también loscatólicos son parcialmente responsables de las divisiones entrelos cristianos y prosigue subrayando la importancia de larenovación y de la conversión del corazón como aspectosnecesarios para restablecer la unidad (UR 4,6-7). El concilioafronta también directamente el principio protestante de lareforma: «Cristo llama a la Iglesia peregrinante a una perennereforma que necesita siempre por lo que tiene de instituciónhumana y terrena, para que a su tiempo se restaure recta ydebidamente todo aquello que, por diversas circunstancias, sehubiese guardado menos cuidadosamente, en las costumbres, en ladisciplina eclesiástica o en el modo de presentar la doctrina,que se debe distinguir cuidadosamente del depósito mismo de lafe" (UR 6).

De esta manera la Iglesia católica acepta en líneas generaleslos elementos fundamentales del principio protestante, es decir,que ninguna realidad puramente humana puede recibir el lugar quecorresponde a Dios y que la Iglesia está necesitada de unacontinua reforma. Aparece una diferencia significativa en lainsistencia católica sobre la santidad de la Iglesia, tal comola profesa el concilio de Nicea, y sobre la fe en que algunoselementos de la vida eclesial han sido establecidos por Diosmismo (iure divino) y no están sujetos por tanto a alteraciónalguna en sus aspectos esenciales, Yves Congar ha afirmado queuna verdadera reforma de la Iglesia debe tender con paciencia ycon amor hacia aquella renovación positiva que respete siempreaquello que ha sido establecido por Dios por encima de todo.

28/10/2011

Sermón para el Día de la Reforma

Rev. Amós López RubioHoy recordamos el comienzo de la Reforma Protestante en laAlemania del siglo XVI cuando el monje agustino Martin Luteroclavó sus 95 tesis en las puertas de la Iglesia de Wittemberghaciendo fuertes críticas a la práctica de la venta deindulgencias por parte de las autoridades de la iglesiacatólica. Celebrar un aniversario más de la Reforma significamirar al pasado y mirar al presente, sin dejar además depreocuparnos por el futuro. Es un momento oportuno para hacer un

alto en el camino y, como iglesia de Jesucristo, heredera ademásde la Reforma protestante, mirarnos por dentro y analizar hastaqué punto seguimos siendo fieles a la herencia de la Reforma, esdecir, a la necesidad de evaluar constantemente nuestrotestimonio cristiano, identificando dificultades y logros, parano perder el sentido del llamado que Jesús nos ha hecho y noshace en su evangelio.

Por eso, ser fieles a la herencia de la Reforma es mantener vivosu mayor legado: ser iglesias en constante renovación ytransformación, abiertas a los nuevos retos de nuestro tiempo ysensibles a la acción del Espíritu de Dios en el aquí y el ahorade nuestra vida y nuestra historia. Quisiera entonces rescataren este día la memoria de alguien que, apenas transcurrido unpoco más de un siglo del inicio de la Reforma de Martin Lutero,supo comprender que las iglesias surgidas de aquel movimiento yanecesitaban una nueva reforma. Me refiero a Felipe JacoboSpener, pastor y teólogo luterano alemán considerado el padrefundador del movimiento pietista. El pietismo es un movimiento de renovación espiritual y eclesialque surge a finales del siglo XVII y principios del XVIII enAlemania, y se proponía impulsar una nueva Reforma. Sabemos quepietismo viene de piadoso, aquel que manifiesta sentimientos depiedad, pero no se trata de la piedad como sinónimo de lástima,sino de la piedad como devoción y celo por lo que es santo, y dela piedad como virtud que promueve en nosotros la solidaridadcon el prójimo en actos de amor y compasión. En el tiempo que vivió Spener, las iglesias protestantes sehabían vuelto sobre sí mismas, se habían estancado en un celoextremo por preservar la vida de la institución y el dogma de ladoctrina, lo cual provocó el surgimiento de un nuevo movimientoque buscaba la renovación de la piedad personal y de la vidaeclesial, y consecuentemente, el mejoramiento de la vida social.El pietismo tuvo la característica peculiar de desarrollarse através de pequeños grupos de reunión y edificación mutuaconocidos como los “colegios de los piadosos”.

El crecimiento y la formación teológica de Felipe Jacobo Spenertuvo la influencia de sus maestros contemporáneos, delpuritanismo inglés y de las enseñanzas de Martin Lutero. Despuésde haberse graduado como Doctor en Teología fue llamado a ocuparla plaza de Primer Pastor en la pujante ciudad alemana deFrancfort, que en aquel año de 1666, contaba con veinte milhabitantes, una verdadera metrópoli. Inmediatamente, el nuevopastor se propuso llevar a la práctica los frutos del movimiento

espiritual del cual había bebido y cuyos énfasis eran elarrepentimiento, la devoción y un activo amor a sus semejantes.A esto se sumaba el esfuerzo por mejorar la vida y disciplinaeclesial, la educación cristiana y la edición de literatura deedificación espiritual. Como se ve, el programa de Spener nosolo era ambicioso sino integral, ya que contemplaba todos losámbitos de la vida eclesial y de la espiritualidad personal.Algo que llama la atención fue la especial preocupación deSpener por los problemas sociales de su época. Junto a suscolegas de ministerio presentó al gobierno de la ciudad deFrancfurt la propuesta de crear una casa de trabajo para pobresy huérfanos, entendiendo que la posibilidad de ofrecer untrabajo alternativo a las personas más pobres podría brindar unasolución a sus necesidades. Su propuesta demoró algunos años enser aprobada, pero gracias a su perseverancia el proyecto sehizo realidad. Varias personas colaboraron con ofrendasgenerosas junto a la gestión del gobierno para implementaraquella obra. Este esfuerzo es considerado como un proyectopionero en la historia de la responsabilidad social del Estadomoderno.

Otro elemento interesante en aquella experiencia de Spener enFrancfort es que el joven pastor tuvo que enfrentarse a no pocasdificultades relacionadas con la manera en que se entendía ypracticaba la fe cristiana en aquella ciudad. El trabajo, elcomercio y las múltiples ofertas para la diversión y el empleodel tiempo libre conspiraban contra la observancia del domingocomo Día del Señor. La práctica de la confesión de los pecados,por ejemplo, se había asumido como un elemento ritual, comocostumbre de una vida religiosa establecida y que no conducíanecesariamente a la renovación de la vida cristiana, no permitíala profunda revisión de la vida y su consecuente transformación.

Algo parecido sucedía con la actitud del creyente a la hora departicipar de la Cena del Señor, se asumía igualmente como unacto ritualizado sin mayores consecuencias para el compromisocristiano y para el seguimiento a Jesucristo. Spener comprendióque, entre otros factores, estos comportamientos se debían a unainadecuada e insuficiente educación cristiana. A todo ello sesumaba la falta de interés en estos temas por parte de otroscolegas en el pastorado así como la escasez de ministros en laregión. Como resultado, la visión crítica de Spener hacia la vidaeclesial se hacía más profunda, cuando, en cierta ocasión, ungrupo de creyentes de su comunidad le pidió celebrar reunionesdevocionales privadas, algo insólito en las prácticas eclesiales

de la época ya que la vida de la iglesia generalmente se reducíaal culto dominical. Con esta iniciativa nacieron los primeroscolegios piadosos. Estos grupos tenían como programa la lecturade textos de edificación espiritual, pasajes bíblicos que erancomentados libremente en diálogo con la vida cristiana concreta.Una característica de estos grupos es que con el tiempo se fuenutriendo de personas de diferentes clases sociales lo cualsignificaba un espacio donde las diferencias no conspirabancontra la necesidad común de congregarse, estudiar juntos laPalabra de Dios y edificar la vida común en la fe.Algunos años después, Spener publica el texto titulado PIADESIDERIA o Sincero deseo de un mejoramiento agradable a Dios dela verdadera Iglesia evangélica, juntamente con algunaspropuestas cristianas simples, tendientes a ello. La estructuray contenido de este texto, que más tarde se convertiría en elprograma del movimiento pietista, resulta muy interesante yactual. En la primera parte del escrito, Spener hace undiagnóstico de la situación de la iglesia evangélica y lasociedad de su tiempo, analizando la realidad política,económica y eclesial. Veamos algunas de sus conclusiones: 1) hayun descuido en las autoridades civiles en cuanto a su deber dehacer posible la misión de la iglesia y ejerce sobre ella sudominio, 2) los pastores y teólogos están más preocupados por elreconocimiento social que por ejercer responsablemente suministerio y malgastan sus pensamientos en controversiasdoctrinales que no llevan a ninguna parte ni ofrecen un buentestimonio del evangelio, 3) los ciudadanos viven de maneradisipada, abunda el alcoholismo, las disputas legales, el afánpor las riquezas, la indiferencia ante las necesidades socialesy los más pobres y su fe no va más allá de un formalismo.Spener afirma “la fe es una obra divina en nosotros que nostransforma y nos hace nacer de nuevo…la fe es una cosa viva,laboriosa, activa, poderosa, de manera que es imposible que noproduzca el bien sin cesar”. Spener se pregunta, y nos preguntahoy también a nosotros, ¿De qué sirve asistir al templo,escuchar la predicación y participar de la Comunión si nodejamos que la gracia por la fe se haga palpable en una vida depenitencia y servicio a Dios y al prójimo? Y cuando hablamos depenitencia no estamos haciendo referencia a un castigo impuestopara alcanzar méritos delante de Dios o para asegurar nuestrasalvación. Hablamos de la penitencia como aquella actitud depermanente humildad que nos coloca tal y como somos delante deDios para revisar abiertamente nuestra vida y dejar que suEspíritu nos oriente y corrija en el camino de laresponsabilidad cristiana en el mundo.

Spener entendía que la Reforma iniciada por Lutero, un sigloatrás, había efectivamente liberado a los cristianos y lascristianas de muchos cautiverios pero que en el tiempo que letocó vivir había disminuido el celo por aquellas cosas por lascuales se había luchado y que era necesario nuevamente edificarla iglesia del Señor. Spener utiliza la imagen del cuerpoenfermo de la iglesia que necesita ser sanado con urgencia. Enel resto de su texto desarrolla entonces algunas propuestas paraesta nueva reforma de la vida eclesial: 1) revitalizar elestudio de las Escrituras principalmente a través de pequeñosgrupos de lectura bíblica, 2) reformar el ejercicio delsacerdocio comunitario enfatizando la responsabilidad de loslaicos en el sentido del sacerdocio universal de los creyentes,3) renovar la conducta cristiana por medio de una prácticapiadosa manifestada especialmente en el amor a los demás, 4) quelas discusiones en cuanto a doctrinas no tengan otra intenciónque reforzar el amor al prójimo, o sea, la responsabilidad y elservicio cristianos, lo cual daba a la teología una orientaciónesencialmente práctica y no especulativa, 5) que la predicaciónno sea solo un adoctrinamiento intelectual sino un medio para laedificación de la fe de la comunidad, lo cual repercute tambiénen una preocupación puntual por el tema de la educacióncristiana de todos los creyentes.Las enseñanzas de Spener no siempre gozaron de aceptación.Gobernantes y líderes evangélicos se sintieron atacados en suscuestionamientos e intentaron obstaculizar el desarrollo delministerio del predicador y pastor luterano. No obstante, elmovimiento pietista continuó creciendo y su repercusión puedesentirse hasta la actualidad.

Creo que sin dejar de reconocer algunos elementos no tanpositivos en el pietismo como el acento moralista en relación ala conducta social y la tendencia en algunos grupos alalejamiento y rechazo del mundo, podemos encontrar tambiénvalor, vigencia y desafíos en el pensamiento y la obra de FelipeJacobo Spener. Y en un día especial como hoy en que recordamosla herencia de la Reforma Protestante para la vida y misión denuestras iglesias, quisiera rescatar al menos tres desafíosesenciales en el legado de Spener.

Primero, la necesidad de que la iglesia viva una constantereforma de su fe y su práctica. Esta es la única manera en quela iglesia puede seguir siendo fiel a la misión para la cual hasido llamada, es la única manera en que la iglesia pueda seguirsiendo un movimiento y no tanto una institución preocupadasolamente por su propia sobrevivencia. Cuando miramos la

historia pasada no buscamos solamente recordar la gloria deotros tiempos sino que buscamos aprender del pasado parailuminar nuestro presente.

Apenas había transcurrido un siglo del inicio de la ReformaProtestante y ya era necesario reformar aquella iglesia donde sehabía enfriado el primer amor y donde la libertad inicial habíadado paso a una nueva cautividad. Así nos sucede también anosotros en la actualidad, repetimos aquellos modelos contra losque un día luchamos. Después del cambio nos estancamos en unanueva situación de poder y nos volvemos igualmente conservadoresy nos resistimos a nuevos cambios. La Reforma nos recuerda queno hubo solo una reforma sino que hay y necesariamente habránuevas y constantes reformas. Corresponde hoy a nuestrasiglesias identificar nuestras necesidades de reforma y pedir alEspíritu de Dios que nos auxilie en esa necesidad y nos impulsenuevamente hacia el cambio y la transformación.

Segundo, la reforma de la vida y la misión de la iglesia no serealiza en un vacío histórico sino de cara a la realidad y almomento en que vivimos. Hemos aprendido que las transformacionesen la vida de la iglesia han ido de la mano con lastransformaciones históricas, que la historia es una sola, y enesa historia Dios se sigue manifestando para que la iglesia “dérazón de su esperanza”. La iglesia realiza la misión de Jesús nosolo como continuidad de la tarea evangelizadora sino tambiéncomo respuesta a las necesidades de la sociedad y el mundo.Evangelizar es compartir la buena noticia allí donde hay malasnoticias, allí donde está el dolor y el sufrimiento, allí dondefalta la justicia, el derecho y la paz.

Tercero, teniendo en cuenta la necesidad de revisar de manerapermanente nuestra fe y nuestra práctica como iglesia y sabiendoque debemos hacerlo con responsabilidad en un contexto históricoespecífico, queda por delante descubrir si la iglesia que hoysomos responde a estas exigencias, si la iglesia que hoy somoses la iglesia que nuestra sociedad y nuestro mundo necesitan. Nobasta sentir y reconocer que nuestra iglesia es un espacio dondenos sentimos bien, acogidos, acompañados y respetados; que elculto y las demás actividades responden a nuestras necesidadesespirituales. Es necesario saber si esta iglesia que amamos es también sal dela tierra y luz del mundo, si esta iglesia es levadura que hacecrecer la práctica de los valores del reino de Dios, si esta

iglesia es agente de cambio en ese gran espacio que es nuestrahistoria presente, la vida de nuestro pueblo, la lucha por lasalvación de la creación y la defensa de la vida. En estahistoria nuestra también se juega la historia de Dios que quiereconducirnos hacia la renovación total de nuestra vida de talmanera que la vida de Dios sea la vida del mundo, sin guerras,sin hambre, sin desigualdades, sin muerte.

Que Dios nos ayude a seguir siendo una iglesia en reforma, entransformación, abriendo nuevos caminos que nos conduzcan a lavida plena y abundante para todos y todas. Amén.